4. barristan

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En la tristeza de la noche, los hombres muertos volaron lloviendo sobre las calles de la ciudad. Los cadáveres descompuestos se despedazaban en el aire y estallaban al caer contra el suelo, esparciendo larvas, gusanos y cosas aún peores. Algunos incluso alcanzaban las pirámides y torres dejando manchas de sangre en los sitios donde impactaban. Aun siendo tan grandes como eran, las catapultas Yunkais no tenían el alcance suficiente para arrojar sus repulsivas cargas más adentro de la ciudad, y gran parte de los cadáveres aterrizaban justo dentro de las murallas o se impactaban contra las barricadas, parapetos y torres defensivas. Con Las Seis Hermanas instaladas rodeando Meereen, cada parte de la ciudad había sido golpeada, a excepción de las comunidades cercanas al río del norte. No había catapulta alguna que pudiese cruzar el ancho del Skahazadhan. – Una pequeña muestra de piedad- pensó Barristan Selmy, mientras cabalgaba hacia la plaza mercantil que había dentro la Gran Puerta Oeste de Meereen. Cuando Daenerys tomó la ciudad, ellos irrumpieron a través de esa misma puerta con la ayuda de un gran ariete al que habían bautizado como “La Polla de Joso” y que fue hecho con el mástil de uno de los barcos. Los Grandes Amos y su ejército de esclavos, habían alcanzado a los atacantes justo ahí y la batalla se había extendido a través de las calles aledañas durante horas. Cuando la ciudad finalmente cayó, centenares de hombres muertos y moribundos se encontraban sobre toda la plaza. Ahora, una vez más, el mercado era escenario de una masacre, aunque en esta ocasión los muertos venían montando sobre la Yegua Pálida. De día, las baldosas de las calles de Meereen mostraban medio centenar de matices, pero la noche los convertía en parches de negro, blanco y gris. La luz de las antorchas brillaba en los charcos que habían dejado las últimas lluvias y dibujaban líneas de fuego en los yelmos, las grebas y el peto de los hombres. Ser Barristan Selmy cabalgaba a paso lento entre ellos. El viejo caballero vestía la armadura que su reina le había obsequiado: un traje de acero con esmalte blanco e incrustaciones bañadas en oro. La capa que caía sobre sus hombros era tan blanca como la nieve de invierno, así como el escudo que golpeteaba en su silla de montar. Debajo suyo, se encontraba la montura de su reina, la Plata, que Khal Drogo le había

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Vientos de invierno

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En la tristeza de la noche, los hombres muertos volaron lloviendo sobre las calles de la ciudad. Loscadveres descompuestosse despedazaban en el aire y estallaban al caer contra el suelo, esparciendo larvas, gusanos y cosas an peores. Algunos incluso alcanzaban las pirmides y torres dejando manchas de sangre en los sitios donde impactaban. Aun siendo tan grandes como eran, las catapultas Yunkais no tenan el alcance suficiente para arrojar sus repulsivas cargas ms adentro de la ciudad, y gran parte de los cadveres aterrizaban justo dentro de las murallas o se impactaban contra las barricadas, parapetos y torres defensivas.ConLas Seis Hermanasinstaladas rodeandoMeereen, cada parte de la ciudad haba sido golpeada, a excepcin de las comunidades cercanas al ro del norte. No haba catapulta alguna que pudiese cruzar el ancho delSkahazadhan. Una pequea muestra de piedad- pensBarristan Selmy, mientras cabalgaba hacia la plaza mercantil que haba dentro la Gran Puerta Oeste deMeereen.CuandoDaenerystom la ciudad, ellos irrumpieron a travs de esa misma puerta con la ayuda de un gran ariete al que haban bautizado comoLa Polla de Joso y que fue hecho con el mstil de uno de los barcos. LosGrandes Amosy su ejrcito de esclavos, haban alcanzado a los atacantes justo ah y la batalla se haba extendido a travs de las calles aledaas durante horas. Cuando la ciudad finalmente cay, centenares de hombres muertos y moribundos se encontraban sobre toda la plaza. Ahora, una vez ms, el mercado era escenario de una masacre, aunque en esta ocasin los muertos venan montando sobre laYegua Plida.De da, las baldosas de las calles deMeereenmostraban medio centenar de matices, pero la noche los converta en parches de negro, blanco y gris. La luz de las antorchas brillaba en los charcos que haban dejado las ltimas lluvias y dibujaban lneas de fuego en los yelmos, las grebas y el peto de los hombres.Ser Barristan Selmycabalgaba a paso lento entre ellos. El viejo caballero vesta la armadura que su reina le haba obsequiado: un traje de acero con esmalte blanco e incrustaciones baadas en oro. La capa que caa sobre sus hombros era tan blanca como la nieve de invierno, as como el escudo que golpeteaba en su silla de montar. Debajo suyo, se encontraba la montura de su reina,la Plata,queKhal Drogole haba obsequiado el da de su boda. l saba que era presuntuoso, pero si la mismaDaenerysno poda estar con ellos en ese momento, Ser Barristan tena la esperanza de que la presencia de suPlataen la disputa que estaba por venir le dara fuerza a sus guerreros, recordndoles por quin y por qu estaban luchando. Adems, laPlatahaba estado por aos en compaa de losdragonesde la reina y se haba acostumbrado a su presencia. Eso era algo que no poda decirse acerca de los caballos de sus enemigos.A su lado cabalgaban tres de sus muchachos.Tumco Lhoportaba el estandarte de la casaTargaryen, un dragn rojo de tres cabezas sobre campo negro.Larraq el Azote, portaba el estandarte blanco de la Guardia Real, siete espadas plateadas rodeando una corona dorada. Selmy le haba dado aCordero Rojoun cuerno de batalla con anillo plateado, para que sus rdenes pudieran ser escuchadas por todo el campo de batalla. Sus dems muchachos permanecan en laGran Pirmide. Ellos habran de luchar algn otro da, o tal vez no. No todos los escuderos estaban destinados a convertirse en caballeros.Era la hora del lobo. La ms larga y oscura de todas las horas nocturnas. Para muchos de los hombres que se haban reunido en laplaza del mercado, sta sera la ltima noche de sus vidas. Bajo la fachada de ladrillos del antiguo mercado de esclavos deMeereen,cinco mil inmaculados formabandiez largas filas. Se encontraban de pie, como si hubiesen sido labrados en piedra, cada uno de ellos con tres lanzas, una espada corta y un escudo. La luz de las antorchas centelleaba en las puntas de sus cascos de bronce y bajo ellos, la luz baaba sus rostros de suaves mejillas. Cuando un cadver cay girando sobre ellos, los eunucos simplemente se hicieron a un lado, dando solamente los pasos necesarios y cerraron filas otra vez. Todos iban a pie, incluso los comandantes.Gusano Grisera el principal y eso se vea reflejado por las tres puntas que adornaban su casco.Los Cuervos de Tormentase haban reunido en un callejn que estaba al sur de la plaza, ah, los arcos del recinto les brindaban proteccin de los cadveres. Los arqueros deJokinmedan las cuerdas de sus arcos mientrasSer Barristancabalgaba cerca.El Hacedor de Viudasestaba sentado con rostro lgubre sobre un afligido caballo gris, con su escudo sobre el brazo y su hacha de guerra en mano. Un abanico de plumas negras adornaba la frente de su casco de hierro. El chico que estaba detrs suyo coga el estandarte de la compaa, una docena de banderines viejos y desgastados amarrados a una larga vara con un cuervo de madera tallada en la punta.Los seores de los caballos haban venido tambin.Aggo y Rakharose haban llevado con ellos a casi todo el pequeo khalasar de la reina al otro lado delSkahazadhan, pero el anciano y medio tullidojaqqa rhan Rommohaba reunido a veinte jinetes de entre los que se haban quedado. Algunos eran tan viejos como l, muchos de ellos con alguna deformidad o con las secuelas de alguna vieja herida. El resto eran chicos imberbes, que buscaban ganar su primera campanilla y el derecho a trenzar su cabello.Estaban cerca de la deteriorada estatua de bronce delHacedor de Cadenas, ansiosos por salir, apartando a sus caballos a un lado cuando algn cadver caa de arriba. No muy lejos de ellos, cerca del horrible monumento que los Grandes Amos llamaban La torre de los Crneos, cientos de reidores de las arenas deMeereense haban reunido. Selmy alcanz a ver aGato Moteadoentre ellos. A su lado, estabaIthoke el Temerario,y en otras partes se encontrabanSenerra la Vbora, El Carnicero Pinto, Togosh, Marrigo y Orlos el Catamita. InclusoGoghor el Giganteestaba ah, sobresala entre los dems como si se tratase de un hombre rodeado de nios. Despus de todo, la libertad significaba algo para ellos, o eso pareca. Los reidores de las arenas tenan mucho ms amor porHizdahrque porDaenerys, pero aun as, Selmy estaba contento de tenerlos a todos por igual. Observ que incluso algunos vestan armaduras. Quizs la derrota deKhrazzles haba enseado una leccin.Arriba, los parapetos estaban abarrotados de hombres con capas de parches multicolor y mscaras de bronce.Cabeza Afeitadahaba enviado a susBestias de Broncea las murallas de la ciudad, para que losInmaculadosquedaran libres de ir al campo de batalla. Si la batalla se perda, resistir el asedio de los Yunkios quedara en manos de Skahaz y sus hombres hasta que la reinaDaenerysregresara. Si es que alguna vez regresaba. A lo largo de la ciudad y en las dems puertas, otras fuerzas se haban reunido.Tal Toraqy susEscudos Fornidosse encontraban en la puerta este, que algunas veces era llamada laPuerta de la Colinao laPuerta de Khyzai, ya que los viajeros que se dirigan aLhazara travs del Paso de Khyzai, siempre se iban por ese lugar.Marseleny losHombres de la Madre, se encontraban en la puerta sur, la Puerta Amarilla. LosHermanos Libres, comandados porSymon Espalda Lacerada, se dirigan a la puerta norte, frente al ro que haba entre ellos y las murallas deMeereen.El campamento principal de losYunkiosestaba al oeste, entre las murallas de Meereen y las calidad aguas verdes de la Baha de los Esclavos. Dos de las catapultas se erigieron ah, una del lado del ro y otra frente a las puertas principales de Meereen, defendidas por una docena deSabios Amos de Yunkai, cada uno de ellos con su propio ejrcito de esclavos. Entre las grandes lneas de asedio se encontraban los campamentos fortificados de dos legiones ghiscarias. Lacompaa del Gatotena su campamento entre la ciudad y el mar. El enemigo contaba tambin con honderos deTolosy en algn lugar se encontraban tambin trescientos arqueros deElyria. -Demasiados enemigos- pens Ser Barristan. -Sus nmeros superan a los nuestros.Este ataque iba en contra de todos los instintos del viejo caballero. Las murallas de Meereen eran fuertes y gruesas. Dentro de esos muros, los defensores tenan toda la ventaja. Pero no tena otra opcin ms que liderar a sus hombres dentro de los dientes de las lneas de asedio Yunkias, en contra de enemigos con una fuerza holgadamente superior.El Toro Blancohabra dicho que esto es insensato. Habra advertido a Barristan que tampoco debera confiar en mercenarios. -Pero esto es lo que tenemos, mi reina.- pens Ser Barristan. Nuestro destino depende de la avaricia de un mercenario. Tu ciudad, tu gente, nuestras vidasEl Prncipe Desharrapadonos tiene a todos en sus ensangrentadas manos. Incluso su mejor esperanza se trataba de una esperanza desolada, Selmy saba que no tena ninguna otra opcin. l podra haber resistido el asedio en Meereen durante aos en contra de los Yunkios, pero no podra resistir ni un cambio de luna con la Yegua Plida galopando en las calles.Elsilenciose apoder de toda la plaza mientras el viejo caballero y sus escuderos montaban.Selmyera capaz de escuchar el murmullo de innumerables voces, el sonido de caballos relinchando, el hierro contra los ladrillos desmoronndose, el suave traqueteo de espada y escudo. Todos parecan sonidos sordos muy lejanos. No era silencio, solo calma, el aliento que se toma antes de gritar. Las antorchas humeaban y crepitaban, inundando la oscuridad con una cambiante luz anaranjada. Miles se convertan en uno mirando al viejo caballero montado en su caballo alrededor de la sombra de las grandes puertas de hierro.Barristan Selmypoda sentir los ojos sobre l. Los capitanes y comandantes se acercaron.Jokinyel Hacedor de Viudasde los Cuervos de Tormenta, su cota de malla tintineaba bajo sus capas decoloradas;Gusano Gris,Lanza SegurayMataperrospor los Inmaculados, con sus cascos de bronce con puntas y coraza;Rommopor los Dothraki;Camarron, Goghoryel Gato Moteadopor los reidores.- Conocen nuestro plan de ataque,- dijo el viejo caballero cuando los capitanes se reunieron alrededor suyo-. Atacaremos primero con nuestra caballera, tan pronto como la puerta sea abierta. Cabalguen rpido y fuerte, directo hacia los soldados esclavos. Cuando las legiones se alineen, barran con todo. Atquenlos desde atrs o desde los flancos, pero no intenten nada en contra de sus lanzas. Recuerden cul es su objetivo.-La catapulta- dijoel Hacedor de Viudas-. La que los Yunkios llaman Harridan. Tmenla, derrbenla o qumenla.- Jokin asinti.- Desplumen tantos nobles como puedan. Y quemen sus tiendas, las grandes, los pabellones.- Matar muchos hombres- dijoRommo.- No maten esclavos- Ser Barristan cambi de posicin.-Gato, Goghor, Camarron, sus hombres nos seguirn a pi. Tienen fama de temibles luchadores. Asstenlos. Allen y griten. Para cuando alcancen las lneas Yunkias, nuestros jinetes ya deberan haberlas roto. Sganlos por la brecha y masacren a todos los que puedan. De ser posible, perdonen la vida de los esclavos y maten a sus amos, los nobles y los comandantes. Repliguense antes de que los rodeen.Goghorse golpe el pecho con el puo. Goghor nunca se repliega. Nunca.Y entonces Goghor muere pronto.- Pens el viejo caballero. Pero ste no era momento para discutirlo. Ignor las palabras deGoghory continu.- Estos ataques deberan distraer a los Yunkios lo suficiente para que Gusano Gris y los Inmaculados marchen a la puerta y se alineen-.Esa era la clave del xito o fracaso de su plan, lo saba. Si los comandantes Yunkios tenan sentido comn, enviaran sus caballos contra los eunucos antes de que stos pudieran cerrar filas, cuando estaban ms vulnerables. Su propia caballera tendra que evitar que eso sucediera el tiempo suficiente para que los Inmaculados pudieran cerrar sus escudos y levantar un muro de lanzas.- Al sonar mi cuerno, Gusano Gris avanzar y arrollar a los esclavistas y sus soldados. Quizs haya una o ms legiones ghiscarias marchando para unrseles, escudo con escudo y lanza con- El caballo delHacedor de Viudasse detuvo a su derecha.- Y si tu cuerno es silenciado, Ser caballero? Si t y stos chicos verdes que te acompaan caen muertos?Era una buena pregunta. Se supona que Ser Barristan sera el primero en romper las lneas Yunkias. Bien podra ser el primero en morir, muy a menudo suceda de esa manera. -Si yo caigo, entonces t ests al mando. Si caes t,Jokin. Despus deJokin,Gusano Gris. -Y si todos nosotros morimos, estamos perdidos, pudo haber agregado, pero todos ellos saban eso, seguramente ninguno de ellos querra escucharlo decirlo en alto.- Nunca hables de derrota antes de una batalla.- le dijo una vez el Lord Comandante Hightower, cuando el mundo era joven.- Los Dioses podran estar escuchando.- Y si nos encontramos al capitn?- Pregunt elHacedor de Viudas.- Daario Naharis.- Denle una espada y sganlo.- A pesar de queSer Barristantena poca estima y mucho menos confianza por el amante de la reina, no dudaba de su coraje, mucho menos de su destreza con las armas. Y si ste muriese en batalla de manera herica mucho mejor. -Si no hay ms preguntas, vuelvan con sus hombres y dediquen una oracin a cualquier dios en el que sea que crean. El amanecer caer sobre nosotros pronto.-Un amanecer rojo,- dijoJokinde los Cuervos de Tormenta.-Un amanecer draconiano, PensSer Barristan.l haba hecho sus propias oraciones antes y sus escuderos le ayudar a ponerse la armadura. Sus dioses se encontraban lejos, cruzando el mar, enPoniente, pero si los septones decan la verdad, los Siete cuidaban a sus hijos donde quiera que stos se encontraran.Ser Barristan rez al Herrero, buscando que le brindara un poco de su sabidura, as tal vez podra llevar a sus hombres a la victoria. A su viejo amigo elGuerrero, le pidi fuerza. Pidi misericordia a laMadre, en caso de que cayera. AlPadrele pidi cuidar a sus muchachos, esos escuderos entrenados a medias y que seguramente seran lo ms cercano a hijos propios que tendra jams. Finalmente, inclin su cabeza ante elDesconocido. Al final, t te llevas a todos los hombres, -rez- Pero si te complace, perdname a m y a los mos el da de hoy y rene las almas de nuestros enemigos en su lugar.A fuera, ms all de las murallas de la ciudad, se escuch el golpe distante de una catapulta. Hombres muertos y mutilados cayendo en la noche. Uno impact entre los luchadores de las arenas, bandolos con pedazos de hueso, sangre y sesos. Otro rebot en la deteriorada estatua de bronce delHacedor de Cadenasy cay por su brazo, aterrizando en el suelo y salpicando sus pies. Una pierna hinchada cay en un charco que no estaba a ms all de tres yardas de donde Selmy esperaba sentado sobre el caballo de su reina. La Yegua Plida- MurmurTumco Lho. Su voz era gruesa, sus ojos oscuros brillaban en su negro rostro. Despus dijo algo en la lengua de lasIslas Basiliscoque quizs sera una oracin.- Le teme ms a la Yegua Plida de lo que le teme a nuestros enemigos.- Ser Barristan se dio cuenta de ello. Sus otros muchachos tambin estaban asustados. Tan valientes como eran, ninguno haba sangrado an.Acerc entonces su yegua plateada. -Renanse a mi alrededor-. Cuando acercaron sus caballos, dijo:-S lo que estn sintiendo. Yo mismo he tenido la misma sensacin cientos de veces. Su respiracin se est haciendo ms rpida de lo que debera. En su barriga, hay un nudo de miedo que serpentea como un gusano negro y fro. Sienten como si tuvieran que vaciar su vejiga, quizs sus intestinos se mueven. Su boca est seca como las arenas deDorne. Piensan qu pasara si se avergenzan a ustedes mismos ah afuera? qu pasara si olvidan todo su entrenamiento? Ustedes aspiran a ser hroes, pero temen ser unos cobardes. Todos los chicos se sienten de la misma manera antes de que comience la batalla. Y los hombres tambin. Esos Cuervos de Tormenta que estn all estn sintiendo lo mismo. Tambin losDothraki. No hay vergenza en sentir miedo a menos que dejes que ste te domine. Todos hemos probado el terror alguna vez.-No tengo miedo.- dijoCordero Rojo. Su voz era escandalosa, casi al punto de estar gritando. -Si muero, ir junto al Gran Pastor deLhazar, le dar un rodillazo y le dir: por qu hiciste corderos a tu gente cuando el mundo est lleno de lobos? Y despus le escupir en un ojo. -Ser Barristansonri.-Bien dicho pero ten cuidado de no buscar la muerte a fuera o seguramente la encontrars.El Desconocidoviene a por todos nosotros, pero necesitamos no caer entre sus brazos. Lo que sea que pase en el campo de batalla, recuerden, eso ya ha pasado antes y le ha pasado a hombres mejores que ustedes. Soy un hombre viejo, un viejo caballero y he visto muchas ms batallas que los aos que tienen muchos de ustedes.Nada es ms terrible en ste mundo, nada es ms glorioso, nada es ms absurdo.Tal vez tengan nauseas. No sern los primeros. Tal vez su espada se les caiga, o su escudo, o su lanza. Otros han pasado por lo mismo. Recjanla y sigan luchando. Tal vez ensucien sus calzones. Yo lo hice, en mi primera batalla. A nadie le importar. Todos los campos de batalla huelen a mierda. Quizs podran llorar por su madre, rezar a los dioses que pensaban haber olvidado, gritar obscenidades que nunca haban imaginado que saldran de sus labios. Todo eso pasa tambin.Muchos hombres mueren en cada batalla. Otros sobreviven.EsteoPoniente, en cada posada o taberna, encontrarn hombres de barbas grises reviviendo las guerras que lucharon de su juventud sin cansarse de ello. Ellos sobrevivieron a sus batallas, como podran hacerlo ustedes. sto es de lo nico de lo que pueden estar seguros: El enemigo que ven frente a ustedes, es solamente un hombre ms y lo parezca o no, l est tan asustado como ustedes. dienlo si deben, menlo si pueden, pero levanten su espada y derrbenlo, y despus sigan cabalgando. Por encima de todo, sigan avanzando. Somos demasiado pocos para ganar sta batalla. Cabalgaremos con la misin decrear el caosy darle el tiempo suficiente a losInmaculadospara que formen su muro de lanzas, nosotros-Ser?-Larraqapunt con el estandarte de laGuardia Real.Un murmullo sin palabras an recorra los labios de miles de hombres ah. Un destello amarillo se desprenda del pice de la pirmide. Brill tenuemente y se apag de nuevo y por medio segundoSer Barristantemi que el viento lo hubiese apagado. Despus volvi, ms brillante, ms fiero, las flamas se arremolinaban, ahora amarillas, rojas y naranjas, levantndose. Se aferraban a la oscuridad. Al este, el amanecer irrumpa detrs de las colinas. Otro millar de voces exclamaban. Otro millar de hombres miraban y apuntaban mientras se acomodaban los yelmos y tomaban espadas y hachas.Ser Barristanescuch el sonido de las cadenas. Se trataba del rastrillo levantndose. Despus vendra el estruendo de las enormes bisagras de las puertas.Haba llegado el momento. Cordero Rojo le dio su yelmo alado. Barristan Selmy lo desliz sobre su cabeza, lo ajust a su gorjal, levant su escudo e introdujo su brazo a travs de las correas. El aire saba extraamente dulce. No haba nada como la perspectiva de la muerte para hacer que un hombre se sintiera vivo.- Que el Guerrero nos proteja,- Les dijo a sus muchachos-.Hagan sonar la orden de ataque!