3 la educación del hombre antiguo

25
3 La educación del hombre antiguo SEGUNDA PARTE: ROMA De la comunidad primitiva con “reyes” elegibles, Roma pasó también, como todos los pueblos conocidos, a la sociedad de clases fundada en la esclavitud. Grandes propietarios o patricios, monopolizaron el poder a expensas de los pequeños propietarios o plebeyos, que aunque libres, estaban excluidos del gobierno. Las reivindicaciones incesantes de los últimos les dieron el año 287 la igualdad política. Patricios y plebeyos, fusionados en una nueva nobleza, asumieron desde entonces la dirección de la política. En los primeros tiempos de la República –tiempos de la “vieja educación”- Cincinato, como Ulises, araba él mismo su campo. La división del trabajo, todavía no muy acentuada, requería apenas un pequeño número de esclavos. El propietario compartía con sus servidores los afanes de la agricultura. La colaboración en el trabajo disminuía las distancias y hasta una especie de familiaridad atenuaba la jerarquía.123 Los hijos del propietario se educaban junto a él, acompañándolo en las tareas, escuchando sus observaciones, ayudándolo en los menesteres más sencillos. Puesto que toda la riqueza venía de la tierra, las cosas de la agricultura debían asumir para los jóvenes una importancia primordial. Según que una familia fuera dueña de más o menos tierras, disponía de más o menos influencia en la política. Se ha hecho observar que el adjetivo locuples, que significaba “opulento”, era una contracción de dos palabras loci plenus, que quieren decir textualmente: “el que está harto de dominios”. La posesión de la tierra aseguraba también los mejores puestos del ejército. Los

Upload: wilson-lopez-bautista

Post on 09-Nov-2015

217 views

Category:

Documents


3 download

DESCRIPTION

BUENA

TRANSCRIPT

3 La educacin del hombre antiguoSEGUNDA PARTE: ROMADe la comunidad primitiva con reyes elegibles, Roma pas tambin, comotodos los pueblos conocidos, a la sociedad de clases fundada en la esclavitud. Grandespropietarios o patricios, monopolizaron el poder a expensas de los pequeospropietarios o plebeyos, que aunque libres, estaban excluidos del gobierno. Lasreivindicaciones incesantes de los ltimos les dieron el ao 287 la igualdad poltica.Patricios y plebeyos, fusionados en una nueva nobleza, asumieron desde entonces ladireccin de la poltica.En los primeros tiempos de la Repblica tiempos de la vieja educacin-Cincinato, como Ulises, araba l mismo su campo. La divisin del trabajo, todava nomuy acentuada, requera apenas un pequeo nmero de esclavos. El propietariocomparta con sus servidores los afanes de la agricultura. La colaboracin en el trabajodisminua las distancias y hasta una especie de familiaridad atenuaba la jerarqua.123Los hijos del propietario se educaban junto a l, acompandolo en las tareas,escuchando sus observaciones, ayudndolo en los menesteres ms sencillos. Puesto quetoda la riqueza vena de la tierra, las cosas de la agricultura deban asumir para losjvenes una importancia primordial. Segn que una familia fuera duea de ms o menostierras, dispona de ms o menos influencia en la poltica. Se ha hecho observar que eladjetivo locuples, que significaba opulento, era una contraccin de dos palabras lociplenus, que quieren decir textualmente: el que est harto de dominios. La posesin de la tierra aseguraba tambin los mejores puestos del ejrcito. Loscostosos caballos y las armas pesadas eran privativos de los poderosos. Hasta el siglo IIlas legiones se componan no de soldados profesionales, sino de propietarios grandes ypequeos que abandonaban por un tiempo sus latifundios o sus parcelas para regresardespus, por lo comn, con ms tierras y con ms esclavos.La agricultura, la guerra y la poltica formaban el programa que un romanonoble deba realizar. Para aprenderlo no conoca otra manera que practicarlo. Junto alpadre, ya lo vimos, se enteraba de la agricultura. Dentro del concepto que tenan los romanos, el orador era el hombre porexcelencia. En una frmula conocida Catn lo defini como un hombre de bien (virbonnus) hbil en el arte de hablar. La frmula es vaga si nos detenemos tan slo en laspalabras. Qu querr decir, en efecto, hombre de bien, vir bonnus? Cuando tiemposdespus, Quintiliano aprueba esa definicin y la explica, ya no nos puede quedar la msmnima duda sobre el contenido exacto de la frmula. Claro est que semejante multitud de esclavos no poda ser mantenida en laobediencia sino por el terror. Adems de las cadenas con que trabajaban, los esclavoseran severamente vigilados. Roma no tena, como Esparta, aquella institucin llamadade la Kripteia, que le permita exterminar a los ilotas descontentos; pero otro sistemams prfido, conduca en ella al mismo fin. Los ms robustos y terribles de los esclavos,en vez de ser apualados a traicin por los jvenes nobles, eran educados paragladiadores, con lo cual Roma se procuraba al mismo tiempo una diversin de ordenesttico, y una medida de orden social. El terror y los castigos, con haber sido durante mucho tiempo el nico acicatepara mantener despierto el trabajo del esclavo, repercutieron a la larga y de malamanera, sobre el rendimiento del mismo. Con el ltigo o con el palo no se lograbaproducir ni bueno ni mucho. A obreros que trabajaban con rencor no era posibleentregarles, adems, aparatos complicados o tcnicas que exigan cierto esmero. Conburdos aparejos ni las tierras rendan, ni la explotacin de las mismas poda llegar hastamuy lejos. Como los periecos en Esparta, como los metecos en Atenas, estos comerciantesy artesanos no deban al Estado ninguna de las cosas que saban. Los que haban sidoantiguos esclavos, aprendieron su oficio en casa de los amos, de algn otro esclavoviejo que los adiestr. En este sentido cada hogar romano fue para los esclavos unaescuela elemental de artes y oficios. Los que haban sido, por el contrario, pequeospropietarios arruinados, deban aprender ahora de los esclavos instruidos muchas de lascosas tenidas hasta ayer por despreciables.La necesidad de una nueva educacin empez a sentirse en Roma a partir delsiglo IV como un siglo atrs haba ocurrido en Grecia: y en el mismo momento tambinen que la clase aristcrata y agrcola abra paso a otra clase comerciante e industrial. La primera noticia segura sobre una escuela primaria en Roma data del ao 449antes de Cristo. Se trataba de una escuela particular, como todas las de entonces, a lacual enviaban sus hijos las familias menos ricas. Las que no podan pagar en su propiohogar un instructor enteramente al servicio de los nios, se ponan de acuerdo paracostear entre varias los gastos de una escuela. Artesano como cualquiera, el maestroprimario ludimagister- era un antiguo esclavo, un viejo soldado, o un pequeopropietario arruinado que alquilaba un estrecho local llamado pergula y abra all subotica de instruccin. La retribucin que obtenan los maestros era naturalmente muy exigua. Tanto,que deban alternar su propio oficio139 con algn otro trabajo, como el de copista, porejemplo. Pero otra circunstancia reagravaba, adems, su no poca desgracia. En principioel maestro no estaba legalmente autorizado a cobrar por sus enseanzas, aunque seadmita que recibiera regalos de parte de sus alumnos. La situacin variaba un poco respecto a los maestros de la enseanza media,gramticos, y de enseanza superior, retricos. Mientras Roma fue un estado reducido,sus clases dominantes podan contentarse con la enseanza limitada de que hablamos.Pero a medida que el comercio y las guerras la pusieron en contacto con otros pueblos,y nuevas necesidades aparecieron, la instruccin somera dej de ser suficiente. Aristteles haba sealado ya que el razonamiento oratorio no descansaprecisamente sobre la verdad. Cuando se trata de contener a un populacho ignorante ytumultuoso deca el griego- de poco puede servir un silogismo. Y qu otra cosapensaba el romano cuando colocaba en planos distintos al filsofo que demuestra y alorador que sugiere? Adriano convirti en permanentes los subsidios que hasta entonces haban sidoirregulares, y llev a la prctica dos iniciativas importantes: puso a disposicin de losretores un gran local del Estado el Athenaeum romanum- para que dictasen suslecciones, e incorpor juristas al consejo del Emperador, formado hasta entonces nadams que por senadores. La situacin era tal que Constantino dict una ley ordenando el pago puntual desus salarios, pero como stos quedaban al arbitrio de las ciudades, Graciano fij lo quecada municipalidad deba abonar: es decir, inscribi en el presupuesto municipal lossalarios de los maestros como gastos obligatorios. Tan pronto los ejrcitos romanos haban penetrado en los pases desconocidos,los retores instalaban sus escuelas junto a las carpas de los soldadosEl verdico Plutarco hacontado con qu habilidad debi servirse de la educacin para habituar a los espaoles avivir en paz con los romanos. Las armas no los haban sometido sino imperfectamente;es la educacin la que los ha domado.172Despus de comparar a los profesores con los capitanes, los vemos ahoradomando como aquellos, al servicio de las clases superiores: reduciendo enemigos,fuera de Roma; quebrando rebeldes, dentro de Roma.4 La educacin del hombre feudalLa economa fundada sobre el trabajo del esclavo, despus de asegurar lagrandeza del mundo antiguo, lo condujo insensiblemente a su desmoronamiento.174El sistema de trabajo por medio del esclavo devoraba tantos hombres comocarbn nuestros altos hornos.175 Dependa por lo tanto del acarreo regular de loshombres al mercado de esclavos, y deba cesar en cuanto el carbn se extingui oresult inutilizable. inutilizable.De ms est decir que a medida que los pueblos conquistados dejaban desuministrar esclavos y riquezas, ms redoblaban los impuestos, las gabelas y lasriquezas. La miseria fue creciendo en modo tal que la explotacin de los dominiosenormes latifundia- por verdaderos ejrcitos de esclavos, ya no produca beneficios. Elcultivo en pequeo volva a ser el nico remunerador; lo que es como decir que laesclavitud se haba vuelto innecesaria. El esclavo dejaba de producir ms de lo quecostaba mantenerlo. Desde ese momento desapareci como sistema de explotacin engran escala. 180Desde el punto de vista de los dueos de la tierra, la servidumbre vino a traeruna marcada ventaja sobre la esclavitud. Para adquirir esclavos y mantenerlos, senecesitaba un gran capital. La servidumbre en cambio, no requera ningn gasto: elsiervo se costeaba su propia vida y todas las contingencias del trabajo corran por sucuenta. La servidumbre pues, representaba la nica manera que el patrn tena de sacarprovecho de su propio fundo; y para los cultivadores constitua la nica manera deproveer a su propio sostenimiento. Las transformaciones de la sociedad durante el feudalismo en el dominioreligioso, con respecto a la antigedad, algunas diferencias de importancia, aunque sinalterar su contenido de clase. La religin cristiana, que encarn en sus comienzos losideales confusos, pero rebeldes, de los explotados de Israel,183 encontr entre losdesposedos de Roma una atmsfera propicia para su difusin.184De acuerdo a las exigencias de la clase social que interpretaba, la caballera fueuna idealizacin de las virtudes guerreras. La fidelidad al seor pas a ser el rasgoprincipal del caballero, como el torneo la principal preparacin para la guerra. Verdades que el noble, adems de guerrero, era poseedor de un gran dominio poblado desiervos, y que la administracin de ese dominio hubiera debido forzarlo a ciertaspreocupaciones como gobernador y como juez. Pero sera ignorar la esencia misma delfeudalismo si pudiramos suponer por un momento que el caballero se preocupaba deesas nimiedades. El origen de la nueva clase social que empez a formarse en la Edad Media esun poco oscuro. Pero irrumpe en la historia en el momento en que una transformacineconmica importante conmueve las bases del feudalismo. Hasta el siglo X las ciudadesno podan ser ms miserables. Los habitantes eran en su mayora artesanos y domsticosal servicio de un seor, en condiciones de sumisin idnticas a las de los siervos en lacampaa. Pero a partir del siglo XI progresivas modificaciones en la tcnica trajeron unflorecimiento del comercio. Hasta ese momento el seor que era dueo de la ciudad oburgo,40 slo tena que comprar muy escasos objetos de lujo venidos del Oriente. Las escuelas catedralicias, a decir verdad, haban existido desde siglos atrscon una organizacin semejante a las monsticas y con la divisin tambin en externaspara los laicos e internas para el clero. La teologa, por supuesto, estaba en el centro desus preocupaciones pedaggicas. Amar y venerar a Dios era para Alcuino, la supremaaspiracin del sabio. Con semejante idea, intil aadir que en las escuelas de lascatedrales, como en las escuelas de los conventos, lo que menos importaba era lainstruccin. la Universidad de los maestros y estudiantes de Bolonia. En sus comienzos, lasuniversidades fueron reuniones libres de hombres que se propusieron el cultivo de lasciencias. La expansin del comercio que est en la base de este renacimiento y quellev a los cruzados a conquistar los Dardanelos- haba ensanchado de tal modo elhorizonte de la poca que corrientes de todo orden empezaron a remover la atmsfera deEuropa. La fundacin de las universidades abri para la burguesa la participacin enmuchos de los beneficios de la nobleza y del clero que hasta entonces le haban sidonegadosLa riqueza de los comerciantes y de los industriales que en el siglo V de Atenashizo surgir a los sofistas, y en el II de Roma a los retores, vena creando, ahora en lasuniversidades medievales, la atmsfera adecuada para que surgieran los doctores.Riquezas de comerciantes y de artesanos animaban en efecto a las universidades. Desdeel rector hasta los estudiantes eran todos hombres de fortuna. La cultura renacentista descansaba, en efecto, sobre finanzas de banqueros.Cosme de Mdicis no pasaba de ser ms que un simple mercader sin ms ttulos yantepasados que los otros. Su arma principal era el dinero, y la conoca a maravillas. Enpoco tiempo fue prestamista de todos: de los pequeos, de los grandes, de los prncipes,de los pontfices. Y a los artistas dio a pintar, a traducir, a cincelar, a esculpirFormar hombres de negocios que fueran al mismo tiempo ciudadanos cultos ydiplomticos hbiles, no otra cosa se propuso el Renacimiento. Una lengua universal,un tipo uniforme de cultura y la paz perpetua, esas fueron las aspiraciones de Erasmo(1467-1536) y de su tiempo. Por debajo de ellas, las necesidades del comercio y losnegocios se traslucan hasta la evidencia. Para realizarlas, la burguesa pidi apoyo alos monarcas, es decir; a aquellos de los seores del feudalismo que haban idocreciendo en importancia hasta alzarse soberanos sobre los hombros de sus rivaleshumilladosesperaba de los reyes.Interesada en sus luchas contra los barones, la burguesa prest a los reyes sudinero y, adems, un apoyo incomparable. Las armas de fuego no slo transformaronlos mtodos de la guerra sino que aceleraron tambin el derrumbe del vasallaje. Contoda su armadura, poco poda el caballero frente a un villano armado de un mosquete, yno anduvo descaminado Paolo Vitelli cuando arranc los ojos y cort las manos a losarcabuceros que haba hecho prisioneros, porque le pareca monstruoso dijo- que unnoble caballero pudiera ser herido de tal modo por un infante despreciable.73Mantenerse a caballo haba sido, hasta entonces, toda su ciencia de la guerra. Las cosascambiaban ahora por completo: para fabricar plvora y armas de fuego se necesitabanindustrias y dinero. Estaban ambas en manos de la burguesa, y por eso apuntaban suscaones contra las murallas de los castillos imponentes.74 Cuando stos empezaron acaer, la nobleza perdi su hegemona; y declin tambin la educacin caballerescacuando para nada sirvieron los torneos.Si la historia marcara sus captulos no con los grandes hechos de la polticasino con otros menos brillantes pero ms significativos, quiz le hubiera dadoextraordinario realce a este accidente minsculo en su tiempo pero que es para nosotrosde una irona casi simblica: la flor y nata de los caballeros andantes a la moda deBorgoa, Jacques de Lalaing, perdi su vida por un tiro de can. esperaba de los reyes.Interesada en sus luchas contra los barones, la burguesa prest a los reyes sudinero y, adems, un apoyo incomparable. Las armas de fuego no slo transformaronlos mtodos de la guerra sino que aceleraron tambin el derrumbe del vasallaje. Contoda su armadura, poco poda el caballero frente a un villano armado de un mosquete, yno anduvo descaminado Paolo Vitelli cuando arranc los ojos y cort las manos a losarcabuceros que haba hecho prisioneros, porque le pareca monstruoso dijo- que unnoble caballero pudiera ser herido de tal modo por un infante despreciable.73Mantenerse a caballo haba sido, hasta entonces, toda su ciencia de la guerra. Las cosascambiaban ahora por completo: para fabricar plvora y armas de fuego se necesitabanindustrias y dinero. Estaban ambas en manos de la burguesa, y por eso apuntaban suscaones contra las murallas de los castillos imponentes.74 Cuando stos empezaron acaer, la nobleza perdi su hegemona; y declin tambin la educacin caballerescacuando para nada sirvieron los torneos.Si la historia marcara sus captulos no con los grandes hechos de la polticasino con otros menos brillantes pero ms significativos, quiz le hubiera dadoextraordinario realce a este accidente minsculo en su tiempo pero que es para nosotrosde una irona casi simblica: la flor y nata de los caballeros andantes a la moda deBorgoa, Jacques de Lalaing, perdi su vida por un tiro de can.5 La educacin del hombre burgusPRIMERA PARTE: DESDE EL RENACIMIENTO AL SIGLO XVIIICuando Poncrates se hizo cargo de la educacin del joven Garganta le dio abeber de inmediato agua del elboro, para que olvidara dijo- todo lo que habaaprendido bajo sus antiguos preceptores:1A travs de los personajes de su novela as expresaba Rabelais (1483-1553) lasaspiraciones ms ntimas de la burguesa renacentista frente a las tradiciones delfeudalismo catlico. Alumno de los monjes de Fontenay-le-Comte,2 Rabelais habaconocido en sus primeros aos esa enseanza tirnica de la Edad Media en que losjvenes pasaban del trivium al cuadrivium en un bostezo sin fin. Quera, por eso, parasu Garganta, el agua del elboro que al quitarle la memoria de la vieja educacin, ledejara limpia el alma para la nueva enseanza. Donde la burguesa haba alcanzado cierto esplendor, como en Florencia, allasent tambin, la izquierdadel movimiento.5 La vuelta al paganismo, que fue encierto modo su bandera, significaba un desacato resuelto a la Iglesia catlica en cuantosta constitua la sntesis y la sancin del podero feudal. Donde la burguesa, encambio, era todava dbil como en Alemania,6 la derecha humanista slo lleg aformular la necesidad de una reforma dentro de la Iglesia.Apoyada por muchos nobles empobrecidos, que confiaban enriquecerse aexpensas de los despojos de la Iglesia, la Reforma, igual que el Renacimiento, no perdipor eso el carcter fundamental que le impuso la burguesa moderada. Pero la alianzacon la nobleza mediana y con la pequea nobleza perjudicadas por la grande- explicalos matices turbios o equvocos que el humanismo y la Reforma asumieron en muchosde sus idelogos ms ilustres, como Montaigne, por ejemplo, que aunque de pequeanobleza y servidor de la Iglesia, la Iglesia con razn no lo cuenta entre los suyos. Si la educacin caballeresca ya no serva para este noble que tenda a volversecortesano, poco le serva la dialctica y la teologa al buen burgus que fletaba buquespara el nuevo mundo. Los silogismos, las operaciones, las disyunciones, lasexplanaciones dice Luis Vives- son como los enigmas con que se asombra a los nios,y a las viejas.9 Comerciante en trigo y en vino,10 Vives estaba en condicionesexcelentes para asegurar que ningn aspecto de la vida puede carecer de nmero11 yque no es la argumentacin la que dilucida la verdad sino la indagacin de lanaturaleza y la observacin sensible. La Reforma, en cambio, planteando sus reivindicaciones en el idiomanacional27 y conservndose fiel al cristianismo, no slo consigui arrastrar a la medianay a la pequea burguesa, sino que se vio desbordada por las masas campesinas ypreproletarias que se le incorporaron. Desde el comienzo mismo de la Reforma lascontradicciones latentes en el movimiento haban asomado en sus dos tericos msilustres: Martn Lutero, por un lado; Thomas Munzer, por el otro. Es bueno no perder de vista los datos que anteceden para comprender elalcance exacto de las ideas pedaggicas de Lutero. Cierto es que el protestantismo al daral hombre la responsabilidad de su fe, y al colocar la fuente de esa fe en las SagradasEscrituras, contraa al mismo tiempo la obligacin de colocar a todos los fieles encondiciones de salvar el alma mediante la lectura de la Biblia. Si los jesuitas despreciaban de manera tan clara todo lo concerniente a laeducacin popular,42 la Iglesia catlica tena otras rdenes religiosas para confiarlesese cuidado. No es el caso de hablar ahora ni de los jernimos, ni de los Hermanos delas Escuelas Cristianas. Con recordar que Toms de Kempis, el autor de La Imitacin deCristo, fue jernimo, se comprender que no mova a estos religiosos el deseo deinstruir a las masas, sino la intencin de salvar sus almas abrindoles las pginas de laEscritura. El mercado comercial, que el descubrimiento de Amrica ensanch hasta loincreble, repercuti hondamente en la tcnica de la produccin. Los instrumentosempleados hasta entonces requeran procedimientos individuales de trabajo, destinado aser movidos por un obrero nico, y por lo tanto, pequeos, mezquinos, limitados. Bajolas exigencias del comercio creciente, la burguesa de la poca concentr y transformesos medios de produccin, aislados y mezquinos e hizo de ellos la palanca formidableque todos conocemos.53El ahorro del tiempo! Tienen estas palabras un sabor tan original que vamosun instante a detenernos. El tiempo no tena valor para la antigedad: los romanos loconsideraron res incorporalis y por lo tanto sin precio. El comercio y la industria no slo haban disminuido las distancias que hastaayer separaban a la burguesa y la nobleza; no slo haban introducido en la educacinla necesidad de nuevos mtodos; no slo acelerando los progresos de la ciencia minabancada da algn dogma venerable, sino que aflojaban cada vez ms las trabas que elfeudalismo impona a su propia expansin: los privilegios de las corporaciones, losobstculos al trfico, la tirana de las aduanas, las diferencias en las legislaciones, en lascostumbres y en los idiomas. Los privilegios de que gozaba la nobleza en otro tiempo, cuando la produccinera escasa y el intercambio exiguo; cuando hasta los ms cortos viajes de ciudad aciudad eran de un riesgo que a nosotros nos cuesta comprender, resultaban ahora pordems insostenibles; ahora en que Nocker, banquero ginebrino, pasaba por ser la ltimaesperanza del ltimo Capeto. Veremos en la clase prxima todo lo quehaba de falso en ese ideal exteriormente tan magnfico, y descubriremos adems porqu al traicionarlo la burguesa tuvo que ir descendiendo de miseria en miseria hasta laagona actual que presenciamos.

6 La educacin del hombre burgusSEGUNDA PARTE: DESDE LA REVOLUCIN AL SIGLO XIXCasi veinte aos despus de esta carta de Voltaire, (1694-1778), Diderot (1713-1784) se diriga a otra majestad, la emperatriz Catalina de Rusia, y le aconsejaba en elPlan de una Universidad, la instruccin para todos. Desde el primer ministro hasta elltimo campesino deca- es bueno que cada uno sepa leer, y escribir y contar. Y pocoms adelante, despus de preguntarse por qu la nobleza se haba opuesto a lainstruccin de los campesinos, responda en estos trminos: Porque un campesino quesabe leer es ms difcil de explotar que un paisano analfabeto.3Las masas explotadas por la antigedad y el feudalismo no haban hecho, enefecto, nada ms que pasar a un nuevo amo. Para que la burguesa realizara sudesarrollo prodigioso no bastaba que el comercio creciera y el mercado se ensancharahasta abarcar el mundo entero. Era necesario, adems, que ejrcitos compactos deobreros libres se presentaran a ofrecer sus brazos al burgus.8 A fines del siglo XV ycomienzos del XVI ese obrero libre apareci en la historia. La ruina del mundo feudalliberaba sus siervos, como la ruina del mundo antiguo liber sus esclavos. De una parte,el empobrecimiento de los seores feudales les oblig a disolver sus huestes, a liquidarsus mesnadas; de otra, el enriquecimiento de la burguesa arroj de sus propiedades alos pequeos labradores para convertir sus tierras en praderas de los ganados. En las grandes escuelas, dice despus, los maestros deben ensear no slo aleer, escribir y contar, sino tambin los deberes propios de las clases populares.12 Perocomo en esas escuelas un solo maestro deba atender a la instruccin de numerososescolares de edades muy distintas, y surgan por lo tanto graves dificultades de ordentcnico, Basedow se consolaba con estas palabras sencillas y tremendas: Por fortuna,los nios del pueblo necesitan una instruccin menor que los dems y deben dedicar lamitad de su da a los trabajos manuales.13Me parece que no se necesita mucho ms para comprender en cul de lasescuelas se podan formar los ciudadanos del mundo: mientras en las escuelaspopulares la instruccin, por fortuna, deba ser exigua; en las otras por el contrario, secastigaban los vicios o los defectos, transformando una hora de estudios en una hora detrabajo manual.14En nombre de la libertad rechaza el monopolio del Estado. Las escuelasprivadas deben vivir al lado de las escuelas del Estado porque las estimularn con surivalidad. Libre competencia entre las escuelas del Estado y las escuelas particulares, yninguna intervencin poltica del Estado en las escuelas: eso es en lo esencial lo quequiere Condorcet. Pero si el Estado retuviera la designacin de los maestros, fcil lesera dominar en las escuelas designando nicamente a los adictos. Se dir, tal vez, que el Informe de Condorcet no deja de ser por eso un pasoenorme y que haber propuesto la gratuidad de la enseanza constituye de por s no pocomrito. Cmo negarlo! Pero en el largo viaje que venimos haciendo a travs de lahistoria de la educacin no nos proponemos referirnos a los mritos o a los demritos.Condorcet propici, en efecto, la gratuidad de la enseanza, que slo mucho tiempodespus deba implantarseEl campesino conservador y tmido que haba en Pestalozzi no quera nada decambios y revueltas. Ms pomposo que Rousseau y ms declamador, gustaba hablartambin de formar escuelas de hombres. Pero admita tantos hombres y tantaseducaciones como clases existan, y puesto que el orden social ha sido creado por Dios,el hijo del aldeano debe ser aldeano, y el hijo del comerciante, comerciante. Ningunaeducacin tuvo como la de Pestalozzi un carcter ms manso. Su bondad sufra, sinduda, con la suerte de los explotados; especialmente con la de los campesinos, que tande cerca conoca. Pero nunca se propuso otra cosa que educar a los pobres para queaceptaran de buen grado su pobrezaLa burguesa, sin embargo, no poda rehusarles la instruccin en la mismamedida en que lo haban hecho la antigedad y el feudalismo. Las mquinascomplicadas que la industria creaba sin cesar no podan ser eficazmente dirigidas con elsaber miserable de un siervo o de un esclavo Para manejar la barreta se necesitaaprender a leer!, gritaba Sarmiento (1811-1888) a Alberdi en una polmica notoria. En los primeros tiempos de la burguesa las diferencias entre el obrero y elmaestro de su gremio no estaban muy acentuadas. Vivan bajo el mismo hogar,colaboraban en las mismas faenas. Pero tan pronto el maestro del gremio se convirtien comerciante, y empez a organizar la produccin en gran escala, el patrntransformado en capitalista se fue separando ms y ms del trabajo material.44Nada ms adecuado para mostrar las contradicciones que trataban a laburguesa, que exhibir sobre el plano pedaggico esas dos actitudes tan reidas: por unlado, la necesidad de instruir a las masas para elevarlas hasta las tcnicas de la nuevaproduccin; por otro lado, el temor de que esa misma instruccin las haga cada damenos asustadizas y apocadas. La burguesa solucion ese conflicto entre sus temores ysus intereses dosando con parsimonia la enseanza primaria e impregnndola ademsde un cerrado espritu de clase como para no comprometer con el pretexto de lasluces la explotacin del obrero que est en la base misma de su existencia.56En esta ocasin, como en tantas otras, salta a los ojos la agudeza de unaobservacin de Marx: cuanto ms quebrantado se halle el orden de cosas existente, laideologa de la clase gobernante se penetra ms de hipocresa. El Estado burgus noslo dej correr algunas lgrimas sobre la desgraciada causa de la infancia, sino queech sobre el abandono culpable de los padres la responsabilidad de lo ocurrido.

7. La nueva educacinPRIMERA PARTELas aspiraciones de la burguesa en materia pedaggica, tan pomposamenteenunciadas por Rousseau y tan mezquinamente realizadas por Pestalozzi y susdiscpulos, alcanzaron alrededor del ao 1880 cierto aspecto de colmada plenitud. Eladvenimiento de la escuela laica, logrado en esa fecha despus de ruidossimos debates,pona punto final en cierto modo a la batalla emprendida desde haca varios siglos conla intencin confesada de arrebatar a la Iglesia el control de la enseanza. La escuela laica no fue, sin embargo, una victoria; apenas si lleg a ser unatransaccin. Despus de la Revolucin Francesa, la restauracin monrquica seacompa en todas partes de una reaccin feroz en las escuelas. Tan feroz que provoca su vez, de parte de la burguesa liberal, un odio contra la Iglesia casi tan ardiente comoen las horas primeras de la Revolucin. La escuela llamada laica que result de ese conflicto estaba, pues, muy lejos deser revolucionaria: aspiraba tan slo a reglamentar en las escuelas la enseanzareligiosa de manera de no traer conflictos en el seno de una institucin frecuentada porburgueses que profesaban religiones diferentes. Y tan es as que cuantas veces lospropios campeones de la ley se vieron obligados a descubrir su pensamiento, qued stemuy atrs del que haba sido expresado, un siglo antes, por el ala izquierda del tercerestado. Las cifras son tan claras que un ex ministro argentino de instruccin pblica,Carlos Saavedra Lamas, declaraba no hace mucho que nuestro sistema actual deeducacin es inepto porque no atiende las necesidades de toda la poblacin segn suedad, situacin escolar y tendencias:6 Por boca de sus mismos ministros, la burguesareconoce siglo y medio despus de la Revolucin que sus escuelas no aseguran a lasmasas el mnimo necesario de enseanzaPero la introduccin de la manufactura primero, de la fbrica despus, con laproduccin cada vez ms intensa y acelerada, no slo repercuti en los negocios de laburguesa sino tambin en los mtodos de educacin. Hemos visto en una de las ltimasclases de qu manera Comenius trat de dar a esa exigencia satisfaccin cumplida, deacuerdo a los recursos de su tiempo, en el captulo XIX de su Didctica magna (1657)que lleva por ttulo, como recordarn, Bases para fundar la rapidez de la enseanza conahorro de tiempo y de fatiga. Las necesidades de la industria haban acentuado mientras tanto la cooperacinen el trabajo, y aunque la rivalidad entre fabricante y fabricante se haca cada da msbrutal, cada uno de ellos impona en su propia fbrica el mximo de colaboracin: esdecir, que si fuera de la fbrica el antagonismo se agudizaba, dentro de ella por elcontrario el patrn organizaba el trabajo de tal modo que todo fuera colaboracin ysolidaridad.Los tcnicos de la nueva didctica recogieron esa sugestin sin que ellosmismos tal vez lo sospecharan, y en vez de los nios que estudiaban cada cual suleccin y realizaban por separado sus deberes, se aspir a reunirlos alrededor decentros de inters y a asociarlos mediante trabajos en comn: despus delindividualismo de la vieja escuela, la socializacin de la nueva escuela. Con la comunidad escolar, la corriente que hemos llamado metodolgicame parece haber alcanzado su expresin ms completa. Poco preocupada de teoras, ymucho ms de realidades, la corriente metodolgica con sus expresiones tan diversas plan Dalton, plan Howard, tcnica Winetka, sistema Montessori, sistema Decrolyconstituyeen el fondo la racionalizacin de la enseanza. En un momento en que elimperialismo capitalista echa mano a la totalidad de sus recursos; en que la psicotcnicaselecciona apresuradamente los obreros, y en que el trabajo mediante la cinta o lacadena aprovecha hasta lo increble la ajustada sistematizacin del movimiento, justoes que la escuela fuese arrastrada en la corriente. Pero como el Estado tiene dadasrepetidas pruebas de que ve en la escuela un instrumento de su propio dominio, lacorriente doctrinaria dice Wyneken13- exige tanto del Estado como de la sociedadburguesa una accin de renuncia y autolimitacin fundamental; la accin por la cual elEstado slo llega a ser Estado cultural: que reconozca sus lmites, que tenga sus manoslejos de aquello que como la justicia, la ciencia, el arte, est al servicio de poderesPartido Comunista Obrero Espaol105superiores, superpolticos, eternos. Como despus de escuchar esto es posible quealgunos de ustedes crea haber odo mal, repito que la corriente doctrinaria exige alEstado que deje de ser Estado burgus, es decir, instrumento de opresin al servicio dela burguesa para convertirse en Estado cultural, es decir, en un Estado que retire susmanos de la escuela, para que no resuene en ella ms que la voz de la humanidad, elespritu de la humanidad...14En las lecciones anteriores hemos visto cmo la educacin ha estado siempre alservicio de las clases dominantes, hasta el momento en que otra clase revolucionariaconsigue desalojarlas e imponer su propia educacin. Cuando la nueva clase, en cambio,no es todava lo bastante fuerte, se conforma provisoriamente con que las clasesdominantes se estrujen un poco para hacerle sitio. En ese caso no hay una revolucin enla educacin sino simplemente una reformaFrente a la expansin enorme de las fuerzas productivas, la burguesa se mostrimpotente como el mago de que habla Marx en el Manifiesto Comunista: aterrado antelos poderes formidables que l mismo haba conjurado. El modo de apropiacincapitalista resulta, en efecto, incompatible con el carcter cada vez ms social de laproduccin. Mientras millares de trabajadores crean las riquezas que salen de lasfbricas, un nmero reducido de parsitos acrecienta fabulosamente el capital. Lejos deser como en otro tiempo un factor de progreso, la burguesa se ha convertido ahora enun obstculo. Y no slo no tiene inters en continuar perfeccionando el dominio delhombre sobre la naturaleza, sino que procura detenerlo. Veremos en la clase prxima todo lo que hay de candoroso, reaccionario ysuicida en semejante pretensin absurda, pero anotemos como final de la presente claseque los tericos que encarnan la corriente ms ruidosa de la nueva educacin repitenhoy, frente al Estado burgus, la misma grotesca actitud de Pestalozzi frente al Estadoabsoluto. En el ao 1814, los ejrcitos del zar de Rusia quisieron instalar un hospital enel local del internado que Pestalozzi diriga.

8 La nueva educacinSEGUNDA PARTEEn la clase anterior dejamos establecido que dos corrientes, una metodolgica yotra doctrinaria, confluan al cause de ese gran movimiento pedaggico que tuvo susmanifestaciones primeras en los alrededores de 1900, pero que se ha afirmadoltimamente bajo formas ruidosas y dispares.La corriente metodolgica, dijimos, descansa fundamentalmente paraemplear las palabras de Cousinet- en el mximo respeto a la actividad libre yespontnea de los nios.1 Puesto que el nio debe ser su propio educador, habra queabrirle en tal sentido un crdito ilimitado.2 Pero si ese es el postulado fundamentalelevado a la categora de un principio, ya hemos visto que el respeto a la personalidaddel nio no deba ser entendido en el sentido individualista, porque la nota dominante enla nueva didctica consista, precisamente, en sustituir el trabajo escolar individualpor el trabajo colectivo.La corriente doctrinaria extrae de esos mismos postulados ciertasconsecuencias necesarias: si se admite que el nio debe ser respetado en lo que tiene dems ntimo, lgico es obtener de parte del Estado la autonoma de la enseanza.Cuanto ms claramente se ve que el sentido de la educacin es autnomo escribeSpranger- tanto ms se estructurar la escuela del Estado no slo en el gradouniversitario sino en todos los grados, en formas de administracin que aseguren a laeducacin frente a la presin espiritual de los poderes del EstadoEl concepto de la evolucin histrica como un resultado de las luchas de clasenos ha mostrado, en efecto, que la educacin es el procedimiento mediante el cual lasclases dominantes preparan en la mentalidad y la conducta de los nios las condicionesfundamentales de su propia existencia. Pedirle al Estado que se desprenda de la escuelaes como pedirle que se desprenda del ejrcito, la polica o la justicia. Los idealespedaggicos no son creaciones artificiales que un pensador descubre en la soledad y quetrata de imponer despus por creerlos justos. Formulaciones necesarias de las clases queluchan, esos ideales no son capaces de transformar la sociedad sino despus que la claseque los inspira ha triunfado y deshecho a las clases rivales. Por intermedio de un filsofo ilustre, el pensamiento de la burguesacontempornea sobre la nueva educacin queda expresado con una nitidez que no sepresta a confusiones: no arrojar a las masas margaritas de la cultura y reservarnicamente para el hombre de las clases superiores el completo desarrollo delespritu. Convencida de su propio fracaso, acorralada por el proletariado cada vez msconsciente de s mismo, la burguesa fascista que habla por boca de Gentile no slodeclara que se debe impedir a las masas el acceso a la cultura, sino que se debe confiar ala religin el control espiritual de la plebe despreciable. Estoy convencido dice- deque para formar un pueblo verdaderamente grande y una nacin verdaderamente fuertees necesario que los ciudadanos tengan una concepcin religiosa de la vida. Paraconseguir este resultado es necesario ensear la religin a los nios. En manos de la burguesa sabemos qu significan la libertad del nio, laformacin del hombre, los derechos del espritu. La imagen del hombre nuevo quenos prometa es la vieja imagen que nos es bien conocida; la de una clase oprimida, parala cual slo alcanza la supersticin religiosa y el saber bien deseado.En manos del proletariado, qu representa la nueva educacin? Desde lasprimeras tentativas de Owen en sus fbricas20 hasta las ms recientes conquistas delprimer Estado Obrero y Campesino, el proletariado ha aspirado siempre a hacer de susescuelas, escuelas de trabajo. En una sociedad sin clases, es decir, en una sociedadfraternal de productores que trabajan de acuerdo a un plan, la escuela no puede ser ya nila precaria escuela elemental ni la cerrada escuela superior. Desde la escuela del primer grado hasta la Academia de Ciencia slo hay enRusia esa misma aspiracin tenaz: perfeccionar las tcnicas del trabajo colectivo paraasegurar a cada hombre que trabaje, una vida digna, liberada y culta. Ningn obstculoque impida a las masas el acceso a la cultura; ninguna sabidura monopolizada por ungrupo en detrimento de los ms. Sin que el obrero abandone la usina o el kolijs, unsistema admirable de enseanza lo levanta a un nivel tan alto de cultura que puede pasarcuantas veces sea necesario desde el banco del taller a las aulas de la universidad. Frente a esas dos concepciones de contenidos tan opuestos, que podramosencarnar en los nombres de Gentile y Lunatcharsky, vimos en la clase anterior que otracorriente de la nueva educacin se esforzaba en tomar una actitud intermediaria. Entreel fascismo de la burguesa y el socialismo del proletariado, espiraba a crear unaeducacin que no tuviera que ver ni con uno ni con otro. Si algn trmino de altsimo linaje puede revelar la recndita angustia de esostericos, ah est precisamente ese nombre que viene de Aristteles. Apora significaetimolgicamente, sin camino. Plantear problemas abiertos en vez de problemascerrados; indagar sin resolver, he ah sobre el plano filosfico la consecuencia de esaotra incertidumbre ms fundamental que reside en hallarse precisamente sin camino.Trgica situacin que aunque lleva nombre griego, no disimula en lo ms mnimo lasraces econmicas de la clase social que all se angustia. Porque entre la burguesa quemarcha hacia la muerte, y el proletariado que sabe con igual certidumbre que losdestinos de la humanidad estn entre sus manos, hay otra clase social de caractereshbridos y de contornos ambiguos que nunca sabe a ciencia cierta lo que quiereTironeada de un lado por la burguesa, atrada del otro por el proletariado, la pequeaburguesa constituye una clase turbia, indecisa y vacilante. La escuela activa de que tanto habla el bueno de Alfredo Ferriere, no enseatambin a ver en la gendarmera y el ejrcito los protectores y guardianes de la sociedady la familia? Gaudig, el autor de la escuela al servicio de la personalidad endesarrollo, no afirma que para que esa personalidad se realice es menester que laescuela est de acuerdo con el Estado unificador y con la iglesia moralizadora Lapattica seora Montessori, despus de arrojar de su ciudad educativa a los gnomos y alas hadas, porque las cosas de la fantasa ayudaban en muy poco a la mentalidad de susdiscpulos no nos ha venido despus con que lo fantstico de la religin, lejos deextraviar al nio le es ms bien beneficioso?29En una comedia titulada Las Bquides, Plauto presenta a un joven libertino quequiere arrastrar a su maestro a casa de una de sus amantes. El maestro resiste ymoraliza, pero cuando ha terminado de hablar, el discpulo se contenta con decirle:Quin es aqu el esclavo, yo o t?, y el maestro que nada tiene que objetar,acompaa a su alumno murmurando.42 Rudas palabras, de una rudeza sangrienta, peroque ni los maestros ms insignes han dejado de sufrir; desde Aristteles, que se lasescuch a Alejandro,43 y desde Feneln que se las oy al duque de Borgoa,44 hasta losmaestros de nuestros das frente a sus ministros respectivos.