3. felices por siempre jamás

292

Click here to load reader

Upload: biblioteca-magica

Post on 24-Jul-2016

440 views

Category:

Documents


59 download

DESCRIPTION

Desde las brillantes calles de Manhattan hasta los tejados iluminados por la luna en París, enamorarse es fácil para la soñadora incurable Isla y el artista introspectivo Josh. Pero a medida que comienzan su último año en Francia, Isla y Josh se ven forzados rápidamente a enfrentar la desgarradora realidad de que los “y vivieron felices para siempre” no son siempre para siempre. Su jornada romántica es hábilmente entrelazada con las amadas parejas de Anna y Étienne y Lola y Cricket, cuyos caminos están destinados a encontrarse en un final arrollador para complacer tanto a los antiguos fans como a los nuevos.

TRANSCRIPT

Page 1: 3. Felices por siempre jamás

1

Page 2: 3. Felices por siempre jamás

2

esde las brillantes calles de Manhattan a los tejados iluminados por la luna

en París, enamorarse es fácil para la incurable soñadora Isla y el artista

introspectivo Josh. Pero a medida que comienzan su último año en Francia,

Isla y Josh se ven forzados rápidamente a enfrentar la desgarradora realidad de

que los y-vivieron-felices-para-siempre no son siempre para siempre.

Su jornada romántica es hábilmente entrelazada con las amadas parejas de Anna y

Étienne y Lola y Cricket, cuyos caminos están destinados a encontrarse para un

final arrollador para complacer a tanto fans antiguos como nuevos.

D

Page 3: 3. Felices por siempre jamás

3

Sinopsis

Capítulo Uno

Capítulo Dos

Capítulo Tres

Capítulo Cuatro

Capítulo Cinco

Capítulo Seis

Capítulo Siete

Capítulo Ocho

Capítulo Nueve

Capítulo Diez

Capitulo Once

Capítulo Doce

Capítulo Trece

Capítulo Catorce

Capítulo Quince

Capítulo Dieciséis

Capítulo Diecisiete

Capítulo Dieciocho

Capítulo Diecinueve

Capítulo Veinte

Capítulo Veintiuno

Capítulo Veintidós

Capítulo Veintitrés

Capítulo Veinticuatro

Capítulo Veinticinco

Capítulo Veintiséis

Capítulo Veintisiete

Capítulo Veintiocho

Capítulo Veintinueve

Capítulo Treinta

Capítulo Treinta y Uno

Capítulo Treinta y Dos

Capítulo Treinta y Tres

Capítulo Treinta y Cuatro

Sobre la Autora

Libros de la Serie

Page 4: 3. Felices por siempre jamás

4

Page 5: 3. Felices por siempre jamás

5

Traducido por Pimienta

Corregido por Otravaga

s medianoche, está haciendo un calor sofocante, y yo podría estar drogada

con Vicodin, pero ese chico –ese chico justo ahí– es él.

El él.

Su postura es tan familiar como un sueño recurrente. Hombros curvados hacia

abajo, cabeza inclinada a la derecha y nariz a un centímetro de la punta de su

pluma. Absorto. Mi corazón se llena con una dolorosa especie de euforia. Él está

cerca, sólo dos mesas más allá y frente a mí. La cafetería está bullendo. La

atmósfera está nublada por el café agridulce. Tres años de deseo arrasan mi cuerpo

y brotan de mis labios:

—¡Josh!

Su cabeza sube de repente. Durante mucho tiempo, un muy largo tiempo,

simplemente se me queda mirando. Y entonces… él parpadea.

—¿Isla?

—Sabes mi nombre. Puedes pronunciar mi nombre. —La mayoría de la gente me

llama Iz-la, pero soy Ais-la. Island sin la nd. Estallo en una sonrisa que desaparece

de inmediato. ¡Ay!

Josh mira a su alrededor, como buscando a alguien, y luego cautelosamente deja su

pluma.

—Eh, sí. Nos hemos sentado uno al lado del otro en un montón de clases.

—Cinco clases uno al lado del otro, doce clases juntos en total.

Una pausa.

—Correcto —dice lentamente. Otra pausa—. ¿Estás bien?

Un sujeto que se parece a un joven Abraham Lincoln con un fetiche por las

perforaciones arroja un menú laminado de una sola página sobre mi mesa.

No lo miro.

E

Page 6: 3. Felices por siempre jamás

6

—Algo blando, por favor.

Abe se rasca la barba, cansado.

—Pero no sopa de tomate, pudín de chocolate o compota de manzana y frambuesa.

Eso es todo lo que he tenido que comer hoy —agrego.

—Ah. —El humor de Abe se aligera—. Estás enferma.

—No.

Su humor se oscurece de nuevo.

—Lo que sea. —Arrebata el menú—. ¿Eres alérgica a algo? ¿Kosher1?

¿Vegetariana?

—¿Ah?

—Voy a echar un vistazo en la cocina. —Y se marcha airadamente.

Mi mirada vuelve a Josh, quien todavía está observándome. Él baja la mirada a su

cuaderno de bocetos, y luego la vuelve a subir, y luego la vuelve a bajar. Como si no

pudiera decidir si todavía estamos teniendo una conversación. Bajo la mirada

también. Estoy teniendo la sensación cada vez más alarmante de que si sigo

hablando, puede que mañana tenga algo que lamentar.

Pero… como si no pudiera evitarlo –porque no puedo, no cuando estoy cerca de él–

levanto la vista. Mis venas palpitan mientras mis ojos beben su imagen. Su larga y

hermosa nariz. Sus esbeltos y seguros brazos. Su pálida piel está unos cuantos

tonos más oscura por el sol del verano, y su tatuaje negro se asoma por debajo de

la manga de su camiseta.

Joshua Wasserstein. Mi enamoramiento por él está cerca de ser insoportable.

Él también mira hacia arriba de nuevo, y me sonrojo. Ruborizarse. La maldición de

los pelirrojos. Estoy agradecida cuando él se aclara la garganta para hablar.

—Es extraño, ¿sabes? Que nunca nos hayamos encontrado antes.

Me lanzo de lleno a ello.

—¿Vienes aquí a menudo?

1 Kosher (casher): etiqueta que reciben ciertos productos alimenticios indicando que dichos productos respetan los preceptos de la religión judía, y que por tanto se consideran puros y aptos para ser ingeridos por los practicantes de dicha religión.

Page 7: 3. Felices por siempre jamás

7

—Oh. —Él juguetea con su pluma—. ¿Me refiero a encontrarnos en la ciudad?

Sabía que vivías en el Upper West, pero nunca te he visto por ahí.

Mi pecho se aprieta. Sabía eso sobre él, pero no tenía idea de que él supiera eso

sobre mí. Asistimos a un internado para estadounidenses en París, pero pasamos

nuestras vacaciones en Manhattan. Todo el mundo sabe que Josh vive aquí, porque

su padre tiene uno de los escaños de Nueva York en el Senado de los Estados

Unidos. Pero no hay ninguna razón para que alguien recuerde que yo también vivo

aquí.

—No salgo a menudo —digo sin pensar—. Pero me estoy muriendo de hambre, y

no hay nada para comer en casa. —Y entonces, de alguna manera, estoy dejándome

caer en el asiento vacío frente a él. Mi collar de brújula golpea contra la superficie

de su mesa—. Me extrajeron las muelas del juicio esta mañana, y me estoy

tomando todos estos medicamentos, pero mi boca todavía está dolorida así que

por eso es que sólo puedo comer alimentos blandos.

Josh muestra su primera sonrisa.

La satisfacción se hincha dentro de mí. Le devuelvo la sonrisa tan completa como

puedo, a pesar de que duele.

—¿Qué?

—Analgésicos. Ahora tiene sentido.

—Oh, mierda. —Doblo hacia arriba una pierna y golpeo la mesa con mi rótula—.

¿Estoy actuando así de chiflada?

Él se ríe con sorpresa. La gente siempre se ríe, porque no esperan que palabras

como mierda salgan de alguien tan pequeño, alguien con una voz tan baja, tan

dulce.

—Simplemente me di cuenta de que algo era diferente —dice él—. Eso es todo.

—Los efectos secundarios incluyen la cruel combinación de agotamiento e

insomnio. Por lo cual estoy aquí ahora.

Josh se ríe de nuevo.

—Me extrajeron las mías el verano pasado. Te sentirás mejor mañana.

—¿Lo prometes?

—En realidad no. Pero definitivamente sí en los próximos días.

Page 8: 3. Felices por siempre jamás

8

Nuestras sonrisas se desvanecen en un silencio reflexivo. Rara vez nos hemos

hablado el uno al otro en la escuela y nunca fuera de ella. Soy demasiado tímida, y

él es demasiado reservado. Además, él tenía la misma novia desde hacía siglos.

Tenía.

Terminaron el mes pasado, justo antes de la graduación de ella. Josh y a mí todavía

nos falta nuestro último año. Y desearía que hubiese una razón lógica para que él

mostrara un repentino interés en mí, pero... no lo hay. Su ex era tenaz y franca. Lo

opuesto a mí. Tal vez es por eso que estoy sorprendida cuando me encuentro a mí

misma apuntando su cuaderno de bocetos, deseosa de prolongar este estado

temporal. Este milagro de conversación.

—¿En qué estás trabajando? —pregunto.

Su brazo se mueve para bloquear el dibujo expuesto, alguien parecido a un joven

Abe Lincoln.

—Sólo estaba… matando el tiempo.

—Ese es nuestro camarero. —Sonrío. ¡Ay!

Se ve un poco avergonzado mientras retira el brazo, pero sólo se encoje de

hombros.

—Y la pareja en la esquina.

¿No estamos solos?

Me doy la vuelta para descubrir a un hombre y a una mujer de mediana edad, en la

parte trasera, compartiendo una copia del Village Voice. No hay nadie más, así que

por lo menos no estoy tan despistada. No creo. Me volteo hacia Josh, con mi

valentía aumentando.

—¿Puedo ver eso?

Pregunté. No puedo creer que pregunté. Siempre he querido echarle un vistazo a

sus cuadernos de bocetos, siempre quise sostener uno. Josh es el artista más

talentoso de nuestra escuela. Trabaja en varias técnicas, pero su verdadera pasión

son las historietas. Una vez por casualidad lo escuché decir que está trabajando en

una novela gráfica sobre su vida.

Una autobiografía. Un diario. ¿Qué secretos contendría?

Me satisfago con garabatos vistos por encima de su hombro, pinturas secándose en

el estudio de arte, bocetos sujetos con tachuelas en las puertas de sus amigos. Su

estilo es casi caprichoso. Es melancólico y hermoso, completamente suyo. Las

Page 9: 3. Felices por siempre jamás

9

líneas son cuidadosas. Revelan que presta atención. Las personas no creen que él lo

haga, porque sueña despierto, se salta clases y no cumple con sus deberes, pero

cuando veo sus dibujos, sé que están equivocadas.

Desearía que me mirara de la forma en que mira a sus sujetos. Porque entonces él

vería que hay algo más en mí que una chica tímida, al igual que yo veo que hay algo

más en él que alguien vago.

Mis mejillas arden de nuevo, como si él pudiera escuchar mis pensamientos, pero

luego me doy cuenta de que… él me está estudiando. ¿He abusado de su

hospitalidad? Su expresión se vuelve preocupada, y frunzo el ceño. Josh asiente

hacia la mesa. Su cuaderno de bocetos ya está frente a mí.

Me río. Él lo hace también, aunque con un dejo de confusión.

Su cuaderno está todavía abierto en la obra en curso. Un estremecimiento me

recorre. En una página, el rostro de Abe mira fijamente con aburrimiento hacia el

lomo del cuaderno de bocetos. Incluso los aros en su tabique, cejas y orejas

parecen aburridos y molestos. En la página opuesta, Josh ha captado

perfectamente los estudiosos y suaves ceños fruncidos de la pareja de mediana

edad.

Toco una esquina, una sin tinta, oh tan suavemente. Para probarme a mí misma

que este momento es real. Mi voz se vuelve reverente.

—Son increíbles. ¿Todo esto está lleno de retratos como éste?

Josh cierra el cuaderno de bocetos y lo desliza de nuevo hacia él. Sus páginas son

gruesas por el uso. En la portada hay una etiqueta adhesiva azul con la forma de

América. Una sola palabra ha sido escrita a mano a través de ella: BIENVENIDO. No

sé lo que eso significa, pero me gusta.

—Gracias. —Él me da otra sonrisa—. Es para lo que sea, pero sí. Principalmente

retratos.

—¿Y se te permite hacer eso?

Su frente se arruga.

—¿Hacer qué?

—Así como, ¿no necesitas su permiso?

—¿Para dibujarlos? —pregunta. Asiento, y él continúa—. Nah. No estoy usando

estos para nada en especial. Este ni siquiera es mi cuaderno de bocetos bueno.

¿Ves? No puedo quitar las páginas.

Page 10: 3. Felices por siempre jamás

10

—¿Haces esto a menudo? ¿Dibujar a extraños?

—Por supuesto —Alcanza su taza de café con el dedo índice. Hay una mancha de

tinta negra cerca de su uña—. Para ser bueno en cualquier cosa tienes que

practicar.

—¿Quieres practicar conmigo? —pregunto.

El rosado florece por las mejillas de Josh cuando Abe arroja dos platos sobre la

mesa.

—Caldo de pollo y pastel de queso —me dice Abe—. Eso es todo lo que teníamos.

—Merci —digo.

—De nada. —Abe pone los ojos en blanco y se aleja.

—¿Qué pasa con ese tipo? —pregunto, engullendo el pastel de queso—.

OhDiosMío, tanbueno. —Murmuro esto con la boca llena—. ¿Quieresunbocado?

—Eh. No, gracias. —Josh se ve aturdido—. Pareces hambrienta.

Comienzo felizmente a devorar el resto.

—¿Entonces vives cerca? —pregunta, después de unos momentos.

Trago.

—A dos minutos de distancia.

—Yo también. A diez minutos.

Debo parecer sorprendida porque él continúa.

—Lo sé. Extraño, ¿no?

—Eso es genial. —Engullo mi caldo—. OhDiosMío. Esto está increíble.

Él me observa en silencio durante otro minuto.

—Entonces… ¿hablabas en serio? ¿No te importará si te dibujo?

—Sí, lo amaría. —Te amo a tiiiiiiiii—. ¿Qué debería hacer?

—No te preocupes por eso. Sólo sigue haciendo lo que estás haciendo.

—¡Ja! Me dibujarás comiendo como un caballo. No. Un cerdo. Me refería a un cerdo.

¿Me refiero a un cerdo o un caballo?

Page 11: 3. Felices por siempre jamás

11

Josh sacude la cabeza con diversión. Abre el cuaderno de bocetos en una nueva

página y mira hacia arriba. Sus ojos se traban con los míos. Estoy estupefacta.

Avellana.

La palabra se agrega a sí misma a mi lista interna de Información Sobre Josh. A

veces sus ojos han parecido verdes, a veces marrones. Ahora sé por qué.

Avellana. Los ojos de Josh son color avellana.

Floto en una niebla verde-marrón. El rasgar de su pluma se mezcla con el chirrido

de una vieja canción tradicional procedente de los altavoces. Su melodía

combinada es anhelo, confusión, angustia y amor. Afuera, las nubes de tormenta

estallan. La lluvia y el viento se unen a la partitura, y yo tarareo. Mi cabeza golpea

secamente contra la ventana.

Me incorporo, sobresaltada. Mi tazón y mi plato están vacíos.

—¿Cuánto tiempo he estado aquí?

—Un rato. —Josh sonríe—. Entonces. Esas drogas que tomaste. Buena calidad, ¿eh?

Gimo.

—Dime que no estaba babeando.

—Sin babear. Pareces feliz.

—Estoy feliz —le digo. Porque… lo estoy. Mis ojos se nublan.

—Isla —susurra—. Es hora de irnos.

Levanto la cabeza de la mesa. ¿Cuándo llegó allí?

—Kismet está cerrando.

—¿Qué es Kismet?

—El destino —dice.

—¿Qué?

—El nombre de este café.

—Oh. Está bien. —Lo sigo fuera a la noche. Todavía está lloviendo. Las gotas son

gordas y cálidas. Cubro mi cabeza con mis manos desnudas mientras Josh mete el

cuaderno de bocetos debajo de su camisa. Capto un vistazo de su abdomen.

Delicioso—. Rica pancita.

Page 12: 3. Felices por siempre jamás

12

Él se sobresalta.

—¿Qué?

—¿Hmm?

Una sonrisa juega en las comisuras de sus labios. Quiero besarlos, un beso en cada

esquina.

—Está bien, Chiflada. —Sacude la cabeza—. ¿Por dónde?

—¿Por dónde qué?

—A tu casa.

—¿Tú vas a venir? —Estoy encantada.

—Voy a acompañarte a casa. Es tarde. Y está lloviendo.

—Oh, eso es bueno —digo—. Eres agradable.

Las luces de los semáforos brillan amarillas sobre el asfalto mojado. Señalo el

camino, y corremos a través de Avenida Amsterdam. La lluvia cae con más fuerza.

—¡Por allá! —digo, y nos agachamos debajo de una cuadra cubierta de andamios.

Las pesadas gotas de lluvia golpean contra el aluminio como una máquina de

pinball.

—¡Isla, espera!

Pero es demasiado tarde.

El andamiaje por lo general es ideal para evitar el mal tiempo, pero de vez en

cuando las barras se cruzan entre sí creando un embudo, que puede acumular agua

y empapar a una persona completamente. Estoy empapada. Completamente. Mi

cabello se aferra a mi rostro, mi vestido de verano se aferra a mi figura, y el agua

chapotea entre mis sandalias y las plantas de mis pies.

—Ja-ja —No estoy segura de que sea una risa real.

—¿Estás bien? —Josh se inclina bajo el andamio, pasando alrededor de la cascada,

e inclinándose hacia atrás a mi lado.

Me estoy riendo. Agarro mi estómago.

—Duele… la boca… al reír. Mi boca. Mi boca y mi estómago. Y mi boca.

Page 13: 3. Felices por siempre jamás

13

Él se ríe, también, pero está distraído. Repentinamente sus ojos se mueven

intencionadamente hacia arriba a mi rostro, y me doy cuenta de que él ha estado

mirando en otro lugar. Mi sonrisa se ensancha. Gracias, puto embudo.

Josh se aleja, con una postura incómoda.

—Ya casi estamos, ¿no?

Hago un gesto hacia una fila de edificios con tejados a dos aguas que cubre toda la

calle.

—El segundo. Con las ventanas de cobre verde y el techo de tejas.

—He dibujado esos antes. —Sus ojos se abren, impresionado—. Son magníficos.

El apartamento de mis padres se encuentra en una línea de casas de inspiración

flamenca construidas a finales del siglo XIX. Vivimos en uno de los pocos barrios

que es lo suficientemente bueno como para que los residentes tengan flores en sus

pórticos, y los transeúntes no las destrocen.

—A maman2 también le gustan. A ella le gustan las cosas bonitas. Es francesa. Es

por eso que voy a nuestra escuela. —Mi voz se suaviza mientras Josh me guía hacia

la entrada con las rosas de color rosa que suben por encima de la puerta. Hogar. Él

quita su mano de la parte baja de mi espalda, y es sólo entonces que me doy cuenta

de que estaba allí en el primer lugar.

—Merci —digo.

— De nada.

—Gracias —digo.

—De rien.

El aire está cargado con el perfume de las rosas regadas por la lluvia. Me abro

camino torpemente hacia el interior del edificio, y él espera en la acera, como una

estatua. Su cabello oscuro ahora está tan mojado como el mío. Un chorro de agua

cae en cascada por su nariz. Con un brazo aferra el cuaderno de bocetos contra su

pecho, debajo de su camiseta.

—Gracias —digo de nuevo.

Él levanta la voz para que yo pueda oírlo a través de la puerta de cristal.

—Descansa un poco, Chiflada. Dulces sueños.

2 Maman: Mamá en francés.

Page 14: 3. Felices por siempre jamás

14

—Dulce —repito—. Sueño.

Page 15: 3. Felices por siempre jamás

15

Traducido por Pimienta

Corregido por Otravaga

hDiosMio ¿¿¿¿¿¿¿¿¿qué diablos hice anoche?????????

O

Page 16: 3. Felices por siempre jamás

16

Traducido por Jane.

Corregido por Otravaga

todo el asunto es un borrón! Y no recuerdo nada de lo que dije,

ni nada de lo que él dijo, y debió haberme acompañado a casa

porque sabía que yo estaba tan drogada que conseguiría ser

atropellada por un taxi.

Kurt Donald Cobain Bacon mantiene sus ojos fijos en mi techo.

—Entonces Josh pagó por tu comida.

Me toma un momento para registrar su declaración. Mi mejor amigo y yo estamos

acostados uno junto al otro encima de mi cama. Una de mis manos poco a poco se

extiende involuntariamente y retuerce la parte delantera de su camisa en un nudo

apretado.

—No hagas eso. —Su tono es brusco, a menudo lo es, aunque no mal educado.

Aparto mi mano, la cual viaja directamente a mis hinchadas y palpitantes encías

que están peor que ayer. Y luego emito un gemido bastante aterrador.

—Dijiste que te despertó, y luego salieron de la cafetería —dice Kurt—. Eso

significa que él pagó tu cuenta.

—Lo sé. Lo sé. —Pero de todos modos estoy saliendo con dificultad de la cama.

Agarro mi bolso, lo vuelco boca abajo y lo sacudo frenéticamente.

—No vas a encontrarla —dice.

Un libro de bolsillo muy querido sobre excursiones desastrosas en el Monte

Everest cae en mi alfombra. Bolígrafos, lápices de labios y monedas caen y se alejan

rodando. Mi billetera. Una bolsa vacía de pañuelos de papel, un par de gafas de sol,

un volante arrugado de una nueva tienda de panecillos. Nada. Lo sacudo con más

fuerza. Todavía nada. Reviso mi billetera a pesar de que ya sé lo que no voy a

encontrar: un recibo de la cafetería.

—Te lo dije —dice.

—¡Y

Page 17: 3. Felices por siempre jamás

17

—Tengo que disculparme por ser semejante lunática. Tengo que devolverle el

dinero.

—¿Devolverle el dinero a quién? —pregunta Hattie.

Mi cabeza gira rápidamente para encontrar a mi hermana menor evaluándome

desde la puerta. Ella se apoya contra el marco con los brazos cruzados, pero

todavía parece demasiado alta. Lo cual es. No sólo me superó en altura el año

pasado, sino que me sobrepasó.

—Sé lo que hiciste anoche —dice ella—. Sé que saliste a hurtadillas.

—No salí a hurtadillas. Solo me fui por unas horas.

—Pero Maman y papá no lo saben.

No contesto, y Hattie sonríe. Ella es tan petulante como un gato casero. No lo dirá.

Con información así de valiosa, va a aferrarse a ella hasta que sea útil. Hattie recoge

mi billetera del suelo y, sosteniéndome la mirada, tratándome con prepotencia por

su estúpido estirón, la deja caer de nuevo en mi bolso. Y entonces se ha ido.

Lanzo la bolsa en su espacio desocupado y me subo a la cama. Envuelvo mis dos

brazos alrededor de uno de Kurt.

—Tienes que ir conmigo —digo—. A la cafetería. Esta noche.

Sus cejas se arrugan en su familiar forma de V.

—¿Crees que Josh es un cliente asiduo?

—Tal vez. —No tengo ninguna razón para pensar esto. Sólo deseo que sea un

cliente asiduo—. Por favor, tengo que explicarme.

Sus hombros se encogen contra mí.

—Entonces encontraré el Camino Correcto.

A Kurt le gusta la rutina, y siempre le gusta saber a dónde va con anticipación. Está

obsesionado con trazar la mejor ruta para llegar a cualquier parte... incluso una

cafetería que está sólo a unos minutos de distancia. Él llama a estas rutas el Camino

Correcto. El Camino Correcto nunca implica transporte público, intersecciones

concurridas, o calles con tiendas del tipo de Abercrombie & Fitch que ponen a todo

volumen música y/o colonia nociva.

La cartografía lo ha fascinado desde que tenía seis años, cuando descubrió The

Times Atlas of the World sujetando uno de los pegajosos proyectos de arte de mi

hermana mayor. El libro se convirtió en una obsesión, y Kurt leyó minuciosamente

Page 18: 3. Felices por siempre jamás

18

sus páginas durante años, memorizando nombres, formas y distancias. Cuando

éramos jóvenes, nos acostábamos en mi piso y dibujábamos nuestros propios

mapas. Kurt hacía estos ordenados y detallados mapas a escala de nuestro

vecindario mientras yo creaba islas en forma de Inglaterra con nombres que

sonaran a inglés antiguo. Tenían densos bosques, delgados ríos y picos nevados, y

las rodeaba con triángulos de tiburones y arcos de monstruos marinos. A Kurt lo

volvía loco que no dibujara nada real.

Lo he conocido desde siempre. Nuestras madres también son mejores amigas, y

ambas son francesas viviendo en Nueva York, él simplemente... siempre ha estado

cerca. Fuimos a las mismas escuelas en Manhattan, y ahora asistimos a la misma

secundaria en París. Él es trece meses más joven que yo, así que sólo hubo un año

cuando estuvimos separados: cuando él estaba en octavo grado, y yo era

estudiante de primer año. A ninguno de nosotros le gusta pensar en ese año.

Aparto de un soplo un mechón de su desaliñado cabello rubio de mi rostro.

—No crees que...

—Vas a tener que terminar esa frase.

—Es sólo que... Josh y yo hablamos. Recuerdo sentirme feliz. ¿No crees que sea

posible que anoche fuera... no algún contratiempo embarazoso, sino... mi manera

de entrar?

Él frunce el ceño otra vez.

—¿Tu manera de entrar a qué?

Kurt no es bueno llenando espacios en blanco. Y a pesar de que siempre ha sabido

lo que siento por Josh, todavía vacilo antes de decirlo en voz alta. Esta diminuta

esperanza vacilante.

—Una relación. Kismet, ¿sabes?

—El destino no existe. —Él me da un resoplido desdeñoso—. Cataloga la noche

anterior como otro contratiempo embarazoso. Ha pasado un tiempo desde que

tuviste uno —añade.

—Casi un año. —Suspiro—. Justo a tiempo.

Josh y yo hemos tenido exactamente una interacción significativa por año, ninguna

de las cuales me ha dejado luciendo deseable. Cuando éramos estudiantes de

primer año, Josh me vio leyendo Joann Sfar en la cafetería. Él estaba emocionado

de encontrar a alguien más interesado en las historietas europeas, por lo que

comenzó a hacerme esta rápida serie de preguntas, pero yo estaba demasiado

Page 19: 3. Felices por siempre jamás

19

abrumada para responder. Sólo podía mirarlo boquiabierta en silencio. Él me dio

una mirada extraña y luego se fue.

Cuando éramos estudiantes de segundo año, nuestro profesor de inglés nos

emparejó para un falso artículo de prensa. Estaba tan nerviosa que no podía dejar

de golpetear mi pluma. Y entonces se deslizó de mi agarre. Y luego voló hasta su

frente.

Cuando éramos estudiantes de tercer año, lo atrapé a él y a su novia

besuqueándose en un ascensor. Ni siquiera fue en la escuela. Fue dentro de BHV,

esta enorme tienda por departamentos. Balbuceé un hola ininteligible, dejé que las

puertas se cerraran, y tomé las escaleras.

—Pero —insisto—, tengo una razón para hablar con él ahora. ¿No crees que haya

alguna posibilidad de que pudiera conducir a algo?

—¿Desde cuándo el comportamiento humano es razonable?

—Vamos. —Amplío mis ojos como una cierva inocente—. ¿No puedes fingir

conmigo? ¿Siquiera por un segundo?

—No veo el punto de fingir.

—Eso era una broma —explico, porque a veces Kurt necesita explicaciones.

Se frunce el ceño a sí mismo con frustración.

—Anotado.

—No lo sé. —Me entierro contra un costado de su cuerpo—. No es lógico, y no

puedo explicarlo, pero... creo que Josh estará allí esta noche. Creo que lo veremos.

* * *

—Antes de que preguntes —Kurt irrumpe en mi nueva habitación de la residencia

estudiantil en París, tres meses más tarde, esquivando por poco un altercado con

una maleta vacía—, no. No lo vi.

—No iba a preguntar. —Aunque sí iba a hacerlo.

El último rescoldo de mi esperanza se consume. Durante el verano, se desvaneció y

se desvaneció hasta que apenas fue visible en absoluto. El fantasma de una

esperanza. Porque Kurt tenía razón, el comportamiento humano no es razonable. O

Page 20: 3. Felices por siempre jamás

20

predecible. O incluso satisfactorio. Josh no estaba allí a media noche, ni estuvo allí

la noche siguiente. Ni al día siguiente. Comprobé la cafetería a todas horas durante

dos semanas, y mis recuerdos de felicidad se desintegraron a medida que me

enfrentaba a la realidad: No escuché ninguna música. No sentí ninguna lluvia. Ni

siquiera vi algún Abe.

Era como si esa noche nunca hubiese sucedido.

Busqué a Josh en línea. Saqué su dirección de correo electrónico del manual escolar

del año pasado, pero cuando intenté enviarle una explicación/disculpa

casual/amigable, un correo electrónico que me tomó cuatro horas componer, el

servidor me informó que su cuenta estaba inactiva por falta de uso.

Luego probé las diferentes redes sociales. No llegué muy lejos. En realidad no

tengo ninguna cuenta, porque las redes sociales siempre se han sentido como un

concurso de popularidad. Un registro público de mis propias deficiencias. Lo único

que encontré fue el mismo Josh en blanco y negro, una y otra vez, de pie junto al río

Sena, mirando sombríamente algún punto fijo en la distancia. Confieso que lo había

visto antes. Él había estado utilizando la imagen en línea durante meses. Pero era

demasiado patético inscribirme en algún lugar sólo para convertirme en su

supuesta amiga.

Así que hice lo que me juré a mí misma que nunca haría: busqué en Google la

dirección de su casa. Las olas de mi vergüenza se hicieron sentir a través de las

fronteras estatales. Pero fue en este paso final hacia el reino de los acosadores que

fui conducida a la información que había estado buscando todo este tiempo. La

página web de su padre presentaba una foto de la familia saliendo de una terminal

de aeropuerto en Washington DC. La foto había sido tomada dos días después de

Kismet, y la leyenda explicaba que permanecerían en la capital hasta el otoño. El

senador se veía imponente y satisfecho. Rebecca Wasserstein estaba saludando a la

cámara, mostrando esa dentada sonrisa de esposa de un político.

¿Y su único hijo?

Él se arrastraba detrás de ellos, con la cabeza gacha y el cuaderno de bocetos en el

brazo. Hice clic en la imagen para ampliarla, y mis ojos se engancharon en una

etiqueta adhesiva azul en forma de América.

Estoy ahí dentro. Estoy en ese cuaderno de bocetos.

Nunca vi su dibujo. ¿Qué habría revelado acerca de mí? ¿Acerca de él? Me

preguntaba si alguna vez lo miró. Me pregunté sobre ello durante todo el verano.

Kurt zarandea la manija de mi nueva puerta, devolviéndome a Francia de una

sacudida.

Page 21: 3. Felices por siempre jamás

21

—Esto se traba. Tienes que conseguir que lo arreglen.

—Cuanto más cambian las cosas, más permanecen igual —digo.

Él frunce el ceño.

—Eso no tiene sentido. La puerta que tenías el año pasado funcionaba muy bien.

—No importa. —Suspiro. Tres meses es mucho tiempo. Cualquier confianza que

tuviera para hablar con Josh se ha vuelto a desmoronar en timidez y miedo. Incluso

si Kurt lo hubiese visto en el pasillo, no es como que yo saldría de mi habitación

para hablar con él.

Kurt empuja su peso corporal contra la puerta, está a la escucha de su delator clic,

y luego se deja caer a mi lado en la cama.

—Se supone que nuestras puertas se bloquean automáticamente. Yo no debería

ser capaz de entrar de esa manera.

—Y sin embargo…

—Sigo haciéndolo. —Él sonríe.

—Sin embargo, es extraño, ¿no? —Mi voz está teñida con el mismo asombro que ha

tenido desde nuestra llegada hace dos días—. ¿De quién solía ser esa puerta?

—Estadísticamente poco probable. Pero no imposible.

Tengo una vida entera de experiencia librándome de las habilidades asesinas de

asombro de Kurt, por lo que su respuesta no me molesta. Sobre todo porque, a

pesar de un verano lleno de decepciones y retrocesos...

Yo, Isla Martin, ahora estoy viviendo en el último lugar de residencia de Joshua

Wasserstein.

Éstas fueron sus paredes. Éste fue su techo. ¿Esa marca negra de grasa en el

rodapié, aquella justo encima de la toma de corriente? Probablemente él hizo eso.

Por el resto del año, tendré la misma vista de la misma calle fuera de la misma

ventana. Me sentaré en su silla, me bañaré en su ducha, y dormiré en su cama.

Su cama.

Trazo con un dedo la costura de mi colcha. Es un mapa bordado de Manhattan.

Cuando estoy en Manhattan, duermo bajo una colcha que es un mapa bordado de

París. Pero por debajo de esta manta y debajo de estas sábanas, hay un espacio

sagrado que una vez perteneció a Josh. Él soñó aquí. Quiero que esto signifique

algo.

Page 22: 3. Felices por siempre jamás

22

Mi puerta se vuelve a abrir bruscamente.

—Mi habitación es más grande que la tuya —dice Hattie—. Esta es como una celda

de prisión.

Sí. Voy a tener que arreglar esa puerta.

—Es cierto —dice Kurt, porque las habitaciones en la Résidence Lambert son del

tamaño de un vestidor—. Pero, ¿cuántas compañeras te fueron asignadas? ¿Dos?

¿Tres?

Este es el primer año que mi hermana asiste a la EAP, la Escuela de América en

París. Cuando yo era estudiante de primer año, nuestra hermana mayor, Gen, era

estudiante de último año. Ahora yo soy estudiante de último año, y Hattie es

estudiante de primer año. Ella estará viviendo en el dormitorio de clase baja calle

abajo. Los estudiantes en Grivois tienen compañeros de habitación, un montón de

supervisión, y toques de queda obligatorios. Aquí en Lambert, tenemos nuestras

propias habitaciones, un Director de Résidence, y significativamente más libertad.

Hattie mira amenazadoramente a Kurt.

—Por lo menos no tengo que esconderme de mis compañeras de habitación.

—No seas idiota —dice él.

El año pasado, cuando yo estaba en este dormitorio, y él todavía estaba en Grivois,

dormía en mi cama con más frecuencia que en la suya, porque no podía llevarse

bien con sus compañeros de habitación. Pero no me importaba. Hemos estado

compartiendo camas desde antes de que pudiéramos hablar. Y Kurt y yo somos

estrictamente amigos. No hay nada de esa mierda “él es mi mejor amigo pero en

secreto estamos enamorados”. Una relación con él se sentiría incestuosa.

Hattie entrecierra sus ojos.

—Todo el mundo está esperando en el vestíbulo para la cena. —Se refiere tanto a

los padres de él como a los nuestros—. Dense prisa. —Cierra de un golpe mi

puerta. Esta se abre de nuevo, pero ella ya se ha ido.

Me arrastro fuera de la cama.

—Desearía que mis padres pudieran haberla enviado al internado en Bélgica. Ahí

también hablan francés.

Kurt se sienta.

—Eso es una broma, ¿verdad?

Page 23: 3. Felices por siempre jamás

23

Lo es. Es importante para mis padres que mis hermanas y yo recibamos una parte

de nuestra educación en Francia. Somos ciudadanas con doble nacionalidad. Todas

recibimos nuestra educación primaria en Estados Unidos, y todas hemos sido

enviadas aquí para la secundaria. Es nuestra elección a dónde ir después. Gen

eligió la Smith College en Massachusetts. No estoy segura de donde quiero vivir,

pero pronto estaré haciendo mi solicitud tanto para la Sorbonne aquí en París

como para Columbia allá en Nueva York.

Kurt levanta la capucha de su sudadera favorita color gris carbón, a pesar de que

hace calor afuera. Agarro la llave de mi habitación, y salimos. Se necesitan sus dos

manos para cerrar mi puerta.

—Realmente necesitas hablar con Nate sobre eso. —Él asiente hacia el

apartamento de nuestro Director de Résidence, a sólo dos puertas más abajo.

Bueno. Entonces la vieja habitación de Josh tiene sus inconvenientes. También está

situada en la planta baja así que es ruidosa. Extra ruidosa, en realidad, porque

también está situada al lado de la escalera.

—Ahí está él —dice Kurt.

Supongo que se refiere a Nate, pero sigo su mirada y me detengo en seco.

Él.

Josh está esperando el ascensor en el vestíbulo. En menos de un segundo, todo un

verano de soñar despierta, planificar y ensayar explota en la nada. Cierro los ojos

para tranquilizarme. Estoy mareada. Mirarlo duele físicamente.

—No puedo respirar.

—Por supuesto que puedes respirar —dice Kurt—. Estás respirando en este

momento.

Josh se ve solo.

Quiero decir, él está solo, pero... él parece solo. Lleva una bolsa de comestibles de

tela y está mirando fijamente el ascensor, completamente indiferente de la

multitud detrás de él. Kurt me arrastra hacia el vestíbulo. El ascensor suena, la

puerta se abre, y Josh empuja esa anticuada verja. Los estudiantes y los padres

entran afanosamente tras él demasiadas personas para un espacio tan pequeño, y

cuando pasamos por allí, se estremece al ser empujado en una esquina. Pero el

estremecimiento es sólo eso, un momento rápido, antes de que su expresión vuelva

a una de indiferencia.

Page 24: 3. Felices por siempre jamás

24

La multitud da empujones y presiona los botones y el papá de alguien cierra la

verja a la fuerza, pero ahí es cuando ocurre algo extraño. Josh mira fuera del mar

de pasajeros y a través de la jaula de metal. Y sus ojos van de una mirada en blanco

a una mirada que ve. Ellos me ven.

La puerta del ascensor se cierra.

Page 25: 3. Felices por siempre jamás

25

Traducido por flochi

Corregido por Otravaga

a directora de la escuela está terminando su habitual discurso de bienvenida

del primer día y pos-desayuno. Kurt y yo estamos en la parte trasera del

patio, apretados entre dos árboles podados con la forma de chupetas

gigantes. El aire huele ligeramente a hierro. La escuela se cierne sobre

nosotros, toda piedra gris, vides en cascada y pesadas puertas. Nuestros

compañeros de clase aparecen antes que nosotros.

Hay veinticinco estudiantes por grado aquí, siempre cien estudiantes en total, y es

difícil ser aceptado. Tienes que tener excelentes calificaciones, las puntuaciones

más altas en las pruebas, y varias cartas de recomendación. Ayuda tener

conexiones. Gen entró porque maman conocía a alguien de la administración, yo

entré debido a Gen, y Hattie entró debido a mí. Es así de exclusivista.

También es costoso. Tienes que provenir de una familia adinerada para asistir.

Cuando mi padre tenía sólo diecinueve años, construyó un pedal de distorsión para

guitarristas llamado Cherry Bomb3. Era rojo y revolucionario, y lo hizo pasar de ser

el hijo de un granjero de Nebraska a ser un hombre muy rico. Es uno de los pedales

más copiados de la historia, pero los músicos siguen pagando mucho dinero por el

original. El nombre de su compañía es Martintone, y aunque todavía juguetea con

pedales, como un adulto trabaja principalmente como ingeniero de estudio.

—Tengo un anuncio final. —La voz de la directora está tan serena como su moño

blanco como la nieve. Ella es estadounidense, pero podría pasar fácilmente por

francesa.

Kurt estudia un mapa en su teléfono.

—He encontrado una mejor ruta hacia la Casa del Árbol.

—¿Oh, sí? ¿Después de todo este tiempo? —Estoy buscando en el patio a Josh. O se

quedó dormido o ya va a faltar a clases. Planeé mi atuendo con cuidado, porque es

el primer día en meses que sé que lo veré. Mi estilo tiende a ser más bien femenino,

y hoy estoy usando un vestido estampado con pequeños puntos suizos. Tiene un

3 Cherry Bomb: La Bomba Cereza.

L

Page 26: 3. Felices por siempre jamás

26

escote en forma de U y un dobladillo corto, ambos me ayudan a parecer más alta,

pero he agregado un par de tacones vanguardistas parisinos para evitar parecer

muy inocente o vainilla. No puedo imaginarme a Josh enamorándose de alguien

vainilla.

No es que Josh alguna vez se enamorará de mí.

Pero no querría arruinar ninguna oportunidad.

Aunque no tenga una oportunidad.

Pero lo hago sólo por si acaso.

Aunque no la tenga.

—Pero dejaré que él se los diga con sus propias palabras —dice la directora,

continuando con una frase cuyo principio no escuché. Se mueve a un costado, y una

figura baja con cabeza rapada da un paso adelante. Es Nate, nuestro Director de

Résidence. Este es su tercer año aquí. También es estadounidense, pero es joven,

trabajando en su doctorado, y conocido por ser permisivo con las reglas pero aun

así lo bastante firme para mantenernos bajo control. El tipo de persona que a todo

el mundo le gusta.

—Hola chicos. —Nate se mueve como si estuviera incómodo—. Ha llegado a la

atención de la facultad… —Mira a la directora y cambia su historia—. Ha llegado a

mi atención que la situación en Lambert se fue un poco de las manos el año pasado.

Yo, por supuesto, me refiero a la costumbre de los estudiantes del sexo opuesto a

pasar el rato en las habitaciones de los otros. Como saben, tenemos una política

estricta…

El cuerpo estudiantil se ríe disimuladamente.

—Tenemos una política estricta de que las damas y los caballeros sólo pueden

visitarse entre sí con las puertas apuntaladas abiertas.

—Isla. —Kurt está molesto—. No estás mirando mi teléfono.

Niego con la cabeza y le doy un empujoncito para que preste atención. Esto no

puede ser bueno.

—Las cosas serán diferentes este año, estudiantes de último año. Para recordarles

las reglas… —Nate se frota la cabeza y espera que el chismorreo acabe—. Uno, si

un miembro del sexo opuesto está en su habitación, la puerta debe estar abierta.

Dos. Los miembros del sexo opuesto deben irse de su habitación al anochecer de

acuerdo a los horarios de semana y del fin de semana que figuran en el manual

oficial de la escuela. Esto significa que, tres, no habrá eso de quedarse a pasar la

Page 27: 3. Felices por siempre jamás

27

noche. ¿Queda claro? Las consecuencias de infringir esas reglas son grandes,

chicos. Detención. Suspensión. Expulsión.

—Entonces, qué, ¿van a hacer verificaciones al azar? —grita uno de último año

llamado Mike.

—Sí —dice Nate.

—¡Eso es inconstitucional! —grita Dave el compinche de Mike.

—Entonces es bueno que estemos en Francia. —Nate da un paso hacia atrás en la

facultad reunida y mete las manos en sus bolsillos. Claramente se siente agraviado

por esta nueva dificultad en su vida. La multitud se separa tan abruptamente como

su anuncio, y todos se están quejando mientras nos dirigimos al primer período.

—Quizás no se aplique a nosotros —digo, esperando convencerme a mí misma—.

Nate sabe que somos sólo amigos. ¿Y no debería haber excepciones para los amigos

que de ninguna manera están interesados en el cuerpo del otro?

La boca de Kurt se hace más pequeña y apretada.

—Él no dijo nada de excepciones.

Debido a nuestra diferencia de año, el único período que tenemos juntos es el

almuerzo. Me dirijo hacia inglés avanzado sola y tomo el asiento de siempre junto a

las ventanas de vidrio emplomado. El salón de clases se ve igual —molduras de

madera oscura, pizarras vacías, sillas unidas a los escritorios— aunque todavía

transmite esa sensación de vacío del verano.

¿Dónde está Josh?

La professeur Cole llega como siempre lo hace, justo cuando el timbre está

sonando. Cada año tenemos los mismos professeurs para cada tema. Ella es gritona

para ser una profesora, amistosa y accesible.

—Bonjour à tous4. —La professeur Cole golpea su taza de café sobre el podio y

mira alrededor—. Bien. Ningún nuevo estudiante, no hay necesidad de

presentaciones. Ah, pardon. —Hace una pausa—. Un escritorio vacío. ¿Quién falta?

La puerta se abre con su respuesta.

—Monsieur Wasserstein. Por supuesto que el escritorio vacío es el suyo. —Pero

ella guiña un ojo cuando él se desliza en el escritorio restante junto a la puerta.

4 Hola a todos.

Page 28: 3. Felices por siempre jamás

28

Josh luce cansado, pero… incluso un aspecto cansado se ve bien en él. Está usando

una camiseta azul oscuro con una obra de arte que no reconozco, sin duda algo

oscuro del mundo independiente de las historietas. Le queda bien, un poco

ajustado, y cuando se estira para buscar una copia del programa, su manga se

arrastra hacia arriba para revelar el tatuaje en su brazo derecho.

Me encanta ese tatuaje.

Es una calavera y huesos en forma de cruz, pero es extravagante, simple y nítida.

Claramente su propio diseño. Lo obtuvo en nuestro segundo año, a pesar del hecho

de que los menores en Francia tienen que recibir la aprobación de sus padres. La

cual dudo seriamente que tuviera. Lo que, de alguna manera me da vergüenza

admitir, lo hace aún más atractivo. Mi corazón late febrilmente en mis oídos. Miro

alrededor del salón, pero las otras chicas parecen estar a sus anchas. ¿Por qué él no

tiene el mismo efecto sobre ellas que tiene sobre mí? ¿Acaso ellas no lo ven?

La professeur Cole nos hace empujar nuestros escritorios hasta ponerlos en

círculo. Es la única profesora aquí que nos obliga a mirarnos unos a otros durante

la clase. Vuelvo a tomar mi asiento, y –repentinamente– el escritorio de Josh está

frente a mí.

Mi cabeza baja de golpe. Mi cabello protege mi rostro. Nunca seré capaz de hablar

con él sobre esa noche en Nueva York.

A mitad de clase, el chico junto a él hace una pregunta. La tentación es muy fuerte,

así que aprovecho la oportunidad para darle otro vistazo. Josh inmediatamente

levanta la mirada. Nuestros ojos se encuentran, y mis mejillas estallan en llamas.

Aparto la mirada por el resto de la hora, pero su presencia se hace más y más

pronunciada. Prácticamente puedo sentirla presionando contra mí.

* * *

A pesar del hecho de que nuestro horario es, hasta ahora, idéntico –inglés, cálculo,

gobierno– me las arreglo para evadirlo por el resto de la mañana. Ayuda que él sea

un experto tanto en desaparecer entre clases como en llegar tarde a ellas. Incluso

cuando la siguiente clase es literalmente al otro lado del pasillo. Cuando el timbre

suena para el almuerzo, es reconfortante reanudar la compañía de Kurt. Tomamos

la escalera trasera, la menos transitada. Es el Camino Correcto.

—¿Hablaste con él? —pregunta.

Mi suspiro es largo y melancólico.

Page 29: 3. Felices por siempre jamás

29

—No.

—Sí. Eso suena como tú.

Kurt empieza a hablar sobre alguien de primer año en su clase de programación,

una chica que es alta, serena y ya fluida en varios idiomas de internet,

completamente su tipo, pero sólo le estoy prestando atención a medias. Sé que es

una tontería. Sé que hay cosas más importantes que pensar en un primer día de

regreso a clases, incluyendo lo que sea que mi mejor amigo está diciendo. Pero me

gusta tanto Josh que realmente me siento miserable.

Todavía tiene que aparecer en la cafetería, y es dudoso que lo haga ahora, porque

lo vi zigzagueando a través de la multitud en dirección opuesta. Sus amigos se

graduaron el año pasado. Todos ellos. Si tan sólo fuese lo bastante valiente como

para invitarlo a sentarse con nosotros en nuestra mesa. Pero sus amigos eran

mucho más geniales que nosotros.

Además, Josh es distante. Intocable. Nosotros no lo somos.

En la fila del almuerzo, Mike Reynard ,el de último año que fue el primero en gritar

durante el discurso de Nate, prueba mi punto cuando estrella su bandeja en la

columna de Kurt. Un tazón de sopa de cebolla salpica todo su contenido en la parte

trasera de su sudadera.

Mike finge parecer disgustado.

—Cuidado, retardado.

Kurt mira fijamente hacia el frente en estado de shock. Una rodaja de baguette

cubierto por Gruyère derretido cae de su espalda al suelo con un plaf. Una

empapada cebolla lo sigue sin hacer ruido.

Mis mejillas enrojecen.

—Patán.

—Lo siento, no entendí eso —dice Mike. Aunque sí lo hizo. Se está burlando de mi

voz baja.

La levanto para que pueda escucharme

—Dije que eres un pendejo.

Sonríe, una fila de dientes afilados artificialmente por ortodoncia.

—¿Sí? ¿Y qué vas a hacer al respecto, cariño?

Page 30: 3. Felices por siempre jamás

30

Aferro la brújula en el extremo de mi collar. Nada. No voy a hacer nada, y él lo sabe.

Kurt mete las manos en los bolsillos de su sudadera, la cual comienza a temblar. Sé

que sus manos se están sacudiendo. Hace un sonido bajo, y entrelazo mi brazo con

el suyo y lo aparto, abandonando nuestras bandejas de comida. Fingiendo que no

veo las pantomimas de Mike y Dave o escucho sus carcajadas de cretinos.

En la tranquilidad del pasillo, Kurt corre al baño de hombres. Me siento en un

banco y escucho el tic tac de un reloj dorado. Cuento el número de cristales con

forma de pera de los candelabros. Taconeo contra el suelo de mármol. Nuestra

escuela es tan grande y ostentosa como cualquier cosa en Paris, pero ojalá no

estuviera llena con tan horribles y creídas comadrejas. Y sé que soy igual de

privilegiada, pero… se siente diferente cuando vives en el escalón más bajo de la

escalera social.

Kurt vuelve a aparecer. Su sudadera está hecha una bola en sus manos, húmeda de

haber sido frotada.

—¿Está todo bien? —pregunto.

Él está calmado, pero sigue frunciendo el ceño con severa agitación.

—Ahora no puedo usarla hasta que esté limpia.

—No hay problema. —Lo ayudo a meterla en su bolso—. Lo primero luego de la

escuela.

La fila del almuerzo está vacía.

—Tuve la jenzación de que regresarían. —El chef alegre y barrigón saca nuestras

bandejas de detrás del mostrador y las desliza en nuestra dirección—. Tarta de

puerro para la mademoiselle, un croque-monsieur para el monsieur.

Estoy agradecida por su gesto de bondad.

—Merci, Monsieur Boutin.

—Eze chico no ez bueno. —Se refiere a Mike—. No se preocupen por él.

Su preocupación es tanto vergonzosa como tranquilizante. Él pasa nuestras

tarjetas de comida, y luego Kurt y yo nos sentamos en nuestra mesa de siempre en

la esquina más alejada. Miro alrededor. Como predije, Josh no se encuentra aquí, lo

que probablemente es algo bueno. Pero Hattie tampoco está. Lo cual

probablemente no lo sea.

Esta mañana la vi comiendo un mille-feuille y, aunque no la culpo por querer

empezar el día con el postre, traté de detenerla. Pensé que podría estar

Page 31: 3. Felices por siempre jamás

31

espolvoreada con almendras molidas, y ella es alérgica a las almendras. Pero mi

hermana siempre hace lo contrario a lo que sea que cualquiera quiera que haga,

incluso cuando es algo completamente estúpido y que potencialmente ponga su

vida en peligro. Se supone que no debemos sacar nuestros teléfonos en la escuela,

así que a escondidas le escribo: ¡¿ESTÁS VIVA?!

Ella no contesta.

El día empeora. En física, Professeur Wakefield nos empareja alfabéticamente con

nuestros compañeros de laboratorio por el resto del año. Me toca con Emily

Middlestone, quien gruñe cuando es anunciado, dado que ella es popular, y yo no.

Sophie Vernet es emparejada con Josh.

Odio a Sophie Vernet.

En realidad, nunca he pensado mucho en Sophie Vernet, y parece bastante

agradable, pero ese es el problema.

Mis últimas dos clases son optativas. Me gustaría decir que estoy tomando historia

del arte por mi propio bien —no es que la tomaré más para hipotéticamente

conversar sobre eso con Josh— pero sería falso. Y voy a tomar informática, porque

se verá mejor en mi expediente que La Vie, la clase que desearía tomar. La Vie

significa “vida”, y se supone que nos enseñe destrezas básicas de la vida, pero es

mejor conocida como la única clase inútil de la escuela. No tengo ninguna duda de

que es ahí donde se encuentra Josh en este momento.

La professeur Fontaine, la profesora de informática, se detiene junto a mi

escritorio mientras está repartiendo nuestra primera tarea. Su barbilla es

puntiaguda, y tiene una frente enorme. Parece un triángulo.

—Conocí a tu hermana esta mañana.

Ni siquiera sabía que la professeur Fontaine me conocía a mí. Esta escuela es

demasiado pequeña. Intento mantener mi voz indiferente.

—Oh, ¿sí? —Cuando la hermana en cuestión es Hattie, lo que sea que siga a esa

declaración generalmente es desagradable.

—Estaba en la enfermería. Muy enferma.

¡Hattie! Te lo dije.

La professeur Fontaine me asegura que mi hermana no está muriéndose, pero se

niega a dejarme verlo por mí misma. Cuando el timbre final suena, le mando

rápidamente un mensaje de texto de nos-vemos-luego a Kurt, y me apuro hacia el

Page 32: 3. Felices por siempre jamás

32

ala de administración, empujando a través de su puerta de madera tallada

extravagantemente, y…

Mi corazón se detiene.

Josh está desplomado en el sillón de la sala de espera. Sus piernas se encuentran

estiradas tan lejos y tan abajo que en realidad están debajo de la mesita. Sus brazos

están cruzados, pero sus cejas se elevan –quizás involuntariamente, para alguien

sentado con tan decidido descontento– cuando me ve.

Mi respuesta es otro profundo y llameante rubor. ¿Por qué no puedo tener un

rostro normal? La genética es tan injusta. Me apresuro hacia el escritorio y le

pregunto a la recepcionista en francés sobre Hattie. Sin alzar la mirada, me hace

señas hacia el sofá. Una pulsera con un dije con monograma tintinea delicadamente

en su muñeca.

No puedo moverme. Mi estómago está anudado.

—Espere ahí —dice, como si no entendiera su gesto. Otro ondeo con su mano y

otro tintineo.

Muévanse, pies. Vamos. ¡Muévanse!

Ella finalmente me mira, más molesta que preocupada. Mis pies se separan, y

planto uno frente al otro como una muñeca de cuerda hasta que estoy sentada en

el otro extremo del sofá. El sofá pequeño. El de dos puestos, en realidad.

Josh ya no está totalmente reclinado. Se incorporó cuando le daba la espalda, y

ahora está inclinado hacia adelante con los codos apoyados en sus rodillas. Mira

fijamente hacia delante a una pintura al óleo de un famoso Jeanne d’Arc.

Ahora es oficialmente más incómodo ignorarlo que reconocer su presencia. Busco

una apertura —algo elemental— pero mi garganta permanece gruesa y cerrada. Su

silencio es una confirmación de mis miedos. Que fui un desastre en la cafetería, que

su ayuda fue dada por lástima, que no elegiría activamente interactuar conmigo y

nunca volverá a…

Josh carraspea.

Parece una buena señal. Buena.

—¿Buen primer día? —pregunto.

Una expresión graciosa cruza su rostro. ¿Fue una pregunta tonta? ¿Me hizo sonar

como a su madre? Hattie siempre está acusándome de sonar como Maman.

—Los he tenido mejores. —Asiente hacia la oficina de la directora de la escuela.

Page 33: 3. Felices por siempre jamás

33

—Oh. —Pero entonces lo entendí—. ¡Oh! Lo siento. Estoy aquí por la enfermería,

así que… asumí…

—Está bien. —Y lo dice como si efectivamente es así.

Me pregunto por qué fue llamado a su oficina. ¿Porque se saltó el discurso de

bienvenida? ¿Porque estaba retrasado en sus clases? Parece duro castigarlo por

estas cosas en nuestro primer día. Y, genial, ahora hemos estado en silencio por

veinte segundos.

Díselo. Díselo. ¡Sólo díselo ya!

—Escucha —digo sin pensar—. Estoy realmente avergonzada por lo de junio

pasado. Estaba tomando muchos medicamentos, y no recuerdo mucho de esa

noche, pero estoy bastante segura de que pagaste por mi comida así que me

gustaría pagártelo. Y lo siento. Por ser rara. Y gracias por acompañarme a casa. Y

por pagar por mi comida.

Él espera hasta que he terminado.

—Está bien —vuelve a decir.

Y me siento estúpida.

Pero Josh frunce el ceño también como si sintiera estúpido. Se rasca la cabeza, de

alguna manera consiguiendo desordenar su cabello corto.

—Quiero decir… no te preocupes. No hay nada de qué avergonzarse. Y no tienes

que pagarme, sólo fueron unos cuantos dólares.

Este es el momento. Ahora mismo. Este es el momento para poner una mano en su

brazo, inclinarme, y decir que lo menos que puedo hacer es invitarlo a una comida a

cambio. En vez de eso, sólo lo pienso.

—¿Estás bien? —pregunta Josh. Y entonces hace otra mueca.

Me toma unos segundos darme cuenta, pero es la tercera vez que dice las palabras

está bien. Su vergüenza me provoca una oleada de confianza.

—¿A qué te refieres? —pregunto.

—¿Estás aquí para ver a la enfermera?

—¡Oh! No, estoy verificando a mi hermana. Está enferma.

Parece confundido.

Page 34: 3. Felices por siempre jamás

34

—¿Geneviève?

Estoy sorprendida. Recuerda a Gen, y recuerda que somos parientes. Sabe algo de

mí. Niego con la cabeza.

—Mi hermana menor, Hattie. Es su primer día.

Hace una mueca.

—Eso tiene más sentido.

En realidad puedo imaginarme a Josh dándose un golpe en la cabeza. La inversión

de papeles es sorprendente. De alguna manera, yo lo he puesto nervioso a él.

—Entonces, ¿cómo están tus dientes? —pregunta—. ¿Todo sano?

Sonrío, más para aliviar su incomodidad que la mía.

—Sin problemas.

—Bien. Me alegro de escucharlo.

Pero miro a otra parte, abajo a la alfombra, incapaz de sostener su mirada. El

cuaderno de bocetos. Está justo ahí. Asomándose de su bolso. Es negro y tiene la

etiqueta adhesiva azul y definitivamente es el mismo. Debería pedirle ver el dibujo.

Debería simplemente… abrir mi boca y preguntar. Una pregunta. ¡Es una

condenada pregunta!

—Ahora puedes ver a tu hermana —dice la recepcionista.

Me sobresalto.

—Merci. —Me pongo de pie precipitadamente y agarro mi bolso—. Buena suerte

—le digo a Josh, pero entonces estoy completamente nerviosa otra vez. Sólo

porque es él. Salgo disparada por el pasillo antes de que él pueda contestar. La

puerta de la enfermería está abierta, y Hattie me ve entrar desde una camilla

cubierta por una sábana de papel. Mete su corto cabello alborotado detrás de sus

orejas como preparándose para una pelea.

Meto mi largo cabello ondulado detrás de las mías.

—¿Cómo te sientes?

—¿Qué estás haciendo aquí? —Su pregunta es acusatoria.

—Quería asegurarme de que estuvieras bien. ¿Estás respirando bien?

—No, estoy muriendo, y sólo me quedan quince minutos de vida. Quiero un pony.

Page 35: 3. Felices por siempre jamás

35

La enfermera entra de un cuarto adyacente. Es diminuta como yo pero más robusta

y redonda.

—¡Isla! Es agradable verte, querida. Tu hermana nos dio un buen susto. Pero le

inyectamos epinefrina, y ha estado descansando todo el día. La inflamación en su

garganta se ha ido, y su respiración ha vuelto a la normalidad.

—Te dije que estaba bien —dice Hattie.

Quiero gritar. Pregunto calmadamente:

—¿Maman y papá lo saben?

—Están en un avión de regreso a Nueva York, duh.

Mi mandíbula se tensa.

—¿Vas a llamarlos después?

—¿Por qué lo haría cuando sé que tú lo harás?

La enfermera interviene.

—La escuela llamará a tus padres esta noche. —Mira con incomodidad de una a la

otra, sin dudas preguntándose cómo tres hermanas que son tan parecidas pueden

ser tan diferentes. Tenemos la misma pálida piel blanca y cabello rojo brillante,

pero Gen es ambiciosa, Hattie es obstinada, y yo soy… la callada. La que nunca

causa problemas.

—¿Tiene permitido regresar a su habitación? —pregunto.

Hattie se enfurece.

—Dios, Isla.

—¿Qué?

—¡Deja de comportarte como una condenada mamá!

Su acusación favorita me golpea con una fuerza inesperada. El grito resuena en la

habitación. Estoy parpadeando para contener las lágrimas cuando me giro hacia la

enfermera.

—Yo… lo siento.

—Está bien. —Pero sus ojos permanecen cautelosos—. Hattie, casi he terminado

con el papeleo. Serás capaz de irte en un minuto.

Page 36: 3. Felices por siempre jamás

36

Es una despedida para mí también. Corro hacia al salida, la cabeza gacha,

directamente más allá de Josh en la sala de espera. No hay duda de que escuchó

todo. Estoy apresurándome a través de la puerta cuando dice en una voz fuerte y

clara:

—Tu hermana es un tanto odiosa, ¿eh?

Me detengo.

Mi amor por él se cuadruplica.

Cuando me doy la vuelta, hace una mueca.

—No debería haber dicho eso.

—¡No! —digo demasiado rápido—. Quiero decir, ella lo es. Gracias —agrego por si

acaso.

Josh sonríe. Su sonrisa es amplia y aliviada, y revela un par de hoyuelos raramente

vistos. Podría vivir dentro de esos hoyuelos por el resto de mi vida.

—¿Tú, eh…? —dice. Pero no creo que tenga una pregunta para empezar.

Inclino mi cabeza.

La puerta de la directora se abre, y ambos pegamos un salto. Ella se asoma.

—Monsieur Wasserstein. ¿Ya han pasado tres meses? Como si nunca se hubiese

ido. —Pero su voz es chistosa, casi divertida—. Entre.

La expresión de Josh cae de vuelta en su familiar inexpresión. Se pone de pie

lentamente y levanta el bolso sobre sus hombros. Mientras desaparece dentro de la

oficina, me da una última mirada. Su rostro es ilegible. La directora sigue su mirada

y me descubre junto a la salida.

—Isla. —Está sorprendida—. ¿Tu hermana se está sintiendo mejor?

Asiento.

—Bien. Bien —vuelve a decir.

Ella se está demorando, buscando algo en mi rostro, pero no sé qué. Espero que

Josh esté bien. Miro hacia la puerta de la oficina. Cuando la vuelvo a mirar, ella está

frunciendo el ceño como si acabara de encontrar problemas.

Page 37: 3. Felices por siempre jamás

37

Traducido por Shilo

Corregido por Otravaga

os días siguientes son perturbadores.

Josh está consciente de mí.

Siempre que entra a una habitación, una inconfundible masa de energía

caótica entra con él. Agita el aire entre nosotros. Éste vibra y zumba. Y cada vez que

nos rendimos, cada vez que nuestros ojos se encuentran en un destello de

nerviosismo, una onda de choque sacude todo mi sistema. Me siento exaltada.

Emocionada. Descifrada.

Y luego… perderé la transmisión. Su señal se enfriará.

No entiendo lo que está pasando.

En cálculo y física, estamos separados por orden alfabético. En inglés, estamos

atascados en donde nos sentamos el primer día, en lados opuestos de ese círculo.

Pero nuestro profesor de gobierno esperó hasta hoy, jueves, para pasar la

distribución de los asientos. Josh llegó tarde, vio que la estaban repartiendo, y se

sentó junto a mí. Así como así.

Todavía no ha dicho una palabra.

El professeur Hansen se pasea en el frente del aula, dando la clase con gestos

salvajes acerca de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos y la

Déclaration des droits de l’homme et du citoyen5 francesa. Josh y yo estamos en la

parte de atrás. Él abre su mochila, y capto un vistazo de su cuaderno de bocetos. En

se lugar saca una libreta de espiral barata. En el pasado, lo he visto crear

elaboradas ilustraciones relacionadas con nuestros programas de lecciones, pero

hoy su trabajo es abstracto. Patrones densos, cúmulos, espirales y…

Dejo salir un bajo, e involuntario, suspiro de reconocimiento.

Su cabeza se levanta rápidamente.

Mi instinto es fingir que algo más causó la exclamación. Lucho contra ello.

5 Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano.

L

Page 38: 3. Felices por siempre jamás

38

—Algo engreído, ¿no crees? —susurro, y estoy delirante porque se me escape una

buena línea.

Sus ojos se ensanchan. Pero sonríe mientras cuidadosamente escribe la palabra

¡ATRAPADO! debajo de su boceto de un retorcido y espinoso árbol de Joshua. Dejo

salir un resoplido de risa que convierto en una tos. El professeur Hansen me lanza

una mirada, pero no lo piensa más. ¡Uff!

Josh voltea la página y dibuja a nuestro profesor, una versión diminuta con el

cabello lacio y el brillo vivaz de la locura. Las cabezas de nuestros compañeros

empiezan a llenar el espacio a su alrededor. Mike y su amigo estúpido, Dave; mi

pretenciosa compañera de laboratorio, Emily; y… Sanjita Devi. Quien una vez fue

mi amiga. Que ahora es amiga de Emily.

Josh le otorga a Sanjita su propia página. La viste en una armadura sin guantes. El

traje está tan pulido como sus uñas expuestas, pero ella está mirando hacia abajo y

a la distancia, como si estuviera asustada que podamos ver a través del acero a lo

que verdaderamente está debajo.

Eso me da escalofríos. Él lo inclina en mi dirección en busca de aprobación.

—Vaya —susurro—. Sí.

El professeur Hansen no lo oye, pero Sanjita se da la vuelta en su asiento para

mirarme con furia. Su boca forma un perfecto círculo de sorpresa. Pocas personas

saben acerca de mi amor platónico pero ella es una de esas. Con el rabillo del ojo,

veo que Josh le da la vuelta a la página discretamente. Sostengo la mirada de

Sanjita. Ella retrocede, batalla perdida. Aferro mi collar en consuelo.

Un momento después, Josh extiende un delgado brazo a través del pasillo. Tuerce

un dedo. Sostengo la brújula en su cadena larga y antigua, y cuando él se inclina

hacia adelante para tomarla, su mano acaricia descuidadamente la mía. O… ¿no

descuidadamente? Acuna la brújula en su palma, estudiándola, su cabeza a sólo

centímetros de la mía y… cítrico. Su champú. Naranjas, tal vez mandarinas.

—Ejem.

Nos sobresaltamos, y Josh suelta el collar. Se balancea de vuelta contra mi pecho y

aterriza con un audible pum. El professeur Hansen nos ha sorprendido por detrás.

Los otros estudiantes se ríen, habiendo visto la ardid. Siempre es divertido cuando

atrapa a alguien que no está prestando atención. Excepto cuando ese alguien eres

tú. Cómicamente golpetea el respaldar de la silla de Josh.

Page 39: 3. Felices por siempre jamás

39

—Tan fascinante como es el collar de Mademoiselle Martin, le aseguro que es

mucho más probable que aparezcan las filosofías de Rousseau en el examen de la

próxima semana.

—Sí, señor. —Josh se ve pesaroso. Pero no perturbado.

—Usted. —El professeur Hansen golpea mi escritorio con su puño, incitando a más

risas—. Puede hacerlo mejor que este necio. —Hace un gesto hacia Josh.

Me he hundido a las profundidades más profundas de mi asiento. Están esperando

que yo conteste. La clase entera está esperando.

—Sé que puedo. —El rostro de Josh no tiene expresión—. Ella es una terrible

influencia.

Incluso el professeur se ríe con eso. Satisfecho, empuja sus lentes sobre su nariz y

se lanza de nuevo a la lección. Mis ojos se mantienen pegados a él por el resto del

período. Cuando el timbre suena, Josh me entrega una hoja de su libreta de espiral.

Ha dibujado mi brújula perfectamente, hasta la filigrana de la aguja. Debajo de ésta,

ha escrito: ¿POR QUÉ ELLA LO USA TODOS LOS DÍAS?

Me sacude hasta lo más profundo.

Lo coloco debajo de la portada de mi libro de texto y trato de parecer tranquila,

trato de tragarme la emoción de poseer algo que él hizo. Y la maravilla absoluta de

que lo haya notado. Me muevo hacia la salida, mirando sobre mi hombro con una

sonrisa. Espero que se vea coqueto.

—La uso para no perderme, por supuesto.

—¿Eso es algo que pasa a menudo? —pregunta.

Hay un atasco en la puerta. Josh está directamente detrás de mí, y cuando volteo la

cabeza para responder, su propia sonrisa está torcida, indiscutiblemente coqueta, y

ya no puedo recordar mi nombre o mi país o incluso mi lugar en el universo.

—Estoy aquí —dice Kurt.

No solo estoy todavía mirando fijamente a Josh, sino que tomé el camino

equivocado en el pasillo. El sonrojo por la estupidez es inmediato. Bajo mi cabeza y

me devuelvo.

Increíblemente, Josh me sigue.

—Vamos a la cafetería —le dice Kurt—. Nunca estás ahí. ¿Dónde comes? —Suena

como un interrogatorio.

Page 40: 3. Felices por siempre jamás

40

La sonrisa de Josh flaquea.

—Eh, en mi cuarto. Por lo general. No siempre.

—Obtendrás una detención. No tenemos permitido salir del campus cuando

estamos en clases.

La sonrisa de Josh desaparece por completo.

—Deberías unirte a nosotros alguna vez —digo rápidamente, porque estoy

avergonzada por Kurt. Es tan rígido. Y torpe. Pero la vergüenza que le sigue a estos

pensamientos traidores es instantánea—. O ahora. O, ya sabes, cuando sea.

Como si yo fuera menos torpe.

Mi mejor amigo frunce el ceño. No es que no le caiga bien Josh. Pero esta invitación

significaría un cambio en nuestra rutina, y Kurt es una criatura de hábitos.

Desafortunadamente, Josh se da cuenta de la expresión. Cruza sus brazos, con

desasosiego en cada línea de su cuerpo, y se da la vuelta hacia mí.

—Sí, quizás. Alguna vez.

Mi sangre se congela.

Sébastien.

Él fue mi primer, último y único novio. Asiste a otra escuela cerca. Salimos el

invierno pasado, y pensé que era un chico decente hasta que se lo presenté a Kurt.

Sébastien estaba incómodo alrededor de Kurt. Eso volvió a Sébastien agresivo, lo

que intensificó los hábitos nerviosos de Kurt, lo que volvió cruel a Sébastien. Lo

que me hizo terminar con Sébastien.

Josh sabe que Kurt tiene autismo altamente funcional. Todos aquí lo saben. Cuando

un extraño malinterpreta el comportamiento de Kurt como una grosería y

reacciona pobremente, usualmente puedo perdonarlo. ¿Pero cuando alguien que lo

conoce ni siquiera quiere tratar de comprenderlo?

No. No puedo perdonar eso.

Mi corazón se desploma con peso muerto.

—Bueno. Gracias por el dibujo.

Kurt se baja su capucha —lavada la noche del incidente con la sopa, ya no está

manchada— y su cabello arenoso sobresale en cientos de direcciones.

Page 41: 3. Felices por siempre jamás

41

—¿Finalmente viste tu retrato? ¿Ese del verano?

Le echo un vistazo a Josh, y él retrocede un paso.

—No —le digo a Kurt—. Fue un dibujo que él hizo en clase. Justo ahora.

Josh frota un lado de su cuello.

—Debería irme.

—Pero quiero ver ese dibujo tuyo. —Kurt se vuelve hacia Josh. Ambos son altos,

más o menos de la misma estatura, pero Kurt es más ancho, y su mirada es

contundente—. ¿Lo tienes?

—N-no —dice Josh—. No, lo siento. No lo tengo.

—Está bien. Tal vez en otra ocasión. —Presiono mis labios.

Josh cruza los brazos de nuevo, y sus músculos se tensan.

—Es sólo que no tengo ese cuaderno de bocetos aquí. En Francia. Eso es todo. De lo

contrario te lo mostraría. —Y luego sale corriendo. Lo observamos hasta que

desaparece de la vista.

—¿Eso fue raro? —pregunta Kurt—. Creo que eso fue raro.

—Sí. Fue raro.

Pero no lo fue. Fue un momento de verdad enterrado dentro de una mentira. Vi el

cuaderno de bocetos de Josh hace menos de una hora. Él quería alejarse de

nosotros. O, lo más probable, quería alejarse de Kurt. Mi pecho se aprieta. Es súbito

y doloroso, pero contengo mis lágrimas. No quiero tener que explicarlas.

* * *

Después del almuerzo, reanudo el hábito de no ver a Josh. Es más fácil ahora.

También no lo es.

Creo que le gusto. Ni siquiera sé cómo es eso posible, pero sí sé que ya no importa.

No puede importar. En física, siento su mirada fija, una cuerda tan delicada y fina

como una tela de araña, tirando suavemente atrás de mi cráneo. Me imagino

cortándola con unas tijeras afiladas. No sé si tratará de hablarme después de clase,

y no sé qué debería decir si lo hace. Cuando el timbre suena, me voy corriendo.

Page 42: 3. Felices por siempre jamás

42

No está en la escuela al día siguiente. No sé por qué.

* * *

No veo a Josh durante el fin de semana. Saco su dibujo del libro de texto de

gobierno y lo coloco cuidadosamente en la gaveta superior de mi escritorio. Abro la

gaveta. La cierro. La abro. La cierro. La abro, y lo toco, y lo adoro.

La cierro con fuerza y me siento tan desleal con Kurt.

La abro de nuevo.

Josh regresa el lunes. En inglés, lo siento mirarme constantemente. Cuando

finalmente levanto mis ojos y miro al otro lado del círculo, él me da su más suave

sonrisa.

Oh, me derrite.

El resto del día está lleno con estos pequeños momentos. Otra cálida sonrisa aquí,

un saludo amistoso allá. Algo ha cambiado… ¿pero qué? El martes, me pregunta si

ya he leído el nuevo Joann Sfar. No lo he hecho, pero estoy sorprendida que

recuerde nuestro primer año, una conversación de un solo lado. Y luego se ha ido

de nuevo.

Miércoles.

Jueves.

Viernes.

¿Dónde está?

Page 43: 3. Felices por siempre jamás

43

Traducidopor Otravaga

Corregido por ƸӜƷKhaleesiƸӜƷ

n anciano con un piano estropeado está tocando “La Vie en rose” en la calle

afuera de mi ventana. Él lo arrastra por esta parte de la ciudad, de una

esquina a la otra, pero nunca he visto cómo lo mueve. Es temprano en la

noche del viernes, y la tintineante y fragmentada música es un excéntrico contraste

a la dura y poderosa autobiografía que estoy leyendo acerca de estar perdido en el

mar.

Hay dos golpes contra mi puerta.

—Sólo patéala —grito desde la cama—. Todavía no he hecho que la arreglen.

Le doy vuelta a la página de mi libro, y la puerta se abre poco a poco, sin la patada.

Echo un vistazo hacia arriba. Miro de nuevo, y estoy luchando por ponerme de pie.

—Lo siento, pensé que eras…

—Kurt —dice Josh.

—Sí.

Nos miramos fijamente el uno al otro.

OhDiosQuerido, él es atractivo. Parece que se duchó recientemente, y su ropa

parece incluso más cuidadosamente arreglada que de costumbre. Detrás de su

casual vestimenta americana, aun así siempre puedo detectar su ojo de artista. Sus

camisetas y pantalones vaqueros combinan, él usa los colores correctos, los

zapatos adecuados, el cinturón apropiado. Es sutil. Pero nunca se pone algo a toda

prisa.

—¿Cómo sabías que ésta era mi habitación? —finalmente pregunto.

—Te vi entrar aquí el otro día mientras estaba esperando el ascensor. Me llamó la

atención, porque... ésta solía ser la mía. —Josh mira alrededor, asimilándolo todo.

Esto debe ser extraño para él.

Es extraño para mí.

U

Page 44: 3. Felices por siempre jamás

44

Junto con la colcha de Manhattan, mi cama está atiborrada de suaves almohadas y

cálidas mantas. He apretujado una delgada biblioteca antigua que se desborda con

libros de aventuras de todo tipo: novelas, no ficción, historietas. Tengo una

lámpara curvada de cristal y cortinas de encaje transparente y, en lugar de afiches

en mis paredes, he colgado bufandas y joyas. Mi armario está repleto de ropa, y

tengo un gavetero adicional acuñado bajo el gavetero de la escuela. Indulgentes

productos de baño se alinean en las esquinas de mi pequeño lavabo y mi

igualmente pequeña ducha. Mi escritorio está organizado con rincones especiales

para la tarea, y mis bolígrafos, lápices y resaltadores están ordenados como ramos

de flores en floreros a juego.

—Sabía eso—reconozco—. Que esta era la tuya.

Josh levanta sus oscuras cejas.

—¿Por qué no dijiste nada?

Sólo puedo encogerme de hombros, pero él asiente como si entendiera. Y creo que

lo hace. Coloca sus manos en los bolsillos, nervioso e inseguro.

—Todavía estás en el pasillo. —Sacudo la cabeza—. Entra.

Lo hace, y la puerta se cierra detrás de él.

—¡Cuidado! —Agarro un libro de texto y lo meto por debajo para sostenerla

abiertade nuevo—. Nate está haciendo cumplir las nuevas normas, ya sabes.

Inmediatamente, me siento como un idiota.

Pero Josh luce confundido, y me doy cuenta que no entiende porque se perdió el

discurso de Nate. Lo pongo al corriente.

—Y no quiero meterme en problemas —agrego—. Porque entonces él podría no

permitir que Kurt vuelva a entrar aquí, y ya hemos sido atrapados una

vez. —Sucedió durante un control de habitación en el segundo día. Nos zafamos y

sólo nos dieron una advertencia, pero desde entonces hemos pasado la mayor

parte de nuestras tardes en La Casa del Árbol, nuestro refugio secreto al otro lado

del río.

Josh se frota la parte posterior del cuello.

—Sí. Por supuesto.

Quiere irse.

Me sonrojo por el pánico. No sé por qué está aquí, pero sé que mi corazón se

romperá si se va. Hago señas hacia la silla del escritorio. Él la toma. Apenas puedo

Page 45: 3. Felices por siempre jamás

45

contener mi exhalación de alivio. Me siento frente a él en el borde de la cama. Aliso

mi falda arrugada. Me quedo mirando las uñas de mis pies pintadas encolor coral.

—Es más bonita en tus manos —dice al fin—. La habitación. La mía siempre está

desordenada.

Me meto un mechón de cabello detrás de la oreja, y luego miro hacia abajo y lo dejo

caer de nuevo hacia delante.

—Gracias. —Obligo a mis ojos a encontrarse con los suyos. Avellanas. Mi estómago

se retuerce—. Mi madre es una decoradora de vidrieras. Siempre me dice que los

espacios pequeños todavía pueden ser hermosos.

—Es difícil conseguir algo más pequeño que estas habitaciones.

—¿Conoces esas locas exhibiciones de los grandes almacenes en vacaciones que la

gente en realidad espera en cola para ver? Ella las hace para Bergdorf Goodman.

—Esas son algo importante. —Él se inclina hacia adelante, impresionado—. Tu

mamá es francesa, ¿no?

Mi corazón salta como lo hace cada vez que él recuerda algo sobre mí.

—Sí. Ella comenzó a trabajar aquí, se trasladó allá para un mejor período de

prácticas, conoció a mi papá, y... se quedó.

Josh sonríe.

—Me gusta eso.

—¿Cómo se conocieron tus padres?

—Facultad de Derecho. Yale. Historia aburrida.

—Estoy segura de que no fue aburrida para ellos.

Se ríe, pero mi propia sonrisa se desvanece.

—¿Dónde has estado esta semana? —pregunto—. ¿Estabas enfermo?

—No. Estoy bien. —Pero se reclina de nuevo, y su expresión se vuelve

impenetrable—. Es Sucot.

Sue-coat.

—¿Cómo?

—¿La fiesta judía?

Page 46: 3. Felices por siempre jamás

46

El rubor de humillación es instantáneo. OhDiosMío.

—Estoy fuera de la facultad hasta el próximo jueves —continúa.

Busco algo inteligente que decir, algo que haya aprendido de vivir en Nueva York,

pero mi mente está en blanco. Sucot. Esos no son días festivos que las personas se

tomen libres, ¿verdad? No puede ser. Cuando mi frente se arruga, los ojos de Josh

se iluminan. Se ven... casi esperanzados. Él niega con la cabeza como si yo hubiese

hecho la pregunta en voz alta.

—Nop. La mayoría de los judíos estadounidenses no toman esos días libres. E

incluso entonces, son sólo los dos primeros días.

—¿Pero te estás tomando toda una semana?

—También me tomé libre el viernes pasado, a pesar de que Yom Kipur6 no iniciaba

hasta el atardecer. Lo mismo, el día antes de Sucot.

—Pero... ¿por qué?

Se inclina hacia adelante.

—Porque eres la primera persona en cuestionarlo.

No estoy segura de sí estoy más sorprendida por su decepción o por ser señalada.

Me río, pero incluso a mis oídos, sueno ansiosa.

—¿Exactamente cuántos días de fiesta estás planeando tomar libres?

Josh sonríe.

—Todos ellos.

—¿Y crees que te saldrás con la tuya?

—Lo hice el año pasado. Como el único estudiante aquí de creencia hebrea, los de

la facultad se sienten incómodos cuestionando mi práctica religiosa.

Me río, pero esta vez es en serio.

—Vas a ir al infierno.

—Entonces es algo bueno que no crea en el infierno.

—Cierto. Toda esa cosa judía.

6 Yom Kipur: Es la conmemoración judía del Día de la Expiación.

Page 47: 3. Felices por siempre jamás

47

—Más como toda esa cosa atea. —Josh ve mi sorpresa y añade un asterisco

verbal—. No le digas a la prensa. Mi padre no puede permitirse el lujo de perder el

voto judío. —Pero pone los ojos en blanco mientras lo dice.

—¿Tu papá tampoco es practicante?

—No, él lo es. Mis dos padres lo son, en toda esa forma de ir-al-templo-dos-veces-

al-año. Pero con la política y los medios de comunicación, no se puede ser

demasiado cuidadoso. —Su tono sugiere que él está citando algo que le han dicho

por lo menos mil veces.

Hago una pausa. Y entonces decido empujar el tema un paso más allá.

—Tu papá es candidato a la reelección este año. Eso debe de ser raro.

—En realidad no. En nuestra casa, siempre hay algo por lo que se necesita hacer

campaña. Sólo es un dolor en el trasero, eso es todo.

Esperaba esta reacción. Siempre he asumido que la sombra oscura que lleva –la

que desafía las reglas y manipula el sistema, la que está tatuada en la mismísima

piel de su brazo– tiene algo que ver con sus padres. Pero he aprendido a no seguir

interrogándolo. Kurt me ha dado tanto la práctica como la paciencia cuando se

trata de conseguir que alguien se sincere. Debido a esto, también soy hábil en

cambiar de tema.

—Sabes—bromeo—, todavía no me has dicho por qué estás aquí. Estabas...

¿pasando por aquí? ¿Querías alardear de tener una semana libre de la facultad?

—Oh. Eh, cierto. —Josh medio se ríe y mira por mi ventana—. Sólo me preguntaba

si querías salir.

Santa.

Mierda.

—Estoy de camino a Album—continúa, refiriéndose a una tienda de historietas

cercana—. Dado que más temprano estábamos hablando de ese nuevo Sfar, pensé

que si no estabas ocupada, podrías querer venir.

...Oh.

Mi corazón late como un tambor agrietado. Josh, no le hagas eso a una dama.

Todavía estoy aferrando el libro sobre el naufragio, así que lo bajo para limpiar mis

manos sudorosas.

—Claro. Voy a encontrarme con Kurt en dos horas para la cena, pero sí. Por

supuesto.

Page 48: 3. Felices por siempre jamás

48

Ante la mención de Kurt, Josh se estremece ligeramente. Lo que me hace a mí

estremecerme. Pero entonces, como si hubiese estado esperando la oportunidad, él

se inclina y agarra mi libro. Lee la contraportada. Y luego lo sostiene en alto junto

con una ceja levantada.

—Me gustan las historias de aventura. Especialmente si hay algún tipo de desastre

involucrado.

La ceja permanece arqueada.

Me río.

—También leo los que tienen finales felices.

Josh señala hacia mis estanterías.

—Lees un montón.

—Es más seguro que ir en una aventura real.

Ahora es él quien se ríe.

—Tal vez.

Déjenme a mí para admitir cobardía al objeto de mi antiguo amor platónico. Salto a

mis pies, avergonzada.

—Hablando de aventura.

Josh me observa sacar un par de sandalias de plataforma de debajo de mi cama.

Giro la cabeza para sonreírle y pillo sus ojos desviándose rápidamente de mi escote

hacia el techo. Él los cierra como maldiciéndose. Mi pulso se acelera, pero finjo

ignorancia. Me deslizo en mis zapatos.

—¿Listo?

Asiente sin encontrar mi mirada. Agarro mi bolso, y nos dirigimos a la puerta. Él

saca el libro de texto, lo empuja por mi piso, y cierra la puerta detrás de nosotros.

Se abre.

Otra vez la cierra de un golpe.

Se abre.

La cierro de un empujón mientras a la vez tironeo el picaporte hacia abajo. La

observamos. Se queda así.

Page 49: 3. Felices por siempre jamás

49

—Lo siento. Mi puerta apesta.

—Mmm, en realidad. —Las manos de Josh están en sus bolsillos de nuevo. Sus

hombros prácticamente están elevados hasta sus orejas mientras nos dirigimos

hacia la salida—. Debería ser yo quien se disculpe. Es mi culpa que tu puerta

apeste.

—¿Lo es? —No estoy segura de por qué, pero esto me encanta—. ¿Qué hiciste?

Me echa un vistazo.

—Podría haberla pateado.

—¿A propósito?

—Sí.

—¿Estabas enojado?

—No. —Su rostro se estruja—. Fue una razón estúpida.

—Oh, vamos. Ahora no puedes ocultármelo.

Josh gime afablemente.

—Bien. Pateé la cerradura el invierno pasado para romperla de modo que mi ex novia,

novia en ese entonces, pudiera ir y venir a su antojo. Y antes de que preguntes, sí, traté de

que me hicieran un duplicado de la llave primero.

No puedo evitar reír.

—Eso es... un tanto ingenioso. Kurt y yo sólo intercambiamos las nuestras. A veces

olvido que me devuelva la mía, y me quedo fuera de mi propia habitación. Bueno.

Solía hacerlo. Por extraño que parezca, no ha sucedido este año.

Él resopla mientras mantiene la puerta principal abierta para mí.

—Usando tus manos esta vez —digo—. Una estrategia innovadora.

Como si fuera una señal, él se encoge de dolor y mira a su mano derecha. Pero es

un momento de dolor genuino. Mi sonrisa desaparece.

—¿Estás bien?

—No es nada. —Pero mi expresión debe ser tan de mierda que él se ríe—. En serio,

estoy bien. He estado dibujando más de lo usual…

—¿Debido a los días festivos?

Page 50: 3. Felices por siempre jamás

50

—Exactamente. —Sonríe—. Es sólo un poco de tendinitis.

—¿Tendinitis? ¿No tienes que ser viejo para tener eso?

Josh echa un vistazo por encima del hombro.

—¿Puedes guardar un secreto? —Baja la voz—. Tienes que prometer no decirle a

nadie, ¿de acuerdo?

—Está bien...

—Tengo ochenta y siete años de edad. Tengo manos terribles pero una piel

asombrosa.

Estallo en carcajadas.

—Los científicos deberían estudiarte.

—¿Por qué crees que estoy en Francia? Porque es el hogar de las mejores

universidades dermatológicas del mundo, por eso.

Su rostro serio sólo me hace reír con más fuerza. Me echa un vistazo, satisfecho, y

luego sonríe para sus adentros. Cruzamos una calle estrecha. De alguna manera,

nuestros pasos están sincronizados a pesar de nuestra diferencia de altura. Todo

su cuerpo es esbelto y encantador. Quiero entrelazar sus dedos largos y preciosos

con los míos. Quiero enterrar mi nariz contra su largo y precioso cuello.

Josh está excesivamente centrado en los adoquines.

Algo está pasando entre nosotros. ¿Esto es amistad? No se siente como amistad,

pero es posible que yo esté proyectando mis propios deseos. Y estoy avergonzada

por siquiera pensar en él así después de lo que pasó la semana pasada. Porque no

estoy pensando. Estoy teniendo esperanzas. No se supone que las personas sean

capaces de cambiar, pero... nunca me he creído eso. Tal vez Josh podría aprender a

simpatizar con Kurt. Tal vez malinterpreté sus acciones. Podría haber habido una

serie de razones para que él quisiera escapar de Kurt tan rápidamente. Quizás.

—Entonces cuéntame en qué estás trabajando —digo.

—Oh, hombre. —Josh frota su cuello. Este parece ser el gesto de inquietud más

utilizado—. Siempre es medio embarazoso contarle a alguien nuevo.

—¿Qué es? Prometo que no voy a reírme.

—Eso dices ahora. —Él hace una mueca y mantiene sus ojos en el revoltijo de

bicicletas y motonetas estacionadas junto a la calle—. Estoy haciendo una novela

Page 51: 3. Felices por siempre jamás

51

gráfica sobre mi vida aquí en la facultad. Una memoria gráfica, supongo. No hay

una frase para ello que haga que suene menos egoísta. Desafortunadamente.

Así que es cierto.

—¿Qué tan grande es?

—Este, unas trescientas páginas. Hasta ahora.

Mi mandíbula en realidad cae.

—Realmente me gusto a mí mismo.

—No tienes que convertirlo en una broma. —Sacudo la cabeza—. Eso es increíble.

Nunca he hecho nada como eso, eso es seguro.

—Bueno, no he terminado todavía. Un año más de facultad.

La colosal cúpula blanca del Panteón aparece ante nosotros, iluminada como un

faro. Vivimos en la Margen Izquierda al final del Barrio Latino, a lo largo del borde

de un vecindario residencial. Es tranquilo, sin embargo, porque hay varias escuelas

cercanas más, no es muy silencioso durante el día. Pero es magnífico al atardecer. A

veces olvido lo afortunada que soy de vivir aquí.

—¿Siempre has sido así de apasionado por dibujar? Es decir, un montón de chicos

lo son, pero luego en cierta manera nos enseñan a dejarlo. —Levanto la vista hacia

él—. Nunca lo dejaste, ¿verdad?

—Nunca. —Josh finalmente encuentra mis ojos, pero su expresión se ha vuelto

traviesa. Señala mi collar—. Cuéntame la historia real.

Dejo de caminar.

—Intenta dándole la vuelta esta vez.

—¿Ah?

Sonrío y se lo tiendo en su cadena. Él toma la brújula, orientándola hacia la luz, y

lee el grabado en la parte posterior: primero en silencio y luego en voz alta. Su voz

es profunda, clara y tranquila.

—Isla. Que siempre encuentres el Camino Correcto. Con amor, Kurt.

—Es el único regalo sentimental que alguna vez me ha dado. Sospecho que su

mamá ayudó, pero no importa. Él tiene esta cosa por los mapas, las direcciones y

encontrar la mejor ruta. Pero me gusta que las palabras tengan más de un

significado.

Page 52: 3. Felices por siempre jamás

52

Josh lo coloca de nuevo en mis manos.

—Es hermoso.

Se vuelve contemplativo mientras damos un paseo por la rue Saint-Jacques. Tal vez

está reconsiderando a Kurt. Tiene que haber una manera de abordar el tema.

Encontraré como. Una sirena aúlla más allá con el suooo-WEEooo-WEE francés,

pero eso sólo intensifica el regreso de nuestro silencio. Estoy aliviada cuando

salimos en un animado distrito de ventas al por menor.

Album es una cadena, pero este local en particular se divide en dos tiendas que se

ubican una frente a la otra en una concurrida intersección. Una vende

importaciones y figurillas estadounidenses del tipo de superhéroes. La otra vende

libros franco-belgas llamados les BD, les bandes dessinées. Las historietas francesas

tienden a tener una mejor presentación que sus contrapartes estadounidenses. Son

de tapa dura, más altas, más brillantes. Tienen una gama más amplia de historias y,

por ello, también son más ampliamente leídas. Aquí las tiendas de historietas están

por todas partes, y no es poco común encontrar hombres y mujeres de negocios

navegando por sus pasillos en costosa alta costura.

Sin haberlo conversado, Josh y yo entramos en el local con les BD. Somos recibidos

por el celestial perfume del texto recién impreso, y un jovencillo con una barba

recortada nos da un amable salut desde atrás del mostrador. Asiento un saludo a

cambio.

—Isla.

Me sorprende escuchar a Josh decir mi nombre. Me doy la vuelta, y él sostiene en

alto un libro desde el borde de la primera mesa de exhibición. Es el nuevo Sfar, por

supuesto. Lo tomo, y se abre con el delicioso crujido de un lomo duro siendo

probado por primera vez. Estoy encantada de descubrir que se trata de uno de sus

títulos fantastique: las páginas están llenas de bosques, monstruos y espadas,

realeza y amor. Aventura.

—¿Sí? —pregunta Josh.

Sonrío satisfecha.

—Sí.

Luce feliz, y luego triste, y entonces se voltea para que yo no pueda ver su rostro.

Me preocupa. Quiero saber lo que está mal, pero su lenguaje corporal me dice que

no pregunte. Pero luego se da la vuelta, como si hubiese tomado una decisión sobre

una conversación que yo ni siquiera sabía que estábamos teniendo, y dice

abruptamente:

Page 53: 3. Felices por siempre jamás

53

—¿A tu novio le gustan las historietas?

Por un momento, creo que está bromeando.

La palabra era una broma. Pero su expresión es seria, y parece que espera una

respuesta seria, y estoy muy, muy desconcertada.

Trago saliva.

—¿Disculpa?

—Lo siento. —Frunce el ceño hacia la mesa de los nuevos lanzamientos—. No sé

por qué eso sonó tan duro.

Mi corazón martillea contra mi pecho, pero digo las palabras lentamente.

—Kurt. No es. Mi novio.

Josh se congela. Pasan varios segundos. Sus ojos están fijos en una reedición de

Tintín.

—¿No lo es?

—No. —Hago una pausa—. No.

—Pero... ustedes siempre están juntos. Son tan cercanos.

—Nosotros somos cercanos. Cercanos como mejores amigos. Cercanos

prácticamente como hermano y hermana. No, no cercanos como novio y novia.

—Pero... el collar. Ustedes comparten llaves...

—Porque somos amigos. Que pasan el rato.

Sus orejas se han puesto de un rojo profundo.

—Entonces... ¿nunca has salido con él?

—¡No! Lo he conocido desde que estábamos en pañales. —Mi mente está dando

vueltas—. No puedo creer que pensaras que estábamos saliendo. ¿Por cuánto

tiempo?

—Yo… supongo que todo este tiempo.

Un pánico nuevo y terrible se agita dentro de mí.

—¿Todo este tiempo como en este año o todo este tiempo como en desde que Kurt

era un estudiante de primer año?

Page 54: 3. Felices por siempre jamás

54

Josh parece tener un nudo en su garganta.

—¿Desde que él era un estudiante de primer año?

—¿Todos piensan que somos una pareja? —Nuestros compañeros bromean sobre

eso, pero nunca pensé que fuesen en serio.

—No sé. —Josh sacude la cabeza vigorosamente, pero dice—: ¿Probablemente?

—OhDiosMío. —Me está resultando difícil respirar.

Él deja escapar una risa extraña. Es casi histérica, pero se detiene tan

abruptamente como comienza.

—¿Entonces estás saliendo con alguien? ¿Alguien más?

—No. Nadie desde el año pasado.

—Genial. —Sus dedos tamborilean rápidamente contra el montón de Tintins.

Lucho por mantener la voz firme.

—¿Y tú? ¿Estás viendo a alguien?

—Nop. Nadie desde el año pasado.

Quiero llorar de alegría. Yo le gustaba, pero él pensaba que no podía gustarle. Es

difícil adaptarme a esa idea. Sospechaba de su atracción, pero la plena verdad de la

situación es increíble. ¿Cómo es posible que mi amor platónico, mi amor platónico

durante tres años, le guste yo? Esto no sucede en la vida real.

Josh está igualmente desconcertado. Está intentando conseguir algo que decir

cuando sus ojos quedan atrapados en el Sfar.

—Hay más en la planta baja, ¿cierto? ¿Debemos ir allí?

—No. —Abrazo del libro con ambos brazos—. Esto es exactamente lo que quería.

Page 55: 3. Felices por siempre jamás

55

Traducido por Shilo

Corregido por ƸӜƷKhaleesiƸӜƷ

odavía estoy agarrando el libro, ahora a través de un bolso azul Album,

mientras paseamos por el Sena. Tenemos otra hora antes de que se suponga

que debo encontrarme con Kurt por sushi en el Marais. La noche ha llegado

oficialmente, y las calles están llenas de gente. Siento como si estuviera flotando.

Mirando, sonriendo, sonrojándome. Ambos. Mi voz me ha abandonado. La mano

izquierda de Josh aferra su codo derecho, un ancla para mantenerlo en un solo

lugar.

¿Cómo uno procede en una situación como esta? Si sólo el descubrimiento de

admiración mutua podría guiar rápidamente a besarse. Si sólo pudiera decir, “Oye,

me gustas, y yo te gusto, entonces vayamos a buscar un parque retirado y

toquémonos”.

Nos dirigimos alrededor de un grupo de turistas, tocando contenedores de Notre-

Dames en miniatura. Josh traga.

—Sólo para que estemos claros —dice— no estaba tratando de, digamos, robarte

de Kurt cuando te pregunté si querías ir a la tienda conmigo. Estaba tratando de, ya

sabes… ser tu amigo. No quiero que pienses que soy un desgraciado.

Le sonrío—. No creo que seas un desgraciado.

Pero Josh mira a un balcón de hierro ornamentado, a un arco de piedra tallada, un

afiche enorme de las Olimpiadas de Invierno en Chambéry. A cualquier cosa menos

a mí.

—Es sólo que el fin de semana pasado me di cuenta que aunque estuvieras, um,

tomada, todavía quería pasar el rato contigo.

Me quería como más que una amiga en un principio. Mi pecho se estrecha

felizmente.

—¿El fin de semana pasado?

—¿Yom Kippur? —Josh me mira para ver si estoy siguiendo su línea de

pensamiento. No lo estoy haciendo, y estoy agradecida cuando se lanza a ello sin

que yo tenga que preguntar. Parece aliviado por el nuevo tema—. Bueno, entonces

T

Page 56: 3. Felices por siempre jamás

56

el período de tiempo entre el Rosh Hashanah, que fue el día antes de que

regresáramos a la escuela…

—¿Ese es el Año Nuevo Judío?

Asiente.

—Sí. Entonces el período entre Rosh Hashanah y Yom Kippur es para la reflexión.

Se supone que debes pensar acerca de tus errores, pedir perdón, hacer

resoluciones. Ese tipo de cosas. Y luego Yom Kippur es, esencialmente, el fin del

plazo.

Nos separamos para pasar a un caballero que está paseando un sabueso basset, y

cuando nos encontramos, la distancia entre nosotros se reduce a la mitad.

—Entonces. Espera. ¿Contemplaste tu vida… y resolviste convertirte en mi amigo?

¿Aunque ya no seas un Judío practicante?

Josh me da una sonrisa malvada.

—¿Es eso un requerimiento para tu amistad?

Le echo un vistazo.

Se ríe, pero continúa con un pensativo encogimiento de hombros.

—No lo sé. Hay algo… poético acerca de esta época del año. Y no es como que haya

resuelto todo espiritualmente o como sea, pero sí pienso que está bien el hacer

resoluciones. En mis propios términos.

—Claro que está bien. Mi familia es Católica, ambos lados, pero nunca van a Misa.

Ni siquiera sé si mis padres creen en Dios. Pero todavía ponemos un árbol de

Navidad, y todavía nos da una sensación de paz. Las tradiciones pueden ser

buenas.

—¿Crees en Dios? —pregunta.

Por alguna razón, su franqueza no me sorprende. La Notre-Dame de verdad está

más delante de nosotros, gigante y conmovedora, y su reflejo brilla en el oscuro río

más abajo. La miro fijamente un momento antes de contestar.

—No sé lo que creo. Imagino que eso me hace una Agnóstica de Árbol de Navidad.

Sonríe.

—Me gusta.

Page 57: 3. Felices por siempre jamás

57

—Y tú eres un Ateo de Yom Kippur.

—Lo soy.

Nunca he tenido una conversación como esta antes, donde algo tan susceptible es

discutido con tal facilidad. Cruzamos un puente hacia la catedral. Está en la Île de la

Cité, la más grande de las dos islas que comprenden el centro de París.

—Tengo una pregunta —dice Josh— pero no estoy seguro de cómo preguntarla.

Deseo poder darle un codazo juguetón.

—Estoy segura de que lo harás bien.

Hay una pausa insoportable mientras busca el fraseo correcto.

—¿Kurt tiene… autismo?

Internamente, me encojo. Pero lo perdono, como él me perdonó mi propia

ignorancia.

—Sí. Lo que el DSM7 solía llamar Asperger, y lo que ahora llaman autismo

altamente funcional. Es la misma cosa. Pero no es un problema, no es como si fuera

algo que necesita ser curado. Su cerebro trabaja un poquito diferente al de

nosotros. Eso es todo.

Josh hace un gesto hacia una banca en el pequeño parque de la catedral, y

respondo moviéndome hacia ella. Nos sentamos separados por poco menos de un

metro.

—¿Entonces cómo trabaja su cerebro?

—Bueno. —Respiro profundamente—. Es demasiado racional y literal. Entonces,

¿el sarcasmo, las metáforas? No son sus fortalezas.

Josh asiente.

—¿Qué más?

—Es difícil para él leer caras. Ha trabajado mucho en eso, entonces es mejor que

antes. Pero todavía tiene que recordar hacer contacto visual y sonreír. Me refiero,

obviamente que sonríe, pero sólo lo hace cuando lo siente. A diferencia del resto de

nosotros. —Estoy divagando, porque soy golpeada de nuevo por el hecho de que

7DSM: Acrónimo en inglés para Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. (Diagnostic

and Statistical Manual of Mental Disorders), de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría.

Page 58: 3. Felices por siempre jamás

58

estoy sentada en una banca, una banca que no es propiedad de la escuela, al lado

de Joshua Wasserstein.

—Entonces es honesto.

—Aun cuando no quieres que lo sea. —Me río, pero se convierte inmediatamente

en preocupación. No quiero que Josh se haga una idea incorrecta—. Aunque no es

su intención ser grosero. En el momento en el que se da cuenta que ha herido los

sentimientos de alguien accidentalmente, está devastado.

—Es un poco francés, ¿sabes? No la cosa de herir los sentimientos de las personas.

Sonreír solo cuando es sincero. Los estadounidenses le sonreirían a todos, por

cualquier razón.

—Tú no. —Las palabras salen de mi boca antes de que pueda detenerlas.

Josh está sorprendido. Le toma un momento reunir sus pensamientos.

—Sí, me han dicho que me cuesta… ocultar mi descontento.

—Lo sé. —Dudo—. Me gusta eso de ti.

Sus cejas se levantan—. ¿De verdad?

Miro fijamente los tablones de madera de la banca. De alguna manera ese espacio

de menos de un metro entre nosotros se ha reducido todavía más.

—Significa que cuando de verdad sonríes, sé que no es falso. No están

sonriéndome para hacerme —sacudo mi cabeza y mi cabello rebota—, a quien sea,

sentir mejor. Si están diciendo cosas estúpidas. Y parece que no pueden parar de

hablar.

Su boca se extiende en una lenta sonrisa.

—Sí. —Me río—. Justo así.

—¿Qué más?

Inclino mi cabeza.

—¿Qué más qué?

—¿Qué más necesito saber sobre Kurt?

Su expresión implica que vamos a pasar más tiempo juntos. La feliz opresión

regresa a mi pecho.

Page 59: 3. Felices por siempre jamás

59

—No hay mucho más que saber. No es como que sea un sabio que cuenta las cartas

o un genio matemático o algo. Me refiero, no me malinterpretes. Él es brillante.

Pero esos estereotipos son los peores. Aunque sí que ama la rutina.

Josh sonríe de nuevo.

—Déjame adivinar. ¿Sushi?

—Mismo día, misma hora, mismo restaurante. —Kurt y yo nos encontramos

después de su sesión de terapia semanal, pero Josh no necesita saber eso.

—¿La misma entrée8?

—Nigiri de camarón y sopa miso. Pero yo tomo el especial, lo que sea que es. Le

pido al camarero que me sorprenda.

Las campanas de Notre-Dame repican desde las torres. Nos sobresaltamos,

cubriendo nuestros oídos y riéndonos. Las campanas son sonoras, una cacofonía

de tañidos estrellándose unos sobre otros. Desde esta cercanía, es difícil distinguir

un patrón. Suenan y suenan y suenan, y estamos indefensos, completamente

inclinados de la risa, hasta que terminan su ruido.

La distancia entre nosotros ha desaparecido.

Sus jeans se frotan suavemente contra mis piernas desnudas. Estoy demasiado

consciente de mis movimientos, demasiado consciente de mis nervios, demasiado

consciente de todo. Todos los cinco sentidos están sobrecargados. Giro mi cabeza

hacia la catedral.

—Esa fue mi señal.

—¿Te importa si camino contigo? —La pregunta de Josh suena ansiosa, como si

estuviera tratando de recuperar el aliento—. Necesito recoger un pincel. En

Graphigro. —Es una tienda de suplementos de arte a unas cuantas cuadras del

restaurante. No sé si en realidad necesita un pincel nuevo o si esta es una excusa

para pasar unos cuantos minutos más conmigo. Pero lo tomo de todas maneras.

La noche entera ha sido surreal. Cruzamos otro puente, el Pont d’Arcole, hacia la

margen derecha. El olor al metal y orina flota desde el Sena, pero hasta eso apenas

lo noto. Estamos en una burbuja de dos personas. Los ruidos que debería estar

escuchando, autos acelerando, peatones apurándose, el estruendo de construcción,

están amortiguados. En lugar, escucho mi corazón palpitando contra mis costillas.

Los pasos firmes de Josh contra el pavimento. El ocasional chasquido de sus

pantalones cuando rozan.

8 Entrada.

Page 60: 3. Felices por siempre jamás

60

Invítame a salir. Lo canto como un mantra. Invítame a salir, invítame a salir,

invítame a salir.

—¿Qué vas a hacer este fin de semana? —Se escapa de mi boca, mucho menos

casual de lo que había esperado—. Digo, ¿no estás en detención, verdad?

Yyyyyy que manera de hacerlo peor.

Pero Josh me mira con una sonrisa.

—La directora me llamó a su oficina, porque quería asegurarse de que nosotros

“empezáramos con el pie derecho” este año. Pero no me dio la detención. Todavía

no.

No tengo ni idea de cómo responder.

—De hecho —dice—, voy a ir a Múnich.

Me congelo, a medio paso. Está en contra de las reglas de la escuela irse de la

ciudad sin permiso, mucho menos del país entero. Alguien choca contra mí desde

atrás. Me tropiezo hacia adelante, y Josh extiende su mano para agarrarme, pero ya

me he estabilizado sola. Su mano duda en el espacio entre nosotros. Y luego

regresa a su bolsillo.

Casi que deseo haberme caído.

—Entonces, um, Múnich. ¿Este fin de semana?

Josh me está estudiando, asegurándose que de verdad estoy bien.

—Sí. Oktoberfest9.

Frunzo el entrecejo.

—¿Aunque todavía es setiembre?

—Ah, pero la mayor parte del festival ocurre este mes. Engañoso. Lo sé. —Sonríe, y

hay un destello tentador de hoyuelos. Mis entrañas se tambalean—. Pero quiero

visitar tantos países como sea posible antes de la graduación. Y nunca he ido a

Alemania.

—¿Y estás viajando solo? —Estoy sobrecogida. Inclusive hasta impresionada.

—Sip. Mi tren sale en la mañana.

9Oktoberfest: Fiesta popular alemana, cuya temática gira en torno a la cerveza.

Page 61: 3. Felices por siempre jamás

61

Kurt aparece al otro lado de la calle. Está revisando su teléfono, sin duda

preparando un mensaje porque estoy todo un minuto tarde. Grito su nombre. Se

baja su capucha y se aparta el cabello de sus ojos, confundido por descubrirme con

Josh.

Lanzo mi pie contra la acera.

—Bueno. Esta es mi parada.

Josh patea una vez la acera, también.

—¿Tal vez alguna vez puedo unírmeles a la cena?

Ohpordios.

—Soy tan idiota.

Explota a reírse.

—Lo siento. ¡Lo siento mucho! ¿Te gustaría cenar con nosotros?

Todavía se está riendo—. Sólo estaba bromeando.

—Por favor. —Envuelvo mi mano alrededor de mi brújula—. Come con nosotros.

—No te preocupes. De verdad necesito recoger ese pincel antes de mañana.

Además —mira a Kurt—, no me gustaría imponerme.

—No te estarías imponiendo.

Pero Josh ya está caminando hacia atrás hacia la calle de al lado. Todavía me está

mirando.

—Nos vemos en unos días —grita—, disfruta tu pescado crudo.

—¡Disfruta tu schnitzel10!

Me río por la inesperada obstinación de nuestro intercambio final, mientras Kurt

aparece sobre mi hombro. Su frente se arruga.

—¿Por qué estaba él aquí? ¿Cómo pasó eso?

Josh da la vuelta. Admiro la parte de atrás de su físico mientras las farolas lo

iluminan, una tras de otra. Su figura se empequeñece. Alcanza una curva en el

10

Schnitzel: Plato de carne frita, popular en numerosos países, que se sirve con papas fritas o puré de papa.

Page 62: 3. Felices por siempre jamás

62

camino y mira sobre su hombro. Una mano se alza en una despedida. Copio el

gesto, y desaparece.

—No lo sé. —Estoy perpleja—. Estaba sola en mi cuarto. Y luego él estaba ahí.

Es domingo, justo antes de la medianoche, y estoy acurrucada en la cama con Joann

Sfar, cuando hay dos golpes contra mi puerta. El sonido es tan suave que no estoy

segura de haberlo escuchado realmente. Mi mente corre a Josh, pero lo alejo como

improbable. ¿Kurt? No, él mandaría un mensaje. Tal vez fue en la puerta de al lado.

O tal vez sea una broma pesada; no sería la primera.

Espero por una voz.

Nada.

Me fijo de nuevo en mi libro, con cautela, cuando lo escucho de nuevo. Toc-toc.

Cerca del suelo. Todavía estoy agarrando la tapa dura, lo que podría ser una arma

útil, mientras salgo de la cama y camino de puntillas hacia adelante.

—¿Hola? —susurro.

—Soy yo —dice el otro lado—. Josh.

Agrega su nombre, porque todavía no se ha dado cuenta que reconocería su voz en

cualquier lugar, bajo cualquier circunstancia. He tenido esta fantasía antes:

Medianoche. Él. Aquí. El latido de mi corazón se acelera. Me sacudo el cabello

desacomodado por la almohada y respiro para tranquilizarme. No funciona. Giro el

pomo silenciosamente, pero mi mano tiembla.

—Hola —dice. Su rostro está cerca del mío, como si su mejilla, o tal vez su oreja,

habían estado presionadas contra la madera.

—Hola —replico.

Josh se inclina sobre el marco de la puerta. Su cuerpo está unos cuantos

centímetros más abajo, lo que hace que nuestros ojos casi se nivelen. Nos

estudiamos en silencio. Se ve diferente así de cerca. Se ve real. Completo, de alguna

manera. Miro al pasillo. Está oscuro y vacío. Esta fantasía es definitivamente

familiar… hasta que sostiene una jarra de cerveza.

Arrugo el entrecejo, pero comprendo sólo un segundo después.

—¡Fuiste! ¡De verdad que fuiste!

Page 63: 3. Felices por siempre jamás

63

Josh levanta la jarra, con aplausos simulados—. Lo hice.

Sonrío.

—¿Cómo estuvo?

—Abarrotado. Ruidoso. —Suena exhausto—. Un campo ferial colmado de chicos de

fraternidad y padres borrachos tratando de escapar de sus propios hijos

malcriados. Mike y Dave hubieran encajado a la perfección.

—Vaya. Tan mal, ¿eh?

—Es seguro decir que estaré seleccionando un nuevo destino el próximo fin de

semana.

—Perdida para Alemania.

Las comisuras de su boca se levantan en una sonrisa. Sostiene la jarra, y coloco mi

libro debajo del brazo para aceptarla. La jarra está hecha de loza de barro

tradicional, pesada y llamativa y tallada, con una tapa puntiaguda.

Me río.

—Esto es realmente horrible.

—Todas lo eran. Y esas de las tiendas de cerveza eran peores, vidrio plano con este

logo del Oktoberfest mal diseñado. Al menos esta tiene una pelea de espadas. ¿Ves

los pequeños caballeros enfrente del castillo bávaro? Fue la más aventurera que

pude encontrar.

Y justo ahí es cuando me doy cuenta… esto es un regalo. Josh escogió esta para mí.

De repente, la jarra es hermosa. La aprieto contra mi pecho.

—Gracias.

Hace un gesto hacia mi libro—. ¿Cómo está?

—Bueno. Te lo puedo prestar. Si quieres.

Josh mira abajo a sus zapatillas, luego levanta la mirada, y luego la vuelve a bajar.

—Sabes que me gustas. ¿Verdad?

Mi corazón late tan fuerte que él probablemente sienta los retumbos. Pero, por

primera vez, las palabras salen fácilmente de mis labios.

—Entonces quédate aquí la próxima semana. Sal conmigo.

Page 64: 3. Felices por siempre jamás

64

Traducido por Jane

Corregido por ƸӜƷKhaleesiƸӜƷ

osh no está en la escuela al día siguiente. Él tiene tres días más de descanso por

un día festivo que no celebra. Me gustaría poder escaparme, pero la idea de

perder una clase importante o atrasarme con una tarea me hace retorcerme.

Pero entiendo que sus prioridades están en otra parte, su arte. Así que estoy muy

sorprendida cuando entro al primer período el martes, y él está encorvado sobre

su escritorio... unos cinco minutos antes de que suene la campana.

Una descarga de adrenalina elimina cualquier rastro de somnolencia por la

mañana.

—¿Qué estás haciendo aquí?—Abrazo un cuaderno a mi pecho, brillando de

felicidad.

—H…hola. —Él se sienta más erguido—. Sí. Larga historia.

Levanto mis cejas.

—Tal vez la delegada de la escuela comenzó a sospechar sobre la duración de mi

ausencia. Quizás ella llamó a mis padres. Tal vez mis padres confirmaron que no

celebramos Sucot.

Mis hombros caen.

—¿Tal vez tienes toneladas de detención?

Josh se encoge de hombros, pero es un gesto de afirmación.

—Eso es una mierda. Lo siento.

Junta las manos en la parte superior de su escritorio.

—En realidad. —Josh baja la voz y se inclina—. La situación no es del todo mala.

Yo frunzo la nariz.

—¿No?

Él me mira fijamente. Me mira con más intensidad.

J

Page 65: 3. Felices por siempre jamás

65

—Oh. —Mi mirada cae en una especie de vergonzoso placer—. Um. ¿Cuánta

detención recibiste?

Josh se sienta de nuevo, encorvándose otra vez.

—Sólo tres semanas, pero...

Eso hace que mi cabeza se levante de nuevo.

—Incluyendo los sábados. —Otro encogimiento de hombros—. No es una gran

cosa, puedo usar el tiempo para trabajar. Pero también es mi última advertencia.

No tomó mucho tiempo —añade.

Mi corazón se detiene, literalmente, se detiene, por un latido completo.

—¿Última advertencia? ¿Cómo una expulsión?

—En serio. No es gran cosa. —Pero mi pánico, debe mostrarse, porque él se

endereza en su asiento.

—¿Digamos que una advertencia “final”? No es mi primera.

Espero. No tengo idea de cómo puede estar tan tranquilo sobre esto.

—El año pasado—explica—. De hecho, tuve mi última advertencia una vez en

invierno y una vez en la primavera. Así que, de alguna manera, tengo dos. Esta es la

número tres.

—Bueno... ten cuidado. —Eso suena tan patético—. Quiero decir, las hojas ni

siquiera han cambiado, y no querrás perderte eso. A pesar de que son más bonitas

en Nueva York…

—Tendré cuidado. —Su voz es deliberada. Él sonríe.

Jugueteo con un rizo de mi pelo.

A dos mesas de distancia, Emily Middlestone se inclina. Ella lleva un par de gafas

de diseño que estoy seguro son falsas. —Sabes, sería realmente estúpido si te

echaran en tu último año de escuela.

La expresión de Josh limpia en blanco.

—Sí, Emily. Eso sería una estupidez.

La Professeur Cole irrumpe en la habitación y se detiene.

—¿Llego tarde?—le pregunta a Josh.

Page 66: 3. Felices por siempre jamás

66

Él niega con la cabeza una vez.

—No.

—Bueno. Qué suerte que por fin hayas aprendido a decir la hora. —Pero su sonrisa

es astuta. Ella marcha hasta su podio, y yo tomo mi asiento.

El que está justo enfrente de Josh.

Nos miramos el uno al otro con una más franqueza a lo largo de la semana, pero

aún hay una timidez entre nosotros, una falta de voluntad para mirarnos o hablar

por mucho tiempo. Nuestra relación aún no se ha solidificado. La anticipación –de

algo– se cierne en el aire. Por la noche, me lleva horas conciliar el sueño. Pongo la

jarra de cerveza en la parte superior de mi mini-nevera, al lado de mi cama, así la

puedo ver desde mi almohada. Prueba que él está pensando en mí, también.

Él no visita mi habitación. Su detención se prolongará hasta la tarde de la cena, y él

aun no come en la cafetería. Y luego, después de la cena, las horas de visita del sexo

opuesto han terminado. Ha reducido la desobediencia de reglas, y al parecer eso es

lo que no está dispuesto a arriesgar más. Así que sigo mi horario habitual de tareas

y estudiar, y trato de reprimir el análisis. Kurt me ha estado dando miradas sucias.

El jueves, antes de clase de ciudadanía, Josh quita un lápiz de entre sus dientes.

—Bueno. El sábado. Estoy fuera de detención a las dieciocho horas. Cuando quieras

reunirte después de eso...

París se rige por un reloj de veinticuatro horas. Dieciocho horas son las seis. Mis

mariposas estomacales emergen de sus crisálidas.

—¿Sí?

Me señala con la pluma.

—Sabes que porque me invitaste a salir, tú eres quien tiene que elegir el lugar,

¿no?

Garganta. Seca.

Seca. Garganta.

Toda la sequedad está en mi garganta.

Page 67: 3. Felices por siempre jamás

67

Josh coloca el lápiz entre sus dientes y luego inmediatamente lo saca de nuevo.

—Lo que sugieras.—Él sonríe—. Voy a decir que sí. Definitivamente, conseguirás

un sí. Si eso ayuda.

Mi respuesta es otro rubor.

El resto de mi semana escolar se gasta en un modo frenético, situación que me deja

con un nuevo respeto hacia los chicos. Sébastien planeó y organizó la mayor parte

de nuestras citas. Es un trabajo de alarmantemente presión. Kurt me recuerda que

será Nuit Blanche. Noche Blanca. Una noche que nunca oscurece. El primer sábado

de cada mes de octubre, los museos y las galerías abren sus puertas de forma

gratuita hasta el amanecer. La tradición comenzó en San Petersburgo, Rusia, viajó

aquí, y ha seguido propagándose en todo el mundo. Pero, incluso hablando como

alguien acostumbrado a su decadencia, todavía no hay mejor ciudad que París para

un festival de toda la noche.

No soy la única mirando el reloj. Exactamente a vingt et une heures –justo cuando los

números de mi teléfono marcan desde las 20:59 a 21:00– escucho un sonido que es

inmediatamente reconocible: dos golpes ligeros, bajos. Mis terminaciones

nerviosas se estremecen. Ayer, le dije a Josh cuando llegar, pero no a dónde vamos.

Principalmente porque no lo había descubierto todavía.

Tres años de ansiedad inundan todo mi cuerpo. ¿Y si me equivoco? ¿Y si esto no es

lo que siempre he querido?

¿Que si lo es?

Abro la puerta.

Josh se ve tan sexy como para debilitarme las rodillas. Es la primera noche fría de

otoño, y está vestido con un llamativo abrigo de lana. El cuello está subido de esa

descuidada manera segura de sí misma que sólo los artistas pueden lograr. Lo he

visto llevar este abrigo antes, este hermoso abrigo “voy a una cita”, pero esta es la

primera vez que él ha llevado este abrigo para mí.

—Tevesespectacular.

Pero las palabras salen de su boca, no la mía.

Llevo puesto un vestido elegante, y mi pelo está en ordenadas, ondas bonitas. Mi

boca está pintada de rojo. Maman me dijo una vez que colocara el color más

atrevido donde quiero que la gente mire. Me muerdo el labio inferior.

—Gracias. Tú también.

Page 68: 3. Felices por siempre jamás

68

Josh mete las manos en los bolsillos. Sus hombros se elevan con nerviosismo.

Mi respiración es superficial. Como si no pudiera obtener suficiente oxígeno.

—¿Pensé que podríamos ir al Pompidou? Tienen una exposición de este raro

fotógrafo de Finlandia. Se supone que está totalmente loco, y pensé que podría ser

interesante, pero no sé, tal vez es estúpido, podemos hacer otra cosa si quieres…

—No.

La sangre se eleva a mis mejillas.

—¿No?

—Quiero decir que deberíamos ir. Eso suena bien.

—Oh. —Me trago el huevo de ganso que se ha quedado atascado en mi garganta—.

Bueno. Bien.

Hay una larga pausa. Josh da un paso exagerado a un lado.

—Por desgracia, tendrás que salir de tu habitación.

Me río, y suena como si hubiera absorbido helio.

—Cierto. Ha pasado un tiempo desde que he estado en una de estas. Una cita. Me

olvidé de cómo funcionaban. —Cierro la puerta detrás de mí, internamente

explotando con humillación. Estamos a sólo dos pasos por el pasillo antes de que

mi puerta “caja de sorpresas” se abra de nuevo.

Josh la cierra con un movimiento que es a la vez calculado y conocedor.

—Oh, hombre. Realmente es una lástima que un imbécil rompiera tu cerradura.

Finalmente, me río. Un sonido genuino y normal. Y entonces mi cita dice la mejor

cosa que posiblemente podría decir: —Está bien. No he estado en una de esas por

un tiempo, tampoco.

Mi sonrisa se triplica en tamaño.

Josh sonríe.

—Sólo dame tu mano.

—¿Q… qué?

—Tu mano—repite—. Dámela.

Page 69: 3. Felices por siempre jamás

69

Extiendo mi temblorosa mano derecha. Y, en un momento que es cien sueños

hechos realidad, Joshua Wasserstein entrelaza sus dedos con los míos. Un choque

impresionante de energía se dispara directamente en mis venas. Directamente a mi

corazón.

—Sí —dice—. He estado esperando mucho tiempo para hacer eso.

No casi tanto tiempo como yo he estado esperando.

Page 70: 3. Felices por siempre jamás

70

Traducido por Pimienta

Corregido por ƸӜƷKhaleesiƸӜƷ

l Centre Pompidou es el museo de arte moderno, el edificio parece una

enorme caja puesta del revés. Su estructura interna está a la vista siguiendo

un código de colores: verde para las tuberías de fontanería; azul para la

calefacción y la refrigeración; amarillo de la electricidad; y rojo para la seguridad.

Los colores primarios chocan con la elegancia del noble gris del resto de la ciudad.

Por alguna razón, eso hace que me guste aún más.

No me hubiera importado caminar hasta aquí, mi sitio de sushi está a la vuelta de

la esquina, por no hablar de la casa del árbol, pero Josh le dio un vistazo a mis

tacones y me llevó directamente a la parada de taxis más cercana. Llevo puesto mi

par más alto. Él sigue siendo más de quince centímetros más alto que yo, pero sé

que puedo llegar a sus labios, si él intentara algo. Espero que lo intente.

El vestíbulo del museo es de metal plateado y deslumbrante. Al pasar el mostrador

de información, Josh toma de nuevo mi mano. Nuestras manos están sudorosas. Es

el cielo. Subimos por las escaleras mecánicas de elevándonos junto a una pared de

acero y vidrio. Las calles brillantes de París se extienden por el horizonte.

Hablamos de las pequeñas nadas brillantes que vemos, la gente, los autos, las

catedrales e incluso la Tour Eiffel, no es que no tengamos nada significativo que

decir. La sensación es que está todo por decir.

Y ¿por dónde empezar con todo?

Pasamos con las escaleras mecánicas de la planta cuatro a la cinco, y yo me subo al

próximo escalón y me giro. Nuestros ojos están al mismo nivel. Nos estamos

riendo, ni siquiera estoy segura de por qué, y él está sosteniendo mis manos, y de

pronto… se inclina.

Este es el momento.

Josh vacila. Al segundo se corrige a sí mismo y se aleja. Me inclino hacia delante

para decirle que es el momento oportuno, que estoy lista, que hagamos esto. Su

E

Page 71: 3. Felices por siempre jamás

71

declaración es una sonrisa, nuestros ojos se cierran, su nariz choca con la mía y…

¡blip!

Saltamos. Su bolsillo suena de nuevo.

—Lo siento —dice él, nervioso—. Lo siento —Nuestras manos se separan, y él saca

su teléfono para silenciarlo. Entonces inesperadamente estalla riendo.

Todo dentro de mí está palpitando.

—¿Qué es?

—Él consiguió un trabajo —Josh niega con la cabeza—. Realmente consiguió uno.

—Él sostiene la pantalla del teléfono hacia mí y una foto de un hombre con el pelo

revuelto y un chaleco de poliéster me sonríe. Él está haciendo la señal de V, con sus

dedos ingleses. Es su mejor amigo, Étienne St. Clair.

Sonrío, a pesar de nuestro beso frustrado.

—¿Dónde va a ir St. Clair ir a la universidad ahora?

Por razones desconocidas para mí, al amigo de Josh se le llama por su apellido.

—California. Berkeley. Dijo que estaba consiguiendo un trabajo en una sala de cine,

pero no le creía.

Josh niega con la cabeza otra vez mientras nos llegamos al final de la escalera

mecánica.

—Él nunca ha trabajado ni un día en su vida.

—¿Y tú? —Porque no hay muchas personas que lo hayan hecho en nuestra escuela.

Josh frunce el ceño. Está avergonzado de su respuesta, y suelta la solitaria palabra

como una confesión.

— No.

—Yo tampoco —Ambos sostenemos la culpa del privilegio.

Josh mira su teléfono otra vez. Me inclino y examino la imagen más cercana.

—Uf. Ese es un uniforme seriamente feo. ¿Alguien se ve bien en poliéster marrón?

Él sonríe ligeramente.

Page 72: 3. Felices por siempre jamás

72

La escalera termina. Josh escribe una respuesta rápida, silencia su teléfono, y lo

devuelve a su bolsillo. Me pregunto si él le contó a St. Clair de nuestra cita. Me

pregunto si soy digna de ser noticia.

Nos dirigimos hacia la galería, pero la turba dentro del restaurante de la última

planta nos retrasa. Han quitado las mesas, y un ejército de modelos esbeltas con

pelucas blancas y rizadas, con lápiz labial blanco, y círculos de rubor como las de

una marioneta, están maniobrando con bandejas de champán a través del

enjambre de cuerpos. Josh se vuelve hacia mí y ladea la cabeza.

—¿Debemos?

—Sí —respondo con un brillo a juego—. Creo que debemos.

Nos deslizamos dentro, y él agarra dos copas de la primera bandeja. Somos las

personas más jóvenes aquí, por el momento. Tiene que ser una fiesta privada. El

clamor de las voces excitadas y la música caleidoscópica extravagante, hacen que la

habitación suene inusualmente alto para ser París.

—Es como Vísperas de Año Nuevo aquí —le grito.

Se inclina a gritar.

—Pero no la real. De esas con falso glamour que se ve en las películas. Siempre

paso la real viendo la televisión solo en mi habitación.

—¡Sí! ¡Exactamente!

Josh me entrega un vaso y asiente con la cabeza hacia una de las gigantes conchas

decorativas de aluminio del restaurante.

Nos arrastramos hasta debajo de un de ella. El ruido se hace un tanto apagado, y yo

levanto mi copa.

—¿Por un nuevo año? ¿Nuestro nuevo año escolar?

Coloca una dramática mano a través de su corazón.

—Lo siento. Pero no puedo brindar por ese lugar.

Me río.

—Está bien, ¿qué hay de... los cómics? ¿O Joann Sfar?

—Propongo un brindis —Josh levanta su copa con seriedad—, por los nuevos

comienzos.

Page 73: 3. Felices por siempre jamás

73

—Por nuevos comienzos.

—Y Joann Sfar.

Me río de nuevo.

—Y Joann Sfar —Nuestros vasos tintinean, y sus ojos permanecen fijos en los míos

con cuidado por la tradición francesa. Mi sonrisa se ensancha en una sonrisa.

—¡Ja! Lo sabía.

—¿Saber qué?

—Mantuviste contacto visual conmigo. Te he visto fingir que no sabes cómo van las

cosas por aquí, pero te conozco. Yo sabía que lo sabías. Eres demasiado buen

observador. —Tomo un sorbo de champán triunfante. La efervescencia prístina

cosquillea en la punta de mi lengua, y mi sonrisa crece tan enorme que él rompe a

reír a carcajadas.

Gracias, Francia, por permitir que el alcohol sea legal para los adolescentes.

Bueno, para la gente de dieciocho años. Y estamos lo suficientemente cerca.

Josh parece divertido.

—¿Cómo sabes que no estaba mirándote simplemente porque quería verte?

—Apuesto a que hablas francés mejor de lo que dejas ver, también. Nunca lo usas

en la escuela, pero apuesto a que lo hablas con fluidez. La gente puede hacerse el

tonto todo lo que quiera, pero siempre se delatan a sí mismos con acciones. En los

pequeños momentos, como este.

Las burbujas parecen irse por el conducto equivocado. Tose y escupe.

—¿Hacerme el tonto?

—Estoy en lo cierto, ¿verdad? Lo hablas fluido.

Josh niega con la cabeza.

—No todos nosotros crecimos en un hogar medio francés.

—Pero apuesto a que aún lo hablas bien.

—Tal vez. Quizás no. —Gracias a Dios, él está divertido otra vez.

—Así que ¿por qué pretendes no saber cosas? —Mis dedos juegan con el tallo de la

copa—. ¿O no te preocupan?

Page 74: 3. Felices por siempre jamás

74

—No me importa. La mayoría de las cosas —añade.

—¿Pero por qué hacerse el tonto?

Toma otro trago considerable de champán.

—¿Sabes? haces preguntas realmente difíciles para una primera cita.

Un rubor erupciona en mi cara y cuello.

—Lo siento.

—Está bien. Me gustan las chicas que me desafían.

—No quiero suponer un desafío.

—No lo eres.

Levanto una ceja, y él se ríe.

—En serio —dice—. Me gustan las chicas inteligentes.

Mi rubor se profundiza. Me pregunto si sabe que soy la mejor estudiante de

nuestra clase. Nunca hablo de ello, porque no quiero que la gente me juzgue. Pero

es cierto que su ex novia también era inteligente. Rashmi fue la segunda mejor

alumna el año pasado.

Josh dice otra cosa, pero el ruido en el restaurante ha ido en aumento, y finalmente

está alcanzando su volumen máximo. Niego con la cabeza. Lo intenta de nuevo,

pero todavía no puedo oírlo, así que él toma mi mano. Bebemos el resto de

nuestras bebidas mientras nos apretamos pasando a través de la gente. Coloca las

copas vacías en una bandeja que pasaba por ahí, me lleva más allá de la multitud

asistente a la fiesta, y salimos jadeando y riendo al pasillo.

—Bueno —dice Josh—. Está hecho.

Hago un gesto hacia las galerías. Damos un paseo a través de ellas de la mano. Pero

el aire es frío, casi me recuerda a las funerarias, y las habitaciones escasamente

amuebladas la hacen parecer más frías y más extrañas. Hay esculturas en

miniatura de objetos mundanos que para ver tienes que ponerte de rodillas. Un

cortometraje de un lugar de comida rápida intencionadamente inundado de agua.

Una colección de títeres con lápices de colores metidos por el culo.

—Eso se ve...

—¿Incómodo? —termina Josh.

Page 75: 3. Felices por siempre jamás

75

—Yo iba a decir como un supositorio muy colorido.

Se echa a reír, y una mujer mayor con un zorro muerto alrededor de los hombros

nos mira.

El zorro ha sido teñido de un tono alarmante púrpura. Josh susurra a mi oído:

—Así es como ese zorro consiguió un color tan vibrante. Lápices de colores. Hasta

la culata.

Intento cubrir mi risa, pero es inútil. Ella nos mira de nuevo, y nos escabullimos a

la habitación contigua.

—OhDiosMio. Todo esto es... no es lo que yo esperaba.

—No digas eso. —Pero todavía se está riendo.

Niego con la cabeza.

—Quería algo raro, pero quizás es demasiado raro.

—No importa. Estoy contigo. Estoy feliz de estar en cualquier lugar contigo.

Mi corazón salta.

—Yo también.

Josh me aprieta la mano.

—Vamos. —Él tira de mí más cerca a medida que caminamos, y nuestros cuerpos

chocar uno contra otro. Es increíble lo sólido que es. Tan real. Músculo, piel y

hueso.

—Todavía no hemos visto al artista finlandés. Tal vez está por aquí.

Nos encontramos con la exposición escondida en un rincón al fondo del museo. Las

paredes están decoradas con cientos, tal vez miles, de fotografías sin enmarcar,

granulosas. Nos acercamos a una de ellas, una bolsa de patatas fritas de una sola

porción arrugada. El artista había dejado una nota garabateada al lado como una

especie de etiqueta antes de tomar la foto. Está escrito en finés, pero también tiene

una fecha.

—Huh —Decimos a la vez.

Josh apunta a otra fotografía. Es un asiento de autobús vacío, también etiquetado.

—¿Así que está catalogando su vida del día a día? ¿Supongo?

Page 76: 3. Felices por siempre jamás

76

Miro a mi alrededor buscando una señal en francés y la encuentro junto a la puerta.

Me acerco a leerlo.

—Estos no son sus cosas. Son cosas de alguna mujer.

Josh da un silbido.

—No es de extrañar que esto parezca la habitación de un acosador —Se inclina—.

Oh, ¡mierda! Mira esto. Sí, creo que en realidad es mierda.

Corro de nuevo a su lado.

—¡¿Cómo consiguió la mierda de ella?!

—Tal vez él entró en un baño público tras ella. Probablemente fue a tomar una foto

del asiento y tuvo suerte. Tal vez no funcionaba la cisterna.

Resoplo voz alta.

—Quiero decir, he estado esperando a que dejes algo atrás durante siglos, pero sigo

encontrándome con todos esos sanitarios vacíos.

Finjo un suspiro y lo empujo. Se ríe y me empuja de vuelta, y yo chillo cuando la

señora del zorro púrpura entra en la habitación. Ella nos dispara dagas con los

ojos. Nos enderezamos, pero nuestras risitas apenas contenidas resuenan mientras

tratamos de enfocar nuestra atención en una imagen de una lata de Coca-Cola

usada.

—El amor de este tipo por esta señora es algo vago, ¿no te parece? —susurra.

Me tapo la boca con mis manos de nuevo.

—Un reaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaal guarro incívico.

—Basta —siseo. Mis ojos lloran—. OhDiosMio, ¡mira esto! ¿Cómo consiguió las

sobras de sus uñas de los pies?

—Si fueras mi chica —susurra—, tomaría fotos espeluznantes de tu basura cuando

supiera que no estás mirando.

—Si fueras mi chica —le susurro de vuelta—, pondría esas fotos espeluznantes en

un museo extranjero por lo que no sabrías que hice esas fotos espeluznantes.

Una sola carcajada se escapa de Josh, y la mujer se da vuelta.

Page 77: 3. Felices por siempre jamás

77

Como un personaje de dibujos animados. Es la gota que derrama el vaso. Perdemos

el control, desmoronándonos histéricamente, salimos corriendo de la habitación,

hacia las escaleras mecánicas.

—Si fueras mi chica —le digo, apenas capaz de recuperar el aliento—. ¡Me quitaría

la piel, la teñiría de color púrpura, y te la pondría como una bufanda en las

reuniones de lujo!

Él se detiene y se dobla por la cintura, se está riendo tan duro.

—Oh, mierda. —Se limpia una lágrima del ojo.

Dos guardias de museo aparecen a la vuelta de la esquina.

—¡Corre, corre, corre, corre, corre!

Corremos por el pasillo, y los guardias de vienen detrás de nosotros. Llegamos a las

escaleras mecánicas, y, por alguna razón, se dan por vencidos. Después, de como,

cinco metros enteros.

—Esto es toda la seguridad —Josh está alegremente consternado—. Tal vez

deberíamos robar un cuadro.

Me río, y él me observa desde el escalón siguiente. Radiante. La corriente entre

nosotros es tan intensa que es casi visible. Toma mi mano y le da vuelta

examinándola. Es mucho más pequeña que la suya.

—Si fueras mi chica —dice—, te sacaría de una reunión de lujo y te llevaría a un

lugar menos pretencioso.

Descanso mi pulgar contra una mancha de tinta en su dedo índice.

—Y si fueras la mía, te diría que conozco un buen sitio justo al final de la calle.

Él levanta la cabeza. Sus cejas se levantan.

Sonrío.

—Si fueras mi chica —dice, pero hay una explosión en el exterior, y me pierdo el

final de la frase. Los fuegos artificiales crepitan de color rosa, verde, azul, blanco,

verde, rojo, naranja. Los asistentes al museo sobre las escaleras mecánicas estallan

en un frenesí de aplausos a medida que continuamos bajando.

—Si fueras mi chica —dice Josh, presionando su nariz contra mi oído. Vuelvo la

cabeza, y las luces, el ruido y las personas desaparecen. La distancia entre nosotros

desaparece.

Page 78: 3. Felices por siempre jamás

78

Nuestro beso es todo menos tímido.

Sus labios presionan profundamente contra los míos, y los míos presionan

profundamente de vuelta. Nuestras bocas abiertas. Nuestras lenguas se

encuentran. Tenemos un hambre, casi delirante. Incluso con los ojos cerrados, la

forma de su cuerpo parpadea ante mí, iluminado por el espectáculo exterior. Luz,

oscuridad, luz, oscuridad. Él sabe a champán. Él sabe a deseo. Él sabe a mi anhelo

más profundo cumplido.

Page 79: 3. Felices por siempre jamás

79

Traducido por Selene1987

Corregido por ƸӜƷKhaleesiƸӜƷ

uestras bocas aún están unidas cuando Josh cae al suelo. Unas cuantas

cosas suceden después en rápida sucesión: su mejilla da directamente

contra mi nariz en su trayectoria mientras rápidamente deja caer su peso

sobre mí. Pierdo el equilibrio, me tropiezo hacia adelante y hago que ambos

caigamos sobre el suelo reluciente del museo.

—Mierda. —Josh me mira, con los ojos abiertos—. ¡Mierda!

La sangre sale de mi nariz.

—¿Está rota? ¿Te he roto la nariz?

La toco y me duele, pero meneo mi cabeza como si no fuera un problema. Pongo

bien el vestido sobre mis muslos indecentemente expuestos.

—Estoy bien. —Estoy biend.

Josh me levanta hacia arriba y hacia las escaleras mecánicas. Busca en su bolsillo

frenéticamente, buscando algo, pero no encuentra nada. Un testigo preocupado

coge un pañuelo cuadrado de flores y me lo entrega.

—Merci—le digo al sofisticado hombre. Mbear-see. Me lo llevo a mi nariz unos

segundos, y cuando lo quito parece una escena de un crimen.

—No. No —no puede dejar de repetirse Josh—. Lo siento. Lo siento muchísimo.

—¡No pasa nada! —Espero que entiendo mi voz—. Sólo es una nariz sangrando.

—Le entrego el pañuelo, insegura, y el hombre furiosamente menea la mano.

Estábienquédatelo. Asiento dando las gracias mientras Josh me lleva al cuarto de

baño más cercano—. De verdad que estoy bien —le aseguro. Pero se toca la frente

con horror mientras yo desaparezco dentro.

Inspección de daños. Mi nariz aún sangra, mi mejilla está roja como un tomate, y

mañana tendré un gran moratón. ¿Al menos mi vestido aún está limpio? Una mujer

con una elegante mejilla de ébano y unos pómulos para-morirse sale de un

urinario. Carraspea.

N

Page 80: 3. Felices por siempre jamás

80

—¿Qué ha pasado? —pregunta en francés. Ya está sacando todo un paquete de

pañuelitos de su bolso. Los coloca en mis manos.

—Me pasa todo el tiempo —digo—. Es embarazoso.

Sólo la mitad es una mentira.

Saco un pañuelito, colocándolo con suavidad en el puente de mi nariz, y espero que

se detenga la hemorragia. Y espero. Y espero. Le digo que se marche, porque es

raro tener una extraña, aunque tenga buena voluntad, mirándome tanto tiempo.

Finalmente lo hace. Inmediatamente después, oigo a Josh preguntándole en un

maníaco, pero perfecto, francés si estoy bien.

¡Ajá! Lo sabía.

Cuando la sangre se detiene, reaparezco con una gran sonrisa. Josh se retuerce las

manos.

—Isla, lo siento muchísimo. ¿Seguro que no está rota?

Mi sonrisa se transforma en toda una sonrisa.

—Sin duda.

Su incomodidad baja, pero sólo momentáneamente. Su ceja se mueve confusa.

—Un nouveau record—digo—. Combien de tempsçat’apris? Une heure? —Un nuevo

récord. ¿Cuánto hizo falta? ¿Una hora?

Los ojos de Josh se estrechan. Se da cuenta de que le he pillado hablando bien

francés, aunque arriba dijo que no podía.

—Au moinsquatre-vingt-dix minutes—admite a regañadientes. Al menos noventa

minutos. Sólo me hizo falta ese tiempo para saber la verdad.

Me quedo mirándole. Le miro más todavía.

Por fin, menea su cabeza y se ríe. Sonrío –dulcemente, esta vez– para hacerle saber que su

secreto está a salvo. Josh se frota la parte de atrás de su cuello.

—¿Supongo que ya no quieres enseñarme ese otro lugar? ¿Ese menos presuntuoso

lugar?

—No lo sé —digo—. Es un lugar secreto. ¿Puedo confiar en ti?

—Soy genial guardando secretos.

Le doy un pequeño codazo.

Page 81: 3. Felices por siempre jamás

81

—Sé que sí.

El aire fuera es impetuoso y fresco, y se añade a mi sensación de insensatez. No sé

si podré contarle a Kurt lo que estoy a punto de hacer, si está rompiendo algún tipo

de código de amistad. Puede que sí. Pero no me importa.

Estamos radiantes, la emoción de la noche ha regresado, mientras nos

apresuramos a las siguientes cuatro manzanas. Tuerzo a la izquierda en la calle

Chapon y le llevo a un edificio de pinturas blancas y postigos rojos de madera. Me

paro en el teclado. Josh parece sorprendido, quizás incluso impresionado.

—No me digas que tienes un apartamento.

Tecleo el código y la puerta se abre. Le doy una mirada divertida.

—Entra.

—Me imaginé que íbamos a un bar o un club o algo. Me tienes intrigado, Martin.

Me toco la nariz.

Josh se encoge.

—Sí. Eso no funciona con un seudónimo masculino, ¿no?

Mi dirijo hacia arriba, sonriéndome a mí misma, y él me sigue en silencio. Después

de pasar por varias plantas, me lanza una mirada curiosa.

—Hasta arriba —le digo. Subimos y subimos hasta que llegamos a la planta de

arriba. Josh mira la puerta lila con la alfombrilla de un leopardo, expectante. Con

nerviosismo—. Ésa no. —Le llevo hasta una esquina escondida hacia una segunda

puerta más pequeña—. Ésta.

Tira del picaporte y descubre que está cerrado. Saco la llave de mi bolsa. Es pesada

y de hierro.

—¿Sabes? —dice—. Si no lucieras toda pequeña, bonita y notablemente inocente,

estaría corriendo ahora mismo. Esto parece como una trampa para algún tipo de

porno torturador.

—Jamás confíes en una chica porque parezca inocente. —Le enseño la llave, pero

mi corazón empieza a acelerarse. Dijo que soy bonita. Doy la vuelta a la llave, se

escucha la cerradura, y la puerta se abre.

Page 82: 3. Felices por siempre jamás

82

Josh mira entre la oscuridad.

—Ah. Más escaleras. Claro.

—Las últimas, lo prometo.

Me sigue al interior, y le hago una seña para que cierre la puerta. Estamos sumidos

en la oscuridad.

—Espera aquí —susurro.

—¿Vas por tu hacha?

—Esposas.

—Pervertida. Pero, vale, lo intentaré.

Río mientras subo el último tramo de escaleras. Son estrechas, duras y empinadas,

así que subo con cautela. Levanto un brazo sobre mi cabeza hasta que mis dedos

llegan a la trampilla. Una vuelta más a la llave, un buen empujón con la base de mi

mano, y se abre. La escalera se ilumina. Miro hacia abajo. Josh me mira, bañado en

luz y preguntas.

Sube hasta el balcón de la azotea con reverendo silencio. Cierro la trampilla, y

estamos rodeados por un paisaje brillante.

—Puedes verlo todo desde aquí —dice. Es la primera vez que le oigo hablar con

asombro. El río serpenteante y las catedrales derruidas y los palacios desgarbados

y todo, sí, todo se ve desde aquí. La vista es incluso mejor que la del Pompidou. La

Ciudad de la Luz se ilumina de vida, con celebraciones de la Noche Blanca en todo

su esplendor.

—Bienvenido a la Casa del Árbol —Brillo con un alegre orgullo—. Jamás he tenido

una de verdad, pero es una buena sustituta. La única parte que requiere

imaginación es el árbol en sí.

—No puedo creerlo. ¿Es tuyo?

—De mi tía. La tía Juliette vive en el apartamento de la puerta lila. Solía jugar aquí

arriba cuando era una niña, pero luego me dio la llave durante mi último año. Kurt

y yo necesitamos un lugar… donde escaparnos.

Josh observa con detenimiento el espacio, procesando cada cosa. El balcón es

cuadrado, acogedor, y lleno de una variedad de objetos desgastados: una escalera

de madera, dos sillas desparejas, una tetera mohosa de terracota que tiene un rosal

en miniatura, una pila de piedras redondas, un espejo roto con un marco de oro,

Page 83: 3. Felices por siempre jamás

83

una colección de botellas verdes de refrescos, y la cabeza de un caballo blanco de

un carrusel. Una pequeña pared lo contiene todo.

—Son todos objetos encontrados —explico—. Los recogemos de la calle. Tenemos

la regla de que nada de nuestra décor—digo esta palabra de alguna manera

graciosa, y sin embargo, seria—, puede ser comprado.

Josh se agacha y toca la melena del caballo con delicadeza.

—¿La gente deja cosas así en la calle?

—Enfrente de sus casas. Las dejan para que el basurero se las lleve.

—¿Y esto? —apunta a un bol de porcelana desportillado que está lleno hasta arriba

de agua fresca.

—Es para Jacque. Es el gato callejero que a veces se queda con nosotros.

Josh menea su cabeza.

—Esto… sí. Esto es increíble. Seguro que traes a todos tus paramours11 aquí.

Es una broma, pero mientras se levanta, noto una verdadera pregunta en el fondo.

—Sólo ha habido uno. Y, no, no recibió ninguna invitación. —Me agacho para

quitar una pequeña manta—. Vale. He mentido.

—¿Le trajiste aquí?

Levanto la manta y me río.

—No. Esto lo compré. No lo encontré en la calle.

Josh emite un suspiro apenas perceptible pero aun así aliviado. Me hace sonreír.

Tumbo la manta. Nos sentamos, mirándonos a la cara con las piernas cruzadas.

—Pues háblame de él —dice—. Dime de quién debería estar celoso.

—Bueno. Se llama Jacque, es muy bajito y tiene las garras más bonitas que he visto.

—Venga.

—El chico no es importante. No es que saliera con él dos años —añado

explícitamente.

11

Paramour: Amantes en francés.

Page 84: 3. Felices por siempre jamás

84

—Ugh, no me lo recuerdes. —pero después de unos segundos, me da un golpe en la

rodilla—. Sigue.

Suspiro.

—Se llamaba Sébastien. Es francés. Va a una escuela a diez minutos de la nuestra. Y

mi tía nos arregló.

—Vaya —Josh hace una mueca—. ¿La misma tía que vive debajo?

—La misma. La tía Juliette es amiga de su maman, y nos invitaron a las dos a tomar

el brunch el invierno pasado, sin decirnos que la otra persona también estaría ahí.

Fue humillante. Pero, extrañamente raro… congeniamos. Salimos en secreto

durante varios meses.

—¿Salieron en secreto?

—No queríamos contarles a nuestras ruidosas familias que su plan había

funcionado —hago una pausa para una sonrisa—. Así que no lo hicimos.

—¿Lo supo alguien?

—Claro. Kurt lo sabía. Y los amigos de Sébastien.

—Y… ¿qué pasó?

Mi mirada baja.

—Resulta que no era un chico muy bueno. No le gustaba Kurt.

—Lo siento —Josh hace una mueca nuevamente—. ¿Cuán en serio iban? ¿Antes de

eso?

—Quieres decir que si tuvimos sexo.

Se echa hacia atrás por mi brusquedad. Agacha la cabeza, abatido.

—Sí —digo.

Intenta cubrir su sorpresa. Otra vez. Supongo que todos en el colegio asumen que

soy virgen, eso es si no piensan ya que me estoy tirando a mi mejor amigo.

—Pero nunca fuimos serios-serios —explico—. Es decir, cuando creces siendo

medio francesa, no es que el sexo sea un gran tabú. Y, sí, tienes que tener cuidado y

usar protección y bla, bla, bla, pero no es ese rollo puritano americano. ¿Sabes?

Aunque Sébastien fue el único. No quiere que te equivoques…

Page 85: 3. Felices por siempre jamás

85

—No —menea su cabeza rápidamente—. Lo sé.

Una pausa larga.

—¿Y tú?

—Igual. Sólo una.

Aparece el viento, y me froto mis brazos desnudos.

—Pero tú la querías.

—Pensaba que sí. —Josh mira a la ciudad—. Y luego supe que no, y ella sabía que

ella tampoco, pero seguimos juntos porque… No sé por qué. Quizás porque

pensábamos que deberíamos estar enamorados. Al menos yo sí. Quería estar

enamorado —me mira de nuevo—. ¿Alguna vez has estado enamorada?

—No. —Sí. De ti.

Pasa una motocicleta en la carretera de abajo. Escuchamos hasta que su motor

desaparece. Josh me mira, y luego cambia.

—Estás temblando.

—Oh, estoy bien. Me gusta el frío.

Pero ya está de rodillas, quitándose el abrigo. Lo pone alrededor de mis hombros, y

el peso de él me atonta de mil maneras. Mi cuerpo se debilita de lujuria. El abrigo

huele a cítrico y tinta y a él.

—Te vi esa otra noche —dice.

—¿Huh? —mis ojos se abren—. ¿Qué noche?

—El verano pasado. Regresé a la cafetería a medianoche la noche siguiente, y te vi

allí. Sabía que era una posibilidad remota, pero… tenía la sensación de que podrías

estar allí. Y allí estabas.

Conozco esa sensación. Tuve esa sensación.

—¿Por qué yo no te vi a ti?

—Nunca llegué a entrar. Te vi por la ventana, y tú…

—Estaba con Kurt—termino.

—Así que seguí caminando. Me sentí como un idiota. Si lo hubiera sabido, ojalá lo

hubiera sabido. Habías sido tan divertida y coqueta y…

Page 86: 3. Felices por siempre jamás

86

—¿Coqueta?

—Sí —sonríe—. Podía decir que te gustaba.

—Diosmío. —Estoy mortificada.

—¡No! Fue bonito. Créeme, fue muy, muy bonito.

—Sí, no. Ahora quiero morirme, gracias.

—No. Lo digo en serio. Siempre me gustaste, pero pensaba que yo no te gustaba.

Nunca me hablabas. Así que nunca pensé que fueras una opción siquiera y luego

me junté con Rashmi, y eso fue todo. Pero el verano pasado me di cuenta que

simplemente eras tímida.

Retrocede. Retrocede. Retrocede

—¿Siempre te he gustado?

—¿Una chica sexy súper inteligente que lee cómics? ¿Bromeas? Sin duda estabas

en mi radar.

Sexy. Me habían ascendido a sexy. Nadie jamás me había llamado sexy. ¿Bonita? Sí.

¿Adorable? Sí, a menudo, y hacía que quisiera darles un puñetazo. No sabía que las

chicas bajitas podían ser sexys. Pensaba que había sido relegada permanentemente

al status delicada-chica-hada.

—Vaya, narices sangrantes —me aprieto más contra su abrigo—. Esas son

definitivamente sexys.

Josh entierra la cabeza en sus manos. Gime.

—No puedo creer que hiciera eso.

—Creo que las leyes de la física lo han hecho.

—Y mi barbilla.

Me río.

—Pero hasta esa última parte, fue muy bien, ¿verdad? Es decir, teníamos fuegos

artificiales de verdad. Ese tipo de beso de final de créditos y felices para siempre.

—Si pudiera llevarme el mérito por eso.

—Ya sabes… siempre puedes intentarlo de nuevo.

Alza su cabeza.

Page 87: 3. Felices por siempre jamás

87

—¿Lanzar fuegos artificiales?

—Un segundo primer beso.

—Creo que simplemente lo llaman segundo beso.

Choco mi rodilla contra la suya.

—¿De verdad me vas a hacer que te lo pida de nuevo?

—Um. No. —Josh rápidamente se echa hacia adelante.

—A menos —Coloco una mano en su pecho—. ¿Estás seguro? Porque. ¿Y si no

quieres?

Sonríe.

—Estás arruinando nuestro segundo primer beso.

—Yo sólo… quería asegurarme —digo.

—Estoy seguro. —Pero se detiene antes de llegar a mí—. Espera. ¿Estás tú segura?

—Claro que estoy segura.

—Vale. Entonces los dos estamos seguros —Josh sonríe de nuevo. Coloca una

mano a un lado de mi cara. Sus dedos están fríos, pero me caliento con su toque.

Nos miramos mutuamente durante unos segundos. Su sonrisa desaparece, y

entonces, lentamente, se acerca y me besa.

Es un beso gentil, con los labios ligeramente separados. Suave.

Josh se echa hacia atrás unos centímetros. Estudia mi frente. Mis mejillas. Mi

barbilla, mis orejas, mi nariz, mis labios.

—¿Qué estás haciendo? —pregunto.

—Quería saber cómo eras de cerca.

—Oh. —Sale como un suspiro.

—Tienes pecas en tus párpados —dice.

Cierro los ojos, y los besa. Un delicado beso en cada párpado. Su nariz rastrea la

mía, y su boca descansa encima de la mía. Mis brazos rodean la parte de atrás de su

cuello. Nuestros labios se encuentran con más urgencia. Más exploración. Nos

besamos hasta que ya no se puede besar, definitivamente es una sesión de besos,

mientras sus manos se deslizan bajo mi abrigo y sobre mi cintura.

Page 88: 3. Felices por siempre jamás

88

Nos metemos en la manta.

Nuestros dedos están en el pelo del otro, y su aliento está en el hueco de mi cuello,

y deseo que el mundo nos trague, juntos, en ese momento. Y luego es cuando me

doy cuenta de que esto, esto, es enamorarse.

Page 89: 3. Felices por siempre jamás

89

Traducido por Salilakab

Corregido por ƸӜƷKhaleesiƸӜƷ

os besamos en las escaleras, en las calles del Right Bank12, en el puente

sobre el Rio Sena, en las calles del Left Bank13. Nos besamos hasta que

nuestros labios estaban entumecidos, era tan intenso que no me di cuenta

de que mis pies estaban ampollados hasta que estamos a solo unas cuadras de la

residencia de estudiantes. Me quito los tacones en las escaleras de la Saint-Étienne-

du-Mont, una iglesia al otro lado del Panteón y libero un suspiro de alivio.

—Ampollas y nariz sangrando —Josh se sienta a mi lado—.Esto ha ido bien.

Sonrió y lo beso de nuevo.

—Esos zapatos son una locura —dice.

Muevo mis pies rojos.

—Creo que eran un poco como demasiado.

—Tu calzado tiende a ser excesivamente alto. ¿Si sabes que todos sabemos que no

eres alta? No es cómo que sea un secreto.

—Silencio.

—Me gusta que seas pequeña, cómo si pudiera llevarte a todos lados en el bolsillo.

Empujé su brazo con mi hombro.

—Dije silencio.

—Y si alguna vez vamos de vacaciones juntos, puedes sentarte en mi regazo para

ahorrar tarifa aérea.

Lo empujo más fuerte y se ríe, intenta empujarme hacia atrás pero soy más rápida

y tropieza con sus pasos, se rie incluso más fuerte, yo también.

—Te lo mereces —le digo.

12

Right Bank o La Rive Droite: Es el banco u orilla norte del río Sena en París. 13

Left Bank o La Rive Gauch: Es el banco u orilla sur del río Sena en París

N

Page 90: 3. Felices por siempre jamás

90

—Ahora pagaré mi penitencia —Josh salta al suelo y pone su espalda hacia mí—.

Sube.

—¿Qué?

—No puedes caminar en esos zapatos y las calles están cubiertas de cristales rotos.

—Lo siento, ¿Me estas ofreciendo un viaje en tu espalda?

El suspiró fingiendo estar exasperado.

—¿Podrías subir ya?

—Solo porque sea pequeña no signifique que no pase nada.

—Solo porque soy delgado no significa que no pueda cargar a alguien pequeño.

¿Qué pesas, cincuenta y uno?

—Si —estoy sorprendida de que lo adivinara exactamente—. ¿Y tú?

—Sesenta y uno, ahí tienes.

—Raro.

Me sonríe por arriba de su hombro.

—Sube.

Me paro con los zapatos en la mano.

—Bueno, tú lo pediste.

Josh se agacha y me subo en él, es como montar un pura sangre. Corre de una

manera que me hace rebotar más alto, por encima de su cintura y me acomodo

más en él, mis brazos se envuelven alrededor de sus hombros, sus manos

descansan sobre mi vestido aferrándose a la parte baja de mis muslos.

—Ah ya veo, todo fue una inteligente trampa.

Se dirige a nuestro dormitorio

—¿Un truco?

—Para ir debajo de mí vestido en la primera cita.

La parte detrás de su cuello se calienta inmediatamente.

—Te prometo que no lo era.

Page 91: 3. Felices por siempre jamás

91

—Mhhh...

Su cuello se calienta aún más. Respiro profundamente su olor, delirando de

felicidad. A lo lejos, Paris sigue celebrando, pero nuestro vecindario es tranquilo...

el único sonido son sus pisadas.

—¿Conoces a mi amigo St. Claire? —dijo después de unos minutos—. Él es solo

unos pocos centímetros más grande que tú y su novia, ¿Anna? Ella es más alta que

él.

—A Kurt solo le gustan las chicas altas, tal vez me ha hecho paranoica de que todos

los chicos podrían preferir parejas que estén más a la altura de su boca. —Se siente

extraño confesar eso en voz alta.

—Me gustaría señalar que hemos tenido cero problemas para alcanzar la boca del

otro —Hay una sonrisa en su voz y sonrió contra su cuello.

Josh camina las siguientes cuadras en silencio, por desgracia no es realmente

cómodo sentarse así, y –juzgando por su trabajosa respiración– no es cómodo

llevarme tampoco, pero él galantemente me lleva a cuestas todo el camino hasta

nuestro dormitorio a través del vestíbulo vacío y directamente a mi puerta. El

bajarme es incómodo, y los dos estamos moderadamente adoloridos, pero no

importa. Nuestros labios se encuentran el uno contra el otro de nuevo, está sin

aliento, pero me empuja contra mi puerta hasta que se abre de golpe. Nos caemos

dentro de la habitación y Kurt parpadea hacia nosotros desde mi cama.

—Necesitas arreglar esa puerta.

El domingo es el único día libre de detención de Josh y me envió textos justo

cuando me estaba despertando, me alegro de que nos acordáramos de

intercambiar números. Aprieto mi teléfono y ruedo por la cama.

—Cuidado —murmura Kurt.

—Él dice buenos días.

—Es por la tarde, dile que está mal.

Le escribo buenos días de vuelta y le sugiero que pida el siguiente sábado libre

también, después de todo, es su Sabbath14. Agrego una cara sonriente. El me

14

Sabbath: Día de descanso obligatorio semanal en las religiones abrahámicas: judaísmo, cristianismo e

islam.

Page 92: 3. Felices por siempre jamás

92

responde con una larga línea de signos de exclamación seguido con ¿¿PORQUÉ NO

PENSÉ EN ESO??

Abrazó a Kurt.

—¡Le gusto, le guuuuuusto!

—¡Duh! —Pero se acomoda en mi abrazo—. He echado de menos esto.

—Yo también.

Anoche hicimos trampa en las reglas, Nate estuvo fuera por el Nuit Blanche15, así

que Kurt decidió quedarse. Lo cual fue perfectamente para mí, porque pude hacer

un refrito de cada detalle de mi cita. Hasta que me dijeron que me callara.

Su ojos se abren.

—La mitad de tu nariz es color púrpura.

Me levanto de la cama y me lanzo hacia el espejo. Maldita sea. Me presiono

suavemente, hago una mueca por el dolor y suspiro.

—-Al menos es una prueba de que ayer paso realmente.

Pero Kurt está pensando en el día de hoy.

—Tengo un examen de historia el día de mañana y tú necesitas estudiar para tu

examen de cálculo. ¿Quieres trabajar aquí o en mi habitación?

Y entonces él sonríe, su habitación es un asco y me niego a pasar un rato en ella. El

orden, en su habitación, en su bolsa escolar y su aspecto, no están jamás en la

agenda de Kurt.

Me inclino más cerca a mi reflejo.

—No lo sé, Josh y yo no hicimos planes, pero pareció que entendí que pasaríamos

el rato juntos.

Kurt se trepa a mi cama y se pone su sudadera—. Eso apesta.

—Tú apestas.

—Estoy a punto de traerte desayuno, estoy tan lejos de apestar que no podrías

soportarlo. —Cierra de golpe la puerta, espero a que abra pero –por una vez– no lo

hace. Patea de nuevo para abrir. Nos reímos.

15

Nuit Blanche: Es una festividad artística anual creada en Francia en 2002.

Page 93: 3. Felices por siempre jamás

93

Regreso en diez minutos —dice.

Todos los domingos, tenemos frescos baguettes de la panadería de dos calles más

allá. Tomo un tarro de Nutella, un cuchillo y dos tazas antiguas de jade de su cajón

designado y enciendo la olla eléctrica. Una cucharada colmada de café –el favorito

de Kurt, una marca americana desagradable– se añade a cada taza. Después

regreso al espejo, mi nariz parece una berenjena, incluso con una gruesa capa de

corrector, la prueba de nuestra cita durará al menos por una semana.

Kurt regresa cuando la olla suena, nuestra rutina esta meticulosamente

orquestada. Está vertiendo agua en nuestras tazas cuando se escuchan golpes en

nuestra puerta, el sonido me da una sacudida instantánea, un golpe más fuerte que

la cafeína, pero Kurt me mira con confusión como diciendo ¿Yo ya estoy aquí?

—Podría invitarme a entrar —dice Josh con voz animosa—. Pero no lo haré porque

sería grosero, además podrías estarte vistiendo y eso sería...

—Ella esta vestida —dice Kurt—. Entra.

Voy a abrir la puerta antes de que Josh se quede con la idea equivocada.

—Hey —dice, hay una pausa incómoda—. Así que supongo que has dejado de

mantener esto abierto?

En realidad, literalmente doy una palmada en mi frente.

—-¡Lo olvidamos! ¡No puedo creer que lo hayamos olvidado!

Kurt desliza mi libro de física con su pie y lo lanza por debajo de la puerta.

—Nate estuvo fuera anoche —dice—, así que me quedé.

Josh entró en la habitación pero sus brazos se cruzaron con indecisión.

—¿Dormiste aquí?

—Si —dice Kurt.

Sonrió tristemente.

—No quiero ser un cliché, pero en realidad no es lo que parece.

Josh descruzó sus brazos.

—No, lo sé. —Sacude su cabeza y comienza a cruzarlos de nuevo, sus manos se

mueven a sus bolsillos—. Debería haber llamado antes, puede que quieran

desayunar algo, almorzar. Como sea, regresaré más...

Page 94: 3. Felices por siempre jamás

94

—¡No! —digo—. Acompáñanos, tenemos pan y terrible café, ¿Si? ¿Eh, eh?

—Lo haces sonar tentador.

Mi sonrisa se suaviza—. Vamos, quédate.

Josh devuelve la sonrisa, al fin.

—Está bien, pero solo porque siento lástima por ti. Es evidente que un miembro de

una pandilla muy enojado te dio un puñetazo anoche.

—Es increíble lo que puede hacer una barbilla.

Kurt nos observa desde la cama como si se hubiera topado a un par de bestias

salvajes en su hábitat natural.

La expresión de Josh cae.

—Lo siento, ¿Te duele?

—Deja de disculparte. —Mi sonrisa se ensancha a medida que vierto una

cucharada de café en polvo en el tarro de cerveza del Oktoberfest—. Solo tengo dos

tazas, lo siento.

Josh se sienta en mi silla del escritorio.

—Deja tú de disculparte.

Añado agua caliente y le doy el tarro, él sonríe. Tomo asiento al lado de Kurt y le

doy la mitad de mi baguette a Josh, quien protesta agitando su mano. Insisto. Él

acepta. Estamos bordeando silencioso territorio incómodo.

Me siento aliviada cuando Josh se vuelve hacia Kurt.

—Sabes, hay algo de lo que siempre he tenido curiosidad, una vez vi tu nombre

escrito en una de las listas de la oficina del jefe, tu nombre completo.

Kurt suspira muy fuerte.

—Nací la semana que Kurt Kobain murió, mis padres eran amigos de él, así que me

nombraron en su honor.

Josh se congela, dejando su cuchillo lleno de Nutella en el aire.

—¿Eran amigos de él?

—Mi papá es Scott Bacon, el guitarrista principal de Dreck.

Page 95: 3. Felices por siempre jamás

95

—Era una banda grunge de los noventa —le digo—. Tenían un hit ¿"No One Saw

Me?

—Si —Josh sacude su cabeza—. Sé quiénes son

—La canción lo hizo rico y famoso, y eso atrajo a mi madre, era una modelo de

pasarela aquí en Paris —dice Kurt con total naturalidad.

Josh se congela de nuevo.

Siempre se me olvida lo sorprendente que es para la gente saber sobre los padres

de Kurt, parece como si viniera de una familia de neurocirujanos o ingenieros de

astronáutica, pero el asunto es que, bajo el pelo despeinado y el armario

desordenado, Kurt es guapo. Los extraños a menudo lo confunden con un atleta,

porque él es alto, anguloso y musculoso, pero solo está en forma porque odia el

transporte público y camina a todas partes. Me pregunto si su apariencia es otra

razón por la que Josh pensó que estábamos saliendo.

—Pero su relación no es así —explico—.La madre de Kurt tenía su propio dinero,

se casaron por amor, todavía están juntos.

Josh toma un gran bocado de pan y habla antes de tragar.

—No puedo creer que conocieran a Kurt Kobain, eso es genial.

Solía ver a Josh en la cafetería y él siempre ha sido alguien que come

descuidadamente. Se siente extraño ver éste mal hábito de cerca, tal vez porque me

recuerda al Josh que sus amigos conocían, el relajado con barreras abajo, el del

círculo cercano. O tal vez porque me recuerda a Kurt y Kurt es seguro.

—No —dice Kurt—. Apesta. Me pusieron el nombre de un tipo que cometió

suicidio, también la gente asume que soy fan de Nirvana, lo que ni siquiera es

lógico, porque no es como que yo me hubiera nombrado a mí mismo.

—¿No te gustan para nada? —pregunta Josh.

—No, podemos intercambiar nombres si gustas.

—Kurt Cobain Wasserstein —dice Josh lentamente y se ríe—. No, no tiene la

misma rima.

—Kurt Donald Cobain Wasserstein, no puedes olvidar el nombre del medio, yo no

puedo.

—Lo que te haría a ti... Jeshua Elvis Aaron Presley Bacon.

Kurt se sobresalta.

Page 96: 3. Felices por siempre jamás

96

—¿Hablas en serio? ¿Ese es tu nombre?

El rostro de piedra de Josh hace que me de risa.

—¿Isla, está hablando en serio? —pregunta de nuevo Kurt, pero entonces lee mi

expresión correctamente—. Oh —-Se desalienta —. Estabas solo...

Pero entonces el momento perfecto ocurre cuando se recupera y sonríe.

Josh señala con el dedo—. No vas a decirlo.

—…josheándome.

Josh se agarra el pecho en agonía mientras Kurt estalla en carcajadas en voz alta.

Mi corazón va a estallar de felicidad, Josh niega con la cabeza.

—Solo dejaré que te salgas con la tuya porque estoy intentando dejar una buena

impresión con tu amiga ¿De acuerdo? Mi segundo nombre es David.

Kurt lo considera durante unos segundos.

—Es un trato, me lo llevo.

Josh toma su primer sorbo de café.

—¡Oh hombre, no estabas bromeando, esto es terrible.

—¿Entonces cómo debemos llamar a Isla? —pregunta Kurt.

Josh se endereza para examinarme apropiadamente, él me mira a los ojos mientras

pienso, David. El segundo nombre de Josh es David, gracias a las noches de

insomnio en Wikipedia sé que también es el segundo nombre de su padre.

—Isla es un buen nombre —dice finalmente—. Es el nombre correcto.

Kurt no está impresionado.

—Isla lleva el nombre de algo también, ¿Sabes?

—No te atrevas —le digo.

Josh se sienta inclinado hacia adelante, sus ojos brillan.

—Dilo.

—Prince.Edward.Island —dice Kurt.

Hay una larga pausa y entonces soy la única suspirando.

Page 97: 3. Felices por siempre jamás

97

—Sí, mis padres hicieron esa cosa terrible de llamarnos a mí y a mis hermanas con

el nombre de dónde fuimos concebidas.

Otra pausa.

—No lo hicieron —dice Josh.

—Geneviéve lleva el nombre de la patrona de París, "Hattie" es la abreviatura de

Manhattan, y si... Isla Prince Edward. Mis padres estaban de vacaciones. Quiero

decir, no me malinterpreten, me alegro de que mi nombre no sea Prince o Edward.

¿Pero el concepto de viajar a una isla? Completamente arruinado para mí.

Sus risas se ven interrumpidas cuando la puerta de las escaleras se abre con un

sonido metálico. Un enjambre de muchachas nos observan a medida que pasan por

mi puerta abierta, más de una ceja se levanta. Escucho mi nombre murmurado en

el pasillo y en el vestíbulo, acompañado de risas no tan amables.

—Sabes —dice Josh, con una mirada hacia mí—. Casi olvido lo molesto que es este

cuarto, esas escaleras me volvían loco.

—No me gusta la ventana—dice Kurt.

—En serio, las barras tipo cárcel, el tráfico ¿Te acuerdas de la cantante de ópera

que solía cantar ahí afuera?

—¿Entonces qué vas a hacer hoy? —pregunto sacando a las chicas de mi mente, mi

pregunta atrapa a Josh con la guardia baja—. ¿Um, trabajando, sólo en mi cuarto.

¿En el último piso?

—Oh, genial. —Trato de sonar animada, que ingenua de mi parte pensar que

podríamos pasar el rato, por supuesto, está ocupado—. Nosotros estaremos

trabajando aquí, tareas, cómo siempre.

Pero Josh parece... confundido, decepcionado.

Me toma un momento y entonces me doy cuenta que él me ha dicho que va a estar

solo en su habitación y en que habitación se encuentra. Y yo le dije que estaría aquí

con Kurt, el tipo que durmió en mi cama anoche.

—¿A menos que quieras pasar el rato? —Las palabras se escapan de mis labios—.

Iré a tu habitación. Si tú quieres.

Todo el cuerpo de Josh se ilumina.

—¿Si? —Mira a Kurt—. Estás invitado también, por supuesto.

Page 98: 3. Felices por siempre jamás

98

—No creo que quieras decir eso —Kurt toma lo último de su café—. Y paso, de

cualquier forma. Preferiría no tener que ver cómo se toquetean el uno al otro.

Page 99: 3. Felices por siempre jamás

99

Traducido por Fanny

Corregido por ƸӜƷKhaleesiƸӜƷ

l sexto piso no es un piso regular. Es cierto, tiene el mismo contraste

peculiar de accesorios cristalinos y bombillas fluorescentes, papel tapiz

anticuado y alfombras industriales, pero es lo que los franceses llaman les

chambres de bonne16. Las criadas de la aristocracia solían vivir aquí arriba.

Los techos son más bajos, y hay menos habitaciones. También está en silencio. No

voces, no música. Que miedo.

Paso una puerta que ha sido forrada con una docena de imágenes de la banda de

chicos, otra con una pequeña pizarra que tiene un número telefónico garabateado

en ella, y otra con una pizarra grande que ha sido etiquetada con las palabras

¡DAVE TIENE BOLAS DIMINUTAS!

La puerta de la habitación 604 está en blanco.

En años anteriores, Josh hubiera puesto tontas ilustraciones de él mismo en varios

disfraces, vaquero, pirata, payaso, robot, oso. Mi corazón se encoge a otro

recordatorio de su estado actual de infelicidad en nuestra escuela.

Aliso la parte delantera de mi vestido. Ha pasado una hora desde el desayuno,

porque tenía que tomar una ducha. También necesitaba aplicar algún serio

maquillaje para cubrir los moretones. Tomo una respiración profunda y copio el

toque que lo identifica.

Josh abre la puerta con una sonrisa conocedora.

Se la regreso tímidamente.

Él da un paso a un laso, y entro. Espero que cierre la puerta detrás de mí, porque,

bueno, es Josh, pero la mantiene abierta con un libro de arquitectura Parisina.

Estoy conmovida por este gesto de respeto… incluso aunque ahora mismo no me

importaría la privacidad.

16

Es un tipo de apartamento francés que consiste en una habitación individual en una casa de clase media o edificio de apartamentos

E

Page 100: 3. Felices por siempre jamás

100

—Lamento que sea un desastre. —Mete sus manos en sus bolsillos—. Sin embargo,

limpié la cama y las sabanas están limpias.

Mis cejas prácticamente llegan a la línea de mi cabello.

—Para sentarse. —Su acusación es hecha en tono de broma, pero su piel se torna

rosado melón—. Lindos zapatos, por cierto.

Estoy usando zapatos planos—. Linda deflexión, por cierto.

—Es lindo verte, por cierto.

—Buena salvada, por cierto.

Josh sonríe mientras dejo caer al piso mi mochila llena con tarea. En teoría, voy a

estudiar, y él va a dibujar. ¿En la realidad? Espero que nos besemos.

Su habitación es espectacular. El pequeño espacio se siente extra pequeño debido a

la gran cantidad de obras de arte que está en todas partes. Pero la habitación no se

siente apretada. Se siente como un capullo. Sus dibujos están sobre su escritorio, el

cual ni siquiera es nuestro escritorio edición estándar, es una especie de escritorio

para dibujar, sobre su cómoda, sobre el piso, encima de su refrigerador. Y cubren

casi cada pulgada de su techo y paredes.

—Siento como si estuviera dentro de tu cabeza. —Y luego me arrepiento de

decirlo. Porque, es espeluznante.

Pero Josh parece estar relajado—. Mis amigos solían decir eso también.

Examino su trabajo más de cerca. Las ilustraciones están en tinta negra, y

reconozco locaciones de toda la ciudad; la ventana de rosas y espinas de la Sainte-

Chapelle, el laberinto de setos dentro del Jardin des Plantes, una pared de cráneos

humanos y fémures dentro de las Catacumbas, una jaula de pájaro en la Marché

auxFleurs, el opulento exterior del PalaisGarnier, la famosa casa del fantasma de la

opera.

Y los rostros. Tantos rostros.

St. Clair; su novia, Anna; su exnovia Ellie; St. Clair y su amiga en común con Josh,

Meredith; y por supuesto… Rashmi. Mis ojos caen sobre un dibujo a lado del sofá

de Josh, la cabeza de Rashmi sobre un reposa brazos, sus pies en el otro, leyendo

una novela. Su largo cabello cubre la parte posterior del reposa brazos en ricas y

negras ondas.

—Vaya —digo en voz baja—. Rashmi se ve realmente linda.

Page 101: 3. Felices por siempre jamás

101

Josh traga—. Hice ese hace mucho tiempo. ¿Viste este? —Apunta a una divertida

imagen de St. Clair picando la espalda de Anna con el brazo de alguien más, pero

ahora estoy distraída y desorientada. Estoy rodeada. Rashmi sola. Rashmi con

amigos.

Rashmi con Josh.

—Es mi amiga, Isla. O lo era. Ni siquiera he hablado con ella en meses.

—No, lo sé. —Y sacudo mi cabeza, porque sí lo sé. No estoy segura por qué esto me

atrapó por sorpresa. Me siento en su cama y sonrío para mostrarle que estoy bien.

Ella es su amiga, y claramente extraña a su amiga, así que está bien que estos

dibujos estén aquí. Seguro. Si puedo convencerlo, tal vez pueda convencerme a mí

misma.

Josh me mira por un largo tiempo. Mantengo mis ojos en su edredón, cuadros

bancos y azules, muy masculino, y trato de recordar como la Isla del pasado se

hubiera desmayado si pudiera ver a Isla del presente.

—Si te muestro algo —dice él finalmente—, tienes que prometerme que lo tomarás

como un cumplido. Sin juzgar.

Inclino mi cabeza en interrogación.

—Lo digo en serio. Tienes que prometerlo.

—¿Por qué? ¿Es malo?

—No, solo que… no tenía planeado mostrártelo. Al menos no todavía.

—Y ahora me estás preocupando. —Solo estoy medio bromeando—. ¿Es esta la

parte donde confiesas que has estado tomando fotos de mis envases de yogurt

desechados?

—Mentí —dice Josh.

Mis preocupaciones se ahuecan mientras abre un cajón, saca un cuaderno de

bocetos maltrecho, y lo pone en mis manos. Lo volteo. BIENVENIDO, dice la

etiqueta azul.

—Ese es el que estaba usando el pasado junio —dice él—. No lo dejé en Nueva

York. Obviamente.

—¿Esto es? —Mi alivio es profundo—. Sí, lo sé. Lo he visto en tu mochila.

Palidece—. ¿En serio?

Page 102: 3. Felices por siempre jamás

102

—Está bien. Entiendo. O sea, el dibujo no era halagador, ¿cierto? Estaba tan ida.

Entiendo por qué no querías mostrarme.

—Uh, no. —Se está retorciendo—. No es por eso. Ni siquiera de cerca. En absoluto.

Considero mi curiosidad mucho más despierta.

Josh se sienta a mi lado. Suspira. Abro el libro, y se abre justo ahí. Como si él lo

mirara. Bastante.

Me quedo viendo la página. Páginas. Hay dos dibujos de mí. En el primero, mi codo

está recargado contra la mesa en Kismet. Mi cabeza descansa en mi mano, y mi

cabello cae libremente alrededor de mi rostro. Mis ojos están cerrados en un

ensueño. En el segundo, mi cabeza descansa sobre mis brazos, los cuales estoy

usando como almohada. Mi cabello se extiende sobre la mesa en ondas y rizos. Mis

labios están oh-tan-ligeramente abiertos.

Las imágenes son… sexys. Sus pinceladas son todas curvas.

Él se estira y cambia la página.

Hay un tercer dibujo.

Este es de memoria. Estoy de pie en la lluvia. Mi cabello está mojado. Mi vestido

empapado. Más curvas, mis curvas, están expuestas. Un jardín gigante de rosas

flota detrás de mí cabeza como un halo, y estoy mirando directamente al

espectador. El artista.

El latido de mi corazón golpea en mis oídos. Miro a Josh, mis ojos muy abiertos.

—Kurt pidió verlo —dice—. Cuando pensé que estaban saliendo. Pensé que

patearía mi trasero.

—Mi vestido está bastante pegajoso.

Josh gime—. Y ahora piensas que soy un pervertido.

Sonrío—. Solo si el resto del libro es como eso. —Empujo su hombro lentamente

mientras procedo a pasar el pulgar a través del libro. Al principio no me doy cuenta

de lo que está pasando, pero… estoy buscando por otras. Hay bastantes mujeres,

de todas las edades, en el interior, incluso algunas bonitas, pero mientras continúo

buscando, es claro que las mías son únicas. Son los únicos dibujos que lucen así.

Josh me regresa el empujón—. ¿Te sientes mejor? ¿O sigo a la par de ese fotógrafo

de Finlandia?

Page 103: 3. Felices por siempre jamás

103

—No. —Sigo sonriendo mientras bajo el libro—. Definitivamente no. Te aseguro

que no.

—Bien. —Su voz es profunda, más tranquila.

Lo miro. Él me regresa la mirada. Sus dedos peinan a través de mi cabello, y acuna

mi cabeza en sus manos. Mis ojos se cierran. Deslizo mis manos en la nuca de su

cuello, y luego más arriba, uñas rastrillando contra su cuero cabelludo. Nuestras

bocas se acercan, a un soplo de distancia. Nuestra respiración es rápida y cálida.

Separa mis labios con los suyos.

Y entonces nos estrellamos juntos como lo animales voraces que somos.

Subo a su regazo, necesitando cercanía, empujando mis caderas contra las suyas. La

falda de mi vestido se sube. Me siento desesperada, en agonía. Un sonido desigual

escapa de mis labios. Nuestros besos se vuelven frenéticos, y su boca es asertiva,

sus manos fuerte y…

—Ah hem.

Ambos nos sobresaltamos. Nate está de pie en la puerta. Me bajo de Josh y agarra el

cuaderno de bocetos y se lanza a la silla de su escritorio, poniéndolo

estratégicamente sobre su regazo. Cada centímetro cuadrado de mi cuerpo está en

llamas.

—Tengan un lindo día —dice Nate con cansancio. Camina lejos penosamente.

Gimo—. No puedo decidir si las nuevas reglas apestan más para él o para nosotros.

Josh golpea su frente una vez contra su escritorio.

—Definitivamente para nosotros. Antes de que pueda responder, su teléfono

suena. Levanta su cabeza para ver la pantalla. Y luego maldice en voz baja—. Tengo

que tomar esto o ella nunca dejará de llamar. —Lo atiende—. Hola, mamá.

No pienses en el libro de bocetos. No pienses sobre lo que está cubriendo.

—Síp. Todo está bien. —Pausa—. Estoy haciendo tarea. —Pausa—. No. —Pausa—.

No, no lo estoy. —Pausa—. Sí. Lo sé. —Josh rueda sus ojos mientras lanza el

cuaderno de bocetos de vuelta a la cama, un doble mensaje de que el ánimo está

más allá del reparo, y soy bienvenida para mirar cualquier cosa dentro—. No. Lo

sé. —Su conversación continúa así como por cinco minutos hasta que la corta—.

Oh, hombre, un simulacro de incendio, tengo que irme, adiós. —Cuelga. Y luego

lanza su teléfono sobre el escritorio y deja caer su cabeza en sus manos.

Page 104: 3. Felices por siempre jamás

104

Le doy un momento antes de preguntar—. ¿Simulacro de incendio?

Josh levanta su cabeza.

—Usualmente salgo con una mejor excusa. —Estira una pierna y golpea uno de mis

zapatos con el suyo—. Es difícil pensar contigo sentada ahí.

Le regreso el golpe—. ¿Asumo que no eres cercano a tus padres?

—No. No lo soy.

Me pregunto qué tan seguido hablan. Solo hablo con los míos una vez a la semana,

pero nuestras llamadas siempre duran al menos una hora.

—¿Es por eso que estás aquí? ¿En Francia? Tengo que admitirlo, siempre he

pensado que era como raro que un senador mandara a su hijo a un país extranjero

para ser educado.

—Paris no fue exactamente la primera opción. —Y luego pone esta extraña

expresión, como si estuviera sorprendido por sus propias palabras.

—¿A qué te refieres?

—Nun… nunca le he admitido esto a alguien.

Mis cejas se fruncen.

Josh mira sus manos, masajeando su pulgar izquierdo en su palma derecha.

—Mis amigos estaban conscientes de que no me llevaba bien con mis padres, así

que… como que asumieron que fui enviado aquí porque soy difícil. O lo que sea. Y

nunca los corregí. Supongo que quería que lo creyeran, porque es menos

vergonzoso que la verdad. —Me mira de nuevo y sostiene mi mirada—. Yo escogí

esto. Estar atrapado aquí es mi propia culpa.

Mis ojos se agrandan. Espero que se explique.

—Cuando mis padres comenzaron a buscar preparatorias privadas en Nueva York

y Washington, los convencí para que creyeran que enviarme al extranjero sería

mejor para mi educación. Y era inmaduro, y tonto, y Paris sonaba romántico y

artístico y todas esas tonterías, pero en el momento en el que llegué aquí, me di

cuenta que… es solo una ciudad. ¿Me entiendes? Y, sí, es hermosa y culta y todo el

cliché que dice ser. Pero, no sé, siempre se ha sentido como si estuviera matando el

tiempo aquí hasta que mi verdadera vida pueda comenzar.

Matando tiempo. No creo que me cuente como parte de esto, pero aun así, las

palabras duelen. Trato de no mostrarlo.

Page 105: 3. Felices por siempre jamás

105

—¿Entonces en donde te gustaría estar? ¿Nueva York? ¿Washington?

—No. Y definitivamente no. Voy a Vermont el año que viene.

Frunzo el ceño.

—¿Vermont? ¿Qué hay en Vermont?

—El Centro de Estudios de la Caricatura. —Se anima en mi confusión. Se atrae más

cerca en su silla—. Es la única de su especie, está completamente enfocada en arte

secuencial. Y tiene está loca facultad, todos los mejores caricaturistas la visitan

para enseñar ahí.

—¿Caricaturistas? ¿Cómo qué? ¿El tipo que dibujo a Calvin y Hobbes?

Sacude su cabeza.

—No, cualquiera que dibuja arte secuencial es un caricaturista. Cosas de

superhéroes, novelas gráficas, gráficos no-ficción. No solo se aplica a la gente que

escribe historietas.

—Oh. —Y ahora me siento tonta—. ¿Qué tan grande es la escuela?

—No es grande. Es la mitad del tamaño de SOAP. —Levanta un lápiz y lo mece

entre dos dedos—. Entonces, ¿Qué sigue para ti?

Los nervios golpean. Solo así—. No lo sé.

Su lápiz se detiene.

Debí de haber visto la pregunta viniendo, pero me tomó por sorpresa. Estoy

humillada al encontrarme luchando para detener las lágrimas.

—Estoy aplicando para dos, la Sobornne y Columbia, pero no sé a dónde quiero ir.

No sé dónde pertenezco.

Josh se mueve a la cama, a mi lado de nuevo.

—Oye. Está bien. Todavía tienes bastante tiempo para decidir.

—No. No lo tengo. ¿Y quieres saber la peor parte? Como que espero que una de

ellas me rechace para no tener que tomar la decisión por mí misma.

Sus cejas se elevan. Está en silencio por un largo tiempo, debatiendo algo en su

cabeza.

Page 106: 3. Felices por siempre jamás

106

—He visto los gráficos en la oficina del director. —Está escogiendo sus palabras

cuidadosamente—. Eres la mejor estudiante en nuestra clase. Ambas escuelas te

van a aceptar.

Así que sí sabe. Me rasco mis uñas color rosa melocotón. Lo arranco, mordida a

mordida.

—¿Qué quieres estudiar?

El hoyo en mi estómago se hace más profundo—. Nada.

—¿Nada?

—O sea… no lo sé. No sé qué quiero hacer, o quien quiero ser, o donde quiero vivir.

Es como si todos los demás tuviera su futuro trazado menos yo.

La expresión de Josh cae—. Sabes que no es cierto.

—Tal vez en otras escuelas, ¿pero en la nuestra? La gente tiene planes. Tú tienes

planes.

—Bueno. ¿Qué ciudad te gusta más?

Tiro de mi brújula.

—Ambas se sienten como mi hogar. Cuando era más joven, mi familia pasaba los

veranos aquí y el resto de año allá. Ahora es al revés. Soy una ciudadana en ambos

países, soy fluida en ambos idiomas, y estoy cómoda en ambas ciudades.

—Cómoda.

Hay algo en la manera en la que lo dijo.

—¿Qué? —pregunto.

—Es solo que… ¿no quieres probar algo nuevo? ¿Qué hay sobre todo esas historias

de aventuras que pesan sobre tu librero?

No lo sé. No lo sé. Me gusta leer sobre aventuras, claro, pero también me gusta

hacerlo desde la seguridad de mi hogar. ¿Pero qué es hogar, aparte de una cama

con una colcha? ¿Dónde está?

Josh ve que me estoy enojando conmigo, así que trata de aligerar el humor.

—¿Sabes dónde creo que deberías ir? Dartmouth.

—Ajá. Ni siquiera sé dónde es.

Page 107: 3. Felices por siempre jamás

107

—Está en New Hampshire, en la frontera de Vermont. ¿Y el Centro de Estudios de

la Caricatura? Como ves que está al otro lado. Y he escuchado que Dartmouth tiene

un asombroso programa en Nada. El mejor programa de Nada en el mundo. Eso es

lo que la gente dice.

Finalmente esbozo una sonrisa. Está molestándome, pero sigue siendo lindo que

no le importaría tenerme cerca. O, al menos, que le guste lo suficiente como para

bromear al respecto. Asiento hacía su escritorio de para dibujar.

—Muéstrame tu verdadero trabajo. Enséñame que haces aquí todo el día.

Josh está sorprendido y feliz de darme un tour a través de su espacio de trabajo:

docenas sobre docenas de brochas, bolígrafos y lápices, tinta china, pinturas de

óleo, acuarelas, plumillas, borradores, fotografías de referencia, un secador de

cabello para secar más rápido la tinta, varias almohadillas de diferentes tamaños

que lo que él llama su semiprecioso papel, y una caja de elefante donde guarda lo

mejor. Como yo, ha metido un delgado librero a su habitación, pero sus estantes

están llenos con libros de bosquejos encuadernados, libros de arte, libros de

referencia, y lo que parecer ser cada memoria gráficajamás escrita, Jeffrey Brown,

Craig Thompson, Alison Bechdel, James Kochalka, Lucy Knisley, y toneladas de

otros que nunca había visto antes.

Hay una ausencia clara de trabajo relacionado con la escuela. La tira de su mochila

sale de debajo de su cama, así que asumo que el resto ha sido metido ahí abajo

también. Y debajo de su cómoda, donde yo he puesto una segunda cómoda para

más ropa, él ha puesto un archivo plano grande de metal. Su propia memoria

gráfica ha sido dividida entre sus cajones. Están etiquetadas: ECDI PRIMER AÑO,

ECDI segundo año, y ECDI PENÚLTIMO.

—¿Tienes un cajón de último año? —pregunto.

—Todavía no. —Josh toca su sien con un dedo—. Todavía estoy haciendo el guión

grafico del verano pasado. —Me muestra en lo que ha estado trabajando,

miniaturas en azul de su molesto ser en Washington, intentando bloquear el

sonido de su padre recordando un comercial de ataque de Terry Robb. Terry es su

oponente en las siguientes elecciones—. Es más fácil comenzar así. Evita que

cometa errores más grandes después.

—¿Qué piensan tus padres que escribas sobre esto? ¿Sobre sus vidas privada?

Se encoge de hombros.

—No saben que escribo sobre nuestras vidas privadas.

Page 108: 3. Felices por siempre jamás

108

Me pregunto si es verdad—. ¿Qué significa ECDI?

—El Chico del Internado. Ese es el título.

Miro el cajón de arriba, su primer año, y luego a él. Asiente. La abro y encuentro

una pila de grueso papel lleno de ilustraciones en tinta. La hoja superior es un

dibujo de sus amigos en togas de graduación, sonriendo, brazos alrededor uno del

otro. Josh está lejos de ellos, pequeño y distante. La levanto, delicadamente, para

ver lo que hay debajo. Es una página con multi-paneles de Josh viajando alrededor

de una ciudad que inconfundiblemente es Venecia, Italia.

Josh en caricatura es familiar. Es el mismo Josh que solía ver usando tontos

disfraces sobre su puerta. Es un preciso, pero exagerado, retrato de quien es en

realidad. Su nariz es más prominente, su marco más delgado. Pero todavía es

hermoso. Luce triste y enojado, sensible y solitario. Bajo la ilustración de encima y

cierro el cajón. Su trabajo es tan personal. No siento como si me hubiera ganado el

derecho de verlo. No todavía.

—Espero poder leerlo algún día.

Sé que me dejaría, aquí y ahora, pero luce aliviado de que haya elegido no hacerlo.

—Lo harás —dice él.

El resto de nuestro día es gastado en un silencio amigable, Josh con sus bocetos, yo

con mis libros de texto. Cuando el sol comienza a ponerse, enciende la lámpara de

su escritorio y busca comida. Su refrigerador está lleno y apretado con artículos

pre cocidos.

—¡Ajá! —Josh saca algo de detrás del jugo de naranja.

Tapo mi marcador.

—Recuerdas donde está la cafetería, ¿sí?

—¿Y tú recuerdas que vi tu hervidor eléctrico? ¿El que está en contra de las reglas

de la escuela?

—Como si no tuvieras uno.

—Tengo dos. —Sonríe—. Y un hornillo.

—La cafetería sirve comida. Comida fresca. ¡Hecha por verdaderos chefs! Si no

estuviera cerrada para la cena los domingos, te lo probaría justo ahora.

Page 109: 3. Felices por siempre jamás

109

Josh sostiene un vaso de plástico—. ¿Créme brûlée ?

Sonríe—. Por favor, no arruines mi postre favorito.

—¿En serio? —Pausa, se queda a mitad de retirar la tapa—. También es el mío.

El latido de mi corazón se acelera, encantado con este pequeño descubrimiento,

como si se tratara de más evidencia para nuestro caso. Pero no hablo de ello. Solo

dejo salir un suspiro—. Créme brûlée de lavanda. Créme brûlée de jengibre. Créme

brûlée de espresso.

—Probé de romero una vez. Increíble.

Agarro su edredón con ambas manos—. No.

Josh consume su postre en dos mordidas. Tira el vaso vacío en su bote de basura y

salta una vez.

—Te llevaré ahora mismo. ¡Vamos, vamos!

Río.

—Lo siento. Los domingos es noche de pizza.

Se desinfla—. Maldición.

—Ven con nosotros.

Josh se deja caer a mi lado en la cama.

—Eso es… en verdad medio raro. Mis amigo y yo también solíamos cenar pizza los

domingos.

—Lo sé. Solía verlos en el restaurante.

—¿En serio? ¿Pizza Pellino?

Asiento. No era una coincidencia.

—Oye. —Se pone inquieto—. Sobre Kurt. Sobre tu cama. —Rebota dos veces para

demostrar donde descubrió el cambio de tema.

—Sí. Él duerme en ella.

He identificado correctamente su pregunta y le he dado la respuesta equivocada.

Trata de actuar como si no le importara, pero su expresión asemeja a la que debió

de haber parecido la mía cuando me di cuenta que estaba rodeada por el bien

Page 110: 3. Felices por siempre jamás

110

parecido de su exnovia—. Hemos dormido en las mismas camas nuestras vidas

enteras —digo—. No hay nada sexual sobre ello. Lo prometo.

—No es así como yo me sentiría estando a tu lado. —Pero antes de que pueda

disfrutar su emocionante y perfecta respuesta, una pregunta más alarmante ha

saltado en su cabeza—. ¿Alguna vez has despertado y has visto…? Ya sabes. ¿En la

mañana?

—Si esperas que responda eso, tienes que decirlo.

—No voy a decirlo.

Pauso—. Bien. Sí.

Josh parece frustrado.

—Pero no es como si fuera, ugh, dirigida a mí o algo. Y no es como si durmiéramos

desnudos. O sea, hemos sido amigos desde siempre, así que, sí, hemos visto cosas,

pero…

—¿Te ha visto desnuda? —exclama. Y luego nota mi expresión y se retracta de

inmediato—. Lo siento. Ese no es de mi incumbencia.

Estoy abriendo mi boca para estar de acuerdo cuando soy golpeada por una nueva

verdad sorprendente. La situación ha cambiado. O tal vez está a punto de cambiar.

—No —digo—. Es de tu incumbencia. Si quieres que lo sea.

—Si quiero.

Trago—. Yo también.

Sus cejas se alzan.

—¿Esto… esto significa que quieres ser mi novio? —Mi pregunta suena inmadura y

trascendental a la vez. Pero Josh no se inmuta.

—Sí —dice él—. Sí quiero.

Page 111: 3. Felices por siempre jamás

111

Traducido por Jessy

Corregido por ƸӜƷKhaleesiƸӜƷ

osh es mi novio.

Josh es mi novio.

Es un milagro que después de solo una sola semana, fuéramos una pareja en la

vida real y no solo en mis sueños. Todas las mañanas, llega a mi puerta antes

de Kurt, para que podamos tener unos minutos a solas antes del desayuno. Y luego

él se nos une en la cafetería. Creo que, tal vez, él necesitaba la seguridad de que no

estaría sentado en una mesa vacía. Es extraño darse cuenta de que Josh, el Josh

independiente, el compuesto Josh, se preocupe por estas cosas también.

Incluso podría explicar el desinterés.

Somos inseparables hasta que nuestros horarios nos separan en el quinto período.

Pero nos reunimos después de la escuela, y lo acompaño a detención. Si Kurt es el

experto en los caminos transitados, Josh en el experto de habitaciones hace mucho

olvidadas. Durante todo el día, me cuela en espacios que son estrechos, ocultos, y

abandonados, y nos besamos en la oscuridad hasta que las campanas de alerta

suenan.

Trabajo en la tarea mientras él está en detención, y cuando la termino, todos

cenamos en la cafetería.

Y entonces nos re-separamos de Kurt. Dejamos el campus por la privacidad que

nuestro dormitorio ya no permite. Significa que suelo visitar la casa del árbol dos

veces, una vez con Kurt en la tarde y una vez con Josh en la noche. Pasamos

nuestras noches en dulces y fervientes besos apretados, mientras de manera

sublime vamos a trompicones por cosas menos inocentes.

Cuando Josh salió con Rashmi, eran notorios por sus demostraciones públicas de

afecto. Era tortuoso. Sentía tanto envidia como repulsión. Conmigo, es tranquilo.

Sostiene mi mano y me roba besos, pero guarda la mayor parte de su afecto para

cuando estamos solos. Creo que entiende que no disfruto de llamar la atención

hacia mí. También creo que, tal vez, le ha puesto un mayor valor a su privacidad.

Aun así, nuestra relación no ha escapado a la atención de nuestros compañeros.

Pero estoy feliz. A pesar de mi timidez, todavía quiero desfilar con él en frente de

J

Page 112: 3. Felices por siempre jamás

112

toda la escuela. Quiero gritar, ¡Miren! ¡Miren a este perfecto chico que quiere

sostener mi mano!

El viernes, Hattie nos sobresalta por detrás en el pasillo.

—Entonces, tú eres el chico que rompió la nariz de mi hermana. O bien tienes la

mejor puntería o la peor. ¿Cuál es?

—Un placer conocerte —dice Josh.

—Lo que sea. Isla, necesito cuarenta y seis euros.

—¿Por qué? —toco mi nariz con timidez.

—Porque quiero comprar un cráneo de comadreja y ponerlo en la almohada de

esta chica.

Intento no suspirar. No lo logro.

—Ella es mi amiga —dice Hattie.

—No —digo.

—Ugh, bien. Maman.

La observamos alejarse sigilosamente.

—¿Estaba hablando en serio? —pregunta Josh.

—Nunca estoy segura.

Él sacude la cabeza, desconcertado.

—Tú hermana mayor no es así, ¿cierto? Tuvimos estudio de arte juntos en mi

primer año. Ella siempre parecía genial.

—Lo es.

—Sí. Ella siempre parecía como si…tuviera cosas que descubrir. Como si tuviera la

motivación y la confianza para hacer cualquier cosa.

Sonrío.

—Esa es Gen, definitivamente. ¿El verano pasado? Se afeito la cabeza y volvió a

casa como bi. A mis padres en serio les gusta su nueva novia. Pero mi mamá se

molestó por su cabello.

Page 113: 3. Felices por siempre jamás

113

Josh se ríe. Cuando lo dejo en detención esa tarde, me topo con otra fuerza

obstinada.

La directora del colegio me detiene.

—Estaría preocupada —dice ella—. Pero Monsieur Wasserstein ha sido

notablemente puntual, últimamente. Tú debes ser la razón.

No estoy segura como responder.

La directora me mira a través de sus gafas, las que se alzan sobre la punta de su

nariz.

—Eres una chica brillante. Ten cuidado allí —y luego se aleja a grandes zancadas.

No me gusta su tono. O su presunción de que las hormonas podrían estar

metiéndose en el camino de mi inteligencia. ¿Tiene miedo de que la actitud de Josh

se me pegue? ¿Qué voy a dejar de preocuparme por mi educación? Bueno, puede

tomar su preocupación y empujarlo por su culo. Pero cuando abro la puerta de mi

cuarto unas horas después, Josh está inusualmente molesto.

—Es contraproducente —dice él—. ¿Conoces toda esa idea de la detención en

Sabbath? Le pregunte a la directora acerca de ello, y fue directamente hacia mis

padres.

Hice una mueca.

—Sí. Y a pesar de que esta vez la excusa es –en teoría– legítima, mis padres

estuvieron de acuerdo en que estoy siendo descarado, y ahora tengo dos semanas

adicionales de detención.

Estoy sorprendida.

—¿Dos semanas? Pero eso significa que...

—Detención hasta finales de octubre.

—¡Eso es una locura! ¿Cuál diablos es el problema de la directora?

Él se saca los zapatos y se deja caer en mi cama.

—Bienvenida al último intento de tratar de conseguir que me tome esta escuela

más seriamente.

—Lo siento. Lo del Sabbath fue mi idea. Mi estúpida, estúpida…

Page 114: 3. Felices por siempre jamás

114

—Hey—Josh se sienta en sus codos—. Solamente porque yo no lo pensé en primer

lugar.

Hay una conmoción en el pasillo.

—Mira quien está en la cama de Isla —dice Mike—. ¡Danos un show, chiquilla!

¡Danos un adelanto!

Emily se carcajea.

—¿Kurt está celoso?

Dave aparta su enmarañado pelo de sus ojos.

—Nah. Se están preparando para un trio.

Quería golpear a todos en la garganta. Pero Josh está mirando desafiantemente a

Mike.

—Su nombre es Ais-la. Debe ser difícil de recordar cuando tu cerebro es más

pequeño que tu pene. El cual, corre el rumor, no es tan grande en primer lugar.

—Vete a la mierda, Wasserstein.

—Buena esa.

La puerta del hueco escalera hace un sonido metálico al abrirse, y Sanjita aparece

detrás de ellos. Su mirada esta fija en algo por delante en el vestíbulo. Es una

posición poco natural que me dice que ella ya sabe que está es mi habitación.

—Vamos, Mike —ella tironea su brazo—. Tengo hambre.

Él todavía esta hinchado como un búho bebe enojado. Señala con un dedo a Josh.

—Me las pagarás.

Se pavonean en la distancia, y Josh frunce el ceño a la puerta con irritación

suprema.

—¿Ha habido alguna vez una amenaza más vacía?

—¿Qué pasa con la gente hoy en día?

—No lo sé. Pero los odio. Odio a todos en el mundo excepto a ti.

—Y Kurt.

—Y Kurt—está de acuerdo él—. ¿Dónde está Kurt?

Page 115: 3. Felices por siempre jamás

115

—Es noche de Sushi. ¿Recuerdas?

Se hunde en mis almohadas.

—Oh. Cierto.

Hemos discutido y decidido más temprano que Kurt y yo deberíamos mantener las

noches de los viernes, y entonces las noches de los sábados serán nuestras. Pero

estoy decepcionada también. Los horarios, las reglas, la gente.

Tan pronto como su detención Sabbath se termine, estará de vuelta en mi puerta.

—Quiero dibujarte otra vez —dice él—. Antes de la cena. Mientras todavía hay luz.

Mi torrente sanguíneo fluye con euforia mientras me apresuro hacia el Arènes de

Lutèce, un anfiteatro abandonado hace mucho tiempo por los romanos. Una vez,

fue inmenso y lleno de gente y se utilizaba para el combate de gladiadores. Ahora,

es más bien pequeño y vacío, y como un parque. Está a solo unas pocas cuadras de

nuestra escuela, pero está completamente oculto tras los apartamentos dispuestos

alrededor. No importa cuántas veces lo visite, siempre sigo sorprendida de

encontrar toda una arena antigua oculta aquí.

El parque tiende a estar tranquilo. Hoy, un padre le está enseñando a su hijo como

driblar una pelota de fútbol en su centro grande y polvoriento. Josh y yo subimos

las escaleras hacia los nichos de piedra originales sobre el campo. Cada nicho

contiene un banco moderno, y elegimos el que tiene la mejor vista. Contra sus

rodillas, Josh apoyo un bloc de dibujo (uno de páginas gruesas y removibles) e

inmediatamente comienza a dibujar con su pincel pluma favorito (un lápiz cubierto

con una punta de pincel). Trabajo como siempre lo hace, con el pulgar metido

debajo de su dedo índice. Me encanta ver su mano.

—¿Qué debo hacer? —pregunto—. ¿Cómo debería sentarme?

—Siéntate como quieras. Pero intenta no moverte demasiado —añade con una

sonrisa. No hay nada como ser mirada abiertamente por un atractivo miembro del

sexo opuesto para hacerme sentir como si todos mis miembros estuvieran en el

lugar equivocado. Busco una distracción.

—Entonces… ¿cuál es la historia detrás de tu sticker?

Josh voltea el block de notas, esperando algo que ha aparecido.

—El que está en tu cuaderno de bocetos. El de la BIENVENIDA estadounidense.

—Oh —resopla—. No hay historia. Mi padre tenía una enorme pila de ellos en su

oficina, y solo tome uno. Había un montón de idiotas en el Congreso burlándose de

Page 116: 3. Felices por siempre jamás

116

la emigración Mexicana esa semana, así que dibuje la palabra que me hubiera

gustado estuvieran hablando en su lugar. Pero no era una idea original. Vi un

sticker australiano así una vez.

—¿Sabes lo que me gusta de ti? —pregunto, después de unos minutos.

—Mis movimientos dinamita en la pista de baile.

—Has trabajado esta fachada apática, pero siempre te estás revelando en

momentos así. En los momentos que realmente importan.

—No me importa nada —dice él—. Pero me importas tú.

—Nope. Tienes un corazón blando, Joshua Wasserstein. Lo puedo ver.

Sonríe para sí mismo y sigue dibujando. Hay una ráfaga de viento fragante, y las

primeras hojas de la temporada llueven sobre nosotros. Un frescor perfora el aire.

Observo al pequeño niño en la arena correr a toda velocidad entre las piernas de

su padre y escuchar el leve crujido de la grava cuando una pareja de ancianos

camina por el sendero tras nosotros.

El sol baja más en el horizonte. Hay una nueva tranquilidad, y me doy cuenta que

Josh ha dejado de trabajar.

Me está mirando fijamente. Embelesado.

—¿Qué pasa? —tengo miedo de moverme—. ¿Qué está mal?

—Nunca había visto brillar al sol directamente a través de tu cabello antes.

—Oh—le eche un vistazo a la cortina brillante—. Nunca se ve igual, ¿verdad? En el

interior, es castaño rojizo. En el exterior, es más bien un rojo.

—No —Josh extiende la mano. Toca suavemente una de las ondas—. Rojo no es la

palabra adecuada. No es castaño rojizo o naranja o cobre o bronce. Es fuego. Es

como ser hipnotizado por las flamas de un edificio en llamas. No puedo apartar la

mirada.

Me he sonrojado mucho menos a su alrededor últimamente pero, ante esto, mis

mejillas se calientan.

—Y eso—dice él, mientras yo miro hacia mi regazo—. Ese rubor. Y tú perfume con

esencia de rosas. Dios, me vuelve loco.

Levanto mis ojos en sorpresa.

—¿Lo has notado? No me pongo mucho.

Page 117: 3. Felices por siempre jamás

117

—Confía en mí. Te pones exactamente la cantidad correcta.

—Hueles como a mandarinas —digo yo antes de que pueda retirarlo.

—Satsuma —hace una pausa—. Tienes una buena nariz.

—La tuya es mejor. Por lo menos, la forma de la misma.

—Mi nariz es grande —se ríe él, y hace que se sacuda su garganta—. La tuya es

como la de un conejito. ¿De qué diablos estás hablando?

Me rio también —No es grande. Sino interesante.

—Interesante —levanta una ceja burlona.

Sonrió—. Sí.

Josh me devuelve la sonrisa. Sus dedos manchados de tinta se roscan por mi

cabello, y se inclina hacia mis labios. Pero luego hace una pausa para oler mi cuello.

Un escalofrío me recorre. Besa mi cuello suave y lentamente, y mis ojos se cierran.

Quiero que me bese ahí por siempre. Pero se aleja, lánguido, dejando que sus dedos

caigan suavemente por mi cabello. Me sonríe otra vez.

—Rosas —dice.

Mi corazón y mi mente están en pleno desvanecimiento.

—Gracias. Y gracias por decir esas cosas buenas sobre mi cabello —añado—. No

todos son tan agradables.

—¿Quién no diría cosas buenas de ti?

—Ha-ha —digo.

Pero él parece estar genuinamente confundido.

—¿De verdad? —respiro profundamente—. Bueno, está bien. ¿Cuándo era

pequeña? Cada abuela me paraba en la calle para decirme lo mucho que me parecía

a una de sus nietas. “Ella tiene el cabello justo como el tuyo”, decían siempre.

“Excepto que es más anaranjado” o “el de ella es más rojizo”. Era muy incómodo,

especialmente para alguien tan tímida como yo. Hattie es la única que respondía.

“Entonces no es justo como el mío, ¿no?” decía ella.

Josh se ríe.

—¿Y cuándo una pelirroja llega a la pubertad? Te conviertes en este imán para

hombres asquerosos. No pasa un mes sin que uno me diga que debo ser buena en

Page 118: 3. Felices por siempre jamás

118

la cama, porque todas las pelirrojas son demonios del sexo, o que debo ser una

perra porque todas las pelirrojas tienen temperamentos ardientes. O me dicen que

solo salen con pelirrojas, o que nunca han salido con pelirrojas, porque somos

todas feas.

Josh está aturdido.

—¿Te dicen esas cosas a ti? ¿Extraños?

—Al menos una docena de hombres me han preguntado si “mi alfombra coincide

con mis cortinas”. Y ahora está el insulto del jengibre –gracias, Inglaterra– y

algunas culturas piensan que somos desafortunadas, y ohdiosmio, sabes lo que los

franceses dicen de las pelirrojas, ¿cierto? Piensan que olemos.

—¿Cómo a rosas?

—Luego está la mierda que viene con ello naturalmente. Las quemaduras solares,

las pecas.

—Me encantan las pecas —Josh golpea su cuaderno de dibujo con el dedo índice—.

Tengo planes de colgar estos en mi pared, sabes.

¿Los tiene?

Los tiene. El día siguiente, mi rostro aparece en todos sus lugares primordiales para

mirar: sobre su escritorio, al lado de su cama, en su nevera. Dibujos con hojas en mi

cabello y mis ojos cerrados en embeleso. Dibujos con una mirada tan directa que es

vulnerable.

Me siento como su musa. Tal vez lo soy.

—Todavía es tan surrealista —le digo a Kurt, una tarde en la casa del árbol—. Ser

el objeto sobre el que sus ojos están enfocados.

—Objeto —dice Kurt.

—No quiero decir objeto objeto.

—Está mal objetivar a la gente.

—Tienes razón. Utilice la palabra incorrecta —es más fácil estar de acuerdo que

explicar la perpleja y desconcertante verdad. Cuando Josh me está mirando…no

importa.

Kurt está acariciando a Jacque. Le rasca debajo de la barbilla, el lugar favorito de

Jacque, y el gato atigrado ronronea en consecuencia.

Page 119: 3. Felices por siempre jamás

119

—¿Dónde encontraste eso? —Inclina la cabeza hacia una piedra en forma de

corazón.

—Oh. Um, ¿cerca de las Arènes de Lutèce?

—Entonces tú novio la encontró.

—La encontramos juntos.

—¿Y la trajeron aquí juntos?

Hago una pausa. Y luego asiento.

Jacque salta a su regazo, pero Kurt lo empuja.

—Tengo que trabajar —le da un tirón a su libro de química, y el mapa dibujado a

bolígrafo de alguien más del metro de Paris vuela fuera de su bolso y golpea mi

brazo.

Se lo entrego de nuevo.

—Siento no habértelo dicho. Venimos aquí algunas veces en la noche.

—Mmm —murmura Kurt. Trabajamos hasta la hora de cenar, pero el día siguiente,

cuando le pregunto si quiere estudiar en la casa del árbol, se niega.

El siguiente domingo en la casa del árbol, Josh me sorprende con tres pinceles y

una gran jarra de plástico de tempera barata de color verde oscuro.

—Los pinceles son míos, pero la pintura fue encontrada. Y gratis.

—¿Dónde la encontraste?

Su expresión se torna diabólica.

—En la sala de arte.

—Tramposo. —Pero le devuelvo la sonrisa—. ¿Qué vas a pintar?

—Me gusta eso. No que es lo que quieres pintar, sino que vas a pintar.

—Confió en ti, si eso es lo quieres decir —tiro la manta a cuadros de su tronco—.

No es como si debiera. Ladrón de arte.

Page 120: 3. Felices por siempre jamás

120

—Ladrón de pintura, muchas gracias. El arte será mío —me ayuda a arreglar la

manta, doblándola un tiempo adicional para que así haya más espacio del habitual

en el perímetro de la azotea—. Necesitaré el espacio para trabajar.

Me encojo de hombros alegremente. Está soleado, probablemente uno de los

últimos días cálidos del año, así que ya estoy untando SPF. Me deslizo fuera de mis

sandalias de cuña y muevo mis dedos de los pies en el agua.

Él estudia la pared de concreto.

—¿Dónde iremos cuando el clima cambie?

—Aguantarnos hasta mediados de noviembre. Y algunos días de invierno no son

tan malos, ¿sabes? Pero Kurt y yo solemos refugiarnos en el dormitorio, a veces en

la biblioteca.

Josh me mira. Es tan sexy que mi corazón pierde el ritmo.

—¿Pero dónde iremos nosotros?

—A todas partes —contesto—. Iremos a todas partes juntos.

—Quiero mostrarte mis retratos favoritos. El autorretrato de Van Gogh en el

d’Orsay. Y hay este Van Dyck que siempre he amado en el Louvre. Le Roi à la

chasse. Ni siquiera sé porque me encanta tanto. Tal vez tú podrías decirme.

Cierro los ojos para sentir la luz del sol en mis parpados.

—Me gustaría llevarte al restaurante dentro de la mezquita. Tendremos té de

menta y postres con miel.

—Montaremos la Ruleta en Place de la Concorde.

—Y luego caminaremos por las Tuileries y beberemos vin chaud17 para

mantenernos calientes.

—El mercado de las pulgas en Montmartre —dice él—. Compraremos bicicletas

oxidadas y espejos rotos.

—Viajaremos el métro hasta la parada más lejana, solo para ver lo que hay al final

de cada línea.

—Esos —dice hacia la pared Josh—, son días perfectos. —Abro los ojos. Moja un

pequeño pincel en la pintura y se detiene en el aire.

17

Vin chaud o Glühwein: Es una bebida alcohólica alemana que se compone principalmente de vino caliente con especias.

Page 121: 3. Felices por siempre jamás

121

Y entonces…él cobra vida.

Su plan se desarrolla rápidamente. Está pintando un mural en el interior de la

pared de la azotea. Empieza con un boceto, un esbozo, y se mueve por el interior de

un circulo completo. Ya está claro que será este mural.

Sonrió y lo dejo trabajar en silencio.

Josh cambia a un pincel más grande y a pinceladas más audaces. Gordas hojas

verdes y gruesas ramas verdes aparecen por la pintura descascarada blanca de la

pared. Me pierdo en un libro sobre la búsqueda de una ciudad perdida en el

Amazonas, mirando de vez en cuando para observar el árbol crecer. Pero cuando él

da vueltas alrededor otra vez, formas inesperadas aparecen entre las hojas. Está

creando una maqueta del horizonte de los alrededores. Es preciso, pero con su

toque habitual de fantasía, algunos edificios más redondos, otros más cuadrados.

Jacque visita. Ronronea contra la pierna de Josh.

Cuando Josh no lo nota –que es la primera vez, Josh adora a Jacque– frunce el ceño

y se pasea hacia mí. Le doy de comer trozos de mollejas de pato de la ensalada que

tenía para el almuerzo, y me permite acariciarlo por uno minutos antes de

desaparecer sobre los tejados.

El sol pega fuerte. Josh se quita la camisa. Está tan absorto en su trabajo que se ha

olvidado de que estoy aquí. Él es una obra de arte. Las líneas de su espalda y brazos

son fuertes, más de lo que su cuerpo esbelto sugeriría. Tiene un pequeño lunar en

el omoplato derecho y una cicatriz desvanecida en la espalda baja. El cráneo y la

bandera pirata en su brazo se ven incluso más con él contra este telón de fondo de

pinceladas similares.

Y…sus caderas. Sobresalen esqueléticamente de la parte superior de sus jeans, y

encuentro a mis ojos regresando a esta área una y otra vez. Esta área justo encima

de sus pantalones.

Cristo.

Josh saca un segundo frasco de pintura de su bolso. A medida que hace círculos por

cuarta vez, otra capa inesperada aparece detrás de Paris. Imponentes rascacielos.

Puentes colgantes. Estatuas de leones. Pinta un edificio Flamenco con rosas

trepadoras de jardín y un techo de tejas, y luego una caja de piedra rojiza con

jardineras de hiedra y una bandera estadounidense. La que seguramente debía ser

su casa.

Page 122: 3. Felices por siempre jamás

122

Estaba equivocada. Josh no solo convirtió mi azotea en una casa del árbol de

verdad. La convirtió en una casa del árbol con una vista del mundo. Nuestro

mundo. París y Nueva York.

Hace círculos una vez más, salpicando unos cuantos pájaros entre las ramas de los

árboles. Algunos parecen casi reales. Otros son tan fantásticos que deben existir

exclusivamente en su imaginación. El mural completo toma menos de seis horas.

Cuando Josh sale de su trance, está aturdido y borracho de arte. Parpadea hacia mí.

Inexplicablemente, me echo a llorar. Él continúa mirándome sin expresión, y yo

continuo sollozando, lágrimas vergonzosamente gordas. Él inclina la cabeza. Otro

parpadeo. Y entonces cae a la manta. Sus ojos están salvajes con miedo.

—Es…es hermoso—digo.

Cada musculo en su cuerpo se relaja. Se ríe tan fuerte que colapsa hacia atrás. Sus

manos cubiertas de pintura agarran la manta, y su cuerpo se sacude con una risa

incontrolable.

—No es gracioso —le doy toquecitos a mi rostro con la manta.

Él se dobla incluso más fuerte.

—Voy a tener que lavar esta manta ahora de todos modos —hago gestos hacia sus

manchas de pintura.

Josh deja lentamente de reírse. Me sonríe, una sonrisa una sonrisa divina y

beatífica, y extiende sus largos brazos. Me acuno en ellos, con pintura verde y todo.

Me abraza fuertemente. Mi oído se presiona contra su pecho desnudo, y su corazón

está latiendo un millar de veces por minuto. Paso mis manos por su cuerpo. Él

cierra los ojos. Beso su piel y la pintura y su sudor. Él levanta mi rostro hacia el

suyo y besa mis lágrimas.

—Gracias —dice él—. Esa fue la mejor reacción que alguien alguna vez me ha dado.

Por cualquier cosa.

Page 123: 3. Felices por siempre jamás

123

Traducido por veroonoel

Corregido por ƸӜƷKhaleesiƸӜƷ

i corazón reacciona a su noticia rompiéndose. Un montón de frágiles

fragmentos de vidrio.

—¿Te vas a casa?¿Por qué no me dijiste que esto podía pasar?

Ha pasado exactamente una semana desde que Josh convirtió la casa del árbol en

una casa del árbol. Pero esta noche está demasiado fresco para una azotea al aire

libre, así que estamos desplomados uno junto al otro en mi cama. Al menos el

también luce miserable.

—No lo sé… —dice, dejando a un lado su teléfono—. Supongo que esperé que tal

vez, de alguna manera, ellos pudieran… olvidarse de mí.

—Tus padres no se olvidarían de ti.

—Estarías sorprendida de saber cuántos minutos hemos hablado desde que

comenzó la escuela. ¿Veinte? ¿Quizás? ¿Y la mayoría de ellos hace un momento?

Suspiro.

—Feliz cumpleaños.

Los padres de Josh eligieron el día de hoy, sobre todos los días, para informarle que

lo mandarán a casa para toda la semana de las elecciones. Será una historia

interesante para las noticias: el chico de dieciocho años que llegará a votar a su

padre por primera vez. Sus padres quieren imágenes en las urnas, una efusiva

entrevista posterior a la votación, toda la farsa.

—Es tan sórdido —dice—. Me están llevando a su mundo de sordidez, y quieren

que sea sórdido para sus cámaras.

—Votar por tu padre no es sórdido.

—El resto sí lo es.

M

Page 124: 3. Felices por siempre jamás

124

—De acuerdo. —La peor parte es el momento. Se estará yendo justo cuando

termina su detención, junto cuando estaríamos ganando acceso a tiempo completo

juntos—. Pero —continúo—. Al menos hay pastel.

Su ceño se levanta esperanzado.

—¿Pastel?

Sonrío y me deslizo fuera de la cama.

—Ya has hecho demasiado —protesta, aunque es claro que está bien para él—. La

crème brûlée. Los regalos.

Me río.

—Solo contó uno de esos regalos.

—Pero me gustan por igual.

Luego del almuerzo, le di; mal hecho, por mí misma; un zorro de papel maché con

lápices de color púrpura pegados a su trasero. Y entonces le di su verdadero regalo

de cumpleaños, una pieza de arte original de uno de sus dibujantes favoritos. Tuve

para que lo enviaran desde el extranjero en la semana que comenzamos a salir,

justo después que mencionara despreocupadamente que su cumpleaños era el 24

de octubre. He estado preocupada que es demasiado en tan poco tiempo, pero

parecía realmente encantado con ambos.

Mi cumpleaños es en junio. No podré votar hasta las siguientes elecciones.

Me dirijo hacia la mini-nevera por su pastel, cuando… algo me detiene. La

tranquilidad. Me asomo al pasillo. Por una vez, está vacío. La puerta de Nate está

cerrada. No hay ni una sola persona a la vista. Una ola de imprudencia me invade. O

tal vez es desesperación, la inminente separación golpeando por todo mi cuerpo.

Mi mano se cierne sobre la manija de mi puerta. Y luego tomo acción.

Cierro mi puerta.

Josh traga saliva. Hemos sido muy cuidadosos de seguir las reglas.

—¿Estás segura?

—Positivo.

—Mi cumpleaños se ve mucho mejor.

Apago la luz del techo.

Page 125: 3. Felices por siempre jamás

125

—También más oscuro —dice.

Busco a tientas en mi escritorio, enciendo la lámpara, y quito algo pequeño y

redondo de la nevera: un pastel de mouse de chocolate brillante y avellanas.

Enciendo un perfecto anillo de velas alrededor del borde y suavemente canto

“Joyeux anniversaire”. Tiene el mismo tono que su homólogo en inglés. Josh sonríe a

mi voz cantando, la que no ha escuchado antes.

—Bochornosa —dice.

Puedo decir que la aprueba. Es vergonzosa, pero agradable. Josh cierra sus ojos y

las dieciocho velas se apagan de un solo soplo.

—¡Conseguiste tu deseo!

Josh asiente hacia mi puerta.

—Lo conseguí.

Lo golpeo con nuestros tenedores. Los agarra y los usa para tirar de mí a su lado.

Nos reímos mientras cavamos en el pastel, pero no pasa mucho tiempo antes de

que esté mareada por el azúcar. Me caigo de espaldas en la cama. Josh sigue unos

minutos más antes de empujar la fuente lejos y colapsar a mi lado. Se queja con un

gemido feliz. Entrelazo mis dedos con su mano derecha, y hace una mueca a la luz

de la lámpara.

Inmediatamente lo suelto.

—¿Tendinitis?

—Está bien.

Le doy una mirada.

—Está bien —admite—. Está un poco mal ahora.

Miramos su mano. Se retuerce.

—Oh-oh —digo con tristeza—. Mon petit chou.

La cabeza de Josh se dispara con sorpresa. Es la primera vez que lo he llamado con

una expresión de cariño. Mi pequeño repollo. Es como llamar a alguien “dulce

guisante”. Su expresión se derrite, pero mira hacia abajo y lejos.

—Sabes, todavía me pones nervioso.

—¿Te pongo nervioso?

Page 126: 3. Felices por siempre jamás

126

—Me siento como este… gigante torpe que te rodea. Eres como esta perfecta

muñeca de porcelana. Delicada y dulce y bonita.

Sonrío.

—No me romperé.

Josh me devuelve la sonrisa.

—¿No?

—No. Y tú tampoco. —Tomo su mano con la mía y masajeo sus dedos suavemente.

Los tendones están tan apretados que se sienten como lazos de cuerda debajo de

su piel. Hace una mueca. Tomo una pausa, pero su expresión se vuelve débil.

Rogando. Presiono con más fuerza, y cierra sus ojos. Más fuerte. Gruñe. Froto cada

dedo suavemente, de arriba a abajo, uno tras otro. Los músculos se aflojan, pero

nunca se relajan. Están demasiado excedidos de trabajo.

—Debería hacer esto más a menudo. Tu pobre mano necesita ayuda.

Josh abre un ojo.

—Estoy bien.

—¿Estás bromeando? A este ritmo, estarás lisiado a los veinte. —Sigo

masajeando—. ¿Has ido al médico?

Empuja su mano de la mía.

—Se siente mejor ahora.

—Lo siento. —Duele que me reprenda.

Pero Josh me da una sonrisa burlona.

—No quise decir eso. —Se inclina, mete la mano en su mochila, y saca… su pincel.

—Oh. —Mis hombros caen—. Quieres dibujar.

—Sí. A ti.

Eso me anima. Trato de alcanzarle un cuaderno de bocetos, pero lo rechaza.

—No —dice—. Quiero dibujar en ti.

El aire está cargado. Trajo saliva. Josh nota el movimiento y besa mi garganta. Mis

ojos se cierran. Deja besos suaves sobre mi cuello, por encima de la línea de mi

mandíbula. Sobre mis labios. Respondo con un beso profundo, ansiosa por su

Page 127: 3. Felices por siempre jamás

127

sabor. Una mano se desliza por mis piernas desnudas, tocando la línea donde mi

falda se encuentra con mis muslos. La otra mano tira de la parte inferior de mi

suéter. Una pregunta.

Nuestros ojos se abren. Sus pupilas están oscuras y dilatadas.

No dejo de sostener su mirada mientras me quito el suéter. Debajo, estoy usando

una camisola de seda. Bajo las manos para quitármela también, pero coloca sus

manos en mi brazo para detenerme.

—Quiero comenzar aquí —dice.

Josh me tira hasta ponerme de pie. Su cabeza se inclina mientras estudia su lienzo:

mi piel blanca lechosa. No me ruborizo. Se mueve. La punta de su pincel toca mi

hombro primero. Sus trazos son largos y cuidadosos, delicados y veloces. Mis ojos

se cierran. La tinta se arrastra suavemente a través de mi piel. El pincel hace

cosquillas en la parte superior de mi pecho, mi cuello, mis brazos, mis manos. Mis

pies, mis pantorrillas, y la parte posterior de mis rodillas. Mis muslos.

Mi respiración se corta.

—Ahí —susurra.

Abro los ojos ante un espejo de cuerpo entero. Estoy cubierta de rosas de jardín,

brújulas giratorias, hojas que caen, islas desiertas, árboles de Josué, e intrincados

patrones geométricos. Es hermoso. Soy hermosa. Me vuelvo hacia él con asombro,

y estira el pincel hacia mí.

—Tu turno —dice.

Mi estómago se aprieta.

—Sabes que no puedo dibujar.

—No es cierto. Todo el mundo puede dibujar.

Sacudo la cabeza, haciendo un gesto hacia mi cuerpo.

—No de esta manera.

Josh se quita la camiseta. Dioses celestiales. Es tan hermoso que podría llorar.

—No sé por dónde empezar —digo.

Agarra mi mano alrededor de su pincel, y besa un lado de mi boca. Y luego el otro.

Page 128: 3. Felices por siempre jamás

128

—Voy a empezar. —Juntos, dibujamos un simple corazón sobre su verdadero

corazón. Me río, lo que lo hace reír—. ¿Ves? —dice—. Es fácil.

Entonces… dibujo.

Mis líneas no son tan seguras, y mis ilustraciones no son tan reconocibles. Decido

seguir con círculos y remolinos. Josh me mira trabajar. Cubro su pecho, su cuello,

su espalda, sus brazos, sus dedos. Su abdomen.

—Ahí —digo—. Me quedé sin piel.

Mira el espejo por un largo tiempo. Me siento en el borde de la cama. Por fin, se

vuelve hacia mí.

—Gracias.

Por alguna razón, ahora es el momento en el que me sonrojo.

—¿Te gusta?

—Lo amo.

Sus palabras flotan en el aire. El ambiente comienza a temblar. ¿Quiere decir…?

—Isla Martin. Estoy enamorado de ti.

Mi universo explota.

—También te amo, Josh. Te amo tanto.

Nuestros cuerpos se presionan el uno con el otro, y la tinta en su pecho estampa

una imagen inversa en mi camisola. Su corazón sobre el mío. Me caigo hacia atrás y

tiro de él hacia abajo conmigo. Sus caderas se arquean lejos mientras trata de

esconder lo que le está haciendo esto, pero eso solo me hace presionar más fuerte

contra él. Nos besamos con abandono. Juntos, quitamos mi camisola. La tinta se

corre. Se extiende desde su pecho al mío. Se propaga a través de nuestros cuerpos

en huellas de manos, a través de mis mantas en extremidades manchadas. Deshago

la hebilla de su cinturón y bajo la cremallera de sus pantalones, y rodamos sobre el

pastel, y hay glaseado de avellana y mousse de chocolate y tinta negra…

La luz fluorescente es cegadora.

—Realmente deberías arreglar…

—¡Jesús, Kurt! —digo.

Josh cubre mi cuerpo con el suyo.

Page 129: 3. Felices por siempre jamás

129

—¡Cierra la maldita puerta!

Pero Kurt está congelado.

—¡Cierra la puerta! —gritamos.

Lo hace. La escalera al lado de mi puerta resuena, y sus pies corren hacia arriba. Mi

corazón golpea contra mi pecho. Lanzo la camisa de Josh hacia él.

—Nate habrá oído eso.

Josh se la coloca de un tirón.

—Mierda. Mierda, mierda, mierda.

—Lo siento. No quiso hacer eso. Kurt.

Mi novio me besa, rápido como un dardo, y se ha ido. Otro sonido metálico y la

puerta de Nate se abre mientras la puerta de la escalera se cierra de nuevo. Quizás

Nate no vio a Josh. Quizás no sabe que los gritos salieron de mi habitación. Quizás.

Hay un fuerte golpe en mi puerta.

—¿Hnngh? —digo con mi mejor voz de dormida.

—Esa fue la segunda vez —dice Nate desde el pasillo—. Si sucede otra vez, tendré

que informar al director de la escuela, y los suspenderá a los dos. —Espera—. Solo

di “está bien”, Isla.

—Está bien. —Apenas sale de mi garganta. Estoy muriendo. La joven en la

habitación al lado de la mía se mueve en su cama. Pido a Dios que todavía esté

dormida.

—¿Qué fue eso? —dice Nate en voz alta.

—ESTÁ BIEN.

—Gracias. Buenas noches. —Nate se va, su puerta se cierra, y el mundo está

silencioso. Exhalo. Estoy temblando. Y luego estoy llorando, pero no es porque

estoy asustada o humillada. Es porque el momento más asombroso de mi vida

acaba de ocurrir.

Josh me ama.

Trazo la tinta en mi cuerpo. Sus bellas ilustraciones están manchadas con rayas de

chocolate pegajoso. De mala gana, enciendo mi ducha. El vapor ya ondea cuando

Page 130: 3. Felices por siempre jamás

130

me meto. El agua caliente me golpea, y la tinta púrpura inunda hacia abajo por mi

cuerpo.

Lo toca todo.

Josh está en todas partes.

Page 131: 3. Felices por siempre jamás

131

Traducido por Shilo

Corregido por ƸӜƷKhaleesiƸӜƷ

osh aparece sobre mi hombro.

—Creí que habíamos acordado que irías a Dartmouth.

Su detención debe de acabar de terminar. Estoy trabajando en un ensayo para

la Universidad de Columbia, por lo que termino mi oración, levanto la mirada para

verlo, y sonrío desde mi silla de escritorio.

—¿Me recuerdas otra vez dónde está localizada?

—Casi ocho kilómetros desde el Center for Cartoon Studies. Tal vez. No estoy

seguro. Tendría que revisar.

—Ella ya llenó la aplicación —dice Kurt, arruinando mi sorpresa.

Josh se congela. Y luego cae sobre sus rodillas.

—¿Está hablando en serio? ¿Hablas en serio?

Deslizo el papeleo escondido de Dartmouth.

—Hablamos en serio.

Arranca los papeles de Columbia y los tira al piso.

—No necesitas esos, de verdad que no necesitas eso.

Me río mientras los recojo.

—Sí, los necesito.

—No los necesitas.

—Estas son universidades difíciles. —Mi sonrisa se desvanece mientras hago un

gesto a las carpetas en mi escritorio etiquetadas LA SORBONNE, COLUMBIA, y

DARTMOUTH—. Sabes que tengo que aplicar en todas.

—Y vas a entrar en todas. Pero vas a aceptar Dartmouth. Y tendremos un estudio

en el río, que será más grande que este, y un gato que se parezca a Jacque, pero lo

J

Page 132: 3. Felices por siempre jamás

132

llamaremos Jack. Y tendremos un auto malo, algo que ni siquiera tenga aire

acondicionado, pero tendrá una gran radio, y conduciremos a un lugar nuevo cada

fin de semana.

—Quiero eso —digo.

—Yo también.

Kurt sacude su cabeza en disgusto. Está sentado en mi cama.

—Todavía no entiendo por qué alterarías tus planes después de todos estos años.

Me giro en mi silla para mirarlo fijamente.

—Mis planes nunca estuvieron tan planeados.

Pero es demasiado tarde. Su rostro ya ha caído.

—–Lo siento —dice—. Nunca te pediría esto si no es lo que querías.

Eso me hace reír de nuevo—. Sí, lo harías.

Su ceño se profundiza—. No. No lo haría.

—Sí lo quiero. Sabes que no sé qué quiero hacer con mi vida. Por lo que también

haría lo que sea que voy a hacer… ahí.

Kurt gruñe como si tuviera dolor físico.

—Tus padres estarán furiosos.

—Si soy aceptada —mi mirada sigue sobre Josh—, estarán bien con eso.

—No, no lo estarán. —Kurt aprieta todo su cuerpo en frustración—. Estarán

preocupados que vas a tirar tu vida por la borda por un tipo.

Ahora tiene mi atención—. Oye. No digas eso.

—Has estado saliendo con él por menos de un mes.

—Ni siquiera vamos a asistir a la misma universidad. Y ninguno de nosotros ha

entrado todavía, entonces detente, ¿sí?

Kurt me mira furioso.

—Yo soy el que está tratando de terminar mi tarea. Eres la que lo trae a él aquí.

Page 133: 3. Felices por siempre jamás

133

—De hecho, que yo me traje a mí mismo aquí. Y sigo aquí. —Josh se señala a sí

mismo—. Hola.

—Este es mi cuarto —le digo a Kurt.

—¿Entonces ya no tengo una opinión cuando estoy en él? —pregunta.

—¡No! —digo.

—Me voy a ir —dice Josh.

—No —digo mientras Kurt dice—: Bien.

Me levanto para seguir a Josh, pero me detiene.

—Deberías quedarte —dice calladamente. Empiezo a protestar, pero me

interrumpe—. Me niego a ser la persona que eche las cosas a perder entre ustedes

dos. Resuélvanlo. —Me besa en la mejilla. Y luego se va.

Miro a Kurt con el ceño fruncido.

—¿Y bien? ¿Quieres hablar de esto?

—¿Hablar acerca de qué? —dice con irritación.

Bajo mi voz, porque mi puerta sigue abierta—. ¿Anoche?

—¿Cuando me gritaste?

—Cuando entraste aquí y te encontraste algo que no estabas esperando.

Kurt cierra su libro tan fuerte que me hace saltar.

—Eres la única persona que se supone que nunca me habla así —dice—. Como si

no entendiera. Has querido follártelo por tres años. ¿Por qué no lo harías ahora que

están saliendo?

Estoy pasmada.

—No pienso eso. Sabes que no pienso eso.

—Sí lo haces.

Hay verdad en lo que está diciendo. Me avergüenza.

—Escucha. No quiero ir contigo a tus citas, y no quiero detener que salgas, pero

sería bueno saber si todavía te importo una mierda.

Page 134: 3. Felices por siempre jamás

134

Me oprimo junto a él en la cama—. Lo lamento.

—No digas que lo lamentas. Di que eres mi amiga todavía.

—Sigo siendo tu mejor amiga. —Me inclino sobre su hombro y suspiro—. ¿Qué

puedo hacer para recompensarte?

—Para empezar, puedes reparar tu cerradura. No quiero ver tus pechos de nuevo

nunca más.

—Ohpordios, Kurt.

Ríe con un bufido.

—Están más grandes que la última vez que los vi.

Lo empujo.

—¿Quieres que me vaya? Porque seriamente estoy a punto de vomitar.

—No. —Su expresión se vuelve solemne de nuevo—. No quiero que te vayas jamás.

—Ven conmigo este fin de semana —dice Josh—. Fuera del país.

Es viernes, y nos estamos besando en un armario de limpieza entre el segundo y el

tercer período. Ha sido una semana larga, llena de tensión. Hoy es el último día de

la detención de Josh, y este será nuestro último fin de semana antes que tenga que

volar a Nueva York para la elección.

Creo que está bromeando hasta que veo su expresión.

—Josh. No podemos sólo ir.

—¿Por qué no? Fui a Alemania el mes pasado.

—Sí, pero. —Una escoba cae sobre mi espalda, y la empujo hacia un lado—. Eso es

diferente.

—La única diferencia es que será mejor, porque vas a estar conmigo.

Quiero ir. Quiero ir tanto con él.

La escoba cae sobre mí de nuevo, y Josh la lanza a la esquina.

Page 135: 3. Felices por siempre jamás

135

—Quieta —le dice.

–Odio este armario.

—Vamos. Vayamos a algún lugar donde no tengamos que mantener abiertas

nuestras puertas y escondernos entre trapeadores.

—Quiero ir. De verdad. Pero es demasiado arriesgado. —Hago una pausa—.

¿Cierto?

—No, verás. Porque esto es lo que haríamos: tomaríamos el tren mañana temprano

en la mañana, pasaríamos la tarde y la noche en algún lugar, nos quedaríamos en

algún hotel, y luego tomaríamos de nuevo el tren el domingo en la mañana.

Estaríamos fuera sólo una noche.

—¿Y… cuántas veces has hecho esto?

Se encoge de hombros.

—Unas cuantas veces el año pasado. Sólo una este año.

—Y nunca has sido atrapado.

—Nunca. —Josh aprieta mis manos—. Nate prácticamente espera que estemos

fuera toda la noche durante los fines de semana. No enloquece si no estamos en

nuestros cuartos. La estratagema sólo tiene dos reglas: uno, nos limitamos a una

sola noche fuera. Cualquier cosa puede pasar en una noche y es fácil inventar

excusas. Y dos, le decimos nuestro plan a las personas con las que tenemos

contacto regular para que no estén preguntando por nosotros.

—Entonces… Kurt. —Esto me molesta. Guardaría nuestro secreto, pero también

estaría decepcionado de mi comportamiento temerario.

—Es la única persona que notaría nuestra ausencia.

Me muerdo el labio inferior.

—¿Dónde irías? —pregunta—. Nombra un lugar al que nunca has ido antes.

—Barcelona. —Estoy sorprendida por lo rápido que respondo.

Josh está menos sorprendido—. ¿Por qué?

—Gaudí.

—¿El arquitecto? —Claro que mi novio sabe acerca de Antoni Gaudí. Era un

Modernista reverenciado por artistas de todo tipo.

Page 136: 3. Felices por siempre jamás

136

—Vi su trabajo en una vieja National Geographic. Se veía casi mágico. Nunca he

visto algo como eso, ni en la vida real. Pero tal vez eso sea estúpido, tal vez sea

demasiado turístico…

—No. Es perfecto. Sería mi primera vez también. —Josh se detiene. Sus palabras

han provocado el verdadero tema bajo la superficie de esta conversación. Traga un

bulto de su garganta—. Sería nuestra primera vez juntos.

Y ahora estamos discutiendo algo más. Algo que los dos deseamos.

El pensamiento de Josh regresando a América es insoportable. Es sólo una semana,

lo sé, pero cuando me imagino su avión aterrizando en el aeropuerto, me siento…

no solo enferma, sino mal. Como si nuestra inminente separación fuera algo mucho

peor. Quiero estar a solas con él. Sin detención, sin elección. Sin Kurt, sin Nate. Sólo

nosotros dos, juntos, de todas las maneras en que dos personas enamoradas

pueden estar juntas.

La campana suena. Nuestro tiempo en el armario se terminó.

–Hagámoslo —digo—. Vayamos.

Nuestro tren ya está acelerando a través del campo cuando amanece sobre Francia.

El carro está casi vacío, y hemos seleccionado un par de asientos con una mesa.

Josh se sienta junto a la ventana, porque necesita la luz para dibujar. Traza

miniaturas en un nuevo cuaderno de dibujo mientras yo leo acerca de un accidente

de avión caníbal en los Andes. Uno de sus zapatos se frota cariñosamente contra el

mío. Lo acaricio de regreso. Siempre pensé que las mejores relaciones son aquellas

que son felices y satisfechas en el silencio tanto como lo son en la acción, pero

hasta Josh, sólo lo había experimentado con Kurt.

Mis ojos se vuelven pesados mientras el sol se hace más brillante. Me inclino sobre

el hombro de Josh sólo para sentir que su mano deja de moverse.

—Oh, perdona. —Me siento para que pueda continuar dibujando.

Pero Josh se quita su sudadera azul oscuro, la coloca en su regazo y me guía hacia

la almohada improvisada. Respiro profundamente, inhalando su olor

reconfortante. Tengo suerte. Tengo mucha, mucha suerte. Siento que su brazo se

mueve de nuevo, mientras me deslizo a un sueño medio despierto. Un ensueño.

Una imagen de una cama y dos cuerpos, el suyo enredado protectoramente

alrededor del mío. En algún punto, si caigo en un sueño profundo, porque pronto

me está apartando el cabello del rostro.

Page 137: 3. Felices por siempre jamás

137

—Este es nuestro cambio —susurra.

Estamos en Figueres, España. Cataluña. El lugar de nacimiento de Salvador Dalí y

justo al otro lado de la frontera con Francia. Me levanto a una posición sentada

mientras nuestro tren se acerca a la estación. Josh agarra su cuaderno de dibujo y

voltea la mesa. Se queja mientras se levanta. Sus extremidades están agarrotadas y

rígidas.

—Deberías haberme despertado. Estuviste en esa posición por horas.

Se desliza de nuevo en su sudadera.

—Pero tú necesitabas descansar.

Empacamos ligero, una mochila cada uno, y metimos nuestros libros en ellas. El

tren se detiene, saltamos fuera, y me estremezco por un inesperado viento fuerte.

El brillante amanecer se ha tornado en una mañana oscura. El cielo continúa

oscureciéndose mientras nuestro tren de conexión traquetea hacia Barcelona. La

campiña francesa era verde y gris, y la campiña española es verde y dorada. Pero

las amenazantes nubes amortiguan su calidez.

—¿No creo que hayas traído una sombrilla? —pregunto.

—Ni siquiera tengo una sombrilla.

—Ah, cierto. Olvidé que tu piel es impermeable.

Josh se ríe divertido—. Me gustas.

Sonrío hacia mi regazo. Un mes entero de estarnos besando, y todavía puede

hacerme eso. ¿A quién le importa si podría llover?

Dos horas después, salimos de la estación de tren de Barcelona Sants. El vecindario

es urbano y un poco… sucio. Pasamos un grupo de patinadores y el golpe fuerte de

una patineta golpeando el cemento hizo eco por uno golpe fuerte mucho más

ruidoso en el cielo. El aguacero estalla. Los patinadores salen disparados a través

de la calle, y, por instinto, los seguimos hacia el café más cercano.

—Ohgraciasadios. —Josh se debilita con la vista del almuerzo—. Eso resultó bien.

Nuestros zapatos mojados chillan contra un piso de azulejos naranja rojizos.

Detrás del mostrador de vidrio, delgados baguettes son rellenados con cerdo

picante, quesos mantecosos, y gruesas rebanadas de patata. Ordeno tres diferentes

Page 138: 3. Felices por siempre jamás

138

bocadillos, chorizo, un jamón serrano y queso manchego y una tortilla de papatas18 y

los dividimos en un mostrador, con vistas a los carros congestionados.

Josh parte un trozo enorme del emparedado de chorizo.

—¿Sabes qué es genial? Nunca hemos tenido que discutirlo, pero compartimos la

misma filosofía cuando de comida se refiere.

—¿Variedad?

—Y mucha. —Señala con un dedo acusador—. Oye, entonces. Hablas español.

—Español, sí. Catalán, no. —El catalán es el idioma nativo de Barcelona, aunque

ambos son hablados aquí—. Tomar una clase de francés hubiera sido trampa.

—¿Algunos otros idiomas de lo que debería saber?

—Sólo mandarín. Oh, y un poquito de ruso.

Josh se congela, a medio bocado.

Sonrío.

—Estoy bromeando.

—Tal vez eso es lo que podrías hacer algún día. Podrías ser una intérprete.

Mi nariz se arruga.

—¿Artista de emparedados? ¿Patinadora profesional? ¿Conductora de tren?

Me río—. Sigue tratando.

Nuestro almuerzo espontáneo es delicioso, porque el cerdo español es increíble. Es

como el pescado en Japón o la carne de res en Argentina. O cualquier cosa en

Francia. Aunque lo reconozco, soy parcial. Estudio el mapa personalizado que Kurt

nos dibujó anoche. Dejó de estar decepcionado de mí cuando se dio cuenta que le

di la razón perfecta para jugar a ser cartógrafo.

—¿Deberíamos tomar un taxi a La Pedrera? —pregunto. Es la primera marca que

señaló Kurt—. ¿O deberíamos registrarnos primero en nuestro hotel?

Josh levanta un rizo de mi cabello húmedo—. Esto me recuerda al pasado junio.

18

En español en original.

Page 139: 3. Felices por siempre jamás

139

Levanto mi cabeza y lo encuentro absorbido por los recuerdos. Envuelve el rizo

alrededor de su dedo índice manchado de tinta. Lo usa para tirar de mí

gentilmente, acercándome, en un beso profundo con la boca abierta.

El hotel.

Definitivamente el hotel.

_______________

1: En español en el original.

2: Aeropuerto Internacional John F. Kennedy, ubicado en Nueva York.

3: En español en el original.

4: En español en el original.

Page 140: 3. Felices por siempre jamás

140

Traducido por flochi

Corregido por ƸӜƷKhaleesiƸӜƷ

l hotel que Josh reservó online es precioso. Tiene columnas de mosaico y

una fuente de patio que barbotea y docenas de suculentas plantas colgantes

de macetas en las paredes.

Por desgracia, era demasiado temprano para registrarse.

La tensión dentro de nuestro taxi es espesa. No sé cómo se supone que esperemos,

pero no nos queda otra opción más que explorar la ciudad primero.

Vamos a cruzar hacia el corazón de Barcelona. Banderas de rayas rojas y amarillas,

algunas con el triángulo azul y la estrella de la independencia, algunas sin ello,

cuelgan por todas partes desde los balcones de los apartamentos, empapados con

la tormenta. El aspecto de la ciudad es claramente de Europa Occidental, pero

también está lleno con arquitectura colorida y empinadas colinas. Palmeras y

árboles frondosos. Vides púrpuras y flores rojas.

—Es casi como un San Francisco parisino —dice Josh.

O está intentando cambiar del tema obvio, o está pensando en sus amigos de

California. Probablemente es mejor cambiar de tema.

—Hablando de eso, ¿cómo están estos días St. Clair y Anna? —pregunto.

—Bien. —Se incorpora—. Prácticamente están viviendo juntos ahora.

—Vaya. ¿Ya? ¿Crees que durarán?

Josh frunce el ceño.

—Sí, claro que sí. —Y entonces ve mi expresión—. Lo siento. A veces me olvido

que realmente no los conoces.

No lo olvido.

Ellos me observan, me miran fijamente, cada vez que estoy en la habitación de él.

Los dibujos de pared a pared hace de sus amigos una constante, presencia tácita.

E

Page 141: 3. Felices por siempre jamás

141

Desearía conocerlos mejor. Quiero que sepan que existo, que soy parte de la vida

de Josh ahora, también.

—St. Claire y Anna son una de esas parejas que parecen hechos el uno para el otro

—dice—. Amistad instantánea, química instantánea. Estuvo obsesionado con ella

desde el momento en que se conocieron. Ella era lo único de lo que quería hablar.

Todavía es así, en realidad.

—Me agrada Anna. Es decir, me agrada también St. Claire, siempre ha sido

amistoso conmigo, pero no lo conozco tan bien. No es que Anna y yo alguna vez

hayamos pasado un momento juntas. —No sé por qué estoy balbuceando. Quizá no

me sentirá desunida a esta parte de su vida—. Pero vivió en mi piso. Y la primera

semana de escuela, regañó a Amanda Spitterton-Watts en mi nombre.

Josh sonríe.

—También la golpeó. Primavera pasada.

—Lo sé. Fue raro. —Me echo a reír—. Pero también impresionante.

Amanda era la Emily Middlestone de último año, la chica más popular de la escuela.

Vi a Anna lanzar el inesperado golpe, y fue mi testimonio el que le impidió ser

suspendida. Sentí que se lo debía. Y no solamente por haberme defendido en el

pasado, sino… que ella sabía de mi enamoramiento por Josh. Una vez me pilló

garabateando distraídamente su tatuaje. Pensé que de seguro se lo diría, pero

nunca lo hizo. Él nunca me miró con esa marca particular de rareza de sé que te

gusto.

De todas maneras. Estaba agradecida.

Nuestro taxista se detuvo en Passeig de Gràcia, una larga vía donde cada tienda

estaba adornada con un nombre caro. Dolce & Gabbana. Salvatore Ferragamo. Yves

Saint Laurent. Pero en medio de este lujoso brillo una verdadera joya: Casa Milà,

también conocida como La Pedrera.

Corrimos debajo de un toldo y entrecerramos lo ojos a través de la lluvia, a través

de un cruce, en su curiosa fachada de piedra. Hace más de un siglo, un hombre

adinerado llamado Milà encargó a Gaudí diseñar el edificio. Su grandiosa

estructura está completamente constituida por ondas y curvas. No hay una sola

línea recta de construcción. Era el hogar de la familia de Milà, también de varios

inquilinos, pero la mayoría de los lugareños la descartó como una monstruosidad,

exactamente cómo la misma generación de parisinos se sintió recientemente por

su propio edificio la Torre Eiffel.

Page 142: 3. Felices por siempre jamás

142

Me pregunto cómo me habría sentido yo en ese entonces. Me gustaría pensar que

habría sido una de las personas que entendió que era especial. Que ser singular es

exactamente lo que hace que algo, o alguien, sea sorprendente.

—Lindo techo —dice Joah—. Pero tu Casa del árbol es mejor.

Lo empujo, mi propio singular y sorprendente alguien, y me empuja de regreso. La

terraza en la azotea de La Pedrera es famosa. Está cubierta de chimeneas extrañas

y gigantescas. Algunas parecen gigantes conos de helado, otras como soldados en

cascos medievales. Los turistas suben y bajan las escaleras tipo Escheresque, dan

vueltas y vueltas a las chimeneas, chocando paraguas. Son como botes a deriva en

el mar.

—Es como un océano. —La voz de Josh está llena de admiración—. La caliza

ondeante, las barandillas de hierro. —Y los balcones se ven como retorcijones de

tentáculos y algas marinas. Aunque es posible que el clima se esté agregando a

nuestra percepción general. Nuestros ojos viajan hacia la fila de personas sin

refugio esperando entrar.

—Eso es, uh, un poco de gente —digo.

—Y un poco de lluvia.

Lo miro y le doy un tentativo encogimiento de hombros.

—¿La próxima?

Sonríe con alivio.

—No quiero desperdiciar ni un solo minuto de este día.

Me siento de la misma manera, pienso, mirando sus hoyuelos.

El mapa de Kurt nos conduce calle abajo hacia una segunda casa diseñada por

Gaudí. Nos pegamos a los costados de los edificios para protegernos de la lluvia,

pero no importa. Nos empapamos de todos modos.

—Es tu turno —dice Josh—. Cuéntame sobre tus amigos. Sanjita. ¿Qué pasó allí?

—Entonces… lo recuerdas.

—Recuerdo que eras amiga de ella en nuestro primer año. ¿Te separaste debido a

que ella quería ser popular? Una vez le pregunté a Rashmi, pero ella dijo que su

hermana se negaba a hablar de ti.

La puñalada en mi corazón es aguda e inesperada.

Page 143: 3. Felices por siempre jamás

143

—¿Le preguntaste a tu ex-novia sobre mi amistad con su hermana?

—Vaya. No. No recientemente. Mientras salíamos.

—Oh. —Aunque todavía estoy confundida.

Josh me guía debajo de una cruz verde neón, la entrada protegida de una farmàcia.

—Isla. Nunca te haría eso. He tenido exactamente un intercambio con ella desde

que la escuela empezó. Hace como tres semanas, ella me mandó un texto para

preguntarme cómo estaba. Le dije que genial, porque te estoy viendo. Nos deseó lo

mejor. Está saliendo con un tipo de Brown.

Desearía que este conocimiento no fuera tan bienvenido como lo es. Intento no

pensar en Rashmi. Intento no pensar en ella y Josh en mi habitación el año pasado.

Intento no pensar en cómo probablemente tuvieron sexo en mi cama. Y quizás en

mi ducha. Y tal vez, también en mi piso.

Intento.

Josh interpreta mi silencio como una necesidad de más explicaciones.

—Pasé un tiempo con su familia un verano. Sanjita se estaba portando mal, y pude

notar que estaba deprimida. Ahí es cuando le pregunté a Rashmi sobre ustedes.

Entonces, ¿qué pasó?

Nunca le he contado a nadie esta historia. Me toma un momento reunir coraje.

—Es la única mejor amiga que he tenido, aparte de mis hermanas. Cuando aparecí

en nuestra escuela… ni siquiera sabía cómo hacer amigos.

Josh quita mis manos de los bolsillos de mi abrigo. Me acerca.

—O sea, Kurt y yo fuimos amigos antes incluso de saber lo que la palabra

significaba. Así que se sintió como un milagro cuando Sanjita quiso pasar tiempo

conmigo. Y nos divertimos. Y podíamos hablar de chicos, y estaba interesada en la

moda, y era emocional. Era el anti-Kurt. Así que debería haber sabido lo que

pasaría cuando él se nos unió al año siguiente, pero no lo hice. Pensé que mis

amigos se volverían automáticamente amigos entre sí a través… no lo sé. La divina

magia vanidosa de mí.

Josh hace una mueca.

—Lo siento.

Page 144: 3. Felices por siempre jamás

144

—Entonces él llega de París, y ella está cohibida por él. Y puedo notar que ella

quiere que lo abandone, y él sigue preguntándome por qué no le gusta, y… estoy

atrapada entre ellos dos.

—Como estabas con Sébastien.

—Peor, porque esto llegó primero. No me lo esperaba. —Mi voz se traba—. Ella…

ella me hizo escoger. En realidad lo dijo. Dijo que Kurt era una carga.

Aprieta mis manos.

—Kurt nunca te pediría que escogieras.

—Lo sé. —Lágrimas se derraman de mis ojos—. Y es por eso que lo escogí.

Josh busca algo para secar mis lágrimas, pero ya estamos tan mojados que no tiene

sentido. Nos echamos a reír cuando trata secarlas con la manga interior de su

sudadera.

—Siento lo que pasó —dice—. Siento que te lastimara.

Encojo los dedos en mis botas.

—¿Si te hace sentir mejor? Sanjita fue miserable, digamos que, por un año

completo luego que ustedes dejaron de estar juntas. Incluso después de haber

cumplido sus aspiraciones sociales de escalar, y haberse hecho amiga de Emily.

Creo que todavía siente remordimientos por lo que hizo.

—Sé que así es. Cuando la miro, los veo también.

—¿Tienes remordimientos?

—Solo que dejé de intentar hacer nuevos amigos. ¿Entre ella y Sébastien? Ugh. —

Le doy a nuestras manos entrelazadas un balanceo—. Pero alguien recientemente

me enseñó que no todos son tan sentenciosos.

Josh niega con la cabeza.

—No lo sé. Puedo ser bastante sentencioso.

—Sí, pero… es como si estuvieras en el lado correcto de la ley.

Sonríe.

Le doy un golpecito con el dedo en el pecho.

—¿Quieres ver algo genial?

Page 145: 3. Felices por siempre jamás

145

—Lo estoy mirando.

—Cállate. —Me río—. Date la vuelta.

Estamos parados frente a la calle de Casa Batlló, otra obra maestra de Gaudí. La

superficie está cubierta de mosaicos de fragmentos de cerámicos, aqua y cobalto,

color ladrillo y dorado, en patrones rugosos, como piel. Y tiene otro techo

espectacular, un arco animalista de tejas metálicas que se curva como la espalda de

un poderoso dragón. Me gusta este edificio incluso más.

Los ojos de Josh se abren de par en par con estupefacción.

—¿Ves la torreta con la cruz? —Señalo al techo—. Algunas personas piensan que

se supone que sea la lanza de San Jorge, quien cazó al dragón.

—Arquitectura. Quizás este es tu futuro.

—Es más arte que arquitectura.

—Lo mismo —dice.

Reflexiono sobre esto, pero si mi interés era así de fuerte, querría hurgar en sus

entrañas. Querría inspeccionar cada ángulo desde tan cerca como una posición

ventajosa me permitiera.

—Nah —digo finalmente—. Simplemente me gusta la historia. Y la manera en que

se ve.

Josh pone un brazo a mi alrededor.

—Cada arte tiene sus expertos.

Me hundo contenta en su costado mojado.

—¿Qué sigue? —pregunta, mirando el reloj de su teléfono.

Lo miro con interrogación.

Niega con la cabeza, e intentamos no estar decepcionados. Todavía es muy

temprano para registrarse.

Sagrada Família es la siguiente. El mapa nos conduce fácilmente a la estación de

tránsito más cercana. El métro es un inacentuado metro, pero aparte de eso, es

idéntico a su hermano en París. Cuando salimos de la estación, la lluvia se ha

reducido a una llovizna. Y entonces lo vemos. Casa Batlló podría ser un dragón,

¿pero Sagrada Família?

Page 146: 3. Felices por siempre jamás

146

Es un monstruo.

Quiere que me encoja de miedo. Quiere que llore. Quiere salvar mi alma del

infierno. Gaudí empezó a trabajar en esta iglesia a finales del siglo diecinueve, pero

no estará terminada por al menos otra década. Se extiende por lo menos dos veces

el alto de la más alta catedral de Francia. Parece como el castillo de una tierra de

fantasía, arena húmeda dispersada a través de los dedos, tanto suave como aguda.

Luces brillantes de construcción se encuentran por todas partes, y los trabajadores

están remendando alrededor de sus enormes chapiteles en grúas peligrosamente

altas.

Rodeamos toda la estructura, protegiendo nuestros ojos de la lluvia, mientras

mirábamos hacia el cielo hacia las figuras talladas en cada parte de su fachada.

Tanto está sucediendo, en todas partes, que el estilo general desafía la

categorización. Algunos de los chapiteles están rematados con montículos de uvas

de los colores del arco iris, mientras que el lado oeste es austero y atormentado,

atrayendo los ojos a un esquelético Jesús sobre una cruz de hierro. Mujeres de

piedra gimen a un lado de una pila de cráneos a sus pies. Pero entonces el lado este

es una abundancia de vida: humanos, ángeles, animales y trigo, y coronados por un

árbol verde cubierto de palomas blancas.

—Es hermoso —dice Josh—. Mierda, es hermoso.

Algo se me ocurre. Salgo corriendo.

—¡Espera un momento!

—¿Adónde vas? —grita él.

—¡Ya regreso! ¡No te muevas! —Me lanzo a través de la calle y bajo dos manzanas

hasta que encuentro una tienda con una exhibición de paraguas a un lado de su

entrada. Agarro el primero, lo pago, y vuelvo a correr con un paraguas barato para

chicos.

Josh está confundido y molesto.

—¿No crees que ya es tarde para eso?

Lo sostengo por encima de su cabeza mientras rebusco en su mochila. Le tiro la

camiseta de mañana.

—Seca tus manos. —Obedece, y entonces reemplaza la camisa con su cuaderno y

lapicera—. Tienes que dibujarlo. ¿Cuándo tendrás otra oportunidad?

—Isla, yo…

Page 147: 3. Felices por siempre jamás

147

Cierro la cremallera de su bolso, lo pongo a un lado, y mantengo el pequeño refugio

encima de su cuerpo.

Observa la lluvia rodar por mi rostro.

—Gracias —dice en voz baja.

Le sonrío. Me besa en la mejilla y entonces se inclina sobre sus páginas,

protegiéndolas más, mientras destapa su lapicera con sus dientes. Dibuja

rápidamente, y tengo la urgencia de hacer que se calme. No me molesta la lluvia. Se

centra en el árbol cubierto de palomas.

—Tenemos dos horas hasta el anochecer —dice, después de casi veinte minutos de

silencio—. ¿Cómo estás? ¿Tienes frío?

—Un poco, pero estoy bien. Hay solamente un destino más marcado en nuestro

mapa.

—¿Ganamos un premio si comprobamos cada caja?

—El premio mayor.

Levanta una ceja a la vez que le pone la tapa a la lapicera.

—Entonces mejor lo hacemos.

Admiramos su dibujo juntos. Me gusta incluso más que el real. Sólo veo la belleza,

no el miedo que lo acompaña. Todo lo que Josh toca me parece hermoso.

Aparta su cuaderno mientras busco nuestro mapa.

—¡Oh, no! —Miro en la dirección de la tienda—. Debe haberse caído cuando estaba

corriendo.

—¿Recuerdas su nombre? —Toma el paraguas y lo sostiene por encima de mi

cabeza—. No de la tienda. ¿El nombre de nuestro destino final?

—Sí, claro que sí.

Josh sonríe. Desabotona mi abrigo, pasa sus dedos a los largo de mi clavícula, y

saca mi colla de debajo de mi vestido.

Es increíblemente sexy.

Sostiene la brújula.

—Entonces encontraremos el Camino Correcto.

Page 148: 3. Felices por siempre jamás

148

Traducido por Pimienta

omamos el metro hacia el norte y nos bajamos en un barrio vacío y sucio.

Nadie sale de la estación con nosotros, y no hay señales de nuestro último

destino.

—¿Este es el lugar correcto? —pregunto.

Josh se rasca la cabeza.

—Creo que sí. Vamos a intentarlo allá arriba.

Señala hacia un área que parece menos estéril. Caminamos por la calle,

compartiendo el paraguas lo mejor que podemos. La llovizna se ha convertido en

una fina niebla. Las malas hierbas se derraman a través de la acera rota. Todo se

siente abandonado. Finalmente llegamos a una larga colina con varios conjuntos de

escaleras y escaleras mecánicas. Escaleras mecánicas. Nunca las he visto en el

exterior así, intercalado entre apartamentos residenciales y tiendas de recuerdos.

Pero a pesar de estos signos prometedores… la calle sigue desierta.

Mientras viajamos por las escaleras destartaladas, la niebla se pone más y más

ligera. Y cuando llegamos a la cima de la colina, se evapora hacia el cielo despejado.

Luz de sol.

Inclinamos nuestras cabezas hacia atrás y nos maravillamos con el cielo.

Hay otra colina más pequeña al otro lado de la calle.

—Parece que es justo allí arriba —le digo.

Con un estallido de energía, Josh me lanza encima de su hombro y corre hacia ella.

Grito de risa. Él grita de júbilo. Golpeo su espalda con mis puños, pero no me suelta

hasta que estamos en la cumbre. Él alza sus brazos en señal de triunfo. "

—¡Yo gano! —y luego se dobla como una bisagra débil—. Me estoy muriendo.

Sonrío.

—Te lo mereces.

T

Page 149: 3. Felices por siempre jamás

149

Josh levanta la cabeza.

—¿Oh, sí? —y entonces él ve mi expresión cambiar cuando me doy cuenta de lo

que hay detrás de él. Él se vuelve. Todo su cuerpo se endereza de asombro.

No estamos sólo justo en la cima de la colina. Estamos en lo alto de Barcelona.

El revoltijo de la ciudad se extiende por todos los rincones del horizonte,

rectángulos afilados de color marrón, gris, amarillo y rojo. Elevándose por encima

de todas las torres y grúas de construcción de la Sagrada Familia, pero justo debajo

de nosotros, hay un camino sinuoso interminable a través del paisaje verde

mediterráneo.

Parc Güell.

A lo lejos, podemos ver las torres y esculturas que Gaudí diseñó para este parque, y

sus multitudes acompañantes, pero aquí, todo son árboles y serenidad. El aire es

tan fresco y limpio que mis pulmones se sorprenden. Por primera vez en meses,

siendo el mundo en calma. Desde antes de París. Desde antes de Nueva York... en

realidad, no puedo recordar la última vez que sentí una sensación tan abrumadora

de calma.

—Debemos haber llegado por el camino de regreso —le digo.

—Debemos perder el mapa más a menudo.

Caminamos por el sendero principal en silencio, con las manos entrelazadas.

Varios minutos pasan antes de que veamos a nadie más. Es un vendedor joven con

una manta en el suelo, tratando de vender pendientes de plumas a dos mujeres

japonesas. Josh asiente hacia un camino lateral estrecho entre los árboles. Lo

tomamos.

Exprimo el agua de mi pelo mientras paseamos, y él frota una mano rápidamente a

través de su cuero cabelludo. Gotas vuelan por todas partes.

—Hey —digo—, mira hacia donde apuntas con esa cosa.

Josh apunta su cabeza en mi dirección y se frota con más fuerza.

—Eres tan niño.

—Y me amas.

Sonrío.

—Lo hago.

Page 150: 3. Felices por siempre jamás

150

El aire huele a montañas y pinos. Hay tantos árboles aquí. Cipreses, olivos,

palmeras y unos árboles con unos misteriosos frutos rojos regordetes.

Josh tiende una mano para detenerme.

Y luego lo escucho. Detrás de unos arbustos, una pareja está teniendo sexo. Mi boca

se abre en estado de shock encantada. Josh ríe silenciosamente. Nos movemos por

delante para no molestarlos. Hay una buena probabilidad de que tengan nuestra

edad. La mayoría de los adolescentes europeos no tienen autos, y con frecuencia

viven con sus padres hasta el final de la universidad. Los parques son algo notorio

para actividades amorosas.

Josh gesticula hacia una zona aislada, fuera de ruta. De repente parece nervioso.

Pero yo estaba a punto de señalarle esa zona, también.

No pasa mucho tiempo hasta que la idea de la otra pareja nos llegue a nosotros.

Nos colamos a través del follaje. Me inclino sobre las puntas de mis pies, nuestros

labios se encuentran, y nuestros cuerpos se hunden en el suelo. Nuestros

corazones golpean como locos el uno contra el otro. Él desabrocha mi abrigo, y sus

manos están alrededor de mi espalda y debajo de mi vestido. Ojalá yo no llevara

medias. Pero tan pronto como nuestro beso comienza, él se retira, jadeando.

—No importa. No puedo hacer esto. Si vamos más lejos, parar después va a ser

insoportable. Ya está.

—Lo siento —extiendo la mano para tocarlo, pero él se aleja rodando.

—No, está bien. Sólo... dame un minuto.

La otra pareja aparece entre las hojas por el camino cercano. Ellos sienten nuestra

presencia y sueltan una risita, esta es exactamente la razón por la que estamos

esperando por nuestra habitación de hotel. Cuelgo mi abrigo sobre una gruesa

rama para que se seque. Saco mis botas y me quito mis medias mojadas.

Josh se cubre la cara.

—Me estás matando.

Le sonrío mientras escurro mi vestido.

Él gime.

—Injusto. Las chicas son tan malas.

Me río.

Page 151: 3. Felices por siempre jamás

151

—Dame tu sudadera. Voy a colgarla también.

Obedientemente, se la quita. Su camiseta se levanta, y mis ojos se fijan en la parte

más baja de su abdomen hasta que se la reajusta. Mi novio no se da cuenta de que

él me está matando, también. Cuelgo su sudadera y me acuesto a su lado. Miramos

al cielo. Su cabeza se apoya en su mochila, y mi cabeza se apoya contra su pecho. El

viento susurra, moviendo el aroma de pino alrededor de nuestro campamento

temporal.

—Tus ojos me recuerdan a los pinos —dice Josh.

—Siempre he deseado que fueran de un verde más brillante. Son tan aburridos.

—No digas eso —Besa lo alto de mi cabeza—. ¿Alguna vez te conté sobre mi

cabaña?

—Uh-uh —Estoy escuchando su corazón.

—Había una cabaña al norte del estado que mi familia solía alquilar en el otoño.

Paredes rugosas, chimenea de piedra, camas con edredones remendados. En obras.

Y cuando estuvimos allí, mi padre se olvidaba de la política, y mi madre se olvidaba

de estar preocupado por mi padre. Nos gustaba ir de excursión, recoger manzanas

de un huerto abandonado. Había tantos que tirábamos algunas al arroyo sólo para

verlas flotar río abajo. Y jugábamos a juegos de mesa por la noche.

—¿Qué juegos?

—Mi favorito era el Pictionary.

Me acurruco contra él.

—Por supuesto.

—El favorito de mi madre era Cluedo, y el de mi padre era el Risk. Y mis padres

cocinaban estas cenas caseras como carne asada con puré de patatas y manzanas al

horno.

—¿Del huerto?

—Sí. Y mientras cocinaban, yo estaba extendido sobre la alfombra delante de la

chimenea con estas pilas gigantes de papel, dibujando. Y... cuando miraba hacia

arriba, mis padres estaban en la cocina con la ventana perfectamente redonda

detrás de ellos. Y todo lo que podía ver del exterior por ventana, desde mi posición

en el suelo, eran pinos.

—Así que me gustan pinos —termina—. Mucho.

Page 152: 3. Felices por siempre jamás

152

Pongo mi mano alrededor de su pulgar y aprieto.

—¿Que pasa contigo? ¿Dónde fuiste tú más feliz?

Tengo que pensar en ello durante un momento.

—Bueno, está éste viaje a Disney World…

—¿Tuviste orejas de ratón? Por favor, dime que tuviste esas orejas de ratón con tu

nombre cosido por debajo.

Yo lo empujo.

—No.

—Te voy a dibujar con orejas de ratón de todos modos. Continua.

Yo lo empujo más fuerte.

—Gen tenía diez años, yo tenía siete años, y Hattie tenía cuatro años. Gen era

adorable. Con esos rizos perfectos. Además, ella siempre estaba a cargo de todo. Y

Hattie era... Hattie. Así que ellas estaban recibiendo toda la atención, como

siempre, pero entonces mis padres me sorprendieron con este desayuno Princesa

Disney. Sólo para mí. Bella, Blancanieves y Cenicienta estaban allí, y Jasmine me

dijo que mi vestido era bonito, que yo era bonita, y fue increíble. Mis padres... ellos

lo sabían. Ellos sabían que era lo que yo necesitaba.

—Esta —dice Josh—, es mi nueva historia favorita.

—Por supuesto, todo esto se suponía que era un secreto. Pero al segundo en que vi

a mis hermanas, yo estaba como: ¡Princesa Jasmine piensa que soy más bonita que

tú! Lo que ni siquiera era cierto, pero se sentía como cierto. Mamá quería matarme,

y Hattie montó esta rabieta masiva que duró el resto del viaje, pero valió la pena. El

mejor día de mi vida.

—Eres más bonita que tus hermanas. Eres mucho más bonita que tus hermanas.

—Eso es... lo más romántico que has dicho.

Se ríe de nuevo—. Es cierto.

Unas aves trinan, y otro pájaro contesta a su llamada.

—¿Sabes? —le digo—. No puedo recordar la última vez que estuve en un lugar

donde no podía oír nada de tráfico.

Page 153: 3. Felices por siempre jamás

153

—Ah, eres una chica de naturaleza en el corazón. Sólo que nunca te han dado la

oportunidad.

—¿Y tú eres un chico de naturaleza?

—Definitivamente. Mira, si te vienes conmigo a Nueva Inglaterra, podemos

aprender a hacer todas esas actividades al aire libre que has leído en tus libros.

Explorar, camping, escalada, rafting, observar las estrellas, hacer hogueras…

—¿Hacer hogueras? —Sonrío.

—Correcto. Hogueras. Plural.

El sol se sumerge por debajo de la línea de árboles, y de repente, Josh está

iluminado por una impresionante luz dorada. Se ve perfecto, incluso cuando está

húmedo, sudoroso y sucio. Me muevo hacia arriba hasta llegar a sus labios. Nos

besamos, fuertemente, hasta que no puedo soportarlo más.

—Vamos —le digo. Sale entrecortado.

Josh se congela.

Arranca su sudadera y su mochila, y empezamos a movernos. Agarro mis cosas, y él

toma mi mano mientras bajamos por el camino angosto. Nos estamos riendo,

completamente dichosos. Corremos hacia abajo, abajo, abajo, y cuanto más

bajamos, más concurrido está el parque. Corremos a través de una zona que se

parece a una cueva, perfecta para besarse, con un guitarrista clásico español, pero

besarse ya no es suficiente. Pasamos esculturas de Gaudí, edificios de Gaudí, la

famosa fuente lagarto de Gaudí, pero apenas le damos una mirada a medida que

pasan a toda velocidad. Sólo tenemos ojos el uno para el otro.

Cogemos el primer taxi que encontramos fuera del parque. Estamos sin aliento.

Josh le da al conductor la dirección de nuestro hotel, y nuestras lenguas,

extremidades y manos se tocan, buscando, tanteando mientras las calles de

Barcelona pasan por nuestras ventanas. Pagamos a nuestro taxista y corremos

dentro.

Josh besa mi cuello mientras recogemos nuestra llave. Nuestro entorno es un

borrón. Los empleados, las escaleras, el pasillo.

Cerramos la puerta de nuestra habitación y lanzamos nuestras mochilas al suelo.

Tenemos toda la noche, pero no podemos esperar ni un minuto más.

Nos besamos con fiereza. Urgencia. Lanzo mi abrigo mientras Josh se quita su

sudadera. Tiro de su camiseta mientras nos derrumbamos sobre la cama. Su pecho

tiembla contra el mío. Me doy la vuelta, me subo sobre él, y parece que está tan

Page 154: 3. Felices por siempre jamás

154

listo como yo. Levanta mi vestido alrededor de mis caderas y luego por encima de

mi cabeza. Me incorporo, sin aliento.

—¿Tienes?

—Mochila.

Me inclino hacia atrás, extendiéndome por su bolsa en el suelo. Llego a ella y la

acerco. Los encuentro en el bolsillo delantero. Cojo uno, y él me ayuda volver a

sentarme. Se queda mirando abiertamente mi ropa interior rosa pálido a juego.

Josh ha visto todo de mí, pero nunca al mismo tiempo.

Desengancho mi sujetador. Él lo quita.

Besa mis pechos, mi estómago, la línea por encima de mi ropa interior. Y luego la

línea debajo de ella retirando el último pedazo de ropa de mis caderas. Desabrocho

su cinturón, la cremallera de sus pantalones vaqueros, y tiro de ellos hacia abajo al

mismo tiempo que empujo su bóxer. Su respiración es superficial. Rápida. Me

inclino sobre él. Jadeamos. Nuestros brazos se envuelven alrededor uno de otro, y

nos movemos juntos, mirándonos el uno al otro, capturando nuestros ojos. ¿Esto

está bien? ¿Qué pasa con esto? ¿Esto?

Se construye. Más rápido.

Lo quiero más cerca. Lo quiero más profundo. Lo quiero, lo quiero, lo quiero. Sus

ojos se cierran y también lo hacen los míos, y terminamos como empezamos.

Juntos.

Page 155: 3. Felices por siempre jamás

155

Traducido por Selene1987

Corregido por flochi

l estómago de Josh retumba en mi oído. La sala está oscura. Me despego de

su cuerpo y me dirijo hacia el reloj digital del hotel. Son casi las dos de la

mañana. Josh siente que me muevo.

—Tapas —murmura—. No hemos comido tapas.

—Creo que nos perdimos la cena.

—Está bien. —Me abraza contra su pecho—. Demasiado cansado para levantarme

de todas maneras.

—Tendremos que regresar.

—Tapas y cerveza. Y luego haremos el amor en el altar de la Sagrada Familia.

Me alejo, él me aprieta más, yo me alejo.

—Ahora vuelvo —digo—. Baño.

Después de hacer pis, regreso por mi cepillo y mi pasta de dientes. Me sigue

dentro, y nos lavamos los dientes. No podemos dejar de sonreírnos. No puedo

creer que los adultos puedan hacer esto todos los días. Y ni siquiera me refiero al

sexo, aunque es maravilloso, sino cosas como ésta. Lavarnos nuestros dientes en el

mismo lavabo. ¿Se dan cuenta los adultos de la suerte que tienen? ¿O se olvidan de

que esos pequeños momentos son en realidad pequeños milagros? No quiero

olvidarlo jamás.

Subimos nuevamente a la cama y hacemos un amor somnoliente, feliz, fresco a

menta. Tiene cuidado de asegurarse de que yo me ocupe primero antes de que él

colapse sobre mí. La luz de la luna brilla por las ventanas, y hago un trazo sobre la

línea de su tatuaje con el dedo índice.

—Nunca me has hablado de esto —digo.

—Nunca has preguntado.

E

Page 156: 3. Felices por siempre jamás

156

—Me encanta.

No quería que saliera de una manera tan efusiva. Josh ríe, pero es la risa cansada

de alivio.

—Gracias a dios.

—Cuéntame la historia.

Se cambia a una posición más cómoda mientras con cuidado me mantiene

abrazada junto a su cuerpo.

—Cuando tenía dieciséis años, St. Clair convenció a un artista en Pigalle de que

tenía dieciocho. Excepto que en realidad no le convenció. Simplemente fue tan

avasallador y persuasivo que el sujeto se dio por vencido. Sin duda era ilegal. —Río

mientras continúa—. St. Clair puede persuadir a cualquier persona de hacer lo que

hacen. Es todo carisma. Es muy injusto para el resto de nosotros.

—Eh —digo—. Está bien.

Josh hace una pausa. Y luego oigo una sonrisa en su voz.

—Así es cómo debiste sentirte cuando te dije que estabas más buena que tus

hermanas.

Río más fuertemente esta vez.

—Supongo que sí.

—De todas maneras, sólo éramos nosotros dos, y fui el único que se hizo uno. Fue

unos días después de mi cumpleaños…

—¡Como ahora!

—Como ahora. Había decidido por mi cumpleaños que me haría un tatuaje, así que

lo diseñé por la increíble e inspirada razón de que… parecía genial en ese

momento.

—Es genial.

—Me considero increíblemente afortunado de que aún me guste.

—Oh, venga. Tienes gusto. Nunca te has puesto nada malo en tu cuerpo. —Hhago

una pausa, un nuevo pensamiento se me ha ocurrido—. ¿No quieres ningún otro

tatuaje?

—No sé. Quizás algún día me haga un gran rosal en mi otro brazo.

Page 157: 3. Felices por siempre jamás

157

—Ha-ha.

—Lo haría. —Y parece dolido de que no le crea—. Quiero muchas más de estas

noches contigo, Isla. Quiero todas mis noches contigo.

Cuando la luz del sol se asoma por las ventanas, es la mañana más feliz de mi vida.

Nos hemos movido en las horas tempranas, pero nuestras piernas aún siguen

unidas.

Miro su adorable pelo revuelto y su gran y encantadora columna vertebral. Toco la

piel de su espalda con la punta de un dedo. Se da la vuelta. Me sonríe

lánguidamente. Con alegría, me acerco para besarle.

—Mm —dice—. ¿El próximo fin de semana es demasiado pronto para hacer esto

de nuevo? Suiza. Vayamos a Suiza.

—Estarás en Nueva York el próximo fin de semana.

Su sonrisa desaparece.

—El próximo-próximo fin de semana —digo.

—Trato hecho. —Aleja mi pelo del hombro, dejándolo desnudo—. Entonces. Dime.

¿Quién es mejor compañero de cama? ¿Kurt o yo?

—Kurt, obviamente.

—Lo sabía. —Me besa la nariz y salta de la cama—. Ahora mismo vuelvo.

—¿Me das mi teléfono? Quiero mirar nuestro vuelo de regreso.

Josh lo saca de mi bolsa, me lo lanza y va hacia el baño. La puerta se cierra. Cambio

el volumen de silencio a encendido. La pantalla se ilumina. Mi corazón se detiene.

—No —susurro.

Noventa y nueve mensajes. Kurt. Nate. Hattie. La escuela. Mis padres.

—¿Josh? ¡Josh!

La puerta del baño se abre de repente.

—¿Qué pasa? ¿Estás bien? —Y luego ve la manera en la que agarro mi teléfono. La

sangre se va de su cara.

Page 158: 3. Felices por siempre jamás

158

—No —susurra.

Empiezo a llorar. Coge su propia mochila, saca su teléfono y mira la pantalla.

—Kurt. Nate. Mi madre como unas cien veces. Mi padre.

Ahora estoy sollozando.

Camina por la habitación. Se rasca el cuero cabelludo con ambas manos.

—Está bien. No pasará nada. Ya la he cagado antes. No pasará nada.

—¿Cómo que no pasará nada? ¡Esto irá en mi expediente! —Todo mi futuro

universitario se desvanece. Siento que me desmayo. Mi estómago se agita,

amenazando con reaccionar.

—No. Yo me echaré toda la culpa por esto. No te meterás en problemas.

—¿Cómo no me meteré en problemas? Estoy aquí justo como tú. En España. —

Miro los mensajes, intentando juntar una línea de tiempo de los eventos. Pero no

puedo concentrarme.

Escucho el mensaje de voz de Kurt, y está completamente asustado. Hattie ha

estado preguntando por ti, y Nate se enteró, y luego se dieron cuenta que Josh

también estaba desaparecido, y vinieron a mí, y tuve que decirles dónde estabas. Lo

siento, Isla. Tuve que contárselos.

Soy una idiota.

Soy una idiota total.

¿Cómo pude haberme olvidado de Hattie? Es la única persona con la que siempre

puedo contar para decir o hacer lo que está mal. Claro que está detrás de esto. Y

claro que Kurt fue quien no pudo mantener cerrada la boca.

Josh se hunde conmigo en la cama. Coloca una mano en cada lado de mi cara y toca

su frente con la mía.

—Respira —dice—. Respira. Respira.

—¡No quiero respirar!

—Está bien —dice—. Llamaré a la escuela. Tú llamarás a tus padres.

Todos están furiosos con nosotros. Maman grita tan fuertemente que tengo que

alejarme el teléfono de la cabeza. Nate le llena los oídos a Josh, y luego le obligo a

Page 159: 3. Felices por siempre jamás

159

llamar a su madre. No lo coge, así que deja un mensaje. Se niega a llamar a su

padre, pero yo insisto, así que llama al ayudante de seguridad de su padre en su

lugar.

Y luego hace que le envíe un mensaje a Kurt y Hattie.

Ellos no están furiosos. Sólo quieren saber que estamos bien, pero no me siento

muy caritativa con ellos. Les digo que estoy bien, que regresaremos, fin.

El viaje en tren a París es lo opuesto al que hicimos a Barcelona. El cielo está

radiante, pero nuestro vagón está oscuro. Nos cogemos las manos, no nos

soltamos, pero nuestro apretón aún parece eso. Un apretón. Como si estuviéramos

intentando agarrarnos a algo que se está deslizando. Ninguno de los dos habla de

lo que tenemos miedo que está a punto de pasar. Lloro, y Josh me abraza. Fue

egoísta pensar en mis problemas primero. A lo que él se está enfrentando es

mucho, mucho peor.

Nuestro miedo y terror crecen. Casi hemos llegado al dormitorio universitario

cuando Josh no puede aguantar más. Me lleva al jardín privado de alguien. Hay un

par de estudiantes francesas en sillas reclinables, fumando cigarrillos y buscando

el último rayo caliente del año. Casi ni pestañean ante nosotros.

—Quiero que sepas que te quiero —dice Josh—. Y quiero estar contigo. No importa

lo que pase.

Mis ojos se llenan de lágrimas.

—No digas eso.

—Puede que pase.

—¡No digas eso!

Su coraza se rompe.

—Te quiero. ¿Aún me quieres tú a mí?

—¿Cómo podrías preguntarme eso? —El cambio en el comportamiento de Josh es

aterrador. Es como si fuera a destrozarse en cualquier momento—. Claro que te

quiero. Esto no ha cambiado nada.

—Pero ha sido mi culpa. Todo este fin de semana fue mi idea. —Respira demasiado

fuerte, y sus ojos no están centrados. Está teniendo un ataque de pánico.

—Oye. Oye. —Lo envuelvo con mis brazos y coloco mi cabeza contra su pecho—.

Yo quería ir. También fue decisión mía.

Page 160: 3. Felices por siempre jamás

160

Pero sólo puede aferrarse a mí. Sus dedos agarran mis hombros tan fuertemente

que duele.

—Te quiero —digo lentamente—. Siempre te he querido.

Su pulso se ralentiza. Y luego nuevamente.

—¿Qué quieres decir? ¿Siempre?

Me echo hacia atrás para mirarle. La mantengo, preparada.

—Quiero decir que nunca tienes que preocuparte porque te abandone, porque he

estado enamorada de ti desde nuestro primer año juntos.

Mi confesión le deja estupefacto.

—No hay historia —digo—. Te vi un día, y simplemente lo supe.

Josh me mira. Me mira por dentro. Y luego me besa con más pasión con la que me

haya besado jamás anteriormente. Nos da fuerza para enfrentarnos a nuestro

futuro. Nos da la fuerza para regresar a nuestro dormitorio. Y nos da fuerza para

llamar a la puerta de Nate.

Desafortunadamente, Nate no abre.

Sino la señora Wasserstein.

Page 161: 3. Felices por siempre jamás

161

Traducido por IreneRainbow

Corregido por flochi

uve que tomar un vuelo y te gané incluso así. Sobresaliente. —La

señora Wasserstein levanta sus manos en cólera. Nate está detrás

de ella, tenso, un prisionero en su propia habitación.

Josh está en shock.

—¿Te das cuenta de lo inconveniente que es esto? —continúa—. ¿Ser llamada

desde el extranjero una semana antes de las elecciones? ¿Acaso te importa? —La

señora Wasserstein es menuda, mucho más pequeña de lo que creía; a pesar de

que nunca lo notarías. Su presencia es gigantesca. Se ve tan fuerte como frente a las

cámaras pero, en este momento, mucho más aterradora. Ella me evalúa con sus

ojos color avellana que son sorprendentemente familiares—. Y tú debes ser Isla.

Mi nombre suena tan fuera de lugar como me siento. Mis ojos caen al suelo.

—Hola.

Josh se encuentra parcialmente frente a mí, protegiéndome.

—Lo siento. Lo siento, mamá.

—Lo sentirás.

Nate interviene.

—Me alegro de que ustedes, chicos, llegaran sanos a casa. Isla...

—Tenemos una reunión mañana temprano con el director de la escuela —dice la

señora Wasserstein.

Un temblor en mi garganta.

—¿Todos nosotros?

—No. —Ella frunce el ceño—. Mi hijo y yo.

Mi rostro quema con la vergüenza de ser puesta en mi lugar.

—T

Page 162: 3. Felices por siempre jamás

162

—Isla —dice Nate—, tu reunión es el martes. ¿Por qué no...?

—Gracias por tu ayuda —le dice la señora Wasserstein—. Entiendo que mi hijo ha

estado dificultando su trabajo. Lamento haberte causado molestias de este modo.

Tengo la sensación de que ella ha estado dificultando su trabajo, pero Nate sólo

frota su cabeza afeitada.

—Es lo que hago. Y está bien, él es un buen chico.

Claramente, ella no le cree. Tal vez lo haría si conociera a Mike y Dave. Ella le da un

asentimiento brusco antes de volverse hacia Josh.

—Nos vamos.

Sus ojos se abren.

—¿A dónde vamos?

—Tu habitación. Tenemos mucho que discutir, jovencito. —Ella sostiene la puerta

abierta y vuelve a asentir, su despedida para mí—. Isla.

Mi caja torácica está comprimiendo mi corazón a una piedra pequeña y dolorosa.

Mientras es llevado lejos, Josh me aprieta la mano con la misma fuerza

insoportable. Nuestras manos se sueltan sólo cuando ya no se pueden alcanzar.

Hay un último intercambio de miradas de angustia y él se ha ido.

Estoy paralizada en silencio. Nate suspira.

—Estamos en muchos problemas, ¿cierto? —Finalmente, me las arreglo para decir.

—Vas a estar bien.

—¿Y Josh lo estará?

Nate me da una mirada triste.

Otro horrible pensamiento se me ocurre.

—¿Mis padres están viniendo? ¿Es por eso que mi reunión es hasta el martes?

—No. Tu reunión es el martes, porque mañana es día feriado. ¿Recuerdas?

Mañana es primero de noviembre. Día de Todos los Santos. Un día de feriado

nacional en Francia, lo que significa que... la directora de la escuela está viniendo

en su día libre para hablar con Josh.

Page 163: 3. Felices por siempre jamás

163

Se entiende que Josh y yo no nos veremos hasta después de su reunión. Pero eso

no me detiene de comprobar mi teléfono por textos cada sesenta segundos.

Odio a mi hermana. La. Odio.

Si no fuera por Hattie, estaría en la habitación de Josh ahora mismo (y su madre no

lo estaría), y estaríamos planeando nuestra cita suiza. Mi teléfono vibra. Me lanzo

por él, pero el mensaje es de Kurt: El horario del tren dice que deberían haber

llegado hace 3 hrs.

Respondo: Lo hicimos.

¿Estás bien?

NO.

Un minuto después, él golpea a mi puerta.

—¿Por qué simplemente no la empujas para abrirla, como siempre lo haces? —

grito.

Kurt lo hace.

—Suenas molesta.

—Lo estoy.

—¿Estás molesta conmigo?

—Sí.

Él acuña un libro de texto por debajo de mi puerta.

—Tuve que hacerlo, Isla. Ellos me lo preguntaron.

—¿Siquiera qué es lo que Hattie quería?

—Ella quería pedirte prestado tu secador de cabello.

—¿Mi secador de cabello?

—Sí. ¿El... difusor? ¿Es eso que te pones en el extremo? Quería tratar de rizarse el

cabello.

—¿Y ella no podía pedirle prestado uno a alguien de su propio estúpido

dormitorio?

Su ojo izquierdo tiene un tic nervioso.

Page 164: 3. Felices por siempre jamás

164

—No sé.

Un difusor de cabello. No puedo creer que toda esta situación fue causada por un

maldito difusor de cabello. Un pirata y un demonio pasan por delante de mi puerta

abierta, en dirección a la entrada para la fiesta anual de Halloween de la Residencia

Lambert. Es incomprensible para mí que cualquiera esté de buen humor para

celebrar.

—¿Por qué, por una vez en tu vida, no pudiste sólo mentir? Eso es todo lo que

tenías que hacer.

Kurt se pone la capucha de su sudadera.

—Me hicieron una pregunta. Les di la respuesta.

—Sí, ¿bueno? ¿Gracias a ti? Mi novio está a punto de ser expulsado de la escuela.

—Eso no es mi culpa. No lo hice yo. Él lo hizo.

No me importa que esté diciendo la verdad. No me importa que sea nuestra culpa.

No estaría pasando si Kurt hubiera mantenido la boca cerrada. Se supone que es mi

mejor amigo. Saco el libro y abro más la puerta.

—Vete.

Él agita sus manos, disgustado.

—Isla.

Cierro mis ojos.

—No puedo lidiar contigo justo ahora. Sólo vete.

Él todavía está ahí. Percibo el movimiento de sus manos. Aprieto mis ojos con más

fuerza, con tanta que duele, hasta que lo siento alejándose. La puerta de las

escaleras suena al abrirse.

—¡Boo! —dice una voz masculina.

Abro mis ojos. Alguien en una máscara de Scream está a dos centímetros de mi

nariz. Hay risas por el pasillo cuando cierro mi puerta en el rostro del idiota. Me

dejo caer en la cama. Estoy llorando de nuevo. Tal vez la señora Wasserstein está

aquí para evitar que Josh sea expulsado. Ella es una mujer poderosa. Apuesto a que

incluso la directora de la escuela tiene miedo de ella.

Yo tengo miedo de ella.

Page 165: 3. Felices por siempre jamás

165

Probablemente me culpa de todo esto. Quería hacer una buena primera impresión

a los padres de Josh. No sé si les habría agradado, si pensarían que era lo

suficientemente excepcional para su hijo; pero ahora no tengo ninguna

oportunidad. Ni siquiera eran conscientes de mi existencia antes de ayer.

Josh no me ha enviado un texto. Me temo que su madre podría estar monitoreando

su teléfono, por eso le escribo una vez más. Lo mantengo corto y no incriminatorio:

Te quiero.

Unos minutos después, hay un rápido golpeteo. Salto de mi cama y abro la puerta.

Pero es Hattie. Verla me llena de una furia escarlata. Lleva una camisa hawaiana de

gran tamaño que se ha abotonado mal. Su cabello está apuntando en todas

direcciones. Tiene ojeras oscuras, moretones falsos y un fino bigote de tinta.

—¿Que se supone que eres? —pregunto, tan tranquila como es posible. Lo cual no

es para nada tranquila.

Ella sostiene un pedazo de cartón. Está pintado de blanco y tiene líneas negras

marcadas con los centímetros y metros.

—Soy una foto de archivo policial.

—¿Practicando para tu futuro?

—Oui. —Ella se queda ahí de pie.

—¿Qué? ¿Qué quieres, Hattie?

—Quiero disculparme, vaya.

Espero.

Ella espera.

—¿Era eso? —pregunto—. ¿Esa fue tu disculpa?

—Sí.

—Vaya. Espero que te sientas mejor ahora. Porque yo lo hago. Me siento mucho

mejor sabiendo que mi novio podría ser expulsado porque tú estabas tan

impaciente por un difusor de cabello.

Su expresión de piedra se tambalea.

—No sabía que los metería en problemas. Lo siento. Realmente lo siento.

—Yo también. —Golpeo mi puerta para cerrarla.

Page 166: 3. Felices por siempre jamás

166

Se abre. Hattie me mira con esperanza hasta que se da cuenta de que fue un

accidente. Nos fruncimos el ceño mientras la cierro de nuevo. Empujo contra ella,

duro, hasta que siento el clic bajo mis palmas.

La fiesta continúa toda la noche. Josh nunca me escribe. No recuerdo dormir, pero

me despierto sobresaltada alrededor de las ocho de la mañana. Hay un silencio

creciendo en el dormitorio. Todo el mundo está finalmente en la cama. Estaba

soñando sobre la necesidad de tomar un tren, pero no podía dejar de ponerme

maquillaje. Estaba indefensa mientras aplicaba capa tras otra lentamente, mirando

el reloj avanzar más y más cerca de mi hora de salida.

Dos golpes, en mi puerta.

Me sobresalto quedando sentada. Eso es lo que me despertó. Es su segundo golpe.

El sonido es pesado y amenazante. Salto fuera de mi cama, pero me aterra abrir la

puerta. Presiono mi oreja contra la madera.

—¿Josh? —susurro.

No hay respuesta.

Me sacudo por un nuevo temor. Que él ya se ha ido. Estoy escuchando sonidos que

nunca existieron. Tiro de la puerta, pero él está ahí, por supuesto que está ahí, y se

ve devastado. Él cae al suelo. Corro hacia el frente y se derrumba en mis brazos con

un grito primitivo. Al diablo las normas. Al diablo esta escuela. Cierro la puerta y lo

llevo a mi cama. Me acuno a su cuerpo mientras él golpea y golpea su puño contra

su pierna.

—Está bien. —Tengo que ser fuerte. Uno de nosotros tiene que ser el fuerte—.

Todo estará bien.

Agarro su puño y lo sostengo entre mis manos. Beso la coronilla de su cabeza.

—No está bien.

—¿Tuviste la reunión?

—Estoy acabado. Finalmente me echó.

Mi habitación da vueltas.

—Y... ¿cuándo te tienes que ir?

Page 167: 3. Felices por siempre jamás

167

—Este es mi último día. Hoy.

El mundo se vuelve negro. Hay un fuerte zumbido en mis oídos. Mis ojos se

enfocan, re-enfocan, re-enfocan como una cámara automática que no puede

hacerlo bien.

—Uno de los custodios se llevó a mi mamá para conseguir cajas de envío. Entonces

ella regresará y vamos a empacar todas mis cosas.

Re-enfoca. Re-enfoca. Re-enfoca.

Josh saca su mano de la mía para apuntarme con sus diez dedos.

—Pero nos veremos pronto. Acción de Gracias. Todavía regresarás a casa para

Acción de Gracias, ¿cierto?

Asiento robóticamente.

—Y entonces serán las vacaciones de invierno. Pasaremos todos los días juntos, y

en la víspera de Año Nuevo nos encontraremos en Kismet para un beso. A la

medianoche, ¿está bien? Y luego tendremos las vacaciones de primavera y

entonces será verano de nuevo. Y se acabara.

Trago.

—¿Qué harás? ¿Dónde terminarás la escuela?

—Mi mamá no quiere hablar de eso hasta que las elecciones terminen. Están

molestos. Mis padres están tan muy molestos. Tuve que hablar con mi padre

anoche, y entonces mi mamá me quitó el teléfono. Por eso no podía llamarte o

escribirte. Tengo dieciocho, y mis padres me quitaron mi teléfono.

—Está bien. Está bien. —No puedo dejar de decirlo—. Estaremos bien.

Hay otro golpe, y Nate comienza a hablar sin preámbulos.

—Josh, dejé a tu mamá en tu habitación para que Isla y tú pudieran tener unos

minutos a solas. Pero hay que ir ahí ahora.

Incluso Nate lo siente por nosotros.

Mi mentira era más grave de lo que creía. Nada, absolutamente nada, está bien.

Page 168: 3. Felices por siempre jamás

168

Traducido por Fanny

Corregido por flochi

a directora de la escuela se sienta detrás del escritorio tan intimidante como

grande. Su escritorio caoba está pulido, y tiene el aroma de almizcle y

riqueza. Dos banderas en los postes inferiores descansan en cada lado, una

americana, una francesa. Una silla de cuero mullido está detrás del escritorio, y dos

sillas diminutas de cuero frente a él. Estoy en una de las sillas diminutas.

—Tus notas están bajando —dice la directora.

La miro.

—Eso sí, no por mucho —continúa—. Pero hay suficiente diferencia en la calidad

de tu trabajo para que más de uno de tus professeurs me lo haya mencionado. Están

preocupados. ¿Puedes adivinar cuando notaron el cambio?

No estoy de verdad aquí. Sigo en la habitación de Josh. Ayer.

Empacamos su vida en cajas de cartón. Su mamá estaba enojada con él, enojada

conmigo, enojada con cada llamada. Y recibió muchas llamadas. No había nada que

quería más que estar alejada de esa horrible habitación, pero no estaba a punto de

desperdiciar nuestras últimas horas.

Josh quitó los dibujos de sus paredes. Los puso en una caja, una encima de la otra,

encima de otra. Puso los dibujos de mí en el Arènes de Lutèce en un sobre

separado y protegido. Comparado con el número de dibujos que tenía de sus

amigos, todavía no había muchos de mí. Solo habíamos estado juntos por un mes.

¿Cómo ha sido solo un mes?

—Hace un mes —dice la directora—. Fue cuando dejaste de darle a tu tarea el

tiempo y la atención que toma mantener tu posición como la primera de la clase.

Dice esto como si ser la mejor estudiante de la escuela es mi única ambición,

cuando, en realidad, sólo sucedió. Sólo hay otros veintidós de último año, veintitrés,

y todos tienen amigos con los que pasar el rato y lugares a los que ir y cosas que

hacer. Nunca he tenido nada mejor que hacer que estudiar. Pero por un mes… tuve

algo mejor que hacer.

L

Page 169: 3. Felices por siempre jamás

169

Josh deslizó el sobre dentro de su mochila de mano. Fue en el avión con él.

Todo sucedió tan rápido. En un día, su cuarto fue de caótico, lleno de dibujos,

comida y vida, a vacío. Sólo se nos dio cinco minutos para despedirnos. Su madre

nos dejó en ese espacio vacío, y lloré de nuevo. Josh usó su lapicero favorito para

poner cuatro letras en el dorso de mis dedos: A-M-O-R.

Sostuvo mi cabeza con sus dos manos:

—Te amo —dijo—. Te amo. Te amo.

Difícilmente podía verlo a través de mis lágrimas.

—Te amo —dije—. Te amo. Te amo.

—Isla —dice la directora—. Vas a conocer muchos chicos en este viaje. No puedes

dejar que te distraigan de convertirte en la mujer en la que estás destinada a ser.

Está equivocada. Sólo hay un chico.

¿Y en quien voy a convertirme sin él?

Miro mis dedos. Las letras están desapareciendo, pero la palabra todavía arde

contra mi carne.

A un lado del auto de su mamá que esperaba, las letras eran afiladas y oscuras. Nos

besamos desesperadamente. La Sra. Wassersten abrió la puerta trasera y lo llamó

para que entrara.

—Estamos atrasados. Vámonos.

Sus manos agarraron las mías:

—Acción de Gracias.

Asentí.

Me besó de nuevo, pero esta vez fue rápido. Y luego soltó mis manos como si le

doliera, como si físicamente no pudiera sostenerlas por más tiempo, se apresuró

hacia el auto. Las ventanas estaban tintadas de negro. No podía verlo, pero miré su

ventana de todas maneras hasta que el auto desapareció de mi vista.

La directora de la escuela se aclara la garganta. Mi mirada se había desviado hacia

la ventana.

—¿Por un mes de comportamiento imprudente? Voy a darte un mes de detención

todos los días. Creo que estarás de acuerdo en que es un castigo justo. Además, esto

Page 170: 3. Felices por siempre jamás

170

te da tiempo suficiente para volver a comprometerte con tus tareas de clase de

cualquier… distracción.

—Josh no era una distracción.

La directora me mira cuidadosamente.

—No —dice, por fin—. Quizá, para ti, fue la palabra equivocada. Aunque tengo mis

preocupaciones sobre que sea al revés.

Es un golpe cruel. ¿Cómo se atreve a sugerir de que me preocupo más por Josh que

él por mí? ¿Qué podría posiblemente saber sobre nuestra relación?

Salgo de su oficina y directo a detención. Por todo el tiempo que frecuenté el

umbral, en realidad nunca llegué a cruzarlo. Pero luce como cualquier salón de

clases. Sólo hay otro estudiante aquí, uno de segundo año. No levanta su cabeza de

teclear de su escritorio. La professeur Fontaine, la maestra de ciencia

computacional con la cabeza en forma de triángulo, está a cargo de detención.

—Escoge un asiento, cualquiera —dice. Suena como un mago callejero.

Desearía saber dónde se sentaba Josh. Trato de invocar su imagen. Una figura con

hombros redondos y el ceño fruncido se materializa en la esquina de atrás. Está

escribiendo su vida en paneles ordenados. Camino en esa sombra, queriendo creer

en su realidad, y tomo el escritorio. La ventana a nuestro lado tiene una vista del

patio de la escuela, pero todos se han ido. Sólo están los adoquines y las palomas.

Nunca llegué a leer esos paneles.

¿Y si soy la que lo arruinó? ¿Y si ya no puedo entrar a Dartmouth? Josh todavía

podrá entrar a su universidad. Todo lo que necesita es un examen de equivalencia.

Tal vez arruinó este año, pero puede que yo haya arruinado nuestros siguientes

cuatro. Si sólo pudiera escuchar su voz de nuevo. Llegó a Nueva York esta mañana,

donde su mamá le permitió este único texto: Te extraño como un loco. También me

confiscaron el internet. No sé cuándo podamos hablar después. TE AMO.

Después de detención, camino directo a la Casa del Árbol. El aire de la noche esta

helado, y mi abrigo no está lo suficiente cálido. Recuerdo a Josh poniendo su abrigo

alrededor de mis hombros, justo aquí en nuestra primera cita, y lloro por

centésima vez. Me envuelvo en la manta y coloco mi mano sobre su mural.

Presiono mi palma contra la casa con la ventana de hiedra y la bandera americana.

La presiono tan fuerte que duele.

Aquí, pienso. Él está aquí.

Trato de estar ahí también.

Page 171: 3. Felices por siempre jamás

171

—Apaga eso. —Kurt irrumpe en mi habitación y señala mi laptop—. Se supone que

debes estar estudiando. Necesitas un puntaje perfecto en tu prueba de física

mañana.

—Esta encuesta está diciendo que el papá de Josh y Terry Robb están trabados en

un empate. Todavía es muy pronto para predecir un ganador.

—Deja de leer esa cosa. La elección es dentro de cinco días. —Y luego su ceño se

frunce—. Terry Robb. La gente no debería tener dos nombres.

Finalmente he puesto una petición para que arreglen mi puerta. Estoy cansada de

que mi privacidad sea violada. Nuestra amistad está intacta, técnicamente, pero

hay una tensión desagradable rodeando cada interacción. Kurt está infeliz de que

yo sea infeliz. Quiere que nuestras vidas regresen a cómo eran antes, pre-Josh. Y

soy infeliz con Kurt. Sé que no tenía intención de que todo esto pasara, pero pasó. Y

él pudo haberlo detenido.

En cuanto a Hattie, no he hablado con ella desde que fue una ficha policial. Bien

podría estar en prisión, como si me importara. He estado pegada a las noticias.

Descargué una aplicación que engaña a mi laptop para que crea que estoy en

América, porque restricciones internacionales estaban bloqueando demasiados

videos importantes. Sabiendo que pasa en la elección, minuto a minuto, es la única

manera en la que se me siento cerca de Josh. Su papá tiene que ganar. Y no sólo por

las razones obvias, sino que egoístamente, espero que relaje lo suficiente a sus

padres para que le devuelvan su celular.

—Tú —dice Kurt—. Física. Estudia.

—No seas tan imbécil.

—Molesta —contesta.

—Dolor en el trasero.

—Promiscua.

Luce contento con esa última. Mi boca se tuerce, pero sigo molesta. Para colmo de

la perfecta semana, siento mi periodo llegando. Cierro mi laptop.

—Está bien. Tú ganas. Pero voy al baño primero.

—Tonta. —Lo escucho mientras voy por el pasillo. Cuando regreso, nuestro juego

está terminado—. Te perdiste una llamada de un código de área dos-uno-dos.

Page 172: 3. Felices por siempre jamás

172

—¿Qué? —Corro hacia mi teléfono. Alguien de Manhattan me ha dejado un correo

de voz—. ¿Por qué no contestaste?

—Porque no es mi teléfono.

—¿Y si era Josh?

—Entonces tu pantalla hubiera dicho “Josh” en lugar de “número desconocido”.

Apenas y amortiguo mi grito de frustración.

—¡Le quitaron su teléfono! Si alguien llama cuando no estoy aquí, contesta. Y si es

Josh, dile que espere hasta que pueda llegar.

Hola Isla. Mi corazón se divide en dos por el sonido de su voz cansada, la cual está

tratando de elevar por encima de un confuso alboroto de gritos sonando y

sonando. Es, uh, jueves. ¿Supongo que ya es de noche es París? Estoy llamando del

escritorio de un voluntario en la sede electoral. Es la primera vez que me dejan solo

cerca de un teléfono. Es bastante malo aquí, pero… no sé. Nada de esto siquiera

importa. Te extraño. Trataré de nuevo tan pronto como pueda. Una pausa. Espero

que estés bien. De acuerdo, adiós. Te amo.

Regreso la llamada. Después de dos timbrazos, una mujer con un timbre nasal

responde. Cuelgo.

Escucho el correo de voz de nuevo. Y de nuevo. Y de nuevo, y de nuevo, y de nuevo,

y no sé cuántas veces lo he escuchado antes de darme cuenta de que Kurt se ha ido.

Un cerrajero arregla mi puerta. Nunca dejo mi teléfono.

Pongo el sonido del timbre lo más fuerte que llega antes de bañarme y mantengo el

volumen ahí, incluso en las clases. Mi paranoia crece. No puedo dejar de checarlo,

checarlo por mensajes, checarlo para asegurarme de que tenga batería, checarlo

para asegurarme de que no lo he silenciado por accidente. Quiero hablar tanto con

él. Puede que haga combustión.

El sábado, antes del amanecer, otro 212 me despierta.

—¿Josh?

—OhgraciasaDios —susurra él, exhausto y aliviado—. Lamento que sea tan

temprano pero no podía dormir. Te estoy llamando de la cocina. Si mis padres me

atrapan, estoy muerto. Pero tenía que escuchar tu voz.

Page 173: 3. Felices por siempre jamás

173

Agarro mi teléfono más fuerte.

—Te extraño tanto.

—¿Cómo es posible que ni siquiera ha pasado una semana?

—Se siente como un año.

—¿Cómo estás? ¿Qué pasó con la directora? ¿Fuiste suspendida?

—No. Me puso en detención por ser mi primera ofensa. Pero es por el mes entero.

Su voz se pone más pesada.

—Lo siento.

—¿Lo que más apesta? El momento en el que estoy en detención, tú no lo estás.

Consigue una sonrisa triste.

—Tomaría la detención en vez de esto.

—Lo sé. —Suavizo—. ¿Cómo es? ¿Cómo están tus padres?

—Enojados. Ocupados. Me llevan a todas partes con ellos, pero apenas pueden

mirarme.

—Ya se les pasará.

—Quizá.

Una pregunta me está pesando, más pesada que cualquier otra. Agarro mi collar

por apoyo.

—Oye….

—¿Sí?

—No importa.

—Isla. Dilo.

—Era sólo que… ¿tus padres sabían sobre mí? Sé que ustedes no hablan a menudo,

pero me estaba preguntando si alguna vez me mencionaste. Antes de todo esto. —

Mi voz se rompe—. Odiaría que esa fuera la primera impresión que tu mamá tenga

de mí.

Su larga pausa me da la respuesta antes que él.

Page 174: 3. Felices por siempre jamás

174

—Iba a decirles antes de Acción de Gracias —dice finalmente—. No quería que me

preguntaran por ti.

Lloro en silencio.

—¿Estabas preocupado de que pensarían que no soy lo suficiente buena para ti?

—No. No. Sólo quería mantenerte para mí solo. Estábamos en esa perfecta burbuja,

¿sabes? Por supuesto que les gustarás.

—En verdad lo dudo.

—Lo harán. Saben que esto es mi culpa. Y cuando la elección haya terminado, les

diré sobre ti. Lo inteligente que eres, amable, y…

—¿Lo ambiciosa que soy? ¿Cómo no tengo planes para mi futuro?

—Isla.

—Lo siento.

—No, yo lo siento. Debí haberles dicho. —Hay otra pausa—. ¿Tus padres sabían

sobre mí?

—Por supuesto.

Josh exhala.

—Estaban esperando conocerte.

—Y ahora ya no. —Deja escapar un triste y pequeño resoplido—. Tú te preocupas

por mis padres pero fui yo al que expulsaron. —De repente, su voz se hace más

baja—. Alguien está cerca. Me tengo que ir, te amo, adiós.

Ni siquiera consigo decirle “te amo”.

El lunes después de detención, lo encuentro en la parte de atrás de algunas

fotografías tomadas un fin de semana en Brooklyn YMCA, una última oportunidad

de esfuerzo de campaña. Es alto, guapo y sonriente. Luce casi como mi novio.

Puedo decir que su sonrisa, sin duda convenciendo a los demás, es forzada. No hay

hoyuelos.

—No te desperté esta vez, ¿verdad? —pregunta. La llamada llega en medio de la

noche. Hay ruido de gente en el fondo, un zumbido general de estrés y emoción. En

la sede de nuevo. La elección sólo está a unas horas.

Page 175: 3. Felices por siempre jamás

175

—No. —Abrazo mi almohada, deseando que fuera él—. Me estaba durmiendo, pero

sigo leyendo.

—Esa es mi chica. ¿Cuál es el tema esta noche?

—La caza de orquídeas. ¿Sabías que sorprendentemente era una peligrosa

ocupación?

—Quizá esa es tu futura carrera. —Una sonrisa real se cuela en su voz—. Cazadora

de orquídeas. Y me uniré a tus expediciones. Podemos usar esos sombreros color

caqui con la red mosquitera.

—¿Cómo está allá? —pregunto.

—Preferiría estar cazando orquídeas.

—Espero que tu papá gane.

—Yo también. De otra manera, estará intolerable por al menos seis meses. —El

intento de broma cae de plano y suspira—. Hablando de eso. ¿Adivina quién está

mandando cámaras a mi estación de votaciones? ¿Adivina quién estará en las

noticias matutinas?

—¿Adivina quién estará pegada a la transmisión en vivo de CNN, esperando ver

algo?

—¿Adivina quién estará en clases cuando suceda?

—Oh. —Mi corazón se hunde—. Cierto.

—No te preocupes, será subido al sitio web de mi papá. Yyyyyyyy, mi mamá

regresó.

—¡Teamo! —digo

—También te amo. —Josh ríe con sorpresa—. Gracias por el entusiasmo.

—No pude decirlo la última vez.

—Ah, bueno. De ahora en adelante —y escucho su sonrisa deslumbrante con

hoyuelos—, comencemos diciéndolo.

Page 176: 3. Felices por siempre jamás

176

Traducido por Shilo

Corregido por flochi

uando la escuela termina, me agacho en un cubículo del baño. Tengo diez

minutos antes de tener que estar en detención. Saco mi portátil de mi bolso.

Es todavía muy temprano en la competencia para que alguno de los

números de las encuestas salga, pero rápidamente desciendo por la página web del

senador. Ahí. El video.

Josh entra al centro electoral con sus padres. Está arreglado, como… se ve como

presentable. Está usando un traje que se ajusta tan bien que debe haber sido hecho

a medida solo para él. Sonríe y saluda a las cámaras. Sus padres salen de los

puestos.

—¿Por quién votó? —alguien grita, y el papá de Josh dice—. ¿Se suponía que tenía

que votar ahí? ¡Pensé que estaba pidiendo una orden de desayuno para llevar! —Ja,

ja, que divertido.

Se corta y retorna a Josh. Entra a un puesto mientras sus padres lo observan

orgullosos. Una reportera femenina con dientes grandes empuja un micrófono

hacia Josh en su salida.

—¿Cómo se siente votar por tu padre por primera vez?

—Surreal. —Josh ilumina la cámara con una sorprendente cantidad de encanto—.

Se siente genial.

No está mintiendo. Y aunque entiendo que este es un momento realmente notable

en su vida, es… es como si estuviera viendo a un extraño. Vuelvo a ver el segmento

y le pongo pausa mientras responde la pregunta de la reportera. Toco su imagen en

la pantalla.

Si no hubiéramos ido a Barcelona, estaría de vuelta en París en veinticuatro horas.

Entierro el pensamiento, profundo y lejos. Porque si no hubiéramos ido a

Barcelona, tampoco habríamos a Parc Güell. O una habitación de hotel iluminada

por la luna.

C

Page 177: 3. Felices por siempre jamás

177

Cuando la detención se acaba, corro directo a mi dormitorio. Recorro el internet,

pero los números de las primeras encuestas son iguales. La carrera está pareja.

Kurt aparece, y, para mi sorpresa, cierra la puerta detrás de él.

—Boeuf bourguignon suivi d’un clafoutis aux poires19. Para ti. —Coloca una bandeja

plástica de la cafetería en mi escritorio—. No sabía qué hacer, entonces tomé la

cosa entera.

Su vergüenza es conmovedora, de alguna manera. Ambos, la cena todavía tibia y

postre de pera, tienen un olor embriagador.

—Gracias.

Se vuelve a colocar su capucha.

—Nate dijo que podía esperar contigo todo el tiempo mientras nadie más se dé

cuenta, bajo pena de decapitación. Pero no creo que nos decapite de verdad.

Mi aliento se está embotellando en mi pecho.

—Lamento no haber podido mentir por ti —dice—, y lamento que Josh se haya

ido.

Lo abordo con un abrazo. Se siente como los días de antaño, aunque pasáramos la

noche peinando las noticias en lugar de hacer la tarea. Kurt se duerme después de

la medianoche, pero la carrera está demasiado cerrada para que yo pueda dormir.

Todavía es temprano en los Estados Unidos. Una transmisión en vivo se reproduce

suavemente, el volumen bajo. Ganadores predichos de todas partes de América son

anunciados uno tras otro. A las dos de la mañana, me dan seis segundos de

felicidad cuando muestran un video de la sede Wasserstein.

Josh está de pie junto a su madre y padre y unos pocos cientos de globos rojos,

blancos y azules. La cámara se mueve y los globos oscurecen su rostro. La

transmisión cambia a la carrera por la gobernación en Florida. Una hora después,

mis ojos están abiertos apenas cuando escucho al presentador de noticias con el

mal peluquín decir:

—Y en la carrera más cerrada de la noche, el senador de Nueva York Joseph

Wasserstein está peleando todavía para mantenerse en su asiento.

Me inclino hacia la pantalla. Mientras ven los recuentos, la Sra. Wasserstein todavía

se ve fresca y llena de alegría, siempre la esposa que brinda apoyo, aunque asumo

19

En francés en el original. Significa “buey a la borgoñona seguido de un clafoutis de peras”.

Page 178: 3. Felices por siempre jamás

178

que una maquilladora le ha dado un retoque. El senador parece un poco cansado,

pero mantiene una expresión valiente.

Josh se ve exhausto y molesto. Espero que sus padres no vean este video después.

Sin embargo… Este es mi Josh. No el extraño de antes. Un hombre que se veía

tenso, tal vez el gerente de la campaña, susurra algo en su oído y Josh se endereza.

El hombre tuvo que haberle dicho que está en televisión. La cámara para de filmar.

Las noticias siguen. Mi explosión de adrenalina se disipa.

Me despierto con mi alarma en la mañana. Kurt se ha ido, y he sido arropada

cuidadosamente con las sábanas. Hay una nota con una palabra al lado de mi

almohada: VICTORIA.

He subestimado severamente a los padres de Josh. En el despertar del éxito del

senador, me imaginé, como mínimo, que le permitirían a su hijo una llamada

telefónica de celebración. No hubo tal suerte. Deseo decirle a Josh lo feliz que estoy

por su familia. Deseo poder decirle a Josh cualquier cosa. Nunca antes me había

sentido tan indefensa y apartada.

Dos días después, el programa más grande de noticias matutinas en Nueva York

tiene una exclusiva con el Senador Wasserstein. Encuentro el enlace en su sitio

web, por supuesto. La entrevista es de política estándar y frívola, pero el fondo. Es

cautivante.

Es la casa de Josh.

La cámara sigue a su papá del comedor a la sala. Todo está impecablemente

decorado, aunque tal vez demasiado ordenado. Delicados platos de porcelana

cuelgan en patrones en las paredes. Vasijas extravagantes están llenas de césped

de temporada y plumas de faisán. Es difícil imaginarse a alguien viviendo ahí. La

Sra. Wasserstein se le une en el sofá bajo una pintura al óleo aparentemente fuera

de lugar de la estación de métro de Saint-Michel, una belleza de arte nouveau que

está colmada de bicicletas encadenadas y grafitis aburridos. Un chico adolescente

languidece en contra de uno de los bastidores de bicicletas. Es St. Clair. Josh pintó

este retrato de su amigo el año pasado. Lo vi secándose dentro del estudio de la

escuela.

La entrevistadora, una mujer con nariz ganchuda, con brillantes y pálidos labios,

pregunta por ella a sabiendas, y los padres de Josh chorrean acerca del futuro

promisorio de su hijo. Es una respuesta discordante. Siempre he asumido que la

Page 179: 3. Felices por siempre jamás

179

grieta entre Josh y sus padres fue causada por su deseo de buscar una carrera en

las artes, pero sus elogios y apoyo parecen genuinos.

—Él lo obtiene de su madre —dice el senador, mirando radiante a su esposa.

—Su aprecio por las artes, sí —dice—, pero el talento es suyo propio.

La entrevista muestra el video del centro de votación, Josh, tan guapo, tan

encantador, y cuando regresa, él se ha unido a ellos. Mi corazón toma velocidad. Es

ese raro, atuendo impecable de nuevo. Una presión inexplicable se amontona

dentro de mí.

La entrevistadora sonríe, entrometida y ominosa.

—Hemos escuchado que después de que se transmitiera ese video, muchachas

jóvenes inundaron la oficina de tu padre con preguntas acerca de ti. ¿Qué crees que

vaya a pasar ahora que ellas saben que no sólo eres un regalo para los ojos, sino

también eres un genio artístico?

¿Qué?

Josh se ríe educadamente.

—No estoy seguro.

—Dinos. —Se inclina hacia él—. Nueva York se muere por saber. ¿Tienes una

novia?

Pausa antes de dar otra risa educada.

—Uh, no. No en este momento.

Mis oídos timbran. Rebobino, mi corazón tambaleante.

Uh, no. No en este momento.

Una oscura agitación ruge en mis entrañas. Parpadeo. Y luego de nuevo. Estrellas

afiladas destruyen mi visión mientras vuelven a pasar un video de la noche de la

elección. Es en el que Josh se ve miserable, pero ahora la entrevistadora dice que se

ve nervioso porque le importa mucho su papá, y cómo habrá una chica afortunada

que se pose en tal compasivo joven soltero.

—No estarás soltero por mucho tiempo —bromea, y sus padres sueltan una risita.

Rebobino. Uh, no. No en este momento.

No estarás soltero por mucho tiempo.

Page 180: 3. Felices por siempre jamás

180

Risita. Risita.

Alcanzo mi teléfono y en realidad grito cuando recuerdo que no puedo llamarlo. Lo

hago de todas formas. No contesta. Mando un mensaje: LLÁMAME.

Kurt recibe un segundo mensaje: 911.

—¿Qué pasa? ¿Qué fue lo que pasó? —pregunta, dos minutos después. Le falta el

aliento.

Gesticulo frenéticamente a mi portátil.

—Mira eso. Dime… qué… ¡sólo míralo!

Cuando ya terminó, frunce su entrecejo.

—¿Cuándo terminaron?

—¡No lo hicimos!

—¿Entonces por qué diría eso?

—¡No lo sé! Tú dime.

Su encogimiento de hombros es desvalido.

—Le estás preguntando a la persona equivocada.

—No, tiene que haber una razón racional. ¡Dime! ¡Dime antes de que me vuelva

loca!

—Deja de gritar. —Kurt se levanta su capucha—. ¿Es posible que haya terminado

contigo, y no te hayas dado cuenta? Las personas son confusas. Dicen una cosa y

sienten otra.

—Estaría definitivamente consciente de Josh rompiendo conmigo.

—Tal vez… no lo sé. Tal vez su padre quiere trabajar con esto como un nuevo

ángulo para la popularidad. Pero ya ganó la elección, entonces dudo…

—¡Claro! —Lanzo mis brazos a su alrededor—. Claro que es idea de su padre.

Pero Kurt no está convencido. Me paso la siguiente media hora llevándolo a través

de eso, construyendo mi caso, pero para el momento en el que se va con irritación

fatigada, hasta yo no lo creo. ¿Y si Josh sintió pánico debido a esta súbita afluencia

de interés, (¿Por qué demonios yo no sabía de esta súbita afluencia de interés?), lo

tenía curioso acerca de otras chicas? ¿Y quiénes son esas otras chicas, de todas

formas?

Page 181: 3. Felices por siempre jamás

181

Escribo su nombre en un buscador, y le doy clic a los resultados más recientes, y lo

descubro en los comentarios de varios sitios web, incluyendo la página principal de

ese programa matutino exasperante. Mi espíritu se desploma todavía más abajo.

Son los típicos comentarios de locas-por-los-chicos, acosadoras que una

usualmente encuentra en línea, pero esta vez son diferentes. Esta vez están

hablando de mi novio.

A la una de la mañana, mi teléfono finalmente suena. Mis manos tiemblan con

ansiedad y enojo.

—Te amo —dice Josh.

Estoy confundida.

—¿Estás ahí? ¿Isla?

—Hola —lo digo con cuidado.

—Pensé que estaríamos empezando cada llamada con “te amo” ahora.

—Yo… Yo vi la entrevista.

—Sí. –Suspira—. Me imaginé. Mi mamá me dijo que mandaste un mensaje. Me dijo

que podía llamarte para explicar. Estoy usando su teléfono.

Hay esperanza en mi corazón, pero mi voz se quiebra de todas formas.

—¿Por qué dijiste eso?

—Lo siento. —Su voz se vuelve angustiada—. Quería advertirte, pero no pude. Dije

que estaba soltero, porque no quería arrastrarte a todo esto.

—Soy la novia del hijo de un senador. A nadie le importa una mierda acerca de mí.

—Estarías sorprendida —dice sombríamente—. No pensé que a nadie le importara

una mierda acerca de mí, tampoco.

—Entonces… ¿es verdad? ¿Las chicas de verdad están buscándote?

—Ugh. Sí. Más o menos. Es extraño. Desearía que pararan.

Algo de vidrio, tal vez una botella, se quiebra en el pavimento fuera de mi ventana.

Un grupo de estudiantes se ríen, borrachos.

—Entonces, ¿por qué no dirías que estás tomado? No es como que tuvieras que

decirles mi nombre y número de seguridad social.

Page 182: 3. Felices por siempre jamás

182

—No quise herirte. —Suena dolido—. Esa es la última cosa que quiero. Estaba

tratando de protegerte, estaba tratando de mantenerte en la parte buena de mi

vida.

—Pero yo quiero estar en ella entera. Partes horribles incluidas.

—¿Estás segura acerca de eso? Tengo muchas partes horribles.

—Todos las tienen.

—¿Cuáles son las tuyas?

—Me pongo celosa cuando pienso en otras chicas a las que les gusta mi novio.

—Me pongo celoso cuando pienso en Sébastien. Y en todos los chicos en la escuela

que todavía pueden verte cada día.

Resoplo.

—Puedes dejar de preocuparte. Nadie está interesado en mí.

—Le gustas a Nikhil.

Estoy pasmada.

—¿Qué?

—Nikhil Devi. Lo escuché por casualidad una vez cuando hablaba de ti con uno de

sus amigos.

Nikhil es el hermano más joven y el más nerd de Rashmi y Sanjita. No es que esté

en una posición para juzgar. Es un estudiante de segundo año este año.

—Eso es raro. ¿Qué fue lo que dijo?

Josh se ríe una vez.

—Oh, ¿entonces puedes dejarme por él?

—Sí.

—A Nikhil le gusta tu trasero.

—Retiro lo dicho. No quería saber eso.

Se ríe de nuevo.

Page 183: 3. Felices por siempre jamás

183

—He extrañado tu risa. Te extraño a ti. —Quiero estirar la mano a través de

nuestros teléfonos y tocar la suya en el otro lado—. Trece días hasta que esté en

casa. ¿Cómo vamos a sobrevivir?

Josh respira fuertemente, y hay una pausa larga y terrible.

—–Esa… es la otra cosa por la que tuve permiso de llamarte.

Oh, no. Por favor. No.

—Mi familia ha sido invitada a la cena de Acción de Gracias en la Casa Blanca.

La… ¿qué ahora?

—¿Isla?

—La Casa Blanca —digo.

—Sí.

—¿Como en, donde vive el presidente? ¿Esa Casa Blanca?

—Sí.

—Ja. —Me ahogo—. ¡Ja!

—Es una locura. Me refiero, fueron invitadas una tonelada de familias. Pero aún

así.

—Mi novio fue invitado a la Casa Blanca.

—Tu novio, que fue expulsado del colegio, fue invitado a la Casa Blanca.

Empiezo a reírme de verdad.

—Mi papá solía conocer al presidente, en los viejos tiempos.

Me río más fuerte. Y estoy llorando.

—Oh, Isla. —Suena como si su corazón se estuviera rompiendo a través del

auricular. Siempre que dice mi nombre, toma una parte de mi alma. Quiero que lo

diga de nuevo—. Por favor, dime que sabes que daría lo que fuera por no ir a esta

cena.

—Supongo que es difícil decirle que no a la Casa Blanca.

—Imposible.

Page 184: 3. Felices por siempre jamás

184

—¿Qué pasa con las vacaciones de invierno?

—Nueva York, lo juro.

Tiro un hilo suelto de mi edredón de mapa, un hilo verde que pertenece al Central

Park.

—¿Estás seguro que no serás invitado de vuelta para Navidad?

—Somos judíos.

Mierda.

—Lo siento. Sé eso.

—Sé que lo sabes.

—Sólo estoy alterada. Me siento tan lejos de ti.

—Lo sé. —Y su voz se desvanece en el aire—. Yo también.

Page 185: 3. Felices por siempre jamás

185

Traducido por ƸӜƷKhaleesiƸӜƷ

Corregido por flochi

areces triste de estar en casa —dice Maman con su ligero

acento. Ella acaba de hacer un alboroto por el cabello salvaje de

Hattie, cortado por ella misma, y se está preparando para un

nuevo alboroto sobre mí.

El taxi se aleja con Kurt adentro, dirigiéndose a las últimas dos cuadras donde está

su casa. Papá toma mi equipaje en una mano y el de Hattie en otra, y nos

arrastramos escaleras arriba para llegar. Nuestra casa huele a pan de calabazas.

Maman ha decorado todo con hojas, bellotas y calabazas. Una guirnalda de cintas y

bayas rojas se envuelve alrededor de la barandilla que conduce arriba, y velas de

cera de abeja resplandecen dentro de cada habitación. Maman ama las fiestas. Y

ella le encanta tener a sus tres hijas en casa.

—No estoy triste —le aseguro, pensando acerca del aeropuerto. Josh partió apenas

dos horas antes de nuestra llegada. El tiempo todavía se siente recientemente

cruel.

—Lo estás. Y tú nunca eres la que está triste.

—¿Cuándo llega Gen?

Ella hace una mueca a mi obvia evasión del tema pero aplaude mientras responde.

—Tarde en la noche. Justo a tiempo para el día de Acción de Gracias. —Hattie pasa

al lado de nosotras, cierra su puerta de un golpe, y Maman gruñe afligidamente de

nuevo—. Oh, mon bébés. ¿No arruinarás tu hermoso cabello, non?

—No, Maman —digo.

Es la única miembro de la familia sin cabello rojo, aunque científicamente

hablando, debe cargar con esos genes en algún lado, y esto la ha hecho

excesivamente protectora del nuestro. Su cabello es del color de los granos del

café. Maman y yo compartimos la misma altura y la misma nariz respingona. Gen

es pequeña como nosotras, mientras que Hattie salió a nuestro papá, alta y

delgada con rasgos afilados. Pero papá es el único con una desaliñada barba

naranja oscura.

—P

Page 186: 3. Felices por siempre jamás

186

—Un paquete llegó para ti esta mañana —dice él. Mi padre es generalmente suave,

así que la manera en que anuncia estas noticias es peculiar. Es incierto. Incluso

hasta un poco hostil—. Lo puse en tu cuarto.

Mi ceño se frunce.

—¿Qué clase de paquete?

—Fue entregado por mensajería. Creo que es de Joshua.

Joshua. Tengo el presentimiento de que a él no le gusta este Joshua, pero mi ser

entero se anima.

—¿De verdad? No estaba esperando nada.

—La caja es pesada.

Ya me estaba desbocando escaleras arriba.

—¿Todavía es tu novio, oui? —dice maman, y me paralizo al instante—. Porque lo

vimos en televisión diciendo que no tiene novia. No me gusta esto, Isla.

Frunzo el ceño.

—Estaba protegiéndome. Josh no quería que la prensa me hostigara.

Ella se encoje de hombros, lentamente y con intensidad.

—Sonaba como si estaba buscando aventuras amorosas.

—¿Aventuras? Oh mon dieu. —No puedo creer que me esté obligando a defender

esto. No he estado en casa ni siquiera cinco minutos.

—¿Por qué no entregó la caja el mismo? —pregunta papá—. Ha estado en esta

ciudad por tres semanas enteras, ¿pero no se ocupó de presentarse a tus padres?

Es lo menos que puede hacer después de todo por lo que nos hizo pasar.

—¿Por los que les hizo pasar? —Lancé mis manos al aire—. No, olvídalo. No voy a

discutir esto de nuevo. Y lo mandó por correo porque tenía un avión que tomar.

Para ir a la Casa Blanca. Para cenar con el presidente. ¿Recuerdan?

—Todavía sería la cosa más correcta por hacer —dice papá.

—¿Para qué? ¿Para hostigarlo por lo de la escuela?

—Pues si queremos saber acerca de cuáles son sus planes sobre el futuro, sí.

—¿Acaso te estás escuchando?

Page 187: 3. Felices por siempre jamás

187

Maman vuelve a intervenir.

—Sólo queremos conocer a este chico quien es importante para ti.

—Lo conocerán el próximo mes. —Y me apresuro a subir el resto de las escaleras.

—¿Lo conoceremos? —vocifera papá—. ¿Lo conoceremos?

A pesar de todo, había querido venir a casa. Ahora no estoy segura. Mis niveles de

energía están bajos a tiempo completo. Está tomando todo lo que tengo mantener

mis notas —Dartmouth— y, aunque estamos bien, las cosas no están igual que

antes con Kurt. Estoy tanto en detención que apenas nos vemos. Josh se ha robado

otras pocas llamadas, aquí y allá, pero es más difícil ahora porque su madre está

menos distraída ahora que la elección se acabó.

Y papá acosándome por el futuro de Josh es particularmente estresante, porque la

última vez que hablamos, Josh dijo que su mamá quería que terminara el año en

una escuela privada en Washington. Cuando sugerí que tomara el Examen de

Desarrollo de Educación General en su lugar, respondió:

—¿Por qué perdería mi tiempo cuando ellos me van a poner en otra estúpida

escuela de todas maneras?

Cambié el tema después de eso.

Mi cuarto olía inhabitado y limpio, ese olor vacante que tiene cada vez que vengo a

casa desde el extranjero. Una caja grande se encuentra en el centro de mi piso. No

reconozco la dirección de retorno, y no hay ningún nombre, pero es, sin duda, la

exquisita letra de Josh. Mi pulso se acelera. Corto la cinta con un par de tijeras,

quitando las solapas, y grito en una especie de agonía agradecida. Este aire huele a

él.

En el tope hay una franela azul oscura, una de mis favoritas de él. La usó el primer

día de escuela este año. Presiono mi nariz contra el algodón. Cítrico, tinta, él. Mis

rodillas se debilitan. La abrazo en mi pecho mientras examino el contenido abajo.

El resto de mi cuerpo se debilita.

El Chico del Internado, atado con cuerdas.

Hay una nota encajada debajo de la unión del manuscrito. TE AMO. Amo que

comience con eso incluso en su carta. SIENTO NO PODER ESTAR CONTIGO EN

PERSONA, PERO ESPERO QUE ACEPTES ESTE PATÉTICO SUSTITUTO. PASÉ TODA

LA SEMANA ESCANEANDO E IMPRIMIENDO LAS PÁGINAS. NUNCA LO HABÍA

ENSEÑADO TODO COMPLETO A NADIE ANTES. NO HE TERMINADO, PERO AQUÍ

ESTÁ LO QUE LLEVO HASTA AHORA. ESPERO QUE TODAVÍA TE GUSTE DESPUÉS

DE VER LAS PARTES FEAS. TUYO, J.

Page 188: 3. Felices por siempre jamás

188

Mis ojos están llenos de lágrimas de felicidad. Quiero meterme en la cama con él en

este instante, pero tengo que esperar. Quiero privacidad. No quiero ser

interrumpida a la mitad de la lectura. Pongo la franela de Josh al lado de mi

almohada, pero pongo la caja en mi closet. Mis padres no son de los fisgones, pero

todo lo que se deje afuera y abierto es considerado juego limpio.

Pasé el resto del día con ellos. Cuando preguntan por la caja, les doy un vago:

—Oh, ya saben. Era un paquete común. Una carta, una franela. —Pero tan pronto

como la cena termina, digo que tengo jet lag y me retiro. Saco la caja hasta el lado

de mi cama, prendo la lámpara y me meto debajo de mi cubrecama. Usaría su

franela, pero no quiero perder su esencia. Me acurruco con ella en su lugar. Y luego

desato la cuerda y saco la primera hoja.

El libro está dividido, como estaba en su dormitorio, en cuatro secciones

comenzando con el primer año. Josh se había dibujado a sí mismo como flaco e

ingenuo, con la boca abierta, mientras observaba su nuevo entorno. Él encuentra

París intimidatoria y sobrecogedora a partes iguales, pero poco tiempo pasa antes

de que caiga en la nostalgia. No es que extraña su hogar en sí, ni los vuelos entre

ciudades, la campaña sin fin, los padres negligentes. Echa de menos la vida que él

vislumbró cuando era más joven. La cabaña y los árboles de pino. Una familia en un

solo lugar. Él reconoce casi inmediatamente que, en lugar de cambiar dos vidas por

una, ahora tiene tres. Y ya es demasiado tarde.

Una página de un único panel: él en la esquina, pequeño y agachado, mirando hacia

arriba a la casa mientras que el resto de la página, donde se supone que la casa

debe estar, es un espacio en blanco. Echa de menos algún lugar que no existe. Y él

sabe que París no llenará el vacío.

Trata de llenarlo internándose en su arte. Se hace amigo de St. Clair en la clase de

estudio de arte. St. Clair es un año mayor, pero está atraído hacia el talento natural

de Josh mientras que Josh está atraído hacia el carisma natural de St. Clair. En la

noche, Josh se queda despierto en su cama, recordando las cosas que su nuevo

amigo ha dicho o hecho, con la esperanza de aprender de él. Emularlo. Las páginas

son tristes y dulces y llenas de verdades humillantes.

St. Clair tiene una melenuda amiga llamada Meredith, y Josh se hace amigo de ella

también, y los tres extrañamente recuerdan a Harry, Ron y Hermione. St. Clair es

el líder, Josh es el payaso, y Meredith es el cerebrito. Pero en esta versión,

Hermione está claramente enamorada de Harry.

Las escenas con sus amigos son divertidas. Se sienten como personajes, no como

personas reales que solía ver alrededor en la escuela. Aunque hacen desencadenar

esa siempre subyacente punzada de dolor. Nunca sabré esta parte de su vida. Pero

las escenas donde Josh está solo, se vuelve Josh de nuevo, y todo se agudiza. Paso

Page 189: 3. Felices por siempre jamás

189

por esos paneles con una intensidad que me hace sentir incómoda, tal vez culpable,

pero mientras más difíciles son de leer, más rápido paso las páginas. Josh piensa en

chicas constantemente. Ve a una chica francesa hermosa y muy alta en la calle, y

me horrorizo al darle vuelta a la página para encontrarme con él masturbándose

en su cuarto con el pensamiento de ella. A través del verano, se besa por primera

vez, con una chica mayor quien trabaja en su tienda de comics favorita en

Manhattan, pero la próxima vez que va a verla, ella lo ignora avergonzada.

Hay que tener coraje para dibujar estas cosas. Es una diferente clase de dolor el

leer sobre ellos.

EL SEGUNDO AÑO comienza. St. Clair comienza a salir con una chica llamada Ellie.

Es dos años mayor que St. Clair, y él lucha con el sentirse lo suficientemente bien

para compartir con ellos. Él y Meredith intercambian palabras nada amables

acerca de Ellie, cada uno de diferentes tipos de celos, pero su eventual pacto con

Ellie significa conocer a su mejor amiga.

Rashmi Devi.

Es bonita, lista y sarcástica. Y la odio. Coquetea con Josh un día en su clase de arte,

por supuesto que ella puede dibujar, cuando yo no puedo, y él se consume en

pensamientos sobre ella. Página tras página de Rashmi brillando como una

asombrosa diosa hindú. Siguen y siguen sin fin. Él la corteja patéticamente,

desesperadamente, hasta que ella se compromete a ir a una cita con él. Y entonces

me veo obligada a revivir los momentos dolorosos de mi pasado mientras ellos se

seducen en las páginas.

Se vuelve peor. Josh le dice que la ama. Ella le dice que lo ama también. La toca. Ella

lo toca también. Y luego pierden su virginidad en el piso del cuarto de ella al lado

de su conejo, Isis.

Un conejo.

Josh literalmente perdió su virginidad en frente de una metáfora para el sexo.

Hay otra página con un solo panel, y esta vez Rashmi ha sido dibujada desnuda

como la diosa egipcia Isis, quien, resulta, es la diosa de la fertilidad, y ella está

sosteniendo un conejo, y está rodeada de más conejos, y ya es suficiente con

estúpidos conejos y fertilidad y sexo.

Ohdiosmío. Odio los conejos.

Y me siento enferma y furiosa, pero ahora no hay manera de que pare. Es

masoquismo. Hay un flashback raro y fuera de lugar de Josh haciéndose su tatuaje.

No tiene sentido. Pero es probablemente porque estaba muy ansioso por dibujar

Page 190: 3. Felices por siempre jamás

190

más imágenes desnudas de su novia que él se figuró que la historia de la

modificación de su propio cuerpo podía esperar. O lo que sea. Tomo la siguiente

pila de páginas de la caja y me doy cuenta, en algún momento, que he empujado su

camiseta en el piso. No la recojo.

Finalmente, Josh y Rashmi están peleando. Y es desagradable. Ella está enojada

porque él está faltando a la escuela, y él arremete hacia ella con toda su fuerza.

Disfruto su ira. Y me siento reivindicada porque nunca le grité por faltar a clases

para trabajar en este libro. Aunque tal vez lo habría hecho si hubiera sabido lo que

estaba aquí. Pero entonces el año escolar termina, y él sale volando para reunirse

con su familia en su casa de vacaciones en Delhi.

Él me dijo una vez que había pasado “algún tiempo” con su familia un verano,

pero… ¿un mes entero? ¿En India? No es de extrañar que supiera tanto acerca de

Sanjita. De algún modo, la idea de Josh pasando un mes entero con la familia Devi

me dolía casi igual que lo del conejo.

EL TERCER AÑO comienza sin ninguna mención de la temporada de Josh en Nueva

York. Sus padres estaban en todos lados al principio, pero casi habían

desaparecido. Es una omisión extraña.

La escuela comienza, y St. Clair suspira por la ausencia de Ellie, incluso aunque ella

está yendo a un colegio cercano. Anna aparece. Recuerdo verla en la cafetería esa

semana en la escuela, hirviendo de celos porque ella dio el salto a su mesa con tan

poco esfuerzo. Yo quería su suerte. Quería su confianza.

Y entonces, de repente, Josh está solo.

St. Clair se siente atraído por Anna. Está dividido entre ella y Ellie, y pasa mucho

tiempo corriendo entre ellas que apenas tiene tiempo para Josh. Y mientras más

tiempo pasa Josh solo, más se da cuenta cuán solo está. Todos sus amigos se irán el

próximo año. Josh se vuelve cada vez más antagónico hacia la escuela, lo que hace

cada vez más antagónica a Rashmi hacia él, lo que le hace cada vez más antagónico

hacia ella. Y ella está molesta porque Ellie la dejó mal como amiga, y Meredith está

molesta porque ahora St. Clair le gusta dos chicas que no son ella, y Anna se siente

mal porque St. Clair está coqueteando con ella, y luego la madre de St. Clair le da

cáncer.

Es una maldita novela.

Mientras el drama con sus amigos crece, Josh se aleja y encierra en sí mismo. Sus

ilustraciones se oscurecen. El estudiante de primer año con la boca abierta es cosa

del pasado, el estudiante de segundo año con mucho sexo ha desaparecido, y ahora

es un joven hosco. Sus padres brevemente, al azar, aparecen molestándolo acerca

de la elección. Quiere romper con Rashmi, pero está demasiado deprimido como

Page 191: 3. Felices por siempre jamás

191

para encontrar la energía. Él deja de dibujar y se salta las clases para dormir. La

directora de la escuela, quien lo llamó a su oficina por enésima vez, le dice:

—Creo que estás pasivamente tratando de conseguir que te expulse. Así que no

voy a hacerlo.

Nunca he pensado acerca de sus interacciones reales. Estoy sorprendida cuando la

directora saca sus registros y le informa de que tenía las más altas calificaciones de

las pruebas pre-aceptación que ella había visto en años. Él es el estudiante más

brillante de nuestra clase.

Josh es el más brillante. No yo.

Estoy avergonzada de admitir que esto duele. Definitivamente duele. Y sin

embargo… siempre había sabido que era verdad. Siempre había sabido que estaba

actuando. Que él podía ver a través de las tonterías, y no deseaba participar en ella.

Es una de las razones por las cuales me sentía atraída por él en primer lugar.

—Para cierto tipo de persona, la escuela siempre será brutal —dice la directora—.

El mejor consejo que te puedo dar es que averigües que viene a continuación, y

trabaja hacia eso.

La siguiente escena lo muestra en detención. Mi piel se ruboriza cuando lo veo

inclinado en la esquina trasera de la sala de la clase al lado de la ventana que daba

al patio con las palomas.

Sí me estaba sentando en su escritorio. Lo sabía. De algún modo, lo sabía.

Josh se enfoca de nuevo en su trabajo. Quiero perderse a sí mismo en él… y quizás

tal vez encontrarse a sí mismo en respuesta. Pero luego St. Clair rompe con Ellie, la

alegría recién descubierta de St. Clair con Anna sólo empuja más a Josh en una

solitaria miseria. Y para cuando Josh y Rashmi rompen, los dos saben que viene, y

los dos están listos. Están agotados. Demasiados cansados para seguir luchando.

Comienza a viajar a otros países cada fin de semana, en secreto y solo, separándose

de sus amigos antes de que puedan hacérselo a él.

Y luego viene el verano. Nuestro verano.

Mi corazón está martillando mientras agarro la última pila de páginas de la caja. En

la primera página, está solo dentro de Kismet. Y luego estoy yo en la segunda,

gritando su nombre y despertándolo de un letargo. Hay un tono de ensueño aquí.

Refleja tanto la forma en que actué y cómo él reaccionó. Me estremezco a todo lo

que digo, pero la forma en que me dibuja es como un faro de luz.

Page 192: 3. Felices por siempre jamás

192

Hay un flashback a nuestro primer año, y sus pinceladas se vuelven más suaves. Me

ve leyendo Joann Star. Trata de hablarme, pero es un idiota balbuceante. Y luego yo

soy la que le da una mirada loca.

La historia vuelve a Kismet. Josh se da cuenta que estoy coqueteando con él, lo cual

encuentra desconcertante y gracioso. Pero también agradable. Me acompaña hasta

mi casa y luego se apura hacia su casa para dibujarme de nuevo, la ilustración del

halo de jardín de rosas, antes de dormirse. La próxima noche, vuelve al café y

descubre que estoy con Kurt. Maldice, se devuelve a casa, y luego vuelve a

Washington, donde pasa un miserable verano temiendo su último año.

Las últimas páginas están sueltas, bocetos ásperos de su primer día de clases. Es

difícil de seguir. Sus interacciones conmigo son halagadoras, pero las secciones

desordenadas lo hacen sentir menos concreto. Al igual que las ideas dentro de ellas

todavía están sujetas a cambio.

Y entonces… se acaban las páginas. La caja está vacía.

Page 193: 3. Felices por siempre jamás

193

Traducido por IreneRainbow

Corregido por flochi

stoy llena de demasiadas emociones fuertes a la vez. Celos. Tristeza. Enojo.

Ciertamente, hay un reconocimiento, aunque sea irracionalmente a

regañadientes, de la valentía que tuvo él para crear esto; pero los

pensamientos negativos hacen su camino para mantenerse en la cima. Amargan los

positivos. Pensé que conocía a mi novio, pero resulta que sólo tenía una foto

instantánea desenfocada. Ahora tengo el panorama completo.

Josh tuvo... toda esta vida antes de mí.

¿Cómo algo tan obvio es tan impactante?

Y Rashmi. Sabía que ella estaría ahí, pero ¿cómo iba a saber que todo de ella estaría

ahí? No quise verla. Con Josh. Así. No es justo que lo haya visto, porque nunca seré

capaz de dejar de verlo.

Pateo mis sábanas. Estoy pensando en conejos. Estoy pensando en chicas francesas

demasiado altas. Estoy pensando en Josh burlándose de una forma que he elegido

tomar en serio. Eso nunca me ha molestado antes. ¿Por qué me está molestando

ahora? Me muevo y doy vueltas por horas hasta que me despierto de golpe (de un

sueño inquieto del que ni sabía que había sucumbido) por un salto. Una hermana

extrañamente difusa está rebotando arriba y abajo en mi cama.

—¡Despierta! —Gen rebota más duro en la cama—. Hattie y yo ya estamos vestidas

y llenas de cafeína. Esos globos no se divertirán solos.

Fenomenal. Porque esto es exactamente lo que necesito hoy. Un desfile.

Nuestra casa está en el lado equivocado de Broadway para ver o escuchar el desfile

de Día de Gracias de Macy; pero sólo toma unos minutos caminar a algún lugar

dónde podamos ser testigos de primera mano del grotesco espectáculo. Mis

hermanas y yo tenemos una tradición de asomarnos a las afueras del desfile en las

primeras horas del día.

Mi cabeza está palpitando de llorar durante toda la noche.

—No me siento bien.

E

Page 194: 3. Felices por siempre jamás

194

—Tendrás que levantarte para que maman deje de molestarme por mi cabello.

Su cabello rojizo-naranja rizado es aproximadamente seis centímetros más largo.

Parece como una esfera gruesa alrededor de su cabeza.

—Te ves como un corgi —digo—. ¿Lo estás haciendo crecer?

Pero Gen está rebuscando entre los papeles de mi cama. Me lanzo entre ella y el

manuscrito.

—¿Josh dibujó esto?

Le arrebato el papel que aún está en sus manos.

—¡Dámelo!

—Vaya, cálmate. Sólo quiero ver. —Ella extiende su brazo, sosteniéndolo tan lejos

de mí como le es posible—. Wow. ¿Qué es todo esto?

—Por favor. —Estoy al borde de las lágrimas.

Gen me mira, sorprendida. Retrocede su brazo lentamente.

—Lo siento.

—Es que... Es privado. No le digas a Hattie, ¿de acuerdo?

—Está bien.

—En serio. Ya sabes cómo es.

—Sí, querida. Yo seriamente no le diré sobre tu seriamente extraña reacción a algo

que seriamente no comprendo.

Agarro mi almohada contra mi pecho. Ella me mira fijamente por un largo tiempo.

Finalmente, se pone de pie y se dirige hacia la puerta.

—Cinco minutos.

—No voy a ir. No me siento bien.

—No es opcional.

Cuando Gen quiere algo, es imposible detenerla. Sé que no debería intentarlo.

Devuelvo el manuscrito a su caja. Tengo cuidado de no arrugar las páginas (más de

lo que ya están) pero no me molesto en ponerlas en orden. Meto la caja de nuevo

en mi armario, tiro algo de ropa, y me reúno con mis hermanas en la puerta.

Page 195: 3. Felices por siempre jamás

195

Hattie frunce el ceño.

—¿Qué pasa contigo?

—Déjala en paz —dice Gen.

—Tu sombrero no combina con tus guantes —me dice Hattie—. Y se ven aún peor

con ese abrigo. ¿No te gustaría, como, morir o algo si no te quedan perfectos?

Tiro el sombrero de lana acercándolo a mis ojos. Gen enlaza su brazo con el mío y

me lleva afuera antes de que yo pueda cambiar de opinión. O de atuendo. Hattie

camina penosamente detrás de nosotras.

La sensación en Nueva York en otoño es lo que se espera en primavera en otros

lugares. Renovación. Los lugareños están felices de estar afuera de nuevo. El metro

se ha enfriado, el húmedo hedor de verano ha pasado. Celebraciones y festivales en

todas partes. El aire es fresco, y sus bufandas y botas acompañadas son un

confortable regreso. Trato de apreciar lo que me rodea. Busco hojas amarillas o

naranjas o doradas, mi propio aspecto favorito de la estación, pero las ramas ya

están desnudas. Es demasiado tarde. Todo está muerto.

Gen parlotea sobre su vida en Massachusetts mientras que Hattie interviene con

coloridos comentarios. Realmente no pongo atención. Cruzamos Columbus, y las

calles se llenan de familias, bailarines, animadores y oficiales de policía. Varias

bandas musicales están calentado; hay un zumbido de tambores, ejercicios de

staccato y escalas en instrumentos de madera. El enorme elefante globo Horton se

asoma detrás de un edificio, una calle por delante; y su trompa está sosteniendo

una brillante flor rosa.

—Ánimo —me dice Gen—. Te registré para que hagas el recorrido con ellos este

año. —Señala a un grupo de bailarines en chaparreras azules de vaqueros y

chalecos con flecos ridículos.

Al menos una docena de espeluznantes payasos en monos harapientos arco iris

entran en la farmacia a un lado de nosotros.

—Por ahí —digo—. Te están buscando, Gen. Te necesitan.

—¿Has visto esos árboles de navidad de claqué? Preguntaron si no te cambiarías

con ellos e irías una segunda vuelta con ellos. No estarás tan cansada ¿cierto?

Quiero decir, ya pagué por tus pantalones de espumilla.

—Me alegro de que no me inscribieran en nada —dice Hattie—. Porque es

realmente impresionante no hacer nada.

Page 196: 3. Felices por siempre jamás

196

Le disparo una mirada molesta. Cuando Gen ve que todavía no estoy dispuesta a

cumplir mi habitual papel de conciliadora, ella interviene. Me hundo de nuevo en

mí misma. En el manuscrito. No puedo borrar esa imagen de mi mente: Rashmi,

cubierta con conejos. El globo Kermit flota detrás de otro edificio, y pienso en

conejos. Mamá nos llama a la cocina y la ayudo a hacer rollos media luna. Conejos.

La ayudo a poner la mesa. Conejos. El pavo es cortado, las bebidas se vierten, se

hace el brindis. Conejos, conejos, conejos. Los platos se lavan, los restos puré de

papas y tomate son arrojados a la basura. Mi novio pierde su virginidad. Y, oh, ¿a

quién está viendo?

A un conejo.

Mi familia se acomoda alrededor del televisor para una película alegre. Todavía

estoy pensando en conejos una hora después, cuando escucho el débil sonido de mi

teléfono sonando dentro de mi habitación. Mi corazón se catapulta hacia mi

garganta. Corro arriba y apenas alcanzo.

—Te quiero —dice Josh—. Espera. —Hay risas y voces; luego el sonido es

succionado por una puerta siendo cerrada—. Bien, estoy en un patio. O en un

balcón privado. O en algo. De hecho, no sé dónde demonios estoy.

—¿Pero estás en la Casa Blanca?

—Sí.

Conejo.

—Lo sé —dice, cuando no agrego nada—. Es extraño. Lo siento.

—No, no es eso. —Conejo conejo—. Sólo estoy cansada. Ha sido un largo día.

—Mi mamá dijo que podía llamarte. Estoy usando su teléfono de nuevo.

—Así que, um. ¿Cómo es?

—¿Recibiste mi paquete? —dice, sobre mi pregunta. Prácticamente puedo oír su

sudor goteando en el recibidor.

—Sí. Lo leí anoche. Fue genial.

Hay una larga y muerta pausa.

—Vaya. —Su voz es tan aburrida como la mía—. Eso no sonó convincente incluso

para ti, ¿cierto?

—No, yo sólo... —Y entonces me pongo a llorar, odiándome.

Page 197: 3. Felices por siempre jamás

197

—¿Qué pasa? —Él comienza a tener pánico—. ¿Qué es? ¿Cuál parte?

—No. Es bueno. —No puedo dejar de llorar.

—Por favor —suplica—. No. Escucha, sé que fui un idiota con Rashmi,

especialmente cuando nos peleamos. Pero te juro que eso no nos pasará a

nosotros. Es tan diferente contigo. Nunca seré así contigo. —Es lo más rápido que

lo he oído hablar—. Era joven, y era mucho más estúpido...

—No fue la pelea. Fue... —Mis lágrimas estallan en un llanto desgarrador—. Los

conejos.

—¿Conejos? —Pero su confusión es sólo momentánea—. Oh. Oh.

—¿Por qué dibujaste esas cosas? ¿Por qué me las mostraste?

—Yo... no pensé que sería tan importante...

—¿No pensaste que sería importante para mí ver a tu ex-novia desnuda? ¿Conocer

los detalles explícitos de cómo perdieron la virginidad?

—No sé. —Él está lleno de pánico ahora—. Escribí sobre ello porque ocurrió. Y lo

compartí contigo, porque quería ser honesto. Mostrarte todo. Las partes feas,

también, ¿recuerdas?

—Bueno. Tal vez no todo pertenece a un libro.

—Lo siento. Ohdiosmío. Lo siento mucho, Isla.

No digo nada. Es injusto, pero estoy herida. Quiero que le duela a él, también.

—Por favor no cuelgues. ¿Qué hay sobre el final, la parte contigo? ¿Cómo fue?

—Sí, esas ocho páginas completas estuvieron bien. —Me arrepiento de las palabras

en el momento que dejan mi boca. Nunca había dicho nada más egoísta en mi vida.

No es cómo si él tuviera tiempo para dibujarnos todavía. Toma toda la vida hacer el

tipo de trabajo que él hace. Él compartió algo personal conmigo y lo arrojé a su

cara.

Su silencio es terrible.

—No debería haber dicho eso. Lo siento. —Lágrimas y mocos están rodando por

mi cara—. Tu libro es genial, en serio.

Josh resopla, pero ahora está llorando. Mi culpa se cuadruplica.

Page 198: 3. Felices por siempre jamás

198

—Lo es. Sólo me tomó por sorpresa. Sé lo que dibujas. Debería haber sabido que

estaría ahí. Ni siquiera deberíamos estar hablando sobre esto, debería estarte

diciendo las partes que me encantaron...

—Y ahora te estás disculpando conmigo. Y eso es una locura.

—¡No es así! —Tomo mi teléfono con más fuerza—. Lo siento. Realmente lo siento.

No hay respuesta.

—¿Hola? ¿Josh? ¿Hola?

—Mi mamá me está llamando. Mierda. Están a punto de servir el postre o algo así.

—¡No!

—¿Todavía me quieres? —Su pánico se eleva de nuevo—. No lo dijiste cuando

contestaste.

Saco un puñado de pañuelos de una caja.

—¡Por supuesto que sí!

—No puedo creer que tenga que colgar ahora mismo.

—No te vayas. Te quiero.

—Te volveré a llamar tan pronto como pueda. —Y la línea se muere.

Como la imbécil que soy, me quedo al lado de mi teléfono toda la noche esperando

que ese pronto sea un “pronto”. No lo es. ¿Cómo pude haber arremetido contra él

así? Confió en mí. Me mostró su alma y la sostuve contra él. Odio esto. Odio haberlo

lastimado. Y odio que todavía esté molesta por su trabajo y realmente odio que

tenga que pretender que no lo estoy.

Mantengo la caja en mi armario, esperando una que desaparezca de mi vista y de

mi mente; pero es imposible. Es la única cosa en mi mente. El sábado por la noche,

todavía sigo sin saber algo de él. El miedo de mi error llega a un punto crítico.

Tengo que hacer algo. Añado una pequeña ofrenda de paz a la caja y la llevo a la

residencia Wasserstein, utilizando la dirección de retorno del paquete. El peso de

la caja es pesado, oneroso. Pero aún así no me toma mucho tiempo llegar ahí.

Page 199: 3. Felices por siempre jamás

199

Su casa de piedra rojiza parece similar a las otras en la calle, hermosa, vieja y bien

cuidada. Tienen árboles de hojas perenne en miniatura y hiedra en las ventanas;

una bandera americana cuelga de la segunda planta, una corona de otoño en la

puerta y una mezuzá20 de filigrana colocada en el marco de la puerta. Las cortinas

están cerradas.

Llamo, esperando una respuesta del Servicio Secreto o cualquier organización que

vela por los senadores más famosos de esta nación. Nadie contesta. Llamo de

nuevo, y un hombre robusto, con hombros anchos, pelo gris con estilo y un

auricular de seguridad abre la puerta.

—¿Puedo ayudarle? —Su voz es tan sólida y robusta como su apariencia.

—Isla Martin. —Mi propia voz tiembla—. Soy la novia de Josh. ¿De Francia? Sé que

él no estará hasta mañana, pero mañana me voy; así que esperaba que pudieras

entregarle esto.

—Sé quién eres.

—¿Lo sabes?

El acto de tipo duro cae por un momento. Él sonríe y es sorprendentemente cálido.

—Me pagan para saber eso.

—Oh. —Mis mejillas se vuelven de color rosa—. Bueno, ¿podrías darle esto a él?

Toma el paquete.

—Claro. Pero voy a tener que analizarlo en busca de explosivos primero. Siempre y

cuando pase, él lo puede tener de regreso.

Me río.

—Esa fue una declaración seria. Todos los paquetes son comprobados.

Mis mejillas se llenan de rojo.

—Por supuesto. Gracias, señor. —Y me escabullo.

La siguiente noche, cuando reviso mi teléfono en París, tengo un mensaje de un

número desconocido de Manhattan. Él no menciona el regreso de su manuscrito

(ni el hecho de que dejé sus páginas revueltas sin orden), pero lo que dice es esto:

No puedo creer lo mucho que extrañaba tu olor. Merci por la bufanda, mi dulce rosa.

20

Mezuzá: pergamino con versículos de la Torá, singularidad de las residencias de los judíos.

Page 200: 3. Felices por siempre jamás

200

Traducido por flochi

Corregido por ƸӜƷKhaleesiƸӜƷ

a palidez del invierno reviste la ya gris ciudad. Aros olímpicos, brillantes y

coloridos, proporcionan el único alivio visual. Cubren cada superficie de

publicidad, incluyendo los lados de edificios completos. Este febrero, los

Juego Olímpicos de Invierno serán en la región Rhône-Alpes del sureste de Francia,

sin embargo, por los anuncios, nunca sabrías que ellos no estaban en el París

apropiado. Los atletas franceses son los protagonistas de los carteles,

naturalmente, pero unos pocos de los nombres más importantes de otros países

también han logrado entrar en la toma.

Kurt y yo salimos de la estación de métro Denfert-Rochereauy pasamos un cartel

enorme de una figura estadounidense de skate de aspecto feroz llamada Calliope

Bell.

—¿A quién apoyas? —pregunto—. ¿Los estadounidenses o los franceses?

Las Olimpiadas siempre han sido una fuente de sentimientos encontrados para mí.

Sé que se supone que sienta una sensación de orgullo nacional, pero ¿por cuál

nación? Siento lealtad hacia ambos bandos.

Kurt mira el cartel.

—Apoyo al mejor atleta en cada evento. No tienen que ser estadounidenses o

franceses.

—Entonces… apoyas al vencedor. ¿No es como hacer trampa?

—No. Apoyo a la persona que parece estar trabajando más duro.

Es una respuesta extraña, pero sigue siendo una buena respuesta. Me da algo en lo

que pensar. Entramos al edificio pequeño, indescriptible y verde oscuro. Está libre

de turistas el día de hoy. Pagamos a un guardia, pasamos junto a otro, y bajamos

por una escalera de caracol hasta alcanzar un túnel largo y bajo. Por encima de

nuestras cabezas gotea agua. Salpicamos a través de charcos poco profundos. Está

fresco aquí abajo en las catacumbas, pero no frío, porque no hay viento.

Kurt apunta hacia un túnel que ha sido cerrado del público.

L

Page 201: 3. Felices por siempre jamás

201

—¿Te he dicho que hay más de ciento ochenta millas de túneles abandonados en

París?

Sí. Me lo ha dicho. Él ha estado hablando sobre túneles sin detenerse desde nuestro

regreso a la escuela. En el último mes, ha pasado de intrigado a completamente

obsesionado. Mientras me siento en detención, él leía todo acerca de ellos, los

túneles del métro, las canteras de piedra caliza, tuberías, sistemas de alcantarillado

y criptas, los cuales constituyen una de las redes más extensas del mundo.

Él quiere diseñarle un mapa, por supuesto.

Es curioso que las dos personas más importantes de mi vida estén interesadas en

los mapas. Kurt en el sentido más literal. Pero Josh también. Al registrar los

eventos más importantes de su vida, Josh también está dibujando un mapa. Me

pregunto cuánto tiempo seré parte de ello. ¿Dónde y cuándo mi historia se aparta

de la suya?

—Existen mapas de los túneles —continúa Kurt—, pero ninguno de ellos está

completo. Y a menudo a propósito los falsean para mantener a las personas

alejadas.

Explorarlos es ilegal, y como un buen seguidor de las reglas, esta es la frustración

más grande de Kurt. Pero eso no le ha impedido hacerlo. Los túneles atraen a todos

los tipos, conocidos colectivamente como cataphiles: historiadores, artistas de

graffiti, juerguistas, espeleólogo, músicos, cazadores de tesoros. Algunos han ido a

los túneles para restaurar el arte invaluable. Un grupo pasó un cine subterráneo.

La resistencia francesa se ocultó aquí durante la ocupación Nazi, y luego los Nazis

usaron exactamente los mismos túneles para escapar.

No pasará mucho tiempo antes de que la obsesión de Kurt supere su necesidad de

seguir las reglas. Pero, por ahora, ha estado visitando y revisando la parte legal: les

Catacombes. Más de seis millones de cuerpos fueron transportados en carros aquí

a finales de mil setecientos, y las interminables paredes de huesos apilados están

disponibles para ver a un pequeño precio. Algunos de los huesos están divididos en

formas sencillas tales como cruces o corazones. Algunos están organizados por

tipo o tamaño. Pero la mayoría de ellos fueron lanzados al azar por el bien de la

practicidad.

De niña, encontraba las catacumbas aterradoras. A medida que crecí, se hicieron

más fascinantes. Ahora son casi tranquilas. Pero tal vez todos estos cráneos sólo

me están recordando el tatuaje de alguien. Me siento en una silla plegable que está

destinada a un guardia mientras Kurt subrepticiamente husmea.

Se siente apropiado estar aquí. Tranquilo y sin duda alguna sombrío, muy parecido

a mi estado de ánimo. Desde Acción de Gracias, he terminado detención, esforzado

Page 202: 3. Felices por siempre jamás

202

en acabarlas tareas, y preparado para los exámenes. No he estado leyendo por

diversión. El trabajo escolar es mejor para distraerme del silencio forzado entre

Josh y yo.

¿Cómo vivían mis padres antes de los mensajes de texto? ¿Antes de internet? Estoy

acostumbrada a saber cosas y todo este desconocimiento me está volviendo loca.

Nos mandamos cartas escritas mutuamente, pero toma tanto tiempo que el correo

llegue que a menudo él está en la ciudad equivocada para cuando la

correspondencia llega. Su familia ha estado viajando sin escalas entre Nueva York y

DC.

Creo que está en Washington en este momento. Al menos, es donde le envié su

regalo de Hanukkah Ateo, una caja de sus alimentos favoritos franceses pre-

envasados. Si sólo pudiera hablar con él, sé que me sentiría mejor. Llevo sus cartas

en mi bolso, uso su jarra como mi vaso todos los días, y he colgado sus dibujos

junto a mi cama, el de mi collar de la primera semana de escuela como también el

árbol cubierto de palomas de la Sagrada Familia, el cual me dio después de haber

sido expulsado. Pero todavía lo siento tan lejos.

Y cuanto más tiempo pasamos separados, más no puedo deshacerme del final del

Chico del Internado. Nuestro tiempo juntos fueron sólo ocho páginas ásperas. La

directora del colegio cree que fui una distracción para Josh, lo que significa que ella

piensa que tomo nuestra relación más en serio que él. Pero no es cierto. Él se la

tomó en serio.

¿Todavía lo hace?

No me ha dado ninguna razón para dudar de él, pero mientras más tiempo

permanecemos separados, más claramente veo que nuestra relación se fundó

sobre terreno inestable. Su soledad. ¿Cuánto tiempo le toma darse cuenta que

tenerme como novia era más fácil que estar solo? Fui conveniente. Fui una

distracción.

Josh es un romántico. Le gusta estar enamorado, y ansía el amor para llenar el

vacío dejado por sus padres ausentes. Tal vez nuestra relación no sucedió

rápidamente porque estemos hechos el uno para el otro, sino porque cada uno de

nosotros se vio arrastrado por ello, él debido a su insaciable necesidad, yo debido a

mi enamoramiento preexistente. ¿Esos tres años de anhelo nublaron mi

precepción de la realidad? ¿Qué tan bien lo conozco? Desde la última vez que lo he

visto, me he enfrentado con varias encarnaciones que ni siquiera sabía que

existían.

Y él todavía no ha tomado la decisión de terminar la preparatoria. ¿Qué pasa si

Dartmouth me acepta, y me mudo a New England, y él no está allí? ¿Qué se supone

Page 203: 3. Felices por siempre jamás

203

que haga sin él? todavía no tengo ningún plan para mí, nada que lo incluya. Pero

sus planes no son concretos. Son tan frágiles como una pared de huesos.

Paso a través del medio trimestre en la esperanza de que sólo estoy plagada de

estas dudas porque he estado lejos de él por tanto tiempo. Verlo de nuevo va a

arreglar esto. La noche antes de mi último día de clases, me sorprende una llamada

de teléfono de la señora Wasserstein.

Respondo, orando que en realidad sea Josh. Lo es. Pero la preocupación se

interpone, e instantáneamente estoy al borde de la histeria.

—Te vas a quedar en Washington para las vacaciones de invierno.

Josh se ríe.

—No, estoy llamando con buenas noticias. Por primera vez. Es una invitación a una

fiesta de Navidad en el Met. Corbata negra. Personas importantes. Probablemente

será atroz, pero mis padres te invitaron, así que es una buena señal.

Es una buena señal.

—Y te pondrás un vestido de gala, y te mostraré. Como mi novia —dice

deliberadamente—. ¿Siempre y cuando sigas queriendo que este mundo sepa que

existes?

—¡Sí! Sí, por favor.

Vuelve a reír.

—Entonces es una cita.

Cuando su madre reclama el teléfono, dejo mi habitación por un trecho del pasillo.

Mi corazón es más ligero de lo que ha estado en semanas. Josh estaba riendo.

Vamos a tener una cita en público. Sus padres quieren pasar tiempo conmigo.

Me detengo en seco. Sus padres quieren pasar tiempo conmigo.

No. Mantente positiva. Es una buena señal, en serio. Reviso mi correo. Hay dos

sobre metidos en el fondo, uno gordo y uno delgado. Los saco, mareada con

renovada alegría, hasta que me doy cuenta de que ninguno de los dos sobres es de

Josh.

Uno es de la Sorbonne, y la otra es de Columbia.

Page 204: 3. Felices por siempre jamás

204

Una es una carta de aceptación, y la otra de rechazo.

Page 205: 3. Felices por siempre jamás

205

Traducido por veroonoel

Corregido por flochi

o puedo decidir cuál es mejor, tu cabello o tu vestido. —

Maman suspira—. Son perfectos juntos.

Mis rulos han sido barridos a un lado y fijados, en cascada

sobre mi hombro, y mi vestido; el cual nos pasamos todo el día de ayer

frenéticamente buscando de compras; es de un verde esmeralda oscuro. Por una

vez, mi pálida piel está brillando gracias a una saludable fina capa de polvo con

brillo y mi rubor natural de reencontrarme con mi novio. Voló desde Washington

hace sólo tres horas. No nos hemos visto aún.

Gen nos sonríe desde mi puerta.

—Parece la noche de graduación aquí.

—Noche de graduación, la película degolladora —dice Hattie.

Para gran consternación de chicas como Sanjita y Emily, la Escuela de América en

París no tiene bailes formales. Nunca me ha importado, pero, ahora que estoy

vestida de etiqueta, casi estoy de su lado. Me giro en un círculo completo.

—Me siento como Cenicienta.

—Cenicienta era rubia —dice Hattie—. Las pelirrojas nunca son princesas.

—Tonterías —dice Gen, y maman la reprende—. Amy Adams. Encantada.

—Hola, ¿Ariel? —digo—. También era una princesa.

—Era un pez —dice Hattie.

—¡Isla! —La voz de papá llega desde abajo—. ¡Tú cita ya está aquí!

¿Es posible estar húmeda y febril a la vez? No sé qué es más exasperante: ver a Josh

por primera vez en dos meses, presentárselo a mis padres, o salir con sus padres.

Excepto, no. Definitivamente es lo último. La idea de hablar con su madre de nuevo

me ha impedido ser capaz de comer en todo el día. Al menos mis padres están

contentos, y aliviados, de finalmente conocer a Josh. También están impresionados

de que me va a llevar a una fiesta tan prestigiosa.

—N

Page 206: 3. Felices por siempre jamás

206

Maman reconoce mi expresión de preocupación con una sonrisa alentadora.

—El príncipe azul te espera.

—Me pregunto si es tan flaco y raro como lo recuerdo —dice Gen.

—Oye —le digo.

Estoy esperando que Hattie esté maliciosamente de acuerdo con Gen, pero está en

silencio. No ha dicho una sola palabra sobre el tema de Josh desde Halloween.

Maman las espanta a ambas a la planta baja. Mi estómago tiene nudos. No puedo

decidir cuál de sus padres me asusta más.

—No hay nada que temer —dice Maman, leyendo mi mente—. Su padre te amará.

Su madre aprenderá a quererte. Eres inteligente, encantadora y amable.

—Por supuesto que piensas eso.

—Nunca describiría a tu hermana más joven como encantadora.

Eso me hace esbozar una sonrisa.

—Vamos. ¿No quieres ver como luce tu novio en un esmoquin? —Maman me da un

codazo. Dice desde lo alto de las escaleras—: Joshua, mon cher. Encantada de

conocerte por fin.

—Encantado de conocerla también. —Hay una sonrisa; esa sonrisa profesional y

política; en su voz—. Es difícil para mí creer, pero su casa luce incluso mejor que

sus ventanas en Bergdorf Goodman. Las vi la semana pasada. Son extraordinarias.

Se ríe.

—No sabes exactamente qué decir.

Mis piernas se vuelven gelatinosas. Hasta este momento, sinceramente no sé si

creía que lo vería esta noche. La emoción se apodera de mis nervios. Agarro el

bolso de joyas prestado de Maman, salgo de mi habitación, y me congelo en la parte

superior de las escaleras. Josh luce impecable. Su esmoquin no es de alquiler. Le

está diciendo algo a papá y usando su confiada cara de hijo-de-senador. Y luego

sigue la mirada hacia arriba de mi padre, y absolutamente todo sobre él cambia

mientras deja de hablar a mitad de oración.

Josh se debilita.

Hay un nudo en mi garganta. Parece como si él está tan agradecido de verme que le

duele físicamente. El sentimiento es recíproco. La casa se desvanece, las voces

desaparecen, y el aire contiene su propio aliento. Nuestros ojos permanecen fijos

Page 207: 3. Felices por siempre jamás

207

mientras bajo. Más cerca. Más cerca. Nuestras manos se extienden, nuestros dedos

a punto de tocarse…

—Verde y rojo. —Mi papá hace un gesto desde mi vestido a mi cabello—. ¡Te ves

igual que la Sra. Claus!

La aguja araña a través del registro. Todo el mundo se da vuelta y mira.

Se sonroja.

—Me refería a la Navidad. Se ve como la Navidad.

—No puedes decirle a una chica que se ve como un día de fiesta —dice Gen.

—Estuvo en lo correcto la primera vez —dice Hattie. Está de pie en la periferia, tan

lejos de Josh como sea posible—. Te ves como una anciana.

—Isla. —La voz de Josh atrapa mi nombre—. Estás hermosa.

Porque lo veo en sus ojos, lo siento en mi corazón. Toma mi mano. Su piel toca la

mía, y es real de nuevo. Y entonces perdemos la moderación, y me arrebata en un

abrazo y besa mi mejilla. Y de nuevo. Lo abrazo. Me aprieta demasiado fuerte a

cambio, pero es maravilloso y perfecto y sublime.

Papá examina a Josh con una renovada desconfianza.

—¿Cuándo estarás en casa? —me pregunta.

—No lo sé —digo honestamente.

—La gala por lo general termina alrededor de medianoche, por lo que estará en

casa no más tarde que eso —dice Josh—. ¿Le gustaría hablar con Brian? Será

nuestro conductor-barra-seguridad esta noche.

Mi papá se ilumina ante la mención de seguridad. Mira a escondidas a través de las

cortinas y luego saluda a alguien en la calle. Brian, supongo.

—Eso está bien. —Se rasca la espesa barba, con las preocupaciones un poco

aliviadas—. A la medianoche entonces.

Hago un movimiento hacia la puerta principal.

—No queremos llegar tarde.

—¡Espera! —Gen sostiene su teléfono—. Sólo una foto.

—Dos —dice maman, buscando el suyo.

Page 208: 3. Felices por siempre jamás

208

Me quejo de vergüenza, pero Gen me interrumpe.

—Oh, vamos. No es todos los días que mi hermanita se ve toda arreglada.

—¿Qué quieres decir? Isla usa un estúpido vestido cada estúpido día —dice Hattie.

—Manhattan. Querida. Cierra la boca —dice maman.

Una docena de fotos después, Josh y yo estamos fuera de la puerta y en el pasillo.

Tan pronto como doblamos la esquina, lejos de la mirada del ojo de la cerradura,

arrojo mis brazos alrededor de su cuello. Se inclina hacia mí, pero se aleja de

inmediato.

—Tu lápiz de labios.

—No me importa.

Josh me empuja contra la pared. Nos besamos con todo lo que tenemos,

degustándonos entre sí, doloridos por el otro. Sus labios están agrietados por el

invierno. Se ha lavado los dientes recientemente, y su boca está afilada y limpia.

Sus manos se deslizan por mi espalda y mis caderas. Nuestros besos se vuelven

más intensos, frenéticos por el anhelo. Un temblor recorre mi cuerpo al de él, y se

aparta de mí, sin aliento.

—Tus padres —dice—. Estarán mirando por la ventana. Esperando a que

aparezcamos.

Tropezamos escaleras abajo, riendo y corriendo. Se limpia el lápiz de labios de su

boca, me limpio la piel alrededor de mi boca, y luego damos un paseo fuera del

edificio como si hubiéramos estado enfrascados en una conversación. Estoy segura

de que lucimos culpables como el infierno. Echo un vistazo a la ventana, entre las

desnudas ramas del rosal trepador, y maman y Gen saludan alegremente. Papá

asiente con la cabeza secamente. Hattie no está allí.

Un hombre de aspecto sólido con el cabello gris con estilo y un auricular de

seguridad abre la puerta del asiento trasero de un auto negro. Es el mismo hombre

que tomó mi paquete en la casa de Josh en Acción de Gracias.

—Buenas noches, mademoiselle.

—¡Oh! Tú eres Brian.

Me da una amplia sonrisa.

—Es agradable verte de nuevo. Luces encantadora. Es fácil ver por qué nuestro

chico aquí habla poco de otra cosa.

Page 209: 3. Felices por siempre jamás

209

Echo un vistazo a Josh, complacida, y se encoge de hombros de una manera: “¿qué

esperabas?”

Nos subimos al auto, pero mientras Brian se dirige al lado del conductor, la sonrisa

de Josh cae.

—Sabes, este no es mi modo habitual de transporte.

—No lo sé —bromeo—. Parece que ustedes dos pasan mucho tiempo juntos.

—Bueno, sí, pero por lo general en casa. O en la oficina de papá. No quiero que

pienses que estoy siempre… con chofer por todas partes así. Tomo el metro.

Me suavizo.

—Está bien. No te estaba juzgando.

—Lo sé, sólo…

La puerta del conductor se abre, y Brian se desliza con una sorprendente cantidad

de elegancia y vigor. Resulta ser un gran contador de historias, lo que es útil,

porque me mantiene lejos de desear que este auto lujoso fuera incluso más lujoso

aún –digamos, una limusina con una partición de privacidad– porque todo lo que

quiero hacer es volver a saltar a mi novio. En cambio, retoco mi maquillaje. No

quiero llegar luciendo como una fulana despeinada. A pesar de que eso es

probablemente lo que su madre piensa de mí de todos modos.

Brian no estaba mintiendo. Sabe lo suficiente de mí como para preguntarme si he

recibido noticias de Dartmouth. Le guiña un ojo a Josh, pero éste no se da cuenta.

Sus ojos sólo están en mí. Le digo a Brian la verdad, que estoy esperando que me

contesten. Aún no le he contado a Josh que solo he oído de las otras dos escuelas.

Todavía no le he dicho que, hasta ahora, la única escuela que me quiere está en

Francia.

El Museo Metropolitano de Arte es uno de los que más se parece a la estructura

europea en Manhattan. Mientras Josh me guía hacia la entrada, se siente como si

hubiéramos viajado en el tiempo hacia octubre. De vuelta en París. La fachada

blanca, las columnas gigantescas, los largos escalones. Si solo nos dirigiéramos

hacia una cita en el Musée d’Orsay y no a este espectáculo de conocer-a-los-padres.

Si la mamá de Josh es así de intimidante, ¿cómo será su papá?

Josh se da cuenta de mi expresión y aprieta mi mano.

Page 210: 3. Felices por siempre jamás

210

—Lo harás muy bien.

—Tus padres me odian —digo.

—No te odian. Me odian a mí.

—Regresemos a mi casa y besémonos en el pasillo.

Sonríe hacia mí.

—Este lugar tiene muchos pasillos.

He estado aquí muchas veces, pero el Gran Salón del museo es aún impresionante.

Las cúpulas y arcos de su gran entrada; recuerdan tanto al Panteón de nuestra

residencia de estudiantes; está adornado con cintas de oro, guirnaldas de hojas

perennes, y adornos y chucherías enormes. La sala de eco está llena de hombres y

mujeres vestidos de etiqueta. Me alegro de que maman me ayudara a vestirme

para la ocasión. Por lo menos tengo confianza allí.

Josh entrega nuestros boletos a una anciana en perlas y un top de lentejuelas

negro, y luego seguimos a la multitud hacia la fiesta en el Salón de Escultura

Medieval. Me guía de una manera caballerosa, adulta y formal. Las parejas de los

alrededores se mueven de una manera similar. Parece como si este tipo de

comportamiento es rutina, pero es la primera vez para nosotros. Quiero caminar

contra él, envuelta en él, brazos y manos enredadas en un lío de extremidades. Esta

entrada cuidadosa solo aumenta mi timidez.

Me guía así hacia el distante sonido de un cuarteto de cuerdas, a un lado de la

escalera principal, a través de una estrecha habitación de artefactos bizantinos, a

través de otra habitación con un altar con dosel magistralmente tallado en mármol,

y directamente dentro de la bulliciosa Sala de Escultura. La habitación es más larga

y alta, aunque no tan grande como la recordaba. Estandartes de la heráldica en

modelos mezclados de rojo, azul, amarillo y blanco cuelgan de cada lado. Por

debajo, las paredes están cubiertas de tapices de ciervos y damas en atuendo

medieval. Y en el centro de la habitación, la clara estrella de la colección, hay una

maciza puerta de hierro. Por visitas anteriores, sé que es una pantalla de coro de

una catedral de España.

Centrado delante de la pantalla hay un abeto azul igual de masivo rodeado por

cientos de figuras de guardería del siglo dieciocho. El árbol en sí está cubierto de

ángeles y querubines y luces que parecen velas. Es espectacular, sin duda, pero

también es… rígido.

—Feliz Navidad Agnóstica —dice Josh—. Bienvenida a la más grande fiesta de

Navidad judía en Estados Unidos.

Page 211: 3. Felices por siempre jamás

211

Sonrío.

—No. —Me devuelve la sonrisa—. Más de eso.

Buscamos a sus padres entre las esculturas de alabastro. Mejor acabar con esto.

Los encontramos a lo largo del borde de la habitación al lado de una estatua de un

payaso de aspecto rudo. Cuando nos acercamos, me doy cuenta que el sombrero

rojo puntiagudo de la estatua es un sombrero de Papa. No importa que no dijera

esto en voz alta. Aún así me siento estúpida.

Los padres de Josh están de espaldas a nosotros. Están sosteniendo copas de vino

blanco y conversando con un hombre petiso con gafas perfectamente redondas.

—Juez Lederman —susurra Josh en mí oído—. Suprema Corte de Nueva York.

Sí. Claro. No es gran cosa.

—Joshua. —El juez sonríe y nos hace un gesto.

Trato de actuar como si fuera normal que un juez de la suprema corte conozca a mi

novio por su nombre de pila. Los padres de Josh se dan vuelta. Su reacción inicial

es felicidad, pero rápidamente es enmascarado por un comportamiento mejor

descrito como profesionalmente satisfechos. Con una capa de curiosidad. Y quizás

otra capa de desconfianza.

Josh me guía hacia delante por la parte baja de mi espalda. Imagino que me veo

como un ratón, débil y fácil de desechar del lugar.

—Juez Lederman —dice Josh—. Es bueno verlo. —Qué extraño es oír su voz de

entrevista siendo hablada en directo de su real boca—. Esta es mi novia, Isla

Martin.

El juez me da la mano.

—Qué cosa bonita eres.

Repugnante. Sonrío.

—Es un placer conocerlo, señor.

—Mamá, recuerdas a Isla —continúa Josh como si nuestro último encuentro no

fuera una fiesta llena de agonía y vergüenza—. Papá, me gustaría presentarte a mi

novia. Isla, este es mi padre.

—Es un placer conocerlo, Senador.

Page 212: 3. Felices por siempre jamás

212

Espera. ¿Se suponía que debía llamarlo Senador? ¿Sr. Wasserstein? ¿Senador

Wasserstein? Debería haber dicho “señor”. ¿Por qué no dije “señor”? ¡Oh, no! Llamé

al juez “señor”. ¿Debería haberlo llamado “su señoría”, o eso es sólo en el tribunal?

Pero el papá de Josh sonríe y revela un par de hoyuelos reconfortantemente

familiares. Estrecha mi mano.

—Encantado de conocerte. He oído tantas historias que siento como si ya te

conociera.

Estoy desconcertada. Suena sincero, pero… ¿lo es? Debe ser el encanto político

practicado. No me he dado cuenta de lo afortunado que es que nuestro primer

encuentro sea en público. El padre de Josh tiene que fingir que todo está bien,

incluso si no lo está.

—Sam —le dice al Juez Lederman—. Isla estudia en el extranjero.

—Ah, eso está bien —le dice el juez a Josh—. Me olvidé de que vivías en el

extranjero. ¿Inglaterra?

—Francia. Aunque estaré terminando mis estudios aquí en Estados Unidos. —La

respuesta de Josh es suave. Anticipada. Sus padres sonríen con facilidad, y se me

ocurre que todo el mundo jugando a este juego es un profesional. Todos menos yo.

—Isla es la mejor estudiante de su clase —dice el senador.

Mi cara se sonroja mientras se produce una conversación surrealista de la cual soy

el tema, y los padres de Josh están jactándose de mis logros. Es incómodo oírlos

alabarme cuando pueden no estar queriendo decir lo que dicen. No hay ninguna

razón para que yo les guste. Soy un don nadie. Un nadie que se llevó a su hijo a

España por sexo y luego hizo que lo expulsaran de la secundaria. Esta situación es

tan inesperada que ni siquiera puedo responder sus preguntas, y Josh se ve

obligado tomar mi final del diálogo. Antes de darme cuenta, toda la cosa ha

terminado, y Josh me está alejando.

—Nos vamos a buscar algo para comer —le dice a sus padres—. Fue bueno verlo

de nuevo —le dice al juez, sacudiendo su mano extendida mientras me dirige en la

dirección opuesta.

—Encantada de conocerlos —digo en voz alta. Que es lo único que les he dicho en

todo este tiempo. Los padres de Josh probablemente piensan que les ha estado

mintiendo sobre mi inteligencia también.

—Eso salió bien —dice Josh.

—¿Salió bien?

Page 213: 3. Felices por siempre jamás

213

Me mira.

—Hablaremos con ellos de nuevo más tarde, sólo nosotros cuatro, cuando hayan

bebido unas cuantas copas de vino más.

Esa no es una respuesta.

Josh nos empuja rápidamente a través de un grupo de fiesteros. Se dirige

directamente hacia los canapés, agarra una muestra inusualmente pequeña, y nos

pasea junto a sus padres de nuevo. Levanta su plato hacia ellos en un gesto de

brindis. Su madre levanta su copa a cambio. Y luego está escondiendo la cabeza y

llevándonos hacia la parte más gruesa de la habitación. Su plato se desvanece en

algún lugar de la mezcla.

—Disculpe, perdón —dice.

Estoy luchando por seguir el ritmo.

—Estos tacones. No fueron hechos para esto.

Josh me lanza una sonrisa pícara, y reconozco un plan detrás de ella. Continúa

llevándonos a través de una galería vecina; ventanas de vitrales y una Pietà, jarras

de porcelana esmaltadas; hasta que llegamos a un abrupto fin ante una puerta

cerrada.

Una puerta cerrada y un guardia del museo.

Pero el guardia de mediana edad en traje azul marino pierde toda rigidez en el

momento que reconoce a Josh. Una inesperada sonrisa se extiende. Josh sacude la

barbilla en el asentimiento universal masculino. El guardia devuelve el

asentimiento, abre la puerta y nos deja pasar.

La puerta se cierra detrás de nosotros.

El sonido de la fiesta se atenúa al instante. Estamos en una habitación muy grande,

muy oscura y muy vacía. Es un vasto jardín de esculturas de interior. Estamos en el

ala americana, pero se siente como si estuviéramos de vuelta en París gracias a un

magnífico parpadeo de farolas eléctricas de fin de siglo. Me pregunto si el guardia

las dejó prendidas para nosotros.

—¿Qué —susurro—, fue eso?

—Nosotros —dice Josh en un volumen normal—, nos estamos tomando un

descanso de la velada.

Los latidos de mi corazón se aceleran.

Page 214: 3. Felices por siempre jamás

214

—¿Lo haremos?

Toma mi mano, de la manera que lo hacía en la escuela; cómodo y relajado y él

mismo; y me da un paseo más allá de las lámparas de la calle.

Mis tacones hacen clic y eco.

—¿Quién era ese guardia? ¿Cómo lo conoces?

—Chuck Nadelhorn. Hemos tomado una gran cantidad de clases de arte juntos a lo

largo de los años. —Ve mi ceño fruncido y sonríe—. No seas prejuiciosa.

Me río, atrapada.

—Yo era el extraño. Era el más joven en cada clase, por lejos. Chuck era una de las

pocas personas que me trataba con respeto.

—Entonces me gusta más de lo que ya me gustaba.

Josh planta un beso singular en mis labios.

—Por aquí.

Se mueve hacia adelante, y lo sigo.

—¿Asumo que arreglaste esto, lo que sea, con Chuck por adelantado?

—Hubieron algunas personas involucradas. He tenido algo de tiempo para

prepararlo —dice con picardía—. Pero será mejor que nos demos prisa, solo

tenemos veinte minutos. Diecinueve ahora.

—Siempre y cuando no esté a punto de ser arrestada por entrar sin autorización. O

por el robo de un anodino, aunque sin duda no tiene precio, artefacto.

—Sólo si somos atrapados.

Me detengo.

Me tira hacia delante con nuestras manos entrelazadas.

—¡Vamos, vamos!

Corremos a través de la sala hacia un corredor de una tienda de regalos, y ya no

estamos en París, estamos en Barcelona; dos chicos locos corriendo para descubrir

nuestro propio mundo privado. Explorando. Tomando riesgos. Un giro cerrado a la

derecha, y entramos a una habitación aún más oscura y vasta, pero esta no podía

ser confundida por otra cosa. Cualquiera que haya visitado este museo lo sabría.

Page 215: 3. Felices por siempre jamás

215

—El Templo de Dendur. —Josh lo dice con una finalidad que me dice que hemos

llegado a nuestro destino: el antiguo templo de piedra arenisca egipcio.

Estoy intrigada. Pero desconcertada.

—¿Alguna razón en particular?

Josh se encoge de hombros de una manera que es casi tímida.

—Me gusta la piscina reflectante del templo. Solo quería sentarme a su lado y

besarte.

En realidad es la mejor respuesta que podía haberme dado.

Esta vez me conduce en silencio, con delicadeza, a la saliente junto a la piscina. La

piscina reflectante es hermosa en su digno silencio. Una pared entera de esta

habitación es una ventana, y las luces de la ciudad centellean en el agua quieta. Nos

sentamos. El aire es frío, la saliente de granito aún más fría. Se quita la chaqueta de

su esmoquin y la balancea hacia arriba y alrededor de mis hombros. Y entonces usa

sus solapas para atraerme hacia él. Su boca es cálida. Nos deslizamos el uno en el

otro como si no hubiera pasado el tiempo entre ahora y España. Si no hubiera

miles de cámaras del museo sobre nosotros, nos acostaríamos y haríamos el amor.

Pero tocarlo es suficiente. Olerlo es suficiente. Saborearlo es suficiente.

Estar aquí con él es suficiente.

Y entonces… estamos tendidos en el suelo de todas maneras. Su cuerpo está sobre

el mío. Nos presionamos entre sí, nuestras bocas y manos viajando por todas

partes. Hacemos todo excepto la única cosa que no podemos hacer ahora. Luego de

lo que se siente simultáneamente como nada de tiempo y una eternidad, Josh

desenvuelve sus extremidades de las mías y nos arreglamos la ropa.

—Antes de que nos vayamos. —Toma su chaqueta del piso y mete la mano en un

bolsillo interior. Saca un pequeño tubo. No puedo creer que no lo sintiera antes—.

Joyeux Noël.

Mi corazón está en mi garganta. Tiene que ser un dibujo. Abro la tapa, y

suficientemente segura, hay un grueso pergamino en el interior. Lo deslizo

suavemente, porque sé que, sea lo que sea, es más valioso que cualquier cosa

dentro de este museo.

Es una pequeña isla. Pero en lugar del estereotipo de una sola palma, ha dibujado

un árbol de Joshua espinoso en su centro. Debajo de ella hay dos figuras

entrelazadas. Es imposible decir dónde termina una y empieza la otra. Se han

convertido en un sólo cuerpo desnudo. La ilustración entera es hecha rica tinta

negra… con la excepción del pelo rojo de la chica.

Page 216: 3. Felices por siempre jamás

216

Está nervioso.

—¿Te gusta?

—Mudémonos a esta isla esta noche. En este mismo segundo. —No puedo

esconder el genuino deseo de mi voz. Ni el miedo y el pavor de nuestra próxima re-

separación.

Josh mete un mechón de mi cabello en su lugar.

—Nos mudaremos allí el próximo otoño, incluso quizás este verano. Y entonces no

nos separaremos nunca más.

Page 217: 3. Felices por siempre jamás

217

Traducido por ƸӜƷKhaleesiƸӜƷ

Corregido por flochi

e vuelta a la puerta de Chuck, Josh devuelve el tubo al bolsillo de la

chaqueta. Mi vestido de encaje con joyas de fantasía es demasiado elegante

para ser de alguna utilidad real. Josh toca la puerta, un golpe normal, no su

golpe especial, y la puerta se abre. Chuck asiente con aprobación.

—Con treinta segundos de margen.

—Cualquier cosa que necesites, házmelo saber —dijo Josh mientras volvíamos

adentro.

La expresión de Chuck se amplía a una sonrisa—. Oh, te lo dejaré saber.

—Muchas gracias —digo.

Chuck hace un gesto hacia la tira derecha de mi vestido, la cual se había aflojado y

se seguía resbalando de mi hombro. La puse de nuevo en su lugar. El rubor

subsiguiente de mi novio coincide con el mío. Chuck se ríe.

—Ustedes chicos tengan una buena noche, ¿me oyen?

Tan pronto como nos alejamos del alcance de su oído, Josh dice:

—Nada como un adulto para recordarte que no eres uno.

Me rio, pero en cuanto ponemos nuestra orden de bebidas en el bar, nuestras

cervezas de jengibre a juego, hace que ese tipo de broma se sienta demasiado real.

Siempre es incómodo volver a casa desde la escuela sólo para encontrarte con aún

menos libertades. La última vez que estuvimos en una fiesta, bebimos champán.

Nos quedamos fuera tan tarde como queríamos. Y los miembros de la familia

estaban cero involucrados.

—¿Debemos encontrar a tus padres otra vez? Por favor, di que no.

Suspira—. Si.

—Ohdiosmío. ¿Es ese el alcalde?

D

Page 218: 3. Felices por siempre jamás

218

Un fotógrafo lustrosamente edad avanzada está tomando fotos de un hombre

igualmente mayor con mejillas achispadas de rojo y su pareja visiblemente sobria,

mucho más joven.

—Sip —dice Josh, sin entusiasmo.

Mientras los pasamos, sigo la guía displicente de Josh, y no vuelvo la cabeza para

mirar. A pesar de que quiero. Esta velada nunca dejará de ser rara.

Paseamos, en busca de sus padres, pero es un proceso lento. Todo el mundo parece

conocer a Josh, y todos ellos quieren felicitarlo por la reelección. Vividores

políticos. Josh recuerda los nombres de niños y las ubicaciones de casas de

vacaciones, y él me presenta a todos. Yo pico sosos canapés. Este es el tipo de

conversación que él desprecia, pero su disgusto nunca se muestra. Se me ocurre

que si lo deseaba... podía ser uno de ellos, también. Es un buen actor.

Es un poco inquietante.

Pero no tan inquietante como el otro tipo de asistentes a la fiesta que sigue tirando

de Josh a un lado. Chicas de sociedad. La versión femenina de él, siempre la hija de

alguien, pero con una manera de actuar que a la vez es alarmante e intimidante. Se

ríen. Coquetean. Yo como más canapés. Se elevan sobre mí. Incluso las que no son

de altura logran elevarse sobre mí por simplemente la confianza. Una chica de

cabello marrón con un bronceado nada veranero hace un trabajo particularmente

un gran trabajo en fingir que no existo. Su mano toca la manga de la chaqueta de

Josh dos veces.

Después del tercer toque, Josh nos excusa y nos aleja. Pero incluso eso no impide

que lo siga con sus ojos a medida que avanzamos a través del cuarto.

Después de una hora, después de actuar mi más sociable espíritu festivo durante

incontables conversaciones en las que estoy invisible, localizamos a sus padres al

lado de una enorme y cobriza... ¿cuba? Leo el letrero. Pila bautismal.

Inesperadamente, me siento aliviado al verlos. Al menos sé que no me harán caso.

Como Josh predijo, ya se habían tomado algunos más vasos de vino. Están

relajados y felices. Mrs. Wasserstein incluso adula mis zapatos. Pero pronto otro

desconocido nos interrumpe, algún famoso periodista, y luego la chica de cabello

marrón se acerca a Josh de nuevo por detrás. Ella se coloca de una manera que le

obliga a él volver la cabeza lejos de nosotros para escuchar lo que está diciendo, lo

que significa que no puedo oír lo que está diciendo.

Page 219: 3. Felices por siempre jamás

219

El periodista envuelve a los padres de Josh en una conversación acerca de los

incentivos fiscales. Echan un vistazo a mí de vez en cuando, incluyéndome en la

discusión con sus ojos, pero no contribuyo en nada, sintiéndome tonta y sin

importancia. La morena se ríe. Josh vuelve la cabeza para dispararme una mirada

de disculpa. Sonrío como si todo fuera bien.

Hemos estado aquí por sólo dos horas, pero ya estoy lista para irme.

Un tapiz de una dama medieval engancha mi mirada. Me está dando una mirada

claramente incrédula de "oh, no, esto no sucediendo", y estoy agradecida de que

alguien vea lo que está pasando aquí. Incluso si sólo esta tejida.

Josh finalmente corta a la chica de cabello oscuro y su padre lo vuelve a meter en la

conversación.

—Lo siento —dijo Josh— pero Isla y yo nos estamos yendo.

¿Y ahora qué? Me avivo.

El senador luce decepcionado.

—Ve para una cena en la casa esta semana —me dice—. Quisiera tener la

oportunidad de conocerte mejor.

Estoy conmovida. Y entro en pánico al pensar acerca de una velada con ellos sin

estar protegida por la red social de resguardo—. Gracias, me gustaría eso.

—Fue maravilloso verte de nuevo. —La Sra. Wasserstein me da un abrazo con un

solo brazo flácido. Las palabras suenan lo suficientemente amables, pero la calidez

de su acción es discutible.

—Fue un placer verlos también. Gracias por invitarme.

—¿Vas directo a casa? —le pregunta a Josh.

—Nah, vamos a comer algo de verdadera comida primero. Pero probablemente

llegaré primero de todas maneras.

—¿Brian te lleva?

—Le acabo de mandar un mensaje. —Josh levanta su teléfono y sonríe.

Ella se lo arrebata de nuevo, pero está sonriendo mientras lo abraza para

despedirse.

—Ratero.

Page 220: 3. Felices por siempre jamás

220

—Controladora.

Este es el primer intercambio tipo Josh que he escuchado en un rato. Su mamá está

aplacada lo suficiente por sus respuestas, por lo que pone un brazo alrededor de

mi cintura y me guía hacia la salida.

—Es extraño —le digo, el momento en que estamos solos—. La forma en que me

has llevado así esta noche.

Él aleja su brazo como si hubiera sido atrapado en una posición comprometedora.

—Lo siento, no quise…

—No, lo sé. Era el ambiente. Simplemente se siente… extraño.

—Toda esa escena es extraña, ¿no es así? —Hace un gesto hacia las risas

desvaneciéndose y el cuarteto de cuerdas.

—Parecías cómodo en ella, sin embargo. Si no te conociera mejor, nunca podría

adivinar que lo odias.

—Bueno, lo hago. —Él suena a la defensiva.

—Lo sé. Sólo estoy diciendo que eres un buen actor.

Josh mete sus manos en los bolsillos, y la tenue luz del museo capta el brillo de la

línea del smoking en sus pantalones.

—No creo que eso fuese un cumplido —dice al fin.

—Eso… no era lo que quería decir.

Pero… lo era. Y Josh lo sabía. Por alguna razón, ahora que había comenzado, no

podía detenerlo.

—Toda la cosa me recordó al Josh Televisado. Tú, luciendo tan pulido. Hablando

con esa voz. Parándote tan derecho.

Josh se abre la puerta del museo para mí. Sus dientes están apretados.

—Conociendo todas estas personas y cosas que yo no. —Cállate.

—Sí, porque han sido parte de mi vida, algo así como, desde siempre. No voy a ser

un idiota delante de la gente que mantiene a mi papá en la oficina.

—¡Lo sé! Y sé que eres parte de esta vida, por eso tienes que actuar así…

—No tengo que actuar para hacer nada. Elijo ser una persona decente.

Page 221: 3. Felices por siempre jamás

221

Es una espada en el pecho. He ido demasiado lejos. He ido muy, muy muy lejos.

—Lo siento. Yo no... Yo no sé por qué...

—Olvídalo. —Pero su cabeza está en otra dirección de la mía. Está revisando la

línea de carros en busca de Brian, pero, realmente, es una excusa para no mirarme.

No puedo culparlo. ¿Por qué no puedo mantenerme mis estúpidas inseguridades

para mí?

Me estoy congelando, y deseo haber traído mi abrigo de invierno. Por primera vez

en la vida, o Josh no se da cuenta que estoy temblando o decide no ofrecerme su

chaqueta. No es que él tenga que dármela. Es mi culpa por dejar mi abrigo durante

la emoción de su llegada a mi casa.

—Lo siento —digo de nuevo.

Se encoje de hombros.

—¿Todavía quieres ir a comer algo?

—Por supuesto. —Josh suena sorprendido. Saca sus manos de los bolsillos y cruza

sus brazos. Después de un minuto de silencio incómodo los libera y masajea su

cuello—. Lo siento, también. Por traerte. No es que no te quisiera aquí —añade

rápidamente—, pero porque sabía que todo esto apestaría. Estas cosas siempre

apestan. No es que todo de eso haya apestado —añade de nuevo—. Veinte minutos

de eso fueron fantásticos.

—No tienes que disculparte. —Miro el pavimento—. Tienes toda esta gran vida de

la que no soy parte. Y quería verla.

El ceño de Josh se profundiza.

Abro mi boca para tratar de nuevo cuando un auto negro se detiene en la acera y

destella sus luces. El viento revolotea abrasivo mientras nos apresuramos hacia el.

Os seguros se abren, Josh abre la puerta de atrás, y nos deslizamos dentro.

—Siento haberme tardado —dice Brian—. No te estaba esperando por al menos

otra hora.

Josh niega con la cabeza—. No hay problema. Sabes como son estos eventos.

—¿Lo he hecho alguna vez? —Brian nos sonríe en el espejo retrovisor—. Tienes

noventa minutos antes del toque de queda. ¿Puedo llevarte a otro lugar?

Josh se inclina hacia delante en su asiento—. ¿Conoces ese café en Amsterdam?

¿Kismet?

Page 222: 3. Felices por siempre jamás

222

Brian resopla. Me dice que él ya conoce la historia.

—Creo que puedo encontrar el lugar.

—Gracias. —Josh se sienta de nuevo en su lugar. Y luego se vuelve hacia mí con

una repentina alarma—. ¿Está bien? Lo siento, estoy todavía en el modo estúpida-

fiesta. Yo ni siquiera te pregunté. Sé que vamos allí para el Año Nuevo, pero pensé

que una pronta visita no estaría mal. Por la seguridad de la nostalgia.

—No, es perfecto. —Fuerzo una sonrisa—. Gracias Brian.

—Para eso estamos —dice.

Pero el sentimiento dentro del carro no es perfecto. No hay manos agarradas.

Estamos en silencio e incómodos. Mientras Brian se mete en el tráfico, trata de

aligerar el humor.

—Entonces, Isla. ¿Llegaste a ver algún museo?

Es una pregunta capciosa. Claramente, Josh le dice un montón de cosas—. Lo hice.

—¿Yyyyy?

Fuerzo otra sonrisa alegre—. Fue un hermoso regalo.

Él alza su puño—. Bien.

—Fuimos a la perfección —dice Josh—. Gracias, Chuck.

—¡Gracias, Chuck! —repite Brian.

Discuten el plan, alguna parte de último minuto del acuerdo con Chuck que Brian

no había escuchado todavía, y me retuerzo en mi asiento. ¿Cuántas personas

sabían de esto? ¿Josh ha hecho este tipo de cosas antes? Cuanto menos privado se

pone, más incómoda me siento.

Hay algo que no debería decir, pero por alguna terrible y desconocida razón, lo

digo de todas maneras. Lo debería guardar para un día más apropiado, uno

emocionalmente menos estresante. Lo debería guardar para cuando estemos solos.

No debería decirlo nunca. No lo digas.

—¿A Rashmi le gusta el antiguo Egipto, no es así? —pregunto.

Mierda.

—¿Qué? —La respuesta de Josh es afilada mientras vuelve su atención de Brian a

mí.

Page 223: 3. Felices por siempre jamás

223

—Me… me refiero, en tu libro. Su conejo, Isis. Y luego va a Brown para estudiar

Egiptología.

—Sí, ella va a Brown porque ella va allí. Esas cosas son verdad.

—Y está ese dibujo de ella como una diosa egipcia. —No puedo creer que esté

diciendo esto en voz alta. Y que lo esté diciendo en frente de Brian. No sé qué pasa,

pero algo en mi interior ha hecho corto circuito. Estoy enloqueciendo. La cosa de

Egipto es una coincidencia, lo sé, pero no puedo parar—. ¿Es así como supiste del

templo?

Su ceño se frunce en una contrariada confusión—. ¿Huh?

—El Templo de Dendur. ¿Alguna vez la llevaste allí?

Josh se compone.

—En primer lugar, me gusta el espejo de agua. Yo quería un poco de tiempo a solas

contigo esta noche, así que elegí, lo que me pareció, la habitación más bonita del

museo. En segundo lugar, no. No te llevé a algún lugar donde anteriormente fui con

mi ex novia. O cualquier otra cosa que sea que crees que podríamos haber hecho

allí.

—Bueno, eso lo sé. Si hubieses hecho más, hubiese leído sobre ello. ¡Bastante

gráficamente! En tus memorias gráficas.

El tiempo se detuvo.

Y es allí cuando sé que acababa de decir la peor cosa que podría decir en mi vida

entera. Y la había dicho a la persona que amaba más.

La voz de Josh es mortalmente tranquila.

—¿Algo más que te gustaría compartir conmigo justo ahora? ¿Alguna crítica

adicional hacia mí o a mi trabajo?

Quería hablar. Quería disculparme. Esto no era acerca de su ex o su trabajo. No

tengo idea del por qué había dicho esas cosas. Estoy confundida. No estoy segura

del por qué me siento molesta, por qué estoy comenzando a pelear acerca de cosas

que no importan.

Brian me mira por el espejo retrovisor, y su expresión es insoportablemente tensa,

como si quisiera saltar a través de la ventanilla del carro si pudiera pasar por el

agujero.

—No. De verdad —continua Josh—. Mientras te abras a mí, ¿por qué no sigues?

Dime que más está mal con mi libro.

Page 224: 3. Felices por siempre jamás

224

Me había apoyado en la esquina lo más lejos posible.

—No hay nada malo con el.

—¿Pero hay cosas que si cambiarías?

—¡No! Me refiero, sí, pero… pequeñas cosas. ¿Sabes? —Deja de hablar—. No es una

gran cosa. Todos los libros requieren un poco de edición.

Las luces de la calle arrojan a Josh a la sombra. No puedo ver su expresión, pero no

se siente bien. Él permanece en silencio. Esperando.

—Bien. —Trago—. Bueno. Esta este flashback que estaba en un lugar extraño.

¿Cuándo te haces el tatuaje? Esa escena… sólo no fluía con lo que venía antes y

después de eso.

—Bien. —Sale como hielo.

—Y tus padres. Ellos eran como, un gran asunto al principio, pero para el final, es

como si no tuvieras padres. Se desaparecieron por completo.

—Porque viven en otro país.

—Sí, pero no significa que no estén ya en tu vida. Incluso si es la ausencia que

importa, es algo que debería ser reconocido.

Su mandíbula se apretó—. ¿Algo más?

—Um. —Mi voz baja a un susurro—. Había un montón de dibujos de Rashmi. En el

medio.

—Asombroso.

—No —digo rápidamente—. Me refiero, había una tonelada de páginas de un solo

panel que estaban simplemente…. allí. Completamente innecesario. No contribuían

a nada a la historia. —No puedo creer que esté diciendo esto, todo esto, en voz alta.

Una buena novia se hubiese quedado callada—. Y las partes de tu tercer año de

secundaria eran muy confluidas. Necesitas más variación entre los paneles. Más

espacio.

—Más espacio.

—Um, sí. Espacios. Descansos. Para que el lector contemple las cosas. Para que

descubra lo que es importante, por ellos mismos.

—Espacios —dice—. Para descubrir lo que es importante.

Page 225: 3. Felices por siempre jamás

225

—Lo siento. —Me estoy ahogando en un río que yo misma creé—. No dije nada

antes, porque no quería herir tus sentimientos. Es genial, lo prometo.

—Has usado esa palabra para describirlo en el pasado. Y sin embargo, todavía no

te creo.

—Lo siento. —Lo digo de nuevo, con mi voz desesperada.

—¿Estás segura de que simplemente es que estás enojada? ¿Tal vez porque no es

acerca de ti?

—¡No! —La vergüenza es sobrecogedora—. Ni siquiera estaba en tu vida hasta este

año. Lo sé. Sé que no soy una parte importante en tu historia.

Por primera vez en varios minutos, Josh está atónito.

—¿A qué te refieres con que no eres parte importante de mi historia?

—No he estado alrededor por mucho tiempo. Y tenías toda esta vida antes de mí, y

tendrás toda esta vida después de mí…

—¿Después de ti? —Su voz se alza un poco más—. ¿A qué te refieres con después?

—Vermont. Tu universidad. Tu futuro.

Josh está desconcertado—. Pero... tú vienes conmigo.

—¿Lo haré?

—Cuando Dartmouth te acepte…

—No estaría tan segura —digo.

Golpea el puño contra el asiento.

—Deja de decir eso. ¿Por qué siempre te pones por debajo? Vas a entrar. No hay

forma alguna de que no entres.

—Dile eso a Columbia.

Ahora esta pasmado de nuevo—. ¿Qué?

—No entré.

—¿Qué? ¿Cuándo? ¿Por qué no me dijiste?

No puedo mirarlo. Mi falla es humillante—. Unos días atrás.

Page 226: 3. Felices por siempre jamás

226

—Lo siento. Dios, deseo que me lo hayas dicho. No tenía idea.

—Obtuve una carta de la Sorbonne, también. Aceptada.

Josh se desinfla con visible alivio.

—Eso es genial. Te lo mereces. —Pero hay tristeza, también, mientras su postura

se hunde aún más. Porque si asisto a la Sorbonne, todavía habrá un océano entre

nosotros—. ¿Y qué si Dartmouth te acepta? ¿A dónde vas a ir?

—No lo sé. —Y me doy cuenta que estoy llorando—. No lo he decidido.

—Pero… pensé… pensé que teníamos planes.

—No, tú tenías un plan. Tú tienes planes.

Josh niega con la cabeza incrédulo—. ¿De qué hablas?

—Sabes exactamente quien eres. —Lágrimas corren por mis mejillas—. Sabes

como ser tú mismo, pero también sabes cómo ser de una manera diferente de ti

mismo en televisión y en sociedad. Y siempre has tenido pasión por el arte, y

siempre has sabido a que universidad irías. Ya sabes qué clase de apartamento

rentarás cuando te mudes allí! Sin mencionar que carro manejarás, que clase de

gato adoptarás, y como pasarás tus fines de semana en el bosque. No sé nada de

eso. Nunca me ha importado nada como a ti te ha importado tu trabajo. Ni siquiera

pertenezco a una sola ciudad. No soy nadie. No soy nada.

—Isla… —mis palabras lo han asombrado de nuevo. No tiene idea que decir.

—Y tienes razón, quizás estoy molesta acerca de tu libro por razones egoístas. Sé

que no has tenido el tiempo, sé que toma meses para que lo dibujes, pero… ocho

páginas. Solo fui ocho páginas. —Mi voz se quiebra, hueca y desesperada—. Pensé

que finalmente aprendería algo si me veía a mí misma a través de tus ojos. Pero ni

siquiera estaba allí.

Josh se tensa contra el cinturón de seguridad. Extiende una mano, pero pongo las

dos en mi regazo.

—Vas a estar en ella —dice—. Por supuesto que vas a estar en ella.

—Solía pensar eso. —Mi pecho se está partiendo en dos—. ¿No lo ves? ¿No lo

entiendes? Soy un comodín.

—¿A qué te refieres?

Él está tratando desesperadamente que lo vea, pero no puedo. Estoy en agonía.

Page 227: 3. Felices por siempre jamás

227

—Tus amigos se fueron de la escuela, y yo estaba allí, pero no fui lo suficiente para

mantenerte allí. Tenías que seguir rompiendo las reglas. Y luego me dejaste.

—No fue así. ¡Sabes que no fue así!

—No —digo—. Fue así. Trataste realmente muchísimo por un realmente largo

tiempo para que te expulsaran porque no podías admitirle a tus padres que no

querías estar allí. Simplemente tu plan tuvo éxito en un mal momento. Y ahora que

te has ido, ahora que estás aquí, y yo no, tarde o temprano, vas a darte cuenta que

sólo fui una distracción. Algo para mantener tus pensamientos fuera de la miseria.

Algo para mantenerte siguiendo hasta que la próxima fase de tu muy

meticulosamente planeada vida pueda comenzar. Pero ya no creo que realmente

me quieras allí. Y… —trago ruidosamente—. No quiero estar allí cuando lo

descubras.

Josh se tambalea—. ¿Qué… qué estás diciendo?

—Estoy diciendo que no me veo en tu futuro.

—Isla. —Su voz tiembla—. ¿Estás… estás rompiendo conmigo?

Y allí está. La pregunta que, una vez dicha en voz alta, es siempre inevitablemente

su propia perdición.

—Tú no me amas como piensas que lo haces —sururro.

Ahora él está llorando, también—. ¿Por qué estás haciendo esto?

Mi mundo entero se derrumba, pero tengo que terminar la destrucción, tengo que

destuir lo que queda de mi corazón antes de que él me lo haga a mí.

—Porque si nos duele tanto esto ahora —digo—, no puedo imaginar cuánto nos

dolerá cuando te des cuenta tú mismo.

Estoy tan impresionada por mis palabras como él.

No entiendo cómo pudo suceder en un viaje en auto, pero como una sombra de

muerte Brian se estaciona delante de Kismet, ya sé que voy a salir. Y Josh no.

Page 228: 3. Felices por siempre jamás

228

Traducido por Scarlet_danvers

Corregido por ƸӜƷKhaleesiƸӜƷ

sla? ¿Estás bien? —el papá de Kurt me está mirando en la cámara

instalada fuera de su edificio. Corrí las tres cuadras desde Kismet.

—Déjame entrar. Por favor, ¡déjame entrar!

La puerta se abre con un zumbido y luego se cierra de un golpe detrás de mí. Corro

los dos tramos de escaleras a su apartamento, y Scott y Sabine ya están en el

pasillo. Los padres de Kurt se niegan a dejar que los llame señor y señora Bacon,

porque se niegan a creer que son viejos.

—¿Qué pasó? ¿Estás bien? ¿Estás herida? —todas sus preguntas vienen a la vez.

—¿Kurt está aquí? —pregunto.

—Por supuesto que él está aquí —dice Sabine en un acento francés. Ella me hace

pasar con un brazo delgado y suave—. Se fue a la cama hace una hora, pero

probablemente este despierto. ¿Qué pasó? ¿Por qué estás vestida así?

Lo digo sin más.

—He roto con mi novio, y no quiero ir a casa.

Sus cuerpos se tensan.

—¿Te lastimó? —Scott sufre una transformación tipo Hulk, que parece peculiar en

su alargado cuerpo de ex rockero.

—¡Sí!

El cuerpo de Scott completa su transformación a Hulk.

—No. —sollozo histéricamente. —Emocionalmente.

Scott se encoje de nuevo a su forma natural. Sabine intercambia una mirada con él.

—Por supuesto que puedes quedarte —dice ella.

—¿Vas a llamar a mis padres? No quiero tener que explicar. No esta noche.

—¿I

Page 229: 3. Felices por siempre jamás

229

Ella me lleva a la habitación de Kurt.

—Llamaré a tu maman en este momento. —Ella me abraza, y la familiaridad

reconfortante de su perfume violeta me mantiene en sus brazos, llorando.

Kurt abre la puerta.

—¿Qué está…? Oh. ¿Qué pasó?

Sabine me deja a su cuidado. Me desplomo en su cama sin hacer, y él cierra la

puerta detrás de mí.

—¡Se... se acabó!—le digo.

Kurt pone una mano firme en mi espalda mientras emito unos grandes y

desgarradores sollozos.

—¿Josh rompió contigo?

—No. Yo rompí con él.

Él se queda en silencio durante casi un minuto.

—No lo entiendo —dice finalmente.

Le cuento la historia con lo mejor de mi capacidad actual, y cuando he terminado,

se rasca la cabeza. —Así que rompiste con Josh antes de que él pudiera romper

contigo.

—No. —Mi cabeza está nadando. —No fue así. O... fue más que eso. No lo sé.

—Tú nunca has sido capaz de creer que le podrías gustar tanto como te gusta.

Tenías miedo de que te dejara. Así que elegiste esas peleas para tener una

conversación en la que lo podrías dejar primero.

—No —le digo de nuevo. Pero algo horrible y genuino pica dentro de mí.

Aun así. Eso no quiere decir que estuvo mal romper con él. Creo que Josh me

hubiera dejado, muy probablemente antes de que siquiera empezara la

universidad. Pero tal vez él no lo hiciera hasta después de que ya estuviéramos en

New England, ya viviendo juntos. Lo que hubiera sido aún peor. Mi corazón no

podría aguantarlo, mudarme a un lugar nuevo y extraño y luego perder a la

persona que me había llevado allí. Debido a que con el tiempo, no importa cuáles

sean las circunstancias, vería la verdadero yo. Josh es un hermoso y desordenado

apasionado por el arte, y yo soy... un lienzo en blanco.

No hay nada aquí para amar.

Page 230: 3. Felices por siempre jamás

230

—Le dijiste que tú eras un sustituto en su vida —dice Kurt—. Entonces, ¿eso me

hace o a Josh el sustituto en la tuya?

Mi atención vuelve de nuevo a él.

—¿Eh?

—Ahora que Josh se ha ido, viniste directamente a mí. En su lugar.

La palabra “ido” es un golpe bajo, pero lo que está sugiriendo es aún peor.

—Eso no es lo mismo. De ningún modo. Ustedes no... compartían el mismo espacio.

No desempeñas —me esfuerzo por ponerlo en términos que él entendería—,

realizas la misma función en mi vida.

—¿Porque tú y yo no estamos involucrados románticamente?

—Exactamente.

—Josh y yo no desempeñamos la misma función —está de acuerdo Kurt—, pero

nosotros tomamos la misma cantidad de tu tiempo. Y tú le diste el tiempo que

solías darme.

La culpa. No puedo lidiar con ella sobre todo lo demás. Un timbre estridente desde

el interior del bolso enjoyado me salva de tener que responder. Nos sentamos,

alertas. Mi teléfono suena de nuevo. Kurt lo saca y examina la pantalla.

—Es un número Manhattan. ¿Quieres que yo lo responda?

Niego con la cabeza.

—Es probablemente Josh.

—Lo sé.

—Es probable que esté utilizando el teléfono de Brian.

—Lo sé.

—Me dijiste que siempre debo responder si creo que podría ser Josh.

—Eso no es válido nunca más.

—Bueno.

El teléfono deja de sonar. Un minuto más tarde, suena con un mensaje de voz.

Apago el volumen, pero veo el número de Manhattan llamándome de nuevo. Y

Page 231: 3. Felices por siempre jamás

231

luego otra vez. Kurt lanza mi teléfono debajo de su cama para frenar mi tentación

de responderlo.

—Estoy cansado —dice—. Ve a cepillarte los dientes.

Los cepillo con su pasta de dientes y mi dedo índice, y lavo mi maquillaje con jabón

líquido para manos. Mi cara es un lío de manchas. Me deshago de mi vestido y lo

reemplazo con una de las camisetas usadas de la pila en el suelo de su cuarto de

baño. Cuando regreso a su habitación, él está dormido. Me acurruco contra él, y

toda la noche me mantengo despierta y veo la luz verde de mi teléfono

parpadeando de debajo de su cama.

Cuarenta y dos llamadas pérdidas. Tres mensajes de voz.

Feliz Nochebuena.

Escucho a los mensajes de voz en mi camino a casa. Josh está enojado y triste. Él

me pide que le devuelva la llamada. Me pide que lo reconsidere. Dice que no

entiende lo que pasó. Todo fue un error, un malentendido. Algo que podemos

arreglar.

Lo dice una y otra y otra vez.

Este es el teléfono de Brian. Voy a tener acceso a el por el resto de la noche. Por favor,

llámame. No nos hagas esto. Creo que tienes miedo. No sé por qué, no sé lo que podría

haber dicho o hecho para que desconfiaras de mí, pero por una vez en tu vida, Isla,

toma un riesgo. Toma un puto riesgo. Si sigues jugando a lo seguro, nunca sabrás

quien eres. Yo sé quién eres, y amo quien eres. ¿Por qué no confías en mí?

Su voz llena mi corazón de dolor. Sus palabras lo desgarran.

Le creo a Josh, él cree que me ama. Pero aun así creo que se está perdiendo el

punto. Entre su expulsión de la escuela y las presiones de su familia, él está

demasiado distraído para ver que está repitiendo el mismo error conmigo que lo

que él hizo con Rashmi. Se quedó con ella por tanto tiempo porque le gustaba la

idea de estar enamorado. Él tenía un pozo vacío en su corazón que necesitaba ser

llenado por alguien. Cualquier persona. Pero eso no es suficiente para mí, y no será

suficiente para él una vez que por fin se dé cuenta de la verdad.

Brian debe haber tenido compasión de él, porque unas horas más tarde, después

de lo que estimo eran tres horas de sueño en nombre de Josh, las llamadas

comienzan de nuevo. No sé qué hacer, así que no hago nada. Mi miedo es

Page 232: 3. Felices por siempre jamás

232

paralizante. Pongo mi teléfono en silencio y lo escondo en mi cajón de los

calcetines. Me odio por esto.

Josh se niega a permanecer en silencio. Él viene a nuestra casa en la noche, y mis

padres lo evitan. Un minuto más tarde, alguien llama a mi puerta. Es Maman. Me

entrega un pequeño tubo.

—Él quería que tengas esto.

Lo miro fijamente.

—¿Qué hay dentro? —me pregunta.

—Mi regalo de Navidad.

—¿Fue uno lindo?

—Sí.

Se sienta a mi lado en mi cama—. Lo siento.

Lloro. Ella se queda conmigo hasta que no puedo llorar más.

El día de Navidad. Principalmente paso el tiempo al lado del árbol y trato de leer

uno de mis regalos. Es un libro acerca de un tigre devorador de hombres, pero no

puedo reunir algo de mi entusiasmo habitual. Mis padres no me piden que ayude

en la cocina, y Gen recoge la basura extra. Incluso Hattie se hace cargo

silenciosamente mi porción de los platos sucios.

Ahí es cuando sé que las cosas están muy mal.

Le doy una ojeada a mi teléfono antes de acostarme y descubro sólo dos llamadas

perdidas. No hay mensajes. O él está pillando la idea, o él está respetando mi

agnosticismo del árbol de Navidad.

Incluso pensar en esa frase duele.

—¿Puedo pasar? —Pero Gen está adentro antes de que pueda contestar. Tiro el

teléfono de nuevo entre mis calcetines y cierro de golpe el cajón. —Usé un cajón

del escritorio —dice ella—. Cuando mi novia rompió conmigo.

—¿Sarah rompió contigo? —Ahora me siento muy mal por eso, también.

—Sí. Inmediatamente después de Acción de Gracias, en realidad.

Page 233: 3. Felices por siempre jamás

233

—¿Ella te llamó mucho después?

—No. —Gen me da una sonrisa triste. —Escondí mi teléfono por la razón opuesta.

—Oh. Lo siento.

Ella se encoge de hombros.

—No importa. Es una mierda de cualquier manera, ¿verdad?

Me siento en mi cama, y ella se sienta a mi lado y coloca su cabeza en mi hombro.

Somos de la misma altura.

Extraños a menudo nos han confundido con gemelas.

—¿Todavía la extrañas? —pregunto.

—Un poco. Es mejor cada día, sin embargo.

—¿Por qué terminaron?

Ella como que se ríe.

—Al parecer, soy dominante.

—Soy reemplazable.

Gen levanta la cabeza, con el pelo erizado.

—¿Él dijo eso?

—No, pero es verdad. Él se enamoró de mí porque yo estaba allí. Podría haber sido

cualquiera.

—No digas eso. ¿Por qué dices esas cosas?

—Porque eso es lo que pasó.

Ella me mira con incredulidad.

—Siempre has sido tan dura contigo misma.

Miro a mis manos. Soy dura conmigo misma. ¿Pero no es mejor ser honesto acerca

de estas cosas antes de que alguien pueda usarlo en tu contra? ¿Antes de que

alguien pueda romper tu corazón? ¿No es mejor romperlo tú mismo? Pensé que la

honestidad hacia a la gente fuerte.

Page 234: 3. Felices por siempre jamás

234

—Hey. —Gen me da un codazo—. Muéstrame lo que hay en el tubo. —Mi cabeza se

dispara, y me encojo de hombros—. Lo vi dejarlo ayer.

No puedo detenerme.

—¿Cómo se ve?

—Como si tú hubieras roto su corazón y lo pisotearas con tus tacones de aguja más

altos.

Soy una mala persona. Le he hecho daño. Nunca quise hacerle daño, y de alguna

manera sucedió de todos modos.

—¿Realmente crees que romper con él era lo correcto para hacer? —Gen pide.

—No sé. —Pero yo niego con la cabeza—. Eso no es cierto. Fue lo correcto. Lo fue.

—Pero todavía lo amas.

Trago—. Sí.

—Mucho.

—Sí.

Hace una pausa.

—¿Lo haría mejor o peor si me muestras lo que hay en el tubo?

—Dios mío. Eres implacable.

—La palabra era “dominante”. Hazlo bien.

—Ugh. Bien.

Gen abre mi cajón de los calcetines.

—Tenía la sensación de que te encontraría aquí —le dice al tubo. Ella quita la parte

superior y suavemente saca el papel. Ella lo desenrolla—. Whoa, caramba.

Mierda. Me había olvidado de que él nos dibujó desnudos.

—Así que. Ustedes iban en serio.

—Por favor Gen, no lo hagas.

—¿Eso es un árbol de Joshua? ¿En una isla?

—Sí.

Page 235: 3. Felices por siempre jamás

235

—Bueno... joder. Eso es un regalo muy romántico.

—Lo sé.

—Él es bueno. El arte —aclara—. Quiero decir, él era bueno cuando era un

estudiante de primer año, pero esto no se ve como si hubiera sido dibujado por

alguien de secundaria. Ni siquiera una persona con talento en secundaria. Esto es,

como, muy serio.

—¿Podrías dejar de halagar a mi ex novio?

Ex-novio. La palabra tiene un sabor nauseabundo en mi lengua. Ni siquiera me

había permitido pensar en eso hasta ahora. Cada parte de mí quiere tomar la

palabra de vuelta.

—Sólo estoy diciendo que tiene talento.

—¿Por qué no me dices más acerca de Sarah?

Gen enrolla el dibujo y lo desliza de nuevo en el tubo.

—Tú ganas.

Pero se equivoca. Lo he perdido todo.

Una semana miserable y no hay llamadas telefónicas después. No hay mensajes.

Nochevieja. Hay gritos y cantos y borracheras en general bajando la calle. Nuestros

vecinos han sido estruendosos con la música electrónica por las últimas tres horas.

He estado viendo la televisión sola en mi habitación. Justo como lo que Josh y yo

hablamos en nuestra primera cita.

Diez minutos para la medianoche.

Josh y yo estábamos planeando reunirnos en Kismet. Íbamos a recibir el año nuevo

con un beso. Nunca he tenido un beso de Año Nuevo.

Nada acerca de esta decisión se ha hecho más fácil. Esa palabra horrible me

atormenta. Ex-novio. No puedo aceptarlo como la verdad. No creo... Yo no... No sé

por qué estoy haciendo esto ahora. Creo que me asusté aquella noche en el carro.

Sé que me asusté. Y tengo un presentimiento muy profundo y muy feo de que he

cometido un error.

Page 236: 3. Felices por siempre jamás

236

Josh me dijo que nunca sabré qué tipo de persona soy si no tomo algún riesgo.

Disculparse sería un riesgo, arrastrarme sería un riesgo, pedir perdón de rodillas

sería un riesgo.

¿Qué he hecho? Lo amo.

Por supuesto que vale la pena el riesgo.

De repente, me estoy arrancando mi pijama y poniéndome un vestido y abrigo y

botas. Estoy corriendo pasando a mis padres somnolientos en la sala de estar, y

estoy gritando que ya vuelvo. Estoy ignorando sus gritos de preocupación. Estoy

corriendo escaleras abajo, a la acera, al otro lado de la calle. El aire es frío y agudo,

y el viento es fuerte.

Josh, voy llegando. Sé que estás ahí. Por favor, no te vayas.

Corro como loca hacia la esquina, y ahí está. Mi faro de esperanza. Corro hacia su

brillante ventana frontal, esquivando taxis y tropezándome con un hombre siendo

llevado a casa en hombros por un amigo. Hay un fuerte grito de rabia, pero sigo

corriendo hasta que irrumpo a través de la brillante puerta de cristal de Kismet. La

cafetería está abierta todavía.

Pero está vacía.

Dos empleados están sentados en una mesa. Levantan la vista a mi entrada,

sorprendidos.

—Disculpe, pero ¿hay un chico aquí? —Estoy jadeando, pero tengo que levantar la

voz sobre la música rock a todo volumen saliendo por los altavoces—. ¿Había un

chico aquí? ¿De mi edad?

Una mujer con el pecho cubierto de tatuajes eléctricos brillantes niega con la

cabeza.

—Lo siento, cariño. Hemos estado muertos durante casi dos horas.

A lo lejos, hay un estallido de explosiones y vítores. Autos tocan la bocina, la gente

grita desde sus ventanas.

Es medianoche.

Corro al exterior, mirando frenéticamente arriba y abajo de la calle, pero él no está

por ningún lado. Dos muchachas de edad universitaria corren más allá de la

cafetería gritando con lo máximo de sus pulmones.

No, él está viniendo. Él me va a sentir aquí, como me sintió la última vez.

Page 237: 3. Felices por siempre jamás

237

—¿Estás bien? No te ves tan bien. —La mujer tatuada está de pie junto a mí, y su

frente está arrugada con preocupación.

—Mi nov… mi Josh. Josh. Ya viene. Él debería estar aquí en cualquier momento.

El otro empleado, un hombre enjuto quien tardíamente reconozco como Abe

Lincoln perforado, saca su cabeza por la puerta.

—Se te olvidó mi beso, Maggie.

—No me olvidé de nada —dice ella.

—Ya viene —digo de nuevo.

Maggie me mira de reojo.

—¿Cuántos años tienes? ¿Tus padres saben que estás fuera?

Le disparo una mirada irritada.

—Soy pequeña. No una niña.

Ella se encoge de hombros.

—Bien. Pero todavía voy a esperar aquí contigo.

—Usted no tiene que hacer eso. —El viento frio ruge, llevando consigo los sonidos

continuos de celebración. Abrazo mi abrigo a mí alrededor con más fuerza.

—Jesús. —Abe tiembla—. Por lo menos espera adentro.

Me convencieron de entrar de nuevo en la cafetería, y me siento en la mesa de la

ventana. En la que estaba sentada hace más de medio año. Ellos pusieron su música

aún más fuerte. Mis oídos duelen. Echo un vistazo a mi teléfono, mirando pasar los

minutos. Diez. Quince. Veinte. Josh no me ha llamado desde el día de Navidad.

Antes de que me convenza de lo contrario, llamo al número de Brian. Va

directamente al buzón de voz de una agencia de servicios de seguridad que suena

aterradora. Su empleador. Dejo un mensaje explicando dónde estoy, rogando que

Josh se reúna conmigo, y luego corro afuera de nuevo como si eso debería ser

suficiente para hacer que él aparezca.

Él no está allí.

Me vuelvo a sentar, espero hasta que hayan transcurrido dos minutos, y luego

corro afuera de nuevo. Repito este patrón durante una hora. Llamo de nuevo. Les

dejo otro mensaje. Miro fuera, pero nada ha cambiado. Josh no viene.

Page 238: 3. Felices por siempre jamás

238

Él no va a venir.

Me desmorono en la puerta, vagamente consciente de Maggie y Abe corriendo

hacia mí. Este es el golpe mortal. Se acabó.

Page 239: 3. Felices por siempre jamás

239

Traducido por Otravaga

Corregido por ƸӜƷKhaleesiƸӜƷ

a pasado un mes. Josh nunca me devolvió la llamada. Esta enorme y

sangrienta herida abierta –la herida que yo creé– todavía me deja en carne

viva. Tengo que seguir convenciéndome a mí misma de que tenía razón en

primer lugar, que tenía razón en terminar con él, porque está claro que él se ha

dado cuenta de la verdad de lo que siempre he temido. Que lo que sentía por mí no

era amor, después de todo, sino comodidad.

Él está siguiendo adelante.

Ojalá yo pudiera seguir adelante. Me estoy aferrando hasta la última fibra de mi

ser.

Por la noche, yazco despierta en la cama, fingiendo que su cuerpo está presionado

contra el mío. Cierro los ojos e imagino el peso de sus brazos envueltos a mí

alrededor. Abrazándome con fuerza. En la clase, sueño despierta con colocar un

candado de amor en lePont de l'Archevêché , un puente cerca de NotreDame. Las

parejas escriben sus iniciales en los candados y los cierran en las rejas como una

declaración pública de su amor. Ansío este tipo de conexión permanente e

irrompible.

Después de Año Nuevo, mi padre y yo tomamos un tren a Dartmouth. Yo no quería

ir, porque ¿cómo puedo decirles que sí, incluso si soy aceptada? Pero papá quería

que viese la facultad en persona. Está emocionado de que haya aplicado a algún

lugar inesperado.

Todo estaba cubierto por una gruesa capa de prístina nieve blanca. Papá había

programado una entrevista para mí, y la alentadora mujer detrás del escritorio me

mostró folletos del campus en la primavera y el otoño. Lucía todavía más hermoso.

Ella estaba impresionada con mis expedientes, y me aseguró que muchos de los

estudiantes no saben lo que quieren estudiar cuando llegan, y me fui de la

entrevista sintiéndome esperanzada, optimista y viva.

Morí de nuevo en algún lugar en el tren de viaje a casa. Dartmouth es un futuro que

podría haber tenido, pero que perdí. Ya no es mío. Es más, mi feo deseo secreto ha

sido concedido: una universidad me rechazó, y mi elección fue hecha por mí. Me

quedaré aquí en París y asistiré a la Sorbonne. Tal vez algún día conoceré a alguien,

H

Page 240: 3. Felices por siempre jamás

240

y él me hará olvidara Josh. Tal vez nos casaremos. Tal vez viviré en Francia para

siempre.

Pero algunas cosas han cambiado.

El comentario del peor-es-nada de Kurt ha vuelto a perseguirme. He sido

reemplazada. Mientras pasé un mes en detención, él comenzó a hablar con estos

dos estudiantes de segundo año, Nikhil Devi, no puedo escapar de esa familia, y el

mejor amigo de Nikhil, Michael. Por casualidad Kurt los había oído hablar de los

túneles, y descubrió que ellos también están obsesionados con eso. Él mencionó

sus nombres un par de veces el semestre pasado, pero yo estaba tan preocupada

por mis propios problemas que no me di cuenta de que en realidad ellos estaban

pasando el rato. Se mantuvieron en contacto durante las vacaciones de invierno, y

ahora su amistad ha llegado al siguiente nivel lógico.

Nikhil y Michael están sentados en nuestra mesa de la cafetería.

Así debe ser como se sentía Kurt cuando Josh comía con nosotros. Y no es que

Nikhil y Michael estén ignorándome, no lo hacen, así como Josh nunca ignoró a

Kurt, pero no están sentados en nuestra mesa exactamente porque yo les caiga

bien. Aunque, bueno, tal vez a Nikhil parece gustarle que yo le caiga bien, lo que

también es otra situación incómoda.

Es extraño saber que Nikhil ha pasado una cantidad significativa de tiempo con

Josh, a través de Rashmi. Ojalá pudiera preguntarle por ellos. ¿Cómo eran como

pareja? ¿Y cómo nos comparábamos Josh y yo?

Pero eso sería ruin. No es que yo sea una buena persona ahora.

No puedo dejar de pensar que Kurt se está alejando de mí a propósito. Y no sólo

porque se cansó de estar sentado en mi asiento trasero, sino también porque Josh

hizo lo mismo cuando era un estudiante de penúltimo año, cuando sus amigos

estaban cerca de graduarse. Se apartó de ellos. Y Kurt siempre será mi mejor

amigo, por supuesto que lo será, pero las cosas han cambiado. Por primera vez en

la historia, Kurt no era la persona más importante en mi vida. Es difícil para mí

lidiar con eso. También debe haber sido difícil para Kurt.

Y sin embargo... él está prosperando. Lo cual sólo ha conseguido que sea mucho

más claro que yo soy la razón por la que no hemos tenido otros amigos. No Kurt. Yo

nos he retrasado. Cuando desaparecí, él encontró nuevas personas con quien pasar

el rato, pero yo sigo sin tener a nadie más. ¿Cómo es que las personas incluso hacen

amigos? ¿Cómo sucede eso?

No puedo dejar de pensar en el riesgo. Tomé un riesgo al ir a Kismet y otro al

llamar al teléfono de Brian. Ninguno funcionó. Hace falta todo el mes de enero para

Page 241: 3. Felices por siempre jamás

241

que reúna el coraje para intentar otro. A pesar de que Josh ya no es una opción,

todavía quiero hacer frente a estos otros problemas: mi falta de amigos y mi

cotidiana falta de valentía.

Sucede una noche en la cafetería. Hay una rara pausa conversacional entre Kurt y

sus amigos, y aprovecho antes de que pierda el coraje.

—Angoulême es este fin de semana. ¿Quieren venir conmigo chicos?

Angoulême es el nombre de una ciudad a unas tres horas de distancia en tren al

sur-oeste de París, pero también es la abreviatura del mayor festival de historietas

en Europa. Su mascota, un gato montés en blanco y negro, ha estado apretujada en

todos los espacios publicitarios que no estén ocupados por los Juegos Olímpicos. Se

siente como un símbolo de todo lo que he perdido. Si Josh todavía estuviese aquí, y

si todavía estuviésemos juntos, haríamos la excursión de un día sin pensarlo dos

veces. Necesito probarme a mí misma que puedo hacerlo sin él. Y he visto a Nikhil y

a Michael leyendo historietas, ¿por lo que seguramente esta no es una oferta poco

atractiva?

—Pensé que habías terminado con eso de abandonar esta ciudad sin permiso

—dice Kurt.

—Es una tarde —digo—. La facultad nunca lo sabrá.

Nikhil se incorpora con entusiasmo. Es pequeño y excitable, una juguetona bola de

energía, y siempre habla en un parloteo entusiasta.

—Eso suena divertido. Sí, chicos, ¡vamos a hacerlo! Deberíamos hacerlo

absolutamente.

Michael le sonríe con una boca llena de frenillos.

—Me pregunto por qué quieres ir tú.

—Es porque quiere follarse a Isla —dice Kurt.

—Kurt. —Estoy mortificada.

—Sí. —Michael pone los ojos en blanco—. Lo sé.

—Oh. —Kurt se hunde. Pueden ser amigos, pero todavía no conocen bien el ritmo

uno del otro. Y luego él inmediatamente se reanima, porque todavía tiene ventaja

en la información—. No va a suceder. Ella todavía está obsesionada con Josh.

—Kurt, estoy sentada justo aquí. —Trato de darle una mueca de disculpa a Nikhil,

pero él se queda mirando con determinación su bandeja de comida. Su piel color

marrón oscuro ha adquirido un matiz rojizo. Los enamoramientos son tan

Page 242: 3. Felices por siempre jamás

242

horribles. Me pregunto si apestan más para el enamorado o para aquel del que se

enamoran. Considero mis tres años de ver a Josh desde lejos. Sí, definitivamente

para el enamorado.

Pobre Nikhil.

Pobre de mí.

—De todos modos no importa —dice Michael. Él habla con una acertada autoridad

que se contradice por su despeinado cabello alborotado con gelatina—. El sábado

es el único día que Arnaud puede llevarnos bajo tierra.

—¿Quién es Arnaud? —pregunto.

Kurt apuñala una papa asada con el tenedor.

—Nuestra primera conexión. Michael lo encontró. Él trabaja en el museo del

sistema de alcantarillado.

—¿Hay un museo del sistema de alcantarillado? —Por el lado positivo, esto

significa que al menos todavía me quedan cosas por aprender sobre París. Dado

que estaré aquí por un tiempo. Si Kurtpermanece interesado en estas cosas,

supongo que algún día también estaré por ahí arrastrándome bajo tierra. No suena

tan mal. Estrecho y sucio, sí. Pero sería una aventura. Supongo.

—Sí, por supuesto —dice Kurt. Como si todas las ciudades tuvieran museos del

alcantarillado—. ¿Por qué no vienes con nosotros este fin de semana en su lugar?

Imagino el drenaje, el barro y la oscuridad. Y entonces me imagino un tren, la

campiña abierta y una tranquila ciudad llena de libros de historietas.

Sí. Haré amigos otro día.

Esa noche, hay una carta esperándome. Miro fijamente mi buzón de correo, con

miedo a recogerla. Quiero que sea de él. Quiero tan desesperadamente que sea de

él.

Mi brazo tiembla mientras alcanzo el interior y la saco.

No es de él.

El puñetazo en mi pecho es tan fuerte como siempre. Todavía no estoy más cerca

de superar a Josh. Ni siquiera un centímetro más cerca, ni siquiera un milímetro. La

Page 243: 3. Felices por siempre jamás

243

gente dice que lo único que cura un corazón roto es el tiempo. Pero, ¿cuánto

tiempo tomará?

La dirección del remitente se vuelve nítida, y me golpea una segunda conmoción.

Desgarro el sobre, allí mismo en el pasillo, y arranco la carta. Mi cabeza da vueltas.

Leo la primera frase de nuevo, pero las palabras no han cambiado. Esta es una

clase de congoja diferente. En representación de la facultad y del personal, con gran

placer le informo de su admisión en la Universidad de Dartmouth.

Las calles de Angoulêmese desbordan con globos rojos y enjambres de lectores

felices. Pero su entusiasmo no puede detener la lluvia. ¿Por qué llueve cada vez que

viajo? Esta vez, no espero para comprar un paraguas. No he visto el último desde

Barcelona. Josh debe tenerlo. O tal vez lo dejamos en el parque. Los paraguas son

tan pequeños, tristes y fáciles de olvidar.

Vago a través de la ciudad, los puntos de reunión, el museo de historietas. Los

festivales como este no son tan frenéticos como sus contrapartes estadounidenses,

y hay muchas menos personas disfrazadas, pero los europeos presentes siguen

mostrando menos restricciones que de costumbre. Trato de quedar atrapada en su

entusiasmo, y de vez en cuando funciona. Como cuando descubro a una

autora/ilustradora nueva para mí que escribe sobre una vida dividida entre China

y Estados Unidos. Es sólo después de comprar dos volúmenes que me doy cuenta

de lo mucho que a Josh también le gustaría su trabajo. Y el hecho de que no pueda

compartirlo con él hace que mi corazón sufra de nuevo.

Se pone peor cuando me encuentro frente a una gran exhibición presentando sólo

libros de JoannSfar. Y entonces es todavía peor cuando descubro uno de los artistas

favoritos de Josh en persona, y tengo que convencerme a mí misma de no

conseguir un libro firmado para él. Se siente egoísta, así que me digo a mí misma

que vuelva, pensando que sólo conseguiré algo firmado. Sin personalización. Si

alguna vez lo vuelvo a ver, él puede quedárselo. Pero en el momento en el que el

dibujante pregunta, digo abruptamente “Para Josh, por favor”. Y antes de que

pueda corregir mi error, el nombre de mi ex novio, al menos ahora puedo decir esa

palabra, ha sido firmado en la portada al lado de la ilustración de una rosa.

De todas las cosas. Una rosa.

No puedo ganar.

Page 244: 3. Felices por siempre jamás

244

De vuelta en París, los afiches de los Juegos Olímpicos hacen que me pregunte si

debería comprar un boleto a Chambéry el próximo mes. Pero el pensamiento de

otro tren atestado, de otra ciudad llena de gente, de todos esos hoteles

abarrotados... uf. No.

Así es como me estoy sintiendo respecto a todo en estos días: uf. No.

La ciudad permanece tan fría como siempre. Pocos días después de Angoulême,

entro en uno de los restaurantes Gyro idénticos del Barrio Latino, en busca de

calor en forma de patatas fritas calientes. O papas a la francesa, que en realidad

deberían llamarse papas fritas belgas, si Estados Unidos quiere ser correcto al

respecto.

OhDiosMío. No me extraña que no tenga amigos.

El restaurante está vacío. Me siento en la parte de atrás con el segundo volumen de

la autobiografía de la vida dividida chino-estadounidense. No he podido dejar de

leerla. Gran parte de ella es deprimente y satisfactoriamente familiar.

La puerta hace ring, y otro cliente entra en el restaurante.

Sanjita parece tan sorprendida de verme como yo de verla. Me saluda, insegura.

Devuelvo el gesto. Ella también compra una bolsa de papas fritas, y estoy

agradecida de que sea ella la que tiene que tomar la decisión: irse o unirse a mí. El

restaurante es muy pequeño y nosotras tenemos demasiada historia como para

que ella se siente sola.

Está indecisa. Temerosa. Se une a mí de todos modos.

—Hace mucho frío allá afuera —dice ella.

Me sorprende lo agradecida que estoy por su compañía.

—Lo sé. Me gustaría que se adelantara y nevara ya.

—Yo también. Se siente mal que esté así de frío sin ello.

Hay una pausa incómoda. Del tipo que sigue a cualquier declaración general sobre

el clima, del tipo que está llena de todo lo que no estamos diciendo. Estoy tratando

de inventarme otro tema neutral cuando ella pregunta:

—¿Cómo le va a Josh?

Page 245: 3. Felices por siempre jamás

245

La sangre se drena de mi rostro.

Sanjita no se da cuenta. Ella pincha sus papas fritas.

—Me sentí tan mal por ustedes cuando él tuvo que irse.

Este inesperado momento de compasión tironea mi corazón.

—Yo... no sé cómo le va. Creo que está bien. Terminamos el mes pasado.

—¿En serio?—Levanta la cabeza, sorprendida—. Pero ustedes eran perfectos el

uno para el otro.

El piso se hunde.

—¿Eso piensas?

—Por supuesto. Y habías estado enamorada de él desde, algo así como, siempre.

Debe haber sido una locura cuando realmente comenzaste a salir con él.

El alivio que siento al ser comprendida, real y verdaderamente comprendida, es

profundo. El vacío dentro de mí se transforma en una inundación instantánea de

emoción.

—Fue una locura. Fue increíble. Fue... lo mejor que me ha pasado alguna vez.

Sanjita se mueve rápidamente hacia adelante, y sus aretes de oro colgantes se

balancean.

—Entonces, ¿qué salió mal?

—Él me gustaba, lo amaba, pero no creo que él me amara de la misma forma a

cambio.

Sus hombros caen.

—Él terminó contigo.

—No. Yo terminé con él.

Ella hace una mueca.

—Oh. Ay.

—Lo sé.

Pero su ceño sólo aumenta.

Page 246: 3. Felices por siempre jamás

246

—No lo entiendo. Ustedes estaban pegados el uno al otro. Vi la forma en que él te

miraba. Nunca miró así a Rashmi.

Mi corazón se detiene. Nunca podría preguntárselo aNikhil, pero... a Sanjita.

—¿C…cómo eran ellos como pareja? ¿Tu hermana y Josh?

Se encoge de hombros, y sus largos aretes se balancean de nuevo.

—No sé. Ellos discutían constantemente. Creo que eran más similares, más

obstinados y decididos, de lo que se daban cuenta. Fue por eso que en cierto

sentido funcionaban juntos, pero el por qué eso nunca podría haber durado. No

había armonía.

Josh y yo teníamos armonía. ¿No es así?

—No es como si ella alguna vez me dijera algo a mí. —Sanjita frunce el ceño—.

Pero, desde el exterior, parecía que ambos estarían mejor con parejas que fuesen

más suaves. Como tú.

No estoy segura de que me guste esa palabra. Más suave.

Ella ve mi expresión y niega con la cabeza.

—No suave así como débil. Me refería a... alguien que les diera el espacio que

necesitan para prosperar. Que no tratara de cambiarlos. Que los apoyara, incluso

cuando estaban siendo unos pendejos, pero que estuviera dispuesto a volverlos a

orientar cuando lo necesitaran.

—Y... ¿piensas que esa soy yo?

—¿Estás bromeando? Eres la persona más paciente e indulgente que conozco.

Algo extraño está sucediendo. Algo muy dentro de mí reconoce sus palabras como

ciertas. Yo soy paciente e indulgente.

Es sólo que no conmigo misma.

Aparta la mirada de mí de nuevo, volviendo a ocultar su rostro, y sé que está

pensando en Kurt. Sobre cómo ella me puso a prueba durante meses. Sobre cómo

yo quería ser amiga de los dos, pero cómo ella me obligó a elegir de todos modos.

Puedo ver su vergüenza. Se aclara la garganta, empujándose de nuevo en el

presente.

—¿Por qué no crees que Josh te amara?

—Me sentía como si fuese... una buena distracción. Él era tan infeliz aquí, ¿sabes?

Page 247: 3. Felices por siempre jamás

247

—Los teléfonos son una distracción. El internet es una distracción. ¿La manera en

que él te miraba? No estaba distraído. Estaba consumido.

Tengo la sensación de que ella está siendo extra amable conmigo para

compensarme por el pasado sin tener que decir que lo siente. Esto se siente

cobarde. Pero también parece como si cree lo que está diciendo. Es al mismo

tiempo mi mayor miedo y mi mayor esperanza. ¿Es posible, después de todo este

cuestionamiento, que Josh en realidad me amara tanto como yo lo amaba? ¿Es

posible que él viera algo en mí que yo tuve problemas para ver en mí misma?

¿Es posible que sea digna de ser amada por alguien a quien amo?

Mi corazón late al doble de su velocidad habitual.

—De cualquier manera —digo. Suena a la defensiva. Como si estuviera dando una

excusa, lo cual supongo que hago—. Él tiene que arreglar sus cosas. La última vez

que hablamos, todavía no había resuelto lo que iba a hacer respecto a la facultad.

Está a un semestre de graduarse, y simplemente está postergándolo. Y no puede ir

a Nueva Inglaterra sin un título. Así que, básicamente, él no va a ninguna parte.

Sanjita luce confundida.

—¿Nueva Inglaterra?

Le hablo de su facultad y todo lo demás también sale.

—Y pensé que me estaba acostumbrando a la idea de la Sorbonne, pero no lo sé.

Antes cuando estábamos saliendo, sonaba emocionante ir a un lugar nuevo. Hice

toda esta investigación, y Dartmouth parecía realmente genial, ¿sabes? Diferente. Y

cuando fui allá hace unas semanas, fue incluso mejor de lo que había imaginado.

Pero cuando nos separamos, de nuevo se convirtió en su lugar…

—Creí que habías dicho que él no iba a ninguna parte.

—Bueno, no sé eso con certeza…

—¿A quién le importa? Ve a Dartmouth.

—Sí, pero ¿y si cree que quiero mudarme allí por él?

—¿Lo haces?

—No, pero…

—Entonces ve a Dartmouth.

Frunzo el ceño, y ella me mira como si yo fuese estúpida.

Page 248: 3. Felices por siempre jamás

248

—No estoy segura de qué es lo que es tan difícil de esto —dice ella—. Entraste en

la facultad en la que querías entrar. Entonces ve.

Santa mierda. Ella tiene razón. ¿Es realmente así de simple?

Sanjita se cruza de brazos, engreída. Sabe que ha ganado su argumento.

—Solías querer ser abogada—digo—. ¿Todavía quieres eso? Porque eres buena

abogando por tu caso.

Ella sonríe.

—¿Qué más necesitas que arregle?

—No sé. ¿Mi hermana? ¿Puedes arreglarla?

—¿Hattie, supongo?

—Ella es implacable. —Machaco une frite en su bolsa de papel—. Se apareció en mi

habitación el otro día, sin invitación, por supuesto, y de inmediato comenzó a

hurgar entre todas mis pertenencias. Le dije que se largara, pero eso sólo la hizo

tirar esta enorme pila de libros de mi escritorio.

—Tal vez ella sólo tiene curiosidad por ti. Quizá eso no significaba nada.

Niego con la cabeza.

—Hattie nunca hace nada sin un propósito. Lo estaba haciendo para irritarme, y

funcionó. Como siempre lo hace.

Sanjita arquea una ceja.

—No lo sé. Parece que la estás tratando como a una niña de modo que ella está

respondiendo como una.

No puedo contener la sorpresa de mi expresión. O la indignación.

Ella levanta sus manos en defensa.

—Tengo tres hermanas mayores. Ellas bien podrían ser tres madres. He estado

haciendo un esfuerzo consciente por no hacérselo a Nikhil este año.

Una de mis manos aferra mi collar.

—Así... ¿cómo?

—¿Alguna vez la invitaste a tu habitación? ¿O a cualquier otro lugar, para el caso?

Page 249: 3. Felices por siempre jamás

249

Hay un silencio largo y vacío. Sanjita lo interpreta correctamente.

—¿Qué hay de Gen? ¿Alguna vez pasan el rato, sólo ustedes dos?

—Ella vive al otro lado del Atlántico. —Eso sale más quisquilloso de lo previsto.

—Pero lo hacen, ¿no? Durante los días de fiesta.

Pienso en Gen en mi habitación durante Acción de Gracias. Y luego otra vez en

Navidad. La verdad me invade como una marejada. Es cierto. Hattie ha estado

tratando de decírmelo por años. Trato a Gen como una amiga, y a ella la trato como

a una niña.

La trato maternalmente.

Hattie no ha sido mi hermana pequeña en años. He sido condescendiente, y nunca

la he visto ni la he tratado como a una igual. Ella necesita que yo sea una

confidente. Una amiga. Y luego el inesperado reverso de la monedase esclarece

dentro de mí: yo necesito todavía más que ella sea la mía.

—Deberías considerar una doble licenciatura —digo—. Derecho y psicología.

Sanjita sonríe como si estuviese satisfecha de ser vista. Justo como yo.

Page 250: 3. Felices por siempre jamás

250

Traducido por Jessy

Corregido por ƸӜƷKhaleesiƸӜƷ

anjita y yo hablamos más acerca de la universidad y del futuro. Pero no

hablamos de Kurt. Y no hablamos de Emily. Y cuando enero paso a febrero,

me di cuenta que probablemente nunca lo haríamos. Habíamos crecido

demasiado separadas, y nuestras heridas del pasado eran demasiado grandes. La

verdadera amistad ya no era una opción. Pero no siento melancolía acerca de ello,

me siento aliviada. Hay cierto respeto y buenos deseos entre nosotras. Y eso no es

cualquier cosa.

Nuestra conversación también me hizo darme cuenta lo mucho que he extrañado

tener una amistad femenina en mi vida. Sanjita y yo puede que nunca pasemos el

rato de nuevo, pero hay alguien más aquí que he estado ignorando demasiado

tiempo: Hattie.

Es tiempo de dejar de lado este estúpido rencor. Sé que no quiso meter a Josh y a

mí en problemas. Y ella no nos metió en problemas. Ella no expulsó a Josh.

Nosotros nos metimos en problemas, y Josh hizo que lo expulsaran.

El dolor de perderlo en tan visceral como siempre. La única manera de que alguna

vez siga adelante es asegurarme de que la pérdida no fue en vano. Que he

aprendido algo. Por lo menos, ser proactiva se sentirá mejor que sentarme por ahí

y sentir lastima por mí misma. Me toma un rato descubrir la mejor manera de

pedir perdón y hacer un gesto de amistad al mismo tiempo, pero me toma incluso

más reunir valor para hablar con ella.

Es mi hermana, pero aun así es intimidante como el infierno.

Encuentro el coraje en una vacía tarde de domingo cuando Kurt está afuera

explorando cuevas con sus amigos. O… tal vez no es tanto que encuentro el coraje.

Tal vez es más que me veo obligada a ello, porque cada vez que mi mundo se

detiene, todo lo que puedo pensar es el agujero del tamaño de Josh en mi corazón.

Es tan triste para mí estar sola.

Hattie está escéptica ante mi texto, pero está de acuerdo en reunirse conmigo más

gustosamente de lo que hubiera imaginado. Espero afuera de su dormitorio

S

Page 251: 3. Felices por siempre jamás

251

—¿Por qué quieres que me vista abrigada? —pregunta ella—. ¿Me estás llevando a

una prisión de Siberia?

Sonrió y cruzo la calle sin ella —Nop.

Ella duda. Y entonces me alcanza y camina a mi lado: —¿Estación de investigación

abandonada en la Antártida?

—Nop.

—¿Me estás llevando a practicar para nuestra carrera esqueleto de dos personas

en las Olimpiadas?

—Sí.

—¿Crees que finalmente va a nevar?

Estoy desconcertada por su pregunta, la que suena como una real. Está mirando el

cielo.

—Lo dudo —digo—. No hemos tenido suerte hasta ahora. ¿Por qué cambiaría eso

ahora?

—Solías ser la hermana positiva —se queja Huttie. Caminamos juntas en silencio al

otro lado del Sena, y ella solo se exaspera aún más cuando llegamos a nuestro

destino.

—Tante Juliette’s. ¿Esta es una intervención? ¿Te enteraste de mi adicción al sexo?

Así que, me gustan los hombres viejos en pañales de bebe, ¿Cuál es el gran

problema?

—No te traje a Tante Juliette’s.

Ella gruñe.

—He estado aquí, como, un millón de veces, ¿recuerdas?

—Solo cállate y sígueme.

Por alguna razón, Hattie lo hace. Me sigue por las escaleras. Por el tercer piso, miro

atrás sobre mi hombro y digo—: Pañales, ¿huh?

—Y esas cunas del tamaño de adultos. Eso es caliente.

Me río.

Hay el más rápido rastro de una sonrisa antes de que vuelva de nuevo a

inexpresiva.

Page 252: 3. Felices por siempre jamás

252

—Y cejas juntas. Me gusta un vejete con una gigante y gruesa ceja.

Me río otra vez.

—Oh dios, Hattie.

Pasamos por la puerta morada con la alfombra de piel de leopardo.

—Sí, mira, está definitivamente es la puerta de Tante Juliette’s —dice ella.

La llevo a la mía.

—¿Y esta?

—Su estúpido tejado. Gen una vez tiro mi oso de peluche en el borde, y un auto lo

atropelló. Sludge nunca fue lo mismo.

—¿Lo hizo? ¿De verdad? —estoy sorprendida. No recuerdo esto.

—Sí, de verdad.

Abro la puerta y me dirijo por las escaleras destartaladas.

—Bueno. Sludge está seguro. Prometo que no te estoy conduciendo hasta aquí para

volver a representar un momento traumático de tu infancia.

—Sé que no lo harías —casi no la oigo decirlo, es tan silencioso.

Abro la puerta de un disparo, y ella entrecierra los ojos a la luz solar. Alcanzo su

mano y la ayudo sobre el techo. Sus ojos se abren ampliamente. Mi inamovible e

inquebrantable hermana se ve sorprendida por sus alrededores.

—¿Quién hizo esto? —pregunta ella—. Es tuyo, ¿no? Esto se parece a ti.

No estoy segura si eso es bueno o malo.

—Es un préstamo. He estado utilizándolo por unos años.

Hattie gira la cabeza de repente y entrecierra los ojos hacia mí.

—Entonces, ¿Gen te lo dio a ti? ¿Este es tu lugar? ¿De los dos?

—¿Gen? No, Tante Juliette me lo dio en el segundo año. Era un lugar donde Kurt y

yo podíamos escapar de…todos los demás. Gen no sabe sobre ello.

—¿No lo sabe? —hay una desgarradora nota de esperanza en su voz. Y sé que todo

lo que Sanjita dijo es verdad.

Page 253: 3. Felices por siempre jamás

253

Sonrío suavemente.

—Nop. Es un secreto. No lo sabe.

—Es bonito —dice finalmente Hattie.

—Gracias. Me alegro de que te guste. Porque es tuyo ahora.

Por segunda vez en un solo minuto, Hattie luce sorprendida. Le tiendo la llave. Ella

la toma lentamente.

—¿No quieres darle esto a Kurt? ¿No es suyo también?

—Kurt tiene nuevos lugares que explorar. Y… él no es tú. Él no es mi hermana.

Ella casi parece estar conmovida. Casi.

—Y, sabes, no tienes que mantener ninguna de estas cosas, es solo basura que

hemos recogido durante los años.

—¡No! No, me gusta —le echa un vistazo alrededor, y sus ojos captan el mural, el

cual he estado haciendo mi mejor esfuerzo de ignorar—. Trajiste a Josh aquí

también.

Meto las manos dentro de los bolsillos de mi abrigo—. Sí.

—Así que, ¿este era algún tipo de asqueroso y sexual patio de recreo? ¿Lo hiciste

en la cima de esta cabeza de caballo de carrusel?

—¡Hattie!

Ella se ríe de mis mejillas enrojecidas, y después de un momento, no puedo evitar

unirme.

—No —digo—. Pero quizás deberías lavar la manta en ese baúl.

Mi hermana chilla con verdadero horror, lo que solo nos hace reír más fuerte.

Cuando finalmente nos detenemos, ella aleja su mirada de la mía otra vez. Se

enfoca en el río.

—Es genial de tu parte que me des esto a mí. Así que… gracias.

—Lo siento —tomo una respiración profunda—. Por ser tan horrible contigo este

año. Y por culparte por algo que no era tu culpa.

Hattie asiente. No aparta los ojos del Siena. Pero sé que estamos bien. Tomo otra

respiración profunda, y… ahí está. Un nuevo y distinto olor en el aire. Hattie vuelve

Page 254: 3. Felices por siempre jamás

254

la cabeza y me sonríe cuando los primeros copos de nieve del año se arremolinan

hacia abajo sobre Paris. La ciudad está fría y silencios y hermosa.

—¿Extrañarás esto el próximo año? —pregunta ella, y cuando la miro con

sorpresa, añade—: Maman me dijo que te enviaron el primer cheque a Dartmouth.

Vacilo, y luego le digo la verdad.

—Extrañaré Paris. Y extrañaré Nueva York. Estoy emocionada y asustada,

pero…creo que estoy más emocionada que asustada. Creo —digo otra vez.

—¿Tú crees?

—Lo creo —Me deslizo por la pared hasta que estoy sentada. Ella se sienta a mi

lado. Cruzamos nuestros brazos, temblando—. Cuando Josh y yo fuimos a España,

fuimos a este parque. A este muy muy hermoso parque. Y comenzó estas ideas en

mi cabeza acerca de cómo quizás no era la persona que pensaba que era. Tal vez no

soy una chica de ciudad. Tal vez solo estaba pensando en Paris versus Nueva York,

porque nada más parecía real, de alguna manera. Como si, cualquier otro sitio solo

pareciera como algo…

—De lo que leíste en un libro.

—Exactamente. Pero estar en este hermoso parque con este hermoso chico

hablando acerca de este futuro alternativo en el cual soy alguien que aprende como

acampar y escalar rocas y hacer fogatas y dormir bajo las estrellas… es ese

momento, parecía posible.

—¿Entonces qué? ¿Vas a ser un guardabosque del parque?

Rio—. Solo quiero probar esas cosas. Suenan divertidas.

—¿Qué pasa con Josh?

Mis ojos captan el mural. En la casa de piedra rojiza con jardineras de hiedra y la

bandera estadounidense.

—¿Qué pasa con él?

—¿El ya no es parte de tus planes?

—Bueno…no. Terminamos. Y no lo necesito para hacer esas cosas.

—Sí, duh—dice Hattie—. Pero eso no es lo que quise decir. Me refería a que ¿aún

deseas hacer esas cosas con él?

—Si —susurro—. Todavía quiero hacer todo con él.

Page 255: 3. Felices por siempre jamás

255

—Isla… ¿por qué piensas que Josh no te quería?

Mi voz se vuelve incluso más pequeña.

—Porque pensé que nadie podría amarme.

—¿Y porque pensabas eso?

—Porque no creía que fuera digna de ser amada.

Hattie asimila esto. Y luego me golpea en el estómago. Aúllo de sorpresa, y ella me

golpea otra vez.

—No seas estúpida.

—Ow.

—Todos son dignos de amor. Incluso una hermana tonta como tú.

Resoplo.

—Sí, gracias. Lo entiendo. Estoy bien ahora.

—¿Lo estás? Porque no te comportas como una persona que está bien. Andas

desanimada por la escuela, y casi nunca sales de tu habitación, y siempre te vez

infeliz.

—Dice la hermana con el ceño fruncido permanente.

—Necesitas hablar con él.

Suspiro y me quedo mirando mi regazo.

—Lo sé.

—Entonces ¿por qué no lo has hecho?

—Porque ahora sí creo que me amaba. Y tengo miedo que después de todo este

tiempo, después de todo lo que le he hecho pasar… ya no lo haga.

—Ugh. Entonces toma un riesgo y averígualo. Cuando antes se lo preguntes, más

pronto puedes seguir adelante con tu vida. De cualquier manera —añade.

Gracias a Josh, estoy tomando riesgos. He aprendido que si nunca dejo esas áreas

de mi vida que se sienten cómodos, nunca tendré la oportunidad de una mayor

felicidad. Aceptar Dartmouth fue un riesgo. Pedirle a mi hermana que pasara el

rato conmigo fue un riesgo. Pero el riesgo más grande de todos todavía es el mismo

Page 256: 3. Felices por siempre jamás

256

Josh. No tengo el valor para darle la oportunidad de decir no. Es imposible, el no

saber, pero es mejor que recibir la repuesta incorrecta.

Hay un amortiguado sonido desde el interior de mi bolsillo. Saco mi teléfono para

silenciarlo, y luego cae de mis manos y rebota contra el hormigón.

Josh.

Es de hecho su nombre. No lo he visto en la pantalla de mi teléfono desde antes de

Barcelona. Mi corazón se tuerce.

—¿Es ese él? ¿Cómo puede ser ese él?

—Whoa. Nos escuchó.

Cojo el teléfono.

—¿Qué hago?

—Un timbre más hasta el correo de voz —Hattie se asoma sobre mi hombro—.

Tick-tock.

Me apresuro a responder.

—¿Hola?

Hay un extraño hipo de silencio. Y luego él habla, y su voz –es él, es él, es él– está

inundada de alivio ahogado.

—No sabía si responderías.

—Tienes tu teléfono de nuevo.

—Sí. La semana pasada.

Siento una punzada de tristeza de que no me haya llamado inmediatamente. Y

luego una segunda punzada, esta de culpabilidad. Termine con él. Por supuesto que

él no debería llamarme.

—Es domingo por la noche —continúa él—. No estás en Pizza Pellino.

—No, estoy en la casa del árbol con Hattie —y luego estoy tan mareada que mi

visión se vuelve negra—. ¿Cómo…cómo sabes que no estoy ahí?

Pero ya he anticipado su respuesta.

—Porque estoy aquí.

Page 257: 3. Felices por siempre jamás

257

Traducido por ƸӜƷKhaleesiƸӜƷ

Corregido por flochi

stoy temblando. La oreja de Hattie está presionando contra mi cabeza,

escuchando. Copos blancos platinados se enganchan en nuestra maraña de

pelo rojo.

—¿Isla? —dice Josh—. Isla, ¿sigues allí?

Estoy aquí.

—Esperaba que estuvieras aquí. En Pellino’s. Mis amigos y yo estamos de camino a

las Olimpiadas, así que paramos aquí por los buenos tiempos. Quería presentarte.

Me refiero, sé que ya los conoces. Pero quería que los conocieras.

Mi cabeza nada—. ¿Quieres que conozca a tus amigos?

—¿Es eso muy raro?

—No lo sé.

—Me gustaría verte de nuevo. ¿Podríamos hablar? —Su pregunta es tentative.

Me agarra fuera de guardia. No estoy lista para esto. Tengo que prepararme para

esto.

—¿Por cuánto tiempo estarás en la ciudad?

—Sólo esta noche. Vamos a tomar el tren para Chambéry en la mañana.

Hattie está asintiendo con su cabeza como una loca.

—Um —digo—. Seguro. Supongo que podría estar allí en… ¿veinte minutos?

—¡Genial! —dice Josh—. Bien, chao.

Veo a la pantalla de mi teléfono—. Colgó.

—Tenía miedo de que te arrepintieras —dice Hattie.

E

Page 258: 3. Felices por siempre jamás

258

Pongo mi cabeza entre mis piernas—. Me siento enferma.

—Eso fue en el momento más extraño. El más extraño. Es como destino, si creyera

en el destino. No lo sé. Quizás crea en el destino ahora.

El tono en su voz me hace levantar la cabeza. Ella sonríe.

—Hattie. —Mi corazón se detiene—. ¿Qué hiciste?

—Jesús, nada.

—¡Dime qué hiciste!

—Ow. —Cubre sus oídos a mis gritos—. Tal vez le envíe por correo tu estúpido

libro a la estúpida oficina de su papá en Washington, no lo sé.

Frunzo el ceño—. ¿Huh? ¿Qué libro?

—¿El que trajiste a casa de Angoulême, gracias por no invitarme, que robé de tu

cuarto para leer y descubrí que lo habías personalizado? Pensé que era tan triste y

patético que se lo envié. Y quizás le añadí una nota diciendo cuan enamorada

seguías de él, y que debería tratar de llamarte de nuevo.

Es la única cosa que podría impresionarme más que la llamada de Josh. Descubrir

que tengo que darle gracias a Hattie por ello. Estoy sin palabras.

—De nada —dice.

—¿Gracias? ¿Supongo? Te lo dejaré saber cuando todo esto termine.

—Es mejor que lo hagas. —Me tira para ponerme de pie, me guía hacia la trampilla

y a las escaleras, cierra las puertas, y pone la llave en mi bolsillo.

La presión dentro de mi pecho crece a un ritmo paralizante.

—No sé si esto está bien.

—Cállate. Estás siendo molesta nuevamente. —Hattie me lleva, tropezando, a la

estación de métro más cercana. Siento que me estoy moviendo a la vez demasiado

rápido y demasiado lento. Me empuja por el torniquete y me dice:

—No seas un cobarde. Dile cómo te sientes.

—¿Y si no me quiere?

—Él te quiere.

—¿Qué si no?

Page 259: 3. Felices por siempre jamás

259

—Ugh, ¿entonces a quién le importa? No perderás nada que ya no hayas perdido.

—Quita con sus dedos un copo de nieve de mi nariz—. Por una vez en tu vida,

escucha a tu hermana menor. Ella es más alta, y sabe más que tú.

Los copos se encuentran dispersos, aquí y allá, mientras flotan hacia la tierra. Miro

el cielo blanco grisáceo. Si sólo una tormenta de nieve fuera a estallar y me

enterrara viva. Eso sería mejor que lo que estoy a punto de hacer. La temperatura

está bajo cero, pero estoy sudorosa y febril y se me dificulta respirar. Mis pies

tocan el umbral de Pellino, pero mi cuerpo no va más lejos. Un paso a la vez. Pongo

mi mano en la puerta.

Empujar para abrirla nunca se ha sentido más imposible.

Una cadena de campanas de bronce indica mi entrada. El maître d’21 se 'ilumina al

verme.

—Où est Monsieur Bacon?

—Kurt tiene otros planes esta noche —le respondo en francés mientras mi vista

danza alrededor de la habitación.

—Oh. ¿Estamos tristes?

—No, está bien. En realidad vengo a encontrarme…

—¡Isla!

Viene de la mesa de la esquina. St. Clair estáme está agitando la mano mientras

Josh se da la vuelta en su silla. Todo pasa a cámara lenta. El maitre d', el parloteo

ruidoso, la fragancia del humo de la pizza a la leña, se desvanecen mientras espero

a que sus ojos se encuentren con los míos.

Nos miramos el uno al otro.

Todo el contenido de mi corazón se refleja hacia mí en su expresión. Alegría, dolor,

fuerza, asombro, tristeza, belleza, esperanza. Él lo es todo.

—Ah —dice el maitre d’—. Por supuesto.

21

Mesonero en francés.

Page 260: 3. Felices por siempre jamás

260

Me guía hasta la mesa mientras mi corazón late con fuerza en mi garganta. La

habitación se hace más pequeña. Mi alma duele con la atracción. Hay cuatro

asientos vacios, y el maître d’ saca la silla al lado de Josh. Estoy temblando mientras

pongo mi abrigo en la parte trasera. Estoy temblando mientras me siento. Estoy

temblando mientras Josh mira al maître d’ con una mirada de inconfundible

gratitud. ¿Esa mirada significa lo que quiero que signifique?

—¿Dónde está Kurt? —pregunta Josh.

—Salió con unos amigos nuevos. Metro. Es una historia larga.

Josh levanta una ceja en sorpresa mientras el resto de la mesa me sonríe, St. Clair,

Anna y Meredith.

—Wow —digo—. La pandilla está aquí.

—Todo el mundo menos Rashmi —dice St. Clair.

Ana le da una rápida patada por debajo de la mesa, pero la veo.

—Está bien —le digo torpemente. Por lo menos eso responde a una pregunta. Ellos

saben acerca de mi historia con Josh. Echo un vistazo a los tres asientos vacíos—,

¿Ella viene?

—Uno de esos era para Kurt —dice Josh, y estoy conmovida.

—Los otros son para nuestros amigos quienes nos metieron en las Olimpiadas —

dice Anna—. Nos dividimos hoy, y todavía están por allí haciendo turismo. Deben

estar aquí en cualquier minuto.

—¿Amigos de California? —tomo la oportunidad para enseñarles que no estoy en

la complete oscuridad. Sólo en su mayoría.

Ella asiente—. Si, Lola y Cicket. Étienne y yo…

—Étienne —dice Josh, y Meredith suelta una carcajada.

—Se burlan de mí porque soy la única persona que lo llama así —explica Anna.

—Eres la única persona que se le permite decirle así —dice Josh—. Tú y su mamá.

St. Clair sonríe—. Las únicas dos damas que necesito.

—Eso es enfermo —dice Meredith, pero todavía sigue riendo. Tiene una

maravillosa sonrisa amistosa. Un diminuto anillo en la nariz atrapa la luz y destella.

Todo en ella es alegre.

Page 261: 3. Felices por siempre jamás

261

Es irreal estar aquí rodeada, en persona, por sus amigos. Esos rostros de su arte.

Anna es una de esas naturalmente hermosas chicas que no tiene ni idea de que es

hermosa. Se viste con vaqueros y camisetas, y tiene esa sonrisa de dientes

separados y un mechon de cabello decolorado en su pelo largo y castaño. Está

cómoda en su propia piel. Su novio también es hermoso, pero es consciente de ello.

No es que St. Clair actúe como un idiota. Sólo está cargado de confianza. Es bajito,

pero nunca se ha metido en su camino. Casi todas las chicas en la escuela estaban

enamoradas de él, por no hablar de la mayoría de los chicos y la mitad de los

professeurs.

Pero yo nunca estuve enamorada de él. No cuando Josh estaba alrededor.

Anna se aclara la garganta—. Como sea. Éttiene y yo…

Josh y Meredith se ríen.

Anna da una sonrisa.

—…trabajamos con Lola en el cine. Cricket es su novio, y la hermana gemela de

Cricket es Calliope Bell. ¿La patinadora artística?

Mis cejas se disparan.

—He visto su cara en unos mil millones de anuncios.

—Esa misma es. Va por el oro.

—¿Y van a animarla? —miro a Josh. Parece estar calmado, pero es superficial. Una

energía frenética está emanando de de su núcleo. Vibrante contra mí. Me froto los

brazos, con los vellos de punta, pero los demás no parecen darse cuenta.

—Algo así —se encoje de hombros St. Clair. Es lento y de cuerpo completo, muy

francés. Maman tiene el mismo gesto—. Principalmente estamos usándolo como

excusa para visitar.

Me giro hacia Meredith—. ¿Vienes de Roma? Es allí a donde asistes a la

Universidad, ¿no?

—Sí. —Pone un brazo alrededor de Josh y su cabeza de rizos en su hombro, pero

son gestos claramente amistosos—. Cuando hoy que todos venían no pude

resistirme.

—¿Y tú? —No miro a Josh. Él sabe que la pregunta es para él.

No puede verme a los ojos tampoco—. Igual para mí. No podía resistirme.

Page 262: 3. Felices por siempre jamás

262

St. Clair agita con frenesí sus cejas hacia Josh, pero el momento en que ve que yo le

he cogido, su expresión cambia a una sonrisa coqueta.

—Aw, compañero —dice a Josh—. Admítelo. No podía resistirte a mí.

Josh se relaja en una sonrisa—. Eres como un maravilloso bomboncito.

—Delicioso por todos lados —dice St. Clair.

Anna pone los ojos en blanco—. Espera hasta que pruebes su cremoso centro.

St. Clair se echa a reír mientras Meredith chilla. La química entre ellos cuatro es

como si no hubiera pasado un día de diferencia. Mi corazón se contrae, pero no es

de los celos. Es por la felicidad por el bien de Josh. Se inclina sobre la mesa para

empujar a St. Clair, pero él golpea contra mi brazo en su lugar.

—Lo siento —dice Josh rápidamente. Su voz se vuelve tensa. Se sienta, y el estado

de ánimo jovial se derrumba con él, pero su toque se estremece a través de mí en

oleadas.

Anhelo. Tan feroz y poderoso como siempre.

Aparto la mirada, porque no quería que él viera lo muchísimo que me gustaría que

me tocara de nuevo. Y entonces descubro una extraña aparición fuera de la

ventana del restaurante. Parpadeo. Todavía está allí. En el invierno, las calles de

París son de color gris y los abrigos que les caminan son de color negro.

Así que esto... esto es como...

—El circo —dice Josh, terminando mi pensamiento en voz alta—. Es como si el

circo ha llegado a la ciudad.

—Brillante —dice St. Clair—. Esos deben ser Lola y Cricket.

Un chico y una chica entran al restaurant. El chico es ridículamente alto y delgado,

mucho más que Josh, y sólo es enfatizado por la estrechez de sus pantalones de

raya. Casi podía estar usando zancos. Lleva una chaqueta militar de color azul

brillante, y sus muñecas están cubiertas de pulseras de colores del arco iris y

bandas de goma. La chica lleva una gigantesca, falda esponjada con crinolina rosa,

amarilla y turquesa asomándose desde debajo. También tiene una chaqueta

militar, era-Vietnam, verde militar, pero la suya ha sido decorada con purpurina

rosa. Y ella tiene pelo rosa para combinar.

—¡Hola! —Lola se deja caer a mi lado, y su falda cae en mi regazo—. Ups, lo siento.

—Sonríe mientras la mete por debajo de la mesa.

Page 263: 3. Felices por siempre jamás

263

—¿Cómo te las arreglaste para meter todo eso en una maleta? —Estoy

impresionado.

Su sonrisa crece de oreja a oreja—. Soy una campeona empacando maletas.

St. Clair resopla—. También trajo tres veces la cantidad de equipaje que el resto de

nosotros.

—Pero ella es una buena embaladora —dice Cricket—. Se sorprenderían de lo

mucho que logró aplastar en esas maletas adicionales.

Él saca la silla a su lado, y ella extiende ambos brazos para sostenerlo mientras se

sienta. No porque él necesite equilibrio, sino porque están claramente en las

primeras etapas del amor. Ella simplemente necesita tocarlo. Ellos se agarran de la

mano debajo de la mesa. Siento una punzada aguda mientras recuerdo haber

hecho lo mismo con Josh. Lola le da un beso a Cricket, plano en los labios, y él se ve

como si fuera a estallar de felicidad.

—Hey —dice Lola, de repente mirando a Josh—. Creo que te vi en televisión hace

unos meses atrás.

—Es posible —dice Josh.

—Ustedes deben ser Isla y Josh —dice Cricket.

Casi lo corrijo, Oh no, no somos una pareja, cuando me doy cuenta que quiere decir

Isla y Josh. No Isla-y-Josh. Estrecho su mano extendida, sintiéndome triste.

—Y Meredith —dice, inclinándose sobre mí para estrechar la de ella.

—Me gusta tu cabello —dice ella.

—Gracias —dice. Está de puntas, añadiendo más a su loca estatura.

—Así que ninguno de ustedes tiene que preguntar —dice Lola—. Uno noventa y

tres. Sin cabello.

—Étienne, uno sesenta y dos —dice Anna—. Con sus botas.

—Sin ellas —protesta St. Clair. Pero su sonrisa dice otra historia.

—Eres más pequeño de lo que pensé. —Digo sin pensarlo—. Lo siento. —Arrugo la

cara—. Quise decir que no pareces tan pequeño. —Arrugo la cara de nuevo.

—Confianza, cariño. —Se inclina sobre la mesa y toca con un dedo mi mejilla—.

Puedes aprender algo de mí, sabes.

Page 264: 3. Felices por siempre jamás

264

Mi cara se vuelve rosa. Pero me rio, complacida de ser incluida en su afable broma.

Josh me mira, preocupado, y me volteo en mi asiento para mirarlo por completo.

Sonrío. Exhala con alivio, y me inclino más cerca.

—Estamos bien —susurro—. ¿No es así?

—Es todo lo que quiero —dice él.

Aparece nuestro servidor. Nos sobresaltamos apartándonos, y mi corazón se

acelera. ¿Eso quiere decir que quiere que seamos amigos otra vez? ¿O soy yo lo que

él quiere? ¿Con todo lo que connota querer?

Ordenamos un montón de pizzas, y normalmente estaría encantada por la

variedad, pero todo lo que quiero hacer es volver a la conversación anterior. Pero

nuestra ventana de la privacidad se ha ido. La mesa se centra en la discusión acerca

de los Juegos Olímpicos. Al parecer, la gemela de Cricket será una apuesta segura

por la medalla de oro, pero está convencida de que tiene una maldición del

segundo lugar. Todo el mundo dice que están seguros de que estará bien, pero

Cricket está raro y nervioso. Tengo la sensación de que él cree en la maldición

también, aunque no lo quiere admitir. La charla se vuelve hacia la universidad de

cada uno. Espero a que Josh interrumpa, pero nunca lo hace. Me pregunto si eso

significa que todavía no se ha inscrito en algún lugar. Pero tal vez está esperando a

que yo hable primero.

El silencio en nuestro rincón crece.

La pizza llega. Con cada bocado, me ruego a mí misma preguntarle si ha de

terminar la escuela secundaria. Me ruego por preguntarle si todavía se está

mudando a Vermont. Pero, la verdad es que tengo miedo de su respuesta. Han

pasado menos de dos meses, y lo dejé con el corazón roto. ¿Cómo podría él ya

encontrar la energía para asistir, o preocuparse, por una nueva escuela?

Mi culpa y el miedo nos separan más.

—¿Estás bien? —pregunta Josh—. Apenas has comido algo.

Miro su plato—. Tú tampoco.

Abre su boca para responder, cuando St. Clair se levanta.

—Nos vamos —dice, queriendo decir Anna y él y nadie más. Ella luce sorprendida

como el resto de nosotros.

—No hemos comido el postre —dice Meredith.

—Voy a llevar a mi amiguita a un lugar especial para el postre.

Page 265: 3. Felices por siempre jamás

265

—¿Lo harás? —dice Anna.

—Así es.

Anna luce lo suficientemente feliz.

—Bien. —Toma sus cosas y mira desconcertada al resto de nosotros—. ¿Supongo

que los veré mañana? —Sus ojos caen sobre mí—. ¡Oh, no! Quería ponerme al día.

Bueno, con suerte, vamos a estar viéndonos de nuevo. Pronto. Buena suerte.

Me abalanzo sobre sus palabras. Pronto. Buena suerte. Son declaraciones generales,

pero se sienten específicas. Se sienten prometedoras. Anna y St. Clair abrazan a

todos para despedirse, incluso a mí. El abrazo entre Josh y St. Clair dura más

tiempo. Es un abrazo de verdad, no un abrazo-de-chico flojo. Mi corazón se rompe

un poco más. Anna y St. Clair dejan el restaurante. Meredith, Lola y y yo nos

sentamos, pero Josh y Cricket intercambian una mirada significativa.

Josh le hace señas al mesonero.

—L'addition, s'il vous plait. Cuenta, por favor.

—¿Nos vamos? —No puedo ocultar la decepción de mi voz. Una apropiada cena

francesa nos debería mantener aquí al menos una hora más.

Josh hace una pausa, a medio alcance de su billetera. Me mira, buscando, y

encuentro esperanza en sus ojos. Me hace sentir esperanzada, también. Sonríe.

—Algo mejor está a punto de suceder.

—Apúrate, apúrate, apúrate. —Cricket pega brincos.

—¿Sabes lo que está pasando? —pregunta Lola.

Niego con la cabeza mientras Meredith mira entre Josh y Cricket.

—¿No se acaban de conocer ustedes dos? ¿Cómo ya pueden tener secretos?

Josh sonríe tan amplio que aparecen sus hoyuelos. Mi corazón palpita a esa muy

extrañada vista. Él y Cricket sacan algunos billetes de sus carteras, y luego Josh

saca un bolso abultado desde detrás de la mesa.

—Vamos. —Todavía está sonriéndome mientras se pone su abrigo. Es su abrigo de

voy-a-una-cita, por supuesto.

Ese abrigo. Duele lo mucho que lo amo.

Page 266: 3. Felices por siempre jamás

266

Los cinco corremos por las calles blancas de nieve hacia el río Sena. El sol se ha

puesto, y la mayor parte del barrio latino parece haberse quedado dentro esta

noche. Josh mira a mis pies. Estoy con botas de tacón, pero me mantengo al día con

todos los demás. Me lanza una ceja impresionado mientras salimos del barrio,

justo enfrente de Notre-Dame.

—¿Dónde? —pregunta Cricket a Josh.

—En la plaza, cerca de la entrada principal. —Josh señala a través del puente.

Corremos a través de ella hacia el patio de Notre-Dame.

—Oh —dice Meredith, entendiendo—. ¿De verdad?

Lola me mira, y explotamos en una risa perdida. Ninguna de nosotras tiene alguna

idea de lo que está pasando. Estamos jadeando, fuera de forma y sin aliento.

—¡Deténganse! —dice Josh.

Nos tropezamos deteniéndonos detrás de él. Estamos en el borde de la plaza

frente a la gran catedral.

—¿Supongo que no corrimos hasta aquí para ver una estructura que no ha salido

de este lugar en cientos de años? —Lola se reacomoda su pelo de color rosa, y me

doy cuenta que es una peluca—. ¿Qué estoy mirando?

Pero luego los veo.

Varios metros de distancia, más cerca de las legendarias puertas talladas de la

catedral, Anna y St. Clair están de pie en la parte superior del Point Zéro. Se le ha

quitado a mano la capa de nieve. Point Zéro es el marcador de bronce, una estrella,

que designa el centro oficial de Francia. Hay por lo menos dos supersticiones sobre

ella. Una es que cualquiera que se ponga sobre la estrella volverá a Francia. La otra

es que se puedes usarla para pedir un deseo.

—Esperen por ello —dice Josh.

Lola se endereza, emocionada—. ¡No!

—Si —dice Cricket

Soy la última en la oscuridad, hasta que, de repente, pasa. St. Clair saca algo de su

bolsillo. Y se pone de rodillas.

Todo el cuerpo de Anna se ilumina con sorpresa y alegría y amor. Ella asiente con

un sí vigoroso. St. Clair coloca el anillo en su dedo. Se pone de pie, ella lanza sus

brazos alrededor de él, y se besan. Él la hace girar en un círculo. Se besan de nuevo.

Profundo, con hambre, mucho por mucho tiempo. Y luego él se vuelve hacia

Page 267: 3. Felices por siempre jamás

267

nosotros y saluda, con la sonrisa más grande que he visto, claramente consciente

de que hemos estado aquí de pie todo el tiempo.

Page 268: 3. Felices por siempre jamás

268

Traducido por Otravaga

Corregido por ƸӜƷKhaleesiƸӜƷ

unca he presenciado un momento como este. Ni siquiera sabía que era lo

suficientemente mayor para un momento como este. Amigos, ¿ellos son

amigos? Se sienten como que podrían ser amigos que me han incluido aquí

esta noche, comprometiéndose en matrimonio. ¡A los diecinueve años!

Anna muestra con orgullo su anillo. Es pequeño, sencillo y encantador. Sus ojos

brillan de repente, y se da la vuelta para enfrentar a St. Clair.

—Así que por esto es que conseguiste un trabajo.

Él sonríe.

—No pensaba comprarte un anillo con el dinero de mi padre.

Josh le da un abrazo de oso a St. Clair.

—Sólo lamento que estés fuera del mercado.

—No le digas a Anna, pero compré uno para ti también —dice St. Clair.

Lola lanza sus brazos alrededor de Cricket.

—No puedo creer que no me dijiste que esto iba a pasar.

—Quería hacerlo —dice él—. Pero a veces piensas en las cosas... en voz alta.

—¡No lo hago!

—Lo haces—dicen Anna y St. Clair juntos.

Lola refunfuña, pero está sonriendo.

—Atención, atención —dice St. Clair—. Mi prometida y yo…

N

Page 269: 3. Felices por siempre jamás

269

Todo el mundo se ríe por lo extraño y ajeno que suena la palabra. Es como

descubrir un nuevo idioma o ser parte de una nueva cultura. La cultura de los

adultos. Y todavía no sabemos cómo funciona, pero se siente bien hasta ahora.

St. Clair se aclara la garganta.

—Mi prometida y yo nos marchamos para un postre de celebración. Les pediría a

todos ustedes que se unan a nosotros, pero no los quiero allí.

Nos reímos. Todo el mundo se abraza el uno al otro en despedida de nuevo, y esta

vez, Anna y Meredith tienen el abrazo más largo. Meredith le susurra algo, y Anna

luce conmovida. Ella abraza a Meredith de nuevo. Y luego Anna y St. Clair están

rebotando en la distancia, serpenteando un camino a través de la nieve

acumulándose. Él tararea con fuerza una alegre melodía.

Lola le echa un vistazo a la luna llena.

—Sabes... no es tan tarde.

Cricket extiende su brazo.

—¿Vamos a dar un paseo?

Ella desliza su brazo a través de éste y lo abraza más cerca de su cuerpo.

—No puedo creer que estemos en París. Juntos.

—Fue un placer conocerte —me dice Cricket, y me siento triste de que todo el

mundo se esté yendo—. ¿Nos vemos en la mañana? —le pregunta a Josh.

Josh asiente.

Lola y Cricket se van paseando, un toque de color brillante en una noche blanca. Y

ahora hay tres. La expresión de Josh se vuelve solemne. Él pone un brazo alrededor

de Meredith, y el gesto me hace recordar que, en otro tiempo, ella estaba

enamorada de St. Clair.

—¿Estás bien, Mer? —pregunta él.

—Lo estoy —dice ella—. Pero gracias por preguntar.

Otro abrazo, uno largo lleno de recuerdos. Ella se aleja primero.

—Lo siento —dice—. Van a tener que perdonarme. Mi día comenzó temprano, y

estoy hecha polvo. Voy a dirigirme de vuelta al hostal. —Pero Meredith

definitivamente no está hecha polvo. Se está retirando para que nosotros hablemos.

Page 270: 3. Felices por siempre jamás

270

Está eligiendo estar sola, en una noche que podría ser agridulce para ella, para

darnos una oportunidad de... no estoy segura de qué.

—Fue agradable verte de nuevo —digo. Y lo digo en serio. Estoy agradecida por

este sacrificio.

—No te entristezcas tanto. Estoy segura de que volveremos a vernos algún día. —Y

guiña antes de irse—. Nos vemos mañana, Josh —grita.

Las manos de Josh están en sus bolsillos, y sus hombros están elevados hasta sus

orejas.

—No es mi amiga más sutil. Lo cual ya es decir algo. Lo siento por eso.

—Está bien. Ella es realmente agradable.

—Lo es.

—Todos tus amigos son agradables.

Me mira.

—Me alegra que pienses eso.

Estamos en silencio. La nieve cae suavemente contra su cabello oscuro.

—Entonces —digo.

—Entonces. —Él mira a sus pies—. ¿Puedo acompañarte a casa?

Mi cuerpo se ruboriza.

—Sí. Por favor. Gracias. —Aparto la mirada, avergonzada.

Sin necesidad de decirlo en voz alta, elegimos una vía hacia la residencia que

tendrá menos gente. Caminamos en silencio. Los copos son cada vez más grandes.

La quietud debería sentirse tranquila, pero el nerviosismo dentro de mí sólo crece.

Se ve tan hermoso a la luz de las farolas. Creo que estaba equivocada con respecto

a él. Espero que estuviese equivocada con respecto a él. Sé que estaba equivocada

acerca de mí misma. No decimos ni una palabra hasta que llegamos al dormitorio.

La primera vez que caminamos aquí juntos, era nuestro. Ahora es sólo mío. Él es

valiente por regresar aquí de nuevo, y yo también puedo ser valiente.

—¿Acaso tú...? —digo.

Josh me observa. Espera que termine la pregunta. Él quiere que lo diga.

Page 271: 3. Felices por siempre jamás

271

—¿Quieres venir adentro? —pregunto—. ¿Y hablar?

Parece como si lo que está a punto de decir podría matarlo.

—Ojalá pudiera, pero no creo que sería bienvenido allí.

Por favor, no me rechaces.

—¿Desde cuándo te preocupas por las reglas?

—No quiero que te metas en problemas.

—No me importa —digo.

—A mí sí.

Mi corazón se retuerce con más fuerza, más violentamente.

—¿Al menos estarás cerca para el desayuno? ¿Cuándo parte tu tren?

—No estoy seguro —dice.

Cierro los ojos. ¿Cómo podría no saber la respuesta a esa pregunta? ¿Qué clase de

excusa es esa?

—Quiero que tengas esto —dice.

Abro los ojos de nuevo. Está forcejeando para sacar un manuscrito de su bolso, y

ahora puedo ver que esa es la razón por la que había estado tan voluminoso. Los

papeles ocupan toda la cosa.

Mi corazón se rompe. Es por esto que él quería verme esta noche.

En contra de mi mejor juicio, sujeto la parte inferior de su bolso para que él pueda

sacarlo. Aferra el manuscrito contra su pecho antes de presentármelo con manos

temblorosas. No sé si se sacuden por el nerviosismo o por el clima.

Lo tomo. Hay un nuevo título. Espacios.

—Tenías razón —dice—. Acerca de... un montón de cosas. He estado trabajando

realmente duro en ello, y me encantaría tu opinión. Sobre los cambios.

Por favor, no me obligues a leer esto de nuevo.

—Este, está bien.

Él se torna optimista.

Page 272: 3. Felices por siempre jamás

272

—¿Sí?

—Sí. Claro. —El peso de su trabajo se vuelve más pesado en mis brazos—. Eh,

¿cuándo te gustaría esto de vuelta?

—Oh, no. Ese es tuyo. Para que lo conserves.

Silencio.

—Está bien —digo finalmente.

Él mete sus manos de nuevo dentro de su abrigo.

—¿Me llamarás tan pronto como lo hayas terminado?

Estoy sorprendida.

—¿Quieres que lo lea ahora?

—Sí. Quiero decir, no. No tienes que hacerlo. Pero me voy mañana…

—No, está bien. Puedo leerlo ahora.

—¿Sí? —pregunta.

—Sí.

—Bien. Entonces. Tienes mi número.

Ahora ésta se clasifica como la conversación más extraña que alguna vez hemos

tenido. Es mucho peor que cualquier cosa antes de que saliéramos juntos.

Asiento.

—Sip.

Josh se inclina para un abrazo. Vacila, justo cuando me estoy inclinando. Así que se

inclina de nuevo. El manuscrito se siente frío y pesado entre nuestros cuerpos. Y

mientras él torpemente me palmea en la espalda, me doy cuenta de que esta es la

última vez en la vida que nos tocaremos.

Page 273: 3. Felices por siempre jamás

273

Traducido por ƸӜƷKhaleesiƸӜƷ

Corregido por flochi

ongo el manuscrito en mi cama. Estoy exhausta.

Me quito mis zapatos mojados, mi abrigo, mis leggings.

Lavo mi cara.

Me cepillo los dientes.

Los ojos de papel del manuscrito se clavan en la parte de atrás de mi cabeza. Me

quedo mirándolo en el reflejo del espejo por encima de mi fregadero. Parece a la

vez trágicamente muerto y terriblemente vivo. Y no tengo más remedio que

meterme en la cama con el. Jugueteo con una onda obstinada de pelo. Hurgo mi

nariz. Me tomo mucho tiempo para encender mi lámpara.

Me deslizo en la cama. Intento escuchar la nieve, la cual desciende más fuerte, pero

no puedo escucharla. Sólo puedo verla cayendo a través de la luz de la calle

exterior.

Pongo el manuscrito a mi regazo. Leo.

Tiene un nuevo comienzo. Ya no se inicia con su primer día como un estudiante de

primer año con la boca abierta con los ojos abiertos. Se inicia con un Josh viejo,

más sabio y más amargado. Es el verano antes de su último año. Está sentado solo,

dibujando en un café.

Y luego… estoy allí.

Aparezco como un sueño, y Josh está trasladado a una surrealista, dichosa noche

que le hace olvidar sus problemas. Lo hace sentir esperanza por primera vez en

años. Está la página que he visto antes, de él corriendo a casa a dibujarme, pero

luego hay una nueva ilustración a toda página de mí con el halo de jardín de rosas.

Brillo en la página como algo sagrado. Josh está de rodillas en la parte inferior de la

ilustración, mirando hacia mí, llorando, con las manos entrelazadas. La palabra

Salvación brota de sus labios.

Mis propias manos están temblando tanto que apenas puedo llegar a la siguiente

página.

P

Page 274: 3. Felices por siempre jamás

274

PRIMER AÑO, dice. Y la historia con la que estoy familiarizada comienza. La mayor

parte de esta sección es la misma. Es divertida, es triste, es dulce. Es inocente. Pero

hay algunas diferencias.

Ha añadido pinceladas sutiles para llamar la atención hacia las áreas de la historia

que sé que tendrán un mayor significado en el futuro. Las cosas que él no podía

haber sabido que serían tan importantes cuando las dibujó hace años.

Y luego estoy yo allí. De nuevo. Ha añadido cronológicamente los paneles de la

primera vez que hablamos, cuando me vio leyendo el libro de Sfar en la cafetería.

Incluso ha añadido un corazón pequeño por encima de su cabeza mientras él habla.

Y luego uno roto uno cuando piensa que no me gusta.

Toco el corazón roto con la punta de mi dedo.

La historia se vuelve familiar otra vez, pero esta vez los paneles con Rashmi son

menos dolorosos. La tristeza que siento viene de recordar lo mucho que me

dolieron la primera vez. Ha recortado sus escenas y los excesivos paneles de una

sola página. Ella sigue siendo una gran parte de la historia, como debería ser, pero

el objetivo sigue siendo de lleno él. También como debe ser.

Verano pasado. Kismet. Un panel del pasado marca un retorno al principio de la

historia, y luego vuelve de nuevo a él descubriéndome con Kurt la noche siguiente.

Aparecen nuevas páginas. Josh con sus padres. Hay una distancia cada vez mayor

entre ellos, ahora por creación propia, por rencor, mientras anhela

simultáneamente estar más cerca. Él quiere que luchen por su atención. Regresa a

la escuela para su último año. Cuando leí esto en noviembre, estas páginas eran

bocetos. Ahora han sido cuidadosamente entintadas. Le da todo un nuevo sentido

de permanencia.

Y entonces estoy leyendo acerca de su enamoramiento por mí, y estoy leyendo

acerca de su anhelo por mí en el Oktoberfest, y estoy leyendo sobre nuestra

primera cita. Estoy leyendo acerca de él enamorándose de mí. Estoy leyendo

acerca de la casa del árbol y las aplicaciones de la universidad y de su cumpleaños,

y vamos a España, y estamos haciendo el amor. Él nos dibuja maravillosamente.

Las emociones en la página son mucho más grandes que cualquier cosa que él ha

dibujado antes.

Y entonces hay una extensión de dos páginas: un único panel rasgado por la mitad.

Estoy en un lado, y él está en el otro. Nuestras manos agarrándose en el espacio en

el medio. Casi tocándose.

Mis mejillas están mojadas. No estoy segura de cuánto tiempo he estado llorando.

Page 275: 3. Felices por siempre jamás

275

Las páginas se vuelven enojadas y salvajes, se arremolinaban en torno a la elección

y sus padres, que siempre están presentes, pero siempre ausentes. Él llora por

nuestra pérdida. Él se culpa a sí mismo. Está deprimido, y no sabe cómo decirme

que no nos vamos a ver durante Acción de Gracias. Quiero decirle al Josh de las

páginas que está bien, pero no puedo. No va a estar bien.

Él riñe con sus padres. Quieren que termine en una escuela privada. Él quiere

tomar su examen. Nada de eso sucede. Él se hunde más en la depresión, y no va a

salir de su habitación, y me dibuja una y otra vez y otra vez. Y luego dibuja mi

regalo de Navidad. No sé si puedo manejar leer acerca de la Navidad, pero viene de

todos modos.

Empiezo una pelea. Soy cruel. Lo aniquilo.

Pensaba que estaríamos juntos para siempre. Imágenes de New England, una boda,

los niños, la vejez se desmoronan en el fondo de un panel oscuro en el que él está

acurrucado en el suelo en posición fetal. Él trata de llamarme. No contesto. Su

devastación se convierte en furia. La víspera de Año Nuevo llega, y él se sienta solo

en su dormitorio viendo la televisión. Piensa en nuestra primera cita, al igual que

yo. Brian llama a su casa poco después de la medianoche con el mensaje urgente

que estoy esperando por él en Kismet. Todavía hay tiempo para hacerlo.

Doy vuelta a la página, por temor a lo que voy a encontrar a continuación.

Josh decide no ir. Él quiere que yo sufra lo que yo le he hecho sufrir. Es horrible de

leer, aunque no es menos de lo que merecía. Pero a medida que pasan los días, Josh

se da cuenta que ha cometido un error. Y a medida que continúan pasando, se hace

más difícil llamarme. Tiene miedo de que ahora he renunciado a él para siempre.

Y entonces... su figura desnuda cae en el espacio.

Una negrura de dos páginas se expande completamente. En la página siguiente, sin

ilustración, sólo mis propias palabras escritas en la hermosa letra de Josh:

“ESPACIOS... DESCANSOS... PARA CONTEMPLAR LAS COSAS... PARA DESCUBRIR LO

QUE ES IMPORTANTE...”.

Una serie de paneles casi idénticos siguen a continuación, que muestra un pasaje

insoportable de tiempo. Una cierta verdad se está asentando. Esa es una de las

cosas más hirientes que le dije, que pasivamente hizo campaña por su expulsión,

porque no podía admitirle a sus padres que había cometido un error en mudarse a

Francia, sólo duele tanto porque es verdad. Y que la directora de la escuela y su ex

novia le había estado diciendo eso desde hace años, pero que no importaba hasta

que escuchó las palabras de la persona que le importaba más. Yo.

Page 276: 3. Felices por siempre jamás

276

Pero también sigue enojado conmigo por invalidar sus propios sentimientos. Él me

ama, y yo no lo dejaré amarme. Él decide que tiene que demostrarlo. Confiesa a sus

padres que salir de casa para ir a París fue un error, pero que está listo para

Vermont. No lo estropeará otra vez. Dicen que les gustaría creerle, pero están

preocupados por su capacidad de ver las cosas como son. Una oferta se pone sobre

la mesa. Ellos le enviarán a Vermont si puede terminar el proyecto que significa

más para él, el proyecto que también servirá como su portafolio oficial de

admisión: esta memoria gráfica.

Ellos saben que ha escrito sobre su vida privada, y que de alguna manera eso los

incluye a ellos. Les dan su apoyo de cualquier manera.

Sus padres son comprensivos y lo apoyan acerca de… un montón de cosas.

Estoy leyendo más rápido ahora, volteando las páginas más y más rápidamente, ya

que Josh se lanza de nuevo en su trabajo. Él se encierra en su habitación con el fin

de volver a conectarse con el mundo. Día y noche, él hace los cambios y sigue

adelante. Sigue. Su determinación es admirable mientras se obliga a través de las

monótonas largas horas y dolores punzantes renovados en su mano derecha para

llevar su visión a la página.

Él se inscribe para tomar el examen de equivalencia y lo logra en un fin de

semana. Le habla a St. Clair, sabe sobre el anillo de compromiso y el próximo viaje,

y marca la fecha en su calendario. Pero él lo marca con la palabra Isla.

Su madre lo ve. Asiente.

Mi corazón se acelera. Las páginas ya no están hechas a tinta, son bocetos a lápiz.

Un mes de trabajo duro en enero se convierte en dos semanas de trabajo

agonizante en febrero. La duda vuelve. Considera cancelar su vuelo, pero es

cuando el paquete de Hattie llega, y él está abrumado y muy contento, y eso le da

valor para seguir adelante. Vuela a través del Atlántico. Se encuentra con sus

amigos, y los lleva a Pizza Pellino para la cena, donde sabe que encontrará con

Kurt y conmigo. Debido a que es domingo.

Ahora he salido del verdadero pasado de Josh y entré en lo que espera es su futuro.

Los bocetos se ponen más toscos. Kurt y yo estamos en el restaurante, y Josh y sus

amigos, St. Clair, Anna y Meredith, se unen a nosotros para la cena. La

conversación de la mesa es similar a lo que ocurrió a principios de esta noche,

excepto que Josh es más vocal. Él me dice que era importante para mí conocer a

sus amigos, porque son las personas que elige tener en su vida. No como la gente

en la fiesta de Navidad con las que lidia por el bien de su familia. Quiere que yo sea

amigo de sus amigos, también.

Page 277: 3. Felices por siempre jamás

277

Me pregunta acerca de Dartmouth, y yo le digo que fui aceptada.

—Sabía que así sería —susurra. Vemos la propuesta, mirándonos el uno al otro con

esperanza y el nerviosismo. Nos separamos el uno del otro, me acompaña a casa, y

me entrega una copia de este manuscrito. Me dice que llame a su teléfono cuando

haya terminado de leerlo.

Contengo mi respiración. Apenas puedo voltear la página…

Ahí estoy. Estoy leyendo este libro a la luz de la lámpara. Lo termino, lo llamo, y me

dice que está en la esquina fuera de mi ventana. Tiene las manos metidas en los

bolsillos, y él está temblando en la noche helada de febrero.

La Isla de la página corre afuera. Josh la abraza.

—Estoy enamorado de ti —dice—. Haré lo que sea por estar contigo.

—Estoy enamorada de ti —dice Isla de la página—. Esperaré por ti.

Le digo que voy a esperar a que termine su libro y gane su paso a la universidad. Le

digo que nos veremos de nuevo este verano. Y entonces, me dice, nunca estaremos

separados de nuevo.

Son más de las dos de la mañana cuando dejo el manuscrito. Mi corazón tamborilea

tan fuerte que no puedo oír mis pensamientos, y apenas puedo ver a través de mis

lágrimas. Salgo de la cama, tiro de la cortina, y miro por la ventana.

Él está allí.

Dejo caer la cortina, y vuelve a su lugar. La recojo y miro afuera otra vez. Él todavía

está allí. Está en la esquina con la cabeza se agachó debajo de su abrigo, tiritando.

La nieve está cayendo como un loco. Se le cubre como si fuera un mero buzón de

correos o una bicicleta o un árbol. Él no me ve. Me pongo las botas, agarro mi llave,

y corro por el pasillo. Abro la puerta, y él debe oírme corriendo, porque él dobla la

esquina justo cuando la alcanzo.

—Te olvidaste de llamar.

Abro mis brazos. Él tira de mí hacia él, y nos besamos, y sus labios están fríos, y

creo que él está llorando, y definitivamente estoy llorando, y me impulso hacia

atrás para decir—:

—Estoy tan enamorada de ti, Joshua Wasserstein. Por supuesto que voy a esperar

por ti.

Page 278: 3. Felices por siempre jamás

278

Traducido por Scarlet_Danvers

Corregido por ƸӜƷKhaleesiƸӜƷ

u voz es un susurro.

—No quiero meterte en problemas.

Cerré la puerta con precisión silencio.

—No tengo una advertencia final, y tú ya has sido expulsado. ¿Qué es lo peor que

podría pasar?

—No sé. —Josh está genuinamente preocupado—. Tal vez podría ir en tu registro

permanente y evitar que Dartmouth te acepte?

Sonrío—. Mis padres ya les han enviado el primer cheque de matrícula.

Sus rodillas se debilitan. Y luego el resto de su cuerpo le sigue. Lo guío al borde de

mi cama.

—¿Quieres decir? —dice—. ¿Vas a...?

—Voy a Dartmouth.

La cabeza de Josh cae en sus manos. Todo su cuerpo tiembla. Me siento a su lado y

pongo mi cabeza en su hombro. Porque puedo hacerlo de nuevo. Levanta la cabeza,

y sus ojos brillan con lágrimas.

—Lo siento. Estoy... realmente abrumado en este momento.

—Yo también.

—Te amo. Yo siempre te he amado, Isla.

—Lo sé. —Tomo sus manos heladas y las froto entre las mías, tratando de

calentarlas—. Lo siento porque no te creí. Dudaba de mí misma, y eso me hizo

dudar. Pero tú no eras el problema. Nunca fuiste el problema. Debería haber

confiado en ti, pero no lo hice, porque no podía confiar en mí misma.

—¿Pero lo haces ahora? ¿Confías en ti misma?

S

Page 279: 3. Felices por siempre jamás

279

—Estoy... llegando allí. Estoy empezando a pensar que tal vez está bien ser un

lienzo en blanco. Tal vez está bien que mi futuro sea desconocido. Y tal vez, —dije

con otra sonrisa—, está bien estar inspirada en las personas que saben su futuro.

—Va en ambas direcciones, ya sabes.

Enlazo sus dedos congelados con los míos.

—¿Qué?

—Los artistas se inspiran en lienzos en blanco.

Mi sonrisa se ensancha.

—Un lienzo en blanco —continúa Josh—, tiene posibilidades ilimitadas.

Cierro los ojos, me inclino y beso sus labios fríos—. Gracias.

Su temblor se vuelve más severo.

Salto a mis pies.

—Oh, mon petit chou22. —Saco los brazos de su abrigo empapado de nieve—. No

puedo creer que estabas esperando por ahí todo este tiempo.

Sus dientes castañean—. Yo… yo habría esperado toda la noche.

Cuelgo el abrigo dentro de mi ducha y vuelvo por su camisa.

—Esto, también. —La saco de un tirón, sobre su cabeza.

Su piel es pálida. Casi color lavanda.

—Y éstos. —quito sus zapatos y calcetines, pero sus pantalones prueban ser un

reto. Están prácticamente congelados en sus piernas. Cuando por fin se liberan, me

caigo hacia atrás.

Él sonríe a través de sus estremecimientos.

—No... era así... cómo me imaginaba... desnudarme de nuevo contigo.

Cuelgo la camisa y los pantalones al lado de su abrigo para que se seque. Por

encima de mi cabeza, los calcetines y los calzoncillos van volando al suelo de la

ducha. Me río. Él mismo está envuelto dentro de mi edredón, y sólo su cara se está

asomando.

22

Oh, mi pequeño repollo.

Page 280: 3. Felices por siempre jamás

280

—Esto no significa que puedes tomar ventaja de mí —dice.

Me río de nuevo.

Josh barre una mano por la superficie de la cama como un gesto para que me siente

a su lado, pero la colcha queda atrapada en el manuscrito. Lo hace caer al suelo en

una sonora y estrepitosa pesadilla sin fin. Nos congelamos con horror. Nos

quedamos en silencio para escuchar a Nate. Nada.

Sonreímos ante el milagro que se nos ha sido concedido a nosotros.

Me siento a su lado. Se escabulle hacia mí, pero tiro hacia atrás mi cabeza.

—¿No quieres saber lo que pensaba acerca de tu libro primero? —pregunto.

—No sé. —Se ríe nerviosamente—. ¿Quiero?

—Sabes que es bueno. Sabes que es muy, muy bueno.

Su rostro desaparece mientras todo su cuerpo se desploma en el montón de

mantas.

—No puedes ni siquiera comenzar a imaginar cómo me alivia oírte decir eso.

—Siempre he sabido que eres brillante. Y acabas de probarlo al mundo.

Una mano sobresale de debajo de la colcha. Yo la aprieto.

—¿Por si sirve de algo? —dice. —Serías una gran editora, algún día. Todo lo que

me gritaste era cierto.

Aparto la mirada de él avergonzada.

—Lo siento mucho.

—No lo hagas.

—No. Lo estoy. Lo siento por tantas cosas. Y especialmente lo siento por... utilizar a

tu ex novia para alimentar mis propias estúpidas inseguridades. Quiero que sepas

que no me encanta esto —hago un gesto hacia su manuscrito, disperso a través de

mi piso de madera—, porque hay menos de ella en él. O más de mí. Quiero que

sepas que me encanta porque estás en el, las partes buenas y las partes feas. Te

amo. Yo amo todo de ti.

Agarra mi mano con más fuerza—. Gracias.

—El elogio tardo mucho en llegar. —Froto mi pulgar contra su dedo índice—. Y

tengo mucho más de eso para dar.

Page 281: 3. Felices por siempre jamás

281

—Mañana. Ahora mismo, sólo te quiero.

Pero mi corazón se vuelve pesado de nuevo.

—Quieres decir hoy. ¿Has averiguado cuando el tren sale?

—Isla. —Él parece sorprendido. Como si yo ya debería saber esto—. Nunca compré

un boleto.

Mi respiración se detiene—. ¿Qué?

—No voy a ir a los Juegos Olímpicos. Vine aquí por ti.

—¿Significa... significa eso que te vas a quedar?

Él se mueve más cerca.

—Dos semanas. Hasta el final de los juegos, si me aceptas. Pero luego me tengo que

quedar en Washington hasta junio.

—Sí. Sí, ¡te acepto!

Josh sonríe con picardía—. Oh, ¿lo harás?

Yo le doy un empujón a través de las mantas. Se vuelca sobre su lado, riendo,

tirando de mí hacia abajo con él. Él mira fijamente a los ojos. Su sonrisa se

desvanece.

—Te he echado mucho de menos.

Froto los brazos para protegerme del frío.

—Te he echado de menos a ti.

—Tienes frío. —Él mantiene abierta la colcha—. Ven acá.

Me muevo hacia adelante en las mantas y sábanas y almohadas. En él. La colcha cae

contra mi espalda, envolviéndome contra su cuerpo. Presiono mi mejilla contra su

pecho desnudo. Él aprieta su agarre a mí alrededor. Nos acostamos muy, muy

quietos. El mundo está en silencio excepto por el ritmo constante de nuestros

corazones. Después de varios minutos, lo miro a los ojos.

Josh me devuelve la mirada. Su latido del corazón se acelera.

Me deslizo hacia arriba hasta que nuestras narices se presionan una contra la otra.

Le beso la comisura de la boca, y siento que él sonríe mientras él besa la esquina de

la mía. Sus dedos se arrastran por mi espalda mientras baja la cremallera de mi

vestido.

Page 282: 3. Felices por siempre jamás

282

Tira de el hasta abajo, más allá de mis tobillos, y lo deja caer al suelo. Él quita mi

sujetador y luego mi ropa interior.

Él quita mi collar de brújula por último.

Nuestros besos son suaves. Provocando. Contenidos. Nuestra piel es fría y húmeda,

y luego tibia, y luego caliente. Nuestros besos se hacen más largos. Nuestra

respiración se hace más rápida. Busco a tientas por un condón. Se aprieta contra

mí, y se siente tan bien, tan intenso que grito. Se encuentra con mi mirada para

asegurarse de que todo está bien, todo está más que bien, y mis caderas se arquean

contra él en respuesta. Sus ojos se cierran en éxtasis, y él está guiando mi cuerpo, y

estamos encontrando nuestro ritmo, y estamos juntos de nuevo, por fin.

No podemos decir las palabras suficiente.

Te amo.

Son un canto a través de la noche a medida que nos movemos juntos lentamente.

Luego rápidamente. Lentamente. Luego rápidamente.

No dormimos hasta el amanecer. El cuerpo de Josh esta enroscado alrededor mío.

Nuestras manos agarradas juntas sobre mi corazón. Todavía estamos en esta

posición cuando mi alarma suena despertándonos una hora más tarde. Me doy la

vuelta y la apago, gimiendo con profundo disgusto, y luego ruedo de nuevo a él. Yo

me reacomodo contra su pecho.

Suspiro felizmente.

Aparta mis brazos de tentáculo de su cuerpo.

—Mm, no, no lo hagas —murmura.

Doy un pequeño gemido.

—La escuela —dice.

—Pero estás aquí. Eso no es justo.

Él me abraza, a pesar de sí mismo.

—Tengo que recoger mi maleta. Todavía está en la habitación de Meredith en el

albergue. Y quiero decir adiós a todo el mundo antes de que salgan.

—¿No puedo hacer eso contigo?

Josh acaricia su nariz contra mi mejilla—. Voy a estar aquí cuando regreses.

Page 283: 3. Felices por siempre jamás

283

—Arregle mi puerta. Necesitarás una llave.

—Voy a cuidar bien de ella.

—¿Qué pasa si no te la doy?

—Entonces romperé la puerta de nuevo.

—Este dormitorio me hace sentir tan segura.

Él sonríe y me empuja de la cama.

—Veeeeeeee.

Yo le obligo a estar listo conmigo. El edificio está ruidoso y activo ahora, así que

podemos movernos sin caminar en puntillas. Nos duchamos y lavamos los dientes

y secamos el cabello, y todo parece dos veces el milagro que fue en Barcelona.

Porque esta vez sabemos que no puede ser alejado de nosotros. Este será nuestro

futuro.

Su ropa está todavía húmeda, así que seco sus pantalones con mi secador de pelo y

le devuelvo la camiseta que me dio durante Acción de Gracias. Está escondida

dentro de una de mis almohadas. Cuando él la ve, se ve triste y feliz y sorprendido.

—Pensé que probablemente tiraste esta. Todavía duermo con la bufanda que me

diste.

—La quiero de vuelta, ya sabes.

—¿La bufanda?

Sonrío.

—Esa camisa.

Josh devuelve mi sonrisa mientras tira la camisa por la cabeza.

—Voy a devolvértela con extra esencia-a-mi

Yo lo abrazo, metiendo mi cabeza en su pecho.

—¿De verdad tengo que ir a la escuela hoy?

—No te voy a poner en problemas otra vez.

Miro fijamente a mi puerta cerrada. Y luego a él.

Page 284: 3. Felices por siempre jamás

284

—Está bien. —Sonríe—. Tal vez estoy dispuesto a tirarte debajo del autobús por

eso.

Cuando Kurt se entera de que Josh está en mi dormitorio, insiste en colarse al

dormitorio conmigo en el almuerzo. Estoy orgullosa de él por romper otra regla,

pero estoy preocupada por lo que va a pasar. No hay ni la más mínima duda

cuando se ven el uno al otro. Josh saluda a Kurt con el mismo abrazo genuino y

entusiasta que le ha dado a St. Clair.

—Espero que esas sean lágrimas de felicidad —dice Kurt, cuando él me mira.

—Lo son —le digo.

—Me alegro de que estén de nuevo juntos —Kurt le dice a Josh—. Y me alegro de

que estés aquí.

—Yo también —dice Josh.

—Me gusta más Isla cuando están saliendo. Yo no creía que eso sería cierto, pensé

que me gustaba más sin ti, pero ese no era el caso en absoluto.

Josh ríe.

—Me alegro de oír eso.

—Ella ha sido una compañía miserable —dice Kurt.

Josh ríe duro, encantado por esta noticia, yo golpeo el brazo de Kurt. Pero estoy

sonriendo, también.

—¿Te quedarás aquí? —Kurt le pregunta a Josh.

Josh y yo inmediatamente nos tensamos. Estoy segura de que está reviviendo el

mismo recuerdo: Kurt, incapaz de mentir. Barcelona.

—Lo hare —dice Josh—. No quiero meter a Isla en problemas, pero se me da bien

guardar silencio.

—No voy a decirle nada a nadie —dice Kurt rápidamente—. Y si Nate me acorrala,

le diré que te has estado alojando en un hostal. No aquí.

Puedo decir que Josh es tan sorprendido como yo.

Page 285: 3. Felices por siempre jamás

285

—Aprecio eso —dice—. Pero no voy a dejar que mientas por mí. Si nos cogen, nos

ocuparemos de las consecuencias nosotros mismos.

Kurt reflexiona sobre esto por un momento.

—Has cambiado.

Josh sonríe.

—Tú también.

—Oh —dice Kurt—. Deben decirle a Hattie esta vez, sin embargo.

—Definitivamente —decimos juntos Josh y yo.

Nos quedamos juntos felices y en silencio. Josh no me deja saltar ningún otro

almuerzo escolar o romper cualquier regla adicional. Sólo la gran y obvia chico-en-

mi-habitación.

Es maravilloso compartir un espacio con él.

Mientras hago mi tarea, él dibuja. Cada uno tenemos nuestro propio espacio dentro

de este espacio compartido. Me imagino que nuestro apartamento del próximo

otoño podría sentirse así. El pensamiento me llena de más alegría de lo que pensé

posible. Tomo prestada la televisión de Hattie, y desde las ceremonias de apertura

en adelante, los juegos nunca se apagan. El espíritu de los eventos, de estar en el

país anfitrión, es emocionante. Pero, aún mejor, el sonido de la televisión es muy

útil cuando se trata de amortiguar ruidos indeseables.

Como siempre, el patinaje artístico de mujeres no es sino hasta el final de los

juegos. El programa corto es primero, y estamos emocionados cuando la gemela de

Cricket, Calliope, irrumpe en el primer lugar con una actuación acrobática de gran

alcance. En las gradas, la cámara muestra a Cricket y Lola explotar en sus asientos

con alegría, pero los anunciantes se centran en la maldición de Calliope en cambio.

Se hacen predicciones de que ella estará demasiado temerosa para sacar adelante

su segundo evento.

—¿Por qué no pueden dejar que disfrute de este momento? —le digo.

—No te preocupes —dice Josh—. Los pendejos siempre se comen sus propias

palabras.

Dos noches después, sucede. Es el patinaje libre. Su mirada es aguda, y su traje

negro es brillante y trascendente. Su música es de la película de 1968 de Romeo y

Julieta, y ella se convierte en Julieta –en el amor, en la muerte– ante el mundo

entero. Ella gana la medalla de oro por goleada. Cricket y Lola se abrazan entre sí y

Page 286: 3. Felices por siempre jamás

286

lloran. Incluso veo a Anna y St. Clair saltando arriba y abajo detrás de ellos. Pero

Calliope es toda sonrisa triunfante.

—Te lo dije —dice Josh, como si él pudiera predecir el futuro. Pero a lo mejor

puede. Él siempre ha sabido lo que quería, y está consiguiendo todo lo que pidió.

No siempre lo he sabido. Pero ahora tengo lo que quiero, también. El resto, lo

desconocido... vendrá.

Y estoy deseando que llegue.

La premiación termina, apagamos la televisión, y –mientras nos envolvemos

alrededor del otro– nos enfrentamos con la verdad de que nuestro tiempo juntos

está llegando a su fin, también. Josh me sostiene fuertemente, pero no es suficiente

para detener el reloj. La noche siguiente, la llama olímpica se apaga.

Los juegos han terminado. Y él se ha ido.

Page 287: 3. Felices por siempre jamás

287

Traducido por Fanny

Corregido por ƸӜƷKhaleesiƸӜƷ

s medianoche. Es sofocante.

Es principio de junio.

Cruzo la Avenida Amsterdam debajo de un cielo claro. Estoy nerviosa, pero

son nervios de los buenos. Nervios de anticipación. En los últimos meses, los

últimos restos de timidez y duda han sido removidos de mis pasos. He encontrado

el Camino Correcto.

Y estoy caminando directo a él.

Los doradas luces de Kismet parpadean hacía mí. Ahí. En la ventana. Todo sobre

este momento es exactamente como lo imaginé. Sus hombros están hacia abajo y

su cabeza inclinada a la derecha. Su nariz está casi tomando la punta de su lapicero.

Llegó más temprano esta tarde en un vuelo de Washington.

Me detengo directamente frente a la ventana. La luz cambia sobre la superficie de

su papel y levanta la mirada. Sonreímos suavemente.

Toco el cristal con mi mano.

—Hola —digo en silencio.

Josh toca el otro lado.

—Hola.

Asiente hacia la puerta para que entre. La abro, y soy saludada por la cálida

fragancia del fuerte café. Él se pone de pie. Camino directo a su abrazo. Nos

besamos, y nos besamos, y nos besamos. Sabe cómo Josh. Huele como Josh. Se

siente como Josh.

—Eres tan real —digo.

Toca mi mejilla.

E

Page 288: 3. Felices por siempre jamás

288

—Estaba pensando lo mismo. Amo a la verdadera tú. He extrañado a la verdadera

tú.

Sus dedos están manchados con tinta fresca, y siento la más mínima gota caer

contra mi piel. Trata de limpiarla, pero lo detengo.

—Por favor —digo—, déjala. También he extrañado al verdadero tú.

Josh aprieta mis dos manos con las suyas.

—¿En qué estás trabajando? —pregunto.

—La última página. —Señala hacía la mesa, donde un boceto a lápiz está siendo

convertido en pinceladas entintadas—. Es un dibujo de nosotros, en este café, en

este momento.

Le sonrío.

—Es hermoso. ¿Qué viene después?

—La mejor parte. —Y me jala de nuevo a sus brazos—. El felices para siempre.

Page 289: 3. Felices por siempre jamás

289

tephanie Perkins nació en Carolina del Sur, creció

en Arizona y fue a la universidad en San Francisco

y Atlanta.

Siempre ha trabajado con libros: primero como librera,

después como bibliotecaria y ahora como escritora de

literatura juvenil.

Siempre le gustó contar historias, pero, incluso después

de hacer un curso de escritura creativa, pasaron años antes de que se decidiera a

hacerlo.

En la actualidad vive en las montañas de Carolina del Norte con su marido, sus dos

perros y su gato.

Sitio web oficial: http://stephanieperkins.com/

S

Page 290: 3. Felices por siempre jamás

290

Anna y el Beso Francés

Lola y el Chico de al Lado

Isla y el Felices Para Siempre

Page 291: 3. Felices por siempre jamás

291

Moderadora

Pimienta

Traductoras

Pimienta Jane. Flochi Shilo

Otravaga selene1987 salilakab

Fanny Jessy

veronoel IreneRainbow

ƸӜƷKhaleesiƸӜƷ scarlet_danvers

IvanaTG

Correctoras Flochi

Otravaga ƸӜƷKhaleesiƸӜƷ

Recopilación, Revisión y Diseño

ƸӜƷKhaleesiƸӜƷ