256497851 ecologia de los medios de la metafora a la teoria y mas alla

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15 Ecología de los medios: de la metáfora a la teoría (y más allá) Carlos A. Scolari 1 ¿Qué es una teoría? Según el Diccionario de la Real Academia Espa- ñola, una teoría puede ser —¡al mismo tiempo!— un conocimiento especulativo independiente de toda aplicación, una serie de leyes que relacionan un orden de fenómenos, una hipótesis cuyas consecuencias se aplican a una ciencia (o a una parte importante de ella) y, entre los antiguos griegos, una procesión religiosa. Como podemos ver, una teoría abarca desde explicaciones cientícas (de origen empírico o es- peculativo, esto es, las llamadas teorías cientícas) hasta prácticas religiosas. Etimológicamente, «teoría» deriva del griego observar y tiene relación con la acción de «mirar» o «ver». Proviene de theoros (espectador), formada a su vez por thea (vista) y horar (ver). En esta introducción quisiera retomar una concepción de «teoría» menos co- nectada a lo visual y más cercana a lo auditivo: la teoría entendida como un campo conversacional donde diferentes sujetos más o menos competentes hablan sobre un tema determinado. En otras palabras, las teorías entendidas como un hacer performativo. Si, como decía 1. Esta introducción está basada en Scolari (2008, 2009, 2010, 2012a, 2012b, 2013).

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Scolari y el hipertexto

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    Ecologa de los medios: de la metfora a la teora (y ms all)

    Carlos A. Scolari1

    Qu es una teora? Segn el Diccionario de la Real Academia Espa-ola, una teora puede ser al mismo tiempo! un conocimiento especulativo independiente de toda aplicacin, una serie de leyes que relacionan un orden de fenmenos, una hiptesis cuyas consecuencias se aplican a una ciencia (o a una parte importante de ella) y, entre los antiguos griegos, una procesin religiosa. Como podemos ver, una teora abarca desde explicaciones cientficas (de origen emprico o es-peculativo, esto es, las llamadas teoras cientficas) hasta prcticas religiosas. Etimolgicamente, teora deriva del griego observar y tiene relacin con la accin de mirar o ver. Proviene de theoros (espectador), formada a su vez por thea (vista) y horar (ver). En esta introduccin quisiera retomar una concepcin de teora menos co-nectada a lo visual y ms cercana a lo auditivo: la teora entendida como un campo conversacional donde diferentes sujetos ms o menos competentes hablan sobre un tema determinado. En otras palabras, las teoras entendidas como un hacer performativo. Si, como deca

    1. Esta introduccin est basada en Scolari (2008, 2009, 2010, 2012a, 2012b, 2013).

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    Austin (1982), podemos hacer cosas con las palabras, entonces los cientficos hacen teoras. En este contexto, el anlisis de las conversa-ciones es esencial para entender un dominio cientfico.2

    Dnde se hablan las teoras? Las universidades, los libros y las re-vistas cientficas, los centros de investigacin y los congresos constituyen el entorno organizativo donde se producen, circulan e interpretan los discursos cientficos. Los cientficos no se limitan a intercambiar discur-sos: tambin discuten hiptesis, se confrontan, llegan a acuerdos el llamado consenso cientfico y asumen compromisos. Desde esta pers-pectiva, un campo cientfico es algo ms que un espacio donde se mani-fiestan conflictos y diferentes actores ponen en juego sus capitales simblicos (Bourdieu, 1999): es tambin una red de conversaciones, un tejido de compromisos lingsticos en el sentido de la teora de los ac-tos del habla (Searle, 1990; Austin, 1982) donde esos actores definen qu tipo de interacciones quieren mantener entre ellos, en qu clase de conversaciones les interesa participar y cmo las llevarn a cabo. Si que-remos comprender la actividad de un campo cientfico, debemos mapear sus discursos, identificar los enunciadores y enunciatarios que integran la red de conversaciones y comprender los actos del habla y escucha que tienen lugar dentro de esa porcin de la semiosfera (Lotman, 1996).

    Las teoras de la comunicacin constituyen un campo discursivo que se caracteriza por su heterogeneidad. Segn R. T. Craig:

    [] las diferentes tradiciones de la teora de la comunicacin ofrecen distintos caminos para conceptualizar y discutir las prcticas y pro-blemas comunicativos. Estos caminos derivan de (y apelan a) ciertos lugares comunes y creencias sobre la comunicacin, al mismo tiempo que problematizan otros. Es en este dilogo entre tradiciones que la teora de la comunicacin puede ser plenamente interconectada con la prctica discursiva (o metadiscursiva) sobre la comunicacin en la sociedad (Craig, 1999: 120).

    Podra incluso decirse que las teoras de la comunicacin no han sido otra cosa que una gran conversacin destinada a aclarar el significado de la palabra comunicacin (Scolari, 2008).

    2. Una brillante reflexin semitica sobre las conversaciones entre cientficos (y de los cientficos con el resto de la sociedad) se encuentra en Vern (1999). Para una profundizacin de esta idea las teoras como conversa-ciones ver Scolari (2008, 2009).

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    Las teoras de la comunicacin han sido clasificadas de diferentes maneras: a partir de su origen disciplinario (sociologa, psicologa, antropologa, etc.), de sus sistemas explicativos (cognitivo, sistmico, etc.), de sus niveles de organizacin (interpersonal, grupal, institu-cional, masiva, etc.), de sus premisas epistemolgicas (empricas, cr-ticas, etc.) o de su concepcin implcita de la prctica comunicacional (retrica, semitica, fenomenolgica, etc.) (Craig, 1999). Adems de considerar las teoras como conversaciones, en este artculo propo-nemos una nueva clasificacin: las teoras generalistas y las teoras especializadas.

    Las teoras generalistas se proponen construir cuadros integrado-res o globales de todos los procesos que afectan al mundo de la comu-nicacin. Si bien es impensable una teora que lo explique todo, es evidente que algunas construcciones tericas apuntan a integrar y generar un modelo explicativo de mayor alcance. Entre las teoras generalistas, podemos mencionar a la economa poltica de la comu-nicacin y la cultura, la cual abarca los procesos de produccin, distri-bucin y consumo de la comunicacin, sin dejar de lado el anlisis de las mercancas culturales (Golding y Murdock, 1997; Mosco, 2009). A su manera, tambin la teora de la informacin de Shannon y Weaver propuso en su momento un modelo explicativo lineal y secuencial al decir de McLuhan, pero que, al mismo tiempo, inclua todos los ele-mentos del proceso de comunicacin (emisor, canal, mensaje, recep-tor, cdigo, ruido, etc.).

    Las teoras especializadas se focalizan en un aspecto o proceso determinado de la comunicacin y dejan otros fuera de su modelo explicativo. Las teoras de los efectos limitados, del newsmaking o de la agenda-setting son ejemplos de un tipo de construccin terica que apunta a explicar una porcin reducida del universo comunicacional. Por otra parte, los discursos cientficos sobre la comunicacin siem-pre han manifestado una tendencia a hablar de los medios de forma aislada: se estudia la televisin, la radio, el cine, etc. Tambin la semitica ha seguido en cierta forma el mismo camino (es por eso que existe una semitica de la televisin, una semitica del cine, etc.). Si partimos de esa oposicin entre teoras generalistas y teo-ras especializadas, no nos costar mucho ubicar a la ecologa de los medios entre las primeras: como veremos en los prximos captulos, se trata de una teorizacin expandida que abarca, segn el terico-enunciador elegido, casi todos los aspectos de los procesos de comu-nicacin, desde las relaciones entre los medios y la economa hasta

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    las transformaciones perceptivas y cognitivas que sufren los sujetos a partir de su exposicin a las tecnologas de la comunicacin.

    Por otro lado, la ecologa de los medios no se concentra en ningn medio en especial es una teora transmedia a todos los efectos ni a un perodo de tiempo limitado: su reflexin comienza con la apari-cin del lenguaje, sigue con la transicin de la oralidad a la escritura, llega hasta nuestros agitados das de vida digital y en algunas ocasio-nes no renuncia a delinear escenarios futuros.

    1. McLuhan y sus precursores

    Generalmente, cuando se habla de la universidad invisible se piensa en el grupo organizado alrededor de George Bateson, Paul Watzlawick, Ray Birdwhistell y Edward Hall en la dcada de 1970. Sin embargo, tambin la ecologa de los medios sufri un perodo de ostracismo aca-dmico que la conden a la invisibilidad por unos cuantos aos. El famoso monogrfico Ferment in the Field del Journal of Communi-cation (1983) sobre el estado de los estudios de comunicacin la ignor totalmente, y algo similar pas una dcada ms tarde en The Future of the Field I y II (1993). Encorsetada entre la investigacin empri-co-administrativa y los enfoques crtico-reproductivistas, la ecologa de los medios tard un tiempo en encontrar su lugar bajo el sol acad-mico. Sin embargo, poco a poco los eclogos de los medios fueron ga-nando terreno y hoy tienen su propia organizacin la Media Ecology Association, una publicacin cientfica Explorations in Media Ecology y una presencia en los eventos de organizaciones como la International Communication Association (ICA).

    En esta Introduccin repasaremos rpidamente la historia de esta corriente del pensamiento comunicacional. La consolidacin de una visin ecolgica de los medios fue paralela a la difusin de las ideas de la ecologa a partir de los aos sesenta. Si bien el concepto de ecologa de los medios fue oficialmente introducido por Neil Postman en una conferencia en el National Council of Teachers of English en 1968, el propio Postman reconoca que Marshall McLuhan lo haba utilizado de manera privada a principios de esa dcada, en la poca de mayor brillo intelectual del canadiense (The Gutenberg Galaxy es de 1962 y Understanding Media de 1964) (Morrison, 2006). Sin embargo, otros investigadores prefieren atribuir exclusivamente a Postman el mrito de la acuacin semntica (Lum, 2006: 9).

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    En cualquier caso, durante su conferencia incluida en este volu-men Postman defini a la ecologa de los medios como el estudio de los medios como ambientes (the study of media as environments). Po-demos decir que con Postman se produce el salto de la metfora a la teora, o mejor, el desplazamiento de un uso puramente metafrico del trmino ecologa de los medios al inicio de la delimitacin de un campo cientfico determinado. Postman apost fuerte por el nuevo concepto: en 1971 cre el primer programa en Ecologa de los Medios en la Universidad de Nueva York, dando, de esta manera, el primer paso en su institucionalizacin acadmica.

    Ms all del origen semntico de la ecologa de los medios, es evi-dente que esta concepcin que pretende integrar diferentes procesos de la esfera tecno-socio-comunicacional no naci por generacin es-pontnea ni por la genial iluminacin momentnea de McLuhan o Post-man. Tal como sostena Borges a propsito de Kafka y sus precursores (cuntos escritores eran kafkianos sin saberlo antes del nacimiento de Kafka?), tambin podemos identificar una serie de investigadores que eran mcluhanianos antes de McLuhan. Por otro lado, como sostiene Strate en su artculo Studying Media As Media: McLuhan and the Me-dia Ecology Approach que tambin forma parte de este volumen, la ecologa de los medios es ms que McLuhanismo y no podemos li-mitarla al universo discursivo del explosivo intelectual canadiense.

    1.1. Los precursores

    Todos los textos dedicados a la ecologa de los medios reconocen de forma casi unnime la existencia de una primera generacin de pre-cursores. Ya a comienzos de los aos setenta, el matemtico Harold William Kuhns (no confundir con el epistemlogo Thomas Kuhn) haba reivindicado el legado de Lewis Mumford, Jacques Ellul, Sie-gfried Giedion, Norbert Wiener, Harold Innis, Marshall McLuhan y Richard Buckminster Fuller en su The Post-Indutrial Prophets: In-terpretations of Technology (1971). Esta lista se podra completar con otros precursores fundamentales como Eric Havelock. A continuacin resumiremos algunos de los aportes ms destacados.

    Lewis Mumford (1895-1990)

    Los eclogos de los medios no dudan en considerar Technics and Civilization (1934) de Lewis Mumford la gran obra fundacional del

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    campo. A lo largo de su vida, Mumford desarroll un programa de investigacin de inspiracin ecolgica basado en las coordenadas don-de se intersecan urbanizacin, comunicacin de masas y tecnologa. Technics and Civilization presenta un cuadro integrado de la evo-lucin tecnolgica de la humanidad que parte de la fase eotcnica (las sociedades tradicionales artesanales), contina con la paleo-tcnica (la sociedad industrial basada en la mquina de vapor) y la neotcnica (la sociedad fundada en la energa elctrica). Mumford planteaba un paralelismo entre lo orgnico y lo tcnico, que lo con-vierten en uno de los pioneros en proponer una visin ecolgica de la cultura tecnolgica fundada en los conceptos de vida, supervi-vencia y reproduccin que superaba los viejos enfoques mecani-cistas basados en conceptos como orden, control, eficiencia y poder. Pero el planteo tecnorgnico de Mumford no era para nada ingenuo; despus de la Segunda Guerra Mundial cuestionar cada vez ms la creciente distancia entre lo biolgico y lo tecnolgico por culpa de los salvajes procesos de mecanizacin e industrializacin (Strate y Lum, 2006).

    Jacques Ellul (1912-1994)

    Ms conocido por sus aportes sociolgicos que por sus obras dedica-das a la comunicacin, este investigador intent combinar el mar-xismo y el cristianismo en un mismo contenedor terico. Dos obras de Ellul constituyen la principal referencia para los investigadores de la ecologa de los medios: La technique ou lenjeu du sicle (1954) y Propagandes (1962). Ms que ser un ludita antitecnolgico, Ellul cuestionaba el reemplazo de los valores morales por los valores tc-nicos; respecto a la propaganda, le preocupaba el poder persuasivo de las imgenes frente a las formas tradicionales de comunicacin basadas en la palabra y la confrontacin discursiva. Podra decirse que Ellul opona the power of the word a the power of the image, estando esta ltima cargada de connotaciones negativas. A pesar de algunas discrepancias Ellul consideraba que McLuhan haca demasiado hincapi en los medios y dejaba de lado lo social, la obra eclctica y transdisciplinaria de Ellul se convirti una referen-cia obligada para los eclogos de los medios (Kluver, 2006; Chris-tians, 2006).

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    Harold Innis (1894-1952)

    Harold Innis es considerado uno de los intelectuales ms represen-tantivos de la Escuela de Toronto. Algunos reconocidos investigado-res de la ecologa de los medios como Neil Postman o James Carey no dudan en considerar a Innis el verdadero revolucionario que dio a la ecologa de los medios su configuracin definitiva. Formado en econo-ma poltica sus primeros trabajos estaban dedicados al anlisis del sistema de ferrocarriles (A History of the Canadian Pacific Railroad, 1923) y el mercado de las pieles (The Fur Trade in Canada, 1930) con el correr de los aos fue llevando su mirada integradora y sist-mica al campo de la comunicacin (Empire and Communications, 1950; The Bias of Communication, 1951). La importancia del aporte de Innis a la ecologa de los medios est fuera de discusin: fue este canadiense el primero en contar la historia de la humanidad ponien-do los procesos de comunicacin al centro de su relato. En otras pala-bras, Innis pas de analizar la economa de los ferrocarriles y las pieles a focalizar su estudio en las tecnologas que permitan el flujo de la informacin y el conocimiento. Su perspectiva lo llev a vincular, por ejemplo, el desarrollo del telgrafo con la prensa del siglo XIX y la creciente demanda de informaciones actualizadas, un tipo de anlisis que McLuhan llevar hasta sus ltimas consecuencias. En Empire and Communications (1950) Innis nos cuenta la historia de Babilo-nia, Egipto, Grecia, Roma y la Edad Media a partir de sus sistemas de comunicacin, cubriendo el arco temporal que va desde las tablillas de arcilla y el papiro hasta el libro impreso.

    Eclipsado por la fama internacional del tambin canadiense Mar-shall McLuhan, los aportes fundamentales de Harold Innis fueron poco a poco adquiriendo un justo reconocimiento dentro y fuera del mbito de la ecologa de los medios. En cierta manera, podra decirse que sus enfoques eran complementarios: si la visin de Innis vincula-ba la tecnologa de la comunicacin a las formas de organizacin so-cial y la economa, la de McLuhan relacionaba los medios con la organizacin sensorial y el pensamiento de los sujetos (Heyer, 2006).

    Eric Havelock (1903-1988)

    El enlace entre Harold Innis y Marshall McLuhan no estara com-pleto si no mencionramos la obra de Eric Havelock, un investiga-dor britnico experto en la cultura clsica que tambin frecuent la

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    Universidad de Toronto entre 1927 y 1947. Havelock debe ser consi-derado a todos los efectos el gran experto en la transicin de la orali-dad a la escritura en la sociedad griega; sus estudios dedicados a las transformaciones de la cultura griega desde la consolidacin del al-fabetismo su libro Preface to Plato (1963) es una de las referencias obligadas influenciaron profundamente a Harold Innis, Marshall McLuhan y Walter Ong.

    1.2. Los padres fundadores

    El lmite entre los precursores y los padres fundadores est dado por la aplicacin explcita de la metfora ecolgica a los medios de comu-nicacin. Sin embargo, existen investigadores que, por una serie de motivos cronolgicos, cientficos y discursivos, se ubican en una zona de frontera entre los precursores y los padres fundadores. Por ejemplo Walter Ong una pieza clave del mapa de la ecologa de los medios, entre otras cosas, por haber desarrollado el concepto de oralidad se-cundaria no habl explcitamente de ecologa en sus textos dedi-cados a los contrastes entre oralidad y escritura. Entonces, por qu no colocarlo entre los precursores? Por dos motivos. En primer lugar, porque si bien haba publicado algunos trabajos de gran relevancia en la dcada de 1960, el aporte ms destacado de Walter Ong fue Orality and Literacy de 1982. Por otro lado, su tesis doctoral dedicada a la poesa de Gerard Manley Hopkins fue supervisada en la St. Louis University por un joven estudioso canadiense llamado Marshall McLuhan en la dcada de 1940.

    Como podemos observar, no resulta fcil trazar lmites o diferen-ciar generaciones acadmicas: ms que un flujo lineal, los discursos cientficos constituyen una red semisica de continuas y, a menudo, simultneas apropiaciones, desviaciones y reinterpretaciones. A con-tinuacin pasaremos revista a los padres fundadores de la ecologa de los medios:

    Marshall McLuhan (1911-1980)

    Qu decir, a estas alturas, de Marshall McLuhan que no se haya dicho? Desde la perspectiva de la ecologa de los medios, McLuhan gener un doble efecto: por un lado, posicion dentro y fuera del mbito cientfico una mirada ecolgica de los procesos mediticos contemporneos; por otra parte, su fama tuvo efectos contrapro-

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    ducentes porque eclips a otros investigadores de los medios que trabajaban en silencio y, en algunos casos, hasta despreciaban las efervescentes declaraciones del canadiense. En el imaginario de la cultura de masas de los aos sesenta McLuhan era, sin dudas, el paradigma del investigador de los medios y gozaba de una fama me-ditica similar a la de otros iconos pop como Andy Warhol o Bob Dylan, lo que le hizo ganar no pocos enemigos en el mundo acad-mico. Era tal la envidia de algunos colegas que McLuhan pidi a sus estudiantes que evitaran citarlo en tesis y disertaciones para evitar represalias (Morrison, 2006: 169).

    Como ya dijimos, el concepto de ecologa de los medios naci en al-guna conversacin con sus colegas (Morrison, 2006), pero desde una perspectiva ms general tambin debemos reconocer que fue McLuhan quien actualiz e integr en un enfoque nico los planteos de algunos precursores como Lewis Mumford, Sigfried Giedion, Harold Innis y Eric Havelock. McLuhan no se cansaba de insistir en que los medios forman un ambiente o entorno sensorial (un medium) en el cual nos movemos como un pez en el agua; no nos damos cuenta de su existencia hasta que, por algn motivo, se vuelven visibles. Su ecologa est total-mente volcada hacia las percepciones de los sujetos: los humanos mo-delamos los instrumentos de comunicacin, pero, al mismo tiempo, ellos nos remodelan sin que seamos conscientes de ello.

    El otro elemento destacable de Marshall McLuhan proviene de sus explosivas formas de expresin: su escritura en formato mosaico, la facilidad para crear eslganes y conceptos virales como el medio es el mensaje o aldea global y el salto intertextual permanente de los medios a la literatura, y ah a la tecnologa, lo convierten en una figura indispensable de los estudios de la comunicacin de masas del siglo XX. Algunas de sus obras se han convertido en referencias ineludibles inclusive para los que no comparten su visin, desde The Mechanical Bride: Folklore of Industrial Man (1951) hasta The Gu-tenberg Galaxy: The Making of Typographic Man (1962), Understan-ding Media: The Extensions of Man (1964), The Medium is the Massage. An Inventory of Effects (1967, con Quentin Fiore) y Laws of Media. The New Science (1988, con Eric McLuhan).

    A principios de la dcada de 1990, cuando sus detractores ya lo daban por olvidado, la consolidacin a escala global de cadenas tele-visivas como MTV y CNN, y la emergencia de la World Wide Web, lleva-ron a un revival de las ideas de Marshall McLuhan, un proceso que culmin con su canonizacin por parte de la revista Wired (quien lo

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    eligi como Santo Patrono en su primer nmero en 1993). A partir de ah, la obra de McLuhan ha entrado en un proceso de reinterpre-tacin en clave digital que no ha hecho ms que incrementarse en los ltimos aos.

    Neil Postman (1931-2003)

    Si bien es una figura de reconocido peso acadmico en el mundo es-tadounidense, Neil Postman nunca tuvo la visibilidad meditica internacional alcanzada por Marshall McLuhan. Como ya se ha men-cionado, esta sobreexposicin de McLuhan eclips, en cierta manera, a investigadores de indudable relieve como el propio Postman. Pro-veniente del campo educativo, concretamente de la enseanza de la lengua inglesa, Neil Postman fue uno de los grandes pensadores de los medios entre los aos 1970-2000. En obras como Amusing Ourselves to Death: Public Discourse in the Age of Show Business (1985), Techno-poly: the Surrender of Culture to Technology (1992) o The End of Edu-cation: Redefining the Value of School (1995), Postman desarroll una visin ecolgica, crtica y tica del sistema meditico estadounidense (Gencarelli, 2006). Segn Postman, el cambio tecnolgico no es aditi-vo sino ecolgico, y lo explicaba con un ejemplo: si dejamos caer una gota de tintura roja en un recipiente con agua, se disuelve en todo el lquido, coloreando cada una de las molculas. Eso es lo que Postman entiende por cambio ecolgico (ecological change). La llegada de un nuevo medio no se limita a agregar algo: cambia todo. En el ao 1500, despus de la invencin de la imprenta, no haba una vieja Europa ms una imprenta: haba una Europa diferente. Despus de la llegada de la televisin, los Estados Unidos no eran los Estados Unidos ms la tele-visin: el nuevo medio le dio un nuevo color a cada campaa poltica, hogar, escuela, iglesia, industria, etc., de ese pas (Postman, 1998).

    La figura de Postman es fundamental para la ecologa de los me-dios, no slo por sus aportes tericos, sino tambin por haber creado, como ya mencionamos, el primer programa acadmico de esta disci-plina en la Universidad de Nueva York donde se formaron varios de los autores presentes en este libro.

    Walter Ong (1912-2003)

    Como ya indicamos, Orality and Literacy. The Technologizing of the Word (1982) es una referencia en el campo de la ecologa de los medios.

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    Junto con Eric Havelock, el padre jesuita Walter Ong es el gran ex-perto en la transicin de la oralidad a la escritura; sus investigaciones a lo largo de medio siglo analizaron esa transicin en sus diferentes dimensiones, ya sean literarias, tericas, sociales, educativas, cultu-rales, histricas e inclusive bblicas. Algunas de sus obras anteriores a Orality and Literacy fueron The Presence of the Word (1967), Rheto-ric, Romance, and Technology (1971) e Interfaces of the Word (1977) (Soukup, 2005).

    La generacin de los padres fundadores de la ecologa de los me-dios est formada por muchos investigadores y la lista no se agota obviamente en Marshall McLuhan, Neil Postman y Walter Ong. Un estudio ms detallado que la presente introduccin debera, por ejemplo, incluir los nombres de Edmund Snow Carpenter (1922-2011) coeditor junto a McLuhan de la revista Explorations, cuyos mejores artculos ambos reunieron posteriormente en el libro Explo-rations in Communication (1960) o el de James W. Carey (1934-2006), un investigador que puede ser considerado el puente entre la ecologa de los medios norteamericana y los Cultural Studies britni-cos. Carey rechazaba la hegemona de los mtodos cuantitativos, pero, al mismo tiempo, se distanciaba (an reconociendo el valor de sus aportes) de los planteos a menudo especulativos de Marshall McLuhan (Wasser, 2006; Vannini et al., 2009).

    1.3. Los discpulos

    En junio de 2000 se realiz en la Fordham University (Nueva York) la primera convencin de la Media Ecology Association (MEA) y dos aos ms tarde apareci el primer volumen de Explorations in Media Eco-logy, la publicacin oficial de la MEA. Detrs de esta febril actividad institucional se encuentra una nueva generacin de investigadores que se formaron con Marshall McLuhan, Neil Postman, Walter Ong y otros pioneros de la ecologa de los medios.

    Entre los ms destacados exponentes de la nueva generacin po-demos mencionar a Lance Strate, profesor de Communication and Media Studies en la Fordham University. Strate ha sido el primer presidente de la MEA y uno de sus ms activos militantes. Su campo de investigacin abarca desde la epistemologa y las races histricas de la ecologa de los medios hasta el impacto de las nuevas tecnologas de la informacin y las formas populares de la comunicacin de ma-sas. Entre sus obras se destacan Echoes And Reflections: On Media

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    Ecology as a Field of Study (2006), On the Binding Biases of Time And Other Essays on General Semantics and Media Ecology (2011) y otros textos escritos en colaboracin (Strate y Wachtel, 2005; Strate y Karasick, 2014).

    Otro destacado miembro de la nueva generacin es Joshua Me-yrowitz. Su libro No Sense of Place: The Impact of Electronic Media on Social Behaviour (1985) es todava hoy una referencia indispensable en la reflexin sobre los medios de comunicacin de masas. Lamenta-blemente nunca traducido al castellano, No Sense of Place es un texto que no ha perdido vigencia a pesar de las transformaciones sufridas por la ecologa meditica desde la difusin de la World Wide Web.

    Si Strate y Meyrowitz provienen del crculo estadounidense de Neil Postman, Robert K. Logan realiz en Toronto sus estudios sobre los efectos del alfabetismo junto a Marshall McLuhan a finales de los aos setenta. El fruto de esa investigacin fue The Alphabet Effect (1986), un texto al que siguieron varias obras de espritu mcluhania-no como The Sixth Language: Learning a Living in the Internet Age (2000), The Extended Mind: The Emergence of Language, the Human Mind and Culture (2007), Understanding New Media: Extending Marshall McLuhan(2010) y McLuhan Misunderstood: Setting the Re-cord Straight (2013). Logan es actualmente uno de los intrpretes ms fieles de esa visin polidrica que caracterizaba a la produccin intelectual de Marshall McLuhan.

    Paul Levinson es otra figura relevante de esta segunda generacin. Adems de ser uno de los investigadores que mejor ha reledo a McLu-han desde la nueva ecologa de los medios sus libros The Soft Edge: A Natural History and Future of the Information Revolution(1997), Digital McLuhan: A Guide to the Information Millennium (1999) o New New Media(2009/2012) son una referencia en este campo Le-vinson es un reconocido autor de ciencia ficcin y comentarista habi-tual en los medios de comunicacin estadounidenses.

    Finalmente, otra referencia fundamental de los estudios postm-cluhanianos es Derrick de Kerckhove, durante 25 aos director del McLuhan Program in Culture & Technology de la Universidad de To-ronto (1983-2008) y reconocido actualizador de la obra del canadiense. No profundizaremos en los aportes de Derrick de Kerkhove quizs los ms conocidos en Iberoamrica de todos los intelectuales formados en la tradicin McLuhaniana (de Kerckhove, 1995, 1998) porque no ha tenido una activa participacin en la institucionalizacin aca-dmica de la ecologa de los medios (aunque desde una perspectiva

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    epistemolgica su produccin tambin podra ser enmarcada dentro de ese campo terico).

    Esta breve referencia a la segunda generacin de eclogos de los medios es incompleta e injusta ya que no da cuenta de muchos inves-tigadores que participan en la comunidad acadmica que orbita alre-dedor de la Media Ecology Association. Por otra parte, una nueva camada emergente de jvenes investigadores est ganando visibili-dad acadmica al mismo tiempo que explora los senderos abiertos por las generaciones precedentes. A ellos est dedicada la tercera parte de este volumen.

    2. La metfora ecolgica

    Numerosos investigadores han demostrado que las metforas son algo ms que una forma retrica que funciona como adorno potico de una lengua. Ms bien, las metforas son dispositivos cognitivos bsi-cos de la comunicacin y la cultura humana (Lakoff y Johnson, 1991; Ortony, 1979; Lizcano, 2006). Las metforas son fundamentales para entender el mundo que nos rodea y, adems, ocupan un papel central en nuestra concepcin de las tecnologas.3 Pero las metforas no slo son importantes en nuestras conversaciones cotidianas: tambin des-empean un papel fundamental en el discurso cientfico. Muchos nue-vos paradigmas o modelos tericos nacieron o se representan a travs de metforas. Estos recursos retricos son muy tiles para dar senti-do a los nuevos fenmenos que de otro modo seran casi imposibles de interpretar. Las metforas generan categoras, organizan procesos y establecen oposiciones y jerarquas.

    Las teoras de la comunicacin no son una excepcin cuando se trata del uso cientfico de las metforas. No es difcil identificar la presencia de metforas en el discurso de estas teoras, desde la aguja

    3. Las metforas son importantes. Las personas que ven a la tecnologa como una herramienta, se ven a s mismas controlndola. Las personas que ven a la tecnologa como un sistema, se ven atrapados en su interior. Nosotros vemos a la tecnologa como parte de una ecologa, rodeada de una densa red de relaciones en entornos locales. Cada una de estas metforas es correcta en algn sentido; cada una capta algunas caractersticas im-portantes de la tecnologa en la sociedad. Y sugieren diferentes posibilida-des para la accin y el cambio ( Nardi, B. y ODay, V., Information Ecolo-gies. Using Technology with Heart, MIT Press, Cambridge, CA, 1999.).

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    hipodrmica durante el primer perodo de la investigacin en comu-nicacin de masas (DeFleur y Ball-Rokeach, 1983; Wolf, 1985) hasta la espiral del silencio de Noelle-Neumann (1993).

    Las metforas son muy tiles en la constitucin de un nuevo cam-po de investigacin donde no resulta fcil poner nombre a los objetos y procesos bajo observacin. La metfora ofrece un modelo para en-tender el nuevo territorio, pone a disposicin del investigador un vo-cabulario e indica en qu direcciones se puede seguir explorando. Al mismo tiempo, la metfora facilita la transmisin de un concepto nue-vo a otros investigadores y al pblico en general. Mucha gente final-mente comprendi la teora de la relatividad de Albert Einstein despus de que se le diera una explicacin metafrica: Sentarse a leer dos minutos, y que parezcan dos horas, o sentarse a charlar con una bella dama dos horas y que parezcan dos minutos, eso es relati-vidad! Las metforas tambin son instrumentos poltico-ideolgicos de gran utilidad: a finales del siglo XIX la metfora biolgica de la in-vasin bacterial se convirti en un dispositivo retrico que articul los temores acerca de todos los posibles enemigos invisibles, ya fuesen militares, sociales o econmicos (Otis, 1999).

    Cuando una teora se consolida o sea, cuando se convierte en una ciencia normal segn Kuhn (1971) la metfora que estuvo presente en sus orgenes se encuentra completamente integrada en el paradigma: la metfora se naturaliza y vuelve invisible. Pero a medi-da que se desarrolla esa ciencia normal puede revelar anomalas, hechos que son difciles de explicar en el contexto del paradigma exis-tente. La metfora, en este caso, comienza a mostrar sus lmites. La acumulacin de anomalas puede llevar a una crisis del paradigma y a la bsqueda de nuevas metforas. Para Kuhn sta es la fase de la ciencia revolucionaria, es decir, donde se plantea la bsqueda de un nuevo modelo basado en una metfora diferente.

    Por qu aplicar la metfora ecolgica al sistema de medios? La publicacin del volumen Fundamentals of Ecology (Odum y Odum, 1953) consolid una visin holstica e integrada de los sistemas bio-lgicos. El libro propuso una progresin que iba de lo general a lo particular: el primer captulo del libro estaba precisamente dedicado a los grandes ecosistemas. De forma paralela a estas reflexiones aca-dmicas el movimiento ecologista fue tomando forma en los Estados Unidos (el primer Da de la Tierra se organiz el 22 de abril de 1970). La ecologa estaba de moda. En ese contexto, varias disciplinas de matriz social y humanstica miraron hacia la biologa y la ecologa

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    dando lugar al nacimiento de nuevas disciplinas hbridas, desde la ecologa cultural hasta la biosemitica, la biolingstica o la antro-pologa ecolgica. El desarrollo de una ecologa de los medios en los aos sesenta y setenta, como podemos ver, no fue un hecho casual ni un fenmeno aislado.

    3. Dos interpretaciones

    La metfora ecolgica aplicada a los medios acepta al menos dos in-terpretaciones:

    Los medios como ambientes

    La ecologa de los medios puede sintetizarse en una idea bsica: las tecnologas en este caso, las tecnologas de la comunicacin, desde la escritura hasta los medios digitales generan ambientes que afectan a los sujetos que las utilizan. Recordemos la definicin de Postman (1970): la palabra ecologa implica el estudio de los ambientes: su estructura, contenido e impacto sobre la gente. EnUnderstanding Media, McLuhan sostena que los efectos de la tecnologa no se producen a nivel de las opiniones o conceptos, sino que alteran los ratios del sentido y los patrones de percepcin de manera constante y sin ningn tipo de resistencia (1964: 31). Por ejemplo la televisin ha cambiado nuestra vida sensitiva y nues-tros procesos mentales (1964: 439). Postman amplific esta idea al describir cmo nuestra visin del mundo es una creacin de los medios de comunicacin. Segn Postman cada medium propone una nueva orientacin para el pensamiento, la expresin, la sen-sibilidad [] (los medios) clasifican el mundo para nosotros (1985: 10). Esta interpretacin de la metfora ecolgica podra definirse como la dimensin ambiental de la ecologa meditica. En esta interpretacin los medios crean un ambiente que rodea al sujeto y modela su percepcin y cognicin.

    Algunos eclogos como Postman desarrollaron una lectura moral de estos ambientes por ejemplo, criticando el avance de la televi-sin sobre las prcticas de escritura, mientras que otros como McLuhan se desentendieron hasta cierto punto de esas preocupacio-nes para privilegiar el anlisis de las transformaciones perceptivas y cognitivas que afectan a los usuarios de los medios.

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    Los medios como especies

    Otros miembros de la tradicin de la ecologa de los medios tales como Innis desarrollaron un enfoque holstico que integr la evolucin de los procesos de comunicacin y socioeconmicos, por ejemplo, el desa-rrollo paralelo de los ferrocarriles y la telegrafa en el siglo XIX. Para Innis (1951) la relacin entre los medios es un componente bsico de su concepcin de los sistemas de comunicacin: la competencia entre medios (papiro versus piedra, radio versus peridicos, etc.) ocupa un lugar central en sus reflexiones. En Amusing Ourselves to Death Post-man describi las sinergias y conflictos entre los diferentes medios en los Estados Unidos (por ejemplo, el telgrafo y la prensa) y el papel central de la televisin en la nueva ecologa de los medios: a travs de ella sabemos qu sistema telefnico usar, qu pelculas ver y qu libros, discos y revistas comprar, cules programas escuchar (1985: 78). Este segundo enfoque tambin se puede identificar en las ttradas de McLu-han (McLuhan y McLuhan, 1988)4 y en muchos pasajes de sus libros, especialmente Understanding Media. Segn McLuhan:

    [] los medios interactan entre s. La radio cambi la forma de las no-ticias tanto como alter la imagen en las pelculas sonoras. La televisin caus cambios drsticos en la programacin de la radio (1964: 78).

    Nystrom reafirm esta perspectiva cuando escribi que ningn me-dio de comunicacin opera de manera aislada. Cada medio afecta a todos los otros medios (1973: 130). McLuhan resume esta segunda concepcin de la metfora ecolgica en uno de sus famosos aforismos: ningn medio adquiere su significado o existencia solo, sino exclusi-vamente en interaccin constante con otros medios (1964: 43). Esta interpretacin de la metfora ecolgica podra definirse como la di-mensin intermedial de ecologa de los medios. En esta interpreta-cin, los medios de comunicacin son como especies que viven en el mismo ecosistema y establecen relaciones entre s.

    4. En Laws of Media (1988) Marshall McLuhan y su hijo Eric presentaron las cuatro leyes de los medios tambin conocidas como la ttrada que pueden ser resumidas en cuatro preguntas: Qu extiende un medio? Qu vuelve obsoleto? Qu recupera? En qu se revierte?

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    4. Nueva ecologa de los medios

    En los ltimos aos los investigadores enrolados en la ecologa de los medios demostraron un particular inters en las nuevas formas multi-media e interactivas de comunicacin. Ya en una conferencia de 1995, Neil Postman daba cuenta de la infoxicacin reinante en la sociedad digitalizada: la gente no sabe qu hacer con la informacin. No tienen un principio organizador, lo que yo denominara una narrativa tras-cendente. Humanista hasta el fin, segn Postman la respuesta a esta explosin informativa no la tenan precisamente the guys from MIT (2004: 6). Las reflexiones de Postman sobre la crisis de la institucin escolar y la necesidad de adaptarse a los nuevos tiempos mantienen la misma vigencia que cuando fueron escritas hace casi tres dcadas.

    Por otro lado, los textos de los precursores y padres fundadores han sido sometidos a una relectura sub-especie digital. En un mundo marcado por profundos cambios en las formas de producir, distribuir y consumir el conocimiento, la comparacin con otros procesos del pasado, como el descubrimiento de la escritura o la invencin de la imprenta de tipos mviles, tiene mucho para aportar. Algunos inves-tigadores de las ciberculturas como mnimo equiparan la actual transformacin tecnocultural que vive nuestra sociedad con el descu-brimiento de la imprenta en el siglo XV (Piscitelli, 2005). La gran dife-rencia se encuentra en que los efectos de la imprenta al principio solo fueron experimentados por las lites intelectuales y tardaron al me-nos cuatro siglos en llegar a las capas profundas de la sociedad. En el caso de las tecnologas digitales en red su penetracin y expansin ha sido tan rpida que estamos hablando de una o dos generaciones. La World Wide Web tiene menos de diez mil das de vida.

    En este contexto las obras de Eric Havelock, Marshall McLuhan, Walter Ong y otros eclogos de los medios se convierten en lectura obligatoria para los investigadores interesados en las nuevas formas que asume la comunicacin digital interactiva. La relectura de McLu-han en clave digital ha generado obras de gran valor como The Soft Edge: A Natural History and Future of the Information Revolution (Levinson, 1997), Digital McLuhan: A Guide to the Information Mi-llennium (Levinson, 2001), New New Media (Levinson, 2012) o Un-derstanding New Media (Logan, 2010).

    En un entorno marcado por la consolidacin de las redes globales de informacin, los procesos de convergencia cultural, la emergen-cia de nuevas especies mediticas (los new media) y la irrupcin

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    de un paradigma de la comunicacin muchos-a-muchos que rompe el modelo tradicional del broadcasting, las reflexiones de la ecologa de los medios se presentan como una referencia casi indispensable a la hora de comprender estos procesos. La ecologa de los medios propone temas, conceptos y preguntas que enriquecen las conversaciones cien-tficas sobre la comunicacin digital interactiva. Releer a McLuhan sin los prejuicios acadmicos que en la dcada de 1970 lo aislaron de algunos de sus colegas, redescubrir los anlisis de Postman sobre la educacin y la comunicacin en plena crisis de la institucin esco-lar, o recuperar las agudas reflexiones de Ong o Havelock sobre la transicin de la oralidad a la escritura, puede abrirnos nuevas claves interpretativas para comprender la configuracin que est adoptando el ecosistema meditico en el siglo XXI.

    En la ltima dcada la ecologa de los medios se ha ido apuntalan-do como marco terico innovador y til para los estudios de los proce-sos mediticos de comunicacin. Como ya dijimos, la difusin de la World Wide Web, el desarrollo de una nueva generacin de medios digitales interactivos y los procesos mediticos de convergencia e hi-bridacin renovaron el inters por un enfoque integrado de los medios de comunicacin. Este revival facilit la reincorporacin de pensado-res como Marshall McLuhan a las conversaciones tericas y, al mismo tiempo, la consolidacin institucional de la ecologa de los medios en el contexto de los estudios de comunicacin y las ciencias sociales. Espero que este volumen contribuya a ese proceso, especialmente en el mbito iberoamericano.

    No podemos terminar esta seccin sin indicar algunas limitacio-nes y obstculos al desarrollo de la ecologa de los medios tal como se la ha trabajado hasta ahora. Como cualquier otra disciplina en forma-cin, por un lado la presin de los campos cientficos consolidados de matriz sociolgica, psicolgica, econmica o histrica es muy fuerte y tiende a frenar la aparicin de nuevas especies tericas. Por otra parte, la ecologa de los medios tiene algunas tareas pendientes si aspira a sentarse en la mesa junto a los grandes paradigmas que com-ponen el universo de las teoras de la comunicacin.

    La ecologa de los medios parte de un pecado original: tanto McLu-han como Postman fueron lcidos analistas de la sociedad contempo-rnea y no menos grandes ensayistas. Sin embargo, no nos han legado un corpus textual altamente formalizado desde el cual continuar la construccin epistemolgica de la disciplina; la nica excepcin es quiz Laws of Media. The New Science (McLuhan y McLuhan, 1988),

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    un volumen nacido precisamente para dar respuesta al reclamo de cientificidad que le llegaba a McLuhan desde sus propios colegas. La ecologa de los medios debera afinar su diccionario terico, avan-zar en los aspectos metodolgicos y, si entendemos a las teoras como una red conversacional (Scolari, 2008, 2009), comenzar a definir un conjunto de interlocutores tericos.

    Este ltimo aspecto es crtico. Hasta ahora los eclogos de los medios han hecho un esfuerzo muy grande por reconstruir una tradi-cin y hacer subir a su tren a autores tan dispares como Karl Marx, Georg Simmel, Sigmund Freud, Erving Goffman o Jrgen Habermas.5 Fueron todos ellos eclogos de los medios? Lo dudo. Una cosa es es-tablecer conversaciones tericas con otras disciplinas y una muy dife-rente definir un propio campo epistemolgico. La ecologa de los medios debera comenzar, por ejemplo, recopilando un diccionario de la disciplina para, a partir de ah, avanzar hacia construcciones teri-cas ms sofisticadas. Y si en ese camino de consolidacin disciplinaria se pierde algn personaje famoso del pasado, pues bien, la carga a transportar ser ms liviana!

    Algo similar sucede con las cuestiones metodolgicas. Cul es el mtodo de la ecologa de los medios? La economa poltica de Harold Innis? Las cuatro preguntas que forman la ttrada McLuhaniana? La reflexin humanista de Postman? O es una disciplina que recu-rre a cualquier metodologa dependiendo de cada caso en particular? A menudo en los eventos acadmicos sobre ecologa de los medios se presentan investigaciones de inspiracin semitica, sociolgica, an-tropolgica, econmica, lingstica o inclusive artstica. En todos ellos se suele citar a McLuhan. Pero eso no es suficiente para consolidar la disciplina. Tampoco sirve de coartada decir que la ecologa de los me-dios es transdisciplinaria: eso puede sonar bien en una sobremesa de investigadores pero sera una manera ms bien banal de eludir el debate. La definicin de un conjunto de herramientas metodolgicas propias que existen pero estn diluidas en infinidad de estudios e investigaciones es otra de las tareas pendientes de la ecologa de los medios. Quizs debamos hacer lo mismo que hizo McLuhan a la hora de escribir con su hijo Eric el libro Laws of Media. The New Scien-ce (McLuhan y McLuhan, 1988): repasar la produccin textual de la

    5. Sobre esta cuestin, ver por ejemplo Grosswiler (2001), Meyrowitz (2001), Anton (2002) y Braga y Logan (2002).

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    ecologa de los medios para identificar patrones de investigacin, re-corridos analticos compartidos y enfoques metodolgicos comunes. Un trabajo de esa envergadura solo puede ser realizado por una co-munidad de investigadores. Dicho en otras palabras: la ecologa de los medios, si quiere consolidarse como disciplina cientfica, debera establecer mecanismos de exclusin discursiva (Foucault, 1992) y marcar lmites. No todo es ecologa de los medios. No todos son eclo-gos de los medios.

    Como se puede observar, las tareas pendientes no son pocas pero resultan apasionantes. Si nos parece fascinante asistir a la emergen-cia de nuevos medios desde la Wikipedia hasta YouTube y Twitter y, en algunos casos, a su extincin la lista es larga, desde el walkman hasta el telgrafo, no es menos emocionante participar en un proce-so colectivo de construccin terica. En la ecologa de los medios que-da mucho por explorar, definir, averiguar, interpretar. Consideren este libro un aporte en esa direccin.

    5. El libro

    Este volumen que el lector tiene entre sus manos est dividido en tres partes. La primera de ellas titulada Los padres fundadores se abre con la mtica entrevista a Marshall McLuhan publicada en revista Playboy en marzo de 1969. Por qu mtica? Porque McLuhan, adems de ser un brillante escritor que hipnotizaba a sus lectores con su particular estilo, era un enorme comunicador que tambin se mo-va como pez en el agua (esta metfora era una de sus favoritas) en los medios de comunicacin, ya sea frente a una cmara o delante de un micrfono. La entrevista presenta una sntesis muy completa del pensamiento-McLuhan, ese caleidoscopio lisrgico de ideas y provoca-ciones que removi las aguas de las conversaciones intelectuales de la dcada de los sesenta.

    El texto de Neil Postman marc un antes y un despus en la eco-loga de los medios: su discurso inaugural en la primera conferencia de la Media Ecology Association organizada en la Fordham University (Nueva York) los das 16 y 17 de junio del 2000 fija con precisin dnde se ubica esta nueva disciplina y, de paso, ajusta las cuentas a distancia con su viejo colega e interlocutor canadiense. Este discurso de Postman abre las puertas a la institucionalizacin de la ecologa de los medios e inaugura un camino de consolidacin disciplinaria.

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    Los dos captulos siguientes contextualizan histrica y episte-molgicamente la emergencia de la ecologa de los medios. Jess Octavio Elizondo Martnez (Universidad Autnoma Metropolita-na-Cuajimalpa, Mxico DF) realiza una detallada descripcin de la Escuela de Toronto y mapea la red de conversaciones de la cual surge el discurso mcluhaniano. Investigadores ya mencionados en esta In-troduccin como Erick Havelock y Harold Innis forman parte de esa red conversacional sin la cual sera impensable la produccin in-telectual de McLuhan. Recordemos al pasar lo que McLuhan escribi en el prlogo de la reedicin de 1964 del volumen de Innis The Bias of Communication (1951): Tengo el placer de imaginar mi propio libro The Gutenberg Galaxy como una nota al pie de las observacio-nes de Innis sobre las consecuencias psquicas y sociales, primero de la escritura y despus de la imprenta. Por otra parte, Elizondo Martnez ilumina algunas de los enlaces que unen a la Escuela de Toronto con las ideas de Manuel Castells y otros investigadores de la sociedad-red.

    Como ya indicamos, la obra de Neil Postman estableci una serie de conexiones muy profundas entre el universo de los medios y la educacin. El captulo de Thom Gencarelli (Manhattan College, Nueva York) mapea las repercusiones del enfoque desplegado por el terico neoyorkino dentro del debate estadounidense sobre la media education. Ambos captulos, el de Gencarelli y el de Elizondo Mart-nez, encuadran los discursos fundacionales de McLuhan y Postman en sus respectivos ambientes acadmicos y nos permiten visualizar los aportes de ambos pensadores.

    La segunda seccin est dedicada a los discpulos de los padres fundadores y a la institucionalizacin de la ecologa de los medios. Las contribuciones provienen de tres investigadores que han realizado estu-dios de postgrado y/o trabajado codo a codo con Marshall McLuhan y Neil Postman. Lance Strate ha sido una figura clave en la instituciona-lizacin de la ecologa de los medios: adems de dirigir durante ms de una dcada la Media Ecology Association, este investigador de la Ford-ham University ha sido uno de los encargados de rastrear y reconstruir los orgenes de esta disciplina. A travs de un trabajo casi arqueolgico potenciado por un estilo narrativo muy pedaggico Lance Strate ha contribuido a situar a la ecologa de los medios dentro de los estudios de comunicacin contemporneos y a perfilar su alcance.

    El texto de Paul Levinson es quiz el primer trabajo sistemtico en el campo de la evolucin de los medios. Titulado originalmente

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    Principles of Media Evolution: Survival of the Closes Fit este texto formaba parte de su tesis doctoral Human Replay: A Theory of the Evo-lution of Media dirigida por Neil Postman y presentada en la Universi-dad de Nueva York en 1979. Escrito hace ms de 35 aos, adquiere un valor especial porque propone una serie de principios y predicciones so-bre la evolucin de los medios que el lector sabr contextualizar de la manera ms adecuada. En este captulo de su tesis doctoral, Levinson se la juega y asume riesgos que merecen todo nuestro respeto. Como sostiene el autor inspirado en Popper, la teora est obligada a hacer predicciones precisamente porque puede demostrarse su equivocacin.

    Como ya lo mencion, considero que Robert K. Logan es uno de los intrpretes ms fieles de esa mirada eclctica y transversal que caracterizaba a la reflexin McLuhaniana. Graduado en fsica en el MIT y con una incansable curiosidad por los ms diversos mbitos del conocimiento (desde la poesa hasta la teora de la complejidad, pa-sando por la innovacin tecnolgica y la evolucin de los soportes de la escritura), el aporte de Bob Logan a este libro resulta primordial para el futuro desarrollo terico de la ecologa de los medios: es posi-ble asumir plenamente la metfora biolgica en el estudio de los me-dios? La ecologa de los medios: es una ecologa verdadera o es slo el estudio de los medios como entornos? Podemos tratar a la cultura como un organismo? Y al lenguaje? Podemos considerar a la tecno-loga y los medios como sistemas naturales sujetos a los mismos prin-cipios de la biologa? Si bien, como sostiene Logan, es evidente que el lenguaje como un organismo no es algo que pueda interpretarse lite-ralmente, por otro lado nos recuerda que la fuente de energa para su metabolismo y reproduccin proviene de sus anfitriones humanos. El lenguaje como parsito simbitico?

    La tercera parte del libro se titula Las nuevas fronteras y pre-tende ofrecer un pequea muestra de la produccin ms reciente en el campo de la ecologa de los medios. Esta nueva fase donde una nueva generacin de estudiosos est tomando la antorcha izada por los discpulos de McLuhan y Postman se caracteriza, entre otras cosas, por la apertura de las conversaciones tericas y una necesaria actitud crtica respecto a la tradicin de la ecologa de los medios. Indrek Ibrus (Universidad de Tallinn, Estonia) es un brillante co-lega formado en la tradicin semitica de Tartu y doctorado en la London School of Economics. Su mirada transversal de los procesos de comunicacin aflora en su captulo, el cual entra de lleno en la pro-blemtica de la evolucin de los medios sin rechazar la polmica pero

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    abriendo el dilogo con otras tradiciones (desde Yuri Lotman hasta Niklas Luhmann).

    Adems de ser un reconocido investigador de la Universidade Es-tadual Paulista (Brasil) especializado en la comunicacin digital inte-ractiva, Denis Ren ha dirigido producciones en el campo del periodismo mvil y el documental interactivo. Sus trabajos en el cam-po del periodismo transmedia lo ubican entre los referentes de ese campo. Esta doble experiencia acadmica-profesional se expresa en plenitud en su captulo, donde recupera las reflexiones de McLuhan y las confronta con los nuevos formatos informativos en los dispositivos mviles. Denis Ren es tambin Director Acadmico de la Ctedra Latinoamericana de Narrativas Transmedia.

    Sergio Roncallo Dow es Doctor en filosofa por la Universidad Javeriana (Bogot) con una tesis sobre el concepto mcluhaniano de medio, posteriormente publicada bajo el ttulo Ms all del espejo retrovisor. La nocin de medio en Marshall McLuhan (Roncallo, 2011). Profesor en la Universidad de la Sabana, su trabajo se ha centrado en la bsqueda de los metarrelatos que definen la identidad en la moder-nidad tarda. Diego Mazorra (Universidad del Externado) ha estu-diado la relacin entre el consumo de medios, las nuevas tecnologas y la participacin poltica, en especial a partir del impacto del conflicto poltico-militar que se vive en Colombia. Como ellos mismos lo expli-can en el captulo que cierra este volumen, Roncallo Dow y Mazorra recuperan la idea de sonda de McLuhan y la lanzan al espacio pro-fundo de la cultura contempornea Quiz sta es la mejor manera de cerrar este libro: explorar las fronteras de la ecologa de los medios apelando a los instrumentos que nos legaron los padres fundadores.

    La eleccin de los textos fue realizada privilegiando sus aportes a la reconstruccin de un recorrido terico el de la ecologa de los me-dios y dejando de lado otras cuestiones como los aspectos forma-les de los mismos. Por este motivo, algunos captulos son muchos ms extensos que otros. Los estilos tampoco son homogneos: algunos nacieron como intervenciones orales mientras que otros fueron el re-sultado de un trabajo de escritura.

    Varios autores quedaron fuera de esta recopilacin. Algunos des-de Italia hasta Mxico no llegaron a tiempo con sus contribuciones (pero los esperamos para la segunda edicin!) y muchos otros inves-tigadores, desde conocidos referentes internacionales hasta jvenes figuras en ascenso, ni siquiera pudieron ser convocados ante los lmi-tes que nos impone el soporte impreso. Sera pretencioso creer que un

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    nico volumen puede contener toda la ecologa de los medios de ayer y de hoy. Pero estoy convencido que un simple libro puede ampliar las miradas tericas, activar conversaciones cientficas y contribuir a difundir un campo de investigacin de gran utilidad para encuadrar desde la teora las grandes mutaciones que vivimos en este convulsio-nado inicio de siglo.

    Para terminar solo me queda agradecer la gran disponibilidad de los autores y el soporte de Alfredo Landman, de la Editorial Gedisa, desde hace una dcada uno de mis interlocutores habituales en es-tos temas que tanto nos apasionan. El agradecimiento se extiende a Carolina Hernndez Terrazas por su colaboracin en la produccin del volumen. Los cambios en la ecologa de medios nos afectan a to-dos, desde el autor hasta el lector, pasando por el editor y el librero. Investigadores, profesores, alumnos, profesionales y empresas, desde las ms pequeas hasta las grandes corporaciones, no podemos mirar hacia otro lado: el ecosistema meditico est mutando y estamos obli-gados a comprender esas transformaciones. La ecologa de los medios, ni ms ni menos, nos brinda un conjunto de categoras e ideas todava in progress para comenzar a entender esos cambios.

    Carlos A. ScolariVic/Barcelona, 15 de enero 2015.

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