23553197 revista de estudios clasicos 1

320

Upload: alba-llanes-labrada

Post on 06-Aug-2015

448 views

Category:

Documents


1 download

TRANSCRIPT

Page 1: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1
Page 2: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1
Page 3: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Revistade

Estudios Latinos(RELat)

Page 4: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1
Page 5: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Revistade

Estudios Latinos

(RELat)

Número 12001

Sociedad de Estudios Latinos

Page 6: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

ISSN: 1578-7486Depósito legal: 50.144-2001

Compuesto e impreso por Fernández Ciudad, S. L.Catalina Suárez, 19 - 28007 Madrid

Impreso en España / Printed in Spain

Page 7: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

PRESENTACIÓN ................................................................................................

ARTÍCULOS

JESÚS LUQUE MORENO: Palabras en verso ............................................................PERE J. QUETGLAS: La función deíctica de los días de la semana en latín ..........EUSTAQUIO SÁNCHEZ SALOR: Casos sintácticos y casos léxicos. Tradición gra-

matical ............................................................................................................PIERRE LAURENS: Martial et Sénèque: affinités entre deux Latins d’Espagne .......ENRIQUE OTÓN: La palabra de aliento ..................................................................ALBA ROMANO: El héroe cómico .........................................................................ENRIQUE MONTERO CARTELLE: Omne animal post coitum triste: de Aristóteles a

S. Freud ..........................................................................................................CHARLES FANTAZZI: Poliziano’s Fabula di Orfeo: a Contaminatio of Classical

and Vernacular Themes .................................................................................CHRIS HEESAKKERS: Juegos con Lucilio. Los Centones Luciliani de Ianus Dousa,

primicias de la Filología Clásica en Leiden ...................................................JOSÉ MARÍA MAESTRE MAESTRE: La censura de Constantino Ponce de la Fuente

en la De asserenda Hispanorum eruditione siue de uiris Hispaniae doctis na-rratio apologetica de Alfonso García Matamoros .........................................

VICENTE CRISTÓBAL LÓPEZ: Homero y Ovidio en clave de zarzuela: la Briseida deRamón de la Cruz ..........................................................................................

ANTONIO FERNÁNDEZ DE BUJÁN: Fides publica e instrumenta publice confecta enDerecho Romano ...........................................................................................

INFORME SOBRE DIDÁCTICA Y NUEVAS TECNOLOGÍAS

CRISTÓBAL MACÍAS VILLALOBOS: Internet y la didáctica del latín .......................

RESEÑAS

Orazio Bianco, Sebastiano Tafaro (eds.), Il linguaggio dei giuristi romani, Lec-ce 2000 (Javier Andrés Santos) .....................................................................

Índice

9

1345

55779399

107

121

137

155

169

189

203

237

Page 8: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Benjamín García Hernández (ed.), Estudios de Lingüística Latina: Actas del IXColoquio Internacional de Lingüística Latina, Madrid 1998 (Patricia SantosGuzmán) ........................................................................................................

Gerhard Meiser, Historische Laut- und Formenlehre der lateinischen Sprache,Darmstadt 1998 (Concepción Fernández Martínez) ......................................

V. Bécares, F. Pordomingo, R. Cortés Tovar, J. C. Fernández Corte (eds.), In-tertextualidad en las Literaturas Griega y Latina, Madrid-Salamanca 2000(Ana Isabel Martín Ferreira) ..........................................................................

Micaela Janan, The Politics of Desire: Propertius IV, Berkeley - Los Angeles2000 (David Konstan) ....................................................................................

Benjamín García Hernández, Gemelos y Sosias. La comedia de doble en Plauto,Shakespeare y Molière, Madrid 2001 (Leonor Pérez Gómez) ......................

Ellen O’Gorman, Irony and Misreading in the Annals of Tacitus, Cambridge2000 (Beatriz Antón) .....................................................................................

Séneca, Diálogos. La filosofía como terapia y camino de perfección, Lleida2000 (Benjamín García Hernández) ..............................................................

Richard C. Beacham, Spectacle Entertainments of Early Imperial Rome, New-Haven-London 1999 (Carmen González Vázquez) .......................................

Manuel C. Díaz y Díaz Enciclopedismo e sapere cristiano tra tardo-antico e altoMedioevo, Milano 1999 (César Chaparro Gómez) ........................................

Isabel Velázquez Soriano, Documentos de época visigoda escritos en pizarra (si-glos VI-VIII), Turnhout 2000 (Antonio Espigares) ........................................

Miguel Angel González Manjarrés, Andrés Laguna y el Humanismo médico,Valladolid 2000 (Trinidad Arcos Pereira) .....................................................

J. Pascual Barea, Rodrigo Caro. Poesía castellana y latina e inscripciones ori-ginales, Sevilla 2000 (Luis Charlo Brea) ......................................................

Rhoda Schnur (Gen. Ed.), Acta Conventus Neo-Latini Abulensis (Proceedings ofthe Tenth International Congress of Neo-Latin Studies. Ávila 4-9 August1997), Tempe (Arizona) 2000 (Pedro P. Conde Parrado) .............................

Carlos del Valle Rodríguez, Corpus Hebraicum Nebrissense. La obra hebraicade Antonio de Nebrija, Madrid 2000 (María José López de Ayala) ..............

8 Índice

244

250

254

264

267

271

275

280

284

292

294

301

304

308

Page 9: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

La Sociedad de Estudios Latinos fue creada en 1992 con el objeto de pro-mover a todos los niveles el desarrollo de la Filología Latina en nuestro país. Apesar de su corta historia, agrupa ya a un gran número de latinistas españolesy desarrolla una notable actividad, cuya máxima expresión ha sido la celebra-ción de tres Congresos Científicos (1995, 1997 y 2000) con una considerableparticipación de especialistas en esta materia.

Con el deseo de consolidar su presencia en los foros españoles e interna-cionales, la Asamblea General de esta Sociedad, a propuesta de la actual Jun-ta Directiva, ha acordado la creación de un órgano editorial propio de carác-ter periódico, con la denominación de REVISTA DE ESTUDIOS LATINOS (RELat),cuyo primer número ve ahora la luz.

El nacimiento de una revista es siempre un proyecto apasionante. En nuestrocaso es también el reflejo de una firme intención de contribuir a crear un es-pacio común para el desarrollo de los estudios latinos desde unos criterios quedeseamos que estén inspirados en el rigor, la solvencia y la apertura a la ex-traordinaria riqueza que representa la tradición latina. En manos de todos no-sotros está el conseguirlo.

Así, la REVISTA DE ESTUDIOS LATINOS surge alentada por el propósito de re-coger contribuciones originales en cualquier ámbito de la Filología Latina,tanto en los aspectos científicos como en los didácticos, y se encuentra igual-mente abierta a aportaciones de las disciplinas que, de una u otra manera, in-ciden en la latinidad, bien sea otras filologías, bien otras materias, como lahistoria, el derecho, etc., desde una clara voluntad de profundizar en losvínculos con campos de conocimiento con los que guarda formas muy diver-sas de relación.

La periodicidad de la revista será, al menos de momento, anual. Su estruc-tura es la clásica de las revistas científicas de la especialidad, vertebrada entorno a artículos y reseñas de fondo sobre publicaciones recientes, un esquemainicial al que hemos añadido un apartado que presenta un extenso informe so-bre aplicaciones tecnológicas actuales para la investigación y la docencia dellatín. Asimismo se mantiene como base el formato tradicional en papel, y se po-drá disponer de una versión on-line (índice y resúmenes) a través de la páginaweb de la Sociedad de Estudios Latinos.

Presentación

Page 10: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Por último, queremos expresar nuestro agradecimiento a los profesores quehan colaborado en este primer número, así como a los miembros del ComitéCientífico por su disponibilidad para llevar a cabo en el futuro su tarea, en laconfianza de que las páginas que ahora ven la luz sean sólo el comienzo de unfructífero y duradero proyecto editorial.

EL CONSEJO DE REDACCIÓN

10 Presentación

Page 11: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

ARTÍCULOS

Page 12: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1
Page 13: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 13-43

0. La progresiva integración de la métrica en la lingüística a lo largo de lasúltimas décadas ha llevado a tener cada vez más en cuenta dentro del análisismétrico las unidades articulatorias de la cadena hablada: las sílabas, las palabras,las frases, «unidades rítmicas naturales» en la producción del lenguaje.

Las formas métricas (con sus posibles esquemas diversos) son la realizaciónde unas formas rítmicas ordinariamente a base de sílabas, es decir, a base delas unidades mínimas de producción del lenguaje 1. Luego, ya en el nivel de lacomposición de dichas formas y esquemas, entran en juego las palabras, loscola/commata sintácticos, las frases, es decir, las demás unidades articulatoriaso rítmico-articulatorias del lenguaje; y entre estas unidades rítmico-articula-torias «naturales» del lenguaje y las unidades del sistema rítmico-métrico(los tiempos rítmicos, los pies, los cola métricos, los períodos, las estrofas) seestablece un tenso juego dialéctico de coincidencias y discoincidencias en elque precisamente reside en buena parte la funcionalidad estética del lenguajeversificado. Al estudio de dos aspectos básicos de este juego se aplican, res-

Palabras en verso

JESÚS LUQUE MORENO

Universidad de Granada

Resumen. Un método para el análisis de los límites de palabra en los versos latinos.

Palabras clave: Versificación; límites de palabra.

Abstract. A methodology for the analysis of word boundaries in latin verse.

Key words: Versification; word boundary.

1 Unidades de producción y distribución de las unidades articulatorias mínimas, los fonemas.

Page 14: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

pectivamente, la «métrica verbal» y la denominada «colometría semántica» o«métrica sintagmática».

En lo que toca al latín, los estudios de «métrica verbal» o «tipología verbal»se hallan, como he dicho, hoy más que consolidados y tienen en su haber todauna ya larga tradición. Tales estudios han conseguido determinar y poner de ma-nifiesto las principales tendencias que configuran aspectos esenciales de la«norma» de composición de los principales versos latinos: la ubicación de losdistintos tipos de palabra en los distintos lugares del verso, las relaciones pala-bra-pie, palabra-colon, palabra-período, etc.; todo ello con inevitables repercu-siones en otras facetas de la métrica y la versificación, como pueden ser la con-cepción de la cesura o la determinación de la(s) que en cada caso concretodelimita(n) los cola de cada verso.

Por otra parte, es más que conocida la problemática entidad de dichas unida-des articulatorias del lenguaje: la de cada una en sí misma y la de su relacióncon las demás, dentro de la tradicional estructura jerárquica: elementum > sy-llaba > verbum > sententia-oratio. La dificultad de reconocer y definir la ver-dadera entidad lingüística de estas unidades reside, como es bien sabido, en quese hallan en la encrucijada entre el sistema y su realización en la cadena habla-da: la palabra, como la sílaba o la frase son unidades de dicha cadena, pero a lavez lo son en el sistema.

La palabra (PA) como tal ha sido siempre un problema abierto en el análisislingüístico, desde cuya perspectiva se ha llegado incluso a cuestionar su entidado validez como categoría lingüística general. Pero esto es algo que ahora no nosincumbe directamente; tanto el latín, como muchas otras lenguas que conoce-mos, son lenguas de palabras: la palabra en estas lenguas es a un tiempo unidadfonológica, formal, distribucional, semántica y funcional, aunque no siempre sehallen igualmente claros todos estos aspectos.

A la palabra latina, además, como es bien sabido, se le reconoce desde siem-pre una especial autonomía fónica.

1. Pero, como digo, aquí y ahora, de acuerdo con la meta que me propongo,no se trata de entrar en disquisiciones teóricas, sino simplemente de dejar claroel punto de partida: la palabra latina en cuanto que unidad de habla, en cuantoque tramo de articulación de la cadena hablada.

Por eso, de entrada, hay que empezar recordando la distinción entre palabracomo unidad del sistema lingüístico, como unidad de «almacenaje» del léxico,como unidad del diccionario, y palabra como unidad de la producción del habla.Esta doble cara de la palabra no deja de plantear dificultades, sobre todo, cuan-do a esa realidad bifronte se la denomina desde sus dos flancos con el mismotérmino «palabra». Un término que por ello resulta, en buena medida, ambiguo,dado su doble valor para designar tanto las «palabras ideales» del sistemacomo las «palabras sintagmáticas» del flujo de la cadena hablada.

Como ya he dicho, es la entidad de estas últimas lo que aquí y ahora nos in-teresa: la entidad de las palabras en el habla latina; la entidad, por así decirlo,

14 Jesús Luque Moreno

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 13-43

Page 15: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

«material» de las palabras latinas; la palabra, a fin de cuentas, en el sentido mássimple y tradicional del término: unidad de habla entre dos límites de palabra(LP), entre un comienzo y un final de palabra, culminada y demarcada poruna cumbre prosódica, por un «acento de palabra» 2.

Esto es lo que aquí nos interesa, pues, moviéndonos como nos vamos a mo-ver en el campo de la «métrica verbal», nuestro objetivo final no es otro que elde precisar sus relaciones con la forma/esquema métricos y sus unidades. Maspara ello es necesario tener claros los límites de las palabras (LP), su entidad fó-nico-prosódica en general y, más en concreto, en el habla latina y la considera-ción de que fueron objeto por parte de oradores, de prosistas, de poetas, asícomo de los antiguos teóricos de la expresión literaria.

Las palabras en el decurso, es decir, las «palabras sintagmáticas», puedenaparecer aisladas, en la medida en que una por sí sola puede constituir una uni-dad de sentido, una frase, una oración 3. Pero lo normal es que se den inmersasdentro de una unidad articulatoria superior 4 y engarzadas, ligadas estrechamentea la palabra anterior y a la siguiente.

De ahí la insistencia de rétores, gramáticos, etc. en que todo aquel que escri-be, sea en prosa, sea en verso, se esmere al poner unas palabras al lado de lasotras. Al combinar las palabras (suvnqesi" / compositio) para formar las unida-des rítmico-semánticas superiores, los commata, los cola, los periodoi, habíaque atender no sólo a aspectos tan importantes como el orden de dichas palabras(ordo) o los efectos rítmicos que con ellas se podían y debían conseguir (nu-merus), sino también a otros efectos ligados a la propia conjunción de las pala-bras, a la iunctura uerborum, a los límites de palabra.

In omni porro compositione tria sunt genera necessaria: ordo, iunctura, nu-merus 5.

En la iunctura uerborum había que atender, por un lado, a las característicasde las palabras en sí mismas; por otro, a las características de las partes de di-chas palabras. En lo que respecta a las palabras enteras era importante contro-lar la repetición (en aras de la uarietas y evitando el taedium), no ya de una

Palabras en verso 15

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 13-43

2 Cf. KORZENIOWSKI, 1998, pp. 7 s.3 Se suele citar como caso extremo el de «i», que sería a la vez un fonema, una sílaba, una palabra y

una frase. BIVILLE (1990, pp. 140 s.) señala como ejemplos lagona, oleum, Felix, bibe, inscripciones enotras tantas vasijas, haciendo referencia al continente, al contenido, al artesano o exhortando a la bebida.Y observa acertadamente que este empleo de las palabras aisladas se halla sometido a restricciones tan-to de índole morfológica como sintáctica: sólo las palabras de sentido pleno (sustantivos, verbos, adje-tivos, adverbios; no, en cambio, las conjunciones o las preposiciones) son susceptibles de ser así em-pleadas y además sólo con determinadas funciones sintácticas (de designación —nominativo— o deinterpelación —vocativo).

4 «Der Satz die normale Form der artikulierten Rede ist»: SOMMER-PFISTER 1977 § 166.5 Quint. IX 4,22. Los recursos del ordo serán (junto con otros como la transmutatio, la adiectio o la

detractio) unos de los más socorridos para evitar los problemas de la iunctura.

Page 16: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

misma palabra, sino de palabras del mismo volumen 6 o de la misma clase 7. Enlo relativo a los componentes de las palabras, importaban tanto las propiedadesde las sílabas, como las de los sonidos, que entran en contacto al juntarse laspalabras.

En cuanto a las sílabas, había que vigilar aspectos como la cantidad, la simi-licadencia o la conjunción aberrante o equívoca. Era de evitar la sucesión ex-cesiva de sílabas breves o largas 8. No era acertada tampoco la conjunción de pa-labras que conllevara la repetición de sílabas iguales o similares 9. Asimismo, alcombinar una palabra con otra había que evitar posibles complicaciones en elplano de las unidades significativas, es decir, que se produjeran secuencias si-lábicas que dieran la impresión de formar algún tipo de palabra ajeno al con-texto y, sobre todo, malsonante (el denominado kakevmfaton) 10.

En cuanto a los sonidos (es decir, al aspecto fónico-prosódico de la iuncturauerborum) había que vigilar las secuencias fónicas poco afortunadas 11 y, de for-ma muy especial, el contacto entre los finales y los iniciales, fueran consonán-ticos o, sobre todo, vocálicos.

No suponía, en principio, inconvenientes la unión de una consonante finalcon una vocal inicial 12 o la de una vocal final con una consonante inicial; enambos casos quedaba a salvo la secuencia fonémica o silábica normal, lo cualgarantizaba una buena ligazón («liaison») entre ambas palabras. Sí, en cambio,podía suponer un cierto tropiezo la confluencia de dos consonantes o la dedos vocales. La regla de oro al respecto la sintetiza Cicerón en estos términos:

16 Jesús Luque Moreno

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 13-43

6 Bien fueran monosílabos: Quint. IX 4,42 Etiam monosyllaba, si plura sunt, male continuabuntur,quia necesse est compositio multis clausulis concisa subsultet; bien palabras largas: Ideoque etiambreuium uerborum ac nominum uitanda continuatio et ex diuerso quoque longorum: affert enim quan-dam dicendi tarditatem.

7 Quint. IX 4,43 Ne uerba quidem uerbis aut nomina nominibus similisque his continuari decet, cumuirtutes etiam ipsae taedium pariant, nisi gratia uarietatis adiutae.

8 Quint. IX 4,66 ne pigra, ne longa sint, ne, quod nunc maxime uitium est, breuium contextu resultentac sonum reddant paene puerilium crepitaculorum.

9 Quint. IX 4,41 Videndum etiam ne syllaba uerbi prioris ultima et prima sequentis †ide nec†:quod ne quis praecipi miretur, Ciceroni in epistulis excidit: ‘res mihi <inuisae> uisae sunt, Brute, et incarmine: ‘o fortunatam <natam> me consule Romam’... IX 4,42 illa quoque uitia sunt eiusdem loci, sicadentia similiter et similiter desinentia et eodem modo declinata multa iunguntur.

10 Quint. VIII 3,44 s.: <uitium> quod kakevmfaton uocatur ... iunctura deformiter sonat, ut, si ‘cumhominibus notis’ loqui nos dicimus, nisi hoc ipsum ‘hominibus’ medium sit, in praefanda uidemur inci-dere, quia ultima prioris syllabae littera, quae exprimi nisi labris coeuntibus non potest, aut intersiste-re nos indecentissime cogit, aut continuata cum insequente in naturam eius corrumpitur; aliae quoqueconiunctiones aliquid simile faciunt ... IX 4,33 sunt quae imperitis quoque ad reprehensionem notabiliauidentur, id est, quae, commissis inter se uerbis duobus, ex ultima prioris ac prima sequentis syllaba de-forme aliquod nomen efficiunt.

11 Por ejemplo, la repetición de un mismo sonido a distancias cortas (homoeoprophoron) o el en-cuentro de sonidos de difícil pronunciación (disprophoron): cf. LAUSBERG 1960 §§ 975 s.

12 En este caso lo único digno de destacar era la especial entidad de la -m.: Quint. IX 4, 39 et illa Cen-sori Catonis ‘dicae’ ‘faciae’ que, m littera in e mollita ... illa littera, quotiens ultima est et uocalem uer-bi sequentis ita contingit ut in eam transire possit, etiam si scribitur, tamen parum exprimitur, ut ‘mul-tum ille’ et ‘quantum erat’, adeo ut paene cuiusdam nouae litterae sonum reddat. Neque enim eximitursed obscuratur, et tantum in hoc aliqua inter duas vocales uelut nota est, ne ipsae coeant.

Page 17: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

ne extremorum uerborum cum insequentibus primis concursus aut hiulcas uocesefficiat aut asperas 13.

La concurrencia (concursus) de dos consonantes podía dar lugar a una se-cuencia fónica brusca, áspera 14. La de dos vocales entrañaba el hiatus, con todasu compleja problemática 15.

2. El empeño en evitar el cacémphaton denota por sí mismo la conciencia deque las palabras se diluyen, por así decirlo, en la cadena hablada y de que, enconsecuencia, su identificación, su segmentación puede incluso llegar a hacersedudosa o ser ambigua: secuencias como cum Numerio o como cum nos, cumnobis, podían dar pie a falsas segmentaciones en las que se oyera la palabra cun-nus 16 . Ello, sin embargo, no significa que la segmentación de las palabras en lacadena hablada no viniera garantizada de muy diversas maneras; téngase encuenta que la identificación de dichas palabras, en cuanto que también son uni-dades paradigmáticas, era y es una necesidad ineludible para la comunicaciónlingüística 17; el reconocimiento de los «límites de palabra» dentro del flujo de lacadena hablada es algo fundamental, imprescindible en el proceso del habla.

Yo prefiero usar la expresión «límite de palabra» (LP), mejor que «final depalabra»; y empleo dicha expresión con el mismo sentido de las alemanas«Wortgrenze» o «Wortfuge» 18 o las francesas «intermot» 19 o «frontière demot» 20. La expresión «fin de palabra» (FP) prefiero dejarla para hacer referen-

Palabras en verso 17

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 13-43

13 Cic., Or. 150.14 Las que conllevan las consonantes asperiores (Quint. IX 4,37; Mart. Cap. 33,515 <litterae> as-

perae), que dan lugar a una structura aspera: Fortun. III 11, p. 127,18): las silbantes (s, x: Quint. IX 4,37), la vibrante r (Ov., Fast. V 481 aspera ... littera), la f: cf. LAUSBERG 1960 § 968.

Quint. IX 4,37 Ceterum consonantes quoque, earumque praecipue quae sunt asperiores, in com-missura uerborum rixantur, ut s ultima cum x proxima, quarum tristior etiam si binae collidantur stridorest, ut ‘ars studiorum’. Quae fuit causa et Seruio <Sulpicio>, ut dixi, subtrahendae s litterae quotiens ul-tima esset aliaque consonante susciperetur, quod reprehendit Luranius, Messala defendit. Nam nequeLucilium putat uti eadem ultima, cum dicit ‘Aeserninus fuit’ et ‘dignus locoque’, et Cicero in Oratore(Or. 161) plures antiquorum tradit sic locutos.

Cic., Or. 161: Quin etiam, quod iam subrusticum uidetur, olim autem politius, eorum uerborum, quo-rum eaedem erant postremae duae litterae, quae sunt in optimus, postremam litteram detrahebant, nisiuocalis insequebatur. Ita non erat offensio in uersibus quam nunc fugiunt poetae noui. Sic enim loque-bamur: qui est omnibu’princeps non omnibus princeps, et: uita illa dignu’locoque, non dignus.

15 Rhet. ad Her. IV 18; Cic. Or. 150 ss.; Quint. IX 4,33 ss. La structura hiulca (Fort. III 11, p. 127,17): cf. LAUSBERG 1960 §§ 969-973.

16 Char.GLK I 270,26; Cic., Or. 154: Quid ... quod dicitur cum illis, cum autem nobis non dicitur, sednobiscum? quia si ita diceretur, obscaenis occurrerent litterae, ut etiam modo, nisi autem interposuissem,concurrissent. Mart. Cap. V, 518: Vitandum etiam cacemphaton interpositione uel commutatione uerborum.

17 Hablaba Sommer en este sentido de dos factores contrapuestos: la conciencia de las unidades delsistema, que lleva a una actitud analítica y la tendencia a una pronunciación continua en la cadena ha-blada de aquellas unidades del sistema que se entienden relacionadas entre sí: SOMMER-PFISTER 1977 § 166.

18 Cf., por ejemplo, FRAENKEL 1955, p. 109, n. 2. 19 DE NEUBOURG 1986, p. 21.20 BIVILLE 1990, p. 143.

Page 18: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

cia a la parte final de dicha unidad; le doy, pues, el sentido que daba Fraenkel 21

a «Wortende» o De Neubourg 22 a «fin de mot».Como es bien sabido, en el establecimiento y reconocimiento de dichos LP

intervienen criterios y factores diversos: uno es el de la separabilidad, es decir,la conciencia de que entre las dos unidades separadas por el LP se pueden in-troducir otras 23.

Otro es el de la función demarcativa de las «pausas» y de las modulaciones to-nales que las acompañan. Este, sin embargo, es ya un criterio de difícil aplica-ción y mucho más tratándose del latín, a cuya realización fónica nos está vedadoel acceso, teniendo, por tanto, que contentarnos con otras vías indirectas, comolas referencias de los autores antiguos o las comparaciones analógicas con laslenguas modernas. Por otro lado, como se puede comprobar en las lenguas ac-tuales, la entidad física de las «pausas» que acompañan al LP es extraordinaria-mente variable; podríamos decir que va casi del cero al infinito. En efecto, lapausa del LP es más clara cuando la palabra se halla al comienzo o al final deuna unidad articulatoria superior, por ejemplo, una frase, es decir, cuando el LPcoincide con lo que denominaré «límite de sentido» (LF). Puede incluso, comohe dicho, que una palabra constituya por sí sola una frase 24, en cuyo caso habríaque suponer unos límites claros tanto al principio como al final. Aunque, dichosea de paso, tampoco el límite de sentido o límite de unidad sintáctica (LF) seidentifica necesariamente con una «pausa» efectiva. Bien es verdad que, encualquier caso, la posibilidad de pausa en el LF es sin duda mucho mayor que enel simple LP. Pero en el interior de estas otras unidades fraseológicas mayores (lafrase, el colon) no hay de ordinario 25 más pausas en LP que aquellas que el ha-blante (o el oyente) quieran establecer 26. De modo que en la mayoría de los LPno podemos hablar de pausa sino, en todo caso, de posibilidad de pausa, de«pausa potencial». Recordemos el quoddam latens tempus que ya Quintiliano re-conocía en la diuisio uerborum; quoddam y latens nada menos que en un lugartan destacado como la juntura obligatoria entre los dos cola del pentámetro:

Est enim quoddam ipsa diuisione uerborum latens tempus, ut in pentametrimedio spondio, qui nisi alterius uerbi fine, alterius initio constat, uersum nonefficit 27.

18 Jesús Luque Moreno

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 13-43

21 Loc. cit.22 Loc. cit.23 Es el caso de la interpositio que, como acabamos de ver, proponían los gramáticos y rétores para

evitar el «cacémphaton».24 Esto, sobre todo, en un diálogo: «Vale»; «Vbi?» - «Romae»; «Me?», etc.25 BIVILLE (1990, pp. 144 s.) ofrece una enumeración de funciones sintácticas que conllevan posi-

blemente una pausa («une breve rupture dans la continuité») en LP dentro del cuerpo de la frase: las ex-clamaciones, las interpelaciones, los incisos, ciertos tipos de aposición; cuando se retoma una palabra ose la cita; las frases nominales del tipo uox populi, uox dei; las yuxtaposiciones asindéticas del tipo deueni, uidi, uici.

26 Por ejemplo, por motivos expresivos o para evitar ambigüedades (et iam / etiam; sic ludit / si cludit).27 IX 4,27.

Page 19: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Una idea de la infinita variedad de posibilidades que se pueden dar en estetempus latens de la diuisio uerborum nos la puede dar la «escala de profundidadde los límites silábicos» (Tiefenskala der Silbengrenzen) que propuso De Groota propósito de la entidad fónica de los límites de los miembros o cola en que sesuele articular el hexámetro 28.

Una tercera marca de los LP es la especial entidad fónica o incluso fonológica(fonemas o sílabas) de los comienzos y finales de palabra 29.

En cuarto lugar hay que recordar como factor demarcativo de la palabra elacento: dicha modulación prosódica suele tener, además de su esencial funciónculminativa, una función demarcativa, que se hace especialmente clara en laslenguas en que el acento es fijo. En las demás esta demarcación puede quedar,si no eliminada, sí debilitada; tal sería el caso del latín, cuyo acento, que puededarse en la penúltima o en la antepenúltima (e incluso en la última, en virtud deuna apócope: illíc) sólo puede ser demarcativo en la medida en que no se ubicamás atrás de la sílaba penúltima.

Por otro lado, en virtud de su esencial función culminativa, el acento es uno ysólo uno en cada palabra: sólo una de sus sílabas es tónica; las demás, átonas, seapoyan en ella 30. Cada palabra tiene su «acento de palabra», que implica una in-flexión tanto de intensidad como de tono 31, en virtud de la cual una sílabacontrasta con las demás. De este modo, cada palabra considerada en una pers-pectiva sincrónica tiene una estructura fonológica y prosódica (es decir, silábi-co-acentual) fija que la caracteriza, en buena medida al margen e independien-te de la prosodia de la frase («acento de frase») o sintagma («acento de grupo»)en que se inserta. A su vez estas otras unidades articulatorias superiores tienensu propia entidad prosódica, sus propias modulaciones de intensidad y tono 32.

Palabras en verso 19

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 13-43

28 1935, pp. 108 s.: Un límite silábico es tanto más profundo cuanto que coinciden en él las siguien-tes condiciones:

a) es LP, o también LF o, sobre todo, LF fuerte,b) se da entre dos sílabas largas, entre dos palabras largas, entre dos grupos sintácticos largos, entre dos

unidades de correspondencia (miembros o versos) largas. En este caso depende más de la longitud de lo queprecede que de la de lo que sigue (Por eso, en cuanto a la cantidad silábica, se podrían distinguir los siguientescasos: entre dos sílabas largas / entre una larga y una breve / entre una breve y una larga / entre dos breves),

c) se da entre dos T del metro o del ritmo; en este caso depende también más de lo que precede quede lo que sigue,

d) en él se espera un límite de correspondencia (límite de miembro o de verso),e) se da entre dos fonemas que en la lengua normal no se suceden dentro de la misma sílaba (esto va-

ría en cada lengua, pues cada una tiene su propia silabización).29 Sobre ello cf. BIVILLE 1990, pp. 145 ss.30 En las palabras polisilábicas una de estas sílabas tónicas, no contigua a la tónica, puede aparecer

destacada frente a las demás mediante el denominado «acento secundario» («Nebenakzent»), que fun-ciona como una especie de eco o reverberación del acento principal.

31 Mezcladas en la proporción que cada lengua tenga establecida. Inflexiones siempre de ámbito másreducido que las de las unidades articulatorias mayores, como la frase. En lo que al tono se refiere, se re-conoce en el acento de palabra una modulación aproximada de tercera mayor (do-mi: cf., p.e., GARCÍA

CALVO 1979, p. 146), cuando en la frase es más o menos una de quinta (do-sol / sol-do).32 Como acabo de decir en la nota anterior, para la frase se reconoce la existencia de un intervalo de

quinta, ascendente o descendente.

Page 20: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Pero ya he dicho que las palabras en la cadena hablada se desenvuelven entredos tendencias contrarias, la de la continuidad ininterrumpida del flujo de dichacadena, que tiende a diluirlas en dicho flujo, y la de la presión del sistema, quetiende a individualizarlas y aislarlas.

3. Por ello, si bien es cierto que las palabras en la frase mantienen de ordi-nario su acento propio que las identifica, también lo es que dicho acento se ha-lla siempre en una relación dialéctica con el de las palabras vecinas; el acento decada palabra no tiene siempre la misma importancia relativa frente al de las de-más palabras; el acento de algunas palabras domina sobre el de otras y puedellegar a debilitarlo, a someterlo e incluso a anularlo. Y, al anularlo, anula encierto modo la propia entidad de la palabra en cuestión, que pierde su autonomíafónico-prosódica y queda sometida, anexionada a la palabra dominante, redu-cida a un mero anejo y constituyendo con ella una sola palabra en el decurso,una sola «palabra sintagmática». Esta es una de las razones que llevaron a losantiguos artígrafos a integrar dentro del sistema de las «prosodias» tres fenó-menos relacionados con la compositio uerborum, o, más exactamente, con lasdudas que sobre los límites de las palabras pueden surgir en el proceso de en-cadenamiento de unas con otras en el fluir del habla: se hacía necesario a vecesen este sentido advertir al lector de un pasaje determinado de que allí dos pala-bras habitualmente autónomas se pronunciaban fundidas en una sola (uÔfevn: me-galhvtora / megavlh tomhv) 33; otras veces la existencia de diversas posibilidadesen la relación de una palabra con sus vecinas o en la delimitación de dos pala-bras seguidas aconsejaba marcar debidamente dónde se hallaba dicha frontera(diastolhv o uÔpodiastolhv: h“lqe, nhvpioç / h“lqen, h“pioç) 34; convenía asimismoen ocasiones, a efectos de esta misma delimitación, marcar la anulación fónica dela vocal final de una palabra delante de una inicial consonántica (ajpovstrofoç:kaq’Ôhmw~n / kaqhmai) 35. La uÔ fevn, la diastolhv y la ajpovstrofoç, tres signos, tresaccidentes o afecciones (por eso los llamaron pavqh) de la combinación de laspalabras, que, en principio, podían parecer ajenos a la entonación del lenguaje,que no otra cosa es la prosw≥diva, fueron reconocidos como decisivos para dichaentonación e incorporados, casi de pleno derecho, al grupo de los prosode-mas; aunque, de entrada no lo pareciera, guardaban una estrecha relación con la

20 Jesús Luque Moreno

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 13-43

33 Diom. 434,36 hyphen ... hac nota subter posita utriusque verbi proximas litteras in una pronun-tiatione colligimus, ita tamen tum cum ita res exegerit copulamus, ut est ‘Turnus ut antevolans’ (Virg.,Aen. IX 47) et ‘antetulit gressum’ (Virg., Aen. VI 677) et ‘quam simulac tali persensit p.t.c.l.c.’ (Virg.,Aen. IV 90) et apud Sallustium ‘iam primum iuventus simulac belli patiens erat’ (Sall., Cat. 7): simulachyphen legendum. est enim una pars orationis.

Don. 372,2 (= 611,2 Holtz) hyphen vírgula subiecta versui: hac nota subter posita duo verba, cum itares exigit, copulamus, ‘ante≠∪tulit gressum’ (Virg., Aen. VI 677).

34 Diom. 435,10 (= Don. 372,5; 611,4 Holtz) huic contraria est diastole ... hac nota male cohaeren-tia discernuntur, ut est ‘ereptae, virginis ira’ (Virg., Aen. II 413) et ‘viridique in litore conspicitur, sus’(Virg., Aen. VIII 83).

35 Diom. 435,16 (= Don. 372,9; 611,6 Holtz) apostrophos ... hac nota deesse ostendimus parti orationisultimam vocalem, cuius consonans remanet, ut est ‘tanton’ me crimine dignum?’ (Virg., Aen. X 668).

Page 21: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

prosw≥diva por excelencia, el acento de palabra: con él compartían la función demarcar los límites de las palabras, del reconocimiento de una o dos palabras de-pendía la existencia de uno o dos acentos.

Surge, pues, en esta integración de las palabras en el flujo del habla el con-cepto de «palabra prosódica» (PP) como algo distinto de la palabra en el siste-ma e incluso de la «palabra gráfica», ya que no todas esas nuevas entidades pro-sódicas de la cadena hablada se reflejan en la escritura. Yo prefiero la expresión«palabra prosódica» a la de «palabra métrica» («Metrisches Wort», «mot mé-trique», «parola metrica»), porque entiendo que no se trata de fenómenos ex-clusivos del metro o del verso, sino de algo propio de la normal articulación dellenguaje. La prefiero también a «palabra fónica» o «palabra fonética», puestoque aquí no es cuestión tanto de sonidos o fonemas segmentales en el sentidonormal del término, sino más bien de prosodemas, de unidades suprasegmen-tales: unas sílabas en un determinado número, con una determinada entidad pro-sódica en sí mismas y en relación con las demás del conjunto (cantidad, acento).

Todo esto complica y dificulta, ¿qué duda cabe?, nuestro análisis de las pa-labras en un texto latino, sobre todo, cuando lo que pretendemos analizar son laspalabras en cuanto que entidades del flujo rítmico del verso. Se trata, en efecto,de reconocer en dicho flujo, las posibles «palabras prosódicas», por supuesto,sin poder oírlas, pero además en muchos casos, sin poder verlas, ya que esta de-pendencia prosódica de unas palabras frente a otras no ha tenido reflejo en lanorma de la escritura.

Queda, por tanto, claro que nuestros estudios de tipología verbal, nuestro aná-lisis de las palabras en el verso, no puede limitarse sin más a las «palabras grá-ficas»: no todos los límites de palabra (LP) tienen la misma entidad fónico-pro-sódica en dicha grafía. Viceversa, esta grafía ha anulado a veces dichos límitesy ha unido dos palabras que habían quedado prosódicamente soldadas; pero ellono quiere decir que en el hablante desapareciera por completo la conciencia delímite de palabra. Porque hay que reconocer con Bernardi Perini que la unidadprosódica constituida entre la enclítica y la palabra en que se apoya no anula enel hablante la conciencia de que se trata de dos palabras distintas y, por tanto, laconciencia del LP entre ambas 36.

Si queremos aproximarnos lo más posible a las palabras latinas para oírlaspasar en el flujo rítmico del verso, nos vemos en la necesidad ineludible detener en cuenta toda esta difícil cuestión de la entidad fónico-prosódica decada una de esas palabras en la frase. Y a la hora de determinar los LP quedelimitan dichas palabras y estudiarlos en relación con las unidades métricas

Palabras en verso 21

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 13-43

36 1970, p. 39: «l’unità fonetica di armaque no annulla mai nel parlante la coscienza della duplicitàdella parola; e proprio questa coscienza impedisce di accentare ármaque, comme avrebbe se -que fosseveramente una sillaba atona al pari di -ma- ... sia l’enclitica sia l’ortotonica perdono il proprio ne susci-tano un terzo, armáque, l’accento d’enclisi, nettamente diverso dall’accento di parola, indica manifestodi un agglutinamento fra due entità diverse che tuttavia, conservano, ciascuna, la propria individualità se-mantica»; la especificidad de este acento de enclítica la habrían notado, según él, ya los propios gramá-ticos latinos.

Page 22: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

hay que tener en cuenta que no todos los LP reflejados en la grafía normalson iguales; más bien, al contrario, hay que ser conscientes de que no son to-dos los que están y de que, en cierto modo, tampoco están todos los que son.Un estudio riguroso de tipología verbal ha de partir del reconocimiento deestas diferencias y del establecimiento de unos tipos de LP claramente defi-nidos.

4. Un caso claro de dependencia prosódica, especialmente al alcance denuestra percepción, es el de los denominados «clíticos», es decir, el de las pa-labras que por una u otra razón (fónica, semántica, gramatical) han ido per-diendo fuerza en su cuerpo fónico-prosódico hasta quedar definitivamenteapoyadas en otras palabras acentuadas que les seguían (proclíticos) o que lesprecedían (enclíticos). Es éste un caso específico de «acento de frase» o«acento de grupo» al que podemos aproximarnos con cierta esperanza de per-cibir su verdadera entidad. Y aun así tampoco se puede llegar siempre aconclusiones definitivas, pues a lo más que alcanzamos es a lo que podemosdeducir de las observaciones de los gramáticos antiguos 37, de la comparacióncon otras lenguas o de hechos constatables dentro del propio latín, como elque agitur sufriera apofonía y pasara a igitur en una secuencia como «quidagitur?».

4.1. Si empezamos por las palabras enclíticas, lo primero que vemos es quehay unas (-ce, -ne, -que, -ue, por un lado; -met, -dem, -pse, -pte, por otro) quesiempre aparecen en dicha posición 38 y otras que pueden aparecer en otrasposiciones (como es el caso de -cum, de -nam, de es(t), o de los pronombres in-definidos).

En las primeras la situación resulta más clara: su dependencia prosódica pa-rece que era absoluta; quedaban sometidas a la palabra anterior y parece inclu-so que daban lugar a anomalías en la acentuación, como el denominado «acen-to de enclítica» 39. Las segundas son ya más problemáticas.

22 Jesús Luque Moreno

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 13-43

37 Observaciones, como ya he dicho, en más de un caso de dudoso valor; cf. SOMMER-PFISTER 1977 § 169.LEUMANN 1977 § 237 clasificaba así las principales excepciones documentadas a la norma de acen-

tuación: acento en la sílaba final; acento en la antepenúltima a pesar de ser larga la penúltima; acento enuna sílaba penúltima breve. Entre ellas reflejan directa o indirectamente estas cuestiones del «acento degrupo» a que me estoy refiriendo acentuaciones anómalas como adéo (ad-éo / ádeo de adire), compa-rables a las de adhúc o quoad y sobre todo aquellas en que la enclítica -que, -ne, -ue se añade a una pa-labra terminada en vocal breve: armáque, votáque, musáque.

38 Algunas como -que o -ue se hallan atestiguadas sin separación gráfica ya en las inscripciones másantiguas (Senatus consultus de bacchanalibus).

39 Acento que, como es bien sabido, parece que atraía el de la palabra base a la sílaba inmediata-mente anterior a la enclítica, contraviniendo incluso la «ley de la penúltima», cuando esta sílaba erabreve: doctaque (puede que por analogía con doctusque). La enclítica -que, en cambio, cuando no seempleaba con un sentido meramente copulativo («y, también»), sino totalizador, parece que no atra-ía el acento a la anterior sílaba breve: úndique, útique. Cf. SCHOELL 1876, pp. 137 ss.; BERNARDI PE-RINI 1970, pp. 38 ss.

Page 23: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

4.2. Y aún más lo son para nosotros las palabras proclíticas 40; para reco-nocer su dependencia acentual no tenemos base en la grafía normal 41 y el testi-monio de los propios latinos no es del todo seguro ni uniforme 42: se suelen adu-cir a este propósito, por ejemplo, afirmaciones como ésta de Quintiliano:

Cum dico ‘circum litoral’, tamquam unum enuntio, dissimulata distinctione;itaque tanquam in una uoce una est acuta; quod idem accidit in illo ‘Troiae quiprimus ab oris’ 43.

Aunque, nótese que el propio Quintiliano no habla de fusión del proclítico ysu palabra de apoyo en una sola palabra, sino de una pronunciación de grupopróxima a la de una palabra normal: dissimulata distinctione, tamquam in unauoce. Además estas acentuaciones circúm, extrá, iuxtá propuestas por los gra-máticos no responden a observaciones de la lengua viva, sino que tienen visosde ser artificios escolares, sobre el modelo de dobletes griegos como pavra–parav, pevri– periv, para diferenciar fónicamente distintas funciones de una mis-ma forma 44.

Los apoyos en este campo hay que buscarlos, por tanto, bien en los resultadosrománicos de ciertas formas latinas 45, bien en la analogía con las lenguas mo-dernas. Dicha analogía, así como las grafías que acabo de mencionar o a vecestambién el testimonio de los gramáticos antiguos 46, habla a favor de que, cuan-do preceden a la palabra a la que se refieren, las preposiciones son proclíticas.Serían, en cambio, tónicas cuando funcionan como adverbios (infra, supra,etc.) 47 o cuando van colocadas después de la palabra por ellas regida (Italiamversus) 48.

Adverbios de lugar en su origen, con plena autonomía semántica y prosódica,pasaron luego a unirse en composición a verbos en calidad de «proverbios» o a

Palabras en verso 23

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 13-43

40 De ellas y de las enclíticas me ocupo con más detalle en otro trabajo acerca de la articulación fó-nico-prosódica de la lengua latina en general.

41 Las inscripciones, en cambio, sí testimonian a veces su unión con la palabra siguiente: ADEVM,INTABVLAS (CIL 12 593, 8 y 14), A.BA.MO.RE (CIL VI 35767).

42 Cf. Schoell 1876, pp. 177 ss.43 I 5,27. Cf. también, entre otros, Diomedes GLK I 433, 10 (item inveniuntur raro disyllabae quae

acui desiderant, ut est circum inter) o Carisio (Palemón) GLK I 189,10 ss.; 245,14; 301,3.44 LEUMANN 1977, p. 241; sobre poné, siné, ergó para distinguirlos de los homónimos póne, síne, érgo

cf. p. 239.45 Trans Tiberim > it. «Trastevere».46 Por ejemplo, Donato GLK IV 391,11: Separatae praepositiones acuuntur, coniunctae casibus aut

loquellis vim suam saepe commutant et graves fiunt.47 Cf., por ejemplo, Carisio, loc. cit.48 No entrarían aquí (cf. SOMMER 1977, p. 217) los casos en que tras la preposición sigue una deter-

minación (por ejemplo, un genitivo) del sustantivo anterior (virtutem propter imperatoris) y por supuesto,los empleos enclíticos de cum con los pronombres personales: técum, vobíscum.

En proptérea, intérea se podría hablar de un acento especial de la preposición (tipo circúm) o tam-bién, como hemos visto, (SOMMER 1977, p. 217) de un desplazamiento del acento por efecto de la énclisisde ea. Pero puede tratarse simplemente de un caso de epéctasis.

Page 24: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

funcionar sintácticamente unidas a un sustantivo siguiente, de donde el nombrede «preposiciones» (provsqesiç). Es este segundo caso el que aquí nos interesay ocupa; el de estas «preposiciones» normalmente proclíticas. No se excluye,sin embargo, en ellas la énclisis, como ocurre con cum, unida a los pronombrespersonales (mecum, nobiscum) o relativos (quocum, quicum); similar es el casode quóad, frente, por ejemplo, a adhúc o adéo.

5. En todas estas posibles «palabras prosódicas», así como en cualquier pa-labra «normal», el acento se constituye en cumbre única de dicha unidad arti-culatoria y la unifica, aglutinando en torno a sí y a la sílaba tónica las demás sí-labas y los fonemas de que constan; el acento contribuye de este modo a lacohesión interna de la palabra como tal unidad. La palabra, en efecto, a la vezque demarcada de modo más o menos claro por dicho acento, resulta indivi-dualizada gracias a él y dotada de la suficiente cohesión interna. No son esca-sos los hechos fonéticos y prosódicos que reflejan esta entidad unitaria de la pa-labra: por ejemplo, los que sólo se dan en un determinado lugar (comienzo,interior, final) de la palabra 49.

La palabra es indescomponible: no admite la separación ni el cambio de or-den de los morfemas o fonemas que la integran; en ello se diferencia del sin-tagma (descomponible en las palabras que lo constituyen, las cuales pueden, porejemplo, cambiar de orden 50 dentro de él); en ello se diferencian, como ense-guida veremos, un verdadero compuesto (agricola) de una mera yuxtaposi-ción (agri cultura, agri cultor) 51.

Y con esto llegamos a un nuevo capítulo, ineludible en cualquier estudio so-bre «tipología verbal», el capítulo de los compuestos, que abarca incluso la po-sible «descomposición» de los mismos, tal como, por ejemplo, se observa en ladenominada tmesis.

No es la composición en latín un recurso lingüístico tan rico y productivocomo en otras lenguas 52. Aun así, los compuestos son en latín abundantes y re-

24 Jesús Luque Moreno

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 13-43

49 La apofonía, por ejemplo, en casos como illico (< in loco), inimicos (<in amicos), inertem (<in ar-tem) sería en este sentido una marca evidente de que nos hallamos ante una sola palabra.

50 Siempre que dicho orden no sea lingüísticamente pertinente.51 Aunque a partir de una yuxtaposición de este tipo, es decir, de la asociación frecuente de dos pa-

labras en la cadena, pueda surgir una nueva palabra: sodes / si audes, sis / si uis, denuo < de nouo, ili-co < in loco.

52 Como el antiguo indio o el griego; de lo cual eran conscientes los propios latinos: «Sed res tota ma-gis Graecos decet, nobis minus succedit», Quint. I 5,70. Cf. LEUMANN 1977, p. 385.

Los compuestos han sido desde siempre objeto de la atención de gramáticos y lingüistas y desde co-mienzos del siglo pasado constituyen un apartado importante dentro del no menos importante capítu-lo de la formación de las palabras («Wortbildunslehre»). Los neogramáticos, la gramática histórica ycomparativa dieron pasos importantes en la determinación de la naturaleza de este tipo de palabras, desu significado, su funcionamiento y su historia. Sin desligarse de esa línea metodológica y sobre pre-supuestos teóricos de Benveniste llevó a cabo BADER (1962) un importante estudio sobre los com-puestos nominales latinos, formulando propuestas sobre su significado desde el punto de vista de la his-toria de la lengua y del desarrollo de la morfología y la sintaxis: según ella, los más antiguoscompuestos serían anteriores a este desarrollo de la gramática y habrían cubierto el campo de lo que

Page 25: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

quieren una especial atención por parte de quien se sitúa en nuestra perspecti-va de analizar el funcionamiento de la unidad palabra dentro del lenguaje ver-sificado.

En un sentido amplio se consideran compuestas todas aquellas palabras encuyo interior se pueden reconocer como miembros dos o más palabras (o temasverbales) reunidas bajo un solo acento y formando una sola unidad verbal 53.Pero inmediatamente hay que distinguir dentro de este tipo de palabras dos sub-tipos diferentes tanto en su estructura como quizá también desde una perspec-tiva histórica: los auténticos «compuestos» («Komposita») y las «yuxtaposi-ciones» («Zusammenrückungen»).

La diferencia entre ambos reside sobre todo en su grado de fusión 54. En losprimeros esta fusión es total: los componentes han quedado soldados, diluidos,en una sola unidad formal y semántica, hasta el punto de que ambos o uno deellos no son identificables con una palabra autónoma (agri-cola) 55. En los se-gundos, en cambio, la fusión es sólo parcial, pues si han logrado constituir

Palabras en verso 25

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 13-43

luego fueron las proposiciones relativas o el predicado de una proposición principal; los compuestosmás antiguos serían así reliquias de los más antiguos sintagmas, constituidos a base de una expresiónde sentido verbal (en una época en que el verbo aún no estaba caracterizado como tal) y por su deter-minación (en una época en que las relaciones sintácticas aún no se habían fijado en unas determinadasformas de los términos).

Al tiempo que los sistemas morfológico y sintáctico se fueron consolidando, los compuestos habríanido cambiando de naturaleza. Si se matuvieron, fue bajo ciertas condiciones, definiéndose ya sólo poroposición a las simples (reunión de varias simples en una palabra nueva) y en estrecha relación formalcon ellas, aunque con evidentes síntomas de su carácter arcaico tanto en la forma como en el empleo; lla-mativo es, por ejemplo, su especial arraigo en la lengua poética —bibl. en p. 419, n. 7—, en el léxico dela religión, del derecho, etc.

Las hipótesis de Bader, sobre todo en lo referente a las etapas más antiguas, no consiguieron el con-senso de la comunidad científica; también las premisas teóricas de Benveniste, de las que la autora par-tía, se han visto luego asediadas por la crítica. Un resumen de estos puntos de vista posteriores puedeencontrarse en ONIGA 1988, pp. 21 ss., quien desde los nuevos presupuestos de la gramática generati-va replanteó la cuestión de los compuestos nominales latinos, intentando describir los procedimientossincrónicos que regulan la formación de estas palabras dentro de un determinado «espacio de tiempo»(el autor opera con un millar de ejemplos atestiguados en la literatura latina desde Andronico a Vir-gilio).

Acerca de los compuestos en la lengua poética latina, cf., por ejemplo, LEUMANN 1959, en LUNELLI

1974, pp. 168 ss.53 Se incluyen aquí, ante todo, los compuestos nominales, adjetivos o sustantivos, del tipo de parti-

ceps o magn-animus, y también (cf. por ejemplo, LEUMANN 1977, p. 383) los que se forman a base depreverbios, bien nominales (in-certus, per-magnas) bien, y sobre todo, verbales (ad-ire, dis-ponere); aun-que a estos últimos se les reconoce hoy una entidad especial.

54 También son distintos desde una perspectiva histórico-lingüística, pues, mientras los auténticoscompuestos responden casi siempre a unos tipos o modelos fijos determinados, los yuxtapuestos no si-guen ningún modelo, sino que son de muy diversa índole.

55 ¡Con /i/ breve! Un verbo, por ejemplo, puede aparecer como segundo miembro nominal, pero en suforma radical: así ocurre en el propio agri-col-a (qui agros colit) o en formas como tubi-cen (canere),parti-cip- (capere), male-dic-us (qui male dicit).

Un nombre aparece como primer componente, pero reducido a la raíz, sin determinaciones de caso ode número; véanse los mismos ejemplos anteriores.

Page 26: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

una sola unidad semántica no han llegado a perder del todo su entidad formal ygramatical, como se puede ver, sobre todo, en el primer componente: es elcaso de los verbos compuestos de preposición o en aquellos compuestos nomi-nales en que el primer miembro sigue flexionándose.

Desde una perspectiva historicista, como la de Bader, en etapas más recientesde la evolución lingüística, con una morfología y sintaxis ya desarrolladas,cuando los compuestos son equivalentes a sintagmas ya existentes en la mismalengua, se desarrolla la posibilidad de que un sintagma, un grupo de palabras au-tónomas, empiece a fijarse y a recorrer los pasos necesarios para llegar a cons-tituir un compuesto. Un paso intermedio entre el estadio de mero grupo o sin-tagma y el verdadero compuesto sería éste de la «yuxtaposición»; en ella lagrafía ya es continua, la prosodia es la propia de una palabra única, incluso losdos elementos se hallan de ordinario en el mismo orden (determinante-deter-minado) que en los genuinos compuestos; pero la unión de los componentes estodavía la de palabras autónomas, no la de morfemas, como ocurre en la juntu-ra de los miembros de un compuesto.

5.1. Mas, aunque en la yuxtaposición los miembros tienen la misma formaque cuando funcionan independientes, la diferencia con un sintagma es clara 56;se trata da una palabra única con un contenido semántico específico y con unúnico acento de palabra, como ya atestiguaban los propios gramáticos anti-guos 57.

No obstante, no cabe duda de que los yuxtapuestos se originan a partir de sin-tagmas: son sintagmas que con el tiempo han dejado de «generarse sintáctica-mente» y se han «lexicalizado»; proceso de lexicalización que puede afectar asintagmas más complejos, como los numerales undeuiginti, duodeuiginti o laslocuciones del tipo de forsitan o nudiustertius o las interjecciones como me-hercule(s), mecastor, mediusfidius.

Lógicamente las yuxtaposiciones pueden con el tiempo llegar a ser com-puestos propiamente dichos, en el sentido estricto del término. Se puede, portanto, reconocer una especie de proceso a base de diversos grados de fusión: sin-tagma > yuxtaposición > compuesto > unidad léxica > afijo.

El paso desde el estado de grupo sintagmático a yuxtapuesto vendría garan-tizado 58 por la fijación del orden de los elementos y por la fusión gráfica; unaetapa intermedia podría reconocerse en el momento en que los miembros delgrupo sólo pueden ser disociados por un enclítico (ueri quidem similis) 59.

El paso desde el estadio de yuxtaposición hasta el de compuesto vendría

26 Jesús Luque Moreno

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 13-43

56 ONIGA 1988, pp. 61 s.57 Prisc. GLK II 177, 18 s.; 180, 17 s.; 183, 12; Don. GLK IV 371; Diom. GLK I 433,30; Serg. GLK

IV 483,25.58 BADER 1962, p. 303.59 Sobre los yuxtapuestos en latín, sus tipos, etc., cf. BADER 1962, pp. 296 ss.; LEUMANN 1977 § 333

I B; ONIGA 1988, pp. 140 ss.

Page 27: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

marcado por alteraciones fonéticas o morfológicas 60, un proceso largo quepuede alcanzar distintos grados de cumplimiento 61.

Por lo demás, en todo este recorrido desde un simple sintagma a una yuxtapo-sición y desde aquí a un compuesto intervienen múltiples circunstancias e influ-yen factores diversos de índole estilística, rítmico-prosódica 62, sintáctica, etc 63.

En resumidas cuentas, lo que aquí nos interesa resaltar es que la aproxima-ción fónico-prosódica de dos o más palabras, hasta llegar a fundirse en una «pa-labra prosódica» o incluso en lo que normalmente entendemos por una sola pa-labra es un proceso largo que puede alcanzar etapas muy diversas decumplimiento.

5.2. Tan diferentes grados de fusión suponen, como es lógico, en el ha-blante unos diferentes grados de conciencia del LP interior del grupo, el que se-para un componente del otro; es lógico, en efecto que dicho LP sea más claroentre los miembros de una yuxtaposición que entre los de un compuesto; así seexplica el hecho de que la tmesis sea mucho más frecuente en la primera que enel segundo 64.

Pero sin llegar al extremo del artificio de la tmesis no hay que olvidar la po-sibilidad de «descomposición» a que las palabras compuestas y, muy en especiallas yuxtapuestas, se hallan sujetas. En virtud de dicha recomposición etimoló-

Palabras en verso 27

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 13-43

60 Entre las primeras, la apofonía del segundo miembro (de nouo > denuo; *i(n) s(t)loco(d) > ilico;síncopas (e rogo > ergo; in praesentia rerum > inpraesentiarum; Iouis glans > iuglans; *pro r(a)tione> p(r)ortione; elisión de la vocal final del primer miembro ante la inicial del segundo (magnopere, pae-ninsula, paenultimus, non [<*noinom < ne oinom], nullus / neutiquam, neuter); caída de u intervocálicaante la o en los compuestos de uorsum, uorsus (deorsum > iusum; s(e)orsum > sursum; *reuorsum >rursum; pro uorsus > prorsus); «caída» de m ante vocal (circuitus, circuitio / circumitus, circumitio); di-similaciones (*mediei die > medeidie > meridie); simplificación de grupos consonánticos (ilico; pome-ridiem < postmeridiem). Como cambios morfológicos se pueden citar la introducción de una i en aqui-ductus, terrimotus por analogía con los terminados en i (esta i llegó a generalizarse en lugar de cualquierotra desinencia). Un yuxtapuesto plural puede dar sin derivación un compuesto singular: Septemtriones(constelación de los siete bueyes de labor) > Septemtrio (el Norte); los nombres de magistrados a base denumeral más uiri (duum uirum -gen.- > duo uiri > duouir).

Un factor que acelera el paso de yuxtaposición a compuesto es precisamente la derivación, el que alsegundo miembro de la yuxtaposición se le añada un sufijo derivativo: tertia decima, tertiadecimani; usufructus, usutructuarius; Aquae Flaviae, Aquiflavienses.

61 Hay, sin embargo, grupos yuxtapuestos que sólo excepcionalmente (ros marinus > fr. romarin) lle-gan a constituir un compuesto; se diferencian de los anteriores por su grafía discontinua y porque suscomponentes no se hallan en el orden determinante-determinado, propio de los compuestos, sino en el or-den determinado-determinante. Los hay en que el segundo término es un genitivo: captatio benevolen-tiae, curriculum uitae, cursus honorum, mos maiorum, orbis terrarum, pater familias, praefectus equi-tum, Forum Iulii, Portas Veneris y bastantes otros nombres de lugar. Pero los que más abundan son lossintagmas sustantivo + adjetivo (aquí, como se ve, la proporción con respecto a los anteriores es inver-sa a lo que ocurría en los yuxtapuestos con orden determinante-determinado.): ager publicus, annalesmaximi, ars grammatica, as libralis, campus Martius, Gallia cisalpina, flamen dialis, forum boarium, iusciuile, res publica, etc.

62 Por ejemplo, el número de sílabas de cada uno de los componentes.63 Cf. BADER 1962, pp. 310 ss.64 LEUMANN 1977, §§ 261,2 y 333 1 B.

Page 28: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

gica, síntoma de la presión analítica del sistema sobre el flujo continuo de la ca-dena hablada, un hablante en una determinada ocasión puede «descomponer» un«compuesto», identificando alguno(s) de sus componentes con otros empleos au-tónomos de los mismos. Ya en sí el punto de juntura de un compuesto o yuxta-puesto tiene peculiaridades que lo asemejan a un LP: así ocurre, por ejemplo, conla silabización de los grupos de muta cum liquida, que en estos casos es prefe-rentemente heterosilábica, como en los LP: obruo o ab-lego al igual que ob remo ab legione 65. La «recomposición» se refleja enseguida en el plano fónico, porejemplo, a base de anular la normal asimilación consonántica (conlocare / co-llocare) o la normal apofonía (pertaesum / pertisum, consacrare / consecrare) 66;se refleja también en lo prosódico, como demuestran los desplazamientos delacento: conténet > «contiene» / cóntinet; supsténet > «sostiene» / sústinet. Yesta recomposición, evidente en la fonética y en la acentuación, da pie para re-conocer también en el hablante que así actúa la conciencia de que en dichos lí-mites da compuesto existe la misma pausa virtual que en cualquier otro LP.

Un hablante, por tanto, desde el punto y hora en que reconoce en un com-puesto o en un yuxtapuesto la presencia de dos palabras distintas, está dandomuestras de que es consciente de la existencia de un LP dentro de dicha palabrasintagmática. Y por ello en un determinado momento puede poner un énfasis es-pecial en dicho LP y actualizarlo o hacerlo patente en la estructura métrica de unverso: bien en el nivel de la composición (por ejemplo, reconociendo en él uncorte articulatorio —cesura o diéresis— de un verso) o incluso en el de la eje-cución de un verso.

5.3. La tmesis es otro fenómeno, aún más estridente, en esta «descomposi-ción» de los compuestos. No pasa de ser algo esporádico y prácticamente limi-tado al lenguaje culto, pero, aun así, no hay más remedio que tenerla en cuentaen este tipo de estudio o análisis al que nos estamos refiriendo.

Condicionada a veces por razones métricas (septem subiecta trioni 67), latmesis se da, como he dicho, sobre todo, en los yuxtapuestos; sólo excepcio-nalmente la vemos en otras junturas, como las de sufijos 68.

6. Pues bien, hechas estas advertencias previas sobre la entidad de las pa-labras en la cadena hablada, abordemos ya el objetivo que nos habíamos pro-puesto.

Y empecemos reconociendo que toda palabra 69 tiene una «estructura prosó-dica», es decir, se halla constituida por una o más sílabas portadoras de unas de-terminadas modulaciones prosódicas.

28 Jesús Luque Moreno

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 13-43

65 SOMMER-PFISTER 1977 §§ 166 s.66 SOMMER-PFISTER 1977 §151; BIVILLE 1990, p. 152.67 Cf. QUINTILIANO VIII 6,33: Dure etiam iungere arquitenentem et diuidere septentriones uidemur. 68 LEUMANN 1977 § 261, con bibliografía.69 Y habría que incluir aquí tanto la palabra normal como la que vengo denominando «palabra pro-

sódica».

Page 29: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Esta estructura prosódica de la palabra no es algo absolutamente fijo, sino quepuede sufrir cambios en la cadena hablada. Las palabras, como vengo diciendo,nos interesan aquí no tanto en abstracto, como unidades del sistema léxico ogramatical, sino en concreto, en el habla, como unidades de articulación de lacadena hablada. En dicha cadena la estructura prosódica de una palabra no escompletamente fija.

No me refiero, pues, aquí a una serie de variaciones formales que en otrosentido se pueden reconocer entre las palabras, cuando se las considera desde lavertiente del sistema: variaciones flexivas o paradigmáticas (amo, amas, amare),variaciones fonéticas del tipo de nec/neque o variaciones estilísticas (duellum/be-llum, nauta/nauita). Todo este tipo de variantes no lo son de la palabra en cuan-to unidad sintagmática; en el flujo del habla constituyen palabras independientesy como tales han de entenderse a efectos del análisis de métrica verbal.

Lo que aquí nos interesan son otras variaciones que, además de éstas, puedesufrir cada una de esas palabras.

6.1. En efecto, una palabra, al integrarse en la cadena hablada, puede sufriralteraciones en sus sílabas o fonemas extremos, iniciales o, sobre todo, finales,en virtud de la denominada «fonética sintáctica» o «sandhi», que afecta tanto alos encuentros entre vocales (las sinalefas, las elisiones y aféresis), como a losencuentros entre consonantes (asimilaciones, reflejadas o no en la escritura; elcaso particular de la -m final o el de la «s líquida» inicial, o el de la s final endeterminadas épocas o regiones) o entre consonantes y vocales (la liaison de lasfinales con las iniciales dentro de la frase) 70.

6.2. Una palabra en la cadena hablada puede sufrir también alteraciones ovariaciones en su interior: por ejemplo, puede ver alterado su esquema silábico-cuantitativo por causa de la abreviación (en virtud de la correptio iambica 71) oel alargamiento (la denominada breuis in longo 72) de alguna de sus sílabas. Pue-de verse alterada en el número de sílabas, en virtud de determinadas peculiari-dades de la pronunciación: puede sufrir diéresis (Aen. II 470 exsultat telis et lucecoruscas aëna; III 354 aulai medio libabant pocula Bacchi; VII 464 exsultant-que aestu latices, furit intus aquai) o sinéresis (Aen. I 131 Eurum ad se Zephy-rumque uocat, dehinc talia fatur; Aen. II 391 arma dabunt ipsi»: sic fatusdeinde comantem ) o consonantización de una i tras consonante y ante vocal(Aen. I 2 Italiam fato profugus Lauiniaque uenit; Aen. II 442 haerent parietibus

Palabras en verso 29

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 13-43

70 Exponente de estos condicionamientos de la cadena fónica sobre la entidad de las palabras son loscasos de doblete o incluso triplete del tipo de neque/nec, siue/seu, deinde/dein, haud/haut/hau, abs/ab/a,magis/mage, satis/sat, etc. Sobre todo ello cf. SOMMER-PFISTER 1977 § 166 ss.: «Lautliche Besonder-heiten im Satze».

71 Que, como es bien sabido, no se restringe al interior de una palabra normal (bene, tibi etc.; ma-gistratus, uoluptates, etc.), sino que afecta también a la palabra prosódica, es decir, a dos palabras liga-das por el sandhi en la cadena hablada (sed ille, eg(o) istos, etc.).

72 Que por darse casi exclusivamente en los tiempos marcados del ritmo es también denominada pro-ductio ob arsin.

Page 30: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

scalae postisque sub ipsos); pueden darse en ella distintas silabizaciones delgrupo «muta cum liquida» (Virg., Aen. II 663 natum ante ora pu-tris, pat-remqui obtruncat ad aras; Ov., Met. XIII 607 et primo similis uo-lu-cri mox uerauo-luc-ris).

6.3. Nos interesan aquí sobre todo las alteraciones del primer grupo. Cuan-do en el análisis métrico se habla de «estructura prosódica» de las palabras, selas entiende, como es lógico, igual que nosotros aquí, no aisladas, como ele-mentos del sistema léxico o gramatical, sino integradas en la cadena, tal ycomo aparecen de hecho en el habla. En este sentido Korzeniowski 73 distingueentre «Wortgestalt», que sería la estructura prosódica de una palabra aislada(formosum y formosus = antibaqueo) y «Worttyp», que sería la estructura pro-sódica de esa palabra cuando aparece realizada en un lugar concreto de unverso concreto (formosum pastor = moloso; formos(um) aut = espondeo; for-mosus et ipse = antibaqueo; formosus pastor = moloso).

Yo, sin embargo, no encuentro muy rentable esta distinción a efectos del aná-lisis métrico. Es verdad que la «estructura prosódica» de cada palabra determi-na, en principio, su capacidad y sus posibilidades de empleo como pieza en laversificación, en la composición de las formas métricas; de ahí la necesidad delestudio de esta faceta de las palabras, al margen de otros muchos aspectoscomo la «clase de palabras», la entidad léxico-semántica y morfológica o la fun-ción sintáctica.

Pero en este plano del análisis métrico siempre hablamos de palabras ya rea-lizadas en la cadena hablada; resulta, por tanto, poco rentable referirse a laentidad prosódica de dichas palabras en abstracto, como unidades léxicas ogramaticales del sistema.

A mi juicio, en cambio, a efectos del análisis de la composición de los versos,sí es rentable el concepto de «tipo de palabra», pero entendido como palabraque, al margen de su «clase» y de su entidad semántico-sintáctica, aparece en lacadena hablada con una determinada estructura prosódica. Y a los mismos efec-tos resulta oportuna y rentable la distinción entre «tipo rítmico» y «tipo métrico».

Las palabras que en la cadena hablada aparecen con una determinada estruc-tura prosódica podemos decir que constituyen un determinado «tipo rítmico»(Wortgestalt; «type prosodique»; «Wortform», «Wortart»). En virtud de su«estructura prosódica» una palabra pertenece a un determinado «tipo rítmi-co»; decimos, por ejemplo, que una palabra es «dactílica», «yámbica», etc., esdecir, que tiene una estructura silábico-cuantitativa que se corresponde con la dedichas unidades rítmico-métricas 74. El «tipo rítmico» de una palabra determinasus posibilidades de empleo en cada forma o unidad versificatoria. Por ejemplo,una palabra de tipo rítmico «– v –» (consules) no puede entrar en un verso deritmo dactílico, pero sí en uno de ritmo yambo-trocaico.

30 Jesús Luque Moreno

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 13-43

73 KORZENIOWSKI 1998, p. 30.74 Recuerdo a este propósito la identificación, e incluso confusión, entre pie y palabra habitual entre

los gramáticos antiguos.

Page 31: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

A su vez, una palabra de un determinado «tipo rítmico» puede tener variasubicaciones dentro de un mismo verso. Por ejemplo, una palabra dactílica(consule) dentro de un hexámetro puede, en principio, figurar en cualquiera delos cinco primeros pies. Por tanto, puede adoptar uno de estos cinco «tipos»:A12, C34, E56, U78, W90 75. A cada una de estas diversas posibilidades quepuede tener un «tipo rítmico» dentro de un verso concreto las voy a denominar«tipo métrico». En este sentido, las palabras del «tipo rítmico» dactílico (– v v)pueden ser de cinco «tipos métricos», distintos dentro del hexámetro: A12,C34, E56, U78, W90. Todas la palabras dactílicas que aparezcan en A12 per-tenecerán al mismo «tipo métrico».

Así, pues, entenderemos que todas las palabras que adoptan en la cadena ha-blada una determinada «estructura prosódica» pertenecen al mismo tipo rítmi-co. Y, a su vez, consideraremos que todas las palabras que, con un tipo rítmicoconcreto, se dan en un lugar concreto de un verso concreto forman un determi-nado tipo métrico. Por ejemplo, como acabo de decir, todas las palabras A12 enel hexámetro.

La «tipología verbal» de una unidad métrica o versificatoria es el conjuntode los tipos (rítmico-métricos) de palabra que aparecen en su composición.

7. Después de todas las consideraciones de principio que sobre la entidad delas palabras y los límites de palabra en el fluir de la frase latina quedaron ex-puestas en los primeros apartados y una vez precisado el concepto de «tipo depalabra» y de «tipología verbal», nos hallamos en condiciones de pasar a for-mular algunas propuestas para el análisis de los textos latinos en verso desdeesta óptica, es decir, desde la del funcionamiento en ellos de la unidad palabra.

Desde hace ya muchos años, incluso antes de la divulgación de la informáti-ca, con objeto de ganar en agilidad y en eficacia en este tipo de análisis, se hanvenido proponiendo distintas siglas y signos para la representación de la es-tructura prosódica de las palabras del verso; más que difundido y acreditado es,por ejemplo, el sistema propuesto en su día por Nougaret 76 para el análisis de latipología verbal de los textos en hexámetro:

a b c x y zA 12 B 34 C 56 X 78 Y 90 Z

Yo mismo propuse hace años una modificación de estas siglas 77 y, siguiendosu modelo, he diseñado otras para otros tantos versos latinos 78.

Palabras en verso 31

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 13-43

75 De acuerdo con la fórmula

B D F V X zA 12 C 34 E 56 U 78 W 90 Y Z

a la que volveré a referirme enseguida.76 1962.77 Véase la fórmula mencionada en nota anterior.78 LUQUE 1987; 2000.

Page 32: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Pero aún hoy encuentro que hay dos aspectos que reclaman urgentemente estasistematización: uno es el de la homogeneización del análisis de los «tipos», deforma que se pueda reconocer y estudiar un mismo «tipo rítmico» de palabra en to-dos sus «tipos métricos» y esto además, en la medida de lo posible, no sólo dentrode un mismo verso, sino a través de versos distintos; lo cual permitiría analizar enconjunto la tipología verbal de una obra o de un autor «polimétrico». El otro as-pecto en donde echo en falta una mayor sistematización es el de la definición delos límites de palabra: aquí se hace necesario tener en cuenta previamente todas lasposibilidades y matices y dejar establecidas a priori unas categorías.

De lo primero ya me he ocupado en otras ocasiones 79 Me voy a centrar aquíen este segundo aspecto, haciendo algunas propuestas para un análisis sistemá-tico de los tipos de palabra.

8. En los estudios de tipología verbal se suele tropezar con un determinadonúmero de casos «anómalos» 80. Como además dichos estudios suelen ser antetodo estudios estadísticos, los resultados del recuento que al final se proponenpierden valor si no se han dejado claras previamente las premisas, es decir, si nose ha especificado de antemano qué tratamiento se va a dar a dichas «anomalí-as» en la delimitación de las palabras. Y dichos resultados finales resultan aúnmenos valorables si no se los puede cotejar con los obtenidos por otro autor enotro estudio y recuento, en el caso de que ese otro autor no haya partido de losmismos presupuestos en este sentido.

Por otra parte, no hay que perder de vista las implicaciones que un estudio dela tipología verbal puede tener y, de hecho, tiene, para otros aspectos del análi-sis métrico, como, sin ir más lejos, la cuestión de las cesuras y su entidad se-mántico-sintáctica (simple LP para unos; necesario LF para otros) o fónico-pro-sódica (grado de pausa física o respiratoria que conlleva). Por ejemplo, en elcaso de las preposiciones que, unidas como proclíticas a la palabra que rigen,forman con ella una «palabra prosódica», hay quienes admitirían una cesura,hay quienes la reconocerían pero sólo como «atenuada» y hay quienes negaríantoda posibilidad de dicho corte articulatorio. En ese sentido, no es lo mismo a lahora de un recuento tipológico contabilizar esta «palabra prosódica» prescin-diendo por completo del Lp entre la preposición y la palabra siguiente que teneren cuenta dicho Lp y no distinguirlo de otros o que contabilizarlo, aunque conlas debidas precauciones, para que quede bien identificado frente a otros. Deeste modo el estudio sobre la tipología verbal resulta enriquecido y ademásabierto a otra serie de consideraciones, por ejemplo, en este terreno de la de-terminación de las cesuras. Y esto que digo del Lp entre preposición y régimense puede aplicar mutatis mutandis a otras situaciones peculiares en este asuntode la separación de las palabras.

32 Jesús Luque Moreno

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 13-43

79 LUQUE 1987; 2000; 2001.80 Lo cual obliga a precisar los criterios con que se ha operado o se va a operar al hacer los recuentos

de tipos y límites de palabras; yo mismo (LUQUE 1987) me he visto a veces en la necesidad de hacer al-gunas precisiones de este tipo.

Page 33: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Una prueba de que esta cuestión de la entidad fónico-prosódica de los límitesde palabra interesaba desde antiguo a los versificadores y a los estudiosos delverso la constituye sin duda la atención que le presta Terenciano Mauro en sutratado De syllabis; la segunda parte (versos 997-1281) del libro, dedicada a lassílabas propiamente dichas (en la primera <versos 342-996> se ocupa de losconstituyentes de dichas sílabas, es decir, de las letras) gira toda ella precisa-mente en torno a este asunto de los límites de palabra y su posible influjo en lasilabización (es decir, en la estructura silábica de los versos):

Ter. Maur. 1011... oportetversificatorem, quid littera quaeque ministret,dispicere atque aptas natura iungere secum,vel discordantes mutatis vincere verbis.consona sed sane gemina est cum praedita verbo,seu medio in pede sunt, sive has pes proximus infert,quam dubias pedibus soleant adferre figuras,ut possum, paucis nitar discernere verbis.

Sin embargo, a pesar de la importancia que todo esto tiene, no lo encuentroreflejado de forma sistemática en los métodos que se han ideado para simboli-zar la «estructura prosódica» de las palabras que componen una unidad métri-ca, es decir, su «tipología verbal». En mi opinión, por tanto, es clara la nece-sidad de una sistematización con vistas a establecer unas premisas claras entodo este asunto del análisis de la tipología verbal de los versos: urge precisarlos conceptos, definir claramente unos tipos de LP y convenir la oportuna ca-racterización y representación simbólica de cada uno con vistas al tratamientoinformático.

Con esta finalidad y sobre la base de lo que acabo de sintetizar en la primeraparte de este trabajo, propongo distinguir los siguientes tipos de «límite de pa-labra» (LP) en latín:

a. «Normal», el que se da entre dos palabras normales; aquí confluyen todoslos rasgos gráficos y fónicos a que he venido refiriéndome.

Prefiero denominarlo «normal» y no «absoluto», como proponen otros 81. Eltérmino «absoluto» podría inducir a pensar en una pausa fónica efectiva en di-cho LP, lo cual no es de esperar en la mayoría de los casos: recuérdese elquoddam latens tempus de Quintiliano; de suyo, todos los LP son latentes den-tro de la unidad prosódica superior en que se insertan las palabras: el comma-co-lon, el período, la frase. En todos ellos el fonema final de la primera palabra y elinicial de la segunda van más o menos ligados fonéticamente (la «liaison», el«sandhi»), ligazón que, por supuesto, no afecta, ni disminuye la conciencia deLP: será el contexto el que permita distinguir entre /el (h)ada/ y /(h)elada/ o en-

Palabras en verso 33

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 13-43

81 KORZENIOWSKI 1998, pp. 9 ss.

Page 34: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

tre /el (h)ijo/ y /elijo/; entre conspicit ursus y conspicitur sus 82; entre Cauneas ycau(e) n(e) eas 83.

Evidentemente no hay el mismo grado de ligazón en «-V + C-» que en «-C +V -» (o en «-C + hV-», ya que, como es sabido, la «h» no se pronuncia nor-malmente en latín) o que en «-C + C-». Baste recordar, por ejemplo, a propósi-to del tercer caso, que el grupo muta cum liquida donde más veces aparece conpronunciación heterosilábica (es decir, «haciendo posición») es cuando la mutaes final de palabra y la liquida, inicial de la siguiente: at rabidae 84.

Por ello creo que procede distinguir tres variantes dentro de lo que he deno-minado LP «Normal»:

a.1. «abierto» (-V + C-) Lo representaré: L[Pa.2. «ligado» (-C + V-) L+Pa.3. «cerrado» (-C + C-) L]P

Los casos primero y tercero no suponen que no haya ligazón ninguna: en in-terior de palabra se dan también las secuencias heterosilábicas «V + C» o «C +C», lo cual no conlleva ruptura alguna de la secuencia fónica; el que se hicierahincapié en evitar el cacémphaton en secuencias como dorica castra o cum nosdemuestra lo que estoy diciendo.

En el límite de palabra que he denominado «abierto» puede resultar intere-sante tener en cuenta la peculiaridad de los casos en que la segunda palabra co-mienza por un grupo consonántico. En latín, como es sabido, estos grupos se re-ducen a la combinación «muta+liquida» y «S+muta» (la denominada «slíquida»). Ambos grupos consonánticos tienen en común la peculiaridad depronunciarse habitualmente tautosilábicos en comienzo de palabra, aunque sindescartar una pronunciación heterosilábica que es la normal, sobre todo en elcaso de la /s/, en otras distribuciones. Por ello se podría dar un paso más en laprecisión del recuento y distinguir como un subtipo especial el «abierto» en queinterviene uno de estos dos grupos consonánticos tautosilábicos y, en conse-cuencia, un subtipo especial de límite «cerrado», cuando el cierre de la sílaba fi-nal de la palabra primera tiene lugar como efecto de la pronunciación heterosi-lábica de dichos grupos .

b. «Enfático», entendiendo por tal el LP marcado por un hiato. En efecto, locontrario de lo que ocurre en los límites de palabra en sinalefa, a los que ense-guida me referiré, es lo que se puede ver en aquellos otros en los que, por un de-terminado motivo (prosódico, semántico o métrico) y en contra de la tendencianormal de la lengua, dicha sinalefa no se da, sino que el final vocálico de la pri-mera palabra y el comienzo también vocálico de la segunda se mantienen enhiato. En ese caso, por alguno de esos motivos, imponen las palabras su entidad

34 Jesús Luque Moreno

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 13-43

82 Virg., Aen. VIII 83.83 Cic, De diuin. 2,40.84 Otro tanto, cuando esto mismo ocurre entre los dos elementos de un compuesto: abrumpo. Cf., por

ejemplo, RAVEN 1965, p. 25; ZIRIN 1970, p. 41.

Page 35: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

sobre la normal silabización de la cadena. Nos hallamos, pues, ante un límite depalabra especialmente significativo y que, por tanto, no debe ser pasado por alto,sino, al contrario, ser puesto de relieve en el análisis de la tipología verbal. Lorepresentaré como L*P, reconociendo en él un fin de palabra especialmentemarcado, hipercaracterizado, diríamos.

En cambio, en los tipos que vienen ahora el límite de palabra se halla espe-cialmente debilitado por una u otra razón. De ahí que se los haya denominadoen alguna ocasión «latentes». Me referiré a estos tipos de un modo general conlas siglas Lp, precisando luego los diversos casos que paso a describir.

c. «Gráfico»: un límite de palabra marcado en la escritura, pero sin enti-dad prosódica o al menos con muy poca. Es el caso de las palabras enclíticaso proclíticas, que se hallan ligadas prosódicamente a la palabra sobre la quese apoyan y que, aunque la grafía no lo registre, quedan integradas en su «se-cuencia preacentual» o en su «secuencia acentual» formando con ella unasola «palabra prosódica». Como se deduce de cuanto vengo diciendo, en unanálisis de tipología verbal, aunque se reconozca en tales casos la posibilidadde una sola «palabra prosódica», no sería procedente olvidar la existencia deun Lp; de ahí la conveniencia de tenerlo en consideración y de marcarloademás como algo distinto de otros LP o Lp. Me referiré a este tipo con lassiglas L>p.

d. «Oculto» o «latente»: en efecto, aunque, de suyo, todos los Lp son laten-tes, éste lo sería más, por cuanto no lo refleja ni la grafía. Y hasta la prosodiapuede que se alterara, si atendemos al testimonio de algunos gramáticos anti-guos. Me estoy refiriendo al caso de enclíticos como -que, -ne, -ue.

Como es bien sabido, la discordancia entre la grafía y la fonética-prosodia enel caso de los enclíticos no es siempre la misma de unas lenguas a otras: el latín,por ejemplo, refleja en la grafía la énclisis de ciertas palabras como -que (cosaque, por ejemplo, no hace el griego con el correspondiente te), -ne, -ue. En es-tos casos en latín nos hallamos ante un límite de palabra que se ha borrado en lagrafía: la unidad prosódica del grupo «palabra+enclítica» ha llevado a una gra-fía unitaria, ha eliminado los límites gráficos. Ahora bien, a efectos métricos, ala hora de analizar la tipología verbal de una unidad rítmico-métrica puede serinteresante constatar la peculiaridad de esta palabra: uirumque no es lo mismoque amante, aunque, en principio, ambos pertenezcan al mismo «tipo rítmico»e incluso puedan presentar los mismos «tipos métricos»; en el primero los ha-blantes no pierden la conciencia de dos palabras, por más que se hallen prosó-dicamente fundidas y la escritura refleje dicha fusión. Y mucho más especial re-sulta el caso en que uno de estos enclíticos va unido a una palabra terminada envocal breve (tipo armaque o armentaque), pues entonces hasta la prosodia esanormal: armaque, si por efectos de la énclisis se acentúa armáque, no es lomismo que consule.

Todo esto puede tener sus implicaciones a efectos de la determinación de lascesuras (recuérdese la discrepancia entre quienes admiten dicha articulación en-tre una palabra y su enclítica y los que no la admiten). Por lo cual conviene de-

Palabras en verso 35

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 13-43

Page 36: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

jar constancia de esta «discordancia» gráfica, de este «límite de palabra latente»en la grafía. Para referirme a estos casos emplearé el signo L\p.

e. «Fundido»: aunque todos los límites de palabra lo son en virtud de la si-nafía interna de la unidad prosódica superior, éste lo es en un grado especial. In-cluso hay lenguas que reflejan de algún modo en la grafía esta particular liga-zón. Me estoy refiriendo al límite entre dos palabras unidas por sinalefa (elisióno aféresis). Estos casos, a los que Korzeniowski aplica la expresión «latentWortschluss», los simbolizaré con L(p.

Este límite de palabra se caracteriza frente a los anteriores, ante todo, por lapeculiaridad fónico-prosódica de que se altera el número de sílabas del conjuntode las dos palabras en contacto (sinalefa) o, a efectos métricos, de la primera pa-labra (elisión). En cuanto a la acentuación, la de la primera palabra puede alte-rarse, siendo absorbida por la de la segunda en una sola «palabra métrica»(sobre todo cuando se trata de monosílabos o bisílabos átonos: m(e)audiuit) o nosufrir alteración, manteniendo las dos palabras en sinalefa sus propios acentos.

De sobra conocido es que no todos los finales vocálicos se prestan igualmentea la sinalefa con la inicial siguiente y que tampoco parece indiferente la entidad(breve, larga, diptongo) de dicha inicial. Todo ello debe ser tenido también encuenta, si se quiere extremar el rigor en este análisis de tipología verbal que pro-pongo.

No hay que olvidar la posibilidad de que este tipo de límite coincida con elanterior, es decir, de que una enclítica -que, -ne, -ue que se halla en sinalefa conla vocal inicial de la palabra siguiente. Cosa que habrá que tener en cuenta tam-bién en el estudio de tipología verbal.

f. «Virtual»: llamo así al límite de palabra que en determinadas ocasionespuede reconocer un hablante en el punto de fusión de los elementos de uncompuesto, recalcando la presencia de dichos componentes a base de un énfasisespecial en el límite entre ellos. Las palabras compuestas son, como quedó yadicho, auténticas palabras prosódicas desde el punto y hora que tienen un soloacento: si la fusión prosódica de los dos componentes se ha consumado, ambosquedan organizados en torno a una única cumbre acentual; los compuestos (ymutatis mutandis, muchos yuxtapuestos), por tanto, en el estudio de la tipologíaverbal deben ser interpretados normalmente como una sola palabra. No obs-tante, según quedó dicho, el fenómeno de la «composición» no es ni repentinoni, según los casos, definitivo; incluso podemos encontrar compuestos in fieri,no consumados, como pueden ser los que se acuñan accidentalmente para unadeterminada ocasión. En tales casos o en otros similares la autonomía de loscomponentes está viva sin duda en la mente del hablante y del oyente. Cualquierhablante que tenga conciencia de que una palabra es un «compuesto» puede enun determinado momento «descomponerla» en su pronunciación, a efectos ex-presivos, estéticos, rítmicos, etc. No se puede descartar, por tanto, que en de-terminadas ocasiones los compuestos que encontramos en los textos latinosen verso no hayan sido objeto de una pronunciación «descomponente», «dis-gregadora» de su entidad prosódica, fruto, por supuesto, de la conciencia de que

36 Jesús Luque Moreno

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 13-43

Page 37: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

en ellos hay dos palabras fundidas 85. En este caso nos hallaríamos ante unnuevo tipo de latencia del límite de palabra; tipo al que me voy a referir con elsigno L-p.

g. Un séptimo tipo, que denominaríamos «artificial» (L^p), sería el consti-tuido por los casos de tmesis, algo, como ya he dicho, poco frecuente, pero nodel todo extraño en los versos de los poetas 86.

h. Como algo aparte, cabe tener en consideración un último tipo, al que po-dríamos llamar límite de palabra «absoluto» (L//P), que sería el límite final dela última palabra de una unidad fraseológica mayor, un «parlamento» o un«turno de palabra». Con seguridad en nuestros textos versificados sólo podría-mos reconocer este tipo en el final de un poema o en aquellos finales en quehaya garantía de que se interrumpe el flujo del habla. Los demás límites de fra-se son, como se sabe, tratados prosódicamente a efectos de la ligazón entre pa-labras y de la silabización como los límites de palabra en interior de frase. Re-cuérdese, por ejemplo, a este propósito, la cuestión de la cantidad de la sílaba(C)vC en final de frase, es decir, ante una pausa o silencio 87.

9. Así, pues, en el análisis de la métrica verbal en la composición de un de-terminado verso propongo distinguir y tener en cuenta todas estas posibilidadesde «límite de palabra»:

Palabras en verso 37

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 13-43

85 Valgan como muestra los siguientes casos en que Horacio no tuvo inconveniente en «descoyuntar»un compuesto entre dos cola de un mismo verso:

Hor., Carm. I 16,21 (ALC11s) hostile aratrum ex-ercitus insolensHor., Carm. I 18,16 (ASCL16s) arcanique Fides prodiga, per-lucidior vitreHor., Carm. I 37,5 (ALC11s) antehac nefas de-promere Caecubum

entre dos versos o cola de una estrofa:Hor., Carm. I 2,19 labitur ripa Iove non probante u / xorius amnisHor., Carm. I 25,11 Thracio bacchante magis sub inter / lunia ventoHor., Carm. II 16,7 Grosphe, non gemmis neque purpura ve / nale neque auroHor., Carm. II 16,33 te greges centum Siculaeque circum / mugiunt vaccae...;

o incluso entre dos períodos distintos:Hor., Serm. I 2,62 rem patris oblimare, malum est ubicumque. quid inter || est in matronaHor., Serm. I 6,58 non ego me claro natum patre, non ego circum || me Satureiano vectari86 BADER, 1962, pp. 363 s.; BERNARDI PERINI 1970, p. 47, nota 37; FERRARINO 1942, p. 4; BERNARD

1960; PIANEZZOLA 1968; BIVILLE 1990, p. 151.87 No tenemos doctrina antigua al respecto ni tampoco apoyos en la versificación: por un lado, los fi-

nales de frase que se dan en interior de verso no son tratados métricamente como tales; por otro, el ver-so tiende a ser tratado fonológicamente como una frase: los períodos métricos o versos recurren a la in-diferencia silábica como marca de dicho final, por lo cual no nos dicen tampoco nada en relación coneste problema.

Se reconoce (ALLEN 1973, pp. 55 y 130), sin embargo, la existencia de ciertos fenómenos que podríanindicar que una sílaba de este tipo en latín es, detenida, es decir, cerrada. Alguno de ellos, como el alar-gamiento de tales sílabas ante cesura no parece admisible. Sí, en cambio, resulta sugestivo el tratamientode la sílaba final del pentámetro, cuya cantidad no parece indiferente (Cf. LUQUE 1994, pp. 42 ss.). Seaduce también a este propósito el hecho de que en latín no haya monosílabos semánticamente plenos queterminen en vocal breve (suelen ser enclíticos, como -que, -ne, -ue); en cambio, sí existen monosílabosde esquema (C)vC (dat, quid) que se distribuyen en la cadena tan libremente como los de estructura (C)V (da, quos).

Page 38: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

a. LP: límite de palabra «normal», el que normalmente se da entre dos pa-labras, con entidad prosódica y gráfica;

a.1. L[P: «abierto», el que se produce entre una palabra terminada en vocaly otra que comienza por consonante 88;

a.2. L+P: «ligado», el que se produce entre una palabra terminada en con-sonante y otra que comienza por vocal o por «h»;

a.3. L]P: «cerrado», el que se da entre una palabra que termina en conso-nante y otra que comienza por consonante 89;

b. L*P: límite de palabra «enfático», entre dos palabras en hiato.Frente a ellos he distinguido los siguientes límites de palabras debilitados

(Lp):c. L>p: límite de palabra «gráfico», con nula o muy escasa entidad prosódi-

ca: el que se da entre los clíticos y las palabras en que se apoyan;d. L\p límite de palabra «oculto», que tiene lugar entre una palabra y los en-

cíticos - que,-ne, -ue. No tiene entidad gráfica, pero sí, como mínimo, cierta en-tidad prosódica, la del desplazamiento acentual que al parecer conlleva (el de-nominado «acento de enclítica»);

e. L(p: límite de palabra «fundido»: en la grafio latina no se refleja su pe-culiaridad (hay, en cambio, otras grafios, como la griega, que se comportan deotro modo).

Como dije antes, en este tipo de Lp conviene tener en cuenta la entidad del fi-nal vocálico (vocal breve, nasalizada, larga, diptongo); la de la sílaba inicial si-guiente (larga o breve) viene ya implícita en la propia fórmula, con lo que, enaras de la simplicidad, parece preferible no insistir en ella con nuevos símbolos(únicamente quedaría sin precisar si, en caso de ser larga, se trata de un dip-tongo);

f. L-p: límite de palabra «virtual», entre los elementos de un compuesto. Nose refleja en la grafía, pero puede hacerse sentir de algún modo en la prosodia;y ello como consecuencia de la conciencia lingüística del hablante, que nopierde de vista la entidad de los componentes.

g. L^p: límite de palabra «artificial», cuando se produce la tmesis;h. L//P: límite de palabra «absoluto», es decir, en final absoluto de un par-

lamento o «turno de palabra».

Todas estas clases de límite de palabra hay que reflejarlas en las fórmulas conque representemos los «tipos métricos» de cada palabra; a cada una de dichasfórmulas habrá que añadir un signo que indique la clase de límite de palabra deque se trata. Propongo a tal efecto los siguientes signos para cada una de las cla-ses anteriores:

38 Jesús Luque Moreno

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 13-43

88 Aquí, como he dicho antes, conviene distinguir como casos especiales aquellos en que la primerasílaba de la segunda palabra se abre con un grupo consonántico «muta + liquida» o «S+muta».

89 Aquí, como en el caso del tipo «abierto», procede marcar como algo aparte los casos en que el cie-rre de la sílaba final de la primera palabra se produce por la pronunciación heterosilábica de un grupoconsonántico «muta + liquida» o «S+muta» inicial de la segunda palabra.

Page 39: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

a.1. «[», colocado al final de la fórmula correspondiente.a.2. «+», id. id. Si la palabra siguiente empieza por «h», sería conveniente

hacerlo constar; para ello en lugar del signo «+» propongo emplear «+h».a.3. «]», id. id.b. «*», id id. O bien «*h», si la palabra siguiente empieza por «h».Como es bien sabido, en estos casos de hiato entre palabras no era irrelevan-

te la entidad de las vocales final e inicial. Por ello resulta conveniente precisar siel final que queda en hiato es una vocal breve, nasalizada, larga o un diptongo,utilizando, respectivamente, para cada uno de estos casos los signos «*», «*m»,«*K» y «*k k « . Signos que, en caso de que la palabra siguiente empiece por«h», pasarán a ser «*h», «*mh», «*Kh» y «*kkh».

c. «>» o «<», colocados, respectivamente, al final de la fórmula de una pa-labra proclítica o enclítica escrita aparte.

d. «\», colocado al final de la fórmula correspondiente a la enclítica.e. «(» o bien «)», respectivamente, al final de la fórmula de la palabra que su-

fre elisión o al comienzo de la de la palabra que sufre aféresis.Si se quiere precisar la entidad de los distintos finales en sinalefa, se utiliza-

rán unos signos similares a los propuestos para el hiato:

final breve «(»final en -m «(m»final larga «(K»final diptongo «(kk»

Se añadirá una «h» en caso de que empiece así la palabra siguiente.f. «-», colocado en su lugar correspondiente, es decir, entre los signos

correspondientes a las sílabas final e inicial de los elementos del com-puesto.

g. «^», colocado al final de la fórmula de los dos miembros cortados por latmesis.

h. «//», colocado al final de la fórmula de la palabra correspondiente.

Con este sistema de símbolos integrados en las fórmulas indicadoras de latipología verbal queda marcada la distribución de los distintos tipos de LP encada tipo métrico de palabra y, por tanto, en cada lugar del esquema rítmico-métrico del verso o en puntos claves de su composición (finales de verso, decolon, etc.).

Puede que en un determinado momento interese además recoger tambiéninformación sobre la articulación sintáctica. En ese caso bastaría complementarlas fórmulas propuestas con los signos correspondientes. Por ejemplo, si seopta por reflejar simplemente la puntuación efectuada por el editor, se puedenañadir un punto («.») cuando un LP coincida con un LS fuerte (punto, punto ycoma, dos puntos, signos de interrogación o de admiración) y una coma cuandodicha pausa o límite de sentido sea débil (coma).

Palabras en verso 39

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 13-43

Page 40: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

He aquí algunos ejemplos de todo lo anterior:

Virg., Aen. I 1-7:Arma uirumque cano Troiae qui primus ab orisA1[ 2C] 3[\ 4E[ FU[ V[ W9+ 0+> YZ+

Italiam fato profugus Lauiniaque uenitA12C] DE[ 56U] VW9[ 0[\ YZ]

litora, multum ille et terris iactatus et altoA12[ D(m D( E] > FU] VW9+ 0+> YZ[

ui superum, saeuae memorem Iunonis ob iram,A[ 12C] DE[ 56U] VW9+ 0+> VZ]

multa quoque et bello passus, dum conderet gentemA1[ 2(< C]> DE[ FU] V]> W90] Yz*m

inferretque deos Latio; genus unde LatinumABC] 3[\ 4E] 56U[ 78+ W9[> 0Yz*

Albanique patres atque altae moenia Romae.ABC] 3[\ 4E+ F(> UV[ W90[ YZ[

Enclítica elidida. Hiato en interior de verso:

Aen. IV 667 lamentis gemituque et femineo ululatu || tecta fremuntABC] 34E[ (\ F]> U78W*K 90YZ[

Monosílabo en sinalefa (elisión):

Aen. I 109 saxa uocant Itali mediis quae in fluctibus Aras, || dorsum ...A1[ 2C+ 34E[ 56U] (kk V]> W90+ YZ]

Aen. I 289 hunc tu olim caelo spolliis Orientis onustum || accipies ...A] (K BC] DE[ 56U+ 78W9+ 0Yz*m

Buc. III 48 si ad uitulam spectas, nihil est quod pocula laudes. || Numquam ...(K> A]> 12C] DE] 56+ U] V] W90[ YZ]

Monosílabo en sinalefa (aféresis):

Aen. I 148 ac ueluti magno in populo cum saepe coorta est || seditio ... A]> 12C[> D(K E]> 56U[ V]> W9[ 0YZ)]

Aen. III 578 fama est Enceladi semustum fulmine corpus || urgeri ...AB) ] C34E[ FUV] W90[ Yz+

40 Jesús Luque Moreno

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 13-43

Page 41: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Lp «virtual» en juntura de compuesto:

Aen. VIII 490 armati circumsistunt ipsumque domumque || obstruncant ... ABC[ DE-FU[ VW] 9[\ 0Yz*\

Aen. I 224 despiciens mare ueliuolum terrasque iacentis || litoraque ...A12C] 34[ E5-6U] VW] 9[\ 0YZ]

Lp en casos de tmesis:

Virg. Aen. I 610quae me cumque uocant terrae». sic fatus amicum || Ilionea ... A[^ B[ C3[^ 4E] FU[ V] W9+ 0Yz*m

Virg., Geo III 381talis Hyperboreo Septem subiecta trioni || gens ... A1+ 2C3-4E[ FU] ^ VW9[ 0YZ[^

Virg., Aen. IX 288inque salutatam linquo (nox et tua testis // dextera),...A]^ 1[\ 2CDE] ^ FU[ V] W]> 90[ YZ]

Para los hexámetros «hipermétricos» no es preciso emplear un signo especial;quedan marcados con el signo de elisión «(» o de énclisis y elisión «(\» añadi-dos a la Z final.

Aen. VII 470 se satis ambobus Teucrisque venire Latinisque. // Haec ubi dicta ...A[ 12+ CDE] FU] 7[\ 8W9[ 0YZ] (\

Aen. VII 160 iamque iter emensi turris ac tecta Latinorum // ardua ...A] (\ 12+ CDE[ FU+ V]> W9[ 0YZ(m

Geo II 69 inseritur uero et fetu nucis arbutus horrida // et steriles ...A12C] D(K E]> FU[ 78+ W90+h Yz(

Ni qué decir tiene que toda esta propuesta de precisar los distintos tipos de lí-mite de palabra en el análisis de la tipología verbal de los versos se puede, y sedebe, extender al análisis de la prosa. Recuerdo, por ejemplo, la rentabilidad dereconocer el hiato como criterio para la delimitación de los cola internos en elperíodo de la prosa artística; así lo demostró, por ejemplo, Nisbet 90, quientambién dejó abierta la sugerencia de explorar en el mismo sentido las tenden-cias a buscar y rehuir unas determinadas combinaciones de fonemas finales einiciales de palabra. Hoy día, que tenemos medios técnicos para hacerlo sería de

Palabras en verso 41

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 13-43

90 1990.

Page 42: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

gran interés verificar todo esto en distintos tipos de verso, comparándolos a lavez con diversos tipos de textos en prosa 91.

Finalmente, como soy partidario de distinguir claramente entre límite de pa-labra (LP) y cesura (CA), propongo señalar estas últimas con el signo «/», ycontraponerlo a «//» en los casos en que se pretenda distinguir entre cesura «se-cundaria» y «principal».

Para señalizar la entidad semántico-sintáctica de dichas cesuras propongo em-plear los siguientes signos: en la cesura «de corte» (Interpunktioncaesur 92), esdecir, para los casos en que la cesura coincide con «límite de sentido», o sea, finalde frase o de colon sintáctico, si se trata de un límite marcado («pausa fuerte»), seañadirá un punto «.»; si se trata de límite más débil («pausa débil»), se añadirá unacoma «,». En la cesura de «disyunción» (Sperrungcaesur) se añadirá el signo «#».

Por ejemplo:

Virg., Aen. I 1 s.:Arma uirumque cano Troiae qui primus ab orisA1[ 2C] 3[\ 4E[ //, FU[ / V[ W9+ 0+> YZ+

Italiam fato profugus Lauiniaque uenitA12C]//# DE[/ 56U] //, VW9[ 0[\ YZ].

[email protected]

BIBLIOGRAFÍA MENCIONADA

ALLEN, W.S., 1973: Accent and Rhythm, Cambridge.BADER, F., 1962: La formation des composés nominaux du latin, Paris.BERNARD, E., 1960: Die Tmesis der Präposition in lateinischen Verbalkomposita, Win-

terthur.BERNARDI PERINI, G., 1970: L’accento latino, Bologna.BIVILLE, F., 1990: «Autonomie et dépendance phonétiques dans le mot latin», Bulletin

de la Société de linguistique de Paris 85 (1990) 137-159.DE GROOT, A.W., 1935: «Wesen und Gesetze der Caesur. Ein Kapitel der allgemeinen

Versbaulehre», Mnemosyne II (1935) 81-154 (=Leiden, Brill 1935, pp. 76 ss.).DE NEUBOURG, L, 1986: La base métrique de la localisation des mots dans l’hexamètre

latin, Bruxelles.DREXLER, H., 1967: Einführung in die römische Metrik, Darmstadt.FERRARINO, P., 1942: Cumque e i composti di que, Bologna.

42 Jesús Luque Moreno

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 13-43

91 En la actualidad, bajo mi dirección y la del Prof. Iso Echegoyen de la Universidad de Zaragoza, re-aliza su tesis doctoral en el Departamento de Filología Latina de la Universidad de Granada D. PedroRute, tratando de aplicar este sistema de análisis de los límites de palabra al hexámetro latino, con la ayu-da de los oportunos recursos informáticos.

92 Drexler 1967, pp. 86 ss.

Page 43: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

FRAENKEL, H., 1955: «Der Homerische und der Kallimachische Hexameter», reelabo-ración del de 1926, en Wege und Formen Frühgriechische Denkens, München, 1955;2.a 1960, pp. 100-156.

GARCÍA CALVO, A., 1979: Del lenguaje, Madrid.HOFMANN, J.B.-Szantyr, A., 1965: Lateinische Syntax und Stylistik, München.LEUMANN, M. 1959: «Die lateinische Dichtersprache», en Kleine Schriften, Zürich-

Stuttgart, 1959, pp. 131-156; trad. it. en A. Lunelli 1974, pp. 131 ss.LEUMANN, M., 1977: Lateinische Laut- und Formenlehre, München.LUNELLI, A, 1974: La lingua poetica latina, Bologna.LUQUE MORENO, J., 1987: «Un método para el tratamiento informático de materiales la-

tinos en verso», Emerita 55 (1987) 15-30.LUQUE MORENO, J., 1988: «Las formas eólicas en la métrica latina: propuestas de aná-

lisis», Cuadernos de Filología Clásica 21 (1988) 49-56.LUQUE MORENO, J., 1994: El dístico elegíaco, Madrid.LUQUE MORENO, J., 1996: «Las formas métricas de la lírica horaciana», Florentia Ilibe-

rritana 7 (1996) 187-211.LUQUE MORENO, J., 2000: «Métrica verbal: ‘tipos rítmicos’ y ‘tipos métricos’», Florentia

Iliberritana 11 (2000) 121-135.LUQUE MORENO, J. 2001: «Un sistema de signos para el análisis métrico de textos latinos

en verso», Florentia lliberritana 12 (2001) 235-262.NISBET, R.G.M., 1990: «Cola und Clausulae in Cicero’s Speeches», en E.M. Craik

(ed.), Owls to Athens. Essays on Classical Subjects Presented to Sir Kenneth DoverOxford 1990, pp. 349-359 [Collected Papers pp. 312-324].

NOUGARET, L., 1962: «Une méthode de dépouillement destinée aux index métriques»,REL 40 (1962) 136-141.

ONIGA, R., 1988: I composti nominali latini. Una morfologia generativa, Bologna.PIANEZZOLA, E., 1968: «La tmesi della preposizione nei composti verbali latini: aspetti

e limiti di un problema», Convivium 1968, pp. 339-350.PULGRAM, E., 1970: Syllable Word Nexus Cursus, The Hague.PULGRAM, E., 1975: Latin-romance phonology: Prosodics and Metrics, München.SCHOELL, R., 1876: «De accentu linguae latinae veterum grammaticorum testimonia»,

Acta societatis philologicae Lipsiensis 6 (1876) 1-231.SOMMER, F.-Pfister, R., 1977: Handbuch der lateinischen Laut- und Formenlehre, Hei-

delberg.SOUBIRAN, J., 1988: Essai sur la versification dramatique des romains, Paris.WACKERNAGEL, J., 1892: «Über ein Gesetz der indogermanischen Wortstellung», Indo-

germanische Forschungen 1 (1892) 333-435.ZIRIN, R.A., 1970: The phonological basis of Latin prosody, The Hague.

Palabras en verso 43

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 13-43

Page 44: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1
Page 45: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 45-53

La utilización de los días de la semana como recurso deíctico para referirse alos días inmediatamente anteriores o posteriores al punto de anclaje del hablan-te no parece haber sido un recurso lingüístico utilizado en latín clásico. Dicho deotra forma, no parece que exitieran en latín clásico correspondencias para ex-presiones castellanas como «el lunes próximo», «el martes pasado» o «la sema-na que viene». A esta creencia mueven, de una parte, la ausencia de testimoniosen este sentido y, de otra, la existencia en latín de numerosas fórmulas de susti-tución. Empezando por estas últimas, no puede dejar de llamarnos la atenciónque existan en latín tantas proformas adverbiales para la expresión del tiempo, ya

La función deícticade los días de la semana en latín

PERE J. QUETGLAS

Universitat de Barcelona

Resumen. El uso deíctico de los días de la semana tal como aparece en las lenguas mo-dernas no es un recurso lingüístico propio del latín clásico, sino que su existencia está li-gada a la difusión de la práctica cultual cristiana. Su implantación se realiza a través deun proceso de doble substitución del que se explican los condicionantes y las causas a tra-vés de ejemplos tomados de la Vulgata, de Egeria y de Isidoro de Sevilla, entre otros.

Palabras clave: pragmática; deixis; día; semana.

Summary. The use of the deictic for the days of the week as it appears in modern lan-guages is not a linguistic recourse of classical latin, but rather its presence is related tothe difussion of Christian cultual practice. Its implementation results from a process ofdouble substitution from which conditionals and causes are explained by means ofexamples taken from the Vulgate, Egeria and Isidore of Seville.

Key words: pragmatics; deixis; day; week.

Page 46: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

que las existentes no se limitan a «ayer», «hoy» o «mañana» (heri, hodie, cras),ni a «anteayer» o «pasado mañana» (nudius tertius, post diem tertium eius diei,perendie, dies perendinus) —casos que no escaparían de un uso común o gene-ralizado—, sino que, recurriendo al desarrollo de alguna de las fórmulas ante-riores, se crea un sistema más amplio y perfectamente estructurado: nudius ter-tius, nudius quartus, nudius quintus, etc.; post diem tertium / quartum /quintum … eius diei; aparte de otras formas como pridie o postridie. Evidente-mente esto no es una prueba, pero sí es, en cambio, un buen indicio. Más valorprobatorio tiene la inexistencia de ejemplos. Efectivamente, no encontramosen los autores clásicos ningún ejemplo que aducir a favor de la existencia de esteuso; es verdad que podemos encontrar, aunque no con gran abundancia, testi-monios del uso de dies formando sintagma con un genitivo de una de las divi-nidades de las nundinae romanas, pero ninguno de los casos nos puede inducir apensar que se trate de un uso deíctico. Ejemplos como el de Varrón, L. 6. 3. 16:Vinalia a uino; hic dies Iouis, non Veneris «la denominación de Vinalia [que tie-nen estas fiestas] les viene de vino; pues este día está consagrado a Júpiter y noa Venus», o el más manido de Tibulo, 1. 3. 17: Aut ego sum causatus aues automina dira / Saturni aut sacrum me tenuisse diem «pero yo puse como pretextoel vuelo de las aves o que, siniestro presagio, me retenía el día consagrado a Sa-turno», inciden claramente en la fuerza mágica de los días en función de la di-vinidad a la que están consagrados. Y algo no sustancialmente diferente puededecirse de los ejemplos, más abundantes, que encontramos ya en el siglo IV. Es-tos ejemplos corresponden básicamente a un médico de Burdeos, Marcelo Em-pírico, al poeta, también bordelés, Ausonio y al Cronógrafo del año 354. Perte-necen, por tanto, todos ellos al latín tardío. Veamos algunos de estos ejemplos:

M. EMP. Med. 8. 59: In lamella aurea acu cuprea scribes oruw ourwdh et dabisuel suspendes ex ilico collo gestandum praeligamen ei qui lippiet, quod potenteret diu ualebit, si obseruata castitate die lunae illud facias et ponas.

«En una laminilla de oro escribirás con un punzón de cobre estas palabras:oruw ourwdh y se la darás o se la colgarás del cuello al que tenga legañas paraque la lleve. Tendrá una acción potente y duradera si, observando la castidad, lohaces y se la pones el día consagrado a la Luna.»

M. EMP. Med. 12, 24: Carmen ad dentium dolorem mirificum de experimento.Luna decrescente die martis siue die Iouis haec uerba dices septies: Argidammargidam sturgidam.

«Ensalmo maravilloso para el dolor de muelas. Plenamente experimentado. Enlos días consagrados a Marte o a Júpiter, al caer la luna, dirás siete veces: Argi-dam margidam sturgidam.»

M. EMP. Med. 26, 95: Haec omnia separatim tunsa et ad leuissimum puluerem re-dacta cum sanguine hircino miscebis et dabis infirmo die Solis aut Iouis cocliarismensuram in meri potione aut cuiuscumque dulcis liquoris.

46 Pere J. Quetglas

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 45-53

Page 47: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

«Todo esto cortado por separado y reducido a un polvo finísimo lo mezclaráscon sangre de macho cabrío; y en los dias consagrados al Sol o a Júpiter, le su-ministrarás al enfermo la medida de una cucharada en una copa de vino o de cual-quier otro licor dulce.»

CHRONOGR. a. 354. I, p. 44: Lunae dies horaque eius cum erit nocturna siuediurna, stercus in agro mittere…utile est.

«En los días y en las horas consagradas a la Luna, tanto si son nocturnascomo diurnas, es una buena práctica abonar los campos con estiercol.»

AVS. Ecl. 18: HIC VERSVS SINE AVCTORE EST. QVO DIE QVID DEMI DECORPORE OPORTEAT.

Vngues Mercurio, barbam Ioue, Cypride crines.

«ESTE VERSO, CARENTE DE AUTOR, SEÑALA EN QUÉ DIA CON-VIENE CORTAR CADA PARTE DEL CUERPO: las uñas en el día de Mercu-rio, la barba en el día de Júpiter, los cabellos en el día de Venus.»

No parece que haga falta insistir demasiado en el hecho de que todos estosejemplos, y otros más que podemos encontrar en los mismos autores, hacen re-ferencia a prácticas de medicina más o menos mágica, de manera que la utiliza-ción de dies lunae, dies Solis, etc. hace referencia a la oportunidad o conve-niencia de realizar determinado acto médico, mágico o higiénico en un díadeterminado, pero no porque se trate de un día determinado en función de pará-metros distributivos dentro de las semanas anteriores o posteriores, sino en fun-ción del valor mágico añadido que le da el hecho de que cada uno de estos díasestén sometidos al influjo de una determinada divinidad. Evidentemente, nopodemos obviar que nos encontramos todavía en un ámbito de base pagana, almenos en lo que al aspecto científico se refiere, si bien, por otra parte, será eneste mismo siglo IV cuando empezará la impregnación cristiana. De todo lo an-tepuesto se puede extraer una primera conclusión: la utilización deíctica de losdías de la semana no se encuentra en el ámbito pagano y, consecuentemente, de-beremos buscarla en el ámbito cristiano. Sobre las causas que determinaronque los romanos no necesitaran de estos situadores temporales, se me ocurre queuna posible explicación podría estar en el sistema de cómputo usado por los ro-manos, ya que las Kalendae, las Nonae y las Idus hacían prácticamente las vecesdel cómputo semanal, sólo que en períodos variables y diferentes de siete. Y aello habría que añadir el escaso nivel discriminador de las nundinae, los días demercado que se celebraban cada nueve días —ocho según la fórmula de cómputomoderna—, puesto que no dejaban de ser días de trabajo como los demás.

Enfocando la cuestión desde la perspectiva cristiana, podemos establecer unaserie de etapas. En un primer momento, el cristianismo recibe de la práctica ju-daica un sistema de cómputo organizado en torno al día sagrado del sabbath,pronto traducido por sabbatum en latín. En la versión latina de la Biblia en-

La función deíctica de los días de la semana en latín 47

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 45-53

Page 48: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

contramos con cierta frecuencia expresiones como una sabbati o prima sabba-ti «el primer día que sigue al sábado» traducido también por «el primer día de lasemana» 1. Los cristianos, cambiando obviamente el punto central del sábadopor el domingo, no hicieron otra cosa que copiar el sistema judaico, al introdu-cir las denominaciones de secunda feria, tertia feria, quarta feria, quinta feriay sexta feria, aunque reservando un lugar distinguido al sabbatum, como ho-menaje a la religión de origen, e introduciendo el dies dominica (-us) 2. La utili-zación de este procedimiento obedecía en parte al respeto por la tradición reci-bida, en parte a una necesidad. Al fijarse el domingo como el nuevo día santo entorno al cual se tenía que montar toda la liturgia cultual, era de sentido comúnque se tomara como punto de referencia; así, el dies dominica será la prima fe-ria. Mas, por otro lado, la necesidad de distanciarse del judaísmo obligaba a unainnovación, para lo cual tampoco servía la utilización de las denominaciones ro-manas del antiguo octavario, lleno de divinidades paganas. Con independenciade cuál haya sido el momento y el lugar exacto en que se propone el nuevo sis-tema, podemos constatar que a finales del siglo IV encontramos una situaciónque podríamos llamar fluida: por una parte, el uso de los términos paganos esevidentemente vivo en el caso de los escritos técnico-científicos (cf. el caso deMarcelo Empírico), aunque por otro lado, el nuevo uso parece plenamenteconsolidado en los ámbitos religiosos no especialmente cultos, como sería elcaso de Egeria, sobre el que volveremos posteriormente. Además, contamos conel testimonio inequívoco de Agustín, que da cuenta de la existencia de un con-flicto entre las dos esferas cuando en la Enarratio in Psalmum 93, 3 señala: unasabbati, dies dominicus est; secunda sabbati, secunda feria, quem saecularesdiem Lunae uocant; tertia sabbati, tertia feria, quem diem illi Martis uocant;quarta ergo sabbatorum, quarta feria, qui Mercurii dies dicitur a paganis, et amultis christianis; sed nollemus; atque utinam corrigant, et non dicant sic. Eneste pequeño párrafo encontramos colocados en situación paralelela el sistemajudio, el sistema cristiano y el gentil, lo que corrobora la dependencia entre losdos primeros, al tiempo que precisa de forma inequívoca las dificultades que te-nía el sistema cristiano para implantarse con exclusiva sobre el pagano, inclusoentre los adeptos a la nueva fe. Y las dificultades de implantación no debieronacabar aquí, cuando dos siglos después encontramos a otros dos autores, Cesá-reo de Arles y Martín de Braga, insistiendo ante sus fieles en la necesidad deabandonar totalmente las prácticas paganas 3. Y más aún, ya en el siglo VII, en-contraremos todavía que Isidoro de Sevilla vuelve sobre la cuestión en los

48 Pere J. Quetglas

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 45-53

1 Véase, por ejemplo, VVLG. Marc. 16. 2, 19. 9; Luc. 14. 1.2 La estrecha relación o dependencia de las denominaciones cristianas con respecto a las judaicas se

encuentra perfectamente explicada en la obra de C. TAGLIAVINI, Storia di parole pagane e cristiane at-traverso i tempi, Brescia 1963, pp. 74-114.

3 Cf. CAES. AREL. Sermones. 744. 6; MART. BRAC. De correctione rusticorum. 8-9. De hecho, pare-ce evidente que la predicación de Martín de Braga se vio coronada por el éxito, pues consiguió recon-ducir la situación, como lo demuestra la denominación de los días de la semana en portugués: segunda-feira, terça-feira, quarta-feira, quinta-feira, sexta-feira.

Page 49: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Origenes 5. 30. 11: Melius autem in uocabulis dierum de ore Christiano ritusloquendi ecclesiasticus procedit. Tamen si quem forte consuetudo traxerit, utillud exeat ex ore quod improbat corde, intellegat illos omnes de quorum no-minibus appellati sunt hi dies, homines fuisse: et propter beneficia quaedammortalia, quia plurimum potuerunt et eminuerunt in hoc saeculo, delati sunt eisab amatoribus suis diuini honores et in diebus et in sideribus; sed primum a no-minibus hominum sidera nuncupata, et a sideribus dies sunt appellati «Por elcontrario, en la denominación de los días resulta más apropiado que los labioscristianos utilicen la terminología eclesiástica. Sin embargo, si la fuerza de lacostumbre impele a uno a pronunciar de palabra lo que su corazón reprueba,debe entender que todos aquéllos de los que los días toman nombre fueronsimples mortales y que sólo a causa del gran bien que hicieron a la humanidad,gracias a su gran poder y a lo mucho que destacaron en este mundo, sus segui-dores les confirieron honores divinos y pusieron sus nombres a los astros y a losdías». Este párrafo creemos que merece una especial atención, puesto que, aunconsiderando la posibilidad de que Isidoro se sirviera de alguna fuente, no he-mos de dudar de que si hubiera observado un cambio en el uso cotidiano lo hu-biera señalado, cosa que no sucede. Del texto de Isidoro se pueden extraer tresconclusiones: primera, que existe un uso eclesiástico consolidado, el que veni-mos denominando sistema cristiano; segunda, que a la gente corriente, sin que-rer y sin darse cuenta, se le escapan las denominaciones del sistema gentil; y ter-cera, y quizás sea esto lo más destacado del texto, la constatación de queIsidoro considera la disputa perdida, puesto que ya no insiste en la necesidad deque los fieles enmienden su práctica, algo que ya debía considerar imposible,sino que les suministra un medio de justificar este uso incorrecto; así, cada vezque digan dies Martis, por ejemplo, deben pensar que este tal Mars no eraotra cosa que un señor importante que consiguió que se le pusiera su nombre aun astro y, luego, a uno de los días. En este sentido, el tratamiento es esencial-mente diferente del que encontramos en Cesáreo de Arles y Martín de Braga,pues en éstos todavía se vislumbraba la posibilidad de tener éxito, y la argu-mentación era diferente: no debían usarse las denominaciones paganas porquehacían referencia a hombres malvados. En Isidoro, en cambio, la línea argu-mentativa es diferente: como no se puede evitar que se usen, que la gente nopiense que los referentes son otra cosa que simples mortales. Así pues, resultaque en el siglo VII había culminado el proceso de normalización en el ámbitoeclesiástico, en tanto que había fracasado el intento de extensión entre la gentecorriente. Podemos concretar algo más todavía: se habría impuesto el recurso ala semana 4, pero no exactamente la denominación de sus días.

La función deíctica de los días de la semana en latín 49

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 45-53

4 Señalemos, y no como mera curiosidad, que el primer testimonio que suele aducirse en latín de lapalabra septimana se remonta al Codex Theodosianus 15. 5. 5, en una disposición fechada el 1 de febrerodel 425: Dominico, qui septimanae totius primus est dies, … uoluptate per uniuersas urbes earundem po-pulis denegata, totae christianorum ac fidelium mentes dei cultibus occupentur. Sin embargo, si admi-timos que el texto de la Peregrinatio Egeriae debe datarse en el año 384, el primer testimonio de la pa-labra podría avanzarse unos cuantos años; así lo indican ejemplos como EG. 27: ita octo septimanas

Page 50: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Llegados a este punto, me veo en la necesidad de hacer una pequeña digre-sión. Hace ya años, el profesor Sebastián Mariner publicó un artículo estupen-do y de sugestivo título: «El primer lunes de nuestra historia» 5. En él se hacíaun exhaustivo análisis de una inscripción funeraria cristiana recogida por J. Vi-ves en la página 63 de sus Inscripciones cristianas de la España romana y vi-sigoda 6. El texto de la inscripción es el siguiente:

[F]EDESVA, [QVI V]IXIT ANNISXVIII [ET] MENSES XI ET DIESXVI, RECESSIT KALENDASMARTIAS DIE LVNIS ORAMTERTIVM DEPOSSIONE CRISPETRI APOSTOLI QVIESCITIN PACE

No es el momento de extenderse en los múltiples e interesantísimos proble-mas que suscita este epitafio, como la alternancia acusativo / ablativo, la extra-ña concordancia oram :: tertium, la extensión analógica del genitivo en -is o elsignificado y la forma del término depossione y me limitaré a la expresión dielunis, que es la que viene a cuento en esta ocasión y que es la que le dio pie a S.Mariner para titular su artículo. La cuestión que a mí se me plantea es la de di-lucidar si nos encontramos verdaderamente ante un uso deíctico de la expresióno si, en cambio, el caso no es esencialmente diferente al de los otros ejemplosaportados anteriormente, es decir, si nos encontramos también ante lo que po-dríamos denominar un uso técnico de la expresión. Evidentemente existen ar-gumentos para optar por la primera de las opciones: la propia utilización de laforma analógica lunis ya puede dar idea de un uso generalizado; pero, por otrolado, resulta extraño que en un texto cristiano se quiera tener un recuerdo de unadiosa pagana. Con todo, la cuestión no debe estar tan clara cuando el propioMariner se hace eco del comentario de W. von Wartburg a propósito de otroepitafio (CIL IX 6192) datado en el año 393 al reseñar «la posibilidad de que enesta época “los dioses antiguos seguramente no habían sido olvidados”. Con elloparece plantear la cuestión de si al escribir die Lunis se pensó que se escribía elgen. de Luna, porque a ella estaba consagrado dicho día, o se dijo sencillamen-te die Lunis como un italiano corriente dice lunedi sin pensar para nada en la

50 Pere J. Quetglas

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 45-53

attenduntur ante Pascha; o EG. 29: septima autem septimana, etc. Sobre la datación, véase P. DEVOS, «Ladate du voyage d’Égérie», Analecta Bollandiana 85 (1967) pp. 165-194.

5 S. MARINER, «El primer lunes de nuestra historia», Boletín Arqueológico de la Real Sociedad Ar-queológica Tarraconense 52 (1952) pp. 61-68. Reproducido ahora en S. MARINER BIGORRA, Latín e His-pania antigua. Scripta Minora a sodalibus collecta et in auctoris memoriam edita. Madrid 1999, pp. 664-670. Utilizo esta edición.

6 J. VIVES, Inscripciones cristianas de la España romana y visigoda, Barcelona 1942 (2.a ed. offsetcon suplemento 1969). El número de página coincide en las dos. La inscripción lleva el número 199.

Page 51: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Luna, esto es, sólo como nombre de fecha» 7. Yo, en principio, no voy a pro-nunciarme, no digo que no pueda ser, lo que sí digo es que para estar plena-mente seguros necesitaríamos más elementos de contraste. En fin, necesitaría-mos la prueba del nueve, es decir, un lunes acompañado de un subsequens,veniens o praecedens, posibilidad que, por motivos obvios, queda totalmentefuera de lugar en una inscripción con voluntad de permanencia.

Esta duda manifestada por von Wartburg, recogida por Mariner y compartidapor mí, nos sitúa ante lo que es el meollo de la cuestión en lo que se refiere aluso deíctico, aspecto que hasta ahora nos ha salido poco al paso. Pero con laduda suscitada hemos de volver al punto en que dejamos nuestro discurso.Veíamos que Isidoro mostraba la existencia de un uso eclesiástico consolidado,que, en cambio, no había logrado asentarse entre el pueblo. Ahora bien, mien-tras venimos hablando de un sistema cristiano como opuesto a un sistema pa-gano, sin más especificaciones, estamos cometiendo una inexactitud grave,pues, en principio, hemos dejado de lado dos cuestiones: 1.a) ¿El sistema cris-tiano se opone exactamente al sistema romano clásico?; o, dicho de otra mane-ra, ¿el sistema cristiano se corresponde exactamente con el sistema romano clá-sico? 2.a) Si bien veíamos que el sistema romano clásico no usaba los días deloctavario como deícticos, ¿estamos seguros de que sucedía lo mismo con el sis-tema cristiano desde el primer momento? Cuando nos situamos en el siglo IV, lasituación que se vislumbra es la siguiente:

1.o) Los cristianos han incorporado para sus cómputos religiosos un sistemaheredado del judaísmo con una semana de siete días que comporta las siguien-tes denominaciones: dies dominica, secunda feria, tertia feria, quarta feria,quinta feria, sexta feria, sabbatum. Mientras tanto, persiste, especialmente re-servado para usos técnicos, el sistema romano clásico. Simultáneamente, elpueblo ya cristianizado no puede dejar de incorporar la estructura semanal,aunque, por motivos diversos que luego analizaremos, se resiste a abandonar lasinveteradas denominaciones y las incorpora, sobreponiéndolas, a la estructurasemanal. Es decir, que hemos asistido a un proceso de doble substitución: oc-tavario por semana (con nuevas denominaciones de los días) y nuevas denomi-naciones de los días que ceden ante la fuerza subyacente de las viejas denomi-naciones (dejando aparte, naturalmente, el dies dominicus y el sabbatum).

2.o) En lo que se refiere a la otra cuestión, la que se preguntaba si el sistemacristiano carecía ab initio, como el sistema romano clásico, de la posibilidad deusarse con función deíctica, ya se puede responder abiertamente desde el prin-cipio que no, puesto que el sistema cristiano, en cuanto que heredero del siste-ma judío, ya desde los primeros momentos se ve influido por aquél, especial-mente en lo que al uso deíctico se refiere, que es lo que en principio nosinteresa a nosotros aquí y ahora. Un primer indicio de que las cosas van por estecamino nos lo da la utilización de numerales, elementos que ya por sí mismos

La función deíctica de los días de la semana en latín 51

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 45-53

7 W. VON WARTBURG, «Los nombres de los días de la semana», Revista de Filología Española 33(1949), pp. 1-14.

Page 52: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

implican una cierta ordenación o disposición relativa. Pero, además, podemosencontrar pruebas, sin ir más lejos, en los ejemplos bíblicos, en la propia Vul-gata. Así en Act. 13. 42 podemos leer: Exeuntibus autem illis rogabant ut se-quenti sabbato loquerentur sibi uerba haec; e igualmente en 13. 44: sequentiuero sabbato pene uniuersa ciuitas conuenit audire uerbum Dei. Cierto es queestos ejemplos están referidos al sábado, día central de las celebraciones judai-cas, que se mantuvo como tal en el cristianismo primitivo, como no podía ser deotra forma, puesto que el sábado, y luego, por extensión, el domingo, lleva apa-rejado un elemento conceptual básico en oposición al resto de los días, el de notrabajo; y esto en el mundo antiguo constituía una especificidad destacable y es-pecialmente valorada. Pero, ya en el siglo IV, podemos encontrar abundantesejemplos de que este uso deíctico no se limita a ciertos días sino que afecta to-dos los días de la semana. Fuente importantísima para la ejemplificación es elItinerario de Egeria. Nos bastará con un solo ejemplo: EG. 39, 2: Proceditur au-tem ipsa die dominica prima in eclesia maiore, id est ad Martyrium, et secundaferia et tertia feria, ubi ita tamen, ut semper missa facta de Martyrio ad Anas-tase ueniatur cum ymnis. Quarta feria autem in Eleona proceditur, quinta feriaad Anastase, sexta feria in Syon, sabbato ante Cruce, dominica autem die, id estoctauis, denuo in ecclesia maiore, id est ad Martyrium «el primer día, es decir,el domingo, se va en procesión a la iglesia mayor, esto es, el Martirio; y lo mis-mo el lunes y el martes; a continuación y después de hecha la despedida en elMartirio, se acude a la Anástasis cantando himnos; el miércoles van a Eleona, eljueves a la Anástasis, el viernes a Sión, el sábado a la Cruz; en cambio el do-mingo, esto es, la octava, acuden de nuevo a la iglesia mayor, o sea, al Marti-rio». Es evidente que aquí el uso deíctico de secunda, tertia, etc. feria está fue-ra de toda discusión.

Llegados a este punto, tenemos la necesidad de preguntarnos sobre las causasde que este sistema cristiano ya dotado de capacidad deíctica no se impusiera deforma mayoritaria entre el pueblo y se viera abocado a la substitución de losnombres de los días intermedios. Ya hemos apuntado antes que una posible cau-sa residiría en el atavismo o la fuerza de la costumbre. Y así debe de ser, peroseguramente no debe de ser la única. Leyendo el Itinerario de Egeria uno nopuede menos que llegar a la conclusión de que, con independencia de otros fac-tores, el sistema cristiano pleno era inestable y confuso para el pueblo. Ello sepuede ver claramente en otro pasaje de la misma autora, EG. 42: Die autem qua-dragesimarum post Pascha, id est quinta feria, pridie omnes post sexta, id estquarta feria, in Bethleem uadunt propter uigilias celebrandas «el día que hacecuarenta después de Pascua cae en jueves; el día antes, esto es, el miércoles,después de la hora sexta, se van todos a Belén a celebrar las vigilias». Obsérveseque entre quinta feria y quarta feria se inserta otro ordinal, sexta, que no hacereferencia a los días, sino a las horas. La acumulación numérica para expresardías y horas no debía de ser un procedimiento de fácil utilización para el pueblo,de ahí que se optara por la claridad de las antiguas denominaciones como fór-mula práctica de evitar confusiones.

52 Pere J. Quetglas

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 45-53

Page 53: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Ahora bien, ¿podemos concluir después de todo este proceso que el «lunes»de Mariner no era el primer lunes? Atendiendo al razonamiento que hemos ve-nido desarrollando, lo que parece que queda claro es que en la medida que estosusos están dentro de la órbita cristiana, el uso deíctico es probable; sin embargo,en lo que se refiere a la primacía, es también más que probable que el primer lu-nes no se llamara lunes.

Y no quisiera acabar sin destacar un hecho que me sigue llamando la aten-ción: la enorme distancia que media todavía entre los ejemplos de uso deícticocitados anteriormente y el que podemos encontrar en documentos medievalescomo el Praeceptum Zuendeboldi Regis del año 898 8:

Concessimus eis perpetuum memoriale nostrum: piscationem scilicet in fores-te nostra super fluuium Mosellae in unaquaque hebdomada dies duos Mercoris etVeneris.

O el que encontramos un documento datado entre 1053-1068, donde se re-coge una conveniencia celebrada entre Guillelmus Guifredi, obispo de Urgel, yel vizconde Raimundus Fulconis de Cardona 9. El texto dice así:

hoc faciat predictus episcopus… ipso die Iouis primo ueniente post festiuitatemSancti Michaelis; et si in illo remanserit, si es non abet sine engan, ad alio dieIouis primo ueniente predictos ostatios…mittant se in postestate de predictouicecomite… Et similiter dedit predictus uicecomes…ad predictum episcopum,decem ostaticos… Et hoc faciat predictus uicecomes et mater eius quod superiusscriptum est ipso die Iouis primo ueniente post festiuitatem Sancti Michaelis. Etsi in illis remanserit, si es non abent sine enganno, ad alio die Iouis primo ueniente predictos ostaticos… mittant se in potestate de predicto episcopo…

Claro que quizás lo sorprendente sería encontrar ejemplos como éstos antesdel siglo VI, pues en ellos se da un paso más: la aparición del sistema eclesiás-tico vulgarizado en documentos ordenancistas de tipo civil, en los que, pese alinflujo religioso, importa mucho que no se den confusiones ni ambigüeda-des 10. Y es que en la lingüística, como en la historia, todo tiene su sitio 11.

[email protected]

La función deíctica de los días de la semana en latín 53

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 45-53

8 Recogido por E. MARTÈNE y U. DURAND, Thesaurus novus anecdotorum, Paris 1717, tomo 1, co-lumna 58.

9 J. VILLANUEVA, Viage literario a las iglesias de España, I-XXII, Madrid y Valencia, 1803-1852,tomo X, apéndice 36, p. 338.

10 No es nuestra pretensión aducir estos ejemplos como los más antiguos existentes, sino que los trae-mos a colación como muestra de la forma de hacer de una época en que el cambio ya puede darse por rea-lizado, pese a que subsistan con mayor abundancia los casos en que se usa el sistema eclesiástico estricto.

11 Agradezco a la Unitat Tècnica de Lexicometria de la Universitat de Barcelona la ayuda que me haprestado en la elaboración de este artículo. Agradezco, asimismo, las siempre valiosas sugerencias del Dr.Joan Bastardas.

Page 54: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1
Page 55: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 55-75

Casos sintácticos y casos léxicos.Tradición gramatical

EUSTAQUIO SÁNCHEZ SALOR

Universidad de Extremadura

Resumen. La distinción entre casos gramaticales o sintácticos y casos léxicos o semánti-cos es un lugar repetido en la Gramática moderna. La Gramática más reciente separaclaramente funciones sintácticas y funciones semánticas: una cosa es la función sintác-tica de sujeto, objeto y complemento, y otra es la función semántica de Agente, Paciente,Destinatario etc. La Gramática llamada estructural también distinguió entre sintaxis y se-mántica, pero aplicando esta distinción a los casos en los que pueden aparecer losnombres: hay casos que son sintácticos y casos que, aparte de su función sintáctica, tie-nen también valores semánticos, es decir, casos que significan algo por el mero hecho deser tal caso: el dativo, interés; el ablativo, circunstancia externa. Pues bien, esta doctri-na la encontramos ya en una larga tradición gramatical que arranca poco menos que dePrisciano. Pretendo en este trabajo comprobar que esto es así, analizando este punto enalgunas obras de gramáticos medievales y del Renacimiento.

Palabras clave: caso; semántica; sintaxis.

Summary. The difference between grammatical or syntactic cases and lexical or seman-tic cases is a repeated place in modern Grammar. The recent Grammar clearly separatessyntactic functions and semantic functions: one thing is the subject, object and predicatesyntactic functions, and other is the agent, patient, receiver… semantic function. TheGrammar called structural also distinguished between syntax and semantics, but ap-plying this distinction to those cases in which names can appear: there are syntactic casesand cases that, apart from their syntactic function, also have semantic values, it means,cases that mean something just because they are that case: the dative, interest; theablative, external circumstance. Well then, we can already find this doctrine it already ina large grammatical tradition that began with Prisciano. I attempt with this work to ve-rify the aforementioned matter, analysing this point in some medieval and Renaissancegrammatical works.

Key words: case; semantics; syntax.

Page 56: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

La distinción entre casos gramaticales o sintácticos y casos léxicos o se-mánticos es un lugar repetido en la Gramática moderna. La encontramos en lallamada Gramática estructural y también en la Gramática semanticista.

Por poner algún ejemplo, entre los representantes de la que se llama a sí mis-ma Gramática funcional holandesa, pero que tiene ingredientes claros de Se-mántica, Harm Pinkster, en la propia Introducción de su Sintaxis y Semánticadel latín 1, habla de «Funciones semánticas, sintácticas y pragmáticas»; y diceasí: «De ahora en adelante utilizaré el término “argumentos” para referirme a losconstituyentes obligatorios requeridos por el predicado. Los facultativos se lla-marán “satélites”. Los argumentos y satélites junto con el predicado forman una“predicación”. En la predicación distinguiré entre “predicación nuclear” o “nú-cleo” por una parte, y “periferia”, por otra. La periferia consta de uno o más sa-télites. Dentro de la predicación nuclear los argumentos tienen una relación se-mántica particular con respecto al predicado, o, dicho de otro modo, tienen unafunción semántica determinada. Reconocemos el papel de Agente en pater y elde Paciente en filium, en el ejemplo pater filium laudat. Las funciones semán-ticas que pueden aparecer con un predicado específico vienen determinadas porel significado del predicado. Los argumentos no sólo desempeñan una fun-ción semántica concreta, sino que también tienen una función sintáctica…Así,pater, en pater filium laudat, tiene la función sintáctica de sujeto» 2. Más ade-lante 3, Pinkster habla de las siguientes funciones semánticas: Agente, que es laentidad que controla una determinada acción o pasión; Paciente, que es aquellasobre la cual tiene efecto una determinada acción o a la que sucede algo; Causa;Receptor; Destinatario, Dirección; Ubicación; y, siguiendo a Dik 4, dice quepuede reconocerse una función semántica Cero en el nombre Alexander de lafrase Alexander erat rex Macedonum. Y habla también de las siguientes fun-ciones sintácticas 5: Sujeto; Objeto; Objeto indirecto; Complemento; Comple-mento de Sujeto; y Complemento de Objeto.

Se puede decir, pues, que, desde esta perspectiva, constituyentes o funcionessemánticas son aquellos que dan cuenta de la relación de significado entre losconstituyentes de la frase; sobre todo entre el verbo y los constituyentes nomi-nales: si el constituyente nominal es el Agente o el Paciente o el Destinatarioetc. en relación con el significado del verbo. Y constituyentes o funciones sin-tácticas son aquellos que dan cuenta de la relación de los constituyentes de lafrase entre sí —sobre todo entre verbo y constituyentes nominales— a nivel derealización de la frase; que estas funciones operan a nivel de realización lo vie-

56 Eustaquio Sánchez Salor

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 55-75

1 H. PINKSTER, Sintaxis y Semántica del latín, (trad. M. Esperanza Torrego-J. De la Villa, Madrid1995), pp. 4-6. Es una traducción española que corresponde a la edición inglesa de 1990, la cual a su vezera una traducción al inglés del original holandés de 1984, aunque, como reconoce el propio autor en elprefacio la edición española, las reseñas aparecidas en el tiempo que ha transcurrido entre ellas, le hanpermitido corregir algunos errores en la citada traducción.

2 El subrayado es nuestro.3 H. PINKSTER, ibidem, pp. 19-20.4 S. C. DIK, Functional Grammar, Amsterdam 1978.5 S. C. DIK, ibidem, pp. 16-19.

Page 57: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

ne a demostrar el hecho de que es en este tipo de relaciones sintácticas dondeoperan fenómenos tan genuinamente sintácticos como la concordancia y el ré-gimen.

La Gramática estructural también se planteó la cuestión. En efecto, tres fue-ron las preocupaciones fundamentales de esta Gramática en lo que se refiere alestudio de los casos: en primer lugar, establecer sistemas de oposiciones entrelas unidades que entran en el sistema de los casos; en segundo lugar, fijar los lí-mites entre lo que es gramatical o sintáctico y lo que es léxico o semántico; y entercer lugar, analizar las funciones de cada uno de los casos.

Nos interesa aquí lo segundo: la distinción entre casos gramaticales y casosléxicos. A este respecto, lo que se plantearon los estructuralistas fue la siguien-te cuestión: si los casos añaden algo, desde un punto de vista semántico, al sig-nificado de la palabra o si, por el contrario, su función es exclusivamente sin-táctica o relacional; es decir, si un nombre, por el mero hecho de ir en un caso(nominativo, genitivo etc.) recibe algún significado o matiz semántico nuevoque no tiene en el Diccionario; de otra forma: en pater laudat, parece claro quepater es sujeto y es agente, y la cuestión es saber si esos dos valores —el de su-jeto y el de agente— le vienen dados por la Gramática, es decir, por el hecho deir en nominativo en relación sintáctica con el verbo laudat o le vienen dados porel contexto semántico; y parece claro que lo de sujeto le viene dado por el hechode ser nominativo, pero no lo de agente: no sería agente si el verbo fuera lau-datur. Y es que toda lengua cuenta con categorías léxicas, que son las llamadasclases de palabras o partes de la oración (nombre, pronombre, adverbio y de-más), y con funciones gramaticales o sintácticas (sujeto, objeto, complemento);la cuestión se centraba entonces en determinar si los casos son categorías léxi-cas o son funciones sintácticas; y esa cuestión no estaba sin sentido porque lasfronteras, muchas veces, no están muy claras.

De hecho las opiniones de las diferentes posiciones estructuralistas a este res-pecto no fueron siempre coincidentes 6. Hjemslev pensaba tajantemente que to-dos los casos son de naturaleza semántica. También Jakobson. A partir, sin em-bargo, de ellos los estudiosos que se han planteado la cuestión no han dado unarespuesta tajante, sino en que, en líneas generales, piensan que unos casos sonsemánticos, otros sintácticos y otros, ambas cosas a la vez. Estas son las opi-niones que encontramos, por ejemplo, en dos autores representativos, como deGroot7 y Lisardo Rubio 8.

De Groot adopta, en efecto, una posición intermedia. Para él, todos los casostienen función sintáctica menos el vocativo; de los otros, los hay que sólo tienen

Casos sintácticos y casos léxicos. Tradición gramatical 57

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 55-75

6 Sobre la historia de esta cuestión cf. G. CALBOLI, La lingüística moderna e il latino. I Casi, Bolonia1972.

7 W. DE GROOT, «Les oppositions dans les systèmes de la syntaxe et des cas», en Mélanges de Lin-guistique offerts à F. De Saussure, Ginebra 1939; «Structural linguistics and word-classes», Lingua I,1948, pp. 427-500; «Classification of cases and uses of cases», en For Roman Jakobson, La Haya 1956,pp. 187-194.

8 L. RUBIO, Introducción a la sintaxis estructural del latín I. Preposiciones y casos, Barcelona 1966.

Page 58: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

función sintáctica y nada más (nominativo, genitivo y acusativo) y otros que,aparte de la función sintáctica, tienen también valores semánticos (dativo yablativo).

Lisardo Rubio, partiendo del criterio de las transferencias funcionales ytransferencias semánticas, viene a concluir más o menos lo mismo: el nomina-tivo y el acusativo no suponen ni transferencia funcional ni transferencia se-mántica; el genitivo, supone transferencia funcional –el nombre se conviertefuncionalmente en adjetivo– pero no transferencia semántica; y el dativo y elablativo suponen transferencia funcional –los nombres en estos casos se con-vierten, por el mero hecho de ir en ellos, en complementos– y suponen tambiéntransferencia semántica –los nombres, en dativo y ablativo, designan al desti-natario y la circunstancia externa respectivamente–.

En definitiva, la Gramática moderna, en su análisis de los constituyentesnominales de la oración, ha distinguido claramente entre funciones sintácticas yfunciones semánticas. La Gramática más reciente separa claramente unas deotras: una cosa es la función sintáctica de sujeto, objeto y complemento, y otraes la función semántica de Agente, Paciente, Destinatario etc. La Gramática lla-mada estructural también distinguió entre sintaxis y semántica, pero aplicandoesta distinción a los casos en los que pueden aparecer los nombres: hay casosque son sintácticos y casos que, aparte de su función sintáctica, tienen tambiénvalores semánticos, es decir, casos que significan algo por el mero hecho de sertal caso: el dativo, interés; el ablativo, circunstancia externa.

Los casos puramente gramaticales o sintácticos dependen más de la construc-ción y del tipo de verbo; los casos que tienen significado por sí mismos, son másindependientes y pueden unirse a cualquier verbo u oración, ya que no necesitande una construcción determinada para tener el valor que tienen por sí mismos.

Pues bien, esta doctrina la encontramos ya en una larga tradición gramaticalque arranca poco menos que de Prisciano. Pretendo en el presente trabajo com-probar que esto es así, analizando este punto en algunas obras de gramáticosmedievales y del Renacimiento.

Constructio generalis y constructio particularis

Desde Prisciano, la oración o constructio se convierte en objeto de análisisdel gramático. Él es el primero en latín que dedica una parte considerable de suobra (los libros XVII y XVIII) a la Sintaxis de la oración. Y desde él se co-mienza a hablar de diferentes tipos o especies de constructiones; de ellos se se-guirá hablando a lo largo de toda la tradición gramatical hasta el siglo XVI, aun-que en algunos se insistirá más que en otros; en el siglo XVI nos vamos aencontrar, en efecto, con que el análisis de la oración se hace desde la distinciónentre tres tipos de constructiones:

58 Eustaquio Sánchez Salor

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 55-75

Page 59: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

— Constructio propria y constructio figurata.— Constructio intransitiua y constructio transitiua.— Constructio generalis y constructio particularis 9.

La distinción entre constructio propria y constructio figurata es la que dacuenta de la existencia de dos niveles de análisis en la oración: uno en el que setiene en cuenta el esquema racional y lógico de la oración, es decir, el esquemaen el que están todos los constituyentes de la misma y en el orden en que debenestar ( por ejemplo, ueritas parit odium, fama parit malitiam); y otro, el de laconstructio figurata, que es la que se corresponde con el nivel de realización dela frase, en el que, en virtud de la intervención de las figuras de construcción ofiguras sintácticas, pueden haberse introducido algunos cambios en el esquemaracional y lógico; esos cambios pueden ser por supresión (elipsis), por adición(pleonasmo), por cambio de orden (hipérbaton) o por cambio de constituyente(enálage); así, si la frase anterior, ueritas parit odium, fama parit malitiam, larealizamos como ueritas odium parit, fama malum, comprobamos que han in-tervenido las siguientes figuras: la elipsis, que ha permitido prescindir del se-gundo verbo parit; el hipérbaton, que ha permitido realizar odium parit en lugarde parit odium; y la enálage, que ha permitido cambiar un nombre objeto di-recto, malitiam, por un adjetivo objeto directo, malum —y es que la función deobjeto directo tiende a ser patrimonio del nombre y no del adjetivo—.

Esta distinción entre constructio propria y constructio figurata arranca ya dela distinción quintilianea entre grammatice loqui y latine loqui. Se mantiene du-rante toda la Edad Media, pero es en el Renacimiento, a partir sobre todo del in-glés Linacro y su De emendata structura sermonis latini 10, cuando este tipo deanálisis adquiere entidad lingüística propiamente dicha, que llegará a convertirseen principio fundamental en la Minerva del Brocense. De todas formas es unadistinción, esta entre constructio propria y constructio figurata, que no viene alcaso en el tema que tenemos planteado.

La distinción entre constructio intransitiua y constructio transitiua es la queda cuenta de la existencia, por una parte, de oraciones con sólo nombre más ver-bo (N+V), y, de otra, de construcciones con nombre-verbo-nombre (N+V+N);la relación nombre-verbo en una constructio intransitiua es «intransitiva»; y larelación verbo-nombre en una constructio transitiua es «transitiva»; en la pri-mera opera la concordancia; en la segunda, el régimen. También es una cons-tructio intransitiua la de un sintagma nominal compuesto que tiene como refe-rente una sola persona: commodus amicus, y constructio transitiua la de un

Casos sintácticos y casos léxicos. Tradición gramatical 59

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 55-75

9 De estos tres pares de constructiones, el par transitiua/intransitiua lo encontramos perfectamentesistematizado ya en Prisciano y, a partir de él, en toda la Gramática medieval y modista. Los otros dospares —propria/figurata y generalis/particularis— los encontramos aplicados, como método sistemáticode análisis de la oración en el XVI; podemos ver apuntes de ellos antes, pero, desde un punto de vista sis-temático, sólo lo hemos visto en los gramáticos humanistas.

10 De emendata structura latini sermonis libri sex, London, 1524 ( ed. L. HARTO TRUJILLO, ThomasLinacer. De emendata structura latini sermonis. Introducción, edición crítica y notas, Cáceres 1998).

Page 60: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

sintagma nominal en el que hay más de un referente, es decir, hay transición deuna persona a otra: commodus mihi amicus 11.

Esta distinción está presente en Prisciano. Con frecuencia nos encontramos enPrisciano, sobre todo en los libros XVII y XVIII, con expresiones del tipoconstruitur transitiue o construitur intransitiue, que vienen a referirse a los dostipos citados de construcciones. En los gramáticos de la Edad Media, la distin-ción entre constructio intransitiua y constructio transitiua es algo común 12.

Este tipo de distinción entre constructio intransitiua y constructio transitiuanos interesa aquí en la medida en que es la distinción que opone el nominativosujeto o, simplemente, el nominativo frente a todos los demás casos. Ya al co-mienzo mismo del libro XVIII, Prisciano anuncia que va a tratar de la construc-ción de los casos y aísla el nominativo y vocativo de todos los demás casos pre-cisamente porque son susceptibles de entrar en «construcciones intransitivas»:

Singulorum igitur casuum per ordinem constructiones videamus. Nominativus etvocativus absoluti sunt, id est per unam personam intransitive possunt referri 13.

Una vez aislado el nominativo, los demás casos se oponen entre sí en funcióndel régimen del verbo Y es aquí donde tiene sentido la tercera de las distincio-nes que recogíamos: la distinción entre constructio generalis y constructioparticularis. Es esta la distinción que realmente nos interesa aquí, desde elpunto de vista de los casos sintácticos y de los casos semánticos.

En general se puede decir que constructio generalis es la que se refiere aaquellos casos que se pueden construir con cualquier verbo; son casos que, porsí mismos, tienen ya un significado propio e independiente del verbo, de maneraque, póngase el verbo que se ponga, pueden formar construcción u oración conél; por ejemplo, los complementos de tiempo. Constructio particularis, sinembargo, es aquella que afecta a aquellos casos que sólo pueden construirse condeterminados tipos de verbos y que adquieren el significado que tienen en fun-ción del verbo que los rige; por ejemplo, el acusativo complemento directo; sólopuede construirse con verbos activos.

Que esta distinción viene a coincidir, en buena medida, con la distinción es-tructuralista entre casos sintácticos y casos semánticos parece claro; al menos si

60 Eustaquio Sánchez Salor

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 55-75

11 Esta última distinción viene a recordar en cierta manera la distinción estructuralista entre construc-ción endocéntrica y construcción exocéntrica. La endocéntrica es aquella en la que cualquiera de sus cons-tituyentes, aislado, puede ocupar la posición sintáctica de todo el conjunto: «mi amigo Pedro»; «mi amigo»y «Pedro», aislados, pueden ocupar la misma posición que todo el sintagma completo. La exocéntrica esaquella en la que alguno de sus constituyentes no puede ocupar la posición de todo el conjunto: «mi respetohacia ti»; el constituyente «hacia ti» no puede ocupar la posición sintáctica que ocupa todo el conjunto. Eslo que ocurre con los ejemplos latinos que hemos aducido: commodus amicus y commodus mihi amicus.

12 Cf. C.H. KNEEPKENS, Een Verkennende en Inleidende Studie (Het Iudicium Constructionis, Deel I),Nijmegen 1987, p. 390 ss. En este estudio, Kneepkens analiza obras de Robertus de París, RobertusBlundius y Petrus Hispanus.

13 Priscianus, Institutionum Grammaticarum liber XVIII 2 (ed. H. KEIL, Grammatici Latini III, Hil-desheim 1961, p. 210.

Page 61: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

hablamos de casos sintácticos y semánticos y no de constituyentes sintácticos ysemánticos; y si entendemos por casos sintácticos aquellos cuya función esfundamentalmente gramatical y por casos semánticos aquellos que, aparte de lafunción gramatical de complemento, llevan consigo una carga semántica de-terminada. No está sin sentido la distinción entre casos y constituyentes. Gráfi-camente podemos recogerla en el siguiente cuadro:

Casos sintácticos y casos léxicos. Tradición gramatical 61

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 55-75

Casos Constituyentes

Sintácticos Semánticos Sintácticos Semánticos

Nominativo Dativo Sujeto Agente

Acusativo objeto Acus. preposicional Objeto Paciente

Genitivo Ablativo Complemento Destinatario

Causa

Instrumento etc.

La diferencia entre casos y constituyentes está en que hay constituyentes se-mánticos que suelen expresarse en un caso semántico concreto, pero hay otrosque no. Así el constituyente semántico «Destinatario» tiende a expresarse endativo y, en algunas ocasiones en acusativo preposicional; los constituyentes«Causa», «Instrumento» y similares tienden a expresarse en ablativo. Pero losconstituyentes semánticos Agente y Paciente no están encasillados en ningúncaso, ni semántico ni sintáctico: pueden aparecer en nominativo o ablativo,principalmente.

Pues bien, la distinción del s. XVI entre constructio generalis y constructioparticularis y la distinción, aún anterior, entre constructio transitiua y cons-tructio intransitiua tienen su paralelo en la columna de los casos y no en la delos constituyentes. Podríamos establecer el siguiente esquema:

Casos Constructiones

Nominativo Constructio intransitiua

Sintácticos Acusativo objetoConstructio transitiua y particularis

Genitivo

Dativo

Semánticos Acusativo preposicional Constructio transitiua y generalis

Ablativo

Page 62: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

En este cuadro se puede comprobar cómo hay correspondencia entre casos se-mánticos y contructio generalis y, si prescindimos del nominativo, entre casossintácticos y constructio particularis.

Vamos a comprobar ahora cómo esta distinción responde a una tradición gra-matical ya muy larga.

Tradición Gramatical

En Prisciano 14 no encontramos una formulación expresa de la distinciónentre Constructio generalis y constructio particularis. Sin embargo, sí en-contramos algunas observaciones sintácticas que responden a la doctrinaque subyace tras esa distinción, doctrina que no es otra que la de la existenciade casos que tienen, por sí solos, un significado tan completo, que puedenaparecer con cualquier verbo. Es lo que dice en alguna ocasión Prisciano deldativo:

Sunt alia acquisitiva vel supereminentia vel subiecta vel aequiperativa quaedativo adiunguntur, cuiuscumque sint generis vel significationis verborum 15.

Y lo mismo dice del ablativo de causa:

Nec solum his, sed omnibus verbis licet ablativum adiungere, cum causam pereum indicamus ipsius actus vel passionis, quod licet in omni specie facere ver-borum 16.

En Prisciano, pues, encontramos formulaciones como las que acabamos derecoger en las que es evidente que se habla de casos semánticos; es decir, de ca-sos que tienen por sí solos tal carga semántica que pueden ir con cualquier ver-bo. No reciben su significado del contexto o del verbo que los rige, sino que lotienen en sí mismos. No hay una formulación expresa de la doctrina, pero sí hayapuntes de lo que después se va convertir en doctrina.

En la Gramática medieval no encontramos formulaciones que respondan aeste reconocimiento del valor léxico de algunos casos. Sí está en esa Gramáticamedieval —y además, de una manera sistemática— la distinción entre cons-tructio intransitiua y constructio transitiua. Con esta última distinción se reco-noce, tal como ya dijimos, la oposición entre el nominativo y los demás casos:el nominativo es el caso de la constructio intransitiua y los demás casos lo sonde la constructio transitiua.

62 Eustaquio Sánchez Salor

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 55-75

14 Comenzamos por Prisciano, porque él es, en latín, el punto de arranque de muchos de los análisissintácticos que pueden considerarse modernos.

15 Inst.XVIII 142 (Keil III, p. 272)16 Inst.XVIII 135 (Keil III, p. 270)

Page 63: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

En la Gramáticas llamadas de transición 17 vemos aflorar detalles como losque veíamos en Prisciano; sigue siendo sistemática la distinción entre cons-tructio intransitiua y constructio transitiua, es decir, la distinción entre nomi-nativo y demás casos; y encontramos también referencias a la existencia de ca-sos que pueden construirse con cualquier tipo de verbos; es decir, casos quetienen por sí mismos un significado lo suficientemente completo, como para po-der construirse con cualquier verbo. En Pastrana, en el capítulo de regimine uer-borum, nos encontramos, en efecto, con formulaciones como las siguientes:

Omne uerbum construitur cum datiuo significante id cui attinet aliquid exproprietate eius, ut «do tibi panem» 18.

Omne uerbum construitur cum acusatiuo nominis proprii loci significante ter-minum ad quem actus illius uerbi dirigitur, ut «uado Romam», «uado Barchino-nam» 19.

Omne uerbum construitur cum ablatiuo significante cuiuscumque modum,causam, uicem, instrumentum, tempus, spacium, mensuram, excessum 20.

Como vemos, estas tres reglas de construcción comienzan con la frase Omneuerbum construitur; ello quiere decir que los casos de los que habla —dativo,acusativo de dirección y ablativo complemento circunstancial— son casoscuyo significado no está en función del verbo del que dependen; es un signifi-cado que tienen por sí mismos y, por ello, pueden construirse con cualquier ver-bo. Son, en definitiva, casos léxicos o semánticos. Sin embargo, hay otrasconstrucciones en las que está claro que el significado del caso depende del tipode verbo que los rige; un ejemplo, el genitivo de acusación:

Verba pertinentia ad accusationem uel rephensionem construuntur cum geni-tiuis significantibus id de quo accusatio constat uel damnatio 21.

Donde está claro que el valor de genitivo de acusación depende que el regentesea un verbo de acusación. El valor de este caso viene condicionado por el ver-bo regente, lo cual quiere decir que no lo tiene por sí mismo —en efecto, no to-dos los genitivos son de acusación—, sino que lo adquiere en virtud de su sin-taxis; es, pues, un caso más sintáctico que los anteriores.

Casos sintácticos y casos léxicos. Tradición gramatical 63

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 55-75

17 Con este término ha designado C. Codoñer a Gramáticas de finales del XV y comienzos delXVI, como las de JUAN DE PASTRANA y FERNANDO NEPOTE: Gramáticas latinas de transición. Juan dePastrana y Fernando Nepote (ed. C. Codoñer), Salamanca 2000. Las citas que hagamos de Pastrana ten-drán como referencia esta edición.

18 P. 62.5.19 P. 62.16.20 P. 63.1.21 P. 62.5.

Page 64: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

En Pastrana encontramos, pues, ya detalles de la doctrina que estamos ana-lizando. Cosa que no ocurre, por ejemplo, en el primer Nebrija. En este senti-do Pastrana parece más moderno que Nebrija y, sin embargo, Nebrija arre-meterá contra él acusándole de bárbaro. No es tan bárbaro Pastrana. Parece,más bien, que tras las acusaciones de Nebrija contra Pastrana subyace, no unacuestión de una doctrina más o menos bárbara, sino una cuestión de rivalidadprofesional.

Pero es en los gramáticos de corte más lingüístico del siglo XVI en los que contoda claridad se puede observar la distinción entre casos sintácticos por unlado y casos léxicos o semánticos por otro. Ellos hablan ya, de una forma sis-temática, de construcción general y construcción particular, que son conceptosbajo los que subyace la distinción entre casos léxicos y casos sintácticos. El pri-mero es el inglés Tomás Linacro, cuyos De emendata structura latini sermonislibri sex fueron publicados por primera vez en Londres, en 1524.

Lo importante de Linacro es la distinción entre constructio iusta y cons-tructio figurata. Pero de ello no vamos a hablar aquí.

Sí viene al caso el hecho de que, dentro todavía de la construcción del verbo,en Linacro nos encontramos ya con la distinción entre construcción general yconstrucción específica. A la construcción general, es decir, aquella construc-ción en la que el régimen no es específico de un tipo de verbo, sino que puedeser régimen de cualquier verbo, Linacro la llama construcción común. Así ladefine:

Construcciones comunes a todos los verbos. Las construcciones que siguen soncomunes a todo tipo de verbo 22.

Entre estas construcciones generales o comunes a todos los verbos cita las si-guientes:

– Dativo commodi o incommodi.– Ablativo instrumenti.– Ablativo pretii.– Ablativo ponderis uel mensurae liquidi.– Cualquier giro preposicional.– Nombres propios de ciudades en acusativo; aunque aquí añade ya que esta

construcción se da post quoduis uerbum accommodatum. Ya tiene que ser unverbo apropiado, de manera que no es tan común.

– Complementos de extensión en el tiempo.– Oración final con ut.

64 Eustaquio Sánchez Salor

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 55-75

22 Communes omnium verborum constructiones. Quae deinceps sequuntur constructiones omni uer-borum generi communes sunt (ed. L. HARTO TRUJILLO, Thomas Linacer. De emendata structura latinisermonis. Introducción, edición crítica y notas, Cáceres 1998, p. 340).

Page 65: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Todas estas construcciones pueden encontrarse tras cualquier tipo de verbo.Merece la pena decir que la última construcción de la que habla es una oraciónsubordinada, las finales con ut, lo cual viene a demostrar que Linacro conside-ra a las oraciones subordinadas como nominalizaciones.

De todas formas, el interés de la inclusión de este capítulo por parte de Li-nacro en su Gramática está en el hecho, lingüísticamente irreprochable, de ladistinción entre casos gramaticales y casos léxicos; es decir, casos cuya relacióncon el verbo es muy estrecha y su significado se desprende precisamente de esarelación con ese verbo concreto, y casos que llevan ya en sí mismos su signifi-cado casual y, consiguientemente, únanse al verbo que se unan, portarán siem-pre ese valor casual propio.

En España, podemos empezar citando los nombres de los valencianos Sem-pere y Torrella. Sempere es autor de una Gramática latina que fue publicada porprimera vez en Valencia en 1546 23; luego volvería a ser publicada en 1560 24.

Ya en la edición de 1546 también encontramos, como encontrábamos enLinacro, la distinción entre:

constructio generalis uel communis y constructio singularis uel simplex.

Y entiende por constructio generalis uel communis aquella en la que el verbo,sea el que sea, acepta un determinado caso a su lado: así la construcción con no-minativo sujeto, que él llama constructio generalis uel communis a priori, queno es otra que la construcción que, según hemos visto, venía llamándose desdePrisciano constructio intransitiua; en efecto, todo verbo, sea el que sea, lleva,delante (a priori) un nominativo, expreso o sobreentendido 25; y también en-tiende por constructio generalis uel communis la construcción con comple-mentos del verbo que pueden aparecer al lado de cualquier verbo: así el geniti-vo o ablativo de lugar, el dativo, el acusativo de lugar, el ablativo sólo sinpreposición, el acusativo o ablativo de tiempo, y de distancia, el ablativo abso-luto 26. Y por constructio singularis uel simplex entiende aquellos casos regidos,no por cualquier verbo, sino por determinados tipos de verbos. Y también dis-tingue en 1560, en el caso de la construcción de verbo, entre construcción ge-neral y construcción específica. La distribución de la doctrina, en lo que se re-fiere a la construcción del verbo es ésta:

Casos sintácticos y casos léxicos. Tradición gramatical 65

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 55-75

23 Primae vereque compendiaria Grammaticae Latinae Institutio, Valentiae, per Ioannem Mey, 1546.24 Esta edición de 1560 es la seguida por Xavier Gómez i Font en su edición moderna: Andreu Sem-

pere (1510-1572) i la seua prima Grammaticae Latinae Institutio, Alcoi 1997.25 De generali uel communi constructione uerborum a priori. Verbum cum recto casu a priori.

Omne uerbum finiti modi exigit ante se nominatiuum agentem uel patientem expressum aut subintellec-tum (Sempere, Grammatica.., p. 101).

26 De generali uel communi constructione uerborum. Cum genitiuo uel ablatiuo loci.....Cum da-tiuo....Cum solo accusatiuo loci....Cum eodem casu et omnia sunt agentia uerba....Cum ablatiuo solo sinepraepositione...cum ablatiuo loci...cum accusatiuo uel ablatiuo temporis....cum alterutro casu distan-tiae.., cum ablatiuo absoluto uel consequentiae...(Sempere, Grammatica.., p. 118-121, en notas)

Page 66: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

1. De constructione uerbi.

1.1. Tipos de verbos (p. 97):sustantivo.Absolutotransitivo (p. 98):agente (p. 98).pasivo (p. 98)neutro (p. 99)diferencia entre neutro y agente (p. 99)deponente (p. 100)común (p. 100)

2. La construcción de los verbos.

2.1. Construcción común a priori, es decir, por delante del verbo (es elnominativo sujeto, que llevan todos los verbos) (p. 101)

2.2. La construcción específica a posteriori, es decir, por detrás del verbo:2.3. Construcción común o general.

2.3.1. Nombres de ciudad indicando lugar.2.3.2. Nombres de regiones, islas etc. en ablativo con preposición.2.3.3. Complemento de movimiento a un lugar.2.3.4. Complementos de lugar de donde o por donde.2.3.5. Complementos de tiempo durante el cual.2.3.6. Complementos de distancia.2.3.7. Complementos de instrumento.2.3.8. Dativo de daño o provecho.2.3.9. Ablativo absoluto.

Se trata, como se puede ver, de una organización del material en la que setoma como criterio fundamental la distinción entre casos que pueden aparecer allado de cualquier verbo y casos que sólo aparecen como régimen de determi-nados verbos; es decir, la distinción entre construcción general y construcciónespecífica.

Sempere conoce, pues, los diferentes tipos de construcciones sintácticas ana-lizados en las Gramáticas más modernas de su época: entre ellas, la constructiointransitiua y la constructio transitiua; y, en el caso del verbo, la constructiocommunis y la constructio particularis. Y la organización del material se hacefundamentalmente desde el punto de vista de la clase de verbos y de los tipos decomplementos o del tipo de régimen que llevan.

Discípulo de Sempere es Torrella quien escribe una Sintaxis o Construc-ción de las partes de la oración, cuya primera edición es 1564 27. Se ha dicho que

66 Eustaquio Sánchez Salor

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 55-75

27 JUAN TORRELLA, Breuis ac compendiosa syntaxis partium orationis ex uariis auctoribus collecta,Valencia, Mey 1564. Vuelve a ser publicada en 1571: Breuis ac compendiaria syntaxis partium oratio-nis institutio ex variis scriptoribus collecta, auctore Ioanne Torrella quartae classis praefecto in Aca-demia Valentina. Editio tertia, Valentiae, ex aedibus Petri a Huete, 1571.

Page 67: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

en realidad es una Sintaxis de Sempere, quien la editaría con el nombre de sudiscípulo Torrella. Lo cierto es que en la Sintaxis de Torrella hay doctrina queen buena parte es la misma que se encuentra en la Sintaxis de Sempere, que apa-recía como segunda parte de su Gramática en 1560. En concreto, en la defini-ción y división de la sintaxis las semejanzas son, en efecto, evidentes.

De Salamanca vamos a recordar la doctrina de Barrientos y el Brocense alrespecto. Barrientos, gramático de Salamanca por los mismos años que Sanc-tius, tiene también, al menos desde un punto de vista programático, doctrina quepuede considerarse como moderna; entre ella, doctrina relativa a los casos.

Que Barrientos se inserta, al menos, insisto, desde el punto de vista de algu-nas de sus manifestaciones programáticas, en el grupo de gramáticos que in-cluyen en sus obras elementos de la Gramática moderna queda claro a partir delos siguientes datos:

En primer lugar, porque así lo reconocen algunos de sus contemporáneos. Enel «Razonamiento que hizo Palmyreno à los Regidores de su patria de la ordende enseñar», publicado al final de la segunda parte de su Latino de repente, dicetextualmente:

En Castilla han escrito tan pulidamente o mas que el Antonio, el maestro Ba-rrientos, el maestro Sanchiz, el maestro Beltrán, el bachiller Thamara y otros mu-chos cuyos libros he leydo y los nombres olvidado 28.

Palmireno incluye, pues, a Barrientos entre los gramáticos modernos comoSánchez y otros.

En segundo lugar, Barrientos es autor de un Partium orationis syntaxeos li-ber, publicado en 1574 en Salamanca 29; él mismo había publicado unos añosantes otro librito en cuyo título aparece el sintagma de constructione, aunquetambién otros sintagmas en los que se hace claramente alusión a las elegancias:así barbariei lima y uoces barbarae; se trata de Barbariei lima agens de uer-borum constructione uocibusque barbaris 30. La aparición de tratados de deconstructione es un síntoma de modernidad, ya que se trata de tratados especí-ficos de sintaxis.

En tercer lugar, y en lo que se refiere al tema que estamos tratando, si bienes cierto que se manifiesta expresamente seguidor de Valla y de Nebrija ypoco amigo del Brocense, sin embargo, acepta, aunque sólo sea de palabra, laexistencia de los dos tipos de construcciones que aluden a dos niveles deanálisis, el racional y el de uso. Pero nos interesa más aquí señalar que, en loque se refiere a la construcción del verbo, distingue clara y extensamenteentre construcción general y construcción particular, distinción que, si bien

Casos sintácticos y casos léxicos. Tradición gramatical 67

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 55-75

28 J. L. PALMIRENO, El latino de repente, Valencia 1573, p. 173.29 B. BARRIENTOS, Liberalium artium Magistri Barrienti bonarum literarum Salmanticae professoris

partium orationis syntaxeos liber, Salamanca, Portonariis, 1574.30 Salamanca, Portonariis, 1570.

Page 68: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

supone el principio, lingüísticamente moderno, de la distinción entre casosgramaticales y casos léxicos, sin embargo se presta, sobre todo en el caso deBarrientos, a hacer una Gramática fundamentalmente normativa: es una sin-taxis de reglas de régimen.

A este respecto, Barrientos hace una distinción más que los anteriores; mien-tras que hasta ahora hemos visto que se hablaba de construcción común o ge-neral y construcción específica o particular, él habla, en efecto, de:

1. Construcción generalísima, que se refiere a aquellos casos nominales quepueden ir con todos los verbos, sean del género o del orden que sean.

2. Construcción general, que se refiere a los casos nominales que dependen deun determinado género de verbos (los géneros son: activo, pasivo, neutro,deponente y común).

3. Construcción especial, que se refiere a los casos nominales que dependen delos diferentes «órdenes» de verbos que puede haber dentro de un género.

Pero una cosa es lo que dice desde un punto de vista teórico y otra lo quehace desde un punto de vista práctico. Desde un punto de vista teórico habla,como acabamos de ver, de tres tipos de construcciones: generalísima, general yespecial. En la práctica hace lo que los demás: sólo trata de las generales o co-munes y de las particulares o específicas, ya que lo que él llama general y es-pecial queda reducido a una sola construcción, la especial: son las construccio-nes tras los diferentes tipos de verbos, en las que lo general es el acusativo y loparticular los otros casos. Pero lo analiza todo junto.

Dentro de las construcciones generalísimas recoge, más o menos, las que ge-neralmente han sido consideradas como comunes por otros gramáticos: el ge-nitivo o ablativo de cualidad del cuerpo o del alma; el dativo de daño o prove-cho; los complementos de tiempo; los de extensión; los de causa o modo; los deinstrumento; los de precio; lugar; y peso.

Dentro de las construcciones especiales, trata de las siguientes:

1. Construcción de verbos activos:

1.2. Sólo acusativo.1.2. Acusativo + genitivo o ablativo.1.3. Acusativo + dativo.1.4. Acusativo + acusativo.1.5. Acusativo + ablativo sin preposición.1.6. Acusativo + ablativo con preposición

2. Construcción de los verbos pasivos:

2.1. Ablativo con a, ab.2.2. Ablativo con a, ab + genitivo o ablativo.2.3. Ablativo con a, ab + dativo.2.4. Ablativo con a, ab + acusativo.2.5. Ablativo con a, ab + ablativo sin preposición.

68 Eustaquio Sánchez Salor

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 55-75

Page 69: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

3. Construcción de verbos recíprocos.

3.1. Tipo ego uocor magister.3.2. Tipo uoco te magistrum.

4. Construcción de verbos neutros:

4.1. Con genitivo o dativo: egeo, indigeo etc.4.2. Con ablativo: caleo, fluo, abundo etc.4.3. Verbos neutros con construcción y significado pasivo: fio, uapulo etc.4.4. Verbos neutros absolutos que no rigen ningún caso.4.5. Con acusativo: fastidio, doleo, y todos los verbos que rigen accusa-

tiuum significantem rem uerbi (uiuo uitam).

5. Construcción de verbos sustantivos.

6. Construcción de verbos deponentes:

6.1. Con genitivo6.2. Con dativo.6.3. Con acusativo.6.4. Con ablativo sin preposición.6.5. Sin caso.6.6. Ablativo con a, ab, de, e, ex.

7. Construcción de verbos comunes.

Todo ello profundamente nebrisense, aunque haya empezado distinguiendoentre constructio generalis y constructio particularis. Ello quiere decir que haygramáticos que, si bien se apuntan en algunos aspectos a conceptos modernosdesde el punto de vista gramatical, sin embargo siguen siendo conservadores des-de otros de puntos de vista. Es lo que ocurre con Barrientos, el cual, si prescin-dimos de la citada distinción entre casos gramaticales y casos léxicos o semán-ticos, en lo demás que se refiere a la construcción del verbo es lebrijano. Enefecto, en lo que se refiere a la construcción de los verbos activos repite exacta-mente los mismos seis tipos de construcción y en el mismo orden que ofrecíaNebrija ya en 1481; y repite también los mismos subtipos de verbos en cada unode los tipos. Está claramente siguiendo a Nebrija, como él mismo reconoce.

En lo que se refiere a la construcción de los verbos pasivos, lo único que haceBarrientos es establecer diferencias en función del segundo caso que iba en ac-tiva y que no se modifica al pasar a pasiva. De ahí que hable de «Ablativo cona, ab», «Ablativo con a, ab + genitivo o ablativo», «Ablativo con a, ab + dati-vo», «Ablativo con a, ab + acusativo», «Ablativo con a, ab + ablativo sin pre-posición». Esto es lo mismo que lo de Nebrija cuando decía:

Los tipos de construcción pasiva son tantos como los de construcción activa; yel segundo caso con que se construye el verbo activo tras el acusativo principal nocambia 31.

Casos sintácticos y casos léxicos. Tradición gramatical 69

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 55-75

31 Et sunt tot species eius quot actiuorum. Casus uero cum quo uerbum actiuum construitur post ac-cusatiuum principalem non mutatur (Nebrija, Introductiones Latinae, Salamanca 1481, fol. 26v).

Page 70: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

En lo que se refiere a la construcción de los verbos neutros, Barrientos se se-para un poco de Nebrija: Nebrija, por ejemplo, incluía entre los neutros el ver-bo sum y sus compuestos. Barrientos separa a sum y sus compuestos de los de-más neutros, como habían hecho ya otros gramáticos del XVI, según hemosvisto. Por otro lado, Barrientos incluye entre los verbos neutros verbos que lle-van en su propio significado el acusativo: uerba regentia accusatiuum signifi-cantem rem uerbi, ut uiuo uitam. Nebrija no hablaba de estos verbos; o al menosno hablaba del acusativo rei uerbi. Aquí se aparta, pues, algo de Nebrija, quizásporque ya era consciente de que la categoría de los verbos neutros va a ser unade las más cuestionadas y revisadas en el siglo XVI 32.

En las construcciones de los verbos deponentes vuelve a seguir a Nebrija: losmismos subtipos de construcciones y el mismo orden.

Y en lo que se refiere a los comunes, también recoge la doctrina de Antonio,citándole incluso. Dice Barrientos:

Verbo común es el que, con forma pasiva, tiene los dos significados; y en susignificado activo tiene la construcción propia de los verbos activos; y en la pa-siva, la de los pasivos. Antonio Nebrissense habla de ocho 33.

Decía Antonio:

Verbo común es el que, con forma pasiva, tiene tanto significado activo comopasivo y se construyen según los activos y los pasivos, en función de su signifi-cado 34.

Barrientos sigue, pues, muy de cerca la doctrina de Nebrija en lo que a cons-trucción de los verbos se refiere.

No parece ser tan moderno como proclamaba Palmireno en su Latino derepente.

Es más, comete hasta errores de principiante. El menos es esa la impresiónque da cuando, al hablar de las construcciones del verbo sum, incluye dos casosen los que claramente estamos ante formas del verbo edo, que significa «co-mer»; las construcciones del verbo sum son agrupadas por Barrientos en funciónde su significado 35:

1. Cuando significa «ser», acepta todos los casos.2. Cuando significa «estar», admite dos nominativos.3. Cuando significa «tener», lleva dativo y nominativo.

70 Eustaquio Sánchez Salor

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 55-75

32 Cf. M. L. HARTO Trujillo, Los verbos neutros latinos y la transitividad de la antigüedad al Rena-cimiento. Análisis histórico-gramatical y lingüístico, Cáceres 1994.

33 Commune uerbum est quod sub uoce passiua utranque significationem amplectitur; habet in signi-ficatione actiua construccionem uerbi actiui, in passiua pasiui. Antonius Nebrissensis ponit octo (p. 40v).

34 Verbum commune est quod in uoce passiua tam actiuam quam passiuam habent significationem, etconstruuntur more actiuorum et passiuorum ex ratione significati (Nebrija, Introductiones..1481, fol. 27v).

35 Pp. 35v-36.

Page 71: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

4. Cuando significa «poder» o «bastar», lleva gerundio en acusativo o dativo.5. Cuando significa «valer», lleva genitivo de estima.6. Cuando significa «tener necesidad», lleva cualquier caso, pero lo más ele-

gante es el ablativo.7. Cuando significa «comer» lleva acusativo; y aduce el ejemplo de Plauto:

Qui e nuce nucleum esse uult, nucem frangat. (¡Grave error! Este infinitivoesse no es del verbo sum, sino del verbo edo).

8. Cuando significa consumir, lleva acusativo. Y cita el ejemplo de Virgilio:Est mollis flamma medullas. (¡De nuevo ese est no es del verbo sum, sinodel verbo edo).

Parece mentira que un profesor de la Universidad de Salamanca cometa esteerror propio de ignorante: considerar formas del verbo edo (el infinitivo esse yel presente est), en frases en las que claramente son de edo, como formas delverbo sum.

En la construcción de los verbos impersonales también sigue a Nebrija. Novamos a dar ya detalles; para comprobarlo basta con comparar, como hemos he-cho en el caso de los comunes, lo que dice uno y otro al respecto.

Y lo mismo ocurre con la construcción del nombre. Es tratada tras la del ver-bo, como en Nebrija, y con la misma doctrina e incluso muchos ejemplos si-milares.

En definitiva, Barrientos es sólo moderno en la medida en que en su análi-sis lingüístico se limita a la sintaxis, y en la medida en que recoge la doctrinade la constructio iusta y la constructio injusta y de la constructio generalis yla constructio particularis. Por lo demás es profundamente lebrijano. ¿Por quéentonces Palmireno le citaba entre los modernos? La obsesión de Palmireno escontra Nebrija y su Gramática ambagiosa y farragosa. Y, sin embargo, Ba-rrientos sigue, como hemos visto, y muy ajustadamente, a Nebrija. Quizás larazón sea ésta: el Nebrija que sigue Barrientos es el de 1481, el de la primeraedición de las Introductiones; y el Nebrija contra el que se levanta Palmirenoes el Nebrija de una Gramática llena de comentarios y las adiciones, a vecescomplicadas y farragosas. El recuerdo del Nebrija sencillo y claro de 1481 esel que le llevaría a Palmireno a alabar a Barrientos.

El Brocense no habla en ningún momento, en la Minerva, de la distinción en-tre construcción general y construcción particular. Sí lo había hecho, aunquemuy de pasada, en la pequeña Minerva de 1562 36. Hasta el capítulo 11 ha tra-tado de las partes de la oración; pues bien, el capítulo 12 lleva este título

De constructione generali 37.

Casos sintácticos y casos léxicos. Tradición gramatical 71

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 55-75

36 Francisci Sanctii Brocensis Minerua seu de latinae linguae causis et elegantia. Ad illustrissimumCastellae Almirantum, apud haeredes Seb. Gyphii, Lugduni 1562. Esta edición aparece a partir del fol.37r. de una edición de las Institutiones del mismo año. Ha sido editada por E. DEL ESTAL, Francisco Sán-chez de las Brozas. Minerva (1562), Salamanca, 1975. Citamos por esta edición de del Estal.

37 P. 82.

Page 72: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

No cabe ninguna duda de que con este título se está refiriendo a lo que los gra-máticos anteriores han entendido como constructio generalis: aquellos casos no-minales que pueden ser complemento de cualquier verbo y aparecer en cual-quier oración; no dependen del significado del verbo, sino que, por su propiosignificado, pueden aparecer en todo tipo de oración; se trata de los casos queson más léxicos que gramaticales. Y entre las construcciones generales incluyelas siguientes:

1. El dativo, que puede ser régimen de cualquier verbo 38.2. Los complementos de instrumento, causa, modo y de precio. De ellos dice

que pueden ponerse en ablativo sin preposición; pero siempre se sobreen-tiende la preposición 39.

3. Los complementos de tiempo, ya en ablativo o en acusativo; también se so-breentiende siempre la preposición 40.

4. Los ablativos absolutos. De ellos dice que no son construcciones especiales,sino simples complementos de tiempo 41.

Todas ellas son construcciones nominales que pueden ser complemento decualquier verbo; por eso están bajo el epígrafe de De constructione generali. Enesto está siguiendo la doctrina que estamos analizando. Pero ello lo hace en lapequeña Minerva de 1562. En la Minerva de 1587 se olvida de ello, como se ol-vida de hablar y de definir otros conceptos como los de constructio propria y fi-gurata, e incluso el propio concepto de constructio, aunque, por supuesto, sonprincipios lingüísticos que, si bien no los define, sí los tiene en cuenta. Y es quela arrogancia intelectual del Brocense, no le permite entrar en definiciones deconceptos lingüísticos que él da por conocidos; el que no los conozca, allá él. Élno define qué es la sintaxis profunda y qué es la sintaxis de uso; pero operaconstantemente con estos conceptos; él no define ni describe qué procedimien-to gramatical interviene entre una y otra, pero opera constantemente comodando por conocido y como supuesto ese concepto. Tampoco define nunca, enla Minerva de 1587, lo que es caso sintáctico y lo que es caso léxico; pero en losanálisis que hace de los casos subyacen con toda claridad y lucidez estos con-ceptos. Veamos con qué claridad describe cómo el nominativo y el dativo soncasos léxicos y no sintácticos.

Del nominativo dice lo siguiente:

El nominativo no es regido por ninguna parte de la oración... Toda oración,aunque sea muy breve, está constituida de nombre y verbo, como si de materia yforma se tratara... Por otro lado, el nominativo nunca es regido, ya que en la ora-

72 Eustaquio Sánchez Salor

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 55-75

38 Datiuus adeo uerbum omne non refugit (p. 82)39 Instrumentum, causam et modum et pretium in ablatiuo sine praepositione docemus posse poni.

Nunc causam addimus. Asserimus enim semper intelligi praepositionem (p. 82)40 In tempore, siue sit in accusatiuo siue in ablatiuo, praepositio intelligitur (p. 83)41 Quod nullus sit ablatiuus absolutus....Nunquid regnante Philippo aliud est quam tempore regni aut

regis Philippi? (p. 83)

Page 73: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

ción Cato scribit, Cato no está regido por scribit, ni scribit por Cato, sino que hayconcordancia de nombre y verbo; y Cato es el sujeto, no la persona agente o pa-ciente, como sueñan los gramáticos 42... Cuando hay dos nominativos en unaoración, no tienen la misma función; así en Ego Annibal peto pacem falta ens oqui sum Annibal. Consulta el término ens en el capítulo sobre la elipsis. Por otrolado, todo verbo parece tener nominativo a uno otro lado de él mismo, como enlegis inuitus, doceo libens; pero también aquí falta ens. Tras algunos verbos pa-sivos se da la reciprocidad 43, como en uocor Sanctius, diceris poeta; pero en ac-tiva es dicunt te poetam 44.

Varias ideas merecen destacarse, desde un punto de vista lingüístico, de esteanálisis que hace el Brocense del nominativo:

El nominativo no viene exigido por ningún verbo en especial; puede aparecercon cualquier verbo; de manera que, aunque no lo diga, la construcción nomi-nativo + verbo es, como ya había dicho Barrientos, una construcción general; elnominativo, en definitiva, no es ni siquiera un caso; tal es su independencia. sin-táctica. Nunca va regido, dice el Brocense.

Distingue aquí claramente el Brocense entre función sintáctica y posiciónestructural, por una parte, y valor semántico, por otra. La independencia del no-minativo es tal que, desde un punto de vista semántico, puede ser agente, pa-ciente o tener cualquier otro valor semántico; pero no por el hecho de ser nomi-nativo, sino por el hecho de que su independencia le permite adquirir esosvalores en función del verbo con el que vaya. La distinción entre casos sintácti-cos y casos semánticos es uno de los principios básicos de la gramática moderna.

Y esa independencia del nominativo es que le permite aparecer incluso en fun-ción predicativa, como ocurre en ejemplos como legis inuitus, doceo libens.

Parece entender también el Brocense que la concordancia, frente al régi-men, es una especie de interrelación entre los términos que concuerdan: el su-jeto y el verbo concuerdan; el verbo rige a sus complementos.

Hay aquí conceptos sobre el nominativo que son modernos. Nos interesabasobre todo resaltar que para el Brocense el nominativo no es un caso sintáctico;ni siquiera es caso; su independencia en relación con el verbo es total. Esto esalgo lingüísticamente irreprochable.

Casos sintácticos y casos léxicos. Tradición gramatical 73

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 55-75

42 El Brocense con frecuencia acude a esta figura para criticar a los gramáticos: que sueñan; no queestén dormidos.

43 Es decir, aparece tras el verbo pasivo un nominativo que remite al sujeto. Eso es lo que hace todorecíproco: remitir al sujeto (cf. en el mismo Brocense el cap. sobre suus).

44 Nominatiuus a nulla parte regitur... Ex nomine et uerbo tanquam ex materia et forma, quaebreuissima sit, constituitur oratio... Rectus praeterea nunquam regitur, nam in hac oratione, Cato scribit,Cato non regitur a uerbo, nec scribit a Cato. Sed concordia est nominis et uerbi, et Cato suppositum est,non persona agens aut patiens, ut somniant grammatici...Duplex nominatiuus non uno modo uidetur re-periri in eadem oratione, ut Ego Annibal peto pacem; sed deest ens uel qui sum Annibal. Vide ens inellipsi. Omne praeterea uerbum utrinque nominatiuum uidetur habere, ut legis inuitus, doceo libens, sedhic quoque deest ens. In uerbis quibusdam passiuis fit reciprocatio, ut uocor Sanctius, diceris poeta; sedhoc est ab actiuo dicunt te poetam. [F. SÁNCHEZ, Minerva sive de causis linguae latinae (ed. E. SánchezSalor-C. Chaparro, Minerva o de causis linguae latinae, Cáceres 1999, p. 126)].

Page 74: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

En lo que se refiere al dativo viene a demostrar, hace ya 400 años, que es uncaso léxico, que tiene un significado léxico por sí sólo, por el mero hecho de serdativo, independientemente del verbo o de la frase con la que vaya; dice así:

El dativo nunca va regido, ni en activa ni en pasiva. Siempre significa ad-quisición, nunca agente. Los giros dormio tibi, tibi seruio, do tibi pecunias, tibiemitur liber, no se diferencian en nada, si nos atenemos a la naturaleza del dativo;en todos ellos significa, en efecto, interés; así en Surripuit mihi nummos, y lacsubducitur agnis. Y es que el dativo remite al fin último; por ello, puede añadirsea la frase cuando ésta está ya compuesta y construida. Una casa consta de materia,como son las piedras y las maderas; es hecha por un artífice, que es la causa efi-ciente; tiene forma, por la que la diferenciamos de las demás cosas; y cuando estáconstruida y acabada, entonces miramos para qué asunto o para qué señor hay queacomodarla; de igual forma, el dativo se añade a una frase construida y acabadapara marcar la adquisición. No hay, en efecto, ninguna oración, a la que no se lepueda añadir un dativo con el significado de adquisición. Así en tibi doceo, tibisoli amas. ¿Por qué, entonces, en las oraciones filius mihi peccat, non omnibusdormio, se dice que el dativo tiene el significado de adquisición, mientras que endo tibi pecunias non fratri, se dice que el dativo va regido por el verbo? Hay queentender, pues, que no hay ninguna oración o verbo a los que no se les pueda aña-dir un dativo 45.

Varias ideas merecen destacarse, desde un punto de vista lingüístico, de esteanálisis que hace el Brocense del dativo:

En primer lugar, que el dativo, como tal caso, tiene un solo significado a ni-vel de sistema; es el significado de interés. Es lo mismo que defienden los es-tructuralistas del siglo XX: el dativo siempre significa interés a nivel de lengua;los valores de beneficio o daño, de agente y demás dependen del contexto se-mántico, del nivel de habla, pero no del dativo como unidad del sistema; si eldativo va con un verbo que signifique beneficio, como dare, el dativo signifi-cará interés positivo, es decir, beneficio; si el dativo va con un verbo que sig-nifique daño, como damnare, el dativo significará interés negativo, es decir, per-juicio. Pero siempre significa interés; lo de beneficio o perjuicio depende delverbo al que se una. Esto, que está claro en las palabras del Brocense, es doc-trina compartida por los estructuralistas del siglo XX.

74 Eustaquio Sánchez Salor

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 55-75

45 Datiuus nunquam regitur nec in actiua nec in passiua et ubique adquisitionem significat.Nunquam est rei agentis. Dormio tibi, Tibi seruio, Do tibi pecunias, Tibi emitur liber, nihil differunt, sidatiui naturam spectes; ubique enim significatur acquisitio, ut Surripuit mihi nummos, et Lac subducituragnis, nam datiuus ultimum finem significat; quare iam compositae et structae orationi potest accedere.Domus constat ex materia, ut lapidibus et lignis; producitur ab artifice, quae causa efficiens est; habet for-mam, qua distinguitur a rebus aliis; quum igitur constructa et perfecta est, tunc quaerimus cui negotio ueldomino sit accomodanda. Sic datiuus constructae atque perfectae orationi per modum acquisitionis su-peruenit. Nulla igitur erit oratio, cui per modum acquisitionis datiuus adiungi non possit, ut tibi doceo, tibisoli amas. Cur enim in his orationibus, Filius mihi peccat, Non omnibus dormio, fateris esse acquisitio-nem, et in illis, Do tibi pecunias, non fratri, a uerbo dicis regi datiuum? Intelligendum igitur nullam esseorationem aut uerbum ullum, cui datiuus non possit accommodari (F. SÁNCHEZ, Minerva.., p. 138).

Page 75: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

En segundo lugar, que el significado de interés del dativo lo tiene por el merohecho de ser dativo, independientemente del verbo o de la frase con la que vaya;es decir, se trata de un caso léxico y no sintáctico: su significado depende delcaso y no de la sintaxis. Esto es doctrina de la gramática estructural de este si-glo. Pero está explicado con toda claridad en el texto que acabamos de ver delBrocense. Recurre el bonito ejemplo, propio por lo demás de una gramática ló-gica o filosófica, como la suya o la de Escalígero, de la construcción de unacasa; para construir una casa se necesita, como constituyentes inmediatos, deuna materia, como son los materiales (piedras, maderas etc.), de una forma, y deun artífice; el beneficiario de la casa viene ya al final, cuando está construida, yesté construida con la materia que esté, con la forma que esté y por el artíficeque esté. Pues lo mismo ocurre con la posición y significado del dativo en unafrase; en toda frase hay una materia, que es el objeto de la frase; con una forma,que es el verbo; con un agente, que es el nominativo, si la frase es activa, o elablativo agente si la frase es pasiva; y después, sea la que sea la materia, la for-ma o la causa eficiente, se puede añadir un dativo, que es el que expresa el des-tinatario de la frase. El dativo es, pues, un caso general, no específico, en el sen-tido de que se puede añadir a cualquier frase. Es, en definitiva, un caso léxico yno sintáctico. Está clara la doctrina en el Brocense, aunque él no define nunca,en 1587, lo que es constructio specialis y lo que es constructio generalis, es de-cir, lo que es caso sintáctico y lo que es caso léxico; no lo define; lo da por su-puesto; y explica los hechos dando por supuesta esta doctrina, es decir, dandopor supuestos unos presupuestos lingüísticos incuestionablemente modernos.

Así pues, en el Brocense encontramos conceptos y doctrina sobre los casosgramaticales y los casos léxicos o semánticos. Como en Linacro y otros gra-máticos del XVI se mueve, a este respecto, en una línea de modernidad.

Conclusión

La distinción en el análisis de los constituyentes de la frase entre constitu-yentes sintácticos y constituyentes semánticos y entre casos sintácticos y casosléxicos o semánticos es algo que encontramos en la Gramática moderna. Los es-tructuralistas ya hablaron de casos gramaticales y de casos léxicos. La Gramá-tica más reciente habla de constituyentes sintácticos y de constituyentes se-mánticos. Pues bien, esta distinción, al menos la distinción entre casossintácticos y casos semánticos la encontramos ya en la Gramática latina del Re-nacimiento. Al menos en los gramáticos de finales del XV y del XVI que apuntana un análisis lingüístico de la oración y no tanto en aquellos que se limitan a unadescripción de usos y de construcciones del verbo o del nombre, sin distinguirentre tipos de construcciones.

[email protected]

Casos sintácticos y casos léxicos. Tradición gramatical 75

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 55-75

Page 76: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1
Page 77: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 77-92

Martial et Sénèque: affinités entre deuxLatins d’Espagne

PIERRE LAURENS

Paris IV-Sorbonne

Resumen. En dépit de la distance sociale et de l’inégale considération qui s’attacheaux genres où ils ont brillé, on découvre entre Sénèque et Martial d’indiscutables af-finités.

Dans les cadres respectifs de la lettre et de l’épigramme et à travers le choix commund’une esthétique du discontinu, tous deux ont perfectionné une pratique stylistique quiprivilégie la force du trait brillant. Sur le plan de la morale, Sénèque, qui donne une pla-ce importante aux præcepta à côté des dogmata, est amené à multiplier la descriptionconcrète des conduites, tandis que Martial, qu’on présente trop souvent comme unamuseur, est porteur d’un authentique projet critique : il s’ensuit que les lettres et lesopuscules du premier apparaissent, sur bien des sujets, comme un répertoire de thèmesd’épigrammes. Enfin, si on accepte notre thèse de l’authenticité des épigrammes «at-tribuées à» Sénèque, on verra dans celles-ci une anticipation non seulement des thèmesmais des techniques les plus caractéristiques de l’épigramme de Martial.

Palabras clave: style acutus; morale; épigramme.

Summary. In spite of their different social position and unequal status of the literarygenres they have practised, one can see close relationship between Seneca and Martial.

Within the respective frames of the letter and of the epigram and through the com-mon choice of an esthetic of fragment, both writers have developped a style favouringthe impact of pointed formula. With regards to morals, Seneca, giving an important pla-ce to the præcepta besides the dogmata, will multiply the descriptions of human beha-viour, while Martial, too often considered as a bufoon, is weaving an authentic discourseon man : so that the former’s letters and short dialogues appear on many subjects as a re-pertory of epigrammatic themes. Finally, if one adopts our thesis championing the authenticity of the epigrams «attributed to» Seneca, one will see in these short pieces ofpoetry an anticipation of not only the themes but of some of the most conspicuous tech-niques of Martial’s epigrams.

Key words: acutus style; morals; epigram.

Page 78: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Atria Pisonum cum stabant cum stemmate toto et docti Senecæ ter numeran-da domus…: ainsi dans le quatrième livre des Epigrammes 1 Martial se retourne-t-il avec nostalgie vers le temps où, jeune provincial fraîchement arrivé à Rome,il était accueilli dans la maison des Annæi et par eux introduit dans la société dela capitale. On sait que l’échec de la conspiration de Pison le priva presque aus-sitôt de ses protecteurs naturels. Seule de la puissante famille survivait Argen-taria Polla, la veuve de Lucain, à laquelle Martial rendra par deux fois un hom-mage affectueux 2.

Une plus longue fréquentation eût-elle rapproché Sénèque le philosophe etMartial le poète? rien ne permet de l’affirmer. Dans la société de l’Empire ladistance est grande, en dépit d’un commun attachement à la patrie d’origine, en-tre le représentant d’une des plus puissantes maisons de l’aristocratie romaine etle talentueux mais modeste client. Sur le plan de l’ethos, comment comparerl’auctoritas de l’un avec la facetudo de l’autre – d’aucuns disent: la scurrilitas?Même dans le vaste camp de la littérature, Sénèque occupe une place de premierplan: à lui tout seul il couvre une province entière de la philosophie; poète, ilillustre à Rome le genre le plus élevé après l’épopée: Martial se contente de bri-ller dans le dernier en dignité des genres, le dernier d’ailleurs à être admisdans le canon 3.

Pourtant l’on prétend ici mettre en évidence les traits de parenté qui unissentl’un à l’autre ces deux latins d’Espagne que leur commune patrie, à commencerpar l’Espagne du Siècle d’Or, a souvent et légitimement réunis dans un mêmehommage.

1

Comme on peut s’y attendre, les choix d’écriture seront notre premier point.C’est que la voie est génialement tracée par un excellent juge, espagnol lui aus-si et de Bilbilis: c’est Baltasar Gracián, abordant, dans la deuxième partie de sonlivre Agudeza y Arte de ingenio 4, le problème de la pointe simple et de lapointe composée: «Je veux soumettre, écrit-il, à l’examen le plus profond cettequestion fondamentale, sur laquelle se sont déjà prononcés, dans la pratique, lesprinces de la subtilité: quel peut être le plus parfait emploi du génie: la pointe li-bre, ou celle qui est enchaînée dans un discours?» 5.

78 Pierre Laurens

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 77-92

1 Epigr., IV, 40, 1; cf.XII, 36, 6 Pisones Senecasque mihi redde.2 Epigr., VII, 21; 23; X, 64.3 Tac. Dial. 10, 4, citant dans l’ordre de dignité décroissante les différents genres poétiques.4 BALTASAR GRACIÁN, Agudeza y Arte de ingenio, ed., introd. y notas de E. Correa Calderón, Madrid

1969, Tomo II : Discorso LI «Tratado segondo, De la Agudeza compuesta», pp. 167 suiv.; BALTASAR

GRACIÁN, La pointe ou l’art du génie, trad. intégr. M. Gendreau-Massaloux, P. Laurens, préf. M. Fu-maroli, Lausanne 1983, pp. 326 suiv.

5 Op. cit. p. 166: «Destino al más juicioso examen aquella gran cuestión, que ya en la praxi, los prín-cipes de la sutileza decidieron ¿Cuál sea más perfecto empleo del ingenio, la agudeza libre o la ajustadaa un discurso?».

Page 79: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Voici partie de sa réponse:

… En Espagne, il y eut toujours une liberté du génie, soit par gravité, soit parfougue naturelle de la nation et sûrement pas par manque d’imagination. Sesdeux premiers génies, Sénèque pour le jugement et Martial pour l’esprit acéré, ontfondé cette opinion, affirmé ce goût. Celui-là, prudent, ne put jamais s’assujettiraux rigueurs d’un raisonnement, à l’artifice d’un plan. Et si ses rivaux qualifièrentde «sable sans chaux» – ils auraient mieux fait de dire: grains d’or sans chaîne –le torrent de sa doctrine, ses fervents l’acclamèrent comme la gravité espagnole,opposée en tout aux jeux de l’invention grecque. Il écrivit des Lettres, ce qui est lafaçon la plus libre et la plus indépendante de dire ce qu’il y a à dire, sans se lier nise soumettre: il entre et sort, comme et quand il veut, ce qui, bien que de moindreartifice, est d’un plus grand goût.

Notre Bilbilis offrit à la grande impératrice du monde non des monstres commel’Afrique, mais un homme qui le fut par l’esprit. Martial entra à Rome promis àl’art oratoire, mais son extrême vivacité, ne souffrant pas les contraintes de l’élo-quence en forme, prit un libre essor dans tous les genres et modalités de pointe,tous ceux qu’ont rendus éternels ses épigrammes.

Ce goût —que je n’ose appeler absolument juste— resta attaché à cette pro-vince pleine d’esprit, beau visage du globe et chéri de ce siècle fertile plus quetout autre, alors que sous sa généreuse monarchie ont fleuri ses génies, qui touss’expriment avec liberté, tant dans le sacré que dans le profane 6…

On aura remarqué que dans ce parallèle Gracián a en vue très précisémentl’œuvre épistolaire de Sénèque: et l’on méditera sur cet intéressant parallèle en-tre l’épigramme et la lettre, deux productions du style humilis, deux types d’é-crits liés, comme par ailleurs la silve, à la circonstance particulière, deux typesd’écrits où la liberté et la spontanéité sont chez elles. On objectera que Graciánaurait pu aussi bien en faire mérite à Pline, aussi faut-il bien voir que sonchoix est conditionné et justifié par une autre affinité, perçue quant à elle nonplus au niveau de la macro-, mais au niveau de la micro-structure, puisque la li-berté d’allures de la lettre, à l’instar de la multiplicité de règles dans l’épi-gramme, est censée favoriser chez Sénèque la multiplication des traits:

Martial et Sénèque: affinités entre deux Latins d’Espagne 79

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 77-92

6 Op. cit., pp. 168-169 : «En España siempre hubo libertad de ingenio, o por gravedad, o por nativacólera de la nación, que no por falta de inventiva. Sus dos primeros ingenios, Séneca en lo juicioso yMarcial en lo agudo, fundaron esta opinión, acreditaron este gusto. Prudente aquél, nunca pudo sujetar-se a los rigores de un discurso, a la afectación de una traza; y si los émulos apodaron “arena sin cal” (me-nos mal dijeran granos de oro sin liga) el raudal de su doctrina, los apasionados lo aclamaron por gra-vedad española, opuesta en todo a los juguetes de la invención griega. Escribió Epistolas, que es el máslibre modo y más licencioso para decir cuanto hai, sin atarse ni obligarse ; entra y sale, cómo y cuándoquiere, que aunque no es de tanto artificio, es de más gusto.

Tributó nuestra Bilbilis a la gran imperatriz del mundo, no monstros, como el África, sino aquel quelo fue en el ingenio. Entró Marcial en Roma, destinado a la oratoria, mas su extremada prontitud, no su-friendo piguelas de encadenada elocuencia, se remontó libre en todo género y modos de agudeza,cuantos se eternizan en sus epigramas.

Quedó vinculado este gusto (que no le llamo absolutamente acierto) en esta ingeniosa provincia, her-mosa cara del orbe, y nunca más valido que en este feraz siglo, en que han florecido sus ingenios con sudilatada monarquía, discurriendo todos a lo libre, así en lo sacro como en lo profano…»

Page 80: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Admirable variété que cette façon de forger des traits, avec sa foule de perfec-tions, de beautés, d’ornements, d’agréments, de fécondité, qui piquent le goût etne l’ennuient pas, alors que c’est tout le contraire qui se produit dans la prolixitédes discours et des plans 7…

On retrouve ici la thèse de l’excellent petit livre de Karl Barwick 8, lequel adémontré lumineusement que Martial et Sénèque, l’un dans la prose et l’autre envers, sont, plus encore peut-être que Lucain, pourtant lui-même sententiis cla-rissimus, les deux plus actifs ouvriers du nouveau style, si caractéristique de cequ’on appelle la latinité d’argent – avec ce que le mot comporte de brillant, voi-re parfois de clinquant et de superficiel.

D’une part, revenant sur le problème de la structure de l’épigramme, il décè-le et j’ai noté après lui 9 dans les derniers développements de cette forme grec-que avant Martial, au lieu du simple énoncé contenant l’indication d’une per-sonne, d’une chose ou d’une action, la tendance à diviser le poème en deuxparties, la deuxième enfermant le trait, ce qui est, on le sait, la structure de laquasi totalité des épigrammes de Martial: epigramma duplex contre epigrammasimplex. S’agissant de la première, epigramma duplex, il préfère, à la formule deLessing, qui analysait les deux parties du poème comme un couple question-ré-ponse, et même à l’analyse d’un Colletet, qui opposait au corps de l’épigrammela pointe finale, la division scaligérienne en expositio rei et conclusio epigram-matis, une présentation qui, plus que les deux autres, invite à privilégier chez lepoète de Domitien, comme l’ont fait longtemps les auteurs de florilèges, l’im-portance du trait sentencieux 10.

D’autre part, rappelant que le nucleus, la cellule stylistique de la prose mo-derne n’est plus la période cicéronienne, mais la formule brève et brillante quien particulier vient clore un développement, il cite les textes canoniques (deSénèque le Père, Quintilien, Tacite) 11 commentant l’envahissement du domai-ne de la prose, voire de la poésie depuis Ovide par la sententia, puis rappelle àson tour le reproche fait à Sénèque d’enchaîner sans liaison sentence sur sen-tence (le mot de Caligula cité par Suétone 12: arena sine calce).

Barwick aurait pu ajouter que Sénèque s’est exprimé à maintes reprises sur lepouvoir d’une formule bien frappée, soit en vers (et il rapporte le mot de Clé-

80 Pierre Laurens

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 77-92

7 Op. cit., p. 170: «Convenza en favor de este dictamen la variedad plausible que reina en este modode conceptuar libre, con sua gran tropa de perfecciones, de hermosura, ornato, agrado, fecundidad,que pican el gusto y no le enfadan, aconteciendo todo lo contrario en lo prolijo de los discursos y en lofrio de las trazas».

8 Martial und die zeitgenössische Rhetorik, Berlin 1979.9 P. LAURENS, L’abeille dans l’ambre. Célébration de l’épigramme de l’époque hellénistique à la fin

de la Renaissance, Paris 1989, pp. 97-117 («L’arc et la flèche») et 119-155 («Les nouveaux poètes»).10 J.-C. SCALIGER, Poetices libri septem, Lyon 1561 (Faks.-Neudr. Stuttgart 1987), pp. 169-171. Cf.

P. LAURENS, L’abeille dans l’ambre, Prolégomènes, pp. 10 ss.; Id., «Du modèle idéal au modèle opéra-toire: la théorie épigrammatique aux XVIe et XVIIe siècles», J. LAFOND (ed), Le modèle à la Renais-sance, Paris 1986, pp. 183-208.

11 Sen. Controv. 7, 3, 18; 8 ss.; Quint. Inst. or. 1; 8, 9 ; 8, 5, 2 ; Tac. Dial. 20-23.12 Suet. Calig., 53.

Page 81: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

anthe: de même que notre souffle rend un son plus éclatant quand une trompettele canalise dans un tuyau resserré…13), soit en prose, quand, à l’intention de soncorrespondant il essaie successivement plusieurs formules exprimant de plus enplus efficacement la même pensée 14.

Elargissons encore le propos de Barwick. On se rappelle que Cicéron, com-parant dans l’Orator le style de l’orateur à celui de l’historien ou du philosophe,dénie à ces deux derniers la tension interne et la pugnacité:

Leur style n’a ni le nerf ni le mordant de l’éloquence du forum: c’est pourquoion le dit conversation, plutôt que discours 15.

Quintilien à son tour reprendra la distinction entre l’oratio uincta atque con-tracta et l’oratio soluta, qualis in sermone et epistolis. Pourtant la référence auxautres domaines de l’écriture a disparu. C’est que la définition de Cicéron n’estdéjà plus vraie du style de l’histoire, encore moins de la philosophie, de plus enplus marqué par celui de la diatribe, qu’on a appelé parfois une «rhétorique de laphilosophie». Et certes il est arrivé à Sénèque de parler de sa manière d’écrire enla comparant à la conversation (Ad Lucil. XL): beaucoup plus nombreusespourtant les pages où est vantée l’efficacité de l’abruptum sermonis genus:qu’on se rappelle ses critiques contre le style de Chrysippe et son faible acumen,qui «pique sans transpercer»: pungit, non perforat, ou les réserves émises à pro-pos du style de Papirius Fabianus (Ad Lucil. C): «il lui manque cette vigueuroratoire, ces trouvailles d’antithèses…» 16.

Ce serait un jeu à présent de confirmer ces analyses théoriques par l’étudede la pratique stylistique de nos deux auteurs. Pourrait nous y aider grande-ment l’excellent livre de Traina 17, qui a relevé les constantes du style deSénèque: fréquence des monorèmes, (Ad Lucil. IX: Vis te amari? ama),rythme de la correctio, soit introduite par les deux monosyllabes non, sed,soit par un non en asyndète (Ad Lucil. LXIII: lacrimandum est, non ploran-dum), soit par un immo, répliquant à une interrogation (De ira, 2, 35, 2: co-ram domino, inquis? immo, coram patre familiæ); rythme de la question-ré-ponse: Vis ciborum uoluptatem contemnere? exitum specta. (Ad Lucil. CX),gradation: Acerbum est uri: quanto acerbius, si te faciente patiaris?, structureargumentative: Quomodo, inquis (Ad Lucil. XLIV etc.); par dessus tout, tra-vail de la sententia par la recherche de l’antithèse, de l’homeotéleuthe, de l’i-sokôlon…

Martial et Sénèque: affinités entre deux Latins d’Espagne 81

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 77-92

13 Sen. Ad Lucil. CVIII: Nam, ut dicebat Cleanthes, quemadmodum spiritus noster clariorem sonumreddit, cum illum tuba, per longi canalis angustias tractum, potentiorem nouissimo exitu effudit…, etCleanth. S.V.F. I, 487.

14 Ad Lucil. VIII, IX, XXIII.15 Orator XIX, 62: tamen horum oratio neque neruos habet neque aculeos oratorios ac forenses ha-

bet, itaque sermo potius quam oratio dicitur.16 Ad Lucil. C: Deest illis oratorius uigor stimulique, quos quæris et subiti ictus sententiarum…17 A. TRAINA, Lo stilo «dramatico» del filosofo Seneca, Bologne 1974.

Page 82: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

2

Mais trop facile et d’ailleurs insuffisante serait, je l’admets, cette confron-tation réduite à l’écriture entre ces deux champions du style acutus, si elle nenous mettait sur la piste d’affinités plus inattendues, plus profondes aussi, surle plan des idées et pour tout dire de la philosophie. On nous suivra plus vo-lontiers dans cette voie si l’on rappelle d’une part que, la philosophie étant di-visée en partie théorique et partie pratique (c’est la fameuse opposition entreles dogmata et les præcepta), Sénèque a jugé bon (il s’en explique à plusieursreprises 18) de donner une grande place aux préceptes particuliers: or ces pré-ceptes trouvent toute leur pertinence dans l’analyse de situations très concrè-tes, décrites par le philosophe avec un goût affirmé pour le détail réaliste. Etceci n’est pas vrai seulement des Lettres à Lucilius: c’est à chaque page que leDe breuitate ou le De tranquillitate nous offrent un tableau coloré des con-duites de la vie quotidienne: goinfres, luxe de la cuisine, où un repas consumela fortune d’un chevalier, chasseurs de testaments comparés à des vautours, lafemme qui fait l’homme (exemples réunis dans Ad Lucil. XCV), le traitementdes esclaves à table (Ad Lucil. XLVII), les bruits d’un établissement de bains(Ad Lucil. LVI), etc.

Martial, de son côté (c’est ce que j’ai essayé de montrer dans L’abeille dansl’ambre) 19, n’est pas l’amuseur ou le bouffon qu’une critique superficielle seplaît à représenter. C’est même là en ce qui le concerne le problème critiqueprincipal: comment, à partir de fragments discontinus, il construit un discourssur l’homme; comment, à partir de piécettes courtes, légères, nées de la cir-constance, destinées au divertissement, il édifie une œuvre sérieuse, critique etmême subversive, nourrie de la tradition moraliste latine. Telle est en tous cas laconviction qui fonde notre parallèle.

Martial a laissé une ou deux épigrammes peu tendres sur les philosophes.Mais il s’agit alors du faux cynique, qui avec sa barbe, sa besace et son bâton,mendie sur les degrés du temple de la Paix: localisation dans le site de l’Vrbsd’un type qui avait déjà inspiré la même pointe au grec Lucille: «Ce n’est pas uncynique: qu’est-ce donc? un chien» 20. Mais c’est en tout autres termes queMartial s’adresse à son ami Décianus, originaire d’Emerita et philosophe stoï-cien, félicité quant à lui pour sa vertu sans ostentation:

Tu appliques les maximes du grand Thrasea et de Caton, le sage parfait, tout ente gardant en vie, sans te précipiter la poitrine nue sur les épées ennemies: c’est laconduite que j’approuve, Décianus. Je ne veux point d’un homme qui achète fa-cilement la gloire au prix de son sang: l’homme que je veux n’a pas besoin demourir pour être loué,

82 Pierre Laurens

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 77-92

18 Ad Lucil. XXXIII, XCIV, XCV, XCVIII, CVIII.19 Op. cit., pp. 215-256 («Stratégies de Martial»).20 Epigr. IV, 53, 8: Non est hic Cynicus, Cosme. Quid ergo? Canis. Cf. Lucill. ap. Anthol.

Græc. XI, 153.

Page 83: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

… Nolo uirum facili redimit qui sanguine famam:hunc uolo, laudari qui sine morte potest 21.

Même si à première vue on peut voir en ces lignes une condamnation du sui-cide stoïcien, et par suite de Sénèque lui-même, la position de Martial, icicomme dans une autre épigramme adressée à Décianus dans ce même livre (I,24: Aspicis incomptis illum, Deciane, capillis) ou l’épigramme déjà citée contrele faux cynique, est conforme à une idée souvent exprimée par le philosophe: lerefus d’une vertu ostentatoire: quicquid famam par ambitionem petit, uita. Plusprécisément encore, le parallèle s’impose avec la lettre 30: «Je suis plus touchépar l’exemple d’un homme qui marche à la mort sans détester la vie et la reçoitsans aller la chercher: plus momenti apud me habent qui ad mortem ueniunt sineodio uitæ et admittunt illam, non attrahunt»;

Mais d’ailleurs dans ce même livre I, d’autres pièces, de tonalité héroïque–c’est une mince veine, mais néanmoins présente–, mettent en épigrammesdes conduites héroïques: appartiennent à l’hagiographie républicaine et stoï-cienne le geste de Porcia (I, 42), fille de Caton, avalant les braises ardentes, oucelui d’Arria (I, 13), femme de Thrasea Pætus, tendant à son époux le poig-nard dont elle vient de se percer – les deux épisodes, racontés aussi par Pline,sont commentés par Montaigne dans son chapitre «De trois bonnes femmes»;quant à l’épigramme célébrant, toujours dans ce livre I (Ep. 21), l’héroïsme deMucius Scævola, elle paraît avoir été écrite en marge du De constantia ou duDe prouidentia ou des Lettres (car Sénèque est revenu plusieurs fois sur cetexemple) et la pointe qui achève cette pièce: Si non errasset, fecerat illa minusfait écho à Sénèque qui sur le même sujet multiplie les paradoxismes:

Infelix est Mucius,… quod regem, quem armata manu non potuit, exusta fugat?(De prouid. 4). Quanto rarius est hostem amissa manu uicisse quam armata?(Ad Lucil. LXVII). Acerbum est uri: quanto acerbius, si te faciente patiaris?… Fa-cere in illis castris felicius potuit, nihil fortius… Facilius Porsenna Mucio ignouitquod uoluerat occidere, quam sibi Mucius quod non occiderit (AD LUCIL. XXIV).

Si l’on objecte que la veine héroïque ne tarde pas à se tarir chez le poète (defait, toutes les épigrammes citées appartiennent au premier livre ou au livre V:ainsi V 69, 74), voici une série de thèmes, parmi les plus familiers à Martial, quireflètent fidèlement nombre d’options ou d’orientations de la morale pratique deSénèque: commune défiance à l’égard des sports à la grecque –Dans la lettre 15,Sénèque recommande pour tout entraînement la course comme Martial en VII,32 à son ami Atticus qui ne se livre à aucun des exercices gymniques à lamode–, même mépris des futilités difficiles, tristes ineptias, acuta deliratio(Ad Lucil. XCIII et XLIX: il s’agit de questions sophistiques), difficiles nugas(Epigr. II, 86, 9 à propos de poésies acrobatiques); même aversion à l’égard dela perversité de la femme qui veut faire l’homme, même condamnation du

Martial et Sénèque: affinités entre deux Latins d’Espagne 83

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 77-92

21 Epigr. I, 8, 5-6.

Page 84: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

luxe de la cuisine –quoi de plus déshonorant qu’un repas somptueux qui con-sume la fortune d’un chevalier?–, même dénonciation des cadeaux intéressés,stratégies de vautours qui guettent leur cadavre (olim petebatur amicitia, nuncpræda): tous ces thèmes, réunis dans la Lettre XCV, reviennent de façon récu-rrente chez Martial et l’on pourrait ainsi dresser une longue liste de loci para-lleli. Contentons-nous de mettre en lumière trois axes principaux.

D’abord les épigrammes sur l’amitié –la lettre 48, consortium rerum omniuminter nos facit amicitia, reformule le proverbe koina philôn cité par Martial en II43–, la lettre 9 commente le mot d’Hécaton, «Aime, si tu veux être aimé», vé-ritable «philtre d’amour, fabriqué sans mélange de simples ni d’incantationmagique»: comme Martial, à l’hôte avare qui se plaint qu’il n’y ait plus de Py-lade ni d’Oreste:

Vt præstem Pyladen, aliquis mihi præstet Oresten:Hoc non fit uerbis, Marce: ut ameris, ama.(VI, 11, 10)

A la même veine appartiennent les réflexions sur la générosité et les bienfaits.Si l’on cessait un jour de présenter Martial comme un mendiant impudent, onaurait tôt fait de trouver dans les Epigrammes un important chapitre De benefi-ciis. A partir du livre II qui, écrit en Gaule, multiplie les traits de satire contre lespatroni défaillants, mauvais riches et faux amis, une éthique du don s’élabore,qui s’appuie sur le pythagoricien koina philôn déjà cité et sur le sénéquien bisdat qui cito dat, et qui culmine dans la double maxime de V, 42, 7-8: Extra for-tunam est quicquid donatur amicis: Quas dederis solas semper habebis opes,écho fidèle de Sénèque: Extra fortunam hoc, quodcumque dedi.

Deuxième direction: les épigrammes et les lettres fustigeant la stultitia, l’in-capacité de l’individu à conduire raisonnablement sa vie personnelle. L’Epigr.II, 80 et la lettre XXIV ironisent dans les mêmes termes sur les excès où peutconduire la déraison humaine, le paradoxe de Sénèque: tantam hominum im-prudentiam, immo dementiam, ut quidam timore mortis cogantur ad mortem,préfigurant celui de Martial: Hoc, rogo, non furor est, ne moriare mori? Mais ladéraison humaine se manifeste plus couramment sous des formes moins spec-taculaires. L’on touche alors à plusieurs des thèmes centraux du De breuitateuitæ: mésemploi des forces et de l’énergie à des futilités inutiles: ceux quicourent de politesses en politesses, se promenant journellement de seuil enseuil; ou ceux qui se consacrent à un idéal dérisoire, comme chez Martial lemagnus ardalio (II, 7), touche-à-tout de talent, mais qui ignore ce qu’est une so-lide beauté, ou chez Sénèque (De breuit. uit., XII, 3-4) l’«affairement dedésœuvrés» (desidiosa occupatio) de ceux dont tous les instants sont employésà des affaires oiseuses (iners negotium).– Dénominateur commun à ces dé-viances: le gaspillage de sa vie, iactura, thème de la première lettre à Lucilius:Dum differtur uita, transcurrit, abondamment glosé ailleurs (De breuitate uitæ,3,1; 9,1): Nemo inuenitur qui pecuniam suam diuidere uelit, uitam unusquisquemultis distribuit.… Maximum uiuendi impedimentum est expectatio, quæ pendet

84 Pierre Laurens

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 77-92

Page 85: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

ex crastino, perdit hodiernum… Omnia quæ uentura sunt in incerto iacent: pro-tinus uiue.

Comparons Martial:

Non est, crede mihi, sapientis dicere Viuam:Sera nimis uita est crastina: uiue hodie (I, 15, 11-2),

et de façon plus piquante:

Cras uiues? hodie iam uiuere, Postume, serum est.Ille sapit quisquis, Postume, uixit heri (V, 58, 7-8).

Nous touchons ici à un thème fondamental. En voici un troisième: c’est,chez le poète comme chez le philosophe, la dénonciation de l’hypocrisie — AdLucil. LII: Qui écouter? ceux qui ne sont jamais surpris à faire ce qu’ils con-damnent. On peut dire que la fonction de l’épigrammatiste dans une société hy-pocrite est d’arracher les masques. Mais désabuser les hommes est aussi la tâchedu philosophe: Non hominibus tantum sed et rebus persona demanda est et red-denda facies sua (Ad Lucil. XXIV). L’une des premières épigrammes du livre Iexprime la réprobation de Martial devant un chagrin hypocrite: «Quand elle estseule, Gellia ne pleure pas la mort de son père; mais si quelqu’un se présente,alors jaillissent ses larmes…», et conclut:

Non luget quisquis laudari, Gellia, quærit.Ille uere dolet, qui sine teste dolet (I, 33, 3-4).

Observation prise sur le vif, ou mise en épigramme d’une leçon du philo-sophe dans le cadre d’une consolation? Voici quelques lignes extraites du textede Sénèque:

L’ostentation de la douleur est plus exigeante que la douleur. En est-il un qui nesoit affligé que pour lui seul? les gémissements, entendus, se font plus éclatants,et des gens, calmes et silencieux dans la solitude, trouvent dans le public un sti-mulant à de nouveaux torrents… Le spectateur parti, la douleur cesse… En véri-té rien n’est plus sot que de chercher à se faire une réputation de sa tristesse et deses larmes un mérite 22.

D’une manière générale, devant l’épigrammatiste comme devant le philo-sophe, les masques tombent, les visages apparaissent, l’hypocrisie est traquéejusque dans la prétention affectée de vouloir connaître la vérité. Démarche cri-

Martial et Sénèque: affinités entre deux Latins d’Espagne 85

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 77-92

22 Ad Lucil. XCIX: Plus ostentatio doloris exigit quam dolor. Quotusquisque sibi tristis est? Clarius,cum audiuntur, gemunt et, taciti quietique dum secretum est, cum aliquos uidere, in fletus nouos exci-tantur… Sine spectatore cessat dolor… Stultius uero nihil est quam famam captare tristitiæ et lacrimasapprobare…

Page 86: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

tique et exercice de lucidité: quel meilleur commentaire à cette formule sévèrede Martial, dénonçant en XI, 2 les personati fastus, quicquid et in tenebrisnon sumus, que cette page de Sénèque:

Inversement nous pénétrons la malice et la somnolence d’une âme, loqueteusemalgré l’éclat rayonnant des richesses qui s’entassent autour d’elle, malgré lafausse lumière, ici des honneurs, là des grandes charges qui frappent le regard…Nous admirons des cloisons couvertes d’une mince paroi de marbre; nous savonsce qui est en dessous, et pourtant nous en laissons imposer aux yeux. Revêtir cesplafonds d’or, n’est-ce pas se complaire dans le mensonge? Nous savons en effetque cet or cache un sale bois. Nos cloisons et nos lambris ne sont pas les seuls àêtre tendus d’une lamelle décorative: tous ces individus que tu vois s’avancer hau-tains ont un bonheur en lamelles. Regarde au fond et tu sauras combien de misè-re gît sous cette mince couche de dignité 23.

Ainsi les pages de Sénèque se prêtent elles à être interprétées comme un ré-pertoire, une mine de thèmes d’épigrammes. Le plus remarquable, dans le pa-rallèle que nous esquissons ici, est que, dans bien des cas, la verve du philo-sophe ne le cède en rien à celle du poète. Prenons leur commune aversionpour un faux idéal de grâce masculine. Martial, qui se représente comme un es-pagnol pilosus et qui s’irrite de ce qu’un grec épilé l’appelle sans cesse son frè-re –X, 65, 13-4: «Cesse de m’appeler ton frère, sans quoi je vais t’appeler masœur»–, a brossé une série inoubliable de variations sur le type du bellus homo,le type du gandin efféminé. Voici le même type chez Sénèque:

Tu connais maints freluquets, luisants de barbe et de cheveux, vrais manne-quins: n’espère d’eux rien de fort, rien de solide. De même un langage bien rasé,fardé, fignolé, révèle une âme fabriquée et sophistiquée, l’excès d’élégance dépareun homme 24.

Et d’un pinceau plus ironique dans ce portrait collectif, savamment bouclé surlui-même, du De breuitate uitæ:

Comment, tu les appelles oisifs, ceux qui passent de longues heures chez lecoiffeur, où l’on détache ce qui a poussé la nuit précédente, où l’on délibère surchaque cheveu, où l’on remet en ordre la coiffure ébourriffée, où l’on ramène sur

86 Pierre Laurens

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 77-92

23 Ad Lucil. CXV: Rursus æque malitiam et ærumnosi animi ueternum perspiciemus, quamuis mul-tus, circa diuitiarum radiantium splendor impediat et intuentem hinc honorum, illinc magnarum potes-tatium falsa lux uerberet… Miramur parietes tenui marmore inductos; cum sciamus quale sit quod abs-conditur, oculis nostris imponimus. Et cum auro tecta perfudimus, quid aliud quam mendacio gaudemus?Scimus enim sub illo auro fœda ligna latitare. Non tantum parietibus aut lacunaribus ornamentum tenueprætenditur: omnium istorum, quos incedere altos uides, bratteata felicitas est. Inspice et scies sub istatenui membrana dignitatis quantum mali iaceat…

24 Ad Lucil. CXV: Nosti complures iuuenes, barba et coma nitidos, de capsula totos. Nihil ab illissperaueris forte, nihil solidum. Oratio cultus animi est: si circumtonsa est et fucata et manu facta, os-tendit illum quoque non esse sincerum et habere aliquid fracti. Non est ornamentum uirile concinnitas.

Page 87: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

le front les mèches éparses? quelle colère, si le barbier a été un peu trop négligent,croyant raser un homme! quelle rougeur d’indignation si on a coupé un peu deleur crinière, si quelque détail n’est pas bien en ordre et si tout ne retombe pas enboucles égales? en est-il un qui ne préfèrerait le bouleversement de l’Etat à celuide sa chevelure? Lequel n’est pas plus inquiet pour l’ornement que pour le salutde sa tête? Qui n’aime pas mieux être bien coiffé que vertueux? Tu les appellesoisifs, ceux qui passent leur temps entre le peigne et le miroir? 25…

3

Pouvons-nous aller plus loin? pour cela il faudra m’accorder un point que jepense avoir démontré dans une étude encore non publiée: J’y défends, contre leprudent non liquet d’Henri Bardon dans un remarquable article de la R.E.L. 26, lapaternité annéenne de la longue série d’épigrammes conservées par le VossianusL.Q.86 du IXe siècle, ensemble que l’on pourra lire soit dans l’Anthologia La-tina de Riese soit dans l’édition donnée par Carlo Prato aux éditions de l’Ate-neo, Rome, 1964 27.

Je rappellerai sans m’étendre davantage qu’un riche faisceau de preuvesplaide en faveur de cette attribution: le nom de Sénèque sur deux autres mss. quicontiennent les deux premières épigrammes de la série, le sujet de plusieurs piè-ces, portant mention de personnages de la famille ou des amis de Sénèque, lesdeux descriptions de la Corse qu’on peut rapporter au temps d’exil et mettre enrelation avec les pages de la Consolation à Helvia, la série d’épigrammes sur laconquête de la Bretagne par Claude, dont on a prétendu qu’elle pouvait avoir étéécrite à n’importe quelle époque, sans remarquer qu’elle est datée par l’apos-trophe de la 5e épigramme de la série, Et magno positus Cæsar uterque polo);en faveur de l’unité d’auteur militent d’autre part les nombreuses correspon-dances relevées d’un bout à l’autre tant avec les œuvres de Sénèque qu’avec cel-les d’Ovide, le modèle préféré et de loin, de tous les auteurs de l’âge précédent.N’y contredit pas, bien au contraire, le double parti-pris, d’organisation en sérieset de dispersion, celui-ci, conformément à la règle de uarietas, faisant alternerles thèmes sérieux avec les thèmes légers.

Martial et Sénèque: affinités entre deux Latins d’Espagne 87

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 77-92

25 De breu. uit. XII, 3-4: Quid? Illos otiosos uocas, quibus apud tonsorem multæ horæ transmittun-tur, dum decerpitur si quid proxima nocte succreuit, dum de singulis capillis in consilium itur, dum autdisiecta coma restituitur aut deficiens hinc atque illinc in frontem compellitur? Quomodo irascuntur, sitonsor paulo neglegentior fuit, tanquam uirum tonderet! Quomodo excandescunt si quid ex iuba sua de-cisum est, si quid extra ordinem iacuit, nisi omnia in anulos suos reciderunt! Quis est istorum qui nonmalit rem publicam turbari quam comam suam? qui non sollicitior sit de capitis sui decore quam de sa-lute? qui non comptior esse malit quam honestior? Hos tu otiosos uocas inter pectinem speculumque oc-cupatos?

26 H. BARDON, «Les épigrammes de l’Anthologie attribuées à Sénèque le philosophe», Revue des Etu-des Latines, 1939, pp. 63 suiv.

27 F. BUECHELER, A. RIESE, Anthologia Latina, Leipzig 894-1906 (Pars prior, I-II), 232, 236-239, 396,399-463, 667, 804; C. PRATO, Gli epigrammi attribuiti a L. Anneo Seneca, Introd., testo critico, trad.,commento, indice delle parole, Roma 1964.

Page 88: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Ceci posé on ne manquera pas de relever la présence, chez Sénèque épi-grammatiste, de la veine héroïque qui a laissé des traces, on l’a vu, chez Martial:il s’agit d’abord des cinq épigrammes écrites en l’honneur de Caton 28, un thèmeattendu dans l’ambiance stoïcienne de l’époque impériale où le culte du hérosrépublicain avait trouvé sa plus haute célébration; également l’épigramme surles frères Casca 29, qui jouèrent un rôle de premier plan dans le meurtre de Cé-sar; enfin d’une riche série d’épigrammes exaltant la mort de Pompée et de sesfils 30. On peut s’arrêter sur les trois premières, données sans intervalle dans lemss. comme souvent, et qui toutes exploitent le motif de la dispersion des resteshéroïques du père et des fils, inspirant ces trois pointes successives:

Anth. Lat. 400, 3-4: Quam late uestros duxit Fortuna triumphos,Tam late spar-sit funera, Magne, tua.

Anth. Lat. 401, 5-6: Diuisa ruina est: Uno non potuit tanta iacere solo.Anth. Lat. 402, 2: Quanta domus, toto quæ iacet orbe, ruit!

Il s’agit bien entendu d’un topos de la littérature déclamatoire de l’époque im-périale, qu’on retrouve en particulier chez Lucain (6, 818: distribuit tumulosuestris Fortuna triumphis) et chez Velleius Paterculus (2, 53, 3: quot partes or-bis terrarum sunt, totidem fecit (Fortuna) monumenta uictoriæ suæ); néan-moins il est remarquable qu’on retrouve ce thème à la fois dans L. LXXI à Lu-cilius (Tam magna ruina in totum dissiliet orbem) et (c’est où je voulais envenir) chez Martial, 5, 74, 3-4: Pompeios iuuenes Asia atque Europa, sed ipsumterra tegit Lybiæ, si tamen ulla tegit. Quid mirum toto si spargitur orbe?Iacere/ Vno non poterat tanta ruina loco!

Toujours dans le registre sérieux, celui des épigrammes morales, deux épi-grammes attribuées à Sénèque reprennent le motif du psogos truphès, courantdans la prédication des écoles philosophiques. Je voudrais attirer l’attention surla première:

Quod mille domus solidas habet alta columnas,Quod tua marmoreo janua poste nitet,

Aurea quod summo splendent laquearia tecto,Imum crusta tegit quod pretiosa locum,

Atria quod circa diues tegit omnia cultus,Hoc animos tollit nempe, beate, tuos?

Aedibus in totis gemmæ licet omnia claudant,Turpe est nil domino turpius esse suo (Anth. Lat. 443, 1)

Ce n’est pas seulement le thème, congénial à Martial, mais la construction dupoème qui nous intéresse ici. Car si notre hypothèse est juste concernant la date

88 Pierre Laurens

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 77-92

28 Anth. Lat. 397-399; 413-414 (PRATO 7-9; 22-23).29 Anth. Lat. 457 (PRATO 64).30 Anth. Lat. 400-404; 454-456 (PRATO 10-13; 61-63).

Page 89: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

et l’attribution de cet ensemble, on voit s’éléborer ici par l’anaphore d’un élé-ment grammatical (quod, quod, rythmant les cinq premiers vers, repris au vers6 par Hoc, qui ouvre sur la sententia finale) un modèle de structuration rhétori-que du poème de longueur moyenne qui est parmi les plus caractéristiques del’épigramme de Martial. Comparons lui Martial III, 62:

Centenis quod emis pueros et sæpe ducenis,Quod sub rege Numa condita uina bibis,

Quod constat decies tibi non spatiosa supellex,Libra quod argenti milia quinque rapit,

Aurea quod fundi pretio carruca paratur,Quod pluris mula est, quam domus empta tibi,

Hæc animo magno credis te, Quinte, parare?Falleris: hæc animus, Quinte, pusillus emit.

A plus forte raison doivent nous retenir les épigrammes légères, qui plus queles autres méritent d’être introduites par les deux pièces programmatiques, re-cusationes où Sénèque (si c’est lui) donne congé à la Muse sévère, laissant àd’autres le soin de pleurer Priam et Hector:

Iam libet ad lusus lasciuaque furta reuerti […]Non deerit Priam qui defleat, Hectora narret:

Ludere Musa iuuat, Musa seuera uale (Ant. Lat. 429, 1 et 13-14).

Le programme est connu et l’illustration elle-même annonce par bien des cô-tés le poète de Bilbilis. Voici en effet le monodistique meurtrier:

Cum cretam sumit, faciem Sertoria sumit.Perdidit ut cretam, perdidit et faciem (Ant. Lat. 436, 1-2).

Voici la casuistique amoureuse, les conseils avisés: Sic me custodi, Cosconia,neue ligata… (Anth. Lat. 453, 1): plaidoyer pour un lien amoureux ni trop serréni trop lâche, car dans un cas il brisera ses liens, dans l’autre il s’enfuira).

Voici les pièces licencieuses:

Cur differs, mea lux, rogata, semper?Cur longam petis aduocationem?Primum hoc artificis scelus puellæ est,Deinde est difficile et laboriosumIn tentigine tam diu morari.Nil est præterea, puella, nil estDeprensa melius fututione (Anth. Lat. 460, 6-7).

Ce que je retiens encore une fois, c’est que dans ces pièces légères s’élaboreune syntaxe de l’ironie qui chez Martial fera le prix de plus d’une épigramme.

Martial et Sénèque: affinités entre deux Latins d’Espagne 89

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 77-92

Page 90: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Ainsi la question qui amène la pointe finale: Vis, Delia, uerum? Qui tibi me de-derat, idem et ademit amor (Anth. Lat. 451, 5-6).

Ainsi l’insertion du vocatif à l’avant dernière place du vers:

Ante dies multos nisi te, Basilissa, uocaui (Anth. Lat. 459, 1)…Inuisus tibi sum: peream, si, Maxime, miror (Anth. Lat. 416, 1)…

Ainsi le retour du vocatif initial à la fin du poème, appuyant et détachant lapointe:

Iuratum tibi me cogis promittere, Galla,Ne narrem. Iura rursus et ipsa mihi,

Ne cui tu dicas. Nimium est lex dura, remittam:Præterquam si uis dicere, Galla, uiro! (Anth. Lat. 450)

C’est l’éloge d’une beauté sans apprêt qui nous offre le cas le plus intéressant:

Toujours parée, toujours, Basilissa, coquetteEt toujours les cheveux avec art disposésEt toujours maquillée et toujours parfuméeEt toujours d’une main soigneuse préparée,Cela m’irrite…

Semper munditias, semper, Basilissa, decores,Semper dispositas arte decente comas,

Et comptos semper uultus unguentaque semper,Omnia sollicita compta uidere manu

Non amo (Anth. Lat. 458, 1-5)…

Répétition ironique de semper à des places différentes ou avec un environ-nement différent pour atténuer ce qu’il y aurait de trop attendu dans le procédé,briéveté cinglante du Non amo, légèreté, souplesse de la phrase, où le vocatifsuspend, aère, détache, tout cela, plus encore que le sujet, nous approche deMartial: que l’on pense au portrait en pointe fine d’Atticus, dont le style s’étu-die à rendre les grâces maniérées:

Declamas belle, causas agis, Attice, belle,Historias bellas, carmina bella facis,

Componis belle mimos, epigrammata belle,Bellus es grammaticus, bellus es astrologus,

Et belle cantas et saltas, Attice, belle…… Vis dicam quid sis? magnus es ardalio!

90 Pierre Laurens

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 77-92

Page 91: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Joliment tu déclames et joliment tu plaides,jolies sont tes histoires et jolis tes poèmes,joliment tu façonnes mimes et épigrammes,joli grammairien et joli astrologue,tu chantes joliment et joliment tu danses;joli dans l’art du luth et joli à la balle,sans rien faire de bon tu fais tout joliment:sais-tu bien qui tu es? un joli bon à rien! (Epigr. II 7)

Dans les deux cas un procédé simple et subtil tout ensemble à la fois mime unpersonnage, là une coquette toujours en représentation, ici un touche-à-toutgracieux en chacune de ses occupations, et rend un état d’esprit: l’irritation la-tente du spectateur qui s’exaspère de ne pas trouver de faille dans cette conti-nuelle exhibition.

On pourra m’objecter que rien ne postule, en dehors de ma thèse générale,l’antériorité du poème conservé par le Vossianus: ne pourrait-on pas, sans rienchanger à notre analyse, voir au contraire dans ce poème un excellent pastichede Martial? Je ne le crois pas et la preuve, c’est que nous avons de manière in-discutable le modèle de Sénèque: il s’agit d’une épigramme grecque de Phi-lodème:

Leukoi?vnouı pavli dh; kai; yavlmata kai; pavli Civouıoi[nouı kai; dh; smuvrnan e[cein Surivhn

kai; pavli kwmavzein kai; e[cein pavli diyavda povrnhnoujk ejqevlw (Anthol. Gr. XI 34)…

Encore des violettes et des luths et encoredes vins de Chios, encore la myrrhe syrienne,encore des orgies et des filles encore,je n’en veux plus…

Le thème est légèrement différent, mais la composition de l’épigramme est ri-goureusement identique: voici encore un poème de huit vers dont les trois pre-miers sont rythmés par la répétition excédée de pavli = semper, qui revientaussi quatre fois, énumération suspendue au oujk ejqevlw (= non amo), en rejet àl’initiale du vers 4 — cet effet ne se trouve pas chez Martial — les quatre versqui suivent opposant aussi à une recherche excessive dans le luxe un idéald’élégante simplicité.

La suite logique des trois épigrammes: Philodème, Sénèque, Martial, confir-me ma datation de la série du Vossianus. Mais elle me conduit aussi à formulerune conclusion qui nous ramène aux problèmes de forme. Je m’étais efforcédans l’Abeille dans l’ambre 31 de montrer que Martial n’est pas seulement,comme l’a bien vu Gracián, le maître incontesté de la pointe; il est aussi celui

Martial et Sénèque: affinités entre deux Latins d’Espagne 91

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 77-92

31 Voir les chapitres intitulés «Arte de torear», «Armatures rhétoriques», «Le prince de la pointe».

Page 92: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

qui, dans le travail de la phrase poétique, confère à l’énoncé deux qualitésextrêmes: d’une part il renforce comme personne ne l’avait fait avant lui lastructure rhétorique de l’épigramme de longueur moyenne. Mais en mêmetemps il libère comme nul autre la diction poétique, soit pour lui conférer toutesles vivacités de la parole ailée, soit pour servir comme ici la syntaxe de l’ironie.Il est intéressant de penser à la lumière de ce qui précède qu’avec une intuitionjuste de la forme-épigramme il a su apprécier et porter à la perfection les vir-tualités contenues dans les vers légers de son compatriote et aîné.

[email protected]

92 Pierre Laurens

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 77-92

Page 93: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 93-97

De rerum natura es un catecismo, una especie de guía en pos de la verdad.Lucrecio se alza, pues, como maestro que pretende llevar al discípulo al logrode este bien supremo y para ello no ahorra esfuerzos ni escatima medios. Unode ellos es la palabra de aliento que anima al doctrino a alcanzar la meta pro-puesta, dentro de ese carácter dialogal que es el poema. El poeta no abandona aMemmio, sino que lo acompaña en medio de las dificultades del itinerario conrecomendaciones y avisos que se plasman en expresiones que alertan, confir-man, animan. A algunas de ellas y muy sumariamente van dedicadas las líneasque siguen.

Ya a las primeras de cambio, en la frase vacuas auris <animumque saga-cem>/semotum a curis adhibe veram ad rationem (I 50-51) el imperativo orien-ta acerca de cuál debe ser la disposición con la que Memmio ha de atender el sa-ber de verdad que a él le llega: hay aquí todo un programa epicureo, tantodesde el punto de vista de la teoría del conocimiento como de la virtud: plenitudde los sentidos, los únicos que nos conducen a la certeza, y disposición interiorde ataraxía. Así el imperativo es una especie de faro que alumbra la senda en-

La palabra de aliento

ENRIQUE OTÓN

Universidad Complutense

Resumen. Lucrecio, mediante el uso escogido de ciertos términos o giros, va señalando aldiscípulo los puntos fundamentales del epicureismo.

Palabras clave: Lucrecio; discipulo; enseñanza.

Summary. Lucretius, by means of the selected use of certain terms and expressions,points out the main aspects of Epicureism to his disciple.

Key words: Lucretius; disciple; teaching.

Page 94: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

careciendo el momento según la peculiaridad que le sea carácterística. De estasuerte tenemos que en II 1023 reaparece adhibe en el inicio de un largo preám-bulo a la cuestión de si hay límite o no: nunc animum nobis adhibe veram adrationem. Así el imperativo avisa y prepara para lo inaudito, ya que no debemosolvidar que toda la predicación está bajo el pabellón de la rerum novitas (I 139).

Particularmente viva es la aparición del imperativo cuando avisa acerca de lospeligros que acarrea la admiración que no lleva al verdadero conocimiento deacuerdo con los presupuestos epicúreos, así en VI 1056 al tratar acerca de la piedraimán: illud in his rebus mirari mitte, quod... El imperativo, de otra parte, se revis-te de energía cuando la situación lo requiere: por ejemplo, al tratar de los posiblesyerros acerca de la inmensidad, Lucrecio usa un contundente fuge en I 1502.

Otras veces esta palabra de confirmación acompaña al alumno en el procesodel aprendizaje. Es una invitación a acompasar la adquisición de la verdad conla participación activa del neófito. Mediante este recurso el alumno queda aso-ciado en la búsqueda de la verdad. No a otra razón obedece el adde, que se re-gistra hasta 11 veces en todo el poema. Señalemos algunos de ellos: en la po-lémica con los otros filósofos se pide a Memmio agregue también a quienesconduplicant primordia rerum (I 712); al referirse a las desgracias del alma pre-sa de temores redobla la intensidad gracias a la repetición de la forma impera-tiva: adde furorem animi proprium atque obliuia rerum,/ adde quod in nigraslethargi mergitur undas (III 828-829). Otros pasajes en los que aparece adde,hablan de la condición mortal que no sabe de excepciones (III 1036-1037), o serefieren a las fatigas del vivir de los humanos (IV 1121-1122), o a la pequeñezy ligereza de los átomos que componen el rayo (VI 330) lo que viene a docu-mentar la variedad de aspectos doctrinales a los que ha de dar su asentimiento eldoctrino ganado siempre por la verosimilitud y certeza de la predicación ofre-cida.. Con un efecto estilísticamente muy cuidado consigue su pretensión en II485-486 mediante la apertura con fac y el cierre con auge, dando cierto empa-que a la tarea del discípulo que se adentra así resueltamente en la verdad de lafinita variedad de las figuras.

En alguna ocasión la palabra imperativa se tiñe de humor, así cuando invita aMemmio a enviar al Helicón el extravagante concepto de la armonía: redde har-moniai/nomen, ad organicos alto delatum Heliconi (III 131-132).

Muy corriente es, desde luego, la expresión nunc age cuya finalidad en no de-jar la verdad al albur de las hipótesis o de dificultades solamente ilusorias.Recogemos algunos testimonios de esta fórmula de aliento: en I 265 para ase-verar la invisibilidad de los átomos; en I 921 al comienzo mismo de la visión dela inmensidad: en I 953 en la víspera de la cuestión de la infinitud de esa tota-lidad; en II 62 para el movimiento creador de los átomos; en II 333 en lo quehace a sus figuras; en IV 110 y 176 para la velocidad de los simulacra y su ex-trema tenuidad o en VI 738 para la explicación del Averno.

Accipe y percipe son invitaciones al discípulo para que haga suyas las inau-ditas revelaciones que le llegan. Importante al respecto es el pasaje I 269 y ss.en el que se debate nada menos que sobre la invisibilidad del átomo. Unos ver-

94 Enrique Otón

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 93-97

Page 95: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

sos más arriba ha aparecido la fórmula nunc age que de cierta forma da tono alpasaje peraltado, además, por la noción de la necesidad de la proclamación:

Nunc age, res quoniam docui non posse creariDe nilo neque item genitas ad nil revocari,Neque forte tamen coeptes diffidere dictis,Quod nequeunt oculis rerum primordia cerni,Accipe praetera quae corpora tute necessestConfiteare esse in rebus nec posse uideri.

El texto es una amalgama de puntos importantes. Docui muestra el talantedoctrinal dogmático: la verdad enseñada es incontrovertible: nullam rem e nilogigni diuinitus umquam (I 150), verdad que se repite con variantes tanto en lospasajes de la reducción al absurdo (I 159 y ss.) como en expresiones obligatoriaspor la fuerza misma de las palabras empleadas: nil igitur fieri de nilo posse fa-tendumst (I 205) al igual que en el revés del dogma: neque ad nilum interimatres (I 216). De modo que la seguridad de la revelación de Epicuro garantiza laadecuación de la profesión de fe en la existencia del átomo por más que no pue-da ser alcanzado por la vista. Accipe, acompañado de tute y necessest confitea-re, encarece la situación al tiempo que alienta a dar el paso siguiente que pisa-rá sobre certeza segura..

Otro testimonio de accipe lo hallamos en IV 722, igualmente apoyado ennunc age en el momento previo a abordar la cuestión de qué es lo que mue-ve el espíritu. De otra parte, muy numerosa es la aparición de percipe (hasta11 veces también). Lo encontramos como invitación a acoger las enseñanzasacerca de las figuras de los átomos o la ausencia en ellos del color (II 235 y731, respectivamente) o las relativas a la naturaleza del alma en III 135: tucetera percipe dicta con el valor dogmático de esta última palabra. Percipetendrá como objeto, a su vez, la enseñanza de la sutileza de los simulacra enIV 111 y 115. El canto sexto, colofón de la predicación, se abre práctica-mente con un percipe (v. 46) a la manera de un último aliento momentos an-tes de alcanzar la cima. Bajo este imperativo van a quedar las explicacionesacerca de los terremotos (536) o la recomendación de la ortodoxia frente alas consejas científicas: quod procul a vera quam sit ratione repulsum/per-cipe (766-767).

En alguna ocasión el imperativo sirve de recordatorio para apoyar en el re-cuerdo 1 lo que adviene, así en II 66: expediam: tu te dictis praebere mementoinstante previo a la explicación del movimiento de los átomos.

Más suave en la forma pero no menos firme en su significación es el pre-sente de subjuntivo cuando en el texto toma sobre él la tarea que aquí venimosexponiendo. Se tiñe de prevención urgente en I 80 cuando precave a Memmioacerca de los errores que pululan sobre la religiosidad de los epicúreos: ne for-te rearis (I 80). Con igual tenor para una cuestión científica en II 731: ne for-te haec albis ex alba rearis. En el canto quinto encontramos dos pasajes de

La palabra de aliento 95

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 93-97

Page 96: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

este tipo. El primero advierte acerca de los peligros de seguir atrapado en lasuperstición: religione refrenatus ne forte rearis/ terras et solem et caelum,mare sidera lunam,/corpore divino debere aetrerna manere (114-116), el se-gundo acerca de una aparente contradicción de Lucrecio sobre la finitud de loscuatro elementos (247 y ss.). No lejos de esta intención está el ne putes quesalvaguarda al discípulo de yerros, por ej. II 410, II 718 y IV 130. Una ad-vertencia parecida encontramos con ne dubites en VI 693 para una verdad fí-sica: ne credas cierra la explicación acerca de la finitud de las luminarias en elfirmamento.

El aliento le llega a Memmio también a través de otras expresiones, por otrolado muy acordes con la teoría del conocimiento de la escuela. Nonne uides esla pregunta que casi adelanta el asentimiento ante la verdad irrefragable. Un ver-bo de sentido es, en la ortodoxia de la escuela, inapelable. Así encontramos estaexpresión en II 196 y 207 pasajes en los que se recurre a la experiencia de cadadía para desvirtuar la falsa apariencia de ciertos movimientos; en IV 122 para laextraordinaria sutileza de los átomos del alma: nonne uides quam sint subtiliaquamque minuta?. También aparece para subrayar la imperiosa necesidad deque el mundo tenga un final en V 32 al igual que passim en el último canto paralas explicaciones de los fenómenos físicos.

Y para concluir retomamos algo de lo dicho líneas más arriba. El encareci-miento rogado por el maestro a fin de que la verdad ahonde en el corazón delalumno. Muy ilustrativa es la fórmula ya vista fateare necessest que con dis-tintas redacciones aparece hasta 12 veces a lo largo del De rerum natura y siem-pre en instantes culminantes de la predicación como son, además del ya men-cionado, los que hacen referencia a la existencia del vacío (I 399): esse inrebus inane tamen fateare necessest; al «clinamen», en II 284; a las distintas fi-guran que componen la materia (II 513), a las diferentes combinaciones queproducen cosas distintas (II 1064 y ss.), a la desintegración del espíritu, dada sucondición material (III 470): quare animum quoque dissolui fateare necessest yun poco más adelante, v. 543, Lucrecio recalca: mortalem tamen esse animamfateare necesse. Otros pasajes de parecido tenor son los integrados por los ver-sos 578-579, 766-767 y 798-799 de este cántico. Agreguemos los versos de IV216-217 acerca de los simulacra: etiam atque etiam mitti fateare necessest/cor-pora quae feriant oculos visumque lacessant.

De otra parte, la fuerza de la evidencia es tal que el doctrino queda ganadopara la verdad: uictus fateare necessest en lo que hace a la cuestión del «cacu-men» (I 624) o al final irrevocable de las combinaciones atómicas como la tie-rra o el firmamento: tanto quique magis uictus fateare necessest/exitium quoqueterrarum caelique futurum (V 343-344).

Con estos ejemplos lo único que hemos querido es ilustrar, sin agotarla, unaserie de recursos verbales, dijéramos pedagógicos, muestra, de otra parte, de la

96 Enrique Otón

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 93-97

1 Este memento comulga con varios memoro de Lucrecio: II 112, Iv 749 y VI 1030. Para la exce-lencia de la memoria v. II 90, VI 47 y su conveniencia II 582.

Page 97: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

solicitud del maestro que comprende la dificultad de la tarea propuesta y que enatención a ello no ahorra recursos para que al discípulo le sea hacedera laasunción de este saber de salvación que a tantos, confesión propia de Lucrecio,les parecía tristior; a conjurar tal consideración colaboran esta cercanía y vigi-lancia con la que se mueve el poeta, transformando así estas fórmulas en testi-monio de la siempre exaltada suauis amicitia, fundamento y culminación de lafe y la doctrina que Epicuro nos trajo uictor como luz in tenebris tantis.

La palabra de aliento 97

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 93-97

Page 98: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1
Page 99: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 99-106

La figura de héroe trágico está claramente identificada y ejemplificada ge-neralmente con la figura de Edipo. Se trata de un personaje que lleva sobre sí lapesada carga de una culpa de la cual no es responsable. Ignorante de esta culpa,el personaje, ciega e inexorablemente, se esfuerza por conocer una verdad quelo llevará a su perdición. Ceguera, obstinación y voluntad por no reconocer losindicios que pueden salvarlo definen al héroe trágico. Se habla de una culpa trá-gica que es en verdad una culpa inocente.

El héroe cómico

ALBA ROMANO

Universidad Nacional de Buenos Aires

Sumario. Este trabajo presenta como héroe cómico al personaje de la comedia plautinaque, por su vanidad, ceguera u obstinación está disociado del medio que lo rodea y es,además, el obstáculo u oponente dentro de la economía de la obra dramática. El castigodel héroe cómico o su reintegración al seno de la sociedad permiten la feliz unión de lapareja de amantes. En oposición a este personaje se describe al esclavo, que nunca sealeja de la realidad y, si ésta se torna absurda, su adherencia a la lógica y su poder deadaptación le permiten sobrevivir dentro de la irrealidad de la intriga.

Palabras clave: lo cómico; el héroe; el anti-héroe.

Summary. This paper presents as the comic hero the character of the Plautine comedywho, because of his vanity, blindness or stubborness, dissociates himself from his milieuand, besides, he is the obstacle or opponent within the economy of the play. The pu-nishment of the comic heroe or his reintegration into society results in the happy unionof the lovers. In opposition to this character the author deals with the slave, who neverloses sight of reality and even when this reality becomes absurd, the slave´s adherenceto logic and his capacity of adjustment alows him to survive within the irreality of theintrigue.

Key words: the comical; the hero; the anti-hero.

Page 100: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Se puede, en mi opinión, reconocer en la comedia plautina, rasgos similaresa los del héroe trágico y con alguna libertad podemos hablar de ‘héroe cómico’.Es el personaje alrededor del cual el seruus callidus construye su trama explo-tando la capacidad de ignorancia o el autismo que lo definen. En realidad toda lacomedia plautina se basa en la ignorancia pues siempre hay alguien desinfor-mado, ya sea acerca de su propio aspecto físico, inteligencia, valor o riqueza 1.El héroe cómico quiere ignorar, luego se trata de un acto de voluntad que haceviolencia a la naturaleza de las cosas. En esto radica la culpa cómica y el casti-go de la misma es parte del desenlace feliz de la comedia. Por su ignorancia elhéroe cómico actúa dentro de la contradicción que existe entre la realidad y laidea que de la misma se hace el héroe. Y actuar es una expresión puramente tea-tral: el héroe cómico no actúa, simplemente gesticula, se mueve dentro de unvacío, de una falsedad perceptible para los otros personajes y el público. Enotras palabras el héroe cómico queda fuera de la complicidad de la ironía dra-mática que une a algunos actores y a los espectadores omniscientes.

Para el análisis del personaje en cuestión la teoría bergsoniana de la risa noses de gran ayuda. En Le rire Henri Bergson 2 describe a la risa como un fenó-meno eminentemente social es decir compartido por los miembros de un de-terminado grupo social. Ahora bien, dentro de esa sociedad la vida exige denosotros una atención siempre lista que discierne claramente los contornos dela situación presente. Tensión y elasticidad son las fuerzas complementariasque ponen a la vida en juego. La rigidez física crea los defectos del cuerpo, larigidez espiritual crea la pobreza psicológica y las variedades de la tontería.Toda rigidez es sospechosa para una sociedad que quiere obtener de susmiembros la mayor elasticidad y la mayor sociabilidad. La rigidez es cómicay la risa es el castigo que inflige la sociedad al carente de capacidad de cambioy adaptación 3.

Un ejemplo insigne es el de Pyrgopolynices en Miles Gloriosus quien apare-ce claramente delineado en el prólogo que no tiene valor dentro de la economíade la obra sino que simplemente ilustra la vanidad del soldado y su desfasajefrente a la realidad. El parásito, en su única aparición, actúa sólo como apoya-tura a esa ignorancia de sí mismo que ciega al soldado. La descripción hiper-bólica del valor y fuerza, como la inverosimilitud de las hazañas y la cifradesmesurada de las víctimas nos hacen esperar con cierta ansiedad los futurosdesencuentros y la humillación final 4. Pero esta humillación no se logrará con

100 Alba Romano

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 99-106

1 Cf. Plat. Filebus 40-50.2 Essai sur la signification du comique, París l958 ed.123.3 ibid. p.16: «la société voudrait... obtenir de ses membres la plus grande élasticité et la plus haute so-

ciabilité possibles. Cette raideur est le comique, et le rire en est le châtiment».4 Esta derrota es tanto más deseada porque el soldado es el elemento oponente en el modelo actante

de PIERRE GREIMAS, Semántica estructural, Madrid l987, Alfredo de la Fuente (trad.), pp. 268-275 en elcual podemos ver claramente al destinador (D1) o sea el autor, con un destinatario (D2) o sea el público,con un sujeto (S) o sea el enamorado Pleusicles, pálidamente presentado, y un objeto (O) que es conse-guir la unión de los amantes. El modelo actante requiere un adyudante (A), en este caso Palaestrio y unoponente (Op.) encarnado en la figura del soldado. Otro soldado fanfarrón lo encontramos, pero por pro-

Page 101: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

un mero desmentido de las falsedades en las que cree y que el parásito, por con-veniencia, abona sino que es de esperar una trama más compleja que revele másaún la disociación del héroe con respecto al mundo que lo rodea. Para que sucastillo de naipes se desmorone todo lo estruendosamente que esperamos, ne-cesitamos la intervención de una figura central en la comedia plautina, el seruuscallidus, Palaestrio en este caso, que no sólo está en contacto directo con larealidad, sino que se erige en el arquitecto de la intriga 5. Existe la tentación dever en esta figura a un héroe porque sus hazañas, que son de veras, controlan laacción de los otros personajes aunque sean éstos de condición libre. En verdad,el esclavo Palaestrio se transforma en imperator 6 que comanda huestes ciuda-danas obedientes y respetuosas. Pero falta a este héroe, posible dentro de los pa-rámetros de la comedia, esa culpa que arrastra sin conocerla y que lo llevará a laperdición. Es precisamente éste el caso de Pyrgopolynices a quien esa culpa dela ignorancia lo hace fácil presa del engaño. La intriga creada a su alrededor ex-plota su lujuria y vanagloria, ya descritas en el prólogo, a la que se agrega su co-dicia como rasgo nuevo. El soldado fanfarrón, lujurioso y codicioso, gracias almecanicidad de su egolatría, responde mecánica e predeciblemente a las tram-pas que se le tienden. Se trata de un libreto de seducción y tentación que llevanal soldado a cometer ofensas morales más que criminales y este héroe cómico,por su propio actuar y en su miopía, procede a su destrucción y de este modoavanza inexorablemente hacia su perdición y la comedia encuentra la feliz re-solución que es el canon del género 7.

Se puede tomar otro ejemplo: el de Euclio en Aulularia. Se trata de un pauperRomanus que encuentra un tesoro en su jardín después de la intervención deldios Lar. El personaje que ha sido pauper toda su vida no sabe adaptarse a lanueva situación de dives. Hay en él una rigidez que lo lleva a aferrarse a lo quefue y le imposibilita acceder a un mayor bienestar y a la posibilidad de dotar asu hija. En lugar de hacer el uso que la sociedad exige del dinero encontrado, osea ponerlo en circulación y en el caso de esta comedia darlo como dote a suhija casadera, no atina más que a esconderlo.

Para comprender más claramente la culpa de Euclio es útil considerar elcontexto social y dentro de éste las mores y las leges, sin olvidar los valores, dela sociedad romana, porque las así llamadas intrigas de la comedia plautina es-tán insertas en un medio ambiente romano, a pesar de los lugares en que se de-sarrollan y del pallium de los actores 8. Recordemos que los derechos básicos dela ciudadanía romana eran el ius commercii y el ius conubii, o sea el derecho a

El héroe cómico 101

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 99-106

curación, en Curculio 442-52 en donde el esclavo se hace pasar por el teniente de Therapontigonus Pla-tagidorus cuyas hazañas describe con las mismas hipérboles que las de Pyrgopolynices.

5 Mil. 1139: MI. quid agis, noster architecte? PA. Egone architectus?.6 Ibid. ll60: AC. impetrabis, imperator, quod ego potero, quod voles. cf. Poen. 4: imperator histricus.7 Se trata de una de esas fórmulas primitivas, de uno de esos arquetipos unificadores que yacen en el

corazón de la literatura. N. FRYE, Anatomy of criticism. Four Essays, Princeton l957, p. 17.8 Para ampliar este tema cf. A. C. SCUFARO, The Forensic stage. Settling disputes in Graeco-Roman

New Comedy, Cambridge 1997.

Page 102: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

comerciar legalmente y al matrimonio legal, iustae nuptiae 9 y son precisa-mente estos derechos los que Euclio no ejerce10. En primer lugar al no poner sudinero en circulación atenta contra la economía de intercambio11, básica para lasubsistencia de toda sociedad y por consiguiente para la romana que ya tenía unsistema financiero complejo y un modo de producción proto-industrial 12 En se-gundo lugar el matrimonio, parte del sistema socio cultural, era otra forma deintercambio y los patres familias consideraban a sus hijas casaderas como unvalioso bien que servía para unir convenientemente diversas familias y sellarpactos políticos, económicos o sociales 13. La ignorancia o incapacidad de cum-plir con sus deberes de padre y ciudadano hacen de Euclio un marginado, un serque no opera en armonía con su medio social. Euclio, abrumado por el peso deesa fortuna inesperada y que no sabe usar, busca un escondite seguro en su opi-nión y aunque su desconfianza lo lleva a sospechar de la misma Fides, deposi-ta el dinero en su templo que, ubicado extramuros, señala una vez más la sece-sión de Eucio de la Urbs.

No estamos frente a un avaro insaciable en su codicia, pues de ser así ya hu-biera sacado provecho de esa fortuna y hubiera buscado formas de inversiónpara aumentarla 14. Se trata de un hombre sin flexibilidad, a quien la preocupa-ción por que no se conozca su nuevo status económico lo lleva a una verdaderaparanoia que distorsiona todo lo que ve y oye y además atribuye a otros inten-ciones que él inventa. Como Pyrgopolynes es víctima del engaño de un servuuscallidus que le roba ficticiamente su dinero. En este caso no fue necesaria unaintriga compleja, el mismo Euclio imagina una emboscada en cada uno de lospersonajes con que se enfrenta. El desenlace no lo destruye ni humilla, sino quelo libera de esa responsabilidad que lo abrumaba. Su castigo han sido todos lostemores y torturas de la paranoia en la que cae. El feliz desenlace lo reintegra a

102 Alba Romano

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 99-106

9 S. TREGGIARI, Roman Marriage, Oxford l991.10 La presencia de la ley también se encuentra en los versos 91-2:

EUC. cave quemquam alienum in aedis intromiseris.Quod quispiam ignem quaerat, extingui voloTum aquam aufugisse dicito, si quis petet.

La ley prohibía que, dentro de la península itálica, se diera agua y fuego al exiliado. Euclio convier-te a su casa en territorio de exilio, lo que es una metáfora del exilio al que él mismo se ha condenado.

11 Hor.O. II, 2: nullus argento color est avaris abdito terris...

12 J. ANDREAU, La vie financière dans le monde Romain. Les métiers de manieurs d’argent (IVe siè-cle av. J.-C.- III siècle ap.J.-C.), Roma 1987.

13 Considerar a la mujer como un bien intercambiable no es único de la sociedad romana sino de todasociedad y así explica C. Lévy Strauss el tabú del incesto porque no promueve el movimiento dentro delas sociedades. cf. The elementary Structures of Kinship, Boston l969, James Harle Bell, John Richardvon Sturmer y Rodney Needlam (trads.), pp. 45-51.

14 Esta es la diferencia fundamental con el personaje de Harpagon en L’avare de Molière. Para Eucliosu dinero tiene un valor simbólico, sin referencia a su uso y función, una afición gratuita y sin objeto.Para Harpagon es un instrumento de enriquecimiento. Estamos frente a la insaciabilidad del avaro y el fe-liz desenlace de la intriga no devuelve a Harpagon a su medio sino que le da la oportunidad de seguir de-dicado a su obsesión.

Page 103: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

su status original y hace de él, sin que se lo propusiera, un honorable pater fa-milias que casa a su hija con una buena dote y un ciudadano que participa en elintercambio de bienes y mujeres que la sociedad exige15.

En franca oposición a estos héroes cómicos, víctimas y victimarios a causa desu inflexibilidad, de su incapacidad de evaluar racionalmente las circunstanciasen que se encuentran, encontramos en la comedia romana personajes que son in-munes al desconcierto que provoca el engaño y ante una realidad nueva seadaptan hábilmente, incluso si esa realidad crea un absurdo, como es el caso deAmphitruo. La satisfacción de un capricho divino, fuerza a la duplicación de dospersonajes: Amphitruo y Sosias, su esclavo. Amphitruo, el ciudadano y generalvictorioso, no concibe la posibilidad de un doble y se resiste a esta privación deidentidad y se esfuerza, vanamente, de reivindicar nombre y status. La inter-vención de Júpiter, fuente, origen y responsable de los equívocos, resuelve loaparentemente irresoluble. Muy distinto es el caso de Sosias, cuya psique en-trevemos en la larga escena primera del primer acto. Comienza quejándose desu suerte y luego se recuerda a sí mismo su poca piedad porque no ha cumplidocon el ritual de dar gracias por haber sobrevivido a la guerra. Mercurio nos ade-lanta lo que iremos descubriendo poco a poco:

ME. Facit ille quod volgo hau solent, ut quid se sit dignum sciat (185)

En efecto, aunque vemos a Sosias vanidoso, usurpando temporalmente la glo-ria que merece su amo cuando se prepara para la narración de la batalla, se con-fiesa testigo no confiable pues, en su cobardía, se mantuvo alejado del fragor dela lucha16. El esclavo logra elevarse a niveles épicos en el ensayo de su relato–parodia que un público alerta sin duda detectó– pero no tarda en volver a su vi-sión a ras de tierra en la que atribuye al sol una conducta humana reprobable.Mercurio juega con sus aprehensiones en un rosario de amenazas dichas en unaparte ficticio que Sosias oye y, con su sentido común, se resiste a entrar en elplano metafórico dando una interpretación literal a las palabras del dios:

ME. Quisquis homo huc profecto venerit, pugnos edet.SO. apage, non placet hoc noctis esse: cenavi modo (309-10).

ME. Vox mihi ad aures advolavit.SO. Ne ego homo infelix fui,Qui non alas intervelli: volucrem vocem gestito. (324-5).

El héroe cómico 103

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 99-106

15 D. KONSTAN, «The dramatic fortunes of a miser: ideology and form in Plautus and Molière», An-drew Milner y Chris Worth (eds,) Discourse and difference, Melbourne l990, pp.177-189: «Once he isreduced to this objective state of loss, he is allowed to recover the property, on two conditions: first thathe permit the gold to enter into circulation, here in the form of a dowry; and second that he consent to re-produce the kinship network by engaging his daughther in conjugal ties to another household» (p.180).

16 Esta falta de heroicidad es típica del esclavo, para quien la virtus no tiene sentido, cf. Cist. 231-2como la falta de fides es típica del leno, cf. Curc. 266-9.

Page 104: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Finalmente Mercurio declara que él es Sosias y de este modo substrae la iden-tidad al esclavo. El verdadero Sosias adopta una política pragmática frente a estausurpación por el más fuerte:

quando pugnis plus vales. (390)

y si los puños no bastaren se rinde ante los argumentos, es decir, ante lo queMercurio sabe sobre la victoria y el trofeo y cuando ve en el otro su propia ima-gen, se refugia en su certeza más básica:

Sed quom cogito, equidem certo idem sum qui semper fui 17. (447)

Se resigna a tener un reflejo o una viva imagen de sí mismo, algo que cuandomuerto nadie le concedería dada su condición servil. De este modo Sosiasacepta la existencia de un doble, aceptación que se repite cuando se produce laduplicación de su amo y espera, lógicamente, la duplicación del trofeo.

Estamos ante un caso de total adaptación y flexibilidad. Es el mundo el queestá dado vuelta y ante una relación absurda, el esclavo sigue con los pies en latierra, inamovible en sus certezas. Se aferra a las verdades básicas y mira, conestupor, sin duda, pero sin rebelión, el desarrollo de los equívocos de los que estestigo. Cuando el mundo era comprensible y predecible porque se movía en ca-rriles conocidos, el esclavo se conoce a si mismo y reconoce la debilidad de sunaturaleza. Cuando en la comedia, y sólo posible por la voluntad divina, se in-terfiere con la identidad misma de los personajes, Sosias lo acepta y se resigna.Más aún, se adapta y se integra a ese escenario. Su comicidad no se deriva de suestado de exilio social, de su operar en un mundo que no existe, sino en sus ar-gucias y argumentos para tratar de defender en primer lugar su identidad yluego su posición dentro de la comunidad. En ese sentido Sosias es el antihéroecómico porque está en armonía con su entorno gracias a su flexibilidad y capa-cidad de ajuste.

Otro ejemplo podemos buscarlo en el Miles Gloriosus en la que Sceledrus esvíctima de una estratagema similar a la que Mercurio utilizó con Sosias. El se-ruus callidus , Palaestrio, inventa una situación falsa, inexistente. El seruus co-mún, Sceledrus, detecta algún engaño y pretende revelarlo. No tiene demasiadainteligencia pero sí fe en sus sentidos y fidelidad al amo. Palaestrio juega con ély a través de pruebas fabricadas trata, y lo consigue en alguna medida, de ha-cerle creer que no vio lo que vio. Nuevamente estamos ante una situación falaz,ante una irrealidad producto de las maquinaciones del esclavo hábil con la

104 Alba Romano

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 99-106

17 Sobre la importancia de este cogito y sus consecuencias en el desarrollo de la metafísica racionalver B. GARCÍA-HERNÁNDEZ, Descartes y Plauto. La concepción dramática del sistema cartesiano, Madridl997. El autor demuestra que Descartes, que había leído a Plauto, sigue en su duda metódica los pasos deldiálogo entre Mercurio y Sosias. Mercurio sería el deus deceptor que actúa como abogado del diablo ydespoja a su interlocutor de identidad hasta que éste llega a una verdad incuestionable: cogito y de allíergo sum.

Page 105: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

complicidad de otros personajes. Sólo el esclavo que juega su papel concorde asu condición tiene los pies firmemente apoyados en el suelo y, con su falta deimaginación, debe aceptar pasivamente lo que le dicen y añadir a esto la ansie-dad ante un posible castigo por haber vislumbrado la realidad.

Hay un personaje odioso en la comedia plautina porque está guiado por elafán de lucro, ajeno al espíritu de la Saturnalia o carnavalesco que impera en elgénero 18. Se trata del leno, en su doble función de tratante blancas y mercaderde esclavos, que puede hacer ajustes oportunísticos y da pruebas de ingeniosahabilidad de adaptación cuando las circunstancias cambian. Es el caso de La-brax en Rudens quien, pasando por alto un naufragio y la imposibilidad de en-tregar a su esclava a quien lo había prometido, declara haber cumplido su con-trato ya que el adulescens y el leno se encuentran frente al templo de Venuscomo habían convenido. El hecho de que este templo esté en una comarca di-ferente y la reunión de los personajes se deba a esas casualidades necesariaspara el desenlace de la comedia no parece perturbar al inescrupuloso mercaderque pretende pasar un hombre de palabra 19.

Si el engaño, la ignorancia, la desinformación, el error están en el centromismo de la comedia plautina, es natural encontrar personajes con diferentesroles ante esa irrealidad argumental que se gesta dentro de la irrealidad de laobra de teatro 20. Encontramos dos vertientes en los roles protagónicos o, por lomenos, importantes. Más conspicuos son los personajes que son un obstáculopara el desarrollo de la trama y lo son porque no entran dentro de la dinámicade la sociedad y el complejo engranaje de la misma que exige de sus partici-pantes una continua evaluación de la realidad circundante y un actuar con-gruente con esa realidad. A estos personajes los llamamos los héroes cómicosporque avanzan ciegamente, autísticamente hacia su castigo o derrota. Laotra vertiente la representan los personajes que no son creadores y agentes dela trama o trampa como el seruus callidus en quien se invierte toda la arguciae imaginación para organizar las maquinaciones que provocarán la peripateiay la consecuente feliz resolución. Estos personajes, ya sea por falta de perspi-cacia o por pusilanimidad o por limitaciones derivadas de su bajo status socialno oponen resistencia a las circunstancias por absurdas que sean y en su mis-ma complacencia generan comicidad porque hacen de la lógica y la raciona-lidad un instrumento inadecuado para restaurar el orden o descubrir la verdad.El racionalmente convencido Sosias y del casuísticamente derrotado Scele-

El héroe cómico 105

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 99-106

18 CH. SEGAL, Roman laughter, Cambridge. Mass. 1968, passim.19 863-5.20 Una irrealidad que el autor comparte generosamente con el público en todas las rupturas de la ilu-

sión dramática que hace de Plauto un eximio specimen del metateatro común en la Antigüedad, des-conocido en el teatro clásico europeo y restaurado a principios del siglo XX por figuras tales como Pi-randello. Cf. Mil. 213: euscheme hercle astitit et dulice et comoedice (Periplectomenus describiendo alservus callidus); Ps. 468: statum vide hominis... quam basilicum!; el adulescens amans pide permisoal esclavo para adoptar su role: Ps. 238: non iucundumst nisi amans facit stulte y luego acepta el libretoque se da el esclavo. Cf. N. W. SLATER, Plautus in Performance. The Theatre of the Mind, Princetonl985, p. 113.

Page 106: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

druse se convierten en antihéroes cómicos porque no pueden ni quieren luchar,y flexibilizan sus actitudes y las ajustan a las circunstancias aunque éstas esténen conflicto con la realidad. Héroes y antihéroes cargan, por partes iguales,con la responsabilidad de hacer reír al público, y de hecho lo logran en la co-media plautina.

[email protected]

106 Alba Romano

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 99-106

Page 107: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 107-119

Finalizada la Edad Media y dentro ya del primer Humanismo nórdico del Re-nacimiento 1, Juan Murmelio (1480-1517) escribió un comentario a la obra Deconsolatione Philosophiae de Boecio, en la línea de otros comentarios pedagó-

Omne animal post coitum triste:de Aristóteles a S. Freud

ENRIQUE MONTERO CARTELLE

Universidad de Valladolid

Resumen. Desde la mención por S. Freud y otros sexólogos o psicoanalistas del dichoOmne animal post coitum triste este proverbio ha conocido una gran difusión, aunque sedesconozca su procedencia. Por ello se procede en este trabajo a una búsqueda sistemá-tica de fuentes de este dicho, que con antecedentes ideológicos en Aristóteles no adquiereexistencia hasta la literatura de problemas y cuestiones de la Edad Media en el ámbito delas universidades medievales, con el precedente inmediato de la obras de Constantino elAfricano, traductor de textos médicos básicos en el campo de la medicina.

Palabras clave: coitus; medicina medieval; tradición clásica.

Summary. From the mention by S. Freud and others sexologists and psychoanalysts ofthe following proverb Omne animal post coitum triste this saying has had a hugespread although it is unknown its spread. So, at this work we are proceeding to carryout a systematics search of sources of this proverb, whose ideological backgrounds arein Aristotle, doesn’t acquire existence till the Literature of problems and matters of theMiddle ages within the limits of the Medieval Universities, with the immediate prece-dent of Constantine the African’s works, who was a translator of basic medical texts inthe field of the medicine.

Key words: coitus; medieval medicine; classical tradition.

1 Este trabajo ha sido realizado dentro del proyecto «Diccionario médico latino», financiado por laDGYCIT (PB97-0398). Agradezco a P. P. Conde y J. I. Blanco las informaciones sobre este tema.

Page 108: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

gicos suyos a Persio, Juvenal y A. Avito 2 . Posteriormente a la obra de Mur-melio se añadieron también las notas a la misma obra de Rodolfo Agrícola(1444-1485), el autor de la obra De inventione dialectica (1479-80), que tam-bién tiene algunos trabajos de exégesis filológica 3, por lo que figura en muchasediciones como obra conjunta, aunque las anotaciones de Agrícola se pueden di-ferenciar gracias a la indicación de su nombre en los comentarios que le perte-necen 4. Estos comentarios siguen la larga y abundante tradición de estudio deeste texto de tanto relieve en la Edad Media, que ha enumerado y analizado P.Courcelle en su clásica monografía sobre la fortuna de Boecio hasta el Renaci-miento 5. Pero, en realidad, la técnica del comentario que utilizan sigue la líneamedieval de la glosa repleta de autoridades.

Así, por ejemplo, la prosa 7 del libro III la dedica Boecio a desarrollar la ideade que los placeres sexuales nos llenan de ansiedad antes de satisfacerlos y dearrepentimiento después de cumplirlos:

Quid autem de corporis voluptatibus loquar, quarum appetentia quidem plenaest anxietatis, satietas vero penitentiae? Quantos illae morbos, quam intolerabi-les dolores quasi quendam fructum nequitiae fruentium solent referre corporibus!Quarum motus quid habeat iucunditatis, ignoro; tristes vero esse voluptatumexitus, quisquis reminiscendi libidinum suarum volet, intelleget. Quae si beatosexplicare possunt, nihil causae est, quin pecudes quoque beatae esse dicantur,quarum omnis ad explendam corporalem lacunam festinat intentio 6.

Pues bien, en la glosa en concreto a la frase Tristes vero esse..., el comentariode J. Murmelio en este caso discurre de la siguiente forma:Voluptati moeroremsuccedere cum norunt omnes, tum maxime libidinosi; nam, teste philosopho,omne animal a coitu triste est. Seneca Lucilio: Voluptates praecipue exstirpa,inter res vilissimas habe, quae latronum more in hoc amplectuntur, ut stran-gulent. Aristotelis, teste Valerio Maximo, utilissimum est praeceptum, ut vo-luptates abeuntes consideremus, quas quidem sic ostendendo minuit: fessasenim poenitentiaeque plenas animis nostris subiicit, quominus cupide repe-tantur 7, sigue aquí una línea de pensamiento de larga tradición en el mundo gre-colatino como indican Platón, Fedón, 64D; Aristóteles, Protréptico , frag. 98;

108 Enrique Montero Cartelle

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 107-119

2 D. REICHLING, Johannes Murmellius, Sein Leben und seine Werke, Freiburg i. Br., 1880 (reimpr.Nieuwkoop 1963).

3 J. IJSEWIJN, en Centuriae latinae, C. Nativel (coord.), Ginebra 1997, 19-23.4 Citamos por la ed. recogida en la PL., vol. 63, Ioannis Murmellii et Rodolphi Agricolae in libros De

consolatione philosophiae Commentaria. Hemos documentado la ed. de J. Murmelio en S. Boethii Dephilosophiae consolatione libri quinque cum I. Murmellii commentariis..., Dauentrie 1514, y la conjuntaen De consolatione philosophiae libri quinque, luculentissimis I. Murmellii partim etiam R. Agricolaecommentariis illustrati, Coloniae 1535 y también en Basileae 1570.

5 La consolation de philosophie dans la tradition littéraire. Antécédents et posterité de Boèce, París1967, pp. 239-344.

6 A. M. S. Boethii Philosophiae consolationis libri quinque, G. Weinberger, CSEL, Viena 1934.7 Joannis Murmellii et Rodolphi Agricolae in libros De consolatione philosophiae Commentaria, PL

63, c. 1014.

Page 109: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Cicerón, De finibus, 2,106; Séneca, Epist. 74,15; Plinio, Hist. Nat. 10,83,171,que considera falaces los placeres del cuerpo, en particular los sexuales 8.

Dejando ahora de lado la técnica de acumulación de citas de autoridades,como la de Séneca. que se encuentra efectivamente en sus Epístolas 74,14-16, lafrase omne animal a coitu triste est es atribuida a Aristóteles, ya que el «Filó-sofo» por excelencia en la Edad Media es Aristóteles. Además, esta atribucióna Aristóteles viene confirmada en la frase siguiente, aunque a través de ValerioMáximo como intermediario, al que se atribuye un comentario a dicha senten-cia. Sin embargo, esta mención parece sospechosa. Nosotros, en efecto, no he-mos encontrado esta referencia de V. Máximo en las ocasiones en que este au-tor cita a Aristóteles (5,6 ext.5; 7,2 ext.11; 8,14 ext.3), ni tampoco en otros casosen los que pone ejemplos de la continencia o del amor a los placeres entre losromanos (IV,3), ambos en la línea de pensamiento que se comenta (IX,1).

Como es habitual que en los comentarios medievales y en ocasiones tambiénen los de época posterior los autores repitan ideas y fuentes ya utilizadas en co-mentarios anteriores 9, hemos hecho unas calas en varios para ver si este co-mentario dependía de ellos en alguna de esas afirmaciones. El resultado esque este comentario parece personal 10. Veamos, pues, las posibles fuentes en lasque se basa esta frase.

La historia de este aforismo asignado a Aristóteles es larga. Efectivamente,desde la ginecología del Corpus Hippocraticum (s.V-IV a.C.), con obras comoDe morbis mulieribus, De sterilibus, De virginum morbis, De natura muliebri,De generatione , etc., se encuentran ya desarrollados conceptos fundamentalescomo la existencia de un esperma femenino -cuya mezcla con el masculino serácausa de la generación-, que tendrá una gran resonancia en la medicina poste-rior, como se afirma, por ej., en Hipócrates, De generatione IV 1. En el CorpusHippocraticum se dan teorías diferentes sobre el origen del semen, pero predo-mina la pangénica, que sostiene (De generatione III1) que procede de todas laspartes del cuerpo, como esencia suya, por lo que se sigue un debilitamiento delcuerpo (I 1) 11.

Más tarde, la biología aristotélica (siglo IV a.C.) en la Historia animalium,completada por el De generatione animalium y el De partibus animalium, detanto influjo posterior 12, desarrolló con más intensidad la anatomía y la fisio-

Omne animal post coitum triste: de Aristóteles a S. Freud 109

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 107-119

8 Cf. BOECIO. La consolación de la filosofía, trad. de Leonor López, Madrid 1997, p. 201 n. 75.9 Por ejemplo, a propósito de Boecio, E. T. SILK, «Pseudo-Joannes Scottus, Adobald of Utrech and

Early Commentaries on Boethius», Medieval and Renaissance Studies 3 (1954), 1-40.10 Hemos hecho calas en comentarios famosos, como el de Dionisio Cartusiano (1402-1471) o el de

Nicolás Trevet que publicó el suyo en 1307.11 Sobre los antecedentes de esta creencia y las distintas teorías sobre el origen del semen, que aho-

ra dejamos de lado, véase W. GERLACH, «Das Problem des “weiblichen Samens” in der antiken und mit-telalterlichen Medizin», Sudhoffs Archiv 30 (1937-1938), 177-193; P. DIEPGEN, Die Frauenheilkunde deralten Welt. Handbuch der Gynäkologie, Munich 1937, 148 y 168; H.-J. VON SCHUMANN, Sexualkundeund Sexualmedizin in der klassischen Antike, Munich 1975, 102 ss., etc.

12 Como, por ej., en la Edad Media latina. Cf. R. MARTORELLI, «La medicina scolastica tra galenismoe aristotelismo», Studi medievali 41-1 (2000), 311-338.

Page 110: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

logía de la mujer, no sin tensiones y polémicas, como ocurrió con la existenciade dos tipos de semen, uno masculino y otro femenino, y la consiguiente cues-tión sobre si la concepción es el resultado por igual de la mezcla de ambos,como se postula en el Corpus Hippocraticum, o, por el contrario, como opinaAristóteles, la mujer no tiene semen propiamente dicho, por razones como éstas:muchas veces la hembra concibe sin haber tenido placer en el coito o bien, aun-que tenga placer, no concibe, porque no tiene menstruaciones (De gener. anim.,I 19. 727b). Además, si expulsara semen en el coito, tendría dos secreciones es-permáticas a la vez, es decir, semen y menstruación, por lo que su papel en laconcepción queda reducido a proporcionar la materia, el campo en el que se de-sarrolla la simiente masculina, que se encuentra en la sustancia de las mens-truaciones como se afirma De generat. anim. I, 19 (727a) 25-30 13. En todo caso,señala Aristóteles en De generatione animalium I, 18 (725b5-19) que la activi-dad sexual produce siempre un debilitamiento del cuerpo por efecto de derramarel semen, porque éste es un residuo útil del alimento en su último grado de ela-boración, posterior incluso a la sangre, que también es un producto del alimen-to elaborado (I,18, 724b23 ss.).

La ginecología de base hipocrática se desarrolló todavía más en la escuelaalejandrina (siglos IV-III) con la investigación de estudiosos de la anatomía y dela fisiología de diversa orientación metodológica, como es el caso del dogmáticoHerófilo, quien desarrolla la idea novedosa de la existencia de dos testículosproductores de semen también en la mujer (es decir, los ovarios), además de loscanales espermáticos (es decir, las trompas de Falopio) que lo transportan parasu eyaculación, según testimonio de Galeno, De semine 2,1, Kühn IV 596 14.

Pero esta ciencia alcanzó su autonomía y mayor esplendor en la Roma del si-glo II d.C. con Galeno, quien, aunque no tiene tratados específicos de gineco-logía, le dedica buena parte de tratados tan importantes como De usu partium,De semine, De uteri dissectione, De foetus formatione, etc., siguiendo los prin-cipios del hipocratismo, pero realizando una síntesis propia, en la que se recogela teoría de la presencia tanto en el hombre como en la mujer de dos testículos,de función básica en la cocción del esperma (De semine 12-15, Kühn 555 ss.), ydos tipos de semen, ambos necesarios para la concepción, en la que debenconcurrir, pero en la que la parte femenina, más fría y húmeda por oposición alcalor y a la actividad del hombre, ocupa un lugar pasivo frente al papel creadordel semen masculino 15. Además, como Galeno participa de las ideas generales

110 Enrique Montero Cartelle

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 107-119

13 Para una breve visión de este problema cf. J. C. BOLOGNE, La naissance interdite, Stérilité, avorte-ment, contraception au Moyen Age, París 1998, 46 y ss. Las posibles contradicciones en el interior de laobra de Aristóteles han sido suficientemente explicadas en S. Byl, Recherches sur les grandes traités bio-logiques d´Aristote, Bruselas 1979, pp. 136-152 y P. Manuli, «Fisiologia e patologia del femminile negliscritti ippocratici dell´antica ginecologia greca», Hippocratica, M.D. Grmek (ed.), París 1980, p. 405 y n. 2.

14 Estas ideas se encuentran desarrolladas en H. VON STADEN, Herophilus, The Art of Medicine inEarly Alexandria, Cambridge 1989, pp. 165-169.

15 Una exposición del sistema galénico se encuentra en M. GREEN, The Transmission on Ancient Theo-ries of Female Physiology and Desease through the Early Middle Ages, Princeton University (Diss.)1985, pp. 36-54.

Page 111: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

sobre la generación de Hipócrates, también señala en varias ocasiones que, endependencia de la constitución de cada persona, la debilidad puede ser un efec-to habitual de las relaciones sexuales (cf. De veneriis, Kühn IV 912-913) e in-cluso en caso de abuso, llevar a la muerte (De semine I 16, Kühn IV 588).

En efecto, esta manera de ver las cosas, que tenía el precedente del CorpusHippocraticum con su afirmación de la existencia de los dos tipos de semen, unomasculino y otro femenino, permaneció viva y se reforzó en la concepción de laanatomía y de la fisiología femenina expresada por Herófilo y Sorano, pero re-cibió su formulación más completa y definitiva en Galeno, en De semine, 1 ss.(Kühn IV, 593 ss.) y en particular en De usu partium 14, 6, al exponer tanto des-de el punto de vista masculino como femenino la correspondencia de cada parteanatómica del hombre y de la mujer: la matriz con el escroto, los testículoscon los actuales ovarios, el cuello de la matriz con el pene, la vulva con el pre-pucio y las actuales trompas de Falopio con los vasos espermáticos. Por todo elloGaleno llega a la conclusión final de que la diferencia de los órganos generativosradica en su posición y no en las partes mismas, ya que las del hombre están ha-cia fuera y las de la mujer hacia dentro, debido al carácter cálido de la constitu-ción masculina 16. En todo caso, si ambos tienen «testículos» y ambos tienen emi-sión seminal, los efectos corporales en ambos tendrían que ser similares.

Éste es el corpus fundamental sobre el que se va a constituir la ginecologíamedieval y, más tarde, la renacentista, aportando cada uno de ellos su propiasíntesis. Se van a hacer eco en concreto de la pugna entre la biología aristotéli-ca y la ginecología hipocrático-galénica acerca de la existencia de los dos tiposde semen y del papel de la mujer en la generación, tratando en muchos ocasio-nes de conciliar ambas posiciones encontradas 17.

Como consecuencia de esta manera de ver las cosas encontramos muy di-fundida en el mundo latino desde muy pronto la idea de que, como el coito su-pone, mediante una conmoción total del organismo que afecta al neuma vital, laemisión del semen, que es, por así decirlo, la quintaesencia de todos los partesdel cuerpo, es inevitable el debilitamiento posterior de ese cuerpo, un bajón fí-sico que conlleva un bajón también psíquico, aunque en ningún caso se men-ciona la tristeza como efecto necesario. Esta idea se observa ya desde algunosde los Problemata del corpus histórico aristotélico, que siguen su pensamiento,aunque la mayoría no son genuinos, como los del libro IV que vamos a ver. Asíen IV 6, 877a (Dia; tiv ejkluvetai mavlista twn zw/vwn ajfrodisiavsaı a[nqrw-poı… [H diovti pleiston proiv`>etai spevrma kata; lovgon tou swvmatoı… Dia;

Omne animal post coitum triste: de Aristóteles a S. Freud 111

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 107-119

16 Estas ideas, como luego indicaremos, volvieron a entrar con fuerza en el occidente latino a travésde las traducciones de los grandes médicos árabes, como el Pantegni (3,24) de `Alı ibn Al-´Abbas, tra-ducido por Constantino el Africano y el Canon (III, fen XXI, tr. I, Cap. I) de Avicena, traducido por Ge-rardo de Cremona.

17 Una visión general de esta problemática se puede ver en J. C. BOLOGNE, op. cit. 45 y ss.; D. JAC-QUART- CL. THOMASSET, Sexualité et savoir médical au Moyen Age, París 1985, pp. 73-83. También exis-te una magnífica síntesis sobre la problemática de la mujer en la Roma antigua en el estudio de D. Gou-revitch, Le mal d´être femme, París 1984.

Page 112: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

tiv de; pleiston proiv>etai… [H o{ti h{kista ejkponei th;n trofh;n kai; fuvseiuJgro;n kai; qermo;n ejsti twn zwv/wn mavlista… |Wn to; me;n poiei spevrmapoluv, to; de; thvn fuvsin spermatikh;n poiei`: kai; ga;r to; spevrmatoioutovn ejstin, e{wı a]n swvzhtai 18) se señala el abatimiento físico (ejkluve-tai) del hombre tras el coito por las mismas razones que daba Aristóteles. Sehace lo mismo en IV 21, 879a (Dia; tiv oiJ ajfrodisiavzonteı ejkluvontai kai;ajsqenevsteroi givnontai wJı ejpi; tov poluv… Povteron dia; to; ajpo; pavntwne[kkrisin ei\nai to; spevrma, w{sq j oi|on oijkodomhvmatoı aiJ aJrmonivai, kai;tou swvmatoı ou{tw seiomevnh hJ suvnqesivı ejsti tw/ ajpelhluqevnai ti, oi|oneij to; ai|ma ejxevlqoi h] pan o{ ti a[llo mevroı… Ou{tw sfovdra ejpivkaironto; ejxiovn ejsti, kai; o} ejk pollhı givnetai trofhı ojlivgon, oi|on to; ajmuv-lion ejk tou staitovı 19) utilizando en este caso el mismo verbo (ejkluvetai) yun sinónimo próximo (ajsqenevsteroi), es decir, debilitado. Finalmente enXXX, 1, 23-25, 955a: Kai; meta; ta; ajfrodivsia oiJ pleistoi ajqumovteroi giv-nontai. {Osoi de; perivttwma polu; proiv>entai meta; tou spevrmatoı, ou|toieujqumovteroi: koufivzontai ga;r perittwvmatovı te kai; pneuvmatoı kai; qer-mou uJperbolhı. jEkeinoi d j ajqumovteroi pollavkiı: katayuvcontai ga;r aj-frodisiavsanteı dia; to; twvn iJkanwn ti ajfaireqhnai: dhloi de; touto to;mh; pollh;n th;n ajporroh;n gegonevnai, el término utilizado es (ajqumovteroi),es decir, desanimado, con una connotación más psíquica que física 20.

Pero también, como hemos señalado, estas ideas se encontraban ya en el cor-pus genuino de Aristóteles, como la Hist. animal. X 5, 636b28 y en especial enel De generatione animalium I, 18 (725b5-19), cuando comenta: «La flojedadque sobreviene tras una mínima expulsión del esperma es muy clara, como si elcuerpo fuera privado del residuo final del alimento...; en la mayoría de los casosy por lo general, después de la relación sexual se produce sobre todo flojedad ydebilitamiento por la razón dicha» 21.

En efecto, existían «Problemas» pseudo-aristotélicos de época ya tempranainmediantamente posterior a Aristóteles y falsamente atribuidos a este autor, que

112 Enrique Montero Cartelle

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 107-119

18 «¿Por qué el hombre es el que más abatido se encuentra de todos los seres vivos después de hacerel amor? ¿Acaso porque es el que echa más esperma en proporción a su cuerpo? ¿O porque es el que conmenos esfuerzo elabora la nutrición y por naturaleza es el más húmedo y caliente de los animales? Louno hace que el esperma sea abundante, lo otro que la naturaleza sea capaz de emitir esperma, pues el es-perma es de esta condición, mientras está sano».

19 «¿Por qué los que hacen el amor están abatidos y se vuelven la mayor parte de las veces más dé-biles? ¿Acaso porque el esperma es una secreción de todas las partes, de modo que, como las junturas deuna construcción, así el equilibrio del cuerpo es tan sacudido por la pérdida de alguna parte, como si lasangre se marchase o la totalidad de una parte? Todo lo que sale tan frecuentemente es importante yconstituye la quintaesencia de una gran cantidad de alimento, como el almidón extraído de la harina»

20 «Después de la unión amorosa la mayoría están desanimados. Pero los que emiten mucha secrecióncon el esperma están más animados, pues se ven aligerados de esperma, de aire y de exceso de calor.Pero aquéllos generalmente están bastante desanimados, pues al hacer el amor se enfrían a causa de ver-se privados de algo esencial, como lo prueba el hecho de que no haya habido mucha emisión»

Para el corpus de cerca de 900 problemas aristotélicos cf. I. BEKKER, Aristotelis Opera, vol. II, Berlín1831, pp. 859-967 y Aristote, Ploblèmes, P. Louis, París 1991.

21 Cf. ARISTÓTELES, De la reproducción de los animales, trad. de E. Sánchez, Madrid 1994, p. 100.

Page 113: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

conocieron varias ediciones y una gran difusión en el mundo romano 22. Elcaso es que se puede seguir la pista de esta clase de obras hasta llegar a Salernoel momento de su gran desarrollo (siglos XII-XIII) 23. Entonces su absorción porlos enciclopedistas medievales le proporcionó gran difusión, que llegó hasta laprimera época del Renacimiento, aunque siguieron siendo leídas y recogidashasta el siglo XVII como erudición popular o simples auxiliares de la conversa-ción, pasando incluso como género literario a las lenguas modernas con abun-dancia de cultivadores 24. Las más conocidas de las colecciones salernitanas enverdad son las Quaestiones salernitanae editadas por B. Lawn 25. Su carácter eseminentemente didáctico de tipo médico y consisten fundamentalmente en unapregunta en forma nítida y clara a la que se da una respuesta igualmente exactade acuerdo con una teoría determinada. Su interés era médico, pero también in-cluía materias diferentes que manifestaban un interés enciclopédico. En ellas seadvierte el magisterio de los grandes maestros salernitanos Urso o Mauro, quetrabajan sobre el corpus de obras de Constantino el Africano. Pero también seincluyen cuestiones originadas en otras universidades, como París o Montpe-llier, en las que se confeccionaron otras colecciones que luego citaremos. Y esque sobre el corpus de los Problemata antiguos interviene el influjo de la me-dicina árabe importada a occidente.

Efectivamente, en el mundo árabe las ideas sobre la generación griegas, par-ticularizadas en Galeno y Aristóteles, fueron bien conocidas y asimiladas 26. Almundo latino llegaron a través de las traducciones de los grandes médicos ára-bes, de las que destacamos, entre otras, las dos más influyentes: El Pantegni de`Alı ibn Al-´Abbas (siglo X), traducido a finales del siglo XI por Constantino elAfricano, que significó la obra de mayor influjo en la medicina medieval 27 has-ta la traducción del Canon de Avicena (siglos X-XI), traducido en Toledo porGerardo de Cremona en la segunda mitad del siglo XII, pero de difusión más tar-día a lo largo de los siglos XIII y XIV 28.

Pues bien, en Constantino el Africano, que traduce un corpus de obras árabesde varios autores, las cuales pasan a Occidente incluso como suyas propias, la

Omne animal post coitum triste: de Aristóteles a S. Freud 113

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 107-119

22 Cf. E. FOSTER, «The Pseudo-Arisatotelian Problems: Their Nature and Composition», ClassicalQuarterly 22 (1928), 162-165 y la introd. a Aristote, Ploblèmes, P. LOUIS, París 1991, XXV y ss. Para al-gunos problemas pseudo-aristotélicos en latín cf. B. ROSE, Aristoteles Pseudepigraphicus, Leipzig1863.

23 Para esta problemática que sigue cf. B. LAWN, I quesiti salernitani, Nápoles 1969, pp. 19-33.24 En castellano, por ejemplo, probablemente los más difundidos cultivadores de este género, a juz-

gar por las ediciones del siglo XVI, son Luis de Escobar, Alonso López de Corella, Hernán López de Yan-guas, Francisco López de Villalobos, Juan Jarava, etc.

25 The Salernitan Prose Questions, Londres 1979.26 Cf. H. SCHIPPERGES, Die Assimilation der arabischen Medizin durch das lateinische Mittelalter,

Wiesbaden 1964.27 E. MONTERO. «Encuentro de culturas en Salerno: Constantino el Africano, traductor», Rencontres

de culture dans la philosophie médiévale. Traductions et Traducteurs de l´antiquité tardive au XIVe siè-cle, Lovaina la Nueva-Cassino 1990, pp. 65-88.

28 Cf. D. JACQUART-FR. MICHEAU, La médecine arabe et l´occident médiéval, París 1990, pp. 153-160;N. SIRAISI, Avicenna in Renaissance Italy, Princeton Univ., 1987.

Page 114: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

idea de la debilidad que sobreviene después del coito está muy desarrollada, aligual que ocurre con los efectos secundarios, entre los que ocupa un lugar im-portante la tristitia, que se menciona en él expresamente creemos que por pri-mera vez.

En efecto, Constantino en la tradición medieval pasa como autor del Liber decoitu 29, aunque, como hemos demostrado en otro lugar 30, es una traducción deuna obra homónima de Ibn al-Gazzar, uno de los célebres médicos del períodoislámico tunecino (siglo X), discípulo de Isaac Judaeus, que escribió unos 20 tra-tados de medicina, entre los que destaca el traducido y difundido por Constan-tino el Africano como Viaticum. Pues bien, en el Liber de coitu, al tratarse Deutilitate coitus en el cap. 10 se señala que el coito, realizado en las condicionesoportunas, elimina los humores superfluos, enfría el cuerpo y lo repone, por loque furorem mitigat, prodest melancolicis et amentes revocat ad noticiam et sol-vit amorem concupiscencie. Además, según opinión de Galeno, genus anima-lium agrestium furibundum est antequam coeat, postquam vero coierit, fit ma-gis domesticum. Ésta es, por otro lado, la explicación de la conducta de loseunucos que, como no emiten semen, apparent furibundi omnibus eis loquen-tibus, quia omnis conmocio animi emissione seminis placatur, al igual queocurre con los animales et ideo invenimus animalia ante coitum furibunda,post coitum vero domestica (cap. 11). En el cap. 11 señala en primer plano queel coito puede producir debilitamiento, porque, como señala Hipócrates, quan-do emittitur semen cum voluntate nostra, multociens supervenit debilitas...,quia semen ex essencia membrorum sanorum est et ex eo humore constantmembra, recordando la teoría pangenética del origen del semen. También re-calca lo mismo la autoridad de Galeno en caso de excesos sexuales, porque nonprocedit a membris tantum solus humor, sed vitalis eciam spiritus per arteriasexit cum semine et, quia ita est, non est mirum ut qui superflue concubuerit de-bilitetur. Y ello es así hasta el punto, afirma Constantino, siguiendo a Galeno,que quodcumque animalium superflue coierit, cito morietur 31.

Pero, además, en este mismo capítulo advierte que entre los «accidentes» quepueden sobrevenir al hombre está la tristitia, que es la idea que perseguimos, acuya causa dedica la primera parte del cap. 12 diciendo que procede ex malacommixtione humorum et propter calorem supervenientem in hora coitus, quiaomne corpus quod malos humores habet, si repente calefactum fuerit, rigescit etcum supervenit rigor, supervenit tristicia 32.

114 Enrique Montero Cartelle

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 107-119

29 Constantini Liber de coitu. El tratado de Andrología de Constanino el Africano, Estudio y ed. crí-tica de E. Montero, Santiago de Compostela 1983.

30 «Sobre el autor árabe del Liber de coitu y el modo de traducir de Constantino el Africano», Me-dizinhistorisches Journal 23, 3.4 (1988), pp. 213-223.

31 La localización de las fuentes mencionadas por Constantino se recoge en el aparato de fuentes denuestra edición Constantini liber de coitu, Santiago de Compostela 1983, pp. 126-141.

32 En esta perspectiva se ve que nada tiene que ver el aforismo que comentamos con la exposición depoetas como Ovidio, Rem. 413 ss. sobre la reacción del galán que ha conquistado ya a la mujer: «Des-pués, cuando tu limitado placer haya alcanzado la meta y yazcan cansados tu cuerpo y tu alma, mientraste sientes hastiado hasta el punto de que preferirías no haber tocado nunca una mujer y te parezca que no la

Page 115: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Pues estas ideas encuentran eco en las Cuestiones salernitanas en prosa me-dievales, recopiladas ca. 1220 y procedentes del siglo XII, puesto que son pos-teriores a Constantino el Africano, que es una de sus fuentes principales 33. Laidea, en efecto, de la debilidad y la tristeza tras el coito se analiza en B17 p. 11:Queritur, venereo opere completo, penitet hominem talia delicta commisisse?,recibiendo la contestación que hemos visto en el cap. 11 del Liber de coitu deConstantino, al igual que en P118 y 119, p. 250 o en K3, p. 357, contestando ala pregunta Queritur quare post coitum homo debilitatur. En honor a la verdadhay que advertir que no faltan algunas cuestiones con sus respuestas que pare-cen de propia invención, pues no se conoce su fuente, como es B18, p. 12: Que-ritur cum predictam actionem (sc. opus venereum) subsequitur mentis tristitia etcorporis debilitas et penitentia, quare iterata vice ad idem redeant?

Incluso la autoridad de Constantino puede estar presente en la teoría antesmencionada de que la reiteración del acto sexual puede resultar no sólo perju-dicial: Queritur quare aliquis magis debilitatur in duplicato coitu quam inemissione unius libre sanguinis? (B40, p. 20-21), sino también llegar a poner enpeligro la vida: Queritur quare quedam est que in primo coitu mediocriter de-lectatur, in secundo amplius, in tertio sincopizat, et post sincopim difficilem spi-ritum et dolorem spiritualium incurrit? (B307, p.144-145).

También se encuentran estas ideas en otras colecciones de la popular litera-tura de Problemata de la Edad Media, como los Problemata varia anatomicaeditados por L. R. Lind 34, cuyo manuscrito más antiguo es de 1408, pero quetuvo que ser recopilado hacia finales del siglo XIII o en el siglo XIV 35, muestrantambién ese especial regusto por este tipo de temas que suscitaban la curiosidadde los estudiosos. Así, en p. 57 la cuestión es la misma:

Quare animalia agresta sunt valde furibunda ante coitum, ut patet de cervis quitunc maxime rudiunt et vociferant, etiam patet de asinis, qui tunc solent insanireet discurrere ut dicit Constantinum (sic) auctoritate Ypocratis? Respondeturquia tunc omnia membra sunt accensa ex appetitu veneris et natura laborat ad ex-pellendum superfluum qui in sensu disponit ad iram et furorem, ut patet perAristotelem in prohemio libri de anima et ideo post coitum statim fiunt mansuetaet tristia, ut dicit idem in libro de animalibus, quia omne animal post coitum tris-tatur.

En realidad, el autor sólo habla de animales, aunque, siguiendo la exposiciónde Constantino, se entiende que el hombre viene igualmente afectado. Quizá porello, sin solución de continuidad, especifica que el hombre es superior moral-mente al animal, respondiendo a la cuestión Quare homines tempore coitus

Omne animal post coitum triste: de Aristóteles a S. Freud 115

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 107-119

podrás tocar en mucho tiempo, entonces graba en tu mente cualquier falta de su cuerpo y mantén los ojosclavados en sus defectos». E. MONTERO, Arte de amar. Remedios contra el amor. Cosméticos..., Madrid1991, p. 158.

33 B. LAWN, The Prose Salernitan Questions, London 1979, pp. 394-395.34 LAWRENCE 1968.35 De hecho menciona a autores como Santo Tomás o Alberto Magno.

Page 116: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

etiam non furiunt? Respondetur quia esset verecundia quia secundum Aristo-telem est prima species rationis non dimitti. Sed tamen, ut sensibiliter patet, om-nis vir tempore coitus est magis dispositus ad iram quam alio tempore.

En cuanto a las fuentes, es efectivamente Constantino el Africano –tambiénuna de las autoridades principales de estos problemas 36– el autor que trata conmayor profusión de datos y fuentes el tema de los «accidentes» que pueden so-brevenir en el coito en el cap. 11 de su Liber de coitu sobre De debilitate que ac-cidit coeuntibus et aliis accidentibus, así como de los beneficios que puede apor-tar en el cap. 10 De utilitate coitus. Sin embargo, a pesar de la reiterada menciónde Aristóteles, éste no es autor del aforismo omne animal post coitum triste,por más que exponga en De generatione animalium I 18 725b15, como hemos se-ñalado, algunos de los efectos físicos de las relaciones sexuales 37. Tampoco lodice Constantino auctoritate Ypocratis, aunque este autor cite a Rufo de Éfeso ya Galeno a propósito de otros «accidentes». Quizá por ello se confunda aquí el au-tor de los Problemata con las numerosas citas que hace Constantino sobre la de-bilidad física subsiguiente al coito de los capítulos 10 y 11.

Ideas similares muestra Avicena, cuyo galenismo es bien conocido, aunqueno se mencione como fuente en estos temas 38. Avicena, al igual que Constan-tino, se detiene largamente en los aspectos saludables y nocivos del coito, de losque ahora nos interesa destacar algunos. En primer lugar reconoce la debilidadque puede producir (Can. III, Fen. XX, Tract. I, Cap. XI De nocumento coitus):

Coitus evacuat de substantia cibi postremi, quare debilitatem affert, cuius si-mile alie non afferunt evacuationes; et evacuat de substantia spiritus rem pluri-mam propter delectationem et propter illud qui plus delectant, plus sunt cadentesin debilitatem.

A continuación, recoge también Avicena la tristeza como uno de los efectosnocivos del coito realizado en condiciones no apropiadas:

Et de hominibus est qui est passus complexionem malam et dimissio coitus con-tristat plurimum et gravat corpus eius et caput ipsius et rixatur...

Por último advierte también Avicena en el Cap. X De iuvamentis coitus, losbeneficios para afecciones anímicas y mentales:

Et quandoque sequitur expulsio cogitationis dominantis et aquisitio audacie etedomatio superflue et aquisitio gravitatis. Et ipse quidem confert melancolie et

116 Enrique Montero Cartelle

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 107-119

36 L. R. LIND, Problemata varia anatomica, Lawrence 1968, p. 5.37 También hemos rastreado en vano otras posibles fuentes como el De anima y sus comentaristas.

Cf. Tractatus de sterilitate. Anónimo de Montpellier (siglo XIV), E. MONTERO, Valladolid 1993, p. 71 n. 1;p. 121 n. 29; p. 137 n. 42.

38 Por razones cronológicas, dado que el conocimiento del Canon de Avicena fue lento, no es utili-zado en la colección editada por B. Lawn de ca. 1200; incluso en la editada por R.L. Lind, que es pos-terior, como hemos indicado, las citas son parcas en este sentido.

Page 117: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

pluribus egritudinibus colere nigre, propterea quod dilatat et propterea quod ex-pellit fumum spermatis aggregatum a parte cerebri et cordis...

Ahora bien, en las fuentes que hemos analizado en ningún momento hemosencontrado expresamente la sentencia medieval omne animal post coitum tris-te. No se encuentra, por lo que hemos podido ver, en ninguna de las obras ge-nuinas de Hipócrates, ni de Galeno y tampoco en las de Aristóteles, por más quese le atribuya. Por lo tanto, creemos que es un desarollo posterior a partir de lasideas aristotélicas del De generatione y del De generatione animalium, que en-contraron eco en los Problemata y en la literatura similar medieval.

Creemos que esta idea y esta sentencia encontró eco en la Edad Media por ra-zones religiosas y basándose en la autoridad de Constantino. No sabemos conprecisión cuándo ocurrió y quién fue su autor, pero consideramos clave la ex-plicación de una cuestión, cuyo teoría es diferente de la de todos los demás. Enefecto, en los Problemata varia anatomica editados por L.R. Lind, en la pág.74, se plantea la cuestión directamente, como tratándose de un problema real-mente discutido por todo el mundo, que necesita una aclaración: ¿Quare omneanimal post coitum tristatur?, cuestión que conoce una nueva solución enotro plano:

Respondetur quia actus luxurie in se est ita turpis et inmundus quod omne ani-mal ipsum abhorret; cum desuper cogitat ipsum detestatur et maxime homineserubescunt, et ideo nisi maxima esset delectatio data huic operi numquam perfi-ceretur. Ideo ipso perpetrato omne animal propter ipsius inmunditiam tristatur.

Como se observará, las explicaciones han pasado del plano biológico al planomoral y el acto sexual deviene un actus luxurie turpis et inmundus, una trampade la naturaleza que solamente gracias al placer, como trampa que le acompaña,tiene éxito. De pasada, además, el autor señala que el coito hace maxime homineserubescere con un salto cualitativo importante, un lapsus freudiano llamativo,pues se pasa del nivel animal al humano, cuando en pág. 57-58 sólo los animalesse veían afectados por el furor y la tristitia, mientras que los hombres tienen sen-timientos e ideas morales superiores: Quare homines tempore coitus etiam nonfuriunt? Respondetur quia esset verecundia quia secundum Aristotelem est pri-ma species rationis non dimitti, a pesar de lo cual el autor, acosado por la evi-dencia, tiene que reconocer, citando de nuevo en vano la autoridad de Aristóte-les, ya que no se conoce esa cita en sus obras genuinas 39, cierto grado deanimalidad en la conducta humana, por lo que añade Sed tamen, ut sensibiliterpatet, omnis vir tempore coitus est magis dispositus ad iram quam alio tempore.

La autoridad real de Constantino el Africano y la autoridad ficticia de Aris-tóteles (pseudo-Aristóteles) dieron alas a esta idea que encontró eco en la EdadMedia dentro de la literatura de «Problemas».

Omne animal post coitum triste: de Aristóteles a S. Freud 117

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 107-119

39 Lo que es habitual en la Edad Media, aunque no se puede excluir que el autor conociese algúnpseudo-Aristóteles que lo afirmase.

Page 118: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

De esta manera, la sentencia omne animal post coitum triste se extendió enciertos ámbitos medievales y fue recogida posteriormente por un autor comoJ. Murmelio sin hacer crítica de fuentes.

En el mundo medieval, en efecto, este proverbio deriva de las teorías médicasde Hipócrates y Galeno, por un lado, y biológicas de Aristotéles, por otro, quehemos visto sobre la generación, que se desarrollaron apócrifamente en losProblemata pseudo-aristotélicos. Pero la realidad es que no se encuentra en susobras, ni siquiera en las de Constantino o Avicena, aunque ya mencionen ex-presamente la tristitia como un efecto de las relaciones sexuales. La atribucióna estos nombres forma parte del sistema cultural medieval de la mención de lasautoridades como patrimonio cultural, por más que no corresponda a la realidad,de la que algunos humanistas no pudieron liberarse.

Sin embargo, la difusión de este proverbio no fue muy amplia, por lo que he-mos podido ver, ya que como tal, tras los antecedentes de los Problemas pseu-do-aristotélicos y su difusión a través de Constantino y Avicena, sólo la hemosdocumentado en la literatura medieval de «Problemas», de donde probable-mente la tomó J. Murmelio, el comentarista de Boecio. Por esa razón no apare-ce en la obra monumental de H. Walther 40 dedicada a recopilar las sentencias yproverbios de la literatura medieval.

Probablemente, la difusión de esta frase sea moderna, como señala JustinGlenn en una sustanciosa nota de 1982 41, pues la utiliza S. Freud comentandouno de sus casos clínicos de melancolía secundaria a una relación sexual, reco-gido por J. Strachey, su hija A. Freud y otros en sus obras completas, cuandoFreud señala que «It is quite possible that the starting-point of a minor melan-cholia like this may be an act of coitus: an exaggeration of the physiological sa-ying “omme animal post coitum triste”» 42. S. Freud, en efecto, poseía una pro-funda formación en el mundo griego y latino, como indica la lectura de susobras, en las que a menudo indica la autoría de sus citas, cuando es pertinente,pero no lo hace evidentemente en las máximas o aforismos de difusión general,por lo que en este caso desconocemos de dónde ha tomado el dicho. El caso esque tras él, o al mismo tiempo que él, famosos expertos, como el psicólogo se-xual Havelock Ellis, contemporáneo de S. Freud, al que éste cita a menudo,vuelve a emplear el aforismo también como un dicho anónimo en sus Studies inthe Psychology of Sex 43. Hace lo mismo el autor de los famosos informes de laconducta sexual del hombre y de la mujer, Alfred Ch. Kinsey, en su Sexual Be-havior of the Human Female 44 que considera este aforismo una deformación de

118 Enrique Montero Cartelle

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 107-119

40 Proverbia sententiaeque latinitatis Medii Aevi, vol. I-VI, Göttingen 1964-1969.41 «Omne animal post coitum triste: A Note and a Query», American Notes and Queries 21 (1982), 49-51.42 The Standard Edition of the Complete Psycological Wors of Sigmund Freud, Ed de J. Strachey, A.

Freud et alii, London, 1966, p. 199. En la versión castellana de las obras de S. Freud, Obras completas,Madrid 1984, Biblioteca Nueva, figura en el vol. II, p. 3501. Se recogen aquí, con el título «Orígenes delPsicoanálisis», diversos documentos y cartas de Freud de los años 1887-1902, que fueron publicados en1950. Esta cita en concreto procede de un texto del año 1894.

43 Filadelfia 1924, p. 247.44 Filadelfia 1953, pp. 637-638 y n. 54.

Page 119: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

una afirmación de Galeno (!) con la que no está de acuerdo 45. Estos autores con-tribuyeron con sus citas y su fama a la extensión del dicho en la cultura actual,en especial dentro de los estudios de psicología y sexología.

[email protected]

TEXTOS DE REFERENCIA

ARISTOTE, De la génération des animaux, P. Louis, París 1961.ARISTOTE, Histoire des animaux, P. Louis, París 1964-68ARISTOTE, Problèmes, P. Louis, París 1991.ARISTÓTELES, De la reproducción de los animales, E. Sánchez, Madrid 1994.ARISTOTELES, Pseudepigraphicus, B. Rose, Leipzig 1863.AVICENNE Liber canonis medicinae, cum castigationibus Andree Bellunensis (transl. a m.

Gerardo Cremonensi), Venetiis 1527.A. M. S., BOETHII Philosophiae consolationis libri quinque, G. Weinberger, CESEL,

Viena 1934.BOECIO, La consolación de la filosofía, trad. de Leonor López, Madrid 1997.CONSTANTINI Liber de coitu. El tratado de Andrología de Constantino el Africano, E.

Montero, Santiago de Compostela 1983.CONSTANTINO AFRICANO, «Pantegni», en Isaac Israeli Opera, Lugduni 1515 y M. H.

GREEN, «The Genecia Attributed to Constantine the African», Speculum, 62.2 (1987),312-323.

Cl. GALENI Opera omnia, C. G. Kühn, Leipzig, 1821-1833, reimpr. Hildesheim 1964-1965.

HEROPHILUS, The Art of Medicine in Early Alexandria, H. von Staden, Cambridge1989.

Oeuvres complètes d´HIPPOCRATE, ed. de E. Littré, París 1839-1861, reimpr. Amsterdam1961-62.

JOANNIS MURMELLII et RODOLPHI AGRICOLAE in libros De consolatione philosophie Com-mentaria, PL, vol. 63.

OVIDIO, Arte de amar. Remedios contra el amor. Cosméticos..., E. Montero, Madrid1991.

Problemata varia anatomica, L. R. Lind, Lawrence 1968.The Salernitan Prose Questions, B. Lawn, Londres 1969.Tractatus de sterilitate, Anónimo de Montpellier atribuido a A. DE VILANOVA, R. DE

MOLERIS y J. DE TURRE, E. Montero, Valladolid 1993.

Omne animal post coitum triste: de Aristóteles a S. Freud 119

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 107-119

45 Desconozco el origen de la variante «Triste est omne animal post coitum praeter mulierem ga-llumque», que aparece en este autor, de donde probablemente la recoge G. VORBERG, Glossarium eroti-cum, Hanau 1965, p. 657 y V.-J. HERRERO LLORENTE, Diccionario de expresiones y frases latinas, Ma-drid 1985, n.o 7593 y que, como Kinsey, la atribuye a Galeno.

Page 120: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1
Page 121: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 121-136

Poliziano’s brief fabula marks a unique moment in the history of Italiantheatre as the first play in the vernacular to treat a profane subject. As GiosuèCarducci said in the preface to his edition of the poem: «sia dunque fra le altre

Poliziano’s Fabula di Orfeo: a Contaminatioof Classical and Vernacular Themes

CHARLES FANTAZZI

East Carolina University

Resumen. La Fábula de Orfeo de Poliziano es un ejemplo excepcional de las transforma-ciones que se dan en la tradición clásica. Es una amalgama o contaminatio, principal-mente de Virgilio y Ovidio, Petrarca, la égloga vernácula, y otros muchos elementos. Seha discutido ampliamente a qué genero pertenece, cuestión que yo considero como sindemasiado sentido, debido a su carácter sui generis, una forma muy original de poesíadramática. Poliziano es un poeta diestro tanto en latín como en italiano, y en este caso élacierta en crear un extraordinario pastiche entre las dos, en una brillante ilustración de suconcepción artística de la docta varietas. El objeto de este artículo es determinar y des-cribir los diversos registros de la dicción y el estilo que hacen la pieza tan atractiva.

Palabras clave: fábula; contaminatio; poesía dramática.

Summary. Poliziano’s Fabula di Orfeo is a unique example of the transformations of theclassical tradition. It is an amalgam or contaminatio, principally of Virgil and Ovid, Pe-trarch, vernacular rustic eclogue, and numerous other elements. There has been much dis-cussion concerning what genre it belongs to, which I consider rather pointless, for it is suigeneris, a very original form of dramatic poetry. Poliziano is a skilled poet in both Latinand Italian, and he succeeds here in creating a marvelous pastiche of the two in a brilliantillustration of his artistic creed of docta varietas. The aim of the paper is to record anddescribe the various registers of diction and style that make the piece so engaging.

Key words: fabula; contaminatio; dramatic poetry.

Page 122: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

lodi d’Angelo Poliziano anche questa dell’aver fatto secolare il teatro.» 1 Duringthe second half of the Quattrocento, in the Tuscan area especially, the sacrarappresentazione held the stage. It had developed from the early lauda into a li-terary genre in its own right, characterized by elaborate scenic effects and ele-vated diction, with a corresponding diminution in spontaneity and passion 2. Pa-gan themes were relegated to pageants, scenographic presentations, and tableauxvivants that were performed in the palaces of the rich on the occasion of wed-dings or betrothals or to celebrate the arrival of visiting dignitaries. It was forsuch a festive occasion, according to the most commonly accepted opinion, thatPoliziano composed his entertainment: a double fidanzamento, that of ClaraGonzaga, daughter of Marchese Federico Gonzaga, with Gilbert de Montpen-sier, and, of more political importance, the betrothal of Isabella d’Este to thefirst-born of the Marchese, Francesco. The play was commissioned by CardinalFrancesco Gonzaga, as we learn from a prefatory letter to the first printed edi-tion addressed to Carlo Canale, a courtier of the Cardinal 3.

Although the exact date is much disputed, it is now generally accepted thatthe play was written some time during or after carnival in the year 1480 4. An-tonia Tissoni Benvenuti, who has produced an excellent critical edition of theplay 5, argues for a much earlier date, but none of her arguments are entirelyconclusive, and to assign this extremely polished, even virtuosic composition tothe very early years of the writer seems quite implausible 6. The year 1480 ac-

122 Charles Fantazzi

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 121-136

1 Le stanze, l’Orfeo e le rime di Messer Angelo Ambrogini Poliziano, ed. Giosuè Carducci (Firenze:Barbéra, 1863), p. lxiii.

2 On the sacra rappresentazione cf. LUIGI BANFI, Sacre rappresentazioni del Quattrocento (Torino:UTET, 1968); Teatro e culture della rappresentazione: lo spettacolo in Italia nel Quattrocento ed. Rai-mondo Guarini (Bologna: Il Mulino, 1988); NERIDA NEWBEGIN ed. Nuovo corpus di sacre rappresenta-zioni fiorentine (Bologna; Commissione per i testi di lingua, 1983).

3 The letter is contained in many of the manuscripts from Northern Italy and in the Bologna editioprinceps. In it Poliziano says simply that the work was composed «a requisizione del nostro reveren-dissimo Cardinale Mantuano.» ANTONIA TISSONI BENVENUTI, L’Orfeo del Poliziano (Padova: Antenore,1986), p. 136.

4 Cf. GIOVANNI BATTISTA PICOTTI, «Sulla data dell’Orfeo e delle Stanze di Agnolo Poliziano,» Ren-diconti della Reale Accademia dei Lincei, Classe di scienze morali, storiche e filosofiche, ser. V, xxiii(1914), 319-357. Also in Picotti, Ricerche umanistiche (Firenze: Nuova Italia, 1955), pp. 87-105.

5 ANTONIA TISSONI BENVENUTI, L’Orfeo del Poliziano. Her text is based on MS Riccardiana 2723, butshe also gives the text of the Bologna editio princeps of 1494, save for the correction of obvious errors,since it is that text which has been read up to the present day.

6 Ibid., pp. 58-70, and TISSONI BENVENUTI, «Il viaggio d’Isabella d’Este a Mantova nel giugno 1480e la datazione dell’Orfeo del Poliziano,» Giornale storico della letteratura italiana 158 (1981), 368-383.A great part of her argument hinges on the belief that a period of mourning of one year was required af-ter the death of Margherita, wife of the Marchese Federico Gonzaga, brother of Francesco. Vittore Bran-ca, commenting on the article mentioned above, says: «L’autrice dimostra che Isabella non era in gradoper ragioni di salute di intervenire a feste nel maggio-giugno 1480: e rilevando che per il decesso dellamarchesa Margherita non era probabile si tenessero feste grandiose e che il cardinal Francesco risiedevaufficialmente a Bologna, tende a negare che l’Orfeo possa essere rappresentato nel primo semestredell’80 a Mantova. Ma né l’uno né l’altro sono argomenti validi e decisivi: i lutti a corte non erano cosilunghi né escludevano rappresentazioni» VITTORE BRANCA, Poliziano e l’umanesimo della parola (To-rino: Einaudi, 1983), p. 70, n. 17. Another prominent Poliziano scholar similarly argues against Tis-

Page 123: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

cords well with the events in the life of Poliziano at this time. After the Pazziconspiracy and the continued machinations of Pope Sixtus IV against Florence,Lorenzo il Magnifico set out for Naples to form an alliance with the AragonKing Ferdinand I, who had formerly been an ally of the Pope. In the monthspreceding this journey, the Medici family had taken refuge in various villas,with Poliziano acting as the resident tutor of young Piero. During this periodClarice, Lorenzo’s rather shrewish wife, became very hostile to Poliziano,whom she accused of giving too much emphasis to the pagan classics in theeducation of her son. In the face of these adverse circumstances, Poliziano tra-velled to the courts of the North, to Emilia, Lombardy and Venice 7. VittoreBranca introduces the very reasonable thesis that in his associations with theVenetian aristocracy the Florentine exile must have assisted at the splendid myth-ological feasts that took place in the grandiose palazzi on the Grand Canal.These were the famous momarie, a Venetian word related to the English mum-mery, scenic moments from mythology enacted by mimes and masked figures,often accompanied by music 8. The very names fabula and festa, as the play isreferred to in the first didascalia, or stage direction, are related to the momarie,as are the choreographic and musical accompaniments.

Besides the problems of chronology there is also much controversy concer-ning the classification of this singular composition. It has been regarded as aprofane version of the sacra rappresentazione, retaining many elements of itssupposed model 9; in the manuscripts it is often described as a pastoral or a co-medy, and in a later rifacimento, in which more attention is paid to classical ca-nons of the theatre, it is given the Latin title, Orphaei tragedia. The author ofthe critical edition, Tissoni Benvenuti, would like to consider the play as aunique example of the old satyr drama that often accompanied the performanceof Greek tragedies 10. It is true, as she points out, that Poliziano makes reference

Poliziano´s Fabula di Orfeo 123

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 121-136

soni’s dating in his review of her edition: «[l’argomento] di maggior peso, che cioè il periodo in cui il Po-liziano fu a Mantova (e in cui avrebbe scritto l’Orfeo) rientri nell’anno di lutto per la morte di Marghe-rita Gonzaga, non sembra decisivo, poiché la fabula è d’intonazione prevalentemente tragica e quindi taleda poter essere rappresentata in un anno di lutto.» EMILIO BIGI, Giornale storico della letteratura italiana165 (1988), p. 466.

7 A letter from Poliziano to Lorenzo of many years later, 19 March 1490, documents this troubled pe-riod: «Repulsus a te etiam cum ignominia, Laurenti, dicebar: quid facerem istic a tua non solum domosed etiam familiaritate praesidio eiectus cum tu praesertim peregre esses, neque quidquam iam esset inquo tibi meum officium praestare possem? Statui mihi ergo ab istorum oculis paulisper aliquo conce-dendum Aemiliamque et Cisalpinae Galliae ac Venetiae oram animi causa peragravi Mantuaeque plu-rimum fui.»

8 BRANCA, op. cit., p. 57.9 One of the chief advocates of this thesis is Mario Martelli, who writes: «La Fabula di Orfeo, infatti,

nonostante il parere contrario di alcuni studiosi, io non saprei vedere altrimenti che come specularmen-te collegata alla sacra rappresentazione e come risposta classicheggiante e profana–ma portatrice di unmessaggio religioso–alla riforma teatrale perseguita, in accordo con Sant’Antonino Pierozzi, dal Belca-ri.» MARIO MARTELLI, Angelo Poliziano. Storia e metastoria (Lecce: Conte editore, 1995), pp. 93-94. Theauthor goes so far as to compare Orpheus’ descent to the underground with Christ’s descent into Limbo!

10 TISSONI BENVENUTI, op. cit., chapter V, pp. 89-103.

Page 124: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

to this genre in several places in his works, especially in his university courseon the Sylvae of Statius and more systematically in chapter 28 of the CenturiaSecunda of the Miscellaneae. In the latter work he clearly defines the genre asintermediate between tragedy and comedy and describes it as having rusticgods. He is indebted to Horace’s description of the satyr play at Ars poetica,220-50, where the Roman poet gives precepts of style for this type of spectacle.Poliziano makes explicit reference, for the first time, it seems, to Euripides Cy-clops as the only satyr play to have come down to us. This is still not to say, ho-wever, that Poliziano decided to produce his own satyr drama. There are manyaspects of the play that would militate against such a theory. It seems to me thatif Poliziano wished to resurrect the ancient form he would have used satyrs andnot mere shepherds. Tissoni gives Euripides’ Cyclops as a precedent but it issimply fortuitous that in this one surviving satyr play the protagonist happens tobe a shepherd, albeit a rather unusual one. In place of minor rustic deities the-re are the rulers of the underworld, Pluto and Proserpina, and the Furies. Anot-her missing element is the prescribed happy ending. We surely cannot consider,as she does, that the Bacchic revel at the end celebrating the dismemberment ofthe hero constitutes a true lieto fine. The scene of the drunken Bacchantesmay owe something to the scene of drunkenness in Euripides’ Cyclops, but Idon’t think it cancels out the gruesome sparagmos that immediately precededit. Over and above all these differences there are stylistic considerations. Horacestipulates a middle style, somewhere between low and elevated, for the satyrdrama. What we have in Poliziano’s play is a mixture of styles, a plurilingua-lism that ranges from excerpts in Latin to frequent echoes of Petrarchan lan-guage, to the style of popular poetry and the sporadic use of dialect, in a word,the docta varietas or learned pastiche of various styles that is his guiding ar-tistic principle.

In the end it is useless to attempt to assign this work to any one establishedcategory. A more genial and apposite approach, in my opinion, is to regard thepoem as an original amalgam of poetry and music, «alternanza di declamazionepuramente verbale e canto», which is the view of Nino Pirrotta, a noted Sicilianmusicologist, who taught for some time at Harvard 11. He agrees with the as-sessment of Romain Rolland, novelist, playwright and music critic, who des-cribed the Orfeo as «l’opéra avant l’opéra.» 12 It is no coincidence that the firstwriters of Italian opera, Jacopo Peri, Giulio Caccini, and Claudio Monteverdi,also chose Orpheus as their theme. There are many similarities to be found be-tween the recitar cantando of these early operas and the many lyric monologuesof Poliziano’s play. In the didascalie given in the manuscripts and in the firstpublished edition, there is frequent mention of singing and musical accompa-niment both for Aristaeus, the first shepherd to appear on the scene, and forOrpheus.

124 Charles Fantazzi

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 121-136

11 NINO PIRROTTA, Li due Orfei (Torino: Einaudi, 1975), p. 22.12 ROMAIN ROLLAND, Musiciens d’autrefois (Paris: Hachette, 1927), p. 21.

Page 125: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

The heterogeneous character of Poliziano’s fabula is also reflected in itsvery free structure, which resembles not so much a dramatic presentation as thepanels of a frieze, as in those very lacunaria, or sunken panel ceiling, of the fa-mous Camera degli Sposi in Mantova designed by Mantegna in 1474, in whichthe myth of Orpheus is also depicted 13. One scene blends into another with nocontinuity. There is hardly any action, but brusque changes of poetic meter serveto effect sudden changes of register, as the scene shifts from an opening pasto-ral scene, to a woodland, to the precincts of the classical underworld.

The play opens with a prologue spoken by the god Mercury. Such a presen-tation by a deity has good classical precedent. There is no need to trace it to theangelic prologue of the sacra rappresentazione except that it may be meant asparody. The god rehearses the plot in a very terse summary, but not withoutsome implicit commentary on the action. The theme of excessive love, whichwill be Orpheus’ downfall, is prefigured in the story of another demi-god,Aristaeus, son of Apollo and the nymph, Cyrene. In Virgil’s telling of the tale,and nowhere else in ancient literature, it is he who causes Eurydice’s death. Thisis an integral part of the story in Virgil’s version. Both male figures are culturalheroes, Aristaeus in the sphere of agriculture, especially bee-keeping, whileOrpheus symbolizes the civilizing force of poetry and music 14. Poliziano showshis fidelity to the master, as it were, by retaining this incident and portrayingAristaeus as a simple shepherd, not as a deity. Mercury’s words describingEurydice fleeing from Aristaeus along the water’s edge, «fuggendo lei vicinoall’ acque» (7) 15 closely reproduces a line from Virgil; «Illa quidem dum te fu-geret per flumina praeceps.» (Georg. IV, 457). To express the sentiments oflove and passion Poliziano draws on the vernacular tradition. Aristaeus’ love ischaracterized as sfrenato ardore, a direct reminiscence of Petrarch’s sfrenato ar-dire (Canzoniere XXIII, 143), with the substitution of a noun for a verb for thesake of the rhyme with amore, but retaining the original rhythmic position of thephrase, a convention observed in such poetic borrowings. There is also a deli-berate echo of Ovid’s «effreno captus amore» (Met IV, 465) in this blend ofclassical and vernacular sources. To describe Orpheus’ cruel destiny the poet re-sorts to a Petrarchan phrase, «suo caso acerbo e reo» (Canzoniere CLXXII, 9).Recounting Orpheus’ fatal turning around Poliziano uses the humble adjectivepoverel of his protagonist instead of Virgil’s grave miserabilis in accordancewith the lower style he has elected. In conclusion, Mercury informs the audienceof Orpheus’ resolve to shun the company of women and his subsequent venge-ful murder by women, an element of both Virgil’s and Ovid’s narration, butthere is no specific mention in the prologue of Orpheus as the initiator of ho-mosexual love, as at the end of the play.

From this rather solemn prologue spoken by a god, Poliziano suddenly sur-

Poliziano´s Fabula di Orfeo 125

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 121-136

13 PIRROTTA, op. cit., p. 7.14 Cf. GIAN BIAGIO CONTE, The Rhetoric of Imitation, trans. Charles Segal (Ithaca: Cornell University

Press, 1986), ch. 4, «Aristaeus, Orpheus and the Georgies,» pp. 130-140.15 The text of Orfeo is cited according to the edition of Tissoni Benvenuti.

Page 126: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

prises his audience with the advent of a cruel shepherd speaking a comic dialect,which would certainly have delighted the listeners. The didascalia calls the in-terloper a pastore schiavone, that is, an immigrant from Dalmatia, (whence thename Riva degli Schiavoni in Venice). Imitation of foreign accents and lin-guistic distortions, or storpiature, have always been a rich source of stage hu-mor. The foreign shepherd announces to the audience:

State tenta, bragata! Bono argurio,ché di cievol in terra vien Marcurio. (15-16)

Tenta for attenta, bragata for brigata, argurio for augurio, Marcurio forMercurio and the strange cievol for cielo provide a vivid dialectal coloring.

For his dramatization of the Orpheus tale Poliziano invents a pastoral am-bience peopled by shepherds engaged in the conventional rustic conversationsand competitive singing that characterize the poems of Theocritus and Virgil.This was particularly suited to the Mantova setting, where the spirit of Virgilwas ever present. It was also a genre with which Poliziano was familiar from hisfellow poets in Florence. Bernardo Pulci had translated Virgil’s Eclogues intoItalian terza rima and Girolamo Benivieni had experimented in this genre, not tospeak of the numerous eclogues of several Sienese poets later collected in theBucoliche elegantissimamente composte di vari autori (Florence: Miscomini,1482). He signals the change to a pastoral setting by passing from the initial ot-tave to the terzine typical of the vernacular eclogues. In this bucolic cadre Po-liziano chooses to imitate the Third Eclogue of the rather obscure poet, Cal-purnius, a slavish imitator of Virgil who lived at the time of Nero. One wonderswhy Poliziano should have done this. For several reasons, I believe: to displayhis erudition and indulge his interest in minor writers, to create a rather lowlystyle from this episode in contrast to what would follow, and perhaps to avoiddirect emulation of Virgil in this genre. The simple dialogue between an oldershepherd, Mopsus, and the younger Aristaeus centers around a lost calf. Athird shepherd, Thyrsis, servant of Aristaeus, is sent off to retrieve the calf,exactly as in Calpurnius. Aristaeus then tells his fellow shepherd of the beauti-ful nymph he saw, «più bella che Diana,» together with her young lover. In hisaccount Aristaeus makes no mention of pursuing her, but merely tells of his for-lorn state, his tears and sleepless nights. Mopsus responds that he should ex-tinguish the flames of love quickly before it is too late: «rimedia tosto or ch’l ri-medio giova» (40) The source of these words of wisdom is Ovid’s famousprecept in the Remedia amoris: «Principiis obsta» (91), as Mopsus’ figura ety-mologica plainly shows. The whole scene is filled with various topoi of the bu-colic genre, done in a very simple, unaffected style in loose imitation of Cal-purnius and filled with proverbial expressions of popular wisdom.

This exchange ushers in a solo canzona of Aristaeus, in ballad form, with atwo line ritornello, or refrain, which Poliziano also uses in his Rime. The mo-dels are Theocritus and Virgil principally, the love song of Polyphemus to Ga-

126 Charles Fantazzi

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 121-136

Page 127: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

latea (Idyll XI) in the Hellenistic poet and that of Corydon to Alexis (Eclo-gue II) in Virgil. It is an apostrophe addressed to nature, to the care selve, towhich lovers often address their plaints, as in other pastoral poems of the period,such as Leon Battista Alberti’s Mirtia or Pietro de Jennaro’s Egloghe, and laterin the arias of baroque opera:

Udite, selve, mie dolce parolepoichè la nympha mia udir non vuole. (54-55)

The theme of this lovely composition is the fleetingness of beauty and youth,as found in the late Latin poem De rosis nascentibus (for which Polizianowrote a commentary), much admired in the Renaissance, source also of Loren-zo de Medici’s famous ballad, «Quant’ è bella giovinezza.»

Mopsus counters with a polite gratulatio on Aristaeus’ performance, again atopos of the pastoral, comparing his fellow shepherd’s singing to the pleasantmurmur of a rushing stream leaping down from the rocks: «delle fresche acqueche d’un sasso piombano.» (89). The source is a memorable passage from Vir-gil’s Fifth Eclogue: «quale per aestum / dulcis aquae saliente sitim restinguererivo.» (Ecl. V, 46). In the same verse Poliziano pays homage to his fellowpoet from the Medici brigata, Girolamo Benivieni, who had written an almostidentical line: «dell’ acque, che dagli alti sassi piombano.» (Ecloga II, 154-155).The rime scheme, rima sdrucciola, with accent on the third-last syllable, is cha-racteristic of the Tuscan vernacular eclogue tradition and has a certain comicflavor. Some of the vocabulary of this ottava of Mopsus is definitely of a lowerrustic style, more appropriate to prose than to verse. Sollazzevole is a word com-monly found in Boccaccio’s Decameron; cucciola («puppy») is definitely notpoetic currency, nor is the comic verb sdrucciolare to describe the shepherdThyrsis tumbling down the hill without the lost calf.

The first part of Thyrsis’ answer is framed in an even lower register, reflect-ing usages of Tuscan dialect, as in the Sienese collection. Poliziano purposelyuses crude rhymes from some rather gross episodes in the Inferno: epa (an unu-sual word for «belly» and crepa (Inf. XXX, 119-121), found also with thesame rime in Brunetto Latini’s Tesoretto, V. 2838. From Dante also are therimes mozzo and cozzo (Inf. IX, 95-9). Typical of Tuscan rustic speech are theshortened participles, mozzo for mozzato, pieno for pienato or riempito and thepreponderant use of pleonastic personal pronouns. On the other hand, whenThyrsis turns to the description of Eurydice, the language becomes almost acento of Poliziano’s own lines in his famous Stanze per la giostra delineatingthe beauty of Simonetta (I, 43-52):

Ma io ho vista una gentil donzellache va cogliendo fiori intorno al monte.I’ non credo che Vener sia più bella,più dolce in acto o più superba in fronte. (104-7)

Poliziano´s Fabula di Orfeo 127

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 121-136

Page 128: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

The poet is careful, however, in this borrowing, not to transcend the morehumble style that he has reserved for the pastoral episode.

The dialogue continues in a few more amoebean exchanges, which lead intoa wholly new scene. The audience is suddenly transported to another woodlandscene, in which Aristaeus is in hot pursuit of the fair maiden Eurydice. The ar-chetype for this ninfa fuggente theme is the opening story of Ovid’s Meta-morphoses, that of Daphne and Apollo. The god invokes her with these words:«Nympha, precor, Penei, mane, non insequor hostis.» (Met. I, 504). Aristaeussings in like vein, but in a more simple style:

Non mi fuggir, donzella,ch’i’ ti son tanto amicoe che più t’amo che la vita e `l core. (128-30)

In some manuscripts of the play that circulated in the North of Italy and in theeditio princeps of Bologna there is an insert here of a fifty-two-line Sapphicode in Latin 16. Tissoni Benvenuti considers it an addition meant for a later per-formance, in homage to the Cardinal, whom it eulogizes. It seems indubitably tobe from the hand of Poliziano although it may have been written earlier andshows some indebtedness to a Sapphic ode composed on a similar occasion byMartino Filetico, a Roman humanist, for Cardinal Riario 17. Whatever the case,this mixing of Latin and vernacular is certainly not foreign to Poliziano’s usualpractice, and perhaps the singing of a Latin ode to the accompaniment of a lyre atthis part of the dramatic action, just before the entrance of Orpheus, might suggestthe superiority of Latin verse to the more humble frottola that Artistaeus just sangto the sound of his pipe. In actual performance it seems that the recitation of theode was reduced to only the first two stanzas, which I shall quote in order to givean example of Poliziano’s facile technique in the composition of Latin verse:

O meos longum modulata lususquos amor primam docuit iuventam,flecte nunc mecum numeros novumquedic, lyra, carmen:

non quod hirsutos agat huc leones;sed quod et frontem domini serenet,et levet curas, penitusque doctasmulceat aures.

128 Charles Fantazzi

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 121-136

16 The ode was sung by Bacio Ugolino, a friend of Poliziano and a servant of Gonzaga, who hadplayed the part of Orfeo in the banquet sponsored by Cardinal Riario for Eleanora d’Aragona in 1473 onher way to Ferrara. Cf. Storia della civiltà letteraria italiana, vol. II. Umanesimo e rinascimento, ed. Ri-naldo Rinaldi (Torino: UTET, 1990), p. 555.

17 The ode of Filetico is contained in codex Corsinianus 582, in which there are also some youthfulpoems of Poliziano, all in the hand of Tommaso Baldinotti, a good friend of Poliziano. There are alsosome similarities to another eulogistic poem in Phalecean hendecasyllables written by the young Poli-ziano to Cardinal Nicolò Piacentini, extant only in ms. Vat. Lat. 2836 and edited by ISIDORO DEL LUNGO,Florentia. Uomini e cose del Quattrocento (Firenze: Barbèra, 1897), p. 342.

Page 129: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

As the ode continues, elaborate praise is bestowed upon the noble line of theGonzaga family and the city of Mantova.

A shepherd now bursts upon the scene to announce the death of Eurydice bythe bite of a serpent as she fled the amorous quest of Aristaeus. Then Orpheusappears, and in what one might almost call an aria, he bids his disconsolate lyreto join in his lament: «Dunque piangiamo, o sconsolata lira» (149). Virgil de-scribed Orpheus’ grief in a beautiful simile about the nightingale (philomela),which, deprived of its young by a heartless ploughman, fills the air with its plain-tive cries (Georg. IV, 511-513). Poliziano again does not attempt to emulate theRoman poet, but merely alludes to the Virgilian passage, «e Philomela ceda alnostro pianto.» (152) He borrows, instead, part of an apostrophe from Terence’sAdelphi. In this case we are certain of the source, for Poliziano wrote the versefrom Terence in his own incunabulum of Virgil’s work 18, following an earlycommentator of Virgil, Macrobius, who cited these very verses at this point. «Ocielo, o terra, o mare!» (153) is a direct translation of Terence (Adelphi 790), butPoliziano deftly adds, to complete the line, «o sorte dira,» with a fine Latinism.The last line of this stanza, «sanza te non convien ch’ in vita stia,» (156) will be-come famous in the beautiful aria in Gluck’s opera, «Che farò senza Euridice.»

Orpheus resolves to go down to the tartaree porte to attempt to obtain mercyfrom the infernal spirits in his pathetic plea:

Pietà! Pietà! del misero amatorepietà vi prenda, o spiriti infernali. (165-166)

The figure of anaphora is used with great effect. Pluto wonders who it is thathas caused a suspension of the perpetual torments of the classical transgressors:Ixion’s wheel is still, Sisyphus is seated upon his rock, the Danaids stand withempty jugs, the waters no longer recede from the lips of Tantalus, Cerberus ismesmerized by the visitor’s song and the Furies are placated. Poliziano’s de-scription is a combination of bits and pieces not only from Virgil and Ovid butClaudian and perhaps even Boethius’Carmen in Book III of the Consolatio phi-losophiae, a superb example of his synthesizing technique. While Virgil hademphasized the terror and inexorability of the underworld, Ovid, in his usualmanner, is more fanciful and inventive. Poliziano adheres more closely to theVirgilian model, but he gives even more emphasis to the transfixed state of Ha-des effected by Orpheus’ song.

The next five octaves might well be regarded as the center piece of the play.The model is the speech that Ovid devises for Orpheus before the ruler of Ha-des. (Met. X, 17-39) Virgil includes no such speech in his dramatization of thescene. It would have been contrary to his sense of religio, which dictates thatOrpheus in his love-induced furor is trespassing against inviolable laws. Ovid,

Poliziano´s Fabula di Orfeo 129

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 121-136

18 This is the Opera omnia printed in Rome by Sweynheym and Pannartz in 1471, now in the Bi-bliothèque Nationale in Paris, Inc. Rés. gr. Yc. 236.

Page 130: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

the rhetorical poet par excellence, relishes the opportunity to construct a clas-sical peroration, which Poliziano imitates but with an emphasis and rhetoric allhis own. He echoes Ovid’s opening invocation, «O positi sub terra numinamundi / in quem recidimus, quidquid mortale creamur» (Met. X, 17-18). Poli-ziano writes: «O regnator di tutte quelle genti / che han perduto la superna luce»(189-190). There is a clear reminiscence here too of Dante’s famous line «legenti dolorose c’hanno perduto il ben de l’intelletto» (Inf. III, 17-18), Orpheuspleads that he has made this journey not to chain Cerberus (as did Hercules inone of his labors), but solely for the sake of his spouse:

non per Cerber legar fei questa via,ma solamente per la donna mia. (194-5)

Ovid’s lines are much more rhetorical:

Non huc ut opaca videremTartara descendi, nec uti villosa colubristerna medusaei vincirem guttura monstri,causa viae coniunx (Met. X, 20-23)

Orpheus then cleverly appeals to the infernal deities with an allusion to theirown ill-fated love, of Pluto’s abduction of Proserpina as she was gatheringflowers in the meadow. In Ovid’s version the reference is made rather ob-liquely: «Famaque si veteris non est mentita rapinae / vos quoque iunxit Amor»(Met. X 28-9). Poliziano’s Orpheus is more direct:

se la vecchia rapina a mente havete,Euridice mie bella mi rendete. (203-204)

The next passage is an instructive example of Poliziano’s marvelous ability toturn Latin verse into vernacular poetry. In this case his lines are an amplificatioof Ovid’s. I shall quote both in turn:

Omnia debentur vobis paulumque moratiserius aut citius sedem properamus ad unam.Tendimus huc omnes, haec est domus ultima vosquehumani generis longissima regna tenetis. (Met. X, 32-5)

Ogni cosa nel fine a voi ritorna,ogni cosa mortale a voi ricade:quanto cerchia la luna con suo cornaconvien ch’arrivi alle vostre contrade.Chi più chi men tra’superi soggiorna,ognun convien ch’arrivi a queste strade;quest’è de’nostri passi extremo segno,poi tenete di noi più longo regno. (205-12)

130 Charles Fantazzi

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 121-136

Page 131: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Superi is a rare Latinism and the last line is a fine calco of Ovid’s concludingverse.

Orpheus argues that Eurydice will be theirs when her time comes. It is uselessto pluck the fruit before it matures. In this part of the speech Poliziano refash-ions lines from Tibullus, Virgil and Ovid. Orpheus culminates his appeal with«i’non vel cheggio in don, quest’ è prestanza» (220), a direct imitation ofOvid’s «pro munere poscimus usum» (Met. X, 37). The closing of the speech isvery close in both poets. Ovid ends with a peremptory:

Quod si fata negant veniam pro coniuge, certum estnolle redire mihi; leto gaudete duorum. (Met. X, 38-9)

Poliziano’s version is milder and lacks the Ovidian sarcasm:

E se pur me la neighi iniqua sorte,io non vo’ su tornar, ma chieggio morte. (227-228)

In Virgil, as there is no appeal by Orpheus, so there is no infernal interlocutor.We are told indirectly that Proserpina was moved by Orpheus’ prayer and con-vinced her spouse to show mercy and that Eurydice’s release was granted withthe stipulated condition. Poliziano achieves a more dramatic effect in havingboth gods speak, a device not found in the classical sources. Proserpina ex-presses her disbelief that pity would ever enter their realm and that death itselfcould be moved to pity. She begs her consort in a touching tricolon that he yieldto the suppliant who has won his case through song, through love, and just en-treaty:

pel canto, pell’ amor, pe’ iusti prieghi. (236)

Once again the dramatic segment ends in a genial couplet, spoken by Pluto:

I’ son contento che a sí dolce plectros’inchini la potenza del mio sceptro. (243-244)

The didascalia at this point indicates that Orfeo should sing some joyfulverses as he issues from the underworld, which was supposedly left up to the ac-tor. The North Italian MSS and the Bologna edition print two distichs in Latinfashioned out of Ovidian material. I tend to agree with Tissoni Benvenuti thatthese verses do not seem worthy of the pen of Poliziano and may have been in-serted by someone charged with the later performance of the play.

The action now moves very quickly. Orpheus fatally turns around and a cryfrom Eurydice (perhaps off stage) announces that all is lost. In Virgil’s narrationof this culminating moment we have a momentary glimpse of the silent pair asthey proceed to the upper air, but in Poliziano’s adaptation there is no prepara-

Poliziano´s Fabula di Orfeo 131

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 121-136

Page 132: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

tion for the tragic turn of events. It is a striking coup de théâtre. The Virgilianpassage is justly famous:

‘Quis et me’ inquit, `miseram et te perdidit, Orpheu,quis tantus furor? en iterum crudelia retrofata vocant conditque natantia lumina somnus.Iamque vale: feror ingenti circumdata nocteinvalidasque tibi tendens, heu non tua, palmas. (Georg. IV, 494-8)

Poliziano recaptures the beautiful pathos of Virgil’s lines in briefer compass:

Oimé, che ‘l troppo amoren’ha disfatti ambendua.Ecco ch’i’ ti son tolta a gran furore,né sono hormai più tua.Ben tendo a te le braccia, ma non vale,ché ‘ndrieto son tirata. Orpheo mie, vale!» (245-250)

Ovid shows rather more sympathy for Orpheus. Eurydice makes no reproach,but seems to give tacit forgiveness, and Ovid casually remarks, «Quid enim nisise quereretur amatam» (Met. X, 60). He seems purposely to circumvent the pa-thetic details of the story. No words are exchanged between them. In Polizianotoo, the blame is attenuated but the feeling is unmistakably Virgilian. Or-pheus’ fate is represented as a condign punishment for his uncontrolled passion.Undaunted, Orpheus wishes to return once more «alla plutonia corte» (calco of«domus . . . Plutonia», Horace Carm. I, 4, 17) but a Fury blocks his path (inOvid it is the ferryman Charon, as in later operas).

At this pivotal point of the story Poliziano renounces the Virgilian model,presumably since it would not lend itself very well to staging. Virgil moves hereinto the eerie realms of primitive myth, recounting how Eurydice’s cold corpseglided over the Styx and how Orpheus wept for seven months in the wildernessof Thrace. So great was his grief that no thought of love could touch his heart,no bridal song: («Nulla Venus, non ulli animum flexere hymenaei» Georg.IV, 516). For this the Thracian women, thinking themselves scorned by this de-votion to the dead, rend him limb from limb in ritual punishment. Virgil thenadds a gruesome, almost surrealistic ending: the singer’s head, severed from hismarbled neck, floated down the Hebrus river, still calling upon the name ofEurydice, and the river banks echoed across the flood «Eurydice.» Polizianodoes not aspire to such lofty strains but assigns a rather verbose monologue ofthirty-two verses to Orpheus, a lengthy amplification of only seven verses ofOvid. Ovid further specifies Virgil’s nulla Venus «(omnemque refugerat Orp-heus / femineam Venerem» Met. X, 79-80), and gives a more rationalistic ap-proach to the myth, relating that many women desired Orpheus and were ag-grieved at their repulse. Thus it was that the Thracian bard first introduced thelove of young boys among men:

132 Charles Fantazzi

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 121-136

Page 133: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Ille etiam Thracum populis fuit auctor amoremin teneros transferre mares, citraque iuventamaetatis breve ver et primos carpere flores (Met. X. 83-5)

Poliziano takes up this theme and has Orpheus sing in language that explicitlyrealls Ovid:

Da qui innanzi vo’ cor e’ fior novelli,la primavera del sexo migliore (269-270)

This variant of the Orpheus myth is found previously only in a fragment of thethird century B.C. Greek poet, Phanocles, from a work called ’ Erwteı h‘ kaloiv.It is contained in a collection of excerpts from Greek literature made by Stoba-eus 19, a copy of which existed in the Medici Library. Significantly, Poliziano quo-tes this unique fragment in the margin of his copy of Ovid next to this passage 20.The next ottava, of explicit misogynist content, is taken word for word from thebeginning of the Stanze per la giostra (I, 14), where the young Julio, who repre-sents Giuliano de’ Medici, expresses his contempt for the lures of Venus. Itmight almost seem to be an interpolation if it were not fully corroborated by thetextual tradition. The new context of these lines accords more with the Ovidianmodel in its linking the themes of homosexuality and misogyny. Poliziano perhapsthought that his Mantuan audience would not be familiar with his earlier compo-sition and, as was his wont, did not hesitate to transpose his own poetic lines intoa new context. The Ovidian influence continues in the next stanza with an allusionto two examples of ephebic love, that of Zeus and Ganymede, and Apollo andHyacinth, which Ovid has Orpheus himself narrate in his despondency togetherwith many other tales before the Maenads come upon him (Met. X, 155-219).

As Orpheus sings his last verse: «e ciascun fugga el feminil consorzio»(292), a wild Bacchante appears and points him out to her companions: «Eccoquel che l’amor nostro disprezza.» (293) The source once again is Ovid, «en hicest nostri contemptor,» (Met. XI, 7). In the mad scene that follows, the ritualsparagmos or dismemberment, Poliziano borrows details from Euripides’ Bac-chae, including the cry euoè, which occurs here for the first time in Italian. Asin Euripides, one of the Bacchantes returns, carrying aloft Orpheus’ head anddescribes their heinous deed. At this point the tragic tone suddenly modulatesinto the riotous cries of a canto carnascialesco, sung by a chorus of Bacchantes.The rhythm is a fast-moving line of eight syllables, with frequent rima tronca ofseven. The frenetic quality of the rhythm gains in momentum by the alternationof various voices. It begins boisterously.

Poliziano´s Fabula di Orfeo 133

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 121-136

19 The Phanocles fragment may also be read in J. U. POWELL, Collectanea Alexandrina (Oxford: Cla-rendon Press, 1923), pp. 106-7.

20 His incunabulum of Ovid’s work was the Opera omnia printed by Stefano Corallo (Parma, 1477),now in Oxford, Bodleian Auct. P.ii.2. Descriptions of both this and the Rome incunabulum are given byALESSANDRO PEROSA, Mostra del Poliziano nella Biblioteca Medicea Laurenziana. Manoscritti, librirari, autografi e documenti. Catalogo. (Firenze: Sansoni, 1955), pp. 29-30.

Page 134: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Ognun segua, Bacco, te!Bacco, Bacco, euoè! (309-10)

The language becomes very popolaresco, as in Poliziano’s own rispetti, thecarnival songs of Lorenzo de’ Medici or the rustic rhythms of Luca Pulci. Thestanzas are sprinkled with numerous lewd double entendres playing on the sex-ual connotations of words connected with drinking, such as pevere meaning afunnel in the North Italian dialect (but here with an anatomical signification),riming with the Tuscan dialectal form bevere, and fare fiacco in the sense offare baccano, appositely echoing the name of Bacco. The structure is asyndeticwithout connectives or grammatical subordination. The sdrucciolo rhythm, pe-vere–bevere alternates with truncated rhythms, as in «e ‘l cervello a spasso va.Ognun corra ‘Za e lá.» (322-33) «Za e in lá.» is pure Venetian dialect and thereare many Northern forms of the personal pronouns, mi (a subject) and ti, for ioand te, which surely would have delighted his Northern audience.

Thus the play ends in general merriment, suitable for the carnival season. Al-though the published version did not appear until 1494, since Poliziano neverauthorized the publication of his vernacular works, the Orfeo circulated in ma-nuscript and, as is in the case with dramatical texts, underwent various modifi-cations in performance. Among these is a version that bears a Latin title, Orpheitragoedia, divided into the canonical five acts, also with Latin titles 21. The se-cond act is entirely new with the addition of a chorus of Dryads and prepara-tions for the funeral of Eurydice, which could have provided the occasion fordance or pantomime. The chorus was probably inspired by a scene from the Vir-gilian setting: «At chorus aequalis Dryadum clamore supremos / impleruntmontes» (Georg. IV, 460-1). Latin is used in the various didascalie and the lastfarewell of Eurydice is also in Latin: «Orpheu mi, vale.» (Georg. IV, 106)Another interesting insertion is a series of verses taken from the Praefatio to thesecond book of Claudian’s De raptu Proserpinae that are spoken by Orpheus.The tone and the language are more in the tragic register and all the comic ele-ments are suppressed. It is not the work of Poliziano but a rifacimento withmore tragic intent, which may well have appealed to the courts of the North es-pecially Ferrara, where classical plays formed part of lavish spectacles with in-termezzi between the acts. It was discovered in 1776 by the Reverend FatherIreneo Affò in the convent of Santo Spirito in Reggio Emilia, who did notdoubt for a moment that it was the authentic version of the play, and so it wasconsidered until comparatively recent times 22. Carducci was the first to question

134 Charles Fantazzi

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 121-136

21 The critical text was established by MARIA PIA MUSSINI SACCHI in Teatro del Quattrocento. Le cor-ti padane a cura di M.P.Mussini Sacchi e Antonia Tissoni Benvenuti (Torino: UTET, 1983), pp. 179-198.This is reprinted in Tissino’s edition of the Orfeo, pp. 187-209.

22 It was published as L’Orfeo / tragedia de Messer / Angelo Poliziano / tratta per la prima volta dadue vetusti codici ed alla / sua integrità e perfezione ridotta ed illustrata / dal Reverendo Padre IreneoAffò / di Busseto / Minor Osservante / Professore di Filosofia nelle Regie Scuole di Guastalla / e dato inluce / dal P. Luigi Antonia di Ravenna M.O. // In Venezia, MDCCLXXVI.

Page 135: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

its authenticity. In the light of recent research it seems clear that this play waswritten for courtly entertainments in Northern Italy. At one time it was thoughtto be the work of Antonio Tebaldeo, but it is now attributed to Matteo MariaBoiardo, author of the epic poem, Orlando innamorato. At any rate, this moremanneristic version of the tale is the work of a poet of no mean ability. Anotherlonger and more tedious version (1456 verses in terza rima), La favola di Orfeoe Aristeo, is more similar to the numerous pastoral - mythological plays thatproliferated during the last decade of the 15th century, a genre that owes much toPoliziano’s experiment 23. A century later the Euridice of Jacopo Peri, with li-bretto by Ottavio Rinuccini, performed in the Boboli gardens in Florence, andClaudio Monteveverdi’s great masterpiece Orfeo 24, dedicated to another Fran-ceso Gonzaga at the same court of Mantova, owe their inspiration to their Tus-can predecessor.

Even from such a cursory reading of this engaging little play it is evident thatit cannot be read in the void but rather in the presence of the whole literary tra-dition in which it stands, classical, medieval and humanistic. It is a genialsynthesis of classical and vernacular elements joined together by an adroit artecombinatoria, of which Poliziano was the unchallenged master. It does notsuffice merely to identify the sources but to see how the poet-philologist makesnew poetic currency of them 25, fusing them in new combinations, callidaeiuncturae, to use Horace’s dictum, with inventive spontaneity, in what onewriter has ventured to call a sort of «intertextual delirium.» 26 In the more poig-nant scenes of the drama Poliziano captures some of the pathos of Virgil whilein other episodes he gives his own imitation of Ovidian rhetoric, but without thecynical playfulness that characterizes Ovid’s treatment of the myth. Polizianoengages the ancient writers in a spirit of competition, filling in motifs thatwere only suggested or left entirely inexpressed in his models. The language isa rich hybridization of Latinisms, dialect, borrowings from Petrarch, Boccac-cio’s Ninfale fiesolano, Alberti’s pastoral poems, especially the Mirtia, andeven excerpts from his own Stanze per la giostra.

There is one school of critics emanating from Florence that favors reading thisplay in the rarefied light of Neo-Platonism, with rather forced allegorical inter-pretation, such as might be found in Cristoforo Landino’s commentary on Virgil.

Poliziano´s Fabula di Orfeo 135

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 121-136

23 Cf. ANTONIA TISSONI BENVENUTI, La fortuna teatrale dell’Orfeo del Poliziano e il teatro setten-trionale del Quattrocento in Culture regionali e letteratura nazionale (Bari: Adriatica, 1974), pp. 397-416.

24 It is interesting to note that in the libretto by Alessandro Striggio for Monteverdi’s opera the usualtragic ending is preserved, but in the staged version Orpheus is wafted up to heaven by Apollo to join hisbeloved Eurydice. Since Peri’s opera was performed for the wedding of Maria de’Medici with Henry IVof Navarre, a happy ending was also devised for his Euridice.

25 No one has expressed or illustrated this poetic technique with more acumen and linguistic sensi-tivity than Alessandro Perosa, who writes: «il quale [Poliziano] si serviva delle fonti classiche come dimateriale grezzo, cui attribuire-mediante suggestivi accostamenti-una nuova vita e una nuova funzionalitàpoetica.» Angeli Politiani Sylva in scabiem a cura di Alessandro Perosa (Roma: Edizioni di storia e let-teratura, 1954), p. 23.

26 POLIZIANO, Sylvae a cura di Francesco Bausi (Firenze: Olschki editore, 1996), p. xvii.

Page 136: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

In reality, Poliziano resisted the mystical-ascetic ambience of the Ficino circleeven from his youth and devoted himself to the rigorous humanistic study of lan-guage in all its diversity 27. It is true that at the end of his life, as is often men-tioned, he paid homage to his master, Ficino, in the coronis of the Prima Cen-turiata Miscellaneorum with an allegorical reference to the Orpheus myth:«cuius longe felicior quam Thracensis Orphei cithara veram (ni fallor) Eurydi-cen, hoc est amplissimi iudicii Platonicam sapientiam revocavit ab inferis» 28, butthere is nothing of this sublimity in the Fabula di Orfeo. This is not Orpheus theseer, the demiurge, the civilizer of mankind, but Orpheus the poet of love and oflove’s sufferings. Though colored by the flamboyance of his lecture style thewords of the Neapolitan critic, Francesco de Sanctis, heralding the triumph of se-cularism in the Renaissance, are nearer to the truth: «Dopo il lungo obblio dellanotte della seconda barbarie, Orpheo rinasce tra le feste della nuova civiltà,inaugurando il regno dell’ umanità, o per dir meglio, dell’umanesimo» 29. In thisunique courtly entertainment Poliziano retells a beautiful classical myth in aworld of pure imagination and illusion, which in his own words in the letter toCanale, was «piuttosto apta a dar melancholia che allegrezza» 30.

[email protected]

136 Charles Fantazzi

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 121-136

27 The great doyen of Italian Renaissance studies, Eugenio Garin, insisted on Poliziano’s detachmentfrom the Ficino school, as in this critical judgement: «impiantare cosi la considerazione della «poesia» edella «filologia,» significava per Poliziano staccarsi singolarmente anche da tutto quel clima platonico en-tro cui nascevano le ricostruzioni delle «teologie poetiche» di cui s’interessavano i famosi commenti delsuo maestro e poi collega, Cristoforo Landino.» EUGENIO GARIN, «L’ambiente del Poliziano» in Poli-ziano e il suo tempo (Firenze: Sansoni, 1957), p. 22.

28 Opera omnia a cura di IDA MAÏER (Torino: Bottega d’Erasmo, 1970), vol. I, p. 696.29 FRANCESCO DE SANCTIS, Storia della letteratura italiana a cura di Niccolò Gallo (Torino: Einaudi,

1966), vol. I, p. 407.30 TISSONI, Orfeo, p. 136.

Page 137: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 137-154

Los comienzos de la Filología Clásica en los Países Bajos están estrecha-mente ligados con el desarrollo casi explosivo de la Facultad de Artes de la

Juegos con LucilioLos Centones Luciliani de Ianus Dousa,

primicias de la Filología Clásica en Leiden

CHRIS L. HEESAKKERS

Universidad de Amsterdam y de Leiden

Resumen. El cultivo de la Filología Clásica en los Países Bajos, antes de la fundación dela Universidad de Leiden, se restringe a algunos profesores de las escuelas latinas. Elmás destacado fue Hadrianus Iunius, editor, entre otras actividades, de Nonio Marcelo.Su joven amigo Ianus Dousa tiene un papel esencial en la fundación y administración dela nueva universidad por atraer eruditos conocidos como Iustus Lipsius y IosephusScaliger. Entre sus autores latinos preferidos se encuentra Lucilio. Dousa estudia losfragmentos, intenta incrementar su número y agruparlos en centones, al tiempo que realiza numerosas conjeturas y enmiendas. Este estudio sienta las bases de la edición co-mentada de Lucilio por su hijo Franciscus (1597) y de todas las futuras ediciones.

Palabras clave: Lucilio; Dousa; Leiden.

Summary. The field of Classical Philology in the Northern Netherlands before the foun-dation of the University of Leiden belongs to a few individual teachers of the Latinschools. The most outstanding is Hadrianus Iunius, among other things editor of NoniusMarcellus. His young friend Ianus Dousa plays an essential part in the foundation andthe administration of the University, recruiting famous scholars such as Justus Lipsiusand Josephus Scaliger. Among Dousa’s favourite Latin authors we find Lucilius. He stu-dies his fragments, tries to increase their number and to combine them into centoes, meanwhile making lots of conjectures and emendations. His studies lay the base for hisson’s edition of the fragments (1597) and for all future editions.

Key words: Lucilius; Dousa; Leiden.

Page 138: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Universidad de Leiden después de su fundación, avanzado ya el siglo XVI. En-tre las personalidades de la época se encuentran Iustus Lipsius, el cual enseñaen Leiden desde 1578 hasta 1591, y Iosephus Scaliger, profesor allí desde1593 hasta su muerte en 1609. Uno y otro dan en poco tiempo un enormeprestigio a la nueva institución y atraen cada año más estudiantes a la peque-ña ciudad holandesa.

Sin embargo, eso no significa que la nueva universidad fuera una creatio exnihilo. Por el contrario, en el período anterior hubo filólogos beneméritos a loscuales sólo faltaba la infraestructura para rodearse de discípulos y garantizar lacontinuación de sus trabajos. Entre ellos hay dos eruditos, quienes, por decirloasí, forman la conexión entre el cultivo individual de la filología y la posteriorescuela filológica de Leiden. El primero es Hadrianus Iunius, alumno de Lo-vaina y Bolonia, un filólogo polifacético con un interés especial por la lexico-grafía y editor de Nonio Marcelo; el otro es Ianus Dousa, poeta y latinista, conuna predilección por la obra de Plauto y de los líricos romanos, y que se ocupóde la edición de los fragmentos de Lucilio 1. Iunius fue designado profesor, peromurió en julio de 1575, antes del comienzo de los primeros cursos. Dousanunca llegó a ser profesor, pero sin su labor Leiden quizá nunca se hubiera con-vertido en sede universitaria. Salva reverentia se podría decir que Iunius vió latierra prometida sólo a distancia, y Dousa ha introducido las musas en su nuevasede, Athenae Batavae. Los dos han allanado el camino para el ejercicio profe-sional y estructurado de la Filología Clásica en Holanda.

138 Chris L. Heesakkers

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 137-154

1 La ediciones de referencia citadas son éstas:

– Nonii Marcelli De proprietate sermonum. Iam demum innumeris locis restitutus, multis locu-pletatus, ope vetustissimorum codicum et industria Hadriani Iunii Medici, Amberes 1565; re-ferencias: número de la página seguido por HI.

– IOSIAS MERCERUS, Nonii Marcelli compendiosa doctrina de proprietate sermonis, París 1583; re-ferencias: número de página y línea seguido por M.

– Nonii Marcelli De conpendiosa doctrina, ed. Wallace M. Lindsay, Leipzig 1903.

Y a las siguientes ediciones de Lucilio:

– Fragmenta poetarum veterum Latinorum, quorum opera non extant. Ennii, Acii. Lucilii(Anno MDCLIII excudebat Henricus Stephanus (París); los fragmentos de Lucilio se en-cuentran pp. 151-214; referencias: número de página seguido por ST.

– C. Lucilii Suessani Aurancani, Satyrographorum Principis, Eq. Romani (qui magnus auunculusmagno Pompeio fuit) Satyrarum quae supersunt Reliquiae. Franciscus Iani F. Dousa collegit,disposuit et Notas addidit, Leiden 1597; referencias: número del libro y fragmento seguido porFD; a los fragmentos ex incerto libro, imprimidos antes de los fragmentos del libro primero, serefiere con 0 y el numero del fragmento seguido por FD (0,1FD etc.)

– C. Lucilii Carminum Reliquiae. Recensuit enarrauit Fridericus Marx. Volumen Prius. Pro-legomena Testimonia Fasti Luciliani Carminum Reliquiae Indices, Leipzig 1904; Volumenposterius Commentarius, Leipzig 1905; referencias: número de la línea(s) del fragmentoseguido por M.

– E. H. WARMINGTON, Remains of Old Latin III. Lucilius. The Twelve Tables, London/CambridgeMA 1967; referencias: número de la línea(s) del fragmento seguido por W.

– W. KRENKEL, Lucilius. Satiren. Lateinisch und Deutsch, Leiden 1970; referencias: número de lalínea(s) del fragmento seguido por K.

Page 139: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

1. FILOLOGÍA PRE-UNIVERSITARIA

En su condición de duques de Borgoña, los reyes habsburgueses del siglo XVI,Carlos I (Carlos V como emperador) y Felipe II de España, eran también los go-bernadores de los diecisiete Países Bajos borgoñones. La única institución aca-démica de estos países era la Universidad de Lovaina, en el ducado de Brabante,es decir, en el sur de la región. En 1559, Felipe II fundó una nueva Universidaden Douai (Dowaai), cerca de la frontera francesa, para contarrestar los viajes desus jóvenes súbditos neerlandeses a Francia. Entonces, Douai pertenecía al con-dado de Flandria y por lo tanto esta Universidad estaba también en el sur del país.

Los países septentrionales, los Países Bajos actuales, continuaban sin alcanzarsu deseo de contar con una institución de nivel académico durante gran parte delsiglo XVI. Bien es cierto que había eruditos beneméritos, los cuales, sin embargo,no dudaron en abandonar la región por falta de posibilidades profesionales. AsíErasmo de Rotterdam (c. 1467-1536) había dejado su país, el condado de Ho-landa, ya antes de los inicios del siglo, y humanistas como Hadrianus Barlandus(de Baarland en Zeeland, 1486-1538) y Petrus Nannius de Alkmaar (1500-1557)encontraron empleo en Lovaina. Otros menos afortunados debían contentarse conun puesto en una de las numerosas pero muy modestas escuelas latinas del país.Tal posición les dejaba pocas posibilidades para ocuparse en los estudios filoló-gicos y, de hecho, los rectores que lograron combinar su trabajo profesional conlectura e investigación en el campo de la literatura latina y griega son rarísimos.Algunos, como Georgius Macropedius (c. 1486-1558) y más tarde CorneliusSchonaeus (1541-1611) se dedicaban con gran éxito a la creación de dramasescolásticos, ya que consideraban la representación teatral como parte de la edu-cación literaria y moral. Otros produjeron manuales para sus escolares o ejerci-taban la filología propriamente dicha. Iohannes Murmellius (1480-1517), rectoren Münster en Westfalia y en Alkmaar en Holanda, escribió varios manuales yprodujo dos ediciones comentadas de la Consolatio philosophiae de Boecio.Lambertus Hortensius (1500-1574), rector en la muy pequeña ciudadela de Na-arden, compuso largos comentarios a la Eneida de Virgilio y a la Farsalia de Lu-cano que fueron publicados en Basilea. Este último comentario lo pudo terminaren los meses posteriores a la destrucción de su ciudad, así como de su escuela yde su biblioteca, por las tropas del gobernador de Felipe II, el duque de Alba(1572). Hadrianus Iunius (1511-1575) pudo abandonar su rectorado en Haarlemen menos de dos años, ya que como médico podia ganarse la vida de otra mane-ra. Es él quien va a servir de enlace entre la precaria tradición filológica holan-desa, fundada por Agricola (1444-1485) y Erasmo, y la creación de la primeraUniversidad en los Países Bajos septentrionales.

2. HADRIANUS IUNIUS, PIONERO DE LA FILOLOGÍA EN HOLANDA

Hortensius estudió sólo en Lovaina, pero desarrollaba su vida en su país. Iu-nius, al contrario, continuó su periplo académico desde Lovaina por Siena y Bo-

Juegos con Lucilio 139

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 137-154

Page 140: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

lonia, donde se doctoró en medicina y filosofía. Preparó sus primeras publica-ciones en Francia e Inglaterra y las hizo imprimir en París y particularmente enBasilea. En este centro tipográfico publicó sus largas obras de los años cuaren-ta y cincuenta, entre ellas su Animadversa, colección de observaciones filoló-gicas a varios autores griegos y latinos, en 1554. Una excepción explicable fuesu poema Philippeis, el cual fue publicado en Londres en el mismo año, ya queera su contribución a las festividades con ocasión de la boda del príncipe Felipede España con la reina María de Inglaterra, que tuvieron lugar en Londres enseptiembre 1554 2. Otra excepción había sido la edición de Curcio Rufo, de1546, preparada en Londres y dedicada a su compatriota Petrus Nannius, quefue impresa en Amberes.

Las últimas publicaciones de Iunius impresas en Basilea son del año 1558. Alreanudarse sus actividades publicitarias después de seis años de silencio, habíaencontrado su nuevo impresor en la persona del amberino typographus regiusde Felipe II, Cristóbal Plantino, quien publicó casi todas las obras de Iunius enla última década de su vida. En 1565, cuatro obras suyas aparecieron en Am-beres, entre éstas el precioso Emblemata3 y la destacada edición de NonioMarcelo 4, la cual, en la medida en que aportaba la fuente principal de los frag-mentos de Lucilio, representaba también una contribución a la filología luci-liana, como se ve en los aparatos críticos de las modernas ediciones del poeta.

3. IUNIUS Y DOUSA

En ese mismo año Iunius trabó relación con un noble joven, Jan van derDoes, señor del pueblo de Noordwijk en la costa holandesa, cerca de Leiden. Deacuerdo con su condición, van der Does había emprendido estudios de derechoen Lovaina, pero ya entonces, y luego en Douai y París, se dedicó cada vez conmás intensidad a la poesía y a la filología latina y por ello latinizó su nombre aIanus Dusa o Dousa Nordovix (1545-1604). La nueva amistad, confirmadapor una contribución de Iunius en el album amicorum de Dousa, llegó a ser degran importancia para el desarrollo de la vida intelectual de Holanda 5. En bre-ve los dos comenzaron a intercambiar cartas, poesías y noticias filológicas.En 1568, Iunius dedicó su edición de Marcial a Dousa, porque había podido dis-

140 Chris L. Heesakkers

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 137-154

2 Cf. C. L. HEESAKKERS, «The Ambassador of the Republic of Letters at the Wedding of Prince Phi-lip of Spain and Queen Mary of England: Hadrianus Junius and his Philippeis», Acta Conventus Neo-La-tini Abulensis, Proceedings of the Tenth International Congress of Neo-Latin Studies, Avila 4-9 August1997, edd. R. Schnur a.o., Tempe, Arizona, 2000, pp. 325-332.

3 Cf. C. L. HEESAKKERS, «Hadriani Iunii Medici Emblemata (1565)», K.A.E. Enenkel, A.S.Q. Visser,eds. Mundus Emblematicus (en prensa).

4 Cf. H. NETTLESHIP, «The printed editions of Nonius Marcellus», Journal of Philology 21 (1893), pp.211-232.

5 Cf. C. L. HEESAKKERS, Een netwerk aan de basis van de Leidse universiteit. Het album amicorumvan Janus Dousa. Facsimile-uitgave van hs. Leiden UB, BPL 1406 met inleiding, transcriptie, vertalingen toelichting, Leiden-’s-Gravenhage 2000, I, ff. 14v-15r; II, pp. 116-121.

Page 141: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

poner de las noticias de éste. El año siguiente, Dousa publicó varias poesías in-tercambiadas con Iunius en su propio debut poético 6.

Mientras tanto, sin que los dos eruditos tuvieran conciencia clara de ello, elpaís se encontraba en la antesala de cambios radicales, tanto sociales como po-líticos. Ya desde 1566 muchos nobles se habían reunido en el llamado Com-promiso de Breda para resistir a los edictos contra la herejía. Con la ejecuciónde algunos nobles, la persecución rigorosa de los herejes y la introducción de unnuevo sistema de impuestos, el duque de Alba, el nuevo gobernador de los Pa-íses Bajos enviado por Felipe II en 1567, provocó un creciente malestar, que,atizado por rebeldes nobles y protestantes, desató una abierta sublevacion diri-gida por el príncipe Guillermo de Orange, que el gobernador intentó suprimir amano armada. Después de la toma de la pequeña ciudad de Den Briel por los re-beldes en abril 1572, varias ciudades se adhieron al partido de Orange. Las tro-pas del gobernador asediaron y reconquistaron varias de ellas, como Naarden yHaarlem, donde Hortensius y Iunius perdieron sus respectivas bibliotecas.

El asedio de Leiden se saldó de forma distinta. Ya en 1571, Dousa había cam-biado su inseguro pueblo de Noordwijk por Leiden, ciudad mejor protegida yamurallada. En diciembre de 1573, después de la toma de Haarlem, las tropas deAlba comenzaron con el bloqueo de Leiden, que tuvieron que interrumpir bre-vemente, para reanudarlo después. En este segundo asedio el comandante de laciudad cayó en seguida, y fue Dousa el designado como su sucesor. A pesar delhambre creciente, la ciudad mantenía su resistencia, hasta que la inundaciónprovocada de los campos cercanos y una flota de Orange obligaron a las tropasa levantar sus campamentos.

4. LA FUNDACIÓN DE LA UNIVERSIDAD DE LEIDEN (1575)

Estos acontecimientos convirtieron a Dousa en un comandante de cierta re-putación y un político con influencia en las reuniones de los Estados del con-dado de Holanda, de los cuales era miembro gracias a su condición de noble. Enmenos de tres meses después de la liberación de Leiden, Orange propuso a estosEstados crear una Universidad con vistas a la formación de predicadores, ad-ministradores, diplomáticos y profesores para su propio país. Los Estados acep-taron la propuesta, designaron a Dousa y a otros dos diputados para ponerla enmarcha y eligieron Leiden como sede de la nueva Universidad, que se inaugu-

Juegos con Lucilio 141

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 137-154

6 Epigrammatum lib. II. Satyrae II. Elegorum lib. I. Silvarum lib. II. Ad Virum illustrissimum Ger-manum Valentem Pimpontium, Regium in Curia suprema Parisiensi Senatorem, Amberes 1569; Dousaa Iunius: pp. 26 [Ad Hadrianum Iunium Medicum], 28 [Ad Hadrianum Iunium Medicum], 37 [Ad Ha-drianum Iunium Medicum], 45-46 [Ad Hadrianum Iunium Medicum], 48-49 [Ad Hadrianum Iunium Me-dicum], 102-103 [Ad Hadrianum Iunium], 118-120 [Ad Hadrianum Iunium Medicum]; Iunius a Dousa,pp. *2v [Hadrianus Iunius Med. ad Iuvenem Cl. Douzam], 132-134 [Hadriani Iunii ad Ianum DouzamEpistola], 134-135 [Eiusdem ad eundem Epigramma], 135 [Eiusdem ad eundem de Ioan. Aurato], 135-136 [Aliud eiusdem ad eundem], 136-137 [Eiusdem ad eundem Epigramma], 137 [Eiusdem ad eundemAliud], 147-148 [Hadrianus Iunius Medicus ad eundem].

Page 142: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

ró cinco semanas después. Dousa escribió los epigramas latinos para la inau-guración y en éstos subrayaba el carácter humanístico de la nueva institución.Los tres diputados se convirtieron en los curatores, administradores de la insti-tución, junto con los cuatro alcaldes de la ciudad. Fue Dousa quien, junto conIunius, divulgó la noticia de la nueva fundación en la República de las Letraspor medio de su segunda publicación, Nova Poemata, que era «impreso ennuestra nueva universidad de Leiden en 1575», in nova academia nostra Lug-dunensi excusum. Anno 1575.

La primera preocupación de Dousa y sus colegas era la búsqueda de profe-sores competentes. No sorprende encontrar pronto entre éstos el nombre delgran amigo de Dousa, Hadrianus Iunius, el cual, sin embargo, murió antes dehaber comenzado sus clases. Después de tres años de precariedad de la nuevainstitución, Dousa logró convencer a otro amigo para aceptar un puesto deprofesor en la aún endeble Universidad. Su nombre era Iustus Lipsius 7. Sólodesde ahora la supervivencia de la institución parecía quedar asegurada. Enpoco tiempo se apreció una creciente afluencia de estudiantes. También crecíael número y la reputación de los profesores. Y las publicaciones comenzaron aaumentar. Lipsius, todavía en Amberes, publicó sus importantísimas contribu-ciones filológicas, Dousa las suyas, más modestas, y otros profesores y estu-diantes siguieron el ejemplo, con tanto éxito que Plantino fundó un taller tipo-gráfico en Leiden en 1583.

5. DOUSA Y SUS CENTONES LUCILIANI

Aunque Dousa, siendo sólo curator, administrador, no era miembro del cua-dro docente, estímulaba y contribuía a la filología y a la poesía latinas median-te diversas publicaciones. Su interés filológico se centraba sobre todo en la líricalatina de Catulo, Tibulo, y Horacio, así como en la historiografía (Salustio).Además mostraba una cierta predilección por la literatura romana arcaica, qui-zá heredada del su amigo Iunius y reafirmada por Lipsius. En esto contexto sedesarrolla su interés por los fragmentos del poeta romano Lucilio.

Dousa publicó sus primeras contribuciones a la filología clásica en 1580 enAmberes. Son pequeños libritos conteniendo observaciones a las obras de Sa-lustio y Horacio respectivamente. Su In novam Q. Horatii Flacci editionemCommentariolus, parece contener la primera indicación de un interés filológicoen Lucilio, cuando el autor se refiere a Centoni nostro Luciliano 8. En el mismoaño una carta suya dirigida a Lipsius sugiere que este producto era viejo, data-

142 Chris L. Heesakkers

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 137-154

7 Cf. HEESAKKERS, Een netwerk (op. cit. supra n. 5), I, ff. 16v y 18v; III pp. 125-128; idem, «JustusLipsius and the Dousa Family», M. Laureys e.o., eds., The World of Justus Lipsius: A Contribution to-wards his Intellectual Biography, Bruselas-Roma 1998 (Bulletin van het Belgisch Historisch InstituutLXVIII, 1998), pp. 255-271.

8 I. DOUSA, In novam Q. Horatii Flacci editionem Commentariolus, Amberes 1580, p. 82: quae etvniuersa et singula, Centoni nostro Luciliano reseruanda, vna cum aliorum Scriptorum reliquijs.

Page 143: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

ba de algunos años atrás: praeter Centonem meum veterem Lucilianum, Va-rronianas etiam Satyras a capite retractare institi 9. En su Praecidanea a la po-esía de Catulo, del año siguiente 10, Dousa cita un fragmento de Lucilio, tomadode Nonio Marcelo, de esta forma:

Crissabitque, uti si frumentum clunibu’ vannat

La lección Crissabitque es interesante. La tradición textual de Nonio ofrece lapalabra Cursauit (19,26M.). Esta forma se encuentra también en la edición delos fragmentos de Lucilio de Henricus Stephanus (166ST). No es improbableque Dousa, quien estudió en París desde abril de 1564 hasta junio de 1566, dis-pusiera de esta edición. Ciertamente la utilizó su compañero Lucas Fruterius (deBrujas, 1541/2-1566), como prueban sus observaciones filológicas publicadaspor el mismo Dousa que contenían elogiosas palabras sobre la edición de padree hijo Stephanus 11. Sin lugar a dudas, Dousa disponía de la edición de Noniopublicada en 1565 por su admirado amigo Iunius, el cual ofrece la lecciónCrissauit (Nonio 50HI). Esta enmienda de Iunius ha sido aceptada por WallaceLindsay en su edición de Nonio, donde se escribe crisavit (p. 28; 19,26M.).Friedrich Marx, sin embargo, lee crissabit, basándose en Iunius y Dousa, comose indica en el aparato crítico (330M). Warmington (361W: Crisabit) y Krenkel(340K: Crisabit) siguen a Marx. Por eso podemos considerar la conjetura deDousa como una contribución de valor perdurable a la filología luciliana.

6. LOS DOS CENTONES PUBLICADOS EN 1582

En 1582 siguieron otros dos libritos de Dousa con observaciones filológicas,ambos dedicados a la poesía de Tibulo y por supuesto también impresos porPlantino en Amberes. En el primero, Praecidanea, el autor nos ofrece dos es-pecímenes de sus Centones Luciliani. La inscripción del Capítulo XVII ofreceun largo anuncio del primer centón y de los pormenores textuales que serán dis-cutidos: «Ocho fragmentos de la satirografía de Lucilio, no sólo explicados ycorrigidos, sino también unidos y armonizados el uno al otro por medio de unaconexión de los elementos del contenido y de las palabras»12.

Juegos con Lucilio 143

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 137-154

9 Iusti Lipsii Epistolae, Pars I: 1564-1583, eds. A. Gerlo, M.A. Nauwelaerts, H.D.L. Vervliet, Bru-selas 1978, p. 242, carta de Dousa a Lipsius, noviembre 1580.

10 I. DOUSA, Praecidanea Pro Albio Tibullo, Amberes 1582, p. 56.11 Lucae Fruterii Brugensis Librorum Qui recuperari potuerunt Reliquiae, omnia nunc primum

edita, cura V.N. Iani Dousae a Nortwyck, Leiden 1584; cf. Lib. I, c. VII, p. 24-26: «Locus Lucilij apudNonium restitutus»; Lib. II c. V, p. 70-71: «Ex Fragmentis veterum Poetarum loci plures restituti», conelogio de Robertus y Henricus Stephanus.

12 DOUSA, Praecidanea (supra n. 10), p. 104: Octo Lucilianae Satyrae Fragmenta haud explicata so-lum, aut correcta, verum etiam apta rerum verborumque compage in vnum quasi Centonem coacta, acconciliata sibi. Para la análisis de esto centón , y algunos otros aspectos de la presente contribución, cf.también C. L. HEESAKKERS, «A patre id esse scias. The first critical edition of the fragments of Lucilius by

Page 144: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Es el verso 1,6,17 de Tibulo, Neu iuuenes celebret multo sermone caueto, quele hacía pensar en un fragmento luciliano trasmitido por Nonio como Multis in-ductis sermonibus concelebrarunt (Nonio 275,3M.; Lucilio 970M.), y le invitóa llevar a cabo un experimento 13. Convertido el plural concelebrarunt de Luci-lio en el singular concelebrauit (conforme el celebret de Tibulo), se ofrecía unsujeto y un objeto del verbo en otro fragmento, sonando Phryne nobilis illa, vbiamatorem improbius quem (162ST; 7,13FD; 263M.; Nonio 351,25M.). Ahora,ayudado por su memoria excepcional, el filólogo adujo otros seis fragmentos,enmendados o no, para engarzarlos en un texto que muestra una cierta cohe-rencia, aun que sean de diferentes libros de Lucilio, come se ve facilmentepor la numeración de los fragmentos en la edición de Marx que añadimos a losversos del centón:

Phryne nobilis illa, ubi amatorem improbius quem [263M.]Multis inductum sermonibu’ concelebrauit, [970M.]Quid dare, quid sumti facere, ac praebere potissit, [1050M.]Praeseruit labra delicat, hinc delenit amore. [1004M.]Assequitur nec opinantem, in caput insilit, ipsumCommanducatur totum complexa, comestque. [179-80M.]Si vero das, quod rogat, et si suggeris suppum, [1297M.]Magna penus paruo spatio consumta peribit. [1205M.]Omnia viscatis manibus leget, omnia sumet;Crede mihi, presse auferet omnia. [796-7M.]

Salvando algunos pormenores, el texto parece presentar una pequeña escenabastante viva, que se podría traducir como sigue:

«Cuando la notoria Frine festejaba a un amante, malamente seducido con mu-chas palabras, para saber que pudiera darse a ella y cuantos gastos hacer yabonar, se mostraba su esclava, abría sus labras, lo ganaba mostrando su pasión.Lo acosa sin que él se dé cuenta, le monta a la cabecita, lo come con sus abrazosy lo consume. Pero si das lo que pide y lo llevas boca arriba, grandes provisio-nes se perderán en breve tiempo. Con manos untadas, ella recoge todo, tomatodo, créeme, y lleva todo consigo con brazos llenos.»

Por supuesto, la coherencia de los frases, que son atribuidos a diferentes li-bros de Lucilio en las fuentes antiguas, es artificial, y el orden es arbitrario. Pero

144 Chris L. Heesakkers

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 137-154

Franciscus Dousa (Leiden 1597)», en: Ad Litteras. Latin Studies in Honour of J. H. Brouwers, eds. A. P.Orbán, M. G. M. van der Poel, Nÿmegen 2001, pp. 343-357.

13 Praecidanea (supra n. 10), p. 107-108: Quae explicatio (de concelebrare como diu amare, por No-nio) si quidem ab antiquis est (...) incredibile est, quam luculentam hariolationibus nostris alluxerit facem;neque ad Tibullianum hoc dicendi genus illuminandum modo, verum etiam ad scalmos aliquot Lucilianinaufragij (qui apud Grammaticum eundem miserrimis modis dispulsi, diuulsique, octo amplius locis vi-suntur) columbaribus suis redditos, nouo quasi ferrumine coagmentandos. quod an prospere sub manussit successurum, equidem vehementer dubito. ego tamen ex sententia euenturum, capiam experimentum.

Page 145: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

la posición del nombre de Frine sugiere fácilmente que ésta es el sujeto en latercera persona de las frases siguientes, lo que parece darles un orden lógico.Para perfeccionar la aparente coherencia, se necesitan además algunas enmien-das que, claro está, más frecuentamente son hechas ope ingenii que ope codi-cum. Las más notables son las siguientes:

a) inductum substituye a inductis de Stephanus (196ST) y al texto tradicionalde Nonius; la substitución es justificada por las «lectiones inter se pugnantes»,como inde locis (dado como enmienda marginal por Iunius; indu locis en edi-ciones modernas) o inclutis, siendo lecciones, añade Dousa, que han nada quehacer con las tretas de Frine: curiosa argumentación, porque la coordinación delos versos no es más que una suposición del filólogo mismo.

b) delicat, por delicit, propuesta como no menos verosímil que los alternati-vos de Iunius (Praesternit labra delitiis) o de Turnebus (delingit, seguido porMarx y Lindsay)

c) Para justificar las enmiendas suppum por suppus y omnia por omnis,Dousa remite al próximo capítulo, donde ofrecerá otro centón de Lucilio en elcual utilizará otra vez los últimos cuatro versos del primero centón.

La inscripción del Capítulo XVIII contiene una alusión similar de este se-gundo centón, como la del primero: «Un Cento Lucillianus, reconstruido demás o menos diez fragmentos, en el cual, aparte de correcciones y juicios críti-cos, varios testimonios de autores antiguos, en particular de Plauto, recogidos demuchas partes, reciben explicación o ayudan a explicarse el uno el otro»14. La in-troducción al centón contiene algunos detalles interesantes. En un verso de Ti-bulo (1,7,56) el filólogo encontró la palabra veneranda que tenemos que enten-der, desde su parecer, como venerabunda, en sentido activo. Es esta palabra quele ha instigado a la osadía de reunir, «quizá con mayor esfuerzo que éxito, al-gunos miembros del príncipe de los satirógrafos, hoy día rotos en pedazos y dis-persos en las obras de los antiguos gramáticos, en un cuerpo coherente y resti-tuirlos en su estado anterior, si es posible» 15. El autor se siente reafirmado en susesfuerzos antesignani illius Scaligeri exemplo maxime, «antes de todo por elejemplo de este abanderado Scaliger, que ha hecho lo mismo con varios frag-mentos de Nevio, Ennio, Pacuvio, Accio y otros poetas romanos arcaicos, con elmayor aplauso y las felicitaciones de todos los ciudadanos romanos»16.

Juegos con Lucilio 145

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 137-154

14 Praecidanea (supra n. 10), p. 116: Cento Lucillianus ex decem plus minus Fragmentis reconcin-natus; in quo praeter correctiones, ac Censuras, varia passim Scriptorum veterum testimonia ad partesconuocata, praecipue Plauti, aut accipiunt lucem, aut inter se praebent mutuo.

15 Praecidanea (supra n. 10), p. 120-121: Atque hic idem Tibulli locus confidentiam porro addidit no-bis, ad quoddam Lucillij exemplum maiore fortasse conatu, quam successu audaciter solicitandumquo Centonem concinnaremus scilicet, et membra Satyrographorum principis, quae decem minimum lo-cis miserrime, ac pene articulatim conscissa hodie, dispretaque apud Cascos Grammaticos inueniuntur,in vnius quasi sententiae corpus coacta, in pristinum (si pote) restitueremus denique.

16 Praecidanea (supra n. 10), p. 121: idque antesignani illius Scaligeri exemplo maxime, quem idem fa-cinus istud in diuersissimis Naeuij, Ennij, Pacuuij, Attij, ac caeterorum veterum Poetarum Fragmentis

Page 146: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Como se ve inmediatamente, el procedimiento y el resultado del segundocentón son semejante a éstos del primero. La conjetura veneranda suministra unsujeto femenino para los verbos en tercera persona de algunos fragmentos.Otra conjetura, aspicis, introduce el viejo amante en la segunda persona al queel poeta se dirige en la segunda parte del centón. Su combinación produce untexto sensato. No obstante Dousa preveía la critica de los admiradores de Lu-cilio por haber utilizado fragmentos que son atribuidos a diferentes libros delpoeta en las fuentes antiguas. Sin embargo, continua su réplica, aduciendo quelos números de los libros son defectuosos y a menudo falsos. Además, la ma-yoría de los versos utilizados son tomados del libro XXX o les falta la indica-ción de un número en las fuentes 17.

Quom tecum est, quiduis satis est, visuri alieniSint homines, spiras, pallam, redimicula promit; [504-5M.]Euplocamo digitos, discerniculumque capillo. [991M.]Vt cum iter est aliquo, et causam commenta viaiAut apud aurificem, ad matrem, cognatam, ad amicam: [993-4M.]Aut operanda aliquo in celebri cum aequalibu’ fano. [992M.]Tum vero ricini aurati, et nitet aurea mitra. [cf. 71M.]Haec vestimentis maculosis aspicis ipse; [1047M.]Quod deformi’ senex, quod paedidus, ac podagrosus,Quod mancus, macer, exilis cum ramice magno. [331-2M.]Si vero des, quod rogat, et si suggeris suppum, [1297M.]Magna penus paruo spatio consumta peribit. [1205M.]Omnia viscatis manibus leget, omnia sumet;Crede mihi, presse auferet omnia. [796-7M.]

«Cuando está contigo, todo es suficiente. Pero cuando otros hombres vienena visitarla, saca sus espiras, su manto, sus cintas, sus dedos y la chaveta para elpelo bien trenzado. Cuando está por ir a alguna parte y se ha inventado un mo-tivo por un viaje, al joyero, su madre, cuñada, amiga, o para efectuar sus servi-cios en algun santuario, junto con sus coetáneos, entonces un pañuelo bordadocon hilos de oro y una mitra áurea brillan en la cabeza. Tú, en tus vestidos su-cios estás mirándola, porque eres un feo, asqueroso y gotoso viejo, eres manco,

146 Chris L. Heesakkers

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 137-154

(quorum nunc desiderium superest nobis) coarceruatis vndique summo aedepol plausu, et gratulationequantum est Quiritium, effectum nobis ac perpetratum reddidisse videmus.

17 Praecidanea (supra n. 10), p. 127: At enim vnum venit in mentem modo, discrepantem librorum nu-merum in causa fore, quo minus conglutinatio haec nostra fidem apud Lucillianos amatores sit reper-tura. Sed quanti est illud, obsecro? modo verborum, et (quae ratio maxima est) apta, et quasi concate-nata sententiae ipsius connexio causam a nobis dicat? constetque apertissime in partem istam nonraro a Grammaticis latam culpam admissam: vt quod ad librorum, quos citant, numeri summam attinet,perperam, imo praepostere saepe ratio sit instituta. prorsus; nihil ad Arithmeticam. qua in noxia ita cre-bro, et quidem manifesto deprensus iampridem Nonius, vt pigeat commeminisse. Et tamen praeterFragmentum vnum aut alterum (omitto ea, quibus libri numerus praefixus non est) reliqua omnia ex tri-cesimo Satyrarum esse, ipse ille, quem dico, Marcellus haud grauatim (vt opinor) ex parte nobis adsti-pulabit suae.

Page 147: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

magro, descarnado, con una gran hernia. Pero si le das lo que pide y lo llevasboca arriba, grandes provisiones se perderán en breve tiempo. Con manos un-tadas, ella recoge todo, toma todo, créeme, y lleva todo consigo con brazos lle-nos.»

Como ya era anunciado por el filólogo, los últimos versos son idénticos a és-tos del primero centón. Además hay varias enmiendas, algunas de éstas larga-mente explicadas en el comentario. Las principales son las siguientes:

a) tecum (...) satis: Stephanus (170ST) y Iunius (Nonio 562HI) tienen tectumest, quiduis? satis, pero Iunius ofrece la enmienda marginal tecum est, quiduissatis.

b) spiras, pallam: corrección bien argumentada de spiram, pallas, de Step-hanus y Iunius, ya que, explica Dousa (p. 122-3), la mujer puede llevar variasespiras, pero sólo un manto; la enmienda es mencionada en los aparatos críticosde Lindsay (p. 862) y de Warmington (534-5W.).

c) digitos: Dousa no ofrece motivos por su corrección del tradicional digitis.d) Vt cum: enmienda de Aut quum, sin explicitar sus argumentos.e) commenta viai: Dousa remite al tercer libro de las Variae Lectiones de

Lipsius 18 para esta conjetura, recibida por los editores modernos.f) operanda: enmienda por el operatu’ de Iunius (Nonio 548HI).g) et nitet aurea: enmienda sin explicación de cicae et oraria de Stephanus

(153ST) y Iunius (Nonio 564HI).h) aspicis ipse: enmienda de aspicit de Stephanus (197ST) y Iunius (Nonio

379HI).i) macer: enmienda de miserque, mencionada por Lindsay en el apparato crí-

tico (p. 244; 166,13M.); además Dousa sugiere una corrección posible: mancusmisere.

j) suppum: «divina» enmienda de Iosephus Scaliger de suppus 19.

7. DOUSA Y LA FILOLOGÍA LUCILIANA

Aunque los centones de Lucilio son juegos de un filólogo y poeta huma-nista, pretenden suministrar serias contribuciones al estudio de la obra deLucilio. Forman parte de una actividad filológica mucho más extendida, la co-lección y la reconstrucción de los fragmentos maltrechos y mutilados de lapoesía del romano satirógrafo. El interés de Dousa Lucilio remonta probable-mente ya a sus años en París y a su amistad con Fruterius, como muestra una

Juegos con Lucilio 147

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 137-154

18 Praecidanea (supra n. 10), p. 124: Sequentium vero interpretatio ex tertio ingeniosissimi pariter acdisertissimi Lipsij nostri Variarum Lectionum libro arcessenda; cf. Lipsius, Variarum lectionum libri IV,Amberes 1569, Lib. III, Cap. XII, pp. 110-111.

19 Praecidanea (supra n. 10), p. 125: Reliquum de, Suppo, est. quod more suo, hoc est diuinitus enu-cleauit Iosephus Scaliger.

Page 148: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

anécdota relatada por Ludovicus Carrio en su Antiquae Lectiones de 1576 20.Como hemos visto, los escritos póstumos de Fruterius, publicados por Dousaen 1584, contienen palabras elogiosas sobre la edición de los fragmentos porStephanus, y no es inverosímil que Dousa conociera y usara de esta edición de1563 desde sus años parisinos. El contacto en 1565 con un amigo y corres-ponsal de Fruterius, Hadrianus Iunius, era un nuevo estímulo para el interésdel joven Dousa por Lucilio, ya que Iunius, como hemos visto, publicó en elmismo año las obras de Nonio Marcelo, siendo la fuente más importante delos fragmentos del satírico romano. Mi impresión es que los estudios lucilianosde Dousa se desarrollaron desde sus años parisinos hasta los inicios de losaños ochenta.

En 1585 el curator asumió otra función en la Universidad, la de biblioteca-rio. A esta tarea, que fue asignada por los mismos curatores, se añadió la decronista del condado de Holanda. Tales labores provocaron una reorientacióncientífica del filólogo. Además, en su calidad de noble, siendo miembro de losEstados de Holanda, Dousa participó en las embajadas a la reina Isabel de In-glaterra de 1584 y 1585. La segunda de éstas lo retuvo en Inglaterra durantemedio año. Una consecuencia fue que dos de sus próximos libros, sus Elegiaede 1586 y su Centurionatus sive Plautinarum explicationum libri IV de 1587,eran publicados con cartas dedicatorias, no escritas por el mismo, sino por suhijo homónimo, Ianus Dousa Filius (1571-1597) 21. Las nuevas publicacionestardaron en llegar, aunque la mayoría de las enmiendas a la edición Ex recen-sione Dousica de Plauto de 1589, publicada por Ianus Dousa Filius, provienende Dousa Pater. Segun declara el aviso al lector, la primera persona en las co-rrecciones marginales (ego, lego, etc.), no indica el editor, sino su padre 22. Tresaños después, el hijo publicó su propia edición crítica de la poesía de Catulo,Tibulo y Propercio, seguido por Coniectanea et Notae, donde el padre tambiénestá destacadamente presente 23.

Pero hay más. Comentando Catulo 13,1, Cenabis bene, mi Fabulle, apud me,en el capítulo segundo de su Coniectanea et Notae añadidos a la edición,

148 Chris L. Heesakkers

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 137-154

20 LUDOVICUS CARRIO, Antiquarum Lectionum commentarii III, Amberes 1576, pp. 8-10: (...) Ille igi-tur Fruterius cum aliquando eum versum me praesente recitari audiret Illuuies, scabies, oculos, huic de-nique petigo Conscendere. vt erat iudicio supra humanum praeditus, ita Dousam, inquit, amicum ha-beam, vt nec Lucilius, nec vero temporis illius aequalis alius petiginem nouit; neque NoniusLucilianorum verborum mentem satis percepit; depetiginem enim antiquorum more dixit Lucilius,quam impetiginem alios dixisse constat; sic enim scripsit: Illuuies, scabies, oculos, huic dequepetigo etc.;también en L. Fruterius, Coniectaneorum verisimilium Liber III, incluido en J. Gruterus, Lampas, siveFax artium liberalium, hoc est Thesaurus criticus, V, Frankfurt 1605 (339-408), pp. 403-404.

21 Para las publicaciones de Dousa, véase C.L. HEESAKKERS, «Junius (Hadrianus)», en: C. NATIVEL,ed., Centuriae latinae. Cent une figures humanistes de la Renaissance aux Lumières offertes à JacquesChomarat, Genève 1997, p. 449-456.

22 PLAUTUS, Fabulae superstites XX, Ex recensione Dousica, Leiden 1589, p. *2v.23 Catullus, Tibullus, Propertius, iampridem viri docti judicio castigati, et nunc denuo recogniti ac

variis lectionibus ac notis illustrati, a Iano Dousa filio, Leiden 1592, seguida por Coniectanea et Notaecon propia portada y paginación, Leiden 1592; en los Coniectanea se encuentra, pp. 125-141: Item IaniDousae Patris in Propertium Paralipomena.

Page 149: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Dousa Filius aduce como paralelo el fragmento 1239M. de Lucilio, Cenasti invita nunquam bene, y prosigue: «Este lugar me hace pensar en un centón quemi padre ha compuesto uniendo fragmentos muy diferentes de ese satirógrafo,para hacer un cuerpo coherente de éstos. Me parecía absolutamente no desa-certado insertarlo aquí como una golosina para recrear el cansado lector. Ytampoco pudiera desagradar a quienes tienen el paladar sensible a estos place-res de la antigüedad». Pues sigue un «Centón Luciliano compuesto de quincefragmentos por Ianus Dousa Pater», y aquí encontramos al tercero centón lu-ciliano de Dousa 24. La presentación del centón sugiere que el hijo lo encontróentre papeles que habían perdido su actualidad, siendo parte de actividades fi-lológicas del padre de un pasado lejano y cerrado. Detrás del texto del centónse lee un apunte, que claramente pertenece al mismo pasado y dirigido por elpadre al futuro lector: «Ves que en estos versos se lee mucho que está presen-tado de forma enmendada y diferente a lo que se encuentra en los gramáticos.Sin embargo, aquí no es el lugar para ofrecer más explicación, pero la razón delas correcciones concretas se dará en otro sitio» 25. Este apunte parece implicarque Dousa, en el momento de componer el centón, acariciaba la idea de publi-car sus correcciones al texto de Lucilio, acompañadas de sus propios argu-mentos, como lo había hecho en conexión con los centones publicados por elmismo en 1582.

En 1593 Dousa Filius sucedió a su padre como bibliotecario, ya que DousaPater se había convertido en consiliario en la Corte de Holanda y se establecióen La Haya, manteniendo sin embargo la función de curator de la Universidadde Leiden. La designación del hijo era previsible, porque había asistido a su pa-dre como bibliotecario y también como cronista del condado de Holanda.Todo eso no impidió el joven unirse al año siguiente a dos de sus hermanospara hacer una peregrinatio academica a Heidelberg y a otras universidades yciudades de Europa central. Desgraciadamente una enfermedad le forzó en1596 a volver a Holanda, donde al poco tiempo murió. La tristeza de los padresy los siete hermanos, así como de la comunidad universitaria y del mundo eru-dito, era inmensa. El mismo Scaliger, que vivía en Leiden desde hacía cuatroaños y había sido uno de los maestros del joven, parece que lloró durante unasemana entera esta pérdida, escribiendo en su honor un largo epicedio. Elprofesor Christophorus Colerus, de la Universidad de Nürnberg, compuso unaOratio funebris, y el patriarca de Constantinopla envió una carta de consola-ción al padre.

Juegos con Lucilio 149

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 137-154

24 DOUSA FILIUS, Coniectanea (supra n. 22) p. 23-24: Qui locus me in memoriam inducit Centoniscuiusdam quem ex diuersissimis eius Satyrographi fragmentis in vnius sententiae corpus coegit et con-glutinauit Pater, quem, vt hoc velut tragemate fessum lectorem recrearem, haud ab re visum est hic in-serere, neque displicere poterit illis, quibus non obrutuit palatum ad has antiquitatis delicias. CENTOLucilianus ex XV. diuersis Fragmentis concinnatus a Iano Dousa P. (sigue el texto del centón).

25 DOUSA FILIUS, Coniectanea (supra n. 22), p. 24: In his multa emendatius legi, aliterque quam apudGrammaticos produci vides. sed ea accuratius explicare non est huius loci et ratio correctionum sin-gularum alibi reddetur.

Page 150: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

8. LA EDICIÓN DE LOS FRAGMENTOS POR FRANCISCUS DOUSA (1597)

El cuarto hijo de Dousa, Franciscus, de diecinueve años de edad (1477-1630) había perdido, no sólo a un querido hermano, sino también a un maestroque había orientado sus estudios. Para atenuar su dolor y tristeza, comenzó a de-dicarse de nuevo a los restos de los antiguos poetas. Esta noticia la encontramosen la dedicación de la contribución más importante a la filología luciliana antesdel siglo XIX, C. Lucilii (...) Satyrarum quae supersunt Reliquiae, FranciscusIani F. Dousa collegit, disposuit, et Notas addidit 26.

La edición publicada por Franciscus nos da la impresión de que Dousa Pa-ter no sólo había formado a su primer hijo Ianus para asistirle tanto en sus in-vestigaciones filológicas de Plauto y de Catulo, Tibulo y Propercio, como ensus investigaciones históricas, sino también pensado en un asistente y sucesorpara sus estudios lucilianos, encontrándolo finalmente en su cuarto hijo, Fran-ciscus. Habían sido las enseñanzas y juicios de su padre los que habían ayu-dado a éste a coleccionar los restos de la poesía latina arcaica. No puede serque el influjo del padre fuera ajeno al placer particular que el hijo hallabasiempre, me semper maxime oblectauit, en la poesía de Lucilio, y tampoco seimagina fácilmente que el joven hubiera sido capaz de coleccionar, disponer ycomentar los fragmentos malamente conservados de un poeta tan difícil sin laconstante asistencia de un experto filólogo y especialista como era su pa-dre 27. En cuanto a la disposición, de todos modos, Franciscus declara explí-citamente que la ha hecho de manera diferente a la tradicional de consilio Pa-rentis, «según el criterio de su padre», para que nadie tenga que acusarle a élmismo de joven temeridad 28.

Sin embargo, para llegar a una edición crítica y comentada de Lucilio nece-sitaba más que la vuelta a los estudios anteriores a causa de la muerte del her-

150 Chris L. Heesakkers

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 137-154

26 Para el título, véase supra n. 1; había nuevas emissiones con nueva portada o reediciones en1661 (Amsterdam), 1735 (Padova), 1743 y 1767 (Leiden); la primera nueva edición de los fragmentosdata de 1845 (Paris, E.F. Corpet); cf. la introducción de la edicion de Marx (supra n. 1), p. LXV; sobre suvuelta a los estudios lucilianos ocasionada por la muerte de su hermano, Franciscus escribió en la dedi-cación de la edición a los Estados de Holanda, Hollandiae Westfrisiaeque Ordines, p. *2r./v.: Ille enimoptimus, ac laudem omnem supergressus frater meus, qui studia nostra in hoc adolescentiae lubrico or-dinare, exorbitantem et deuium ad rectae rationis callem ducere ac dirigere, haerentem salubribus con-siliis confirmare solitus erat, transuersa incurrente fatorum inuidia nobis eripitur (...) Ego itaque qua-muis perniciosissimi luctus oppressus mole, (...) tamen ne hoc infelicis ingenii nostri aruum incultu acsquallore diuturno penitus obsolesceret, visum fuit in veterum Poetarum reliquiis ruminandis (quas anteannos aliquot studiose collegeram, vsus ea in re consilio ac iudicio Parentis potissimum) animi depositicuras et angores paulatim eludere, quippe quae nec tantum ingenii contentionem desiderarent et quasirecessum iucundissimae obliuionis plenum nobis exhiberent.

27 F. DOUSA, Lucilii Reliquiae (supra n. 1), p. *2v.: Inter quos C. Lucilius homo eruditissimus, et ace-rrimo ingenio praeditus, me semper maxime oblectauit. Quamobrem illius superstites Satyrarum Reli-quias aliquanto etiam quam caeterorum accuratius conquisiueram, disposueram, et Notis aliquot addi-tis illustraueram.

28 F. DOUSA, Lucilii Reliquiae (supra n. 1), p. *4r.: Ordinem vides diuersum ab eorum institutis, quot-quot in re simili operam collocarunt, quem tamen de consilio Parentis, ne quis nostram in re temerita-tem accusandam putet, secuti sumus.

Page 151: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

mano. Estando su padre en La Haya, Franciscus había encontrado otro guía enLeiden para dirigir y juzgar su difícil tarea. Era Iosephus Scaliger, ya elogiadopor Dousa Pater como su ejemplo en la composición de centones y corrector detextos de Lucilio. Gracias a los esfuerzos de los administradores de la univer-sidad y particularmente de Dousa, Scaliger había venido a Leiden en 1593para superar la pérdida del anterior lumen academiae, Iustus Lipsius 29. Éste ha-bía regresado a los Países Bajos meridionales una vez que éstos, después de lasprimeras décadas de la sublevación contra el duque de Alba y sus sucesores, ha-bían reconocido de nuevo el poder soberano del rey de España y el catolicismocomo la religión del país. Lipsius se había conciliado con la iglesia católica yFelipe II y al poco tiempo fue designado profesor de su vieja Universidad deLovaina y cronista del rey de España.

Según la dedicatoria, el papel de Scaliger en la edición de los fragmentos deLucilio consistía en su animosa aprobación de los esfuerzos del joven estudiantey su insistencia en acelerar la edición de los resultados 30. Pero un vistazo al apa-rato crítico marginal de la edicion convencerá inmediatamente al lector que lacontribución de Scaliger andaba más allá de la exhortación a la publicación dellibro. No hay prácticamente ninguna página donde falta su nombre como autorde una enmienda o conjetura al texto.

Sobre la contribución crítica de su padre, Franciscus se expresa claramenteen Ad lectorem: «Además deseo que te des cuenta de que dondequiera queveas añadido en el margen f. (= fortasse, acaso), o lego (= leo), o rescribo(= substituyo), o algo semejante, tienes que saber que estas opciones vienen demi padre, mientras mis propios conjeturas son marcadas con Fr. D.» 31. Pareceimplicar que todas las numerosas indicaciones en primera persona se refierenal padre. Tales son por ejemplo Ita restituo, ita puto, Ita constituendum puto,constituendum censeo, Ita purgo et dispono, malim, y probablemente tambiénlos plurales como supplemus, etcétera. No en vano, el segundo tomo de la edi-ción de Marx se abre con el retrato grabado de Ianus Dousa Pater, a simplevista un homenaje sorprendente, justificado por Marx en la primeras frases desu libro 32.

Juegos con Lucilio 151

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 137-154

29 Cf. C. L. HEESAKKERS, Een netwerk (supra n. 5), pp. 85-89.30 F. DOUSA, Lucilii Reliquiae (supra n. 1), p. *2recto/verso: Quem conatum nostrum cum Iosepho

Scaligero summo illi scientiarum omnium dictatori (...) ostendissem: ille benigne nimis eum excipiens, la-borem nostrum probare, hortarique in lucem quamprimum emitterem. (...) Maximi tamen viri identidemtrepidum me adhortantis, ac de editione eorum aurem vellentis oratio hanc tandem in me confidentiamconcitauit vt diutius ea intra priuatos parietes continere nefas ducerem.

31 Ibid. p. *4 verso: Illud praeterea semel te admonitum cupio, vt vbicunque ad oram f. aut, lego, aut,rescribo, aut simile quid adtextum videris, a Patre id esse scias. meas enim coniecturas hac nota discreuiFr.D. Para el alcance de la contribución del padre, cf. C.L. Heesakkers, «A patre» (supra n. 12).

32 Lucilii Carminum, ed. Marx (cf. n. 1), II p. V: Exornari uoluimus primam huius uoluminis paginamimagine uiri magni magno saeculo nati, Iani Dousae patris, domini de Noordwyck, cuius ductu et aus-picio C. Lucilii reliquiae primum sunt collectae emendatae commentario enarratae editae a Franciscofilio admodum adolescente anno 1597.

Page 152: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

9. OTROS CENTONES

Tras los fragmentos de Lucilio, el editor ofrece Centones aliquot Luciliani, Exdisiunctissimis Poetae illius fragmentis nouiter concinnati a Iano Dousa Nor-douice. Son dieciocho centones, el más largo de veinte versos y los dos últimosde sólo cuatro versos. En conjunto los centones contienen 205 versos de Lucilio,algunos de los cuales se utilizan varias veces. Los tres centones ya antes publi-cados son respectivamente el décimo, el séptimo y el segundo. En estos tres nohay diferencias con la primera edición, con excepción del segundo al cual,comparado con la edición de 1592, se le ha añadido un verso.

Según cabe esperar, los quince centones impresos aquí por primera vez tam-bién muestran las huellas de una lectura crítica de los fragmentos por parte delcompilador. Contienen varias conjeturas y enmiendas que se encuentran, por su-puesto, en el aparato crítico de la edición de Franciscus Dousa. Algunas de ellashan merecido un lugar en los aparatos críticos de las ediciones modernas o in-cluso son aceptadas en el textus receptus. Mencionamos aquí estas últimas:

Centón 1,12: Est illud quoque mite malum, blandum, atque dolosum. Laconjetura Est, por Et, ha sido aceptada por Marx (1097M.), Warmington(1003W), y Krenkel (1047K.).

Centón 3,17: Serus quum e medio lustro, ac bene potu’ recesti. La conjeturaSerus, por Secus, ha sido aceptada por Marx (1070M.), Warmington (1020W.),y Krenkel (1044K.); además, Warmington y Krenkel han aceptado la enmiendade e por eo, atribuyéndola justamente a Dousa.

Centón 4,11: Peniculamentum vero reprehendere noli. La conjetura vero, porvere, ha sido aceptada por Marx (565M.), Warmongton (592W., sin mencionara Dousa), y Krenkel (561K.).

Centón 8,8: Queis vti possis, ac delectare domi te. La conjetura ac, por haec,ha sido aceptada por Marx (562M.), Warmington (587W.), y Krenkel (565K.).

Centón 8,10: Millia, diuitiis pretium si soluere nescis? La conjetura Milia, porMilium, ha sido aceptada por Marx (1052M.), Warmington (1051W., sin men-cionar Dousa), y Krenkel (998K.).

Centón 9,9: Intereunt, labuntur, eunt rursum omnia vorsum. La conjeturaeunt rursum, por euntur, ha sido aceptada por Marx (1197M.), Warmington(1188W.), y Krenkel (1219K.).

Dedicamos, por último, algunas palabras a los dos centones brevísimos queconcluyen la serie. El penúltimo centón, de sólo cuatro líneas, presenta su pro-pia particularidad. La combinación ofrece el siguiente texto:

- - - Cuius non audeo dicere nomen?Quid refert dictis ignoscat Mutius, an non? [1354-5M.]Sic vetus ille Cato dignum quemcumque lacessimAppellare, quod ipse sibi non conscius esset. [478-9M.]

152 Chris L. Heesakkers

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 137-154

Page 153: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Los primeros versos se buscan en vano entre los fragmentos publicados porStephanus. Según he comprobado, las palabras esenciales de la frase faltan enel Index verborum Latinorum de Marx, de modo que cuesta mucho encon-trarla entre los dubia de las últimas páginas. Los versos se reconocen comodos versos de la primera sátira de Juvenal (1, 153-154). Dousa Pater fue elprimero en sostener (ya en su Commentariolus de 1580, otra prueba de sutemprana ocupación intensiva con Lucilio) que la indicación priorum, «an-teriores», en el precedente verso 151 de Juvenal, se referiera a Lucilio. Porconsiguiente, Franciscus Dousa insertó los versos en los fragmentos ex in-certo libro como el primero de «algunos versos citados sin el nombre del au-tor o con un nombre deformado, pero supuestos por los eruditos como de Lu-cilio» (0,178FD) 33. El editor justificó la atribución en su comentario alfragmento con elogiosa referencia a su padre 34. La ve confirmada por lasScholia in Iuvenalem: quam sententiam eius validissime confirmat veterisCommentarii auctoritas.

Las ediciones modernas, tanto de Juvenal como de Lucilio, mencionangeneralmente la atribución sugerida por Dousa Pater, sin salvedades o conmás o menos reservas. Como he dicho, Marx la presenta como dudosa,dejando el juicio al lector. Krenkel (1371-2K.) la tilda de muy incier-ta: «Die Zuweisung ist sehr unsicher». En la concordancia de Warmingtonda la impresión de que el fragmento ha sido sencillamente omitido por eleditor.

El centón combina el fragmento con otro del libro XIV de Lucilio, reu-niendo los dos críticos de la antigüedad, Lucilio y Catón. El sentido del se-gundo fragmento, en la forma ofrecida por Dousa, es bastante oscuro. Laedición del hijo ofrece el fragmento con la misma forma, basándose en la au-toridad de su padre, ya que, como sabemos, la nota marginal, Ita purgo et dis-pono hos versus, se refiere a Dousa Pater. Sin embargo, Franciscus confiesa lainseguridad de esta forma en el comentario: Ita versus hos interpolauit Pater;quos tamen nondum proprio nitori restitutos putamus. Habida cuenta del es-tado deformado del fragmento, no nos sorprende que la unión de los frag-mentos no alcance un centón cuajado. Además, parece muy difícil crear unhermoso centón por medio sólo de dos fragmentos y cuatros versos. Peroque no es imposible lo demuestra el último centón, también compuesto de dosfragmentos, sólo tres versos y medio, y no obstante evocando una pequeñísi-ma pero viva escena:

Juegos con Lucilio 153

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 137-154

33 F. DOUSA, Lucilii Reliquae (supra n. 1), p. 21: Versus aliquot citati quidem omisso auctoris nomineaut perperam adscripto, a doctis tamen Lucilij esse existimati.

34 F. DOUSA, Lucilii Reliquae (supra n. 1), p. 108: Ita geminos hos versus Lucilio ex Iuuenale re-donauit Pater, admonente se ipsius Aquinatis Poetae sententia. per Priores enim Lucilium ipsum de-signari arbitratur: cuius tanta fuit in scribendo acrimonia ac libertas (quam satyrice Iuuenalis Sim-plicitatem appellat) vt nominibus non modo veris, sed etiam magnis ausus fuerit abuti. Haec et pluraPater in Commentariolo suo ad Horatium cap. XII (léase XI, el último capítulo del Commentariolus,p. 80-82).

Page 154: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

- - - Ille alter abundansCum septem incolumis pinnis redit ac recipit se: [121-2M]Gallinaceu’ ceu victor se gallus honesteSustulit in digitos, primoresque erigit ungues. [300-1M]

«… El otro, sano y salvo, se retira y vuelve con no menos de siete plumas, aligual que un gallo gallináceo, que, saliendo victorioso, se yergue sobre suspies y se pone de puntillas».

[email protected]

154 Chris L. Heesakkers

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 137-154

Page 155: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 155-167

La censura de Constantino Ponce de la Fuente en la De asserenda Hispanorum eruditione siuede uiris Hispaniae doctis narratio apologetica

de Alfonso García Matamoros*

JOSÉ MARÍA MAESTRE MAESTRE

Universidad de Cádiz

Resumen. La investigación invalida la tesis tradicional de que la censura que, según unperdido documento del Archivo Histórico Nacional, recibió la De asserenda Hispano-rum eruditione siue de uiris Hispaniae doctis narratio apologetica de Alfonso GarcíaMatamoros (Compluti, 1553), se debiera a su elogio de Cipriano de la Huerga, y for-mula, por el contrario, la posibilidad de que la mencionada censura guardase relacióncon el largo pasaje laudatorio que dedicó el Catedrático de Retórica de la Universidad deAlcalá de Henares a Constantino Ponce de la Fuente y que fue suprimido en las edicio-nes posteriores de A. Schott (1603), F. Cerdá y Rico (1769) y J. López de Toro (1943).

Palabras clave: Humanismo; censura; estudio filológico.

Abstract. This study refutes the traditional thesis that the censorship that was applied toAlfonsus García Matamoros’s De asserenda Hispanorum eruditione siue de uiris His-paniae doctis narratio apologetica (Compluti, 1533) was due to his praise of Cyprianusde la Huerga according to a missing document from the National Historical Archives.On the contrary, this paper puts forth the possibility that the aforesaid censorship wasrather related to the long passage in praise of Constantinus Ponce de la Fuente by therhetoric professor of the University of Alcalá de Henares that was deleted in later edi-tions by A. Schott (1603), F. Cerdá y Rico (1769) and J. López de Toro (1943).

Keywords: Humanism; censorshi; philological study.

* Este artículo forma parte del Proyecto de Investigación de la DGICYT BFF2000-1069. Agrade-cemos al Dr. D. Juan Gil, nuestro querido maestro, su valiosa ayuda en la realización del mismo. Doy lasgracias también a la Dra. Dña. Sandra Ramos Maldonado por su detenida lectura del original y por lasmúltiples sugerencias con que lo ha enriquecido.

Page 156: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Trasladémonos, en primer lugar, a 1553, año en que Alfonso García Mata-moros, Catedrático de Retórica de la Universidad de Alcalá de Henares publi-caba en la imprenta de Juan Brocar la afamada De asserenda Hispanorum eru-ditione siue de uiris Hipaniae doctis narratio apologetica 1. Pero antes deentrar en materia debemos hacer una breve y necesaria puntualización sobre estecurioso personaje que, aunque formado en el Studi General de Valencia 2, nacióprobablemente en Villarrasa, en el actual condado onubense de Niebla, fir-mando, no obstante, como Hispalensis, al igual que su célebre discípulo el ex-tremeño B. Arias Montano 3.

Comencemos por señalar que, en su estudio de la preceptiva retórica españolaen el Siglo de Oro, A. Martí nos pintó un García Matamoros que «nunca salióde Alcalá», que «ideológicamente estaba mucho menos conectado con las ide-as y preocupaciones de la Europa de entonces», que «al tener la imprenta a cua-tro pasos de la cátedra» y, sobre todo, «al tener ya el ciclo de inquietudes inte-lectuales casi cerrado» se conformó «con un Aristóteles reivindicado y conlas amplitudes togales de la frase de Cicerón»: en fin, nuestro citado investiga-dor concluye que García Matamoros fue «un gran orador, pero cien por cien tra-dicional» 4.

156 José María Maestre Maestre

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 155-167

1 Cf. Alfonsi Garsiae Matamori, Hispalensis et primarii rhetoris Complutensis, De asserenda His-panorum eruditione siue de uiris Hispaniae doctis narratio apologetica ad illustrissimum Vraniae co-mitem, Compluti, Ex officina Ioannis Brocarii, Anno 1553. Para una descripción del libro y sobre los tresdiferentes «estados» detectados en los ejemplares conservados, cf. J. MARTÍN ABAD, La imprenta en Al-calá de Henares (1502-1600), Madrid, Arco Libros, 1991, vol. II, pp. 620-622, nos. 451 A- 451 D.

2 Sobre los estudios de García Matamoros en Valencia sabemos que el 21 y 22 de octubre de 1540 al-canzó en el Studi General los títulos de Bachiller y Maestre en Artes (cf. J. GALLEGO- A. FELIPO, Gradosconcedidos por la Universidad de Valencia durante la primera mitad del siglo XVI, Barcelona, Balme-siana (Biblioteca Balmes), 1983, pp. 70, n.o 150, y 93, n.o 547). Y gracias a una certificación expedida el15 de junio de 1543 tenemos noticia también de que estudió teología con Jerónimo Pérez y Juan de Ce-laya (cf. ibid., p. 132, n.o 20, nota 166).

3 El lugar de nacimiento de García Matamoros ya fue dilucidado por F. CERDÁ y RICO en AlphonsiGarsiae Matamori, Hispalensis et rhetoris primarii Complutensis, opera omnia nunc primum in unumcorpus coacta. Accedit commentarius de uita et scriptis auctoris, Matriti, Typis Andreae Ramirez,Anno MDCCLXIX, f. a 2r-[a 2v]. Para comprender el gentilicio Hispalensis debemos tener en cuenta queen aquella época Huelva pertenecía al convento administrativo y a la diócesis de Sevilla: Arias Monta-no podía firmar también de la misma manera, porque, como bien recordaba Rodrigo Caro (cf. L. GÓMEZ

CANSECO (ed.), Rodrigo Caro. Varones insignes en letras naturales de la ilustrísima ciudad de Sevilla,Sevilla, Publicaciones de la Excma. Diputación Provincial de Sevilla, 1992, p. 100), Fregenal de la Sie-rra era «lugar de la jurisdicción de Sevilla y en lo espiritual de la diócesis de Badajoz». Sobre las rela-ciones de García Matamoros y Arias Montano, cf. los trabajos nuestros que citamos en las notas 5 y 6.

4 Cf. A. MARTÍ, La preceptiva retórica española en el Siglo de Oro, Madrid, Gredos, 1972, p. 143 (cf.et p. 149). Sobre las obras retóricas de Matamoros, cf., además de los trabajos de GALÁN VIOQUE, NÚÑEZ

GONZÁLEZ y los nuestros propios que se citan en las notas 5, 6, 8, 9 y 30, J. RICO VERDÚ, La retórica es-pañola de los siglos XVI y XVII, Madrid, C.S.I.C., 1973, pp. 123-134; E. ARTAZA, El «ars narrandi» en elSiglo de Oro español, Bilbao, Universidad de Deusto, 1989, pp. 134-135; M. A. NAVARRO RÁBADE, «Detribus dicendi generibus siue de recta informandi styli commentarius» de Alfonso García Matamoros.Edición crítica, traducción y estudio, tesis doctoral realizada bajo la dirección de J. Gil y la nuestra pro-pia, Universidad de Sevilla, 1990 (trabajo inédito).

Page 157: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Ahora bien, recientes investigaciones sobre los De ratione dicendi libri duo 5,la primera obra retórica de García Matamoros que tan honda influencia tuvo enArias Montano 6, demuestran la invalidez de los mencionados asertos de Martí,así como la conveniencia metodológica de no hacer determinadas afirmacionessobre nuestros humanistas sin contar antes con unas ediciones modernas de susobras que dispongan de un exhaustivo estudio de fuentes 7. Recordemos, enefecto, que en su tesis de licenciatura 8 y en sendos artículos posteriores 9 G. Ga-lán Vioque ha desvelado que muchos de los pasajes de la mencionada obra re-tórica de García Matamoros, publicada en Alcalá de Henares en 1548, cuando elrecién convocado Concilio de Trento se esforzaba aún por evitar el cisma, eransólo una mera y, como es lógico, silenciada adaptación de otros muchos lugaresdel Ecclesiastes de Erasmo y, lo que es peor, del luterano Philipp Melanchthon.A nadie se le escapa la importancia de este descubrimiento no ya para desecharel supuesto conservadurismo de García Matamoros, sino de cara a la propia his-toria de la Inquisición española llevada ya de las sanguinarias riendas del In-quisidor General Fernando de Valdés.

Como es natural, García Matamoros no sólo silenció sus fuentes, sino que lasocultó arremetiendo contra los autores protestantes en unos textos que lograrondespistar a sesudos censores de la época y a la mayoría de los investigadoresposteriores 10. Recordemos así, por ejemplo, el siguiente pasaje de un discurso,

La censura de Constantino Ponce de la Fuente… 157

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 155-167

5 De ratione dicendi libri duo per Alphonsum Garsiam Matamorum Hispalensem, arthis rethoricaeprofessorem in Complutensis Academia (portada), Excudebat Compluti Ioannes Brocarius idque uisumapprobatumque consilio et mandato admodum reuerendi domini licenciati Francisci Martinez, in Tole-tana metropoli uicarii moderatoris, anno Christianae salutis quingentesimo quadragesimo octauo supramillesimum mense Octobri (colofón). La obra volvió a aparecer después en Alcalá de Henares, Andrésde Angulo, 1561, en Madrid, 1736, por A. Díez y Navarro (cf. nota 18), y en Madrid, 1769, a cargo de F.Cerdá y Rico. Para otras ediciones de las que también tenemos noticia, cf. J. M. MAESTRE MAESTRE, «Elepigrama laudatorio de Benito Arias Montano a los De ratione dicendi libri duo de Alfonso García Ma-tamoros», Revista de Estudios Extremeños LII (1996), p. 1000, nota 19.

6 Cf. J. M. MAESTRE MAESTRE, «El epigrama laudatorio...», pp. 987-1013; «En torno a la preceptivaretórica de A. García Matamoros en B. Arias Montano», en MARQUÉS DE LA ENCOMIENDA- M. TERRÓN

ALBARRÁN- A. VIUDAS CAMARASA (eds.), El humanismo extremeño. Estudios presentados a las Ias Jor-nadas organizadas por la Real Academia de Extremadura en Zafra y Fregenal de la Sierra en 1996, Tru-jillo, Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes, 1997, pp. 63-75.

7 Cf. J. M. MAESTRE MAESTRE, «La edición crítica de textos latinos humanísticos. I», en J. M.MAESTRE MAESTRE, J. PASCUAL BAREA, L. CHARLO BREA (eds.), Humanismo y pervivencia del mundoclásico, Cádiz, Excmo. Ayuntamiento de Alcañiz- Gobierno de Aragón. Departamento de Educación yCultura- Instituto de Estudios Turolenses (C.S.I.C.)- Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cá-diz, 1991, vol. II.3, p. 1067.

8 Cf. G. GALÁN VIOQUE (ed.), Fuentes humanísticas del tratado de Retórica de Alfonso García Ma-tamoros «De ratione dicendi libri duo», tesis de licenciatura defendida en la Universidad de Sevilla,1993, bajo la dirección del Dr. D. José Solís de los Santos (trabajo inédito).

9 Cf. G. GALÁN VIOQUE, «Humanistic Influences in the Spanish Rhetorician Alfonso García Mata-moros: A Study of De ratione dicendi libri duo (Alcalá, 1548)», Rhetorica XII (1994), pp. 155-171;«Erasmo en España: Ecclesiastes y De ratione dicendi de Alfonso García Matamoros», HumLov. XLV(1996), pp. 372-384.

10 Recordemos, por ejemplo, el absoluto convencimiento sobre la ortodoxia de García Matamoros quetuvieron dos de sus más eximios editores. F. CERDÁ Y RICO (op. cit., ff. [c 4r]-[c 4v]) trató de demostrar que

Page 158: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

publicado también en el manual de 1548, con el que el autor ejemplifica la dis-suasio deliberativa 11:

[...] Nouus fateor est hostis fidei Lutherus, nouus inimicus religionis Eccolampa-dius, nouus aduersarius christiani nominis Melanchthon, [...]

Señalado esto, volvamos de nuevo a la Apología que, con la mente menospuesta en el Brutus ciceroniano de lo que se ha llegado a afirmar 12, escribióGarcía Matamoros para tratar de refutar la tacha de «bárbaros» que nos hacíanlos italianos, alemanes y franceses 13, pero descubriéndonos en realidad lo ne-cesitado de incienso que andaba por entonces nuestro humanismo 14. Recorde-mos que, además de la primera edición de 1553, publicada, como dijimos 15, enla imprenta alcalaína de Juan Brocar 16, hoy sabemos que la obra fue reimpresa

158 José María Maestre Maestre

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 155-167

si García Matamoros hubiera escrito su Apología después del enjuiciamiento inquisitorial de Constantino,no habría incluido en su obra al célebre predicador real: para ello esgrimió el siguiente pasaje del cap. XIXdel De methodo concionandi, en el que, a su juicio, el humanista de Villarrasa aludía a Constantino, Ca-zalla y otros similares: «Quod equidem nescio an his temporibus tam libere ac frequenter fieri liceret,quum uix intelligamus quibus fidendum sit: ita non parum multi euaserunt in haereticos, quos Catholicoscredebamus». Por otra parte, J. LÓPEZ DE TORO (ed.), Alfonso García Matamoros. «Pro adserenda His-panorum eruditione», Madrid, C.S.I.C., 1943, p. 128, haciendo gala también de la ortodoxia católica de suépoca, recordó las proposiciones luteranas de Constantino en la Suma de doctrina cristiana varias vecesreeditada desde que salió a la luz por primera vez en Sevilla en 1543 (cf. M. BATAILLON, Erasmo y Es-paña, México, Madrid, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 1979, pp. 535-540).

11 Cf. De ratione dicendi libri duo per Alphonsum Garsiam Matamorum..., f. XCIIIIr, dentro del dis-curso intitulado Dissuasio concilii.

12 RODRIGO CARO (cf. L. GÓMEZ CANSECO (ed.), op. cit., p. 94) y N. ANTONIO (Bibliotheca Hispananoua siue Hispanorum scriptorum qui ab anno MD ad MDCLXXXIV floruere notitia, Matriti, ApudIoachimum de Ibarra tipographum regium, MDCCLXXXIII, t. I, p. 25) afirmaron que García Matamo-ros escribió su Apología imitando el Brutus de Cicerón: al hacer tal aseveración los bibliófilos sevillanosse dejaron arrastrar, sin duda alguna, por el hecho de que la mencionada obra del orador arpinate enca-beza la lista de tratados de tema similar al suyo elaborada por el propio humanista en su carta-dedicato-ria a Juan Tellez Girón, conde de Ureña (cf. J. LÓPEZ DE TORO (ed.), op. cit., pp. 162-164, párr. 9). Peroel moderno editor (cf. ibid.., pp. 145-156) ha hecho ver que la vinculación es mucho menor que la for-mulada por los referidos bibliófilos.

13 Cf. J. LÓPEZ DE TORO (ed.), op. cit., pp. 168-170, parágs. 1-8.14 Cf. J. F. ALCINA, «Aproximación a la poesía latina del canónigo Francisco Pacheco», Boletín de la

Real Academia de Buenas Letras de Barcelona XXXVI (1975-76), p. 211.15 Cf. nota 1.16 Debemos puntualizar que NICOLÁS ANTONIO (op. cit., t. I, p. 25) se equivoca al afirmar que la edi-

ción de 1553 fue impresa por Alonso de Xaramillo (cf. J. MARTÍN ABAD, op. cit., vol. I, pp. 142-143) y nopor Juan Brocar: han arrastrado este mismo error J. LÓPEZ DE TORO, op. cit., p. 54, y A. MARTÍNEZ RIPOLL

en su enjundioso artículo «La Universidad de Alcalá y la formación humanista, bíblica y arqueográficade Benito Arias Montano», Cuadernos de pensamiento 12 (1998), p. 63, nota 140.

Por otra parte, J. LÓPEZ DE TORO, op. cit., pp. 54 y 115, habla de una reedición de Alcalá de Henares,Juan de Brocar, de 1555, remitiendo a A. Paláu y Dulcet, pero, tras consultar nosotros el Manual del li-brero hispanoamericano, Barcelona, Librería Paláu, 1953, t. VI, p. 101, descubrimos que allí sólo semenciona la edición alcalaína de 1553: en todo caso dejamos claro que ni la supuesta edición de A. deXaramillo de 1553 ni ésta de Juan de Brocar de 1555 aparecen en J. MARTÍN ABAD, op. cit., vol. II, pp.606-632 y 644-650.

Page 159: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

en 1603 por A. Schott 17, en 1736 por Andrés Díez y Navarro 18, en 1769 porCerdá y Rico 19, y en 1943 por José López de Toro 20.

Pues bien, como es sabido, en su Introducción el moderno editor lanzó la hi-pótesis de que la Apología de García Matamoros tuvo un problema de censura«tal vez por sus juicios favorables a Cipriano de la Huerga». López de Toro hizoesta afirmación a partir de su conocimiento, a través de una fuente indirecta y noprecisada, de que en el Archivo Histórico Nacional había un «documento decondenación de un libro» de García Matamoros, cuyo título, sin embargo, «nose expresaba». Este documento no pudo ser hallado por nuestro investigador 21.

La censura de Constantino Ponce de la Fuente… 159

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 155-167

Finalmente, hemos de recordar que, según J. RODRÍGUEZ, Bibliotheca valentina, Valencia, por Jo-seph Thomàs Lucas, MDCCXLVII, p. 263, la obra fue reimpresa en Valencia, por Vicente Cabrera, en1676, suprimidas las objeciones de García Matamoros a la dureza del estilo de Juan Luis Vives. F. CER-DÁ Y RICO, op. cit., f. [cv], recoge la noticia, pero deja claro que no la ha encontrado en nadie más que enJ. Rodríguez. Por su parte, J. LÓPEZ DE TORO, op. cit., p. 120, niega casi todo el crédito a la afirmacióndel bibliófilo valenciano.

17 Cf. A. SCHOTT (ed.), Hispaniae illustratae seu rerum urbiumque Hispaniae, Lusitaniae, Aethiopiaeet Indiae scriptores uarii, partim editi nunc primum, parti aucti atque emendati, quorum seriem sequenspagina exhibet. Tomus II. Opera et studio doctorum hominum. Accesit rerum memorabilium et uerborumindex copiosissimus, Francofurti, apud Claudium Marnium et haeredes Ioannis Aubrii, MDCIII, Cumgratia et priuilegio S. Caes. Maiest. ad decennium, pp. 801-823.

18 Cf. A. DÍEZ y NAVARRO (ed.), Alphonsus Garsias Matamoros, Hispalensis, olim primarius Com-plutensis rhetor, De asserenda Hispanorum eruditione siue de uiris Hispaniae doctis enarratio. Opusnouiter editum illustrissimo domino d. fr. Gaspari a Molina et Oviedo, integerrimo supremi senatus pra-efecto adscriptum, Matriti, Ann. 1736, pp. 1-142. Antes de la propia edición, entre los preliminares, en-contramos una larga carta-dedicatoria del editor, «abogado del Consejos», a fr. Gaspar de Molina y Ovie-do, que ya F. CERDÁ Y RICO, op. cit., f. [cv] tachó de «insulsissima et plane barbara», y la simplereproducción del artículo de Nicolás Antonio sobre García Matamoros (cf. nuestra nota 12). Terminadala Apología de García Matamoros y, más concretamente, entre las pp. 143-463, encontramos también losDe ratione dicendi libri duo (cf. nota 5), que, sin embargo, no aparecen en la portada.

19 Cf. F. CERDÁ y RICO, op. cit., pp. 1-81.20 Cf. J. LÓPEZ DE TORO, op. cit., pp. 160-233.21 Reproduzcamos textualmente las palabras de J. LÓPEZ DE TORO, op. cit., pp. 25-26:

La investigación en los documentos existentes en el Archivo Histórico Nacional acerca deMatamoros, esta segunda vez, ha sido menos fructuosa que la primera. Existen, entre los pa-peles del grupo de Universidades, cinco testimonios escritos alusivos a nuestro profesor en lade Alcalá, que fueron el resultado de nuestras primeras búsquedas: la toma de posesión de lacátedra, la compra de una casa para que Matamoros la ocupase, la venta de esta misma casadespués de muerto aquél, el edicto de la vacante de su cátedra y la condenación de un librosuyo, que no se expresaba en el documento y que probablemente sería la Apología, tal vez porsus juicios favorables a Cipriano de la Huerga, que a la sazón estaba sujeto a proceso. De todosellos sólo han podido hallarse dos: el que se refiere a la posesión y el edicto de la vacante. És-tos, gracias a recordar el legajo en que se encuentran, y por las notas primeras de los años enque tuvieron lugar estos acontecimientos, han podido ser hallados. Los otros tres restantes, quese encontraban esparcidos entre otras noticias de muy diferente naturaleza, no han podido serhabidos. Tal vez en búsquedas posteriores vengan a las manos con mejor fortuna. [...]

Debemos señalar que realmente no son cinco, sino seis los documentos del Archivo Histórico Na-cional de los que tenía noticia J. López de Toro, ya que entre las pp. 26-27 de su citada obra intercala lafotografía de un documento, fechado en Alcalá de Henares, a 5 de mayo de 1563, en el que varios pro-fesores —y, entre ellos, García Matamoros y Ambrosio de Morales— firman un acuerdo sobre los turnosanuales para «colgar el patio» y hacer «el cartel y una breue action» (cf. et nota 24).

Page 160: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

La hipótesis de López de Toro ha sido aceptada en 1990, aunque con grandesdudas, por G. Morocho Gayo al sacar a la luz el primer volumen de las Obrascompletas de Cipriano de la Huerga. Nuestro estimado colega estudia allí el lar-go elogio que dedicó García Matamoros al monje cisterciense, saliendo al en-cuentro de quienes le criticaban por haber abandonado el escolasticismo de losDoctores de la Iglesia medieval y abrazado los entonces «ya no tan nuevos mé-todos del humanismo que veía en la filología de los griegos y latinos un mode-lo para interpretar el texto sagrado» 22.

Respecto a la hipótesis de López de Toro, Morocho afirma que «ningún do-cumento ha confirmado tal aseveración, aunque es una hipótesis que no puededescartarse a priori». La razón de esta cautelosa postura aparece expuesta enotro lugar anterior de la misma obra: señala allí también nuestro estimado co-lega que no ha podido hallar «ni la más mínima confirmación» de que Ciprianode la Huerga hubiera sido sometido a proceso inquisitorial en 1559; pero des-pués, tras pasar revista a los indicios de que algunas de las obras del monje cis-terciense debieron tener problemas con la Inquisición similares al que sin dudaalguna tuvieron los Comentarios al libro de Job, como bien acredita el Índice deLibros Prohibidos de 1612, Morocho concluye que «no sería por tanto desca-bellado dar crédito a la afirmación de López de Toro sobre el proceso inquisi-torial de Cipriano de la Huerga» 23.

160 José María Maestre Maestre

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 155-167

22 Cf. G. MOROCHO GAYO (ed.), Cipriano de la Huerga. Obras completas, León, Servicio de Publi-caciones de la Universidad de León, 1990, t. I, pp 22-35 (el estudio va precedido de una edición del tex-to latino del elogio de García Matamoros a Cipriano de la Huerga y de una traducción del mismo reali-zada por M. A. Marcos Casquero). El texto entrecomillado aparece ibid., p. 34, en cuya nota 29Morocho reproduce textualmente la mayor parte del texto de López de Toro que citamos en la nota 21.

23 He aquí textualmente el razonamiento expuesto por G. MOROCHO GAYO (ed.), op. cit., t. I, pp. 18-19,dentro del marco cronológico inicial, aunque debemos señalar antes que la ubicación temporal de 1559 esfruto de nuestro estimado colega y no de J. López de Toro (cf. el texto al que se refiere la nota 21):

¿Fue detenido y purgado por la Inquisición en aquel fatídico verano y aquel terrible otoñode 1559? Fue este año uno de los más negros de toda la historia de España. López de Toro ensu Introducción a la edición de la Apología de Alfonso García Matamoros, afirma que en 1559Cipriano de la Huerga estaba sometido a proceso inquisitorial, pero no he podido hallar ni lamás mínima confirmación a este respecto. No obstante existen indicios posteriores que hacenpensar en un proceso. Felipe II aprobó en vida de Cipriano la impresión de los Comentarios alApocalipsis. Lorenzo de Villavicencio aprueba tres obras el 13 de noviembre de 1579 y estaaprobación se ve confirmada por la Real Cédula de Felipe II de 13 de abril de 1582. Encambio, en junio de este año las dos únicas obras que se publican son los Comentarios a Job ylos Comentarios al Cantar de los Cantares. El hecho no es debido a estrecheces económicas,sino a razones de otra índole, que pueden deducirse de la Carta de Fermín Ibero a Fray Marcosde Villalba. Probablemente los Comentarios al Apocalipsis y los Comentarios a los tres pri-meros capítulos del Génesis fueron intervenidos por la Inquisición antes de publicarse. La In-quisición prohibe a la Universidad de Alcalá aprobar obras. Esta sería explicación satisfacto-ria para la aprobación en París y publicación en Lyon de los Comentarios al profeta Nahúm.La falta de ejemplares de El Sermón de los Pendones, de la edición de Lovaina de 1550 y deotras probables ediciones nos parecen indicativas de una censura inquisitorial.

Por otro lado, la inclusión de los Comentarios al libro de Job en el Índice de Libros Prohibidos de1612, nisi corrigantur, constituye una animadversión inquisitorial contra la obra del Huergensis. Su apa-

Page 161: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Hasta aquí el estado actual de la cuestión. Por nuestra parte, comenzamos poraclarar que, pese a los muchos esfuerzos y largas horas de trabajo que tambiénhemos puesto nosotros en ello 24, tampoco hemos podido hallar el documentodel Archivo Histórico Nacional en el que se expresaba la condenación del librode García Matamoros: es evidente que, pese a que, según López de Toro, en eldocumento no figurase el título del libro censurado, su localización sigue sien-do necesaria tanto para comprobar este último aserto como para estudiar toda lainformación allí facilitada.

Pero no nos engañemos: lo que conocemos del perdido documento bastapara poner sobre la mesa de los investigadores la hipótesis de que una de lasobras de García Matamoros fue censurada y esta hipótesis puede y debe ser exa-minada ante todo a través de un estudio textual de las distintas ediciones de lasobras de nuestro humanista.

Desde esta perpectiva, la lógica nos invita a examinar en primer lugar la po-sibilidad hasta ahora no contemplada de que la obra censurada fuese el tratadoDe ratione dicendi libri duo, que, como vimos, contenía pasajes de Erasmo yMelanchthon. Tal posibilidad, sin embargo, debe ser rechazada por cuantoque, como ya señalamos, la existencia de esos atrevidos pasajes pasó siempredesapercibida al Santo Oficio y las distintas ediciones de la obra conservaronsiempre el mismo contenido textual 25.

Por otra parte, el cotejo realizado por M. A. Rábade Navarro 26 de la ediciónalcalaína de 1570 del De tribus dicendi generibus siue de recta informandi sty-li ratione commentarius con la publicada en 1769 por Cerdá y Rico, demuestraque no hay diferencias sustanciales entre ambas ediciones y que, por ende, noencontramos nada que nos permita pensar en una censura.

Eliminadas las dos citadas obras retóricas de García Matamoros, entremos yaen el texto de la Apología, donde una comparación de las distintas ediciones nosdemuestra la existencia de una censura, aunque ésta nada tiene que ver con Ci-

La censura de Constantino Ponce de la Fuente… 161

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 155-167

rición sistemática durante casi dos siglos en los Índices expurgartorios corrobora la efectividad de la leydel silencio sobre las obras de Cipriano. No sería por tanto descabellado dar crédito a la afirmación deLópez de Toro sobre el proceso inquisitorial de Cipriano de la Huerga.

24 De los documentos mencionados por J. López de Toro (cf. nota 21) tan sólo hemos podido en-contrar, dentro de la Sección de Universidades del Archivo Histórico Nacional, los siguientes: Leg. 301,doc. 1, en cuyo f. [3r] encontramos el nombramiento de catedrático de Retórica de A. García Matamoros,de fecha 25 de septiembre de 1550, Libro 398 F, en cuyo f. [110r] se halla la «Prouisio catedre Rethori-ce magist. Matamoros», fechado el mismo día que el anterior, y Libro 399 F, f. 170r, que contiene el edic-to de la vacante de la cátedra por muerte de Matamoros y está fechado a 31 de mayo de 1572. Debemosseñalar, no obstante, que en la misma Sección de Universidades del Archivo Histórico Nacional se en-cuentran otros muchos documentos referentes a García Matamoros no mencionados por López de Toro:nos referimos al Leg. 48, doc 1, en cuyo f. [2 r] encontramos una solicitud sin fechar del humanista pi-diendo que se le abonara el tercio del mes de abril, aun cuando no había dado clase ese curso por enfer-medad, y a otros muchos documentos que recoge V. PÉREZ CUSTODIO, «Sobre los ingresos de los cate-dráticos de Retórica de Alcalá en la segunda mitad del siglo XVI», Calamus renascens I (2000), pp.277-298.

25 Cf., para las mismas, nota 5.26 Cf., M. A. RÁBADE NAVARRO (ed.), op. cit., pp. L-LVI y 1-145.

Page 162: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

priano de la Huerga, como pensó López de Toro. Descubramos ya, en efecto,que tanto en la edición de Schott como en la de Cerdá y Rico y en la modernade López de Toro 27 falta el siguiente texto sobre Constantino Ponce de laFuente que precede precisamente al de Cipriano de la Huerga 28:

Est in hoc eruditorum numero Constantinus nobilissimus concionator, cuiuseloquentia sacris educata concionibus, quoad Hispali uixit, admirationem habuit,qualem quidem Cicero in perfecto oratore, dum aliquid exquisitius et diuinumquaereret, inter caetera uehementer desiderauit. Amplum obtinuit orationis genuset effluens, sententiis argutum et uerbis sonans, cuiusmodi rostris et popularibusconcionibus maxime congruebat. Vnum habet, quod artis dicendi ignari imperi-tique homines in hoc excelenti summoque concionatore non assecuntur, qui cumex ultimis diuinae philosophiae penetralibus prope semper sumptas repetitasquecontiones constituat, sic popularibus instruit uerbis, sic multa communi sensu per-ficit, sic extra scholas et doctrinam uersatur, ut cum summopere delectet audito-res putent statim e proximo medioque uulgi arrepta esse, quae tamen in intimisdiuinae philosophiae uisceribus altissimas radices egerunt. Nemo mihi ante huncdisertum et mirae facundiae uirum quisquam uere potuit persuadere ut poetas, sicoratores omnino nasci. Quod ego demum illo die cognoui quo in magna doctorumfrequentia Compluti concionantem audiui. Tum equidem, tum intellexi uno eo-demque uinculo oratores cum poetis fuisse colligatos. Nam ut poetis, si naturaeparentis igniculi desint, ardua et sublimia excogitare non datur neque uerborumhabere delectum neque numeros aptare posse, ita oratores, aduersante genio, ne-que mira quaedam inuenire ualent neque proprie et copiose dicere neque quate-nus deceat et quantum intelligere possunt. Multum itaque Constantinus debet arti,sed plus naturae et diuiti uenae, quae plura quotidie gignit quam 29 ars ipsaduro pertinacique studio inuenire potuisset. [...]

Como podemos ver, nos encontramos ante una simple alabanza de las cuali-dades oratorias de Constantino, tan estimadas por el Emperador y sus contem-poráneos. García Matamoros comienza por recordar que los discursos del pre-dicador real ya habían despertado en Sevilla la admiración que, según Cicerón,debía levantar todo buen orador 30. Añade después que, a su juicio, el secreto del

162 José María Maestre Maestre

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 155-167

27 Cf., respectivamente, A. SCHOTT (ed.), op. cit., p. 819, líns. 39-40, F. CERDÁ Y RICO (ed.), op. cit.,p. 6, y J. LÓPEZ DE TORO (ed.), op. cit., p. 220. En las tres ediciones se pasa directamente del elogio deLuis de Ávila al de Cipriano de la Huerga. En la de J. LÓPEZ DE TORO, op. cit., pp. 126-127, encontramos,no obstante, una traducción del elogio de García Matamoros a Constantino.

28 Cf. Alfonsi Garsiae Matamori, Hispalensis et primarii rhetoris Complutensis, De asserenda His-panorum eruditione..., ff. [50v]-[51v], y A. DÍEZ Y NAVARRO (ed.), op. cit., pp. 112-115.

29 Desarrollamos así, al igual que hizo A. DÍEZ y NAVARRO (ed.), op. cit., p. 115, la abreviatura quetanto M. MENÉNDEZ PELAYO, Historia de los heterodoxos españoles, Madrid, La Editorial Católica, (Bi-blioteca de Autores Españoles), 1987, t. II, p. 59, nota 8, como A. MARTÍNEZ RIPOLL, art. cit., p. 63, nota140, entendieron erróneamente como quae.

30 Es posible que García Matamoros escribiera este pasaje con la cabeza puesta en CIC. de orat.1,151-152. En todo caso, la cita de Cicerón nos evoca el conocido ciceronianismo del humanista (cf. J.M. NÚÑEZ GONZÁLEZ, El ciceronianismo en España, Valladolid, Secretariado de Publicaciones de la Uni-versidad de Valladolid, 1993, pp. 95-101).

Page 163: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

éxito oratorio de Constantino radicaba en su saber aderezar con palabras popu-lares unos sermones, que, sin embargo, hundían sus raíces en el más profundomeollo de la filosofía. Luego, nuestro panegirista nos hace recordar con indu-dable habilidad que Constantino se había formado en la Universidad de Alcaláde Henares y para ello evoca un discurso suyo pronunciado allí, con el para-ninfo lleno de doctores. El Catedrático de Retórica señala, por último, que fueentonces cuando él se convenció de que de la misma manera que se nace poeta,así también se nace orador: el predicador real era la prueba viviente de la pri-macía en la oratoria del talento natural sobre la técnica y el estudio 31.

El pasaje suprimido no contiene, pues, nada heterodoxo en sí mismo. Pero re-presentaba una loa a Constantino que la Inquisición no podía valorar de la mis-ma manera en 1553 que a partir de cinco años después. Recordemos, en efecto,que pese a que las sospechas de heterodoxia sobre el afamado predicador arran-can desde antes de 1548, como bien nos demuestra el virgiliano 32 aut aliquis la-tet error; equo ne credite, Teucri que arrojó contra él en Sevilla San Francisco deBorja 33, no fue hasta 1558 cuando cambió su suerte. El 16 de agosto de este añoel afamado canónigo magistral de Sevilla fue encarcelado, tras descubrir la In-quisición fortuitamente su biblioteca emparedada 34 en casa de la viuda IsabelMartínez. Después de dos años de penalidades en las celdas del castillo de Tria-na falleció, al parecer, de disentería (y no suicidándose, como señalan algunas in-teresadas relaciones contemporáneas) 35. Su muerte, sin embargo, no detuvo elproceso inquisitorial que culminó en el auto de fe del 22 de diciembre de 1560en el que le sacaron en estatua y fueron quemados sus huesos 36.

La censura de Constantino Ponce de la Fuente… 163

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 155-167

31 García Matamoros se convenció, en definitiva, de que debía corregirse el aserto latino poeta nascitur, ora-tor fit (cf., para el impacto de esta misma idea en sus De ratione dicendi libri duo, A. MARTÍ, op. cit., p. 146).

32 Cf. VERG. Aen. 2,48.33 Cf. M. MENÉNDEZ PELAYO, op. cit., t. II, p. 70. A las sospechas de San Francisco de Borja deben su-

marse las que también en Sevilla manifestó a voces, tras un discurso de Constantino, Pedro Mexía, antesigualmente de 1548 (cf. J. GARCÍA PINILLA, «El doctor Constantino de la Fuente visto a través de un pa-recer de la Biblioteca Vaticana (Ms. Ottob. Lat. 782)», Archivo Hispalense 238 (1995), p. 66, nota 4;«Más sobre Constantino Ponce de la Fuente y el Parecer de la Vaticana (Ms. Ottob. Lat. 789)», Cua-dernos de Investigación Histórica 17 (1999), p. 192, nota 5). Igualmente cabe recordar la desconfianzaque, hacia 1556, despertó Constantino en el patriarca de Antioquía y arzobispo de Valencia, don Juan deRibera (cf. M. MENÉNDEZ PELAYO, op. cit., t. II, pp. 73-74).

34 El emparedamiento de libros para esquivar al Santo Oficio no tiene nada de extraño como bien nosilustra la recién descubierta biblioteca de Barcarrota (cf. J. CAÑAS MURILLO, Una edición recién descu-bierta de «Lazarillo de Tormes»: Medina del Campo, 1554, Mérida, Editora Regional de Extremadura,1995 (estudio anexo a la edición facsímil del ejemplar del Lazarillo de Tormes encontrado), pp. 7-16,cap. I «La biblioteca de un humanista»).

35 Cf. M. MENÉNDEZ PELAYO, op. cit., t. II, p. 72; I. J. GARCÍA PINILLA, «El doctor Constantino...», pp. 65-66.36 Cf. J. A. LLORENTE, Historia crítica de la Inquisición española, Madrid, Libros Hiperión, 1980, t. II, pp.

212-216; M. MENÉNDEZ PELAYO, op. cit., t. II, pp. 66-74; M. BATAILLON, op. cit., pp. 522-540; K. Wagner, Eldoctor Constantino Ponce de la Fuente. El hombre y su biblioteca, Sevilla, Excma. Diputación Provincial,1979; I. J. GARCÍA PINILLA, «El doctor Constantino...», pp. 65-73; «Más sobre Constantino...», pp. 191-197;A. MARTÍNEZ RIPOLL, art. cit., pp. 61-63. La supuesta confusión por parte de Erasmo (cf. M. BATAILLON, op.cit., pp. 492-493 y 523) del nombre de Constantinus Fontanus con el de Christophorus Fontanus ha sido de-sechada por J. GIL, «Una carta de Rodrigo Tous de Monsalve a Erasmo», en Los humanistas españoles y elhumanismo europeo (IV Simposio de Filología Clásica), Murcia, Universidad de Murcia, 1990, p. 81.

Page 164: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Nos encontramos, en definitiva, con una damnatio memoriae del afamadopredicador conquense, que, por otra parte, no tiene nada de extraña, aunque elnombre de García Matamoros no llegase a aflorar en los Índices del SantoOficio: cabe recordar, en primer lugar, que no es éste el único caso de censuraque no aparece en los Índices inquisitoriales, como bien nos documentan, entreotras, determinadas obras de Lope de Vega o de Calderón 37. De otra parte, nopodemos pasar por alto el paralelismo de esta damnatio memoriae con la ejer-cida también por la Suprema contra Constantino, como autor condenado de pri-mera clase, en otras obras que sí aparecen registradas en los Índices: nos refe-rimos a los insignificantes expurgos 38, pero órdenes de supresión, al fin y alcabo, de las pequeñas alabanzas que le había dedicado Juan Cristóbal Calvete dela Estrella en su relación del felicísimo viaje del príncipe Felipe por Italia,Flandes y la Baja Alemania, aparecida en Amberes en 1552 39, o las que, al hilocasi literal de esta última obra, le había otorgado Alonso de Ulloa en la Vitadell´invitissimo e sacratissimo imperator Carlos V 40.

Finalmente, debemos señalar que la damnatio memoriae era esperable siconsideramos el arresto sufrido por Juan de Mal Lara en 1561: recordemos,en efecto, que, tras aparecer en Sevilla, el 7 de febrero de este año, unas suel-tas de versos contra la Iglesia y el clero, fue encarcelado el maestro de gra-mática hispalense al sospechar de él el Santo Oficio no sólo porque solía ha-cer coplas y versos, sino porque también los compuso en alabanza deConstantino, cuando éste obtuvo la canonjía magistral de Sevilla el 21 de ju-lio de 1557 41.

164 José María Maestre Maestre

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 155-167

37 Cf. A. MÁRQUEZ, Literatura e Inquisición en España 1478/ 1834, Madrid, Taurus, 1980, pp. 166-168 (apartado intitulado «Al margen del Indice»).

38 Cf. A. MÁRQUEZ, op. cit., p. 168.39 Cf. El felicissimo viaje del muy alto y muy poderoso principe don Phelippe, hijo d´el Emperador

don Carlos Quinto Maximo, desde España a sus tierras de la Baxa Alemania, con la descripcion de to-dos los Estados de Bravante y Flandes en quatro libros, por Ioan Christoual Caluete de Estrella, En An-vers, en casa de Martin Nucio, Año de MDLII. Los dos pasajes de Constantino «autor condenado», queordena tachar Bernardo de Sandoval y Rojas en el Index librorum prohibitorum et expurgatorum, Ma-driti, apud Ludovicum Sanchez, MDCXII, p. 68 (cf. A. MÁRQUEZ, op. cit., p. 236, n.o 30, nota 15; A. PAZ

Y MELIÁ, Papeles de Inquisición. Catálogo y extractos, Madrid, Patronato de Archivo Histórico Nacio-nal, 1947, p. 476, n.o 1502) son los siguientes: f. [2v] «[...] El doctor Constantino muy gran Philosopho yprofundo Theologo, y de los mas señalados hombres en el pulpito y eloquencia que ha auido de grandestiempos acà, como lo muestran bien claramente las obras que ha escrito dignas de su ingenio. [...]» y f.[7v] «[....] Hizose el oficio diuino con gran solenidad, y predicò tan singularmente como lo suele hazersiempre el Doctor Constantino. [...]».

40 Cf. Vita dell´invitissimo e sacratissimo imperator Carlos V, descrita dal s. Alfonso Vlloa, [...], InVenetia, Appresso Vincenzo Valgrisi, MDLXVI, ff. 243r «[...] Il Doctor Constantino gran filosofo, &profondissimo Theologo et de» piu signalati nel pulpito & eloquenza, che sono stati al mondo da grantempo in quà, come si vede chiaro per le opere che egli scrisse degne del suo diuino ingegno. & spe-tialmente per la Dottrina Christiana, che trata sopra gli articuli della fede, laquale habbiamo tradotto inquesta lingua. Nella Iurisdprudentia, et iusciuiele [...]» y [245v] «[....] & predicò con quella eccelenza &dottrina che suol far sempre il Dottor Constantino. [...]». En la edición de Venetia, Appresso gli Heredidi Vincenzo Valgrisi, MDLXXIII, consultada por el inquisidor Quiroga (cf. nuestra nota 44), los pasajesse encuentran en los ff. 243r y 245r, respectivamente.

41 Cf. M. BATAILLON, op. cit., pp. 732-733; A. MÁRQUEZ, Literatura..., pp. 162-163.

Page 165: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Descubierta la censura y relacionada con otras similares, pasemos a estudiarahora la fecha en que se produjo. De ser absolutamente estrictos, sólo podríamosafirmar que la fecha de la detección del pasaje censurado puede ser situada en-tre 1559, puesto que el índice inquisitorial de este año recoge ya las obras deConstantino 42, y 1603, fecha en que sale a la luz la obra por segunda vez.Ahora bien, dado que el nombre de García Matamoros no se incluye en los Índi-ces inquisitoriales, pensamos que la decisión de eliminar el elogio de Constan-tino no tuvo lugar hasta el momento mismo en que Andrés Schott decidió vol-ver a editar la Apología.

La decisión de suprimir la loa dedicada a Constantino de la Fuente debió deser tomada espontáneamente por Schott a sabiendas de lo que en relación a sal-vaguardar la ortodoxia católica le exigiría el Priuilegium Caesareum que pordiez años concedió Rodolfo II a los impresores de las Hispaniae illustratae yque, firmado en Praga el 20 de agosto de 1603, fue publicado al comienzo delsegundo tomo 43:

[...] Hac tamen etiam conditione adiecta, ut opus praedictum nihil in se contine-at quod orthodoxae fidei Catholicae uel nostris et sacri Romani Imp. Constitu-tionibus aduersum sit, ac insuper ut saepe dictus Marnius et haeredes tria nimi-rum operis istius exemplaria ad Cancellariam nostram Imperialem Latinampropriis sumptibus quamprimum transmittant. Quod si neglexerint, priuilegioilli hoc nostro priuati et exuti esse debeant. [...]

No creemos, en definitiva, que la censura ejecutada por Schott contra el cé-lebre predicador conquense hubiera sido fruto de expendiente sancionador al-guno, lo que contribuye a explicar que la Apología de García Matamoros noacabara figurando en los Índices inquisitoriales, como de hecho sucedió con lade Ulloa en 1584 o en 1612 44 y le sucederá a la de Calvete de la Estrella en esteúltimo año 45.

Gracias, además, a que la Apología de García Matamoros no figuró en losÍndices, casi todos los ejemplares de la edición de 1553 pudieron mantener in-cólume la loa de Constantino. Una excepción a este respecto es el ejemplar de laBibliothèque National de París 46 en el que, si bien no se ha borrado el pasaje, seha tachado el nombre de Constantinus y se ha escrito encima el de Ludouicus

La censura de Constantino Ponce de la Fuente… 165

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 155-167

42 Cf. J. M. DE BUJANDA, Index de l´Inquisition espagnole, 1551, 1554, 1559, Quebec, 1984, pp, 458-462.43 Cf. Hispaniae illustratae..., t. II, f. [1v].44 Como bien señala A. MÁRQUEZ, op. cit., p. 235, n.o 22, la censura de la citada obra de Alonso de

Ulloa aparece en el Index librorum expurgatorum, illustrissimi ac reuerendis. d. d. Gasparis Quiroga,[...], Matriti, Apud Alfonsum Gomezium Regium typographum, anno MDLXXXIIII, f. [1r]: aquí se or-dena suprimir las loas a Constantino en la referida obra de Ulloa tanto de la edición veneciana de 1573«como en qualquiera otra, y en qualquiera lengua, que el dicho libro se halle».También encontramos lacensura en el Novus librorum prohibitorum et expurgatorum editus autoritate et iussu eminentmi. acreuerendmi. d. d. Antonii Zapata, [...], Hispali, Ex typographaeo Francisci de Lyra, an. MDCXXXII, p.62 (II Classis).

45 Cf. nota 39.46 La signatura del ejemplar es, más concretamente, 8.o Oo 1013.

Page 166: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Granatensis 47 La fecha de esta curiosa censura 48 guarda relación probablementecon la siguiente anotación que aparece en el reverso de la portada del mencio-nado ejemplar: «Está expurgado: en Sto. Thomas de Madrid y a 5 de Mayo de1632. Fr. Gabriel López 49.

Llegados aquí, cabe preguntarnos, por último, por qué López de Toro noacertó a establecer una posible relación entre la censura del elogio de Constan-tino y la derivada del perdido documento del Archivo Histórico Nacional, re-curriendo, por el contrario, a la hipótesis de un supuesto proceso inquisitorial deCipriano de la Huerga. La respuesta a esta interrogante la encontramos en unade las consecuencias de su error metodológico de limitarse a reproducir el tex-to de Cerdá y Rico y no realizar una edición crítica, cotejando, palabra por pa-labra, el texto de todas las ediciones existentes.

En efecto, frente a Menéndez Pelayo que pensó que el pasaje había sido su-primido en todas las ediciones posteriores a la de 1553, incluida la de Cerdá yRico de 1769 50, López de Toro creyó, sin embargo, que tal aserto era erróneo yque la censura sólo tuvo lugar en la edición de Cerdá y Rico de 1769 51: a estaconclusión le condujo, sin duda, el hallazgo del pasaje en la edición de AndrésDíez y Navarro de 1736 52.

166 José María Maestre Maestre

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 155-167

47 Este extremo fue apuntado ya por M. BATAILLON, op. cit., p. 530, nota 3. A. MARTÍNEZ RIPOLL, art.cit., p. 63, nota 140, se equivoca al afirmar, por una mala lectura posiblemente de la nota de Bataillon,que el nombre de Constantinus fue «sistemáticamente tachado [...] y susbtituido por el de LudouicusGranatensis en los ejemplares de las ya exitentes». Demuestra el error de esta afirmación la simple con-sulta del pasaje dedicado al afamado predicador real en los tres ejemplares de la edición de 1553 de laApología conservados en la Biblioteca Nacional de Madrid: R. 977, R. 12383 y R. 27916.

48 El mecanismo de censura empleado no es, sin embargo, nada extraño, a la luz de otras formas dedamnatio memoriae, más o menos similares, que encontramos en el Renacimiento: recordemos, porejemplo, que en la segunda edición de su Ciceronianus Erasmo convirtió en un inexistente portugués alespañol Genesius de la primera edición de la misma obra con el fin de sepultar en el olvido a Juan Ginésde Sepúlveda (cf. J. M. MAESTRE MAESTRE, «La adscripción a Portugal de Juan Ginés de Sepúlveda enel Ciceronianus de Erasmo: ¿lapsus o error deliberado?», ponencia presentada en Cataldo e André de Re-sende. Congreso Internacional do Humanismo Português. Coimbra-Lisboa-Évora, 25 a 28 de Outubrode 2000, cuyas actas están actualmente en prensa).

49 Debemos observar que en la anotación no se hace constar, como era costumbre (cf., por ejemplo,J. M. MAESTRE MAESTRE, «Humanismo y censura: en torno al Opus de rebus Hispaniae memorabilibusde Lucio Marineo Sículo», Actas del X Congreso Español de Estudios Clásicos (Alcalá de Henares, 21-24 de septiembre de 1999), en prensa, nota 221), el Index según el cual se hace la expurgación. Por otraparte, debemos aclarar que la letra de esta anotación y la que hallamos en el pasaje expurgado no pare-ce escrita por la misma mano: ésta es mucho más pulcra que aquélla. Pensamos, en definitiva, que el cen-sor fue ayudado por una segunda persona.

50 Cf. M. MENÉNDEZ PELAYO, op. cit., t. II, p. 59, nota 8. El error de MENÉNDEZ PELAYO pasó tambiéna M. BATAILLON, op. cit., p. 530, nota 3 y, de ellos, posiblemente, a A. MARTÍNEZ RIPOLL, art. cit., p. 63,nota 140.

51 La edición de Lopéz de Toro es una reproducción de la de Cerdá y Rico, como bien hace constar elautor en la portada que abre la edición.

52 «El elogio de Constantino de la Fuente, borrado —«penitus erasus»— de la Apología, con marcadaintención, por Cerdá, cuando editó la [sic] Opera omnia, pero, al través de lo que opina Menéndez y Pe-layo [«Historia de los heterodoxos españoles; 2.a ed. Madrid, Suárez, 1928, tom. V, p, 83, nota 1.a: (Edición de Alcalá, 1553, folios 50 y 51; suprimido en todas las restantes incluso en la de Cerdá y Ricode 1769: Alphonsi Garsiae Matamori... Opera omnia, Typis Andreae Ramírez. Vid. Introducción,

Page 167: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

La realidad, sin embargo, es muy distinta: el pasaje es suprimido en la ediciónde Schott de 1603, reaparece en la de 1736 53 y vuelve a desaparecer en la edi-ción de Cerdá y Rico de 1769 54, que a su vez sirve de base para la moderna deLópez de Toro.

Fue, pues, su creencia de que el pasaje de Constantino de la Fuente había sidosuprimido por Cerdá y Rico en 1769 y no en el propio Renacimiento, la razónque sin duda indujo a López de Toro a no entrever una relación entre la censu-ra derivada del perdido documento del Archivo Histórico Nacional y el pasajerealmente eliminado de la Apología. A falta de esta segura hipótesis, el moder-no editor convirtió en un proceso inquisitorial de Cipriano de la Huerga los re-paros que algunos contemporáneos ponían al método filólogico del monje cis-terciense y supuso así la existencia de un proceso inquisitorial del que, hoy porhoy, no tenemos ninguna prueba fidedigna.

Una futura y deseable investigación aclarará, caso de que al fin aparezca elperdido documento del Archivo Histórico Nacional, si la Apología era o no el li-bro condenado del que allí se hablaba 55. Pero, con independencia del contenidode ese hoy perdido documento, nuestro trabajo ha demostrado que la mencio-nada obra de García Matamoros fue censurada, ya en el propio Renacimiento,por alabar a Constantino Ponce de la Fuente. No cabe duda, en definitiva, que,al margen de los Índices, el Santo Oficio actuó, directa o indirectamente, paraque en la segunda edición de la Apología ya no figurara el elogioso pasaje de-dicado al célebre predicador condenado.

[email protected]

La censura de Constantino Ponce de la Fuente… 167

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 155-167

pág, 13)»» reza en la nota 110 a pie de página (cf. nuestra nota 50 para la localización de la misma notade Menéndez Pelayo en la edición por nosotros manejada)], subsistente todavía en la edición de 1736, enla edición de Andrés Díez, de donde nosotros lo copiamos, sirve de acusación y excusa al mismo tiem-po, de cómo a este respecto se las había García Matamoros. […]», escribe textualmente J. LÓPEZ DE

TORO, op. cit., p. 126 (creemos que la expresión «al través» ha de entenderse como «al revés»).Debemos dejar claro, finalmente, que J. LÓPEZ DE TORO (op. cit., pp. 115-120), conoce la edición de

A. Schott, de la que recoge incluso los títulos de sus divisiones, pero no se percató de que en ella ya nofiguraba el elogio de Constantinus y que, por tanto, Cerdá y Rico no había hecho otra cosa que seguir suspasos.

53 La edición, basada en el texto de 1553, cuenta con la correspondiente Licencia del Consejo, fir-mada por don Miguel Fernández Munilla, «Secretario del Rey nuestro Señor, su Escrivano de Camaramas antiguo, y de Gobierno del Consejo», en Madrid, a 27 de abril de 1736. Al Consejo y al propio Díezy Navarro —no olvidemos que su trabajo filólogico deja mucho que desear, como ya pusimos de mani-fiesto en la nota 18— les pasó totalmente desapercibida la censura ya impuesta por la edición deSchott: ésta es otra prueba de que no debió existir un expediente que alertase a los futuros censores.

54 Aunque no lo explicite así, Cerdá y Rico consideró la necesidad de suprimir el pasaje a través de lacensura impuesta por la edición de Schott: su conocimiento de la edición de 1603 queda claro en los ff.[c 1r] y [c 2v] de su citada edición.

55 En el caso de que el contenido guardase relación con la supresión del elogio de Constantino y en elsupuesto también de que el documento fuese anterior a 1603, la fecha del mismo podría resultar intere-sante para saber si alguien vio la necesidad de eliminar el mencionado pasaje en fecha anterior a la se-gunda edición de Schott.

Page 168: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1
Page 169: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 169-188

Antes que la zarzuela se especializara en temas populares y costumbristas, an-tes que fuera espejo de la sociedad de su tiempo, este género dramático-musical,típicamente hispano, se centró, hasta bien avanzada la segunda mitad del sigloXVIII, en los temas mitológicos de Grecia y Roma 1.

La introducción de la música en el teatro español tiene raíces muy antiguas,pero por influjo de Italia se acentúa esta combinación artística en el siglo XVII. Afines del XVI había nacido en Italia el dramma in musica —lo que más tarde se-ría conocido como «ópera»—, y en España hay en el teatro, consecuentemente,un paulatino contagio con el género operístico.

Homero y Ovidio en clave de zarzuela:La Briseida de Ramón de la Cruz

VICENTE CRISTÓBAL

Universidad Complutense

1 Véase como fundamental obra de referencia la de E. COTARELO Y MORI, Historia de la zarzuela des-de su origen a fines del siglo XIX, Madrid 1934.

Resumen. La Briseida de Ramón de la Cruz (1768) es una zarzuela mitológica, que tienecomo fuentes la Ilíada de Homero y la tercera Heroida de Ovidio.

Palabras clave: Tradición Clásica; Literatura Comparada; recepción; Mitología; zar-zuela; Homero; Ovidio; Ramón de la Cruz.

Summary. Ramón de la Cruz’s La Briseida (1768) is a mythological zarzuela, which de-rives from the Homer’s Iliade and the Ovid’s third Heroide.

Key words: Classical Tradition; Comparative Literatura; reception; Mythology; zar-zuela; Homer; Ovid; Ramón de la Cruz.

Page 170: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Así, la gran mayoría de la producción dramática calderoniana tiene alguna in-tervención musical. Especialmente en las comedias o dramas mitológicos delautor lo literario se combina con otros elementos artísticos (escenografía fas-tuosa y «efectos especiales», danza, canto y música), consiguiendo con ello unalejamiento de lo real y de lo costumbrista. A partir de mediados del sigloXVII es evidente el afán de Calderón por crear un teatro musical con unos rasgosdiferenciales bien marcados, y es su drama La fiera, el rayo y la piedra (sobrelos mitos ovidianos de Anaxárete y Pigmalión), representada en mayo de 1652en el Buen Retiro, la obra que prologa esta nueva modalidad; avanzando por esavía sigue otro drama también mitológico, Las fortunas de Andrómeda y Perseo,estrenada en 1653; y ya las que pueden ser consideradas primeras zarzuelas pro-piamente dichas de la producción calderoniana son El golfo de las sirenas y Ellaurel de Apolo (sobre tema odiseico, la primera, y sobre el amor de Apolo porDafne, narrado por Ovidio, la segunda), destinadas a ser representadas para en-tretenimiento del rey Felipe IV en el palacio de la Zarzuela. (De este modo,como se sabe, la denominación del que llegó a ser «género chico» procede, pormetonimia y antonomasia, del nombre de ese palacio). Vienen después La púr-pura de la rosa, Celos, aun del aire, matan, El hijo del Sol, Faetón, Eco y Nar-ciso, Ni Amor se libra de amor y La estatua de Prometeo. De las primeras zar-zuelas se perdió la música y no ha llegado a nosotros el nombre de loscompositores, pero sí que sabemos ya que el compositor de muchas de estas úl-timas de Calderón fue Juan Hidalgo. El nuevo género se conforma como un tipode drama con intercalación de números musicales, con temas procedentes casiexclusivamente de la mitología clásica y destinado a ser por encima de todo unespectáculo cortesano.

Desde Calderón a Ramón de la Cruz (1731-1794), la zarzuela permanece,pues, anclada en la mitología y son muchos los autores que, pisando las huellasde Calderón y extrayendo argumentos de las Metamorfosis de Ovidio mayor-mente 2, o más raramente de otras fuentes antiguas, o de los manuales mitográ-ficos modernos que las sintetizaban, dedicaron su ingenio y esfuerzos a este tipode teatro. Uno de los más fecundos y representativos, fue, por ejemplo, José deCañizares (1676-1750) 3.

170 Vicente Cristóbal

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 169-188

2 Sobre el uso de las Metamorfosis como fuente para argumentos de zarzuelas en la primera mitad delXVIII informa, con análisis de varios ejemplos, el trabajo, aún reciente, de E. J. PERAL VEGA «La zarzuelade la primera mitad del siglo XVIII: deformación burlesca de la mitología clásica», Cuadernos de Filo-logía Clásica. Estudios Latinos 14 (1998) 224-243.

3 Contamos con la monografía de A. J. EBERSOLE, José de Cañizares, dramaturgo olvidado del sigloXVIII, Madrid 1975, que contiene sobre todo los argumentos de muchas de sus obras, entre ellas algunasde las de tema mitológico como Fieras afemina Amor (sobre el amor de Hércules por Íole, que —subs-tituyendo a la Ónfale del mito— le obliga a hilar y lo doblega y afemina; con igual título que otra co-media de Calderón), Templo y Monte de Filis y Demofonte (sobre el amor de la princesa tracia Filis yDemofonte, príncipe ateniense, hijo de Teseo; según la Heroida II de Ovidio, pero con muchísimas in-novaciones), y Amor es todo invención, Júpiter y Anfitrión (sobre el bien conocido tema, de precedenteplautino, del amor entre Alcmena y Júpiter, del que resulta el engaño del marido, Anfitrión, y el naci-miento de Hércules).

Page 171: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Además de esta orientación predominante hacia las Metamorfosis del poetade Sulmona, hay también en el mismo siglo XVIII un cierto interés zarzuelísticopor los temas del ciclo troyano: lo evidencian títulos como Los desagravios deTroya (sobre la llegada de Eneas a Italia, con fuente en la Eneida; estrenada enZaragoza en 1712), cuyo libreto es obra de Juan Francisco Escuder 4, debiéndosela música a Joaquín Martínez de la Roca y Bolea, o bien Para obsequio a la dei-dad nunca es culto la crueldad (sobre el sacrificio de Ifigenia), y Antes que ce-los y amor la piedad llama al valor, y Aquiles en Troya (sobre el fin de la cólerade Aquiles; estrenada en el verano de 1747), libretos ambos de Nicolás Gonzá-lez Martínez, con música del compositor José de Nebra, o bien la Briseida, zar-zuela escrita por don Ramón de la Cruz (estrenada en 1768), con música delmaestro Antonio Rodríguez de Hita, obra que en estas páginas nos proponemosanalizar con algún detalle, sobre todo por lo que se refiere a su dependencia defuentes clásicas 5.

Precisamente esta interesante producción, que resulta de la contaminatio–como vamos a ver– de fuente homérica (Ilíada, libros I, IX, XVI y XIX) yovidiana (epístola III de las Heroidas), representa el canto de cisne de la zar-zuela mitológica. Y su vinculación con Homero y con Ovidio no ha sido sacadaa la luz en las obras que se han dedicado a rastrear la pervivencia de dichos au-tores 6. A partir de la Briseida su autor se vuelve a los temas costumbristas y re-gionales, abandonando la cantera clásica de la que hasta el momento se habíaido surtiendo el género, y ello por razones diversas de las que hablaremos másadelante. Escribirá entonces, lejos ya de Ovidio y Homero, zarzuelas talescomo Las segadoras de Vallecas, Las labradoras de Murcia, Los jardineros deAranjuez o Los zagales del Genil. Y por ahí se llegará tiempo adelante, sin mu-cho esfuerzo, a El barberillo de Lavapiés (1874) de Luis Mariano de Larra, Laverbena de la Paloma (1894) de Ricardo de la Vega y La Revoltosa (1897) deJosé López Silva y Carlos Fernández Shaw, que son muestras bien representa-tivas de lo que hoy se entiende como zarzuela propiamente dicha, considerán-dose a veces lo producido antes como «prehistoria de la zarzuela» 7.

Después de Ramón de la Cruz, raras serán ya las zarzuelas que volverán a sa-car su argumento del mito antiguo, pero de todos modos las seguirá habiendo: asíEl joven Telémaco de Eusebio Blasco (de 1866), El rey Midas de Puente y Brañas(de 1869), y El Amor enamorado de Juan Eugenio de Hartzenbusch (de 1880).

Homero y Ovidio en clave de zarzuela: La Briseida de Ramón de la Cruz 171

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 169-188

4 Estudia la fuente virgiliana de esta obra, y su tratamiento dramático, A. SOLER MERENCIANO en sutrabajo «Presencia virgiliana en Los desagravios de Troya de Juan Francisco Escuder», en A. Mª AL-DAMA et alii (edd.), La Filología Latina hoy, vol. II, Madrid 1999, pp. 1331-1338.

5 Manejamos la edición de Madrid: imprenta de don A. MUÑOZ DEL VALLE, 1768, cuya portada rezaasí: Briseida zarzuela heroica en dos actos por don Ramón de la Cruz Cano y Olmedilla, puesta en mú-sica por el maestro don Antonio Rodríguez de Hita. Para representarse por las compañías de esta villaen el Coliseo del Príncipe las noches de verano de este año de 1768. Con permiso.

6 Ni se menciona la Briseida en el Homero en España de J. PALLÍ BONET (Barcelona 1953), ni en elestudio de A. ALATORRE sobre la pervivencia hispana de las Heroidas (que antecede a su traducción bi-lingüe publicada en Méjico 1950), ni en ninguna obra de este tipo que yo conozca.

7 Así M. GARAYOA, La zarzuela, Madrid 1982, pp. 12-20.

Page 172: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Para situar la Briseida en su contexto histórico hay que partir de la informa-ción proporcionada por Cotarelo y Mori en su libro monográfico sobre Ramónde la Cruz 8, información que se recoge luego en su ya citado estudio sobre laHistoria de la zarzuela 9. Fue el conde de Aranda quien permitió a las compa-ñías teatrales de Madrid hacer durante el verano representaciones nocturnas ex-clusivamente para su propio beneficio, una vez que se suprimieron los autos sa-cramentales en 1765 y se hizo más largo el espacio temporal en que los actoresquedaban apenas sin ocupación. A continuación nos remitimos al informe deCotarelo:

Don Ramón de la Cruz fue encargado de escribir la obra con que habían deinaugurarse estas representaciones veraniegas, y produjo la Briseida, zarzuela he-roica como la llama su autor, y para ella compuso la música el célebre D. AntonioRodríguez de Hita, maestro de la Capilla del convento de la Encarnación de estacorte, reputado ya entonces como uno de los mejores músicos de España, y con-siderado hoy como uno de los grandes maestros del arte de los sonidos. La vísperade su estreno en el teatro, representóse por vía de ensayo general en casa del con-de de Aranda ante los embajadores extranjeros, altos empleados y otras personasde distinción, y el 11 de Julio del citado 1768, hízose en el teatro del Príncipe, conla particularidad de que ejecutaron los papeles mujeres, con excepción del viejoCalcas, que estuvo a cargo de Ambrosio de Fuentes [...] La concurrencia fue tannumerosa en la primera noche, que la entrada alcanzó la suma no vista hasta en-tonces de 8.859 reales, entrada que, aunque no tanto, se mantuvo buena en las res-tantes noches hasta el 3 de Agosto [...]

El éxito tuvo que deberse, sobre todo, a la novedad del espectáculo, a la bue-na ocasión y predisposición del público, al prestigio y seducción de las actrices-cantantes (entre ellas María Mayor Ordóñez, que era, como indica Cotarelo 10,«la más célebre cantante que había entonces en España, y a quien llamaban laMayorita»), y no tanto a la calidad en sí de la obra ni a la fama de su argumen-to; el autor debió de entenderlo de este modo, puesto que dio el giro inmedia-tamente, como ya hemos adelantado, hacia lo costumbrista. Sin duda el argu-mento mitológico le venía dado por la tradición, tal vez también por unaespecial deferencia al conde de Aranda y al público culto que fue su primer de-mandante y espectador 11, y tal vez, acaso, por un tanteo de aproximación a lasmodas neoclásicas a las que definitivamente Ramón de la Cruz acabó dando laespalda. Pero enseguida, el nuevo y más amplio público y la predisposición li-

172 Vicente Cristóbal

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 169-188

8 Don Ramón de la Cruz sus obras. Ensayo biográfico y bibliográfico, Madrid 1899, pp. 113-118.9 Op. cit., pp. 136-140.10 Historia de la zarzuela, cit., p. 137.11 Sugiere COTARELO otra probable razón para la elección del argumento (Hist. de la zarzuela, cit., p.

136): «pero, en lugar de lanzarse desde luego por la vía a que le conducían sus gustos y lo principal deltrabajo literario de toda su vida, obedeciendo, sin duda, a las imposiciones del maestro a quien quiso aso-ciarse para la obra, que le pediría grandes situaciones musicales y personajes heroicos en quien poner losacentos y notas con que pensaba engrandecerlos...»

Page 173: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

teraria del autor, experto en sainetes de ambiente realista y cotidiano, lo con-dujeron a operar el ya citado cambio, que a partir de él quedó establecido y en-tronizado para la zarzuela, género dramático que dejó de vincularse ya a lo clá-sico y pasó a ser mímesis de la sociedad urbana y provinciana de aquellostiempos.

Según constataciones de Cotarelo 12, que la obra no era ningún prodigio «se lohicieron comprender al autor algunos maleantes libelistas, que pusieron nueva-mente en solfa la Briseida, sobre todo un don Miguel de la Higuera y Alfaro,que publicó o difundió, encubierto con el nombre de Un barbero de Fuencarral,unas cartas satíricas escritas con gracia contra aquel compendio en dos actos delos XIX libros de la Ilíada.»

En realidad, la obra, a mi juicio, sin rayar a gran altura por su versificación, síque está, dramáticamente, bien trabada y construida. Y en cuanto a la invencióndel asunto, no es sólo «un compendio» homérico, como parecen achacarle suscríticos coetáneos, sino que, con base también en Ovidio, el autor ha sabidoplasmar dramáticamente el conflicto sentimental que no estaba propiamente ex-plícito en Homero, y ha sabido reproducir y adaptar a las exigencias teatrales elcarácter y el alma de la heroína elegíaca de Ovidio. Hay que ver en todo ellomás un mérito que un demérito, sobre todo teniendo en cuenta que las zarzuelasmitológicas de su tiempo (por ejemplo, las de Cañizares) abundaban en libérri-mas invenciones, complicaciones y añadidos con respecto a su fuente antigua,de manera que a veces el argumento clásico se hacía irreconocible. La novedadcaracterística de esta pieza precisamente habría que buscarla en su apego a lostestimonios antiguos de la leyenda.

No he podido localizar la ópera Briseida a que se refiere Cotarelo 13, cuya le-tra atribuye a Cañizares y cuya música a Corradini 14, pero el elenco de perso-najes de que da cuenta en su informe el citado crítico bien nos indica que com-portaba un tratamiento muy despegado del texto homérico: aparte de losinfaltables Briseida y Aquiles, están Clearco, Antilina, Anténor, Fragatta y Pi-quete.

Lo mismo sucede, fuera ya de nuestras fronteras, con una tragedia francesarepresentada con éxito en París nueve años antes (en 1759), Briséis ou la colè-re d’Achille, de Louis de Poinsinet de Sivry 15, pues, en efecto, dicha pieza tie-

Homero y Ovidio en clave de zarzuela: La Briseida de Ramón de la Cruz 173

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 169-188

12 Historia de la zarzuela, cit., p. 138.13 En Don Ramón de la Cruz y sus obras, cit., p. 117, nota 1.14 En el diccionario de J. DAVIDSON REID, The Oxford Guide to Classical Mythology in the Arts,

1300-1990s, Nueva York-Oxford 1993, t. I, p. 10, dicha ópera se atribuye a Pietro Tori (compositor) y aF. Palmieri (libretista), y se dice que fue representada por vez primera en el carnaval de Hannover en1696. En el mismo diccionario se informa que F. Corradini introdujo tres nuevas arias en esta Briseida,y que con esa adición se representó en Madrid el 23 de mayo de 1746: sin duda la letra de esas arias aña-didas es la que fue escrita originalmente por Cañizares, siendo lo demás traducción. Tal vez así es comohaya que solucionar esa doble atribución.

15 Está en el Repertoire du Théâtre français. Tragedies, t. IV, París 1808, pp. 61-124. Como curiosaadición se inserta la traducción al latín de un pasaje puesto en boca de Crises, hecha por el hijo del autoren homenaje a su padre (acto V, escena 3).

Page 174: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

ne mucho de novedoso e inventado, a partir del famoso conflicto expuesto en laIlíada 16, comenzando porque entre los personajes no está Agamenón y sí Brises,Príamo y otros como Áyax, Adrasto y Eufanor (también, claro está, Aquiles,Briseida y Patroclo), y siguiendo porque aquí se introduce la ficción argumen-tal de que Briseida, en realidad Hipodamía, sea hija de Príamo, expuesta de pe-queña a resultas de un oráculo que la culpaba de la futura muerte de Héctor, ysalvada por Brises, que la dio su nombre y actuó como padre suyo; la obra co-mienza en plena cólera de Aquiles, no se descubren sus orígenes; y al final, conHéctor, muere Briseida para dolor de Príamo y Aquiles.

Además, la anterior tradición dramática hispana sobre Aquiles se fijaba es-pecialmente en su ocultamiento, previo a la guerra, en la isla de Esciros entre lashijas de Licomedes: así en El caballero dama o el Aquiles de Cristóbal deMonroy y Silva, así en El Aquiles de Tirso de Molina y en El monstruo de losjardines de Calderón.

De manera que esta su fidelidad al testimonio literario de Homero y Ovidio esuna peculiaridad destacable, dado su contexto, de la Briseida de Ramón de laCruz.

Algo definitorio y característico de esta pieza es también la ausencia de losgraciosos, el carácter de la obra ajeno a toda comicidad y su asentamiento, sinfisuras, en el mundo severo y aristocrático de la epopeya 17. Diríamos que estetono es algo contagiado también de las fuentes antiguas utilizadas por el dra-maturgo. No es, pues, una comedia, como suelen serlo las zarzuelas, y aunquesu fin es momentáneamente feliz —aun a costa de la muerte de Patroclo— conla unión deseada de los amantes y con la vuelta de Aquiles a la lucha, no obs-tante, la atmósfera plenamente heroica avecina un tanto este drama al ámbito dela tragedia. «Zarzuela heroica» reza el título de forma muy significativa.

Por lo que atañe a la métrica, en acuerdo a ese tono elevado, está escrita laobra en romance endecasílabo, salvo las arias y recitados.

A continuación exponemos detalladamente el argumento:

Acto I, escena 1.—En el consejo de los jefes griegos se delibera sobre la pes-te que azota al ejército acampado ante Troya. Aquiles declara sus sospechas deque se deba a la ira de la divinidad ante la culpa de alguno. Calcas, el adivino,pide la protección de Aquiles antes de hablar, Aquiles se la promete, y el adi-vino acusa a Agamenón, por haber retenido a Crisia (la Criseida homérica), hijade Crises, sacerdote de Apolo, a pesar de que éste se la había reclamado. Aga-menón se enfada, pero consiente en devolverla, y Patroclo lo alaba por su pro-ceder. Una velada amenaza cierra las palabras del general contra aquél «que misiras despertó soberbio».

174 Vicente Cristóbal

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 169-188

16 Queda fuera de duda que esta obra sirviera de algún modo como modelo para la zarzuela de Ramónde la Cruz. Nada hay en común entre ambas obras.

17 No hay, pues, tratamiento burlesco de la mitología clásico, como es frecuente en obras de este gé-nero: véase el trabajo antes citado de E. J. Peral Vega.

Page 175: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Escena 2.—Briseida y Crisia dialogan sobre su respectiva situación de es-clavitud. Briseida recuerda su pasado, la muerte de sus hermanos y padre y suconquista, pero manifiesta su actual felicidad con Aquiles. Crisia, en cambio, sesiente infeliz con Agamenón.

Escena 3.—Aquiles se llega ante ambas y da a Crisia la noticia de su libera-ción, que ésta recibe con alegría.

Escena 4.—Dialogan entre sí tranquilamente Aquiles y Briseida, cuandoviene Taltibio con orden inopinada de Agamenón de llevarse a Briseida paraque ocupe el lugar de Crisia. Aquiles irritado promete vengarse.

Escena 5.—Taltibio se presenta ante Agamenón y le comunica que sus ór-denes se han cumplido, pero revela cierta flaqueza en su cumplimiento; Aga-menón lo recrimina y pide a Euribates (así en la obra y no Euríbates) que lo sus-tituya y conduzca a Briseida hasta la tienda. Llega Aquiles amenazando conmarcharse y con dejar la guerra. Agamenón le contesta con arrogancia. Aga-menón, y Aquiles y Briseida dan voz a su encono.

Acto II, escena 1.—Ha transcurrido un cierto tiempo. Ausente Aquiles de laguerra, los troyanos triunfan sobre los griegos. Agamenón propone, en conse-cuencia, la huida a Grecia. Patroclo se opone a ese plan y opina que se debe re-sistir hasta vencer o morir. Calcante propone que Agamenón devuelva a Bri-seida para poner fin a la cólera de Aquiles. Y Agamenón accede, prometiendodarle además grandes regalos si consiente en luchar. Todos aprueban su deci-sión.

Escena 2.—A pesar del tiempo transcurrido, Crisia aún no ha sido devuelta asu padre, porque la navegación no ha contado con los vientos favorables. Dia-logan de nuevo Briseida y Crisia, comentando su cambio de suerte, y se despi-den. Parte Crisia con Ulises.

Escena 3.—Aquiles en solitario manifiesta primero su tranquilidad, tocandola lira, y luego su propósito de venganza.

Escena 4.—Patroclo, Euribates y Calcas vienen a Aquiles como embajadoresde Agamenón para devolverle a Briseida y ofrecerle la recompensa si decidevolver a la batalla. Aquiles se niega, y Patroclo le pide entonces sus armas parasalir él mismo a la lucha en lugar de Aquiles; a esto sí da el héroe su consenti-miento.

Escena 5.—Calcas y Euribates le traen ante los ojos los regalos y a Briseidamisma.

Escena 6.—Aparece la caravana de esclavos y dones ofrecidos por Agame-nón. Briseida se dirige a Aquiles intentando convencerle y manifestándole suamor. Aquiles permanece inconmovible.

Escena 7.—Agamenón en persona le trae a Aquiles la noticia de la muerte dePatroclo, y Aquiles accede ya a salir al combate y a aceptar las disculpas y re-galos del general, junto con Briseida.

El acto I presenta, pues, el origen del conflicto y el conflicto mismo; el II, suprogreso y desenlace.

Homero y Ovidio en clave de zarzuela: La Briseida de Ramón de la Cruz 175

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 169-188

Page 176: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

La sola exposición del argumento habrá dado idea suficiente de su desarrollo,muy paralelo al texto de la Ilíada. Son, en efecto, los libros I (la peste y el ori-gen de la cólera de Aquiles), IX (la embajada), XVI (la muerte de Patroclo) yXIX (fin de la cólera) los que aquí han prestado su materia: el I para el acto I, ylos otros, condensados, para el acto II.

De la epopeya homérica proceden inicialmente los personajes y sus caracte-res, así como las diversas situaciones; el texto español resulta ser en varios pa-sajes, como veremos, una ampliación o reducción del homérico.

Hay leves mutaciones, como el cambio de nombre de Criseida, que aquíaparece como Crisia, tal vez por una simple disimilación con Briseida 18, o el de-sempeño de la embajada no por Áyax, Fénix y Ulises, como en el texto griego,sino por Calcas, Patroclo y Euríbates (aquí Euribates), y la razón para estecambio estriba, sin duda, en una necesidad dramática de economía de persona-jes; los ya aparecidos son forzados a desempeñar esa otra función y a ofrecer unmayor rendimiento en la representación 19; hay también escenas –así los en-cuentros de Briseida y Crisia (I 2 y II 2)– creadas sin la falsilla el texto homé-rico, pero que sirven para la caracterización psicológica de los personajes, y queimplican una no gratuita función dramática, como, por ejemplo, la distensión oprolepsis de lo que va a ocurrir más tarde: así en la escena I 2, el diálogo Crisia-Briseida nos hace presentación de las dos mujeres, las caracteriza en su situa-ción opuesta de infelicidad-felicidad, y anuncia con vago vislumbre el cambioinmediato de la misma cuando Crisia propone a Briseida:

Piensa un rato no más que el hado adversote mezcló, por tu mal, con las esclavasde Agamenón, y di tu sentimiento,

y Briseida responde:

[...] mas permiteno asuste mi tranquilo pensamientocon imagen tan fiera [...];

y precisamente eso es lo que va a ocurrir enseguida. También es ajena a Ho-mero la escena (I 3) en la que Aquiles notifica a Criseida su liberación, y aque-lla en la que Taltibio informa a los dos amantes de la decisión de Agamenón dellevarse a Briseida; consigue así el autor desdoblar dos momentos de máximatensión que estaban juntos en la Ilíada, el descubrimiento de Agamenón comoculpable, y el anuncio, como consecuencia directa de tal descubrimiento, del

176 Vicente Cristóbal

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 169-188

18 Menos significativo aún es el cambio nominal de Crisótemis por Crisotema (así, como palabra lla-na), que obedece sólo a razones de rima (acto II, escena 1).

19 A la misma razón de economía obedece el hecho de sustituir intervenciones homéricas de Dio-medes o Néstor por otras de Patroclo y Calcas (en II 1). O la de Antíloco, para comunicar a Aquiles lamuerte de Patroclo, por la del propio Agamenón (II 7).

Page 177: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

robo de Briseida. En efecto, contra lo que ocurre en la Ilíada, aquí, después delconsejo de los próceres y de que Agamenón haya accedido a entregar a la hijade Crises (y pese a la velada amenaza de éste contra Aquiles a que ya nos he-mos referido antes: otra forma proléptica de remitir hacia adelante), todo pare-ce tranquilo, de modo que, vuelto Aquiles a su tienda y tras informar a Crisia desu ventura, el héroe le dice a Briseida:

Desenojada la deidad, bien mío,libres de susto respirar podemos,y al beneficio de los aires purosnuestras naves y tropas verás luegoa su primer vigor restituidas,

y es precisamente entonces, en esa situación de aparente placidez, cuando llegaTaltibio con la funesta orden.

El dramaturgo, pues, sabe bien variar la tensión con distensión y alargar la ac-ción con situaciones intermedias. Del mismo modo la ya comentada escena I 2de diálogo entre ambas mujeres cumplía no menos una función de aplazamien-to y relajación entre dos momentos tensos. La respuesta airada de Aquiles a laactitud tiránica del Atrida está igualmente alejada, en la pieza de Ramón de laCruz, de la proclama soberbia de Agamenón y del anuncio de que inmediata-mente se llevará a Briseida, momentos que en la Ilíada estaban juntos (I 130-187). Se consigue de esa manera secuenciar la acción de forma más gradual queen la epopeya, según una técnica propia del drama. Todo esto, pues, es resulta-do del cambio de género operado sobre un mismo argumento, fruto de lo que,desde una terminología intertextual, llamaríamos «transgenerización».

Sin duda también por sumisión a una economía dramática se omite en el tex-to español, o se debilita, la relación amistosa, según Homero, entre Aquiles yPatroclo, personaje que aquí aparece no como un alter ego de Aquiles, sinocomo un instrumento más de mediación en las relaciones entre Agamenón y elhijo de Peleo. A las mismas motivaciones hay, en fin, que atribuir que, frente ala repetición literal de la oferta de recompensas a Aquiles (en boca de Agame-nón en Il. IX 121-156, y en boca de los embajadores en Il. IX 264-299), en eltexto español la segunda vez (II 4) sólo de una forma resumida se aluda a lo queya se había dicho (II 1): evidentemente está de más en el drama dieciochescoese estilo formular y repetitivo propio de la antigua epopeya.

Si realmente la crítica contemporánea le echaba en cara el desconocimientode las costumbres griegas, poca razón asistía a tales reproches, puesto que en eldrama no se evidencia –en mi opinión– ningún llamativo desajuste ni anacro-nismo notable con respecto a la situación legendaria, que se recrea, tal y comoaparece testimoniada en las fuentes. O, por ser mas exactos, sólo un anacro-nismo he descubierto, y no porque se confunda lo antiguo con lo contemporá-neo, sino porque no se tiene en cuenta la propia cronología mítica. Es en la es-cena penúltima del último acto: Briseida suplica a Aquiles una mirada siquiera

Homero y Ovidio en clave de zarzuela: La Briseida de Ramón de la Cruz 177

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 169-188

Page 178: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

de piedad, pero Aquiles responde, como si ya hubiera leído la Odisea, di-ciendo:

En vano por templarme te acongojasni seducirme con tu llanto pienses,que del astuto Ulises he aprendidoa despreciar la voz de las Sirenas.

Sin embargo Ulises aún no había emprendido su retorno ni se había encontradoaún con las Sirenas, y cuando, mucho más tarde, eso sucedió, entonces Aquilesya había muerto 20.

Cuando en II 1 Patroclo llama a Agamenón «glorioso emperador», podríapensarse también en un anacronismo, pero no hay tal en realidad, si se piensa enun uso latinizante del término: imperator, en efecto, significa propia y origi-nalmente «general en jefe», «detentador del mando militar supremo», y eso erajustamente Agamenón 21.

Si hay algo que pone diferencia en la atmósfera de los dos textos es la su-presión en el moderno de todo lo relativo al aparato divino de la mitología: niAtenea frena aquí los impulsos de Aquiles contra Agamenón (como en Il. I 193-222), ni Aquiles se sincera ni dialoga con su madre Tetis (como en Il. I 351-427), ni intervienen las deidades paganas, fuera de alusiones y menciones vagas.No hacía falta para el desarrollo del conflicto echar mano de esos elementos,bien es verdad, pero de ese modo, además, la acción mostraba una aparienciamás histórica y verosímil, más racional, y más de acuerdo, en consecuencia, conlas tendencias neoclásicas que entonces triunfaban.

178 Vicente Cristóbal

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 169-188

20 Otra sutil incoherencia, apenas perceptible, cabe también achacarle, y es la siguiente. Dice Briseida en I 5:

Pues no soy yo más linda que Ifigenia,y antes que yo lloró sus escarmientos,

palabras en las que se alude al sacrificio de Ifigenia, previo a la navegación del ejército hasta Troya. Peroen II 6 vuelve a decir Briseida, dirigiéndose a Aquiles:

Así feliz navegues por las ondasde tu gran madre Tetis, y amanezcasa tu patria en el día más serenoa gozar el amor de tu Ifigenia,

con lo cual hace referencia a la promesa hecha por Agamenón de casarle con alguna de sus tres hijas, demanera que cabría preguntar a don Ramón de la Cruz: ¿cómo Briseida puede desear a Aquiles que ten-ga una boda feliz con Ifigenia, si sabe —pues lo ha demostrado antes— que ésta había sido sacrificada?En Homero, donde Agamenón menciona los nombres de las tres hijas que han quedado en su palacio (Il.IX 145), Crisótemis, Laódice e Ifianasa (que puede ser otro nombre de Ifigenia), no hay contradicción pa-tente porque no se alude al sacrificio de Ifigenia/ Ifianasa, tal vez por ser ésta una tradición más recien-te; pero sí hay contradicción —por insignificante que ella sea— en el texto de Ramón de la Cruz.

21 Otro curioso empleo latinizante del léxico lo tenemos a propósito de «repugnancia» y «repugnar»en I 5, donde ambos términos se emplean en su genuino sentido etimológico.

Page 179: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

La cercanía con el texto homérico es visible a lo largo de toda la obra, comopuede comprobarse en esta respuesta airada de Agamenón a Calcas, tras haberanunciado el adivino que Crisia debía ser devuelta (respuesta que consta en I 1y remite como fuente a los vv. 106-117 del libro I de la Ilíada):

Adivino de males solamente,jamás de mis venturas agorero,que en vaticinar daños te complaces:en verdad que fue Crisia el mejor premioque tuve por los triunfos conseguidoshasta aquí: pero en el repartimientotan rico de despojos y de esclavasquizá el único fue, dando por preciode su sudor a los demás el todo.Pero aun ese abandono; pues deseomás que mis intereses y mis gustosla paz y la salud de todo el pueblo 22.

Esa proximidad al texto fuente se hace palmaria de igual modo en estas pa-labras de Agamenón, con las que se aviene a reconciliarse con Aquiles (II 1), yque son eco, aun con cierta oportuna reducción (se suprimen, por ejemplo, losnombres de las siete ciudades), de Il. IX 121-156:

Homero y Ovidio en clave de zarzuela: La Briseida de Ramón de la Cruz 179

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 169-188

22 He aquí, para su cotejo, el texto griego y a continuación, como apoyo, la traducción de EMILIO

CRESPO (Madrid: Gredos 1991):

mavnti kakw§n ouj pwv potev moi to; krhvguon ei\pa":aijeiv toi ta; kavkæ ejsti; fivla fresi; manteuvesqai,ejsqlo;n dæ ou[tev tiv pw ei\pa" e[po" ou[tæ ejtevlessa":kai; nu§n ejn Danaoi§si qeopropevwn ajgoreuvei"wJ" dh; tou§dæ e{nekav sfin eJkhbovlo" a[lgea teuvcei,ou{nekæ ejgw; kouvrh" Crushi>vdo" ajglavæ a[poinaoujk e[qelon devxasqai, ejpei; polu; bouvlomai aujth;noi[koi e[cein: kai; gavr rJa Klutaimnhvstrh" probevboulakouridivh" ajlovcou, ejpei; ou[ eJqevn ejsti cereivwn,ouj devma" oujde; fuhvn, ou[tæ a[r frevna" ou[tev ti e[rga.ajlla; kai; w|" ejqevlw dovmenai pavlin eij tov gæ a[meinon:bouvlomæ ejgw; lao;n sw§n e[mmenai h] ajpolevsqai:

(«¡Oh adivino de males! Jamás me has dicho nada grato:siempre los males te son gratos a tus entrañas de adivinar,pero hasta ahora ni has dicho ni cumplido una buena palabra.También ahora pronuncias ante los dánaos el vaticiniode que por eso el flechador les está produciendo dolores,porque yo el espléndido rescate de la joven Criseidano he querido aceptar; pero es mi firme voluntad tenerlaen casa; pues además la prefiero antes que a Clitemnestra,mi legítima esposa, porque no es inferior a ellani en figura ni en talla, ni en juicio ni en habilidad.Pero, aun así, consiento en devolverla, si eso es lo mejor.Yo quiero que la hueste esté sana y salva, no que perezca.»)

Page 180: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Óiganlo todos, porque todos sepanla grandeza de mi ánimo en el díaque a nuestros juicios su poder sujeta.Le daré lo primero y más preciosootra vez la hermosura de Briseida,con el más fiel sagrado juramentode que mi acción, mis ojos y mi lenguaparecieron de mármol a su vista,compitiendo a la suya mi modestia,sin profanar no sólo sus oídos,pero ni aún los umbrales de su tienda.A este don de que quiero reintegrarleañadiré después veinte lebetas,o vasos ricos entallados de oro;de la hechura mejor y más modernale daré siete trípodas escaños,doce caballos diestros en la guerra,tanto que los manejos de las armasno puedan impedir los de la rienda;también le daré diez talentos de orode mis erarios; siete esclavas lesbiaspor ahora, y si el cielo nos concedever la ciudad de Príamo por nuestra,le dexaré elegir veinte troyanasaun más hermosas que la argiva Elena.Finalmente podrá de mis tres hijas,Ifianasa, Laodice y Crisotema,en las gracias iguales y virtudes,elegir a su advitrio, y la que quieraconducir a la casa de Peleo,añadiendo por dote a su bellezasiete ciudades célebres en campos,minerales y puertos opulentas,que adorarán su nombre y a su cetroofrecerán tributo y reverencia 23.

180 Vicente Cristóbal

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 169-188

23 He aquí el texto griego correspondiente (Il. IX 121-156), y la traducción del mismo por EMILIO

CRESPO:

uJmi§n dæ ejn pavntessi perikluta; dw§ræ ojnomhvnwe{ptæ ajpuvrou" trivpoda", devka de; crusoi§o tavlanta,ai[qwna" de; levbhta" ejeivkosi, dwvdeka dæ i{ppou"phgou;" ajqlofovrou", oi} aevqlia possi;n a[ronto.ou[ ken ajlhvi>o" ei[h ajnh;r w/| tovssa gevnoito,oujdev ken ajkthvmwn ejritivmoio crusoi§o,o{ssav moi hjneivkanto ajevqlia mwvnuce" i{ppoi.dwvsw dæ eJpta; gunai§ka" ajmuvmona e[rga ijduiva"Lesbivda",a}" o{te Levsbon eu>ktimevnhn e{len aujto;"ejxelovmhn, ai} kavllei ejnivkwn fu§la gunaikw§n.

Page 181: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Es signo de un verdadero afán de fidelidad el hecho de que no falte en estaenumeración ninguno de los regalos prometidos por el Atrida, según la Ilíada,por más que no se enumeren en el mismo orden; y curioso que se mantenga sin

Homero y Ovidio en clave de zarzuela: La Briseida de Ramón de la Cruz 181

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 169-188

ta;" mevn oiJ dwvsw, meta; dæ e[ssetai h}n tovtæ ajphuvrwnkouvrh Brish§o": ejpi; de; mevgan o{rkon ojmou§maimhv pote th§" eujnh§" ejpibhvmenai hjde; migh§nai,h} qevmi" ajnqrwvpwn pevlei ajndrw§n hjde; gunaikw§n.tau§ta me;n aujtivka pavnta parevssetai: eij dev ken au\tea[stu mevga Priavmoio qeoi; dwvwsæ ajlapavxai,nh§a a{li" crusou§ kai; calkou§ nhhsavsqweijselqwvn, o{te ken datewvmeqa lhi>vdæ ∆Acaioiv,Trwi>avda" de; gunai§ka" ejeivkosin aujto;" eJlevsqw,ai[ ke metæ ∆Argeivhn ÔElevnhn kavllistai e[wsin.eij dev ken «Argo" iJkoivmeqæ ∆Acaii>ko;n ou\qar ajrouvrh"gambrov" kevn moi e[oi: teivsw dev min i\son ∆Orevsth/,o{" moi thluvgeto" trevfetai qalivh/ e[ni pollh/§.trei§" dev moiv eijsi quvgatre" ejni; megavrw/ eujphvktw/Crusovqemi" kai; Laodivkh kai; ∆Ifiavnassa,tavwn h{n kæ ejqevlh/si fivlhn ajnavednon ajgevsqwpro;" oi\kon Phlh§o": ejgw; dæ ejpi; meivlia dwvswpolla; mavlæ, o{ssæ ou[ pwv ti" eJh/§ ejpevdwke qugatriv:eJpta; dev oiJ dwvsw eu\ naiovmena ptoliveqraKardamuvlhn ∆Enovphn te kai; ÔIrh;n poihvessanFhrav" te zaqeva" hjdæ [Anqeian baquvleimonkalhvn tæ Ai[peian kai; Phvdason ajmpelovessan.pa§sai dæ ejggu;" aJlov", nevatai Puvlou hjmaqovento":ejn dæ a[ndre" naivousi poluvrrhne" polubou§tai,oi{ kev eJ dwtivnh/si qeo;n w}" timhvsousikaiv oiJ uJpo; skhvptrw/ lipara;" televousi qevmista".

(«Ante todos vosotros quiero enumerar mis muy ilustres regalos:siete trípodes no tocados por el fuego, diez talentos de oro,veinte fogueados calderos, doce caballosbriosos, campeones, que se han alzado con triunfos en carreras.No carecería de recompensa el hombre que tuviera tantos bienes-ni se quedaría sin adquirir muy preciado oro-como premios a mí me han traído esos solípedos caballos.Le daré siete mujeres, expertas en intachables labores,lesbias, que cuando conquistó la bien edificada Lesbos para míescogí, y que destacaban en belleza entre la raza de las mujeres.Ésas le dare y además estará la que entonces le quité,la muchacha de Briseo. Y también prestaré solemne juramentode no haber subido nunca a su lecho ni haberme unido a ella,como es ley humana entre hombres y mujeres.Todo eso lo podrá tener de inmediato. Y si más tardelos dioses nos conceden arrasar la gran ciudad de Príamo,que cargue sus naves de oro y bronce hasta que rebosenal presentarse cuando los aqueos repartamos el botín,y que él mismo escoja para sí las veinte mujeres troyanasque sean más bellas después de la argiva Helena.Y si luego llegáramos a la aquea Argos, ubre de la tierra,podría ser mi yerno. Lo honraré igual que a Orestes,

Page 182: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

traslado el helenismo «lebetas», con glosa subsiguiente del término: sobre locual volveremos más adelante.

Sobre qué traducción haya podido servir de intermediaria entre el texto grie-go y texto castellano –si es que ha sido a través de una traducción, como pareceprudente suponer– no he encontrado ninguna pista ni he podido llegar a ningu-na conclusión. En cuanto a las castellanas 24, podría ser alguna de las que poraquel siglo se hicieron: la anónima de que da noticia Menéndez Pelayo, con-cluida en 1746, la del P. Manuel Aponte, tal vez de esos mismos años, ambashoy perdidas, o la del siglo anterior, de Juan de Lebrija Cano, también hoy per-dida. O tal vez habría que pensar en una traducción francesa, pues el autor do-minaba el francés y era experto traductor de esa lengua; y en ese caso 25, las máspróximas en el tiempo, y completas, eran la de Madame Dacier (publicada enParís en 1711), en prosa, y la de Antoine Houdart de Lamotte (publicada en Pa-rís en 1754), en pareados de versos alejandrinos, aunque hubo otras antes y ca-ben, por tanto, otras posibilidades.

Como ya adelantábamos, la fuente homérica no es única para esta zarzuela.Hay contaminación con Ovidio, Heroidas III, epístola de Briseida a Aquiles,pieza que era ya un logrado intento de verter al molde elegíaco el contenido épi-co de esa parte de la Ilíada 26. En la epístola, por tanto, se acentúa lo sentimen-tal, se potencia lo erótico, y el silencioso personaje de Briseida, que no decía pa-labra en el texto homérico, cobra aquí bríos para escribir en dísticos elegíacossus recónditos pensamientos y emociones, para exponer los hechos desde supunto de vista subjetivo y femenino.

La materia legendaria llega así desde Homero al autor de la zarzuela por undoble camino: un camino directo e inmediato (la Ilíada) y un camino indirecto

182 Vicente Cristóbal

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 169-188

mi hijo amado con ternura, que se cría con toda opulencia.Tres hijas tengo yo en mi bien claveteado palacio:Crisótemis, Laódica e Ifianasa;que sin dar regalo se lleve a la que quiera como esposaa la casa de Peleo. Además, yo le daré una dotemuy grande, como nadie hasta ahora ha dotado a su hija.Y le daré siete fortalezas bien habitadas:Cardámila, Énoe y la herbosa Hira,la muy divina Feras y Antea, de profundos pastizales,la bella Epea y Pédaso, rica en viñedos.Todas están próximas al mar, en los confines de la arenosa Pilo.En ellas habitan hombres ricos en corderos, ricos en bueyes,que seguramente lo honrarán con obsequios como a un diosy, sumisos bajo su cetro, cumplirán sus leyes prósperas.»)

24 Cf. M. MENÉNDEZ PELAYO, Bibliografía hispano-latina clásica, vol. X, Santander 1953, pp. 171-210.25 Cf. D. PRALON, «Traductions françaises de l’Iliade (1519-1989)», en Cercle Linguistique d’Aix-en-Pro-

vence, Travaux 10. La traduction (Problèmes théoriques et pratiques), Aix-en-Provence 1993, pp. 135-187.26 Lo propio sucede, con respecto a la Odisea, en la epístola de Penélope; con respecto a las Argo-

náuticas, en la epístola de Hipsípila a Jasón; y con respecto a la Eneida, en la epístola de Dido: son ejer-cicios todos de transmutación genérica, de la epopeya a la elegía, en los que la imitatio consiste sobretodo en un cambio de código genérico y de punto de vista.

Page 183: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

y mediato (la Heroida III), homerismo y ovidianismo superpuestos, homerismodoble, si se quiere: la tradición clásica, en cualquier caso, es el punto de partidapara la escritura de esta obra singular de Ramón de la Cruz.

A Ovidio debe el autor la semblanza interior de la protagonista y buena par-te de sus palabras. Léanse, si no, estos versos de la escena I 2, en los que la es-clava cuenta a su compañera Crisia las desgracias pretéritas que sufrió, pero sesiente recompensada –dice– con el amor de Aquiles, en quien ha recuperado asu padre, a sus hermanos y a su esposo muertos. Todo esto proviene de la he-roida de Ovidio, vv. 45-52, en una visible amplificación:

No extraño tu dolor, aunque lo siento.Y aunque mi suerte es hoy más venturosa,he pasado por lance más funesto.El día que los griegos estandartestriunfaron de las fuerzas de Lerneso,mi infeliz patria, vi sus altas torresmostrar a los contrarios sus cimientos;vi venir a mi padre mal heridoa expirar en mis brazos; y al ver muertosmis tres hermanos, apartar los ojosy difunto caer sobre sus cuerpos;iba a llorar, y el corazón decía«Aguarda, que otro golpe más tremendote queda que sufrir, y era mi esposo,que por más alentado, fue el primeroque a despreciar la muerte por la patriaa costa de su vida, dio el exemplo.Mira si sé de males; solamentede haber quedado esclava no me quejo,pues destinada a la bondad de Aquiles,quiso mostrarme la piedad del cieloque nada me quitó; pues me volvíaen Aquiles hermanos, padre y dueño 27.

Homero y Ovidio en clave de zarzuela: La Briseida de Ramón de la Cruz 183

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 169-188

27 He aquí el texto latino correspondiente a este pasaje (ed. de H. DÖRRIE, Berlín-N. York 1971) y, acontinuación, nuestra traducción castellana (según Ovidio, Heroidas, Madrid: Alianza 1994):

Diruta Marte tuo Lyrnesia moenia vidiet fueram patriae pars ego magna meae.

Vidi consortes pariter generisque necisquetres cecidisse: Tribus, quae mihi, mater erat.

Vidi, quantus erat, fusum tellure cruentapectora iactantem sanguinolenta virum.

Tot tamen amissis te compensavimus unum:Tu dominus, tu vir, tu mihi frater eras.

(«Vi cómo las murallas de Lirneso fueron derruidas por tu ímpetu guerrero (y yo misma fui parte im-portante de mi patria). Vi cómo cayeron tres guerreros de suerte común en el nacimiento y en la muerte,

Page 184: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Pero en esta recreación de Ramón de la Cruz hay una adición que nos extra-ña: la Briseida ovidiana se lamenta de la muerte de sus tres hermanos y de la desu marido, pero no de la de su padre. ¿Es ésta una gratuita invención del autorde la zarzuela? Podría ser así o podría deberse a algún texto intermediario.Momento es ahora de preguntarse, como antes en relación con la derivación ho-mérica, si el autor hispano tuvo ante los ojos alguna traducción de las Heroidas.Y para esta pregunta sí tenemos una respuesta bien fundada: a pesar de que, máscercana en el tiempo, don Ramón de la Cruz podía disponer de la traducción enprosa de Suárez de Figueroa (de hacia 1735) 28, usó, sin embargo, y alguna vezde forma servil y reprobable –como vamos a mostrar a continuación–, la tra-ducción en tercetos que desde hacía casi dos siglos había realizado Diego Mejíade Fernangil 29. Ahí, en efecto, el traductor poeta, había amplificado gratuita-mente los duelos de Briseida añadiendo de su propia cosecha la muerte del pa-dre; y por ese camino le llegó al autor de la Briseida la adición al texto ovidia-no (en el pasaje arriba citado de la Briseida hemos marcado con negrita laspalabras tomadas de Diego Mejía; aún en ese texto el autor hace una legítimarecreación, obedeciendo más al sentido que a la literalidad):

Los filos de tu espada vi sangrientos,y a Lirneso mi patria, como a Marte,rendírsete y mostrarte los cimientos.

De su rüina fui la mayor parte,pues vi a mi padre y tres hermanos míosrendidos a la muerte, a tu estandarte.

Vi a mi marido que en sangrientos ríos(tal cual él era) revolcando el pecho,perdió riqueza, esposa, vida y bríos.

Más arriba, a propósito del pasaje de la zarzuela en el que Agamenón exponíalas varias recompensas que estaba dispuesto a dar a Aquiles nos fijábamos en elhelenismo «lebetas»:

A este don de que quiero reintegrarleañadiré después veinte lebetas,o vasos ricos entallados de oro,

e indicábamos lo curioso del traslado literal del término griego, pero con acom-pañamiento de una glosa («o vasos ricos entallados de oro»), allí donde en el

184 Vicente Cristóbal

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 169-188

tres cuya madre era también la mía. Vi a a mi marido, cuan alto era, derribado por la tierra ensangrentada,mientras dejaba escapar sus entrañas cruentas. Sin embargo, de tantas pérdidas quedé compensadacontigo solo: tú eras mi dueño, tú mi marido, tú mi hermano.»)

28 Cf. A. ALATORRE, introducción a Ovidio. Heroidas, Méjico 1950, pp. 46-47.29 Cf. A. ALATORRE, introdución a Ovidio. Heroidas, Méjico 1950, pp. 39-43. He consultado para el

cotejo con el texto de la zarzuela la edición moderna de Barcelona: Planeta 1985 (pp. 29-43), con in-troducción de Antonio Prieto.

Page 185: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

texto griego decía sin más ai[qwnaı de; lebhtaı jeeikosi («veinte fogueados cal-deros», según traduce Emilio Crespo). La razón de esta traducción estriba en lamediación de la versión poética que Diego Mejía hizo de la epístola ovidiana;porque también Ovidio, reproduciendo a Homero, había dicho: viginti fulvosoperoso ex aere lebetas, usando ya el helenismo léxico y añadiendo gratuita-mente el material del que estaban hechos los calderos; su traductor del XVImantiene el helenismo «lebetas» y oscureciendo la precisión ovidiana sobre elmaterial del que estaban hechos (ex aere, «de bronce»), dice sólo que eran«de metal»:

Veinte lebetas ricos te ofrecieronde metal (que son vasos entallados) [...];

y de ahí partió Ramón de la Cruz para su texto, manteniendo el helenismo«lebetas», pero cambiando ya el innominado «metal» concretamente por eloro. Para ese pasaje, pues, el libretista de la zarzuela tuvo en cuenta el texto ho-mérico, en una traducción, sin duda, pero además lo contaminó con el texto ovi-diano dependiente de aquél, según la traducción de Diego Mejía.

Donde la recreación de la heroida es aún más visible, y más visible también,y servil, la dependencia de la traducción de Mejía, es en el recitado y aria deBriseida en la escena II 6, que tiene lugar cuando le han llegado a Aquiles lospresentes de Agamenón y con ellos la esclava que le había sido sustraída. Mar-camos con negrita los versos, expresiones o palabras que han sido tomadas di-recta y literalmente de la traducción de Diego Mejía:

Recitado

Si de ti, mi señor y esposo fiero,me es lícito quejar con voz turbada,óyeme, que de ti quejarme quiero.El ser yo desgraciada,que no fue culpa mía,será tuya, si vuelvo despreciada.Mira ese fausto que conmigo envíaun rey, que ya pretende ser tu amigo;si por venir conmigono es también a tus ojos despreciable,no me niegues, Señor, tu rostro amable,ni como de enemigovayas de mi por ese mar huyendoy me dejes muriendo;o dime, ¿a quién le das el señoríosobre esta esclava que en tu amor se funda?¿quién será alivio al grave daño mío?Antes la tierra en sí me sorba y hundaque yo ver pueda aquella nave amargaque delante de mí te desparezca.

Homero y Ovidio en clave de zarzuela: La Briseida de Ramón de la Cruz 185

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 169-188

Page 186: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

A tu navío no seré gran carga.Llévame, Aquiles, donde al fin merezca,si no ser tu mujer, por ser odiosa,ser una humilde esclava de tu esposa.

Goce de tus brazos,en amantes lazos,feliz hermosura;que yo su venturasólo envidiaré.

Sólo un don me ha de ser por ti otorgado:y es que me trate bien tu bella esposa,siquiera por lo mucho que te he amado.No consientas se muestre rigurosa;no permitas arranque mis cabellos;ni me dé golpes con sus brazos bellos.Pero ni aun esta afrenta de mí alejescon tal que no te vayas, y me dejes.¿Qué esperas, pues? Ya el rey por agradartele pesa de tu ira; y toda Greciate se humilla, señor, por aplacarte.Tus enojos desprecia:mira que Héctor el bravo está a la miray con nuestras riquezas se retira;vence tus iras y constante advierteque la victoria propia es la más fuerte.

Aria

Dime, oh Aquiles fiero,¿sólo valiente fuistemientras feroz guerreromi patria destruiste,para que abandonaday de ti despreciadaeterno sea mi mal?

Acábeme, tirano,tu espada rigurosapara que por tu mano,si no soy venturosa,sea menos fatal.

Anotados quedan, pues, los que ya podemos llamar «robos» conspicuos he-chos al texto de Mejía. No sabemos de nadie que hasta ahora se lo haya echadoen cara a Ramón de la Cruz, y es de justicia reprochárselo, porque en todo tiem-po una cosa ha sido la imitación y otra el hurto. Alterna, como puede verse, elrecurso a la técnica semicentonaria, con otros pasajes más libremente evocados

186 Vicente Cristóbal

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 169-188

Page 187: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

o resumidos. En líneas generales, podemos decir que los textos elegidos de laheroida para la confección de este recitado son (numerando los versos del textoovidiano, no del de Mejía): 5-8 para los 6 primeros versos; 61-86 para el pasa-je que abarca desde «o dime, ¿a quién das el señorío...?» hasta el final del reci-tado; 124-125 para la primera estrofa del aria; y 145-148 para la segunda estrofadel aria.

Y en este cuestionamiento de las fuentes clásicas que hayan podido interveniren la escritura de la Briseida, no quiero acabar sin referirme a la que parece seruna resonancia de Horacio en el aria cantada por Agamenón a final de la esce-na II 1, que dice así:

El náufrago medroso,al ver airado el vientoy crujir temerosoel débil bastimento,que el mar no se refrena,que se rompe la entena,que el norte no parece,que el cielo se obscurece,los pilotos turbados,y todos sus aumentosen el mar sepultados,hace mil juramentosde no volver al mar.Mas luego que la calmasu avara sed convida,vuelve a exponer la vidapor mejorar su suerte.Y encuentra con la muerteque no quiso evitar.

Estos versos, en efecto, reproducen, amplificándolo, el tema de aquellos otros(15-18) de la primera oda horaciana dedicada a Mecenas:

luctantem Icariis fluctibus Africummercator metuens otium et oppidilaudat rura sui; mox reficit ratisquassas, indocilis pauperiem pati,

que, en tiempos de Ramón de la Cruz, ya Fray Luis, entre varios otros (pero notodavía Javier de Burgos), había traducido así:

En cuanto al mercader le dura el miedode cuando el vendaval conmueve guerraal golfo Icario, loa a boca llenalos prados de su pueblo y el sosiego;

Homero y Ovidio en clave de zarzuela: La Briseida de Ramón de la Cruz 187

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 169-188

Page 188: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

mas luego, a la pobreza no se haciendo,se torna a rehacer la rota vela 30.

Y con esta constatación termino mi análisis de la Briseida de Ramón de laCruz, una inopinada muestra de tradición clásica en un autor profundamentecostumbrista, y en un género que ha llegado a caracterizarse por lo castizo y na-cional, una presencia más, no alumbrada debidamente hasta ahora, que yosepa, de Homero y Ovidio (y hasta de Horacio) en nuestras letras españolas.

188 Vicente Cristóbal

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 169-188

30 Versos estos, por cierto, que, en opinión atendible de I. RODRÍGUEZ ALFAGEME («Horacio y Ma-chado», Estudios Clásicos 26 [1984] 467-472), fueron luego recreados también por Machado en aquellostan conocidos:

Érase de un marineroque hizo un jardín junto al mar,y se metió a jardinero,y estaba el jardín en flor,y el marinero se fuepor esos mares de Dios.

Es ésta captación psicológica algo muy horaciano en verdad: igual le sucedía al usurero Alfio del epo-do II, que no compaginaba sus alabanzas verbales de la vida del campo con su continua y acostumbradaactividad financiera; todo se quedaba en palabras, y su codicia y sus raíces urbanas eran más fuertes quesus deseos de tranquilidad rústica.

Page 189: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 189-200

En Derecho Romano, los primitivos documentos recogían únicamente losacuerdos o la voluntad de las partes, a los que se añadía un sello (sigillatio) y losnombres de los intervinientes. Con posterioridad, junto a sus nombres, se agre-

Fides publica e instrumenta publice confectaen Derecho Romano

ANTONIO FERNÁNDEZ DE BUJÁN

Universidad Autónoma de Madrid

Sumario. En el mundo romano, del primitivo carácter oral o verbal en la negociación, sepasa a la utilización de la escritura, primero privada, posteriormente firmada por testigosademás de por las partes, y finalmente con intervención de los tabelliones o notarios yde los funcionarios públicos. La fides publica hace referencia a que el contenido del do-cumento confeccionado o redactado por persona competente se tiene por verdadero en-tre las partes, frente a terceros y ante los tribunales hasta que, en su caso, se pruebe sufalsedad en proceso penal. En Roma, a pesar del prestigio y la influencia de los notarios,no se otorga a los documentos por ellos redactados –instrumenta publice confecta– con-sideración de documentos públicos, que son únicamente aquellos en los que intervieneun funcionario público en el ejercicio de su competencia.

Palabras clave: Tabelliones; Fides publica; Instrumenta publice confecta.

Summary. In the Roman world they used to negotiate verbally at first and after a whilenegotiation was done in writing. Later on, it was signed by witnesses together with bothsides. Finally, notaries and civil servants took part in the process. The fides publica im-plied that the content of the written document was true, agreed by both sides regardingthe thirds and tribunals until, if that was the case it was proved to be false in a penal pro-cess. However, in Rome, despite the prestige and the influence of notaries, these docu-ments previously written, were not considered public documents. Only those in which acivil servant took part were considered Public documents.

Key words: Tabelliones; Fides publica; Instrumenta publice confecta.

Page 190: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

ga un resumen del contenido del acto. El término tabellio deriva de que la ma-teria sobre la que se redactaban los primitivos documentos eran tablillas de ma-dera, de las que se habría pasado a los papiros y de éstos a los pergaminos.

En el fragmento de Ulpiano en el que se hace referencia por primera vez a unprofesional privado –tabellio– con competencias similares a los actuales nota-rios, se mencionan asimismo las funciones de los tabelliones: «instrumentaformare, libellos concipere, testationes consignare, testamenta oridinare, vel es-cribere, vel signare» 1.

En el estudio del Derecho notarial romano 2 se utilizan un gran número deconceptos de carácter eternamente problemático, lo que hace difícil, como seafirma en el prólogo de la obra de Amelotti y Costamagna, llegar a una formu-lación conceptual de conjunto, dado que en la utilización de términos como«credibilidad» o «fe pública», la inseguridad es grande porque la interpretaciónde tales términos no es unívoca ni ha sido siempre la misma a través del tiem-po 3. Por otra parte, habría que distinguir, con Nuñez Lagos, entre la «historia dela función notarial», atribuida a magistrados, jueces, notarios, etc, y la «historiadel órgano notarial», ejercida por notarios romanos y eclesiásticos, tabeliones,notarios longobardos y francos 4.

Cabría, pues, afirmar que ya en Roma la fides publica, que otorga plena se-guridad jurídica, podía ser judicial o extrajudicial, si bien los depositarios deesta última habrían sido únicamente autoridades gubernativas o funcionariospúblicos.

El estudio de la historia del órgano notarial en Derecho romano nos llevaría aresaltar el hecho de que a fines de la República, probablemente en relación conla importancia que se comienza a conceder a la escritura 5, aparecen las catego-rías de notarii, actuarii, librarii, amanuenses, exceptores, scribae, chartularii,cancelarii, censuales, epistolares, etc. 6.

190 Antonio Fernández de Buján

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 189-200

1 (D.48.19.9.4-7).2 A. D’ORS «Documentos y notarios en el Derecho Romano Postclásico» en Centenario de la Ley del

Notariado, I, p. 89. Asimismo, en opinión de esta autor, quizás el punto final de esta evolución en De-recho Romano encuentre su plasmación en la regulación, en el siglo X, de la corporación notarial en el Li-bro del Prefecto del emperador bizantino León el Sabio. Cf. el texto y la significación de esta obra en elcitado estudio, p. 84 y 152-161; cf., asimismo, el conjunto de documentos tabeliónicos comentados porA. D’ORS, «Documentos y notarios en el Derecho Romano Postclásico», cit., pp. 95 y ss; así como laaportación de textos y el comentario de M. AMELOTTI, en Alle origini del Notariato italiano, Roma 1975,p. 22, especialmente el realizado a propósito de la intervención del notario eclesiástico en la manumissioin ecclesia.

3 M. AMELOTTI-G. COSTAMAGNA, Alle origine del notariato italiano, cit., V.4 R. NÚÑEZ LAGOS, «Documento latino y documento germánico», cit., p. 419, nota 1.5 En la Ley de las XII Tablas no se encuentra ninguna alusión a la escritura, y TITO LIVIO, Ab urbe

condita, VII, 3, nos dice que en el año 360 a. de C.: «rarae per ea tempora litterae erant...».Uno de losprimeros negocios que se habrían reflejado por escrito es el testamento. Las tablillas testamentarias en lasque se contenía habrían tenido en sus orígenes valor probatorio, dado que el testamento en cuanto ne-gocio continuaba siendo oral. Muy pronto surgieron una clase de profesionales especializados en la re-dacción de testamentos, a los que se denominaba testamentarii.

6 G. ROGIER, Etude sur les tabellions. La forze de leurs actes en Droit Romain, París 1883, pp. 11 y ss.

Page 191: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

La importancia concedida a la escrituración de los contratos en Grecia ex-plicaría la significación de los profesionales que cumplían en Grecia la funciónnotarial, y su reconocimiento como titulares de una función pública. Por elcontrario, la tardanza en aparecer en Roma de la figura del notario se habría de-bido al carácter oral de la primitiva negociación en Roma, en donde el testa-mento primitivo, la stipulatio y la mancipatio, que constituyen las principalesfórmulas de negocio tienen un carácter verbal 7.

Los notarii se servían de ciertas notas, abreviaturas o signos convencionalespara escribir con mayor rapidez. Su función era ya conocida en otros pueblos dela antigüedad, y en Derecho Romano, si bien la realidad es más antigua. El tér-mino notario aparece mencionado por primera vez por Séneca 8 y, posterior-mente , es asimismo utilizado por historiadores y poetas 9. Pero estos notarii,que cumplían esencialmente una función de taquígrafos, no son lo que hoyentendemos por notarios, y si bien parece evidente que de éstos deriva el nom-bre de aquéllos, la función de los notarios de la antigüedad la cumplían enRoma, como ya hemos dicho, los tabeliones 10. No obstante, la variada e inclu-so en algunos textos oscilante terminología utilizada en las fuentes, produjo enocasiones confusión en los estudiosos, derivada o bien de la similitud termino-lógica, por ejemplo de tabellarii, tabularii y tabelliones, o bien de la extensiónde la palabra notarii a los tabeliones o, finalmente, del hecho de que en la par-te oriental del Imperio la denominación notarius era equivalente a la de tabu-larius 11. En la Edad Media, la palabra notarii sustituye, con carácter general, ala de tabelliones 12.

Los tabularii formaban un cuerpo de esclavos públicos al sevicio de la ciudado la República, que si bien ejercían funciones notariales, no se llegaba a reco-nocer a los actos en que intervenían la producción de efectos propios de la fidespublica. Su actuación se desarrollaba básicamente en el ámbito de la contabili-dad, la percepción de impuestos y los archivos públicos, de ahí la consideraciónde su cargo dentro los «officia publica» de las ciudades, no obstante la limita-ción de su facultades autenticadores en relación con la fides publica.

Fides publica e instrumenta publice confecta en Derecho Romano 191

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 189-200

7 Cf. por todos, A. RODRÍGUEZ ADRADOS, La persistencia histórica de la oralidad en la escritura, Ma-drid 1996, y la bibliografía allí citada.

8 SÉNECA, Apocolocyntosis, 9, 2; vid., en relación con el término notarius, MARTÍNEZ SARRIÓN, «Elnotario en la baja romanidad», en Anales de la Academia Matritense del Notariado, XXII, I, pp. 28 y ss.

9 QUINTILIANO, Institutio oratoria, 7, 2, 24; PLINIO EL JOVEN, Epistulae, 5, 15; 9, 20, 2; 9, 36, 2; SUE-TONIO, Titus, 3; MARCIAL, Epigrammata, 5, 51, 2; MANILIUS, Astronomia, IV, 197.

10 Cf., en relación con la actividad de los notarii, y su posterior especialización en testamentarii, AME-LOTTI-COSTAMAGNA, Alle origini del notariato italiano, cit., pp. 5 y ss. y la bibliografía allí citada.

11 C. J., 8. 17. 11, Const. Emperador León del 472: «Scripturas, quae saepe adsolent a quibusdam se-crete fieri, intervenientibus amicis nec ne, transigendi vel paciscendi seu fenerandi vel societatis co-eundae gratia seu de aliis quibuscumque causis vel contractibus conficiuntur, quae idiochira Graequeappellantur, sive tota series eorum manu contrahentium vel notarii aut alterius cuiuslibet scripta fuerit,ipsorum tamen habeant subscriptiones, sive testibus adhibitis sive non licet conditionales sint, quos vul-go tabularios appellant, sive non, quasi publice scriptas...».

12 Cf., sobre este punto, F. CALASSO, Medio Evo del diritto, I, Milán 1954, p. 243; J. BONO, Historiadel Derecho notarial español, op. cit., I, p. 47, nota 8.

Page 192: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

En las fuentes romanas no se contienen referencias a los orígenes de los ta-beliones y, si bien la realidad también en este caso debió de ser más antigua, hayque esperar a finales de la época clásica para que el término aparezca utilizadopor primera vez por Ulpiano 13.

En una constitución de Constantino, del año 316, se prohíbe a los decurionestomar el oficio de tabelión, lo que prueba la necesidad de regular un oficio delque se derivaban incompatibilidades ya a principios del siglo IV 14. Con poste-rioridad, los emperadores León y Anastasio promulgan normas reguladoras dela responsabilidad derivada de negocios ilícitos o documentados por tabellio,atribuyéndole, en consecuencia, un cierto poder –deber de control sobre la ne-gociación primitiva–.

Se podría, por tanto, afirmar, con Amelotti, que los tabeliones constituyen unaclase profesional de redactores privados de documentos, laboriosamente confi-gurada desde una precedente caótica actividad de escribanos, más o menoscompetentes o incompetentes, entre los que no han faltado los propios notarii oestenógrafos 15.

Los tabeliones han conservado en toda la historia del Derecho Romano su ca-rácter de profesionales privados, si bien en época de la monarquía absoluta, sinllegar a ser considerados funcionarios públicos, fueron sometidos a un estrictocontrol y subordinación por parte del poder público, en consonancia con lageneral burocratización de la época. Sin embargo, en el proceso de ampliaciónde competencias que se les atribuyen, además de la redacción de documentos, seles reconoce función consultiva y asesora16, así como facultades relativas a laasistencia a los Tribunales, redacción de instancias y consignación escrita de de-claraciones testificales17, pero, al no ser considerados en ningún momento

192 Antonio Fernández de Buján

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 189-200

13 D., 48. 19. 9. 4-6 (Ulpianus, libro decimo de officio proconsulis) 4: «Nonnumquam non advoca-tionibus cui interdicitur, sed foro. Plus est autem foro quam advocationibus interdicere: si quidemhuic omnino negotiis accomodare se non permittatur. Solet autem ita vel iuris studiosis interdici, vel ad-vocatis, vel tabellionibus sive pragmaticis»; 5: «Solet et ita interdici; ne instrumenta omnino forment,neve libellos concipiant, vel testationes consignent»; 5: «Solent et sic: Ne eo loci sedeant quo in publi-co instrumenta deponuntur, archivo forte vel grammatophylacio».

14 Cd. Theodosianus, 3, De decurionibus, XII, 1, 3; «Universos decuriones volumus a tabellionum ofi-ciis temperare. Nemo autem ad decurionatum vocatus excusare se poterit, eo quod fuerit tabellio, cumhuiusmodi homines si sint idonei, vocari ad decurionatum oporteat. Lex enim quae decuriones a tabe-llionum officiis voluit submovere, ad decurionatum tabelliones vocari non prohibet»; y Cd. Thd., 9. 19.1:«Si quis decurio testamentum vel codicillos aut aliquam deficientis scribserit voluntatem vel conscri-bendis publicis privatisque instrumentis praebuerit officium, si falsi quaesto moveatur,decurionatus ho-nore seposito questioni, si ita poposcerit causa, subdatur. Sed non statim desinit esse decurio, qui inhuiusmodi facto fuerit deprehensus. Quantum enim ad municipales pertinet necessitates, decurio per-manet, quantum ad rem gestam et veritatem reserandam, uti decurionatus honore non poterit. Nec veroist, qui ante fuerit tabello, ad eludendam quaestionem super his, quae ante conscribsit, factus decurio de-fendi hac poterit dignitate, quoniam scripture veritas, si res poposcerit, per ipsum debet probari aucto-rem»

15 AMELOTTI-COSTAMAGNA, Alle origine del notariato italiano, cit., p. 5.16 Cf., en este sentido, M. J. WOLFF, «Faktoren der Rechtsbildung im hellenistischrömischen Aegyp-

ten», en Z.S.S., 1933, p.56, nota 106.17 D., 48. 19. 9. 4-5 (Ulpianus, libro decimo de officio proconsulis): «Nonnumquam non advocationibus

Page 193: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

como funcionarios públicos, no se les atribuye en sentido estricto plena fides pu-blica a los datos por ellos confeccionados, puesto que no se puso nunca en telade juicio que el ius actorum conficiendorum fuera competencia exclusiva de losfuncionarios públicos, y que la ejecutoriedad de los contratos y de las sentenciascorrespondía únicamente a las autoridades judiciales y gubernativas. En virtuddel ius actorum conficiendorum se otorgaba a los titulares de este derecho, la fa-cultad de confeccionar y autorizar actas y expedientes en los que se reflejabanlas actuaciones y procedimientos que tenían lugar en su presencia. Una copia detales expedientes, que tenia el carácter de documento público, se entregaba a losinteresados. Tales documentos gozaban de pleno valor probatorio, fides publica,respecto de todas las autoridades del Estado y, por tanto, también ante los Tri-bunales de Justicia.

El documento tabeliónico no tuvo en Roma ni la consideración de docu-mento privado ni la de documento público, pero en su regulación y en susefectos se asemejó más a este último, como se refleja ya en la propia denomi-nación que se le atribuye de instrumentum publice confectum utilizada en la ma-yoría de los textos, y en otras expresiones relativas a tales documentos, como,por ejemplo; scripturae forensia, documenta publice celebrata, documenta pu-blice confecta 18, etc.

La primera vez, que se conozca, en que se utiliza la denominación de instru-menta publice confecta se contiene en una constitución del Emperador Leon, del472, recogida en C.J., 8. 17. 11, y se hace a propósito de la contraposición entreescrituras privadas e instrumenta publice confecta, estableciéndose la prefe-rencia de estas últimas, aunque sean de fecha posterior a las primeras 19.

Asimismo, en la Nov. 73. 7. 1 se resalta claramente no sólo la confección pú-blica de estos documentos «In his vero, quae conficiuntur publice documentis,si tabellio venerit...», sino que se les otorga plena credibilidad, plena fides pu-blica, cuando el notario atestigüe bajo juramento su propia intervención 20. El

Fides publica e instrumenta publice confecta en Derecho Romano 193

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 189-200

cui interdicitur, sed foro, plus est autem foro quam forensibus negotiis accommodare se non permittatur,solet autem ita vel iuris studiosis interdici vel advocatis vel tabellionibus «sive pragmaticis».

18 Como afirma A. D’ORS, «Documentos y notarios en el Derecho Romano Postclásico», op. cit., p. 89, sobre todo desde Justiniano, el documento tabeliónico tiende a equipararse al público como ins-trumentum, no publicum, pero sí publice confectum. Sobre el concepto de instrumentum, vid., porejemplo, S. RICCO-BONO, «Stipulatio e instrumentum nel Diritto giustinianeo», en Z.S.S., 35, 1914, pp.214 y ss. y A. AMELOTTI, «Il Documento nel Diritto Giustinianeo. Prassi e legislazione», estudio conte-nido en Il mondo del Diritto nell´epoca giustinianea. Universita degli studi di Bologna. Istituto de An-tichitá Ravennati e Bizantine-Ravenna, pp.125-137.

19 C. J., 8. 17. 11. 1: «Sin autem ius pignoris vel hypothecae ex huiusmodi instrumentis vindicare quissibi contenderit, eum qui instrumentis publice confectis nititur praeponi, etiamsi posterior dies hiscontineatur, nisi forte probatae atque integrae opinionis trium vel amplius virorum subscriptiones isdemidiochiris contineantur: tunc enim quasi publice confecta accipiuntur».

20 «Si vero neque adnumerator assumptus est et instrumentum ipse tabellio totum per se conscripsitatque supplevit, aut si etiam qui hoc conscripsit non adest aut aliter ipse venire non valet, tamen cum iu-reiurando propriae completioni attestetur, ut comparationi non fiat locus, sint etiam sic credibilia do-cumenta. Testimonium enim et ex voce complentis factum et iusiurandum habens adiectum praebuitquoddam causae momentum».

Page 194: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

testamento jurado del tabelio, completado, en su caso, por quien hubiese escri-to el documento, en el supuesto de que no hubiese sido realizado por el tabelio,se consideraba suficiente y excluía la comparatio literarum. Por su parte, lacomparatio literarum era un sistema de convalidación que consistía en quequien presentaba un documento que favorecía su posición, requería, para veri-ficar su autenticidad, la comparación con otros documentos escritos por la mis-ma persona que había escrito aquél.

Lo que parece claro, en definitiva, es que la fuerza probatoria de los instru-menta publice confecta es superior a la de documentos privados que no daban femás que cuando eran reconocidos como verdaderos por la persona contra la cualse oponían, y a la de los instrumenta quasi publice confecta, cuya fuerza pro-batoria derivaba de los tres testigos de buena e íntegra reputación que los ha-bían suscrito, e inferior, en principio, a la de los instrumenta publica en sentidoestricto o documentos auténticos, que producían fe pública por sí mismos 21, loque les confería una fuerza probatoria plena, y los hacía inatacables en juicio,hasta la inscripción de falsedad 22, por lo que el documento sería «absoluto».

Por su parte, los instrumenta publice confecta precisaban, para producirplena fides publica por sí mismos: o bien el juramento del notario, o bien sercorroborados por la prueba testimonial o la verificación de las escrituras, obien la insinuación o depósito 23 de tales documentos en los Archivos Públi-

194 Antonio Fernández de Buján

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 189-200

21 Cf. C.J., 8. 53. 51: «...superfluum est privatum testimonium, cum publica monumenta sufficiant...»;C. J., VI, 23, 19: «Omnium testamentorum solemnitatem superare videtur, quod insertum mera fide pre-cibus inter tot nobilis probatas personas etiam conscientiam principis tentet. Sicut ergo securus erit, cuiadtis cuiscumque iudicis, aut municipum, aut auribus privatorum mentis suae postremum publicavit iu-dicium: ita nec de eius unquam successione tractabitur, cui nobis mediis et toto iure (quod in nostris estscriniis constitutum) teste succedit».

22 En relación con la eficacia probatoria del instrumentum, cf. G. G. ARCHI: «Civiliter vel criminali-ter agere». In tema di falso documentale, SCRITTI FERRINI, I, Milán, pp.1 y ss.; «La proba nel diritto delBasso Impero», en Iura, 12, 1961; A. D’ORS, «Documentos y notarios en el Derecho Romano Postclá-sico», cit., pp.110 y ss. Cf., asimismo, en relación con la necesidad de la forma documental y la publi-cidad en la realización del vínculo matrimonial, a propósito del fragmento contenido en C.T., 3. 7. 3., R.ORESTANO, La struttura giuridica del matrimonio romano, I, Milán 1952, pp. 386 y ss; AMELOTTI,«Per la reconstruzione de una legge di Teodosio II», en Studi de Francisci, 2, 1956, pp. 297 y ss., y, pos-teriormente, M. J. GARCÍA GARRIDO, Relaciones personales y patrimoniales entre esposos y cónyuges enel Derecho Imperial tardío (de Constantino a Teodosio), Academia Constantiniana, notas críticas.

23 A propósito del fundamento de la creación de los Archivos Públicos, sus clase y las personas que lospresiden, vid., en G. CHAMPETIER, Des actes publics en Droit Romain, París 1880, pp. 69 y ss; G. ROGIER,Etude sur les tabellions. La force probante de leurs actes en Droit Romain, op. cit., pp. 62 y ss; E. DU-RANDO, Il tabellionato o notariato nelle leggi medievali italiane e posteriori, Turín 1897, pp. 22 y ss; J.BONO, Historia del Derecho Notarial Español, I, op. cit., pp. 53 y ss. En relación a la insinuación de las do-naciones, resulta significativo el amplio elenco de magistrados declarados competentes en el Cd. Thd., VIII,12, 8: «Donationes debere sortiri perpetuam firmitatem quas corporalis traditio fuerit subsecuta, sancimus,ne usufructus exceptio protraditione possit intelligi. Qui enim post liberalitatem redonata perfrui concu-piscit, hoc sibi cuo voluerit modo, consignata videlicet possessione, debet praecipuum custodire ne im-perfecta vacillet donatio. Gestorum quoque confectionem, sive ante traditionem, sive post traditionem, fie-ri oportebit, ut instrumentum quo continetur munificentia apud acta publicetur. In hac cuidem urbe, apudmagistrum census: In provinciis vero apud provinciarum rectores: Vel si praesto non fuerint apud magis-tratus municipalis; vel si civitas ea vel oppidum in quo donatio celebratur, non habeat

Page 195: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

cos 24. Tal insinuatio apud acta confería plena autenticidad a los documentosde los tabeliones «...gesta, quae sunt traslata in publica monumenta, ha-bent perpetuam firmitatem...» 25.

La insinuación de los documentos tabeliónicos exigía el cumplimiento de de-terminados requisitos y la observancia de ciertas formalidades 26, cuya realizaciónconfería al documento el carácter de público y le otorgaba plena credibilidad 27.

Cualquiera que fuese el magistrado que procediese a la insinuación, debía sernecesariamente auxiliado por un escribano y tres miembros de la curia, confor-me se establece en C.T. 151: « Municipalia gesta non aliter fieri volumusquam trium curialim praesentia, excepto magistratu et exceptore publico». Lainsinuación, como ha puesto de relieve Rogier 28, tenía lugar ante un verdaderoTribunal. Sin embargo, en C.J. VII, 6. 1. 10 29, se nos dice que la insinuación te-

Fides publica e instrumenta publice confecta en Derecho Romano 195

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 189-200

magistratus, apud defensorem plebis in qualibet civitate fuerit repertus: curatores enim concidat vilitate:sed iam allegatas apud curatores donationes et gesta confecta calere necesse est...».

24 Cf., al respecto, en D., 48. 19. 9. 6 (Ulpianus, libro X de officio Proconsulis): «Solet et sic, ne eoloci sedeant, quo in publico instrumenta deponuntur, archivo forte, vel grammataphylacio».

25 A partir especialmente de comienzos del siglo III, se hace frecuente la costumbre de registrar los do-cumentos en los protocolos de determinados funcionarios públicos: Insinuatio apud acta cfr. Cod. J., VII,52, 6: «Gesta quae sunt translata in publica monumenta habere volumus perpetuam firmitatem. Nequeenim morte cognitoris perire debet publica fides». Cod. J. I., 56, 2: «Magistratus confiendorum actorumhabeant potestastem». Cod. J. , II , 1, 2 : «Ist apud quem res agitur acta publica tam civilia quam cri-minalia exiberi inspicienda ad investigandam veritatis fidem iubebit». Cod. Thd., XII, 1, 151, De decu-rionibus: «Municipalia gesta non aliter fieri volumus, quam trium principalium praesentia, excepto ma-gistratu et exceptore publico semperque hic numerus in eadem actorum testificatione servetur: Sicenim et fraudi non patebit occasio et veritati maior crescit auctoritas». En relación con la idea de que lainsinuatio en los gesta municipalia no consiste en un simple depósito de los documentos, vid., la auto-rizada opinión de A. AMELOTTI, Il documento nel Diritto Giustinianeo, op. cit., pp.125-137.

26 A los requisitos o condiciones exigidas para la insinuación se hace referencia, por ejemplo, en laNov., 73. 7. 3: «Si vero nihil aliud inveniatur praeter collationem instrumentorum, quod hactenus valuitfiat, ut qui profert ad collationes documentum, iuret solemniter; ut autem aliquod omnino causa sumataugmentum ad maiorem negotii fidem et ipse qui haec, ad collationes instrumentorum venit nec quid-quam circa eam egit aut machinatus est, quod posit forte veritatem abscondere. De quibus licebit sese li-berare contrahentes, si consenserint utrique ad hoc venire ut insinuent instrumenta et profiteantur ea subgestis monumentorum ipsi contrahentes, quatenus priventur nequitia et corruptione et falsitatibus et qua-quecumque alia mala corrigentes praesentem promulgamus legem». Vid., asimismo, en relación con lasformalidades exigidas, J. BONO, Historia del Derecho Notarial español, I, op. cit., pág.53.

27 A la nota de autenticidad conferida al documento por la insinuación, se refierren numerosos textos,cfr., C.J., 8. 54. 30: «... Et hae donationes, qua in diversis provinciis et civitatibus apud quemlibet ex-praedictis fuerint publicatae, optineant inconcusan ac perpetuam firmitatem»; C.J., 7. 52. 6: «Gesta,quaesunt translata in publica monumenta, habere volumus perpetuam firmitatem. Neque enim morte cog-nitoris perire debet publica fides»; Nov., 49. 2. 2: « Si vero etiam ex pubilicis archivis proferaturcharta, velut desusceptu mensae gloriosissimorum praefectorum (novimus enim etiam aliquid tale qua-esitum), et quod ex publicis profertur, et publicum habet testimonium etiam susceptibile hoc esse ad co-llationes manuum ponimus...».

28 G. ROGIER, Etude sur les tabellions. La force probante de Leurs actes en Droit Romain, op. cit., 53.29 C.J. VII. 6. 10: «Similique modo si dominus inter acta quendam servum filium suum nominaverit,

voci eius, quantum ad liberam conditionem, credentum est. Si enim ipse tali affectioni fuerit accensus, utetiam filium sum servum nominare non dedigmetur, et hoc non secreto nequo inter solos amicos, sedetiam actis intervenientibus et quasi in iudicii figura nominaverit, quo modo potest eum servum iterumsaltem morientem habere?».

Page 196: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

nía lugar quasi in iudicii figura, lo que implica que no se cumplían en tales ac-tuaciones las formalidades de un proceso. En opinión de Loyseau, este quasi co-bra sentido para expresar la distinción o contraposición entre los actos contra-dictorios o contentiosos en los que existe un juez, un demandante y undemandado, y, por tanto, hay vera iudicia figura, y los supuestos objeto denuestro análisis en los que nos encontramos solamente con un juez y un de-mandado o peticionario y, por tanto, quasi iudicia figura 30.

En la generalidad de los supuestos, se estableció el carácter voluntario de lainsinuación en los Archivos Públicos de cualquier documento, lo cual seríaespecialmente frecuente respecto de aquellos que no conferían plena fides pu-blica en juicio, y que por medio de la insinuación se transformaban en docu-mentos públicos, lo que suponía una mayor seguridad en el tráfico jurídico, queinteresaba tanto a los particulares como a la autoridad pública 31.

No obstante, con carácter excepcional, se estableció el carácter obligato-rio 32 de la insinuación en determinados casos considerados de mayor impor-tancia, como los testamentos solemnes después de la muerte del testador 33, lasdonaciones de mayor valor 34 y la realizadas entre cónyuges 35.

196 Antonio Fernández de Buján

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 189-200

30 LOISEAU, Du Droit des offices, II, 5., cf. la cita y el comentario de la opinión de este autor en la obrade G. ROGIER, Étude sur les tabellion. La force probante de Leus actes en Droit Romain, cit., pp. 63 y ss.

31 Cf., al respecto, C. J., 1. 57.1 : «Iubemus apud Alexandrinae dumtaxat clarissimae civitatis iuridi-cum, licitum et conccesum esse, singulis quibusqunque volentibus donationes conscriptae solemniter ins-trumenta reserare, eisdenque robur adiiciet gestorum series apud eundem confecta; tamquam si apud vi-rum clarissimum moderatorem provinciae, vel magistratus, vel defensores, plebis habita fuissedicerentur»; C. J., II, 4. 28: «Sive apud acta rectoris provinciae, sive sine actis scriptura intercedente velnon, transactio interposita est; hanc servari conventi»; C. J., VIII, 54. 30: «In hac sacratissima urbeconscriptae donationes ubicumque positarum rerum apud magistrum census insinuentur. In aliis vero ci-vitatibus sive absens, sive praesens rector provinciae sit, sive eadem civitas habeat liberan facultatem do-nationes rerum suarum ubiqumque positarum, sive apud moderatorem cuiuslibet provinciae, sive apudmagistratus, sive apud defensorem, cuiusqumque civitates prout maluerit, publicare...».

32 Al carácter voluntario, como norma general, de la insinuatio donationis, se hace referencia, porejemplo, en C.J., VIII, 54. 31: «In donationubus quae actis insinuantur non esse necessarium iudicamusvicinos vel alios testes adhibere. Nam superfluum est privatum testimonium cum publica monumenta suf-ficiant. Verum et illas donationis quas gestis non est necessarium alligari, si forti per tabellionem velalium scribantur, et sine testium subnotatione valere praecipimus: ita tamen si ipse donator vel alius vo-luntatem eius secundum solitam observationem subscripserit...».

33 Cf., al respecto, Pauli Sententiae, IV, 6. 1: «Tabulae testamenti aperiuntur hoc modo ut testes velmaxima pars eorum adhibeatur, qui signaverint testamentum ita ut agnitis signis, rupto lino aperiatur at-que describendi di exempli fiat potestas, ac deinde signo publico obsignatum in archivum redigatur, utsi quando exemplum eius interciderit, sit unde peti possit».

34 Así, por ejemplo, en C. J., VIII. , 54. 36. 3: «Ceteris etiam donationibus, quae gestis intervenien-tibus minime sunt insinuatae, sine aliqua distinctione quingentos usque ad solidos valituris. Hoc etenimtantummodo ad augendas huius modo donationes addendum esse ex praesenti lege decernimus; ante-riore tempore nostra lege praecedente moderando, quausque trecentos solidos facta donationes et sineinsinuatitone firmitatem optinere iussae sunt».

35 Cf. C. J., 5, 16. 25: «Donationes quas parentes in liberos cuiuscunque sexus in potestate sua cons-titutos conferunt vel uxor in suum maritum vel maritus in sua uxorem vel alteruter eorum in aliam per-sonam cui constante matrimonio donare non licet, vel aliae personae in eam cui donare non poterant, itafirmas esse persilentium donatoris vel donatricis sancimus si usque ad quantitatem legitiman, vel eam ex-cedentes actis fuerint intimatae.

Page 197: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

El proceso evolutivo, al que nos hemos referido en páginas anteriores, de am-pliación de competencias del notariado romano, encuentra su culminación en lostextos legales de Justiniano, y en la época bizantina, con el reconocimiento a lostabelliones de una elevada posición jurídica, que se manifiesta en el hecho deque se sitúa a los tabeliones como responsables de una de las cuatro seccionesde los Archivos Públicos en que se insinúan los documentos, y en la elogiosadistinción de Justiniano entre los más eficaces colaboradores de su actuación le-gislativa 36.

En este sentido, la asimilación de los documentos tabeliónicos a los docu-mentos públicos se lleva quizá a sus últimas consecuencias en una constituciónde Justiniano 37, en la que parece equipararse, a efectos de la eficacia del docu-mento, los documenta forensia (o tabeliónicos) a los documenta publica, ycontraponerse ambos a los documenta privata y a los quasi publice confecta.

Sin embargo, como señala Amelotti, la equiparación de los documentosnotariales a los públicos equivaldría a otorgar antes de tiempo plena fides pu-blica a la certificación del tabellio, lo cual contrastaría con el autoritarismo im-perial y, en todo caso, supondría la transformación de los tabeliones en fun-cionarios públicos 38. Se refiere asimismo este autor, en relación con laactuación de los tabeliones, a la distinción entre formalismo interno y forma-lismo externo, entendiéndose por el primero el conjunto de formalidades in-trínsecas de un negocio concreto, mientras que con la expresión formalismo ex-terno, se hacia referencia a la forma en la que el negocio se proyecta al exterior,es decir, a la escritura.

Ciertamente, la atribución de plena fides publica a los documentos confeccio-nados por los tabeliones bajo ciertas condiciones de forma, habría sido incom-patible, en la comunidad política romana, con su permanente posición comoprofesionales privados, incluso en una época como el Dominado, caracterizadapor el autoritarismo y la burocratización.

Por otra parte, el reconocimiento de la pública utilidad de su función conlle-vó para el notario las limitaciones derivadas del sometimiento a una serie decontroles, cautelas y reglas dictadas por el poder público, que ya en la épocapostclásica estableció que el fundamento de la validez de los documentos con-sistía en la intervención de funcionarios públicos, notarios o testigos, y atribuyóa los tabeliones el ejercicio de hecho de un control de legalidad del correspon-

Fides publica e instrumenta publice confecta en Derecho Romano 197

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 189-200

36 Cf. Nov. 66. 1, pr. : «Ut autem apertium adhuc causa declaretur sancimus, si scripta fuerit huiusmodi lex, hanc post duos menses dati ei temporis valere et in republica tractari, sive in hac felicissima ci-vitate, sive in provinciis post insinuationem sufficiente hoc temporis omnibus manifestan eam constituere,et tabellionibus eius cognoscentibus virtutem, et subiectis agnoscentibus legemque servantivus...»

37 C. J., 4. 21. 20.38 El notario asumía responsabilidad respecto a las partes en relación con la forma y el contenido de la

completio. Vid., en este sentido, M. AMELOTTI-G. COSTAMAGNA, Alle origini del Notariato Italiano, op.cit., p. 35; Asimismo, como señala J. BONO, Historia del Derecho Notarial Español, op. cit., p. 47, el ta-belio era responsable por su cooperación en los negocios prohibidos o contrarios a la Ley a cuya formali-zación no debía prestarse, así en los casos de ciertos contratos (C. J., 1. 2. 14. 6; 4. 32. 2; 11. 54. 1pr.), y enlos testamentos en los que no se cumplieran las prescripciones legales (C. J., 6. 23. 29. 7; Nov., 66. 1, pr.).

Page 198: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

diente negocio o documento, así como la asunción de una responsabilidad de-rivada especialmente de su actuación en la realización de la completio y en laformalización de determinados negocios prohibidos o contrarios a la ley 39.

Conforme al Derecho justinianeo, el documento confeccionado por el tabe-llio, C. J. 4.21.17, debe ser puesto en limpio, nisi instrumenta in mundum re-cepta, y requiere asimismo la autorización, completio, del tabellio y la confor-midad, absolutio, de las partes, sin que pueda derivarse derecho alguno delsimple proyecto de contrato o del propio documento puesto en limpio y suscri-to por las partes, en tanto no fuere declarado «completum» et «absolutum» porel notario. Dicho pronunciamiento de complevi et absolvi, constituye la llama-da fórmula de perfección.

En el siglo X, en el Libro del Prefecto del Emperador bizantino León el Sabio,se regula la corporación notarial. El Prefecto de Constantinopla era en la máxi-ma autoridad de las corporaciones profesionales creadas y controladas por el po-der público, entre ellas la profesión notarial, titular de la fe pública documental.En el Reglamento regulador de la profesión de notario se prevé la posición delcargo por un sistema en el que se tiene en cuenta méritos como la caligrafía ylos conocimientos jurídicos, que valoran el Decano del Colegio y el Prefecto. Seestablecen asimismo las obligaciones de los notarios, por ejemplo la de asistir alos actos profesionales en que intervenga el Decano o la necesidad de realizarpersonalmente la completio. Se regulan asimismo, entre otros aspectos, las Es-cuelas en las que se forman los notarios, los derechos y obligaciones oficiales yel cobro de los correspondientes aranceles.

Al igual que había sucedido con los tabeliones romanos, los notarios medie-vales, intervienen tanto en la documentación privada, autorizando negocios, tes-tamentos, declaraciones testificales etc., como en la actividad judicial, confec-cionando escrituras procesales por mandato de los jueces, hasta el punto de serconsiderados los principales colaboradores de éstos. No es infrecuente en lostextos medievales la utilización conjunta de los términos notarius et iudex, nique el nobramiento de una persona como notario por parte de las ciudades, obis-pados, condes o por gobernantes, sea considerado el primer paso para el accesoa la condición de juez 40.

En relación con las actuaciones de iurisdictio voluntaria, cabe señalar quea partir del siglo IX, se legitiman a través de la vía de un proceso aparentesimplificado, con claras influencias de la in iure cessio romana. Las cada vezmás amplias necesidades negociales explican la creación de jueces iudices

198 Antonio Fernández de Buján

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 189-200

39 Cf., asimismo, en relación con la completio y absolutio, AMELOTTI, II, Il documento nel DirittoGiustinianeo. Prassi e Legislazione, op. cit., pp.132-137.

40 Como señala F. U. Di Blasi: sub voce «Giurisdizione volontaria», en N. N. D. I., op. cit., p.1096, con la expresión iurisdictio voluntaria pasó a designarse tanto a los actos realizados por jueces (involentes), como los otorgados por los notarios: «Iudices chartularii sunt illi, qui sunt ordinarii et habentiurisdictionem inter volentes tantum; quasi omnes tabelliones sunt iudices ordinarii et faciunt instru-menta». Vid., asimismo, al respecto, la correlación establecida por R. NUÑEZ LAGOS: «Documento lati-no y documento germánico», en Anales de la Academia Matritense y del Notariado, I, p. 431, entre laproliferación de juicios fingidos y la creación de jueces especiales que se llamaron «iudices chartularii».

Page 199: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

chartularii, con competencias específicas en esta materia, ante los que se de-sarrollaba la ficción procesal, que acaba siendo suprimida y sustituida por lasimple confessio o reconocimiento ante el iudex. En el siglo XII, una parte im-portante de las actuaciones legitimadas a través de la práctica de la confessioante los iudices, se atribuyó a los notarios, que estaban adscritos a los tribu-nales tanto laicos como eclesiásticos. Ante el notario se practicaba la con-fessio de uno de los presentes y una vez autorizada por aquél, producía elmismo efecto que la confessio realizada ante el juez, in iure. Los documentosconfeccionados por el notario se denominaban instrumenta guarentigiata, esdecir, con claúsula de garantía, garantía otorgada por el propio notario, que seconsideraba al propio tiempo título ejecutivo (se decía que el título llevabaaparejada ejecución, paratam executionem) 41, y documentto público o au-téntico, en cuanto se les reconoce pleno valor probatorio de su propio conte-nido y existencia y eficacia frente a terceros. Posteriormente, desaparece laexigencia de la garantía otorgada por el notario, clausula guarentigiata, y losdocumentos pasan a denominarse instrumenta confessionata, y , conservan laplena ejecutividad, al igual que la sentencia judicial. Se considera a Rolan-dino y a Salatiel como los más ilustres representantes del notariado medievaly del denominado ars notariae, y desde entonces como autores clásicos delderecho notarial.

La evolución referida en las líneas anteriores se produce a lo largo de los si-glos IX y XII en todos los paises europeos, singularmente en Italia, Francia,Alemania e Inglaterra. Asimismo en España en el siglo XIII, el Fuero Real y lasPartidas regulan ya la figura del notario, denominado escribano público, comoun oficio o servicio público, al que se le reconoce la publica utilidad de su fun-ción, se la denomina incluso pública persona, y se le otorga fe pública 42. LasPartidas, considerada como la más importante obra jurídica de la historia deCastilla y de España, es el resultado de la recepción del Derecho Romano jus-tinianeo, al que se adicionan instituciones y principios canónicos y locales.Constituye aimismo la más completa formulación y ordenación notarial delOccidente europeo de la época y uno de los hitos del Derecho notarial español,junto con la Pragmática de Alcalá de 1503 43 y la ley del Notariado de 1862. Seconsidera asimismo a las Partidas como la principal fuente histórica en la que seinspiraron tanto la Ley de Enjuiciamiento Civil de 1855, como la de 1881, ca-racterizadas ambas por el mantenimiento del carácter jurisdiccional de la juris-dicción voluntaria.

Fides publica e instrumenta publice confecta en Derecho Romano 199

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 189-200

41 Se considera que el carácter ejecutivo del título derivado de los documentos autorizados por los no-tarios medievales, constituye el fundamento y el antecedente del juicio sumario ejecutivo regulado en elart. 1429 de la Ley de 1881.

42 Hasta el siglo XII la plena fides pública de los documentos notariales podía lograrse o bien medianteel juramento del notario que había otorgado el documento, o bien con el depósito o insinuatio de éste enun Registro Público, insinuatio apud acta.

43 Cf. al respecto A. RODRÍGUEZ ADRADOS, El Derecho Notarial en el Fuero de Segovia y en la legis-lación de Alfonso X el Sabio, R.D.N., XLIV, abril-junio, 1964, pp. 29-160; Id. «La Pragmática de Alcalá,entre las Partidas y la Ley del Notariado», Homenaje a Vallet de Goytisolo, Vol.VII, 1988, pp. 517-813.

Page 200: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Un desarrollo paralelo, en algunos aspectos, al procedimiento de iurisdictiovoluntaria, se produce en los denominados por Fairén plenarios rapidos 44 que secaracterizan por los principios de concentración, oralidad, brevedad de los pla-zos, limitación de recursos, mayores facultades del juez etc. Especialmente es-tudiados por Fairén, que los considera el precedente más remoto del actualproceso ordinario de la nueva LEC. Dentro de esta categoría deberían incluirse:a) el procedimiento derivado de las normas canónicas dictadas por el PapaClemente V en 1306 y 1311, que se conocen con las primeras palabras deaquellas: saepe contingit y dispendiosam; b) el procedimiento acelerado conte-nido en el libro del Consulado del Mar del siglo XV, por el que se rigen los mer-caderes terrestes y marítimos y c) el procedimiento abreviado contenido en laInstrucción dictada por Carlos V en 1530, conocido como el Proceso de Indias,por dirigirse su aplicación a las tierras de América.

[email protected]

200 Antonio Fernández de Buján

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 189-200

44 Sobre los plenarios rápidos y su no confusión con los procesos sumarios que se caracterizan por ladisminución de las fundamentales garantías procesales de las partes, cf. V. FAIRÉN, «Jurisdicción volun-taria. Juicios sumarios. Las confusiones de la historia. Posibles soluciones», BICAM, 2, 1990, pp.19-34.

Page 201: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

INFORMESOBRE DIDÁCTICA

Y NUEVASTECNOLOGÍAS

Page 202: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1
Page 203: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 203-236

Internet y la didáctica del latín*

CRISTÓBAL MACÍAS VILLALOBOS

Universidad de Málaga

Resumen. Internet y las Nuevas Tecnologías han cambiado profundamente la forma tra-dicional de enseñar y transmitir conocimientos. En los estudios latinos han surgido enlos últimos años interesantes iniciativas como Perseus Project, VRoma, AgoraClass yLacus Curtius, que tratan de aprovechar las ventajas del hipertexto para integrar en unamisma plataforma textos, comentarios, léxicos y gramáticas on-line, bibliografías, etc. Elartículo analiza éstos y otros proyectos y herramientas y su utilidad para la didáctica dellatín.

Palabras clave: Internet y Nuevas Tecnologías; Didáctica; Lengua Latina.

Summary. The traditional form to teach and to transmit knowledge has been changed dee-ply by Internet and the New Technologies. In the latin studies, interesting initiatives likePerseus Project, VRoma, AgoraClass, and Lacus Curtius have arisen in the last years.They try to take advantage of the hypertext to integrate in a same platform texts, com-mentaries, lexicons and grammars online, bibliographies, etc. This paper analyzes the-se and other projects and tools, and their utility for the Didactics of the Latin.

Key words: Internet and New Tecnologies; Didactics; Latin Language.

* Como bibliografía recomendada sobre Internet y las lenguas clásicas, o sobre el uso de las nuevastecnologías aplicadas a los estudios de mundo antiguo, damos los siguientes títulos: D. RIAÑO RUFI-LANCHAS, Aplicaciones de Macintosh a la Filología Clásica, Ed. Clásicas, Madrid, 1998; G. ALVONI, Al-tertumswissenschaften digital. Datenbanker, Internet und e-Ressourcen in der altertumswissenschaftli-chen Forschung, Olms, 2000; S. HOKEY, Electronic Texts in the Humanities, Oxford University Press,2000; Convegno internazionale «I Nuovi Orizzonti della Filologia»: Ecdotica, Critica testuale, Editoriascientifica e Mezzi informatici elettronici, in collaborazione con l’Associazione Internazionale per gli Stu-di di Lingua e Letteratura Italiana (Roma, 27-29 maggio 1998), Accademia Nazionale dei Lincei, 1999;A. CRISTOFORI, C. SALVATERRA & U. SCHMITZER (eds.), La rete di Arachne – Arachnes Netz (Contribu-ti su nuove tecnologie, Didattica e Antichità Classica nell’ambito del progetto Telemaco), Steiner,

Page 204: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

El enorme desarrollo que han tenido en los últimos años las llamadas «Nue-vas Tecnologías» y en particular Internet ha abierto posibilidades hasta ahora in-sospechadas, en todos los ámbitos científicos, en aspectos tales como la bús-queda de información, la elaboración y publicación de los trabajos deinvestigación, la comunicación entre estudiosos de un mismo campo o la formade enseñar y transmitir conocimientos.

En este último terreno en concreto, los cambios han sido tales que han hechosurgir un nuevo concepto, el de e-learning, o educación virtual, que supera elconcepto tradicional de enseñanza a distancia y que obliga a replantearnos el pa-pel tradicional del docente y su modo de interactuar con los alumnos.

Esta serie de transformaciones también han llegado a los estudios clásicos y sehan traducido en la aparición de una serie de nuevas herramientas, muchas de ellasvinculadas con Internet, aplicables tanto a la investigación como a la docencia.

En este trabajo nos vamos a centrar en concreto en el análisis de los recursosque la WWW pone a disposición del clasicista y que le permitirán abordar la en-señanza del latín desde unas nuevas perspectivas, algo de gran utilidad en la ac-tual etapa de crisis en que nos encontramos.

Entre los múltiples aspectos que la didáctica abarca, nos centraremos, comoparece obvio, en los que tienen que ver con la enseñanza de la lengua latina (lec-tura, gramática, traducción) —dando ejemplos muy concreto de las posibilidadesque ofrecen las plataformas y propuestas didácticas más innovadoras—, tratando en segundo lugar otro tipo de recursos como mapas, imágenes, mito-logías y enciclopedias on-line.

204 Cristóbal Macías Villalobos

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 203-236

Stuttgart, 2000; D. KAUFMANN y P. TIEDEMANN, Internet für Alhistoriker und Altphilologen. Eine pra-xisorientierte Einführung, Primus, Darmstadt, 1999; PATRICK DURUSAU, High Places in Cyberspace: AGuide to Biblical and Religious Studies, Classics, and Archaeological Resources on the Internet, 1998;R. LATOUSEK, Software Directory for the Classics, Miami University, 1999; «Computer Technologiesand the Classics», New York Classical Club Conference (8 de febrero de 1997), resumen de Barbara F.McManus, disponible en http://www.colleges.org/ctts/nycc97.html; James J. O’DONNELL (Universidad dePensilvania), «New Tools for Teaching», http://ccat.sas.upenn.edu/jod/teachdemo/teachdemo.html;MELVIN F. PAGE, «A brief citation guide for Internet sources in History and the Humanities (Version2.1)», (20 de febrero de 1996), http://www2.h-net.msu.edu/~africa/citation.html, aunque ya se ha pu-blicado la norma ISO 690-2 sobre el modo de citar documentos electrónicos, parte de la cual está dis-ponible en http://www.nlc-bnc.ca/iso/tc46sc9/standard/690-2e.htm; SONJA REISNER, «Einführung in dasInternet für Latein- und Griechischlehrer/innen», http://www.univie.ac.at/klassphil/skriptum.htm; TilmanBechthold-Hengelhaupt, «Computer im Lateinunterricht – Überlegungen und Erfahrungen», ForumClassicum 4 (1997), disponible en http://www.ebe-online.de/home/mhotz/archiv497.html#Bechthold-Hengelhaupt; también es muy recomendable en AgoraClass, la sección Agoraclass&NTIC ou TICE,http://pot-pourri.fltr.ucl.ac.be/itinera/NTIC.html, con una selección de artículos sobre el influjo y el usode las Nuevas Tecnologías en la Enseñanza en general, entre los cuales destacamos: DANIEL BÉGUIN,«Les antiquisants face à l’informatique et aux réseaux» y FRANÇOIS CHARPIN, «Informatique et pédago-gie des langues anciennes»; J. POUCET, «La Toile et les études classiques. La publication électronique etles ressources bibliographiques», disponible en http://bcs.fltr.ucl.ac.be/FE/01/Toile.html. Una versiónalgo diferente aparecerá próximamente en Mélanges Carl Deroux (Collection Latomus), 2002. De otrolado, la revista New England Classical Journal (NECJ) dedica una sección a la reseña del software paraclasicistas, Classical Computing; esta revista, en formato papel, tiene web de presentación enhttp://www.hnet.uci.edu/classics/cane/necn&j.html.

Page 205: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

De otro lado, el gran problema con que se encuentra el que pretende utilizarla Red como herramienta es dónde encontrar la información que necesita. Tén-gase en cuenta que el número de páginas publicadas en esa enorme red de ser-vidores que constituyen el ciberespacio es de varios miles de millones 1 y quecada día se publican en el mundo varias decenas de miles de nuevos sitiosweb, sin olvidar además que la Red es por su propia naturaleza muy volátil,pues es muy fácil que de un día para otro, y sin previo aviso, una página desa-parezca o cambie de dirección (de URL) 2. Por ello comenzaremos nuestro re-corrido precisamente por aquellos websites (buscadores o browsers, metabus-cadores y guías de recursos o gateways) cuya función es recopilar toda lainformación necesaria para no perdernos por este laberinto que es la Red, cen-trándonos, obviamente, en los especializados en los recursos del mundo clásico.

Como tendremos ocasión de comprobar, aunque no faltan las páginas espe-cializadas en el mundo y la lengua latina, la mayoría se dedican al mundo clá-sico en general, por lo que parte de las direcciones que aquí daremos serán úti-les también para los helenistas.

Finalmente, el volumen de recursos es tal que pretender una mínima ex-haustividad es poco menos que una utopía. Por eso, nos centraremos en aquellosque están considerados unánimemente como los mejores, la mayoría de ellos eninglés y vinculados con universidades norteamericanas.

1. CÓMO BUSCAR INFORMACIÓN EN LA RED

1.1. Buscadores

Buscar una determinada información en Internet es, además de complejo, te-dioso, si no sabemos cómo hacerlo o dónde acudir.

El primer paso es, sin duda, recurrir a un buscador generalista, en el que através de un programa de búsqueda —también llamado motor de búsqueda o se-arch engine— podemos tener acceso a cientos de miles e incluso millones depáginas web indexadas en sus bases de datos. El modo habitual de consulta esintroduciendo en el formulario correspondiente una o varias palabras claves quetienen que ver con el tema de nuestro interés.

Como resultado, es habitual que nos devuelva un gran número de sites en loscuales aparecen destacados (en negritas) uno o todos los términos de la cadenade búsqueda introducida en el formulario, un hipervínculo —con el cual pode-mos «saltar» a la página en cuestión— y una breve descripción del mismo, pro-cedente de las primeras frases que aparecen en dicha página.

Internet y la didáctica del latín 205

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 203-236

1 Piénsese que un browser o buscador como Google, el que es considerado en la actualidad como delos más completos, tiene indexadas en sus bases de datos más de 1.600 millones de páginas web.

2 Este problema lo suele resolver el internauta experimentado mediante la inclusión entre sus book-marks o favoritos de las direcciones que usa más a menudo.

Page 206: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Lo normal es que las primeras ocurrencias sean las más directamente rela-cionadas con nuestra consulta, y que muchas de las restantes no tengan nada quever —por eso se denomina «generalistas» a este tipo de páginas—.

Entre los buscadores de este tipo que recomendamos están Google (http://www.google. com), Yahoo (http://www.yahoo.com), Altavista (http://www.al-tavista.com), Lycos (http://www. lycos.com), Alltheweb (http://www.allthe-web.com), Caloweb (http://www.caloweb.com) y NorthernLight (http://www.northernlight.com) 3.

Hay diversos procedimientos para intentar delimitar lo más posible el campo debúsqueda. Así se suele recomendar poner entre comillas (“) los términos de nues-tra consulta; no utilizar las denominadas «palabras vacías» (artículos, preposicio-nes, etc.) que por su frecuencia aparecerán en cualquier página y pueden desvirtuarlos resultados; recurrir a los operadores booleanos (Y, O, Y NO = AND, OR,AND NOT) 4 y, por supuesto, consultar la opción de búsqueda avanzada que in-cluyen casi todos los búscadores.

Además, muchas de estas páginas, junto al motor de búsqueda, incorporan di-rectorios temáticos, en los que indexan las páginas de sus bases de datos según unaserie de categorías y subcategorías. A este respecto, es especialmente útil el direc-torio Classics de Yahoo, dedicado a recoger las mejores páginas relativas al mundogrecorromano y cuya dirección es: http://dir.yahoo.com/Arts/Humanities/Classics.

Un tipo particular de buscador generalista es el denominado metabuscador,en el que la búsqueda ya no se hace sólo en una única base de datos, sino en lasde varios buscadores, por lo que los resultados suelen ser más precisos. Uno delos mejores metabuscadores es Metacrawler (http://www.metacrawler.com),en inglés. En español hay también browsers de este tipo, en concreto, Meta-busca (http://www.metabusca.com) y Buscopio (http://buscadores.busco-pio.com/scripts/proel/buscopio/bscprt.asp).

Junto a los buscadores generalistas, hay también algunos especializados en elmundo antiguo. Es el caso de Argos (http://argos.evansville.edu), alojado en elservidor de la Universidad de Evansville (Indiana), que propiamente hablandoes un buscador de área limitada. En sus bases de datos se encuentran indexadasúnicamente páginas que tienen relación con el mundo antiguo. Además, Argos

206 Cristóbal Macías Villalobos

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 203-236

3 Estos buscadores suelen ser denominados en la actualidad en la jerga informática como portales,pues en ellos el internauta podrá encontrar cualquier cosa que necesite en la Red, desde el mencionadomotor de búsqueda hasta noticias de actualidad, chats e incluso la opción de hacer compras en tiendasvirtuales. Además, algunos de ellos suelen tener versión española, la cual suele estar especializada en pá-ginas en nuestro idioma. Sin embargo, para buscar información sobre nuestros estudios recomendamosconsultar más bien las que terminan en .com.

4 El operador Y buscará todas las páginas en las que aparezcan los términos claves definidos en elformulario que hayan sido unidos mediante el mismo. El operador O buscará todas las páginas en queaparezcan uno u otro de los términos. El operador Y NO sólo mostrará las páginas en que aparezca el pri-mero de los términos pero no el segundo. Sobre la forma de representar estos operadores, en muchos bus-cadores se utiliza un signo + para representar al operador Y y el signo – cuando queramos que no apa-rezca el término en cuestión (que siempre deberá ir entre comillas); en otros casos podemos utilizar laequivalencia inglesa de esos operadores: AND, OR, AND NOT.

Page 207: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

presenta la peculiaridad de que está conectado a otros sitios asociados, en ge-neral las mejores páginas de recursos del mundo antiguo, por lo que sus bús-quedas a priori deberían arrojar resultados más precisos.

En este sector de los buscadores especializados no debemos olvidar Lupa:Subsidia Interretialia, alojado en el servidor de la universidad norteamericanade Kentucky y centrado en los recursos latinos, cuya dirección es http://www.uky.edu/ArtsSciences/Classics/schools.htm 5.

1.2. Guías de recursos para el mundo clásico generalistas

La mejor alternativa a los motores de búsqueda son las guías de recursos ogateways, que recopilan enlaces a otros sitios web relacionados con un tema de-terminado y que se organizan en distintas categorías a la manera de un directo-rio temático.

En muchos casos, su autor o autores se limitan a colocar un hipervínculo jun-to al nombre del site incorporado; otras veces, junto al hipervínculo se añadeuna reseña más o menos detallada que orienta al internauta sobre la naturaleza ycalidad del recurso ante el que se encuentra.

A continuación vamos a dar la referencia de las mejores guías para el mundoclásico, sobre todo de aquellas que dedican alguna sección a la didáctica de laslenguas clásicas y al software útil para clasicistas –dentro del cual suele habermuchas aplicaciones con finalidad didáctica–. Entre ellas destacamos:

a) Rassegna degli Strumenti Informatici per lo Studio dell’Antichità Classi-ca, del italiano Alessandro Cristofori, http://www.economia.unibo.it/dipar-tim/stoant/rassegna1/intro.html, una de las primeras y más sólidas. Tiene unacompleta sección de Materiali didattici, la mayoría de los cuales están pensadospara estudiantes de lengua inglesa, compuesto por guías y grandes proyectos di-dácticos, cursos on-line y software para la didáctica (este último normalmenteen CD-ROM).

b) Electronic Resources for Classicists: The Second Generation, http://www.tlg.uci.edu/~tlg/index/resources.html, página de María C. Pantelia, de laUniversidad de Irvine (California), una de las primeras guías del mundo clásicoque aparecieron allá por 1994, pero que ahora se presenta notablemente am-pliada y mejorada. Es una de las que más atención dedica a la didáctica, con lassecciones siguientes: course materials 6, Fonts & Software, Software developers,

Internet y la didáctica del latín 207

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 203-236

5 Respecto al funcionamiento de Lupa, hay que advertir que, una vez introducida en nuestro nave-gador la dirección indicada, se nos remitirá automáticamente a esta otra URL: http://www.uky.edu/ArtsS-ciences/ Classics/teaching.html, donde habrá que hacer clic en Quaere, mostrándose entonces un granmotor de búsqueda pluriopcional (Metaindex), una de cuyas opciones es precisamente la de Lupa.

6 Hay una página que incluye una auténtica base de datos de cursos de clásicas, Classics Course Da-tabase, http://www.colleges.org/ctts/clscourses.html, mantenida por Suzanne Bonefas. Se trata de una ini-ciativa del APA (American Philological Association).

Page 208: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

On-line seminars y el curioso K-12 Resources, con enlaces a páginas que reco-gen materiales para la enseñanza de chicos de hasta 12 años y que utilizan laRed como herramienta didáctica.

c) Classics at Oxford (Online Resources), http://units.ox.ac.uk/depart-ments/classics/resources.html, perteneciente al website de la Facultad de Lenguay Literatura Clásica y de Historia Antigua de la Universidad de Oxford. Destacansus secciones de Teaching Classics y Software for Classicists; la primera de ellasenlaza con la base de datos de cursos de clásicas mencionados en nota 6, con lapágina Latin Teaching Materials de la Universidad de San Luis; y con el artículoNew Tools for Teaching, http://ccat.sas.upenn.edu/jod/teachdemo/teachde-mo.html, de James O’Donnell, profesor de clásicas de la Universidad de Pensil-vania, en el que se hacen propuestas muy concretas para el empleo de las nuevasherramientas informáticas en la enseñanza de las lenguas clásicas.

d) KIRKE (Katalog der Internetressourcen für die klassische Philologie ausErlangen), http://www.phil.uni-erlangen.de/~p2latein/ressourc/ressourc.html,de Ulrich Schmitzer, de la universidad alemana de Erlangen, magnífica guía quedestaca más por la calidad que por el número de sus recursos. Al apartado de di-dáctica dedica toda una sección, Didaktisches, allgemein Interessantes, Latini-tas Viva, aunque la mayoría de los proyectos están referidos a Alemania; tam-bién es conveniente consultar el apartado Computer und Antike, con enlaces aexperiencias para utilizar Internet en la investigación o la didáctica de las ma-terias del mundo antiguo, junto al ya habitual apartado de Software.

e) Classics Collections Page, http://web.uflib.ufl.edu/cm/classics, buena re-copilación de enlaces hecha por Blake Landor de la Universidad de Florida. Enrelación con la didáctica, incluye la sección Instructional Resources, con enla-ces a algunas de las mejores recopilaciones de sites con recursos didácticos, en-tre ellos los Course Materials de María Pantelia, que hemos mencionado aquí;otro a una página de recursos audiovisulaes para clasicistas y, por último, uno aLatinTeach, página de recursos para profesores de Latín.

f) Classical Search Engines, http://www.sms-va.com/mdl-indx/internet.htm,página de enlaces, cuyo responsable es Marshall Davies Lloyd, con lo mejorque la Red ofrece para los clasicistas. Tienen interés para la didáctica de las len-guas clásicas las secciones Resources y Software. Su principal defecto, aparte deque la última actualización se hizo en marzo del año 2000, es que recoge casiexclusivamente recursos del mundo anglosajón.

g) Guía de recursos del Departamento de Clásicas de la Universidad de Sa-lamanca, http://clasicas.usal.es/didactica.htm, cuyo responsable es FranciscoCortés Gabaudán, sin duda la mejor guía de este tipo en lengua española. En suapartado de Didáctica recopila un gran número de recursos como PerseusProject –que, como ya veremos, es uno de los mejores proyectos para enseñarel griego y el latín partiendo de Internet–, el novedoso proyecto Telemaco(Teledidattica e Multimedialità per le Antichità Classiche ed Orientali), que in-cluye en su base de datos referencias a un gran número de realizaciones didác-ticas aplicables al mundo antiguo y oriental, una serie de proyectos gestados y

208 Cristóbal Macías Villalobos

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 203-236

Page 209: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

desarrollados en centros de secundaria, material audiovisual, imágenes y soft-ware.

h) Pomoerium, http://pomoerium.com, página de R. Pankiewicz, que en susección Classics Resources recopila un gran número de enlaces, sin comenta-rios, a páginas de todo tipo. Esta guía es el prototipo de aquellas que no dedicanun apartado específico a recoger materiales didácticos, aunque sí tienen gran nú-mero de enlaces útiles por sus aplicaciones didácticas. A este respecto, puedenser interesantes sus secciones de Tools & Fonts, Classics Texts & Authors yMaps & Biographies, entre otras.

1.3. Guías de materiales específicas para la didáctica de las lenguas clásicas

Las guías anteriores se caracterizaban por contener recursos de todo tipopara los clasicistas, entre los cuales la didáctica no era sino una parte. A conti-nuación vamos a enumerar algunas de las mejores guías de recursos didácticospara la enseñanza de las lenguas clásicas, con especial atención al latín. Entreeste tipo de sites se encuentra:

a) Telemaco (TELEdidattica e Multimedialità per le Antichità Classiche edOrientali), http://www.telemaco.unibo.it/telemaco/home.htm 7, es un proyectoconjunto de las universidades de Bolonia y Erlangen-Nuremberg, coordinadopor Carla Salvaterra, para confeccionar una base de datos de productos multi-media —en soporte CD-ROM o en Internet— para la formación en los ámbitosde la antigüedad clásica y oriental en los estados de la Unión Europea. La basede datos se puede consultar mediante un índice alfabético o un formulario debúsqueda en el que aparecen como campos el nombre de autor, el título, la len-gua o las palabras claves, entre otros. Parte integrante de este proyecto es ungrupo de discusión, Telemaco-List, en el que las lenguas de uso son las princi-pales de la Unión Europea además del latín.

b) Online Survey of Audio-Visual Resources for Classics, http://www.drj-classics.com, página de Janice Siegel dedicada a reseñar todo tipo de materialaudiviosual con aplicaciones didácticas para el mundo clásico, desde páginasweb hasta CD-ROM, juegos en CD, Laserdisc, vídeos educativos, pasando portransparencias, mapas, libros de cómics e incluso libros para colorear. Los ma-teriales están clasificados según las siguientes categorías: General, Greco-ro-mano, Cultura griega, Literatura griega, Estudios de lengua griega, Cultura ro-mana, Literatura latina, Estudios de lengua latina, Artículos para los niveles deenseñanza elemental y de secundaria y Miscelánea (monedas, joyas, etc.). Decada artículo se da una breve reseña –contenido y sistema operativo, cuando espertinente–, además de su precio en dólares.

Internet y la didáctica del latín 209

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 203-236

7 Este site tiene una versión alemana alojada en el servidor de la Universidad de Erlangen, cuya URLes http://telemachos.phil.uni-erlangen.de/.

Page 210: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

c) Software Directory for the Classics on the Web, http://www.centaursys-tems.com/soft_dir.html, que contiene una versión reducida de las listas de soft-ware para clasicistas que Rob Latousek recopiló en su obra Software Directoryfor the Classics, publicada por la American Classical League. El material queaquí se recoge comprende sobre todo programas y aplicaciones disponiblespara la enseñanza y la investigación en las lenguas clásicas, además de herra-mientas diversas como procesadores de textos multilingües, fuentes tipográficasy utilidades para realizar búsquedas textuales. De cada programa se da el nom-bre y la URL de la empresa que lo ha editado, así como su precio.

d) Classics Software Reviews, http://www.hnet.uci.edu/classics/cane/soft.re-views.html, que contiene enlaces a reseñas de software para clasicistas, la ma-yoría de ellos para latín, publicados ya en la sección Classical Computing delNew England Classical Journal (NECJ) 8.

e) LatinTeach, http://www.latinteach.com/, es la página del grupo de discu-sión del mismo nombre para profesores de latín que surgió para compartir ideassobre pedagogía y métodos de enseñanza. Los temas que se han tratado hasta elmomento son la enseñanza de la gramática y el vocabulario, el uso del latín con-versacional en la clase, la integración de la cultura de Roma en el currículo, ide-as y proyectos llevados a cabo en clase, además de reseñas de material educati-vo de todo tipo. Pero lo que nos interesa ahora de este site es la magníficarecopilación de enlaces a webs con recursos para la enseñanza del latín, que laconvierten en una de las mejores guías a este respecto. Los enlaces más intere-santes aparecen en las secciones Pedagogical and Methodological Resources,Standards and Classical Language Learning y Teaching Materials.

f) VRoma: A Virtual Community for Teaching and Learning Classics,http://www.vroma.org, se trata de lo que en la jerga informática se denominauna «comunidad virtual», es decir, un conjunto de personas conectadas perma-nentemente en línea por medios diversos (correo electrónico, un MOO —unaespecie de sala de chat— o la propia web), para compartir experiencias e in-quietudes y trabajar conjuntamente en la realización de proyectos concretos. Enesta comunidad participan tanto profesores como alumnos de latín, en principio,de cualquier lugar del mundo, aunque la lengua de intercambio es el inglés. Suprincipal objetivo es crear materiales educativos que se puedan aplicar en el aulay que tengan a Internet como soporte principal. Estos materiales luego se carganen el site de VRoma para que estén a disposición de los demás miembros delgrupo. Por eso, además de ser una auténtica clase virtual –como se definen a símismos sus promotores–, es también una guía y una página de recursos didác-ticos, que es lo que a nosotros más nos interesa aquí.

Para solucionar cualquier problema técnico que se nos pueda presentar al co-nectarnos al grupo es conveniente consultar la sección VRoma Help File Li-brary. Los materiales didácticos elaborados son de todo tipo: textos, comenta-

210 Cristóbal Macías Villalobos

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 203-236

8 Esta publicación en formato papel tiene también página web oficial donde se presentan los índicesde volúmenes publicados, a saber, http://www.hnet.uci.edu/classics/cane/necn&j.html.

Page 211: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

rios, imágenes, mapas, etc. Éstos están disponibles en las secciones: Course Ma-terials Repository, VRoma Image Collection y Select Materials created byVRomans. Se trata por tanto de algo más que de una simple guía de enlaces; esun auténtico espacio consagrado a la creación e intercambio de materiales parala didáctica de la lengua de Roma.

2. PROPUESTAS DIDÁCTICAS CONCRETAS PARA LA ENSEÑANZA

DE LA LENGUA LATINA.

2.1. Páginas con textos latinos originales y traducidos

La didáctica del latín pretende, por encima de todo, el aprendizaje de la len-gua latina y para ello un soporte fundamental son los textos, tanto originalescomo traducidos. En esto Internet también ofrece una amplia gama de recursosque nos permiten poder prescindir, al menos en parte, del material impreso.

Son muchos los websites que ofrecen una amplia muestra de textos latinosoriginales, de autores y épocas muy diversas —no sólo clásicos—. En la ma-yoría de los casos, los textos están sacados de ediciones ya antiguas, por lo quehan expirado sus derechos de autor, y carecen de aparato crítico, por lo que sóloson útiles para fines didácticos, no de investigación. Muchos de los textos pro-ceden de aportaciones personales de otros internautas, algo que los autores delas páginas suelen solicitar expresamente. Por último, en los proyectos máscompletos, a los textos acompañan herramientas diversas para el trabajo con losmismos como diccionarios, gramáticas, bibliografías, etc., todo ello también dis-ponible on-line.

A este respecto, uno de los mejores websites es la Bibliotheca Augustana,http://www.fh-augsburg.de/~harsch/augusta.html, cuyo responsable es UlrischHarsch. En su Bibliotheca Latina nos ofrece una amplia muestra de autores queabarcan desde el siglo VII a.C. hasta el siglo XIX. Los autores se pueden consul-tar tanto a través de un index chronologicus como de uno alphabeticus. De mo-mento son muchas las obras que carecen de enlace, algo fácil de entender dadaslas pretensiones de este proyecto. De cada autor suele darse una breve sem-blanza biográfica (en latín) y a veces, bajo el epígrafe de secundaria, informa-ción sobre la fuente de la que procede el texto digitalizado y alguna otra páginaque sobre el autor en cuestión exista en Internet 9. En muchos casos la página noestá en el propio servidor, sino que pertenece a otras páginas de textos. En elcaso de los poetas, es habitual que se nos diga el metro en que está compuestocada poema y que se nos dé un esquema del mismo.

Junto a los textos, esta página incluye enlaces a otra serie de herramientas úti-les (sección auxiliaria) disponibles en Internet, entre ellos diccionarios —como

Internet y la didáctica del latín 211

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 203-236

9 Así, por ejemplo, sobre Ausonio se da una Pagina Ausonii, de Ch. M. Terner, con una pequeña in-troducción a la vida y la obra de este poeta cristiano; asimismo una pequeña bibliografía, ésta alojada enel propio servidor del proyecto (URL http://www.phil.uni-erlangen.de/~p2latein/personal/ausonius.html).

Page 212: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

el diccionario latín-inglés que incluye Perseus en su site—, bibliografías —como la de Dana Sutton sobre textos neolatinos on-line— y una gramática —laNova grammatica latina de Allen y Greenough, que también se encuentra en lapágina de Perseus—.

Muy recomendable también es la Latin Library, http://patriot.net/~lillard/cp/latlib, mantenida por William L. Carey, de la Universidad de North Virginia,y que forma parte del site denominado The Classics Page. Ofrece textos de au-tores latinos de todas las épocas, especialmente de los periodos clásico y post-clásico. A los autores se puede acceder a través de una especie de formulario enel que aparecen ordenados alfabéticamente o bien mediante una tabla. En estecaso, los textos que se ofrecen carecen de aparato crítico, y de cualquier clase deayuda morfológica, gramatical o literaria.

En algunos casos, junto a los textos latinos originales se incluyen traduccio-nes, normalmente en inglés. Es el caso de Forum Romanum, en su secciónLatin Literature, http://www.geocities.com/Athens/Forum/6946/literature.html,página de David Camden, que destaca sobre todo como portal para la culturaclásica latina y que volveremos a mencionar más abajo. En este caso, los auto-res aparecen en una tabla ordenados alfabéticamente y la mayoría pertenecen alos periodos clásico, postclásico y tardío. Siempre que hay traducción disponi-ble se indica expresamente. Por último, la mayoría de los textos no están aloja-dos físicamente en el propio servidor, sino que son enlaces a otras páginas, algoque también ocurre con las traducciones.

Página de enlaces a sites con textos latinos de todas las épocas es lo que ofre-ce también la Bibliotheca Latina, http://polyglot.lss.wisc.edu/classics/biblio.htm,de Jeffrey Wills, de la Universidad de Wisconsin. Entre los enlaces, es muy in-teresante la sección que dedica a páginas de autores actuales que escriben en la-tín (Tituli Huius Aetatis) y la de herramientas auxiliares (Auxilia linguae), conenlaces a diccionarios de latín-inglés y a la gramática latina de Allen y Gree-nough ya mencionada.

En el sitio de Project Libellus, http://www.hhhh.org/perseant/libellus, cuyosresponsables son Konrad Schroder y Owen Ewald, que está alojado en el ser-vidor de la Universidad de Washington, los textos, la mayoría de autores clási-cos, se ofrecen en formato TXT y HTML. Los primeros se pueden descargar víaFTP (ftp://ftp.u.washington.edu/public/libellus/texts); los segundos se pueden vi-sualizar directamente en pantalla a través de nuestro navegador en la URLhttp://www.hhhh.org/perseant/libellus/texts/.

Por su parte, la página The Internet Classics Archive, http://classics.mit.edu,desarrollada por Daniel C. Stevenson con el apoyo del MIT Program in Writingand Humanistic Studies, sólo incluye traducciones al inglés de textos de autoresclásicos griegos y latinos, en concreto, de 441 obras de 59 autores clásicos. Dis-pone de un buen motor de búsqueda para consulta de palabras concretas en to-dos los textos o en uno solo. También se puede buscar por autor y obra.

Son también muchas las páginas especializadas en un solo autor, general-mente clásico. Así sobre Cicerón tenemos la The Cicero Homepage, http://

212 Cristóbal Macías Villalobos

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 203-236

Page 213: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

www.utexas.edu/depts/classics/documents/Cic.html, donde se incluyen algu-nos textos en latín (De Amicitia, Pro Archia, Catilinarias, In Verrem (actio pri-ma), Pro Ligario, Pro Marcello, Brutus), además de traducción inglesa de tex-tos ciceronianos seleccionados que tienen que ver con los géneros deliberativoy demostrativo. Se incluye también una completa cronología de su vida y obra,una bibliografía bastante amplia y una biografía.

Por su parte, sobre Horacio tenemos la The Horace Page, http://www.bryn-mawr.edu/Acads/Langs/classics/Hor/horace.html, que incluye enlaces a otraspáginas con textos y traducciones del poeta latino; la sección On-line Langua-ge Help, con una selección de enlaces a páginas con recursos auxiliares tantopara la obra de Horacio como para el latín en general (en concreto, un enlace aPerseus donde se incluye el texto de las Odas en latín con enlaces morfológicos,la gramática de Allen & Greenough, el diccionario latín-inglés de Lewis yShort, un glosario de términos de retórica con ejemplos en inglés y un enlace ala página de la Universidad de Kentucky con diccionarios on-line para clasi-cistas); una sección de enlaces a otras páginas sobre Horacio y enlaces a websde clasicistas (en particular, a departamentos, organizaciones (todas ellas nor-teamericanas) y revistas).

Asimismo, sobre Ovidio tenemos la página Kirke:Ovid im www-die Home-page, http://www.phil.uni-erlangen.de/~p2latein/ovid/start.html, que recopilagran número de recursos sobre la vida y obra de este autor, muchos de ellos pre-sentes físicamente en el servidor de la universidad alemana de Erlangen y la ma-yoría en otros lugares de la Red. Los aspectos tratados son su vida y obra, co-lección de artículos y abstracts on-line publicados sobre Ovidio, el influjo de suobra en el arte, páginas web sobre el autor latino, textos y traducciones, pro-yectos didácticos y bibliografía.

Sobre el otro gran poeta clásico, Virgilio, tenemos la Pagina Domestica P.Vergili Maronis, http://vergil.classics.upenn.edu/home, donde uno de los re-cursos más interesantes es un pequeño programa que nos permite seleccionar unlibro y una línea concreta de la Eneida (aunque siempre se visualizan veinte lí-neas), ver el texto latino, un comentario (el de Conington, Nettleship y Haver-field) y unas concordancias. Se incluyen también una pequeña selección de pá-ginas web con bibliografía sobre Virgilio, imágenes, listas de discusión sobre elpoeta latino (Mantovano y Virgil-List) y enlaces a otros sitios web.

En el terreno de los textos hay que mencionar algunas páginas especializadasen los autores cristianos y en los textos bíblicos, habida cuenta del peso que laproducción cristiana tuvo en la literatura latina y del valor didáctico que estetipo de latín posee.

En este sentido, hay que señalar que la Patrología Latina está disponible on-line en la web de su editor Chadwyck-Healey, http://pld.chadwyck.co.uk, a laque sólo se puede acceder previo pago de la suscripción correspondiente 10. Esta

Internet y la didáctica del latín 213

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 203-236

10 Desde las universidades andaluzas es posible acceder a través del servidor institucional del CICA(Centro Informático Científico de Andalucía), http://www.cica.es.

Page 214: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

es prácticamente idéntica a la versión que hay en CD-ROM, sólo que es muchomás rápida y fácil de manejar 11.

En la web de la Christian Classics Ethereal Library, http://www.ccel.org, seofrece la Early Church Fathers, una recopilación de la producción patrística entraducción inglesa en 38 volúmenes disponibles on-line, aunque ya ha apareci-do también en CD-ROM. Los textos se pueden consultar a través del navegador,aunque a veces también están disponibles en otros formatos (pdf, zip, etc.). Lostextos además vienen acompañados de notas.

Algo similar ofrece la página New Advent, http://www.newadvent.org/fathers,donde se ofrece traducción inglesa de algunos de los Padres de la Iglesia, deltexto de los primeros concilios y de algunos apócrifos, entre otras cosas 12.

Para la Biblia recomendamos el site del Artfl Project, http://www.lib.uchica-go.edu/efts/ARTFL/public/bibles/, surgido de la colaboración entre el InstitutNational de la Langue Française (InaLF), el Centre National de la RechercheScientifique (CNRS) y el Dpto. de Humanidades y Ciencias Sociales de laUniversidad de Chicago. Aquí se nos permite trabajar on-line con cuatro ver-siones de la Biblia, la Vulgata de Jerónimo, la traducción francesa de Louis Se-gond de 1910, la King James Version inglesa y una versión alemana, la de Mar-tin Luther, publicada por la Deutsche Bibelgesellschaft en 1984.

Para hacer una búsqueda se puede partir de cualquiera de las cuatro versiones,introduciendo el término o términos que deseemos. Cuando el sistema nos res-ponde, podemos ver el texto correspondiente en cualquiera de las cuatro ver-siones. También podemos descargar el texto completo de cada una.

2.2. Páginas que integran textos con herramientas para el trabajo con los mismos

La mayoría de las páginas reseñadas en el epígrafe anterior están concebi-das como meros «depósitos» de textos originales, acompañados a veces detraducciones, y en el mejor de los casos se incluye algún motor de búsquedapara localizar términos o mediante enlaces se nos remite a algún tipo dematerial de apoyo (gramáticas o léxicos), que normalmente están alojados enotros sites.

Las páginas que vamos a reseñar ahora se caracterizan porque además de darlos textos, proporcionan herramientas de apoyo para el trabajo con los mismosperfectamente integradas con éstos, por lo que sin necesidad de salir de la pá-gina tenemos todo lo necesario para afrontar el aspecto lingüístico de la ense-

214 Cristóbal Macías Villalobos

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 203-236

11 La misma editorial ha puesto también en Internet la parte de los Acta Sanctorum que ha publicadohasta el momento, en la URL http://acta.chadwyck.co.uk, de la que también hay versión en CD-ROM.

12 Uno de los principales atractivos de esta página es que incorpora una herramienta de consulta muyútil, la Catholic Encyclopedia, http://www.newadvent.org/cathen, versión on-line de esta obra sobre lahistoria del cristianismo publicada en 1914 por la editorial Robert Appleton y cuyos artículos se han idodigitalizando a partir de las aportaciones de personas que tenían acceso a la obra original en papel.

Page 215: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

ñanza de la lengua latina. Por ello, al ser éstas plataformas didácticas ideales nosdetendremos algo más en el análisis de las posibilidades que ofrecen.

Dentro de esta categoría, el sitio más emblemático es el de Perseus Project,http://www.perseus.tufts.edu, ambicioso proyecto que pretende integrar en In-ternet los textos griegos y latinos originales, sus correspondientes traduccionesal inglés, además de otras herramientas como léxicos, imágenes y mapas, asícomo una auténtica enciclopedia on-line del mundo clásico y una completa basede datos de arte y arqueología grecorromana.

En este proyecto participan un gran número de instituciones, entre ellas la Na-tional Science Foundation, la National Endowment for the Humanities y laTufts University (Boston, Massachusetts); y le han prestado su apoyo AppleComputer, The Packard Humanities Institute, Xerox Corporation y las univer-sidades de Boston y Harvard, entre otras. Todo el proyecto está alojado en elservidor de la Universidad de Tufts, aunque tiene mirrors 13 en Berlín y Oxford(Inglaterra).

De momento, el número de textos griegos es muy superior al de latinos,algo que poco a poco se irá resolviendo pues la incorporación de nuevos autoresy obras es constante. En la actualidad están presentes la mayoría de los grandesautores de la literatura latina (Plauto, César, Cicerón, Horacio, Virgilio, Ovidio,Catulo, Tácito y Tito Livio), además de la Vulgata, Vitrubio y Servio con su co-mentario a la Eneida de Virgilio. De cada texto latino se indica en todos los ca-sos la edición de la que procede.

De los textos latinos suele darse traducción inglesa, y éstos pueden visuali-zarse con o sin enlaces morfológicos; en este último caso, los enlaces remiten aldiccionario latín-inglés de Lewis & Short. Para que nos hagamos una idea de laapariencia de este tipo de textos, damos aquí el fragmento I, 1 de los Annales deTácito tal como aparece en Perseus:

LIBER I

I. Vrbem Romam a principio reges habuere; libertatem et consulatum L. Brutus ins-tituit. dictaturae ad tempus sumebantur; neque decemviralis potestas ultra bien-nium, neque tribunorum militum consulare ius diu valuit. non Cinnae, non Sullaelonga dominatio; et Pompei Crassique potentia cito in Caesarem, Lepidi atque An-tonii arma in Augustum cessere, qui cuncta discordiis civilibus fessa nomine prin-cipis sub imperium accepit. sed veteris populi Romani prospera vel adversa clarisscriptoribus memorata sunt; temporibusque Augusti dicendis non defuere decora

Internet y la didáctica del latín 215

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 203-236

13 Un mirror («espejo») en Internet es un sitio web en el que se guarda una copia del contenido deotro sitio web situado a gran distancia para reducir el tiempo de descarga. Al existir copia del contenidode Perseus en dos sites situados en Europa, un internauta que se quiera conectar desde España, por ejem-plo, en vez de hacerlo al servidor principal en Tufts, en Estados Unidos, que puede estar colapsado porel número de visitantes que en ese momento lo utilicen, puede dirigirse al servidor de Berlín o al de Ox-ford, logrando de ese modo descargar la página en menos tiempo. Además los mirrors permiten que si elservidor principal está fuera de uso temporalmente —para llevar a cabo tareas de reorganización o ac-tualización del material, por ejemplo—, los internautas puedan, sin embargo, tener acceso a los conte-nidos de la página.

Page 216: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

ingenia, donec gliscente adulatione deterrerentur. Tiberii Gaique et Claudii ac Ne-ronis res florentibus ipsis ob metum falsae, postquam occiderant recentibus odiiscompositae sunt. inde consilium mihi pauca de Augusto et extrema tradere, mox Ti-berii principatum et cetera, sine ira et studio, quorum causas procul habeo.

Al pulsar en cualquiera de los términos nos da su significado en inglés, sucaso, su género y su número, indicándonos además el índice de frecuencia de esetérmino dentro de toda la base de datos del proyecto. A modo de muestra, si pul-samos en decemviralis nos aparece en una ventana nueva lo siguiente:

Desde aquí podríamos acceder a la entrada completa del término en el Lewis& Short (Entry in L & S), a una especie de motor de búsqueda terminológica(Latin Word Search) que nos permitiría buscar esta palabra en la misma formaen que nos aparece en el texto en el resto de autores latinos contenidos en labase de datos, además de a su índice de frecuencia por autores.

Por supuesto, todas estas herramientas están también disponibles por sepa-rado. A este respecto, nos parece especialmente útil la herramienta de búsquedade términos presentes en los textos, en nuestro caso, la Latin Word Search, me-diante la cual se pueden hacer búsquedas de una o más palabras que se en-cuentren próximas entre sí, pudiendo decidir si queremos hacer nuestra consultaen todos los textos latinos presentes en Perseus, o en un autor concreto; siqueremos encontrar una forma exacta o todas las que pertenezcan a su flexión(lo que en inglés se denomina lemmatized search) y hasta el número de ejem-plos que queremos que se muestren de una sola vez (que por defecto es de 10).Para acelerar la búsqueda es conveniente introducir un signo más (+) delante decada uno de los términos claves que definan nuestra consulta.

Como resultado, el programa nos devuelve los autores y obras donde se ha-yan encontrado los términos definidos, un fragmento de texto de varias líneascon el término o términos claves en rojo y el enlace a la traducción inglesa co-rrespondiente.

Además, el contenido de la plataforma en Internet está también disponible en unaserie de CD-ROM denominados Perseus v. 2.0, sobre los cuales podemos encontrarmás información en la página de Ayuda (http://www.perseus.tufts.edu/Help).

216 Cristóbal Macías Villalobos

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 203-236

Page 217: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Muy interesante también por sus propuestas para la didáctica de la lengua y lagramática latinas es la página Latin Teaching Materials, http://www.slu.edu/co-lleges/AS/languages/classical/latin/tchmat/tchmat.html, de la universidad nor-teamericana de San Luis. Aquí se ofrecen una serie de materiales prácticospara el aprendizaje de la morfología, la sintaxis y el vocabulario en los nivelesinicial e intermedio, primero a base de textos inventados y luego con textos ori-ginales procedentes de autores tan conocidos como César, Cicerón, Plinio el Jo-ven, Quintiliano, Salustio y Séneca.

El método seguido se denomina GRASP (Gradual Aggregative SyntacticPraxis) y consiste en presentar poco a poco cada una de las partes de la oración,aumentando paulatinamente la variedad y complejidad de los segmentos pro-puestos, para ayudar al alumno a comprender inmediatamente el texto originalen el orden en que está escrito. Por supuesto, el número y complejidad de lossegmentos dependerá del nivel (inicial o intermedio) en que nos encontremos.

La ventaja del método es que puede aplicarse a cualquier texto, siendo másútil cuanto más compleja sea su sintaxis.

En todos los casos se comienza trabajando con unidades textuales muy pe-queñas, que el alumno tendrá que interpretar inmediatamente, hasta abarcar in-cluso parágrafos completos 14.

A continuación damos una serie de ejemplos, sacados de la propia página,para ilustrar el funcionamiento del método.

Imaginemos que la frase que queremos llegar a interpretar es la siguiente: ho-norem tamen huic generi non fuisse declarat oratio Catonis in qua obiecit utprobrum Marco Nobiliori quod is in provinciam poetas duxisset.

Una forma de segmentación podría ser ésta:

oratiooratio Catonisoratio declaratdeclarat oratiodeclarat oratio haechaec declarat oratiooratio Catonis declaratoratio declarat non essedeclarat oratio non fuissedeclarat oratio honorem non fuissehonorem declarat oratio non fuissehonorem tamen declarat oratio non fuisse

honor non fuithonor non fuit huic generihonor huic generi non fuitdicit honorem huic generi non fuisse

Internet y la didáctica del latín 217

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 203-236

14 Para saber más sobre este método, recomendamos la página http://www.slu.edu/colleges/AS/ lan-guages/classical/latin/tchmat/pedagogy/gr-pref.html.

Page 218: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

declarat tamen oratio honorem huic generi non fuissehonorem tamen huic generi non fuisse declarat oratiohonorem tamen huic generi non fuisse declarat oratio Catonis

in ea orationein ea oratione obiacitin ea oratione obiecitin ea obiecit ut probrumin ea obiecit ut probrum illiin ea obiecit ut probrum Marco Nobiliori

in ea obiecit quod is duxissetin ea obiecit quod is poetas duxissetin ea obiecit quod is in provinciam poetas duxissetin ea obiecit ut probrum Marco Nobiliori quod is in provinciam poetas duxisset

haec declarat oratio in qua obiecit quod is in provinciam poetas duxissethonorem tamen non fuisse declarat oratio in qua dixit haec

Como parte del método se ofrece el programa RAM (Reading Acceleration Ma-chine), aplicación gratuita (freeware) para Windows 9x y NT 4.0, que consiste enpresentar en pantalla un segmento concreto de texto que se va pasando secuen-cialmente a una velocidad que puede fijar el propio usuario. Es útil para los que seinician en el aprendizaje de la lengua latina, pues así pueden practicar a la vez y avelocidad creciente la lectura y comprensión de pequeñas unidades textuales. En laimagen siguiente podemos comprobar el aspecto de la interface del programa:

El site se completa con la sección de Paedagogica, relación de artículos, tra-bajos y software útiles para la enseñanza del latín, y con una relación de enlacesa otros recursos didácticos para la enseñanza de la lengua de Roma.

218 Cristóbal Macías Villalobos

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 203-236

Page 219: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Otro site didáctico excepcional es el denominado AgoraClass: L’Agora desClassiques, http://agoraclass.fltr.ucl.ac.be/, alojado en el servidor de la Uni-versidad Católica de Lovaina y cuyo promotor es Jean Schumacher. Pretendeser un lugar de encuentro tanto para los profesionales como los meros amantesde las antigüedades clásicas.

Vinculado con el site hay también una lista de correo, AgoraClass, pensa-da tanto para profesores como estudiantes de secundaria y de nivel universi-tario.

La parte más interesante del proyecto son los Itinera Electronica, cuyo ob-jetivo es proponer una serie de herramientas y aplicaciones para el aprendiza-je de las lenguas antiguas. De momento, la parte desarrollada es la latina, es-tando previsto implementar la griega en un futuro. El programa se mueve entorno a tres ejes fundamentales: la presentación de cursos para facilitar elaprendizaje de la lengua (vocabulario, morfología y sintaxis) a alumnos de ni-vel de secundaria y universidad; un conjunto de herramientas electrónicas quese apoyan en los textos, ejercicios y actividades de carácter cultural; una seriede instrumentos para la enseñanza a distancia como un curso completo de latín(teoría y ejercicios) destinados a personas que tienen ya un conocimiento pro-fundo de la lengua e incluso a profesores para que aumenten sus propios co-nocimientos.

Para poner un ejemplo de la compleja estructura de este sitio, a nivel de la en-señanza universitaria se proponen cuatro módulos de trabajo:

a) GLOR 1110, de Introducción a los estudios clásicos, que remite a la Bi-bliotheca Classica Selecta de Jacques Poucet, http://bcs.fltr.ucl.ac.be/BO-Plan.html, en concreto a su bibliografía básica de orientación para los estudiosclásicos.

b) GLOR 1210, módulo de lengua latina, con el texto latino anotado y co-mentado del libro V de La guerra de las Galias de César.

c) GLOR 1200, GLOR 2330, ROM 2490, comentario en profundidad de au-tores latinos, en concreto de las Odas de Horacio y de la Medea de Séneca, don-de se nos da el texto latino del autor comentado, su traducción, un comentariogramatical, histórico y literario.

d) HIST 1110, una enciclopedia de la historia, con fragmentos escogidos dehistoriadores antiguos y modernos, siempre traducidos al francés, para trazar lahistoria del género historiográfico desde la antigüedad hasta nuestros días.

Como herramientas de apoyo se ofrecen un motor de búsqueda lexicográficay otro bibliográfica. El primero trabaja tanto a partir de los textos presentes endos sites reseñados ya por nosotros, The Latin Library y Latin Literature (de lapágina Forum Romanum de David Candem), como en los alojados en el servi-dor local de la Universidad de Lovaina. En este caso la búsqueda se puede hacerpor una palabra exacta (Romulus), por una parte de la palabra (Romul) e inclu-so por un conjunto de palabras (accepto imperio). En cuanto a la búsqueda bi-

Internet y la didáctica del latín 219

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 203-236

Page 220: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

bliográfica, esta puede hacerse a partir de varias bases de datos presentes en laRed, a saber, los TOCS-IN, AgoraLettres, el Année Philologique, la BAHR, laBIBP, la Bryn Mawr y Gnomon on-line 15. Finalmente, hay también un pequeñoresumen gramatical, con lo esencial de la morfología nominal, pronominal yverbal, con la sintaxis de los casos y la sintaxis de la oración simple y lo esen-cial de la oración subordinada.

Se recomiendan también una serie de itinerarios didácticos, divididos entres niveles, Junior (12 a 14 años), Senior (14 a 16 años) y Expert (para alumnosde 16 a 18 años y de 18 a 22 años).

Este completo programa está pensado en principio para los alumnos de laUCL, por lo que no todas sus secciones son de acceso libre.

Con la salvedad de Perseus Project, la mayoría de los sitios reseñadoshasta el momento prestan un atención fundamental a los textos y a los útilespara el trabajo con los mismos, diccionarios y gramáticas on-line, olvidandootro tipo de útiles complementarios como enciclopedias u obras de consultasobre la historia o la geografía de Roma. A colmar ese hueco viene la páginaLacus Curtius, de Bill Thayer, http://www.ukans.edu/history/index/europe/ancient_rome/E/Roman/home.html, de la Universidad de Kansas.

El site pretende recopilar todos los útiles necesarios para dar una visióncompleta del mundo romano antiguo. A este respecto, incluye:

a) Un album fotográfico comentado de ciudades y monumentos etruscos yromanos.

b) Seis obras latinas completas, a saber: la Historia Natural de Plinio elViejo (sólo en latín); la obra de Frontino sobre el abastecimiento de aguaa Roma (en latín, inglés y francés); el De Architectura de Vitrubio (tam-bién en latín, inglés y francés); las Historias de Alejandro Magno deQuinto Curcio (sólo en latín); los Saturnalia de Macrobio (sólo en latín),el De die natali de Censorio (en latín y francés).

c) El Dictionary of Greek and Roman Antiquities de William Smith, publi-cada en 1875, aunque contiene una buena información básica sobre la ci-vilización material de griegos y romanos.

d) La obra de Samuel Ball Platner, A Topographical Dictionary of AncientRome, revisada por Thomas Ashby en 1929. La obra incluye cuatro mapasde Roma.

220 Cristóbal Macías Villalobos

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 203-236

15 Las direcciones web de cada una de estas interesantes bases de datos bibliográficas son: TOCS-IN,del servidor principal de la Universidad de Toronto, http://www.chass.utoronto.ca/amphoras/tocs.html;del mirror de Lovaina, http://agoraclass.fltr.ucl.ac.be/textes/biblio.htm#Som0; AgoraLettres, http://juppiter.fltr.ucl.ac.be/AgoraLettres/bdd/consult.htm; Année Philologique (AnPhilNet), http://callimac.vjf.cnrs.fr:8080/ AnPhilNet/AnPhilNet.html; BAHR (Bulletin Analytique d’Histoire Romaine),http://argentoratum.u-strasbg.fr/basesweb/BAHR/html/RECHFRMENU.htm; BIBP (Base d’Informa-tion Bibliographique en Patristique), http://www.bibl.ulaval.ca/bd/bibp/index.html; Bryn Mawr Classi-cal Review, http://ccat.sas.upenn.edu/bmcr/; Gnomon Online, http://www.gnomon.ku-eichstaett.de/Gno-mon/Gnomon.html.

Page 221: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

e) La obra del gran arqueólogo y topógrafo del siglo XIX Rodolfo Lanciani,Pagan and Christian Rome, en la que estudiaba cómo Roma pasó de sercapital de la Antigüedad a una gran ciudad actual. Se trata de una exce-lente topografía popular de Roma, una mina de información sobre lascatacumbas, las tumbas de los apóstoles, emperadores y papas. En laversión para Internet, Thayer ha añadido fotos suyas y enlaces de interés.

f) The RomanSites Archives, guía con más de 2000 páginas web sobre la his-toria, el arte y la literatura de la antigua Roma. La lista se actualiza conti-nuamente, en ocasiones hasta varias veces al día.

g) La obra de Thomas Codrington, Roman Roads in Britain, publicada en1903, con gran cantidad de información no sólo sobre las vías romanas enla antigua Britania, sino también sobre sus técnicas de construcción.

h) Una serie de inscripciones latinas comentadas, de las que se da a veces sutexto en imágenes de gran calidad. Las inscripciones están estructuras entres niveles: para el experto, una amplia lista de 200 inscripciones trans-critas; para el estudiante, una selección de 25 inscripciones fotografiadasdispuestas según un nivel de dificultad creciente (la traducción se daaparte); para el internauta en general, un índice temático y geográfico a di-versas páginas web.

i) La sección The Roman Atlas, colección de mapas que cubren la mayorparte del mundo romano. Está en pleno proceso de indexación con nom-bres de lugar antiguos y modernos, con su longitud y latitud (moderna yantigua, según Ptolomeo), referencias bibliográficas y enlaces a otros sites.El número de mapas es de 29.

Como se puede ver, Lacus Curtius es sin duda una de las mejores herra-mientas para emprender el estudio de la antigua Roma a partir de Internet. Alsite se le podría objetar que la mayoría de los recursos que utiliza son demasia-do antiguos (algunos de hasta el siglo XIX). Sin embargo, se trata de textos que,a pesar del tiempo transcurrido, siguen siendo útiles. Además, están pensadospara que a través de ellos el alumno o el amante del mundo antiguo tenga unprimer contacto con la realidad de la Roma antigua. Pero la razón fundamentalque ha llevado al autor a elegirlas es que, dado el tiempo transcurrido, se tratade obras de dominio público cuyo copyright ha vencido ya, por lo que se puededisponer libremente de ellas.

En el terreno de los estudios bíblicos es magnífico el site denominado BibleStudy Tools, http://bible.crosswalk.com/index.cgi, que incluye un gran númerode utilidades, entre ellas: un motor de búsqueda desde el que se pueden hacerconsultas de palabras en el texto bíblico, bien completo, bien por el AT y el NT,o bien por grupos de libros. Además de la Vulgata, la mayoría de las versionesdisponibles son inglesas. Se incluyen también comentarios de la Biblia, con-cordancias, diccionarios temáticos de la Biblia, incluso un léxico del NT griegoy otro del AT hebreo. Y lo curioso es que esta página no está pensada precisa-mente para el trabajo del filólogo, sino con fines doctrinales o confesionales.

Internet y la didáctica del latín 221

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 203-236

Page 222: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

2.3. Páginas que tienen al latín como lengua de uso 16

Una buena alternativa a la didáctica tradicional del latín viene representadapor una serie de websites que promueven el uso de una variedad de neolatín—con las oportunas adaptaciones léxicas para designar los nuevos conceptoscientíficos y tecnológicos, aunque manteniendo en lo fundamental la sintaxis dellatín clásico— como lengua viva y de comunicación, válida para cualquiera delas operaciones habituales de la vida cotidiana.

A este respecto, cabe destacar en primer lugar la revista electrónica Retiarius,http://www.uky.edu/ArtsSciences/Classics/retiarius, alojada en el servidor de laUniversidad de Kentucky y cuyo director es Terence Tunberg.

Esta publicación, que inició su andadura en 1998, ha sacado ya cuatro nú-meros, y en ellos se da cabida tanto a trabajos de creación literaria en prosa yverso como a artículos científicos, con la única condición de que estén en latín.Además, en cada número se publica en la sección Catalogus operum recens edi-torum quae ad sermonis Neolatini proprietates spectant una bibliografía ac-tualizada de obras de referencia para el neolatín 17.

Más innovadora es aún si cabe la propuesta de la página Nuntii Latini,http://www.yle.fi/fbc/latini/recitatio.html, de la cadena de radio finlandesa YLERadio Finland, que transmite un informativo semanal en neolatín, con noticiasnacionales del país nórdico e internacionales.

La idea original partió del profesor de la Universidad de Helsinki ReijoPitkäranta y la empresa arrancó en septiembre de 1989. En el equipo que se en-carga en la actualidad de las emisiones hay otro profesor, Tuomo Pekkanen, yvarios licenciados y alumnos de Filología Clásica, como Virpi Seppälä-Pekka-nen, Anne Jussila y Hilla Salovaara.

Como muestra del tipo de latín que utilizan en sus emisiones damos el si-guiente fragmento, correspondiente a una noticia sobre la Intifada palestina co-rrespondiente al pasado 27 de abril:

REGIONES PALAESTINENSES CLAUSAE

Die Mercurii Israeliani omnes regiones Palaestinenses, inter eas territoriumGazam et Ripam occidentalem, in triduum clauserunt. Obsaeptio ad eos quoquePalaestinenses pertinet, qui e suis domiciliis in Israelem ad laborandum trans-gredi solent. Causa occlusionis viarum est, quod Israeliani hac septimana me-moriam militum suorum bello caducorum celebrant. Eodem tempore quinquage-simum tertium anniversarium libertatis suae agunt.

222 Cristóbal Macías Villalobos

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 203-236

16 Sobre los recursos disponibles en Internet y que tratan de promover el empleo del latín como len-gua viva, cf. nuestro artículo «El latín como lengua de uso en Internet», de próxima aparición en Mi-nerva, 15 (2001).

17 Retiarius no hace sino llevar a la Red y al formato electrónico el trabajo que en formato papel estánllevando a cabo desde hace ya varias décadas otras publicaciones como: Commentarii Academiae Lati-nitati Fovendae (Roma), Latinitas (Vaticano), Lupae nuntius (Alemania), Melissa (Bélgica), Rumor varius(Suiza), Vox Latina (Alemania). Además, esta última ha decidido poner en la Red una página de promo-ción de la publicación en papel, en la página http://www.uni-saarland.de/fak5/stockmann/voxlatina/.

Page 223: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Las noticias emitidas pueden escucharse en nuestro ordenador. Para ello hayque ir al enlace Recitatio, donde podremos descargar un archivo en formatoReal Audio que podrá escucharse sólo si tenemos instalado en nuestro ordenadorel Real Player 18, además de tarjeta de sonido y los altavoces correspondientes.Además, se han publicado hasta ahora cinco volúmenes con las noticias emiti-das (hasta 1999).

Otro proyecto interesante es el correspondiente al proyecto Forum RomanumTV, una iniciativa del National Latin Exam (NLE), dirigido por John Donohue,para llevar el latín al medio televisivo. Su URL es http://www.vroma.org/~nle/forum.html.

Forum Romanum es un programa de noticias en latín que presenta comoeventos actuales sucesos acaecidos en la antigua Roma. En el programa inter-vienen como presentador Marcus Favonius (John Donohue); una reportera en-cargada de las entrevistas, Julia Pauli (Army High); y el hombre del tiempo, Au-lus Serenus (Wallace Ragan).

Cada programa consta de varias secciones, entre ellas el Quid Novi?, seg-mento de noticias relacionadas con el tema del día; una sección de entrevistas yla Tempestas Hodierna, la información meteorológica.

De este modo se trata de confeccionar una serie de materiales didácticos envídeo que pueden servir de complemento ideal para cualquier curso de latín, so-bre todo en los niveles iniciales.

De momento se han editado 23 programas, cuyo texto está disponible en In-ternet, además de algunas pequeñas secuencias de los vídeos editados hasta elmomento. Como muestra damos un fragmento del programa n.o 4, VesuviusErupit, en concreto, el fragmento correspondiente al Quid Novi? y a la entre-vista entre Julia y Plinio el Joven (Gaius) sobre lo acaecido durante la erupcióndel Vesubio en la que murió su tío Plinio el Viejo:

QVID NOVI?

Favonius: Et nunc videamus quid novi sit. Hos nuntios modo recepimus.Mons Vesuvius erupit! Tria oppida in Campania, Pompeii et Herculaneum et Sta-biae magno in periculo sunt. Hodie paulo post meridiem terrae totam per Cam-paniam murmure maximo tremefactae sunt atque magna atraque nubes vomitarisummo ex monte visa est. Nostra lulia Pauli est in situ ipsissimo. Heus, lulia!Adesne?

Iulia: Adsum, Marce. Salve!Favonius: Et tu salve! Quid accidit apud te?Iulia: Plurima accidunt! Late longeque circum Montem Vesuvium caelum est

tenebricosum - atque fiunt tremores vehementes tota per loca!Favonius: Quidnam agit populus?Iulia: Alii sunt territi, sed maior pars hominum est aliquantum stupefacta, nam

nemo tantum spectaculum antea vidit.Favonius: Ubi tu es, lulia? Pompeiisne?

Internet y la didáctica del latín 223

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 203-236

18 Reproductor que puede descargarse gratuitamente en http://www.real.com.

Page 224: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Iulia: Non Pompeiis, sed prope Misenum, ubi statio navalis est.Favonius: Ergo eamus Misenum ubi est lulia Pauli.ET ALIA (Interview with Pliny the Younger)Iulia: Mecum est Gaius Plinius Caecilius Secundus, cuius patruus est Gaius

Plinius Secundus, vir militaris et scriptor clarissimus. Salve, Gai!Gaius: Salve tu; at verum non sentio tam salvus!Iulia: Tibi consentio! Ubi est patruus?Gaius: Abhinc quattuor horas discessit Plinius. Navem ascendit quod voluit

auxilium ferre ad cives sub monteVesuviano habitantes.Iulia: Qualis vir fortis! Certe periculosum est!Gaius: Sic est. Saepe autem dixit noster Plinius, «Fortes Fortuna iuvat.»Iulia: Nonne tu voluisti cum patruo ire?Gaius: is me rogavit, sed malui domi manere ad studendum.Iulia: Ad studendum?! Nonne tu voluisti tantum spectaculum propius videre?

Fortasse, Gai, tu eras magnopere territus.Gaius: Egone? Haud! Mea studia pluris mihi sunt quam ulla spectacula!lulia: Plane video. At tamen, dic nobis de eruptione, si vis.Gaius: Narrabo. Paulo post meridiem vidimus nubem maximam late exten-

dentem sic ut rami arboris super Montem Vesuvium, atque etiam fulgores fre-quenter fumososque ignes vidimus!

Iulia: Quid fecisti?Gaius: Egone? Nihil. Sed optimus patruus navem ascendit ad hanc rem in-

vestigandam; ab illo tempore ipso nihil amplius de Plinio aut vidimus aut audi-vimus.

Iulia: Malam rem! At tamen, gratias agimus, Gai. Totum est. Marce Favoni.Rursus ad te.

Favonius: Gratias plurimas, Iulia. Plus de hac calamitate vobis narrabimusquando poterimus.

En esta misma línea de recursos de latín vivo, son muchos los escritorescontemporáneos que han utilizado el neolatín para componer su obra. Unamuestra de esta literatura la podemos encontrar en la página Poesis Latina Ho-dierna, http://www.suberic.net/~marc/poesislatina.html.

La mayoría de los autores están alojados en el propio servidor y muchos de lospoemas, junto a la versión latina, ofrecen versión inglesa. Como muestra damosesta pequeña composición de Christian Pawlu, nacido en Alemania en 1977:

CARMEN SAECULARE

Praeteriti simus in alia et nova tempora saecli,Marce, memores nunc ingredientes et nos.Nam qui facti et honoris est oblitus maiorum,declamare patrum nomina neve potest,qui aut cottidie repetit non verba suorum,is non est dignus sua quidem genere.Millennium in aequum procedimus et properamus.Duces nobis sint tempora praeterita.

224 Cristóbal Macías Villalobos

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 203-236

Page 225: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

2.4. El empleo de audiciones de textos latinos como herramienta didáctica

De otro lado, aprovechando las posibilidades de los nuevos soportes multime-dia, hay varias páginas web que ofrecen audiciones de textos escogidos de poetaslatinos clásicos, leídos según las normas de la métrica clásica. La utilidad de estetipo de páginas es indudable para los alumnos que se inician en la lectura de lostextos latinos y para las clases de métrica y prosodia latina, pues, como se ha di-cho, los textos escogidos son los de poetas y se suelen leer rítmicamente, dándo-se además, en muchos casos, bibliografía y enlaces a páginas sobre el tema.

Entre las páginas más conocidas, a este respecto, se encuentra la de VivaVoce: Roman Poetry Recited, http://dekart.f.bg.ac.yu/~vnedeljk/VV, realizadapor Vojin Nedeljkovic y alojada en el servidor de la Universidad de Belgrado.Entre los poetas escogidos se encuentran Catulo, Virgilio, Horacio, Ovidio,Marcial y Juvenal. Los archivos están en el popular formato de audio compri-mido mp3, por lo que para escucharlos necesitaremos tener instalados repro-ductores como el Windows Media Player, el Real Player o el WinAmp. A la vezque se escucha la lectura, de bastante calidad, podemos ver el texto y el metroen que está compuesto. Otro elemento de interés de esta página es el gran nú-mero de enlaces que incluye a otros websites sobre pronunciación y métrica la-tinas y a otras páginas con audiciones.

Una página similar es la de Harvard Classics Prose and Poetry Recital Page,http://www.fas.harvard.edu/~classics/poetry_and_prose/poetry.html, cuyo res-ponsable es Tom Jenkins y que ha sido confeccionada por el Departamento deClásicas de la Universidad de Harvard como ayuda para sus alumnos. Entre losautores que recoge están Cicerón, Catulo, Virgilio, Propercio, Ovidio y Estacio.

Destacable es también Aeneid Book IV read aloud, http://www.tcom.ohiou.edu/books/aeneid, página que contiene en formato Real Audio un archivo de so-nido con el texto del libro IV de la Eneida, leído en latín por Wilfried Stroh,profesor de filología clásica en la Universidad de Múnich.

La página Recordings of Latin Poetry, http://www.richmond.edu/~wste-vens/latin202/lat20201.html, de Walter Stevenson, del Departamento de Clási-cas de la Universidad de Richmond (Virginia), quien, como material comple-mentario a su curso de poesía latina, recoge grabaciones de fragmentosescogidos de Catulo, Propercio y Ovidio 19.

2.5. Las listas de correo

Una lista de correo o mailing list se puede definir como un conjunto de per-sonas que comparten unos mismos intereses e inquietudes y que se mantienenpermanentemente en contacto mediante el correo electrónico. La mayoría de las

Internet y la didáctica del latín 225

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 203-236

19 Una buena relación de enlaces a páginas con audiciones de textos latinos se encuentra en Lan-guages, http://eleaston.com/lnspls.html.

Page 226: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

listas suelen tener un moderador o propietario (owner), que es el encargado dehacer cumplir unas mínimas normas que garanticen su correcto funcionamien-to. Definida de esta manera, estamos ante un espacio virtual o foro de inter-cambio de ideas y experiencias que puede resultar muy útil. A veces, para re-ferirse a las listas de correo se emplea la denominación «grupos de discusión»(discussion groups) 20.

Son muchas las listas disponibles en relación con el mundo clásico, y de ellasun buen número tienen que ver con la didáctica de las lenguas clásicas, enparticular del latín, dedicándose algunas a todo lo que tiene que ver con laaplicación de Internet y las Nuevas Tecnologías a la enseñanza y aprendizaje delas lenguas antiguas. Algunas de esas listas o grupos son 21:

– AgoraClass: grupo de discusión dedicado a la antigüedad clásica en general yabierto a docentes y estudiantes de secundaria y de universidad, así como aamantes de este campo de estudios. Su página oficial está en http://pot-pou-rri.fltr.ucl.ac.be/agcl/default.htm, donde podrá encontrarse las instruccionesnecesarias para darse de alta y consultar los mensajes enviados a la lista.

– AP Latin Literature: lista destinada a profesores de latín para compartirmétodos didácticos, recursos e ideas. Para suscribirse hay que enviar elmensaje «subscribe ap-latin» seguido de su nombre y apellidos a [email protected]. Los mensajes se pueden visualizar en la página http://ome-ga.cohums.ohio-state.edu:8080/hyper-lists/classics-l/99-10-01/0304.html.

– CAAL (Computers And Ancient Languages): es un grupo de discusión so-bre la relación de la informática y las lenguas clásicas dependiente del Ins-titute of Ancient Near Eastern Studies. Para darse de alta hay que enviar elmensaje «subscribe caal» seguido de su nombre a [email protected]. Su web oficial está en: http://anes235-1.ff.cuni.cz/WWW/.

– CLASSICS: es un grupo de discusión para clasicistas. Para darse de alta hayque enviar el mensaje «subscribe classics» seguido de su nombre a [email protected]. Su moderadora es Linda Wright, [email protected]. Su página oficial está en http://staff.washington.edu/lw-right/classics.html.

– Classics2000: grupo en el cual se debate el estado y el significado de losestudios clásicos en el nuevo milenio. Para darse de alta basta con enviarun mensaje en blanco a [email protected].

226 Cristóbal Macías Villalobos

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 203-236

20 Normalmente, para darnos de alta en uno de estos grupos es preciso enviar un correo electrónicocon el comando «subscribe» seguido del nombre de la lista o grupo de que se trate además de nuestronombre a una dirección electrónica determinada. La mayoría de los grupos suelen tener web oficial en laque, entre otras cosas, suelen incluirse los mensajes enviados a la lista en el tiempo que lleve funcio-nando. La lengua usada en la mayoría de las listas es el inglés, aunque cada vez son más las que admitenel empleo de las otras grandes lenguas de cultura.

21 Para una completa relación de listas de correo y grupos de discusión sobre el mundo latino reco-mendamos la página de Cristofori, http://www.economia.unibo.it/dipartim/stoant/rassegna1/gruppi.html,y la página de María Pantelia, http://www.tlg.uci.edu/~tlg/index/resources.html, en su sección de Dis-cussion Groups.

Page 227: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

– Computing and the Classics: es un boletín de información trimestral diri-gido por J. Tebben y editado por la Universidad de Ohio, que se distribuyepor correo electrónico previa suscripción. Versa sobre el uso del ordenadorcomo herramienta para la investigación y la enseñanza. Para darse de altahay que enviar el mensaje «subscribe comclass» seguido de su nombre yapellidos a [email protected].

– CTI-Textual Studies: es una lista moderada usada por el CTI (Computers inTeaching Initiative) Centre for Textual Studies para intercambiar infor-mación de interés para estudiosos que utilizan el ordenador en la enseñan-za de la literatura, la filosofía, la lógica, los estudios religiosos, los estudiosclásicos y los de cine y teatro. Para darse de alta hay que enviar el mensa-je «join cti-textual-studies» seguido de su nombre a [email protected]. Su página web oficial se encuentra en http://info.ox.ac.uk/ctitext/service/index.html#list.

– Discipulus: grupo dependiente de la Pagina Latina Discipulorum,http://home.studenti.it/latino, centrado en cuestiones de gramática y literaturalatina, problemas de traducción, bibliografía y sitios de Internet relevantespara el latinista, debates sobre la didáctica del latín y las aplicaciones de lasnuevas tecnologías a la enseñanza de esta lengua. Para darse de alta bastacon enviar un mensaje vacío a [email protected]. Paramás información remitimos a las páginas http://it.egroups.com/group/disci-pulus y http://home.studenti.it/latino/ml.html.

– Gradcurr: en él se discute sobre el futuro de la enseñanza de las lenguasclásicas. Para suscribirse basta con enviar el mensaje «subscribe grad-curr» a [email protected]. Su página oficial es http://ccat.sas.upenn.edu/~joef/gradcurr.html.

– INCLASS: es un grupo de discusión sobre el uso de la tecnología, en es-pecial Internet, en la enseñanza, que promueve la SchoolNet de Canadá.Para darse del alta hay que enviar el mensaje «subscribe inclass» seguidode su nombre a [email protected].

– Latin-L: es un foro de discusión sobre el latín y el neolatín. Para darse dealta hay que enviar el mensaje «subscribe latin» y su dirección de correoelectrónico a [email protected]. Los mensajes enviados a la listase pueden consultar en http://omega.cohums.ohio-state.edu/hyper-lists/la-tin-l/.

– Latinhelp-L: es una lista moderada de latín para principiantes y estudiantes.Para darse de alta hay que enviar mensajes a [email protected]. Su página oficial está en http://groups.yahoo.com/group/LATIN-HELP-L/messages.

– LatinOnline: grupo de discusión asociado al site del mismo nombre (URLhttp://www.latinonline.it) dedicado al estudio de la lengua latina. Paradarse de alta basta con enviar un mensaje vacío a la dirección [email protected]. Para más información se puede consultar la pá-gina http://it.egroups.com/group/latinonline.

Internet y la didáctica del latín 227

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 203-236

Page 228: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

– Latinteach: es un foro de discusión para profesores de latín. Para darse dealta hay que enviar el mensaje «subscribe latinteach» seguido de su direc-ción de correo electrónico. Su página oficial es http://www.latinteach.com/join.html.

– Lexi: foro de discusión dedicado a la lengua y a la lexicografía griega y la-tina. Para darse de alta hay que enviar el mensaje «subscribe lexi» seguidode su nombre a [email protected].

– Logo-L: se trata de un grupo de discusión en lengua española, dedicado engeneral a los estudios clásicos y a su relación con las ciencias humanísticas.Para darse de alta hay que enviar el mensaje «sub logo-l» seguido de sunombre y apellidos a [email protected]. La página principal delgrupo está en http://listserv.rediris.es/archives/logo-l.html.

– Perseus: es un grupo de discusión para los usuarios de Perseus. Para darsede alta hay que enviar un mensaje en blanco a [email protected]. La página oficial del grupo se encuentra enhttp://www.egroups.com/group/perseusproject.

– RomanSites-L: es un grupo de discusión moderado por Bill Thayer (de La-cus Curtius) que recoge noticias de sitios de Internet interesantes para losestudiosos de la Roma antigua. Para darse de alta hay que enviar el men-saje «subscribe RomanSites-L» a [email protected].

Como es obvio, la principal utilidad de estos grupos para el docente de clá-sicas es que le permite contactar con colegas de cualquier parte del mundo, co-nocer de primera mano la problemática específica de nuestros estudios en lospaíses más diversos, intercambiar ideas, experiencias docentes y materialesaplicables en clase, informarse de las últimas novedades editoriales o de Inter-net relacionadas con el latín, etc.

Para el estudiante es también la ocasión ideal no sólo de contactar con otrosestudiantes de cualquier continente, sino incluso de poder resolver sus dudaspreguntando directamente a profesores y estudiosos.

Pero es que además, en algunos de estos grupos se utiliza el latín como len-gua de comunicación, lo cual sería una magnífica ocasión para que nuestrosalumnos o nosotros mismos pusiéramos en práctica nuestros conocimientosde latín como si se tratara de una lengua viva. Entre estos grupos se encuentran:Grex Alter Latine Loquentium, http://digilander.iol.it/Marziale/ Grex/subnota-tio.html, continuadora de otra de nombre similar que fundó en 1996 en VarsoviaConradus K. Kokoskiewitz, muy conocido entre los internautas neolatinos porsu curioso léxico de términos informáticos latinos Centum Vocabula Compu-tatralia, que se puede encontrar en http://www.obta.uw.edu.pl/~draco/docs/voccomp.html 22. La lista de Kokoskiewitz dejó de funcionar a comienzos delaño 2000 tras la desaparición del servidor en la que se alojaba. Su continuado-

228 Cristóbal Macías Villalobos

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 203-236

22 Vayan como muestra algunos ejemplos: un chip es en neolatín talus (integratus); computer es com-putatrum; hard disk (‘disco duro’) es discus durus; hardware es armatura (electronica); keyboard(‘teclado’) es claviatura.

Page 229: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

ra tiene como moderador al italiano Umberto La Torraca. Para darse de alta bas-ta con enviar un correo electrónico en blanco a [email protected].

La segunda de estas listas es Latinitas Viva, http://it.egroups.com/group/La-tinitasViva, que está dirigida a profesores de lengua latina con el fin de inter-cambiar estrategias, métodos y experiencias didácticas para mejorar la propiaenseñanza. Las lenguas de uso son el italiano y el latín. Para darse de alta bastacon enviar un mensaje en blanco a [email protected] 23.

2.6. Otro tipo de recursos

Es evidente que la didáctica no se reduce sólo a los aspectos lingüísticos ygramaticales de la enseñanza del latín, sino que también ha de tener presente lostemas relacionados con el contexto en que se inscribe la civilización romana.

En las páginas que siguen pretendemos reseñar algunos recursos que nos pue-den servir de apoyo para tratar los que se denominan «temas de civilización».

2.6.1. La mitología

Sabido es los buenos «favores» —didácticamente hablando— que la mitolo-gía presta a los docentes de lenguas clásicas, sobre todo en los niveles iniciales.Por supuesto, son muchas las páginas consagradas a tratar tan sugestivo tema,aunque la mayoría, como es obvio, se centran en la mitología griega, siendomuy pequeño el espacio dedicado a la mitología exclusivamente romana.

En primer lugar recomendaríamos la página Myths & Legends, http://www.myths.com/pub/myths/myth.html, que es una auténtica guía de recursos sobre eltema del mito, con una clasificación fundamentalmente geográfica de las prin-cipales páginas sobre mitología en la Red.

En segundo lugar recomendamos la Encyclopedia Mythica, http://www.pant-heon.org/mythica.html, auténtico libro virtual de cabecera sobre el tema del mitoy la religión en el mundo. De entre las diversas mitologías que trata, la romanaes una de las más completas, con nada menos que 324 artículos. Además, gra-cias a los hipervínculos entre artículos podemos estudiar consecutivamentepersonajes afines de mitologías distintas.

Página muy interesante por su modo de abordar el estudio de la mitología esla de Classical Myth: The Ancient Sources, http://web.uvic.ca/grs/bowman/

Internet y la didáctica del latín 229

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 203-236

23 Aunque por cuestiones de espacio nos hemos centrado en las listas de correo, también el popularchat, programa que permite la comunicación en tiempo real con una persona o grupo de personas, es unaalternativa válida para practicar una lengua, en nuestro caso el latín, pues hay algunos que emplean comolengua de intercambio la lengua de Roma; se trata de LatnChatn, http://latin.about.com/homework/ la-tin/mpchat.htm, que versa sobre gramática latina, y Latin Chat Room del MOO de la Universidad de Pen-silvania, telnet://ccat.sas.upenn.edu:7777 (un MOO es un entorno virtual, como las salas de chats ha-bituales). Sobre esto, cf. nuestro artículo «El latín como lengua de uso en Internet», de próxima apariciónen la revista Minerva.

Page 230: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

myth, donde se estudian los dioses olímpicos griegos, su genealogía, funcionesy atributos, en relación directa con los textos (en traducción inglesa) de autoresgriegos que los tratan. Es también muy interesante y completo el aparato deimágenes que se proporciona.

En español tenemos la página Tesalia, http://www.tesalia.com, dedicadaprincipalmente a la mitología griega, que en su afán por convertirse en lugar deencuentro y en portal para los estudios clásicos, ha ampliado su oferta de con-tenidos, incorporando una sección de literatura latina y una galería de imágenes,entre otras cosas.

Hay ocasiones en que la iconografía es la parte fundamental de un site, eneste caso de mitología. Así ocurre en la página denominada Images of TroyanWar Myth, http://www.temple.edu/classics/troyimages.html, en la que se ilustranmediante imágenes sacadas del arte clásico y posterior los episodios más rele-vantes antes, durante y después de la mítica guerra de Troya, incluyendo el re-greso a sus hogares de los héroes implicados.

Para la utilización de esta herramienta didáctica es también reseñable el siteMythology in Western Art, http://www-lib.haifa.ac.il/www/art/Mythology_wes-tart.html, dedicado a recopilar imágenes de los distintos periodos de la historiadel arte relacionados con los principales dioses olímpicos griegos. El problemaes que, por razones de copyright, las imágenes son de acceso restringido, limi-tado a los alumnos y profesores de la Universidad de Haifa (Israel).

Bien, queremos terminar este somero repaso por los recursos relacionadoscon la mitología aludiendo a dos páginas centradas en el más importante de losmitos romanos, el de Eneas, y en particular en dos de sus episodios más cono-cidos, el del descenso a los infiernos y el de sus amores con Dido. Se trata de laspáginas Aeneas in the Underworld, http://cti.itc.virginia.edu/~mpm8b/under-world/hades.home.htm, que recopila unas 48 imágenes que ilustran el famosoepisodio de la catábasis del héroe troyano guiado por la Sibila, y Vergil’s Dido,http://cti.itc.virginia.edu/~mpm8b/dido/dido.html, donde se ilustra el episodio delos amores de Dido y Eneas a partir de 21 imágenes. En ambos casos, las imá-genes van acompañadas de un pequeño comentario.

2.6.2. El arte y la arqueología romana

Es indudable el valor didáctico que el arte y la arqueología tienen a la hora deestudiar cualquier civilización y más si cabe en el caso de la antigua Roma.

A este respecto recomendamos en primer lugar la mejor guía de recursos so-bre arqueología clásica disponible en la Red, Classics and Mediterranean Ar-chaeology, http://rome.classics.lsa.umich.edu/, alojada en el servidor de la Uni-versidad de Míchigan, incluye enlaces a textos, revistas, bibliografía, fuentes deimágenes, atlas, grupos de noticias, etc. La consulta se puede hacer por unmotor de búsqueda o por un índice temático.

Fundamental es también, por supuesto, la sección que Perseus Project

230 Cristóbal Macías Villalobos

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 203-236

Page 231: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

dedica al arte y a la arqueología clásica, en http://www.perseus.tufts.edu/art&arch.html, desde donde podemos acceder a una auténtica enciclopedia virtualsobre el tema, apoyada en un magnífico aparato gráfico de unas 33.000 imá-genes 24 de todo tipo, monedas, vasos, esculturas, edificios y yacimientos ar-queológicos. El acceso a la información puede hacerse a través del motor debúsqueda que incorpora la página o por el índice temático formado por: uncatálogo de arquitectura, otro de sitios arqueológicos, otro de monedas yuno de cerámica. Y lo mejor de este proyecto es que se ha hecho en colabo-ración con museos y con especialistas en el arte y la arqueología clásica detodo el mundo.

Por supuesto, de especial interés para el latinista son las páginas que versansobre la capital del Imperio. A este respecto destacamos The Forum Roma-num, http://library.thinkquest.org/11402/home_intro.html, dedicado a descri-bir el Foro Romano entre los años 100 a.C. a 100 d.C., entre sus secciones in-cluye las dedicadas a historia y religión, vida cotidiana, biografías, anécdotase historias y Quiz (un curioso test para comprobar lo que sabemos o hemosaprendido).

De rasgos similares es la página también denominada Forum Romanum,http://www.geocities.com/Athens/Forum/6946/rome.html, de David Candem,y de la que ya hemos hablado más arriba, De ella lo que más nos interesa eneste caso es que incluye la posibilidad de hacer un pequeño Tour Virtual, que através de unas 82 imágenes nos permite conocer los principales monumentos dela ciudad.

Imágenes de Roma, esta vez ordenadas por áreas geográficas, es lo que nosofrece la página Vedute di Roma, http://www.siba.fi/~kkoskim/rooma/pa-ges/MAIN.HTM, abarcando en concreto áreas tan conocidas como el Capitolio,el Forum Holitorium y Forum Boarium, Foro Romano y Palatino, Foros impe-riales y Coliseo, Campo de Marte, Tíber, etc.

Por último, hay que destacar la página que la universidad francesa de Caendedica a la reconstrucción virtual del plano de la Roma de Constantino a partirde la maqueta que realizó el arquitecto Paul Bigot, cuya URL es http://www.uni-caen.fr/rome/visites.html. Paul Bigot (1870-1942) dedicó la mayor parte de suvida a realizar una maqueta de la Roma de comienzos del siglo IV d.C. en es-cayola, que ocupa unos 70 m2, hecha a escala 1/400 y que representa las 3/5 dela ciudad. La maqueta fue legada a la Universidad de Caen y considerada luego

Internet y la didáctica del latín 231

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 203-236

24 Para el tema de las imágenes del arte y la arqueología clásica es básico el site ArtServe, http://ru-bens.anu.edu.au, de Michael Grennhalgh, de la Australian National University. En esta página se in-cluyen unas 150.000 imágenes, sobre todo de la cuenca mediterránea, que cubren prácticamente todos losperiodos históricos y artísticos. Del arte y la arqueología clásica hay disponibles más de 16.000. Para con-sultar la base de datos es recomendable utilizar el motor de búsqueda que se incluye. Por supuesto, no de-bemos olvidarnos de los museos, los cuales, cada vez más, suelen recurrir a Internet para dar a conocerparte de sus fondos o para organizar muestras virtuales. Para conocer la dirección electrónica de los gran-des museos del mundo recomendamos los siguientes directorios virtuales: Virtual Library Museums Pa-ges, http://www.icom.org/vlmp; World Museums & Galleries, http://www.123world.com/museumsandgalleries/index.html.

Page 232: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

monumento histórico. El site se puede recorrer mediante una visita geográfica,temática, histórica o virtual. Se incluye también un mapa interactivo y un motorde búsqueda por palabras clave.

En Italia 25, uno de los mejores lugares para conocer las realizaciones mate-riales de la civilización romana es sin duda Pompeya. A recorrer lo principal desus restos están dedicadas varias páginas, entre ellas Pompeii Forum Projet,http://jefferson.village.virginia.edu/pompeii/, en el que participan el NationalEndowment for the Humanities, la Universidad de Virginia y entes privados, yque está centrado en el estudio arqueológico del foro romano de Pompeya.

En la página Maecenas: Images of Ancient Greece and Rome, http://wings.buffalo.edu/AandL/Maecenas/general_contents.html, al cuidado de la cual estáLeo C. Curran, en la que podemos encontrar más de 1150 imágenes del mundogrecorromano, sobre todo romano; hay también una buena colección de imá-genes relativas a Pompeya.

2.6.3. Aspectos diversos de la historia y la sociedad romanas

Son muchas las páginas dedicadas a tratar otros aspectos de la historia y la so-ciedad romana o clásica en general. Así queremos comenzar por la referencia aDiotima, http://www.stoa.org/diotima/, de Ross Scaife, página consagrada alestudio de la mujer antigua. Entre la amplia oferta de contenidos de este site te-nemos un grupo de discusión sobre la mujer antigua y el papel de los sexos,Anahita-L; una amplia relación de cursos y artículos on-line; una buena biblio-grafía estructurada por temas; una amplia relación de enlaces a sites con imáge-nes; y una colección de textos —sobre la mujer— traducidos de autores griegosy latinos, incluyendo el proyecto De Feminis Romanis, una selección de textosde autores latinos que incluye algunos textos originales de poetisas latinas.

Uno de los instrumentos más útiles para el docente son sin duda los mapas yen esto también la Red se muestra como un magnífico auxiliar.

Así, en el website del IAM (Interactive Ancient Mediterranean), http://iam.classics.unc.edu/map/map_idx.html, que pretende la creación de un atlas inte-ractivo del mundo mediterráneo antiguo para cubrir las necesidades de docentesy estudiantes de secundaria y de universidad, pueden descargarse una serie demapas en formato pdf, bien para visualizarlos y trabajar con ellos en pantalla opara imprimirlos, por lo que necesitamos tener instalado el programa Adobe

232 Cristóbal Macías Villalobos

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 203-236

25 Para el estudio de la arqueología romana en Italia puede ser también útil la página ArchArt: Ar-chaeology & Art Images, http://www.archart.it/archart/italia/italia.htm, que ofrece una completa co-lección de imágenes de monumentos de diversas áreas geográficas, particularmente Italia y Roma.Respecto a la presencia romana en otras antiguas provincias del Imperio, en lo que se refiere a la ar-queología romana en la Península Ibérica, la mejor página es la de ArqueoHispania, http://www.arque-ohispania.com, una guía de recursos exhaustiva donde se recoge todo lo concerniente a la arqueología dela España antigua, entendiendo por tal el periodo que abarca desde el siglo III a. C., con la llegada de losromanos, hasta comienzos del siglo VIII d.C., con el final del reino visigodo.

Page 233: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Acrobat Reader, que puede descargarse gratuitamente de http://www.adobe.com. Los mapas se han confeccionado a partir de los elaborados en el seno delClassical Atlas Project 26.

Muy interesantes son los mapas que ofrece la página Atlas historique del’Antiquité tardive, http://www.geocities.com/Athens/Acropolis/6200/re-gions.html, de Dennis Bellemare, a través del cual podemos ver la evolución po-lítica del mundo conocido entonces desde el año 380 al 580 d.C.

Muy completo es también el site Maps and Codices of the Roman Empire,http://www.jmiller.demon.co.uk/index.htm, que además de planos y mapas muydetallados de la ciudad de Roma y de regiones adyacentes, incluye también unplano interactivo de todo el Imperio, procedente de mapas del siglo XIX 27.

Para el estudio de la historia de Roma hay una serie de buenas obras deconsulta on-line que pueden ser muy útiles.

Para la historia del Imperio Romano recomendamos sobre todo la página DeImperatoribus Romanis (DIR), http://www.roman-emperors.org, auténtica en-ciclopedia on-line sobre tan crucial periodo de la historia romana a través de susfiguras más señeras, sus emperadores, desde Augusto (27 a.C.-14 d.C.) hastaConstantino X Paleologus (1449-1459). Su autor es Richard D. Weigel. Entresus secciones cuenta un índice de emperadores, biografías, árboles genealógicosde las dinastías principales, índice de las principales batallas y mapas del Im-perio en distintos periodos.

Complementaria a ésta es la página A Visual Compendium of Roman Em-perors, http://www.roman-emperors.com, de Justin D. Paola, de la Universidadde Arizona, donde se realiza un completo e interesante recorrido iconográficopor la historia de los emperadores romanos a través de imágenes procedentesde esculturas, monedas y de otro tipo, además de enlaces diversos a otras pá-ginas web.

No cabe duda de que la numismática es una buena herramienta didáctica, ade-más de ciencia auxiliar de la historia. Una de las mejores páginas de numismá-tica romana en la Red es The Virtual Catalog of Roman Coins, http://artemis.austinc.edu/acad/cml/rcape/vcrc/index.html, concebido como ayuda a profeso-res y estudiantes para conocer el complejo mundo de las monedas en Roma.Contiene imágenes y descripciones de monedas desde los primeros tiempos dela República hasta finales del siglo IV d.C. La consulta se hace desde un catá-logo principal, en el que se distingue por periodos de tiempo (en las monedasdel periodo republicano) y por emperadores (en las de época imperial).

Internet y la didáctica del latín 233

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 203-236

26 La principal realización del Classical Atlas Project es el Barrington Atlas, del que podemos obte-ner más información en la página http://www.unc.edu/depts/cl_atlas/. Se trata de un conjunto de noventamapas del mundo grecorromano cuya publicación estaba prevista para septiembre del 2000. Desde su pá-gina se dan algunos ejemplos concretos de la apariencia y funcionamiento del programa. Por supuesto,desde aquí también se puede adquirir la obra. Se puede optar por la versión básica en CD-ROM o por unaen CD-ROM y en dos volúmenes en papel con un total de 1500 páginas.

27 Sobre la Península Ibérica recomendamos la colección de enlaces a mapas que aparece en Arque-oHispania, en su sección de Geografía y cartografía, http://www.arqueohispania.com/cartog.htm.

Page 234: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Documentos de la historia y herramienta válida para el trabajo lingüístico sonlas inscripciones. Son muchos los sites cuyo contenido gira en torno a estetema. En primer lugar queremos destacar la página Abbreviations in Latin Ins-criptions, http://asgle.classics.unc.edu/abbrev/latin, donde tenemos la listacompleta de abreviaturas utilizadas en las inscripciones latinas.

En la página de M. Clauss, http://www.rz.uni-frankfurt.de/~clauss, se reúnenaproximadamente unas cien mil inscripciones, entre ellas todo el Année Épi-graphique de 1888 a 1996, y amplias selecciones del CIL. Las búsquedas sobreel corpus se hacen con un motor de búsqueda que permite utilizar operadoresbooleanos.

Por último, la página Latin Inscriptions – The Internet Release, http://www.gnomon.ku-eichstaett.de/Gnomon/ILS.html, recopila un total de 135.000 epí-grafes, entre ellos las Inscriptiones Latinae Selectae de H. Dessau, el Année Épi-graphique completo de 1995 y algunos textos de los volúmenes de 1969-1994,y muchas inscripciones del CIL 28.

Entre los proyectos llevados a cabo en España queremos destacar en primerlugar el conjunto de materiales de apoyo a la docencia que el Departamento deHistoria Antigua de la Universidad de Zaragoza ha puesto en Internet, en laURL http://fyl.unizar.es/HAnt/index.html. Entre lo aquí publicado destacaríamoslas secciones de Mundo romano, Hispania antigua, Cronologías y la de Atlas deH.a Antigua.

Como muestra de algunos de los proyectos que en el terreno de la aplicaciónde Internet al mundo clásico se están llevando a cabo en España a nivel de loscentros de secundaria, queremos destacar la página Hispania romana: Las víasromanas, http://www.irabia.org/hispania/default.htm, que nos ofrece mapascon el trazado de las vías romanas principales de la Península Ibérica e infor-mación básica sobre algunas de las localidades que atravesaban. También se in-cluye otra información complementaria sobre la Hispania prerromana y romana,sobre personajes de la historia y el mito romano, plano de Tarraco y unos pocosenlaces a sitios web de interés.

3. CONCLUSIONES

En la exposición que precede hemos pretendido reseñar algunas de las me-jores iniciativas didácticas puestas en la Red, tanto para los docentes de latín,como para los que se inician en su estudio.

Se trata en la inmensa mayoría de los casos de recursos fácilmente accesibles,y más teniendo en cuenta que ya hay ordenadores con un módem y una cone-xión a Internet tanto en los centros escolares y de trabajo como en los hogares.Aunque también es verdad, que, sobre todo a nivel de centros, el parque de or-

234 Cristóbal Macías Villalobos

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 203-236

28 Una buena propuesta de aprovechamiento didáctico de las inscripciones la encontramos en la pá-gina española El latín y la enseñanza, http://roble.pntic.mec.es/~jquilez/latens.htm.

Page 235: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

denadores es insuficiente o están claramente desfasados, tanto en hardwarecomo en software, para poder sacarles el máximo partido.

Un problema no precisamente menor es el hecho de que la mayoría de los re-cursos estén en lenguas distintas a la española, sobre todo en inglés, algo quepuede suponer un auténtico handicap.

Sin embargo, hay que buscar mecanismos para superar este obstáculo, comopor ejemplo, la tantas veces nombrada interdisciplinariedad, haciendo interve-nir —sobre todo en los niveles de secundaria— en el proceso educativo a com-pañeros de las áreas de lenguas modernas, si es que el conocimiento que losalumnos o nosotros mismos tengamos de las mismas no es suficiente.

De otro lado, no preconizamos la sustitución de la metodología tradicionalbasada en el formato papel, la pizarra y algunos medios audiovisuales por elformato digital, algo irreal, que despertaría la oposición de amplios sectores delprofesorado y que, no nos engañemos, tampoco garantizaría un mejor apren-dizaje.

Por el contrario, Internet y las Nuevas Tecnologías han de verse como lo queson, una mera herramienta auxiliar y complementaria de los métodos utilizadoshasta ahora. Es conveniente, eso sí, que la vayamos utilizando poco a poco, pri-mero para familiarizarnos nosotros mismos, los docentes; pues sería absurdo tra-tar de utilizar un instrumento que ni conocemos ni dominamos —y con el quenuestros jóvenes sí están mucho más familiarizados—.

Superada esta fase inicial de tanteo, no supondrá ningún problema encontrarleuna ubicación dentro del currículo de nuestra materia.

Finalmente, aquí nos hemos limitado a hablar de las experiencias que estándisponibles en la actualidad. Quedaría por tratar un segundo aspecto, el con-vertirnos nosotros mismos en creadores de plataformas, sites e iniciativas concontenidos y materiales aplicables a la enseñanza.

Para ello queda aún un camino importante por recorrer, pues todavía son re-lativamente pocos los docentes con los suficientes conocimientos técnicos paraconfeccionar una página web, o que tengan contacto con otros compañeros queles puedan suplir en esa tarea. Además, nuestros alumnos, en este terreno, noestán mucho mejor que nosotros, aunque cada día son más los que se atrevena dar el paso. En este sentido ya se han levantado voces exigiendo que en elcurrículo universitario se dedique una mayor atención a la formación delalumnado en el empleo de las Nuevas Tecnologías 29. Y es que ésta es una

Internet y la didáctica del latín 235

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 203-236

29 Cf. FRANCISCO A. MARCOS MARÍN, «La lengua española en Internet», Centro Virtual Cervantes,Anuario 2000, http://cvc.cervantes.es/obref/anuario/anuario_00/marcos/, quien en concreto afirma:«En la educación tenemos que empezar por plantearnos las nuevas necesidades y rediseñar unas cuantasde las actividades universitarias. El costo de formar un ingeniero, para que acabe diseñando páginas web,es elevadísimo, para un trabajo que cualquier técnico profesional de segundo grado desarrollaría inclu-so mejor, porque no lo vería como algo secundario. El tratamiento electrónico de textos, por otro lado,debe tener un lugar en las facultades de Letras, de Humanidades, de Ciencias de la Información, en don-de pueden formarse especialistas con los conocimientos de los lenguajes de etiquetado, como SGML,XML y HTML, necesarios para ir formando la biblioteca electrónica del futuro. Lo mismo puede decirsepara los estudios de Biblioteconomía y Documentación.» (La cursiva es nuestra).

Page 236: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

condición necesaria si queremos dejar de ser meros usuarios para convertirnosen creadores de contenidos en el entorno digital. El problema es que aúnsubsisten muchos oscuros temores, desconfianzas y prejuicios respecto a lotecnológico.

[email protected]

236 Cristóbal Macías Villalobos

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 203-236

Page 237: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

RESEÑAS

Page 238: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1
Page 239: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

ORAZIO BIANCO, SEBASTIANO TAFARO (a cura di), Il linguaggio dei giuristi ro-mani, Mario Congedo editore, Lecce 2000, 191 pp. ISBN: 88-8086-309-6.

El presente volumen recoge las intervenciones de los participantes en el Segundo En-cuentro Internacional sobre el tema de «il latino del diritto», que tuvo lugar en Lecce enlos días 5 y 6 de diciembre de 1994, continuación a su vez de otro homólogo celebradoen Perugia en octubre de 1992 1. Ambas convenciones se propusieron el loable objetivode aunar los esfuerzos de romanistas y filólogos en aras de profundizar en los caracteresde la lengua propia del derecho jurisprudencial romano, en tanto que «lengua especial»situada a medio camino entre la lengua común y los lenguajes técnicos, siguiendo la sen-da trazada hace ya unos decenios por el eximio romanista austríaco Max Kaser 2, quiensostuvo la necesidad de impulsar un acercamiento de la ciencia romanística a los avan-ces de la filología clásica (dos mundos a menudo demasiado alejados entre sí), con el finde sentar nuevas bases para el estudio del derecho creado y plasmado por escrito por losgrandes juristas romanos y conservado para la posteridad fundamentalmente por lacompilación de Justiniano. Sin embargo, al menos por lo que se desprende del volumenque aquí comentamos, los resultados no parecen haber sido hasta el momento excesi-vamente prometedores, y queda aún un largo camino por recorrer en ese sentido 3.

El libro, tras la sugestiva introducción de Sebastiano Tafaro que lo encabeza (pp. 5-8),reúne diez trabajos presentados en dicho encuentro, de muy diversos tonos, plantea-mientos y resultados, todos ellos presididos, en principio, por una preocupación especialpor los aspectos lingüísticos y expresivos presentes en los textos jurídicos romanos, perotodos enfocados asimismo desde la óptica del historiador del derecho. Se echa en falta,pues, alguna contribución a esta problemática desde el lado de la filología latina, lo quesin duda hubiera aportado un interesante contraste de pareceres y métodos que habría en-riquecido notablemente el abanico de propuestas de investigación. En este sentido, po-dría decirse que, en el esfuerzo de acercamiento de las disciplinas y mutuo estímulo in-telectual, la ocasión brindada por dicha convención (y, consiguientemente, por estevolumen) se ha revelado hasta cierto punto fallida. Si bien las perspectivas abiertas porTafaro en la introducción al poner de relieve las necesarias relaciones entre lenguaje yderecho –y su trascendental plasmación en los textos de los juristas romanos (y delCorpus iuris justinianeo en su conjunto)– sin duda se presentaban como muy prome-tedoras, su concreción real en las diversas contribuciones aquí publicadas queda, anuestro juicio, algo lejos de colmar las expectativas despertadas, al privilegiarse abso-

1 Vid. las actas de este último en el volumen coordinado por S. SCHIPANI y N. SCIVOLETO, Il latino deldiritto, ed. f.c.,Roma 1994 (cf. rec. de E. Dovere en SDHI 60, 1994, 720-725)

2 «Ein Jahrhundert Interpolationenforschung an den römischen Rechtsquellen», ahora en MAX KASER,Römische Rechtsquellen und angewandte Juristenmethode, Wien/Köln/Graz 1986, 129, 145, si bien esteescrito tiene su origen en una primera versión publicada en 1979.

3 Curiosamente, el período de mayor influencia de las investigaciones filológicas en el estudio de lasfuentes jurídicas romanas se dio a inicios del siglo XX, sobre todo en Alemania, y coincidió con el augedel llamado «método interpolacionístico», cuyo paradigma entra en crisis después de la segunda guerramundial, y en especial desde los años 60, justamente a partir de la revisión metodológica emprendida, en-tre otros, por el propio Kaser (vid. refencias en la obra citada en la nota anterior).

Page 240: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

lutamente en todas ellas la visión histórico-jurídica frente a la lingüístico-normativa.Veamos más de cerca, brevemente, los temas y resultados de cada una de dichas con-tribuciones.

En la primera de ellas («La “terminologia matrimoniale” nelle costituzioni di Cos-tanzo II: uso consapevole della lingua e adattamento politico», pp. 9-22), G. de Bonfilisse ocupa de los términos y locuciones empleados en diversas disposiciones del empe-rador Constancio II (Cod.Theod. 16,8,6; 3,12,1; 9,7,3; 3,12,2; etc.) referidos a las va-riadas situaciones de posible convivencia matrimonial y paramatrimonial (ducere uxo-rem, nubere, consortium, coniugium, etc.), evidenciándose en ellas, a su juicio, lainexistencia de un proceso degenerativo de la lengua técnico-jurídica usada en el seno dela cancillería imperial del siglo IV (como se ha venido sosteniendo tradicionalmente,como consecuencia de la penetración también en la cancillería de representacionespropias del llamado «vulgarismo jurídico»), así como la conservación de usos propios dela época clásica (a menudo con influencias de origen literario) y la aparición de nuevasexpresiones no usuales con anterioridad a fin de describir supuestos de hecho cuasi-ma-trimoniales transgresores de la norma establecida. Ninguna referencia, pues, al len-guaje del derecho jurisprudencial ni a sus características, y sí, en cambio, a los proce-dimientos de construcción legislativa de la época romana tardía.

En el segundo trabajo («Negotiantes-Humiliores in un testo di Ulpiano», pp. 23-35), la investigadora austríaca E. Höbenreich analiza con detalle el contenido histórico-jurídico de un pasaje de Ulpiano (lib. 8 de officio proconsulis) contenido en el Digesto(Dig. 47,11,6 pr.), en el cual se describen algunas conductas criminosas atentatorias con-tra la annona e imputables a determinados grupos de personas (dardanarii), calificadascomo negotiantes y humiliores. La autora disute las diversas propuestas de interpretaciónvertidas en la literatura al efecto, y que han tratado de reconducir la antedicha contra-posición a la conocida entre honestiores y humiliores de finales de la época altoimperial,y propone su propia interpretación del problema, admitiendo la posibilidad de que tam-bién los honestiores en esa época puedieran dedicarse a actividades comerciales y ser,por tanto, negotiantes. El trabajo es riguroso desde el punto de vista histórico-jurídico yofrece un interesante análisis terminológico de algunas expresiones del mundo econó-mico-social romano (annona, dardanarii, negotiantes/negotiatores,honestiores, humi-liores), pero apenas puede decirse que aporte nada significativo desde el punto de vistalingüístico o filológico.

El tercer trabajo (M. Marrone, «Osservazioni su D. 50,16», pp. 37-52) despiertagran interés, al centrarse en un título de suma importancia en el Digesto (de verborumsignificatione), no sólo desde la perspectiva jurídica, sino también lingüística, y que hatenido enorme trascendencia en la historia del derecho europeo. El autor describe las ca-racterísticas especiales de dicho título (que lo distinguen absolutamente de todos los de-más, salvo quizá el último, Dig. 50,17: de diversis regulis iuris antiqui, por ser de facturaeminentemente compilatoria) y analiza el sentido de la expresión «significatio» en dichocontexto, con múltiples derivaciones de carácter sustantivo. Todo ello con la finalidad deproponer una hipótesis audaz, pero nada descartable, como es la del carácter propia-mente «subsidiario» de tal título, en cuanto elemento complementario del resto de lacompilación justinianea; de ahí, pues, que resulte inútil buscar en ese título una especiede «vocabulario» fundamental del antiguo derecho romano y no un mero repertorio detérminos de relleno, si bien cimentadores del edificio compilatorio. En cualquier caso, elartículo no añade nada nuevo a las propuestas ya conocidas del autor en otras publica-ciones.

240 Reseñas

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

Page 241: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

El cuarto trabajo (R. Martini, «Di nuovo sulla “definitio” fra retorica e giurispruden-za», pp. 53-64), obra de un consumado especialista en la materia en cuestión 4, se plan-tea más bien como un ajuste de cuentas entre el autor y otros investigadores recientes so-bre la misma problemática (en particular el español F. Reinoso Barbero), en defensa desus conocidas tesis sobre la importancia de la definitio en el método de los juristas ro-manos clásicos (frente a la tesis tradicional que reclamaba su «alergia» a la misma), perousada con un carácter «tópico» (es decir, en función de los caso planteados) bajo los es-quemas y enseñanzas tomados de la retórica. El artículo no añade ningún aspecto no-vedoso a esta polémica, salvo un superficial análisis de una serie de definitiones apare-cidas en diversos textos del Digesto atribuidos al jurista Javoleno, y cuya autenticidad sedefiende (v.gr. Dig. 50,16,112-114; eod. 117; 83; 22; Dig. 34,1,6). La cuestión sigue re-sultando, hoy por hoy, muy controvertida entre los especialistas 5, y este trabajo deMartini no constituye ninguna aportación decisiva a la misma.

El quinto trabajo (R. Quadrato, «L’abuso del diritto nel linguaggio romano: la regu-la di Gai Inst. 1.53», pp. 65-82) consiste en un profundo y detallado análisis compositivoy estructural del pasaje de las institutiones gayanas citado en el título, y en concreto dela frase «male nostro iure uti non debemus», que constituye un texto basilar de la tradi-ción jurídica sobre un problema espinoso y escurridizo aún en la doctrina jurídica mo-derna, cual es el del llamado «abuso del derecho». El autor descompone la citada frase,estudiando concienzudamente cada uno de sus componentes desde un punto de vista lin-güístico, destacando sus implicaciones jurídicas y valorativas. Este es probablemente elúnico de los trabajos aquí recogidos que se muestra atento a las aportaciones de la lin-güística y la filología contemporáneas de cara a la exégesis de los textos jurispruden-ciales romanos, sin perder por ello un ápice de interés en el aspecto histórico-jurídico, loque le conduce a formular propuestas interpretativas de gran rigor y trascendencia.Resulta, pues, una aportación de obligada lectura en este volumen.

En cuanto al sexto trabajo (F. Reinoso-Barbero, «Siete prevenciones en la interpreta-ción del lenguaje jurisprudencial», pp. 83-112), no queda más remedio que admitir que,aunque es el único escrito en castellano, constituye un artículo prácticamente ilegible, notanto por su estilo deslavazado y sus incoherencias compositivas, sino sobre todo por laabrumadora presencia de erratas tipográficas a lo largo de todo el texto, que continua-mente despistan al lector de su ya de por sí difícil cometido de tratar de entender qué pre-tende decírsele a través del mismo, y que deslucen absolutamente la calidad del libro en suconjunto: resulta incomprensible que una publicación universitaria de estas característicaspueda mostrar semejante indolencia a la hora de ofrecer un texto formalmente correcto enuna lengua distinta de la del editor. En cuanto al contenido, el propósito del autor es mos-trar sus reservas respecto a la atribución sustancial de los textos del Digesto a los juristasque figuran en la inscripttio de cada uno de los fragmentos, y ello sobre la base de una se-rie de «prevenciones» que deben tenerse necesariamente en cuenta, como es el caso de lareprodución literal de textos normativos o de textos jurisprudenciales ajenos sin menciónde su origen, la enucleación literal de textos aplicándolos a instituciones distintas de lasoriginarias, la reproducción no literal de citas jurisprudenciales, o la reproducción literalde citas atribuidas a distintos juristas, o de ciertas clases de ejemplos o cláusulas nego-ciales, etc., todo ello no necesariamente imputable a los compiladores justinianeos, sino

Reseñas 241

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

4 Vid. el imprescindible R. MARTINI, Le definizioni dei giuristi romani, Roma 1966.5 Cf. en defensa de la tesis tradicional, últimamente, A. WATSON, The Spirit of Roman Law, Athens

(Georgia)/London 1995, 146 ss.

Page 242: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

también a los propios juristas clásicos cuyas obras hubieron de ser extractadas y muchasveces adulteradas. Para poner de manifiesto estas prevenciones, el autor utiliza el métodode las llamadas similitudines, es decir, pasajes repetidos en diversos lugares del texto com-pilatorio (dentro de las cuales se distinguen las llamadas geminaciones, que son frag-mentos de un mismo autor, obra y libro reproducidos dos o más veces en el Digesto, y queen ocasiones pasan desapercibidas por encontrarse omitida la referencia, pero que puedenser descubiertas gracias a la comparación sistemática entre los diversos pasajes de laobra, y para lo cual el autor —en colaboración con el profesor M.J. García Garrido— hapublicado un repertorio generado con instrumentos informáticos, cuyo uso no se duda enrecomendar). El trabajo no pasa de presentar algunos ejemplos característicos de esas si-militudines (v.gr. Flor. Dig. 38,2,28 pr./Paul. Dig. 48,20,7,1; Ulp. Dig. 1,12,1,7/ Marcian.Dig. 26,1,9; etc.) y de suscitar en ocasiones dudas razonables respecto a la exactitud denuestras actuales ediciones críticas de los Digesta, ofreciendo así algunas perspectivasnuevas de investigación que aquí no se ven adecuadamente desarrolladas.

El siguiente trabajo (V. Giodice-Sabatelli, «Il catalogo degli iura e constituere nelproemio delle istituzioni gaiane», pp. 113-133) se destina al análisis etimológico, se-mántico y jurídico-normativo de la expresión «constituere», fijándose en concreto en suuso en el pasaje de Gai inst. 1,2-7, que comprende el elenco de los iura populi Romani,esto es, de las fuentes formales del derecho romano en la época del magister iurisGayo, es decir, med. siglo II d.C. (leges, plebiscita, senatus consulta, constitutiones prin-cipum, edicta magistratuum, responsa prudentium), y llama particularmente la atenciónsobre la contraposición ahí presente entre fuentes para las que no se usa dicha expresión(edicta, responsa prudentium) y aquellas para las que sí se emplea, entre las cuales lashay en que la expresión se combina con iubere («iubet et constituit»: populus, plebs, se-natus) y en que aparece en solitario (constitutiones principum) (tal vez por encontrarseel sentido de iubere ínsito en el título de imperator), concluyendo que estos usos de laexpresión representan una concepción del derecho entendido no como un «comporta-miento» de autoridad, sino como una norma jurídica abstractamente formulada y ema-nada de una «voluntad reconocida» con vocación imperativa y estable en el interior delordenamiento. La tesis es sugestiva, pero tal vez insuficientemente fundamentada y ne-cesitada de una elaboración más profunda, en la medida en que deja de lado la impor-tancia trascendental de los edicta (en particular, del edicto del pretor) y de los responsajurisprudenciales en la concepción clásica del derecho.

A continuación, en el trabajo siguiente («Primo rapporto sull’attività della ricerca: “Illatino del diritto e la sua traduzione. Traduzione in italiano dei Digesta di Giustiniano”»,pp. 135-155 6), el profesor Sandro Schipani hace una presentación de los primeros re-sultados del proyecto de investigación por él dirigido, encaminado a elaborar una tra-ducción italiana del Digesto justinianeo. En él identifica tanto a los destinatarios de di-cha obra (significativamente, los juristas contemporáneos, y no tanto los filólogos o losespecialistas en ciencias de la antigüedad) como el texto que le sirve de base, y enume-ra los diversos criterios de traducción seguidos y los problemas que han ido planteán-dose, todo ello en constante diálogo con los otros traductores modernos de las princi-pales fuentes jurídicas romanas, en especial los alemanes 7. El objetivo declarado de esta

242 Reseñas

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

6 Cf. también SDHI 60, 1994, 553-568.7 Cf. en este sentido las interesantes aportaciones de R. KNÜTEL, «Einzelne Probleme bei der Über-

setzung der Digesten», ZRG 111, 1994, 376-402 y M. Fuhrmann, «Vom Übersetzen lateinischer Rechts-texte», ibid., 363-375.

Page 243: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

tarea investigadora no es otro que el de una «ripenetrazione» del uso directo del Diges-to en la práctica de los juristas y operadores jurídicos contemporáneos 8, no así el de unamayor exactitud en el conocimiento de las realidades normativas del mundo antiguo. Nocabe duda de que el trabajo resulta apreciable como ilustrativo de la problemática a laque se enfrenta el traductor de obras técnicas antiguas, más aún si se alberga una inten-ción de que dichas obras sigan teniendo una influencia práctica en el mundo de hoy, loque sin duda abre serios flancos al escepticismo.

Seguidamente, F. Sini («La negazione nel linguaggio precettivo dei sacerdoti romani»,pp. 157-184) nos ofrece un trabajo muy documentado y de gran penetración, aunque conresultados quizá algo magros, en el que se indaga en el interior del lenguaje preceptivo ynormativo de los colegios sacerdotales romanos y, en consecuencia, en las característicasdel más antiguo núcleo jurídico-religioso del mundo romano y su valor determinante enlas elaboraciones jurídicas de épocas más avanzadas. En concreto, el autor se centra en laabundante presencia de construcciones negativas en los antiguos formularios rituales do-cumentados en los archivos sacerdotales y recogidos en la tradición literaria; se analizansumariamente algunos pasajes (v.gr. Serv. Dan. Aen. 2,351; Cic. div. 2,42/77; Gell.10,15,1-5; 4,6,9-10; etc.), poniendo de relieve el peso de los impedimentos y prohibi-ciones en el antiguo «sistema jurídico-religioso» de los romanos con el fin de preservar lapax deorum e impedir las conductas nefas; y, por fin, se apela a la necesidad de elaboraruna auténtica palingenesia iuris Romani publici como nueva tarea investigadora que déuna mayor relevancia a las informaciones jurídicas derivadas de las llamadas «fuentes li-terarias». No por repetida esta propuesta deja de ser menos audaz y, probablemente, im-practicable, como ya puso de manifiesto hace más de un siglo el maestro Lenel.

Por último, el décimo trabajo (L. Zurli, «Sulla formula del negozio fiduciario», pp.185-191) es una aportación de gran complejidad técnica y reconstructiva, y en él trata deelucidarse el sentido de la expresión «fidi fiduciae» que se encuentra en algunos textosjurídicos marginales (v.gr. el tratado de litteris singularibus atribuido a M. Valerius Pro-bus Berytius, de fin. siglo I d.C.) o epigráficos (como la formula Baetica = CIL II5042 = FIRA III2, 92, 296 s.), recurriendo para ello a la expresión «fide et fiduciae» dePlaut. Trinummus 117. El autor sostiene, con una argumentación no del todo convin-cente, que el mecanismo de oposición fides/fiducia es semejante en ambos tipos de tex-tos y que, en consecuencia, ello depone en favor de la antigüedad de la tabula Baetica(tal vez de ápoca augústea) y de la posición antitética de ambos términos, en particularen relación con el rito de la mancipatio. Los argumentos de carácter lingüístico en estetrabajo están casi del todo ausentes, y tampoco encontramos referencia alguna al entor-no del lenguaje jurisprudencial.

Para concluir: resulta claro, pues, a tenor de lo expuesto, que el libro que comentamosengloba un ramillete de muy diversos trabajos romanísticos, vagamente vinculados en-tre sí por una preocupación por comentar o discernir ciertos giros, locuciones o modosde expresión presentes en textos jurídicos romanos (una práctica, por otra parte, nadainusual en la tradición de estudio del derecho romano al menos ya desde los humanis-tas 9), pero en todo caso muy alejados de la aplicación de un enfoque filológico moder-

Reseñas 243

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

8 El autor lo señala antológicamente: «Obbietivo della traduzione è riaprire un dialogo, in cui ele-mento fondamentale della «strategia» è la fiducia nel contributo del destinatario alla ricerca del migliordiritto anche avvalendosi del Digesto; è la fiduzia nella vitalità del Digesto stesso, che è stato compostoper affrontare i sempre nuovi problemi...» (p. 152).

9 Vid. p. ej. el Lexicon iuris civilis (1508) o las Annotationes in Pandectas (1489/1506) de Nebrija.

Page 244: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

no a tales textos, o de una aproximación a las aportaciones de las ciencias del lenguaje aese respecto, y no ya sólo por lo que atañe a las disciplinas lingüísticas o filológicas ensentido estricto, sino incluso al análisis filosófico del lenguaje, de gran influencia en lateoría del derecho reciente, y del que también podrían extraerse valiosas reflexiones parael estudio de los textos legales y jurisprudenciales romanos 10, pero que aquí se encuen-tra del todo ausente.

En definitiva, este libro puede resultar de cierto interés para los romanistas stricto sen-su, pero sólo con contadas excepciones podrá despertar la curiosidad de filólogos y otrosinvestigadores del mundo del lenguaje, incluidos los dedicados al ámbito del lenguaje ju-rídico y político-administrativo. De ahí que el título del volumen se nos antoje más comoun reclamo comercial que como una verdadera descripción del contenido del mismo.

Universidad de Valladolid Francisco Javier ANDRÉS SANTOS

[email protected]

BENJAMÍN GARCÍA HERNÁNDEZ (ed.), Estudios de Lingüística Latina: Actas delIX Coloquio Internacional de Lingüística Latina, Ediciones Clásicas, Madrid1998, 2 vols., 1155 pp. ISBN: 84-7882-347-6.

Desde que en 1981 se celebrara en Amsterdam el I Coloquio Internacional de Lin-güística Latina, el alcance y la capacidad de convocatoria de estos encuentros no han ce-sado de crecer: en el volumen editado por Pinkster, que recoge las comunicaciones deese primer encuentro, había una selección de veinte trabajos, frente a los más de ochen-ta recogidos en estas actas. Es un claro indicio del interés que ha suscitado entre estu-diosos e investigadores el campo de la lingüística latina; a ello han contribuido, sin lugara dudas, los diferentes planteamientos teóricos de la lingüística general que, aplicadoscon más o menos acierto a las lenguas clásicas, han aportado nuevas perspectivas yabierto nuevas vías de estudio. El resultado de este rissorgimento se materializa en la pu-blicación de estas actas, editadas por el profesor Benjamín García Hernández y que com-pilan los trabajos presentados por profesores e investigadores durante el IX Coloquio In-ternacional de Lingüística Latina, celebrado en la Universidad Autónoma de Madrid del14 al 18 de abril de 1997.

Tal y como expone el editor en el prólogo, las comunicaciones se agrupan bajo cua-tro epígrafes: Morfología y Fonética, Sintaxis y Pragmática, Lexicología y Semántica, yEstilística y Métrica; se incluyen además dos índices, uno que recoge las citas de textosmencionados y otro de citas de autores. Dada la extensión de las actas, trataré de ofrecerun breve resumen de cada uno de los estudios, con objeto de facilitar la consulta y ma-nejo de estos volúmenes.

El apartado sobre Morfología y Fonética, el más reducido en cuanto a aportaciones, seabre con un trabajo de Álvarez Huerta (pp. 3-12) en el que su autora examina las posi-bles evidencias que apuntan a la existencia de un sonido velar en latín, evidencias que,en su opinión, no son definitivas y que, por tanto, no permiten postular un fonema na-sal/velar para el latín, y mucho menos, una realización /g/. También sobre fonética, Bal-

244 Reseñas

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

10 Un buen ejemplo en esta dirección lo constituye el artículo de J.-P. Coriat, «Une note sur l’applicationde la théorie classique des actes de langage à la procédure du rescrit judiciaire sous l’empire», en Mélangesde droit romain et d’histoire ancienne. Hommage à la mémoire de André Magdelain, s.l., 1998, 123-131.

Page 245: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

di (pp- 13-24) trata de demostrar la poca validez de la teoría glotálica para explicar laevolución del sistema de oclusivas en latín. En relación con esta teoría, Padilla Carmo-na (pp. 107-124) pone en conexión estos postulados con *H, como variantes alofónicasde *K / *H, tomando como base para su estudio un grupo de lexemas de diversas len-guas indoeuropeas. Por su parte López Fonseca (pp. 89-106), se centra en el fonema /rh/,la vibrante aspirada; afirma el autor que, a pesar de las dudas que se plantean en torno asu existencia, podría tratarse de un alófono de /r/ en distribución complementaria. Por úl-timo, dentro de las aportaciones de fonética, Ballester (pp. 25-36), trata de la notación delas vocales largas, y, en concreto, de las dos notaciones que el latín empleó para la /i/, lai longa y el apex.

En lo referente a Morfología, cuatro son los trabajos que se recogen en este volumen.En el primero de ellos, Christol (pp. 37-50) ofrece una nueva explicación de la desi-nencia de infinitivo pasivo, mediante la comparación entre formas latinas y otras de di-versas lenguas indoeuropeas. Por su parte, Jiménez Zamudio (pp. 65-74) propone unanueva interpretación de los nominativos singulares femeninos en -ai, apoyándose en dis-tintas evidencias histórico-lingüísticas. Siguiendo con la morfología nominal, GonzálezLuis (pp. 51-64), mediante el análisis de una serie de términos, trata de explicar la dis-tinción entre femeninos y neutros en -a, procedentes del sufijo indoeuropeo -ia. Sobremorfología casual, Nieto Ballester (pp. 89-106) se centra en los problemas que planteanlos dobletes me/med y mihi/mi –ablativo y dativo– y su origen indoeuropeo. Cierra esteepígrafe la comunicación de Petersmann (pp. 125-137) sobre la pertinencia o no de laexistencia de un latín africano.

El ámbito de la Sintaxis y Pragmática es el que agrupa el mayor número de trabajos,concretamente cuarenta y seis, un buen indicio de hasta qué punto es éste el ámbito de lalingüística latina con mayor proyección en la actualidad; por razones expositivas, in-tentaré agrupar los trabajos por temas y ofrecer una breve síntesis de cada uno de ellos.

El primer bloque de comunicaciones puede relacionarse de un modo u otro con el or-den de constituyentes de la oración. Así, el trabajo de Amacker (pp. 139-154) expone lasdiferencias entre el fenómeno de la prolepsis y el de la traiectio, destacando la dificultadque entraña este último concepto debido a la multiplicidad de funciones a él asociadas.Bortolussi (pp. 203-216) trata sobre el mismo tema a partir de un ambiguo pasaje dePlauto en el que el empleo de la prolepsis no es casual y el doble sentido que se derivade ella es totalmente intencionado. También sobre el orden de palabras, pero en los sin-tagmas nominales complejos, se centra el trabajo de Bolkestein (pp. 185-202), orden alque atribuye la autora esencialmente razones pragmáticas.

En el marco de la sintaxis oracional podríamos incluir trabajos como el de Bertoccchi(pp. 155-168), que expone los problemas que se derivan del análisis tradicional de lasadversativas y correlativas, consideradas con frecuencia estructuras idénticas. Sobre otrotipo de subordinadas, las concesivas, versa el trabajo de Martín Puente (pp. 503-514): enél se ofrece análisis alternativo de etiam si, una perífrasis introductora de condicionaleshipotéticas, que presenta el rasgo de la factualidad. Sobre una conjunción concreta, licet,está el trabajo de Purnuelle (pp. 659-672) ofrece un estudio diacrónico mostrando la evo-lución desde su empleo como verbo a su uso como conjunción, todo ello a través deejemplos de autores latinos.

Por último y en conexión con las condicionales, Núñez (pp. 597-612), tomandocomo punto de partida un ejemplo plautino (Aul. 620), analiza un tipo especial de ora-ciones condicionales, sujetas a una interpretación causal en determinados contextos.

Las subordinadas de ut y cum es uno de los temas que ofrece mayores posibilidades

Reseñas 245

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

Page 246: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

de estudio. Por ejemplo, Maraldi (pp. 487-502) señala las dificultades que plantea la cla-sificación del ut concesivo, así como su relación con las condicionales concesivas. Porsu parte, Mellet (pp. 529-540) se centra en la pretendida polisemia de la partícula ut: apesar de que en muchas ocasiones los adverbios que la acompañan son los mismos, sudistribución obedecería a condicionamientos pragmáticos. En cuanto a cum, se recogentrabajos como el de Calboli (pp. 235-250), que examina estas construcciones desde unpunto de vista semántico-histórico. La comunicación de Panchón (pp. 627-640) trata laposición e integración en el discurso de las subordinadas temporales en Plauto y Te-rencio, hechos que responden, según el autor, a motivos comunicativos y de iconicidadlingüística. En la misma línea, Poirier (pp. 641-658) examina el empleo de ciertas con-junciones temporales –quod, dum y donec– en autores de época clásica, así como su sus-titución en latín tardío.

En el ámbito de las completivas, Bodelot (pp. 169-184) estudia el denominado si«completivo» de carácter esencialmente retórico, y los rasgos que lo distinguen frente alsi «condicional» en Livio. Por su parte, Moussy (pp. 583-596) pone en relación las con-junciones completivas negativas con características semánticas de ciertos verbos –im-pedio, recus– y sustantivos que también comportan una orientación negativa.

Encontramos además estudios sobre otro tipo de estructuras oracionales como el deHeberlein (pp. 379-396), sobre el desarrollo de predicaciones con formas infinitas,desde una perspectiva histórica, o el de H. Rosén (pp. 723-742), un análisis discursivosobre las oraciones presentativas, cuya función las hace cualitativamente distintas, segúnla autora, del resto de oraciones declarativas.

En cuanto a los tiempos verbales, se recogen estudios como el de Haverling (pp. 363-378) sobre el aspecto en los tiempos narrativos del latín tardío, en relación con la Ak-tionsart y el sistema temporal. Molinelli (pp. 555-570) fija su atención en el sistema delsubjuntivo en las subordinadas del latín tardío y sus diferencias con respecto de la épo-ca clásica, debido en parte al cambio morfológico y la confusión de tiempos verbales.Moralejo (pp. 571-582), en fin, vuelve a retomar el tema de la consecutio temporum des-de una perspectiva semántica y a partir de su concepción bidimensional del sistema tem-poral latino.

Sobre un tipo de predicados concretos versa la aportación de Cabrillana (pp. 217-236): la autora, sobre los datos de Livio, estudia las implicaciones sintácticas, semánti-cas y pragmáticas de predicaciones con sum en que existe una concordancia casual en-tre los dos constituyentes. A su vez, Ramos Guerreira (pp. 673-688) estudia las dosconstrucciones que en latín clásico se emplean para expresar posesión, sum + dativo yhabeo, ambas de significado muy similar pero que presentan diferencias de empleo.

El último de los trabajos relacionados con la sintaxis verbal, el de Kiss (pp. 419-428),ofrece una explicación de la pasiva en función de la expresión o no del agente y trataademás de las diferentes interpretaciones diatéticas de formas morfológicamente pasivas.

La sintaxis de casos constituye también el tema de estudio de varias comunicaciones.En el trabajo de Cano (pp. 251-260), se exponen algunas consideraciones sobre los ca-sos, no sólo desde un punto de vista morfológico o sintáctico, sino también discursivo,explicando cómo aspectos cohesivos, de perspectiva, etc. pueden motivar la expresión deun caso concreto. Por su parte, de la Villa (pp. 291-308), realiza un estudio comparativode los casos y su confluencia con los sintagmas preposicionales a la luz de los datos queofrece la Vulgata: la aparición de unos u otros se explica por motivos sintácticos y se-mánticos, especialmente por la mayor o menor prototipicidad del lexema implicado. Decarácter más general, el trabajo de Echarte Cossío (pp. 309-324) ofrece una nueva pro-

246 Reseñas

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

Page 247: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

puesta de explicación del sistema casual y su confluencia con los sintagmas preposi-cionales, centrada en las nociones de modus permanentis y modus fluxus. Suarez Mar-tínez (pp. 781-790) se sitúa también en un plano más general al estudiar aquellas oca-siones en que el caso no parece desempeñar función sintáctica alguna –por ejemplo elnominativus pende–, lo que el autor denomina «función cero». Por su parte, Fugier (pp.343-362) asigna distintas funciones a los casos, dependiendo del tipo de predicación, unhecho que explica, en su opinión, las supuestas desviaciones de los casos en ciertos con-textos. En cuanto al estudio de un caso concreto, Serbat (pp. 755-764) se centra en elacusativo como un caso de valor único, que concede al lexema así flexionado la posi-bilidad de ser cubierto total o parcialmente por el sentido del caso. Esto sucede, porejemplo, con el acusativo interno –somniare somnium– frente a decem pedes altus,que expresa gradualidad. También Shalev (pp. 765-780) elige como tema el vocativo,distinguiendo en su estudio los verdaderos vocativos de aquellos que no aparecen encontextos dialogados o dramáticos. Por último, el trabajo de Hermann (pp. 397-408) apartir de una frase formular epigráfica –Dis Manibus– estudia las diferencias entre losejemplos integrados y los no integrados en el texto, distinción ésta que puede deberse, ensu opinión, a una diferente interpretación semántica de los Manes, bien como protecto-res de tumbas o como dioses amigables.

En cuanto a la sintaxis del adjetivo, Fry (pp. 325-342) trata sobre la capacidad de losindefinidos para reducir o aumentar el carácter indefinido de un objeto; aplica para ellolas nociones de focalización y defocalización y establece ciertos criterios para una cla-sificación de este tipo de adjetivos en latín. Por su parte Joffre (pp. 409-418) realiza unanálisis de los adjetivos posesivos que designan a los participantes en un discurso o sim-plemente como presentativos, comparables en este sentido, según la autora, a las fun-ciones del dativo. Finalmente, Lehmann (pp. 455-466) se centra en el examen de un ad-jetivo —summus— que le sirve como modelo de lexema que designa una referencia oregión espacial; trata de hacer extensiva esta función a otras lenguas indoeuropeas, ydestaca además la originalidad del latín, que recurre a la aplicación de procesos deriva-cionales para este fin.

Los adjetivos relativos son el tema de la comunicación de Lavency (pp. 447-454), queexpone el valor de estas formas en su función atributiva y apositiva. El trabajo de Me-llado Rodríguez ( pp. 515-528) engarza con el anterior, pero en esta ocasión, se centra enla relación del relativo con el antecedente; y, por último, H. B. Rosén (pp. 705-722) ofre-ce un estudio de quisque, cuya interpretación como pronombre indefinido está motiva-da, en su opinión, por las traducciones en las diversas lenguas europeas, ya que este sig-nificado no cobra verdadero sentido hasta la época imperial.

Acerca de las preposiciones, el estudio de Torrego (pp. 809-824), examina determi-nadas expresiones numéricas con la preposición ad: ad actúa en estos casos como unmodificador léxico que, en última instancia, hace posible que estos sintagmas puedan de-sempeñar las funciones sintácticas de Sujeto y Objeto. También Carvahlo ( pp. 273-290)trata sobre otros lexemas invariables, los preverbios; a la luz de la teoría de Lehman losconsidera como un mecanismo morfosintáctico y gramatical que permite ofrecer dis-tintas representaciones de una misma situación, destacando la transitividad o ergatividadde los núcleos predicativos según los casos.

Aunque en muchos de los trabajos mencionados hasta ahora son una constante las re-ferencias o consideraciones pragmáticas, algunas comunicaciones se centran de una ma-nera específica en este nivel de análisis. Tal es el caso de aquellas que versan sobre par-tículas, como el trabajo de Cuzzolin (pp. 261-272) sobre el valor pragmático del

Reseñas 247

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

Page 248: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

adverbio ecce, adverbio que aparece con un tipo concreto de pronombres e introduce ele-mentos nuevos en el discurso, es decir, Focos. A su vez Kroon y Risselada (pp. 429-446)examinan el comportamiento pragmático y discursivo de la partícula iam, que, en su opi-nión, comporta varios valores como polaridad, fasalidad, escalaridad y focalización. Re-vuelta por su parte (pp. 689-704) trata de ciertos sintagmas preposicionales como par-tículas focalizadoras, como es el caso de pro+ablativo. En relación no con una partícula,sino con la expresión utinam + subjuntivo, Mesa Sanz (pp. 541- 554) expone los valorespragmáticos de la misma y su relación con los distintos tipos de actos de habla.

La anáfora como fenómeno discursivo es otro aspecto que motiva los trabajos de Lu-raghi (pp. 467-486) y Sznajder (pp. 791-808); en el primero, la autora examina datos deTácito en relación con este proceso, generado bajo condiciones sintácticas y discursivasmuy específicas, relacionadas con los distintos tipos de anáfora. Sznajder por su parte,trata sobre la posibilidad de borrar el objeto directo de un verbo transitivo, hecho que hade distinguirse del empleo absoluto del núcleo predicativo, y que está sujeto a ciertoscondicionamientos que se estudian en ejemplos concretos.

Por último, resta comentar la comunicación de Sánchez Salor (pp. 743-754) quetrata sobre los niveles de discurso y su distinción a lo largo de la tradición gramatical;así, tomando esta idea como base, muestra cómo ya Quintiliano intuye estos niveles ycuál fue la evolución de esta idea en la tradición gramatical latina.

En el apartado de la Lexicología y Semántica, se ofrecen interesantes investigacionesque van desde aspectos generales al análisis de términos concretos. Precisamente de ca-rácter general es el trabajo de García-Hernández (pp. 891-904) que, rindiendo homena-je a M. Bréal, trata del concepto de polisemia que dicho autor definiera hace ya un siglo;así, se proponen una serie de normas que permiten saber cuándo existen variantes y dis-tinciones en el significado de un lexema concreto.

Pero la mayoría de los trabajos se centran bien en un campo semántico bien en un le-xema concreto: es el caso de Biville (pp. 825-840) y su estudio de los nombres propios,lexemas que trata de situar en un plano paralelo al de otro tipo de estructuras de la len-gua latina y otras categorías nominales; por su parte, Luque Moreno (pp. 971-986)parte del término carmen y su relación etimológica con cano para analizar este y otroslexemas –vox, sermo, cantus, etc.– en conexión con antiguas teorías acerca del sonido.Jiménez Calvente (pp. 905-914), a partir de un sustantivo concreto, memoria, investigalos significados interrelacionados y la analogía entre nombres y verbos del campo se-mántico del recuerdo. Sobre otro concepto concreto, la ira y sus variedades, Kienpoin-ter (pp. 915-928), siguiendo los métodos estructurales, realiza un estudio comparativo,aplicando además criterios de semántica cognitiva desarrollados por Lakoff. Sobre se-mántica verbal, el trabajo de López Gregoris (pp. 945-952), muestra cómo dos verbos apriori similares, concubare y concumbere, presentan diferencias socio-lingüísticas en suuso. En torno a locare y los distintos significados de este verbo gira el trabajo de MartínRodríguez (pp. 987-1002), para determinar si se trata de variantes contextuales o de va-rios sememas expresados por una forma gramatical. Por último, Orlandini (pp. pp.1017-1032) profundiza en los distintos mecanismos latinos para desambiguar el núcleopredicativo possum, que, empleado como estructura intrapredicativa o extrapredicativa,expresa distintas modalidades.

En cuanto a la aplicación de conceptos semánticos a determinados lexemas y morfe-mas, el trabajo de Flobert (pp. 869-876) estudia el diminutivo, pero en relación con laclase verbal, examinando los distintos procedimientos morfológicos para acrecentar laexpresividad de un verbo. También Fruyt (pp. 877-890) trata acerca de procesos de gra-

248 Reseñas

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

Page 249: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

maticalización, regramaticalización y desgramaticalización, en esta ocasión aplicados amorfemas.

Dos son los trabajos que tratan sobre los preverbios; por ejemplo, el de López Moreda(pp. 953-970) que establece cuatro tipos de estructuras sintácticas en latín clásico y quellevan al autor a concluir que el empleo de preverbios –que asumieron funciones espe-cializadas en relación con el aspecto verbal– está en función de la pérdida de significadoligado a la reducción del sistema preposicional. Van Laer (pp. 1043-1061) se centra en unpreverbio concreto, ob-, y las dificultades fonético-semánticas que entraña su relación conotros preverbios indoeuropeos, tomando como punto de partida algunos lexemas verbales.

En cuanto a la semántica del adjetivo, Kircher-Durand (pp. 929-944) aborda los ad-jetivos derivados de bases pre-nominales, estableciendo dos categorías: aquellos que de-notan una relación con el contenido global semántico de la base o con una unidad se-mántica de esa base, siempre desde un punto de vista cognitivo. Por otro lado, Nicolas(pp.1003-10016) trata del diagrama léxico establecido por Hope, para clasificar las in-terferencias léxicas entre dos lenguas en contacto, pero aplicado al latín. Su propuestapasa por intentar rellenar este diagrama con términos latinos.

Para finalizar, queda mencionar el estudio de Conde (pp- 841-584), que trabaja sobrela obra de un historiador latino, Aurelio Victor; la autora trata de establecer las posiblesfuentes comunes con Festo e así determinar el grado de innovación en el uso del léxicode estos autores.

Llegamos así al último apartado de estas actas, el que engloba los trabajos sobre Es-tilística y Métrica. El primero, de Adamik (pp. 1063-1072), es un análisis léxico de al-gunos términos con objeto de determinar el origen y la fecha de la traducción de los ActaPetri. También en torno al discurso gira el trabajo de Dangel (pp. 1101-1114), pero so-bre el discurso poético y los niveles que la autora denominaba microestructural y ma-croestructural, con ejemplos de la poesía yambo-trocaica. Coleman (1087-1100) tambiénparte de la poesía, en concreto del verso Saturnio y la transición hacia el Hexámetro,para tratar del paso de la versificación acentual a la cuantitativa, analizando además elproceso inverso en latín tardío.

Sobre prosa, Bârlea y Bârlea (pp. 1073-1086) exponen el método de la antítesis y suaplicación al texto; basándose en una estructura antonímica que domina la frase com-pleta, esta pareja genera relaciones de coordinación y opera en un contexto mediante eti-quetas sintácticas que muestran la fuerza de las estructuras antitéticas. Longrée (pp.1115-11132) estudia una de las características narrativas más destacadas en Tácito, lavariatio, y los distintos métodos y estructuras de que se sirve el autor para desarrollarla.

Resulta sumamente complejo ofrecer en unas páginas un resume –siquiera somero–de cada uno de los trabajos, y, más aún, una valoración personal que haga justicia al ar-duo proceso de elaboración que subyace en la mayoría de las aportaciones científicas; asabiendas de que este objetivo no se ha cumplido, sí me gustaría destacar lo que, en miopinión, supone una de las características más relevantes de estos trabajos: la pluralidadde visiones lingüísticas y variedad temática de los mismos. Y es que, si hay una nota co-mún a todos los encuentros hasta ahora celebrados, es precisamente esta diversidad deperspectivas que enriquecen el trabajo y las aportaciones científicas. Es quizás éste unhecho que ha motivado el creciente interés por la lingüística latina mencionado al prin-cipio y que, sin duda, servirá como excusa para nuevos estudios.

Universidad Complutense de Madrid Patricia SANTOS GUZMÁN

[email protected]

Reseñas 249

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

Page 250: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

GERHARD MEISER, Historische Laut- und Formenlehre der lateinischen Sprache,Wissenschaftliche Buchgesellschaft, Darmstadt 1998, 258 pp. ISBN: 3-534-09210-4.

Meiser, que estudió Filología Indoeuropea, Clásica y Eslava, publica este manual defonética y morfología latinas desde el convencimiento de que, para alcanzar un pleno do-minio de la lengua latina, es preciso conocer y comprender su origen, formación y de-sarrollo. Por ello, sitúa el latín en el ámbito de las principales lenguas itálicas y ofreceuna introducción esquemática de la gramática del antiguo indoeuropeo, antes de pre-sentar con detalle la fonética y morfología históricas del latín.

Prefacio. En el prefacio, advierte de los importantes cambios que se han producidoen la lengua latina, que ha ido evolucionando constantemente hasta llegar al cambio de-finitivo que supuso la desmembración en las distintas lenguas romances. Llama asi-mismo la atención sobre determinados cambios fonéticos que hemos conocido paso apaso (duenos>duonos>bonus y sobre aparentes «irregularidades» sincrónicas (facio,perficio, perfectus), que recibirán cumplida explicación en las páginas siguientes.

El punto de partida para la historia de las formaciones latinas debe ser necesariamenteel indoeuropeo. Así pues, la filología latina y la indoeuropea están en íntima relación. Deahí las ventajas —puestas de relieve por Meiser— del estudio de las lenguas compara-das, capaz de explicar «excepciones» recurriendo a la analogía o a la influencia deotras lenguas o dialectos.

Además, el estudio de la fonética y morfología históricas del latín puede mostrarnoslas múltiples y profundas distinciones que presenta el latín con respecto al modelo re-construido del indoeuropeo.

El autor confiesa desde el principio su intención de escribir un simple manual de gra-mática histórica del latín, en el ámbito de la fonética y morfología. Por ello, las distintasopiniones e interpretaciones de un mismo fenómeno no serán sometidas a discusión,ofreciéndose a cambio, al final de cada epígrafe, las referencias bibliográficas que Mei-ser considera esenciales y que fundamentalmente se reducen a las obras de Leumann,Sommer y Pfister.

Bibliografía. La bibliografía, que se cita de modo abreviado a lo largo de todo el vo-lumen y sin recurrir a las notas a pie de página, está organizada de acuerdo a los criteriosexpuestos en el prefacio y mantenidos en los doce capítulos de que consta el manual, esdecir, considerando no sólo el latín sino además otras lenguas hermanas y el indoeuropeo.

Comienza por el latín, dentro del cual se establecen distintos apartados: gramática, es-tudios de conjunto, diccionarios, colecciones de textos epigráficos, problemas de grafía,fonética, morfología, latín vulgar y lenguas romances, lenguas itálicas y etrusco. El se-gundo apartado bibliográfico está dedicado al indoeuropeo: gramática, estudios de con-junto, diccionarios, fonética y morfología. En el tercero se ofrecen títulos de algunas len-guas indoeuropeas como el indoinario, tocario, anatolio, armenio, griego, albanés, celta,germánico, báltico y eslavo. En el cuarto punto se enumeran algunos trabajos sobre lin-güística general y finalmente se mencionan algunos compendios de bibliografía sobrelingüística o la antigüedad greco-latina.

De acuerdo con la naturaleza del volumen, manual de consulta, la bibliografía citadano desciende a trabajos tal vez excesivamente especializados, como podrían ser el de R.Coleman sobre la conflictiva monoptongación de ae («The monophthongization of /ae/

250 Reseñas

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

Page 251: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

and the Vulgar Latin vowel system», TphS, 1971, pp. 175-191) o el libro de A. M. De-vine sobre el genitivo singular de la declinación temática (The latin tematic genitive sin-gular, Stanford, 1970) o las novedosas reflexiones de F. Villar sobre los diptongoslargos («Los diptongos largos en latín y el itálico», Emerita, 1987, pp. 43-50), pornombrar sólo algunos títulos representativos.

Por otra parte, y en la línea de señalar las obras más representativas en los distintosámbitos que se estudian, se echan de menos algunos títulos, a mi modo de ver impres-cindibles. Entre ellos, en el apartado de lingüística general: E. Benveniste, Problèmes delinguistique générale, Paris 1966. Entre los estudios de indoeuropeo: G. Devoto, Originiindoeuropee, Firenze 1962; H. Janssen, The laryngal theory. A critical survey, Lundt1978; F. Rodríguez- Adrados, A. Bernabé y J. Mendoza, Manual de lingüística indo-europea, Madrid 1995; F. Villar, Los indoeuropeos y los orígenes de Europa. Lengua-je e historia, Madrid 1991. Entre las obras fundamentales de fonética y morfología: J.André, Les mots à redoublement en latin, Paris 1978; F. Bader, La formation des com-posés nominaux en latin, Paris 1962; P. Monteil, Éléments de phonétique et de morp-hologie du latin, Paris 1973. O el Traité de Phonétique de M. Grammont (Paris 1933) o,finalmente, la selección de textos arcaicos comentada por A. Ernout (Récueil de texteslatins archaïques, Paris 1957 [=1916]).

Capítulo primero. Arranca el volumen ofreciendo un magnífico y completo elencode los documentos latinos más antiguos conservados, con la transcripción, traducción y,en su caso, la bibliografía especializada. Incluye entre ellos el texto de la Fíbula de Pre-neste, con un somero comentario sobre su posible falsificación, aún no demostrada -enopinión de Meiser-, sin que se citen, sin embargo, trabajos de interés y bastante con-cluyentes, como los de M. Guarducci (La cosidetta Fibula Prenestina. Antiquari, eruditie falsari nella Roma dell’ottocento, Roma 1980 y La cosidetta Fibula Prenestina: ele-menti nuovi, Roma 1984) y P. Flaubert («L’apport des inscriptions archaïques à notreconnaissance du latin prélittéraire», Latomus 50,3, 1991, pp. 521-543). Junto a los tex-tos y su interpretación, redacta Meiser un breve comentario de los principales aspectosgráficos, fonéticos, morfológicos y léxicos de los textos, remitiendo a los párrafos co-rrespondientes en el interior del libro.

Siguiendo el mismo esquema, presenta el autor las principales lenguas itálicas: falis-co, osco y umbro, concluyendo con una página dedicada al etrusco, su influjo cultural ylingüístico en Roma, las dudas sobre su pertenencia a la familia indoeuropea y el textodel Sarcófago de Tarquinia.

Capítulo segundo. A modo de introducción, se definen con claridad las nocionesfundamentales de la lingüística y sus distintas disciplinas: fonología (sonido y fonema,rasgos fonológicos, sílaba), morfología (morfema, morfema y palabra, alternancia y ho-monimia morfológica, flexión, derivación), cambios lingüísticos (cambios fonéticos, le-yes fonéticas, cambios morfológicos), concluyendo con la enumeración, ubicación y cro-nología de las distintas lenguas indoeuropeas.

Capítulo tercero. El autor perfila los rasgos esenciales de la gramática indoeuropea:a) Descripción de su sistema fonético, restituyendo un sistema de sonoras aspiradas,

sin otro de sordas aspiradas que se le oponga (a diferencia de lo que hicieron, porejemplo Brugmann o Szemerényi, basándose en cuestiones y principios de lingüísticageneral, a saber: las lenguas en que existen aspiradas sonoras suelen tener también as-

Reseñas 251

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

Page 252: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

piradas sordas, mientras que las aspiradas sordas pueden darse solas; casos del antiguoindio y del griego, respectivamente).

b) Explicaciones sobre el acento indoeuropeo, afirmándose su naturaleza intensiva,pese a no ser ésta la teoría más comúnmente aceptada. No es fácil, en efecto, reconstruirel acento en todas las lenguas indoeuropeas, por carencia de datos; pero parece un hechoreconocido (y tal es la opinión que exponen y tratan de justificar Adrados, Bernabé yMendoza en el manual citado) que el acento primitivo indoeuropeo era musical, pues noaparecen señales de fenómenos fonéticos característicos de las lenguas que tienen acen-to de intensidad (síncopas, cambios de timbre, etc.).

c) Paradigma de la flexión nominal.d) Morfología verbal: categorías, formaciones temáticas y atemáticas, etc.

Capítulo cuarto. Se describe el alfabeto latino de forma esquemática (nada se ex-plica de la desaparición del signo z y su posterior reinserción, ni sobre las razones de laexistencia de tres signos para la velar sorda y ninguno para la sonora), su origen etruscoy sus principales modificaciones. Se incluye, asimismo, el inventario de fonemas y al-gunas reflexiones sobre el acento latino, en la misma línea en que se había descrito elacento indoeuropeo; es decir, pensando en un acento preliterario inicial de intensidad,que el latín habría de mantener, aunque desplazado de esa posición inicial. El autor no sehace eco, pues, de las ideas expuestas por Juret y la teoría desarrollada y defendida porla llamada escuela francesa, partidaria siempre de un acento latino musical -continuadordirecto del indoeuropeo- que sólo habría de cambiar en época imperial.

Capítulo quinto. Ofrece Meiser una descripción, basada en ejemplos, de cómo se am-plía el sistema vocálico indoeuropeo mediante el desarrollo de vocales de apoyo; explicaademás, de forma somera, el nacimiento de vocales largas y diptongos, con un párrafo -de-masiado breve a mi entender, pues ni siquiera se menciona la ley de Osthoff en el proce-so de su abreviación- sobre el origen y la solución de los antiguos diptongos largos.

Un poco fuera de sitio, pues más bien debiera haberse reservado para el final del ca-pítulo sexto, se esbozan los cambios vocálicos acaecidos en latín vulgar, de forma muydescriptiva y con profusión de ejemplos, sin que se lleguen a mencionar las posibles cau-sas de esta difícil transfonologización de la cantidad vocálica.

Capítulo sexto. A los cambios de cantidad y de timbre se dedica fundamentalmen-te este capítulo, comenzando por la pérdida y apofonía en las distintas posiciones y enrelación con la estructura de la sílaba. Entre los cambios de cantidad, se dedica especialatención a la abreviación yámbica, que curiosamente no se enuncia con ninguno de susconocidos nombres latinos (correptio iambica o breuis breuians) y para la que no se dis-tingue el aspecto fonético en sí de su aprovechamiento prosódico, mucho más extenso,por parte de los poetas.

El capítulo concluye con la mención de otros fenómenos vocálicos como la anaptixis,o la contracción (en este último caso sólo se muestran las producidas en época prelite-raria, a través de un elenco de ejemplos, sin reflexiones teóricas sobre lo escaso e irre-gular de la contracción en latín).

Capítulo séptimo. Estudia las consonantes simples en latín (semivocales, sonantes,silbantes, oclusivas, laringales). Por lo que respecta al estudio de las semivocales, no sellegan a diferenciar las dos etapas, absolutamente distintas, de la evolución: la prelite-

252 Reseñas

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

Page 253: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

raria y la imperial, en la que surgieron dos nuevas consonantes (fricativa palatal sonoray fricativa labial sonora). En la misma línea descriptiva que venimos destacando y queel propio Meiser había anunciado desde el prefacio, el problema de la -s final se men-ciona y ejemplifica, sin entrar en detalles sobre su pérdida y dudosa restitución, ni hacersiquiera referencia al comportamiento dispar de las distintas lenguas romances.

Capítulo octavo. Se reserva para este capítulo el comportamiento de los distintosgrupos de consonantes en las distintas posiciones (inicial, interior, en frontera de palabrao composición), de las consonantes geminadas (describiendo su comportamiento en épo-ca histórica, sin hacer historia de su origen y simplificación en dos etapas distintas, pre-literaria e imperial, y bajo condiciones también distintas) y la explicación de otros fe-nómenos consonánticos tales como la asimilación y disimilación a distancia, la metátesiso la haplología.

Capítulo noveno. Comienza la Morfología con el estudio de la flexión del nombre,partiendo del desarrollo del paradigma nominal, a partir del indoeuropeo, y explicandola reducción de algunos casos y la nueva creación de formas.

Las cinco declinaciones se estudian siguiendo el mismo esquema: cuadro con el pa-radigma clásico, descripción de formas antiguas documentadas que se han perdido o hanevolucionado, formación y evolución desde el indoeuropeo de todas las formas de cadacaso, comparación de los resultados latinos con los de otras lenguas indoeuropeas y acla-ración -en su caso- del origen pronominal de algunas desinencias.

El inventario de formas es muy completo y queda muy bien ilustrado a través deejemplos y sus referencias. Las explicaciones, sin embargo, no siempre son todo lo de-talladas que a uno le gustaría; por ejemplo, cuando se registran los viejos genitivo y da-tivo singular y nominativo plural de la primera, en -ai, no se explica fonéticamente cómose ha llegado a una solución -ae en esa posición final; ni se menciona la ley de Osthoffen el proceso evolutivo del dativo y ablativo plural también de la primera. Tampoco sepone en relación el documentado genitivo de la segunda en -osio con el regular en -i,ofreciéndose para ambos una explicación escasa y sin ninguna referencia bibliográficaespecífica.

Por lo que respecta a la formación del comparativo y superlativo, se echa de menosalguna explicación sobre el significado originario de los sufijos, por ejemplo, el sufijo -mo, especializado para los ordinales y que parece indicar el término de una serie, pre-cisamente por su empleo también para los superlativos; o el sufijo -ios, originariamen-te intensivo en indoeuropeo y que sirvió en latín para formar los comparativos regulares,además de los intensivos.

Capítulo décimo. Se estudia la flexión de los pronombres, siempre con la muyilustrativa comparación con el griego y con otras lenguas indoeuropeas. El registro de to-das las formas no regulares documentadas es muy completo, de forma que con la ayudadel índice final el lector podrá localizar cualquier forma de cualquier época.

Capítulo undécimo. Con la misma profusión de ejemplos se estudian los numerales(origen y comparación de los resultados latinos con los de otras lenguas indoeuropeas).

Capítulo duodécimo. Está dedicado a la flexión verbal, comenzando por la des-cripción histórica del paradigma verbal indoeuropeo y su evolución al latín. Ofrece Mei-

Reseñas 253

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

Page 254: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

ser interesantes reflexiones sobre la relación de las categorías de tiempo y aspecto, sobrela fusión de aoristo y perfecto en una única categoría de pretérito y sobre el sincretismode optativo y subjuntivo en un nuevo subjuntivo con significados yusivos, desiderativosy potenciales.

A la hora de estudiar la formación del tema de presente, el autor ha procedido a unaestructuración didáctica, siguiendo las cuatro conjugaciones e incluyendo en cada una deellas los distintos tipos, para acabar con las formaciones temporales y modales de estemismo tema de presente.

A continuación se explican los distintos temas de perfecto (en u/v-, sigmático, redu-plicado, en vocal larga, simple), ofreciendo una interesante exposición sobre el posibleorigen del tipo en u/v- (o bien partiendo del radical del perfecto itálico *bhuh-, o bien delsufijo *-uos del participio de perfecto), y concluyendo -como en el estudio del tema depresente- con las formaciones temporales y modales de este tema de perfecto.

El estudio de las desinencias, activas, medias, de perfecto y de imperativo, se hace,una vez más, con profusión de ejemplos, algunos de los cuales, faltos de explicación;como, por ejemplo, el tipo -rus, sencillamente documentado, sin aclarar que se trata dela variante de -ris, con alternancia vocálica; o sin que se explique el porqué de esta for-ma -ris en sustitución de la más antigua (y poco característica de la segunda persona,además de confusa) -re.

El capítulo concluye con la descripción de los paradigmas verbales irregulares y la ex-plicación de las formas no personales.

Índice de palabras latinas. El manual se cierra con un completo índice de todas lasformas latinas -que no son pocas- citadas o explicadas en el interior del volumen. La in-discutible utilidad del mismo hace que echemos de menos otros índices semejantes delas formas de otras lenguas (al menos del griego y las lenguas itálicas), citadas como pa-ralelo a lo largo de los distintos capítulos. Los ejemplos son tantos en todas las lenguasque se entiende que el autor se haya decantado, finalmente, por elaborar tan sólo el depalabras latinas.

Universidad de Sevilla Concepción FERNÁNDEZ MARTÍNEZ

[email protected]

V. BÉCARES, F. PORDOMINGO, R. CORTÉS TOVAR, J. C. FERNÁNDEZ CORTE (eds.):Intertextualidad en las Literaturas Griega y Latina, Ediciones Clásicas-Uni-versidad de Salamanca, Madrid-Salamanca 2000, 366 pp. ISBN: 84-7882-440-5.

A pesar de la amplitud de miras a las que apunta el título de este volumen colectivo—el segundo de la serie Classica Salmanticensia, publicada por el Departamento de Fi-lología Clásica e Indoeuropeo de la Universidad de Salamanca— con la elección de laintertextualidad como objeto de estudio de los trabajos que lo integran «no se pretenderealizar una labor de síntesis sobre un método que ya cuenta con más de treinta años devigencia». Lo advierten los propios editores en la nota preliminar. Pero sí se trata «deofrecer un panorama tan amplio como sea posible de la variedad de sus aplicaciones me-

254 Reseñas

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

Page 255: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

todológicas». Para ello se ha contado con contribuciones de veteranos y jóvenes inves-tigadores de la escuela salmantina y con la participación de otros estudiosos españoles einvestigadores extranjeros de reconocido prestigio en este terreno, destacando Barchie-si y Fowler, quien falleció durante la preparación de esta obra.

En la presentación de los diecinueve trabajos que componen el volumen se ha seguidoel orden cronológico dentro de cada sección, literatura griega y literatura latina, aunquelos dos trabajos que abren cada una de ellas muy bien pudieran situarse por encima deadscripciones concretas a los estudios griegos o latinos, ya que sirven por igual a la in-terpretación de la literatura clásica entendida como conjunto. Podrían haber actuado amodo de prólogo. Así, G. D’Ippolito abre la parte destinada a la «Intertextualidad en la li-teratura griega», con el trabajo titulado «Il concetto di intertestualità nel pensiero degliantichi» (pp. 13-32) en el que empieza aclarándonos el concepto de intertextualidad en sudoble acepción, como poética, referido al modo de producción de un texto, y como her-menéutica, en relación con la manera de interpretarlo. En este último sentido, deja bienclaro que la intertextualidad representa la condición misma de la legibilidad literaria,puesto que no podría comprenderse una obra que no estuviese inmersa en el sistema de laliteratura (p.14). No hace falta que diga al lector iniciado que en esto reside la deuda con-traida por los estudios literarios con el estructuralismo. La premisa la establece tambiénrecordándonos que la literatura antigua, y en particular la poesía, no está ligada a la ideade originalidad, desarrollada con el Romanticismo y concebida como novedad del argu-mento, sino que se asienta sobre una especie de archipoética de la imitación, entendida enuna doble vertiente: el arte imita a la naturaleza pero, sobre todo, al arte mismo. En efec-to, al poeta no se le requería novedad en la materia sino fidelidad al repertorio de temasdivinos y heroicos que componen la mitología. Y el hecho de que se elaboren constan-temente variaciones sobre temas dados va a facilitar y estimular el diálogo entre los po-etas, algo que se ve favorecido, según D’Ippolito, por las circunstancias, dado que la po-esía antigua nace en el seno de una «civiltà teatrale» (p. 15).

A partir de estas premisas el estudioso italiano recorre diversos textos para indagar laconciencia que tenían los propios autores de la intertextualidad, una poética a la que des-de luego no eran ajenos los antiguos y a la que los griegos, grosso modo, llamaron «mí-mesis»: Alcmán, Baquílides, Píndaro, Sócrates por boca de Platón, Filodemo de Gáda-ra, los dos Séneca, Dionisio de Halicarnaso, Jenofonte, Aristóteles, Cicerón, Plinio elViejo, Quintiliano, Longino, Hermógenes y Siriano conforman este interesante recorri-do por los textos que nos pone en contacto con la terminología de la retórica antigua so-bre la intertextualidad, en la cual se unían otras voces a la de mímesis, como son las dekovllhsiı, que designa la cita literal, parw

Ôdiva, referida a la cita parafrástica o mixta, y

las de suvnqesiı y paravqesiı que sirven para distinguir, a grandes rasgos, la alusión dela cita explícita. Del examen atento de las fuentes D’Ippolito puede concluir que «nosolo il concetto di intertestualità nella sua globalità trova un forte aggancio nella mimesiretorica degli antichi, ma le singole pratiche intertestuali parziali, delle quali qui si è po-tuta considerare una fra le più importanti, la citazione, rientrano nei loro interessi, praticie teorici.» (p. 32).

Dando paso a la hermenéutica pura y dura, J. Pòrtulas en su breve pero densa «Ar-chilochea» (pp. 33-39) presenta una curiosa carambola a tres bandas entre Homero, Ana-creonte y Arquíloco para mostrarnos cómo Arquíloco y Homero están en la base de unpasaje anacreóntico que adquiere un sentido erótico, no en virtud de sus hipotextos di-rectos sino a través de la alusión a otro pasaje de Arquíloco. Se trata de demostrar todoun alarde de sutileza y sofisticación por parte del poeta de Teos pero también, por qué no

Reseñas 255

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

Page 256: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

decirlo, por parte del crítico moderno en cuyo trabajo vemos lo lejos que se puede llegaren la aplicación del método a la hora de establecer relaciones entre los textos.

«El festival de Dioniso: un marco propicio para la intertextualidad» de M. Quijada(pp. 41-57) nos introduce en el teatro griego para hablar de la intertextualidad genérica,aunque sorprendentemente no utilice esta la expresión en su artículo; habla la autora decómo la sucesiva puesta en escena de historias tradicionales, conocidas por todos, lle-vaba aparejada la consecuencia de que, por un lado, los autores pusieran el acento notanto sobre la historia como sobre la «calidad narrativa», es decir sobre la manera de pre-sentarla (p. 44) y de que, por otro, los poetas, sobre todo Esquilo y Eurípides, tendierana acentuar las referencias a otras tragedias anteriores. Pero la apropiación de argumen-tos también va a ir pareja a la apropiación de determinadas estructuras génericas, que ha-rán que la tragedia se abra a otros géneros (p. 49) y que, del mismo modo, la comedia in-corpore rasgos que la acercan a la paratragedia. Quijada se centra en una de las formasde reflexión propias de la tragedia, típica del teatro de Eurípides, el llamado paraV-deigma oijkei§on, que va a conocer diferentes usos paratrágicos, paródicos. A través delos ejemplos de Eurípides y Aristófanes se insiste en que las relaciones intertextuales enel drama no sólo sirven para hacer variaciones sobre el mismo argumento sino tambiénpara limar las aristas que trazan la frontera entre los subgéneros dramáticos mediante elempleo de elementos configuradores del drama ático y, a la vez, para reafirmar la opo-sición que en su seno mantiene la comedia con la materia y forma propias de la poesíatrágica.

J. L. García Alonso tiene en su artículo titulado «Si los dioses hacen algo vergonzo-so no son dioses» (pp. 59-76) un propósito muy claro: «estudiar, en diferentes autores alo largo de la historia de la literatura griega, (...) las reacciones que suscitan ciertos epi-sodios poco ejemplares atribuidos por la tradición a los dioses o a otros personajes mí-ticos» (p. 61). Para justificar su estudio dentro del tema general del libro, García Alon-so se entretiene en disquisiciones acerca de los conceptos de mímesis o imitatio o delpropio término intertextualidad y sobre la historia moderna de la misma, hasta llegar a loque esta acuñación de J. Kristeva designa hoy en día, como método que trata de esta-blecer las relaciones «entre textos». Con estas reflexiones, el autor establece un diálogocon la bibliografía secundaria que va en paralelo al que establecen las fuentes antiguasentre sí, incluidas las tradiciones orales: Homero, Hesíodo, Tales, Anaximandro, Jenó-fanes, Heródoto, Teognis, Píndaro, Esquilo, Sófocles, Eurípides y Aristófanes, y animaal lector a que participe en ello, no en vano cierra su exposición con dos páginas largasde bibliografía, que de manera tácita señalan a la crítica moderna como continuadora deuna cadena, la del diálogo entre los textos. El estudioso ha cumplido su propósito y ase-gura que el concepto de intertextualidad le ha servido «para comprender mejor las re-laciones de unos autores, con otros, y de cada uno de ellos, individualmente, con el con-junto.» (p. 74) ya que no es posible entender cada texto aislado, sin sus predecesores.Ahora bien, desde nuestro punto de vista, la contribución más plausible de GarcíaAlonso está en no dejar a un lado el historicismo, aunque lo sitúe en un segundo plano,sino en combinarlo adecuadamente con el método de la intertextualidad en un terrenoque él reconoce como especialmente sensible, el de la religiosidad, los mitos, la moralprivada, familiar y social.

Los dos trabajos siguientes siguen ocupándose de las relaciones intertextuales en losgéneros poéticos: en primer lugar F. Pordomingo bajo el epígrafe «Poesía popular y po-esía literaria griegas: relaciones intertextuales» (pp. 77-104), que tras volver también so-bre los términos, conceptos y autores de la teoría de la intertextualidad, parte de la ne-

256 Reseñas

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

Page 257: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

cesidad de concretar el método en función del material objeto de análisis para presen-tar, «de manera global, y al mismo tiempo selectiva, (...), las ricas y variadas relacionesintertextuales de la poesía literaria y de la poesía popular griegas» (p. 80). Un tema noagotado y que conoce bien esta especialista, quien destaca, entre los poetas que se in-teresaron por la lírica popular, de manera intencionada o inconsciente, a Arquíloco,Safo, Alceo, Anacreonte, Hiponacte, Eurípides, Aristófanes y Teócrito. Estos son al-gunos de los textos que, a modo de ejemplo, recoge en su elenco y que, en su conjunto,hacen una delicia de la lectura de este trabajo, con traducciones bastante meritorias, anuestro juicio, aunque no aclara la autora si son suyas. Los paralelos con el folklore es-pañol o con pasajes de La Celestina, por ejemplo, hacen que estemos ante un estudio deintertextos llevado a lo largo de la tradición clásica. En segundo lugar, y en esta mismalínea, L.A. Guichard, que vuelve a hacernos un repaso de los treinta años que nos se-paran de los pioneros de la teoría literaria de la intertextualidad, en su artículo «Inter-textualidad y antologación en la Corona de Meleagro» (pp. 105-119), aplica la nociónde intertexto «a una categoría de textos y a un proceso creativo a los cuales podría apor-tar lecturas interesantes: las antologías y la antologación» (p. 106); en concreto secentra en la obra que recoge el título de su exposición, «la primera antología poéticacon la que cuenta la historia literaria occidental» (p. 107). Explora sus modelos y nosofrece numerosos pasajes, con una esmerada traducción de todos ellos que suponemospertenece al propio autor. Del estudio de los pasajes presentados colige Guichard queMeleagro «tenía la clara intención de constituir un macrotexto en el que la relación en-tre los poemas los dotara de un nuevo sentido» (p. 119), en ello reside la novedad de suobra, que constituye «el primer caso conocido de un autor que crea una obra propia uti-lizando textos ajenos» (ibid.).

Los dos trabajos que cierran la sección de literatura griega se detienen en un géneroespecial: la novela. El primero de ellos, el de M. Brioso, «Aspectos de la intertextualidadgenérica en la novela griega antigua» (pp. 121-156) comienza muy acertadamente avi-sando de los peligros de este método de análisis: «el empeño en descubrir simples ins-piraciones, alusiones y ecos literarios, si no responde a una finalidad de mucho mayor al-cance, si no posee alguna pretensión sistemática, corre el riesgo de convertirse en unaerudición tan trasnochada y estéril como la de los biografismos en la historia literaria»(p. 121). Brioso se centra en el ámbito del género, en su opinión «uno de los más pro-picios para que la perspectiva intertextual adquiera pleno sentido» (p. 122). Con sus es-trechos límites genéricos, la novela griega, la novela occidental más antigua, se revelacomo un campo muy fructífero para la aplicación de un criterio intertextual y este autorasí lo demuestra a través de los tres ejemplos que conforman su trabajo, que van en or-den de menor a mayor complejidad, y en los cuales no hay comparación posible con lanovela actual, mucho más abierta y heterogénea en todos los sentidos, también encuanto a los límites del género, y en la que priman, quizá en exceso, las líneas argu-mentales, sobre las que, por cierto, hemos visto recientes casos de poémica, que han lle-vado a la prensa española a hablar de intertexto y plagio, en una gama cromática que haido del rosa al negro, con algún rojo de por medio 1. Nada tiene que ver esto con la no-vela antigua, puesto que pertenece a un corpus cerrado, limitado (cinco novelas griegasy algunos textos afines), campo perfecto para la observación de las relaciones intrage-

Reseñas 257

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

1 Entiéndanseme estos términos como metáforas, algunas alusivas a nombres propios, y descubra ellector los intertextos, pues pistas sobre el método ya va teniendo bastantes a lo largo de la obra que re-señamos.

Page 258: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

néricas, como las tres que se presentan aquí, entre pasajes y acontecimientos propios dela épica o el drama que se recrean en la novela.

El segundo artículo sobre la novela es el de T. Martínez Manzano: «Resonancias clá-sicas en una novela bizantina: Rodante y Dosicles a la luz de un análisis intertextual»(pp. 143-156). Nos introduce la autora en la novela griega de amor y aventuras del si-glo XII para centrarse en Teodoro Pródromo «uno de los escritores más conspicuos e in-fluentes de las letras bizantinas», y autor de Rodante y Dosicles, calificada como «la pri-mera obra de ficción del Medievo europeo» (p. 143). Presentado el texto y tomandocomo punto de partida las definiciones generales de la intertextualidad de Kristeva yBarthes, analiza las relaciones de esta novela más allá de la novela helenística, rastre-ando los pasajes que la ponen en deuda con Homero y la tragedia clásica, la Biblia, Pe-tronio e incluso Horacio y que se presentan junto a la traducción —de nuevo nos que-damos sin saber si propia de la autora—. A través de la selección llevada a cabo sedemuestran, en efecto, las complejas connexiones intertextuales de esta novela y las va-riopintas transformaciones textuales que realiza Teodoro.

Abre A. Barchiesi la segunda parte de este libro, la destinada a la literatura latina, consu famoso trabajo «Otto punti su una mappa dei naufragi», publicado en Materiali e Dis-cussioni 39 (1997) 209-226, en un número monográfico dedicado a la intertextualidad,y que ahora se reproduce sin variar un ápice en este volumen. Se trata de un artículoprogramático, una completa guía, siguiendo con la metáfora que él propone en el título,para que el estudioso no sucumba al oleaje de la intertextualidad. Los puntos de interéspara «visitar» intertextos se sintetizan en ocho y tienen en cuenta toda la dinámica de laintertextualidad, concebida —antes de cualquier otra consideración— como algo en mo-vimiento, no como un dato u objeto de estudio inmóvil. Habla del viaje del texto al mo-delo y del modelo al texto, de sus mutuas influencias de cara a la relectura, de la subje-tividad que implica este campo de estudio, conjetural, retórico, impreciso —comotodos los que forman parte de la actividad humanística—. Previene al estudioso para queno se haga ilusiones: establecer relaciones intertextuales, enriquece y complica, abre dia-lécticas y tensiones, no cierra ni simplifica el acto de la interpretación.

Queremos destacar especialmente su sexta tesis: «Occuparsi di intertestualità no sig-nifica prendere posizione in un dibattito, più o meno implicito, fra letture formalistichee letture storicistiche dei testi antichi.» (p. 167). Es decir, no existe contradicción entreleer un texto en la historia y leerlo en su dinámica intertextual; la literatura, cuanto máshabla de sí misma, más habla del mundo (p. 169). Ni qué decir tiene, que el estudio delos textos puede beneficiarse si se tienen en cuenta todos los factores que han interve-nido en su producción. Dato que a menudo se olvida.

Barchiesi, por otro lado, pide un voto de confianza para los autores objeto de estudio,reelaboradores o transformadores de otros textos, ello conlleva ampliar el canon de losautores y desde luego no dejarse guiar por los juicios de valor, tan abundantes todavía enlos estudios sobre literatura latina. Y finaliza resaltando una idea implícita en todos losestudios modernos sobre la intextualidad, aquella de que todo lo que es complejo es be-llo y se pregunta si existe algún texto poético simple. Perfecta excusa para acercarse aHoracio (Carmina I 38), y releerlo, mostrando y demostrando que el lector se ve obli-gado a rehacer en cierto modo el trabajo del autor.

L. Pérez Gómez en «Las voces y los ecos: palimpsesto y collage en el Amphitruo dePlauto» (pp. 175-195) abre su estudio con dos preciosas citas, una de L. Aragon y otra,más cercana a nosotros, de Terencio («Nullum dictum quod non dictum sit prius», Eu-nuchus 41) mostrando cómo ya en la antigüedad «se practicaba la intertextualidad sin

258 Reseñas

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

Page 259: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

haber leído a Julia Kristeva» 2. La autora va a aplicar la metodología y terminologíapropuesta por G. Genette, quizá algo denostada actualmente por haberse llevado al ex-ceso, y, sin ánimo de ser exhaustiva, puesto que se trata de un material muy rico, pre-tende «poner de relieve la presencia de distintos tipos de relaciones —intertextuales,paratextuales, metatextuales, architextuales e hipertextuales— en el Amphitruo plau-tino» (p. 177). Lo interesante es que L. Pérez también tiene en cuenta la perspectivadel público, el lector capaz de identificar, interpretar y participar de la complicidad delas estrategias que propone el autor con sus operaciones transtextuales (p. 179). El des-tinatario más o menos avezado de estas manipulaciones textuales, conectaría, en ma-yor o menor grado, dependiendo de cada uno, con estas autoimitaciones y parodiasejemplificadas en el artículo. Del análisis se desprende un Plauto doctus pero tambiénatento a su público: «un hombre de teatro que se vale de procedimientos ya experi-mentados y convertidos en tópicos para proceder de una manera más desenvuelta en suhabitual distorsión farsesca con la finalidad de no defraudar las expectativas de su pú-blico» (p. 194).

«Intertextualidad e historiografía: el caso de César, Gall. IV 33-34 y Livio X 28, 8-12» es el trabajo de J. Bartolomé que descubre un modo de trabajar semejante al de lospoetas en un historiador, ya que no se trata de la utilización de un texto como fuente do-cumental sino de la reelaboración narrativa de un mismo suceso, incorporado en un con-texto distinto. Esto lleva a Bartolomé a poner acertadamente el acento sobre la intencióndel autor. A través del relato de César se puede hacer una «lectura plural de los sucesospasados desde un punto de vista contemporáneo» y establecer las «marcas de aceptacióny distancia, de convergencia y divergencia entre las dos obras estudiadas», así «se des-velan las diferentes posibilidades de elaborar un relato histórico sin que esto afecte en loesencial a la veracidad de lo narrado» (p. 212).

Que el historicismo no está reñido con la intertextualidad lo prueba el artículo de D.Konstan «Self, Sex and Empire in Catullus: the Construction of a decentered Identity»(pp. 213-231). Partiendo del concepto de autor, de su identidad personal y de su escala devalores dentro de la sociedad en la que vive, puesto que, como afirma Konstan, «No formof literature seems more personal and at the same time more universal than lyric poetry»(p. 216), en una primera parte se analizan las invectivas de Catulo contra Mamurra(carmina 115, 29 y 57) en las que destaca la idea de cómo la tensión entre la supremacíamilitar y su corruptela moral forman parte de una tradición moralística romana; el poderse asocia al dominio en el terreno sexual. La segunda parte, más ingeniosa desde nuestropunto de vista, explora la intersección de estos poemas con otro mucho más estudiado porla crítica, el 11, en el que Catulo se dirige a Furio y Aurelio como comites y adopta unaposición subjetiva dentro de un mundo dominado por la agresión sexual y el imperialis-mo: «Catullus” self-presentation in this poem is the product of his own marginalization,as he perceives it, in regard to the Roman center of power». (p. 228). Catulo habla el len-guaje de su sociedad, y, en este sentido, reconoce Konstan que su análisis «is plainly his-toricist in nature» pero la aplicación del método de la intertextualidad no hace sino enri-quecer este primer punto de partida, ya que —concluye— «Although each of thesediscourses is historically conditioned, the intertexts constituted by their mutual interfe-

Reseñas 259

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

2 Cita expresamente la autora a A. Alvar, «Tipología de los procedimientos intertextuales en la poe-sía latina antigua», en J. L. VIDAL-A. ALVAR (eds.), Actas del IX Congreso Español de Estudios Clásicos,vol. V, Madrid 1998, 3-16, p. 5, uno de los primeros estudiosos españoles que holló los caminos de la in-tertextualidad con sus trabajos sobre Ausonio, Horacio u Ovidio, entre otros.

Page 260: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

rences may be highly varied and complex. The example of Catullus indicates how, on oc-casion, they expand the ideological horizons of an age.» (p. 231).

También Catulo es el protagonista del trabajo de D. Fowler, «Catullus 68 and Pro-pertius I 10: A note» (pp. 233-240), autor de cita casi obligada en buena parte de los tra-bajos que integran este volumen y cuyo artículo, breve pero enjundioso, es fiel reflejo dela honradez y humildad de un gran filólogo que empieza recordando la responsabilidaddel crítico ante el texto: «A reading of an intertextual correspondence is always like a re-ading of a text, a story with presuppositions and consequences for which the critic has totake personal responsability: a point of view.» (p. 234). Los intertextos pueden ayudar alestudioso a solventar problemas relacionados con la edición crítica del texto, la base, so-bre la que siempre actuamos como readers. Así pues, las relaciones de unos textos conotros tienen unas dimensiones y unas consecuencias más profundas de lo que a simplevista puediera parecer 3.

El caso concreto que aquí le ocupa es el de Catulo 68A y 68B, que en principio enlazacon la debatida cuestión de la edición del texto catuliano, preguntándose si fue produc-to de un editor posterior o del propio poeta 4. Aunque ya se han utilizado frecuentementelas correspondencias intertextuales en la crítica catuliana, no considera agotado el temay lo demuestra con su análisis, llegando a la conclusión de que, si se aceptan los para-lelos entre Propercio I 10 y Catulo 68, éstos pueden decidir a favor de la consideraciónde este poema como uno solo, además de ayudarnos a reinterpretar la construcción po-ética del amor de Propercio hacia Cintia.

M. Encinas Martínez con la expresión del título de su estudio «Troya debe morirpara que Roma exista» (pp. 241-265), formula la condición que Juno impone para ad-mitir su reconciliación con los romanos-troyanos y no oponerse al futuro imperial deRoma. Los textos que la recogen se encuentran en Virgilio Aen. XII 818-828 y Horacio,carm. III 3, 37-68 y justifican plenamente la sospecha de relación intertextual entre am-bos. Con este punto de partida y el soporte teórico de los mencionados trabajos de Fow-ler y Barchiesi, la autora hace una lectura política de los textos y también reversible,apostando por la prioridad del texto virgiliano, aunque no se atreve a ser tajante, si seacepta la hipótesis de Feeney sobre la procedencia de un hipotexto perdido de Ennio 5

(p. 247). La búsqueda de una continuidad en esta línea de autores posteriores arroja unsaldo negativo: «en ningún otro texto aparece Juno exigiendo la destrucción de Troya»(p. 249). No obstante M. Encinas analiza tres textos en los que podría encontrarse algúntipo de relación intertextual con los mencionados: Propercio IV 1, Ovidio, Fastos I 523-526 y Lucano, Farsalia IX 990-999. El estudio de los pasajes viene a demostrar que noexiste una emulación, en sentido simplista, ni siquiera aparente rivalidad entre lostextos, pues concluye —de nuevo la mezcla de historicismo e intertextualidad— que«La relación de Troya y Roma es un intertexto que sobrepasa lo literario, que segura-mente tenía una vida intertextual mucho más amplia, en el ámbito del pensamiento y lapolítica en Roma, y que probablemente se llegaría a relacionar o a formar parte de otrotexto, el propio Augusto» (p. 265).

260 Reseñas

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

3 Esta idea ya estaba en la base de su famoso trabajo «On the Shoulders of Giants: Intertextuality andClassical Studies», MD 39 (1997) 13-34.

4 Al respecto prometía Don Fowler (cf. nota 3) seguir avanzando terreno mediante la publicación deun libro más amplio sobre la poesía latina en el período republicano, algo que, desgraciadamente, no po-drá ver cumplido.

5 D. Feeney, «The reconciliations of Juno», CQ 34 (1984) 179-194.

Page 261: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Las complejas transformaciones a las que someten los hipotextos los poetas latinos, yla intención subyacente, constituyen el objeto de análisis de J.C. Fernández Corte en sutrabajo «Otra vez Ariadna en la playa: perfide lectule en Heroidas X, 58» (pp. 267-282).La heroida de Ovidio partía de un mito de sobra conocido, de un texto autorizado, Ca-tulo 64, y «de las perdidas transformaciones o las conocidas imitaciones a que el temahabía dado lugar en la literatura latina» (pp. 268-269). Con esta base, Fernández Corte secentra en la expresión perfide... lectule de esta heroida, clara continuadora de Catulo; elautor, buen conocedor de la materia poética, desmenuza las procedimientos seguidos porOvidio para obtener su propia variante de los personajes y los acontecimientos: «Echan-do mano de abundantes marcadores externos, así como de figuras retóricas intertextua-les como la epanalepsis aplicadas al mismo término (perfide) o a otro distinto del catu-liano, y teniendo siempre muy presente, por medio de la inversión de orden o elaplazamiento, la dispositio del texto de Catulo en el suyo propio, Ovidio ha sabido po-ner de relieve por procedimientos formales la importancia que en Catulo tenían la per-fidia de Teseo, y la petición a los dioses de venganza por el carácter olvidadizo del hé-roe. Pero lo hace a través de su propio texto.» (p. 282). Verdaderamente resultaapabullante la cantidad de datos y variantes que pone en juego el autor en su estudio. Porello creemos que el miedo a ser excesivamente prolijo le ha llevado a enriquecer en ex-ceso las notas, y no es que le sobren datos pero éstos ocuparían mejor su lugar en elcuerpo del artículo (cf. por ejemplo p. 278), pues se causa cierta confusión y fatiga en ellector, que impide seguir correctamente la línea del discurso presentado.

«Otro comienzo por Júpiter (Plin. Paneg. 1)» es el artículo de M. I. Gómez Santa-maría (pp. 283-295) en el que se propone la interpretación intertextual de la plegaria ini-cial del primer capítulo del panegírico de Plinio, hasta ahora catalogado únicamentecomo tópico. La autora demuestra que «la perspectiva adoptada por Plinio no es exclu-sivamente literaria» (p. 284), su memoria como escritor no es «exactamente la memoriapoética de un doctus orator», sino la «memoria de magistrado», lo cual explica la pe-culiar lectura que hace de la plegaria inicial de los oradores antiguos (p. 285). Siguien-do los testimonios de Cicerón y Valerio Máximo la autora muestra cómo Plinio sehace eco de una tradición que ya no estaba en vigor pero que debía de resultar perfec-tamente conocida y lo que hace es adaptarla a su propia situación histórica. Esto es loque encontramos en la primera parte del estudio, puesto que más lejos, Isabel Gómezplantea la existencia de huellas de otro intertexto: «la tradición poética de la plegaria».Con estos antecedentes, el pasado sirve para modificar el presente: «cuando un textoproclama abiertamente su vinculación al pasado casi siempre polemiza con el pasadopróximo, aunque esta polémica adopte procedimientos elusivos o establezca relacionesintertextuales no fuertemente lexicalizadas» (p. 295). En este sentido, se muestra cómolas relaciones que establece Plinio con la tradición son, a la vez, de apropiación y re-chazo. La autora apunta unas interesantes claves para la interpretación del pasaje obje-to de análisis que no se cierran a otras, puesto que, acertadamente, señala que «la inter-pretación se plantea siempre como una obra abierta» (ibid.).

R. Cortés, con «Intertextualidad en Juvenal IV 34-154» (pp. 297-317), en un terreno—el de la sátira latina— en el que la autora ya ha dado buenas muestras de su compe-tencia 6, parte del análisis de la sátira cuarta de Juvenal como parodia de un poema per-dido de Estacio del que sólo se nos han transmitido cuatro versos. Pero no se limita al

Reseñas 261

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

6 Recordemos, por ejemplo, su Teoría de la sátira. Análisis de Apocolocyntosis de Séneca, Cáceres,1986 o su excelente edición bilingüe de Persio (Cátedra, Madrid 1988).

Page 262: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

texto estaciano, ya que la base de su estudio pasa por una reconsideración de la parodia«en el marco más amplio de las referencias intertextuales a otros textos» (p. 298) sin caeren el riesgo de presentar un catálogo de referencias o alusiones a otros textos satíricos an-teriores sino midiendo y valorando cuidadosamente su alcance de cara a la interpretacióndel poema. Conjura R. Cortés de este modo el peligro de quedarse en la antigua Que-llenforschung o en la erudición estéril. Nos revela con su disección del texto lo produc-tivos que pueden resultar los estudios basados en la intertextualidad; en este caso con-creto, nos permite ver la evolución de la obra de Juvenal, «nos muestra cómo se insertaesta sátira en la tradición de la sátira política romana que con su tratamiento paródico-burlesco de los consilia divinos o humanos se remontan al consilium deorum de Lucilioy cómo gracias a ella la sátira de Juvenal empieza a cambiar, pues, aunque aquí siga tro-nando aún la indignatio juvenaliana en los comentarios del satírico, se ve aminorada porlos procedimientos indirectos de ataque satírico que la parodia comporta». (p. 317).

Con el penúltimo artículo, «Relaciones intertextuales entre la Vita Pauli de Jerónimoy la Vita Antonii de Atanasio», firmado por S. González Marín (pp. 319-336), volvemosa la prosa, campo que también reivindica para los estudios intertextuales, dado que casisiempre en filología clásica se orientan a la poesía —la estadística de este volumen le dala razón—. En este caso se analiza la conexión entre dos vidas de santos, no en vano laautora ha realizado su tesis doctoral sobre este género literario en la antigüedad tardía; enconcreto, Jerónimo conoce la traducción latina que Evagrio hizo de la obra de Atanasio,puesto que tuvieron lazos de amistad, y ello es prueba más que suficiente para mostrarque el santo traductor tuvo a su alcance la Vita Antonii de su amigo, además del originalgriego y otra versión latina anónima. Pero la autora destaca, mediante la presentación delos pasajes oportunos, que la relación de Jerónimo con la obra de Atanasio no se puedetildar de simple imitación, ya que hay una relación de competencia entre las dos obras,tanto en el terreno histórico como en el literario. Jerónimo escribe en un género dife-rente, que casi ha sido calificado como novela corta, y utiliza procedimientos narrativosajenos a su modelo. Este dato tiene especial importancia, ya que en los modelos de re-lación intertextual predominantes en el cristianismo (ténganse presentes los intertextosbíblicos) no van a abundar las disensiones manifiestas respecto a las obras aceptadas porla Iglesia, por ello en Jerónimo percibe S. González las «huellas de una relación máspropia de la antigüedad clásica» con el modelo (p. 334). De este estudio se pueden en-tresacar consecuencias en el plano de la historia y en el de la literatura, en este último laconclusión a la que llega la autora es que la obra de Jerónimo, al salirse del género, cu-riosamente contribuye a la fijación del mismo en la Vita Antonii; en otras palabras, eltexto posterior sirve para entender mejor el anterior e influye en su interpretación, lo queviene a mostrar «la pertinencia del planteamiento de la inversión de la referencia inter-textual» (p. 336).

Cierra el volumen J. A. González Iglesias con «El intertexto absoluto: Optaciano Por-firio, entre Virgilio y Mallarmé» (pp. 337-366), una excusa perfecta para reivindicar a unautor, tradicionalmente metido en el saco de la «poesía menor», de los que «sólo merecenuna mención pasajera» 7, «sin meollo verdadero» 8, como poeta desde la poesía —puesbien conoce su proceso creativo el autor—. Se centra en el Poema XXV, con el que Op-

262 Reseñas

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

7 La expresión la leemos en uno de nuestros tradicionales manuales escolares: L. BIELER, Historia dela literatura romana, Gredos, Madrid 1971 (trad. esp.), p. 301.

8 Cf. E. FERNÁNDEZ VALLINA, «Poesía “menor”», Historia de la literatura latina, C. CODOÑER (ed.),Cátedra, Madrid 1997, p. 496.

Page 263: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

taciano se adelanta a todas las vanguardias y a la post-modernidad, y que se reproduce eneste trabajo junto a la excelente traducción de González Iglesias, quien incide especial-mente en el aspecto semántico, ya que «no se trataba de un poema puramente visual» (cf.pp. 338 y 354). A partir de una primera estrofa, un pre-texto, en sentido etimológico, «undepósito de palabras», se analizan las técnicas de la intertextualidad combinatoria en lasveinte restantes. La primera «es el estuche donde se guardan los dados» y a partir de ella,«las relaciones entre ese pre-texto y el texto son de naturaleza intertextual y no intratex-tual» (p. 343). La técnica general combinatoria aplicada por el poeta «implica que en cadaestrofa los versos sean todos diferentes de los de la estrofa precedente, que se usen todaslas palabras y que ninguna se repita» (p. 345). Se trata de un juego combinatorio ascen-dente y a partir de esa primera estrofa ninguna de las palabras queda sin ser intertextual.Del análisis formal y exhaustivo del texto, un juego «muy complicado y muy sencillo» sededuce que estamos ante un poema «muy propio del pensamiento latino», que conjuga «lalínea y el laberinto» (p. 350). Como investigador prendado de su objeto de estudio, tras se-ñalar que «el poema es apasionante por su significado como modelo» (p. 351) sitúa en tresniveles la iconicidad del poema: el estrictamente literario, el sociológico y otro trascen-dental (de tipo psicológico, cosmológico o teológico). Deja bien claro que Optaciano vamás allá del centón; están en juego elementos sintácticos, semánticos, prosódicos y mé-tricos, la ironía, una regla que genera el texto y está incluso en la base de su destrucción(en la perspectiva de su tradición posterior).

Pero no se agota aquí el análisis de esta poética de la intertextualidad, en contra de loque pudiera parecer, puesto que también cabe adoptar la postura de la intertextualidadgenérica: «Optaciano apunta a todos los textos posibles, y prácticamente a todos los au-tores y géneros posibles» (p. 357), resulta un hábil evocador de una larga tradición, quelo situa entre Virgilio y Mallarmé, uno de los mayores poetas del simbolismo. De estemodo, el estudioso analiza las relaciones de intertextualidad absoluta, las de Optacianoalrededor de su primera estrofa, las intertextuales «sin más» con poetas anteriores y pro-pone la conexión con Mallarmé «como un ejercicio de literatura comparada» (p. 366).

Como curiosidad, en este último, uno de los trabajos de mayor virtuosismo formal, esen el único en el que hemos encontrado algunas erratas (con todo, peccata minuta).

No tiene desperdicio el volumen, habrá trabajos mejores o peores, ya se sabe que«todo depende del cristal» y por algo se reivindica en alguna de sus páginas el derechoa ser subjetivo en esta actividad filológica nuestra de cada día. Conviene tener en cuen-ta que en la especialización de cada uno, nadie sabe más que nadie sino que cada uno delo que sabe. Desde mi punto de vista la polifonía de los estudiosos enriquece la polifo-nía de los textos y cada trabajo, a su vez, establecerá relaciones intertextuales con lo queunos han dicho y otros hayan de decir en un futuro, pues al fin y al cabo la interpretaciónde los textos nunca se da por cerrada. ¿Qué son nuestras notas a pie de página sino otraforma de intertextualidad?

Encuentro, eso sí, que quizá, considerado el conjunto, sobran referencias en algunostrabajos a los orígenes del método y sus artífices, por excesivamente repetidos a lo lar-go de estas páginas. Y, en otro sentido, no comparto la idea de sucumbir a la moda delsummary en inglés, previo al artículo, como condicio sine qua non para que nos lean,aunque no todos los autores del volumen han seguido esta práctica. En todo caso, se de-berían haber unificado las posturas.

Después de la lectura atenta del libro, se ve totalmente justificada la adopción del mé-todo de la intertextualidad para el estudio de la literatura greco-latina y el lector com-prueba que está dando buenos frutos y que puede ofrecer aún más, eso sí, conjurando

Reseñas 263

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

Page 264: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

dos peligros: primero, el de caer en meras elaboraciones eruditas de catálogos de inter-textos o fuentes, sin la adecuada valoración de los datos, y segundo el de «jugárselo todoa una carta», pues está claro que el comentario total de un texto pasa por el estudio de lasrelaciones intertextuales que éste establece con otros autores y con otros géneros, dife-rentes del que cultiva, pero tampoco hay que olvidar otros factores decisivos en la pro-ducción del texto: el público al que va dirigido, las motivaciones internas o externas delautor, la circunstancia política o social, etc. Al filólogo clásico le conviene cierto gradode eclecticismo, por encima de las modas que imponga la teoría de la literatura.

Al leer algunas de las aportaciones, cuando se hila tan fino respecto a lo que parecendecir y aludir los autores, también puede preguntarse el lector si no estaremos nosotrosen mejores condiciones que el público antiguo para detectar las relaciones intertextuales,ya que disponemos de un corpus cerrado, ordenado y no sólo confiado a la memoria hu-mana. Es inevitable que surjan dudas de hasta qué qué punto fueron los antiguos cons-cientes de que usaban este método de composición. ¿No estaría a veces el intertexto ensu propio contexto? El tema no está cerrado ni agotado y, desde luego, es sugerente, por-que los textos dialogan: con sus antecesores, con su propio autor y con el público al queiban dirigidos. Incluso son capaces de dar un salto de siglos para hacer esto último consus intérpretes modernos.

Finalmente, con los ejemplos propuestos, ahora que está tan de moda el tema, y quese preguntan los críticos y el público cuál es la diferencia entre el intertexto y el plagio,quizá sean –una vez más– los antiguos los que respondan desde sus obras. Por un ladoun nuevo concepto de originalidad –nacido en el siglo XIX– y por otro una falta de pudorabsoluta, que convierte en clásico indispensable a cualquier diletante, han reavivado lapolémica. Se ha hablado mucho y se seguirá hablando y en éste, como en otros muchostemas, todavía no se ha dicho la última palabra. Pero ahí esta de nuevo la grandeza denuestros clásicos; no precisaban de grandes premios editoriales ni de otros títulos de re-conocimiento para reelaborar y convertir a veces lo mediocre, y a menudo lo sublime, enmás sublime todavía: O tempora, o mores!

Universidad de Valladolid Ana Isabel MARTÍN FERREIRA

[email protected]

MICAELA JANAN. The Politics of Desire: Propertius IV, The University of Cali-fornia Press, Berkeley - Los Angeles 2000. xi + 244 pp. ISBN: 0-52022318-7.

Propertius’ elegies are difficult, not because the Latin is obscure or irregular, but be-cause of the sudden leaps of thought and changes of focus that leave the reader puzzledas to the coherence or unity of the poems. In an earlier, more positivistic age of scho-larship, editors rearranged and recombined verses and whole poems in accord withtheir own pedantic sense of what constitutes poetic logic. The so-called New Critics, inturn, sought coherence in the undertones of the poetry subtle allusions to mythology orto Greek models, and patterns of imagery or metaphor, that bound together the appa-rently disiecti versus of the elegies into a congruent and harmonious whole. For all theirdelight in paradox, however, what the New Critics shared with their more literal-mindedpredecessors was the conviction that a good poem was necessarily unified, with all theparts fitting together to produce an organically interdependent totality.

264 Reseñas

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

Page 265: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Micaela Janan argues, on the contrary, that Propertius’ elegies do not and cannot havesuch unity by their very nature as expressions of the poet’s desire. For desire, whethererotic or in the form of the wish for a social identity, is essentially the manifestation ofa split in the self. The twists and gaps in Propertius’ poems are not to be edited or ex-plained away, nor treated, in the manner of Paul Veyne, as the clever games of a man-darin elite, but rather to be interpreted as signs of the radical incompleteness of the de-siring subject.

In order to understand this kind of poetry, Janan appeals to the theories of the Frenchpsychoanalyst Jacques Lacan, whose ideas she had exploited with stunning success inher earlier book on Catullus entitled When the Lamp is Shattered. In the field of psy-chology, it was Lacan above all who challenged the unity of the individual subject. Thehuman self, he argued, is marked by an absence or lack that derives from the desire torecover the infantile bond with the mother. The self strives to overcome this deficiencywith substitutes that in principle can never do the job: love objects such as Propertius’Cynthia in her «infinite variety» (p. 21), or ideological surrogates like Augustan «Ro-manitas,» which afford a specious image of a coherent identity. But all such efforts toappropriate symbols of wholeness are in vain. As Janan summarizes Lacan’s view (p. 4),«division founds subjectivity: the subject cannot be healed without being abolished al-together.»

In the fourth book of Propertius’ elegies, the two themes of love and national charac-ter meet – as Janan puts it, its «distinctive features point to the political-erotic subject’sincoherence as its chief theme» (p. 16) – and Janan’s achievement in the volume underreview is to show how both aspirations are equally riven by contradiction. Janan arguesthat the question of what it is to be a Roman was particularly salient in Augustus’ prin-cipate, as the emperor sought to unify his subjects by means of a shared social identity.Thus, she is particularly attentive here to «the social and political forces that shape thesubject within Roman erotic poetry» (p. 4); for Propertius’ elegies respond «to a socialcrisis characterized by the disintegration of an ideologically secure sense of self» (p. 12).

There is no room in a brief review to do more than suggest the rich interpretations ofPropertius’ elegies to which Janan’s sophisticated method gives rise. After two initialchapters in which she explains Lacan’s psychological theory and her own extension ofit to include the problem of social identity (along with a discussion of the poems ad-dressed to the enigmatic figure of Gallus in Book I), Janan devotes individual chaptersto a detailed analysis of poems 3, 4, 5, 7, 8, 9, and 11 in Book IV. In each case, she de-monstrates that lacunas and lapses identified by scholars are neither artistic flaws, nor dothey point to a deeper, implicit unity. Rather, they are functions of a tension that is in-separable from the poet’s engagement with the logic of desire. Of the Vertumnus elegy(4.2), for example, Janan remarks that the «quintessence of himself [that] Vertumnus re-veals is that he has no quintessence,» thus dissolving any possibility of a self-consistentidentity in «a protean capacity always to be something else» (p. 15). So too, Propertius’«dream-landscapes» are «untroubled by the principle of non-contradiction» (p. 16). Inthe Tarpeia elegy (4.4), one of the poems that receives a chapter of its own, Janan re-turns to the well-known problem of how Tarpeia can have been drawing water from aspring «despite Tatius’ barricade» (p. 71); her answer is that the ambiguous location ofthe spring cuts across and deconstructs the «conceptually untenable» oppositions be-tween enemy and friend, Roman and foreigner, loyalty and betrayal (cf. p. 30). Thus, thepoem «interrogates the very binary logic implied in framing its loyalties as either “pro-Augustan” or “anti-Augustan”» (p. 71).

Reseñas 265

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

Page 266: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Rather than summarize Janan’s arguments further, I recommend that the reader ex-plore this book at leisure, allowing the time needed to master Lacan’s technical lan-guage, which may seem arcane when quoted out of context. For despite such mysteriousformulas as «the Real’s mutinous effects as a gap within the Symbolic» (p. 9), Jananwrites with grace and clarity. What I should like to do here is raise a question about apossible gap in Janan’s own method which arises from her choice – perfectly legitima-te in itself – to focus on one strategy of interpretation at the expense of others.

The idea that artistic unity is not an ideal but rather an effect, which necessarily con-ceals tensions and rifts within the work, is not a new one in post-modern criticism. Apartfrom the contributions of Lacan and his followers, such thinkers as Jacques Derrida andthe marxist philosopher Louis Althusser, with his principle of symptomatic reading(«lecture symptomale»), have, in different ways, argued that inconsistencies are anirreducible part of narrative as such. For example, Mieke Bal, in her book Lethal Love(1987), observes: «Characters embody contradictions; only if we endure lapses canwe take them as existing in a stable and unchanging, if fictive, ontology.» Or again, Pie-rre Macherey affirms in A Theory of Literary Production (1978): «What begs to be ex-plained in the work is not that false simplicity which derives from the apparent unity ofits meaning, but ... those disparities which point to a conflict of meaning.» Janan’s de-cision to read the crisis of social identity in psychoanalytic terms in part displaces other,potentially productive approaches to poetic inconsistencies.

But the more interesting possibility, it seems to me, is that such a critical strategy isalready anticipated in ancient criticism itself, and more particularly in that extraordinaryand still neglected treatise by Plutarch entitled «How a Young Man Should Listen toPoetry.» Plutarch, it will be recalled, states roundly that «we know no poetry that iswithout a story [a[muqon] and without lies [a∆ψeudh]» (16c). If young men are to be per-mitted to study it, accordingly, they must be taught to read against the grain, and learnhow to find those inconsistencies, slips, and omissions that contradict the false valuesthat poetry necessarily communicates by virtue of its status as fiction (plasma). The stu-dent is advised to listen or read always with an eye to the incoherence of the text, notbecause it is badly constructed, but because it cannot help but mislead even as it offersindications of a higher morality (e.g., 19a). To Homer’s descriptions of gods warringamong themselves they must be encouraged to respond, in Homer’s own words: «Youyourself know a better tale than that» (20e). When Pindar advises immoral revengeagainst enemies, they must declare to his face, as it were: «But you yourself say otherwise!»; and to Sophocles they must be prepared to assert: «But we heard you say»the opposite (21a).

I emphasize that this way of reading is necessitated, according to Plutarch, by the verynature of poetry. Poetry is thus divided against itself, and lacks that unity or identitywhich modern and especially post-Romantic criticism has demanded of it. I am inclinedto believe that the radical character of Plutarch’s approach to poetry has been obscuredby the assumption that unity is an aesthetic value, and for that reason it may be moreprofitable to situate Plutarch in the context precisely of post-modernism, alongsideDerrida, Althusser, and Lacan himself. If I may introduce a personal note, I have foundthis collocation productive in a post-graduate course I teach, together with a colleaguewho specializes in post-modern criticism, on the subject, «Literary Theory: Ancient andPost-Modern».

I see that I have wandered from the book under review to a theme that I hope to ad-dress in a future issue of this very journal. Propelled by my own desire, this essay has

266 Reseñas

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

Page 267: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

acquired the hybrid character of a review and an article, and threatens to lose thatunity, or effect of unity, that the canons of scholarly publication approve. But the dis-placement would be pleasing, I expect, to Micaela Janan.

Brown University David KONSTAN

[email protected]

BENJAMÍN GARCÍA-HERNÁNDEZ, Gemelos y Sosias. La comedia de doble enPlauto, Shakespeare y Molière, Ediciones Clásicas, Madrid 2001, 357 pp.ISBN: 84-7882-439-1.

Muchos han sido los estudiosos que han tratado los arduos problemas que plantea elteatro de Plauto. A pesar de que, salvo honrosas excepciones, en su mayor parte estasaproximaciones han sido incapaces de ganarse la adhesión unánime de la crítica, el es-tudio del profesor García-Hernández ratifica el fortuna audaces iuuat. El autor, sobra-damente conocido por sus estudios de lingüística latina, analiza en esta obra el grupo decomedias plautinas calificadas tradicionalmente como «de doble» o de simillimi. El es-tudio ofrece una visión de conjunto sobre la función del doble en la comedia de tres au-tores, Plauto –fundamentalmente en Menaechmi y Amphitruo–, Shakespeare, The Co-medy of Errors; y Molière, Anfitrión. El interés del autor no se centra en la proyecciónque han tenido las obras plautinas en la literatura moderna, ni tampoco en el análisis delos procedimientos de imitación o el grado de dependencia respecto al modelo plautino.Sin menospreciar estas perspectivas, el autor examina detalladamente tanto los ele-mentos que tienen en común las distintas obras como las diferencias. Un notable acier-to es que desde el primer momento, en la línea marcada por los trabajos pioneros de V.Propp o C. Levi Strauss, y aplicada ya con notable éxito al drama plautino por autorescomo Della Corte, Questa y, más recientemente, M. Bettini, se definan de manera rigu-rosa y precisa conceptos como los del «doble», el «error», y el «engaño», y se esta-blezcan las diferencias que existen entre «ser dobles naturales» (como es el caso de Me-naechmi) y «parecer dobles», es decir, ser impostores, como sucede en Amphitruo,pues se trata efectivamente de procedimientos que dan origen a situaciones de equívocospero que responden a un funcionamiento muy diferente.

Antes de entrar en el análisis pormenorizado de la obra, merece la pena detenerse amencionar un punto al que el propio autor confiere gran importancia: me refiero a la re-lación entre el Amphitruo plautino y la filosofía de Descartes, que ya ha sido objeto deun trabajo anterior 1. Se esté o no de acuerdo con la tesis de que esta comedia de Plautoha sido fundamental para el desarrollo de la concepción filosófica de Descartes, lo quesí parece probado es la miopía de ciertos críticos modernos que no han concedido la su-ficiente atención a la interaccción entre literatura y filosofía, un olvido inexcusableaún más cuando de textos clásicos se trata. En este sentido no debe olvidarse que la co-media «popular» de Plauto, desacreditada por Cicerón y Horacio, fue la que abrió laspuertas a la filosofía en Roma, como tampoco el hecho de que es la libertad del lector laque de algún modo inventa la literatura. Como ha señalado recientemente F. Dupont,

Reseñas 267

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

1 B. GARCÍA-HERNÁNDEZ, Descartes y Plauto. La concepción dramática del sistema cartesiano,Madrid 1997.

Page 268: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

«leer a Homero o a Plauto como textos literarios depende directamente de la invención,es una fantasía pura, una desviación, aunque siempre sea posible reivindicarla como taly que esa desviación tenga efectos creativos en los lectores, como cualquier procedi-miento imaginario» 2. Sea como sea, lo cierto es que la lectura que hace el autor, sin quenecesariamente deba ser puesta en relación con la tesis arriba mencionada, aporta nue-va luz sobre la figura del doble en la comedia clásica.

La organización del trabajo se caracteriza por el extremado rigor conceptual y la cla-ridad en la exposición -formación lingüística no irreconciliable con el discurso literario.Ya en la Introducción (págs. 19-41) ofrece el autor interesantes observaciones sobre elconcepto del «doble» y sus estructuras lingüísticas y literarias (homonimia, polisemia ysinonimia del doble; sistema de relaciones intersubjetivas e intrasubjetivas, estructuradramática y actancial y tópicos del doble). Como novedad, me parece relevante subrayarque las «partes» de la fabula son vistas como integrantes de un sistema clasemático quees a la vez lingüístico y literario. Hay que recordar, en efecto, que ambos sistemasconstituyen dos discursos distintos, pero que no son ni inseparables ni incompatibles.Igualmente interesantes son las observaciones a propósito del concepto básico de«error» (confusión /engaño) y sobre la antinomia «ser/parecer». En cuanto a la estructuraactancial, parte el autor de los conceptos desarrollados por A. J. Greimas y su escuela deanálisis narratológico. En este punto, a pesar de que reconoce, más allá de Bettini, laexistencia de distintos cuadros actanciales en varias de las comedias de Plauto que danorigen a diferentes cursos narrativos (así en Menaechmi y Amphitruo), hay que recordarque siempre pueden surgir disensiones en la medida en que, como ha insistido F. Rastier,en el texto dramático, de naturaleza fundamentalmente polifónica, las estructuras ac-tanciales se van modificando a lo largo del desarrollo de la acción por la interferencia delos diferentes programas narrativos 3.

En el capítulo II el autor se detiene en la distinción entre «comedia de equívoco» y«comedia de doble». Su acertada crítica a las distintas tipologías existentes (Michaut,Lejay, Duckworth, Della Corte, Rostagni, Masciadri), no deja de recordarnos la cita quehace M. Foucault de un texto de Borges en el que, a propósito de cierta enciclopedia chi-na, aparecía una disparatada clasificación de los animales. En definitiva lo que de aquíse deduce es la imposibilidad de llevar a cabo una clasificación rigurosa dada la mezclade criterios tan distintos como los habitualmente empleados. Para evitar este inconve-niente, señala el autor que a diferencia de la «intriga», el «equívoco» es un criterio cla-sificador que no es exclusivo de la «comedia de doble», aunque sea en ésta el recursopor excelencia: de ahí que la comedia que tiene como fundamento del desarrollo de suacción la confusión de simillimi merezca la denominacion específica de «comedia de do-ble», que consistiría en una subespecie de las comedias de «equívoco»). Aunque parezcaclaro en la clasificación de este tipo de comedias, en Plauto también hay oscilaciones, ra-zón por la cual resulta más de agradecer la distinción que hace el autor entre «doble» y«equívoco». A este respecto resulta de especial interés el que se haya centrado en ana-lizar hasta qué punto la confusión de personajes dobles tienen carácter predominante enel desarrollo de la acción dramática, como para poder decidir que ciertas comediasson, ante todo, de doble. Para ello, el carácter predominante del equívoco, producido porla presencia de personajes dobles, debe ser el criterio fundamental que permita clasificar

268 Reseñas

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

2 F. DUPONT, La Invención de la Literatura, Madrid 2001 (ed. orig. París 1994), p. 16.3 F. RASTIER, «L´ambiguïté du recit: la double lecture de Don Juan de Molière», en Essais de Sé-

miotique Discoursive, París 1973, pp. 91-161.

Page 269: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

con propiedad una comedia como «comedia de doble», o si la intervención del doble esmenor, considerarla tan solo comedia con personajes dobles. En aras de una mayor ob-jetividad establece la proporción de escenas en las que aquel da lugar a situaciones deequívoco, un criterio relativo pero cuantificable. De esta manera analiza la cuestión enrelación con Amphitruo, Menaechmi, Bacchides, Miles y Persa, llegando a la conclusionde que el equívoco producido por la presencia de personajes dobles solo tiene carácterpredominante en las dos primeras.

A continuación, y con un rigor que no se abandona en todo el estudio, es analizada laorganización escénica y la estructura dramática y actancial de estas comedias. En el de-batido y todavía sin resolver problema relativo a la continuidad del drama plautino, el au-tor se inclina por utilizar el criterio más funcional de escena, no el de acto, que procedede la edición renacentista de Plauto; en cuanto a la estructura actancial tanto en los Me-naechmi como en Amphitruo, y corrigiendo a Bettini, García-Hernández reconoce dos ac-ciones distintas que reflejan dos estructuras actanciales; en el análisis, las estructuras delnivel más profundo son continuamente apoyadas con pasajes pertenecientes al niveltextual, más superficial. En esta parte de su estudio y aunque me consta que el profesorGarcía-Hernández no es sospechoso de arrebatos psicológicos uterinos, tan de moda la-mentablemente, creo que se deja llevar por un empleo inadecuado de términos como «fe-minista» o «antifeminista» (págs 90 y ss.): más útil en mi opinión sería no olvidar que entodos estos casos se trata de roles tópicos y típicos de un género literario en el que se opo-nen hombres a mujeres, viejos a jovenes, esclavos a libres, en un juego del que, por otraparte, nadie sale exactamente bien parado. Al analizar la estructura actancial del Amphi-truo, en concreto el rol del Destinador de la accion amorosa, reconoce como tales alAmor y la Malicia divina (pag. 123n). En este último caso, el autor se apoya en un textoque pronuncia Mercurio, pero en el que la malitia (v. 268) es fundamental en tanto queMercurio va a desempeñar el rol del esclavo; por ello, creo que sería más exacto hablarde la perfidia divina, el concepto contrario a la fides (los dioses no se muestran dignos derespeto ni de temor). En el analisis del Miles también nos parece acertado el cambio queintroduce respecto a la propuesta de Bettini al recordar que la perspectiva de la accióndramática no es la del militar engañado, sino la de sus burladores, y dado que estos sonayudantes del joven enamorado, esta sería la principal; a propósito de Bacchides, no in-cluida generalmente entre las comedias de «doble», tras un riguroso análisis llega el au-tor a la convincente conclusión de que, pese a que se encuentren en esta comedia escenasde doble, no parece adecuado clasificarla como tal; quizá, como sugiere el autor, elequívoco proceda del título elegido por Plauto; en cuanto al Persa (págs. 159 y ss.) se tra-ta de una farsa metateatral con desdoblamiento gemelar ficticio.

El capítulo III estudia The Comedy of Errors de Shakespeare. Su interés no es tantoestudiar la originalidad del dramaturgo inglés como indagar la tradición de un género có-mico poniendo de relieve aquellos elementos, más estructurales que episódicos, que con-tribuyen a definirlo. Tras analizar el argumento, la repartición en actos, la organizaciónescénica y el esquema actancial, pone de manifiesto la presencia en Shakespeare de Me-naechmi y Amphitruo (e incluso de Mostelaria), donde libres cambios, añadidos y omi-siones (mayor presencia de pesonajes femeninos, análisis de los sentimientos, defensa delos intereses del matrimonio) además de poner de relieve el genio creador del artista,contextualiza la obra en su propio tiempo. Por su parte, en el capítulo IV estudia el hitoculminante de la tradicion del tema plautino y sin duda el eslabón más importante parala posteridad, el Anfitryon de Molière. Siguiendo rigurosamente la misma secuencia enel análisis (argumento, actos, organización escénica y actancial), pone de relieve cómo

Reseñas 269

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

Page 270: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

el autor con sus variaciones convirtió el Amphitruo plautino en una comedia de amorcortesano e intriga palaciega, que no puede separarse del ambiente galante que reinabaen la corte de Versalles (sobre todo si se piensa en la «aventura» de Luis XIV con laMarquesa de Montespán).

Particularmente interesante es el capítulo V (págs. 269-346) en el que, en torno a losconceptos de identidad y alteridad, recoge rigurosa y sistemáticamente las series de con-figuraciones tópicas del tema del doble. Así en relación con la identidad son analizadoslos elementos de confusión y las distintas manifestaciones lingüísticas que se manifies-tan en las antinomias «ser/parecer», «semejanza/identidad», «verdad/mentira», simula-tio/dissimulatio; a este mismo apartado pertenecen lo que el autor denomina «elementosmaravillosos», aquellos objetos que funcionan en las distintas comedias como símbolodel doble y refuerzo de las equivocaciones (manto, pátera de oro, cadena de oro, nudo dediamantes). Por último, se analizan también las distintas configuraciones temáticas y dis-cursivas: padecimiento de alguna fantasía, sueño, locura, embriaguez, maleficio, burla(ludificatio). Como contrapartida, en el sujeto encontramos errores de identificación ycrisis de identidad. En relación con la alteridad y alternancia del doble, la tópica gira entorno a los problemas de identidad, con la consiguiente explotación de todos los recur-sos que conducen al reconocimiento y cuyo desenlace es diferente según se trate de im-postores (Amphitruo) o de gemelos naturales (Menaechmi).

Concluye el estudio (págs. 347-357) con una bibliografia muy completa y puesta aldía, en la que sólo cabría señalar algunas ausencias. Así, el libro con el que comienza ver-daderamente la filología y crítica plautina del siglo XX, los aun hoy día fundamentalesPlautinische Forschungen, de F. Leo (Berlín 19122), o el menos significativo pero tam-bién interesante trabajo de F. Dupont, «Cantica et Diuerbia dans l´Amphitryon de Plau-te» (Filologia e forme letterarie. Studi offerti a F. Della Corte, vol II, Urbino 1987, págs.45-56), cuya ausencia señalamos exclusivamente porque a propósito de la articulación deesta obra en cantica y diverbia y la relación con los personajes divinos o humanos, el au-tor cita (p. 277 n. 3) los trabajos -posteriores al de Dupont- de Llarena y Xibillé (Perso-nae plautinae. Aproximació a la tècnica teatral de Plaute, Barcelona 1994) y de J.Dangel («Traduire Plaute: à propos d´Amphitryon». R.E.L. 76 1998, págs. 93-115).Particularmente útil respecto el tema de las bacanales y las bacantes nos parece el análi-sis que hace C. Pansiéri en Plaute et Rome ou les ambiguïtes d´un marginal, Bruselas1997, col. Latomus vol. 236, págs. 578-594. Y puesto que son citadas las principales edi-ciones y comentarios más recientes de las obras analizadas, el lector interesado debe sa-ber a propósito del Amphitruo que existe una reciente edición comentada (Plautus.Amphitruo, ed. D. M. Christenson, Cambridge 2000, C.U.P.) que por la fecha de publi-cación seguramente no ha podido ser tenida en cuenta por el autor de este estudio.

Si algo cabría reprochar a este libro, tan riguroso y exhaustivo, es únicamente su des-contextualización histórica tanto en lo que se refiere a los antecedentes del tema en el teatro griego como al marco de la producción teatral romana en que específicamente seinserta la obra de Plauto. Y si bien el índice general de la obra es bastante detallado, uníndice de conceptos y autores citados habría aumentado su valor, ya de por sí conside-rable. En resumen, sólo cabe felicitar al autor por el presente estudio. Atreverse conPlauto utilizando un método sistemático y riguroso que evita todo tipo de excesos ver-bales creemos que resultará sumamente útil para futuros trabajos en esta línea.

Universidad de Granada Leonor PÉREZ GÓMEZ

[email protected]

270 Reseñas

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

Page 271: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

ELLEN O’ GORMAN, Irony and Misreading in the Annals of Tacitus, CambridgeU.P., Cambridge 2000, 200 pp. ISBN: 05-2166-056-4.

Esta monografía de Ellen O’ Gorman, profesora de la Universidad de Bristol, cons-tituye una versión revisada de su Tesis Doctoral realizada bajo la dirección de Cathari-ne Edwards. La materia, muy densa y compleja, se reparte en ocho capítulos, de los cua-les el primero es de carácter introductorio y el último hace las veces de conclusión. Laautora, con un estilo en ocasiones más alambicado que el del propio Tácito, interpretalos Anales como un retrato irónico de los Julio-Claudio y sostiene que el historiador ro-mano, mediante la presentación equívoca de discursos, gestos, escritos, estructuras so-ciales y fenómenos naturales, comenta de forma indirecta la perversión de la estructurarepublicana bajo el principado en ciernes.

En la «Introducción» señala que Tácito se sirve del estilo oscuro característico de losAnales para introducir al lector en las ambigüedades y compromisos del régimen polí-tico, o dicho de otro modo, para comunicar a los lectores su concepción de la políticaimperial enredándolos en ambiguas y complejas oraciones. Ahora bien, si descodifica-mos esas frases y traducimos a Tácito a una prosa clara, perdemos la representación y elanálisis históricos que su obra transmite. A partir del pregnante estilo tacitiano se exa-mina de qué manera ese estilo revela no sólo lo que leemos sino cómo leemos. Por otrolado, para un historiador escéptico como Tácito las falsas apariencias son tan impor-tantes, o incluso más, que la verdad latente. Pero el historiador escéptico no sustituye lafalsedad por la verdad, sino que las conjuga, pues la verdad no es el rasgo dominante enel pensamiento del historiador. La comprensión histórica en la obra de Tácito se basa enla continua interferencia de estos dos rasgos a veces incompatibles: falsa apariencia yverdad latente. Conviene recordarle a O´Gorman que la veritas de Tácito se confundecon la fides. La verdad sólo puede ser aproximativa, de ahí el recurso a lo «probable».En el dominio histórico, Tácito se atiene la mayoría de las veces a lo verosímil. No tie-ne certeza absoluta, pero se aproxima a lo verdadero 1. Aquí sitúa la autora la relación yel peso respectivo de las oraciones principales y de las subordinadas. El historiador des-plaza de manera notoria el énfasis de la oración principal a la subordinada, y ésta, aun-que sea sintácticamente dependiente, es la que lleva el peso de la oración principal. Enotras ocasiones, la evidencia externa es el tema de la cláusula principal, mientras que lascláusulas subordinadas son portadoras a menudo de la interpretación de causas profun-das. Ello se debe -explica- a que las oraciones, como las apariencias, no están repartidasequitativamente en la realidad. Por consiguiente, descifrar a Tácito daría como resulta-do un obra no-tacitiana, y a su vez interpretar literalmente lo que dice Tácito equivaldríaa no entenderlo. Destacan los apartados consagrados a la ironía (entendida sobre todocomo «disimulación») en Cicerón y Quintiliano, a los conceptos de stasis y status en Tu-cídides, Salustio y Tácito, los tres unidos por una tradición de historia escrita con ironía.

En el capítulo 2, «los problemas de definición en el libro I de Anales» (según reza eltítulo) se abordan bajo la expresión, de paternidad virgiliana, imperium sine fine (Aen. 1,279), que en el contexto tacitiano resulta un «imperio sin definición». Se analizan en de-talle los episodios de los motines de las legiones de Germania, a las órdenes de Germá-

Reseñas 271

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

1 De consulta imprescindible son, a este respecto, los trabajos —no recogidos por la autora— de J. M.ANDRÉ, «Tacite et la philosophie», ANRW II.33.4 (1991), 3101-3154; E. AUBRION, Rhetorique et histoirechez Tacite, Metz 1985; Id., «L´eloquentia de Tacite et sa fides d´historien», ANRW II.33.4 (1991), 2597-2688.

Page 272: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

nico, y las de Panonia, a las de Druso. Estos episodios, organizados de forma paralelamás a partir de contrastes que de semejanzas, han llevado a muchos lectores a emitir unjuicio comparativo de los jóvenes Césares o a pensar que tales episodios han sido ela-borados para ofrecer una caracterización de Germánico. Para la autora estos episodiossuponen el intento de varios comandantes del ejército de controlar los motines median-te el uso de la definición, es decir que los comandantes tratan de definir el motín comomotín, sedición, desorden o casi una guerra civil, y, por su parte, las legiones amotina-das intentan definir también sus acciones, unos y otras a la manera de Tucídides, pues elhistoriador griego utiliza diferentes nombres para las cosas. Estos episodios y algunospasajes del libro I de Anales parecen demostrar a O’Gorman que «el “desenmascara-miento” irónico del principado como continuación de la guerra civil que dicho régimenproclama haber concluido no parece ofrecer posibilidades de redención política o decambio real» (p. 40).

El protagonista del capítulo 3 es Germánico, a menudo considerado por los estudio-sos un doomed republicano en el nuevo mundo del principado. En efecto, el retrato quehace Tácito de este César plantea problemas de interpretación, y no todos los críticosaceptan que sea «a foil to Tiberius» 2. A juicio de O´Gorman, Germánico también podríaser visto irónicamente como un símbolo de discontinuidad entre pasado y presente. Ha-bida cuenta de que el principado es el resultado de los excesos de la república, las es-peranzas puestas en Germánico podrían abarcar el espectro político desde la libertad ide-alizada a la restauración de la república bajo el nombre de princeps. Pero Germánico—subraya— «no es tanto el objeto de la esperanza cuanto la anticipación de la retros-pección» (p. 56). Este retrato de Germánico que bosqueja Tácito pone de manifiesto que«el proceso de leer el pasado depende en última instancia de una imagen cuyo signifi-cado está continuamente reinventado por el presente y cuyo valor absoluto es elusivo»(p. 69).

El capítulo 4 tiene como protagonista a Tiberio, fulcro de la obscuridad y de la in-terpretación equívoca del relato de Tácito, tanto que a menudo ha sido considerado unautorretrato indirecto del historiador 3. Las dificultades para interpretar a este princepsconstituyen una dramatización de las dificultades para interpretar los Anales. Asimismo,la disimulación de Tiberio es entendida como una estrategia de lectura. En este capítu-lo se examinan algunos pasajes en que Tiberio y los senadores intentan «leerse» mu-tuamente. Acto seguido, se pasa a «la lectura» que hace Tiberio de dos caracteres espe-cíficos: Sejano y Agripina la mayor, esposa de Germánico. La nieta de Augusto secomporta como un texto histórico, como una representación de la historia familiarofrecida a los lectores «en» y «de» los Anales, y la encontramos, en el libro IV, en con-tinuo contraste con Sejano, yuxtaponiéndose los readings, o bien los misreadings, deuno y de otra.

Conviene detenerse en este capítulo para llamar la atención sobre las interpretacionesde algunos pasajes tacitianos. V.g. el derrumbe de las rocas de la gruta de la villa de Spe-lunca sobre Tiberio y la salvación de su vida por Sejano, que lo protege con su cuerpo

272 Reseñas

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

2 Tomamos la expresión de D. O. ROSS, «The Tacitean Germanicus», en Th. Cole-D. Ross (edd.),Studies in Latin Language and Literature, Cambridge U.P., 1973, 209-227. Otro trabajo clásico sobreGermánico es el de A. Wankenne, «Germanicus, idéal du prince selon Tacite», Études Classiques 43(1975), 270-277. Ambos estudios se echan de menos en la bibliografía que maneja O´Gorman.

3 Revelador es el libro de F. Semi, La maschera e il volto di Tacito (Pisa, 1975), que no cita la autora.Asegura Semi que «de la figura de Agrícola y de la de Tiberio el historiador se construye a sí mismo»(p. 9).

Page 273: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

(ann. 4, 59), lo ve O´Gorman como «un microcosmos» de los peligros de Tiberio enRoma, o incluso cree que puede «leerse» como un omen que avisa a Tiberio de los ries-gos que acarrea la disimulación. Más aún, el acto de protección de Sejano en la grutasimboliza las maniobras de distracción por parte del todopoderoso prefecto del pretoriopara evitar que el príncipe se entere de incómodas verdades. Cambiando de escenario,pero no de libro, pasamos al desmoronamiento del anfiteatro de Fidenas (ann. 4, 62): Elintento de los familiares por reconocer a las víctimas y los errores que, por estar ésasdesfiguradas, se producían son una metáfora de los efectos de la disimulación (supresiónde signos del rostro del emperador y el consiguiente colapso). La confusión con relaciónal rostro o la apariencia (facies) se extiende a la ciudad, en la que se ha borrado la dis-tinción entre pasado y presente (ann. 4, 63). En resumidas cuentas, el desplome del an-fiteatro de Fidenas simboliza «la amenaza que la disimulación de Tiberio supone para elfuturo, una amenaza contraria a la parcial asimilación de pasado y de presente que la his-toria hace posible» (p. 106).

Sin duda, Tácito es tan críptico que puede dar pie a «lecturas» muy heterogéneas.Pero «leer» tales sucesos (algunos puramente fortuitos) y otros más (que escudriña la au-tora a lo largo de los Anales) como metáforas o alegorías políticas resulta poco convin-cente. Además, significaría que el historiador seleccionaba aquellos acontecimientos quese prestaban a la alegoría o a la parábola en espera de que los Anales -y el resto de susobras- fuesen objeto de una minuciosa exégesis (la resonancia bíblica aquí está perfec-tamente justificada) o de una verdadera hermenéutica por los lectores de todas las épo-cas. Por otra parte, la ironía de Tácito y las interpretaciones equívocas a que dan lugarsus ambiguas expresiones no es nada nuevo, y siempre han constituido uno de los ma-yores atractivos, si no el mayor, de este historiador.

El capítulo 5 tiene como principal figura a Claudio. Este emperador –dice– pierde elcontrol sobre una historia de poder continuado, aunque trata de imitar a Augusto para le-gitimar su posición de César. A propósito de las letras que Claudio añadió al alfabeto ro-mano (ann. 11, 13), vuelve O´Gorman a la línea interpretativa antes apuntada -discuti-ble, insistimos, y lábil. El que tales letras estuviesen en uso sólo durante su reinadoconforman «un monumento a su mortalidad» (p. 112). Pero va más lejos todavía al ase-gurar que Germánico, en Tebas, pese a su ignoracia de las letras egipcias, llega a ser unlector de la historia merced al sacerdote que le revela su significado (ann. 2, 60), y Tá-cito, como aquel sacerdote, «traduce» las letras de Claudio dentro del contexto de su rei-nado. De modo que «la desaparición de las letras de Claudio es un efecto del fin de sureinado», y quizá simboliza «el juicio de la posteridad sobre la factibilidad de las nuevasletras» (p. 114).

En capítulos precedentes ya se consideraba a ciertas mujeres de la familia imperialcomo monumentos o textos personificados de la historia dinástica. V.g. en el capítulo 3(p. 69) Agripina la mayor, arquetipo de «iconic woman» (según la expresión «iconic na-rrative» de Jakobson), corajuda y vocinglera 4, reemplaza a las estatuas, si bien recuerdaal espectador que ella no es muda por naturaleza y que no puede ser silenciada (ann. 4,52-53). Ahora, en el capítulo 6, se examina la voz de la mujer como fuente histórica, so-bre todo las voces de las emperatrices Livia Augusta, madre de Tiberio, y de Agripina lamenor, madre de Nerón. Al apuntar las semejanzas entre ambas empresses (lugar común-todo hay que decirlo- en el relato tacitiano), independientemente de las que se perciben

Reseñas 273

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

4 El Dr. Marañón en su célebre monografía Tiberio, historia de un resentimiento (Madrid 1939) le de-dica a la mujer de Germánico un capítulo con el elocuente título «Agripina el marimacho».

Page 274: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

entre Tiberio y Nerón, vuelve la autora a hacer referencia a la consabida ironía de Tácito.En efecto, el historiador nos presenta a Agripina como el irrecusable retrato de Livia alperfilar curiosos paralelismos entre las dos mujeres. Así, la adopción de Nerón, el poderproconsular y su designación como cónsul, hechos previos a la ascensión al imperio,atribuidos por Agripina a sus planes, hallan su correspondencia en las artes de Livia queconvirtieron a Tiberio en hijo de Augusto, colega en el poder proconsular y la tribuniciapotestas. También Octavia, la hija de Claudio y Mesalina, evoca el recuerdo de las otrasmujeres de los Julio-Claudio: es enviada al exilio y condenada a muerte. Por ello, la his-toria, en esta etapa del principado –arguye O´Gorman– proporciona muchos preceden-tes para la tiranía y la opresión, tantos que el verdadero proceso narrativo podría posi-bilitar la redención de la libertad en el futuro.

Bajo el sugerente epígrafe «Ghostwriting the emperor Nero» se aborda en el capítu-lo 7 un tema hoy día de gran actualidad. Los Anales –declara– están salpicados dealusiones literarias (como cualquier obra clásica, hemos de añadir), pero en particular esen los libros consagrados a Nerón donde se ofrece un retrato del emperador como unvoiceless, debido a la preeminencia de Séneca, y en menor medida de Lucano y de Pe-tronio. Es Séneca el que compone los discursos de su discípulo Nerón (ann. 13, 3; 13,11; 14, 11), de manera que este príncipe parece estar ausente y carecer de voz en esosmomentos en que su maestro y consejero «hace de negro» para él. De igual modo, aun-que no son nombrados los poetas que frecuentan las cenas del emperador, una referen-cia posterior hace pensar que uno de los ghostwriters es el poeta Lucano. Incluso la ex-presión (difícil de interpretar) vanus adsimulatione, aplicada a Nerón (ann. 15, 49),también contribuye a presentar al príncipe como un «sordomudo» que habla a través deotros. En efecto, «es un fantasma en comparación con Lucano, porque éste es uno de susnegros» (p. 156). El Nerón tacitiano es un emperador que cita más que habla, por esoTácito –sentencia O´Gorman– en su propio texto prefiere la alusión a la cita, a fin de noconvertirse en otro Nerón.

En el capítulo 8, a manera de conclusión, se detiene la autora en los prefacios delAgrícola y de las Historias. Lo que dice Tácito sobre Nerva en el Agrícola (3, 1) tam-bién debe leerse como otro ejemplo de ironía. La unidad del reinado de Nerva se basa enla armoniosa combinación de principado y libertad. No obstante, Tácito –aclara– nos re-cuerda un pasado en el que ambos conceptos eran irreconciliables, y ello implica quenuestra comprensión de principatus y libertas se halla varada en la tradición de su in-compatibilidad (p. 183).

En la «Bibliografía», además de las carencias señaladas, aparecen mezcladas indis-criminadamente obras de carácter general con otras muy especializadas. Así, sin más or-den ni concierto que el puramente alfabético, trabajos sobre Tácito ocupan el mismo ran-go que otros sobre los temas históricos, científicos o literarios más variopintos (v.g. T.S.Barton, Ancient Astrology, London, 1994; M. Bowie, Freud, Proust and Lacan: Theoryas Fiction, Cambridge, 1987; E. H. Gombrich, The Image and the Eye: Further Studiesin the Psychology of Pictorial Representation, Oxford, 1982; D. Lodge, The Modes ofModern Writing: Metaphor, Metonymy, and the Typology of Modern Literature, Lon-don, 1977; S. Sontag, Illness as Metaphor, Harmondsworth, 1978; G. R. Watson, TheRoman Soldier, London, 1969; T. E. J., Wiedemann, Emperors and Gladiators, London,1992; etc.). Autores citados en las notas para cuestiones secundarias se codean con re-nombrados especialistas en Tácito (v.g. St. Borzsák, T. A. Dorey, P. Grimal, F. R. D.Goodyear, L. Havas, E. Koestermann, A. D. Leeman, J. Lucas, J. Marincola, A. Mo-migliano, P. Sinclair, R. Syme, A. J. Woodman, para no alargar más la lista). Sin duda

274 Reseñas

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

Page 275: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

habría sido preciso una clasificación más exhaustiva en este totum revolutum. Comple-tan el libro un «Índice general» y un Index Locorum.

Aparte de algunas sofisticadas y muy endebles interpretaciones, y de pasar revista atemas inveterados en la scholarship tacitiana bajo epígrafes desde luego muy atrayentes(v.g «Imaginary Rome», «The iconic woman», «The empress´s plot», «Old wives´ ta-les», «Ventrem feri»), estamos ante un libro abstruso, un tanto deslavazado, de lecturadifícil, recomendable para los supporters de Tácito.

Universidad de Valladolid Beatriz ANTÓN

[email protected]

SÉNECA, Diálogos. La filosofía como terapia y camino de perfección. Intro-ducciones, traducción y notas de Matías López López. Prólogo de AgustínGarcía Calvo. Lleida, Edicions de la Universitat de Lleida, 2000, 293 pp.ISBN: 84-8409-078-7

Después del Prólogo de García Calvo, incisivo y gratamente provocativo, y de unPreámbulo en que el autor le corresponde con fervoroso agradecimiento, vienen cua-renta largas páginas de la Introducción, subdividida en ocho apartados, en los que sepresentan aspectos importantes del filósofo y de las obras que se traducen aquí. En el«Perfil biográfico» (1) se dan trazos significativos de la familia y sus maestros, de laformación retórica y las inclinaciones filosóficas, de su frágil salud y los cargos polí-ticos, de las intrigas palaciegas y el destierro, de su ascensión como preceptor de Neróny el suicidio tras el descubrimiento de la conjura de Pisón; en fin de su enriquecimientopersonal, a la vez que defendía el valor de la pobreza. En la «Producción literaria» (2)se recuerdan las obras que se han perdido y se señalan las que se le han atribuido conpoco fundamento. Se hace un ilustrativo repaso de las que se han conservado: losdoce Díalogos, las Tragedias, la Apocolocintosis, los tratados De los beneficios y De laclemencia, las Cuestiones naturales y las Epístolas morales a Lucilio; en todas ellas sedestaca el ideario de filosofía moral que las inspira.

Sobre «el talante personal y el oficio de moralista» (3) piensa el autor del libro que esinútil forzar la homogeneización de la vida y la obra del filósofo, pues sus contradic-ciones personales no dejan de ser acordes con los avatares de la época que le tocó vivir;por otra parte, su pensamiento es sincrético y se halla integrado por elementos no sóloestoicos, sino cínicos, epicúreos y neopitagóricos, aderezados por una gran dosis de mo-ral práctica; todo lo cual lo aleja de la uniformidad doctrinal. En el apartado «Lengua yestilo» (4) se pone de manifiesto cómo Séneca adopta la diatriba cínicoestoica, comoforma encubierta de diálogo, y por ello mismo a veces próxima a la sátira romana. Es elmarco doctrinal en el que caben expresiones irónicas, interrogaciones y exclamaciones,parangones históricos y legendarios, sentencias, digresiones y otros recursos que rompenla simetría del periodo. Su estilo entrecortado no busca convencer con razonamientos ló-gicos, sino inculcar el mensaje de una manera efectista.

En el capítulo de la «Pervivencia de Séneca» (5) se recuerdan los juicios favorables ymenos favorables que, acerca del filósofo, su obra o estilo, emitieron ya los antiguos;también la adopción cristiana de su figura y la falsa correspondencia con San Pablo; larecepción medieval y la transmisión de sus textos, el resurgimiento por obra de los hu-

Reseñas 275

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

Page 276: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

manistas Mureto, Erasmo y Lipsio. De los escritores franceses que han recibido la in-fluencia senequiana se destaca a Montaigne y Diderot. Ahora bien, entre uno y otro hayque poner el nombre imprescindible de Descartes. Después de Plauto, Séneca es el es-critor latino que deja mayor huella en el filósofo francés; éste mantuvo en secreto su ins-piración plautina que alcanza al embrión argumental de su sistema 1; en cambio, no tuvoinconveniente en reconocer varias veces el magisterio de Séneca. No sólo entonces, sinotambién ahora parece haber un abismo entre el prestigio intelectual que otorga la cone-xión con el filósofo consagrado y el casi desprestigio que parece causar el comediógra-fo latino como fuente de inspiración filosófica.

Para la presencia de Séneca en la cultura española desde el siglo XIII hasta el de Que-vedo y Gracián, el autor se guía por la sólida monografía de K.A. Blüher; continúa conla influencia posterior en Torres y Villarroel y en Ganivet; y termina con la apropiaciónespañola que hacen de la figura de Séneca Menéndez Pelayo y, pese a las advertenciasde A. Castro, asimismo Sánchez Albornoz y Pemán. En este sentido, conviene observarque llamar a Séneca cordobés resulta tan anacrónico como llamarlo español. Los ape-lativos adecuados para situarlo en el momento justo de la historia son, respectivamente,cordubense e hispano o hispanorromano. Cordubense se corresponde con la expresión«nació en Corduba» de la primera línea del «Perfil biográfico». No obstante, lo de«cordobés» es una licencia menor, si lo comparamos con las exageraciones tradiciona-les del españolismo de Séneca y del senequismo de los españoles, de las que se da bue-na cuenta en este libro.

En la presentación de «Los Diálogos» (6) expone el autor del libro cómo ese nombrese remonta a un pasaje de Quintiliano y cómo bajo él la tradición textual ha mantenidosólo doce tratados morales y ha dejado fuera los libros De beneficiis y De clementia, quereúnen características similares; en cambio, ha incluido tres Consolationes, que parecenconstituir un grupo autónomo. En esa agrupación dispareja ha sido determinante latradición manuscrita; los doce libros de Diálogos (en realidad, éstos son diez tratados,pues el De ira abarca tres libros) se han conservado en el códice Ambrosiano C 90, definales del siglo XI y procedente de Monte Casino, mientras los otros dos grandes trata-dos nos han llegado por un códice del siglo X, el Vaticano-Palatino núm. 1547. El ordendel conjunto no responde ni a criterios cronológicos ni temáticos, como no sea que losseis primeros parecen presentar el triunfo sobre las pasiones y los seis siguientes la con-quista de la paz interior; en medio de semejante arbitrariedad algo se nos aclara, cuandose dice que el tratado De prouidentia, escrito en los últimos años del autor, encabeza laserie probablemente por proximidad doctrinal a la teología cristiana.

Después de presentar las ediciones actuales más importantes, las de E. Hermes (Teub-ner) y L.D. Reynolds (Oxford), las bilingües de A. Bourgery y R. Waltz (Budé), J.M. Ba-sore (Loeb), G. Viansino (Mondadori) y C. Cardó (Bernat Metge) y de mencionar las tra-ducciones españolas de L. Riber, J.M. Gallegos Rocafull, J. Azagra, C. Codoñer y J.Mariné Isidro, entra en la consideración de «la presente traducción» (7). Justifica la ex-clusión de las tres Consolationes, por constituir un cuerpo doctrinal específico, y nos in-forma de que sigue en su versión la edición de Reynolds, pero no sin manifestar su dis-crepancia en treinta y cuatro pasajes que señala previamente. En la traducción se proponeimitar el estilo didáctico y vivaz de Séneca y a fe que lo consigue; lo que modifica porcompleto es el sistema de puntuación, a fin de dar mayor flexibilidad a la prosa. Los Diá-

276 Reseñas

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

1 Cf. B. García-Hernández, Descartes y Plauto. La concepción dramática del sistema cartesiano. Ma-drid, Tecnos, 1997, 92 ss.

Page 277: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

logos se acompañan, además, de un cúmulo de notas interpretativas y aclarativas que secolocan al final de cada uno, para no interrumpir el hilo de la lectura. Su cómputo va delas 26 del tratado De la vida retirada a las 234 que suman los tres libros del De la ira. La«Bibliografía» (8) se presenta tan sólo como una selección de títulos en seis apartados(repertorios, lexicografía, estudios globales, ideario, aspectos formales e influencia);pero se completa con la que se da en las numerosas notas de la Introducción, a pie de pá-gina, en las introducciones de los Diálogos y en las notas de éstos.

Este libro contiene un gran laboreo filológico del texto de Séneca y su mundo; la eru-dición nunca se hace pesada; al contrario, la lectura resulta en todo momento entreteni-da y provechosa. No rehuiremos dar aquí breves pinceladas de cada diálogo, a fin de ten-tar al lector, para que tome el libro en sus manos. Una o dos páginas de introducción,sinopsis del contenido y escueta nota bibliográfica preceden la traducción de cada diá-logo. Hagamos un ligero repaso de cada uno de ellos.

De la providencia. Está dedicado a Lucilio, destinatario también de las Epístolas ylas Cuestiones naturales. El filósofo se pregunta cómo es que, si la divinidad es provi-dente, agobia a los hombres de bien con desgracias. La clave de la respuesta, no menostópica que la pregunta, parece hallarse en el concepto de prueba que encierra la palabrapericlum; la prueba es siempre un nuevo impulso en el camino hacia la perfección. Deese temple ascético se encuentran bellos ejemplos en la historia y en la forma de vida delos romanos (3.4). Por lo demás, dioses y hombres obedecen al mismo orden eterno.Consideramos aquí un acierto la traducción de deus por el genérico y abstracto “divini-dad” (n. 3).

De la firmeza del sabio. En este diálogo, dedicado a su amigo Sereno y para el quenosotros mantendríamos en el título la traducción etimológica De la constancia del sa-bio, Séneca propone a Catón como figura ejemplar de comportamiento estoico y comopaladín de la libertad contra la ambición de poder, por encima de los modelos legenda-rios de Ulises y Hércules, proclamados por los maestros del estoicismo. Cuando Catónfue agredido en el foro, ni la injuria ni la ofensa de sus agresores hicieron mella en él;ahí se establece una importante diferencia entre estos dos conceptos, expresados en la-tín por iniuria y contumelia; en esa distinción se basa la argumentación que sigue;pero ni una ni otra afectan al sabio que se halla en posesión de la virtud. Como anota eltraductor, cuando Séneca habla de haec disputatio (7,1), se está refiriendo a la forma dediálogo y debate filosófico con propósito moral, propio de la diatriba.

De la ira. Este tratado, escrito por petición de su hermano Novato, se compone detres libros que en el cómputo tradicional figuran como diálogos diferentes. Esa catalo-gación por separado, si no está justificada por la unidad temática, lo está al menos por suestructura y extensión; los dos primeros libros superan a varios otros diálogos y el ter-cero es el más extenso del conjunto. No es casualidad que sea el único que lleva por tí-tulo el nombre de una pasión; y es que, como dice M. López, desde Zenón las pasionesconstituyen el centro del discurso ético. En el libro primero distingue entre ira e ira-cundia; esta última representa el hábito del hombre airado; se diferencian, pues, como elborracho del alcohólico. Séneca niega a la ira las cualidades de natural y útil que le atri-buyen los aristotélicos y, para superarla, propone la magnanimidad. En el segundo señalaentre las causas de la ira la impresión de verse injuriado y ser demasiado susceptible. Yen el tercero aconseja diversos remedios para alcanzar la serenidad, a la vez que presentavarios ejemplos de personajes históricos airados, extranjeros y romanos; pero a la na-rración sigue una argumentación próxima, con el diálogo encubierto característico de ladiatriba:

Reseñas 277

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

Page 278: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Te indignas porque te ha contestado tu esclavo, y tu liberto, y tu esposa, y tu cliente: des-pués te quejas de que haya desaparecido del Estado la libertad que en tu casa has hecho de-saparecer (35,1).

De la felicidad. Nos convence menos este título genérico, al uso filosófico de hoy,que el más fiel De la vida feliz, pues de vivir se trata. Dirigido también a su hermanoNovato, ya bajo el nombre adoptivo de Galión, este diálogo consta de dos partes bien di-ferenciadas. En la más general sitúa el fundamento de la vida feliz en el ejercicio de lavirtud, en seguir los dictados de la naturaleza y la razón. La felicidad no es ajena al pla-cer, pero éste puede ser sólo un acompañante. Aquí Séneca se aparta de la opinión co-mún de sus correligionarios que hacían de Epicuro un maestro de corrupción y muestraun gran respeto por él; ahora bien, su modelo es sin duda Sócrates. En la segunda parte,de forma más personal, se defiende de las acusaciones que le llegaban acerca de la con-tradicción entre el ideal austero que proponía y la acumulación de riquezas que lograbadesde el poder; pero nadie podrá decir que no era honesto, al aceptar expresamente ladisparidad entre ideal y vida real:

“Hablas de una manera”, dices, “pero vives de otra”. Esto mismo, oh mentes malinten-cionadas y enemigas de las almas mejores, fue objetado a Platón, objetado a Epicuro, ob-jetado a Zenón (pues todos ellos explicaban no cómo vivían, sino cómo sería bueno (tam-bién para ellos) vivir); trato acerca de la virtud (no de mí mismo), y, cuando repruebo losvicios, repruebo en primer lugar los míos: viviré como es preciso en la medida de lo posi-ble (18,1).

Añádase a ello la importante diferencia que establece entre poseer riquezas y ser po-seído por ellas.

De la vida retirada. Es sin duda un acierto esta traducción del título latino De otio.M. López la justifica por el sentido positivo, de “ocio activo”, que tiene el sustantivo la-tino, al contrario del esp. ocio, que se asocia a la idea de inactividad y tiempo libre. Aña-damos que vida retirada trae felices ecos literarios en nuestra lengua. Es éste un diálo-go reducido a ocho capitulillos por la mutilación que ha sufrido su texto en la parteinicial y final. En él llama la atención inmediatamante cómo Séneca trata de hacercompatibles el pensamiento estoico y el epicúreo acerca de la acción y la contemplación;pues, por más que se distancien en la forma, las dos escuelas coinciden en el fondo:

Dice Epicuro: “No intervendrá en política el sabio, a menos que alguna circunstancia loobligue”; dice Zenón: “Intervendrá en política, a menos que alguna circunstancia se lo im-pida” (3,2).

De la serenidad del espíritu. He aquí otro diálogo dedicado a Sereno, un amigo decarácter precisamente poco tranquilo; en él se insiste en la compatibilidad entre acciónpolítica y ética filosófica, que propugnaban los maestros del estoicismo. Séneca nos datoda una lección sobre qué criterio ha de prevalecer al traducir un título griego:

Los griegos llaman a esta estabilidad del espíritu euthymía, sobre la cual escribió De-mócrito un libro egregio; yo la llamo tranquillitas, pues no es menester imitar y trasladar laspalabras en su misma forma, sino que hay que nombrar el concepto del que se trata con unvocablo que posea el sentido de la designación griega (no su rostro (2,3).

278 Reseñas

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

Page 279: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Como anota nuestro traductor, el tratado de Demócrito es el punto de partida del tema,pero Séneca debió de inspirarse en un tratado más reciente del estoico Panecio.

De la brevedad de la vida. Este magnífico diálogo lo dirige a Paulino, del que no sa-bemos si era su suegro o cuñado; en él entiende la tarea de la vida como un constanteaprendizaje, un aprender a vivir y a morir. Con el ideal de la ociosa actividad por de-lante, una cosa es estar vivo y otra saber vivir. La vida del sabio es plena en sus recuer-dos del pasado, su disfrute del presente y su anticipación del futuro; bien distinta de ladel que se pasa media semana esperando el espectáculo del fin de semana y la otra me-dia recordándolo. Bueno, esto último es quizás lo que hubiera dicho hoy Séneca; he aquílo que realmente dice:

... procuran ocuparse en algo y todo el tiempo que resta se les torna enojoso, de la mis-ma manera, por cierto, que, cuando se anuncia una jornada de espectáculo gladiatorio o bienaguardan algún otro entretenimiento o placer convenido, querrían saltar por encima de losdías que faltan; todo plazo para una cosa que esperan se les antoja interminable, pero eltiempo de que disfrutan es breve y escurridizo (mucho más breve aún por culpa de sus ma-nías), por lo que dan tumbos sin cesar al ser incapaces de perseverar en una sola apetencia...(16,3 s.).

No termina aquí el gran trabajo de M. López, pues siguen dos índices, uno de nom-bres propios y otro de materias, cuya utilidad es tan imponderable como laboriosa debede haber sido su confección. El último abarca más de sesenta conceptos, preferentementeabstractos, centrales en el pensamiento de Séneca (acción, adversidad, alma, ambición,amistad...). Anotemos que alma empleado como sustantivo polivalente para traducir ani-ma, animus y mens es demasiado reductor, sobre todo cuando se dispone además, entreotros, de espíritu y mente. El uso de mens en Séneca, para referirse a la facultad del jui-cio (Felic. 3.3), está en la mejor línea clásica, la que va de Plauto a Juvenal y será con-tinuada por Descartes en época moderna.

Este libro no hubiera alcanzado su nivel de excelencia sin el el poderoso atractivo queejerce la compleja personalidad de Séneca, cuyo mensaje moral se eleva de la flaquezade la condición humana a la grandeza de pensamiento; eso es algo que el autor mani-fiesta abiertamente en las páginas preliminares, pero se percibe también de forma mássutil en el vivo estilo de la traducción. Alguna concesión a los usos expresivos denuestra época, como en relación a, inusual, posicionamiento, décadas por decenios, es-cuchar por oír o el prefijo auto–, con verbos casi siempre redundante, no logra empañarla calidad de una prosa siempre cuidada. Una introducción bien elaborada, una traduc-ción hecha a conciencia y una anotación clara, rica y ágil no pueden menos de atraer ymantener la atención de todo lector interesado en Séneca.

Universidad Autónoma de Madrid Benjamín GARCÍA HERNÁNDEZ

[email protected]

Reseñas 279

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

Page 280: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

RICHARD C. BEACHAM, Spectacle Entertainments of Early Imperial Rome, YaleUniversity Press, New Haven-London 1999. ISBN: 0-300-07382-8.

El teatro romano no es únicamente un espectáculo lúdico, de entretenimiento para elpueblo. En él confluyen elementos políticos, religiosos, sociológicos y propagandísticos,además de los literarios, pero la escasez de testimonios relativos al tema y la dificultad,en muchas ocasiones, en la interpretación de los datos correspondientes hacen que nosmovamos por un terreno resbaladizo, máxime porque los textos literarios dramáticosconservados no coinciden cronológicamente con los testimonios relativos al teatro ro-mano. Además, las representaciones teatrales se celebraban durante los mismos días queotro tipo de espectáculos. Este hecho ha llamado la atención a los sociólogos: cómo unmismo tipo de público podía asistir a una tragedia y contemplar horas después, enfer-vorecidos, un combate a muerte de gladiadores o de fieras. Todo esto ha merecido es-tudios quizás excesivamente especializados en un área concreta (arqueología, historia, fi-lología, sociología...), pero hacen falta investigaciones generales que engloben losdistintos componentes del espectáculo.

El autor analiza las complejas relaciones de los espectáculos públicos en Roma des-de la época de César hasta la muerte de Nerón, discutiendo su significado social y polí-tico sobre la base de los textos latinos. El aspecto más destacado es que no hace una des-cripción, sino una interpretación global de cómo el espectáculo influyódeterminadamente en el ejercicio del gobierno. No en vano el propio Augusto se deno-minaba a sí mismo «un mimo de la vida» y hay interesantes testimonios que recogen larelación entre política y espectáculo, pues los espectáculos públicos no estaban al ser-vicio del pueblo, sino al servicio del poder, que los utilizaban como demostración de sudemagogia, ideología y poder. Los espectáculos públicos eran persuasivos, masivos, in-fluyentes e instructivos, equivalentes a los modernos medios de comunicación. Alenta-ban la conciencia grupal, de pertenencia a un pueblo y servían de referente continuo paralos demás.

Como él mismo indica en la Introducción, puede llamar la atención que se incluyanlos ludi funebres o los banquetes entre los espectáculos públicos. La explicación queaduce es que participan de unos valores estéticos y sociológicos que los equiparan al res-to. Añadiríamos que era impensable un banquete sin artistas que entretuvieran a los co-mensales, o una ceremonia religiosa que no comenzara con un desfile en el que tambiénparticipaban los artistas, incluso escenificando hechos y actitudes del muerto con unamáscara mortuoria cubriendo el rostro de un actor.

En la primera parte (The Setup pp.1-44) hace un repaso sobre el origen y caracterís-ticas generales de la comedia, la tragedia, el mimo, las ceremonias de triunfo, los fune-rales, los combates gladiatorios, los espectáculos con animales salvajes y las procesionesdel circo. En estas primeras páginas ya queda en evidencia el influjo de otras sociedadesen la romana, no sólo etrusca, sino también de distintas zonas de África donde las luchasde animales eran un espectáculo frecuente. En la idea de mostrar con un gran angularque permita al lector obtener una visión de conjunto quiere dejar claro que el drama y losrestantes entretenimientos tenían como base un suceso importante para el pueblo, tantoreligioso como político, pero cuya celebración estaba regulada y controlada por el Es-tado. Al mismo tiempo, ese control estatal conllevaba la regulación económica porparte de esos pocos que tenían acceso a la organización del espectáculo, lo que explicala generación de intereses económicos, políticos y personales ya desde sus comienzos. Eldirigente romano no concebía la gratuidad de su gestión ni de su inversión, sino que ad-

280 Reseñas

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

Page 281: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

ministraba en términos de gratificación: ascenso en el cursus honorum e incremento desu patrimonio. Esa implicación explica el contexto de la representación y el efecto psi-cológico en el espectador: salvando las distancias, pensemos en las fiestas de distintosbarrios, donde el teatro callejero y otro tipo de actividades (culturales, lúdicas o depor-tivas) son no ya extrañas para nosotros, sino imprescindibles. Después de hacer un re-paso por los distintos espectáculos, ocasiones, lugar para la representación y política delespectáculo concluye con un apartado en el que considera que Roma en época de Césaracaba siendo el «Estado de la diversión» (The State of Play), pues la sociedad romana hallegado a la «teatralización de la cultura», imprescindible para entender el final de la Re-pública y los años del Imperio.

El segundo capítulo, Playing for Power. The Age of the Dynasts (pp. 45-91), marca lalínea argumental de la hipótesis que se trata de desarrollar a lo largo del libro. Comien-za con un preámbulo en el que elige un texto de Polibio (6, 9, 6) que razona sobre el po-der y los medios para influir en la masa, que conlleva la destrucción del carácter esencialde la democracia y envuelve a la gente en un estado de violencia y de gobierno impuestopor la fuerza. A partir de estas reflexiones, encontramos un resumen de los conflictos ci-viles en Roma desde el año 91 a.C. y la dictadura de Sila hasta el año 79, cómo se fueconsolidando el sistema de patrocinio entre clientes y patronos, configurando el pano-rama social hasta la llegada de Pompeyo y, con él, los preludios de un teatro permanenteen Roma, la influencia de César en la organización y celebración de los ludi Romani yMegalenses, la regulación de leyes para el público que acude a los espectáculos públicos,el compromiso político del Senado, la sutil manipulación del pueblo romano hacia losintereses partidistas de la República y la utilización del recinto teatral como escena po-lítica. Naturalmente, la importancia del espectáculo generó la construcción del teatro dePompeyo, al que se dedican las páginas siguientes describiendo su gestación, vicisitudesy descripción, e ilustrado por reconstrucciones tridimensionales hechas por ordena-dor 1 y por otras fotografías. Este teatro sirve de puente para relacionar las figuras dePompeyo y César. Como señala el autor, aunque Pompeyo entendió el teatro como unatendencia evidente en la vida política de la república y lo puso en práctica paulatina-mente, César comprendió desde el principio que el teatro y los restantes espectáculoseran un excelente vehículo para apuntalar y acrecentar su prestigio entre el pueblo, yacabó siendo un consumado empresario teatral.

Octavio aprendió de César las posibilidades políticas que los espectáculos públicospodían ofrecerle en su cursus honorum. Este es el tema que se desarrolla en el tercer ca-pítulo, The State Craft and Stagecraft of Augustus (pp. 92-154). Continúa la estructurade los capítulos anteriores al empezar con una panorámica sobre la figura de Octavio,sus tímidos comienzos tras la muerte de César y las tensiones políticas que se produje-ron entonces, especialmente con Bruto y Marco Antonio, hasta que consiguió hacersecon el poder. Para entender este complejo entramado y cómo Augusto pudo finalmentecumplir sus objetivos relaciona los ludi Victoriae Caesaris en honor de su benefactorcomo medio para ganarse el favor del pueblo, tanto para él como para su tío. Una vezque consiguió pacificar las disensiones internas, aprovechó los ludi Saeculares del 17a.C., que duraron dos meses, para llevar a escena una representación sobre «la Edad deOro», con una clara pretensión de propaganda personal y auspiciado por los colegios sa-cerdotales. Estos Juegos son un excelente ejemplo de la conjunción entre espectáculo,religión y política, que Beacham acaba definiendo como «Theatrum Populusque Ro-manus» (p. 119). En este contexto hay que enmarcar la construcción del teatro de Mar-celo y la «puesta en escena» de la Ciudad, es decir, la construcción de edificios y mo-

Reseñas 281

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

Page 282: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

numentos que contribuían a la política de Augusto, sin olvidar esos años de mecenazgoen el arte y la literatura. Termina este capítulo con unas páginas dedicadas al afán de in-mortalidad de Augusto (pp. 147-154). La literatura y el espectáculo contribuyeron a queel principado se presentara como un theatrum mundi. A esto se añade el especial énfasisen la celebración de los funerales de sus familiares, la celebración de cumpleaños y otroseventos personales en los que el pueblo era partícipe. Se fomentaba de esta manera launión del pueblo y su gobernante, que tuvo su última expresión en los funerales del pro-pio Augusto, que fue precedido hasta la pira por artistas y actores enmascarados con laimagen de su rostro y del resto de la familia imperial.

En el cuarto capítulo, Playing for Keeps. The Politics of Pageantry in the EarlyPrincipate (pp. 155-196) se aborda cómo Tiberio mantuvo la política de Augusto, peromás bien a disgusto. Como señalan Suetonio y Tácito, no le agradaba acudir a los es-pectáculos públicos, ni mucho menos celebrar con el pueblo sus fiestas personales,pues, como le criticó Tácito, utilizaba el disimulo, pero era un mal actor. Esto sirve deexcusa para desarrollar el apartado de «El emperador que no se divertía», donde se ex-plican los errores políticos que cometió Tiberio, de los que forma parte su falta de inte-rés por el espectáculo; un aspecto del que se preocupó fue el de endurecer las medidaspoliciales durante el desarrollo del espectáculo y reforzar las estructuras sociales y losprivilegios de los rangos; paralelamente, endureció las medidas contra los artistas y gla-diadores. El cambio de gobierno de Tiberio a Calígula se hace después de describir losfunerales de Germánico y Druso, la participación de claques organizadas, y la actitudpoco receptiva por parte del emperador para lo que el pueblo demandaba: hay testimo-nios de que se critició al emperador tanto en tragedias como en farsas. A la muerte deTiberio, Calígula organizó un gran funeral en Roma en su honor y en el de sus antepa-sados. Desde muy temprano el nuevo emperador demostró su talento para el drama y suinterés por el espectáculo público, razón por la que se le denominó «Callipedes», en cla-ra alusión al mimo (planipedes). El reinado de Calígula ofreció un rico, variado y su-gestivo material teatral y de espectáculo de diversa índole, reflejo de su propia perso-nalidad histriónica, que dejó el camino abierto hacia la megalomanía, la magnificencia,la aclamación de la masa, la exhibición espectacular y la crueldad sanguinaria mostradapúblicamente.

Claudio creyó en la necesidad de ajustar la imagen que el emperador transmitía a supueblo y volvió a la línea de Augusto, limitando los espectáculos gladiatorios y de ani-males, el abuso en la instauratio, moderando el gasto, pero buscando la satisfacción dela gente. Celebró las victorias romanas, terminó la restauración del teatro de Pompeyo,enriqueció el Circo Máximo y fomentó las naumaquias. Tras su oscura muerte, Nerónse proclamó emperador y celebró su proclamación con la representación de come-diantes.

El capítulo 5, titulado Nero. No Business but Show Business, termina el estudio evo-lutivo de cómo el espectáculo influyó en la política imperial. El título deja claro que elprincipal interés del nuevo emperador era el entretenimiento, a veces explicado porquese le ha considerado un actor frustrado, otras porque pretendió restaurar la gloria de laAtenas clásica en Roma, las más porque estaba loco. El autor comienza analizando losdramas privados que Nerón celebraba en palacio y relacionándolo con el espectro ampliode la representación pública, que buscaba la popularidad y el fervor de sus gobernados.La gran diferencia respecto a tiempos pasados es que Nerón buscó que el pueblo for-mase parte del espectáculo, a pesar de que hasta entonces estuvo vigente la mala fama delos artistas y había persecución contra los ciudadanos libres que pretendieran ejercer

282 Reseñas

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

Page 283: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

como actores. No contento con eso, destinó más días y nuevas ocasiones para los Juegospúblicos, decretó leyes favoreciendo las artes ludicrae y él mismo apareció sobre la es-cena.

El fuego que destruyó Roma en Julio del año 64 puso bajo sospecha al emperador.Como es bien sabido, Nerón culpó a los cristianos y esta acusación abrió una nueva mo-dalidad de espectáculo hasta la fecha desconocida en el circo romano: inmolaciones pú-blicas y luchas cuerpo a cuerpo en la arena del circo con animales salvajes o con gla-diadores profesionales. El autor repasa las distintas versiones y narra anécdotas alrespecto. Se cuenta que el propio Nerón asistía desde los jardines de su circo privado enel Vaticano disfrazado. Pasado el incendio, el emperador dio rienda suelta a su mega-lomanía y reconstruyó la ciudad, y en las paredes de su Domus Aurea se dibujaron fan-tasías pictóricas como si fuesen frentes de escena, como si los habitantes de esa casa fue-sen espectadores y a la vez actores de ese teatro a medida, con su propia escenografía,concebido en el palacio.

No sólo concentró sus esfuerzos en construcciones apropiadas para el espectáculo, se-gún aparece en los mapas y dibujos que Beacham añade en estas páginas, sino que im-pulsó otros géneros literarios, como la declamación o la lírica, que también se desarro-llaron sobre la escena. La famosa faceta de Nerón como citaredo, representando dospapeles al mismo tiempo y el aplauso incondicional del público, es decir, de su pueblo,se pueden interpretar en clave política, porque el control que se ejerció sobre la plebe enestos años incluso determinaba el tipo y la intensidad del aplauso. Una política totalita-ria que se reflejó en lo que Beacham denomina «trabajo artístico totalitario: el último te-atro medioambiental» (p. 231). Lo que ha interesado más de este aspecto es la manera enque las representaciones de Nerón influían en el espectador, como si hubiese un meta-teatro entre gobernante y gobernados; es decir, la manera de asumir las representacionesde su emperador por parte del pueblo era idéntica a la manera de asumir sus actuacionespolíticas. El espectáculo público servía de interacción entre ambos platillos de la ba-lanza. En este ámbito la pantomima fue acrecentando su importancia, puesto que teníatodos los ingredientes necesarios: escenificación, elementos trágicos/cómicos, música ybaile; lo más importante, carecía de la crítica política contra el gobernante, propia de lacomedia y de la tragedia, claramente debilitada en estos años.

Tras analizar los géneros que más interesaron y cómo se compusieron tragedias que,según parece, no se llegaron a representar, llegamos a la aspiración neroniana de emularGrecia. Quizás aquí habría sido interesante que conjugara las relaciones entre los géne-ros teatrales en vigor (mimo y pantomima) y el resto de espectáculos lúdicos, terrenocomplicado, pero que tuvo una gran relevancia en estos años del Imperio. Parece claroque el propósito de Nerón desde el principio era recrear la Átenas clásica (de hecho, enestos años se introduce en la lengua latina un número muy importante de términos tea-trales helenizantes), de elevar el género teatral a la altura que tuvo en Grecia en los añosde Esquilo, Sófocles, Eurípides y Aristófanes; sin embargo, la libertad de expresión delos trágicos y cómicos griegos parece impensable durante el gobierno de Nerón, razónpor la que pudo haber apostado por géneros teatrales menos comprometidos y quizáspudo haber utilizado los restantes espectáculos públicos para enfervorecer y manipulara la masa. En un contagioso ambiente de fiesta irreflexiva, de disfrute, donde el final demuchos espectáculos es vencer o ser vencido, es más fácil atraer a un grupo numerosohacia los propósitos ideados por uno o unos pocos. La Historia nos ha dejado poste-riormente no pocos ejemplos de la función propagandística del espectáculo público enregímenes totalitarios o que comenzaban a serlo.

Reseñas 283

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

Page 284: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Las últimas páginas del libro desarrollan el sugerente título «Qualis Artifex pereo!»,relacionando la necesidad de tener un sólido apoyo militar para poder mantener el poder.Repasa sus últimos momentos como si del acto final de un drama se tratase, incluida laironía trágica, y cuentan los historiadores que en sus últimos momentos repetía un ver-so representando por última vez Edipo: «esposa, padre, madre, conducidme a la muerte».No es de extrañar que sus últimas palabras fuesen «muero como un artista».

Cierran el libro las notas finales de todos los capítulos (pp. 255-278), una amplia bi-liografía (pp. 279-296) y un índice onomástico y de contenidos (297-306). Es un librointeresante en su conjunto, cuyos méritos principales son su rigurosidad científica al ma-nejar los datos, la inclusión de nuevas ópticas para sacar conclusiones globales y de con-junto, y la amenidad con que está escrito. Una lectura sugerente que demuestra muchosaños de estudio sobre el fenómeno teatral romano.

Universidad Autónoma de Madrid Carmen GONZÁLEZ VÁZQUEZ

[email protected]

MANUEL C. DÍAZ Y DÍAZ, Enciclopedismo e sapere cristiano tra tardo-antico ealto Medioevo, Editoriale Jaca Book SpA, Milano 1999, 163 pp. ISBN: 88-16-43313-2.

El libro pertenece a la colección Eredità Medievale, que ampara el Istituto per la Sto-ria della Teologia Medievale de Milán. En dicha colección, que resulta ser, en un sen-tido amplio, una Historia de la Teología Medieval desde Agustín de Hipona a Erasmo deRotterdam, tienen cabida cincuenta volúmenes «maneggevoli e scientificamente at-trezzati», que serán, cuando la colección se vea completada, un interdisciplinar repaso alas expresiones fundamentales de la cultura medieval cristiana. En este marco o proyectoeditorial, de las características reseñadas –que en este caso se cumplen a la perfec-ción–, se inserta el libro del Profesor Manuel C. Díaz y Díaz, Catedrático Emérito de laUniversidad de Santiago de Compostela, uno de los investigadores españoles que más ymejor ha estudiado, a lo largo de una dilatada y fructífera vida académica, la cultura, lamentalidad y los personajes de este periodo histórico.

El contenido del libro, además de una introducción, está estructurado en tres grandespartes, cada una de las cuales se divide asimismo en dos capítulos. La primera, de ca-rácter más general, está dedicada a los precedentes del enciclopedismo medieval, ha-ciéndose un repaso en primer lugar por las artes liberales, los tratados enciclopédicos dela antigüedad clásica, los anticuarios y otras fuentes del saber, como los manuales de es-cuela; en el segundo capítulo de esta primera parte, se analiza el «encuentro» tensionaldel cristianismo y de sus presupuestos teóricos y prácticos con la realidad anteriormen-te descrita, a través de los textos preferentemente agustinianos del De doctrina chris-tiana, para terminar con unas pinceladas sobre la sociedad de los siglos VI y VII.

La segunda parte se circunscribe a sendos capítulos sobre Boecio y Casiodoro, figu-ras de máxima importancia en la transmisión del saber y de la ciencia. Tras unas consi-deraciones sobre la situación política de la Italia del siglo VI, se aborda el estudio de laproducción literaria de ambos personajes, haciendo especial hincapié en los tratados con-cernientes a las Artes liberales y, en el capítulo de Casiodoro, en la importantísima laborlibraria llevada a cabo por él, fundando el monasterio de Vivarium, adquiriendo, me-diante su trascripción, los más importantes manuscritos y organizando la actividad

284 Reseñas

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

Page 285: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

amanuense, dentro de un programa diseñado para la adquisición de una sólida formaciónpor parte de los monjes.

La tercera parte está dedicada íntegramente a Isidoro de Sevilla, del que se propor-cionan, en primer lugar, unos apuntes sobre su época, su personalidad y los objetivos ge-nerales de su vasta producción literaria y pedagógica, para finalizar con un estudiopormenorizado de las Etimologías desde la múltiple perspectiva de los criterios de sucomposición, de sus fuentes, del enciclopedismo, del valor actual que han tenido y tie-nen y, sobre todo, del sentido de la etimología u origo a lo largo de toda la obra.

El volumen se completa con una escogidísima bibliografía, utilizada conveniente-mente a lo largo del libro, y con un índice de nombres. Ello conforma una obra de ela-boradas síntesis y básicas afirmaciones sobre el enciclopedismo medieval cristiano y susprincipales exponentes. Ahí radica el valor principal del libro, como tendremos ocasiónde poner de manifiesto a continuación, en un análisis más pormenorizado del contenidode este ejemplar manual.

La introducción (pp. 11-20) es, de un lado, una delimitación y definición de con-ceptos y términos, con una exposición de propósitos por parte del autor y, de otro, una«bibliografía comentada» sobre los principales temas que se tratan en el libro; la mayorparte de dicha bibliografía va a ser aducida con propiedad y equilibrio a lo largo de laobra. En las primeras páginas se hace un recorrido por las distintas denominaciones, in-cluida la de enkyklopaideia, que han recibido las obras y tratados que ofrecieron un de-sarrollo más o menos extenso de las Artes liberales; a continuación se fija lo que se en-tiende por «enciclopedia» en época moderna («la exposición más o menos detallada delas ciencias o de las artes, tanto si ello se hace en un sistema lógico u orgánico, como sise realiza a través de un número más o menos amplio de vocablos ordenados alfabéti-camente», según la definición dada por S. La Colla) y lo que entiende el propio autor(«obras que tienden a promover una mayor comprensión del universo, colocando en elmismo plano de igualdad los conocimientos físicos y de la naturaleza y los conoci-mientos o técnicas del discurso, de la sociedad y del hombre»).

El propósito esencial del Dr. Díaz y Díaz es el tratamiento de los tres personajes queson, en expresión de Rand, «los fundadores intelectuales del pensamiento medieval» :Boecio, Casiodoro e Isidoro de Sevilla. Tan sólo como fuentes de información y datospara las producciones enciclopédicas de estos tres autores son sacadas a colación, comoprecedentes, distintas realizaciones romanas de tipo compilatorio y sintético, relacio-nadas con las Artes liberales.

La bibliografía que se comenta en la segunda parte de esta introducción es agrupadaen diferentes bloques. En cada uno de ellos se citan y se valoran las principales aporta-ciones de los especialistas en la materia. Así sucede con el grupo de autores que tratan eltema del enciclopedismo en general (S. La Colla, P. Grimal, M. de Gandillac, R. Colli-son...) y del enciclopedismo medieval cristiano (H. Fuchs, J. Gruber, J. Fontaine, J. LeGoff, M.T. Beonio Brocchieri –coincidente en parte con el propósito del Prof. Díaz yDíaz–...), en particular. H. I. Marrou, P. Riché y otros resultan de vital importancia en lacomprensión del enciclopedismo y su relación con los métodos educativos y de forma-ción en este largo periodo. Son traídos a colación, igualmente, los distintos editores y au-tores, que constituyen hoy en día la base de los estudios sobre los tres personajes cen-trales del libro (Boecio, Casiodoro e Isidoro de Sevilla), haciéndose una valoración decada una de sus obras y de lo que significaron en la mayor y mejor comprensión del per-sonaje, de su obra y de su época, hasta romper los tópicos y juicios estereotipados que setransmitían de cada uno de ellos.

Reseñas 285

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

Page 286: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

La parte primera de la obra del Prof. Díaz y Díaz (pp. 21-58) se inicia con un repa-so a los denominados «precedentes» del enciclopedismo medieval. Se parte de nocionesbásicas, como las de escuela, aprendizaje, magister y libro, complemento permanente dela escuela y con cuya lectura se transmiten las nociones, se induce a la reflexión y se ad-quieren los conocimientos utilizables en cualquier orden de la vida. A continuación seadentra el Prof. Díaz y Díaz en la denominación de artes liberales, como conjunto dematerias, de distinta naturaleza, que constituyen un paso indispensable para acceder a losestudios de carácter superior, en particular al mundo de la filosofía. Se establece la si-militud entre esta expresión y el término enkyklios paideia, como cultura general y co-mún. Y se explica cómo en tales expresiones se funden las dos principales tendencias delmundo griego, vías para acceder a la consecución de la sabiduría : a) la corriente per-sonificada en Isócrates, que a través de los textos de poetas y filósofos llega a la adqui-sición del lenguaje, único modo de conseguir el verdadero saber (materias lingüístico-li-terarias que forman el grupo de gramática, retórica y dialéctica) y b) la corrienteconcretada en Platón, quien utilizando igualmente los textos poéticos y filosóficos pro-pugna que únicamente las nociones matemáticas, de carácter general y abstracto, puedenponer al hombre en el camino del conocimiento del mundo, por lo que han de ser obli-gatorias para todos (disciplinas matemáticas: aritmética, música, geometría y astrono-mía). Al lado de éstas disciplinas que integran el curriculum de las Artes liberales se ha-llan otras de la más variada índole y en planos muy diversos (derecho, medicina,historia, cronología, etc.).

Bajo la denominación genérica de «tratados enciclopédicos» se analizan tres tipos deobras que aparecen en las letras romanas: las que desarrollan de alguna manera las sie-te Artes liberales, las de carácter enciclopédico de temas diversos y los resúmenes de an-tiquitates. En el primer grupo se estudian las aportaciones de Varrón, Celso y MarcianoCapela. De Varrón (siglo I a.C.) se mencionan sus Disciplinarum libri VIIII, síntesis node cuanto se sabía en su tiempo, sino de lo que era necesario conservar para salvaguar-dar a toda costa el espíritu romano, abierto a las nuevas corrientes helénicas. El conte-nido e índole de la obra de Celso (artes) inducen a pensar (a partir de sus Libri VIII demedicina) que la labor de este autor del siglo I d.C. es similar a la realizada por Varrón.El siguiente empeño enciclopédico, en el tiempo, lo constituyen los nueve libros, en pro-sa y verso, De nuptiis Philologiae et Mercurii, de Marciano Capela, autor del siglo V. Suobra, bien documentada, es un intento de interpretar el espacio de las Artes en una es-pecie de mundo simbólico, elevando al vértice de validez universal conocimientos quese mantenían en el límite de la ciencia. Cada una de las Artes es representada medianteuna alegoría; cada libro empieza y termina con unos versos que sintetizan el contenidode cada Ars y en cada uno de los temas se indican las principales auctoritates.

Entre las obras enciclopédicas de temática diversa se analizan las Antiquitates rerumhumanarum et divinarum, de Varrón, ampliamente manejadas por Agustín de Hipona ensu Ciudad de Dios; los Prata de Suetonio, de quien copió Isidoro muchos datos para laelaboración de sus Etimologías; los Collectanea rerum memorabilium, de Solino; losCommentarii, de Servio, que a pesar de su título, constituyen una fuente de informaciónimportante, a partir del análisis de términos y frases de los versos virgilianos y, final-mente, los treinta y siete libros de la Naturalis Historia de Plinio el Viejo. A esta últimadedica el Prof. Díaz y Díaz más atención; se trata de una obra claramente enciclopédica,en la que Plinio recoge, de forma estructurada, todos los conocimientos hasta ese mo-mento existentes (mezclando noticias, descripciones puntuales, leyendas e interpreta-ciones más o menos fantasiosas) sobre el mundo natural.

286 Reseñas

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

Page 287: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Otros autores, lejos de elaborar una verdadera enciclopedia, se dedicaron a recogertérminos, formas o instituciones antiguos. Así Aulo Gelio con las Noctes Atticae, casicuatrocientos capítulos que plantean cuestiones lingüísticas, filosóficas, históricas, etc.O los siete libros de las Saturnales de Macrobio, disputas entre los comensales sobreVirgilio, sus fuentes y su técnica literaria. O los veinte títulos del De compendiosadoctrina de Nonio Marcelo, que ofrece la estructura de unos lemas, seguidos de expli-cación y citas justificativas.

La existencia de la escuela incrementó la exigencia de instrumentos didácticos, desti-nados a servir de apoyo a la enseñanza. Así se originaron y se multiplicaron los manua-les escolares, caracterizados por sus nociones sistemáticas y por el seguimiento de unoscriterios acordes a la técnica pedagógica de las escuelas: definiciones elementales, cla-sificaciones y explicaciones sistemáticas. A esos manuales, auténticos «libros de texto»,se les añadían otros materiales más elaborados, como escolios o glosas. Entre los ejem-plos de esa producción se puede citar el Breviarium rerum gestarum populi Romani, deRufo Festo, compendio escolar de la historia de Roma. En otro orden de cosas, hacia elsiglo II d.C. se verifica un insólito fenómeno cultural, cuyas raíces son difíciles de des-cubrir. Se trata del apasionamiento por el misterio y por lo maravilloso, tanto en el planoreligioso (desarrollo de religiones mistéricas) como en el intelectual, consciente el hom-bre romano de que el estudio sistemático de la ciencia es insuficiente. En este ambientesurgieron el Liber memorialis de Solino o las curiositates en el ámbito filológico.

El capítulo segundo de esta primera parte está dedicado al análisis de las tensionesproducidas entre el cristianismo y el saber pagano. Las de índole teórica arrancan de lacita paulina de 1 Cor. 3,19, según la cual «la sabiduría de este mundo es necedad a losojos de Dios». Las de carácter práctico tenían que ver con la educación de los hijos delas familias cristianas aristocráticas, que por tradición exigía un tipo particular de ense-ñanza escolar. Ese enfrentamiento tiene una de sus expresiones más claras en la figurade Tertuliano, quien opone curiositas a fides : cedat curiositas fidei. La inclinación a co-nocer temas que no se refieren a la salvación es calificada de vana, inanis, superba, ma-ligna. Este clima «tensional» es alimentado por el movimiento monástico en su vertienteascética y echa por tierra intentos de aplicar a los problemas de comprensión de la Bibliala curiositas mencionada (tal es el caso de Jerónimo).

El cambio en la percepción y tratamiento del problema lo realizó Agustín de Hipona,quien admite la utilidad del conocimiento que dan las Artes en la consecución de la Sa-biduría y en la solución de los problemas que surgen en la comprensión de la Biblia, pro-pugnando una enseñanza cristianizada, que coloca a la Biblia en el centro de la misma.Agustín se propuso, por tanto, rediseñar los métodos y los objetivos de las siete Artes.Los textos sagrados han de ser leídos con los mismos métodos que los textos de los au-tores clásicos; pero mientras que estos últimos conducen a la verdad, aquellos llevan alhombre a la Sabiduría, es decir, a Dios. Para llegar hasta Él en una correcta exégesis bí-blica, el obispo de Hipona defiende un mejor conocimiento de las Artes, que se con-vierten de esa manera en disciplinas ancilares, redimensionando así su alcance y utilidad.

Los siglos VI y VII, alejados del tiempo en el que vivió Agustín, supusieron un cambioradical para el cristianismo y para las Artes liberales. En la esfera política, la apariciónde nuevos reinos, tras la caída del último emperador romano de Occidente; en el terrenosocial y económico, los nuevos papeles que asumen la aristocracia y el campesinado; enel ámbito cultural, el hiato cada vez mayor (en número y prestigio) que se produce entrelas escuelas de alto rango y las de grado elemental; en el campo religioso, la aparicióndel arrianismo, el interés por una nueva forma de monaquismo, más evangelizador y la

Reseñas 287

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

Page 288: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

intensificación de la liturgia, con la consiguiente necesidad de una mejor formación delclero dedicado a la misma. A ello se unen los nuevos elementos culturales que refuerzanel saber cristiano. Entre estos hay que destacar las traducciones de los grandes escritoresgriegos cristianos (Orígenes, Juan Crisóstomo, etc.); una nueva fuente de la espirituali-dad cristiana constituida por los relatos hagiográficos, que llegan a formar coleccionesde un valor inestimable y desde el punto de vista teológico, las colecciones de sínodos yconcilios. Todo estos textos, que se leen bajo diferentes formas y compendios en las es-cuelas, irán creando un cuerpo de doctrina, de experiencias religiosas y de exégesis bí-blica, que marcarán los siglos VI y VII.

La parte segunda (pp. 59-107) está dedicada a las figuras de Boecio y Casiodoro. Seinicia el primer capítulo con unos trazos histórico-políticos de Italia en el siglo VI, cen-trados casi en exclusividad en la figura del rey Teodorico, del que se destaca su tole-rancia (religionem imperare non possumus, quia nemo cogitur ut credat invitus, lehace decir Casiodoro), y en las líneas esenciales de su programa político (alianzas conlos otros reinos bárbaros, reforzamiento del poder real y aislamiento de los bizantinos).Después de unas pinceladas de la biografía de Boecio («mártir de la romanidad», segúnMarrou), el Prof. Díaz y Díaz se adentra en las consideraciones concretas sobre la pro-ducción literaria boeciana, dividida en cuatro grandes grupos : escritos concernientes alas Artes liberales, obras filosóficas, opúsculos teológicos y la Consolatio philosophiae.

El análisis se centra esencialmente en los escritos que tienen que ver con las Artes li-berales, es decir su obra científica, sin que ello signifique que no se hacen referencias asus obras teológicas (para cuyo desarrollo aplica Boecio los métodos extraídos de lasmatemáticas) y filosóficas (bajo la influencia y auctoritas del neoplatónico Porfirio y deldiscípulo de Proclo, Ammonio). Ese fue su proyecto intelectual esencial, tal como se loreconoció Teodorico: translationibus enim tuis Pitagoras musicus, Ptolemaeus astro-nomus leguntur Itali; Nicomachus arithmeticus, geometricus Euclides audiuntur Auso-nii; Plato theologus, Aristotelis logicus Quirinali voce disceptant; mechanicum etiamArchimedem Latialem Siculis reddidisti et quascumque disciplinas vel Artes facundaGraecia per singulos viros edidit, te uno auctore patrio sermone Roma suscepit...

La cita, un tanto larga, nos pone de manifiesto las coordenadas desde las que hay quevalorar el proyecto cultural y enciclopédico de Boecio y el alcance del mismo. Boeciomuestra un interés especial en dos cuestiones: 1.a) trasladar al lector romano una expo-sición sistemática, más o menos completa, de los conocimientos que integran las Artesliberales; 2.a) hacerlo desde un interés eminentemente didáctico (cualidad del enciclo-pedismo clásico grecolatino). De esa manera, compone las cuatro Institutiones de Arit-mética, Música, Geometría y Astronomía (estas dos últimas con los datos probables desu autoría) que vienen a erigirse como libros de enseñanza y consulta, en ocasiones, has-ta el siglo XIII y que constituyen la suma de las cuatro partes del conocimiento mate-mático, introduciendo al inicio del primero de sus libros (Arithm.1,1) un término quetendría posteriormente un éxito extraordinario, quadruvium (después, quadrivium).

La figura de Casiodoro es presentada desde una triple perspectiva: la de su producciónliteraria, la relacionada con la fundación del monasterio de Vivarium y la consiguienteformación de los monjes y la de su actividad bibliográfica (copia de manuscritos, poruna parte, y elaboración de manuales de estudio enciclopédicos, por otra). La obra lite-raria de Casiodoro responde, en general, a los avatares vitales del autor: una serie deobras de la época premonástica (Cronica, Historia gotica, Variae, etc.); las obras com-puestas tras la conversión monástica (Expositio psalmorum, liber memorialis, Institu-tiones, etc.) y finalmente, su significativo tratado De orthographia.

288 Reseñas

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

Page 289: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

La fundación de Vivarium (cuyo simbolismo es puesto de manifiesto) constituyó unode los hechos fundamentales en la vida de Casiodoro y resultó de extraordinaria im-portancia para el desarrollo de la cultura latina cristiana, tal y como se recoge en un lar-go excursus sobre las vicisitudes posteriores de este monasterio y de su biblioteca. Fueconcebido como un lugar en el que se formaba un grupo selecto y minoritario de mon-jes, dedicado al estudio (a este efecto fueron compuestas las Institutiones) y a la medi-tación y con la confianza de que mediante los libros y el empeño intelectual que éstossuponían se alcanzaba, al igual que con la predicación, la salvación eterna. Era la pri-mera vez que los estudios superiores «se refugiaban» en el silencio de un centro mo-nástico; entre éstos se dedicaba una especial atención a la ortografía, auténtica obsesiónpara Casiodoro y medio por el que ...in scripturis divinis librariorum vitia corrigere de-bemus, nam quid prodeat multas transcurrere lectiones et ea quae sunt probabiliter co-rrigenda nescire? (Instit. 1,14,5)

La actividad bibliográfica de Casiodoro se centró en la adquisición de manuscritos,mediante el encargo de su trascripción o copia, la promoción de traducciones del griegoal latín (supervisadas luego por el propio Casiodoro) y la compilación de volúmenesmisceláneos (gracias a la utilización del pergamino por el papiro), bien de contenido ho-mogéneo o de temática desigual. El tratamiento pormenorizado de cada una de estas ac-tividades es realizado por el Prof. Díaz y Díaz, como se hace a lo largo de toda la obra,con el soporte de los textos del propio autor. Así, para subrayar la importancia que el tra-bajo de copista o amanuense adquiere en el proyecto de Casiodoro se aduce la cita, tanbien conocida por paleógrafos y críticos textuales, de Instit. 1,30 : Felix intentio, lau-danda sedulitas, manu hominibus praedicare, digitis linguas aperire, salutem mortali-bus tacitum dare, et contra diaboli subreptiones illicitas calamo atramentoque purgare.Tot enim vulnera Satanas accipit quot antiquarius Domini verba describit...

Casiodoro, que se queja constantemente de la escasa formación cultural de sus con-ciudadanos, piensa que únicamente con la lectura y meditación de las obras de losgrandes autores se puede conseguir el propósito formativo. Los libros van a asumir enese proyecto esa función de formación, cuyo objetivo será la renovación del curriculumescolar y que tiene como última razón de ser favorecer la comprensión y el estudio de laBiblia. Por medio de los libros se conseguirán los dos grandes objetivos que debe pro-ponerse el hombre : utilitas vero magna esse cognoscitur, quando per eos (libros) dis-citur unde et salus animae et saecularis eruditio provenire monstratur...(Instit.1,praef.1). Como medio para facilitar su consecución, Casiodoro juzga necesaria la re-dacción de un vademécum, que, convertido en unas especie de bibliografía comentada,sólo en latín pero no sólo de los autores latinos, ha de recoger los temas esenciales de lasdistintas parcelas del tradicional curriculum escolar. El sistema de formación que pro-pugna representa una vuelta al modo griego de entender las siete Artes, sobre todo en elorden que las presenta Ammonio y que no coincide con el de otros enciclopedistas. SusInstitutiones, escritas como una guía espiritual más que como una regla, responden en suestructura a la consecución de los objetivos mencionados: el primer libro ofrece un cua-dro de las ciencias sagradas y el segundo proporciona los elementos para una formaciónpagana. En las pp. 100-105 el Dr. Díaz y Díaz hace una magnífica síntesis de los dos li-bros de las Institutiones de Casiodoro, sobre todo del segundo, que formado por siete ca-pítulos da a conocer los fundamentos de las siete Artes, tema esencial en la obra que esobjeto de juicio por nuestra parte.

Casiodoro representó, en primer lugar, el punto de convergencia del estudio de la Bi-blia y de los temas bíblicos comentados por los grandes escritores con el estudio de las

Reseñas 289

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

Page 290: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Artes cuyo aprendizaje se podía seguir tanto en los autores clásicos como en los re-cientes; a la vez, con Casiodoro se produjo una universalización de la ciencia tanto bí-blica como pagana; en él no se distinguen los autores griegos de los latinos, ya que launidad se consigue por el uso de una lengua (la latina) que resulta de más fácil acceso.El medio por el que se alcanzan los logros comentados es para Casiodoro la biblioteca,como almacén de energía espiritual, fuente del saber, depósito de virtud y tesoro a dis-posición de toda la Humanidad.

La tercera parte del libro (pp. 109-142) está dedicada íntegramente a Isidoro de Se-villa. Su estructura y desarrollo son semejantes a los constatados en la segunda parte. Sehace en primer lugar un recorrido por la Hispania de los siglos VI y VII, haciendo especialhincapié en las iniciativas de los reyes visigodos (principalmente, Leovigildo y Reca-redo) para conseguir la unidad de territorios y pueblos (el hispano-romano y el godo), ala par que la unidad religiosa (al principio bajo el arrianismo y después con el cristia-nismo), en cuya consecución y desarrollo tanto tuvo que ver el episcopado hispánico.Todo ello fue el terreno abonado para el surgimiento de un movimiento cultural impor-tante, uno de cuyos promotores fue sin duda Isidoro de Sevilla.

Del obispo hispalense se dan, como en los casos anteriores, unas noticias esquemáti-cas y significativas de su vida y personalidad: la ascendencia hispanoromana, su perte-nencia a una familia profundamente cristiana, la formación dirigida por su hermanoLeandro a quien reconoce como paradigma y modelo, su actividad episcopal, pastoral ypolítica, comprometido con los propósitos de los reyes visigodos Sisebuto y Suintila, ysu producción literaria, exponente de una preocupación profunda por la formación de susconciudadanos, sobre todo de los pertenecientes al clero.

El profesor Díaz y Díaz recorre, siguiendo los cánones «clásicos» al respecto (la Re-notatio brauliana y las noticias de Ildefonso de Toledo), la compleja producción litera-ria del obispo de Sevilla, que tuvo como base de actuación su biblioteca hispalense, cu-yos Versus nos proporcionan una lista de autores (no todos, por supuesto) utilizados porIsidoro de Sevilla en la elaboración de tan vasta obra.

Para Isidoro de Sevilla la utilización de la pluma, su labor de escritor, es complementode su empeño pastoral. De esa manera destaca en su obra la elección de los temas deacuerdo con la utilidad que su tratamiento puede proporcionar al pueblo; por otra parte,se observa en la confección de toda su producción literaria la preocupación por una do-sificación bien calculada en la enseñanza y aprendizaje de los saberes por parte deunos lectores poco preparados: en primer lugar, la atención a la palabra, en el doble in-tento de entenderla rectamente y de usarla correctamente; en segundo lugar, la preocu-pación por el estilo, aprendido más con la práctica que con numerosas reglas. Desde es-tas perspectivas es analizada la producción del obispo hispalense; así obras queresponden a exigencias puntuales o requerimientos pastorales concretos serían De naturarerum, Contra Iudaeos, De viris illustribus o Historia Gothorum; obras de iniciación auna lectura literal y alegórica de la Biblia son los Prooemia, el De ortu et obitu Patrum,las Allegoriae y las Quaestiones; preocupación por las palabras se manifiesta en las Dif-ferentiae y en los Synonyma y por el valor estilístico de las frases se constata en las Sen-tentiae. Hay que reconocer que la presentación que hace el profesor Díaz y Díaz de lasobras isidorianas resulta atractiva y convincente; otros estudiosos del obispo hispalensehan realizado ese mismo recorrido teniendo en cuenta, sobre todo, la fecha de compo-sición de las distintas obras y los niveles de complejidad que su elaboración requería(desde una literatura de accessus ad hasta las mismas Etimologías).

El capítulo final del libro está dedicado al empeño enciclopédico de Isidoro de Sevi-

290 Reseñas

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

Page 291: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

lla, sus Etimologías (opus de origine quarundam rerum, le comunica en un principio alrey Sisebuto hacia el año 620), obra por la que el obispo hispalense es conocido, admi-rado y aducido como autoridad durante muchos siglos. En los distintos apartados del ca-pítulo el Dr. Díaz y Díaz pone sobre el tapete las claves interpretativas de la enciclope-dia isidoriana: criterios de su composición, organización y contenido, utilización de lasfuentes (problema complejo donde los haya) y papel de la etymologia en la comprensióncabal de la misma. Entresaquemos algunas afirmaciones importantes.

La obra, en cuya elaboración pasó Isidoro de Sevilla sus últimos años y que se nospresenta en cierto modo «inacabada», carece de prefacio en el que se expliquen los ob-jetivos del proyecto isidoriano; tan sólo hay una sucinta explicación en la epístola de-dicatoria (misi opus de origine quarundam rerum, ex veteris lectionis recordatione col-lectum atque ita in quibusdam locis adnotatum sicut extat conscriptum stilo maiorum).De ésta y de otras noticias que currenti calamo aparecen en las Etimologías, pueden ex-traerse algunas conclusiones sobre el método utilizado por Isidoro a la hora de elaborarsu obra : a) la redacción de la misma ha tenido lugar por partes, en tanto que disponía demateriales para la confección de cada una de ellas; b) la propia dinámica expositiva in-duce al autor a desarrollar temas no previstos inicialmente; c) Isidoro ofrece los mate-riales de que dispone, aunque a veces se ve obligado a simplificar las noticias propor-cionadas por sus fuentes; d) la etimología requiere a veces de investigación, ya que no seencuentra fácilmente para todas las palabras; e) el propósito de explicar el origen de al-gunas cosas debe reducirse en ocasiones a la presentación de una breve etimología. Entodo ello se percibe una obsesiva insistencia en la consecución de la brevedad, requeri-da por la tradición literaria latina y por el carácter didáctico que se impone Isidoro.

En un apartado posterior, el Prof. Díaz y Díaz se hace eco de la intrincada temáticasobre los títulos y libros de las Etimologías, de los primeros pasos en su organización ycontenido, así como del papel jugado (los límites de la emendatio) por Braulio de Za-ragoza en la definitiva presentación, en veinte libros, de la enciclopedia isidoriana. Laobra, continúa Díaz y Díaz, es de índole eminentemente práctica, cuya distribución seatiene a los criterios de utilidad escolar y didáctica, destinada a todo tipo de público yque, más que presentar puntos de vista explícitamente estructurados, aporta el mayor nú-mero posible de explicaciones útiles, en orden posiblemente a ofrecer una comprensióngeneral de todo lo que existe, por medio de un sistema descriptivo.

El principio que inspira toda la enciclopedia es, según el propio Isidoro, la descripcióndel origen y de la etimología de los vocablos. Y aunque a primera vista pueda dar la im-presión de una pura y simple yuxtaposición de datos e informaciones, la unidad del mé-todo y la utilización de los distintos sistemas de la tradición grecolatina confieren al di-seño que propone Isidoro una dimensión extraordinaria y de gran relieve. Isidoroacomete el estudio de los vocablos, analizando la origo o estudiando la etymologia. Conla primera se descubre «de dónde» viene un término; la segunda, de acuerdo con lospuntos de vista antiguos a los que se atiene estrictamente Isidoro, explica « por qué» seha creado o aplicado un significante a su significado concreto. A tal efecto, el obispo his-palense distingue entre etymologia ex origine y etymologia ex causa. Tales operacionestienen como finalidad la de alcanzar la realidad de las cosas, dado que ...cum viderisunde ortum est nomen, citius vim eius intellegis: omnis enim rei inspectio etymologiacognita planior est...(Etym. 1,29,2), frase de capital importancia, puesto que de ella sededuce que la fuerza de la etimología es la de proporcionar la llave de la realidad y fa-vorecer el conocimiento de las cosas a través de las palabras que la designan. Isidoro semantiene en general fiel a los principios etimológicos del mundo antiguo, pero actúa con

Reseñas 291

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

Page 292: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

suficiente libertad, en cuanto que es capaz de yuxtaponer, en determinados momentos,dos etimologías diferentes, como queriendo dejar al lector la elección de una u otra.

En los libros de las Etimologías isidorianas se concentra y organiza todo el saber pre-cedente, razón por la que podemos considerarlos como enciclopedia de la Antigüedadtardía; sin embargo, los abundantes materiales que ellos ofrecen han servido de base yorientación para los siglos siguientes, razón por la cual se los puede considerar como laprimera enciclopedia medieval. Un aspecto de su importancia y de su interés indudablesradica precisamente en su privilegiada posición en el tiempo.

El libro de Manuel C. Díaz y Díaz resulta difícil de sintetizar, porque constituye depor sí una síntesis, propia de quien, habiendo relacionado durante muchos años textos,personajes y hechos, nos presenta de una vez un manual de accessus científicamente do-cumentado y de fácil lectura. Sus afirmaciones se asientan en los textos; sus notas sonmínimas (para no entorpecer la lectura del texto principal), y siempre justificadas, y elcarácter esquemático y casi «telegráfico» de muchas de sus aseveraciones no llevan con-sigo el tópico de la simpleza o de la obviedad. Su libro es a la par una puesta al día de labibliografía más importante sobre cada tema; ésta es aducida con propiedad, sin eludirlos aspectos problemáticos y discutidos, sobre los que nos proporciona su autorizada opi-nión quien «abrió» en España, con dosis de incomprensión y recelo a veces, las puertasa los estudios de autores y épocas alejados ya de los cánones y vivencias del mundo clá-sico.

Universidad de Extremadura César CHAPARRO GÓMEZ

[email protected]

ISABEL VELÁZQUEZ SORIANO, Documentos de época visigoda escritos en pizarra(siglos VI-VIII), Brepols Publ., Turnhout 2000, 2 tomos (164 y 199 pp.).ISBN: 2-503-50972-X.

Desde que a finales del siglo pasado fueran descubiertas las primeras pizarras de épo-ca visigoda con trazos numéricos, la atención de los investigadores hacia estos valiososy antiquísimos documentos paleográficos —en su gran mayoría de los últimos deceniosdel siglo VI y del siglo VII— ha sido, aunque no muy intensa, sí constante. Tras los pri-meros estudios de Gómez Moreno, que van desde 1904 a 1966, aparecen varios e im-portantes trabajos del profesor Díaz y Díaz en la década de los setenta y, años más tar-de, los del profesor Gil Fernández.

Isabel Velázquez inició su tarea investigadora en el estudio de estas pizarras bajo ladirección del recordado Dr. Mariner. Su tesis doctoral El latín de las pizarras visigodas.Edición crítica y estudio (Madrid, Universidad Complutense, 1988) y los trabajos pos-teriores, que ya eran una referencia básica para todo estudioso de estas pizarras, se hanvisto culminados con la publicación de los dos volúmenes que ahora reseñamos en laeditorial Brepols (Monumenta Paleographica Medii Aevi - Series Hispanica) y bajo losauspicios de la Real Academia de la Historia.

El interés científico de estas antiguas pizarras que se nos han conservado es grande yvariado. En una época como la visigoda, en la que las fuentes documentales de que dis-ponemos para conocer su historia son tan escasas (actas conciliares y colecciones de fór-mulas jurídicas), las pizarras vienen a llenar, en parte, este vacío. Por un lado, su valor

292 Reseñas

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

Page 293: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

paleográfico y lingüístico es fundamental, pues nos evidencian que los individuos del si-glo VII que las escribían —o, mejor, inscribían— hablaban aún latín; con toda una seriede particularidades que lo alejaban de las normas clásicas, pero latín al fin y al cabo. Eneste sentido, el interés de las pizarras reside en que, como acertadamente señala el pro-fesor Jacques Fontaine en el Prefacio del primer tomo, han actuado para nosotros, amodo de cassettes, como transmisores y fieles reproductores de la lengua real habladapor aquellas gentes.

Pero, por otro lado, los historiadores pueden encontrar en ellas una fuente impres-cindible para el estudio de la Hispania visigoda. El contenido de muchas de estas piza-rras nos muestra la vida cotidiana de una sociedad netamente rural: relaciones de pagosy cobros de cantidades en especie, repartos de trigo, un curioso conjuro contra el grani-zo, relaciones de prendas de vestir y de cabezas de ganado, etc. Otras, en cambio, re-producen salmos o frases litúrgicas o son fragmentos de un abecedario, lo que noshace pensar en posibles ejercicios escolares.

A lo largo de los dos tomos que componen la obra, la profesora Isabel Velázquez re-aliza un detalladísimo estudio sobre un corpus de 153 pizarras. Las 164 páginas queconstituyen el primero de los dos están dedicadas en su práctica totalidad a la ediciónde los textos. Además de una serie de datos sobre la procedencia, situación, descrip-ción material, época, etc. de cada una de ellas, los textos van acompañados de un apa-rato crítico y otro de fuentes que aclaran y completan su contenido. Asimismo, se in-cluye un dibujo a tamaño natural que reproduce fielmente todas las grafías, con lo queel lector puede seguir paso a paso la ardua tarea que supone el desciframiento de estostextos.

El segundo tomo se inicia con tres interesantes estudios. En el primero de ellos la au-tora nos introduce en las líneas fundamentales de investigación en torno a las pizarrasy las grandes dificultades que supone, debido al estado de conservación y a las propiascaracterísticas del material, realizar unas buenas fotografías y calcos de los textos. En elsegundo se analiza el contexto geográfico-arqueológico, añadiendo una amplia relaciónde los lugares donde han aparecido –la mayoría en las provincias de Ávila y Salaman-ca– con una descripción minuciosa del yacimiento. En el tercer estudio –a mi modo dever, el fundamental de este segundo tomo– está dedicado al tipo de escritura de las pi-zarras, un estado intermedio entre la «nueva cursiva romana común» y la cursiva visi-gótica, que se impuso a partir del siglo IX. Isabel Velázquez nos explica el gran interésde las tablillas desde el punto de vista paleográfico y realiza un detalladísimo análisis delas diversas grafías de cada una de las letras, nexos, abreviaturas, cifras, crismones, etc.,en el que se incluyen varios alfabetos-tipo extraídos de los mismos textos de las piza-rras.

Tras estos estudios se ofrecen las fotografías de las 153 pizarras, momento en el queel grado de perplejidad y admiración hacia la labor de la editora de estos textos alcanza,para un neófito en la materia, el punto culminante. El tomo se cierra con una serie de ín-dices muy útiles dadas las características de los textos analizados y que facilitan enor-memente la tarea de consulta de cualquier investigador: de vocabulario, onomástico, dematerias, toponímico, etc.; especialmente reseñable es, sin duda, el amplio índice filo-lógico, en el que la autora describe todos los fenómenos lingüísticos apreciables en lostextos, remitiéndonos a la fuente concreta.

En resumen, podemos concluir —como resaltó emotivamente el profesor Díaz yDíaz, a quien la autora ha dedicado su obra, en el acto de presentación de los dos tomosel pasado día 25 de junio en el Salón del Patronato de la Biblioteca Nacional— que nos

Reseñas 293

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

Page 294: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

hallamos ante una obra fundamental y de obligada referencia para todo investigador —yno sólo filólogo o paleógrafo— de la Hispania visigoda. En palabras de Jacques Fontai-ne que cierran su Prefacio: «Bref, nous sommes en présence d’un grand livre, qui clôt bri-llamment ce dernier siècle du second millénaire. Il fera date dans les progrès de nos con-naissances sur la culture hispanique à l’âge wisigothique, et des méthodes tour à tourspécialisées et globales par lesquelles il conviendra de l’étudier désormais.»

Universidad Complutense de Madrid Antonio ESPIGARES PINILLA

MIGUEL ÁNGEL GONZÁLEZ MANJARRÉS, Andrés Laguna y el Humanismo médi-co. Consejería de Educación y Cultura de la Junta de Castilla y León. Valla-dolid 2000, 318 pp. ISBN: 84-7846-939-7.

El trabajo de M. A. González Manjarrés es un completo estudio sobre la vida y laobra de uno de los médicos españoles más importantes y con mayor influencia en el Re-nacimiento europeo, resultado de un análisis exhaustivo y riguroso de las fuentes exis-tentes.

González Manjarrés (G. M.) estructura su libro en 8 capítulos y unas Consideracionesfinales, a los que añade un apéndice y la bibliografía. En los dos primeros el autor nosofrece unas breves notas sobre el humanismo, en general, y, especialmente, sobre el hu-manismo médico que nos permite situar al humanista segoviano y su obra en la culturaeuropea de su época. En el capítulo III, para elaborar la biografía de Andrés Laguna, elautor ha localizado las fuentes disponibles, en su mayoría procedentes de las obras delmédico segoviano, y ha tenido en cuenta las biografías realizadas por otros estudiosos;por ello, se debe considerar como la más completa que se ha escrito hasta ahora. En estecapítulo, G. M. nos muestra, con el apoyo de numerosos textos, al autor español comoun humanista y filólogo que comparte plenamente las preocupaciones y los intereses in-telectuales que predominan en Europa en esta época: gran preocupación por fijar ytransmitir los textos antiguos, deseo de depurar el latín de la depravación medieval e in-terés por divulgar los conocimientos médicos griegos a través de las traducciones al la-tín y a la lengua vernácula. Y, al mismo tiempo, G. M. nos presenta al humanista preo-cupado por superar las dificultades que afectaban a los españoles que pertenecían afamilias de conversos. Laguna siente la necesidad de alcanzar el reconocimiento y elprestigio personal que le proteja de su condición de converso; intenta conseguir protec-tores y mecenas y, por ello, dedica sus obras al Cardenal Mendoza, al papa Pablo III, aCosme de Medici, al mismo emperador Carlos V o a su hijo Felipe. G. M. nos revela,también, las inclinaciones de Laguna hacia el irenismo erasmista, sobre todo cuando es-tudia el Discurso de Europa.

El capítulo IV está dedicado a la obra de Laguna. Frente a los trabajos anteriores re-alizados por Nicolás Antonio, Hernández Morejón, Dubler o de Granjel, G. M. realizaun estudio que viene a cubrir el hueco existente en la bibliografía del humanista que yahabía señalado Bataillon. G. M. propone una doble clasificación, una temática y otra cro-nológica. Esta doble clasificación es absolutamente necesaria para poder estudiar la obradel humanista segoviano, ya que, si se hubiera utilizado sólo el criterio cronológico o eltemático, no se habría podido mostrar su evolución como filólogo y como médico.

294 Reseñas

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

Page 295: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

En el estudio temático dedica un apartado a las obras relacionadas con el corpus Ga-lenicum, el corpus Dioscorideum, el corpus Aristotelicum, las monografías médicas, elDiscurso de Europa, las obras de crítica a Jano Cornario y las traducciones de autoresclásicos (Luciano y Cicerón); en el estudio cronológico se ofrece una relación detalladade las obras de Laguna, en la que G. M. completa y, en ocasiones, rectifica los datosofrecidos por los catálogos y los estudios bibliográficos realizados hasta ahora.

En el estudio se aprecia la evolución del humanista como traductor, primero al latín yluego al castellano. G. M. pone también de manifiesto los dos aspectos básicos de laobra médica de Laguna: la difusión de las doctrinas de Galeno y Dioscórides y suaportación al estudio y al tratamiento de las enfermedades. En este último aspecto, so-bresale el hecho de que el humanista segoviano publica el primer tratado anatómico dela escuela de París (Anatomica methodus) y la primera monografía sobre las carúnculasuretrales (Methodus cognoscendi extirpandique excrecentes in vesicae collo carunculas).El análisis riguroso de los datos le permite a G. M. precisar y rebatir algunas afirma-ciones aceptadas hasta ahora por los estudiosos. Así demuestra que la carta en elogio deLaguna, incluida en el tomo V de las Epitomes omnium Galeni Pergameni opera, no fueescrita por Vesalio, sino por un pariente suyo, Martín Astriaco (pp. 83-84). Igualmente,rechaza que la primera edición de la Epitome omnium rerum et sententiarum, quae an-notatu dignae in Commentariis Galeni in Hippocratem extant se realizara en 1551 o aprincipios de 1552 (p. 87, n. 29). Y, finalmente, demuestra claramente que Laguna es elprimer traductor del De physiognomicis (1535) frente a la opinión de F. E. Kranz (p. 97)que había asignado a W.J. Williquio la primera traducción (1538) de esta obra atribuidaa Aristóteles. Así mismo, G. M. remite a un trabajo anterior 1 para rechazar la atribucióna Laguna de la autoría de la Victus ratio scholasticis pauperibus, escrita por el humanistafrancés Jacques Dubois (p. 113-115).

En su estudio cronológico, G. M. ha partido de los catálogos más importantes y hacompletado y/o rectificado los datos que aparecen en ellos. Ha localizado nuevas edi-ciones y ha demostrado que algunas de las que se mencionan en algunos catálogos nollegaron a publicarse, como la edición de la Apologetica epistola in Ianun CornariumMedicum, que Nicolás Antonio afirma que se publicó en Lyon en 1554 y que recogenotros catálogos por error.

El capítulo V está dedicado al estudio de los géneros en los que se puede encuadrar laobra de Andrés Laguna. G. M. analiza en primer lugar los diferentes géneros de la lite-ratura médica medieval, teóricos (enciclopedias, comentarios a obras clásicas, concor-dancias, diccionarios, conciliationes, quaestiones y disputationes, accesus ad auctores,tacuina) y prácticos (consilium, tractatus, regimen), ya que, como en otros campos de laciencia o de la literatura, los humanistas parten de los conocimientos medievales, con losque se han formado, para superarlos mediante la recuperación de los autores antiguos.Este proceso se aprecia con mayor intensidad si cabe en la literatura médica, en la queuna ruptura drástica con la etapa anterior es prácticamente imposible. A continuación,G. M. señala las innovaciones realizadas por los humanistas, especialmente a partir de laexperiencia clínica y del esfuerzo por mejorar los textos; de esta forma el consilium seconvierte en observatio y los regimina y los tractatus se dirigen no a una persona sino a

Reseñas 295

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

1 M. A. GONZÁLEZ MANJARRÉS, «Victus ratio scholasticis pauperibus..., una obra de dietética de Jac-ques Dubois falsamente atribuida a ANDRÉS LAGUNA», en Actas del III Congreso de la Sociedad de Es-tudios Latinos: La Filología latina hoy. Actualización y perspectivas. Almagro 8-10 de mayo de 1997.Madrid, 1999, pp. 1009-1015.

Page 296: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

grupos de personas y se basan en la experiencia del propio médico. Aparecen, también,nuevas monografías especializadas y nuevos géneros, como las annotationes y las cas-tigationes, fruto del trabajo filológico de los médicos renacentistas, y se utilizan las car-tas y los diálogos para la difusión de las nuevas teorías médicas.

Después de trazar el panorama literario en el que se desenvuelve Laguna, G. M. ana-liza minuciosamente las diversas obras del segoviano para determinar su pertenencia aalguno de estos géneros y mostrar las innovaciones que presentan. En casi todas lasobras se aprecia una finalidad didáctica y una clara voluntad de difundir las teorías mé-dicas de los clásicos. El estudio se organiza en cuatro apartados: los epítomes, la litera-tura crítica, los comentarios y las monografías médicas. En los epítomes, G. M. señalaque Laguna no es el primer humanista en escribir este género de divulgación, ya que,con anterioridad, otros humanistas lo habían utilizado para divulgar las teorías médicas,especialmente Symphorien Champier, que compendia la obra de Galeno en su SpeculumGaleni de 1512. Se analiza también el procedimiento de abreviación del segoviano, quese caracteriza por suprimir todo lo que considera accesorio y por utilizar textos de tra-ducciones de otros humanistas, literalmente o con modificaciones sustanciales. Más ori-ginal es Laguna ante el problema de la terminología médica, ya que no se decanta porninguna de las posturas radicales de la época: utilizar sólo términos griegos o sólo tér-minos latinos; el segoviano mantiene una postura ecléctica ya que se sirve indistinta-mente de términos griegos o latinos buscando una mayor claridad en la designación. Enaras de esta claridad, en ocasiones, suprime glosas de términos griegos que se encuentranen otros traductores mientras que, en otras, introduce glosas propias para aclarar elsignificado de algunos términos.

La Epitome de los comentarios de Galeno a la obra de Hipócrates es muy diferente ala anterior. Influido de nuevo por Champier, Laguna estructura su obra de forma alfa-bética, a la manera de las concordancias medievales, pero con diferencias notables tan-to con el humanista francés como con el género medieval. Respecto al primero, G. M.señala que no resume el comentario tratado a tratado, sino en forma de sentencias afo-rísticas y utilizando las nuevas traducciones de las que no había podido servirse Cham-pier. Y frente al género medieval que partía del galenismo arabizado y escolástico,Laguna realiza un sólido trabajo textual, consultando y contrastando las fuentes utiliza-das. G. M. destaca la aportación de Laguna al léxico médico en esta obra, ya que se pre-ocupa de ofrecer numerosos sinónimos tanto tradicionales como humanísticos para lostérminos médicos, lo que facilita la comprensión del tratado a aquellos que aún no co-nocen las nuevas tendencias y, al mismo tiempo, difunde la nueva terminología huma-nística.

En el apartado de las castigationes y annotationes, Laguna sigue las pautas que loshumanistas habían establecido para este género, en el que un autor detallaba las dife-rencias con otros autores en la interpretación de diversos pasajes de una obra. Laguna es-cribe dos castigationes sobre discrepancias de traducción, una a la versión de las Geo-ponicae de Cornario y otra a la traducción de Grineo del pseudoaristotélico Devirtutibus; en ambas no le preocupa establecer un texto más fiel, sino corregir algunoserrores de traducción. En cambio, en las dos annotationes a los intérpretes de Galeno ya la versión latina del Dioscórides de Jean de la Ruelle, Laguna sigue la corriente hu-manística de crítica textual que intenta depurar los textos a partir de la consulta directade las fuentes manuscritas e impresas. Este trabajo de crítica textual alcanza su mayor ni-vel en la segunda de estas obras, las Annotationes in Dioscoridem, en la que se sirve deun codex antiquissimus, que le copia Juan Páez de Castro en Roma.

296 Reseñas

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

Page 297: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

G. M. incluye en este apartado la Apologetica epistola, en la que Laguna acusa a JanoCornario de haberle plagiado sus annotaciones a la obra de Jean de la Ruelle y en la queofrece nuevas correcciones a la traducción de Cornario del Dioscorides 2.

En el género de los comentarios incluye G. M. el De virtutibus y la Materia médicade Dioscórides. Sin embargo, el autor señala que ambas obras tienen del comentario másla forma que el contenido, por lo que su relación es mayor con las annotationes o conotros géneros humanísticos: los enantiomata y las conciliationes. Ambas obras muestrande nuevo el interés de Laguna por la crítica textual, unido en este caso con numerosas di-gresiones y datos autobiográficos que les confieren un carácter misceláneo, próximo aveces a la facecia. Por todo ello, G. M. considera estas obras muy alejadas de la tradiciónmedieval del comentario, ya que el humanista no utiliza el planteamiento de dubia oquaestiones ni organiza el razonamiento en forma de silogismo, sino que utiliza una téc-nica basada en la distinción, más próxima a una conciliatio. G. M. cree que el gusto porla variación, tanto en la expresión como en la elección y combinación de los temas, esun rasgo propio, original del estilo de Laguna, que le lleva a mezclar lo serio, lo técnicoy lo científico con lo gracioso, lo popular y lo ameno.

En el apartado de monografías médicas se estudian obras muy diversas, en las queG. M. pone de relieve, como en los tratados anteriores, la pervivencia de los géneros me-dievales y las innovaciones humanísticas introducidas por Laguna. Así, G. M. piensa quela Anatomica methodus, una obra de juventud, refleja ya todas las preocupaciones de lamedicina humanística, puesto que en ella el segoviano intenta conciliar la doctrina mé-dica clásica con la experiencia clínica y anatómica, lo que, en ocasiones, le lleva a apar-tarse de las teorías propuestas por los médicos antiguos. En las obras De articulari mor-bo commentarius y Methodus cognoscendi extirpandique excrecentes in vesicae collocarunculas, G. M. señala que están próximas al tractatus, en cuanto que se ocupan teó-ricamente de una enfermedad, pero que, al mismo tiempo, en ellas aparece un rasgo pro-pio de la observatio: la experiencia clínica del autor. Igualmente serían adaptaciones deltractatus los tratados en latín y castellano sobre la peste, en los que hay también algunoselementos de los regimina medievales. Más cercano al regimen se encuentra el Devictus et exercitiorum ratione in senectute observanda ... Perioche, escrito a la manerade una carta personal dirigida a Juan de Epstein y Mintzburg; con esta obra, Laguna seinserta plenamente en el movimiento renacentista de literatura práctica, que se distinguedel género medieval en el estilo, en el uso de una nueva terminología o en el recurso a supropia experiencia clínica.

En su estudio G. M. pone de manifiesto que en la obra de Laguna se encuentran todoslos rasgos que caracterizan el humanismo de su época. Como sus contempóraneos, el se-goviano parte necesariamente de los géneros medievales, pero, igual que aquellos, sepropone recuperar los textos clásicos, depurarlos de la degeneración en que se habíansumido durante la Edad Media. Sin embargo, su admiración por los clásicos no implicauna aceptación ciega de las teorías antiguas; la experiencia clínica y la observación di-recta de las enfermedades le llevan, como a los otros grandes médicos humanistas, a es-tablecer teorías nuevas, aunque estén en contradicción con la de los clásicos.

El capítulo VI está dedicado al análisis de la labor filológica de Laguna. En el apar-tado de crítica textual G. M. muestra claramente la evolución del humanista. En una

Reseñas 297

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

2 Sobre las annotationes de Laguna en la Apologetica epistola, G. M. ha realizado un completo es-tudio en su libro Entre la imitación y el plagio. Fuentes e influencias en el «Dioscorides» de Andrés La-guna. Segovia, 2000, pp. 115-173, especialmente 158-173.

Page 298: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

primera etapa se decanta por enmendar los textos ope ingenii, método que utiliza en susprimeras obras. Pero, a partir de la traducción del De philosophica historia, comienza aplantearse fijar los textos con la consulta de los manuscritos (ope codicum), como señalaen la epístola nuncupatoria. Laguna consolida este método ope codicum, que no impli-ca el abandono de la conjetura, en sus trabajos sobre el corpus Galenicum y alcanza sumadurez en el corpus Dioscorideum. G. M. analiza con detalle las annotationes y cas-tigationes del segoviano y la utilización del códice de Páez en el Dioscórides. Este aná-lisis le lleva a hacer precisiones al trabajo que dedicó a la relación de este códice y elDioscórides de Laguna Guzmán Guerra, sobre todo porque no ha tenido en cuenta lasannotationes latinas al Dioscórides, en las que el segoviano recoge las lecturas y co-rrecciones tomadas del codex vetustissimus.

En el estudio sobre la técnica de traducción, G. M. dedica un primer apartado a lascuestiones teóricas y analiza la teoría del humanista. En este punto, G. M. nos recuerdaque la medicina es una disciplina que condiciona en mayor medida que otras la manerade traducir estas obras. Por ello, Laguna cree que, sobre todo, hay que ser coherente enla traducción de los términos y que la búsqueda de la exactitud y de la fidelidad al ori-ginal debe primar sobre el deseo de conseguir la belleza formal en la expresión, aunqueG. M. nos señala, también, que no debemos creer que en su concepción de la traducciónse incline por una traducción literal (verbum pro verbo).

En lo que se refiere a la labor como traductor, G. M. pone de relieve que en Laguna,como en otros humanistas, se produce una evolución que va de traducir del griego al la-tín en una primera época a traducir del griego o del latín al castellano en una etapa pos-terior, como lo prueban sus traducciones de tratados médicos, entre los que sobresale suDioscórides, o de obras clásicas como las Catilinarias.

G. M. dedica un último apartado a estudiar la traducción como procedimiento crítico.En él analiza cómo Laguna utiliza sus traducciones para oponer su obra a la de los me-dievales en un intento de mejorar los textos y, también, de defender su obra.

El capítulo VII está dedicado al estudio de las fuentes. G. M. parte de los criterios es-téticos que imperan en el Renacimiento, que tienen como rasgo básico la imitatio de losantiguos y la reutilización de textos, temas y motivos. Es evidente que Laguna siguetambién estos criterios y utiliza textos y fuentes antiguas de muy diferente procedenciay con distintos procedimientos. G. M. establece una primera distinción entre las citas detipo científico y las que no lo son y, a continuación, clasifica las primeras en función desu origen: clásicas (y dentro de ellas, médicas, botánicas y filosóficas), medievales ycontemporáneas; las no científicas son bíblicas, literarias o proceden de obras miscelá-neas. Este origen distinto conlleva, también, una actitud y un procedimiento diferente ala hora de utilizarlas. Laguna muestra un gran conocimiento directo de los textos anti-guos griegos y latinos, conocimiento del que hace gala ya que, a lo largo de toda su obra,cita a los clásicos como autoridades que respaldan sus teorías; sin embargo, G. M. señalaque el respeto que siente hacia los clásicos no le lleva a aceptarlos sin más, sino quemuestra una gran independencia de criterio y los critica cuando encuentra errores en susobras. Conoce muy bien también las obras medievales y las traducciones de los autoresárabes; ante ellas, Laguna se muestra como un humanista de su tiempo, criticándolas ycensurándolas. Sin embargo, no por ello el segoviano deja de elogiar y aceptar teorías dealgunos autores, como Serapión y Avicena, entre los árabes, o el anatomista Mundino daLuzzi, entre los medievales. El número de autores contemporáneos que aparecen citadosen las obras de Laguna es mucho menor que el de los clásicos, no porque no los utilice,sino porque, como hacen muchos humanistas, no los menciona. En muchas ocasiones

298 Reseñas

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

Page 299: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

cita a autores de su época para censurarlos como procedimiento para elogiar sus propiasobras, aunque no faltan los elogios a autores como Bárbaro, Giovanni Manardo y Mat-tioli.

Las citas no científicas, que se utilizan más bien como adorno literario, están tomadasen su mayoría de obras misceláneas y diccionarios, tan extendidos entre los humanistas, dela Biblia y de la literatura clásica; en este último caso, apunta G. M. la probabilidad de quela mayoría estén tomadas de fuentes de segunda mano o que las hubiera aprendido en susaños de estudiante de Artes. En el caso de las citas bíblicas, G. M. señala que no están to-madas de la Vulgata, sino de otra versión, lo que unido a que no se utilizan literalmente,sino mediante la glosa del texto, apoya la vinculación de Laguna con los movimientoserasmistas.

También aparecen en las obras del segoviano numerosas autocitas, que G. M. estudiacon detalle para demostrar que no sólo aparecen en las obras latinas sino también en lastraducciones al castellano y que responden a un deseo de presentarse a sí mismo comoautoridad y para dar publicidad a sus propias obras, procedimiento muy extendido entrelos humanistas de todas las épocas.

Muy interesante me parece el apartado dedicado al estudio de las fuentes no citadas.G. M. analiza de manera minuciosa la forma en que Laguna utiliza las obras de sus con-temporáneos sin citarlos y señala una distinción importante entre las obras en las que sepuede advertir el uso de textos anteriores y aquellas otras en las que se puede afirmarque Laguna reproduce, con pocas modificaciones, el texto de otro humanista. Entre lasprimeras, se encontrarían el De urinis, en la que maneja el texto de Estrutio; la Anato-mica methodus, en el que se sirve del de Alessandro Benedetti; y el De mundo, en el quees posible que Laguna utilizara las traducciones de Alcionio, Budé y Ginés de Sepúl-veda. En estas obras, como señala el mismo G. M., más que copia lo que se le puede re-prochar al segoviano es que intente presentarse como el primer traductor, cuando yaexistían versiones anteriores que él mismo habría utilizado. Sin embargo, creo que ha-bría que matizar la opinión de G. M. sobre cómo se sirve Laguna de sus fuentes. Hayque tener en cuenta que estamos ante traducciones y que, en muchas ocasiones, el textode partida condiciona de forma muy importante la propia traducción, y más aún, si es-tamos ante un tratado técnico, en el que es más difícil la variación y la originalidad en laelección de los términos; por ello, si exceptuamos aquellos textos en los que Laguna si-gue literalmente otra traducción, es posible que algunas de las coincidencias que señalaG. M. se deban más a la propia naturaleza del texto y no tanto a que Laguna quiera ocul-tar que ha utilizado otras fuentes.

Entre las segundas, para G. M. son muy claras las de la epístola nuncupatoria que pre-cede a la traducción de la Tragopodagra de Luciano, que Laguna tomaría de las cartasde Erasmo que abren sus traducciones del Somnium siue Gallus y el Timon siue Mi-santhropos. En este caso, se puede advertir en los textos que ofrece G. M. que el sego-viano se sirve de Erasmo, pero hay que tener en cuenta que la carta es un género en elque se ha producido una gran codificación en el saludo y en la despedida, por ello la si-militud existente entre la carta de Erasmo y la de Laguna, sobre todo en la fórmula dedespedida, se puede deber, quizás, a que ambos están utilizando una de las múltiples for-mas utilizadas en esta parte de la epístola que se aprendían en la escuela.

Se incluyen igualmente en este segundo grupo la traducción del De philosophica his-toria, en la que Laguna, a pesar de censurarla, utiliza la traducción de Marciano Rota.Así mismo, se pueden rastrear fuentes de Gemuseo en esta obra e, igualmente, en el Devirtutibus, en las Epitomes y en la Vita Galeni.

Reseñas 299

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

Page 300: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

Pero el caso más claro de utilización de fuentes se produce en el Dioscórides, en elque va a servirse de la obra de Mattioli, como se demuestra claramente en los textos quese ofrecen 3. Por ello, G. M. parece compartir la opinión de Bataillon que considera que«el vicio favorito» de Laguna es «disimular sus verdaderas fuentes», afirmación que meparece excesiva ya que no es exclusiva de Laguna y, a poco que se estudien las fuentesen los humanistas, se puede comprobar que es una práctica generalizada en la mayoríade ellos. También en este aspecto, Laguna se revela como un hombre de su tiempo.

El último capítulo está dedicado al estudio del latín utilizado por Laguna. G. M. nosofrece un análisis exhaustivo de los rasgos fonéticos, morfológicos, sintácticos y léxicospropios del latín del segoviano. Frente a otros géneros, en los que la reacción de los hu-manistas contra el latín medieval fue mucho más intensa y más radical, en la prosa cien-tífica se mantiene una mayor influencia medieval. Por ello, el latín de Laguna intenta se-guir las pautas del latín clásico, aunque, como es habitual en la prosa médica, conservaalgunos rasgos de la sintaxis medieval y, en ocasiones, presenta influencias del ro-mance. Así mismo, G. M. pone de relieve que Laguna representa la dualidad lingüísticade su tiempo, al principio escribe sólo en latín, pero más tarde utiliza el castellano por ra-zones nacionalistas y utilitarias, ya que los conocimientos médicos deben poder ser ac-cesibles a aquellos que no saben latín.

Del estudio en sí merece la pena destacar dos aspectos: la preocupación estilística quemuestra Laguna a lo largo de su obra y que no existía en la prosa científica del medievo,pero que sí encontramos en los autores clásicos, de los que, sin duda, la tomaron los hu-manistas; y la postura que adopta el segoviano ante el problema que supone la utiliza-ción de un léxico especializado. Laguna tiene una postura ecléctica que le viene im-puesta por el propio tema, ya que en la medicina la influencia anterior en la formaciónde los términos es muy grande; por ello, utiliza términos de origen griego, latino, árabe,medieval y romance en la línea de Poliziano, Erasmo o Vives. Por ese motivo no es tam-poco ciceroniano, sino que toma los términos latinos de diversas fuentes: Cicerón,Apuleyo, autores cristianos o medievales. Para él, lo importante es designar el concep-to con claridad y, para ello, utiliza, también, en muchas ocasiones glosas y perífrasis enlugar de los términos griegos y se muestra preocupado por establecer de forma precisa laetimología y el significado.

El libro se cierra con unas consideraciones finales y un apéndice; en las considera-ciones finales, G. M. nos muestra a Andrés Laguna como un hombre de su tiempo, buenconocedor de los clásicos y plenamente integrado en el movimiento humanístico euro-peo. En el apéndice, G. M. ha reproducido la carta que Andrés Laguna envió desde Aus-burgo el 7 de julio de 1554 a Francisco de Vargas por considerar que en ella se pone demanifiesto el estilo y la personalidad del segoviano. Se completa el libro con una bi-bliografía muy completa, organizada temáticamente, a la que sólo se puede poner comoreparo que no recoja todos los estudios citados en las notas.

A pesar de que Andrés Laguna es uno de los humanistas españoles que ha recibido enlos últimos años diversos y variados estudios, el trabajo que nos presenta G. M. es un ri-guroso análisis filológico sobre el segoviano y su obra, que será, sin duda, punto de par-tida para trabajos posteriores. El autor demuestra un profundo conocimiento de los textosde Laguna y de los humanistas, fundamentalmente europeos, con los que se relacionó el

300 Reseñas

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

3 G. M. ha dedicado un amplísimo estudio a la utilización de la obra de Mattioli en el Dioscorides deLaguna en el libro ya mencionado Entre la imitación y el plagio. Fuentes e influencias en el «Diosco-rides» de Andrés Laguna, especialmente pp. 81-114.

Page 301: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

humanista español, lo que le permite establecer el grado de influencia de aquellos en elsegoviano, así como la originalidad de éste último. A ello hay que unir una ediciónmuy rigurosa de los textos latinos y vernáculos utilizados, en los que se ha intentado res-petar el usus scribendi de los autores, así como una excelente traducción de muchos deellos. Hay que resaltar, también, la cuidadísima edición del libro, que prácticamente ca-rece de erratas. Nos encontramos, pues, ante un excelente estudio, fruto del trabajo quedesarrolla el grupo de investigación de Valladolid, gracias al cual hoy podemos conocermejor el humanismo médico en España.

Universidad de Las Palmas de Gran Canaria Trinidad ARCOS PEREIRA

[email protected]

J. PASCUAL BAREA, Rodrigo Caro. Poesía castellana y latina e inscripcionesoriginales, Diputación de Sevilla, Sevilla 2000, 348 pp. ISBN: 84-7798-152-3.

Tres cosas me gustaría destacar brevemente antes de analizar la obra. La primera, lafigura de Rodrigo Caro. Otra, la personalidad del Dr. Pascual Barea. La tercera, la edi-ción conjunta de la obra latina y castellana de un autor. Empecemos por esta última.

«Las obras latinas de los humanistas no se explican sólo como un mero reflejo delmundo clásico, aun cuando sea indudable el peso del mismo. Esto es un hecho que, pesea su obviedad, los filólogos clásicos tendemos a olvidar por la falta de una preparaciónadecuada en unas disciplinas tan importantes como la historia moderna, historia de las li-teraturas vernáculas o teología de los siglos XIV al XVIII». Estas palabras de José M.a Ma-estre Maestre, a las que acompaña una abundante bibliografía al respecto, en «La edicióncrítica de textos latinos humanísticos I» [cf. J. M.a Maestre Maestre - J. Pascual Barea -L. Charlo Brea (eds.), Humanismo y pervivencia del mundo clásico. Homenaje al Pro-fesor Luis Gil, II, Cádiz 1997, 3, pp. 1062-1063], y sería conveniente añadir que no es elprimero en afirmarlo, nos hacen apreciar, una vez más, no sólo la íntima relación de lapoesía latina y castellana en el Humanismo, inexplicables en todo su valor por separado,sino la conveniencia de editarlas juntas si el autor objeto de nuestro trabajo ha cultivadoambas: como de hecho ya lo han llevado a cabo otros destacados investigadores. En estamisma idea, precisamente, insiste el propio Joaquín Pascual en un reciente artículo: «Bi-lingual cultures: the learned language and the vernacular in Renaissance Seville and an-cient Rome», en Barry Taylor & Alejandro Coroleu (eds.), Latin and Vernacular in Re-naissance Spain, Manchester Spanish and Portuguese Studies, Manchester, 1999, pp.113-119.

Julián González considera [cf. su «Historiografía epigráfica andaluza (siglos XV-XVI)» en J. Beltrán y F. Gascó (eds), La Antigüedad como argumento. Historiografía deArqueología e Historia Antigua en Andalucía, Sevilla 1993, p.78] a Rodrigo Carocomo «el principal humanista hispalense» en el sentido más genuino de la palabra.Nadie como él, ni siquiera Arias Montano, reunía, junto a cierto dominio de la lengua la-tina, en el que aventajaban a Caro entre otros el frexnense y Pedro Pacheco, profundosconocimientos en arqueología (si «ya había sido considerado el padre de la arqueologíahispana», con su obra Veterum deorum manes siue reliquiae aparece «como el fundadorde los estudios sobre la religión antigua en nuestro país» afirma Joaquín Pascual, p. 53),

Reseñas 301

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

Page 302: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

epigrafía, filología e historia antigua. Más conocida es, en otro orden de cosas, su obracastellana, entre la que destaca, y cómo no, su Canción a las ruinas de Itálica.

Muchos años lleva Joaquín Pascual estudiando la escuela humanística sevillana. Yaen 1991 publicaba en Excerpta Philologica I.2 pp. 567-599 «Aproximación a la poesíalatina del Renacimiento en Sevilla», donde trazaba un panorama general sobre «el cul-tivo que la poesía latina tuvo en Sevilla durante el Siglo de Oro de nuestra literatura».Aparecían allí nombres de obras y poetas, Maese Rodrigo de Santaella y Antonio Ca-rrión (cuyas obras publicó también en 1991), Francisco Pacheco, Luis de Peraza, Fran-co Leardo, José de la Barrera, Arias Montano, entre otros, de los que nos ha ido ofre-ciendo, aquí y allí, ediciones y comentarios. Todo ello lo ha ido preparando, si es que noera éste su propósito, para la edición de la obra que comentamos: Joaquín Pascual co-noce perfectamente el entorno en que escribía Rodrigo Caro; siente por él un enorme ca-riño y lo ha editado con especial esmero. Todo ello se nota, mejor que en nada, en susincontables notas, notas de todo tipo, que indican y ponen de manifiesto una erudición ypreparación de mucha altura.

En dos partes presenta su obra sobre Rodrigo Caro: una introducción, muy pensada,precede a la edición de los poemas e inscripciones. En la primera, tras ofrecernos lasabreviaturas por las que vamos a conocer unos y otras y la bibliografía tanto de RodrigoCaro como la utilizada en el volumen que nos ocupa, nos traza un sucinto cuadro, au-tores y obras, de «la poesía hispano-latina en el renacimiento hispalense» como sólo élpodía hacerlo dado el ya demostrado conocimiento que de ella tiene. Haec mea quambreuiter uita est es el lema que encabeza «la poesía en la vida de Rodrigo Caro», capí-tulo que dedica a su vida y obras, insertando éstas en aquélla, al mismo tiempo que noscuenta los avatares de su composición, el contenido de las mismas e incluso la críticaque haya podido recibir y la consideración que le merece. Estudia a continuación «los te-mas y géneros de la poesía de Caro»: la antigüedad, episodios biográficos, alabanza deciudades, elogio de personas, el amor, la religión, traducciones y paráfrasis e incluso po-esía burlesca, si de Caro fuera. Espiga en cada composición, ya sea latina ya castellana,estos temas, pero simultáneamente va completando en el lector, con precisos y atinadostrazos, la visión de todas y cada una de las composiciones del autor de Utrera. Seis apar-tados abarcan sus «Criterios de edición»: Generalidades (apartado, en el que tan por-menorizadamente, a nuestro entender, desmenuza cómo ha tratado las diferentes grafí-as castellanas y latinas que llega a abrumar al lector), fuentes literarias y loca similia,traducción y notas, principales fuentes manuscritas, principales fuentes impresas ytransmisión de los poemas e inscripciones: apartados estos tres últimos que son testi-monios de la profunda investigación que nuestro autor ha llevado a cabo para ofrecernosuna esmeradísima, no me atrevo a decir definitiva, edición crítica de toda la obra del po-eta sevillano. Según el «Indice general» (que no siempre coincide con el desarrollo dellibro: «preliminares», «introducción», «edición» faltan en el volumen) tres capítulosmás, denominación nuestra que no del autor, conforman la Introducción: elogios («ver-sos en alabanza de Rodrigo Caro compuestos por algunos de sus contemporáneos», p.112), reproducciones de algunos manuscritos y «Siglas y Abreviaturas»; pero los elogiosy reproducciones rompen tipográficamente (no nos gusta tampoco que no haya separa-ción alguna entre la introducción y la edición de los poemas) la unidad de la obra, al ca-recer de título las últimas y no tener el mismo tipo de letras (mayúsculas y centradas enla página) los primeros.

Extremadamente cuidada nos parece la edición de la poesía castellana y exquisita lade la latina. Digamos, antes que nada, que al comienzo de cada poema, un asterisco a

302 Reseñas

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

Page 303: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

modo de nota, nos indica las páginas, tanto de la Introducción como de la edición, en lasque hace el autor referencia al poema que edita: lo que proporciona una visión de con-junto, en detalles y total, de cada obra de Caro. De la Canción a las ruinas de Itálica,única, y son catorce, de las hispánicas que voy a considerar, nos transmite las cinco ver-siones que se conservan (la III, también llamada N, es la más conocida) «de forma quepuedan cotejarse lo más fácilmente posible las diferencias textuales...pero con las indi-caciones precisas para permitir también su lectura individualizada», p. 103. Un frag-mento del texto del Memorial de Utrera la precede y 77 oportunas, interesantes y va-riadas notas la enriquecen. En ellas unas veces acude a otros pasajes de Caro, enalgunas rastrea las fuentes clásicas de la expresión castellana, no faltan alusiones a au-tores renacentistas que utilizaron semejante o parecido sintagma, conecta a Caro con latradición historiográfica castellana o con los autores de nuestro Siglo de Oro, nos explicalagunas o deficiencias de los manuscritos, etc. En definitiva nos acerca a la célebre can-ción ofreciéndonos de ella una lectura totalmente nueva.

Mención aparte merece la edición y traducción de los veintiún Carmina. Perito Joa-quín Pascual en la edición crítica de textos latinos, ya ha dado suficientes muestras deello, la que nos ocupa, además de técnica y acertada, es elegante y fina, de fácil ycomprensible lectura. Precede su aparato crítico, y ello supone, a nuestro entender,una novedad, al aparato de fuentes, extenso y trabajado. «Propongo un modelo de tra-ducción de la poesía latina renacentista, particularmente las de carácter más poético, quetrate, como norma prioritaria, de ceñirse al léxico y expresión de la poesía castellana desu época» son las palabras con las que el Dr. Pascual Barea inicia su artículo «Técnicasde traducción de la poesía latina renacentista según la lengua de la literatura castellanade su tiempo» en L. Charlo Brea (ed.), Reflexiones en torno a la traducción, Cádiz 1994,p. 507. Fiel a su pensamiento, «al traducir he procurado tener en cuenta el léxico y ex-presiones del propio autor en su poemas y tratados. En muy contados casos he sacrifi-cado la literalidad de la traducción de los poemas latinos por recoger algún artificio deloriginal», leemos ahora en la p. 97. Traduce en prosa los versos latinos, pero su prosa esfluida y distinguida; su traducción, impecable.

Dos poemas, uno castellano y el otro latino, pertenecientes ambos al mismo género delaus urbis, tienen el mismo título y parecido contenido: «A Utrera siue Utrícula» y Ba-etis urbs siue Vtricula, respectivamente. De la autoría del primero se ha venido dudan-do largo tiempo. Joaquín Pascual aprovecha su edición para, mostrando en un aparatocrítico los loca similia tanto de su homónimo latino como de otros poemas de atribuciónno dudosa al poeta sevillano (más de 50 similitudines hemos contando nosotros en unpoema de 140 versos), demostar la autoría de Caro o, como dice con precaución en la p.183, al menos su «intervención, así como de la canción en alabanza de la Virgen de Pe-dro de Espinosa (ESP.) que aprovechó el autor con profusión».

No sólo poemas y carmina. Pascual Barea edita y traduce, también de Caro, «Tra-ducciones castellanas escogidas», «Traducciones latinas» y siete «Inscripciones». Seisson las traducciones castellanas, aunque la tercera, cuarta y quinta, son tres traduccionesdistintas del único epitafio de Pílades; la primera traduce el epigrama de Marcial, 5, 31y la segunda los versos 81-85 del Ordo urbium nobilium de Ausonio, que Caro inter-preta, y nuestro autor acepta sin anotar que algunos manuscritos ofrecen la lecturaEmerita en vez de Hispalis, como «Elogio de Ausonio a Sevilla». La última es la Ins-cripción de Sanlúcar la Mayor, que enlaza con el primer carmen «Restitución de la ins-cripción de Sanlúcar la Mayor». De todas ellas, ofrece el editor el texto de Caro, el tex-to latino traducido y una traducción propia al texto latino. Las «Traducciones latinas» se

Reseñas 303

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

Page 304: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

reducen en realidad a dos versiones latinas del proverbio castellano A quien Dios quisobien, en Sevilla le dio de comer. Dos poesías de autoría incierta, la segunda un maca-rronicum carmen, completan los 55 poemas de Caro editados y traducidos.

Otras muy variadas cosas enriquecen esta obra del profesor gaditano: un curioso y ori-ginal mapa de los «topónimos, vientos y estrellas del occidente de la antigua Bética ci-tados en los poemas de Caro y en los elogios»; diecisiete ilustraciones, amén de las tre-ce reproducciones de manuscritos utilizados, ya aludidos anteriormente; un índice denombres propios y otro alfabético de inicios.

El volumen se engalana con dos preciosas joyas. Un prólogo de Juan Gil, en el quecon autoridad y «autoridades» hace referencia a la necesidad, ya dijimos nosotros algoal principio, de contemplar también la literatura española del momento para «la com-prensión total de los muchos autores que escribieron en latín» y alumbra la posible in-fluencia, directa o indirecta, de Plutarco (De def. orac. 17, 419 Bss), en los vv. 41ss dela segunda versión de la Canción a las ruinas de Itálica. Y unas nugae en forma de sa-ludo al lector de José M.a Maestre, escrito en latín, informándole haber tenido en sus ma-nos un viejo códice de las obras de Rodrigo Caro, en el que encontró, «inter quaedam inBaetici autoris laudem epigrammata», el que, «uenustum et salsum», ofrece con ciertasclaves para su interpretación.

Una obra, en resumen, de sumo interés. Por recoger la poesía, latina y vernácula, ín-timamente relacionadas entre sí, de un insigne cultivador de ambas de finales del XVI-mediados del XVII. Por poner expresa y continuamente de manifiesto esa íntima rela-ción, como ya hiciera, entre otros, anteriormente, Juan Francisco Alcina. Por la destrezay finura filológica con la que ha procedido el autor en toda su obra. Por la enorme can-tidad de datos y de información, fruto de su abundantes lecturas, que ofrece en cada unode los poemas. Por la bibliografía especializada que utiliza. Por los variados recursos deque hace gala en la exposición de sus ideas. Y hasta por las facilidades que da al lectorpara la compresión total de la obra. Felicidades sinceras al autor y a la escuela que lo haformado y pertenece.

Universidad de Cádiz Luis CHARLO BREA

[email protected]

RHODA SCHNUR (Gen. Ed.), Acta Conventus Neo-Latini Abulensis (Pro-ceedings of the Tenth International Congress of Neo-Latin Studies. Ávila 4-9 August 1997), Arizona Center for Medieval and Renaissance Studies,Tempe (Arizona) 2000, XX + 679 pp. ISBN 0-86698-249-3.

En su alocución inaugural, recogida en las pp. 1 a 5 de este volumen, afirma BrendaHosington, presidente de la Asociación Internacional de Estudios Neolatinos (IANLS),que uno de los mayores motivos de alegría y de esperanza para esa Asociación son laspromociones de jóvenes neo-latinistas aparecidas en los últimos tiempos. Quien firmaesta reseña se considera, con toda modestia, uno de ellos, y siente una especial emociónal recordar que, cuando apenas empezaba a balbucear una de las más ilustres lenguas«neolatinas», un puñado de filólogos, con no poca dosis de idealismo, ponía en marchaun apasionante proyecto que hoy, treinta años más tarde, está absolutamente consoli-

304 Reseñas

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

Page 305: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

dado. Uno de esos filólogos —el alma que sin descanso insufló vida al proyecto— ape-nas sobrevivió un año a este encuentro de neolatinistas: es por ello por lo que el volumense abre con unas palabras, a cargo de G. Tournoy, dedicadas a la memoria del muy me-recidamente añorado profesor Jozef Ijsewijn.

Después de celebrar sus anteriores Congresos en varios de los que fueron centros neu-rálgicos del humanismo renacentista –Países Bajos (Lovaina, 1971, y Amsterdam,1973), Italia (Bolonia, 1979, y Bari, 1994), Francia (Tours, 1976) y Alemania (Wol-fenbüttel, 1985)– y tras haber recalado en regiones más periféricas y hasta ultramarinas–Gran Bretaña (St. Andrews, 1982), Dinamarca (Copenhague, 1991) y Canadá (Toron-to, 1988)–, habría sido grave injusticia demorar por más tiempo la presencia de laIANLS en la patria de Vives, Sepúlveda y Montano. Casi cualquier ciudad española po-dría haber alegado méritos histórico-culturales más que suficientes para albergar este dé-cimo Congreso de la IANLS, un honor que cupo a la castellana Ávila hace ya cuatroaños. Cinco ponencias y ciento treinta y dos comunicaciones (de las cuales se publicanahora sesenta y siete) se leyeron y debatieron durante aquellos seis días de Conventus,todas bajo el epígrafe general El neolatín en el umbral de nuevos mundos: desde Iberiahasta ultima Thule. La nación anfitriona y la cercanía cronológica de importantes hitos«quintocentenarios» en la historia de los descubrimientos ultramarinos seguramentehicieron aconsejable y acertado sugerir a los congresistas que indagaran en las múltiplesrelaciones existentes entre autores y literatura neolatinos y las tierras por vez primera co-nocidas hace cinco siglos. Diez en total son los trabajos recogidos en estas actas queaceptaron tal sugerencia, comenzando por dos de los cinco Plenary Papers: en primerlugar, el de G. Ferraú, titulado «La prima ricezione del “mondo nuovo” nella culturadell’Umanesimo» (pp. 29-39) y que apunta observaciones de sumo interés sobre elenorme desafío que en todos los terrenos (desde el antropológico hasta el estrictamenteliterario: ¿cómo escribir la historia del mundo «nuevo» con las pautas historiográficasdel «viejo»?) plantearon los descubrimientos a humanistas como Pedro Mártir de An-glería; en segundo lugar, el firmado por M. Mund-Dopchie («Les confins occidentauxdu monde gréco-romain: Les diverses fortunes d’une représentation antique à la Re-naissance et au XVIIe siècle», pp. 73-91), que, en buena medida, puede leerse comocomplemento del anterior: la autora indaga los resultados producidos por la operación deproyectar las ideas heredadas de antiguo acerca de los confines del mundo y la terra in-cognita sobre la realidad que se estaba descubriendo en los siglos XV a XVII; esto es, elconflicto entre lo «jamais vu» y lo «déjà lu» (p. 90). Las citadas diez comunicaciones re-feridas al asunto nos hablan también de la recepción y tratamiento del Nuevo Mundo enla obra de los humanistas europeos: así, los trabajos de S. Ramos, sobre los Commentariide sale del alcañizano Gómez Miedes (pp. 533-542), y de Ph. Ford, sobre el acerbo an-ticolonialismo, contra Portugal sobre todo, que se detecta en el poeta escocés GeorgeBuchanan, quien vivió seis años como docente en tierra lusa (pp. 237-246). Pero otrosinvestigadores siguen el camino inverso al anterior estudiando cómo se recibió enAmérica la obra de humanistas europeos, cómo algunos de éstos crearon literaturaneolatina allí o, en fin, cómo se puede rastrear la presencia del neolatín en una de las«nuevas» naciones americanas: son, respectivamente, los trabajos de F. Calero sobre larecepción americana de los Diálogos de Vives (pp. 139-146), de J. Higueras sobre el hu-manista virrey de Perú Diego de Benavides (pp. 333-343; nos permitimos sugerir al au-tor que ponga en relación la carina Victoria no con las carabelas colombinas, sino con lade Magallanes y Elcano) y de A. Carbón sobre el neolatín en Cuba (pp. 155-161). Enotro orden, J. Ll. Barona y X. Gómez Font estudian las varias y estrechas relaciones

Reseñas 305

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

Page 306: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

mantenidas por el gran naturalista holandés Clusius con científicos españoles en relacióncon la flora americana (pp. 105-111); J. González Vázquez y M. López Muñoz revelanla importancia que se concedió a los sucesos de Granada en la literatura épica generadaen torno a Colón (pp. 301-307); y H. Wiegand cierra este volumen de actas presentán-donos un largo poema épico dieciochesco centrado en el conquistador de México, elCortesius nondum absolutus de Giambattista Marienis de Brescia (pp. 659-666).

El resto del volumen posee el carácter misceláneo habitual en un congreso dedicadoa un mundo tan vasto como el del neolatín. La siempre presente receptio de los autoresclásicos en época renacentista y posteriores está aquí representada por el estudio de lapervivencia de Tácito, tanto en un período y nación determinados (la España del Bro-cense) como en una obra concreta de Jerónimo Zurita (comunicaciones de B. Antón –pp.95 a 103– y M.a V. Fernández-Savater –pp. 227 a 235–, respectivamente), así como la dePropercio, cuyo rastro sigue A. Iurilli hasta el siglo XVIII (pp. 361-370).

En cuanto a los géneros, cabe señalar la preeminencia de la poesía sobre el resto: almenos una decena de trabajos se dedican al estudio de alguna obra o poeta en concreto,de la presencia de algún topos en la poesía neolatina o de las influencias de ésta en lavernácula. En este sentido, es necesario destacar la ponencia de J. Alcina, que deberíaser acicate para la elaboración de una amplia monografía sobre un asunto tan importantey poco explorado como es el de «Poesía Neolatina y Literatura Española en los Si-glos XVI y XVII» (pp. 9-28). De distinto signo es la ponencia de W. Kühlmann, dedicadaa estudiar la presencia y función de los antiguos mitos en la elegía Ad Lunam del ex-quisito poeta germano Petrus Lotichius Secundus, con interesantes reflexiones sobre elmanejo de diferentes tópicos elegíacos por parte de este poeta y sobre la revitalizacióngeneral de creencias paganas en y a través de la poesía humanista (pp. 41-54). Pero, sinduda, son los poetas holandeses los más y mejor representados en este volumen, de lamano de algunos compatriotas felizmente empeñados en recordarlos: así, F. R. E. Blomnos presenta la peculiar poesía latina de Constantin Huygens (pp. 119-127), Ch. Hee-sakers hace lo propio con el poema que Hadrianus Junius dedicó a la boda de los reyesFelipe II y María Tudor (pp. 325-332), S. P. Revard rastrea la pervivencia de los Basiade Juan Segundo en la Inglaterra de mediados del siglo XVII (pp. 553-561) y O. van Ma-rion estudia la producción de epistulae heroidum en la literatura holandesa de los si-glos XVII y XVIII, especialmente a partir de la dedicada por la princesa Amelia vanSolms a su esposo durante el asedio a la ciudad de Den Bosch (pp. 639-645). Esta últi-ma comunicación puede incluirse también en el grupo de trabajos sobre receptio de au-tores clásicos, puesto que el modelo principal de esas epistulae es, lógicamente, Ovidio;como también podría asignarse a dicho grupo el trabajo de M.a M. Pérez Morillo sobre«El exilio en la Poesía Latina de Michele Marullo» (pp. 507-517), dado que la autora re-aliza en él un excelente rastreo de fuentes clásicas (hallando, por cierto, mucho Ovidio)en diversas composiciones del genial poeta constantinopolitano. La poesía neolatinafrancesa está representada por el estudio que F. Rouget dedica a los Septem psalmi de J.Salmon Macrin (pp. 563-573), exquisito poeta que últimamente va recibiendo la muchaatención que merece, y también por la comunicación de E. S. Ginsberg sobre los variospoemas que J. Du Bellay escribió para elogiar, tal vez de manera irónica (es la hipótesisde la autora), a P. Ronsard (pp. 265-273). Por otro lado, C. P. E. Springer nos presentalos dignos esfuerzos de Martín Lutero como poeta neolatino (pp. 611-618).

Otro género muy atendido por los neolatinistas participantes en este Conventus es elde la epistolografía, tanto la real como la literaria. Como ejemplos de la primera pode-mos citar los trabajos de N. W. Bruun sobre el muy extenso corpus epistolar del médi-

306 Reseñas

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

Page 307: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

co danés Thomas Bartholins (pp. 129-138), de A. Dávila sobre la correspondencia in-tercambiada por Arias Montano con el impresor de Amberes Juan Moreto, de la que esposible extraer interesantes datos sobre la vida y producción del gran humanista español(pp. 193-204), y, en fin, de J. Starnawski sobre las cartas enviadas por el embajadorDantisco a los reyes de Polonia (pp. 619-622). A propósito de las epístolas literarias, se-ñalemos que tres profesores de la Universidad de Bari (D. Canfora, pp. 147-154; G. Pi-rrelli, pp. 519-526; S. Valerio, pp. 623-630) presentan sendas comunicaciones sobre laEpistola de amore (1439) escrita por Guiniforte Barzizza y que mereció otra de réplicaa cargo de un Giovanni Pontano que seguramente no sea el genial poeta y prosista ho-mónimo.

La historiografía –otro de los géneros dilectos del humanismo renacentista– está re-presentada por los trabajos de G. García-Alegre sobre una falsa crónica dedicada a losorígenes del reino de Aragón (pp. 247-252), de G. Hinojo sobre las ideas acerca de lahistoriografía que pueden leerse en la retórica de Jorge de Trebisonda (pp. 345-352) y deM.a J. López de Ayala sobre la importancia de las campañas africanas en la historia delas res gestae del cardenal Cisneros escrita por Alvar Gómez de Castro (pp. 389-396).

Varios son los trabajos que, como el arriba citado de J. Alcina, se ocupan de la rela-ción entre la literatura neolatina y las vernáculas, comenzando por la ponencia de Cl. H.Miller, centrada en las traducciones al latín de dos obras inglesas, Of the Laws of Ec-clesiastical Polity de Richard Hooker y Religio Medici de Thomas Browne (pp. 55-72).En esta misma línea pueden incluirse los trabajos de J. Glomski sobre la literatura neo-latina y el humanismo en Cracovia (pp. 293-299), de A. J. E. Harmsen sobre el Wetste-en der vernuften de Jan de Brune (pp. 319-324), de P. Koning sobre la influencia de lasEpidorpides de J. C. Escalígero en los Emblemas de Johan de Brune (pp. 381-388) y deA. Raspa sobre la presencia de la literatura neolatina en ciertas obras en prosa del poe-ta John Donne (pp. 543-551).

Los grandes nombres del humanismo suelen concitar la atención de varios estudiososen los congresos de la IANLS, y éste de Ávila no es una excepción. El omnipresenteErasmo es citado en un buen número de comunicaciones, aunque sólo R. Green dedicala suya exclusivamente al holandés para rastrear la pervivencia de Prudencio en suobra (pp. 309-318). Hay trabajos dedicados tanto a la Utopia como a los Epigrammatade Tomás Moro (I. Bejczy, pp. 113-118; Ph. Dust, pp. 205-210). En lo que atañe a au-tores hispanos, destacan especialmente, por el número de trabajos a ellos dedicados, Vi-ves y Sepúlveda. Del primero, además del ya citado trabajo de F. Calero, encontramostrabajos sobre los proemios incluidos en sus comentarios al De civitate Dei agustiniano(J. M.a Estellés, pp. 211-216), al De pacificatione (E. V. George, pp. 253-263) y al Deinstitutione feminae christianae (C. Peraita, pp. 499-506), mientras que al humanista po-zoalbense atienden cuatro profesores españoles, algunos de los cuales están «implica-dos» en la feliz edición de sus obras que se lleva a cabo en su lugar de nacimiento (A.Moreno, pp. 465-471; J. J. Sánchez Gazquez, pp. 575-583; J. Solana, pp. 597-602; J. J.Valverde, pp. 631-638). Otros humanistas hispanos representados en estas actas son JuanLorenzo Palmireno (M.a J. Cea, pp. 169-175), Joan Margarit (M. Conde, pp. 183-191),Pedro Ruiz de Moroz (J. Malinowska, pp. 403-407), Luisa Sigea (S. Miguel-Prendes, pp.449-458) y Jeroni Pau (M. Vilallonga, pp. 647-657).

El conjunto restante de comunicaciones –muy variado– nos ofrece trabajos cuyoasunto va desde la presentación de una recién recuperada editio princeps de las poco di-fundidas Institutiones Grammaticae Latinae de N. Clénard (R. Hoven, pp. 353-359) has-ta las ideas sobre derecho político natural contenidas en el Tractatus Theologico-Poli-

Reseñas 307

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

Page 308: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

ticus de B. Spinoza (R. Ginsberg, pp. 275-281), pasando por un sugerente análisis delsupuesto anticiceronianismo profesado por P. de la Ramée (J. M.a Núñez, pp. 489-497). El hecho de que la falta de espacio impida mencionar todas las demás comunica-ciones no menoscaba en absoluto su elevado nivel y, sobre todo, el considerable es-fuerzo investigador que dejan traslucir y que, como todas las citadas en la presentereseña, certifican el satisfactorio estado de salud del que siguen gozando los estudios so-bre las litterae neolatinae.

En el verano del año 2000 la IANLS volvió a convocar a todos los neolatinistas en laciudad inglesa de Cambridge para celebrar su undécimo conventus (ya se ha anunciadoel duodécimo para el año 2003 en Bonn). Suponemos que estará ya en fase avanzada depreparación el correspondiente volumen de actas. Su aparición supondrá una nuevaalegría para todos los que respetamos y amamos (después de todo lo que ha costado re-vindicarlos y reivindicarlos ante tanta idiocia) a los cultores del neolatín, conscientes delo mucho que les debemos.

Universidad de Valladolid Pedro P. CONDE PARRADO

[email protected]

CARLOS DEL VALLE RODRÍGUEZ, Corpus Hebraicum Nebrissense. La obra he-braica de Antonio de Nebrija. Ed. Aben Ezra, Madrid 2000, 349 pp. ISBN:84-8832-410-3.

Apropiándome de las palabras del autor, diré que me ha resultado muy sugestivo in-troducirme en la lectura del estudio en torno a la gramática hebrea en la Península en elsiglo XVI y de una manera sistemática en el mundo cultural hebraico que marcó la ex-tensa obra de Antonio de Nebrija.

Me parece importante recoger los objetivos que orientan el trabajo a los que más ade-lante haremos referencia: a) El estudio de la obra hebraica de Antonio de Nebrija,quien en el mundo cristiano-hispano abordó por vez primera la gramática hebrea y la fo-nética comparada. b) Su presentación, como un estudioso del hebreo, al que supo dar unenfoque renovado como gramático y lingüista. c) La pretensión del trabajo, al querertranscender en el tiempo y en el espacio el marco estrecho y restringido de un mero pro-yecto personal científico de investigación. d) El interés por la indagación sobre lo quequedaba en aquella España de todo aquel saber judaico en el campo de la gramática he-brea. e) Y, finalmente, la relación agrupada de los escritos que serán objeto de estudio:los netamente hebraicos: De litteris hebraicis y De accentu hebraico (hacia 1515); sobreel acento: De dictionum peregrinarum et quarundam aliarum accentu opus utilissimun(1502) y De peregrinarum dictionum accentu o Repetitio III (1506); sobre la gramáticacomparada: De corruptis hispanorum ignorantia litterarum vocibus (1486) y De vi acpotestate litterarum (1503); y, datos sobre la lengua hebrea en otras obras como: Gra-mática de la Lengua Castellana y Reglas de Ortografía, que recurren a la lengua hebreao árabe para ilustrar los sonidos del castellano. De las seis obras que se editan, cinco nohan vuelto a ser publicadas desde los tiempos de Nebrija.

Si nosotros hemos querido recoger los objetivos y las obras tratadas es porque el au-tor nos manifiesta cuál es su pretensión, por un lado, «que con este estudio se clarifiquenmás y cobren nueva luz los aspectos de la faceta hebraica de Antonio de Nebrija», y, por

308 Reseñas

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

Page 309: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

otro, «que esta publicación provocara una controversia clarificadora y no quedara en esacrítica estéril y resentida». Con este marco de referencia nos introducimos en el conte-nido que se divide en dos grandes apartados: a) La Introducción, con una serie de sub-apartados y b) Los Textos.

La introducción presenta, en primer lugar, el ideal del «homo trilinguis» que se ma-terializa en los siglos XV-XVI por personajes repartidos por los diversos pueblos de Eu-ropa. En ella se afirma la importancia de las tres lenguas: el hebreo, el griego y el latínpara el conocimiento pleno de las Sagradas Escrituras y se destaca que la hebrea es lamás importante, no sin reconocer que su estudio no era una empresa fácil. Se deja cons-tancia de los autores y obras de gramática hebrea, aunque en realidad su estudio en elmundo cristiano no comienza hasta mediados del siglo XIII y en lengua latina era muyexiguo e incompleto lo que sobre gramática hebrea se había escrito hasta finales del si-glo XV. Informa sobre los diferentes Studia linguarum (arabicum, hebraicum) y la in-fluencia del Concilio de Vienne (1312) donde se exigió para las cuatro universidadesexistentes (París, Oxford, Bolonia y Salamanca) la presencia de dos peritos en cadauna de las lenguas. Presenta a Nebrija (1441-1522) en quien se recoge el ideal cristianode las tres lenguas, al afirmar que en la lengua hebrea fue anunciada por primera veznuestra salvación; en la griega fue plasmada la cultura humana; y en la latina se asentó ladominación de todo el orbe. En conclusión la religión, la sabiduría y el poder se han con-jurado entre sí como un triunvirato (cf. De vi potestate ... 1,2 y De peregrinarum ... 1,3).

Sobre lo recogido entre las pp. 19-45 podemos decir que desarrolla un esquemabien estructurado, aunque en algunas ocasiones las ideas estén repetidas. Aporta una in-teresante información, que queda ampliada en algunas de sus notas. Carece del plante-amiento de futuros trabajos o investigaciones, sólo aparece en la nota 61, lo que quita in-terés a su lectura. Nos parece que se limita a una relación de hechos, personajes, obras,bien concatenadas en cuanto a su datación, planteamientos, análisis. Echamos en falta elanálisis confrontado en relación con la información que explicita sobre la importanciaque tuvo el estudio del hebreo, la dificultad de su aprendizaje, el poco hebreo que sabí-an los hispanos; la presencia de los maestros nativos y judeoconversos, y, en este caso,no se aportan cuestiones que analicen la dificultad desde el punto de vista lingüístico,histórico, religioso o político. En esta parte el autor se presenta como un «relator» bieninformado que prepara el cañamazo de lo que se supone será el entramado futuro.

En segundo lugar, a la pregunta ¿qué hebreo conoció Nebrija? podemos contestar así:principalmente el de sus coetáneos españoles; luego el de los judeoconversos por lo quereflejaría la pronunciación sefardí, aunque existen indicios de que también conoció lapronunciación asquenazí. Pero Nebrija no debió conocer la riquísima tradición grama-tical hebrea española, ni tan siquiera las obras difundidas y populares como el Miklol deDavid Qimhi o el Mahalak de Moisés Qimhi, ni tampoco las producciones hebreas delos judíos compatriotas españoles en su propio siglo. Deja constancia de sus consultas aentendidos en el hebreo en algunas obras como: Tertia quinquagena, De vi ac potesta-te, De peregrinarum dictionum accentu y Apología. En su Gramática Castellana haceuna exposición del origen, desarrollo, dificultades y situación actual de la lengua he-braica.

En conclusión en este apartado, donde se sigue acumulando información significati-va, con repetición de ideas centrales en varias ocasiones, es importante saber si, con lainvestigación que se aporta, podemos responder a las preguntas claves: ¿cuándo y dón-de aprendió Nebrija la lengua hebrea? ¿cuánto hebreo sabía o llegó a saber? y, final-mente ¿qué hebreo conoció Nebrija? Podemos contestar afirmativamente y, a su vez,

Reseñas 309

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

Page 310: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

constatar que aquí se recogen, desde un nivel totalmente lineal, los datos que respondena las preguntas, pero que no se hacen incursiones en los planteamientos, o se explicitanlas causas, las razones o los motivos, por lo que la respuesta al objetivo c) creemos quequeda más bien enmarcada en el estilo narrativo que en la investigación sugestiva y su-gerente.

En el tercer sub-apartado «La obra escriturística de Nebrija» se deja constancia de queNebrija retorna de Italia, con casi 30 años, trayendo consigo una serie de premisas yconclusiones, que plasma en el prólogo de su «Diccionario (1492)». En cuanto a su pro-ducción literaria, además de lo ya señalado, tenemos que tener en cuenta: la Repetitio IVDe etymologia dictionis (1507), donde demuestra que algunos nombres de la SagradaEscritura, no eran hebreos sino griegos o latinos; Apologia (1508), donde manifiestacomo su actividad escriturística encontró serias dificultades y Tertia Quinquagena(1516), en la que oferta cincuenta comentarios u observaciones a otros lugares bíblicosdel Antiguo y Nuevo Testamento. A la vista de esta producción nos preguntamos ¿quéha quedado de su obra exegética? Y, según se nos indica, podemos responder que sólo laTertia Quinquagena, ya que con respecto a los vocabularios no se publicó ninguno entiempos de Nebrija; parece ser que llegó a tener más de diez mil observaciones y de sololugares corrompidos unos cinco mil. Esto está confirmado por el propio Nebrija en suescrito contra Reuchlin y Erasmo.

En este momento se detiene en dos obras, la Tertia Quinquagena y la Apologia, de lasque no aporta texto. En el caso de ésta última afirma que constituye una defensa de la«veritas latina» y de la «veritas griega», y que puede ser considerada no sólo un docu-mento personal de su actividad, de sus propósitos en filología bíblica, sino también unapieza imprescindible e importantísima de exégesis bíblica, dejando traslucir la nueva ac-titud del humanismo, lo que nos muestra un rasgo más del espíritu renacentista que élencarna.

Aquí resaltamos, de manera especial, la necesidad de una organización más ágil detodo el conjunto, para que la lectura informativa sobre obras, años, tema, interferenciaentre ellas, autores que las critican, temática que tratan, etc se presente en un procesodiacrónico que permita visualizar y esquematizar más nítidamente su actividad literariay su devenir en el contexto histórico y social que vive.

A partir de este momento, y, aunque en la primera parte se presenta una introduccióna cada obra y en el apartado los Textos ofrece la versión latina con cierto tipo de co-mentario, nosotros vamos a tratarlo conjuntamente, para detectar las repeticiones y re-saltar las aportaciones novedosas.

1. DE LITTERIS HEBRAICIS

Las ideas principales que se recogen son: que es un compendio (1503 y 1507) sucin-to del sistema fonético hebreo (sincrónico y diacrónico) que aborda la fonética desde unángulo estrictamente lingüístico, como gramático, aplicando al hebreo las categorías lin-güísticas de las lenguas clásicas y añade algunas indicaciones sobre ortografía hebrea. Laprimera edición aparece en torno a 1515 y es editado siempre unido al De accentu he-braico. En la introducción hace una referencia a la Repetitio III (De peregrinarum dic-tionum accentu, Salamanca 1506). Como información se nos recuerda que aborda la es-tructura gramatical del griego en su De litteris graecis, del hebreo en su De litterishebraicis y del latín en sus Introductiones in latinam grammaticen. Nos presenta el De

310 Reseñas

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

Page 311: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

rudimentis hebraicis (1506) de Reuchlin, quien distingue en el elemento fónico del len-guaje entre «littera» y «voces» y precisa que algunas de las letras son vocales, mientrasque las «voces» (las vocales) son connotadas con signos diacríticos ajenos al «alefato»y, según esto para él las vocales son seis (alef, waw, het, yod,´ayin, he), lo que obligó aNebrija a dedicar un capítulo de su obra para refutar la teoría de este autor sobre las le-tras vocales y a configurar otro sobre las nueve vocales hebreas. Una observación no-vedosa es, lo que Nebrija llama «“u uero consonans in eadem oris parte formatur qua flittera ...”, sacado del De vi ac potestate, pues es un párrafo que aparece aquí y no en elDe litteris hebraicis.

En cuanto a la importancia del texto, con escritura de derecha a izquierda, ésta radicaen que presenta un «alefato» en cuatro columnas de 22 figuras, (sin contar las cinco do-bles o finales). Los autores de referencia o sus fuentes fueron recogidos entre los hebreoso judeoconversos y en la vocalización lo dicho por Reuchlin,

Además del estudio sobre el «alef», ofrece la división de las consonantes en tríadas detres «triplicitates» (14 mudas y las demás semivocales.); añade dos más la «waw» y la«yod» (se enfrenta con quienes afirman que son vocales) e incluye dos sonidos «chap» y«phe». La clasificación que hace Nebrija de las consonantes se separa de lo tradicional yse fija en el lugar y en el modo de la articulación. Al tratar de los «apices duos»: «dagues»(se escribe en medio de la letra), consonantes y semivocales más tenues, y «rafé» (línearecta encima de la letra), consonante más aspirada, se perciben las limitaciones del cono-cimiento del hebreo de Nebrija. Aborda otras cuestiones como la «tríada» «he, het, ayin»que no tienen correspondencia con ninguno de los fonemas latinos. Completa con la in-formación sobre: De sama, sadic et sin hebraicis litteris, que consideramos un apartadomuy general en el que creemos que no es necesaria la inclusión del 5.5. en el que Nebrija.se limita a copiar el cap. XVII del De vi ac potestate sobre la letra «s». Para concluir so-bre las consonantes, explicita dos observaciones sobre «d» pro «r» et «r» pro «d».(estossignos tienen un gran parecido gráfico y detecta unos cuantos errores) y «B» pro «u» con-sonante, señalando que la diferencia entre «b» y «u» es la que puede existir entre dos le-tras (fonemas) de distinta articulación y en su calidad de lingüista concluye que los latinospronuncian correctamente la «b»; y los griegos pronuncian incorrectamente al igual quelos hebreos.

En el apartado De vocalibus hebraicis quae per apices designantur opina que los he-breos están herrados cuando computan en 22 el número de sus letras, Nebrija avanza ydice que han de ser contadas como letras no sólo las vocales sino las variantes de «su-tileza» y «aspiración» (dages-rafé), aporta su definición como «la parte mínima de la vozdistintiva que puede ser escrita» y señala de cada una el nombre, la grafía, el valor fo-nético y la razón de ser del nombre. Hace referencia a: el «cames» (una rayita y un pun-to debajo de ella = «clausura»), el «sere» «coadunatio» = juntamiento), el «segol»(suena como un sonido intermedio entre «e» y «a»), el «seba», que desarrolla en p. 143,(dos valores el quiescente y el móvil), el «hirec» (representa el valor de la «i» simple yllano), el «holem» (es una «o» simple), el «surek» (vale por una «u» simple) y el «ci-bus» (su valor está entre una «u» y una «i»).

Por último, en las Dictiones hebraicae in Testamento Nouo Nebrija recapitula talestérminos para ilustrar su significado y señalar su acentuación correcta. Recoge todosaquellos términos hebreos o arameos que se han transmitido en el Nuevo Testamento ose han introducido como normales en la liturgia y que los intérpretes no se atrevieron atraducirlos. El autor facilita su escritura y acentuación así como una amplia bibliografíaantigua y actual.

Reseñas 311

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

Page 312: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

2. ESCRITOS SOBRE EL ACENTO HEBREO: DE ACCENTU HEBRAICO (CA. 1515); DE DICTIONUM PEREGRINARUM ET QUARUNDAM ALIARUM ACCENTU

OPUS UTILISSIMUM (1502); DE PEREGRINARUM DICTIONUM ACCENTU (1506)

En estas obras se ve la influencia de Lorenzo Valla. Nebrija fija en cuatro mil las pa-labras hebreas que han pasado al latín sin variar su forma originaria y conservan su acen-tuación hebrea. Unas llevan el acento en la sílaba final, otras en la penúltima (400) e in-cluso en la antepenúltima (60), pero también corrige todas las que, pasadas al latín,llevaban incorrectamente acento agudo. Si la palabra se declina como el latín la acen-tuación es latina y lo mismo si va a la griega. Para que la palabra sea declinable al esti-lo latino debe tener una terminación latina y acento latino. Concluye escribiendo en lasIntroductiones latinae que nadie hasta él ha tratado bien el tema del acento.

2.1. De accentu hebraico: Quiere hacer una obra dirigida a los que se dedicaban al la-tín cuyo objetivo es el tratamiento del acento en las palabras griegas y hebreas introdu-cidas en la lengua latina. Para mayor ilustración facilita una serie de la A a la Z.

2.2. De dictionum peregrinarum et quarundam aliarum accentu: En este opúsculo serefuta la teoría de Alejandro de Villa Dei, quien en su Doctrinale afirma que toda pa-labra extranjera que se introdujera en la lengua latina, sin que se declinara al modo la-tino, llevaba siempre el acento en la última sílaba. Entre los gramáticos existe un con-senso unánime, de que las palabras extranjeras pasan al latín con su propio acento.Cuando se transcriben las palabras, vemos que el acento aparece en la última, penúlti-ma y antepenúltima. Presenta un apartado sobre las Dictiones hebraicas latine decli-natas accentum habere latinum y otro sobre los Nomina hebraica ex greco traducta ac-centum latinum habere.

2.3. De peregrinarum dictionum accentu (Repetitio tertia): En su primera obra sobreel acento, va a tratar de aquellos nombres que proceden de la lengua hebrea o griega,porque son desconocidos o no han sido transcritos por los autores con precisión, apo-yándose en que: «nadie hasta ahora, que yo sepa, ha dado normas concretas y precisas».Las conclusiones se probarán por dos vías, una por la práctica o uso y otra por induc-ción. Aquí se plantean tres cuestiones: a) si a la lengua latina le faltan signos (letras) pararepresentar sus fonemas; b) si, por el contrario, tiene letras superfluas y c) si los espa-ñoles pronuncian correctamente los sonidos de la lengua latina. Cuestiones complejas, enespecial la tercera, por lo que es necesario recurrir a la auctoritas, de los testimonios delos autores más doctos de la Antigüedad.

2.4. Onomasticon: En el De accentu hebraico y, anteriormente, en el De peregrinarumdictionum accentu, se incluye un Onomasticon (= Repetitio IV, De etymologia dictionis)de nombres propios de persona o lugar que han pasado al latín a través del Antiguo yNuevo Testamento. Nebrija llegó a componer dos vocabularios de nombres propios he-breos contenidos en la Biblia; parece que quedaron inacabados y se limita a recoger lasfuentes, a documentar el nombre y a señalar el lugar en que lleva el acento.

312 Reseñas

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

Page 313: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

3. ESCRITOS DE FONÉTICA COMPARADA: DE CORRUPTIS HISPANORUM

IGNORANTIA LITTERARUM VOCIBUS. REPETITIO II (1486); DE VI AC POTESTATE LITTERARUM (1503)

3.1. De corruptis hispanorum ignorantia litterarum vocibus: Nebrija expone los viciosde la pronunciación y aporta la correcta, recurriendo, en el caso de algunas palabras, algriego, árabe y hebreo sobre todo en aquellos sonidos que son extraños al latín. Se nospresentan una serie de cuestiones ya planteadas en otra obra y se centra en el sonido desus letras, preguntándose si los hispanos acostumbran a reproducir tal cual. Está claroque los árbitros para decidir en esta cuestión son los eruditos in re litteraria y para ex-plicar la diferencia recurre a la diversidad musical. Finalmente contrapone, por unlado, a los antiguos y sus seguidores y, por otra, a los españoles contemporáneos, a lavez que exhorta a los jóvenes a estudiar latín y a pronunciarlo tal como lo hacían los an-tiguos en los que está la norma del recto hablar.

En relación con las vocales latinas dice que son ocho, aunque la mayoría de los gra-máticos afirmen que son seis. Al latín le faltan dos letras para designar dos vocales, unacon un sonido intermedio entre «e» / «i» y otra con otro sonido intermedio entre «i» /«u». Si se pregunta ¿por qué no se creó en este punto una figura específica?, Nebrijacontestará que le basta la autoridad de Diomedes y de Quintiliano «las vocales son ochoa,e,i,o,u + la ípsilon, y las dos intermedias “i/e, i/u”». También añade que la «i» latinapuede ser vocal o consonante; pero los españoles no saben pronunciar correctamente la«i» consonántica, y la «u» puede tener valor consonántico o vocálico, además de otro va-lor cuando sigue a «q» y a ella le sigue otra vocal

En cuanto a las consonantes nos dice que el tema es más complicado, así vemos que:faltan los grafemas para la «i» y la «u» consonantes; la k es superflua, así su sonido pue-de ser representado por la «c» y la «q» y ésta tampoco es necesaria pues la «c + u» pue-de representar su sonido; pronuncian la «ch» seguida de «e/i» del mismo modo que losgriegos pronuncian la «k» seguida de esas vocales; la «x» también es supérflua, pues sepuede representar con «cs» o «gs»; los griegos tiene dos letras: «k» y «x», la primera su-til y la segunda aspirada, igualmente los latinos pronuncian aspirada y así ha de ser; losgrafemas ch, th, ph, gn, x, i consonantes y las vocales aspiradas las pronuncian los his-panos incorrectamente; se discute la pronunciación del grafema «gn», pues los españo-les pronuncian la «g» como si fuera una «c»; considera un error pronunciar la «t» aspi-rada como una «t» ténue (oclusiva); el latín no tiene ninguna palabra originaria con «th»y lo que dicen algunos gramáticos de que la «t» oclusiva seguida de «i», más otra vocal,se pronuncia como «c» no es correcto, ya que los antiguos escribían según pronuncia-ban; por último, la diferencia en la pronunciación de la «p» oclusiva y la «p» aspiradapor razones eufónicas.

Concluye haciendo una crítica a quienes consideran absurdo dedicarse a los estu-dios de gramática, a los que llama letrados (litteratos) y mejor pseudoletrados (litte-ratores). Afirma que, como dice Quintiliano, sólo el que conoce la res litteraria, lagramática, puede pronunciar correctamente los sonidos de las letras y percibir los pro-nunciados.

3.2. De vi ac potestate litterarum: Emprende de modo sistemático el análisis de los re-cursos fónicos del latín, del griego y del hebreo; examina las vocales y cada una de lasconsonantes en la tres lenguas marcando las diferencias y señalando el lugar de su arti-culación, en conclusión, va a tratar de las letras, de los sonidos y de la gramática. Los ac-

Reseñas 313

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

Page 314: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

cidentes de las letras son cinco: nombre, figura, valor, orden y relación; se ocupará del«valor o potestas».

Divide el libro en veinte capítulos tratando, en relación con las vocales y consonantes,temas de carácter general y particular, por ejemplo, los cuatro elementos de las palabrasque deben estar presentes y conjugados: realidad, concepto, sonido y letra, y como eldescuido en la ortografía y pronunciación conduce a grandes errores.

Comienza manifestando su posición respecto al principio «escribir cómo se habla yhablar cómo se escribe», y se opone al uso del yod y del waw, pues hay que tener encuenta que las letras se distinguen entre sí, no por la variedad de las figuras, sino por ladiversidad de los sonidos.

En cuanto al número de letras dice que se puede hablar de que los hebreos tienen 24,si a las 22 añadimos «chap» y «phe», pero en definitiva el hebreo tiene 28 sonidos o fo-nemas. Los griegos tiene 24 letras, pues «xi» y «psi» son sonidos compuestos, «eta yomega» se corresponden con omicron e ipsilon; en definitiva en griego hay 22 fonemasdiferentes. Los latinos tienen 23 letras y 27 fonemas (dieciséis consonantes, ocho vocalesy las cuatro aspiradas griegas). Todo esto le llevará a tener que demostrar, en relacióncon las tres lenguas, qué fonemas son propios, cuáles comunes a algunas y qué otros soncomunes a todas.

La información, de carácter general, sobre vocales y consonantes, ya ha sido tratada enotros libros o momentos, sin embargo, aporta, en relación con las vocales, una serie deejemplos donde se evidencia la variación de la transcripción sobre el original y, sobre lasconsonantes, añade que también hubo una evolución.

En otro apartado trata de las semivocales (l, m, n, r, s). Indicamos algunas característi-cas: de la «l» que según los gramáticos tiene triple sonido: débil si es geminada; llena si vaal final de palabra o de sílaba o tras muda; medio y suave cuando le sigue vocal. Sobre la«m» que presenta una resonancia nasal, y, sobre la «n» que se adultera cuando le sigueg,c,ch aspirada, lo mismo pasa con el cambio de «n» en la preposición «in» ante nombrescon inicial b, m, p; contrariamente a lo que había dicho en otro lugar afirma que la pro-nunciación que hacen los españoles de la secuencia «gn» es la correcta y que latinistas yhelenistas yerran. Sobre la letra «s» algunos autores consideraron que no era letra (fone-ma), pues más que sonido, era un silbido; pero la «s» se corresponde con la «sigma» grie-ga y por «s» se transcriben las tres letras hebreas: «sama, sadic, sin». Por un paralelismocon el silbido de esta letra, introduce un inciso sobre las interjecciones, ya insinuado enel De litteris hebraicis, a las que considera sonidos naturales, ajenos al tiempo y al es-pacio. Recoge en esta parte su opinión sobre algunas consonantes como la «x» y la«z», que provienen de dos letras; la «h» que no es una letra, sino una aspiración y quepresenta dificultad para distinguirla ante vocal; la «x» que aparece en latín sólo en sílabamedia y final; y, por último, la «z» que se pronuncia como una «s», entró a través de pa-labras extranjeras.

De la lectura atenta nos parece oportuno indicar algunas observaciones que, a nuestrojuicio, deberían ser tenidas en cuenta para futuras ediciones y que las agrupamos de la si-guiente manera: relativas a la bibliografía (apartado de Siglas/Abreviaturas, notas apie de página y Bibliografía general); a la forma de citar; expresiones relativas a la in-formación sobre obras en el texto; remisiones a nota; citas latinas en el texto; cuestionesde estilo; cuestiones tipográficas. Para no hacer más extensa esta información cursare-mos al autor lo que nosotros consideramos una aportación beneficiosa, después de habersido nosotros los primeros favorecidos. Sólo indicaremos las siete, porque algunas ya es-tán enunciadas, que hemos denominado «observaciones muy adecuadas»:1. (p.24) la

314 Reseñas

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

Page 315: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

precisión que utiliza en las fechas a la hora de citar, sirva de ejemplo lo siguiente: Stu-dium linguarum dominicano (entre 1245/1250), o el Studium arabicum (1241-1252),Studium Hebraicum (hacia 1280); el Studium de Játiva en 1291; 2. (p. 34) la distinción(cf. nota 54) de Buxtorf (1663, intr., 4v y 5r), entre el aprendizaje de la lengua por el«uso» y el estudio por el «arte» (la gramática); 3. (p.37) la información de la nota 61 re-lativa a el título de la cátedra «cathedra Bibliorum in tribus linguis» hace pensar que lastres lenguas no signifiquen hebreo, arameo y árabe, sino hebreo, arameo, griego/latín. Encualquier caso bien merecería una investigación al alcance del título, teniendo en cuen-ta lo recogido en otra parte del trabajo (cf. p.140) en donde se refiere al parentesco de lalengua árabe con la lengua púnica y por «púnica» entiende la lengua árabe (cf. De vi etpotestate, cap.VI)), con lo cual las cuatro lenguas quedan reducidas al hebreo, arameo,árabe; 4. (p.57) la nota 133 es interesante como elemento de futuras investigaciones (si-tuación del conocimiento del latín en Salamanca, y la barbarización del español; 5.(p. 63) la nota 150 aporta elementos para una investigación sobre los items recogidos enTQ (Tertia Quinquagena); 6. (p. 94). Es muy oportuna la información que se recoge enla nota 230 sobre «la fonética hebrea» cuyo estudio siempre fue muy deficiente, ya quehasta el siglo XX no ha surgido la fonética y fonología científicas; 7. (p. 311) En el De viac potestate, ya tratado en el De litteris hebraicis, es interesante la información sobre elvalor temporal de las interjeciones, que nuestro juicio debería de ser motivo de futurostrabajos.

Quedan planteadas, algunas ocasiones sin justificar, lo que, a veces, dificulta el hilo deldiscurso, una serie de premisas que el autor plasma al principio del trabajo, como es elcaso de: «en la edición de las obras se han mantenido las divisiones del original del au-tor» y « en la numeración de los párrafos se sigue un criterio de análisis de contenido»; enotra parte del trabajo: «la corrección de erratas tipográficas; en las notas explicativas delos párrafos da en primer lugar una información del pensamiento de Nebrija, y sólo, encasos con cierta dificultad, ha dado una traducción literal». Resaltamos, de manera es-pecial, la siguiente afirmación: «El comentario de los textos se hace con textos contem-poráneos al autor [...] Dado que uno de nuestros objetivos es documentar nuestras afir-maciones, en muchos casos citamos los textos originales, procurando que el lector puedaseguir el hilo del discurso sin que se salga del idioma castellano».

Otras cuestiones deben ser aceptadas por el lector, casi sin género de duda, así: «des-pués de mis trabajos no se pueden mantener casi ninguna de las conclusiones sostenidaspor prof. Sáenz Badillos, ni en lo que respecta al origen del De litteris hebraicis (compo-sición, publicación y ediciones), ni en lo que toca al análisis del mismo escrito, fuentes deinformación «hebraica» de Nebrija, su formación hebraica, escritos hebraicos ...». Igual-mente se encuentra en condiciones de ratificar que es cierto lo que escribió Muñoz en suElogio de Antonio de Lebrixa, esto es, que antes de que Reuchlin publicara su gramáticahebrea (1506) «meditaba Nebrija publicar su gramática de la misma lengua, de la que noshan quedado unos principios impresos entre los apéndices de las Introductiones lati-nae».

Podemos concluir ratificando las palabras del autor cuando escribe (p. 95) : «Contodo lo expuesto se evidencia el puesto de Nebrija en el concierto de los estudios he-braicos en España y en la Europa renacentista como pionero y como innovador deunos principios que a la postre se impondrían en el estudio científico del griego.

Si nosotros, en primer lugar, hemos querido recoger los objetivos y las obras tratadasy, en segundo lugar, la postura del autor respecto a otros estudiosos del tema, es porqueél mismo nos manifiesta cuál es su pretensión, por un lado, «que con este estudio se cla-

Reseñas 315

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

Page 316: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1

rifiquen más y cobren nueva luz los aspectos de la faceta hebraica de Nebrija», y, porotro, «que esta publicación provocara una controversia clarificadora y no quedara en unacrítica estéril y resentida», Creemos que está conseguido.

Universidad Nacional María José LÓPEZ DE AYALA Y GENOVÉS

de Educación a Distancia [email protected]

316 Reseñas

Revista de Estudios Latinos (RELat) 1, 2001, 237-316

Page 317: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1
Page 318: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1
Page 319: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1
Page 320: 23553197 Revista de Estudios Clasicos 1