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21 experiencias ambientales para el siglo 21

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21 experienciasambientales para el

siglo 21

LANATURALEZA

USALO

MENOSPOSIBLE

DE

TODOJohannes Kepler (1571 – 1630)

Créditos

Conceptualización EditorialDaniel Lew

Alejandro Reig

EditoresAlba Clamens

Rafael Osío Cabrices

Coordinador EditorialDiana Armijos

Diseño GráficoComunicación Central DVC

Fotografía PortadaFernando Rojas

CorrecciónMarina Piña

ImpresiónGráficas Lauki

Revista21 experiencias ambientales para el Siglo 21

Depósito Legal: pp200802DC2935ISSN: 1856-9196

Fundación La Salle de Ciencias Naturales,Av. Boyacá, sector Maripérez

Edificio Fundación La Salle, PHApdo. 1930, Caracas 1010-A

Teléfono: (0212)709.58.11Rif: J-00066762-4

Agosto 2008

Junta DirectivaPresidenteHno. Juan Bosco ChacónMiembros PrincipalesHno. Gerardo Alfonso CastilloHno. Antón Marquiegui CandinaHumberto Lepage-DubucJorge VenegasAlejandro ReigRafael González U.Carmen Urquía RaveloJoaquín MarcanoIván RamírezÁngel ViloriaAracelis Almida Hernández Pabón

Directivos

Presidente HonorarioHno. GinésPresidenteHno. Juan Bosco ChacónVicepresidente Ejecutivo (E)Johanna TimbalVicepresidente Campus MargaritaElsy LaraVicepresidente Campus GuayanaCarmelo RiveraVicepresidente Campus BoconóJosé CarrilloVicepresidente Campus CojedesHéctor CardozoDirectora Nacional de AdministraciónJohanna TimbalDirector Nacional de EducaciónMarcos RequenaDirector Nacional de InvestigaciónDaniel LewDirectora Nacional de Bibliotecas,Documentación y ArchivoMireya ViloriaDirector Nacional Serviciode Orientación Integral SOILuis JiménezDirectora Nacional de Recursos HumanosMaría Luisa Arto de FariñasDirectora Nacional de Asuntos PúblicosAlba Clamens

El Proyecto CARIACO le siguelos “pasos” a la sardina

Especies en peligro:experiencias a multiplicar

Basura:¿un problema o un recurso?

Para que haya ciudad,debe haber agua para todos

Siguiendo el vuelode los loros de Caracas

La LOCTI, una ley aliadadel ambiente

Una cuenca, dos naciones: cuandola conservación

cruza las fronteras

La cuenca del río Caura:la necesidad de compartir esfuerzos

Al rescate de un paraíso marino

El pueblo pemónhace sus propios mapas

Apoyo comunitariodonde termina el Orinoco

Minería artesanal: reciclaje demercurio a favor del ambiente

Relanzando el desarrolloen las cuencas hídricas

Caminos de vida parasalvaguardar los bosques andinos

Comunidades: Ambientey producción

¿Existe el desarrollo sustentable?

Sapito arlequín de la costaLas tortugas terecay y arrauEl Libro Rojo de Provita

Reciclaje ComunitarioDesechos Sólidos

Saneamiento del río GuaireMesas Técnicas de Agua

Parabiólogos para el CauraEnfrentar la malaria y salvar las palmas

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A cincuenta años de su creación, la Fundación La Salle deCiencias Naturales ha querido con este trabajo reiterar al

país, a sus ciudadanos e instituciones, su firmedeterminación de continuar asumiendo activamente la

responsabilidad de ofrecer, desde sus capacidades,oportunidades realizadas y realizables para afrontar el

desafío del aprovechamiento responsable denuestros recursos naturales.

La Fundación La Salle reconoce con diáfana claridad laperversa circularidad con la cual el deterioro ambiental y lapobreza se vinculan a manera de recíproca causa y efecto.Estamos comprometidos con la construcción de un futuro

donde los recursos naturales sean el más valioso legado quepodamos ofrecer, pero con igual convicción asumimos el

desafío de la construcción de oportunidades parauna mejor calidad de vida hoy.

Es fácil comprender entonces, que nos adentramos en un“territorio” complejo, del cual no es posible salir sin

propuestas concretas y factibles: por ello apostamos por elarraigo de los venezolanos a su geografía y su cultura, porel progreso social comunitario sobre la base de sus propios

recursos naturales, por la preservación de esos recursoscomo única oportunidad de ofrecer una vida digna a ésta y a

las futuras generaciones.Nuestros aportes, aunque modestos, van cargados del deseo

de que puedan ser multiplicados, enriquecidos,diseminados, complementados, compartidos. Por ello,darlos a conocer a través de este trabajo, junto a los demuchas otras instituciones que mantienen elogiablesesfuerzos en esa misma dirección, se convierte en una

prioridad, de cara a la necesaria colectivización de estas 21experiencias ambientales, que lejos de ser las únicas, son laexcusa para el encuentro, la participación y la construcción

de un universo de oportunidades.Agradecemos a todas las personas e instituciones, oficiales yno gubernamentales, que nos dedicaron parte de su tiempo

y quisieron compartir sus experiencias. Sabemos que existenmuchas otras iniciativas, diversas, brillantes,

de incuestionable impacto, que hubiésemos queridopresentar, pero el hecho de que hoy no estén aquí no es sinoel resultado de la ineludible finitud del tiempo y el espacio.

Hemos podido presentar un no menos útil diagnóstico de lasdificultades ambientales que Venezuela deberá afrontar este

siglo XXI, si asumimos con firmeza la determinación dedejar a nuestros hijos un sitio para la vida. En su lugar,

quisimos dedicar este trabajo a dejar testimonio de hechostrascendentes, con el propósito de llenar de optimismo a

quienes con cierta incredulidad aguardan por estas señales,a cargar de entusiasmo a los que todos los días emprenden

estas campañas “heroicas” y a despertar en todos nosotros elsentido colectivo y participativo, sin el cual el horizonte

estaría cada día más lejos.

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FuenteRamón VarelaEstación de Investigaciones Marinas (EDIMAR)

de la Fundación La Salle de Ciencias Naturales

04 21 experiencias ambientales para el siglo 21 | Fundación La Salle de Ciencias Naturales

El Proyecto CARIACO le siguelos “pasos” a la sardina

Una compleja combinación entre viento, fitoplancton y pesca excesiva ha con-tribuido a disminuir la cantidad de sardinas que nadan por las aguas del orientede Venezuela. La Fundación La Salle ha medido en Sucre y en Nueva Esparta losfactores que obligan a pensar, seriamente, cuántas sardinas podemos pescar.

Lo dicen las amas de casa en los supermercados, los periodistas en los noticieros, losoyentes preocupados en los programas de radio, los pescadores regresando a puerto conlos chinchorros magros. La escasez que anuncian apunta al centro de la economía domés-tica: no hay sardinas. La proteína más económica desaparece de los mercados.Para intentar pescar los por qué de estas ausencias, investigadores de la Fundación LaSalle y otras instituciones tienen en una esquina de nuestros mares orientales unaplataforma de observación compleja pero promisoria. Como pasa con otras especies simi-lares, las poblaciones de sardina fluctúan intensamente debido a un entramado de fac-tores. La sardina comienza a faltar en los anaqueles de los supermercados y en losmostradores de las pescaderías cuando se juntan, en el oriente de Venezuela, condicionesnaturales desfavorables con una pesquería muy intensa. Las presiones de la naturaleza ylas que ejerce la especie humana sobre los plateados cardúmenes de estos pequeños peces co-laboran entre sí para acentuar el problema. En los últimos cuatro años, sobre todo, ha habidocambios en el ambiente que les complican las cosas a los peces pelágicos del Caribe venezolano.El Proyecto CARIACO, coordinado por Ramón Valera de la Estación de InvestigacionesMarinas de Fundación La Salle de Ciencias Naturales, fue fundado para estudiar mediantemediciones permanentes las condiciones de la vida en las aguas del nororiente venezolano,desde su estación en el golfo que se adentra en el perfil del estado Sucre, trata de ayudar,entre otras cosas, a entender si la inestabilidad en la pesca de la sardina puede resolverse.Lo que hasta ahora ha encontrado habla de los posibles efectos del calentamiento global,del hoy famosísimo cambio climático y del peligro de que la pesca de sardina colapse,como ocurrió con la de anchoas en el mar Cantábrico o con la misma sardina en las costasde California.

La culpa la tiene el vientoCada año, de enero a mayo, el viento sopla a lo largo de la línea costera del norte deVenezuela de manera tal que las aguas de profundidad media se levantan y se mezclan conlas de la superficie, llevando consigo los nutrientes que yacen más cerca del lecho marino.Este fenómeno, conocido como surgencia, enriquece la cantidad y diversidad de alimentoal que pueden acceder los peces e invertebrados marinos que nadan en los niveles superioresdel mar, como las sardinas, y contribuye a que sus poblaciones sean sanas y prósperas,numerosas. De la surgencia depende, por consiguiente, la pesca.En los últimos años, esta industria pesquera ha explotado ciertos recursos más de lo re-comendable, de modo que las poblaciones de especies como la sardina han llegado a nivelesinferiores a lo deseable. Pero ha habido también un factor natural que ha impedido queestas poblaciones se recuperen: la disminución de la fuerza del viento, que ha perjudicadoel ciclo de la surgencia. Midiendo el viento en Margarita, el Proyecto CARIACO ha com-probado cómo su fuerza, entre 2004 y 2007, no ha superado en ningún momento la quetuvo entre 1996 y 1997, y entre 2001 y 2003. En 1999 y 2000 también fueron más débiles.Eso ha afectado la capacidad de las aguas medias de ascender y de llevar más alimento alas larvas de sardina que nadan más cerca del sol, hacia la superficie.

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Pero el Proyecto CARIACO también encontró otro fenómeno relacionado: se ha desarrolladootro periodo de surgencia, más corto y menos intenso, en julio y agosto de cada año. DignaRueda, una estudiante de doctorado en la Universidad del Sur de Florida, está analizandolas posibles causas de esta surgencia secundaria, pues no depende directamente del vientolocal, que en esos meses es débil, sino más bien del desplazamiento del campo de vientogeneral en el Caribe, y de otras causas físicas aún no claramente identificadas.

Mucho fitoplancton, pero distintoAsí, en los mismos meses en que los niños venezolanos se lanzan a las playas durante susvacaciones escolares, las sardinas comen y comen para tener sus propios hijos un pocomás adelante. Acumulan grasa para enfrentar el esfuerzo (el costo energético) del desovecuando llegue la surgencia en enero. Y esto pueden hacerlo en agosto porque esa surgen-cia secundaria les ofrece más comida. Tal como ocurre entre enero y marzo, las aguas me-dias llevan nutrientes a las aguas más iluminadas por el sol, con lo cual se multiplica elfitoplancton, un conjunto de distintas especies de plantas minúsculas, a menudo mi-croscópicas, que son la base de la cadena alimentaria del mar, consumidas por un sinfínde pequeñas criaturas, entre ellas las sardinas. Este fenómeno le ofrece a las sardinas nosólo cinco meses de buena alimentación, sino siete y ocho a lo largo del año, sumando losdos periodos de surgencia.Sin embargo, el Proyecto CARIACO ha medido cómo este fitoplancton tiene 30% menos decontenido de carbono que en los años precedentes más productivos, y cómo su concen-tración de clorofila ha caído a la mitad desde 2003. Entonces, a la hora de la verdad, nohay más alimento disponible, sino menos, ya que la concentración y la composición deeste fitoplancton ha cambiado. Luis Troccoli y Rafael Díaz, de la Universidad de Oriente,descubrieron que las especies dominantes dentro del fitoplancton son otras. Entre 2000y 2002, y sobre todo desde 2003, esas especies dominantes han pasado a ser los microfla-gelados, cocolitofóridos y dinoflagelados, de tamaños muy pequeños, que han desplazadoa las más nutritivas diatomeas. Los microflagelados, por otra parte, son tan diminutos quelos pequeños protozoarios se los comen, con lo que reducen algo más la disponibilidad defitoplancton para animales mayores como las sardinas.

El reto del cambioLas modificaciones en el patrón del viento y sus consecuencias en la oferta alimentaria delas sardinas hacen que esta especie tenga problemas a la hora de reproducirse, puestoque sus individuos jóvenes cuentan con un alimento menos nutritivo. El cambio climáticoplanetario tiene que ver con esto: en los últimos años se registraron las mayores tempera-turas en las aguas superficiales del Caribe. El grupo de sensores remotos del proyecto, di-rigido por Eduardo Klein en la Universidad Simón Bolívar, encontró en la EstaciónCARIACO una clara señal hacia un incremento de la temperatura del mar desde 2003;2005 fue el año más caliente en doce años ininterrumpidos de registros. De hecho, eseaño hubo más tormentas y huracanes.Estos datos nos obligan a vigilar muy de cerca el estado de las poblaciones de sardinas,y sobre todo, a ajustar la intensidad de su pesca. Ya están ahí los factores naturalesdesfavorables; si a eso se suma la sobreexplotación del recurso, éste podría no tener lacapacidad para restablecer sus niveles históricos,o al menos niveles mínimos para su aprovecha-miento comercial.Como ocurre con frecuencia, la compleja realidadque la ciencia ilumina en este caso no ofrece solu-ciones fáciles: sólo el control fundamentado yajustado a las fluctuaciones ambientales de la ex-tracción de este recurso, podría garantizar unaestabilidad de la presencia de la sardina en losmercados. Las palabras claves parecen ser diver-sificación productiva, monitoreo ambiental yregulación de la extracción. Sin duda, palabrasdifíciles de instalar en nuestra cultura de extra-cción sin control de los recursos naturales.

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FuenteCelsa Señaris, Arnaldo Ferrer y Fernando Rojas,Museo de Historia Natural La Salle (MHNLS)

de la Fundación La Salle de Ciencias Naturales

Jon Paul Rodríguez, PROVITA

Especies en peligro:experiencias a multiplicar

La pérdida de hábitat, el calentamiento global y la cacería han llevado al borde dela desaparición a varias especies de las selvas tropicales y sus ríos. Biólogosvenezolanos participan en distintas iniciativas que juntan conocimiento científicoy participación comunitaria para que las criaturas en peligro no desaparezcan desu entorno natural.

Los mineros solían llevar canarios a la profundidad de las cavernas. Cuando el ave caíamuerta, es que había una silenciosa fuga de gases tóxicos. En nuestro planeta, agobiadopor inquietantes transformaciones, los anfibios están cumpliendo, a su pesar, ese rol decanarios en la mina. Están enviando una señal de peligro. Desde la década de 1980, estándesapareciendo velozmente en todos los bosques tropicales del mundo. Algunas especiesde sapos y ranas que siempre habían sido comunes, repentinamente, dejan de serlo. Setrata de seres de piel permeable que son extremadamente sensibles a los cambios en su en-torno. Los científicos saben que la tasa de desaparición de especies enteras ha llegado a90% en algunos ámbitos. Pero no saben qué es lo que los está extinguiendo. Otro indiciode que el planeta está en problemas: jamás, según el registro fósil, había ocurrido un pro-ceso de extinción masiva de estas proporciones, que afectara a “clanes biológicos” enteros,con la excepción del fenómeno catastrófico que acabó con los dinosaurios u otras conmo-ciones planetarias por el estilo. Los anfibios son reguladores de plagas y son presa deanimales más grandes; las tramas tróficas de las que forman parte se trastornarán, sinduda, si se extinguen por completo. Están desapareciendo de bosques sometidos a severasalteraciones de su hábitat, pero también de paraísos intactos donde no hay intervenciónhumana alguna.Los científicos sólo tienen hipótesis, por el momento. La más fuerte sugiere que un hongo,cuyo crecimiento parece estar relacionado con el calentamiento global, está causando unaenfermedad mortal en los batracios; una epidemia. Pero no está comprobado. Así que nu-merosos equipos de investigadores están trabajando para averiguar qué está pasando ycómo pueden detenerlo.Entre esos equipos hay uno en el que participa personal científico del Museo de HistoriaNatural La Salle (MHNLS), el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC),la Universidad Central de Venezuela (UCV) y Conservación Internacional Venezuela (CIV).Cuatro años atrás, Celsa Señaris y otros investigadores del MHNLS se dedicaron a buscaral sapito arlequín de la costa, de cuya presencia en Venezuela ya no había registros, luegode que fuera abundante en lugares como el Parque Nacional El Ávila. Fue así que 20 añosdespués de que el último ejemplar hubiera sido visto en el país, encontraron tres pequeñaspoblaciones de estos batracios en el Parque Nacional Henri Pittier. Comenzó entonces unproyecto de monitoreo que sigue hasta hoy, mediante el cual se han hecho estudios de subiología y ecología, hábitos y parámetros poblacionales, e incluso pruebas epidemiológicaspara explorar posibles vínculos entre la casi desaparición de sus poblaciones y el hongopatógeno que podría estar acabando con ellos.Simultáneamente, estos investigadores han convertido en propuestas concretas los datosque van obteniendo en el terreno a partir de estos estudios inéditos en Venezuela. Mientrassostienen numerosas reuniones con autoridades oficiales y otros científicos para compar-tir sus hallazgos, trabajan en la instalación del primer laboratorio para conservación ex

06 21 experiencias ambientales para el siglo 21 | Fundación La Salle de Ciencias Naturales

Huevos de tortuga terecay

situ de anfibios del país. Celsa Señaris directora del MHNLS escribió un libro divulgativoy una guía de divulgación sobre los sapos arlequines. Se abrió una cátedra de Herpetologíaen la UCV y se formuló para Venezuela, sobre la base de una amplia consulta a todos losherpetólogos que estudian los anfibios en el país, la primera Estrategia Nacional de Con-servación de Anfibios que se haya formulado en el mundo. Esta estrategia pionera estarásintonizada con la Estrategia Nacional de Conservación de la Diversidad Biológica, y deaprobarse, se convertiría en ley.Este conjunto de acontecimientos sintonizados en la misma dirección no alcanzan, sinembargo, a asegurar que a mediano plazo el problema de la afectación de hábitat quereduce las poblaciones de anfibios esté cerca de ser comprendido como para comenzar atrabajar en su reversión: falta personal capacitado y recursos, aunque se ha acudido ainstancias como el Ministerio del Poder Popular para el Ambiente, la UCV, el IVIC, CIVenezuela y los fondos Iniciativa de Especies Amenazadas. Como dice Celsa Señaris, inten-tando que su balance deje abierta la puerta para seguir luchando por estos delicados sen-sores biológicos a los que ha dedicado su esfuerzo: “Están pasando muchas cosas en ladirección de hacernos cargo del problema de la afectación de los anfibios y de las innume-rables cosas que nos dicen sobre la salud de nuestros ecosistemas, pero estamos tratandode que pasen muchas más”. El tiempo apremia.

Un buen caparazón no bastaOtros animales no están sufriendo una ola de extinción masiva pero están disminuyendosus poblaciones velozmente. Es el caso de las tortugas terecay y arrau, dos quelonios queantes fueron muy comunes en los cuerpos de agua del sur de Venezuela. Las tortugas sonuna fuente de proteínas muy demandada por las comunidades campesinas e indígenas enVenezuela y en todo el trópico. Pero a diferencia de otros animales cuya carne es muycodiciada, las tortugas arrau y sus primos terecay sufren el saqueo de los huevos de susnidos. Las personas matan a los adultos en masa, sobre todo en Semana Santa, e impidenque se reproduzcan cuando desentierran sus nidos y acaban con los huevos. Resultado:ambas especies están acercándose a la extinción.

21 experiencias ambientales para el siglo 21 | Fundación La Salle de Ciencias Naturales 07

Medio ambiente del sapito arlequín

Sapito arlequín

Nacimiento tortuga arrau

En el curso inferior del río Caura –el bajo Caura– existe un problema adicional: el intensocomercio de carne de tortugas de río, desde esos parajes selváticos y rurales hacia lasprincipales ciudades de la Guayana venezolana y el oriente del país. Hace algunos años,Arnaldo Ferrer junto a otros colegas del Museo de Historia Natural La Salle, condujo unestudio que recomendó medidas urgentes de conservación. Hubo luego una serie detalleres con autoridades gubernamentales, ONGs y las comunidades locales. Era 2004 yla estrategia que se decidió promover entonces fue la de estimular iniciativas ecoturísticaspara que las poblaciones ribereñas encontraran en la conservación de la fauna una opor-tunidad de incrementar sus ingresos en lugar de comérselos o participar en los circuitosde comercio ilegal. Pero las empresas turísticas tardaron en establecerse, hasta que unaudaz emprendedor, Zabdiel Arenas, asumió el reto de poner en marcha una finca turís-tica, sobre la base de una carta agraria, accediendo a instalar allí un zoocriadero en aso-ciación con la Fundación La Salle. Sigue funcionando, con éxito, se llama Wasaña y suoperación ha sido oportunamente permisada por el Ministerio del Poder Popular para elAmbiente.Así nació una nueva modalidad, en la que la gente del río acude a las playas de desove parabuscar huevos, pero esta vez para vendérselos al zoocriadero. Los científicos acompañana los pobladores a identificar los lugares donde están los nidos, y así aprovechan paralevantar información relevante sobre la reproducción de estas especies: la temperatura, lahumedad, profundidad de los nidos o la cantidad de huevos que hay en ellos. Luego, enel zoocriadero se cuidan los huevos hasta que hacen eclosión, y luego a los tortuguillos.Dos objetivos tiene el zoocriadero Wasaña: el comercial, lo cual permite que la iniciativasubsista y alivia la presión de saqueo sobre los nidos en las playas; y el conservacionista,puesto que muchos de esos tortuguillos se reintroducen en las áreas donde la especie yaha desaparecido. En el mes de mayo de 2008 se llevó a cabo en el Caura una liberación demil tortuguillos arrau que provenían del Orinoco medio (del Refugio de Fauna TortugaArrau) y que se criaron en tiempo reglamentario en el zoocriadero Wasaña; en esta mismaocasión se liberaron mil tortuguillos de terecay provenientes de las playas de desove delCaura. Un año antes (en mayo de 2007) ya habían sido liberados otros 2.000 tortuguillosde terecay provenientes de la misma cuenca.Seis especies de quelonios se están criando en Wasaña, con diferentes resultados. Enprimer lugar, la arrau, que se cría sólo para conservación e investigación; luego, el tere-cay, cuyas crías se destinan en parte a fines conservacionistas y en parte a una fórmulade comercio también con estos fines conservacionistas: en vez del saqueo de huevos paraconsumo o venta, parte de estos se reintroducen para mejorar las condiciones de las pobla-ciones, y una parte se vende, estimulando en las comunidades un uso manejado delrecurso. Esta misma estrategia se ha iniciado en Wasaña con el morrocoy sabanero y elmontañero, la extraña tortuga mata-mata y el galápago llanero. La educación y la colabo-ración de las comunidades, los empresarios, las autoridades y la comunidad científica sonla clave para que proyectos como éste surjan y prosperen.Al zoocriadero Wasaña llegó además un extraño visitante: el cabezón del Zulia. Estatortuga de río es una especie muy poco conocida. Fernando Rojas, del Museo de HistoriaNatural La Salle, se dedicó a buscarla en las ciénagas del sur del Lago de Maracaibo. Pre-guntó y preguntó a la gente de la zona y encontró que muy pocos sabían de su existencia,y que personas que llevaban 40 años viviendo en esos montes apenas habían visto un ejem-plar un par de veces. Descubrió que la especie no estaba “en riesgo menor”, como se creíade acuerdo al Libro Rojo de la Fauna de Venezuela, sino en grave situación de “vulnera-bilidad”, el estatus previo a la condición de “peligro”. La desecación de los pantanos, el au-mento de tierras destinadas a la ganadería, y el impacto de los incendios forestales en losbosques más amenazados del país, como son los del Catatumbo, están poniendo en aprietosa esta tímida tortuga zuliana. El trabajo de Rojas permitió mejorar la información que setenía sobre sus hábitos y su distribución geográfica, y lo que es mejor, de los siete ejem-plares que encontró, trasladó tres al zoocriadero Wasaña, al otro lado del país, para ver sipuede empezar a reintroducir la especie en sus tierras de siempre.

08 21 experiencias ambientales para el siglo 21 | Fundación La Salle de Ciencias Naturales

Midiendo el peligroEl Libro Rojo merece un aparte. La ONG Provita, afiliada a la Unión Internacional parala Conservación de la Naturaleza -UICN, ha brindado un importante aporte a la investi-gación nacional sobre especies amenazadas a través de la preparación de la Lista Roja, queubica en una serie de categorías creadas por la UICN el nivel de vulnerabilidad que estásufriendo una especie determinada por reducción de hábitat, caza o pesca excesiva o algúnotro factor. Esta lista ha producido hasta el momento dos ediciones del Libro Rojo de laFauna Venezolana, en 1995 y 1999 (con reimpresión de esta última en 2003), que ganaronvarios premios editoriales dentro y fuera de Venezuela, y lo más importante, influyeronen la declaración oficial de veda permanente para varias especies en decretos posteriores.Las ilustraciones de animales que hoy figuran en la nueva familia de billetes de Venezuelavienen del Libro Rojo, y el método de clasificación y de investigación que lo ha hecho posi-ble –el Sistema de Información EVE -Especies Venezolanas en vías de Extinción- se ha con-solidado como un estándar para la formulación y ejecución de nuevos proyectos deinvestigación en materia de fauna amenazada. Varios de esos proyectos han recibido finan-ciamiento de Provita y la UICN gracias a la Iniciativa de Especies Amenazadas (IEA), laplataforma de patrocinios que ha permitido colocar en manos de especialistas, sólo porese canal, casi 400 millones de bolívares entre 2003 y 2007.En octubre de 2008 se presentará una nueva edición actualizada del Libro Rojo de laFauna Venezolana, financiada con aportes de la LOCTI por Shell de Venezuela. Si las edi-ciones anteriores han sido redactadas en su totalidad por Franklin Rojas Suárez y JonPaul Rodríguez, para las fichas técnicas de esta edición convocaron el esfuerzo no sólo deesos investigadores y responsables de Provita sino también de muchos investigadores,que se han dedicado a estudiar el estatus de las especies cuyas fichas redactaron. Elresultado ha sido un conocimiento mucho más preciso sobre la situación de la fauna vene-zolana: si en la edición de 1999 había 97 especies en vías de extinción, en ésta habrá 203(no necesariamente porque la situación ha empeorado, sino porque se había subestimadoen el pasado). El modelo del Libro Rojo de la Fauna Venezolana ya se empleó para el LibroRojo de la Flora Venezolana, de 2003, y ahora para el nuevo proyecto, el Libro Rojo delAmbiente en Venezuela, que tiene por delante el reto de crear una escala de medición depeligro para los entornos naturales, algo que no existe.

21 experiencias ambientales para el siglo 21 | Fundación La Salle de Ciencias Naturales 09

FuenteAlejandro Luy, Fundación Tierra Viva

PROCATIA

Basura:¿un problema o un recurso?

La Fundación Tierra Viva y Procatia han desarrollado con éxito programas decooperación comunitaria para que los desechos sólidos pasen de ser unproblema a ser un recurso, mediante el reciclaje y el cambio de concienciaque éste genera en quienes se involucran.

Eso que hemos llamado progreso, caracterizado hoy por desquiciados patrones de con-sumo, nos ha puesto a todos en graves problemas: la producción y el consumo de bienesde todo tipo genera, en todo el mundo, abrumadores cantidades de desechos. Cada com-putadora o televisor que se vuelven obsoletos, carros y autobuses que ya no sirven,baterías descargadas y muebles viejos se suman, cada día, a una montaña de desperdiciosde toda índole que va desde sustancias toxicas hasta restos de comida, pañales de bebés,interminables sucesiones de innecesarios envoltorios y materiales que tardan millones deaños en ser reabsorbidos por la Tierra.El de los desechos sólidos es un problema, desde el origen mismo de las actitudes, quetoda cultura construye hacia las materias vistas como bajas, descartables, subproductosrechazados de nuestras actividades de subsistencia, de nuestro cuerpo, de nuestros objetosde uso. La carga de cosa inservible, indeseable, se asocia en nuestras más íntimas sensa-ciones a lo aborrecible, lo sucio, lo impuro. Y ese profundo sentido cultural que nos llevaa clasificar en el renglón de los rechazos lo que nuestra actividad productiva utiliza ydescarta (actitud presente en todas las culturas, desde las judeocristianas, musulmanas,orientales, africanas o amerindias), es quizá lo que explica la profunda revolución sim-bólica que la cultura del reciclaje propone a la sociedad contemporánea.Porque si hay algo consustancial a la sociedad de consumo, eso es la producción de dese-chos; no sólo los empaques y envoltorios de lo que consumimos se transforman en un trisen “basura”: los objetos mismos que extraemos flamantes de esos empaques, tarde o tem-prano –cada vez más aceleradamente–, caducan y se transmutan en desperdicio. Y si hayalgo que sigue en consecuencia a esta producción de desechos, es una acumulación in-manejable, que los filósofos de la contemporaneidad suelen retratar como la enorme masade sinsentido que la sociedad industrial regurgita y esconde, montañas de desechos quedevelan el lado oscuro de la ilusión de progreso.La conciencia global sobre la necesidad de cambiar este modelo de producción queagiganta los desechos, y transformarlos en materiales nuevamente aprovechables, hapermeado muy lentamente desde los países más industrializados - los mayores produc-tores de desechos -, pero a la vez con una más avanzada conciencia ambiental hacia lospaíses en desarrollo.En Venezuela algunas políticas se trazan desde los distintos niveles de poder (desde el delos organismos internacionales hasta el de los municipios), pero ninguna tendrá éxito sino incide directamente en la vida cotidiana de los ciudadanos. Es aquí donde las organi-zaciones civiles (como facilitadoras) y las comunidades (como demandantes), tienen unpapel fundamental. Eso es lo que demuestran las experiencias de la Fundación Tierra Viva(en La Isabelica, estado Carabobo, y en Pedernales, estado Delta Amacuro) y de la Aso-ciación Civil Procatia, en diversos sectores del oeste de Caracas. En ambos casos lo que sebusca es, apoyándose en líderes y multiplicadores naturales dentro de las comunidades,generar conciencia ante la gravedad de este problema socio-ambiental y producir solu-ciones que redunden en una mejor calidad de vida en esas comunidades.Estas soluciones muchas veces pasan por dejar de ver a la basura como algo irrecuperable,que sólo puede acumularse y verterse en otro sitio.

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LLaa IIssaabbeelliiccaa yy PPeeddeerrnnaalleess,, ddeell ccoonnoocciimmiieennttoo aa llaa aacccciióónnEn los años 2006 y 2007, la Fundación Tierra Viva, una ONG venezolana consolidada quelleva años asistiendo prácticas de desarrollo sustentable en distintas comunidades, ejecutódos proyectos vinculados al problema del manejo de residuos sólidos. Lo hizo en doslugares muy diferentes; uno en la urbanización La Isabelica, municipio Valencia del estadoCarabobo, en alianza con el Instituto Municipal del Ambiente de la Alcaldía de Valencia yShell de Venezuela, y el otro en el municipio Pedernales, estado Delta Amacuro, con apoyode la empresa Statoil.La Isabelica está localizada en la parroquia Rafael Urdaneta, del municipio Valencia. Esuna urbanización popular muy concurrida y tradicional de la ciudad, que conecta el cascometropolitano con la amplia zona industrial de la capital carabobeña. Se estima que para2001 este sector contaba con cerca de 70 mil habitantes, que producen unas 80 toneladasde basura cada día. Las tareas de barrido, recolección y transporte son ejecutadas porvarios operadores (alcaldía, contratista y cooperativas), lo cual hace más complejo elproceso de manejo de los desechos, ya que exige una acción coordinada. Esas 80 toneladas de basura diarias protagonizan una situación caracterizada por lasfallas en la frecuencia y horario de recolección; la ausencia de servicio de recolección deescombros y la insuficiencia en la recolección de restos vegetales; la débil participación delmunicipio en cuanto a la conducción del Mercado Periférico; y el hecho de que la disposi-ción final de esos residuos se hace en un vertedero que está en niveles críticos. No hayliderazgos comunitarios ni programas de información y educación. Naturalmente, todoesto deteriora la calidad de vida de la urbanización. Los desechos se acumulan en terrenosbaldíos y zonas periféricas, y los segregadores informales los dispersan en su incansablebúsqueda de materiales recuperables. Para cualquier habitante de las principales ciudadesde nuestro país resulta fácil advertir que se trata de un panorama replicado de manera casiidéntica en los demás municipios urbanos.Pasando del centro del país al confín oriental, está el municipio Pedernales, en la regiónnor-occidental del Delta del Orinoco. Con menos de la décima parte de los habitantes de LaIsabelica, entre los que hay indígenas warao y criollos, tiene unas 14 comunidades, entrelas que se destacan Pedernales (la capital del municipio), Capure, Isla Misteriosa,Winamorena y Morocoto. En esta zona, sin la infraestructura, sin la planificación y sinlas estrategias educativas que es lógico esperar en una comunidad urbana, los desechosse guardan en pipotes y bolsas plásticas durante varios días, mientras llega el momentode trasladarlos al lugar de disposición final. Entonces se llevan a los muelles y se envíana los botaderos en una embarcación dispuesta por la alcaldía o por miembros de la comu-nidad. El botadero es generalmente un espacio no acondicionado para tal fin y dentro delmanglar. Algunas personas aún mantienen la costumbre de lanzar los desechos al río,bajo la percepción de que “el río se los lleva”, lo que contamina las aguas, perjudica grave-mente a la fauna acuática y empeora la situación de otras comunidades aguas abajo.Dadas estas condiciones, había (y hay) mucho que hacer. La primera acción en el proyectode La Isabelica fue integrar esfuerzos para el abordaje del problema en un comité inter-institucional, conformado por representantes de Shell de Venezuela, el Instituto Municipaldel Ambiente de la Alcaldía de Valencia y la Fundación Tierra Viva. A fin de poder diseñarde manera participativa las estrategias, fueron consultados al menos 1.000 vecinos yactores clave de la comunidad. Con la información, levantada y validada con las comu-nidades, se diseñó una segunda fase del proyecto, a ejecutarse entre 2007 y 2008, quecontempla el desarrollo de estándares para el manejo adecuado de los residuos y desechossólidos en comunidades y escuelas del sector, campañas de información y formación depromotores vecinales que vigilen y apoyen la gestión municipal.

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Talleres: con la participación de todos es posible transformar nuestros espacios públicos.

Por otra parte, en el municipio Pedernales, también a través de procesos de consulta, serealizó un diagnóstico de los problemas ambientales. Luego, sus resultados fueron vali-dados en la comunidad. A partir de allí se logró la conformación de dos comités de apoyoen Pedernales y Capure, que participan en el diseño, ejecución y evaluación de las activi-dades. Se llevó adelante un plan de capacitación comunitaria que incluyó 22 talleres condocentes, comunidades warao y criollas, organizaciones civiles y funcionarios munici-pales. Estos talleres teórico-prácticos sobre el manejo de desechos sólidos en el municipioy sus consecuencias –reciclaje y reutilización–, permitieron la elaboración participativa dedos instrumentos educativos –un afiche, en warao y español, y un desplegable–, utilizadosposteriormente en procesos socio-educativos de acción y reflexión ejecutados en aulas,bibliotecas y con la comunidad.

De cómo Procatia enseñó a aprovechar los residuosDos grandes objetivos se ha trazado Procatia, una veterana asociación civil pionera en lalucha por la creación del Parque del Oeste y en relación con el manejo de desechos sólidosen la Gran Catia. Más allá del discurso que entraña en sí mismo el manejo eficiente deestos desechos (el de la salud pública), el logro del objetivo de la separación de los desechosen su origen es alentado por otro ulterior: lograr beneficio económico –individual y colec-tivo– a través de la comercialización de los desechos separados como “materia prima” paraprocesos industriales. De ese modo se reduce la cantidad de basura residual, se disminuyela polución industrial y se genera una fuente de ingresos en una comunidad de escasosrecursos.El logro de estos objetivos sólo es posible a través de la creación de redes socio-productivas(microempresas, cooperativas y otras formas de asociación), capaces de sostener esteesfuerzo y estructura en el tiempo. Por eso buena parte de este proyecto se basa en laformación y capacitación de organizaciones sociales comunitarias, a través de talleres,para involucrarlas en el concepto de Gestión Integral de los Residuos Sólidos Urbanos(GIRSU). Dentro de estos talleres se fomenta la cultura de la economía social y la nociónde responsabilidad compartida en el manejo de los residuos sólidos. Es importantedestacar que las tareas se entienden dentro de una concepción progresiva, que hace de ésteun programa amigable en la coyuntura y sustentable en el largo plazo.El programa dio inicio a su primera fase en octubre de 2005, con un programa base de mo-tivación, sensibilización e información a la población sobre el tratamiento de los residuossólidos. En total se realizaron 33 talleres –con el apoyo de la Universidad Central deVenezuela, Fundación La Salle y Fundacomún– en las parroquias Sucre, 23 de Enero, LaPastora y El Junquito, donde se formaron y motivaron más de 800 personas, haciendoénfasis en actores clave como docentes, enfermeras, trabajadores de los sectores salud,educación y sector servicios, amas de casa y líderes comunales. Cabe señalar que 82.2%de la población participante fueron mujeres.

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Promotores: punto de partida para catalizarel trabajo comunitario.

El río “se lleva” la basura, pero la acumula aguas abajo en perjuicio decomunidades, flora y fauna deltana

Cumplida esta primera etapa de motivación y sensibilización, en junio de 2006 el pro-grama pasó a una segunda fase de formación práctica para el comienzo efectivo de la sepa-ración de los residuos sólidos en el origen, su recuperación selectiva y comercialización através de la creación de Centros de Transferencia sectorizados (nueve en total), que secrearon para tal efecto. De esta manera se le dio continuidad al programa de fortaleci-miento de las comunidades que participaron en los cursos de motivación, en los que seincorporaron un total de 270 participantes directos, en la formación específica para lapromoción de capacidades gerenciales y de liderazgos para la separación de origen y lacomercialización de los Residuos Sólidos Urbanos; en la organización a través de formasasociativas que potencien la productividad, beneficios económicos y sostenibilidad; en elconocimiento del mercado de cada material recuperable (vidrio, plástico, papel, cartón yaluminio), sus condiciones de comercialización y de calidad; los precios y sus fluctuacionescaracterísticas.Tomando en cuenta el efecto multiplicador de los talleres en el oeste de la ciudad, medianteel compromiso de los 270 talleristas de motivar a 10 familias, se podrían incorporar 2.700familias, cifra que multiplicada por 5 (correspondiente al promedio del componente familiar)resultaría en unos 13.500 habitantes conocedores del tema. Para esta etapa se contó conla participación directa de empresas recuperadoras, para la comercialización de cadamaterial recuperado, al igual que con la Universidad Central de Venezuela y la FundaciónLa Salle, tanto para la formación, como para el seguimiento y asistencia técnica a lascomunidades.La tercera y última fase de este proyecto (programado para tres años), es la profundizacióndel trabajo en la organización social y en la sostenibilidad de los Centros de Transferencia,hasta lograr establecer Centros de Acopio. Los primeros son centros a donde son trans-feridos los materiales re-usables y reciclables, sólo para ser almacenados con vista a suventa y traslado hacia las empresas recicladoras; los segundos serán instalacionestécnicamente equipadas, donde se recibirán los materiales recuperados, para densificarlos(incorporarles valor agregado) y enviarlos hacia los mercados finales. Actualmente la Asociación Civil Procatia, con el patrocinio del Programa de DesarrolloSocial de la Fundación Ruedas Por la Vida, de la Corporación Todeschini, trabaja en elentrenamiento de un grupo de 30 líderes del barrio José Félix Ribas de Petare, paraadelantar este proyecto en el otro extremo de Caracas.

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FuenteEdgar Valero, Hidrocapital

Para que haya ciudad, debe haber agua para todos

El verde y fresco valle que alberga Caracas enfrenta, con programas concretos,dos importantes retos: garantizar el suministro suficiente y continuo de aguapotable para todos sus habitantes y revertir la histórica contaminación del principalrío que lo atraviesa. Las Mesas Técnicas de Agua y el saneamiento del Guaire sonlos proyectos de Hidrocapital y el Ministerio del Poder Popular para el Ambiente,que atienden este problema esencial de la capital venezolana.

Salvo extrañas excepciones, todos los asentamientos humanos están en lugares cercanosa fuentes de agua. Las personas, los animales y las plantas no podemos vivir sin ella, asíde simple. Pero el crecimiento de las ciudades desde el siglo XX hasta hoy ha sido, por logeneral, mucho más rápido que la capacidad de los organismos oficiales llamados a garan-tizar que cada habitante de un lugar determinado tenga agua potable y corriente a lamano. En Venezuela y en todo el mundo, las diferencias en el acceso al agua generan con-flictos sociales, económicos y políticos, cuya importancia no puede ser menospreciada. Si bien buena parte del déficit se concentra en los sectores sociales de menores ingresos,que habitan en zonas con serias deficiencias en sus sistemas de distribución y, en conse-cuencia, en la recepción de agua potable, el problema incumbe a todos los habitantes de laciudad, ya que éste es también un ecosistema cuya existencia depende de un equilibrio hoybastante precario.Dos programas gubernamentales en Venezuela vienen a enfrentar esos problemas, medianteuna fusión de soluciones técnicas con la incorporación activa y decidida de las comu-nidades. Se trata de las Mesas Técnicas de Agua (MTA), que promueve Hidroven(e Hidrocapital en Caracas), y del saneamiento del río Guaire, adelantado por la cartera deAmbiente, que implica un fuerte componente de participación de las comunidades queviven en relación directa con las quebradas como fuentes y afluentes de este problema.

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El saneamiento del Guaire, una red para cambiar la ciudadMientras el Ávila siempre fue la cara bonita y lu-minosa de Caracas, el río Guaire ha sido, desdelas primeras décadas del siglo XX, su con-trafigura: el villano de la partida, su lado oscuro.Mientras el Ávila tiene la virtud de producir airelimpio y deleite visual, el Guaire carga con lamala fama de transportar malos olores y peoresnoticias. En diciembre de 1999, durante el destructivo deslave de entonces, quedó másclara que nunca la relación tan estrecha entre montaña y río.Cuando ya la colectividad se había convencido de que el Guaire seguiría siendo, sin reme-dio y para siempre, un caudal de pestilencias, el Ministerio del Poder Popular para el Am-biente (MPPA), en colaboración con otros entes, ha proyectado su saneamiento yrecuperación. Un proyecto, en dos fases, que debería culminar en el año 2014 con un ríoque tendrá menos caudal pero estará libre de aguas servidas; sólo llevará las aguassaneadas de los ríos Macarao, San Pedro y Valle, a las que apenas se le sumarían las de lalluvia, drenadas en la ciudad.Si bien la idea central de este proyecto tiene un fuerte componente hidráulico (aumentarla recolección de aguas servidas hacia los colectores marginales y tratar esas aguas paradevolverlas descontaminadas al río), su éxito depende mucho de la participación comuni-taria, así como de diversas organizaciones sociales e institucionales. Para que tenga unimpacto ambiental positivo en la ciudad, es necesario asimilar que su mayor complejidadno está en la actuación técnica, en batallones de cuadrillas “enderezando lo que los ciu-dadanos torcemos”, sino en su componente social y cultural, en nuestra maneraconsciente y responsable de habitar este valle y que sea el espacio que todos deseamos quesea. Un ejemplo claro, que habla de la magnitud del problema, es la cantidad de viviendasen zonas de riesgo aledañas a las quebradas tributarias del Guaire, en las que se lanzantodo tipo de desechos sólidos que limitan u obstruyen por completo el flujo de las aguas;pero también lo es la descarga directa al río de residuos y sustancias tóxicas, sin tratamientoprevio, por parte de industrias y empresas de servicios.El saneamiento total del río y toda su cuenca lleva consigo una transformación urbana,que pasa por el trazado de nuevos colectores marginales y el rescate de los ya existentes,por los que circularían todas las aguas servidas, pero también por la transformaciónespacial de nuestros barrios y su conexión con la ciudad “formal”: la aparición de nuevosespacios públicos, nuevas vías para el tránsito peatonal y vehicular, parques e instala-ciones culturales, más árboles. Que no sólo sea un río más limpio, sino que genere a sualrededor más aire, más verde, más naturaleza.

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El proyecto Guaire paso a pasoEl río Guaire atraviesa todo el valle capitalino y tiene 35kilómetros de longitud. Nace de la confluencia de los ríosSan Pedro y Macarao, a la que se le une el río Valle, en lazona de Colinas de Bello Monte. En algún momento nadaronen él muchas especies acuáticas, como los peces gupi, perohoy sólo cuenta con una fauna resistente a sus extremascondiciones, como iguanas y garzas, y sirve de corredor paraalgunas aves. La primera fase del proyecto de saneamiento (2005–2007),contemplaba la construcción de colectores marginalesdesde San Pedro hasta Anauco; limpieza y dragado en losafluentes de los ríos; canalización del río San Pedro y laconstrucción de la planta de tratamiento de El Chorrito, paratratar las aguas servidas vertidas en ese río, provenientes deLos Teques.La segunda fase (2007–2014), contempla la construcción decolectores para los principales afluentes del Guaire, desdeAnauco hasta El Llanito, limpieza y dragado en los afluentesdel río y la construcción de una gran planta de tratamientoen las afueras de Caracas.

Agua para todos: las Mesas Técnicas Cerca de la mitad del área poblada de Caracas noestá adecuadamente representada en el mapa ofi-cial de la ciudad. Es la que se compone de asen-tamientos que crecieron de modo informal, dondeel servicio de agua potable no llega o lo hace demanera deficiente. La solución a esta carenciahistórica no se puede subsanar sin la participaciónde sus habitantes.Por eso, uno de los programas fundamentales deHidrocapital (la empresa hidrológica que sirve alDistrito Metropolitano de Caracas y los estadosMiranda y Vargas, con una población a servir de4,5 millones de habitantes), es el de la partici-

pación y la gestión comunitaria del servicio, a través de las Mesas Técnicas de Agua, MTA,estructura organizativa que se ha extendido por todo el país. Esta línea de trabajo parte de los principios generales de libertad, responsabilidad y soli-daridad señalados en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, donde alrecurso agua se le da estatus de derecho humano, y se enmarca específicamente en la LeyOrgánica de Prestación del Servicio de Agua Potable y Saneamiento de 2001, que obliga,entre otras cosas, a la preservación de la salud pública, el recurso hídrico y el ambiente,así como a darle acceso a todos los ciudadanos a la provisión de los servicios de aguapotable y de saneamiento.La idea de esta Ley es lograr un equilibrio entre la protección de los derechos y obliga-ciones de los suscriptores y la de los prestadores de los servicios, adoptando modelos degestión basados en criterios de calidad, eficiencia empresarial, confiabilidad, equidad, nodiscriminación, pero también asumiendo criterios de rentabilidad.En lo que a la participación de usuarios y suscriptores se refiere, esta Ley les confiere elderecho a conocer la gestión de los servicios, opinar ante las autoridades nacionales sobrelas propuestas de inversión estadales y municipales, ayudar en la contraloría social delas obras destinadas a la prestación de los servicios y luego vigilar que esos serviciostengan calidad.Actualmente, ese marco ha servido de plataforma para quienes han luchado durante dé-cadas desde las zonas de desarrollo no controlado de la ciudad capital, activando cientosde MTA. Esta participación ha obligado a una simbiosis entre el componente técnico y lascomunidades, con lo que se ha producido conocimiento colectivo y cohesión social, ademásde una transformación en la visión y maneras de operar de la propia empresa prestadoradel servicio, Hidroven. Otro logro cualitativo de este proceso ha sido la creación de unametodología para producir mapas de las zonas de la ciudad auto construidas por suspobladores. Desde 1999 han sido incluidos más de 85 mil venezolanos en el servicio deagua potable en el Área Metropolitana de Caracas (incluyendo al estado Vargas y lascorrespondientes zonas del estado Miranda).

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¿Qué es una Mesa Técnica de Agua?Es la herramienta fundamental de la Gestión Comunitariadel Agua, que promueve la organización de una comunidadpara lograr un servicio de agua integral. Las MTA actúan ante un problema de agua de cualquier naturaleza:falla en el suministro, botes de agua potable o de aguasservidas, filtraciones, problemas de recaudación; y tienentres tareas primordiales: generar un plano o croquis del lugaren el que habita la comunidad (barrio, sector o caserío);hacer un levantamiento de la información socio-demográficade la comunidad a través de un censo del agua; y el diagnós-tico-proyecto, que busca resolver el problema que originó laformación de la MTA, articulando los recursos existentes obuscando los que sean necesarios.

La gente ha ayudado con suspropias manos a resolver losproblemas del agua mientrasadquiere conciencia de los cos-tos verdaderos de ese servicio.

Una de las metas que se ha planteado Hidrocapitalpara la consolidación de las MTA, es destinar unporcentaje del presupuesto de inversión generadode la recaudación a obras con participación comu-nitaria. De hecho, las MTA han recibido fondos ymateriales para construir junto con las comu-nidades redes hidráulicas conectadas a los tanquesde Hidrocapital. La gente ha ayudado con suspropias manos a resolver los problemas del aguamientras adquiere conciencia de los costos ver-daderos de ese servicio.A la fecha, y buscando crear una red de MTA quevaya más allá de las necesidades locales específi-cas, se han constituido decenas de Consejos Co-munitarios de Agua. La idea es que desde estos espacios las comunidades que compartenun mismo ciclo de suministro de agua potable, o estén inscritas en una misma cuenca deabastecimiento, puedan participar en la planificación y toma de decisiones de mayor es-cala. De esta manera se busca fortalecer y potenciar una visión que garantice la sosteni-bilidad y soberanía, aguas arriba y aguas abajo, dentro del ciclo hidrológico completo. Lamáxima expresión organizativa de la participación comunitaria está en el gran ConsejoComunitario de todas las MTA de Hidrocapital.

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Lo que dice la Constitución“Es un derecho y un deber de cada generación proteger ymantener el ambiente en beneficio de sí misma y del mundofuturo. Toda persona tiene derecho individual y colectiva-mente a disfrutar de una vida y de un ambiente seguro, sanoy ecológicamente equilibrado (...) Es una obligación funda-mental del Estado, con la activa participación de la sociedad,garantizar que la población se desenvuelva en un ambientelibre de contaminación, en donde el aire, el agua, los suelos,las costas, el clima, la capa de ozono, las especies vivas,sean especialmente protegidos, de conformidad con la ley”.Artículo 127 de la Constitución de la República Bolivarianade Venezuela.

FuenteMaría Lourdes González, estudiante de postgrado del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC)

Siguiendo el vuelo de los lorosde Caracas

Ocupados, como siempre estamos en luchar contra el tráfico, la inseguridad y la contami-nación, no solemos estar conscientes de una de nuestras maravillas cotidianas: por el cielode Caracas circulan miles de pájaros. Entre ellos, en un lugar destacadísimo, están lospsitácidos: la colorida familia de los loros y las guacamayas.Pero este regalo espléndido para el habitante caraqueño, emblema de tropicalidad que losvisitantes extranjeros toman por uno más de los rasgos de una ciudad que disfruta de in-numerables manchas de verde, esconde una bandada de preguntas volátiles. ¿De dóndevienen? ¿Aparecen entre nosotros porque sus selvas están siendo reducidas en los alrede-dores de la ciudad? ¿O son en buena medida guacamayas y loros domésticos liberados porsus dueños o escapados del patio? Responder estas preguntas es imposible sin antes cuan-tificar y caracterizar a quienes las suscitan, y este es el esfuerzo que un grupo de amigosde estas aves ha emprendido, mediante una dinámica de avistamientos.De las cincuenta especies de psitácidos presentes en el país, 30% vive en la capital vene-zolana. Esta alta diversidad se debe a una combinación de factores; uno de ellos es quemuchas aves en cautiverio, en especial guacamayas y loros, logran escapar de sus jaulasy encuentran pronto una bandada a la que unirse. Una ciudad con tantos árboles les ofrecerefugio inmediato. En los últimos veinte años, Caracas ha experimentado una explosiónen las poblaciones de algunas de estas especies, y poco o nada se sabe de las causas quegeneraron este cambio. La primera tarea es, entonces, recabar información sobre su dis-tribución, abundancia e historia de vida en las zonas urbanas, para comprender cómousan los espacios urbanos y sugerir políticas públicas que permitan su supervivenciacomo un recurso escénico. Estas aves, además, pueden criar los huevos cuyos pichonesestán llamados a salvar las comunidades naturales ya desaparecidas.Para dar el primer paso en este sentido se desarrolló, en una primera etapa, un Sistemade Información Geográfica (SIG) alimentado por avistamientos, que se documentan enuna página web: www.avesvenezuela.net. Este sistema tiene apoyo de la Unión Venezolanade Ornitólogos (UVO), la Sociedad Conservacionista Audubón de Venezuela y la FundaciónLa Salle de Ciencias Naturales. Una segunda etapa, que comenzó en 2008, incluye censosy sondeos de nidos y dormideros en diferentes puntos de la capital y la realización detalleres de identificación y conteo de psitácidos en áreas urbanas.

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Un 30% de las especies de psitácidos que hay en Venezuela conviven en la capital con sus habitantes humanos. Un programa de seguimiento con cientos de voluntarios averigua cómo se han adaptado a la ciudad.

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La planilla electrónica disponible en la página web permite alimentar una base de datosque identifica a las aves avistadas con un número de reporte y su especie, el númerode individuos y de grupos, el dónde y cuándo del avistamiento, su actividad y los datosdel observador. En la primera etapa participaron 47 observadores, responsables de más de 250 avistamien-tos, en los que han reportado 70% de las especies que se sabe que hoy circulan por los cie-los de la ciudad. Este esfuerzo colectivo también ha dado información de los movimientosdiarios, la alimentación y otros detalles de comportamiento. En 60% de los casos, los ob-servadores las divisan en vuelo o comiendo, momentos en los que son más visibles yademás suelen lanzar sus características vocalizaciones. La mayoría de los reportes seconcentran en la región centro-este de la ciudad, donde las guacamayas amarillas y azules(Ara ararauna) y las maracaná (Ara severa) han sido las más observadas. Este programa de seguimiento no sólo es un estudio ecológico de aves urbanas, sino queha intentado sensibilizar a estudiantes y ciudadanos para que se sumen a la cruzada deobservación de aves y su entorno. Así, debajo de esta estampa de tropicalidad que ofreceotra dimensión de disfrute al habitante de nuestra maltratada ciudad, los amantes de lasaves -investigadores, vecinos, curiosos y estudiantes- pueden ir tejiendo una red deconocimiento, enseñanza y conservación que otorgue “ciudadanía” a loros y guacamayasque vuelan libres sobre el cielo de Caracas.

Tips para identificar un psitácido:Tamaño del animal y la forma de la cola:

Los psitácidos se dividen en cuatro grandes grupos funcionales:

•Las guacamayas, son aves grandes (94-48 cm.) con cola larga y puntiaguda.

•Los loros, son de tamaño intermedio (38-33 cm.) con cola corta y cuadrada, esta característica es muy importante ya que no existen loros con cola larga.

•Los pericos, son más pequeños que los loros ( 34-23 cm.), tienen la cola larga

y puntiaguda como las guacamayas.•Los periquitos (18-12 cm) son los más

pequeños del grupo y tienen la cola corta.Cara:

Otra característica que diferencia a las guacamayas del resto de los psitácidos,

es la ausencia de plumas en las mejillas; en la ciudad de Caracas las especies presentes tienen

las mejillas desnudas de color blanco. El rostro también es una característica importante

para los loros y los pericos, en este caso se debe prestar atención al color de la frente

y las mejillas.Color de las alas:

Observar el color de las mismas, especialmente de los hombros, que son el punto de articulación,

esta parte puede ser observada en vuelo o posada.

Fuente Ministerio del Poder Popular de Ciencia y Tecnología

Fundación la Salle de Ciencias Naturales (FLSCN)

Ángel Viloria, Director del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC)

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La LOCTI, una ley aliada del ambiente

La aprobación y entrada en vigencia de la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología eInnovación – LOCTI, ha revitalizado el trabajo científico en Venezuela, especialmente en el campo ambiental, al canalizar los aportes del sector privadoa proyectos presentados por las organizaciones del área. Organismos adscritos alMinisterio del Poder Popular de Ciencia y Tecnología (IVIC, Fundacite, IDEA), Universidades Nacionales públicas y privadas (UCV, USB, UCAB, UC, entre otras)y organizaciones no-Gubernamentales de corte científico en el área ambiental ysocial (Fundación La Salle de Ciencias Naturales, Fundación Científica Los Roques,Provita, etc) han sido todos beneficiarios de este nuevo instrumento jurídico quecuadruplicó la inversión en ciencia y tecnología.

Comenzaba el último trimestre del año 2006 cuando en la Gaceta Oficial se materializabael Reglamento Parcial de la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación, LOCTI,que a su vez había sido promulgada en julio del año anterior. Sin duda dos fechas quemarcarán un antes y un después en la inversión de recursos dirigidos a la generación delconocimiento científico y tecnológico nacional, su difusión y la formación de talentos entorno al fortalecimiento del sector, por solo mencionar de manera genérica las principalesactividades susceptibles de inversión a través de la Ley. Ese Reglamento permitió entonces definir y establecer los lineamientos, mecanismos,modalidades, formas y oportunidades en que las empresas con ingresos brutos superioresa las 100.000 unidades tributarias (UT) deberán cumplir con la obligación de invertir enel fortalecimiento tecnológico de las propias empresas, con miras a incrementar y mejorarlas capacidades del sector productivo nacional, o aportar a universidades, centros deinvestigación y órganos de gestión oficial de Ciencia, Tecnología e Innovación (CTI), paraactividades consideradas inversión en ciencia, tecnología, innovación y sus aplicaciones. Lejos de tratarse de un simple mecanismo de recaudación para el financiamiento del sec-tor, la LOCTI apunta a un propósito mucho más estratégico: vincular de manera directa,sin intermediación alguna, a los sectores productivos con las instituciones nacionalesllamadas a la generación de conocimientos y a la formación de los recursos humanos queel país demanda para su desarrollo. En otras palabras, poner en contacto directo a dosactores fundamentales del desarrollo nacional, que inexplicablemente han permanecidocasi incomunicados entre si, para concertar formas de abordar técnica y financieramentela solución a problemas nacionales, de mutuo interés a sus fines y propósitos y en conse-cuencia, de impacto real en la calidad de vida de los ciudadanos. En un país donde es usual escuchar las lamentaciones por la falta de recursos para el tra-bajo científico o para apoyar las innovaciones producidas por el talento de los ciudadanos,

Los fondos de la Ley Orgánica deCiencia, Tecnología e Innovacióncontribuyeron a la realización delVII Congreso Venezolano deEcología

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hoy es un hecho incontrovertible que el flujo deestos cuantiosos recursos hacia los centros deCTI han significado la actualización y fortaleci-miento de infraestructuras y equipamiento, reac-tivación de líneas de investigación, formación derecursos humanos y contratación de otro tanto,por solo mencionar algunos efectos inmediatos.

Algunos datos y cifras emanadas del Observato-rio Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación– ONCTI (www.oncti.gob.ve), pueden ser muyelocuentes1 :

• La inversión en CTI que en los 10 años previos ala puesta en marcha de la LOCTI había alcanzadoun máximo de 0,49% del PIB (con un mínimo de0,23 en 2005), se ubicó en 2006 en 2,11%;• ello representó un monto en aporte e inversiónen el primer año de Bs.F 5.430.413.363,59 (16,2% y 83,8% respectivamente); • los beneficiarios incluyen organismos adscritos al MPPCT; instituciones de educaciónsuperior oficiales y privadas, fundaciones y empresas privadas, organizaciones no guber-namentales – ONGs, asociaciones, empresas mixtas, empresas del Estado y cooperativas; • se registraron 1.366 instituciones beneficiarias, que en conjunto consignaron 6.465proyectos.

Una política de tales magnitudes incide en todas las áreas del conocimiento, y la materiaambiental en todas sus dimensiones -biodiversidad, conservación, manejo de recursos,mitigación ambiental, protección de cuencas, por solo mencionar algunas-, acusa esta in-cidencia de forma especial, en virtud de la vocación ambientalista de buena parte de loscentros académicos y de investigación y de los organismos oficiales de nuestro país.

La Fundación La Salle de Ciencias Naturales, es beneficiariadesde el mes de diciembre de 2006, con una cartera de 70proyectos, de los cuales 67 recibieron aportes de 8 grandesempresas para ser ejecutados entre el periodo 2007-2010.Estos proyectos están orientados a la conservación y manejode recursos, al manejo de cuencas con enfoque de desarrollosustentable, a la capacitación en el área agrícola y la edu-cación y difusión de temas ambientales. La Fundación ha vistofortalecidas sus capacidades a través de la aplicación de laLOCTI, ya que el contar con estos recursos ha potenciado laacción de un personal con mucha experiencia y grandescapacidades, la actualización tecnológica y la ampliación defronteras de sus proyectos, lo que lleva al desarrollo de losnuevos temas y poder llegar a las comunidades, tal y como loestablece el Plan Nacional de Ciencia, Tecnología eInnovación, el cual plantea la potenciación de los procesoscientíficos-tecnológicos, con perspectivas de socialización.

1. Estadísticas detalladas del primer año emanadas del Sistema de Declaración y Control de los Aportes e Inversión (SIDCAI) pueden obtenerse enhttp://www.oncti.gob.ve/pdf/BoletinSIDCAIEdicionEspecialSeptiembre2007.pdf

¿Qué impacto ha tenido la LOCTI en el tema am-biental? Debido a lo reciente de su aplicación, esaún temprano para medir sus impactos en unárea en la cual los cambios se dan con parsimo-nia, siguiendo los ritmos paulatinos de los ciclosnaturales y su interacción con los sociales. Sinembargo, es indudable que todos los responsablesy actores de proyectos de investigación, gestión ydivulgación ambiental favorecidos vivieron en elprimer año de aplicación de la LOCTI la experien-cia absolutamente inédita de una gestión rápida,oportuna y suficiente de recursos, que generóuna velocidad desconocida para sus actividades.Por lo pronto, veamos solamente un panorama dealgunos proyectos de naturaleza ambiental enmarcha, diversos en su campo de acción, contextoinstitucional, área geográfica y cobertura temá-tica, cuyos frutos se irán cosechando a distintosritmos.

Una breve lista de los proyectos en desarrollo -que no pretende ser exhaustiva ni en las temáti-cas ni en las participaciones institucionales-, confinanciamiento ya otorgado en el marco de laLOCTI, u ofertados para su próximo financiamiento,dan cuenta de la amplitud de este espectro:

• Asociación Venezolana para la Conservación deÁreas Naturales, ACOANA, ofrece su Curso sobreManejo de Áreas Protegidas en Venezuela, con elpropósito de fortalecer las capacidades de profe-sionales y técnicos de instituciones gubernamen-tales, así como de representantes de pueblos

indígenas, sociedad civil organizada y sector académico, para abordar los desafíos delmanejo participativo de áreas protegidas en Venezuela.• Universidad de Yacambú – UY; entre sus proyectos de apoyo al ambiente se incluyen laSimulación de la Influencia del Cambio Climático en la escorrentía de la cuenca río Ya-cambú, Sistema de Indicadores de Sustentabilidad Ecológica en Proyectos de DesarrolloAgrícola. Caso: Sistema de Riego Yacambú-Quibor y evaluación de Cambios en la calidad desuelos producidos por el manejo agronómico, en suelos cultivados con cebolla en la depresiónde Quibor, estado Lara.• Universidad Simón Bolívar, USB, con proyectos de caracterización de procesos contami-nantes, calidad del agua, desarrollo sustentable y calidad del aire, y programas y diplo-mados para formación de talento humano en Sistemas de Gestión Ambiental, Manejo deDesechos, Planificación y Gestión Urbanística.

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El Director del Instituto Venezolano de Investigaciones Cien-tíficas, Ángel Viloria, cuenta que la institución ha recibidodesde 2007 ingresos considerables gracias a la puesta en vi-gencia de la LOCTI, a la Unidad de Apoyo a las Ciencias dela Biodiversidad en Venezuela - BIODIVEN, dependiente delCentro de Ecología del IVIC. Un aporte inicial de 1.400 bolí-vares fuertes permitió ponerla en marcha, luego de que elIVIC hiciera un taller de consulta con los especialistas másimportantes del continente en cuanto a cómo montar ungrupo de trabajo multidisciplinario que apoye los esfuerzosde conocimiento y conservación de la biodiversidad en elpaís. Un segundo taller sirvió para consignar en un docu-mento los lineamientos básicos del funcionamiento de launidad, un proyecto que sólo cuenta con este tipo de finan-ciamiento y que promete alcanzar una notable trascendencia.Los recursos recibidos vía LOCTI han servido para invertir enactualización tecnológica en el IVIC, para contratar más in-vestigadores y para alimentar la base de datos sobre flora yfauna. Los que provienen de la petrolera francesa Total, porejemplo, se dirigieron a la investigación sobre la flora delmacizo del Turimiquire, en el oriente del país. El Centro deAntropología del IVIC los está aplicando en sus trabajos sobrediversidad cultural. Cuando considera los impactos más relevantes que se hanproducido en el corto plazo de existencia de la Ley, Viloriaseñala ya fuera del ámbito del IVIC, cómo los fondos LOCTIcontribuyeron a la realización del exitoso VII Congreso Vene-zolano de Ecología, organizado por Fundación La Salle ennoviembre de 2007, y la nueva edición del Libro Rojo de laFauna Venezolana, que prepara la ONG Provita. Sin duda doshechos de especial relevancia para la temática ambiental deVenezuela, cuyo logro y concreción quizá no hubiera sidoposible sin los aportes de la Ley.

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• El Instituto de Estudios Avanzados, IDEA, adscrito al Ministerio del Poder Popular deCiencia y Tecnología, ofrece en su área de energía y ambiente: Biotecnología Aplicada a laProducción de Hidrocarburos Verdes de usos Múltiples a partir de Microalgas como sus-trato renovable no comestible y sumidero de CO2 y un programa de Saneamiento de PasivosAmbientales y Desechos de Perforación Generados por la Industria Petrolera.• El Fondo de Reconversión Industrial, FONDOIN, del Ministerio del Poder Popular para lasIndustrias Ligeras y Comercio, gestiona proyectos de Asistencia Técnica Integral a las Pymisnacionales en gestión productiva, producción limpia y gestión tecnológica como opciones deinversión a través de la LOCTI, contribuyendo con el desarrollo limpio de la industria nacional.• Fundación Tierra Viva; entre los aportes recibidos de varias empresas se cuentan los di-rigidos a constituir un Fondo de Apoyo para el Mejoramiento de la Producción de CacaoOrgánico en Ocumare de la Costa; Formación Agroecológica para el Manejo del Cacao comoEstrategia para el Desarrollo Sustentable en Carabobo; y la publicación de un Portal de De-sarrollo Sustentable como espacio de amplia convocatoria para la difusión de las experienciasnacionales en esta materia.• La Fundación para el Desarrollo de la Ciencia y la Tecnología del Estado Aragua, FUN-DACITE Aragua, con recaudación de aportes LOCTI inició en 2007 la reactivación de loscentros de ciencia en 43 centros educativos de 18 municipios del estado. • La Fundación Instituto Botánico de Venezuela “Dr. Tobías Lasser”, contempla dentro de sularga lista de proyectos la construcción del vivero de palmas y de los viveros de orquídeas,así como un laboratorio de cultivo in vitro.Esta revista que usted tiene en sus manos ha sido el resultado de un proyecto de difusióncientífica de la Fundación La Salle, financiado con aportes LOCTI. Las restantes 20 expe-riencias que reúne este trabajo, ponen de relieve la necesidad de un profundo fortaleci-miento del proceso de “encuentro” entre las instituciones aportantes, las beneficiarias ylos organismos oficiales llamados a regular el proceso de aplicación de la LOCTI. Esto de-mandará de un acercamiento y concertación cada día más decantada y estratégica, quehaga de esta una oportunidad para un salto cualitativo de la gestión ambiental enVenezuela.

FuenteCarlos A. Lasso,Museo de Historia Natural La Salle (MHNLS)

de la Fundación La Salle de Ciencias Naturales

Una cuenca, dos naciones: cuando laconservación cruza las fronteras

Un conjunto de iniciativas de investigación, docencia y trabajo en conjunto entrecientíficos, estudiantes y autoridades ambientales de Venezuela y Colombia dancuenta de la voluntad de producir información científica para el manejo compartidode la cuenca binacional del Orinoco.

Si gran parte del alto río Meta, que aporta 5.690 metros cúbicos de agua por segundo alOrinoco, fuera represado: ¿qué pasaría en las planicies inundables de los llanos y bajoOrinoco? El Delta se salinizaría y se convertiría en un ambiente exclusivamente marino,muchas especies se extinguirían y la subsistencia de la sociedad warao se pondría en peli-gro crítico. Habría hambruna y desolación. Esto es un ejemplo de lo que podría ser la punta del iceberg de un manejo no consensuadode la enorme cuenca del Orinoco, entre los dos países con jurisdicción sobre ella. Venezuelacomparte con Colombia más del 30% de la Orinoquia. Es el peso de esta responsabilidadcompartida y la exigencia de conocimiento técnico para asumirla lo que ha llevado a loscientíficos a asumir el papel que les toca para orientar la toma de decisiones sobre la hoyadel río Padre de ambas naciones. Una muestra de lo esencial que ha sido la investigaciónnos lo puede dar un ejemplo de una afectación a la inversa: a lo largo del río Orinoco haypeces que migran miles de kilómetros entre ambos países, y que han sido explotados tradi-cionalmente a lo largo de su recorrido -las tradicionales ribazones o subiendas- por nuestrospescadores. El uso compartido de un recurso siempre genera competencia y los que vivenen la parte baja de la cuenca echan la culpa a los de la parte alta -y viceversa- por la dis-minución de las capturas. Este es el caso de los grandes bagres migradores consideradoscomo una exquisitez en nuestra cocina, que se reproducen en el Meta, y cuyos juvenilesse crían en nuestro Delta. Hasta hace poco tiempo era una creencia generalizada que ladisminución en la pesca de estas especies estaba asociada a la captura excesiva por partede los pescadores artesanales en los llanos de ambos países, pero investigadores de la Fun-dación la Salle de Ciencias Naturales (FLSCN) mostraron que gran parte del problema seoriginaba en el otro extremo de la cuenca y tenía que ver con el efecto de la pesca dearrastre camaronera en el Delta, que ocasionaba la muerte de los juveniles de estos bagres.Los descubrimientos fueron comunicados a las autoridades venezolanas.Esta información fue presentada en el Primer Seminario Taller Colombo-Venezolano sobrepeces migratorios de la cuenca del río Orinoco: diversidad, manejo y conservación, bajoel auspicio del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural y el Instituto Colombiano deDesarrollo Rural (INCODER) en Bogotá, en diciembre de 2004. Este encuentro es otrocapítulo de una cooperación entre la FLSCN y el vecino país que se remonta al 2001cuando en el marco del VI Simposio Colombiano de Ictiología, realizado en Bogotá enagosto de 2001, se establecen los primeros contactos formales entre investigadores yacadémicos de los dos países. Ya desde fechas anteriores, con la llegada a Venezuela de laprimera oleada de estudiantes colombianos de postgrado a la UNELLEZ en los noventa, sehabían dado los primeros pasos hacia una integración en temas de interés común. Desdeese momento, los investigadores adscritos a la FLSCN han tenido una presencia constanteen eventos científicos y académicos realizados en Colombia. Estos incluyen la PrimeraReunión de Expertos en Biodiversidad Acuática de la Cuenca del Orinoco: Manejo Integradode la Cuenca del Orinoco, WWF Colombia y FUDENA Venezuela, Universidad Jorge TadeoLozano, Bogotá (marzo de 2004).

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Otro recurso de gran importancia compartido porambos países son los peces ornamentales o deacuario. Aunque en Venezuela no es un rubro muyexplotado, en Colombia es de gran valor y repre-senta una de las exportaciones más importantes.Aquí tenemos nuevamente un problema parecido al de los recursos pesqueros, pues estasespecies se distribuyen a ambos lados y no existe un manejo integrado entre los dos paísesque permitan tener criterios comunes para medidas de protección como vedas temporalesy espaciales. Para empezar a enfrentar este problema, se realizó el Taller sobre Aspectossocioeconómicos y de manejo sostenible del comercio internacional de peces ornamentalesde agua dulce en el norte de Sur América: retos y perspectivas, en Bogotá en agosto del2005, con el apoyo de TRAFFIC-América del Sur y WWF Colombia, en el cual científicosdel Museo de Historia Natural La Salle participaron en conjunto con el Ministerio delPoder Popular para el Ambiente e INSOPESCA de Venezuela, además del INCODER. Deesta reunión salieron los primeros lineamientos técnicos y pasos a seguir, pero desafor-tunadamente la elevada tasa de rotación de personal en los entes oficiales no ha permitidodarle el seguimiento deseado.Esta colaboración binacional no ha hecho sino expandirse desde que se puso en marcha,en los ámbitos de la investigación, el intercambio académico, la docencia y la formación,además de la presencia de las administraciones ambientales de ambos países, atentas a lasrecomendaciones de los técnicos. El VIII Simposio Colombiano de Ictiología, realizado enla Universidad Técnica del Chocó, Quibdo, Chocó (septiembre de 2005); la III JornadaAcadémica Día Mundial de los Humedales 2006, Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá(febrero de 2006) y el II Congreso Colombiano de Zoología, Santa Marta, (noviembre de2006) son algunos de los encuentros en los cuales ictiólogos venezolanos han presentadosus trabajos. Varios estudiantes de la Universidad del Quindío y la Universidad Nacionalde Colombia, realizan hoy sus tesis de postgrado bajo la dirección del ictiólogo CarlosLasso del Museo de Historia Natural La Salle, y participan en proyectos de investigaciónen el marco de la LOCTI. Esto sin contar la realización de pasantías en los centros de in-vestigación de FLSCN y varios diplomados dictados en el vecino país. Dos intercambios degran trascendencia internacional han sido los Cursos Teórico-Prácticos de Estimacionesde Abundancia de Mamíferos Acuáticos en el Río Orinoco, realizados en conjunto con laFundación OMACHA, WCS y WWF Colombia (2003-2006), que han permitido la forma-ción en dichas técnicas a varios estudiantes latinoamericanos que hoy continúan dichasinvestigaciones en sus países de origen, y que, al mismo tiempo, han sentado la base parauna estrategia no sólo a nivel binacional sino continental en el Diseño de Políticas y la Es-trategia para la Conservación de los Delfines en América del Sur (Santa Cruz de la Sierra,Bolivia, 2008).Dos proyectos bandera que también merecen la pena destacar, son el Estudio Binacionalsobre Evaluación de las concentraciones de mercurio en peces de interés comercial,organoclorados y organofosforados como indicadores de contaminación en ecosistemasacuáticos de la Orinoquia, realizado con WWF Colombia y Fundación Omacha entre el2004-2005 y la construcción del portafolio sobre la Biodiversidad Acuática de la Cuencadel Río Orinoco, iniciada en el 2004 y que todavía continúa. Los productos más visiblesde dicha cooperación incluyen la publicación del listado de los peces de la cuenca delOrinoco (2004), en el cual participaron 15 investigadores de diez instituciones colombo-venezolanas y la reciente edición (2007), de la Guía sobre los Peces de la Orinoquia Colom-biana con Énfasis en las Especies de Interés Ornamental. En la actualidad la cooperación continúa, con iniciativas como las Primeras Caracteriza-ciones Biológicas en la Estrella Fluvial del Río Inírida, que se constituye como otro pasofirme hacia la consolidación de un proceso de cooperación de vital importancia para ambospaíses, es decir, para nuestros pueblos.

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Fuente Arturo RodríguezOrganización Kuyujani

Emilio RodríguezAsociación Civil Caura Weichojo

Hernán CastellanosUniversidad Nacional Experimental de Guayana (UNEG)

María Pía BevilacquaAsociación Venezolana para la Conservación de Áreas Naturales (ACOANA)

Carolina Bertsch / Félix DazaWildlife Conservation Society (WCS)

Arnaldo Ferrer Museo de Historia Natural La Salle (MHNLS)

Fundación La Salle de Ciencias Naturales

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La cuenca del río Caura: la necesidad de compartir esfuerzos

Organizaciones indígenas, varias ONGs e instancias gubernamentales trabajan enmúltiples proyectos que aspiran a detener las amenazas que se ciernen sobre elbosque mejor conservado de Venezuela. Desde la sobreexplotación de los recursoshasta la pérdida de las prácticas tradicionales o el acoso de la malaria, son muchoslos frentes en los que estos venezolanos luchan para que el Caura siga siendoprístino y sano.

El Caura no es un lugar cualquiera. Ese río que desde el sur desemboca finalmente en elOrinoco es el protagonista de una selva de belleza conmovedora en la que uno puede en-contrarse con tucanes, perros de agua, manatíes, jaguares y paujíes. Poblada por el puebloye’kwana, de grandes navegantes y celosos guardianes de su entorno, y el pueblo sanemá,subgrupo norteño de los yanomami, expertos de a pie en los secretos de la selva, parte dela cuenca que irriga este importante afluente del Orinoco está regulada oficialmente porla figura de Reserva Forestal. Es nada menos que el bosque tropical menos intervenido delterritorio venezolano, un entorno megadiverso de enorme importancia para el país y parael mundo entero, con 200 especies conocidas de mamíferos, 250 de aves y 300 de peces.Pero en las últimas décadas, la cuenca del Caura está viviendo sucesos preocupantes. Elcreciente contacto con el mundo criollo que tiene la cuenca baja, desde su confluencia conel Orinoco y hacia el sur hasta el salto Para, ha favorecido el comercio de pescado y el trá-fico ilegal de carne de cacería, que han ocasionado una merma dramática de las pobla-ciones de la tortuga arrau y ejercen una peligrosa presión sobre otras especies. Lapenetración de los mineros ilegales provoca deforestación y contaminación de las aguas.La extensión de la frontera agrícola y la pérdida de métodos tradicionales y más sustenta-bles de aprovechamiento de la madera local están causando dolorosas heridas al bosquey, probablemente, contribuyen al notable aumento de casos de malaria. En cuanto a lacuenca alta, protegida un poco más de la penetración foránea por la barrera a la nave-gación que ofrece el salto Para, el aumento de la población nativa y la erosión delconocimiento ancestral, generalmente más cuidadoso con el uso de los recursos, probable-mente también representan una seria fuente de problemas ambientales.

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Este conjunto de amenazas no han crecido sin respuesta: una multitud de esfuerzos inde-pendientes se han puesto en marcha desde hace unos años para frenar las amenazas a lacuenca del Caura. Las comunidades indígenas ye’kwana y sanemá, las autoridades mi-litares y civiles, una universidad y ONGs nacionales e internacionales han puesto en mar-cha una serie de proyectos que tienen en común el propósito de capacitar a los pobladoresde la región para que atiendan sus necesidades económicas sin que los recursos que lassatisfacen desaparezcan, mientras se busca el modo de que la demanda criolla de pescado,madera o carne, deje de ser una condena, y pase de enemigo a protector del último bosqueintacto que nos queda en Venezuela.

Las comunidades partícipes de la protección de la cuenca

Arturo Rodríguez, el coordinador de Kuyujani, la organización ye’kwana y sanemá delCaura, está muy preocupado. Junto con su gente está desde 1996 defendiendo los derechosde los pueblos indígenas de la cuenca. Son varias las cosas que le quitan el sueño; entreellas, el ir y venir de los bongos y las curiaras en las que los mineros ilegales se adentranen la red de agua de la selva, en busca de oro. Rodríguez dice que falsos rumores echadosa correr por mineros que operan en otras regiones han enviado a buscadores de fortuna,que provistos de escopetas se meten en el monte para talar y hacer campamentos, paracazar y a veces robar curiaras, y también para pescar y verter en las aguas sustanciastóxicas, como el mercurio. Rodríguez dice que los indígenas no pueden hacer mucho contra eso, que necesitan ayudaoficial, más presencia de la Guardia Nacional en los tributarios Yuruani y Nichare, y enel propio Caura, y que los efectivos militares que ya están ahí cuenten con los recursossuficientes para hacer un trabajo eficiente. Los mineros, criollos que vienen de distintospueblos y ciudades de la Guayana venezolana, vuelven de las playas fluviales con lasmanos vacías, pero entre tanto están perjudicando el ambiente del que depende la super-vivencia de los ye’kwana y los sanemá. Kuyujani trabaja para conseguir más protecciónde la cuenca, pero también es partícipe de muchos de los proyectos de investigación,educación y conservación que se están ejecutando en el Caura.Uno de ellos es responsabilidad de dos investigadores de la Universidad Nacional Experi-mental de Guayana, UNEG, Hernán Castellanos y Nalúa Silva, y comenzó con un conveniode cooperación entre ambas instituciones en 1997. Luego del intercambio que por añosKuyujani ha tenido con el Centro de Investigaciones Antropológicas de la UNEG, quedirige Silva, y el Centro de Investigaciones Ecológicas que dirige Castellanos, surgió unproyecto que apela directamente a uno de los mayores problemas que tienen las comu-nidades indígenas: la cacería y la pesca excesivas, a manos de la población criolla. En2002 comenzaron a dictar talleres teóricos y prácticos a muchachos indígenas para for-marlos como parabiólogos, capaces de ayudar a los científicos a recoger datos sobre elestado de las poblaciones de especies amenazadas, presión sobre los recursos pesqueros ytráfico de biodiversidad. Ellos han empezado a trabajar en una estación ecológica construidaen el río Kaka’da, y que ahora se está fortaleciendo con ayuda de la organización WildlifeConservation Society, WCS, la cual cuenta en su haber con una larga y fructífera presenciade cooperación en la región. Asesorados por los académicos de la UNEG, que han seguidoformando a más jóvenes y enseñándolos recientemente a procesar los datos que acumulan,han plantado alrededor de la estación árboles típicos de los bosques del Caura, que sirvenpara que los viejos enseñen a los muchachos cómo se llaman y para qué pueden utilizarlos.También han demarcado parcelas para la práctica de la cestería y organizado otros talleresde rescate de métodos ancestrales. La información que han producido los parabiólogosindígenas -futuros técnicos en recursos biólógicos- ha sido difundida en talleres, congre-sos y otros eventos nacionales e internacionales. Este trabajo conjunto de la UNEG yKuyujani en el bajo Caura continuará ahora en la cuenca alta, donde el paso siguiente esevaluar la intensidad de la caza y la pesca por parte de las comunidades locales, y hasta

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qué punto pueden seguir haciéndolo con el ritmo actual sin poner en peligro la biodiver-sidad de la zona y la disponibilidad de estos recursos para las futuras generaciones.Con presencia en Venezuela desde hace más de un siglo, WCS ha venido participando conorganismos oficiales, instituciones no gubernamentales y organizaciones comunitarias endiversas iniciativas de conservación. En la cuenca del río Caura, su presencia data de1988, con la construcción de la estación biológica en el caño Tawadu (Tabaro), desde dondese desarrollaron estudios sobre la biología de varias especies en peligro de extinción (ejem-plo la tortuga arrau); y en la actualidad un estudio de pesquería en la cuenca baja, acargo del biólogo Félix Daza, quien lleva diez años investigando cómo se está manejandola pesca en la región y qué hay que hacer para que este recurso no desaparezca. A WCSle interesa no sólo conservar la biodiversidad, como explica la coordinadora del proyectoCarolina Bertsch, sino también ayudar a las comunidades a que atiendan sus necesidadeseconómicas de manera sustentable, lo cual pasa también por preservar sus propios usostradicionales, en el caso de la cuenca alta. La iniciativa incluye la promoción entre lospescadores de métodos menos perjudiciales para las poblaciones de especies comerciales,e incluso la organización en cooperativas y la creación de empresas de piscicultura, parala cría de cachamas y morocotos en sistemas controlados y así reducir la extracción depoblaciones naturales de los ríos con redes o sustancias tóxicas. Los problemas en torno a la fauna silvestre han movilizado a la comunidad científica. Dosinstituciones de la Fundación La Salle de Ciencias Naturales: el Museo de Historia NaturalLa Salle y el Instituto de Investigaciones Ecológicas Orinoco-Esequibo de Tumeremo, es-tudiaron, con el auspicio del campamento Caurama, la Alcaldía de Maripa y WCS, los pa-trones de uso de la fauna silvestre por parte de indígenas y criollos en la cuenca baja.Durante 2000 y 2001 se identificaron, mediante encuestas, las especies referidas por loscazadores y pescadores. Entre los mamíferos, están en primer lugar el báquiro cacheteblanco, la lapa, el danto y el venado locho; entre las aves, el paují, la pava rajadora, laguacharaca y la gallina de monte; entre los reptiles, el terekay, el morrocoy y la baba; yentre los peces, el morocoto, el bagre rayado, el pavón, la sardinata, el bocachico y la za-poara. En esa zona predominan la pesca y la caza con fines de comercialización ilegal,para su venta en Ciudad Bolívar, El Tigre o Puerto Ordaz. El estudio concluyó en que era urgente instrumentar medidas de educación, vigilancia ycontrol, así como planes de uso sustentable de aquellas especies que pudieran estar ensituación crítica. El ecoturismo, por ejemplo, puede dar tantos ingresos a las comunidadescomo la caza y la pesca. Distintos sectores se comprometieron a buscar alternativas, y lasautoridades militares y policiales anunciaron que incrementarían el control al comercioilegal, actuando sobre los centros de demanda de pescado y carne de cacería. Otra organización de larga trayectoria en Venezuela, The Nature Conservancy, TNC, sesuma al concierto de instituciones aliadas en esta cruzada de conservación de esta últimafrontera forestal; su iniciativa se dirige a la instalación de estaciones ecológicas ye’kwana,una en el Alto Ventuari (estado Amazonas) y otra en el Caura, que deben estar consoli-dadas para principios de 2010. Con la colaboración de la UNEG, la Universidad SimónBolívar y los gobiernos nacional y regional, TNC está formando técnicos ambientales endistintas áreas dentro de las comunidades indígenas, para el monitoreo de fauna y flora,elaboración de mapas y otras iniciativas. Se trata de crear equipos completos para elmanejo de los recursos, aprovechando siempre el conocimiento tradicional: hace un añocomenzó la capacitación, sólo después de un año previo de intercambio y concertación conlas organizaciones indígenas.La educación ambiental en las comunidades indígenas y criollas es una de las tareasprioritarias en todos estos proyectos, simultáneamente con el trabajo de los parabiólogos.Como en varias otras iniciativas, el protagonismo de los ye’kwana y los sanemá es funda-mental. Nadie mejor que ellos para proteger el Caura; sin ellos nada de esto tendríaningún propósito.

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Una frontera que se extiende: enfrentar la malaria y salvar sus palmas

Los ye’kwana y los sanemá lo saben porque lo sufren en carne propia: su bosque y sus ríoshan dejado de ser los mismos. Así como ven que empieza a escasear la caza, en sus comu-nidades están presentándose más y más casos de malaria, algunos de ellos mortales.La cuenca del río Caura ha sido históricamente una región malárica, pero en los últimosaños todo parece indicar que la incidencia de esta enfermedad ha aumentado, afectandola capacidad de trabajo de las comunidades. El mal de las fiebres intermitentes generapara los indígenas unos costos que difícilmente pueden asumir cuando se ven en la necesi-dad de destinar parte de los siempre escasos recursos para buscar ayuda médica, que ge-neralmente está lejos. ¿Qué ha pasado? El aumento de la deforestación en el área pobladapor los criollos favorece la reproducción de los zancudos transmisores. Los indígenastienen ahora más conucos, pues son más sedentarios y tienen más bocas que alimentar:Cuando viajan a las ciudades se infectan y llevan el mal a casa.La Asociación Venezolana para la Conservación de Áreas Naturales, ACOANA, lanzó unproyecto en 2005 llamado Wesoichay en alusión al término ye’kwana para referirse a lamalaria o paludismo, que intenta confirmar si existe alguna relación entre los conucos,su proliferación y la enfermedad, y encontrar caminos junto con las autoridades y las co-munidades para detener la propagación del mal. Como parte del complejo ProgramaCaura, conducido por ACOANA desde hace 15 años, el proyecto Wesoichay, financiadopor el International Development Research Center de Canadá, tiene sus bases en una am-plia alianza institucional, con el Centro de Investigaciones Biomédicas de la Universidadde Carabobo, el Centro de Investigaciones de Campo Dr. “Francesco Vitanza” del Institutode Altos Estudios de Salud Pública Arnoldo Gabaldón, la Dirección de Salud Ambiental delMinisterio del Poder Popular para la Salud, el Instituto de Salud Pública del estado Bolívary la organización indígena Kuyujani.Liderado por Yasmín Rubio-Palis y María Pía Bevilacqua, el proyecto Wesoichay trata deimpedir que ocurra una crisis ambiental como las que se han desencadenado en otras cul-turas y otras épocas. Tratándose de tierras amazónicas y guayanesas, no aptas para la in-tensificación agrícola, empecinarse en talar estos bosques y aumentar la frontera agrícolasólo permitirá cosechar un aumento en las enfermedades tropicales, reduciendo la disponi-bilidad de otros recursos locales de vital importancia para las poblaciones locales. En re-giones selváticas de Brasil y Perú se ha identificado una clara relación entre el incrementode la deforestación y el incremento local de enfermedades tropicales, que tal vez se puedaestar presentando también en el Caura venezolano. Por este motivo, Acoana trabaja acti-vamente para formar a los indígenas en la vigilancia de la presencia de los zancudos trans-misores y para el reconocimiento temprano de los síntomas de la malaria, de modo que

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puedan procurar una rápida atención médica de las personas infectadas, evitando a la vezque más mosquitos las piquen y lleven la enfermedad a otros miembros de su comunidad. Los apremios económicos y una cada vez más distorsionada concepción de calidad de vida,como imitación de valores masivamente diseminados en las poblaciones criollas, no sólose manifiestan en los excesos de caza y pesca o la multiplicación de los conucos. Lo queestá ocurriendo con la palma de seje es otro caso ilustrativo del modo en que las necesi-dades y aspiraciones materiales de la población indígena están ejerciendo presión sobrelos recursos biológicos. Como cuenta el líder ye’kwana Emilio Rodríguez, la asociacióncivil Caura Weichojo, con sede en Maripa, no sólo presiona por el otorgamiento, por partedel Gobierno Nacional, de la titularidad de las tierras ancestrales, y por la protección desu fauna, sino también lucha por rescatar ciertas costumbres de su pueblo, cuya paulatinadesaparición puede originar problemas ambientales. Un ejemplo de esto es el reemplazode la práctica ancestral de cosechar únicamente los frutos de la palma de seje por lacostumbre moderna de derribar la palma entera para obtenerlos. Tradicionalmente, losindígenas del Caura trepaban por los troncos de esos árboles mediante un estribo, para losdos pies, hecho con bejuco. Pero en el presente, los jóvenes han optado por la vía más rápi-da y cómoda: tomar un hacha. No sólo lo hacen para ahorrar tiempo y tal vez esfuerzo,sino para sentirse fuertes y viriles, y sobre todo, demostrarlo. Ven los modos de los viejoscomo una lucha trabajosa e innecesaria.Entonces, los líderes ye’kwana organizaron una competencia de escalada de palmas, paraque el uso tradicional volviera a ser atractivo ante los vigorosos muchachos. La primerase hizo en 2002, en la comunidad de El Playón. Se distribuyeron equipos modernos deescalada, junto con material promocional de las prácticas tradicionales, y fue un verdaderoéxito. Una nueva competencia, con participantes de toda la cuenca, se llevó a cabo en mayode 2008 y se planea comenzar con la reforestación de palmas de seje alrededor de las co-munidades que han sido mayormente afectadas por el derribo. A la vez, se comenzará conla difusión del proyecto más allá de las fronteras del Caura, en Venezuela y otros paísesdel área amazónica, en los cuales la “tumba” de palmas se ha convertido en una amenazaa la ecología de la selva. La meta a mediano plazo es la realización, en 2009, de un eventointernacional pan-amazónico de escalada y cosecha sostenible de palmas en el salto Para.

Competencia de escalada de palos en El Playón, río Caura

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La visión de este proyecto a largo plazo es asegurar la sostenibilidad de estas prácticas através de su inserción en circuitos de comercialización sostenible de los recursos silvícolas.Las comunidades indígenas del Caura dependen fuertemente de la cacería comercial paraproducir ingresos que les permitan comprar combustible, motores, medicinas y comidamanufacturada. Si se logra desplazar la fuente de estos ingresos hacia la comercializaciónde productos no maderables de la selva, se podría eliminar o disminuir la magnitud de lacacería comercial. El aceite de seje, que se extrae de la pulpa de la fruta, tiene valorcomercial como remedio para el asma, como un aceite fino de cocina (monosaturado), simi-lar al aceite de oliva y como base para jabones y champúes. Las experiencias de gruposindígenas en la cosecha y comercialización de aceite de esta palma en otras áreas de laamazonia han resultado muy exitosas, lo que augura un futuro promisorio para estaactividad. En la cuenca del Caura se localizan muchas poblaciones naturales de seje, quea través de la asociación Caura Weichojo serán cartografiadas con apoyo en tecnologíasde Geo Posicionamiento Satelital (GPS) y Sistemas de Información Geográfica (SIG). Elplan incluye el desarrollo de acuerdos comunitarios de cosecha, extracción y comercia-lización del aceite, en torno a la construcción de una pequeña unidad de procesamientopara asegurar la retención del máximo valor del producto para los productores indígenas. Otros proyectos pasados y presentes de Caura Weichojo incluyen la creación de unabiblioteca audiovisual del saber indígena, que preserve las tradiciones contenidas entarenes (cantos e historias), los sistemas de clasificación natural y los saberes sobre las for-mas de aprovechamiento de flora y fauna. La promoción del ecoturismo, a partir de visitasde observadores de aves y entrenamiento de guías indígenas en la grabación de cantos eidentificación de las especies de aves de la selva, pretende reemplazar prácticas extractivasdegradantes de la diversidad biológica de la cuenca. Vistas en conjunto, las iniciativas de defensa y gestión ambiental del Caura ofrecen unalentador panorama de dinámicas que se mueven a contracorriente de la lógica expolia-dora que amenaza y erosiona esta gran mancha de bosques tropicales. Sin embargo, nopor esperanzadores este conjunto de esfuerzos meritorios tiene la cohesión necesaria paraproducir un progreso en la dirección de la sostenibilidad. Como saben quienes trabajan enel tema, sólo una clara voluntad de los organismos oficiales, a través de una vigilanciaambiental efectiva, inversión de recursos en infraestructura adecuada y formación derecursos humanos, puede dar a las iniciativas localizadas un horizonte de permanenciacon suficiente solidez como para lograr tejer, entre todos los actores involucrados, unnuevo futuro para el Caura.

Al rescate de un paraíso marinoEl célebre archipiélago venezolano ha sido también escenario de siglos dedepredación indiscriminada de valiosas especies marinas. La Fundación CientíficaLos Roques, organización pionera en investigaciones en el archipiélago, trabajapara salvar dos de los seres emblemáticos de ese sitio y de su historia: el botuto,manjar de los primeros pobladores, y la langosta, la obsesión de los turistas.

El archipiélago Los Roques, protegido por el Estado venezolano mediante la figura deParque Nacional, es famoso en el mundo por varias razones. La primera de ellas, lasobrecogedora belleza de sus espacios, de sus blancas arenas y sus serenas aguas turquesa.En segundo lugar, es visitado por turistas de todo el planeta por el aparente vigor de supatrimonio natural. Quien se adentra en sus orillas con un equipo de buceo se encontraráen el mejor de los mundos posibles. Pero bajo esta gema de 1.500 kilómetros cuadrados seesconde también una amenaza: dos de sus bienes naturales más preciados por nativos yvisitantes, el inmenso caracol al que se conoce como botuto o guarura, y la cotizadalangosta, han sido sometidos a una larga y pertinaz sobreexplotación, por lo cual ha sidopreciso reunir notables esfuerzos para evitar su extinción en la zona.Ahí entra en esta historia la Fundación Científica Los Roques, FCLR. Es una ONG sin finesde lucro creada en 1963, que se ocupa de investigar, conservar, difundir el conocimiento queacumula y educar sobre muchos aspectos vinculados al mar, sobre sus recursos, su uso sus-tentable y su conservación. Se trata de una institución de prestigio nacional e internacionalque ha sido pionera en la investigación y conservación de Los Roques. Su misión no es otraque la conservación del medio ambiente y de la diversidad biológica marina, pero contandocon las comunidades humanas, con las cuales trabaja para que mantengan una relacióncon el entorno natural que les permita explotar sus tesoros sin acabar con ellos.Cuenta con una Estación de Biología Marina en el cayo Dos Mosquises Sur del ParqueNacional, que sirve como plataforma para las actividades científicas y educativas de laFundación, así como de otras instituciones o centros de investigación y educación del paíse incluso internacionales.El primer objetivo que se trazó la FCLR fue demostrar la importancia del archipiélago comoárea de enorme biodiversidad, con ecosistemas de gran valor para nuestro país y para la hu-manidad. Así, durante la década de 1960, se dirigieron investigaciones y esfuerzos hacia ladesignación del archipiélago como Parque Nacional, lo cual se logró finalmente en el año1972. Durante los años siguientes, se ampliaron los estudios hacia aspectos de la biodiver-sidad, ecología de los ecosistemas presentes en el parque, biología pesquera y acuicultura.Durante los años 80 y 90 los mayores esfuerzos se realizaron en estudios sobre las activi-dades humanas pasadas (arqueología) y presentes (pesquerías). En la actualidad, se trabajaen afianzar los estudios de biodiversidad, ecología de los arrecifes de coral y evaluacionesde las actividades pesqueras.La FCLR ha servido de brazo científico a las diferentes autoridades que manejan el ParqueNacional, por ejemplo en las regulaciones de la pesca de la langosta (Panulirus argus) y laprohibición, desde 1991, de la del botuto o guarura (Strombus gigas), además del Plan deOrdenamiento y Reglamento de Uso. Otra área en la que se ha destacado la fundación es laeducativa, al apoyar más de 80 % de las tesis de pre y postgrado que se han realizado en LosRoques; organizando diversos cursos de especialización en temas relacionados con las cien-cias marinas; y asistiendo la labor docente de profesores universitarios. Recientemente seha venido desarrollando una intensa actividad con los niños y jóvenes de la Unidad Educa-tiva Bolivariana de la Población de Gran Roque, quienes serán los guardianes del parquecuando les toque trabajar en él.

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FuenteFundación Científica Los Roques (FCLR)

FuenteJosé Medina,

The Nature Conservancy (TNC)

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El pueblo pemón hace sus propios mapasTres universidades nacionales, el Instituto Caribe de Antropología y Sociología (ICAS)de la Fundación La Salle, Inparques y The Nature Conservancy (TNC) emprendieronjunto con las comunidades indígenas del oriente del estado Bolívar un proyectocartográfico que sirve para negociar autonomía, acercar las culturas y organizarmedidas de conservación.La cascada más alta del mundo, el Churún Merú, es mejor conocida como Salto Angel porel aviador estadounidense que aterrizó sobre el tepuy desde la que se despeña al vacío, elAuyán-tepui. Son muchos los casos en los que el nombre criollo o europeo de un paisaje ohito natural americano se impone sobre el nombre que por siglos o milenios fue dado por lascomunidades que ya estaban allí antes de la llegada de los europeos. La inequidad en latoponimia venezolana ha ido corrigiéndose poco a poco, pero un nuevo proyecto, desa-rrollado por la etnia pemón en los municipios Gran Sabana, Sifontes y Raúl Leoni delestado Bolívar, representa un modelo más completo y más representativo del potencial detrabajo y conocimiento que conservan los pueblos originarios. Se trata del Plan de Vida Pemón, que la Federación de Indígenas del estado Bolívar em-prendió junto con la ONG internacional TNC, con el apoyo de la ULA, la USB, la UNEG,el ICAS de la Fundación La Salle e Inparques. Este proyecto tiene componentes educativos,conservacionistas y cartográficos, como el esfuerzo de demarcación que con avanzadosrecursos tecnológicos y asistencia técnica de esas instituciones, el pueblo pemón ha reali-zado para producir hasta el momento 82 mapas bilingües del inmenso territorio que ocupa(en el orden de ocho millones de hectáreas), una región que no estaba del todo cartografia-da y que ahora dispone de la fusión del conocimiento tradicional indígena con las herra-mientas tecnológicas de la civilización global. Y cada uno de estos nuevos planos se haregistrado en el Servicio Autónomo de Propiedad Intelectual, SAPI, como una obra deautoría pemón.Todo comenzó cuando TNC formó un equipo de parabiólogos en 2005, dentro del plan detrabajo amazónico que esta organización lleva a cabo en el continente, coordinado enVenezuela por José Medina. A la capacitación de personal indígena para el monitoreo delos indicadores ambientales, se sumaron luego otras iniciativas, siempre partiendo de lavisión pemón de su territorio. De ese modo se llegó al Plan de Vida Pemón, dentro del cualse ejecutó la labor de demarcación del territorio que al cabo de dos años ha producido losmapas, que tanto los criollos como los indígenas pueden usar, y que servirán para plani-ficar con mayor precisión los mejores métodos de manejo de los recursos naturales de esaregión, así como para sustentar la demanda de titularidad que ante el Gobierno Nacionalemprende el pueblo pemón, mientras se sigue agregando información a ese patrimonioetno-cartográfico. Si hasta ahora los mapas de la Guayana venezolana habían seguido las líneas maestras delos cartógrafos, planificadores, mineros y otros actores de la sociedad nacional, se añadenahora los que los habitantes ancestrales han dibujado para restituir su derecho sobre ellos.Se construye de este modo una valiosa caja de herramientas: visiones indígenas del terri-torio, entrenamiento biológico, formación ambiental y manuales que den cuenta de lariqueza biológica de los paisajes guayaneses. Todas dirigidas al fortalecimiento de la vozde los excluidos y la conservación de sus ambientes, para sostener un diálogo interculturalcon un Estado que ha declarado su firme intención de saldar una deuda histórica.

Fuente Ángel Armas, Programa Warao Punta Pescador de

la Fundación La Salle de Ciencias Naturales

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Apoyo comunitario donde termina el OrinocoCon una sede en Punta Pescador y otra en Tucupita, el Programa Warao de la Fun-dación La Salle asiste a las comunidades nativas en el esfuerzo de rescatar su conoci-miento ancestral para vivir mejor, con el apoyo de técnicas y tecnología sustentables.

Los warao, que saben como nadie vivir en la ancha y rica desembocadura del “padre de losríos”, se hicieron visibles de pronto en las grandes ciudades, como mendigos. Pero si el im-pacto de la relación con la sociedad criolla y el efecto del célebre desastre ambiental decaño Mánamo han empujado a estos recolectores deltaicos a inaugurar un peligroso cicloanual de recolección urbana, hay otros actores del mundo criollo que velan porque la cali-dad de vida de estos venezolanos del Delta del Orinoco alcance los niveles que ellos semerecen, en su propio entorno y con sus propios recursos. El pueblo warao, muy escasamente formado para competir en el mundo criollo, dependeen gran medida de una industria criolla de la pesca, la madera y la extracción de palmito,acostumbrada a abusar de la mano de obra indígena. La trayectoria de Fundación La Salleen el Delta, desde 1952, le ha brindado a la institución la oportunidad de conocer muy bienla situación de los warao. Esta experiencia se ha vertido en el desarrollo de proyectos que,desde 1998, se están ejecutando en varias comunidades del bajo Delta. Además, desde hacetres años cuenta con una sede en Tucupita, para potenciar el trabajo que ya se estabahaciendo tierra adentro. Todos estos esfuerzos consisten en preservar los elementos cultu-rales de la etnia, mientras se brindan a sus integrantes herramientas que permitan unaincorporación digna a la sociedad nacional. La Fundación La Salle emprendió, en 1996, el proyecto piloto de desarrollo integral de lacomunidad de Muaina (en el municipio Antonio Díaz) y dos años después el ProgramaWarao Punta Pescador (en el municipio Tucupita). El objetivo de ambos, mejorar la calidadde vida de las comunidades indígenas mediante su incorporación productiva a la economíade la región sin menoscabo de su identidad cultural, descansa sobre cuatro pilares funda-mentales: salud, educación, generación de ingresos y organización comunitaria. Estasiniciativas han generado resultados alentadores, que ponen de manifiesto la capacidaddel pueblo warao para manejarse con éxito en la cultura y la economía criolla.

Educación y economía: términos inseparables

El proyecto de Muaina surgió como una respuesta a lo precario de la educación a la quehan podido acceder los warao. Pero ese énfasis en la educación con que arrancó resultóser una equivocación: más urgente era dotar a los warao de más vías para conseguirrecursos. Para esto último se decidió promover la cría de animales domésticos -para quesu carne proveyera las proteínas que la población nativa busca en la menguada faunasilvestre- y la producción de artesanía como fuente adicional de ingresos. Hubo entoncesun cambio significativo: la gente warao comenzó a ver que el proyecto les ayudaba a satis-facer sus necesidades básicas, y descubrió que con su esfuerzo podían aliviar sus carencias.En la ribera occidental del caño Macareo se asienta, desde 1998, una sede de la FundaciónLa Salle, donde convive y trabaja el personal adscrito al Programa Warao Punta Pescador.Desde allí, se acompañan e impulsan la Escuela Jomakaba Yabanoko, el Centro de Aten-ción Integral Tipo II de la Barra de Makareo y la Estación de Pesca Nabaida. Adicional-mente, sus instalaciones sirven también como base para la Asociación Civil Makiri a Kojoy el Consejo Comunal de la Barra de Makareo. Esta presencia en Makareo encuentra sufundamental motivación en la transferencia de herramientas a la comunidad warao paraprocurar condiciones justas de comercialización de su pesca, dirigidas a la indepen-dización de intermediarios que históricamente los han explotado (y siguen explotando en

otras localidades). Sólo así, mediante la generaciónendógena de sus recursos, será posible el soste-nimiento de las otras iniciativas educativas y desalud. Junto a la capacitación en el complejo negociopesquero, los pescadores warao se interesan en laconservación de los recursos naturales de los quedepende su supervivencia.En la sede en Punta Pescador funcionan sus oficinas, un laboratorio, un espacio para elapoyo logístico del conuco comunitario y un hanoko –casa warao- para procesar elpescado. La escuela brinda cursos de alfabetización y educación intercultural bilingüepara 200 niños y jóvenes aproximadamente. El Centro de Atención Integral ofrece servi-cios de salud preventiva para casi mil personas. Ya que se trata siempre de crear vínculosy servir como catalizador de procesos de colaboración entre los ciudadanos y las institu-ciones, la Fundación La Salle ha venido compartiendo con la Dirección Regional de Saludy la Zona Educativa Nº 10 la cogestión de estos servicios. Por su parte, la Estación de Pesca Nabaida, diseñada para las condiciones y necesidadesde la zona, fue el escenario de un ciclo de talleres realizado gracias a un convenio entre laFundación y el Servicio de Apoyo Local A.C. (SOCSAL), entre 2001 y 2002. Otro convenio,esta vez con la Asociación Civil Makiri a Kojo (ACMK), estableció el modo en que se operaríala Estación y un esquema de co-financiamiento. Los talleres difundieron consejos y técnicaspara hacer una pesca más sustentable, lo cual implica temporadas de veda y normas sobrela captura de ejemplares, y también para aumentar la calidad de su producción, de maneraque puedan ofrecer, de manera constante, pescado de alta calidad a los mercados quepaguen un precio justo. La capacitación incluyó contenidos en materia administrativa. Unimportante financiamiento obtenido el año 2007 en el marco de la LOCTI servirá pararepotenciar la Estación de Pesca Nabaida, que además es base de operaciones para dosproyectos que incluyen la investigación ecológica del río y el uso de células fotovoltaicaspara el aprovechamiento de la energía solar, explorando su potencialidad para la operaciónde un equipo de video en la escuela o disponer de unas horas adicionales de iluminación.

Uniendo esfuerzos en la ciudad

En 2005, la Fundación La Salle y el Centro al Servicio de la Acción Popular, CESAP,firmaron el convenio que hizo realidad el Programa Warao A Ina (“tierra del warao”), quemediante una sede en Tucupita facilita el trabajo y la comunicación entre los habitanteswarao de los caños y las instituciones y autoridades estadales. Mediante este programa sehan editado publicaciones bilingües como el manual para alfabetización IdamotumaKarata Teribuia (“Los adultos estudiamos”); se han organizado foros para discutir, entreotras, las problemáticas educativas o sanitarias, con asistencia de diversos actores tantoindígenas como criollos; se creó un centro de formación de líderes que trabaja primor-dialmente con los consejos comunales warao. En total, están hoy en ejecución seis proyectos en la sede de Tucupita, gracias al impulsofinanciero inicial de la Comisión Europea. Los más activos son justamente los de capa-citación de líderes warao, que son miembros de los consejos comunales, docentes o enfer-meros, quienes adquieren experticia sobre cómo instrumentar un banco comunal, cómopresentar proyectos de financiamiento, cómo buscar el consenso para las decisionescolectivas en sus comunidades. Estas iniciativas, en conjunto, son elocuentes acerca de la cooperación entre comunidadese instituciones, la atención en varios niveles a la vez, la promoción de una economía sus-tentable y el respeto a las tradiciones y a la naturaleza. “Aunque no todos los componenteshan resultado exitosos, a 12 años de iniciada la experiencia comunitaria en Muaina, a 10años de la presencia ininterrumpida de Fundación La Salle en Makareo y a tres años deactividad del Programa Warao A Ina en Tucupita, el balance es incuestionablemente favo-rable”, afirmó Ángel Armas, coordinador del Proyecto Warao Punta Pescador.

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Fuente Dirección de Planificación y Ordenación

Ambiental del Ministerio del Poder Popular para el Ambiente

Luis Pérez, Oriana Farina, Estación de Investigaciones Hidrobiológicasde Guayana (EDIHG) de la Fundación La Salle de Ciencias Naturales

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Minería artesanal: reciclaje de mercurio a favor del ambiente

Es conocido el pernicioso impacto que el uso del mercurio en la minería causa enlas aguas del macizo guayanés. El Estado venezolano y la Fundación La Salle hanavanzado mucho en la tarea de medir el tamaño del daño y encontrar solucionespara las comunidades afectadas por esta contaminación.

Desde los años 90 la población venezolana oye hablar con cierta frecuencia de la contami-nación por mercurio en Guayana. A medida que se hizo pública la penetración de losmineros (legales e ilegales), en las mayores y mejor preservadas selvas del territorionacional, se difundió también el uso que le dan al “metal de los termómetros” para separarel oro de la tierra. Ese mercurio vertido a los ríos directamente o trasladado y depositadoa grandes distancias cuando se lo quema, para que una vez evaporado se pueda recuperarel “residuo” de oro al cual estuvo amalgamado, ingresa en microorganismos que compo-nen la dieta de pequeños peces que son a su vez consumidos por otros más grandes y estosfinalmente por los seres humanos. El mercurio causa graves daños en la salud de losanimales y las personas, y se han encontrado niveles preocupantes del metal en la sangrede los mineros, las comunidades indígenas y campesinas de Guayana próximas a laslocalidades donde se utiliza con mayor intensidad el mercurio, e incluso de habitantes deciudades como El Callao, Ciudad Bolívar o Ciudad Guayana.Para la Dirección General de Planificación y Organización Ambiental – DGPOA, del Minis-terio del Poder Popular para el Ambiente, este asunto es un problema que hay que resolverurgentemente. Pero sólo pueden alcanzarse resultados positivos si colaboran varias insti-tuciones y si cooperan, particularmente, los mineros. Por eso, la DGPOA emprendió unambicioso plan de medición del impacto real de la contaminación mercurial lo que implicael estudio de los suelos, las aguas, los peces de interés comercial, la fauna local y la saludde los habitantes, tanto de las regiones selváticas como de centros poblados cercanos. Eltrabajo comenzó en las cuencas de los ríos Caroní y Cuyuní, al oriente del estado Bolívar,y en la ciudad de El Callao. Todo esto forma parte del Plan de Acción Regional Interinsti-tucional, que prevé completar las investigaciones con la puesta en práctica de las medidasnecesarias para detener la polución mercurial y restaurar la salud de las personas y losentornos naturales afectados. El Ministerio establecerá las líneas de trabajo a seguir, queenfatizan especialmente la educación y divulgación, y la participación de los mineros crio-llos e indígenas. Se construirá un laboratorio en la zona para procesar los análisis deaguas, suelos y aire. Muchas instituciones venezolanas y del exterior han sido convocadaspara este esfuerzo.

Una estrategia convincenteYa desde 1995 la Estación de Investigaciones Hidrobiológicas de Guayana (EDIHG) de laFundación La Salle, se había dedicado al problema, luego de que encontrara excesivos nive-les de metilmercurio en tres especies de peces comerciales del Embalse de Guri. Desde en-tonces se puso en marcha el Laboratorio de Mercurio, y más tarde, su personal diseñó yconstruyó un novedoso laboratorio flotante de bioensayos, con el que pudo reproducir lascondiciones ambientales del lecho de los embalses del río Caroní. Las 30 unidades experi-mentales instaladas permitieron medir, por primera vez, la velocidad con que el mercuriometilado, que yace en el lecho del embalse, se transfiere a los organismos que lo habitan.

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Además, las mismas unidades permitieron y permiten diseñar y evaluar a escala experi-mental la eficacia de algunas acciones mitigantes propuestas. En 2007 surgió la oportunidad de obtener financiamiento a través de la Ley Orgánica deCiencia, Tecnología e Innovación - LOCTI, para poder continuar llevando a cabo estosestudios. Entonces fue necesario considerar la pertinencia de continuar profundizandoen los experimentos controlados que hasta ese momento habían permitido comprenderprocesos fundamentales y reveladores de la dinámica del mercurio en los sistemas natu-rales. Ese alto para la reflexión hizo posible considerar el hecho de que la pequeña mineríaseguiría entretanto lanzando cada año más toneladas del tóxico metal a la atmósfera, lossuelos y las aguas. Había que buscar otros recursos, pero no bastaba solo con invertirlosen imprimir más vigor a lo que ya venía haciéndose.Lo que se hizo fue dedicar ese año una parte de los esfuerzos a intentar convencer a losmineros artesanales de que redujeran drásticamente sus emisiones contaminantes. Eraposible hacerlo. De hecho, la iniciativa en sí carecía totalmente de originalidad y ya habíaexperiencia al respecto: en múltiples épocas y países, diversos organismos han coincididoen promover el uso de dispositivos para recuperar los vapores de mercurio, condensándo-los en un dispositivo conocido como “retorta”. Pero estos intentos previos no habíanlogrado que los mineros incorporasen esa práctica a sus procedimientos habituales. Habíaque hacer propuestas innovadoras que hiciesen que la retorta que la Fundación La Salleles puso en las manos tuviera aceptación entre ellos. Entonces, Luis Pérez, investigadordel Laboratorio de Mercurio y su equipo, desarrollaron un dispositivo mediante el cual loshombres que buscan oro puedan recuperar prácticamente la totalidad del mercurio queutilizan, de manera que casi nada de él termina en el entorno.Primero, se hizo un estudio sobre los factores que parecen producir desconfianza o rechazopor parte de los mineros en cuanto al uso de las retortas, luego de lo cual se pensó cómoconvencerlos. En las demostraciones de campo se pesan el mercurio y el oro antes deamalgamarlo y de calentarlo en la retorta. Los mineros quedan impresionados cuando com-prueban cómo va saliendo el mercurio líquido del tubo condensador hasta recuperar entreel 95 y el 99 % inicial. Después, al abrir la retorta se disipan sus temores, al ver que el orotiene buen aspecto y no sufre mermas de calidad ni cantidad. El sistema es muy sencillode operar, resistente y además económico: su costo queda amortizado al recuperar el primerkilogramo de mercurio, considerablemente costoso en el mercado clandestino donde se obtiene. Complementariamente se hace el esfuerzo de llegar hasta los sitios de trabajo de los pe-queños mineros con suficiente apoyo audiovisual y con un claro mensaje de sensibilizaciónen favor del ambiente y la salud. Lo cierto es que la mayoría de los mineros entiende quelos vapores de mercurio perjudican su salud y el ambiente de todos y desean proteger lasalud de sus familias. Si se suma el ahorro que les genera el reciclaje del mercurio, se en-tenderá el optimismo del equipo de investigadores. Con este proyecto la Fundación La Salle no pretende de ninguna manera promover elcrecimiento de la actividad de la pequeña minería artesanal. Lo que desea propiciar esque mientras el Estado mantenga el ejercicio legal de esta forma de extraer oro, cadaminero incorpore el uso de la retorta, del mismo modo que cualquier conductor bajocualquier circunstancia debe usar el cinturón de seguridad. A la actual etapa del proyecto en el que quedará cuantificado el nivel de aceptación delsistema de reciclaje propuesto, deberá suceder otra en la que se distribuya masivamenteel dispositivo (“retorta”) y se estime la reducción en la emisión de mercurio logrado encada sector minero donde se implemente el programa.Confiamos que esta oportunidad de divulgar tan importante iniciativa sirva para que todoslos sectores que se sientan involucrados, como actores con oportunidades de aportar, comoafectados, como entes llamados a regular estas actividades, se sientan motivados a“amalgamarse” en torno de esta experiencia y sumar esfuerzos para imitar aquellashistóricas gestas cuando se erradicó la malaria.

Retorta para reciclar mercurio

Fuente Héctor Cardozo, Campus Cojedes, Fundación La Salle de Ciencias Naturales

José Luis Berroterán, Gerencia Corporativa de Ambiente e Higiene

Ocupacional – PDVSA

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Relanzando el desarrollo en las cuencas hídricas

La importancia de revitalizar y proteger los bosques en los que nacen los ríosvenezolanos tiene en Venezuela rango constitucional y convoca los esfuerzosdel Gobierno Nacional, PDVSA y un rosario de instituciones nacionales,regionales y locales. Varias investigaciones e iniciativas de trabajo conlas comunidades persiguen la puesta en práctica de un modelo de gestión queatienda, a la vez, los problemas ambientales y los sociales.

La conservación de bosques y arbustales, esas colosales esponjas naturales que reciben lahumedad de la atmósfera y la entregan al suelo, para alimentar los acuíferos de los quese nutren las ciudades, ha sido una preocupación central de los Estados modernos. EnVenezuela, el esfuerzo de conservación de las hoyas o cuencas de los ríos ha estado ínti-mamente ligado al de planificación del desarrollo, al menos desde 1940. Sin embargo, eltrabajo de generaciones de hidrólogos y planificadores durante décadas tuvo un mismosigno. Al emprenderse grandes obras hidráulicas como el embalse de Calabozo, queexigían estudios sobre las cuencas de los ríos afectados, las indagaciones se quedaban enlo físico, en los caudales y la contaminación, en el impacto en la actividad agropecuaria.¿Hasta dónde puede llegar un esfuerzo de planificación de un recurso vital que no incor-pora, precisamente, a las personas que viven de él? Hoy, todo lo que se hace para entender cómo funcionan las cuencas hídricas pasa portomar en cuenta a las comunidades. En varias regiones de Venezuela, organizacionesgubernamentales y no gubernamentales, grandes empresas como Petróleos de Venezuelay universidades están trabajando con las comunidades para rescatar, conservar y apren-der a manejar, de la mejor manera, esas áreas de importancia primordial. En todos loscasos, se empieza por la investigación científica y luego se pasa a la difusión delconocimiento hacia el público, en particular hacia quienes viven en esas zonas, y mástarde a las medidas correctivas para que se reviertan los daños y se usen los recursos sinponerlos en peligro, sin diezmarlos.La Universidad de Carabobo coordina hoy, en el marco de la Misión Ciencia que impulsael Ministerio del Poder Popular de Ciencia y Tecnología, un proyecto de tres años degestión integral de las cuencas de los ríos Pao y Unare, en el centro-occidente del país. Enél, participan la Estación de Investigaciones Agropecuarias, EDIAGRO, de la FundaciónLa Salle de Ciencias Naturales; Hidrocentro; Fundación Tierra Viva; Universidad SimónBolívar; Universidad Pedagógica Experimental Libertador; y la Fundación del Pa-trimonioHistórico y Cultural de Carabobo. La idea es proponer un Modelo de Gestión Integral deCuencas basado en el desarrollo endógeno. Se hace un inventario de variables socioambien-tales para estimar y predecir la magnitud de los impactos. Luego se promoverán alterna-

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tivas para la gestión integral con participación comunitaria en un plan de acción. Logradoel consenso de los diferentes actores, se lanzará un Programa de Capacitación que pro-duzca a su vez experiencias pilotos productivas y que propicien el desarrollo endógeno. Laetapa siguiente consistirá en ayudar a las comunidades a conseguir financiamiento paraesos emprendimientos, y al final, en divulgar sus resultados mediante Internet, talleres,ferias y material impreso. Todo esto forma parte del Plan de Desarrollo Económico y Social2002-2007 del Gobierno Nacional, orientado al crecimiento productivo con inclusión so-cial; la profundización de la democracia económica, la cultura del trabajo y la producción;la diversificación de la economía no petrolera; y el estímulo de la producción local y laparticipación autogestionaria en todos los espacios de la República que tengan potencialde desarrollo. Dentro de este contexto, las cuencas son la unidad básica.Por otra parte, en los aspectos relacionados con Hábitat y Desarrollo en lo referente a losrecursos hídricos y desertificación, la Misión Ciencia (2006) identificó como problema lasdeficiencias en el conocimiento de la dinámica ambiental de los asentamientos humanosy de las actividades agropecuarias, industriales y mineras en las cuencas hidrográficas.Aún no existe un modelo validado que sirva de referencia para estudios a realizarse en elfuturo o para unificar los ya existentes. La caracterización de las áreas de interés va apermitir orientar la toma de decisiones.Pero estas iniciativas son múltiples, con diversas escalas, distintas problemáticas, diferen-tes actores y particulares ámbitos geográficos de actuación. PDVSA ha iniciado por suparte varios programas de conservación de cuencas en zonas donde tienen lugar activi-dades de extracción de petróleo, que son cercanas a complejos petroquímicos o de refi-nación, y más adelante aquellas que simplemente son atravesadas por un gasoducto. Esosesfuerzos tienen propósitos conservacionistas, de responsabilidad ambiental, por encimade los intereses económicos.La División Oriente de PDVSA emprendió un programa de reforestación en 2003. Desdelos años 90 venía trabajando en la conservación de la cuenca del río Sanchón, situada enel área de influencia de la refinería de El Palito, en la costa del estado Carabobo. Se decretóla figura de Reserva Hidrológica en un área de 8.900 hectáreas y comenzó a protegersecon guardaparques. Se erradicó toda actividad agropecuaria o industrial de la zona y sehan adoptado medidas dirigidas a evitar la sedimentación del curso del río.En 2005, PDVSA creó la Gerencia Corporativa de Ambiente e Higiene Ocupacional y losprogramas de reforestación se aceleraron. Ahora se hacen labores en las cuencas de losríos Pao, Tigre y Yabo (en Anzoátegui), y en las del Caripe y el Morichal Largo (en Mona-gas). Se siembran exclusivamente especies nativas, como apamates, cedros y moriches.En torno al complejo criogénico de Jose (Anzoátegui) se siembran araguaneyes.Las comunidades hacen los viveros, venden las plantas a PDVSA y luego las cooperativasse encargan de la siembra y el mantenimiento en los bosques de las cuencas; están involu-cradas comunidades campesinas criollas y kariña. El plan forma parte de la Misión Árbol,una iniciativa que a través de la cartera de Ambiente se orienta a la participaciónprotagónica de la comunidad en un nuevo modelo de desarrollo que se fundamente en eluso sustentable de los bosques.Este año PDVSA incorporará la cuenca del río Amana, que dota de agua a Maturín. En elfuturo, se dará prioridad a cuencas degradadas, varias de ellas localizadas en la penínsulade Paria y sus zonas adyacentes, por lo cual ya se inició el diagnóstico del río San Juan. De lo que se trata aquí no es sólo de resolver el problema de desarrollo, de planificación yde producción que implican las cuencas afectadas por la agricultura desordenada o indus-trial, por la deforestación y los incendios, con la vista puesta en construir un país en elcual el ambiente esté regulado para un funcionamiento adecuado de sus actividadesproductivas. También hay que socializar el esfuerzo de conservación y recuperación decuencas para incorporar a la ciudadanía a la gestión de su desarrollo y a la protección delambiente. De esta forma, las grandes inversiones y proyectos del Estado para garantizarel manejo ambiental, orientado a la infraestructura productiva y a la calidad de vida de lagente, dejarán de ser vistas como macro inversiones venidas desde los niveles guberna-mentales, generalmente a corregir los desmanes ocasionados por previas decisiones inade-cuadas, y pasarán a convertirse en patrimonio de todos.

FuenteAnabel Rial y Ana Liz Flores,Conservación Internacional Venezuela (CIV)

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Caminos de vida para salvaguardar

los bosques andinosMediante la preservación de corredores biológicos, Conservación Internacional

Venezuela (CIV) contribuye al sostenimiento de la salud de los entornos ambien-tales imprescindibles para sus habitantes, para el país y para el mundo. Pero esto

sólo es posible mediante el trabajo conjunto con organizaciones campesinas, cooperativas, instancias gubernamentales e instituciones académicas y científicas.

La porción tropical de la cordillera de los Andes es una de las regiones con mayor biodi-versidad en el planeta. Flanqueadas por el Océano Pacífico y la Amazonia, repletas de vidaen sus muchas alturas y climas, estas montañas han permanecido como santuarios, pesea una intervención humana que lleva ya miles de años, desde las grandes culturas prehis-pánicas hasta las ávidas sociedades criollas del presente. En el catálogo internacional dezonas de especial valor biológico que estableció la ONG Conservation Internacional (CI),esta región conserva todavía el título de hot spot, que sólo se le da a los puntos del planetaque merecen protección adicional por el incomparable tesoro natural que encierran.Estas características han hecho de los Andes venezolanos un espacio de especial interéspara investigadores y conservacionistas, que han concentrado buena parte de sus esfuer-zos en nuestra área andina. Una visión ecológica y cultural integral expande notablementelos límites rutinarios de lo que definimos como “andino”: en Venezuela, los Andes tropi-cales ocupan poco más de 50.000 kilómetros cuadrados y se alzan en los territorios desiete estados y 121 municipios. Las realidades ambientales de estos territorios son diversasy desafiantes: allí hay bosques primitivos que han sobrevivido a la tala, donde vivenanimales magníficos y amenazados como el oso frontino y el puma. Mientras estosbosques sean sanos, éstos contarán con sus presas habituales y no se verán obligados acazar animales domésticos, así que no perjudicarán a las comunidades humanas. La cober-tura vegetal evita los deslaves y protege, por tanto, a los asentamientos campesinos, lascarreteras y los cultivos. Son entornos vitales para la producción de agua y la generaciónde clima, puesto que alimentan dos de las grandes cuencas del país; la cuenca del Orinocoy la del Lago de Maracaibo. Pero también son importantes para un planeta agobiado porel calentamiento que ahora, más que nunca, necesita de sus pulmones vegetales y de lapreservación de su menguada diversidad biológica. Siempre dentro de una mirada de la conservación de la biodiversidad que cuente con lagente, CI Venezuela definió unas cuantas metas para que los Andes tropicales venezolanosno sufran más daño y comiencen a recuperar sus indicadores ambientales, sobre todo enel corredor Sierra Nevada-Terepaima, que incluye parte de la Serranía de Perijá. Parteesencial de la mirada de esta institución es el convencimiento de que estas metas sólopueden lograrse mediante alianzas con organizaciones sociales, cooperativas, académicas,gubernamentales y no gubernamentales, que tienen en común el objetivo de proteger elpatrimonio biológico de la Tierra.

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Desde 2004, CI ha hecho alianza con más de 20 socios para ejecutar 24 proyectos de con-servación de la biodiversidad en los Andes de Venezuela. Entre ellos existe un proyecto deconservación en el paisaje productivo (el proyecto GEF Terrandina), otro de turismo ruralcomunitario (el Programa Andes Tropicales, PAT), otro de aprovechamiento y comercia-lización de plantas medicinales (junto con la Fundación para la Agricultura Tropical y elDesarrollo Integral, Fundatadi, y el núcleo Trujillo de la ULA) y otro más de formación deguías locales de naturaleza y observación de aves (junto con la Sociedad ConservacionistaAudubón, la Colección Ornitológica Phelps, la ULA y la UNELLEZ). Se han creado en lalocalidad de Calderas (estado Barinas), tres cooperativas: Aromas de Calderas, Boca e’Monte y Asobap, que agrupan a más de 500 personas que se benefician hoy de alternativaseconómicas perdurables en la zona. Otros programas de evaluación biológica, como el RAP Calderas (Rapid AssessmentProgram), han permitido el hallazgo de nuevas especies para la ciencia en esta localidad.En este RAP, realizado a comienzos de 2008, participaron más de 15 investigadores de 13instituciones. Este proyecto y las expediciones ornitológicas o herpetológicas a la Sierrade Perijá (a cargo de la Sociedad Audubón de Venezuela, la Colección Ornitológica Phelpsy el Museo de Historia Natural La Salle), han producido estudios que toman en cuenta elcontexto humano, alertan sobre las amenazas al entorno y aportan ideas para la conser-vación efectiva de la biodiversidad. El rescate de la flor nacional (la orquídea cuyo nombre científico es Cattleya mossiae) yotras orquídeas emblemáticas en peligro de extinción, y su reintroducción en los bosquesnaturales (un proyecto de Biocentro y la Universidad Nacional Experimental de los LlanosEzequiel Zamora (UNELLEZ), junto con las especies forestales amenazadas que conformanel dosel del bosque del reconocido café de sombra, son parte del festival anual Salvemos elbosque de café, una fiesta que celebra la cultura de un pueblo del piedemonte andino y lamisión de evitar la extinción de especies..El resguardo de nuevas áreas boscosas y ecosistemas de importancia global, y los acuerdospara su consolidación dentro del Sistema Nacional de Áreas Protegidas, han tenido comoescenario la alianza de Conservación Internacional con el Gobierno Nacional a través deInparques, con el que se protegerán, por deseo expreso de sus propios habitantes, 11.000nuevas hectáreas de bosque entre los parques nacionales Terepaima y Yacambú, en eloccidente del país. Eso favorecerá no sólo la presencia de los organismos de la fauna yflora que moran en sus paisajes naturales, sino la mejor calidad de vida de sus pobladores,cuando se redacte un plan de ordenamiento que procurará la preservación de la fuente derecursos, incluida el agua de las cuencas de los ríos Turbio, Bucaral y Yacambú, que sonprimordiales además para las grandes ciudades del centro. También en alianza con Inpar-ques y con el apoyo de la Corporación Andina de Fomento, se están actualizando los lin-deros y los decretos de las áreas andinas protegidas, en un esfuerzo para establecer larealidad actual de estos espacios naturales y sus habitantes. Pero haciendo honor a la premisa de que actuar sobre lo local sólo es posible pensandoglobalmente, CI ha trabajado en el establecimiento del primer sitio de monitoreo de cambioclimático global en Venezuela, con el apoyo de la empresa Electrificación del Caroní, CVG-EDELCA. Esta iniciativa representa un proyecto pionero para la comprensión, conser-vación y adaptación a estos cambios en nuestros andes venezolanos. La cadena de iniciativas que se ha puesto en marcha en esta alianza sostenida entre comu-nidades, el mundo académico, los organismos de gobierno nacional y regional y una ONGambiental tienen el potencial de dibujar un futuro más promisorio para nuestros Andestropicales. Si estas iniciativas se sostienen y logran los apoyos gubernamentales necesarios,el agrio rosario de problemas de la región comenzaría a perder su lamentable protagonismo,a favor de un mapa de soluciones ambientales ancladas en el compromiso de la gente.

FuenteHéctor Cardozo, Campus Cojedes,

Fundación la Salle de Ciencias Naturales (FLSCN)

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Comunidades: Ambiente y producción

El trabajo científico de la Fundación La Salle de Ciencias Naturales (FLSCN)acompaña a la gente de los llanos occidentales en la revitalización de su región,

mediante la investigación y la capacitación que facilitan el aprovechamiento adecuado de los recursos naturales. Ambiente, producción y comunidad parecen

ser las estaciones claves de un eje de proyecto que, desde la piscicultura, el mejoramiento de las variedades de yuca y la ganadería, hasta descubrimientos

de fósiles de megafauna, animan a las comunidades de Cojedes.

La investigación con tubérculos comestibles ha logrado cuadruplicar la producción deyuca por hectárea, bajo las condiciones naturales, ambientales y edáficas, del estado Cojedes.El trabajo con el ganado y con las cachamas ha abierto nuevos caminos de prosperidadpara los productores agropecuarios. El descubrimiento de fósiles de enormes criaturasprehistóricas revitalizó a una pequeña comunidad llanera y despierta la curiosidad de loshabitantes del estado, en torno a una historia natural que les pertenece, pero que hastahoy les fue desconocida. Lo que han logrado las comunidades de Cojedes y los técnicos dela Fundación La Salle de Ciencias Naturales (FLSCN), en una serie de programas a cargode Héctor Cardozo, es un ejemplo clarísimo de cómo la labor científica puede tener apli-caciones prácticas que contribuyan a mejorar la calidad de vida de la gente, y a protegeral mismo tiempo el patrimonio natural.La Fundación La Salle opera en Cojedes en una Escuela Granja en El Baúl, un Liceo TécnicoAgropecuario en San Carlos y un Instituto Universitario de Tecnología Agropecuaria,también en la capital del estado. En esas casas de estudio se están formando en total unos2.000 alumnos. Pero eso no es suficiente, así que un sector importante de la comunidadrecibe esa formación mediante las labores de extensión, en diversos programas que sellevan a cabo en al menos 15 comunidades diferentes a San Carlos y El Baúl.Se trata de conocer al máximo los recursos, encontrar el modo de sacarles el máximoprovecho sin arriesgar su disponibilidad, y difundir luego ese conocimiento entre lagente. En San Carlos, la Estación de Investigaciones Agropecuarias, EDIAGRO, poseelaboratorios de fitopatología, entomología, suelos, aguas, botánica, reproducción animal,antropología y piscicultura, todos ellos al servicio de la consulta y asesoría a las comu-nidades campesinas del estado.

Árboles y tubérculosLas investigaciones en Cojedes se dividen en seis grandes programas. El primero es el de pro-tección de cuencas, específicamente del río San Carlos, que provee de agua a 70% del estado,y la del río Pao, que surte al centro del país. En este sentido, se hace investigación, reforesta-ción y formación técnica para el rescate y el manejo de los sistemas hídricos, que pasa pormucho más que resembrar árboles y hace mucho énfasis en la intervención humana. Luego está el programa orientado a los rubros más relevantes de la producción agrícolaen el estado, las raíces y los tubérculos. En Cojedes, se ha cultivado tradicionalmente yuca,batata y ñame; en el llamado Proyecto Mandioca se enseña a los productores a aplicar tec-nología genética de mejoramiento de variedades y manejo de suelos, para que combatanlas plagas con control biológico y no químico. Los años que lleva la FLSCN trabajando conlos campesinos en Cojedes le ha permitido ganar su confianza y ver cómo sus investiga-

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ciones han tenido frutos: las comunidades incorporan los consejos de los científicos y com-prueban cómo las nuevas técnicas aumentan su productividad mientras reducen el daño al en-torno. El promedio tradicional de producción local de la yuca por hectárea es de 7.000 kilos;las nuevas técnicas permiten aumentar ese rendimiento hasta 36.000 kilos por hectárea.

Vacas y pecesEl programa de piscicultura lleva más de 18 años de funcionamiento y está en la actuali-dad concentrado en la piscicultura intensiva de agua dulce, un negocio muy rentable. Elproducto bandera es el alevín de cachama: los técnicos de la FLSCN han conseguidodesarrollar uno que es capaz de alcanzar su peso comercial de kilo y medio en siete meses,mientras que en el entorno natural tarda 12 o 14 meses en obtener ese tamaño. El métodoconsiste en inducir la reproducción con tratamiento hormonal y manejo adecuado, paraque las cachamas puedan reproducirse durante todo el año. En la Estación de Investiga-ciones Agropecuarias (EDIAGRO) de la FLSCN en San Carlos están las lagunas dealevinaje, que suministran las crías de cachama a las lagunas de engorde de los produc-tores. En diciembre de 2007 se inauguró una Sub-estación en El Baúl, un reservoriofundamental de las aguas del estado Cojedes. Una nueva línea de producción, la del aúnmás cotizado bagre rayado, acaba de iniciarse también, pero habrá que esperar años deensayo y trabajo duro, para alcanzar los excelentes resultados que ha tenido el esfuerzocon los alevines de cachama.Si bien la producción piscícola fortalece una actividad que ya formaba parte del capital cul-tural de la subsistencia llanera –esta vez en un formato de cría y no de pesca en los ríos,no podía faltar un esfuerzo enfocado en el mejoramiento de la vocación productiva clásicadel llano: la ganadería. Se trata de la conformación de un rebaño vacuno de doblepropósito, en esta zona de suelos muy pobres que obligan a los productores de leche a in-vertir mucho en alimento concentrado para sus vacas, lo cual encarece significativamentela producción. La idea de la ganadería de doble propósito es que los machos den buenrendimiento en carne y las hembras uno aceptable en leche, que esté además adaptado alas condiciones extremas y rigores ambientales que impone el llano. Esta labor, que llevaya cinco años, alcanzó una tercera generación de reses cebú de raza brahmán que hansido cruzadas con otras razas lecheras, propiciando que la resistencia del cebú se combinecon el rendimiento lechero. Experiencias como ésta afortunadamente se llevan a cabo envarias universidades nacionales, esfuerzos que aliviarían la necesidad de importar ganado.

Megaterios y acueductosAlgo muy interesante es lo que está pasando con el Departamento de Antropología de laFundación La Salle en Cojedes. Hace cuatro años fueron descubiertos, al azar, fósiles demegafauna al sur del estado, en una comunidad llamada Zanja de Lira, donde viven unas200 familias en la ribera del río Portuguesa, en los límites con Barinas. Eso despertó elinterés del personal de EDIAGRO, que encontró un yacimiento con restos de la cultura delos primeros aborígenes que poblaron estas regiones. Cojedes tiene muy pococonocimiento de su herencia cultura aborigen, y resultó que esos restos hablaban de unacultura con cierto grado de desarrollo. Pero lo más relevante es lo que ha pasado con la comunidad, que desde el principio se viocomprometida con el proyecto y que ha trabajado con la Fundación en un proceso muy in-tenso de organización y capacitación para aprovechar lo que tienen. Resultado: ha venidocambiando su calidad de vida. Hoy, Zanja de Lira tiene un acueducto, consejos comunalesque aprendieron a gestionar recursos del Estado, un proyecto de letrinas ecológicas y unrelanzamiento de su producción de cochino criollo, “Todo lo que hacemos tiene que estaral servicio de la gente”, dice Héctor Cardozo vicepresidente del Campus Cojedes de FLSCN.“Es una realidad, no un lema”.

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Hoy es más o menos común encontrar en los medios de comunicación referencias al cam-bio climático o al peligro que corren los pandas o las ballenas. Pero ha sido apenas en lasúltimas tres décadas en que el mundo ha comenzado a tomar conciencia de los efectos queel desarrollo humano ha tenido sobre el planeta Tierra, varios milenios después de que lahistoria de la civilización comenzara. Las alertas están sonando con fuerza creciente, a medida que se acumulan las evidenciasde que vamos por mal camino: el calentamiento global, el agotamiento de la capa de ozono,la contaminación de las aguas y los suelos, la deforestación y la extinción masiva de es-pecies animales y vegetales, entre otras inquietantes señales. Los científicos sienten, comopocos, la angustia que genera el estar al tanto de las consecuencias que la conducta hu-mana tiene en el entorno que ocupamos. También les preocupa la persistente dificultadpara hacer llegar el fruto de sus investigaciones a la opinión pública y a quienes tienencapacidad para tomar decisiones que tengan impacto en la población. Cinco investigadores latinoamericanos –Jorge Soberón, Yolanda Kakabadse, Javier Simo-netti, Egleé López Zent y Joaquín Buitrago- abordan algunas de las interrogantescentrales para la humanidad y la comunidad científica a comienzos del siglo XXI.

FuenteBeatriz García periodistadel VII Congreso Venezolano de Ecología (VII CVE)

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¿Existe el desarrollo sustentable?

Cinco investigadores latinoamericanosdel área ambiental, responsables de lasconferencias magistrales del VII Con-greso Venezolano de Ecología, organi-zado por la Fundación La Salle ennoviembre de 2007, describen los retosde la ciencia, y especialmente de las cien-cias ambientales a comienzos del sigloXXI. Coinciden en proponer un nuevomodelo de convivencia, que nos permitaa todos seguir viviendo en este planeta.

De izquierda a derecha Ángel Viloria, Daniel Lew (miembros del ComitéOrganizador del VII CVE) y Pascual Soriano, presidente de la SociedadVenezolana de Ecología (SVE)

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Jorge Soberón: “En 50 años, podemos tener un mundo distinto”Este biólogo mexicano, que dirigió la Comisión Nacional para el Uso yConocimiento de la Biodiversidad en México antes de aceptar una plazacomo investigador en la Universidad de Kansas, ha podido observar no-tables cambios en porciones considerables del planeta, al estudiar lasmariposas y sus migraciones, lo que le sirvió para desarrollar una línea de trabajo que in-volucra millones de datos. Hoy, se ocupa de evaluar la biodiversidad en grandes exten-siones territoriales, y por tanto sabe dónde están desequilibrándose las poblaciones dedeterminadas especies, dónde están comenzando a desaparecer. Soberón ha visto que el modo en que la humanidad está conduciéndose tiene que cambiar,lo más pronto posible. “Tenemos que apostar a hacer las cosas de otra manera”, sostiene.“Reutilizar todo lo que se pueda, recuperar todo lo que sea recuperable, producir y pescarde otro modo”. En su opinión, hay que abandonar el interés por el crecimiento económicoa favor de la preocupación por la corrección de los desequilibrios. Si las sociedades humanassustituyen su lógica de producir para usar y desechar, por una en la que la extracción derecursos o la producción de bienes conduzca, luego del aprovechamiento, al reciclaje, en50 o 60 años “podremos tener un mundo distinto, con economías diferentes que haránmucho menos daño a la naturaleza”. Y no es que se trate de una actitud altruista para laconservación de indefensos seres vivos, sino de la más elemental y racional decisión quedebemos adoptar si estamos decididos a continuar habitando este planeta; la falta dealternativas parece responder por si sola a ese cuestionamiento.En su experiencia, las empresas más grandes no son las más contaminantes, puesto queusualmente han invertido en mejorar sus procesos. “En países como Alemania, Inglaterra,Estados Unidos o Japón, si las corporaciones contaminan masivamente tienen laobligación de pagar indemnizaciones multimillonarias. Además, los procesos limpios yeficientes son más baratos. Pero para las empresas restantes, es preciso que el sectorpúblico se dedique a ayudarlas a tener impactos ambientales menos perjudiciales”. Encualquier caso, un cambio de mentalidad ciudadana es imprescindible. “Ciudadanos orga-nizados y persistentes son los que pueden detener el daño”. En su conferencia logró sembrar en el auditorio una duda más que razonable acerca de lavalidez de algunos paradigmas. ¿Porqué destinar todos nuestros esfuerzos y recursos ala preservación de áreas protegidas, cuando la extinción y devastación de los recursosnaturales ocurre de manera permanente y creciente fuera de ellas?

Egleé López Zent: “Como en el Renacimiento”Egleé López Zent pasó de estudiar el arte indígena a especializarse enetnobotánica y ecología humana, áreas en las cuales se desempeña para elInstituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC). Desde estasperspectivas ha trabajado más de diez años en el Amazonas venezolano conel pueblo indígena Jotï. La investigadora contrasta desde una perspectivaideológica y pragmática dos formas de concebir la realidad: la tradiciónoccidental enraizada en la ilustración, que considera una separación entre elcampo natural y el social y la tradición amerindia, que concibe la esfera de lovivo como un continuo sin separación entre los planos sociales y naturales.

“Esto último tiene significaciones claves en términos éticos para las conductas y las inter-acciones entre gente, plantas y animales. No podemos negar la existencia de estas otrasperspectivas, ya al aceptar su existencia, ya no podemos hablar de la naturaleza, sino denaturalezas en plural”. Estas distintas visiones de la naturaleza pueden reconocerse a par-tir de tres fuentes: una aproximación pragmática –determinada por las prácticas de los in-dividuos y sociedades sobre el ambiente-, históricamente y socialmente contingente; unareflexiva, que incluye las descripciones de naturaleza expresadas por autores; y por últimouna perspectiva diagonal, mezcla de las dos anteriores, que muestra como las visiones dela naturaleza de la gente se ven permeadas por las concepciones científicas o teóricas. “Aesto tenemos que añadir –señala-, que en todas las culturas o momentos históricos vamosa encontrar un acercamiento sensual y perceptual al entorno y otro ligado a la sacralidad.En cualquier postura vas a encontrar esto como un contrapunteo entre la versióntelelológica – funcionalista- y otra sacral, que reconoce en la naturaleza la manifestaciónde fuerzas superiores. Lo fundamental en todo este movimiento hacia la incorporación deotras visiones de lo natural que se está produciendo en la academia –que incluye a algunosde los grandes nombres de la ciencia en el mundo- es que relativiza nuestro acercamientodualista, que instaura un corte entre naturaleza y sociedad, reconociendo esta diversidadde enfoques, dándoles tanto valor como a aquellos enraizados en nuestra cultura occiden-tal. “Si tú como analista no reconoces que existen nociones muy diversificadas de natu-raleza, tu visón es a priori pobre. Es fundamental entonces para quienes trabajan en elárea socioambiental –científicos, planificadores, políticos- incorporar esta ampliación dela mirada, que es la única que permite comunicarse con grupos sociales distintos, cuyasvidas se desarrollan en los espacios objeto de atención ambiental. Estamos tratando demezclar los paradigmas para construir una forma de vida que sea mucho menos dañina.Acercarse más a las visiones plurales del renacimiento que a las visiones escolásticas. Sipudieron romperse los paradigmas de la Edad Media para alcanzar los del Renacimiento,también podemos hacerlo ahora, que tenemos más conciencia, más conocimiento”.

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Joaquín Buitrago: “El desarrollo sustentable es una idea abstracta”Si López Zent conoció los problemas ambientales en la selva, JoaquínBuitrago los ha visto desarrollarse en el Caribe. Tiene 27 años traba-jando en la Estación de Investigaciones Marinas de Margarita, EDI-MAR, de la Fundación La Salle, donde actualmente se dedica al estudiodel Manejo de la Zona Costera. Químico con postgrados en biología ma-rina, plantea que el uso del término “desarrollo sustentable” ha sidooportunista. “Lo verdaderamente trascendente”, advierte, “es si lo queestamos llamando sustentable en realidad lo es”.Buitrago cuenta que la idea de “desarrollo sustentable” viene, justamente, de la ecologíahumana de las costas. Emergió como un paradigma de la pesquería que se usó por másde 30 años y que aludía a la máxima captura de peces que podía lograrse en el tiempo sinafectar la capacidad de obtener volúmenes “sostenidos” de extracción. Sin embargo, haceaños se declaró fracasado, aunque se sigue usando. “Nunca se pudo hacer sustentableuna pesquería usando ese método”.La definición de desarrollo sustentable es muy rígida, dice Buitrago. “Se supone que esalgo que se puede medir, cuando en realidad es una idea abstracta, una utopía, similara la libertad, la equidad o la felicidad. Debemos entender ese carácter etéreo de la sosteni-bilidad y reemplazar la idea actual por la de los servicios ecosistémicos, según la cual lanaturaleza nos proporciona los bienes y servicios que para la humanidad son indispensa-bles. No es una relación electiva: necesitamos aire para respirar, agua para beber, plantas,animales”. La naturaleza es el capital natural y, si lo atacamos, estamos en problemas.Para este investigador un buen ejemplo de servicio ecosistémico son los bosques de laGuayana, que fijan carbono, atraen lluvia que nos permite tener agua y tener electricidad,producen recursos vegetales y animales. Podríamos clasificar sus servicios de acuerdo acómo los usamos, establecer una valoración económica, determinar cuántas personas sebenefician de ellos. “Cuando la sociedad entienda los beneficios que recibe de estos recur-sos naturales, los protegerá. Por supuesto que hay una parte de gestión administrativapor parte del Estado y es preciso que la sociedad esté bien informada y le exija a susrepresentantes que hagan lo adecuado”.

Javier Simonetti: “Pensar en el mundo que queremos”“El desarrollo sustentable es un ideal”, explica por su parte el investigadorchileno Javier Simonetti. Perseguirlo significa conciliar las acuciantes de-mandas colectivas de la gente con la delicada salud del patrimonio natural.Pero mientras se garantice una presencia mayor de diversidad biológica, másfácil será llegar a él. La ciencia se encarga, a ese respecto, de producir todala información que hace falta para que tomemos las decisiones adecuadas.Profesor titular de la Universidad de Chile, Simonetti trabaja en ecología dela conservación. Al aprender cómo los animales y las plantas están usando unespacio específico, sabe también cómo lo podemos usar nosotros sin destruirlo.Otra tarea muy importante para él es la formación de nuevo recurso humano.“Es un enorme desafío que tenemos en América Latina: nuestros cuadroscientíficos todavía son, aunque muy buenos, muy escasos”.

Cuando iba a recibir el premio Patricio Sánchez que se le otorgó en su país, Simonetti setomó el trabajo de releer sus propias publicaciones de los últimos diez años y encontró quesólo en un tercio de ellas hay recomendaciones concretas para atender problemas ambien-tales. “Esa es una crítica para nosotros mismos; la otra crítica es que esas recomenda-ciones no son escuchadas por quienes tienen capacidad de decisión. Así que hay unsinnúmero de desafíos ahí, para los cuales hay que generar espacios de confianza entrela academia, el sector público y el sector privado”.En términos de políticas públicas, considera Simonetti, los científicos en América Latinahan participado de manera exigua. “En parte porque somos muy pocos; en parte tambiénporque al científico se le juzga por la calidad de la investigación, y no por si contribuyó ono a la política pública. Nuestra investigación se la hemos entregado tanto al sectorpúblico como al privado. De ahí a que se genere una respuesta, va a pasar un tiempo enque tenemos que conocernos y convencernos”.

Yolanda Kakabadse: “Un camino, no una meta”Para la ecuatoriana Yolanda Kakabadse, esa nueva ciudadanía se logra coneducación. Ministra del Ambiente de Ecuador, entre 1998 y 2000, y actualpresidenta del Consejo Asesor de la Fundación Futuro Latinoamericano,Kakabadse ha aprendido que con cada meta que se alcanza en materia de de-sarrollo sustentable, varias más aparecen por delante. “Mientras más te acer-cas”, dice, “más te alejas, como con toda utopía”. No obstante, no es posiblealcanzar ningún desarrollo verdadero, social o económico, que no parta deun uso responsable y previsivo de los recursos, de una relación adecuada conel agua y el suelo. “Los intereses ambientales son la plataforma sobre la cualdesarrollas todo lo demás”. Kakabadse cree que es posible lograr cosas. El gobierno de Francia ha anun-ciado que no invertirá más en autopistas, por ejemplo, para no estimular másel uso de automóviles y por ende la emisión de gases responsables del efectoinvernadero. “A pesar de las dificultades sí se puede y sí se debe hacer. Implicatomar decisiones complejas y dialogar con todos los sectores, cosa que es unreto. La idea es que no haya perdedores. Las decisiones que atentan contra lasustentabilidad no son producto de malicia sino de la ignorancia”. Cada mi-nistro de gobierno debería tener un grupo de científicos que lo asesoraransobre los impactos ambientales de sus políticas. Cada científico debería ofrecer

su experticia para tratar de ayudar. Y hay que aprovechar cada espacio disponible parasensibilizar a todos. “Del lado de la ciencia hay que preguntarse cómo se dan esos men-sajes, mostrar cómo cada investigación tiene un impacto en la vida de la gente, para quese convierta en noticia. No nos hemos preocupado por hacer que el mensaje ambiental seaatractivo”.

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“La Tierra no es unaherencia de nuestrospadres, sino un préstamo de nuestroshijos”Antiguo refrán indio

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