20150226114007 iv domingo cuaresma b

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  Dios Nos Habla Cada Día Lu 16: Is 65, 17-21; Sal 29, 2. 4-6. 11-13; Jn 4, 43-54.  (S. Heriberto) Ma 17: Ez 40, 1-3; 47, 1-9. 12; Sal 45, 2-3. 5-6. 8-9; Jn 5, 1-3. 5-18. (S. Patricio) Mi 18: Is 49, 8-15; Sal 144, 8-9. 13-14. 17-18; Jn 5, 17-30. (S. Cirilo de Jerusalén) Ju 19: LS: 2Sam 7, 4-5. 12-14. 16; Sal 88, 2-5. 27. 29; Rom 4,  13. 16-18. 22; Mt 1,16. 18-21. 24 (o bien: Lc 2, 41-51). SAN JOSÉ, Esposo de la Virgen María (S) Vi 20: Sab 2, 1. 12-22; Sal 33, 17-21. 23; Jn 7, 1-2 . 10 . 14 . 25-3 0.  (Sta. Alejandra) A cuarenta días… ¿de qué? De vivir con gozo . La Cuaresma nos conduce a la montaña de la Pascua. Conocemos para celebrar y celebramos para conocer. Esta dimensión de la espiritualidad se vive en Cuaresma. Ella es “signo sacramen- tal d e nues tra convers ión” . El que vence al demonio en el desierto aparece como vencido en la cruz. Pero es denitivo vencedor en la Pascua. El transgurado del Tabor, Hijo predilecto, aparece desgurado en la cruz. Pero es denitiva- mente el Resucitado y Transgurado. El que sacia la sed de la Samaritana, aparece como sediento en la cruz y es fuente de la vida nueva del Espíritu de la Pascua. El que da la luz al ciego de nacimiento. Se mantiene sobre la cruz como uno que no ve, pero permanece para siempre iluminador, la Luz del mundo. El que resucita al Lázaro acepta sumergir se en la muerte y en el sepulcro pero se convierte en vida y resurrección de todos. Cuaresma es tiempo de cruz y gloria. Tiempo de elección: escuchar la Palabra de Dios y la oración, para recordarnos el bautismo y los demás sacramentos por medio de liturgias penitenciales. Tiempo de revisión: Hacer algún ejercicio de penitencia. En vista de la rica misericordia de Dios, por medio de la participación diaria en la misa o lectura diaria de los textos del día, vía crucis para la conversión del corazón. Tiempo de decisión: Renovar promesas bautismales, para el bien de los hermanos. Al asumir el signo de las cenizas, se expresa la voluntad de volver la mirada hacia el Señor. Tiempo de prácticas: “Cuando des limosna… cuando ores… cuando ayunes…” (Mt 6, 2. 5. 16). Porque la oración nos devuelve a la comunión con Dios; la caridad, nos reconcilia con los hermanos; el ayuno nos da libe rtad espiritual. Área Eclesial Conferencia Episcopal de Chile ESPIRITUALIDAD CUARESMAL Conviértenos, Señor , y nos convertiremos (Lam 5, 21)

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  • El Domingo, da del Seor. Semanario Litrgico. Con las debidas licencias.Importante: Este subsidio no sustituye el uso de los libros litrgicos.Editor: Pa Sociedad de San Pablo. Director: Jorge Bruera, ssp.Direccin, redaccin y administracin: Avda. L. B. OHiggins 1626,Santiago Centro - Tel.- 227200300; Tel.- Fax: 226728469 E-mail: [email protected] - ISSN: 0717-4896 - www.sanpablochile.clImpresor: Morgan IMpresores s. a. Tel.- 227579400 - Andes # 4616, Quinta Normal - Stgo.

    EL DOMINGOMARZO - ABRIL 2015

    00200708

    Dios Nos Habla Cada Da

    Lu 16: Is 65, 17-21; Sal 29, 2. 4-6. 11-13; Jn 4, 43-54. (S. Heriberto)

    Ma 17: Ez 40, 1-3; 47, 1-9. 12; Sal 45, 2-3. 5-6. 8-9; Jn 5, 1-3. 5-18. (S. Patricio)

    Mi 18: Is 49, 8-15; Sal 144, 8-9. 13-14. 17-18; Jn 5, 17-30. (S. Cirilo de Jerusaln)

    Ju 19: LS: 2Sam 7, 4-5. 12-14. 16; Sal 88, 2-5. 27. 29; Rom 4, 13. 16-18. 22; Mt 1,16. 18-21. 24 (o bien: Lc 2, 41-51). SAN JOS, Esposo de la Virgen Mara (S)

    Vi 20: Sab 2, 1. 12-22; Sal 33, 17-21. 23; Jn 7, 1-2. 10. 14. 25-30. (Sta. Alejandra)

    S 21: Jer 11, 18-20; Sal 7, 2-3. 9-12; Jn 7, 40-53. (S. Clemente)

    Do 22: 5 de Cuaresma Jer 31, 31-34; Sal 50, 3-4. 12-15; Heb 5, 7-9; Jn 12, 20-33. (Sta. Lea)

    A cuarenta das de qu? De vivir con gozo.La Cuaresma nos conduce a la montaa de la Pascua. Conocemos para celebrar y celebramos para conocer. Esta dimensin de la espiritualidad se vive en Cuaresma. Ella es signo sacramen-tal de nuestra conversin. El que vence al demonio en el desierto aparece como vencido en la cruz. Pero es definitivo vencedor en la Pascua. El transfigurado del Tabor, Hijo predilecto, aparece desfigurado en la cruz. Pero es definitiva-mente el Resucitado y Transfigurado.El que sacia la sed de la Samaritana, aparece como sediento en la cruz y es fuente de la vida nueva del Espritu de la Pascua.El que da la luz al ciego de nacimiento. Se mantiene sobre la cruz como uno que no ve, pero permanece para siempre iluminador, la Luz del mundo.El que resucita al Lzaro acepta sumergirse en la muerte y en el sepulcro pero se convierte en vida y resurreccin de todos.Cuaresma es tiempo de cruz y gloria.Tiempo de eleccin: escuchar la Palabra de Dios y la oracin, para recordarnos el bautismo y los dems sacramentos por medio de liturgias penitenciales. Tiempo de revisin: Hacer algn ejercicio de penitencia. En vista de la rica misericordia de Dios, por medio de la participacin diaria en la misa o lectura diaria de los textos del da, va crucis para la conversin del corazn.Tiempo de decisin: Renovar promesas bautismales, para el bien de los hermanos. Al asumir el signo de las cenizas, se expresa la voluntad de volver la mirada hacia el Seor.Tiempo de prcticas: Cuando des limosna cuando ores cuando ayunes (Mt 6, 2. 5. 16). Porque la oracin nos devuelve a la comunin con Dios; la caridad, nos reconcilia con los hermanos; el ayuno nos da libertad espiritual.

    rea Eclesial Conferencia Episcopal de Chile

    ESPIRITUALIDAD CUARESMAL

    Convirtenos, Seor, y nos convertiremos (Lam 5, 21)

  • Ao XL, N 2.100 4 domingo de Cuaresma 15 de marzo de 2015

    Que la Cuaresma sea un tiempo de ayuno y penitencia nadie lo duda. Pero que sea de alegraQuiz eso ya sea un poco ms difcil de afir-mar. Pero s, lo es. Al menos nadie po-dr negarlo hoy, que celebramos un da que precisamente se denomina: Domingo de la alegra. De hecho, si nuestra comunidad es fiel al espritu de la liturgia bien celebrada, hoy debera-mos sorprendernos al volver a ver las flores sobre el altar y junto al sagrario; esas flores que no han estado all des-de que iniciamos este tiempo litrgico y que hoy estn para darle un tono de alegra a nuestra celebracin. Estos son pequeos detalles con los

    que la Iglesia se pone a tono con lo que Dios hace con ella: Si es verdad que el Seor es justo, tambin es verdad que es misericordioso. Y el castigo por las infidelidades del ser humano no podan durar para siempre (1 lectura). Tras la dureza del destierro, se celebra la re-novacin de la alianza. Cmo no poner flores en nuestra vida si por el evangelio sabemos que el Hijo de Dios ha hecho una alianza de amor eterno con noso-tros, alianza que firm con su sangre en la cruz!

    Ese es el motivo de nuestra alegra. La dureza de nuestro corazn tiene un re-medio: el perdn del Seor. En la Iglesia de los primeros siglos un dicono peda al obispo el perdn para todos los que haban vivido penitentemente la Cua-resma. Y le deca: Ellos han comido, como est escrito, el pan del dolor; han inundado su lecho con lgrimas, han mortificado su corazn en la afliccin y han macerado su cuerpo en los ayunos, para que su alma recobre la salud perdi-da. Por eso estamos alegres nosotros. Tambin nuestra alma puede reco-brar la salud perdida. La penitencia y el ayuno no han sido en vano. Y el Seor estar feliz de hacernos ese regalo.

    Comisin naCional de liturgia

    Recobrar la Salud perdida

  • Ciro, rey de Persia, para que se cumpliera la palabra del Seor pronunciada por Jere-mas, el Seor despert el espritu de Ciro, el rey de Persia, y ste mand proclamar de viva voz y por escrito en todo su reino: As habla Ciro, rey de Persia: El Seor, el Dios del cielo, me ha dado todos los reinos de la tierra y l me ha encargado que le edifique una Casa en Jerusaln, de Jud. Si alguno de ustedes pertenece a ese pue-blo, que el Seor, su Dios, lo acompae y que suba!. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Seor.

    3. Salmo Sal 136, 1-6 R. Que no me olvide de ti, ciudad de Dios!Junto a los ros de Babilonia, nos sent-bamos a llorar, acordndonos de Sin. En los sauces de las orillas tenamos colgadas nuestras ctaras. R.All nuestros carceleros nos pedan can-tos, y nuestros opresores, alegra: Canten para nosotros un canto de Sin! R.Cmo podramos cantar un canto del Se-or en tierra extranjera? Si me olvidara de ti, Jerusaln, que se paralice mi mano de-recha. R.Que la lengua se me pegue al paladar si no me acordara de ti, si no pusiera a Jerusaln por encima de todas mis alegras. R.

    4. Segunda Lectura f 2, 4-10Lectura de la carta del Apstol san Pablo a los cristianos de feso. Her-manos: Dios, que es rico en misericordia, por el gran amor con que nos am, precisamente cuando est-

    bamos muertos a causa de nuestros pe-cados, nos hizo revivir con Cristo uste-des han sido salvados gratuitamente! y con Cristo Jess nos resucit y nos hizo reinar con l en el cielo. As, Dios ha que-rido demostrar a los tiempos futuros la inmensa riqueza de su gracia por el amor que nos tiene en Cristo Jess. Porque ustedes han sido salvados por su gracia, mediante la fe. Esto no proviene de uste-des, sino que es un don de Dios; y no es el resultado de las obras, para que nadie se glore. Nosotros somos creacin suya: fuimos creados en Cristo Jess, a fin de realizar aquellas buenas obras, que Dios prepar de antemano para que las prac-ticramos.Palabra de Dios. R. Te alabamos, Seor.

    1. AmbientacinEl camino de la Cuaresma nos lleva poco a poco a lograr la mejor disposicin del cora-zn para que el Seor pueda renovar con nosotros su alianza de amor. Alegrmonos los que venimos a pedir esa gracia. El Se-or nos ha invitado a venir y a saciarnos con su felicidad.

    Introduccin a las lecturas bblicasLos hechos de la historia de la salvacin son signos elocuentes de la intervencin de Dios. En el libro de las Crnicas escucharemos cmo Israel ley su propia historia y fue ca-paz de descubrir en ella que el Seor haba sido misericordioso con su pueblo. Nuestra vida tambin es historia de salvacin. En ella podemos ver cmo el Seor quiere sacarnos de la infidelidad para celebrar una alianza con nosotros. San Pablo infunde en nosotros la certeza de que Dios, rico en misericordia, quiere manifestarnos la inmensa riqueza de su gracia.

    2. Primera Lectura 2Crn 36, 14-16.19-23 Lectura del segundo libro de las Crnicas. Todos los jefes de Jud, los sacerdo-tes y el pueblo multiplicaron sus infidelidades, imitando todas las abominaciones de los paganos, y conta-

    minaron el Templo que el Seor se haba consagrado en Jerusaln. El Seor, el Dios de sus padres, les llam la atencin cons-tantemente por medio de sus mensajeros, porque tena compasin de su pueblo y de su Morada. Pero ellos escarnecan a los mensajeros de Dios, despreciaban sus pa-labras y ponan en ridculo a sus profetas, hasta que la ira del Seor contra su pueblo subi a tal punto, que ya no hubo ms re-medio. Los caldeos quemaron la Casa de Dios, demolieron las murallas de Jerusa-ln, prendieron fuego a todos sus palacios y destruyeron todos sus objetos preciosos. Nabucodonosor deport a Babilonia a los que haban escapado de la espada, y s-tos se convirtieron en esclavos del rey y de sus hijos hasta el advenimiento del reino persa. As se cumpli la palabra del Seor, pronunciada por Jeremas: La tierra des-cans durante todo el tiempo de la deso-lacin, hasta pagar la deuda de todos sus sbados, hasta que se cumplieron seten-ta aos. En el primer ao del reinado de

    Ciclo B - Color Morado

  • Aclamacin al Evangelio Dios am tanto al mundo, que entreg a su Hijo nico, para que todo el que crea en l tenga Vida eterna.

    5. Evangelio Jn 3, 14-21Evangelio de nuestro Se-or Jesucristo segn san Juan. Dijo Jess: De la mis-ma manera que Moiss le-vant en alto la serpiente en el desierto, tambin es nece-sario que el Hijo del hombre

    sea levantado en alto, para que todos los que creen en l tengan Vida eterna. S, Dios am tanto al mundo, que entreg a su Hijo nico para que todo el que cree en l no muera, sino que tenga Vida eterna. Porque Dios no envi a su Hijo para juzgar al mun-do, sino para que el mundo se salve por l. El que cree en l, no es condenado; el que no cree, ya est condenado, porque no ha credo en el Nombre del Hijo nico de Dios. En esto consiste el juicio: la luz vino al mun-do, y los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas. Todo el que obra mal odia la luz y no se acerca a ella, por temor de que sus obras sean des-cubiertas. En cambio, el que obra conforme a la verdad se acerca a la luz, para que se ponga de manifiesto que sus obras han sido hechas en Dios.Palabra del Seor. R. Gloria a ti, Seor Jess.

    ReflexinPara recobrar la salud perdida del alma, Jess ha sido levantado en la cruz. Como aquella serpiente en el desierto que sanaba a quienes la miraban, el misterio Pascual de Jess es salud eterna para cada uno de nosotros si nuestra mirada es una mirada de fe. Tenemos conciencia del valor tera-putico que puede llegar a tener la contem-placin del crucificado? Ante el Crucificado debemos elegir la luz o las tinieblas.

    6. Oracin Universal

    M. Presentemos nuestra oracin al Padre Dios. l es rico en misericordia y nos muestra su bondad en la persona de Cristo, nuestro Seor y nuestro hermano.

    1.- Por la Iglesia, para que el camino de la Cuaresma la purifique, y la lleve siempre hacia la luz. Roguemos al Seor.

    R. Escchanos, Seor, te rogamos.

    2.- Por todos los que buscan una luz en sus vidas, para que la encuentren en el testimonio de todos los hombres de buena voluntad. Roguemos al Seor. R.

    3.- Por nuestra Patria, para que todos podamos comprender que formamos un solo pueblo llamado a la luz. Roguemos al Seor. R.

    4.- Por todos los catecmenos que se preparan a recibir los sacramentos de la Iniciacin cristiana durante las fiestas pascuales. Roguemos al Seor. R.

    5.- Por los ms pobres, los enfermos, para que encuentren en los cristianos la com-pasin de Cristo. Roguemos al Seor. R.

    (Se pueden agregar otras peticiones de la comunidad)

    M. Padre, danos la gracia de convertirnos para poder gozar, ahora y en la eternidad, de los frutos de la resurreccin que nos preparamos a celebrar. Por Jesucristo, nuestro Seor.

    Alabanza y Preparacin a la ComuninPara las Asambleas Dominicales en Ausencia del Presbtero (ADAP) y la comunin de enfermos.

    M. Seor, Dios nuestro, que no quieres que nadie perezca, sino que todos se conviertan y tengan la Vida eterna. 1.- Seor, Dios nuestro, que iluminas nuestro espritu con la bella claridad de tu misericor-dia y de amor, oremos. R. R. Te bendecimos, Seor. 2.- Seor, Dios nuestro, que sanas nuestras heridas del alma dejndote clavar en el ma-dero de la cruz, oremos. R.3.- Seor, Dios nuestro, que cada da renue-vas tu alianza con nosotros, oremos. R.4.- Seor, Dios nuestro, que no dejas de ani-marnos en el trabajo cotidiano de nuestra conversin, oremos. R.M. Seor, Dios nuestro, como hermanos nos atrevemos a decir a una sola voz: Padre nuestro

    Sugerencias de CantosHacia ti, morada santa/ A ti, Seor, elevo mi alma/ Espera mi Seor crucificado/ Oh cau-sa de nuestra alegra.