20140216 manuel piÑa: la maldiciÓn de casandra-miguel Ángel mila

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Artículo de Miguel Ángel Mila, publicado en el Diario Lanza, donde se analiza la vida y obra del diseñador de moda Manuel Piña (Manzanares, 1944-1994), a través de la reseña de la exposición antológica celebrada en el Museo del Traje de Madrid, la influencia del artista en el diseño español, en la época de la "movida madrileña", y su protagonismo como uno de los creadores de la "Pasarela Cibeles".

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Page 1: 20140216 MANUEL PIÑA: LA MALDICIÓN DE CASANDRA-Miguel Ángel Mila

LA MÁQUINA DEL TIEMPO

Manuel Piña:La maldición de Casandra

30 ❙ OPINIÓN LanzaW W W . L A N Z A D I G I T A L . C O M DOMINGO, 16 DE FEBRERO DE 2014

MIGUEL ÁNGEL MILA

Si, como advertía Heráclito, “el ca-rácter de un hombre traza su des-tino”, la ética del artista en nuestratierra le condena a la incredulidad.El artista en Castilla-La Mancha su-

fre la maldición de Casandra, la princesa tro-yana a la que Apolo concedió el don de ver elfuturo pero que condenó a su vez a que nadiela creyese. El artista, como precursor, como vi-sionario, irremisiblemente parece condenadoa la incomprensión. Es su carácter, es su desti-no. Cuando luego mire hacia atrás, años des-pués, lejos de aquí, con un cierto rencor esté-ril, sólo sentirá la triste melancolía del exilia-do. ¡Lo hemos oído tantas veces! Lo dijoManuel Piña en sus últimos días: “Mi puebloera rudo, crítico, cargante… se cubría el rostrocon un velo de tristeza… negro y mate como lanoche”.

Alguna indulgencia se concede, únicamen-te, si estás muerto. Y, aún muerto, con cicate-ría, reconocimiento escaso y escasa prodigali-dad. ¡Tantas veces lo hemos visto!

Con ocasión de la exposición antológica deManuel Piña, que estos días puede verse en elMuseo del Traje de Madrid, hemos podidocomprobar la total ausencia de compromisode las instituciones de Castilla-La Mancha ha-cia uno de sus artistas más destacados. Úni-camente se puede señalar la colaboración delAyuntamiento de Manzanares, a través delMuseo Manuel Piña y de algunas personasparticulares. Por su parte, el Ministerio de Cul-tura parece haber montado el proyecto conalguna improvisación y, desde luego, con po-cos medios. A la ausencia de catálogo se su-ma también la falta de análisis documental odel contexto de las obras. Las piezas se mues-tran como si fueran objetos arqueológicos“autistas”, sumariamente y sin más explica-ción; tan sólo se pasa un vídeo con algunasfotos de los amigos. Sin embargo el éxito devisitantes y lo atractivo que resulta el perso-naje ha obligado a prorrogar la exposiciónhasta finales de marzo. Esperemos que estoconstituya la señal para un cambio en la con-sideración pública de nuestro arte y de nues-tro diseño.

Manuel Piña, como tantos artistas castella-no-manchegos, tuvo que emigrar para cum-plir sus sueños. Como Pedro Almodóvar, fueprotagonista del “entusiasmo”, de la pasión yel frenesí de aquellos gloriosos años de la“Movida”. Ahora que han pasado treinta añoslargos, por fin, se ocupa de ello la “High Cultu-re”. Una serie de ensayos, eventos y exposicio-nes están pasando revista al fenómeno. Des-de la exposición en el Complejo “El Águila” dela Comunidad de Madrid, la del Museo ABC ola del Ayuntamiento de Pozuelo de Alarcón,hasta el documental “Frenesí en la gran ciu-dad” de RTVE, menudea la revisión crítica so-bre la cultura de la Transición y la valoraciónde fenómenos hasta ahora bastante despre-ciados. Este reflujo de la crítica es efecto ycausa, como siempre en España, del sectaris-mo y la estrechez intelectual de quienes, en-frentados a fenómenos nuevos, “primero con-denan, luego disparan y mucho más tarde, pre-

Imagenlevemente“movida”

Manuel Piña (Manzanares, 1944-1994), nacido

en el seno de una modesta familia manchega,

mostró desde pequeño sus inquietudes artísticas

y su gusto por los tejidos, que le llevaron a dejar

su pueblo natal para establecerse en Madrid con

diecinueve años.

En 1963, ya instalado en Madrid, trabajó co-

mo vendedor en unos grandes almacenes, con

la intención de convertirse en diseñador de mo-

da. No sería hasta 1974 que abrió su primer ta-

ller de punto, género textil al que se dedicó du-

rante ocho años.En 1979 presentó su primera co-

lección en Barcelona, al año siguiente

conseguiría hacerse con el contrato para diseñar

los trajes de la Orquesta Nacional de España y

los uniformes de Correos.

En 1981 abrió una tienda en Nueva York; una

firma americana le compró dos colecciones, va-

loradas en 18 millones de pesetas, que nunca le

pagaron.En 1982 fue su presentación en Madrid

y en 1983 hizo su primera colección completa

para los grandes almacenes Galerías Preciados.

En 1987 se presentó en Italia, Alemania y Gran

Bretaña. Un año más tarde abrió tienda en Ma-

drid y al año siguiente se presentó en París y en

Japón.

Durante la etapa que va desde el año 1985 a

1990 participó en la Pasarela Cibeles, de la que

fue uno de sus primeros impulsores.

Su carrera ascendente se frenó en el año 1990,

ya que tuvo que liquidar su pequeña empresa de

30 empleados, anunció su decisión de cesar en

su trabajo como diseñador de “prêt-á-porter” y

cerrar la tienda de Madrid por estar inmerso en

una grave crisis económica, debido a la anula-

ción de su contrato por la industria textil españo-

la SED,S.A.,sólo dos meses después de haber fir-

mado otro de 1.500 millones de pesetas con una

empresa japonesa,rompió todas sus esperanzas

de introducirse en el potente mercado nipón.

En 1992, enfermo de sida, volvió a pasar sus

últimos años a Manzanares, hasta su falleci-

miento el 8 de octubre de 1994.

“Manuel Piña”, Madrid, 1989.(Foto: Archivo EFE)

“Exposición Manuel Piña”, Madrid, 2013-14. (Foto: Museo del Traje)

guntan”.En el caso del diseñador Manuel Piña, tuvie-

ron que pasar más de diez años después de sumuerte para que alguien empezara a pensaren algún reconocimiento. Conviene recordarque la exposición que ahora le dedica el Mu-seo del Traje no ha sido la primera, aunque seagradece. Nuevamente se trata de señalar al-gunos olvidos. En 2006 se le hizo un homena-je en Talavera de la Reina, en el Centro Tecnoló-gico de la Confección, organizada por la Aso-ciación del Textil ASINTEC, por iniciativa depersonas como José Francisco Rivas, PabloGarcía, Roberto Reina, Enrique Vals, Ana Loc-king, Pedro Mansilla, Toni Alvarado o HelenaBarquilla. Junto con una exposición de cin-cuenta de sus modelos, se organizó tambiénun certamen de jóvenes diseñadores que se ti-tuló Certamen de Moda “Manuel Piña”, pero elAyuntamiento de Manzanares impugnó elnombre y ya no se pudo llamar así en lo suce-sivo. En 2007 se inaugura el Museo “Manuel Pi-ña”, diseñado por el artista manzanareño, ÁlexSerna, amigo del diseñador, con el cual poste-riormente se dejaría de colaborar, no sé porqué. En un reciente artículo del diario La Razón

se cuenta el triste destino de parte del legadode Piña, según diversos testimonios, quemadopor la propia familia (La Razón, 11-01-2014). En2008, el Centro de Diseño de Castilla-La Man-cha reivindicará su figura en el “I Congreso In-ternacional de Moda” en el Museo del Traje.También en 2008 se presenta la obra de Ma-nuel Piña, con ocasión del Taller de Empleo“Bordados de Lagartera”, patrocinado por la Di-putación de Toledo y el Ayuntamiento lagarte-rano, como referente para la nueva moda cas-tellano-manchega, entre la tradición y la inno-vación. En 2009, el Centro de Diseño deCastilla-La Mancha, le hace protagonista de loseventos de la “VII Semana del Diseño en CLM”,dedicada a la Moda y celebrada también en Ta-lavera. Por fin, en 2011, se vuelve a reivindicarsu figura en el Curso “Arte, Diseño y Moda”, diri-gido por Julián Díaz Sánchez y organizado porla UCLM en Torralba de Calatrava, como últimaactividad del Centro de Diseño antes de suclausura por el gobierno de Cospedal.

* Más información: http://www.manzana-res.es/cultura/museo-manuel-pina

http://museodeltraje.mcu.es

“Museo Manuel Piña”, Manzanares, 2007. (Foto: Museo Manuel Piña)