2014-09-29 (bastión digital) por qué no funciona el consejo de la magistratura

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Por qué no funciona el Consejo de la Magistratura 1 Por GUILLERMO NICORA Los procesos de selección y remoción de jueces son siempre problemáticos: hace ya 20 años que la Reforma Constitucional impuso el sistema de Consejo de la Magistratura que hoy padecemos, como forma de salir de la autocrática designación "a dedo" con el solo requisito del acuerdo del Senado. El sistema no funcionó, no funciona y no funcionará como se pretendía: los muy precarios acuerdos institucionales logrados en la Constituyente del '94 dejaron en una nebulosa la composición de ese órgano mixto (a medio camino entre lo judicial, lo corporativo y lo político), y hemos pasado ya por varios intentos fallidos de emparche. Si hay una mayoría hegemónica, desaparece toda esperanza de independencia judicial. Si no la hay, lo que desaparece es el funcionamiento del Consejo, donde los bloques (sean partidos políticos o tribus judiciales) se bloquean, valga la redundancia, y ni enjuician ni nombran. Por supuesto, eso le hace el campo orégano a la vergonzosa e inconstitucional política de subrogancias, que más de una vez pone jóvenes y (no siempre) promisorios secretarios "a prueba": de acuerdo a cómo responda a la voluntad (expresa o telepática) de quien le "presta" un sello de juez, de acuerdo a qué tal resuelva "ese casito" que quedó sin sobreseer cuando el anterior titular pasó a mejor vida (fue ascendido, o se jubiló, no todo es tan triste...), veremos si el "meritorio de juez" hace los méritos suficientes como para que (el día que destrabemos las mayorías en el Consejo, o cambiemos figuritas con "los otros") lo nombremos como juez de verdad. Si no responde como se debe, lo devolvemos a su secretaría y probamos con otro más manso. La Constitución podría leerse como que pide "representantes" de los legisladores y los jueces, que en realidad no deberían ser ni legisladores ni jueces, pero ni modo. Así las cosas, el modelo electoral-corporativo es el escenario ideal para mantener esta complicada situación. El intento de elección popular de consejeros (que venía con algunos caballos de troya bien y mal intencionados según quién opinara), quedó en la nada. ¿Será que por fin, como prometió el Jefe de Gabinete, empezaremos a desdramatizar la designación de jueces al devolverle al pueblo hecho jurado el veredicto? ¿Será que al fin suprimiremos ese frankestein (juez y parte) que es el Juez de Instrucción, a través de un nuevo Código procesal donde el acusador acuse, el defensor defienda y el juez juzgue? ¿Será que alguna vez alguien entenderá que debe haber exámenes una vez al año para todos los cargos de jueces del mismo fuero, y que el orden de mérito no puede hacerse caso a caso? ¿Habrá espacio para que la destitución -o reposición- de un juez sea decidida por un jurado popular elegido por sorteo del padrón electoral y no por acuerdos políticos? ¿Alguien aceptará que no hay esperanzas si no construimos un auténtico modelo de carrera judicial pensada para la independencia y no para la sumisión al tribunal superior? Ni las más fervientes convicciones democráticas nos permiten albergar esperanzas de que tras estas elecciones (y escribí esta columna antes de que se abra el comicio, así que nadie piense que está 1 Publicado en Bastion Digital, 29/09/2014, http://www.bastiondigital.com/notas/por-que-no-funciona-el-consejo-de- la-magistratura , accedido 29/09/2014

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Page 1: 2014-09-29 (Bastión Digital) Por Qué No Funciona El Consejo de La Magistratura

Por qué no funciona el Consejo de laMagistratura1

Por GUILLERMO NICORA

Los procesos de selección y remoción de jueces son siempre problemáticos: hace ya 20 años que la Reforma Constitucional impuso el sistema de Consejo de la Magistratura que hoy padecemos, comoforma de salir de la autocrática designación "a dedo" con el solo requisito del acuerdo del Senado. El sistema no funcionó, no funciona y no funcionará como se pretendía: los muy precarios acuerdosinstitucionales logrados en la Constituyente del '94 dejaron en una nebulosa la composición de ese órgano mixto (a medio camino entre lo judicial, lo corporativo y lo político), y hemos pasado ya porvarios intentos fallidos de emparche. Si hay una mayoría hegemónica, desaparece toda esperanza deindependencia judicial. Si no la hay, lo que desaparece es el funcionamiento del Consejo, donde los bloques (sean partidos políticos o tribus judiciales) se bloquean, valga la redundancia, y ni enjuicianni nombran.

Por supuesto, eso le hace el campo orégano a la vergonzosa e inconstitucional política de subrogancias, que más de una vez pone jóvenes y (no siempre) promisorios secretarios "a prueba": de acuerdo a cómo responda a la voluntad (expresa o telepática) de quien le "presta" un sello de juez, de acuerdo a qué tal resuelva "ese casito" que quedó sin sobreseer cuando el anterior titular pasó a mejor vida (fue ascendido, o se jubiló, no todo es tan triste...), veremos si el "meritorio de juez" hace los méritos suficientes como para que (el día que destrabemos las mayorías en el Consejo, o cambiemos figuritas con "los otros") lo nombremos como juez de verdad. Si no responde como se debe, lo devolvemos a su secretaría y probamos con otro más manso.

La Constitución podría leerse como que pide "representantes" de los legisladores y los jueces, que en realidad no deberían ser ni legisladores ni jueces, pero ni modo. Así las cosas, el modelo electoral-corporativo es el escenario ideal para mantener esta complicada situación. El intento de elección popular de consejeros (que venía con algunos caballos de troya bien y mal intencionados según quién opinara), quedó en la nada.

¿Será que por fin, como prometió el Jefe de Gabinete, empezaremos a desdramatizar la designación de jueces al devolverle al pueblo hecho jurado el veredicto? ¿Será que al fin suprimiremos ese frankestein (juez y parte) que es el Juez de Instrucción, a través de un nuevo Código procesal dondeel acusador acuse, el defensor defienda y el juez juzgue? ¿Será que alguna vez alguien entenderá que debe haber exámenes una vez al año para todos los cargos de jueces del mismo fuero, y que el orden de mérito no puede hacerse caso a caso? ¿Habrá espacio para que la destitución -o reposición-de un juez sea decidida por un jurado popular elegido por sorteo del padrón electoral y no por acuerdos políticos? ¿Alguien aceptará que no hay esperanzas si no construimos un auténtico modelode carrera judicial pensada para la independencia y no para la sumisión al tribunal superior?

Ni las más fervientes convicciones democráticas nos permiten albergar esperanzas de que tras estas elecciones (y escribí esta columna antes de que se abra el comicio, así que nadie piense que está

1 Publicado en Bastion Digital, 29/09/2014, http://www.bastiondigital.com/notas/por-que-no-funciona-el-consejo-de-la-magistratura , accedido 29/09/2014

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escrita pensando en el resultado), el Consejo de la Magistratura de la Nación sea otra cosa que esa tan recalentada sopa que no nos alimenta en absoluto.