20100207 palacios concepto de región ficha

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Palacios, Juan José. 1993. “El concepto de región”, en Ávila Sánchez, H (comp.), Lecturas de análisis regional en México y América Latina. Universidad Autónoma de Chapingo. México. Pp 1-13. Para abordar el concepto de región el autor llama la atención en la necesidad de delimitar el concepto de espacio. A él se refiere como condición de existencia de lo real: es una dimensión de lo real material (la otra la constituye el tiempo). Todo objeto concreto, físico, tiene una dimensión espacial y otra temporal. El territorio es un objeto concreto con las mismas dimensiones de cualquier otro objeto físico: la temporal y espacial. Por lo tanto espacio y territorio no son lo mismo, pues la primera es una dimensión de lo real y la segunda es un objeto concreto (con dimensión temporal y espacial). “La espacialidad se refiere concretamente a las características de todo lo que existe materialmente. A diferencia del espacio, es una propiedad de los objetos reales en tanto entes físicos: el tamaño, la forma la posición, la dirección y el movimiento, son los elementos que determinan su espacialidad…” (p. 2). Si bien los procesos sociales tienen lugar sobre la base de objetos físicos (p.e. el desplazamiento de personas que se observa en la migración), la espacialidad de los procesos y objetos sociales sólo podrá ser entendida a partir de las leyes que los gobiernan socialmente. En síntesis: el espacio es dimensión y condición de existencia de los objetos y relaciones del mundo material. En el territorio (la superficie terrestre), en cambio, es donde se desarrollan los procesos naturales y los fenómenos sociales. En cuyo caso ello es lo sustantivo. El espacio es únicamente condición de existencia de lo real; y la espacialidad se refiere a las características de todo lo que existe materialmente. (¿podríamos hablar de la espacialidad

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Palacios, Juan José. 1993. “El concepto de región”, en Ávila Sánchez, H (comp.), Lecturas de análisis regional en México y América Latina. Universidad Autónoma de Chapingo. México. Pp 1-13.

Para abordar el concepto de región el autor llama la atención en la necesidad de delimitar el concepto de espacio. A él se refiere como condición de existencia de lo real: es una dimensión de lo real material (la otra la constituye el tiempo).

Todo objeto concreto, físico, tiene una dimensión espacial y otra temporal.

El territorio es un objeto concreto con las mismas dimensiones de cualquier otro objeto físico: la temporal y espacial. Por lo tanto espacio y territorio no son lo mismo, pues la primera es una dimensión de lo real y la segunda es un objeto concreto (con dimensión temporal y espacial).

“La espacialidad se refiere concretamente a las características de todo lo que existe materialmente. A diferencia del espacio, es una propiedad de los objetos reales en tanto entes físicos: el tamaño, la forma la posición, la dirección y el movimiento, son los elementos que determinan su espacialidad…” (p. 2).

Si bien los procesos sociales tienen lugar sobre la base de objetos físicos (p.e. el desplazamiento de personas que se observa en la migración), la espacialidad de los procesos y objetos sociales sólo podrá ser entendida a partir de las leyes que los gobiernan socialmente.

En síntesis: el espacio es dimensión y condición de existencia de los objetos y relaciones del mundo material.

En el territorio (la superficie terrestre), en cambio, es donde se desarrollan los procesos naturales y los fenómenos sociales. En cuyo caso ello es lo sustantivo. El espacio es únicamente condición de existencia de lo real; y la espacialidad se refiere a las características de todo lo que existe materialmente. (¿podríamos hablar de la espacialidad del territorio: localización, fisiografía, clima, asentamientos humanos, cultura, producción, consumo…?).

El concepto de región

En general el concepto de región hace referencia a la noción abstracta de “un ámbito en cuyo interior se cumplen ciertos requisitos de semejanza u homogeneidad…” (p. 3).

Acotado a ámbitos concretos de la realidad física y sus elementos, o más concretamente desde la perspectiva de las ciencias sociales, una región adquiere sentido cuando en una porción determinada de superficie terrestre se asienta un conglomerado humano (quien le otorga forma y extensión).

Así, los tipos de región responden a los criterios específicos y objetivos preconcebidos; es decir, la construcción de los tipos de región responde a un interés operacional para conocer, acercarse, analizar e intervenir en la realidad a través de los procesos sociales en un territorio concreto.

En las ciencias sociales el concepto de región encuentra su desarrollo en dos tradiciones del pensamiento: una de corte positivista (estructural-funcionalista): la otra inscrita en la corriente alternativa a la primera. La distinción más clara entre ambas es la consideración que hacen de la dimensión histórico-social. En tanto que la primera hace abstracción de ésta y procura aportar conceptos universales, la segunda parte de la consideración que la ocupación de un territorio por un sistema social está históricamente determinado por el tipo de relaciones sociales dominantes de los grupos humanos que se asientan en él.

A continuación se exponen a ambas concepciones.

Las concepciones convencionales

Dentro de las posturas convencionales, la más influyente es la que aportaron en su momento Francois Perroux y Jacques Boudeville, de la escuela francesa. A la noción abstracta de región, definida por el ámbito cuyo interior se cumplen criterios de semejanza u homogeneidad, los autores aplican sus criterios específicos y objetivos preconcebidos con el propósito de dar un grado de generalidad a los tipos que proponen. De esta manera definen tres tipos de regiones: región plan o programa; región polarizada, y región homogénea.

La región plan o programa, usual en la definición e instrumentación de política económica, se determina arbitrariamente, pues lo que se busca es alcanzar la optimización de recursos administrativos para hacer eficiente la instrumentación de programas y estrategias.

La región polarizada la cual se construye sobre la lógica del mercado que se forma por el centro productor (o nodo) y su área de influencia; ello se identifica por la densidad de flujos, los cuales son expresión de la interdependencia; en ella sus límites geográficos no están claramente definidos.

La región homogénea se construye a partir de un factor único homogéneo a su interior que la singulariza frente a las demás. Dicho factor puede ser del orden social, físico, climatológico o político.

El autor nos advierte que el grado de generalidad lo alcanzan debido a su carácter ahistórico y de neutralidad ideológica respecto de la realidad social en que se inscribe dicha tipología.

En la misma vertiente de las posturas convencionales tenemos a la región económica, y cuyo aporte corresponde a Walter Christaller y August Lösch, de la escuela alemana.

Su criterio de constitución es el de eficientar la utilización de recursos disminuyendo al mínimo las distancias entre los centros de producción y consumo de manera que se integrara una región ideal, autosuficiente, logrando un sistema óptimo: una región económica ideal, como la denominó Lösch.

Y para concluir en el campo convencional tenemos a la región productiva que se deriva de la teoría de la base económica, de inspiración neoclásica. Parte de la premisa que ninguna región es autosuficiente por lo que el intercambio y el comercio es condición de existencia, de ahí que la producción debe especializarse en aquéllos bienes que sus recursos naturales permite.

“El crecimiento de una región dependerá de su capacidad productiva en general y de sus posibilidades de exportación en particular…” (p. 7), porque si su producción se restringe a las necesidades de consumo local, éste sería lento dado el carácter circular del proceso. El crecimiento acelerado se logra cuando se rompe el círculo mediante la generación de excedentes exportables logrando una expansión autosostenida, debida al influjo monetario positivo neto en la balanza comercial, instalando lo que Myrdall llamó proceso de causación circular acumulativa.

Así, “… la estructura productiva del área se organizará en torno a las actividades de exportación que, por eso, se denominan básicas; se desarrollarán industrias complementarias y servicios de apoyo (organizaciones de investigación, bancos, agencias de capacitación de mano de obra, etc.) generando economías externas que se aprovecharán para mejorar la posición competitiva de los productos regionales, al reducir su costo. La región se comportará como un todo homogéneo y coherente cuya identidad estará determinada por sus actividades económicas para la exportación; es decir, por su base económica…” (p.7).

Las concepciones avanzadas

Como ya había señalado, en esta vertiente se parte de reconocer que las relaciones sociales históricas determinan las formas de ocupación de un territorio. José Luis Coraggio, de la escuela argentina, postula que la región (la región espacial) es una configuración territorial cuya lógica puede entenderse a partir de un proceso social concreto que acusa regularidad y recurrencia (de ahí la dimensión histórica); es el “... escenario donde se ubican procesos y relaciones sociales, así como elementos naturales, los cuales, al estar indisolublemente articulados, conforman lo que se denomina un complejo social-natural...” (p. 8). Desde esta perspectiva, Coraggio aborda el análisis de la problemática regional caracterizando la evolución del modo de producción; la organización territorial de la fuerza de trabajo; los modos de articulación del capital social (redes sociales solidarias) en la esfera económica, así

como los procesos políticos e ideológicos en el territorio y la articulación entre la formación social regional y la nacional.

La concepción de la región histórica, cuya autoría se adjudica a Alejandra Moreno Toscano y Enrique Florescano, ambos mexicanos, pretende explicar la organización territorial y la estructura regional de México a través del examen de los procesos históricos que conforman a las regiones actuales. Para ello el análisis se centra en “... las fuerzas económicas, sociales y políticas que determinaron la forma y el carácter de las regiones a través del tiempo, bajo la acción de los esquemas de dominación que se sucedieron en sus distintos momentos históricos. Es decir, hacen énfasis en la formación histórica de las regiones... (pues consideran que)... la verdadera peculiaridad de una región se conocerá sólo al considerarla en su contexto nacional y en su dimensión histórica...” (p. 9).

Conclusión

El concepto de región en las ciencias sociales, a mi juicio, tiene un carácter intrínsecamente operacional para intervenir en la realidad, en donde su contenido está determinado por los criterios específicos y objetivos preconcebidos de quien construye la tipología, a fin de intervenir territorialmente en una realidad concreta.

Desde esta perspectiva quien ha logrado un mayor nivel de concreción instrumental han sido las posturas convencionales, emanadas del paradigma modernizador, las cuales han dominado las grandes estrategias de la acción pública en el ámbito del Estado-nación. Las llamadas concepciones avanzadas han logrado integrar en el diagnóstico un giro social y ecológico, pero hasta ahora no han logrado un modelo operativo para la intervención regional de la política pública, de diferente corte al modelo modernizador.

El autor en su texto propone una nueva conceptualización de región integrando los aportes “avanzados” con lo que, a su juicio, se logra mayor validez y generalidad que las concepciones forjadas en las posturas caracterizadas, en el texto, como convencionales, lo que me parece un exceso del autor pues, a mi juicio, carece de sustento empírico porque hasta ahora las posturas convencionales son las que se verifican con regularidad en la realidad, al dominar los instrumentos de política para la intervención pública nacional, situación que no ocurre hasta hoy con las posiciones avanzadas, pues como lo he dicho han logrado un giro hacia las preocupaciones sociales y ecológicas, y eventualmente han logrado impactar en diseños de política local, pero no así en un diseño nacional porque ello implicaría constituir un modelo alternativo de desarrollo nacional, situación que hasta ahora no se atisba en el horizonte.

Sin otra pretensión mas que de sistematizar las diversas posturas sobre lo regional vistas en el texto, expongo la siguiente conceptualización.

Insisto en que el concepto de región en las ciencias sociales es una abstracción de carácter intrínsecamente operacional que singulariza una espacialidad1 homogénea por alguna o varias de sus características, en arreglo a criterios específicos y objetivos preconcebidos de quien la define, a fin de intervenir territorialmente2 en una realidad concreta.

Metodológicamente bajo un enfoque histórico y sistémico, la espacialidad se configura por los elementos que integran los ámbitos económicos, socio-culturales, políticos y ambientales. Histórico porque en él se encuentran las potencialidades de futuro, y sistémico porque la abstracción de espacialidad homogénea resultante es parte integrante y articulada a un todo, y es por tanto un subsistema.

De esta manera, definido el concepto en su carácter general da lugar a diversas formas de operación, en congruencia con los criterios y objetivos de quien busca intervenir en la realidad.

De manera esquemática, dicha formulación se presenta a continuación:

Región: abstracción de la espacialidad de un territorio homogéneo, bajo un enfoque histórico y sistémico

Dimensiones Acercamiento (criterios y objetivos)

Neoclásico Comprensivo

Económica Base económica

Mercado

Plan-programa

Caracterización del modo de producción dominante

Socio-cultural Dinámica poblacional Dinámica poblacional

Redes sociales solidarias (capital social)

Político Jurídico-institucional Actores

Relaciones de poder

Ambiental Recursos naturales Uso y Aprovechamiento sostenible de los recursos

1 La espacialidad se refiere concretamente a las características de todo lo que existe materialmente.2 Territorio: superficie terrestre donde se desarrollan los procesos naturales y los fenómenos sociales.

naturales