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Introducción Paradiso, del escritor cubano José Lezama Lima es considerada como una de las obras capitales de la literatura latinoamericana. Su fama no sólo se sustenta en su calidad, sino en la enorme complejidad que representa su lectura; razón por la cual hemos considerado pertinente emprender una investigación que, a manera de ensayo literario, proporcione una lectura sustentada en las conexiones existentes entre la novela y ciertas tradiciones iniciáticas manifestadas en el personaje Oppiano Licario. En la novela misma, así como en la obra ensayística de Lezama Lima, se encuentran elementos que apuntan hacia una lectura del texto a partir de tradiciones iniciáticas específicas. Debido a la inmensidad de la novela, esta investigación toma como eje al personaje Oppiano Licario ya que éste presenta aspectos que lo caracterizan como a un guía iniciático. La elección de este personaje responde al papel crucial que ocupa en el desarrollo de la novela y a que no existe una investigación previa que lo considere como objeto de estudio.

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Page 1: 20 Enero Oppiano

Introducción

Paradiso, del escritor cubano José Lezama Lima es considerada como una de las obras

capitales de la literatura latinoamericana. Su fama no sólo se sustenta en su calidad, sino

en la enorme complejidad que representa su lectura; razón por la cual hemos considerado

pertinente emprender una investigación que, a manera de ensayo literario, proporcione

una lectura sustentada en las conexiones existentes entre la novela y ciertas tradiciones

iniciáticas manifestadas en el personaje Oppiano Licario. En la novela misma, así como

en la obra ensayística de Lezama Lima, se encuentran elementos que apuntan hacia una

lectura del texto a partir de tradiciones iniciáticas específicas. Debido a la inmensidad de

la novela, esta investigación toma como eje al personaje Oppiano Licario ya que éste

presenta aspectos que lo caracterizan como a un guía iniciático. La elección de este

personaje responde al papel crucial que ocupa en el desarrollo de la novela y a que no

existe una investigación previa que lo considere como objeto de estudio.

La importancia de las tradiciones iniciáticas, entendidas desde la vertiente de los

misterios como práctica religiosa exclusiva para iniciados, reside en que existen ciertas

conexiones con respecto a la novela como un texto que debido a su complejidad y

profundidad exige una gran inmersión por parte del lector. Oppiano Licario es el

personaje indicado para presentar esta lectura, pues dentro de la novela cumple con la

función de guía y esta investigación surge del deseo de encaminar al lector de Paradiso

que desee explorar una obra literaria que recompensa ampliamente al que se atreva a

enfrentar el reto que representa.

La pertinencia de un estudio que vincula una obra literaria con estas tradiciones

esotéricas, la especificidad de este termino será debidamente explicada, se sustenta no

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solamente en los contenidos de la novela misma y en otros textos de Lezama Lima, sino

que toma en cuenta estudios académicos previos que han destacado dicha relación. Entre

los diversos trabajos académicos se encuentra Las letras sagradas de Paradiso. Un

estudio sobre el hermetismo de José Lezama Lima, en el cual se propone a la academia

una aproximación a la obra desde la perspectiva del hermetismo. Esta aproximación no es

para nada arbitraria, pues se sustenta en una investigación que detalla las conexiones

entre el hermetismo y ciertas vertientes de la literatura, para posteriormente plantear la

relevancia de esta línea de estudio.

Este trabajo se desprende de esta vertiente de estudio sobre la obra de Lezama

Lima y por ello se enfoca en una cuestión temática y no en la dimensión lingüística que

etiqueta a Paradiso como una novela barroca. La idea es que el texto no puede

delimitarse tan fácilmente en semejante etiqueta discursiva y que al abordarlo desde esta

perspectiva se le rinde homenaje a un texto que plantea un enigma que se resiste a la

simplificación.

En el primer apartado de esta investigación se hace una breve revisión de las

tradiciones iniciáticas pertinentes para el estudio de Paradiso. Primero se realiza una

explicación somera de los ritos iniciáticos en general, para posteriormente exponer las

características básicas de los misterios eleusinos, el orfismo, el pitagorismo y los

misterios de Isis y Osiris. La relevancia de estas tradiciones para la comprensión de

Paradiso se encuentra en pasajes de la obra así como en la obra ensayística de Lezama

Lima.

El segundo apartado corresponde propiamente al estudio del personaje Oppiano

Licario y se interpretan sus apariciones a partir de los datos existentes sobre las

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tradiciones iniciáticas, así como otros estudios académicos. Para este estudio también se

recurre a la obra ensayística de Lezama Lima. El propósito de la investigación consiste en

señalar de qué modo Oppiano Licario cumple la función de guía iniciático para el

personaje José Cemí.

Finalmente, esta investigación responde a la necesidad de un mayor análisis de la

obra de Lezama Lima, específicamente de Paradiso, ya que se trata de una obra literaria

de gran calidad que por su gran dificultad ha disuadido a muchos lectores. Esperamos que

la lectura de este trabajo sea de utilidad para aquél que llegue a la obra de Lezama Lima y

se sienta inspirado por los enigmas que plantea Paradiso, no es pretensión nuestra

simplificar la vastedad de esta novela, sólo esperamos proporcionarle al interesado un

camino para acceder a la iniciación en el placer de lo difícil.

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Marco Referencial

La iniciación en la Antigüedad: “En la antigua Grecia, se celebraban ceremonias rituales

de iniciación para alcanzar una peculiar condición sagrada. Las más famosas fueron los

misterios de Eleusis” (Peralta 23). La iniciación en los misterios no implica simplemente

un ingreso, sino que conlleva una conexión directa con lo sagrado.

Misterios Órficos

Una de las más importantes tradiciones fincadas en los misterios es la órfica, la cual fue

de suma importancia para el desarrollo de la cultura occidental ya que sus prácticas

influyeron enormemente en Pitágoras y Platón, con gran repercusión en todo el

pensamiento filosófico posterior. El orfismo es el nombre que se le ha dado a diversas

prácticas religiosas de la Grecia Antigua que correspondían a una religión privada, en

oposición a la religión pública politeísta. Además, esta religión era esotérica, pues

requería que sus practicantes se iniciaran en ella por medio de acciones rituales. Se

encontraban asociadas a la figura mitológica del poeta Orfeo, quien se caracterizaba por

haber descendido y regresado del Hades, hazaña que se actuaba alegóricamente durante

los ritos. El mito de Orfeo relata cómo el poeta pierde a su esposa Eurídice, y se ve

obligado a descender a los infiernos para recuperarla. Ya en el inframundo, Orfeo hace

gala de sus dones musicales al tocar su lira para convencer a los dioses infernales, Hades

y Perséfone. La música de Orfeo conmueve a los dioses y éstos acceden a revivir a

Eurídice, pero lo condicionan a que su mirada no se pose sobre ella durante el trayecto de

regreso al mundo de los vivos. Desgraciadamente, antes de llegar a la luz del día, Orfeo

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duda y se vuelve para comprobar que Eurídice lo sigue, efectivamente ella caminaba

detrás de él, pero al no cumplir las condiciones que los dioses del inframundo le

impusieron, Orfeo ve cómo su amada se desvanece, esta vez para no regresar jamás.

(Grimal 392). A los iniciados órficos se les enseñaba el modo de acceder a un esfera más

allá de lo humano, fincados en interpretaciones de este mito que para los estudiosos

actuales permanecerán siempre un poco nebulosas, sin embargo es sabido que la

intención de los misterios era elevar al hombre hacia lo divino, asegurándole su redención

al conferirle la inmortalidad.

Es difícil encontrar registros fiables sobre el orfismo, ya que su naturaleza secreta

oscurece al acervo de información que se ha generado al respecto. A pesar de la falta de

registros sobre los ritos específicos, sí se cuenta con conocimientos generales de las

creencias que sostenían los iniciados en los misterios órficos. El principio básico, que

será retomado por Platón, es que en el hombre se alberga un principio divino, un daimon

(alma que cae en un cuerpo, debido a una culpa originaria). El alma no solamente

preexiste al cuerpo, sino que no muere junto con el cuerpo y está destinada a reencarnarse

en cuerpos sucesivos (metempsicosis), a través de una serie de renacimientos, para expiar

aquella culpa originaria. Por lo tanto, la vida órfica con sus ritos y prácticas, está en

condiciones de poner fin al ciclo de las reencarnaciones, liberando así el alma de su

cuerpo (Hall 26-27).

De estas creencias se puede derivar que el hombre es concebido como naturaleza

divina, donde el alma inmortal tiene la capacidad de renacer tantas veces como resulte

necesario, para borrar su culpa y elevarse al grado máximo de perfección que le

corresponde. Dichos ciclos de vida y muerte terminan cuando el alma logra liberarse de

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su cárcel material, a través del conocimiento adquirido por medio de los misterios. “En

algunas inscripciones órficas halladas en los sepulcros de seguidores de esta secta pueden

leerse, entre otras cosas, estas palabras que resumen el núcleo central de su doctrina: -

Alégrate, tú que has soportado la pasión: esto, antes, no lo habías padecido aún. De

hombre has nacido Dios- Feliz y dichosísimo serás Dios y no mortal” (Hall 27).

Misterios de Eleusis

La más famosa de las antiguas religiones de los misterios, es la de los Eleusinos, cuyos

ritos se celebraban cada cinco años en la ciudad de Eleusis y se basaban en el mito del

rapto de Perséfone. Según Pierre Grimal en el Diccionario de Mitología Griega y

Romana, este mito consiste en que Hades, enamorado de su sobrina Perséfone, la rapta y

se la lleva al inframundo y Démeter, su madre, la busca por toda la tierra, abandonando el

Olimpo y alterando el orden terrestre. Zeus tiene que intervenir y manda a Hades a que

restituya a Perséfone a su madre, pero esto resulta imposible ya que ella come de una

granada, lo cual la ata eternamente al infierno debido a que se le prohibió comer alimento

alguno, pues esto la ataría a los reinos infernales. Para resolver un poco las cosas, Zeus

dispuso que Perséfone distribuyese su tiempo entre el inframundo y el mundo terrestre

(Grimal 425). Este mito, en su interpretación más elemental, corresponde a una

explicación de los procesos naturales, ya que los continuos descensos y retornos de

Perséfone corresponden al cambio de las estaciones; sin embargo, como en el caso del

mito de Orfeo, el rapto de Perséfone fue la base para los ritos de una religión esotérica.

Los ritos, las ceremonias y las creencias de los eleusinos se mantenían en secreto,

como en todas las tradiciones de los misterios, ya que pensaban que la iniciación ponía al

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practicante en comunión con los dioses y le otorgaba poder divino y recompensas en la

otra vida (Tripolitis 16-21). Se cree que los misterios Eleusinos comenzaron

aproximadamente en el año 1700 A.C. y que su intención era elevar al hombre para que

sobrepasara la esfera de lo humano, adentrándose en lo divino, con lo cual se aseguraba

su redención al convertirlo en un dios, confiriéndole la inmortalidad (Nilsson 42-64).

Como en todas las tradiciones esotéricas, los secretos de los misterios de Eleusis no han

sido develados por completo, ya que muchas prácticas y conocimientos nunca fueron

registrados y se perdieron tras la desaparición de los iniciados. Lo que sí es conocido es

que existieron dos misterios Eleusinos, los mayores y menores. Las representaciones que

se llevaban a cabo en los misterios menores conllevaban significados ocultos

relacionados con el alma encarcelada en un cuerpo, mientras que los misterios mayores

confrontaban directamente a los iniciados con los goces del alma que se ha librado de sus

limitaciones materiales, todo esto por medio de visiones. El propósito de estos misterios

era el de llevar al hombre de regreso al principio del cual descendió al corporizarse, dicho

principio es la pura espiritualidad (Taylor 49).

Tanto los misterios órficos como los de Eleusis son alegorías que representan el

modo en que el alma del iniciado sobrepasa su naturaleza material, por lo tanto están

fincados en el pensamiento dualista, por lo que brindan esperanzas en esta vida y en la

otra (que es la real, para estas concepciones religiosas). Estas interpretaciones dualistas

privilegian al alma por encima del cuerpo, considerando que ésta es inmortal y los

personajes mitológicos de los que se sirven simbolizan conceptos que corresponden al

conocimiento profundo de la vida y la muerte.

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Fichas:

Eliade, Mircea. Historia de las creencias y las ideas religiosas vol.1. Buenos

Aires: Paidós, 1999.

la versión más completa del mito osírico es latransmitida por Plutarco (siglo o d.C.) en su tratado De Iside et Osiride. (138)

Según todas las tradiciones, Osiris fue un rey legendario, célebrepor la energía y la justicia con que gobernaba Egipto. Seth, suhermano, le tendió una trampa y logró asesinarlo. Su esposa Isis,«gran maga», consiguió ser fecundada por Osiris muerto. Despuésde sepultar su cuerpo, Isis se refugió en el Delta; allí, oculta entre losmacizos de papiro, dio a luz un hijo, Horus. Cuando éste creció, hizoreconocer sus derechos ante los dioses de la Enéada y se lanzóal ataque contra su tío.Al principio, Seth consigue arrancarle un ojo {Pir., 1463), peroprosigue la lucha y Horus triunfa al final. Recupera su ojo y lo ofrecea Osiris. De este modo recobra la vida Osiris; véase Pir., 609 ysigs., etc. Los dioses condenan a Seth a transportar a su propia víctima35

(por ejemplo, Seth es transformado en barca para que lleve aOsiris por el Nilo). Pero, al igual que Apofis, Seth no puede ser totalmenteaniquilado, porque encarna un poder irreductible. (138)

Los Misterios de Eleusis

96. EL MITO: PERSEFONE EN LOS INFIERNOS

El Himno homérico a Deméter relata a la vez el mito central delas dos diosas y la fundación de los Misterios de Eleusis. Mientrascortaba flores en la llanura de Nisa, Koré (Persefone), la hija de Deméter,fue raptada por Plutón (Hades), dios de los infiernos. Durantenueve días la buscó Deméter, y en todo ese tiempo no probó laambrosía. Finalmente, Helios le dice la verdad: ha sido designio deZeus casar a Koré con su hermano Plutón. Transida de amargura yllena de ira contra el rey de los dioses, Deméter decidió no regresaral Olimpo. Bajo la apariencia de una anciana, se dirigió a Eleusis yse sentó junto al Pozo de las Vírgenes. Interrogada por la hija del rey,Keleo, la diosa declaró que su nombre era Doso y que acababa deescapar de manos de los piratas que por fuerza la habían sacado de

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Creta. Aceptó la invitación de ser nodriza del hijo recién nacido dela reina Metaneira. Pero al penetrar en el palacio, la diosa se sentóen un taburete y permaneció mucho rato silenciosa, manteniendo el (373)

velo sobre su rostro. Finalmente, una criada, Yambé, logró hacerlereír con sus chocarrerías. Deméter rechazó la copa de rojo vino quele ofrecía Metaneira y pidió el kgkedn, una papilla hecha de harinade cebada, agua y poleo.Deméter no amamantó a Demofón. En vez de ello lo frotabacon ambrosía y por las noches lo revolvía «como un tizón» en el fuego.El niño empezó a parecerse cada vez más a un dios; en efecto,Deméter pretendía hacerle inmortal y eternamente joven. Pero unanoche Metaneira descubrió a su hijo en la hoguera, y comenzó alanzar lamentos. «¡Hombres ignorantes, insensatos, que no sabéis distinguirvuestra suerte ni vuestra desgracia!» (v. 256), exclamó Deméter.Demofón ya no podría evitar la muerte. La diosa se alzó entoncesen todo su esplendor, mientras de su cuerpo emanaba una luzcegadora. Pidió que se le construyera «un gran templo y un altar debajo», donde ella misma enseñaría sus ritos a los humanos (w. 271 ysigs.). Luego abandonó el palacio.Una vez construido el santuario, Deméter se retira a su interior,consumida del deseo de ver a su hija. Provoca entonces una terrible sequíaque hace estragos en la tierra (w. 304 y sigs.). En vano envía Zeusmensajeros para suplicar a la diosa que retorne entre los inmortales.Deméter responde que no volverá a poner el pie en el Olimpo y queno dejará crecer la vegetación hasta que vea de nuevo a su hija. Zeusno tuvo más remedio que pedir a Plutón que devolviera a Perséfone, alo que accedió el soberano de los infiernos. Pero logró introducir en laboca de Perséfone un grano de granada, forzándola a tragarlo. 1. Se trata de un tema mítico muy difundido: quien prueba los manjares delotro mundo ya no puede retornar entre los vivos. Conello se aseguró el retorno anual de Perséfone durante cuatro meses allado de su esposo.' Una vez recuperada su hija, Deméter accedió a volverjunto a los dioses y la tierra recuperó milagrosamente su verdor. Peroantes de regresar al Olimpo, la diosa reveló todos sus ritos y enseñósus Misterios a Triptólemo, Diocles, Eumolpo y Keleo, «los ritos augustosque no pueden ser transgredidos, penetrados ni divulgados: el temora las diosas es tan fuerte que detiene la voz» (w. 418 y sigs.). (375)

El Himno homérico consigna dos tipos de iniciación; más exactamente,el texto explica la fundación de los Misterios de Eleusis a lavez por el encuentro de las dos diosas y como una consecuencia deno haber podido hacer inmortal a Demofón. Podríamos comparar lahistoria de Demofón con los viejos mitos en los que se relata el trágicoerror que, en un momento dado de la historia primordial, anulólas posibilidades de inmortalización del hombre. Pero en este casono se trata de un error o un «pecado», de la pérdida por un

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antepasado mítico, para sí y para sus descendientes, de su condiciónprimera de inmortal. Demofón no es un personaje primordial, sinoel hijo menor de un rey. La decisión de Deméter al tratar de hacerloinmortal puede interpretarse como el deseo de «adoptar» un niñopara consolarse por la pérdida de Perséfone y a la vez como unavenganza contra Zeus y los olímpicos. Deméter pretendía transformara un hombre en dios. Las diosas poseían este poder de concederla inmortalidad a los humanos, y el fuego o el agua para coceral neófito se contaban entre los medios más reputados para llevar acabo el propósito. Sorprendida por Metaneira, Deméter no ocultó sudecepción ante la estupidez humana. Pero el himno no hace ningunaalusión a la eventual generalización de esta técnica de inmortalización,es decir, a la instauración de unos ritos iniciáticos capaces detransformar a los hombres en dioses con ayuda del fuego.Una vez fracasado su propósito de hacer inmortal a Demofón,Deméter revela su identidad y exige que se le construya un santuario.Pero sólo cuando ha recuperado a su hija enseña sus ritos secretos.La iniciación de tipo mistérico se diferenciaba netamente deaquella otra que había sido interrumpida por la presencia de Metaneira.El iniciado en los Misterios de Eleusis no conseguía la inmortalidad.El santuario de Eleusis quedaba iluminado en un determinadomomento por un gran fuego. Pero si bien conocemos algunoscasos de cremación, es poco probable que el fuego desempeñara unpapel directo en las iniciaciones.Lo poco que sabemos sobre las ceremonias secretas indica queel Misterio central implicaba la presencia de las dos diosas. Mediantela iniciación se modificaba la condición humana, pero en un sen (375)

tido muy distinto de la transmutación fallida de Demofón. Los escasostextos antiguos que se refieren directamente a los Misterios insistenen la bienaventuranza de los iniciados más allá de la muerte. Laexpresión «bienaventurado el hombre...» del Himno a Deméter se repitecomo un estribillo. «¡Bienaventurado el que ha contemplado todoesto antes de marchar bajo tierra!», exclamaba Píndaro. «¡Conoceel final de la vida! ¡Pero también conoce el comienzo!...» {Trenos, frag.10). «Tres veces dichosos los mortales que, después de contemplarlos Misterios, marcharán al Hades. Sólo ellos podrán vivir allí, mientrasque todo será dolor para los restantes» (Sófocles, frag. 719 Dindorf,348 Didot). Dicho de otro modo: en virtud de las cosas vistas enEleusis, el alma del iniciado gozará después de su muerte de unaexistencia bienaventurada. No se convertirá en sombra triste y exánime,desprovista de memoria y vigor, que era lo que tanto temíanlos héroes homéricos.El Himno a Deméter hace tan sólo una alusión a la agricultura,al precisar que Triptólemo fue el primer iniciado en los Misterios. Pero,según la tradición, Deméter envió a Triptólemo con el encargode que enseñara la agricultura a los griegos. Algunos autores han explicadola terrible sequía como una consecuencia del descenso dePerséfone, diosa de la vegetación, a los infiernos. Pero el himno precisaque fue provocada por Deméter mucho más tarde, y precisamentecuando se retiró al santuario que para ella había sido construido

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en Eleusis. Se puede suponer, con Walter Otto, que el mitooriginal hablaba de la desaparición de la vida vegetal, pero no deltrigo, pues antes del rapto de Perséfone no era conocido. Numerosostextos y monumentos figurativos atestiguan que el trigo fue undon otorgado por Deméter después del drama de Perséfone. Podemos,en consecuencia, descifrar a través de estos datos el mito arcaicoque explica la creación de los cereales por la «muerte» de unadivinidad (véase § 11). Pero, por participar de la condición de inmortalesque corresponde a los olímpicos, Perséfone no podía «morir», como ocurre, por el contrario, en el caso de las divinidades deltipo dema o los dioses de la vegetación. Los viejos conjuntos míticorituales,prolongados y desarrollados en los Misterios de Eleusis, pro- (376)

clamaban la estrecha relación de orden místico existente entre elhieros gamos, la muerte violenta, la agricultura y la esperanza de unaexistencia bienaventurada más allá de la muerte.2

En última instancia, el rapto —es decir, la «muerte» simbólica—de Perséfone tuvo consecuencias decisivas para los hombres. Enadelante, una diosa olímpica y benévola habitaría temporalmenteen el reino de los muertos. Gracias a ella quedaba anulada la distanciainfranqueable entre el Hades y el Olimpo. Mediadora entrelos dos mundos divinos, podía intervenir en el destino de los mortales.Utilizando una expresión favorita de la teología cristiana, sepodría decir: felix culpa! La fracasada inmortalización de Demofónprovocó la epifanía resplandeciente de Deméter y la instauración desus Misterios. (377)

97. LAS INICIACIONES: CEREMONIAS PÚBLICAS Y RITOS SECRETOS

los Misterios de Eleusis en elcentro mismo de la vida religiosa panhelénica. Los testimonios literariosy figurativos se refieren sobre todo a las primeras etapas de lainiciación, que no exigían el secreto. De ahí que los artistas pudieranrepresentar en vasos y bajorrelieves algunas escenas eleusinas.Aristófanes se permitió incluso hacer algunas alusiones {Las ranas,págs. 342 y sigs.)3 a ciertos aspectos de la iniciación. Ésta se desarrollabaa lo largo de varias etapas. Se distinguen los «pequeñosMisterios», los ritos de los «grandes Misterios» {télete) y la experienciafinal {epopteia). Los verdaderos secretos de la télete y la epopteiajamás fueron divulgados. (378)

en cuanto alos ritos secretos {télete) sólo podemos formular hipótesis. Las ceremoniasque tenían lugar ante el telesterion y en su interior se relacionabanprobablemente con el mito de las dos diosas (Mylonas, op.cit, págs. 262 y sigs.). Sabemos que los mystes, con antorchas en lasmanos, imitaban las idas y venidas de Deméter en busca de Koré,con sus teas encendidas.5 (379)

98. ¿PODEMOS CONOCER LOS MISTERIOS?

Desde Foucart se cita a menudo un pasaje de Temistio,

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recogido por Plutarco y conservado por Estobeo, en el que secomparan las experiencias del alma inmediatamente después de lamuerte con las pruebas a que es sometido el iniciado en los grandesMisterios: al principio, éste anda errante en medio de las tinieblas ysufre toda suerte de terrores; luego, de pronto, se siente inundadopor una luz maravillosa y descubre lugares puros y praderas, oye vocesy ritmos de danza. El iniciado, sobre cuya cabeza reposa una corona,se une a los «hombres puros y santos»; contempla a los no iniciados,que se arraciman en el fango y la niebla, hundidos en lamiseria por el temor a la muerte y la desconfianza ante el más allá,pues no esperan ser felices después de su tránsito (Estobeo, IV, pág.107, Meineke). Foucart estimaba que los ritos (dromena) incluíanuna marcha en las tinieblas, diversas apariciones terroríficas y la penetraciónrepentina de los mystes en una pradera iluminada. Pero eltestimonio de Temistio es tardío y refleja más bien las ideas órficas.6

Las excavaciones del santuario de Deméter y del telesterion han demostradoque no había cámaras subterráneas por las que los mystespudieran descender ritualmente a los infiernos.'Se ha intentado también reconstruir el ritual de iniciación a partirde la fórmula secreta, el synthema, o consigna de los mystes, (380)

Se ha supuesto que los mystes participaban en un banquete sagrado,y ello resulta plausible. En tal caso, el banquete se celebraríaal principio, después de la ingestión del kykeon, es decir, antes de latélete propiamente dicha. (381)

Según Apolodoro deAtenas, cuando el hierofante evocaba a Koré, hacía sonar un gongde bronce, y el contexto da a entender que el reino de los muertossaltaba en pedazos (W. Otto, pág. 27). Z(383)

99. «SECRETOS» Y «MISTERIOS»

Puede admitirse que la epifanía de Perséfone y la reunión consu madre constituían el episodio central de la epopteia, y que la experienciareligiosa decisiva era suscitada justamente por la presenciade las diosas. No sabemos de qué modo se realizaba esta reunión nilo que seguía a continuación. Ignoramos igualmente por qué motivosse creía que aquella visión cambiaba radicalmente el destino ultraterrenode los iniciados. Pero no cabe duda de que el iniciadopercibía un «secreto divino» que lo convertía en «familiar» de las diosas.En cierto sentido era «adoptado» por las divinidades eleusinas.'"La iniciación revelaba a la vez la proximidad con el mundo divino yla continuidad entre la vida y la muerte. Ideas, ciertamente, compartidaspor todas las religiones arcaicas de tipo agrario, pero rechazadaspor la religiosidad olímpica. La «revelación» de la misteriosacontinuidad entre la vida y la muerte reconciliaba al epoptes con lainevitabilidad de su propia muerte.Los iniciados en los Misterios de Eleusis no formaban una «Iglesia»ni una sociedad secreta comparable a los Misterios de época helenística.

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Cuando regresaban a sus lugares de origen, los mjstes y los epoptaiseguían participando en los cultos públicos. De hecho, los iniciados novolvían a reunirse sino después de morir, separados de la turba de losno iniciados. Desde este punto de vista, podemos considerar los Misteriosde Eleusis, a partir de Pisístrato, como un sistema religioso complementariode la religión olímpica y de los cultos públicos, pero quepor ello no se oponía a las instituciones religiosas tradicionales de laciudad. La principal aportación de Eleusis era de orden soteriológico,y de ahí que Atenas admitiera y patrocinara enseguida los Misterios. (384)

los Misteriosde Eleusis, a pesar de su prestigio inigualado, no constituían unacreación exclusiva del genio religioso griego, sino que se insertabanen un sistema más amplio del que, desgraciadamente, tenemosmuy escasas noticias. Porque estos Misterios, al igual que los de laépoca helenística, presuponían unas iniciaciones que debían mantenersesecretas. (384)

los Misteriosde Eleusis, a pesar de su prestigio inigualado, no constituían unacreación exclusiva del genio religioso griego, sino que se insertabanen un sistema más amplio del que, desgraciadamente, tenemosmuy escasas noticias. Porque estos Misterios, al igual que los de laépoca helenística, presuponían unas iniciaciones que debían mantenersesecretas.El valor religioso y, en general, el valor cultural del «secreto» nohan sido aún suficientemente estudiados. Todos los grandes descubrimientose invenciones —agricultura, metalurgia, técnicas diversas,artes, etc.— implicaban en sus comienzos el secreto: se suponía quesólo los «iniciados» en los secretos del oficio estaban en condicionesde garantizar los buenos resultados de cualquiera de aquellas operaciones.Con el paso del tiempo, la iniciación en los arcanos de determinadastécnicas arcaicas se hizo accesible a toda la comunidad.Sin embargo, las respectivas técnicas no llegaron nunca a perder deltodo su carácter sagrado. (385)

Si la iniciación eleusina hacíaposibles aquellas experiencias «primordiales» en las que se revelabanel misterio y la sacralidad del alimento, de la actividad sexual, de laprocreación y de la muerte ritual, habremos de admitir que Eleusismerecía con toda justicia su fama de «lugar santo» y fuente de «milagros». Resulta, sin embargo, difícil creer que la iniciación supremase limitara a una anamnesis de los sacramentos arcaicos. Eleusis habíadescubierto con seguridad una nueva dimensión religiosa. LosMisterios eran famosos especialmente por ciertas «revelaciones» relativasa las dos diosas.Pero resulta que tales «revelaciones» exigían el «secreto» comouna condición sine qua non. No de otro modo se procedía en relacióncon otras iniciaciones atestiguadas en las sociedades arcaicas.La singularidad del «secreto» eleusino radica en el hecho de que seconvirtió en modelo ejemplar para los restantes cultos mistéricos.

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En la época helenística se exaltará el valor religioso del «secreto». Lamitologización de los secretos iniciáticos y su hermenéutica no haránsino fomentar innumerables especulaciones que terminarán porconfigurar el estilo de toda una época. «El secreto aumenta de por síel valor de lo que se aprende», escribe Plutarco {Sobre la vida y lapoesía de Homero, 92). Se supone que la medicina y la filosofía poseensus «secretos iniciáticos», que diversos autores comparan conalgunos aspectos de los Misterios eleusinos." En tiempos de los neopitagóricosy de los neoplatónicos, uno de los estereotipos más divulgadoses precisamente la idea de que los grandes filósofos escribíanen un estilo enigmático, y que no revelaron su verdaderadoctrina sino a los iniciados.Esta corriente de ideas encontró su mejor apoyo en el «secreto»de Eleusis. Los críticos modernos, en su mayor parte, no concedenexcesiva importancia a las interpretaciones alegóricas o hermenéuticaspropuestas por numerosos autores de la Antigüedad tardía. Sin (386)

embargo, a pesar de su anacronismo, esas interpretaciones no carecende interés filosófico y religioso, ya que vienen a prolongar realmentelos esfuerzos de otros autores más antiguos que trataron deinterpretar los Misterios de Eleusis sin traicionar su «secreto».En resumidas cuentas, junto al papel capital que los Misterios deEleusis desempeñaron en la historia de la religiosidad griega, tambiénaportaron indirectamente una contribución significativa a lahistoria de la cultura europea, y en especial las interpretaciones delsecreto iniciático. Su prestigio excepcional terminó por convertir aEleusis en un símbolo de la religiosidad pagana. El incendio del santuarioy la supresión de los Misterios señalan el fin «oficial» del paganismo.12 En realidad no significó su desaparición, sino únicamentesu ocultación. En cuanto al «secreto» de Eleusis, todavía sigueespoleando la imaginación de los investigadores.12. Véase (387)

Capítulo XVDioniso o la felicidad recuperada

Eliade, Mircea. Historia de las creencias y las ideas religiosas vol.2. Buenos

Aires: Paidós, 1999.

Capítulo XXIIOrfeo, Pitágoras y la nueva escatología

180. MITOS DE ORFEO.- CITAREDO Y «FUNDADOR DE INICIACIONES»

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Parece imposible escribir sobre Orfeo y el orfismo sin causar enojoa una determinada categoría de investigadores: a los escépticos y«racionalistas», que minimizan la importancia del orfismo en la historiade la espiritualidad griega, o a los admiradores y a los «entusiastas», que lo consideran un movimiento de alcance considerable.' (217)

1. Incluso en cuanto a la valoración de las fuentes divergen radicalmenteambas posturas; los escépticos insisten en la pobreza de los documentos y en susfechas tardías; los otros estiman que no se debe confundir la fecha de la redacciónde un documento con la época del contenido, y que, en consecuencia, utilizandoun espíritu rigurosamente crítico con respecto a todos los testimonios válidos, estamosen condiciones de captar la esencia del mensaje órfico. Esta tensión entredos metodologías responde a una oposición filosófica más profunda, atestiguadaen Grecia a partir del siglo VI y sensible aún en nuestros días. «Orfeo» y el «orfismo» constituyen temas por excelencia entre los que desatan casi automáticamentelas pasiones polémicas. (217)

El análisis de las fuentes nos permite distinguir dos grupos derealidades religiosas: a) los mitos y tradiciones de carácter fabulosoen relación con Orfeo; b) las ideas, creencias y costumbres consideradas«órficas». El citaredo es mencionado por vez primera en el sigloVI por el poeta Ibyfeos de Rhegion, que habla de «Orfeo el de (217)

nombre famoso» Para Pmdaro es «el tañedor de formmge, padre delos cantos melodiosos» Esquilo lo evoca como «el que encanta a lanaturaleza toda con sus hechizos» * Se le representa a bordo de unnavio, con la lira en las manos, y nombrándolo expresamente,en una metopa del siglo vi perteneciente al tesoro de los sicionios enDelfos A partir del siglo v la iconografía de Orfeo no cesa de enriquecerse aparece tocando la lira y rodeado de pájaros, de animalessalvajes o incluso de sus devotos tracios Es despedazado por las ménadeso se halla en el Hades entre otras divinidades También del siglov datan las primeras alusiones a su descendimiento a los infiernospara rescatar a su esposa Eundice4 Fracasa por volver demasiadopronto la cabeza5 o porque las potencias infernales se oponen a susplanes( La leyenda lo presenta viviendo en Tracia, «una generaciónantes de Homero», pero la cerámica del siglo v lo muestra siemprevestido a la griega y en actitud de encantar con su música a las fierassalvajes o a los barbaros7 Fue en Tracia donde hallo la muerte Segúnel drama perdido de Esquilo, Bassandes, Orfeo subía cada manana al monte Pangeo para adorar al sol, identificado con Apolo,Dioniso se sintió irritado y envío contra el a las ménades, el citaredofue despedazado y dispersados sus miembros8 Su cabeza, arrojada alHebron, llego notando y sin dejar de cantar hasta Lesbos Recogidapiadosamente, sirvió a partir de entonces de oráculoMas adelante tendremos ocasión de recordar otras alusiones aOrfeo en la literatura de los siglos vi y v Señalemos de momento (218)

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que el prestigio de Orfeo y los episodios mas importantes de su biografíarecuerdan sorprendentemente las practicas chamamcas Enefecto, al igual que los chamanes, Orfeo es sanador y músico, encanta y domina a los animales salvajes, desciende a los infiernos para rescatar a Eundice, su cabeza cortada se conserva luego y sirve deoráculo, al igual que todavía en el siglo xix se hacia con los cráneosde los chamanes yufeagires ; Todos estos elementos son arcaicos ycontrastan con la espiritualidad griega de los siglos vi y v, pero ignoramos su protohistona en la Grecia antigua, es decir, su posible funcion mítico religiosa antes de que fueran integrados en la leyendaorfica Por otra parte, Orfeo estaba relacionado con toda una senede personajes fabulosos —Abaris, Ansteas, etc — caracterizadosigualmente por experiencias extáticas de tipo chamanico o parachamanico (219)

Conocemos tambiénsus presupuestos teológicos: la transmigración y, en consecuencia, lainmortalidad del alma.El destino del alma más allá de la muerte constituía, como yahemos visto (véase § 97), el fin de las iniciaciones eleusinas, perotambién los cultos de Dioniso y Apolo tenían algo que decir sobre eldestino del alma. Parece, por tanto, verosímil que durante los siglosvi y V se viera en la figura mítica de Orfeo un fundador de Misteriosque, inspirado en las iniciaciones tradicionales, propuso unadisciplina iniciática más adecuada, ya que tenía en cuenta la transmigracióny la inmortalidad del alma. (221)

181. TEOGONIA Y ANTROPOLOGÍA ORFICAS: TRANSMIGRACIÓN EINMORTALIDAD DEL ALMA

Platón se refiere a cierto número de libros atribuidos a Orfeoo a Museo (hijo o discípulo del primero), referente a las purificacionesy a la vida más allá de la muerte. Cita también unos hexámetros,de carácter teogónico, que se suponían compuestos «porOrfeo». También Eurípides habla de las «escrituras» órficas, y Aristóteles,que no creía en la historicidad de Orfeo, conocía perfectamentelas teorías sobre el alma contenidas en «los llamados versosórficos».'9 Parece verosímil que Platón conociera algunos de estostextos (que podían comprarse en las librerías).Una segunda característica es la variedad notable de los llamados«órficos». Junto a los autores de teogonias o los ascetas visionarioshabía también los que más tarde, en época clásica, llamaríaTeofrasto orpheotelestai («iniciadores órficos»). Sin contar los vulgarestaumaturgos purificadores y adivinos, descritos por Platón en un célebrepasaje.10 Se trata de un fenómeno muy conocido en la historiade las religiones: todo movimiento ascético, gnóstico y soteriológicoprovoca innumerables pseudomorfosis e iniciaciones a menudo pueriles. (223)

Algunas alusiones de Platón nos permiten entrever el contexto de

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la concepción órfica de la inmortalidad. En castigo de un crimen primordial,el alma es encerrada en el cuerpo {soma) como si fuera unsepulcro {sema).11 En consecuencia, la existencia encarnada se parecemás bien a una muerte, mientras que la muerte constituye el comienzode la verdadera vida. Sin embargo, esta «vida verdadera» no se obtieneautomáticamente; el alma es juzgada conforme a sus méritos osus faltas, y pasado algún tiempo se encarna de nuevo. (224)

La escatología órfica, en contrastea la vez con la de Homero y la de Eleusis, tiene por fundamentoesencial el mito antropogónico. (225)

La teogonia llamada de las «Rapsodias»25 conserva únicamentealgunos detalles de la genealogía transmitida por Hesíodo. El tiempo (225)

(Kronos) produce en el Aither el huevo primordial del que surge elprimero de los dioses, Eros, llamado también Phanes. Eros, principiode la generación, crea los demás dioses y el mundo. Pero Zeus engullea Phanes y a toda la creación y produce un mundo nuevo. Eltema mítico de la absorción de una divinidad por Zeus era bien conocido.Hesíodo narra que el Olímpico había engullido a su esposaMetis antes del nacimiento milagroso de Atenea (§ 84). Pero en lateogonia órfica hallamos una significación más matizada, en la quese advierte un esfuerzo por convertir el dios cosmócrata en creadordel mundo que gobierna. Por otra parte, el episodio refleja la especulaciónfilosófica relativa a la producción de un universo múltiplea partir de la unidad.26 A pesar de las reelaboraciones, el mito conservaaún su estructura arcaica. Se ha subrayado con razón la existenciade analogías con las cosmogonías egipcia y fenicia (226)

En efecto, a pesar de su origen titánico, el hombreparticipa, por el modo de ser que le es propio, de la divinidad.Incluso es capaz de liberarse del elemento «demoníaco» manifiestoen toda existencia profana (ignorancia, régimen carnívoro, etc.). Seadvierte, por un lado, un dualismo (espíritu-cuerpo) muy próximo aldualismo platónico, y por otro, un conjunto de mitos, creencias,comportamientos e iniciaciones que aseguran la separación del torneo» con respecto a sus semejantes y, en resumidas cuentas, la separacióndel alma con respecto al cosmos. (228)

182. LA NUEVA ESCATOLOGÍA

El «ciclo de las graves penas» incluye cierto número de reencarnaciones.Después de la muerte el alma es juzgada, enviada temporalmentea un lugar de castigo o bienaventuranza y retorna a latierra al cabo de mil años. Un mortal ordinario debe recorrer diezveces el ciclo antes de librarse de él. Los «órficos» describieron abundantementelos tormentos de los culpables, los «males infinitos reservadosa los condenados». (230)

A las semejanzas de las biografías legendarias se añaden las analogías

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entre las doctrinas y prácticas de los «órficos» y los pitagóricos:creencias en la inmortalidad y en la metempsicosis, castigo en el Hadesy retorno final del alma al cielo, régimen vegetariano, importanciade las purificaciones, ascesis. Pero todas estas semejanzas y analogíasno prueban la inexistencia del «orfismo» como movimientoautónomo. Es posible que cierto número de escritos «órficos» seaobra de pitagóricos, pero sería ingenuo imaginar que los mitos escatológicos,las creencias y los ritos «órficos» fueran inventados por Pitágorasy sus discípulos. Los dos movimientos religiosos se desarrollaronparalelamente como expresión de un mismo Zeitgeist. (234)

183. PLATÓN, PITAGORAS Y EL ORFISMO

Platón se apropióciertas doctrinas «órficas» y pitagóricas relativas al destino del alma.Ciertamente, Sócrates ya había insistido en el valor inapreciabledel alma, pues sólo ella era fuente de conocimiento. Alzándose contrala opinión tradicional, sancionada por Homero, de que el almaera «semejante al humo», Sócrates había insistido en la necesidad de«cuidar de la propia alma». Platón va mucho más lejos al afirmarque el alma —¡no ya la vida!— era la cosa más valiosa, pues pertenecíaal mundo ideal y eterno. De ahí que tomara de la tradición«órfico-pitagórica», aunque acomodándola a su propio sistema, ladoctrina de la transmigración del alma y de la rememoración{anamnesis). (237)

Platón no duda en discurrir ampliamente sobre dos motivos míticos,el Eros cosmogónico y, sobre todo, el hombre primitivo imaginadocomo un ser bisexual de forma esférica.63 Pero se trata de mitos deestructura arcaica. La androginia del primer hombre está atestiguadaen numerosas tradiciones antiguas (por ejemplo, entre los indoeuropeos).64 Resulta transparente el mensaje del mito del andrógino: la perfecciónhumana se concibe como una unidad sin fisuras. Pero Platónle añade un nuevo significado: la forma esférica y los movimientos delantropomorfo son semejantes a los de los cuerpos celestes, como correspondeal lugar del que descendió este ser primordial. (240)

Capítulo XXVISincretismo y creatividad durante la épocahelenística: la promesa de salvación

205. LAS RELIGIONES MISTÉRICAS

De una manera que no ha podido ser enteramente aclarada, el neófitoparticipaba ritualmente en una representación litúrgica articuladaen torno a la muerte y resurrección (o renacimiento) de la divinidad.En resumen: la iniciación realizaba una especie de imitatiodei. La mayor parte de las indicaciones fragmentarias de que disponemosse refieren a la muerte y resurrección simbólicas del mystes.Durante su iniciación en los Misterios de Isis, Lucio, el héroe de la

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célebre novela de Apuleyo, sufre una «muerte voluntaria» y «se aproximaal reino de la muerte» para obtener su «día de nacimiento espiritual».6 En los Misterios de Cibeles, el neófito es considerado comoun moriturus, alguien que «va a morir». (328)

206. DlONISO MÍSTICO

a diferenciade los Misterios, el cristianismo ha ignorado el valorsacramental de la sexualidad. La misma observación podríamos hacera propósito de los banquetes rituales dionisiacos, cuando los iniciados,coronados de flores, se abandonaban a una gozosa embria- (332)

208. Isis Y LOS MISTERIOS EGIPCIOS

En cuanto a la iniciación, el testimoniode Apuleyo, en el libro XI de su Metamorfosis, es considerado,y con razón, como el más valioso documento de toda la literaturaantigua sobre los Misterios. (341)

Eliade, Mircea. Historia de las religiones 4. Editorial Cristiandad.

148. LOS MISTERIOS ELEUSINOSEntre los hombres feliz es sobre la tierra el que ha contempladoestos misterios. Pero el no iniciado y que en ellos no tiene parte,nunca tendrá la suerte de poseer tales bienes después de muerto,hundido en las tinieblas y en la sombra.Himno a Deméter, 480-482.Tres veces felices son los mortales que, habiendo contempladoestos ritos, parten para el Hades. Pues sólo a ellos es dado poseerallí una vida verdadera. Para los demás todo irá mal.Sófocles, Frag. 719 (Dindorf).Feliz el que, habiendo contemplado estos ritos, desciende a latierra hueca, porque él conoce el fin de la vida y conoce tambiénsu comienzo divino.Píndaro, Frag. 102 (Oxford).Bello es, ciertamente, el Misterio que nos han otorgado los diosesbenditos. La muerte ya no es una maldición para los mortales,sino una bendición.Inscripción hallada en Eleusis; cf. S. Angus, TheMystery Religión and Christianity (Londres 1925)140.Era creencia común en Atenas que quienquiera que hubiera sidoiniciado en los Misterios, a la hora de la muerte se hacía dignode la gloria divina. De ahí que todos ansiaran ser iniciados.Escoliasta sobre Aristófanes (Las Ranas, 158). (313)

Pausanias evitaba dar explicaciones sobre los Misterios y se abstienede describir los edificios que se veían en el recinto sagrado deDeméter, tanto en Eleusis como en Atenas.Me propuse seguir adelante con esta materia y describir todoslos objetos que admiten ser descritos en el santuario de Atenas

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llamado el Eleusinion, pero se me advirtió en una visión que tuveen sueños que no hiciera tal cosa. Me fijaré, por tanto, sólo en loque legítimamente puede ser dicho a todos.Pausanias, I, 14, 3.Mi sueño me prohibió describir lo que hay dentro de los murosdel santuario. Ciertamente está claro que los no iniciados no puedenoír hablar legítimamente de cosas cuya vista les está vedada.Pausanias, I, 38, 7.Y el synthema (santo y seña) de los misterios eleusinos es comosigue: «He ayunado, he bebido el kykeon; he tomado del cestillo.Cumplida mi tarea, pongo de nuevo en el cestillo, y del cestillo, asu vez, en el cofre».Clemente de Alejandría, Protreptikos II, 21. Sobrela interpretación de esta fórmula sagrada, cf. G. E.Mylonas, Eleusis and the Eleusinian Mysteries (Princeton1961) 294-305.Según los naasenos, los frigios afirman que dios es una espigatierna de trigo, y, siguiendo a los frigios, los atenienses, cuandocelebran la iniciación en los misterios eleusinos, muestran en silencioa los epoptai el maravilloso y fuerte y más completo de los misteriosepópticos, una espiga de trigo.Hipólito, Philosophoumena V, 8.Según Walter Otto, «no puede caber duda acerca del carácter milagrosodel acontecimiento. La espiga de trigo que crece y maduracon rapidez sobrenatural forma parte de los misterios de Deméter,igual que la cepa que crece en pocas horas es también parte de lasorgias de Dióniso» (cf. W. Otto, «Meaning of the Eleusinian Mysteries», en «The Mysteries» [Nueva York 1955] 14-31; cf. tambiénG. E. Mylonas, op. cit., 305-310).Afirma Aristóteles que el iniciado no tiene que aprender nada,sino sólo recibir impresiones y situarse en una cierta condiciónmental al hacerse candidato digno.Sinesio, De Dione, 10; cf. J. Groissant, Aristotle etles Mystéres (París 1932).

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149. MUERTE E INICIACIÓN EN LOS MISTERIOS(Plutarco, Sobre el alma)El alma [a la hora de la muerte] tiene la misma experiencia quelos iniciados en los grandes misterios... Al principio uno andaerrante y se agita fatigado de un lado para otro, y avanza con sobresaltoa través de la oscuridad como un no iniciado. Vienen luegolos grandes terrores antes de la iniciación final, temblor, estremecimiento,sudores, espanto. Uno se siente luego sorprendido poruna luz maravillosa, es recibido en regiones y praderas puras, conlas voces y las danzas y la majestad de las formas y los sonidossagrados. Entre todo esto se mueve libremente el que ha recibidola iniciación; descansado y portando su corona, se une a la comunióndivina, se junta con hombres puros y santos, contemplandoa los que viven aquí no iniciados, horda impura, hollados por lospies de aquél y formando montón confuso en el barro y la niebla,sujetos en sus miserias por el temor de la muerte y la desconfianzade aquellas bendiciones.Plutarco, Sobre el alma, citado por Stobeo, IV.150. INICIACIÓN EN LOS MISTERIOS DE CIBELES:EL TAUROBOLIO(Prudencio, Peristephanon X, 1011-1050)

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Cuando se disponen a consagrar al sumo sacerdote, lo llevan a unpozo profundo excavado bajo el suelo, maravillosamente adornadocon una banda, sus sienes festivas ceñidas por guirnaldas, recogidoel cabello bajo una corona de oro y portando una toga de seda recogidacon un cíngulo gabinio.Ponen encima una tarima con anchos espacios, hecha de planchascon un entramado abierto. Dividen entonces o taladran lasuperficie, haciendo muchos agujeros con una herramienta puntiaguda,de forma que toda la tarima aparece picada de pequeñosagujeros.Luego es conducido hasta allí un enorme toro, bravo y sin domaren apariencia, con los flancos cubiertos de guirnaldas entretejidasy con los cuernos envainados, de forma que el testuz delanimal brilla con reflejos dorados y la pelambre se ve engalanadacon el brillo de las placas metálicas.Luego, tal como está ordenado, se dará muerte en aquel lugar

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a la bestia, y para ello hincan una espada sagrada en su pecho. Dela herida abierta mana un chorro de sangre caliente, y el humeantemanantial se derrama sobre la tarima y la inunda, cayendo luegodebajo.Luego, por las mil aberturas de la celosía, se abre camino ygotea como un repugnante rocío la lluvia de sangre, que el sacerdoteenterrado debajo trata de recoger adelantando la cabeza para queno se pierda ni una gota, manchándose vergonzosamente los vestidosy todo el cuerpo.Echa hacia atrás el rostro, pone bajo los chorros de sangre lasmejillas, las orejas y los labios, acerca a ellos la nariz y hasta dejabañar sus ojos en el líquido, y ni siquiera perdona su garganta, puessaca la lengua, de modo que llega a beber la espesa sangre.Luego retiran los sacerdotes de la celosía el cuerpo del toro,que, por la pérdida de la sangre, empieza a ponerse rígido, y sale

el pontífice, con su horrible aspecto, mostrando su cabeza manchada,la barba cuajada de sangre, sus bandas chorreantes y sus suciosatavíos.Y al verlo así manchado e infecto, sucio de la sangre del recientesacrificio, todos le saludan y veneran 1 desde cierta distancia, porquela sangre impía2 y un toro muerto lo han bañado mientraspermanecía oculto en la repugnante cueva.151. LA EPIFANÍA DEL DIOS MISTÉRICOArístides consigna una experiencia en que «brotó de Isis una luzy otras cosas inefables que conducen a la salvación. En la mismanoche se aparecieron Serapis y Esculapio, ambos maravillosos ensu belleza y semejantes en algunos aspectos el uno al otro» (Orat.sac. III, 500). En todas las antiguas epifanías se habla de una luzdeslumbradora. Porfirio advierte que «el ojo del cuerpo no puedesoportar» el fulgor de las apariciones divinas (De mysteriis II, 8).La experiencia de Apuleyo, «vi el sol brillar a media noche»

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154. LA INICIACIÓN SEGÚN PLATÓN

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(Fedón, 69 c)El neoplatónico Olimpiodoro comenta sobre este pasaje: «hace laadaptación de un himno órfico».Parece también que quienes establecieron en beneficio nuestrolos ritos de iniciación no estaban locos, sino que hay un sentidooculto en sus enseñanzas cuando se afirma que cuantos llegan alHades sin haber sido iniciados yacen en el fango, mientras que lospurificados e iniciados, cuando allí llegan, moran con los dioses.Porque, ciertamente, como dicen los que conocen bien los misterios,«hay muchos que llevan la vara, pero pocos los que se hacenbakchoi». Estos últimos son, en mi opinión, los que han entregadotoda su vida a la verdadera filosofía.Cf. F. C. Grant, Hellenistic Pbilosophy (Nueva York1953) 136-144.155. INICIACIÓN EN LOS MISTERIOS DE ISIS(Apuleyo, Metamorfosis XI, 1-26)Apuleyo de Madama, en el norte de África, vivió en el siglo II d. C.Fue jurista, novelista y orador. Sus famosas «Metamorfosis», obraconocida también por «El Asno de Oro», es una apenas velada apologíaautobiográfica, repleta de encantadores relatos (por ejemplo,«Cupido y Psique», en IV, 28 MVI, 24). El protagonista,Lucio, por un exceso de curiosidad acerca de la magia, se ve accidentalmenteconvertido en asno. La recuperación de la forma humanapor misericordia de Isis y la iniciación en los misterios deesta diosa constituyen el punto culminante de toda la obra. Se suponeque este relato se basa en un conocimiento directo de los misteriosisíacos.[El libro XI se inicia con una prometedora nota de misterio. Luciopasa la noche dormido sobre la cálida arena de la playa].(1) Hacia la primera vela de la noche, me desperté súbitamenteaterrorizado. La luna llena acababa de salir y brillaba coninusitado resplandor como si emergiera de las olas. A mi alrededorse extendía el misterioso silencio de la noche. Supe que aquellaera la hora en que la diosa [Isis] ejercía su máximo poder y gober-

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naba todas las cosas por su providencia; no sólo los animales,salvajes y domésticos, sino las mismas cosas inanimadas se renuevanpor su iluminación y su poder divinos, y hasta los cuerposcelestes, toda la tierra y el ancho mar crecen o menguan conformea su voluntad.La epifanía de Isis[Lucio decide invocar a Isis para que le libere de su aparienciaasnal, y la diosa le responde. Su plegaria recoge en el § 2 los títulosde la diosa como Reina del Cielo, Ceres, Proserpina, Venus celestial].(3) Derramaba yo mis plegarias y súplicas, añadiéndoles unlastimoso llanto, cuando de nuevo me quedé completamente dormidosobre el mismo lecho de arena. Apenas había cerrado los ojos,cuando he aquí que de en medio de la profundidad surgió aquelrostro divino al que los mismos dioses deben reverencia. Y en seguida,lentamente, salió del mar todo su cuerpo esplendente y sedejó ver por completo. Me gustaría relataros toda la maravilla deesta visión si no me lo impidiera la pobreza del lenguaje humano,o si la fuerza divina que mora dentro de esta forma se concedieraelocuencia suficiente.

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Primero, las trenzas de su cabello eran largas y apretadas, ycaían blandamente ondulantes y rizadas en torno a su cuello divino.Por corona llevaba sobre su cabeza muchas guirnaldas de flores,y en medio de su frente brillaba, blanco y resplandeciente, un discocomo un espejo, o más bien como una luna; a derecha e izquierdala ceñían con sus anillos víboras enroscadas, mientras que por encimasobresalían espigas de trigo. Su túnica era de varios colores,tejida del más suave lino, deslumbrante unas veces con el albor dela nieve, otras de color azafrán o purpúrea como las llamas. Perolo que mayor asombro causó a mis ojos fue su manto, porque eranegrísimo, centelleante como el pelo de marta. Lo llevaba recogidoalrededor, por debajo del hombro derecho y sujeto sobre elizquierdo. En parte caía como un escudo, en muchos pliegues, yllegaba hasta el borde inferior de su vestidura, rematando en unfleco de borlas. (4) Esparcidas por su bordada franja y por lasuperficie había lentejuelas de brillantes estrellas, y en su mitad,como una llama de fuego, refulgía la luna llena en plenitud. Todoa lo largo de la franja de esta maravillosa vestidura corría ininterrumpidauna guirnalda de toda clases de flores y frutos.En las manos llevaba emblemas de diverso género. En la derechatenía un sonajero de bronce [el sistro] hecho de una fina tira(319)

de metal curvada como un lazo, atravesada por pequeñas varillas;al moverlo la diosa con una ágil pulsación triple produjo un sonidotintineante. Llevaba en la mano derecha una copa de oro, de loalto de cuya fina asa se alzaba un áspid con la cabeza erguida yla garganta hinchada por ambos lados. Sus perfumados pies se calzabancon sandalias tejidas de la palma de la victoria.Tal y tan majestuosa era la visión. Entonces, exhalando toda labienaventurada fragancia de la Arabia feliz, se dignó hablarme convoz divina. (5) «He aquí, Lucio, que he venido conmovida por tusplegarias. Yo, madre de la naturaleza, señora de todos los elementos,progenie primera de las edades, la más fuerte de las potenciasdivinas, Reina de los muertos, Señora de los que moran en loscielos, en cuyos rasgos se conjugan los de todos los dioses y diosas.Con un gesto gobierno las brillantes alturas del cielo, todos losvientos del mar y los luctuosos silencios del mundo inferior. Todoel universo rinde honor a mi deidad única [numen unicum] bajoformas diversas, con ritos distintos y por nombres sin cuento...y los egipcios, fuertes en el saber antiguo, que me honran con ritospeculiares, me invocan por mi nombre verdadero, el de Isis Reina.Apiadada de tus lamentos he venido. Aquí estoy propicia ydispuesta a ayudarte. Deja ya de llorar y lamentarte, y aparta tupena. ¡Ya amanece para ti, por mi providencia, el día de salvación!Vuelve, pues, tu afligido espíritu y presta atención a cuanto teordeno. El día, el mismo día que seguirá a esta noche, me estáconsagrado de por siempre, porque en este día, cuando yo hayacalmado las tormentas del invierno y haya dado reposo a las olastempestuosas del mar, mis sacerdotes consagrarán a la alta mar,que de nuevo será navegable, un barco nuevo, y lo ofrecerán enmi honor como primicia de las navegaciones del año. Esperarás lacelebración de esta fiesta con el corazón sereno y sin albergar pensamientosprofanos».[La diosa explica a Lucio que deberá mezclarse con la multituddurante las Ploiafesias, y que se abrirá paso hasta llegar junto al

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sacerdote que vea portando una guirnalda de rosas, el cual, advertidopreviamente por la diosa en una visión, estará preparadopara todo lo que haya de ocurrir, en concreto, que Lucio (todavíaen figura de asno) se apoderará de la guirnalda y la comerá, despuésde lo cual recuperará la forma humana. Todo ocurre luegode este modo. Transformado una vez más en hombre, Lucio esexhortado por uno de los sacerdotes, «cuyo rostro sonriente parecíamás que humano»]:(15) «Oh Lucio, después de soportar tantos trabajos y escaparde tantas tempestades de la Fortuna, por fin has llegado al(320)

puerto seguro del reposo y la misericordia. Ni tu noble linaje nitu alto rango ni tu mucha ciencia te sirvieron de nada, sino quepor haberte entregado a placeres serviles, movido por la locurajuvenil, tuviste la recompensa lamentable de tu infeliz curiosidad.Y a pesar de todo, mientras la ciega Fortuna te atormentaba conpeligros varios, por su misma malicia te ha traído el estado presentede bienaventuranza religiosa. Deja que pase esta Fortuna,rabiosa con su salvaje furia, y que atormente a otros. Porque laFortuna no tiene poder alguno sobre aquellos que se han consagradoal servicio de la majestad de nuestra diosa. Porque todastus aflicciones —ladrones, fieras salvajes, esclavitud, trabajos y jornadasvanas que terminaban donde habían comenzado, y el cotidianotemor de la muerte— nada aprovecharon a la malvada Fortuna.Ahora estás a salvo, bajo la protección de otra Fortuna nociega, sino capaz de ver, que con su clara luz ilumina a los demásdioses. Alégrate, por tanto, y muestra mejor semblante, más enconsonancia con tu vestidura blanca, y sigue con pasos alegres laprocesión de esta diosa salvadora, para que todos los que aún noson devotos seguidores de la diosa vean y reconozcan su error[diciendo]: 'Ved, aquí está Lucio, libre ya de sus antiguas miseriaspor la providencia de la gran diosa Isis, alegre de su triunfo sobrela Fortuna'. Y para que puedas vivir más seguro y a resguardo,da tu nombre a esta sagrada milicia [es decir, únete al orden isíaco]—pues hace muy poco que fuiste llamado a prestar el juramento—y conságrate a obedecer a nuestra religión y toma sobre ti el yugovoluntario del ministerio. Pues cuando hayas empezado a servir ala diosa, entonces conocerás mucho mejor cuáles son los frutos detu liberación».La iniciación de Lucio[Así profetizó el sacerdote y dirigió su llamada a Lucio, que asintióy se unió a la procesión, entre las burlas de los no creyentes.Pero su conversión, como la de otros muchos, consistió en un procesolento, y sólo paso a paso llegó a identificarse con los sacerdotesde Isis. Pues, como sucede a tantos otros, creía que la profesiónreligiosa estricta habría de resultarle excesivamente dura. «No sonfáciles de obedecer las leyes de la castidad y de la abstinencia» (19).Sin embargo, continuó frecuentando los servicios de culto (21),hasta que llegó el momento en que deseó vivamente ser admitidoen los misterios de Isis. Tal cosa tuvo lugar «en la noche que estáconsagrada a la diosa»].(22) Terminó de hablar el sacerdote, y yo no quise estropear(321)

mi obediencia mostrándome impaciente, sino que en silencio, quieto,

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mesurado y edificante presté mi servicio atento a la diaria observanciade los ritos sagrados. Tampoco la gracia salvadora de ladiosa me decepcionó o torturó en modo alguno con largas esperas,sino que en la oscuridad de la noche, mediante órdenes que noeran al fin oscuras, me dio a entender que el día tan deseado en quehabría de concederme ella el cumplimiento de mis más ardientessúplicas había llegado por fin. Fijó también ella la cantidad quedebería tener dispuesta para las suplicaciones, y designó al mismoMitras, su sumo sacerdote, para que me administrara los ritos,pues su destino, afirmó ella misma, estaba estrechamente unido almío por la divina conjunción de los astros.Estas y otras graciosas advertencias de la diosa confortaron miespíritu, de forma que ya antes de que clarease el día sacudí elsueño y corrí presuroso hacia el aposento del sacerdote. Lo encontréapenas acababa de salir de su dormitorio, y le saludé. Teníapensado requerirle con mayor insistencia que nunca para que meconcediera la iniciación, ahora que ya la veía como cosa que seme debía. Pero apenas me vio él, se anticipó a mis palabras, diciendo:«¡Lucio, hombre feliz y sobremanera bendecido, al que la deidadaugusta con tanta bondad se digna favorecer! Pero ¿qué hacesahí aturdido —me preguntó— y por qué te estás parado? El díapor el que tanto has suplicado con plegarias incansables ya llegó,cuando por los mandatos de la diosa de muchos nombres has deser admitido por mis manos en los sacratísimos secretos de losmisterios». Tomando entonces mi mano derecha en la suya, elamable anciano me llevó hasta las mismas puertas del gran templo,y después de celebrar con solemnes ritos la apertura de las puertas,y una vez terminado el sacrificio matutino, sacó de cierto lugaroculto del templo unos libros cuyos títulos estaban escritos consignos indescifrables. Algunos de ellos tenían forma de animalesy parecían como si quisieran sugerir compendiosamente las palabras;otros tenían sus extremos anudados o enrollados como ruedas,o ensartados como los sarmientos de una cepa, con lo que seprocuraba salvar su contenido de la curiosidad de los lectores profanos.Al mismo tiempo me advirtió sobre los preparativos necesariospara mi iniciación.(23) No perdí el tiempo, sino que con prontitud y aún mayorliberalidad de lo que se me exigía compré yo mismo las cosas ohice que mis amigos fueran a comprarlas. Y cuando se aproximóel momento y todo parecía exigirlo, como él dijo, el sacerdote meguió con un cortejo formado por hombres piadosos hasta el bañomás cercano. Cuando entré en el baño en que acostumbran ba-(322)

ñarse los neófitos, oró primero a los dioses para que se me mostraranpropicios y luego me roció con agua purísima y me limpió.De nuevo me condujo de regreso al templo, y como ya había pasadomás de la mitad del día, me puso a los pies de la misma diosa;entonces, después de comunicarme ciertas órdenes secretas, que sondemasiado santas como para referirlas, ante todos los presentesme ordenó abstenerme durante diez días seguidos de todos los placeresde la mesa, no comer carne ni beber vino. Observé escrupulosamentetodos estos mandatos. Por fin llegó el día señalado porel mandato divino. El sol declinaba y se acercaba la noche cuandohe aquí que de todos lados fueron llegando multitudes de iniciadosque me rodearon, y cada uno de ellos, conforme al antiguo rito,

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me ofreció diversos dones. Finalmente, una vez retirados todoslos no iniciados, me pusieron un vestido nuevo de lino, y el sacerdote,tomándome de la mano, me llevó a lo más recóndito del lugarsagrado...... Escuchad, pues, y creed, porque todo cuanto os digo es laverdad. Estuve cerca de los confines de la muerte, hasta pisar elmismo umbral de Proserpina. Fui llevado a través de todos loselementos y devuelto nuevamente a la tierra. Cuando moría lanoche, contemplé el sol, que brillaba en todo su esplendor. Meacerqué a los dioses superiores e inferiores y les rendí honor caraa cara. Ved, os he contado cosas que ya habéis oído narrar, perode las que nada sabéis todavía. Sólo os referiré, por consiguiente,lo que es posible, sin que ello suponga cometer pecado alguno, comunicara los no iniciados.(24) Tan pronto como llegó el día y finalizaron los ritos sagrados,salí revestido de las doce prendas que llevan los iniciados,atavíos sacratísimos, pero de los que ninguna prohibición sagradaimpide hablar, pues entonces hubo muchos que pudieron vermellevándolos. Porque justamente en mitad del santuario, ante laimagen de la diosa, había una plataforma de madera en la que fuiinstalado, ataviado con una vestidura que, si bien estaba hecha sólode lino, iba tan ricamente bordada que era todo un espectáculocontemplarme. La preciosa capa que colgaba de mis hombros hastael suelo estaba adornada por todas partes que se la mirase configuras de animales de diversos colores. Había allí dragones indios,grifos de las regiones hiperbóreas, alados como aves, pero comode otro mundo. A esta capa llaman «olímpica» los iniciados. En lamano derecha llevaba yo una antorcha encendida, y tenía la cabezaadornada con una corona hecha de hojas blancas de palma, dispuestasen círculo como rayos. Después de haber sido de tal modoadornado, y cuando me hubieron instalado como si fuera la imagen(323)

de un dios, se corrieron de pronto las cortinas y el pueblo se apiñóalrededor para contemplarme...[Siguen después fiestas y reuniones, y al tercer día tiene lugaruna solemne ceremonia para romper el ayuno. Incapaz al principiode dejar ya la imagen de la diosa, Lucio se dirige a ella por últimavez con sollozos]:(25) ¡Oh guardadora santa y eterna de la raza humana, quecuidas siempre de los mortales y los bendices! Tú te apiadas de losmales que sufren los miserables con suave amor de madre. Ni eldía ni la noche, ni un solo instante pasan sin tus bendiciones, sinoque en todo momento, en mar y tierra, velas por los hombres. Túapartas de ellos las tormentas de la vida y extiendes para guardarlostu diestra salvadora, con la que deshaces hasta la madeja inextricablede los hados. Aquietas las tempestades de la Fortuna y frenaslos perniciosos movimientos de los astros. A ti en lo alto adoranlos dioses y te rinden su veneración. Haces tú girar la esfera de loscielos, das luz al sol, gobiernas el universo y hollaste el Tártaro.A ti responden las estrellas, por ti retornan las estaciones, en ti sealegran los dioses y los elementos te sirven. A un gesto tuyo soplanlos vientos, las nubes nutren [la tierra], brotan las semillas y seabren los brotes. Ante tu majestad se estremecen las aves cuandovuelan de un lado a otro en el cielo, las fieras cuando merodeanpor los montes, las serpientes ocultas en la tierra y los monstruos

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que pululan en el abismo. Pero no soy hábil para cantar tus alabanzasy mis bienes son pocos para hacerte las ofrendas que mereces...Lo único que un hombre puede hacer cuando es tu devoto,pero pobre, eso haré yo. Tu rostro divino y tu deidad santísimaguardaré muy en lo hondo de mi corazón. Para siempre llevaréen lo íntimo tu imagen.Después de invocar así a la divinidad poderosa, abracé al sacerdoteMitras, ahora mi padre espiritual, y colgado de su cuellosupliqué con muchos besos su perdón, ya que no estaba en mismanos compensarle dignamente por todos los beneficios que élme había otorgado. (26) Entonces, después de muchas y prolongadasmuestras de gratitud, marché al fin a mi casa por el caminomás corto... Pocos días después, guiado por la diosa poderosa,llegué a Roma la víspera de los Idus de diciembre.Cf. F. C. Grant, Hellenistic Religions (Nueva York1953) 136-144.(324)

E. LOS CAMINOS DEL MUNDO INFERIOR1 7 1 . LOS INICIADOS EN LA FRATERNIDAD ORFICO-PITAGORICAAPRENDEN EL CAMINO QUE LLEVA AL MUNDO INFERIOR(Láminas de oro funerarias)[Lámina de Petelia, sur de Italia, del siglo IV-III a. C.].A la izquerda de la Casa de Hades hallarás una fuente,y erguido a su lado un ciprés blanco.No te acerques a esta fuente,sino que otra hallarás, que del Lago de la Memoriabrota con aguas frescas, ante la cual hay guardianes.Dirás: «Hijo soy de la tierra y del cielo estrellado,pero mi raza del cielo sólo procede. Bien lo sabéis.Pero me abraso de sed y perezco. Dadme prontoel agua fresca que corre desde el Lago de la Memoria».Y con gusto te dejarán beber de la fuente santa,y luego tendrás señorío entre los demás héroes.[Lámina de Eleuthernai, Creta, del siglo n a. C.].Me abraso de sed y muero. Dadme de beberde la fuente perenne de la derecha, donde está el ciprés.¿Quién eres tú?¿De dónde vienes? Hijo soy de la tierra y del cielo estrellado.[Lámina de Thurii, sur de Italia, del siglo iv-m a. C.].Pero tan pronto como el espíritu ha abandonado la luz del sol,marcha a la derecha cuanto puedas, cauteloso en todas las cosas.¡Salve, tú que sufriste el dolor! Nunca antes sufriste nada comoesto.De hombre te has vuelto dios.Como un cabrito la leche has encontrado.¡Salve, tú que vas por el camino de la derecha!Por las praderas santas y los bosques de Perséfone.(374)

[Otras tres láminas de Thurii, aproximadamente de la misma fechaque las anteriores].Vengo de la pura, de la pura Reina de los de aquí abajo,de Eukles y Euboleo y otros dioses y demonios,pues declaro que también yo soy de vuestra raza bendita.Y la pena he pagado por mis obras injustas,

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sea lo que el Hado me impuso o los dioses inmortalesO... con trueno arrojado desde las estrellas.Salí del triste y penoso círculo.A la diadema anhelada pasé con pie veloz.En el seno he caído de la Señora, la Reina del mundo inferior.Y como suplicante ahora estoy ante la sagrada Persefonea;por su gracia a los hombres envíe a los tronos de los santificados.Feliz tú y bienaventurado, ya no mortal, sino dios serás.Como un cabrito la leche he encontrado.W. K. C. Guthrie, Orpheus and Greek Religión(Londres 1935) 172-173.Cf. también n.os 148-155.(374)

1 8 1 . LA TRANSMIGRACIÓN DE LAS ALMASSEGÚN EMPEDOCLES(Fragmentos 115, 117, 118)Hay un oráculo de la Necesidad, antiguo decreto de los dioses,eterno y sellado por amplios juramentos.Cuando uno de estos semidioses, cuya suerte es la vida perdurable,ha manchado inicuamente sus miembros queridos con la sangre,o en una pelea ha pronunciado un juramento en falso, ha deandar errante lejos de los bienaventurados durante tres veces diezmillares de estaciones, naciendo durante todo ese tiempo bajo lasformas de toda clase de cosas mortales y cambiando un miserableestilo de vida por otro. La fuerza del viento lo arrastra al mar, elmar lo arroja a la tierra seca, la tierra lo echa a los rayos del solardiente, y el sol a los remolinos del viento. Cada elemento lorecibe del otro, pero todos lo aborrecen. También soy yo ahorauno de ellos, fugitivo de los dioses y errante, que puse mi confianzaen una lucha furiosa (frag. 115).Lloré y me lamenté cuando vi aquel lugar desconocido (fragmento118).Pues ya fui antes muchacho y muchacha, pez y ave y pez mudodel mar (frag. 117).Cf. G. S. Kirk y J. E. Raven, The Presocratic Philosophers(Cambridge 1957).(390)

FRANCESC CASADESUS BORDOY ORFISMO USOS Y ABUSOS, EN KOINOS LOGOS

Pero el interes por Orfeo no se limito a los circulos literarios o magicos sino quetambien fue objeto de la atencion de algunos prominentes fi losofos griegos. Asi, lasfuentes nos indican que Pitagoras y los pitagoricos hicieron uso de los poemas de Orfeogenerando una mezcla doctrinal que ha dado pie al califi cativo “orfi co-pitagorico”. (157)

Dehecho, se han establecido paralelismos entre la cosmogonia orfi ca que relata el origendel cosmos a partir de una profundidad infi nita, un mar infi nito, de la que, tras sucesivas

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mezclas y torbellinos, se formo un huevo del que surgio el dios primordial de la teogoniaorfi ca, Fanes, con la formacion del Uno, generador de los demas numeros, segun laaritmogonia pitagorica mencionada por Aristoteles en la Metafisica19. (159)

Todo indica que Platon, de un modo parecido a como lo hicieran los pitagoricos,incorporo en su propio sistema fi losofi co numerosos elementos orfi cos, relacionadosprincipalmente con la nocion de inmortalidad del alma y su destino en el Mas Alla. Estoes lo que al menos parece sugerir la conocida afi rmacion de Olimpiodoro de que Platonhabia parafraseado a Orfeo en toda su obra24. (160)

Por este motivo, para Platon, en un ejemplo extraordinario de su capacidad detransponer terminologia orfi ca, la verdadera iniciacion fi losofi ca consiste en abandonarlas impurezas causadas por el cuerpo para “iniciarse en las iniciaciones perfectas, yalcanzar asi la perfeccion, teleous aei teletas teloumenos, teleos ontos monos gignetai.El iniciado, en defi nitiva, es aquel que alcanza un perfecto conocimiento de aquello enlo que se inicia, es decir, el conocimiento de las verdades eternas, la contemplacion“del brillo de la belleza”, acompanando a los dioses inmortales. Contemplacion que,segun el uso platonico de la doctrina orfi ca, solo puede alcanzarse “iniciandonos en lasvisiones integras, simples, inmoviles y felices y que observamos en su luz pura, estandopurifi cados sin la marca, asemantoi, que ahora nos rodea y que denominamos cuerpo,prisioneros como si se tratase de una ostra”28. (162)

Eliade, Mircea. Nacimiento y renacimiento. Madrid Kairós.

Eleusis y los misterios helenísticos

Los misterios eleusinos, los ritos dionisía-cos, el orfismo,son fenómenos extremadamente complejos, cuya importancia en la historia religiosa y culturalde Grecia es considerable.14 En estas líneas sólo nos ocuparemos de sus ritos inicia-ticos. Ahorabien, como ya he dicho antes, sobre este tema en particular es sobre el que disponemos de (71)

Los misterios eleusinos,15

como las ceremonias dionisíacas, se hallaban basadas en un mito divino; por consiguiente, lasucesión de ritos reactualizaba el acontecimiento primordial narrado en el mito, y losparticipantes en los ritos eran introducidos de forma progresiva a la presencia divina. Para darun ejemplo: la noche de su llegada a Eleusis, los que iban a ser iniciados suspendieron susdanzas y celebraciones cuando se les dijo que Coré había sido secuestrada. Buscaron a Coréportando antorchas en las manos, llorando y lamentándose, y vagando por todas partes. De

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repente, un heraldo anunció que Helios había revelado dónde se hallaba Coré; y de nuevo todofue alegría, música y danzas. El mito de Deméter y Coré volvió a ser contemporáneo. Laviolación de Coré, se lamenta Deméter, tiene lugar aquí y ahora, y es en virtud de su cercanía alas diosas, y en definitiva a su presencia, por lo que el iniciado (mystés) tendrá una inolvidableexperiencia de iniciación. (72)

Los mitos y ritos de Eleusis tienen su contrapartida en las religiones de ciertas culturastropicales, cuya estructura es agrícola y matriarcal.21 El hecho de que dichos elementos depráctica religiosa arcaica aparezcan ocupando la posición central de los misterios griegos ygrecoorientales demuestra no sólo su extraordinaria vitalidad sino también su importancia en lavida religiosa de la humanidad. Sin duda estamos ante experiencias religiosas que son a la vezprimordiales y paradigmáticas. (73)

En Eleusis, así como en las ceremonias órfico-dionisíacas,al igual que en los misterios grecoorientales del período helenístico, el mystés se somete a la iniciacióna fin de trascender la condición humana y de obtener una modo de ser más elevado,sobrehumano. Los ritos iniciáticos reactualizan un mito original, que relata las aventuras,muerte y resurrección de una divinidad. Sabemos muy poco acerca de esos ritos secretos, y noobstante sabemos que los más importantes de ellos tenían que ver con la muerte y laresurrección mística del iniciado. (73)

La transmutación ontológica del iniciado era probada por encima de todo a través de suexistencia después de la muerte. El Himno a Deméter homérico, Píndaro y Sófocles yaelogiaron el gozo de los iniciados en el más allá, compadeciendo a aquellos que murieran sinhaber sido iniciados.12 En el período helenístico se difundió ampliamente la idea de que aquellosque habían sido iniciados disfrutaban de una privilegiada situación espiritual, tanto en vidacomo después de la muerte. Así pues, quienes se sometían a la iniciación, buscaban obtener unacondición ontológica sobrehumana, más o menos divina, y asegurarse la supervivencia despuésde la muerte, si no la inmortalidad. Y, como acabamos de ver, los misterios empleaban la pautaclásica: muerte mística del iniciado, seguida de un nuevo nacimiento espiritual. (73)

Eliade, Mircea. Lo sagrado y lo profano.

la muerte viene a considerarse como la suprema iniciación, como elcomienzo de una nueva existencia espiritual. (130)

El conocimiento sagrado y, por extensión, la sabiduría se conciben como frutode una iniciación, y es significativo encontrar el simbolismo obstétrico ligadoal despertar de la conciencia suprema tanto en la antigua India como enGrecia. Sócrates se comparaba no sin razón a una partera: ayudaba al hombre

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a nacer a la consciencia de sí, alumbraba al «hombre nuevo». (121)

Guenon, René. Apreciaciones sobre la iniciación.