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J unto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su ma- dre María de Cleofás y María Magdalena. Jesús al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería dijo a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo». Luego dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre». Y des- de aquella hora, el discípulo la recibió en su casa. Después de esto, sabiendo Jesús que todo había llegado a su término, para que se cumpliera la Escritura dijo: «Tengo sed». Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús cuando tomó el vina- gre dijo: «Está cumplido». E inclinando la cabeza entregó el espíritu. Jn 18, 1-19, 42 Viernes Santo HOY TE MIRO CLAVADO EN LA CRUZ Señor Jesús, hoy te miro clavado en la Cruz y mi corazón se llena de tristeza. Al verte así me doy cuenta de todo el amor que tu Padre Dios nos tiene al entregarte para que todos nos salvemos. ¡Gracias, Padre Dios, por tu gran amor! ¡Gracias, Señor Jesús, por dar tu vida por nosotros! Hoy te pido por todas las personas que también sufren la cruz. Te pido por los enfermos, los ancianos solos, los niños que no nacen y los abandonados, los padres que están en el paro, las personas que sufren las guerras... Ayúdales, Señor, desde tu Cruz. Junto a la cruz de Jesús acción católica general SECTOR DE NIÑOS www.accioncatolicageneral.es 22 Abril

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Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su ma-dre María de Cleofás y María Magdalena. Jesús al ver a su madrey cerca al discípulo que tanto quería dijo a su madre: «Mujer, ahí

tienes a tu hijo». Luego dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre». Y des-de aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.

Después de esto, sabiendo Jesús que todo había llegado a su término,para que se cumpliera la Escritura dijo: «Tengo sed». Había allí un jarrolleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a unacaña de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús cuando tomó el vina-gre dijo: «Está cumplido». E inclinando la cabeza entregó el espíritu.

Jn 18, 1-19, 42

ViernesSanto

HOY TE MIRO CLAVADO EN LA CRUZ

Señor Jesús, hoy te miro clavado en la Cruzy mi corazón se llena de tristeza.Al verte así me doy cuenta de todo el amorque tu Padre Dios nos tieneal entregarte para que todos nos salvemos.¡Gracias, Padre Dios,por tu gran amor!¡Gracias, Señor Jesús,por dar tu vida por nosotros!

Hoy te pido por todas las personas que también sufren la cruz.Te pido por los enfermos,los ancianos solos,los niños que no naceny los abandonados,los padres que están en el paro,las personas que sufren las guerras...Ayúdales, Señor, desde tu Cruz.

Junto a la cruz de Jesús

acción católicageneral

SECTORDE NIÑOS

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Hace muchísimo tiempo existió un diminuto pajarillo. Las plumasverde aceitunado de su espalda contrastaban con el blanco bri-

llante de su cuello y pecho y le daban un hermoso aspecto cuandocruzaba por campos y aldeas.

Un buen día, sobre la cima de una pequeña colina, cercana a su nido,se alzaron tres cruces. En ellas tres hombres sufrían el cruel tor-mento de la crucifixión. El pajarillo se acercó, con esa curiosidad tí-mida de las aves. Era mediodía.

Le llamó la atención el hombre que ocupaba la cruz central. Sucuerpo estaba lleno de heridas, sus rodillas eran una llaga en carneviva... y una corona de espinas gruesas hacía sangrar su cabeza.

Aquel pajarillo nunca había contemplado de cerca el dolor. Asustadorevoloteó hasta su matorral, sin saber qué hacer. Después de pen-sar escondido entre la vegetación, se armó de valor: las cosas nopodían seguir como estaban. Era urgente hacer algo.

Se posó con cuidado sobre la madera de la cruz. Observó de cercaal hombre y escuchó su respiración acelerada y jadeante. Luego ini-ció un vuelo corto y, sosteniéndose en le aire con el esfuerzo desus alas, acercó el pico hasta que pudo asir una espina de la coro-na... Tiró con todas sus fuerzas hasta que logró arrancarla.

Aquel hombre se sintió aliviado, al tiempo que elpajarillo se alejaba, emocionado por el gesto queacababa de realizar. Dejó caer la espina bien lejosy volvió sus alas hacia la cruz, con intención dearrancar otra de las espinas... Y así lo hizo una yotra vez.

Con tantas idas y venidas hasta la frente sangran-te, sus plumas blancas se mancharon de sangre. Lle-vaba el cuello y pecho de un color rojo intenso,pero no le importaba: su única preocupación eraarrancar el mayor número posible de espinas paraproporcionar a aquel crucificado un poco de alivio.

Poco después aquel hombre moría con una palabrade perdón para quienes le hacían sufrir y una mi-rada de agradecimiento hacia el pajarillo que no ha-bía escatimado esfuerzos para mitigar sus dolores.

En el mismo momento en que aquel hombre bueno expiró, el pa-jarillo descubrió que la mancha que llevaba en el pecho y cuello, bri-llaba con una intensidad extraña. Intentó quitársela, pero fue envano. Permanecía allí como recuerdo y signo de su generosidad.

Desde aquel día hay un pajarillo que cruza nuestros campos y pue-blos con una hermosa mancha roja y brillante en su pecho. Cruzalos campos con orgullo. Sabe que lleva en sus plumas el recuerdoagradecido que le dejara para siempre Alguien que murió en unacruz para que todos tuviéramos vida. Desde entonces todos le lla-man “Petirrojo”, porque lleva su pecho marcado con color rojo.

¿Qué sufrimientos -ccomo los que quitaba el petirrojo- hay

en nuestro mundo de hoy... cerca y lejos de nosotros?

¿Qué haría Jesús al ver todo esto?

¿Qué podemos hacer nosotros?