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La_ relación p_rofesor.alumno y_ la enseñanza impar. tida en el aula son el origen del éxito o el fracáso escolar, s€.?n cu_ales fueren los proyectos áá-uná escuela, los medios legales, los órieirtadores o lá" actividades extracurricu lares. MABLAND resaltar e_! egta obra, la radical impor. tancia de la figura individual del profesor en la édu. cación, en la ens_eñanza práctica y en la problemá. tica real de ayudar al alumno. El -éxito del profesor individual depende de algo más que de una notable personalidád V de su er-u- dicién. Existe un «arte» para dirigir al grupo en el aula -cada profesor débe ser éf¡c¡en1e'en este asp_ecto- y es estimulante saber que esta habili- dad puede ser adquiiida El obietivo primordial del presente volumen se cen- t_ra en el aprendizaje, práctica y perfeccionamiento de este «arte de enseñar". g o f- = É \- G IE o a F o o ]f o +r \- o - Lu ffiillililffiüüilIüI|ililfi]ffiil rsBN 84-7112-201-4 Colección: Pedagogía CUARTA ED¡CÉN EDICIONES MORATA, S. L. Mejía Lequerica,12. Z8OO4 - Madrid morata @ infomet.es - www.edmorala.es &nilorata M. Marland

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La_ relación p_rofesor.alumno y_ la enseñanza impar.tida en el aula son el origen del éxito o el fracásoescolar, s€.?n cu_ales fueren los proyectos áá-unáescuela, los medios legales, los órieirtadores o lá"actividades extracurricu lares.MABLAND resaltar e_! egta obra, la radical impor.tancia de la figura individual del profesor en la édu.cación, en la ens_eñanza práctica y en la problemá.tica real de ayudar al alumno.El -éxito del profesor individual depende de algomás que de una notable personalidád V de su er-u-dicién. Existe un «arte» para dirigir al grupo en elaula

-cada profesor débe ser éf¡c¡en1e'en este

asp_ecto- y es estimulante saber que esta habili-dad puede ser adquiiidaEl obietivo primordial del presente volumen se cen-t_ra en el aprendizaje, práctica y perfeccionamientode este «arte de enseñar".

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rsBN 84-7112-201-4

Colección: Pedagogía

CUARTA ED¡CÉN

EDICIONES MORATA, S. L.Mejía Lequerica,12. Z8OO4 - Madridmorata @ infomet.es - www.edmorala.es &nilorata

M. Marland

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Dedicatoria

A los alumnos a quienes he ense-nado, a los que enseño todavía y a losque ensú.aré, de los que he aprendido,casi más de Io que ya iabía, para mane-Jartos melar.

Agradecirnienros

Aunque soy el responsal¡le de cualquier fracaso enconcepción, ejemplo o expresión, tendúa que dar lasgracias_a todos rnis colegas, pasados y prlsentes, delos.cuales he aprendirio, y a los siguíent"r qr. i,*.,realizado cri¡icas del lilrro, cle valioia ayud.a, cuancioestaba en preparación: Sirley IJase, Ian Leslie, SylviaRichardson y George lValkér.

M. I,IARLANI)

MICHAEL MABLAND

El arte de enseñar(Técnicas y organización del aula)

Prólogo po¡JOSE A. RIOS GONZALEZProf. de la Universidad Cornplutense. Madrid.

Cuarta edición l

EDICIONES MORATA, S. L.Fundada por Javier Morata, Editor, en 1920C/ Mejía Lequerica, 12.28004 - MADRIDwww.edmorata.e§ - [email protected]

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EI arte de enseñar(Técnicas y organización del aula)

PoT MICHAEL MARLANDDirectorNorth Westminster AreaCommunity School, Londres

Versión españolaGONZALO GONZALVO MAINAR

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Título originalde la obra:THE CRAFT OF THE CLASSROOM@ by Heinemann Educational Books, Londres

Primera edición: 19g2Segunda edición: I 9g5 (reimpres¡ón)Tercera edicién: i99S (reimiresir»niCuarta edición: 2003 (reimiresióni

o ED|C|ONES MORATA, S. L. (2003)Mejía Lequerica,12.2g004 - MabridDerechos reservadosDepósito Legat: M-S0.953-2009ISBN: 84-71 12-201-4Cubierta: J. Gómez MorataPrinted in Spain - Impreso en Españalmpríme: LAVEL. Humanes (Madrid)

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Queda prohibida, sarvo excepción prevista en ra rey, cualquier forrna de reproducción, dis-Iib§]9.1, ,*rrnicación púbrica v tiansformación ¿',j esta bura sln

"onta, don áuioiiiác¡on

oe los mulares cfe propiedad intelectual. La infracción de los derechos menciónados puedeser constitutiva de delito contra Ja propiedad interectuar (arts. 270 v .¡griánt".. i¿o¡goPenal). Et centro Españor de Dersihd neprosáiái;eia por er rásjeio á;'É; ;r"d".derechos.

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CONTENIDO

AGRADECIMIENTOSHñdLóéó Á [¡ Lórcroñ Éó¡AñóiÁ, ;;;]. Á Ríos GoNzÁLEz.CAPíTULO PRIMERO: Punlos de part¡da,cAPí-T,ti,Lo ll: L¿s relrciones dd ¡ula....

El profesor debe procurar conocer a sus alumnos, 27.- Cons-tancia, 32.- Alabanza y crítica, 34.- Acción fÍsica, 4'1.- Hu-mor, 42.- Conclusión, 43.

CAPíTULO lll: El ambiente del aulaOrdenacién y situac,ión, 49"

CAPíTULO lV: Documentaclones. Registros e inlormesEl libro de calificaciones, 61.- 7. ¿ista de los alumnos baiola responsabilidad del protesor, 61- 2. Asistencia a las lec-.ciones, 62.- 3. Feglsfros de trabalo efectuado, 63.- 4. Be-gistros de libros,66.- 5. Coffientarios sobre /os alumnos, ffi.-H.egistro de asistencia,63-* Notas internas, 70.- lnformes, 71.

CAPITULO V: Normas y coslumbresEl comienzo de una lección, 74.- Vigilancia,TT.- El final dela lección, 77.- El lrabajo escrito de los alumnos, 79.- Re-cogida y devolución de los trabajos, 80.- Materiales y equi-pamiento, 83.- Hojas de trabajo, etc.,86.- Material de repues-tq 8Z- Movirniento o reagrupación del mobiliario,88.- Pania-llas, coñinas, persianas, 90.- Salirde clase,92.- Formas de so-licitar la atencién del profeso[ 93.- La cuestión del ruido, 94.-Ayuda individual, 96.- Grupo de trabajc, 97.- 1. Grupos de

Pá9.

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23

45

60

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El art6 do enseñar

aplillldes lnilras, 99.- 2. Etección por una cuaridad ""p*ufty^. 91.99.- 3. Grupos oe an¡sni, gg

CAPITULO Vt: La ¿'ctuac¡¿n Ool pii¡losor. . . . . .Apariencia, 103.- Habtano"-"1, "iá"_,

iói: t.' iti¡á;;;: 103

:e,nto, 195.- 2. ¿eaé es to que ui i d-;c'ii'*t profesor? 10s._s. u actitud, 108._ Lectura án "oi

,li*,li Instrucc¡ones y^.

órdenes, 11S.- Uso del encerado-,1ü.-' "-CAP|TULO V[: Et rtrmo oe la ansÁae;;.. . . . .organización de una tección, les.:'Á"i¡"ir;; 1ñ: il;;

1?2-

y movimiento, .t32."_ nesr:menes, lsg.:'Á;t¡uioades cornple-mentarias, 134._ El riimo de unasecren"¡a Je lecciones, 135._Mantenimiento de la energía Cel d;;te, ]-Ss._ l_" secuenciadel cursq 137.CAPITULO Vllt: Autoproparación

u.titización de ta éscueta, 138._ La fi¿"i¡.*iiirrir, iió _ cor- 136

clusión, !4S.BIEI-IOGRAFíAi*ucE ¡LeesÉrCó .... ' .146

'!43

t_

p"rr José Antonio Ríos González

El generoso ofrecimiento de EotcloNss Moneta parai:acer la presentación de la edición castellana de la obra defulichael MARTAND no he podido rechazarlo una vez que heleí,:io sus páginas. Soy consciente de que la categoría delautcr merecía otro presentador. Pero, para mí, este volumeneiiciera muchas connotaciones con las que me encuentrototalrnente -identificado. Algunas quedan un tanto aleiadasd* lo que habitüalmente áe prebcupa. Pero basta "saber

ni-e el auto_r parte de la afirmación de que *el éxito o elfi caso se obtiene en la interrelación... qué se produce en elailla», para que obtenga toda mi adhesión.

E,l aula, esa aparente pequeña realidad que existe aúnen 1;: escuela peor dotada, es el punto de encuentro entre elprcfesor y el- alumno. En ella tienen lugar hechos muyI::iofundos de los que depende el futuro maduro de un largópiroceso que se gesta en la relación interpersonal entre elqne enseña y.'el que recibe tal enseñanza. Pero el aula esaig,; más que la realidad material de un espacio circuns-criic en el terreno de lo escolar. El aula es el único lugar de«r:tcuentro», «contacton Y *comunicación, para las dosr;'i';r¡nalidades que intervienen en el compleio Drocesocciucativo: profesbr y a!umno. Es una interaccióri prtfu.,d",Feio que, por ser humana, se asienta sobre realidades tan-gibles que la pueden favorecer o malograr. Por ello nada de1,;,, que se dice aquí es inútil para crear un mejor contextog:rr ql quq sea posible encontrar el camino del éxito y lahr,ída del fracaso.

En el interior del aula, cada vez que profesor y alumnoilteutan realizar un acto que está empujado ¡rcr una sin-ccla búsqueda de la verdad, se establece una relación de laque dependerán los pasos sucesivos. Por ello es inútil bus-c,'.r'fuera de eila laraiz de tantos males que hacen sufrir ar.inmnos, padres y educadores. El aula esiá olvidada como

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10 El artE do enseñar

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realidad profunda, I por ello Ios políticos y quien leeislatratan de encontrar-lejos de eila Iá cá"s" ".írd;e;;;;E'i""esclerosis de lia. docenóia. para *rho. _t"dñ;e;;;"-dos- se sigue-defendiendo que la raíz d,e truri"*l á;;í"-::"_ :l sus nr,últip les formas-de fracaso, repeticiones; ;L;"-oo.no:, búsqueda itinerante de nuevos estudios o pi..rt"._mrentos, está en el alumno,_está dentro det suietá. 'p-iin"u"que el trastorno escolar, y't"-mi.*o acontece con el éxitoescolar, no tiene nada quá u".

"o., l,o que

".ta *"Jiáráoen e-l interior del aula á ;" ;t ñili".'á";;¿A;i#;"

escolar. EIlo eouivale,a decir q.re l" i"i, d" l;. pr.ú-f-"."á,está fuera de ü escueta.El planteamieqto,no es una pura cuestión académica o

:11-T9ti"o para d,ivagar sobre iealidades "d;;;;;;. Élr"effoque es muv serio, porque de él .dependen los pasos qrese_dan y- los criterios Cue fo suministran a quien tiene quereñir-cada día la batalla de la enseñanza en su sentido másgen_uíno- y hondo.

_ La g.bra que presento corrobora una vez más una ideaque estimo esencial: no hay que hablar A" q""lr*Uü álalumno, r,ri hay que pretender, exclusivamente, que se mo_:]li1t-rq tos,programas;, reestmcturen los métódos o sereorganrcen los contenidos bajo capas más o menos ráciá_nalizadas con la etiqueta ¿" .'."fálrrs» que se quedan enIo periférico..Hay que ir al foidi, poniendo a la escuela:oTo realrdad. que se vive en el aulá donde se encuentranp_roresores y alumnos, en el centro de la auténtica reforma.H3l gue someter a esiudio, diagnósiico y tratamiento a lasrelaciones interpersonales lue i" t"1"" a través de peoue_

tT.._9.ur que constituyen la trama afectiva del auia.'No:i,{ 91. andar por las ramas en un momento crucial de iálx'l:íÍiJ,if,LXaij'ffi :,xT."'f, g::iL$:.ix,*[:L;í:que ella se convierte en un sistema ; ürér-á;i;;J,;transmite información como vehículo d" ¿"1;;; ,=JJ_iproceso de maduración e¡I su sentido -a. .ig"."Jo.-""'"

{.**Michael M¿nre¡¡o ofre93 yn{ npgrámica que permiteayr-rdar a conocer el entresijo a" iu'ái"l*i"r-;"ü;Á;l;;;

se estructura en el interior de la clase más sencilla. =--

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Prólogo a la edición esPañola 'l 1

Desde aspectos puramente materiales, que asientan surazón de sei en enfoques tecnológicos que no convieneolvidar, hasta los mecanismos más cercanos a lo que es latarea de motivar, alabar adecuada¡nente, conocer alalumno como individualidad personalizada, va descri-biendo lo que una amplia y rica experiencia le permiteofrecer a lós educadores principiantes. A ellos alude enmúltiples ocasiones; pero no olvida a los más veteranosporqut sabe bien que éstos, a su vez, pueden caer en erro-i"r óre minarían el mejor esfuerao. Todo ello es necesarioporqre, si las relaciones que se establecen (cap. II) no'sonu"o.d"t con la finalidad educativa, puede quedar malo-grado el intento del mejor intencionado. La creación de unámbiente gratificante, estirnulante, positivo (cap' III) espuntal del-que depende que el alumno se encuentre có-modo y sereno, Impedir éste o.bjetivo es poner trabas a losaprediza¡es. El tema de la documentación que. facilile unmejor conocimiento del alumno ocupa eI capítulo trV.:Partede

-una afirmación que será corroborada por Ia mayoría de

los docentes: ulos profesores aborrecen el papeleo". Y ma-nifiesta cierta extrafieza por este hecho. Aquí se apoya unade mis diferencias con é1, porque no cabe duda de que aIdocente medio se le exigen demasiados docurnentos de tipoadministrativo para cuya evacuación ha de quitar horas enlo que es la verdadera tarea educativa. El auténtiao prote-sor no debiera estar atosigado por el papeleo, por la buro-cracia ya que ella, manejada hábilmente desde ciertas este-.as. ocülta ciertas realidades. Documentación que sirva deapoyo, sí. Papeleo que oculte e impida lo que es Ia ve^rda-dirá dedicación a üna tarea docente, no. He visto profeso-res que usan adecuadamente los documento¡ Y por.ellosmeten la mano en la verdadera realidad del hecho educa-tivo. Pero he visto a no pocos atosigados por la burocracia'Cuando ha estado en mis manos -no sin disgustos y ries-gos- lo he eliminado, porque así no se llegaba nunca alfóndo de los verdaderos problemas que afectaban al niño.

Las normas y costuml5res que han de regular la vida delaula ocupan todo,el capítulo V, bajando a detalles que nopor su aparente intrascendencia dejan de sei importantes.

La aituación del profesor (cap. VI) y el ritmo de laenseñanza (cap. VII) dan pie para desmenuzar consejosprácticos de cómo puede llevarse la marcha ordinaria de la

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\2 Et arte de enseñar

clase. Las técnicas y suj se_cretos, así como las actitudes atomar cuando hav que hrbl;., ;;;lJr.-o aconsejar, permi_:.J,"0"*13:*r:¡J:¡ que no. ,"u¿"" liutarse en obras defftqgi? *"v i*"t.uáái.*r" t";A#;Hffi: ¿"ff',,i:que se parpa en la escuela. Et *fitlto á.diád;;i;i;;t;i1,:l r."o""za. p ue d e of .; "ü ;; uJi"iri. r"io nes, pero e s uniJ,:.dH.o"e

hay que enrender=á-"1"'áLl conrexto total de

Como invitaciórr a la- lectura dc estas páginas y con elde.seo de curn,iir una cle iJ;.;;;;;e quien escrihe unp:ólogo, formür¡ u.-ua vez rnás _po:.q¡,re ya I: he hecho enotros contiixtos- - unas pregunta: que traigo ;; il;;;#

El tema de Ia preparación riel profesor, entendiendo porral una adecuació'n á:;;h.;'.t:;;". en las que integrelc' de la propia "*p*iu1-iá'J;; ril;.rvechabii de otüs,ocupa el úlrirno iapít"lÁ, 1;;r._; de comprensión quetier¡e el autor a Ia. hora de cualrtifiear e] esfuerzo del áo_cenrc que autoevalúa su labor, se cónviert. ;;;];;.estimu.lante para el lector qu. r..^ á""á"¿;;;;r;;iH ;:§"tarca.

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* t obra ciel-profesor l¡IAllL¡,i.I¿: es un estímulo para elmaestro españoi oue entra cad,i áañana en su aula. No merefie¡o al maestrá en .su acepción más restringida que loideritifica con ei ""." üpá.;á;;;;;zas a tos niños. Talvez Ias sugerencia, ¿"t u"to. ;;;;; útiles para maestrosde adoiescentes v ¡..re"", u"i*i.i','#io, q;;-ñ il:;:il-dos esrán de a,ttritic;;;;;;..:'iily pagi'as que debie-ran meditar los docentes que se-ocupan de estos nivelesmedios y superioreg, Ro1q'.r* un afár,, no tU "."pi1""d" Atecnicismos, rnaia iá

"iaá ¿*,1Á ,_l^.ü"r.i que alimenta laverdadera edtrcación. t á to ¿i..i,ir, á lá,lü; ü.ñ;'Jr;áai:í cada mañan¿r ,,cadá ;il;, ;;,;;; suma, a Io humanog,::_.."_ está per,_tieico eri ";;;.;;oo ,,"*p.. asjmiladoInf ento cle rmnicismo, es algo rrr6*ot"-c{-e reconquisf :,r. Sólotai conrexto salya¡á á t"

""".L"áf;r"-J*'"", muchas arnena_zas.

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Prólogo a la edición espcñala '!3

hace muchos años y a las que, en la docencia y la investiga-ción, intento responder todos los días:

r ¿Qué aula hay tras e1 alumno que fracasa?o ¿Qué actitudes presiden la relación del profesor con

el alumno que fracasa?o ¿Cómo es el maestro o la maestra del niñn, adr:irs-

cente o joven que fracasa?o ¿Cómo es el clima emocional del aula en !a que se

fraguan conflictos y fracasos?o ¿C6mo es el sistemá to¡al

-interacción, reiación, co-

municación- que acoge al atrumno y lc ve fiacasarsin remediarlo?...

Muchas preguntas a las que hay que dar respuestasantes de reformar programas, reestructurar contetidas y mo-difrcar planes. Preguntas a las qr:e el autor aporta un con-junto aprovechabie de ideas. Ideas que renuevail en S' Iáuguro btro tanto para el lector, el deseo de seg-uir proful-diiando en un tr:má del que depende el éxito c el fi'acaso dela verdadera eclucación. Esta obra me estimula para seguirun camino emprendido hace años y al que dedico tcCas mishoras.

JOSE ANTONIO R,IOS GONZALEZ

Febrero,1982

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CAPITULO PRIMERO

PUNTOS DE PARTIDA

El alma de Ia escuela de educación secundaria es lo.que,día tras día, se exterioriza en las aulas ordinarias. Sea loque fuere lo que una escuela pueda proyectar, o un mediolegal apoyar, cualquier efecto que surja a partir de unaactividad extracurricular o -gualesquiera que sean los orien-tadores, el éxito o el fracaso se obtiene en la interrelaciónentre profesores y la enseñanza que se produce en el aula.Podemos adoptar nuevos esquemas curriculares, abrazarfilosofías educativas más sutiles, profundizar nuestra com-prensión de la sociología del ambiente que nos rodea, esta-blecer una rica red de lazos con nuestra comunidad y reali-zar horarios ingeniosos; pero cada una de estas cosas seientra, rotundamente, en el aula.

Cuanto más se considere la educación y la enseñanza enla práctica, más sebstudie la investigación y la observacióny más se contemplen los problemas reales de ayudar aljoven que aprende, en mayor alto grado deduciremos for-zosamente la sencilla conclusión de que los profesores in-dividuales constituyen el factor más importante. No lo es laorganización escolar, ni el programa, ni el método de ense-ñanza, 'excepto en la medida en que sirven de ayuda o sonun obstáculo para el profesor individual.

Sin embargo, el éxito del profesor individual dependede algo más que de una notable personalidad y de la erudi-ción. Cualquiera que sea su materia o el método didácticoque adopte, el profesor es, esencialmente, un trabajador degrupo. Existe un «arte» para dirigir el grupo en un aula deescuela secundaria que es vital para los alumnos. Cadaprofesor debe ser eficiente en este aspecto. Y es estimulantesaber que esta habilidad puede ser aprendida, practicada yperfeccionada. No es simplemente «natural, y, cuando seha adquirido, el profesor y sus alumnos disfrutarán más elüempo en que estén juntos en la escuela.'

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16 El a¡te de enseñar

cuenta en Ia últim; d;ffi;. il". *oo, no ha sido tenida en

ga n izac i ó n . "" " "áá?iI

Jlii;i"?^ i^":'roversi a sobre I a reor-|"" ¡ c u-iü';;l':-u-'' " Y'el en t u s i ar

d",J"ñ;;fr lr"ff ::"i*.":i1""",111J",É'*'fJIiB*lcr,:n ha llegarto u ,.., a. ri;';;';ii.3. Así como Iu "du.u_Inpregn3da de un ;;;i;:::::,t1qt "i

ente, -una m ateriato.' p.-.]Eii";;': 1"uo valor; delpara los

".".i,o"jue son i'h;';;; mlsmo modo sus aspec-

r,,,"...iio-;;:::l::lll.;::[l']iir::ii$Hfj,ll:l,s:co n'los padres,

"nr.¡ """""'*'I::Iltj9T educati va, re iaciones

cas, e r, fi "iá "i ;J'"T:li:L:t :ff:j_1.,

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",-*airul;:{':"T."-1?[::i"'rf Í:,i.i::f'".:?',"":'.X-:r"§r,:iH'.1_Flr,pttd+dl:#Hri{#r.ad.ü y condtrce acondiciones sociarado con rapidez.h u

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general o dismi

¡a¿m : *: T:f ?-t tT :iii"+ili "^i'r:§ : ;organizar,menos :lnente, *¿- *il"Jvlolentos»' peto lian

r:"Sffi ,#j,:¡ttril'"r1?f:.,,,fl {:,i:ff H j?,,.:x'tt

:á*:i:itifiil._os decidico há"".no, carso J" d";_

gggjgsu**ff+u,1ffits erlos esenciaies, de las

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'r"HL".'itt*cuenta €n Ia r,rlri*^

.,, *,';' "lli ii:i: ?,,:,::1 . "ü1,,i;,1i1?,

"o il l,]j: ;;; Íi, r11T3,%

c a r e, « rhe

Puntos de partida 1lexpansión considerable de Ia fuerza de Ia enseñanza haimpuesto garga,s sobre tos t"strucio; ¡; ,or;;;f;;;;ii áricomo ha introducido una u*piiá gu,,,u a"-p".rl""rl"'f"enseñanza, muchas de eilas eipera-ndo .lg. fii;ri",'*¿,fácil y. más variado. d9 t-o qü;;;;Ir""fiü;;-i;;;á

Se ha ido demasiad-o lejot ,i lr"lL, a" i. .,a"ái;;;;¿;"de los profesores y es frecue;ü q{; üv" """ ;i";;;;;_conciencia de ocsrnp¡smiso,. ta- preocupu"iO., r.sf""io á.ios niños y la obligáci.gn .de "y";;;1". son necesarias, perono constituyen la condición suficiente para el éxito. lí"j".oel afecto debe tener un mé;orlo. Al.qunos profesores, cuyadeciicación no ha sido auto-eria""r"

"i-J;;;i;;;;;; l:_grado gra! éxito por medio a*-""u paciente y metódicaprofesionaiidad. otro., "o"-

,.á.*"i r!.r".,' ñrr., H;;il"peores resultados.No hav duda de que, frecuentemente, ias condiciones enlas aulas-no son p$1;.'1"[".,"ái"",ras que en muchosaspectos la educación ha avarlzacro de manera sustanciar enla última. década, el arre .l- .".-á** ;il;';;;";;;H"en el adiestramientc¡ ini-cial,

"" -

"r.ros de t";6;;i;;_miento en ejercicio, en l_a Ii teiatura-prof"sio.r"í á ;;;;_tas educativas. Sin.embargo, "l ;"i; continúa siendo elcentro de la educaci.ón y,

"ut"iul*e;;;,;;il;;;;;ñ ilhabilidad esencial d9 ul pr"fár", L*'"o.rt.ol". este aula. EIpresente libro constituye un intento ;"- ;;;;;;;;;d";3J qruro de atumnos hasta .i ;;;i;.;".ü "i.""i;;d;-1111,^Ll.]lactar atgunos ele¡rr=nros de la tarea de

"., o.gu_nlzacron y clrrección

En este libro, he pensado en ayudar tanto a los queestudian para ser profisores, .o*o-á Io, qr" ." "n",r"rrtiu.,en los primeros i¡os. cie at."".Ll e, iráü"ul;-;;;"ü.cambios actuaies en el esqrre*, á" l* educación rie nrnfe_sores, con el ampl io adiesfranri;" ;; ;; ;iiü;;"";í#;,duranre. el año á. ing."iá, o;;;á

""n l¿l."lrr;;;;;;fi_ciones de estudiante y profeso. .""-tát* *á¿"r"r. r.f ;;;;;proceso debería ser más^pra.ii;;. ;i-;.r"ente, ia creacióngradual de «tutores p.ofesio.,r.i"rr-i'.opo..ionará a Ios ió_venes maestros Ia ayuda p., .irá!u'"',J"üi".r r"r,;. T;#-vÍa, sin ernbargo, se necesi:ará aigo ilá, ;;-;;; "ü;apreciación de córno se di..i3e

"""r"lo níi"; il;;;á;estudiante, o- profesor qir_e se Jr,."i"iü "n

s,, p.imé.u ,-ü"_tica o tarea di dáctica, hailera r r,l;"ra .s ;' ü;í; ;;;;:r:iá;.

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i: !! 18 El arte de enseñar

EL INDIVIDUO Y SUS APTITUDES

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,: ,l..

Cg-*o cualquier otro profesor, el lector y yo seremos indi_vrduos con pers.onlliq"l.;r*i,']' p.o""deres didácticosque nos son peculiares. Cilrtámeíte, nadie puede «tomarposesron» O. ,or^l::lo, d. ;i.;;'iue otro profesor tienepara considerar, conservar en Ia memoria y «empaquetar»la enseñanza, aplica¡I".- j,;;;.á." "l éxito. No teneo laffJil:"$; de que.l i""tá. Ér'.ili".r". ;;+"

".",.".i3Y".-g;J.T;ü;"':"",[:*illi'i*1,?,ll:*;,_r*Xnth::Pero existé" *":¡^;-ü;¿;;#;'t.utu. a ra clase, en raescuela secundaria, gue pueden-r".

"*t.ridas a partir ydesde el trabaio a"'"i."tÁ*á;;;;f*"."s, con una validezcasi universal."Estas. no_ son té;"I;;;;re Iimiten el estilo deun profesor en oarticul;;'.ñ'ffiiq,r" p"._itirán su des-arrollo. La paraáoja consiste., qrl ér adecrado control delauta hace iosibro."ia-;ffi;;;?;;?at, ya que ribera alindividuo del conflicto constante,"v .á," entonces puede serel profesor v"rdrdeiam-e-ri;;;;J;i. La buena organiza_ción en el aula "ritá .f'Jnr.".,#;:'#i., y permite al profe_sor establecer las.

"o.¿ial"r-.Jü"iár., qr" desee con lamayoria de sus al,-,mrrá*--v ¡v¡svrv¡'l

El punto más importante es obvio: cada cosa dependedel buen orden, , ,i, ¿l,lrJr-i";;;; será una bataila. Elfl ?.":t -. quedará "*

h ;;..*^ .il;l;;

deficis¡¿srente y, d;;ñ¿r; á"".ii,H[?: 3: :l#tf:ráTlorden apropi a do," á11aá ;;;' ;;.';;.li i

""r, más a m is toso yactuar más de acrle¡¿o con.su pl"pt; personalidad. Regu_larmente, se encuentran en I", ¿;;.1.s alumnos que desa_ñan y hacen objero d" ;;i;""" ""1I.i", proresores que, alparecer, son incapaces de.""t.álu.l"sl-v tamUi¿n se quejanamargamente a los padres V á_t", J#os

"ot"gas más anti_guos de que no les ,

:r újr ñ1,: ái a"' i {ü: il l.Jli: :: il H:,H,ff U :1 *:nos a dolescentes inten'táia "'ái.t#"iffiof".o.; si tienen é xi_to en ello' le despreciarán y odiarán ráísituaciones que elrosmismos han ayld"dr; ;;;;. H TJ.,r.. de impresionessuperficiales, lá mayoria dl i;.;fu;;os, o más bien casi

::los, gustan del buen orden t, .ol'-e. felices si el aula€st? «se¡¡¡olada". La palabra ""áni.ái,,, en si misma, estáun poco pasada de móda y p"r;;-;;inotariones peyorati_

t,:'

ilii

i ,ilu*

Puntos de partida 19

vas. Sin embargo, un profesor debe hacer frente al hecho deque «controlar" es parte de su tarea y si no obtiene éxito enello, fracasará en otras muchas cosai. No hay modo de queel profesor pueda escapar de ejercer influencia en los niñbs,y el control no es ciertamente abusivo por el mero hecho deser p-racticado. Si la formación psicolégica de un profesores tal que encuentra repugnante la idea, debería reóonside-rar su profesión. En este contexto, es importante advertirque algo t'a ido mal en la presumida popularidad de defi-niciones de palabras tales como "libéralr. Cada profesordesea ser considerado uliberalr, y muchos quedan Confusospor la sinonimia aparente en la mente de-muchas gentescon «permisivor, "manejable», etc. Las caricaturas de an-tiguos directores de colegio que, según se decía, sólo eranfelices si cada aula se encontraba abiolutamente silenciosa,han estimulado a muchos profesores a creer que estabancometiendo un pecado contra la educación piogresiva siaún insistían en que la clase se mantuvierá en silencio.Ellos aprenden a vivir con ruido, y olvidan que el profesorque puede trabSjar con este ruido intermite;te, está impo-niendo a menudo desagradables e inaceptables condicionesa lo-s alumnos que no son capaces de trabajar en esascondiciones. Una de las libertades más impoitantes queuna escuele puede ofrecer a los alumnos, és la de estaraislada del ruido exterior, de las interrupciones de otros, ytener su propia quietud y calma. Por supuesto, el buenorden no es ciertamente un fin en sí mismo, pero de ningúnmodo se puede subestimar su valor como una ayudá anuestros más importantes objetivos.

4 pesar de que suele formularse, respecto de un jovenprofesor, _la pregunta, *¿Cómo es su disciplina?", nó hayuna sencilla, ni fácilmente identificable carácterística udi§-ciplina". Los alumnos saben qué profesor€s «les mantienenen ordenr, y quÉ profesores iespetan, aunque no pueden,generalmente, identificar qué es lo que hay o sucéde res-pecto_a un profesor particular para,que llegue a poseer estacualidad, que admiran: la del mantenimlento

-del orden.

Estimulados, ofrecerán claves tan valiosas como: oBien, esconsecuente», «sabe lo que está haciendor, uno es "car-gante'lr, *con ella trabajamos». La persona que preguntecon insistencia, probablemente, pondrá la inayor parle dela cualidad elusiva bajo npersonalidad,, y no hay libro que

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20 Ei arte de enseñar

l-1I1 *"{ Iejos en- el intento de enseñar tal cosa. pero unsuJeto cuidadoso deiectará tr*Ui¿r,, .l_ ;;;;, ;t.Jr"t.",grandes aspectos entre las d"i"r-ip"i""es que ros arumnoshacen de aquellos pror:ro."s;;;í;", consideran que tie_nen éxito "i-,

,, tunción.,^ _uou de las. cuariciades puede ser un cierto sentimientod^e?reocupación, de no renün"i* n,rrr"u. El profesor diestrosabe que algunas Ce sus.

"rp"rurrrua son raramente alcan_zables; perdno,e drs"nlmlil;;ñ*"os sienren que esredocente se preocupa, se esfue.r" ll", respeta. Este senti_miento de preocu'pacion- esü-áiiigia" cla¡.amente a losalumnos, y es distin:o "i u,"..to q"""p""¿, sentir por eilos,Io cual constituve. el -scgurrdo ".t "io. Muchos profesorescon elevadcs icióales f;;?;; i"'í"ri""r" en serrír Ia sufi-

:i:"1" preoc,pació" e;i ;;;. gfjü"t""es. Aunque et sotoatecto no puedc sarartizar "r

¿i-i-t'o, "r necesaria una cons-tanre, ligera y e[uilibrJ, áf_.iir"i¿r¿.

La ti'rce¡a "uá"t"ríut;;" ;;;";i=iri[..guA'r puede en_contrar enLc l¿.q oi¡servaciories delo. ur,-,rrlos es, senci_Ilamente, Ia ce ta b;;r;;;;;ui"ru'Ua.i.e.: «E¡sgri¿ g.,

:,^1[1:C,. riigulos int".,iu., u;;;;" a los atumnos,'sim-1,1,1rT con sus p-roblernas y .t ái¡".

"o" "lloo; p;;;"i#;-san en su ta.ea fui:damenár d"-h-ac". senci*as Ias cosasque.son complicadas, o cie

"*pli"ai á" ;;; ;;;"._;,;"ser entendidas: fracasan err eiseñar. fnsisto en deiir oue::.1"^.li!* no puede;..;;.;; i.' jáá"ri"do rej,s hacia eiteoDjetrvo, arinque algr_rir ,.; ,.".ion", (pár e¡emplo, págs. I05_I I 5) ,espero {u" s.ra n valiosas.¿I cuaiio v úl¡im¡ aspe,.ro, sin embarga. es el que sees tudia c on,ná" u*pi i r"á'"i. ;;;""iit;;, ;; ü;;; ;.árJr"=. l.aquel que sal,c dirigir bi;; ;-;i;J.'óratqu;rjra que sea elprocedimieutr¡ didáóti.o q.," ,tiii". yL rnater.:a o destrezaque esté sienrlc cx¿tmii.,*iii., l;;;.;;'p.incipai dc un profe_sor es dirigir ei aula. Esro supon" .o"t.oií*j *;;ü, il.:,l:B3l:^ió" riei tiempo, organización de-materia!e; de apren_qlz:IJe, e ivrplica, tar-nbián, ta fo.ma d*

""t.rr. y Ia voz delprotesor. Ei Iibro argunreilta-que esta es urra habiliclad;:'f,'#:?l:,^:i:.1f 'Ji-*or,v''ob;;lu;;,rp,'Ji'-i*ii*!!i:iüiFi?-.1,;*;'á:,1'?::H:"*l",xx:r:i:g;ir#;i;proiesor ,o sólo incre.¡er,tar¿i s, contioi",r" í^-.f;;".i_";que, paradójicamente, prestará menos-ate¡ciúir a su labor

Puntos ds partida 21

en ella, acercándose a los alumnos, enseñando más feliz-mente y, sobre_ todo, dándoles más alegrízi. Las buenasrelaciones son, hasta cjerto punto, un ingiediente del éxitoen la dirección de la clape; pero, hasta uá grado considera-ble, son también el resultado. Existe más fr:ustación. oueiasy críticas en_un aula mal llevada que en una bien'.có"tio-lada. El profesor o-rga-nizado se eniuentra en mejor posi-ción para ser agradable a sus alumnos. El dominio di lastécnicas de dirección del-grupo libera al prr:fesor de preo-cupaciones de su control.- - Algunos de _los procedimientos que he esbczado en estelibro son más fáciles de des-cribir que de realizar. La prác-tica loshará posibles, pero la ta¡ea^se facilita por medlo dela -preplanificación. -Una de las paradojas de la direccióndel aula es que e[ bullicio del coniienzo ieciuce a menudo elrui9o subsiguiente; que algunos de los procedimientos ini-ciales -compljcados en apariencia, si_rnpiifican realmente elproc-eder a la- larg-a; que las costun:bres de tipo formalayudan a facilitar las estrec.llas relaciones. Ser organizadoy firme es-haber superado ios obstáculos para una

"variedadde actividades y amistad; pero actuar- d.e forma ligera-mente dudosa- y vacilante ei producir una confusión-quesólo conducirá a irritaciones y palabras enojosar, -"io.alegría en los alumnos y un ápiendizaje dedcienie. Todoesto es_-especialmente cierto cón niños-poco motivados ycon ilificultades. Para ellos, l¿i técnica a utilizar debe seíperfecta. He visto profesores intentanclo sal'ir del paso du-rante años, y esto no es válido, Sin einbargo, si se analizau,n aspecto del-tratamiento de la clase pará establecer losaspectos g:re lo dificultan, gener.alments: se podrá, verdónde estriba el impedimento y se podrá or".r=o].un largotrecho para evitarlo en la próiima ocasión. por supuesá,contrariamente a muchas de nuestras actitudcs adoptadascon facilidad, no es la preseneia de dos o tres alLrmnosrevoltosos lo que entorpece el comienzo de una lección. Esuna tarea de inherente dificultad, curalquiera que sea lacomposición del grupo de ajumnos, y alq,.tr,,rs

-profesores

pueden encontrar problemas con cicr.ias .i..*s selecciona-das de alumnos serviciales. Con algun,os r;}ii,.:ris, su forrnade trato debe ser tan cortés c{rmo séa pr,oibl .. i.{o hav oueponer en_duda, pienso, que esto constitu-r-é r,rlr habiíidaci,que prrede ser aprendida, y que tiene eii,;;iciri.

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22 El arte de enseñar

Hay cinco tipos de preparación que el profesor necesitadesarrottar antás de .;;i-fi;';-i;; ;;il*.s atumnos:a) fnformarse acerca de Ia escuela, su estructura yprocedimientos, y ," aápá.iá ;brt. t"-r-s-e estüdia ; ;r ;;#,Tf ürI..*rama.b)

,:i?.,i*. " r,r;;r;;;;'q;";á a enseñar. (capítu_c) Preparar Ia clale. Esto se trata en la primera parte.. del Capítulo III.d) Elaborar los .registros. (Capitulo IV.)e)

IJifr*" 'u' úu?o't. ,Jiiíii" materiat. (capitu-

Existe, pues, una habilidad para dirigir Ia clase que nosólo es independient" a" ü *utJ;;;i;" también der modode enseñanza. Cualqui", .oru qu"l"'"rrr.¡", y d,e cualquierTi!:",tíx.ii"{?;:1í:i:;#;;"ip.'r.á*d"ü";il*';

CAPITULO II

LAS RELACIONES DEL AULA

!: 'l

De todas las secciones de este libro, la más difícil es, sinduda, aquella en la que intento estudiar la forma de crear«buenas relaciones, con los alumnos. Esto es el núcleo dela funció¡r_del profesor y, sin embargo, es lo más problemá-tico de ciefinir, lo más personal de l,ograr y lo más sutil dejuzgar. El consejo puede ser, fácilmente, mál aplicado, y lasobservaciones- parodiadas. Debo intentar, sin ernbargo,-rea-lizar el estu-dio, no sólo porque es tan importanie, sinotambién, debido a que considero que acontejar técnica-mente sobre la creación de buenas relaciones en la clase es,en realidad, más fácil de lo que pudiera parecer. No es lasuerte, sino el método, lo que proporcióna el éxito. Lasbuenas relaciones son, de hecho, cteadas.

Fn primer lugar, el lector no debe suponer, en absoluto,que esto es algo fácil, ni que él sea la primera personaagradable que ha emprendido el camino de este duró-hacer-por alumnos; y, sobre todo, no ha de pensar qtte crea-rá buenas relaciones que demuestren ser suficientes. Ne-cesitará trabajar en ello de forma paciente y acertada,deberá tener u"na perspectiva a largo pluro; y háber creadoun programa de actuación en la clase ordenado y sistemá-tico que permita la buena relación. El viejo dicho de ..nosonreÍr antes de Pascua» fue una exageración que, sin em-bargo, posee, en sí, cierto germen de

-buen sentido psicoló-

gico._Hay un peligro muy grande en adoptar con excesivarapidez una actitud permisiva en la claie, buscando unapopularidad inmediata. No quiero infravalorar este deseo,pero el resultado es, generalmente, perder reputación amedio y largo plazo y estimular la mala conducta. Estosugiere que no hay una escala de valores y, por ello, tam-poco un procedimiento especial para ganarie la aproba-ción.

Una de las paradojas aparentes de la enseñanza es que

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24 El arte da ensۖa!,

ei- profesor «exiEente», a menudo, demuestra poseer un31'f ij:i' 3l"L:1:¡::l -"r?;;-d;; i',, "o,d"scendientesin duda,

"r p,"roo-" ""ü;#;=r;:ffT"::1f"ff:ljj"tf;alumnos odian or".. ro""u?LrlJ i-"".".,r"i""".ñ"io. fl,:fi"f i[t"l'J§¡-*,.^t"_*;ñi"";J,t"a"p*i""*.";;';'"o,,-

""-lq;i.;';;t#il'ffIi?,.T"', la paz que es """"'".i'i'.uEn segundo lugar, se trata con claridad el tema evidentede que el profesor::qera

".*ur rru ."1""iárr-lo,i#,J'qr"enseñarüe' pero esta iciea se p""r fo. arto con faciridad. Laensenanza nc sóic,es "l obieio-áeí-e¡"..i.io, es también elclon especiai aue el p.of"iáffi.il'p"..u el alumno y que Iamayo-ría de Iás ot.r. p.rror;;ií; cuares éste se refiere

I'", i i,l Í o3 :# : : i l'-

;';; # sli " i,-,,,o a

" s t a v e rwá d a

que,,aunqu";;;^:Ti"Tü:i::1,5ffi iJ:'J,1?-rtr,¿."*:.l}itanio mate¡nar. ra mayofa d;;;;;i"*nos tienen madresrnuy eficientes:'aunquJ

"ú;;;;J..¿l ,".e un buen cor,_pañero, Ia mal.orÍa .le sus-rt.r*rrá!-irenen amigos íntimoscon^los q,re prérn^"I ;-fi,pr;ffiü: in-ciertos momentos etprolesor será como un hermano áJp"ar" o de Ia madt.e, Iarnayoría de sus ,lr,,,"o. ii;;;;;;áadas ideas sobre estetipo de famiijares. Ei.;;;.;;;;;"" de"t" permitir que su cG.nocimiento de ,"rda.ii;;;'ü;:;;:: rerativos a niños denogares roros, de.rorientadoll j"""'*.i¡o, Ie haga olvidarqtre Ia mayoi-Ía riencn f.*iliá"-ril"i,r". y sólidas en lasque apoyarse. Tampoco d_ü;;";;;;i. q,r" su deseo de serun amigo se interporigl entre él como proiesor y el alumno;st no puede rene,-,f:;t: ;;;".;;;;",.no es fácit que suamistaci sca de vaior especlrt prra-"r-Joverr. Un profesore;(prrJra campos dci .on<r.imi*i" i¿" las clestrezas desco-nccrdos c sólo sen¡isosuech;J;r; ¿ülu I.. icleas; Ias sim_ix*':¿3tr:,"[TJ I" "-- ;;;Üíá t"r,"i,, ;i;;';üñ;,rec to, rj ara

"o *,.,1X-1lj : J :til1' _4;- ;á;^ ü;].'#-

e nse ñ a * te "" ;;;i; ;;'"Inii.a!'i

"T#:1, il*.:: ;":$:":: o:]mlen¿i)s didáciicos. .u. ^t,,,nná;;r;;; amisrosamente sa-ttsiechr_¡s de éi. Supor,e, púr.tanto, un juicio por dos vecese¡r'o{r.J . ei permit.lr_qur "l ¿"i."i"'nrrru buena relación,ot,stacl:Jiee Ia ensrñanro. .f"",iJu]' -'ri es:r respect() es. i:irrbién importante evitar un «de_termiriismo, tocioi Li";;'r;ü;,Hfi:: pero con carácre¡

Las relaciones del aula 25

esencialmente protector, que produce en los profesoresuna actuación indulgente, cón aiumnos de estratós ,o.iul",menos favorecidos¡ p".u eludir un aprend;"F;;"i-;;;i_derado como uirrelevante» para eilos'o f""iu á" ." i.."á.En la última década, Ios piofesores han lleeado u ,o."r.demasiada conciencia sociáI. Hay pocos dr;;;;;; il;;hayamos leido los importante."urráli.i. il ñ;:;ü1.g",educativos. Esio, en,cónjunto, supone un positivo ururñ".Sin embargo, para algunós profesores.;o""ri"i, f""a" il"J".a interponerse entre ellos y su tarea."Es fáciiLr"i *áiiuinlormación sociológica, e§peciarmente ros anárisis de lascaracterísticas de la clase social. conocemos ahora unagra-n cantidad de las deficiencias educativas de niños detrabajadores no especializados y semi-especiahaáos, sinmencionar inmigrantes, familiaien que fálta el p;á;;';i;madre, y otros

- grupos carenciales. Este conbcimiento

pueoe usarse mal para crear un tipo supersimplificado de«ctetermrni:To", que conduce a encerrar a los niños en suproqio conflicto: uNo puedes esperar un elevado ;i;.1;;i_tural. Mira a sus .asasr, o ..No^hay nada intiresr;i;-r;;;ellos en.los programas.educativos, y po.

"it", ""t"ráiÁJrt",no se sienten motivados pa.a reaiiáar los deb"r..r. iulÁprocedimientos sólo puedln servir de ayuda ri r" "tilil""para matizar nuestras técnicas y crear simpatias. Son peli_grosos si nos conducen a tratai a los alumro"

"o*o il iáescuela no tuviera otra cosa que ofrecer que simpatía. paraestos_ jóvenes, como para muchos otros, "l prof"ro. á"U"ensenar y mantener con cuidadosa determinación el obje_tivo de hacer posible el aprendizaie.

El tercer lugar, el Iector deseará consiclerar de maneracontinuada la motivación del aula. Nosotros hemos pro-movi do Ia motivación, correct.-""i", h;;i; ;";;i*i'a" aelevada en nuestra planificación. Es importante, sin em-bargo,.que, en la búsqueda de una,*.¡áru a" U *ótir""iá",no olvidemos el punto, verdadera-"it" básico, d" q;;; ;r;realidad, Ia mejor motivación es el rendimiento *. En éon_jultq, deseamos realizar Ias cosas gue podemos hacer v noanhelamos aquellas que no podernos rJalirai. n;;¿;;Í"i;;de aula, esto significa que no es práctico resaltar derna-

.* Puede v€rse aenseñanza y progreso

este respecto Ia obra de Brruurrr, N.: Es¡ilos detie lus atumnos. Madrid, Morata, lgig (N. det T.).

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26 El arte de enseñar

siado la- motivación; ni esperar a que los alumnos «esténfl:lili9:." para hacer atgb. ra

"rráñu.,r. ";¿Ei;; alimqestrezas conducirá a menudo a la motivación] *Ser ca_paz» ds hacer está muy cerca de .a"rá"i, i;;..'ñ; ;",caplz de hacer algo-supone una descorazonadora desidia._,=Io,

pienso.que-el mld"lo áá "i"ie.¿s, "á"i.u¿á_"" Llnlno ha contribuido mucho, y de modo positi"á, a l, "a"_cación; pero deseo puntuadzá. q;-;" no sólo inadecuadoen sí mismo, sino que tambié" i;;d" ser ciertamente da_ñoso si se malentiende. Se ,""fá i"p"ner que el aprendi-zaje, en sí, es una recomp-ensu y q""-iá ,1":".'r.í*r'i"motivación es reforma, Zl "ri¡rit"* a.--ili¿.

-á"" "faprendizaje pueda ser más adecuadá. en tanto q,r" uá,-rtto",tenemos cuatro sistemas prin-cipales d" ;;;;;;iJi"á¡-nero, .utilidad, status, g."iit,rd- á ;p;"b."iál áá

"q"Llü.que viven con noso_tro".-nl adolesceñte, que carece todavíade una posición definida enlá,*i"rjl¿, t1""" p.Á;;;_p.e,nsag posibles en Ia escuela. El dinero es sólo una-m;;i;;_:,_.?:ll| R_a1a algynos aspectos de ciertos temas (y existeun lrmrte a Ia posible extensión de este sistema d;"r;¿;;-pelrsa), el status es bastante válido; sin embarer, U;;;;i-tud o aprobación de ro. t""-ui";;;;'A;';ñffi J.,fi#,Ia segunda motivación i"a" "f""ti"" fa"ip"¿r'Jei"rJndi-miento) es la relaci¿¡ ,del.alumrio á, ,r, profesores. Laescuela es una oarte de la vida ("" "* *.ra preparacién), v.cumple su tuniión sólo si "fr;;;i;;-ilHiríl?áiiríá;ción. La_ tarea del profesor ;;;";;;"er esto y elaborarloi""tlg de su sisteml. úiiiiia-"J"I;, ñ;á;la.;r;ffi;üi;finalidad: hacer el aprendii"¡.ÁaIlfá",ir8,l ;;;;;;vida social satisfactoria.

En cuarto Iugar, en tanto que profesor responsable dey\ grupo 'de alumnos, el enseñinté es inevitaÉrem""t" "i1,^d::I" 9: r".. capaz a" a"mi"ái"11."p".-§i,H;;,;;

es una aptitud que debe usarse con "tacto y se"sibilidaá;pero debe llevarsl a cabo. ñ;;;ñ; acertaáo p;;;;ñ;;;¿en exceso por «d¡¡¡i¡¿r, a los alurn'nos, por temores sobreIa creagión de buenas relaciones o po, un deseo de versurgir la individualidad. - ----- - r

Existe, entre muchos de nuestros jóvenes profesores,una falta de confianza- que 1", fru"" ,"troceder cuando setrata de imponer su voluitad,-.i i"r"iáa;;; j"#;;;trecuencia, es que, en su lugar,

""u "á-*iil;;-;ñ;;;

Las relaciones del aula 27

en el aula impone la suya. Esto, captado por el resto de laclase, es causa de resentimiento, el cual agría sus relacio-nes con el profesor. La timidez es una virtud en muchascircunstancias, pero es peligrosa en el aula: a menudo in-cita a los que no son tímidos (y hay fácilrnente unos pocosen cada grupo) a dominar. Esto produce tensión, conflicto,peleas o alborotos y, por último, una dominación severa ymenos agradable por el profesor si quiere lograrla. Si no, lasituación llega a hacerse irresoluble en una plétora de ma-los modos.

Existe también un temor, muy comprensible, en mu-chos profesores, de perder el afecto o la buena relación conlos alumnos. Este temor hace que los profesores se compor-ten como tímidos amantes, aprensivos, por miedo a que laprimera mirada dura sea evidencia de f,avores que se apar-tan para siempre. La importancia concedida actualmente aIa creación de buenas relaciones con.los que son enseñados,puede ser auto-frustradora si conduce al profesor a buscar'resultados rápidos, y le estimula a reducir sus exigenciasen la esperantza de rendimientos más fáciles de obtener. Nohay nada tan patético como la mirada del profesor deses-peradarnente ansioso, disipando cada vez más y más susnormas, como un frenético embebido de rapida populari-dad, y sacrificando los elementos esenciales de una relacióna largo plaz-o, a las vacías esperanzas de un. éxito inme-diato. La enseñanza es una actividad razonablé alalarga, ylas relaciones que tienen éxito se producirán por un cursode acción prolongada. El alumno está siempre sugiriendoque retirará su afecto al profesor, de igual modo que elniño con su padre, a menos que le concedan lo'que pid,e. Sisu exigencia es legítima y por el bien del alumno, no d'ebepensar en abandonarla. Las relaciones a las que el ense-ñante debería dirigir su finalidad son las conseguidas, di-gamos, a fin de curso, no al término de la segunda semana.

EL PROFESOR DEBE PROCURAR CONOCER. A SUS ALUMNOS

La primera tarea es aprender sus nombres. Realmenteconstituye una ayuda el que el profesor conpzca a cada unode sus alumnos por su nombre correcto tan pronto comosea posible y, además, sepa Ios apodos y diminutivos co-

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28- El arte de enseñar

::X§:,it',,H',*:T"H;r*;fi?,T,J§:::",ffi :?,HTjc i a d e q ue e r p.,ír."ái'" Jt?"igfi ;.:;:i IHXT .",.,Tff I;: H,por su parte, ,:1"i:-.o"..i.-írrl"_u,.r-.oores y volver arntentarro de inmediato- Duranie "rro.,

t," tratado de casf_i-::::l1.fflJ: " *¡ *"*iiü"'"J" r" frase: unada se sa-.u,,,, jur(;".ü;:ot:;."". ji,j""ü#üffi:j.;::x"rxruisultado fue que t"""'áin-".rtüá;;I;rr.""sarias

con las cla-ses duranre un tieapo "*"".iro. iiJii t" doy cuenta de que

isii:{f i:*.Tl;"#ii¿..,::}::,:?.*?:i;I#3i;:,i:ae",ulicalffi ;,I,J#ll,gi,lHf il,::,?,::1§;f,;f *Éfi rrizar las combinacioney;;ffiíi-"".s y apeliidos. Esto Icayudará a conocerl:.r_ *, -1m;iilr¿, irr.l."rso anres de suencuentro con 1o1,1!u*-.r*..qyár]á, estudje los expedientcsy.tlst¿¿s' puede utilizar tumu,¿., li"o"u*,.n como una cons-

;[lt;.'""'ji**i'o'"'aii'i"-a"'iJlr,'".. En crase (.¡ su

: j9i':''l;i.;i;"":ü,_?'1;JJ';."i:$it::J"i:rf *;iti,.¡ns¡15, al llamar,a lo, ,'i;;;;,fquienes desea hablar.Lcnvrei¡e utilizar l*,"o."úr"J"a1.a* Ia prirnera ve¿,echando una miradu airi*rilu"a", i'u":, su lista. Algunosprotesores solicitan .de-

il; ;iir¡,"o1,."rpu"irlmenre en lasclases de Ios más ióvenel, que hagán'fr.tras nominares parasus pup itres. gsto-r, mbl¿;.ñ"¿"r**l,. a* ay uda. De váiverirl?'"f;9"r1:.t t". ""ua'"i"á,

"Je e¡er.icios consrituye,

^ _ 1.";;á.!;3 ",:ruffi j:j"" xi:lxx,,":;;: ;".sonas por Ia vía del gpp;'..;illrl"" cun rodo el grrL..,prescnte. su observa.í¿;-¿ülil; de ellos ,n .rtJ,,.,,_Iexto contribuirá

"l "o*"iil;;;;;"rdir alum,:u indi.,r_duat de un modo ":r?..\,.r;ñ;j#;"re nbvio que.ei ense-n:-lte aprenderá ¡iucho a"l.-i"or."i. tou escritos o eier_clcrcis que se Ie entregan, s-"g.rilJ"ie precisara conró,"_menta. esta obserua"Iór, ai.i.á á"?iante er estudio delii:'i:-1f:,i: ;:Í: ur.,*,,o'*;;;9e rrevarre *,"*off ,:":l,t i:#i1 r Ffr.#xliffi n:Lilli,.j;;j*¡rr;L¡,, r ue muchos n:,^r_ur alu.mnos y lái p."bjem_ ,,_":,áIil,rn:n{)s dificires' Los <los .o*inos-"JijJn* ,, rre conocirr:1ent.r

Las relaciones del aula 29

del historial de los.alumnos son: consultar los archivos olas fichas registro (ya,sean tas__q"" están en;-á.ep;;r-mento o las correspondientes a la^oigani r?ción tutorial); ydiscutir la lista de alumnos con el oriErtudo. (t"t*;;;i,clase). El obstáculo oculto,

"" "ri" *¿t"¿o, "" ár". ;i;,"cuidadoso, sólo encontrará confir*".i,i, á" ,,i rl*A .U-servación de los rasgos de la clase ;r, ;;á;"'r:ñ;;r_

tante, si pregun-ra específicamente por a"t"ii"r á"1'rri.ro-.r.1y ro por Ia conducta de ra crase reuiira mucha i"tlr"rá"]¿"vaiiosa. Si el profesor tiene , ," "r.g" se;s claies, .oirobien. puede suceder, mi consejo

". o.,r"" aeberiá- invl.tinu.metódicamente cada gJupo á" r"i*á ,lr;;;;il,r'o'"rl_guiendo un ritmo .d: los po. ,"*u.ra, más o menos, ydebería quedar sarisfecho "b" ""á-."sián más bi""-ü;;""

l:ra lecoger el maieriai básico que necesita. Tome ;;iu,ae caoa punto, aunque sea de manera escueta, para que not f:"11 recordar todo lo q""

""pt.. algunas escuelas, dichorsea

oe paso, convocan especiaimente reuniones de todosrcs profesores relacionados con un determinado g*po ¿"alumnos. Estas se hallan.pre-sidiáas, a veces, por el tutor,otras por directivos o miimbro, áá.rq,rip;' i;";;";;., antiguos.. Fvidentemente, tales .",rrrror., poseen un in_Ine-nso varor ar compartir er conocimient; de';;áá-.r"*; .Debemos aprovechar,estas oportunida¿", /, tá" ; ;;;j.como sea posible, hablar a nuesrros .olrgás;";";'á; il.alumnos.

No obstante la importancia d.e emplear de forma metó-dica estos procedimientos pará U"g". a conocer a losarumnos, no hay nada tan evidentemenle valioso como cl:?:::¡Ti""to personat, g,l. se logra me¿i"nie á;;;;r;cnarn¡ento de cada posible oportunidad para habür in-dividualmente o, a ic _más, ;"; á;; alu*nás;";;u;"ti.rÍrpo. Se presurtan-algunás opoiil"iaoa". a."t..;;-i"reccron cuancto el protesor pasea entre ras mesas o liama rrros arumnos para que se sitúen a su lado. pero estos mc._nlentos deben basaise en la creaci¿n de ünt;;#;;il,extraescolares adicionales como sea posible- t"t;;;;lü_var a cabo esto tan pronto como poAo*"., ;"ti"i;;;;;;ui:i{) o dos miembros

-dei glupo q"á;; .r;;á";¡;;ñr¿l"a_las clases, quizá_para ay,.raai.roi en- aig,rrra. á";;;;i"_J;,ta{'ea o tal vez sélo para-hablar sobre .iitiÁ":á.;ü';;;;:

tivo cr:menzar con u, conjunto de alumrros evidenterneiltí:

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30 El arte de enseñar

,Íi'4E:jt.i.r

.+'1

¡r:¿!:,:

dificiles; pero,-,por otra parte, el profesor ha de intentaroralogar con ellos en cuanto tenga ocasión. y, entonces, nodebe _excederse: no va descubrír todos ,", ,."."t* ii'"establecer una rela-ción cálida y drrruáeru, "" "i"""

*irrrrio,de- conversación sobre la formá ¿" -o"t.. una exposición osobre una parte de los debárei. lr.ura .üi;"iá;;i^;fi_ciente éxito si consigue

"orro""i u-rm d,.rmrrár-"t"gi-.ür,sólo un poco más qrrelrrt"s. El profesor d;üh;;;ri;;"r;1"",3:".:?:-"i9era que, si una clase^no está fuera áe i"

"á"i."f,es bastante humano y bien intencionado. De este modocomienz¿ a quebrarsela resistencia de esa temible uclase,,por medio del trato individual. pero, mediurt"-r., t.uUui"paciente en todas y cada una de tu. op"it""iild;;'r-truirá gradualmente un conocimient" ü;il;á;, ¿;;;alumno, y haltará que-cuando "itá iiáuáJ;;á;;;l;;]"

entera, aparte de las líneas del gobiernó de Ia "lrr".-po_dríamos decir que tiene también üna ;;; á; ñ#;í;_oas,_un rico marco de relaciones personales con difeientes

grado_s de vinculació". C;ú t;;;;'ü; realice pr.r-u-riiu.y profundizar más este marco, du.á p;;b;; d; ,;;E Éil"ayryla y satisfacción para ,l'".ri"¡á.,t".

Se añadirá una fuente de conocimiento inesperado, si elprofesor se esfuerza, a través de sus responsabilidades,:::plr:ido cualquier rutina del sistemr^¿" ,,"Uligl"i.-nes» cle su escuela. Es demasiado fácil, pero bastante"erró_neo, considerar los deberes de s,rpervisió" d; ;;;;;f;;;.como meras tareas domésticas q.re, e, alguna utói;.-X.-varían a cabo otras figuras. y, sin ;-b.ü;-¿b;;i; á*;que -las actividades qIe realiía "" "i patio de iueeo. lospasillos o el comedor, son esenciarme"tá ail*áiiiii'{á"oportunidades para relacionarse con los ul,il;;;;;;.;ir-oos^campos. Un deber a cumplir no vale un ápice si elprofesor sólo se pone ante el y lo mira fríam";i;. il;¿aoqurrrr conocimientos sobre los alumnos en particular,{ejand'o de hablar o teniendo una conversación extensa.Descubrirá cómo dialogar

"or, lo, .irmnos Uro*"urráo oenfadado, y. cómo influii sobre "il*;; U"." táiá"i;:-Á;"-que tas obligaciones de supervisión pueden resultar difici-res, aprenderá mucho sin las restricciones del aula, sin losproblemas de gobierno de la "t.r", "i" ü;;üJJ;;;;;

aprendizaje.Las obligaciones de supervisión suelen constituir fre_

F.j-,1§.,ri:

l9::,4ln

i¡ililBrllir""

l

Las relaciones del aula 31

cuentemente un esfuerzo excesivo para los jóvenes profeso_res, quienes encuentran diffcil eitablecei su papel y semuestran francam.ente inquietos acerca, precisamente, decuán estrictos, cuán observantes deberían ser, y qué ácti-tud te.ndrían que- adoptar. En primer lugar, eé ímiortanterecordar que la alegre pandilla-de mucha-chós d".cárocidá,a los que el docente observa en un ángulo del gimnasio,puede ser de s-u responsabilidad e., uñ futuro áuy pro-ximo: en una clase regular o en una lección que ten§a queimpartir por ausencia de un profesor. y cuando entre así-encontacto, con ellos, recordarán su encuentro en el girrina-sio. Si les elude, evidentemente por falta de seguridaá en símismo, ellos adoptarán después-una actitud dáterminada apartir de su conducta- presente. Debe ponderar cualquiertrasto_rno, o perturbación incipiente qu-e observe, sea-l"rr"o seria e-intentar y comprobar, por ádelantado, qué es loque precisamente está permitido, o qué es lo quá no (poreje.mplo: ¿está- protegido el césped? ¿puede ¡ugarse a lapelota en cualqui-er sitio?). DeBe dir-igirse cán'decisión,pero con calma, hacia cualquier grupo de alumnos, demodo especial si están en extráñas eIq,rir.s o l,rgares apar-tados; acercándose sonriendo, si es potibb co, ñrr.rrgá d"humor o una observación agradabie. A menos qr" ,á r"uclaramente que se ba produóido algún daño, ,ro L, .r"""su-rio investigar. Puede conversar y áispersar el grupo, conbuen humor. Si observa_cualquiei conáucta erróáea (p. ej.:pelearse o dañar los edificiosl ha de actuar con firmeza. "Si

el-profesor ha obtgnido su título recienteménte y no conocea los chicos, puede enviar recado por medio de-un alumnopara que venga algún profesor más antiguo. Si cree quepue-de afrontar el asunto, debe pedir a loJmuchachos s^os-pecho_sos de mala conducta q.re le acompañen para hablarcon el director o encargado.

Hay una gama c-ompleta de actividades que merecenuna mención e-special, como un modo de llegaf a conocer alos alumnos: Ias infinitas tareas que se alrupan bajo elvago título de «¿s¡iy¡dades extraiurricula-resr. Es quizáprudente y acertado, en el primer año, no dedicar .,i ,u-liosa energía a las actividades extracurriculares y, también,ciertamente, no sobregargarse con la preocupación qrr. r..-pone organizar o dirigir realmente tales táreas. Sin em-bargo, podría ciertamente subrayar que, al compartir mo-

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I32 El arte de enseriar

mentos de entusiasrno en los campamentos, Ios juegos, enil,l'""::, "f,Ifl ?i "^" ^ i

l. -'i{q;i J' "'"j

i' o" de an i m ates, aljugar ar futbol . "i'i.-áj*i;i.;: .Ti:1,i"" ff ;*,frxf.; ilense¡1anza pueCen ir estrecha;;"--unidos. Esto consti-tutrá para el docenre una inversi¿" "riirr.;; #r.;.;;:1..r.Por un- Iado, te.¡ldrá r;; ;;;;;;.:i;tesdet';á;i;:conros";;;;;;;'fl".: ji:.ri::;iXXr,Tespeciales circuÁian.i", á"lpr*i"."y, por otra parte, ha_brá profundizado mucho ," ¿;;;;;;rento sor¡re los ióve_nes, sus reacclones y sus estados de-ánimo. Habrá uü..rr_drdo cón:o habiar á. tái áll-,iior*'.r, una diversidah decontexros, cuá¡rdo ¿rir" ú-*;;; ";

mantenerse serio,::.lll:. cebe ohac.e.r" Li ;;;,;; ",rando

«ver como unagurla», cuándo actuar con *Jamá.uJ"riu, y cuando mos_trarse «superior». sobi"-tád", i,;ü"iiregado a saber cómoestabtecer Iímites *í"i;;;;fi;; lNo, ".,

et momenroen que es necesario,-"o ro-.iíu;q;;;";" aceprables. Habráaprencüdo, ¡.eriimente,. toclo esi;; ;; una selección deaiumnos en cierio rnodo grr;i;1, pá lr-q";"il#;r;puede aplicarse a sus relaci;;;;;":áos eilos. Incluso meatrevería a deci'cue el .Á;;;_";'L"?¿ nunca éxito en elauta si no ha al"u,.,r*Jo;;ñffi;J['ii"rp""ial, a partir dealgunas actividades extracurriculares.

CONSTANCIA

ll

Iliry,i"5üTi=. j+:i:ii""ffi :11:r:::,:l j:"::,x:ñr.,:,fl ;],=ol1iy,.

pretende crear. ürr"n". rclaciones. A;;;;ffi 'il:,i'fu ,#"'.:?T::",i",:rril"ür'i"iCÍtfi,r;1". ff t.":,Í;;:*;,: f :i:.i 1 ;;'tu;p;.;j,Yá.

",. cri n cl r r g r ar e r

$;,,;.' :,:' ; : ::itj T;l .:Ti:ffi i ;;il{.:i :g :;L} _:un conjunto cie expecfativas'to:at*"rrt" dispar; pero, del

:i s,F, tr fl;',*h 1iI i!iryif,:."",$ ffi :i,T;ffden aceptar, trn cierto grrao á;.j-ii.l.Irr"ru, entne ros r,rofe-sores. Iina cscuel,, a*ü. ir^ur;I.'-il'iia Ia recir-rcr:ión deestas. discrepancias il lir";;í;rá,r#iu,

,y el ctehate; peroes evidenrc qlre nunca pori.l, ,;;_;;j;.das por corn,:leto,

;;i¿.ltu.. ....- :':

Las relaciones del aula gg

y los alumnos Io aceptan. pero lo que no "rr"r.rt.u, u""*tabte son Ias divers.e;"i;:;;i;'J"Iái,l,".de un soto profl_sor. «fs¡s¡ mal caiáct€r» gs

""" ;;;;cnrrca, y está justi_ffilo::*?,",1":i:: o. q*";. -p#i,j. u ,o, arumnos ha_blar después de impgnefi*'."ri",i"i'j;""Í ;T á:l#*§ffig,?"l#?f .r:lq¡*fuii*1;:i¡ii* jx,,.H:rtimiento. Intente,TirT"ññ;;Jüü,.".. una norma inva_riable. siemore .i1iiá" "* iá."["1"rr"gan tarde; resañán_doles siempre cuando,o t"."rilás-deberes; no a-ceptarnunca hablar duranre ,.rr, ,"riJ., áá"f"."au .."Jil"i"i"'rll,, yasí sucesivamente.,Si r"""".*á. rl], .urorubtes, sea tenaz,resp_ecto a- ellas, día tras aii. -- -""

Sin embargo, ".1":g:0,."*a en práctica todo lo dicho,deberá modificar-su procedeipa.a a¡ustar su enseñanza aIos individuos. Deb.e

-r". "o.ritá;;; ;" una ocasión a otra,pero flexible de un individuol;;;;.;J"" de Ias especializa_ciones de una escuela

"o"i¡.i" * ."ono.", a los ahlmnos. Elenseñante modificará r"tit."á"i" -s"..' pro.eder respec to decada uno según les ,raya-l;;;;";d". con unos, Ie seránecesario permanece. rí"_p." us.^á"U1",- lrr-.*., r.r"_quilo y personal. Un chico,,prga""i.iirar sólo una mirada;otro, una observación aguda. ¿pi"-"i".a q"" uls;r,o;.;l;-nos reaccionan mal a..uña."";;;;';;ie toda la chse y queotros no pueden recibir ut"u""ia-p,iuit"* ó;";;¿u";"quieren responder a pregunra,

"r, ,o', ui;:ñ;".ii;q;.Ies presione, mientrá. qir" otro.

-i.rt.-.rraran contestar unaPregunta antes de que se formule. M""¡ro.-rl"."or-r"comportan de una

::1r1__*;;d;r+,1":A"i:',#;;l:T,,1:.:§,§:J:',f;que conoce a estos alumnos íntlmamente, sabe "ó;o-¡;;;_ner Ia provocación,. mantener su dienidad y autoridad yconservar una reración cárida. Todo e"sto ."qii",-"',]""*llu"fl exjbili d.ad de proce de.

"t" 1"." li ji"rria,lo".Sea determinado.. Un profeso;';;'ilil renunciar niabandonar nunca.

,Si. sus'rf**i".'i""ben que él conoceclaramente, y sin d"dt-á";¿;'no"hj'¡,""ho algo, Ia con_fianza en su tonocimie;qd ", pjái',iiu, y tenclrá una in_fluencia «disciplinaria,- ds ¿-li".t" ,.gundo es la certeza

¡'::l"i:"üo:#::.i*:,h::li:i1li'"],",r"?J,r.y:srsagaces como para saber que, ccn *""i.rr--á;;i;:,.,;:

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34 El arte de enseñarLas relaciones del aula 35

olvidar unos deberes -o no entregarlos en una fecha deter_

Iitl?d., significará et fin aet "iir"t". Si está ;i;;; qr-" "lprotesor se.acordará, y pregu;á;a por ellos,- af t"-rigüente -y no dej.arí d" [;;Z;i;fi.," que Ios haya obte_nido-- el r,úme.o ii" árriaáJ"airñi"ii.a de modo impresio-

111,1.. E" generat, si er docenie ;;;;;ñrár,i""" íá"á.aque corregir. Cuanto más insista, *"rro, t""árá-q".-áLli.después al respecto.

ALABANZA Y CRITICA

Indudablemente, todos somos más felices, y trabajamos más,cuando nos elosiaT que ";u;á; nos critican. Gran par_te de l,o que h9 ái"¡o,

"" t", I"ár"ies precedentes, se ha. pensado para,Ilevar. u't", ul"*"ár-á'.it"i"i;;;; ;; il;;;"pueden ser atabad.: I;gl,;-iffit y para mantertesfue-¡a de aque,ar;; Ir"-;i;;;?;iü"e se comporten malmereciendo así censura,_in"t""" por'parte del más indul_gente de,los profesores. Si se consigue esto, se puede estarseguro de que Ia proporción entrZ a;b;;;;'y ;;;""i"permanece Dositivamente en favor de ra prime.á. ráii" 1",individuos óomo lu" "lur"r,-"" tá"¡iinro, necesitan ser elo_giados ?or sus logros.

--^*l::il pasar lor alto las ocasiones para_ la albanza, yreaccro.nar cen más rapidez a la necesid;d il;;;;;;:L,conveniente que el proiesor ," ;;;á; ¿. ál"gi* i".*;;_nes comunes. La alabanza personal "s, "i"rtZrrr";;;,;;j_ble: a un muchacil ;;;;.;ili#;¿santemente vestido,con el pelo cortado oa i" ,iltiÁll,-y , .rrru chica con elmejor estito de peinado, ¿;rÉ;;-;;;uá y ,.r, tibro de eierci_cios bien forrado. En cada-ie""rá*, ái É.;i;;;;á";";;';_tentar encontrar .tg.r"á ;u]d.'t""'.r"uá"á ;;;;';;.reco mendab I es, aunq ue pledan r". 1rt ul-".rt. iáiri"ir"ü,una pregunta bien conteitada, el buen us" a..,rr. ;;i;ü;;,una acción de ayuda.

Existen tres óontextos.de audiencia en relación con laalbanza; y deberían usarse todos ellos para un efecto real-mente bueno. primeramente, existe ü ;1"ü;"; p,tüñ;ante los otros alumnos, que suele ser muy apreciada; perono^_debería prodigarse, ni tampoco olvidarse hipóciita_mente- En segundo, lugar, está ü ;"ü;iü^;;;I#ffi;en privado, con el al-umno i"aiuia"ri. Erü-'f.;;;;;:

mente, se olvida demasiado. En ocasiones, deberia usarsepara.reforzar-el primer tipo de alabanza, quizá cuando setermina una lección..En tércer lugar, ." prld. elogiar me-diante una calificación o una nota en er ftrmulario"o"ál..para los padres o el tutor. (De nuevo ,""o-".ráá;;;á;no se olvide esta acción de verdadera ayuda.). -EI profe-sor_ha de actuar con cautela ál áiÁ", al cono_

cido perturbador público. si, como ocurre rr"""""t"-""iá,el muchacho busca lograr el status de grupo por ostenta_ción de su mala conduóta, considerara ü af"Aíiiañblücomo un ataque a sü reputación y, fingiendo no enterarse,encontrará. algún tipo de expresión o gesto que no sóloTlle l-a alabanza, sino que, peof aún,-la asocie con undoble desprecio: devaluándolaisí para otros. y puede des-preciar en público la _alabanza, [o cual s".r i".¡rái"i.fpara el futyro. Sin embargo, normalmente, esto no sisni_trca que rechace el elogio, sino que no lo espera en públTco.Para un alumno de este tipo, es esencial áfogirri"'"" pri_vado; y con frecuencia eféctivo.

Generalmente hablaldo, cuando se requiere la censurahay que realizarla de forma cl"i^,-p".o'Ur.r";-;;r;;-.giagsq en ella y, sobre todo, evitar la áiatriba d#isida ;;nindividuo. Tal estado crea un profundo-r;;"il;i;;;;el sujeto, de modo que, lejos de^ser p".*"áiáo p;;;;;r;gir su conducta, se enfreniará al profesor y se sentirá justi-ficado en su acción. Añadamo" qrr" otros jévenes simpátizá_rán con la «víctirna» en su- apurada situáción y er dtcentehabrá perdido la buena voluntad d"

""a parte"de h "üs".Siempre que reaccione públicamente urrt" .,, ut"*"á, ilprofesor debe mantener en su mente el efecto pe;t"rü;a;;

que-_pugd-e producir en los.otros muchachos. --'--No debemos centrarnos demasiado en los arborotadores

regulares. Un teórico americano r, da el ";b;;A;"-ti;:ción, a una cierta técnica que consiste, según é1,;; "E;;_rar,la conducta. perturbadbra y evitar p-remiarla coñ elnecho cle advertirla". B51u es una teoría que debería utili_zarse sólo con cuidado: pero, nos recuerda que ; p";ibl"reforzar Ia mala conductá concediéndoie atención excesiva.

_ I Clarizio, Harvey, F,:, Towailds positive Classroom Discipline, John Wi-ley & Sons, 1971. - ' ",, r,

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36 El arte de enseñar

*",??T;á"."1;:?-r::ibre, hav n," ,,u* ",,lillo *r":T.-;il;;.,;'r",,:,i?Jü";:¿y:T33,:;hf:*-.#:vra y sr¡r que lo aprecie el resto de la clase. OiAacaptará ,r., p"qr"ño gésto; poá.á oráair.rti¿o más fácilmentecon una mirada penetrante, y "J.

jL tlgu "o*portarse meior.E nronces quizá sea s"fici.íte f;#;;; ;#;;;#;;;;:"Duede reforza.r est1,15ión á.jrá"i.

"n gesro, o incluso conuna sonrisa. F.sto u-ltimo- puede p;.;;. sorprendente; perouna son¡isa indica.que et i;;;;,; ,;; que el alumno i-ba ahacer aigo qire no aéü"'i-u t;;;;;";;;láa"riu no está enfada-do, y que, si se detien",-ñ;H ur"l. e veces se puedenanadrr una o dos oalabrai

"r.. ,.,, ;;r;;;;. Tales récnicai eütanadvertir, a otros á.rmrro", lu ,o,..,á,r.t, i.r. ,ro debe ser segui_da, y también el

".e-J;.bi;-rt"re;-i"'Jrrr*ularles u caei".,eua, Esto previene. ir:mir*",'á,i" "ii.Ir"ro. añada su voz alaiboroto; e incluso crea un sentimienio oe conspiración, entreer enseñante y el q"..poa.iu ;;;il#r"'Iil]1ffi!,Xl;iT:

i,L :| .,I " *., o,r, s=en ri m i en r o * ai ue. Jirtl fJ :.rrl..*i::

;";,",,T: il";-,,::Íi"te: el profei;; J:ü; tener é,, ",,...,tá

q.."n e c e si t a,

" ". ",. i =, i : T i #, T; i ;i, J""" i:o"i,.l;f *.# *H:?:i^'dl..srupo " ""'.,i'1"ái;';";í:; crases de aptitudes

&Iuchas pertur:bacioy, lu .1ue son de menor enti_ .da4 requieren algo n:ás.que u.,o ^*i.aou

o un gesto sin pa_raDras, para ser reprimiciá. ¡a"if*""i" por el profesor, ouese fiuestra inquieto p.or rearizar ü;;;;" que ileva entre áa_nos y que no esrá dispuert; ";;i;astar tiempo investi_gando. A un n.otu.o.-áJ;,:;*"r,1t,. ." dirige hacia ungrupo, crryo experinrento está sienioilaüzado con un fondooe sonrisiras ocasionad?,; p". ,lg-;;;. ;"o de los muchachosha sacado de su bolsil.to, pod",ía.r..-.onu"niente aconse_jarie, que, cuando

¡^. ?iri''uü;"ñ diga: «cor*enzad, notenemostiempr: para eso», e, inmecliatamente, qu.e formule

%

' ' En la etucació¡ sec¡¡¿r2¡i¿, británica, hasta ra década ae ros setenta erarrecr¡ente organizar.a estudiantes ¿" l, *ii_á ááu'já.r* y g*pos homogéneos

ffi ili:;':1:Lr:1!tá'"'iT.Éi"lilmlnIi[if*#,=¡,ff á;*iiilD-;;;ii'ii^bntánica por consideraila úru **d;ai J;l.r;;:'lili:-"ntrcada por la sociedadquzacion tlet at¡,mnrco. timitar.a t,. fosiütlffi ¿r"d$;l Slii;.r;:ff,:i:g::ltll l: itod'.' r' csa t i va m ent e v c cr r r. b' i- l cli ; rü;;r,?l;il

"'

jÍi", *-J :f^l:-a :.1,ne-gatrvo. A yartir .i. en¡oni""-;i" r.,1,-11'i']'l1l*Persouas con r¡n autoconceDto;"ñ-;;;p;#;#;.;lii#.j,..iÍ.y.Ti,1if ggs**i*:itr"r#F.tr

!t!

F; *-

".* -:.-ffi;.sxm*¡¿i;--,8.rÉ¿-:;* ,-

Las relaciones del aula 37

una pregunta interesante acerca del experimento. En gene_ral, es más efectivo ¡""". .rr-o-&ii'qr" se ha denomiÉadocrítica uenfocada sobre L r;;;; q;Je; i; ;;r;;".iT r,tr'."?iil?:",

especiat*.;t" ;;; "T;f*,; q""' ;;;il;..,«Ray, si hablas,-no podrás comprender suficientementebien estas palabras nuevas.»Suele ser mejor que:

_.,Ray, me sorprende que estés otra vez distraído.»Las criticas v prohibiciones, deben ser claras. Es asom_brosarnen te fácii it"gur-"-r.r-';;; il;;.nerar de desaproba-ción cuando no.se icrara;;;;;;;ril ;;¿ "J üii"",""iesiendo gbjetartr:. ras. invesiü;;;;; americanas han de-mostrado que la claridad qr" qu!^;; reprocha es más im-portante que su intensidad.

«No toques este tabi.ñ" es mucho más efectivo que

oCompórtate,v:

," ::,.11^Iinquito a Gary .en su pupitre,

oa aslmrsmo me.ior resultado que:uDeja de hacer el tonto.»El docente debe evitar las palabras vanas, así comoproferir falsas amenazas ¿..uliÉo'[I. a" hecho, no puecellevar a cabo. Alsunos profesoref rÉ,rru' de las amenazasfísicas: «¡Si rro t"".i""tár,-;-;;;i;:;ando, ni está permi_tido pegar, ni tampoco es ¿".áudf"-oü.u"i ;;"# ñ:i;Ambas actitudes -hp" * ";-tl;áui'y "r*u.,

una atmós_fera desagradabte. (E;;ot-.;;;;;;:. ras amenazas queclaranzente son en broma, y gue, en.uúd-JJ, ;t*;iit"J,;i;son, romadas con sentido á"f¡.i*i, "";;ffi"ü;;?lii;^,iIa rensión de Ia cla"se: o¡Si ú;;;.; otra vez, te vov acolgar por los pies fuera'd" I;;;;;;;!;tD.';;á; ;;":jante, si el proiesor sabe q"" tl".i" ,ñ"asunto urgente d.es_pués de la hora de clase,'"" ;;ü;,;ues, amenazar a un3luqno con.dejarle castigaá, ;;J;". que, voluntaria_rnente, se ha,e disouesto iolvidaiilJUfiÉ*i¿r;. §,.;áü_bra debe o. n

"r,ü.,id; ;;;";;^ r"f,*r,nr.* Io ha de di:jar que una siiuación liegue a.hacerse real_mente agria. Arite cualquier cosa qu" p"uao hr;i;;;;á;hecha o dj.:rrra, debe tenei "" """o1*ilue tenCi.á qire traba_

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38 El arte de enseñar

jar con ese alumno durante un curso o más. Por tanto, deberesistirse firmemente a, ul-ilizar palabras de las que nopueda retractarse y que Ie lleven a una postura irrevócablede enojo y disgusto. Puede criticar lo que ha hecha o üchoo evitado,. un alumno de una forma tan enojada como leparezca

^(aunque es conveniente la templanza), pero nodebe enfrentarse a él por causa de sus faltas. ño debecriticarle a é1. Demasiadas veces me he visto comprometidoen situaciones en las que el profesor ha permitido que sujustificada indignación, a cáusa de una acción inionve-niente de un alumno, llegara hasta un ataque amargo sobreel carácter general del áuchacho. Estimó qre .rá .ro ,"jus^tifica, puesto que la obligación normal diel profesor esdehnir y criticar solamente la acción y, muy cerca de mipresente punto de vista, no es inteligente situar la relaciónen una posición desde la cual nirnca se puede recuperar. Si9l p¡gfesgr excluye a un alumno, está obstaculizando otmprdrendo toda esperanza de comunicación futura. La ac_

-ción de ayer puede ser olvidada y perdonada, como tam-bién su crítica. Pero el ataque sobri el carácier adquiereuna vida continuada, todaüá tiene significado hoy, y serárecordado amargamente.

Existen otras tácticas poco convenientes que los profe-sores llevan a cabo impulsádos por una momentán"u iit.ru-ción. El docente puede creer que nunca caetá en talesinconveniencias; pero debe protegerse, de modo que puedaver llegar la tentación y salir de ella:

No referirse nunca a la familia de un alumno, frente alos otros alumnos.

No utilizar nunca la mala fama de otros hermanos yhermanas, Stlizá porque asistieion a la escuel u, purácriticar al alumno. No hacer nunca

"ompa.aciL.r".injustas con otros miembros de la familia..No decir nunca nada ofensivo o hiriente.No referirse nunca a características .u"á"" o fisicas.

Algunas veces habrá desobediencia en todas las asigna-tgrls y con todos los,profesores. Es esencial adoptar-unadecisión rápid^a y sin dilaciones, y de una forma pl"ruau yabierta, pero firmemente, p.erenirla y castigarlá. Ertu ,"--tuación en los primeros momentos, aunque"sea breve, es

Las relaciones del aula 39

mucho mejor para todos que esperar hasta tener que cas-tigar injustamente a toda una clase indisciplinada. (Amodo de ejemplo, dedicar siempre la primera quincena enuna nueva escuela para dejar todo claro, especialmente enlas obligaciones extraescoláres: el docente rÉcesita libertadpara llevar a cabo una acción inmediata, ante los primerosindisciplinados, ya desde el principio.) La investigaciónamericana sobre la conducta I en el aula apoya ciertamentela convicción, de sentido común, de que existen técnicaspara detener la perturbación y que algunos profesores tie-nen más éxito que otros, no por su severidad o sus castigbs,sino por su habilidad. Los investigadores en ese estudiopuntuaron cientos de horas de lecciones en cinta video, deacuerdo con la habilidad que el profesor tenía para detenerla conducta desviada. Inventaron el término «Withitness» q:ueviene a describir de forma bastante precisa la capacidadde un profesor para comunicar a los alumnos que él sabelo que está sucediendo "dentro-de-todo-ello". Si un docentepuede comunicar este hecho a la clase, sin que necesa-riamente tenga que declararlo en voz alta, nunca tendrán lu-gar gran parte de las posibles perturbaciones. I-os profeso.res que han llegado a obsesionarse por ayudar a un indivi-duo o detener una pequeña parte del trastorno seleccionan almal alumno, a menudo, hostigando, sobre todo, al que loha observado o lo ha imitado escogiendo especialmente alespectador apreciado o al alumno imitador más que al quecomienza a actuar erróneamente en lugar de criticar al queinició la mala conducta. A menudo, también desapruebanuna desviación menos importante y pasan por alto unafalta más grave que se produce al mismo tiempo, o que haocurrido entre la primera vez que regañó al alumno y elmomento actual. Los errores de precisión en el tiempo sedeben, a veces, a que un profesor se encuentra absorto enotras materias; pero son también, a menudo, el resultado deque se preocupe por no parecer demasiado estricto. Porejemplo, si dos niños comienzan a cuchichear, cuando laclase deberia estar en silencio escuchando a otro alumnoque lee en voz alta, y un tercero se les une, es un error deprecisión de tiempo esperar hasta que este tercero empiece,

I Korrnin, Jacob S.: Discipline and Classroom Management, Holt, Ri-nehart y Winston, Inc., 197O.

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rf§

1ü Ei arte de enseñar

::j::,*.^r?f.","i.". a tos otros dos. De modo semejante,:-oltstrltuye ta,mbién un error de este tipo esperar hastá ouera. Elata conducta se-haya incrementado en^gravedad anies9: detenella. Pequeñas-molestiai d"-rn alumno a otro soneiempios trecuentes de este error en precisión. Un alumnoq:lryó ljgg.l3"."re ta cabeza ¿- áii;, cuando p".Ja-p".::fÍ:, drrrgiéndose hacia su asiento, EI segundo alumna se

li1"r,j:, ,_".11_1n.*:, y.dio un. golpe al primeio en la espa.lcia.r,e§ce luego, eI primer alumno realmente molestó'al se_gurlo.o; y solo entonces el profesor debió considerar esto losuuclente.mente grave como- par-a reprenrlerle. He visto quemtrchos de los más graves incidentes ocu¡ridos ." iuu Jio_ses, que.los profesores, no pueden_ .""trolo.,-.".g;;;"_ L.errores iniciales al seleccibnar al alurnrio ;;t;fá;, ;;;,determinar de forma inexacta el. momento para llamarle iaatención. Pcr otra parte, en casi.todos los d;r, "jlr.". ¿_ip.ofesor ha consisúdo *n de¡ai q;;r" situación vava rlem¡.-sJado lejos, reprendien.to rt s"g,l;¡;;ir;;;iial.J*u.r¿,

r¡;i,r edc ai prirnei-o, o.al agredido en lug;rr de al ágre"or.En e¡'rores de sejecciórr, "i p.of*.".f ari i"g* I ñ._*lnlicrrio, y.no iogra cletener Ia maia

"o.d..,c¡"."Er.r.o-.*'a*tiempo, deberíi decirse q". "i ;;;iÁo "ari estirnula a lanrala. conducta por rr* uárr.tir'ta. iri.n*ras fases..rt en alguna ocasión el d*cente encuentra que exisle ..

:l1.g.ii" ,siruació.n que esrá_ bajo su ."rpon.uiiiiJ.J '"

Irriucr, no debe dudar sino utiliza;, inme<jiatamente, cual-luic:; método que posea la escuela para recibi, ,rouo. Si11:^-t:Tnol poj eje¡nplo, es exrremadamente ofáníiro u<ie.Eobedlente, ei profesor no debe sentir.se orgulloso

"r1,...-cús(; rJ creer que debitritará su posición p.. ref?rii;i;;;;,a un :niembro del equi¡:o de cltegoría iuperior,. Urá ioii.,iii": d^e disciptina pu"de p*a"íi..", ocasionaleá;i., i;cii"i!{r con lo-s dsgglr¿*s de mayor éxito; y, tambión, .un Ir:,lll,"jl,o: más coopci.ativos. si "i p,"iJi:-;;á;-';"'::;iayrroando al arumno, ni a sí rnismo, ni ¿, la escuela. I ¡clase.y. el i¡rdividuo il.t"r, d"ü;;;;ta d.,: r, ^. lu *, i,.,sucedido es intolerable y de q;;;ar;"f.;; i,; ü;X._,-_-':-:_^ ^Il^=

escuela,bierr organizada, el profese,r d,.Lc iener bie.r c,.Lr.ofti.::lsa¡ténte, a quién _llarrrrr y de qué mocj,,. Es , ri,j.,rrt"*enJ ir,.,,r.L'1¡¡tí: (.l¡f,L t'l escuela ¿leii¡l r.los papeks y litrers Cr comunicaciór. c ,,;clandrrd, y que et director a"l

"q"i'po'rpoyá ,i,,'i.,a,

"ri";;;;';;';;ü;.'con ff icnos experieecia.

6.;, r , -'::i: ':a:::.

Las ¡.elaciones del aula 41

tirá. Por tanto, solicite del dirrctor del equipo (normal-qenJe por escrito) suspender la actividad de clase, y aislaral alumno. No es necesario acosar al muchacho: §eneral-mente,_él mismo se dará cuenta de que debe ser casíigado ypedir disculpas; repito, es muy importante que el profesorno dude.

ACCION FISICA

No estamos estudiando aquí el amplio tema sobre el usodel castigo corporal, sino solamente la tbrma en que ca-da profesor individuaknente puede ilevar mejor lá clase,cuálesquiela qu€ sean las regulaciones y el ambiente de laescuela enrla qud trabaja. En ocasiones el enseñante podrádesear golpgar a un alumno, o aplicarle cualquier otro tipode castigo-prporal. No.debe hacerio. por muy ligeralquesea su acció4, prodrrcir'á rnás daño que bien. Esto incluyeactos supue§tamente htrmorísticos, ccrno tirar del cabello ode las orejas. Se dijo muy bien hace mucho tiempo: ..Noloca¡'nunca a un alumnr en momentos de ira o de afecto."

Los jóveoes'se resie:ilen de manera profunda ante cual-quier formá''de molesila fisica. Los muchachos aceptan

, mucho mejol un-golpe de vara efectuadr¡ formalmente queun sopapo sohr.e la oreja o un golpe en la espalda. Es difícilexpresar en-palabras e] pqofuñdó senriclo dá afrenta f..ro-nal que cualquier acción de tal estilo crea en la máyoría delos alumnos. Aunque esto constituye una reacción-senerales especialments a-preciado por las muc|¡¿"1rur, que"tienenun agudc sentido de su crecimiento fír;ico y de su dignidaddescie una temprana edad.

No. existe un término ryed-ro. Hay pr,.i )res que, oca-sionalinente, coge{r ei cuello de un il*",,. p""rj"áá q""esto i'rc es.un verdadert¡ asalto fisico y p,.,,ran que ajloconsi<J.era éste. Por lo demás, no hay dístl,, .anes ilaras. Esimposible pr:ecisar retrospectivaménie .I ..,-rij exactitud elmomerri.o en que golpeó el profesor y lo r:,rr: sucedió. Si elalumno piensa que el docente hizo uso de'ruás fuerza de laque realmente empleó, la relación entre ambos ya ha que-dado dañada. ..

Advertirá el lecto.r que he CiscutiCo esie aspecto porcorr:pieto, siguiendo el tima de bste capítúlo: reláciones en

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42 El arte de enseñar Las relac,iones dd aula 43

el aula. Esta es. la razón principal por la cual el profesordebería refrenarse ante todo castigo físi'co. Asimismo, con-viene recordar que al atacar a un alumno de cualquierf9r1na, el dbcenté se expone abiertamente,a la posibilidadde la prose-cución legal por parte de los padres y, además, auna mancha en su expediente profesional.

Dicho todo esto, nécesito añadir que todos somos hu-manos y que podemos perder Ia ecuanimidad. Hay muyp-ocos profesores que no hayan golpeado a un alumno enalgún- momento u otro de su crñ"i". puede quizá ocurrirque el enssñante se encuentre en un estado de'terminado oque un alumno sea irritante en extremo, y el profesor legolpee. Si esto sucede, no lo oculte. Acuda'ai director o , ,r.,miembro superior del equipo. Si no están disponibles, vayaa ver a un su¡rerior inmediato tan pronto como termine laclase.

.',HUMOR

Un chiste reconre un largo camino. procure ser simpáti-co cuando _crrea que es conveniente. Intente mejorar á losalumnos obstinados con buen humor. más oul enfadán-dose. "Gobernar por humorr, denorninó a esta actitud unDirector de escuela. El profesor debe estar siempre dis-pueslo_ p-ara hacer chistes a su propia expensa y a ieírse desus debilidades. Sus chistes neóesiian sei m.,y b,.,erros nar.que, sin-embargo, sean altamente aceptables. Algunor p.o-tesores jóvenes, con altos ideales y considerable-compien-sión teórica de los niños "subprivilegiados», consideian asu-s propias responsabilidades y a susálumnos con excesivasolemnidad- Su indignación, cirente de humor, .y de tristeintensidai, aliena a los que están a su cargo. No estoyrecomendando un permaninte clima de sonñsas y, segu-ramente, los alumnos se cansen de los continuos chistei o{e u3a infatigable jocosida4. En general, pienso que hayque rntentar tener un excelente y modesto buen humor.. Si el profesor, sin darse cuenta dice o hace algo que dalugar a que los niños se rían, debe aceptar la situácién conrapidez y_ simpatía. Si le es posible, ha de hacer algunaobservación de que reconoce que ha cometido un déslizcómico, sonreír, por un momento, y luego, rápidamente,

continuar la lección y restablecer el ambiente usual. Elobietivo es aceptar la situación y compartir el humor; perono d"b" ser indulgente consigo mismo ni con ellos. Nopodra tener éxito en la enseñanza si es considerado comoun payaso, pero tampoco si carece de humor y- { muestratan-oigulloso que no puede tolerar la sonrisa de los alum-nos. Débe aceptar un chiste a sus expensas, pero no explo-tarlo.

CONCLUSION

En muchos aspectos el ser maestro implica soledad. Cual-quier cosa que suceda, sea lo que fuere lo que intente, sinimportar lá intimidad creada, seguirá sie-ndo un adultoy un profesor; los que se encuentran a su car,go, continua-rán siendo jóvenes y alumnos. Es tentador, pero engañoso,pretender cambiar las barreras. Esto es cierto, incluso ensituaciones de una relación más estrecha fuera de las acti-vidades de la escuela, y sucede mucho más en la propiaclase. Puede acontecer muy bien que el profesor quiera,ocasionalmente, revelar detalles de su vida fuera de laescuela, pero debería tener sumo cuidado con esto. No sóloun docente necesita (y tiene derecho a) una vida privada,sino que una vez que haya roto el control del límite nor-mal, ño existe un modo razonable de restablecerlo cuandoquiera. Los tópicos referentes a relaciones humanas en unadeterminada escuela profesional, no son la creación de per-sonas orgullosas o frías, sino más bien necesidades prácti-cas para el contacto humano en una relación profesionalcontinuada. En definitiva, los alumnos no son familiaresdel profesor y éste no puede hacer nada para que lo sean. Eincluso, si lo fueran, existen todavía barreras mutuamenteaceptadas y valiosas en una familia. Es.útil recordar cuán-tas dificultades encuentran (o pueden encontrar) los padresen enseñar a sus propios hijos. La relación didáctica puedeproducirse precisamente porque no existe la intimidadplena, con toda la tensión que supone, de una familia. Unprofesor debe mantenerse más allá de sus barreras preci-samente por el bien de la relación.

Una palabra final: cuanto mejor vayan las co-sas, máspositival serán las relaciones y mejor irán las clases. Es

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44 :.El arte dE ans{rñsr

rgsponsabilidad de.'los prolesores partir de este ocÍrculovirtuoso", y su mejor fasc' es ase-gurar, tanto

"o*, a"u¡rosible, q{re lo-s alulhnos-no tengan dificultades en el aulá.Los alumnos desean proie.sores que les ay*rlen t;;;;;i;_res, y no aprecia:: a lcs que d:n origen e siii .ciones q"" ieshaien mostrar el 1;rcio p"cr .J* si áisiios. ;,ii pr;i;s;r- d;ü;dirigir *na clase rr..,:,qüila, bicn orclunodn, o"rluu.;;i_-;;;nadie. sea impulsado á acria¡ ct., f.rda á;;;;;i;;-;*ú#;:l,_u.rá recompensado pci ,rl inc¡rr:¡eni" d- i;; ñ;;; .J;:ciones.

CAPITULO III

El- AIcIBIENTE DEL AULA

Es afortunado el enseñante que posee nn atila propia. Sipuede, debe esforzarse por conseguirla y si ia alcanza pro-curará hacer por ella todo lo que le sea pcsible. Un aulapropia significa que puede crear una atmósfera que reflejael carácter del docente; y que se la ofrece a lns alumnos quevengrirl hacia é1; le permite usar exposiciones en las pare-des co¡no ayudas didácticas; significa aue puede utili;i¡irneji: ias ayudas prácticas de material;:,r edr::ati'ros, tienefáciimente a mano el trabajo de los alir¡r ,ros y nunca nece-siia ir en busca de algo; y significa, pú1 .':r;irüa de tor-lo,que prrede utilizar el ambiente fisico di;l aula corno unaiia.cto para influir sobre los alumnos. Así, el esfuerzo quelleve a cabo en el cuidado, orden y mantenimiento de sr"r

propia aula, especialmeilte si enrola Lln pÉ:queño número deahrmnos como ayudantes, es una inversiél vaXicsa que pa-gará ricos dividendos. Dicho de fcrma r:i,s ciara: no sóioun aula bien cuidada y estéticamente agi'adable,'con dis-pcnibilidades funcionales, es educativa é¡, sÍ misma, sincque tarnbién los alumnos se comportan mejor en una ciasebien organizada y con un carácter indiviriual"izado ) pr:cu-lr ar.

l,a irrrpresión general que el aiurnnu tie¡re clel aule c,'-niieirza en la puerta. Si hay espacio para l1na placa con eino¡¡rl¡re, y ei profesor puede prepararla., <t¿l:e iracerlo cui-dadc:s:r"mente, usando algún tipo de rótuln :;i no es un buerrcalígrelo *. Si hay una ventana, es mejor nantenerla libre yiimpia. pero si decide poner allí el ncrribre de la clase,pón;alo de rnanera qLie no se pierda vi¡ibitridad.

" Ei arrior recomienda l*raset, caractercs [ácii¡¡r;.r.;: adhesivos j-.rpresión )'qLle se encuentran en casi todas ias :]',iele:í?c. (Letraset Ltd. 19:$/irterii¡, Road, London, SE) (Letraset E'. jola, Cea Eerrnúdez, 30,i,ia.lri,l--l) {ti. del T.).

': l:tj' :,.'i'

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46 El arte de enseñar El ambiente del aula 47

, Al abrir- Ia _puerta, la primera impresión que capta elalumno es la disposición de Ios pupitres. Es muy desalen_tador observar una dispersión de pupitres y sillas con es_quemas irreconocibles, sillas en los lateralés, pupitres entodos los ángulos. Más adelante expongo po.iUi", disposi_crones; pero no es necesario subrayar el valor de una órde_T^".i,ó" agradable, dado que es li primera i-prériO" q""reclDe un alumno,

A menudo advierte, en segundo lugar, el encerado.¿Está

^limpio? ¿Tiene pr"pu.ido el tráUá;o -",ri¡;a;;"_

mente? ¿O es necesario boirar restos de antáriores i".;;o_l_es- -o, peor todavía, cómicos garabatos de Ios alrrmnos?Hablo del uso del encerado e"n ei capitrlo úl ó""r.i.a¡iadir, aquí, que es un poco arriesgado determinár,-po'r unslmple golpe de vista de los alumnos cuando penetian énel aula, como una avalancha, .si aq""ito

", ,, ""f. á"trabajo o un caos.

, Seguidamente, la limpieza y el orden general del aula es-to que rmpresiona al alumno que entra. El puede no co_lerrttarj quizá darse cuenta sólo en parte, peró advertirí elsuelo, Ias estantería9 y los pupitres. Si

-hay desorden ydescuido esto afectará iu actiiuá v "á"a""ir-'er"gñr"ri"-a"que el aula esté sicmpre ordenadá. En cada

"i.rE á"uári"

F,t_rly"1iTr",dejar todo ordenado y limpio antes ¿.,"fiüufrrnal del dÍa, Ia última clase tendría que dejar el áulatotalmente en orden. Cada alumro áiü".iu ."r1"rp""""üi"-1., :: ::e*io, incluyen¿o rli,i" á.-l.io o ""ürt"-i;¿;i*;,y los caJones o baldas de su pupitre. No se debe permitirque_ se, coloquen papeleras en óuálquier sitio, especfo il;;1"DaJo el pupitre; pueden v_olcarse después. El piofesor debeasegurarse de que todas las zonas dL la clasá .rta"-in"ur-mente ordenadas, y- mantener Iimpias las pilas de librós enuso; colocando al final sus propios libroi con orden. Losprofesores, con frecuencia, ámontonan pitu, á"-.iib."s ai_versos_que, en ese momento, no se utilizan cerca del ence_rado, donde se llenan de polvo ¿e tizá. oeUe;;;;;liñt".sin compasión e insistir con regulaiidad. p"

""- ui;;á;;dra de enseña,nza, el profesor no puede permitirse el lujo deser perturbado por él desorden.

,,-, lTi-".?mente, iebe,conocer quién es responsable de laIrmpreza de su aula, el cual merecerá la aiención cuida_dosa del profesor,y'éste ." ;ñá;.-E, m.rch., ¿.;;É

dejan las sillas sobre los pupitres para ayqdar a las limpia-doias. Yo pienso que es conveniente que los alumnos con-sideren qué hay quien debe limpiar después de irse ellos ytambién contribuir al menos, y en su medida, con suayuda. Si el docente es meticuloso exigiendo esta coopera'cíón y asegura de que no hay restos de materiales en elsuelo, es más fácil que la limpiadora coopere con é1.

Hay partes que pueden estropearse de cuando en cuan-do: reipáldos dé sillas, cierres dé ventanas, pantallas; y elprofesor debe asegurarse de que conoce los métodos dehantenimiento en su escuela. ¿A quién debe infbrmar delas roturas de aparatos o mobiliario? Debe pasar aviso decualquiei avería de inmediafo y preguntar amablementecómo va su reparación o sustitución. Ordene que las pinta-das sean eliminadas en seguida. Cualquier rotura o señalde abuso invita a un daño ulterior. Cuanto más tiempo se

deja a la contemplación pública un'objeto estropeado, más;contrib.rye a la general aceptación de la rotura. Cualquieraque haya visto una escuela impregnada de vandalismo,áuedará aterrado por la atmósfera de degradación. Algunasaulas, en escuelas que en otros aspectos son buenas, llegana mostrarse de este modo. EI efecto de tales ambientessobre los alumnos es depresivo. Recomiendo, con vigor yfirmeza, que el docente se esfuerce mucho en mantener elaula en estado de perfecto orden.

Como el alumnose mueve de hecho a través del aula, elefecto:de cualquier elemento en desorden puede impresio'narle, y permanecerá próximo al concepto que ha formadodel auia. Todo ello constituye, junto con las ventanas y elencerado, dos de sus fronteras de aprendizaje; y son impor-tantes. La mayoría de las aulas Poseen encerados y con-viene hacer buen uso de ellos. Los encerados sin ningúndibujo o dato son tristes y desalentadores; los sucios, conrestoi de pasados escritos o pintadas, son un estímulo parael desconiento y la mala conducta. Aunque sólo fuera ponestas razones, es valioso disponerlos y mantenerlos activos,cambiando sus exposiciones. Más positivo, sin embargo, es'que los encerados puedan constituir una parte a-ctiva de laenseñanza en una gran variedad de modalidades.

El profesor facilitará más esta tarea si divide las áreasdel enCerado previamente, de modo que püeda estimar co.n

aproximación cuántos cambios se requerirán y qué (o

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cllánto) rnaterial será necesario. Disponga una sección bienelegida para p-oner las ¡otás o-loi ,ü"o, d" É;;;;l;,sxempre eqe ello sea posible; ejercicios básicos, horarios deIecclones, Iistas de profesores, etc._ si todo esto debe per-marecer durante un curso completo, se protegera ter,,preferiblemente enmarcado r ""É1".t"

con material trans-parente t.En segundo luga_r puede destinar una pequeña secciónpara su propia clase o gupo-de tutoría,'páfa orde"á. yexponer sus intereses personales, quizá peiuliares: .**r-tes, textcs,^,fotografias. etc.

íoora utrlrzar entonces una sección para exponer princi-!:lT"Tti"lgún aspecto de su ,riñál"L q"" r:;;; ilj;.general. !,sto no debería cambiarse demasiado a menuclo.I.Ii el proiesor ,-ri .s.s -alumno; q;;; ;;*p;;;;;;;;;"l,:'ial'ea.'iai:rplco d.be d"3ari"1á"-*ui, ¿o ti.*,ro.-poro u_,Fl contenrclo puede desvanec-erse, pcrdet, imporianói^, á.-'.,talidad, y <¡rcdar anticrrarlr. Éul,le ser. apror¡iada ur,rrvariación de d..s v?ces por tr::rnesire, l" q;';;á;; ;;i,can:bios en un ario. (Teñga rlno prel,rro.ló ,r¡rJá-. q.-11tri,nestre cornien:e). I.<-,s

-materiá"r^pu,,l peq,,reñas exnosi-ciones pueden .pro;eder de edito;es'rJ,ráii1r..,' ;;;i;;;_

cr.,.rJ s¡a r^r*s, lulte tu,s gratuitos, recor.tes r.le prensa, revistas,y, e-specialment?, esquemas preparadas.,P.rr

últimc. prieci.:-determinai secciones para utilizar err{'1.rr:r una cle sus cl:;ses. En generai, deberían ser notas enlirnpic, especiatr"ne,rte prepii;¡{'pr.;- ".r*i"lá";;;¡.,ued¡ preferirse, e, ocásion*., *i""ioinr: primero U".rlát_

l.;.'.: Dii" quedrr.¡rspacio para una secciói ;r;;;; á;';j.;-

I,iLJS, q]-re se vaie¡r c*n razonabtre f¡.ecue¡cia_ Reiteii¡ laconvenienci;r d.*t crrrpleo.de técnicai muy cuidadas.En todos es¡s r.,.i.ro tipos de ex¡iosicióá

"iá*r.u¿*, ,irr"

<ie :r-vudael,segui: .,r" "sqü*ma,de

iraJrículas v il*ti¡ii i,,ürterra cahdad dc los rótulos. Todo aquellc que haya clepelrflanecer más tien:po, ha de ,riái Ui;" prepárado y pro-tegidr:. Pa¡:a. terminai, no olvide utilizar "l'*ut*.:ál'**-p ussto: -pued* refe;.irse a él durante las ieccio""i; io.-*i".i_tcs finales cie !¡r:, sesión pr,ua*r, burárr* .oU.. l;;;ü;;-

tas y resputs'as :-eleciorractr*s con este ¡naterial, o ,i;;i;;;

48 El arte de enseñar

: en Robert Leggrt: Slr.:-av.ng of!, pag. I ú i.

El ambienie del aula 49

puede dedicai'se a realizar trabajos en grupos basados so-bre estas inforrnaciones. Así, las éxposiclones hacen el aulamás personal respecto del profesor; añaden color e interés,poseen una función educacional, y son una rouestra de sucuidado. Vale la pena hacer todó esto.

Algr.r¡1sr profesores cultivan plantas en macetas o en lasjardine.ras de las ventanas. (El éxitr¡ de este detalle de-pende de la colaboración del que las cuida o del equipo delimpieza para el riego durante las vacaciones.) Está motivoagradable es api',:ciado por la rnayoría de lcs alumnos. Eltoqrie cie cc,lor y dr vida natural, suaviza el aula e incre-rrreüta el ¡errticic de propia estimación. pcr supuesto, lospropios alunmt,s p,reden- ayudar al mantenimiento. Otrosgbjetos o d.ibq.iios, elegidos personalmente a gusto del pro-fe:;c¡, pr-leden tarnhién ser irnportantes e incrernenta¡ ele"li;ance de su t,Jque pers,:nal.

Parlr de ia fi:;alidad, por tanto, consiste en estimular alos alnrntos a cí-;inprender que, incluso auflql.le visiten elaula sóic unas irr¡cas yeces a la serna¡ra, debeniompartir sucuid:¡.clo. F, C,iiÉr e nci¿r de 1o q"" t;;;; ser posible con los¿rlumnos má.^ jiiv":nes (Junioi Sihaot), con'la mayo.ía áeescuelas rnerii:i r, y con el prirner curso de algunas iecunda-rias, el rnorielt, lÍpiur,r de clases de sr:cundariá, con la movi-lidad de ios pr:riesares y el cambio rle aula consiguiente, iioconduce tracia ie ccrnpleta identificación de loi atrt:m¡rosc{,ri «sr,i» arila . Esto tiene que ser reemplazaclo por el§entirniento cie visitar el aulá «propia» de un p.ófesor.Convien:,; ha;er cir: ¡lio algo que dé como la bienvenicln, qr,.e.sea inie¡'esantc, vivo y bien terminado. §l docen¡e puerlehacer que cl ariiei, t,r si, ilegue a ser.un aliado cie su coilirol.

Gj{"DENAC:üN Y :rll¡'LiAf IOi{

L;t posi,:i,in C; lr mesa del prot'esor es muy inrportalte.Ir.;<cepto ir.i] ütri.ch,.;s .laboratori¡:s de ciencias, los estrad.ns sehan quit;irlo cle casi tcdas ias auias y se ha abanciorradr.¡ lapc:rición cÉrflir::r1,:'ir¡rninante. Los profesores .jó,.,eles, queesperan r-lna re.lariórl i¡icial más próxirná con sus alumaos,sue.Len l¡itscat {rt.r:rlg1'e¡¡gg cada ve:¿ rflenos domi¡:-ntes,

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Í) El arte de enseñar El ambiente del aula 51

I Si el docente no tiene el uso exclusivo de un aula, el'llevai a caboordenaciones excéntricas no es aceptable por sus colegas.

quizá lléven el pupitre hacia uno de los lados cerca de laparte frontal e incluso más al fondo. Debería sugerir que,para la mayor parte de los objetivos, una posición frontale-s, probablemente, mejor. La mesa debe ser colocada, pues,de modo que:

a) Todos los alumnos puedan ver al profesor cuandoestá sentado o de pie junto a ella.

b) Sea claramente vi;iblé desde la puerta.

Incluso en la relajada atmósfera de un aula moderna yen un tipo de lección de investigación individual, es impoi-tante la presencia visual del piofesor. En una clase láberiosa podrá ver cómo los ojos de los alumnos.se dirigenligeramente hacia donde espe.an ver al profesor. Alguñasde las miradas procederán- de 'alumnos que, en ese mo-mento, están,pensando si hacen o no algó que no deben.Otras serán de alumnos absortos en su trabi¡o, pero queesperan,.algún tipo de apoyo o confianza. La figurá estaLledel protesor, en una posición conocida, dentro del aulas-uPong una influencia confortadora. Este lugar, por tanto,debe hallarse en un punto visible.

En segundo 1ugar, la mesa del profesor debe estar pre-parada cuando Ia necesite para explicar Ia lección. El pápelen uso, colocado en una posición conveniente pará q..ev-ayan a recogerlo los alumnos: pero sus libros, listas'declase, de notas, plumas, cartera, y cualquier cosa que es-pere necesitar mientras habla a la clase o ayuda a unalumno, deben estar dispuestos convenienternente. Nor-malmente Ia mesa del prófesor es el mejor sitio para todoesto, y, por tanto, ha de estar cerca de su posición visualnormal. A veces, los profesores tienen dificúltad para des-plazarse, por haber sittrado su mesa en una posióión erró-nea.

En tercer lugar, si el docente desea proporcionar un altogra_do de atención individual, úerá qué, piobablemente, lorealjce mejor en su propia mesa coi el álumno sentadb aun lado. (Yo encuenlro este proceder inmensamente másefectivo que el deambular aliededor del aula, ef""tr^rráól.as m3s diversas posturas para ayudar a los alúmnos, ;;;describo más adelante en páginas 96 y 97). Esto significa, denuevo, qüe su mesa debe elar situaáa en un pun-to visible,

donde pueda ejercer influencia en el aula; cuando estéayudando individualmente a los muchachos, donde hayaespacio suficiente, junto a su mesa, para una silla de unalumno, y donde exista un acceso razonablemente fácilhacia y desde la mesa.

Por todas estas razones, me siento más satisfechocuando tengo un pupitre o una mesa a los que se puede ac-ceder o rodear fácilmente y que están próximos a la mejorposición visual para el trabajo del encerado y las pregun-tas, y, asimismo, en una posición agradable para cuandoestoy ayudando en privado a un alumno de forma indivi-diualizada. El profesor debe considerar, luego, las mesas opupitres de los muchachos. ¿Cómo desea situarlos? Rara-mente puede hacerse una distribución ideal en un aula detamaño normal, pero la búsqueda de una colocación óp-tima es recompensadora. La dificultad básica consiste enordenar el mobiliario de tal forma que, cada alumno,pueda no sólo tener el grado de aislamiento necesario parala mayor parte del trabajo, sino también la posibilidad deagruparse en otras ocasiones. Una segunda dificultad es-triba en ordenar los pupitres de tal modo que cada alumnodisponga del mayor espacio posible, y que tal ordenaciónpe¡mita la posibilidad de deambular alrededor del aula.Un espaciamiento igual, por supuesto, cumple con el pri-mer objetivo, y cada alumno tiene el máximo desahogo enel aula. Pero si se pierde todo el espacio de circulación, secrean congestiones cuando el profesor o un alumno necesi-tan moverse alrededor de la clase. Debe disponerse, pues,de zonas de paso, y parece olvidarse, frecuentemente, quesi existe una gran cantidad de trabajo individual, estaszonas adquieren por ello incluso muctia más importancia.Fichas de consulta, de recuperación, de lectura, y el con-junto de los trabajos individuales que se imparten en lasescuelas, suponen el flujo de una corriente de alumnos quese mueven para tomar la próxima ficha, comprobar una yacompletada, o recoger nuevos materiales. Los pasillos late-rales, cuya única forma de acceso consiste en abrirse pasoentre las sillas, son inadecuadas r.

Debería pensarse, cuidadosamente, de antemano en qué

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52 El arte de enseñar

dirección se va a mover el profesor, para determin;rr posi-ciones habituales respecto á pupitres, mesas, banqueias uotro mobiliario de trabajo de jos alumnos. El riocente nopuede vacilar ante la primera liegarla de sus alurrnos, n;puede fáciknente cambiar su opinlón de clase a clas*. So-bre lodo, resulta virtualmente inpcsible después de cierionúmero de sesiones en las que ha habido eleCcióri libr* pcrlcs alumnos. La decisión há de ser tr¡rnada de antemar:ó y,entonces, debe mantenerse al ¡ne¡ros durante un ccn:id.erá-ble período de tiempo.

La cuestión puede ser definida de forma rnu;, .,;r:r,:i11;r:¿_se satisfacen los mejores inter'*ses de lns alurl,rls i'<.ii:dejar que elijan sus propias pcsicicrre: ni¡rnrnles r p'-,*c1eser rnás útil que el profesor déter:nine la colcc: cióri?Jintesde decidirse por r.¡n aspecto u otr"c, ayuda nl:,ci:c iiüri ex-ploración cuiriadosa rle las, a n rén uc1o,-contrari.i c to;:i a: :,,,.: ii-t::des ene st encuentran bajo lc,s ¿¡*n*"r:tos cie i.ir,i'l-,,,.-,aspectos. A pr;rr,,e,r'a vista, parrle r¡rás geitei'üso, *..', , ?i

tr.¡no con Ia estiriluiación rie la ¿ir-.irnornía de ]os ahr¡n ":s ,;

más propicio para grnerse sli l,,,lu.ita- vo.luntad, qrr.; y1 ri.lr.cente les permita elegir sus prlrpios sitios. .iic;ta¡..i';¡¡e,podría espe¡'ar q.uc los d.ei sexto cltrcl disponga§ $l1 r.ir.,irinlugar; pero, ¿hasta qué cursü ¡;c,rlrlainos extendi:r e¡, ci.i-terio-? ¿Y qué carai:lerística es ia que conduciría a c1¡:ierrni-nar la decisióa? Clr.yiene recordár' l¿rs diferenles r;iiu;ar-:ii-nes y no simplemer; ;.c las distirit¿rs ed.ades: los é¿ii,¡i,:lir: d,¡Sexto se sitúan, ccl frecuetcia, eri un aulrr con ,lsi,,;i;ti¡slil:re-s para una rr,ri,.leria que ellos lian elegido ;l ír,::.lt-! Lii-LlLiümucho menor que una Ciase de aluinnc! rnás ;i,r,.,ne.-. .[noira"s -palabras, r1o es sólc¡ la edari ic que de.l¡r-ti;ril,¿...^.: ;íi.cr,¡nsideración, sino el modelo total dá ,u u^rluiclr,:1.. Es muy int*resante observa.r' e ui:a clase cr:in1.. ;r .-1:,

digamos, treinta alumnos, enira¡rrir¡ en url anla 1ü- r,., i :¡es familiar y clejados a su prcpio 4lbedrío. Unn: I.,;i$jIlcgan prirnero y se sitúan juntos, ce¡"ca de la ve.ll.,.i::; rii]grupo de tres o cuatro sevan al fr¡ndo y se acüii-1i-:,:l,.iii ea;rlun aire desa§iante de posesió.rr terr"iioriai; los amigt,:, iíirei¡-tan situarse rernidos; algunos ¡rjñr¡s nerviosr.¡s ei¡,,',¡, .;-¿¿clifícil sentarse en las sillás scbralir;s que paiecfli., a{r?1.re.n,i.*inente, estar ¡:ese;:vadas pa,ra ics ainigos. Pcr irl;ri.l{::, r,isistempre encoiliíarrros un niño p;ii.alizadr: intsti¿irlii., r fii<l.esesperación e,,,ital la íuica slla que e.siá pr.ó:lirl-, r,, j-lna

i

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El ambiente del aula 53

muchacha alta, rnientras que el resto de los chicos de laclase se han colocado separados de las chicas. El profesorpuede encontrarse excluido ambientalmente de varios delos grupos que se han formado y, pronto, se percatará deque no tiene ni una (clase», ni una se¡ie de individuos, sinoun número dc g:'upos, de diferentes fuerzas y grados deunidad, contra los que luchar.

Puede argumentarse, y frecuentemente así se hace, queeste tipo de grupos determinados por el lugar que ocupanen el aula es precisamente lo mejor para los alumnos,porque estimulará la cooperación y rnantendrá su actitudfp.vorable. Los que reclaman una especial atención hacia lajuventucl expanen tarnbién que los alumnos tienen ¡¡¡ ode-

,1 r'echo, natural para elegir sus propios puestos.

:expresar mis argumentaciones, no puedo dejar',de recono-cer qlre el seL:tj.c1c de la justicia, cle la afabilidad o de laefectiv.idad ri.e.l aprrendizaje, es favorable a la libre elecciónde puestos pcr;c., alu¡nnos. Pero, cu primer lugar, el profe-s.;r debe s¡rr el dirigente del aul¿r, sLr voluntad de poder hac1*: ser suliciente para hacer que todo se desarrolle correc-tafilente. Perr¡ al tomar sus prÍrneras decisiones sobre ladistribución di: los puestos,,,'esiablece claramente que el

. aula es s,-lya y que en ella todo sr: Ilevará a cabo'a su modo.' (Duberá habe¡'r1ne oportunidad amplia más adelante para,''. lcs muci¡achos, de modo que puedan ejercer su influencia).

Para e1 profesor, comenzar el curso organizando la coioca-'ciói: de los allrrrnos significa iniciarlo como él entiende que

: :riebe hacerse: cúrr.lo ei dirigente.En segunrio lu4ar, no estoy completamente seguro de que

la amista.<j ap¿'rente de grupos que determina la coloca-ción, cna;rdo s,; permite a lbs muchachos actuar,a su volun-

;:: t;r.1, sea siern¡rie io más beneficioso para ellos: Existen.. erllonces rnás grupos de poder qu€ grupos de amistad, y.'; L:;tc nü es, necesariamente, apreciado de igual modo por

t*cics los alu¡¡rnos de la clase. Así sucede, con frecuencia,,. :erlÉ una mili¡r'ía de revoltoscs puede muy bien exigir que

se crrmplan slrs clemandas a expensas del bien general. Elpoderosc bloqueci qu€ este sisterna ayuda a crear, casi ine-

,ll üitablernente, l;ace que el proiesc,¡ le dedique tierrrpo y,. atenció¡:, y n{) sólr., eir la enseñanza dela cláse corno grupo,

sino ta.ml,ién e:r cl trabajo indiviii;al, perjudicanclo al resto

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54 El arte de enseñar

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de los alumnos. A veces, y reitero de nuevo mi idea, he vistoa profesores permitir, e incluso estimular, que tales gruposcrezcan en bien de la equidad,la libertad y por el deseo deganarse simpatías; sólo para encontrarse con que la clase,como un todo, es inmanejable, por causa de la revoltosacarnarilla que domina el aula y a la que es imposible satis-facer o acallar.

F,n tercer lugar, no estoy totalmente seguro de que losnamigos, se necesiten uno a otro o sean siempre buenos,mutuamente, en la situación de aprendizaje. Cualquieraque sea la actividad didáctica (en una clase en ql-ue seefectúan actividades mixtas para llevar a cabo traba]os enhumanidades, en el trabajo por parejas o si todo el grupoescucha una conferelcia):siemprb habrá un porcenti¡e tesr¡s alumnos que se distraerá fácilmente. Casi siempré, losque provocan la distracción sdrán sus amigos. Algunosalumnos pasan tanto tiempo en compañía deótros, yá seaen casa, en la calle y en el recreo que, de hecho, no puedenresistir fastidiarse, gastarse bromás y hablar. Esto

-es ino-

fensivo, agrada; peró distrae. No es pLrjudicial esperar queestos a-migos íntimos tengan que trabajar durante un pe-ríodo de tiempo doble en otraJagrupaciones, ya que pa§anhoras en mutua compañía. Esto no es, de ningún modo,uirreal, o «artificial», pues en la mayoría de laJocupacio-nes deberán trabajar independientemente de sus mé¡oresSmigos. Sin duda, es necesaria una preparación para todaslas diferentes modalidades de trabajo, óon objeto de apren-der a trabajar de forma individual-. No tiené fundamentoa-firmar que algunos alumnos necesitan protección respectode la actuación de sus amigos, para que puedan ser ellosmismos de una forma más auténtica.

En cuarto lugar, la enseñanza «individualizada" re-quiere instruir de forma individual, cuando no hay unanecésidad real para una reunión de grupo. He podido ob-s-ervar que, normalmente, los profesores jóvenes resaltan sudeseo de enseñar de forma ináividuali záda. e. menudo, sinembargo, permiten pequeños grupos impenetrables con re-Iaciones ocultas denlro de la ólase. De este modo, el profe-sor es incapaz de desarrollar una relación verdaderamenteindividual con Joan si ésta forma parte siempre del grupoinse_parable de ..¡63¡ y Lorrainer. Aunque es cierto que iuprofunda intimidad óon Lorraine es ,rru pa.t" dá ella

El ambiente del aula 55

misma y debe ser respetada, es también verdad que elprofesor nunca podrá aproximarse a la Joan real, hasta que.le sea posible tratarla individualmente y hacer que entre den-tro de sí misma. Descubrirá entonces aspectos inesperadosen su carácter. Mientras que la pareja se comporta y tra-baja como tal, sólo aquellas partes de sus caracreres que sesuperponen son conducidas, por una u otra de ellas, hastala superficie. EI resto se oculta deliberadamente. Estas par-tes escondidas también necesitan enseñanza, y son, a me-nudo, más idóneas, didácticamente, que los aspectos co-'munes de la pareja * Joan y Lorraine". No se justifica, pues,realmente, que las individualidades Joan y Lorraine debanpermanecer juntas con tendencia a negar a ambas la co-municación con el profesor e incluso con la clase.

En quinto lugar, la supuestamente libre elección (queno es, en definitiva, libre para todos los alumnos) conduce,casi de modo inevitable, hacia discusiones en días suc€si- ;vos, cuando dos o tres alumnos han decidido cambiar sus:'asientos; otros al encontrar «tomados sus asientos, buscanobligatoriamente otros puestos y es necesaria una cadenade movimientos a medida que los alumnos van llenando laclase, sin embargo, en algún momento un alumno testa-rudo reclama «su» propio lugar y rechaza el puesto vacío.Entonces se produce un tremendo desorden de sillas, difícilo imposible de sortear para cualquier profesor. Puesto queningún plan educativo ha otorgado una importancia espe-cial a una forma determinada de ordenación de las mesas y r.

en cada período se ha producido alguna ligera variación,no existe un esquema claro ni un precedente al que refe-".rirse. Tampoco existe ninguna norma que regule que losalumnos realicen todas las variaciones oportunas. La lec-ción se malogra antes de su comienzo en un maremagnumde argumentaciones insulsas. En definitiva, el profesor seencuentra con que está obligado, absolutamente, a ordenaralgunos cambios y reordenaciones de asientos. Ha perdidola buena voluntad, ha malgastado el tiempo, y se encuentracon la poco envidiable tarea de comenzar una lección en .medio del malhumor general. La paradoja consiste en quela primera libertad aparente conduce a reir4posiciones fre-cuentes de la voluntad del profesor. No hay tiempo en una ,

jornada escolar, o qspacip en un aula, pdra este tipo dedificultad.

}{*a'h:.;*.

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56 El arte de enseñar

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Pof:$tirno, existe la necesidad de que ei profesor co-nozc¿i;Éxacta¡'nente y sin dedicarse a pénsarlo dónde estátrabajando cada ahimno. Esto sólo es'pmiUi", ;b;; trJ"en claSbs numerosas, si cada uno de ellos trabaja, precisa-rnentd; en eI rnis¡¡lo sitio, día tras día. El profesor, enton-ces, -i8fericriza el modelo dentro de su iubcr:nsciente ypue_dq,; irigirse directamente hacia un alurnno.- Portstas seis razones, y en consecuencia, yo recomen-daría éncarecidamente qu-e la ordenación inícial de r.lnaclase se haga por el profesor y de acuerdo con su pr.opioplan 'pieestablecido" En un laboratorir:¡ de Cienciaj ¿e l,Naturaleza, esro puede suponrr dos conjuntos de posicio.nes: los 4e expliiación central y los de Lctividad y

"*p"-rimento individual o de pequeño grupo. El profesór dibepreparar un esquema conlollugarel cié tralajo iiisponiblcsen strclase, y realizar un cier-to número de copii:.s si k¡ c¡eeoportúno (b';sta con clos más o menos, para cadii clasc).Ha de estucl'iar enlonces su lista de alumn*s y la qLle cc-r¡oce de'cada unc, ant:s c{e cl.;ci,iir sobre s,.¡ pu"rto. Urrocolocación For orden aliabétic,: es ia decisiSn aibitra.ria-obvia, que nc debe provocar ninguna objeción. Esto tarn-bién tiene una ventája práctica ádicicnái, ¡ro¡ ,[3 cr¡al eldocente que.lará gr.itific;drr somana tras scrua¿ii, pues si-gue ei order: norma.l de registros, listas e,.icola|es y su pro-pio librq de calificacioiles. ¡tdvierta ei lectr::., sin émbargo,que incluso el aparententente inflexibie or.den alfal:éticlleofrece alsr-rnas varirrciones de gran alerda. Si está ense-ñanrlo en url'(r escueia r¡rixta, pór e.jernpl{J, es normal quelos nomb¡'es de las chicas se encuentreri en priner lug:ri ydespués,ios cl* los chicos. Para la colocacióu cle los a-l.,*-nos, persanÍ,'ilillenie, prefiero una sola li.sla alfabútica, in-cluyendo los nombrei r:l.e mu*:hachas y miichi:chos juntosen correcia posición, de acueldo con el a,1lat-,e"to. Estc nos_uele prodigarse, y q*iz.á el Iector see par.. Ca¡:lc dc iadivislón más común en dr,,s listas. Mi prur'crclcia personalse basa en *1 sirnple hechr: de que, en lu or^yoría cle lasclases, la rn..ia .unclucta es uü rásuitado de la interacciónde alirrnnos del mismo s€ixo. Ei esqueura mi>;tc, con fre-cuencia,, sitúa a u;i ¡nnchaclio próxirno a unn rrir-rchacha.Por supuesi<:, eüe el proíesor puede lograr e;io illcluso detorrna r:á; rigrircsa a l¡asc dc interca.ta¡:lruci,actrdmrr-chacha cr,rr rils seci,encias alfabéticilrn-nlc separadas,

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Ei ambieirte del aula 57

pero esto complica el listado y es dificil de explicar a laclase.

Si el profesor tiene la suerte de contar con pocos alum-nos en su grupo de enseñanza, con sitios o espacios detrabajo disponibles en clase, yo Ie recornendaría encareci-damente que aproveche las sillas libres corriü topes paramejorar la separación psicológica de alumnos o grupos.Pero carece de sentido bloquear con cuatro sillas libres,cuando otros sectores del aula están schrecargados. Enlugar de esto, distribúyalas como crea conve¡ricnte. Seríaun acierto en una clase dejar vacía la fila clei fc¡ndo, prefe-rida, siempre de forma institiva por lcs alurn¡ros revoltosos.En otra clase el docente puede distribuir las sillas libres sinuna posición fija, mera:rnente para aclarar ia distribución.Puede hacer uso del conocimiento de ii:s alun:nos, eü otraclase, para decidir si dos mucl-lachos deben situarse prefe-renteme¡rte aislados. En definitiva, en una gran proporciónde activiclad de aprendizaie, es vaiiosa rina bar'rera psico-lógica entre individucs. Feisonalmente, no nie gustaría quealguien me diera un coda,rl o echara el ai.lento sobre mihombro mientras estoy reiactando elle capí'ulo. El lectorpodría encontrar más penosa su lectura, si su mejor amigoestuviera, a su laclc, pidiéndole ccniinuamente que lepreste la pluma, el lápiz, la regla, etc.

Cuandc se trata de clases de aptilucl-mi;<ta, es todavíamás imporlante pianificar 1a ordenaci{¡¡r de li¡s asientos. Enla agrupación por aptitu<1es-mixt-as, se strporre que existeuna prcporción razonable de trabajo ir:dividuai o de pe-queño grupo. Es positrle que, ocasio;raL:rerrie, el profesornecesite llevar a cabo un sub-agrupanrierrt<., t',crnr:géneo y,entonces, claramente, debe organizar lc,s g.rr-rl.,.:s ál mismo.Por otra parte, puede clesear qlre se mf zcieü .i ii:nl,ién pare-jas o grupos, y en este caso, su influ,:,r,:i;, t,: igualmen;rnecesaria. Sobre todo, la rnayor"{iuidez r.,le la e;rscñanza conaptitudes n"lezcladas precisa de la uece..;idai del controlque procede, sólo, de una ordenació-¡r dr asie:rlcs asimismocontrolada. El plan de r:rdenación de los p'-ir.:'-rtos, por coll-siguiente, es un método para ayudar al aisia;-¡rie-nto psico-lógicc de aiurnnos masificaclos, y puer!e, a t¡Í:..e., rnanipu-larse sr-ltiirnente para separai ciertos indivrrlrlr¡r o perrtriiirque.otr.os s* comporten libremente segiir: r;,-r r:lod,J de ar-tuar.

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58 El arte de enseñar El ambiente del aula 59

El docente debe decidir y anotar su proyecto de ordena-ción previamente, y pre-parar ,rr,

""qr"rña con el plan& i;,posrciones de trabajo disponibles, haciendo una o dos co_pias para cada clasé. pueáe tener una a mano

""u"ao "ri._blezca,la primera relación con la "lur.

q,r" ingresa. iase^g_unda co,pi_a es útil para-dársela al prime. .tf-"o'q""Ilega, con el fin de que ayude a la correcta colocación en elaula -según las direótrices marcadas: es *;¿ñ;;J;, q;"los alumnos ocupen directamente los asientos definitivosqare. tener que cambiarlos después, lo que motivaría resen_timientos. Si el profesor pienia qr" ejmejor sentarlos rá-prclamente y de _cualquier forma, puede hacer que Iosalumnos ocupen los asientos frontales según entrán. Noo€De permttir que comiencen a elegir y, por tanto, desilu-srone a- los primeros que lo efectúen. Cuando los asientosestan llenos, el profesor puede pasear entre los pupitrespronunciando los nombre! de los que los ocupari, Jolici_tando de cada alumno sin sitio que ie dirija haóia l" puri"frontal del aula, y permaner.u illí, hasta i¡"" rLá il"ñ;a;pol stl nombre para ocupar un asiento. Encóntrará que estemétodo de re-situar funciona bastante bien.. El profesor podrá colocar una copia del plan de ordena_

ción por.-asiento en el tablón de anuncior, pu.. * ";;l;;_bación aI,comienzo de la próxima lección, á insertarl;;;*:?pi? en su registro de clase. Encontrará

"rto *"y ;;;;_

r^1lente, puesto que Ie permite identificar a los alumnos, poreI rtombre, con rapide"-. puede hacer, también, q.r" ór, lupnmera og?sión, cada alumno anote la posición'de^ su oupi_tre en un li'bro de trabajo con objeto de ayudar

" iá"".áuhupara la lección sieuiente.

. EI lector puedJ pensar que he estudiado el tema de lacolocaclon por asiento de una forma innecesaria y apasio_

laoa; srn embargo, Ti opinión es que el cuidado réspécto aIa colocación de los alumnos contribuye, más que cualouie.otro asp-ecto aislado de gobierno y órdenacián iniciai, alcontrol de la clase en s.márras subs"iguientes. He inteniádá,durante mucho tiempo, trabajai

"á"'-¿to¿". *ñiib;;;permisivos.. Hoy, incluso con ál apoyo adicionai d; É¿;;":gona de Lr-rrector, no consideraria que la enseñanza de unaclase está bien regulada y ordenada sin colocar a los alum-los;eS11n mi propio plan. En el transcurso de las semanas,puedo llegar a hacer pequeños cambios, de uno ", ,rro;

pero el plan está ahí, estableciendo nuestro modelo detrabajo, y contemplándolos a través de esas primeras se-manas. ¡No abandonar el inicial rostro de autoridad; losalumnos, además, lo prefieren!

Debería decir, claramente, que la impresión física delaula puede ser en la enseñanza un aliado o un enemigo; yparte del arte de enseñar consiste en utilizar la propia clase.Su ordenación puede contribuir al control, al aprendizaje,,.a las inter-relaciones y al placer de trabajar juntos. .

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