1º eso. plantas carnívoras

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Adaptaciones a la falta de nutrientes: plantas insectívoras En lugares que presentan una gran escasez de nitrógeno asimilable, como turberas, humedales, pantanos ácidos, zonas volcánicas o laderas de piedra caliza, se encuentran las plantas insectívoras, que suplen dicha escasez, nutriéndose de animales. Para capturarlos utilizan diferentes trampas, desarrolladas a partir de las hojas, y poseen enzimas digestivas para asimilar los nutrientes. Se observan tres tipos de estrategias de captura: Trampas activas: Formadas por dos hojas simétricas que actúan como una mandíbula, con pelos sensitivos para detectar la presencia del insecto y cerrarse (Dionaea). Trampas semiactivas: Sus hojas se prolongan en unos pelos, cuyas células terminales segregan una sustancia pegajosa, un mucílago, donde se pega el animal. Después se inmoviliza a la presa, curvándose los pelos sobre ella (Drosera). Trampas pasivas: Las hojas forman cucuruchos, donde se ven atraídos los animales por el olor que segregan unas glándulas de néctar, situadas a la entrada del orificio y resbalan hacia el interior (Sarracenia, Nepenthes). Las plantas insectívoras realizan la fotosíntesis con la que obtienen compuestos orgánicos de carbono (glúcidos), pero viven en suelos donde la fuente de nitrógeno (nitratos) es escasa y por ello atrapan a insectos. Se dice que son heterótrofas parciales. Una de las plantas insectívoras más conocidas es la Dionaea. Los dos lóbulos que constituyen la trampa presentan en su interior unas finas estructuras denominadas pelos sensoriales o disparadores que son los responsables principales de activar el mecanismo de cierre. Su número es 6, unos 3 en cada pieza de la trampa. Tan pronto como un insecto toca dos veces seguidas el mismo pelo o dos pelos diferentes accionan el mecanismo de cierre. Hasta hace poco se creía que el desencadenante del proceso de cierre de la trampa era un mecanismo de cambio en la presión del agua interna, pero hoy se sabe que el rápido cierre de las hojas de esta planta se debe a cambios irreversibles del crecimiento celular (expansión de las células epidérmicas más externas). Si pensamos que la colocación de una pequeña piedrecita o papel en el interior de la trampa va a desencadenar todo el proceso, estamos en lo cierto, pero también debemos saber que estaremos haciendo trabajar a la planta inútilmente porque tan pronto cierre la trampa y detecte que no hay estímulos químicos para mantenerse cerrada e iniciar una digestión, volverá a abrirse.

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Page 1: 1º ESO. Plantas Carnívoras

Adaptaciones a la falta de nutrientes: plantas insectívorasEn lugares que presentan una gran escasez de nitrógeno asimilable, como turberas, humedales, pantanos ácidos, zonas volcánicas o laderas de piedra caliza, se encuentran las plantas insectívoras, que suplen dicha escasez, nutriéndose de animales. Para capturarlos utilizan diferentes trampas, desarrolladas a partir de las hojas, y poseen enzimas digestivas para asimilar los nutrientes. Se observan tres tipos de estrategias de captura:

Trampas activas: Formadas por dos hojas simétricas que actúan como una mandíbula, con pelos sensitivos para detectar la presencia del insecto y cerrarse (Dionaea).

Trampas semiactivas: Sus hojas se prolongan en unos pelos, cuyas células terminales segregan una sustancia pegajosa, un mucílago, donde se pega el animal. Después se inmoviliza a la presa, curvándose los pelos sobre ella (Drosera).

Trampas pasivas: Las hojas forman cucuruchos, donde se ven atraídos los animales por el olor que segregan unas glándulas de néctar, situadas a la entrada del orificio y resbalan hacia el interior (Sarracenia, Nepenthes).

Las plantas insectívoras realizan la fotosíntesis con la que obtienen compuestos orgánicos de carbono (glúcidos), pero viven en suelos donde la fuente de nitrógeno (nitratos) es escasa y por ello atrapan a insectos. Se dice que son heterótrofas parciales.

Una de las plantas insectívoras más conocidas es la Dionaea. Los dos lóbulos que constituyen la trampa presentan en su interior unas finas estructuras denominadas pelos sensoriales o disparadores que son los responsables principales de activar el mecanismo de cierre. Su número es 6, unos 3 en cada pieza de la trampa. Tan pronto como un insecto toca dos veces seguidas el mismo pelo o dos pelos diferentes accionan el mecanismo de cierre. Hasta hace poco se creía que el desencadenante del proceso de cierre de la trampa era un mecanismo de cambio en la presión del agua interna, pero hoy se sabe que el rápido cierre de las hojas de esta planta se debe a cambios irreversibles del crecimiento celular (expansión de las células epidérmicas más externas). Si pensamos que la colocación de una pequeña piedrecita o papel en el interior de la trampa va a desencadenar todo el proceso, estamos en lo cierto, pero también debemos saber que estaremos haciendo trabajar a la planta inútilmente porque tan pronto cierre la trampa y detecte que no hay estímulos químicos para mantenerse cerrada e iniciar una digestión, volverá a abrirse.

DionaeaNepenthes

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