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1 1er Foro de Arqueología, Antropología e Historia de Colima Juan Carlos Reyes G. (ed.) D.R. © 2005 Gobierno del Estado de Colima, Secretaría de Cultura LA TUMBA DE LAS FUENTES, COLIMA Notas sobre los contextos funerarios de las elites hacia el fin de la fase Comala. Mtra. Ma. Ángeles Olay Barrientos Arqlgo. Andrés Saúl Alcántara Salinas Centro INAH, Colima Es lugar común para los estudiosos de los pueblos antiguos del occidente mesoamericano el asumir que la región fuera considerada durante décadas como un área marginal. No obstante esta condición, su presencia se manifestaba de manera recurrente en museos públicos y colecciones privadas a cuyos ámbitos habrían arribado de manera consistente -por medio de legiones completas se saqueadores- bellos objetos fabricados principalmente en barro. Si el occidente era un área pobre y marginal ¿qué era entonces lo que se saqueaba? Si bien es cierto que la atención primera sobre las creaciones de la cultura de los antiguos pueblos de la región fue un fruto de la especulación de saqueadores y coleccionistas, la necesidad de dar respuestas a las preguntas básicas relativas a quienes fueron y cuando vivieron los creadores de semejantes objetos atrajo la atención de múltiples estudiosos. Es comprensible que el interés primero se centrara en explicar

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1er Foro de Arqueología, Antropología e Historia de Colima

Juan Carlos Reyes G. (ed.)

D.R. © 2005

Gobierno del Estado de Colima, Secretaría de Cultura

LA TUMBA DE LAS FUENTES, COLIMA Notas sobre los contextos funerarios de las elites

hacia el fin de la fase Comala.

Mtra. Ma. Ángeles Olay Barrientos Arqlgo. Andrés Saúl Alcántara Salinas

Centro INAH, Colima

Es lugar común para los estudiosos de los pueblos antiguos

del occidente mesoamericano el asumir que la región fuera

considerada durante décadas como un área marginal. No

obstante esta condición, su presencia se manifestaba de

manera recurrente en museos públicos y colecciones

privadas a cuyos ámbitos habrían arribado de manera

consistente -por medio de legiones completas se

saqueadores- bellos objetos fabricados principalmente en

barro. Si el occidente era un área pobre y marginal ¿qué era

entonces lo que se saqueaba? Si bien es cierto que la

atención primera sobre las creaciones de la cultura de los

antiguos pueblos de la región fue un fruto de la especulación

de saqueadores y coleccionistas, la necesidad de dar

respuestas a las preguntas básicas relativas a quienes

fueron y cuando vivieron los creadores de semejantes

objetos atrajo la atención de múltiples estudiosos. Es

comprensible que el interés primero se centrara en explicar

2

1). Al respecto son notables los trabajos de Hasso Von Winning como el citado Anecdotical sculpture of ancient México, Ethnic Arts

Councíl of Los Angeles,

1972. Al respecto puede consultarse la magnífica compilación realizada por

Phil Weigand y Eduardo Williams para el Colegio de Michoacán, la cual no solo

integra una traducción del texto anterior sino también 13 artículos más: Arte

prehispánico del Occidente de México, México, El

Colegio de Michoacán,

Secretaría de Cultura de Jalisco, 1996.

2). Ignacio Bernal, El Mundo Olmeca, México, Ed. Porrúa,

1968, p.192.

3). Pedro Armillas, Cronología y periodificación en la historia de América precolombina, México,

Sociedad de Alumnos de la Escuela Nacional de Antropología e Historia,

1957.

el fenómeno cultural que representaba la tradición de

tumbas de tiro. Dado que el acervo conjuntado por

coleccionistas públicos y privados se habría realizado

eludiendo el registro de contextos, las primeras

interpretaciones partieron del estudio formal de las piezas

con herramientas propias de la historia del arte. Este camino

aporto obras interesantes y propositivas,(1) aunque se llegó

a un punto en el cual el avance se hizo lento en virtud de la

carencia de datos relativos a las procedencias y

asociaciones de las piezas estudiadas.

A la par, las investigaciones arqueológicas en el

Occidente mesoamericano comenzaron a plantear asuntos

que tenían que ver con un esfuerzo por sentar las

herramientas que permitieran interpretaciones destinadas a

explicar el desarrollo social y evolutivo de los pueblos que

habitaron la región. Al respecto habría que resaltar el hecho

de que la región presenta una problemática distinta con

relación a otros espacios mesoamericanos. Ignacio Bernal

señalaba que este color cultural distinto tendría que ver con

la ausencia del fenómeno olmeca.(2) Si bien esta

observación puede ser considerada como válida, las

investigaciones realizadas hasta ahora en algunos puntos

del extenso territorio Occidental indican la pertinencia de

plantear hipótesis explicativas que tendrían que ver más con

demografía, capacidad productiva y organización social.

Se ha discutido en otros espacios el hecho de que el

esquema de desarrollo cultural para Mesoamérica propuesto

por Pedro Armillas(3) se basó en las dos grandes

revoluciones señaladas por Vere Gordon Childe: la agrícola

y la urbana de tal suerte que Mesoamérica habría cruzado

un período preagrícola, otro agrícola y finalmente, otro

3

4). William Sanders y Barbara Price, Mesoamerica. The evolution of a civilization, Nueva York,

Random House, 1968.

5). Weigand, Phil y

Christopher S. Beekman,”Teuchitlán: surgimiento de una sociedad

parecida al Estado”, Richard F. Townsend (ed.), El antiguo Occidente de

México. Arte y arqueología de un pasado desconocido,

México, The Art Institute of

Chicago, Gobierno del estado de Colima, Secretaría de Cultura

Gobierno de Colima, 2002, pp. 39-55.

dominado por las grandes urbes. Para otros autores el

evento que habría determinado cada estadio de desarrollo

estribó en la estructura económica social que predominó en

cada uno de ellos así, para William Sanders y Bárbara

Price(4) los cuatro niveles predominantes serían las bandas,

las tribus, los señoríos y los estados teocráticos. Estos

esquemas lineales aplicados al área nuclear

mesoamericana, nos dejan en claro que el tiempo de las

"grandes urbes" y el de los "estados teocráticos" fue sin

.duda el de Teotihuacán. A partir justamente de estos rasgos

definitorios del fenómeno urbano y su correspondiente

complejidad cultural fue que el Occidente se definió a través

de rasgos negativos. Subsanar el prejuicio contra las

características culturales desarrolladas en el occidente a

través del largo período que va de Formativo Inferior al

Clásico ha requerido sin embargo, el incremento de

investigaciones enfocadas, precisamente, a develar los

eventos que marcaron la originalidad del devenir histórico de

los diversos pueblos que habitaron sus amplios territorios,

No deja de ser importante señalar que no todos los

investigadores que trabajan en el Occidente se han adscrito

al señalamiento que condena al Occidente a la simplicidad

cultural de sus pueblos a lo largo del Formativo y el Clásico

pues, consideran algunos, la existencia del fenómeno

urbano sí se hizo presente a lo largo del Clásico en la

región. El personaje más conocido en esta línea es Phil

Weigand, su planteamiento parte del hecho de que

considera que en la zona localizada en los alrededores del

Volcán de Tequila se pudo haber desarrollado una

organización social parecida al Estado(5), la cual permitió la

emergencia del fenómeno urbano a partir del sustento

4

6). Phil Weigand, "Evidence

for Complex Societies during the Western Mesoamerican Period", The Archaelogy of

West and Northwest Mesoamerica, M.S. Foster y

P.e. Weigand (eds.),

Boulder, Westview Press, 1985, pp.47-93.

7). Linda Manzanilla (ed.), Unidades habitacionales mesoamericanas y sus áreas de actividad, México,

UNAM/Instituto de Investigaciones Antropológicas, (serie

antropológica 76), 1986.

económico que significó el cultivo de chinampas en las

partes bajas del lago Magadalena, en el noroeste de

Jalisco.(6) Además, esta cultura – la llamada tradición

Teuchitlán- fue capaz de desarrollar conceptos notables en

cuanto al manejo del espacio al crear un patrón de

asentamiento basado en patios circulares rodeando un

montículo central. Por si fuera poco, Weigand se encuentra

convencido de que la disparidad en el tamaños de

monumentos y de su disposición simple o aglomerada en los

asentamientos es la clara expresión, en esa región, de la

existencia de una jerarquización de poblados en los cuales

el rango más complejo definía al centro rector por sobre el

resto de los asentamientos medianos, pequeños y

dispersos. El espacio, reflexiona Weigand, no hace sino

reflejar el grado de organización social y con ello, la

complejidad económica y política lograda por esta particular

tradición cultural, misma que alcanzó su mayor esplendor

entre el 200 y el 700 de nuestra era. Bordar sobre este

planteamiento ha requerido que la arqueología realizada en

el Occidente abandone de manera paulatina el asidero

recurrente que ha significado el construir la mera secuencia

cultural a partir del establecimiento exhaustivo de tipologías

cerámicas para proceder a estudios de área el cual

documente el o los patrones de asentamiento

predominantes en las diversas regiones que componen el

gran y heterogéneo territorio occidental.

En el conocido texto editado por Linda Manzanilla

hacia 1986,(7) la autora llevó a cabo una recopilación de

trabajos efectuados en diversas regiones mesoamericanas

realizados acorde a la metodología característica del patrón

de asentamiento. En este rubro Manzanilla distinguió dos

5

grandes apartados: los estudios efectuados a partir de la

recuperación de los contextos asociados (las áreas de

actividad) y los encaminados a documentar las formas

mediante las cuales se expresa la unidad residencial.

Posteriormente describe cuatro categorías de análisis: el

área de actividad, la unidad habitacional (también designado

como conjunto doméstico), la forma de organización de

estas unidades -a través de la definición del espacio físico o

de su elemento aglutinador (como el parentesco y/o el

oficio)-, finalmente el cuarto observaría al sitio como una

"comunidad".

Una vez definidos estos parámetros Manzanilla

expresa la necesidad de que el registro arqueológico

permita llevar a cabo una clara separación entre las

actividades domésticas destinadas al autoconsumo, de las

actividades especializadas destinadas a satisfacer la

demanda de la comunidad o ciertos sectores sociales. Estas

actividades suelen ser llevadas a cabo por especialistas de

tiempo completo lo cual indica, entonces, la existencia de

instituciones -el templo, el palacio, el mercado- que permiten

su existencia.

Si bien esta metodología no ha podido llevarse a cabo

con todo rigor en Colima, el crecimiento demográfico de la

zona conurbada Colima-Villa de Álvarez ha concitado el

desarrollo de una floreciente arqueología de rescate

mediante la cual se ha podido subsanar de manera

coyuntural la falta de presupuesto pero que a cambio ha

condicionado las variables de investigación a la dinámica del

crecimiento inmobiliario en la región. El presente trabajo

deriva de una intervención de esta índole realizada en los

que fueron terrenos del rancho El Cortijo -en el cual se

6

8). Isabel Kelly, "Ceramic

Sequences in Colima: Capacha an Early Phase", Anthropological Papers of

the University of Arízona Press, Tucson, 1980, p.8.

construiría la unidad habitacional Las Fuentes (ver gráfico 1

y 2)- donde se encontró una tumba con su bóveda

construida a partir de cantos rodados asociada a un peculiar

conjunto residencial. Los materiales a los cuales se encontró

asociada la tumba presentan una clara filiación a la fase

Comala pero con algunos elementos de la fase Colima.

Al respecto debe señalarse el hecho de que, a

diferencia de otras regiones de Occidente, hasta ahora en

Colima no se ha reportado el hallazgo de tumbas de tiro

asociadas a unidades residenciales o a algún otro elemento

constructivo contemporáneo al momento de su utilización.

De manera escueta Isabel Kelly menciona el hecho de es

hasta la fase Colima cuando se aprecia en superficie

evidencias de una planificación que delimita plazas

cuadrangulares o rectangulares a partir de montículos

bajos.(8) En todo caso el contexto del cual hablaremos

muestra peculiaridades dignas de atención: en principio la

tumba no es una típica tumba de tiro toda vez que no se

encuentra labrada en el tepetate. Al no existir dureza en el

subsuelo la tumba carece de tiro aún cuando presenta una

bóveda ovalada a la cual se accede desde su parte superior,

misma que fue sellada con metates. La tumba se encontró

asociada a los restos de una casa sobre de la cual se

presenta un desarrollo de ampliaciones y adosamientos

varios. Fue a partir de la exploración de este conjunto

residencial que paulatinamente fuimos recuperando los

datos sobre los cuales discutiremos posteriormente. Debe

señalarse que la intervención se realizó después de que el

área fuera alterada por maquinaria al ser nivelada la

superficie del terreno para proceder a los trabajos de

urbanización. Estos trabajos rebajaron de manera

7

homogénea la superficie natural en al menos ochenta

centímetros, según datos que fueron reportados por los

arquitectos encargados de la obra. Es claro que esta acción

motivó que no fuera posible recuperar en su totalidad todo el

conjunto arquitectónico.

El espacio que pasaremos a describir trata de una

fracción de lo que muy probablemente fue una plataforma

habitacional de grandes dimensiones, la parte trabajada

durante el proceso de excavación correspondió a su esquina

noreste misma que presentó ampliaciones y adosamientos

en lo que fue el edificio original, consistente en una

ampliación clara hacia el norte y al menos tres

adosamientos de muros que se asociaron a dicha

ampliación. La superficie que ocupan ambas secciones es

de 13 metros norte sur y de 17 metros este oeste. El muro

más largo es el de la ampliación norte en donde

documentamos una extensión de hasta 15 metros y en el

cual sin embargo no alcanzamos a encontrar las esquinas,

dato que nos sugiere que de menos podría contar con el

doble de extensión (ver gráficos 3, 9, 24 Y 25).

Las condiciones en las que aparecen los muros de

ambas plataformas nos hablan de que el edificio tuvo una

gran importancia para las personas que los habitaron, ya

que la fachada en ambos casos contó con la presencia de

un recubrimiento o enjarre, el cual cubrió las rocas que

formaban el muro. Esta práctica no suele ser común en la

zona como se ha podido observar en otros sitios con

presencia de arquitectura. Pudo observarse que tanto en

piso como en muro los enjarres elaborados con un Iodo muy

compactado y con un ligero pulimento en la superficie

lograron un enlucido casi perfecto, en las orillas del los

8

muros dicho piso remató en media caña, técnica utilizada

para colocar en paredes el mismo recubrimiento utilizado en

piso, convirtiendo al cuarto en una habitación hasta cierto

punto lujosa y confortable. El fino acabado de este conjunto

resalta si se compara con otras evidencias obtenidas al

interior de otros rescates arqueológicos efectuados en la

zona conurbada de Colima y Villa de Álvarez, mismas que

no han pasado de un par de muros que formaban parte de

algunas plataformas habitacionales y que no alcanzaban

grandes dimensiones y mucho menos mostraban acabados

finos en la edificación de las estructuras. Es por ello que

durante la liberación de la plataforma percibimos que nos

encontrábamos frente a los restos de lo que fue un centro

rector o administrativo.

La plataforma presentó dos grandes momentos

constructivos los cuales, a su vez, mostraron sucesivas

adaptaciones al edificio. Los mismos se detallan a

continuación:

Primera Etapa Constructiva.- La misma fue detectada

hacia la esquina noreste de la unidad habitacional marcada

como Plataforma 1 (ver gráfico 4), consistente en un cuarto

ubicado en la parte superior de la estructura el cual mostró

un acceso en su costado este, justo en la esquina norte. En

la elaboración de los muros y la escalinata se utilizó

mampostería; las rocas utilizadas -cantos rodados en su

mayor parte- tuvieron dimensiones regulares las cuales

fueron de los 20 a los 30 centímetros de diámetro. Su

manejo trató de utilizar la cara más plana como vista a la

vez, el alineado de las rocas contó con un aglutinante

consistente en una argamasa de Iodo muy compactado.

9

También se observó la utilización de sillares de adobe los

cuales fueron utilizados como escalones y en algunos muros

de la habitación. Su empleo se encontró también en la parte

sureste de la excavación a través de un derrumbe de sillares

de adobe, lo cual nos siguiere la probable existencia de un

muro de gran altura en esta sección del edificio. Al costado

oeste del muro norte, se identificó un muro adosado, el cual

correspondió a una ampliación del edificio, muy

seguramente motivada por la construcción de nuestra

singular tumba la cual, como ya se dijo, se observó como

contemporánea a las tumbas de tiro pero con un sistema

constructivo diferente.

El paramento norte de esta etapa, contó con una

extensión de 12.80 metros y mostró un acabado de

superficie en la cara de vista elaborado a partir de Iodo

vertido en la pared, pulido en húmedo y finalmente

quemado, dándole con ello una mayor resistencia y

durabilidad al elemento. La técnica utilizada es parecida al

utilizado en el enjarre de las viviendas solo que la capa de

espesor del aplanado del edificio es muy delgada

comparándola con el enjarre tradicional ya que este último

llega a tener hasta 4 centímetros de espesor en tanto el que

se utilizó en estos muros tuvo un promedio de 0.5

centímetros. Ajeno a esta primera etapa constructiva se

encontró un adosamiento en la esquina noreste marcado

como adosamiento 1, el cual corre en dirección sur / norte

con una dimensión de 1.30 metros y un ancho de 1.10

metros, el mismo se encontró aislado y sin continuidad.

El costado este se encontró conformado por la

presencia de una escalinata adosada al muro este del

edificio la cual contó con dos escalones, tuvo unas

10

dimensiones de 2 metros de largo, una huella de escalón de

0.35 metros y una altura por escalón de 0.24 metros; la

algarada midió de 0.60 metros norte sur y de 0.80 este

oeste, con una inclinación de 5°.

El denominado cuarto 1 se Iocalizó en la parte

superior de la Plataforma 1 al cual se accedía por su parte

norte, contó con un escalón hecho con sillares de adobe

delimitando la entrada con unas dimensiones de 6.10 metros

de largo y 0.20 metros de alto. Los muros que conformaron

el cuarto presentan dos sistemas constructivos, uno de

mampostería y otro con sillares de adobe. El primero se

observa hacia el costado oeste cuyo muro realizado en su

mayoría con cantos rodados -incluyendo alguna piedra

careada en su esquina noroeste- tuvo unas dimensiones de

3.70 metros de largo y una altura de 0.30 metros. En

contraparte el muro este del cuarto esta fabricado a partir de

sillares de adobe, contando con una extensión de 2.10

metros de largo, 0.40 metros de ancho y una altura de 0.20

metros. El cuarto además tuvo un piso de Iodo con una capa

de acabado final o enlucido, el mismo no se encontró

presente en toda la habitación debido a que al centro mostró

la huella de un saqueo el cual midió unos 2 metros de

diámetro.

El adosamiento 2 corresponde al que se encuentra

en la parte noroeste del muro norte de la Plataforma 1 (ver

gráfico 5), conformado por lo que fue una esquina de otro

evento constructivo. El sector del costado oeste del

adosamiento mostró una extensión de 2 metros siendo el

que hace contacto con el muro de la primera etapa

constructiva. Presentó una orientación que difiere con el

resto del edificio -300° azimutales- desde el contacto con el

11

muro de plataforma. Su costado norte, el cual se encontró

incompleto, tuvo una extensión de 2 metros y una

orientación de 288° azimutales a partir de la esquina oeste

en donde el ancho del muro fue de 0.80 metros.

Durante el proceso de excavación de la Unidad 1

(área en la cual se exploró a la plataforma 1), se venían

desarrollando sondeos en el área a partir de pozos

colocados en transectos que corrían norte / sur y este /

oeste. A partir de la exploración del Pozo 2 se detectó muy

en superficie un alineamiento que corría suroeste-noreste, el

cual se encontraba muy superficial e imposibilitaba la

continuación de la excavación por lo que se decidió

registrarlo y retirarlo a fin de poder continuar con el sondeo.

La continuidad de la exploración nos permitió establecer

contacto con el costado suroeste de lo que se marcaría

como Entierro 1 de esta Unidad, la cual correspondía a un

conjunto de rocas con un cierto orden en su deposición.

Como se verá más adelante, el mismo fue el indicio primero

de la Tumba 1 (ver gráfico 6). El alineamiento que se retiró

fue el que conoceríamos posteriormente como Adosamiento

2.

Segunda Etapa Constructiva.- A partir de la exploración se

pudo documentar la ampliación de la estructura hacia el

norte, con la cual la plataforma original se extendió 6.50

metros más en promedio, esto hasta el paño de vista del

nuevo muro norte. Esta nueva etapa mostró apenas una

fracción del costado norte, ya que no se pudo continuar con

el seguimiento de este paramento por falta de tiempo. La

liberación permitió presentar el muro este en toda su

totalidad, adosado con el muro norte de la primera etapa

12

constructiva (ver gráfico 7). Estos muros se encontraron

constituidos por cantos rodados -con diámetros promedio de

0.50 metros-, a los cuales se les buscó la cara más plana

para ser utilizada como vista de muro; estas rocas se

encontraron aglutinadas con una argamasa de Iodo muy

compactada.

El paramento norte 2 presentó una extensión de 12

metros y un ancho máximo de 1 metro, conformado por

líneas paralelas de rocas (doble muro) lo que le otorgaba

una mayor estabilidad a la estructura arquitectónica. La cara

norte del muro se encontró recubierta con una argamasa de

Iodo quemado, muy semejante a la descrita en la primera

etapa constructiva, contó con una altura de 0.80 metros en

su parte más alta.

El paramento este 1 se encontró constituido por un

alineamiento de 6.40 metros de largo y un ancho de 0.60

metros en promedio. Estuvo conformado por una doble línea

de rocas (doble muro). La altura de este paramento es en su

parte más alta fue de 0.40 metros.

El adosamiento 3 se ubicó hacia el costado oeste del

Paramento norte 2 de la Segunda Etapa constructiva.

Estuvo constituido por dos alineamientos elaborados con

cantos rodados cuyas esquinas al encontrarse conformaron

una escuadra en cuyo costado este estuvo adosado

directamente el paramento 2. El muro este tuvo una

extensión de 1.20 metros y un ancho de 0.20 metros. El

alineamiento norte de este adosamiento 3 tuvo una

extensión de 7.80 metros y un ancho promedio de 0.20

metros. La separación existente entre uno y otro paramento

fue de 1.30 metros hacia el norte. Es prudente resaltar que

el relleno utilizado para cubrir el espacio entre este

13

adosamiento y el muro norte de la segunda etapa se

encontró constituido por sedimentos y piedras pequeñas,

además de un alindamiento de bloques de adobe el cual

tuvo la característica de constituirse en uno de los muros de

adobe más anchos que hasta ahora se hayan presentado en

una excavación arqueológica en Colima pues su longitud fue

de 4 metros y su ancho de 0.50 metros, su altura total no fue

posible obtenerla a causa de la premura del rescate. Este

paramento de adobe se encontró en asociación directa con

la parte oeste del muro norte 2 de la segunda etapa

constructiva, dando la impresión de que se tratara de un

muro de la plataforma.

El adosamiento 4 se localizó al norte del costado

este del paramento norte 2 de la segunda etapa

constructiva. Este adosamiento estuvo constituido por un

alineamiento de adobes los cuales, al encontrarse en malas

condiciones de conservación, impidió recuperar las

dimensiones originales de los sillares. La forma de escuadra

de este elemento nos permitió documentar dos costados: el

ubicado al norte tuvo una longitud de 5.40 metros y el este

de tan solo 1.40 metros. Este último hacia contacto hacia el

sur con un elemento que se denominó como adosamiento 5

cuyo ancho promedio fue de 0.50 metros (ver gráfico 8). El

adosamiento 5 consistió en una extensión ubicada hacia el

este del paramento norte 2 de la segunda etapa constructiva

de unos 3.50 metros. No se localizó alguna continuidad pero

nos hizo sospechar que la plataforma era aun más amplia

en sus últimas etapas de ocupación. El adosamiento

presentó las mismas características y de dimensiones en lo

ancho del citado Paramento 2 (ver gráfico 8).

Una vez descrita la unidad arquitectónica que se

14

encontró asociada a la tumba 1, procederemos a describir lo

que fue marcado como entierro 1 de la unidad 1, el cual

estuvo conformado por un inusual contexto consistente en

una suerte cista funeraria construida toda a base de cantos

rodados los cuales a pesar de estar perfectamente

cuatrapeados, no tuvieron ningún tipo de argamasa que

funcionase como consolidante. Este elemento se encontró

localizado en el extremo oeste del paramento norte de la

Plataforma 1 de la primera etapa constructiva del edificio,

justo a los 0.90 metros del desplante de lo que fue marcado

como el Adosamiento 1 de esta plataforma. De acuerdo a la

posición que guarda la ubicación de la tumba y la esquina

que conforma el Adosamiento 1, se llega a inferir que este

adosamiento fue realizado con la intención de cubrir o sellar

el elemento funerario, de tal suerte que el adosamiento

cumplía no solo como una mejora al edificio, si no que

además tenía la intención de fungir como un pequeño altar

que señalara el lugar donde se encontraba enterrado el

personaje que contenía la cista.

La tumba presentó una orientación de sur a norte, con

una desviación de 100ª azimutales, esto si tomamos el

punto medio de los costados sur y norte respectivamente.

Su planta es ovoidal alargada con un largo total de 2.50

metros, un ancho máximo de 1.50 metros y una altura de

1.35 metros la cual va desde la parte más alta de lo que

corresponde a la tapa, hasta su parte más profunda. El

punto más alto de la tumba se ubicó a los 452.57 metros

sobre el nivel medio del mar (ver gráfico 9). La estructura

arquitectónica o el sistema constructivo de este elemento, se

encontró dividido en dos partes: la tapa o cierre de Ia tumba

y los muros que conforman las paredes.

15

En lo que respecta a las paredes, se puede

mencionar que estas no mostraron un patrón regular en la

estructura que conforma la tumba, pues sus costados

tuvieron características diferentes en su alineación vertical

(ver gráficos 21 y 22); el sur y el este se encontraron

remetidos con respecto al paño superior de la pared en 0.15

centímetros en promedio, en tanto la pared norte tuvo un

ligero talud de escasos 80° y el costado oeste se observó

totalmente a paño. Las hiladas que conformaron las paredes

tuvieron entre cuatro a cinco hiladas de piedra; todas las

rocas utilizadas para la construcción de los muros se

encontraron unidas entre sí, fue gracias a su colocación -la

cual evitó el menor juego posible entre una piedra y otra- y

sobre todo, gracias a su peso y solidez, que la tumba se

mantuvo sin necesidad de un consolidante. El promedio del

grosor de las paredes fue de 0.30 centímetros.

La tapa o cierre de la tumba estuvo conformada en su

gran mayoría, por rocas de grandes dimensiones las cuales

formaban un pequeño arco a lo ancho de la estructura de la

tumba donde cada una se recargaba en las paredes

permitiendo que uno de sus costados sobresaliera del paño

interno de los muros sin llegar a tocar a su contraparte,

conformando ambas una buena base donde se fijaba una

tercera roca. Esta última era recargada a las primeras y con

el peso que contaba, le permitía fijarse muy solidamente a la

estructura, constituyendo propiamente el cierre de la tapa,

ya que era la última piedra colocada a la cista (ver gráfico

13).

En la parte norte de la tapa, se localizaron dos

metates completos, los cuales se mostraron descansando la

cara funcional hacia abajo y formando la parte superior de la

16

tapa. Al de forma rectangular y de paredes altas, con

evidencias de haber sido matado ritualmente, se le

denominó como elemento 1. El segundo tuvo una forma oval

y la cara interior cóncava marcándosele como elemento 2

(ver gráficos 14, 15). Estos metates fueron los últimos

colocados al momento de realizar el cierre de la bóveda,

constituyendo propiamente la entrada de la tumba y el nivel

1 de la excavación arqueológica. Una vez registrada la tapa

de la cista se procedió al retiro de la misma. Al descubierto

quedó un espacio vació entre lo que era la tapa y el nivel

superior de los contextos funerarios, el cual tuvo un espesor

promedio de 0.90 metros a partir de la parte superior de la

tapa y el sedimento de primer contacto, el cual estuvo

conformado por material de azolve.

Al ser retirada la capa de azolve que presentaba el

entierro -identificado el nivel 2- descubrimos la presencia de

una vasija monocroma pulida roja, la parte superior de un

cráneo, y muy pegado hacia su costado oeste, la presencia

de una roca la cual fue retirada para proceder a la

exploración del nivel 3 de excavación (ver gráfico 16), el cual

estuvo constituido por varios elementos que conformaron

propiamente el nivel de enterramiento mismo que consistió

en un personaje - individuo 1- que, al parecer por los huesos

de la cadera, corresponde al sexo masculino, adulto y en

posición decúbito ventral extendido, con una orientación de

183ª azimutales de cabeza a pies, dicho individuo tuvo 1.53

metros de altura (ver gráficos 17 y 18). Existieron a la vez

algunas vértebras a los costados de este cuerpo, muy

seguramente como producto de movimientos de animales

antes de azolvarse; el estado de conservación de los huesos

fue muy bueno.

17

El marcado como individuo 2 -el acompañante-, se

encontró en la parte sureste de la cista junto a la pierna

derecha del Individuo 1. Su estado de conservación no fue

muy bueno. Al parecer se trata de un individuo depositado

en posición sedente con una orientación de 310° azimutales,

del cual fue posible identificar las extremidades inferiores y

la cabeza, lo que dio la pauta de la posición. Además de

estos personajes fueron localizados otros restos. El marcado

como cráneo 1 se localizó al extremo más oeste de la pierna

izquierda de Individuo 1 (ver gráfico 19); la parte que

correspondió a los orificios oculares y tabique nasal, se

encontraron viendo hacia el fondo de la cista. Al momento

de ser levantado mostró la evidencia de contar con dos

vértebras cervicales, lo que nos hace suponer .que se trató

de un cráneo de decapitado mismo que cumplió una función

de ofrenda al personaje principal. Su orientación fue de 184°

azimutales. El cráneo 2 se localizó al extremo sureste del

cráneo 1 (ver gráfico 19), al igual que este último, la parte

que correspondió a cuencas oculares y nasales, se

mostraron clavadas hacia el fondo de la cista. En este

cráneo sin embargo no fue posible poder identificar

vértebras cervicales, aunque no se descartó la posibilidad

de que formara parte de un sacrificio ritual. Este cráneo se

localizó prácticamente completo y en buen estado de

conservación. Este elemento tuvo una orientación de 45°

azimutales, lo que contrastó con el cráneo 1, pues se podría,

pensar que se colocaron orientados en sentidos contrarios.

El último elemento asociado de este nivel, fue una

máscara elaborada en barro la cual debió cubrir el rostro del

Individuo 1. La parte de vista de la pieza, se registró

observando el fondo de la tumba; el estrado de

18

conservación de la misma sin embargo fue muy malo, ya

que la máscara estuvo fabricada en un barro muy

deleznable. La orientación que presentó este elemento fue

de 355° azimutales.

Por debajo del nivel de los cráneos 1 y 2, se

identificaron los restos de un tercer cráneo que fue

depositado con el rostro boca abajo, así como la colocación

de dos fémures orientados sureste noroeste, encontrándose

unidos por medio de la cabeza del fémur en la parte sur;

estos elementos no presentan posición anatómica entre si,

pero si una clara disposición ritual (ver gráficos 20 y 21).

Como se puede apreciar a partir de la descripción

realizada el contexto explorado en Las Fuentes presenta

varios elementos dignos de análisis. En principio resalta el

hecho de que la tumba no es propiamente una tumba de tiro

toda vez que no es un recinto con tiro y bóveda excavados

en el tepetate (ver gráficos 24 y 25). En todo caso el

elemento que comparten es la idea de la bóveda como una

matriz construida al interior del subsuelo protegiendo los

restos mortales de algunos individuos a los cuales se les

ofrece algún tipo de ofrenda y cuyo recinto es sellado con

metates. Al respecto debe señalarse que el lugar en el cual

se construyó la bóveda con cantos rodados es un área de

gran deposición arcillosa producto de arrastres pluviales

provenientes de las partes altas del valle de Colima. Las

Fuentes se ubica entre la margen derecha del arroyo Los

Trastes y la margen izquierda del arroyo Pereyra al suroeste

de la actual ciudad de Colima. Es claro que el tepetate en el

área se encuentra bajo una gruesa capa arcillosa

complicando de manera obvia la factibilidad de construir

tumbas al puro estilo de tiro y bóveda. Es posible que este

19

haya sido el factor que impulsó la construcción de la tumba

con cantos rodados reproduciendo, de manera formal, el

recinto funerario.

Con relación al bagaje mortuorio resalta el hecho de

que a pesar de que la tumba indica una importante inversión

de trabajo humano, las ofrendas asociadas son francamente

escuetas: una máscara funeraria y un cántaro (matado). A

este respecto debe señalarse que ello no indica, desde

luego, que estos elementos hayan sido los únicos

ofrendados, debe señalarse al respecto que el registro

arqueológico en Colima no ha documentado materiales de

madera, textiles o cestería en virtud de que sus

características climáticas impiden su conservación en lapsos

prolongados de tiempo. En todo caso los escasos objetos

ofrendados y recuperados por nosotros no indican que el

personaje depositado no haya contado con un mayor

número de objetos en el momento de su entierro. En suma,

de acuerdo al contexto formal el individuo depositado parece

haber sido un personaje relevante al interior de su

comunidad, misma que le ofreció un espacio de reposo de

acuerdo a los parámetros culturales existentes sorteando la

dificultad material que significó la profundidad del te petate y

su vulnerabilidad ante los escurrimientos de agua.

Con relación al contexto arquitectónico al cual se

encontró asociada la tumba, la puntual descripción realizada

indica que la misma se encontró directamente relacionada

con lo que denominamos como primera etapa constructiva.

Acaso este dato sea de suma importancia para ir

configurando un corpus de datos que permita construir una

hipótesis con relación a la existencia de linajes

predominantes al interior de las comunidades sobre las

20

9). López Mestas, Lorenza y

Jorge Ramos, “La excavación de la tumba de Huitzilapa”, Richard F. Townsend (ed.), El antiguo Occidente de México. Arte y arqueología de un pasado

desconocido, México, The

Art Institute of Chicago, Gobierno del estado de

Colima, Secretaría de Cultura Gobierno de Colima, 2002, pp. 57-73.

10). Linda Manzanilla (ed.), Unidades habitacionales mesoamericanas…., op.cit

pp. 464-465.

cuales recaían los cargos administrativos relacionados con

su devenir económico. En el caso del norte de Jalisco,

Lorenza López y Jorge Ramos (9) enfatizan que un

parámetro indicativo de jerarquización social en términos de

elementos constructivos fue la presencia de unidades

residenciales con planta arquitectónica en forma de cruz. La

elección de uno de estos conjuntos en el plan de excavación

permitió el hallazgo de la excepcional tumba de Huitzilapa.

En el caso particular de Colima hemos de llamar la atención

con respecto a la ausencia de proyectos de área que

permitan llevar a cabo una selección analítica de lugares

con posibilidades de ofrecer este tipo de información.

Un último elemento a discutir es la paulatina

complejidad que se observa en el desarrollo del complejo

arquitectónico explorado. Es muy probable que la plataforma

1 (un espacio relevante ya para la etapa en la cual se edifica

la tumba), haya ganado de manera paulatina mayor

complejidad en sus espacios como producto de la

importancia de sus ocupantes los cuales, parece, llevaron a

cabo prácticas tendientes a la cohesión y dirección social de

las comunidades de su ámbito de influencia. Finalmente

quisiéramos remarcar que Manzanilla (10) en sus

comentarios a diversos trabajos sobre áreas residenciales

en regiones varias de Mesoamérica, por un lado encuentra

unidades habitacionales relativamente aisladas de

conglomerados sociales complejos y, por el otro, la

existencia de unidades complejas como el sistema de "grupo

corporativo", mismo que se expresa en conjuntos de varios

cuartos. En este ámbito las implicaciones de este nuevo tipo

de residencia no solo inciden sobre la coparticipación en el

trabajo o en el oficio, sino sobre las diferencias sociales que

21

11). Kent Flannery y Joyce Marcus, The cloud people,

New York, Academic Press, 1983.

son patentes en el seno de la sociedad urbana. En este

tenor, trae a colación la aseveración de Kent Flannery(11)

respecto a que la aparición del palacio es, en el registro

arqueológico, el marcador de la formación del Estado, toda

vez que esta construcción, sede del gobernante del

asentamiento y su familia, además de fungir como lugar de

recepción o gestión de los asuntos de gobierno, se localiza

en pocos lugares lo cual indicaría, por cierto, la existencia de

ámbitos de influencia o territorios.

Es claro que nuestro interés no es plantear un tema

tan complejo como la "formación del Estado", no obstante

creemos que en la medida en que se pueda ir

documentando elementos que permitan ir configurando

transformaciones en la organización social de las

sociedades prehispánicas del valle de Colima, se podrá

construir modelos explicativos que den cuenta del desarrollo

de sus comunidades, particularmente hacia el fin de la

poderosa tradición de las tumbas de tiro cuando en el valle

se sucede un notable crecimiento demográfico y su suceden

una serie de tensiones sociales las cuales se erigen en el

disparador de novedosas formas de organización social que

se observarán algunos siglos más tarde.

22

LOCALIZACION DEL SITIO

GRAFICO 1

LOCALIZACION DE LA

UNIDAD 1

GRAFICO 2

23

PLANTA GENERAL

GRAFICO 3

ETAPA 1

GRAFICO 4

24

ADOSAMIENTO Y TUMBA

GRAFICO 5

ALZADO NORTE Y TUMBA

GRAFICO 6

25

ETAPA 2

GRAFICO 7

ADOSAMIENTO ETAPA 2

GRAFICO 8

26

CORTES GENERALES

GRAFICO 9

VISTA NORTE ETAPA 2

GRAFICO 10

27

ETAPA 1 COSTADO ESTE

GRAFICO 11

RECUBRIMIENTO DE

MURO

GRAFICO 12

28

TAPA DE ENTIERRO

GRAFICO 13

TAPA DE4 ENTIERRO

GRAFICO 14

29

NIVEL 1

GRAFICO 15

NIVEL 2

GRAFICO 16

30

ENTIERRO 1

GRAFICO 17

NIVEL 3

GRAFICO 18

31

ACOMPAÑANTES

GRAFICO 19

ULTIMO NIVEL

GRAFICO 20

32

SISTA

GRAFICO 22

ULTIMO NIVEL

GRAFICO 21

33

451.27 msnm

SISTA

GRAFICO 23

CORTE SUR NORTE

GRAFICO 24

34

451.27 msnm

CORTE ESTE OESTE

GRAFICO 25