1817-1904 | 1907-1940 | 1947-1975 | en plan de desarrollo · 2010-03-08 · rapoport esboza en...

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| REALIDAD PROFESIONAL En plan de desarrollo Planificación, nacionalización y promoción industrial, conviven alternadamente entre crisis, recuperación e inflación. El peronismo y el desarrollismo como paradigmas de la historia económica nacional nacen y evolucionan en esta etapa. Este período se caracteriza como una sucesión cíclica de crecimiento y crisis, na- cionalización y liberalismo; caminos errantes y sinuosos, planes exitosos y otros elitistas, recetas mágicas y el ingrediente de la conflictividad social como nuevo protagonista de la escena económica. Sin embargo, no podemos dejar de ver una constante: la segunda mitad del siglo XX en nuestro país es dominado por la influencia del peronismo y su impronta social, política y económica. En los primeros años de la década del ´40 se suceden los gobiernos de Ramón Castillo (1940-1943), Arturo Rawson (1943), Pedro Pablo Ramírez (1943-1944) y Edelmiro Farrel (1944-1946), hasta llegar al primer gobierno peronista, que imprimiría un cambio sustancial en los lineamientos económicos previos, con la incorporación de nuevos agentes sociales a la vida política. Esta sucesión se dio, mientras la Segunda Guerra Mundial desparramaba sus efectos en las economías del mundo. Nuestro país no fue ajeno, y se vio afectado negativamente en un primer momento hasta que encontró en el conflicto, la opor- tunidad de desarrollar una incipiente industria que reemplazó la dependencia de las potencias extranjeras al cortarse el flujo de exportaciones de alimentos y la importa- ción de maquinarias y repuestos necesarios para la producción local. La necesidad de autoabastecimiento obligó al desarrollo de industrias hasta el momento ausentes. En 1941 Ramón Castillo creó la Flota Mercante del Estado para contrarrestar la excesiva dependencia de las potencias extranjeras para el traslado de mercaderías por mar. Ésta y otras circunstancias mundiales hicieron que en 1942 la producción alcanzara tal nivel que fue necesaria la creación de una entidad financiera que movilizara los fondos para su fomento, por lo que en 1944 nació el Banco de Desarrollo Industrial. Rápidamente la entidad se convirtió en el principal proveedor de crédito abocado a solventar a peque- ñas fábricas y talleres artesanales. Con el triunfo del peronismo en 1946 se produjo un boom de la industrialización y una integración de las clases más bajas al consumo que dinamizó aún más la activi- dad industrial. Las características más salientes del primer gobierno peronista fueron la nacionalización de empresas, la vasta legislación social y el desarrollo de la industria liviana. La existencia de divisas, colaboró a la expansión de las importaciones y la inver- sión en los primeros años, pero a partir de 1949, se cambió el enfoque y se comenzó a hacer hincapié en el consumo. Es en esta etapa que se puso en marcha el Primer Plan Quinquenal para el período 1947-1951. Era la primera vez que un gobierno argentino formulaba un plan de creci- miento a mediano plazo y en que el gobierno pudo tener idea científica de las necesi- dades del país. Se preveía que ésta debía producir importantes beneficios económicos, sociales y financieros. En este marco algunas empresas fueron nacionalizadas y en otras el Estado intervino directamente. Así se crearon grandes empresas estatales principal- mente en el área de recursos energéticos y transportes: Gas del Estado, Ferrocarriles Argentinos, la Empresa Nacional de Telecomunicaciones (ENTEL), la Empresa de Líneas Marítimas Argentinas y la Flota Aérea Mercante (luego Aerolíneas Argentinas), entre otras. También el Estado actuó como empresario en la industria mecánica con la fun- dación de Industrias Mecánicas del Estado, que fabricaba aviones y material ferroviario, y propuso la inversión estatal en la industria siderúrgica con la creación de la Sociedad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1817-1904 | 1907-1940 | 1947-1975 | 1976 -1982 | 1984 -1999 | 2001 - actualidad Antonio Cafiero, Ministro de Comer- cio en el segundo gobierno peronista Rogelio Frigerio, Sec. de Relaciones Econó- micas y Sociales del gobierno de Frondizi La economía peronista no fue crudamente estatal: se destacó por su sentido nacional, su contenido humano y su capacidad de adaptación y de antici- pación a las circunstancias. En una primera etapa, entre 1946 y 1951, el país modificó radicalmente su estructura económica y social. La obra cumplida entre 1958 y 1962 partió de un diagnóstico: la crisis argentina está determinada por el subdesarrollo. La solución de sus problemas-productivos, monetarios, fiscales y externos- requería, entonces, operar sobre las causas y no sobre los efectos, razón del fracaso de las políticas posteriores. Testimonios extraídos de suplemento especial dedicado a los 50 años de políticas económicas editado por el diario Clarín en 1995.

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Page 1: 1817-1904 | 1907-1940 | 1947-1975 | en plan de desarrollo · 2010-03-08 · Rapoport esboza en “Historia económica, política y social de la Argentina (1880-2003), una explicación

�� | REALIDAD PROFESIONAL

en plan de desarrolloPlanificación, nacionalización y promoción industrial, conviven alternadamente entre crisis, recuperación e inflación. El peronismo y el desarrollismo como paradigmas de la historia económica nacional nacen y evolucionan en esta etapa.

Este período se caracteriza como una sucesión cíclica de crecimiento y crisis, na-

cionalización y liberalismo; caminos errantes y sinuosos, planes exitosos y otros elitistas,

recetas mágicas y el ingrediente de la conflictividad social como nuevo protagonista de

la escena económica. Sin embargo, no podemos dejar de ver una constante: la segunda

mitad del siglo XX en nuestro país es dominado por la influencia del peronismo y su

impronta social, política y económica.

En los primeros años de la década del ´40 se suceden los gobiernos de Ramón

Castillo (1940-1943), Arturo Rawson (1943), Pedro Pablo Ramírez (1943-1944) y

Edelmiro Farrel (1944-1946), hasta llegar al primer gobierno peronista, que imprimiría

un cambio sustancial en los lineamientos económicos previos, con la incorporación de

nuevos agentes sociales a la vida política.

Esta sucesión se dio, mientras la Segunda Guerra Mundial desparramaba sus

efectos en las economías del mundo. Nuestro país no fue ajeno, y se vio afectado

negativamente en un primer momento hasta que encontró en el conflicto, la opor-

tunidad de desarrollar una incipiente industria que reemplazó la dependencia de las

potencias extranjeras al cortarse el flujo de exportaciones de alimentos y la importa-

ción de maquinarias y repuestos necesarios para la producción local. La necesidad de

autoabastecimiento obligó al desarrollo de industrias hasta el momento ausentes. En

1941 Ramón Castillo creó la Flota Mercante del Estado para contrarrestar la excesiva

dependencia de las potencias extranjeras para el traslado de mercaderías por mar. Ésta

y otras circunstancias mundiales hicieron que en 1942 la producción alcanzara tal nivel

que fue necesaria la creación de una entidad financiera que movilizara los fondos para

su fomento, por lo que en 1944 nació el Banco de Desarrollo Industrial. Rápidamente la

entidad se convirtió en el principal proveedor de crédito abocado a solventar a peque-

ñas fábricas y talleres artesanales.

Con el triunfo del peronismo en 1946 se produjo un boom de la industrialización

y una integración de las clases más bajas al consumo que dinamizó aún más la activi-

dad industrial. Las características más salientes del primer gobierno peronista fueron la

nacionalización de empresas, la vasta legislación social y el desarrollo de la industria

liviana. La existencia de divisas, colaboró a la expansión de las importaciones y la inver-

sión en los primeros años, pero a partir de 1949, se cambió el enfoque y se comenzó a

hacer hincapié en el consumo.

Es en esta etapa que se puso en marcha el Primer Plan Quinquenal para el período

1947-1951. Era la primera vez que un gobierno argentino formulaba un plan de creci-

miento a mediano plazo y en que el gobierno pudo tener idea científica de las necesi-

dades del país. Se preveía que ésta debía producir importantes beneficios económicos,

sociales y financieros. En este marco algunas empresas fueron nacionalizadas y en otras

el Estado intervino directamente. Así se crearon grandes empresas estatales principal-

mente en el área de recursos energéticos y transportes: Gas del Estado, Ferrocarriles

Argentinos, la Empresa Nacional de Telecomunicaciones (ENTEL), la Empresa de Líneas

Marítimas Argentinas y la Flota Aérea Mercante (luego Aerolíneas Argentinas), entre

otras. También el Estado actuó como empresario en la industria mecánica con la fun-

dación de Industrias Mecánicas del Estado, que fabricaba aviones y material ferroviario,

y propuso la inversión estatal en la industria siderúrgica con la creación de la Sociedad ..

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1817-1904 | 1907-1940 | 1947-1975 | 1976 -1982 | 1984 -1999 | 2001 - actualidad

antonio Cafiero, Ministro de Comer-cio en el segundo gobierno peronista

rogelio frigerio, Sec. de Relaciones Econó-micas y Sociales del gobierno de Frondizi

La economía peronista no fue crudamente estatal: se destacó por su sentido nacional, su contenido humano y su capacidad de adaptación y de antici-pación a las circunstancias. En una primera etapa, entre 1946 y 1951, el país modificó radicalmente su estructura económica y social.

La obra cumplida entre 1958 y 1962 partió de un diagnóstico: la crisis argentina está determinada por el subdesarrollo. La solución de sus problemas-productivos, monetarios, fiscales y externos- requería, entonces, operar sobre las causas y no sobre los efectos, razón del fracaso de las políticas posteriores.

testimonios extraídos de suplemento especial dedicado a los 50 años de políticas económicas editado por el diario Clarín en 1995.

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en plan de desarrollo

Mixta Siderurgia Argentina (SOMISA).

La industrialización de estos años fue una profundización de la sustitución de

importaciones que se experimentaba desde la década anterior, basada principalmente

en la industria liviana. Este desarrollo se tradujo en un aumento del nivel de vida de los

asalariados, su principal mercado y apoyo político.

Hasta aquí hablamos de continuidad y profundización de la década anterior. Sin

embargo, hay una ruptura con el pasado económico basado en la agricultura y ganade-

ría, que se observa en la transferencia de los ingresos de sectores agrarios a las industrias

urbanas. El mecanismo utilizado fue la monopolización del comercio cerealero a través

del Instituto Argentino de Promoción del Intercambio (IAPI). El Estado compraba el

80% de la cosecha de trigo y el 50% del resto de los cereales para exportarlos y con la

diferencia obtenida de la transacción, reasignarlos a la industria por medio de subsidios

o cualquier otra medida de promoción. Esto provocó un proceso de contracción de la

agricultura que duraría cerca de dos décadas.

La situación favorable con la que comenzó el gobierno peronista se revirtió hacia

1949. Las reservas cayeron, las exportaciones disminuyeron, y las graves sequías, die-

ron como resultado una crisis con persistente inflación, que en 1952 fue cercana al 40%

anual. Durante el invierno de ese año, “la gente debió consumir un pan negruzco, elabora-

do con mijo, faltó la carne y los cortes de luz fueron frecuentes”, ejemplifica el historiador Luis

Alberto Romero desde las páginas de “Breve Historia Contemporánea de la Argentina”.

La situación obligó al gobierno a reacomodar su política económica, y tomó un

nuevo rumbo con la implementación del Segundo Plan Quinquenal para el período

1953-1957. Para reducir la inflación se apeló a la reducción voluntaria del consumo y la

cultura del ahorro. Por otra parte la transferencia de ingresos cambió de signo y fueron

los sectores urbanos los que soportaron el mejoramiento de los precios rurales. Esta

política buscaba aumentar la disponibilidad de divisas para impulsar un sector indus-

trial por entonces ineficiente, con maquinaria obsoleta y salarios elevados y difíciles de

reducir por la fuerte capacidad sindical de negociación. Otro de los grandes cambios fue

la concurrencia de capitales extranjeros y la sanción de una Ley de Radicación de Capi-

tales, que pese a establecer resguardos en cuanto a repatriación de utilidades, supuso

una modificación de los postulados de independencia económica y fue vista como una

actitud entreguista por la oposición. La nueva posición del gobierno frente al capital

extranjero, el conflicto con la Iglesia y el deterioro de la situación política interna fueron

creando enemigos al gobierno o ampliando los existentes.

En septiembre de 1955, un golpe de estado derrocó el gobierno de Perón. Mario

Rapoport esboza en “Historia económica, política y social de la Argentina (1880-2003),

una explicación desde la perspectiva histórico- cultural al afirmar que “el golpe reflejaba

la necesidad de los círculos económicos dominantes de acentuar la reorientación del rum-

bo económico. Los sectores más poderosos de las burguesías industrial y agropecuaria

argentinas dudaban de la disposición del peronismo para conducir una nueva fase de

desarrollo capitalista acorde con las tendencias impulsadas por los Estados Unidos, tras el

fin de la Segunda Guerra Mundial.”

Los cambios producidos por el peronismo tendrían un efecto a largo plazo mayor

al esperado. Quienes gobernaron entre 1955 y 1958 encontraron serias dificultades para

manejar el gasto público, controlar la inflación, aumentar la recaudación impositiva, en

circunstancias en que el país había entrado en una fase de estancamiento y reducción

de recursos a repartir. Los lineamientos de la política económica de la Revolución Liber-

tadora fueron esbozados por el asesor económico y financiero de la Presidencia, Dr. Raúl

Prebisch, en el “Informe preliminar acerca de la situación económica (26/10/1955)”.

Éste y dos informes más proponían profundizar el proceso de sustitución de importa-

ciones a largo plazo y superar los desequilibrios del sector externo a corto plazo, para

lo que debía alcanzarse una “moneda sana” y una fuerte política exportadora. Sin em-

bargo, las medidas apuntaron a estimular la producción agropecuaria, por lo que en el

fondo significaba una vuelta al pasado que no contemplaba los cambios económicos

y sociales de las décadas anteriores. En 1955 se aplicó un plan de ajuste apelando a la

devaluación de la moneda, que llevó al dólar de $5, $7,5 y $15, lo que sería el primer

experimento de este tipo de medidas en la política económica argentina.

La apertura al comercio internacional y la búsqueda de participación en los

mercados de capitales llevaron a que en 1956 Argentina firmara los acuerdos Bretton

Woods, incorporándose a los organismos internacionales como el Fondo Monetario

Internacional y el Banco Mundial.

Al suceder el Gral. Pedro E. Aramburu a Eduardo Lonardi se designó a Eugenio

Blanco como nuevo ministro de Economía. En esta etapa, el gobierno suprimió los

subsidios entregados a través del IAPI, haciendo desaparecer el organismo y restableció

la Junta Nacional de Carnes y la Junta Nacional de Granos, reguladoras de estos pro-

ductos. En el último tramo de la gestión, el ministro de Economía fue sustituido por

Roberto Terrier y días más tarde por Adalbert Krieger Vasena, en su primera aparición

en la escena económica nacional.

El desarrollismoA fines de 1958 la economía entró en crisis, una de las tantas que marcarían desde

la década del ́ 50 la historia nacional con ciclos expansivos y recesivos. Cuando el grupo

desarrollista llegó al poder, el país se mostraba incapaz de financiar el crecimiento eco-

nómico con el producto de su comercio exterior. Por ello, entre los primeros objetivos,

se planteó el de aumentar la producción a través de la protección de la industria y el

estímulo a la iniciativa privada.

En 1958 Arturo Frondizi llegó a la presidencia de la Nación gracias a una alianza

secreta con el peronismo que se materializó en un pacto firmado en 1958 por los dos ..

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adalbert Krieger vasena, Ministro de Economía de Onganía desde 1967 a 1969

Álvaro alzogaray, Ministro de Economía de Frondizi y Guido, desde 1959

En definitiva, la principal función de un ministro de Economía- o de Hacienda- es el equilibrio de las cuentas públicas; no hay ministro si no puede asegurar esa condición. Por eso digo que parte del drama argentino-y de su crisis-es que quienes estuvieron al frente del Ministerio de Economía no entendieron que su función era equilibrar las cuentas públicas.

La indisciplina sindical y las perturbaciones políticas hacían muy difícil la tarea. Con el objeto de ganar tiempo y enfrentar al país con la realidad que estábamos viviendo acuñamos la expresión ‘hay que pasar el invierno’. De ahí en adelante comenzamos a introducir grandes reformas que eran necesarias y que, en parte, el Presidente había iniciado el 29 de diciembre del año anterior.

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dirigentes y sus delegados personales: Rogelio Frigerio y John W. Cook. Frigerio fue lue-

go designado como Secretario de Relaciones Socio-Económicas, pero su influencia en

el área económica fue determinante. El pensamiento desarrollista tenía tres conceptos

fundamentales: se nutría de una crítica frontal al liberalismo económico, la necesidad

de imprimirle al programa un ritmo acelerado y la aplicación de una política forzada por

la redistribución regresiva del ingreso o recurriendo masivamente al capital extranjero.

El Congreso votó leyes de radicación de industrias y garantía de las inversiones, y

en poco tiempo el gobierno pudo señalar sus logros. Se radicaron industrias petroquí-

micas, se adjudicó la explotación del yacimiento de Sierra Grande. Esta política coincidía

con una abundante disponibilidad de capitales a nivel internacional. Las multinaciona-

les suplantaban la exportación de mercaderías por la exportación de capitales bajo la

forma de inversión extranjera directa.

Las presiones políticas, el cuadro inflacionario y el déficit fiscal, llevaron a Fron-

dizi a designar a Álvaro Alzogaray, ministro de Economía y Trabajo, quien sintetizó

su gestión en su célebre frase “hay que pasar el invierno”, en alusión al duro ajuste

financiero que implementó.

La caída de Frondizi significó el retorno del grupo liberal a la función pública y

de allí surgieron cinco ministros de Economía (Jorge Wehbe, Federico Pinedo, Álvaro

Alzogaray, Eustaquio Méndez Delfino y José A. Martínez de Hoz) que se sucederían

rápidamente durante la presidencia de José María Guido. En su breve período presiden-

cial se implementaron políticas erráticas: brusca devaluación, recesión y deterioro de las

finanzas públicas, suba de impuestos y tarifas de servicios públicos.

En 1963 la crisis fue superada y se inició una etapa de recuperación y crecimiento

basado en el incremento de las exportaciones con una política caracterizada por el gra-

dualismo, que pretendía alentar un crecimiento más equilibrado por sobre el desarrollo

de sectores específicos. Los cambios iniciados con el desarrollismo parecieron dar sus

frutos, permitiendo un crecimiento continuo del PBI, del producto industrial y la capa-

cidad de la industria para ocupar mano de obra hasta 1971.

El golpe militar de 1966, autodenominado “Revolución Argentina”, tuvo como

perfil una política antiliberal en lo político, y liberal en lo económico. En cuanto a lo pri-

mero, fue una época de fuertes enfrentamientos sociales en los que se produjo el exilio

de científicos y la llamada “noches de los bastones largos” en que fueron arrestados

profesores y alumnos universitarios. En lo económico, los militares vieron la necesidad

de dar fin a la puja distributiva a través de una demostración de fuerza que recaería

sobre los asalariados y el sindicalismo.

El gobierno de Juan Carlos Onganía se propuso completar el proceso de industria-

lización comandado por el control del capital extranjero. A la criticada gestión de Jorge

Salimei al frente del ministerio de Economía, lo siguió Adalbert Krieger Vasena, cuya

gestión fue respaldada por las principales organizaciones empresarias y el establish-

ment en general. Su plan de gobierno dispuso una devaluación del 40%, se recurrió a

un préstamo del FMI, y se recortó el gasto público para bajar el déficit del presupuesto

que pasó del 40% en los últimos meses del gobierno radical al 14% en 1967.

El Plan Económico arrojó resultados positivos; se produjo un aumento del 5% del

PBI, la inflación de 1967 no superó el 10% y la balanza de pagos tuvo un superávit de

200 millones de dólares. La estabilidad y la redefinición de la relación con organismos

internacionales permitieron al Estado la realización de importantes obras públicas

como por ejemplo la represa de El Chocón, proyectado en el gobierno de Frondizi, que

permitió aliviar la escasez de energía de la zona metropolitana.

Pese al control de la inflación y el crecimiento, el descontento popular explotó en

el “Cordobazo”, que produjo el alejamiento de Krieger Vasena, y su reemplazo por José

María Dagnino Pastore que intentó sin éxito seguir la misma política. A fines de 1969 se

extinguió el peso moneda nacional y fue reemplazado por el peso argentino.

Inflación y conflictividad socialLos gobiernos de Roberto M. Levingston (1970-1971) y Alejandro A. Lanusse

(1971-1973) se caracterizaron por la alternancia de escaladas inflacionarias y aumen-

tos salariales que paliaran los conflictos laborales.

A partir de la asunción de Héctor Cámpora y la posterior llegada de Perón a la pre-

sidencia en octubre de 1973, la cartera de Economía quedó a cargo de José Ber Gelbard,

que intentaría restablecer la alianza social que diera origen al peronismo.

La política económica estaba cimentada en el Pacto Social que permitía las

condiciones para el crecimiento económico, la redistribución del ingreso a favor de los

asalariados, el fortalecimiento del mercado interno, la restricción de la operatoria de

capitales extranjeros y la industrialización. En esta etapa se aplica la política del “compre

nacional”, control de precios, e “inflación cero”.

El lanzamiento del Plan Trienal para la Reconstrucción y la Liberación Nacional

lanzado en diciembre de 1973 estableció pautas en todos los órdenes de la economía

nacional. En cuanto a la industria se procuró la protección de la producción nacional y se

sancionó una nueva ley de inversiones extranjeras. En el ámbito financiero se nacionali-

zaron los depósitos bancarios y se modificó el estatuto del Banco Central. Se establecie-

ron nuevos tributos como el Impuesto a las Ganancias en sustitución del Impuesto a los

Réditos, y se acordaron normas para la coparticipación de los recursos fiscales con las

provincias. También se promulgó la ley de Precios Máximos que intervino los mercados

e impuso la producción de artículos esenciales.

Esta política tuvo cierto éxito, pero sin embargo el plan finalmente fracasaría por

las presiones de empresas transnacionales, la burguesía agropecuaria e incluso el mo-

vimiento obrero que quebrantaría la concertación de intereses necesaria.

En 1974 se comenzaron a ver signos de desequilibrio; la capacidad del Estado

para arbitrar entre los sectores fue disminuyendo y los conflictos aumentaron. Al año

siguiente la crisis había estallado. El reemplazo de Gelbard por Alfredo Gómez Morales

iniciaría la deriva de la política económica del gobierno de Isabel Martínez de Perón.

El nuevo ministro estableció una devaluación del 40% y su reemplazante, Celestino

Rodrigo, llevó esta medida al límite de devaluar un 100% y aumentar las tarifas pú-

blicas en un 200%. Las medidas tomadas generaron fuertes protestas obreras que

terminaron por desestabilizar al gobierno provocando la destitución de José López

Rega, mentor de las cuestionadas medidas económicas. El llamado “Rodrigazo” desató

la crisis económica con una devaluación del 160% para el tipo de cambio comercial y

del 100% para el financiero. El objetivo del programa era combatir la inflación, que

contrariamente se disparó en forma violenta mientras los salarios reales de contarían, y

obligaron a los argentinos a refugiarse en la moneda extranjera. Pero el golpe de gracia

se debió a una cuestión política: la ruptura entre el gobierno y su base política, que

finalmente liquidaría al gobierno de Isabel Perón...

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