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129 129 129 129 129 129 129 129 129 129 PEDRO I. FRAILE 1 1 17 7 7 1 1 17 7 7 CON ON ON ON ONOCER Y VIVIR L OCER Y VIVIR L OCER Y VIVIR L OCER Y VIVIR L OCER Y VIVIR LA BIBLIA A BIBLIA A BIBLIA A BIBLIA A BIBLIA Palabra de Dios en mi vida Palabra de Dios en mi vida ¿Por qué leer la Biblia? ¿Porque forma parte de nuestra cultura? ¿Porque forma parte de las grandes tradiciones religiosas? Estas dos respuestas se quedan cortas. Para el creyente de todos los tiempos, la Biblia no es sólo un libro fundamental de la cultura occidental ni un monumento de espiritualidad del ser humano. El creyente se reconoce en las narraciones bíblicas; se lee a sí mismo en los per- sonajes que obedecen a Dios, que luchan con él o que se asombran ante su misterio entonando un canto de alabanza. Cuando la per- sona religiosa lee con ojos de fe la historia de Abrahán y ve cómo dejó todo sólo por una promesa, o cuando grita a Dios como Jere- mías, o cuando duda en medio de los sufrimientos como Job, dice: «esta historia es mi historia». Yo quiero obedecer como Abrahán, yo lucho con Dios como Jacob, yo grito como Job y yo alabo al Señor con todos los salmistas. El reto para los creyentes no es, por tanto, incluir la Biblia en nuestra mochila como otro libro más. Es buena noticia de Dios para nosotros. Buena noticia que se anuncia en el Antiguo Testamento y que llega a su plenitud en el Nuevo.

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129129129129129129129129129129

PEDRO I.FRAILE

11111777771111177777CCCCCONONONONONOCER Y VIVIR LOCER Y VIVIR LOCER Y VIVIR LOCER Y VIVIR LOCER Y VIVIR LA BIBLIAA BIBLIAA BIBLIAA BIBLIAA BIBLIA

Palabra de Dios en mi vidaPalabra de Dios en mi vida¿Por qué leer la Biblia? ¿Porque forma parte de nuestra cultura?¿Porque forma parte de las grandes tradiciones religiosas? Estas dosrespuestas se quedan cortas. Para el creyente de todos los tiempos,la Biblia no es sólo un libro fundamental de la cultura occidentalni un monumento de espiritualidad del ser humano. El creyentese reconoce en las narraciones bíblicas; se lee a sí mismo en los per-sonajes que obedecen a Dios, que luchan con él o que se asombranante su misterio entonando un canto de alabanza. Cuando la per-sona religiosa lee con ojos de fe la historia de Abrahán y ve cómodejó todo sólo por una promesa, o cuando grita a Dios como Jere-mías, o cuando duda en medio de los sufrimientos como Job, dice:«esta historia es mi historia». Yo quiero obedecer como Abrahán,yo lucho con Dios como Jacob, yo grito como Job y yo alabo alSeñor con todos los salmistas. El reto para los creyentes no es, portanto, incluir la Biblia en nuestra mochila como otro libro más. Esbuena noticia de Dios para nosotros. Buena noticia que se anunciaen el Antiguo Testamento y que llega a su plenitud en el Nuevo.

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11111. Es. Es. Es. Es. Esttttta hisa hisa hisa hisa histttttorororororia es mi hisia es mi hisia es mi hisia es mi hisia es mi histttttorororororiaiaiaiaiaLos cristianos leemos la Biblia y le

damos la categoría de «palabra de Dios».Con ello queremos decir que no es «unapalabra más», por bella e interesante quesea, de las muchas que hay. Hablan lossabios, los científicos, los poetas, laspersonas religiosas... pero a ninguna ledamos este título.

Para los creyentes se trata de una«palabra con autoridad» (viene de Dios)y «autorizada» para que sea «norma» denuestra vida. A mí me puede gustar unpoema de Antonio Machado, o un libroreligioso de Anthony de Mello. Son bue-nos, beneficiosos. Sin duda me ayudan,pero no les doy la autoridad sobre mi vidaporque no los reconozco como «palabrade Dios».

Ahora bien, para los creyentes la Bi-blia no es sólo un libro hermoso sino «ins-pirado». Debemos distinguir: no lo escomo cuando decimos que un poetaestaba aquel día inspirado y ha compues-to una hermosa poesía. Es «inspirado»,aunque algunos textos sean duros, por-que Dios quiere comunicarnos un men-

saje de salvación. Nuestra fe nos dice queDios «se revela», que «se comunica». Unahermosa parábola nos puede ayudar acomprender mejor cómo es Dios, perolos cristianos cuando queremos sabercómo es el Dios de Jesús leemos la pa-rábola del «Buen samaritano».

La Biblia es «palabra de Dios» porquetiene la autoridad de Dios, tiene autori-dad para el creyente, porque Dios nosrevela su salvación y porque es verda-dero. Cuando decimos verdadero deci-mos que es así («amén»), que podemosatestiguarlo con nuestra vida, que no hayengaño ni segundas intenciones... Por-que es palabra de Dios es palabra veraz;pero no confundimos que sea «exacto».Sabemos que no podemos pedir el rigorcientífico de hoy a textos escritos hacedos mil quinientos, o incluso algunos, tresmil año. La palabra de la Biblia es pala-bra verdadera porque afecta a lo esen-cial del hombre y de su misterio, a su sal-vación.

La historia de la Biblia y mi historiaLa historia de la Biblia y mi historiaLa historia de la Biblia y mi historiaLa historia de la Biblia y mi historiaLa historia de la Biblia y mi historiaEl mundo occidental siempre se ha

caracterizado por descubrir la verdad pormedio de la reflexión lógica. Es, sin duda,el gran camino que aporta Occidente.Pero no es el único que nos conduce alcentro de la Verdad misma que es Dios.De hecho, la Biblia nos adentra en elmisterio de Dios no desde la reflexiónfilosófica, sino desde la «narración his-tórica».

Esto es fundamental, pues no se tra-ta de acercarnos a la Biblia con nuestroscriterios científicos, pues nos estrellamos.No podemos hacer preguntas que sedeben responder «filosóficamente» a laverdad que se nos ha comunicado pormedio de una narración. No son contra-

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de la Bibliade la Bibliade la Bibliade la Bibliade la Biblia

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de su misde su misde su misde su misde su misttttterererererio,io,io,io,io,

a su sala su sala su sala su sala su salvvvvvación.ación.ación.ación.ación.

Abajo: Bendiciónde Jacob a su hijo.Izquierda: MarcChagall, sinagogade Hadassah.Derecha: Miniatu-ra de Luigi Merati.

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ÉsÉsÉsÉsÉsttttta es laa es laa es laa es laa es la

vvvvverererererdad de ladad de ladad de ladad de ladad de la

Biblia: elBiblia: elBiblia: elBiblia: elBiblia: el

pueblo y laspueblo y laspueblo y laspueblo y laspueblo y las

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Dios y nos loDios y nos loDios y nos loDios y nos loDios y nos lo

cuentcuentcuentcuentcuentan.an.an.an.an.

El Señor ordenó alos israelitas querecogiesen lacantidad de manáque necesitabanpara cada día.En este platoaparece la gloriadel Señor simboli-zada en la nube.Cf. Éx 16,9-18.

d i c t o -rias, sinoc o m p l e -mentarias.

La «historia»forma parte de laBiblia. Ahora bien, noes la historia tal como la en-tendemos hoy: datos objetivos contras-tados que pueden ser sometidos a aná-lisis sociológicos, económicos, políticos...La Biblia nos cuenta la historia de unDios, de Yahveh, y cómo se ha ido re-lacionando con su pueblo, con Israel. Elnarrador se sirve de personajes y acon-tecimientos reales (Abrahán y las pere-grinaciones patriarcales; Moisés y la li-beración de Egipto; David y su reino; ladestrucción de Jerusalén y el exilio...).Ésta es la verdad de la Biblia: el puebloy las personas han hecho un recorridocon Dios y nos lo cuentan.

La gran tradición de la Iglesia siem-pre ha sido consciente de ello. Con las«verdades de fe» la catequesis iba acom-pañada de «historias sagradas». Ayuda-ban a comprender las grandes gestas, asituar los personajes, a tener este senti-do de la historia. Sin embargo, hemosdescubierto que la Biblia no es interesan-te porque nos cuente lo que les pasó a«otros», al «pueblo de Dios». La Biblia noes la «ilustración» de una fe. Sino que laBiblia contiene en sí misma la historia delas personas creyentes. Es más que unmodelo, es «revelación de Dios».

La Biblia es, por tanto, «historia de lasalvación» de Dios. Dicho de otra forma;los cristianos leemos la Biblia no paradiscutir con los científicos, como si tuvié-ramos unos conocimientos únicos que

nos hadado el

m i s m oDios; los cris-

tianos leemosla Biblia para des-

cubrir la salvación deDios y entrar en ella.

Una de las dificultades que muchaspersonas encuentran es precisamente quesea la historia de un pueblo, el de Israelque, ni es ejemplar, ni nos toca directa-mente. Una de las dificultades que en-contramos es la pregunta ¿por qué Israeles el pueblo elegido de Dios? Según nuestroesquema se «elige» lo mejor de una se-rie; o si no es lo mejor, lo que más ex-pectativas crea en nuestra intención. Estofuncionaría si la «elección» tuviera que vercon los méritos presentados o con los de-seos a satisfacer. Pero la elección bíbli-ca tiene que ver con el «amor». Según esto,Dios elige a Israel no porque fuera el quemás méritos tuviera, ni porque era el quemás expectativas de futuro pudiera pre-sentar. Dios lo elige porque «se enamoróde él» (Dt). La fe bíblica no es individua-lista en el sentido que cada uno debe hacersu recorrido; él solo. La fe bíblica es co-munitaria; se hace con los otros. Se hacecaminando juntos... se hace como pue-blo. Pero se hace también respondiendoa la voz de Dios en el corazón. Cada unotiene que hacer el camino. No vale pen-sar «que otros ya lo han hecho». La feno se hereda, como se hereda el color delpelo o el carácter. La fe se transmite porla palabra y el testimonio; por la pala-bra se comunica, se ilumina, se anuncia;por el testimonio se hace vida y esperan-za.

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Historias humanas-historiasHistorias humanas-historiasHistorias humanas-historiasHistorias humanas-historiasHistorias humanas-historiasdivinasdivinasdivinasdivinasdivinas

Decimos «mi historia» porque el Diosbíblico no nos cuenta historias inaccesi-bles a nosotros. No es «historia ficción»de personajes fantásticos a la vez queajenos. Son historias «reales» de per-sonas que han amado y han pecado;que han creído y que han dado la es-palda a Dios.

Pueden ser «historias divinas» por serprofundamente humanas.

Cada uno de nosotros puede versereflejado en ellas porque las pasiones,las inquietudes, las tentaciones, las vir-tudes son las mismas.

El pecado que comete David cuandose enamora de una mujer que no es lasuya es el pecado de tantos hombres ymujeres hoy; la tentación de pensar queDios ha desaparecido de la vida delpueblo y que éste está a la deriva –comole pasó a Moisés– es actual hoy. Las bús-quedas de Abrahán son las búsquedasdel hombre de hoy.

Las historias bíblicas son nuestra his-toria. No leemos la Biblia para divertir-nos, ni para discutir con nadie. Leemosla Biblia con los ojos de la fe para des-cubrir el paso de Dios hoy por nuestropueblo y por nuestras vidas sencillas ala vez que importantes.

2. Abrahán: de la búsque-2. Abrahán: de la búsque-2. Abrahán: de la búsque-2. Abrahán: de la búsque-2. Abrahán: de la búsque-dadadadada a la obedienciaa la obedienciaa la obedienciaa la obedienciaa la obediencia

La experiencia humanaLa experiencia humanaLa experiencia humanaLa experiencia humanaLa experiencia humanaCon frecuencia nos encontramos con

personas inquietas. Inquietas por su fu-turo porque tienen ambición, o inquie-tas por las grandes preguntas que una yotra vez vuelven a su vida. Puede ser queesta persona, si es religiosa, busque unapalabra en Dios. Pero, ¿qué Dios? ¿Valecon el Dios de los padres? ¿Es suficien-te la fe heredada o hay que ponerse encamino? ¿No es mejor conformarse conlo que ya sabemos? ¿Y si en el caminose pierde incluso las pocas seguridadesque nos quedan? ¿Hay que fiarse de losotros o hay que rechazarles? ¿Hay quepartir de las seguridades o es mejor nofiarse de nada ni de nadie, el escepti-cismo absoluto? ¿Juega Dios con nues-tros sentimientos?

La experiencia de AbrahánLa experiencia de AbrahánLa experiencia de AbrahánLa experiencia de AbrahánLa experiencia de AbrahánAbrahán es descrito como alguien que

vive en su casa con su familia. Debemossuponer, por tanto, que tiene sus segu-ridades. Podría llevar su vida sin máscomplicaciones. Podría seguir la reli-gión de sus padres. Un día escucha unallamada que le dice «ponte en camino ala tierra que yo te mostraré» (Gn 12,1).Es lo mismo que decir: desinstálate, mué-vete, deja tus seguridades y arriésgate.

Es más. Parece que Dios se le está rien-do, porque las dos promesas son absur-das: a una persona anciana cuya mujeres estéril le dice que va a ser padre deuna multitud como las arenas de la pla-ya o las estrellas del cielo. A una familiade itinerantes les promete que les daráuna tierra y que la habitarán (Gn 15,1-5;18; 22,17).

Abrahán puede tener el pecado de laosadía, de la imprudencia... o puedecorrer el riesgo de la fe. Abrahán se arries-ga a pesar de que su mujer, Sara, se leríe. Abrahán tiene la osadía de albergaren su casa a unos personajes extrañose invitarlos a la mesa; ellos serán los queanunciarán una buena noticia tantasveces esperadas y tantas veces frustra-das: va a ser el padre de un niño (Gn18,10-15). Cuando la promesa de Diosparece que se va a cumplir, Dios pare-ce que se riera de nuevo del pobre y buenAbrahán: quiero que sacrifiques a tu hijo

AAAAAbrbrbrbrbrahán haahán haahán haahán haahán ha

pasado a serpasado a serpasado a serpasado a serpasado a ser

modelo delmodelo delmodelo delmodelo delmodelo del

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monomonomonomonomonottttteíseíseíseíseístttttas oas oas oas oas o

prprprprprooooofffff éticas.éticas.éticas.éticas.éticas.

«El profetaJeremías». Marcode Berlinghiero.Miniatura dels. XIII.

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(Gn 22). La prueba de que la fe deAbrahán es segura se manifiesta aquí;sabe que Dios no le va a fallar y decideobedecerle. Es obediencia en la fe; noobediencia ciega a un destino cruel, sinoa una promesa anterior: «multiplicaré tudescendencia». El «aquí estoy» deAbrahán (Gn 22,11) no es un juego depalabras, sino una actitud de fe confia-da a la vez que obediente.

Abrahán, padre en la feAbrahán, padre en la feAbrahán, padre en la feAbrahán, padre en la feAbrahán, padre en la feAbrahán ha pasado a ser modelo del

creyente en las tres grandes religionesmonoteístas o proféticas. Primero por-que creyó «contra toda esperanza» la pro-mesa que le había hecho Dios. Despuésporque no dudó en hacer lo contrario alo evidente (sacrificar al hijo de la pro-mesa) sólo porque Dios se lo había pe-dido. El valor de Abrahán es ponerse encamino; ser un buscador, y dejar sinmiedo que le visitase Dios por medio deaquellos desconocidos. El valor deAbrahán es la integridad de su vida y lafe en un Dios personal que se le comu-nica en la historia, no al margen de lahistoria. Las personas son mediaciones;unas veces como estorbo (Sara descon-fía), otras como don precioso: Isaac.

El recorrido de Abrahán es actual por-que ninguno de nosotros puede presu-mir de no tener que hacer el camino dela fe y de paso la prueba. Cada uno ten-drá las suyas; tendrá que dejar sus segu-ridades (la casa paterna, sus dioses) y co-rrer el riesgo de una fe que no sabes bienadónde te puede llevar. La fe bíblica tellevará a decir «hinnení» (heme aquí)aunque lo digas con los ojos llorosos.

La experiencia de Abrahán es que Diosni se goza en el sufrimiento ni falla. Sucamino es para buscadores, pero busca-dores que saben acoger el misterio del másgrande.

3. Jer3. Jer3. Jer3. Jer3. Jeremías: la escucemías: la escucemías: la escucemías: la escucemías: la escuchahahahahadel Dios del Dios del Dios del Dios del Dios incómodoincómodoincómodoincómodoincómodo

La experiencia humanaLa experiencia humanaLa experiencia humanaLa experiencia humanaLa experiencia humanaLa fe puede ser una alegría, una go-

zada, una suerte maravillosa... o puedeser fuente de conflictos, de tristezas, decombates internos. Se puede dar graciaspor el don de la fe, o se puede protestara Dios diciendo por qué a mí; por quéyo... ¿Acaso no soy el hazmerreír de lagente? ¿No sería mi vida más feliz si fueracomo todos? Ser creyente no es sinóni-mo de vivir en paz. Es más; muchas ve-ces es sinónimo de vivir en tensión, encontradicciones, en confrontación conpersonas que hacen mofa y escarnio.

La experiencia de JeremíasLa experiencia de JeremíasLa experiencia de JeremíasLa experiencia de JeremíasLa experiencia de JeremíasJeremías ha pasado a la historia por

ser un personaje amargado: «lloras másque Jeremías», se dice aún en algunossitios. En efecto, de él nos han llegadolas confesiones (Jer 11,18-12,6; 15,10-21; 17,14-18, 18,18-23; 20,7-18); son,sin duda, sus textos más significativos.

Jeremías es un «hombre de Dios desdeel seno materno» (Jer 1,5). No podemosdecir, por tanto, que sea un converso, oun trabajador «de la última hora», comodirá la parábola del Evangelio. Jeremíasha recibido la vocación siendo aún unmuchacho y la ha aceptado (Jer 1,6).

Las hisLas hisLas hisLas hisLas histttttorororororiasiasiasiasias

bíblicas sonbíblicas sonbíblicas sonbíblicas sonbíblicas son

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y han pecado;y han pecado;y han pecado;y han pecado;y han pecado;

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dado la espal-dado la espal-dado la espal-dado la espal-dado la espal-

da a Dios.da a Dios.da a Dios.da a Dios.da a Dios.

David toca el arpapara animara sus soldados enla batalla.Federico Ferrario(1700).

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Vive en una aparente contradicción:desea que Dios hable (Jer 15,16) y sinembargo lo vive con angustia (Jer 15,10).Su misión se convierte con frecuenciapara él en burla y escarnio (Jer 15,17-18). Tiene que nadar contra corriente;tiene que predicar lo que no quieren oír.Cuando todos, pueblo y políticos, dicenque la salvación viene de las tropas egip-cias, que salvarán a Jerusalén de su ase-dio, él dice de parte de Dios que no hayremedio, que el pecado del pueblo hallegado a su límite y es mejor que nopongan resistencia. Jeremías es golpeadoy condenado a muerte. Jeremías se en-frenta con un falso profeta que halaga-ba los oídos de Jerusalén (Jer 28).

Jeremías es el hombre que sufre porser fiel a su vocación; por eso grita y pro-testa y llega incluso a decir que hubierasido mejor si no hubiera vivido (Jer20,14-18). Un profeta trágico, sufriente,nada tranquilizador de conciencias.

¿En qué Dios creemos?¿En qué Dios creemos?¿En qué Dios creemos?¿En qué Dios creemos?¿En qué Dios creemos?El gran riesgo de todos los creyentes

es hacernos un Dios según nuestros pre-juicios o a nuestra imagen y semejanza.Puede ser que nos construyamos un Diosjuez y severo, que no transige con el malhasta el punto de que está siempre irri-tado y con mala cara. ¿No será que no-sotros somos así y proyectamos en Diosnuestra forma de ver el mundo y a losdemás? Puede ser, por el contrario, quenos hagamos a la idea de un Dios bona-chón, el abuelete que es cómplice con losnietos frente a los padres y les pasa todo,o un «papa Noel» que va repartiendo re-galos y dulces.

El Dios revelado en Jeremías es, sinembargo, un Dios desconcertante y exi-gente. Por una parte llama: Jeremías sesabe enviado por Dios; por otra le envíaa una misión que la vive como fuente detensión. ¿Puede ser esto así? ¿No serámejor no creer? El Dios de Jeremías esun Dios que no se deja manipular. Ja-nanías es un falso profeta que dice ha-blar en nombre de Dios. ¡Tremendo des-concierto! ¿A quién hacer caso? ¿Quiéndice la palabra de Dios? ¿El que pronun-cia lo que nos gusta o el que dice la ver-dad aunque no nos guste y nos moles-te? El Dios bíblico da la felicidad, da lavida; su palabra es verdadera, pero estono quiere decir que sea siempre agrada-ble a nuestros oídos o que coincida connuestras apetencias en cada momento.¿Cuándo leo la palabra de Dios la sien-to como interpelante o como droga cal-mante que me da la razón?

4. Jonás: las con4. Jonás: las con4. Jonás: las con4. Jonás: las con4. Jonás: las conviccionesviccionesviccionesviccionesviccionescontrcontrcontrcontrcontrararararariadasiadasiadasiadasiadas

La experiencia humanaLa experiencia humanaLa experiencia humanaLa experiencia humanaLa experiencia humanaLas personas solemos tener unas ideas

fundamentales en torno a las cuales or-ganizamos nuestra vida: son nuestrosprincipios. Principios éticos, principiosreligiosos, principios políticos. En la in-fancia recibimos de nuestros padres, pro-fesores y entorno social. En la adolescen-

Jeremías es santi-ficado. Vidriera dels. XIII, París,Sainte-Chapelle.

«...Y Jonás estuvoen el vientre del peztres días y tresnoches». Códice dela Biblia llamadaTrivulziana, mitaddel s. XIV.

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cia decidimos que no valen y que que-remos tener los nuestros propios. En lajuventud tenemos principios universalesy por lo general generosos; en la madu-rez aparece la sensatez y vamos aquila-tando los que moverán el resto de nuestravida. Por eso mismo, cuando una per-sona que tiene, más o menos claro lo quepiensa y ve que de repente todo se lecae... decimos que se le «caen los palosdel sombrajo». Contamos con imprevis-tos, con dificultades, pero no con que senos venga abajo las columnas sobre lasque edificamos nuestra vida.

La durísima experiencia de JonásLa durísima experiencia de JonásLa durísima experiencia de JonásLa durísima experiencia de JonásLa durísima experiencia de JonásJonás es una buena persona y un

buen judío. Sabe qué agrada a Dios y loque le contraría. Sabe que Dios es jus-to, que premia y castiga. Es más, ha re-cibido de Dios mismo una palabra pro-fética. Por lo cual debería sentirse privi-legiado y halagado. Jonás conoce bienla política de su tiempo y ha oído hablarde Nínive, la gran ciudad impía dondeabundan los ídolos abominables, don-de la gente no respeta los mandamien-tos de Dios y donde la sangre se derra-ma por doquier. Nínive está, sin duda,llamada a la destrucción. La palabra deDios le dice, sin embargo, que tiene queir a Nínive para que anuncie un castigovenidero, el pueblo tenga tiempo de con-vertirse y se pueda salvar.

Jonás no sólo no lo entiende, sino quese niega a obedecer: Nínive debe serdestruida. Jonás desobedece y huye; seva justo hacia el oeste, hacia Tarsis, parahuir de la misión. Después de muchasperipecias Jonás predica la conversióny Nínive se convierte. Como el hermanomayor de la parábola de Lucas, Jonásse enfada (4,1) y le pide a Dios que lequite la vida porque su soberbia no so-porta ver que los pecadores se hayansalvado. Por segunda vez, Dios le corri-ge. Por medio de una ramita de un ár-bol donde se había cobijado y que sehabía secado, el Señor le hace compren-der a Jonás dónde está lo importante ydónde lo secundario.

¿Quién corrige a quién?¿Quién corrige a quién?¿Quién corrige a quién?¿Quién corrige a quién?¿Quién corrige a quién?No es difícil encontrar entre gentes

religiosas personas que se atreven aenmendar la plana a Dios. Cuando seinsiste en que el Dios Bíblico es un Dios

de amor y de misericordia, no falta quiendiga: «Sí, pero antes es justo».

A Dios le salen con frecuencia aboga-dos que lo quieren defender y corrigenotros textos bíblicos. Son como Jonás quese enfada porque Dios es misericordio-so y él está convencido de que se haequivocado. La fe supone no el decirlea Dios cómo tiene que actuar, o cómodebe comportarse en el mundo, sino enabrirse a su acción siempre desconcer-tante a la vez que iluminadora. El Diosbíblico no permite ser reducido a un ídoloque cogemos y dejamos, que castigamoso premiamos, que engañamos con nues-tras mentirijillas y le hacemos ir por dondenosotros queremos. El Dios del AntiguoTestamento se revelará en plenitud enJesús de Nazaret, el Cristo de Dios.

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la palabrla palabrla palabrla palabrla palabraaaaa

de Dios?de Dios?de Dios?de Dios?de Dios?

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o el qo el qo el qo el qo el que diceue diceue diceue diceue dice

la vla vla vla vla verererererdaddaddaddaddad

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gusgusgusgusgusttttte y nose y nose y nose y nose y nos

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PPPPPARA UN TRABARA UN TRABARA UN TRABARA UN TRABARA UN TRABAJO EN CAJO EN CAJO EN CAJO EN CAJO EN COMÚNOMÚNOMÚNOMÚNOMÚN

11111. Descubr. Descubr. Descubr. Descubr. Descubrir la Biblia:ir la Biblia:ir la Biblia:ir la Biblia:ir la Biblia:

a) Objetivo: Plantearnos qué importancia tiene la Biblia para nosotros y qué lugar ocupa ennuestra fe.

b) Propuesta de diálogo:- ¿Qué libros o revistas leemos con más frecuencia? ¿Uno de ellos es la Biblia?- ¿Cuándo y con quién leemos la Biblia? ¿Solos, en familia, en el grupo? ¿Sólo la escucha-

mos en la liturgia?- ¿Cómo nos acercamos a la Biblia? ¿Sólo como un libro interesante o como una palabra de

Dios que ilumina y afecta a mi vida?- ¿Qué libros son más fáciles de leer del Antiguo y del Nuevo Testamento? ¿Con qué per-

sonajes bíblicos me identifico más? ¿Quiénes son más atractivos para mí?- ¿Qué dificultades encuentro para leer la Biblia de una forma personalizada, interiorizada?

2. T2. T2. T2. T2. Teeeeextxtxtxtxto paro paro paro paro para ora ora ora ora orararararar: 1 R: 1 R: 1 R: 1 R: 1 Re 1e 1e 1e 1e 19, 9-19, 9-19, 9-19, 9-19, 9-122222

a) Leer el capítulo anterior para situar el texto. Lectura de 1 Re 19,9-12b)¿Por qué huye Elías? ¿Cuál es su imagen de Dios? ¿Hay que defender a Dios?c) ¿Cómo y en qué se revela el Dios bíblico? ¿En qué deberíamos cambiar nuestra imagen

de Dios?

3.3.3.3.3. OraciónOraciónOraciónOraciónOraciónHáblame, Señor, y entra en mi vida.

Hazme, Señor, pobre de espíritu.Hiéreme, Señor, en mis entrañas.

Grita a mi oído cuando te evite.Abre mis ojos cuando me ciegue.

Sosténme cuando tropiece.

Si tú me buscas, que no te rehúya,si tú te me cruzas, que no te aparte,

si tú me ardes, que no te apague.

Ojalá fuera oyente de tu palabra,ojalá aprendiera en la escuela de tu Hijo,

ojalá te buscara en el corazón de mis hermanos.

Tu voz resuena en mi vida,mi historia bien la conoces,¡Dame la dicha de los hijos!