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LA LLEGADA DE LOS JUDÍOS A COSTA RICA
Sara Befeler Taitelbaum
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A mis queridos esposo, hijos y nietas que siempre tengan presente de donde
venimos y quienes somos.
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LA LLEGADA DE LOS JUDÍOS A COSTA RICA
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Contenido
INTRODUCCIÓN .................................................................................................................. 5
LOS JUDÍOS ESPAÑOLES Y SU CONTRIBUCIÓN AL DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA ............................................................................................................................. 8
Los judíos de España ....................................................................................................... 8
El descubrimiento de América ........................................................................................ 16
LA INQUISICIÓN EN COSTA RICA Y EL CASO DE ESTEBAN COURTI. CONSIDERACIONES ........................................................................................................ 26
LOS PRIMEROS SEFARDITAS EN COSTA RICA ............................................................ 33
LOS JUDÍOS ASHKENAZITAS .......................................................................................... 50
Antecedentes .................................................................................................................. 50
Los judíos llegan a Polonia ............................................................................................. 51
La inmigración judía polaca a Costa Rica ....................................................................... 54
Las campañas antisemitas de 1933-1941. ..................................................................... 63
CONSIDERACIONES FINALES ........................................................................................ 68
ANEXO I. LÁPIDAS EXISTENTES EN EL CEMENTERIO EXTRANJERO ...................... 70
ANEXO II. INFORME DE LA COMISIÓN DEL CONGRESO SOBRE LA SITUACIÓN DE LOS POLONESES EN COSTA RICA. ............................................................................. 106
ANEXO III. RESPUESTA DE LA COLECTIVIDAD ISRAELITA RESIDENTE EN COSTA RICA ................................................................................................................................. 135
FUENTES ......................................................................................................................... 150
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INTRODUCCIÓN
Desde hace muchos años y sobre todo cuando era estudiante de la Escuela de
Historia, tenía la inquietud de realizar algún trabajo sobre el tema de la migración
judía a Costa Rica. Ya varios de estos capítulos han sido publicados en revistas
universitarias. Pero es en esta obra que recopilo y completo algunas de las ideas
que quería plasmar.
El primer capítulo que se titula “Los judíos españoles y su contribución al
descubrimiento de América,” contiene una breve explicación del desarrollo y
aporte cultural que los hebreos realizaron en España, en una época donde el resto
de Europa permanecía en el oscurantismo medieval. Su expulsión en el año
1492, coincide con el descubrimiento del Nuevo Mundo. Este hecho hace que
muchos de ellos habiten en estas tierras como “cristianos nuevos” con su
identidad escondida, pues era prohibida su llegada. Conocemos de estos casos,
solo prácticamente a través de la documentación de la iglesia, pues es por medio
de los “juicios de la inquisición,” que sabemos de su existencia. La documentación
que por mucho tiempo permaneció inaccesible al estudioso, desde el siglo pasado,
esta información se empezó a conocer y a pesar de que por diferentes razones,
mucha de ella se ha perdido, proporciona un valioso recurso de investigación para
los historiadores modernos. Se sabe, que los judíos no solo llegaron a América,
sino que participaron en su conquista y colonización.
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El segundo capítulo, reviste de gran importancia, ya que cuenta con la
particularidad, de ser el único juicio de la inquisición que toca a Costa Rica: “ El
caso de Esteban Courti:”
Esta región aislada de la administración española, precisamente por su condición
de separación, algunos consideran que muchas familias se instalaron, pues
representó un buen refugio para estos cripto-judíos. Al respecto no hay ningún
estudio con fuentes historiográficas confiables que puedan comprobar este hecho,
a excepción de algunos casos de conquistadores cuyas familias fueron
perseguidas por “judaizantes”.
El tercer capítulo, titulado “Los primeros judíos sefarditas en Costa Rica” (que
antecede a la llegada de los judíos de Europa Oriental llamados askenazitas),
formaron una comunidad más o menos a partir de la segunda mitad del siglo XIX,
procedente de las islas del Caribe, principalmente de Saint Thomas, Jamaica y
Curazao.
Este grupo mantuvo por varias generaciones su identidad, casándose entre ellos y
con familiares traídos de sus mismos lugares de procedencia, pero esto empezó a
cambiar a partir de la segunda mitad del siglo XX, asimilándose al medio
costarricense.
La principal fuente de información en relación con este grupo se identificó a través
del Cementerio Extranjero ubicado en San José y entrevistas con algunos de sus
descendientes, etc. El primero en estudiar esta comunidad a través de esta fuente
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fue el Dr. Miguel Guzmán Stein, quien realizó un trabajo exhaustivo en este campo
santo, al cual hago referencia en dicho capítulo.
El cuarto y último capítulo titulado “Los judíos askenazitas”, explora la llegada de
inmigrantes provenientes de Europa Oriental en el siglo XX, principalmente de
Polonia y en menor grado de Alemania, Austria, Rumania, etc. Además se hace
mención de como era su vida en esos países antes de la Segunda Guerra
Mundial. Por ser mayoritariamente provenientes de Polonia, la expresión “polaco”
en aquel entonces y hasta hoy en día es sinónimo de judío.
Dos oleadas son las que arriban a Costa Rica, una a partir de los años veinte y
principios de los treinta hasta antes de la guerra y otra cuando finaliza la Segunda
Guerra Mundial, después de 1945 en su mayoría familiares de la primera
migración. También se hace referencia a los movimientos antisemitas antes,
durante y después de la guerra, en parte como consecuencia de la influencia nazi
que existía en el país.
Por último, Costa Rica le brindó a los judíos un hogar caluroso para desarrollarse
como ciudadanos y hoy conforman una comunidad, con la mayoría de las
instituciones necesarias, para mantener su propia identidad y contribuir
positivamente a esta sociedad.
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I
LOS JUDÍOS ESPAÑOLES Y SU CONTRIBUCIÓN AL DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA
Los judíos de España
Para el catedrático en historia judía de la Universidad Hebrea de Jerusalem, Haim
Beinart, autoridad mundial en el judaísmo sefardita, la historia de los judíos en
España, no fue precisamente un camino de rosas. Inaugurando un congreso
internacional sobre la materia, en enero de 1992 en Jerusalem, Beinart destacó
que la comunidad judía de España, la mayor del mundo durante la Edad Media,
fue arrasada por la Corona Española y la Iglesia Católica. De seiscientos mil
judíos que la componían, doscientos mil fueron asesinados por negarse a
convertirse al cristianismo, otros doscientos mil fueron obligados a la conversión y
al final del proceso, en 1492, fueron expulsados los doscientos mil restantes.
El hecho más sobresaliente de los judíos sefarditas o hispano-portugueses, está
en lo prolongado de su permanencia en un mismo territorio: en la Península
Ibérica. Se inició, según el conocimiento que tenemos, en el siglo I, de nuestra
era. Posiblemente con anterioridad a la destrucción del templo en el año 70, esta
presencia creció en forma natural y orgánica. Se crearon primero los
asentamientos en las pequeñas ciudades costeras, seguidas de una colonización
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más diseminada tierra adentro a través de toda la península. Después de la
invasión musulmana en el año 771, los judíos se hicieron prósperos y poderosos,
tanto en las regiones cristianas como en las musulmanas de España, a la vez que
hicieron importantes aportes en sus respectivos ámbitos culturales y sociales.
Toda esta situación llegó a un fin violento, en España en 1492, con la expulsión y
en Portugal cinco años más tarde, mediante las obligadas conversiones masivas.
Los primeros colonos judíos en la Península Ibérica provenían de Tierra Santa, ya
sea directamente o vía Roma. Ellos llevaban consigo una tradición palestina
heredada del periodo romano tardío, reforzada más tarde por influencias del
centro nacional judío de Babilonia, durante su florecimiento.
Con algunas de las cláusulas de las deliberaciones del Sínodo de Elvira en el siglo
IV, se trató de reglamentar las relaciones entre judíos y cristianos. Algunas de
ellas prohibían a los cristianos y a sus sacerdotes compartir comidas con los
judíos e intentaban crear otras barreras para impedir la comunicación social entre
judíos y cristianos. Estas restricciones eran indicaciones de realidades que se
vivirán más adelante.
El periodo del régimen visigodo en España se extendió desde comienzos del siglo
V hasta inicios del siglo VIII. La persecución activa empezó cuando el rey
Recaredo renunció al arrianismo y se convirtió al catolicismo en el año 586. La
Iglesia y el Estado estaban unidas y en el año 589 promulgaron las primeras leyes
para forjar una política anti-judía, que se hacían más restrictivas de un sínodo al
siguiente.
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En el 613, el rey Sisebuto decretó que los judíos de su reino debían optar entre
aceptar el cristianismo o irse. Muchos judíos cruzaron los estrechos hacia el norte
de África. Los que se quedaron formaron la primera comunidad de conversos en
España.
En el cuarto Sínodo de Toledo, celebrado en 633 durante el reinado de Sisenando,
se dio una nueva serie de restricciones:
“…quienes provienen de judíos, es decir, los conversos y sus descendientes, tenían prohibición de ocupar algún cargo público que les confiriese autoridad sobre cristianos”.
La importancia de esta medida radica en su efecto retardado en el siglo XV,
cuando se debatió públicamente si los conversos podían ocupar legalmente
cargos públicos, en el marco de una sociedad cristiana. El resto del dominio
visigodo en España representa un prolongado periodo de persecución, durante el
cual fue imposible forma alguna de creatividad judía. La iglesia y el estado,
además, se unieron para imponer la idea de una sociedad meramente cristiana en
la cual los judíos no tenían cabida.
El estado visigodo finalizó con la conquista árabe en el 711, cuando casi toda la
península cayó en manos del invasor musulmán. Esta invasión creó nuevas
condiciones para el restablecimiento de la vida judía en la Península Ibérica. No
tardó su exclusión de la tenencia de tierras mediante tributaciones prohibitivas; así
se les convirtió cada vez más en habitantes de las ciudades. Tampoco tardó
mucho en hacerse sentir el efecto de este proceso. Ya en el siglo X, en el Al
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Andalus se apreciaba un importante surgimiento de actividad cultural judía.
Córdoba, una ciudad de cerca de medio millón de habitantes, se convirtió en un
centro de estudio bajo el liderazgo de Chasdai Ibn Shaprut (915-970), un famoso
médico, erudito y diplomático. Shaprut fue el primer judío cortesano de la España
musulmana. Durante el siglo siguiente, la figura más llamativa fue la de Samuel
Ha Naguid, poeta, hombre de letras y estadista quien se convirtió en visir del emir
de Granada.
Otro gran centro fue Zaragoza, hogar de Yehutiel Abu Isaac Ibn Hassan, consejero
de Muder II. A partir de aquí se restablecieron las bases de los estudios hebreos.
La segunda mitad del siglo XI, especialmente en el reinado de Alfonso VI, fue un
periodo de gran expansión del asentamiento de judíos en regiones al norte de
España. Este patrón continuó durante el siglo XII, a medida que la reconquista se
extendió a Aragón y Cataluña.
Toledo fue conquistada por Alfonso VI en 1085. Los judíos de Toledo
permanecieron en su barrio al sudoeste de la ciudad donde tenían una fortaleza.
En poco tiempo, Toledo, se había convertido, en el mayor asentamiento judío en
España, debido en parte a la presencia, de una gran personalidad que estaba
entonces al servicio del rey Alfonso, Yosef ha Nassi Ben Ferriguel, más conocido
como Cidellus, médico de Alfonso, quién tenía mucho poder.
Durante los siglos XII y XIII, Toledo se convirtió uno de los centros de cultura
europea. El proceso se había iniciado con Alfonso VI, pero llegó a su punto
culminante con Alfonso VIII, cuando un grupo de eruditos judíos y clérigos
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cristianos fundó un colegio de traductores que adquirió gran renombre. Se
tradujeron al latín numerosas obras claves de la literatura árabe y hebrea, y en el
trabajo de traducción fue marcada la participación judía. El conocido matemático
Juan de Sevilla, judío converso, tradujo textos de medicina, filosofía y astronomía,
permitiendo a occidente conocer muchas de las obras de Platón y de Aristóteles;
todo esto en un momento en el cual en el resto de Europa se vivía en el
oscurantismo. España conoció las obras de la antigüedad clásica gracias al
trabajo de estos traductores.
El judío maestro, Pedro de Toledo, tradujo el Qur´an en 1143. El hebreo se
utilizaba a menudo como idioma intermedio hasta bien entrado el siglo XIV. La
gran obra de Maimónides, una proeza filosófica, literaria y espiritual, con su Guía
de los Perplejos, completada en 1190, fue escrita en árabe, pero fue conocida a
través de su traducción hebrea y más tarde fue traducida al latín. Tuvo un enorme
impacto en el academismo cristiano; ejerció su influencia en Alberto Magno y
Tomás Aquino.
Otro contribuyente a la cultura española, Santob de Carrión (1312-1350),
dominaba el hebreo y el español con la misma fluidez. Sus Proverbios Morales,
en español, en los que se aplica la ética hebrea a la vida cotidiana, constituye una
de las obras originales del idioma español y un documento clave como testimonio
de la influencia judía en la cultura de la Edad Media. A través de este libro, las
ideas judías penetraron la literatura y filosofía de España.
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Se podrían mencionar muchos otros nombres, en matemáticas por ejemplo el de
Abraham Har-Heijya de Barcelona; y en cartografía el de Abraham Cresques de
Mayorca, su hijo Yehuda y el de Abraham Zacuto de Salamanca, cuyo Almanaque
Perpetuum de finales del siglo XV, ayudó a Colón a realizar los cálculos de su
gran travesía y a perfeccionar el astrolabio.
Debe hacerse mencionar que la actividad creativa y cultural judía en España se
inspiró en el gran centro de estudios judíos de Babilonia, al cual apoyaban
activamente.
Durante la última fase de la Reconquista: la guerra contra Granada, los monarcas
católicos ya habían decidido la expulsión total. Esta decisión era el resultado de
un proceso que se había iniciado en 1391, en el que se dieron pogroms y
conversiones forzadas, a la renuncia voluntaria a su credo y nación. Tomás de
Torquemada fue el arquitecto de esta decisión.
Los disturbios empezaron en Sevilla en junio de 1391. Enardecida por un
sacerdote fanático – Fernando Martínez – la turba saqueó e incendió propiedades
judías y asesinó a cuatro mil de ellos. Desde Sevilla, la violencia se extendió por
toda España. Numerosas comunidades fueron totalmente destruidas. Miles de
judíos se mantuvieron firmes en su fe y se sometieron al martirio. Otros miles se
convirtieron al cristianismo para salvar sus vidas. La presencia de estos
doscientos mil cristianos nuevos en contra de su voluntad, habría de constituir uno
de los problemas sociales y religiosos más graves en España y en las posesiones
de ultramar, como lo expresa Américo Castro en su obra, La Edad Conflictiva.
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Muchos huyeron al norte de África y se inició una ola de emigración hacia Israel.
Así se constituyó el fundamento del judaísmo sefardita fuera de España.
Inmediatamente después de las conversiones masivas, tanto la iglesia como la
corona se esforzaron por erigir barreras entre los cristianos nuevos y sus antiguos
correligionarios. Se les obligó a vivir en lugares separados y fue finalmente la
expulsión la que logró separarlos.
En 1460, el fraile Alfonso de la Espina propuso la idea de la expulsión total de
todos los judíos de España. La perspectiva se acercó a la realidad cuando los
monarcas católicos Fernando e Isabel, accedieron a los tronos de Aragón y
Castilla y unieron con su matrimonio, los dos reinos en un estado cristiano. El
estado tenía dos poderosos aliados para este fin. Uno era el fraile dominico
Tomás de Torquemada, padre confesor de la reina Isabel; el otro era la Santa
Hermandad, una fuerza policíaca organizada con el propósito de mantener una
situación pacífica mediante la represión.
La inquisición española, fundada en 1478 cuando ya era una institución en
decadencia en el resto de Europa, inició sus funciones en Sevilla en 1481. Así
empezó la práctica de quemar judíos y conversos en la hoguera.
El 31 de marzo de 1492, los reyes católicos firmaron la orden de expulsión de los
judíos. Durante un mes se mantuvieron desesperadas negociaciones en las
cuales tomaron parte Isaac Abrabanel, ministro de finanzas y Abraham Senior
(quien ayudó a financiar el primer viaje de Colón). Pero la anulación de la orden
de los Reyes Católicos fue imposible. Dicho edicto disponía, entre otras cosas:
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“Mandar salir a todos los judíos de nuestros reynos, que jamás tornen, ni vuelvan á ellos, ni á algunos dellos, á sobre ellos, á sobre ello mandamos a dar esta Carta, por la qual mandamos a todos los judíos é judías de cualquier edad que seyan, que viven é moran é están en los dichos reynos é señoríos, ansi los naturales dellos, como los non naturales que en cualquier manera é sombra ayan venido ó estén en ellos, que fasta en fin deste me de julio, primero que viene deste presente año, salgan con sus hijos é fijas é criados é criadas, é familiares judíos, así grandes como pequeños, de cualquier edad que seyan, é non seyan osados de tornar a ellos de viniendo ni de paso, nin en otra manera alguna, so pena que, si lo non ficieran é cumplieren así, é fueren fallados estar en los dichos nuestros reynos é señoríos ó venir a ellos en cualquier manera, encierran en pena de muerte é confiscación de todos sus bienes, para la nuestra Cámara é fiscos en las cuales dichas penas caigan é incurran por el mismo fecho é derecho sin otro proceso, sentencia ni declaración. E mandamos é defendemos que ninguna, ni algunas personas de los dichos nuestros reynos, de cualquier estado, condiciones é dignidad, nos seyan osados de recibir, nin reciban, nin acojan, nin defiendan nin pública nin secretamente judío ni judía, pasado todo el dicho término de fin de julio en adelante, para siempre jamás…”1
En la orden se afirma que los judíos mismos son los responsables de su propia
expulsión. “Mientras hayan judíos en España no puede caber la esperanza de que
los conversos puedan librarse de su pasado judío. Así, los judíos están
bloqueando la asimilación de los conversos a la sociedad cristiana.”2 Quienes
redactaron la orden sabían que algunos preferían convertirse para no partir, y así
sucedió. Un decreto real, instigado por la iglesia, puso fin en forma súbita a más
de mil años de vida y de creación del judaísmo español. Después de
negociaciones, ciento veinte mil cruzaron a Portugal, cerca de cincuenta mil fueron
1 Sergio Nudelstejer Befeler, “La expulsión de los judíos de España”. En Revista Tribuna Israelita, México, Tribuna israelita (1979): 1. 2 Haim Beirnart, “Los judíos en España”. En Revista Pensamiento judío contemporáneo, Venezuela, Centro de Estudios sefardíes (1992): 39.
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al norte de África, Navarra y el resto a la Aviñón papal, Italia y el Imperio Otomano.
Un total de doscientos mil judíos salieron de España por mar o por tierra.
El futuro que muchos pensaron encontrar en Portugal resultó engañoso. Cinco
años después fueron también expulsados. Muchos de estos judíos portugueses
llegaron a América.
Este edicto de expulsión estuvo en vigencia en España durante cinco siglos y fue
abolido hasta 1968, inaugurándose al mismo tiempo, la primera sinagoga pública
de los tiempos modernos en la ciudad de Madrid.
El descubrimiento de América
Hay que hacer énfasis en la coincidencia entre la expulsión de los judíos de
España y el descubrimiento de América.
Los hebreos que llegaron a América procedentes de Portugal fueron tan
numerosos en el siglo XVI y XVII que se les llamó “criptojudíos”. En América,
decir “portugues” en esos días era sinónimo de judío, al igual que ahora “polacos”
o “rusos”, etc. Tal era la cantidad de emigrantes que venían de allí. Los judíos
portugueses fueron los primeros colonizadores del Brasil y trajeron de Madeira la
caña de azúcar en el siglo XVI. Las plantaciones más importantes en esta época
fueron de judíos y cristianos conversos portugueses.
El Archivo General de México tiene gran cantidad de documentos originales del
periodo colonial, que nos hablan de como los judíos del Nuevo Mundo fueron
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víctimas de la inquisición. Muchos de estos documentos permanecen aún inéditos
y constituyen un campo muy rico para la investigación. Gracias a su existencia
conocemos de la participación judía en el proceso de la conquista y colonización
en América.
En Perú, de los ocho mil volúmenes pertenecientes a la inquisición, solo quedan
dos mil, pues saquearon la sede del Santo Oficio en 1812, cuando la abolieron y
no se recuperaron más.
A pesar de que se prohibió la entrada de judíos y moros en el continente
americano desde la llegada de Colón, hubo diferentes oleadas procedentes de
Europa, Islas Canarias, Azores, Medio Oriente, entre otros. El primer decreto
prohibiendo la entrada se dio en 1501 y el último en 1802. Durante tres siglos, su
llegada fue ilegal, sin embargo, al cambiar de identidad, evadían dicha prohibición.
Hubo varias sedes donde funcionó el Santo Oficio. En Nueva España, Lima,
Cartagena de Indias, Santa Fe de Bogotá, Buenos Aires, etc.
Al llegar a América, los hebreos practicaron su religión en forma secreta y se
mantuvieron así durante tres siglos. El Edicto de Fe era un escrito que se ponía
en las puertas de las iglesias, tanto en España como en América para que cuando
la población reconociera algunas de las características inscritas, los feligreses lo
denunciaran al Santo Oficio. Este edicto decía con respecto a los judíos:
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“Ley de Moisén: Conviene a saber, si sabéis y habéis oído decir, que alguna o algunas personas hayan guardado algunos sábados por honra, guarda y observancia de la ley de Moisén, vistiendo en ellos camisas limpias, y otras ropas mejoradas, y de fiestas, poniendo en las mesas manteles limpios, y echando en las camas sábanas limpias, por honra del dicho sábado, no haciendo lumbre, ni otra cosa con alguna en ellos, guardándolos desde el viernes en la tarde. O que hayan purgado, o desebado la carne, que han de comer, echándole en agua por la desangrar…”3
Estas comunidades de judíos desaparecieron por varias razones. Hoy en día no
existe ninguno de estos grupos; los que encontramos pertenecen a migraciones
posteriores correspondientes al periodo republicano. Las causas de su
asimilación se deben a que durante muchas generaciones tuvieron que practicar
su judaísmo a escondidas y esto produjo deformaciones en las creencias.
Además, estos hebreos al principio mantenían un contacto estrecho con otras
comunidades europeas como la española, portuguesa, holandesa, etc.;
posteriormente con los movimientos de independencia americanos, estos lazos se
rompieron.
Para tener una idea de la cantidad de inmigrantes ilegales durante esta época,
diremos que de los noventa hombres que llevaba Colón en sus tres
embarcaciones, en el primer viaje hacia América, seis de ellos eran judíos
reconocidos y una cantidad que no se puede calcular eran conversos. Uno de los
más conocidos fue Luis de Torres, quien era intérprete de la armada, viajaba en la
Santa María. Hablaba hebreo, arameo y árabe. Fue el primer europeo que
3 Seymour Liebman, Los judíos en México y América Central. Fe, llamas e Inquisición (México, Editorial Siglo XXI, 1971): 114.
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descubrió el tabaco y el maíz. Rodrigo Sánchez de Segovia, converso, pariente
del gran tesorero Gabriel Sánchez, acompañaba la primera expedición de Colón a
bordo de la Santa María como Veedor Real de la Armada. Algunos creen que él
actuó como superintendente de los acaudalados conversos aragoneses, que
habían invertido mucho dinero en la empresa de Colón.
De las cuatro tripulaciones de Colón, ochenta y siete miembros fueron procesados
por la inquisición por judaizantes. El propio Colón se encargó de dejar toda su
vida en penumbra. Sin embargo, historiadores muy reconocidos como Vicente
Blanco Ibáñez y Salvador de Madariaga, se refieren a Colón como judío. Si
analizamos su vida, podremos constatar que sus promotores fueron en su mayoría
descendientes de judíos y usaron su influencia para convencer a los Reyes
Católicos que aceptaran su proyecto. Por ejemplo, el duque de Medinacelli, Luis
de la Cerda, uno de los magnates más importantes de España, judío de origen, lo
recomendó a la reina. Colón vivió con él dos años antes de sus viajes. Pedro
González arzobispo de Toledo y cardenal de España también era de origen
hebreo.
Luis de Santangel, escribano de la Ración del Reino de Aragón, promotor
infatigable de Colón, le dio a Isabel diecisiete mil ducados en oro para que
aceptara el proyecto de Colón. Sufrió la condena de la inquisición, pero el rey
Fernando pidió una dispensa para él y toda su familia, en reconocimiento a los
extraordinarios servicios prestados a la corona, el respeto de sus bienes y la
promesa de que nunca sería procesado por el Santo Oficio.
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Gabriel Sánchez, tesorero del Reino de Aragón, fue otro de los promotores de
Colón, hijo de un judío bautizado, fue quemado en efigie por judaizante. Puso
dinero para el primer viaje de Colón, aunque en menor cantidad que Luis
Santangel.
Casi todos los instrumentos náuticos y mapas que utilizó Colón en sus viajes,
habían sido creados por sabios judíos, como el ya mencionado Abraham Zacuto
(1450-1510), profesor de astronomía de la academia de Sagres. Las Tablas
Alfonsinas, que son resúmenes de movimientos planetarios y forman los cimientos
de la astronomía moderna, fueron preparadas bajo la dirección de Alfonso X, entre
1262-1272, por dos sabios judíos de Toledo, Yehuda Ben Moisés Cohen, médico;
e Isaac Ben Sid. Por orden del rey, estos observaron los movimientos del sol
durante un año, también los eclipses. Estos estudios y el Almanaque Perpetuum
de Zacuto, iban a tener efectos de salvación para la vida de Colón y su tripulación
durante su cuarto viaje.
Algunos calculan, como Pinto de Lima, que en el siglo XVI, de la población blanca
de América, el 75 por ciento tenía sangre judía. Los cambios de nombre en el
periodo colonial eran frecuentes; muchos al venir al Nuevo Mundo querían ser
“hidalgos” (hijos de algo) por lo que se anteponían el “de” o nombre de parientes
ricos o de posición. Los judíos también se cambiaron de nombre para ocultar su
identidad, por eso es difícil en este periodo trazar las genealogías.
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Muchos hebreos tenían un nombre secreto entre sus correligionarios, tal es el
caso de Fernando de Medina, quien era conocido entre los judíos como Alberto
Moisés Gómez.
Las comunidades judías coloniales no estaban unificadas y no parece que haya
existido conexión entre ellas, por funcionar clandestinamente. En la Nueva
España, la sinagoga funcionaba en una habitación, en una casa particular o en un
espacio reservado, en alguna tienda o almacén.
A mediados del siglo XVI, había cerca de quince congregaciones en México y sus
alrededores.
En general, el judío fue aceptado por la sociedad colonial, ya que los españoles
tenían la concepción de que el trabajo manual no era muy honroso, por lo que no
se ocupaban de ese tipo de labor. Este vacío fue llenado por los hebreos.
Estas comunidades de judíos desarrollaron costumbres propias, se impusieron
restricciones mucho más severas que las ordenadas por la religión, para librarse
del pecado de tener que aparentar llevar otras creencias. Durante la Pascua,
cuando no conseguían el pan ácimo, comían tortillas.
Entre los conquistadores de ascendencia judía más importantes para esta zona,
podemos citar a Pedrarias Dávila, a quien la corona nombró en 1513 Capitán
General de Tierra Firme y Gobernador de Castilla de Oro. Conquistó el Darién y
Panamá, y consolidó la conquista de Nicaragua, efectuada por otro converso, Gil
González de Ávila, cuya familia fue perseguida en México por el Santo Oficio. Gil
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González llegó a ser capitán general del Golfo Dulce, que abarcaba Honduras,
Nicaragua, Salvador y Costa Rica.
Entre los judíos ilustres de esta época se encuentra Luis de Carvajal, quien fue
gobernador del Nuevo Reino de León, descendiente de criptojudíos portugueses.
Su familia fue exterminada en l591, casi en su totalidad por la inquisición, por
judaizantes.
Bernardo López de Mendizabal , gobernador de Nuevo México en 1660-1661, fue
arrestado y juzgado por la inquisición. Su abuela ya había muerto anteriormente
en la hoguera en España. Él había estudiado para sacerdote, pero era de
orientación anticlerical.
También hubo varios rabinos como Manuel Bautista Pérez, quemado en Lima en
un “auto de fe” llevado a cabo en 1639. Uno de los primeros que murieron en la
hoguera por ser judío en la Nueva España, fue Hernando Alonso Morales, quien
llegó a México en 1520 con la armada de Pánfilo Narváez, uno de los
competidores de Hernán Cortés y partidario de Diego Vázquez, gobernador de
Cuba; luego cambió su lealtad y siguió a Cortés en la conquista de México.
Cuando los españoles llegaron a América, no había ganado vacuno, ni ovejas, ni
cerdos. Hernando Alonso se ocupó de la crianza de estos animales e instó a sus
compañeros de conquista a hacer lo mismo. En 1528 fue denunciado ante la
Inquisición por judaizante y quemado en la hoguera en 1528. Bernardo de
Sahagún, judío, brillante antropólogo de la época, estudió los idiomas indígenas.
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Entre algunos grupos indígenas se presentan características de tipo cultural muy
parecidas al judaísmo, la explicación de esto se debe a que cuando los españoles
llegaron a América, como muchos de ellos eran hebreos, en lugar de cristianizar a
los indígenas, les enseñaron la Ley de Moisés. Por eso, inclusive hoy día
encontramos estos grupos en México.
Al norte del Perú, en la zona de Cundinamarca, se encontró a un grupo de
personas que practicaron la endogamia por cinco siglos con rasgos europeos y
que conservaron características judaizantes.
Podemos citar cientos de nombres más, tanto en el desarrollo cultural de la
España anterior a la expulsión, como después en América, quienes contribuyeron
al desarrollo, pero sería interminable la lista. Hemos tomado solo algunos para
representar la importancia de su participación en estas sociedades.
La comunidad judía de Holanda, ayudó mucho a los judíos sefarditas, para que
pudieran abandonar España y Portugal y retirarse a un lugar donde ejercer su
religión libremente.
En 1556, Inglaterra bajo el gobierno de Cromwell permitió la entrada de judíos.
Así muchos conversos de la Península Ibérica pudieron irse allá y regresar a sus
prácticas anteriores. Como España entró en guerra con Inglaterra y Holanda por
el predominio de los mares y el monopolio comercial, los hebreos de América
quedaron aislados de otras comunidades y fueron asimilándose.
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En el siglo XVIII eran pocos los que observaban el judaísmo y ya la inquisición ni
se ocupaba de ellos.
En relación a Costa Rica, el Santo Oficio no tuvo mucha fuerza por ser una
provincia aislada, inclusive de las instrucciones españolas. Precisamente, por eso
existe una hipótesis de que los españoles que vinieron aquí, fueron en su gran
mayoría sefarditas que, por la condición de la tierra, de separación y aislamiento,
era muy propicia para huir de la inquisición. Esta hipótesis la desarrolla Gonzalo
Chacón Trejos en una pequeña obra que titula Costa Rica es distinta en
Hispanoamérica. En este trabajo escribe al respecto:
“La historia dice que los más importantes colonizadores de Costa Rica fueron, con sus huestes, Juan de Cavallón en 1561 y Juan Vázquez de Coronado en 1563; después del 15 de abril de 1575, zarparon de San Lucas de Barameda, con dos navíos que el gobernador Diego de Artiega llevó a Costa Rica. Iban acompañados de tres galeones de la armada de Su Majestad y de otros navíos. En sus naves el gobernador Artiega embarcó 250 hombres, 50 mujeres, 23 niños y 13 niñas. Con estos pobladores y algunos más, que fueron llegando después, se formó el núcleo. Esos pioneros eran en su mayoría descendientes de judíos conversos al catolicismo, y como tales vivieron en España acosados por el odio, el desprecio y la infamia, fueron perseguidos y vigilados con saña despiadada. Descendían de hebreos españoles llamados sefarditas, de Sefarad, España en hebreo. No eran cristianos viejos de sangre limpia, sino cristianos nuevos de sangre sucia y los llamaban usualmente marranos, es decir, cerdos.”4
4 El término de marrano se aplicaba frecuentemente como despectivo al converso que judaizaba ocultamente. Ver Gonzalo Chacón Trejos, Costa Rica es distinta de Hispanoamérica (San José, Imprenta Hermanos Trejos, 1969): 10.
25
Según refiere Fernán Ulate Montero en un artículo publicado en el periódico La
Nación, Juan Vázquez de Coronado colonizó Costa Rica de 1560 hasta su muerte
en 1565. Se casó con Isabel Ana Dávila, cuya familia había sido perseguida por la
inquisición debido a su origen judío. De esta unión descendió gran cantidad de los
costarricenses del Valle Central, incluyendo más de veinte ex presidentes.
Como podemos ver, la participación hebrea en el desarrollo cultural de España y
en la conquista y colonización de América, tiene gran importancia. Anteriormente
señalé que existían muchos nombres más, esto es tan solo una muestra que nos
permite darnos una idea de lo ocurrido.
Actualmente se está estudiando más esta temática, tanto en América Latina como
en Costa Rica. Estudios posteriores podrán arrojar más luz sobre esta materia.
26
II
LA INQUISICIÓN EN COSTA RICA Y EL CASO DE ESTEBAN COURTI. CONSIDERACIONES
En una revisión exhaustiva de los documentos del periodo colonial, en los
Archivos Nacionales de Costa Rica, nos damos cuenta que fueron pocas las
causas seguidas por el Santo Oficio en esta pequeña y aislada provincia. Sin
embargo si hubo un caso relevante en la época, que se puede registrar y que tuvo
trascendencia en todo el Virreinato de Nueva España. Nos referimos a la
presencia del doctor Esteban Courti, “alias Courti”, en la coyuntura histórica antes
mencionada.
Entre los juicios seguidos por la inquisición en el Reino de Guatemala, constituye
uno de los acontecimientos más notables del siglo XVIII. En esta acusación tuvo
que ver no solo el Santo Oficio de Nueva España y la comisaría principal de
Guatemala y locales de Cartago, Granada, León y San Salvador; sino también el
Santo Oficio de Santa Fe de Bogotá y Cartagena de Indias en la América del Sur y
el Tribunal de Barcelona.
Eran los días de la Revolución Francesa. España y Francia habían sostenido
contiendas bélicas y para evitar prédicas de principio que comprometían el
sistema monárquico, se husmeaba cuanto oliera a enciclopedismo. Asimismo se
27
vigilaba a los extranjeros, en cada uno de los cuales podía haber un agente del
enemigo.
Courti fue un médico italiano, llegado a Cartago, lugar donde dejó una amplia
sucesión. Nació el 5 de julio de 1753 según fe de bautismo falsificada por Isuardo,
amigo y cómplice de Courti en muchas de sus malandanzas. Nace en Lomazzo,
parroquia de San Vito y San Modesto, del arzobispado de Milán. Su padre
también médico, nació allí, y se llamó Salvador Courti. La madre era de Como y
se llamó Margarita Rocca. Crecieron siete hijos en el matrimonio, de los cuales
solo tres sobrevivieron: el médico Ángel casado con Luisa Ceroni; Jerónimo,
clérigo presbítero, y Esteban. Poco sabía Courti del resto de su familia y ninguna
razón daba del nombre de sus abuelos y demás descendientes. Estudió
gramática con el profesor Matinielli y filosofía en Milán con los jesuitas de Brene,
hasta la extinción de su colegio.
Continuó más tarde estudios en otro colegio, en Milán donde estudió botánica,
farmacia, química y mineralogía. Los conocimientos médicos los adquirió al lado
del doctor Borsieri en Pavía, en donde obtuvo el grado de bachiller. En 1781 se
trasladó a Génova, donde se embarcó hacia Barcelona. En este momento lo
empieza a perseguir la inquisición.
De una brillante inteligencia, Courti, quien además de ser médico, poseía bastante
instrucción en física y botánica y era un observador de fenómenos naturales tales
como la flora americana. Amigo de la lectura, fue autor de varios estudios
profesionales de medicina en italiano, los cuales aparecen en dos tomos
28
manuscritos. Hablaba francés, latín e inglés. Encontró acierto a multitud de
curaciones en las distintas poblaciones donde vivió. Si analizamos su moral, no
resulta muy afortunado ya que era vanidoso, discutía constantemente y se burlaba
de la gente. En Barcelona empezaron las denuncias del Santo Oficio en su contra
de parte de otros médicos y lo echaron de ahí.
“Si solamente por la vida licenciosa se le acusara, nada fuera para Courti; pero en la inquisición de Barcelona había denuncias de proposiciones contra la Fe y de actos supersticiosos, que si no eran faramallas de explotación con grave detrimento de las almas sencillas embaucadas, lindaban estos actos con la gravedad de los pactos diabólicos. […] Se mofa de las imágenes y rasgó algunas estampas de Santos, despreció las oraciones, interrumpió con cantos los rezos e incitaba a que le imitaran otros en aquellos ataques a las creencias de sus vecinos y compañeros. Si tales faltas cometió en Barcelona, en el viaje a América las repitió abordo y en Cartagena de Indias y en Costa Rica las menudeó insistentemente.”5
En 1788 hubo otras testificaciones y al año siguiente, denunciaron hechos
delictuosos contra la fe.
Fue médico en Madrid de José Vázquez Téllez, gobernador de Costa Rica, y de
su esposa, a quienes curó con tanto éxito que se lo llevaron a radicar con ellos.
Como Courti carecía de todos los papeles, se los arreglaron. Éste, durante el
viaje, siempre trató de formar discusiones sobre todo de temas religiosos para
hacer gala de su descreimiento. En Cartagena se burlaba de la inquisición y
durante la travesía, de los rezos que se hacían abordo.
5 Manuel Valladares, “La causa del Dr. Esteban Courti, Alias Courti”. En Revista de los Archivos Nacionales de Costa Rica (Costa Rica) 1-2 (1925): 136-137.
29
Se había cambiado el nombre por el de Juan de Aguilar, pero al llegar a Cartago
volvió a adoptar el de Esteban Courti.
En Cartago, Courti negaba los milagros y se burlaba de quienes creían en ellos.
Hacía dinero con su profesión, pero también sirvió a muchos necesitados
gratuitamente.
Así como rompió varias estampas de santos en cuya buena aventuranza decía no
creer, negó la potestad pontificia y la autoridad de la iglesia. Su vida poco
edificante y su ligereza de lengua le avecinaban el peligro de una información del
Santo Oficio por el escándalo, en una sociedad de hábitos patriarcales, así como
las enemistades que se consiguió, arrojándolo a la desgracia de un proceso
condenatorio.
En setiembre de 1791 se hizo la primera denuncia ante el comisario de Granada y
se repitió la querella en Guatemala al año siguiente. Versaba sobre las
proposiciones heréticas de Courti.
“Se cuenta que un día amaneció un cartel en la casa del Padre Azofeifa, frontera a
la de Courti, que decía: «Señor cura, confiese a ese judío».”6
Las acusaciones, en Cartago, empezaron con la del padre Pedro José Molina, por
engañar a mujeres, entre muchas otras cosas. El gobernador Vázquez Téllez
siempre protegía a Courti por ser su médico, ante las acusaciones del clérigo. Los
cargos que le hacían eran de: hereje, iconoclasta, blasfemo, escandaloso,
6Ibid., 144.
30
materialista, impío, injurioso y negador del purgatorio. Como eran tantos los
cargos imputados, se le condujo a las cárceles secretas de México por medio de
los comisarios de Guatemala y Cartago. Se le encontraron obras de Voltaire y
Rousseau y la colección de enciclopedistas prohibidas por el Santo Oficio.
El reo fue conducido por tierra a México. De camino se queda en Granada porque
enferma (inventaba enfermedades para no proseguir a México). Pero continuó el
viaje creyendo salir airoso de las acusaciones.
Llegó a México y salió a rendir indagatorio el día 27 de junio de 1795. A los siete
meses se presentó la acusación formal.
“Verdadero y pertinaz hereje, apóstata, secuaz de Voltaire, Rousseau y demás libertinos que ha leído. Además se le calificaba de sedicioso fautor de los enemigos de la Iglesia y del Estado, impío extremadamente escandaloso, blasfemo, heretical, temerario, perjuro, católico, fingido, falso y diminuto confidente, etc. Ante niños y mujeres pasaba por judío y destripador de curas y monigotes.”7
Bajo estas acusaciones se le dejó en las cárceles secretas, pero el médico dijo
que había que sacarlo debido a su enfermedad.
Ya se había acordado que en el primer “auto público”, oyera el reo su sentencia en
hábito de penitencia, con soga al cuello, mordaza en la boca, coraza y sambenito
de media aspa en el templo de Santo Domingo; pero en vista de la enfermedad del
reo se decidió ejecutar dicha acción en la sala del tribunal. Se ordenó su reclusión
en el convento de carmelitas de Puebla, donde debía hacer ejercicios espirituales.
7 Ibid., 153.
31
Aquí era muy solicitado por los enfermos e hizo una gran labor. Iba a sus casas,
rompiendo de esta manera lo promulgado por la inquisición.
Tantas eran las quejas del Protomedicato diciendo que el convento se había
convertido en un consultorio médico, que lo enviaron a Veracruz. Se le trasladó al
Hospital de San Pedro, luego a Veracruz, razón por la cual muchos enfermos se
vieron desamparados por la partida del médico.
En el viaje se enfermó en Jalapa (siempre fingiendo) y allí se quedó cuatro meses
curando enfermos y volvieron las acusaciones por cometer las mismas faltas.
El barco en que salió Courti de Veracruz no lo llevó a Cádiz, sino que dejó al reo
en La Habana, en el convento de La Merced, y cada vez que se aparecía un barco
para llevárselo, le daba un ataque de gota.
Courti se instaló en una quinta en las afueras de La Habana, sitio fácil para la fuga
a orillas del mar. Ya tenían todo listo para embarcarlo, y se enfermaba otra vez.
Cuando ya estaba el barco preparado, Courti desapareció la noche del 27 de
noviembre de 1802. Los incidentes ocurridos en La Habana, eran indicios de que
la inquisición no era ya el temible tribunal de antaño.
El fallo se supo en Guatemala el 29 de mayo de 1798; en León y Cartago se dio a
conocer el 17 de junio del mismo año.
Courti murió en la ciudad de Filadelfia, Estados Unidos, en 1825. Así, prófugo de
la inquisición pudo vivir tranquilo, fuera de los dominios españoles, sin que los
asediaran en su retiro ni se atentara contra sus días.
32
Este es uno de los pocos procesos de la inquisición que afectaron a un habitante
de la provincia de Costa Rica en el periodo colonial.
Creo de esta manera dar una rápida descripción de las vicisitudes de este hecho,
significativo en la historia de nuestro país, dada su particularidad. Queda el
campo abierto para ulteriores trabajos sobre el presente objeto de estudio.
33
III
LOS PRIMEROS SEFARDITAS EN COSTA RICA
Una de las principales interrogantes que siempre me había planteado es por qué a
Costa Rica no llegaron judíos de los países árabes y Turquía durante el siglo XIX y
principios del XX, como ocurrió en otras comunidades de Centroamérica.
La explicación se encuentra en las leyes promulgadas en el período de 1883 a
1927 sobre los extranjeros que decían:
Artículo 1. “Prohíbase el ingreso a la República, de árabes, turcos, sirios, armenios
y gitanos de cualquier nacionalidad.” (Ley 10 de noviembre de 1904) Reglamento
especial de entrada de personas en los puertos de la República.8
Posteriormente, una nueva ley restituye su ingreso: la Ley del 29 de junio de
19109, Artículo 1: “Podrán ser admitidos los árabes, turcos, sirios y armenios
siempre que fueran de buenas costumbres y aportaran al momento de ingresar
una suma no menor de mil colones. (29 de junio de 1910. Artículos 1 Ley de
Modificación de normas de inmigración de árabes, sirios y armenios).
8 República de Costa Rica, Colección de Leyes y Decretos de Costa Rica, Decreto 1, 10 de junio de 1904 (San José: Imprenta Nacional, 1904): 308-309 9 República de Costa Rica, Colección de Leyes y Decretos de Costa Rica, Decreto 4, 29 de junio de 1910 , (San José: Imprenta Nacional, 1910): 1-2.
34
Adicionalmente, los antecedentes familiares y la fortuna de los inmigrantes se
debían presentar antes de desembarcar.
Esto explica con claridad por qué las familias que ingresaron desde la segunda
mitad del siglo XIX y en el siglo XX, provenían solo de las islas caribeñas de Saint
Thomas, Jamaica y Curazao, cuyas nacionalidades eran respectivamente
danesas, inglesas y holandesas, pues de los lugares mencionados anteriormente,
estaban inhibidos de ingresar.
De acuerdo a los censos de población registrados a finales del siglo XIX y
clasificados de acuerdo a la religión de los extranjeros, en 1864 habían 3 judíos,
en 1883 eran 51 y en 1892 llegaban a 35. En cuanto al credo religioso, como se
deduce del Cuadro 1, la mayoría de los inmigrantes practicaban credos
protestantes debido a la gran influencia de jamaiquinos, ingleses y
norteamericanos.
35
Tabla 1. Religión de inmigrantes en el último tercio del siglo XIX
Año Protestantes Bautistas Judíos
1864 268 9 3
1883 1392 248 51
1892 2245 224 35
Fuente: Oficina General de Estadística y Censos, Anuario Estadístico de Costa Rica, 1883 (San José, Imprenta Nacional, 1883): 126-128; Oficina General de Estadística y Censos, Anuario Estadístico de Costa Rica, 1892 (San José, Imprenta Nacional, 1892); Bernardo A. Thiel, Monografía de la población de la República de Costa Rica en el siglo XIX (San José: Dirección general de Estadística y Censos, 1951).
El primer estudio referente a la comunidad sefardita, basado en los enterramientos
del Cementerio Extranjero, fue escrito por Miguel Guzmán-Stein, profesor de la
Universidad de Costa Rica y compañero de trabajo por algunos años en la
Universidad Nacional. Gracias a su aporte se ha rescatado gran parte de esta
información.
Una de las pocas fuentes sobre la existencia de esta comunidad se puede
encontrar en la lapidaria fúnebre, específicamente en el llamado “Cementerio
Extranjero", el más pequeño de los cinco cementerios más importantes del Cantón
Central de San José. Este lugar era utilizado por familias de origen sefardita y de
otras nominaciones, establecidos en el país. Fue creado a mediados del siglo XIX
para que fueran enterradas personas no católicas, hasta el año 1884, cuando se
36
decretó la secularización de los cementerios. Luego fue un sitio donde se
sepultaban extranjeros que por lo general no tenían arraigo familiar en Costa Rica.
En el caso de las familias de origen sefardita, vinculados a la religión judía
especialmente de nacionalidad danesa, holandesa y británica, se han mantenido
en el Cementerio Extranjero, mientras que a partir de la asimilación de algunos de
sus miembros, han pasado a sepultarlos al Cementerio General de San José.
Este grupo de sefarditas se mantuvo unido en los primeros años de su llegada a
Costa Rica, aproximadamente en el último tercio del siglo XIX y no se mezcló con
los judíos ashkenazitas que llegaron posteriormente a estas tierras, cerca de los
años treinta en una primera migración y otra después de la Segunda Guerra
Mundial, en una segunda oleada, como se verá más adelante.
La ausencia de registros de nacimientos de orden civil antes de la creación del
Registro Civil en 1888, así como la inexistencia de otros registros de tipo religioso
que permitieran inscribir a los nacidos antes de esa fecha, hace que no se cuente
con más información sobre estos nacimientos, así como de matrimonios y
defunciones, que los que aporta la tradición oral y básicamente la información que
nos ofrecen las lápidas funerarias del Cementerio de Extranjeros. Esta situación
convierte a este Camposanto en un recurso de gran valor para conocer sobre la
migración de la población sefardita en Costa Rica, durante los siglos XIX y XX.
Esta información Iapidaria que hemos mencionado se relaciona con la de Panamá
(enterrados en su mayoría en el Cementerio Amador Guerrero), Curazao, Saint
Thomas, lugares de procedencia de los sefarditas de Costa Rica, además de los
37
documentos de los archivos de las sinagogas como la de Curazao, ya que
mantenían vínculos familiares con las comunidades de estos sitios. En el caso de
Panamá, algunas de estas familias se conservan aún y pertenecen a la
Comunidad Reformista (rama liberal del judaísmo). También, estas familias están
relacionadas familiarmente con los llegados a Venezuela, sobre todo a la ciudad
caribeña de Coro, por su cercanía con Curazao donde existe un cementerio y una
sinagoga, conservada hasta hoy.
Las primeras familias de origen sefardita que llegaron a Costa Rica a finales del
último tercio del siglo XIX, se asientan en la ciudad de Alajuela, pues era un centro
comercial importante y así, van llegando otros parientes y amigos de los pioneros.
A partir de los inicios del siglo XX, Alajuela es abandonada como centro receptor
de la familia Robles (como más adelante se mencionará) para trasladarse en su
mayoría a San José.
Tres familias sefarditas han tenido gran relevancia en Costa Rica: los Sasso,
Robles y Maduro a los que luego se les agregan en menor grado los Méndez,
Chumacero, Hallman, Piza, Lindo, Salas de Lima, Rodríguez, y De Castro. Las
familias Lindo y Piza llegaron a Costa Rica ya convertidos al cristianismo y los
enterraron en el Cementerio General de San José, con algunas excepciones de
familiares, en los que fueron enterrados como judíos en el cementerio extranjero.
Los primeros nacimientos que nos permiten ver las lápidas, corresponden a la
familia Robles en Alajuela, a principios de los años setenta en el siglo XIX.
38
El estudio genealógico de estas familias, nos demuestra la gran endogamia
sostenida hasta mediados del siglo XX, con el objetivo claro de mantener su
judaísmo, para lo cual casaban a sus hijos con sefarditas que vivían en Costa Rica
y también recurrían a sus parientes radicados en Panamá, Curazao y Saint
Thomas. Por eso es difícil reconocer los lazos de parentesco que tienen con otras
personas que llevan su mismo nombre y apellido. Esto demuestra la lucha que
llevaron a cabo para mantener sus creencias religiosas, pero esto se empezó a
romper a partir de la segunda mitad del siglo XX cuando empezamos a ver que ya
pierden relación con las familias de las comunidades mencionadas y observamos
matrimonios mixtos, o sea un cambio de rumbo en la práctica religiosa y en la
ocupación, pues empiezan a dedicarse a diferentes profesiones.
El origen que los sefarditas acreditaron, al menos los pioneros fueron sus
nacionalidades holandesa, británica, y danesa que correspondían a las islas
provenientes y sus respectivas metrópolis (Curazao, Jamaica y Saint Thomas). En
el caso de la familia Lindo a finales del siglo XIX, que procedía de Jamaica, otros
primos de los primeros inmigrantes ya habían abandonado su religión hebrea.
La conversión de los Lindo y de los Piza antes de su llegada a Costa Rica,
permitió que dichas familias se integraran a la sociedad costarricense. En el caso
de los Sasso, Robles y Maduro, mantendrán aún durante la primera mitad del siglo
XX su orientación endogámica y tradicional, pero a partir de la segunda mitad de
la centuria, las nuevas generaciones iniciaron un proceso de asimilación, la
mayoría contraerá matrimonio con católicos, a diferencia de la generación anterior,
39
cuyos miembros eran enviados a Curazao u otros lugares para casarse con
miembros de familias sefarditas y para aprender determinado oficio, al lado de sus
parientes.
A diferencia de los ashkenazitas, procedentes de Europa Oriental, que cuando
llegaron a Costa Rica fundaron una comunidad con instituciones, los sefarditas no
tenían escuelas ni sinagogas para practicar el culto, sino que solo contaban con
las enseñanzas familiares para transmitir el judaísmo y tenían, un rabino itinerante
en Centro América que se presentaba para las fiestas y ceremonias judías, para
cumplir con el ritual.
Esto explica en gran parte, prácticamente la desaparición de esta comunidad pues
el judaísmo necesita de escuelas, sinagogas, etc. para que sus miembros
aprendan y practiquen el culto.
En cuanto al Cementerio Extranjero, hay algunos enterramientos pertenecientes a
ashkenazitas de origen alemán, algunos de las cuales se integraron a la
comunidad ashkenazi de Costa Rica. Sus nombres son Erick Keibel, 1880-1966,
Susi Keibel geb Steindler, 1891-1966 en un mismo mausoleo, Trudl Keibel
Steindler, 1914-2003, hija de los anteriores, Max Keibel Steindler, 1915-1995,
también hijo y hermano de los anteriores (Ver Anexo 1, Ilustraciones 1, 2 y 3).
Otro dato importante es que por apellidos la familia Sasso tiene el mayor
porcentaje, seguido de las familias Maduro y Robles, aunque hay que recordar
que las tres familias están unidas en forma consanguínea.
40
Los rituales funerarios, debido a la carencia de instituciones comunitarias, se
desarrollaban en la casa del difunto y en el cementerio, que cuenta con un
templete en el centro, pero no existe un cuarto para la preparación del fallecido de
acuerdo al ritual hebreo. Sin embargo, estas familias cumplían con los rituales
propios del judaísmo, actuando un rabino que se encontraba adscrito en ese
momento permanentemente o itinerante, o en caso de ausencia, alguno de los
judíos de mayor conocimiento llevaba a cabo la ceremonia.
De acuerdo a lo expresado por don Ernesto Levy Maduro Capriles, para el día del
Perdón (Yom Kipur), la celebración más sagrada dentro del judaísmo, se reunían
en la casa de algún familiar y allí rezaban.
En cuanto al idioma que se utiliza en las lápidas, como se podrá apreciar en las
fotos anexas, el inglés va a prevalecer hasta la quinta y sexta década del siglo XX,
pero lo importante es que un gran número de ellas, tienen inscripciones en
caracteres hebreos y con leyendas propias de los judíos. Los primeros
enterramientos de sefarditas en el Cementerio Extranjero, de acuerdo a la
lapidaria y los registros son de 1903 al enterrar a una niña llamada Lucille Robles
Robles (Anexo 1, Ilustración 4) hija de Joseph Robles y Consuelo Robles,
daneses.
La mayoría de estas tumbas tienen las fechas de nacimiento y muerte en inglés o
español, pero también tienen las fechas de acuerdo al calendario hebreo. Hay una
persona por fosa, enterrada en un ataúd sencillo de madera y orientados de oeste
41
a este, como lo dicta la tradición judía. En el caso de los cónyuges, las tumbas
están contiguas, salvo el problema del espacio consecutivo.
En el caso de las inscripciones funerarias sobre mujeres casadas, su nombre se
acompaña del apellido del marido. La mayoría de las sepulturas llevan al final el
texto funerario de acuerdo a la tradición judía, que dice: “que su alma sea
conectada con las almas de la vida eterna” en letras en hebreo.
Hay una lápida que corresponde a Leah Leita Robles Rodríguez, esposa de su
primo hermano Samuel Abraham Sasso Hallman e hija de Mauricio Athías Robles
de Lima y Ester A Sasso Rodríguez que nos da el dato de su nacimiento en la
ciudad de Alajuela el 3 de abril de 1874, siendo esta, parte de la primera
generación de sefarditas nacidos en Costa Rica (Anexo 1, Ilustración 5).
En cuanto a la familia Maduro, descendientes directos de Salomón Levy Maduro
(1629-1699) y de sus padres Moseh Levy y Raquel Rodríguez Maduro, tiene la
letra “L” por Levy que se antepone a Maduro y que corresponde al primer apellido,
como ocurrió con Moisés Levy Maduro (Anexo 1, Ilustración 6). Este último, fue
comerciante en San José y Puntarenas, y se nacionalizó en 1892. De esta
manera, casi la totalidad de la familia Maduro, incluye en sus lápidas la letra “L”
(Anexo 1, Ilustraciones 7, 8, 9 y 10). Esta familia llegó originalmente de Holanda a
Curazao, de donde emigraron algunos a la isla de Saint Thomas, Costa Rica,
Panamá,y Venezuela, inicialmente radicados en Coro, costa de Venezuela
cercana a las islas del Caribe. Actualmente la familia Levy Maduro de Curazao
son los propietarios del Banco Maduro & Curiel, el más grande de las Antillas
42
Holandesas al día de hoy. De acuerdo a la genealogía de esta familia, ellos
salieron de España con la expulsión, de allí pasaron a Portugal donde uno de sus
miembros fue quemado por la inquisición, por lo que huyeron a Holanda y de allí
pasaron a América. Esta fue la trayectoria natural de algunas de estas familias.
El mausoleo de Mordecai Athías Robles, quien nació en Saint Thomas en 1846 y
murió en Alajuela en 1912, junto a la de su esposa Ester Sasso Robles, quien
nació en Saint Thomas en 1846 y murió en Alajuela en 1918, (Anexo 1, Ilustración
11), ambos fundadores de la familia Robles en Costa Rica y con descendencia
nacida en el país, son la primera generación de sefarditas nacida en Costa Rica.
También se encuentra cerca de la sepultura anterior Abigail Adela Sasso Hallman
de Robles, nacida en Saint Thomas en 1870 y muerta en Costa Rica en 1910,
estuvo casada con Elías Robles (Anexo 1, Ilustraciones 12 y 13). Frente a la de
Mordecai Athías Robles está la de David Sasso Sasso, nacido en 1861 y fallecido
en 1913 (Anexo 1, Ilustración 14). También con una forma parecida está la lápida
de David Isaac Sasso Chumaceiro, muerto a los 19 años en 1920 (Anexo 1,
Ilustración 15).
La lápida de Abraham Athías Robles, nacido en Saint Thomas en 1860, tiene la
particularidad de la leyenda bíblica ‘en hebreo que dice: “y Él dijo: Abraham,
Abraham y este contestó: aquí estoy” (Anexo 1, Ilustración 16).
Leah Alice Robles, nacida en Saint Thomas en 1866 y fallecida en 1942, esposa
de Abraham Athías Robles, tiene su tumba junto a la de su esposo (Anexo 1,
Ilustración 17).
43
En el caso de las mujeres sefarditas algunas llevan en la cabecera de la lápida
una estrella de David y en la parte inferior la mayoría tiene grabada la inscripción
funeraria hebrea tradicional, como las sepulturas de Florence Sasso Robles de
Pauly y Evelyn Sasso de Sasso (Anexo 1, Ilustraciones 18 y 19).
En cuanto a los hombres hay que destacar que en su mayoría pertenecían a
alguna Logia Masónica. La explicación para esta afiliación a las logias, se debía a
que les permitía tener libertad de pensamiento y las lápidas llevan en su cabecera
el símbolo masón, la estrella de David y la inscripción funeraria hebrea, como se
puede observar en las tumbas de Samuel A. Sasso (Anexo 1, Ilustración 20),
Alfredo Sasso Robles (Anexo 1, Ilustración 21); también Santos Pauly (Anexo 1,
Ilustración 22) junto a la de su esposa Florence Sasso y la de su hijo Donald Pauly
Sasso, quien nació en 1926 y murió en 1984 (Anexo 1, Ilustración 23). Alfredo
Sasso Robles 1897-1978, fue fundador de las empresas que la familia posee
actualmente, fue presidente de la Cámara de Comercio y llegó a postularse como
candidato al partido Renovación Nacional para diputado en 1930. Como se
muestra en el Cuadro 2, la familia Sasso mantuvo vínculos familiares con otras de
las familias sefarditas más importantes de Costa Rica, y es la que cuenta con el
mayor número de enterramientos.
En 1935 fue enterrado Maximiliano Fischel Hirshberg cerca de la familia de su
esposa en el Cementerio Extranjero (Anexo 1, Ilustración 39). Judío ashkenazita
nacido en Bendzin, Polonia en 1869, llegó a Costa Rica a finales del siglo XIX, en
1892 y donde se casó con Ada Robles Sasso (Anexo 1, Ilustración 40), hija de
44
Mauricio Athías Robles de Lima, y Esther Sasso Rodríguez, quienes residían en
Alajuela. Su matrimonio lo ofició un rabino itinerante. Dentista de profesión,
(conocido también como Max y Mordecai Judá), llegó a Costa Rica cuando todavía
no habían judíos ashkenazitas, por eso se conectó con la familia Robles y se casó
con una de ellas. Cuando se inició la migración de judíos ashkenazitas a partir de
los años 30, el Dr. Fischel sirvió como la persona que realizaba las circuncisiones
(moel), en la comunidad que se fue formando, venida básicamente de Polonia,
Austria, Rusia, Rumania, etc. Su familia había emigrado a los Estados Unidos
cuando Fischel tenia dos años, luego éste se graduó como dentista en la
Universidad de Pennsylvania. Poco después se trasladó a Colombia y luego llegó
a Costa Rica. Ada, su esposa junto con su hermana Emily y Leah, fueron la
primera generación de sefarditas nacidos en Costa Rica. Del matrimonio Fischel
Robles, nacieron cuatro hijos: Mauricio Oscar, Percy, Sophie y Edwin. De los
cuales, los tres varones se casaron con católicas; en el caso de Sophie, contrajo
matrimonio con su primo segundo Abraham Moritz Sasso Méndez Chumaceiro,
conocido como Alberto Sasso (Anexo 1, Ilustraciones 41 y 42). Las nuevas
generaciones de sefarditas ya nacidas en el país, algunos casados con miembros
de la religión católica, adoptaron el español en sus inscripciones funerarias. Así
podemos citar la de Alfredo Sasso Robles 1897-1978 y su esposa Simcha S de
Sasso 1902-1964 (Anexo 1, Ilustración 43), de Oswaldo Sasso 1903-1992, David
L. Maduro Sasso 1905-1968 (Anexo 1, Ilustración 44), Stanley Maduro Sasso,
1903-1992 (Anexo 1, Ilustración 45) y Abram Ch. Sasso 1904-1960. También se
encuentran las sepulturas de Alberto M. Sasso Méndez-Chumaceiro 1898-1978 y
45
Tabla 2. Miembros de la familia Sasso enterrados en el cementerio extranjero.
Nombre Fechas de nacimiento y muerte
Isaac David Sasso 1861-1913
Samuel A. Sasso 1869-1939
Leonie C. de Sasso 1872-1962
Oswald Sasso Robles 1894-1967
Raquel S. Sasso 1897-1957
Alfredo Sasso Robles 1897-1978
Edward Sasso Roble 1899-1960
David C. Sasso Sasso 1900-1987
David Isaac Sasso 1901-1920
Rudolfh Sasso Robles 1903-1981
Abram Ch. Sasso 1904-1960
Benjamín Sasso C. 1909-1930
Leita Sasso Sasso 1922-2006
Samuel A. Sasso Sasso 1923-1989
Raymond Pauly Sasso 1924-2000
Donald Pauly Sasso 1926-1984
Isaac David Sasso Sasso 1926-2011
Evelyn Sasso de Sasso 1928-1979
Alberto M. Pauly Sasso 1928-1999
Roberto Sasso Sasso 1928-2004
Norman Sasso Beer 1931-1987
Fuente: Lapidaria del Cementerio Extranjero. Consultar Anexo 1, ilustraciones 24 a la 38.
46
Sophie Fischel Robles (1907-1961). A la par se encuentra el mausoleo de las
gemelas Ada y Emily Robles Sasso, esta última soltera, la primera, madre de
Sophie Fischel Robles 1881-1965 y esposa del Dr. Max Fischel 1881-1965.
Ambas hermanas murieron con dos días de diferencia lo que permitió ese
enterramiento contiguo.En el caso de los matrimonios mixtos enterrados en el
Cementerio Extranjero, hay dos casos que sirven de ejemplo como son: el primero
de Edward Sasso Robles 1899-1960, judío costarricense y quien fue enterrado
como tal, a diferencia de su esposa Carmen Beer Saborío, 1906-1988,
costarricense católica, enterrada de acuerdo a su credo (Anexo 1, Ilustración 46).
Las lápidas de Moisés L. Maduro Sasso y Clarita Murillo Baudrit de L. Maduro
reflejan la unidad matrimonial al estar en un solo mausoleo con un solo cuerpo
marmóreo, sin embargo, el primero fue enterrado como judío y su esposa como
católica, ya que su tumba se encuentra adornada por una imagen de la Virgen
María.
Hay otras gemelas: Zillah Sasso M. 1906-1975 y Dylia Sasso M. 1906-1986, una a
la par de la otra, pero con lápidas separadas (Anexo 1, Ilustraciones 47 y 48).
La sepultura de Sylvia M. Chumaceiro 1871-1962 (Anexo 1, Ilustración 49)
Gwendoline Robles Sasso 1895-1972 (Anexo 1, Ilustración 50), Lelia Robles 1898-
1955 (Anexo 1, Ilustración 51), Ancel Sasso Robles 1907-1962 (Anexo 1,
Ilustración 52) y Esther Esquivel Robles, quien falleció en 1941, contrastan con el
resto de las lápidas por su sencillez (Anexo 1, Ilustración 53).
47
Otras de las familias sefarditas enterradas en el Cementerio Extranjero, Mauricio
Jacob Piza Gabriel inscrito como Maurice Gabriel Piza, 1897-1970 (Anexo 1,
Ilustración 54), estaba casado con Bárbara Limak Woiner y era hijo de William
Gabriel y Leah Piza Ascoldi y esta a su vez hija de Jacobo Piza Sasso Y Bendita
Escoldi de nacionalidad británica y pariente de la familia Piza de Costa Rica. Junto
a esta sepultura está la de Lillian Piza Benzecry, 1901-1963, británica (Anexo 1,
Ilustración 55). Además se encuentra otra lápida de Joshua Piza Ascoldi, 1864-
1954 (Anexo 1, Ilustración 56), hermano de Leah Piza Ascoldi, madre de Jacob
Piza Gabriel.
En relación a la familia Lindo de origen sefardí y asentada en Costa Rica desde
finales del siglo XlX, no hay muchos testimonios lapidarios en este cementerio. En
el mausoleo de la Familia Murray Mac Nair están sepultados Zaira Lindo Quesada
de Murray, 1898-1983, y su hermana Grace Lindo Quesada 1897-1981, ambas
hijas de Cecil Vernor Lindo Morales, natural de Jamaica y Grace López Calleja,
costarricense.
Los fundadores de la familia Lindo en Costa Rica, construyeron un mausoleo en el
Cementerio General de San José y allí están enterrados. En cambio, David Lindo
Lindo, británico, quien falleció en 1944, se encuentra enterrado en el cementerio
extranjero como judío (Anexo 1, Ilustración 57).
Isaac Amón Betzallel 1900-1988, (Anexo 1, Ilustración 58) de origen turco francés,
sefardita, quien a los 17 años pasó a Lyon, Francia, se encuentra sepultado en el
Cementerio Extranjero. Hijo de Abraham Amón y Raquel Betzallel, turcos, llegó a
48
Costa Rica, en 1928 procedente de Curazao. Se dedicó al comercio. Se casó tres
veces. Sin conexión alguna de origen con las familias sefarditas tradicionales, se
unió a la comunidad ashkenazi que fue llegando. Actuó en ocasiones como rabino
ante la ausencia de un titular temporal de los sefarditas.
Allí mismo está enterrada Victoria Cario Amón 1904-1971 (Anexo 1, Ilustración
59), quien también nació en Turquía, prima y primera esposa de Isaac Amón, e
hija de los franceses Jaime Cario y Fanny Amón, con quien tuvo tres hijos
También encontramos la lápida de Victor Amón (Anexo 1, Ilustración 60) hijo de
Isaac y Victoria Amón. Teresa Maya, su segunda esposa, quien nació en París en
1916 y murió en 1997 en Costa Rica. Sus restos se encuentran en el Cementerio
Israelita. Con ella procreó dos hijos: Mazal Amón Pérez, quien nació en San José
en 1953 y Rafael Amón Pérez quien nació en 1956. Ambos hijos junto con su
madre se integraron plenamente a la comunidad ashkenazi de Costa Rica, como
lo hicieron algunos de los sefarditas que llegaron al país posteriormente.
El Cementerio Extranjero contiene otras lápidas correspondientes a personas de
origen sefardita por ejemplo Méndez, Chumaceiro, De Castro, De Mercado, Salas
de Lima, López- Henríquez, etc., apellidos típicamente sefarditas (Anexo 1,
Ilustraciones 61- 69).
Esta información del Cementerio Extranjero, se convierte en una fuente riquísima
para el estudio de la llegada de los primeros judíos sefarditas a Costa Rica y
establece su fecha de nacimiento, muerte y procedencia, relaciones familiares,
etc. Los primeros nacimientos ocurridos en Costa Rica no fueron registrados ya
49
que al no ser inscritos en registros parroquiales por su condición de judíos y a falta
de un Registro Civil, se desconocen estos datos. Como ya mencionamos, esto se
empezó a conocer después de 1888 gracias al establecimiento del Registro Civil,
que a partir de ese momento constituye una valiosa fuente de información.
50
IV
LOS JUDÍOS ASHKENAZITAS
Antecedentes
Leyes antisemitas de Europa Oriental
En el año 306 (S. IV) en el Sínodo de Elvira, se prohibió bajo penas muy severas,
sentarse a la mesa de un judío, casarse con ellos y se llegó a amenazar con la
excomunión, por el simple hecho de hablar con ellos.10 De la variedad de leyes
antijudías que se dieron entre los siglos XVI al XVIII, están:
Primero, le fue impuesta la insignia amarilla, después fue aislado en el gueto, no
podía poseer tierras, tenía que usar una ropa especial, debía hacerse a un lado
cuando pasaba un cristiano, no podía construir sinagogas, no podía entablar
amistad con ningún cristiano y podía dedicarse solo a un número restringido de
profesiones y oficios, sobre todo en Europa Oriental. Empezaron también los
pogroms.11
10 Jorge Blaschke, et. al., La Caída del Imperio Vaticano (Barcelona, Robinbook, 1992): 55. 11 Max I. Dimont, Jews, God, and history (New York, New American Library, 1964): 266.
51
Los judíos llegan a Polonia
El reino de Polonia fue el que atrajo al mayor número de judíos quienes estuvieron
viviendo en esa región desde la más remota antigüedad, como lo evidencian las
antiguas inscripciones en Crimea que se remontan al primer siglo de la era común.
En los siglos X y XI, el país continuaba económicamente atrasado y necesitado de
mercaderes y artesanos. La inmigración creciente empezó en el siglo XII. Los
príncipes de la zona les instaban a llegar y les daban protección y ayuda.
Posiblemente, los judíos fueron los primeros acuñadores de moneda en Polonia,
pues algunas de las más antiguas monedas del siglo XIII tienen inscripciones en
hebreo.
Luego, la inmigración de Alemania se impuso y absorbió el elemento autóctono
judío, resultando la alemanización, sobre todo en el aspecto intelectual y del
idioma: Por ejemplo, el idish dialecto que hablaban en el Alto Alemán medioeval y
que se enriqueció con incontables palabras del hebreo. También el estudio del
Talmud lo implantaron con gran fuerza.
La llegada de judíos alemanes fue estimulada por los príncipes regionales y
soberanos polacos, después de la reunificación de Polonia en el siglo XIV. Entre
los privilegios que les otorgaban estaba el pliego básico de protección concedido
por Boleslao V (1227-1279) Duque de Kalisz en el año 1264, documento que
aseguraba la protección legal y garantizaba la vida y la propiedad judía, la
inviolabilidad de las sinagogas y los cementerios judíos. El rey Casimiro el Grande
52
(1333-1370) confirmó el convenio en 1334 (Estatuto de Kalisz) y extendió su
validez a todo el territorio del reino.
Inevitablemente, los judíos poloneses adoptaron mucho de los hábitos del pueblo
polonés, por ejemplo la vestimenta corriente del aristócrata local, con largos
caftanes y gorros redondos rodeados de piel, se transformó en su atuendo
característico. Empero, la vida religiosa e intelectual permaneció inalterada por la
influencia externa. Los judíos de Polonia eran famosos por su dedicación al
estudio. No había ciudad que no tuviera un rabino y donde no existiera una
escuela talmúdica (Yeshiva).
Casi puede decirse que todo padre de familia, podía ser considerado un erudito y
todo hogar que podía permitírselo, mantenía a un maestro para sus hijos. Por eso
Polonia se convirtió a partir del siglo XVI, en el centro más grande de erudición
judía del mundo, produciendo rabinos famosos como Shalom Shajna, director de
la Yeshivá de Lublin, Moisés Ysserles, cuyas acotaciones al Código ritual de Josef
Caro, el Shuljan Aruj (mesa tendida), regulan hasta el día de hoy, las prácticas
religiosas de todos los judíos ashkenazitas y Salomón Luria, cuyo mérito reside en
el estudio filosófico del Talmud con el propósito de determinar sus textos más
auténticos.
Con el tiempo, el judaísmo polaco creó y perfeccionó uno de los más notables
instrumentos de autonomía judía en la diáspora, en 1580, denominado el “Consejo
de los Cuatro Países”. El reino de Polonia estaba compuesto por la unión de
principados independientes originalmente. Así las diversas organizaciones
53
regionales judías resolvieron formar una institución coordinadora, para la
protección de sus intereses y la división equitativa de la carga tributaria. Esta
funcionó del siglo XVI al XVIII, casi como un parlamento judío.
La degradación económica del judaísmo de Polonia, durante el siglo XVIII, socavó
la autoridad del “Consejo de los Cuatro” y en el año 1764 fue abolido por el
parlamento polaco.
En el período de las dos guerras mundiales, Polonia contaba con una población de
tres millones de judíos o sea el 10% de la población total del país. Los derechos
igualitarios existían solo en el papel. El endémico antisemitismo polaco se ponía
de manifiesto de diversas formas, sobre todo en las universidades, donde
estudiantes cristianos, con la complicidad de sus profesores, intentaban excluir a
sus compañeros judíos de la aulas. En la esfera económica, esta tendencia
asumió la forma de un boicot apoyado por el gobierno. La consecuencia fue la
creciente pobreza de la población judía, que acabó por asumir proporciones
tremendas.
El judío siempre fue acusado de pertenecer al pueblo deicida y no fue hasta 1965
que el Concilio Vaticano eliminó dicha acusación.
En el siglo XVI el centro espiritual del judaísmo mundial se había trasladado de
Europa Occidental a Europa Oriental. Para 1800 la mitad de la judería mundial
vivía en Europa Oriental. La comunidad hebrea de Polonia fue el centro más
importante del judaísmo mundial hasta 1939.
54
Entre 1648 a 1658 de cien mil a quinientos mil judíos fueron asesinados por los
ejércitos cosacos, ruso y polaco, setecientas comunidades fueron arrasadas y solo
el 10% del judaísmo ucraniano sobrevivió. Esta fue la matanza más grande antes
de la era hitleriana. Por otra parte, los pogroms que se dieron en Rusia en 1881
motivaron la migración hacia otros espacios. La primera oleada migratoria y la
mayor de Europa Oriental a América, no llegó a Costa Rica.
En 1927 el judaísmo polaco había caído en tal pauperización que el 40% vivía de
la asistencia social y el 50% estaba sin empleo y la situación empeoraría en los
años treinta.
La industria liviana era en el año de 1931 el sector de la economía más importante
de la población hebrea en Polonia.
La inmigración judía polaca a Costa Rica
La inmigración judía costarricense a finales de la década de 1920 fue producto
tanto de la industrialización polaca, como de la política antisemita de ese gobierno.
Este primer grupo formó a partir de 1927 la comunidad judía de Costa Rica y el
segundo grupo, emparentado con el anterior, llegó después de la Segunda Guerra
Mundial.
La inmigración judía se inició en Costa Rica en 1929 ya que a partir de 1924 no se
les permitió ingresar más a los Estados Unidos, ni a Argentina que cierra su
inmigración en 1930. Por eso se piensa en Costa Rica. Hasta el cinco de marzo
55
de 1931 la entrada fue casi completamente libre. Para este año había que pagar
en tierra, la suma de veinticinco dólares.
La inmigración a Costa Rica fue de gente joven, de veinticinco a treinta años y
constituye un movimiento familiar. El hombre llega primero y trae después a su
familia. Casi todos los que llegaron en la administración del presidente Ricardo
Jiménez (1932-1936) tuvieron el visto bueno del mandatario. El hecho de que se
dedicaron a otro oficio que no fuera la agricultura, exigencia que imponía el
gobierno costarricense a los inmigrantes, dio pie a que se les acusara de que
estaban “ilegalmente” en el país o que eran elementos “nocivos” y como tales,
merecedores de la expulsión.
La extensión de un sistema de crédito a las clases populares fue un hecho
revolucionario en el país, porque se desconocía. Estos mercaderes fueron al
principio casi en su totalidad judíos polacos. Por ejemplo, la tienda “Mil Colores”
(1930-1945), vendía las mercancías a los ambulantes y ellos se desplazaban a
Heredia, Alajuela y Cartago. Para 1936 ya había vendedores ambulantes no
judíos. Los vendedores ambulantes al no pagar patente, ni local, entraron en
conflicto con el comercio tradicional establecido, de españoles, alemanes,
libaneses, etc.
La ola migratoria a Costa Rica se dio entre 1930 y 1939 con un número de
quinientos cincuenta y seis personas de las cuales muchas decidieron quedarse
en el país. No todos los polacos eran judíos y en este período ingresaron noventa
y tres no judíos. Este flujo migratorio planteó serios problemas que tendrá
56
repercusiones políticas durante el Gobierno de León Cortés (1936 a 1940) que se
manifestaron en la práctica en actitudes antisemitas. Por ejemplo, decretando una
restricción de la inmigración de judíos y con frecuentes campañas de prensa de
hostigamiento a la colonia hebrea. Esto revela que la prensa jugó un papel
relevante en la difusión de estas actitudes, al informar sobre los esfuerzos oficiales
por regular la entrada de nuevos inmigrantes.12
En 1936 durante la administración de León Cortés, se ordenó una nueva
investigación para evitar los errores del gobierno anterior que permitió el ingreso
indiscriminado de extranjeros al país. Se amenazó con expulsar a los que no
estaban al día con sus papeles y se aumentó de mil a cinco mil colones el
depósito exigido a cada extranjero, con el propósito de restringir la inmigración.
Se dieron instrucciones específicas a los consulados para que no concedan visas
a polacos y judíos “por ser de raza no aria” (informes de Max Effinger, ciudadano
alemán y hombre de confianza del presidente Cortés, quien fue Director de Obras
Públicas). Una de las características principales de Cortés fue su gran admiración
por la Alemania nazi. Su padre, de origen colombiano, estudió medicina en
Alemania. Durante su gobierno se dio un auge del nazismo en Costa Rica que se
manifestó en la existencia del partido nazi, grupos pro Eje y propaganda nazi,
dirigida por Otto Reinebeck, ministro del Reich en Costa Rica.
12 La Tribuna, “Grave escándalo con motivo de la inmigración fraudulenta de dieciocho ciudadanos polacos”, 26 de octubre de 1933, 1 y 8.
57
Tabla 3. Inmigración judía polaca a Costa Rica, 1917-1940.
Año Inmigrantes
1922 1
1922 1
1923 1
1924 1
1925 4
1926 1
1927 2
1928 6
1929 13
1930 80
1931 85
1932 48
1933 56
1934 58
1935 51
1936 83
1937 30
1938 30
1939 14
1940 2
Fuente: La Tribuna, “Grave escándalo con motivo de la inmigración fraudulenta de dieciocho ciudadanos polacos”, 7 de marzo de 1941, 2.
58
Gráfico 1. Inmigración judía polaca a Costa Rica, 1917-1940.
Fuente: Misma de la Tabla 3.
Max Effinger rechazó solicitudes de ingresos de judíos a Costa Rica con
observaciones inherentes a la dignidad humana.
En el gobierno de Calderón Guardia (1940-1944) se formó un comité del Congreso
que ya mencionamos, dirigido por Ricardo Toledo para investigar la inmigración
ilegal, pero que en el fondo se refería al problema judío. Las firmas judías tuvieron
que tener sus papeles en orden y eran obligados a cooperar con el mencionado
Comité del Congreso.
Terminada la investigación, recomendaron a la administración de Calderón
Guardia expulsar a los judíos cuya permanencia era ilegal y a un control estricto
59
de lo que era la inmigración. “La gravedad de la plaga que nos devora son los
judíos y polacos”.13
Sin embargo en 1940, bajo la administración del Dr. Calderón Guardia, le fue
revocado el libre franqueo a la embajada de Alemania, por abusar de la
distribución de la propaganda nazi.
En general los judíos en Costa Rica pasaron algo inadvertidos con los problemas
derivados de la Segunda Guerra Mundial, pero la política del gobierno no cambió
mucho, hasta llegado el gobierno de José Figueres Ferrer. Calderón negó la
entrada a un gran número de judíos asiáticos y pareciera que no les profesaba
mucha simpatía.14
Tabla 4. Cantidad de individuos naturalizados por periodos presidenciales, 1929-1958.
Administración Cantidad Ricardo Jiménez Oreamuno (1924-1928) 7 Cleto González Víquez (1928-1932) 33 Ricardo Jiménez Oreamuno (1932-1936) 16 León Cortés Castro (1936-1940) 0 Rafael Ángel calderón Guardia (1940-1944) 38 Teodoro Picado Michalski (1944-1948) 166 José Figueres Ferrer (1953-1958) 95
Fuente: Archivo de la Sección de Opciones y Naturalizaciones del Registro Civil: 1) Tomo de Acuerdos del Ministerio de Relaciones Exteriores (1888-1949). Tomo de Naturalizaciones (1950-1959)
13 Rudy Guerrero Portales, Costa Rica y Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial (San José, Editorial Costa Rica 1994): 66. 14 Ibid., 68.
60
Como puede observarse en la Tabla 4, durante el gobierno de León Cortés y en
los tres primeros años de la administración Rafael Ángel Calderón Guardia no
hubo naturalizaciones. Con Teodoro Picado Michalski aumentó la cantidad de
inmigrantes naturalizados, y después de promulgada la Constitución de 1949, se
naturalizaron los que no lo habían podido hacer.
El expansionismo hitleriano consideraba a América Central como un objetivo
importante. El comercio fue un instrumento de presión de Alemania. También la
presencia de diplomáticos, con instrucciones de entrometerse en la política interna
de Costa Rica.
Otro objetivo eran acciones militares si se apartaba del esquema nazi. También
se utilizaba a los simpatizantes de este país como una “quinta columna”.
La campaña antisemita se extendió hasta los sectores del clero tradicional, donde
a través del periódico “La Época” condenaba a los judíos y exaltaba la vida
alemana.15 Decía que los trabajadores no debían dejarse embaucar por el
judaísmo soviético:
Trabajadores de todo el mundo: no os dejéis embaucar por el judaísmo soviético, mentiroso y falaz que no busca en nosotros sino sus conveniencias raciales, para después convertiros también en esclavos.16
15 Ibid., 104-105. 16 Ibid., 104.
61
Cuando visitó Costa Rica el buque alemán Schlewig – Holstein, el mencionado
rotativo publicó en primera página un saludo efusivo al comandante y tripulación:
Al honorable caballero y comandante Krause, alta oficialidad y cadetes del buque alemán “Schlewig – Holstein”. Vuestro arribo a estas playas a tiempo anunciado fue vivamente esperado por el pueblo de Costa Rica que hoy siente la pena de la despedida.17
Por otro lado, eran persistentes las notas y comentarios en contra de la población
judía. La siguiente información se refiere a una denuncia sobre ventas de licores
en Belén.
La fuente de Ojo de Agua, así como se explota es una bofetada judía a la decencia belemita. La venta de licores a escondidas de la policía, sin el freno de la ley que la autoriza y la regula, y los baños públicos – manifestaciones impúdicas de nudismo a la vista de todo el mundo.18
Esta noticia demuestra una actitud obcecada y patológica para exagerar y publicar
con avisos sensacionalistas la actividad comercial de los judíos. Normalmente en
los balnearios se expende licor y las personas usan vestidos de baño.
El clero tradicional atacaba con vehemencia a los judíos, a la masonería, a los
comunistas, a los Estados Unidos y defendía a la Alemania Nazi, la España de
Franco y la Italia de Mussolini.
En la correspondencia del servicio diplomático y consular se menciona
expresamente la prohibición de conceder visas a judíos y polacos. Por ejemplo: el
17 Ibid., 61. 18 Ibid., 104
62
representante consular de Suecia, informaba que habían dos mil judíos alemanes
que no podían regresar a Alemania por las leyes de la Alemania nazi y se
solicitaba su entrada, pero fue denegada.
Holanda también hizo la misma solicitud y fue denegada. Las solicitudes de la
población hebrea procedían de diferentes lugares, pero la Sección de Relaciones
Exteriores interpretaba fielmente las leyes alemanas, como en el caso de un
ciudadano alemán cristiano pero con abuelos judíos, el Dr. Hans Egon Feder a
quién también se le denegó su solicitud.19
Tengo la intención de emigrar porque según las “leyes de Nuremberg” desde el año 1935 soy considerado aquí como judío. Esto es sumamente duro para mí, pues de nacimiento no soy judío ni tengo relación alguna con los judíos. Mis padres ya no eran judíos, educaron a mi hermano y a mí conforme a nuestra religión cristiana, por lo que conforme a nuestra educación y por el medio ambiente en que vivimos no tuvimos contacto alguno con judíos. Pero como las leyes alemanas de hoy día toman en cuenta los abuelos, la ley me alcanza a mí.
Guillermo Kantz, cónsul de Costa Rica en Budapest solicita de parte de un instituto
filantrópico el permiso, para que miles de jóvenes judíos de entre veinte y treinta
años puedan vivir en Costa Rica pues disponían de los quinientos dólares
requeridos y también fue denegada.
Además en la prensa se denunciaba que los judíos dominaban el comercio, la
industria, agricultura y demás actividades comerciales, lo que contribuyó a
aumentar el clima hostil en su contra (competencia con los comerciantes
españoles y otros).
19 Ibid., 127
63
Max Effinger tenía plena autoridad para dictaminar sobre el ingreso de hebreos.
Además, los alemanes que llegaban a Costa Rica no tenían que pagar.
El periódico La Prensa Libre (4 de mayo 1939) informaba de una invitación de la
Asociación cultural de estudiantes de derecho, de una conferencia sobre “El
problema judío”, que ofrecía la “Unión Patriótica Costarricense” con el objeto de
demostrar si convenía o no al país, la inmigración judía.
Todo esto refleja el asedio en que vivía la colonia con la campaña que se hacía en
la prensa.
Las campañas antisemitas de 1933-1941.
Los grupos opuestos a la llegada y permanencia de los judíos trataron de lograr su
fin, mediante la revisión de las leyes de inmigración del Código Legal. Estos
esfuerzos tuvieron su máxima expresión entre 1933 - 1936 y 1939 -1941. En 1951
Y 1952 se dieron casos de campañas antijudías, pero ya no dirigidas al campo de
las leyes de inmigración o de la expulsión, sino por medio de ataques directos y
limitados al campo político.
El primer intento por limitar la entrada de los judíos fue con relación a la política de
Ricardo Jiménez, como ya mencionamos, en los años 1932-1934 frente a
repetidas acusaciones del ingreso ilegal de inmigrantes poloneses. Don Ricardo
ordenó una serie de investigaciones y un control más estricto por parte de los
oficiales de gobernación. La respuesta de la colonia a estas acusaciones fue
64
manifestar que han “estado al amparo de las leyes del país y trabajan
honradamente, prestando grandes servicios a las clases pobres en el comercio.”
En 1934 el presidente ordenó una revisión de los papeles de “todos los polacos
residentes en Costa Rica, para depurar la población de ellos en el país, cuya
mayor parte se dedicaban al comercio ambulante” La revisión se llevó a cabo
parcialmente.
En 1936 con León Cortés se dio nueva vida a esta polémica con la investigación
de supuestas irregularidades de la administración pasada. El nuevo gobierno
insistió en que se había permitido “durante largo tiempo el ingreso de todos los
extranjeros al país sin llenar los más importantes requisitos.”
Encontraron que pocos habían hecho el depósito de mil colones y que todos los
poloneses habían ingresado libremente, hecho que indignó a los nuevos
gobernantes. León Cortés ordenó una minuciosa investigación acerca de la forma
de ingreso de gran número de poloneses y amenazó con la expulsión de los que
se hallaban ilegalmente en el país. Al final de su gestión, Cortés levantó un censo
de todos los judíos residentes en Costa Rica, sin lograr un empadronamiento total,
por la falta de cooperación de los afectados.
Fue en este contexto que Ricardo Jiménez presentó su defensa pública, mientras
que otros como Enrique Yankelewitz, miembro de la colonia hebrea, solicitaron la
intervención de Cortés para poner fin a los efectos más ofensivos de la campaña,
ya que la situación legal de la inmigración se había aclarado, “sin encontrar
anomalías en cuanto a los poloneses”. Cortés intervino y dijo que no podía
65
impedir la campaña en contra de la colonia, en vista de “nuestra libertad de
prensa”.
Frente a esto, una firma de abogados de París y representantes del Comité de
Protección de Refugiados, con sede en Nueva York, se opusieron a esta acción e
hicieron gestiones frente al gobierno de Costa Rica, para lograr un cambio de
política frente a los judíos y los refugiados inmigrantes.
La reacción del gobierno fue negativa, al asegurar que habían participado en el
movimiento restrictivo de la inmigración solo “para mantener en Costa Rica el
equilibrio económico-social, sin que estas medidas significaran una política
antisemita o anti inmigrante.”
Sin embargo, la inmigración judía no se detuvo. Al asumir el poder Calderón
Guardia, se acusaba al régimen de Cortés de haber permitido “la mayor invasión
polaca a Costa Rica, el ochenta por ciento de esos elementos, ingresaron de
forma irregular al país.”
Con estas afirmaciones y respondiendo a una interpelación de ciento veinte
comerciantes nacionales, Calderón Guardia, bajo el liderazgo parlamentario del
diputado Ricardo Toledo, estableció una comisión investigadora, desatando la
campaña anti-judía más intensa que cualquiera que se hubiera dado en el
gobierno de Cortés. Se anunció que todos los polacos mayores de dieciséis años
que no se hayan presentado ante la comisión investigadora, serían declarados en
rebeldía. Las recomendaciones de la comisión, no fueron adoptadas por Teodoro
Picado (1944-1948), quien fue defensor de la comunidad en varias ocasiones. La
66
sinagoga fue saqueada en 1948 y también se había cerrado el matadero para la
carne kosher (ritual judío para la preparación de alimentos).
Después de la Segunda Guerra Mundial algunas familias y refugiados de Europa
se establecieron en Costa Rica mediante los esfuerzos de familiares ya residentes
en el país, o por medio de organizaciones internacionales de ayuda.
Con Otilio Ulate (1951-1952) hubo actos de vandalismo contra casas de judíos en
la Sabana. En el Diario de Costa Rica se hace campaña en contra de los judíos.
“Perros Judíos”, aparece en las paredes de las casas. En 1952 hubo un desfile,
para apoyar una legislación tendiente a “nacionalizar” el comercio, encabezada
por el Comité Junta Patriótica Costarricense.
Esto llegó a su clímax, con la colocación de bombas frente a la casa y tienda de
Manuel Steinberg, al igual que a la tienda de Felipe Dachner en junio de 1952, que
causó daños. Estos hechos pusieron a la opinión pública en contra del movimiento
anti-judío.
También grupos políticos de los Estados Unidos presionaron contra el gobierno de
Costa Rica para que cedieran las manifestaciones antisemitas. La última de estas
manifestaciones se dio entre 1955-1960, cuando hasta el Arzobispo de San José
Monseñor Rubén Odio, salió a defender a la comunidad de los ataques planteados
por los voceros de la causa Palestina.
Los judíos empezaron a participar en política a partir de 1960 hasta el presente y a
militar en diferentes partidos.
67
68
CONSIDERACIONES FINALES
Los judíos con casi cuatro mil años de historia, han sufrido todo tipo de
vejámenes: matanzas, expulsiones, pogroms, entre otros. Sin embargo, aunque
han desaparecido física y espiritualmente muchas comunidades, el judaísmo se
mantiene hoy en día, a pesar de la diáspora y de constituir una minoría entre las
naciones del mundo, gracias en parte a la transmisión de su cultura.
La creación del estado de Israel en 1948, ha significado un hogar para este pueblo
que después de la destrucción del Segundo Templo en el año 70 de la era común,
ha vagado por todos los lugares del mundo. La culminación del deseo de sus
enemigos de hacerlo desaparecer se dio en dos momentos históricos diferentes,
uno de ellos fue la inquisición, que permaneció durante cuatro siglos y que mermo
tanto física como espiritualmente a la población judía, de Europa y de América y
luego el holocausto, donde fueron asesinados seis millones de ellos, o sea la
tercera parte del pueblo hebreo en ese momento que contaba con diez y ocho
millones, antes de la Segunda Guerra Mundial.
Analizando el pasado del judaísmo en Costa Rica, llegamos a la conclusión de
que un grupo étnico, cultural y religioso solo puede perpetuar su existencia, a
través de la creación de instituciones comunitarias como escuelas, sinagogas,
cementerios, u otros., donde las nuevas generaciones puedan aprender y practicar
su cultura, religión y mantener su propia identidad. De otra forma están
condenadas a desaparecer.
69
En un país la diferenciación cultural y los distintos grupos humanos representan su
riqueza en el campo de la libertad y democracia pues este sistema les permite
expresarse libremente y eso es precisamente lo que ha ofrecido Costa Rica al
pueblo judío.
70
ANEXO I.
LÁPIDAS EXISTENTES EN EL CEMENTERIO
EXTRANJERO
71
Ilustración 1. Lápida de Erick Keibel, 1880-1966; y Susi Keibel geb Steindler, 1891-1966 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
Ilustración 2. Lápida de Trudl Keibel Steindler, 1914-2003 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
72
Ilustración 3. Lápida de Max Keibel Steindler, 1915-1995 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
Ilustración 4. Lápida de Lucille Robles Robles, falleció en 1903 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
73
Ilustración 5. Lápida de Leah Leita Robles Rodríguez, 1874-1907 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
Ilustración 6. Lápida de Moisés L. Maduro, falleció en 1889 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
74
Ilustración 7. Lápida de Samuel L. Maduro, 1868-1926 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
Ilustración 8. Lápida de Rosa L. Maduro, 1868-1959 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
75
Ilustración 9. Lápida de Sarita L. Maduro, 1896-1989 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
Ilustración 10. Lápida de Moses L. Maduro, falleció en 1908; y Sarah L. Maduro, falleció en 1928 (Fotografía
propiedad de Sara Befeler).
76
Ilustración 11. Lápidas de Esther Sasso Robles, 1846-1918; y Mordecai Athías Robles, 1846-1912 (Fotografía
propiedad de Sara Befeler).
Ilustración 12. Lápida de Abigail Adela Sasso Hallman de Robles, 1870-1910 (Fotografía propiedad de Sara
Befeler).
77
Ilustración 13. Lápida de Elias Athías Robles de Castro, 1925-2001 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
Ilustración 14. Lápida de Isaac David Sasso, 1861-1913 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
78
Ilustración 15. Lápida de David Isaac Sasso, 1901-1920 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
Ilustración 16. Lápida de Abraham Athías Robles, 1860-1928 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
79
Ilustración 17. Lápida de Leah Alice Robles, 1860-1952 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
Ilustración 18. Lápida de Florence Sasso Robles de Pauly, 1895-1974 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
80
Ilustración 19. Lápida de Evelyn Sasso de Sasso, 1898-1979 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
Ilustración 20. Lápida de Samuel A. Sasso Sasso, 1923-1989 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
81
Ilustración 21. Lápida de Alfredo Sasso Robles, 1897-1978 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
Ilustración 22. Lápida de Santos Pauly, 1895-1932 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
82
Ilustración 23. Lápida de Donald Pauly Sasso, 1926-1984 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
Ilustración 24. Lápida de Edward Sasso Robles, 1899-1960 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
83
Ilustración 25. Lápida de Abram C. Sasso, 1904-1960 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
Ilustración 26. Lápida de M. Oswald Sasso R., 1894-1967 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
84
Ilustración 27. Lápida de A. Rudolph Sasso Robles, 1893-1981 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
Ilustración 28. Lápida de David C. Sasso Sasso, 1900-1987 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
85
Ilustración 29. Lápida de Benjamín Sasso C., 1909-1930 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
Ilustración 30. Lápida de Samuel A. Sasso, 1869-1939 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
86
Ilustración 31. Lápida de Raquel S. Sasso, 1897-1957 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
Ilustración 32. Lápida de Leonie C. de Sasso, 1872-1962 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
87
Ilustración 33. Lápida de Norman Sasso Beer, 1931-1987 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
.
Ilustración 34. Lápida de Alberto M. Pauly Sasso, 1928-1999 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
88
Ilustración 35. Lápida de Roberto Sasso Sasso, 1928-2004 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
Ilustración 36. Lápida de Raymond Pauly Sasso, 1924-2000 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
89
Ilustración 37. Lápida de Leita Sasso Sasso, 1922-2006 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
Ilustración 38. Lápida de Isaac David Sasso Sasso, 1926-2011 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
90
Ilustración 39. Lápida del Dr. Maximiliano Fischel, 1869-1935 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
Ilustración 40. Lápida de Ada Fischel y Emily Robles Sasso, 1881-1965 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
91
Ilustración 41. Lápida de Sophie Fischel Robles de Sasso, 1907-1961 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
Ilustración 42. Lápida de Alberto M. Sasso, 1898-1978 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
92
Ilustración 43. Lápida de Simcha S. de Sasso, 1902-1964 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
Ilustración 44. Lápida de David L. Maduro, 1905-1968 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
93
Ilustración 45. Lápida de Stanley L. Maduro Sasso, 1903-1992. (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
Ilustración 46. Lápida de Carmen Beer, 1906-1985 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
94
Ilustración 47. Lápida de Zillah Sasso M., 1906-1975 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
Ilustración 48. Lápida de Dylia Sasso M., 1906-1985 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
95
Ilustración 49. Lápida de Sylvia M. Chumaceiro, 1871-1962 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
Ilustración 50. Lápida de Gwendoline Robles Sasso, 1895-1972 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
96
Ilustración 51. Lápida de Lelia Robles, 1898-1955 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
Ilustración 52. Lápida de Ancel Sasso Robles, 1907-1962 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
97
Ilustración 53. Lápida de Esther Esquivel Robles, falleció en1941 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
Ilustración 54. Lápida de Maurice Jacob Piza Gabriel, 1897-1970 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
98
Ilustración 55. Lápida de Lillian Piza Benzecry, 1901-1963 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
Ilustración 56. Lápida de Joshua Piza Ascoldi, 1864-1954 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
99
Ilustración 57. Lápida de David A. Lindo, falleció en 1944 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
Ilustración 58. Lápida de Isaac A. Amón Betzallel, 1900-1988 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
100
Ilustración 59. Lápida de Victoria Cario Amón, 1904-1971 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
Ilustración 60. Lápida de Víctor Amón C., 1928-2006 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
101
Ilustración 61. Lápidas de Jacob Athías Robles, 1897-1970; y Rachel de Castro de Robles, 1896-1978 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
Ilustración 62. Mausoleo de Ethel Robles de Salas, 1899-1944; Irma Salas Robles, 1919-2005; y Moisés H. Salas de Lima, 1883-1948 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
102
Ilustración 63. Lápida de Moses Ancel, 1861-1906 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
Ilustración 64. Lápida de Anita Robles, 1910-1945 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
103
Ilustración 65. Lápida de Consuelo Halman del Valle de Maduro, 1913-1999 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
Ilustración 66. Lápida de Morris Fidanque Maduro Fidanque, 1914-1998 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
104
Ilustración 67. Lápida de Gladys Capriles de L. Maduro, 1907-2001 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
Ilustración 68. Lápida de Naomi Sasso, 1899-1952 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
105
Ilustración 69. Lápida de Esther Estell Sasso, 1887-1907 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
106
ANEXO II.
INFORME DE LA COMISIÓN DEL CONGRESO SOBRE LA
SITUACIÓN DE LOS POLONESES EN COSTA RICA.
107
NO DEBEMOS PERMITIR QUE EL CAPITAL ISRAELITA, NI DE NINGUNA
OTRA NACIONALIDAD, LLEGUEN A DOMINAR EL NACIONAL. ∗
EL MISMO CAPITAL JUDÍO TRABAJA EN COSTA RICA PORQUE SON JUDÍOS
LOS GRANDES BANQUEROS DE TODO EL MUNDO.
Ese capital goza de respeto y de todos los derechos, porque no tenemos
prejuicios raciales.
CONDENAMOS LAS ORGANIZACIONES QUE VIENEN A ANIQUILAR O A
TRATAR DE ENVILECER AL COSTARRICENSE
Que se tomen las medidas necesarias para que los poloneses y extranjeros
suspendan sus actividades de buhoneros, dándoles un término prudencial para
que liquiden sus negociaciones pendientes.
Trascendental informe de mayoría rindió ayer la comisión especial que integró el
Congreso, para examinar el problema de inmigración de extranjeros,
especialmente de polonesa.
El diputado don Bernardo Benavides se separó del dictamen de mayoría en
cuanto al capítulo de que debe hacerse salir del país a la población polonesa
∗Diario de Costa Rica, “No debemos permitir que el capital israelita, ni de ninguna otra nacionalidad, lleguen a dominar al nacional”, 7 de marzo de 1941, 1 y 6-7. Muchos de los apellidos consignados en las listas que aparecen en este anexo poseen errores de escritura, debido posiblemente a los problemas que entablaba el idioma de los extranjeros recién llegados y aún de los radicados. Se mantiene el resaltado de ciertas expresiones en mayúscula.
108
Dentro de nuestra civilización cristiana pueden encontrar la paz que necesiten y
vivir felices, todos los extranjeros.
Completando las referencias nuestras precedentes, publicamos los textos de los
dictámenes de mayoría y de minoría rendidos ayer por la Comisión especial que
integró el congreso, para examinar el problema del ingreso de extranjeros,
especialmente el de poloneses. Esos documentos son los que siguen:
Congreso Constitucional:
Una carta de un grupo de comerciantes de esta ciudad, dirigida al diputado don
Ricardo Toledo Escalante, donde le cuenta de las actividades de los poloneses
originó la moción de aquel distinguido representante y que dice así:
“Para que se nombre una Comisión integrada por dos señores diputados que
conjuntamente con dos delegados del Poder Ejecutivo, a quien se le hace atenta y
respetuosa excitativa para que haga el referido nombramiento, y dos
representantes del Comercio Nacional que serán nombrados por la Cámara de
Comercio de Costa Rica, investigará cada uno de los casos de ingreso de todos
los ciudadanos polacos y de otras nacionalidades que residen en el país en virtud
de los permisos otorgados por el Poder Ejecutivo y rinde un informe amplio al
Congreso con el propósito de dictar las medidas pertinentes a fin de normalizar la
angustiosa situación de que se queja el Comercio Nacional.
109
Para integrar esa Comisión tuvimos el honor de ser designados don Miguel Ángel
González Camacho y don Luis Fernando Jiménez por el Poder Ejecutivo; don
José Barzuna Sauma y don Francisco Chacón Chacón, por la Cámara de
Comercio de Costa Rica, la que más tarde, por renuncia del señor Barzuna Sauma
– motivada en un viaje al exterior – reemplazó con don José Manuel Llobert Riba;
y por vuestra Cámara, los suscritos diputados Carballo y Benavides.
Iniciada nuestra labor, se dictó, a iniciativa del Poder Ejecutivo, la ley muy
oportuna que ordenaba establecer la Oficina de Migración, departamento que
tiene, entre muchas funciones, lo que se nos ha encomendado. No obstante eso,
la Comisión creyó del caso continuar en su trabajo hasta tanto aquel nuevo
organismo entrara al ejercicio de sus funciones.
La moción se refiere a ciudadanos polacos y a individuos de otras nacionalidades,
pero como la queja se refería a los primeros, por ellos principiamos.
La fantasía popular hacía llegar el número de poloneses de dos mil y aun a cuatro
mil, según muchas opiniones. En nuestras listas tenemos setecientos cuarenta y
tres nombres (743), pero debemos descartar cuarenta y tres de individuos de otras
nacionalidades y que por estar enlazados con ellos, o por semejanza de apellidos
o por paridad de oficio, fueron empadronados por nosotros: son veintidós (22)
alemanes; dos (2) hindúes; nueve (9) mujeres costarricenses casadas con
poloneses y doce (12) judíos que quedan de los que llegan por Puntarenas en el
vapor Leme el veinticuatro de diciembre de mil novecientos treinta y ocho, y que
110
dicen ser checoslovacos unos y austriacos otros. Nos quedan setecientos (700)
poloneses de sangre.
De esos setecientos poloneses, cuyos nombres constan en nuestros registros,
sabemos que entraron: uno en 1917, uno en 1922, uno en 1923, dos en 1924,
cuatro en 1925, uno en 1926, dos en 1927, seis en 1928, trece en 1929, ochenta
en 1930, ochenta y cinco en 1931, cuarenta y ocho en 1932, cincuenta y uno en
1935, ochenta y tres en 1936, treinta en 1937, treinta en 1938, catorce en 1939, y
dos en abril de 1940, o sea un mes antes de iniciarse la presente administración.
No tenemos la fecha de entrada de siete. Han nacido en nuestro territorio ciento
sesenta y tres, nueve han contraído matrimonio con mujeres costarricenses.
Ninguna mujer se ha casado con varón costarricense.
De los datos de la Secretaría de Relaciones Exteriores, sumadas a otros nuestros,
se desprende, que del año 1928 al día, se han naturalizado cincuenta y siete
poloneses, de los cuales residen hoy en el país, treinta y tres que sumados a sus
esposas e hijos, dan un total de ciento ocho individuos.
Existe la impresión de que algunos de los que se ha ausentado – no solamente
ciudadanos polacos sino también de otras nacionalidades – han obtenido la carta
de naturalización para entrar como costarricense a otros países que tienen
señalado un cupo anual de inmigrantes de cada nacionalidad.
111
Para evitar ese fraude pensamos:
1º Que sería oportuno exigir, para otorgar carta de naturalización un tiempo de
permanencia en el país que garantice que el peticionario seguirá viviendo en
nuestra Patria. Diez años sería un término razonable.
2º Con el mismo fin creemos que debieran revisarse los expedientes de
naturalización para cancelar las cartas concedidas:
a) Sin haber permanecido en el territorio, previamente, durante todo el tiempo que
para obtenerlas exigía la ley, oyendo la defensa del interesado.
b) La de aquellos ciudadanos que no han vuelto al país dentro de los dos años
siguientes a su salida.
c) Que no se expidan cartas de naturalización a favor de individuos de
inmigración prohibida.
112
PASAPORTES:
Los varones tienen sus respectivos pasaportes, con excepción de los señores
− Noszek Audojozer − Herszek Lustman − Adolf Berlinski − Abraham Linñimer − Mayliech Fernando Daremblum − Isaac Faber
− Moisés Lechtman
− Chaim Glikier − Chaim Goldenberg − Moszek Icek Grimhads (quien
dice que lo remitió a México para su revalidación)
− Herzbo Memeistejn (quien dice que lo entregó a la Secretaría de Relaciones Exteriores, con su solicitud de naturalización)
− Icek Grinmspanholg (quien dice que se le quemó en un incendio)
− Aaron Mezier − Jacobo Mainemer
− Moisés Hoffman (quien dice que se le quemó en un incendio)
− Hernán Fisek − León Hockbrand
− Jankiel Kawer − León Kohen
− Benjamín Mymer − Judko Steinberg
− Mordka Josek Koss − Alexander Kohn
− Josef Wholstein − Rodolfo Wholstein
− Jochin Koziol − Fiszel Neuman − Jaime Koziol − Symchy Schalitel − Jaime Lijtman (quien dice que lo
perdió) − Inio Weinstosk
TOTAL: treinta y tres (33)
113
No se han presentado los pasaportes de los siguientes señores:
− Elka Riska − Rosa de Novigrod − Perla Kelman − Marta Grinhaus − Masia Teitelbaum − Sirla Zulter − Ester Rozens − Zonia Rockbrand − Chana Glat − Sara Ana Belaski − Hinda Noygelerinter − Rosa Grinbaum − Seindel Deutch − Ester Fizman − Frida Stupp − Ester Salzberg − Mary Montveliski − Sara Lustig − Ruth Billawer − Jety Ashendorf − Klara Kugelmas − Elsa de Deutch − Craja Sura Lukonieki − Fanny Ita Lepar − Fratadla Milstein − Juana Gutowska − Susana Mendoza de Litwin − Malka Kawa − Ester Miriam de Mainemer − Perla Nusynowikz − Loja Scheiner − Ofelia Budzyski − Fradla Loja viuda de Marbules − Buchla Leia Weinstock − María Smith viuda de Montveliski − Brucha Gutowska − Rebeca Berman − Masia Werefowiez − Mina Nowalski − Raquel Golgewitz
TOTAL: cuarenta (40)
114
Tampoco se han presentado los pasaportes de los siguientes señores:
− Neska Ari − Jaime y Sara Pelmuter − Ana y Rosa Flikier − Berte Pinchanski − Isaac Goldstein − María, Guitla y Elías Rajfer − Saúl e Isaac Grimhaus − Eida Ribner − Ida Grimhaus − José e Ismael Rockbrand − Moisés Grintein − María, Ana y Eugenia Roseé,
Natalia Rose − Miriam Gruzco − Ruth y Aaron Rozonstejn − Jaime Hartman − Henida Buima Rubinstajn − Elías Israliski − Natham, Juana y Samuel
Rudeiman (hijos de naturalizado) − Rosa y Rebeca Koslowski (hijas
de naturalizados) − Ofelia y Amalia Steinberg
− Sosa Lejkin − Masia y Jacobo Teitelbaum − Angela Sima Mainemes − Edith y Ruth Topf − Maloha, Regina y Elena Neuman − Hersz Waibleder − Israel Izidor Nowalski − Daid Zeitung − Ruth Navigrod − Frauncha Zonzinski − José Nisinmski − Rosa y Samuel Zuzter
TOTAL: cincuenta y uno (51)
Por regla general, los niños con sus madres son comprendidos en un solo
pasaporte familiar.
Muchas de las personas citadas las tendrán, pero no las han presentado, porque
para evitarles molestias, hasta donde ello fuere posible, procurarnos no hacer
venir al despacho a las mujeres, esperando que sus maridos o hermanos, traerían
los papeles de ellas, atendiendo al llamamiento que por los periódicos y en avisar
muy legibles hicimos. Y porque como las actividades comerciales acusadas como
faltas de lealtad, son ejercidas por los poloneses varones, creímos llenar nuestro
115
cometido haciendo comparecer a los hombres, jefes de familias, para que
suministraran todos los datos requeridos.
En muchos casos fracasamos; muchos señores no concurrieron ni los hombres de
sus casas presentaron los papeles de ellos; probablemente no comprendieron la
atención que se les dispensaba.
Es muy posible que algunos varones no hayan concurrido tampoco a presentar
sus documentos, a pesar de nuestros avisos llamándolos. Para esos pedidos todo
el rigor de la ley, porque se han hecho renuentes al llamamiento de una Comisión
emanada del Poder Legislativo y porque pensamos que se ocultan porque carecen
de sus pasaportes y permisos requeridos para merecer vivir en nuestro territorio.
A esos varones renuentes al llamamiento de quien tenía derecho para hacerlo, se
les debe aplicar la expulsión, como caso similar lo ordenó el decreto Ejecutivo del
2 de setiembre de 1911, para los chinos que en término que al efecto se les daba,
no se hubieran presentado a dar los datos requeridos para inscribirlos en el
registro de ellos que aquel decreto ordenaba.
Entre los pasaportes presentados hay diecinueve, que señalan a sus portadores
como individuos “SIN NACIONALIDAD”, que son indudablemente expulsados,
porque esos documentos les sirven para salir de la frontera pero no para el
reingreso.
Muchos de los ciudadanos poloneses no han presentado el pasaporte que
debieran tener para entrar al país, sino uno de fecha posterior pedido por ellos
mismos desde aquí a la Legación de Polonia en México. Por la forma en que han
116
sido obtenidos, no podemos considerar esos pasaportes como buenos
documentos de identificación; no nos traen la convicción de que la persona que las
presenta para justificar su presencia en nuestro territorio sea la misma que con
ese nombre ingresara a Costa Rica. Explican algunos, que usan ese sistema para
que no caduquen sus pasaportes. Es esa una razón que tenemos para pensar
que muchos de ellos no han venido como inmigrantes de buena fe para su propio
bien y para el de nuestra Patria, pues parece que quisieran tener sus papeles
siempre listos para emigrar nuevamente en cualquier instante.
De los doce judíos que quedan en el país, de los que entraron por Puntarenas el
24 de diciembre de 1938, unos no tienen pasaportes y otros lo tienen como
“TURISTAS”. El señor Topf, su señora y dos hijos, tienen igualmente pasaporte
de TURISTAS y todos permanecen en el país a pesar de que según nuestras
leyes, el TURISTA puede permanecer solamente treinta días prorrogables por dos
períodos iguales más.
Nos parece oportuno señalar a este respecto la mala práctica que ha habido de
dar permiso definitivo de permanencia a personas que han venido como simples
turistas, porque al que quiere venir a Costa Rica como inmigrante, le exigimos
constancias de sanidad física y moral y referencias económicas, mientras que al
turista no le pedimos tantos requisitos indispensables para considerarlo deseable
en el territorio. En países de más experiencia que el nuestro, el permiso de turista
nunca se convierte en definitivo.
117
PERMISOS
La entrada de inmigrantes a nuestro territorio – salvados los casos de inmigración
prohibida –, no tuvo exigencias hasta el 5 de mayo de 1931 en que se dictó la Ley
Nº 39 que regiría por dos años, y en cuyo artículo primero se pedía la
presentación de mil colones ante la autoridad de lugar por donde el ingreso se
verificará. En su artículo segundo se autoriza al Poder Ejecutivo para rechazar
aquellos inmigrantes que juzgue nocivos al país.
Por Ley Nº 61 de 18 de marzo de 1933, se prorrogarán indefinidamente los
efectos de la anterior y se facultó al Poder Ejecutivo para exigir del inmigrante el
depósito de colones, en vez de la simple presentación de esa suma. Y pocos días
después, por circular Nº 451-F de fecha 20 de setiembre de 1933 de la Secretaría
de Relaciones Exteriores a los representantes consulares, se les hace saber la
disposición de la Secretaría de Gobernación y Policía en virtud de la cual los
extranjeros inmigrantes no podrán entrar al territorio nacional si no están provistos
de un permiso especial escrito concedido por aquella Secretaría de Estado.
Los poloneses que han entrado en esa fecha en adelante, están previstos de sus
permisos según lo hemos constatado en el Departamento de Migración de la
Secretaría de Gobernación y Policía y en los datos que nos han proporcionado las
Capitanías de Puerto de Puntarenas, con excepción de las personas siguientes:
118
− Frida Stupp − Tobias Nodegrod − Chaim Goldenberg − Masza Green − Mery Monteveliski − Paula Wohlstein − Ester Kellman − Erta, Otto y Walter Pizk − Miriam Gruzso − Ruhla Rubinstein − Mery de Gring (esposa de
naturalizado) − Ruty Rozenstein (menor de edad)
− Rosa Pizk − JeflyTshendorf − Hans Kohn − Fanny Ida Lepar − Sosa Sejkin (menor de edad) − Israel Izidor Nowaiski (menor de
edad)
− Viler Spesny (su señora y dos hijos que no necesitaban permiso de entrada porque ingresaron como turistas)
− Rosa Rosembart y su hija menor − Abraham Waldman − Ruth Novigrod − Ofelia Safirstein
− Josef, Rodolfo, Etel y Guillermo Wolstein y Frajella Regler
TOTAL: treinta y tres (33)
Estas personas no han presentado sus permisos ni el dato de estos ha podido ser
obtenido por otros medios.
Tampoco tenemos el dato respecto de algunos naturalizados y sus esposas,
porque por respeto a su carta de naturalización costarricense, el interrogatorio a
ellos se redujo a la mínima expresión.
Muchos de esos permisos se han dado condicionados a determinadas
circunstancias así:
Anszel Zeitung, “permiso para trabajar en agricultura”, es vendedor ambulante
(buhonero); Max Leparos Baischer, “permiso para trabajar en agricultura e
industria” y es comerciante; Abrahm Mayer Wadja, “permiso para enseñar el
119
cultivo del tabaco en Palmares, permiso por cinco años a partir del 4 de marzo de
1938”, y es vendedor ambulante (buhonero); Noech Waislader Gutkynt, “permiso
para venir a establecer la nueva industria que tendría cueros finos” y es
comerciante.
Al señor Samuel Guzowski, se le concedió permiso de permanencia en el país por
un año, el 13 de junio de 1936. El 13 de julio de 1938, se le concedió por un año
más. Vencido quedaría sin autorización para radicar en nuestro territorio. Con
fecha 5 de diciembre de 1940 , los señores licenciados don José Albertazzi
Avendaño y don Manuel Antonio Zamora, como abogados del señor Guzowski,
presentaron a esta Comisión una copia protocolizada y otra fotografía de una carta
del señor ex-Presidente de la República, licenciado don León Cortés Castro que a
la letra dice: “Los Cartagos, 2 de agosto de 1940. El suscrito, ex-Presidente de la
República hace constar, a solicitud de parte interesada, que en los últimos meses
del gobierno anterior vino a la Casa Presidencial el señor Samuel Guzowski, y en
su calidad de jefe de una familia polonesa con cuatro años de residencia en el
país, me pidió que cambiara tal licencia por una definitiva, y con vista del mal
estado de salud del señor Guzowski, un anciano asmático y tomando además en
cuenta que tal familia ya estaba radicada en el país con negocios estables y con
observancia de buena conducta, accedí a la solicitud y ordené su trámite por
medio de las Secretarías de Gobernación y Seguridad Pública, acto de gobierno
lícito y libre de mínima circunstancia que lo pueda invalidar como ilegal. El trámite
de esa orden fue demorada en Seguridad Pública, y no fue sino ya en los tres o
dos últimos días de mi gobierno que los interesados me lo informaron instándome
120
para reiterar la orden. Así lo hice y aún hablé al oficial mayor Brenes para que
cumpliera lo ordenado. Hago esta declaración, sin otro móvil o interés que no sea
concretar la verdad, y porque limpia como es esa actuación quiero asumir toda la
responsabilidad de ella y para hacer un servicio a los interesados que me informan
que desean que su padre don Samuel pueda ir a los Estados Unidos y regresar al
país. Eso es lo ocurrido en el caso que concreto y si el señor Brenes tiene otra
cosa que decir, que en buena hora lo haga.
LEÓN CORTÉS”.
Según informe del capitán de Puerto de Puntarenas, don Abelardo Lobo, a los
judíos que entraron por Puntarenas el 4 de diciembre de 1938, se les dio un
permiso condicionado mientras arreglaba su viaje a los Estados Unidos. Aún
permanecen doce de ellos en nuestro territorio.
Los señores Topf no tienen permiso de ingreso, porque el turista, condición en que
entraron, no lo necesita. Permanecen en el país a pesar de que está muy vencido
el término máximo que las leyes conceden al turista.
JAIME LIJTMAN, el año 1934 con el permiso concedido para un menor de edad,
teniendo dicho señor veintisiete años. No ha presentado tampoco su pasaporte.
JAIME GOLDEMBERG POMERANIEC dice que no tiene permiso de ingreso y que
expulsado del Perú por comunista. Tampoco presentó pasaporte.
121
Es bueno dejar la advertencia de que toda investigación con respecto a los
señores poloneses resulta bastante complicada porque sus nombres son de
escritura y pronunciación bastante difíciles y sufren bastantes transformaciones, y
ellos por su parte, dan por buena cualquier forma de escribir y de pronunciar sus
nombres.
La revisión de los pasaportes nos ha sugerido la idea de que para obtener una
perfecta identificación del inmigrante, sería necesario exigir a los cónsules que en
su visa, citen el número y la fecha del respectivo permiso; y que las autoridades, al
llegar el inmigrante, le anotan al pie del pasaporte la fecha del ingreso con tinta y
con su firma auténtica.
No obstante que el número de poloneses resulta inferior al que se imaginaba, le
grita de que ellos monopolizan el comercio, tiene completa razón de ser, porque
de los doscientos dieciocho poloneses varones en edad de trabajar, se dedican al
comercio ciento setenta y cinco, así: noventa y nueve al comercio fijo establecido y
seis como buhoneros.
Solamente cuarenta y tres tienen otras actividades, así: dos se dedican a
zapatería; cinco, son sastres; a diez no les preguntamos por su oficio por ser
naturalizados costarricenses; uno dijo que todavía no se había orientado; dos, se
dedican a la ebanistería; dos, son panaderos; dos, se dedican a la ganadería; dos,
a camiserías; dos, a la agricultura; un maestro de religión; uno a fabricar abrigos,
tres son empleados en la Compañía Bananera de Costa Rica; uno, es agente
viajero; otro, representante de casas extranjeras; uno es contabilista; cinco, se
122
dedican a tenería; uno a camisería y tejidos; uno, vive de sus rentas y otro, declaró
ser vago y que es el mismo que entró con permiso para un menor teniendo
veintisiete años de edad, que ha presentado su pasaporte y a quien la policía
detuvo por sospechoso, encontrándosele grandes sumas de dinero en dólares y
en colones.
Hay algunos que además, de comerciantes tienen otros oficios: uno es además,
zapatero; otro, panadero; otro, se dedica a la perfumería; uno, a sastrería; dos, a
fábrica de refrescos; uno, a fábrica de muebles; uno, a elaboración de embutidos;
uno, a camisería. Todos estos datos se desprenden de los expedientes en que
constan las declaraciones juradas de los poloneses.
Hay quejas de que el señor Paneer Lipa, además de comercio, ejerce la usura en
perjuicio de empleados públicos.
En el curso de la investigación, recibimos la denuncia del señor agente Principal
de Policía de Parrita de que el señor Jakob Kaver Rusia, quien se dice
comerciante, tiene allá una casa de lenocinio en la cual se producen grandes
escándalos.
Se tiene el concepto de que como comerciante, los señores poloneses ponen en
juego todos los factores que estiman necesarios para llegar a ser únicos dueños
de la plaza en cada ramo; que monopolizar es su tendencia; para ello reconocen a
los costarricenses establecidos un derecho de llave, todo lo alto que sea necesario
para obtener el punto: cuentan para ese fin con la superioridad económica; con
sus dineros han absorbido al pequeño comerciante nacional que se debatía en la
123
dura lucha por la vida, así los vemos que se han hecho dueños ya de los
principales puntos de comercio de esta capital. Una señorita polaca nos decía que
la culpa estaba en el nacional que entregaba su comercio a la primera buena
propuesta que se le hacía. A primera vista parece bueno el argumento. Pero
debemos reaccionar ante el hecho. No debemos permitir que el capital o las
grandes organizaciones israelitas, – que tienen al mismo tiempo de negocios de
tribunales y de religión – ni de ninguna otra nacionalidad prevalidos de su fuerza
económica y de la preponderancia que da la organización, lleguen a dominar al
nacional atenidos a su pobreza y a la desorganización natural en pueblos nuevos.
No debemos permitirlo en ningún campo, pero mucho menos en el comercio, que
no crea riqueza para el país, porque si está bien que el costarricense o el
extranjero que se ha asimilado a nuestro medio nacional aumente sus preventas,
porque a la larga aquí se distribuyen, aquí circulan, aquí quedan, no parece
razonable que con ese medio fácil se aumenten capitales destinados a emigrar.
Bienvenido el capital extranjero que viene a trabajar lealmente con el
costarricense. Merece toda aceptación y toda garantía. Derivará ganancias
legítimas pero el país también le dejará ventajas. El mismo capital judío trabaja en
Costa Rica porque son judíos los grandes banqueros de todo el mundo. Ese
capital goza de respeto y de todos los derechos, porque no tenemos perjuicios
raciales; no vemos el origen racial de las personas ni de los tenedores de
capitales, sino sus procedimientos; en todas las razas hay individuos buenos y
malos, y todos tienen sus buenas cualidades y defectos. Condenamos las
124
organizaciones que vienen a aniquilar o a tratar de envilecer al costarricense.
Damos toda garantía a las que propenden al desarrollo de las fuerzas nacionales.
Sobre el comercio establecido, no proponemos nada; no hacemos ninguna
sugestión, porque hay pendiente una reforma constitucional para su
nacionalización y toca al grupo de distinguidos representantes que la ha
promovido, presentar también la ley reglamentaria. Para el comercio ambulante o
de “buhonero” si tenemos que referirnos especialmente: se ofrece al pueblo
sencillo, – en concepto de los comerciantes que saben – una mercadería de mala
calidad por un precio muy alto. Al que no paga todas las amortizaciones, se la
decomisan de hecho con burla de las leyes que prohíben hacerse pago por sí
mismo y ordenan ir a los tribunales a exigir el cumplimiento de lo adeudado.
Con el espejismo de las facilidades de las ventas a pagos, han hecho entrar el lujo
en grandes proporciones en personas que nunca lo habían soñado ni lo querían,
con las fatales consecuencias que esa circunstancia determina en lo económico y
en lo moral.
Perjudicar evidentemente al comercio establecido, al comercio que paga sus
patentes municipales, que paga sus impuestos al Gobierno, que paga alquileres,
que dé trabajo a muchos dependientes, que tiene que contribuir constantemente
para tantos centros de beneficencia, porque el “buhonero” va ofreciendo su
mercadería lejos, de casa en casa, sin pagar patentes o defraudando en ellos
porque cuando se las exigen, unos, sacan su patente y la usan varios.
125
Por los motivos expresados antes y circunstancias generales del comercio
anotadas arriba, queremos pedir que se tomen las medidas necesarias para que
los señores poloneses y extranjeros suspendan sus actividades como
“buhoneros”, dándoles un término prudencial para que liquiden sus negociaciones
pendientes y para que puedan orientarse en otro sentido y con verdaderas
sanciones para quienes continúen en ese comercio.
No pedimos nada que no tenga base dentro de nuestra organización.
En efecto, la Convención de La Habana sobre condición de los extranjeros,
suscrita en la 6º Conferencia Internacional Americana en 1928, aprobada por
vuestra Cámara, reconoce el derecho de los estados para establecer por medio de
leyes las condiciones de entrada y residencia de los extranjeros. Pedimos se les
imponga como condición para darles el permiso de residencia NO TRABAJAR EN
EL COMERCIO, NI EN LA AGRICULTURA, sino dedicarse A INDUSTRIAS
NUEVAS NO ESTABLECIDAS EN EL PAÍS.
Tampoco dentro de nuestro Derecho es inusitada nuestra solicitud. En efecto, la
Circular Nº 562-F de 28 de octubre de 1934, de la Secretaría de Relaciones
Exteriores al Cuerpo Consular, prohíbe la visa de pasaportes de personas que se
dirigen a nuestro territorio “que en las actuales circunstancias económicas no se
consideran útiles al país y entre ellos¨:
7º A los vendedores ambulantes, charlatanes o 'buhoneros', los braceros que
vengan a desplazar a trabajadores costarricenses.
126
Al ingresar a Costa Rica, casi todos manifestaron otro oficio: zapatero, carpintero,
panadero, sastre, pintor, ingeniero agrónomo, paletero, pero al momento ya son
“buhoneros”, comerciantes establecidos contra la mente de la disposición
administrativa citada.
Así, en verdad no se les causa daño porque ellos al llegar al país, cambiaron de
oficio y ahora lo que les pedimos es que cambien nuevamente.
Igual medida pedimos se cambien con los que trabajan en el ramo de muebles y
contra quienes formulan los ebanistas nacionales quejas similares a las del
comercio.
El señor Presidente de la República, como un acto de muy buen gobierno, ofreció
toda su ayuda económica a los trabajadores costarricenses de ese ramo para que
puedan competir con los poloneses. Nosotros aplaudimos el alto gesto del
mandatario, pero además, queremos que no se les permita desplazar a nuestros
trabajadores. La ebanistería ha tenido el más hermoso florecimiento produciendo
muebles como los mejores de otros países, y todo gracias a las leyes
proteccionistas que gravan con fuertes impuestos la introducción del artículo
manufacturado en el exterior. Y no es justo que el pueblo costarricense soporte
las consecuencias de esas altas tarifas proteccionistas para enriquecer a unos
extranjeros, desvinculados de nuestra vida nacional y que en cualquier momento
emigran con sus capitales. Max Adlerstein ha sido el más perjudicial en ese ramo.
Sabemos que se le ha expulsado por motivos que lo ameritan. Muy bien ha hecho
127
el Poder Ejecutivo y esperamos que con igual energía procederá en todos los
casos en que hay alguna razón.
Los que trabajan en productos derivados de la leche no son más escrupulosos.
Muchas quejas verbales hemos recibido de ellos y tenemos constancia de los
juzgamientos habidos por trasgresiones a la ley de alimentos; no debe
permitírseles que hagan negocio con la salud del pueblo. Pensamos que a una
nueva trasgresión se le debe considerar indeseables y expulsarlos, que bastante
tenemos con los inescrupulosos costarricenses que de igual manera proceden.
Hay que proteger al consumidor y a los muchos que trabajan con honradez en
ramo tan delicado.
Esperamos que el Poder Ejecutivo lleve adelante su idea de sustituir las actuales
reglamentaciones del turismo, por otros, como las naciones más avanzadas en
ese sentido, para incrementarlo, para que sea una fuente de riqueza y de cultura,
pero evitando al mismo tiempo, que elementos indeseables, aprovechen esas
facilidades para radicar aquí. Y también, que toda tramitación se modernice, en
forma que todo permiso, que toda gestión sobre materia, queden constando en
forma clara, expedita, que merezca fe, pues lo que hasta ahora ha habido, es un
fárrago de expedientes separados, y que sólo con mucha constancia pudo
consultarse, y que sólo con mucha buena fe se pueden conservar.
La Comisión Investigadora del Congreso estima que la inmigración polonesa – al
menos por ahora –, no es deseable porque su especialidad es el comercio y lo que
Costa Rica necesita son agricultores e industriales y que por lo mismo se haría
128
bien en legislar declarando prohibida su entrada, dando como ley expresa lo que
en la práctica ya ha venido haciendo el Poder Ejecutivo, con facultades que las
leyes de 29 de julio de 1896 y 5 de marzo de 1931 le dan para que pueda
rechazar aquellos inmigrantes que juzgue nocivos.
Y por último, cree la Comisión con el voto salvado del diputado Benavides, que
desde luego que no es deseable la inmigración polonesa, o sea el conjunto de
individuos de diferentes nacionalidades que aquí designamos con ese nombre,
debe eliminarse del país. Y para el caso de que a ese extremo se llegare,
manifestó el diputado Carballo, que debería guardárseles la consideración de
darles un plazo gracia de un año a partir del día en que se firme la paz europea,
para que abandonen el territorio costarricense, porque así con tiempo van
buscando la orientación que más les convenga, sin necesidad de usar con ellos
las prácticas violentas de expulsión que otros gobiernos han empleado en el
extranjero y sin que el gobierno de la república tenga que hacer ingentes gastos
que ellas demandan.
Don Luis F. Montoya, caballero a carta cabal, nos ha escrito una carta dándonos
cuenta del ataque inmotivado de que fue objeto al ser groseramente insultado por
el señor JAIME GRINGAS. Nuestra Comisión nada tiene que ver con este asunto,
pero sí es del caso exponer lo que pensamos: Los costarricenses hemos
guardado siempre las mayores consideraciones a los extranjeros. Y en verdad, la
inmensa mayoría de ellos las merecen y ojalá que guardemos siempre esa
compostura, pero no debemos permitir que uno de ellos injurie a un nacional.
129
Pensamos que el hecho de que un extranjero dé mal trato a uno de los nuestros,
persona honrada y sin razón, debe considerarse como motivo para tenerlo por
indeseable.
Todo respeto debemos guardarles, pero todo respeto tienen que guardar a los
nacionales.
El doctor en leyes, don Ramón Zelaya Villegas, en carta que dirige a esta
Comisión, pidió se expulse a unos señores turcos vecinos de Puntarenas por
razones que puntualiza. La Comisión por este medio, traslada esa solicitud al
Poder Ejecutivo.
Señores diputados:
En esta forma rendimos informe de la Comisión que tuvisteis a bien confiarnos y
podéis tener la seguridad de que hemos puesto al servicio de esa misión toda
nuestra buena voluntad y desinterés.
Queremos dejar constancia de que tanto el Poder Ejecutivo, por medio del señor
Secretario de Gobernación y Policía, como el Directorio del Congreso, nos han
dado toda la colaboración que les hemos pedido y que el Secretario General de
esta Comisión, don Carlos Fernández Mora, ha trabajado con toda eficiencia y
abnegación.
130
Señores diputados,
San José, 4 de marzo de 1941.
Bernardo Benavides, Delegado del Congreso; Miguel Carballo, Delegado del
Congreso; Luis F. Jiménez, Delegado del Poder Ejecutivo; A.A. González C.,
Delegado del Poder Ejecutivo; F. Chacón Castro, Delegado de la Cámara de
Comercio de Costa Rica, y M. Llobet P., Delegado de la Cámara de Comercio de
Costa Rica.
VOTO SALVADO DEL DIPUTADO BENAVIDES.
Siento mucho disentir del parecer de mis estimados compañeros de Comisión, en
cuanto a la conclusión de que debe hacerse salir del país a la población polonesa,
por los siguientes motivos:
1º Por la seriedad de nuestro gobierno.
Cuando de lejos se piense que echamos a quienes de acuerdo con nuestras leyes
entraron, no se sentirán extranjeros deseosos de venir a nuestro territorio, que
sigue necesitado de buena inmigración que debe seguir la política de puestos para
el buen inmigrante que ha hecho grande a la Argentina, la tierra para todos, y que
ha contribuido a la grandeza no igualada de los Estados Unidos de Norte América.
2º En nuestra sencilla democracia se ha procedido siempre en forma distinta,
conforme lo indican los siguientes antecedentes legales:
131
Uno, por Ley Nº 22 de mayo de 1897, se prohíbe en absoluto la entrada de
individuos de raza china. Pero a punto y seguido declara la ley que esa
prohibición no comprende a los chinos ya establecidos en el país de una manera
permanente.
Catorce años más tarde, en Decreto Ejecutivo de 22 de setiembre de 1911, se
reglamenta la ley anterior, ordenando abrir el ”Registro de Chinos” y suavizando
los términos de la ley porque en ese Registro tenía cabida todos los que en ese
lapso habían entrado y porque se habla de los parientes que se encuentran en su
país de origen y que de acuerdo con la Ley de Naturalización, tendrían derecho a
entrar a nuestro territorio, por seguir la condición de costarricense. Hoy día ya
nadie murmura a pesar de que los climas calientes están saturados de chinos.
Personalmente conozco a varios y en especial a los jóvenes estudiantes, que
merecen la estimación general porque valen por todas las virtudes de la raza.
Otro antecedente. De acuerdo con el artículo 5º de la Ley de 29 de julio de 1896,
que facultaba al Poder Ejecutivo para rechazar la inmigración de individuos de
razas que a su juicio fueran perjudiciales, se dictó el Decreto Ejecutivo Nº 1 de 10
de junio de 1940, prohibiendo el ingreso de árabes, turcos, sirios, armenios y
gitanos de cualquier nacionalidad.
Dos años más tarde se emitió el Decreto Ejecutivo Nº 1 de 21 de julio de 1906,
declarando que la prohibición que contiene el anterior decreto no comprende a los
individuos de las razas expresadas ya establecidos en el país de una manera
permanente y más todavía: “que el gobierno podrá conceder permiso de entrada a
132
los padres, cónyuge y descendientes de los individuos establecidos hasta la fecha
en el país”.
Posteriormente, se emitió el Decreto Ejecutivo de 29 de junio de 1910 que permitió
a árabes, turcos, sirios y armenios, de buenas costumbres, entrar al territorio
nacional con su cónyuge e hijos menores de dieciocho años que aportasen una
suma no menor de mil colones.
El Decreto Ejecutivo Nº 3 de 11 de agosto de 1926 denegó el anterior, pero
siempre permitió el ingreso de los parientes en el grado dicho, de los establecidos
de manera permanente en el país hasta esa fecha, siempre que dentro del
término, que vencía el 30 de setiembre de aquel año, dieron la minoría de esas
personas al Ministerio de Policía.
Ese Decreto prohibitivo ha caído en desuso en buena hora, y hoy a la colonia
libanesa, distinta de aquellos otros elementos, le tendemos francamente nuestra
mano porque goza de todas nuestras simpatías.
Quiero que sigamos en esta materia, el camino marcado por los constructores de
nuestra Patria, en los antecedentes legales citados. Tengo fe de que “el problema
polaco” desaparecerá si se atienden las sugestiones que nuestra comisión total
insinúa y con la nacionalización del comercio la que en esta hora difícil debería
extenderse también a las profesiones, porque será mucha generosidad dejar
entrar a los centenares de médicos y además profesionales que la guerra y la
post-guerra hacen salir de sus patrias, pero la generosidad debe principiar por
133
casa, protegiendo a los profesionales nuestros y a los extranjeros ya establecidos
en nuestro suelo.
No les haremos daño a los polacos con las medidas aconsejadas porque
simplemente queremos desplazarlas de un campo en que son perjudiciales y en
que se han creado antipatías, para trasladarlos al campo inexplorado de las
industrias nuevas, de las industrias que ellas traigan por primera vez a nuestro
país; para ello tienen facilidad porque han vivido en países organizados,
industrializados, y por lo mismo ya tienen nociones sobre esos particulares: y
porque muchos son ricos, y todos sin excepción pudientes. Algunos de ellos han
impulsado con buen éxito la industria de tejidos y otro la industria de elaboración
de carnes. Todos de acuerdo con el Poder Ejecutivo pueden dejar de ser
“buhoneros” para convertirse en elementos útiles al país. Así pueden
desaparecer, por falta de uso, las espinas con que atacan y con que se defienden
al verse eternamente perseguidos en todo el mundo.
Dentro de nuestra civilización cristiana pueden encontrar la paz que necesitan y
vivir felices. Pero si no quieren acogerse a esta rama de oliva que se les tiende,
como el agua, buscarán su nivel, otearán el porvenir y se decidirán por
poblaciones mejores para ellos y su migración seguirá su trayectoria, que en
nuestro país es más o menos la que marcan los siguientes datos, tomados del
informe suministrado por la Capitanía de Puerto Limón, de los ingresos por ese
puerto y de otros datos recogidos por nosotros:
134
− De 46 que ingresaron en 1929, hay 12 en el país;
− De 151 que ingresaron en 1930, hay 58 en el país;
− De 134 que ingresaron en 1931, hay 62 en el país;
− De 56 que ingresaron en 1932, hay 41 en el país;
− De 71 que ingresaron en 1933, hay 48 en el país;
− De 66 que ingresaron en 1934, hay 50 en el país;
− De 44 que ingresaron en 1935, hay 34 en el país;
− De 91 que ingresaron en 1936, hay 66 en el país;
− De 36 que ingresaron en 1937, hay 29 en el país;
− De 20 que ingresaron en 1938, hay 17 en el país;
− De 7 que ingresaron en 1939, hay 5 en el país.
Estas cifras tienen su más y su menos pero dan una idea de lo que a la larga va
quedando en el país de esa inmigración. Así, prohibiendo la entrada de nuevos
elementos, como lo hemos pedido, irán quedando en nuestro territorio solamente
los que en verdad se hayan connaturalizado con nosotros.
Señores diputados,
San José, marzo 6 de 1941
BERNARDO BENAVIDES
135
ANEXO III.
RESPUESTA DE LA COLECTIVIDAD ISRAELITA RESIDENTE EN COSTA RICA
136
AL EXCELENTÍSIMO SR. PRESIDENTE
A LOS HONORABLES DIPUTADOS DE LA CÁMARA Y A LOS CIUDADANOS
DEL PAÍS *
Respetuosamente expongo, en representación de la colectividad israelita
residente (polonesa en su mayoría), lo que sigue:
Con fecha 6 del presente mes, se dio lectura en el Congreso de la República, el
informe elaborado por la Comisión Investigadora de la Cámara en cuanto al
ingreso y actividades de los poloneses residentes en el país.
Conforme se expresaba, el documento citado tiene un carácter sensacional y dado
un importantísimo conjunto de rasgos “peculiares”, que lo envuelve, encontramos
como deber ineludible, el comentario, que a continuación se expone: Veamos
previamente el origen del asunto:
Un grupo de comerciantes se dirigió con una carta al Hon. Diputado Ricardo
Toledo, en la cual se dio cuenta de las actividades de los poloneses. La nota en
referencia originó la moción del nombrado Diputado para “que se nombre una
Comisión integrada por dos señores Diputados que, conjuntamente con los
delegados del Poder Ejecutivo, a quien se hace atenta y respetuosa excitación
para que se haga el referido nombramiento, y dos representantes del Comercio
Nacional que serán nombrados por la Cámara de Comercio de Costa Rica,
investigará cada uno de los casos de ingreso de todos los ciudadanos polaco y de
* Diario de Costa Rica, 9 marzo de 1941, 3.
137
otra nacionalidad que residen en el país en virtud de los permisos otorgados por el
Poder Ejecutivo y rinda un informe amplio al Congreso con el propósito de dictar
las medidas pertinentes a fin de normalizar la angustiosa situación de que se
queja el Comercio Nacional”. Hasta aquí la moción presentada y que fue
aceptada me permite subrayar las palabras “”y de otras nacionalidades que
residen en el país”, porque en realidad el trabajo principió y terminó sólo con los
polacos. Preguntamos, por tanto, si verdaderamente ha habido sospechas tan
tremendas en contra de dicha colectividad para que sólo ella mereciera la atención
de la Comisión Investigadora. A lo menos no existen, por ahora indicios de que
las demás nacionalidades residentes tuvieran que correr la misma suerte, como ha
sido el deseo original del Hon. Congreso. Sin tener el menor deseo de hacer
alusiones políticas de ninguna índole, constatamos, sin embargo, que en el
continente Hispanoamericano se habla con frecuencia de varios peligros, a veces
lo es el “peligro judío”, a veces el “peligro alemán”, sobre este último hace unos
días en forma muy enfática el señor Dies Presidente de la Comisión Investigadora
de actividades Antiamericanas, en la Gran Bretaña del Norte.
En muchos países del Continente, se han puesto a un lado las otras
investigaciones dedicándose, con preferencia a las de carácter político, en el
sincero deseo de colaboración por la defensa de nuestro hemisferio, no queremos
prejuzgar, pero tenemos el derecho de preguntar: ¿por qué se ha investigado,
durante meses, tan sólo a nosotros?
138
La contestación a esta pregunta obedece a motivos psicológicos y sociales, que
en su conjunto, constituyen la razón misma de la existencia del Antisemitismo en
el mundo. El Estado indefenso de la nacionalidad judía, puesto de manifiesto en
forma especial en este último decenio de la grave crisis mundial, permite que a
nosotros se nos trate de un “modo específico”. Cuando esas formas peculiares
del trato a los judíos emanan de fuentes individuales, las pasamos por alto, pero
muy distinto es, cuando fluyen de una entidad oficial y más aún en un país de
tradiciones altamente democráticas.
En sus líneas generales, el informe es un producto de una lucha psicológica y
espiritual entre una mayoría de integrantes que trataban de defender a un sector
del comercio nacional, y una minoría, ampliamente humana, apartada de objetivos
determinados y que quería tan sólo la justicia.
Es lógico que una minoría por más vigorosa que sea, sacrifique en favor de la
mayoría muchos puntos que le son muy caros. Algo así había pasado
seguramente en el caso nuestro. Debemos, sin embargo, en esta oportunidad
expresarle nuestro homenaje de simpatía al cultísimo Diputado, don Bernardo
Benavides, por su actitud humana, al apartarse de sus compañeros en cuanto a la
sugerencia más humillante del informe, como lo veremos a continuación.
Lo hacemos con placer muy especial, y nos permitimos repetir las palabras de tan
distinguido caballero, al referirse a los poloneses residentes: “Dentro de nuestra
civilización cristiana pueden encontrar la paz que necesitan y vivir felices”.
139
Ahora, basándome en hechos y documentos, me permitiré exponer las razones
por qué consideramos el informe de la Comisión Investigadora, como envuelto de
“rasgos peculiares”. Iré comentando, según las secciones, en que está dividido el
tan interesante documento.
Se comienza con el problema del pasaporte. Se indica que carecen de
pasaportes 33 varones mayores, 40 señoras y 51 menores.
Estos números serían realmente alarmantes si obedecieran a la verdad.
Dichosamente, la verdad es muy distinta como es completamente imposible
detallar cada caso, en los marcos del presente trabajo me permitiré citar algunos
ejemplos para demostrar la ligereza, con que la Comisión Investigadora trató el
asunto. Se indica, por ejemplo, entre los varones, que el señor Judko Steinberg,
no tiene pasaporte. Dicho señor posee su pasaporte en regla: tiene el número
025457, le fue otorgado en la Legación polonesa en París, a base de documentos
respectivos. Fue visado por el Consulado costarricense y admitido por la
Capitanía de puerto el 19 de julio de 1937.
Se le alegó en la Comisión que presentó otro pasaporte al ingresar por primera
vez a Costa Rica. Pues es muy común en las prácticas de todos los Consulados
del mundo, cambiar un pasaporte viejo por otro más nuevo, si los respectivos
documentos lo permiten. Y si la legación de Polonia en París tuvo razones para
hacerlo, no veo por qué la Comisión Investigadora dude en la rectitud de acción de
una entidad oficial.
140
Se cita a varios, entre los varones mayores que no poseen pasaportes y se
agrega: “dicen no poseerlos por haberlos enviado a la Legación de Polonia, para
su renovación”. Pues este no es ningún pretexto. Muchos comerciantes, al hacer
viajes con miras comerciales a los EE.UU., O A Europa antes de la guerra, se
preocupaban y se preocupan de tener sus pasaportes válidos y en debida forma.
Me consta que actualmente varios pasaportes de poloneses están en la Legación
de Polonia en México, para su revalidación. Si preguntáramos a dichos individuos:
¿dónde están vuestros pasaportes? pues, como es la verdad dirán lo que han
dicho varios ante la Comisión Investigadora. Obran en nuestro poder los
pasaportes de varios ciudadanos polacos, que aparecen en la lista, como carente
de los mismos. Y aquí viene otro ejemplo clásico. En la lista de los señores
aparece Frida Stup, como sin pasaporte y en la Sección de Permisos, como
carente del respectivo permiso. Y he aquí la verdad: Frida Stup tiene el pasaporte
número 064983, y es más: lleva el sello de la Comisión Investigadora del 25 de
junio de 1940. El respectivo permiso tiene el número 970H, del 3 VI 38. Frente a
este ejemplo, creemos que no hay pretextos que valgan. Se dice varias veces en
el Informe que Miriam Gruszko es una criatura de tres años… ¿No es pedir
demasiado que viniera a declarar? Y en realidad dicha niñita aparece en la foto
familiar en el pasaporte de ingreso al país de sus padres. El señor don Carlos
Fernández Mora, Secretario General de la Comisión Investigadora, se queja,
refiriéndose a los casos de los menores, que los datos de los mismos no han
podido ser recogidos. El que suscribe, en forma personal, se presentó ante el
señor Fernández y le entregó la fecha exacta de la entrada al país de la niñita
141
Miriam. El permiso de residencia definitivo, que se otorgó a sus padres, se
comprende, que ipso facto, permite la estadía en el país de la citada niñita. Si el
respectivo permiso no especifica claramente el caso de Miriam, se debe
seguramente, a un descuido involuntario, pues lo lógico es, que el padre al
solicitar la residencia definitiva no abogaba por la separación de su única niña.
Casi todos los menores que aparecen en una larga lista como carentes de
pasaportes, figuran debidamente estipulados y retratados en los documentos de
sus padres.
Se cita en el Informe, con una frecuencia especial, el caso de Oscar Tapf quien
ingresó al país como turista y aún permanece en el territorio nacional. A los
señores de la Comisión se escapó el siguiente hecho: el señor Oscar Tapf se
salvó milagrosamente de un campo de concentración alemán y que devolviéndole
a su país de origen sería devolverlo a un infierno dantesco. El señor Tapf ha
tenido el sincero deseo de permanecer en el país sólo el tiempo necesario hasta la
obtención de su número respectivo de la cuota de inmigración a los Estados
Unidos. Desde el primer momento que ingresó al país, se puso en contacto con la
legación norteamericana para su ingreso a Estados Unidos. Numerosos trámites y
la aparición cada vez, de nuevos obstáculos, y muy a pesar del interesado, han
prolongado la entrada de dicho señor y su familia en este país. Ante un caso
como éste no caben los ironías que acompañan el asunto del señor Tapf, en cuyo
cuerpo aún están vivas las heridas que atestiguan la “disciplina” en los campos de
concentración alemanes. A propósito de este caso, la Comisión Investigadora
142
subraya: “En países de más experiencia que el nuestro, el permiso de turista
nunca se convierte en definitivo”. Y se agrega en otra parte, refiriéndose al mismo
caso, que se debería actuar en Costa Rica, como en otros países. He aquí como
en “otros países” se actúa en casos parecidos. En EE.UU. se encontraban
millares de personas, ingresadas como turistas, huyendo todos ellos del infierno
de la guerra y persecuciones, de toda índole. A nadie se le ocurrió en ese país
devolver a dichos “turistas” a su país de origen y hace, más o menos un mes el
Departamento de Justicia de Estados Unidos organizó que dichos desdichados
pudieran presentarse ante los Consulados Norteamericanos en Canadá y se les
convirtió visas de turistas en permanentes. Es pues, así como se actúa en “otros
países”.
Como ya lo dijimos, no es imposible enumerar cada caso. No quiero que se
interpreten mis palabras como una afirmación que no hay el menor reproche, en
cuanto a los documentos de toda una colectividad.
Pero, excelentísimos señores, y ciudadanos del país, cuántos cambios ha (sic)
habido últimamente en Europa, cuánto capricho y paradoja, y todo ello,
naturalmente, se refleja en una forma directa o indirecta, en la situación individual
de cada uno de los ciudadanos del Continente, de angustias.
Un polaco de la ciudad de Wilno, Polonia, pasaba de una ciudadanía a otra porque
en los últimos veinte años, dicha ciudad cambió y sigue cambiante de dueños con
una frecuencia realmente visible. Estos cambios políticos, símbolos de la Europa
de nuestro siglo, ponen, muchas veces, en situaciones trágicas a ciudadanos
143
inocentes, pudiéndose, como es lógico, encontrar en los documentos de esas
gentes, miles de contradicciones, en la formación de las cuales no tomaban parte
ninguna. La ciudad de Wilno, es uno de tantísimos ejemplos que podríamos citar.
Y además, si un pueblo hubiera sido tan perseguido como el nuestro, a través de
los siglos, tal vez no presentaría formalidades mayores que como en los casos
negativos de los nuestros. Tal vez ni los apellidos le quedarían, ya no hablo de
documentos.
La Rusia zarista lanzaba, muchas veces afuera, a muchos de sus ciudadanos,
basándose en caprichos de una dictadura feroz, sin permitir que los infelices se
llevaran consigo algunos documentos. Son los llamados “sin nacionalidad”.
Pregunto con todo respeto: ¿Quién ha de avergonzarse de un Estado como el
citado? ¿El que persigue al perseguido?
Siguiendo con la lectura del Informe, tenemos motivos para felicitarnos porque,
según declara, la gran mayoría de los poloneses entró legalmente al país y en su
número no llega a miles, como se pregonaba a todas voces. Recordemos ahora
que se decía en círculos de bastante seriedad, que había en Costa Rica polacos
paracaidistas y tantísimos otros “istas”. Dichosamente, la Comisión Investigadora,
ha puesto fin a las fantasías.
A pesar de nuestro pequeño número se nos considera indeseable, porque
nuestras actividades son vistas como de carácter monopolizador, no se demuestra
sin embargo, con hechos, por qué los israelitas residentes son perjudiciales en el
ramo del comercio. La Comisión Investigadora se pasa abiertamente a un campo
144
antisemita y cita literatura de un saber muy conocido, cuando dice: “El mismo
capital judío trabaja en Costa Rica porque son judíos los grandes banqueros de
todo el mundo”. Luego: “no debemos permitir que el capital o las grandes
organizaciones israelitas, que tienen el mismo tiempo de negocios, de tribunales y
de religión, – ni de ninguna otra nacionalidad – prevalidos de su fuerza económica
y de la preponderancia que de la organización, lleguen a dominar al nacional,
atenidos a su pobreza y a la desorganización natural en pueblos nuevos”.
Excelentísimo señor Presidente, Honorable Diputado, pregunto con el mayor
respeto, ¿qué es lo que realmente se pretende? ¿Cómo se podrían definir las
palabras de la Comisión, últimamente citadas? A través de ellas se percibe el eco
del plagio de los “Protocolos de los Sabios de Sión”. ¿A qué organizadores
israelitas, tribunales y banqueros judíos, se refiere la Comisión Investigadora? El
apreciado costarricense don Antonio Urbano M., tuvo la oportunidad de negar en
forma rotunda, en uno de los rotativos nacionales, la existencia de dichas
organizaciones. En mi trabajo publicado “Sobre la Esencia del Antisemitismo”,
demostré con palabras de no judíos el estado lamentable, económicamente
hablando, del pueblo judío.
Pido, con todo respeto a la Comisión Investigadora, que conste, qué banqueros
judíos conoce actualmente, para afirmar como lo ha hecho: “son judíos los
grandes banqueros de todo el mundo”. ¿Lo es Morgan? – la casa bancaria más
grande en los Estados Unidos –. ¿Son acaso judías las más grandes fortunas
norteamericanas, como las de Astor, Ford, Vanderbilt, Rockefeller? Dos terceras
145
partes de los judíos europeos viven actualmente de las cocinas de beneficencia,
establecidas en el Continente por Organizaciones de Socorro Norteamericano.
¿Por qué entonces, seguir propagando leyendas, de influencia perniciosas en la
mentalidad de las masas?
En cuanto a los demás reproches acaso todos los extranjeros en Costa Rica se
dedican a lo que prometieron, al ingresar al país? Con pequeñas excepciones, el
comercio ha sido la predilección de todos. Se llegó a la agricultura en una fase
posterior, comprando fincas hechas, muchas veces, con dinero adquirido en
actividades comerciales.
Hace poco se nos daba un remedio: agricultura. Pero tan pronto que algunos de
la colonia, trataron de orientarse en ese ramo, se le dio por prohibida también.
Así, a lo menos se desprende de las sugerencias de la Comisión Investigadora.
Ahora se da otro remedio de salvación: Nuevas industrias. Pero, ¿qué
seguridades podemos tener para que el día de mañana las actividades industriales
no nos serán prohibidas?
Lo que la Comisión Investigadora persigue es un desplazo progresivo de todas las
ramas, porque, lo que en verdad desea, como lo vemos al final del informe es la
expulsión, con el voto salvado del distinguido parlamentario don Bernardo
Benavides.
Antes de pasar a éste, debo referirme a la sugerencia de la prohibición del
comercio buhonero.
146
En la noche del 10 de febrero de 1940, en la víspera de las elecciones, en su
cultísimo mensaje al país, el excelentísimo Presidente, Dr. R.A. Calderón Guardia,
declaró con claridad meridiana: “Pero el agricultor y el fabricante necesitan a
alguien que expenda sus artículos, y el consumidor quien se los ofrezca a las
puertas mismas de su casa, con facilidades de crédito…”
Es éste precisamente, el rasgo más característico del comercio buhonero. Para
no dar a medias las opiniones al excelentísimo señor Presidente, en cuanto al
comercio, debo recordar también que ponía en aquél mensaje como condición
“personas arraigadas en el país”. El Hon. Diputado señor Bernardo Benavides, en
su informe de minoría, con base de datos demuestra la evolución de nuestra
Colonia y que ha de conducirnos al arraigamiento definitivo. Algunos números en
cuanto a las emigraciones de israelitas son algo excesivas y se deben,
seguramente, al hecho de haberse contado a todos aquellos, que en varias
oportunidades salían del país por razones comerciales, y que volvían, después de
una corta estadía (sic) en el extranjero. Estadísticas que obran en nuestro poder
no permiten, de ningún modo, considerar a los judíos poloneses residentes, como
carentes del sentimiento de arraigo.
¡Expulsar a los judíos comerciantes! Permitidme señores, citar algo, al respecto,
del grande e inolvidable Sarmiento, de su libro “Conflicto y Armonía de las Razas”.
He aquí las palabras del gran hispanoamericano: “La expulsión de los judíos, al
mismo tiempo que la España conquistaba la América, ha impedido que Cádiz, la
147
antigua y soberbia Gadez de los fenicios y cartagineses, no hubiese sido el
Londres de nuestra época”.
¡Expulsar a los judíos indeseables! El primer europeo que pisara tierra americana
lo fue el judío Luis de las Torres. Y son numerosos los sabios, que como el
catedrático español, García de la Priega, demuestra, que el propio Colón, fue
descendiente de judíos españoles. Y cito a continuación las palabras del escritor
de la gran cultura, Bela Szekely: “La primera plantación de azúcar conocida en la
historia – en Santo Tomás – es, igualmente, una creación israelita. El punto
céntrico de la colonización llega a ser muy pronto el actual Brasil, y también allí
serán los judíos los primeros en crear el cultivo de la caña de azúcar”. Y las bases
de una economía sistemática en el Continente Hispano, las debemos al judío
“marrano” Tomás de Suiza.
Nuevamente, por lo tanto: No nos avergonzamos de nuestra calidad de judíos.
Sobre nuestras frentes, una historia de 4.000 años de sufrimiento y de lucha
titánica, ha grabado arrugas que exigen respeto. Aplaudo con todo corazón, que a
lo menos uno, el Hon. Bernardo Benavides, supo colocarse, en cuanto a este
punto a la altura de los principios éticos del verdadero cristianismo.
Y volviendo a Sarmiento al referirse, el inmortal argentino, a la obra de don José
Antonio Conde, en cuanto a las influencias de los orientales en la espiritualidad
española, dice: “Pero lo que Conde no indica y es capital, es la influencia que en
las letras españolas ejercieron los judíos, siendo suyos los primeros libros escritos
en castellano y creadores de la ortografía”. Tenemos por lo tanto, algo en este
148
continente. No solo trabajo y capital invertidos en industrias de tejidos, sino algo
mucho más importante…
En aquellos judíos, creadores de la ortografía castellana corría la misma sangre,
que, actualmente corre en nuestras venas. César Tiempo, el poeta judío-
argentino, de nuestros días, ha ganado ya en varias oportunidades diferentes
premios por su bella poesía. En los diez años de nuestra evolución en Costa Rica
no hemos podido crear milagros, pero tampoco hay motivos de tildarnos de
“indeseables”.
Y cuando lo esperábamos, no tardó en aparecer la reacción del pueblo
costarricense frente el humillante informe de la Comisión Investigadora. Dieciocho
distinguidos heredianos, todos ellos gente cultísima, en forma espontánea y sin
que hubiera sido solicitado por nosotros, elevaron su clara voz de protesta, y dicen
con justa razón: “Todos los que nos sentimos henchidos del espíritu cristiano no
podemos ver, sin protesta interior, estas actitudes que abren campo a la lucha
racial, convirtiendo a una colectividad como lo es la polonesa en víctimas de
ambiciosos nacionales por motivos meramente comerciales, sin importarles la
suerte que puedan correr”.
“No deben olvidar los señores Diputados que sin darnos cuenta, estamos con uno
de los postulados nazistas de la superioridad de razas“. “¿Dónde están los que se
hacen pasar por cristianos en estos momentos de angustia para el género
humano?” Y terminan los distinguidos ciudadanos: “Y mayor nuestra sorpresa al
149
saber que se busca la expulsión de los que en su mayoría se han dedicado con
empeño al trabajo honrado en nuestra tierra”.
Al finalizar, rogaría que no se busque en esta apelación motivos personales, pues,
personalmente, no tengo el gusto de conocer a casi ninguno de los integrantes de
la Comisión Investigadora. Este mi deseo no debe interpretarse como temas a la
discusión de carácter personal, pues no la temo ni existen las menores razones,
pero sí, sería una lamentable desviación del tema.
Termino expresando nuestro sincero convencimiento que el cristianismo diáfano y
elevado de nuestro distinguido Presidente se eregirá (sic) como una valla
impenetrable frente a muchas de las sugerencias de la Comisión Investigadora.
León Gruszko S.
En San José, 9 III 41
150
FUENTES
Primarias
Informes estadísticos oficiales
Archivo de la Sección de Opciones y Naturalizaciones del Registro Civil. Tomo de
Acuerdos del Ministerio de Relaciones Exteriores (1888-1949). Tomo de
Naturalizaciones (1950-1959)
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(San José, Imprenta Nacional, 1883).
------------------------------------------------------, Anuario Estadístico de Costa Rica, 1884
(San José, Imprenta Nacional, 1884).
------------------------------------------------------, Anuario Estadístico de Costa Rica, 1885
(San José, Imprenta Nacional, 1885).
------------------------------------------------------, Anuario Estadístico de Costa Rica, 1886
(San José, Imprenta Nacional, 1886).
------------------------------------------------------, Anuario Estadístico de Costa Rica, 1887
(San José, Imprenta Nacional, 1887).
------------------------------------------------------, Anuario Estadístico de Costa Rica, 1888
(San José, Imprenta Nacional, 1888).
151
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(San José, Imprenta Nacional, 1891).
------------------------------------------------------, Anuario Estadístico de Costa Rica, 1892
(San José, Imprenta Nacional, 1892).
------------------------------------------------------, Anuario Estadístico de Costa Rica, 1893
(San José, Imprenta Nacional, 1893).
------------------------------------------------------, Anuario Estadístico de Costa Rica, 1894
(San José, Imprenta Nacional, 1894).
------------------------------------------------------, Anuario Estadístico de Costa Rica, 1895
(San José, Imprenta Nacional, 1895).
------------------------------------------------------, Anuario Estadístico de Costa Rica, 1896
(San José, Imprenta Nacional, 1896).
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(San José, Imprenta Nacional, 1897).
------------------------------------------------------, Anuario Estadístico de Costa Rica, 1898
(San José, Imprenta Nacional, 1898).
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Artículos periodísticos
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dieciocho ciudadanos polacos”, 26 de octubre de 1933, 1 y 8.
La Tribuna, “Grave escándalo con motivo de la inmigración fraudulenta de
dieciocho ciudadanos polacos”, 7 de marzo de 1941, 2.
Diario de Costa Rica, “No debemos permitir que el capital israelita, ni de ninguna
otra nacionalidad, lleguen a dominar al nacional”, 7 de marzo de 1941, 1 y 6-7.
Diario de Costa Rica, “Respuesta de la colectividad judía de Costa Rica”, 9 de
marzo de 1941, 3.
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2005. Consultado en noviembre de 2012 en:
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Áncora (La Nación), 18 de mayo de 2008, 12.
Fuente lapidaria
Visitas al Cementerio Extranjero, setiembre-diciembre, 2012.
Visitas al Cementerio Extranjero, enero-febrero, 2013.
Cementerio extranjeros. Burials in the foreign Cementery. Families Sasso-Robles,
Maduro and others. San José, Costa Rica.
153
Libro de enterramientos
Libro de sepulturas
Registro antiguo.
Entrevistas
Entrevista a José Manuel Coto, administrador del Cementerio Extranjero por más
de cuarenta años. San José, setiembre de 2012.
Entrevista a Rafael Amón Pérez, familia Amón Pérez. San José, noviembre de
2012.
Entrevista a Jimmy Hirsch Keibel, familia Hirsch Keibel. San José, enero del 2013.
Entrevista con Samuel Ernesto Levy Maduro Capriles. San José, abril del 2013.
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