Apariciones del Señor, parte II Apóstol Sergio Enríquez O. Cuarto Servicio Guatemala, 4 de abril del Año de la Misericordia

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Como cierre de este bendecido retiro, queremos hacer algunas observaciones referentes a los temas que hemos estado estudiando, muchos tal vez piensen que nos hemos salido de la verdad, pero la realidad es que todos los temas de los escenarios estudiados, nos anuncian que el Señor viene pronto. Hoy se dio el eclipse de luna de sangre y la bolsa de valores despertó con pérdidas porque en general hay desconfianza en el tratado de los países enemigos de Israel. Ahora bien, debemos reconocer que como Iglesia, aún no estamos preparados para Su venida, pues muchos después de estos días, volverán a su misma forma de caminar y vivir, sin embargo, vemos que Jacob, tuvo una experiencia que le cambió la forma de caminar, derivada de un cambio interno. Esto nos da a entender que nosotros debemos tener un encuentro con el Señor para poder cambiar en nuestro corazón. El Señor se le apareció a Abraham tres veces, al igual que lo hará con Su iglesia, Él se manifestará para prepararnos para Su venida. Tenemos testimonios confirmados de personas que eran imposibles de evangelizar a quienes se les ha aparecido el Señor y este evento les ha cambiado la vida. La Biblia dice que el Señor vendrá desde el oriente, y en el oriente hay países como la China, donde hay mucha necesidad de la palabra, pero que por misericordia, el Señor ya se está manifestando; en estos lugares también ya se inició la persecución de la Iglesia. Ahora bien, Dios le dice a la Iglesia de Laodicea que es una Iglesia que hace buenas obras, pero lo único que tiene contra ella es que ha dejado su primer amor. Para no menguar en el amor hacia el Señor, necesitamos que Él se nos aparezca, para cambiar nuestra relación con Él y entonces seguir anhelando que se nos vuelva a aparecer. En Gn 26:2 LBA, el Señor se aparece a la simiente de Abraham, es decir, a Isaac. La palabra dice que lo que le pasará a Abraham le pasaría a su descendencia, por ello nosotros como hijos de Abraham debemos anhelar que el Señor se nos aparezca, para que cuando salgamos de esa experiencia cambien nuestras entrañas. El Señor se le aparece a Isaac en un momento de peligro, para quitarle el deseo de irse a Egipto, es decir, el mundo. Podemos pedirle al Señor que se aparezca en nuestros sueños, en nuestras oraciones, en nuestros pensamientos, debemos decirle cuánto lo necesitamos. Las traducciones de la Biblia dicen Egipto cuando aparece la palabra Mizraim, cuya traducción es angustia o tribulación, lo cual nos indica que Dios quiere que no nos quedemos a la gran tribulación, donde habrá angustia para aquellos que se queden. Es importante que sepamos que El Señor sabe el esfuerzo que hemos hecho y los problemas que tenemos, pero nos quiere

decir, que nos ama y que nos librará de los peligros que hay en el mundo. Hay muchos cristianos que están con tanta carga que no quieren salir de la tierra, tal como le sucedió al pueblo de Israel estando cautivo, pero Dios no tiene despropósitos en nada de lo que nos sucede. Tal como aquella niña que se llevaron como esclava a la casa de Naamán, se dio cuenta de la enfermedad de su amo, le dijo que en su tierra existía un profeta que lo podía sanar, pensó que Dios amaba tanto a su amo que la había llevado como esclava a su casa para poder sanarlo. Dios tiene propósitos cuando nos quita cosas, a veces son un estorbo para nosotros y al quitárnoslas estaremos mejor. Cuando anhelemos la llenura del Espíritu Santo, de seguro que el Señor nos lo dará, pero hemos visto que no todos los cristianos buscan esta llenura, en estos últimos días, va a venir una llenura del Espíritu Santo tal como sucedió en el Pentecostés, pero lo importante es que todos lo creamos para que nuestra fe ayude a los que aún no han sido llenos. Ahora bien, si hemos visto que dentro de la congregación de los santos, aún hay personas que no creen en que la promesa del Espíritu Santo es para todos y no la han recibido, es aún más difícil que todos creamos en apariciones del Resucitado. Cuando tengamos esta clase de experiencia, podremos ser como aquellos que dijeron lo que hemos visto, lo que hemos oído, tocante al Verbo de gloria, de eso hablamos (1 Jn 1:1-3). Otro personaje al que se le apareció el Señor fue a Salomón, después de haber presentado 1,000 holocaustos. Imaginemos cuánto tiempo se tardaría en hacer estos sacrificios, ya que se debía quitar la piel de cada buey. Este es un claro ejemplo de que no debe importarnos el tiempo que pidamos la experiencia de la aparición del Señor a nuestra vida, un día el Señor lo hará, pero antes debemos ser llenos de Su Espíritu Santo y de Su presencia, ahora es el momento en que podemos recibir esta llenura para estar listos, tanto para Su aparición, como para Su venida.

Redactado por: Hna. Ericka Pérez