130322 monasterio de piedra

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El Monasterio de Piedra esconde mucho más que una armoniosa combinación de piedra y agua [P2] Caminos y cascadas Viernes 22.03.13 GPS GUÍA PARA SALIR Fiesta, rumba y un poco de cachondeo MÚSICA La Pegatina se pasa por el LAVA para presentar ‘Eureka’, su nuevo trabajo [P12] Conflicto familiar cavernícola CINE Dreamworks estrena ‘Los Crood’, las aventuras de los primos de los Picapiedra [P8] Puente de madera sobre uno de los lagos interiores del Monasterio de Piedra. :: JAVIER PRIETO GALLEGO

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Page 1: 130322 Monasterio de Piedra

El Monasterio de Piedraesconde mucho másque una armoniosa combinaciónde piedra y agua [P2]

Caminosy cascadas

Viernes 22.03.13

GPSGUÍA PARA SALIR

Fiesta, rumbay un pocode cachondeo

MÚSICA

La Pegatina se pasa porel LAVA para presentar‘Eureka’, su nuevotrabajo [P12]

Conflictofamiliarcavernícola

CINE

Dreamworks estrena‘Los Crood’, lasaventuras de los primosde los Picapiedra [P8]

Puente de madera sobre uno de los lagos interiores del Monasterio de Piedra. :: JAVIER PRIETO GALLEGO

Page 2: 130322 Monasterio de Piedra

De piedra es como se quedauno al descubrir que el ma-yor secreto de la parameradescarnada y reseca que ro-dea la localidad de Nuévalospor el sur es un vergel sin pa-rangón en la Península, lo quemenos puede uno esperarsetras echar un par de vistazosal cauce de un río llamado Pie-dra, cuyo nombre parecepuesto para que nadie se lle-ve a engaño sobre lo queabunda más en su lecho. Depiedra debieron de quedarseigualmente los 13 frailecicosque el 20 de mayo de 1194arribaron con sus provisioneshasta ese mismo paradisíacorincón en el que el río Piedra,prácticamente invisible –osubterráneo– el resto de sudiscurrir, se descuelga con unmuestrario de cascadas queya quisiera para sí cualquierotro río de España. Y de pie-dra –esta vez por pura igno-rancia– es como se queda unotambién al enterarse de queen el monasterio que funda-ron aquellos monjes se coci-

nó la primera chocolatada deEuropa, tan inimaginable, apriori, como las habilidadesacuáticas de un río que acos-

tumbra a tener en su caucemuchas más lagartijas quepeces.

El caso es que lo que esterío de lecho guijarroso mon-ta al llegar a los alrededoresde Nuévalos es un auténticofestival acuático, como paradesquitarse de una vida teñi-da por los sinsabores propiosdel territorio árido y descar-nado que atraviesa. Cuandose decide a mostrarse al mun-do lo hace vertiéndose en uncañón por el que luego corre-tea saltando de escalón en es-calón mientras se divide endos brazos gemelos que dejanen medio un apacible oasislleno de vegetación, camini-

llos y bancos en los que dar-se a la meditación contempla-tiva. Bien es verdad que todolo que ahora asombra requi-rió en su momento, y a lo lar-go de los siglos, el empuje dela mano del hombre que fuepoco a poco domando aqueldespipote de arroyuelos des-bocados y colas de caballo has-ta poner un poco de orden yarmonía en el conjunto.

Los primeros fueron, des-de luego, los monjes que trasasimilar el hallazgo de estevergel florido en el fondo deaquella depresión rocosa co-menzaron a domesticarlo asu gusto, especialmente in-teresados en abastecer de agua

al monasterio y alentar laprosperidad de unas huertasque se convirtieron en la en-vidia de muchos kilómetrosa la redonda. Pero quien másha tenido que ver en el espec-táculo que hoy se contemplafue Juan Federico MuntadasJornet, hijo de don PabloMuntadas, el comprador dela finca tras la exclaustraciónde los monjes durante las de-samortizaciones del siglo XIX.A él se deben, por ejemplo,las escaleras y los túneles deacceso que permiten aden-trarse en la cueva Iris: húme-do útero telúrico siempre llo-viente cuya cortina naturales la afamada y estruendosacascada de La Cola de Caba-llo, punto álgido del recorri-do por el interior de este par-que natural.

El continuo mimo puestopor los propietarios en la fin-ca les llevó a fundar, en el año1866, el primer centro de pis-cicultura de España, natura-lizando la cría de trucha co-mún y cangrejo ibérico –otro

dato más para el asombro–.Por otra parte, y para que

la atención se centre en lo quetiene que estar, el recorridode este juego de la oca, quediscurre de puente a puentey de cascada en cascada, estáperfectamente señalizado conflechas de diferentes colores.Basta seguir la corriente –delas flechas, en este caso– parallegar enseguida al miradorde La Cola de Caballo, el des-peñadero natural por el quedicen que el río Piedra salvaun desnivel de 50 metros.

Desde el mirador entra laprisa ya por descender hastael fondo del cañón en buscade emociones más fuertes.Las mismas que debieron depicar el ánimo de Juan Fede-rico Muntadas Jornet para, afinales de 1859, horadar lostúneles y poner las escalerasque dieran acceso a la cavidadque se abría tras esa espesacortina de agua. Lo que en-contraron detrás fueron unaserie de salas consecu-tivas con dimensiones

Un vergel repleto de cascadasen torno al Monasterio de Piedra

JAVIERPRIETO

RUTAS CON ENCANTOEL MONASTERIODE PIEDRA

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PLANES Viernes 22.03.13EL NORTE DE CASTILLAGPS2

Mucho másque piedray agua

La cascada delos Fresnos, una delas más singularesdel Monasterio dePiedra. :: REPORTAJE

GRÁFICO DE J. PRIETO

Page 3: 130322 Monasterio de Piedra

de catedral. Siemprelluviosa eso sí. En la

conocida como cueva Iris elchubasquero se agradece másque la linterna de un acomo-dador en un cine a oscuras.Salvo este inconveniente, querevela la permeabilidad de unsuelo calizo que ha ido disol-viéndose con el pasar de lossiglos por millares, la expe-riencia es hasta casi místicasi, además, se tiene la fortu-na de pillar un atardecer en elque los rayos del sol atravie-sen la cortina de agua para ira estrellarse contra el fondode la cueva.

El caso es que el paseo noha hecho más que comenzar.Después aguarda el curioseo

por la veterana piscifactoría;la serena paz que emana dellago del Espejo, la cascada delos Chorreaderos y el túneltras el que se asciende haciala de los Fresnos, y así un lar-go etcétera de recoletos rin-cones ajardinados, bancossembrados por doquier, pro-fusión de especies arbóreas yorníticas, puentecillos, mira-dores, cuevecitas y camini-llos que, en teoría, da para unpar de horas aunque en lapráctica, y si se sabe sacar eldebido jugo a los bancos quejalonan el recorrido, puededar para un día entero.

Y eso sin contar con el otroplato fuerte de la visita: el mo-nasterio cisterciense que fun-

daron aquellos frailes que enel siglo XII salieron del ceno-bio de la misma orden de Po-blet (Tarragona) con el encar-go del rey Alfonso II de Ara-gón de buscar un nuevo lugaren el que asentarse y propa-gar su salvadora fe. Muy bienguiados por la intuición, porlos rezos o por la Providencia,

apenas les bastaron diez díaspara dar con este rincón, se-guro desierto humano enaquella época de incertidum-bres y luchas reconquistado-ras, pero bueno para sentarlas bases de lo que, andandolos siglos, sería una prósperafundación monacal. Eso has-ta que las desamortizacionesdel XIX tocaron a las puertasy mandaron parar.

El conjunto vino a cons-truirse en tres etapas: la másantigua en el siglo XIII, góti-ca cisterciense; hacia el XVI,la gótica renacentista y la clá-sica-barroca, en el siglo XVIII.El claustro, que estaba en elcentro de la vida monacal, estambién el comienzo de una

visita que, a poco interés quese ponga, se alarga, por lo me-nos, una hora. Desde él se ac-cede a la sala capitular, conrestos de las pinturas origina-les. Otro de los pasillos delclaustro da acceso a la viejaabadía. El enorme templo apa-rece prácticamente destrui-do, pero permite calibrar, almenos por el tamaño de laplanta, el poderío alcanzadoen otros tiempos. Frente alaltar mayor, una escalerillapermite el acceso a la criptadonde están enterrados losabades del monasterio desdeel siglo XVII.

Otros puntos de ineludibleparada son la cocina, una delas zonas más antiguas del

conjunto, entre cuyas cuatroparedes se cocinó, en 1534, elprimer chocolate de Europa.Todo gracias a fray Jerónimode Aguilar, un monje que via-jaba por México con HernánCortés y envió desde allí elprimer cacao al abad del mo-nasterio junto con la recetadel chocolate. El otro lugar deparada es el refectorio, lumi-nosa estancia de excelenteacústica y, en la cilla mona-cal, el interesante Museo delVino. También es posible unadiscreta visita a las alas delmonasterio que acogían lasviejas celdas de los monjes,hoy transformadas en confor-table y silencioso hotel.� [email protected]

La sala capitular yel claustro –abajo– delMonasterio de Piedra.A la derecha, otra de lascascadas del conjunto.

GUÍA

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Viernes 22.03.13EL NORTE DE CASTILLA PLANES 3GPS

El enorme templo,casi derruido,permite calibrarel poderío alcanzadoen otros tiempos

�Cómo llegar. Desde Soriapuede llegarse al Monaste-rio de Piedra tomando la N-234 hasta Calatayud. Desdeesta localidad la A-202 con-duce en 27 km primero has-ta Nuévalos y después hastael parque natural.

� Información. ConjuntoTurístico Monasterio de Pie-dra. Tel. 976 84 90 11.

Monasteriode Piedra

Calatayud

A-202

N-234