127 entrega
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Libros y Nombres de Castilla-La Mancha. Entrega 127 (Agosto 2013)TRANSCRIPT
LIBROS Y NOMBRES DE
CASTILLA-LA MANCHA
CENTESIMO VIGÉSIMOSEPTIMA
ENTREGA
127 Año IV/ 14 de agosto de 2013
Pedro Antonio González Moreno
Más allá de la llanura
2ª edición; Biblioteca de Autores
Manchegos,
Ciudad Real, 2013; 304 pags.
Está muy bien que un libro, un buen libro,
alcance una segunda edición. Eso quiere
decir que ha encontrado su público y que su
tema sigue interesando. Esto, que no es
habitual en nuestro reducido panorama
editorial regional, ha sucedido ahora con
este magnifico texto del poeta y escritor (o
escritor y poeta, como prefieran) de
Calzada de Calatrava (CR) Pedro Antonio
González Moreno, de quien ya hemos
hablado en alguna ocasión en estas páginas,
sobre todo por sus textos poéticos y sus
abundantes premios.
Partiendo de la estructura de un libro de
viajes por las variadas llanuras manchegas
de la provincia de Ciudad Real (La Mancha
sí, pero también el Campo de Montiel o el
de Calatrava y algunas otras comarcas
periféricas),
Pedro Antonio consigue hilvanar un relato
sobre todas estas tierras, que al final son
partes de esta tierra nuestra que es Castilla-
La Mancha.
Un relato en el que aparece el patrimonio,
el esfuerzo de los hombres y mujeres a lo
largo del tiempo por fijar una obra, una
construcción, una huella de su paso por la
historia; pero que no se queda en la mera
descripción histórico-artística de ese
patrimonio.
El libro tiene dos partes bien diferenciadas:
una primera, de tono más ensayístico,
ofrece una serie de profundas y pertinentes
reflexiones sobre la identidad; sobre las
dificultades de la definición de la identidad
en una tierra tan dispar, tan desestructurada
como Castilla-La Mancha; esta “hermosa y
desamparada tierra nuestra” como él
mismo la define.
La segunda parte se centra más en la
descripción paisajística, pero no en la mera
descripción externa formal, como
podríamos encontrar en una guía de viajes,
sino en esa reflexión de quien ha visitado
muchas veces los lugares que cuenta, esa
descripción que aúna conocimiento y
memoria, historia y literatura, esa mirada de
-en palabras del autor- “quien vive
intensamente, interiorizándola, la realidad
de la tierra”.
Relata Pedro Antonio en un texto inicial
cómo no ha cuajado entre nosotros la
tradición paisajística; y señala algunas
excepciones de la mejor literatura
manchega (de Ciudad Real), como el
novelista Francisco García Pavón o los
poetas Eladio Cabañero y Juan Alcaide, que
sí han cultivado con acierto este género.
Para terminar con una confesión de parte
que define claramente el tono y el espíritu
del libro y que, a mi entender, es lo más
valioso del mismo: su acercamiento a esta
realidad viene hecho “desde el amor más
inquebrantable pero también desde la más
insobornable conciencia crítica. Tanto la
lija como la seda……”.
Estamos pues ante una mirada lúcida sobre
nuestra tierra, sobre una parte de ella como
es la provincia de Ciudad Real; una
aproximación y una mirada que nos aporta
nuevas claves para entenderla sin dejar por
ella de seguir queriéndola y admirándola.
Alfonso González-Calero
CAÑEQUE BEDOYA, Fernando,
Fidel, Guadalajara, El Autor/Editores
del Henares, 2013, 246 pp.
Estamos ante lo que podrían
considerarse unas “memorias”, quizá un
tanto noveladas. Una historia -muchas-
sin nombres propios. La acabo de leer y
la verdad sea dicha, he salido
reconfortado tras su lectura. Aparte de
estar bien escrito, cosa no muy
frecuente en una persona que no se
dedica a estos menesteres, es un libro, el
relato de una vida, hasta cierto punto
ejemplarizante: la de Fidel -el
protagonista del libro- que en realidad
se llamaba Félix.
Se trata de una biografía cíclica,
-comienza por el final y termina por el
comienzo-, en la que se recogen los dos
aspectos más sobresalientes de la vida
de Félix, nacido en Valdenuño
Fernández; los dos aspectos que
marcaron su vida para siempre: la
guerra civil 36-39 y su trabajo como
esquila(dor).
El prólogo es la visión de una nieta, que
poco a poco ha pasado “a limpio” el
libro que escribiera su padre -Fernando,
hijo de Félix- domingo tras domingo,
para quien además de un libro bonito
“el más bonito que jamás he leído”, le
ha servido para descubrir, al igual que
sucederá con muchos lectores, “que el
éxito de la vida no radica en los logros
materiales sino en conseguir que te
recuerden con respeto y cariño” y que
“lo más grande es la familia, una obra
infinita que perdura en el tiempo y logra
que vivamos eternamente”.
El libro se distribuye después a lo largo
de treinta y dos capítulos (XXXII). Son
capítulos no muy largos, algunos cortos,
que se leen muy bien y de un tirón, no
dejando su lectura a medias. Los tres
primeros son una especie de recuerdo de
lo vivido y dan paso a los dos bloques
principales en que se divide: desde el
capítulo IV, “1936: Destino”, hasta el
XX, “Licencia. Nueva vida”, en los que
va narrando, siguiendo lo escrito
anteriormente en una especie de diario
personal, los hechos más destacables de
la guerra: la huída de su compañero
Ángel, pasándose al ejército
nacionalista; el valor manifestado en
algunas acciones y su premio
correspondiente; la primera vez que le
hicieron prisionero; su participación en
la batalla de Belchite y en el frente de
Teruel -donde casi muere congelado en
una guardia nocturna-; la segunda vez
que fue prisionero; la batalla del Ebro;
la llegada de los nacionales y el nuevo
destino en el campo de Ordesa, hasta el
fin de la guerra; la lucha contra el
maquis y la licencia absoluta.
Contrariamente a lo que sucede con
otros libros de este tipo, en que se
muestra una parcialidad total, en este no
hay señales de odio: Félix -Fidel en la
narración- no tuvo más remedio que
servir en los dos bandos y lo único que
le interesaba era hacer el bien, como
tantas veces le había recomendado su
padre. Su pensamiento constante era
que tantos muertos no servían para
nada, acaso para avanzar unos metros o
unos kilómetros de tierra, pero que
segar tantas vidas no merecía la pena.
Los capítulos siguientes, del XXI,
“Reencuentro”, al XXXII, “El final del
grupo”, aluden a la creación de un
grupo de esquiladores formado entre
amigos de varios pueblos limítrofes (El
Casar), que gracias a esa amistad y
camaradería, ayudándose mutuamente,
recorrían otros pueblos, de Guadalajara,
Madrid, Toledo, Ciudad Real…
buscando ganado que esquilar para
ganarse la vida. Era un trabajo duro
pero gratificante por las personas que
fueron conociendo a lo largo de sus
salidas anuales. Primero buscando
ganaderos a los que servir y después,
una vez conocido el grupo, para cumplir
anualmente con su cometido gracias a
su seriedad y buen comportamiento.
La narración se hace alegre y amena,
divertida en muchas ocasiones, triste en
otras, cuando su protagonista principal
recuerda algunos hechos vividos en su
anterior etapa, cuando la guerra -que
nunca quiso recordar-, en muchas es
tremendamente humana, y al lector se le
humedecen los ojos.
Quisiera comentar ahora un capítulo
que me ha llamado la atención. Se trata
del XXVII, titulado “La tormenta”, que
tanto me ha recordado aquellos escritos
de los “curiosos impertinentes”, los
viajeros ingleses por España, y sus
encuentros con el mundo casi “oriental”
-escapado de Las mil y una noches- de
los gitanos. Aquí, en este capítulo, no
estamos ante un Richard Ford, quizá
demasiado atrás en el tiempo, pero sí
ante un Don Gitano, aquel simpático
don Walter Starkie que recorrió las
tierras granadinas en busca de sus
gentes, pues él era gitano, ganándose la
vida tocando el violín o pidiendo en las
puertas de las iglesias, aunque eso sí,
con el riñón bien cubierto y una gran
carga de cultura a las espaldas.
La lectura de este capítulo, tan distinto a
los demás, me dejado una profunda
huella. Tal vez por lo que significa en
cuanto al mundo de las relaciones
humanas. Por eso lo destaco y
recomiendo su lectura, en especial.
La “Visión de un hijo”, “Después de tu
partida” y un “Anexo”, en el que el hijo
narra algunos aspectos hasta entonces
ocultos al lector: el hecho de recibir una
carta procedente de Ciudad Real que
contenía el “bloc de tapas negras,
descoloridas, pero en buen estado” que
“era el diario de mi padre” y del que el
lector podrá comprobar su
procedencia…
En fin, un libro sencillo y amable, quizá
algo duro en el primer bloque citado, y
en algunos capítulos del segundo, pero
entrañable, seriamente escrito, con total
pulcritud, empleando un castellano
correcto y gratificante en estos tiempos
que corren.
¡Qué buen homenaje de un hijo a la
memoria de su padre!
José Ramón López de los Mozos
Cuencacultura.es
JOSÉ LUIS LUCAS ALEDÓN
PRESENTA SU LIBRO „EL
AMANECER SANTO DE
CUENCA. LAS TURBAS‟
16/05/2013 · de cuencacultura
El pasado mes de mayo en la Diputación de
Cuenca, se presentó el libro de José Luis
Lucas Aledón “El amanecer Santo de
Cuenca. Las Turbas”. El libro fue escrito a
instancia del Grupo Turbas y publicado por
el Servicio de Publicaciones de la
Diputación. La presentación, corrió a cargo
de la periodista Pilar Olivares.
Aurelio Lorente, en representación del
Grupo Turbas, quiso mostrar su
agradecimiento tanto al autor por asumir
este encargo a pesar de sus dificultades,
como a la Diputación por implicarse en esta
aventura.
Ya en la presentación, Olivares ha querido
subrayar el trabajo minucioso de recuerdo y
de recuperación de datos, historias y
confidencias, que Lucas Aledón, turbo al
fin y al cabo, ha realizado en este libro.
Finalmente ha sido el autor el encargado de
desgranar algunas de las peripecias vividas
para dar vida a este proyecto en el que,
según ha reconocido, desde un principio
quería “contar con todos y hacerlo con
todos”, lo que se pone de manifiesto a la
hora de agradecer colaboraciones: las de los
que han dejado su aportación debidamente
consignada con sus ilustraciones, y las que
se dejan entrever a lo largo del relato.
El libro cuenta con las siguientes
colaboraciones: Cubierta: Miguel Angel
Mose; Ilustraciones: Pedro Romero Sequí
y Miguel Angel Moset. Fotografías:
Aurelio Lorente, David L. Meysonnier y
Antonio Texeda
Colecciones fotográficas: José Luis Lucas
Aledón, Antonio Garcia Escamilla,
Lorenzo Carretero, Jesús Caballero, Adolfo
Gonzalez Cerrillo, Manuel Aguilar, José
María Muro Charfolé, Francisco Alarcón
Díaz y Florián Belinchón Sancho
16/05/2013 · cuencacultura ·
RIOPAREANDO
Parque natural de los Calares del
Mundo y de la sima
Jorge Escudero
Edita: Centro de Educación Ambiental
La dehesa; Albacete, 2013; 280 pags.
Estamos ante un libro interesante y útil
para divulgar una parte del muy rico
patrimonio natural, cultural histórico y
de arqueología industrial que contiene
este entorno albacetense.
Se trata de un libro misceláneo, con
infinidad de recuerdos. Su autor ha
vivido y trabajado toda su vida en esta
comarca y la conoce como la palma de
su mano: sus animales, sus costumbres,
su flora, sus personajes, y también su
historia
El libro dedica un capítulo especial
bastante detallado a las fábricas de latón
de san juan de Riópar, fundadas por el
austriaco Juan Jorge Graubner en el
siglo XVIII, con el apoyo de la
monarquía borbónica.
Pero el apartado histórico se completa
con una segunda parte muy detallada en
la que el autor cuenta sus vivencias en
la segunda mitad del siglo XX; y aquí
nos habla de las personas, los trabajos,
los oficios, los lugares, los
acontecimientos etc.
El libro es, pero no sólo, una guía para
visitantes, pero mucho más densa y
llena de sabiduría que las simples guías
turísticas al uso.
Además de las fábricas metálicas la
comarca es abundante en resina y su
aprovechamiento, en maderas de
árboles que eran trasladadas por el río
(al igual que los gancheros del Tajo que
narraba Sampedro); en ganadería (que
practicaba la trashumancia). AGC
El despertar de Toledo en la Edad
de Plata de la cultura española
Laura Lara Martínez
Editorial UDIMA
256 pags. edición: 1ª: 2013
precio: 28.85 € + IVA
precio (PDF): 10 € + IVA
En el mítico 1898, la contemporaneidad
había llegado a Toledo, aún cuando en
Zocodover, en la Puerta de Bisagra, en
la gótica catedral y en su trepidante
laberinto urbanístico todavía resonaran
con fuerza los embates medievales, se
inhalaran los aterciopelados aromas de
su aljama o se escuchara la rapsodia de
romances hilvanados con los lamentos
de la comunidad judía desterrada de su
amada Sefarad.
Al inaugurarse el siglo XX, la vida
toledana todavía se concentraba en el
interior de sus murallas como si de una
elevada isla simbólica se tratara. Pero
Toledo, la otrora ciudad de las tres
culturas, era a esas alturas temporales
un espacio de contrastes donde
pervivían las estampas tradicionales con
los progresivos adelantos técnicos.
Precisamente, es en la Edad de Plata
cuando asistimos a la revalorización del
potencial cultural de esta ciudad de
pasado glorioso. Junto al
redescubrimiento de El Greco, es
posible contemplar el despertar del
turismo «toledanista», gestado gracias a
estímulos externos en la centuria
decimonónica (cuando la ciudad del
Tajo fue visitada por intelectuales
extranjeros de la categoría de Andersen,
Gautier o Doré), y desarrollado en
décadas sucesivas en virtud de impulsos
internos liderados por españoles
enamorados de la «ciudad imperial»,
entre los que destacan Galdós,
Arredondo, Urabayen, Cossío, el
marqués de la Vega-Inclán y Marañón.
Isidro SÁNCHEZ SÁNCHEZ
(coord.), Educación, Ciencia y
Cultura en España: auge y
colapso (1907-1940).
Pensionados de la JAE, Almud Ediciones-Centro de Estudios de
Castilla-La Mancha, 2012. 558 pp. No descubro nada nuevo si empiezo
estas líneas recordando el impulso
modernizador que vivió la cultura española
en el primer tercio del siglo XX. Fue su
“edad de plata”, en feliz expresión de
Mainer, especialmente de la cultura escrita.
Pero ese período de auge, cuyo nervio
creativo podemos seguir a través de
publicaciones como España (1915-1924),
se cerró abruptamente con la Guerra civil y
el inicio de la sistemática represión
franquista. Contaba Francisco García Pavón
en Los Nacionales cómo asistía atónito,
siendo un niño, al desmantelamiento del
Instituto de Tomelloso. En unas camionetas
sin destino conocido eran cargados los
libros, mapas, instrumentos del laboratorio
y demás enseres que se habían utilizado en
las aulas del centro educativo creado
durante la Segunda República (Obras
completas, Ciudad Real, Diputación, 1996,
v. I, pp. 592-594). Relato histórico
inquietante, fiel visualización del “¡Muera
la inteligencia!” de Millán Astray y
metáfora del desprecio que las nuevas
autoridades sentían hacia la cultura plural,
reemplazada por otra férreamente
controlada.
Y fue ese desprecio, esa sospecha
constante sobre el intelectual, lo que
impulsó también la liquidación de la Junta
de Ampliación de Estudios como emblema
y herramienta valiosa de las inquietudes
renovadoras que animaron las primeras
décadas del XX. Un Decreto del Ministerio
de Educación Nacional anunciaba la
disolución de la JAE en 1938 y se
concretaba, ya acabada la Guerra, en la ley
que creaba el CSIC y en la orden que
obligaba el traspaso a este centro de los
bienes de la Junta (1939 y 1940,
respectivamente). La norma seguía a una
intensa campaña de desprestigio liderada
por autores como Enrique Suñer o Joaquín
de Entrambasaguas, entre otros;
pensionados ambos, por cierto, de la JAE.
Concluían así más de 30 años de una
institución que pretendió mejorar la calidad
científica de nuestros investigadores y
docentes, promoviendo las estancias
formativas, singularmente en el extranjero,
con un programa de pensiones que llegó a
3.872 personas, 442 de ellas mujeres.
Pues bien, es de ese esfuerzo de lo
que habla este libro, que se gestó como
proyecto de investigación en 2007 para
biografiar a los pensionados de la JAE
originarios de Castilla-La Mancha o que
trabajaron en estas tierras. Pero el
resultado va más allá y constituye una
suerte de reflexión informal sobre la
evolución de la educación, la ciencia y la
cultura en las primeras décadas del siglo
pasado. Su coordinador ha sido Isidro
Sánchez, profesor titular de Historia
Contemporánea en la Universidad de
Castilla-La Mancha hasta su reciente
jubilación, impulsor del Centro de
Estudios de Castilla-La Mancha y co-
director del mismo.
Además del trabajo, nada fácil
seguro, de coordinar a ochenta autores
(una verdadera obra coral), el profesor
Sánchez firma una enjundiosa y crítica
introducción, necesaria para comprender
ese “auge y colapso” de los que habla el
subtítulo de la obra y que nos enfrenta de
bruces con la parálisis cultural del
franquismo. Dicha introducción se
vertebra en cuatro epígrafes bien
hilvanados: “Premisa”, “El cauterio del
Caudillo y el fin de una labor
modernizadora” (la parte más extensa),
“Un libro colaborativo” (donde se explica
la gestación y sentido de la obra) y
“Textos” seleccionados, algunos de ellos
verdaderamente reveladores. Por sus páginas desfilan nombres de
la talla de Julián Besteiro, Carmen de
Burgos Seguí, Lorenzo Luzuriaga, Luis de
Hoyos, Tomás Navarro Tomás, Gregorio
Prieto… También otros muchos que no
pasaron a la primera plana cultural o
científica de España, pero que son,
igualmente, demostración de la inquietud
intelectual que animó a un nutrido grupo de
profesionales. Hombres y mujeres como
Isidro Almazán Francos, Josefa Álvarez
Díaz, Alberto Blanco Roldán, María Josefa
Gómez y Sánchez o María Antonia Liz
Díaz, por poner sólo algunos ejemplos.
Puede hablarse, pues, de un sólido
diccionario biográfico con sus 201 entradas,
escritas solventemente por profesores
universitarios, periodistas y gentes
vinculadas al mundo cultural en Castilla-La
Mancha. Material suficiente para desmontar
la falacia de que la JAE sólo becó a
izquierdistas. Podemos encontrar a
represaliados después de la Guerra por sus
ideas políticas, pero también a otros que
alcanzaron cierta notoriedad durante la
dictadura en diversas instituciones
científicas o académicas.
La pertinencia del libro, con una
sencilla pero cuidada maquetación por
cierto, está más que justificada, ya que, a
pesar de los valiosos trabajos de José
Manuel Sánchez Ron (pionero en el tema) y
de Teresa Martín Eced (centrados en el
mundo educativo), la Junta de Ampliación
no ha merecido quizás todo el interés
bibliográfico que merecía. La reciente
conmemoración del centenario de su
creación ha facilitado la edición de trabajos
valiosos (El laboratorio de España: La
Junta para Ampliación de estudios e
Investigaciones Científicas, 1907-1939,
Madrid, Sociedad Estatal de
Conmemoraciones - Residencia de
estudiantes, 2007 y 100 años de la JAE. La
Junta para Ampliación de Estudios e
Investigaciones Científicas en su
centenario, Madrid, Residencia de
Estudiantes, 2010; al cuidado ambos de
Sánchez Ron) pero la institución sigue
siendo bastante desconocida fuera del
ámbito universitario.
El esfuerzo editorial se debe al ya
mencionado Centro de Estudios de
Castilla-La Mancha y a Almud,
modestísima editorial en cuanto a sus
recursos económicos y humanos, pero que
ha sido fundamental en la difusión de la
cultura de esta región y en el
conocimiento de su historia. Su
responsable, Alfonso González-Calero,
firma el prólogo de estas más de
quinientas páginas a las que pone colofón
el recuerdo a otro innovador, el pensador
y pedagogo anarquista Francisco Ferrer i
Guardia.
En tiempos de profunda crisis económica,
de drásticos recortes sociales y educativos
cuyos perversos efectos a largo plazo son
impredecibles, no están de más obras
como esta, que rescatan el pasado de lo
que pudimos ser y no fuimos.
Rafael Villena Espinosa En la revista digital Vínculos de Historia, núm.
2 (2013) UCLM | pp. 430-431
MI MÚSICA SINESTÉSICA
Roberto Jiménez Silva
Editorial Ledoria
La culminación a 36 años de
investigación
Desde1977 hemos profundizado en el
Arte Sinestésico, que es aquél que
entendemos como el estilo artístico que
enfatiza los aspectos cromáticos,
formales y estructurales en analogía
profunda entre la música y el resto de
las artes, permitiendo crear una obra
liberada de toda función mimética y
nacida exclusivamente a partir de la
experiencia interna.
Este Arte Sinestésico al que hombres
como Goethe, Newton, Kandinsky,
Bertrand Castel, Rameau y tantos otros
pensadores también aportaron sus ideas
al respecto, SINESTÉSICA ha logrado
con la Música, la Pintura, la
Arquitectura, la Palabra… en definitiva,
con la convergencia de las artes y aún
desde sus fines individualistas, plasmar
sus resultados en el Arte Sinestésico
como estilo revelación del siglo XXI,
convirtiéndolo en un arte nuevo y
activo.
“Música Sinestésica: Savia Nueva”
contiene todos los elementos que
singularizan un movimiento nuevo: Su
temática moderna, la priorización
tecnológica, detalles de poderosa
sensación de que nos hallamos ante una
muestra que requiere que se la
experimente, no solo que se la
contemple.
De la web de Editorial Ledoria
Mariano Velasco Lizcano
Mancha roja: República y Guerra civil
en La Mancha de Ciudad Real
224 pags.; 12 € Ed. Círculo rojo
La Mancha ciudadrealeña fue territorio
legal republicano hasta que aconteció la
abolición del Régimen como
consecuencia del resultado final de la
Guerra Civil. También, durante el
conflicto bélico fue siempre zona de
retaguardia, sin que llegara a asentarse
en ella ningún frente militar. Pero no
por eso dejo de sufrir la violencia y el
terror revolucionario incontrolado que
se desató en los primeros momentos del
conflicto, con sus secuelas de incendios,
saqueos, persecuciones y asesinatos. Lo
que a la par propiciaría una terrible
venganza posterior, materializada en
forma de depuraciones y juicios
sumarísimos que acabaron en largas
condenas penales, cuando no en penas
de muerte irremisiblemente ejecutadas
frente al paredón.
"Mancha Roja" pretende rememorar
aquellos sucesos desde una perspectiva
sociológica de investigación, quizá
porque el autor entiende que el amor a
la tierra se forja con el dolor del pasado,
que no es fácil de olvidar, y con el gozo
presente de buscar la verdad... Aunque
sólo sea "la verdad" parcial a la que éste
mismo haya podido llegar a través del
análisis global realizado y de su
inmanente conclusión.