115 ; ei ii/ iii. decadencia y cola

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--------- --------- 115 iI/ III. DECADENCIA Y COLAPSO DE LA CIVILIZACI6N MAYA Vanas de los reyes las ambiciones son, si can lraleos y casas muerlas anhelan tras de elias un nombre inmorlal dejar: pues mallas lejen que s610 at vienlo atrapan. JOliN WEBSTER (l1580?-,16113?) LLECA POULLA A LA COLM ENA MAYA KIPLING, en su Actions and Reactions induy(') lIna pequefia parabola que llam6 "La colmena madre". En ella cuellta la degeneraci6n fisica y moral de un colmenar: A el llega un dla la polilla de panal las abejas obreras empiezan a poneI' huevos. Sllrgell entonces extrafias for- mas su nlunero se muhiplica; las obreras VlVenes se niegan al comienzan a construir celdillas circulares; por alglll1 tiempo eJ no tiene reina. Finalmente, el apicultor y SII hijo abren la colmena y destruyen todo 10 que hay dentl'o, menos 1I1las (U<lllt:lS abejas laborio- sas que escapan a una rama vecina y alli de nuevo (ollIienzan a tra- bajar. " 'jVamos, esto no es un pana!! Es lin IlIlIseo de curiosidades', ex- clarno Ia otra voz, detras del velo. Era cl apicultor que asi hablaba a su hijo. 'Padre -dijo este- a arroiar ];1 culpa sobre elias? Fs que la polilla ha introducido la corrnpci('J11 pOl dO!Jllier.', . Replid, CII- tonres cl apicultor: ',No estas conhllldiendo ;!caso, hijo l11io, cl tJOsl h()(: (011 el jno/)ln' hoc? La polilla de 1111 pall;d s{)lo s{' COli la suya eHando ha tcnido paso franco poria dchilidad de las esta a Ia IlIgblcrra del rcy Eduardo. Para aillor Ia callsa de la lIloral ('slab;1 {'ilia ILj .. ....   l.LEG.\ I'OI.IU.A A LA COLMJ<:NA MAYA ; eI rCllledio, en la emigraei6n. Con todo, la pad bola se puede apliear a cualquier cultura -la maya inclusivc- en proceso de dege- neracion. En efeeto, las extrafias desigualdades las celdillas de ex6tica forma de la colmena maya se perciben facilmente, como facilmente se perci- ben sus panales perforados porIa intrusi{m de la polilla. Solo conje- tmas podemos formam os acerca de la f1aqueza que propici6 la incu- baeion de estas condiciones descuid6 tanto eI celo ancestral dejando entrar los dafiinos insectos a sus dominios. Para Centroamcrica esta pol ill a del abejar fueron los nuevos conceptos y las influencias de una eultura moralmentc mas debil que procedia del centro de Mexico. Kipling no fue el primero en usaI' este simil de la polilla del pana}; . .. antes, los mayas estignlatizaball de cste modo a quienes ian normas de inferior categoria. Ya antes hemos aludido brevemente a la degeneraci6n en el estilo escultorico que se hace mas ostensible al cerrarse el Periodo CIasico en el Area Central. Las pruebas de esta degeneracion y la aparici6n de conceptos diferentes son m;is evidentes en Yucat;ln y en Campeche que en cJicha area, la Cllal pasa ya a la historia desde el momento en que se abandonan los grandes centros ceremoniales. No sllcede 10 propio en Yucatan, dOllde la arqueologfa. mmplementada (on datos hist6ri- cos, pOlle en claro que la actividad contillu6, si bien con diferente orientaci('m. EI Area :-\orte, que comprende Yucatan y la lIIayor parte de Cam- peche y Quintana Roo, hahia desarrolJado durante e\ Periodo CIasico ideas en arqllitenllra escultllra. Ell la primera, los como los de PUlle, los Chenes Rio Bee, difieren de los correspondielltes estilos del Area Central m,ls 0 UlellOS en la misma forma que el estilo gbtico perpendicular inglcs se distillgue ·del g()tico "flamhoyant" cle la Francia cOlltemporanea; esto quiere clecir que a am- bos los caracterizahall los mismos principios y COllceptos, pero cada uno tenia su caracter local. La unidad, elllpero, proveniente de una herencia COmlll1 se imponia pOI' sobre las divergencias regionales. Hayen la es- cultllra una c(lntidad consi(krable de bajorrelieves hechos confoIllle a la tradici(H1 C\;isica, si hien COil localismos hastante hien marcados; pero t'xisten olros estilos qlle 1Illly poco tiencll CIl COil 11'11 I con las obras tipicas del Area CClltral ([,limiT/a 22 a) y,lUll l'xisten tallados qlle SOIl bastante eXlraiios al modo d;isico. Tatian<t ProskollriakoH, f1l1ien ha estlldiado de llJodo especial ('S105 problemas, dice 'lilt' Ia cS(lIltllra yll- cateca ('s "esencialtlJ('lltc helcrog{'llca y pare!'(' repres(,lIlal' IIlla fllSi(lll de ('S;!S escull \1-

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Page 1: 115 ; eI iI/ III. DECADENCIA Y COLA

­ ­ ­ ­ ­ ­ ­ ­ ­ ­ ­ ­ ­ ­ ­ ­ ­ ­115 

iI/ III. DECADENCIA Y COLAPSO DE LA CIVILIZACI6N

MAYA

Vanas de los reyes las ambiciones son,

si can lraleos y casas muerlas anhelan

tras de elias un nombre inmorlal dejar:

pues mallas lejen que s610 at vienlo atrapan.

JOliN WEBSTER (l1580?-,16113?)

LLECA POULLA A LA COLM ENA MAYA

KIPLING, en su Actions and Reactions induy(') lIna pequefia parabola

que llam6 "La colmena madre". En ella cuellta la degeneraci6n fisica

y moral de un colmenar: A el llega un dla la polilla de panal y  las

abejas obreras empiezan a poneI' huevos. Sllrgell entonces extrafias for­

mas y su nlunero se muhiplica; las obreras VlVenes se niegan al

y comienzan a construir celdillas circulares; por alglll1 tiempo eJ 

no tiene reina. Finalmente, el apicultor y SII hijo abren la colmena y

destruyen todo 10 que hay dentl'o, menos 1I1las  (U<lllt:lS abejas laborio­

sas que escapan a una rama vecina y alli de nuevo (ollIienzan a tra­

bajar.

" 'jVamos, esto no es un pana!! Es lin IlIlIseo de curiosidades', ex­

clarno Ia  otra voz, detras del velo. Era cl apicultor que asi hablaba a

su hijo. 'Padre -dijo este- ~vas a arroiar ];1 culpa sobre elias? Fs que

la polilla ha introducido la corrnpci('J11 pOl dO!Jllier.', . Replid, CII­

tonres cl apicultor: ',No estas conhllldiendo ;!caso, hijo l11io, cl tJOsl

h()(: (011 el jno/)ln' hoc? La polilla de 1111 pall;d s{)lo s{' ~ak COli la suya

eHando ha tcnido paso franco poria dchilidad de las

Kiplin~ esta alc~oria a Ia  IlIgblcrra del rcy Eduardo. Para

aillor Ia  callsa de la d{'sillte~ra(i('JIl lIloral ('slab;1 {'ilia

ILj

......  ~ ~

l.LEG.\ I'OI.IU.A A LA COLMJ<:NA MAYA

; eI rCllledio, en la emigraei6n. Con todo, la pad bola se puede

~ apliear a cualquier cultura -la maya inclusivc- en proceso de dege­

neracion.

I En efeeto, las extrafias desigualdades y  las celdillas de ex6tica forma

de la colmena maya se perciben facilmente, como facilmente se perci­

ben sus panales perforados porIa intrusi{m de la polilla. Solo conje­

tmas podemos formamos acerca de la f1aqueza que propici6 la incu­

baeion de estas condiciones y  descuid6 tanto eI celo ancestral dejando

entrar los dafiinos insectos a sus dominios. Para Centroamcrica esta

polilla del abejar fueron los nuevos conceptos y las influencias de unat  eultura moralmentc mas debil que procedia del centro de Mexico. ~

Kipling no fue el primero en usaI' este simil de la polilla del pana};

. .. antes, los mayas estignlatizaball de cste modo a quienes

ian normas de inferior categoria.

Ya antes hemos aludido brevemente a la degeneraci6n en el estilo

escultorico que se hace mas ostensible al cerrarse el Periodo CIasico

en el Area Central. Las pruebas de esta degeneracion y la aparici6n

de conceptos diferentes son m;is evidentes en Yucat;ln y en Campeche

que en cJicha area, la Cllal pasa ya a la historia desde el momento en que

se abandonan los grandes centros ceremoniales. No sllcede 10  propio

en Yucatan, dOllde la arqueologfa. mmplementada (on datos hist6ri­

cos, pOlle en claro que la actividad contillu6, si bien con diferente

orientaci('m.

EI Area :-\orte, que comprende Yucatan y la lIIayor parte de Cam­

peche y Quintana Roo, hahia desarrolJado durante e\ Periodo CIasico

ideas en arqllitenllra y  escultllra. Ell la primera, los

como los de PUlle, los Chenes y  Rio Bee, difieren de

los correspondielltes estilos del Area Central m,ls 0 UlellOS en la misma

forma que el estilo gbtico perpendicular inglcs se distillgue ·del g()tico

"flamhoyant" cle la Francia cOlltemporanea; esto quiere clecir que a am­

bos los caracterizahall los mismos principios y COllceptos, pero cada uno

tenia su caracter local. La unidad, elllpero, proveniente de una herencia

COmlll1 se imponia pOI' sobre las divergencias regionales. Hayen la es­

cultllra una c(lntidad consi(krable de bajorrelieves hechos confoIllle

a la tradici(H1 C\;isica, si hien COil localismos hastante hien marcados;

pero t'xisten olros estilos qlle 1Illly poco tiencll CIl COil 11'11 I con las obras

tipicas del Area CClltral ([,limiT/a 22 a) , y,lUll l'xisten tallados qlle SOIl

bastante eXlraiios al modo d;isico. Tatian<t ProskollriakoH, f1l1ien ha

estlldiado de llJodo especial ('S105 problemas, dice 'lilt' Ia  cS(lIltllra yll­

cateca ('s "esencialtlJ('lltc helcrog{'llca y pare!'(' repres(,lIlal' IIlla fllSi(lll

de ('S;!S escull \1-

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­ ­ ­ ­ ­ ­ ­ ­ ­ ­ ­ ­ ­ ­ ­ ­ ­ ­ ­110

117

­,.­. 

DECADENCIA Y COLAPSO DE LA CIVILIZACION MAYA

ras -particularmente una serie de figuras a la manera de enanos con

sus vientres distendidos, las cuales tienen su paralelo en eI  arte del

sur de Veracruz- nos hablan de influencias de pueblos no mayas en

Yucatan durante eI  periodo chisico. Las pequefias figuras como de

enanos parecen reflejar, en su misma extravagancia, una cultura en des­

equilibrio. Quizas no sea esto sino una interpretacion mia bastante

subjetiva; pero en todas estas esculturas de tipo estrambotico yo yeo

los mensajes de una insania y un desasosiego culturales.

Es un hecho tambien que en Yucatan existen esculturas falicas en no

despreciable cantidad. Probablemente aparecieron alli al finalizar eI 

Periodo Chisico, continuando despues hasta ya entrado eI  Periodo Me­

xicano. Hablar cronologicamente de esta intrusion es pisar terreno

inseguro; pero los simbolos falicos son numerosos en Uxmal, que no

sobrevivio mucho a la terminacion del Periodo Cl;isico, y aparecen

en un edificio del citado periodo en Chichen Itza. Lo mas notable es f .que la escultura del Area Central es completamente ajena a este con­

cepto. Tales ideas tienen, en cambio, un gran desarrollo al sur de

Veracruz y se diria que es mas bien claro que dudoso que es de esta

region de donde llegaron a Yucatan. Se prolongaron luego durante

el Periodo Mexicano, y que fueron extranas y no del agrado de los

mayas se desprende de varios pasajes contenidos en los libros de Chi­

lam Ba1am.

No obstante, la aceptacion de esos conceptos, aunque una minoTia

los haya visto en discordancia con el viejo ideal maya de que debiera

prevalecer moderacion en todas las cosas, es, en mi opinion, sintoma­

tica del debilitamiento de esa cu1tura: se hahfa preparado el terreno,

pues, para el cambio.

Mientras 1a civilizacion maya habia madurado al calor de esc sol

que fue el  Periodo CIasico, sus parientes culturales, es decir los descen­

dientes del mismo ancestro 0 Periodo Formativo, hahian f1orecido

igualmente. Grandes centros como TeotihuaCiln, cerca de la ciudad

de Mexico; Monte Alban, tipico exponente de la civilizaci6n zapoteca;

Tajin (que £1orecio en el Clasico tardio, y aun quizas en epoca pos­

terior a. este Periodo), 10 mismo que La Venta, fueron, como ya 10  vi­

mos, ciudades mucho mas antiguas y se hahian desarrollado siglliendo

lineamientos propios, su parte en la herencia comllO, pero dando a

ese desarrollo lin toque menos espiritual si bien rodeado de un exito

material mas notorio. Como ya hemos visto, fuertes inflllencias de

Teotihuacan, asi como impulsos secundarios procedentes de Monte Al­

ban, se hahian heeho sentir en KaminaljllYll, ya en las tierras de

montana; pero por esc tiempo las culturas de Mexico, al Ignal que

LLEGA J'OLlLLA A LA COLMENA MAYA

fas ciudades clasicas del Area Central, se desenvolvian dentro de un

marco de predominancia religiosa. Subseeuentemente, pareee haber

habido un cambio hacia una sociedad mas secularizada, la que, mas

tarde, desenvolvi6 marcadas tendencias militaristas. Hasta donde nues­

trOS conocimientos 10  permiten, podriamos decir que el  abandono de

los grandes centros del Periodo Chisico maya tuvo tambien en Mexico

un paralelo parcial. En la mayor parte de los casos no fueron aban­

donados los sitios mismos, pero sf se registro un cambio del enfasis,

pasando de la construccion de estructuras religiosas, como piramides

por ejemplo, a la ereccion de grandes edificios seculares, en forma de

barrios residenciales que incluian aposentos de pequenos patios. Es

un tipo de estructura que ya existfa en la primera mitad de los equi­

valentes locales del Periodo Clasico. pero, a juzgar por los murales que

a menudo adornan sus paredes, habian alojado a sacerdotes y Ifderes

de una organizacion que fue predominantemente teocratica. Mas

tarde, la erecci6n de piramides y templos cedio el primer lugar a cons­

trucciones secnlares mencionadas. liste es un cambio que parece haber

sido col1comit.:.nte con una orientacion hacia la  guerra como actividad

principal de la cultura, habiendo comenzado -parece tamhien- alre­

dedor del ano 650 d. C,) antes que los mayas, en eI Sur, .hubieran al­

canzado la cima de su Periodo Clasico. A traves de toda Mesoamerica, la guerra pareee haber tenido su

origen en la necesidad de ohtener cautivos para sacrificarlos a los dio­

ses. Al sol, en particular, habia que alimentarlo con sangre, prefercn­

temente humana. Y es que todas las tardes, despues de haber cruzado

el  cielo, el sol hacia su descenso al mundo suhterraneo, la regibn de la

muerte y de los dioses de la muerte: alIi el astro recorda, durante toda

la noche, eI inframundo de oeste a este y lIegaba a su destino a tiem­

po de volver a salir cada manana; pero en su viaje por el mundo infe­

rior de esta tierra, la mnerte Ie impregnaba su naturaleza de modo

que, al emerger de nuevo con eada aurora, en buena parte no era sino

un esqueleto: debia, pues, para recobrar eI euerpo y sus fuerzas, heber

sangre, y sangre hnmana de preferencia, como ya 10  dijimos. Ahora

bien, la guerra aseguraba, si habia triunfo, victimas para esa sangre,

sin tener que agotar los recursos humanos propios. AI H1ismo tiempo,

esta actividad villo a desarrollar un grupo de guerreros <J ue, a expclI­

sas del sacerdorio, I1eg<'J a ser dominante. Porquc los hombres de

armas, como sa Ivac\orcs de su pnehlo qlle eran, supucsto q lIC cI  pro­

ducto dc SII arrojo daba fllnza a los (\ioses y los volvia ;Jllliy;ahles, se

h.icieron acrc('dores a ('specialcs privil('gios, no s610 {'II ('stc IIIlIlHlo.

SlilO tambiclI Cil eI  de Ilt;lS a1I.i.

Page 3: 115 ; eI iI/ III. DECADENCIA Y COLA

­ ­ ­ ­ ­ ­ ­ ­ ­lIS DECADENCIA Y COLAI'SO DE LA CIVILIZACloN MAYA

Pesar las motivadones de un acto cualquiera no es c~ fadl, comb

parece. Decir, entonces, que la captura de prisioneros era la causa

{mica de la guerra en Mesoamerica, no es estar en 10  cierto. En tiem­

po de los aztecas, por ejemplo, y quizas mucho antes, la conquista de

territorios y la imposici6n'de tributos eran causas muy importantes;

no obstante, estos factores pueden considerarse, creo yo, como aspec­

tos secundarios que despues ocuparon un primer plano cuando la

guerra se convirti6 en industria nacional. En todo caso, los mexicanos

se convencieron de que la guerra les proporcionaba rendimientos, tan­

to econ6micos como espirituales. Y as!, acentuaron la preparaci6n de

los mancebos para la guerra, establecieron categorias para sus j6ve­

nes guerreros y les otorgaron privilegios de acuerdo con el mimero de

enemigos que capturaban; igualmente organizaron 6rdenes militares

de "caballeros". De estas las principales fueron la del Aguila y la del ;Jaguar, Ilamadas as! porque tales animales simbolizaban al sol en el

delo y en el mundo subterraneo, respectivamente.

En gran parte nuestro conocimiento del militarismo mexicano pro­

viene.de los informes espanoles, escritos por testigos que presenciaron

la maquinaria militar azteca, 0 por escritores que obtuvieron sus ma­

teriales de informantes del siglo XVI. Sin embargo, hablando de fechas,

hay motivos para creer que ese militarismo ya estaba bien desarrollado

en el Mexico central desde hacia unos 500 anos, pues par entonces los

toltecas de Tula ya ten Ian las 6rdenes del Jaguar y del Aguila; preci­

samente, las esculturas y murales de esta ciudad hablan muy en claro

de la importancia que alii tenia la carrera militar.

Es bastante f,icil imaginarse el resultado que se produjo cuando se

desplazaron grupos mexicanos a Yucatan, especialmente si se toman

en cuenta tanto el adiestramiento, la organizaci6n y aun los armamen­

tos superiores de dichos grupos, como el resq uebrajamiento, de la vieja

cultura clasica y de la jerarquia mayas. Los mexicanos se dirigian al

combate lIevando gavillas de dardos que luego arrojaban con un apa­

rato que prolongaba el impulso del brazo, es decir un lanzadardos

(Figura 8 a y b) ;. los mayas, en cambio, empleaban una lanza corta

que disparaban, parece ser, en una primera descarga, arrojandose en

seguida a pelear cuerpo a cuerpo (Figura 8 c). Los lanzadardos, asi

como los dardos mismos de los mexicanos, daban a estos las vcntajas

de un mayor alcancc, gran penctraci6n y una incuestionable sllperio­

ridad en Ia batalla. Su invasi6n flle, £lues, un precedentc en America

de la "blitzkrieg" de Hitler contra el ejerciw polaco de I9!l!) , que

ronfiaha su fuerza en la destreza de Sit caballeria.

• En M(~xico central sc «mocen con la palahra nahua til/atl. 1'1',1

­ ­ ­ ­ ­ ­ _i ­ ­

c

1:IGlJRA 8, 1'ipos de gucrn:ros, Im~xic!llos y mayas. Los guerrcros ilzaes (Il y b)

aparccell lIevalldo lall7,adanlos. gavillas de dardos y eS(lldos redondos; el guerrero

maya (c) porta ulla lan].a de mellor cfenividad para la guerra Y  Ull eS<:IHlo de 

material flexihle, EI militar mexi('allo (b) ostellta Ull locado con Ia digie de un

pajaro, llll  pedoral Y Ulla rodd.. a la espalda; sus rasgos fisicos son lOlalmente

eXlrailOS a los de los mayas; esta digic es Ull duplicado de las que aparcc("11 ell

Tula, cimlad tolteca al norte de Mexico, D. F. a) Dc Ull mural; b) y c) Tallados ell bajorrelicve. 1'0<105 son de Chichcn Ilz;\..

alrededor del aflo 1100 d. ('.

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........  

BECJ\I)ENCIA \' COLAI'SO DE LA CIVIUZACloN MAYA

La conquisla hecha por los mexicanos probablemente no fue to- 

tal,  hablando  en  terminos  geognHicos,  debido  a  su  debilidad  nume- 

rica;  mas  sus  infIuencias  se  dejaron  sentir  por  todas  partes.  Por  ello  

a  este  periodo  10  Hamamos  "Mexicano".  

Pero nos  estamos adelantando  mucho en  nuestra  historia.  Es  nece- 

sario que regresemos al  final  del  Periodo Clasico  en Yucatan  y  presen- 

temos  los  detalles  que  se  conocen  hasta  ahora  acerca  de  estos  eventos  y  las  circunstancias  que  los  produjeron.  

La  mayor  parte  de  las  ciudades  mayas  de  Yucatan  y  Campeche 

parecen  haber  sido  abandonadas  al  mismo  tiempo  que  las  del  Area 

Central  0,  por 10  menos,  no  mucho  tiempo  despues.  De  esto  eSlamos 

casi  seguros  con  respecto  al  gran  numero  de  sitios  con  arquitectura 

del  estilo  Puuc,  como  Labwl,  Sayil,  Kabah  y  una  veintena  de  otros,  y  ., es  probable que  tambit.~n sea  verdad con  respecto a  otras  ciudades  con 

'l 

arquitectura  en  los  eSlilos  Chenes  y  Rio  Bee.  Por  10  que  se  refiere  a 

los  sitios  del  primer  grupo,  las  excavaciones  no  han  revelado  ceni-

mica  de  los  tipos  que se  sabe  fueron  usados  durante  el  Periodo  Mexi-

cano.  Uxmal  es  la  unica  excepcion  a  esta  regIa,  pues  allf  se  hallaron 

pequenas  cantidades  de  tiestos  que  se  atribuyen  a  dicho  periodo  y 

donde,  igualmente,  los  motivos mexicanos aparecen  con mas  frecuencia 

que  en  ningun  otro  lugar  Puue.  Uxmal  tambien,  recordemoslo,  ha 

mostrado evidencias de wlto falico,  lIevado  alii  desde  eI  Golfo de  Me-

xico  y  luego  adoptado  por  los  mexicanos.  Alberto  Ruz  encontrb,  en 

el  patio  de  las  monjas  (Uxmal),  desechos  entre  los  que  habia  dos 

tiestos  de  plumbate) del  tipo  de  exportacion,  asi  como  otras  clases  de 

ceramica  tardla.  Esto  indica  que  hubo  ocupacion  ­puede ser  que  re-

ocupacion­ en  el  siglo  x  0  en  el  XI:  probablemente  un  leve  control 

ejercido  por  quienes  Ilegaron  al  ultimo,  tal  vez  los  Xiues  (vease  P,I_ gina  153).  La  fecha  mas  tardla  de  Uxmal,  que  aparece  pintada  sohre 

piedra de remate en  las  Monjas,  se  refiere posiblemente el  ano 909 d.  c. 

Las  fechas  tardias  en  los  sitios  Puuc  de  las  cercanias  son  489  d.  c.  en 

Oxkintok, a  unos cuantos kilometros al  noroeste,  y 869 d.  c.  en  Labna. 

Dos  jambas  encontradas  en  Kabah  y  que  tienen  una  fecha  egui-

valente  quizas  al  ano  879,  muestran  figuras  COil  lanzadardos  y  una 

especie de jubones ajustados a  la  lISaIlZa  mexicana.  Esto  podria  indicar 

la  infiltracion de  ideas  mexicanas en  YUcat,in  antes de  la  invasi6n  pro-

piamente  dicha,  puesto  que  el  edificio  doncle  estaban  las  jambas  es 

de  estilo  tipicamente  PUlle,  que  po<\emos  asig'nar  a I  Periodo  CI;lsiw. 

No  olvidemos  que  la  arquitectura  lIormanda  lleg/)  a  Inglaterra  alltes del ano 1066. 

121V\  INTRlISION  MEXICANA 

LA  INTRUSlON  MEXICAN A 

La verdadera invasion de extraiios y de  las  ideas que estos  introdujeron 

consigo ocurrio dentro de  los  100  anos  que siguieron  el  fin  del  Perio-

do Clasico.  Fue gente  cuyo  centro  de  dispersion  era  Tula,  la  capit~l I 

de  los  toltecas  en  el  Estado de  Hidalgo,  al  norte  de  Ia  ciudad  de  Me-

xico:  la  presencia de estos extranjeros se hace mas evidente en Chichen 

Itza.  La  linea  mas  corta  por  tierra  entre  uno  y  otro  lugar  no  tiene 

menos  de  I 280  kilometros;  es  decir  punto  menos  que  la  distancia 

entre Nueva  York  y  Chicago.  Para  nosotros,  que  vivimos  en  la  epoca 

de  los  aeroplanos y de  ferrocarriles  comO  cl  "Twentieth  Century Lim-

ited",  que  recorre  esa  distancia  con  una  rapidez  que  ya  es  prover-

bial,  eso  significa  un  viaje  de  unas  cuantas  horas;  pero  para  los  cami-

nantes de  la  America  Media del  siglo x  esto era  una distancia  inmensa 

toda  vez  que eI  (mico  medio  de  transporte  era  el  "coche  de  San  Fer-

nando"  (es  decir,  "a  ratos  a  pie  y  a  ratos  andando")  0,  en  el  caso  de 

los  miernbros  de  la  aristocracia,  la  litera  (parte  del  viaje  pudo  haber 

sido  realizada  en  piraguas).  Por  otra  parte,  la  mayoria  del  territorio 

era  hosti!'  Pero  las  dificultades  no  se  limitaban  (micamente  a  la  ani-

mosidad de los  habitantes,  tambien  los  pantanos,  las  selvas  y  el  terreno 

montanoso venian a ser barreras.  Y sin  embargo, entre Tub y Chichen 

ltd existen  las  mas  notables  similitudes en  el  arte  de  la  escultura,  en 

la  arquite(:tl:lra,  en  la  planifica{'it'm,  en  cI  simbolismo  religioso  y  aun 

en  los  detalles  de  la  indumentaria,  los  ornamentos  y  las  armas  de  las 

dos ciudades  (Ldmmas 8 c y  II; y Figuras HalO).  Y  rmls  extraordina-

rio  a1m  es  el  hecho  de  que  en  ninguna  parte  entre  Mexico  central  y 

Yucat;ln  se  han  encontrado  edificios  ni  esculturas  que  presenten  eI 

estilo  de  aquellos  dos  ccntros,  si  hien  existe  la  posihilidad  £Ie  que  al-

gun dla  aparczcan  en  algt'll1  lugar  al  slIr  de  Veracruz  0  en  la  costa  de 

Tabasco.  Las cr()nicas  espafiolas del  siglo XVI  Y los  lihros  mayas de Chi-

lam  Balam  no  concuerdan  en  CU<lnto  a  quien  introdujo  la  cultura 

mexicana  y  cll,indo.  Naturalmente  no  voy  a  haccr  aqu!  una  lista  de 

todas  las  posibles  soluciones;  s6lo  presentare  la  interpretaci()n  que 

considero  llI,is  razona hIe,  reconl;indole  a l  lector  (I lie  se  han  propuesto 

otras varias  posi I>i lidades.  Otras  lll;lS  a ['Ill  ser;in  form 1I1adas  segllramen-

te  antes de que este  prohlema  se  rcslIe\va  dcfinitivamente,  si  es  que  se 

resueivt'. No  hay  que olvidar  <Jut:,  durante  eI  Periodo  CI:\sico,  Chichen  Itz;i 

fuc  una  (i udad  m;lya  de  cierta  i IIIl)orl<lllcia,  como  10  a testi gua n  IlO 

pocos edificios «()lIstrllidos  ell  la  t1'adicilm  de  ('sa  cultura  (l_rilflinu ()  a)

y  varias  ohras  esndt()ric;ts  de  cstilo  d,}sico  de  Yllcat;il1,  10  lIIislIIO  que 

Page 5: 115 ; eI iI/ III. DECADENCIA Y COLA

122  DECADENCIA  Y  COLAPSO  DJ·:  LA  CIVILIZACION  MAY,\ 

textos  jeroglificos.  Los  monumentos  fechados  que estan  en  asociaci6n 

con  esos  edificios  se  pueden  agrupar alrededor de  Ia  fecha  maya  equi­

valente al aiio 889 d. c., epoca aproximada del fin del Periodo C1<isico

en el Area Central. Hay una inscripcion, que se ve en la fachada de

Ia torre circular Hamada el Caracol, cuyo equivalente podria ser, con

algunas reservas, el aiio 909 d. c. Este edificio parece ser uno de los

ultimos de estilo maya (los ornamentos toltecas Ie fueron aiiadidos

despues). En el templo interior de Kukulcan se hallo una estructura

transicional (esta dentro de la ultima piramide del Castillo, Ldmi·

na 6 b), que es maya en su estilo, pero presenta varios motivos mexi­

canos: en seguida viene la masa de las estructuras toltecas. Se deduce

que el estilo mexicano es posterior al maya porque hay ejemplos

en que alguna casa tolteca 0 un ala de este estilo fue agregada sobre

'. una estructura maya; mas no se conocen casos en sentido inverso. Tam­

bien se presentan ejemplos de piedras trabajadas al modo maya que

luego fueron vueltas a usar en construcciones mexicanas; por ejem.

pIo, parte de un dintel jerogHfico maya hecho de piedra flle talla{\o

de nuevo para emplearlo a guisa de cola en una de esas columnas tan

tipicas en forma de serpiente emplumada, que es caractcristica arqlli.

tectonica tolteca: casos en sentido contrario no han sido encontrados.

Tenemos, as!, pruebas incontrovertibles de que alIi la arqllitectura

mexicana es posterior a la maya por 10 que su introduccion en Chichen

Itza debe haber sido despues de 889 d. c., 0 de 909, las dos fechas mas

tardias en asociacion con el estilo de los mayas.

Por el cotejo de diversas fuentes sabemos que los itzaes, extranje­

ros que chapurreaban la lengua maya, se establecieron en Chichen en

d lapso de 20 anos que va de 967 a 987 (Katun 4 Ahau, en el calen­

dario maya); sabemos, asimismo, que de Chichen Itza se apodero

Kukulcan, "La serpiente (0 el quetzal) emplumada", destacada figura

de los mexicanos. E1 obispo Landa, autor de la mejor fuente espanola

sobre los mayas, dice «Que es opinion entre los indios que con los

Ytzaes que poblaron Chicheniza, reino un gran seiior llamado Cucul­

can (Kukulcan) ... y dicen que entro por la parte de poniente y que

difieren si entri) antes 0 despues de los Ytzaes 0 con ellos." Ahora

bien, una profeda maya habla tanto de Kukulcan como de las itzaes

Ilegando de nuevo a la ciudad de Chichen Itza en un katlhl 4 Ahau y, 

como par otr" parte, en el cOllcepto de los mayas la historia se repe­

tia siempre, podemos entonces slIponer con alg'un fundamento que

Kuk uldn file el jde de la invasi6n de los itzaes que capturaron Chi­

chen Itza en el Kattm 4 Allau con que terminI') el ana 987, y quien introdujo, par 10  tanto, la religion, la arquitectura y el arte toltecas.

\.., \~ \- ~~~£,JA";4=

LA INTRUSIoN MEXICANA 12"

EI problema que subsiste es el que se refiere a quien fue Kukulcan

y quienes fueron los itzaes. Kukulcan (kukul, pluma 0 quetzal; can,

serpiente) es la personificacion maya del Quetzalc6atl de los mexica­

nos (quetzal, nombre de la conocida ave cuyas plumas eran tan apre­

ciadas en la antigua America Media; coati, serpiente). Quetzalc6atl

fue uno de los gobernantes de Tula, quien mas tarde fue glorificado

como el dios del planeta Venus y de la vegetacion. Una vez caido en

desgracia debido a las maquinaciones de un dios rival suyo (Tezcatl­

ipoca), se encamino hacia el sur de Veracruz 0 de Tabasco, donge se

perdi6 de vista despues de embarcarse en una balsa. De acuerdo con

otra version, al lIegar al mar, Quetzalc6atl hizo una pira en la que se

quemo a si mismo. Mas tarde, esto es, a los ocho dias (el periodo de

invisibilidad del planeta debido a su conjuncion inferior). reapare­

cio en el orto heIiaco como el planeta Venus. La fecha correspon­

diente a la expulsii)ll no se conoce con exactitud a causa del metodo

abreviado que se usaba en la region del Mexico central para el re­

gistro crono16gico, pero los arqueologos mexicanos tienden hoy a con­

siderar el ano 978 d. C., como el mas probable 0, con mucho, llna

fecha apenas posterior.

Esto ciertamente viene bien con los datos para los mayas (eI Ka­

tun 4 Ahau corresponde a 967-987 d. c.) , pero antes de afirmarlo con

certeza, seria conveniente recordar que "Quetzalcoatl" era tambien el

titulo del gTan sacerdote de los mexicallos y que los quetzalcoatls,

segun se sabe, eran tan frecuentes en la historia de este pueblo como

los Roose:velts 0 los Adams en la vida ptlhlica de los Estados Unidos.

Parece demasiado conveniente como para ser cierto. por otra parte,

que el Qlletl..:'1\cbatl hist<'>rico y sus segllidores toltecas deSplleS de huir

de Tula, conqllistaran Chichen ItZ;). Adem,is, hay otras partes den­

tro del area maya que tienen tradiciones rderentes a la Ilegada de Quetza leba tl.

Pero aparte del problema de la idcntidad del Kukulcan existe,

como ya se dijo, el misterio de quienes fucron los itzaes. cFueron por

ventura los toltecas que sigllieroll a Qllelzakbatl-KlIKUIGln? ~O fue al­

gun otro pueblo, tal vez IIll grllpo maya de Tabasco, como el chon tal,

que habia ya adoptado el cuito de QlIctzalcbatl y la cultllra de los

toltccas? Itza al IIlcnos parecc ser un viejo l10mhre lllaya, ya {llle no

esta desconectado con regiones bastante alejadas de Yucat:lll. Los ter­

~inos ."extranjeros" y "aquellos que no ha blall hicn Illlcstra leng-ua n

bIen pod ian referirse a lin grupo maya chon tal. POI' olra parte, dehic>

se~ ~n pueblo por entonecs completamente "roltcqllizado", si es que ongmalmente fue maya, porql1e en Ulla en'mica ell' csta (1I1I1Ira (e1 Li­

Page 6: 115 ; eI iI/ III. DECADENCIA Y COLA

­ ­ ­ ­ ­ ­ ­ ­ ­ ­ ­ ­ ­ ­ ­ ­ ­ ­125 124  DECADENCIA  Y  COLAPSO  DE  LA  CIVILIZACIoN  MAYA 

bro de  Chilam  Balam  de  Chumayel)  se  afirma  que  los  emblemas  de 

los  itzaes  eran  el  aguila,  la  piedra  preciosa  extendida  y  el  jaguar.  El 

aguila y el  jaguar eran  los  emblemas de  los  guerreros de  Tula e  igual­

mente 10 fueron de los hombres de armas figurados en las paredes y

columnas de los edificios del Periodo Mexicano en Chichen Itza (Fi­

gura 8 b).

A mt me parece que esto ultimo es una prueba excelente para

identificar a los itzaes con quienes gobernaron Chichen Itza durante

el Periodo Mexicano; igualmente, los innumerables sfmbolos de la

serpiente emplumada (Figuras 9 aJ C y d Y 10 b) son una buena prue­

ba para asociar a Quetzalc6atl-Kukulcan con el gobierno de aquellos.

Sin embargo, como parece haber alH ciertos elementos no toltecas que

fueron introducidos mas 0 menos por ese tiempo desde el area mexi­

cana -ya he mencionado el falismo y los cuerpos enanos con el jvientre distendido-, consideramos que es preferi ble emplear el ter­

mino "mexicano" -de connotaci6n mas amplia- para designar este

periodo y su cultura, que el de "tolteca", de significado mas res­

tringido. No obstante, me inclino a creer que algunos itzaes llegaron

antes que Kuku1can. Una antigua eancion que aparece en el Libro de

Chilam Balam de Chumayel dice que Chichen Itza fue tomada en un

2 Akbal 1 Yaxkfn, feeha que se repite cada 52 anos. Las posiciones

obvias tienen que ser 918  a. c. 0  970  a. c. Aquella cancic'm eOl1tiene

palabras del nahuatl, si bien corruptas, de las que puede pensarse que

no aeusaban significacion alguna para quien las cantaba: se refieren

seguramente a la herejia; esto es, a que una religion diferente estaha

siendo favorecida. Este material sugiere un preludio a la introduccic'm

del cuIto franco de Kukulcan. La estructura arquitect6nica que est,i

dentro del Castillo y en la eual apenas se nota alguna influeneia de

Tula, pero que tampoco podemos afirmar que es de estilo maya PU[(l,

puede ser que se haya erigido por esa epoca.

De acuerdo con las en'micas mayas, la ocupaei6n itza de Chichen

Itza duro dos siglos (circa 987  d. c. circa 1185),  ticmpo q lIe bast6

para causar alteraciones profundas en el modo de vida maya. En Cllan­

to a los lindes geogTaficos hasta los que se cxtendi() el dominio de

Chichen Itza en dicha epoca nada sabemos; las fuentes ahorigcnes <li­

cen que todo el  pais estaba ba jo la fenlla de SlI poder, pero el htcho

es que ni el arte ni la arquitectura toltecas se enCllentran fllera de esa

capital. Hemos leido acerea de las conquistas i tzaes de ci IIdades COIllO

Izamal y Mayap,ln; las lIIismas fllentes mayas hahlan talllhi(~11 de IIlla

triple alianza formada pOI' ChichclI ltz;i, Mayap:in y UXlIIal. <Jill' dun') 

los doscientos anos (987 a 1185) del dOlllinio de los itzaes ell Chichcn.

LA INTRlISION MF.XICANA

No obstante todo esto, la arqueologia demuestra que Uxmal estuvo

desierta la mayor parte de esos dos siglos, asi como Mayapan tuvo muy

poca importancia.

Por derto, este es un excelente ejemplo de como la arqueologia

rinde sus servicios para comprobar los informes de las cronicas nati­

vas. Estas, tal como nos han llegado de los mayas han probado no ser

dignas de mucho crMito. Una considerable parte de la historia maya

se iba incorporando en forma de profedas: y ello debido a la creencia

de este pueblo de que 10  que habia ocurrido en un katun (periodo de

veinte anos) volverfa a sueeder cuando tal periodo se repitiera. Cada

katun lIevaba el nombre y el numero en que terminaba, Ahora bien,

a causa de la estructura del calendario maya, el katt'm habia de ter­

minar con el di'a llamado Ahau, y como los numeros que se Ie unian

corren de I a 13, un dia que se Hamara 4 Ahau tenia que repetirse

como final de katun: por consiguiente, el nombre del katun habia

de repetirse tambien despues de 260 anos (anos vagos mayas; en rea­

lidad 256 Y2  anos de los nuestros, porque esta c1ase de anos suyos

-es decir, los tunes- consistian solamente de 360 dias). E igualmen­

te, debido a la construecion tan especial de este calendario, el numero

que completaba el nombre de cada dia Ahau -con el eual iba term i­

nando sllcesivamente cada katl'In- se iba disminuyendo en dos un i­

dades; esto es, que los katunes se irian Ilamando asi: II Ahau, 9 Ahau,

7 Ahau, 5 Ahau, 3 Ahau, I Ahau, 12 Ahau (porqlle I mas 13 menos

2 igual 12), 10  Ahau, 8  Ahau, 6 Ahau, 4 Ahau. 2 Ahau y 13 Ahau;

despues la euenta recomenzaba con II Ahau.

Los anticuarios mayas del siglo XVlll, al tratar de escrihir la histo­

ria de S1l pueblo en una epoea en la que los conocimientos de las

viejas eosas estaban ya desapilfeciendo, se esforzaron por desenmaranar

estas referencias a los eventos que hahian tenido lugar en determinados

katunes, para colocar dichos sucesos en una secuencia de cronologia

continlla. Es como si, en cI ano 2500 d. c. y hahiendose perdido casi

todos los rcgistros que tcnemos sohre Europa y America, alguien tnt­

tara de recollstruir la hi8toria de estos continentes s<'>lo con un par de

Iibrctas ('uyo ('ontcllido fllcran hreves anotaciones como estas: Batalla

de Waterloo, '15; Relldici(>11 en Yorktown, '81;  Derrota de la Ar­

mada, '~8; Asesinato de Lincoln, 'G5; Toma de la Bastilla, '89: Huicla

del Kaiser it  Ho\allda, '18;  Batalla de Nueva Orldns, '11. 

EI historiador muy hicn podria decidir qlle I.. relHlicibn cn York­

twon y la dcrrota de la Armada caycron en el misllIo siglo, cI  XVII, y,

correiacionand.o la huida del Kaiser a Holanda ('(>11 Ia Batalla dc

Waterloo, colocara amhos hechos ell cI siglo XX, CIl tanto qllc Ia hatalla

Page 7: 115 ; eI iI/ III. DECADENCIA Y COLA

­ ­ ­ ­ ­ ­ ­ ­ ­ ­ ­ ­ ­ ­ ­ ­ ­ ­126  127 DECADENCIA  Y  COL;\l'SO  DE  LA  (:IVI LiZACl()N  MAYA 

-­-a

cb

e

FIGURA  9.  Tipos  de  Se.picnlcs.  Touas.  menos  b (del  Perioda  CUsiro.  en  Vax. 

chil<in),  eStiln  emplumildas.  EI  ejernplo  e es  uno  de  los  raws  {iISOS  de 

emplumadas  del  l'criodo  C1asiw  (Copan,  alredcdar  de  HOO  d. 

0), c) y d) I'erioda  i\lcxicano,  ell  Chichcn  Ilz;\  (alrededor  de  1100  d.  c.); no. tense  los  cascaheles.  Ell  la  escena  de  Ull  sacrificia  hllmano  (d: tornado de  till  1l11)ral). 

1£1  victima  descansa  eI  (lH.'rpo  sobre  la  parte encol'vat/a  de  IIlla  serpiellte  y cs  soslelli. 

da  fuertemcnle pOI los  aYlI<ialltPs  que  Jo  han  tomado  de  los  bral.Os  Y las  picrtl;ls;  ('I 

sacenlotc  esta  a  PUIiIO de  haeer  d corte  para  eXlraerlc  d (Oralclll.  F1  gllt'rrero CII

c es  un  Iipien  itz;'\  lolteea. 

LA  INTRIISI()N  MEXICANA 

de Nueva  Orleans podria asociarla  con  los  franceses  situandola,  por  10 

tanto,  en  'el  siglo  XVlll.  Los  anticuarios  a  que  aludimos  encararon  eI 

mismo  problema,  solo  que  en  vez  de  tener  que  calcular  los  siglos  en 

cuestion,  hubieron  de  situar  diversos  hechos  dentro  de  cielos  de  260 

afios:  Las soluciones que  formularon  no siempre  fueron  correctas.  La 

triple  Alianza,  si  es  que  existio,  probablemente  no  cayo  en  los  siglos 

XI  Y XII  como elIos calcularon,  sino  en  los  siglos  Vlll  Y IX,  tardiamente 

ya dentro del  Periodo Chisico, cuando £loredo  Uxmal;  0  bien,  Ia  alian­

za comenzo cuando los itzaes conquistaron Chichen Itza, no durando

mas, entonces, que unas cuantas decadas, pero no dos centurias. Porque

solo al situar as! dichos sucesos se hacen concordar con Ia evidencia

arqueologica de que Uxmal fue abandonada en el siglo x) 0 muy poco

tiempo despues.

Los invasores mexicanos introdujeron nuevos cultos religiosos, el

mas importante de los cuales fue la adoraci6n a Quetzalcoatl-Kukul­

can, el dios de la serpiente emplumada. Pronto surgio como elemento

omnipresente en todos los nuevos edificios, terminando el cuerpo de

dicha serpiente: por un lado con una cabeza bastante exagerada, las

fauces abiertas y listas para acometer; por el otro, can los cascabeles

caracteristicos de esta vibora (Laminas 8 c y 18 b; Y Figmas 9 a) c y d

Y 10 b). Y asf, serpientes emplumadas aparecen retorciendose en las

esculturas de bajorrelieve, siendo en este caso punto concurrente de

fiIas de guerreros que, como deidad que es, Ie rinden SlI homenaje.

Se yen otras veces descendiendo sobre las balaustradas de empinadas

escaleras; levantando su cuerpo ondulante por detras de guerreros 0 de

sacerdotes que ejecutan sacrificios humanos; 0 sirviell(\o -al apoyar

su cabeza en el suelo y levantar al aire la cola- de COllllllilaS en las

grandes elltradas de triple puerta. Otras veces slirgen sohre los cor­

nisamentos de los altares, de dos en dos, lIna frente a olra, COIl sus

fauces abiertas y en actitud que sugiere la inmillCll\e lucha; vense,

final mente, ell utros ejemplos mas, en lIna m,1s amigable pose en la

.que entrelazan sus cuerpos formando giiilogis que nus recuerdan los

muebles de tipo jacobi no. La repetici6n es excesiva y monotona: al

verlas uno piensa en aquellas rellniones de j()venes hitleristas (on sus

interminables ht~ilJ y sus infalihles sv.\sticas, salvo que los artistas de

Chichen desplcgaron mucha m.is imaginaci()n. En TllIa, estc e1emcnto

de la serpicllte con plumas es iguallllcnte dOlllin<lnte. En caml>io, se

ve raras vcccs en el artc del Periodo Clasico del Area Ccntral: no obs­

tan te, Cll COp.ill se conocell uno () dos ejelll plos extr;lOrd illa rios q Ill'

fUerol1 tallados jllstamcntc antes del ahalldono de ('sa cilldad. (Tittlc

esta coillcidcllcia alglln sig<llificado? (Fig/lm!1 (,): Fs (llrioso cI hccho

Page 8: 115 ; eI iI/ III. DECADENCIA Y COLA

- - - - - - - - - --- - - - - - - - - -128 DECADENCIA  Y  COLAI'SO  DE  LA  CIVILIZACION  MAYA 

de  que  el  estilo  de  esta  serpiente  es  totalmente  distinto  del  trata­

miento habitual que se Ie da en TlIla y en Chichen Itza, hasta el punto

de que uno llega a dudar que representen el mismo concepto. De

Tula llegaron tambien otras deidades: Tezcatlipoca, el dios todopode­

roso que arroj6 a Quetzalc6atl, esta alIi, si bien en Chichen ya no

tiene un papel tan formidable; por otro lado, Tlachitonatiuh, el "Sol

en el horizonte", dios del culto guerrero, goz6 quizas de un gran

prestigio, a juzgar por la abundancia de sus representaciones (Figu­

ra 10 c); esta tambien Chicomecoatl, "siete serpiente", una diosa del

maiz que, 10 mismo que en Veracruz, aparece como una figura sin

cabeza y de cuyo cuello irradian siete culebras en forma de abanico.

Asimismo hay representaciones de los dioses mexicanos de la lIuvia,

es decir, los Tlaloques, aunque estos entes extranjeros no pudieron

desplazar a los bien amados dioses mayas de la lluvia, los Chaques. Fi­

nalmente, el dios Sol de los mexicanos contempla con fijeza la tierra

desde innumerables discos solares y un monstruo de la tierra, cuyo

origen tambien es Tula, ocupa el lugar de su contraparte maya que

es mucho menos estereotipada.

Con todas estas manifestaciones de nuevos cultos lIega intimamen­

te asociado un militarismo agresivo. Ya antes hemos hablado del sur­

gimiento de la actividad guerrera al servicio de una religi6n defor­

mada; preciso es que hagamos notar ahora cual rue 5U influencia en la

civilizaci6n genuinamente maya, influencia en la cual el mejor testimo­

nio esta en eI arte mexicano de Ch ichen Itza.

Tanto en la escultura como en los murales aparecen fila tras fila

de orgullosos guerreros que, 0 bien miran hacia un altar donde se

Bevan a cabo los sacrificios a la serpiente emplumada, 0 bien reciben

la rendici6n de los mayas en denota (Laminas 8 c y 18 I}) , F;kilmente

se reconocen los dos grupos por las diferencias en la indllmentaria y

por detalles como el lanzadardos, el ave de identificacibn sohre eI to­

cado, y un adorno que, con mucha probabilidad, es IIna representa­

cion, bastante convencional, de una mariposa 0 tal vez de lin aguila;

dicho adorno aparece sobre el pecho 0 a veces se agrega al propio

tocado. Estos ornamentos los llevan l1l1icamente los mexicanos y en

el arte de Tllia se puede observar qlle aparecen con similar repeticiem

(Figuras 9 c, 8 (l Y Il). Desde cada lado de innumerables pilares del

templo, gllerrerns de gTan talla y acompafiados de sus armas, nmtem­

plan vag'amente hacia su izqlliercla 0 hacia Sll derecha. Y, a pesar de

las peq uenas eli ferencias en la vesti men ta, todos IlIcel1 COIllO si huhie­

sen salidn del misrno molde; se tiene alli la impresi<'>n de qlle al volver

la cara se va IlllO a encontrar con Kh rllshchev reci biell(lo el sa Illdo

LA 1:-\°1 RIISI():-\ MEXICANA 12!J

frellte a 1'1 tumba de Lenin. Ya no estamos aqui, pues, ante lIna teo­

cracia, sillo ante tina sociedad en la que el soldado oeupa un rango

superior al de sacerdote mismo que Ie concedi6 tanta importancia.

Pero eso no es todo. Sobre los frisos que adornan plataformas y

pir;imides hay representaciones de jaguares, pumas y aguilas, simbolos

de las ordenes militares, que ofrecen los corazones de las vktimas sa­

crificiales a Tlalchitonatiuh, el sol de la manana (Figura 10 bye) ;

por otra parte, paredes con hileras talladas de craneos humanos espe­

tados en largos palos que evocan el cruel espect;iculo del barbaro

tzornpantli} es decir, aquella "percha de calaveras" en la que los me­

xicanos colocaban las cabezas de los sacrificados en honor de los dioses

avidos de sangre y a la gloria de la casta guerrera. En verdad, es triste

el cambio que se ha operado desde e\ Periodo Clasico, aquel en que, la

vida se deslizaba por eauees m;ls Waves. °

Que estas ideas eran para ellos extranas queda al descllbierto por

eI hecho de que los mayas adoptaron para algunas de °ellas los cortes­

pondientes terminos mexicanos y esto es sintomatico de que caredan

de las palabras que designaban e50S conceptos extrafios a Sll cultura.

Estos prestamos lingiifsticos anojan alguna luz sohre la nueva orga­

nizacion social introdueida bajo la inspiraei6n lIegada de Tula.

Con el cambio de una teocracia a otra en que 1a inrtuencia secular,

reforzada por una casta militarista, daha la t6nica del momento, eneon­

tramos las siguientes palabras de ascendencia mexicana: Ir!pai 0 lipuai)

"Senor", y rnacehllai, "gente comllll"; lallan} "estructura de gran co­

munidad" 0 "palacio real"; lelldrnill. "pohlaci<'m fortificada 0 COil mu­

rallas"; tepeu, "gTandeza", "gloria".

Por supuesto, ya los mayas tell ian .ides mllcho antes de la trallS­

formacibn rnexicana; mas si consideramos los otro:; tbol1lillOS introdu­

cidos, se j IIsti fica 11IIcstra preslIllci(m <Ie q IIC el calli bio ell cl gohierno

fUe 10 slIficientemente notable para prerisar HIla Ilueva palahra que

10 descrihiesc, Ia adopci<'ln del tb'lIIillo laT}(w, que :lIl1de tanto a una

estructllra cOlllllllal (,Ollto a lin alm:tcclI de arlllas y talllhien a 1<1 resi­

dentia <lei soherallo, In lIIiSIlIO <JII(' las nuevas palahras para "cilldad

fortilica<la" y "gloria" marcan iguahllcllle eI camllio de IIna vieja po­

sici61l padfica de 1II0(\eraci<'1Il y cscm:iallllcntc illtrovertida bacia una

mi I i tarista y ex lrov('rtida, 101 d(' los hel icosos IIIcxicallos.

All" ell lIomhres <1(' arlllas po<iclllos vcr algllllas rnndific;tciOllcs,

COlllo ell ('I caso de las palahras 1IJ('xic<lIl,\S que dcsigllall el "(,sclldo"

y e\ "estalJ(iart(''', quc IOlllaron ('II pre'slamo los lIIayas, (.:stos, desdc

Iuego, tC1l1;1I1 esc lidos allIes de 1I('~ar los illvasorcs y, por 10 tanto, IIIl

nomine para tales ohjelos; el IIll('VO le'rillillO, ell lOll C('S , haec pCllsar

__________________'."0_.,

Page 9: 115 ; eI iI/ III. DECADENCIA Y COLA

- - - - - - - - - -- - - - - - - - - -IlECAIlENCIA  Y  COLAPSO  DE  LA  ClVILlZACI()N  M\Y\13° 

en  probabJes  nuevos  tipos  de  escudo  llevados  por  los  mexicanos.  En 

cuanto  a  la  voz  para  "estandarte"  <asi  con  seguridad  se  refiere  a  las 

pequefias  banderas  que  lIevaha  el  guerrero  mexicano  cuando  iba  a  la 

batalla,  costumbre desconocida  por  los  mayas  del  Periodo  Clasico.  De 

igual modo,  los mayas  tomaron  tanto  eI  nombre mexicano para  la cha­

queta sin mangas que usaban a veces los combatientes, como la arma­

dura mexicana, esa prenda defensiva de algodon acolchado que era

tan efectiva frente a las armas del pais, y que mas tarde las usaron los

propios espafioles... ~.<

Despues que termino el Periodo Clasico tuvo lugar un sefialado ~ cambio en la zona montafiosa guatemalteca, pues de los centros cere­

moniales abiertos se paso a los sitios apropiados para realizar una facil

defensa militar, tales como las cimas de los cerros 0 las lenguas de

tierra que estuvieran rodeadas en dos 0 tres de sus lados por profun­

das barrancas. Y 10 mismo ocurrio en el Norte. Por

Mayapan, que estaba destinada a servir de capital a Yucatan

que Chichen Itza perdio su dominio, esta rodeada por llna solida mu­

ralIa de piedra -hoy en pesimas condiciones- cuyo circuito es de

mas de 8 kilometros de longitud, con seis entradas principales.

Tulum, en la costa oriental de Yucatan, ciudad illlportantc des­

pues de las invasiones mexicanas en la peninsula, tiene una mllralla

en su £rente terrestre que circunda la poblacion por tres de sus lados

y en una distancia de cerca de 730 metros. Su £rente al mar est;\ pro­

tegido por los riscos. Los muros son de 3 a 4.5 metros de altura y has­

ta 6 metros de gTosor, interrumpidos solamente por cinco estrechas

entradas. Estos mums se conservan mejor que los de Mayapan yalgu­

nos fueron construidos obviamente con propositos militares. En lIll

sitio la puerta que da al angosto pasaje apenas tiene 1.20 metros de

altura, de modo que el invasor tenia que encorvarse para entrar al pa· sillo y al pasar de la luz solar a la semioscuridad se en('(mtraila ell

indudables malas condiciones. Xelh;i e Ichpaatt'lll, tamhicn en la costa

del estan defendidas de modo semejante por paredes sulidas y

ambos eran lugares estrategicos desplles de la invasibn lllexicana. No

en cuanto al tiempo en que estas ciudades de Yueat<ill

fueron amuralladas; pero bien pudo haher 5i<lo cuando Mayap;ill era

cl centro de dominio: esta hiputesis se ;lpoya en 1;1 <lllselH:ia de tllla

ciudad amurallada en Chichen Itz;l. EI proccso de militarizaciun,

pues, hubo de ser 11I11y largo, siendo los lIIums de piedra lIna COI1S('­

cueneia t'tltillla de camhios hastalltc allteriorcs ell cl sistcllla de vida.

"EI mal que los hombres hacell penillra, ciertalllcnt(', desJ>llcs quc

ellos han ya dcsaparecido."

LA INI'I{l:SION MEXICANA 3

Por vleps cromcas de los cspafioles sabemos que varias ciudades

mayas se erigian sobre islas en lagos, y que otras estaban circuidas

por empalizadas. A una de elIas la protegia una pared viva de ma­

gueyes. Cortes, en su celebre marcha hacia el Sur vio, en el noroeste

del Peten, no pocas poblaciones mayas as! fortificadas; refiricndose i- I.

una en particular la describio asi al rey: "La manera deste pueblo

es que esta en un pefiol alto, y por la una parte Ie cerca una gran la­

guna, y pot la otra un arroyo muy hondo que entra en la laguna, y

no tiene sino sola una entrada llana, y todo el esta cercado de un fo­

sado hondo, y despues del fosado un pretil de madera hasta los pechos

de altura, y despl\(~s de este pretil de madera una eerca de tablones

muy gordos, de hasta dos estados en alto, con SllS troneras en toda ella

para tirar sus flechas, ya trechos de la cerea unas garitas altas que so· .

brepujaban sobre ella cerca otro estado y medio, asimismo con sus

torreones y muchas piedras encima para pelear desde arriba, y sus tro­

neras tambien en 10 alto, y de dentro de todas las casas del pueblo

asimismo sus troneras y traveses a las calles, por tan buena orden y

concierto que no podia ser mejor. .. " Es intercsante recordar que en

las esquinas de las murallas de Tulum hay pequefios templos desde

cuyos tecllos aplanados podian defenderse las propias murallas.

Ell 1934, una expedicion de la Carnegie Institution, que a \a sa­

zon dirigia Karl Ruppert, desclIbri6 al sureste de Campeche una ciu­

dad maya de apreciables dimensiones y cuyo nombre es Becan: estaha

rodeada con un foso artificial cup anchura varia de ;~ a mas de 24

metros y la profundidad, de mas de 2 a cerca de 4 metros; csta exca­

vaci6n se salvaba por medio de siete pllelltes de piedra de :~ 0 de 4.5

metros de anchura. En su inforTne tecnico, Ruppert haee notH que

hay llIotivos para creer que el /oso pllede no haber si<lo terlllina<io

nUllca.

Hecall es I1l1a cOlltraprllcba 801n(' la idea q\le aqlli he venido des­

arrollando accrca de q IIC la gllerra ell p,rande esca la y q \Ie las forti fi­

cacioncs sc de/)cll Ill,is biell a illflllcllcias IIIcxiclll<ls; y se opone a esa

_ la arquitcctllra ell cslc sitio pucdc muy hien idellti­

ficarse dClltro de Ia d('1 tipo de Rio Bee, que f1orcci() seg,lIralllcnte Cll

la sep;ullda ruitad del Perio(\o (:I;isico. Ahora biell, es Illuy posihlc

que el foso s(' haya a~re~ado ('II IIna fecha postcrior, 0 que algunas

cOnstrlln:iolll'S, hoy dcshcchas, pllcdall haher si<lo del Periodo M ('xi­

cano (los edilicios de tipo lolteca ('II Chi,hclI Itz;'1 li(,II(,1I dd('ctos de

constnlccit'>Il qu(' hall pnllliti<io qlle la \llayor palt(' sc VCII~;JII ah;ljo) :

pero es Ill;!;; probable ;1l'1/I q lie dicho los<> Iller;! (ollstrlli<io ya ('11 ('I

verdadero lillal dcl Periodo CLlsic!), CIl;}IHlo las illllllcilcias de I\U'xi(o

Page 10: 115 ; eI iI/ III. DECADENCIA Y COLA

- - - - - - - - - - - - - - -132 

- - - - ­,.. 

IlECAllJ­:NCI.\  Y  COLAI'SO  I>/­',  I.A  CIVILIZACION  M..\ \.\ 

empezaban  a  dejarse  sentir,  toda  vez  que  hay  algun  fundamento  p;na 

suponer  que  el  noroeste  del  Peten  y  las  zonas  adyacentes  fueron  los 

ultimos bastiones de  la  jerarquia,  La  posibilidad de que  el  foso  jamas 

haya sido  terminado  (en  alguna  parte,  el  fondo  del  zanjon  esta  a  4.80 

metros mas arriba del  nivel  al  que el  foso  se  une con  un  pantano que 

fue  la  probable  fuente  del  agua;  algunos  puentes  se  conservan  soli­

dos, de modo que el agua seguramente nunca llego a circular de una

seceron a la otra) presta apoyo a la tesis de que este fue uno de los

ultimos proyeetos del Periodo Clasico que no pudo terminarse debido

a la expulsion de la jerarquia, 0 sea la autoridad que habfa iniciado .!~

los trabajos.

Tenemos asi entonees un cuadro en el que se observa una reorit~n­

taeion de la vida. Dioses extrafios y una c\ase gobernante tambien

extranjera imponen un nuevo modo de vida a los mayas de Yucatan

y de los altos de Guatemala; se continua, igual que antes, ]a vieja

rutina agricola para el campesino, pero ahora este sostiene a nuevos

amos quienes, despues de ver la guerra solo como un medio para un

fin, inevitablemente encontraron qHe los medios son mucho mas im­

portantes que aquel fin; esto es, los hombres de armas se organizan

para servir a los dioses, pero estos se convierten a su vez en los patronos

de la guerra.

Si es cierta la teo ria de que los campesinos se habian levantado en

contra de la vieja teocracia, ohligados por las que esta les habia

impuesto, hien podenlOs ciaI' por sentado entonees que dicha revllelta

no los bendicic') en nada, toda vez que los nuevos amos taIllbien los

obligaron a trahajar, a constrllir nHevas esttucturas para honrar a nlle­

vasdeioades para gloria de sus seguidores. Su situaci('m, pues, se tran~·

formo solo en aspectos: se camhiaron los Jatigos por los azotcs,

Las partes de Yucat,lll que no cayeron bajo el dominio de los ('x­

trafios se vieron obI igadas a adoptar el militarismo con eI ohjeto de

sobrevivir. Parece que lll1icamente el Area Central quedb al margell

de tales cambios, debido, es C<lsi seguro, a que esta zona estaba dema­

siado aislada como para invitar a SII conquista. Alii, en decto. Cil

ausencia de una fllcne casta gobernarne, parece haher cesado iii crcc­

cion de ciudades. Sin emhargo y COl1l0 ya In hicimos notar en ona

parte, el pais no cstaba desierto, En Hondllras Brit;tnica, d01H1e los

trabajos arqlleol()gicos y la COllstrll('eic'm de ('alllinos 1Il0defllOS hall

sido m,ls intensos quc ('II otras P;Il·tcs del IlIklco del Are;l Celltral. hall

salido a la IlIz prllchas de lIua OClIP;ICic'Hl tardia: por ejcllIplo. sc ('11­

con traron objetos de III eta I (descolloci<io d II rail tc cI Pcriodo Cl;\sico) .

tipos de vasijas y de (igllrillas de ('r;llIlic;! ql\c SOil slIhsCCllCllt('S .. I

LA I:"JTRIISJ('):"J MEXICA:"JA 1:13

gran exodo; es mas, en Santa Rita, al extremo norte de la colonia,

existen excelentes murales con marcada influencia mexicana. En Tikal

yen Topoxtle hubo actividad del Postclasico.

Estamos en posesibn de datos vividos que nos informan sobre las

reacciones de los mayas ante sus conquistadores: son datos que, en

alguna manera modificados y en parte hechos para poder referirse

igualmente a los invasores espafioles, se conservan en las cronicas na­

tivas que comunmente se conocen como los libros de Chilam Balam.

P~r ellos sabemos que a los mayas les repugnaban particularmente las

practieas erbticas introducidas por los itzaes como parte, parece ser,

del eulto de QuetzaIc6atl-Kukulcan. En efecto, un pasaje que se re­

fiere a los i tzaes 10 haee con estas palabras: "Sus corazones estan sumer­

gidos en el pecado. Sus corazones han perecido en sus pecados carnales,

Reineidentes a menudo, los principales que extendieron el pecado,

Nacxit Xuchit en el pecado carnal de sus compafieros, los gobernantes

de dos dias... Elias son los irrefrenables lujuriosos del dia, los irre­

frenables lujuriosos de la noehe, los bribones del mundo. Ellos tller­

cen los cHellos, guifian los ojO!;, slleltan SlIS babas en la boca, a quicnes

gobiernall la coman:a, senor. l\Iirad, clIando llegan no hay verdad en

las palabras de los extranjeros de la tierra. Ellos dicen casas mlly

solemnes y Jl1 isteriosas. los ca lltos de los hombres de los siete-desiertos

edificios, la prole de las Illujcrcs de los siete-desiertos edificios." Nac­

xit es Ull nombre con que se ;dllde a Qlletzalcbati-Kukllldn, De

hecho, en otra parte de estos libros se Ie llama Nacxit Kukuld.n, pre­

cisamente en el pasaje q"e se reiicre a el como jde de Chichen ltz;i

y se habla de la introduccibn de la violencia y del pecaclo.

Un viejo canto, que prohablemente haee aillsil'ln a la lIegada de

los mexicanos, pero pllede estar relaciollac\o con JIll inci(\cll te poste­

rior, aparece en el hbro de Chilam Balal\l de Chlllllayel. Partes del

mismo diccn asi: "(Tn Illllchacho tierno era yo, ell Chich{~n, clIando

e\ hombre malo, el amo del ejercito, lleg(') a tomar la tierra. iAy! Ell

Chichen Itz;t 5t' ravorecj{) la herejia, YUll1 Iw,}!aNO. iAIl! 1 Imix flle el

dia en qlle cl jde rile prelldido (,11 Chikill (:11'('11 ... Nosotros fuimos

para Mizcit Allal1 CO\110 <111illl;des <11l1;lllsados. Vil'lle ya el fin de SII

Mirad, <lsi yo rcclIl'rdo III i C;lIlto. La h('rej fa file favorecida,

lI(1YIllIO! iFya! Mllcro, dijo {'J. COil llIolivo de los festejns cn el

puehlo. iFyil' Vo]vcre, dijo ('1. a callsa de la d('strucci(m del puchlo.. ,"

Las pa b hras ell l<'lra rllrsi va SOli proha II \elliell Ie ('XC la lllaCiOIlCs

meXiC<ill;tS, M/zcil, por ej(,llIplo, ('s casi s('gllJ'O qlle sc Irate del Illl'xica­

no rnizljllill. el arimsto (\el l\H'zqllite, lln hOlllhre (Oil esc apclativo

dehi() SCi' del Ilorte de I'vU·xico. porq lIl' ('I llI('zq II iIe, s<',!!/111 Cil tiendo,