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114 ««r. sV*^ SEMANARIO LIBERAL. AÑO 1. LOS ANGELES, CAL., AGOSTO 10 DE 1907. NÚM. 11. —u SE DESNUDA A PORFIRIO DÍAZ. ¿Cuanto tiempo logró sustraerse á las nliradas del mundo esa llaga que lleva el nombre de Dictadura porfirista? ¿Quién, fuera de la Pa- tria, había parado mientes en esa úlcera roedora que debilita la» e- nergías de la nación mexicana? Por mucho tiempo, por seis an- gustiosos lustres, eólo nosotros, los mexicanos, supimos que éramos in- mensamente desgraciados. Mien- tras agonizábamos bajo la planta del (jósar, éste era glorificado, era ensalzado, era admirado en el ex- trangero. Hábil histrión, supo re- presentar su oomedia de salvador de un pueblo, y recibía palmas y laureles. El retrato del bandido audaz ensució las planas de todos los periódicos extranjeros. Los cónsules y los representantes di- plomáticos compraban plumas, al- quilaban cerebros, embaucaban al mundo entero. El pecho del char- cal se vio al fin constelado de cru- ces, de medallas, de cintas, de in- signias de toda clase. Sobre el bu- fete del monstruo llovían los títu- los honoríficos, los diplomas aca- démicos, universitarios, reales. De allende los mares, de allende las fronteras un clamoreo de alaban-, zas para el verdugo llegaba á nues- tros oídos haciendo más profunda nuestra tristeza. ¡Ni una mirada para las víctimas, todas las aten- ciones y todos los honores para el victimario! El pueblo desfallecía entregado á su propio dolor. La mordaza le impedía hacer llegar sus gritos des- garradores más allá de los mares y de las fronteras. Las palabras de los apóstoles morían sin eco en las sombras de los calabozos. Las ma- nos dejaban caer las plumas bajo «1 filo de los puñales. El veneno agostaba vidas fecundas. El láti- go de las fiebres y la fusta de los capataces abrían brecha en las compactas filas de los oradores, o- breros, luchadores que marchaban hacia Yucatán y el Valle Nacio- nal, las odiosas Siberias mexica- nas. Un cilencio de muerte inva- día los ámbitos de la Repúlica Me- xicana, sólo turbado por loe dispa- ros de los esbirros que aplicaban Ja Ley $fuga v Parecía que catorce millones de mexicanos estábamos condenados á morir en silencio, quietamente, contemplando la sonrisa .triunfa- dora del crimen envuelto en nubes de inoienso. ¿Iba á triunfar definitivamente la mentira? /El engaño de que se hacía víctima al mundo entero no podría ser descubierto al fin? ¿Hombres degradados como Reyes Spiíndola y Juan Sánchez Azcona, piratas de la prensa, gusanos naci- dos para alimentarse en todas las llagas, hermafroditas de honor, otoñes sociales, hombres de cla- se, afrenta de la humanidad, opro- bio de su raza y de cuya vileza se han de sentir indignadas las ceni- zas de sus padres; hombro de tan baja estirpe moral seguirían ocul- tando la verdad oon la mugre de sus sesos, con el fango de sus al- mas? ¿«'El Imparoial," "El Popu- lar," "El Diario," "La Patria," to- da esa prensa de zahúrda, hervide- ro de bribones almacigo de cana- llas que Porfirio Díaz paga con el dinero que le arranca al pueblo, «¡- cabarían por ahogar la verdad ba- jo el peso de la mentira? Hábil «orno pocos, hipócrita co- mo ninguno, Porfirio Díaz logró o- cultar la verdad durante treinta años. Los muertos no hablan, ee dijo, y mató á todos los que habla- ban. Unos, murieron á puñaladas, á balazos otros. Para los de hoci- co blando fabricó candados de oro. ¿Qué podría saberse en el exterior de lo* que ocurría en México? En el extranjero se veía al Dic- tador enorme, envuelto en una au- reola de gloria. Brillaba el grajo con las plumas robadas á los pa- vos. Deslumhraba como uaa sol la estopa impregnada de resina. El simio disfrazado de hombre adop- taba las actitudes de un dios. Pe- ro la llaga ee hizo vieja y comenzó á heder. No obstante, los orope- les brillaban, brillaban hasta ce- gar. Cargado de afeites como un payaso, el Dictador podía engañar aún/ Y en el interior continuaba la enorme sangría. El ruido de los cascabeles ahsgaba el estertor de u»n pueblo moribuado. En treinta años murieron sacrificados á la paz fnás hombres que en treinta a- fios de guerra. [En treinta años de paz la poblaoión de México no ha podido duplicarse! (Recojan ese dato aterrador los sociólogos del mundol El fraude, al fin, fué descubierto. La llaga hedía mas y mas eada vez, El aroma del incienso no bastaba á disimular la pestilencia de la Dictadura, y el hedor fran- quea las fronteras, cruzó los mares, salvó montes y ríos y precipicios y llegó á extranjeras playas algo así como el tufo de un supulcro. Las conciencias hanradas se in- dignaron. ¿Cómo en este siglo de indiscutible progreso podía alen- tar tal barbarie? ¿Cómo fué que se a u s e n t a r a la civilización de ese desventurado país? ¿Es po- sible que las sociedades humanas puedan regresar á la sociedad de la piedra? Y la llaga continuó hediendo, hediendo más cada vez. Los pensadores de la tierra en- golfados en sus nobles abstraccio- nes, no se habían dado ouenta de hediendo y su hedor se hizo inso- portable. Entonces se abrieron los ojos, inquietos, como cuando se adi- vina un peligro, y las miradas se clavaron en México y se hizo la luz y todos retrocedieron espanta- dos ante el espectáculo que se ofre- ció é la universal vergüenza. ¡ Rusia, es libre, Rusia es un pa- raíso comparado con México! Rusia tiene un Domingo Rojo; México tiene cien, tiene mili. Ru- sia tiene una Biberia; México tiene dos. Contra la Autocracia rusa está el Trabajo organizado. Contra la Autrocracia mexicana, el Trabajo, dividido, aplastado por las heca- tombes, es una fuerza negativa. En Rusia hay periódicos que a- tacan la Autocracia; ¿que periodo eos de México pueden hacer lo que hacen esos periódicos de la clásica tierra de la tiranía? En Rusia no hay Ley Fuga, los revolucionarios recorren t o d o el país predicando sus doctrinas, se reúnen en jelubs, deliberan, obran. ¿En México pueden reunirse, no ya revolucionarios, sino simples y pacíficos ciudadanos para tratar a- suntos püblicos; para formar unio- nes obreras? Se ha hecho la luz. En Europa como en EBtados Unidos se desnu- da al tirano Al golpe de la críti- ca caen las lentejuelas como las es- camas de un pez, permitiendo ver la sombría armazón de ese castillo de naipes que se había dado en lla- mar el progreso de México. Sor- prendidos en su cubil las fieras aullan de furor. Del hocico del César hotentote, como de un alba- fial, salen volando con sus alas membranosas las injurias. No os detengáis en vuestra obra civilizadora [oh, escritores honra- dos! Desnudad la horrible bestia, mostradla alma al mundo como el símbolo de todas las impurezas, de todas las infamias. Catorce millo- nes de esclavos os lo agradecerán. "REVOLUCIÓN," huérfanos de la vergüenza, deyec-J tanta miseria; pero la llaga seguía VOTO DE GRACIAS. Por falta de espacio, nos es im- posible reproducir los brillantes y valerosos artíoulos contra la tira- nía de México que publican en sus últimas ediciones, las prestigiadas revistas "Tempe Nouveaux" de Pa- rís, "Motjier E'arth" de N'w York, "Tiera y Libertad" de M a d ri d,' " ¡Tierra!" de la Habana y "The Demonstrator" de Home, Wash. Agradecemos á los citados oole- gas su valiosa cooperación en pro dé nuestra causa, que es la causa de las libertades humanas, y les a- seguramos que el Comité encarga- do de proporcionarles informacio- nes aceroa de la situación de Méxi- co, lo hará con diligencia y oportu- nidad para que puedan ellos, lo mis^ mo quo los demás periódicos avan-' zados del mundo, seguir adelante en la bella cruzada emprendida para desprestigiar al monstmioso Dictador Porfirio Díaz y al sistema que representa. \ Contra viento y marea REVO- LUCIÓN sigue en su puesto. Amenazas, injurias, bravatas, to- da la hojarasca que el turbión del odio arremolina y nos arroja no han tenido otro efecto que vigorizar nuestros propósitos y templar nuestras energías, No hemos cedido una línea al ene- migo, no hemos vacilado un ins- tante. ' Sabemos que el despotismo ha preparado un golpe de mano r)á- ra aplastarnos, porque obráhdo, como obramos, dentro de la ley, cualquiera acusación que contra REVOLUCIÓN se presentase, no prosperaría, y, por lo mismo, tiene que recurrir Porfirio Díaz á sa viejo expediente : pagar ru- fianes que nos asesinen. Espe- ramos serenos lo que nos pueda resultar; pero mientras no eaigár mos al golpe mercenario, segui- remos hablando alto, siempre alto. La revolución se acerca y na- die debe desmayar. Hoy más que nunca todos debemos per- manecer firmes. Los grandiosos ideales de la próxima resolución, condensados en el Programa del Partido Liberal promulgado 1 Jpor la Junta de St. Louis el 1' $.Ó,é Julio de 1906, son dignos de cualquier sacrificio. No se.;tratá del encumbramiento de, unos cuantos ambiciosos, no se trata de una revuelta polítka, poi* po- líticos fraguada, y sin más objeto que destronar á loó bandidos que hoy oprimen, para sustituirlos, con otros bandidos como ocurre en todas las revoluciones dé la infortunada America Latina, Se trata de hacer aptos á los humil- des para las graudes conquistas del porvenir. ¿Y cómo se ad- quiere esa aptitw ' Por la> lifofer* tad y el bieaesta ? ( . Mientras los mexicanos no sean libres, mient» is los mexica- nos no vivan vida de gente ni se ilustren, síemj » v un esclavos, parias dolientes, ganado de coa- quista. Es, pues, indispensable, sí no queremos rezagarnos "en,la evolución de la especie humana, que los mexicanos todos sean libres y nutran su! cuerpo y nu- tran su oerebro. j Esos son los ideales de la Re- volución Mexicana. Hay algo que se opone á la evolución de la sociedad mexicana y ese algo es la tiranía. Nuestro deber es aplastar la tiranjía, reducirla » polvo sin merced y sin vacila- ciones. J , Por eso aconsejamos á tedoa los hombres, á los que sean ver- daderamente hombres, que se armen, que procuren ellos mis- mos abastecerse de parque y de todo lo necesario para el gran movimiento que se acerca. Ne esperemos á que armen nuestros brazos los capitalistas : osos, ar- marán los brazos de los merco» narios contra nosotros; pero no temamos, somos la inmensa ma- yoría, somos la gran masa que marchará como un puñado do hormigas á las hordas de loa tiranos. En todos los pueblos de la Re- pública deben formarse guerra lias, organizándose con la dis» creción y la prudencia que las circunstancias exigen para no caer en las garras enemigas an- tes de haber hecho un disparo. Si no pueden ponerse esas gue- rrillas en comunicación oon la Junta de St. Louis, por lo pron- to, ea bueno que estén prepara- das y listas para seoundar el mo- vimiento cuando eea iniciado, que será dentro de breve tiempo. '' Recomendamos el Winchester de bala de acero oomo una arma que puede competir con los fusi- les Mauser de los infelices solda- dos del tirano; poro, más que todo, recomendamos valor. Esta es una empresa de valientes. Sólo los hombres pueden aspi- rar á ser héroes y redentores de tttí pueblo. Los cobardes no son hombres. Los egoístas, los laoa- yos y .los indiferentes, tampoco lo son. No hay que desmayar. Por lo que á REVOLUCIÓN respecta, vemos oon placer que al influjo de su propaganda au- mentan los convencidos de que es preciso derribar el despotismo. Ojalá que todas las personas qu;e reciben el. periódico pagaran el importe de la subscripción, pues podríamos aumentar el tiro con lo que se ensancharía la pro» paganda revolucionaria. [Adelante! LIBROS DE VENTA. U/n simpatizador de nuestra cau- sa, ha donado un gran surtido de libros de todas clases, que están de venta en nuestra ofioina, y cuyos productos se destinarán al fomen- to ;d© REVOLUCIÓN, Novelas de Dumas, Ibson, Car- lota M. Braeme y libros sociológi- cos de Tolstoi, Demófilo, Blasco Ibafi>es y otros autores celebres, lo«i ofrecemos á precios muy reduoidos. . Para más informaciones, diríjan- se á Modesto Díaz, 660 San Fer- nando St.—Loa Angeles, Gal.

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««r. sV*^

SEMANARIO LIBERAL.

AÑO 1. LOS ANGELES, CAL., AGOSTO 10 DE 1907. NÚM. 11.

—u

SE DESNUDA A PORFIRIO DÍAZ. ¿Cuanto tiempo logró sustraerse

á las nliradas del mundo esa llaga que lleva el nombre de Dictadura porfirista? ¿Quién, fuera de la Pa­tria, había parado mientes en esa úlcera roedora que debilita la» e-nergías de la nación mexicana?

Por mucho tiempo, por seis an­gustiosos lustres, eólo nosotros, los mexicanos, supimos que éramos in­mensamente desgraciados. Mien­tras agonizábamos bajo la planta del (jósar, éste era glorificado, era ensalzado, era admirado en el ex-trangero. Hábil histrión, supo re­presentar su oomedia de salvador de un pueblo, y recibía palmas y laureles. El retrato del bandido audaz ensució las planas de todos los periódicos extranjeros. L o s cónsules y los representantes di­plomáticos compraban plumas, al­quilaban cerebros, embaucaban al mundo entero. El pecho del char­cal se vio al fin constelado de cru­ces, de medallas, de cintas, de in­signias de toda clase. Sobre el bu­fete del monstruo llovían los títu­los honoríficos, los diplomas aca­démicos, universitarios, reales. De allende los mares, de allende las fronteras un clamoreo de alaban-, zas para el verdugo llegaba á nues­tros oídos haciendo más profunda nuestra tristeza. ¡Ni una mirada para las víctimas, todas las aten­ciones y todos los honores para el victimario!

El pueblo desfallecía entregado á su propio dolor. La mordaza le impedía hacer llegar sus gritos des­garradores más allá de los mares y de las fronteras. Las palabras de los apóstoles morían sin eco en las sombras de los calabozos. Las ma­nos dejaban caer las plumas bajo «1 filo de los puñales. El veneno agostaba vidas fecundas. El láti­go de las fiebres y la fusta de los capataces abrían brecha en las compactas filas de los oradores, o-breros, luchadores que marchaban hacia Yucatán y el Valle Nacio­nal, las odiosas Siberias mexica­nas. Un cilencio de muerte inva­día los ámbitos de la Repúlica Me­xicana, sólo turbado por loe dispa-ros de los esbirros que aplicaban Ja Ley $fuga v

Parecía que catorce millones de mexicanos estábamos condenados á morir en silencio, quietamente, contemplando la sonrisa .triunfa­dora del crimen envuelto en nubes de inoienso.

¿Iba á triunfar definitivamente la mentira? /El engaño de que se hacía víctima al mundo entero no p o d r í a ser descubierto al fin? ¿Hombres degradados como Reyes Spiíndola y Juan Sánchez Azcona, piratas de la prensa, gusanos naci­dos para alimentarse en todas las llagas, hermafroditas de h o n o r ,

otoñes sociales, hombres de cla­se, afrenta de la humanidad, opro­bio de su raza y de cuya vileza se han de sentir indignadas las ceni­zas de sus padres; hombro de tan baja estirpe moral seguirían ocul­tando la verdad oon la mugre de sus sesos, con el fango de sus al­mas? ¿«'El Imparoial," "El Popu­lar," "El Diario," "La Patria," to­da esa prensa de zahúrda, hervide­ro de bribones almacigo de cana­llas que Porfirio Díaz paga con el dinero que le arranca al pueblo, «¡-cabarían por ahogar la verdad ba­jo el peso de la mentira?

Hábil «orno pocos, hipócrita co­mo ninguno, Porfirio Díaz logró o-cultar la verdad durante treinta años. Los muertos no hablan, ee dijo, y mató á todos los que habla­ban. Unos, murieron á puñaladas, á balazos otros. Para los de hoci­co blando fabricó candados de oro. ¿Qué podría saberse en el exterior de lo* que ocurría en México?

En el extranjero se veía al Dic­tador enorme, envuelto en una au­reola de gloria. Brillaba el grajo con las plumas robadas á los pa­vos. Deslumhraba como uaa sol la estopa impregnada de resina. El simio disfrazado de hombre adop­taba las actitudes de un dios. Pe­ro la llaga ee hizo vieja y comenzó á heder. No obstante, los orope­les brillaban, brillaban hasta ce­gar. Cargado de afeites como un payaso, el Dictador podía engañar aún/

Y en el interior continuaba la enorme sangría. El ruido de los cascabeles ahsgaba el estertor de u»n pueblo moribuado. En treinta años murieron sacrificados á la paz fnás hombres que en treinta a-fios de guerra. [En treinta años de paz la poblaoión de México no ha podido duplicarse! (Recojan ese dato aterrador los sociólogos del mundol

El fraude, al fin, fué descubierto. La llaga hedía mas y mas eada vez, El a r o m a del incienso no bastaba á disimular la pestilencia de la Dictadura, y el hedor fran­quea las fronteras, cruzó los mares, salvó montes y ríos y precipicios y llegó á extranjeras playas algo así como el tufo de un supulcro.

Las conciencias hanradas se in­dignaron. ¿Cómo en este siglo de indiscutible progreso podía alen­tar tal barbarie? ¿Cómo fué que se a u s e n t a r a la civilización de ese desventurado país? ¿Es po­sible que las sociedades humanas puedan regresar á la sociedad de la piedra?

Y la llaga continuó hediendo, hediendo más cada vez.

Los pensadores de la tierra en­golfados en sus nobles abstraccio­nes, no se habían dado ouenta de

hediendo y su hedor se hizo inso­portable. Entonces se abrieron los ojos, inquietos, como cuando se adi­vina un peligro, y las miradas se clavaron en México y se hizo la luz y todos retrocedieron espanta­dos ante el espectáculo que se ofre­ció é la universal vergüenza.

¡ Rusia, es libre, Rusia es un pa­raíso comparado con México!

Rusia tiene un Domingo Rojo; México tiene cien, tiene mili. Ru­sia tiene una Biberia; México tiene dos.

Contra la Autocracia rusa está el Trabajo organizado. Contra la Autrocracia mexicana, el Trabajo, dividido, aplastado por las heca­tombes, es una fuerza negativa.

En Rusia hay periódicos que a-tacan la Autocracia; ¿que periodo eos de México pueden hacer lo que hacen esos periódicos de la clásica tierra de la tiranía?

En Rusia no hay Ley Fuga, los revolucionarios recorren t o d o el país predicando sus doctrinas, se reúnen en jelubs, deliberan, obran. ¿En México pueden reunirse, no ya revolucionarios, sino simples y pacíficos ciudadanos para tratar a-suntos püblicos; para formar unio­nes obreras?

Se ha hecho la luz. En Europa como en EBtados Unidos se desnu­da al tirano Al golpe de la críti­ca caen las lentejuelas como las es­camas de un pez, permitiendo ver la sombría armazón de ese castillo de naipes que se había dado en lla­mar el progreso de México. Sor­prendidos en su cubil las fieras aullan de furor. Del hocico del César hotentote, como de un alba-fial, salen volando con sus alas membranosas las injurias.

No os detengáis en vuestra obra civilizadora [oh, escritores honra­dos! Desnudad la horrible bestia, mostradla alma al mundo como el símbolo de todas las impurezas, de todas las infamias. Catorce millo­nes de esclavos os lo agradecerán.

"REVOLUCIÓN,"

huérfanos de la vergüenza, deyec-J tanta miseria; pero la llaga seguía

VOTO DE GRACIAS. Por falta de espacio, nos es im­

posible reproducir los brillantes y valerosos artíoulos contra la tira­nía de México que publican en sus últimas ediciones, las prestigiadas revistas "Tempe Nouveaux" de Pa­rís, "Motjier E'arth" de N'w York, "Tiera y Libertad" de M a d r i d,' " ¡Tierra!" de la Habana y "The Demonstrator" de Home, Wash.

Agradecemos á los citados oole-gas su valiosa cooperación en pro dé nuestra causa, que es la causa de las libertades humanas, y les a-seguramos que el Comité encarga­do de proporcionarles informacio­nes aceroa de la situación de Méxi­co, lo hará con diligencia y oportu­nidad para que puedan ellos, lo mis^ mo quo los demás periódicos avan-' zados del mundo, seguir adelante en la bella cruzada emprendida para desprestigiar al monstmioso Dictador Porfirio Díaz y al sistema que representa. \

Contra viento y marea REVO­LUCIÓN sigue en su puesto. Amenazas, injurias, bravatas, to­da la hojarasca que el turbión del odio arremolina y nos arroja no han tenido otro efecto que vigorizar nuestros propósitos y templar nuestras energías, No hemos cedido una línea al ene­migo, no hemos vacilado un ins­tante. '

Sabemos que el despotismo ha preparado un golpe de mano r)á-ra aplastarnos, porque obráhdo, como obramos, dentro de la ley, cualquiera acusación que contra REVOLUCIÓN se presentase, no prosperaría, y, por lo mismo, tiene que recurrir Porfirio Díaz á sa viejo expediente : pagar ru­fianes que nos asesinen. Espe­ramos serenos lo que nos pueda resultar; pero mientras no eaigár mos al golpe mercenario, segui­remos hablando alto, siempre alto.

La revolución se acerca y na­die debe desmayar. Hoy más que nunca todos debemos per­manecer firmes. Los grandiosos ideales de la próxima resolución, condensados en el Programa del Partido Liberal promulgado1 Jpor la Junta de St. Louis el 1' $.Ó,é Julio de 1906, son dignos de cualquier sacrificio. No se.;tratá del encumbramiento de, unos cuantos ambiciosos, no se trata de una revuelta polítka, poi* po­líticos fraguada, y sin más objeto que destronar á loó bandidos que hoy oprimen, para sustituirlos, con otros bandidos como ocurre en todas las revoluciones dé la infortunada America Latina, Se trata de hacer aptos á los humil­des para las graudes conquistas del porvenir. ¿Y cómo se ad­quiere esa aptitw ' Por la> lifofer* tad y el bieaesta ? ( .

Mientras los mexicanos no sean libres, mient» is los mexica­nos no vivan vida de gente ni se ilustren, síemj »v un esclavos, parias dolientes, ganado de coa-quista. Es, pues, indispensable, sí no queremos rezagarnos "en,la evolución de la especie humana, que los mexicanos todos sean libres y nutran su! cuerpo y nu­tran su oerebro. j

Esos son los ideales de la Re­volución Mexicana. Hay algo que se opone á la evolución de la sociedad mexicana y ese algo es la tiranía. Nuestro deber es aplastar la tiranjía, reducirla » polvo sin merced y sin vacila­ciones. J ,

Por eso aconsejamos á tedoa los hombres, á los que sean ver­daderamente hombres, que se armen, que procuren ellos mis­mos abastecerse de parque y de todo lo necesario para el gran movimiento que se acerca. Ne esperemos á que armen nuestros brazos los capitalistas : osos, ar­marán los brazos de los merco» narios contra nosotros; pero no temamos, somos la inmensa ma­yoría, somos la gran masa que marchará como un puñado do hormigas á las hordas de loa tiranos.

En todos los pueblos de la Re­pública deben formarse guerra lias, organizándose con la dis» creción y la prudencia que las circunstancias exigen para no caer en las garras enemigas an­tes de haber hecho un disparo. Si no pueden ponerse esas gue­rrillas en comunicación oon la Junta de St. Louis, por lo pron­to, ea bueno que estén prepara­das y listas para seoundar el mo-vimiento cuando eea iniciado, que será dentro de breve tiempo. ' ' Recomendamos el Winchester de bala de acero oomo una arma que puede competir con los fusi­les Mauser de los infelices solda­dos del tirano; poro, más que todo, recomendamos valor. Esta es una empresa de valientes.

Sólo los hombres pueden aspi­rar á ser héroes y redentores de tttí pueblo. Los cobardes no son hombres. Los egoístas, los laoa-yos y .los indiferentes, tampoco lo son.

No hay que desmayar. Por lo que á REVOLUCIÓN

respecta, vemos oon placer que al influjo de su propaganda au­mentan los convencidos de que es preciso derribar el despotismo.

Ojalá que todas las personas qu;e reciben el. periódico pagaran el importe de la subscripción, pues podríamos aumentar el tiro con lo que se ensancharía la pro» paganda revolucionaria.

[Adelante!

LIBROS DE VENTA.

U/n simpatizador de nuestra cau­sa, ha donado un gran surtido de libros de todas clases, que están de venta en nuestra ofioina, y cuyos productos se destinarán al fomen­to ;d© REVOLUCIÓN,

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se á Modesto Díaz, 660 San Fer­nando St.—Loa Angeles, Gal.

REVOLUCIÓN. SUBBÜRIFTIQN RATE8S

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los Sábados, siendo los precios de suscripción los siguientes:

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Todo pago debe ser precisamente adelantado.

Háganse las remesas de dinero, «u Billete» de Banco, por giro pos» tal <$ por Express, dirigiéndolas e» todo eauo al Editor, 660 San Fer­nando, 8t» Los Angeles, Cal. Ü. S.A.

Editor y Propietario; M0DBST0 DÍAZ.

LO QUE V BUCO

EN FAVOR DE, ESPINOSA.

No hay que olvidar que víc­tima de la complicidad del tirano Teodoro Roosevelt con el .Dicta­dor Porfirio Día», «1 luchador Tomás D. Espinosa, pre»o desde Septiembre del año pasado, es­pera que todos los hombres hon­rados lo ayuden para pod#r pa­gar un abogado que lo deíienda.

Tomás D. Espinosa está preso actualmente en la Penitenciaría de Yurna, Territorio de Arissona.

Luchó como bueno para d«rrí-bar el despotismo pOrBrista, y por ©so/por -eer un hombre va* liento y digno, está preso.

Estamos facultados por la Jun­ta de St, Louia Missouri para re­cibir loft donativos que se hagan á favor del compañero preso, y lo qué hasta la feclia hemos reci­bido, ha «ido enviado sin tar­danza á Yuma.

Esperamos que todos se apre-euntein á enviar lo que puedan para rescatar esa víctima de los dos nías grandes tiranos de la AnuM'iau

"LOS BRIBONES/'

Ámí m IJMJa una novóla históri­ca, de. tendencias socialista», y tra-mada sobre lofe Imborrables acon­tecimientos de Cananea que deli nearpn d prólogo emocionante de Jas grande» batallas que en México van á librarne no muy tarde, entre la, fuma» de la explotación y las fuer?a? do los explotados

El hi<\ (¡xutlewiv, de Lar* tuvo q{}<> huir al extranjero para eeca par Á ím vjjogaoz<i8 de los¡ enemic gos i* l'i libertad y m radicó en ©Ata población, donde escribió m libro; del que Devamo» leídas algu ñau páginas que nos han agradado por el 8 mo criterio <|ue las inspira y por la valentía con que. denun­cian los vicios de la burguesía y lo« arímeues del despotismo.

Al concluir la leofcura de la envía-eiónada ubi* *, daremos á conocer la impresión que no-s <,au»e.

(iuiene» defeeen obtener "Loe Bribones," diüíjan»* á; 31. L. El-liott, 420 W. 4tb St , Lo» Angele», €al , acompañando 75 oro centavos por cada ejemplar que m pida.

Bajo los titules de «PARÍS AL D Í A " y "MÉXICO PEQIl QUE •RUSIA," Bon&foux escribid en su carta al "Heraldo" ,1o siguion-to; " •

•"Los mexicano» se quejan de que Frangía?, q*u tafyta atención dedica, á Jaí* ¿miseria 4 de loa ru­so*, ho sé entere de ía» que pa­san ellos. Al efecto, han enviado & París, firmada jJOff .personas que mereeen to#o crédito una exposición1 de desdichas qué oír-caía en las redacciones parlsien-808. Deben conocerla los espa

S3!£S<G3B£ffi!3!S2!!Ifw1

„ ,' ^ « », i ^ i . leí que los soldados son tratados ñoles en general V los erniffrattte» H . .

' meramente c o m o prisioneros.

tuowa su labor, á fin. de semana tiene que ver su mieerable 'jornal disminuido por las multas que caprichosamente se le imponen.

"Para colmo de desgracias, los trabajadores no reciben su Salario en dinero efectivo, sino en "vales," que son recibidos únicamente en la tienda dé la Compañía, en la odiosa tíen4» de raya, donde' los efectos son vendidos, por regla genera), al doble, del precio que tienen en el mercado. La organización de Ligas obrera» es muy difícil, perqué los que se dedican á e»a labor sort luego acusados de agi tadores; de sediciosos, y envia­dos á la prisión ó al Ejército, en

UN SOC90 DE CREEL

en particular. , Y diee así : "Todos! entornos informados de

los exoeeo» autoritarios que de tan sombría^ fama han rodeado al gobierno de los Zares; pero •pocos, muy pocos, son los que están al corriente de lo que su­cede en Módico, y e» necesario que el mundo Sepa que en aquel país hay «alione» de seres hu­mano» qü* sufren la m&n cruel, la más bárbara tiranía*

"Como etl todas parte», es en México el pueblo trabajador el qae fiufre todas las carga»; pero de tal modo agravad*» por ran­chas oirounstahoíae diversa^ que no hay otro pueblo que sufra una tiranía aerneffttite. El obrero •élel campo, peón, es ttn esclavo eh lo más amplia acepción del vocaMo. NaCe y muere en el terruíío regado por su sudor, y él y «u mUi&t y sus hijos son como el gatiad^ tlel hacendado, propiedad del a„mo. Si el amo muere, pasa el ganado humano á poder d,e }w heredero'?; si el amo vende la hacienda, paja el gaiaaíjo hümafro á podeí del nue­vo duefío-

"El peón h.o puede salir de los límites de i& Wciehda; pues cu-an­do tal cosa 0e le ocurre «s llevado por la policía & »u lugar de escla­vitud, deudo ae íe golpea para que no reinada.

"Muchos desgraciados h a n fallecidoá eomso^nejacia-del mal­trato. El «epo y otros aparatos son comUfte» en IA-S haciendas mexicanas y loa peones trabajíUi bajó el látigo.

•"Lo» obreros de las minas y de las. ffibHcás no son más libres que lo-á peouee dol oniripo. i Tra-baj^n dié» 6 doce horas diarias por \wnnh ' fue f) s í<i-sn entre 6Q y'W n-e^ta «WÉ» de moneda me» a;Íoanttj q«e vale 1» mitad de la americana. í^es son concedidos unos ©u&nfcog minutos para co­mer, y durante las tediosas horas de la faena $fyti vigilados ine0. santemente pot* capataces crueles que lea ímpidert descansar uei momento f» los maltratan por cualquier pretexto. El sistema <!e multas ©s observado rigurosa­mente, El obrero qu# no se pre* seíata al trabajo é Ift hora de reglamento ó que, abrumadlo por la fjatiga, se entrega ni deseaneo breve» ImímMq, é que, á jwoio de'fius explotadorfc», h©c« defoe»

Actualmente, en las cárceles y cuarteles hay gran número de estos infortunados compañeros que no cometieron otro delito que el procurar el mejoramiento de la clase proletaria,

"Los obrero» de las fábricas de hilados y tejidoi» del Estad© de Veracruis se declararon, en huel­ga. Poca cosa pedían: aumento de unos enantes centavos de sa­lario, la jornada de ocho horas, destitución de ciertos odiosos ca­pataces y "el permiso de leer pe­riódicos defensores del pueblo," etiya lectura está prohibida á ios trabajadores.

"l ía la actualidad hay oente­nares de obreros presos enf las caréeles de México, acusados de rebelión por haber intervenido en las huelga».

*'En México no hay periódicos que hablen de estos asuntos por­que el escritor que se atreviera & levantar la voz para mostrar las llagas de un estado de cosas que avergüenza, sería objeto de viles atentados. No hay periódicos de oposición al Gobierno, porque los periodistas han • sido ó asesi­nados 6 arrojados del territorio mexicano, y aúri en el extran­jero, los periodistas mexicanos han sido perseguidos y asesina­dos,

«'No es extraño, pues, que poco ó ñáda sea lo que se sepa en el exterior do asuntos mexicanos; sin prensa en el interior y per­seguidos y asesinados los perio­distas meKicanos en el exterior, sólp.quefdan en el uso.de la pala­bra los periódicos mercenarios,' mexicanos y extranjeros?, que se cuidan de hablar mal de sus amos."

• FELICITACIÓN, XtO» estimables liberales Srea.

Modesto G. Ransires! y benjamín Canales Garaa, de ilarvis, Tex., y José María G, Ramíreíi, do El Paso, Tex., nos piden hagamos saber al 2 ° Vocal de la Junta de St. Louis, Sr. Manuel,Swrabia, su congratulación por haber sa­lido ileso del cobarde plagio de que lo hizo víctima Porfirio Díaz por medio de su esbirro Antonio Mana, Cónsul de México en Doug-la», Aria.

Con guato corremos traslado de la felicitación al «empanero Manuel Sarabía,

En las puertas del eutaanjero y en los preciosos momentos en qne fingiendo virtuudes que no poseen, nuestros tiranos ee de­dicaban á contestar á coces loe bien fundados cargos que escri­tores honrados lee hacen en pres­tigiadas publicaciones de Euro-p» y los Baíadoia Unidos, se ha ' de este país descubierto un enorme fraude de muchos miles do pesos lleva­do á cabo por los hombrea que & sí mismos se d a n el título de guardianes de los intereses socia­les, y qoe, cuando s© discuten sus" actos, cuándo se exhiben sus maldades, cuando la. crítica so­pla sobre el polvillo de oro con que se adornan para brillar esas mustias orugas que la ocasión ha hecho soberbias, se indignan y declaran que son enderezado» contra Móxico los ataques á que se haeen acreedoras sus negras personalidades.

La prensa americana ha dado Cuenta con lujo' dé detalles de un productivo "negocio" á que sa dedicaba eí tristemente céle­bre Silvano Montemayor, Jefe Político de Ciudad Juárez, gran amigo y s o c i o de Enrique C. Creel, gran admirador y sostene­dor de la obra vandálica de Por­firio Díaz, y gran perseguidor de revolucionarios moxícanos. ' Montemayo'r es socio de Creel,

el Embajador de ,M ó K i e o en Washington, en varios negocios y cuenta con caja abierta en to-doff los jBancos de Ciudad Juárez por recomendación del famoso Don Enrique. . ,

Puej) bien; sucedió que no sa­bemos por qué misterio de la fangosa política, se echó de ve* al cabo de varios años el substan­cioso negocio de Monlemayor consistiendo en introducir de Contrabando cantidades fabulo­sas de efectos americanos. Sola­mente de un afto á la fecha se sabe que ha introducido seiscien­tos furgones de trigo sin pagar ios d e r e c h o s ad uanalos, esos monstruosos derechos que nada más pagan, los que no son ¡HOCÍOÍS

de nuestros "honorables" hom­bres de'Estado. Al ser embar­gados hace pocos días algunos furgones que so decía eontenían carbón, se vio quo únicamente una delgadísima capa, la supe­rior, era de > dicho Combustible, consistiendo en realidad el car­gamento de zapato^, telas riquí­sima» y Otros efectos amorica-

bros del s o c i o del Embajador Oree!. Se Sabía de antemano, qu o iba á resulta»; Montemayor reo del delito de fraude tí la nación, y pa­ra no tener que encerrarlo on una prisión, se le dio anticipadamente una lioencia de dos meses. Monte-mayor salió de la República y ac­tualmente se encuentra al lado de eu socio, en Washington, según di­cen Jos periódicos de información

nos. }

Tan vergonzoso negocio ha es­candalizado a los periódicos de es­ta nación, y agente» espeoiajes del Dictador se han presentado en la» redacciones ofreciendo pagar cuan­tiosas sumas si no m habla del a-sunto. J83B importante diario "El Paso Times" y otros rechazaron indignados á lo» agentes do Díaz. Los periódioo» que no hablen del' monstruoso fraude, serán los qu»' han recibido dinero para callar,

¿Con qué* máscara eubrirán aho» (ra sus rostro» nuestros gobernante» para negar que se enriquecen en los puesto» públicos? Ya no ea en el corazón del p»i» donde puede presenciarse la corrupción? ^sta a-soma su rostro cínico á las puertas del extranjero, donde todos pue--don verla, y todavía así, á pesar del crímon evidenciado, ostentado. sin pudor, se atreven á negaa los tirármelos de Móxico que son la­drones, bandoleros vulgares y cíni­cos y »o 11 a m a r A n calumniado» cuando a l g ú n honrado escritor, como Bonafoüx, diga que IOB moxi-oanos tenemos un gobierno d© ban­didos.

¿Haha>á todavía alguno que orea en la honrados do los funcionarios mexicanos? ¿Tfabr.í todavía algún mentecato, que considere injusta una revolución destinada á apla«* tar ese enjambro de malhaehoroB que n©e cubre á todos de vergüen­za., porque sólo bestia» ó eunuco» pueden soportar la humillación d© sei maltratado» por bandoleros?

Todos los hombres de vergüenza deben apresurarwe, á ©star listos' para acaba» con tanta deshonra.

£ • " . ' . '

INSULTO POR INSULTO.

Es inealeulable lo que el socio de Oroel haya defraudado ai E-rario.

Al descubrirse, mejor dicho, al ponerse un freno al enorme •*negocío"'para pasárselo induda­blemente á otro socio de algún otro personaje, como oran mu­chos los que habían visto come­ter el cuantioso fraude, con el fin de dar oierta apariencia de moralidad á las turbias manipu-laoápnes que hacen Mega* á paleta­das el oro á las cajas de nuestros prohombres, se fingió- hacer una pues neeesitamof) presentarlo al minuciosa investiK&eión e» loa li-1 administrador da corroo».

"El iraparcial" y El |>iauo" por el pruvito de r.(ú erir al «xi* mió e s c r i t o i" Luis Bonafoüx, mienten á sabiendas y lo llaman hijo de negra.

jQu^ viles son Beyes Spfndola y Sánchez Aaconal ¡Itoourrir & esos medio» para que le* numen* t/en, la subvención!

¿Y quienes sutií proceden no son más dignos del desprecio que el hijo de la saburra más de­gradada, así sea cata beduina tí hotentota*

¿Pero seres tan repugnantes, tan asquerosos cedido Uéyé» Apiri* dola y Bánchez Azcona, nacerían de mujer, siquiera de la ihtujer más abyecta de la tierra?

Nó. Beyes Spfndola y S>ln-choiü Azcona debieron naooi de cerdas alimentadas en los pan­tanos.

Reyes Spíndola y Sánehez Aíscona son hijos de marrana.

A naestro* su»cript.or«s: Suplicamom atentamente nos ba*

gan el favor de llenar el cupón q«e les hemos enviado y devolvérnoslo,

¿~ 9 ñ 7!

& & M o) o \ r ¡J^ M y 1 -/, ",•.!,,..Avj'ii.'taTiniiwis ^O -f

9Xm'w"*f*$!T' ;&> PRISIÓN DEL PERIODISTA GUS­

TAVO c. LELEVIER:

Porfirio Díaz supone equivo­cadamente que los liberales refu­giados en los Estados Unidos nos asustamos con el fantasma de la persecución, con los encar­celamientos de algunos de núes tros compañeros, y que, al con­trario, nos envalentonamoscuan-d» se registran incidentes, como el de la devolución de Manuel Sarabia, que parecen indicar que-ya principian á tener vergüenza ii otra cosa las autoridades de Washington; que parecen indi-

. car que ha concluido ó está para concluir la época-oprobiosa para la civilización, en que los defen-

/ sores de la libertad del. pueblo mexicano, no teníamos en la pa­tria de Jefferson ninguna clase de garantías y estábamos á mer­ced de las sucias combinaciones que arreglaban las cancillerías ide México y Washington.

Porfirio Díaz cree que el peli­gro nos infunde desalientos y que el éxito nos presta bríos y entusiasmo y por eso se empeña en simular que aún su poder no reconoce fronteras para aplastar á sus enemigos, y por eso, tras el

i plagio de Manuel Sarabia que le fué funesto, quiere mitigar los efectos del descalabro sufrido, con nuevas persecuciones que en su opinión han de amedrentar á los revolucionarios mexicanos y que en verdad sólo servirán para acabar de desprestigiarlo y para exacerbar la popular animadver­sión que se ha concitado.

Con motivo del plagio de Ma­nuel ©arabia, el Sr. Gustavo G. Lelevier, Director del "Douglas-Industrial," obró con la virilidad que el deber exigía. Denunció el crimen por medio de la publi­cación que dirige y con su ini­ciativa y su esfuerzo contribuyó á «enardecer la indignación po-

' pular que habría de obligará los mandatarios do la Casa Blanca, á desagraviar lu justicia y á ha­cer que el liberal plagiado fuera devuelto al territorio americano.

Fué el Sr. Lelevier un soldado de la buena causa y su compor­tamiento' valeroso y digno, le conquistó el aplauso público, al mismo tiemp© que el encono de los mandarinos que estrangulan á la nación mexicana.

/ Los opresores no pueden, disi­mula* el despecho ni contener la rabia que les eausa la altivez /¡©"Jos hombre? Ubres y con la rMema torpeza y la misma ruin-<* ad can que han procedido otras ocaidones, se lanzan ahora sobre el Sr. Lelevier y valiéndose de tina trama imbécil, tratan de llevarlo á México ó, al menos, denigrarlo con calumnias y po­ner en tela de juicio su reputa­ción.

El Gobierno de Díaz ha pedido al de Estados Unidos la extradi­ción del Sr. Gustavo Q,. Lelevier y la de su hijo Ivés, un joven de veinte años de edad.

Ambos fueron encarcelados en Douglas y conducidos á la cárcel

de Tuosón, donde, se encuentran desde el -27 del mes próximo pa­sado,

Se les acusa de haber cobrado indebidamente, hace más de dos años, en Nogales, población fron­teriza del lado mexicano, un cheque por valor de diez pesos.

Los hechos ocurrierqn de la siguiente manera. Un individuo de Nogales, Sonora, tenía un cheque cíe diez pesos contra la casa Mcntgomery de Chicago. Lo mandó allá y se lo devolvie­ron, indicándole que lo cobrara en Douglas, donde e*ra pagadero. A diebo individuo le urgía salir de Nogales y se echó en busoa de comprador de su cheque. Encon­tró á Ivés Lelevier y se lo vendió en tres pesos. Este solicitó y obtuvo la firma de su padre para eobrar los diez pesos.

Más tarde se descubrió que el cheque era falso y el Sr. Gustavo G. Lelevier reintegró el valor correspondiente, diez pesos, que­dando de esa manera arreglado el asunto de referencia, del que ya nadie se acordaba.

Pero al Sr. Lelevier se le ocu­rrió denunciar los crímenes de la Dictadura y el incidente del cheque fué resucitado como por encanto, revestido de importan­cia que no tiene y traído ante los tribunales americanos.

Es de observar que el Sr. Le­levier lleva mucho tiempo de re­sidir en Douglas, sin ocultarse d« nadie, estando al frente de su periódico "Douglas-Industrial' ' que hace más de un ano ha ve. nido publicándose semanaria­mente.

No tiene responsabilidad al­gún® en el cargo que se le hace: prestó si triplemente su firma para que su hijo recogiera el valor de un cheque que había comprado.

Sin embargo, do menos per­manece) íí en la cárcel los cua­renta días que la ley de extradi­ción concede al Gobierno mexi­cano para que presente Jas prue­bas que tenga en contra del acusado.

Transcurrido ese tiempo, el Sr. Lelevier obtendrá su liber­tad; pues no es de creerse que los agentes de Díaz guedan sostener­la insensata acusación.

Ante la gente de criterio sano, no sufrirá en su reputación ©1 periodista Lelevier por el inci­dente desagradable en que m halla envuelto.

Atraerse las persecuciones de i» Dictadura» es un timbr-e de legítimo orgullo y no una des­honra.

La Dictadura solamente se muestra implacable en sus odios, contra los hombres de dignidad. A los briboaes los favorece, los cuida y los aprovecha como esbi­rros, para conculcar las liberta­des y escarnecer la justicia,

¿Habéis oído que el Gobierno de México persiga á los Mallón, & los Maza; á la caterva de ban­didos que explotan al erario, plagian liberales y deshonran & la Patria?

MALOS MEXICANOS.

Esa es la muletilla con que pretenden zaherirnos todos aque­llos que tienen interés en que el bandido Porfirio Díaa continúe en la Presidencia de la Repú^ blíca.

¿Porqué somos malos mexica­nos? Porque—dicen los lacayos —salimos de México para hablar mal de él. • s

i

¿Porfirio Díaz y sus secuaces son México? ¿Constituyen la na­ción mexicana las docenas de bandidos que maltratan al pue­blo?

Si nosotros exhibimos á esos bandidos y procuramos derribar­los, somos en justicia buenos y no malos mexicanos.

Malos mexicanos seríamos si conociendo, c o m o conocemos, que el despotismo hace desgra­ciado al pueblo, no hiciéramos algo para destruir ese despo­tismo.

Loa que sí son malos mexica­nos y dignos del desprecio de los hombres honrado's, son todos esos eunucos que, dentro y fuera del país, encorvan el espinazo, se arrastran, se degradan ante hombres que, como Porfirio Díaz y su gavilla, son indignos de todo respeto y merecedores de todos los ultrajes, d© .todos los castigos, de todos los odios.

Malos mexicanos son todos esos granujas que, por más ó menos dinero, pero siempre por interés, cierran los ojos para no ver la horrible realidad que consterna á la nación y declaran cínicamente que hay libertad donde impera el capricho hasta del, más infeliz gendarme, que hay justicia donde sólo los ricos pueden comprarla, que hay bien­estar donde la miseria empuja á centenares de miles de hombres anualmente al extranjero, que hay progreso donde se vive en pleno feudalismo. , Ksos son los malos mexicanos,

los que á propios y extraños pre­tenden engañar, y no nosotros, y todos los que como nosotros propagan ideas de rebeldía y de vida.

El finchado cuanto imbécil aristócrata J. A', de Béistegui, Ministro de México en España, •también se permite llamar malos mexicanos á cuantos queremos que la justicia ponga su planta «n nuestro país. ' , Para todos esos bellacos, chi­cos y grandes, batíamos obra ¡¡¡anta, honrada, nobilísima, si di­jéramos que Porfirio Día;?, los Gobernadores, los Jefes Políti­cos, los Alcaldes, los gendarmes, los Jueces, los Diputados, los Magistrados, los Ministros, Son unos ángeles á quienes sólo lee faltan las alas para ser iguales á los que pintan en las iglesias.

¡Oh, si tal cosa dijéramos, como caería el dinero á nuestros bol­sillos y hasta ni nos acordaría­mos de estar urgiendo á nuestros lectores que nos paguen la subs­cripción! •

Pero no; nuestras plumas son rehacías á la lisonja, son rebel-des, son fustas. No están hechas para acariciar, sino paya golpear y buscan espaldas y rostros para cruzarlos. ¡Y los rostros de Por­firio Díaz y su cuadrilla invitan á golpearlo»! T,n escupidera está destinada á recibir salivas.

Nuestras plumas son esencial­mente irrespetuosas y son rudas : son plumas de combate templa das en lía adversidad. Hieren y sangran y desgarran como el pico d© ana águila. No se des­lumhran á la vista de Jos bandi­dos condecorados, y si para me recer el título de buen mexicano hay que pagar tributo al crimen, preferimos que se nos llame ma­los mexicanos.

COAHUILEIÍSES tn I4SEKTAD.

Porfirio Díaz tiene á Coahuila Un miedo que lo martiriza y lo hace pasar horas horribles de angustia é incertidumbre.

Siempre teme que ese Estado, rebelde al yugo, se alce el pri-' mero, para reclamar que cese el régimen de injusticia y explota­ción en que nos ahogamos, de­sesperados y doloridos,

En ese motivo, on su cobardía vergonzosa, se fundó únicamente el exceorado tirano, para orde­nar, hace algunos me$es, que se redujera á prisión á los coahui-lonses de ideas liberales, que se distinguieran por su altivez é in­dependencia de carácter. Así pensaba el Dictador conjurar la revolución.

En obediencia á 1» arbitraria disposición, lumi'ou ¿uoaroeiado» gran número de ciudadanos, so-pretexto de que estaban prepa­rando un movimiento revolueio--tiario; pero sin que hubiera con­tra de ellos, pruebas ni presun­ciones legales do ninguna especie.

Los aprehendidos han demos­trado su absoluta'kieulpabilidad y después de varios meses de encierro, de vejaciones, de tortu*-ras, unos pocos han obtenido su libertad, quedando en prisión la mayor parte.

Por desvanecimiento de datos salieron en absoluta libertad, los señores José María García Peña y Aurelio González. *

Bajo fianza de mil pesos cada uno, fueron ex-curtieladoa los se­ñores siguientes ; Antonio Villa, Antonio Zertuche, vjGhjülerm© Ramírez, Fidel Melitór Cortés-, Jesús Leal, José de la Cortina, Feliciano Villarreal, Serapio Lu­na, Fructuoso Urdíales, José María de la Garza, Zeferino Ber-nal, Juan Garza Bazán, Isaías Ayala, Abraham Garza, Tiburcio Balderas, Nicanor Valdés, José Serna, Melitón Perea, Juan de la Cruz, Napoleón Barrera y Mau­ricio Urufluela.

pire el monstruo de la tiranía. Se necesita que la revolución

estalle, para que el pueblo se en­cargue de vengar á las víctimas del despotismo; de ajusticiar á

Nó, ni lo oiréis mientras res- ' los grandes, á los verdaderos cri­

minales, á los favoritos de la Dictadura.

Pensemos en la revolución, los que nos sintamos inflamados por santos, por sinceros a f i l i a s de justicia. f \

¿IRAALAGWERRASA&CHEZ AZCONA?

El mequetrefe que la hace da testaferro en el periódico "El Diario," do la ciudad de México», asegura como su compinche Re­yes Spíndola, que los ataque» que el talentoso escritor Luis Bonafoux enderezó contra la Dictadura porfirista, se deben á insinuaciones de guatomaltecosi interesados en deaigrar al Czar mexicano, y he aquí lo que dies­el pobre do Juan Sánchoa Az­cona : ' 'Un periódico de México —"El Imparcial"—atribuye lae calumnias de Bonafoux á maqui­naciones guatemaltecas, y cree que esas calumnias están paga­das con moneda de Estrada Ga-bx'era. Puede ser quo así sea; y de ser así, es preciso que el mun­do entero se dé cuenta que nues­tro país obrará con toda# justifi. canción si de aquí á mañana ¡ñeríle la paciencia "

Así termina la bravata, c,oni puntos suspensivos.

Tenemos la plena seguridad de que uo fueron guatemaltecos, si­no mexicanos, los quo propor­cionaron al escritor Luis Bona-faux los exactísimos datos con que confeccionó el notable artí­culo que apareció, en el periódico "El Heraldo" de Madrid y que» por contener la verdad, nada más que la verdad, lastimó tanto álos distinguidos criminales que nos gobiernan, Pero suponga- ' mas, sin conceder, quo ol Dicta-i dor Estrada Cabrera hubiera proporcionado esos datos cierto^ quo muestran la podredumbre1» de la administración poríirista„ ¿es eso motivo bastante para que el pueblo mexicano vaya á asesinar al pueblo guatemalteco? ¿Las ofensas que so inflijen al verdugo deben ser castigadas por la víctima? ¿Si Ida lobos rabiosos se muerden, deben la» Ovejas, víctimas de los dos lobos, hacerse peda/os e,ntre sí?

No, los dos pueblos, el mexi­cano y el guatemalteco, tienen la necesaria cordura para no empe­ñarse on una guerra cruel y sal­vaje que en nada los beneficiaría. Si los mentecatos del calibre de Sánchez Azcona y Reyes Spín­dola quieren la guerra interna­cional, que vayan ellos; los me< xicanos haremos la única guerra-feeu'nda y noble ; la encaminada á obtener nuestra libertad, y cata no la conseguiremofs, como ya lo hemos diclw en otra ocasión, matando guatemaltecos que son tan esclavos como nosotros, sino aplastando á nuestros propios, tiranos.

f'La Defensa de Juan Sarabia" está de venta en esta redacción* Precio: 10 centavos. Los pedi­dos por correo deberán venir a-©ompañados de una estampilla de á 2 centavos.

Procure Ud. el próximo nume*ak

contendrá lectura que <3ebe Ud» leer.

n-MAiMmimmim

assEKBKSsa;

Aulladí, Sánchez Azcona, Reyes Spíndola...

Lo publicado por Luis Bona-ioux en "El Heraldo" de Madrid acerca de la situación política y económica de nuestro país, ha provocado una tempestad de •enojos en el campo de la adula ción oficiosa, y se sienten ganas incontenibles de reir, al observar oomo los afeminados cultores de la Jisonja, se improvisan desface­dores de entuertos, enristran una lanza de burlón que ni corta ni pincha y explotando ciertos pro­cedimientos que «ólo tienen de notable la rara virtud de ayudar poderosamente á fortalecer lo que, 8« intentu refutar, tratan de combatir lo que Bonafoux asen-tara en agravio de Su Alteea Serenísima el Dictador Porfirio Día»,

El primero en saltar á la de­fensa del opresor de los mexica­no», fue" el Ministro Plenipoten­ciario de la Diotadura ante la corte del rey Alfonso XIII, un aristócrata vano y presuntuoso apellidado Bóistegui quien negó graciosamente, sin tomarse la molestia de argumentar, los car-gÚB hechos por Bonafonx; llamó á Díaz el estadista más notable que han visto los siglos y apeló en eu apoyo al testimonio de los españoles residentes en México, de los españoles ricos se entien­de, de los que gozan de la gracia oficial ó consideran necesario, para proteger sus intereses, vivir en armonía con loa altos poderes de la Nación.

Sin embargo de lo que era de esperarse on estos tiempos y bajo las actuales circunstancias, los interpelados no se dieron prisa eu responder al llamamiento y fueron necesarios los apremio» y los ruegos del lacayo Reyes Spíndola para que se publicara eu la prensa, una carta anémica y sosa en la que se recopilan con laconismo m u y significativo, unas cuantas sandeces desabridas que para sor nulificadas en lo absoluto, van suscritas por una 'decena de peninsulares acauda­lados, muy conocidos por los grandes favores, por las esplén­didas concesiones que han reci­bido del gobierno mexicano.

El cable transmitió" á México Jas tribulaciones y los histéricos berrinches del cortesano Bóíste-gui y do la misma enfermedad^ 3e contagiaron loe ex-hombres, ios maricones desmedrados ó" in-ielices que pululan en las redac­ciones de las hojas gobiernistas.

Dice "El País" de la oiudad de México:

"La Patria" fué el primer pe­riódico mexicano que habló de tal correspondencia (la de Bona­foux); y "El Imparcial" que tiene mucho de gallina, entre otras cosas, la costumbre de qrai-tar á sus vecinas cualquier lom­briz que les mira en el pico, co­rreteó á "La Patria" y le arrebató EL ASUNTO DEL DÍA, presen­tándole como descubridor de él."

"Toda la prensa gobiernista levantó el g r i t o . , . . mejor dicho, «1 lodo, para poner á Bonafoux oomo oveja de Agosto."

"Este Bonafoux, desde hace veinte años, hasta la víspera de saberse aquí lo de la oarta, había sido para los periódicos que hoy lo atacan, el "espiritual humo­rista;" el "brillante revistero;" el "escritor más regocijado de ha­bla española;" el "periodista por excelencia," el "único éuoesor de Luis Tabeada;" el "amenísimo Bonafoux;" el "encantador Bo­nafoux;" el "irresistible Bona­foux;" pero desde á otro día de lo de la carta, Bonafoux no es más que un revistero de Cara-vanchel, un bufón sin sal, un calumniador de pacota vendido á Guatemala; un portorriqueño, un tal tpor cual, con todo el dic­cionario de costumbre en las es­paldas."

Más de una semana, los perió­dicos mercenarios se han ocupado en injuriar á Bonafoux sin cui­darse de espigar argumentos en el campo de la lógica, para opo­nerlos á las acusaciones y á lo» juicios palpitantes de verdad que ese eximí© escritor, autorizara con su firma prestigiada é ilustre.

Los defensores del despotismo, percatados de que es muy de­leznable el terreno sobre que pi­san, rehuyen entrar en polómioa con Bonafoux y quieren atur­dido y callarlo & fuerza de gritos y blasfemias. ¡Pero se engañan los ímbéoijes! Hombre» de ca­rácter, como Bonafoux, no han de in t imidare por la algazara de serrallo que armen los eunucos de la prensa, Las contorsiones afeminadas, las amenazas ridi­culas que lanzan esos infelices renegados del sexo fuerte, han de causar á Bonafoux el mismo imperturbable desprecio que á un mozo garrudo y valiente le causarían los asparrientos de una vieja y desmedrada arpía que le mostrara los puños laxos é impotente» y ie gritara : " ¡te voy á «xtrangulari"

Juan Sánchez Azcona, Direc* tor dé "El Diario," que acaricia la loca quimera de vencer on la justa del (Servilismo al veterano maestro de ceremonias Rafael Reyes Spíndola, Director de "El Imparcial," tuvo la peregrina ocurrencia de arrancar á loe re­presentantes extranjeros acredi­tados eü nuestro país, opiniones acerca de Porfirio Día* y con re­lación á lo» conceptos Vertidos por la pinina nerviosa de Luis Bonafoux.

Los señores representantes, de las potencias extranjeras, no po­drían olvidar el rudimentario precepto de diplomacia, que les marca el debe» de cultivar rela­ciones cordiales con los gober­nantes del país en que están radicados y de emitir acerca de dichos gobernantes solamente expresiones gratas y afectuosas; no podrían olvidar ,esa obliga­ción ineludible, y de allí que contestaran en la forma que lo hicieíoiv^al impertinente en­

viado de "El Diario," y de allí también que carezcan de valor alguno esas opiniones forzadas, impuestas por la etiqueta y por conveniencias de Estado.

Sin embargo, en las famosas entrevistas publicadas por "El Diario," se deslizaron algunas notas discordantes que son toda una revelación y meracen que las apuntemos.

El Ministro de Guatemala, á pesar de las repetidas instancias del repórter mencionado, se negó rotundamente á contradecir los asertos de Bonafoux, alegando que su misión diplomática le prohibía cualquier intromisión en loa asuntos políticos de Mé­xico.

El Embajador americano sos­tuvo que nuestras autoridades obraban generalmente en justi­cia, "sa lvo alguno que otro e*ror."

El encargado de negocios de Bélgica, en estilo que tiene más de burla quo de seriedad, dijo : " ¡No, seño»! iqué tiranía va á haber en México! ¡No, señor; nada de lo que eie corresponsal ha asentado, es cierto!"

Pero al Ministro del Japón le estaba reservado mostrarse más mordaz que todos "sus cole­gas.

Contestó al repórter :

"Nada sé yo de eso. Lo que me consta, es que actualmente,se encuentra viajando por los cen­tros de inmigración japonesa, el Sr. Chonoakó Sada, segundo Se­cretario de la Legación, quien fué comisionado para investigar ei los japoneses que trabajan á las órdenes de varias compañías particulares, reciben de los em­pleados de éstas malos trata­mientos: á este respecto sí hemos recibido algunas q u e j a s . " . . . . . .

Tanto en las referidas entre­vistas con los miembros del cuer­po diplomático como en los de­más detalles de la ruidosa cam­paña (?) contra Bonafoux, la prensa subvencionada ha proce­dido con gran inconsecuencia y ridicula torpeza.

Atribuyó á Bonafoux concep­tos que no había emitido y le combatió datos que sí publicó; pero que con anterioridad apa­recieron en las columnas ido "El Diario" y "11 Imparcial.*'' " v

Para que no se nos vaya á juagar de apasionados, dejemos en este punto coa el uso d@ la palabra, á "El País" que se ahi­noja ante «1 principio de autori­dad y que está muy lejos de sim­patizar con nuestras doctrinas y rebeldías: .

"Si exceptuamos lo de la revo­lución de Septiembre, todo lo demás que "El Imparcial" le atribuye á Bonafoux, lo han dicho aquí loa periódicos gobier-nistaá. Por ejemplo : que fue­ron fusilados huelgistas de (Dri­zaba. Eso que no dijo Bonafoux y por lo cual lo liaa crucificado,, lo dijo "El Diario," y sin em­bargo, "El Diario" ha ido á pe­dir á los Excmos. Ministros ex­

tranjeros, opiniones contra lo que suponía había dicho Bona­foux; pero como quien lo dijo fuó "El Diario," hé aquí á esto periódico buscando tan respeta­bles pareceres ¡CONTRA SÍ MISMO! ¿No es esto llevar las cartas de Urías? "

"Dice la carta de Bonafoux que en "México, los trabajadores de las haciendas, son considera­dos mercantilmente como gana­do, de modo que forman parte de la finca, y en ese concepto se hacen las operaciones."

"Pues bien, "E\ Imparcial" acaba de publicar la noticia de haberse embargado una hacienda en Campeche CON TODO Y PEONES. Así lo afirmó rotun­damente."

"Dice la carta que los perio­distas mexicanos de oposición son perseguidos hasta en el ex­tranjero. Indignación de "El Imparcial" y de "El Diario" y sin embargo, "El Diario" y "El Imparoial" publicaron en estos días un telegrama de la Prensa Asociada, anunciando que el Cónsul mexicano en Arizona ha­bía sido encausado con motivo del plagio 6 secuestro de un pe­riodista mexicano, Manuel Sara-bia, que fué sacado con violencia del Palacio Municipal y traído rápidamente al lado mexicano."

Muy desacertados, anduvieron los turiferarios de la Dictadura, en el escándalo periodista que fomentaron para sostener una causa insostenible én el terreno de la discusión. Los argumentos presentados por Bonafoux que­dan en pie: nadie los ha refutado y nadie los refutará victoriosa­mente porque encierran la ver­dad que esplende sobre todos los errores, que triunfa sobre todos los sofismos, aunque lleven éstos, engarzados; perlas de falsa elo­cuencia y de engañador ingenio.

La algarabía de la prensa go­biernista ha servido únicamente para irritar á Bonafoux (á quien se ha insultado con cobarde en­cono) y para excitar la atención de España sobre la tiranía que rige en México. El pueblo espa­ñol espera con interés el desarro­llo de la campaña apenas ini­ciada.

Bonofaux replicará muy en breve. Ya se le enviaron docu­mentos de vital importancia y datos muy abundantes que sabrá aprovechar para confundir á sus impugnadores.

üoia Bonafoux colaborará un grupo selecto de luchadores in­telectuales, franceses é ingleses, que en Francia, la Gran Bretaña y otros países de Europa, sosten­drán la noble cruzada, de simpa­tía para los revolucionarios me­xicanos y de oprobioso despres­tigio para "el César Porfirio Díaz.

Que nuestra actitud encienda la ira en los protervos, aue ra­bien los abyectos. Mejor: su enojo ea incentivo que nos empu­ja á la pelea.

¡Aullad, e u n u c o s 1 ¡Aullad, Sánchez Azeona.Reyes Spíndola! Vuestro Sultán se va, Se hunde

y á su desaparición, lacayos apes­tosos, no podréis gritar como de­searíais : " ¡El Rey ha muerto! I Viva el Rey." A Porfirio Díaz Jo sucederá un Rey que no gusta de adulaciones ; lo sucederá la Libertad. No habrá entonces serrallo» para cebar á los servi­les, no habrá redacciones de pe­riódicos venales y corrompidos.

¿Dónde os refugiarais enton­ces, viles palaciegos? ¿Como vi­viréis entonces, gusanos de la prostitución?

Añilad, mientras se llega la hora de azotaros en la vía públi­ca para castigar vuestra desver­güenza, oh! renegados de la viri­lidad! oh! tránsfugas hediondos del sexo fuerte.

Añilad, Sánchez Azcona, Re­yes Spíndola

¡Aullad, eunucos! ¡Aullad, exc hombres!

"EL IMPARCIAL" LLORANDO.

El apoyo que están prestando los Bancos Nacional de Méxioo y Central á los establecimientos de crédito de la Península yuca-teca, conmueve al "Imparcial" hasta las lágrimas y lo hace ex­clamar : "Esto demostrará á los hijos de Yucatán que debea te­ner cariño hacia el Centro, en­tendiendo como tal no sólo ©1 Gobierno, sino los Bancos, los capitales, todo lo contenido en esta esfera de acción."

Es decir, que un servicio do burgués á burgués, de traficante á traficante, de explotador á «x-plotador, de judío á judío, debe exaltar el cariño de los dewgra ciados que á chicotazos raspan la hoja del henequén, de los parias qqe desfallecen de hambre y de maltrato en las fincas de I03 es clavistas yucatecos, los explota­dores que actualmente se- en­cuentran envueltos en una crisis financiera resultado de sus auda­ces especulaciones y á quienes tienden la mano sus compañeros de rapiña del centro de la Repú blica.

Amor al Gobierno de la Fede­ración que mantiene" soldados para someter á los esclavos, amor á los capitales que niegan A los trabajadores el bienestar que le­gítimamente corresponde á los que trabajan. Eso es lo que "Mi Imparcial" aconseja á los hijos de Yucatán.

No, no amor; ¡rebeldía y od contra ese Gobierno que no» hace desgraciados; rebeldía y odio contra la plutocracia q paga con el látigo el trabajo de los esclavos!

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