11 sinprisanimetasendiciembre
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Las otras tierras
Las otras tierras
Qu importa si soy ese que viene
De una tierra donde danza el trompo
Apoyado en un clavo de acero
Al igual que danza una espiral apoyada en su filo?
Captados algunos sonidos, de furia o remanso
Y vencida la premura por hallar lo ms idntico
Un trozo, grande o pequeo, de la propia historia
Con sus intenciones parecen converger con otras semejantes.
Aquello que por fuerza de espacio y tiempo humanos
Aun colocado en un sitio emocional que marca una distancia
Invita con dulce gracia a una entrega que significa posesin
El gesto apenas comprensible por el que se roza una identidad.
Mas no hay dueos, al fondo de la calle no los hay
No es propia la tierra, la patria o algn afecto
Y si difcil es entenderlo, mucho ms an aceptarlo
As como es verdad que no es tan sencillo rasgar un corazn.
El arquitecto disea una casa que ser ajena
O disea la propia, que no podr vencer a los aos
Y con cuatro aos encima le pone una chimenea
Y con veinte, si los vivi, agrega compaa.
Los espacios cerrados, como los oscuros
Se van tornando necesarios, de cuando en cuando
La pradera, el mar y el desierto no dejan de estallar
Pero ms all de los ojos y los odos, tambin cuenta la piel.
De manera que viendo o no el acto de la limosna
Escuchando o no la voz que se haba pretendido
Tambin sea posible con tan slo un roce
Revivir hasta lo respirado por quien pis las otras tierras.
Qu importa entonces si acierto o no
Que alcance alguna meta o desestime alguna prisa
Si hasta una nube busca su propia sonrisa
Cuando tanto artista por fin desiste de nombrarla?
Se hincha el pecho, la carga es conocida
Algo impulsa a la razn a buscar un motivo
Y aunque encuentra miles, la explicacin falla
Pues todo ser razonable sabe que el fin siempre est cerca.
Sentimientos limpios, y hasta quiz la trampa de la risa
Un aparte entre tapa y contratapa
Un desliz de las exigencias
All donde duele, pero que no llega a quebrar.
Tras or la plegaria, azota su historia
Mas dadas las espaldas conviene usarlas de manto
No vaya a llegar al odio el inocente
No vaya a quedar el esfuerzo sin medir su dimensin.
Que es diciembre
Y sin prisa
Ni metas
Alguien intenta hablarse.
02.12.02
El estrecho camino
Mirar al costado fue mucho
Comprender cansaba, pero compensaba
El lmite del esfuerzo haciendo sospecha
Los aos, pocos, refiriendo a un len apenas adulto.
Una splica que adquiere una forma de danza
Como un sacrificio que huele bien
El arte volvindose semilla
El estrecho camino que conduce a la gruta donde habita la fuerza.
Pendiendo de una cuerda fina, pero resistente
En medio del fuego con los ojos helados
Con la sonrisa desplegada, a pesar de sus pesares
Como una mirada que se mantiene atenta bajo la tormenta.
Siente la derecha, su forma de pasin
Los destrozos en los campos de concentracin
La tibieza de un regazo prohibido
La ley que gobierna cuando slo el entretanto es posible.
Persistiran las trompetas
Y el rico seno de las madres
Aquellas lanzas donde habit la generacin
Y la furtiva mirada del que quiere cambiar lo que lo rodea
Pero no ser todo, y si mucho, no ser demasiado
Pues, siempre habr espacio para la gentileza
Ese decir las cosas al vuelo, como si se volara
Y ese hablar la muerte, como si se muriera a casa vocablo.
La bandera y el primero que concibi el nombre de los colores
Y el nombre de las cosas junto con quien habr de nombrarlas en el futuro
La esencia de lo que habr de persistir, en el tiempo, un tanto ms
Y la intuicin del lobo, y la fe de las truchas.
Mientras pasa el desfile, rebosando reconocimiento
Las noches que intentaron ser iluminadas
Besos de cal y llamadas prohibidas
Cuidadosos pasos sobre el hielo ms fino.
Parece que el camino es estrecho
Que nada es fcil cuando todo depende de uno
Pues dadas las armas, se exige la presa
Y aunque la vuelta atrs est permitida, es uno quien se lo prohbe.
Para que sean nuevas las reglas
Y en ellas haya ms filo aunque menos astillas
Cosas que para el aire sean posibles
Como le resulta posible al hijo acceder al padre.
Ir respirando, como si fuese tranquilo
Con el agua contra la roca dentro
Pequeas conciencias, como pas
Y aqulla desesperacin, quieta entre las manos.
Ir por ms, para captar una detencin
La mudez que quiere avanzar
El grito que la entretiene
El juego del tiempo entre las cejas.
Hay habilidad, pero se sabe no bastara
Ciertas hemorragias dependen del silente
Mientras otras, enteramente del mdico
Y uno es los dos, y los dos, reconocidos algo ms.
Juego de tensin, el de hallar una va
Las piezas que no encajan, pero que son piezas
El juez que no llega, y que nunca llegar
Porque es la hoja en blanco quien lo detiene.
Un aroma, un beso destrozado por un golpe de martillo
La noche en la que el acantilado fue borrado
La tarde en la que nadie fue crucificado
Aquel momento en el que ningn precio os intuir su esencia.
El otro lado del exceso
El de su tibieza y su fragor
Donde muerde y cura
Apretando y, as, aliviando.
Cuando basta un suspiro para quebrar todos los cristales
Cuando basta una mirada para comprender la soledad
Cuando las manos se tienden, y slo el viento las recibe
Cuando el aliento no es el ltimo, y no es el primero, y es lo que se tiene.
02.12.02
Una parte
Desde el momento en que es posible, cuesta
Como gajes de una realidad que quiere ser evitada
Mas al final, todo nio que gatea quiere caminar
Y todo hombre que corre, en silencio suea el vuelo.
Un paso a la vez, y tras cada paso un peso
Un peso que por su fatiga despierta cierto cario
Como la espada persa, con mucho trabajo forjada
Como los preceptos aprendidos tras aos de fatiga.
Y a veces, para subir, hay que despojarse de esos pesos
Cerrar los ojos para en la memoria encontrar al sol
Y desde la memoria misma sospechar su debilidad
Como desde la razn intuir acabadamente sus alcances ms extremos.
Hay una parte que quiere ms, que lo quiere todo
Lo enorme despierta la impaciencia, cuando no la desazn
Como si de una sola mano dependieran todos los picaportes
Una mano que es la propia y que est sola cuando no se extiende sincera.
Si se acepta la labor, con cierto rumor de desafo
Se gesta una risa distinta, un poco ms llena
Que al brillo de los ojos le agrega profundidad
Y que al sosiego lo arropa con una irradiacin de fuerza.
Diez mil rostros en frente, o slo dos
Cuando se van aprendiendo las grafas
Y lo que parece expandir la capacidad de percepcin
No es el primer sonido, ni el segundo, sino su conjuncin entrevista.
Un vaco en la construccin, una inconclusa obra
Que parece exhibir con dolor pero sin exclamacin
Que algo falta, que hay una parte que no est
Y la imaginacin que busca la visualizacin de esa parte
Esa parte que no est en ningn lugar
Que est en alguien
Que entre bambes o boleros
A mitad de la noche o en la plenitud de la maana
Siente, si se lo concede
El llamado de una muda voz
Que dice poco, pero que habla claro
Que con slo sealar extiende su impulso.
03.12.02Los juegos
Habra que callar, para levantar palabras
Encontrar la exactitud, para indicar lo infinito
Robar un beso, para ocultar el ms preciado
Ofrecer el corazn, para romper el de cualquiera.
Dedicarle a alguien la cancin que nunca entendera
Para que el msico, captndolo, lo intente otra vez
Realizar el poder para comprender el arrepentimiento
Besar la impotencia, para entender la esencia del orgullo.
Habra que saber esperar, para escribir que no hay tiempo
Vivir tanto exceso que sea posible llegar a no recomendarlos
Y unos cuantos ms, para estar ah cuando otro los haya vivido
Y sea posible decirle, sin vanidad, que todava todo es posible.
Negar la limosna, para que la comida carezca de sabor
Cultivar el cuerpo, para olvidar el porqu el prjimo lo ignora
Escudriar pginas para poder hablar con los ojos
Leer los gestos para entender que una nube difcilmente quepa en las manos.
Habra que perdonar para saber porqu uno fue condenado
Habra que mirar adentro para ver lo que se deja ver
Desconocer el vuelo de las moscas para no recordar las pisadas del guila
Decir los nombres que fueron, para imaginar los que vendrn.
Ir por el mundo, para lograr de ello hacer un sitio
Llorar mucho y descansar poco, hasta rer con las cigarras
Obsequiar un aliento y un abrazo, para sentir que son pocos los obsequiados
Dar con la siembra, mirando lirios, mas viendo la tarea.
Habra que sopesarlo todo, para dar con que la balanza es humana
Dar la vuelta entera para decidir partir o no
Aceptar el caf y las sbanas tibias, para rechazar lo sencillo de una explicacin
Desafiar al oro, para que sea el polvo quien le recuerde su lugar.
Habra que salir a jugar, para que poco sea ganar o perder
Para que volver a casa sea mucho, aunque no lo sea todo
Y colgar una cruz o un icono, para no colgarse
Y escuchar con paciencia, para no tener que escucharse.
No rasgarnos, para saber que enteros no bastamos
Intentar la meta, para que lograda, podamos testimoniar que no es suficiente
Nadar el mar entero, para en la fama ocultar la huida
Y mirar cmo diciembre atraviesa el pecho.
03.12.02
Cerca
Cuatro puntos cardinales, cuatro direcciones
Pero cinco son los dedos de tu diestra
Cuatro planos ocultos, aunque descritos
Cuatros ojos, haciendo, quiz, una pareja.
Los intentos que mueren antes de terminar de nacer leen:
La puerta est cerrada, mas sonre
Se supone, sera comprendido mi lamento
Me expone mi ignorancia, y me sostiene.
No siempre genera quien obedece
Lo que no estaba no siempre es bueno que aparezca
Y cada cual con lo que decide que puede
Un solo versculo o una Babel entera.
Maravilla de los astros
Un prado verde que sonre al suspirar
Las alas del gorrin que aceptan su vejez
Y el perro que se aleja de casa para morir en soledad.
Me cuesta tanto aceptarme
Pero me cuesta ms beber tu ausencia
Pues esta noche, a mi lado, seras tu esencia
Y lo que tengo es asfalto, bujas y un par de preguntas respondidas.
Tanto me dije que no hay maana
Y tanto apuesto a volver a despertar
Que muero por fuera y por dentro resisto
A ver si el mar por fin logra encantar al acantilado.
Digo que sera fcil, y lo siento
Y la historia descubre sus pas
Y mi bondad no alcanza para cierta maldad
Y lo que soy todava pierde ante lo que es.
Sabiendo mis puos, sospecho vientres
Los pies que me dieron, los que sangraron
Me dicen que empuje, y que calle
Mis manos, que tocaron sombras, me sugieren la espera.
Llueven imgenes, un deseo las seca
Me miento al creerte cerca
Pero que sea posible me consume
Y faltando poco es cuando la lejana se yergue
Y no hay certezas, y as se mide la fe.
03.12.02
Dar vuelta la posicin
Tres soles fros, como treinta inviernos
La mano que slo alcanza al aire
Los labios que slo nombran lo inefable
La cortinas que ocultan la luz y las araas.
Un holocausto al que nadie asiste
Y la mesa sobre la cual expones tu desayuno
Tus bsquedas ms secretas
Y el nio que ha errado el camino.
Los secretos senderos de la inteligencia
Y el atronador paso de una orden
La huida de las ratas y el reptar de las sierpes
Cuando el silencio es quebrado por una primera llama.
Sumes o restes las cosas que vi
Cuando alrededor de la lmpara giraba un insecto
Cuando la alegra de los hombres estaba en los hombres
Cuando su dolor parta de sus hombros escasos para sus nombres.
Sin embargo, ahora que no somos pocos
Que puede la nieve concebir a la lucirnaga
Pesa menos toda ilusin
La querencia rasga, pero a s misma se cura.
Dije que lo que eras era lo que quera
Y que no quera lo que era
Dije que lo que era hizo posible que fueras lo que eras
Dije mucho, dije demasiado, pero no lo dije todo.
Acert una vez, fall muchas ms
La ausencia venci a la compaa
Pero aunque algo se parta
Volva a componerse, y le dieron el nombre de esperanza.
Fue canto y fue baile
Las posibilidades palpitaron
Crepitaba la hoguera, crepitaba el corazn
El pasado era presente, y el presente una promesa.
No dieron todo de s los actores
Desconocan el desenlace
Supieron la sonrisa del demiurgo
Apreciaron desconocer sus intenciones
Y estuvimos ah, rozando este momento.
03.12.02El que derrama su historia
Ya no mienten las horas
Hallaron un reposo los sicarios uno breve
Y el mar se extenda bajo las alas
Y la herida fue sanando, sin saberlo.
Uno, por todos, logr la gloria
Ayunando por quienes abrazaban la gula
Abstenindose por intentar todo extremo
Yendo con los pasos sobre el hombro.
Lenta la furia, mordaz el hielo en el aliento
Ir empujando cada teja de cada techo
A ver si las guilas se fijan en su soador
Si natura, a s misma puede quebrarse en un acto de piedad.
Pero as estaba hecho, todo de filo
Con ansias y profundas decepciones
En las esquinas nada ms que telaraas
Y en la misma calle nada ms que sepulcros.
En la confusin de los golpes del enajenado
El prurito que lograba tensar el cuello
La boca del infinito abismo sonriendo sus fauces
Y un gesto cansino que pareciera perdonarlo todo.
Porque si maana no llegase a amanecer
Pasada la sorpresa, y vencida la angustia
Surgira la fe porque vuelva a amanecer
Y ocurriera o no, actos como ninguno implicara.
Lo ms imposible del pasado
Y lo menos sospechado del futuro
Invitan, a veces rudamente, a extender el presente
Hasta engaar al tiempo, jugando de soslayo
Como juega el diablo cuando niega su existencia.
Hace polvo sostenido, hace constancia
Y a la cita siguen acudiendo cada uno de mis suspiros
Y el cuerpo se eleva, como se eleva un ladrillo recin cocido
Que del horno pasa al sol, para alguna vez,
Poder llegar a defender o sostener quin sabe qu ilusin.
Por los tantos das
Que naufragaron en el aire
Y las nias que murieron antes de nacer
Y el nio que no es malo, que es cruel, que no teme derramar su historia.
05.12.02
Vas lejos, yo te miro
Duele que no te quedes
Pero place ms tu vuelo
No hay ms que dolerte en tu ser.
No son ms largas las noches
Por tu ausencia pesan ms
Aunque menos intensas, pesan ms
Como el vientre que ya no lleva al nio.
Lo que queda es esperar
E imaginar que no es eso
Buscarle excusas al destino y a la suerte
Revisar las heridas y fingir entenderlas.
Aprender a callar tu nombre
Que fue bandera, que fue puerto
Sin buscar una risa sustituta
Sin ceder a lo que cediste y que te ha llevado.
El rastro
Aunque ahora te necesita ms
Ya no te mira como antes
Aunque sabes que sin ti no podra
De pronto descubres que en ello no hay mucho.
Algo ms que la mesa llena
Donde mira el corazn pues los ojos no alcanzan
Algo menos que el corazn repleto
Pues tan amplio es que hasta para el sacrificio tiene espacio.
Los planes son menos extensos
El da es rico, mas ya no ambicionas la noche
Sientes el calor de la llama, y aunque quieres ms calor
Los pasos que no diste hacen que ahora no intentes unos nuevos.
Ruge el campanario furioso, violento y joven
Bebe en su llamado la importancia de su tarea
Acariciado por la lluvia, el fro y el intenso sol
Boca abajo reposa sus hombros al cielo, y no lo ves.
Ya las manos no se juntan sobre las veredas
Y un cuerpo recibe al otro, como pan justo
Mas ya no como el trofeo al final de la batalla
Cuando un solo paso hacia delante arriesga todos los anteriores.
Pero son cosas que pasan
Unas veces en Belfast, y otras en Asuncin
Lo atestigua el viento ms antiguo
El que corre entre los que se han credo vivos.
Va pasando el calendario
Y bajar la mirada puede que no se haga difcil
Los rostros se gastan, cansados del espejo
Todo es poco, y no se intenta ms.
Sin embargo, hay un breve detalle
Algo pequeo, solo un rastro apenas visible
Que dice a quien quiera prestarle atencin
Que vale ms romperse el alma que cuidarla
Que detrs de cada blanco secreto hay una maravilla
Y que la mayor resistencia es la que separa dos opuestas
Y que si ello se logra una sola vez en toda la vida, basta
Pues es as que empieza la trama de lo perdurable.
05.12.02
Te busco cuando escribo
Y cuando sueo te busco ms
A ti y a tu sed es que persigo
Y es por tu locura que resisto.
Con mis nervios al extremo
Con mi historia en los bolsillo
Empujo el mundo y el tiempo
Por la esperanza de hallarte.
Ya me conocen los rieles
Y suelen murmurarme las lechuzas
Conmigo te buscan las palomas
Pues, hasta mi soledad te necesita.
Camino a la locura
Donde moja el calor de la lava
Apoyo mis pies con firmeza
Mirando de frente el sitio de la locura
Donde gritan de terror los extraviados.
Suda la espalda y suda la entrepierna
Se ara un cuerpo con desenfreno
La mente se evade a golpes
Y el rostro resiste la embestida de la entrega.
Almas rojas danzan a mi alrededor
Cada vientre clama por un pual que los raje
Quema los ojos la visin de los dolientes
Retumba en los odos el fragor de las batallas silentes.
El ftido aliento del que quiere poderme
Un tambaleo adentro por lo nauseabundo
Un poco de resistencia, el triunfo de la calma
Antes de la condena, el espejo descubierto.
Con lo justo, al lmite
A la sombra del secreto llanto de los buitres
Durmiendo sobre las espinas de canciones terribles
Que por elevarse sealan el bajo plano del que provienen.
Quiz sea demasiado
Puede que no basten las manos llenas
Ofensas y perdones hacen su danza sanguinaria
Testigos y jueces casi terminan por encorvar sus espaldas.
Cuando peor que realizar el desafo
Es vivirlo sin tomarlo ni por un solo instante como tal
Cuando se destroza veinte aos de estructura
Por dejar entrever una pequesima parte de la esencia.
Llama y espera, enciende la persistencia
Abre el pecho rajando las venas
Y el ro no se seca, al fin puede probar su abundancia
Busca en la muerte triunfarle a su sentido.
Un tigre a mi lado, y a su lado un lobo viejo
Entre las cenizas de otras existencias
El antes de la marcha sin alforjas
Con la sonrisa que slo captaran las flores.
05.12.02
La diferencia entre un lunes
Y un domingo de lluvia
Me la ofrecen lo que llevas bajo las cejas
Una cuchilla dulce, dos palabras.
El viento lo tienes en el pelo
Que entre mis dedos se hace agua
Como trigo que llega a ser pan
Que nutre al hombre tras nutrirse de la tierra.
Lo que tengo no es mucho
Cabe en un pecho
Pero quiere habitar en dos
Y es tu sospecha, los pasos que an no das.
Un simple alguien
Todava el humo de las fogatas maaneras
Cuando el paisaje irradia sin preocupacin esperanza
En el momento en el que es posible una alianza
Una tregua, o la ms alta de las reconciliaciones
Los perros ms queridos eran ajenos
El caballo ms bravo tena quien lo cuide
Enjaulado el ruiseor en otra estancia
Y hasta las nubes se derretan sobre un campo lejano.
El aire besando las gaviotas
El abrazo tierno y clido que no se posee
Que sin venderlo fue ofrecido
Como ofreci la viuda al entregar su ltima moneda
Sabiendo que en lo que daba se daba
Por una promesa de la cual no tena certezas
Pero que necesitaba realizarla, porque en su ser estaba
La fuerza que como una columna espiritual resiste a cualquier imagen.
Me dirn que lo sabas, me dirn de todo
Mas no siempre al mundo le basta el mundo
Suele suceder que el odo logra su escudo
Que un libro impreso se convierte en cofre de un par de ptalos imposibles.
Si quiero, aliviano la tarde
Si quiero, yo le muerdo a la sierpe
Cedo, retengo, o me expongo
Y todo, todo, sabiendo que no tengo nada
Que ni siquiera soy mo.
Mis amigos, los estoicos
Los visualizadores de partos
Cuando se asiste en el avance
Y el trance no se desvanece
Un solo dedo en el arco iris
La luz en los dedos y la sal en el cuerpo
La vida como herida que resulta en seal
Los pasos doctos de quien sonre en las trincheras.
Una sola nota destroza el silencio
Una sola palabra resquebraja la hoja en blanco
Y tal espectculo lo hace un hombre
Un simple alguien que le busca el cuello a su destino
Mientras t sonres, como si todo fuera cierto.
05.12.02
Bajo las rocas, donde arde el calor
Despus del mundo, despus de todo cielo
Perdida y recuperada el alma
Con los ojos solos y las manos quietas.
En la presin de la sangre
Y por la memoria del primer recuerdo
Latente an la ltima danza de las dagas
Todava la voz, y la sospecha que marca.
El difcil presagio, el tuyo
El agua que no llega a convertirse en nube
Mientras la sed le hace compaa al peregrino
Arrasando su boca, como arrasa el sol su camino.
Bajo las rocas, forjando un regreso
Conteniendo los latidos que buscan la vida
Haciendo una pausa y una nueva carrera
Cuando resplandece la estela que sabe tu nombre.
Una historia de cazadores
Desde entonces, sin tiempo
Prescindiendo de ttulos
Por sentir supe que valdra cada vocablo
Ya en la tarde de la infancia, donde los cuervos no llegan.
Espinos atravesados en la garganta
No alcanza el aire para tanto pecho
Y por aquietarse tiene prisa el alma
Como si slo logrado el cansancio pudiera descansar.
Desplegada la vista, no se trataba de un velero solitario
Sino de toda una flota que haba trabajado su invisibilidad
Fuera del alcance de las flechas incendiarias
Hacia el fuego mismo, o hacia el final del infinito.
Haciendo trozos que discuten su finalidad
Que a cada paso plantean una y otra vez la duda
Como vestigios de la frgil, aunque crucial lucha
Del motivo de la partida y del atractivo del ltimo puerto.
Los soles que fueron amargos, el caf con leche
La pesadez de la maana cubierta por la depresin
El muro del lenguaje sonrindole a las manos inexpertas
Y como alimento tan slo la furia de la ignorancia.
Horas srdidas, donde una fatiga, que no era tal,
Lograba seducir los odos entonces inocentes
Breves cadas, pero profundas, con la edad de un nio
Al menos, eso se dijo, pues no podra aceptarse otra cosa.
Juega con el suspenso el trapecista
Poco le importa la red o la cuerda
Tiene los ojos puestos sobre el lmite
Un mundo separa lo que espera el pblico de lo que l busca.
En igual medida no es en todos
Mas cada cual recipiente, instrumento
El uno para rasgar, el otro para volver a unir
Alguno para el por qu, algn otro para el para qu.
Mas, unidas las piezas no acaba la obra
Mas, ante el todo hasta una parte tiene gracia
Mas, queda lo ms enorme, el ltimo instante
Mas no importa, ya el primero fue besado.
Parece saciar el perdn, y al cazador, entonces,
Le es concedido abrirse camino una vez ms
No por lo que vaya a llegar a lograr
Tan slo por el espectculo de sus ojos cuando no mira atrs.
07.12.02
Quatro
Del fro, no es sinnima la lluvia
Lo saben los ladrillos ms expuestos
Los que fueron hechos por los del campo
Y que fueron colocados por los de la ciudad.
Nunca se busca la tensin
Es un resultado, que implica consecuencias
Y entre mirar de lejos y mirar de cerca
No hay como mirar desde y al centro.
El vaivn de una hoja seca que cae
El fmur comparado a una rama seca
La hora que busca al tiempo, y el tiempo tendindole burlas
Instante en el que el nio anhela por primera vez su espada.
Es ms de lo que se puede, la primera vez
Como precio que habilita al deseo de rectificar la falta
Pues nada como estar en deuda para imponerse el esfuerzo
Nada como infligirlo a quien no podra captarlo.
Como se crey, se espera se crea
Pero as como no siempre es necesario
No siempre es suficiente el ejemplo
Y as, con marcas, la vida, aunque solitaria, se hace llena.
Un pergamino de palabras antiguas
Arropa el sueo de los buscadores
Como un manto orgulloso de serlo
Pero capaz de beber sin resentimiento el dolor de no ser captado.
Momentos en que la naturaleza entera suspira
Sin que sea necesario el dormir o despertar de los seres que comprende
Derecha e izquierda en el reposo de un mismo anhelo
Anhelo sin drama, sin lmites, ms all de los gestos.
La pequea lgrima, o un ro de ellas
La esencia vista desde cinco mil aos posteriores
El cundo, superando a su artfice
Y el artfice, en la mente del observador, luchando contra su obra.
Disonancias precisas, empujes en los oscuros pasillos
Los murcilagos y los murdagos
Cuatro semanas para navidad
Cuatro espacios en el pentagrama.
07.12.02
Un da exacto
En su nombre pretenda encontrar su fondo
Mas aunque el fruto no suele alejarse de su rbol
Es posible que races diferentes se enlacen bajo tierra
Aunque no frecuentes, rapto y ciencias menores son posibles.
Al borde, pudiera exigirse demasiadas cosas
La boca que bebi el sudor del cuerpo que la porta
Quiere decir que fue difcil y, con orgullo, que no fue justo
Quiere, y si llegara a decirlo, quin no la entendera?
Pero calla, la inteligencia suple al temor
Intuicin y fe se dan la mano tras bambalinas
Reconocidas, se hacen una; filo y golpe
Unidos los ojos a la mirada, haciendo del aro iris un puente.
Parado sobre una piedra s que lo que vi es pasado
En algn momento fue mi futuro
Desnudo, entre los tigres
Aprecio la sangre y la ceguera.
Huelo tu desesperacin, tu quieta soledad de grietas
Lucho contra la lstima y contra el exceso de toda carencia
Lanzo cuerdas al vaco apoyado en un acantilado
Bebiendo la posibilidad de que bracee en el limbo.
Nadie me toca, extravi los caminos
Pero tengo los boletos de avin
Me conocen los hoteles, y una hinchada
Y no hay crepsculo que pueda con mi cansancio.
Va que te deshagas, y que logres quebrarte
Que como fuera escrito recojas los pedazos
Y que entonces sonras con ms brillo que antes
Con la mano llevada al corazn, y la sonrisa rasgando la luna.
La danza que ofreces dibuja la que esperas
Del otro lado de la montaa, tambin escalabas
Sangraron tus ojos, sangraron los mos
Y el camino, hecho, sugera el no pedir nada.
En un final, espalda contra espalda
Como slo los que estuvieran ah lo llegaran a comprender
Dos distintos de la mano
La precisa belleza de no tener que nombrarlo.
07.12.02
Errado
Un escndalo de lucirnagas
Sublevadas las cigarras
De fiesta las hormigas
De huelga las abejas.
El diccionario entero sin acabarte
Las nubes sin llegar a saber tus senos
La salvacin que no es pretendida
Los labios de carne, los que luchan con tu corazn.
Ser mucho para quien no lo es tanto
Ser lo justo o ser algo menos
La vez de tu existencia
El errar caminos porque no habas.
De un golpe echarte el peso de quererte
Mirar mi historia y mirar una sola noche, contigo
El pual del hielo que pudiera rajar el muro de acero
La valenta ms extrema, la que se suea y luego se respira.
Que tengas el cuidado de no abandonarme
Que sonras la bravura de exponerme al infierno
Que me exijas lo que ni yo podra
Asumir que ests, y que existiendo impongas mi existencia.
No alcanzan las alambradas
Poca es la luna, un solo brillo la baja
Una voz que dice avanza, y otra que dice detente
A quin preguntarle la respuesta?
De todos modos, pudiera estar errado
No siempre se sale una chispa de la fogata
A veces existe el imposible
A veces, no es posible ganar una sola vez.
Duele entonces la montaa
Duele el cielo, y duele el mar
Duelen las cosas muy anchas
Porque queridas, no se pueden abarcar.
Aceptan las rodillas, entonces, el polvo
El vaco abraza
Consuela la quietud
Y an as, queda una ficha
Y lleva el nombre que no casi nunca se nombr.
07.12.02
Me llamaron desde las estrellas
Para recordarme que el agua es ms que agua
Y que lo que diga y haga debe, con precisin,
Ajustarse al mecanismo del reloj que debo construir.
Contest como mejor s hacerlo, con una mirada
Y dije que estaba bien, que seguira ocurriendo
Mas que puesto a imaginar, con cadenas de oro
Por mi cuenta y riesgo rozara la libertad.
Despus fue lo de siempre
El yugo haciendo su tarea en mi cuello
El silencio de las canaletas cuando no llueve
El susurro del hielo advirtiendo que puede quebrarse bajo los pies.
Y sigue fiel el deseo que persiste
Como persiste mi obediencia, y persisten mis sueos
Hecho de bsqueda impuesta por la sed
Que siempre estuvo y que logr ser aceptada.
Con lobos compart mi mesa, y en su momento sonre
Y por decir que el enemigo era el tiempo, a todos, los escuch
Recog sus palabras como se recogen monedas caras
Y tras pagar por ellas, las obsequi, una a una.
Acab la noche, el horno esperaba
Las manos tentaron las gafas
No hubo nadie al lado
En la puerta de la habitacin segua colgada una esperanza.
Recordando los ojos de alguien, todava por venir
Fibras de piel explayando el cansancio
El suspiro que absorbe el mundo y deja expresar el alma
La piedra bajo los pies y la confesin del espejo frente a los ojos.
Hasta que el da cede un respiro
Y con alegra presenta la noche su batalla
Lo simple lo rodea todo
Lo que no lo es llega a entenderlo.
Llegado el tiempo, dos primaveras
Las madres abandonaban a sus cras
No se cansaba la luna de girar y girar
Y aunque te inclua, no haca que vuelvas.
Atento, escuchaba el silencio
Las horas bajo mis dedos
Mi destino jugando con las estrellas
Con un cario que no daba con su espacio.
Comparti conmigo sus secretos el viento
Sin notar nunca que eran menos que los mos
Y todo lo posible fue continuando
Bajo el mismo sol de Lea y Raquel.
Apenas puesto el pie sobre el campo de guerra
Todo guerrero sabe que la penltima batalla
Ser contra el cansancio, contra el propio lmite
As como en su principio, cuando poda aceptarse o no.
Los ms bravos siempre son aquellos
Que cuando nios no fueron tratados como nios
Y aunque del todo nunca dejan de serlo
Es con ellos que ciertos pasos se hacen posibles.
Sabe el visionario que deber marcharse
Para poder esperar hay que adelantarse
As como para adelantar se debe aprender a esperar
Haciendo de dos un uno mvil casi inasible.
La tensin de la garganta del cordero
Sostenida ms con precisin que con fuerza
Generando el marco donde la hoja har el dibujo
Que incluir el ltimo suspiro del que ser alimento.
Se le vacan los ojos, mas no la mirada
Un tanto se resiste, alguien no desea esa forma
Siente la necesidad ajena, que satisfecha ser alegra
Los prados que pis le llaman por su nombre desconocido.
Mas tarde encendern las brasas
Ser puesta la mesa el menor de todos la bendecir
El ayunador una vez ms lo comprender
Desde su atalaya parecer sonrer.
Las luces entrevistas desde el encierro
La profunda pena que no cabe ni en los mares
Una lastima capaz de hacer arder los polos
Que la contiene el pecho del silente.
Haba callos en los dedos del bajista
Seas de trabajo en el rostro del vocalista
Muchas cosas se unan por una distancia
El andar sencillo con el sol en las espaldas.
Ms all del centro
Donde los crculos se confunden en la risa inaudible
La mano que roza una sierpe
Los labios capturando una abeja.
Libre de hacer, incluso de liberar
Las puertas de hierro, la de las luces
Y antes el rechinar de la de madera
Que dice cuidado, al tiempo que sonre.
Del asfalto rebotan gotas de agua
Como perlas sobre una espalda esplndida
Lo atestigua el viento que no gusta de detenerse
Las ostras, en el mar, lo suean como fbulas:
Hay otro mundo, un poco ms alto y ms lejano
Donde poco es lo que fluye y mucho es lo detenido
Donde la dureza es la constancia y no la excepcin
Y donde, sin embargo, hay seres que mutan;
La oscuridad les es muy breve
La mitad de su tiempo hay luz y calor
Y aunque sus armas son pocas, resisten
Como resiste el tiburn la idea del tiempo;
All las cosas son mucho ms tensas
Pues esos seres, habiendo hecho lo necesario para vivir
Hacen mucho ms para no morir
El temor abunda en sus corazones;
Nuestros antiguos conocieron su nacimiento
Afirman que fue una eleccin, como la nuestra
Que despus de todo son valerosos
Pues su calma es poca, y an as lo intentan.
Hay color en los ojos de los ciegos
La sal priva de abundancia al mar
La montaa fija el lmite al vuelo
Y cada nido y cada madriguera sealan el acto del peregrino.
Aunque llevo aos resistiendo
Siempre la pregunta es si resistir un momento ms
El tiempo slo sirve para medir lo que falta para vaciarme de lgrimas
Y todo lo serio nada ms que para sembrar dudas delante de casa paso.
Me gustara que hubiese sido ms sencillo
Poder aceptar, como acepto la tormenta
Que el error es parte del acierto
Y por ello no juzgarse est permitido
Pero no es sencillo, para m no es sencillo.
No me pesa la limosna, me pesa que sirva
Me pesa saber que puedo decirlo de otro modo:
Que no me duele el precio de la cura, sino la enfermedad
Que era joven cuando era la riqueza la que demostraba la pobreza.
Hay una ternura que pudiera ser falsa
Apenas lo escribo siguen los filos de la hoja haciendo su tarea
Todos llevamos un pual en el alma
Usarlo contra uno mismo o contra el que viene.
Ms tarde o ms temprano la liebre salta
Quiere el hombre ser un hombre
Quiere la mujer ser una mujer
Y pocos ven el muro que impone que en otro no hay ello.
La cabra pari mellizos
En la hacienda hubo regocijo
Y aunque all se marcaba la sutil diferencia
En lo semejante fue que hallaron motivo de alegra.
No lo captaron, no lo aprisionaron en el corazn
Nunca lo protegieron como protege la tierra cada semilla
Y cada vez que sucede y alguien lo nota
A de donde viene le dice que no lo tenga en cuenta.
Alguna vez tendra que terminar
Lo que habr que esperar es simplemente mucho
Y hay que estar ah, masticando el demasiado
Con una paciencia que bien puede debilitar.
El cuando, y el motivo de cada perdn
Lo que empuja a atravesar un costado
Lo que decimos obliga a tentar restaurarla
La propia insuficiencia clamando porque algo suficiente no parta.
Tristes sus trincheras, sus fichas de guerra
Posiciones inteligentes, pero de una inteligencia tullida
Por unos miles, millones enteros
Por unos aos, siglos enteros
Frente al por uno, Todo.
Basta una pa para herir al rojo
Basta una flecha para derribar a la bestia
Pero implica lo que llaman toda una vida
Y hace falta creer en otras para entregar la propia.
Re en su danza la verdad
En sus hijos pensaba el romano bajo el mando de Marco Antonio
En la aprobacin de su madre el colegial del siglo veinte y uno
Que la noche es mucha y no hay faros para el que se busca.
Denso, en la siesta me atormenta
Pezua y olor intenso
Simbologa y nmeros
No hay salvavidas en el abismo.
Desde su estructura embriagan las armas
Llena de orgullo poder y saber portarlas
Tienta el no hacerlo, lo sublime se hace difcil
El que sabe no teme, pero el respeto parece bueno.
La norma de una conducta increble
Donde sin revelacin por razn se accede a lo mismo
Sin una visin que de golpe esculpa el espritu
Sin dcadas defendiendo lo entrevisto.
Nada, nada que me sostenga
Salvo la improbable posibilidad de que algo me aguarde
Una sed de siglos, de miles de desesperados
Millones de bocas clamando en cada uno de mis poros.
Quieren el suelo, las rodillas y la frente quieren el suelo
Mas se desconoce la mano que tocar la sagrada cabeza
La coraza es poca, la intencin la sobrepasa
Pero son las ganas de volar las que anteceden al vuelo.
Pide y se te dar, mas habrs de rendir cuentas
Y si das, no ser tenido en cuenta la esencia de lo que das
Sino la resistencia de las espaldas sobre la cual lo depositaste
Pues todo aquel que tiene debe conocer lo silos del que necesita.
Lo que tienes y lo que quieres
Multiplicado por seis mil millones de posibilidades
Acaso desde una terraza embestida por el sol y la lluvia
Habras de encontrar en un slo acto la resolucin de la distancia?
Mira que pudieras daar por rechazar una ofrenda
Que si la aceptas algo deberas de otorgar
Que si otorgas te encadenas, y que sin cadenas pudieras ser libre
Mas atiende que golpea ms fuerte el que sobrellev prisiones.
A la fuerza hay que proveerle de agilidad
Resiste el golpe el vientre, unos cuantos
Mas debe saber esquivar la hoja de hierro
Clava en tus ojos la vida de un cuerpo que morir.
Hazlo simple, toma y deja
Di por ah que cuando te llamen acudirs
S que para ti, que para ti es simple
Que cuando pidan tu vida sabrs exactamente de qu se trata, y dars batalla.
Que la noche era precisamente esta
Y ninguna otra
Y que el olvido jugara a ser olvidado
Como una herida en la infancia.
La puerta por donde entra el dao
Y aquella por la cual se lo provoca
Darle escudos al compaero
Darle armas, darle todo, para poder saber sus sombras.
Lo horizontal junto con lo vertical
No realizan una cruz no imaginada?
Cuatro sentidos no hacen uno slo?
No es la sensibilidad la que refiere a la fuerza?
Va siendo oscuro, hablan los fantasmas
El poder se hace resistencia, encarna
Tanto, que la ternura es sospechada
Como el cansancio en el atleta.
Habr alegra, pero mientras sea posible maana
Tambin jugar sus cartas la tristeza
Si tan slo la estada fuese innecesaria
A la edad en que ms se la exige.
Es posible todo, incluso el pasado
Cuando los ojos sorprendidos eran por la luz
Cuando las cucarachas buscaban el cobijo de la oscuridad
Cuando con slo un beso era posible una despedida.
Lograble es la nada, incluso el futuro
Cuando la piel perdona la ceguera
Y el alma lastimada busca su camino
Cuando morder en un hombro tiende hacia el regreso.
Que sin entenderlo habr de comprenderlo
Como quien acepta caminos sin saber recorrerlo
Pero asumiendo que el destino no es poco
Haciendo que valga al menos lo mismo, intento y puerto.
Era fcil colgar carteles con su nombre
Lo difcil era hallarla dispuesta a la trampa
Apretaba intuir que quisiera
Lastimaba saber que era realizable.
Se fue lejos, pues estuvo cerca
Otras formas la envolvieron
Le permit el marcharse
Y aunque mor un poco, siempre supe volvera.
Cunto tiempo me queda?
El pecho de las gaviotas y sus canciones
Mecen olvidos enteros
Cuando llegan al nuevo puerto, sobre las catedrales.
El humo rojo de un desafo aceptado
Como se acepta el hueco en un tronco viejo
Los dedos extendidos hasta su mxima tensin
Hasta que sentir que sienten lo que ya no habrn de sentir.
Y una cierta magia luego de una niez atenta
El no tener que tirar la almohada para valorarla
La otra intensa cara del deseo
La que expone con crudeza lo mucho que se tiene al no poseer.
Para el entretanto detallados sucesos espectaculares
Como telogos y economistas narrando la consecucin de riqueza
Madres que leen a psiclogos que no parieron hijos
Y anestesistas que jams consumieron una sola droga.
A cierta notable altura una rama se atreve a surgir de entre el cemento
Un nio y un borracho duermen sobre las veredas
Y parece ofender el pedido del limosnero
Cuando lo que ofende es tener que devolver tan solo algo de lo recibido.
Ya el territorio, ya las monedas, ya otra persona
Como propiedades indiscutibles que constituyen la justificacin
A la venida a un territorio donde no todo est bien
Donde dictamina sobre la rosa quien no fue clavado por un cactus.
Si con hambre vive, de hambre habla, est escrito
Y as siempre, hasta que alguien logra escapar
Y una vez fuera, le importa los que quedan, sean pocos o muchos
Pues el ejemplo solo termina su funcin cuando inspira realizacin.
Puede demorar aos alcanzar una sola idea
Pero todava ms bajarla hasta los suspiros de cada da
Puede accederse al picaporte y rozarlo con los dedos
Pero implica otras cosas el tomarlo con fuerza y hacerlo girar
Con la vista ansiosa no en lo que hay, sino en lo que falta para la prxima puerta.
Si tan costoso, difcil y agotador pudiera resultar enviar flores
Quiz no haya pecado en robar alguna, alguna pequea
Y si tan escandaloso pudiera ser ir por ah con ella en las manos
Quiz siga habiendo valor en llevarla escondida en un bolsillo
Mas habra que llegar a destino
Y por fin entregar eso tan costoso y escandaloso
Con la suficiente entereza de que pudiera ser menospreciado
Pues es lo que uno irradia lo que se quiere, e irradiar lo que se aprecia.
Has visto, tras vivirlo
Todo el esfuerzo que despliegas
Por cumplir con una obligacin
Que justa o no, has aceptado?
Sea alguna vez el hombro al tullido
El silencio a quien slo quiere hablar
Algunas palabras a quien las desconoce
Un algo de luz a quien ni siquiera tiene velas?
Si tanto hiciste, porque siempre es tanto
Sin quererlo con todas tus fuerzas
Por un momento, slo por un momento
Imagina que pudiera darse el inslito caso
Que en un punto, en un punto de tu vida
Lo que hagas vaya a ser por un alguien
Al que apenas al verlo te hinche el pecho
Que por slo decir su nombre una sonrisa domine tu boca?
S que pudieras decir, creyndote en justicia
Que mucho diste, y que poco recibiste
Mas, si lo haces, tu y yo sabemos que no es ms que excusa
Pues, si as es, recuerda que si diste es porque temas el peso de lo que se te concedi.
Ve y sigue tu tarea, que no es tan grave
Si por alguien haces lo que no quieres, y en ello hay bondad
Djate llevar por la idea de que pudieras hacerlo por quien quieres
Pero ten en cuenta, despacio, que alguien pudiera estar haciendo por ti lo que no quiere.
La trama es as, como parte de su secreto, multilateral
Desde el momento en que descubres que sientes
Debieras tambin asumir que cada cual lo hace
Para no hablar de la piedra esmeralda, por supuesto.
Se supone que las horas son escasas
Que el dinero y la inspiracin vienen y van
Pero se sabe que las sogas, una vez hechas, persisten
Para que en el usarlas vaya el pulso del que las hizo o las hered.
Ojal quede un tanto para el quizs esta noche
Y que no haya temor en que ello implique tres dcadas o una sola
Que como sea en algn punto acaba
Y como el imposible pudiera no existir
Quizs hasta mirar atrs sea posible.
Dicen que en el riesgo se vive bien
Y que el mejor apostador no es el que mejor conoce el juego
Sino el que sabe bien lo poco que puede ganar, y lo mucho que puede perder
Y en la piel capta que lo que tiene no lo tiene, y halla caso en ir por ms.
No costaban unas cuantas rocas sobre las espaldas
Ir aos atrs marcaban ms
Y desde all volver hasta ms lejos hacan desierto
Lo acompaaba la lluvia, y no siempre estaba alguien.
Ir con un paquete que pesa y molesta
Y no dar con el destinatario
Y no hay un nombre ni una direccin
Y al tiempo hay otras cosas que hay que hacer.
Y qu pasa si no es nico?
Al lado del ro encender un cigarrillo
Junto a la fogata preparar el caf
Cargar con una foto como gua
Cosas que el corazn suele fijarle a las formas.
La manera de cada secreto, la manera de su profundidad
Sin cabida para ningn desprecio
En el clido respirar de los fraternos
Donde se mastica que hasta la tormenta ms ruda, tambin pasar.
Pedacitos de ans sobre una posibilidad de final
Los aos muchos, o los aos pocos
La suerte y lo predestinado de ciertos ojos
Que por mirar la meta pudiera no mirar el camino.
Tras tanto yerro, habra una segunda oportunidad?
Logrado el primer paso, hay un lmite para los dems?
Hecha la copa, slo seran construidas dos?
Mas del beso y del afecto, en qu cspide habitan los ltimos?
A veces por arrastrar se logra sostener una elevacin
Se mira al fondo de las cosas
Y uno ve que est mirando
Y lo que ve es la visin de que falta mucho.
No decae el nimo
Se abre camino un suspiro
Sabe bien la prueba
Ronronea el orgullo, aguijonea como espuelas.
Se hace difcil el descanso
Mas la prisa puede ya ser evitada
La velocidad pudiera vencer al movimiento
Como lo relativo dirige al absoluto.
Recordando a Leonardo, maldita y bendita sea
Con slo vocablos quisiera lograr tu imagen
Me fallan las yemas, me puede el corazn
Retorno e ida juegan a destrozar la partida.
Un ngel y un diablo tan slo miran
Lo conocido es lo que queremos
Lo sabido es lo que no sabemos
Cuesta, como la pureza frente a la inocencia.
Somos viejos, el de eso se trata ya lo dejamos atrs
Ya no insiste como antes ni luz ni oscuridad
Pero el piano de 101 teclas, y las piezas escogidas
Las promesas, los excesos, los tantos regalos, al fin, cuentan.
Se quiso, y los labios fueron mordidos
La historia habl de ti
Las horas fueron en tu ausencia
Ausencia que sigue siendo memorada.
Sin llaves venceras al candado
Con slo tu pelo desplazaras la msica
Una de tus sonrisas para desalojar toda pintura
Una sola lgrima tuya para hacer jirones la historia.
De mujer tenan nombre
Un rancho, y un palacio
Ardua la comida
Arduo lo que haba despus.
Se extraviaban momentos
Decepcin y exultacin jugaban
Una daga en el corazn
Una espada cercenando una mueca.
Silencios infinitos
Aquella irresolucin
Donde por agradecer
Se toma an ms de lo que se recibi.
El tiempo despus
Un clarinete que no desconoce a su intrprete
En uno los dems, y los dems en su cada cual
Y que puedas estar, como si hayas estado siempre.
La tarde
Atropell el camino que otrora recorra
Y tras descorrer antiguas cortinas logr verla
En una muy antigua imposicin tena puestos sus ojos
No interrump, irrump en sus actos.
Las cosas fueron pasando, yo las forjaba
Dibujaba la tensin y una dolorosa esperanza
Muy pocas veces un respiro, casi siempre los juegos
El mar entero tena el pez para lograr su huida.
Y con tiempo se dejaron entrever los pasillos de su memoria
Los secretos que son ocultados a quien no podra entenderlos
- Como a veces se le evita un dolor a quien no podra sufrirlo -
Fueron, sin mucha espesura, descubiertos y expuestos.
Amplia la raz, alto quera llegar el rbol
Pero la realidad, para tornarla adecuada a uno
Demasiadas previsiones exige, son miles las aristas
Y no basta visualizar la meta sin considerar el camino.
A destiempo ocurri la consumacin
Y aunque por su intensidad nubl la necesariedad de lo preciso
Alguna que otra palabra qued en astilla
Uno o dos finales se alejaron de su principio.
Una tarde me vio llegar
Otra la vi marcharse
Giraron personas, gases de colores
Se corrieron las cortinas.
De ella habl una tarde
Durante noches enteras le escrib
Me ley una vez, me reley mil
Mas no hubo posibilidad de puente.
Quedaron tiras de carne tendidas al sol
Espacios que llaman la atencin
Silencios que se lleva el viento
Nubes de polvo que acrecientan la sed.
Fue increble, y estuvo bien
All se estuvo, y hubo trampa
Pero fue lograr, antes que mantener
Llegar ms lejos apenas era pensable.
Fantasa
Caminando entre el agua
Tropezando con transentes
Esquivando paso a paso la locura
Tendiendo el pecho al exceso
Se deja respirar la ciudad
Con sus falsos orgullos
Sus blandos misterios
Y su tierna historia de miseria.
La luz de la luna abreva a los sicticos
Paren absurdos como conejos los lunticos
La prisin juega a no serlo
Quiere una ley tener sentido.
Es mucho, pesa en las alas
Implica el pulso de la paciencia
La detencin sapiente con la vista enfrente
Sabiendo que no paran los pulmones.
Un galpn que sabe escuchar al riachuelo
Y un cario que no sabe el camino de regreso
Con las manos haciendo seas en el aire
La vuelta eterna al vaco ms hondo.
Tratndose de un gran descanso
Cuando la cintura es la justa
Y el balanceo reboza dulzura y proyecta expectativa
La mano que sujeta la presa todava viva.
La fiesta que se da en el corazn
Cuando se logra una concrecin
Como si fuese una resurreccin
Y sea posible hacerle una cancin.
Confieso que me divierto
Cuando estando en lo cierto
En otro tiempo mi tiempo vierto
Como si para un sordo fuera mi concierto.
Espera la luz del da
Esa brote todava frgil
Escinde el aire la mirada
Estando al borde de su fin.
Del otro lado haba muertes de guerra
Del otro lado habra que, entonces, danzar
De en medio las cosas seran obviadas
Para que alguien note que es casi imposible unir nada.
Demasiado joven para creer en el amor
Llorara sobre la sangre del sacrificio
Impulsos que llegaran de golpe
A conciencia de una conciencia mucho mayor
Que pareciera ir imponindole tiempo al tiempo
Como si todo fuese parte de una obra mortal
En donde las partes son difciles de sobrellevar
Ya sea desde ah o desde ese tambin difcil mbito del espectador.
Tambin llora el mrmol
Y sabe sudar cada vaso de cerveza
Dura y fuerte la mano que empua la daga
Como duro y fuerte el corazn sencillo de derretir.
Exponiendo brevedades es escuelas sencillas
Tambin entre las orejas la fuerte tentacin
Gemidos clidos, propuestas ocultas
Las invasiones ms difciles de expeler, las permitidas.
Puesto que en la resistencia, de acuerdo a lo escrito
Habita la primera victoria trascendental
Qu habra del ataque no recomendado?
Del ir por la noche con los ojos framente incendiados?
El corazn como un trapo que absorbe lo ms sucio
Y que para lavarse debe primero ser exprimido
Como se exprime un trapo sucio
Hasta lograr que quede limpio como un corazn.
Quiere la meta, quiere la prisa
Quin habr de ayudarme a mantenerlas a raya?
Las invitaciones rebozan
Son la ganas las que faltan.
Es posible, tengo toda una espalda
Las pizarras estuvieron siempre llenas de imgenes
Pretendido el mundo bastara un lecho
Mas logrado el lecho, acaso el mundo entero no llamara a la puerta?
Es fcil, tremendamente fcil
Nada ms fcil que saber que no lo es.
Bostezo
Era lluvioso el da cuando rescataron a la sirena
Le ofrecieron el desierto, y la mesa comn
Le dieron todo, es decir, lo que tenan
Y todos saban que no bastara.
El precio, de sangre, en otro tiempo se estableci
Nada como lo puro
Lo supieron, y lo callaron los ancianos
Hubo vanidad en conocer y no ensear.
Se volva a intentar, una vez ms, siempre
Era mejor ahogarse que ver a un ahogado
Y se pensaba que el espectculo de la propia muerte
Era mejor que el de ver el de la muerte ajena.
Los nuestros resistiran mejor nuestra partida
Pues de ello les fuimos hablando con ejemplos
Del otro lado del cordel parecamos sabernos
No habra suspiro que no fuera al final compensado.
Se abra camino la guitarra
Buscaba su salida cada sonido
Lograba el vuelo la palabra
Haban labios captados por otros.
Deca la voz: me tengo que ir
Se destrozaban los cristales
Lo nico fijo era el aire
Daba la frente con la nada.
Un poco de paz, sin batallas
Asumiendo las horas sin destellos
Como si se supiese que en ello hay gestacin
Que aunque no mienten no son sinceros los gritos que claman desde fuera.
Y con uas que no haban se quera rasgar el hielo
Y con lo que se iba conociendo se quera saber
Y lo que faltaba sealaba lo lleno
Y lo que se era quera ser lo que sera.
El brazo partido y los nudillos adoloridos
La noche nica extraviada por un ideal
El ideal entregado por una noche
Las manos, todava propias, apretando la sien.
Pico del ave haciendo contacto con el mar
Figura de instante, de tiempo, de momento
El mar de cada cuerpo, la sed de cada cual
El doloroso arte de ser lo secundario.
Y a veces no se puede
Y duele saber que es apariencia
Pega duro saber que se puede
Se cierra la boca cuando es el abismo el que sonre.
Se puede.
Valga o no la comprensin
Que alcanza el lmite
Quien en el lmite ve la partida
Como ve en la muerte su propia vida.
Los gestos llenos, la noche o el da de gracia
Cuando aprieta el vaco tanto como aliviana
Y de resistir se trata para poder expandir
La solitaria idea de la buena voluntad.
Bajo el piano de cola
Abrazando las rodillas
Callando suspiros encerrados
Diciendo el nombre que no se pronuncia
La cruz y la luz bajo las pestaas
La medida de las cosas que an no habitan el tiempo
La vieja sospecha de alcanzar a rebasar el destino
Ese frente a frente frente a la ms ntima de las intuiciones.
El carro y el pulso de Faetn
Los sueos de cristal y lo profundo de la hoguera
Cuando fue que bastara un poco ms
Y ese ms era dar era un algo que no implicaba recompensa.
Permitir el dao, por admitirlo
Como pequea sntesis de la no accin
Para que el futuro contine aguardando al pasado
Y as flotar un instante sobre los minutos.
El trabajo pretendido, la labor del dolor
Todos los zapatos ajenos sin calzar
Todos los pies an sin lavar
La estril columna que antes de liberar quiere retener.
El secreto que quisieron, porque era secreto
Y el brillo de cambiar una mente, tanto
Que en lugar de mirar termina mirndose
Y al verse, sonre al verse escudriada.
Quizs s, quizs no
Como se dice, cosas que pasan
Que se escriben por vivirlas
Que se viven por no decirlas.
El trecho que quiere serlo, el ltimo
El ruido fugaz de la madrugada
Las promesas que fueron desestimadas
La hora del alguien que cree amar y sigue, como puede, ciertos rastros.
Besar las rocas y besar el hielo
Quererle porque se ha querido
Dejarse ilusionar como se ha ilusionado
Y guardar la distancia, la que pudiera no existir.
Guardando lo que pesa por no ser entregado
Lo hecho amalgamado con lo recibido
Lo que no est, y que pudiera estar
El breve acto de fundirse en la intensidad.
Hay que afrontarlo
Poner las manos y cuidar los ojos
Y querer con desenfreno
Y recapacitar cuando sea tarde.
Equivocarse millones de veces
Ceder cuatrocientas noventa veces
Con una cintura o una escala en el corazn
Y as, sin fingir, sentir de pleno que es posible.
Hallar el mar y hallar el desierto
Aceptar el otro cuerpo y su descomposicin
Intuir el alma y su infinitud
Llorar las risas venideras.
Beber diciembre con todas sus horas
Tener un nombre y ser llamado por l
Decir las cosas, las cosas que ya estn
Sin nombrar lo que todava aguarda.
Querer, como quisieron todos
La gota que es parte de la lluvia
Desde la lluvia que no existe sin sus gotas
El aroma de las fogatas reclamando la esencia del alma.
No es poco, y cabe en una vida
El golpe equilibra a la caricia
La idea de la estada compensa la ausencia
De cada giro construye su esencia la rueda
A cada imposible hay una posibilidad que espera
Silente y paciente
Las cosas que digo desde ti
Las que sabes s.
Intencin
En lugar de hablar de justicia
Decir la historia de un hombre justo
Sin nombrar la palabra que lo define
Dejar que la definicin obvie su explicacin.
Hecho a hecho, juicio a juicio
Evitando la condena, mas practicando el juzgar
Con una vara dura, probada con uno mismo
Con esa medida de esfuerzo lograble slo por uno.
Admitir la raza, su defensa y su ataque
Para que no sea algo ignorado lo desestimado
Para no hablar del aire sin haberlo respirado
Para lograr tocar a un ser humano cuando se estrecha su mano.
Habra sido bueno, entonces, fijarse metas altas
Permitirse la libertad de soar la realidad ms cruda
Haber entrecerrado los ojos a mitad de la niebla
Sentir el miedo y aplacarlo con humildad.
Imponerse tareas que implicasen aos
Durante los cuales la certeza no se dara sino hasta el final
Y con feroz paciencia beber de cada pie puesto sobre una tentacin
Dejando que la mirada deje el frente y vaya buscando el centro mvil.
Al lado, mujeres que necesitan de una familia
Al lado, hombres que necesitan conquistar el mundo
Ver que en algo o en alguien van basando sus querencias
Ver el fondo de dependencia con que van sujetando el espacio de sus almas.
Y el cuidado que pocos suelen ensear a prever
El grado de dao posible en un estado del tiempo
Y as el grado de riesgo que cada cual asume a sabiendas
Para que no odie el oro el que perdi las piernas por hallarlo
Y pueda con gozo compartirlo, y ensear el camino que a l conduce.
Un grito fro escap de la habitacin
Atraves vigoroso el breve pasillo
Y se incrust de un slo golpe en los odos
Raj el corazn y arras los ojos, marc.
Todo cario posterior fue difcil
Pues no se quiere volver a querer lo frgil
Cuesta mucho valorar cada instante
Cuesta arrodillarse con la alegra de la gratitud.
Respirando
El rostro ajado de los dementes
Y leer que el haber perdido la razn
Pudiese haber sido tan slo un gesto
Donde ms que rendicin pudiera haber entrega.
Tanto mar de posibilidades
Y as, tanto impulso por represar el ro
Tanta jaula que no puede contener un canto
Tanta piel que va buscando lo que debiera construir.
Debe pesar la felicidad del monje
Debe doler su paz, incomodar su calma
Y an as no se capta aquel entusiasmo primero
Donde la aceptacin venci impdica a toda resignacin.
El parto de la joven gacela
A la vista y proteccin de los cazadores
El inmenso smbolo del fruto
El peso brutal de la herencia y la heredad.
Designios azules en la duermevela
Impulsos contenidos, y otros fabricados de la nada
El candelabro sobre el piano de cola
La fiesta de las luminarias en la frontera polaca.
Versos que van cumpliendo sus momentos
Pero que no podran ser cambiados por momentos
Pues en el extremo juicio que podra decidir
Respecto de lo que inspira sobre lo inspirado
El pobre visionario, cual sea que fuese su eleccin
Condenado de antemano est a arrancarse el corazn
Y enterrarlo en lo ms profundo de su esencia
Porque slo puede vivir si siente la posibilidad de entregar su vida.
Libre de las horas y todava prisionero de las que faltan
Tendran todava que trocarse varios papeles
Desesperar a la esperanza y danzar con el vaco
Agotar al nombre hasta acceder a uno nuevo.
Un nuevo valor para los nios
Con mayor sed y mayor firmeza
Abiertos los brazos para exponer cada extremo
Alta la cruz que va formando una estrella.
Comprender.
Empuje
A mitad del entrenamiento aparecen las llagas
El cuerpo sonre, al fin se siente probado
Lo que en uno vive siente que vive
A prisa el tiempo, a prisa queda atrs.
Y a la vista de los hombres
La visin de una hermandad
Y en los ojos del hermano los del que lo cre
Sin momentos preparados para lo extremo.
Senta la hierba que llega la hora del sol
Era su esperanza y era su certeza
La noche entera aguard en silencio
Y agotada resisti hasta el instante del amanecer.
Otra, saba portar un mohn en el rostro cuando despertaba
Y otra ms frunca el ceo mientras soaba
Y uno encargndose de la fogata
De ir por los leos que sostendran la hoguera.
Crucifixiones plenas a mitad de los bolsillos
Decan que se intuye lo fresco y lo yerto
Que al tomar se entrega y se vaca
Que cada incendio despliega la inmensidad del agua.
Mientras los cados intentan morder los talones
Y la alfombra va acumulando festivales de dudas
A su modo persiste el coro de solitarios grillos
Bajo la mirada de una lechuza blanca que sabe del dolor.
Volvern a su silencio las aulas
Por un tiempo los pasillos quedarn vacos
Una pared mirar a otra, y habr emocin
Ser la memoria y ser lo que habra de venir.
Claro para quien lo intente esclarecer
Cumpliendo la fatiga del desentraador de misterios
La extraa idea que se torna almohada y manto
La muerte misma como posibilidad sobrepasada.
Para que el koroshir presente la maana
Y algo breve y extenso puntee los bordes del lmite
Fijando y apretando hasta la sangre
El espacio entre el cuerpo y su sed.
Nadie
De la casa ajena sala el amante
En el pecho llevaba otro corazn
En el vaco destrozaba a otro
Y en el juicio nadie acusara a nadie.
Llegar a tocar el alma
La filosa historia de una necesidad
El drama denso de una justificacin
O los ojos solos de un guila hurfana.
En la risa comprender a los mudos
En el exacto grito de la msica a los sordos
Y en la violencia de la vida plena
Captar la esencia de los que la aman.
Y as asumir de nuevo las calles
Lo breve de lo breve compartido
Bofetadas del idioma y caricias del lenguaje
Cuando se busca la muerte para lograr rozar lo que palpita.
Los bucaneros que invent me aguardan
La compaa de los soles que so
La yerba amarga en su sabor
El tiempo de nadie para la propia historia.
De lejos y cerca
Con una lstima y una alegra
Volviendo a aprender lo dicho
Sin decirlo, otra vez y otra vez callndolo.
Ms tarde, hasta el bullicio se acomodara
Buscara su lecho el ms intenso entusiasmo
Con su gruta dara el fuego del soador
Y sera la cspide de roca nuevamente besada por el astro.
En los das que anteceden a los actos que se cumplen
En medio de la marcha que comprende aguaceros
El abrazo clido del que no recordar el nombre del que abraz
Y la imagen de las espaldas que estuvieron sin conocer el retorno.
As mira al suelo la hoja en otoo
As mira al nido la hierba en primavera
Y tanto no observador se hace nadie
Y aunque nadie mira, todos son observados.
Un sueo al revs
Lo entiendes?
Captas el resumen?
No, no entenderas, no querras.
Tendras que haber habitado la esquina
Bajo la lluvia, sintiendo en el cuerpo
El duro olvido del tiempo
Las circunstancias apagadas por la voz.
Los escapes del humo y la tensin del cuello
La expectativa en los ojos mirones, aunque no observadores
El grito de la carencia grabado en sus expresiones
Y dentro la fiesta y afuera el drama
Y afuera la congregacin de los no creyentes, y dentro la tormenta.
No es el disco lo que gira
Es la grieta la que termina definiendo a la estructura
Supera a la carrera y a la meta la conciencia del corredor
Y el recin nacido llora, y el padre sonre.
Debera descubrirse que no hay detalles
Y que por lo tanto, o todo o nada es importante
Habra que encargrselo a alguien, y luego negarle el logro
Asesinarlo en el senado por haber vivido frente a todos el esfuerzo.
Y mantener a raya la intuicin, como la desgana
Proclamar menos tanta imaginacin
Y entrenar ms para la demolicin
Habilitar desde temprano los ojos al desastre
Que como tiempo atrs el hambre provoca migraciones
Y no son pocas las veces en que habilita el descender
Y en los subtes hay jeringas, hay piel extraviada
Y la lgica no ha perdido, es slo que no ha sido abarcada.
Si a un lado expulsa, del otro succiona
Dada una direccin, tambin su opuesta
No se evita lo rastrero exhibiendo al que se arrastra
Se expone el vuelo, y si no se puede, de mucho valdra el silencio.
Selese lo que no se puede como tarea
Lo errado como herida
La vida como algo pendiente
A resolverla fuera del mbito del tiempo.
Desenlaces pretritos
De cuando en vez
No hace falta una razn
No se defiende un motivo
No se obedece a una ley natural
Simplemente se tiende el brazo.
La explicacin slo puede ser sentida
Acaso compartida la accin
Se levanta el polvo, pero de alegra
Se funden los colores, cada grito es msica.
Reposa un solo instante el ngel
En el pecho del hombre todava hay agitacin
Se ve, y lo que se ve es mucho
Y uno es parte, y el todo es uno.
Pero no hay que olvidar la calle
Donde, por si alguien lo haya olvidado
Son los nios los que la recorren
Al menos al principio, sin fines de lucro.
En esa tarea del juego
En aprender a andar
Para aprender la detencin
La vez que al corazn le encuentran los ojos.
Aquel sacro momento donde frente a nadie
Se roza el lmite y se decide o no cruzarlo
El casi inconcebible poder de un grano de mostaza
El detalle de una montaa que an aguarda la palabra.
Sobrepasa, como una ola rota contra la roca
Una gota, de entre millones, una sola
Pero en ella ocanos enteros
La carta cuyo remitente son todos.
No es ms que un poco de sudor
Poner lo ms enorme enfrente
Y decidirse a ciegas a cruzarlo de pleno
Haciendo del coraje la esencia de cada respirar.
Hay que atreverse, hay que descorrer los velos
Recordando que si estn algo o alguien los puso ah
Que fue tiempo atrs, y que el tiempo no existe
Hay que animarse a ser humanos
Hay que responder, abrirle las puertas al alma.
De blanco o de negro
El mismo espectculo
Desde ambos bandos
Dolindome el hombro izquierdo
Imponiendo la escalada el derecho.
Te dibujara el parto
Con el dolor de la madre
Y con el dolor del hijo
Para que seas t quien vea que el dolor los une.
Para que sepas que cuando te toma de la mano
No puede atarte, sino sealarte que hay lazos que no existen
Muerde el corazn, y el corazn lo sabe
Es la herida la que le impone al cuerpo entero a sanarse.
En la hora del crepsculo
Donde lo normal no se me deja mirar bien
Me gusta aceptar que apenas existo
Que soy un grano de arena que sabe que lo es.
Me hablo a m bajo toneladas de sal
Recojo mis pocas horas a pesar de la inmortalidad
Escucho de mal, del bien, y de la desesperacin
Sujeto la risa que no tiene justificacin y no la juzgo.
Me visto de lo imprevisto
La multitud lo hace sencillo
Un rato: veinte minutos
Una espera: quince minutos.
Una egipcia se cercena un seno
En Toledo una espada
Gotea su sangre la luna sobre el toro
Cruza el abismo una lucirnaga.
Sin ropas vale ms
El laberinto del que todos salen vivos
Pero no enteros, el precio es la razn
La locura misma no es ms que una migaja.
Quiere tragar, quiere existir el esquive
La lucha se vuelve danza, para quienes saben
No hay espectculo, no hay visin
Los hechos se cruzan destrozndose
Y lo que queda no es ms que el comienzo.
Restos de paz
Cada golpe de tambor
Haca brotar sangre
Canto y risas entrevistas
La penumbra desgarraba sombras
Deseo le llamaban al hambre
Destruccin haba en cada paso
Las palabras no eran exquisitas
Pero eran justas, mataban.
Escondan las manos
Lo que apretaban era miseria
Heda el aire que hablaban
Lleno de futuros sin posibilidad de fe.
Escupan sus tristes acciones
Cayendo dentro de un programa
Como una nota dentro de un pentagrama infecto
Y era s, y se pretenda tuviese un final.
Demasiados odios, como demasiados cuerpos
Algo en la abundancia pareca no ser lo mejor
La siempre filosa carencia aguardaba tras las ventanas
Flotaba el miedo, los valientes siempre fueron rechazados.
Buena la condenacin en masa
Buena la idea del hroe
La fraternidad quera estar al margen
Ensuciarse los jodidos pies en secreto.
Fuera del cerco, haba el rasgar
Deba entregarse la pertenencia
No ser de aqu, ni ser de all
No ser de alguien, ni tener a nadie
Lo sospechas?
Y estaba bien, pues as lo queran las palabras
Que quien est slo, lo est en realidad
Que quien est acompaado, no mienta al decirlo
A ver si de una vez, cada vocablo recuperaba su valor.
Como siempre, algunos aceptaron, otros retrocedieron
Como siempre terminaron separando cosas
Y no era el mar rojo
Era un mar de personas capaz de resistir dos mil bofetadas
Pero incapaz de dar una sola a cinco mil aos de historia.
Sin intelecto
Hay luz en la ventana
A hoy los milagros sobran
Se supone que el grado de tolerancia disminuye
O aumenta, y se torna sencillo todo hundimiento.
Cambi la distancia del Atlntico?
Me gusta el sonido de las sierpes acercndose
Aunque no recuerdo el rostro del que dio con el acero
Aprend despacio a dominar el zumbido que sabe generar
Cuando cruza el aire necesitado de hendir.
Que confiesen que vivieron, o que vieron morir
Como dije, yo tengo fracasos que confesar
Pero termina por ser lo mismo, innombrable
Pues no tiene caso decir lo que no sera odo.
Por una esperanza, dira el enamorado
Y un premio le daran al que logre una paz
Pero el pecado que me rodea es lo poco
Cargo con que hasta la sal me es dulce.
Diez mil libros no me alcanzaran
Siento lo que otro siente
No acceso a las compresas de exagerarlo
No puedo sacar de mi cabeza que los nios son valientes.
Recuerdo lo que me mintieron
S que repitieron lo que les dijeron
S que cuando perdieron miraron al cielo
S que cuando ganaron miraron al frente.
En un tero estuve
S de que se trata
Tinta azul, o negra
Minsculas o maysculas
Pobrecitos labios, aptos para lo pobre.
Aqu, donde se atreven los gusanos
Donde en lo profundo el lamento es silenciado
Para que cada destello sea apreciado, y obviado
Para que quede poco, y lo poco que quede pudiera estar errado
Para que alguien te piense como pocos te pensaron
Con memoria y olvido, con piedras y espuma.
Querer a alguien
No recuerdo el ltimo beso
La ltima carta, o el ltimo poema
Extravi las fechas
Olvid hasta mi nombre.
El saber que sera duro
En parte alivi el advenimiento
Pero una vez ah, cuando amanece
Y no hay nadie que recuerde la memoria
Parece girar un poco ms lento el segundero.
Sin que tenga que ser frgil lo blando
En esa tenue capacidad de lo elstico
Los rayos del sol necesitando una amapola
El algodn de una nube buscando a quien dar sombra.
Quiz una piedra nos aguarde
Al final de una misma montaa
Que en una sola meta funde diez mil caminos
Donde espacio y tiempo no sean ms que difcil literatura.
La cancin bajo la lluvia
Que ira goteando las horas llenas
Las estancias aptas para el bullicio
E incluso la hoguera ms ntima
Donde arde lo que fue iluminando lo que viene.
Casi de no creerlo
Porque creer implica hacer
Y cuesta, como cuesta ser creble
Sabiendo que aunque en ello mucho se implica
Tan slo se abarca lo que el alma pueda soar.
Y entonces y as, con el aire contado
Mirar con insistencia el horizonte
Dejar que la melancola vaya labrando su paso
Hacerle fcil al cincel su tarea.
Porque tambin habra una playa
New York y Belfast de nuevo
El Shekeaspeares bar y los taxis
Con el pasaporte ms extrao
El que se porta en el rostro por haber vivido.
El pao
Con una motosierra arrasar el rosal
Hallar la culpa y echrsela a alguien
El resplandor que no llega a cegar
Que fue palabra y hasta ah lleg.
El intenso esfuerzo de la imagen
Que hace su carrera y hace su estada
Con la sospecha de que no alcanzara
Que a final de la calle una nueva tristeza le dara caza.
La cuota de verdad que encierra una mentira
La pequeez puesta al descubierto por descubrirla
La socrtica sorpresa, espasmdica y alegre
De ver en lo que se tiene todo aquello de lo que se carece.
Comparar como resultado de pretender
Pues es odioso comparar a un ngel con un diablo
El monedero de las jubiladas
Las arrugas de sus manos sobre el pelo de sus nietos
Las marcas del aceite en las manos de las que alguna vez traicion.
Hay un hormiguero breve
Donde la labor parece no cesar
Al cual un ao entero de trabajo
Sera yo capaz de ahorrar con un trozo de carne
Y todos saben porqu no lo hago.
Y del mismo modo se intenta un cielo
Que a otros ojos no sera ms que una pequea meseta
Pero que dadas las circunstancias es el cielo
Y cuenta, como cuenta la tierra caminada.
Hace de pao la noche
La punta de la espada reposa inserta en la arena
Es tiempo de suspiros sin historias
Del tambin difcil juego de aceptar nuevamente
Que todo no es ms que algo ms entre las cosas.
Acallando las viejas intenciones que maana revivirn
Habiendo aprendido a destaparse a primera hora
Habiendo aprendido a dar con cuellos giles
Habiendo conocido la interpretacin de los rastros
Que sealan el camino de retorno, bajo el hielo y bajo el polvo.
Momias
Pudiera decir que vi
Pero lo cierto es que fui viendo
Todo aquello que quera
Y la primera prueba de la paciencia
Fue aguardar a que cerrara la imagen
Y la primera prueba de fe
Intentarlo sin saberlo del todo
Y el primer valor en saber que lo haca.
Mucho en contra, poco a favor
Y ante la cantidad la calidad
La primera qumica, el peso de los metales
La sorda brjula de la instruccin.
Si no se tiene, tener que construir la barca
Tener que fabricar los remos
Tener que dar con el mar
Tener que aprender a entender al viento
Para que por fin se puedan enfrentar los miedos
Que no es lo que se quiere, pero que es lo necesario
Saber que una parte de uno habr de perderse
Y saber que despus de ello habr que sonrer sin mentir.
Y el agua se abre
Deja su azul la noche
El color encuentra reposo en los dedos
Pero se hace carga, carga que llaga y no quiere esquivarse.
Tras la lstima se habilita la compasin
Sobre los actos, el gesto
Por la comida, el alimento
De lo que se siente, el sentido.
Invisible se hace la bandera
Y aunque pesa, es su peso que entusiasma
Se destrozan los juicios
Da a da un ladrillo ms
Un vaco ms y un todo que se aleja
Un rever constante
Un buscar que ha rozado la piedad
La extrema posibilidad de absorber un error.
Vamos bien
La patologa es simple
Hacer algo que no se hace
Una patologa positiva o negativa
Como si fuese condenable el color de la ropa interior.
Alguien reparta volantes en la calle
Satans, deca, se serva del rock
Antes de una infinita paciencia
Siempre lo menos antes.
Cuando las sospechas apenas eran conocidas
Cuando eran enumerables, como todo lo ajeno
Cuando bastaba una rosa para hablar del corazn
Justo cuando se senta jams tendra perdurabilidad.
Los pecados eran perdonados
El futuro sera hoy mismo
Con que slo tiemble la tierra
Bastara para ver quin es el peor.
Situacin de pnico, vida de histeria
Pues, despus de todo, todos andaban por ah
No era mucho, pero bastaba con ignorarse
Aceptar el nombre que un desconocido impuso.
Una vida que aparece como un bloque
Y un bloque formado de ese tipo de vidas
Ser parte, se quiera o no, se quiera o no
Como el suelo es parte del muro que no lo mira.
Extraa la mirada, no sera extraa su lgrima
En este o aquel lenguaje
Entender que hay cosas que no se entienden
Que se comprenden si hay esquirlas poblando el pasado.
Fotos de sumergimientos
Pero ninguna de Leonardo
Las horas solas
Recreando la posibilidad de un porvenir.
Altruista
Queras lo mejor, para quien sea
Pero eras t quien lo quera.
Te gano Kant
Y peor, por obediente.
Lloraste por un dolor ajeno
Pero eras t quien lloraba.
Te gan Leoncavallo
Ese que tanto conoces.
Te importa el mundo entero
Pero es en el que respiras.
And ven.
A la orilla
Quiz se me permita asistir al final
Estar ah cuando se quiebren las penumbras
Volver a ver los ojos de la misma manera
Con la misma luz y el mismo afn.
Mientras tanto todava har calor
Se dejar dar alcance la danza
Ser posible ir un poco ms, o no asistir a la cita
Preparar los alientos que apagarn las velas.
Los goces permitidos, los lmites consabidos
Desde la maana tempranera
El firme andar y las espaldas dispuestas a la ceguera
Y la extraa manera con que el tiempo brinda sus oportunidades.
Y ojal logres olvidarme a tiempo
Antes que tu memoria aprisione mis gestos
Y te los devuelva entre la gente
Cuando ya tan poco estara cerca.
Cuando broten los perfumes
Y las miradas sigan mirando al suelo
Cuando estemos a plena marcha
Y vuelva a ser poco lo que se deja atrs
La ola que vuelve a su mar
Cuando la arena no pudo retenerla
Por no encontrar pretextos de magia
Por no ser el murmullo que a otro capta.
Marchitadas almas buscan movimiento
El verano les cae casi sin aviso
Pesa la vuelta a casa
Como le pesa al guerrero las manos vacas.
A la orilla de una edad
De una fecha y un sentimiento
Sigo jugando al calidoscopio
Sigo el hilo de mis otros.
Dicindome cosas cifradas
En momentos donde no hay ventajas
Donde se cierra el muro circular
Y una vez ms se tensan mis cejas.
Teoras de diciembre
No hay ms que un foco
Para centenas de bichos
Y basta con uno solo de ellos
Para que el bpedo maldiga su especie.
Para bostezar y vivir
En la serena y gil caminata
Desatada entre los olmos
Que fueron obsequio y tuvieron incierta sepultura.
Haba una cuadra ms que seguir
Peligro y buenaventura buscaban sus presagios
La medida de la hondura la haca cierta la hoja
Mas la fuerza del brazo la haca posible.
Y ese algo que se da en el testimonio
Cuando el fuerte no deja pasar la ofensa
Cuando el dbil dice perdonar
Y la otra posibilidad, la que cosquillea
Cuando como instrumento basta una honda
Y la definicin, luego, exige el uso de la espada
Y el llanto de Alejandro al ver a los cercenados
Y el aguilucho que no permite se alimente su hermano.
Alguien habra de querer mostrarte cosas
Tocar al tiempo al tocar tus manos
Beber lo fijo del infinito al beber de tu cuerpo
Sin confundirla, fundir su mente en tu piel.
Una protesta y la exhibicin del despus
Libros de quejas y libros de entusiasmo
Lo vulgar riendo con fuerza sobre lo especial
Como re el ciego bufn sobre el camino del alacrn.
Gotas
No bastara una vez
Para su final no alcanza su principio
Hace falta algo ms
Algo que slo estara si se lo concibiera.
Quien empieza sabe que otro lo empez
Quien lo termina adivina que no es lo ltimo
Los extremistas saben que no lograron lo extremo
Y aunque lo digan, quin habra de creerles?
Y entonces llueve y el techo se erige protector
Y el brazo extendido ofrece su calor y sosiego
Y la mirada tranquila expone su calma lograda
Y hasta una sbana sabe que quien la posee no la sobrevivir.
Un poco de estilo
El ojo de diamante rasgando el vinilo
Lo que habamos sembrado para ampliar el recipiente
Lo que habamos entregado para vaciar la copa y llenarla de sed.
Deberas de seguir al humo
Morder el reflejo de la luna
Ceder a toda tentacin
Pero creer, sin resquicios a la duda.
Saber que la carne es blanda, y no tan dbil
Y que lo blando no puede con lo blando
Y que lo duro exige esfuerzo
Como la habilidad talento.
No se trata de una eleccin
Sino de miles, tantas como respiraciones
Pues no hay libertad en un gesto
Sino en cada uno de ellos, durante todo el tiempo imaginable.
Para que la decisin de cada da
Defina la altura de la ltima
Y para que la ltima
No tenga que ser el reflejo de las anteriores.
Juego denso y real
Donde se zambullen los pocos
Los que en carne verbalizan la noche oscura
Y la claridad del pasado entonces resultante.
Las gotas simples, cachorro.
El detalle preciso
Gustara desde el principio
Para que cueste trocar la sonrisa primera
Por un manantial de llantos
As como una sola risa borra el llanto del nacimiento.
Acariciara el vientre, y no la mejilla
Buscara el centro y no la altura
Dara con la meta
Antes que con las huellas de sus seguidores.
Cuando se sienta posible
El blanco en el corazn del hielo
Punzando la idea de su transparencia
Los nidos que desatan la sed de sus buscadores.
En otro continente una pluma dorada
La tierra primera de los cabizbajos
El asiento de espera, el pasillo silencioso
Lo inmediato a merced de quien lo ignora todo.
Dale el puo en la nariz
Dale a beber del polvo
Hacindole saber que el sacrifico vale
En tanto y en cuanto existan juicio y juez.
Seala que al final pudiera no haber nada
Que el final mismo pudiera ser la nada
Prueba el corazn, venciendo a la mente
Prubale a la mente, estrujando con todas tus fuerzas al corazn.
Anota el nombre del vencedor
Y slo ten en cuenta al vencido
Que suelen quedar restos
Y todo lo que resta suele seducir al tiempo.
Lo que tengas que hacer, SI LO DESCUBRES, hazlo ahora
Haz esa llamada, ve a votar, acude o huye, entrega o retn
Es ms que parte, y no es ms que todo
Es espiral que juega fuerte, que quema al fuerte.
Est ah
Al alcance
Basta asumir la decepcin
Con el pecho abierto de un tajo por la esperanza
Pues, acaso, no hay heridas que no necesitan sanacin?
El viejo campo
Porque aqu ya no sorprende aunque afecta
La presin que aumenta sin pretensiones
Las ventanas cerradas por dentro y por fuera
La mole de calor que puede absorber cada clula.
As el canto, lleno de vidrios rotos
Refiriendo a los gestos un poco torpes
Que a los ojos se vuelven motivo de lstima
Pues muy en el fondo, se sabe, se sabe bien
Que nadie quiere hacerle dao a nadie
Y que si ocurre alguno, lo sufre el dbil
Lo comete el bruto, sindolo por decisin propia o gentica
Y lo que cuesta es detener las manos que buscan ser puos.
La violencia embiste la labor de la inteligencia
Ms all de la paciencia, bien o mal demostrada
Hay un estado de humores que buscan pureza
Para escuchar se hace preciso ese silencio que no llega.
Por y en el viejo campo dos almas en disputa
Y cada una con la propia, en su propia esencia
Para que nadie venga a rescatarme
Y desendolo para vencer al deseo.
Races y hongos, fuentes del veneno
Laborando con lo letal
Enfermizamente sin miedo
El recuerdo de una cuchilla atravesando una sierpe.
Vale menos el mismo demasiado
Por dar una vez en el centro se exigen otras tantas
Y relucen las armas, y relucen los msculos al sol
No se aprietan los dientes, no se aprieta el puo
Hace tiempo se trata de aguardar el momento
Dado los contendientes no se trata de aciertos
Sino de errores involuntarios, donde cede la voluntad
Ah, exactamente ah donde se erige el magnfico edificio de la resistencia.
Por un viejo campo, viejo de veras
Un pedacito de algo
Que alguno dira: djalo pasar
Que otro dira: no lo abandones
Y que aqu se trata de poseerlo
Y as, entonces, arrojrselo a los cerdos
Como se arrojan sonetos
A las hienas sedientas de metforas.
Romntico
La historia comienza con descripcin
El muslo por un descuido descubierto
Su vientre intenso develado por la intuicin
Y claro, el antiguo aviso de una posible perdicin.
Se ha esperado el momento, por aos
Y al abrir la puerta el corazn reboza
Miedo y coraje se entrelazan en brava danza
Ante la presa que puede no serlo, se alan.
La obsesin se abre pa