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Supervivencia cultural de tipologías de objetos: algunos secretos de la batidora de brazo Rosa Povedano Por qué algunos objetos son prácticamente olvidados imediatamente después de ser producidos? Por qué algunos otros, sin embargo, conviven largos años en un lugar y un tiempo dentro de una comunidad determinada? Cuáles son los conjuntos de pautas sociales y culturales que definen la incorporación de un producto a la cultura material cotidiana? Existe algún manual de supervivencia en la cultura que diseñadores y empresas deberían tener en cuenta antes de lanzar un producto al mercado? Todo aquello que nos rodea experimenta sus peripecias de supervivencia en un mundo globalizado y competitivo hasta consolidarse o desaparecer. 1

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Artículo interesante sobre diseño de electrodomésticos.

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Supervivencia cultural de tipologas de objetos: algunos secretos de la batidora de brazo

Rosa Povedano

Por qu algunos objetos son prcticamente olvidados imediatamente despus de ser producidos? Por qu algunos otros, sin embargo, conviven largos aos en un lugar y un tiempo dentro de una comunidad determinada? Cules son los conjuntos de pautas sociales y culturales que definen la incorporacin de un producto a la cultura material cotidiana? Existe algn manual de supervivencia en la cultura que diseadores y empresas deberan tener en cuenta antes de lanzar un producto al mercado? Todo aquello que nos rodea experimenta sus peripecias de supervivencia en un mundo globalizado y competitivo hasta consolidarse o desaparecer.

Cmo sobrevivir en un mundo tan grande siendo un pequeo electrodomstico

Hay un pequeo electrodomstico que ha batido sus rcords de aceptacin cultural en el territorio espaol y, en general, en el europeo: la batidora elctrica de brazo o de mano, que popularmente se ha venido denominando "la Minipimer", gracias al nombre que se le di al primer modelo aparecido en Barcelona el ao 1959 producido por la empresa Pimer. Mientras que en el contexto americano han predominado las batidoras de vaso, las dimensiones ms reducidas del modelo de cocina europeo y las pautas culturales de preparacin de alimentos han consolidado el uso de esta batidora de mano en Europa occidental (Fig.1).

Fig 1. Batidora Minipimer MR2, de Braun Espaola SA. Barcelona, 1964. Imagen cedida por la Fundacin Alfaro Hofmann.

La firma barcelonesa Pimer fue absorbida por la multinacional alemana Braun en 1962, y aunque fue substituyendo paulatinamente los productos de Pimer por los de Braun, continu fabricando la Minipimer en diferentes versiones hasta nuestros das. Debido a la gran popularidad que gozaban y a su redibilidad comercial en la pennsula ibrica, la multinacional opt por exportarla a toda Europa.

Para comprender la imporancia de la longevidad de este pequeo electrodomstico cabe destacar las diferencias del contexto econmico, social y cultural existente entre la fecha de su aparicin y el momento actual. En una entrevista con Gabriel Lluelles, diseador de la Minipimer, y que ha sido llamado "el padre de la Minipimer", ste confirm cmo debido a los cambios vividos despus de la Guerra Civil Espaola y el periodo autrquico de escasez que le sigui, la gran mayora de aplicaciones elctricas de los aos 1950 en Espaa haban desparecido totalmente. Algunas porque ya no solucionaban ninguna necesidad, otras porque haban cambiado totalmente su tipologa. Contaba Lluelles cmo, de la empresa Pimer haban desaparecido totalmente la enceradora, los molinillos trituradores Domstico y Gigante, y el cepillo elctrico Fedor, entre otros2 . Tambin relataba que otras pequeas aplicaciones para el hogar, como el secador de cabellos Fonet (Fig.2) o la aspiradora Ardilla, haban cambiado totalmente su tipologa.

Fig 2. Secador para el pelo Fonet, de Pimer. Barcelona, 1956. Este aparato poda funcionar con el cepillo o con el espejo, para cepillarse o mirarse mientras el aire caliente sala por su permetro. Imagen cedida por la Fundacin Alfaro Hofmann.

En cambio, la batidora Minipimer contina funcionando como aparato sin haber variado su tipologa. Para contextualizar la evolucin de los primeros aparatos hasta los actuales y valorar si la tipologa sigue siendo o no la misma, es fundamental recordar aqu la distincin que plantea Josep Maria Mart (1999) entre arquetipo, tipo, modelo y ejemplo.

El arquetipo es la construccin cultural ms genrica sobre un artefacto, que rene todos aquellos rasgos caractersticos referentes a los tipos, modelos y ejemplos. Representa una categora universal y ofrece la mxima abstraccin y la mnima informacin sobre un artefacto. En el caso de las batidoras, el arquetipo cultural puede referirse a batidoras de vaso, de brazo, de pastelera (tipo Mixmaster), y a cualquier referente formal que tenga como misin batir alimentos o triturarlos.

El tipo, que es la siguiente categorizacin, muestra ms informacin y menos abstraccin que el arquetipo. Los tipos contemplan las metforas estructurales, los constructos analgicos posibles y se refieren a las estructuras funcionales y la organizacin de sus partes. Como tipologas de batidora podemos citar precisamente las batidoras de vaso, de mano, o cualquier otra tipologa, aunque con un grado de generalizacin bastante elevado.

Los modelos son las representaciones ms definidas de los artefactos existentes. Constituyen un tercer estadio progresivo que muestra cada vez menos abstraccin y ms informacin. El modelo en concreto de una batidora de mano podra ser, por citar uno, la Minipimer MR2 de la figura 1.

El ejemplo es un ejemplar existente provilegiado y slo ese, diferenciado de todo el resto de aparatos salidos, por ejemplo, de la misma cadena de montaje. Puede ser una batidora de nuestra familia, o la que perteneci a un personaje conocido.

En un acercamiento a la convivencia de las personas con sus pequeos electrodomsticos en el contexto cataln (Povedano, 2008) constat que en general exista una tendencia al olvido de ellos dentro de los armarios, e incluso a la supresin de los mismos. Mientras los grandes electrodomsticos de lnea blanca (frigorfico, lavadora, lavaplatos, cocina, horno...) continuaban gozando del estatus de imprescindibles, pareca que los usuarios estaban poco convencidos de la misin a cumplir por los pequeos electrodomsticos. As, reiterativamente me encontr con alusiones a la poca efectividad de algunos de ellos: era ms lento sacar la exprimidora de zumo de naranja del armario y conectarla a la clavija de la corriente que exprimir un zumo en la exprimidora manual; el cuchillo elctrico serva de ayuda muy pocas veces al ao; la licuadora de frutas era muy difcil de limpiar, el abrelatas elctrico no se usa casi nunca; el molinillo de caf ya no se utiliza porque compramos el caf molido y envasado al vaco; el cepillo elctrico para los dientes es lento de utilizar, la mayora de accesorios de todas estas aplicaciones molestan en la cocina porque no se utilizan jams; ... y un sinfn de reproches parecidos.

Algunas veces, los aparatos ya haban sido arrinconados por poco uso. Otras, substituidos porque ya no cumplan ninguna funcin til. La excepcin que confirmaba este malestar hacia este grupo de pequeos electrodomsticos fu la popular batidora de brazo o de mano, que debido a su tamao reducido y buena maniobralidad pareca convencer a los consumidores de su consolidacin en la cocina. Por ello me pregunt qu diferenciaba a este aparato del resto, por qu fu y sigue siendo considerado til en el contexto espaol y europeo.

Para desvelar los secretos de este pequeo electrodomstico me propuse profundizar en el concepto de biografa de los objetos y escribir la historia de vida de esta singular batidora. La biografa o historia de vida es una metodologa empleada por las ciencias sociales para profundizar en el estudio de los relatos biogrficos y otros documentos personales de un individuo o grupo social (Pujadas, 1992 y 2000).Sus principales caractersticas son que permite al sujeto expresar sus vivencias bajo su propio punto de vista personal, lo cual permite analizar no slo aquello que explica, sin tambin cmo lo hace y, por ende, posibilita abordar cules son las clasificaciones que realiza una persona en relacin a unos hechos o situaciones en un contexto social y cultural.

En lo que respecta a los contextos de aplicacin del mtodo biogrfico o biografa o historia de vida, tradicionalmente el trabajo con documentos personales (Plummer, 1989) se ha desarrollado en los campos de la historia para estudiar el pasado, la psicologa para explorar el interior del individuo, en la sociologa para abordar cmo se mueve un individuo un crculo social, y en la antropologa com herramienta de aproximacin a la cultura. Cada una de estas disciplinas dispone de unas tcnicas, mtodos y estrategias per llegar a unos resultados concretos y identificables (Prat, 2003). Ello significa que para aplicar el mtodo biogrfico a les estudios de diseo es tambin necesario pensar cmo podemos adaptar este trabajo cualitativo para biografiar objetos que no hablan. Los autores que han esbozado sus contribuciones a las biografas de los objetos son Igor Kopytoff (1986), Fernando Martn Juez (2002), Janet Hoskins (1998) y Violette Morin (1969)3. Revisando sus aportaciones establec seis etapas en la vida de cualquier objeto de produccin actual (diseo, produccin, distribucin, uso, abandono y reencarnacin). De esta manera es posible partir de la idea que un objeto tiene tantas historias de vida como personas han matenido contacto con l y que, entrevistando diseadores, fabricantes, vendedores, usuarios, reparadores, aristas recicladores, anticuarios, colecionistas, historiadores, etc..., podemos obtener una biografa amplia del objeto que nos permita explorar la significacin social y cultural del mismo desde numerosos puntos de vista. Revisando todos estos discursos podemos llegar a considerar un objeto como una gran herramienta para abordar el conocimiento social y cultural.

Repaso histrico de la aparicin de la batidora elctrica de brazo

Antes de relatar los resultados qualitativos de la biografa de la batidora, es interesante revisar la aparicin de este aparato en la mitad del siglo XX. Hay tres lnias de la batidora elctrica de brazo que se inician en diferentes contextos europeos:

La batidora Bamix, de la firma Esge, fu la primera batidora de brazo de la cual tenemos noticia y la primera de las lneas de la evolucin de este tipo de electrodomstico. En el ao 1950, el suizo Roger Perrinjaquet invent un aparato nuevo que inscribi en el registro de la propiedad industrial como appareil mnager portatif. Esta patente describe la primera batidora elctrica de mano del mundo, que fue bautizada con el nombre de Bamix, abreviatura de las palabras francesas BAttre et MIXer. En 1953, Spingler y Gschwend fundaron, en Alemania, la empresa ESGE, que contaba con siete trabajadores en sus inicios. Fabricaba accesorios para bicicletas, sierras y pequeos motores elctricos. En 1954, Perrinjaquet vendi su patente a Esge y al final de ese mismo ao ya empez a producir este tipo de batidoras de mano en territorio alemn (Fig. 3).

Fig 3. Las primeras Bamix M60, fabricadas a partir de 1954, de 60 wats. Esge, Alemania.

El 24 dabril del 1955 la batidora de mano Bamix fue presentada al pblico internacional en la Feria de muestras de Hannover. Ms tarde, en Alemania, se le cambi el nombre de Bamix, de origen francs, por el de Zauberstab que significaba varita mgica, nombre con el que se designa, todava hoy en da, a este aparato en la zona germnica. Y puede que s que tuviera algo de magia, ya que en un slo ao, la empresa Esge aument el nmero de trabajadores a 74 gracias al gran volmen de ventas de su varita para la cocina.

La segunda de las lneas de aparicin de este pequeo electrodomstico tan popular se di en Barcelona. La empresa PIMER (Pequeas Industrias Mecnico-Elctricas Reunidas) fu fundada en 1947 para fabricar pequeos motores. A partir de la contratacin de Gabriel Lluelles y Rudibert Gtzenberger impuls la fabricacin de pequeas aplicaciones para estos motores. Entre estas aplicaciones cabe destacar el molinillo de caf Domstico comercializado en el ao 1954. Como durante el perodo de la Posguerra espaola era tan difcil conseguir materiales para todas aquellas iniciativas que no tenan el apoyo directo de la dictadura franquista, los fabricantes procuraban siempre el mximo ahorro de piezas (Povedano, 2011). Bajo estos parmetros de austeridad, el molinillo Domstico (Fig.4) prescinda del cable y del interruptor, de manera que el aparato empezaba a triturar el caf en el momento en que era conectado a la red (Gtzenberger, 2004).

Fig. 4. Cartel publicitario para el molinillo de caf Domstico, de Pimer. Barcelona, 1954. Este aparato se produjo desde 1954 hasta 1965. La empuadura inferior se sujetaba con una sola mano y cuando se prevea que el caf estaba suficientemente molido, se retiraba del enchufe dejando de funcionar. Imagen cedida por la Fundacin Alfaro Hofmann.Debido a su gran sencillez y practicidad, este pequeo electrodomstico consigui un gran xito en el mercado, vendiendo 40.000 unidades el primer ao y aumentando hasta la cifra de 2,000.000 de aparatos.4

Tambin es importante destacar del contexto social de posguerra la precariedad y escasez de alimentos. Las famlias espaolas se esmeraban por cocinar, a partir de los ingredientes ms impensables, recetas inventadas para nutrir lo mejor posible a los integrantes del ncleo familiar. El molinillo Domstico habia sido concebido para moler caf, pero cuando PIMER advirti que con l se molan gran cantidad de alimentos, modific la publicidad de uno de sus anuncios: "Pequeo y vigoroso aparato, tritura en quince segundos caf, azcar, chocolate, pan tostado, almendras, arroz, legumbres, etc...". Este hecho constata que las necesidades de la poblacin interactuaban con estas pequeas aplicaciones electrodomsticas, ya que un par de aos ms tarde, Pimer lanz al mercado una picadora ms grande, a la que denomin Gigante, con la que podan molerse alimentos en una cantidad mayor.

En el Registro de Patentes espaol podemos observar algunas propuestas registradas que desembocarn en la tipologa de la batidora de mano en el contexto barcelons entre los aos 1955 y 1958. Entre muchas de ellas, que demuestran un gran ingenio en la sociedad espaola de posguerra, merece especial atencin la que registr la empresa ODAG, Manufacturas Hispano-Suizas de Refrigeracin SA. A partir de la tipologa de la batidora de vaso corriente, esta propuesta separaba el motor del recipiente donde se colocaban los diferentes alimentos a batir y triturar (Fig.5). Representa un paso estructural importante hacia la evolucin de las batidoras de mano, ya que el motor es independiente y se acopla a las estras del recipiente inferior moviendo un eje que acciona las cuchillas. La medida del cuerpo del motor tiene las dimensiones de la mano y el recipiente inferior puede manipularse y limpiarse mejor que si de una batidora de vaso se tratara. Este aparato gana, indefectiblemente, en ligereza y maniobrabilidad.

Fig. 5. Modelo Industrial nm. 24.505 Boletn Oficial de la Propiedad Industrial espaol, 1955.

En el ao 1959, apareci la primera batidora de mano proyectada y producida en Espaa gracias al empeo de la empresa PIMER y a la experimentacin de dos aos de Gabriel Lluelles y dems colaboradores de la empresa: la Minipimer MR1 (Fig.6).Fig. 6. Versin en blanco y negro de la Minipimer MR1 de Pimer. Barcelona, 1959. Imagen cedida por la Fundacin Alfaro Hofmann.Sus dimensiones definitivas pudieron reducirse hasta los 70 mm. de ancho por 55 mm. de fondo. La altura total del aparto era de 320 mm. y su peso de 800 gramos.

La cubierta superior de plstico se fabric en rojo en las primeras series de la Minipimer, mientras que las posteriores se produjeron en negro, debido tambin a la caresta de materiales de la poca y a la dificultad de conseguir plstico de diferentes colores. Este aparato se comercializ con un soporte de plstico para ser colgado en la pared, un vaso, un filtro liquador y un pequeo recetario que informaba a las amas de casa cmo utilizarlo para conseguir buenos resultados culinarios.

En el ao 1961, la Associacin para el Diseo Industrial ADI-FAD5, en su primera convocatoria de los Premios Delta, el mximo y primer galardn al diseo industrial existente en Catalua, seleccion la Minipimer MR1.

El xito de la Minipimer empez a manifestarse inmediatamente gracias a su simplicidad, utilidad y precio aceptable (en el ao 1960 costaba 979 pesetas, un equivalente a seis euros). Otro aspecto relevante que explica su popularidad fu sin duda su tamao reducido. Debido a la gran migracin del campo a la ciudad experimentado en los aos de la posguerra (Lecuona y Martnez, 1995), los hogares urbanos eran reducidos y contaban con familias numerosas que alquilaban habitaciones a otras personas. Las cocinas agradecan, por lo tanto, la simplicidad de uso, la limpieza sencilla y el almacenamiento rpido de este til pequeo electrodomstico.

Por ello, a partir de entonces, las conocidas batidoras de vaso y sus ventas empezaron su declive en la sociedad espaola. Gabriel Lluelles, el diseador de la Minipimer, escribi en sus fichas de catalogacin:

Por su pequeo tamao, simplicidad de uso, utilidad y precio

razonable obtuvo gran popularidad, introducindose rpidamente

en todos los hogares espaoles substituyendo ventajosamente al

clsico batidor de vaso, grande, difcil de limpiar y caro.6La tercera lnea de batidoras de brazo que tendr una gran repercusin en la sociedad espaola fue iniciada por la empresa francesa Elaul y que retomar la firma catalana Taurus. Elaul era una empresa de aplicaciones elctricas para el hogar como molinillos de caf, calentadores elctricos, planchas y radiadores que funcion en Lourdes (Francia) desde 1944 a 1964. Entre finales de 1962 y principios de 1963, present al pblico una batidora de mano llamada Robot.La empresa Taurus, fundada en el ao 1962 en Catalua, comenz la fabricacin de sus productos comprando las licencias de fabricacin de los productos de la marca Elaul (Fig.7), que ces su actividad en el ao 1964. A partir de esta fecha, Taurus inici la produccin de sus propios productos.

Fig. 7 Batidora Robot, fabricada por Taurus, pero con licencia de Elaul. Oliana, 1963. Imagen cedida por el Departamento de Marketing de Taurus SA.Entretanto, la empresa PIMER se havia fusionado en 1962 con la multinacional alemana Braun, fundndose Braun Espaola SA. Braun permiti que los proyectos que ya se haban empezado a disear en Pimer continuaran su marcha. Uno de ellos era la segunda batidora de mano, la Minipimer MR2 (que ya hemos visto en la Fig. 1), ms robusta y perfeccionada que la MR1. Aument ligeramente su altura (34,4 cm.) y anchura (11,1 cm.) pero mantuvo sus medidas de fondo (5,8 cm.) favoreciendo la manipulacin del aparato (Fig.8).

Fig. 8. Modelo industrial nm. 44.203 de la Minipimer MR2. Boletn Oficial de la Propiedad Industrial espaol, 1 de agosto de 1964, p. 9713.

El xito comercial de la Minipimer MR2 en el mercado nacional aliger la crisis que sufra la firma y se export a toda Europa, hasta que dej de producirse en 1984, substituida a partir de entonces por otros modelos de Minipimer con la misma tipologa.

Hasta estos ltimos das, las batidoras de brazo no han cambiado de tipologa: el modelo estructural sigue siendo exactamente el mismo aunque las formas hayan experimentado la oportuna depuracin de lneas que el consumo contemporneo exige. En trminos generales, las novedades que se han presentado pueden definirse como estrategias para luchar en un mercado cada vez ms competitivo.

Las innovaciones tecnolgicas incorporadas durante estos ltimos aos que podemos citar consisten en las batidoras que van acompaadas de unos recipientes con los que es posible envasar los alimentos al vaco (Braun, 2002) y las que pueden funcionar sin cable (Bosch, 2005). A nivel formal es importante destacar la incorporacin de los interruptores de encendido/apagado de silicona, experiencia destinada al sentido del tacto que se anuncia en embalajes y publicidad con las palabras soft touch.

La estrategia que han utilizado otras marcas, que no pueden permitirse competir con las grandes multinacionales a nivel de I+D, ha consistido simplemente en modificar la apariencia ofreciendo productos en colores vivos o de acero inoxidable. Mientras que Braun continua fabricando sus batidoras en color blanco, muchas otras marcas usan el acero inoxidable para dotar de un valor aadido estos productos, como Dualit Hand Blender Chrome; Cuisinart SmartStick; Sogo SS1645; Solac Mixer 600; Russell Hobbs 10970-56; Deni Hand Blender 4401; Krups GPA340 o Jata BT442, por citar algunas de ellas.

Detrs de estas iniciativas, aunque sea quiz de manera poco consciente, la mtica lnea blanca de los electrodomsticos se va transformando en una lnea inox. La pgina web de Fagor, por ejemplo, cuando menciona sus pequeos electrodomsticos sin cable (tostadora, cafetera, etc..) cita:

Estan diseados en acero inoxidable para combinar a la perfeccin

en los hogares vanguardistassieteQue estos electrodomsticos de lnea inox hayan recibido una buena aceptacin por parte del pblico no se debe slamente a que ofrezcan precios ms competitivos. Probablemente el hecho de que las cocinas estn cada vez ms abiertas al hogar -sea por el encarecimiento del suelo de las viviendas, o por la repercusin que han tenido nuevos estilos de vida como el Loft- haya influido en la proliferacin de esta tendencia. As, algunas aplicaciones, y no nicamente batidoras, compiten en el mercado ofreciendo a los consumidores una imagen que hasta ahora haba estado ms en consonancia con el lenguaje plstico de los aparatos de alta fidelidad que de la lnea blanca convencional.

Si bin podemos definir que el proceso predominante que experimentaron las empresas de pequeos electrodomsticos a partir de 1960 en Espaa consisti en su absorcin por parte de multinacionales extranjeras (Campi, 2005), a partir del ao 2000 se ha acusado la tendencia a la deslocalizacin segn la qual los productos que se consumen en un lugar pasan a ser fabricados en otro que ofrece ms posibilidad de negocio y que, por lo tanto, posibilita la permanencia en un mercado cada vez ms competente. Una vez producidos, los bienes de consumo regresan a su lugar originario porque es all donde se encuentra su mercado actual, buscando adems nuevos puntos de distribucin en mercados potenciales. Esta circulacin acenta la difusin del saber tecnolgico y tiende a uniformar algunas prcticas culturales en un proceso que denominamos globalizacin. Esta propagacin provoca un eclecticismo que se traduce a menudo en la incorporacin de nuevos hbitos procedentes de cualquier parte del planeta. No es extrao, aunque s sorprendente, visitar pginas web de pases remotos asiticos y observar cmo algunos electrodomsticos occidentales son reinterpretados para adaptarse a su propia cultura. Estas nuevas hibridaciones fruto de la globalizacin se explican gracias a la gran fusin (o mejor dicho, con-fusin) cultural, y proporcionan una considerable proliferacin de tipologas de productos, muchos de los cuales tendrn poca o nula aceptacin comercial porque no comparten los usos culinarios definidos culturalmente.

Conclusiones de la aplicacin del mtodo biogrfico a la batidora de brazo

El inters demostrado por los estudiosos del diseo para elaborar una teora multidisciplinar en las ltimas dos dcadas ha acercado esta disciplina a muchas otras entre las cuales destacan las ciencias sociales. A partir de ellas el diseo pretende enriquecer el discurso de las prcticas que las personas realizamos con los objetos y todo aquello que nos rodea, que recrea nuestra vida cotidiana y la dota de un significado social y cultural. Este acercamiento a otros enfoques disciplinarios se podran deber a que las innovaciones han sido frecuentes y repetitivas, los modos de produccin se han ido perfeccionando y, con ellos, los productos y artefactos se han ido modificando gracias a criterios econmicos, ideolgicos, sociales y culturales.

Esta innovacin constante que demuestra que el ingenio humano es inagotable, corrobora que la variacin de tipologas formales es infinita. Por eso slo un acercamiento a la cultura del usuario-consumidor desde un punto de vista multidisciplinar puede fundamentar un estudio para el diseo suficientemente slido y enriquecedor. El estudio de la metodologa del proyecto, de la forma y la funcin y de los medios de produccin ofrecer una visin sesgada porque no preveen el impacto social que la cultura material provoca, ni el vnculo establecido entre los objetos i la experiencia de los usuarios (Margolin, 2002:60). As pues, una exploracin hacia el grupo de consumidores y los significados sociales y culturales que para ellos tiene los distintos artefactos, predisponen al diseo a procurarse herramientas metodolgicas de disciplinas ajenas.

Tambin querra destacar el papel que juegan los artefactos en la reafirmacin de la propia cultura. Segn Fernando Martn Juez, los objetos son la mejor referencia para orientar-nos; para identificar entre quin estamos, qu papel entre los roles conocidos hemos de representar o cmo de inslito y hostil es el ambiente (Martn Juez, 2002:27). A partir de un estudio en profundidad podemos llegar a desvelar la mayora de pautas de uso por extraas que stas parezcan y facilitar el dilogo entre nosotros y nuestro entorno.

Dado que el papel que desarrollan los objetos en una cultura no es nunca pasivo, la introduccin de los electrodomsticos en el hogar debi causar, evidentemente, una gran revolucin.Sin duda alguna sobre la ayuda que han proporcionado algunos de ellos en la realizacin de las tareasdomsticas ms rduas, es importante profundizar en la repercusin que su uso ha tenido ms all de su mera utilizacin. Quiz el comentario ms recurrente entre todos los testimonios de las personas entrevistadas haca referencia a la cantidad de horas de trabajo que los electrodomsticos haban reducido para las amas de casa y el servicio domstico, que es uno de los puntales que explica el desarrollo social, econmico y cultural de la segunda mitad del siglo XX. Una dependienta de un establecimiento dedicado a la venta de electrodomsticos declar que precisamente por el hecho de reducir drsticamente el nmero de horas de dedicacin al desarrollo de las tareas ms duras del hogar, los electrodomsticos fueron siempre recibidos con gran entusiasmo por los consumidores. Y que este entusiasmo, surgido gracias a la difusin de los primeros grandes electrodomsticos de la lnea blanca, se fue contagiando hasta generar una gran demanda de todas las nuevas aplicaciones electrodomsticas que iban apareciendo, tanto de pequeos electrodomsticos como de aparatos de la lnea marrn. Por ello el papel de los electrodomsticos fu ganando protagonismo hasta llegar a ser un puntal de referencia en la definicin del estilo de vida occidental durante la segunda mitad del siglo XX. Dado que las amas de casa disponan de ms tiempo libre y podan realizar sus aportaciones dinerarias a la economa domstica, en el trasfondo de la aparicin de estas aplicaciones elctricas hay una gran revolucin social y cultural.

En este ltimo medio siglo s muy posible que hayamos pasado de considerar que los grandes electrodomsticos de la lnea blanca son imprescindibles, que los pequeos electrodomsticos de la lnea blanca son innecesarios o poco necesarios, y que centremos nuestras ilusiones de consumo en los electrodomsticos de la lnea marrn que, por su tecnologa compleja representen realmente un lujo. Me refiero a grandes pantallas de plasma, sofisticados equipos de sonido o diminutos aparatitos de uso personal. Esta es, sin duda, una generalizacin que puede llegar a tener excepciones y por ello es necesario valorar las aportaciones que la aplicacin del mtodo biogrfico al estudio de la batidora de brazo di a luz.

En primer lugar, podramos considerar que esta aplicacin, como pequeo electrodomstico, haya dejado de ser necesaria? Los diseadores industriales Gabriel Lluelles y Jordi Ma lo desmienten comparndolo con otros pequeos electrodomsticos y asegurando que la tipologa de este aparato ha conseguido sobrevivir en una sociedad de consumo tan activa como es la actual. Ma resalta la calidad de omnipresencia de esta batidora en la cocina como un objeto realmente til e indispensable, diferencindola de todos los otros aparatos de su grupo.

Lluelles expone que muchos de los electrodomsticos que se proyectaron en aquella poca de la Minipimer ya no existen porque se han eliminado las funciones que solventaban, es decir, que han variado el conjunto de prcticas culturales que los hacan un objeto prctico y necesario.

Las prcticas culturales son, en definitiva, las que deciden la supervivencia de los objetos en una determinada cultura. Ello explica, por ejemplo, la casi total extincin de los molinillos de caf en la pennsula ibrica. El hecho de que las tecnologas para envasarlo al vaco sean tan habituales condiciona a los usuarios a comprarlo molido. Regresando a lestudio de la batidora de brazo, tambin es posible que las mahonesas envasadas, los gazpachos en tretrabrick y los potitos de papilla infantil puedan, algn da, sustituir las prcticas culinarias actuales. De hecho, este es un proceso que ya se ha empezado a identificar sobretodo en las entrevistas realizadas a hombres, que ms adelante comentar, aunque es cierto que todos reconocen las diferencias de calidad entre la comida preparada en casa y la que se comercializa cocinada y envasada.

El diseador industrial Andr Ricard auguraba un futuro fatal para la mayora de pequeos electrodomsticos, a excepcin de la batidora de brazo:

Yo creo que los pequeos electrodomsticos s que han cambiado, evidentemente, la vida en el hogar, pero nunca como lo ha hecho los grandes electrodomsticos. Yo podra vivir perfectamente sin pequeos electrodomsticos. Y de hecho, acabo de disear una exprimidora de naranjas manual, sin electricidad. Yo ya no tengo licuadora, ya no existe: la hemos regalado o no se qu ha sido de ella... Conservamos un Minipimer para hacer el gazpacho. Tampoco tenemos tostadora, ni utilizamos el cuchillo elctrico. El cepillo de dientes elctrico est en un rincn y lo tiraremos uno de estos das. Deberamos volver a usar cosas ms sencillas...

Uno de los principales objetivos de este trabajo fu precisamente profundizar en las relaciones que existen entre la histria del diseo de un objeto y la historia de la incidencia que produce el mismo objeto en un marco socio-cultural determinado.

Tambin pude revisar las redes que crea un objeto a su alrededor con personas y otros objetos. Si los objetos en el hogar han modificado sus tipologas, y las personas han evolucionado tambin, es previsible que la red de personas y objetos haya sido profundamente modificada. La clave para identificar estos cambios consiste en discernir cules prcticas continuan todava vigentes en las dos dimensiones apuntadas por Margolin (2002): la dimensin operativa, o modo en que usamos los objetos para realizar nuestras actividades; y la dimensin reflexiva, el modo de pensar en ello y otorgarles un significado.

Seguramente, a los hombres no prevean con la misma anticipacin que un da deberan gestionar el funcionamiento de una cocina y, por lo tanto, el modelo de cocina familiar no les s un referente en la misma medida que lo es para las mujeres. Durante el estudio realizado entrevist a un joven de 19 aos que un da decidi irse a vivir con un amigo suyo porque el piso que ocupaban sus abuelos haba quedado libre; el de un soltero de 41 aos que haca cinco que se haba montado un piso pero que segua absolutamente vinculado a su madre y le llevaba la bolsa de ropa sucia cada semana y, tambin, el de un hombre divorciado de 54 aos que se lamentaba del cambio de alimentacin que haba experimentado cuando su mujer se march de casa. Todos ellos estaban menos marcados por los referentes tradicionales y, por lo tanto, sn ms propensos a adaptarse a un modelo de vida moderna difundido por la oferta televisiva y otros medios y, por lo tanto, son ms vulnerables a algunas prcticas actuales de consumo, purs de sobre y gazpacho envasado incluidos. As como en la primera mitad de siglo XX la casi total reduccin del servicio domstico en Espaa y la incorporaci de las mujeres al mundo laboral modificaron las relaciones de las amas de casa con la cocina, cabe esperar una cierta modificacin de los hbitos y costumbres en la incorporacin creciente de los hombres en las tareas culinarias. Asimismo, y dejando a un lado las cuestiones de gnero, el propio proceso de reduccin de la cantidad de personas que conviven en un mismo hogar, pasando a lo largo de todo el siglo XX desde ncleos familiares muy extensos -con familia allegada de los pueblos, o de servicio domstico compartiendo la misma vivienda-, a las familias estrictamente nucleares y despus, a la emnacipacin de personas que viven solas, implica forzosamente un cambio de hbitos que se refleja en el conjunto de prcticas y actividades desarrolladas en cada poca.

Gracias al apartado de reencarnacin pude valorar cmo un objeto prolonga sus vivencias ms all de lo que se denomina vida til. Porque es evidente que los diseadores, cuando proyectan un objeto, piensan cmo ser su vida til, y que, los consumidores, pueden usar dicho objeto segn sus prescripciones o no. Pero lo que s escapa a las previsiones de diseador y productores es qu ser de ese objeto en cuestin cuando se acabe su vida til. El diseo no tiene un control garantizado de cmo ser la reencarnacin de los objetos, ni cules van a ser sus nuevos ciclos vitales. Es cierto que algunas veces se producen series limitadas de objetos que van incluso numeradas, y que por lo tanto preveen un ciclo vital destinado al coleccionismo, pero en general, el diseo en su concepcin ms funcionalista no persigue una produccin de piezas singulares o elitistas, sin una fabricacin en serie que fcilite las tareas a un nmero lo ms extenso posible de personas. Por todo ello, si el diseador no contempla qu pasar despus con un objeto, ni qu influencia puede llegar a tener en la consolidacin del patrimonio cultural, cabe pensar que sn otros agentes los que determinan cmo se reencarna un objeto.

As, por citar algunos de ellos, el reciclaje practicado en los llamados Puntos verdes, situados en las grandes ciudades, obedece a una situacin preventiva ambiental; mientras que otras iniciativas recurrentes actualmente, como por ejemplo la produccin artstica de lmparas con pequeos electrodomsticos, se deben a un estatus de recreacin de signos de nuestra cultura ms acorde con algunos aspectos de la posmodernidad.

Tambin es grato recordar el homenaje y reconocimiento que diseadores (Gabriel Lluelles, Jordi Ma, Andr Ricard), tericos del diseo (Guy Julier, Isabel Campi), coleccionistas (Andrs Alfaro Hofmann) y conservadores de museos (Mara Jos Balcells, Contxa Bayo) han rendido a las cualidades de practicidad, sencillez y eficacia de esta pequea batidora. Todos ellos interpretan el impacto social que algunos objetos han tenido en nuestra cultura a partir de diferentes visiones profesionales y sus propias experiencias personales.

A todas estas aportaciones cabe sumar las de un anticuario, que afirma que la batidora de brazo no ha entrado dentro de su circuito de antigedades como s lo han hecho otros tipos de batidoras, de mayor tamao y ms voluptuosas, o las antiguas cocteleras cromadas. La conclusin que podemos sacar de sus comentarios es que hace cincuenta aos que este aparato ha salido al mercado -relativamente poco tiempo- y que, adems, como su tipologa no ha variado desde sus orgenes, una unidad de las primeras fabricadas no que puede despertar una especial curiosidad como puede hacerlo fcilmente, por ejemplo, una mquina norteamericana de hacer helados del 1940. La sensacin que nos puede producir examinar una de las primeras batidoras elctricas de brazo consista posiblemente en recordar la que poseemos en casa aunque observemos en ella el anacronismo de unas formas ligeramente pasadas de moda. Este hecho demuestra que el uso de este aparato continua completamente vigente y no nos provoca extraeza porque, a pesar de los cambios sociales, econmicos y culturales a los cuales hemos estado expuestos tanto personas como objetos, nuestras valoraciones en general respecto a este artefacto no han variado de momento, aunque habr que hacer un seguimiento de cmo los nuevos roles en la cocina y las modificaciones del tipo de vida y la vivienda acaben influyendo en ellas. Si un aparato continua, entonces, en el repertorio de los tiles que usamos para nuestras prcticas alimentarias desde hace cincuenta aos, eso significa que el conjunto de las prcticas, de los usos, de representaciones simblicas, de relaciones con el entorno y con los dems objetos, y los valores sociales relacionados con l siguen vigentes, aunque hayan podido modificarse.Dentro de la tendencia a la circulacin mundial de productos, otro fenmeno que cabe mencionar es el retorno de las batidoras de vaso que se haban comercializado con tanto xito en la pennsula ibrica hasta verse desplazadas por la Minipiner en 1959. Si bin estas batidoras de vaso haban estado en boga en todo el territorio americano, tanto por las diferencias en la cultura culinaria como por las dimensiones en general de las viviendas -y de las propias cocinas-, mucho mayores que las europeas, en el contexto europeo cedieron paso a las batidoras de brazo, o, en el caso del territorio nrdico, a las batidoras de varillas para preparar primordialmente masa de hacer pasteles.

Puede que hayan cambiado algunos aspectos culinarios o se haya internacionalizado el tipo de cocina -personalmente preparo guacamole mexicano o hummus libans a menudo desde hace poco tiempo- aunque el aspecto dimensional tampoco ha cambiado como para asegurar a la batidora de vaso una consolidacin cultural como tipologa. Tambin en el plano personal, mi cocina sigue siendo pequea como para multiplicar los pequeos electrodomsticos que poseo en ella. Sin duda alguna, la reaparicin de la tipologa de las batidoras de vaso en el contexto europeo es testigo del funcionamiento del mundo en que vivimos, de las facilidades que el mercado nos ofrece y de las posibilidades a nuestro alcance de escoger entre lo ms tradicional o local, y lo ms extico o global. Est por ver si estas batidoras de vaso tendrn xito comercial en este contexto geogrfico y, sobretodo, si una vez en el hogar sern utilizadas o arrinconadas tal y como otras aplicaciones electrodomsticas lo han sido antes. Slo el paso del tiempo nos confirmar su incorporacin a los hbitos de nuestra cultura.

En un momento en que la sociedad nos ha hecho ms impasibles a los cambios, sumidos en una cultura generalizada del objeto que lo entiende como algo efmero y fugaz, la batidora de brazo contina presente en la cocina europea occidental. De todas formas, aunque este perqueo aparato no exteriorice su vulnerabilidad, conviene no olvidar que nada, en la cultura material, es immune o immortal.

La aplicacin del mtodo biogrfico a un objeto es una herramienta de conocimiento de todo un universo de pautas culturales en referencia no slo a este objeto, sin a los dems objetos que se relacionan con l y a las personas que mantienen cualquier tipo de relacin o mediacin. Precisamente en el contexto actual es cada vez ms importante analizar la informacin adquirida por el mayor nmero de canales posibles para valorar cmo sta puede aplicarse en el proceso de diseo.

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Sanchs, Imma Gabriel Lluelles, padre de la Minipimer: Si quiere ser feliz haga feliz a quienes le rodean, en La Contra de La Vanguardia. Barcelona, 25 de enero de 2008.

2 Para una revisin de los citados aparatos, consultar Alfaro Hofmann, Andrs i R. Samper (coord.) (2004).- Gabriel Lluelles, dissenyador industrial. Valencia.

3 Para revisar el planteamiento de estos autores puede consultarse Povedano, Rosa (2008) Aportacions de mtode biogrfic als estudis culturals de disseny. Tesis doctoral. Link:

http://www.tesisenxarxa.net/TDX-0123109-113407/

4 En Gabriel Lluelles, dissenyador industrial. Catlogo de la exposicin en la Coleccin Alfaro Hofmann. Godella, 2004, pg. 32

5 La Asociacin para el Diseo Industrial fu fundada por el Fomento de las Artes Decorativas el ao 1960 en Barcelona. El ao 1961 fue admitida en el ICSID y se concedieron los primeros Premios Delta. Ver: ADI FAD: 25 aos de diseo industrial. Los premios Delta. Barcelona, 1986; p. 20

6 Gabriel Lluelles. Ficha 1211 de la Minipimer MR1, pg. 1. Barcelona, 16 de febrero de 2006.

siete http://www.fagor.com/es/_bin/cast/sep/sep_mini_cocina.php?tabla=mini_cocina

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