11 el sastrecillo valiente

165 El sastrecillo valiente Había una vez un joven sastre que pasaba el día cosiendo en su taller. Una tarde, el sastre se preparó una rebanada de pan con miel y un montón de moscas se posaron en su bocadillo. De un fuerte golpe, el sastrecillo mató a siete moscas. Entusiasmado comenzó a gritar: –¡Maté siete de un golpe! ¡Soy un héroe! Dos soldados del rey que pasaban por ahí escucharon al joven y tocaron su puerta. –Hemos escuchado lo que dijiste y por ser tan valiente creemos que puedes prestar un gran servicio al rey. Acompáñanos –exclamaron los soldados. Así, el sastre llegó hasta donde estaba el rey, quien le dijo: –Muchacho, me han dicho mis soldados que has matado a siete de un golpe. Eres el hombre que necesito. Has de saber que hay un terrible monstruo que atemoriza el reino y mi ejército no puede derrotarlo. Si logras hacerlo, te recompensaré. –¿Y cuál será la recompensa? –preguntó el joven. –Serás mi consejero y vivirás en el palacio real –le contestó el rey. El joven aceptó el reto y fue a casa. Sacó un trozo de queso, un pedazo de pan y poniéndolos en su mochila marchó en busca del monstruo. Luego de caminar por horas, se sentó a descansar. De pronto un gigantesco monstruo le dijo: –¿Qué haces en mis tierras, mequetrefe? –Estas tierras son de todos –dijo el joven. El monstruo cogió una piedra y la apretó en su mano volviéndola arena. –¡Esto haré contigo! –dijo. Entonces, el sastrecillo sacó el pedazo de queso y lo apretó. Al abrir la mano, cayó hecho polvo. El monstruo pensó que era una piedra y se sorprendió de su fuerza. Entonces, tomó otra piedra y la lanzó muy lejos. Como el joven era listo, agarró a uno de los pajaritos que picoteaban el pedazo de queso y lo lanzó hacia arriba como si fuera una piedra. Como pensó que era tan fuerte como él lo llevó a su casa. Al llegar el mounstro le mostró una cama donde acostarse y se fue a dormir. Pronto, el joven escuchó los ronquidos de su compañero y se levantó y se escondió en un rincón. Al rato, el monstruo se levantó y con un palo empezó a golpear la cama del muchacho. –¡Ya no habrá nadie tan fuerte como yo! ¡Ja, ja, ja! –exclamó el monstruo. Por la mañana el sastrecillo bostezó y comentó: –¡Uf! ¡Qué mal he dormido! En mitad de la noche alguien me ha estado haciendo cosquillas con una pajita. El gigante se asustó de tan poderoso rival y huyó a otra región. El sastrecillo fue nombrado consejero del rey y vivió feliz en el palacio real. BASADO EN UN CUENTO DE LOS HERMANOS GRIMM Santillana Un paso adelante 1 LECTURA 11

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165

El sastrecillo valiente

Había una vez un joven sastre que pasaba el día cosiendo en su taller. Una tarde, el sastre se preparó una rebanada de pan con miel y un montón de moscas se posaron en su bocadillo. De un fuerte golpe, el sastrecillo mató a siete moscas. Entusiasmado comenzó a gritar:–¡Maté siete de un golpe! ¡Soy un héroe!

Dos soldados del rey que pasaban por ahí escucharon al joven y tocaron su puerta.–Hemos escuchado lo que dijiste y por ser tan valiente creemos que puedes prestar un gran servicio al rey. Acompáñanos –exclamaron los soldados.

Así, el sastre llegó hasta donde estaba el rey, quien le dijo:–Muchacho, me han dicho mis soldados que has matado a siete de un golpe. Eres el hombre que necesito. Has de saber que hay un terrible monstruo que atemoriza el reino y mi ejército no puede derrotarlo. Si logras hacerlo, te recompensaré. –¿Y cuál será la recompensa? –preguntó el joven.

–Serás mi consejero y vivirás en el palacio real –le contestó el rey.

El joven aceptó el reto y fue a casa. Sacó un trozo de queso, un pedazo de pan y poniéndolos en su mochila marchó en busca del monstruo.

Luego de caminar por horas, se sentó a descansar. De pronto un gigantesco monstruo le dijo:–¿Qué haces en mis tierras, mequetrefe?–Estas tierras son de todos –dijo el joven.

El monstruo cogió una piedra y la apretó en su mano volviéndola arena.–¡Esto haré contigo! –dijo.

Entonces, el sastrecillo sacó el pedazo de queso y lo apretó. Al abrir la mano, cayó hecho polvo.

El monstruo pensó que era una piedra y se sorprendió de su fuerza. Entonces, tomó otra piedra y la lanzó muy lejos.

Como el joven era listo, agarró a uno de los pajaritos que picoteaban el pedazo de queso y lo lanzó hacia arriba como si fuera una piedra.

Como pensó que era tan fuerte como él lo llevó a su casa. Al llegar el mounstro le mostró una cama donde acostarse y se fue a dormir.

Pronto, el joven escuchó los ronquidos de su compañero y se levantó y se escondió en un rincón. Al rato, el monstruo se levantó y con un palo empezó a golpear la cama del muchacho.–¡Ya no habrá nadie tan fuerte como yo! ¡Ja, ja, ja! –exclamó el monstruo.

Por la mañana el sastrecillo bostezó y comentó:–¡Uf! ¡Qué mal he dormido! En mitad de la noche alguien me ha estado haciendo cosquillas con una pajita.

El gigante se asustó de tan poderoso rival y huyó a otra región.

El sastrecillo fue nombrado consejero del rey y vivió feliz en el palacio real.

BASADO EN UN CUENTO DE LOS HERMANOS GRIMM

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LECTURA 11