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1 Pedro 3:1-7 . El Tira y Afloja de la Armonía Doméstica Introducción: El matrimonio empieza como un paseo romántico, pero es la vida juntos después de la luna de la miel, la que resulta ser un camino lleno de brincos y saltos. Para que dos personas vivan en armonía doméstica se necesita un montón de tira y afloja. Como el estudio de la semana pasada, capitulo 3 sigue con el tema de cómo debemos responder en circunstancias injustas. El término clave en esta sección es la palabra ‘someterse’. · Consejo sabio a las mujeres. Cuatro imperativos: 1. Analicen sus acciones, vv1-2 La tendencia de muchas mujeres, y hay muchos maridos que hacen lo mismo, es condicionar su papel a la conducta de sus maridos. Eso quiere decir, ‘Seré la mujer que debo ser si él es el marido que él debe ser’. Pedro dice aquí que la mujer debe recordar que Dios puede cambiar su marido, y que la actitud de la mujer puede influir mucho la reacción de su marido hacia Dios. La mujer es responsable por si misma, no por su marido. La transformación del marido es tarea de Dios. 2. Cuidado con sus adornos, v3 El adorno externo que menciona en versículo 3 está en contraste con el adorno interno que veremos en versículo 4. Pedro no está prohibiendo todo adorno, simplemente quiere poner esas cosas en el trasfondo y sacar al frente el carácter de la mujer. Lo que trae la atención debe ser el carácter interno de la mujer en vez de sus adornos. Una buena perspectiva es la clave.

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Resumen de la primera carta de pedro

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1 Pedro 3:1-7 . El Tira y Afloja de la Armonía Doméstica

Introducción:El matrimonio empieza como un paseo romántico, pero es la vida juntos después de la luna de la miel, la que resulta ser un camino lleno de brincos y saltos. Para que dos personas vivan en armonía doméstica se necesita un montón de tira y afloja.

Como el estudio de la semana pasada, capitulo 3 sigue con el tema de cómo debemos responder en circunstancias injustas. El término clave en esta sección es la palabra ‘someterse’.

· Consejo sabio a las mujeres.

Cuatro imperativos:1. Analicen sus acciones, vv1-2La tendencia de muchas mujeres, y hay muchos maridos que hacen lo mismo, es condicionar su papel a la conducta de sus maridos. Eso quiere decir, ‘Seré la mujer que debo ser si él es el marido que él debe ser’.Pedro dice aquí que la mujer debe recordar que Dios puede cambiar su marido, y que la actitud de la mujer puede influir mucho la reacción de su marido hacia Dios. La mujer es responsable por si misma, no por su marido. La transformación del marido es tarea de Dios.

2. Cuidado con sus adornos, v3El adorno externo que menciona en versículo 3 está en contraste con el adorno interno que veremos en versículo 4. Pedro no está prohibiendo todo adorno, simplemente quiere poner esas cosas en el trasfondo y sacar al frente el carácter de la mujer. Lo que trae la atención debe ser el carácter interno de la mujer en vez de sus adornos.Una buena perspectiva es la clave.

3. Verifique su actitud, v4La belleza externa es temporal, pero la belleza interna es eternal. La primera es

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atractiva al mundo; la otra, a Dios.

4. Evalúe su atención, vv5-6El hecho de que Sara llamaba ‘señor’ a su marido, ¿qué nos revela sobre su relación personal? · Muestra que ella lo respetaba· Estaba atenta a sus necesidades· Cooperaba con sus deseos· Se adaptaba a lo que él queríaParece que el marido de Sara estaba a la cabeza de la lista de lo que ella prestaba mayor atención.

· Fuertes mandamientos a los maridos.

Tres imperativos:1. Conviva con su mujer, v7El marido es el encargado de proveer una vida cómoda.El marido debe conocer profundamente el corazón de su mujer, y ser sensible a sus necesidades.

2. Conozca a su mujer, v7La frase literalmente significa, ‘conforme a conocimiento’. Esto significa conocerla físicamente, emocionalmente, y espiritualmente. Debemos discernir sus preocupaciones y temores.‘Como vaso más frágil’ no habla de moral, ni espiritualidad, ni intelecto; solo quiere decir que la mujer tiene menos fuerza física y que el marido debe reconocer esta diferencia y tomarla en cuenta.

3. Honre a su mujer, v7‘Darle honor’ es asignarle el lugar de honor que ella merece.Como el lugar que pertenece al rey en la plaza de toros.Así es como debemos tratar a nuestras mujeres, asignándole la mayor prioridad en nuestra lista de relaciones humanas, nuestra horarios, y en nuestros corazones.

· Una promesa, v7b

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Note la gran importancia que Dios le da a la relación conyugal saludable. Sus oraciones serán eficaces si mantiene la armonía en su relación marital.

Conclusión:La armonía es el deseo de Dios para cada hogar y aquí en 1 Pedro tenemos algunos imperativos que pueden ayudarnos a mantener esa armonía que

todos quieren.

CAPÍTULO SEIS

ESTILO DE VIDA DE SUMISIÓN

1.1. EXPOSICIÓN DE 1 DE PEDRO 2:11-3:121

INTRODUCCIÓN

1 El resumen :I. Sumisión (2:11-3:12)

A. Una Apelación (2:11-12)B. Autoridad Instituída (2:13-17)

1. Obediencia (2:13-15)2. Libertad (2:16-17)

C. Comportamiento Recomendable (2:18-20)D. Pastor y Supervisor (2:21-25)

1. Sufrió (2:21-23)2. Murió (2:24)3. Regresó (2:25)

E. Esposas y Esposos (3:1-7)1. Conducta (3:1-2)2. Vestimenta (3:3-4)3. Dignidad (3:5-6)4. Consideración (3:7)

F. Unidad en Cristo (3:8-12)1. Harmonía (3:8)2. Herencia (3:9)3. Paz (3:10-12)

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1 de Pedro 1:1-2:10 puede ser descrito como la sección indicativa de la epístola mientras que 1 de Pedro 2:12- al final es la sección imperativa y ética de la epístola.2 Indicaciones de esto son que Pedro repite la identificación de la audiencia (2:11) y da una oración como resumen (2:12) del tema de la epístola antes de lanzar una aplicación de las verdades doctrinales presentadas al inicio de la carta. La primera parte de la aplicación es para que el cristiano aprenda a ser sumiso a aquéllos que Dios ha puesto por encima de nosotros en cada área de la vida.

La sumisión es el acto de colocarse uno mismo bajo la autoridad de otro para poder cumplir con su voluntad. 3 El apóstol Pedro instruye al cristiano a someterse al Señor en cuatro áreas cruciales de la vida: las autoridades gobernantes, los maestros, los maridos y el uno al otro en la iglesia. En cada área de sumisión, esto es hecho como un acto de adoración a Dios y una forma en la cual se vive una vida de restauración y bendición.

2:11-12. SUMISIÓN A LA SANTIDAD PERSONAL

El creyente tiene un doble responsabilidad en cuanto a su sanctificación: abstener de los deseos de la carne que luchan contra el alma (2:11) y promover las buenas obras en medio de un mundo hostil.

2:13-17. SUMISIÓN AL GOBIERNO

El propósito de la sumisión está enraizado en Dios. Nos sometemos “por el Señor.”

La teología de la sumisión está enraizada en la interrelación del Dios trino y funciona en el flujo de la creación, caída y restauración de la historia de redención.

La existencia de una estructura de autoridad viene de Dios mismo. La interrelación entre el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo es una de igualdad y sin embargo cada persona

2 Observación por Omar Ortiz en estudio bíblico de la Iglesia Presbiteriana Antigua Cutler, Feb, 10, 2008.3 Merriam-Webster En Línea… sumisión, del “acto de reducirse.” Si la sumisión no es voluntaria entonces es sujeción.

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de la Trinidad tiene una función especial. Hay sumisión dentro de la Trinidad. El Hijo se somete al Padre (Fil. 2:5) y el Espíritu Santo se somete al Padre y al Hijo (Juan 16:7-15). 4

En la creación, las estructuras básicas de gobierno fueron establecidas. Primero, el hombre debía someterse a los mandatos de Dios. Segundo, Dios creó a Adán y Eva. En la relación entre Dios y el hombre, y el primer marido y mujer, hubo una estructura de autoridad que incluía responsabilidades para cada uno.

La relación entre Adán con el resto de la humanidad es importante. Adán es la cabeza de la humanidad. Esto es afirmado en Mt. 19:4-6; Romanos 5:12-19 y 1 Tim. 2:13.

En la caída del hombre al pecado, la estructura de sumisión es revertida. Satanás cuestionó la Palabra de Dios, Eva y Adán siguieron después. La naturaleza del pecado es que siempre es una ordenanza anti-creacional: en contra de la Ley y la Palabra de Dios.

Por lo tanto, para poder detener el curso de la caída, es importante para el creyente que se “someta de nuevo” al Señor. La sumisión le permite al marido, mujer, ciudadano y trabajador el vivir fielmente su vocación de manera responsable (I Tim. 2:15).

La restauración, entonces, viene a través de la fe en el Señor y por la obediencia de la creación original y los mandatos morales consecuentes. La rebelión ocurre cuando repetimos el error de la caída, esto es, al desobedecer la Palabra de Dios yendo en contra de sus mandatos morales.

La extensión de la sumisión es a toda autoridad gobernante. El mensaje de Pedro debió haber sido recibido con asombro. Estaba instruyendo a creyentes a someterse a la autoridad del rey y los gobernantes. Esto incluye al emperador, Nerón, quien había desatado una inundación de persecución contra la iglesia. 5

La estructura de gobierno humano es diseñada por Dios para el buen orden. El gobierno existe para poder castigar y restringir el mal y premiar y promover el bien (Romanos 13:1-7).

El cristiano no vive para sí mismo (humanismo), para el gobierno (socialismo, comunismo, nacionalismo, etc.); vive para “el Señor.” La sumisión al Señorío de Jesucristo

4 La Iglesia Ortodoxa Oriental sostiene que el Espíritu Santo solamente procede del Padre y no del Hijo. 5 Nerón reinó de 54-70 AC, cuando se suicidó.

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libera al creyente del temor a la tiranía del gobierno, aún cuando la sumisión al gobierno es requerida. La fe del creyente trasciende la posición del gobierno.

Cuando las autoridades reinantes actúan de forma errónea, esto no les da a los creyentes una justificación para hacer el mal. Por el contrario, el apóstol le enseña al creyente: “Así pues, los que sufren según la voluntad de Dios, entréguense a su fiel Creador y sigan practicando el bien” (1 de Pedro 4:19, NVI).

Los verdaderos profetas del Antiguo Testamento, Juan el Bautista, Jesús y los apóstoles denunciaron el mal en la comunidad de fe así como en el mundo. Sufrieron por esto. Sin embargo, no participan en la corrupción que fue denunciada y “siguen practicando el bien.” Ellos se mantuvieron firmes, sufrieron y murieron por ello y eventualmente su causa ganó.

Si los cristianos se hubieran levantado en armas en contra de los romanos, hubieran hecho más daño que bien. La iglesia no fue diseñada para ser un gobierno nacional o fuerza militar. Por el contrario, la Iglesia es la fuerza para hacer el bien, aún en tiempos de maldad.

La historia de la iglesia prueba que la Iglesia no puede ser confiada para ser un gobierno nacional o la militar. La forma Constantina de la iglesia, completa con el Papa como Emperador y el establecimiento de la Inquisición con poderes militares, tuvo que ser rota por la resistencia de los protestantes en el norte de Europa. Básicamente, los protestantes se sometieron a príncipes y líderes regionales quienes eran capaces de proteger a la iglesia.

La denuncia profética persistente de los males de la esclavitud fue resonada por William Wilberforce y el movimiento de abolición a principios del siglo XVIII. Se sometieron al sistema político y eventualmente fueron victoriosos.

El movimiento pacífico dirigido por Martin Luther King Jr. empleó un principio similar. Aunque los protestantes fueron golpeados y abusados, se protegieron pero no usaron la violencia. Sin embargo, se pararon firmemente, mantuvieron sus derechos y persistentemente le pidieron al gobierno que hiciera justicia hasta que fue dada.

Los cristianos en se someten a las autoridades gobernantes y continúan sirviendo al Señor. Cuando la autoridad del gobierno contradice los principios del evangelio, los cristianos escogieron desobedecer y sufrir para obedecer el evangelio. Hay que servir a

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los mandatos de Dios primero. Ellos le confiaron el resultado final de justicia a un Dios justo (vs. 23). La historia de la iglesia afirma que el testimonio profético justo conjuntado con la sumisión a las autoridades eventualmente triunfará.

La sumisión está diseñada para traer el bien. ¡La misión de la Iglesia es el hacer el bien en medio del mundo malvado! El pecado y el mal es la causa de la miseria en la humanidad. Al abundar el pecado y la maldad, habrá muchas víctimas y mucho sufrimiento. La Iglesia existe para ministrar las necesidades causadas por el pecado y la maldad. El Señor nos enseñó que debemos compartir el evangelio de la salvación tanto como nuestro alimento, bebida, vestimenta con aquéllos en necesidad; debemos visitar a los enfermos y a aquéllos en la prisión. Esto aplica a ayudar a otros cristianos pero la oportunidad es dada para ayudar a otros también (Gálatas 6:9-10).

La sumisión es toda inclusiva. Pedro llama a los creyentes a “Honrad a todos. Amad a los hermanos. Temed a Dios. Honrad al rey” (2:17). A los cristianos no se les da la opción de: seré sumiso en el hogar pero no en la iglesia, el trabajo o el gobierno. La sumisión es parte del estilo de vida cristiano en cada institución de la vida.

2:18-25. SUMISIÓN EN EL TRABAJO

El Señor está relacionado con las situaciones de trabajo humanas. La existencia humana es ordenada por Dios. Parte de tal orden es trabajar con empleadores y empleados. El Señorío de Jesús se aplica a la relación de trabajo así como se aplica al hogar, el gobierno y nuestra vida religiosa.

Pedro trata con los esclavos que sufren por hacer lo que es correcto. En esta carta Pedro se refiere a los esclavos. 6 El apóstol Pedro trata con una situación particular en la esclavitud, en la cual el esclavo es castigado por hacer el bien. ¿Deberían huir los esclavos? ¿Deberían ver la forma de rebelarse? ¿O debería el esclavo sufrir por haber hecho lo correcto? Pedro nos recuerda que los esclavos no deberían hacer el mal y que deberían ser castigados por sus crímenes, por el contrario, si sufren deben sufrir por hacer el bien.

6 Omar Ortiz observa correctamente que Pedro trata directamente con los esclavos, sin ir a través del maestro, muestra el común e igual estatus que tienen en Cristo. Kistemaker observa que la palabra para esclavos es esclavo de casa o sirviente de casa. Esta puede de hecho ser una posición especial dentro de la sociedad comparable con la de hijo adoptivo.

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¿Las enseñanzas de los apóstoles significan que está justificando la institución de la esclavitud? Pedro no dice nada acerca de justificar o no justificar la esclavitud. En otras partes de las Escrituras, el apóstol Pablo anima a los esclavos a que busquen su libertad (1 Corintios 7:21-24). Pablo sirve como abogado del esclavo fugitivo Onésimo (Filemón) y la igualdad espiritual del esclavo cristiano y el maestro cristiano es afirmada (Gáltas 3:28). Sin embargo, los esclavos, al convertirse al cristianismo, no estaban en la posición de “levantarse e irse”. Puede que no hubiera otra alternativa más que la esclavitud. Así que, ¿qué haces cuando estás en tal situación? ¿Cómo pueden aprender del Señor de señores, el Señor Jesús?

Hay una relación entre el sufrimiento del creyente y el sufrimiento de Cristo. Pedro traza una correlación directa entre el sufrimiento de Cristo y el sufrimiento del esclavo. “Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas” (2:21). Este ejemplo que Jesús dejó incluye:

a. Sufrimiento aún cuando no has pecado (v. 22)

b. No te rebeles en respuesta (v. 23)

c. No amenaces en respuesta (v. 23)

d. Encomienda tu causa al Dios justo quien JUZGARÁ justamente (v. 23).

Sin embargo, la única forma de lograr tal justicia es a través la fe en Jesucristo quien murió en la cruz para que pudiéramos morir al pecado y quién se levantó para que pudiéramos “vivir a la justicia.”

El versículo 24 enseña que la muerte de Cristo de hecho libera al creyente del pecado. El acto de morir por los pecados es una gran liberación. Así que, ¿qué debemos hacer con tal libertad? El apóstol concluye la oración al escribir, “vivir a la justicia.” Mientras que el incrédulo puede solamente limitar el pecado y no erradicarlo, el creyente puede morir al pecado. Y aunque el incrédulo aspira hacer el bien ante los ojos de Dios, no puede lograrlo. La fe en el Señor crucificado y resucitado, sin embargo, le da al creyente la habilidad de “no pecar” y “hacer el bien ante Dios.” Tan maravilloso es ese poder del evangelio que el esclavo o sirviente puede sufrir y durar más que los crueles dictados de su maestro terrenal y dejar la venganza para el Señor, “encomendaba la causa al que juzga justamente”.

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El heroico testimonio de los mártires muestra que las buenas nuevas de la fe en Jesús superan las malas noticias del pecado, el mal y el Diablo.

3:1-7. SUMISIÓN EN EL MATRIMONIO

Pedro trata con un asunto muy realista para los nuevos conversos. Cuando un esposo(a) se convierte al cristianismo y el (la) compañero(a) no lo hace, ¿deben separarse?

La esposa cristiana y el esposo no creyente son llamados a permanecer juntos. La enseñanza del apóstol no es el romper el matrimonio sino fortalecerlo. 7 Pedro les enseña a las nuevas mujeres conversas que prediquen con el ejemplo, sean puras, hermosas en espíritu y que aprendan del ejemplo de mujeres de fe.

Predicando con el ejemplo. Las nuevas convertidas podrían volver locos a sus esposos inconversos al recordarles continuamente lo que es obvio para ellas, que deben arrepentirse de sus pecados y creer en Jesús. Obviamente, esto necesita ser dicho pero no tiene que ser repetido tanto de tal forma que empiecen a resentir el evangelio.

Los cristianos no son llamados a ser destrozadores de hogares. Hay sectas especializadas en la destrucción de hogares. Si el esposo incrédulo no viene a Cristo, a la esposa se le dice que se vaya. Los hijos que se comprometen con tales sectas son instruidas a rechazar a miembros de la familia que no están de acuerdo con ellos. Lo que Pedro enseña está en oposición a esto.

La esposa creyente debe quedarse. Sin embargo, si el esposo la rechaza, ella es libre para irse. Pablo escribe, “Pero si el incrédulo se separa, sepárese; pues no está el hermano o la hermana sujeto a servidumbre en semejante caso, sino que a paz nos llamó Dios” (I Co. 7:15).

7 “Mientras que la exhortación de Pedro se aplica tanto a esposas de maridos cristianos, tiene una particular preocupación para los testigos de mujeres casadas con incrédulos. Esto fluye de su pesar en esta parte de la carta. En 2:11 empieza la sección con una súplica por comportamiento que será de testimonio para los paganos. En 3:16 sigue hablando de cómo actuar bien” (Clowney, 129).

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Los cristianos buscan la pureza y la reverencia en el matrimonio. La gran cualidad que el cristiano trae al matrimonio es la santidad de Dios. El compañero cristiano tratará de evitar el mal y dedicarse a hacer el bien. El marido incrédulo verá esto como una cualidad honorable. También se dará cuenta que no puede hacer eso, y debe ser animado a buscar al Señor para solucionarlo.

Belleza interna. La cristiana convertida puede ser tentada a ganar al marido a través de formas sensoriales o sensuales. El apóstol les recuerda a las hermanas que la belleza interna siempre prevalece por encima de la belleza externa que se desvanece.

Aprendiendo de heroínas de la fe. Sarah fue conocida por su belleza exterior pero Pedro apunta que ella también había aprendido el arte de la sumisión y la belleza interior. Llamaba a su esposo, “Señor.” Eso suena raro para nosotros hoy. ¿Sería comparable a decir “señor” o “señora”? Cualquiera que sea el sinónimo, ella le hablaba a su esposo con un respeto sincero.

Una relación respetuosa entre un marido y una mujer siempre fortalecerá la relación. 8 Así que Pedro llama a los maridos, “de la misma forma” traten a sus esposas con respeto. Es encantador ver a una pareja tratarse el uno a la otra con sumo respeto. Sólo puede traer el bien y puede ser de buena influencia para otros miembros de la familia.

Tratarse el uno al otro con sumo respeto no significa encubrir comportamiento dañino y pecaminoso. Si un esposo es abusivo con los niños u otras personas, o si la esposa trata a otra gente de forma degradante, es responsabilidad de los compañeros lidiar con tales asuntos. El respeto mutuo requiere del respeto a otros también.

Reconociendo quienes somos. El apóstol identifica a la mujer como el “buque más débil.”9 En nuestro ambiente igualitario, esto suena ofensivo. Sin embargo, es obvio que hay diferencias físicas en las habilidades entre el jugador de fútbol masculino y la jugadora de fútbol femenina. Para estar seguros, hay algunas jugadoras que son mejores que los jugadores, pero como regla, los hombres son más fuertes que las mujeres. Pero 8 Esto indicaría que el esposo debe tratar a su esposa como si fuera una hermana en Cristo. La esposa incrédula debe

acordar el mismo respeto como una hermana cristiana (ya que la sociedad asumiría que comparte la misma religión que su esposo) con la esperanza de ganarla con fe auténtica. La esposa creyente, por otro lado, merece ser tratada como un hermano creyente a pesar de su género. Si es cristiana, su estatus como una coheredera nivela el suelo espiritual entre el esposo creyente y la esposa creyente, abriendo la puerta más ampliamente para la transformación social” (Jobes, 208).

9 “Pedro apunta que el bienestar del hogar cristiano depende del reconocimiento de la mujer por parte del hombre como coheredera en Cristo y viviendo con ella respetuosamente, aún cuando él es fuerte físicamente y socialmente fortalecido. De esta forma Pedro delicadamente prohíbe la violencia doméstica en el hogar cristiano” (Jobes, 209).

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entonces, ¿cuántos hombres pueden tener bebés? Hay obvias diferencias biológicas que Dios ha diseñado en la creación. Pedro presenta un punto de vista complementario y no igualitario de esposos y esposas. Cada compañero es llamado a ser responsable en el papel que les corresponde.

El apóstol les recuerda a los esposos y esposas que ambos son “herederos de gracia.” En cuanto a su salvación, no hay hombre o mujer (Ga. 3:28) sino que son uno en Cristo.

La pareja que ora unida permanece unida. Esta enseñanza acerca de la sumisión en el matrimonio concluye con la esposa y el esposo orando juntos y sometiéndose mutuamente al Señor en oración. El matrimonio es un triángulo: Dios, el esposo y la esposa. Qué bendición cuando los hijos pueden unirse a la oración. “La familia que ora unida permanece unida.”

3:8-12. SUMISIÓN MUTUA EN LA IGLESIA

Como conclusión a esta sección de enseñanza acerca de la sumisión, Pedro apunta su atención a la Iglesia. En el siguiente capítulo más será dicho acerca de esto mientras Pedro habla del asunto del sufrimiento.

¡En los versículos 8-12 son resaltados varios rasgos de la sumisión que fortalecerían a cualquier iglesia!

Vivir en armonía. La armonía es la habilidad de vivir en unidad y acuerdo. Es lo opuesto a causar problemas, pelar, y traer desunión entre hermanos. Los cristianos buscan ser una mente el uno con el otro.

Amor como hermanos. El lenguaje de la familia (hermano, hermana) es emparejado con el lenguaje del amor. Los creyentes deben aceptarse los unos a los otros como familia y buscar la forma de mostrar su amor mutuo.

Se compasivo y humilde. Literalmente, el ser compasivo es tener pasión para hacer el bien a otros. Esto requiere un espíritu humilde, en donde consideras al otro más que a ti mismo.

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No pagues mal por mal. Los apóstoles asumieron que los hermanos han hecho el mal el uno al otro. La instrucción es que no se vengue. Alguien tiene que ser el primero en hacer el bien. “Deja que la solución empiece contigo.”

Bendíganse mutuamente. Las bendiciones son actos del favor de Dios. Los cristianos existen para heredar las bendiciones de Dios (v. 9). El camino a tales bendiciones incluye:

a. Bendiciendo a otros cuando te hacen mal

b. Guardando tu lengua del mal

c. Dándole la espalda al mal y haciendo el bien

d. Buscando la paz

e. Orando de acuerdo a la justicia de Dios.

La Biblia enseña que el pueblo de Dios existe para ser bendecida para poder bendecir a otros. Busca Génesis 12:1-3. Dios dijo que bendeciría a Abraham; lo haría como una bendición a otros; Dios bendeciría a aquéllos que bendicen a Abraham y a través de Adán todas las familias de la tierra serán bendecidas.

Al Malvado le gustaría hacer que los creyentes maldigan a Dios y a otros. Pedro les recuerda a los creyentes que deben continuar bendiciendo a Dios y a otros, aún en tiempos de persecución.

CONCLUSIÓN

Lo que es enseñado aquí es diferente a lo que el hombre natural quere hacer. Nuestra tendencia es la de repagar mal con mal, queremos azotar de regreso y ejecutar justicia en nuestros propios términos. La Escritura nos llama a humillarnos y someternos al Señor, aún cuando enfrentemos persecución, esclavitud cruel, compañeros incrédulos y actos malignos en la iglesia. Somos llamados a ser fieles en todas circunstancias y a través de la fe morir al pecado y vivir para hacer lo que es bueno y justo. Es a través de la

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sumisión a Dios y las instituciones que Dios ha establecida que las bendiciones de Dios y el reino de Dios avanzan.

3. Los cónyuges se someterán los unos a los otros. (3:1-7)

a. La mujer cristiana ha de ganar a su esposo a través de su conducta respetuosa y afable. (3:1-6)Argumento: La responsabilidad de sumisión corresponde no solamente en la relación al estado y al amo, sino también en la relación de la mujer a su marido. Aunque tenga un marido inconverso, la sumisión, las buenas obras y la apacibilidad tienen el poder de influir en él. Esta conducta del corazón es un adorno más importante que lo externo y encontramos un ejemplo en las vidas de las mujeres como Sara en el A.T. El mayor espacio dedicado a la mujer probablemente indica que en las congregaciones en Asia Menor había muchas mujeres con esposos todavía no creyentes. Véase Meyer, capítulo 16. Cp. Col. 3:18-19; Ef. 5:22-23; Tit. 2:4,5.

El pasaje implica que es posible que una esposa cristiana falle en su relación con su esposo. Ella puede sentirse superior a él por sus nuevos conocimientos, privilegios espirituales, cambio de vida y seguridad personal. Podría sentirse liberada de algunas obligaciones que antes sentía. Por su entusiasmo en la nueva fe, podría participar en muchas actividades cristianas. Podría cambiar sus costumbres en cuanto al vestuario provocando desconfianza de parte de su marido. Podría exhortarle y predicarle a aceptar a Cristo y cambiar su vida.Como en la sección anterior sobre los criados, estos versículos contienen tres movimientos: 1) la exhortación, vrs. 1-2, 2) una explicación de lo que agrada a Dios, vrs.3-4, y 3) un ejemplo de la conducta que se espera, vrs. 5-6.3:1 Asimismo. El elemento común en todas las exhortaciones de esta división es la sumisión. Por eso la responsabilidad de la mujer en el hogar continúa la exhortación general en 2:13 y responde al ejemplo y estímulo de Cristo en 2:21-25.estad sujetas Part. pres. usado como imperativo. La misma palabra y forma se encuentra en 2:18 para los criados. No indica inferioridad. Como toda institución, la familia necesita una cabeza para funcionar con éxito. En el caso de la familia, el líder es el marido. En su vida como esposa y madre ella respeta el liderazgo de su marido.En la sociedad de aquellos tiempos, las costumbres sociales esperaban que la mujer siguiera la religión de su esposo. Entonces, sólo el haber aceptado al cristianismo antes que su esposo tenía la apariencia de insubordinación y fue motivo de vergüenza para el esposo. Pedro se preocupa por que ellas no complicaran este problema con una actitud o comportamiento rebelde.

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Es notable que, en la actualidad, cuando todo sector de la sociedad hace valer sus propios derechos y demanda de otros lo que piensa le es debido, la persona que es verdaderamente cristiana se preocupa por sostener relaciones correctas y una conducta humilde.vuestros "suyo propio". Los términos griegos aquí pueden significar "mujer" y "hombre" o "esposa" y "esposo". Entonces, la palabra vuestros aclara que Pedro está hablando de una pareja casada. El autor no pide la sumisión de toda mujer a todo hombre, sino una relación muy específica dentro del matrimonio.no creen a la palabra. En el caso del criado (2:18) y también de la esposa, el deber de sumisión está en vigor aún en la circunstancia más difícil. La palabra es "desobedecer" y puede describir a uno que es activamente hostil al evangelio.sean ganados ind. fut. pas. usado en vez del subjuntivo, con jína, para expresar propósito. El verbo enfoca el proceso de la conversión del individuo. En estos casos, la sumisión de la mujer, como la buena conducta en 2:12, tiene un propósito evangelístico. Esto provee a la mujer otro móvil para que sea obediente a las instrucciones de este pasaje.sin palabra. "Sin hablar". La diferencia de esta expresión comparada con la anterior se ve en la falta del artículo.por la conducta Fíjese que en 2:12 y 15 también Pedro ha enseñado que la conducta es lo más necesario para cambiar la actitud de los que no creen. (Vea el ejemplo en Agustín, Confesiones IX, 19-22). ¿Cuál es el tipo de conducta que ganará al esposo y, en general, hará impacto en los no creyentes? Muchos versículos en la carta contestan la pregunta -- pasajes como 12:11, 2:18, 3:2-4, 3:15, 4:2-3, 4:8-9 (cp. Juan 13:34-35), 4:13-14, 5:5-7. En el caso de las esposas es la conducta de sumisión (v. 1), reverencia a Dios, pureza (v. 2) y humildad y paz (v. 4).3:2 considerando part. aor. act. Vea la explicación de la misma palabra en 2:12. Pedro continúa interesado en la evaluación que harán los no creyentes y el impacto que la buena conducta de los creyentes tendrá en ellos.

casta "puro", "limpio", "casta". Una conducta irreprochable, con especial relación a la pureza sexual. En los tiempos de Pablo, mujeres fueron criticadas de ser infieles a sus maridos cuando se vistieron en una forma extravagante y opulenta, atrayendo la atención de otros hombres.respetuosa Es una frase preposicional que puede referirse al temor a Dios o el respeto a su marido.Versículos como 1:17, 2:17, 18 sugieren que Pedro se refiere a la reverencia hacia Dios. El marido notará que la buena vida de su esposa es porque quiere agradar al Señor. Cuando su vida es difícil por las presiones del marido o de la sociedad, el deseo de obedecer a Dios es un móvil adecuado para apoyarle en su nueva vida. .3:3 peinados ostentosos. adornos de oro. vestidos lujosos. En el griego, es muy interesante la descripción de estas tres frases. Las palabras indican las acciones de arreglar el pelo, de colocar joyas alrededor del cuello, el brazo y el dedo y de ponerse el vestido. Así se da énfasis al interés, el cuidado y el tiempo gastado en el proceso de ataviarse con las cosas externas.

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Es evidente que Pedro no condena las tres cosas, porque, en el griego, la frase en cuanto a los vestidos dice "el ponerse vestidos", y el apóstol no estaría prohibiendo el uso de ropa (La palabra "lujoso" no está en el texto.) No se debe perder el punto mayor que el ornato que agrada a Dios es el espíritu afable y apacible.La mujer no debe interesarse tanto en el ornato externo que descuida el ornato interno. También debemos aprender que el adorno externo debe ser consecuente con el espíritu casto, afable y apacible. El propósito de estas instrucciones es de enseñar un sentido correcto de valores. Cristo no tomó una actitud extremada sobre estos asuntos. (Mt. 6:17-18; Lc. 15:22).El lector nota los contrastes entre lo externo y lo oculto, entre el adorno y la persona ("el hombre oculto del corazón"), y los peinados, oro y vestidos y, por otro lado, el espíritu afable y apacible. También se puede distinguir entre lo que agrada a uno mismo y a otras personas y lo que es de grande estima delante de Dios.En la cultura del primer siglo, filósofos y moralistas romanos criticaron la moda extravagante y opulenta de algunas mujeres que tenían poder económico. Ellos tomaron esta costumbre como una evidencia de la infidelidad a su marido, porque la mujer buscaba atraer la atención de otros hombres. Entonces, Pedro pide moderación en el adorno, lo que fue una evidencia de buen gusto y buena conducta en ese tiempo. El principio general es que la mujer cristiana debe vestirse de manera modesta que no llame la atención de otros varones y que cultive su buena conducta y las cualidades de carácter interno, más que su adorno externo.

3:4 corazón Según Michaels (p. 161) esta palabra identifica el "hombre oculto" y sugiere la sinceridad (1:22). El corazón es el lugar que forma las lealtades, lealtad al mundo de valores materiales o lealtad a Jesucristo. Lo que es el corazón es lo que identifica a la persona. Según Pedro, aquí brota la belleza de la persona.incorruptible. Compare 1:4, 18, 23. Los contrastes en este pasaje entre lo externo que agrada a los hombres y lo del espíritu que agrada a Dios, lo que perece y lo que perdura; y los valores espirituales que se relacionan a estos contrastes se encuentran también en las palabras de Cristo en Mateo 6:1-21.afable ("gentil, humilde, considerado, manso" BAG 699) La humildad es una cualidad que el Nuevo Testamento exige de todo cristiano. Jesucristo es el ejemplo. Quiere decir la disposición mansa que está dispuesta a someterse a las demandas y decisiones del marido a través de una dócil cooperación. Esta calidad caracterizó a Jesucristo (Mt. 11:29, 21:5) y es parte importante de la ética nuevotestamentaria (3:16, Mt. 5:5, Gál. 5:23; Ef. 4:2; Col. 3:12; Tit. 3:2). Pedro exhorta a la humildad también en 5:5-6.apacible. Quieta, calmada. Quiere decir que no hay señal de rebelión, resentimiento. (Comp. 2 Tes. 3:12; I Tim. 2:11,12). No es una cualidad sólo de la mujer.espíritu "disposición" de grande estima delante de Dios. 1 Samuel 16:6-7. Lo que no tiene valor para los hombres, porque simboliza debilidad en vez de fuerza, para Dios es adorno pródigo, en contraste con los adornos externos excesivos.

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3:5-6 Pedro apela al ejemplo de las mujeres del A.T., como Sara cuya vida ilustra la instrucción de este pasaje. Pedro no aclara cuál es el grupo de esposas. El artículo sugiere que es un grupo específico y no todas las santas mujeres del A.T. en general. Como se menciona Sara, podría ser que el grupo consiste de las esposas de los patriarcas. Cinco elementos son mencionados en versículos 5 y 6: santidad, esperanza, sumisión, hacer el bien, y serenidad en cualquier circunstancia. Estas cualidades fueron su adorno (se ataviaban).venido a ser hijas. Como los que creen son hijos de Abraham espiritualmente, las hermanas obedientes son hijas de Sara. (Gál. 3:6-7)Sara. El uso del ejemplo de Sara sorprende en ciertos aspectos (Michaels, pág. 164-165). En la Biblia, Sara llamó a Abraham señor sólo en Génesis 18:12. En ese pasaje Sara expresó su duda de la promesa de Dios que tendriá un hijo en su vejez. Sin embargo, Pedro no dice que Sara fue un ejemplo en todo aspecto.Sólo afirma que, al llamar a su esposo "señor", ella dió un ejemplo de sumisión. Otros aspectos del relato no le interesan en el momento de hacer esta observación y aplicación.sin temor a ninguna amenaza. Quiere decir "libre de pánico o agitación"; "serenidad". Es posible que Sara ya no es el ejemplo de esta característica. Pedro no indica la fuente de los posibles temores.

Proverbios 3:25 es probablemente la fuente del concepto. La frase recuerda al lector que los cristianos están en la presencia de enemigos y peligros. En este caso, la esposa cristiana puede temer a su esposo que le amenza y representa la fuente de tensión que ella experimenta. Esta cualidad de la esposa cristiana es la serenidad en medio del peligro o la aflicción. Ella ha de confiar en el Señor y dejar con el Señor tratar con la hostilidad de su esposo, cuando ella es obediente y manifiesta la humildad, la sumisión y las buenas obras.

b. El hombre ha de tener conocimiento de su esposa para tratarla de acuerdo a su naturaleza y con honor. (3:7)Argumento: El marido tiene una responsabilidad correspondiente, que no omite la idea de sumisión, de honrar a su esposa con actos de cortesía y consideración basados en el reconocimiento de la desigualdad física y de la igualdad espiritual, y con motivo de mantener la comunión con Dios. No hay mención de esposas no creyentes (de esposo creyentes) porque probablemente, como fue la expectativa cultural, ellas siguieron el ejemplo de sus maridos en lo espiritual.

3:7 asimismo Esta conectiva podría decir que "existe también en el deber del esposo el elemento de sumisión -- reconocimiento de las caracteristicas y necesidades de su esposa, junto con la conducta consecuente.Sin embargo, es posible que asimismo sólo indica otra parte del código relacionada en forma general con lo anterior: "También el esposo necesita saber relacionarse adecuadamente con su esposa".

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vivid con ellas ("habitar juntos") Incluye los aspectos sociales y sexuales de la relación.sabiamente ("según conocimiento"). Algunos sugieren que Pedro habla del conocimiento cristiano, el conocimiento de Dios. Sin embargo, los detalles del versículo requieren que sea el conocimiento de la compañera de hogar. Se refiere a un reconocimiento inteligente de las características, necesidades y privilegios de la esposa. Indica que el vivir con la esposa no es sólo una función física, sino requiere que uno sepa cómo hacerlo. Para esto, es necesario conocerla, entenderla y tomar en cuenta esta información al tratar con ella. Por lo menos algunos aspectos de este conocimiento Pedro señala en el resto del versículo: es digna de honor, es vaso más frágil y es coheredera de la gracia de la vida, y es tan importante que la relación con ella afecta la comunión con Dios.

dando honor. Aunque no se encuentra la palabra sumisión en este versículo, honrar y respetar, como en 2:17, exige que el hombre ubique a su esposa en un lugar elevado y brindarle un trato y una consideración especial. El esposo se somete a la responsabilidad de llenar las necesidades materiales, físicas, emocionales y espirituales de su esposa.como a vaso más frágil La primera razón para darle honor es que ella es más frágil y por eso necesita la comprensión, protección y consideración de su esposo. La palabra griega por “vaso” significa un objeto material, a menudo un objeto de barro que puede sugerir la idea de fragilidad. Pero es usado metafóricamente del cuerpo humano, tanto del hombre como de la mujer. Entonces, la fragilidad se refiere primeramente a lo físico, pero la idea podría extenderse a la vulnerabilidad emocional.Pedro habla en términos generales, no diciendo que toda mujer es más frágil que todo hombre. Es un contraste general y exige la comprensión del hombre. Esta frase no justifica el concepto de "el sexo débil" en cuanto a la totalidad de su persona. Ninguno de los vocablos ni los conceptos en el versículo es peyorativo. En vez de denigrar la mujer, Pedro está señalando porqué el hombre ha de respetarla. Tal vez ayuda recordar que, en la esfera material, a menudo las cosas frágiles son objetos que tienen mucho valor.como a coherederas de la gracia de la vida El término "coheredera" indica igualdad con relación a los privilegios de la herencia. La gracia que heredan es la vida--la vida espiritual,la vida eterna.

La primera razón indicaba una diferencia entre los sexos. La segunda señala la igualdad de los dos.

A pesar de su posición como cabeza y la fuerza física del marido, el esposo y la esposa cristianos son iguales en su posesión de la vida espiritual, en sus privilegios espirituales y en su responsabilidad de hacer la voluntad de Dios.Con esta frase Pedro vuelve a tocar la esperanza futura que él enfoca varias veces en el capítulo 1.Esposo y esposa comparten la misma vida espiritual ahora y compartirán todas los mismos privilegios y bendiciones en el futuro. Por eso, el esposo honra a su esposa entrando en

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una comunión de conocimiento mutuo para que su conducta hacia ella se fundamente en esa sabiduría y en su igualdad espiritual.para que vuestras oraciones no tengan estorbo. El verbo aquí quiere decir "interrumpir". Solamente cuando la pareja cristiana mantiene una relación correcta, según estos principios de conocimiento y honor, manifestando sumisión mutua, pueden ellos tener comunión libre con Dios. Una relación correcta con Dios depende de una relación correcta con los demás (Comp. Is. 59:1-2; Mt. 5:23s; 18:19-35; 1 Cor. 11:17-34; Sant. 4:3). Michaels comenta: "Pedro ve al esposo y la esposa que son creyentes como un tipo de iglesia en miniatura" (p. 170).

4. El cristiano ha de vivir pacíficamente en todas sus relaciones sociales. (3:8-12)Argumento: Pedro concluye esta sección, dirigiendo a todos los creyentes algunas instrucciones que aplican a sus relaciones con hermanos inconversos y que reflejan el mismo énfasis de sumisión. El termina la división con palabras del Salmo 34 que enseñan que la vida indicada trae placer personal y la bendición del Señor. Véase Meyer, cap. 17 para la aplicación.

3:8 de un mismo sentir Quiere decir "atender o pensar en las mismas cosas." El carácter de un hombre se determina por lo que piensa. Los creyentes tienen un interés y una vida común. Comp. Rom. 15:5; Fil. 2:2.compasivos Quiere decir "sufrir juntos", "responder a los sentimientos de otros".misericordiosos Quiere decir "con corazón tierno".amigables. Los manuscritos preferibles tienen aquí "humilde", que se relaciona con el tema de la división, sumisión. El modelo es Cristo (Mt. 11:29).

3:9 Compare Rom. 12:17; 1 Tes. 5:15; Prov. 17:13; 20:22; Mt. 5:38-48; Lc. 6:27-36; 1 Ped. 2:23.bendiciendo. Según la enseñanza de Cristo, "bendecir" incluye hablar el bien, mostrar acciones de bondad, y pedir la bendición del Señor para otras personas.fuisteis llamados. Compare el llamamiento en 2:21 donde nuestro deber es mostrar paciencia en medio del tratamiento injusto. Aquí, relacionado también con el llamamiento, el deber es de recompensar el mal por medio de hacer el bien. Nosotros seremos herederos de una bendición y entonces debemos bendecir a otros. En Cristo, Dios bendice a los que han pecado contra El; por eso nosotros debemos hacer lo mismo (Ef. 4:32).

Sermón basado en 1 Pedro 3:1-7

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INTRODUCCIÓN:

Se cuenta que un matrimonio estaba llenando ciertos formularios. Como de costumbre, la gente esperaba "haciendo cola". De pronto la mujer interrumpió diciendo una cantidad de palabras y expresiones vulgares que hubieran hecho sentir avergonzados a muchos. Todos los que estaban cerca de ella podían oír las palabrotas y ver sus gestos. El esposo rápidamente comenzó a buscar un lugar para esconderse. ¿Cree usted que el marido de esta mujer se sentía orgulloso de la esposa que tenía?

Con este cuadro en mente busquemos en la Biblia un pasaje donde se habla lo que Dios espera de una mujer cristiana.

1. EL COMPROMISO DE LA MUJER CASADA: SUJETARSE A SU ESPOSO (1,5,6).

A."Asimismo", se refiere a los versículos anteriores (2.21-25). Así como Cristo fue sumiso también las mujeres deben serlo.

B.La sujeción es el mejor método para ganar al esposo inconverso para Cristo.

C.Sara, ejemplo de una mujer sujeta a su marido (5,6).

II. LA CONDUCTA DE LA MUJER CASADA: CASTA Y RESPETUOSA (2)

A.Casta: puras, decentes, decorosas.

B.Respetuosa: Reverentes, consideradas, corteses, amables, atentas, obedientes.

III. EL CARÁCTER DE LA MUJER CASADA: AFABLE Y APACIBLE (v 4)

A.Afable: Amable, cariñosa, cortés, atenta, suave, afectuosa.

B.Apacible: Mansa, dulce en la condición y el trato, tranquila, de buen temple.

IV LA CONDICIÓN DE LA MUJER CASADA: COHEREDERA DE LA GRACIA DE LA VIDA (7)

En los vv 1-6 pareciera haber dos niveles, uno para los hombres y otro para las mujeres. Pedro aclara que espiritualmente no existe ninguna diferencia.

CONCLUSIÓN:

Examinémonos y consideremos nuestro comportamiento ante los demás. Que el Señor nos ayude a ser mujeres sumisas, viendo el ejemplo de Sara y nuestro máximo ejemplo Jesucristo.

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Un comentario a la 1ra. Epístola de Pedro 3: 1-7

1,2: “Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas, considerando vuestra conducta casta y respetuosa.”

Pedro da a las esposas un consejo (o más que consejo, una regla de conducta) semejante a la que Pablo ha formulado en Ef 5:22, y que se refiere a cómo deben comportarse con sus maridos, sometiéndose a ellos como al Señor. Sólo que en este caso su exhortación está dirigida a las esposas cristianas cuyos maridos no se han convertido, o a mujeres cristianas que se casaron (o las casaron) con paganos. (Nota 1)

La sujeción tendrá en su caso el carácter de un testimonio cuyo propósito será lograr que el marido se convierta a Cristo. (2)

Pedro les dice que ellas podrán alcanzar esa meta sin necesidad de predicarles a sus maridos de palabra. Su conducta “casta y respetuosa” (3) hará las veces de prédica cuyos argumentos que no podrán ser contradichos (4).

He aquí pues un principio básico de evangelismo. Muchas veces las palabras que se dirigen al inconverso, o los argumentos que se esgrimen para convertirlo, son contestados por argumentos contrarios que los anulan. Pero no hay argumento que oponer a la conducta ejemplar de una persona que es siempre amable, servicial, cumplida. En primer lugar, porque no discute, y en segundo, porque la rectitud de su conducta y los buenos efectos de la misma son demasiado evidentes para no reconocerlos.

Cuando el esposo incrédulo experimente los beneficios que la conducta sumisa de su esposa le trae, no podrá menos que admitir que algo de bueno tiene que haber en la fe que la hace a ella comportarse de esa manera (5).

Es inevitable que no falten maridos endurecidos que se nieguen a rendirse ante la buena conducta de su mujer… hasta que la pierden. Y entonces, se lamentarán de no haber apreciado a tiempo el tesoro que tenían en casa. Se han dado casos de maridos que se convirtieron cuando sus esposas murieron y que se reprocharon amargamente no haber reparado a tiempo en el bien que ellas significaban para sus vidas. Lo reconocieron sólo cuando ya era tarde.

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Esa es una forma de ceguera en que incurrimos todos en muchas circunstancias de la vida. Nos damos cuenta del bien que tenemos sólo cuando lo perdemos. No sabemos valorar lo que Dios nos da.

3,4. “Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios.”

Pedro pasa enseguida a hablarles a las mujeres de su aspecto exterior, de los adornos con que buscaban embellecerse para atraer la atención de sus maridos. Él les dice que no son los afeites (lo que hoy llamamos maquillaje) y el lujo con que se engalanan lo que deben usar como señuelo (6) sino más bien el atractivo de su carácter y de sus almas, lo agradable de su trato amable, el amor sumiso que les demuestren y el cuidado que desplieguen en atenderlos. ¿Qué cosa más agradable para un hombre que una mujer se ocupe de él cariñosamente y que lo haga sin regaños, ni reproches ni dobleces? La dulzura de la mujer atrae al hombre con un lazo muy fuerte; en cambio, su mal carácter lo repele. (Pr 21:9,19).

Pedro dice algo que puede sorprendernos de primera intención: el comportamiento femenino que seduce al hombre por las cualidades internas que exhibe, más que por lo que apela a los sentidos, es de gran valor para Dios; que es algo que Dios aprecia mucho. Por tanto, la mujer que agrada al hombre de esa manera agrada a Dios también. No hay oposición entre ambos agrados sino, al contrario, armonía. Pedro llama “incorruptible” a ese atavío interno porque su belleza no es disminuida por los años, sino más bien, se acrecienta.

Naturalmente podría con razón decirse que el consejo recíproco es igualmente oportuno: Que el hombre por su lado agrade a su mujer por el trato afable que le dispensa. Pero no nos adelantemos a lo que Pedro dirá más abajo.

5. “Porque así también se ataviaban en otro tiempo aquellas santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos”

Para reforzar lo antedicho Pedro pasa a evocar la vestimenta que usaban las mujeres que menciona el libro del Génesis a partir del capítulo 12, en la cultura pastoril de ese tiempo. Pero ¿cómo puede saber él de qué manera se vestían y se arreglaban las mujeres de entonces si en ese libro no hay ninguna mención de la indumentaria femenina? Por el recuerdo que conservaba la tradición de sus mayores y porque en la cultura tradicional judía no habían habido cambios en ese aspecto a lo largo del tiempo.

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Pero el atavío que a Pedro le interesa sobre todo es el interno. Él asegura que no sólo Sara, sino también Rebeca, Raquel y Lea, “esperaban en Dios” –es decir, que eran piadosas- y que estaban “sujetas a sus maridos” de acuerdo a la costumbre de la época. Él les pone a las mujeres “liberadas” de su tiempo -que escucharían leer en las iglesias esta epístola, así como las otras que circulaban en las comunidades- y que vivían inmersas en el ambiente corrupto de las ciudades de aquella época “moderna”, el ejemplo de las mujeres de la historia hebrea, cuyos ideales y hábitos de vida eran tan distintos de los del tiempo en que Pedro escribía.

6. “como Sara obedecía a Abraham, llamándole señor; de la cual vosotras habéis venido a ser hijas, si hacéis el bien, sin temer ninguna amenaza.”

Él afirma que Sara, la esposa de Abraham que desempeña un papel central en la historia del patriarca, no sólo obedecía a su marido, sino que le llamaba “señor”. Con esa palabra Pedro evoca el episodio del capítulo 18 del Génesis, en que Abraham recibe la visita de tres misteriosos personajes venidos de parte de Dios, que le predicen que dentro de nueve meses su mujer dará a luz un hijo. Al oír esas palabras, Sara, que está a pocos pasos en la tienda, ríe considerando la edad avanzada que ella y su marido tienen (v. 12).

Si Pedro toca el tema de la obediencia y de la sujeción de la mujer al marido, es seguramente porque había observado que en el mundo de las ciudades gentiles en las que él ahora circulaba predicando el Evangelio, las mujeres eran muy independientes y se comportaban de una manera muy diferente a la que él estaba acostumbrado en el mundo judío, más apegado a lo tradicional, del que él provenía.

Entre esas mujeres “modernas” se reclutaban las que llenaban las iglesias cristianas de esos primeros tiempos en el mundo griego. A ellas era necesario enseñarles una manera femenina de comportarse que fuera muy distinta de la que veían en torno suyo, y que, como era natural, habían imitado antes de convertirse. Lo hace exhortándoles a imitar el ejemplo de Sara, como “hijas” suyas, en el sentido de continuadoras o émulas.

Pero ¿por qué añade aquello de hacer el bien sin temer amenazas? Porque -pienso yo- comportándose de esa manera no provocarían la cólera de sus maridos paganos que pudieran usar de violencia si tuvieran que corregirlas.

Nótese que el propósito de la exhortación con que comienza este capítulo es contrastar la conducta que debe guardar la mujer cristiana y la que era habitual

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entre las mujeres del mundo griego. La obediencia a Cristo conduce al creyente a observar una conducta que llamará la atención de su entorno.

A riesgo de ser repetitivo subrayaré que el atavío ostentoso de las mujeres paganas de entonces tenía por fin llamar la atención del hombre, atraerlo, incitarlo, tal como es también el propósito de la atrevida moda femenina usual en nuestros días. El mensaje de Pedro entonces y para nuestro tiempo es: la mujer cristiana no debe tratar de atraer al hombre resaltando su atractivo físico, sino que debe vestirse con modestia, ocultándolo en cierta manera, esperando que el hombre sea atraído más bien por sus cualidades espirituales. Estas serán, en última instancia, las que lo hagan feliz y cimenten la solidez del matrimonio que contraigan.

7. “Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo.”

Pedro pasa enseguida a hablar a los maridos, pero sólo les dedica un versículo, poco comparado con los seis que dedicó a las mujeres. Posiblemente él era conciente de que Pablo en la epístola a los Efesios había dedicado a los varones mayor espacio que a las esposas (Ef 5:22-33), y no cree necesario abundar en lo que su colega ha tratado más ampliamente (Véase además las epístolas 1ª Timoteo y Tito).

Sus consejos son breves pero puntuales. El primero parece, sin embargo, algo vago. ¿Qué es convivir sabiamente? Para comenzar, la sabiduría consiste en el buen trato, y en el no abusar de la autoridad que la sociedad de entonces concedía al marido sobre la mujer. El pensamiento de Pedro parece estar orientado hacia la consideración y el respeto a la mujer, que no debe haber sido muy frecuente en ese tiempo, pues continúa diciendo: “dando honor”.

Mientras que Pablo, por su lado, ha hablado del sometimiento de la mujer, Pedro destaca el honrar a la mujer teniendo en cuenta su fragilidad. Esto implica, ante todo, no abusar de la superioridad física masculina, en consideración precisamente de la menor fortaleza de la mujer (7). Pero supone también una amabilidad especial. Quizá puede verse en las palabras “dando honor” el origen de la cortesía hacia la mujer que se desarrollará en los siglos subsiguientes y que fue una de las  características más saltantes de las costumbres y literatura medioevales, cortesías, dicho sea de paso que ni los romanos ni los pueblos orientales guardaban, pero quizá sí los judíos.

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Pedro da una razón particular para este trato honroso que él promueve: “la mujer cristiana es coheredera de la gracia de la que vosotros os preciáis”. Esto es, ella tiene en Cristo los mismos derechos y privilegios que ustedes. Pablo escribirá: “Pero en el Señor, ni el varón es sin la mujer, ni la mujer sin el varón” (1 Cor 11:11), y también que el hombre y la mujer son “uno en Cristo Jesús” (Gal 3:28).

En Cristo el hombre no es más que la mujer, de modo que si bien la sociedad de entonces le concedía al hombre grandes privilegios respecto de la mujer, en Cristo esos privilegios son mutuos y ambos sexos son iguales (9).

Pedro da, por último, una razón intrigante: Si tratáis mal a vuestras mujeres, vuestras oraciones no serán escuchadas.

Este pensamiento me hace recordar el salmo que dice que Dios es “padre de huérfanos y defensor de viudas” (68:5). Dios es el protector de los débiles, como en varios lugares nos lo recuerda la Escritura. Es como si Dios le dijera al hombre: “Si maltratas a tu mujer tendrás que vértelas conmigo”. Así que, ténganlo en cuenta varones.

En suma, el hombre que se pone a orar habiendo tratado mal a su mujer, no podrá levantar manos puras a Dios porque las tiene manchadas de pecado y por tanto, su oración no alzará vuelo. (Sal 24:4) (10).

Notas:

1. El griego dice aquí: “que desobedecen a la palabra”. Creer es un acto de obediencia a Dios.

2. Cuando una persona se convierte es ganada para el reino de Dios.

3, El griego dice: “observando vuestra conducta pura en temor”. El respeto nace del temor, o tiene como resorte original el temor.

4. Mantener una conducta “casta y respetuosa” puede haber sido una prueba difícil para muchas esposas cristianas casadas con paganos, dados los hábitos licenciosos que prevalecían en la sociedad grecorromana. Pero es posible que en muchos casos con su actitud respetuosa ellas se ganaran el respeto de sus maridos irrespetuosos. Es posible también que a algunas esposas cristianas, que habían sido criadas en ambientes corruptos, la conducta casta no les resultara fácil. De ahí quizá la necesidad que siente Pablo de exhortar a las ancianas a enseñar a las mujeres jóvenes a ser castas y prudentes (Tt 2:4,5)

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5. Una de las dificultades que podía enfrentar la mujer cristiana casada con un marido gentil era que los ritos idólatras solían formar parte de la vida doméstica (el culto a los manes, p. ej.). ¿Participaría ella en esas prácticas? No podría. ¿Pero si su marido quería obligarla a participar? Le quedaba el recurso de separarse, si no tenía otro. (1Cor 7:15). Pero Pablo aconseja en primer lugar a la mujer creyente no separarse del marido incrédulo, porque él puede ser santificado en la mujer creyente (1Cor 7:13,14ª) En estas dificultades jugaría un papel importante la prudencia y el respeto con que la mujer actúe. Pero también el amor que la mujer manifieste por su marido (Col 3:18). Dada la rudeza de muchos maridos paganos, en muchos casos ese amor tendría que ser sobrenatural.

6. Pedro debe haber tenido presente los arreglos cosméticos y los peinados enjoyados y extravagantes que usaban las mujeres paganas en Grecia y Roma.

7. Dado el poco aprecio en que era tenida la mujer en el mundo pagano, sus maridos solían tratarlas de una manera ruda. De ahí que Pablo considerara oportuno aconsejarles: “Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas.” (Col 3:19).

8. La cortesía que guardaban los hombres con las mujeres, cediéndoles el paso, por ejemplo, en la calle, asombró al embajador turco que, a mediados del siglo XVIII, visitó la capital austriaca. En su país –y en todo el Oriente- las mujeres cedían el paso al hombre. Le maravillaba también que las mujeres pudieran salir a la calle no acompañadas y sin cubrirse el rostro con un velo.

9. En la antigüedad las mujeres contaban poco. No eran incluidas en los censos, por ejemplo (Los censos ordenados por Moisés en Números 1 y 26, y el censo ordenado por David en 2Sam24, sólo incluyen a los hombres). Aun los evangelios reflejan esa mentalidad (Mt 14:21, p. ej., sólo da el número de los hombres alimentados por Jesús en la multiplicación de los panes). En el mundo romano las mujeres no tenían nombre propio. Llevaban el nombre de la familia, y si nacía más de una hija en el hogar, y no se dejaba que muriera, según la costumbre, se le llamaba “Secunda” (Segundina en español) o "Tertia”. Pero bajo el imperio su situación mejoró y adquirió mayor independencia.

Sin embargo, así como en el mundo cristiano la esclavitud fue desapareciendo sin que se diera ninguna ley específica, también la situación de la mujer fue mejorando. Lo vemos, para comenzar, en los papeles que la mujer asume en el Nuevo Testamento (diaconisas, profetisas, colaboradoras de Pablo, etc.). En la Edad Media, en parte bajo la influencia del derecho germánico, tienen nombre y apellido propio, que conservan al casarse (sólo a fines del siglo XVII en Francia la

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mujer toma obligatoriamente el apellido del marido). Son dueñas de tierras y de negocios propios, desempeñan en las ciudades oficios artesanales, incluso algunos rudos, como los ligados a la metalurgia y a la construcción, y participan en algunos gremios con derechos iguales a los de los hombres; votan al igual que ellos en la asambleas urbanas y municipios rurales.

Esta autonomía de la mujer se fue perdiendo hacia el final de la Edad Media, con la reintroducción del derecho romano, que era fuertemente paternalista, y el redescubrimiento de la antigüedad clásica. A mediados del siglo XVI, o antes, la mujer ya no puede ocupar ningún cargo público y es relegada a las funciones domésticas. Con el código napoleónico (inicios del siglo XIX) que ha influido en la legislación de muchos países, incluido el nuestro, la mujer no puede disponer de sus propios bienes sin autorización de su marido.

10. En muchos pasajes de la Escritura, comenzando por el episodio de los sacrificios de Caín y Abel (Gn 4:1-5), se nos hace ver que Dios desoye la oración del hombre cuya conducta le desagrada. Proverbios dice: “El que cierra su oído al clamor del pobre, también él clamará y no será oído.” (21:13). Y “El que aparta su oído para no oír la ley, su oración también es abominable.” (28:9). Y en Isaías Dios proclama: “Cuando extendáis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos; asimismo cuando multipliquéis la oración, yo no oiré; llenas están de sangre vuestras manos.” (1:15).