1. marcos sin pasamontañas

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Vicente Leñero

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  • RESEASY NOTAS | 93

    Siempre que entro en el Palacio de Minerael corazn es un decir se me desbocaen recuerdos. Ah estudiamos ingeniera (ci -vil, mecanicoelectricista, topogrfica, petro -lera) los grupos de la generacin 1951.

    No era entonces un palacio remozadoy flamante como se le ve ahora para hacerhonor a su constructor Manuel Tols, sinoun edificio s, majestuoso, aunque suma-mente descuidado: con losetas quebradas enlos patios, muros descarapelados, puertaschuecas y apolilladas. En su rea izquier daalbergaba oficinas invasoras de la Secreta-ra de Agricultura, y en la derecha tena unpatio srdido y una alberca casi vaca, su -cia, donde sufrimos las novatadas junto asalones hmedos con bancas torcidas.

    Convertido hoy en la obra de arte que fue,alberga ao con ao la Feria Internacionaldel Libro dirigida con entusiasmo por un ex -funcionario del cine: Fernando Macotela.

    En la que efectu en febrero de 2013 fuiinvitado por la editorial Alfaguara a presen -tar un reciente libro de cuentos de mi autora.

    La conversacin entre el lcido y gene-roso Juan Villoro y este fracasado ingenieroconvertido hoy en escritor se desarroll du -rante cincuenta minutos rapiditos en aquelsaln de actos donde hace aales present-bamos exmenes finales y al que llamba-mos la maternidad por eso: porque bamosa parir.

    Sucedi entonces, ahora, que al interrum -pir la charla con Villoro sencillamente por -que se acab el tiempo, se form comosiempre una bolita de pblico conocido odesconocido para saludar y preguntar algo aJuan, para solicitar una firma con plumabic sobre el libro abierto en las primeras p -ginas, o para lo que se ha vuelto costumbreen los buscautgrafos: posar con el inter-pelado frente a la camarita de un celular.

    En ese instante, en poqusimos segun-dos y con la mesa ceremonial de por mediocarpeta verde y micrfonos se me acer -c un chamaco chaparrito, moreno, hier-tico, que se haba abierto paso a empujo-nes hasta m. Me tendi entonces lo queyo supuse una simple tarjeta blanca.

    Me dijo:Esto se lo manda un amigo suyo.Me distraje un poco y di la vuelta a la

    tarjeta blanca para saber si tena alguna ins -cripcin. Pero no era una tarjeta: era unafotografa a colores tamao postal en la quese vea al clebre subcomandante Marcos. Laclsica foto con pasamontaas y gorrita dedril: precisamente la que ilustra este texto.

    Estuvo aqu pero ya se fue dijo elenviado chaparrito y se escurri entre losagolpados.

    Qu cosa!: estuvo aqu pero ya se fue.

    Despus de un rato de desconcierto, debuscar entre la gente un rostro localizablegirando la cabeza como pollo desorientado,me puse a pensar en la libertad que disfru-ta el controvertido Marcos, el intilmentedelatado Rafael Guilln Vicente, al que en -trevist para Proceso en un amanecer de fe -brero de 1994.

    A diferencia de los famosos que necesi-tan calzarse unos anteojos oscuros o una pe - luca o un disfraz para escapar de los acosa -do res y de los paparazzimexicas, l lograbaes conderse al revs: quitndose simplemen -te el pasamontaas y la gorrita. Poda salir en - ton ces de Chiapas y transitar en cualquierciu dad o pueblo sin que nadie lo reconociera.

    Por ah andaba esa noche en el Palacio deMinera mironeando libros en los mdulosde las editoriales, asomndose a las aburridaspresentaciones, galaneando quizs.

    Lo que sea de cada quienMarcos sin pasamontaas

    Vicente Leero

    Subcomandante Marcos