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1. Introducción: ¿qué es el espíritu emprendedor, la acti-vidad emprendedora, el impulso al riesgo de crear unaempresa (en inglés el entrepreneurship)?

Fue Schumpeter quien identificó la función empresarial con lai n t roducción de innovaciones radicales y la elevó a fuerza moto-ra de la dinámica económica del mercado. Este fundamental pen-samiento está en perfecta sintonía con el pensamiento weberianodel espíritu empre n d e d o r, espíritu forjado en el crisol del lutera-nismo que condujo a la emergencia del capitalismo, expuesto ensu famoso libro «La ética protestante y el espíritu del capitalismo».

Para Schumpeter, la función del empresario consiste en «re f o rmar orevolucionar» el sistema de producción, explotando un invento, ouna posibilidad técnica no experimentada, o produciendo unanueva mercancía, etc. En esta lógica, el empresario viene a pertur-bar un estado de cosas existentes, a romper un equilibrio y unarutina. Estrictamente hablando, las innovaciones schumpeterianasse traducen en la creación de nuevas combinaciones de re c u r s o s(nuevos productos, procesos, etc.) que espolean la «destrucciónc reativa», mientras que las innovaciones tradicionales surgen dee r ro res u omisiones realizadas por anteriores agentes económicos:modificaciones marginales de negocios existentes pueden hacerrentable la explotación de la oportunidad surgida. Por tanto, llevara cabo un proceso emprendedor no re q u i e re necesariamente elnacimiento de una nueva empresa, pero sí que se produzca algúntipo de innovación. En definitiva, e n t re p reneurship es la actividadque incluye el descubrimiento, la evaluación y la explotación deoportunidades para introducir nuevos productos o servicios, nue-vos procesos de producción, nuevas materias primas, nuevos mer-cados y nuevas fórmulas organizativas a través de «esfuerzos org a-nizativos», que previamente no existían y el emprendedor es, en unsentido amplio, el agente de cambio que mediante la toma de unaposición de riesgo acelera la generación, diseminación y aplicaciónde ideas innovadoras en la economía.

El actual mundo de la innovación es muy distinto del que existíahace tan solo un siglo. Los días del empresario re v o l u c i o n a r i oschumpeteriano y del inventor solitario y aislado en su taller olaboratorio son cosas del pasado que el viento histórico se llevójunto con tantas otras cosas, aunque todavía se sigan contando lashistorias edulcoradas de Hewlett y Packard o de Gates trabajandoen su garaje. Simplificando mucho, las ideas básicas borbotean delos laboratorios universitarios y de los que están financiados porel Estado, tanto si se trata de grandes avances, como la estructuragenética de la vida o el rayo láser, o de otros más pequeños,como los que se producen en el campo de las matemáticas, de labiología genética, de la física subatómica y de superficies o de la

química básica (campos todos ellos de donde hans u rgido la ciencia aplicada y la tecnología de losúltimos 50 años).

El contrapunto a la visión individual lo aporta elpunto de vista de Pareto quien sostiene, que la esta-bilidad económica depende de una combinaciónequilibrada de dos tipos de impulsos y comporta-mientos: el instinto de combinación y de re c o m b i n a-ción (los hombres con capacidad de innovación, sonlos «zorros» de Maquiavelo) y el impulso de persistencia en lologrado, de respeto a lo consuetudinario, de no modificar lo queha demostrado su eficacia (son los «leones» de Maquiavelo).

En el terreno específicamente económico, los especuladores ei n n o v a d o res son los «zorros» y los tradicionalistas rentistas los «leo-nes». Ambos grupos tienen intereses y temperamentos distintos. Laeficacia del sistema depende de su adecuada combinación, pueslos dos tipos realizan funciones de diferente utilidad para la socie-dad. El grupo de especuladores es, ante todo, responsable delcambio y del proceso económico y social. El grupo de los re n t i s t a s ,por el contrario, es un poderoso elemento de estabilidad y enmuchos casos contrarresta los peligros que acechan a la accióna v e n t u rera de los especuladores. Una sociedad en que los re n t i s t a sp redominan casi por completo permanece estacionaria. Por el con-trario, una sociedad en que prevalecen los especuladores care c ede estabilidad, vive en un estado de equilibrio precario. Cadagrupo supone, pues, una limitación a los excesos del otro y sucombinación permite una estructura económica estable.

Es reveladora la naturaleza de la motivación que impulsa a lose m p re n d e d o res. Se pueden distinguir dos tipos de empre n d e d o re s :

– Los emprendedores que ponen en marcha un proyecto empre-sarial a fin de explotar oportunidades de negocio percibidas enel mercado (opportunity entre p re n e u r s h i p ). Son los empre n d e-dores «genuinos».

– Los empre n d e d o res que se deciden a abordar una actividade m p resarial como solución ante la inexistencia de altern a t i v a sde empleo satisfactorias (necessity entre p re n e u r s h i p ). Son losemprendedores «forzados».

Se aprecia que existe una relación directa entre el nivel de des-a r rollo y el nivel y composición de la actividad empre n d e d o r aglobal. En los países con menor nivel de renta el porcentaje dee m p re n d e d o res «por necesidad» es predominante, mientras queen los países más avanzados prima el colectivo de emprendedo-res «por oportunidad».

«El conocimiento y lasdestrezas, por sí solas,no producen un altorendimiento en el traba-jo. El elemento crucial es la perseverancia y la actitud proactiva»(Scott W. Ventrella)

2. La importancia económica de la actividad empre n d e d o r a

Es llamativa la actual dinámica de entrada y salida de nuevase m p resas en los mercados, la capacidad de adaptarse con rapideza las nuevas formas productivas, a los cambios tecnológicos y a larapidez de evolución de la demanda. Como consecuencia, los nue-vos emprendimientos, el autoempleo, los pequeños negocios, lasm i c ro e m p resas y las pymes, denominaciones distintas de un mismoambiente económico, se han convertido en epicentro de la vidaeconómica y de las políticas públicas, además de los principalesagentes cre a d o res de empleo. Esta última característica tiene unaespecial significación en los países de la Unión Europea (UE), quep recisamente en estas dos últimas décadas y media se muestranincapaces de generar simultáneamente el aumento de la pro d u c t i v i-dad y la creación de empleo. Indudablemente se da un impactosignificativo, aunque no lineal, del dinamismo emprendedor sobreel crecimiento económico. Según muchos análisis, la actividade m p rendedora se correlaciona positivamente con el crecimiento delPIB en los países de alto nivel de ingreso (aunque negativamenteen los países en desarrollo). En las economías más avanzadas yprósperas aparecen empre n d e d o res con un alto nivel de form a-ción, impulsados por la percepción de que en el mercado hay( ¡ p e ro hay que buscarlas!) oportunidades de negocio que no hansido explotadas. Estas iniciativas emprendedoras, especialmente enactividades de alto nivel tecnológico e intensivas en conocimiento,tendrán una re p e rcusión intensa en el dinamismo económico.

En las últimas décadas se ha modificado sustancialmente la visióntradicional de la Economía respecto al papel desempeñado porlos empre n d e d o res y las pymes en el desarrollo económico. Enlos años cincuenta y sesenta del siglo pasado, la pequeña empre-sa llegó a ser considerada marginal e incluso entorpecedora delproceso de desarrollo: éste se identificaba con la gran empresa yla concentración del capital. Sin embargo, a partir de la crisis eco-nómica de los años setenta y ante las dificultades por las que atra-vesaba el modelo de gran empresa fordista, se reivindicó laimportancia de la pyme por su potencial para la creación deempleo, su dinamismo innovador, su flexibilidad o fuerza de adap-tación a los cambios y su contribución al mantenimiento de laestabilidad socioeconómica.

En la actualidad, se discute de nuevo si los cambios que tienenlugar en la escena económica mundial no van a suponer el ocasodefinitivo de la pyme. A este respecto, una corriente de pensa-miento cuestiona la capacidad de la pyme en un contexto en elque se enfrenta a la competencia de la gran empresa multinacio-nal, la auténtica protagonista del proceso de globalización.Algunos autores defienden que se está acentuando la centraliza-

ción internacional del control asociada a la homogeneización delm e rcado y la globalización de la industria pilotada por las grandesmultinacionales. Por el contrario, otros resaltan la importancia delos empre n d e d o res y de las pymes en la economía global comofuente de dinamismo económico e innovación. De esta manera, elre c u r rente debate consistente en contraponer lasventajas de la pyme y de la gran empresa debe re v i-sarse ante los cambios efectuados en la org a n i z a-ción industrial en las últimas décadas.

Por una parte, la pyme se ha mostrado capaz desuperar las limitaciones impuestas por su tamaño yabordar conductas dinamizadoras, como pro y e c t o sde crecimiento y exportación, instalación en merc a-dos exteriores o la introducción de innovaciones,compartiendo con otras pymes los costes fijos asocia-dos a estas iniciativas. De este modo, la pyme, consi-derada individualmente, ha dejado de ser en muchoscasos el objeto de estudio relevante para pasar aserlo los sistemas locales de pymes vinculadas porrelaciones de colaboración, las «redes» y clusters d epymes. La formación de redes constituye un modeloo rganizativo que ha demostrado su éxito en muchas zonas: ha per-mitido a la pyme elevar su nivel de eficiencia y competir en ciertoscasos con las grandes empresas en el mercado global. En efecto, lamejora de las condiciones macroeconómicas, de las infraestructurasde todo tipo y del funcionamiento institucional reduce los obstácu-los y los riesgos asociados a las iniciativas empresariales. Ta m b i é n ,el proceso de terciarización económica implica un pro t a g o n i s m oc reciente de las actividades de servicios frente al sector industrial,que se caracteriza por una dimensión empresarial media superior;los avances en las tecnologías de la información y de la comunica-ción facilitan a las pymes el acceso a mercados externos, la apertu-ra de nuevos canales de comercialización o la reducción en los cos-tes de las operaciones.

A su vez, las grandes empresas han introducido en las últimas déca-das cambios sustanciales en su organización con el objetivo de ajus-tarse al actual entorno económico caracterizado por el dinamismo yla complejidad: han emprendido procesos de descentralización pro-ductiva a fin de concentrarse en las funciones nucleares donde re s i-de su ventaja competitiva; han externalizado actividades y funcionessubsidiarias de su ciclo productivo, a la par que han estrechado susrelaciones con los sistemas locales de pymes que actúan como pro-v e e d o res especializados. Estos cambios organizativos en las grandese m p resas re p resentan también una fuente de nuevas oportunidadesde negocio para las pymes. De este modo, la gran empresa ha evo-lucionado hacia un modelo que le permite combinar las ventajas de

«Necesitamos aumentarel I+D (investigación ydesarrollo)». Después sele añadió una «i» que esinnovación. Aún así, esnecesario ampliar elneologismo e incorporaruna «E» mayúscula, la Ede Educación. Hay queunir férreamente loscuatro conceptos. SiEinstein hubiese nacidoen Malawi no habríadesintegrado el átomo

la flexibilidad derivada de la descentralización productiva, con losbeneficios de las economías de escala en las funciones en que éstasresultan estratégicas. Por consiguiente, más allá de la estéril contra-posición «pyme frente a gran empresa», en la actualidad resulta mási n t e resante trasladar la atención hacia la complementariedad y siner-gias que surgen entre ambas.

3. La estructura y el dinamismo emprendedor de la Unión Europea

El Global Entreneurship Monitor (GEM) viene constatando la impor-tancia del dinamismo emprendedor como factor condicionante delc recimiento y el desarrollo económicos. Se ha verificado la existen-cia de una relación estadísticamente significativa entre el nivel deactividad emprendedora, por un lado, y el nivel de desarrollo y elc recimiento económico, por otro .

Diversos indicadores coinciden en señalar la existencia de defi-ciencias significativas en el espíritu emprendedor en las economí-as de la UE. Concretamente, en el marco del GEM se ha intro d u c i-do como indicador del dinamismo emprendedor el denominadoíndice TEA (Total Entre p reneurial Activity) o índice de actividade m p rendedora total que se define como el número de empre s a-rios nacientes que a lo largo del último año han desarro l l a d oalguna actuación tendente a poner en marcha un nuevo negocio,junto a los propietarios y gerentes de empresas en funcionamien-to pero con menos de 42 meses de actividad (expresado todo ellocomo porcentaje de la población en edad de trabajar, entre 18 y64 años). En este sentido, la UE presenta un índice TEA del 5,4%por debajo de EE.UU., con un índice del 11,3%, y del resto depaíses de alto nivel de renta, con la única excepción de Japón.Entre los países analizados en el informe del GEM, Corea del Sury Canadá aparecen siempre entre los tres primeros al medir elgrado de actividad empresarial, con independencia de las ponde-raciones que se utilicen para calcular las clasificaciones. Ningunode los países europeos analizados se encuentra en este selectogrupo, a pesar de que varios de ellos ocupaban puestos de cabe-za en algunas de las variables individualmente consideradas.

Esta deficiencia en el dinamismo emprendedor europeo ha impul-sado a la UE a desarrollar a lo largo de las últimas décadas nume-rosos programas de acción enfocados a la promoción del espíritue m p resarial y de las pymes. En los últimos años, se han multiplica-do las actuaciones en función del exigente reto definido en elConsejo Europeo (Lisboa 2000) de convertir a la UE «en la econo-mía basada en el conocimiento más competitiva y dinámica delmundo, capaz de crecer económicamente de manera sosteniblecon más empleos y de mejor calidad».

La política europea de fomento empresarial orientadaa corregir el déficit emprendedor que afecta negativa-mente a la competitividad de Europa, se había centra-do tradicionalmente en la ayuda financiera dire c t a(subvenciones) y la política de estímulos fiscales(IRPF, Impuesto de Sociedades, IVA, etc.). Sin embar-go, ante los discutibles resultados que fre c u e n t e m e n-te se han logrado y ante las condiciones del actualescenario marcado por cambios en la org a n i z a c i ó nindustrial y el avance en el proceso de globalización,el diseño de la política europea ha cambiado radical-mente: del enfoque tradicional centrado en los incen-tivos fiscales y financieros a una estrategia de mejora del entornoe m p resarial, incluido, muy especialmente, el entorno financiero .Este planteamiento supone el desarrollo de acciones públicas quecompletan al mercado y posibilitan su buen funcionamiento. ElG o b i e rno vela por mantener un entorno macroeconómico establey por el cumplimiento de las reglas de juego, esto es, la librecompetencia, pero evita introducir obstáculos que puedan supo-ner costes de eficiencia y bienestar.

En los últimos tiempos se está prestando una atención creciente ala promoción de la cultura empresarial y al estímulo de losemprendedores. Lógicamente, los resultados no pueden apreciar-se inmediatamente, puesto que implican un cambio socio-culturalhacia una Europa más emprendedora, la cual sólo será apreciablea largo plazo. Por otra parte, la evidencia empírica revela que notodos los empre n d e d o res, ni todas las pymes tienen la mismacapacidad dinamizadora ni el mismo impacto económico. En estesentido, los esfuerzos en el fomento empresarial tienden a incidiren el estímulo a la creación y al desarrollo de pymes de alto niveltecnológico e intensivas en conocimiento con elevada capacidadde crecimiento. Sin embargo, en el plano negativo, la políticaeuropea de fomento empresarial no atiende suficientemente a lasrelaciones de complementariedad existentes hoy día entre pymesy grandes empresas y al papel que asumen las primeras dentro delas cadenas globales de generación de valor controladas por lassegundas.

Al analizar los modelos empresariales existentes en la UE, desdela perspectiva de la cultura empresarial (psicología, valores, obje-tivos, metas) que caracteriza a sus integrantes, se identifican cincomodelos básicos:

– el modelo «troncal»: es el más numeroso y está conformado porocho países, entre ellos Francia y el Reino Unido. Se encuadranen él los Estados miembros que se ajustan en mayor medida alpromedio europeo para las variables consideradas y que, por lo

El GEM es un pro-yecto de investiga-ción internacionaliniciado en 1999con el objetivo dedescribir y analizarlos procesos de cre-ación de empresasmediante una mues-tra amplia de países

tanto, reflejan, en términos generales, las deficiencias de la cul-tura empresarial en la UE;

– el modelo «escandinavo» de cultura emprendedora minoritaria«de calidad»: se caracteriza por tener los niveles de pre f e re n c i apor el trabajo por cuenta propia más altos de la UE y, viceversa,por los niveles de pre f e rencia por el trabajo por cuenta ajenamás bajos;

– el modelo «centro-oriental» de rigidez estructural: lo forman lamayor parte de los nuevos países comunitarios del centro y estee u ropeo junto a Alemania, que muestran estructuras socio-eco-nómicas poco proclives a las iniciativas emprendedoras y a laactividad de las pymes;

– el modelo «mediterráneo» de cultura emprendedora de subsis-tencia, que está integrado por los países mediterráneos. Frente ala percepción más extendida, es en estos países donde la pobla-ción muestra una predisposición mayor hacia el trabajo porcuenta propia, pero esa tradición o cultura del autoempleo seencuentra forzada por situaciones de necesidad derivadas de lasaltas tasas de desempleo.

De esta estructura se desprende que en la UE se aprecian difere n-cias significativas en las culturas y estructuras empresariales de losEstados miembros, que además se han acentuado tras las nuevasincorporaciones a la UE. A este respecto, los datos del GEM reve-lan diferencias importantes en el dinamismo emprendedor: se dancasos extremos como los de Eslovenia y Bélgica, con índices TEAdel 2,6% y 3,5% respectivamente, los más bajos de la UE, frente atasas del 8,8% y 7,7% en Polonia e Irlanda, las más elevadas de laUE. Así mismo, el peso de las pymes en el conjunto del tejidoe m p resarial y las características del sector de la pyme (dinamismoexportador e innovador, tamaño medio, etc.) en los distintos paí-ses de la UE son muy dispares.

4. Actividad emprendedora ydinámica empresarial en Euskadi

Es bien sabido, igual ocurre en la mayor parte de los países desa-r rollados, que el tamaño empresarial predominante en la CAEc o r responde a las pymes (con plantillas inferiores a 250 trabajado-res), y que su actividad emprendedora se concentra en los tama-ños empresariales más reducidos. En concreto, el 94,7 % de lasactividades empresariales en fase de gestación (hasta los 42 mesesde vida) de la CAE presentan una plantilla entre 1 y 9 trabajado-res (micro e m p resas). En el caso de los negocios recién lanzados(los «nacientes», con menos de 3 meses de actividad), el porc e n t a-je llega al 97,2.

Los resultados del último Informe del GEM de2005 reflejan que el 5,4% de la población adultade la CAE está involucrada en proyectos empre-sariales en fase de gestación (hasta 42 meses).Dicho valor ha evolucionado levemente al alzacon respecto al 5,3% registrado el año anterior.Estos datos colocan a la CAE en un nivel muysimilar a países de la UE como Alemania, Francia,Austria y España, y al de las comunidades autó-nomas españolas más dinámicas como sonNavarra, Galicia y Valencia. La CAE se encuentraen una situación comparativa muy positiva, yaque ocupa el segundo lugar del ranking de paísesde la UE con mayor porcentaj e de población cone m p resas nuevas.

En cuanto al comportamiento emprendedor y per-fil del empre n d e d o r, la CAE está sustentada mayo-ritariamente por empre n d e d o res de oportunidad.Este fenómeno guarda relación con la marcha dela economía vasca. El crecimiento anual medio del PIB del 3,7%de los últimos cinco años, ha hecho posible que el mercado detrabajo sea capaz de absorber a las personas dispuestas a serempleadas y que, por ende, se reduzca el colectivo potencial defuturos emprendedores vascos, En este contexto, el emprendedorque opta por iniciar un negocio lo hace con toda la intención yambición de alcanzar el éxito por sí mismo.

Las empresas vascas manifiestan cierta debilidad en innovacióncon relación a los países avanzados; innovación medida por elgrado de novedad de los productos puestos en el mercado, por eln ú m e ro de competidores a que deben hacer frente y por elempleo de las últimas y recientes tecnologías. Ésta se acentúacuando observamos los datos concernientes exclusivamente a losemprendedores. Los proyectos de los emprendedores vascos sonmenos innovadores que los de la media de los países GEM y nop resentan rasgos innovadores superiores que los proyectos delconjunto estatal.

Finalmente, en cuanto a la aportación que realizan los empre n d e-d o res en Euskadi en el momento de crear su empresa es de un55% de la inversión inicial. A pesar de que seis de cada dieze m p re n d e d o res vascos acuden a entidades financieras para laobtención de recursos ajenos, y a pesar de que se haya apre c i a d ouna ligera mejora en cuanto al acceso a programas de financia-ción promovidos por las Administraciones Públicas, la financia-ción continúa siendo un obstáculo para la creación y consolida-ción de las nuevas empresas.

Al analizar los obstáculosprincipales a la creaciónempresarial en Españaaparecen por orden deimportancia: las normassociales y culturales, laeducación y formación, elapoyo financiero y laspolíticas de emprendi-miento. Fomentar la cultu-ra emprendedora entre lapoblación es objetivo fun-damental para aspirar aformar parte del grupomás dinámico de las eco-nomías occidentales

5. La política vasca de fomento empresarial

Desde el punto de vista del diseño de una política económica deapoyo y fomento del proceso emprendedor hay que partir det re s p re m i s a s y un a x i o m a. La primera, que los estudios empíricosmuestran una heterogeneidad sectorial y territorial que desacon-seja el uso de medidas uniformes y transversales. Aplicando estecriterio tendríamos que, por ejemplo, la política centrada en esti-mular la entrada de empre n d e d o res debería tener en cuenta tre sámbitos particulares: la dimensión o tamaño inicial de lanzamien-to de los «entrantes» nuevos, el sector de actividad en el que ope-ran y el municipio específico en el que se localizan.

La segunda es que en la actualidad la mayor parte delas competencias legales recae en los gobiern o snacionales, de modo que no existe riesgo de un trata-miento homogéneo diseñado en Bruselas. La políticae u ropea de fomento empresarial marca simplementeunas orientaciones y recomendaciones estratégicasgenerales que los Estados miembros se encargan dei n t e r p retar y aplicar. La UE puede establecer líneas

directrices generales, así como desarrollar iniciativas concretas enalgunos ámbitos, pero, en función del principio de subsidiariedad,son los Estados miembros los que ostentan la mayor parte de lascompetencias en la materia.

Y la tercera, que el impulso público a la actividad emprendedoraen aquellos países y regiones que como el País Vasco caminanhacia la tercera etapa del desarrollo, se debería centrar en los sec-t o res de gran valor añadido: los de fuerte nivel tecnológico, lainnovación y la comercialización de tecnología de vanguardia.

En cuanto al axioma, los expertos de muy diversos campos sonunánimes en considerar que el llamado «marco institucional infor-mal» (por oposición al formal, al de las instituciones humanas),esto es, el que se re f i e re a la cultura, es decir a las actitudes, losv a l o res, las normas implícitas y los hábitos sociales, es el marc omás importante en la creación de empresas pero también el másdifícil de cambiar porque como solía repetir Einstein: «Es más fácildesintegrar un átomo que un prejuicio».

En este sentido la Administración Vasca defiende un enfoque inte-gral de la promoción del espíritu empresarial, desplegado en tre sf rentes: el i n d i v i d u o, en el que promueve la aparición de vocacio-nes empresariales; la e m p re s a, en el que garantiza un entorn ofavorable para su creación y desarrollo; y la s o c i e d a d, en el queestimula una cultura empresarial que implica una alta valoracióndel empresario y una mejor asunción del fracaso, el cual debe

«Algunos triunfan porque están desti-nados a hacerlo; lamayoría por estar

decididos a hacerlo»(Anatole France)

considerarse socialmente como eventualidad norm a ly no llevar emparejado el estigma de fracasado.

Estos son las grandes metas de la política vasca:

– P romoción de la cultura empresarial, de la edu-cación empresarial y de la propiedad intelectualde las innovaciones y cre a c i o n e s: la legislacións o b re propiedad intelectual y patentes debe darsemás a conocer y su aplicación debe ser riguro s a .Hay que potenciar la educación y formación env a l o res sociales y culturales sobre la figura dele m p re n d e d o r. Asimismo hay que favorecer losp rocesos de relevo generacional en empre s a sf a m i l i a re s .

– Mejora de las condiciones de empleo y formación de los trabaja-dores.

– Mejora de la financiación y la fiscalidad de las pymes.

– Estímulo a la investigación básica y aplicada, al desarrollo y lainnovación tecnológica.

– Mejora del marco re g u l a d o r : simplificar y mejorar el marc oadministrativo y reglamentario de las empresas y evitar el sola-pamiento y descoordinación de las actuaciones administrativasentre los agentes.

– D e s a r rollo de los servicios de apoyo: a las empre s a s, a las re d e scomunitarias de pymes y los programas de colaboración y coor-dinación de actividades.

En definitiva, el objetivo último es dirigirse a las condiciones dele n t o rno específico del e n t re p re n e u r s h i p: ir más allá de medidasgenerales de promoción empresarial, y diferenciar las medidassegún la fase de vida del proyecto (nacimiento, consolidación,desarrollo); no desatender la fase de consolidación (empresas enc recimiento); otorgar un tratamiento fiscal favorable tanto a losi n v e r s o res informales y sociedades de capital riesgo como a lase m p resas de nueva creación, especialmente para los pro y e c t o sg e n e r a d o res de mayor valor añadido; favorecer la oferta dem i c rocréditos y líneas específicas de garantías para créditos; avan-zar en la coordinación de las políticas públicas (ayuntamientos,Diputaciones Forales, Estado y Gobierno Vasco); reducción re a ldel número de tramitaciones, potenciar la ventanilla única; yextender el tratamiento telemático.

E m p re n d e r, crear empresas, y por tanto riqueza, es una nobletarea que debe tener el mayor reconocimiento.

Vivimos en la llamada«sociedad del riesgo»,y no es el mayor, precisamente, el riesgo empresarial. Si queremos una socie-dad económicamenteeficiente y prósperadebemos dar granvalor social al queasume un riesgoempresarial