1.- disciplinas espirituales

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ASPECTOS BASICOS DE LAS DISCIPLINAS ESPIRITUALES “Cuando el hijo de Dios ama la Palabra de Dios y ve al Hijo de Dios, es transformado por el Espíritu de Dios a la imagen de Dios, para la gloria de Dios, porque ha encontrado la verdad de Dios” Ser cristiano no es una habilidad que se adquiere. Es una relación viva y vital con el Dios del universo, una relación que comienza cuando una persona se vuelve una nueva creación en Él y recibe a Jesús como su Señor por fe. Sin embargo, los cristianos necesitan entrenamiento, hacer sacrificios, abrazar ciertas disciplinas para poder dar a Dios “lo supremo”. Disciplinas tales como: El estudio de la Biblia, la oración, la adoración, el servicio, la mayordomía, etc. Constituyen nuestra base espiritual. Siendo líderes cristianos, tenemos la necesidad de desarrollar nuestra base espiritual firme; ya que es a través de ella que desarrollaremos los recursos espirituales necesarios para llevar a cabo nuestras responsabilidades en el ministerio. Jesús dijo: “Todo aquel que viene a mí, y oye mis palabras y las hace, os indicaré a quien es semejante. Semejante es al hombre que al edificar una casa, cavó y ahondó y puso el fundamento sobre la roca; y cuando vino una inundación, el rio dio con ímpetu contra aquella casa, pero no la pudo mover, porque estaba fundada sobre la roca.” (Mt. 7.24-27) Nuestra base espiritual es la fuente de nuestro ministerio. La podemos desarrollar, deteriorar, reparar y expandir. Determina la profundidad, duración y efectividad de nuestro ministerio. ¿Por qué se vuelve IMPRESCINDIBLE, para nosotros, el fortalecer nuestra base espiritual? 1.- Nuestra efectividad en el ministerio es el producto de quienes somos. Podemos trabajar mucho tiempo en nuestras fuerzas, pero nunca lograremos impactar las vidas de quienes nos rodean o están a nuestro cuidado sino edificamos firmemente nuestra vida sobre la roca. Jesús dijo: “No es buen árbol el que da malos frutos, ni árbol malo el que da buen fruto. Porque cada árbol se conoce por sus frutos; pues no se cosechan higos de los espinos, ni de las zarzas se vendimian uvas. El hombre bueno, del buen tesoro de su

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Conozca algunas de las disciplinas espirituales mas importantes

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ASPECTOS BASICOS DE LAS DISCIPLINAS ESPIRITUALES

“Cuando el hijo de Dios ama la Palabra de Dios y ve al Hijo de Dios, es transformado por el Espíritu de Dios a la imagen de Dios, para la gloria de Dios, porque ha encontrado la verdad de Dios”

Ser cristiano no es una habilidad que se adquiere. Es una relación viva y vital con el Dios del universo, una relación que comienza cuando una persona se vuelve una nueva creación en Él y recibe a Jesús como su Señor por fe. Sin embargo, los cristianos necesitan entrenamiento, hacer sacrificios, abrazar ciertas disciplinas para poder dar a Dios “lo supremo”. Disciplinas tales como: El estudio de la Biblia, la oración, la adoración, el servicio, la mayordomía, etc. Constituyen nuestra base espiritual.

Siendo líderes cristianos, tenemos la necesidad de desarrollar nuestra base espiritual firme; ya que es a través de ella que desarrollaremos los recursos espirituales necesarios para llevar a cabo nuestras responsabilidades en el ministerio. Jesús dijo:

“Todo aquel que viene a mí, y oye mis palabras y las hace, os indicaré a quien es semejante. Semejante es al hombre que al edificar una casa, cavó y ahondó y puso el fundamento sobre la roca; y cuando vino una inundación, el rio dio con ímpetu contra aquella casa, pero no la pudo

mover, porque estaba fundada sobre la roca.” (Mt. 7.24-27)

Nuestra base espiritual es la fuente de nuestro ministerio. La podemos desarrollar, deteriorar, reparar y expandir. Determina la profundidad, duración y efectividad de nuestro ministerio.

¿Por qué se vuelve IMPRESCINDIBLE, para nosotros, el fortalecer nuestra base espiritual?

1.- Nuestra efectividad en el ministerio es el producto de quienes somos. Podemos trabajar mucho tiempo en nuestras fuerzas, pero nunca lograremos impactar las vidas de quienes nos rodean o están a nuestro cuidado sino edificamos firmemente nuestra vida sobre la roca. Jesús dijo: “No es buen árbol el que da malos frutos, ni árbol malo el que da buen fruto. Porque cada árbol se conoce por sus frutos; pues no se cosechan higos de los espinos, ni de las zarzas se vendimian uvas. El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo buen; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca” (Lucas 6.43-45).

Entendamos que no podemos producir ni dar lo que no está en nuestro corazón. Lo que hay en nuestro corazón está determinado por lo que “almacenamos” en él, sea esto bueno o malo. (Prov. 4.23). Lo que sale del fondo de nuestro corazón está determinado por lo que ponemos dentro; lo que guardamos en nuestro corazón es lo que nos define. ¿Qué es nuestro ministerio hacia los demás sino el “desbordamiento” de quienes somos y quienes estamos llegando a ser? Cuando las personas tienen hambre espiritual buscan vides e higos, no espinos y zarzas ¿Eres vid o espino? Si estamos caminando genuinamente con Cristo y ministramos a los demás de lo que llena nuestro corazón, el ministerio se realiza casi sin esfuerzo alguno.

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2.- Sino crecemos espiritualmente, nos enfrentamos al agotamiento. Recordemos que si nuestros recursos son mayores que nuestras responsabilidades, nos vamos a aburrir. Si nuestras responsabilidades son mayores que nuestros recursos, nos vamos a agotar. ¿Quieres que el ministerio crezca continuamente? Comprométete a desarrollarte espiritualmente de manera que puedas afrontar el incremento continuo de responsabilidades ministeriales.

3.- Nuestro tiempo de efectividad ministerial está determinado por nuestro desarrollo espiritual. ¿Te has preguntado alguna vez porque hay cristianos que parecen una gran lumbrera por algún tiempo, pero sin ningún aviso se apagan? Hemos escuchado de evangelistas poderosos en la Palabra que no han durado más de 2 años en el ministerio y líderes juveniles que se retiran demasiado “jóvenes”. Esto debido a que las presiones del ministerio fueron más fuertes que su convicción por Cristo. El secreto para permanecer es: mientras más responsabilidades ministeriales tengamos, mayor desarrollo espiritual debemos procurar. “El justo florecerá como la palma, crecerá como Cedro en el Líbano. Plantados en la casa del Señor, florecerán en los atrios de nuestro Dios. Aún en la vejez darán fruto, estarán vigorosos y muy verdes, para anunciar cuan recto es el Señor...” (Salmo 92.12-15)

¿Cuáles pueden ser las barreras para no desarrollarnos espiritualmente?

Particularmente, creo que no existe una persona que quiera servir al Señor que no comprenda la necesidad de desarrollarse espiritualmente. Por lo tanto, las barreras que nos impiden desarrollarnos no siempre son reconocidas como tales, debido a que no necesariamente son algo malo. Por ejemplo:

Nuestros dones espirituales. La iglesia que más dones espirituales desarrollo en la Biblia fue la de Corinto. Aunque también fue de las iglesias que más se desvió de las enseñanzas de Pablo, de manera que se narra un caso de inmoralidad que “ni aún se nombre entre los gentiles”. Podemos avanzar los primeros años ministeriales con nuestra fuerza y dones. Sin embargo, cuando nuestras habilidades son mayores que nuestro desarrollo espiritual, eventualmente, tambaleamos y caemos.

Comprometidos con lo “básico”. Es más fácil dominar los métodos de nuestro ministerio que desarrollar fortaleza espiritual genuina. Por ejemplo, aquellos que han aprendido a predicar bien, pueden ser tentados a no prepararse ni buscar dirección del Señor para la célula cada semana; francamente, no necesitamos desarrollar recursos espirituales profundos para manejar la mayoría de nuestras responsabilidades ministeriales debido a que es un proceso que reinicia cada cierto tiempo; y esto puede ser un obstáculo muy grande.

Muy ocupado. Probablemente prefieres estar en la “acción” en vez de tomar tiempo para orar, estudiar la Biblia y estar quieto ante Él. Sino fortalecemos nuestra vida espiritual, eventualmente desmayaremos.

¿Cómo puedo desarrollarme espiritualmente?

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Nuestra base espiritual no se desarrolla durante un evento, ni un fin de semana o con tiempo esporádico devocional. Más bien, se construye, desarrolla y fortalece durante toda la vida comprometidos con las disciplinas espirituales. Estos son algunos consejos para desarrollarnos espiritualmente saludables:

Invierte largos periodos de tiempo de oración delante del Señor. La oración es un deber de todo cristiano: la Biblia nos deja claro que el pueblo de Dios está llamado a ser un Pueblo de Oración. (Ej. 1 Samuel 1.8-18). La oración es un privilegio de todo cristiano: la obligación de orar está equilibrado por ser también un privilegio. La oración es un medio de gracia: Dios utiliza la oración para hacer que su voluntad se cumpla. ¿Puede la oración cambiar las cosas? Sí! La oración nos cambia a nosotros y cambia las cosas (Stg. 5-13-18)

Nuestras vidas se agotan con las presiones y responsabilidades diarias; al entregarnos al trabajo del ministerio, se van agotando nuestra energía y recursos espirituales. Necesitamos pasar tiempo diariamente con el Señor para llenar nuestras reservas y poder enfrentar las demandas del día.

Comprométete con la Palabra de Dios. “La enseñanza del Señor es perfecta, porque da nueva vida” (Salm0 19.7). La Palabra de Dios “llena nuestros tanques” y revive nuestras almas. La Biblia resulta un instrumento imprescindible para nuestro crecimiento espiritual. Al sumergirnos en la Palabra de Dios, comenzamos a adquirir la mente de Cristo y aprendemos qué es llevar una vida de discípulo. (2 Tim. 3.14-17). Una de las cosas más fructíferas que podemos hacer es comprometernos personalmente a tener un estudio regular y sistemático de la Biblia. La Palabra de Dios es la que nos equipa para el ministerio. La gente viene a nosotros porque quieren la perspectiva de Dios sobre la vida, no nuestras opiniones.

Vive una vida limpia. “Por tanto, si alguno se limpia de estas cosas será un vaso de honra, santificado, útil para el Señor, preparado para toda buena obra” (2. Tim. 2.21). La vida limpia nos prepara para toda buena obra; la palabra de Dios nos equipa para toda buena obra.

Sé lleno del Espíritu Santo. La vida cristiana es una vida sobrenatural. Es muy difícil intentar siquiera hacer la obra espiritual con los recursos de la carne. El ministerio es simplemente que Jesucristo ministre a través de nosotros mientras nosotros permanecemos en Él. Ser lleno del Espíritu Santo. Ser lleno del Espíritu Santo significa permitir que Dios se siente en el trono de nuestras vidas cada día; es rendir cada área de nuestro ser ante Él, no solamente en lo que se refiere a nuestra vida cristiana.

Vive una vida íntegra y auténtica. La integridad significa que actuamos ante los demás como somos en privado (Salmo 78.72). La gente busca personas auténticas para seguir, no perfectas. Nuestro desarrollo espiritual debe tener la base de la integridad. Jesús condena a los fariseos precisamente por esa carencia (Mt. 23)

La única manera en la que podremos tener un ministerio efectivo y creciente será cuando tomemos un compromiso firme con las disciplinas espirituales. Recuerden “Si el Señor no edifica la casa, en vano trabajan los que la edifican; si el Señor no cuida de la ciudad, en vano vela la guardia” (Salmo 127.1).