1.- beatriz pastor - la génesis del discurso colombino

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  • 7/30/2019 1.- Beatriz Pastor - La gnesis del discurso colombino

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    CAPITULO I

    Cristbal Coln y la definicin del botnamericano

    1. La imagen de un mundo desconocido

    Era el doce de Octubre de 1492 cuando desde una delas tres naves que componan la flotilla de carabelas bajoel mando del ya casi Almirante de la Mar Ocana perotodava simple navegante-aventurero-comerciante

    genovs Don Cristbal Coln, alguien divis tierra: lade la isla caribea de Guanahan. Era el primer momentodel descubrimiento del Nuevo Mundo, el primer contactoentre dos culturas distintas, cuya relacin iba adepararles destinos muy distintos. Y, paradjicamente,fue el inicio de un proceso de desconocimiento,instrumentalizacin y destruccin de la nueva realidadamericana que se prolongara durante una historiaposterior de ms de cuatro siglos.

    El inicio de un proceso de destruccin de las Indiascoincidiendo con la llegada de Coln al Caribe es unhecho indiscutible. Este proceso se concret en abusos ydepredaciones de todo tipo que condujeron en pocosaos1 a un descenso generalizado y vertiginoso de lapoblacin indge[4]na, as como a la despoblacin ydesculturacin de zonas relativamente equilibradas yprsperas hasta la llegada de los espaoles a Amrica.2

    Pero la forma, los motores y los medios de esadestruccin no fueron casuales ni arbitrarios. Tampoco

    son analizables en trminos ticos o filosficos que losdisocien del contexto ideolgico e histrico concreto enque se origin y desarroll la empresa de la conquista.Aquel contexto ideolgico-histrico estaba en la base deuna percepcin de la realidad concreta, sin cuyo anlisisno es posible comprender con exactitud la dinmicainterna del proceso de destruccin que denunciBartolom de las Casas.3

    A primera vista, el momento mismo deldescubrimiento al que se aluda ms arriba, pareceinseparable de una cierta inocencia que en la realidad noexisti jams. Ni siquiera en ese momento se puedehablar de Cristbal Coln slo como descubridor, ni deAmrica como continente desconocido. No porqueambos no tuvieran esas cualidades que las tenan

    sino porque eran tanto ms que ellas, que los mismosadjetivos descubridor y desconocido, quepretendieran definirlos, al dejar de lado el contextohistrico inmediato, no haran sino encubrirlos.

    Coln era, en el momento de divisar el NuevoMundo, el gran navegante del Mar Tenebroso. Perotambin era el profeta, predicador en vano durante casiveinte aos de la viabilidad de la ruta occidental hacialas riquezas fabulosas del Asia; era el elegido de Dios

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    para la gloriosa empresa de crucero del Mar Tenebroso,que crea haberle sido reservada desde siempre por laProvidencia.4. Y, por ltimo, Coln era y no hay queolvidarlo el comerciante genovs, firmemente decididoa materializar sus sueos transformndolos en slido ylucrativo negocio.5

    En cuanto a la tierra americana, desconocida yapenas entrevista desde lo alto de un mstil, fue, en laprimera percepcin que Coln tuvo de ella, mucho msque desconocida6 igual a la suma de todos losconocimientos, leyendas y mitos que circulaban en la

    poca sobre los lugares ignotos que se suponansituados ms all del Mar Tenebroso.[5]Esta puntualizacin de la definicin de los dos

    trminos del encuentro primero entre Cristbal Coln yAmrica es esencial porque modifica desde su inicio elsignificado real de la relacin de descubrimiento. Elanlisis del discurso narrativo colombino revela undesplazamiento fundamental de ese significado. Desdeel primer momento, Coln no descubre: Verifica eidentifica. El significado central de descubrir comodesvelar y dar a conocer se ve desvirtuado en lapercepcin y en las acciones de Coln, quien, en suconstante afn por identificar las nuevas tierrasdescubiertas con toda una serie de fuentes y modelosprevios, llev a cabo una indagacin que oscilaba entre

    la invencin, la deformacin y el encubrimiento.

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    Apoyndose en unos clculos que basaba en susconocimientos geogrficos y cosmogrficos, Coln nosospech durante mucho tiempo que las tierras que ibarecorriendo y descubriendo fueran un nuevo continente. 8

    Durante aos, las hizo coincidir con el objetivo inicial desu proyecto: las costas orientales del Asia. Y durantetodo aquel tiempo se empe en identificarlas con loque las fuentes histricas, geogrficas y cosmogrficasde su proyecto decan de ellas.

    Las Casas dedica captulos enteros de su Historia delas Indias a presentar un panorama de los conocimientosgeogrficos antiguos sobre los que poda apoyarse elproyecto de Coln.9 Aristteles, Platn, Alberto Magno,San Anselmo, Avicena y Ptolomeo desfilan comoautoridades que legitiman las teoras ms diversas sobrela circunferencia de la tierra, la proporcin de mar yagua en el globo terrestre, la habitabilidad de la zonatrrida, la anchura del Mar Tenebroso y la existencia demticas islas en algn punto de sus aguas inexploradas.Habla Pierre dAilly de unas gentes que habitan las

    partes extremas del mundo donde hay seis meses denoche y seis meses de da, como de gentes beatsimas,de vida ilimitada y que slo mueren cuando hartas devivir se arrojan al mar desde lo alto de una pea.10

    Aristteles y San Anselmo atestiguan la existencia demuchas islas en el mar ocano, y particularmente de laisla llamada Perdita, la ms fresca, frtil y excelentede todas, y poseedora [6] de la facultad de aparecercuando nadie la buscaba y de esfumarse cuando iban ala busca de ella.11 Tanto Las Casas como Hernando Colnse refieren extensamente a la descripcin que hicieronPlatn y Aristteles de la llamada Isla del Atlntico,Atlantis, o Atlntida. La descripcin de esta isla queresume Las Casas a partir de los textos de Platn yAristteles es extraordinariamente detallada.

    refiere Platn de la fertilidad, felicidad y abundanciadesta isla, de los ros, de las fuentes, de la llaneza,campias, montes, sierras, florestas, vergeles, fructos,ciudades, edificios, fortalezas, templos, casas reales,poltica, orden y gobernacin, ganados, caballos,elefantes, metales riqusimos, excepto oro, del poder yfuerzas y facultad potentsima por mar y por tierra,...pero despus que aquellos ejercicios y solicitud virtuosa,con sus corruptas afecciones y costumbres olvidaron,con un diluvio y terrible terremoto de un da y una

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    noche, la isla tan prspera y felice, y de tan inmensagrandeza, con todos sus reinos, ciudades y gentes, sinquedar rastro de todos ellos ni vestigio, sino todo el marciego y atollado que no se pudo navegar por muchostiempos, se hundieron.12

    Este detallado resumen de Las Casas contiene unaserie de elementos que son comunes a una grancantidad de representaciones mticas de lugares ignotos,as como a diversos relatos fantsticos de viajes yexploraciones que circulaban en la poca.13 Laexhuberancia[sic] natural, la presencia de riquezas

    ilimitadas, la compleja y sofisticada organizacin social,son motivos que se repiten de manera fija y obsesiva enla mayora de las caracterizaciones medievales yrenacentistas de pases y tierras remotas. Pero loverdaderamente relevante es que de todo el tejido deverdades y errores, de elementos reales y fantsticos,de datos geogrficos y relatos increbles lo que iraemergiendo progresivamente fue una complejacaracterizacin de lo que se inclua en la poca bajo elnombre de ignoto. Aquel vasto espacio desconocidopor el que iba a navegar Cristbal Coln no haba sidoexplorado antes,14 de ah el nombre de Mar Tenebroso.Pero [7] Coln tena una imagen clara de lo que iba aencontrar en l, y esta imagen representara un papelfundamental en su percepcin del Nuevo Mundo y en la

    forma en que se desarrollaran sus exploraciones de loslugares recin descubiertos.La imagen colombina de lo que iban a ser aquellas

    islas y tierras desconocidas que Coln identificaba conlas islas y costas del extremo oriental del continenteasitico, se apoyaba en los modelos descriptivos de lapoca que se indicaban a propsito del resumendescriptivo de Las Casas, modelos que configuraban unaespecie de arquetipo bsico y muy difundido de lanaturaleza y caractersticas de los pases y tierras que se

    hallaban situados ms all de los lmites del mundooccidental. Hay sin embargo cuatro textosfundamentales en los que Coln parece haber buscadode manera especial los elementos que organizan supercepcin de las regiones desconocidas de la tierra. Enprimer lugar, la Imago Mundi del cardenal Pierre dAillypublicada entre 1480 y 1483. En segundo lugar, laHistoria Natural de Plinio en versin italiana de 1489. Acontinuacin, un ejemplar de la Historia Rerum ubiqueGestarum de Eneas Silvio.15 Y finalmente una versin enlatn del libro de los Viajes de Marco Polo, de 1485. Estos

    cuatro libros se conservan con todas las anotacionesmanuscritas que fue haciendo Coln en sus reiteradas ycuidadosas lecturas.16 Aunque un nmero considerablede anotaciones se refieren a cuestiones cosmogrficas ygeogrficas y revelan la trayectoria seguida por Colnhasta llegar a sus conclusiones finales y errneas sobre la anchura del Mar Tenebroso y la situacin yproporcin en la superficie terrestre de las partes deagua y tierra, hay otro tipo de anotacin que se refiere alas caractersticas concretas de esas tierras, as como asu relacin con reinos conocidos en la antigedad omencionados en las escrituras o en relatos de viajesrecientes como el de Marco Polo. Trsis[sic], Ofir y Sabason, junto con el Catay, Mangi y el Cipango, continuospuntos de referencia a los que Coln volver una y otra

    vez, primero en sus lecturas y luego en la realidad,tratando de identificar las tierras inexploradas.[8]Las concepciones de la poca sobre la naturaleza

    de esas tierras eran fabulosas, como lo eran lasexpectativas de Coln ante el objetivo de su viaje.Algunas descripciones derivaban de los escritos de losautores griegos, que haban entrado en una fase derevalorizacin desde el siglo XIII, y principalmente de lasobras de Ptolomeo, Marino de Tiro, Aristteles yPosidonio. Otras provenan de obras cientficas ms

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    recientes como el Opus Majus de Roger Bacon, publicadoen 1269. Y las dems se encontraban en los relatos deviajes como los de Oderico de Pordenone, JohnMandeville y, muy especialmente, el de Marco Polo,17

    que constituyeron, sin duda, la fuente principal deinformacin sobre Asia para la gente de la poca, ascomo un punto de referencia constante en lapreparacin y el desarrollo del proyecto de Coln.

    La imagen de las tierras lejanas e inexploradas queemerge de todo ese conjunto de obras es compleja ymuchas veces contradictoria. Pierre dAilly habla en su

    Imago de un Asia interminable que se extiende msalla[sic] de lo fijado por Ptolomeo, y donde se encuentranlugares fabulosos cubiertos de vegetacinexhuberante[sic] y recorridos por ros inmensos. Habla dela existencia de islas innumerables cerca de la India,llenas de perlas, oro, plata y piedras preciosas. Hablatambin de la fauna en la que animales exticos comolos elefantes, loros y simios, coexisten con toda lagalera de monstruos y animales mticos grifones,dragones, etc. tpica de cualquier bestiario de la poca.Habla de una isla Taprobana donde existan montaasde oro inaccesibles custodiadas por grifones, dragones ymonstruos humanos. Segn Las Casas, concuerda dAillycon Ptolomeo, Solino, Pomponio y San Anselmo alafirmar que en aquella tierra de Taprobana, llamada

    dorada por la presencia en ella de montes de oro,habitaban unas hormigas mayores que perros quecustodiaban sus tesoros. Y apoyndose en la autoridaddel libro de los Reyes, afirmara Coln, con Las Casas,que en la mtica isla Taprobana, descrita por dAilly, seencontraba la regin de Ofir, adonde iban en laantigedad las naves de Salomn en un viaje que durabacerca de [9] dos aos y del que regresaban cargadas deperlas, marfil, mbar, piedras y maderas preciosas, y

    todo el oro y la plata que los grifos y dems animalesmonstruosos excavaban para ellos.

    Por su parte, Eneas Silvio complementaba en suHistoria la informacin de la Imago Mundi. Incluyendo lofundamental del pensamiento y de la geografa dePtolomeo, rechazaba la enorme extensin de Asiaoriental que ste propugnaba. Supona aquellas tierrashabitadas por gentes civilizadas y pacficas y contribuaa perpetuar el carcter fantstico atribuido desde elOccidente a aquellas regiones, con sus descripciones deantropfagos y amazonas. Eneas Silvio afirmaba la

    inhabitabilidad de la zona trrida y la posibilidad decircumnavegar Africa y recoga los aspectos msextraordinarios de las descripciones del Oriente narradaspor Odorico de Pordenone. Pero sin duda la fuente msinmediata y detallada de informacin acerca de lasremotas tierras del Asia oriental la constituy el relatode los viajes de Marco Polo. Adems, el contenido dedicho relato tena la autoridad que le confera el hechode que se presentaba no como fruto de especulacinterica sino como resultado de las observacionespersonales y directas realizadas por Niccolo y MaffeoPolo en su expedicin de 1256, y del propio Marco Polo,que volvi a hacer el mismo recorrido con ellos en 1271.

    El relato de viajes de Marco Polo no era en casonico. Junto a ste exista informacin de otros viajes

    hacia el Asia, realizados por caballeros y frailes a partirdel siglo XIII, especialmente los de Guillermo deRusbruck, Andrs de Perugia y Jordn de Severac.18 Perolo que hizo del relato de Marco Polo un caso especial fuela excepcional combinacin de una gran cantidad deinformacin con una extraordinaria exhuberancia[sic]

    descriptiva. El propio autor seala la importancia dediferenciar entre las obras eruditas o tericas y su propiaobra, en la cual referimos las cosas vistas por vistas yodas por odas; y afirma sobre esta base la credibilidad

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    implcita de todo lo contenido por fantstico que sea en una obra en la que todas estas cosas son verdad.19

    [10]La importancia cultural de la difusin de esterelato fue inmensa. La experiencia de Marco Poloextenda el mbito de la civilizacin hasta los confinesdel imperio trtaro y describa detalladamente laorganizacin poltica, comercial y social de numerososreinos situados ms all del radio de accin habitual delmundo Occidental. En su narracin, las descripciones dereinos se suceden: Mosul, Kerman, los ocho reinos dePersia, y Cascar; seguidos de las de ciudades

    maravillosas como Balc, Cobinan, Vasdi y tantas otras.La objetividad y exactitud de las observaciones de MarcoPolo sobre el comercio, las distintas mercancas, lasposibilidades de intercambio y el inters mercantil de loslugares que iba recorriendo, o sobre la viabilidadprctica de las posibles rutas comerciales hacia distintospuntos del Oriente, se complementan con el carcterfantstico de las historias que Marco Polo relata comoodas. La del Viejo que construy entre dos montaas unjardn semejante al paraso de Mahoma, y que lossarracenos tenan realmente por el Paraso. Y cmo, enel marco de aquel jardn, engaaba a jvenes incautos y,convencindolos de que l era el propio profeta, losentrenaba para el Mal, convirtindolos en terriblesasesinos que ejecutaban todas sus voluntades. O la de

    cmo se extraviaban los viajeros llamados por vocesmisteriosas en el desierto de Lop. Pero todas lashistorias mas fantsticas no llegan a superar el carcterfabuloso de las descripciones del Imperio Trtaro y delGran Khan. Los captulos LXXXI a CI ofrecen un relatodetalladsimo de todos los aspectos sociales, polticos,culturales y materiales de la corte del Gran Khan, dondela magnificencia, el lujo, y el refinamiento superan todolo imaginable desde cualquier reino europeo de la poca.Flores, joyas, pedrera, animales magnficamente

    aderezados, ropajes de seda bordados en oro, palaciosde muros recubiertos de metales preciosos y rodeadosde rboles maravillosos sirven de marco a un rey defbula, guardado por 12000 hombres a caballo yrodeado de 12000 barones ataviados con ropajes de oro,perlas y pedrera, que cambian en cada una de las trecefiestas ms solemnes de la corte.20

    [11]Marco Polo relata: se asombra y maravilla, perono se pierde. Por debajo de su fascinacin, siguesiempre alerta la actitud analtica y pragmtica delmercader actitud de la que encontraremos numerosos

    ejemplos en el propio Coln. Ledos desde estaperspectiva, sus relatos constituyen la ms completagua de las posibilidades comerciales que ofrecen losreinos fantsticos que describe para la Europa de lapoca. En cada lugar por el que pasa hace un inventariocuidadoso de materias primas, artesanas o productos deinters comercial. En Turcomania, los tapices y paos;en Georgia, la seda; en el Catai, el carbn; en Java, lapimienta, la nuez moscada y otras especias; en Mangi yCatay, el oro y las piedras preciosas; en el Cipango, lasperlas blancas y rosadas.

    Adems de la enumeracin de mercancas locales,Marco Polo incluye siempre un anlisis del valor de lasmismas en relacin con sus posibilidades de mercado, ymenciona la depreciacin que resulta en algunos casos

    de una localizacin alejada de las mejores rutascomerciales. Por ejemplo, en el caso de la provincia deCangigu, de la que dice: ... es abundante el oro: perocomo estn muy lejos del mar, sus mercaderas valenpoco pues no tienen salida.21 De ah que se fije contanta insistencia en las condiciones geogrficas y en losaccesos posibles a cada centro comercial: Desiertos dedifcil travesa, desfiladeros, pasos montaosos quefaciliten o entorpezcan la comunicacin entre diversoscentros de mercancas, ros navegables que puedan

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    paliar la desventaja del alejamiento con respecto al mar,puertos, ...etc., aparecen descritos y evaluados conprecisin. Habla igualmente Marco Polo de lahospitalidad de las gentes, de las comodidades quepuede esperar encontrar el mercader en las hospederasy albergues, de las dificultades en repostar o en cambiarde caballos. Y se admira repetidamente ante las ventajasque ofrece el Imperio Trtaro, con sus sistema decomunicaciones terrestres, su correo, su red real dehospederas y de postas, ideales para la organizacin deproductivas rutas comerciales entre el Oriente y Europa.

    Y se refiere, por ltimo, a dos cuestiones fundamentalespara cualquier [12] comerciante en el inicio de un negocio:el beneficio y el riesgo. El primero queda asegurado enel establecimiento de redes de transporte que permitanvolcar en el mercado europeo de gran demanda lasuperabundancia de mercancas codiciadas quealmacena el Oriente. Lo segundo queda minimizado alestablecer las rutas teniendo en cuenta los resultados deun anlisis previo, como el que realiza el propio MarcoPolo, en el que se seala cualquier posibilidadproblemtica de carcter geogrfico, poltico o cultural, yeligiendo cuidadosamente como centros comerciales a lolargo de esa ruta lugares seguros, de habitantesfavorables al comercio y bien comunicados, por tierra opor mar, con los dems puntos de las rutas comerciales.

    Es imposible encontrar un texto ms informativopara cualquier comerciante, colono o descubridor enciernes que el relato de los Viajes de Marco Polo, y noresulta en absoluto sorprendente que Coln lo leyera yanotara, ni que constituyera una de las influencias msconstantes a lo largo de sus distintos viajes.Complementado por la Imago Mundi, la Historia Rerum yla Historia Natural, referencia obligada para todo lo quese relacionara con la botnica, la zoologa y la geografageneral, el libro de Marco Polo complet el bagaje de

    erudicin sobre el que Coln elaborara su proyecto y alque referira una y otra vez sus experienciasdescubridoras y colonizadoras posteriores. A partir deesas fuentes fundamentales, Coln orden elementos,seleccion rasgos, elimin diferencias y contradicciones,y lleg finalmente, a formarse una idea general delobjeto de sus futuras navegaciones, dotndolo de unosrasgos arquetpicos que se podran resumir as:

    Asia posea unas dimensiones enormes quela acercaban por el oriente considerablemente a Europa.El Mar Tenebroso era de una extensin mucho menor de

    lo que supusieron los antiguos, y poda ser navegadofcilmente en pocos das, contando con vientosfavorables.22 En ese mar, y a unas 1500 millas de lacosta china, se encontraba la fabulosa isla de Cipango.Entre sta y la tierra firme del Asia haba multitud deislas. La poblacin de todas aquellas tie [13]rras era de pielclara, pacfica, culta y civilizada, y, tanto las islas comola tierra firme, albergaban riquezas incalculables de oro,plata, perlas, piedras preciosas, especias, seda y todaslas dems mercancas definidas como valiosas por lasnecesidades comerciales y la demanda del mercadooccidental.

    Estas tierras extensas e inexploradas, pobladaspor hombres blancos y de buenas maneras, conreservas enormes de oro que nadie explota tenan la

    ventaja adicional de estar ms all del radio alcanzadopor las expediciones comerciales de los mercaderesitalianos, ya que, afirmaba Marco Polo, no haymercader ni extranjero que haya llegado a ellas.23 Por lotanto, seran del primero que las alcanzase, de acuerdocon las reglas del modelo de apropiacin imperialista dela poca.

    Pero no todo era tan positivo en la representacinque se haca Coln de aquellas tierras fabulosas que loesperaban24 en algn punto de la Mar Ocana. Segn

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    mi carta que el viaje que deseis emprender no es tandifcil como se piensa: antes al contrario, la derrota essegura por los parajes que os he sealado.29

    Fijadas las bases cosmogrficas del proyecto,Toscanelli pasa a describir esas tierras e islas delextremo oriental del Asia. Los ecos de las descripcionesde Marco Polo son particularmente claros, sobre todo ensu descripcin del Cipango, que Toscanelli siguefielmente, incluyendo el detalle de los palacios tapizadosy techados de oro. Pero, dejando al margen detalles einfluencias principales, encontramos en la descripcin de

    Toscanelli muchos de los elementos centrales delmodelo de representacin colombino. Ambos imaginantierras numerosas que albergan riquezas nunca vistas,estn pobladas por habitantes pacficos y favorables alcomercio e intercambio, y no estn sujetas a ningunasoberana exterior, o, dicho de otro modo, son para elprimero que llegue a ellas.

    En su segunda carta a Coln, Toscanelli llevatodava ms lejos su estimacin de la favorable acogidaque recibir en aquellas tierras lejanas el descubridorque primero las alcance. Y estad seguro de ver reinospoderosos, cantidad de ciudades pobladas y ricas,provincias que abunden en toda suerte de pedrera, ycausar grande alegra al rey y a los prncipes quereinan en estas tierras lejanas abrirles el camino para

    comunicar con los cristianos, a fin de hacerse instruir enla religin catlica y en todas las ciencias quetenemos.30

    Esta optimista afirmacin de Toscanelli, conrespecto al recibimiento que va a encontrar Coln a sullegada al extremo de Asia, presenta un inters muyparticular. En ella aparecen, por primera vez, en unarelacin de contigidad, dos elementos que van acaracterizar la filosofa de la con[16]quista del NuevoMundo: por un lado, el inters comercial ms o menos

    explcito por el botn que representan las tierrasdescubiertas y las riquezas que albergan; por otro, lajustificacin religiosa, entendida como la obligacin delos reyes cristianos y sus vasallos de extender el imperiodel cristianismo, y la necesidad en que viven los infielesde integrarse a la religin cristiana. Hay que situar elcomentario de Toscanelli en el contexto con el que serelaciona: el de la narracin de los primeros captulos delos Viajes de Marco Polo, con la explicacin de laembajada del Gran Kahn y su peticin de que se leenven representantes de la religin cristiana que

    puedan instruirlo a l y a los suyos. Pero la importanciade la formulacin del modelo de relacin entre cristianose infieles que llevan acabo tanto Marco Polo comoToscanelli, rebasara el contexto literario en que seprodujo, ya que dicho modelo lleg a ser uno de losparmetros ideolgicos fijos de la mayora de lasexpediciones descubridoras y conquistadoras. Lapercepcin de la confrontacin entre dos culturasdiferentes, en este caso la cristiana y la indgena, seajustara a l; y el hecho de que los habitantes del NuevoMundo, al revs de lo que segn Marco Polo suceda conel Gran Kahn, no parecieran desear particularmente uncambio de religin, parecera irrelevante en un contextoideolgico que haba definido ya irreversiblementerelaciones y papeles. En l la necesidad de la accin

    conquistadora no se cuestionaba; su justificacin erainherente al espritu cristiano que la definaprimordialmente como movimiento de propagacin de lafe. La consecuencia necesaria de esta formulacin fue ladefinicin del papel del conquistador cristiano comoelegido de Dios, con una obligacin fundamental quesera la subordinacin de las nuevas culturas a lacristiano-occidental, representada por los reyes deEspaa, con todo lo que esa sujecin implicaba entrminos econmicos y polticos. Y la apropiacin de los

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    elementos materiales de cualquier cultura descubiertaera, de acuerdo con el modelo ideolgico dominante enla poca el botn legtimo de los esfuerzos que llevabaaparejados el proceso de propagacin de la fe.

    [17]La cuestin de la funcin de la religin en elcontacto entre Oriente y Occidente, a la que aludesutilmente la carta de Toscanelli, no es de ningn modonueva sino que entronca con una larga tradicin queenlaza con el espritu de las Cruzadas que prevaleca enEuropa durante la Edad Media; y en Espaa, de manerams especfica, con el espritu de la reconquista. Ms

    adelante se volver sobre la supervivencia de esosmodelos ideolgicos que, aunque aparecen diluidos ymitigados en el caso de Cristbal Coln por unaparticular procedencia cultural y de clase que lo definaprimordialmente como comerciante genovs, florecernen cambio de forma extraordinaria en toda una primerageneracin de conquistadores de Amrica.

    En toda la documentacin de la vida de CristbalColn es difcil hallar un asunto ms polmico que lafamosa correspondencia entre Coln y Toscanelli queacabamos de citar.31 Este no es el lugar apropiado paraintentar zanjar esa polmica, pero s lo es para afirmarque la autenticidad de esa correspondencia que seacepta aqu como cierta es en cualquier caso secundariapara el anlisis y la evaluacin de la gnesis y el

    desarrollo del proyecto colombino; y esto principalmenteen razn de la multiplicidad de las fuentes en que senutri dicho proyecto. Es secundaria porque las cartasde Toscanelli y sus mapas, tal como aparecen descriptosen ellas, no alteran sustancialmente en ningn punto lainformacin combinada que Coln haba encontradoprincipalmente en la Imago Mundi, la Historia Rerum, ylos Viajes de Marco Polo. Los clculos cosmogrficos deToscanelli hicieron poco ms que formularcientficamente las estimaciones de Marco Polo. Y, por

    otra parte, tampoco existi una coincidencia exactaentre stos y los clculos finales del propio Coln.

    En todo caso, tanto en sus aspectos de contenidocosmogrfico como en los de contenido descriptivo delas realidades de Asia Oriental, esta ltima y discutidafuente de articulacin del proyecto colombino no parecehaber tenido una importancia primordial sino ms bienun valor confirmante en la elaboracin de los aspectosprcticos del viaje [18]de Cristbal Coln. Y especialmenteen la del arquetipo que se fue creando Coln a lo largode aos de lecturas, relatos e indicios como las

    misteriosas maderas labradas o los cadveres dehombres y mujeres de rostro plido y rasgos exticosque el mar empujaba en las tormentas de invierno hastalas costas de Gallaway o de Madeira de lo queprometan y eran aquellas tierras remotas que loesperaban a l, el elegido de la Providencia, del otro ladode un mar que casi haba dejado de ser Tenebroso einnavegable a fuerza de irle restando ms y ms gradosde anchura a cada nuevo clculo.

    2. El desconocimiento de un mundo real

    El peso de aquel arquetipo que supla conimaginacin y conjeturas el conocimiento de las tierrasque Coln se propona descubrir fue considerable

    durante todo el perodo de preparacin y formulacin delproyecto colombino. Pero su mayor importanciacorresponde, paradjicamente, al perodo histricoposterior al momento del descubrimiento en 1492, y,ms concretamente, al que abarca los cuatro viajes delAlmirante con sus sucesivas exploraciones yformulaciones de la realidad del Nuevo Mundo.

    El contacto con el Nuevo Mundo debera haberdisipado progresivamente los errores que se contenanen el modelo colombino de lo que iban a ser aquellas

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    tierras, y el descubrimiento y la exploracin deberanhaber iniciado un proceso de conocimiento de las nuevasrealidades. Lo que sucedi en realidad fue muy distinto:desde el primer momento del acercamiento de Coln alas tierras inexploradas no se cancel el arquetipo sinoque se aplaz simplemente su realizacin plena mientrascomenzaba a funcionar como mecanismo de reduccin,deformacin y ficcionalizacin de la nueva realidad.

    La supervivencia del arquetipo frente a lasrealidades diversas que iran negando su validez a lolargo de las expediciones descubridoras de los cuatro

    viajes se explica por varias razones. En primer lugar, porel contexto cultural y cientfico de la poca que permitay asimilaba fcilmente la [19] supervivencia de esquemastericos en clara contradiccin con datos empricos quelos desmentan. Ejemplo de este fenmeno son algunasde las teoras cosmogrficas vigentes mucho despus deque las exploraciones portuguesas hubieran demostradosu falsedad. Es el caso de la inhabitabilidad de las zonasque se encontraban por debajo del ecuador, aceptadatodava varios aos despus de que los portugueseshubieran llegado hasta el cabo de Buena Esperanza. Ensegundo lugar, la supervivencia del modelo imaginarioque tena Coln de lo que seran las tierras que pensabadescubrir se explica por algunos aspectos de laconcepcin del mundo que posea el Almirante y que se

    expresan de forma consistente a lo largo de todos susescritos. Ms especficamente, por unas formas deirracionalismo que se concretaron en el particularmesianismo del personaje.

    Las Casas recoge y elabora hasta la saciedad lacuestin de la eleccin divina de Coln y de su misinevanglica y descubridora como parte de un plan divinoanterior al hombre y a su poca. En su Historia de lasIndias, las referencias eruditas se conjugan con lasopiniones personales de Las Casas para intentar

    demostrar de forma irrefutable que Coln era ni ms nimenos que el enviado de Dios para el descubrimiento ycristianizacin del Nuevo Mundo. Con un celo msapasionado que objetivo, Bartolom de las Casas seaplica a desenterrar profecas, comentarios de lasEscrituras o de los clsicos, que anuncian, segn l, deforma incuestionable el descubrimiento de Amrica porCristobal [sic] Coln.32 Esta argumentacin de Las Casastendra un inters simplemente anecdtico si no fueraporque viene a reforzar toda una lnea de razonamientoque recorre el discurso colombino desde el Diario de su

    primer viaje hasta la Lettera Rarissima que escribidesde Jamaica en 1503. Ya en el Diario de navegacindel primer viaje se seala a Dios como verdaderorealizador, a travs de las acciones colombinas, dehechos tan diversos como el embarrancar las navesjunto a la Navidad o el indicar la situacin exacta de lasminas de oro de Babeque.33 A primera vista, estautilizacin divina del Almirante parece reducirlo a lacategora de simple instrumento, res[20]tndolesconsiderable mrito a sus acciones y elecciones. Peroesto es as desde una perspectiva moderna, no en elcontexto religioso de la poca. Dentro de aquel contextoel hombre que era instrumento divino no perda por ellohonra ni mrito sino que ganaba un prestigio y unacredibilidad que lo volvan poco menos que

    incuestionable. La prdida de responsabilidad e iniciativaque comporta el ser definido como simple instrumentode la voluntad de Dios, quedaba ampliamentecompensada y hasta superada por la reduccin decualquier posibilidad de error que implicaba el hecho deque cada una de las acciones del personaje estuvierainspirada y avalada por el propio Dios.34

    Es indudable, a la vista de sus propiasdeclaraciones, que Coln se vea a s mismo comoinstrumento de la voluntad divina y que se consideraba

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    guiado y protegido por Dios en sus acciones msdiversas. La carta que narra el descubrimiento aSantngel comienza refirindose a dicho descubrimientocomo la gran victoria que Nuestro Seor me ha dado enmi viaje; y slo al final de la carta se decide Coln aincluir, como miembros honorarios de esa especie desociedad que ha formado con Dios, a los propios reyescuando menciona que Nuestro Seor di esta victoria anuestros Ilustrsimos Rey y Reina.35 En el segundo viaje,la seguridad que tiene Coln de contar con el apoyodivino se expresa en las continuas referencias a una

    misericordia que debe resolver todos los problemas,sinsabores y decepciones de la nueva experienciadescubridora. La reduccin, durante el segundo viaje, dela relacin entre Dios y Coln a la de misericordia de undios caritativo con un hombre sufridor, supone unparntesis en el optimismo mesinico colombino yfunciona dentro del discurso narrativo como signo queapunta a un contenido semntico que nunca se nombraexplcitamente. Se trata del fracaso, lo inmencionablepor excelencia dentro de unas coordenadas ideolgicasque garantizan el xito de cualquier proyecto inspirado ydirigido por Dios. Las invocaciones constantes a lamisericordia divina que encontramos en la narracin delsegundo viaje aluden una y otra vez a los trminosconcretos y siempre [21] elpticos de una realidad

    problemtica cuyo carcter decepcionante hacenecesaria de forma especial tal proteccin. En el tercerviaje de Coln se cierra ese parntesis de vacilacin yvulnerabilidad. En l, Coln reafirma su condicin deprotegido y elegido de Dios que lo llevamilagrosamente (a Isabela) y que le di victoriasiempre.36 Y su confianza en tal condicin es tan slidaque en la cuestin de las acusaciones de Roldn, secoloca explcitamente de un lado con Dios, frente acualquiera que incurra implcitamente en un pecado de

    blasfemia acusndolo. Ellos...me levantaron miltestimonios falsos y dura hasta hoy en da. Mas DiosNuestro Seor, el cual sabe mi intencin y la verdad detodo, me salvar como hasta aqu hizo; porque hastaahora no ha habido persona contra m con malicia queno la haya l castigado.37 La alianza entre Dios y Colnparece ms slida que nunca ya que le permite a Colnamenazar con la divina venganza a un ellos que puedehacerse fcilmente extensiva a los reyes segn questos se siten del lado de Dios y Coln o del de susenemigos.

    La percepcin de s mismo como instrumentodivino que presenta Coln a lo largo de su discurso dedescubrimiento y la concepcin mesinica de sushazaas culmina en el cuarto viaje, en una visin entreanglica y delirante, en la que Coln oye voces quesimultneamente le afirman la realidad de su conexinespecial con Dios, la lealtad de ste para con susemisarios (en flagrante contraste con la ingratitud de losreyes para con los suyos), y el sentido oculto de lastribulaciones colombinas dentro de los designios siempreinsondables de la Providencia. La visin se cierra conuna promesa explcita de apoyo y de tiempos mejores.38

    El problema de fondo que plantea la presencia deeste esquema ideolgico providencialista que articula,en parte, la percepcin colombina de la empresa de

    descubrimiento, es el de la debilitacin de la razn comoinstrumento de conocimiento. En el contexto de unesquema que prev desde el origen de los tiempos unosacontecimientos realizados por la voluntad divina atravs de un hombre iluminado y dirigido por Dios,cualquier intuicin cobra sentido de profeca y [22]

    cualquier interpretacin personal es percibida comoverdad objetiva. Este mecanismo explica en parte lapersistencia con la que Coln se mantuvo fiel, frente alas realidades ms contrarias, a su intuicin de lo que

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    seran las nuevas tierras; es decir, a la visin que seplasm, durante la fase de formulacin de su proyectode descubrimiento, en el modelo imaginario de lastierras desconocidas.

    Por otra parte, esta misma persistencia da lamedida de la ceguera que caracteriz la percepcin deAmrica que tuvo Coln, as como del grado dedistorsin a que fue sometida en sus escritos unarealidad que era caracterizada bsicamente por defecto,y cuya revelacin en los relatos y descripciones de Colnfue con demasiada frecuencia una ficcionalizacin que

    se ajustaba a los trminos de formulaciones de modelosanteriores y ajenos a ella. Dentro del discurso colombino,la oposicin central entre un proceso de ficcionalizacindistorsionadora, como el que se da en la representacinde la realidad del Nuevo Mundo que encontramos en losdiarios y cartas de Cristobal[sic] Coln, y un procesoposible de descubrimiento y conocimiento objetivo de larealidad americana se resuelve en la sustitucinimplcita de un acercamiento analtico y racional por unproceso de identificacin. Desde el momento mismo deldescubrimiento, Coln no se aplic a ver y conocer larealidad concreta del Nuevo Mundo sino a seleccionar einterpretar cada uno de sus elementos de modo que lefuera posible identificar las tierras recin descubiertascon el modelo imaginario de las que l estaba destinado

    a descubrir. Y esta voluntad de identificacin del NuevoMundo con las mticas tierras mencionadas por dAilly,Marco Polo y las dems fuentes de su modelo semanifiesta, en los escritos colombinos, desde losprimeros relatos y descripciones del Nuevo Mundo queaparecen en el Diario del primer viaje y en la carta aSantngel, hasta la ltima descripcin que hizo deAmrica en la carta a los reyes que escribi desdeJamaica al final de su cuarto viaje.

    Existe ya una certeza aceptable acerca delitinerario que sigui Coln en cada uno de sus viajes.S.E. Morison llev a [23] cabo una travesa en 1939 en laque, saliendo de las Canarias y con los diarios denavegacin de Coln en mano, se aplic a seguir elitinerario de viaje de Coln. El Almirante toc tierra enSan Salvador, de donde prosigui hasta Sta. Mara de laConcepcin, Fernandina, Isabela, Juana y Espaola, poreste orden, emprendiendo su regreso a Espaa desde laltima.39 La impresin que le produjo la primera visin deSan Salvador no fue precisamente entusiasta, a juzgar

    por la forma en que parece narrada en la entradacorrespondiente al 11-12 de Octubre del Diario delprimer viaje. En ella, Coln toma nota escueta delaspecto de la tierra sealando sus arboles muy verdesy aguas muchas y frutas de diversas maneras ymencionando un esculido botn de ovillos de algodnfilado y papagayos y azagayas y otras cositas que seratedio describir.40 Y acto seguido se apresura amencionar que, aunque hay pequeos indicios de oro, ledicen los indios que debe ir al sudeste a buscar el oro ylas piedras preciosas. Decide que est al noroeste de lastierras que busca, y, dejando caer de pasada quetambin en San Salvador hay oro nunca lo hubo perode acuerdo con su idea tena que haberlo se proponeir a topar la isla de Cipango, que supone muy prxima

    a San Salvador.A partir de ah, la composicin de lugar deCristobal[sic] Coln ser clara. Cree encontrarse ya enaguas cercanas al Cipango y, por lo tanto, se trata de irexplorando cada una de las islas que encuentra parahacerse una idea de cmo son que le permita decidir sison las mismas que l busca, y, muy particularmente, elCipango. El proceso de descubrimiento se convierte enuno de eliminacin en el que Coln se limita a anotarbrevemente unos cuantos rasgos aparentes de las islas

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    antes de descartarlas como posibles Cipangos. Para cadaisla, un pequeo inventario: tierra frtil, gente desnuda,grado de civilizacin, indicios de metales preciosos. En laFernandina expresa impaciencia ante lo hallado y confaen que Dios lo dirija hacia su objetivo: y es oro porqueles amostr algunos pedazos del que yo tengo, no puedoerrar con la ayuda de Nuestro Seor que yo no falleadonde nace.41 Y en la Isabela se anima ante lasnoticias que recibe [24] de los indgenas, que parecenindicarle que est cerca de su objetivo: ver si puedohaber el oro que oyo que trae (el rey de la Isabela) y

    despus partir para otra isla grande mucho, que creoque debe ser Cipango segn las seas que me dan estosindios que yo traigo, a la cual ellos llaman Colba...ysegn yo fallare recaudo de oro o especiera determinarlo que he de facer...tengo determinado de ir a la tierrafirme y a la ciudad de Quisay, y dar las cartas devuestras altezas al Gran Can.42 Al da siguiente vuelve ainsistir en la misma idea: Quisiera hoy partir para la islade Cuba, que creo debe ser Cipango segn las seas queme dan estas gentes de la grandeza della y riqueza, y nome detern ms aqu...pues veo que aqu no hay minade oro... Y pues es de andar adonde haya trato grandedigo que no es razn de se detener salvo ir camino ycalar mucha tierra fasta topar en tierra muyprovechosa.43 Coln confirma aqu implcitamente la

    existencia del proceso de eliminacin. Todas las tierrasque lo separen de su objetivo prefijado son para l ircamino y calar tierra. No despiertan su inters ms queen la medida en que puedan constituir un indicio de laproximidad de las islas fabulosas del Asia Orientaldescritas por Marco Polo.

    El da 30 de Octubre de 1492, Coln, que lleva yados das en Cuba, modifica por primera vez suidentificacin Cuba-Cipango. Pero no para reconocer laexistencia de una tierra nueva y distinta, sino para

    sustituir la primera identificacin por la de Cuba-Catay.El primero de Noviembre cambia de nuevo de parecer ypasa a identificar Cuba con la tierra firme y Quinsay: Yes cierto dice el Almirante que esta es la tierra firmey que estoy ante Zayto y Quinsay, 100 leguas.Consecuentemente decide enviar por tierra unaembajada para establecer contacto con el Gran Can yentregarla la carta de presentacin firmada por losReyes Catlicos que haba trado para la ocasin.44 Enese momento, Coln est tan seguro de hallarse en losdominios del Gran Can que habla con gran optimismo de

    las ciudades del Gran Can, que se descubrirn sin duda,y otras muchas de otros seores que habrn en dichaservir a vuestras altezas.45 Esta confianza esparticularmente reveladora del funcionamien[25]to deColn. Hay que recordar que en ese momento un mesdespus de haber llegado a San Salvador Coln no haencontrado nada de lo que esperaba. Pero esto no lepreocupa porque, una vez decidida, de formavoluntarista, la identificacin entre lo que vadescubriendo y lo que esperaba descubrir, la realizacintotal de sus deseos es slo cuestin de tiempo. Por esoafirma su seguridad en que lo que busca se descubrirsin duda.

    Como los vientos contrarios le impiden rodearCuba, Coln sale de all convencido de que su

    identificacin de Cuba con la tierra firme de Asia esvlida. Y a la llegada a la ltima isla descubierta en elprimer viaje Espaola decide que esta vez s que seencuentra en el Cipango porque le parece or que losindgenas hablan del Cibao, que es una regin delinterior de la Espaola; y l decide que el Cibao nopuede ser otra cosa que el Cipango que anda buscando.La necesidad de identificacin entre modelo imaginario yrealidad descubierta es tan grande para Coln que,aparte de llevarle a ignorar sistemticamente la mayora

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    de los aspectos concretos de la nueva realidad, y deimpedirle comprender o ver el Nuevo Mundo tal comoes, es capaz de hacerle admitir la posibilidad de que elCipango, que l siempre haba situado, con marco Polo,a unas 1500 millas de la tierra firme asitica, seencuentre a escasa distancia de Cuba-Catay. Y esto, porno mencionar el hecho mismo del nombre. De Cibao aCipango va un trecho, pero para Coln esto no cuestionala identificacin sino que indica simplemente que losindgenas no saben pronunciar el nombre de su propiaisla.

    Por fin, el da 4 de Enero de 1493, despus de dossemanas de exploracin de la Espaola, Coln decideque efectivamente el Cipango est all. La transcripcinde su diario hecha por Las Casas dice: Concluye queCipango estaba en aquella isla y que hay mucho oro yespeciera y almciga y ruibarbo.46 El mecanismo esclaro y su conclusin lgica: Si el Cibao es Cipango, tieneque albergar esas riquezas, y el que hasta ese momentoColn no las haya encontrado es secundario. El problemaest en que la identificacin era [26] errnea; que en laEspaola no haban sido descubiertas ni especias ni oro;y que, consecuentemente, al enumerar la existencia deesos productos, Coln no estaba informando sinoficcionalizando, de acuerdo con sus propias ideaspreconcebidas, una realidad que no era capaz de

    percibir en trminos reales.La extraordinaria identificacin de la Espaola conel Cipango se complementa con la identificacin de unaregin de la misma isla con las mticas Trsis [sic] y Ofir.Pedro Mrtir seala en su primera Dcada que Coln lecont que haba encontrado la isla de Ofir, queidentificaba con la Espaola.47 Y Las Casas confirma estaltima identificacin colombina del primer viaje citandouna carta de Coln a los reyes en la que Aquella isla deOphir o Monte de Spora (adonde iban las naves de

    Salomn en busca de tesoros), dice aqu el Almirante seraquesta isla Espaola que ya tenan sus Altezas. Colnvuelve sobre esta identificacin del primer viaje en elresumen de sus descubrimientos que hace en la cartaque escribe a los reyes desde Sevilla en 1498, dondehabla de Salomn que envi desde Hierusalem a fin deOriente a ver el monte Spora en que se detuvieron losnavos tres aos, el cual tienen vuestras altezas agoraen la Isla Espaola.48

    Desde la isla Espaola Coln emprende el viaje deregreso a Espaa y se lleva consigo una percepcin de la

    realidad que tiene mucho ms de invencin que dedescripcin. Las islas recorridas han sido o bienignoradas como simples indicios de pasos intermedio nosignificativos hacia el objetivo fundamental ste fue elcaso de San Salvador y Concepcin entre otras o biendistorsionadas en el esfuerzo por identificarlas con elarquetipo colombino de las tierras desconocidas del otrolado del Mar Tenebroso. La verdadera identidad naturaly cultural de las islas del Caribe siguen por descubrirdespus de un largo viaje en el que Coln se ha limitadoa reconocer el Cipango, el Catay, Quinsay, los reinosdel Gran Can y de Mangi, y las regiones mticas deTrsis[sic] y Ofir. Pero el sentimiento de triunfo delAlmirante ante los Hallazgos del primer viaje estabacondenado a ser de corta duracin. Porque,

    desgraciadamente para l, la realidad se

    [27]

    resistira acoincidir con sus esquemas e intuiciones, y se le irahaciendo progresivamente ms difcil materializar laverdad de sus fantsticas apreciaciones.

    A lo largo de todo el segundo viaje, en el que Colnrecorri las islas que se encuentran entre la Dominica yCuba, as como la isla de Jamaica, todos los esfuerzos delAlmirante no resultaron suficientes para aportar pruebasaceptables de la validez de sus identificaciones. Por ello,en el Memorial que les envi a los Reyes por conducto

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    de Antonio Torres, el tono y el lenguaje de Coln seranya muy diferentes de los que se encontraban en susdiarios y cartas del primer viaje. El triunfalismocaracterstico de la Carta a Santngel ha desaparecidopor completo. En el memorial, Coln ha pasado aexpresare en estos trminos: ... a Dios ha plazidodarme tal gracia para en su servicio, que hasta aqu nohallo yo menos ni se ha hallado en cosa alguna de lo queyo escrib, dije e afirm a sus Altezas en los daspasados, antes por gracia de Dios espero que an muyms claramente y muy presto por las obras parecer,

    porque las cosas e especiera en solas las orillas del marsin haber entrado dentro de la tierra se halla tal rastro eprincipios della que es razn que se esperen muymejores fines, y esto mismo en las minas de oro, porquecon slo dos que fueron a descubrir cada uno por suparte...se han descubierto tantos ros tan poblados deoro que cualquier de los que lo vieron e cogieronsolamente con las manos por muestra, vinieron tanalegres, y dicen tantas cosas de la abundancia dello queyo tengo empacho de las decir e escribir a susAltezas;...pero porque all va Gorbaln que fue uno delos descubridores, l dir lo que vi aunque ac quedaotro...que sin duda y an sin comparacin descubrimucho ms segn el memorial de los ros que el trajodiciendo que en cada uno de ellos hay cosa de no

    creella; por lo cual sus altezas pueden dar gracias aDios, pues tan favorablemente se ha en todas suscosas.49

    Los rasgos ms caractersticos de esta prrafo sonsu extraordinaria ambigedad, la vaguedad de los datosy la delegacin y el reparto de responsabilidades. Deentrada, los hallazgos se caracterizan no en formaafirmativa he [28] hallado ms respondiendo a lo queColn prometi en el primer viaje y a lo que los reyesesperan de l, sino en forma negativa no he hallado

    menos. Las riquezas se indican sin datos especficos deningn tipo. Hay rastros de especiera y principios deella, pero el optimismo de la evaluacin se justificaafirmando que, si slo ha encontrado rastros es porqueno ha podido detenerse para penetrar y explorar msall de las orillas. El oro tambin se esperaabundantsimo, pero no por testimonio directo de Colnsino por las afirmaciones de los que han descubiertotantos ros tan abundantes en dicho metal. A partir deese momento, las transferencias de responsabilidad semultiplican: Coln, que haba llevado a cabo desde su

    yo narrativo cada una de las acciones relevantes delprimer viaje, cede repentinamente el protagonismo, ycon l la responsabilidad de error, a Gorbaln que dirlo que vio ly a Hojeda que afirma a su vez que enlos ros que ha recorrido hay una cantidad de oro que alpropio Coln, se puntualiza, le parece de no creella.

    Todo el estilo y la construccin del Memorial deTorres, cuyo primer prrafo se acaba de comentar,indican que la realidad de las nuevas tierras estabahaciendo vacilar la seguridad del Almirante con respectoa las identificaciones que llev a cabo con tanta certezadurante su primer viaje. Pero hay dos documentos quenos revelan que, incluso ante los problemas cotidianosque le planteaba a Coln, la falta de correspondenciaentre lo que iba descubriendo y lo que l saba que

    haba de descubrir all, Coln no haba renunciado unpice a su modelo. El primero es una referencia a unanueva identificacin esta vez entre una isla del Caribey el fabuloso reino de Saba que aparece en la carta quele escribi Michele de Cuneo a Hieronymo Annari enOctubre de 1495, narrando el segundo viaje delAlmirante, en el que l, Cuneo, particip. Dice Cuneo:anti che iustrassimo a la isola grossa ne disse(Columbo) queste parole: Signori miei, vi voglioconducere in uno loco di unde si parti uno dei tre magi le

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    quali veneron adorare Christo, il quale loco si chiamaSaba50. Esta isola grossa que el Almirante identifica[29] sin vacilar con el reino de Saba, parece haber sido segn demuestra largamente Manzano la isla deJamaica. El segundo documento, que demuestra lavigencia, durante el segundo viaje, de la determinacincolombina de ignorar la realidad geogrfica del NuevoMundo en todo aquello que pudiera poner en tela dejuicio su modelo previo, es todava ms sorprendente. Setrata del texto de un juramento firmado por casi toda latripulacin, que dice as: ...veia ahora que la tierra

    tornaba al Sur Suduest y al Suduest y Oest, y queciertamente no tena dubda alguna que fuese la tierrafirme antes lo afirma y defendera que es la tierra firmey no isla y que antes de muchas leguas, navegando porla dicha costa, se fallara tierra adonde tratan gentepoltica de saber y que saben del mundo, etc..51

    La toma del juramento tuvo lugar al dar porterminada Coln la exploracin de parte de la costa deCuba. La necesidad de dicho juramento revela laresistencia no slo de la geografa del Caribe sinotambin del buen juicio de buena parte de la tripulacina aceptar las interpretaciones de la realidad de CristbalColn. Cuneo, por ejemplo, se refiere con considerableescepticismo a esa decisin del Almirante de identificarCuba con Catay y seala que la mayor parte de la

    tripulacin estaba de acuerdo con el abate Lucena, quedefenda a bordo la insularidad de Cuba. En todo caso, loindudable a la vista del juramento es que Coln segua, aaquellas alturas de su segundo viaje, firmementedecidido a mantenerse aferrado a su modelo imaginariodel Nuevo Mundo y a forzar la realidad y la percepcinde los dems cuanto fuera necesario para que ambascoincidieran con aqul. La tierra firme a la que se aludeen el documento citado no es cualquiera, sino la delCatay, Mangi o extremo oriental del Asia que se hallaba

    al comienzo de las Indias y fin para quien en estaspartes quisiere venir de Espaa por tierra.52

    En el tercer viaje de descubrimiento, Coln llega alpunto mximo de su delirio identificador del que dejaconstancia minuciosa en unos textos que son magnficosejemplos de literatura fantstica, aunque l los presentecomo descrip[30]ciones objetivas del continentesudamericano. A las identificaciones del primer ysegundo viajes, el Almirante va a ir aadiendo durante eltercero: la de las islas de la costa de Venezuela con lasislas perlferas de Asia descritas por dAilly en su Imago

    Mundi;

    53

    la del Monte Christi con el Monte Spora deSalomn;54 y, sobre todo, la del golfo de Paria y la costavenezolana con el Paraso Terrenal.

    El procedimiento es sencillo. Coln se encuentraante unos fenmenos inexplicables que no puedeignorar: las turbulencias producidas en el mar por elcaudal de agua dulce de la desembocadura del Orinoco,la habitabilidad de una zona que supona habitable congran dificultad, el color claro de la piel de los habitantesde la zona, y la inclinacin de las aguas que le parecanhacer pendiente entre Paria y las Azores. Ante estarealidad Coln tiene dos alternativas posibles: explorarla desembocadura y la tierra firme para averiguar qu esrealmente todo aquello, o buscar la explicacin de lo queve identificndolo con informacin contenida en alguno

    de sus modelos literarios. Escoge lo segundo, y se apoyaen sus fuentes habituales, desde las Escrituras hasta laImago Mundi, para demostrar: 1) Que la Tierra no tieneforma de esfera, sino de pera o teta de mujer. 2) Que elpezn de la teta est situado en la regin de Paria. 3)Que en ese pezn se encuentra el Paraso Terrenal conlas fuentes originarias del Tigris, Eufrates, Ganges y Nilo.Siguiendo el mismo razonamiento, Coln atribuir lasuavidad del clima, la amabilidad de las gentes y laexhuberancia[sic] del paisaje a su proximidad con

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    descripciones que ofrecen los textos de este discurso esuna realidad que aparece simultneamenteficcionalizada por identificacin y mutilada porreduccin. El modo de caracterizacin del Nuevo Mundodentro de estos textos corresponde a una percepcinselectiva que slo se propone aprehender los elementosque sostienen el proceso de identificacin de Amricacon Asia; su resultado ser una representacin de larealidad que se ajusta a los trminos del cdigo derepresentacin que se desprende del primer objetivoterico del proyecto de descubrimiento colombino: el

    cdigo de identificacin de Amrica con las tierras delAsia Oriental descritas por las fuentes y modelosliterarios del Almirante.

    El primer elemento de la nueva realidad con el queentr en contacto Cristbal Coln fue la naturaleza, y ladescripcin de esa naturaleza ocupa un espacioimportante en el Diario del primer viaje a partir de laentrada correspondiente al 11 de Octubre. Sin embargo,un anlisis cuidadoso de todas las descripciones de lanaturaleza que hace el Almirante durante este primerviaje revela muy pronto la tipificacin extraordinaria deunas descripciones que enlazan con toda una largatradicin de representacin del Jardn del Edn y [33] queconstituyen, en ciertos aspectos, una versinsimplificada y empobrecida de tan larga serie de

    imgenes paradisacas del mtico jardn. En ellas, conmuy pocas excepciones, la caracterizacin aparecereducida a una serie de motivos fijos. Y cada uno de loselementos que describe aparecer calificado dentro deldiscurso colombino por una serie de adjetivos constantescuya funcin primordial es el fijar en ellos las cualidadesque los ligan, por identificacin, al modelo literarioprevio.

    Habla Coln del aire con insistencia, y en sudescripcin lo asocia siempre a dos cualidades: suavidad

    y calidez. Otras muchas cualidades posibles del aire sonignoradas con igual constancia luminosidad,transparencia, sequedad, humedad, etc. Esto no sedebe a que estas cualidades no se encuentren presentesen los aires del Nuevo Mundo, sino a que no es sobreellas, sino sobre la suavidad y calidez (es decir sobre latemperatura) donde se apoya la validacin de un modelode la tierra desconocida el de Coln que se opona aotros muchos que, en la misma poca, defendan lainhabitabilidad de la zona trrida y de las regionesdesconocidas de ms all del Atlntico. Coln estaba

    convencido de lo contrario, y es este convencimiento elque se expresa textualmente en la reduccin de lacaracterizacin del aire a las cualidades verificadas: sutemperatura y respirabilidad.

    En la caracterizacin colombina del primer viaje latierra aparece reducida a dos aspectos. El primero seconcreta en su fertilidad y extensin: Las islas songrandes, extensas, extenssimas y grandsimas,y tambin son verdes y fertilsimas, sin que faltenlos adjetivos citados en ninguna de las descripciones delas nuevas tierras. El segundo aspecto es topogrfico:Coln seala insistentemente la ausencia o presencia demontaas en las nuevas tierras. Hasta la llegada a laEspaola, el relato califica de llanas a cada una de lasislas descubiertas, y en algunos casos llega a reiterar

    muy llana sin montaa alguna.

    57

    De nuevo, lareduccin de la caracterizacin a dos aspectosprincipales el topogrfico y el de riqueza natural , quese expresan en el texto en la utilizacin de una lista muylimitada y repetitiva de adjeti[34]vos, lejos de serarbitraria est dictada por elementos concretos delmodelo imaginario de Cristbal Coln. La riqueza yexhuberancia[sic] natural son dos de los elementosconstantes de las tierras que las fuentes de Colndescriben en el extremo oriental de Asia: y la presencia

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    o ausencia de montaas est ligada a una serie deidentificaciones fundamentales de este primer viaje: Lade las islas del Caribe con las islas del Asia, que segndAilly estaban cubiertas de montes que encerrabancantidades fabulosas de oro; con el monte Spora, quese levantaba sobre la regin mtica de Trsis[sic] y Ofir; ycon el Cipango de Marco Polo.

    El agua, tercer elemento en que se concreta ladescripcin de la naturaleza en el primer viaje de Coln,aparece reducida a un solo rasgo fundamental: laabundancia. Hay aguas muchas, ros hondos, lagos

    grandes, etc. El sentido de esta reduccin es doble, yaque por una parte liga estar tierras surcadas de ros ysalpicadas de abundantes aguas al modelo de dAilly quedestacaba la extraordinaria abundancia de aguas en eloriente asitico; y por otra, refuerza el aspecto defertilidad y exhuberancia[sic] que enlaza estas tierras conlas del Asia de Marco Polo a travs de su riqueza natural.

    La fauna americana se caracteriza por reduccin auno de sus rasgos: el exotismo. Los papagayos, simios ypeces disformes que menciona escuetamente elAlmirante subrayan la diferencia entre estas tierras y elmundo occidental, confirindoles un carcter extico quelas liga a las descripciones de flora y fauna compiladasen la Historia Natural de Plinio y en los diversosbestiarios medievales.

    El ltimo elemento central de esta primeracaracterizacin de la naturaleza llevada a cabo por elAlmirante es la vegetacin. La vegetacin es unarealidad insoslayable y sorprendente para cualquiereuropeo que se encuentre de pronto en un espacionatural tropical. Sin embargo, en mi opinin y muy alcontrario de S.E. Morison que ve en ellas toda suerte deresonancias e inspiraciones poticas las descripcionesde la vegetacin tropical que ofrece Coln son de unagran pobreza y se reducen a la repeticin tipifi [35]cada de

    unos pocos rasgos fundamentales que se expresan enuna serie an ms limitada de adjetivos. La percepcincolombina reduce la vegetacin tropical a doscualidades: la exhuberancia[sic] y el valor material. Laexhuberancia[sic] se expresa en dos series de adjetivosque se refieren respectivamente a la fertilidad y a laabundancia. La fertilidad se expresa en la repeticinobsesiva de lo verde y en la equivalencia implcitaentre verde y fermoso; la expresin reiterada de laabundancia se concreta en la utilizacin repetitiva deespeso, grande, numeroso, innumerable, etc. El

    valor material, segundo aspecto que agrupa laadjetivacin de la vegetacin en esta presentacin delAlmirante, pasa por la atribucin de la capacidad deproducir especias. Ante cada espcimen de rboldesconocido es decir, ante casi cada uno de los rbolesque va viendo Coln sigue el mismo proceso mental. Obien lo identifica, con frecuencia errneamente, conrboles muy buscados como la almciga o el linloe,58 obien elude su descripcin precisa, reducindolo a suverdura y a la exhuberancia[sic] de sus hojas y fruto, ysustituyendo cualquier caracterizacin especfica por laatribucin general de la capacidad de producir especiasvaliosas y muy buscadas: nuez moscada, clavo,pimienta, etc.59 Y, de nuevo, el proceso de reduccin dela vegetacin natural, que Coln pretende estar

    describiendo, a dos rasgos fundamentales no esarbitrario: tanto la exhuberancia[sic] como la capacidad deproducir especias eran elementos fundamentales a lahora de proceder a identificar lo que Coln vea con loque intentaba verificar.

    El oro, las piedras preciosas y las perlas merecen,dentro del examen de esta caracterizacin de la realidadamericana que resulta del mtodo de verificacindescriptiva empleado de forma sistemtica por elAlmirante, una mencin aparte aunque formen parte de

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    la naturaleza. La razn de esta separacin est en questas ocupaban para el propio Coln un lugar especial, alfuncionar como ejes centrales de todo el proceso deverificacin. Esto no implica que Coln siguiera unmtodo ms exacto o diferente a la hora de describir ycaracterizar esas riquezas, sino todo lo contrario. Para [36]

    Coln se trataba de afirmar su existencia como condicinnecesaria para la validacin y confirmacin definitivas detodo el proceso de verificacin que estamos analizando:La identificacin final de Amrica con el modelo asiticocolombino dependa fundamentalmente del hallazgo de

    esas riquezas. De ah que su valor fuera no slo materialsino tambin simblico. Eran la clave de la confirmacinde la validez de toda la interpretacin colombina y delxito de su empresa; sin ellas, ni interpretacin niempresa podan sostenerse. En el oro y las piedraspreciosas del Nuevo Mundo tenan que materializarse lasriquezas mticas descritas por Marco Polo, anunciadaspor Pierre dAilly y Eneas Silvio, y prometidas por Colnen su proyecto de navegacin y descubrimiento. De ahque la urgencia de su bsqueda se superpusiera a todolo dems para el Almirante que no buscaba salvo eloro.60 Pero la existencia de cantidades fabulosas de oro,plata y piedras preciosas, que el Almirante certifica unay otra vez en sus textos no se da como resultado de laexploracin de las islas sino de forma totalmente

    apriorstica: No es que Amrica fuera Asia porque sehaban encontrado en ella las riquezas anunciadas por elmodelo sino que esas riquezas tenan que estaren algnlugar de las nuevas tierras ya que, para el Almirante,stas formaban con toda seguridad parte de Asia.

    En el resumen que hizo Coln al principio delMemorial que les escribi a los reyes el 30 de Enero de1494, desde Isabela, la caracterizacin de los mltiplesaspectos de la realidad americana aparecera reducida aslo tres de los aspectos que haba destacado la

    verificacin descriptiva del Diario del primer viaje: Lasespecias, que se reducen a indicios (rastros yprincipios los llama Coln): el oro, que se reduce a lacualidad de abundancia (tantos ros tan poblados deoro); y la tierra cuya descripcin aparece reducida a lacualidad de fertilidad, o sea la capacidad de producir:somos ciertos como la obra lo muestra que en estatierra as el trigo como el vino nacer muy bien...queparece muy maravillosa...que ninguna otra tierra que elsol escaliente puede ser mejor al parecer ni tanfermosa.61 Y la equiva[37]lencia que se va estableciendo

    progresivamente en el texto entre productiva yfermosa hasta llegar a una identificacin total de losdos trminos ilustra perfectamente la ideologa quesubyaca en los criterios estticos y descriptivos deColn.

    El mtodo de verificacin descriptiva como modode caracterizacin y reduccin de la realidad americanaque Coln utiliz en el primer y segundo viajes siguifuncionando en los dos viajes siguientes, adecundose alcarcter especfico del objetivo respectivo. As, en lapercepcin y descripcin de las islas de la costa de Paria,de la desembocadura del Orinoco y la costa de Amricadel Sur, Coln destacara nicamente los elementos quele iban a permitir argumentar la identificacin de aquellanueva tierra con las islas perlferas del Oriente de Marco

    Polo y con el Paraso Terrenal tal como lo describidAilly en su Imago Mundi. Mientras que en el cuartoviaje el centro casi exclusivo de la percepcin colombinasera el oro. El oro, eje central de la identificacin entreCentroamrica y el Quersoneso Aureo que perseguaColn, se substituira a cualquier otro aspecto de larealidad en unos textos que, o bien eliminan todos losdems elementos concretos de esa realidad, o bien losmencionan reducidos a un motivo escueto que prolongael cdigo descriptivo de los viajes anteriores.

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    La utilizacin del mtodo de verificacindescriptiva que organiza el modo de caracterizacin dela naturaleza del Nuevo Mundo dentro de los textos quenarran los viajes colombinos no se circunscribe a ella.Sigue organizando la caracterizacin de un elementocentral de la realidad americana: sus habitantes. A partirdel primer viaje, esta poblacin aparece caracterizadafundamentalmente por defecto. El referente principal dela caracterizacin es de nuevo Marco Polo. Al revs delos habitantes descritos por l, los indgenas del Caribeno iban vestidos, no eran ricos, no posean armas y no

    eran comerciantes. Coln los caracterizar comopobres, desnudos, sin armas y sin comercio,reducindolos, por inversin, a los trminos del modelodescriptivo establecido por Marco Polo y asimilado porl. [38] Todos los elementos concretos de esta primeracaracterizacin de la poblacin del Caribe se puedenreducir a dos caractersticas centrales: su valor material que viene dado por el nivel de civilizacin, cultura yriqueza y sus posibilidades de utilizacin dentro delcontexto de la economa occidental posibilidades quese concretan en el texto en su voluntad de comerciar yen su incapacidad de agredir y de defenderse. Y en losviajes siguientes la caracterizacin de los habitantes delNuevo Mundo aparece tan subordinada a lasnecesidades de justificacin y confirmacin de Coln

    como la descripcin de la naturaleza. La presentacindel americano como buen salvaje que se desarrollabrevemente en los textos del segundo viaje sustenta lafbula colombina de la factora modlica que se insinacomo alternativa al modelo de simple saqueo. Por otraparte, las descripciones del tercer viaje, al centrarse endos cualidades color claro de piel y vestidos de telascomo de seda , vendra a confirmar, relacionndosecon las gentes descritas por Marco Polo, la situacinasitica de las tierras recin descubiertas, subrayando

    as la validez de los otros rasgos de caracterizacin quesustentaban la identificacin de Sudamrica con elParaso Terrenal de Pierre dAilly.62

    Y, finalmente, en el cuarto viaje, la necesidad deidentificar Centroamrica con Asia condicionara denuevo, de forma decisiva, la percepcin ycaracterizacin de los habitantes del Nuevo Mundo.Estos aparecen descritos en relacin con una serie deelementos centrales de la caracterizacin asitica deMarco Polo, que es aqu nuevamente el modeloconstante de referencia. El primero de estos elementos

    se refiere a la ropa: Estas gentes andan vestidas ytraen ricas vestiduras dice Coln. El segundo, a lariqueza: adems de las ricas vestiduras dice quetienen buenas cosas y forran de oro arcas y sillas. Eltercer elemento es el comercio: seala que estosindgenas usan tratar en ferias y mercaderas. Elltimo son las armas: stos usan de la guerra y traenbombardas, arcos y flechas, espadas y corazas. Laverificacin de la existencia de estos cuatro elementossostiene la identificacin que hace Coln del Ciguare [39]

    y el Cariay con la Ciamba o Conchinchina de MarcoPolo.63 Para Coln, la suma de estos cuatro elementos ropa, riquezas, comercio y armas es igual a civilizacin,y la caracterizacin positiva de la gente descrita en elcuarto viaje con respecto a ellos los define como

    civilizados. La caracterizacin negativa de los indgenasdescritos en el primer viaje desnudos, pobres, nocomerciantes, no guerreros los defineconsecuentemente como salvajes: Los habitantes deCentroamrica tenan que caracterizarse positivamenteen relacin con estos cuatro elementos si Coln queraver confirmada de una vez por todas su identificacin dela tierra firme del istmo con las culturas avanzadas queMarco Polo situaba en el oriente de Asia.

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    La atribucin que hace Coln a las tierras y gentesrecin descubiertas de una identidad prefijada en susmodelos literarios descansa sobre el proceso deseleccin o verificacin descriptiva que se acaba deanalizar. La percepcin de Amrica que emerge de estaseleccin implica un proceso de reduccin y deformacinde la realidad. Su caracterizacin dentro del discursocolombino, de acuerdo con los trminos dictados poraquel modelo literario, resulta en la sustitucin de undiscurso informativo historiogrfico de carctersupuestamente objetivo, por un relato ficcional y

    mitificador que slo incorpora algunos elementos y datosreales, integrndolos en unas coordenadas depercepcin y representacin fundamentalmenteimaginarias, que se apoyan sobre la supuesta identidadde Asia y el Nuevo Mundo. Por otra parte, el usoconstante del mtodo de verificacin descriptiva, comomodo de aprehensin y caracterizacin de la realidad,plantea una cuestin fundamental con respecto alproblema de la comunicacin y del lenguaje. En lanarracin de sus descubrimientos de islas y tierras delNuevo Mundo, Coln selecciona, transforma, interpreta yelude, creando verbalmente una representacin de larealidad americana en la que lo imaginario y ficcionaltienden a predominar claramente sobre lo real. Colnargumenta cuidadosamente cada una de sus

    identificaciones e impone a los elementos de la realidaddescubierta las modificaciones [40] necesarias para queconfirmen su percepcin y demuestren la validez de susrazonamientos. La naturaleza, las tierras, el mar, loshabitantes, la flora y la fauna emergen verbalmente delproceso de verificacin descriptiva convenientementetransformados para demostrar la validez del modelo y laexactitud de los clculos cosmogrficos que apoyaban elproyecto del Almirante. Pero lo que interesa ahora esque ese proceso de verificacin descriptiva se hace

    extensivo a un elemento particularmente irreductible dela nueva realidad: el lenguaje de sus habitantes.

    Coln no estaba solo en el Nuevo Mundo. Amricaestaba habitada por unas gentes que al contrario de loque le suceda a Coln conocan la naturaleza deaquellas tierras a travs de una larga experienciapersonal y de una historia colectiva. Saban, por ejemplo,si haba oro, perlas, especias; saban si las islas quehabitaban eran grandes o pequeas, islas o tierra firme;conocan las costumbres de sus propios pueblos, sabansi comerciaban, con qu, y con quin; si hacan la guerra

    y cmo la hacan. Estas gentes hablaban entre s

    aunque no fuera cierto que posean todas la mismalengua, como afirm con optimismo simplista elAlmirante en su primer viaje y tambin con Coln y conlos dems espaoles. Coln les ense muestras de lasmercancas que buscaba, los interrog, los utiliz comoguas e informantes. Y sin embargo, la informacin questos posean sobre sus propias tierras y culturas nuncalleg a las pginas de la narracin colombina. Colnpregunta y los indgenas contestan, pero,sorprendentemente, la informacin que, segn Coln,proporcionaban los habitantes de las tierras que ibaexplorando siempre vena a coincidir con las fantasasdel Almirante, siempre corroboraba la exactitud de lasidentificaciones que iban deformando la realidad de cada

    nuevo descubrimiento. Y esto, en contradiccin flagrantecon los elementos concretos de esa realidad que ellosforzosamente conocan.

    El fenmeno que explica esta aparentecontradiccin es el de la sustitucin que se operabadentro del discurso colombino del proceso decomunicacin verbal entre dos inter[41]locutores Coln ylos indgenas por un monlogo en el que el interlocutorreal haba sido reinterpretado y transformado hastaconvertirse en simple signo de confirmacin de las

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    percepciones del sujeto narrador. La utilizacin que haceColn de lo que dicen los indgenas, interpretndolosistemticamente como ms le conviene, es tanflagrante que el propio Bartolom de las Casas, queestaba generalmente dispuesto a defender al Almirantems all de lo defendible, comenta con irona la facilidadcon la que Coln se convenca de que oa y le decanprecisamente aquello que quera or y esperaba que ledijeran: Habase ya persuadido a lo mismo, as todo loque por seas los indios le decan, siendo tan distantecomo lo es el cielo de la tierra, lo enderezaba y atribua a

    lo que deseaba.

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    La expresin verbal del proceso de interpretacinvara a lo largo del discurso colombino. En el Diario delprimer viaje, la mayora de los resmenes deinformacin supuestamente dada por los indgenas ysiempre corroborante de las identificaciones delAlmirante va precedida de formas de cautela orelativizadoras, explcitas o veladas. Entendi que,cree que decan, parecile que, senta que, creaque, cognosc que me deca, segn poda entender,son todas expresiones que cumplen la funcin derelativizar la verdad de lo que se narra, subordinando lavalidez de la informacin a la capacidad de comprensindel narrador. Esta capacidad de comprensin y deinterpretacin exacta de las palabras de los indgenas

    era mnima en trminos reales, porque Coln no hablabaen absoluto la lengua indgena. Pero dentro del discursonarrativo esto no es as, ya que, si bien la validez de lainformacin parece relativizarse con las frmulas deintroduccin que se enumeraban ms arriba, lasconclusiones firmes que presentaba el Almirante sobre labase de esas informaciones indgenas no tenan nada derelativo. Coln crea entender, por ejemplo, que Juanaera tierra firme, y de ah concluira que, con todaseguridad, estaba en Catay y Mangi. La no

    correspondencia entre la subjetivizacin de los datos y laobjetivizacin de las conclusiones seala la verdaderafuncin de las formas de caute [42]la dentro del discursode Coln: son simples frmulas retricas que no afectanen absoluto el contenido del mensaje final.

    En otros casos, y sobre todo a partir del principiodel segundo viaje, el Almirante ni se preocup desuavizar retricamente la arbitrariedad de suscategricas afirmaciones. En estas ocasiones, interpreta,anuncia y afirma, basndose en seas, gestos y palabrascuyo significado real no conoce, y pasando por alto

    cualquier referencia a su propio desconocimiento de lasformas de comunicacin verbales y no verbales de loshombres a los que asegura citar con tanta seguridad.Este voluntarismo interpretativo se hace ms agresivohacia el final de los relatos colombinos, en el tercer y,sobre todo, en el cuarto viaje, muy particularmente en laLettera Rarissima. Dicen es la forma que introducelargas series de afirmaciones: que hay comercio, oro,plata, perlas y piedras preciosas; que tienen armas comolas de los europeos y que recubren las sillas y mesas deoro...y tantas otras. Al ser reinterpretada de modovoluntarista, la informacin que le van dando losindgenas al Almirante no amenaza el proceso deverificacin descriptiva sino que se subordina a l. Dehecho, Coln se sirve de esa pretendida informacin

    para corroborar la validez y exactitud de susidentificaciones. Cuando la discrepancia entre lo quedicen los indgenas y lo que Coln quiere que digan esdemasiado clara para ignorarla o dejarla de lado, Colnsigue una tctica muy simple: la enmienda. Este procesode enmienda es particularmente llamativo en el caso delos nombres propios. Cuando Coln, por ejemplo, llega ala Espaola y decide que el Cipango se encuentra enella, tiene que resolver de algn modo el hecho de quesus habitantes se refieran al Cibao y no al Cipango cada

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    vez que sealan la regin que l identifica con elCipango. Y el mismo problema surge cuando, ante laIsola Grossa de la que habla Michele de Cuneo en sucarta a Annari, Coln promete a la tripulacin que los vaa conducir a Saba, la regin de la que partieron los tresmagos para adorar a Cristo. Al desembarcar, preguntanColn y sus hombres el nombre de la tierra en cuestin asus habitantes, quienes les [43]responden que se llamaSobo. Ante esto dice Cuneo el Almirante afirm queera la misma palabra, pero que los indgenas no sabanpronunciarla.65

    La descalificacin por parte de Coln de lainformacin concreta que le podan dar los indgenas secompleta as dentro de su discurso con la descalificacinglobal de los mismos hablantes de sus propias lenguas.El mensaje indgena, que desapareca en las sucesivasdistorsiones a que lo someta Coln para adecuarlo a susesquemas de interpretacin y representacin, se borradefinitivamente cuando se pasa a cuestionar su propiaautenticidad verbal. La implicacin de las enmiendascolombinas no es ya que a los habitantes del NuevoMundo no se les comprende porque hablan lenguasdistintas de las europeas, sino que son ininteligiblesporque no saben hablar correctamente ni las propias. Lavisin indgena, que hasta aqu era ignorada, ser, atravs de esta ltima forma de enmienda, rechazada

    global y explcitamente. Y de cuestionar la capacidad delos habitantes de Amrica de pronuncionar [sic] sus propiaslenguas a cuestionar la capacidad indgena de hablarnohay ms que un paso. Coln lo da con una facilidadasombrosa: Dice Coln ya en su Diario del primer viajeque a su regreso a Espaa llevar consigo una partida deindios, y la razn que esgrime para explicar tal decisines que lo hace para que desprendan fablar. 66 En elmemorial que les escribe a los Reyes en Enero de 1494,Coln indica la necesidad de que los indgenas aprendan

    el espaol, pero ni una sola vez se refiere al espaolcomo nuestra lengua o la lengua espaola. Lo que elAlmirante declara repetidamente es que los indgenastienen que aprender la lengua, como si no tuvieranotra. Por supuesto, la posibilidad de que los espaolesaprendan la lengua de los indgenas ni se plantea.

    Las implicaciones de la extensin del mtodo deverificacin descriptiva al lenguaje de los indgenas,falsendolo, enmendndolo e inventndolo, para acabarfinalmente cuestionando su misma existencia, sonconsiderables: negndole al indgena la palabra, el

    Almirante se arroga el monopolio del lenguaje y, con l,el de la representacin verbal de la [44]nueva realidad. Deacuerdo con esto, las primeras representaciones de larealidad americana tal como se dan en el discursocolombino no se presentan como interpretacionessubjetivas y parciales sino que adquieren una autoridadde representacin objetiva y totalizadora. Coln seconcede, frente a los habitantes del Nuevo Mundo, elpoder exclusivo de crear Amrica, siguiendo lascoordenadas establecidas por su modelo literario ypresentando la ficcin que resulta como fiel eincuestionable descripcin de la realidad del NuevoMundo. Y el proceso de eliminacin de la capacidadverbal de los indgenas que se da en el contexto deldiscurso colombino implica la eliminacin de cualquier

    forma de pluralidad cultural. Del mismo modo que unalengua la hablada por Coln se convierte dentro deese discurso en la Lengua frente al mutismo impuestopor el narrador a los nativos, la cultura occidental que elAlmirante representa se presentar como la Culturafrente a un implcito vaco cultural indgena. Coln hablala Lengua y representa la Cultura, y, por ello, es el queconceptualiza, formula y define Lengua, Cultura yHombre. El que impone y determina formas deintercambio y de relacin entre Espaa, como

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    representante concreta de la civilizacin occidental, yAmrica, como futuro apndice ecnomico[sic] y culturalde Europa. Por todas estas implicaciones, la apropiacinabsoluta de la lengua que lleva a cabo Cristbal Coln alo largo del discurso narrativo que constituyen susdiarios y cartas, de una forma que a fuerza de sutil einsidiosa parece inocente, prefigura la introduccin deuna relacin de poder y explotacin entre doscontinentes: Europa y Amrica. Y, simultneamente,inicia una larga tradicin historiogrfica, filosfica yliteraria de representacin y anlisis de la realidad

    americana que se caracterizar por una perspectivahistrico-cultural exclusivamente europea y por laeliminacin sistemtica de la percepcin indgena de esarealidad.

    [45]3. La instrumentalizacin de la realidad

    El proceso de ficcionalizacin de la realidad poridentificacin de Amrica con los trminos de un modeloliterario previo no es el nico que se da dentro deldiscurso narrativo del Almirante ni tampoco el msimportante.

    De hecho, este proceso de identificacin deAmrica con el modelo imaginario de Coln estsubordinado a otro proceso de deformacin profunda. El

    origen de este ltimo no es literario sino econmico, y sufinalidad es la propuesta, velada primero y luego cadavez mas explcita, de instrumentalizacin de la realidaddel Nuevo Mundo con fines estrictamente comerciales.Los dos procesos de deformacin de la realidadamericana no se excluyen sino que se complementan yrevelan su origen comn en los trminos mismos delarquetipo. Ms arriba sealbamos el origen literario delmodelo imaginario que tena Coln de lo que eran lastierras que iba a descubrir, a travs del anlisis de sus

    fuentes. dAilly[sic] y Eneas Silvio describan tierras queno haban visto jams, combinando las teoras de losantiguos, muchas veces fantsticas, con leyendas,mitos, noticias vayas, bestiarios y una gran dosis deimaginacin. Si hay que definirlas de algn modo, no hayduda de que el carcter de estas obras de estudio delmundo era mucho ms literario que cientfico. MarcoPolo, por su parte, levant sobre la base slida y lcidade un inventario comercial una representacinficcionalizada de la fabulosa Asia oriental en la que semezclaban, de forma muchas veces imposible de

    separar, su conocimiento directo de la realidad conleyendas y relatos que la complementaban, confirindoleuna dimensin ficcional y fantstica. Y hasta la propiaHistoria Natural de Plinio el cuarto eje mayor dearticulacin del modelo colombino inclua, a pesar desu ttulo claramente cientfico, una galera de elementosmticos y fantsticos que, si bien no coincidan con larealidad natural, ilustraban fielmente la visin que setena de ella en la poca.

    Coln se apoy principalmente en los escritos dedAilly, Silvio, Polo y Plinio para la elaboracin de sumodelo ima[46]ginario de las tierras que constituan elobjetivo de su viaje. Pero este modelo no es igual aninguna de ellas sino que constituye una imagencompuesta, creada por un proceso de seleccin y

    reduccin de los diversos elementos que aparecan enlas fuentes. Esta seleccin se hace desde unaperspectiva comercial europea y va destacando loselementos utilitarios desde el punto de vista econmicode la poca. En la seleccin implcita en los elementosque constituyen el modelo imaginario colombino seexpresan veladamente y por primera vez las estructurasideolgicas profundas que estn en el origen de laempresa del descubrimiento de Amrica y que van a darforma a su desarrollo posterior.

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    Dejando de lado la mitificacin a que puedahaberse visto sometida la figura de Cristbal Coln poruna tradicin crtica y biogrfica bien intencionada perono particularmente exacta, la lectura de los escritos delAlmirante revela que ste no fue precisamente unsoador. Es indudable que posea una imaginacinnotable, pues de otro modo no habra sido capaz dearticular su proyecto ni de llevarlo a cabo. Pero elreconocerle esta capacidad no equivale a ignorar elhecho de que sta no era, en el caso de Coln, decarcter desinteresado y potico, sino que estaba

    subordinada al propsito de logro de unos interesesmateriales y sociales muy concretos. El conceptomesinico que tena Coln de su empresa, la visin de smismo como elegido de Dios, llamado desde la eternidada cumplir un destino glorioso, se completaba en elpersonaje con una visin bastante clara de los aspectosestrictamente econmicos y empresariales de su misin,67 as como de los beneficios de orden material que debaesperar de la realizacin de su destino. Por eso no essorprendente el que el modelo imaginario del NuevoMundo que abstrajo Coln de sus lecturas diversas sea,ms que el producto de las divagaciones de un soador,la expresin simblica del proyecto comercial de unmercader. Los elementos que lo integran componen unalista de las mercancas mas valoradas en el mercado

    europeo de la poca. Las perlas, el oro, las piedraspreciosas, las sedas, tenan un valor mas alto que el decualquier otra mercanca, si excep[47]tuamos el que lesconfera a las especias la extraordinaria demanda. Y laimagen de unas tierras desconocidas extenssimas,prsperas y habitadas por unas gentes civilizadas,pacficas y con una larga tradicin de comerciar, apartede duplicar la representacin de Asia creada por MarcoPolo en el relato de sus Viajes, responda a unasnecesidades comerciales y de apertura de mercados que

    el proyecto colombino prometa satisfacer. En lasanotaciones que escribi Coln en su copia de la Imago yde los Viajes de Marco Polo iba anotando precisamente,de acuerdo con un criterio de seleccin que correspondaa esas necesidades, los primeros elementos de aquelmodelo imaginario que se impondra en los procesos deidentificacin errnea que el Almirante ira narrando a lolargo de sus cuatro viajes.

    Pero si bien el modelo expresaba unas estructurasideolgicas de comerciante europeo, el carctercomercial de la empresa de descubrimiento proyectada

    por Coln no se circunscriba a l ni a sus implicaciones.En el momento en que Coln consigui que los reyesapoyaran su proyecto de exploracin suscribi uncontrato que le conceda importantes privilegios peroque lo obligaba a determinados resultados.68 La idea erade Coln, pero su ejecucin se apoyaba sobre el dinerode numerosos inversores. Durante los primeros aos, laempresa de Indias corri casi exclusivamente a cargo dela corona, aunque invirtieran tambin en ella algunosparticulares y comerciantes genoveses afincados en elsur de Espaa. Y slo cuando el xito de la empresapareci probado se convirtieron los mercaderescastellanos en una fuente importante de inversin.69 Contodos estos inversores contrajo Coln, al aceptar de ellosnaves y pertrechos, el compromiso de localizar en las

    Indias o tierras que descubriera todo aquello que habaprometido encontrar.La importancia de esta obligacin es considerable,

    e ilumina un aspecto fundamental de la voluntad deidentificacin de Coln en sus sucesivos viajes dedescubrimiento. La identificacin positiva del NuevoMundo con el modelo imaginario colombino de las tierrase islas del extremo oriental de Asia cumple dosfunciones fundamentales: La pri[48]mera es de ndolepersonal, ya que esta identificacin validaba las teoras

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