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II Plan de Lucha contra la Exclusión Social en Navarra Diagnóstico de la Exclusión social en Navarra. Monoparentalidad y exclusión social ALTER Grupo de investigación Departamento de Trabajo Social Universidad Pública de Navarra Julio 2008

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II Plan de Lucha contra la Exclusión Social en Nava rra

Diagnóstico de la Exclusión social en Navarra.

Mono parentalidad y exclusión social

ALTER Grupo de investigación

Departamento de Trabajo Social

Universidad Pública de Navarra

Julio 2008

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INDICE:

I. INTRODUCCIÓN ................................................................................................................... 3

II. ESTADO DE LA CUESTIÓN ................................................................................................ 4

1. Introducción ...................................................................................................................... 4

2. Debate teórico ................................................................................................................... 4

3. Políticas familiares ........................................................................................................... 7

4. Monoparentalidad y exclusión ...................................................................................... 7

III. METODOLOGÍA .................................................................................................................... 11

1. Técnicas cuantitativas ...................................................................................................... 11

2. Técnicas cualitativas ........................................................................................................ 11

IV. DESCRIPCIÓN SOCIO DEMOGRÁFICA DEL COLECTIVO ...................................... 14

1. Introducción ..................................................................................................................... 14

2. Perfil sociodemográfico del colectivo de familias monoparentales ........................ 14

V. PROBLEMAS, NECESIDADES Y DEMANDAS .............................................................. 34

1. Ingresos y empleo ............................................................................................................. 34

2. Vivienda ............................................................................................................................. 36

3. Salud ................................................................................................................................... 37

4. Orientación familiar ......................................................................................................... 37

5. Problemáticas añadidas ................................................................................................... 37

VI. RECURSOS ............................................................................................................................... 39

1. Características .................................................................................................................... 39

2. Recursos Públicos ............................................................................................................. 39

3. Recursos Privados ............................................................................................................. 41

VII. PROPUESTAS FUTURAS ..................................................................................................... 43

VIII. BIBLIOGRAFÍA ....................................................................................................................... 53

IX. ANEXOS .................................................................................................................................... 54

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I. INTRODUCCIÓN:

En las últimas décadas, los cambios experimentados en la identidad privada y social de las personas han tenido un impacto directo en la estructura familiar, desarrollándose como resultado, nuevas formas familiares y de uniones que han disminuido significativamente la preponderancia de la unidad familiar cohesionada alrededor del tronco generacional y de los familiares ascendientes. Unido a la diversidad de formas de familia se añade la falta de estabilidad, de manera que estas uniones familiares -inclusive las más tradicionales como las familias nucleares con ascendientes- son cada vez más frágiles e inestables.

Estas nuevas formas familiares, ya sea por elección o por ruptura de uniones previas, pueden dar pie a la reconstitución de otras formas de organización familiar, de manera que las biografías de las personas muestran en cada vez mayor medida, una diversidad de ciclos familiares caracterizados en muchos casos por la temporalidad. Los tipos de formas familiares que resultan más patentes de los procesos de ruptura de la unidad familiar, son la monoparentalidad -objetivo de análisis de esta monografía- y la familia malamente denominada unipersonal.

Esta monografía, integrada en el II Plan de Lucha contra la Exclusión Social en Navarra tiene como objetivo analizar la realidad de los hogares monoparentales teniendo en cuenta que dada la estructura de los roles sociofamiliares y de género vigentes en nuestra sociedad, su fragilidad e inestabilidad resquebrajan la calidad de vida de las personas afectadas, llevándolas en muchos casos a la ruptura o debilitamiento de los apoyos de la red familiar o hacia situaciones de destitución y desamparo emocional y social. No hay que ir muy lejos para ver que en muchas situaciones de pobreza y exclusión nos encontramos con una unidad familiar rota, inestable y económicamente dependiente, que vive en esa frágil frontera entre la pobreza y la miseria. Todo Plan de Lucha contra la Exclusión Social se ve en la obligación de analizar los procesos de desestructuración social que se producen alrededor de la unidad familiar y de cuantificar, en la medida de lo posible, su impacto.

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II. ESTADO DE LA CUESTIÓN:

1. Introducción:

La vida familiar, como ya se ha comentado, ha experimentado un fuerte cambio en los últimos años, no sólo a nivel estructural sino también a nivel valorativo, actitudinal y funcional.

Los factores del cambio han sido de naturaleza muy variada, al mismo tiempo que transversal ya que se han dado en todos los ámbitos: demográfico (declive de la fecundidad), político (retraso o ausencia de matrimonio, aumento del divorcio…) económico (desregularizacón del mercado de trabajo, inmersión de las mujeres en el mercado laboral…), y social (cambio de roles -principalmente femeninos- mayor permisividad y tolerancia hacia formas de vida y convivencia novedosas o minoritarias…)

Es por ello que se hace necesaria no sólo una revisión crítica del concepto de familia en general y del concepto de familia monoparental en particular, sino también una propuesta futura que recoja aquellos aspectos novedosos que ha introducido y generado el cambio social.

2. Debates teóricos:

Dentro del ámbito de estudio que recoge esta monografía, existen varios debates teóricos abiertos.

El primero de ellos hace referencia a la situación de la institución familiar. Como puede verse en la sociedad, la familia ha cambiado no sólo cuantitativamente sino también cualitativamente, Este cambio ¿es una forma de adaptación a la diversidad estructural, social y relacional que existe en las sociedades modernas o nos encontramos ante una situación de crisis o de declive de la institución?. Según determinadas personas expertas estamos ante la primera situación y según otras ante la segunda.

Ciertamente este tipo de formas familiares, pese a la idea que se ha tratado de trasmitir de la existencia de una única realidad familiar, de un único y rígido modelo, “el tradicional”, y de otro tipo de situaciones que son contrarias a éste y por lo tanto “desviadas” o de inferior estatus, son modelos familiares que han existido históricamente.

Los modelos familiares son cambiantes, todos ellos, pero al igual que éstos, también lo son su conceptualización, su configuración, su significación, su valoración, sus funciones… Como han recogido Iván Rodríguez Pascual y Susana Menéndez Álvarez “Ha cambiado no sólo la familia en si misma, sino el escenario en el que ésta se desenvolvía” (El reto de las nuevas realidades familiares Portularia 3 2003 página 10 )

El segundo de estos debates teóricos es el referido al concepto de familia monoparental. La definición de familia monoparental ha sido muy discutida, no sólo por las características que se le atribuyen a la misma, sino también por los criterios analíticos y epistemológicos que dan forma a una variedad de corrientes teóricas. El concepto de familia monoparental se ha construido comparándolo con el modelo hegemónico de familia tradicional.

A la familia tradicional se le atribuyen una serie de características como las de estar compuesta por una pareja heterosexual unida de forma legal, con descendencia biológica en común y con una clara división de los roles y del trabajo entre la mujer y el hombre.

A la familia monoparental, como resultado de la comparativa con la familia tradicional, se le asignan otra serie de características, entendiéndose por familia monoparental aquella en la que únicamente existe una persona progenitora -no siempre unida de forma legal- con descendencia de la que se hace cargo en solitario uno/a de los/as ascendentes, normalmente la madre, y en la que la división de roles y del trabajo no puede darse, puesto que dicha persona suele hacerse cargo tanto del ámbito doméstico como del extra doméstico.

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El resultado de dicha comparativa se resume en: la familia monoparental está formada por una sola persona adulta como ascendiente (padre o madre) que convive con al menos una persona menor descendiente.

Por otra parte, esta conceptualización encierra fuertes debates teóricos puesto que la misma, no sólo hace convivir bajo una única concepción realidades muy diversas, sino que al mismo tiempo hace muy difícil el cumplimiento de los diferentes criterios que encierra.

El primer cuestionamiento es el referido la construcción de la monoparentalidad desde su estructura o composición familiar (progenitor/a y progenie). Esta perspectiva resulta un tanto reduccionista, ya que se centra sólo en la estructura y no en los procesos que la originan (rutas de entrada a la monoparentalidad), la conforman (organización interna, necesidades….) y/o la extinguen (rutas de salida de la monoparentalidad). Con ello se dificulta el análisis de las características específicas de dichas estructuras familiares (uso o no de estrategias de supervivencia, si se usan cuáles y por qué, resultados de su uso…) y/o de las personas que las conforman. Incluso, según recogen algunas personas expertas, “se estandariza la situación monoparental desde la perspectiva de los adultos y no desde la óptica de los menores” (Familias monoparentales: un ejercicio de clarificación conceptual y sociológica Sara Barrón López, Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos sociales).

Desde el segundo cuestionamiento, no se considera oportuno definir la monoparentalidad a partir del estado civil de la persona progenitora, resultando más relevante hacerlo sobre la organización o arreglos familiares que quienes conforman la unidad familiar hayan realizado dentro de ésta.

El tercer cuestionamiento hace referencia a la necesidad de recoger y atender dentro del concepto de monoparentalidad, tanto los cambios y modificaciones sociales e individuales respecto a las estructuras familiares en general y a las familias monoparentales en particular, como a la configuración subjetiva que se establece y genera dentro y fuera de las mismas (y que de manera informal se recoge bajo criterios y formatos no neutrales).

El cuarto cuestionamiento hace referencia al propio concepto de monoparentalidad y a las características que dentro de éste se establecen, donde “sólo una de las personas de la pareja ascendiente (padre o madres) convive con descendientes menores”. Resulta necesario concretar el alcance de la definición de personas menores y de convivencia.

Menores: no existe unidad en los criterios utilizados por las instituciones en la recogida de datos (la Encuesta de Condiciones de vida considera “menores” a aquellas personas de menos de 16 años y aquellas de más de 16 años y menos de 25 que sean económicamente inactivas; para Eurostat “menor” es quien no supere los 15 años). Señalar también la existencia de situaciones de dependencia que recogidas bajo criterios como la mayoría de edad, generan situaciones de indefensión (ej. estudiante de 24 años que vive con su madre, de la que depende). Ante la falta de un criterio único, consideramos que la situación de monoparentalidad existe mientras se mantengan situaciones de dependencia, generalmente establecida en términos económicos, aunque también afectivos.

Convivencia: respecto a este criterio se pueden establecer dos interrogantes.

1. El primero referido a si la convivencia debe ser exclusiva o no, puesto que una mayoría de familias monoparentales conviven con otras personas (bien familiares -abuela/o o de la familia extensa- o bien ajenas a la familia pero que comparten un mismo hogar). Existen también situaciones en las que la persona progenitora convive con otra pareja pero ésta no asume ningún tipo de responsabilidad respecto a los/as menores.

2. El segundo se refiere a situaciones de localización del trabajo de la persona principal en la familia, que aunque sea el sostén de la familia no convive diariamente con ella, estando los/as menores de la familia a cargo de otros parientes. Este puede ser el caso de una madre que trabaja en otra Comunidad Autónoma país o continente o que viva en otra localidad que en la que se encuentra la residencia habitual de los/as menores que conviven con la abuela materna, siendo su madre, y no la abuela, la que sostiene la jefatura económica, práctica y legal de su descendencia ¿se consideraría ésta una familia monoparental pese a no convivir?

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3. El tercer debate teórico al que se va a hacer referencia en este texto es aquel relativo al uso del concepto de monomarentalidad. Dicho concepto se utiliza bajo la consideración de que el mismo, es una licencia lingüística en pos de la visibilización de la realidad existente en las familias monoparentales, ya que un porcentaje muy alto de estás (más de dos tercios) está constituida por una madre y su progenie. Algo que evidentemente tiene unas consecuencias, diferentes a la de los varones, y que se recogen y trabajan -tanto en el ámbito cuantitativo, como en el cualitativo- a lo largo de todo la monografía.

Como ha quedado recogido en los párrafos anteriores, la monoparentalidad es un fenómeno de dimensiones muy diversas (casuística) y variantes (situaciones cíclicas y volátiles). No existe un único concepto de familia monoparental ni un único perfil de persona responsable de las mismas.

Además de todo lo anteriormente dicho, a la hora de desarrollar la construcción conceptual referida a las familias monoparentales hay que tener en cuenta no sólo la disparidad de realidades y situaciones que superan la estructura teórica, sino también las diferentes rutas de entrada y salida de la monoparentalidad.

Dentro de las mismas existen dos realidades:

1. La monoparentalidad al margen de la conyugalidad: dentro de esta pueden darse tres situaciones:

a. La maternidad o paternidad en solitario b. La maternidad o paternidad a través de la adopción c. Las familias acogedoras de un solo miembro

2. La monoparentalidad vinculada a la conyugalidad, determinada por dos situaciones: a. Separación:

i. De facto (de hecho): hospitalización, inmigración, trabajo en otro espacio geográfico…

ii. De iure (de derecho): separación legal o divorcio

b. Viudedad

Cualquiera de estas situaciones o formas recogidas son compatibles con el reconocimiento de que las mismas son unidades familiares, siendo la monoparentalidad una de tantas eficaces adaptaciones a los cambios sociales que a lo largo de los últimos 30 años, se han venido dando en la sociedad. Dichos cambios sociales han sido fundamentales sobre todo en relación a la modificación de roles tanto masculinos como femeninos, principalmente en estos últimos y en relación a la representación social de la maternidad y la incorporación de la mujer al trabajo remunerado. Algo que ha tenido unas claras consecuencias tanto en el ámbito demográfico (postergación de la concepción y crianza, reducción del número de hijas/os deseados,), como en el ámbito emocional (debate entre la autorrealización personal y la vida laboral, sentimientos de culpabilidad..) y en el ámbito laboral (doble mercado laboral: mujeres trabajan fuera en situaciones menos favorables que los hombres, menor número de mujeres ocupadas, salarios más bajos, puestos de trabajo con estatus inferiores, menos posibilidades de ascenso y peores condiciones..).

A pesar de que la monoparentalidad no necesariamente está unida ni a la precariedad ni a la exclusión social, consideramos que aquellos hogares encabezados en solitario por una mujer y aquellos encabezados por un hombre, tanto a nivel cuantitativo como cualitativo poseen características diferenciadas. En los primeros destaca, no sólo el ámbito económico (menor estatus económico, peor situación laboral, menores posibilidades de ocio y esparcimiento…) sino también el ámbito ideológico (expectativas discriminatorias respecto a la paternidad por ejemplo o a la reputación sexual y afectiva de las madres monomarentales...).

Tenemos que añadir la siguiente apreciación referente al objeto de estudio de esta monografía, las famillas monoparentales en situación de precariedad y exclusión, que son en las que vamos a centrar la investigación. Somos conscientes, de que la monoparentalidad también es una forma familiar que puede elegirse libremente. La monoparentalidad elegida no debe suponer ningún problema ni en su

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constitución, ni en su ejecución, ni en su continuidad. Y de hecho, este es un fenómeno que está empezando a producirse en cada vez mayor frecuencia.

Algo de lo que nos ocuparemos en profundidad en los puntos siguientes.

3. Políticas familiares.

Las políticas familiares se refieren al conjunto de medidas que tratan de aumentar el bienestar de la familia, a través del apoyo institucional y/o social. En nuestra sociedad, las políticas familiares han tenido unas características muy marcadas por el contexto en el que han estado inmersas. Y en la actualidad, el adjetivo que mejor las describe es el de “inexistentes” en el peor de los casos o “muy insuficientes” en el mejor.

La tradición familista del antiguo régimen franquista, hizo pensar a los gobiernos posteriores que la intervención con las familias era algo del pasado y perteneciente al ámbito privado y que por lo tanto no era un espacio abierto a la inversión. Algo que en los últimos años ha determinado el carácter de la política familiar llevada a cabo en el estado y en las comunidades autónomas.

Según las personas expertas, las políticas familiares estatales tienen varios aspectos que las alejan de sus homólogos europeos, entre ellas: la ausencia de la institución familiar en la administración pública y en las políticas que éstas diseña; la existencia parcial, de carácter indirecto y a todas vistas insuficiente de las medidas existentes; la escasez de dichas medidas protectoras principalmente en relación a la conciliación de la vida laboral, personal y familiar y destacando de manera especial su falta en los servicios o apoyos al cuidado y atención de menores, en la adecuación de las ayudas y servicios al modelo de familia tradicional y en la pervivencia de otras antiguas reminiscencias de la política familiar del régimen franquista y que en la actualidad están obsoletas y no responden a las necesidades sociales existentes en la época actual.

4. Monomarentalidad y Exclusión Social: Factores de influencia de la exclusión social en las mujeres

La especificidad de la pobreza de las mujeres se sustenta en el hecho de que estas experimentan el empobrecimiento de forma diferente a los hombres, ya sea: por problemas relacionados con su capacidad como reproductoras (madres solteras); por rupturas afectivas (abandono de familia, anulación matrimonial, separación de hecho o legal, divorcio, viudedad); por problemas sociales que afectan a sus parejas o relaciones afectivas (hospitalización, emigración, encarcelamiento de los maridos o compañeros); por su rol como cuidadoras en la familia; por su mayor fragilidad en el mercado laboral; por pérdida del trabajo del marido o compañero, etc. En definitiva, por problemas derivados de su especialización en la reproducción doméstica y social y por su consecuente dependencia afectivo-económica.

La vida de las mujeres está fuertemente marcada por su responsabilidad hacia las otras personas de la familia –padres/madres, maridos/compañeros, hijas/os- y por su dedicación al cuidado de la vida en detrimento de su autonomía personal, profesional y económica. Estas circunstancias domésticas/familiares conforman, en este sentido, un espacio clave en la construcción de la mayor vulnerabilidad relativa de las mujeres.

Además de todo ello, la desigualdad existente en el reparto de las responsabilidades familiares en la esfera doméstica interactúa con las desventajas económicas y la discriminación que las mujeres enfrentan en el ámbito laboral y que se manifiestan en la fuerte segregación del empleo por sexos y la concentración de las mujeres en los segmentos precarios, atípicos y de menor remuneración. La precariedad en el empleo se convierte, de este modo, en un factor de riesgo potencial de exclusión social para las mujeres.

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A lo que se suma, agravando la situación, que el Estado de Bienestar se encuentra dividido en dos subsistemas: uno vinculado a la cotización salarial, caracterizado por ser un sistema de protección amplia e intensa y en el que las mujeres encuentran dificultades específicas -recogidas en párrafos anteriores- para acceder al mismo; y un sistema asistencial de protección social raquítica y subsidiaria, que no garantiza derechos de ciudadanía plena, y en el que la mayoría de las mujeres están inmersas.

Estos tres ejes de desigualdad en el ámbito doméstico, laboral y de protección social, se combinan y superponen produciendo situaciones y trayectorias específicamente relacionadas con la pobreza de las mujeres. En este sentido, la pobreza de las mujeres, es consecuencia principalmente, del distinto lugar que éstas ocupan en la división sexual del trabajo con respecto a los hombres. Puesto que dicha posición explica no sólo la especificidad de la pobreza que les toca vivir sino también las desiguales relaciones con el trabajo y con el Estado del Bienestar. De hecho, hoy día, pese a los logros conseguidos en su incorporación laboral, las mujeres ocupan, de manera desproporcionada, puestos feminizados en trabajos precarizados con salarios complementarios a los del varón, lo que no garantiza ni su autonomía económica ni su desarrollo profesional. Además, tienen que soportar la presión que supone el desempeño de la doble función -en el espacio doméstico y laboral- con el riesgo de no atender adecuadamente ninguna de las dos tareas. Como resultado, las mujeres se sitúan en desventaja en el mercado laboral. Consecuencia de esta continua duplicación es la doble jornada, la doble presencia y la doble ausencia.

Esta serie de obstáculos en la incorporación y/o mantenimiento de las mujeres en el mercado de trabajo trae consigo la falta de ingresos propios y suficientes, algo que de partida, sitúa a estas mujeres en la dependencia y en la indefensión a lo que se le suma, su especialización en un rol que carece de prestigio social e individual como es el de cuidadoras y mantenedoras de la familia.

Uno de los conceptos clave, para poder desarrollar este análisis basado en los tres ejes anteriormente mencionados (rol, trabajo-empleo y Estado de Bienestar), ha sido la introducción de la perspectiva de género en el análisis de la unidad familiar del hogar, dejando de ser éste una categoría homogénea y abriendo paso a una reconceptualización que se aleja de la idea de la familia como un espacio de asignación igualitaria de los recursos y oportunidades, subestimando las diferencias/desigualdades en la distribución de ingresos, recursos y tiempo, entre los miembros de esa unidad, visibilizando las relaciones de poder en su interior, etc. Esta perspectiva permite identificar situaciones de pobreza potencial o vulnerabilidad, pobreza virtual, diferencial entre los miembros de la familia: mujeres, jóvenes, personas mayores, etc., y estimar con qué recursos/ingresos cuentan los diferentes miembros de la familia y sus niveles de “autonomía económica”. La falta de datos cuantitativos, no así de datos cualitativos, en relación a esta nueva manera de analizar la estructura familiar, presenta dificultades metodológicas que no abordaremos en esta monografía.

5. Feminización de la pobreza: conceptos para el análisis

A la hora de hablar de monomarentalidad y exclusión social, necesariamente debemos hacer referencia al concepto de feminización de la pobreza. Este término, desarrollado durante estas últimas tres décadas, se ha convertido en una referencia habitual para describir un conjunto de situaciones/procesos cuyo eje central es la percepción de una mayor presencia, intensidad, riesgo y crecimiento de la pobreza entre las mujeres en comparación con los hombres. Este sentido de sobre-representación de las mujeres entre las personas pobres es el que subraya Pearce1 (1978), quien acuña esta expresión a finales de la década de los 70 en referencia al incremento de la proporción de mujeres

1 Aunque en modo alguno puede decirse que la pobreza fuera una situación novedosa para las mujeres, Pearce utiliza ex novo

este concepto por primera vez en su texto clásico “The Feminization of Poverty: Women, Work and Welfare”, publicado en 1978 en la revista Urban and Social Change Review. En ese artículo, Pearce plantea que en Estados Unidos la pobreza se estaba convirtiendo en un problema femenino, “feminizando”, como lo reflejaba el hecho de que en el año 1976 dos de cada tres adultos pobres fueran mujeres. Al mismo tiempo, esta autora mostraba el rápido aumento en el número de hogares encabezados por mujeres que se duplican entre 1950 y 1974, así como la importante caída en éstos hogares del ratio de renta en relación con los hogares encabezados por un adulto varón en el mismo periodo. Pearce llama especialmente la atención de esta pérdida de estatus económico de las mujeres en un contexto de aumento significativo del empleo femenino y de impulso de las políticas de acción positiva en el ámbito educativo y laboral

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entre la población económicamente desfavorecida en Estados Unidos entre 1950 y mediados de los años 70.

La noción de feminización de la pobreza planteada por Pearce se refiere, básicamente, a cambios en la composición de la población pobre y, específicamente, al aumento de la proporción de mujeres. Pearce explica esta tendencia como consecuencia de cambios en las estructuras familiares, en particular el aumento de los hogares monoparentales encabezados por mujeres y la falta de apoyo por parte del gobierno a estas, lo que limita el impacto de las políticas sociales contra la pobreza femenina (Pearce, 1989).

Esta línea de argumentación abierta por Pearce tiene continuidad en diversos estudios que se elaboran a lo largo de la década de los 70 en los que el empobrecimiento constante y crónico de las mujeres se atribuye primordialmente a las nuevas tendencias económicas, sociales y demográficas, especialmente los cambios en las estructuras familiares

Durante las décadas de los 80 y 90, la pobreza de las mujeres pasa a ocupar un lugar importante en la agenda del debate social y científico. Estos estudios cuestionan la utilización de la unidad doméstica “natural” como unidad básica de referencia en el análisis de la pobreza y ponen el énfasis en la diferenciación interna de esa unidad y la falta de correspondencia entre recursos y disponibilidad entre los diferentes miembros. Los hogares encabezados por mujeres ocupan un lugar importante en estos debates la desventaja particular que soportan las unidades encabezadas por mujeres en comparación con las encabezadas por hombres. Anderson (2003) recoge las principales aportaciones conceptuales de los estudios en torno a la feminización de la pobreza.

Algunas investigaciones llaman la atención sobre las consecuencias de las rupturas conyugales para el estatus económico de las mujeres. En efecto, la separación, el divorcio y también el fenómeno de la viudez suponen para muchas mujeres la pérdida del sostén económico. La situación se agrava porque en la mayor parte de los casos son las mujeres las que asumen las responsabilidades de los hijos e hijas, y son frecuentes los incumplimientos en los pagos de las aportaciones económicas del marido, lo que ha convertido a la mujer sola con cargas familiares en el prototipo de las mujeres pobres en la actualidad. El divorcio o la separación no hacen mas que exponer el problema real de fondo: la falta de ingresos propios, incluso estando casada. Una condición que transciende las distintas clases sociales y apunta hacia nuevas formas de pobreza. Sin embargo, el énfasis en la falta de ingresos propios lleva a algunas autoras a plantear que el matrimonio puede incluso contribuir a empobrecer a las mujeres (Bawin, 1988; Fernández Viguera, 1995). Porque si bien es cierto que cada uno de los cónyuges llega al matrimonio con un capital económico, social-cultural, en el curso del matrimonio el de la mujer disminuye mientras que el del hombre se acrecienta. La institución familiar aparece así como un ámbito clave donde se origina, organiza y reproduce la dependencia económica de las mujeres; desde ahí se socializa para la división sexual del trabajo y su respectiva asignación de roles, proceso que empobrece directamente a las mujeres desde el matrimonio.

Tanto la explicación de la feminización de la pobreza como las causas del empobrecimiento diferencial de las mujeres hay que buscarlas en las esferas laboral, doméstica y política ya que es ahí donde se expresan las desiguales relaciones de poder y de distribución de recursos para las mujeres.

La pobreza no es, por tanto, el resultado de una privación simple, de falta de ingresos, sino de una constelación de privaciones. No se limita a una dimensión, sino que se manifiesta en todos los campos de la vida (la material, social, política y emocional). La pobreza es el resultado de un acceso restrictivo a la propiedad, de un ingreso y consumo bajo, de limitadas oportunidades sociales, políticas y laborales, de bajos logros en materia educativa, en salud y en nutrición y del limitado acceso, uso y control sobre los recursos naturales y otras áreas del desarrollo (Arraigada, 2004). En la perspectiva de Sen y su enfoque de las capacidades y realizaciones, una persona es pobre si carece de los recursos para ser capaz de realizar un cierto mínimo de actividades entre las que se incluyen la capacidad de permanecer viva y de gozar de una vida larga; capacidad de asegurar la reproducción intergeneracional biológica y cultural; capacidad de gozar una vida saludable; capacidad de interacción social (capital social) y la capacidad de tener conocimiento y libertad de expresión y pensamiento (Sen, 1992, 1995). La pobreza, entonces, no radica sólo en la insuficiencia de medios económicos, sino en la incapacidad para conseguir bienestar. De este modo, la pobreza se enlaza con la

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dimensión de los derechos de las personas a una vida digna y que cubra sus necesidades básicas, es decir, a los denominados derechos económicos, sociales y culturales. Derechos que, no podemos olvidar se ejecutan con mayores o menores posibilidades en función del género,

6. Justificación del estudio específico de la exclusión social en mujeres:

La existencia de una relación significativa entre pobreza y género ha sido y es un hecho incontestable. La pobreza es una realidad que ha sido estudiada y sobre la que se han desarrollado políticas sociales como si afectara a familias (u hogares) que son unidades de consumo y los hogares no tienen sexo. Sin embargo la relación especial entre pobreza y las mujeres difiere de la relación entre pobreza y los hombres. Esta diferencia parece, en principio, observable en al menos cuatro terrenos:

b.1 En la mayor probabilidad que tiene un hogar encabezado por una mujer de caer en la pobreza que un hogar encabezado por un hombre.

b.2 En la mayor intensidad de las situaciones de pobreza padecidas por mujeres, en el sentido de recibir una menor protección social y tener menores recursos para hacer frente a la pobreza que los hombres.

b.3 En la mayor responsabilidad delegada en las mujeres en la gestión de recursos escasos en situaciones de pobreza.

b.4 En una forma diferente de vivir las situaciones de pobreza desde el punto de vista de las causas a las que se atribuye, la forma en que se percibe, etc.

7. Especificidades en la pobreza de las mujeres:

La existencia de una relación significativa entre pobreza y género ha sido y es un hecho incontestable. La pobreza es una realidad que ha sido estudiada y sobre la que se han desarrollado políticas sociales como si afectara a familias (u hogares) como unidades de consumo en su conjunto, como si los hogares no tuviesen personas y sexos.

Sin embargo la relación especial entre pobreza y mujeres difiere de la relación entre pobreza y hombres.

La vivencia de la pobreza en las mujeres, tanto objetiva como subjetivamente, tiene un carácter específico marcado por la dependencia económica y las responsabilidades familiares que se refleja en su vulnerabilidad en el mercado laboral y en las dificultades en el acceso a los sistemas de protección social.

La pobreza en las mujeres está definida por una desigualdad económica inicial, de tal manera, que la ruptura de esta dependencia supone iniciar itinerarios de pobreza. Esta ruptura puede ser debida a diferentes causas: ruptura de lazos afectivos, separación /divorcio, enfermedad, encarcelamiento, emigración, muerte, etc.

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III. METODOLOGÍA:

La monografía sobre familias monoparentales está estructurada en dos apartados fundamentales: uno es el relativo a la visión del conjunto, es decir, el análisis del estado de la cuestión y de las necesidades y demandas de este colectivo; y el otro es el relativo a las propuestas de futuro que para la intervención social se recogen en la misma.

De acuerdo con los objetivos y contenidos que se plantean para la realización de este trabajo, se ha considerado preciso configurar un proceso de investigación basado en la multidisciplinariedad y en la complementariedad de enfoques metodológicos y técnicos. Siendo por ello, por lo que en los dos apartados, se trabajarán tanto las técnicas cualitativas como las cuantitativas.

1. Técnicas cuantitativas: Fuentes Secundarias

En las técnicas cuantitativas se tendrán en cuenta las fuentes secundarias para la descripción de los distintos fenómenos, en paralelo a las fuentes primarias de elaboración propia, considerándose como fuentes secundarias todas aquellas que se hayan recogido de forma pormenorizada en el desarrollo de los dos apartados en los que se estructura el estudio. Se trabajará fundamentalmente en dos áreas:

a. La primera referida a la explotación de datos que nos proporcionen las diferentes herramientas cuantitativas como son:

• La Encuesta de condiciones de vida • Recuentos Censales, principalmente el Censo de 2001 • Registros del Movimiento Natural de la Población • Padrón

b. La segunda es la referida al estudio y análisis de los datos solicitados a los diferentes servicios y entidades que trabajan en la atención de las familias monoparentales y que han sido recogidos mediante la cumplimentación de un guión confeccionado para ello y cuya estructura y contenido, se adjunta en la parte correspondiente a los anexos.

Las áreas de estudio que han sido consideradas como áreas fundamentales se refieren a los siguientes ámbitos: demográfico, económico, laboral, educativo, de vivienda, nivel de estudios y/o formación, personal y relacional.

2. Técnicas cualitativas:

Los datos recogidos de censos, registros y encuestas, miden la intensidad de los fenómenos, su estructura y su calendario, y nos permiten ver, en cierta medida, la asociación de diversas variables pero, difícilmente, nos dejan entrever por qué la gente de comporta de la forma en que lo hace. En el caso de este estudio, que implica el análisis de las familias monoparentales, es necesario recabar información sobre elementos de carácter cualitativo relativo a valores, intenciones, contradicciones, dificultades, etc., con las que las mujeres –y también hombres- se topan diariamente, y que conforman el proceso decisorio cotidiano.

Si el análisis cuantitativo sirve para ahondar en la intensidad, la dirección y el calendario de la conjunción entre procesos demográficos y socioeconómicos, el análisis cualitativo permite acercarnos a aquellos valores, expectativas e intereses que conforman, en definitiva, las intenciones sobre la formación familiar en esos contextos. Por otra parte, ambas metodologías, cualitativa y cuantitativa irán unidas en esta investigación, compensando, entretejiendo y enriqueciendo mutuamente la información adquirida. Las técnicas cualitativas que se consideran en este informe son los grupos de trabajo con informantes claves y las entrevistas en profundidad a mujeres que lideran familias monomarentales.

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a. Grupos de trabajo con informantes clave:

Las técnicas cualitativas -y entre ellas el grupo de trabajo- son hoy en día ampliamente aplicadas tanto en el campo de la publicidad y los estudios de mercado como en cualquier investigación en la que sea preciso captar, contextualizar, analizar e interpretar actitudes, motivaciones, etc que respecto a un tema concreto tiene un colectivo o grupo social determinado. La riqueza del discurso y la variedad de matices que se consiguen a través de los métodos cualitativos es un hecho que hoy en día está suficientemente experimentado. Conocer la significación más profunda de un hecho, el mundo actitudinal, ideológico y valorativo, constituyen grados de profundidad que los métodos cuantitativos no pueden ofrecer.

En el grupo de trabajo con informantes clave el discurso es provocado ya que la persona que lleva la investigación propone el tema y deja que quienes componen el grupo hablen sobre él. Esta técnica es un instrumento válido para captar el discurso de uno o varios grupos sociales. La forma de realizar esta técnica crea una dinámica en la que “se dice hasta lo que no se quería decir”.

Los grupos de trabajo con informantes clave que se ha considerado importante llevar a cabo son aquellos referidos a las/os profesionales que trabajan en la atención o creación y/o ejecución de políticas familiares.

Los criterios para organizar los mismos han sido tanto la necesaria participación de personas expertas en la construcción teórica, metodológica y de visibilización del colectivo, como la prioritaria recogida de información y el ahondamiento en su punto de vista y percepción como profesionales y agentes sociales directamente relacionadas con la temática objeto del estudio (representantes políticos, trabajadoras sociales, responsables de servicios y recursos, áreas de la mujer, centros de acogida a mujeres en situaciones de emergencia, asociaciones u otras entidades de iniciativa social…) Interesaba recoger tanto su opinión en relación al colectivo que atienden como al trabajo que como profesionales realizan, fundamentalmente centrado en relación a los diferentes apartados de estudio que se han propuesto (demográfica, económica, laboral, vivienda, nivel de estudios y/o formativo, personal y relacional).

Para ello se ha desarrollado una dinámica de trabajo basada en la generación de grupos de debate interdisciplinario entre aquellas/os profesionales que en su trabajo diario atienden la problemática de las familias monoparentales.

En el caso de esta monografía se ha desarrollado un grupo de trabajo, formado por ocho especialistas en el tema de la pobreza y exclusión social, que se ha reunido dos veces:

1. La primera reunión con diferentes profesionales (de cuatro horas de duración) tuvo como objetivo analizar tanto el perfil sociodemográfico de las familias monoparentales que atienden, como las necesidades, demandas y problemáticas que presentan este tipo de familias así como los recursos que disponen y las posibles propuestas a futuro en relación a dichas problemáticas y/o necesidades. Para el desarrollo de la reunión del grupo de trabajo se elaboró previamente un guión de trabajo estructurado (ver anexo).

2. La segunda reunión se realizó con objeto de analizar con mayor profundidad , estructuración y detalle las posibles estrategias a llevar a cabo en la implantación de las propuestas futuras de intervención y trabajo.

El grupo de trabajo lo conformaron las siguientes personas:

1. Dirección General de Familia, Instituto Navarro de Bienestar Social: Loren Albeniz.

2. Trabajadoras Sociales de los Servicios de Base de : a. Ayuntamiento de Villava: Gema Senosiain b. Ayuntamiento de Irurtzun: Edurne Razquin c. Ayuntamiento de Tudela: Ignacio Lizaldre

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3. Técnicas del Servicio de Atención a la Mujer del Ayuntamiento de Pamplona y que gestionan los Programas DUO (Date una oportunidad) y “Mujeres gestantes”: Pilar Baigorri Lerga y Blanca Torres

4. Técnica del Área de la Mujer e Igualdad del Ayuntamiento de Estella: Sara Txandia y Teresa Saez

5. Directora de la Casa de Acogida de Mujeres maltratadas: Maite Zufía e Izaskun Egües

6. Representante del Ayuntamiento de Tudela en relación al Centro Integral de la Mujer de Tudela: Ignacio Lizaldre

7. Técnica de Cruz Roja: Olga Chueca

b. Entrevistas en profundidad a mujeres que lideran familias monomarentales:

Estas entrevistas, nos permitieron recoger y ahondar no sólo en las opiniones, dificultades, deseos, realidades, inquietudes, etc., que estas mujeres manifiestan, tanto en relación a su vivencia personal como progenitoras exclusivas de familias monomarentales, sino también a los recursos que para la atención de dicho modelo familiar, en toda su extensión, , se establecen y desarrollan en nuestra sociedad.

Las entrevistas en profundidad, se plantearon dirigidas a las cinco tipologías en las que se estructuraron los perfiles de este colectivo:

b.1 Adolescentes menores madres b.2 Mujeres separadas, divorciadas o que han roto su relación anterior y se hacen cargo de

forma exclusiva, de la descendencia surgida de la misma o de otra parejas previas b.3 Mujeres viudas con hijas/os a su cargo b.4 Mujeres inmigrantes con cargas familiares b.5 Mujeres en situación de malos tratos físicos, psíquicos o de abuso sexual

El proceso de participación, se ha mantenido a lo largo de toda la investigación y se ha concretado a través de la interlocución y trabajo conjunto en los distintos foros establecidos para ello, y que han generado una información de naturaleza tanto cuantitativa como cualitativa que ha sido básica para el desarrollo de esta monografía.

La interlocución ha tenido cuatro objetivos prioritarios: 1. El análisis, estudio y reformulación del concepto de monoparentalidad 2. La participación tanto de los agentes sociales como de los diferentes perfiles de mujeres

que conforman el colectivo de monomarentalidad; la descripción sociodemográfica del mismo; la detección de problemas, necesidades y demandas; y la profundización en las propuestas de futuro.

3. El análisis de los Recursos existentes 4. Propuestas consensuadas de futuro

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IV. DESCRIPCIÓN SOCIO DEMOGRÁFICA DEL COLECTIVO:

1. Introducción:

Como ha quedado recogido en puntos anteriores, en los que se ha trabajado la conceptualización de las familias monoparentales, en el debate teórico abierto en torno a las mismas y en el nuevo escenario en la que éstas se desenvuelven queda patente la inexistencia de un único modelo de familia monoparental y de un único perfil de persona principal al cargo de las mismas.

Al igual que la institución familiar es muy heterogénea, variada y variante, los modelos familiares, que se establecen, dentro del concepto de monoparentalidad son muy diversos. Las causas de llegada a los mismos, la composición familiar y la situación de la persona cabeza de familia y de los miembros que la componen también.

Cuando se pregunta a las/os profesionales que han participado en los grupos de discusión (y como se ratifica en los datos cuantitativos), el perfil que se dibuja es la de una mujer entre treinta y cuarenta y cinco años, separada o divorciada, que tiene a su cargo a uno/a o dos menores. Pese a ello, los perfiles con los que se ha trabajado para intentar establecer una foto lo más amplia posible son fundamentalmente tres (las tres primeras categorías reseñadas) , a los que se añaden dos perfiles más, que pese a estar inmersos en los tres anteriores, por sus características específicas y por su claro aumento cuantitativo, se ha considerado interesante tratar de forma pormenorizada.

1. Adolescentes menores madres: 2. Mujeres separadas, divorciadas o que han roto su relación anterior y que se hacen

cargo de la descendencia surgida de la misma o de otras previas 3. Mujeres viudas con hijas/os a su cargo 4. Mujeres inmigrantes con cargas familiares 5. Mujeres que han sufrido situaciones de violencia de género física, psíquica o de abuso

sexual

2. Perfil sociodemográfico de las familias monoparentales:

Acercarse a la cuantificación de la monoparentalidad es una tarea ingente. Ni toda la monoparentalidad está registrada, ni contamos con registros al día de su impacto. La fuente estadística más conocida y universal para la cuantificación de los tipos de familia ha sido, entre 1981 y 2001, los recuentos censales, a la que se han unido encuestas recurrentes sobre la situación de la familia, como la Encuesta del Panel de Hogares, de ámbito europeo que ha tenido lugar cada cuatro años entre 1986 y 2000. La información censal tradicional ha recogido las situaciones de hecho y derecho en el hogar y en la estructura familiar, mostrando así las diferencias entre lo “oficial” y lo “real” de la vida en familia, que permite reconocer la importancia de las etapas intermedias entre la ruptura de una unión hasta su oficialización, así como formas de uniones, como la cohabitación -heterosexual u homosexual– imposible de recoger de fuentes oficiales, al no considerarse ésta -la cohabitación- como un estado civil propio.

En la actualidad, la recogida de datos sobre la estructura de hogares ha quedado muy mermada, por no decir que es inexistente, al modificarse las pautas de recogida censal y padronal desde el 2006. En este sentido, las nuevas disposiciones de recogida de datos han hecho desaparecer la información por hogar sustituyéndola por estimaciones derivadas de extrapolaciones de encuestas ad hoc. Estas encuestas -desarrolladas generalmente a nivel estatal- si bien son ejercicios estadísticos más baratos y fáciles de llevar a cabo y que con tamaños muestrales suficientes, permiten niveles de desagregación representativos por edad, sexo y diversas variables socioeconómicas (niveles de estudios, situación ante la actividad económica, etc.) a nivel estatal, pueden no ser representativas a nivel de CCAA de bajo peso demográfico, ya que la posibilidad de desagregación de las variables se hace impracticable por el bajo nivel de muestra por CCAA.

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La reducción del padrón al recuento del sexo y lugar de vivienda de las personas a través de la cuantificación y puesta al día de las altas y bajas de los padrones locales implica que los últimos datos universales sobre la las familias monoparentales en los hogares de Navarra corresponda al año 2001. Los datos con una antigüedad de cinco o seis años tienden a ser representativos sólo en el caso en el que nos encontremos ante un proceso y una evolución demográfica estable, derivada de la estabilidad del modelo familiar junto a una tendencia migratoria – ya sea de inmigración o de emigración – cuasi nula o imperceptible.

Este no es el caso de Navarra. Como se ve en la tabla siguiente, desde 1986 Navarra ha aumentado en casi 86 mil personas (un aumento del 17 por ciento de la población en 20 años) a un ritmo medio del 0,8 por ciento anual. Ese aumento ha venido dado, en su mayor parte, por el saldo migratorio positivo que se ha experimentado en la C.F. de Navarra desde el cambio de siglo, impacto que se ha hecho sentir tanto en el saldo migratorio como en el crecimiento natural de la población al triplicarse el número de nacimientos entre 2000 y 2005 en relación al quinquenio anterior. En este sentido, el comportamiento demográfico de esta población inmigrante, más joven y más fecunda, ha sido significativa para el aumento de población de la C.F. de Navarra, dado que casi el 88 por ciento del aumento de población registrado en Navarra entre 1996 y 2006 ha sido debido al saldo migratorio.

Tabla 1. NAVARRA 1986-2006

Población Período Movimiento Intercensal

Crecimiento Natural Saldo Migratorio

Total Total % r anual Total % Total %

1986 515900 1986-1995 4674 0,1 4630 99,1 44 0,9

1996 520574 1996-2006 8130

0 1,6 5903 7,3 75397 92,7

2006 601874 1986-2006 8597

4 0,8 10533 12,3 75441 87,7 Fuente: Instituto de Estadística de Navarra-Nafarroako Estatistika Erakundea. Elaboración propia.

Lógicamente poco se puede deducir del comportamiento familiar de estos datos, salvo el hecho de que sea altamente probable que el comportamiento reproductivo de la población extranjera difiera significativamente de la autóctona, dada su mayor tendencia al crecimiento2 y que también se puede esperar que una población lejos de sus orígenes modifique las pautas de comportamiento personal más restrictivo y que ello tenga un impacto en el comportamiento afectivo sexual, y en los procesos de formación, y, en los de ruptura y reconstitución de uniones.

Este apartado recoge los últimos datos generales sobre estructura de hogares de los que disponemos. Como se ha mencionado, se refieren a los presentados en el Censo 2001. El hecho de que estén desagregados por sexo, edad, nivel educativo y origen, facilita la descripción de los distintos colectivos familiares presentando a esa fecha una “fotografía social” del caso de los núcleos monoparentales que puede permitirnos visualizar parte del camino en el futuro.

En un segundo apartado se recogerá la información derivada de los registros del Movimiento Natural de la Población que nos ha facilitado series anuales de datos relacionados con la maternidad joven y fuera del matrimonio de lo cual hemos podido sacar una serie de conclusiones sobre la evolución experimentada por este colectivo en el último quinquenio. Intervalo además, en el que la dinámica y estructura de la población de la C.F. Navarra ha experimentado una transformación significativa.

2 Esta evolución aparece corroborada en los Indicadores Sociales 2005 donde se recoge que, en una población relativamente

estable como la de Navarra, la inmigración extranjera por 100 mil habitantes ha pasado de alrededor de 2500 personas en 1991 (una tasa de 48,2 por cien mil habitantes) a cerca de 140 mil personas en 2003 (una tasa de 246,2 por cien mil habitantes).

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3. Hogares formados por una persona adulta y un/a menor: la Monoparentalidad en el Censo 2001.

La presencia de la monoparentalidad presenta una amplia casuística a lo largo de los ciclos de vida y las edades de las poblaciones. La mayor parte de la situación de monoparentalidad estricta – una persona ascendiente, sola, viviendo con una persona descendiente, también sola. Si no tuviéramos en cuenta otras características sociales: la presencia de situaciones de carencia, dependencia, exclusión o la probabilidad de todas ellas en este tipo de unidades familiares, nos encontraríamos con que los núcleos familiares formados por madres mayores viudas o sin pareja y un descendiente adulto resaltan de manera exagerada entre todas las situaciones de monoparentalidad, sin que por ello se considere que son el grupo más afectado por una mayor probabilidad de exclusión social. Así, para el análisis de la monoparentalidad en situación de dependencia, se va a analizar la tipología de los núcleos familiares formados por una persona adulta con al menos una persona menor a su cargo. Con ello recogemos la situación de los grupos de madres/padres solos con descendientes menores a su cargo, ya sean solteros o producto de la ruptura de una unión previa (ya sea oficial o no).

Según se desprende de los datos del censales de 2001, la presencia de núcleos familiares liderados por una persona adulta sola con al menos un/a menor, se da en todo tipo de hogares independientemente de su estructura: en los hogares multipersonales que no forman una familia (45 casos); en los formados por una familia con personas emparentadas (37 casos) o en los formados por dos o más familias sin otras personas (4 casos). Pero será el tipo de hogar formado por una familia sin otras personas el que recoja la mayor parte de este grupo (4185 – 98 % de los casos) y que alrededor de tres quintos de las familias agrupan a una persona adulta ascendiente y una criatura dependiente (23 55 casos - 61 % de las familias), y, alrededor de dos quintos (1576 casos - 37,7 %) incluye dos criaturas dependientes. El resto, formado por cuatro o más personas (o sea, una persona adulta con tres o menores a su cargo) completaría el cuadro (253 casos – 6% de las familias).

Si consideramos que la monoparentalidad en sentido amplio impone un riesgo de exclusión, se puede plantear que este riesgo aumenta con el incremento del número de dependientes a cargo de una persona adulta sola. En este caso, este último grupo, aunque represente a un menor número de familias, agrupa a un número significativo de personas (más de mil personas) a las que se les podría imputar un mayor riesgo social que al resto.

Tabla 2. Total de Hogares y de Monoparentales clasificados por tamaño, estructura y tipología.

Navarra 2001 Total Dos Tres Cuatro Cinco o más

Tamaño medio

Nº Total de Hogares 188.772 45.576 40.370 42.081 22.984 2,9

Hogares con 1 adulto/a y algún/a menor 4.270 2.398 1.604 222 46 2,5

• Hogares multipersonales: no forman familia 45 43 2 - - 2,0

• Una familia sin otras personas 4.184 2.355 1.576 215 38 2,5

• Una familia con personas no emparentadas 37 - 26 5 6 3,6

• Dos o más familias sin otras personas 4 - - 2 2 4,8

Total de personas por grupo familiar 4796 4812 888 230* 10726

* En este grupo de ‘Cinco y más’ solo se han considerdo 5 personas por familia. Fuente: Censo 2001 (INE-Instituto de Estadística de Navarra-Nafarroako Estatistika Erakundea). Elaboración propia.

3.1 Sexo, Edad y Estado Civil de la persona de referencia en los Hogares Monoparentales

Dada la estratificación social de género en la familia y la dependencia impuesta en las relaciones materno filiales, es de esperar que la mayor parte de los hogares monoparentales en general y monoparentales con hijas e hijos menores dependientes, en particular, estén liderados por mujeres.

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Los datos de la Tabla 3 muestran como la tendencia se invierte a favor de las mujeres: si la mayoría del total de los hogares navarros están liderados por hombres (más de un 62 por ciento), en el caso de los hogares monoparentales más de un 70 por ciento están liderados por mujeres.

En estos datos llama la atención la significativa frecuencia de este tipo de hogares en los que la persona de referencia, a fecha de 2001, sigue estando casada, un 60 por ciento. Carecemos en este momento de desagregación por sexo de esta información, pero dada la configuración del tipo de hogar que estamos analizando, estas cifras sugieren que se refieren a mujeres casadas, separadas no oficialmente, lo que a efectos estadísticas quizá debieran considerar en el grupo de Separada/divorciada.

Tabla 3. Sexo de la persona de referencia en los Hogares Monoparentales (Totales y porcentajes)

Navarra 2001 Total %

Hombres %

Mujeres % Solt. % Cas % Vd. % S/D

Nº Total de Hogares 188.772 62.4 37.6 16.9 66.0 13.0 4.0

Una personadulta y algún/a menor/a 4.270 29.0 71.1 12.2 60.9 7.1 19.7

• Hogares multipersonales 45 37.8 62.2 44.4 31.1 6.7 17.7

• Una familia sin otras personas 4184 28.9 71.1 11.8 61.3 7.1 19.8

• Una familia con personas no parientes 37 32.4 67.6 24.3 56.8 2.7 1

6.2

• Mas de una familias sin otras personas 4 25.0 75.0 50.0 50.0 0 0

Fuente: Censo 2001 (INE-Instituto de Estadística de Navarra-Nafarroako Estatistika Erakundea). Elaboración propia.

Los hogares de tipo “Multipersonal”, a pesar de su pequeña frecuencia (45), son un ejemplo de la complejidad de vida de las familias monoparentalesde que integran personas no emparentadas. Este grupo parece reflejar tanto situaciones familiares estables no oficializadas, como la presencia de servicio doméstico estable en esas familias. En general es interesante constatar que comparando las frecuencias por hogar según el sexo de la persona de referencia, se mantiene la relación aproximada de un tercio de hombres a dos tercios de mujeres en las diferentes variaciones familiares salvo en el caso de los “Hogares multipersonales” en las que la presencia del liderazgo masculino es mayor (casi 39 por ciento), pero el número de casos (45) es muy pequeño.

Distribución porcentual por edad y estado civil de las madres solas en hogares monoparentales .

0

10

20

30

40

50

60

70

15-19 20-24 25-29 30-34 35-39 40-44 45-49 50-54

Edad

%

Soltera Casada Viuda Sep/Div

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Los datos relativos al estado civil de la persona de referencia en las familias monoparentales, no deja de sorprender ya que, según los datos del Censo del año 2001, la mayoría de estas personas es esta situación aparecen como casadas, de manera que la distribución por estado civil de las personas de referencia en la totalidad de los hogares de Navarra reproduce de manera parecida el caso de los hogares monoparentales formados por una persona adulta y algún/a menor. En este tipo de hogares monoparentales que concentra a más del 95 por ciento de todos los casos, la persona de referencia es una persona casada (60 %) seguido en importancia por las personas de referencia separadas o divorciadas (20 %), y solteras (12 %), seguido de las personas viudas, sólo presentes en un 7 % de los casos. Por otra parte la presencia de las madres solas viudas es creciente con la edad, como ya se ha apuntado, y se intensifica a partir de los 40 años. El grupo de separadas y de divorciadas se mantiene en un nivel relativamente estable en la mayoría de las edades oscilando entre el 30-40 por ciento de las mujeres solas en los hogares monoparentales.

En la desagregación de esta información por edad, se ve con claridad el efecto del estado civil sobre la edad. El grupo de madres solas casadas disminuye progresivamente a partir de los 35 años, lo que sugiere que, aun siendo el de mayor peso en el total, nos presenta una situación coyuntural de la separación de hecho previa a la oficial, en la que la pareja casada ha dejado de vivir junta y que introduce un ciclo temporal diferente hasta la oficialización de la separación. Paralelamente, la presencia de las madres solas solteras también disminuye drásticamente con la edad, no sólo porque la presencia de la maternidad en soledad es un fenómeno relativamente moderno, sino porque es probable que muchas de estas mujeres establezcan su maternidad en una relación de pareja que puede oficializarse a lo largo del tiempo.

De acuerdo a los datos censales, es patente que la mayor parte de las madres y padres solos/as en las familias monoparentales se concentran en edades adultas y, también mayores de 54 años (madres y padres viudos/as con hijas e hijos solteros/as). Suponemos que, debido a la edad de estas madres y padres solos/as, hace tiempo que estas hijas e hijos han dejado de ser menores dependientes, siendo esta la razón del corte en la edad de la persona ascendiente (50-54 años). La edad mediana de la monoparentalidad en el año 2001, tanto para madres como para padres es de 35,3 años. Lógicamente, dados los pocos casos de monoparentalidad registrados por debajo de los 30 años (un 3,7 por ciento de las familias lideradas por mujeres y 3,1 por ciento en el caso de los hombres), se nota el peso de las familias monoparentales de mayor edad, a las que a la monoparentalidad producto de la maternidad en solitario hay que sumar la de la ruptura de uniones.

Tabla 4. Distribución por edad y sexo de la persona de referencia en los Hogares Monoparentales (Totales y porcentajes)

Navarra 2001 Madres Solas

Padres Solos

TOTAL % Madres Solas

% Padres Solos

Ratio M/P

15-19 5 0 5 100,0 0,0

20-24 36 3 39 92,3 7,7 12,0

25-29 176 27 203 86,7 13,3 6,5

30-34 759 100 859 88,4 11,6 7,6

35-39 1115 387 1502 74,2 25,8 2,9

40-44 1281 383 1664 77,0 23,0 3,3

45-49 1271 382 1653 76,9 23,1 3,3

50-54 1187 359 1546 76,8 23,2 3,3

M(15-54) 5829 1727 7556 77,1 22,9 3,4

PobTotal (15-54) 153565 162173 315738 48,6 51,4 0,9

Fuente: Censo 2001 (INE-Instituto de Estadística de Navarra-Nafarroako Estatistika Erakundea). Elaboración propia.

Hay que resaltar que la presencia de las mujeres es significativamente superior a la de los hombres como personas de referencia en las familias monoparentales. Tomando como punto de análisis, los intervalos de edades considerados (entre lo 15 y los 54 años) la frecuencia de madres solas a padres solos es de más de tres veces. Por otra parte, esta relación varía significativamente con la edad, de

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manera que a mayor juventud de la persona de referencia, mayor probabilidad de que ésta sea una mujer. De manera que aunque en los intervalos de edad por debajo de los 34 años la presencia de las madres solas sextuplica la de los hombres solos, la presencia de éstos, se triplica e a partir de los 35 años. A edades mayores de 55 años, esta relación vuelve a aumentar considerablemente por el aumento progresivo de la viudedad femenina, producto de la más temprana mortalidad masculina y de su menor esperanza de vida.

Obviamente estas cifras no guardan ninguna relación con el ratio entre sexos de la población total Navarra en ese gran intervalo de edad, que aunque cercano a la unidad, está todavía, a favor de los varones. En la población total, la descompensación del ratio a favor de los varones se empieza a hacer patente a partir de los 50 años.

3.2 Edad, situación económica y nivel de estudios.

La problemática fundamental con la que se encuentra cualquier hogar y, en especial, los hogares liderados por mujeres solas (monomarentales) tiene que ver con la carencia económica derivada tanto de situaciones propias del mercado de trabajo (inestabilidad laboral, falta de empleo) como de situaciones propias de las mujeres en general y de este colectivo en particular (dificultad de acceso a un trabajo digno o de suficiente salario, conciliación de la vida personal, familiar y laboral…). En muchos de los casos, estas familias están pasando sistemáticamente por todas estas etapas, con la única constancia de la falta de ingresos suficientes que se asocia a un trabajo des-especializado. Los datos del Censo de 2001 sugieren algunas pautas de clasificación, a la vez que introducen dificultades metodológicas significativas ya que a través de los datos censales no hay forma de concretar la situación de dependencia económica de la descendencia según la edad del padre o de la madre. Esa es la razón por la que en las siguientes tablas se ha introducido un corte en la edad parental (entre 15 y 55 años) al asumir que el tope del intervalo (los 55 años de las personas de referencia) corresponden, de alguna manera con la edad a la que se espera que se produzca la descohabitación familiar – la salida de hijas e hijos del hogar parental. Aunque es claro que la presencia de personas dependientes no se circunscribe exclusivamente a esas edades. Cada vez hay más jóvenes de ambos sexos entre 18 y 25 años (y también de mayor edad) que dependen de sus progenitores tanto económicamente como a nivel de vivienda como consecuencia del alargamiento de los estudios, de la falta de trabajo, o debido a unos ingresos básicos insuficientes, lo que les mantiene en la convivencia dentro del núcleo familiar original.

Tabla 5. Navarra 2001 – Madres solas por edad y situación ante la actividad económica3 % Ocupada % Parada % Pensionista % Tareas Hogar Total 15-24 20 4 0 14 38 25-34 615 140 13 144 912 35-44 1687 225 76 350 2338 45-54 1498 168 319 396 2381 55-64 560 60 913 342 1875 65-74 67 4 1864 194 2129 75 y más 56 2 2723 224 3005 (15-54) 3820 537 408 904 5669 (55 y más) 683 66 5500 760 7009 Total 4503 603 5908 1664 12678 % (15-54) 67,4 9,5 7,2 15,9 100,0 % (55 y más) 9,7 0,9 78,5 10,8 100,0 % Total 35,5 4,8 46,6 13,1 100,0

Fuente: Instituto de Estadística de Navarra-Nafarroako Estatistika Erakundea. Elaboración propia.

3 Según el recuento censal del año 2o01, el total de madres solas de más de 15 años era 12991. La Tabla 5 presenta información

del 97,6 por ciento de estas mujeres. . Se ha eliminado la información relativa a “Recibiendo alguna enseñanza (incluso en guarderías, academias)”-104 casos; “Realizando tareas de voluntariado social” – 5 casos; “Necesita ayuda para actividades básicas” – 45 casos; “Otra situación (menores sin escolarizar, rentistas...)” – 159 casos. En este caso, la situación más importante es la relativa a las Madres solas incapacitadas. Entre estas 45 mujeres, la mayoría, 41, era mayores de 65 años.

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Por otra parte, las situaciones de enfermedad o de discapacidad en los hijos e hijas adultos/as implica la continuación de la dependencia en el hogar de origen. La mayor mortalidad masculina junto a una mayor frecuencia de mujeres amas de casa en esas edades implica una situación real de empobrecimiento económico, social y emocional derivado del coste y de las dificultades del cuidado en familia y de la dependencia económica de una pensión de viudedad. No contamos con esos datos ni tampoco podemos cuantificar este tipo de situaciones con la información censal disponible.

En este colectivo, la divisoria de la edad -los 50-54 años- en la posición de las mujeres ante la actividad económica es clara. Dos tercios de las mujeres entre 15 y 54 años estaban ocupadas en el momento del Censo del 2001. Esta distribución muestra un nivel de ocupación alta, algo lógico si se tiene en cuenta que la posibilidad de poder ejercer de madre sola y de poder llegar a tomar la decisión de pasar a ser una madre sola, esta prácticamente unido con la autonomía económica en una sociedad donde la práctica de la responsabilidad de los padres ante el coste de una criatura –en el caso de separación – es muy limitada. Por otra parte, en este grupo de edad nos encontramos con un 16 por ciento de mujeres dedicadas a las tareas del hogar. Esto supone más de 900 mujeres dependientes económicamente de otras personas: ex compañeros, familiares etc. Más de 900 madres solas sin ingresos propios significa al menos el doble de personas (una madre, mas al menos una criatura dependiente) en situación de dependencia y fragilidad económica que deberían tenerse en cuenta.

Los siguientes gráficos representan la distribución por edad del peso ante la actividad doméstica y extra doméstica de las madres y padres solos en la C.F. de Navarra en 2001. Estas gráficas parecen recrear una fotografía de la situación general ante la actividad económica de mujeres y hombres en la Comunidad Foral, a la par que describen gráficamente las diferencias de género en la disposición ante el trabajo productivo y reproductivo existente entre éstas y éstos.

Monomarentalidad por edad y posición ante la actividad (%).

0

5

10

15

20

25

15-19 20-24 25-29 30-34 35-39 40-44 45-49 50-54 55-59 60-64 65-69Edad

%

% Ocupada % Parada% Pensionista % Tareas Hogar

21

Monoparentalidad por edad y situación económica ( %)

0

5

10

15

20

25

30

15-29 20-24 25-29 30-34 35-39 40-44 45-49 50-54 55-59 60-64 65-69

Edad

% d

el to

tal

% Ocupado % Parado % Cobra pensión

En el caso de las madres solas, tanto los picos de ocupación como de paro se sitúan en las edades básicas de atención a hijos e hijas dependientes: entre los 30 y los 50 años. La dedicación a las tareas del hogar se mantiene casi estable a lo largo de todas las edades de la vida adulta de las mujeres, entre al 10 y el 14 por ciento, mientras que el acceso a una pensión se incrementa de manera significativa desde los 50 años. En el caso de los hombres, la dedicación a las tareas del hogar es prácticamente inexistente, el nivel de ocupación es máximo a edades más jóvenes que las madres solas (a los 35-30 años en vez de a los 40-44 años) y los niveles de paro aumentan espectacularmente a partir de los 50 años para luego desaparecer.

En este sentido, así como la biografía productiva de las madres solas aparece determinada por sus responsabilidades reproductivas, la de los padres solos, está determinada por las peripecias del mercado, independientemente del nivel de ocupación que tengan. Así parece que el pico de paro que se describe a partir de los 55 años esté más relacionado con jubilaciones anticipadas enmascaradas como paro hasta los 65 años, que con el paro en sí.

Por otra parte, es una tónica en la sociedad moderna el estimar que la participación laboral está estrechamente unida con los niveles educativos y de especialización profesional, pero la exigencia del trabajo extra doméstico para la supervivencia de la unidad familiar en el caso de monoparentalidad exige una ocupación. Las madres de un menor nivel de estudios se verán obligadas a optar por un trabajo de baja especialización y salario, pero nos podemos encontrar con que su nivel de ocupación, debido a sus menores recursos puede ser similar o más alto que el de mujeres con mayor nivel de estudios. El gran problema de un bajo nivel de estudios para una madre con hijos e hijas pequeños/as dependientes puede ser la falta de recursos sociales para poder acceder a “tiempo libre para poder trabajar”, situación en la que probablemente no se encuentran las madres que acceden a niveles profesionales más altos y que pueden acceder a ayudas externas.

El tipo de inmersión en el mercado laboral está estrechamente unido con el nivel educativo, que se plantea como una plataforma que definiría los futuros niveles profesionales. Hay que tener en cuenta que aunque el nivel educativo sea una pobre medida tanto del nivel cultural – de la capacidad de percepción, reacción y control del medio – de una persona, muchas veces situamos la incapacidad de control del medio en los niveles educativos más bajos.

22

Tabla 6. Monoparentalidad por sexo, edad y nivel de estudios4 (Totales y porcentajes). Navarra 2001

% Madres Solas-MS TOTAL % Padres Solos-PS TOTAL

An/ Alfab

Básica Media /Prof.

Univ. MS An/ Alfab

Ed. Básica

Media /Prof.

Univ PS

15-19 0 60 40 0 5 0,0 0,0 0,0 0,0 0

20-24 2,8 77,8 16,7 2,8 36 0,0 100,0 0,0 0,0 3

25-29 2,3 39,8 38,6 19,3 176 3,7 63,0 29,6 3,7 27

30-34 1,4 39,1 34,5 24,9 759 4,0 32,0 60,0 4,0 100

35-39 2,2 35,2 35,1 27,6 1115 3,4 29,7 38,8 28,2 387

40-44 1,0 47,8 26,7 24,5 1281 1,6 38,9 37,6 21,9 383

45-49 3,2 55,5 21,2 20,0 1271 2,6 49,2 22,3 25,9 382

50-54 3,5 67,6 14,9 14,0 1187 3,1 56,3 22,3 18,4 359

M(15-54) 2,3 49,9 26,0 21,7 5829 2,6 43,8 30,5 23,1 1727 PT(15-54) 1,9 42,6 30,6 24,9 153565 2,1 46,2 33,9 17,9 162173

Fuente: Censo 2001 (INE-Instituto de Estadística de Navarra-Nafarroako Estatistika Erakundea). Elaboración propia

Es cierto que un bajo nivel educativo y profesional dificulta la estabilidad laboral en una sociedad cada vez más exigente de cara a la especialidad, pero también encontramos que la falta de autonomía personal y de experiencia de responsabilidad económica e individual (toma de decisiones, enfrentamiento al riesgo) tiende a ser frecuente en ambientes altamente educados y socialmente protegidos, debilitando sus posibilidades ante un mercado de trabajo profesional cada vez más competitivo. En este sentido, la habilidad para asumir la responsabilidad de la autonomía personal puede contener un fuerte elemento de experiencia y asunción de riesgos que no necesariamente tienen por qué estar presentes en los colectivos de mayor nivel económico y educativo.

En cualquier caso, las tendencias educativas de madres y padres solos/as con hijas/os dependientes difiere -aunque no de manera exagerada- de la tendencia general a fecha del 2001. Según vemos en la Tabla 4, en el grupo de mujeres con menores a su cargo nos encontramos una mayor frecuencia de mujeres con educación básica e inferior (52,3 %) que supera al del total de mujeres en casi 8 puntos (44,5 %) sobre la población general, mientras que la presencia en los hombres es bastante similar (46,4 y 48,3 %).

Por otra parte, nos encontramos con un peso menor de madres solas con nivel educativo medio y superior que en la población femenina en general, y menor al de los padres solos, cuya presencia en los niveles de educación media, profesional, y superior está en relación inversa a su representación en la población total

La tendencia contraria a la mayor presencia de mujeres en estudios universitarios en relación a los hombres está más influida por el “efecto selección” de unas generaciones de mujeres a las que a la diferencia de género en la elección de estudios -que es una constante en la población menor de 35 años- se le sumaría en muchos casos, una maternidad a edades más jóvenes que la media asociada al mayor coste de oportunidades de la maternidad en las mujeres que de la paternidad en los hombres. La maternidad imprevista, en etapas previas a la consecución de una especialización profesional limita de manera prácticamente definitiva las posibilidades de mejora del estatus profesional en las mujeres, retrasando su incorporación laboral y haciéndola esta inestable debido a las responsabilidades del trabajo reproductivo (cuidado y socialización de las criaturas, sobre todo en la primera etapa de la infancia). No sucede así en el caso de los padres solos.

4 (a) An-Alfabeto: No sabe leer o escribir y Sabe leer y escribir. Fue menos de 5 años a la escuela. (b) Educación Básica: Sin

completar EGB, ESO o Bachiller Elemental y Bachiller Elemental, EGB o ESO completa -Graduado Escolar. (c) Educación Media y Profesional: Bachiller superior, BUP, Bachiller, LOGSE, COU, PREU, FPI, FP grado medio, Oficialía Industrial o equivalente, FPII, FP grado superior, Maestría industrial o equivalente. (d) Educación Superior: Dipl., Arquit. o Ing. Técnica, 3 cursos de Lic, Ing o Arqt., Arquitectura, Ingeniería, Licenciatura o equivalente y Doctorado.

23

3.3 Dinámica inmigratoria

Uno de los elementos que se quiere determinar es la influencia que el origen de la población pueda tener en la evolución de la monoparentalidad. Como ya se ha indicado en la introducción, la población de la C.F. de Navarra ha experimentado una intensa dinámica inmigratoria a partir de los años 1990 que, según datos del MNP, parece haberse acelerado desde el año 2000. El los datos del Censo 2001, sólo muestra parte de esta dinámica.

Tabla 7. Total de Hogares y de Hogares Monoparentales clasificados por origen de la persona de referencia. Navarra 2001.

Navarra 2001 Nacionalidad: Española o extranjera

Total Española Extranjera % Españ. % Extranj.

Total Hogares 188.772 182.958 5.814 96,9 3,1 Una persona adulta y algún/a menor

4.270 4.097 173 95,9 4,1

Fuente: Censo 2001 (INE-Instituto de Estadística de Navarra-Nafarroako Estatistika Erakundea). Elaboración propia

Los datos anteriores muestran que el peso relativo de los hogares monoparentales respecto del total de hogares no es muy diferente entre las dos poblaciones. Tanto en el caso en el que persona de referencia sea española o extranjera, la proporción de hogares monoparentales representa entre el 3 y el 4 por ciento del total de hogares.

4. La información derivada del Registro anual del Movimiento Natural de la Población. Evolución desde 1980.

En este apartado se analiza de manera general, los nacimientos a mujeres menores de 25 años entre 1975 y 2006 en Navarra. La razón para esta elección se basa en el hecho de que, en nuestra sociedad, que sistemáticamente ha venido retrasando la edad media de formar uniones y de iniciar una familia, una maternidad joven se plantea como un hecho relativamente escaso, y una maternidad adolescente, se plantea como una anomalía. La información y el acceso a medios eficaces de control reproductivo estable o de prevención coyuntural (métodos anticonceptivos de toma regular o la píldora del día después), a lo que se sumaría la posibilidad de acceder a la interrupción voluntaria del embarazo (dentro de la normativa actual) hace pensar en un comportamiento sexual protegido y en una maternidad y paternidad querida y buscada.

Pero ni el sistema es tan eficaz en la provisión de información y de medios, ni las personas individuales planifican de manera activa su comportamiento afectivo-sexual. En cualquier caso, en la sociedad actual, un embarazo a una madre joven o adolescente significa una drástica modificación del acceso a recursos de capacitación económica y educativa personal que, en la mayoría de situaciones, va a permanecer a lo largo de su vida. Su inmersión en un ciclo vital completamente diferente al de las otras mujeres de su generación, limita sus relaciones anteriores e introduce cambios en la generación de redes. Estas mujeres jóvenes, a pesar del apoyo que les puedan aportar sus familias -en el caso de que lo hagan- a todos los efectos han dejado de ser ‘jóvenes adolescentes’ para convertirse en responsables de una criatura. Su devenir está condicionado por la ayuda exterior, y se sitúan en una progresiva espiral de dependencia y de fragilidad personal.

Por eso, la revisión de la evolución de los casos de madres jóvenes y adolescentes menores de 25 años, según la nacionalidad y el reconocimiento paterno de la criatura, se convierte en un elemento clave para apreciar la dimensión y dinámica del fenómeno.

24

4.1 Los nacimientos de madres jóvenes y la presencia paterna.

El punto álgido de los nacimientos a madres menores de 25 años en la C.F. de Navarra fue el año 1976, cuando se contabilizaron 2198 nacimientos5 pero a partir de ese año, el volumen de nacimientos a mujeres menores de 25 años ha disminuido progresiva e intensamente de manera que en el año 2006, el total de esos nacimientos era el 28 % (611 casos) de lo que fue en 1976 (2198 casos). Esta tendencia a la baja experimentó un cambio de inflexión a mediados de la década pasada (1997: 343). A partir del año recogido (1997) se está produciendo un continuo despunte de los nacimientos a madres jóvenes y adolescentes.

La distribución por edad de la madre en este grupo no es homogénea. Según sean las madres mayores o menores de 20 años, se ven tendencias diferentes: la evolución a la baja de los nacimientos ha afectado más al grupo de madres de mayor edad (20-24 años) que al grupo de madres de menor edad. En el año 2006, el número de nacimientos a las jóvenes de 20-24 años (466) fue el 24 % del registrado en 1976 (1930 casos). En el caso de las madres adolescentes, la disminución de los nacimientos es menos acusada:, y en la actualidad es el 51 % de los nacimientos habidos en 1976 (pasa de 268 en 1976 a 145 en el año 2006).

En este sentido hay que subrayar que el ratio entre los nacimientos de madres menores de 20 años en relación a las madres de 20-24 años se ha triplicado en estas tres últimas décadas a pesar de que el número total de nacimientos haya disminuido en el periodo. En el año 2006, casi la cuarta parte de los nacimientos (24 %) en menores de 15 años, se dieron en madres jóvenes menores de 20, tal y como se ve en Anexo I y cuya evolución está representada en el siguiente gráfico que muestra la evolución anual de los nacimientos a madres menores de 25 años entre 1976-2006.

Evolución del total de nacimientos y a madres menores de 25 años.

Navarra, 1976-2006.

0

500

1000

1500

2000

2500

1976 1979 1982 1985 1988 1991 1994 1997 2000 2003 2006Año

Nac

imie

ntos

< 2

5

años

010002000300040005000600070008000900010000

Tot

al n

acim

ient

os

< 20 20-24 Total

La Tabla 7 muestra la evolución de los nacimientos de madres jóvenes y adolescentes en cuatro puntos –1976, 1986, 1996 y 2006- indicando también la confirmación de la paternidad.

Los datos indican que la presencia oficial de los padres en los nacimientos de mujeres menores de 25 años también se ha modificado con el tiempo. Esto puede deberse a un cambio en la percepción de la maternidad/paternidad fuera del matrimonio, de la importancia de la virginidad para las mujeres en un contexto extramarital y de la importancia de la maternidad para el estatus y la identidad femenina.

5 Ese año, fue también el de mayor número de nacimientos registrados en Navarra, 8663 nacimientos. En ese momento, la

fecundidad media era de 2,6 hijos por mujer y la edad media a la primera maternidad era de 25,8 años. En la actualidad, a fecha de 2006, el total de nacidos vivos es de 6420 (un 26 por ciento menos de los nacimientos habidos en 1976), la fecundidad media es 1,4 hijos por mujer, casi la mitad de la que se daba en 1976, y la edad media al primera maternidad se ha retrasado a 30,6 años, 5 años más tardíamente que en el 1976.

25

Por otra parte habría que tener en cuenta, que la drástica disminución de la fecundidad en las sociedades occidentales hace que el nacimiento de una criatura fuera del matrimonio se vea con menos recelo y que haya perdido gran parte de su estatus negativo. En cualquier caso, los nacimientos de mujeres muy jóvenes, de madres menores de 20 años proyecta con más claridad las dificultades sociales y económicas a las que se van a tener que enfrentar estas jóvenes familias en un contexto en el que la mayoría de los nacimientos se producen como media por encima de los 31 años. Esas madres adolescentes se van a convertir en ejemplos extremos del hacer y quehacer familiares al margen de las tendencias mayoritarias del resto de las mujeres y hombres de la población; se van a ver marcadas por experiencias que divergen de forma significativa del resto de sus coetáneas. De hecho, para ellas, probablemente, la única salida socializadora sea la de la organización familiar más próxima.

Tabla 7. Nacimientos a madres menores de 25 años según existencia de datos paternos. 1976-2006.

Nac. Edad Madre Nac. Datos del padre Madres <20 años Madres 20-24 años

AÑO Total <20 20-24 <25 Con Datos

Sin Datos

% con datos

% sin datos

% con datos

% sin datos

1976 8663 268 1930 2198 2122 76 11,0 1,2 85,6 2,2

1986 5168 185 844 1029 980 49 16,0 1,9 79,2 2,8

1996 4830 65 293 348 337 11 16,7 2,0 80,2 1,1

2006 6420 145 466 611 551 60 19,1 4,6 71,0 5,2

Fuente: Moviemiento Natural de la Población, Fuente: Censo 2001 (INE-Instituto de Estadística de Navarra-Nafarroako Estatistika Erakundea). Elaboración propia

Aunque el número de casos de falta de información paterna en el año 2006 es relativamente parecida al experimentado en 1975 (60 casos en 2006 frente a 51 casos en 1975), su peso en relación con el total de nacimientos varía significativamente: en 1975 esto representaba el 2,5 por ciento de todos los nacimientos a menores de 25 años, en el año 2006, representa casi el 10 por ciento de los datos (9,8 %). Por tanto, han disminuido los casos de nacimientos en madres jóvenes, pero ha aumentado la frecuencia de la “ausencia paterna” en la información sobre el nacimiento de las criaturas.

Desagregando la edad en madres menores y mayores de 20 años, es interesante ver que la frecuencia es muy similar en ambos grupos de edad: la falta de información sobre el padre sólo se produce en un 4,6 por ciento de los nacimientos de madres menores de 20 años y en un 5,2 por ciento de los habidos de madres de 20-24 años.

4.2 Los nacimientos en madres jóvenes según origen.

Desde el punto de vista de la nacionalidad de la madre, es claro que el comportamiento ante la maternidad joven y adolescente varia según el origen. Para el análisis tomamos como referencia los datos desde 1996 –año a partir del que se indica la nacionalidad de la madre.

En 1996, de los 348 casos de maternidad joven y adolescente, sólo se produjeron 27 nacimientos de madres extranjeras ( y sólo 7 de estos nacimientos en adolescentes jóvenes menores de 20 años). Ese año, el peso de la maternidad en jóvenes extranjeras sólo se aproximó al 8 % (7,8 % - 27 casos) en comparación con el de las jóvenes navarras (92,2 % - 321 casos). En 10 años, la tendencia se ha modificado de manera significativa. Para el año 2006, los 27 nacimientos de hace 10 años se han convertido en 389, así que la proporción de madres extranjeras entre las madres menores de 25 años se ha multiplicado por 8, agrupando al 63 por ciento de los nacimientos de madres jóvenes. De esta manera, la actual distribución de nacimientos a menores de 25 años por nacionalidad se sitúa en alrededor de dos tercios de madres extranjeras (389 nacimientos: 64%) y a un tercio de madres navarras (222: 36 %).

26

Tabla 8. Navarra 1976-2006. Evolución del total de nacimientos por nacionalidad a madres menores de 25 años.

Española Extranjera

TOTAL Española Extranjera <20 >20 <20 >20

1996 348 321 27 58 263 7 20

1997 353 308 45 56 252 12 33

1998 322 279 43 44 235 11 32

1999 335 285 50 57 228 12 38

2000 380 258 122 59 199 25 97

2001 396 222 174 40 182 38 136

2002 473 212 261 48 164 57 204

2003 573 235 338 50 185 88 250

2004 573 212 361 48 164 72 289

2005 477 176 301 34 142 65 236

2006 611 222 389 59 163 86 303

Fuente: MNP varios años.. Instituto de Estadística de Navarra-Nafarroako Estatistika Erakundea) Elaboración propia

Esta distribución general a favor de madres de nacionalidad extranjera se mantiene también cuando desagregamos los datos por edad en los dos grupos de menores y mayores de 20 años. Así que, en 2006, la frecuencia de las madres adolescentes navarras en el total de nacimientos de mujeres menores de 25 años era del 9,7 % (59 casos) en comparación con el 14,1 % (86 casos) de mujeres extranjeras de esa misma edad. La situación en el grupo de 20-24 años es similar ya que la frecuencia de madres extranjeras (49,6 % - 303 casos) prácticamente dobla al de las mujeres navarras (26,7 % - 163 casos).

En este caso, parece que la conjunción de maternidad joven y adolescente en situación de emigración introduce aun más elementos de inestabilidad y de dificultad en la vida de estas jóvenes y en sus perspectivas de futuro. Puede ser que uno de los componentes importantes de este proceso sea la presencia de una cultura diferente respecto de las relaciones sexuales y de la identidad de las mujeres. Pero en nuestra sociedad, esta pauta creciente de comportamiento puede elevar de manera significativa las posibilidades de exclusión social y de marginación. Aquí estamos hablando que de manera creciente, anualmente alrededor de 150 jóvenes menores de 20 años se convierten en madres. Y no hay nada que sugiera que esta tendencia vaya a modificarse.

27

ANEXO I. Nacimientos a madres jóvenes por e edad y existencia de datos paternos, 1975-2006.

Nac. EDAD MADRE Nac. Datos del padre Madres < 20 años Madres 20-24 años

AÑO Total < 20 20-24 <25 Con Datos Sin Datos % Con datos % Sin datos % Con datos % Sin datos

1975 200 1814 2014 1963 51 9,5 0,4 87,9 2,1

1976 8663 268 1930 2198 2122 76 11,0 1,2 85,6 2,2

1977 8357 266 1902 2168 2089 79 10,8 1,5 85,6 2,2

1978 7874 274 1788 2062 1996 66 12,3 1,0 84,5 2,2

1979 7395 311 1574 1885 1815 70 14,4 2,1 81,9 1,6

1980 7024 272 1574 1846 1766 80 12,9 1,8 82,8 2,5

1981 6676 239 1449 1688 1627 61 12,8 1,4 83,6 2,3

1982 6236 201 1301 1502 1438 64 11,9 1,5 83,9 2,7

1983 5865 191 1161 1352 1296 56 12,1 2,1 83,8 2,1

1984 5670 188 997 1185 1120 65 13,2 2,7 81,4 2,8

1985 5313 188 880 1068 1015 53 15,4 2,2 79,6 2,8

1986 5168 185 844 1029 980 49 16,0 1,9 79,2 2,8

1987 4801 156 701 857 814 43 16,2 2,0 78,8 3,0

1988 4935 145 672 817 756 61 15,1 2,7 77,5 4,8

1989 4860 134 603 737 696 41 15,7 2,4 78,7 3,1

1990 4816 126 603 729 699 30 15,6 1,6 80,2 2,5

1991 4789 107 534 641 606 35 13,9 2,8 80,7 2,7

1992 4549 120 466 586 514 72 15,2 5,3 72,5 7,0

1993 4688 127 413 540 475 65 15,4 8,1 72,6 3,9

1994 4650 60 347 407 386 21 12,5 2,2 82,3 2,9

1995 4627 65 302 367 355 12 15,8 1,9 80,9 1,4

1996 4830 65 283 348 337 11 16,7 2,0 80,2 1,1

1997 4967 68 285 353 343 10 18,1 1,1 79,0 1,7

1998 4952 55 267 322 302 20 15,5 1,6 78,3 4,7

1999 5122 69 266 335 314 21 16,1 4,5 77,6 1,8

2000 5262 84 296 380 352 28 19,7 2,4 72,9 5,0

2001 5710 78 318 396 369 27 17,9 1,8 75,3 5,1

2002 5802 105 368 473 435 38 19,2 3,0 72,7 5,1

2003 6180 138 435 573 527 46 20,9 3,1 71,0 4,9

2004 6293 120 453 573 538 35 19,0 1,9 74,9 4,2

2005 6149 99 378 477 449 28 17,8 2,9 76,3 2,9

2006 6420 145 466 611 551 60 19,1 4,6 71,0 5,2

28

ANEXO II Navarra 1976-2006. Evolución del total de nacimientos a menores de 25 años por nacionalidad de las madres y por intervalo de edad (menores de 20 años y entre 20-24 años).

Española Extranjera

TOTAL Española Extranjera <20 20-24 <20 20-24

1996 348 321 27 58 263 7 20

1997 353 308 45 56 252 12 33

1998 322 279 43 44 235 11 32

1999 335 285 50 57 228 12 38

2000 380 258 122 59 199 25 97

2001 396 222 174 40 182 38 136

2002 473 212 261 48 164 57 204

2003 573 235 338 50 185 88 250

2004 573 212 361 48 164 72 289

2005 477 176 301 34 142 65 236

2006 611 222 389 59 163 86 303

% Española % Extranjera % <20 % 20-24 % <20 % 20-24

1996 100 92,2 7,8 1

6,7

7

5,6

2,

0

5,

7

1997 100 87,3 12,7 1

5,9

7

1,4

3,

4

9,

3

1998 100 86,6 13,4 1

3,7

7

3,0

3,

4

9,

9

1999 100 85,1 14,9 1

7,0

6

8,1

3,

6

1

1,3

2000 100 67,9 32,1 1

5,5

5

2,4

6,

6

2

5,5

2001 100 56,8 43,9 1

0,1

4

6,0

9,

6

3

4,3

2002 100 44,8 55,2 1

0,1

3

4,7

1

2,1

4

3,1

2003 100 41 59 8

,7

3

2,3

1

5,4

4

3,6

2004 100 37 63 8

,4

2

8,6

1

2,6

5

0,4

2005 100 36,9 63,1 7

,1

2

9,8

1

3,6

4

9,5

2006 100 36,3 63,7 9

,7

2

6,7

1

4,1

4

9,6

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5. Perfiles específicos:

Como ya se ha comentado en párrafos anteriores, existen diferentes perfiles con los que se ha trabajado en la monografía, el de madres adolescentes, mujeres separadas, divorciadas o que han roto su anterior relación y se han quedado al cuidado exclusivo de la descendencia, mujeres viudas, mujeres inmigrantes con cargas familiares y mujeres que han sufrido violencia de género.

Dentro de los diferentes perfiles, existen algunas características o especificidades a las que se ha considerado importante hacer referencia, por su especial situación de vulnerabilidad y/o riesgo.

5.1 Madres adolescentes:

En relación a las madres adolescentes, decir que es una parte del colectivo monomarental que, a diferencia del resto, no ha presentado problemas metodológicos a la hora de ser cuantificado.

Las adolescentes madres autóctonas, en estos últimos años han mantenido su número, cuando no lo han aumentado. A dicha subida, habría que añadir la de aquella población inmigrante con estas mismas características (menores y madres) y cuyo porcentaje ha sido recogido en párrafos anteriores.

El hecho de que la maternidad de menores se mantenga, resulta curioso en esta llamada “era de la información”, ya que en la mayoría de los casos, según comentan las/os profesionales, las adolescentes no deseaban tener descendencia, recogiéndose diversas causas por las que finalmente se ven avocadas a esta circunstancia. Ejemplo de ello son la no utilización de métodos anticonceptivos, bien por desconocimiento, bien porque la pareja no desea utilizarlos, bien por pensar que “a mi no me va a pasar”; la confianza ciega en la pareja: el hecho de pensar que si se quedan embarazadas la pareja nunca las abandonará o la credibilidad que en muchos casos presentan las adolescentes a la hora de continuar con el proceso ante la promesa de responsabilidad que respecto al mismo va a desarrollar su pareja y que en muchas ocasiones deviene fallida; la construcción de la identidad de la mujer en relación a la maternidad: el deseo de ser madres. Esta última causa, toma una especial relevancia en la población inmigrante, ya que para gran parte del colectivo mayoritario inmigrante (latino) la idea de la maternidad como factor esencial para alcanzar la “plenitud como mujer” se encuentra más intensamente interiorizada. Pese a que en la sociedad de acogida esta idea está también latente, la edad a la que ésta tiene lugar, si es una variable o bien que se tiene en cuenta o bien que dadas las circunstancias del mercado de trabajo, obliga a ser retrasada o a reducir la cuantía de la misma (número de hijas/os por mujer).

Pese a que se ha dado un claro avance en relación a las consecuencias sociales de estigma y de castigo que hace 40 años podían tomarse en relación a la maternidad fuera del matrimonio -máxime a edades tempranas- y pese a que en un alto número de casos son las familias de las menores madres las que se hacen cargo de la nueva situación, a día de hoy, todavía existen entornos familiares que no toleran dichos comportamientos, por lo que se dan casos de madres adolescentes repudiadas, y que dada su edad (son menores), pasan a depender de la Dirección general de familia y a ser tuteladas por los servicios públicos.

El hecho de tener descendencia, en solitario o no, a una edad temprana, evidentemente tiene consecuencias, que dependiendo del apoyo (pareja, familiar..) con el que se cuente serán de mayor o menor envergadura. La dificultad para la incorporación o la continuidad en el mercado de la cultura (formación) o en el mercado de trabajo, son dos factores claves para la generación de situaciones de exclusión social o de intensificación de riesgos. No podemos olvidar que estas jóvenes están predeterminadas a tener responsabilidades extras, que les colocan en una situación diferente a la que vivencian sus coetáneas. Están contabilizadas, si, pero la situación de fragilidad, ruptura y desposesión son claramente más intensas que en otras rutas de entrada a las que se adscribe la monomarentalidad.

Se suma a todo lo dicho y recogido anteriormente, el hecho de que los embarazos de adolescentes menores, no afecta exclusivamente a dichas menores, sino a todo el núcleo familiar, puesto que es éste el que en la mayoría de los casos, termina siendo la apoyatura indispensable para el sostenimiento de la nueva situación generada.

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Y no sólo eso, sino que en muchas ocasiones es legitimadora de dicha situación, algo que socializa la maternidad temprana y que por lo tanto hace que la misma se repita intergeneracionalmente, puesto que no se vivencia como algo problemático o generador de dificultades.

En este sentido, existen otras dos situaciones que se han considerado esenciales tratar a la hora de abordar la maternidad adolescente cuando ésta no es deseada: aborto y adopción.

a. Aborto: Dentro del debate referido al aborto, habría que tener en cuenta varias cosas.

Al preguntar a las/os profesionales sobre el tema del aborto, éstas/os comentan que la mayoría de menores madres a las que atienden, no abortan. Las razones por las que esto es así, son de diversa naturaleza y las resumen en:

i. Cultural: muchas de las menores no contemplan dentro de las posibilidades que tienen, el abortar. Bien porque culturalmente no les está permitido o bien porque sus padres y/o madres, no están de acuerdo. Y ello pese a que en muchas ocasiones, existan situaciones de clara falta de apoyo familiar, de riesgo para la salud de la menor, de falta de habilidades por parte de la misma para el desarrollo de sus funciones maternas (discapacidades, falta de habilidades personales, sociales, relacionales...)

ii. Legal: no estar contempladas dentro de los tres supuestos legales para poder abortar recogidos en el artículo 417 bis del Código penal:

No será punible el aborto practicado por un/a médico/a, o bajo su dirección, en centro o establecimiento sanitario, público o privado, acreditado y con consentimiento expreso de la mujer embarazada, cuando concurra alguna de las circunstancias siguientes:

1º: Que sea necesario para evitar un grave peligro para la vida o la salud física o psíquica de la embarazada y así conste en un dictamen emitido con anterioridad a la intervención por un/a profesional médico de la especialidad correspondiente, distinto de aquél por quien o bajo cuya dirección se practique el aborto. En caso de urgencia o riesgo vital para la gestante, podrá prescindirse del dictamen y del consentimiento expreso.

2º: Que el embarazo sea consecuencia de un hecho constitutivo de delito de violación del artículo 429, siempre que el aborto se practique dentro de las doce primeras semanas de gestación y que el mencionado hecho hubiese sido denunciado.

3º: Que se presuma que el feto habrá de nacer con graves taras físicas o psíquicas, siempre que el aborto se practique dentro de las veintidós primeras semanas de gestación y que el dictamen, expresado con anterioridad a la práctica del aborto, sea emitido por dos especialistas del centro o establecimiento sanitario, público o privado, acreditado al efecto, y distintos de aquél por quien o bajo cuya dirección se practique el aborto.

iii. Económico: no tener ingresos para poder pagarse una clínica privada para abortar, máxime cuando para ello, tienen que salir de la comunidad foral, puesto que en la misma no existen ni servicios privados, ni recursos públicos que lleven a cabo este tipo de actividades.

iv. Cambios de las situaciones de partida: en ocasiones la pareja inicialmente acepta la responsabilidad de la paternidad, pero desbordado por la misma, finalmente acaba abandonando su jefatura familiar, tanto económica, como emocional y educativa.

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b. Adopción:

Respecto a la adopción, decir que según se señala en los grupos de trabajo, el número de madres adolescentes que optan por esta vía es muy bajo.

Para ello se utiliza un protocolo, en el que en el hospital antes de dar a luz se manifiesta el deseo de poner en marcha la adopción y dicho deseo se ratifica un mes más tarde. Esta opción, como ya se ha comentado, es muy minoritaria.

La maternidad adolescente posee unas consecuencias vitales muy claras y difíciles en su prevención e intervención.

Es por ello, por lo que se ha considerado un grupo de especial relevancia, consecuencia por la cual se han llevado a cabo un número destacado de entrevistas a menores madres y se ha tratado de dar forma a una intervención de carácter integral y de urgencia.

5.2 Mujeres separadas, divorciadas o que han roto su anterior relación y se han quedado al cuidado exclusivo de la descendencia:

La vida de las mujeres está marcada por la construcción de su identidad en “base a las/os demás” frente al “en base a una misma”. Razón por la que su vida está fuertemente mediatizada por su responsabilidad hacia las otras personas que integran su familia (principalmente varones).

Esta situación, determina una construcción no sólo personal, sino también social, de mayor vulnerabilidad.

En este sentido, la estructura económica del matrimonio conllevaría un mayor coste de oportunidades para las mujeres en comparación con el coste que les supondría a los hombres, si la medida de coste se estableciese en relación con el capital personal de cada cual al casarse, ya que son las mujeres las que generalmente abandonan el mercado de trabajo y en muchos casos su carrera profesional -de forma definitiva o de forma transitoria- para atender las tareas que se generan en el ámbito reproductivo (principalmente las relativas a las de crianza y cuidado).

Es por ello por lo que cuando las mujeres rompen, en caso de embarazo, con la dependencia afectiva/económica por situaciones de separación y/o divorcio, por muerte del esposo, por ausencia paterna… las mujeres pueden comenzar procesos e itinerarios de pobreza. Esta mayor fragilidad socioeconómica se dispara en el caso de la maternidad sola de las adolescentes embarazadas. Pero lo que parece la causa del problema (la ruptura) no es sino la causa de la visibilidad del problema, es decir, la dependencia económica del marido. Que no en pocos casos, corre el riesgo de convertirse no en el problema, sino en la solución.

Es decir, aunque a aunque a priori, puede esperarse que la ruptura de situaciones de dependencia afectiva/económica pudiera llevar a mayores cotas de autonomía personal; en el caso de las mujeres, la ruptura a menudo significa la desaparición del sustento económico y/o el repudio, expulsión o debilitamiento de la red socio familiar a la que pertenece, iniciando un itinerario de pobreza para ellas y sus dependientes.

La diferente situación que la ruptura matrimonial o de pareja suele provocar en hombres y mujeres es clara. Las situaciones de partida y las oportunidades, como ya se ha comentado anteriormente, son de raíz, distintas: mercado de trabajo, situación de las mujeres dentro de ese mercado de trabajo, conciliación de la vida laboral, familiar y personal…

La situación de pobreza, no se da, frente a la ruptura, en todos los casos, pudiéndose incluso atenuarse en algunas situaciones, pero si que hay que reconocer que suele estar presente en un número mayoritario dentro de los mismos. A los que habría que sumar el deseo no consumado de mujeres que desearían separarse o divorciarse, pero que no llevan a término la decisión, puesto que no podrían hacerse cargo económico de dicha decisión (pobreza encubierta).

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5.3 Mujeres inmigrantes con cargas familiares.

Según las personas profesionales y como queda recogido en los diferentes datos analizados, este es un colectivo con un aumento muy destacable, tanto por su número como por su clara progresión.

Las mujeres inmigrantes con cargas, acuden de forma mayoritaria a los diferentes servicios por situaciones sobrevenidas. Bien por separaciones, divorcios o abandonos por parte de sus parejas o bien por temas de malos tratos.

Muchas de estas circunstancias, principalmente las primeras, tienen lugar después de una reagrupación familiar, en la que la llegada de la mujer o del varón, descubre situaciones de segundas familias, de nuevas parejas o de imposibilidades o fuertes incompatibilidades en la convivencia.

En algunas ocasiones, la intervención se ve dificultada, por las dinámicas que entre progenitores tiene lugar, ya que la situación de pareja, en ocasiones no ha sido aclarada y el binomio ruptura/retorno desestabiliza, no sólo a la persona principal del núcleo familiar, sino también a la descendencia de ésta, en muchas ocasiones menores.

Estas situaciones también tienen lugar en parejas autóctonas, pero dadas las pautas comportamentales y de control social en la lejanía, las diferentes claves culturales que hay que tener en cuenta y la mayor tolerancia social sobre estas trayectorias en determinados espacios y enfoques vitales, suele ser, según refieren las/os profesionales, en cierta parte del colectivo inmigrante, más acusado.

Otra de las cuestiones que se han considerado claves en referencia al grupo de mujeres inmigrantes con cargas familiares son las dificultades de relación en el ámbito afectivo y educativo con las/os menores que llegan mediante reagrupaciones familiares. Dichas dificultades pueden resumirse en seis:

1. La primera de ellas es la superación de lo que las/os profesionales denominan dobles abandonos. El primero cuando la madre sale del país para comenzar su trayectoria migratoria, y el segundo el de aquellas/os familiares que han desarrollado la jefatura familiar educativa y emocional mientras la madre ha estado ausente desarrollando en otro continente la jefatura económica y en algunas ocasiones, también la emocional, educativa y hasta disciplinaria.

2. La segunda hace referencia al vínculo afectivo: bien la generación del mismo (establecer relación con el bebé de 4 meses que se dejó en el país de origen para emigrar); bien la recuperación del mismo (con hijas/os de cierta edad).

3. La tercera se refiere a las dificultades en relación a los roles y el ejercicio de los mismos. En muchas ocasiones, la madre deberá ejercer el papel de autoridad -asignada tradicionalmente al varón y por lo tanto al padre, ausente con carácter temporal o definitivo, al mismo tiempo que el rol de cuidado, afecto y comprensión, tradicionalmente asignado a las mujeres, a la madre. A esto, habrá que sumar el hecho de que esta asunción de roles materno y paterno se lleva a cabo, dentro de una sociedad en la que dichos roles se encuentran, quizás no tanto en crisis, como sí, en proceso de cuestionamiento y por lo tanto en constante cambio.

4. La cuarta, respecto a las expectativas de madres e hijas/os (no sólo a las personas que conforman la familia, sino también al contexto en el que esta se desenvuelve).

5. La quinta, son los obstáculos en la adaptación de las/os menores recién llegados, sobre todo las/os inscritos en edades adolescentes. Las razones son varias: que la venida no siempre es deseada por las/os menores sino más bien por la madre, por la importancia que en la edad adolescente tiene el sentimiento de pertenencia al grupo, del que sales, para introducirte en otro, si esto se da y en el que quizás no eres del todo bien venido, por el cambio de contexto, de pautas educativas, relacionales, de ritmos, de claves culturales…

6. La sexta, son los problemas disciplinarios que pueden tener lugar dentro de estas familias. Los posibles factores de influencia pueden ser: la situación de crisis que conlleva el cambio y la necesidad de rebelarse contra y frente a todo, la falta de presencia de la autoridad en el ámbito familiar (por trabajo de la figura de referencia, por falta de habilidades de crianza y cuidado..).

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Algunas de estas circunstancias no se circunscriben únicamente al ámbito de familias migratorias, sino que también se plantean en familias autóctonas, como es el caso de los problemas disciplinarios o las diferentes expectativas de las/os miembros de la familia.

En este apartado también se ha considerado importante resaltar la situación de lo que se denomina familias monoparentales “transnacionales” puesto que las mismas vivencian, en muchas ámbitos, situaciones similares al resto de familias monoparentales (liderazgo familiar, aporte económico exclusivo…)

5.4 Mujeres que han sufrido situaciones de violencia de género:

Estas mujeres pueden estar inmersas, y de hecho, lo están, en los cuatro grupos anteriormente mencionados. Suelen ser mujeres de una edad media de 31 años, en proceso de separación con cargas familiares de un/a menor, con nivel de estudios medio o bajo, con una situación en el empleo en la que más de la mitad de ellas están sin ocupación alguna y las que se encuentran trabajando, lo hacen bien de forma irregular o bien en el sector servicios.

El origen de estas mujeres atendidas en los diferentes servicios es principalmente de América latina, seguido en cuantía por las autóctonas, mujeres del Magreb, de países del Este y por último, de países del resto de África (sin computar Magreb).

Las principales demandas de las mujeres que acuden al servicio es al apoyo inicial con la situación del maltrato y posteriormente, el acceso al empleo y a vivienda.

El tema del empleo es considerado fundamental para la inclusión social, puesto que es un claro factor de integración, al mismo tiempo que funciona como entrada a los mecanismos normalizados de cotización, acceso a VPO, prestaciones sociales, satisfacción personal, autoestima, creación e relaciones sociales e independencia. Elementos todos ellos que repercuten muy positivamente en los procesos de separación del agresor.

Otra de las áreas fundamentales de trabajo que las personas profesionales así han considerado, es la necesidad de trabajar para la consecución, no sólo de la erradicación de la violencia de género, sino de la prevención de la generación de dichos procesos.

5.5 Mujeres sin formación y/o sin historia laboral previa:

Dentro de este colectivo se recogen a aquellas mujeres que bien han desarrollado sin fisuras su rol femenino, dedicándose exclusivamente al espacio privado y las tareas aparejadas al mismo (atención de la casa y cuidado de la pareja y de la descendencia) o bien aquellas mujeres cuyas experiencias laborales han estado siempre adscritas al servicio doméstico y carecen de formación y habilidades laborales en otros sectores.

No podemos olvidar que dichas mujeres han perdido muchos de los itinerarios vitales, tanto los itinerarios formativos como los laborales y en muchos casos los relacionales, por lo que su incorporación al mercado de trabajo, resulta complicado.

Pese a todos los problemas recogidos anteriormente, las dificultadas visibilizadas, los obstáculos que la situación de monomarentalidad asociada a otros factores trae consigo (falta de redes, de ingresos propios, de no conciliación..), las políticas familiares que dejan en manos de las propias familias la exclusiva responsabilidad del cuidado, el ojo crítico de la sociedad que presta una mayor atención, cuando no enjuicia, la organización, la atención a las/os menores y las funciones que cumplen las familias monomarentales (algo que no podemos olvidar genera miedo en las mujeres que lideran dichos núcleos familiaes (“me van a quitar los hijos”)); las experiencias de trabajo con este colectivo han dado muy buenos resultados, puesto que si se prestan los apoyos adecuados, estas mujeres salen adelante.

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V. PROBLEMAS, NECESIDADES Y DEMANDAS:

En relación a este apartado, se han desarrollado diferentes ámbitos de análisis: Ingresos y Empleo, Vivienda, Salud, Orientación familiar y Otras Problemática añadidas

1. Ingresos y Empleo:

Las razones que, preguntándoles a las/os profesionales, se establecían como demandas en este colectivo son la carencia de ingresos propios y el empleo.

Respecto al tema de los ingresos se recogieron tres elementos principalmente: la dificultad de conseguir ingresos propios; que dichos ingresos sean suficientes para sufragar en solitario todos los gastos de la jefatura económica familiar y la falta de responsabilidad en el pago de pensiones por parte de aquellos progenitores obligados a ello.

El tema de los ingresos está claramente relacionado tanto con el empleo como con la conciliación de la vida familiar y laboral. En relación al primero hay que decir que existen dos fuertes obstáculos para la integración de este colectivo en el mundo laboral: las características propias del mercado de trabajo y las características propias de los perfiles anteriormente delimitados que conforman las familias monoparentales.

El mercado de trabajo en las últimas tres décadas ha sufrido una fuerte transformación. Dicho cambio ha sido no sólo rápido, sino también intenso.

Este mercado posee una serie de características propias como son: el aumento en el número de empleos no acompañados de una subida proporcional en la calidad de los mismos; la mejora en la tasa de empleo, claramente muy insuficientes en relación a la tasa femenina; la reducción del desempleo masculino, también del femenino, pese a que este recoja cifras que doblan la cantidad de sus homólogos varones; tasas de seguridad social y salud en el empleo de las más bajas de Europa, temporalidad, siniestralidad, pérdida o estancamiento de las condiciones laborales, sectores claramente desregularizados y de muy baja protección…

A todo ello hay que añadir, la situación específica de las mujeres que integran este colectivo y que se traduce en la existencia de varios obstáculos que impiden su inmersión y/o mantenimiento dentro del ámbito laboral.

El primer obstáculo que hay que salvaguardar a la hora de poder acceder a un empleo, es la conciliación de la vida familiar y la vida laboral. Dicha salvaguarda posee varios factores que la dificultan.

i. Que la conciliación laboral y familiar, es algo recurrentemente reivindicado en la sociedad actual; más cuando las labores de atención y cuidado, consecución de ingresos… recaen sobre una única persona.

ii. La existencia de “baja intensidad” -y en muchas ocasiones inexistencia- de redes familiares, situación que se da en muchas de estas familias monoparentales.

iii. En la mayoría de los casos las redes familiares son frágiles o se encuentran debilitadas, existiendo además diferencias entre el colectivo de mujeres autóctonas y mujeres inmigrantes. Respecto a las primeras el principal obstáculo que debe tratarse es que en muchas ocasiones han roto el vínculo con la familia extensa que les podría servir de apoyo (recurso de cuidado, económico, emocional..) o las relaciones que mantienen con dicha red familiar y/o social son “de baja intensidad”.La problemática de las mujeres inmigrantes, concentra, no sólo las dificultades que se recogían en las mujeres autóctonas sino también aquella consecuencia de la propia situación de inmigración: poseer una red pero que se ubica en otro continente o país. Este caso también puede darse en mujeres que han tenido que modificar su vivienda habitual por casos de malos tratos, inmigración interna…

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La estructura característica, no sólo del propio mercado y de la “institución familiar” sino también de los servicios sociales, hace que estos últimos generen una clara discriminación en el acceso a guarderías o escuelas infantiles, a las familias monoparentales. El hecho de que se priorice para la consecución de una plaza de guardería /escuela infantil pública el que trabajen padre y madre, trae consigo consecuencias. Puesto que al ser este un colectivo con un solo miembro cabeza de familia y que en muchas ocasiones no trabaja, no tienen posibilidades de alcanzar la puntuación necesaria para poder optar a estas plazas, por lo que no tienen donde dejar a las/os menores y no pueden incorporarse al mercado de trabajo. La sensación que tienen tanto las mujeres entrevistadas, como las/os profesionales es de “pescadilla que se muerde la cola”. A todo ello se suma el hecho de que si en general, la oferta de este tipo de plazas es limitada, la misma es menor en el caso de niñas/os a partir de cuatro meses, algo que no beneficia a la sociedad en su conjunto, pero menos todavía a este colectivo.

Además de la existencia insuficiente y las dificultades de acceso a los recursos y servicios de cuidado, es importante destacar en relación a la conciliación de la vida personal, familiar y laboral en este colectivo, los horarios en los que se estructura el mercado de trabajo. Dichos horarios facilitados por las empresas, son incompatibles con la conciliación de la vida familiar, personal y laboral. Y no sólo eso, sino que además, potencian el modelo familiar tradicional, en el que existe la necesidad de que uno de los miembros, normalmente la mujer, se dedique en exclusiva (salida del mercado de trabajo mediante una excedencia o un abandono definitivo del mismo) o fluctúe a tiempo medio (media jornada) entre el ámbito productivo y el ámbito reproductivo.

Esta incompatibilidad no sólo afecta a la conciliación de la vida familiar, entendida esta bajo un concepto amplio (cuidado y atención de personas dependientes, disfrutes de tiempo de ocio..) sino también a la vida personal y a la laboral, medida esta en términos de satisfacción, producción….

El segundo obstáculo que nos encontramos son las características de algunas de las mujeres que conforman el colectivo de familias monoparentales y que suponen una clara reducción de sus posibilidades laborales. Estas características son fundamentalmente dos.

i. La baja formación tanto educativa (estudios reglados) como laboral (baja o falta de cualificación) y

ii. la falta de historia laboral previa que facilite la incorporación en el mercado laboral.

iii. También hay que tener en cuenta, dentro de este apartado, la específica situación de colectivos de personas, ya inmersas en graves procesos de exclusión social, que visibilizan una baja tasa de empleabilidad y que por lo tanto la atención que se dirija a las mismas tendrá que tener otra naturaleza.

Dadas las condiciones propias del mercado de trabajo (precariedad, temporalidad, baja remuneración) y las características de dichas mujeres (no conciliación, baja cualificación, falta de historia laboral previa…), los sectores a los que las mismas pueden optar son aquellos menos regularizados y que presentan las peores condiciones laborales de todo el mercado: ámbito doméstico, limpiezas, hostelería. En los que en muchas ocasiones se dan situaciones de inexistencia de contrato, de cotización a la seguridad social (y por tanto de prestaciones sociales que estos generan), baja remuneración, temporalidad, rotación… algo que evidentemente incide en las situaciones de exclusión y/o la vulnerabilidad, no sólo sobre el empleo, sino también de aquellos ámbitos interrelacionados con éste.

Además de todo ello, el crecimiento del mercado y la situación de trabajo no es unitaria en todo el territorio de la comunidad foral, algo que evidentemente habrá que tener en cuenta en las situaciones de no acceso o exclusión en el empleo.

Una situación a la que se ha considerado que hay que tratar de forma prioritaria, es el de las mujeres inmigrantes en situación irregular. En este caso, la situación precaria de la que parten muchas de las mujeres que conforman este colectivo se intensifica y se agrava cuando la falta de papeles

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impide el acceso al mercado de trabajo regular con todas las consecuencias que de ello se derivan: múltiples riesgos, explotación….

2. Vivienda

El primero de los obstáculos de este colectivo, en relación a la vivienda, está estrechamente interrelacionadas con los anteriores sobre las dificultades en los ingresos y en el empleo, y es la falta de recursos para poder pagar el alquiler o la hipoteca. Y el segundo obstáculo que se plantea para este colectivo, es la dificultad en el acceso a una vivienda ya sean estas viviendas de protección oficial (alquiler o compra) o de libre tasación o precio pactado.

Así, todos los obstáculos para el acceso a una vivienda están relacionados con el tema económico:

a. Primero: La falta de recursos para poder hacerse cargo de los pagos que la adquisición o el alquiler de una vivienda propia es la razón mayoritaria por la que en muchos casos acuden a los servicios sociales o a las entidades de iniciativa social.

b. Segundo: La opción para la participación en las promociones de VPO recoge en sus requisitos la necesidad de tener unos ingresos mínimos. Dichos ingresos hasta la última promoción de VINSA (2008), debían de ser superiores a 8.000 euros. En el Régimen especial de alquiler ha sido modificada a 3.000, hecho que ha facilitado la entrada de determinados grupos en situación económica precaria o cercana a la exclusión social.

c. Tercero: Además de la necesidad de contar con unos ingresos mínimos, se hace necesario para cumplimentar los requisitos de solicitud de una VPO, la presentación de la Declaración de la Renta. La obligatoriedad de llevar a cabo la misma, pasa por alcanzar una cantidad de ganancias anuales superiores a 9.000 euros. El colectivo de mujeres monoparentales en situación precaria o de exclusión, no trabaja y por lo tanto en muchas ocasiones, no alcanza el mínimo establecido para ejercer dicho deber fiscal, por lo que no cuentan con declaración de la renta y se dificulta su acceso a este tipo de promociones de vivienda. Dada la dificultad que supone este requisito en determinados grupos, en la última promoción de VINSA (de la que se ha recogido constancia en párrafos anteriores) se ha permitido la presentación sustitutiva de la declaración de la renta por una declaración jurada de ingresos, cuando no hubiese obligación de hacerla por no llegar a la cuantía mínima.

d. Cuarto: se suma a todo ello, el hecho de que para el momento, dependiendo del Régimen, bien de solicitud o bien de concesión de vivienda hay que presentar un aval bancario. Algo que evidentemente en el caso en el que los ingresos son muy escasos o mínimos, como suele darse en una parte importante de este colectivo, el banco no concede el aval. Han existido varias formas por las que los bancos han concedido no un aval sino un préstamo que solía realizar funciones de aval. Se solicitaban por ejemplo 5.000 euros para el pago anual de un alquiler de Régimen especial, dicho préstamo quedaba retenido en la cuenta de la persona solicitante hasta que terminaba la obligación de pago del aval, dado el momento en el que si no se había tenido que ejecutar el préstamo con función de aval, ese dinero quedaba liberado en la cuenta, y en caso de que se hubiese tenido que ejecutar, el mismo servía como aval.

Evidentemente esta opción ha sido utilizada en ocasiones, pero la misma presenta problemas de pago y disposición, ya que en muchos casos, personas que no pueden hacer frente al gasto de alquiler o de la compra, además deben añadir a dicha cuantía el dinero de obligado pago mensual por el préstamo de los 5.000 euros o de la cantidad que en cada momento haya correspondido o se haya solicitado. Además de todo ello, esta opción ha dejado de utilizarse en las entidades bancarias por la situación de crisis que expertos/as economistas dicen, en la actualidad, se está viviendo.

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3. Salud

En relación al tema de salud, las razones principales por las que acuden a los servicios, suelen ser depresiones, ansiedad… y que muchas veces responden a la somatización de la dificultad de hacerse cargo de manera exclusiva de las responsabilidades de crianza.

4. Orientación familiar:

Otro de los ámbitos importantes en los que surgen necesidades para este tipo de colectivo es en el de la orientación familiar. Dicha orientación viene referida a diferentes dificultades o problemáticas.

Una de ellas es la solicitud de apoyo o consejo en la educación de las/os menores puesto que dentro de la misma, experimentan problemáticas de dos tipos: las relacionadas con la disciplina o la autoridad y las relacionadas con las figuras y roles de madre y padre que en las familias monomarentales las desarrolla de forma exclusiva la madre y de forma minoritaria el padre o alguna persona de la familia extensa.

Otra suelen ser las problemáticas derivadas de la escuela (pautas conductuales, habilidades en el ámbito educativo formal e informal..) o del centro de salud (disfunciones en la cobertura de necesidades de las/os menores, desarrollo de diferentes psicopatologías…).

En el caso de las personas inmigrantes además se plantean dificultades en relación a las reagrupaciones familiares. Ya que estas, en ocasiones pueden se problemáticas, puesto que el reencuentro con las/os menores supone un fuerte cambio en el ámbito familiar. Las razones que se recogen son varias.

Lo que los/as expertos/as denominan “doble abandono”. El “primer abandono” hace referencia a la necesidad de generar un nuevo vínculo una vez la madre ha salido del hogar y deja a las/os menores bien con el progenitor o bien con otros familiares (ascendentes (abuela/o) o familia extensa (hermanas/os, tías…) . La salida de dicho hogar una vez son traídos aquí, es el momento en que se produciría el denominado “segundo abandono”.

Además, hay que tener en cuenta que en muchas ocasiones, la llegada a este nuevo contexto suele darse en edades complejas, como la adolescencia, momento en que el sentimiento de pertenencia al grupo como pilar identitario de las/os iguales, es fundamental. A veces, las expectativas de progenitora y menor a nivel educativo y relacional no siempre son las mismas; la sociedad de acogida, no siempre cumple esta función y que en muchos casos las/os adolescentes no querían venir.

Es por ello que se hace necesaria la no siempre fácil recuperación del vínculo, la generación de nuevas relaciones y el desarrollo de nuevos roles y de pautas en el contenido y ejecución de la autoridad.

5. Problemática añadidas:

Además de todos los ámbitos trabajados, existen determinadas situaciones que agravan las problemáticas: las referidas a la pareja y a la salud mental. Situaciones que se ha considerado importante recoger aquí tanto por las/os profesionales como por el equipo.

En el primer caso, se trata de mujeres con dificultad a la hora de definir su situación de pareja, fundamentalmente porque viven procesos previos a la ruptura, pero que no está determinada por la dinámica circular de “regreso-abandono” del hogar por parte del compañero, impidiendo nuevos planteamientos de su situación.

En el segundo caso se presentan varios niveles de análisis:

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i. Las carencias o dificultades en las pautas educativas de madre y/o padre para la atención de las/os menores que en ocasiones conllevan situaciones de negligencias de atención o de abandono al menor. Cuando estos se conocen y son casos graves, da lugar la actuación de la Dirección de Familia; en los casos moderados y/o leves, actúan los Servicios Sociales de Base (previa información del centro educativo, centro de salud, vecindario..).

ii. Las discapacidades psíquicas que necesitan de un mayor apoyo y/o control.

iii. La problemática de la insuficiencia de los recursos con los que prevenir y/o atajar situaciones de precariedad o de exclusión social que vivencia este colectivo y la centralización de los recursos existentes también se ha declarado preocupante por parte de todas las personas profesionales que han participado en los diferentes grupos de trabajo. Ello supone, una cobertura desigual y discriminatoria de la población y por lo tanto contraria al principio constitucional que recoge este aspecto.

La situación de las familias monoparentales, no suele resultar fácil. Lo reducido de sus recursos, en muchas de las ocasiones, no sólo económicos sino también humanos, supone una dificultad muchas veces difícil de superar o mejorar. Pese a ello, como las cifras indican, éstas salen adelante aunque con precios de pago muy alto, sobre todo para la progenitora. Su situación es, sin embargo, preocupante, porque en muchas de las familias monoparentales los problemas son sumatorios.

Inicialmente es la falta de recursos, generada en muchas ocasiones por la falta de trabajo, circunstancia que, una vez superados los obstáculos sobre todo de la edad de las/os menores y su incorporación al sistema educativo, suele mejorar de forma ostensible.

Pese a ello, la existencia de problemáticas añadidas como pueden ser toxicomanías, situaciones de maltrato, discapacidad intelectual, etc complejizan las situaciones y las soluciones pasan por un trabajo integral y muy intenso con las familias.

A pesar de las dificultades señaladas y recogidas, las/os profesionales con las/os que se ha trabajado en los diferentes grupos, han señalado una mejor respuesta y unas mayores y mejores expectativas de las familias monoparentales lideradas por mujeres inmigrantes que las lideradas por autóctonas. Las razones que se recogen son fundamentalmente que las mujeres inmigrantes traen la impronta de la propia trayectoria migratoria, y la fuerza que esta genera, pues la lucha frente a la adversidad imprime carácter, parten de otra historia, de otras vivencias, de otros valores y otras normas, respecto al cuidado (atención no tan intensa como las autóctonas) o a las relaciones de pareja (no tanto control social) y que les permite en muchas ocasiones el desarrollo de estrategias en número y en resolución mayor (en el acceso al empleo por ejemplo).

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VI. RECURSOS:

1. Características:

Los recursos existentes en Navarra en relación a la atención de las necesidades de las familias monoparentales tienen unas características propias como son:

a. Recursos generalistas: es decir no se dirigen de manera directa al colectivo, sino a todas las

personas del espectro social que tengan por cumplimiento de ciertos requisitos, derecho a ellos.

b. Recursos insuficientes: no sólo para el volumen de familias atendidas, sino para solventar situaciones de precariedad o limitar las consecuencias de situaciones de exclusión social. Sobre todo en aquellas circunstancias en las que existen perfiles, ya recogidos en párrafos anteriores, en los que tienen lugar problemáticas múltiples y sumatorias.

c. Recursos centralizados: en Pamplona y su Cuenca, pero sobre todo en esta primera. Algo que da lugar a una desigual distribución de los recursos públicos y por lo tanto una discriminatoria atención de las necesidades sociales. Es destacable también en este apartado, no solamente la concentración de recursos en Pamplona, sino los requisitos que de entrada poseen determinados servicios, en los que de forma no sólo prioritaria sino exclusiva, únicamente acceden personas empadronadas en Pamplona, por lo que el resto de personas usuarias que necesiten el recurso pero vivan en otras zonas geográficas, no podrán optar al mismo, pese a que su perfil y necesidades sean asimilables, cuando no idénticas.

Los recursos que existen para el trabajo con el colectivo de familias monoparentales son de

naturaleza pública y privada.

2. Recursos públicos: a. La Dirección General de familia.

El objetivo principal de este recurso es el apoyo y defensa de las familias, en cualquiera de las situaciones o formas recogidas. La monoparentalidad es una de ellas, pero el abanico es realmente amplio, y como comentan las personas profesionales de dicho servicios, es dicha amplitud y las necesidades que puedan detectarse en las diferentes adaptaciones familiares a las modificaciones que operan en la sociedad, las que determinarán, la generación y ejecución de los diferentes recursos públicos. La Dirección general de familia, atiende a todo tipo de familias, incluidas las monoparentales, que acuden al mismo, demandando dos cosas principalmente: ayudas económicas directas y otro tipo de servicios.

i. Ayudas económicas directas: Dichas ayudas son solicitadas por aquellas personas que bajo determinados requisitos tienen derecho a ellas. Normalmente son ayudas limitadas por renta, pero algunas de ellas son universales. Ejemplo de estas ayudas son: las ayuda para madres trabajadoras con hijos/as menores de 3 años o lo que es lo mismo, la denominada “ayuda de 100 euros”; ayudas por parto múltiple; ayuda por nacimiento de tercer hijo/a; ayudas por familia numerosa, gestión de excedencias, reducciones de jornada…

ii. Uno de los problemas que se planteó por parte de los/as profesionales de esta área fue la dificultad para saber con exactitud si las personas que alegan ser familias monoparentales, lo son en realidad y si la utilización de esta nomenclatura responde a una utilización fraudulenta de las ayudas sociales. Algo que les ha llevado en ocasiones a solicitar, bien informes de los diferentes servicios sociales, bien sentencias

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de reconocimiento de hija/o no matrimonial para demostrar la existencia de una verdadera situación de monoparentalidad.

ii. El control de la hacienda tributaria en este tipo de familias sin vínculo legal, no existe y por lo tanto no sirve como criterio de demostración.

iii. Otros servicios: Principalmente los de orientación y mediación familiar y el de información sobre deducciones fiscales por nacimiento de hija/o. Estos dos primeros han sido servicios muy novedosos, que han recogido muy buenos resultados y que se está pensando implantar en otras zonas geográficas de la comunidad foral. Las/os diferentes profesionales de los recursos con los que se ha trabajado, han solicitado los mismos, como una propuesta futura a tener muy en cuenta.

v.Además del la gestión de las ayudas y los servicios anteriormente mencionados, en la Dirección general de familia se recoge el Servicio de promoción, atención y protección a la infancia y adolescencia.

b. Servicios Sociales de Base: Dichos servicios sociales, trabajan en relación a la atención de las necesidades familiares, dos ámbitos:

i. El referido a la gestión de los programas establecidos desde la Dirección General de Familia y que se han comentado pormenorizadamente en el apartado anterior.

ii. El de la gestión de aquellos recursos o servicios que de forma mayoritaria, solicitan las personas cabezas de familias monomarentelas como son: Renta Básica, Ayudas extraordinarias, la participación en el Programa de Empleo Social Protegido (ESP) o la derivación en el caso de que existan en la zona, a los equipos de incorporación socio laboral.

c. Ayuntamiento de Pamplona:

El Ayuntamiento de Pamplona, en su partida presupuestaria, correspondiente al área de la mujer, lleva a cabo dos Programas: Mujeres gestantes y DUO (Date una oportunidad).

i. Mujeres gestantes: Dicho programa responde a las necesidades de mujeres solas que se encuentran al final de la gestación y/o fueron madres recientemente y la/el menor tiene menos de cuatro meses, , a las que se presta apoyo de alojamiento e intervención socio educativa hasta que están en situación de poder abandonar el recurso. Inicialmente se estableció un tiempo máximo de estancia de seis meses, pero dichos procesos suelen alargase en el tiempo, puesto que las situaciones suelen ser complejas y de difícil solución (mujeres recién dadas a luz, sin papeles, con un acceso al trabajo complicado, sin posibilidad de opción a plazas en guarderías y con una red social debilitada o inexistente..).

ii. Date una oportunidad (DUO): Dicho Programa va dirigido prioritariamente a familias monoparentales con cargas familiares en situación de desprotección o de dificultad social importante, a las que se les presta apoyo de alojamiento e intervención socioeducativa..

iii. Servicio de Atención a la Mujer del Ayuntamiento de Pamplona: Dicho servicio, además de gestionar los programas mencionados anteriormente, ofrece asesoramiento y apoyo jurídico, psicológico y social a mujeres que se encuentran en situaciones de violencia doméstica, agresiones sexuales, problemáticas derivadas de divorcios, separaciones , rupturas de pareja, familias monoparentales…..

Las/os profesionales de ambos recursos ponen la atención en dos cosas fundamentalmente, la primera es la importante evolución y el fuerte aumento cuantitativo de mujeres necesitadas de

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estos servicios y/o recursos, principalmente del de mujeres gestantes; y el origen de las mismas, estableciéndose un porcentaje alto de mujeres inmigrantes.

d. Áreas de la Mujer e Igualdad de los diferentes Ayuntamiento de la Comunidad Foral:

Dichas áreas trabajan fundamentalmente en dos ámbitos, el referido a la Prevención, Educación y Sensibilización y el de la atención directa. En ocasiones, todo ello enmarcado en los Planes de Igualdad de Oportunidades que tiene implantados algunos de estos Ayuntamientos.

i. Prevención, educación y sensibilización: en este ámbito se desarrollan diferentes actividades para la consecución de los objetivos recogidos en estas tres áreas (Talleres para conseguir la igualdad, Gestión de la Escuela de Padres y Madres, Campañas del 8 de marzo, día del padre, de mujer y salud…).

ii. Atención individualizada: las solicitudes que llegan a este tipo de recursos en relación a las familias monomarentales suele ser mayoritariamente, la necesidad de apoyo en situaciones de separación o divorcio. La atención que se les presta va encaminada a la acogida, apoyo emocional, ayuda en la tramitación y/o gestión de solicitudes a determinados recursos o servicios (vivienda, alojamiento..), asesoría (jurídica y psicológica)…

e. Casa de Acogida de Mujeres Maltratadas:

El objetivo general del recurso es el de ofrecer alojamiento y acogida a mujeres solas y/o acompañadas de sus hijas/os, que hayan sido víctimas de malos tratos físicos, psíquicos y/o agresiones sexuales. La intervención que se realiza con dichas mujeres y los/as menores que en muchos casos las acompañan, son de acogida, información y asesoramiento, apoyo psicosocial y derivación cuando esta sea necesaria.

f. Centro de Atención integral de la Mujer (Tudela).

Dicho centro tiene como objetivo prioritario la atención de forma integral, a personas adultas y menores a su cargo, que presenten situaciones de riesgo o vivencias de violencia de género. Para que mediante la puesta en marcha de los programas de intervención (apoyo, orientación social y jurídica, y atención psicológica y educativo-promocional), se pueda superar dicha problemática.

3. Recursos privados: a. Piso de Cruz Roja de Tudela:

Las usuarias de dicho recursos, son mujeres inmigrantes en dificultad, cuyas problemáticas fundamentales son el hecho de encontrarse en situación irregular, tener cargas familiares, y problemáticas añadidas. El objetivo del mismo es darles apoyo de alojamiento y acompañamiento social, para conseguir que sean ellas las protagonistas de sus propios procesos y de sus propias vivencias y experiencias.

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El periodo de estancia máxima en el recurso es de seis meses, renovable. La intervención que dentro del mismo se desarrolla hace especial hincapié en el trabajo con la red familiar y social (generación o recuperación de la misma), resolución de conflictos, autoestima, etc

4. Especiales menciones: a. Empleo social protegido (ESP):

El empleo social protegido, mayoritariamente recoge a mujeres en sus programas. Una gran parte de las mismas, lideran familias monomarentales. El objetivo del empleo social protegido es facilitar a las personas en situación o riesgo de exclusión social la adquisición de hábitos y habilidades que mejoren sus posibilidades de inserción laboral, buscando la rentabilidad en términos de mejora de la empleabilidad. Con la incorporación de mujeres progenitoras exclusivas de familias monomarentales en este recurso se consiguen varios objetivos:

1. Posibilitar la conciliación de la vida laboral, personal y familiar (trabajan, cobran y atienen a las criaturas). Sobre todo en la etapa en que las/os menores todavía no han ingresado en el sistema educativo. Si además la red familiar es escasa, que suele serlo, la situación se complica de forma intensa

2. Tener un itinerario de empleo que les permita salir de esa situación tan precaria que vivencian, en el momento en el que acuden al SSB; principalmente cuando las criaturas son pequeñas, puesto que sus jornadas son parciales, o trabajan en el empleo sumergido…

b. Conciliación de la vida personal, familiar y laboral.

En muchos de los recursos, son las propias mujeres las que entre ellas se apoyan para el cuidado y crianza de las/os menores. Las dificultades que pueden aparecer en este tipo de apoyos informales, son el hecho de que los mismos dependen no sólo de la disponibilidad de las usuarias, sino también de las relaciones que entre éstas se establezcan.

c. Pago de las diferentes pensiones:

La consecución del pago de las pensiones por alimentos y de otras que correspondan, supone una importante fuente de ingresos en el ámbito familiar que facilita o reduce uno de los principales problemas que, como se ha recogido anteriormente, es la falta de recursos económicos.

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VII. PROPUESTAS FUTURAS Y LÍNEAS DE INTERVENCIÓN:

La intervención social, necesariamente -al igual que cualquier otro proyecto- necesita de la perspectiva de género. Entendida ésta como la herramienta teórico metodológica que analiza los significados, prácticas, símbolos, representaciones, instituciones y normas que las sociedades elaboran a partir de la diferencia biológica entre hombres y mujeres.

La utilización de dicha perspectiva, permite visualizar y reconocer la existencia de relaciones de jerarquía y desigualdad entre mujeres y hombres; algo que se concreta en condiciones de vida inferiores de éstas, en relación a ellos. Con lo que, el objetivo que así se consigue es doble: la consecución paulatina de la igualdad de género y la neutralización de los efectos discriminatorios que una política de trabajo sin perspectiva de género puedan dar lugar.

Para llevar a cabo una intervención social con perspectiva de género se ha considerado fundamental la atención a cuatro criterios:

1. La revisión de los objetivos y acciones del proyecto de intervención en base a cuatro niveles que necesariamente han de estar presentes en el mismo:

a. Igualdad de oportunidades

b. Acciones positivas

c. Transversalidad

d. Cambio estructural

2. El nivel de mayor desarrollo tiene que ser el del cambio estructural cuyos objetivos pueden resumirse en:

a. La promoción de cambios en los roles de género

b. La modificación de la exclusividad de espacios público-hombres y privado-mujeres

c. El empoderamiento de las mujeres

3. Intervención con las mujeres, no como victimas, sino como sujetos de derechos sociales, civiles y políticos

4. Necesaria revisión respecto a la visibilización y a la responsabilidad de la persona ausente en los procesos paternos, tanto a nivel económico, como de tiempo, cuidado, apoyo emocional, educativo, logístico.

Una vez establecidas cuales son los perfiles o grupos de mujeres que, dentro de las familias monomarentales, encuentran mayores dificultades o vivencian situaciones de precariedad y/o exclusión social, se ha considerado fundamental establecer una serie de líneas de intervención estratégicas que se han desarrollado en base a siete ámbitos y que a continuación se recogen.

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1. PREVENCIÓN:

La prevención es una estrategia frente a las situaciones de precariedad y/o exclusión social muy importante, y a la que bien no se le presta excesiva atención o bien no se consigue dar forma.

En esta monografía se ha considerado que es este, un pilar fundamental de las propuestas a realizar y que pese al reto que supone su inclusión es un área que necesariamente ha da trabajarse.

La prevención en el caso de la monomarentalidad, se ha estructurado en dos niveles: el formal y el informal.

A) NIVEL FORMAL:

Dentro del nivel formal existen dos colectivos diferenciados, el de las/os menores, adolescentes y jóvenes y el de padres, madres, familia extensa o personas encargadas del cuidado de las/os mismos/as. A pesar de que la monoparentalidad impone unas cargas obvias para las responsables solas de esos hogares – que tienden a ser mujeres en su mayoría, la mayoría de las actuaciones que se presentan - en este apartado están específicamente dirigidas a la prevención de la maternidad y paternidad en mujeres y hombres jóvenes y adolescentes. Esto es así porque la maternidad a edades jóvenes supone un multiplicador de exclusión social, educativa y económica y, por tanto, un grave riesgo social añadido. Por eso, aunque la mayoría de las jóvenes madres acaben casándose con los jóvenes padres de sus criaturas, nos enfrentamos a un goteo progresivo de situaciónes familiares de nula sostenibilidad y de gran fragilidad social, a la par, de ser una plataforma directa de marginación afectiva y social para las madres jóvenes al verse separadas de sus coetáneas en su ciclo vital por sus responsabilidades reproductivas. Creemos, que en este caso, el elemento de “estado civil” no representa más seguridad ni estabilidad personal.

a.1 Monoparentalidad en personas jóvenes y menores:

La concepción patriarcal de la sociedad, la mirada androcéntrica del mundo, la jerarquización del mundo social, institucional, relacional, personal; estructura la sociedad en dos mundos binómicos, necesariamente condenados a enfrentarse.

La construcción de los roles y posiciones de género, caracterizados estos por las diferentes asignaciones (y valoraciones que de las mismas se realizan) de tareas, actividades, estrategias, intensidades en el poder… tienen consecuencias no sólo a nivel social, sino también personal.

La concepción de la maternidad como algo obligatorio para terminar de cumplir con el rol de género asignado a las mujeres, la consideración de la sexualidad como un tema tabú, la falta de responsabilidad paterna que en muchos casos se aprecia en las vivencias relacionales, la asignación cuando no, explotación, de la característica “natural” de cuidado de las mujeres, el ejercicio de dicho cuidado muchas veces con carácter exclusivo… hace que se haga necesario intervenir en la educación tanto formal como informal; hace necesario intervenir en la desconstrucción de los géneros, que no debemos olvidar, encorsetan las oportunidades y por tanto generan claro malestar, tanto a hombres como a mujeres, siendo evidentemente la situación más cruenta en estas últimas más intensa.

Dada esta situación, se ha considerado importante trabajar en dos líneas de actuación:

• Coeducación: entendida esta como una herramienta estratégica para la convivencia social. Las desigualdades existentes no sólo entre hombres y mujeres sino también entre personas con diferentes orígenes, valores culturales o maneras de entender el mundo, necesariamente deben armonizarse. Es por ello, por lo que se considera que los proyectos pilotos de coeducación desarrollados en la Comunidad Foral son un buen ejemplo de efectividad y cumplimiento de múltiples objetivos en diversas áreas de intervención y que por lo tanto resultaría de gran interés incorporar este tipo de iniciativas en los diferentes

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Centros Escolares, mediante un Plan Estratégico de implantación. De esta manare se trata de romper así estructuras social jerárquica que considera existen unos grupos sociales superiores a otros y que por lo tanto se sitúan por encima de éstos, desarrollando relaciones binómicos de dominación-sumisión (hombres-mujeres, personas autóctonas-personas inmigrantes, personas “normalizadas”-personas en situación de dificultad, discapacitadas…)

• Equipos Socio Educativos: establecidos estos en los barrios de la Chantrea, Rochapea, San Jorge… Dichos equipos, consideramos son una buena herramienta de trabajo no sólo con las/os menores sino también con sus padres y madres. Las actividades que por parte de los mismos se desarrollan son además de preventivas (función esencial), de intervención con población tanto “normalizada” como en dificultad. Son recursos educativos y también de ocio y tiempo libre .El objetivo de este recurso es el apoyo educativo, tanto en relación a la adquisición de conocimientos como habilidades sociales, comportamentales… al mismo tiempo que juegan un papel fundamental en la conciliación, punto que se tratará más prolijamente en los siguientes apartados.

Una de las carencias fundamentales que en esta monografía se ha recogido es la relativa a la educación afectivo sexual, puesto que pese a que la misma se supone es impartida en las escuelas, no siempre consigue ser una fuente de información de los conocimientos mínimos o de las dudas, dificultades, propuestas de mejora que las/os menores, adolescentes y jóvenes tienen en relación a dicha temática.

Además el trabajo que se realiza en relación a la educación afectivo sexual tiene dos dificultades añadidas.: El tipo de educación sexual y la edad a la que se imparte, dado que los contenidos que se imparten en los centros educativos se circunscriben de forma exclusiva a la educación sexual reproductiva, no a la afectivo sexual y el que dicha educación se imparta en edades excesivamente avanzadas para que la prevención pueda cumplir su función. A ello se suma la inexistencia de espacios para trabajar esta formación y su continuidad y el hecho de que se considere una información tabú , hace que la información de la que disponen menores y jóvenes sea, bien la que consiguen en Internet, libros, revistas o bien la que les brinda su grupo de iguales.

Las/os menores y jóvenes poseen información, pero la misma está desestructurada. En muchas ocasiones no saben como seleccionarla, como hacer un uso efectivo de la misma, desconoce los recursos existentes para poder acudir en caso de dudas, consultas o diversas situaciones problemáticas o dificultosas o no saben como llegar a ellos… Esto, es algo que evidentemente genera situaciones riesgosas cuando no consecuencias graves como la maternidad adolescente (y/o su círculo de repetición: madres adolescentes con hijas adolescentes que también son madres adolescentes).

Es por ello que se ha considerado importante que se trabaje este ámbito de forma intensa y estructurada. Para ello se proponen la siguientes estrategias complementarias; siempre teniendo en cuenta, que quizás el primer paso que habría que habría que llevar a cabo, sería la consulta a menores y jóvenes sobre cuales son sus necesidades en el ámbito de la educación afectivo sexual y cual o cuales, consideran, pueden ser los mejores instrumentos para poder solventarlas.

a.1.1 Desarrollar un Programa de Educación afectivo sexual obligatorio en los todos Centros Educativos que reciban subvención pública (Educación obligatoria: ESO y también en PIP, UCAS, Talleres Profesionales, Escuelas Taller..). Dicho Programa debería tener un contenido conjunto para los diferentes centros y ser ejecutado por un equipo externo al mismo. Además deberá ser un Programa amplio, estructurado y que cubra las necesidades de menores, adolescentes y jóvenes en esta área. El Programa debería contemplar la estructuración de las necesidades del colectivo en relación tanto a la edad (incorporación de la materia a edades más tempranas que las actuales y modificación de las contenidos conforme a las variables: edad y necesidades) como al sexo (masculino, femenino y la construcción social e individual que en referencia a los mismos se realiza). También es importante la atención a las claves culturales existentes en los diferentes colectivos, principalmente en inmigrante y el de etnia gitana, respecto a la sexualidad, la maternidad

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a.1.2 Puntos de información juvenil: dichos puntos tienen que cumplir varias características, tanto de gestión como de intervención. Respecto a las primeras es importante el tema del espacio, puesto que debe ser accesible, discreto (mantenimiento del anonimato) y cuya ubicación no suponga un problema para que las/os menores y/o jóvenes puedan acercarse a los mismos. Una posibilidad a contemplar serían las casas de la juventud, los gaztetxokos o centros cívicos de las diferentes localidades. Es decir se trata de sacar estos puntos de información de los espacios puramente sanitarios, consiguiendo con ello dos cosas fundamentalmente: no limitar la sexualidad al ámbito puramente reproductivo o sexual, sino ampliarlo también al afectivo; y generar lugares alternativos de información y encuentro en los que trabajar este tema. Los horarios deben ser principalmente de tarde, puesto que la estructuración temporal de menores y jóvenes suele ser la educativa y por lo tanto los horarios de mañana dificultan las consultas. La existencia de órganos que pueden agrupar a asociaciones de jóvenes (Consejo de la Juventud, Mesa de la Juventud de Tudela), podría ser una buena herramienta para el apoyo en la gestión, o en la estructuración de esta propuesta.

a.1.3 La recuperación del contenido afectivo sexual de la atención que se realizaba en los antiguos COFES que con el cambio de nomenclatura (CAM) han perdido en pos de la intervención ginecológica. También se considera importante la extensión de estos servicios al resto de la Comunidad Foral, puesto que los mismos únicamente se circunscriben a Pamplona

a.2 Monoparentalidad Adulta:

En este caso se busca el apoyo a grupos de padres, madres o personas responsables de la atención y el cuidado de los menores, adolescentes y/o jóvenes en el que se trate el tema del desarrollo afectivo sexual de la juventud. :

a.2.1 Escuelas de padres y madres: en las que se trabajen temas como la educación afectivo sexual, la corresponsabilidad en la paternidad/maternidad, el desarrollo de las habilidades de cuidado, el reparto de tareas, la capacidad de reducir o “soltar” cargas (laborales, de cuidado, logísticas..)

a.2.2 Asociaciones de padres y madres: las funciones que se indican en el párrafo anterior

B) NIVEL INFORMAL:

Las redes y estructuras sociales son esenciales a la hora de llevar a cabo acciones de prevención, sensibilización e información sobre diferentes temáticas. Las asociaciones juveniles, de personas inmigrantes o los diferentes colectivos con preocupación social forman parte indispensable de esas redes que de manera informal, estructuran nuestra sociedad.

b.1 Las Asociaciones juveniles: Las Asociaciones Juveniles son fundamentales para la prevención de situaciones de precariedad y/o exclusión social en menores y jóvenes. Es por ello que consideramos esencial se priorice en las subvenciones o incluso se genere un aporte económico específico, para el desarrollo de actividades en relación a la educación afectivo sexual.

b.2 Las Asociaciones de inmigrantes: Estas asociaciones son muy importantes a la hora de llevar a cabo acciones de prevención con población inmigrante, ya que dentro de las mismas se agrupan tanto el colectivo meta de intervención (menores y jóvenes) como el de padres, madres o personas encargadas de la atención y cuidado de dichos menores y/o jóvenes. La existencia del tabú y de claves culturales existentes en diferentes ámbitos, pero más concretamente en este hacen necesario que las actividades de prevención tengan en cuenta la situación específica de la que muchas veces parten o se encuentran

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las personas inmigrantes. Esta situación puede ser asimilable también, y por lo tanto, necesariamente tenida en cuenta en el trabajo de prevención, a la población de etnia gitana.

b.3 Otro tipo de colectivos: Se deberían de tener en cuenta otros colectivos que puedan considerarse estructuras que propicien la generación de espacios para trabajar la prevención en esta área.

2. ACOMPAÑAMIENTO:

La soledad y la falta de redes es uno de los factores fundamentales que tienen lugar en las familias monomarentales en situación de riesgo y/o exclusión social. Por tanto, no sólo existe la necesidad de recursos de emergencia sino que, también, la necesidad del acompañamiento ay apoyo a las personas en esta situación, a lo largo del proceso, es clara. Por ello por lo que se considera fundamental dos cosas:

2.1 La creación de recursos residenciales para emergencia social, ya que la inexistencia de los mismos, hace que se utilicen para el alojamiento, otros servicios que quedan desvirtuados, pues que esa no es su función (Centro urgencias para mujeres maltratadas de Gobierno de Navarra).

2.2 La estructuración de la labor de acompañamiento para la atención de aquellas mujeres que encontrándose embarazadas y en situación de dificultad, desean recibir orientación, información sobre los recursos y posibilidades existentes. Dentro de las cuales, se encuentra el aborto.

La elección del aborto como opción, necesariamente ha de venir acompañada de seguimiento médico y de apoyo psicológico, y en muchas ocasiones de aporte económico del que se carece dada la situación de necesidad y el incumplimiento de las tres posibilidades recogidas en el código penal para que el aborto sea practicado por el servicio público de salud, en comunidades y provincias cercanas a Navarra, puesto que como ya se recogió en el apartado correspondiente en la Comunidad Foral no se practica aborto alguno.

Dicho apoyo económico puede darse mediante la contemplación del mismo en las causas que generan las ayudas extraordinarias o las de emergencia.

2.3 En este apartado consideramos debe recogerse la especial mención a la necesidad existente de algún recurso autonómico específico para la atención a madres menores adolescentes sin apoyo familiar, ya que las mismas, hasta el momento, han sido apoyadas por el servicio de madres gestantes del Ayuntamiento de Pamplona, pero que dada la inadecuación del mismo (falta de recursos) para la cobertura de las necesidades especificas de dicho colectivo, el equipo ha decidido no seguir interviniendo con el mismo.

3. SERVICIOS DE CONCILIACIÓN:

Las problemáticas que continuadamente se han recogido en las reuniones de grupo celebradas con los servicios de conciliación con los que en la actualidad cuenta la Comunidad Foral se refieren de forma sistemática a las consecuencias derivadas de un sistema desajustado con la realidad social. Esto significa, en la práctica una problemática que se plantea a nivel estructura y administrativo relativo a:

• la centralización de los servicios • su escasez numérica, • la implantación de horarios no adaptados a las necesidades económicas y sociales existentes, y, • los requisitos desarrollados para el acceso a servicios sociales que, de forma directa o indirecta,

dejan fuera al colectivo de madres monomarentales.

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Las propuestas que desde las/os diferentes profesionales que han intervenido en la monografía, se hace para paliar dichas situaciones son las siguientes:

3.1 La asimilación por parte del Servicio de Atención a Dependientes-SAD de las actividades de cuidado a personas dependientes en general. O sea, no sólo se está hablando únicamente de un servicio de cuidado a personas por ser mayores de sesenta y cinco años o con discapacidad, sino ampliando el término a la atención de personas menores con necesidades de apoyo y cuidado personal y familiar.

La incorporación de la atención de menores al SAD permitiría fundamentalmente dos cosas:

3.1.1 la incorporación laboral de las madres de dichas/os menores, puesto que si no las mismas y su familia queda condenada a trabajos en horario escolar y por lo tanto con condiciones precarias (hostelería, servicio doméstico, o a jornadas partidas, reducidas…) y

3.1.2 la necesaria conciliación de la vida laboral y familiar con la personal, es decir el derecho a tener tiempo libre o tiempo para el ocio y el esparcimiento.

Por ello, este tipo de servicio debe de ser flexible, ya que deberá no sólo atender situaciones de urgencias como la enfermedad del menor, o la hospitalización de algún familiar, la formación o el cambio de turno de la cabeza de familia; sino también adaptarse a los horarios que las usuarias tengan y por tanto hagan surgir la necesidad de apoyo en el cuidado (turno en fábricas: entrada a las 06:00 de la madrugada, el SAD enviaría a una persona a cuidar a los/as menores y a levantarlos/as, llevarlos/as al colegio…)

De esta forma, el servicio cubría todas las necesidades existentes (efectividad), no se generaría un nuevo recurso sino que se adaptaría uno ya existente en todas las localidades (descentralización) y dependería de Gobierno de Navarra no de las Entidades locales, puesto que sino la cantidad y la calidad depende de la extensión y de los recursos económicos de dichas entidades tengan, generando una atención desigual en la población (equidad interterritorial).

3.2 La dotación de ayudas extraordinarias para contratar personal de ayuda para el cuidado de las/os menores en el caso de que la persona que lidera la familia monoparental así lo requiera.

Pese a ser una posibilidad, esta opción se considera menos apropiada que la planteada anteriormente por varias razones: encontrar personas preparadas para el desempeño del trabajo, que admitan las condiciones laborales que se proponen, que tengan plena disponibilidad, que se mantengan en el puesto,…

4. FORMACIÓN Y/O EMPLEO:

4.1 Formación:

Una de las mayores preocupaciones que surgieron en relación a las dificultades de algunas familias monomarentales, en el empleo es, junto con la referida a la conciliación, la formación; ya que la falta de la misma supone en muchas ocasiones una fuerte cortapisa, bien para la incorporación al mercado de trabajo o bien para la recuperación de la propia historia laboral.

Una familia monomarental con economía precaria o en clara situación de pobreza, tienen muchos problemas para poder acudir a formarse (educación reglada (madres menores adolescentes) o laboral). Ya que el tiempo se invierte fundamentalmente en la consecución de dinero y por lo tanto es un recurso escaso que necesariamente requiere una priorización en su dedicación.

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Si además el curso no es gratuito o los horarios impiden la conciliación de la vida laboral y/o la familiar o hay que contratar a alguna persona, sino se tiene ningún apoyo informal, para el cuidado de las/os menores, continuar con la formación reglada (obligatoria o no) o con la formación laboral, resulta realmente dificultoso para estas mujeres.

Es por ello por lo que se proponen en relación a esta problemática varias cosas:

4.1.1 La gratuidad de la formación que vayan a cursar, mediante subvención directa de los cursos cuando se alegue situación de monomarentalidad y carestía de recursos o bien una beca que cubra el pago de los mismos.

4.1.2 La retribución económica de la formación, para que las mujeres que acudan a los cursos, encuentren en estos no sólo una forma de mejora en su empleabilidad sino también una fuente de ingresos que le permita poder participar en dicha formación

4.1.3 La necesidad de flexibilización de horarios y la adaptación de los mismos a las necesidades de las personas que acuden a dicha formación

4.1.4 Y en el caso de las mujeres inmigrantes en situación irregular, la contemplación de su inclusión bien por eliminación de requisitos relativos al empadronamiento, tiempo de estancia… o bien de modo excepcional, dada su situación de fuerte vulnerabilidad y/o riesgo.

4.2 Empleo:

Respecto al empleo, en esta monografía se suscribe la necesidad de desarrollar un sistema similar al del modelo vasco de estímulos para el empleo y además quiere recoger otros puntos que se han considerado de interés fundamental:

4.2.1 La necesaria regulación de determinados sectores laborales que son los que fundamentalmente ocupan las mujeres en general, y las mujeres que lideran familias monomarentales en particular; y que son principalmente el de servicio doméstico, hostelería, limpiezas y prostitución.

Con ello se conseguiría no sólo la visibilización de gran parte de la economía sumergida, sino también la dignificación de este tipo de trabajos sobre todo el doméstico, y la extensión del Estado de Bienestar a una mayor parte de la población (condiciones laborales, aumento del montante recogido mediante la Seguridad Social).

4.2.2 Equipos de incorporación laboral: dentro de este apartado existen dos puntos esenciales. El primero es el referido a la implantación de todos los equipos que con estas características se acordaron y que los mismos, recuperen los objetivos y la formulación que se establecieron en origen.

En este punto también se ha querido hacer hincapié en la situación específica de mayor dificultad en la empleabilidad que vivencian dos colectivos: el de mujeres que lideran familias monomarentales que tengan poca o ninguna formación y que su historia laboral sea inexistente, o que se haya dado hace muchos años y en un periodo muy corto (antes de casarse) o que sea intermitente (“a salto de mata”).

4.2.3 Desarrollar Programas Específicos de Incorporación Laboral dirigidas a mujeres inmigrantes sin papeles. En este sentido, se considera necesario establecer que se contemple toda la trayectoria de inclusión social cara al mercado de trabajo a la vez que la utilización revisada y adaptada del EMPLEO SOCIAL PROTEGIDO.

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5. VIVIENDA:

La vivienda es un recurso escaso en nuestra sociedad actual, más cuando el precio de compra de las mismas se ha disparado, el parque de viviendas en alquiler es muy reducido y el precio muy alto. Si además a todo ello se suma la falta o carencia de recursos, las dificultades muchas veces se convierten en verdaderos obstáculos que se presentan como “insalvables”.

5.1 Las estrategias que en relación a esta área se presentan son las que aquí se recogen:

5.1.1 Aumentar el número de viviendas de alquiler social con derecho a compra.

5.1.2 Revisar los varemos económicos de acceso a las viviendas sociales. Esta revisión tiene un doble objetivo, el establecimiento de una regulación más homogénea de los varemos para el acceso de las VPO, para toda la Comunidad Foral y la eliminación de requisitos que excluyan indirectamente a este tipo de colectivos (recursos mínimos, declaración de la renta, aval). En relación a este tema decir que en la última promoción de VINSA de Régimen Especial de Alquiler se han llevado a cabo varias acciones en este sentido como la reducción de 8.000 a 3.000 euros de ingresos mínimos necesarios para el acceso, la posibilidad de presentar una Declaración Jurada de ingresos que sustituya a la Declaración de la Renta que era un requisito obligatorio… Pese a ello, siguen existiendo problemas con el tema del aval, puesto que las entidades bancarias no asumen este tipo de operaciones.

5.1.3 La asunción del aval por parte de la Comunidad Foral se convierte en el instrumento imprescindible para posibilitar el acceso a una vivienda para quien carezca de empleo y bienes económicos mediante la utilización de las ayudas extraordinarias de los Servicios Sociales de Base o bien mediante la adjudicación de un Fondo para ello que provenga del Departamento de vivienda y que sea gestionado bien por este o bien por los Servicios Sociales.

5.1.4 La reserva de un 3% de las viviendas en los mismos términos que se utiliza para la población discapacitada o para las mujeres victimas de violencia de género pero para la población en situación de riesgo y/o exclusión social, entre las que se encuentra algunas mujeres del colectivo de familias monomarentales.

5.2 Se recomienda la revisión del Programa de Vivienda de Integración social de acuerdo a los siguientes criterios

5.2.1 La descentralización de los recursos existentes de vivienda, por ejemplo en el caso de los Pisos residenciales para mujeres que han sufrido violencia de género, ya que los mismos se circunscriben al ámbito de Pamplona y Comarca y por lo tanto impiden el regreso de dichas mujeres con esta problemática a sus lugares de origen, generan una clara situación no sólo de desigualdad territorial y de atención sino también de desarraigo y de dificultad para emprender el proceso de recuperación y gestión de la propia vida.

5.2.2 Generación de un recurso específico o la adaptación del existente para madres gestantes en el Área de la mujer del Ayuntamiento de Pamplona, que se encargue de la atención de menores adolescentes madres. Dicha adaptación consideramos debería ser condición sine qua non la incorporación se llevase a cabo, puesto que este recurso hasta el momento ha estado atendiendo estas necesidades pero que desde hace algunos meses ha decidido no hacerlo puesto que no cuentan ni con las condiciones, ni con el personal necesario para ello. Además dicho recurso como ya se comentó era municipal, por lo que la propuesta que se hace es a nivel de todo Navarra.

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5.3 Generación de recursos residenciales de emergencia.

De manera específica, se ve la necesidad de generar recursos residenciales de emergencia cuya cuantificación y valoración de las necesidades reales está en la actualidad sometida a estudio.

La inexistencia de este tipo de recursos genera dos cosas: la utilización de otros recursos que no responden a las necesidades existentes pero que dado que son los únicos que hay y están abiertos pues se desvirtúa su uso (ejemplo: Centro de urgencias para Mujeres Maltratadas) y la falta de atención no sólo a parte de la población asentada en el territorio que la necesita, sino también a aquella población volante que llega a nuestro territorio. Un tema que preocupa especialmente por la necesidad palpable y claramente en aumento que se está viendo en los últimos tiempos son la de las personas con enfermedad mental.

6. RESPONSABILIDAD DE LA FIGURA PATERNA:

Las rutas de entrada a la monomarentalidad son varias, entre las que mayoritariamente se encuentran las rupturas relacionales (separaciones legales o no, divorcios..) o la situación de las madres menores adolescentes que el padre no se conoce, no se hace cargo o tiene una falta de habilidades de cuidado.

La paternidad, contrariamente a la maternidad, tiene una presencia de fuerte “voluntariedad”, es decir, los padres están presentes en el cuidado y atención de las/os menores, en la medida en que ellos quieren y en los momentos y actividades que consideran. En cambio, la presencia de la madre es mayor y muchas veces, sin posibilidad de decidir hasta dónde debe llegar la intensidad de su responsabilidad (ejemplo: régimen de visitas incumplidas por parte del padre, la madre que tenía la tarde organizada, debe quedarse con el/la menor y atenderle).

Son estas circunstancias de claro incumplimiento o cumplimiento irresponsable de la paternidad, lo que ha llevado al grupo de profesionales que han participado en la monografía a establecer determinadas propuestas en pos de conseguir una mayor respuesta e involucración de los padres en la atención de sus descendientes. Para ello se han establecido varias estrategias que tratan de cuestionar el comportamiento paterno irresponsable, no sólo como un quebrantamiento de los derechos de la madre, sino también los de los/las menores.

6.1 Generar conciencia social de la responsabilidad y la necesaria implicación de los padres en la crianza y cuidado de las criaturas Con ello se pretende conseguir dos objetivos: el primero el derecho de las criaturas a tener un padre y de la madre, si así fue como se decidió dentro de la pareja y la desmitificación por parte de las/os menores y jóvenes de los padres ausentes. La propuesta se lleva a cabo, mediante estrategias preventivas, de naturaleza educacional (Escuelas de Padres y Madres) y también emocional (para la interiorización de la corresponsabilidad de padres/madres en la crianza y cuidado de criaturas). De esta forma se consigue sensibilizar a padres y madres y así conseguir el reparto equitativo de la crianza y el disfrute real de las/os menores y jóvenes de la figura paterna.

6.2 Potenciar un Fondo de Pensiones creado para el adelanto de las pensiones (alimentos..) no pagadas por padres con obligación de ello.

6.3 Intensificar el Recurso de Mediación de manera más continuada en la resolución de conflictos en

las parejas. Dicha mediación suele provocar principalmente un claro descenso de la crispación que puede darse en los procesos de ruptura y por ello generar espacios en los que el diálogo, el alcance de acuerdos, y la responsabilidad ante las necesidades familiares es mucho mayor.

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6.4 Desarrollar una normativa punitiva ante el incumplimiento de las responsabilidades familiares y paterno-filiales. Se necesita establecer una calificación de las situaciones de irresponsabilidad paterna que impliquen la activación de una acción punitiva. Ya sean inicialmente económicas o, posteriormente, que supongan la privación de libertad. Se propone una política similar a la del carnet por puntos. Dichas acciones servirían no sólo para coartar las acciones estipuladas como delictivas sino también para que se vaya generando una conciencia mediante la denuncia social de este tipo de situaciones. (Un ejemplo de acción irresponsable puede ser el quebrantamiento del derecho – tanto como deber- de visitas). Dentro de este apartado, sería interesante comentar el hecho de que, en clara contradicción con las madres, muchos de estos padres “irresponsables” carecen del miedo a que los diferentes sistemas de protección social puedan llegar a decidir atender de forma exclusiva a sus descendientes (“quitarles a sus hijas/os”).

6.5 En este sentido, la responsabilidad ante la paternidad de los padres adolescentes se convierte en un tema especialmente preocupante. Al ser menores, dicha responsabilidad de paternidad recae sobre la familia de origen - padres y madres - de dichos adolescente, puesto que dependen de ellos hasta que cumplan la mayoría de edad. En principio se considera que sería positivo que fuesen las personan que integran la pareja las que llegasen a acuerdos sobre el cuidado y la responsabilidad de la criatura que han tenido y, en caso de conflicto, que fuesen los padres y madres de la y el menor, quienes mediasen y tuviesen la responsabilidad subsidiaria. El Estado debería ser el último garante en el caso de que éstos no quisiesen o no pudiesen responder ante las necesidades de las criaturas.

7. RELACIONAL:

Ya ha sido recogido en el segundo punto de este apartado, que la soledad, el desarraigo o la inexistencia o existencia de “baja intensidad” en las redes familiares y sociales de algunas mujeres que lideran familias monomarentales es claro y tiene graves consecuencias en la vida de éstas.

Las razones son varias, las rupturas con las redes previamente existentes, la existencia de las mismas pero en un lugar geográfico diferente, la falta de tiempo para poder generar o cuidar dichas relaciones, la falta de habilidades para crear o mantener relaciones…..

No debemos olvidar que la carencia de relaciones sociales, familiares o personales es un claro factor de exclusión social; haciéndose por ello necesario establecer propuestas que faciliten los procesos en esta línea:

7.1 Tratar de trabajar con las personas implicadas la reconstrucción y regeneración de redes. Y también tratar de trabajar el desarraigo.

7.2 Formación en habilidades sociales y en autoestima

7.3 La necesidad de subvencionar los servicios de conciliación y las actividades de ocio de estas mujeres que lideran familias monomarentales en situación de riesgo y/o exclusión social.

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VIII. BIBLIOGRAFÍA:

1. Alberdi, I. (1999). La nueva familia española. Madrid: Taurus.

2. Boyd, H. (2000). Nuevas Familias. Barcelona: Océano.

3. Fernández, J.A. y Tobío, C. (1999). Las familias monoparentales en España. Madrid: Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales.

4. Flaquer, L., Almeda, E. y Navarro-Varas, S. (2006). Monoparentalidad e infancia. Barcelona:

Fundación La Caixa.

5. González, M.-M. (2000). Monoparentalidad y exclusión social en España. Sevilla: Ayuntamiento de Sevilla.

6. González, M.-M. y Morgado, B. (2005). Las familias de madres solteras solas. Barcelona:

Fundación Teresa Gallifa.

7. Walters, M. (1996). Hogares de progenitor único encabezados por mujeres. En M. Walters; B. Carter; P. Papp y O. Silverstein (Eds.)

8. Sara Barrón López (2001) . Familias monoparentales: un ejercicio de clarificación conceptual y

sociológica. Revista Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales

9. Iván Rodríguez Pascual y Susana Menéndez Álvarez- Dardet (2003). El reto de las nuevas realidades familiares. Universidad de Huelva: Portularia 3.

10. Irene Jiménez (2003). Ser madre sin pareja: circunstancias y vivencias de la maternidad en

solitario. Universidad de Huelva: Portularia 3

11. Beatriz Morgado, Mª del Mar González e Irena Jiménez (2003). Familias monomarentlaes: problemas, necesidades y recursos. Universidad de Huelva: Portularia 3

12. Diego Ruiz Becerril (2004) Nuevas formas familiares. Universidad de Huelva: Portularia 4

13. Irene Jiménez, Beatriz Morgado, Mª del Mar González (2004). Familias monomarentales y

exclusión social. Universidad de Huelva: Portularia 4

14. Mª del Mar González (2004). Mujeres, monoparentalidad y exclusión social. Secretaria General de Políticas de Igualdad, Universidad de Oviedo

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IX. ANEXOS

1. GUIÓN RECOGIDA INFORMACIÓN INSTITUCIONES TRABAJAN CON EL COLECTIVO DE FAMILIAS MONOPARENTALES

I. DESCRIPCIÓN DE LA INSTITUCIÓN O ENTIDAD

1. Objetivos

2. Año de inicio de la actividad

3. Actividades

4. Lugar de intervención

5. Personal implicado: profesional y voluntariado

II. DESCRIPCIÓN DEL COLECTIVO CON EL QUE SE TRABAJA

1. Nº de personas contactadas en 2007

2. Nº de personas con las que se ha realizado una intervención en 2007.

3. Características sociodemográficas: � Sexo � Edad � Estado civil � Origen � Nª de hij@s � Existencia o no de otras responsabilidades familiares � Nivel de estudios o formación � Situación en el empleo (activa, ocupada, en paro) y condiciones de trabajo

(contrato (indefinido, temporal), jornada (completa o parcial), cotización o no a la seguridad social…)

� Ingresos � Vivienda (en propiedad, alquiler, cesión..) y situación en la vivienda

(personas con las que convive) � Situación de salud � Situación o no de malos tratos � Tipos de monomarentalidad: madres solteras, separadas, divorciadas o de

ruptura de vínculo, viudas y mujeres inmigrantes con cargas familiares � Otras problemáticas

4. Otros datos que considere de interés:

III. PRINCIPALES DEMANDAS:

1. Necesidades y/o demandas más frecuentes:

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a. Las planteadas por las personas que acuden al servicio

b. Las que detectadas por las personas profesionales del servicio tanto en relación al colectivo como en su propio trabajo

2. Problemas más frecuentes: familiares, laborales, salud, integración, abusos o malos

tratos, acceso vivienda, promoción personal…

3. Principales dificultades de la institución o entidad para satisfacer las demandas.

4. Situaciones de mayor dificultad social dentro del colectivo. IV. ESTUDIO Y EVALUACIÓN DE LOS MECANISMOS DE INCLUSIÓN SOCIAL

1. Desde vuestra experiencia ¿cuáles son los principales mecanismos de inclusión social

para esta población? a. Alternativos b. Institucionales

2. ¿Qué valoración hacéis de los mismos?

a. ¿Responden a las necesidades prioritarias del colectivo? b. ¿Son accesibles para estas personas? c. ¿Son suficientes para esta población?

V. PROPUESTAS PARA EL DISEÑO Y PUESTA EN MARCHA DE NUEVOS MECANISMOS DE INCLUSIÓN SOCIAL.

1. Sugerencias de todas aquellas intervenciones sociales o políticas que creéis podrían

mejorar la situación de estas personas.

2. Propuestas a futuro (mejoras de lo ya existente, innovación…) VI. OBSERVACIONES E IMPRESIONES

1. ¿Qué factores creéis que influyen en el inicio del itinerario de riesgo o exclusión social

en las familias monoparentales?

2. ¿Cuáles son los factores fundamentales que agravan o intensifican dichas situaciones de riesgo o exclusión?

3. ¿Como creéis que vivencian esta situación las personas que son cabeza de familia con

esta tipología? ¿Y el resto de miembros?

4. ¿Cuál es vuestra impresión sobre las problemáticas, demandas o necesidades más destacables de este colectivo?

5. ¿Qué cambios o transformaciones habéis observado en los últimos 10 años en el

panorama de la monoparentalidad en Navarra?

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2. ORDEN DEL DÍA GRUPO DE DISCUSIÓN:

1. Introducción: a. Presentación de la Monografía monoparentalidad: Objetivos b. Objetivos de la Reunión de hoy c. Presentación de las personas participantes

2. Propuesta de trabajo:

a. Descripción socio demográfica del colectivo de familias monoparentales

b. Puestas en común y debate posterior de la situación general de dos grupos:

1. Colectivo de familias monoparentales:

� Principales problemas del colectivo de familias monoparentales � Necesidades y demandas de dichas familias y de las personas integrantes de

las mismas: � Tradicionales � Emergentes � Especial atención a las necesidades específicas de dicho colectivo

� Recursos existentes para la intervención con dichas familias: � Fortalezas � Debilidades

2. Profesionales que trabajan con el colectivo de familias monoparentales:

� Principales problemas con los que se encuentran las/os profesionales en su trabajo diario

� Necesidades y demandas que tiene las/os profesionales que trabajan con este colectivo

� Recursos existentes: � Fortalezas � Debilidades

3. Propuestas:

� Medidas de mejora de los recursos existentes tanto genéricas como puntuales

� Generación, desarrollo o puesta en marcha de nuevos recursos � Propuestas metodológicas � Propuestas de innovación

4. Ruegos y preguntas

3. Gestión:

a. Solicitud de la documentación consideren oportuna Bibliografía, Memorias, datos

b. Contactos posteriores: si se les ocurren nuevas cosas a tratar o si tienen algo que

consideren importante añadir

c. Entrega de direcciones y teléfonos de las personas del Grupo de investigación para posteriores contactos

4. Finalización de la reunión:

a. Agradecimientos varios