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Federación de Educadores Bonaerenses D .F. Sarmiento Tel: (0221) 425-1800 Departamento de Apoyo Documental e-mail: [email protected] Pág.1 Redondo, Patricia Escuelas y pobreza. Entre el desasosiego y la obstinación. Buenos Aires: Paidós, 2004. Ficha Bibliográfica Pobres, marginales y excluidos en la teoría social El propósito de este capítulo es abordar las categorías de "pobreza", "marginalidad" y "exclusión" en la historia del pensamiento social con el objeto de presentar y establecer sus principales diferencias y develar, en el plano del discurso, cuáles son las rupturas, las discontinuidades, los vacíos y los desplazamientos discursivos que se han producido en la ciencia social respecto al tema de la pobreza. Las diferencias entre los conceptos de "pobreza", "marginalidad" y "exclusión" permiten, por una parte, analizar sus significados y usos El problema de la miseria, sus causas y las posibilidades de combatirla, representa "uno de los factores originarios del desarrollo de las ciencias sociales". La pobreza como carencia o desigualdad, como "digna" o "indigna", como absoluta o relativa, ligada a los procesos sociales o a los individuos, configura un abanico de posiciones y debates teóricos que incluyen, entre otras, las concepciones de Smith, Marx, Weber y Keynes, las visiones ecologistas de la Escuela de Chicago, el concepto de "cultura de la pobreza" del antropólogo Oscar Lewis de los años sesenta, la incorporación del concepto de "subclase" (underclass) en los debates a partir de los setenta y, durante este último período, las teorías de la marginalidad elaboradas para comprender los procesos sociales del Tercer Mundo, en particular de América Latina. Las teorías de la pobreza no constituyen lugares neutros en la medida en que no existe la objetividad al hablar de la desigualdad social. Muy por el contrario, estas teorías se tradujeron y traducen en políticas de diferentes sesgos y contenidos, desde la clásica caridad o beneficencia pública o privada, derivada en asistencialismo como engranaje del control social, hasta la represión y penalización de los sujetos de la pobreza o, incluso, la combinación de ambas. En diferentes momentos de la historia, la categoría pobreza ha conformado binomios con otras, por ejemplo, indecencia, desvergüenza, indignidad, locura, y peligrosidad social. En la mayoría de los casos se ocultan las causales de los procesos de pauperización y se los presenta como inevitables. En estos momentos, casi en forma invisible, el "pobre" se convierte en "marginal" y el "marginal" en "peligroso", lo que permite diluir los obstáculos para justificar la penalización de la pobreza y articular consensos civiles para la coacción y la represión. Las medidas para penalizar a los adolescentes, jóvenes y niños se efectivizan no sólo desde quienes ejercen la coacción y la represión, sino que la sociedad las favorece al reclamar mayores castigos como solución de los problemas. "Ser pobre" en las primeras décadas del siglo XX no era ni significaba lo mismo que "ser pobre" en los comienzos del siglo XXI. El Final del siglo XX presenció una trascendental transformación de las raíces, la composición y las consecuencias de la pobreza urbana en la sociedad occidental. Actualmente se presenta un panorama en el que existe un nuevo estatuto de la marginalidad urbana, aunque, al mismo tiempo, es necesario señalar la continuidad de algunas valoraciones en la reflexión sobre la pobreza que se remontan a la ideología medieval: la miseria asociada a la peligrosidad e ilegalidad; la distinción, entre los pobres, de aquellos merecedores de asistencia y los que no lo son; el "ambiente de miseria" condenado por la sociedad; el estigma asociado a la inmoralidad, el miedo y las políticas caritativas y represivas.

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Page 1: 03- Redondo Escuelas y Pobreza Cap 1

Federación de Educadores BonaerensesD .F. Sarmiento Tel: (0221) 425-1800Departamento de Apoyo Documental e-mail: [email protected]

Pág.1

Redondo, Patricia Escuelas y pobreza. Entre el desasosiego y la obstinación.Buenos Aires: Paidós, 2004.

Ficha Bibliográfica

Pobres, marginales y excluidos en la teoría social

El propósito de este capítulo es abordar las categorías de "pobreza","marginalidad" y "exclusión" en la historia del pensamiento social con el objeto depresentar y establecer sus principales diferencias y develar, en el plano del discurso,cuáles son las rupturas, las discontinuidades, los vacíos y los desplazamientosdiscursivos que se han producido en la ciencia social respecto al tema de la pobreza.

Las diferencias entre los conceptos de "pobreza", "marginalidad" y "exclusión"permiten, por una parte, analizar sus significados y usos

El problema de la miseria, sus causas y las posibilidades de combatirla,representa "uno de los factores originarios del desarrollo de las ciencias sociales".

La pobreza como carencia o desigualdad, como "digna" o "indigna", comoabsoluta o relativa, ligada a los procesos sociales o a los individuos, configura unabanico de posiciones y debates teóricos que incluyen, entre otras, las concepciones deSmith, Marx, Weber y Keynes, las visiones ecologistas de la Escuela de Chicago, elconcepto de "cultura de la pobreza" del antropólogo Oscar Lewis de los años sesenta, laincorporación del concepto de "subclase" (underclass) en los debates a partir de lossetenta y, durante este último período, las teorías de la marginalidad elaboradas paracomprender los procesos sociales del Tercer Mundo, en particular de América Latina.

Las teorías de la pobreza no constituyen lugares neutros en la medida en que noexiste la objetividad al hablar de la desigualdad social. Muy por el contrario, estasteorías se tradujeron y traducen en políticas de diferentes sesgos y contenidos, desde laclásica caridad o beneficencia pública o privada, derivada en asistencialismo comoengranaje del control social, hasta la represión y penalización de los sujetos de lapobreza o, incluso, la combinación de ambas.

En diferentes momentos de la historia, la categoría pobreza ha conformadobinomios con otras, por ejemplo, indecencia, desvergüenza, indignidad, locura, ypeligrosidad social. En la mayoría de los casos se ocultan las causales de los procesosde pauperización y se los presenta como inevitables. En estos momentos, casi en formainvisible, el "pobre" se convierte en "marginal" y el "marginal" en "peligroso", lo quepermite diluir los obstáculos para justificar la penalización de la pobreza y articularconsensos civiles para la coacción y la represión. Las medidas para penalizar a losadolescentes, jóvenes y niños se efectivizan no sólo desde quienes ejercen la coacción yla represión, sino que la sociedad las favorece al reclamar mayores castigos comosolución de los problemas.

"Ser pobre" en las primeras décadas del siglo XX no era ni significaba lo mismoque "ser pobre" en los comienzos del siglo XXI.

El Final del siglo XX presenció una trascendental transformación de las raíces,la composición y las consecuencias de la pobreza urbana en la sociedad occidental.

Actualmente se presenta un panorama en el que existe un nuevo estatuto de lamarginalidad urbana, aunque, al mismo tiempo, es necesario señalar la continuidad dealgunas valoraciones en la reflexión sobre la pobreza que se remontan a la ideologíamedieval: la miseria asociada a la peligrosidad e ilegalidad; la distinción, entre lospobres, de aquellos merecedores de asistencia y los que no lo son; el "ambiente demiseria" condenado por la sociedad; el estigma asociado a la inmoralidad, el miedo y laspolíticas caritativas y represivas.

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En la sociedad contemporánea, una de las diferencias principales consiste en quea la pobreza, instalada ya como un fenómeno de masas que afecta a miles de millonesde personas en el mundo, se la considera negativa desde las posiciones de diferentesactores políticos y sociales; en sentido contrario, durante la era preindustrial, la funcióndegradante de la pobreza adquiría diferentes modos de expresión económica, social ycultural, pero para las grandes religiones -el judaismo, el budismo, el islamismo-, lapobreza constituía un valor edificante, no así la riqueza, situación que se fuemodificando posteriormente. Desde la apología, la condena o la mera aceptación,cambios y confluencias se entrecruzan hasta la sociedad contemporánea

Es a partir de los debates marxistas y posmarxistas respecto a las clasessubalternas que se configura otro panorama teórico. Allí se destacan las corrienteshistóricas que investigan y recuperan las luchas y rebeldías de aquellos que nuncatuvieron asegurada la victoria

Hacia finales del siglo XX se postula la disolución de las jerarquías sociales yemerge con énfasis el reconocimiento y "celebración" de la diferencia, al mismo tiempoque la exclusión se profundiza de modo abismal, legitimándose las desigualdades comocontracara inevitable de los actuales procesos de globalización.

Las definiciones de "pobreza", "marginalidad" y "exclusión" conllevanimplicancias sociales, culturales y políticas. Es en el marco de procesos no estáticos deinclusión y exclusión que se torna urgente y necesario repensar la relación entreeducación y pobreza, enfatizando la mirada en los sujetos, quienes diariamente se venexpulsados a los bordes de una sociedad dualizada y profundamente desigual.

Primeras aproximaciones

En la dirección de los aportes teóricos de Horacio González, la pobreza definidadesde la privación de medios de vida se constituye en una de las fronteras más antiguasdel pensamiento social. Este autor define el concepto de "pobreza" como altamente"proliferante", en tanto atraviesa diferentes corpus teóricos y visiones del mundo sinpertenecer exclusivamente a ninguno en particular.

Durante el siglo XIX y parte del XX, en las maneras de concebir y enfrentar elproblema de la pobreza y la marginalidad predominaron visiones y "mecanismosestatistas" tras los cuales subyacía la idea de una "inclusión disciplinaria". Actualmente,los procesos de fragmentación social y la segregación territorial se orientan a laconsolidación de una "exclusión disciplinaria": de integrar socialmente para administrarel conflicto social se pasa a legitimar los procesos de exclusión y vigilar y controlar alos que quedan afuera.

Profundizar esta idea, permite poner en discusión el lugar de la escuela encontextos de pobreza, así como también el discurso educativo en tiempos de la reformallevada a cabo en los noventa en la Argentina. Este discurso se organizó alrededor delsentido democratizador de la extensión de la obligatoriedad escolar, ponderando susupuesto carácter incluyente, al mismo tiempo que velaba y ocultaba, en momentos deavance significativo de los procesos de pauperización en Argentina, el papelprofundamente disciplinador y diferenciador de la escuela.

La pobreza alude a un modo de organización social, a los procesos deestratificación de la sociedad, al Estado y sus políticas -incluyendo las educativas-, perotambién a otras dimensiones más cualitativas que incluyen el género, la raza y la edad.No es lo mismo ser mujer u hombre, niño o anciano, blanco o negro, sino que, deacuerdo con la condición de género y las diferentes franjas etáreas, los sentidos de lapobreza se condensan de modo particular produciendo distintos grados de vulnerabili-dad.

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Profundizar las tradiciones teóricas sobre la pobreza permite reconocercontinuidades en las concepciones, asociaciones y prácticas sociales que aún hoy tienensu reflejo y una profunda incidencia en el terreno educativo.

Los "pobres" para Smith y Hegel

En la Argentina, millones de personas han sido expulsadas de la propiacondición humana. Sin trabajo y sin políticas de ingreso, sin vivienda y sin políticashabitacionales, sin salud y con el desmantelamiento acelerado y progresivo de laatención pública en los hospitales, aún con educación pública pero altamentediferenciada según el sector social de pertenencia, nos situamos frente a la brutaldesigualdad social que hoy atraviesa a la sociedad.

Adam Smith, padre del liberalismo clásico, analiza los dispositivos por loscuales el capitalismo representa una economía posible. De su desarrollo conceptualinteresa destacar su observación de que el enriquecimiento de los ricos en un desarrollosocioeconómico acumulador de riqueza representa también un mejoramiento para lospobres. En su principal obra, La riqueza de las naciones, propone que el progreso de laeconomía en las "naciones civilizadas y laboriosas" va a aumentar sus riquezas y, juntocon ello, los salarios de los operarios útiles y productivos se corresponderán con elcapital invertido al darles trabajo, pudiendo el Estado hacerse cargo de aquellos que sehallan en la miseria.

Para este economista, los pobres son aquellos que no poseen lo indispensablepara vivir, pero que, además, carecen de todo aquello con lo que tienen que contar laspersonas honestas, incluso las de la última clase del pueblo, lo que no puede faltar sinfaltar a la decencia. En términos de Smith, lo que les falta a los pobres se convierte ensu propia falta, en su culpabilidad.

El capitalismo se visualiza, así, con una fuerte tendencia a la homogeneizaciónque extendería la relación salarial, la cual también implicaría una mejora de la situaciónde los pobres.

El pensamiento liberal de Smith se basa en la realidad del mercado y sucapacidad de regulación en una sociedad que se estratifica y desarrolla en formadesigual, pero siempre con una matriz inclusora.

Pensando en el desarrollo capitalista industrial y en la confianza en el papel delmercado y la iniciativa privada, las ideas liberales de Smith, fundantes de concepcionesposteriores, naturalizaron las relaciones sociales creyendo en la libertad individual y enel impulso de una economía organizada por la libre competencia.

Dista mucho de ese liberalismo clásico el neoliberalismo actual y su expresiónen las últimas décadas en la Argentina y América latina.

La obra de Hegel, tuvo una enorme influencia en los siglos XIX y XX.Desde temprano, la economía política formó parte de las preocupaciones filosóficas deHegel. Este filósofo consideraba que, si por "circunstancias accidentales" se arrojara alos hombres a la pobreza, la sociedad debería encargarse de reparar esta situación; pero,por otra parte, si a los pobres se los mantuviese mediante la beneficencia pública, seestaría ante una contradicción con los principios del trabajo de la sociedad civil. Almismo tiempo, si se elevase el nivel de trabajo junto con las necesidades se generaríauna crisis de sobreproducción. En todos los casos, la pobreza es parte del desarrollo dela sociedad moderna.

El filósofo no dice que la desigualdad sea natural, sino que "la riqueza dependede la diligencia de cada uno". No obstante, la caída de una gran masa por debajo de unmínimo necesario de subsistencia, y la pérdida consiguiente del sentimiento de derecho,de lo jurídico y del honor de existir por propia actividad y trabajo, llevan al surgimiento

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de una plebe, lo cual proporciona mayor facilidad para que se encuentren, en pocasmanos, riquezas desproporcionadas.

Marx y el lumpenproletariado

El aporte más significativo a las teorías de la pobreza por parte de Marx y Engelsfue la relación de correspondencia entre pobreza y riqueza. La acumulación de capitalcorresponde a una acumulación igual de miseria. La acumulación de la riqueza en unode los polos determina el polo contrario, en el polo que produce su propio productocomo capital, una acumulación igual de miseria, de tormentos de trabajo, de esclavitud,de ignorancia, de embrutecimiento y de degradación moral.

Otro aporte que introducen se vincula con la definición y desnaturalización de lapobreza en tanto producto de un modo de producción, el capitalista, y, por tanto, creadapor la sociedad y no fruto de decisiones individuales. Marx no hace referencia a lapobreza como tal, sino que se refiere a la teoría de la pauperización progresiva, a laconformación del "ejército industrial de reserva" y al "lumpenproletariado".El "ejército industrial de reserva" es definido como: [...] un ejército disponible para lostiempos en que la industria trabaja a todo vapor y que luego se ve lanzado a la calleconstituyendo un grillete atado a los pies de la clase trabajadora en su lucha por la existenciacontra el capital y un regulador para mantener los salarios en el nivel bajo que corresponde a lasnecesidades del capitalismo.

Al "lumpenproletariado" se lo considera con el único propósito de ser utilizadopor la clase dominante para sofocar al proletariado, como "putrefacción de las capasmás bajas de la sociedad", como "el peso muerto del ejército industrial de reserva". Losmodos con que Marx hace referencia al "lumpenproletariado" evocan, la concepción de"pobreza indigna", en el sentido de que los pobres no constituirían una clase social, sinoque estarían por debajo o por fuera de ella, separados de la clase trabajadora.

Para Marx, el "lumpenproletariado" era un fenómeno urbano y aludía a él contérminos descalificadores, incluso tales como "clase peligrosa", expulsada del trabajoindustrial y a la cual no se podía alinear junto a la clase obrera.

En una relación asimétrica, la clase obrera, al pasar de la subordinación a ladominación, reorganizaría la sociedad por estar vinculada directamente al modo deproducción. No ocurre lo mismo con los "desclasados", los "lúmpenes", los"vagabundos", los "pobres", porque Marx no encuentra en los indigentes, en los sectoresmás pauperizados, un motor de cambio social, sino que, por el contrario, los creemanipulables y capaces de asumir posiciones reaccionarias enfrentadas a los intereses dela clase obrera.

Postulados keynesianos frente a la desigualdad

Hacia la mitad del siglo XX otro economista, Keynes, desarrolla la necesidad delpleno empleo y de un Estado con capacidad para garantizarlo. En su obra principalseñala: "los principales inconvenientes de la sociedad económica en que vivimos son suincapacidad para procurar la ocupación plena y su arbitraria y desigual distribución dela riqueza y los ingresos" .

Keynes aborda la cuestión de la pobreza partiendo de considerar la intervencióndel Estado como clave para atender a los más empobrecidos. Tras el enfoquekeynesiano del pleno empleo subyace un papel intervencionista del Estado sobre lasociedad y la economía que tuvo su expresión en América latina en movimientos políti-cos como el peronismo o el varguismo.

El asistencialismo, práctica keynesiana por excelencia, era organizado por el

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aparato estatal, encargado de la distribución de los recursos y de introducir equidad enun sistema estructurado de modo desigual social y económicamente.

En la primera mitad del siglo XX, Hayek, enunció su propuesta neoliberalclásica, en la que reduce la concepción liberal que abogaba por una ciudadanía universala la igualdad ejercida en el mercado, sin intervención del Estado y de acuerdo con lashabilidades y competencias de cada uno.

Pobres y vagabundos en la investigación histórica

Los pobres, nominados o negados como sujetos, atraviesan todo el pensamientocontemporáneo. Se encuentran siempre como "locos", "criminales", "peligrosos","indigentes" o "necesitados", nunca como sujetos políticos con derechos.

La representación social de los pobres, su asociación con la vagancia y laconformación a partir de ello de una figura delictiva, también tuvo su expresión en lahistoria de la Argentina. Estudios historiográficos demuestran que la conformación de unanormativa represiva, que hasta la actualidad tiene vigencia en los edictos policiales, suporecibir la influencia de las concepciones y la tradición jurídica española de la baja EdadMedia que luego se resignificarían en América.

La "guetización" de la pobreza

En pleno proceso de industrialización en Estados Unidos, entre las décadas de1920 y 1940, la Escuela Sociológica de Chicago construyó concepciones teóricas sobrela pobreza muy vigentes aún, que se sustentaron en una perspectiva ecologista de lavida en las ciudades. Interesa destacar los puntos más importantes que abordan: enprimer lugar, el aislamiento de los pobres no sólo en el sentido de una segregaciónterritorial sino también en el sentido social y cultural; en segundo lugar, el impacto delambiente sobre el comportamiento individual y, en tercer lugar, la pobreza asociada ala situación de los grupos extranjeros que deben integrarse socialmente.

Desde la perspectiva de la Escuela de Chicago, las áreas urbanas ocupadas porlos pobres son guetos donde se expresan las relaciones de dominación, subordinación ysegregación.

Los aportes positivos de estas teorías se relacionaron más con la metodología dela investigación que con su valor etnográfico y antropológico. Su énfasis en la miradacualitativa puso en cuestión supuestos de las ciencias sociales referidos a la vida de lospobres urbanos en las ciudades norteamericanas en el marco de la industrialización.

La pobreza absoluta y relativa

Las implicancias políticas y, educativas que tienen las diferentes concepcionessobre la pobreza permiten distinguir entre dos tipos: "la absoluta y la relativa. Ambasse relacionan con dos formas de tratar la pobreza: cuantitativa o cualitativamente"

En el caso de la primera, predominan las visiones economicistas de la pobreza,que califican y cuantifican a los pobres

La pobreza absoluta está relacionada con los niveles de ingreso que una personarecibe. La individualización que subyace tras esta concepción oculta la verdaderadimensión social de la pobreza, ubicando y cuantificando a los individuos por debajo opor encima de la línea de pobreza.

Desde otras perspectivas, la pobreza urbana no sólo se define por los ingresos,sino también por la urbanización, es decir, por la organización espacial de las ciudades.La noción de centro-periferia incluye no sólo sentidos espaciales, sino tambiéndistancias sociales. La periferia es habitada por los de más abajo, alejados socialmentede las posibilidades de acceso al trabajo, a los servicios básicos de consumo colectivo,a la educación, la salud y la cultura debido a su localización urbana que transparente su

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ubicación en la escala social.Nuevas categorías como la de fronteras permiten complejizar la comprensión de

estos procesos de pauperización ubicados topográficamenteAtender a una dimensión más cualitativa de la pobreza urbana no sólo permite

recuperar aspectos históricos de las diferentes comunidades, sino también reconocer laexistencia de procesos de diferenciación urbanos que dejan traslucir la disminución dela calidad de vida de aquellos que habitan zonas no necesariamente periféricas dentrode una urbe y que, sin embargo, se encuentran signadas por la pobreza extrema. A estepanorama se le suma que estos territorios son estigmatizados y calificados comolugares de peligro, de caos, de desorganización familiar y social, generando con estaargumentación nuevas formas implícitas de exclusión.

En la explicación del fenómeno de la pobreza, se destaca la de Oscar Lewis, quehabla de una "cultura de la pobreza". Desde la perspectiva de este antropólogo, lo queimporta no es la materialidad de la pobreza sino su expresión cultural, entendiéndolacomo una forma de vida que incluye una escala de valores familiares y comunitariosque se transmiten de generación en generación y que una vez internalizadosdifícilmente pueden ser modificados.

La investigación realizada por Lewis significó un valioso aporte. Sin embargo,una de las críticas más importantes a su trabajo es que las historias de vida quedaronmuy autorreferenciadas, diluyéndose el contexto social en que estaban inmersos losgrupos familiares y ubicando de este modo la reproducción de la pobreza por fuera delas relaciones sociales.

Desde este punto de vista, la pobreza definida como carencia incluye un sistemade valores propios de una cultura que se reproduce a sí misma; de esta manera, lospobres son carentes, carenciados, desposeídos. Concebidos en términos de ausencia, devacío, los significados sobre "ser pobre" se cargan automáticamente de sentidosenunciados por políticos, funcionarios y demás agentes estatales que se embanderan en"la lucha contra la pobreza".

Según Lewis, en la "cultura de la pobreza" no hay diferencias entre lo urbano ylo rural, como tampoco entre contextos regionales o nacionales, sino que éstas seexpresan en tres niveles: la estructura familiar, las relaciones comunitarias y lascaracterísticas individuales.

A modo de síntesis, la pobreza entendida en términos estrictamente culturalesy/o económicos marca derroteros diferentes a la hora de "luchar contra la pobreza".

Desde la perspectiva de la autora, es necesario apoyarse en una concepción queno ancle en dicotomías y que, permita vincular de modo más complejo diferentesdimensiones de los procesos de pauperización no excluyentes entre sí, a la vez quereconocer la validez de incluir en el análisis a los "sujetos de la pobreza", pero nodesde su clasificación en "dignos" o "indignos", "válidos" o "inválidos", "trabajadores"o "lúmpenes", sino como sujetos políticos y sociales de derecho.

La marginalídad: teoría latinoamericana sobre la subordinación urbana

A partir de la segunda posguerra, en América latina se comenzaron a multiplicarlos asentamientos poblacionales periféricos que, de acuerdo con el país, cambiaban sudenominación -"villas de emergencia", "favelas", "callampas", "poblaciones"- perocuyo denominador común, sin embargo, era la localización de las viviendas en laperiferia de los centros urbanos.

Los "marginales" ya no eran necesariamente urbanos. El adentro y el afuera sedelineaban con claridad; la marginalidad se constituía en una disfuncionalidad, unadesviación que era necesario ajustar.

En 1967, un equipo de investigadores integrado por José Nun, Miguel Murmis,Juan Carlos Marín, Ernesto Laclau y otros inician el Proyecto Marginalidad.

Esta perspectiva teórica se apoya en un enfoque marxista y se aproxima alfenómeno de la marginalidad "a partir de la inserción del marginal en el proceso de

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trabajo"De modo inverso, esta teoría también evalúa como insuficiente o inadecuada la

importancia otorgada al proceso de trabajo por parte de quienes, en principio, estánpreocupados por el tema de la marginalidad.

En este punto, se retoma el abordaje de la categoría de “lumpenproletariado" yde todos aquellos que quedaban situados por fuera de la clase obrera. Desde lasociología del desarrollo, la existencia de estos grupos, situados siempre en procesosno centrales del modo de producción capitalista y de supuesto poco peso cuantitativo ycualitativo, era asociada a los efectos producidos por el subdesarrollo, aspecto con elcual se calificaba a los países del Tercer Mundo.

El interés teórico de este equipo de investigadores era ampliar el concepto de"formas marginales de explotación", que incluía otros sectores sociales, como loscampesinos y los indígenas, entre otros. Desde una perspectiva marxista clásica, estasrelaciones eran ubicadas como precapitalistas, mientras que estos teóricos de lamarginalidad las ubican como generadoras de un capitalismo tardío, aun cuando noaparezca la relación típica de explotación capitalista.

Este proyecto de investigación tuvo como uno de sus ejes categorizar lassituaciones de explotación dé aquellos que no tienen estabilidad y que, si bien puedenestar ligados al proceso productivo, no lo hacen del modo como dictamina la relacióndel trabajador industrial.

Uno de los nudos teóricos que se constituye como un problema políticofundamental es la relación de lo que se considera el obrero tipo con los sectoresmarginales. Estos autores aluden a la producción y existencia de un doble proceso demarginalización. Por un lado, estos sectores son marginales respecto de aquellos que seconstituyeron en la centralidad de la clase y de las conceptualizaciones teóricasrespecto al modo de producción capitalista; y doblemente marginales porque, por otrolado, aparecen como "los más afectados por las expansiones y retracciones del sistema,por las épocas de máxima y mínima actividad económica". Por ello, la calificación yconceptualización de "marginal" no sería legítima, ya que su explotación seríaconstitutiva del capitalismo dependiente en su proceso de acumulación.

En momentos en que los horizontes de desarrollo de los países latinoamericanosse ven obstaculizados no ya por los gobiernos militares sino, por el contrario, en elmarco de gobiernos democráticos con mercados fuertes y Estados débiles, hoy más quenunca adquiere singular relevancia el tema de la marginalidad, ubicando estaproblemática no en el plano económico sino en el social y político, y señalando que losprocesos de marginalidad y exclusión no son producto de la naturaleza, sino de laemergencia de relaciones de poder determinadas.

La exclusión: el último de los despojos

La exclusión se presenta muchas veces como el punto de llegada de un largoproceso para quienes lo transitan.

Ser excluido representa haber transitado condiciones estructurales de pobreza,estar desocupado, haber sido obrero y hallarse hace varios años sin trabajo y/o malempleado o subempleado, lo que se acentúa si se es mujer, anciano o niño, vivir envillas, asentamientos, barriadas populares u ocupar de modo precario tierras fiscales,no tener posibilidades de reconversión laboral para ser nuevamente empleable, ser jefeo jefa de familia de un grupo familiar numeroso y no contar con ingresos estables nicon acceso a educación ni ningún tipo de protección social.

Esta condición de excluido expresa la relación directa entre la pobreza, laexclusión y el trabajo.

Los actuales procesos de pauperización expresan una nueva fijación designificados y sentidos que se ponen en juego respecto a qué es ser pobre, qué es sermarginal y qué es ser excluido en la sociedad argentina a comienzos del milenio. Enesta dirección, los aportes de Castel son claros al definir las diferentes zonas de

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cohesión social: una zona de integración, una de vulnerabilidad y una de exclusión,advirtiendo que es con el ascenso y ampliación de la segunda zona que se profundiza laúltima.

La vulnerabilidad se define por la falta de un trabajo estable, por laprecarización laboral, por las condiciones educativas y psicológicas y por la ausenciade un tejido social que represente un sostén relacional.

Asumiendo otro punto de vista, el desplazamiento del concepto de "desi-gualdad" al de "exclusión" naturaliza los actuales procesos de desafiliación social y lossitúa, en una operación discursiva de legitimación, en nuevas relaciones de poder quetienen su expresión directa en la construcción de las políticas sociales, incluidas laseducativas. Se instalan nuevos y diferentes "lenguajes de la exclusión" que exceden,sin descartarlos, al judicial y al psiquiátrico.

Los territorios de la pobreza se han modificado, así como también las ex-pectativas y los horizontes de quienes los habitan. Las propias representaciones de lossujetos respecto de la posibilidad de una futura inclusión desaparecen y aquello de que"trabajo y salud" eran suficientes para aspirar a mejores condiciones de vida se diluyedramáticamente. Se instala otra competencia, no siempre clara, en la cual el enemigo ycausante de la falta de trabajo ya no es el capitalismo sino, por el contrario, elboliviano, el chileno, el peruano, el paraguayo que, paradójicamente, es el máspróximo, el vecino.

El otro pasa a ocupar el lugar del enemigo, el extranjero no es acogido, sino quees culpabilizado y discriminado por su condición.

La lucha por no ser excluido se expresa de modo cruel y traumático en la vidacotidiana de los grupos familiares urbanos y rurales que, al borde de ser ubicados pordebajo de la línea de pobreza, se resisten a seguir descendiendo aún más, porque másabajo está la indigencia y afuera, lisa y llanamente, el abismo, la exclusión.

La exclusión es el pasaje del que estaba abajo al que está afuera y, por lo tanto,la configuración de nuevos sujetos y la hegemonía de un discurso del poder queestablece nuevas estrategias de dominación y disciplinamiento social. Se construye, deesta manera, una nueva cartografía de la exclusión, de acumulación de desigualdadespreexistentes, una nueva territorialización de la pobreza y se delinean nuevas fronterasentre el trabajo y el no trabajo.

La exclusión en las sociedades postindustriales incluye los riesgos de fracturas yrupturas sociales en las cuales los excluidos no tienen un espacio en la organización dela sociedad.

La exclusión desde una mirada crítica

Si bien la categoría de "exclusión" preside la discusión y producción intelectualde los años ochenta y noventa, el despliegue de las políticas neoliberales en el mundo,así como el accionar de los movimientos sociales y una reflexión crítica sobre elacontecer social ponen en discusión este concepto. Por un lado, se señala laambigüedad del término y, por el otro, se critica que en su desarrollo no recupera elprotagonismo de los sujetos en el enfrenamiento con los procesos de exclusión.

Autores que coinciden en esa crítica plantean "el uso indebido e indiscriminadodel concepto de exclusión que ocasiona una cierta dilución de su especificidad".

Las principales críticas se organizan alrededor de dos aspectos. El primero estáreferido al límite del significado de "exclusión", en tanto aquello que está afuera, queubica a los excluidos fuera de la sociedad.

El segundo se refiere a que el uso de la categoría de "exclusión" puede signifi-car la aceptación del orden excluyente y, por eso mismo, la lucha por la inclusiónpuede legitimar una sociedad que produce la exclusión.

Los sujetos pobres, vistos en otros momentos históricos como decentes oindecentes, válidos o inválidos para el trabajo, beneficiarios de la caridad o laasistencia pública o privada, y actualmente como excluidos, no sólo se enfrentan a lasupervivencia, sino que su situación social se liga a procesos en escala mundial como

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población excedente. Pueblos enteros son excluidos en este tiempo, pueden morir pormillones en guerras, sequías o masacres civiles. La exclusión no se reduce a unamirada economicíita de medición de cantidades, lo que está en juego no son los milesde millones de pobres y excluidos en el mundo que superan ampliamente los tres milmillones; lo que está en juego es la propia humanidad, el mundo que se habita y elsiglo que se tiene por delante.

Cruces y fronteras: entre el límite y la posibilidad

La desigualdad social excede a los sujetos de la pobreza y la mirada deberíadirigirse, más que a los sectores excluidos y pobres, hacia los procesos de exclusión,pauperización y subalternalización que la provocan. En esta misma dirección, Casteladvierte sobre la necesidad de que desde el Estado se intervenga y atienda "la zona devulnerabilidad", anticipándose a la profundización de los procesos de "desafiliaciónsocial" que produce la exclusión.

En otros momentos históricos, el adentro y el afuera delimitaban fronteras clarasdesde las cuales el Estado providente asumía un papel de integración y control deaquellos que -nominados como "pobres", "carentes" o "indigentes"- no estabanincluidos en el sistema de producción y eran objeto tanto de asistencialidad como decaridad pública o privada. Esta intervención se legitimaba en una operación deintegración social y, simultáneamente, de administración del conflicto.

La frontera como metáfora permite explorar la textura y densidad de estoscambios para poder pensar en la educación y la pobreza como un campo problemáticosin puntos fijos ni explicaciones dicotómicas y poder analizar, a partir de laconfiguración de nuevas fronteras de exclusión, su expresión en lo que se hadenominado "fronteras educativas".

Interrogarse sobre cómo se refleja y se procesa la pobreza en las escuelasimplica poner en discusión categorías de análisis como "clasificaciones escolares","redes", "circuitos escolares", etcétera, siempre que no resulten suficientes paracomprender la complejidad de la situación actual. Estas fronteras de exclusiónatraviesan el campo de lo educativo. Sectores que quedan fuera de poder acceder a laeducación, analfabetos o analfabetos funcionales que quedan del otro lado, poblacionesindígenas, mujeres, jefas de familia, desocupados o subocupados, migrantes del interiordel país o de otros países alejados de la posibilidad de defender su acceso a laeducación. Al mismo tiempo, afectan de modo particular a aquellas escuelas que sehallan en barriadas signadas por la pobreza extrema; en tanto fronteras, puedenconstituirse sólo en límite, en imposibilidad... pero también en pasaje y comocontrapunto, en encuentro o lazo.

Reconocer a los sectores excluidos luchando por su inclusión ubica a laeducación y, en particular, a las escuelas frente a la necesidad de profundizar suconocimiento sobre la realidad social en que están inmersas, transitando un procesoabierto, inacabado, que habilite la construcción de formas de transformacióncualitativa.

El nuevo mapa social argentino incluye, de un lado, countries, clubes de campo,barrios privados, autopistas, servicios particulares de transporte y, del otro, villas deemergencia, asentamientos, barriadas populares junto con la recurrente ausencia de losservicios públicos básicos y mínimos para la población, y a ello se le suma la absolutainseguridad y desprotección social. La visibilidad de la inclusión y el consumoprimermundista en la Argentina, expresión de la concentración exacerbada de lariqueza, establece un delicado contrapunto con la soledad social de la indigencia y laexclusión tercermundista.

La propia experiencia laboral y de investigación en estos contextos permiteafirmar que la realidad educativa de estas escuelas dista de ser homogénea o uniforme.Antes bien, el conjunto de instituciones educativas que atienden a la población infantily adolescente en condiciones de pobreza extrema representa en sí mismo un conjuntosumamente heterogéneo. Ello se debe a la diversidad social y cultural, a la singularidad

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de las comunidades, al grado de organización social y política, al protagonismo yposicionamiento de los sujetos insertos en estas realidades educativas, que producenprácticas institucionales y pedagógicas diversas, heterogéneas e, incluso, contrapuestas.

Instalar la discusión alrededor de los límites y posibilidades de educar, en tornoa la configuración de fronteras educativas, permite visualizar, en el interior de esteconjunto de instituciones, aquellas en las que la diferencia que produce la pobrezacomo frontera social parece establecer límites casi invulnerables a las posibilidades deeducar. Se conforman, entonces, fronteras educativas que profundizan y reproducen enel espacio escolar la desigualdad, la discriminación y la diferenciación que ya se da enel espacio social. La escuela se instala en los territorios materiales y simbólicos de lapobreza como una extensión más del contexto.

La metáfora de la "frontera" se aproxima a la de "margen" y, a partir de allí,nombrar estas escuelas no como las "escuelas pobres" de décadas atrás, sino como"escuelas en los márgenes", permite apartarse de aquellas perspectivas que ya en 1aforma misma de nominar a las instituciones en contextos de pobreza extrema lasclasifican y estigmatizan negativamente.

La pobreza aparece cargada de conceptualizaciones y prácticas sociales que seentrelazan y sedimentan, realidades que se parecen y se diferencian, representaciones,creencias, producción de multiplicidad de sentidos que proliferan, instituciones,agentes, soportes discursivos que hablan, nombran la pobreza y la lucha contra ellabajo diferentes máscaras. Máscaras que en nombre de Dios, de los intereses nacionales,del pueblo, de la seguridad y el bien común, convierten a los discursos sobre la pobrezay la exclusión en escenarios de disputas ideológicas y políticas que sin neutralidadalguna se tornan sumamente productivas en el momento de consolidarse másestratificaciones, nuevas y viejas desigualdades.

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