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REVISIONES 80 Marta Garaulet 1 , Fermín Sánchez de Medina 2 , Salvador Zamora 1 , Francisco Javier Tébar 3 1 Departamento de Fisiología, Universidad de Murcia. 2 Departamento de Bioquímica, Facultad de Farmacia, Universidad de Granada. 3 Sección de Endocrinología y Nutrición, Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca, Murcia. Correspondencia: Dr. Marta Garaulet. Departamento de Fisiología. Campus de Espinardo. Universidad de Murcia. 30100-Murcia. E-mail: [email protected] Los ácidos grasos del tejido adiposo. Un nexo de unión entre dieta, obesidad y síndrome metabólico Resumen La composición del tejido adiposo humano se encuentra en constante cambio. Diferen- tes factores tales como el tipo de tejido adiposo (subcutáneo o intra-abdominal), el esta- do de salud o el grado de obesidad, así como la ingesta dietética, presentan una impor- tante influencia sobre la composición en ácidos grasos de este tejido. Un simple cambio en el tipo de grasa ingerida es capaz de modificar de forma sustancial los ácidos grasos dis- ponibles para el organismo. Por otro lado, la síntesis endógena de ácidos grasos no esen- ciales, principalmente los ácidos grasos saturados y monoinsaturados, parece contribuir de manera importante a la composición del tejido adiposo humano. Se ha establecido que existe una estrecha relación entre el grado de obesidad y la com- posición del tejido adiposo en humanos, tanto que hoy en día se sabe que existe una co- rrelación linear entre el peso corporal, el espesor del panículo adiposo y la composición en ácidos grasos del tejido adiposo. Además, los ácidos grasos que componen la grasa cor- poral se encuentran en constante intercambio con el plasma, siendo los triglicéridos plas- máticos, quizás, la principal fuente de ácidos grasos endógenos y exógenos para la sínte- sis de lípidos complejos. La obesidad y el síndrome metabólico se relacionan directamente con la composición en ácidos grasos del tejido adiposo, ya que estos ácidos grasos pueden ejercer una influencia directa sobre los lípidos plasmáticos, la resistencia a la insulina y, por tanto, el riesgo cardiovascular asociado a obesidad y el síndrome metabólico. Estas re- laciones pueden variar dependiendo de si la región adiposa es subcutánea o visceral. Este artículo trata de resumir todos aquellos aspectos relacionados con la composición del tejido adiposo, y propone una nueva teoría para el síndrome metabólico. Además, pre- senta a los diferentes ácidos grasos y su proporción en el tejido adiposo humano como un excelente nexo de unión entre dieta, obesidad y síndrome metabólico. Summary Fatty acid composition of human adipose tissue is not consistent. Factors such as sample site (sub- cutaneous or intra-abdominal), disease state, obesity degree and specially dietary intake have an

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REVISIONES

80

Marta Garaulet1, Fermín Sánchez de Medina2, Salvador Zamora1, Francisco Javier Tébar3

1Departamento de Fisiología, Universidad de Murcia.2Departamento de Bioquímica, Facultad de Farmacia, Universidad de Granada.3Sección de Endocrinología y Nutrición, Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca, Murcia.Correspondencia: Dr. Marta Garaulet. Departamento de Fisiología. Campus de Espinardo. Universidad de Murcia.30100-Murcia.E-mail: [email protected]

Los ácidos grasos del tejido adiposo. Un nexo de uniónentre dieta, obesidad y síndrome metabólico

Resumen

La composición del tejido adiposo humano se encuentra en constante cambio. Diferen-tes factores tales como el tipo de tejido adiposo (subcutáneo o intra-abdominal), el esta-do de salud o el grado de obesidad, así como la ingesta dietética, presentan una impor-tante influencia sobre la composición en ácidos grasos de este tejido. Un simple cambioen el tipo de grasa ingerida es capaz de modificar de forma sustancial los ácidos grasos dis-ponibles para el organismo. Por otro lado, la síntesis endógena de ácidos grasos no esen-ciales, principalmente los ácidos grasos saturados y monoinsaturados, parece contribuirde manera importante a la composición del tejido adiposo humano.

Se ha establecido que existe una estrecha relación entre el grado de obesidad y la com-posición del tejido adiposo en humanos, tanto que hoy en día se sabe que existe una co-rrelación linear entre el peso corporal, el espesor del panículo adiposo y la composiciónen ácidos grasos del tejido adiposo. Además, los ácidos grasos que componen la grasa cor-poral se encuentran en constante intercambio con el plasma, siendo los triglicéridos plas-máticos, quizás, la principal fuente de ácidos grasos endógenos y exógenos para la sínte-sis de lípidos complejos. La obesidad y el síndrome metabólico se relacionan directamentecon la composición en ácidos grasos del tejido adiposo, ya que estos ácidos grasos puedenejercer una influencia directa sobre los lípidos plasmáticos, la resistencia a la insulina y,por tanto, el riesgo cardiovascular asociado a obesidad y el síndrome metabólico. Estas re-laciones pueden variar dependiendo de si la región adiposa es subcutánea o visceral.

Este artículo trata de resumir todos aquellos aspectos relacionados con la composicióndel tejido adiposo, y propone una nueva teoría para el síndrome metabólico. Además, pre-senta a los diferentes ácidos grasos y su proporción en el tejido adiposo humano como unexcelente nexo de unión entre dieta, obesidad y síndrome metabólico.

Summary

Fatty acid composition of human adipose tissue is not consistent. Factors such as sample site (sub-cutaneous or intra-abdominal), disease state, obesity degree and specially dietary intake have an

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important influence in the fatty acid composition. Changing the nature of the fat consumed hasa profound influence on the fatty acids available to the body. The endogenous synthesis of no-nessential fatty acids, predominantly in the form of saturated and monounsaturated fatty acids,may also be a contributing factor to human adipose tissue composition.

The relationship between obesity and adipose tissue fatty acid composition in humans has beenwidely studied, and nowadays it is established the linear relationship between body weight, the thick-ness of the paniculus adiposus and the fatty acid composition. On the other hand adipose tissue fattyacids are in constant interchange with plasma and plasma triacylglycerols are probably the majorsource of endogenous and exogenous fatty acids for synthesis of complex lipids. Varying proportionof fatty acids from adipose tissue may be related to the cardiovascular risk associated to obesity andalso to the metabolic syndrome and may exert a direct influence on serum lipids and insulin resis-tance that may differ depending on the adipose tissue region (subcutaneous or visceral).

This article summarises all the aspects related to adipose tissue composition and a new theoryto the metabolic syndrome is proposed. It also explains the excellent linkage that exists amongdiet, obesity and the metabolic syndrome through the different proportions of fatty acids whichcompose the human body fat.

Introducción

El estudio del tejido adiposo presenta cada vez unmayor interés ya que, aparte de la importante fun-ción que tiene en el almacén de energía, hoy en díasabemos que sus células, los adipocitos, son capacesde sintetizar lípidos a partir de carbohidratos, acu-mular grasas procedentes de la dieta, responder a di-ferentes estímulos hormonales y nerviosos y, lo queresulta más sorprendente, tienen la increíble capa-cidad de secretar sus propias hormonas y mensaje-ros (leptina, TNF-α, adiponectina...). Sin embargo,no debemos olvidar que la función principal de estetejido sigue siendo la de actuar de reservorio de ener-gía acumulada en forma de triglicéridos. El tejidoadiposo está en constante movilización e intercam-bio con el plasma, y es por tanto la fuente más im-portante de ácidos grasos para la síntesis de lípidoscomplejos.1 La composición del tejido adiposo y susdiferencias entre el tejido visceral y subcutáneo, asícomo el diferente grado de movilización de ácidosgrasos entre estas dos regiones adiposas, es impor-tante en las alteraciones del perfil lipídico plasmáti-co y, por tanto, en el síndrome metabólico.

Composición en ácidos grasos del tejidoadiposo

Lejos de ser un simple reservorio, el adipocito po-see una intensa actividad metabólica: forma, alma-cena y descompone esencialmente triglicéridos. Los

patrones típicos de ácidos grasos en el tejido adipo-so se mantienen por movimientos continuos de es-tos ácidos dentro y fuera de estos triglicéridos.2 Losingresos o entradas que se producen en el adipoci-to provienen principalmente de los ácidos grasos dela dieta que circulan en el plasma (origen exógeno),de la síntesis y/o transformación de éstos y otros áci-dos grasos preexistentes (origen endógeno) y de sucatabolismo. El conjunto de todos estos factores de-fine la composición grasa del tejido adiposo.

La grasa corporal viene siendo estudiada desdehace tiempo, pero aunque el tejido adiposo es lafuente más importante de grasa utilizable por nues-tro cuerpo, se sabe aún muy poco sobre su compo-sición. Pocos resultados han sido publicados en gra-sa humana, habiéndose realizado la mayoría de losestudios con grasa de cadáveres; además, los re-sultados son contradictorios.

Las primeras investigaciones sobre la composi-ción en ácidos grasos del tejido adiposo comenza-ron en 1925; sin embargo, el estudio más impor-tante se realizó en 1943 cuando Cramer y Brown3

analizaron la composición de la grasa corporal me-diante destilación fraccionada de los ésteres metí-licos de los ácidos grasos, junto con su nueva téc-nica de cristalización a baja temperatura. Ambosautores fueron los primeros en descubrir la pre-sencia de los ácidos grasos monoinsaturados de ca-torce y dieciséis átomos de carbono, junto con al-gunos isómeros di y monoinsaturados de dieciochoátomos de carbono.

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Desde 1962 hasta nuestros tiempos, los distintosestudios realizados muestran que de los más de 40ácidos grasos diferentes encontrados en el tejidoadiposo, un 90-97%, según los estudios, provieneúnicamente de seis fracciones: mirístico, palmíti-co, palmitoleico, esteárico, oleico y linoleico u oc-tadecadienoico.4-7 Algunos autores consideran ade-más el laúrico,8-10 otros el linolénico (18:3n6) y, losestudios más recientes, el vaccénico (18:1n7)11-13 co-mo ácidos grasos mayoritarios de la grasa corporal.La Tabla 1 muestra una clasificación de estos áci-dos grasos especificando su estructura química.

Las proporciones de los ácidos grasos mayoritariosdel tejido adiposo y sus interrelaciones se representanen la Fig. 1.14 Tal como se puede observar por el tama-ño de las esferas, el ácido oleico es el que se encuentraen mayor proporción en este tejido adiposo (47%), aso-ciándose negativamente con el mirístico, palmítico, li-noleico y vaccénico. En segundo lugar a una concen-tración del 21,5%, se encuentra el ácido palmítico, que

se correlaciona a su vez positivamente con los otrosácidos grasos saturados, mirístico y esteárico, y nega-tivamente con el oleico y palmitoleico. El linoleico, entercer lugar, se asocia con el oleico y el vaccénico, mien-tras que el palmitoleico y el esteárico se presentan enproporciones semejantes, estando a su vez negativa-mente asociados entre ellos. Son los ácidos grasos mi-rístico y vaccénico los que se encuentran en menor pro-porción entre los 7 ácidos grasos mayoritarios.

Estas asociaciones encontradas se deben a que loscambios en la concentración de estos ácidos grasosrepercuten unos en otros, facilitando o dificultandosu transporte, su unión a determinados triglicéridos,etc. Pero estas asociaciones, en este caso, propias dela población española del área mediterránea,14 aun-que semejantes no son exactas a otras poblacionesestudiadas tales como la americana o japonesa,15 loque indicaría que el efecto de la dieta debe tener unaimportancia aún mayor que el propio metabolismoendógeno. La Fig. 2 representa las diferentes fami-lias de ácidos grasos y sus interconversiones.

Composición del tejido adiposo y dieta

La grasa constituye aproximadamente de un 35a un 45% del total del consumo calórico en los paí-ses mediterráneos, entre ellos España,16,17 y está com-puesta por muchos tipos diferentes. Si alteramos lanaturaleza de la grasa de nuestra dieta los ácidosgrasos utilizables por nuestro organismo tambiénserán alterados. Modificar la fuente de grasa die-tética puede que altere la composición y quizá lafunción metabólica del tejido adiposo.

Los modelos animales nos han dado evidenciasde que la naturaleza de la grasa consumida influyeen la composición en ácidos grasos del tejido adi-poso. Así, los estudios en ratas,18 en ratones,19,20 po-llos,21 conejillos de indias22 y peces23 han demostra-do un aumento en la concentración de linoleico enlas muestras de grasa cuando se aumenta su pro-porción en la dieta. Dietas con un elevado conte-nido en ácidos grasos trans también dan lugar acambios de composición del tejido adiposo frentea dietas control en animales de experimentación.24

El descubrimiento del importante papel que pue-den tener los ácidos grasos de la serie n-3 en los pro-blemas cardiovasculares ha originado un fuerte in-cremento en los estudios de composición en este ti-

Tabla 1. Nomenclatura de los ácidos grasos mayoritarios del tejido adiposo

Nombre Nombre Estructura Tipo de trivial sistemático ácido grasoLaúrico Dodecanoico 12:0 SaturadoMirístico Tetradecanóico 14:0 SaturadoPalmítico Pentadecanoico 16:0 SaturadoPalmitoleico 9-hexadecenoico 16:1n-7 Monoinsaturado n-7Esteárico Octodecanoico 18:0 SaturadoVaccénico 11-octadecenoico 18:1n-7 Monoinsaturado n-7Oleico 9-octadecenoico 18:1n-9 Monoinsaturado n-9Linoleico 9, 12-octadecadienoico 18:2n-6 Poliinsaturado n-6γ-linolénico 6,9,12-octadecatrienoico 18:3n-6 Poliinsaturado n-6

Figura 1. Concentraciones relativas de los ácidos grasos mayorita-rios del tejido adiposo.

Oleico47%

Esteárico3,5%

Linoleico14%

Palmítico21,5%

Palmitoleico4,3%

Mirístico3%

Vaccénico1,7%

PositivaNegativa

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po de ácidos grasos del tejido adiposo y su relacióncon la dieta. Diferentes estudios encuentran unafuerte correlación positiva entre las concentracio-nes de estos ácidos grasos en la dieta y en el tejidoadiposo en animales de experimentación.25 Dietascon un alto contenido en ácido γ-linolénico pareceninfluir no sólo en la composición de la grasa sub-cutánea en ratas sino también en el porcentaje de lagrasa corporal y en su β-oxidación hepática.26 Aun-que la relación no es tan fuerte, las concentracionesde monoinsaturados y saturados de la dieta tambiénparecen influir en la composición del tejido adipo-so. Animales alimentados con ácido oleico,22 o conaceite de coco, con elevadas concentraciones de laú-rico y mirístico,27 presentaban grasa de depósito queen algún grado se parecía a la grasa consumida.

En humanos, a pesar de que los factores que deter-minan la composición en ácidos grasos de la grasa cor-poral no están todavía claros, parece ser que la edad,el sexo, la temperatura o el peso corporal son factoresmenores, si existen, en la composición adiposa. Encambio, el consumo dietético parece ser un determi-nante de mayor importancia. Los estudios relativos ala composición de la grasa corporal y su asociacióncon la dieta pueden ser de dos tipos; aquellos que exa-minan las dietas habituales y aquellos que manipu-lan la grasa dietética ingerida a corto o a largo plazopor el individuo. El recambio metabólico del tejidoadiposo es el factor más importante en la determina-

ción del tiempo necesa-rio para que una altera-ción en la dieta se refle-je en este tejido. La vidamedia del tejido adipo-so considerada por lamayoría de los autoreses de 350-375 días.28 Encambio, al realizar biop-sias en serie en indivi-duos alimentados pordietas experimentales seha estimado la vida me-dia en 680 días.29 Cuan-do se estudió el recam-bio metabólico de ácidosgrasos en diferentes lo-calizaciones adiposasmediante la utilizaciónde ácidos grasos marca-

dos se observó que variaba en las distintas zonas, sien-do de 305 días en el tejido femoral, 326 en el de losglúteos y de 134 días en el tejido adiposo abdominal.

Por todo esto, para conseguir influir en la composi-ción adiposa con la dieta hacen falta largos períodosde tiempo. Por ejemplo, los intentos de cambiar el con-tenido de ácido linoleico del tejido adiposo en huma-nos han requerido casi tres años para alcanzar un nue-vo valor estable.30 De todo esto se deduce que los es-tudios de manipulación dietética a corto plazo no sonadecuados para conseguir variaciones en el tejido adi-poso, y que los estudios a largo plazo son en su mayo-ría inviables, por lo que los trabajos más frecuentes,realizados con el fin de comparar las composicionesdel compartimento adiposo y la dieta, son aquellos queanalizan las dietas habituales del individuo.

Tipos de dietas y composición del tejido adiposo

Se han encontrado altas concentraciones de ácidooleico en el tejido adiposo de los griegos y de los espa-ñoles, que consumen grandes cantidades de este áci-do graso en su dieta habitual.14,31 El consumo de acei-te de coco aumenta el contenido de laúrico y mirísti-co32 y las muestras de grasa obtenidas de los japonesesmuestran mayores porcentajes de C20:5 y C22:6 n-3asociados con el alto consumo de pescado.15 Asimis-mo, el examen de las dietas habituales de diversos gru-

Figura 2. Familias de ácidos grasos e interconversiones metabólicas.

Serie de ácidos grasos N – 7

Serie de ácidos grasos N – 9

Elongasa

+2C elongasa

16:1n7 16:2n7 18:2n7 18:3n7

∆6 - desaturasa ∆5 - desaturasa

-2H +2C -2H

elongasa elongasa18:1n9 18:2n9 20:2n9 20:3n9

∆6 - desaturasa ∆5 - desaturasa

-2H +2C -2H22:3n9

+2C

Serie de ácidos grasos N – 6elongasa elongasa

18:1n6 18:3n6 20:3n6 20:4n6

∆6 - desaturasa ∆5 - desaturasa

-2H +2C -2H22:4n6

+2C22:5n6

-2H

Serie de ácidos grasos N – 3elongasa elongasa

18:3n3 18:4n3 20:4n3 20:5n3

∆6 - desaturasa ∆5 - desaturasa

-2H +2C -2H22:5n3

+2C22:6n3

-2H

∆4 - desaturasa

∆4 - desaturasa

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pos de coreanos sugiere diferencias en el contenido deácido linoleico del tejido adiposo relacionado con lanaturaleza de la dieta consumida.33 Una relación si-milar existe respecto a las concentraciones de laúrico,mirístico, y ácidos grasos de cadena ramificada y elconsumo de aceites de coco o grasas animales.32

Al comparar vegetarianos con omnívoros se en-cuentra que los primeros, que se supone que tienenmayor consumo de grasas poliinsaturadas, presen-tan valores de linoleico en el tejido adiposo supe-riores a los omnívoros control.34 Cuando se manipulóla dieta consumida durante 5 años con altas con-centraciones de ácidos grasos insaturados, las con-centraciones de ácido linoleico aumentaron en un22% en el tejido adiposo de los sujetos estudiados.29

Entre los ácidos grasos poliinsaturados, los ácidosgrasos de la serie n-3 han estimulado especialmente elinterés investigador, ya que los esquimales de Groen-landia, que consumen grasas marinas con alto conte-nido de ácidos grasos n-3, presentan incidencias muybajas de enfermedades cardiovasculares.35 La dismi-nución de la mortalidad por enfermedades cardiovas-culares gracias al consumo dietético de ácidos grasosn-3 es, en la actualidad, un hecho bien reconocido.36

Diversos estudios con suplementación dietéticade aceite de pescado, durante al menos 12 meses,muestran la existencia de una alta correlación po-sitiva entre la ingesta de pescado –o el consumo alargo plazo de ácidos docosahexanoico y eicosa-pentaenoico– con el contenido relativo de estos áci-dos grasos en el tejido adiposo.1,37

Otros autores sugieren que los ácidos grasos isomé-ricos trans pueden tener efectos adversos sobre la sa-lud. Uno de estos efectos podría ser el de estimular laagregación de plaquetas y otro, el de inhibir la elonga-ción y la desaturación de los ácidos grasos esenciales,pudiendo influir en la disponibilidad de los ácidos gra-sos poliinsaturados de cadena larga.38 Diversos estudiosmuestran que el consumo de estos ácidos grasos se re-fleja en el tejido adiposo y que un consumo crónico deácidos grasos trans afecta también al metabolismo li-pídico y puede resultar en una disminución de la acu-mulación de la grasa en el tejido adiposo.

Relaciones entre tejido adiposo y dietashabituales: modelo matemático de Beynen

Beynen y cols., en 1980,39 desarrollaron un mo-delo matemático con el fin de explicar la relación

existente entre la composición en ácidos grasosde la dieta habitual y la del tejido adiposo, en-contrando que la asociación más alta se presentaen las concentraciones relativas de los ácidos gra-sos poliinsaturados. Los ácidos grasos poliinsa-turados son componentes esenciales de la dietahumana y aunque pueden ser sintetizados porelongaciones y desaturaciones enzimáticas, el ti-po de estructura n-3 y n-6 solamente puede obte-nerse a partir de la dieta. Las concentraciones re-lativas de estos ácidos grasos en el tejido adiposopueden proveer información muy útil sobre suconsumo medio en la dieta. En cambio, respectoa las grasas saturadas (mirístico, palmítico y esteá-rico) y monoinsaturadas (palmitoleico, oleico yvaccénico), los estudios muestran escasa relaciónentre los porcentajes de estos grupos de ácidosgrasos en el tejido adiposo y la dieta. Los ácidosgrasos saturados y monoinsaturados constituyenaproximadamente un 42% y un 32%, respectiva-mente, de la ingesta calórica de grasa diaria y sona su vez los que se encuentran en mayor propor-ción en nuestro tejido adiposo. Cualquier carbo-hidrato o proteína que exceda nuestros requeri-mientos energéticos diarios también tenderá aconvertirse en ácidos grasos y a almacenarse ennuestros adipocitos. El alcohol, el gasto energé-tico, y las interconversiones endógenas entre losdiferentes ácidos grasos podrían también influiren las concentraciones adiposas de estos dos gru-pos de ácidos grasos.

Sin embargo, en aquellas poblaciones que pre-sentan elevadas ingestas de ácidos grasos mo-noinsaturados, se observa una estrecha relaciónentre la ingesta y su proporción en el tejido adi-poso, lo que sucede por ejemplo en las poblacio-nes de Grecia o de la España mediterránea.14 Se-gún Beynen y cols.,39 también sucede que deter-minados ácidos grasos se encuentran en mayor omenor concentración en el tejido adiposo que enla dieta. Así, estudios poblacionales muestran queel tejido adiposo presenta valores menores de laú-rico, mirístico, esteárico y linoleico y mayores pro-porciones de palmitoleico y oleico que la dieta.15

Parece ser que cuando el consumo absoluto degrasa es bajo, antes de que los ácidos grasos seanincorporados en el tejido adiposo, serán diluidosconsiderablemente por los ácidos grasos sinteti-zados de novo. Además, si el consumo de ácidos

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grasos poliinsaturados supera al 30% del consu-mo total de grasas de la dieta, sus concentracio-nes relativas no se reflejan en el tejido adiposo dela misma manera matemática, sugiriendo la exis-tencia de un límite a partir del cual la grasa de ladieta no influye en la composición del tejido adi-poso.39

El tejido adiposo subcutáneo

Este compartimento adiposo es el mayor alma-cén de grasa y por tanto de energía del cuerpo hu-mano. Desde la aparición de la técnica simple deaspiración28 y su posterior modificación por Ko-lacynski, y cols.,40 los estudios con grasa subcutá-nea de individuos vivos son relativamente fáciles.Múltiples estudios han comparado la composiciónen ácidos grasos de los diferentes depósitos adipo-sos subcutáneos humanos y aunque algunos de es-tos estudios no detectan diferencias específicas alsitio, especialmente los estudios más antiguos41,otros autores encuentran diferencias en el conte-nido de ácidos grasos saturados y monoinsatura-dos entre las grasas subcutánea abdominal y de losmuslos, piernas y nalgas, siendo la grasa abdomi-nal, en todos los casos, la que presenta mayor con-tenido en grasa saturada.30,42

Composición del tejido adiposo en las diferentes partes del cuerpo. Diferencias entre el tejido subcutáneo y el intraabdominal

Los estudios sobre la composición de la grasa delos distintos lugares del cuerpo son todavía contra-dictorios. Se ha teorizado, basándose en estudiosanimales de hace unos 100 años, que la grasa super-ficial o subcutánea es más blanda que la profunda yque, debido a que está expuesta a una menor tem-peratura ambiental, requiere mayores concentra-ciones de grasa insaturada para mantener un estadofisiológico óptimo. Las grasas más profundas sonmás duras y por tanto más saturadas. Hilditch re-fuerza esta hipótesis en su libro sobre la constituciónquímica de las grasas naturales.43 En humanos, a pe-sar de que algunos autores han sugerido que el con-tenido en ácidos grasos de las grasas profundas, ta-les como visceral, retroperitoneal, mesentérica etc.,es igual que el contenido de la grasa superficial o sub-cutánea (nalgas, abdomen...),44 otros autores argu-mentan que la grasa “profunda” presenta, al igualque en animales, una mayor proporción en ácidosgrasos saturados tales como el ácido esteárico, mien-tras que las grasas más superficiales son más ricasen ácidos grasos insaturados tales como palmitolei-co y oleico.5,11,14 La Fig. 3 representa las diferenciasen composición entre las grasas subcutánea y visce-ral en individuos obesos de una población medite-rránea.14 Estos resultados sugieren que la composi-ción del tejido adiposo humano está estructurada se-gún las condiciones específicas de su localización.Otros factores, además de la dieta, parecen estar in-fluyendo en esta composición, actuando de diferentemanera en las distintas localizaciones adiposas.

Temperatura

Como se ha comentado anteriormente, la grasa su-perficial, al estar expuesta a una menor temperatura,la ambiental, requiere mayores concentraciones degrasa insaturada para mantener un estado fisiológi-co óptimo. En cambio, las grasas más profundas sonmás duras y, por tanto, más saturadas.43 Consideran-do las temperaturas de fusión (°C) de los ácidos gra-sos mayoritarios de ambas grasas,45 se puede deducirque la grasa subcutánea presenta una temperatura

0

10

20

30

40

50

60

A G S A G M A G P I

*

*

Subcutánea Visceral

Figura 3. Diferencias en composición de ácidos grasos entre lasgrasas subcutánea y visceral. AGS: ácidos grasos saturados, AGM:ácidos grasos monoinsaturados; AGPI: ácidos grasos poliinsaturados.*p< 0,05.

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de fusión menor que la visceral (41° C frente a 49°C). La grasa perivisceral, al ser la grasa más profun-da de las estudiadas, está expuesta a altas tempera-turas (temperatura fisiológica de 37° C aproximada-mente) por lo que para mantener sus propiedades fí-sicas de estado semisólido (semifluido), es necesarioque su punto de fusión sea alto. En cambio, la grasasubcutánea, al estar expuesta a temperaturas meno-res (temperatura ambiental), puede presentar un pun-to de fusión también menor. Aun así, Malcom y cols.42

sugieren que debe de haber un mecanismo de selec-ción más complejo que aquel que considera que lacomposición en ácidos grasos del tejido adiposo de-pende únicamente de la temperatura.

Función

La función de la grasa podría estar determinan-do las diferentes composiciones encontradas entrelas distintas localizaciones del tejido adiposo: Lagrasa perivisceral, intraabdominal profunda, pre-senta un papel más físico y menos metabólico quela subcutánea. Su principal función parece ser lade actuar de almohadilla para la víscera.

La grasa subcutánea, aunque también parece pre-sentar una función metabólica en el organismo, yaque el individuo cuando pierde peso recurre rápida-mente a este tejido adiposo, podría desempeñar esen-cialmente un papel aislante. Su localización bajo lapiel, barrera que separa el cuerpo del exterior, y su me-nor vascularización parecen apoyar esta hipótesis.

Todos estos factores tomados en su conjunto ex-plicarían que las diferentes grasas tuvieran distintacomposición. La grasa perivisceral, al presentar unafunción física de sujeción o almohadilla, precisa seruna grasa más dura y, por tanto, más saturada quelas otras. En cambio, la grasa subcutánea precisaríapara su función una composición mas insaturada.

Velocidad y grado de adaptación a la dieta

Estudios en animales de experimentación mues-tran diferencias regionales en la sensibilidad del te-jido adiposo a los cambios dietéticos: Las ratas ali-mentadas con dietas ricas en aceites de pescado pa-recen presentar diferente grado de almacenamien-to de los ácidos grasos n-3 en las distintas regiones

adiposas, siendo menor en las grasas retroperito-neal y omental que en las grasas subcutánea y me-sentérica.46 Se ha sugerido que las correlaciones en-tre los ácidos grasos del tejido adiposo y los de laingesta en humanos también podrían variar de-pendiendo de la localización de la que se trate. Se-gún Field y cols.,47 las diferencias en la composi-ción de las distintas localizaciones del tejido adi-poso se deben a que se ajustan a la composición dela dieta a tiempos diferentes. La grasa interesca-pular, por ejemplo, se ajusta al consumo dietéticomás rápidamente que los tejidos mesentéricos osubcutáneos. Katan y cols,48 al alimentar a 58 hom-bres con diferentes cantidades de aceite de pesca-do durante 12 meses, encontraron que el grado deincorporación de estos ácidos grasos difería en lasdistintas localizaciones adiposas. Así, observaronque a los 6 meses de tratamiento, el grado de in-corporación en la grasa de los glúteos era del 67%al encontrado a los 12 meses, mientras que en lagrasa subcutánea abdominal alcanzó el 75%. Ade-más, se ha sugerido que el tejido adiposo intraab-dominal presenta una capacidad de captar ácidosgrasos libres de origen exógeno menor que el teji-do adiposo subcutáneo.

β-oxidación

Otro factor que condiciona la composición grasade los diferentes lugares tisulares es la selección deácidos grasos para la oxidación o para el almace-namiento. Debido a que los humanos con un pesocorporal estable comen de 5 a 10 veces su compo-sición corporal en energía cada año, hay claramenteuna considerable sobrecarga de sustrato a partir delcual seleccionar los ácidos grasos más deseables,mientras que los restantes se dirigen hacia la β-oxi-dación. En esta selección, no debemos olvidar quelos ácidos grasos saturados son los sustratos prefe-rentes de la β-oxidación, ya que los ácidos grasospoliinsaturados necesitan de un mayor equipa-miento enzimático.

Diferente selectividad de enzimas

Las enzimas que forman los glicerolípidos influ-yen selectivamente en la entrada de cada uno delos ácidos grasos. Diversos estudios indican que las

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enzimas de la síntesis de novo tienden a colocar unácido graso saturado en la posición n-1 del glicero-lípido. Por tanto, en el diacilglicerol, la mitad de losácidos grasos que lo esterifican son saturados, mien-tras que en los triglicéridos son únicamente una ter-cera parte. Los ácidos grasos insaturados esterifi-can en la posición n-2 del triglicérido, colocándoselos ácidos grasos altamente insaturados (de 20 y 22carbonos) en la posición n-3.49

Las diferentes localizaciones adiposas podríanpresentar distintas actividades enzimáticas dandolugar a triglicéridos también diferentes. Existe es-pecificidad individual en las diferentes zonas adi-posas por una enzima implicada en la síntesis de tri-glicéridos. La estereoquímica del triglicérido pare-ce importante, no sólo por los pasos de acilación si-no también por los procesos metabólicos de lipóli-sis y lipogénesis. La lipasa sensible a las hormonas,enzima que determina la salida de ácidos grasos deltejido adiposo, presenta preferencias marcadas porlos ácidos grasos de la posición n-3 del triglicéridoy, en general, por los ácidos grasos poliinsaturados.Aun así, se ha demostrado que las diferentes loca-lizaciones adiposas presentan actividades de las li-pasas, lipoproteína-lipasa y lipasa sensible a las hor-monas, distintas. La posición sobre la que actúenlas lipasas influirá en la entrada o salida selectiva delos distintos ácidos grasos en el adipocito y por tan-to en la composición de la grasa. Los mecanismosa través de los cuales ocurre esta selectividad en elcúmulo o movilización de los diferentes ácidos gra-sos requieren una mayor exploración, aun así la di-ferente actividad de los enzimas implicados en laentrada, salida o síntesis interna de los ácidos gra-sos podría explicar en parte las diferencias encon-tradas en las distintas localizaciones adiposas.

Composición del tejido adiposo y grado de obesidad

Estudios en ratas indican que la obesidad indu-ce fuertes modificaciones en los perfiles de ácidosgrasos del tejido adiposo subcutáneo y mesentéri-co que no se corrigen al someterlas a dieta hipoca-lórica. Además, estas modificaciones difieren enlas distintas localizaciones adiposas.50 Parece serque ciertas enzimas del metabolismo adiposo, enespecial las ∆-9, ∆-6 desaturasas, varían su activi-

dad tanto en hígado como en tejido adiposo segúnel grado de obesidad.51 Algunos autores han en-contrado un aumento en la concentración del áci-do palmitoleico en tejido adiposo de individuosobesos respecto a los control con normopeso y hansugerido que ese incremento se debe a un actividadaumentada en el enzima estearoil-CoA desatura-sa.51 Por otro lado, la obesidad se asocia con un de-fecto en la oxidación de triglicéridos de cadena lar-ga50, hecho que probablemente se relaciona con unaincorporación excesiva en las células adiposas deeste tipo de ácidos grasos procedentes de la dieta,mientras que la oxidación de triglicéridos de cade-na media no está alterada por la obesidad. Otros es-tudios encuentran correlaciones significativas ne-gativas entre el peso corporal y los ácidos grasos sa-turados mirístico, laúrico y esteárico, con lo que losindividuos más pesados presentan proporcionesmenores de estos ácidos grasos en su tejido adipo-so, mientras que los ácidos grasos poliinsaturadosn-6, en especial el ácido linoleico, parecen estar au-mentados en los individuos obesos respecto a in-dividuos con normopeso6. El ácido linoleico, al serun ácido graso esencial, se obtiene únicamente dela dieta, por lo que se ha sugerido que su aumentorelativo con la obesidad se debe principalmente aun incremento de la ingesta total de grasa que sue-le presentarse en los individuos obesos.52 En lo quese refiere a los ácidos grasos poliinsaturados de lafamilia n-3, la tendencia es hacia una disminuciónde sus concentraciones con el grado de obesidad yen especial con la obesidad abdominal,14 lo que ex-plicaría en parte el aumento de riesgo cardiovas-cular en los individuos obesos. Además, se ha pos-tulado que este tipo de ácidos grasos presenta unapotencial acción antiobesidad, ya que su concen-tración en tejido adiposo se ha asociado de mane-ra directa con valores de UCP-2 aumentados53 y contamaños de adipocitos disminuidos,54 por lo que es-tos ácidos grasos podrían presentar una acción ter-mogénica y antilipogénica. Por el contrario, estu-dios realizados en poblaciones como la japonesa ola esquimal parecen indicar que en estos grupos depoblación con altos consumos de pescado, el gra-do de obesidad se asocia con un incremento de áci-dos grasos n-3 en el tejido adiposo. Además cuan-do las tribus Inuit occidentalizan su dieta y hábitosde vida pierden peso, en especial pierden grasa ab-dominal.55

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Composición del tejido adiposo y síndrome metabólico

Es bien conocida la asociación entre obesidad ab-dominal, especialmente de tipo visceral, y las alte-raciones del síndrome metabólico, tanto que algu-nos autores consideran la grasa visceral como el “fac-tor crítico” de este síndrome. Aún queda por deter-minar si esta fuerte asociación es una relación cau-sa efecto, siendo la obesidad visceral la que generalos factores de riesgo, o si ambos parámetros apa-recen independientemente uno del otro, en parale-lo, siendo la causa un tercer factor independiente.

La búsqueda de mecanismos que expliquen lafuerte asociación existente entre la localización degrasa central y las distintas alteraciones metabóli-cas ha sido la base de múltiples estudios epide-miológicos, clínicos y moleculares en diversos gru-pos de investigación. Aun así, en estos momentostodavía existe una gran confusión en este aspecto:Se ha sugerido56 que la fuerte asociación positivaexistente entre el síndrome metabólico y la distri-bución de grasa abdominal se debe a que el au-mento de grasa visceral, región lipolíticamente muyactiva, causa liberación de ácidos grasos libres quedrenan directamente al hígado a través del sistemavenoso portal. Estos ácidos grasos libres dificultanel metabolismo intrahepático de la insulina, dis-minuyen su aclaramiento y causan hiperinsuline-mia sistémica y resistencia a la insulina. Asimismo,las altas concentraciones portales de ácidos grasoslibres parece ser que aumentan la producción deglucosa hepática mediante la estimulación de lagluconeogénesis, lo cual contribuye de forma sig-nificativa a la hiperglucemia basal, que de formadirecta va a potenciar la secreción de insulina. Sinembargo, en el presente momento esta hipótesis secuestiona ya que no existe ninguna evidencia deque las concentraciones de ácidos grasos libres por-tales estén realmente aumentados en la obesidadvisceral.57

La composición del tejido adiposo podríadesempeñar un papel importante en el desarro-llo de la ateromatosis característica del síndro-me metabólico. Sus triglicéridos son probable-mente la fuente más importante de ácidos grasospara la síntesis de lípidos complejos y para la pro-ducción de energía. Los estudios realizados enhumanos muestran que los ácidos grasos del te-

jido adiposo se encuentran en constante movili-zación independientemente de que el individuoesté o no perdiendo peso. Phinney y cols.58 mos-traron que los ácidos grasos se movilizan en mu-cho mayor grado de lo que son oxidados por loque la oxidación neta será el resultado del ba-lance entre la lipólisis y la reesterificación de ca-da ácido graso. Esta constante movilización deácidos grasos del tejido adiposo y la capacidadde reesterificación de estos en el hígado hace quela composición del tejido adiposo pueda de al-guna manera influir sobre la composición lipí-dica del plasma y por lo tanto sobre las enferme-dades cardiovasculares.

Ácidos grasos del tejido adiposo y lípidosplasmáticos

Aun así, poco se ha investigado sobre la posible re-lación entre la composición en ácidos grasos del te-jido adiposo y las enfermedades cardiovasculares y,aunque alguno de estos estudios en grasa subcutá-nea encuentran una débil relación entre algunos áci-dos grasos del tejido adiposo corporal y los distintosfactores de riesgo cardiovascular (edad, IMC, coles-terol, lipoproteínas plasmáticas y presión arterial),59

los estudios son muy escasos y los resultados en hu-manos todavía no son concluyentes. Un estudio rea-lizado por nuestro grupo de investigación14 demues-tra que la grasa abdominal subcutánea y la visceralpresentan diferente composición en ácidos grasos, yque se relacionan de diferente manera con el perfillipídico del plasma, siendo las relaciones del tejidoadiposo visceral más numerosas. De los ácidos gra-sos componentes del tejido adiposo, los ácidos gra-sos oleico (18:1n-9) y n-3 se correlacionaron negati-vamente con los triglicéridos plasmáticos y las apo-lipoproteínas B. Además, los ácidos esteárico (18:0)y eicosapentaenoico (20:5n-3) se asociaron con unaumento de HDL y apolipoproteína A, siendo todosestos ácidos grasos potencialmente cardioprotecto-res. Por el contrario, el ácido graso saturado mirísti-co (14:0) se asoció con una disminución de apo A,considerándose por tanto como potencialmente ate-rogénico. Además, la obesidad abdominal de nues-tros pacientes se asoció con una disminución de áci-dos grasos monoinsaturados (MUFA) y de la familian-3 en el tejido adiposo.

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Ácidos grasos del tejido adiposo y resistencia a la insulina

Cuando se estudió la posible relación entre re-sistencia a la insulina, característica del síndromemetabólico, y la composición en ácidos grasos, nues-tros datos muestran que la composición de la gra-sa visceral se asoció con los valores de insulina plas-máticos de forma significativa, siendo esta corre-lación positiva con los ácidos grasos saturados e in-versa con los ácidos grasos monoinsaturados, es-pecialmente con el oleico, lo que confirma el papelprotector del ácido oleico y por tanto de la dieta me-diterránea. No se encontraron asociaciones entrelos valores plasmáticos de insulina y la composi-ción del tejido adiposo subcutáneo.60

Estos datos sugieren que uno de los factores quepodrían estar asociando la obesidad intraabdomi-nal con el síndrome metabólico podría ser la com-posición en ácidos grasos. Las diferencias encon-tradas en composición y metabolismo entre los te-jidos adiposos visceral y subcutáneo indican quesu capacidad aterogénica también difiere, estandorelacionada íntimamente con su composición gra-sa y su grado de movilización.

Conclusión

La tópica frase de “somos lo que comemos”, noes totalmente correcta, se debería sustituir por “so-mos lo que queda de lo que comemos”. A pesar deque la dieta presenta una influencia indiscutiblesobre la composición del tejido adiposo, algunosaspectos del metabolismo lipídico operan para man-tener lo más estable posible la composición de lagrasa corporal, evitando el efecto que los cambiosque sufre nuestra alimentación del día a día pu-dieran tener sobre su composición.

La composición en ácidos grasos del tejido adi-poso refleja la estrecha relación existente entre ladieta, el grado de obesidad y el síndrome metabó-lico. Las diferencias en composición entre los teji-dos adiposos subcutáneo y visceral, la facilidad li-política del tejido adiposo visceral y su fuerte aso-ciación con los lípidos plasmáticos y con los valo-res de insulina sérica podrían explicar los comple-jos mecanismos implicados en el síndrome meta-bólico. Aun así, todavía estamos lejos de alcanzar

el perfecto conocimiento de este síndrome. Son ne-cesarias nuevas investigaciones en este sentido.

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