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SEMINARIO CONCILIAR DE CIUDAD JUAREZ El existente y la estructura Paradoja de la libertad del hombre y el regreso al mito TESINA FILOSÓFICA POR: REFUGIO ROBERTO ARZOLA JIMENEZ ASESOR: Pbro. Lic. Francisco García Salinas 1

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SEMINARIO CONCILIAR DE CIUDAD JUAREZ

El existente y la estructura

Paradoja de la libertad del hombre y el regreso al mito

TESINA FILOSFICA

POR: REFUGIO ROBERTO ARZOLA JIMENEZ

ASESOR: Pbro. Lic. Francisco Garca Salinas

Cd. Jurez, Chih., Mxico

Mayo, 2012

Si quisiera saberse cmo aparte de la relacin con Dios

he sido impulsado a ser quien soy, respondera:

ello ha dependido de mis padres, que son a quienes ms debo,

y de una joven, con la que he contrado la ms grande deuda

los primeros me educaron con su noble sabidura,

ella con su amable imprudencia.

AGRADECIMIENTO.

A mis padres; por cada uno de sus cansancios, por cada una de sus lgrimas, de sus angustias, por cada desesperanza, por cada marca en sus manos y cada dolor en su cuerpo, por todo lo que hicieron y dejaron de hacer para hacerme lo que soy, Gracias. Me gustara haberles dado ms,haber llegado hasta all arriba donde me soarona cambio les entrego el mayor regalo que les puedo dar. Envuelto en las hojas que cayeron con el invierno les entrego la certeza de que fui feliz e hice siempre lo que amaba y que en cada momento que estuve aparentemente lejos los tuve siempre presentes en mi corazn y en mis oraciones.

Amigos. El tiempo pasar y de alguna u otra forma, poco a poco me olvidaran, as que, Gracias. Con ustedes aprend y ustedes ni siquiera me ensearon. Porque aprend de ustedes siendo amigos antes que maestros. Aprend a mirar al cielo, aprend a divertirme sin hacer nada, a rer y abrazar, a cantar, pelear, despedirme, llorar y cambiar. Aprend a recordar sonriendo, aprend que cuanto ms lejos estaban ms se alargaba mi corazn. Aprend que un amigo no est cuando ms lo necesitas, y no es el que ms te alegra en la vida, que la amistad no tiene nada que ver con la frecuencia. Un amigo es quien sin duda pudo ser tu hermano, porque lo amas, como si lo fuera. Aprend que los amigos no se hacen con el tiempo, sino con lo que se aprende juntos de las experiencias, es decir, aquello que te acompaa siempre, sobre todo en las pruebas. Gracias: Rita Serrano, Javier Morales, Itzia e Itzel, Cristina Salazar, Leonardo Garca, familia vila Contreras. El Amor nos encontr juntos, nunca lo olviden! estn donde estn, vayamos a donde vayamos. Ustedes me ensearon a mirar al cielo, entonces nunca bajen la mirada, aun cuando todos lo hagan, sigan demostrando, como me mostraron a m, que el amor tambin tiene rostro.

Gracias, Padre Francisco Garca por su asesora para la elaboracin de este trabajo y por su ejemplo intelectual, sus consejos y palabras con los que - tal vez sin querer - , aliment y fortaleci mi manera de ver el sacerdocio y la vocacin como Cristiano. Lic. Norma Tena, por su contribucin en la presente labor, por su disponibilidad, amabilidad e inters. Gracias

NDICE GENERAL

CAPTULO I. Mythos y logos..5

1.1 El mythos.6

1.2 Mythos y logos8

CAPTULO II. Visin de la paradoja13

2.1 mythos, logos y verdad...14

CAPTULO III. La estructura y el logicismo18

3.1 Logicismo estructural..22

CAPTULO IV. Paradoja de la libertad y el regreso al mito.30

4.1El Desmitizar y la desmitologizacin31

4.2 La libertad del existente..36

4.3 El existente como mito-poiema.41

CONCLUSIONES...43

BIBLIOGRAFA...48

CAPITULO I

Mythos y logos

En este primer captulo expondremos brevemente el origen comn de dos de los conceptos ms considerados dentro de la filosofa: el mythos y el logos. stos mismos nos servirn para establecer las bases de una paradoja en sentido existencial que acompaar toda la reflexin que en este trabajo se realice y al mismo tiempo ser el hilo conductor que nos ordenar a travs de los captulos sucesivos.

1.1 El mythos

La definicin del mythos es una empresa de suma complejidad, por lo que es, o puede llegar a ser imposible encontrar una definicin unnimemente aceptada por eruditos y especialistas al igual que por el comn de los lectores. Podramos quedarnos con definiciones simples que finalmente son los usos cotidianos que solemos darle, pero estos nos alejan de manera considerable del sentido original, por ejemplo decir que es un relato fabuloso; que siendo as, es considerado como irreal, decir que es una mera exposicin en forma potica, o decir que es una expresin de un futuro ficticio sin duda nos sonar coherente por el uso comn como se ha dicho sin embargo, como sugiere Llus Duch(1) en su obra Mito, interpretacin y cultura, precisamente en el apartado sobre el mito y su definicin, este no puede identificarse con ninguna definicin ya que definir es delimitar o recortar.

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(1) Antroplogo, telogo, filsofo de la cultura y monje de Montserrat, doctor de teologa en la universidad de Tubinga y profesor de fenomenologa de la religin en la Abada de Monteserrat.

Una de las caractersticas primordiales del mito es establecer una inmediatez en la relacin objetos-sujeto, la cual contradice a la "costumbre de pensar" propia de la razn terico-prctica, sin embargo es al mismo tiempo importante reconocer que la definicin es una realidad profundamente arraigada en el individuo. El mismo autor nos dir que la condicin humana se exige definir, como un situarse: para vivir, definir y definirse. La definicin del mito, entonces, segn Manfred Frank(2) est en constante cambio; una constante reinterpretacin, por lo que es imposible una definicin terminada. La etimologa de la palabra mythos es de igual forma muy oscura. El historiador de la religin griega Walter Burkert (3) afirmaba: "aquello que propiamente es el mito no puede definirse fcilmente y siempre se hace de manera discutible". El campo semntico ha encontrado en dicha expedicin tanto la mentira, como la concrecin ms impresionante y plstica de la verdad de la existencia humana. En conclusin, no hay, muy posiblemente, una palabra que sea al mismo tiempo tan valorada y despreciada. Algunas posturas filolgicas suponen que mythos deriva de myo (cerrar, sobre todo ojos y boca). Otros hablan de la aclamacin griega m, algo que es mayormente ignorado. Gustav Sthlin propone el recurso de la raz meudh-mudh de lengua indo-germnica, cuyas significaciones aunque numerosas, estn emparentadas entre s: recordar, aspirar, preocuparse.

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(2) Nacido el 22 de marzo 1945. Es unfilsofo alemn, actualmente profesor de filosofa en laUniversidad de Tbingen.

(3)Estudioso de lareligin griega. Profesor emrito de cultura clsica de laUniversidad de Zrich(Suiza), y experto en Filosofa de la religin.

En este sentido segn Sthlin mythos se movera en torno a las significaciones:

Pensamiento, representacin, recuerdo y basndonos entonces en esto ltimo, se piensa que originalmente mythos significaba lo mismo que logos (palabra), discurso hablado. Lo anterior se afirma con argumentos slidos y convincentes. Y parece ser que cuando menos como hiptesis de trabajo la definicin de Sthlin nos vislumbrara una salida del laberinto semntico del trmino, pero marcando las siguientes aclaraciones. El logos designa la palabra como pensada, significativa y argumentadora. Se refiere pues a la palabra de clculo, de anlisis mental, evaluacin, de la reflexin, de la discusin. El mythos como palabra, en cambio, se relacionara con aquello que ha de suceder o que ya ha sucedido. Es decir, el mito significara la palabra poderosa, autoritaria, auto evidente, revelador de la divinidad, que crea con poder y plenitud aquello que evoca.

1.2 Mythos y Logos

El conflicto entre el logos y mythos ha sido una constante desde los antiguos siglos. Al mismo tiempo y tambin desde antiguo se le ha considerado como una de las paradojas ms adecuadas para expresar la conflictiva y precaria vida del ser humano en el mundo. (4) Para muchos, a pesar de las discusiones histricas que esto puede traer; fueron los socrticos quienes instauraron la tradicin intelectual de occidente, especialmente con la crtica que hacen al mythos.

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(4)Reale, Giovanni. II, El Fedn, Platn emplea el termino esperanza (elpis) (Fedn, 67-

b;68;114c).

Respecto a Platn Giovanni Reale, conocido especialista italiano del pensamiento platnico escribe que en el filsofo griego. El mito renace no solo como expresin de fantasa, mas antes bien, tambin como expresin de aquello que podramos llamar fe(5) segn l, mythos sostiene una clarificacin en el logos y el logos un complemento en el mythos. La funcin que le otorga al mito es la de elevar el espritu humano a aquellas esferas que no pueden ser alcanzadas por la razn"(6) El mito fecunda y enriquece al logos, narra con imgenes la manera de constituirse la vida del hombre, la existencia humana, el cosmos, lo divino. Y estas expresiones narrativas expresan el fundamento de la realidad; expresan lo verdadero. Es por ello que en este mismo sentido la racionalizacin del mito por la aparicin de la filosofa no fue necesariamente un progreso como afirman los fanticos del pensamiento griego. Fue un intento diferente de formular la misma verdad que presentaba en relato alegrico del mito. Jean-Pierre Vernant en su obra Mito y pensamiento dice, refirindose al mito era un relato, no la solucin a un problema. El mythos en este caso fue la base para la elaboracin filosfica pero no fue sustituido por esta. Scrates por ejemplo condeno la utilizacin del mito, postura compartida por Platn en un inicio, sin embargo a partir de Gorgias (Obra de retorica, ubicada dentro de su periodo de transicin, despus de su primer viaje a Sicilia) comienza a concederle valor al mito.

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(5)Vase Duch Llus. Mito, interpretacin y cultura. Barcelona: Herder. 1988. p.75

(6)Reale Giovanni y Daro Antiseri. Historia del pensamiento filosfico y cientfico: Antigedad y edad media. Barcelona: Herder, 1988. T. I, p.124-125

Qu sentido tiene el mito en Platn? Es un avance o se trata de una involucin? Tal vez fruto de la renuncia a la coherencia, o desconfianza en s misma? Para estas cuestiones, tomaremos dos de las respuestas ms radicales, que provienen de Hegel y de la escuela de Heidegger. Hegel considero al mito un obstculo para el pensamiento, una inmadurez del logos que todava no es libre del todo. El mythos como representacin religiosa no est ms all de los alcances de la razn sino que constituye la penltima fase de desarrollo hacia la sima que es el saber absoluto. Contrariamente la escuela de Heidegger (del Segundo Heidegger) considera al mito como la expresin ms autntica del pensamiento platnico. En realidad, el logos capta al ser, pero no la vida, y el mito viene a ayudar en la explicacin de la vida, imposible de captar a travs del logos (7) Ahora bien; hasta aqu hemos hablado sencilla pero precisamente acerca del origen de estos vocablos as como de su relacin. Sin embargo existen an algunas preguntas, tal vez ms relevantes. Ubicamos entonces el mito como verdad o como mentira? Existe alguna manera de relacionarlos con respecto a la verdad? Hablaremos entonces de cooperacin o de sustitucin? El trmino griego logos se traduce como palabra, expresin, pensamiento, concepto, discurso, verbo, razn as como ley, principio o norma.

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(7)Ibd., p. 124

Ha sido sin duda un vocablo importantsimo en la filosofa griega y precisamente es en este campo -el filosfico- que se le ha dado un uso ms comn a lo largo de la historia. Cando hablamos de Logos nos referimos habitualmente al "decir inteligible" y de manera general lo podramos dejar hasta aqu. El mythos por otra parte ha recibido a lo largo de toda la historia occidental un sinfn de reinterpretaciones y se ha convertido en el campo de batalla predilecto para estas. En este sentido juega un papel muy importante la Ilustracin; en que forma? Ser esta etapa histrica por as decirlo el ltimo filtro que el mythos y el logos tendrn que franquear. La Ilustracin como es concebida como la mayora de edad del hombre; regida solo por la razn (logos) como el sol que ilumina al siglo(8) (y de hecho no solo ese siglo sino la visin general del porvenir del que los ilustrados se preocupaban tanto). Aunque la Ilustracin como tal puede ser dividida por orden cronolgico (inglesa, francesa y alemana) la primera desarrollando las ideas que fueron irradiadas a todo el mundo; la segunda que importa esas ideas, las radicaliza en enciclopedias y provocan la revolucin y la tercera que ennoblece dichas ideas y crea el clasicismo alemn(9) Es posible reunir estos movimientos en base al nfasis que ponen en la filosofa prctica, la historia, la pedagoga y el progreso. As pues al referirnos a todo ello, solo lo llamaremos Ilustracin.

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(8)Fischl Johann, Manual de historia de la filosofa. Barcelona: Herder, 1994.

(9)Ibd., p. 276

Esta, en su intento por racionalizar las contrariedades de la existencia humana le da al mito un carcter negativo, es lo que no debe de ser y que debemos superar, un error del cual hemos de liberarnos.

Los ilustrados asumiendo la tradicional animadversin del judasmo y del cristianismo se mostraron crticos e incluso despectivos con relacin a todos los mitos de hecho tambin es importante recordar que para los ilustrados, el mito y la religin se oponen radicalmente al logos y a la razn. (10) ya que son extraos a las explicaciones racionales que ellos pretendan generalizar. Antes de pasar a la siguiente seccin de este trabajo, ser necesario hacer un recuento de lo expuesto con la intencin de reacomodar las ideas y sobre todo de reubicar el hilo conductor que es la paradoja y en que sentido ser utilizada. Ubiquemos entonces los siguientes datos a manera de encuadre general para poder cumplir con el objetivo que nos hemos propuesto: Los trminos y (logo y mito) provienen del vocablo meudh-mudh, (propuesta que reconoceremos como base conveniente) segn el estudio que se realizo principalmente el las obras de Lluis Duch y Fernando Urbina Rangel.

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(10)Vase Duch Llus, Mito, interpretacin y cultura, ya citado, 112.

CAPITULO II

Visin de la paradoja

Aqu establecemos la paradoja que nos acompaar como gua, y que ser necesario ubicar para el desarrollo de la presente labor. Etimolgicamente hablando paradoja proviene del griego (paradocxa) que significa, contrario a la opinin (), esto es, contrario a la opinin comn, Cicern escribe: lo que los griegos llaman , lo llamamos nosotros cosa que maravilla por otra parte siguiendo un uso todava vigente del espaol se ha adoptado para describir la paradoja el trmino apora y con frecuencia tambin se utiliza paradoja como sinnimo de antinomia. Nos referiremos en este caso a la nocin de paradoja en sentido existencial. Y la estableceremos de la siguiente manera. (11)

2.1 Mythos, logos y verdad

Un vocablo que agregaremos al tema es el de verdad; en cuanto que da cuenta del cambio de sentido en los trminos, como hemos venido analizando y nos dar la posibilidad de ubicar ya en la modernidad los trminos logos y mythos y la relacin entre los tres, as como para establecer el tema de la paradoja y su posterior relacin con el mbito existencial del hombre.

El mythos ha pasado de contener la verdad ms plena a equivaler a la mentira y el error, y el siglo VI a.C. parecer el momento de la ruptura y el paso del mito como relato por excelencia y el nuevo discurso basado en la razn (logos)

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(11) Ferrater Mora Jose, Diccionario de filosofa, editorial Alianza, Espaa, 1982, pg. 205-207

Aunque cabe mencionar que dicho paso no fue necesariamente un suceso como tal, sino ms bien un proceso. Entonces mythos, aletheia y logos sern los conceptos correspondientes en griego a mito, verdad y logos, desde los cuales ubicaremos el sentido de nuestra paradoja.

Cada palabra, en cualquier idioma tiene la cualidad de llevarnos a un mundo inimaginable, en el cual se desarrolla su origen. Parafraseando a Kierkegaard los conceptos, como los individuos, tienen su historia, y son tan incapaces como ellos de resistir el embate del tiempo (12) en este mismo sentido toda palabra es una respuesta a un problema y ubicar la una como la otra es el titnico trabajo de los fillogos. Con Gustav Sthlin podramos entonces referir una conclusin estable sobre la palabra mythos como conocimiento, pensamiento y sobre todo recuerdo. Estas concepciones son tan antiguas como tres o cuatro milenios atrs, tomando en cuenta que los dialectos griegos comienzan a unificarse alrededor del 2500 a. C. El sustantivo mythos y el verbo mythein, se empiezan a utilizar ms de un milenio despus de Homero, como palabra. Consecuentemente en las religiones mistricas se comenzar a utilizar el plural mythoi para referirse a los relatos de la vida de los dioses, de ah nos viene de hecho la idea de que la mitologa son los relatos de la vida de los dioses o semidioses.

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(12) citado en: Toulmin S. La comprensin humana.1. El uso colectivo y la evolucin de los conceptos, Madrid, Alianza. 1977. p.41-45

Lo interesante - y a menudo pasado por alto - es que esos relatos eran sagrados y tenidos por verdad plena, ya que eran sostenidos por la divinidad al mismo tiempo que ofrecan un legado de los ancestros. En cierto momento de la historia algunos pensadores comenzaron a rechazar estas ideas por considerarlas inconsistentes, esto durante el siglo VI a.C. esta corriente opto por utilizar la palabra logos para recoger y expresar sus raciocinios, de manera ms slida. La filologa nos dice que logos tiene que ver con el verbo legein una de cuyas acepciones principales es la de reunir en gavillas las espigas de trigo o recoger los huesos de las pilas funerarias. Y se comienza a utilizar como palabra en cuanto que recoge en un haz aspectos de lo que nombra, ms tarde esa palabra (logos) se utilizar para designar lo que nosotros llamamos razn, ya que es la capacidad racional la que rene en el concepto (que se expresa en la palabra) aquello que constituye lo esencial de los seres. (13)Estos nuevos pensadores radicalizaron tambin otra palabra que ya se vena abriendo paso; la aletheia (la verdad). Los racionalistas consideraron que la verdad era lo opuesto al error y la mentira. Pero en un origen aletheia era la forma de nombrar aquello fundamental que debe tenerse siempre presente, que debe recordarse. El Leteo es parte de la geografa mtica, y es uno de los ros de los muertos, cuyas aguas provocan el olvido segn narra Platn al final de La Repblica. En el idioma griego al igual que en el espaol, el prefijo a equivale a una negacin.

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(13) Cfr. Urbina Rangel Fernando, Las palabras del origen, breve compendio de la mitologa de los uitotos, Ministerio de Cultura, 2010.p.23

Fue entonces la unin a lethe, la que dio origen a la palabra aletheia. Adems de esto queda claro que para los griegos la verdad no era contrario al error o la mentira como la concebimos posterior e irrespetuosamente y mucho menos algo que pudiramos manipular como manipulo un encendedor que saco de mi bolsillo. La verdad seria ms un no olvidar o mejor dicho un luchar contra el olvido. Es aqu que encontramos el sentido de este argumento. La paradoja. Si mythos posee en su origen la connotacin de recuerdo y aletheia y en principio significa oponerse al olvido, entonces el mythos no se opone a la verdad ni a la razn, sino que la realiza al recordar lo que no se debe olvidar. La verdad incluye, no excluye, en este sentido es que hablamos de , como aquella idea extraa u opuesta a la opinin comn y al sentir de las personas lo cual encontramos en autores como San Agustn, Pascal, Unamuno, para quienes la paradoja se propone restablecer la verdad en tanto que verdad profunda, frente a las meras verdades de opinin comn. Kierkegaard vio en la paradoja la relacin misma entre Dios y el hombre La paradoja no es una concepcin sino una categora, una determinacin ontolgica que expresa la relacin entre un espritu existente y cognoscente y la verdad eterna(14) cuando hablamos de que es existencial, lo referimos en cuanto que es parte de la pasin que experimenta el hombre en su vida. La paradoja existencial del mismo Kierkegaard nos dira por poner un ejemplo: el hombre se decide por Dios o elige a Dios mediante la rebelin contra Dios.

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(14) Kierkegaard Sren. Diario de un seductor, VIII, A11. Mxico: Grupo editorial tomo, 2003

CAPITULO III

La estructura y el logicismo

Marx Horkheimer, principalmente en su obra Crtica de la razn instrumental (15) nos da su propia versin de la paradoja del proceso de ilustracin y nos tiende la mano para atravesar este periodo histrico hasta llegar a la pos-modernidad.

Actualmente es comn escuchar que nos hallamos en una crisis de la razn, misma que indudablemente no es de exclusiva procedencia ilustrada, poca en la que sin embargo se remarca por su bsqueda de la racionalizacin (ratio) de la totalidad de las vicisitudes de la vida humana. Horkheimer en su crtica, contempla la nocin de razn como poder, y explica que durante el periodo ilustrado se llevo a cabo una divisin de dicho concepto, dando lugar a la razn objetiva y razn subjetiva. La primera, ha sido propia de los grandes sistemas incluso antes del mismo Platn, para quien la razn es el eco de la esencia eterna de las cosas. Para l, como para muchos antiguos griegos, la razn estaba entonces no solo en la conciencia humana sino en el mundo, las instituciones, en la naturaleza, la realidad. Ahora bien, aqu se da un problema muy simple de descubrir, pero no necesariamente fcil de resolver. Cmo solucionar la disyuntiva respecto de la conciliacin entre el orden objetivo de la razn (logos) y la existencia humana (mythos)? Cmo interpretar correctamente la vida humana no como razonable sino mtica? Un intento podra ser la razn subjetiva, desvinculada del ser, independiente a l.

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(15) Horkheimer Max. Critica de la razn instrumental. Madrid: Editorial Trotta, 2002

Esta razn ve por la relacin medio-fin que son aceptados, pero importando poco si estos son razonables. Visto de esta manera entonces todo medio o todo fin sera razonable en sentido subjetivo y no existira una meta racional, por ende no puede haber valoracin entre una meta y otra. Horkheimer dir, que lo subjetivo despus de la Ilustracin prevalece por encima de lo objetivo siendo la razn subjetiva servidora del objetivo deseable; nada ms que una simple herramienta. La crisis de la razn radica en el proceso de subjetivacin de la misma, que est ya en la modernidad pero que encuentra sus races en el origen de la civilizacin occidental. Esto reduce la razn a una herramienta funcional para la lgica del dominio. En este contexto se reconoce la lgica de la razn como progreso, pero al mismo tiempo ubicamos a la razn como adelgazamiento o autoliquidacin, es decir, negacin del existente mismo que ser provocada por las concepciones errneas de logos y aletheia adems de la degradacin de mythos. La intencin de los grandes sistemas filosficos como los de Platn, Aristteles, escolsticos e idealistas alemanes tena una fundamentacin objetiva de la razn. Pretendan un sistema global en donde abarcar a todos los frentes incluyendo al hombre y sus fines. ste concepto de razn jams excluy a la subjetivad, sino que la ubic como parcial y limitada. Se pona ms nfasis en los fines que en los medios, en este aspecto la razn objetiva acuaba ideales como el bien supremo, la determinacin humana, fines y dems realidades que hoy nos podran parecer mticas al convertirse en objetivas, pero que son y seguirn siendo verdades que no se deben olvidar.

La Ilustracin introduce pues, callada, pero violentamente un empirismo escptico, un neo-positivismo que aniquila las filosofas desde Platn y Aristteles pasando por Toms de Aquino, y considerndolas como anticuadas incluso en su sentido funcional.

Los conceptos logos y mythos haban llegado hasta la ilustracin de manera lgica, al menos en apariencia. Pensar que despus de la Ilustracin que pone a la razn como la cualidad primordial, nos dara la posibilidad de ubicar fcilmente estos vocablos. Por ejemplo la siguiente manera: logos como contrario a mitos. Logos en cuanto que razn, en cuanto que verdad. Mito en tanto que ilusin, en tanto que verdad a medias. Objetivo, en cuanto al primero y subjetivo en cuanto al segundo, al igual que unvoco y equvoco respectivamente. Sin embargo, no es tanto como pareciera. En la poca ilustrada y en el proceso post-ilustrado (modernidad y pos-modernidad) se dio y se ha dado progresivamente un retorcimiento en el uso y comprensin de ambos conceptos. Horkheimer en su obra ya citada nos habla sobre la desmitologizacin de la poca ilustrada y su futura influencia. Llamando a este suceso "desencantamiento del mundo". Si quisiramos ubicar las meras verdades siguiendo la esquematizacin que hasta ahora se ha venido manejando las colocaramos dentro del concepto logos en tanto que razn, si hablramos de veracidad, de lgica, de explicaciones y actos racionales, todo esto lo colocaramos dentro del logos.

Sin embargo otros conceptos y ms que conceptos, valores fundamentales dentro de la vida humana como son la justicia, la paz, la libertad y el bien comn no entraran dentro de este encuadre, ms bien entraran dentro de lo mtico en sentido que expresan - como ya lo concebimos realidades ms all de la razn y sobre todo en cuanto que expresan aquello que no se debe olvidar. Cuando hablamos de retorsin de los conceptos logo y mito a su llegada a la ilustracin decimos que lo lgico, la razn y la verdad fueron alargados y atados a lo equvoco y subjetivo. Por otra parte el mito fue arrastrado a lo unvoco, lo positivo, y fue visto como utpico, anticuado y metafsico en su sentido peyorativo.

3.1 Logicismo estructural

Despus de la distorsin, tanto el mythos como el logos han estado expuestos a la absoluta degeneracin. Llegando a fundamentar con ello a las posturas ms aberrantes. Por estar tan presentes aunque no siempre de modo consiente en la vida del hombre, su corrupcin implica la descomposicin de las relaciones sociales, culturales y polticas, dicha inclinacin cultural pensar todas las manifestaciones de la vida humana como son; el lenguaje, pensamiento, comportamiento moral, cultural, poltico y social como una mera expresin estructural no tanto mtica o trascendental sino, inconsciente, pre-reflexiva e inevitable o mejor dicho convenientemente colectiva.

En dicha estructura, el hombre pasa de ser sujeto de la historia y de la cultura a ser objeto absorbido dentro.

Comenzamos aqu con lo que llamaremos logicismo (16) estructural. Para desarrollar este tema acudiremos a la filosofa neo-estructuralista de Michael Foucault (17) En su obra las palabras y las cosas (18) que trata sobre el contexto en el que se han desarrollado precisamente las ciencias humanas y se pregunta por su sub- fondo intelectual, inconsciente y comn.

Para l los a-priori histricos que se desarrollan dentro de la episteme, es decir, dentro de los espacios de orden, se fundan con cada poca y constituyen esquemas mentales que imponen un modo de pensar y de cultura uniformes.

La episteme en Foucault indica pues, es un conjunto de conocimientos regulados por dichos apriori que se muestran en el arte, las ciencias, la lingstica y la cultura en general. Foucault en este sentido acuo tres formas de episteme que recorren la historia y especficamente los tres grandes perodos que influyeron a la cultura intelectual de occidente. Estos perodos abarcan desde su inicio con el Renacimiento o siglo XVI hasta su conclusin con el perodo moderno o siglos XIX-XX.

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(16) Tendencia a aplicar los mtodos de la lgica a dominios que no le son propios.

(17) Filsofo, psiclogo y psicopatologo francs nacido el 15 de octubre de 1926 en Poitiers, Francia. Curso sus estudios filosficos en la Escuela Normal Superior de Francia y retoma aunque sin hacer mencin directa al tambin filsofo estructuralista Levi-Strauss.

(18)Foucault Michael, Las palabras y las cosas, una arqueologa de las ciencias humanas, siglo veintiuno editores; traduccin de Elsa Cecilia Frost, 2da edicin, Mxico, 2010.

En este ltimo perodo, que ser el que referiremos para nuestro estudio, el hombre como ya hemos mencionado se convierte en una objetividad. Para Foucault antes del fin del siglo XVIII, el hombre no exista.

A qu se refiere? Siguiendo su lnea de pensamiento antes de este perodo el hombre era solo sujeto, un simple sujeto que conoca. Para la episteme moderna se convierte en un objeto de conocimiento, se convierte en objeto de la ciencia. Sobre este tema, cuando Foucault se le cuestiona Cul es a su juicio la fecha de nacimiento del hombre en el espacio del saber? l responder: el siglo XIX. En este siglo, se han inventado un cmulo de cosas muy importantes, entre ellas se han inventado las ciencias humanas. Con ellas el hombre ha pasado de ser solo sujeto a ser objeto de un saber posible, lo que significa constituirlo en objeto de conocimiento. En este siglo se soaba con lo que Foucault llam el gran mito escatolgico, es decir, que el conocimiento del hombre tuviese como efecto su liberacin de las alineaciones y las determinaciones que lo controlaban y que con ello pudiese ser por primera vez el dueo y detentador de s. Es decir se pretenda que el hombre fuese un objeto de conocimiento para que pudiera en algn momento convertirse en sujeto de su propia libertad y su propia existencia. Sin embargo, lo que ocurri no fue precisamente eso, el gran mito escatolgico jams lleg.

El conocimiento racional y sistemtico que fundamentaba a las ciencias humanas y que pretenda la liberacin se convirti en una herramienta de control estructural. Conociendo al hombre es como mejor se le pudo controlar. (19) el logos o mejor dicho el logicismo aparentemente venci al mito. Esto lo figura al inicio de su obra ya citada con la detallada descripcin que hace del cuadro las Meninas de Velzquez en el cual la mirada de todos los personajes principales de la obra convergen en la figura del rey y la reina, que de hecho no estn directamente representados en la obra misma y es entonces que las miradas parecen codificar aqu al espectador de la obra.

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(19)Cfr. Entrevista realizada por Jean-Pierre, El Kabbach en La Quinzaine littraire, num.46. marzo de 1968.p.20-22

Las Meninas o La familia de Felipe IV, 1656/57. leo sobre lienzo, 318x276cm, Madrid, Museo del prado. (20)

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(20) Wolf Norbert. VELASQUEZ, El otro rostro de Espaa, Numen, 2003.p.86

El pintor slo dirige la mirada hacia nosotros en la medida en que nos encontramos en el lugar de su objeto. Nosotros, los espectadores, somos una aadidura. Acogidos bajo esta mirada, somos perseguidos por ella, remplazados por aquello que siempre ha estado ah delante de nosotros: el modelo mismo. Pero, a la inversa, la mirada del pintor, dirigida ms all del cuadro al espacio que tiene enfrente, acepta tantos modelos cuantos espectadores surgen; en este lugar preciso, aunque indiferente, el contemplador y el contemplado se intercambian sin cesar. Ninguna mirada es estable o, mejor dicho, en el surco neutro de la mirada que traspasa perpendicularmente la tela, el sujeto y el objeto, el espectador y el modelo cambian su papel hasta el infinito. (21)Los promotores del pensamiento estructuralistas no solo se arrojaron sobre la demostracin de las estructuras, leyes y conjunto de leyes que rigen los fenmenos econmicos, histricos, culturales e incluso antropolgicos, sino que algunos de sus representantes ms destacados, en especial los llamados cuatro mosqueteros del estructuralismo: Althusser, Levi-Strauss, Foucault y Lacan crearon posturas ms all de un principio heurstico, formulando actitudes sobre temas aun ms relevantes. En ltimo trmino crearon una gran fuerza de choque en contra de la concepcin de hombre considerado como persona, sujeto libre, consiente, auto determinable, responsable y que con su praxis va creando la realidad en la cual se desenvuelve.

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(21) Foucault Michael. Las palabras y las cosas, una arqueologa de las ciencias humanas. Mxico: Siglo xxi editores,s.a.de c.v, 2010

Ahora bien si no existe ms el hombre o si mejor dicho existe solo dentro de una estructura determinada y determinante, y parece estar delimitado por todo menos por s mismo. Si ya se ha instaurado la torsin de los conceptos logos y mythos y hemos cado en el logicismo; en esa testarudez de querer encasillar lgicamente mbitos que no pueden ser encasillados y que no le corresponde a la razn encasillar. Cmo hablar de lo humano? contrario a lo que se piensa con comn cotidianidad esto seguramente provocado por concepciones lineales de la vida no hemos brincado de la vaguedad y la oscuridad del mito a la luz resplandeciente del logos. Estamos en una paradjica convivencia, pero una convivencia que se ignora precisamente porque encasillamos la realidad en nuevas lgicas. Horkheimer dir sin ningn recato que La razn nunca ha dirigido realmente la realidad social, pero hoy ha sido tan depurada toda la tendencia o inclinacin especifica que ha renunciado incluso a la tarea de enjuiciar acciones y modos de vida de los seres humanos, tales cosas han sido dejadas por la razn a la sancin definitiva de los intereses en pugna a merced de los que parece estar ahora nuestro mundo(22) La perturbacin de las sociedades depender o estar en intima relacin con la perturbacin de los individuos que la conforman ya que sern estos quienes fundamenten su valor y finalidad, y ser sobre estas subjetividades sobre las que se trabajar, con la intencin de desencantarlas.

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(22) Vase, Critica de la razn instrumental, ya citada.

Tambin en la obra de Foucault Historia de la locura en la poca clsica (23) se nos presenta la historia de lo otro,(los desadaptados, los delincuentes, los inconformes, los contestatarios) sera la historia de lo que, para una cultura institucionalizada, es a la vez interior y extrao, y debe por ello excluirse (para exorcizar un peligro interior) pero encerrndolo (para reducir la alteridad); la historia del orden de las cosas sera la historia de lo mismo, de aquello que, para una cultura, es a la vez disperso, aparente y debe distinguirse mediante seales y recogerse en las identidades. A este respecto, Foucault nos habla sobre la obra de Cervantes, Don Quijote. Ah nos indica que en la segunda parte de la obra, el Quijote se da cuenta de que las personas con las que se encuentra han ledo sobre l. Ahora ha pasado de leer historias de caballeros a ser una historia de caballera. A partir de este momento Don Quijote debe ser fiel a este libro en el que, de hecho, se ha convertido; debe protegerlo contra los errores, las falsificaciones, las continuaciones apcrifas; debe aadir los detalles omitidos, debe mantener su verdad (24) El Quijote que a fuerza de las lecturas de caballera se vea como un errante del mundo, incomprendido por todos, ahora ha pasado a ser paradjicamente y a pesar de s, un defensor de lo mismo y un ostentador de su verdad. El Quijote deja de ser un ser mticamente verdadero, para transformarse en una cosa verdadera.

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(23)Foucault Michael, Historia de la locura en la poca clsica. Mxico: Fondo de cultura econmica, 1967

(24) Vase, Las palabras y las cosas, ya citada

CAPITULO IV

Paradoja de la libertad y el regreso al mito

4.1 El Desmitizar y la desmitologizacin (25)

Habiendo dejado claro en el primer captulo de este trabajo que la definicin de mythos es necesaria para poder avanzar en el estudio, entendemos sin embargo que ser en todo caso verdadero y falso pero sobre todo insuficiente e inadecuado. Estando esto claro tambin es importante mencionar que no todos los mitos son de la misma naturaleza e intencionalidad, sino que ms bien son multifuncionales, tanto antes como despus de su torsin es decir, no existe el Mito, como nico fenmeno o dato de estudio, en cuyo caso estaramos hablando como ya queda claro de Logos en cuanto que logicismo. Puesto que se presenta como complicada una definicin, ser ms fructfero concentrarnos en la funcin que compete al mito. Esta es primordialmente cultural y religiosa, aunque pueden existir algunas funciones ms, sin embargo son estas las que competen de manera directa a la existencia humana en su totalidad. (26) En su sentido religioso, Orgenes por ejemplo, lleg a criticar a la antigua religin juda diciendo que a los Judos por su inteligencia infantil aun se les haba proclamado o manifestado la verdad mediante el mito, que no era otra cosa que un instrumento pedaggico primitivo.

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(25) Halbfas Hubertus. Catequtica fundamental, El lenguaje y la experiencia en la enseanza de la religin. Espaa: Descle de brouwer , 1974.

(26)Vase Duch Llus, Mito, interpretacin y cultura, ya citado, p.84-89

Para el obispo San Agustn el mito es una figura diablica de la verdadera religin, incluso para algunos estudiosos en su obra De civitate Dei pretenda el triunfo de la teologa cristiana sobre la mitologa pagana aunque los inicios del trmino establezcan una contradiccin. Sealamos pues que la ilustracin jug sin duda un papel decisivo en la descalificacin del mito, pero no podemos dejar de lado que ya desde el siglo XVI, con la influencia del cristianismo se vea el mito ya como fabula, narracin legendaria, historia ficticia etc. Y de hecho esta idea es conservada hasta la poca moderna por varios estratos dentro del mbito religioso,(27) mismos que influirn de manera marcada a nivel social, ya que el mito no sale de la nada, sino que en mismo supone una contexto especifico hacia la cual de hecho regresa, como realidad siempre presente.

En referencia a lo anterior; naturaleza, intencionalidad, contexto y sobre todo en referencia al constante circulo que pude generar lo dicho que nace influido y vuelve a donde naci, influyendo y condicionando lo que se dir. Y aunque la intencin de esta labor la podramos expresar como un defender el carcter mtico de la existencia humana, no podemos, o no debemos caer en el error de considerar la vida como un absoluto cuento de hadas lo cual nos dara un fundamento demasiado dbil, es decir correramos el riesgo de volver a fundarnos en falsedades, sencillamente rechazables.

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(27) A Greek-English Lexicon of the New Testament and Other Early Christian Literature. Third Edition (Bdag) Revised And Edited By Frederick William Danker Based On Walter Baur's. p.660

, ,.- Speech, conversation , also of narrative or story without distinction of fact or faction, the of fictional narrative (has opposed to , the truth of history) such as tales, story, legend, myth.

Los mitos pueden referirse a grandes hechos heroicos (en sentido griego) es decir como fundamento de la historia de la comunidad o del gnero humano en general. Por otra parte es necesario adentrarnos en ellos para distinguir algunos matices. Hay tres tipos de mitos (para utilizar una manera general) encontramos entonces el mito ficticio, el real y el alegrico. El ficticio naturalmente narra algo que no ha ocurrido; el real algo que de alguna manera ha sucedido y se narra (aunque no necesariamente con absoluta infalibilidad historiogrfica). Y el mito alegrico que tiene ambos aspectos, y nos narra algo que no ha pasado pero que le es necesario y algo que ha pasado en cierta manera, no historiogrficamente pero si histricamente.

Horkheimer nos refiere como la ilustracin ha realizado un trabajo de desmitologizacin, que como ya referimos fue el desencantamiento del mundo.

atacaronla razn: en ltima instancia, a quien vencieron no fuea la metafsica y al concepto objetivo de la misma razn (28)

Sobre ello argumentaremos lo siguiente: Desmitizar (Entmythisieren) significa hacer consiente al mito como mito, es decir, que el mito no se entienda en si como expresin de objetividad en el sentido que hoy le damos. El mito es entonces, por as decirlo, forma literaria, Cifra simblica, in-objetiva en su objetividad y que seala algo que est por encima de s mismo.

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(28)Vase. Critica de la razn instrumental, ya citada

Quien ubica su atencin y el fundamento de su existencia (sea individual o colectivamente) en un mito, como se haca en tiempos pasados, se fija ineludiblemente sobre una solida materia, objetiva y justificadora, pero ficticia. Objetiva y ficticia, en cuanto que alegrico. Al desarrollarse de esta manera se crea una inevitable paradoja entre logos y mythos, pero no hablamos de aniquilar, ni de superponer, ms bien hablamos de una relacin propia.

Continuando con la postura de Horkheimer, aquello que se nos presentara como prohibido en la interpretacin es la Desmitologizacin (Entmytho-logisierrung). No podemos sin ms, eliminar el sentido mtico de las realidades tanto pasadas como presentes. El mito est cargado en s mismo de significacin, tiene un leguaje propio y cierto. Lenguaje y realidad que se nos podr presentar como intraducible, pero tambin como insustituible e insuperable.

Podramos pensar y argumentar que el hombre lgico y prctico no puede ya comprender el lenguaje mtico, y que este ms que ayudar nos llevara a malentendidos. Sin embargo hemos de entender el mito en su sentido positivo, como una manera legitima de vivir y contemplar la realidad, una manera complementaria al logos, una va para acceder a la verdad y cuya presencia no se ha ido, ms bien se ha disfrazado para no ser perseguido, es como ya hemos dicho una ausencia siempre presente.(29)

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(29) Cfr. Catequtica fundamental, el lenguaje y la experiencia en la enseanza de la religin, ya citado.

Caer en el error entonces de una existencia humana, absoluta y violentamente objetivada y subjetivada a la vez, desprovista de todo sentido mtico se nos presenta como una verdad desencarnada. La aletheia desprovista del mythos. Se podran aplicar aqu las reglas de la poesa es las que se nos habla sobre la imposibilidad de separar la forma del contenido. En conclusin, tenemos derecho al mito, y no por eso se ha de dejar la razn, no se est tentando a ningn demonio como dice el filosofo Karl Jaspers el mitoes el lenguaje de aquella realidad en la que vivimos existencialmente(30) es por ello imposible para el Logos absorber completamente una realidad tan fcticas y humana como la paz, la justicia y la libertad.

Es sobre esta ltima, la libertad, que nos ocuparemos ahora, y para la cual hemos desarrollado todo este trabajo. Por qu?, porque es la libertad una de las realidades donde se deja ver con mayor claridad este aspecto mtico y trascendental del existente humano. Pero como hablar de libertad humana cuando de hecho nos damos cuenta que paradjicamente la bsqueda de la libertad misma podra ser no ms que una manifestacin de las subjetividades condicionadas por la previa objetivacin del individuo y en tal caso lo que entenderamos como libertad no sera ms que una forma distinta de enajenacin.

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(30) Citado en: Ibd., p. 272

4.2 La libertad del existente

Si a cada poca le corresponde una cosmovisin generalizada, una especie de conciencia social especfica y ya que hemos dicho que la degradacin social siempre vendr como consecuencia de la degradacin individual y viceversa, sera viable hablar de la posibilidad de que la plenitud individual supusiera la plenitud comn, supusiera la libertad generalizada, el alcance del gran mito escatolgico. Para dar respuesta a esto tendramos que observar que definicin de libertad es a la que nos estamos refiriendo. Entonces, aclaramos que no nos estamos refiriendo a la libertad que considera las mil posibilidades de eleccin como su mxima expresin y que finalmente sujeta las fuerzas del hombre para reducirlas. Esta forma de libertad buscara ser reproducida, y aumentar su fuerzas e influencias, pero lo har de manera que a la vez pueda multiplicarlas y usarlas. Ello no enaltece, mas aun separa, analiza, diferencia, para finalmente encasillar. Lleva sus procedimientos de descomposicin hasta las singularidades necesarias y suficientes. "encauza" las multitudes mviles, confusas, intiles de cuerpos y de fuerzas en una multiplicidad de elementos individuales. Termina pues por "fabricar" sujetos objetivados; es el logicismo del poder que ve a los sujetos como objetos que llevan en s el imperativo se libre y son, finalmente instrumentos de su ejercicio. Esto no sera libertad, sera ms una especie de temor, ante la responsabilidad que exige el compromiso con la eleccin que se ha tomado cualesquiera que fuera.

Nos referimos a la libertad que hace del hombre un ser mtico que tiene siempre presente aquello que no se ha de olvidar. La libertad a la que se accede mediante la deliberacin, es decir aquella que se alcanza con la reflexin y la crisis, y que a su vez manifiesta lo paradjico de la vida: El sujeto, dentro de la estructura, querida o no, es un individuo es decir, es el nico en cuanto a toda la dignidad de ser persona que ello le supone y la responsabilidad intransferible que lo caracteriza.

Esto sera equivalente al detenerse en el camino, para tomar distancia frente a la propia existencia y reconocernos no como objeto instrumental de nadie ni siquiera de Dios.(31) El filsofo ateo Jean Paul Sartre deca: aunque Dios existiera esto no cambiariaes necesario que el hombre se encuentre a s mismo y se convenza de que nada puede salvarlo de s mismo (32) En este tema de la libertad Sartre ha escogido sin duda y muy a pesar suyo el papel de hroe trgico. Para l los actos del hombre de buena fe tienen como ltimo significado la bsqueda de la libertad a travs de cada experiencia en particular, pero sin dejar por ello de depender de las libertades de los otros y viceversa. Desde que asumo el compromiso, estoy obligado a querer al mismo tiempo que mi libertad, la libertad de los otros; no puedo tomar como objetiva mi libertad sino tomo como objetivas igualmente importantes las libertades de los otros (33)

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(31) Lucas Lucas Ramn. Horizonte vertical. 1ra. ed. Madrid: BAC 2008.p. 68

(32) Sartre Jean Paul. El existencialismo es un humanismo. Ediciones quinto sol, 1990.p.67

(33) Sartre Jean Paul. El ser y la nada, ensayo de ontologa fenomenolgica. Mxico: Alianza editorial. 1986

Al referirnos aqu a existencia, no nos estamos refiriendo a existencia en el sentido general, sino en cuanto a cada individuo. Ya lo expresaba el filsofo espaol Miguel de Unamuno, con el dicho del Quijote yo soy yo y no hay otro yo en el mundo. El hombre como generalidad, es un concepto, no existe. Existo yo, este, aquel, cualquiera el hombre de carne y hueso dice el mismo Unamuno. Existir es como ya se dijo ser individuo. En la colectividad el sujeto se entrega a la servidumbre y se considera como objeto. La multitud ha sido constituida por la miradadel ordenador (34) A pesar del logicismo y las estructuras; a pesar de la cotidianidad, en la que se pueda desarrollar las existencias y las relaciones humanas, el carcter mistrico del existente, no podr suprimirse. El existir supone la libertad y a la libertad le es correlacionar la responsabilidad. Aqu radica la paradoja de la libertad humana y el regreso al mito, o dicho de otro modo: la maravilla de la libertad, la responsabilidad y el carcter mistrico de la existencia humana. A pesar de todas los enrejados que pongamos a nuestro alrededor, a pesar del sentido racional que procuramos aplicar a todos los matices que la realidad manifiesta Somos, en cierto sentido, nuestros padres: nos engendramos a nosotros mismos, conforme a lo que queremos ser. Mediante la libre eleccin, nos conformamos al modelo que escogemos (35)

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(34)Ibd., p.494.

(35)San Gregorio de Niza. De vita Moysis, II, 3. Trad.: Sobre la vida de Moiss (Ciudad Nueva, Madrid 1993)

Existen un sin nmero de experiencias de hombres que aun estando privadas de lo que solemos llamar libertad entendindola como independencia (en cuanto accin), suelen ser o pueden llegar a ser hombres realmente libres. En este sentido la libertad no implica el hacer o no poder hacer tal o cual cosa. Sino que estaramos hablando de una libertad ms compleja. Digamos que he cometido una falta, habiendo entendido que no deba hacerlo, lo he hecho. Puedo argumentar que la tentacin era imposible de contener, sin embargo esto ser solo con la intencin de justificarme, ms aun de no asimilar mi propia responsabilidad. Sin embargo el negar dicha situacin provocar inevitablemente un malestar interior. Que podr ser asumido y aceptado como posterior parte de la propia vida, o por otra parte podr ser olvidada y despreciada. Ambas posturas son comunes e implican el amordazamiento de la propia conciencia. Seria en todo caso un refugiarme en los grandes palacios de la cuadra de la razn (logos), palacios que son hermosos, sin duda, son hermosos pero son inhabitables, nadie puede vivir en ellos. La existencia, sus dulzuras, sus fracasos, sus soportables e insoportables sacrificios, en s, todo lo ms bello de la vida est afuera, en la calle. Como comentara la escritora Simone de Beauvoir Yo recuerdo haber sentido una gran calma al leer a Hegel en el ambiente impersonal de la Bibliothque Nationale en agosto de 1940. Pero cuando me encontr de nuevoen la vida, fuera del sistema, bajo un cielo real, el sistema ya no me serva de nadayo todava deseaba vivir en medio de los hombres vivientes

Inevitablemente pues, a pesar de los sistemas imperativos y del peligro de diluir en ellos mis responsabilidades todo lo que me ocurre es mo y siempre estoy a la altura de lo que me ocurre, en tanto que hombre, pues lo que ocurre a un hombre por otros hombres o por l mismo no puede ser sino humano. Las ms atroces situaciones de la guerra, las ms crueles torturas, no crean un estado de cosas inhumano: no hay situacin inhumana; la situacin es ma, adems, porque es la imagen de mi libre eleccin de mi mismo, y todo cuanto ella me presenta es mo porque me presenta y me simboliza (36)

Para concluir consideramos ante todo junto con Marcel que la libertad es una vocacin, la persona no es una sustancia serrada, algo que ya es lo que es y no tiene que hacer nada para alcanzar su plenitud. Si bien estamos de acuerdo con la mxima Sartreana en el hombre la existencia, precede a la esencia tampoco consideramos a esta en su sentido peyorativo, ms nos sugiere el no caer en un esencialismo. El hombre es entonces y ante todo apertura. Y la libertad algo que tiene que ser conquistado, sin embargo lo conseguir el existente capas de plenitud interior, un hombre interiormente vacio no podr ser libre, ni aun en el caso de que no existiera la estructura ya que la libertad no es algo dado, ni una meta es un constante ir crendose a s mismo (37). Aqu radica el valor mistrico del existente. (38)

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(36)Vase, El ser y la nada, ensayo de ontologa fenomenolgica. Ya citado

(37) Lucas Lucas Ramn. Horizonte vertical. Madrid. 2008.p. 68

4.3 El existente como mito-poiema

Nos parece pues que el individuo en cuanto tal no debe interesarnos nicamente en cuanto miembro de una clase, de una nacin, de una colectividad sino en cuanto que es un hombre. Eso nos distinguira del poltico capitalista, de los meros procesos estadsticos que no se preocupan si no de destinos colectivos. Sin duda que no ayuda en nada a la liberacin de los hombres el que un vagabundo disfrute bebiendo un litro de alcohol, o la sonrisa de un nio, un hombre holgazaneando al sol, o que los abuelos se distraigan en las plazas, no sirve de mucho o tal vez no sirva de nada. Pero no hay que olvidar, sin embargo, que existe un vnculo concreto e a entre libertad y la existencia: querer al hombre libre es querer que haya ser, es querer el desvelamiento del ser a travs de la creacin del hombre en la alegra mistrica de la existencia. Para que la idea de la liberacin tenga un sentido concreto es preciso que el gozo de la existencia se afirme en cada uno a cada instante, es preciso que la vida sea un existir potico a travs del cual la libertad toma en el mundo figura carnal y real.

El verbo (poieo) significa hacer, fabricar o producir, contrario a la notica que es la doctrina del mero pensamiento o de la inteligencia (logos). designa entonces el crear algo con la palabra. Aquello que es creado es el (el poema) Platn por un lado quiso correr a los poetas de la republica por mentirosos, sin embargo por otro lado, reconoca que la poesa era una locura, pero una locura divina.

Entonces si la satisfaccin de un viejo no cuenta para nada, entonces la produccin, la riqueza, los ideales de la estructura no son ms que logicismos huecos: no tienen sentido ms que s son susceptibles de recuperarse en la alegra individual y vivida; la economa del tiempo, la conquista del descanso, no tiene sentido alguno si la risa de un nio que juega no nos afecta. Si no amamos la vida por nuestra propia cuenta y a travs de otro, es intil intentar en forma alguna el justificarla. El hombre es un mito, es una verdad que crea y se crea a s mismo, es un mito-poiema.

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(13) Cfr. Urbina Rangel Fernando, Las palabras del origen, breve compendio de la mitologa de los uitotos. Ya citado.

Conclusiones.

Hemos de preguntarnos acerca de la capacidad que tenemos de asumir la propia condicin de vida, el compromiso y la responsabilidad con nosotros mismos, con nuestro entorno y los otros. Tienen en realidad razn de ser los sistemas deshumanizantes? Es correcto asegurar que nos hemos acostumbrado a los distintos modos de violencia y que ello no cambiara? El hombre puede, en realidad, permanecer indiferente traicionando y traicionndose a s mismo?

Se han desarrollado y coexisten diversas formas de violencia, que se dieron origen por mltiples causas y que hoy adquieren un modo sobre todo estadstico pero sin dejar de ser agresivo, perturbador y alienador. ste fue un proceso paulatino, sin duda, que ha pasado desde la indiferencia y desprecio por los valores considerados inservibles, hasta el desprecio de aquello que constitua la base de la existencia misma. Se ha dejado de lucha por no olvidar. As mismo se ha pasado de la violencia contra la trascendencia y el sentido mistrico o mtico del hombre hasta un desinters ms culpable, pero a la vez menos imputable; la irresponsabilidad ante la propia responsabilidad. Como ya hemos reflexionado, muchos de los mecanismos que se implementan para la observancia de las masas, por el mismo modo en que se aplican, se convierten, de hecho, no accidentalmente, en un autntico instrumento de control de las poblaciones y de las individualidades, esto con el fin de asumir recursos por parte del poder, lo cual ha creado un doble discurso en las masas mismas, por una parte un discurso trgico, pesimista y crtico. Por otra parte, un activismo contrario a las necesidades reales, un desinters por la solucin del problema mismo que se critica, una confianza disimulada de parte de los muchos para con los pocos que ostentan el poder, combinado con un paternalismo confortable de los pocos para con los muchos. Sin duda un vicio capital fruto del intento de copias estructurales, mal hechas y aun peor aplicadas de los sistemas dominantes. Hemos aprendido equivocadamente que mediante las elaboraciones sistemticas y logicistas podemos hacernos figurar en la autoridad para que esta nos conceda los derechos que de por s son nuestros. Esto ha ido construyendo una injusticia estructural e institucionalizada en orden a un control poltico y econmico de la poblacin y al desarrollo de grupos privilegiados por estos sistemas. Esta tendencia tiene como fin conservar la estructura de poder, an por encima del bien comn, trasladando la idea misma de poder por sobre la vida digna, tranquila y confortable a la que, irnicamente, debera tender el poder.

Es claro a estas alturas que se ha cado en el sndrome del espectador, que mira con espanto el espectculo pero nunca se levanta de su lugar, en todo caso su respuesta ms cmoda es girar su mirada ocasionalmente hacia otros espantos de menor desagrado o cuando menos tolerables, crendose as un hbito, un acostumbrarse que afecta de muchas maneras y se manifiesta con violencia en mltiples expresiones.

Especialmente hay algo en lo cual afecta de manera particularmente importante, esto es: "la violencia contra la verdad" es cierto!, se podra decir que la verdad es un concepto, una idea y si se quiere ir ms all un trascendental. Ms la situacin es que no se est hablando aqu de la Verdad trascendental sino de la verdad fctica, la verdad de la patria, la verdad de nuestra ciudad, la verdad de nuestras familias, la verdad del hombre de carne y hueso. Verdad, con todas las complejidades que estas suponen. Una verdad que parece presente, pero que es la gran ausente y cuya ausencia ha sido sustituida por la desinformacin, la demagogia, las distracciones, en pocas palabras; los famosos "pan y circo".

En este sentido la manipulacin de la verdad nos hace entrar en una crisis permanente de la misma, creando una falsa credibilidad entre el poder y las masas, entre el logos de la razn instrumental y el mythos que manifiesta la existencia humana. Vivimos entonces una verdad a medias o carente, un mythos, al que avindole deformado atrozmente y contrapuesto con el logos ha desaparecido en su forma originaria, lo que da lugar a que este ultimo -el logos - ahora ejerza una funcin de coercin. Esta crisis por la que pasa la verdad, nos lleva aun ms all del simple problema estructural, nos lleva al problema del saber, refirindonos aqu a un saber en sentido pleno, el saber que es capaz de hacer la vida social cada vez ms humana aunque esta palabra nos estorbe ya que sobre ello se comparte la opinin de que no existen actos o sistemas inhumanos, porque toda degradacin tica, institucional, social, cultural o poltica es fruto de actos libres y comunes que irremediablemente ataen a las personas que le constituyen, esto, contrario a las ideas puramente instintivas, espontneas o mecnicas de la conducta, que muy bien dan pie para la auto- justificacin y la irresponsabilidad personal y social con esto slo conseguimos la inseguridad y la ignorancia.

Las masas se vuelven con el transcurrir del tiempo ms indefensas, ms faltas de fuerza y ms carentes de espritu. Cada da la sociedad se reconoce con menos autarqua, con menos firmeza para cuidarse a s misma lo que a su vez crea una condicin que perjudica al individuo quitndole la posibilidad del saber antes mencionado y de la propia perspectiva. Nosotros no podemos defendernos, no sabemos qu es la justicia, no sabemos de economa, no sabemos de nuestros propios problemas. Para eso estn los de arriba para hacer lo que nosotros no podemos o no sabemos. Tenemos an la absurda creencia de que aquellos a quienes les hemos otorgado el poder son nuestros siervos y nosotros sus patrones, aunque en la realidad la situacin sea inversa.

Es cierto, sin embargo, que la revolucin y los grandes cambios sociales muy pocas veces o nunca se han dado gracias al poder en s mismo, ms se han dado desde abajo, lo cual implica ineludiblemente una constante guerra entre voluntades de poder que podran llegar al infinito de las posibilidades.

El presente trabajo habr de pugnar con la idea de una masa inepta, desbastada y acomodada, llevada por el ir y venir de la historia y las construcciones formadas por imperativos de proyectos estructurales mal intencionados.

Se presentara la posibilidad de un cambio socio-cultural desde la revolucin en lo ntimo de cada hombre, considerndolo indispensable para un cambio, cualesquiera que este sea; un individuo cargado con los suaves maderos del saber, la libertad y la responsabilidad. El madero del saber, que se establecer mediante una crtica a los sistemas que han situado a la razn y a la verdad como un dios al cual rendir honores sin ms explicacin; la libertad, como especificacin del hombre en un sentido inaludible y que comporta la aceptacin y re-adhesin a la condicin mtica propia de todo individuo a no ser por la auto-negacin y entrega a la logstica o al logicismo de la estructura. Y finalmente la responsabilidad que le vendr de la capacidad de abstraerse y contemplar las circunstancias propias de su entorno, para volverse a involucrar ya sea como ciego entre las masas, es decir, cadente desde ese momento de toda posibilidad valida de reproche ante la realidad que se conoci y se acepto o simplemente no se tomo en cuenta o ya sea como soledad contestataria u hombre libre y responsable; realidades estas, inevitablemente anlogas.

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