- supongo que me estaba esperando, ¿no? -le dijo. - no, ¿quién es usted? -dijo josé

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La hija de José pidió al sacerdote que fuera a su casa a rezar una oración para su padre que estaba muy enfermo. Cuando el sacerdote entró a la habitación, encontró al hombre en su cama con la cabeza levantada por un par de almohadas. Había una silla al lado de la cama, por lo que el sacerdote pensó que él sabía que vendría a verlo.

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La hija de José pidió al sacerdote que fuera a su casa a rezar una oración para su padre que estaba muy enfermo. Cuando el sacerdote entró a la habitación, encontró al hombre en su cama con la cabeza levantada por un par de almohadas. - PowerPoint PPT Presentation

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Page 1: - Supongo que me estaba esperando, ¿no? -le dijo. - No, ¿quién es usted? -dijo José

La hija de José pidió al sacerdote que fuera a su casa a rezar una oración para su padre que estaba muy enfermo.

Cuando el sacerdote entró a la habitación, encontró al hombre en su cama con la cabeza levantada por un par de almohadas.

Había una silla al lado de la cama, por lo que el sacerdote pensó que él sabía que vendría a verlo.

Page 2: - Supongo que me estaba esperando, ¿no? -le dijo. - No, ¿quién es usted? -dijo José

- Supongo que me estaba esperando, ¿no? -le dijo.

- No, ¿quién es usted? -dijo José.

-Soy el sacerdote que su hija llamó para que orase con usted; cuando entré y vi la silla vacía al lado de su cama supuse que me esperaba.-¡Ah si!, la silla. ¿Le importa cerrar la puerta? -dijo el hombre enfermo.

Page 3: - Supongo que me estaba esperando, ¿no? -le dijo. - No, ¿quién es usted? -dijo José

El sacerdote, sorprendido, cerró la puerta.

José le dijo:

- Nunca le he dicho esto a nadie, pero toda mi vida la he pasado sin saber cómo orar. Cuando he ido a la Iglesia oí siempre con atención y respeto de la oración; cómo se debe orar y los beneficios que trae...

...pero siempre, esto de la oración… ¡no sé!... Me entra por un oído y me sale por el otro.

Page 4: - Supongo que me estaba esperando, ¿no? -le dijo. - No, ¿quién es usted? -dijo José

- De todos modos no tengo idea de cómo hacerlo. Entonces... hace mucho tiempo que abandoné por completo la oración.

- Esto ha sido así hasta hace unos cuatro años, cuando hablando con mi mejor amigo me dijo:

- José, esto de la oración es simple-mente tener una conversación con Jesús; te sugiero que lo hagas...

Page 5: - Supongo que me estaba esperando, ¿no? -le dijo. - No, ¿quién es usted? -dijo José

- Te sientas en una silla y colocas otra vacía enfrente; luego con fe miras a Jesús sentado delante de ti.

- No es ninguna locura hacerlo, pues Él nos dijo:

“Yo estaré siempre con vosotros”

- Por lo tanto, le hablas y lo escu-chas, de la misma manera como lo estás haciendo ahora conmigo.

Page 6: - Supongo que me estaba esperando, ¿no? -le dijo. - No, ¿quién es usted? -dijo José

- Así lo hice una vez y tanto me gustó que lo he seguido haciendo unas dos horas diarias desde entonces.

- Siempre tengo mucho cuidado de que no me vea mi hija, pues me internaría en un manicomio.

El sacerdote sintió una gran emoción al escuchar esto y le dijo a José que era algo muy bello lo que venía haciendo, y que no lo dejara de hacer mientras viviera.

Page 7: - Supongo que me estaba esperando, ¿no? -le dijo. - No, ¿quién es usted? -dijo José

Luego rezó una oración con él y le dio la extremaunción.

Dos días después, la hija de José llamó al sacerdote para decirle que su padre había fallecido.

El sacerdote le preguntó:

- ¿Falleció en paz?

- Sí, cuando salía de casa a eso de las dos de la tarde me llamó y fui a verlo a su cama.

Page 8: - Supongo que me estaba esperando, ¿no? -le dijo. - No, ¿quién es usted? -dijo José

- Me dijo que me quería mucho y me dio un beso.

- Al regresar después de hacer unas compras, una hora más tarde, ya lo encontré muerto.

- Pero hay algo extraño al respecto de su muerte. Aparentemente justo antes de morir, se acercó a la silla que estaba al lado de su cama y recostó su cabeza en ella. Así me lo encontré.

- ¿Qué cree usted que puede significar eso?

Page 9: - Supongo que me estaba esperando, ¿no? -le dijo. - No, ¿quién es usted? -dijo José

El sacerdote, profundamente estre-mecido, se secó las lágrimas de emoción y le respondió:

- Ojalá que todos nos pudiésemos ir de esa

manera.

Page 10: - Supongo que me estaba esperando, ¿no? -le dijo. - No, ¿quién es usted? -dijo José

“Señor, quédate

conmigo”