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ORGANIZACIONES SOCIALES Y CONSTRUCCIÓN DE CIUDADANÍA / AÑO 1 Nº 2 / NOVIEMBRE 2006 ISSN 1669-8851 Precio: $5 DOSSIER PROBLEMÁTICA DE LA TIERRA EN ARGENTINA LÍMITES Y UMBRALES DE LA PARTICIPACIÓN POPULAR ENTREVISTA A OSCAR OSZLAK / VAIVENES Y DESAFÍOS DE LAS POLÍTICAS SOCIALES / MIRADAS Y ABORDAJES DE (FRENTE A) LAS POLÍTICAS / ENTREVISTA A DANIEL ARROYO / EJES PARA INTERVENIR EN POLÍTICAS PÚBLICAS / ENTREVISTA A "REP": ALGUIEN LO TIENE QUE DECIR / PROPUESTAS PARA LA REINDUSTRIALIZACIÓN Y RECUPERACIÓN DE RECURSOS ENERGÉTICOS

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  • ORGANIZACIONES SOCIALES Y CONSTRUCCIÓN DE CIUDADANÍA / AÑO 1 Nº 2 / NOVIEMBRE 2006

    ISSN 1669-8851

    Precio: $5

    DOSSIERPROBLEMÁTICA

    DE LA TIERRA ENARGENTINALÍMITES Y UMBRALES DE LA PARTICIPACIÓN POPULAR

    ENTREVISTA A OSCAR OSZLAK // VAIVENES Y DESAFÍOS DE LAS POLÍTICAS SOCIALES //MIRADAS Y ABORDAJES DE (FRENTE A) LAS POLÍTICAS // ENTREVISTA A DANIEL ARROYO //EJES PARA INTERVENIR EN POLÍTICAS PÚBLICAS // ENTREVISTA A "REP": ALGUIEN LO TIENE QUE DECIR //PROPUESTAS PARA LA REINDUSTRIALIZACIÓN Y RECUPERACIÓN DE RECURSOS ENERGÉTICOS

  • 4 / LÍMITES Y UMBRALES DE LA PARTICIPACIÓN POPULARLas organizaciones sociales de cara a al incidencia en políticas públicasPor Néstor Borri y Fernando Larrambebere

    Sumario

    10 / TENSIONES Y (DES)ANUDAMIENTOSEntrevista a Oscar Oszlak sobre el estado, la sociedad y las políticas públicas en Argentina.Por S.P.

    15 / ¿COMPENSAR O DISTRIBUIR?Vaivenes y desafíos de las políticas sociales en argentinaPor Mariela Zanazzi y Sebastián Prevotel

    19 / DESDE EL TERRENOMiradas y abordajes de actores frente a las políticas públicasPor Verona Demaestri

    21 / LA POLÍTICA SOCIAL COMO TRABAJO Y PRODUCCIÓNEntrevista a Daniel Arroyo, secretario de políticas sociales y desarrollo humanoPor V.D.

    22 / POSICIONAMIENTOS, DEFINICIONES Y NUEVOS UMBRALESDefiniciones de las Escuelas de Ciudadanía en torno a la participación en políticas públicas

    23 / DEMOCRATIZACIÓN / DISTRIBUCIÓN / DERECHOS / DESARROLLOEjes para el abordaje de las políticas y los conflictos

    24 / ALGUIEN LO TIENE QUE DECIREntrevista a RepPor Carolina Balderrama

    27 / RECONSTRUIR LA INDUSTRIA ARGENTINALíneas de acción para la reindustrialización en el escenario posconvertibilidadPor Matías Kulfas y Martín Schorr

    30 / OTRO MODELO PRODUCTIVO / OTRO PROYECTO DE PAÍSPropuestas para desarrollar la industria nacional y recuperar los recursos energéticos FETIA / FETERA / Trabajadores Telefónicos de la CTA

    Fondo: Alfredo BenavidezBedoya / El juego del artista

    ARTISTA INVITADO / ALFREDO BENAVIDEZ BEDOYALas páginas de este número de mapas están ilustradas con grabados del artista plástico argentino Alfredo Benavidez Bedoya.

    Alfredo vive y trabaja en Buenos Aires, lugar en donde nació en 1951. Desarrolla su actividad artística principalmente en el campo del grabado

    en relieve y ha obtenido seis premios internacionales y numerosos premios de carácter nacional. Fue director de la Escuela de Bellas Artes Manuel

    Belgrano y Rector de la Escuela Superior de Bellas Artes Ernesto de la Cárcova. Actualmente es director del Posgrado en Artes Visuales del Instituto

    Universitario Nacional de Arte. Su obra artística figura en importantes colecciones -tanto públicas como privadas- de nuestro país y del extran-

    jero. La misma está condensada en tres libros acompañados por textos literarios y críticos.

    Para contacto y conocer más sobre Alfredo Benavidez Bedoya y su obra: [email protected] / www.benavidezbedoya.com

    INSERT CENTRALTIERRAS / PROCESOS Y TENDENCIAS EN TORNO A LA DISTRIBUCIÓN DE LA RIQUEZA

  • Editorial

    DIRECCIÓNNestor Borri / Fernando Larrambebere

    COORDINACIÓN Y PRODUCCIÓNSebastián Prevotel

    COLABORAN EN ESTE NÚMEROCarolina Balderrama / Verona Demaestri /

    Mariela Zanazzi

    AGRADECIMIENTOSAlfredo Zaiat / Matías Kulfas / Martín Schorr /Federación de Trabajadores de la Industria dela Argentina / Federación de Trabajadores de

    la Energía de la Argentina / TrabajadoresTelefónicos de la CTA / Productora Huellas /

    Grupo Mirada Photo

    COMPOSICIÓN DE TAPA Y DISEÑO EDITORIALLuciana Amado

    ILUSTRACIONESAlfredo Benavídez Bedoya

    CORRECCIÓNMirta Braida

    IMPRESIÓNImprenta Minigraf / [email protected]

    ILUSTRACIÓN DE TAPAApoteosis y linchamiento del artista (Detalle)

    Alfredo Benavídez Bedoya

    Permitida la reproducción a condición de citar lafuente y enviar publicación a La redacción. Autores

    y entrevistados son responsables de sus ideas.

    ISSN 1669-8851Registro de propiedad intelectual en trámite.

    mapases una publicación editada por el

    CENTRO NUEVA TIERRA / Piedras 575 PB(C1070AAK) Ciudad de Buenos Aires - Argentina

    Tel / fax: (0054-11) 4342-0869 / 4345-4774

    [email protected]/escuelasdeciudadania

    STAFF

    Esta publicación fue posible gracias al apoyo de WACC(World Association for Christian Communications)

    Son tiempos de "cambio climático" en la sociedad. La novedad pugna por surgir, amenazada -como

    toda novedad que se precie- por el retorno de "lo mismo". Inercia y ganas dan su batalla en el terre-

    no donde la creación se desbroza. La arena social y política siempre tiene algo de campo de lucha,

    pero también algo de arenas movedizas.

    Un tipo especial de crudeza es distintiva del escenario actual. Curiosamente, no es la crudeza delos '90, el frío de la intemperie a la que había sido arrojada la sociedad argentina. Aunque no hadejado de ser un escenario áspero y costoso para amplios sectores de la población, aunqueel divorcio y la fragmentación persisten; la recomposición de la autoridad del estado, con todossus límites y contradicciones, nos posiciona en otra intemperie. Aquella que se define por laausencia de viejos imaginarios, miradas y otros ropajes y resguardos. Los imaginarios que antes nos

    servían para explicar lo que pasaba y nos devolvían cierta armonía (aun en lo puramente negativo,

    armónico al fin) se han roto y, en muchos casos, están fuera de vigencia.

    Los conflictos van saliendo a flote, o al revés, se empiezan a ver a medida que descienden las aguas-depende desde dónde se lo mire-. Los tenemos en la cara. Nuevos antagonismos fuertes y descon-

    certantes se hacen evidentes. Otras relaciones entre los actores y otras "transversalidades", otros

    cortes de lo social y lo político, nuevas contradicciones en todos los niveles y escalas, interpelan a

    la sociedad y al estado. Nos provocan, nos encaran, nos insolentan.

    También es un escenario crudo porque no está "cocido", no está consolidado. Las piezas están enmovimiento y no podemos saber cuál será el resultado. La indeterminación es grande, sobre todo

    en el plano de lo público. Por eso los riesgos son más y están más a la vista: la topografía cambia

    constantemente y -como ya hemos dicho en otras ocasiones- no tenemos todavía los mapas para

    recorrerlo. Sin embargo, es un escenario más "real", que depende en mayor medida de nues-tra intervención. Son más grandes los campos para las apuestas y mayores la posibilidades quecontienen. Hay, de alguna manera, más historia, más campo de historicidad.

    Así se puede leer también la incertidumbre. Más decisión posible, más riesgo.

    Con todo esto, no sólo estado y sociedad se reconfiguran como espacios de lucha, sino quelas mismas distinciones que los separaban y conectaban, se replantean. El eje que plantea vol-ver a discutir las políticas públicas y las prácticas de incidencia y participación popular, se tornacrucial. Y en todas sus áreas, superando aquel "corralito" que encerró muchos debates sobre losocial en las políticas compensatorias o -en el mejor de los casos- las políticas sociales.

    Una de las condiciones para poder gestar un país con más distribución, más desarrollo, másdemocracia y más derechos es tener un proyecto de largo aliento que atraviese las cuestionesmás diversas: desde el perfil productivo y las políticas para distintos sectores económicos (indus-

    tria, agro, inmobiliario, impositivo, recursos naturales); pasando por la política educativa, sanitaria

    y de obras públicas; hasta las políticas de comunicación, cultura o turismo.

    Es una oportunidad: la de hacer que las políticas públicas sostenidas desde el estado sean máspolíticas y más públicas. En muchos sentidos, es el Estado en su nivel nacional el que lleva ladelantera en términos de iniciativa. Y lo hace con todas las ambigüedades, límites y aspectos críti-

    cos o criticables del caso, con todas sus contradicciones. La invitación es, justamente, a interveniren esos límites y zonas grises.

    Es la densidad del presente: en cada zona ambigua, contradictoria, incierta, hay una decisión en

    filigrana, al trasluz. Puestas a reconocerse sobre un horizonte imaginado y propuesto, la mirada que

    descubre esta filigrana es ni más ni menos la de los sujetos políticos, populares, ciudadanos y cre-

    ativos, que se reconocerán en ese encuentro. Sumar a eso, representar y orientar esa imaginación

    política, sostener esa mirada y los viajes que la convocan: por ahí van estos nuevos mapas.

    Intervenciones

  • LÍMITES Y UMBRALESde la participación popular

    ORGANIZACIONES SOCIALES DE CARA A LA INCIDENCIA EN POLÍTICAS PÚBLICAS

    # 4

    BRUJULA

    Por Néstor Borri y Fernando Larrambebere*

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  • Para que el imperativo de "incidir" en las políticas públicas no se transforme en una coartada para volver a esquivar a la polí-tica, el desafío central es trazar las fronteras que distinguen las prácticas deseables y transformadoras de aquellas animadasy sostenidas por la inercia. Sencillamente se trata de registrar que, si la participación es importante, no menos importante esadvertir que la incidencia de una sociedad civil marcada y formateada por 30 años de neoliberalismo, difícilmente garantiza-rá nuevos aires en las políticas. Se plantea la necesidad de una mirada que marque el doble desafío de democratizar tanto la sociedad como el estado, desman-telando la matriz neoliberal que, más allá de la voluntad de los actores, es el punto de partida de ambos. Al mismo tiempo, lamirada exige descubrir -y en muchos casos construir- un horizonte que entienda la distribución de la riqueza como el vector prin-cipal a considerar, con lo que esto implica de desnaturalización de la sociedad dual y de eliminación de la desigualdad -y de susformas sofisticadas de subsistencia, incluso las políticamente correctas como algunas formas del "respeto al diversidad" o de for-talecimiento del "tercer sector"-.Así y todo, la oportunidad y la exigencia de co-incidir puede ser una conjugación, un escenario y un canal de repolitización de lasproblemáticas sociales y de los proyectos de país que, partiendo de una interpelación del conflicto social, se trasforme en unejercicio de traducción de las demandas populares en políticas apropiadas que promuevan la calidad de vida, la democratizacióny, finalmente, niveles más altos de felicidad social y un presente y un futuro mejor repartidos. Lo que viene a continuación son una serie de planteos y criterios para una mirada crítica de la cultura política, las concepcionessobre el cambio y las prácticas de participación, especialmente las que circulan en las organizaciones sociales y en muchos agen-tes de la sociedad y el estado. Esta autorreflexión aparece como un desafío central: porque se trata de desmantelar no sólo unasrealidades, sino también unas formas de mirarlas y nombrarlas, de intervenirlas y de (re) producirlas.

    * Miembros del Centro Nueva Tierra. Coordinadores del proyecto Escuelas de Ciudadanía.

    ASUMIR LAS CONTRADICCIONES,CRITERIO, CONDICIÓN Y OPORTUNI-DAD BÁSICA DE PARTICIPACIÓN.

    A la hora de revisar los distintos abordajes de

    las políticas públicas que hacen las organizacio-

    nes sociales (y otros sectores, sin excluir ámbi-

    tos del estado y partidos políticos), aparece una

    marcada tendencia a condenar el carácter con-

    tradictorio de las mismas. Así, se critica que las

    políticas no tienen un solo sentido, o que en los

    hechos nunca responden a "lo que queremos", a

    las reivindicaciones propias.

    En una sociedad compleja como la nuestra, laspolíticas públicas son inevitablemente con-tradictorias. Están atravesadas por contradic-ciones. El problema es qué hacer con ellas.

    Querer eliminar las contradicciones de las polí-

    ticas públicas no es diferente a querer eliminar

    los conflictos de la cuestión política. En otras

    palabras, a eliminar la política.

    Respecto a lo "apropiado" que pueda ser parti-

    cipar y los intereses "propios", justamente, en la

    política, el "nosotros" nunca se termina deconstituir, está en discusión. Meterse, involu-

    crarse en incidencia política, supone como con-

    dición dejar de ser "muy" nosotros. Reconocerse

    en "nosotros" más amplios, contradictorios,

    complejos, impuros e incompletos. Conflictivos.

    Esto no significa abandonar las reivindicaciones

    propias. Pero sí supone entender que lo "pro-pio" en términos políticos, ciudadanos ydemocráticos es fruto de una negociación y,más rigurosamente, de una articulación.Asumir esto no significa abandonar ni descono-

    cer lo singular. Sin embargo, requiere reconocer

    sus límites, para ver cómo interroga y es inte-

    rrogado por cuestiones más generales. Este punto pone en cuestión la lógica, la identi-

    dad y la autocomprensión de muchas organiza-

    ciones sociales, de muchas ONGs y de sus prácti-

    cas, luchas y reivindicaciones: están construidas

    sobre la identidad y el protagonismo. Pero, en la

    medida en que deseen o arriesguen a intervenir

    políticamente, han ser traccionadas y transfor-

    madas por el desafío de meterse en lo colectivo,

    en identidades más amplias y abiertas. Y en la

    construcción de ciudadanía. Esto no sucede sin

    costos; no sólo operativos, sino también identita-

    rios. Las organizaciones sociales están construi-

    das estructuralmente sobre el conocimiento

    directo, la reivindicación particular y la apropia-

    # 5

    BRUJULA

    1.

  • BRUJULA# 6

    ción cercana; y mucho más en el contexto de la

    fragmentación y asilamiento que supusieron las

    realidades de los últimos 30 años. Las políticaspúblicas necesariamente tienen que ver conlo indirecto, lo mediado, lo que supera lomicro y su especificidad y con cierta "distan-cia" con lo de cada uno. Por eso, "lo local, lo sectorial, lo propio" tiene que

    ser revisado a la hora de proponer políticas.

    Porque no todas las organizaciones son iguales, el

    todo social -cosa obvia por otro lado, pero nece-

    saria de ser recordada- no está hecho de sumas

    de reivindicaciones de organizaciones. Y porque laorganización no es todo: ningún actor agota larepresentación de la sociedad ni de sus conflictos,

    ni siquiera de los conflictos específicos.

    LUCHAS POR EL SENTIDOMuchas veces, aparece frente a la

    oportunidad de participación o invo-

    lucramiento, la expectativa de que las políticas

    públicas sean "claras y transparentes": que ten-

    gan un sentido unívoco y evidente. En clave a

    rediseñar la cultura política de las organizacio-

    nes sociales, no se trata tanto de entender, des-

    cubrir o develar qué sentido tienen las políticas

    como de disputarlo. Si esperamos que el senti-do de las políticas venga "hecho", sencilla y

    necesariamente, no tendremos ningún lugar en

    ellas, ni vale la pena disputarlo.

    Necesariamente, las políticas siempre son opacas,

    parcialmente determinadas y explicitadas. Y la

    intervención en ellas es, como contrapartida, no

    garantizada y parcial. No se trabaja ni se incide

    con proyectos "claros". Se lo hace con proyectos

    interpelantes, en apuesta, que preguntan a lasociedad y al estado. La traducción de lasdemandas populares en políticas públicassiempre es parcial y está en camino.Esto no significa que todo es negociable. Siempre

    hay un resto que no se negocia, unos mínimos

    que no se resignan. Pero sí significa que el ánimo

    de replanteo y negociación siempre está abierto.

    Una política siempre está inconclusa. Y una estra-

    tegia de incidencia -si quiere ser estratégica e

    incidir- además de reconocer eso, debe ser formu-

    lada como abierta, como incompleta. Parcial.

    ¿Dónde encontrar la "claridad" y el "sentido" de

    una política? En varios lugares y siempre par-

    cialmente: En su diseño, en el actor o los acto-

    res que la proponen, en su implementación, en

    los actores que convoca, en sus resultados

    directos o indirectos.

    La pregunta, entonces, no es qué dicen, qué clari-

    dad tienen las políticas; sino: dónde podemosseguir construyendo un significado y unasimplicancias populares y democráticas de esasmismas políticas. Esto hace que una política nunca esté termina-

    da, y al mismo tiempo que siempre sea posible

    dar nuevas batallas. En política, y en incidencia

    política, nunca está dicha la última palabra.

    Abrir la palabra y con ella replantear las deci-

    siones y sus alcances es, justamente, lo que

    constituye la política.

    LOS CAMINOS DEL CAMBIOLos cambios vienen de quienes deci-

    den cambiar. No surgen siempre

    desde abajo hacia arriba. Y no siempre que vie-

    nen de abajo son buenos. Lo sabemos por expe-

    riencia, más allá de que nuestras propias matri-ces ideológicas -allí donde no son matricespolíticas- no nos dejan ver algo tan elemental.

    Unas ideas topográficas sostienen construccio-

    nes ideológicas y autorreferencias que están lejos

    de ser inocentes, y mucho más de ser transfor-

    madoras. Se maneja una imagen donde la socie-

    dad está abajo y el estado está arriba. Y eso no es

    necesariamente así. Por el mismo motivo que el

    poder es complejo y su funcionamiento no es el

    de un ascensor. La dinámica social que supone

    que los cambios han de venir desde "abajo" y

    desde la "sociedad (civil)" son un constructoideológico fuertemente traspasado y forma-teado con éxito por el neoliberalismo, másallá de los orígenes de estos tópicos.

    En la historia argentina, los cambios no han

    venido necesariamente desde abajo, al menos

    no en los términos que suponen y predican

    estos "mapas" de la sociedad y el cambio. Y

    cuando así ha sido, no necesariamente han sido

    liberadores, emancipadores, democratizantes.

    Actualmente, en unas muchas áreas de proble-

    máticas y de conflictos en nuestro país, la

    sociedad (civil) está por detrás del Estado.

    Con perspectiva histórica -y con rigor político y

    alerta ideológico- es preciso revisar la idea de

    cambio social, de cambio democrático, y verqué significa eso en relación a las expectativas

    que tenemos de los distintos sectores. Esto

    implica buscar maneras de comprender lasociedad y los procesos políticos en toda sucomplejidad. No supone abandonar ni desco-nocer el valor y el sentido de la participación de

    las mayorías, ni supone un "todo vale" ético.

    Pero sí exige una mirada más precisa sobre laidea de cambio, sobre el sentido político delcampo popular, de la acción política mismay de la práctica democrática. Ni basismos ni esencialismos deshistorizados

    sirven para construir para las mayorías: son la

    contrapartida en espejo del elitismo y del con-

    servadurismo.

    TRANSFORMAR LO QUE SOMOSLas organizaciones sociales, y quizás

    muy especialmente las organizacio-

    nes socio-comunitarias, han sido formateadaspor el neoliberalismo. El "formateo", en infor-

    mática, es precisamente "la estructura lógica".

    En los más inesperados ámbitos, se siguehablando del Estado, la sociedad civil, lasorganizaciones y la política desde una "gra-mática neoliberal". Esto es un desafío muy fuerte, ya que muchas

    organizaciones no son "accidentalmente" neo-

    liberales, sino que está en sus prácticas, en las

    acciones y los impulsos que las constituyeron

    en el período de los '90. Esos elementos son

    tan hondos, tan fuertes, tan constitutivos, que

    no son algo "que les pasa" o "que hacen", sino

    que en algún punto les da todo su carácter de

    organización. Dicho con crudeza: son, en gran

    medida e incluso estructuralmente, con-gruentes con el procesamiento neoliberal-resistencial del conflicto social tal como seplanteó en los '90.

    Lo cual plantea algo muy duro a la hora de

    comprender el sentido y las consecuencias polí-

    UNA POLÍTICA SIEMPRE ESTÁ INCONCLUSA.Y UNA ESTRATEGIA DE INCIDENCIA-SI QUIERE SER ESTRATÉGICA E INCIDIR-ADEMÁS DE RECONOCER ESO, DEBE SERFORMULADA COMO ABIERTA,COMO INCOMPLETA. PARCIAL.

    3.

    4.

    2.

    Ilustración: Alfredo Benavidez Bedoya / Diez máximas mínimas (Detalle)

  • BRUJULA

    ticas de las prácticas y de la

    identidad misma de las organi-

    zaciones: en muchos casos, son

    fuertemente funcionales a la

    reproducción de lo que dicen combatir.

    La práctica política y el ejercicio de la inciden-

    cia no sólo fortalecen a las organizaciones

    poniéndolas ante nuevos desafíos. La inciden-cia, la política, invitan e incluso exigen des-armar las organizaciones existentes y crearotras. Hay que transformar las prácticas:dentro de ellas, también las prácticas decreación de organizaciones. Dicho de otra manera: la incidencia no es sólo

    incidir sobre otros, sino que, en el mismo

    movimiento, incide sobre la propia identidady mediaciones colectivas. La política, losintereses políticos, no son sólo algo que se

    "saca" de la propia identidad para trasformar

    "el afuera", sino que revierte sobre los pro-pios sujetos que apuestan a la transforma-ción. De la misma manera, lo público no essólo el contexto al que hay que llegar, que está

    "ahí afuera". Es también un campo que hayque construir y definir, por un lado; y algoque atraviesa, que hace "públicas" a las orga-

    nizaciones -las "publiciza"- abriéndolas, inte-

    rrogándolas e interpelándolas hasta lo medu-

    lar: invitándolas a correr y abrir las fronteras

    de lo que hacen, lo que las organiza y lo que

    las define.

    AMPLIACIÓN Y ARTICULACIÓNDE LAS POLÍTICASDesde una "gramática neolibe-

    ral" de la política pública -que, como dijimos,es todavía fuertemente hegemónica- muchas

    veces las únicas políticas que incumben a las

    organizaciones sociales son -en el mejor de los

    casos- las vinculadas a la lucha contra la

    sectores, revisar la clasificación misma de sec-

    tores disponibles, y ver lo que no queda con-

    templado en ningún sector.

    Del otro lado de estas tensiones y desafíos, apare-

    ce el hecho incuestionable de que nada como la

    especificidad temática, lo local o las cuestiones

    sectoriales, se manifiesta con la misma fuerza

    aglutinadora, convocante y articuladora. Pero se

    trata de "pagar el precio"(político, organizativo,

    ideológico) de deshacer esos "corralitos", evaluan-

    do en todo caso si es que vale la pena. Y si vale lo

    que cuesta. Y ver el costo de no salirse de ellos.

    LA PARTICIPACIÓN INFLACIONADA El carácter participativo de laspolíticas es necesario e indispensa-

    ble, pero también es insuficiente. No bastacon valorar espacios, prácticas y proyectos

    poniéndoles la etiqueta de "participativo".

    Es importante reconocer en qué medida nuestra

    idea de participación está fuertemente condi-

    cionada por la idea y propuestas de participa-

    ción elaboradas sobre todo por el Banco

    Mundial y otros organismos similares en los '90.

    No hay que olvidar que el neoliberalismo fuey es muy participativo. Se trata, de considerar el sentido y la consisten-

    cia política de la participación y sus resulta-dos: ver los límites de la participación, verquiénes no participan, ver las consecuencias de

    la participación.

    Pasteurizada y al mismo tiempo transformada

    en "marca de origen" de las política focalizadas,

    la participación y la demanda de participa-ción "sin atributos" (o con los atributos implí-citos o implicitados por la ideología que repro-

    duce la sociedad dual y fragmentaria, ofrecien-

    do participaciones diferenciales a cambio de

    sobrevivencia a medias para los pobres y a cam-

    bio de ganancias extraordinarias), exigen ser

    fuerte y crudamente revisadas.

    Dicho por la inversa y forzando los términos:

    ¿Por qué la participación habría de ser el precio

    de los derechos? O, sintetizando en una ecuación

    interrogativa: ¿bajo qué condiciones participa-

    ción supone decisión y decisión implica transfor-

    maciones con consecuencias? Y forzando aún

    más, a modo de provocación: acaso, en una

    sociedad más equitativa, ¿la participación no

    debería ser sólo la elegida, porque la calidad de

    vida está garantizada a priori? Sin desconocer elriesgo desmovilizante, la inflexión e infección

    pobreza. Desde la experiencia, todas las demás

    resultan lejanas o son prácticamente ajenas y

    desconocidas. Se viven los conflictos o las con-

    secuencias de los conflictos que implican estas

    políticas. Pero se experimenta y se visualiza

    sólo un área de las mismas. Se abre una brechade contenido, posibilidades de intervención y

    escala y magnitud entre problema y respuesta.

    Recorrer la distancia que abre esa brecha supo-

    ne una comprensión de cómo diversas políticas

    atraviesan los diferentes contextos y realidades

    experimentadas por colectivos sociales, y asu-

    mir un tipo de lucha que no sólo se para en la

    "sobrevivencia" ( y lo que ella deja ver y espe-

    rar) sino que se plantea en términos de ciu-dadanía. Una lucha que no asume sólo lo coti-diano sino que mira con mirada de proyecto.También supone levantar la cabeza por sobrelas políticas sectoriales -que muchas vecesson sólo políticas focalizadas maquilladas de

    amplitud, desde los planteos estatales y mucho

    más desde algunas propuestas de organizacio-

    nes-. Es necesario revisar esto en cinco senti-

    dos: ver los otros sectores, ver lo intersectorial,

    ver lo que atraviesa como común a todos los

    # 7

    6.

    5.

    LAS ORGANIZACIONES SOCIALES,Y QUIZÁS MUY ESPECIALMENTE LASORGANIZACIONES SOCIO-COMUNI-TARIAS, HAN SIDO FORMATEADASPOR EL NEOLIBERALISMO. EN LOSMÁS INESPERADOS ÁMBITOS,SE SIGUE HABLANDO DELESTADO, LA SOCIEDAD CIVIL,LAS ORGANIZACIONESY LA POLÍTICA DESDE UNA"GRAMÁTICA NEOLIBERAL".

    Ilustración: Alfredo Benavidez Bedoya / El pasaje (Detalle)

  • ideológica a la que esta sujeto lo participativo,

    llama a hacer reflexiones de fuerte impacto.

    ORGANIZACIONES SOCIALES,CIUDADANÍA, SOCIEDADEn muchos discursos y estrategias, es

    común identificar que las organizaciones socia-

    les son la sociedad o son la ciudadanía. Oidentificar "sociedad civil" con "sociedad". Sin

    hablar de otras secuencias de identificación

    más groseras -pero no menos habituales- como

    "tercer sector = sociedad civil".

    La mayoría de las personas no está en lasorganizaciones. Éstas últimas son sólo un sec-tor, una parte, relativamente significativa y no

    en todos los casos representativa (o representa-

    tiva en sólo en cierta forma y aspectos) de los

    intereses sociales.

    El hecho de que el estado dé participación a las

    organizaciones sociales no garantiza que haya

    participación ciudadana y participación social

    democrática amplia. Es más, en muchos casos,

    las organizaciones sociales taponan las posibili-

    dades de participación, acaparan oportunida-

    des, y no son un factor democratizante de vin-

    culación con el estado.

    Es una obviedad pero debemos recordárnoslo: lasorganizaciones sociales no son la esencia últi-ma de la sociedad. Porque efectivamente no loson, pero además porque, en términos políticos

    democráticos, la sociedad no tiene esencia últi-

    ma. Y nunca es posible dar por "terminada" la

    presentación de intereses de la sociedad. Porque

    esos intereses no están constituidos antes dela lucha y la intervención política.Esto no quiere decir que las organizaciones

    sociales no sean valiosas, importantes o incluso

    fundamentales: justamente, marca en qué

    medida lo son y cuál es el valor real que tienen

    si son desplegadas en un proceso democra-tizador. Las organizaciones sociales son valio-sas porque son capaces, o han sido capaces en

    determinados contextos, de procesar ciertos

    conflictos sociales, de responder a ciertas

    demandas materiales y simbólicas. Pero ese es

    sólo el punto de partida político. La ciudadanía -sus mediaciones, sus formas deorganizarse, sus formas de movilizarse- siempre

    es mayor que las organizaciones sociales: por-

    que hay otras formas organizativas que no son

    lo que llamamos organizaciones sociales, por-

    que hay otras organizaciones sociales, porque

    hay ciudadanía no organizada pero sí moviliza-

    da, hay ciudadanía no movilizada pero sí activa,

    y hay ciudadanía no activa pero que también es

    sujeto -y muchas veces sujeto popular y demo-

    crático- de derecho.

    Y lo mismo podemos decir de la relación ciuda-danía-sociedad: no toda la sociedad se haconstituido en ciudadanía. Por eso mismo laciudadanía es una construcción. Nunca se puede terminar de decir "esto" es la

    sociedad, "hasta acá llega". La historia, justa-

    mente, es una historia de cómo ampliar las fron-

    teras de la sociedad, de trazar nuevas fronteras.

    La ciudadanía es lo que resulta del trazado deesas fronteras con ánimo, objetivo y apuestade ampliar y crear igualdad y libertad. Lasorganizaciones son unos modos de reconoci-

    miento y acción que permiten organizar esa cre-

    ación colectivamente. Lo que llamamos "organi-

    zaciones sociales" hoy es un conjunto situado en

    el tiempo y el espacio, en relaciones de poder y

    fruto de procesos concretos más o menos recien-

    tes, que sirvieron para eso. Históricas, al fin.

    HORIZONTE DE PROYECTO /PROYECTOS DE HORIZONTEVale la pena preguntarnos por el

    grado de consistencia de las políticas públicas y

    en qué medida las políticas que hay asumen

    dimensión y horizonte de proyecto. Esto nose circunscribe sólo al Estado, lo mismo pasa

    con las organizaciones sociales. Tienen gran

    cantidad de experiencias e iniciativas. Pero,

    ¿son consistentes entre sí? ¿Acaso no es posible

    pensar también que el problema es que son

    demasiadas iniciativas, todas pequeñas o inclu-

    so, a veces, insignificantes?

    Por diversos factores -especialmente la crisis de

    legitimidad del modelo de los '90- en los últi-mos años se abrió la posibilidad de pensar elpaís como proyecto, la sociedad como cons-trucción. La profundidad de la crisis puso en

    duda lo dado, y cuestionó hondamente las pro-

    puestas de urgencia y corto plazo, los parches.

    También puso y pone en evidencia que la reali-

    dad, la experiencia, lo cotidiano, es fruto de

    políticas, de decisiones. Puso en evidencia -par-

    cial pero crudamente- los límites de las políti-

    cas y las políticas mismas. Puso en escena que

    no eran “la realidad”, la única alternativa.

    La crisis también reabrió el espacio de lo públi-

    co, y la forma y los límites del poder de los acto-

    res que sostenían esas políticas: La arena políti-

    ca y el campo del discurso, de lo que se puede

    decir y esperar escuchar.

    Por eso, los procesos e iniciativas de construc-

    ción e incidencia en políticas públicas están -en

    términos pedagógico-políticos y de compren-sión de los actores- en la secuencia de seguir

    procesando aquello que la crisis dejó para ser

    re-conocido, seguir desaprendiendo lo que se

    había incorporado y profundizar las posibilida-

    des de salir del shock y la tendencia a la urgen-cia y lo inmediato -al mismo tiempo que se

    atiende, sin dudas, pero a fondo, lo urgente-.

    Pensar proyectos, modelos, medianos y lar-gos plazos, replantear matrices, revisar lasprácticas historizando, crear nueva institu-cionalidad y reglas de juego es la contraca-ra, el complemento y la base necesaria pararealizar procesos e iniciativas de incidenciaen políticas públicas: si no, se plasmarán en unescenario que las abortará rápidamente, reab-

    sorbiendo de manera diferencial y por separado

    su potencial transformador, que al ser parciali-

    zado, es en no poca medida abortado.

    Esto es como un segundo plano: la necesidad de

    una "meta política", una política que permitapensar políticas. Tiene que ver con la democra-

    tización, con la institucionalización, con las

    estrategias de politización de la sociedad, con la

    creación de actores, con la invención de partici-

    pación, y también con reconstruir los símbolosque nos permiten politizarnos y hacernos públi-

    cos a partir de sostener, políticamente, un con-

    junto de interrogantes abiertos.

    BRUJULA# 8

    8. LAS ORGANIZACIONES SOCIALESNO SON LA ESENCIA ÚLTIMA DE LA SOCIEDAD. PORQUEEFECTIVAMENTE NO LO SON,PERO ADEMÁS PORQUE,EN TÉRMINOS POLÍTICOSDEMOCRÁTICOS, LA SOCIEDADNO TIENE ESENCIA ÚLTIMA.

    7.

    Ilustración: Alfredo Benavidez Bedoya / Diez máximas mínimas (Detalle)

  • DEL APRENDIZAJE A LA ACCIÓNY VICEVERSALas organizaciones sociales ponen

    muchas energías en la formación. ¿Cuánto de lo

    que hoy tienen en sus agendas se traduce en

    acción? ¿Y cuánta de esa acción adquiere con-

    sistencia de proyecto?

    Entonces, la pregunta es cómo se va del apren-dizaje a la capacidad, de la capacidad a laacción, y de la acción al proyecto. ¿Cómodesarrollar una dinámica que permita hacer eso

    y hacerlo ampliando la escala de incidencia yel grado de politización?Lo mismo sucede con las organizaciones o sec-

    tores sociales que tienen propuestas excelentes

    para hacer, pero no tienen ninguna estrategia ni

    fuerza social para implementar, ni ninguna per-

    cepción de que no se trata de tener ideas y pro-

    yectos sino también de constituir una inter-pelación, unos procesos y unas mediacionesorganizativas e institucionales que permitancrear y sostener los actores y el poder quesostenga esas ideas. Aparece entonces la necesidad y el desafío de

    detectar, promover y diseminar las capacidades

    de articulación y las mediaciones de acumulación

    de poder-saber, como parte central del stock decapacidades a instalar hoy en el conjunto de las

    organizaciones del campo popular y democrático.

    LA SUPERACIÓN DE LA IMPUGNACIÓNDEL ESTADO Y DE LA POLÍTICA¿Cómo desandar, desaprender, desac-

    tivar y transformar en otra cosa el fuerte "anties-tatalismo" que atraviesa el discurso y la prácticade tantas organizaciones sociales?

    Antiestatalismo que se manifiesta ambiguamen-

    te y que tiene un origen histórico contradictorio.

    Antiestatalismo que, paradójicamente, tiene

    componentes democráticos: porque reflejatanto la memoria de la lucha contra el estado

    burocrático autoritario de la dictadura, y la resis-

    tencia al estado tecno-burocrático neoliberal,

    apropiado por los sectores del capital concertado.

    Pero que también tiene componentes comu-nitaristas con filigrana de ideología de mer-cado: en el mismo momento que opone la comu-nidad al estado, superpone y da coartada a la

    lógica del mercado en la "sociedad (civil)".

    ¿Que transformaciones hacer para que el dis-

    curso y la práctica promedio de las organizacio-

    nes no sea tan parecida a la que se espera y es

    funcional en un país en el que el estado es "chi-

    quito", ineficiente, burocrático, débil y conde-

    nable a la vez? ¿Cómo poner en evidencia la

    equivalencia de este discurso, muchas veces

    patinado de solidaridad y participación, con lo

    que dicen del estado las grandes empresas?

    ¿Cómo hacer para no ser tan "ONG", para noser tan "no gubernamentales"? No es casualque, de entre todos lo términos con que se

    denominan a las organizaciones sociales, y a

    pesar de ser uno de los más hostiles y lejanos al

    lenguaje común, sea éste el que más se instaló

    como denominación general. En el mismo movi-

    miento donde, para las personas "comunes" y en

    el discurso "habitual", organizaciones "popula-

    res" se ha vuelto una denominación entre ver-

    gonzante y anacrónica.

    En muchos casos, esa definición de "no guber-

    namentales", con todos los valores que pudo

    tener, tiene una matriz demasiado funcional a

    un modelo donde la fuerza del mercado es la

    que termina regulando lo que pasa en la socie-

    dad, aunque sea bajo la forma de una sociedad

    civil hecha a su imagen y semejanza, y limitan-

    do -aunque siempre y sólo en clave de "achi-

    car"- al estado.

    Las organizaciones sociales tienen el desafío de

    proponer políticas públicas y de incidir en ellas.

    Pero, tanto como eso, existe el desafío de

    reconstruir el Estado democrático, y cabe a lasorganizaciones unas tareas y unos esfuerzosen esto, en el mismo movimiento en que sehace necesario "desmantelar" la sociedad civilformateada desde la dictadura a los '90, cuyagramática, imaginario e ideología siguen orien-

    tando muchas intervenciones y propuestas.

    Un conjunto de desafíos aparecen entonces en

    reconducir, redireccionar, ampliar, desmantelar

    o disciplinar sectores de la sociedad y el Estado,

    allí donde se han funcionalizado a intereses pri-

    vatizantes y concentrados. Recomponer un tipo

    de eficacia y de eficiencia, volver a valorar al

    Estado en todos sus niveles, reconstruyendo al

    mismo tiempo su autoridad y su dinámica

    democrática. Teniendo en cuenta, además, que

    tiene que ser un Estado al servicio de la socie-

    dad y no a la medida de "las organizaciones".

    Y reconociendo que, en una democracia, el esta-do tiene un componente democrático, uncomponente técnico -tecnocrático, valedecir, sin miedo- y burocrático. Y que esto esno sólo inevitable, sino necesario.Representantes, funcionarios, técnicos: todos son

    necesarios, con sus lógicas, para la creación e

    implementación de políticas públicas.

    También los cuadros y miembros, dirigentes y

    expertos, de las organizaciones sociales se involu-

    cran de diferente manera en instancias y agencias

    gubernamentales. Puede ser visto como un proce-

    so negativo, de "cooptación", pero tambiénpuede considerarse que la cooptación no es mala

    en sí misma, sino que debe ser juzgada por su sen-

    tido y resultados. Y por los procesos que desenca-

    dena, y los espacios democráticos que habilita.

    Este artículo fue elaborado a partir de la refle-

    xión en ámbitos de trabajo que el CentroNueva Tierra lleva adelante junto con dirigen-tes de organizaciones sociales que sostienen la

    iniciativa de formación Escuelas deCiudadanía y la articulación regional llamadaEspacio NOA.El texto surge de una serie de 3 documentos refe-

    ridos a los desafíos de la construcción de políticas

    públicas en Argentina y su relación con las prác-

    ticas de participación popular, la construcción de

    ciudadanía y las organizaciones sociales. Cada

    documento plantea, de manera sintética, 10

    cuestiones o entradas a la problemática.

    Todos están disponibles en:www.nuevatierra.org.ar

    10.

    LAS ORGANIZACIONES SOCIALES TIENENEL DESAFÍO DE PROPONER POLÍTICASPÚBLICAS Y DE INCIDIR EN ELLAS.PERO, TANTO COMO ESO, EXISTE EL DESAFÍODE RECONSTRUIR EL ESTADO DEMOCRÁTICO,Y CABE A LAS ORGANIZACIONES UNAS TAREASY UNOS ESFUERZOS EN ESTO, EN EL MISMOMOVIMIENTO EN QUE SE HACE NECESARIO"DESMANTELAR" LA SOCIEDAD CIVILFORMATEADA DESDE LA DICTADURAA LOS '90, CUYA GRAMÁTICA, IMAGINARIOE IDEOLOGÍA SIGUEN ORIENTANDO MUCHASINTERVENCIONES Y PROPUESTAS.

    BRUJULA# 9

    9.

    m.

    Ilustración: Alfredo Benavidez Bedoya / Diez máximas mínimas (Detalle)

  • TENSIONESy (des)anudamientos

    OSCAR OSZLAK:EL ESTADO, LA SOCIEDAD Y LAS POLÍTICAS PÚBLICAS EN ARGENTINA

    Pensar la incidencia y la participación en políticas públicas en Argentina implicaproblematizar la cuestión del poder, así como dar cuenta de los procesos y escenarios

    de la democracia en su complejidad. Oscar Oszlak, cientista político con una larga trayectoriade investigación de las relaciones entre estado y sociedad en América Latina,

    nos aporta miradas, herramientas e interrogantes para este abordaje. S.P.

    # 10

    CARTÓGRAFOS Y NAVEGANTES

  • CARTÓGRAFOS Y NAVEGANTES # 11

    1. Oszlak, O.; O´Donnell, Guillermo. "Estado y Políticas Estatales en América Latina: hacia una estrategia de investigación". CEDES, Buenos Aires 1976.

    Usted a trabajado en profundidad los des-arrollos de políticas públicas en AméricaLatina en las últimas décadas. ¿De quémanera define a las políticas públicas ycómo deben ser abordadas para dar cuen-ta de su complejidad real?En un trabajo ya bastante antiguo, junto con

    Guillermo O'Donnell1, definimos a las políticas

    públicas como tomas de posición de parte de

    alguien que habla en nombre del estado, frente

    a una cuestión que ha sido problematizada

    socialmente. En lugar de suponer que existe

    siempre "una" política racionalmente diseñada,

    que intenta resolver definitivamente problemas

    que están en la agenda del estado; preferimos

    referirnos a cuestiones sociales que ingresan aesa agenda, y respecto de las cuales tanto el

    estado como la sociedad van tomando posición

    en el intento de resolverlas.

    El estudio de las políticas públicas, tal como lo

    entendemos, debería centrase más en la natura-

    leza de las cuestiones sociales que plantean

    diferentes sectores de la sociedad y el propio

    estado; y, a partir de allí, analizar cuáles son las

    vicisitudes del tratamiento de esa "cuestión".

    En el trabajo con O'Donnell que ustedmenciona, dicen que las políticas públicasson "nudos de procesos sociales" ¿Quésignifica eso y cómo se vincula con la ideade "cuestiones sociales"?Una cuestión lucha con otras para ingresar a la

    agenda estatal. La problemática social siempre

    es mucho más amplia que la agenda estatal.

    Ésta última sólo permite el ingreso de algunas

    cuestiones. Esos ingresos se dan en función del

    peso de los actores sociales para plantear estas

    cuestiones, promoverlas, y conseguir que sean

    incorporadas a dicha agenda.

    La política estatal, es un momento de conden-

    sación en el cual todo el proceso social que pre-

    cede a la adopción de la política, se concreta en

    una posición tomada por alguien que habla en

    nombre del estado. En ese sentido, hablamos de

    políticas como "nudos" de un proceso social. La

    política "anuda" ese proceso y se expresa en

    algún tipo de decisión que implica la moviliza-

    ción de ciertos recursos de poder.

    Las luchas de poder determinan en ciertamedida el ingreso de determinadas cuestio-nes a la agenda. ¿Acaso no pasa lo mismo ala hora de definir el sentido con que sonabordadas esas cuestiones sociales?Las dos cosas. Hay una interpretación distinta

    del problema de la cuestión en distintos

    momentos de la sociedad.

    Por ejemplo, a mediados del siglo XX, Argentina

    tuvo problemas de crecimiento muy reducido en

    la producción agropecuaria. Algunos considera-

    ron que era un problema de precio y mercados;

    que se resolvía con la intervención de organis-

    mos que regularan los precios. Después se con-

    sideró que era un problema de tenencia y de

    propiedad de la tierra -desde esa perspectiva, en

    muchos países se crearon organismos de refor-

    ma agraria-. Y en otro momento -en el '55, con

    el famoso Informe Prebisch-, se consideró que

    había que convertir la producción agropecuaria

    en producción intensiva con incorporación de

    tecnología, con lo cual iba a aumentar la pro-

    ducción y la productividad de la tierra.

    Allí teníamos tres visiones distintas del proble-

    ma del estancamiento agropecuario, con tres

    tipos de políticas que conducen, cada una de

    ellas, a la creación de una organización de

    naturaleza diferente. En el primer caso, a una

    Junta de Granos o de Carnes; en el segundo, a

    un organismo de reforma agraria; y en el terce-

    ro, al Instituto Nacional de Tecnología

    Agropecuaria (INTA).

    En cuanto a las políticas concretas quetenemos hoy en Argentina, tomando unacaracterización que se ha aplicado sobretodo a las políticas de tipo social en sen-

    tido amplio, ¿se siguen viendo las políticasfocalizadas, privatizadas, descentralizadasque se instalaron en los '90?En comparación con los '90, en este momento

    hay una tendencia evidente hacia políticas uni-

    versales. De todas maneras, siguen existiendo

    una serie de programas sociales que nacieron

    como programas focalizados y continúan siendo

    manejados como tales.

    Hay programas focalizados que pueden ser ade-

    cuados. El problema surge cuando se genera una

    dispersión del esfuerzo del estado y una hetero-

    geneización de las prestaciones que se pueden

    producir desde el mismo: enormes problemas de

    superposición, falta de una ventanilla única para

    atender los distintos problemas de la unidad

    familiar. No hay bases de datos que relacionen a

    todo el grupo familiar. Existen redundancias por

    fuertes déficits de coordinación.

    Otro tema que tiene que ver con los lími-tes y posibilidades de las políticas, es laplanificación. Muy recurrentemente, desdediversos sectores, se le reprocha al gobier-no de Kirchner que no planificar las políti-cas. ¿Qué piensausted de eso?Ese tipo de imputa-

    ción se le podría hacer

    a cualquiera de los

    gobiernos que ante-

    cedieron al actual. En

    realidad, la gestión

    pública ha vivido

    siempre en un tiempo

    presente continuo. Elfuturo, que implica

    EN COMPARACIÓN CON LOS '90,EN ESTE MOMENTO HAY UNATENDENCIA EVIDENTE HACIA

    POLÍTICAS UNIVERSALES.

    Ilustración pág. 10: Alfredo Benavidez Bedoya / Eva Ayuna cuando sirven la Mesa de AdánIlustración pág. 11: Alfredo Benavidez Bedoya / Apoteosis y linchamiento del artista (Detalle)

  • justamente la planificación y la programación

    de las acciones que tendrá que llevar acabo el

    estado, es un tiempo que no se conjuga. El pasa-do, que equivale a la revisión de aquello que seplanificó y el grado en que se ejecutó, el moni-

    toreo y la evaluación de esa gestión, tampoco se

    conjuga como tiempo.

    Si aplicamos esta metáfora temporal a los otros

    poderes del estado, también vemos que el poder

    legislativo tampoco imagina un futuro deseable,

    siendo el poder que debería hacerlo. Por otro

    lado, el poder judicial por mucho tiempo no

    juzgó el pasado.

    La actividad pública estatal se reduce, entonces,

    a decidir cada día lo que hay que hacer. El mejo-

    ramiento de la gestión pública depende de que

    esos otros dos tiempos se conjuguen.

    ¿De qué o de quién depende que esa"conjugación" se haga efectiva y con quétipo de mecanismos?Depende de muchos, y de muchas cosas. Tienen

    que ir ocurriendo creaciones institucionales, por

    una parte. Tiene que defenderse la idea de que la

    gestión pública no se improvisa; que es necesario

    pensar estratégicamente; que la urgencia políti-

    ca no justifica la falta de un pensamiento siste-

    mático y permanente acerca de un deber ser.El "cortoplazismo" que nos ha caracterizado portantos años -sobre todo en periodos de fuerte

    inestabilidad política-, es un enemigo de la pla-

    nificación. Éste es un rasgo cultural de la socie-

    dad y también del estado.

    Albert Hirschman ha dicho que el estilo de toma

    de decisiones de los latinoamericanos se carac-

    teriza porque la motivación prevalece sobre la

    comprensión. La comprensión implica conocer,

    reunir información, sistematizarla, ganar cono-

    cimiento para orientar la acción. Eso es, justa-

    mente, planificar. Si se actúa por simple moti-

    vación, hay un interés por concluir rápidamen-

    te, por conseguir resultados inmediatos y casi

    siempre insatisfactorios.

    Respecto a la dispersión y desarticulaciónde las políticas, ¿qué desafíos se encarnanpara el Estado en la actualidad?Uno de los desafíos fundamentales que enfren-

    ta el Estado luego de las reformas de los años

    '90, es fortalecer lo que llamo el estado trans-versal. Tiene que ver con la creciente interde-pendencia entre los niveles federal, provincial y

    municipal del Estado. Hoy en día, los problemas

    de la administración pública no pasan tanto por

    el Estado Nacional, sino más por los estados

    subnacionales, en donde está concentrada la

    mayor parte de la gestión (de la salud, de la

    educación, de la justicia local, de la policía, el

    mantenimiento de los caminos, etc.). Podríamos

    decir que del Estado Nacional cada vez depen-

    den menos funciones. Pero, sin embargo, le cabe

    un rol fundamental como orientador general de

    la gestión pública.

    En ese sentido, es necesario que se establezcan

    mecanismos de coordinación que eviten la

    redundancia, la superposición y que establezca

    con toda claridad cuál es el papel que corres-

    ponde a cada instancia dentro de la responsabi-

    lidad de las políticas públicas. Tanto de su for-

    mulación como de su ejecución.

    Ha habido en la historia en Argentina unatensión fundamental que, en el escarioactual de crecimiento económico, se acen-túa fuertemente: ¿Es posible poner enmarcha políticas de desarrollo efectiva-mente articuladas con políticas para unadistribución de la riqueza más equitativa?La respuesta a esta pregunta exige una refle-

    xión más general. Cualquier sociedad capitalis-

    ta tiene que resolver una ecuación problemáti-

    ca compleja en torno al conflicto entre gober-nabilidad, desarrollo y equidad. Hay países quehan conseguido grados de equilibrio más o

    menos altos en cuanto a los logros en cada uno

    de esos planos: son altamente gobernables, bas-

    tante desarrollados y con una distribución de la

    riqueza mucho más justa que la de países sub-

    desarrollados o que, al menos, adhieren a for-

    mas de capitalismo mucho menos salvaje. Los

    países nórdicos, por ejemplo, están a la van-

    guardia en cada uno de esos tres planos.

    El dilema es cómo lograr gobernabilidad si no se

    mejoran los niveles de desarrollo, cómo se

    puede lograr mayor desarrollo con equidad dis-

    tributiva, o cómo se logra gobernabilidad con

    inequidad social. Hay una clara contradicción

    entre esas tres grandes cuestiones. Cualquier

    sociedad capitalista, hoy, debería poder conci-

    liar mejor esas tres cuestiones que están perma-

    nentemente en tensión y lograr, no solamente

    equilibrios macroeconómicos, sino también

    equilibrios macrosociales y macropolíticos.

    En materia de política pública en general,¿cuáles cree que son las áreas estratégi-cas que el Estado Nacional debe abordar ya cuáles le parece que realmente puededar respuesta?Partamos de la base de que las tres cuestiones

    que acabo de mencionar, son las fundantes de

    la agenda de un estado, las que le otorgan su

    contenido esencial. Son cuestiones que tienen

    un carácter permanente porque son el máximo

    grado de abstracción en el cual uno puede pen-

    sar cuando se refiere a la agenda problemática

    del estado.

    ¿Qué problemas tiene que resolver -o contribuir

    a resolver- el Estado actual? Primero, el proble-

    ma de la correlación sesgada de fuerzas en la

    sociedad y la debilidad en la capacidad de ges-

    tión pública, lo cual conduciría a una mayorgobernabilidad. En segundo lugar, el problemade la división social del trabajo, constituyéndo-

    se en agente promotor del desarrollo económi-co, creando las condiciones para el desenvolvi-miento de las fuerzas productivas y poniendo en

    CARTÓGRAFOS Y NAVEGANTES

    ÉSTE ES UN MOMENTODE CONSOLIDACIÓN DE UN

    PROGRAMA DE GOBIERNO QUETIENE QUE ESTABLECER REGLAS

    MÁS PERMANENTES EN ELFUNCIONAMIENTO DE LA ECONOMÍA.

    # 12

    Ilustración: Alfredo Benavidez Bedoya

  • práctica una mejor capacidad reguladora de los

    excesos del mercado. En tercer lugar, tiene que

    fijar políticas de ingresos que modifiquen la

    actual distribución de ingresos y riqueza entre

    los distintos sectores de la población, reducien-

    do la pobreza y eliminando la indigencia.

    A partir de este planteamiento general, uno

    puede preguntarse por los desafíos concretos.

    Esto implica entrar en cada uno de los sectores

    o áreas de la economía y de la sociedad para

    imaginar y diseñar políticas concretas. ¿Qué hay

    que hacer con respecto a la eliminación defini-

    tiva de la indigencia? ¿Son los niveles de supe-

    rávit fiscal, suficientes hoy en día como para

    superar la indigencia?

    Por otro lado, estamos atravesando una situa-

    ción no definitivamente estabilizada -todavía

    vivimos en una especie de burbuja- con condi-

    ciones del mercado internacional altamente

    favorables, pero con riesgos no disipados total-

    mente. Hemos salido bastante rápidamente de

    una crisis que parecía terminal. Pero nada

    puede asegurar que esas condiciones favorables

    se mantengan indefinidamente. De manera que

    éste es un momento de consolidación de un

    programa de gobierno que tiene que establecer

    reglas más permanentes en el funcionamiento

    de la economía. Por ejemplo, reglas de previsi-

    bilidad que atraigan a los inversores pero que al

    mismo tiempo controlen la aleatoriedad de la

    inversión externa. Y además, reglas que estimu-

    len la producción nacional, que reduzcan la

    dependencia de los commodities y por lo tantoincentiven un mayor valor agregado en las dis-

    tintas cadenas productivas. Estas tareas todavía

    no están consolidadas.

    ¿Qué límites ve en la reconstrucciónde la autoridad del estado que llevaadelante el gobierno de Kirchner?Este gobierno, como otros en el pasado, ha

    echado mano a todos los recursos de poder dis-ponibles para consolidar su posición. Partió de

    una legitimidad muy baja, pero se fue afianzan-

    do en función de la aprobación recibida de la

    sociedad en general por el tipo de políticas que

    fue adoptando en distintos planos. Algunas

    merecieron críticas, como ciertos tipos de mani-

    pulación con la mira puesta en la consolidación

    de los poderes del Ejecutivo.

    Tal vez esto fue condición necesaria para poder

    afrontar otros desafíos. Sin poder, quizás hubie-

    ra sido imposible. Uno de los recursos de poder

    es la capacidad de ejecución de las políticas, es

    decir, el ejercicio pleno de la capacidad coerci-tiva del estado en el cumplimiento de las deci-siones (un cumplimiento voluntario, natural-

    mente, fundado en el consenso social y no en la

    coerción física).

    También es necesario el afianzamiento de la

    capacidad de información del estado, otrorecurso de poder. El estado debe conocer a

    fondo los aspectos técnicos y políticos, así como

    las opciones de solución de las cuestiones que

    incorpora a su agenda. En tal sentido, la tarea

    del Estado argentino ha sido deficiente. Y ello

    tiene que ver con lo que hablábamos antes: es

    necesario programar, planificar y controlar,

    además de ejecutar.

    El otro recurso de poder del gobierno son los

    recursos materiales. En este plano le está yendobien a la gestión actual, porque está consi-

    guiendo avances importantes desde el punto de

    vista de la recaudación. A pesar de que la polí-

    tica impositiva se ha mantenido sin demasiados

    cambios, apelando a las retenciones, pero man-

    teniendo una estructura tributaria de carácter

    regresivo, ha podido retener parte no desprecia-

    ble del excedente económico para cancelar

    deuda y redistribuir ingresos. Además, ha

    reconstituido las reservas, en muy poco tiempo,

    después de pagar la deuda al Fondo Monetario

    Internacional. Es decir que, desde el punto de

    vista de los recursos materiales y de las pers-

    pectivas de inversión, el gobierno está consi-

    guiendo utilizar el poder de una manera eficaz.

    El cuarto tipo de recurso tiene que ver con la

    legitimidad. Ésta se relaciona con la capacidadinstitucional del estado, que es muy baja ennuestro caso. El poder ejecutivo ha dependido

    más de iniciativas individuales del presidente que

    de la acción de las instituciones. Éstas últimas

    han estado muy por detrás del liderazgo presi-

    dencial. En el largo plazo, es necesario que el

    carisma se rutinice. La rutinización del carisma

    implica, justamente, un proceso de desarrollo

    institucional en todos los planos de la gestión.

    CARTÓGRAFOS Y NAVEGANTES # 13

    Ilustración: Alfredo Benavidez Bedoya / Pirámide social (Detalle)

  • ¿QUIÉN ES OSCAR OSZLAK?

    Oscar Oszlak es un investigador y docen-te argentino con una larga trayectoria en elcampo de la ciencia política y la administra-ción pública en América Latina; fuertemen-te comprometido con el fortalecimiento de lademocracia y la concreción de procesos dereforma política.Es autor obras muy importantes como Laformación del Estado argentino (1982),Merecer la ciudad: los pobres y el dere-cho al espacio urbano (1991), Proceso,crisis y transición democrática (1983),Estado y sociedad: ¿nuevas reglas dejuego? (1997), Teoría de la burocraciaestatal: enfoques críticos (1984) y alrede-dor de 100 artículos y capítulos de librospublicados en Argentina, Estados Unidos,Europa y Asia.Ha participado en espacios de gestión estatalcon el regreso de la democracia en los '80como subsecretario de reforma administrati-va y asesor presidencial. Es director de la Maestría AdministraciónPública en la UBA; Investigador Superior delCONICET; ex presidente de la Red INPAE(Inter American Network for PublicAdministration Education) e investigadortitular del área de política y administraciónpública de CEDES (Centro de Estudios deEstado y Sociedad). Además, es profesor titu-lar en posgrados de las Universidades deBuenos Aires, San Andrés, FLACSO, Tres deFebrero, San Martín, Patagonia, entre otras.Algunos de sus ensayos pueden obte-nerse en internet, en el sitio del Centrode Desarrollo y Asistencia Técnica enTecnología para la OrganizaciónPública (TOP) / www.top.org.ar

    ¿MÁS?

    La versión completa de la entrevista usadapara esta nota está disponible en:www.nuevatierra.org.ar/mapas

    CARTÓGRAFOS Y NAVEGANTES # 14

    En un trabajo publicado en 1997 se refie-re a la crisis de la llamada "matriz estado-céntrica" (en la cual el estado constituíael referente central de la acción colectivay factor decisivo del proceso de construc-ción social), y habla de una tendencia -deaquel momento- hacia una "matriz socio-céntrica"2. ¿No está -una tendencia comoesa- muy marcada por la lógica y el pen-samiento neoliberal?Aclaremos primero qué estamos queriendo decir

    con "matriz socio-céntrica". No es lo mismo decir

    “estado y sociedad”, que decir, más específica-

    mente, “estado y sociedad civil”. Si hablamos deuna matriz "socio-céntrica" sin especificar, esta-

    remos incluyendo al mercado, que también es

    parte de la sociedad. Sin duda hubo en los años

    '90 una tendencia socio-céntrica en donde se

    depositó la responsabilidad de la gestión de una

    serie de servicios públicos en el mercado.

    El trabajo que mencionaste hace referencia a

    otro momento donde, como ha ocurrido en casos

    similares de crisis, hubo una reaparición de la

    sociedad. Sucedió a través de organizaciones

    solidarias, tanto para resolver los problemas de la

    política como los problemas de la economía.

    En relación a la política, a través de las asam-

    bleas barriales o asociaciones que surgían en

    aquel momento para llevar adelante acciones

    concretas en el intento de desacreditar a los

    viejos gobernantes de siempre (la consigna "que

    se vayan todos").

    Por otra parte, surgieron también toda clase de

    modalidades organizativas que tenían que ver

    mucho más con la satisfacción de necesidades

    básicas de la sociedad.

    Cabe preguntarse si es posible que conviva el

    basismo junto con los partidos y las organizacio-

    nes representativas de la sociedad. El sistema

    democrático admite el protagonismo social y la

    democracia directa, pero en forma moderada. El

    funcionamiento de la política tiene que tender a

    consolidar a las organizaciones representativas.

    El planteamiento permanente de la democra-

    cia directa como forma alternativa de la

    democracia representativa, tiene patas cortas.

    A la larga, se requiere que sean las institucio-

    nes de la sociedad (los partidos, los sindicatos,

    las instituciones corporativas...), que estable-

    cen un puente entre la sociedad y el estado, las

    que funcionen rutinariamente, en lugar de

    tener como exclusivos protagonistas a la ini-

    ciativa gubernamental por un lado y el basis-

    mo por el otro.

    ¿Cuáles son los límites actuales de lasociedad civil y de las organizacionessociales para la incidencia en políticaspúblicas?Aunque la sociedad ha generado una enorme

    cantidad de instituciones de todo tipo, éstas ya

    no se plantean las cuestiones en planos agrega-

    dos; sino que lo hacen en planos mucho más

    recortados. Se ha modificado también la natu-

    raleza de las arenas de conflicto.

    Hay cuestiones muy puntuales que pasan a for-

    mar parte de la preocupación de diversos grupos

    sociales, pero que no integran las grandes cues-

    tiones que debía negociar el Estado en el pasado

    con los sectores representativos de la sociedad.

    No estamos ante las grandes discusiones del

    pasado: funcionamos en escenarios de conflicto

    micro-sociales. En este sentido, existe una repre-

    sentación celular de la sociedad. Y los conflictos

    se van resolviendo en enfrentamientos "celula-

    res" que a veces no son siquiera enfrentamientos.

    Son, apenas, reivindicaciones que desaparecen

    prontamente cuando son atendidas.

    Claro que, si hacemos un balance, probable-

    mente la incidencia en políticas públicas por

    parte de la sociedad civil es mucho mayor.

    EL PLANTEAMIENTO PERMANENTEDE LA DEMOCRACIA DIRECTA

    COMO FORMA ALTERNATIVA DE LADEMOCRACIA REPRESENTATIVA,

    TIENE PATAS CORTAS.

    2. Oszlak, O. "Estado y Sociedad: ¿Nuevas reglas de juego?", en Reforma y Democracia, CLAD, Caracas,No. 9, octubre de 1997.

    m.

    Ilustración: Alfredo Benavidez Bedoya / Apoteosis y linchamiento del artista (Detalle)

  • PARA LOS VIAJES PRÓXIMOS# 15

    ¿Compensaro distribuir?

    VAIVENES Y DESAFÍOS DE LAS POLÍTICAS SOCIALES

    Mariela Zanazzi* y Sebastián Prevotel**

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    na

  • Se suele entender a las políticas sociales como

    aquellas que manifiestan un interés redistribu-

    tivo por parte del estado y que, por ello, están

    principalmente dirigidas a los sectores de

    menores ingresos, considerados como los más

    vulnerables de la sociedad.

    Pero esta distinción es sólo una convención, que

    se mantiene con fines básicamente operativos.

    Al menos así lo entiende Ernesto Aldo Isuani,

    Licenciado en Ciencias Políticas y Sociales, y

    Doctorado en Ciencia Política en la Universidad

    de Pittsburg, quien, en diálogo con mapas,señaló: "No hay política que no sea social".

    Siguiendo su análisis, en Argentina se mantiene

    un esquema de políticas sociales que conjuga

    tres subsistemas históricos con principios que

    entran en contradicción.

    El primero es el vinculado al principio de la discre-

    cionalidad: quien da no tiene obligación de dar y

    quien recibe no tiene derecho a recibir. Éste se

    remonta a las llamadas sociedades de beneficen-

    cia, creadas hacia fines del siglo XIX, y que dan

    lugar a las políticas asistenciales o discrecionales.

    El segundo, es el de la contribución: el individuo

    tiene derecho al "beneficio" porque contribuye

    al financiamiento del mismo, directa o indirec-

    tamente. Se genera una retribución por parte

    del estado, en calidad de servicio. Está presente

    en las políticas de seguro social, que incluyen

    pensiones, jubilaciones y obras sociales.

    Y en tercer lugar, el principio de ciudadanía: el

    derecho a tener derechos. Es aquel por el cual

    todos los ciudadanos tienen asegurado por parte

    del estado el acceso libre a los servicios públicos

    como la educación, la salud o el transporte. Es el

    fundamento de las políticas públicas universales.

    En la actualidad, "la idea de ciudadanía se lleva

    la mitad de los recursos de las políticas sociales.

    Del resto, en la práctica, la totalidad se la lleva

    el seguro social. Y queda una pequeña fracción,

    alrededor del 10%, que va para los programas

    discrecionales y asistenciales, los planes socia-

    les que conocemos" aclaró Isuani, quien además

    es investigador de la Facultad Latinoamericana

    de Ciencias Sociales (FLACSO) y del Consejo

    Nacional de Investigaciones Científicas y

    Técnicas (CONICET).

    EL RECORRIDO NEOLIBERAL

    A partir de esos datos, es posible observar que las

    políticas sociales no son únicamente los progra-

    mas asistenciales, como muchas veces se tiende

    a pensar. No obstante, según los análisis realiza-

    dos por diversos especialistas, desde comienzos

    de la década del '90, se pusieron en marcha polí-

    ticas de ajuste estructural, de corte neoliberal,

    que transformaron significativamente el modo de

    concebir a las políticas públicas sociales.

    Siguiendo al pie de la letra las propuestas de los

    organismos internacionales de financiamiento,

    junto a la desregulación de la economía y los

    mercados, la apertura externa y la privatización

    de empresas de servicios públicos, se realizaron

    cambios en la legislación laboral -con tendencias

    hacia la flexibilización-, y se modificó la orienta-

    ción del rol social y económico del Estado.

    "Los programas focalizados en la atención de

    los problemas de mayor criticidad social de la

    década, condensan simbólicamente los conteni-

    dos más emblemáticos de la transformación de

    las políticas durante estos años: el pase desde

    una intencionalidad de universalismo igualitario

    a una de asistencialismo compensatorio", expli-

    ca Susana Hintze, docente investigadora del

    Instituto del Conurbano, Universidad Nacional

    de General Sarmiento1.

    De esta manera, las políticas contra la pobreza,

    pasaron a ser los planes sociales de carácter

    discrecional, exclusivamente. Mientras que,

    entre otras cosas, las obras sociales, las asegu-

    radoras de riesgos de trabajo, la educación

    secundaria y universitaria, y la asistencia de la

    salud, se abrieron al juego del libre mercado.

    LOS GIROS EMPRENDIDOS

    En agosto de 2003, el Ministerio de Desarrollo

    Social puso en marcha el Plan Nacional de

    Desarrollo Local y Economía Social Manos a la

    Obra, con el objetivo de ir reemplazando al lla-

    EN LA ACTUALIDAD,LA IDEA DE CIUDADANÍASE LLEVA LA MITADDE LOS RECURSOS DELAS POLÍTICAS SOCIALES.

    1. "Estado y políticas públicas: acerca de la especificidad de la gestión de políticas para la economía social y solidaria", Ponencia de Susana Hintze, presentada en el SegundoCongreso Argentino de Administración Pública, Sociedad, Estado y Administración.

    PARA LOS VIAJES PRÓXIMOS# 16

    Las posibles respuestas a los niveles alcanzados por la exclusión, la desigualdad, la desocupación y la pobreza ennuestro país, son numerosas y diversas. Como numerosos y diversos son los sectores que resultaron perjudicados alo largo de las últimas tres décadas. ¿Cuáles han sido los caminos adoptados desde el Estado argentino para comba-tir estas tendencias?Aquí -en este artículo y en los siguientes de esta sección-, un panorama de las opiniones de actores sociales diversosy una visión desde la gestión estatal nacional. En un escenario donde la tensión entre opinar y hacer, muchas vecesno encuentra síntesis fecundas; la mirada desde la perspectiva de los actores "de terreno" que navegan el ancho y com-plejo -y a veces borrascoso, pero siempre real y desafiante- mar de las posibilidades de participación, ofrecen sínte-sis que bajan a tierra -o a la corriente- los planteos conceptuales y les enfrentan y aportan otros vientos y mareas. Y,eventualmente, puertos.

    * Comunicadora. Investigadora en comunicación.

    ** Comunicador. Equipo del Centro Nueva Tierra.

  • mado Jefes y Jefas de Hogar. Éste último, había

    sido implementado en el año 2002, por el

    gobierno de transición de Eduardo Duhalde, en

    un marco de emergencia económica, alimenta-

    ria y sanitaria. Según el Centro de Estudios

    Legales y Sociales (CELS), el Plan Jefes y Jefas

    fue creado, no sólo como herramienta de la

    política social, sino principalmente "como ins-

    trumento para apaciguar un conflicto de carac-

    terísticas inéditas, que ponía en juego la conti-

    nuidad del sistema político institucional"2.

    Al otorgar un magro subsidio por una tarea que

    no necesariamente generara inclusión en el sis-

    tema laboral; no establecer un mecanismo de

    control eficaz para las asignaciones; estar limi-

    tado a un sólo sector de la población; y al no

    estimular a los beneficiarios en la necesidad de

    formación y capacitación; este plan, reprodujo

    varias falencias de los programas asistenciales,

    focalizados, de los '90.

    Sin embargo, es importante destacar la doble

    heterodoxia del Jefes y Jefas de Hogar respecto

    a las políticas de los años menemistas. En rela-

    ción a su cobertura, es un programa que -si bien

    no es estrictamente "universal"- tiene preten-

    siones de universalismo: en su formulación y

    legislación está planteado para toda persona sin

    empelo registrado e hijos menores de 18 años.

    Con todos sus límites, en los tres primeros

    meses, llegó a 1.900.000 personas; lo cual posi-

    ciona como uno los programas de este tipo de

    mayor cobertura de América Latina.

    El segundo aspecto, no menos importante, es que

    -aunque en su segundo año contó con financia-

    miento del Banco Mundial- en un principio se

    financió con retenciones a las exportaciones

    agropecuarias, mecanismo redistributivo que

    había triplicado sus ingresos con la devaluación.

    El Manos a la Obra, en cambio, se propuso

    financiar proyectos o experiencias productivas

    comunitarias, con el objetivo de "promover el

    sector de la economía social o solidaria y forta-

    lecer a las organizaciones públicas y privadas,

    así como impulsar espacios asociativos y redes

    para mejorar los procesos de desarrollo local"3.

    Frente a esto, desde varios sectores -dentro y

    fuera del Estado- se plantea la necesidad de

    caminos para conjugar este tipo de iniciativas

    con políticas de

    desarrollo macroeco-

    nómico que aseguren mecanismos y dinámicas

    de distribución de la riqueza más equitativas.

    Desde el gobierno nacional, entienden que el

    acceso a la economía social y desarrollo local

    son necesarios, pero no garantizan en sí mismos

    una sociedad más igualitaria.

    A comienzos del presente año, Alicia Kirchner,

    anunció que dos nuevos programas serían

    implementados para terminar de absorber al

    Jefes y Jefas de Hogar: el Plan Familias por la

    Equidad y el Seguro de Empleo y Formación.

    El primero existe desde el año 2004 y consiste

    en un subsidio a las mujeres desocupadas que

    tengan dos o más hijos a cargo, menores de 18

    años, para que puedan terminar sus estudios o

    tomar cursos de capacitación, (tanto ellas como

    sus chicos).

    El segundo, ofrece una retribución de doscientos

    pesos mensuales, a cambio de que los beneficia-

    rios participen de actividades de orientación, for-

    mación o práctica laboral y se comprometan, lle-

    gado el caso, a aceptar las ofertas laborales que

    les realicen sus respectivos municipios.

    OTRAS DISTANCIAS Y DIRECCIONES

    Entre las propuestas que se discuten para supe-

    rar los efectos de las políticas neoliberales, se

    encuentra la de la Central de Trabajadores

    Argentinos (CTA), expuesta por el Diputado

    Nacional Claudio Lozano en “Los problemas de

    la distribución del ingreso y el crecimiento en la

    Argentina actual”4.

    Por un lado, este documento demuestra que en

    los últimos 30 años, se ha estado dando una espe-

    cie de caída en escalones de la economía argen-

    tina y, por ende, de las condiciones de vida de la

    sociedad: "Luego de cada crisis se accede a un

    momento de relativa 'normalidad' siempre transi-

    toria, que si bien se revela como mejor al momen-

    to de la crisis, nunca permite el retorno a los nive-

    les de vida vigentes en la situación anterior".

    Desde el año 2003, por ejemplo, si bien se

    observan tasas de crecimiento significativas

    (superiores al 8% anual), el cuadro social con el

    que tiene que lidiar el gobierno se encuentra

    sustancialmente agravado, respecto a los últi-

    mos años de la década del '90: "El desempleo es

    un 30% más alto, el ingreso promedio es un

    30% inferior y hay cinco millones de pobres más

    que en aquel momento", detalla Lozano en el

    trabajo publicado en febrero del 2005. Esto se

    debe a que más de la mitad del empleo creado

    en los últimos años, responde a contrataciones

    precarias y que, como un fenómeno nuevo, la

    precariedad del ingreso está presente también

    en la categoría de los asalariados formales.

    Por otro lado, "el Estado tiene, en tanto incre-

    mente y/o reasigne sus ingresos, unifique su

    estrategia política y defina los instrumentos ade-

    cuados, una fuerte potencia distributiva", analiza

    2. "Plan Jefes y Jefas, ¿Derecho social o beneficios sin derechos?", documento elaborado por el CELS, en mayo de 2003.3. Página web del Ministerio de Desarrollo Social: www.desarrollosocial.gov.ar4. Investigación realizada por el Instituto de Estudios y Formación de la CTA, febrero 2005.

    PARA LOS VIAJES PRÓXIMOS# 17

    SI LA FALTA DE TRABAJOY DE INGRESOS ES LA CUESTIÓNCENTRAL, LAS POLÍTICASTIENEN QUE CONCENTRARSEEN ESTE PUNTO.

    Ilustración: Alfredo Benavidez Bedoya / Teoría monetaria (Detalle)

  • el diputado. Desde esta perspectiva, Argentina

    posee condiciones objetivas para resolver la des-

    igualdad vigente: "Con sólo redistribuir el 13,5%

    del consumo de los hogares desaparecería la

    pobreza de nuestro país. Redistribuyendo el 2,4%

    desaparecería la indigencia".

    Acorde con el planteo de la CTA, Ernesto Isuani

    señala la necesidad de enfrentar la problemáti-

    ca de la pobreza a partir del reconocimiento de

    la nueva cuestión social: "Seguimos pensando al

    mundo presente con categorías del pasado, y

    seguimos creyendo que el pleno empleo, tal

    como lo conocimos en la década del '50, '60, '70

    y '80, es posible nuevamente". Para este inves-

    tigador, es necesario abandonar las categorías

    de trabajador 'formal' e 'informal', avanzar en

    una nueva lógica de pensamiento y en lo que él

    denomina una política de ingreso social. "La

    política de ingreso social consiste en reconocer

    que la exclusión es el principal problema de la

    Argentina contemporánea, y que si la falta de

    trabajo y de ingresos es la cuestión central, las

    políticas tienen que concentrarse en este

    punto", explicó el ex Secretario de Acción Social

    y la Tercera Edad de la nación.

    Por su parte, los investigadores del CELS seña-

    lan que, para modificar la creciente regresividad

    en la distribución del ingreso, se debería incluir

    una revisión integral del sistema tributario y

    garantizar una acción estatal abierta a las pre-

    ferencias y al control ciudadano: "Se trata, en

    definitiva, de construir las condiciones para una

    ciudadanía basada en el respeto y la profundi-

    zación de derechos individuales y sociales".

    Washington Uranga, Director de Educación

    Social Popular del Ministerio de Desarrollo

    Social de la Nación, afirma que la sociedad

    argentina se encuentra en "una coyuntura con

    contradicciones, que, lejos de dejarnos satisfe-

    chos, nos da la posibilidad de caminar hacia

    nuevas aperturas". El reconocido comunicador,

    con basta experiencia en el campo de las orga-

    nizaciones sociales, afirma que las políticas

    sociales son el espacio de configuración e

    implementación de derechos sociales: "no son

    un parche para solucionar problemas de algu-

    nos sectores de la población". Para Uranga, esto

    necesariamente supone pensar en políticas

    sociales integradas: "reconstruir y construir

    espacios básicos de socialización que atraviesan

    crisis profundas: la familia, la escuela y el tra-

    bajo". A su vez, opina sobre el rol del Estado:

    "debe pensarse como gestor del desarrollo y no

    como controlador de minucias"5.

    Para muchos actores dentro y fuera del Estado,

    es claro que son necesarias políticas más

    amplias que consideren el empleo y el salario -

    pilares de la distribución en la historia

    Argentina y principal blanco de la avanzada

    neoliberal de los últimos 30 años- como cues-

    tiones centrales de cara a la recomposición de

    los ingresos populares. Y eso es algo que clara-

    mente excede el dominio las llamadas "políti-

    cas sociales".

    EN LOS LÍMITES Y DESAFÍOS

    Más allá de las diferencias en los argumentos, la

    mayoría de los actores consultados coinciden en

    la necesidad de abandonar ciertos supuestos,

    que se han mantenido hasta hoy obstruyendo

    las posibilidades de cambio.

    Tal como señalan Ernesto Isuani y Oscar

    Oszlak (ver nota en página 10) respectiva-mente, los límites de las políticas no pasan

    estrictamente por la oposición focalización /

    universalización. "Ni las políticas universales

    son la panacea, ni las focalizadas son el

    demonio", aclaró Isuani, indicando que en

    ciertos ámbitos la universalidad es fundamen-

    tal, pero que si cada política pública benefi-

    ciara a todos los habitantes por igual, se con-

    tinuaría reproduciendo la inequidad.

    Del mismo modo, teniendo en cuenta las dife-

    rencias existentes entre las personas que se

    encuentran en una situación de pobreza cróni-

    ca o estructural, y las que llegaron a esas cir-

    cunstancias como consecuencia de crisis, rece-

    siones o transiciones en el mercado laboral, lo

    que predomina es la heterogeneidad. Por lo

    tanto, si lo que se pretende es redistribuir la

    riqueza y revertir las tendencias de pauperiza-

    ción progresiva de la población, no se debería

    abordar la pobreza como si fuera algo homo-

    géneo. La formulación de políticas equitativas

    requiere, precisamente, de la consideración de

    esa heterogeneidad y de los procesos que sig-

    naron su actual configuración: tratamientos

    justos y diferenciales, no iguales a secas, ni

    discrecionales.

    Sumado a esto, otra problemática que se pre-

    senta es la fragmentación de las políticas. Para

    conjugar desarrollo con distribución -y con el

    derecho a tener derechos- se necesita articular

    la planificación, implementación, control y eva-

    luación de las políticas públicas. Esto implica

    desandar la dispersión/superposición de esfuer-

    zos y recursos, así como evitar la generación de

    acciones que no logran hilvanarse eficazmente

    en un proyecto de país.

    SON NECESARIAS POLÍTICASMÁS AMPLIAS QUE CONSIDERENEL EMPLEO Y EL SALARIO COMOCUESTIONES CENTRALES DECARA A LA RECOMPOSICIÓNDE LOS INGRESOS POPULARES.

    5. "Políticas públicas y participación popular: potencialidades, límites y desafíos". Memoria de la exposición de Washington Uranga en el IV Encuentro Espacio NOA; Catamarca,21 de abril de 2006

    ¿MÁS?La entrevista completa a Aldo Isuani está dis-

    ponible en www.nuevatierra.org.ar/mapasEn el sitio web de la campaña nacional

    Distribución de la riqueza / desafío paraArgentina / desafío para las organizacio-nes sociales, hay disponibles cuadernos de tra-bajo que abordan la temática de la distribuciónde la riqueza.www.espacioamuyen.org.ar/distribucion

    PARA LOS VIAJES PRÓXIMOS# 18

    m.

    Ilustraciones: Alfredo Benavidez Bedoya / La propina (Detalle)

  • PARA LOS VIAJES PRÓXIMOS# 19

    Desdeel terreno

    MIRADAS Y ABORDAJES DE (FRENTE A)LAS POLÍTICAS PÚBLICAS

    Por Verona Demaestri*

    ¿Cómo hacer para que nues-tra mirada no sea sólo deman-

    dante? ¿Cómo dar cuenta de los con-flictos? ¿Cómo meterse en ellos? ¿Cómo

    pensar al Estado? ¿Cómo lograr que las políti-cas abordadas efectivamente no sean sólo las

    "sociales"? ¿Cómo pensar los cambios sociales?¿Desde abajo? ¿Desde arriba? ¿Cómo trascender

    lo "micro"? ¿Cómo articular con otros? ¿Y superar eltecho de lo "no gubernamental"?

    Éstas y otras preguntas atraviesan a actores que, desde elterreno -tanto en la gestión estatal como en distintos espacios

    de participación ciudadana y popular-, asumen el riesgo de meterseen la arena de lo político para construir lo público. mapas entrevistó a

    protagonistas de experiencias diversas, todas vinculadas al trabajo en políti-cas públicas. A continuación, algunas pinceladas de un cuadro inconcluso...

    * Periodista. Equipo del Centro Nueva Tierra.

    PALABRAS MÁS, PALABRAS MENOS"Las políticas públicas son las que lleva adelan-

    te el Estado, que se orientan al bien común y

    que tienen que tener, para ser sustentables, una

    fuerte articulación con el sector privado y con

    la sociedad civil. Cualquier programa estatal es

    una acción de gobierno, para que sea una polí-

    tica pública tiene que tener sustento más allá

    del funcionario que esté. Ese es el concepto que

    le da perdurabilidad".

    Así define a las políticas públicas Daniel Arroyo,

    Secretario de Políticas Sociales y Desarrollo

    Humano del Ministerio de Desarrollo Social.

    "La sustentabilidad de los programas la da la

    sociedad civil, la cual tiene una presencia masi-

    va y fuerte a nivel micro pero que no lo ha

    logrado en los temas centrales como qué políti-

    cas encarar, hacia dónde", afirma.

    Luis Andraca, diputado provincial por el

    Frente Cívico y Social, aporta desde su expe-

    riencia en Catamarca: "Creo que es muy

    importante que las organizaciones puedan

    acompañar en la gestión. Una práctica políti-

    ca saludable, aparte de armar una elección,

    tiene que tener un ejercicio en la representa-

    ción que a uno le dan, dentro de los paráme-

    tros que se han expuesto. Me parece impor-

    tante que la organización busque la forma de

    acompañar en ese rol".

    "No creo en los enlatados", dispara Arroyo. "El

    que no está en el diseño nunca se va a com-

    prometer", agrega. El secretario señala que no

    es el rol del Estado diseñar y después terceri-

    zar, como tampoco la sociedad civil está sólo

    para controlar: "Creo que hoy necesitamos

    tiempo para generar estos espacios".

    SER PARTE"Lo que nosotros hacemos es educar para parti-

    cipar. Y participar es ser una parte de algo.

    Participación es para nosotros estar involucrado

    con qué hace el ciudadano entre voto y voto".

    Así define y se define de María Batch, referente

    de la Fundación Poder Ciudadano, encargada

    del área de construcción de ciudadanía.

    Cuenta Batch que el año que nació Poder

    Ciudadano, 1989, "estaba la sensación de que la

    gente se sentía poca cosa, no se sentía persona,

    sujeto político y cívico". Explica que la idea fue

    hacer que la gente entienda ese concepto de

    ciudadano al "estilo de la polis griega": "Sin la

    asamblea, pero empezando a ocupar de alguna

    manera el espacio público e interactuando,

    sobre todo con la justicia".

    Desde su área de "Acción con Políticos", Poder

    Ilustración: Alfredo Benavidez Bedoya / Nuestra Señora de la Escuela Nacional (Detalle)

  • PARA LOS VIAJES PRÓXIMOS# 20

    Ciudadano trabaja haciendo foco en el gobier-

    no. "No es una organización de políticas socia-

    les, es política en el sentido puro de la palabra",

    afirma Batch convencida. "Nuestro foco son los

    tres poderes del Estado, no importa quién sea el

    titular del Legislativo, el Ejecutivo o el Judicial",

    continúa. Desde Poder Ciudadano no se cues-

    tionan las leyes que se tratan, sino cómo son

    tratadas: "Lo que se hace es monitorear el cum-

    plimiento de procesos basados en normas".

    Poder Ciudadano busca trabajar articulando con

    los gobiernos porque "las democracias repre-

    sentativas a ultranza no han resultado, sobre

    todo en América Latina".

    Sin embargo, María Batch puntualiza: "Hay

    que entrar y salir, controlando, monitoreando

    y, por qué no, colaborando; pero no partici-

    pando del poder". Y dice esto en orden a enfa-

    tizar que "no hay que reemplazar al Estado". La

    encargada del área de construcción de ciuda-

    danía de la Fundación, entiende que hay cosas

    que no deben confundirse: "La salud, la educa-

    ción y la alimentación son responsabilidad del

    Estado". mapas le pregunta si acaso el man-dato de "no participar del poder" no es funcio-

    nal a una mirada que divorcia a la sociedad

    civil del Estado y que al mism