redalyc.el negro en la tabaquería cubana

44
Revista Brasileira do Caribe ISSN: 1518-6784 [email protected] Universidade Federal de Goiás Brasil Cabrera, Olga El negro en la tabaquería cubana Revista Brasileira do Caribe, vol. X, núm. 20, enero-junio, 2010, pp. 485-527 Universidade Federal de Goiás Goiânia, Brasil Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=159113601009 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

Upload: others

Post on 30-Jul-2022

3 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: Redalyc.El negro en la tabaquería cubana

Revista Brasileira do Caribe

ISSN: 1518-6784

[email protected]

Universidade Federal de Goiás

Brasil

Cabrera, Olga

El negro en la tabaquería cubana

Revista Brasileira do Caribe, vol. X, núm. 20, enero-junio, 2010, pp. 485-527

Universidade Federal de Goiás

Goiânia, Brasil

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=159113601009

Cómo citar el artículo

Número completo

Más información del artículo

Página de la revista en redalyc.org

Sistema de Información Científica

Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal

Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

Page 2: Redalyc.El negro en la tabaquería cubana

Revista Brasileira do Caribe, Goiânia, Vol. X, nº20. Jan-Jun 2010, p. 485-527 485* Artigo recebido em agosto de 2009 e aprovado para publicação em outubro de 2009

CARIBE: Outros temas

El negro en la tabaquería cubana Olga CabreraResumoO espaço da galera, onde os tabaqueros cubanos fazem o charuto, foi sempre intercultural e o primeiro onde o diálogo entre os diferentes criou um ambiente exento de discriminações. O processo de relações entre culturas diferentes, ajuda entender o que têm se identificado como culturas caribenhas, devido à presença, num mesmo local, de imigrantes forçados e voluntários procedentes de Europa, África e Asia. As negociações entre estes grupos a partir das relações de alteridade cotidianas, criadas no local da fábrica de tabaco cubana desde o século XIX, acompanhadas da aspiração ao conhecimento através das leituras de tabaquerias, convirtiu a galera nun espaço democrático onde não poderia ser exercida a discriminação.Palavras-chave: Cuba, negros, tabaqueros, galera.

ResumenEl espacio de la galera, donde los tabaqueros cubanos hacen el tabaco, fue siempre intercultural y el primero donde el diálogo entre los diferentes creó un ambiente exento de discriminaciones. El proceso de relaciones entre culturas diferentes, ayuda entender lo que se ha identificado como culturas caribeñas, debido a la presencia, en un mismo local, de inmigrantes forzados y voluntarios procedentes de Europa, África y Asia. Las negociaciones entre estos grupos a partir de las relaciones de alteridad cotidianas, creadas en el local de la fábrica de tabaco cubana desde el siglo XIX, acompañadas de la aspiración al conocimiento mediante las lecturas de tabaquerías, convirtió la galera en un espacio

Page 3: Redalyc.El negro en la tabaquería cubana

Olga Cabrera

Revista Brasileira do Caribe, Goiânia, Vol. X, nº20. Jan-Jun 2010, p. 485-527486

democrático donde no podía ser ejercida la discriminación.Palabras claves: Cuba, negros, tabaqueros, galera

AbstractThe space of the galera, where the Cuban tobacco workers make cigars, was always intercultural and the first where dialogue between differences created an environment free from discrimination. The process of relations between different cultures, helps understand what has been identified as Caribbean cultures, due to the presence, in the same place, of both slave and free workers who came from Europe, Africa and Asia. Negotiations between these groups from everyday relations of alterity, created in the space of the Cuban tobacco factory since the XIX century, accompanied by the aspiration to knowledge through readings of tobacco factories, made the galera a democratic space where discrimination could not occur.Key words: Cuba, black people, tobacco factories, ghalera

IntroducciónEl tabaco fue muy importante para la economía cubana,

pero lo fue mucho más desde el punto de vista social y cultural. La producción así como su comercialización exigieron una mayor calificación del trabajador. Existen numerosos testimonios en obras y revistas de los siglos XIX y XX acerca de los profundos conocimientos sobre el tabaco que poseían los compradores de la hoja1. Por otro lado, las variedades en la producción de vitolas2 dieron nacimiento a las marcas que respondían a los gustos diferenciados de los fumadores. En la agricultura se experimentaba con semillas y en los procedimientos de secado del tabaco se introducían nuevas técnicas para lograr las capas de colores más variados, manteniendo la calidad de quema y el aroma de la hoja.

Pero los cambios más profundos fueron los sociales, el espacio donde trabajaban los tabaqueros fue siempre intercultural y el primero donde el diálogo entre los diferentes

Page 4: Redalyc.El negro en la tabaquería cubana

“El negro en la tabaquería cubana”

Revista Brasileira do Caribe, Goiânia, Vol. X, nº20. Jan-Jun 2010, p. 485-527 487

creó un ambiente democrático exento de discriminaciones. En el siglo XIX, más allá de los extramuros de la ciudad de la Habana, hacia la zona agrícola que años más tarde sería el barrio de Jesús del Monte, trabajaba el tabaquero blanco la apreciada hoja en el soportal de su propia casa o en la calle, junto a la puerta de entrada de la misma y lo vendía directamente a los viajeros que frecuentemente arribaban a la Habana de tránsito para Europa o para otro país americano. Samuel Hazard, visitante extranjero por aquellos años, en Cuba with pen and pencil (1873) denominó a La Habana "ciudad de los tabacos” por el gran número de artesanos que torcían en sus casas, por la presencia de numerosos talleres y fábricas y por la excelente calidad del tabaco pero, no sólo fue la Habana, pueblos y ciudades del interior del país se desarrollaron gracias a la producción de tabacos.

El trabajador blanco fue estimulado a entrar en las fábricas de tabaco donde había, en su mayoría, negros y mestizos esclavos y también chinos contratados en situación semejante a la del esclavo. El estudio de los trabajadores en las fábricas de tabacos cubanas remite a las posibilidades de entender el proceso de relaciones entre culturas diferentes. Quizás estas sean los gérmenes de lo que se ha identificado como culturas caribeñas, debido a la presencia en un mismo local de inmigrantes, forzados y voluntarios, procedentes de Europa, África y Asia. Las negociaciones entre grupos diferentes, a partir de relaciones de alteridad cotidianas, fueron creadas en el local de la fábrica de tabaco. Por lo menos, desde la segunda mitad del siglo XIX, también la frecuencia de las migraciones de los tabaqueros de una a otra ciudad y de uno a otro país, inclinaba a la convivencia en la diversidad.

La trascendencia de las relaciones democráticas creadas en las fábricas de tabacos puede ser aquilatada cuando conocemos que en los movimientos obreros en Cuba el mayor número de dirigentes fue de negros y mulatos tanto hombres

Page 5: Redalyc.El negro en la tabaquería cubana

Olga Cabrera

Revista Brasileira do Caribe, Goiânia, Vol. X, nº20. Jan-Jun 2010, p. 485-527488

como mujeres. Si pasamos revista a los dirigentes tabaqueros, azucareros, portuarios, sopesamos la relevancia de negros y mulatos en las luchas de los trabajadores cubanos. Lázaro Peña, Jesús Menéndez, Aracelio Iglesias y el trotskista Sandalio Junco, muy poco mencionado en Cuba porque fue asesinado por los comunistas el 8 de mayo de 1941.

El silencio tiene color. Trabajo libre y esclavo en el torcido del tabaco

Durante el siglo XIX, el trabajo doméstico en el torcido del tabaco se extendió entre las familias habaneras y de todos los pueblos de la Isla. El arte de hacer tabacos era trasmitido de una generación a otra. La hechura de la rica hoja sólo requería de manos hábiles y de creatividad para la obtención del ya internacionalmente apreciado habano, vitolas3 de las más diversas formas creaban estilos y eran bautizadas con nombres y reconocidas por una clientela que se iba consolidando, tanto en el mercado interior como en el exterior, debido a la venta que de ellas hacían los almacenistas quienes las encargaban directamente a los tabaqueros o las producían en sus fábricas con trabajo esclavo, principalmente. El bonche, pequeño artefacto de producción doméstica, era utilizado para hacer el tabaco de inferior calidad, conocido como breva, vendido entre la población pobre y que salía de las manos menos expertas de principiantes o de aquellos que nunca llegaban a dominar el arte del torcido.

La hechura o torcido del tabaco en los soportales de las casas de extramuros de la Habana, era como un teatro al que asistían curiosos, los habituales vecinos y hasta numerosos visitantes extranjeros, según revelan los testimonios de la época. Generalmente, se leía el periódico y también las novelas de folletines cuya lectura era facilitada por su división en capítulos. En ese mismo lugar se apuntaba a la charada china que iniciaba su exitosa carrera entre los cubanos (ha llegado, a pesar de

Page 6: Redalyc.El negro en la tabaquería cubana

“El negro en la tabaquería cubana”

Revista Brasileira do Caribe, Goiânia, Vol. X, nº20. Jan-Jun 2010, p. 485-527 489

las prohibiciones hasta los días de hoy). Esa misma libertad y ambiente cultural que se respiraba en la producción de tabacos domésticos fue un fuerte obstáculo a la incorporación de los artesanos blancos a las fábricas de tabaco que comenzaban a levantarse en la Habana desde mediados del siglo XIX.

Para atraer los tabaqueros blancos a las fábricas tenían que existir algunas motivaciones. En parte eso explica que, en La Habana, las fábricas fueron construidas similares a los palacios, algunas existen aún hoy aunque muy deterioradas y también pueden ser contempladas en las litografías de las cajas de los habanos. Eran enormes edificios con una capacidad para más de 1000 y 2000 trabajadores que armonizaban con el diseño arquitectónico de la ciudad. Grandes ventanales de madera con dos alas se extendían casi desde el techo hasta el piso, custodiados por las balaustradas barrocas que daban a la calle, dejando entrar el aire fresco que venía del norte durante el invierno mientras, por el patio interno corría la suave brisa de los vientos del sur durante el verano. Los techos presentaban bellísimas pinturas coloridas de motivos religiosos, pero de una sensualidad profana. Al interior, las lindas molduras de yeso componían el destaque de paredes y techos. La Habana era en la época una de las más bellas ciudades de América. No hay otra ciudad que presente un panorama similar de fábricas erguidas como palacios y revelando tanta profusión de riqueza y buen gusto. Se dejaba percibir en este contexto, una relación diferente hacia el trabajo manual y el interés en atraer voluntariamente a los tabaqueros blancos.

La contemplación de las primeras fábricas en América Latina, sean de tabaco o de otras producciones, ofrece la apariencia de cárceles de gruesas paredes y pequeñas y altas ventanas. Para entender esta diferencia con las construidas en la Habana hay que penetrar en los insondables silencios de la historia, hurgando en los tenues hilos tejidos por la cultura. ¿Cómo pudo lograrse mediante el diseño arquitectónico y el arte el símil de

Page 7: Redalyc.El negro en la tabaquería cubana

Olga Cabrera

Revista Brasileira do Caribe, Goiânia, Vol. X, nº20. Jan-Jun 2010, p. 485-527490

la libertad tan apreciada para atraer a los tabaqueros blancos en circunstancias en que era utilizado el trabajo del esclavo negro en las fábricas de tabaco? También existía, aún en los años 1860, un poderoso obstáculo a la incorporación a las fábricas de los tabaqueros o torcedores que trabajaban en sus casas: La “libreta”, documento que sujetaba el tabaquero al trabajo con un patrón determinado. Por medio de ella eran sujetos los artesanos al taller y al propietario. Los primeros “marquistas” o dueños de grandes fábricas de tabaco procedían de comerciantes almacenistas que compraban directamente de los tabaqueros en sus casas y fueron ellos los más firmes en el combate contra la libreta, cuyos rezagos persistieron hasta la década de 1860. Decía el periódico El Siglo, órgano de prensa de algunos grandes marquistas y de los hacendados cubanos:

El sistema de libretas para los tabaqueros establecidos hace años en esta capital (y no en toda la isla) tan no dio resultados que los marquistas cansados de la lucha perenne en que se ven envueltos a causa de las libretas, y viendo por otro lado que en lugar de mejorar la condición del artesano, tendía por el contrario a empeorarlo.(El Siglo, Habana, 26/02/1866, p.2-3).

La libreta desapareció por el año de fundación del semanario La Aurora (1865), primer órgano de prensa obrero, pero permaneció el aprendizaje, la esclavitud del negro (quien trabajó lado a lado del tabaquero blanco) y el contrato, todos ellos pilares de la coerción extraeconómica.

Las fronteras culturales de la sociedad esclavista fueron levantadas a partir de los sentidos y significados que condujeron a la formación de percepciones, creencias, sentimientos sobre las experiencias del trabajo manual realizado por el esclavo. Romper con esos límites no fue tarea fácil. De ahí la fundación de un órgano de prensa de los propios artesanos, La Aurora, apoyada por los empresarios, cuya misión fundamental era la de divulgar el significado de libertad en el trabajo que a duras penas se abría

Page 8: Redalyc.El negro en la tabaquería cubana

“El negro en la tabaquería cubana”

Revista Brasileira do Caribe, Goiânia, Vol. X, nº20. Jan-Jun 2010, p. 485-527 491

paso. El trabajo tenía una carga de negatividad bajo la esclavitud, según revelan las preocupaciones por la extensión de la vagancia entre los jóvenes en los ensayos y la literatura de la época. Por eso, según esta intelectualidad las imágenes de la diferencia jerárquica en la sociedad no podían ser fijadas por el trabajo y sí por la raza. De este modo, el trabajo realizado por el hombre blanco era cada vez más dignificado en los textos pedagógicos, filosóficos, políticos. Decía Saturnino Martínez, principal gestor de este movimiento entre los artesanos, en unos malos pero significativos versos: “En tanto trabajador...el prepotente/ brazo, jamás dobléis a la indolencia/ que del trabajo ennoblecido brota/ el perfumado edén de la existencia”(La Aurora,17/07/1866, p.7-8).

Las definiciones sobre el concepto trabajo se comenzaron a afinar en la búsqueda de darle un contenido más positivo. Era una facultad del hombre libre y blanco y cualquier ejercicio de control sobre ésta era una limitación a la libertad y al derecho de propiedad. Desde luego que no era posible llevar hasta sus últimas consecuencias la discusión en relación al concepto trabajo sin penetrar en el problema de la esclavitud del negro, por eso el debate permaneció en la ambigüedad. En ese contexto contradictorio se va a desarrollar, con el apoyo de la ciencia de la época el concepto raza. Mediante éste se legitimó la práctica social basada en la esclavitud. La razón universal occidental, orientada por el fin último del progreso y el desarrollo económico, justificó la violencia más descarnada contra una parte de la humanidad. Aunque entonces se trataba de continuar la esclavitud del negro mientras se facilitaba también el desarrollo industrial apoyado en el trabajo asalariado del blanco.

¿Tiene el hombre derecho para disponer libremente de todas sus facultades, y en uso de ese derecho puede dedicarse a la profesión más conforme a su deseo o inclinación, sacudir todo aprendizaje, consagrarse a mas de una; o fatalmente se halla

Page 9: Redalyc.El negro en la tabaquería cubana

Olga Cabrera

Revista Brasileira do Caribe, Goiânia, Vol. X, nº20. Jan-Jun 2010, p. 485-527492

condenado a una fija y reglamentada de la cual como de un círculo de fuego, no puede salir sin menospreciar las sagradas leyes de la naturaleza y más es esto cuestionable? se puede poner en duda este derecho, sin echar abajo la propiedad, base de todas las instituciones sociales, único fundamento de la garantía individual?Indudablemente que no, la propiedad bien examinada, no es otra cosa que la posesión de las facultades del hombre que ha creído conveniente separar de sí y aplicar a los objetos exteriores, de manera que la sociedad se halla obligada a tributar respeto al libre desenvolvimiento de las facultades del hombre sino quiere aparecer inconsecuente, reclamando el mismo respeto que viola para una porción de esas mismas facultades; sólo por estar segregadas del ser que las desarrollara4

La contradicción entre la defensa de la libertad del trabajo para el blanco y la legitimación de la esclavitud sólo puede sostenerse sobre la base de una filosofía que equipara el negro al salvaje, al animal, justificando de esa forma el derecho “civilizador” del hombre blanco en la explotación de la fuerza de trabajo esclava. Este contexto, en el cual el concepto trabajo es privilegiado, sufriendo alguna transformación su significado, revela también las discusiones que están ocurriendo en el seno de la sociedad entre aquellos que sostienen los viejos valores y los que defienden los cambios sociales para impedir la hecatombe que pudiera provocar la revolución negra. Unos y otros representan el miedo al negro. Hay demasiados intertextos relativos a los discursos de los esclavistas y sus ideólogos para no descubrir los acontecimientos sociales que están detrás de estas luchas conceptuales.

La lectura de tabaquería, iniciada en 1865, en conjunción con las anteriores medidas, fue enarbolada para estimular la incorporación del tabaquero blanco a la fábrica de tabaco. En un contexto de aspiración a reformas políticas que dieran participación al criollo blanco, el voto del obrero alfabetizado era muy importante. El conocimiento, como elemento diferenciador

Page 10: Redalyc.El negro en la tabaquería cubana

“El negro en la tabaquería cubana”

Revista Brasileira do Caribe, Goiânia, Vol. X, nº20. Jan-Jun 2010, p. 485-527 493

entre los hombres, ganó amplio espacio en los periódicos y revistas creados por la elite criolla blanca y sería, más tarde, un elemento importante en la construcción de la identidad transracial del tabaquero.

Una fábrica de tabaco en la segunda mitad del siglo XIX ofrecía una pintura extraordinaria de la diversidad racial, étnica, lingüística, religiosa, social. Sólo tres sistemas sociales con sus diferentes convenciones y prácticas, la esclavitud, el capitalismo y el estado intermedio del “contrato”, que se ejerció sobre los chinos, puede revelar la complicación para comprender la esencia de estas relaciones. Si aún penetramos en que una parte de esos trabajadores blancos, los españoles, gozaban de privilegios derivados de la dominación colonial, complicaríamos más el contexto.

En el caso cubano la metáfora del crisol de razas de Fernando Ortiz, lejos de ayudar a entender el ambiente de las fábricas de tabaco puede obnubilar la visión de la diversidad, aunque su concepto de transculturación puede favorecer la comprensión del contexto social y cultural. Éste se aproxima a la poética de la relación de Edouard Glissant (1999) que, permite una comprensión más eficiente de las fábricas de tabaco. Quizás también Van Lier se aproximó al problema cuando trató de definirlo a través del concepto de la frontera. Todos viven en un ambiente que no es el suyo: los españoles, continuamente se les cuestiona que Cuba no es su patria (el lugar de su nacimiento), los criollos a quienes se les fustiga para hacerles sentir que son extraños en su propia tierra, los descendientes de africanos o los mestizos, maldecidos por la irrupción en un espacio que se quiere blanco, y los chinos, mediante la expresión popular “por no estar en ná, lo mismo les dá chicha que limoná” puede entenderse el confinamiento al que estaban reducidos. El sentido muestra la desterritorialización de cada uno de los grupos étnicos y nacionales. De ahí ese Caribe de la mitopoética (PAGET, 2000) en

Page 11: Redalyc.El negro en la tabaquería cubana

Olga Cabrera

Revista Brasileira do Caribe, Goiânia, Vol. X, nº20. Jan-Jun 2010, p. 485-527494

que las matrices fundacionales fueron asidas y recreadas bajo el látigo de los negreros durante the middle passage y la plantación y se construyen aún hoy en un lugar ficticio intermedio entre el lugar de origen y la metrópoli en la que el sujeto histórico encuentra el trabajo.

Las fábricas de tabaco devinieron centros donde se concentraban trabajadores de las más diversas procedencias. En esa amplia “galera” donde se torcía el tabaco, blancos españoles y cubanos, negros y mulatos esclavos, niños huérfanos, chinos, tenían que transgredir las construcciones de la diferencia en boga en aras de unas relaciones de trabajo que exigían algún tipo de comunicación. En la fábrica de tabaco en su parte delantera, a ambos lados de la amplia puerta de entrada, se encontraba siempre el personal de confianza del fabricante que tenía el control del material de trabajo (la hoja de tabaco): capataces, rezagadores, encargados. Todavía en el siglo XX los dos últimos eran, en general, españoles; ya a fines del siglo XIX, los capataces pasaron a ser cubanos, seleccionados entre los más expertos torcedores. Contiguo a estos espacios, a veces a ambos lados, se encontraban los amplios salones con grandes ventanales de verjas de hierro que daban a la calle. En ellos se alineaban las mesas, formadas en cuadrículas, de los tabaqueros o torcedores, una parte de cubanos blancos. Cada mesa era ocupada por dos torcedores. En los años 1860 y hasta 1884 había también esclavos torcedores, alquilados por sus amos, chinos contratados y españoles. En un local más pequeño, unos cuantos hombres, también españoles escogían el tabaco ya torcido, y lo agrupaban de acuerdo con la calidad y la coloración de la hoja. En otros espacios también pequeños, próximos a la entrada eran colocados los anillos a los tabacos, tarea que a principios del siglo XX pasó a ser desempeñada por mujeres españolas o hijas de españoles. En ese mismo departamento en el siglo XIX (en el XX se convirtió en otro no siempre bien delimitado), el fileteador

Page 12: Redalyc.El negro en la tabaquería cubana

“El negro en la tabaquería cubana”

Revista Brasileira do Caribe, Goiânia, Vol. X, nº20. Jan-Jun 2010, p. 485-527 495

colocaba artísticamente los tabacos en las olorosas cajas de cedro. En los primeros tiempos, la mujer, menos la esclava,

estuvo ausente de los espacios de la tabaquería hasta que a partir de los años 1880, ya predominaba en los despalillos de la fábrica, lugar carente de ventilación y oculto desde la calle, donde se apretujaban los barriles,5 y más tarde en el siglo XX, las pequeñas mesas de trabajo. La mayor parte de estas mujeres hacía la labor más simple de retirar la rama del tabaco que se utiliza como tripa (relleno para capas en tabacos de menor calidad), pero unas cuantas trabajaban retirando el nervio de las hojas utilizadas como capotes y capas. Estas últimas realizaban un trabajo mucho más cuidadoso y eran llamadas capoteras y caperas.

El mayor destaque de la producción de tabacos dentro de la fábrica fue la posibilidad creada para el intercambio y la activa comunicación entre los diferentes “factores” de la población cubana, como decía Martí. Toda la sociedad cubana colonial tenía su representación entre las paredes de las fábricas de tabaco. Para 1836, en ellas, un tercio de los tabaqueros eran esclavos, pero esta proporción debió variar a medida que las vitolas iban ganando el mercado internacional y los fabricantes necesitaron atraer también a algunos de sus creadores, hombres blancos libres que les hacían la competencia. Sin duda, existían muy buenos tabaqueros esclavos que eran alquilados por sus amos aún en la segunda mitad del siglo XIX, cuando aumentaron los contratos a los artesanos blancos (KLEIN, 1986). Estas cuestiones, aún no apuntadas por la historiografía, revelan la importancia de la industria tabacalera en el desarrollo de una nueva sociabilidad a partir de las relaciones entre las diferencias lingüísticas, religiosas, raciales, sociales y culturales. Otro factor, relevante que favorece el estudio de esta industria se encuentra en el dinamismo de este sector de trabajo que emigraba de continuo, no sólo dentro del país sino al exterior

Page 13: Redalyc.El negro en la tabaquería cubana

Olga Cabrera

Revista Brasileira do Caribe, Goiânia, Vol. X, nº20. Jan-Jun 2010, p. 485-527496

(Estados Unidos y México) y hasta otros países del propio Caribe (Jamaica, República Dominicana y Puerto Rico). La movilidad y los múltiples intercambios culturales del tabaquero o torcedor, determinaron que, frecuentemente, fuera llamado “andarín”

Los frecuentes viajes de los tabaqueros son relatados en varias obras testimoniales del siglo XIX. Ir a Tampa, Estados Unidos, era labor de fundadores en una tierra desolada donde las condiciones de vida configuraban un cotidiano violento, marcado por la escasez. El tabaquero pasajero de tercera en vapores “poco menos que a perro” salía a la 1 o 2 pm de la Habana y llegaba a las 7 u 8 a la costa. Para seguir viaje a Tampa salía al otro día y a las 12 llegaba “a un arenal, era la tristeza del paisaje, sin árboles, sólo los pinos pelados”. Y por si fuera poco, el trabajo de tabaquero en Estados Unidos tenía poco aliciente porque no existía la “superación”. Las vitolas de Tampa eran inferiores, no existía la aristocracia de vitolas finas de la Habana (GONZÁLEZ, 1907,p.105).

En Cuba la existencia de la esclavitud, aliada a todo un sistema de ideas, valores, prácticas que la legitiman, mantenía el discurso sobre la inferioridad del negro y su necesaria dependencia y control. Durante un importante período, las grandes narrativas de la identidad validaron la homogeneidad, a partir de la nación blanca y excluyeron al negro. La imagen de la idea nacional como elemento unificador racial actuó también en las grandes fábricas de tabaco de capital español. Apenas, que en éstas también funcionaron fronteras nacionales, el origen hispano o criollo del trabajador. Así a determinados oficios no podía acceder el cubano blanco ni tampoco el negro ni el mestizo. Existía por supuesto todo un marco de imágenes y símbolos que representaba al cubano, cualquiera que fuera su procedencia racial, como mestizo e inferior al blanco europeo. Por ejemplo, el aprendizaje del oficio escogedor, rezagador, fileteador y secador quedó reservado a los peninsulares; el de tabaquero, para los

Page 14: Redalyc.El negro en la tabaquería cubana

“El negro en la tabaquería cubana”

Revista Brasileira do Caribe, Goiânia, Vol. X, nº20. Jan-Jun 2010, p. 485-527 497

criollos y el aprendizaje del oficio de torcedor no se diferenciaba mucho de las condiciones esclavas. La Real Sociedad Económica creó una sección de Artes y Oficios, encargada de vigilar la situación de los aprendices cubanos debido al mal trato que recibían en los talleres. Los aprendices, no podían abandonar la fábrica sino en días señalados, una vez cada 15 días y por turnos rigurosos, o en caso de enfermedad, debiendo permanecer los demás días despalillando el "chivo"6 mientras hacían guardia en la portería. Esas contradicciones basadas en el origen nacional favorecieron la aproximación interracial.

En la fábrica de tabacos, en una mesa al lado del hombre libre, podía estar trabajando un negro esclavo, en general era criollo, nacido en Cuba. Éste podía ser alquilado a un fabricante de tabaco y era obligado por el amo a concurrir a la tabaquería con rigurosa puntualidad y a torcer la mayor cantidad posible de tabaco. Las numerosas causas de amos contra esclavos cimarrones urbanos que huían con dinero ganado en la tabaquería, los anuncios del alquiler de esclavos diestros en el torcido ofrecen evidencias de estas relaciones entre los diferentes.7 Poco se sabe sobre este asunto, sólo tenemos las evidencias de los anuncios en la prensa reclamando noticias sobre hábiles artesanos esclavos que se habían dado a la fuga. Probablemente, continuaron el trabajo en chinchales de los muchos que se abrían a diario en la ciudad cuyos propietarios a veces eran mulatos o negros, o decidieron trabajar por su cuenta y trocar el producto por alimentos o hasta por cuarto y comida (Diario de la Marina, “Bando de búsqueda de cimarrón tabaquero”, Habana,14/03/1865, p.3). Los negros y los chinos (los últimos entraron en Cuba en los años 50), aún siendo torcedores de “regalía” o de vitolas superiores, tenían salarios inferiores, y por supuesto, ganaban mucho menos que el criollo blanco. La descripción empírica de ese ámbito de la diversidad en el locus concreto de la fábrica de tabaco generó prácticas de relaciones transgresoras frente a los discursos racistas.

Page 15: Redalyc.El negro en la tabaquería cubana

Olga Cabrera

Revista Brasileira do Caribe, Goiânia, Vol. X, nº20. Jan-Jun 2010, p. 485-527498

En la década de 1820 dos tercios de los torcedores en los talleres de tabaco eran esclavos. Hasta la segunda mitad del siglo XIX, cuando comenzaron a ser incorporados muchos artesanos blancos que venían haciendo vitolas ya renombradas en sus casas, la preeminencia esclava en los talleres de tabaquerías continuó. Los anuncios de los periódicos ofreciendo a diestros y hábiles esclavos tabaqueros en alquiler, revelan que aún en la sexta década del siglo muchos esclavos continuaban en el oficio.

Sobre las condiciones de trabajo de los esclavos en las fábricas de tabaco reina casi un silencio absoluto. Se conoce de la muerte de un esclavo y un niño aprendiz, quemados en un taller donde estaban encadenados por un castigo infligido por el capataz. La protesta de la Sociedad Económica de Amigos del País por el aprendiz blanco hizo que el hecho fuera conocido, pero cuantos crímenes debieron ocurrir en las tabaquerías sin trascender al público por ser asunto de poca o ninguna importancia, reducido al espacio doméstico, a la moral privada de cada quien. La muerte de un esclavo no despertaba más interés que la pérdida de una casa o de un mueble, todo dependía de la oscilación de su precio en el mercado. A pesar de las leyes promulgadas en la época, el esclavo era una propiedad cuya situación quedaba fuera de cogitación en el espacio público. Sin embargo, hay que reconocer que el esclavo que poseyera un oficio y trabajara en las zonas urbanas tenía siempre una situación mucho más ventajosa que los de las dotaciones de los ingenios.

En la sexta década del siglo XIX ocurre el aumento desmesurado de pedidos de habanos del exterior que estimula a los grandes almacenistas a invertir sus ganancias en la construcción de talleres y fábricas. Estos años fueron de una febril actividad dirigida a convencer a los artesanos individuales –a quienes estos almacenistas compraban tradicionalmente sus tabacos-- para pasar a las flamantes fábricas. Esta tarea sería difícil porque éstos torcían el tabaco en el ambiente libre de la

Page 16: Redalyc.El negro en la tabaquería cubana

“El negro en la tabaquería cubana”

Revista Brasileira do Caribe, Goiânia, Vol. X, nº20. Jan-Jun 2010, p. 485-527 499

calle, conocían las condiciones de la producción en los talleres por negros esclavos, aprendices, o artesanos muy pobres sujetos a “la libreta”, también sometidos a la violencia extraeconómica de los capataces.

El proceso iniciado en la década de 1850, ya en la siguiente estaba casi consumado, los artesanos blancos comenzaron a producir en los mismos espacios donde trabajaban negros esclavos, aprendices y dependientes. El concepto trabajo ganó, como habíamos analizado antes, otros contenidos para estimular al blanco a entrar en la tabaquería, pero estos cambios exigían el mantenimiento de una amplia zona de silencio. ¿Cómo definir el concepto trabajo y liberarlo de la onerosa carga del esclavo, cómo definir el trabajo del “otro”, el del negro y mulato esclavo y libre?. La ambigüedad del concepto que excluye al negro y al mulato, exige ir acompañada de los adjetivos digno, honesto para referirse al trabajo del blanco. Pero aún así alguna confusión queda al respecto. El esclavo no tiene propiedad sobre sus facultades porque su cuerpo le es ajeno, es propiedad del amo blanco, pero aún con esta delimitación, cómo pueden ser construidos nuevos sentidos que atribuyan la libertad al trabajo si también hay que mantener un oprobioso y pesado silencio sobre el trabajo realizado por el negro y mulato libres. ¿Qué ocurre con las facultades de éstos que tienen el mismo color del esclavo, pero poseen el dominio sobre sus cuerpos? Nada de esto es esclarecido por el periódico La Aurora ni tampoco El Siglo, los más importantes divulgadores del trabajo del blanco para el progreso del país.

Sin duda, las contradicciones entre el discurso de la elite blanca y el contexto que pretendió reflejar fueron muchas. Ciertamente, en un mismo local los diferentes se encontraron y fueron cómplices en las varias estratagemas creadas en la tradición del trabajo para engañar al capataz y ocultar el “chivo” o trocar por mejor capa el “disfraz de vitola”8 que se les entregaba

Page 17: Redalyc.El negro en la tabaquería cubana

Olga Cabrera

Revista Brasileira do Caribe, Goiânia, Vol. X, nº20. Jan-Jun 2010, p. 485-527500

para trabajar. En esos encuentros interraciales en el trabajo, se fue engendrando la tolerancia entre los hombres, a pesar de la propaganda de las elites dirigida a la creación de una identidad exclusivamente blanca. También no había como excluir a los negros y mulatos de la lectura, fueran ellos libres o esclavos.

En cambio las elites buscaban sustentar la unidad de los blancos por encima de las clases sociales. El Conde de Pozos Dulces, una de las más importantes figuras del reformismo político criollo y articulista de El Siglo, escribiría en relación a los objetivos de sustentar la economía del país sólo en el trabajo del hombre blanco:

El día en que la caña de azúcar se aclimate en la tierra del pobre y reparta entre la raza blanca la masa inmensa de salarios que directa o indirectamente absorben las razas de color, ese día quedará resuelta como por ensalmo la hasta ahora insoluble cuestión del trabajo y población en los países tropicales (El Siglo,Habana, 18/12/1865, p.1).

En esos mismos marcos se realizaba la propaganda de La Aurora. También para ella era la inmigración de trabajadores blancos la solución para el progreso del país. Por eso es difícil encontrar noticias de los negros y mulatos constructores de la riqueza en la industria azucarera y de los esclavos y hombres libres negros y mulatos que compartían con el blanco el trabajo en la industria tabacalera. La primera asociación de tabaqueros (1866) respondió a los lineamientos marcados por las imágenes de la identidad blanca e hizo omisión de los negros tabaqueros. Los publicistas del primer órgano de prensa de La Aurora, compartieron también las mismas ideas de las elites blancas, tanto la criolla como la hispánica, en relación a la exclusión del negro y el mulato. José de Jesús Márquez, uno de los principales articulistas de La Aurora, refería entusiasmado los progresos del país, derivados de la extensión de la instrucción entre su población blanca: “Si comparamos la isla de Cuba con

Page 18: Redalyc.El negro en la tabaquería cubana

“El negro en la tabaquería cubana”

Revista Brasileira do Caribe, Goiânia, Vol. X, nº20. Jan-Jun 2010, p. 485-527 501

su medio millón de blancos con la Francia [...] Cuba está más adelantada, atendido el número de artesanos que saben leer”(La Aurora,5/08/1866, p.1).El periódico de los artesanos reclamaba mejores condiciones de trabajo para el blanco mientras mantenía silencio sobre el uso del látigo por el capataz como la única forma disciplinaria contra el esclavo. Éste continuó ejerciendo su función represiva hasta la década de 1880 y era imposible impedir que la violencia extraeconómica no alcanzara al blanco, violencia usada cotidianamente contra los negros, los chinos, los niños aprendices --la mayor parte huérfanos de la Casa Cuna-- y los dependientes, niños y jóvenes inmigrantes quienes eran enviados por sus padres a algún conocido de la aldea de España, el propio dueño u otra persona del personal de confianza de la fábrica.

Alguna vez el periódico de los artesanos La Aurora, levantó su voz por el uso del látigo contra los aprendices. Aunque por supuesto el silencio dominaba el entorno del negro, la crítica rebasaba los límites blancos, se pedía el cambio, la eliminación de la violencia física en las fábricas. Darle divulgación a los casos que se producían en algunas fábricas revelaba ya una sensibilidad diferente porque sólo unos años antes no encontramos relatos o noticias sobre este tipo de incidentes:

En la calle del Rayo hay una fábrica de tabaco de un sr. García donde se dice y es voz entre los artesanos que en lugar de la voz del lector, sólo se oye una cosa que aterra, producida por otra cosa que tiene una mota en la punta y que al agitarla en el aire suena como un chasquido. ¿Por qué en vez de esa cosa no se manejan libros y se establecen tribunas? (La Aurora, Habana,/2/1866,p.2).

Sin embargo, los intersticios para penetrar en las sombras creadas por el silencio aparecen en los datos de los censos. La sociedad habanera del siglo XIX, contaba, a pesar de la violenta represión contra negros y mulatos en “La Escalera” en el año

Page 19: Redalyc.El negro en la tabaquería cubana

Olga Cabrera

Revista Brasileira do Caribe, Goiânia, Vol. X, nº20. Jan-Jun 2010, p. 485-527502

1844, con gran número de trabajadores negros y mulatos libres, algunas de sus producciones competían con las de los blancos por su calidad y hasta tenían sus clientes entre la propia elite. Los datos del censo publicados en 1862, son bien elocuentes en relación a las ocupaciones de éstos:

Profesiones Blancos De colorPropietarios 16 051 1 302Labradores 156 051 214 517Comerciantes 26 204 306 Fabricantes 905 180Artesanos 99 688 77 712Jornaleros 20 123 39 685

Censo de Cuba, 1862.

Los más destacados ensayistas del período refieren la mayor presencia de negros y mulatos como artesanos y aunque en el censo aparece un menor número en relación a los blancos debe tenerse en cuenta que trabajadores de las pequeñas fábricas no eran registrados.

La lectura de tabaquería como fórmula para transformar la situación dentro de la fábrica equivale a una visión de las posibilidades transformadoras de la educación. Esa situación estimuló las actitudes de los tabaqueros, tanto blancos como negros, dirigidas a diferenciarse en la forma de vestir, en la educación, en las exigencias de un ambiente de dignidad en las relaciones de trabajo que llevaron a la construcción de una cultura que, sin duda, fue significativa en comparación con otras culturas obreras, no sólo en Cuba sino en el mundo.

Aunque al desaparecer la esclavitud el capataz dejó de portar el tenebroso látigo, mantuvo el privilegio de aceptar aprendices en la fábricas, admitiendo sólo a niños blancos. En los primeros años del siglo XX el capataz, sin embargo, perdió este derecho y el aprendiz dejó de estar bajo el mando de éste, pasando a ser atendido, fundamentalmente, por los tabaqueros breveros, quienes torcían el tabaco de calidad inferior. La función

Page 20: Redalyc.El negro en la tabaquería cubana

“El negro en la tabaquería cubana”

Revista Brasileira do Caribe, Goiânia, Vol. X, nº20. Jan-Jun 2010, p. 485-527 503

represiva del capataz quedó restringida al poder de dejar sin empleo al tabaquero o de “sentar a la mesa”, privilegio que sólo poco después también tuvo que compartir con los obreros. La figura del capataz también cambió, su función pasó de represiva a educativa: Fue designado atendiendo a sus conocimientos en el torcido y su capacidad para enseñar a los jóvenes torcedores.

La unidad de clase enfrenta la diferencia racialEl negro en los primeros tiempos después de la abolición,

no obtuvo trabajo en las fábricas y menos en las grandes, donde predominaba la “superación” y se hacían las vitolas figuradas para la exportación, pero fueron los movimientos de los tabaqueros los que exigieron el cese de la discriminación. A la terminación de la primera guerra anticolonial (1868-1878), el concepto trabajo digno que había sido gestado para contraponerlo al realizado por el esclavo, fue enriquecido con una práctica que enfrentaba los estigmas sobre el negro construidos durante la esclavitud. Se iba recreando una cultura que exaltaba la superioridad y la dignidad del tabaquero por su obra, desconsiderando cualquier otro rasgo de identidad. Sin haber sido decretada legalmente el cese de la esclavitud, en las organizaciones de los tabaqueros fue suprimida toda alusión a la discriminación, señalando el derecho igual al trabajo de negros y blancos. Todavía en ese ambiente de crítica a la esclavitud, la prensa liberal continuó excluyendo al negro de las imágenes de la nación en construcción. El blanqueamiento del país exigía la inmigración blanca y esta reivindicación fue común a la elite criolla y española.

El periódico La Razón, exponía su preocupación y pedía una política de inmigración blanca, previendo la concurrencia de los negros al mercado de trabajo. Como un contrasentido histórico, el mismo argumento del desarrollo de América que justificó y legitimó el comercio de africanos y la esclavitud antes, se esgrimía para negar el acceso del negro al mercado de trabajo

Page 21: Redalyc.El negro en la tabaquería cubana

Olga Cabrera

Revista Brasileira do Caribe, Goiânia, Vol. X, nº20. Jan-Jun 2010, p. 485-527504

libre.

Aumentándose la emigración blanca en familia es seguro el aumento de la población española, necesitamos trabajadores blancos o sea de nuestra raza, porque la experiencia nos demuestra que es la única raza que puede hacer prosperar a un país, por más que quieran oscurecer estos hechos los sostenedores de lo contrario (La Razón, Habana,13/01/1884,p.1-2).

Sin embargo, podría parecer contradictorio que este periódico fue el primero en publicar artículos muy interesantes, de una aguda crítica social sobre la esclavitud. Se podía ser abolicionista mientras se postulaba mantener blanqueadas algunas funciones, entre ellas las de tabaquero. Julio Pozas escribió varios artículos en los cuales revelaba los abusos contra los negros en los ingenios matizados con algunos cuadros pintorescos sobre las costumbres, bailes y músicas de los negros.9 El autor llega a exponer que la libertad del negro debe preceder a cualquier otra aspiración y de hecho articula un ataque a los hacendados cubanos que se postulan independentistas mientras quieren mantener la esclavitud del negro:

Ningún ciudadano de Cuba debe pedir libertades políticas para esta tierra de esclavizadores de negros, mientras los feudales [...] no arrojen su cetro y su corona [...]a las plantas victoriosas del poder incontrastable e incontrovertible del santo abolicionismo.(La Razón,Habana, 20/04/1884,p.1)

Antonio González articulista del mismo periódico criticaba a un orador que había expresado en las Cortes españolas que los esclavos de Cuba gozaban de comodidades y revelaba que tenían una jornada de 20 horas diarias, escasa alimentación y eran sometidos a maltratos. Por último señaló que el patronato no ofrecía diferencias con la esclavitud (La Razón, Habana, 31/08/1884, p.2-3).

Pero en esa misma época, más allá inclusive de un

Page 22: Redalyc.El negro en la tabaquería cubana

“El negro en la tabaquería cubana”

Revista Brasileira do Caribe, Goiânia, Vol. X, nº20. Jan-Jun 2010, p. 485-527 505

abolicionismo radical que también se proclama entre algunos sectores de la elite, las organizaciones y movimientos dirigidos por los tabaqueros construyen imágenes tendientes al nacimiento de una unidad que trascendió las diferencias raciales. Sin duda, las ideas anarcosindicalistas tendrían mucha relación con el abolicionismo y la creación de una unidad clasista e interracial entre los trabajadores.

En el concepto pueblo del periódico El Artesano (1878-1884) se reunían blancos, negros y mulatos asalariados. La única frontera de la diferencia quedaba establecida a partir del trabajo y la honradez. Las relaciones entre blancos y negros libres y esclavos en la fábricas de tabaco habían impulsado intentos de crear asociaciones interraciales (a pesar de las prohibiciones del Gobierno colonial10) que fueron desarrollando un sentimiento de una mayor tolerancia y respeto hacia la diferencia. También la Guerra de los Diez Años y la destacada participación de negros y mulatos habían revelado para muchos que éstos no podrían ser excluidos de los proyectos de nación. El Artesano eliminaba las fronteras de las diferenciaciones raciales y proponía la organización obrera de todo el pueblo trabajador, sin distingos de razas (El Artesano, Habana, 21/02/1885,p.1).11 Bajo esta actividad unificadora fueron fundadas las primeras organizaciones obreras, orientadas por los tabaqueros. El Círculo de Trabajadores, sustituía a la sociedad Recreo de Artesanos y llamaba a integrar a toda “la familia” obrera (El Artesano, Habana, 19/01/1885,p.2). Las escuelas nocturnas para trabajadores y diurnas para sus hijos eran establecidas también para todos los varones, blancos y negros. Las mujeres, sin embargo, permanecieron excluidas de cualquier programa de superación intelectual (El Artesano, Habana, 31/01/1885,p.2-3). Cierto que, en la época tampoco ellas hubieran podido frecuentar esas escuelas nocturnas.

La propaganda del periódico persuadía a los obreros para asistir a la biblioteca abierta para ellos por el Círculo, a los cursos

Page 23: Redalyc.El negro en la tabaquería cubana

Olga Cabrera

Revista Brasileira do Caribe, Goiânia, Vol. X, nº20. Jan-Jun 2010, p. 485-527506

de instrucción e inclusive a las veladas, juntas y otras actividades, sin interesarse por la pobreza del vestido o por el lenguaje (las caricaturas de la época mostraban siempre a los negros y sus dificultades para pronunciar la r y la s): “A ellos nos dirigimos para aconsejarles que despojándose de tales trabas vayan allí a lo que es suyo en la convicción de que nadie reparará en su traje ni criticará sus modales” (El Artesano, Habana, 31/01/1885,p.2-3).

La fundación de la Alianza Obrera, sindicato de los tabaqueros, y la Junta Central, fundada también por los tabaqueros en una tentativa de unir a los trabajadores de otros sectores, estuvo vinculada a la eliminación de las fronteras raciales. La Alianza Obrera, mantuvo una dirección interracial y desarrolló varias movilizaciones contra la negativa de los fabricantes a incorporar negros y mestizos en los diferentes departamentos de las fábricas de tabaco. En 1889 la huelga (lock out) de los fabricantes fue transformada en un movimiento de demandas de aumento de salarios de los trabajadores y de incorporación de los negros a las grandes fábricas. La huelga del taller de Cabañas fue el movimiento que alcanzó una mayor repercusión, aunque no pudieron conseguir sus objetivos. La Unión de Fabricantes ordenó el cierre total de las fábricas, negándose a cumplir la demanda de los obreros y nuevamente la emigración fue el destino de los tabaqueros tanto blancos como negros (El Productor, Habana, 31/05/1889, p.1).

No se le escapaba a los dirigentes tabaqueros que en su intento por obtener una organización unitaria de los trabajadores de la Habana tendrían antes que superar los obstáculos levantados por la frontera de la raza. Pero si bien había suspicacias entre algunos blancos también las había entre algunos negros. Los estibadores del Puerto de la Habana no dejaban entrar a ningún blanco a trabajar, hasta que ya en el siglo XX admitieron a algunos “ñáñigos”12 blancos. Por eso El Productor, aunque reconoce los beneficios de los gremios y organizaciones hasta el momento

Page 24: Redalyc.El negro en la tabaquería cubana

“El negro en la tabaquería cubana”

Revista Brasileira do Caribe, Goiânia, Vol. X, nº20. Jan-Jun 2010, p. 485-527 507

existentes, en una evidente alusión a las incomprensiones y separaciones entre blancos y negros en algunas organizaciones señala que sus defectos radican en “ser hijos de la época en que se constituyeron”(El Productor, Habana, 25/08/1887, p.2-3).

La propaganda de los dirigentes obreros contra la discriminación racial no alcanzó sólo el espacio del trabajo, se extendió también a otros. Así en 1886 fue creada una escuela para la instrucción de los hijos de los obreros blancos y negros.

Las imágenes de nación creadas por Martí intentaron ofrecer una respuesta teórica a una práctica interracial que se fue desarrollando en las relaciones entre los tabaqueros. La liquidación de la esclavitud provocó la desaparición de la violencia extraeconómica. Cada vez más la función del capataz quedó reducida al control de la calidad del trabajo y comenzó a ser desempeñada por tabaqueros de las vitolas de regalía más complejas.

Una de las figuras que más escribió sobre la situación del negro tanto en el patronato como en su situación de casi permanente desempleo fue Enrique Creci,13 quien observó la presencia definitiva del negro y del mulato no sólo en las fábricas de tabaco sino en todos las actividades del trabajo. En varios artículos abordó el problema del negro y su importancia para las organizaciones y movimientos de los obreros. En unos artículos seriados publicados en El Productor describió las condiciones de enmascaramiento de la esclavitud durante el patronato como ningún otro escritor lo había hecho antes:

Yo no he podido nunca averiguar la diferencia que existió entre el patronato y la esclavitud, y confieso a trueque de que se me tilde de poco listo, que no le he encontrado nunca más diferencia que la de la palabra. Verdad es que en este punto mi ignorancia es tan supina, que tampoco encuentro notable diferencia entre el patrocinio de ayer y el hombre libre de hoy.A las cuatro de la mañana comienzan la faena en los ingenios.

Page 25: Redalyc.El negro en la tabaquería cubana

Olga Cabrera

Revista Brasileira do Caribe, Goiânia, Vol. X, nº20. Jan-Jun 2010, p. 485-527508

El mayoral les abre el barracón. A las 11 una campana anuncia el almuerzo. A las doce vuelve a empezar el trabajo hasta las seis en invierno hasta las siete en verano. De 13 a 14 horas de trabajo incesante y penoso. A las 8 el sereno de la finca con doble vuelta de llave encierra en el barracón a los hombres. Aquellos negros que en los buenos tiempos valían mil pesos oro, ganan hoy un jornal que varía entre un peso y once reales B.B . El dueño de la finca, según confesión propia no tiene culpa de que el Gobierno haya hecho libres a hombres que no sirvan para nada (El Productor, Habana, 18/01/1886,p.2).

Algunos ejemplos de las prácticas de los tabaqueros por la igualdad son reveladores. A diferencia de otros sectores del trabajo en Cuba, los tabaqueros mantuvieron movimientos huelguísticos por el derecho de todos blancos y negros a mantener el sombrero puesto, delante de visitantes o de los propios dueños de la fábrica, para enfrentar cualquier intento de imponer la subordinación:

El sombrero lo usamos y pretendían usarlo y lo consiguieron los obreros del sr. Carbajal, Sr. Vazquez [se trata de Vázquez Queipo, quien en las cortes españolas planteó que lo llevaban para robar tabacos] porque tal costumbre nos parecía un vasallaje a los dueños de las fábricas, que no queremos reconocer, considerándonos al contrario, en el taller, tan soberanos repetimos que el mismo dueño debía quitárselo al presentarse entre nosotros (aún teniéndolo puesto) y no sólo él sino cuantos zánganos nos visitaran, por muy señorías que sean, pues nosotros somos los verdaderos proveedores de la colmena social. (El Productor, Habana, 28/05/1889,p. 1).

Otras huelgas fueron promovidas para obligar a los dueños a abrir sus puertas al contrato de trabajadores negros y mestizos y a la incorporación de aprendices negros y mulatos no sólo en el torcido también en los trabajos de escogedores de tabaco torcido, rezagadores y otros, que continuaron siendo desempeñados exclusivamente por españoles.

En el año 1889 en el taller de Cabañas, justamente donde

Page 26: Redalyc.El negro en la tabaquería cubana

“El negro en la tabaquería cubana”

Revista Brasileira do Caribe, Goiânia, Vol. X, nº20. Jan-Jun 2010, p. 485-527 509

se había producido la primera huelga obrera en el año 1866, ocurrió un movimiento que exigió la admisión de trabajadores negros a la fábrica (El Productor, Habana, 12/07/1889,p.1).

La exigencia del aprendizaje para los niños cubanos en todos los departamentos de la fábrica durante la huelga de 1902, de hecho aspiraba a la apertura de todos los oficios dentro de la tabaquería para negros y mulatos. En realidad, las galeras del torcido se habían abierto a los niños negros pero los otros departamentos se mantuvieron cerrados siempre.

La derrota de esta huelga significó que el cubano, por supuesto el negro en primer lugar, quedaba fuera de los espacios privilegiados, reservados a los españoles dentro de la fábrica de tabaco. La revisión de los periódicos obreros Alerta y La Voz Obrera aportan datos sobre algunos cubanos blancos que pudieron desempeñar esos oficios en Estados Unidos (Tampa y Cayo Hueso) y nunca en Cuba. Todavía en los primeros años de la República fue bastante menos la presencia negra y mestiza en el torcido que la blanca, según revelan las series realizadas por mí con los datos sobre torcedores procedentes del Archivo del Retiro Tabacalero (Muchas de las planillas no consignaron la raza)14. Pero también estas series muestran que pocos cubanos fueran blancos o negros ocuparon algún oficio de los tradicionalmente desempeñados por los españoles. Es más, para la jubilación de un torcedor se exigió el testimonio de dos compañeros de trabajo en la fábrica, además de los documentos. No hay un sólo rezagador, escogedor de tabaco torcido, fileteador o anilladora que testimoniara sobre algún torcedor, tampoco los torcedores ofrecen testimonio en las planillas de aquellos. En todos los casos las verificaciones sobre el trabajo de los torcedores en las fábricas proceden de despalilladoras y de los colegas del torcido.

En los primeros años del siglo, la represión violenta al movimiento de los liberales contra Tomás Estrada Palma que terminó con una segunda intervención norteamericana (2006)

Page 27: Redalyc.El negro en la tabaquería cubana

Olga Cabrera

Revista Brasileira do Caribe, Goiânia, Vol. X, nº20. Jan-Jun 2010, p. 485-527510

y en el brutal asesinato del veterano patriota negro Quintín Bandera (1907), estuvo encaminada a frenar las reclamaciones y actividades de los negros dentro del movimiento político. Algunas personalidades negras, sin embargo, organizaron el movimiento político autónomo de los negros. En el año 1908 fue fundado el Partido de los Independientes de Color con una línea clara encaminada a establecer un organismo político que portara las reivindicaciones de los negros, incumplidas a pesar de su destacada participación en las luchas de independencia cubanas.

En el año 1912, las contradicciones entre el gobierno liberal de José Miguel Gómez, cuya membresía, a diferencia de la conservadora, era negra y mestiza, y el Partido de los Independientes de Color, llegó a su clímax porque a pesar de la promesas el gobierno continuó sin satisfacer los justos reclamos de los negros. Muchos de los veteranos negros no recibían sus pensiones mientras se habían inventado expedientes para “patriotas” blancos. Tampoco obtenían empleo en la administración del estado, y menos aún en los comercios. En un intento para presionar al gobierno, y estimulados por el propio Presidente José Miguel Gómez, según los mismos dirigentes negros testimoniaron, decidieron reunirse en Oriente para dirigir desde allí una proclama al país (CABRERA, 1986, p.88-120). En la época la Enmienda Platt autorizaba a Estados Unidos a intervenir en Cuba para defender sus intereses. El desembarco de marines en la región oriental y las maniobras en Guantánamo presionaron al Gobierno para el envío del Ejército. El movimiento fue salvajemente reprimido. Muchas familias negras pacíficas fueron asesinadas. La letra de la canción “Se quemó la Maya” alude a ese monstruoso crimen.

A partir de esta violenta represión que fue legitimada y justificada por el Gobierno con el pretexto de defender la nación, a los negros cubanos se les cerró cualquier alternativa de crear espacios políticos autónomos. Ninguna organización podía ser

Page 28: Redalyc.El negro en la tabaquería cubana

“El negro en la tabaquería cubana”

Revista Brasileira do Caribe, Goiânia, Vol. X, nº20. Jan-Jun 2010, p. 485-527 511

fundada fuera de la suprema, única, sacrosanta y homogénea nación. Aún durante el alzamiento de los liberales en 1916 contra el continuismo de Mario García Menocal, algunos negros y mestizos participaron pero, a los pocos, fueron abandonando los limitados espacios de las luchas políticas entre los dos partidos tradicionales.

La clase obrera cubana, sus movimientos y organizaciones, desde la década de 1920, desembocó también, de alguna manera en el encuentro con las demandas más apremiantes del negro. La primera central obrera la Confederación Obrera de Cuba, fundada en el año 1925, diseñó una estrategia para obtener el derecho al trabajo y salario iguales para todos. Esas reivindicaciones de los movimientos obreros estuvieron precedidas de la experiencia de los tabaqueros en las “galeras”15 de las fábricas de tabaco. Una de las formas de garantizar al negro que no fuera el más perjudicado ante situaciones de desempleo, se apoyó en el derecho ganado por los tabaqueros de “sentar”16 al colega sin tener que pedir autorización al dueño ni tampoco al capataz.

En este período, en el debate político, aparecen nuevos conceptos para la comprensión de la nación cubana. El concepto raza que había servido de frontera para excluir al negro en la imagen de nación anterior a Martí, fue eliminado del análisis científico. Para José Martí la unidad fue percibida siempre en una permanente negociación entre los diferentes, de ahí el uso del concepto factores. En estas nuevas circunstancias la flexibilidad de esta visión tenía que ser eliminada. La nación no podía presentar ni una pequeña arista que pudiera colocar en peligro su indisoluble unidad. La idea de la nación significaba algo compacto, indivisible, homogéneo. Fernando Ortiz introduce el concepto etnia como más favorable a la interpretación basada en el concepto nacional. El color de la piel, en medio de una gran invasión de negros caribeños, aparentemente, dejaba de tener importancia. Las fronteras estaban en la etnia, en la cultura.

Page 29: Redalyc.El negro en la tabaquería cubana

Olga Cabrera

Revista Brasileira do Caribe, Goiânia, Vol. X, nº20. Jan-Jun 2010, p. 485-527512

El negro cubano alcanzaba el rango de la “cubanía”. La nación sometía a la raza:

Sería fútil y erróneo estudiar los factores humanos de Cuba por sus razas. Aparte de lo convencional e indefinible de muchas categorías raciales hay que reconocer su real insignificancia para la cubanidad, que no es sino una categoría de cultura (ORTIZ, 2002, p. 98).

Un fenómeno hay que resaltar en este nuevo contexto de lucha conceptual. El predominio de la interpretación social a partir de la etnia y no de la raza, relacionado al concepto nación, coincide con la llegada de millares de inmigrantes negros caribeños destinados al trabajo en la industria azucarera cubana. Éstos pasaron a ser los diferentes, los de la otra etnia. El concepto etnia equivalía en estas interpretaciones a la nación. Estas clasificaciones siguieron la marcha de unos acontecimientos que se consideraron perjudiciales para el país, según parece desprenderse de la novela Ecué Yamba Ó de Alejo Carpentier, donde el protagonista, el negro cubano, es presentado con toques positivos mientras los haitianos y los inmigrantes del Caribe inglés son criticados y percibidos como negativos para el país.

Pero en el contexto de la sociedad cubana, los sentidos, los significados permanecieron girando en torno al fenotipo racial. El negro fuera cubano, haitiano o jamaicano, era marginado y quedaba fuera de los empleos tanto públicos como privados, excluido de los mejores puestos de trabajo, les estaba prohibido bañarse en playas exclusivas de blancos y pasear por algunos lugares públicos, como parques. El poeta negro, Gastón Baquero contestaba a estos argumentos de la síntesis de la cubanía, apoyándose en el predominio de la identificación fenotípica:

… váyase a preguntarle a un negro, a un judío o a un chino lo que piensan de esa verdad científica, y lo más probable es que en respuesta se reciba una paliza. Porque si hay algo que está ahí que entra por los ojos, que pesa y decide en un destino

Page 30: Redalyc.El negro en la tabaquería cubana

“El negro en la tabaquería cubana”

Revista Brasileira do Caribe, Goiânia, Vol. X, nº20. Jan-Jun 2010, p. 485-527 513

humano, es el color de la piel y es la raza a que se pertenezca (BAQUERO, 2002, p.282).

De suerte que la aspiración negra a eliminar las desigualdades sociales fue barrida apoyada, precisamente, en el criterio de la homogeneidad nacional. De acuerdo con este discurso, todos eran cubanos, tanto el negro como el blanco y no podía pretenderse una organización autónoma negra. A partir de entonces, los espacios de mayor potencialidad para colocar las demandas del negro comenzaron a vislumbrarse en los sindicatos de los trabajadores y la experiencia cultural de los tabaqueros y las despalilladoras fueron esenciales, en esta nueva etapa, para los negros alcanzar los cargos más importantes en los sindicatos obreros.

El espacio democrático de la galera La preferencia del tabaquero negro por el trabajo en las

fábricas de tabaco está relacionada al ambiente de libertad que siempre se respiró en ellas. En la galera no se admitió jamás las prácticas de la discriminación racial o por la calidad del trabajo. Apenas la discriminación de género porque la mujer no fue nunca bien vista en la galera y sólo en casos excepcionales se la admitía como torcedora. Además, otro factor convirtió la galera en un espacio de trabajo interracial excepcional. Se ha dicho por varios testimonios de tabaqueros que la galera era un teatro, y no hay símil más próximo que esta imagen para comprender este espacio cultural. El lector de tabaquería, incorporado a la galera de las fábricas desde el año 1865, pagado y seleccionado por los propios tabaqueros mediante concurso, ofrecía las más importantes obras de la literatura mundial durante dos horas de lectura. El silencio durante la lectura era seguido de debates intelectuales sobre el autor y la obra que muchas veces no eran resueltos el mismo día, exigían investigación en diccionarios y otras fuentes de consulta. Esa práctica convirtió al tabaquero en una personalidad de fácil y

Page 31: Redalyc.El negro en la tabaquería cubana

Olga Cabrera

Revista Brasileira do Caribe, Goiânia, Vol. X, nº20. Jan-Jun 2010, p. 485-527514

fluyente palabra, en un gran narrador y sobre todo, fuera negro o blanco, poseedor de una alta autoestima17.

El estudio de las relaciones de los tabaqueros negros con el capataz es una evidencia relevante para entender la excepcionalidad del espacio democrático de la galera. La figura del capataz remite a la idea de la represión y, sin embargo, en la galera desempeñó una función diferente. Éste era seleccionado por ser buen tabaquero y por su capacidad de enseñar el oficio del torcido. En otra perspectiva, esta interesante relación entre el tabaquero y el capataz puede ser mejor reconocida mediante los testimonios de los propios tabaqueros negros. Entre éstos, aún cuando no se inquiere sobre el asunto, aparece la imagen del capataz con una marcada admiración. Todos los que trabajaron en Por Larrañaga mencionan a Guillermo Solís que cuando los de Acción Guiteras (organización nacida del movimiento revolucionario en los años 40 con una orientación gansteril) le exigieron que dimitiera a los comunistas del taller (muchos eran negros) les respondió que si Stalin fuera buen tabaquero también “lo sentaba”. Otros recuerdan a Masinguilla, José Manuel Rodríguez, quien un día se acercó a un tabaquero que había hecho un tabaco “que parecía pintado” [muy bonito] y sin pesarlo le dijo:

…es una mierda, ese tabaco tiene dos capas solamente”.Lo deshizo y se lo mostró. Ese tabaquero se hizo después el mejor tabaquero el morito [mulato] Tirso Rocha porque el Masinguilla lo enseñó a coger un tabaco al tubo, quiere decir no poner la tripa abierta porque cierra el poro, sino con la tripa cerrada, quema mejor el tabaco. Sabía mucho (Entrevista de la autora a Rogelio Suárez Delgado, La Habana, 05,07,09,12/05/1981)18

Otro recuerda en un gran “chinchalón” [chinchal grande] de la Habana, “El Pirata”, tenía un capataz Bogá, quien identificó por el tabaco a un tabaquero mulato de ascendencia jamaicana,

Page 32: Redalyc.El negro en la tabaquería cubana

“El negro en la tabaquería cubana”

Revista Brasileira do Caribe, Goiânia, Vol. X, nº20. Jan-Jun 2010, p. 485-527 515

cuyo apodo era “Perillita Rintintín”. Éste había sido dimitido porque era muy mal tabaquero. A pesar de que los amigos de la fábrica lo afeitaron para no ser reconocido, cuando el capataz examinó los tabacos exclamó: “Ese es de Perillita Rintintín, me lo trajiste disfrazado como el transformista Fuller” (Entrevista de la autora a Jerónimo Flores,La Habana, 18/05/1980). Este tabaquero era negro y me contó: “Juan Pelegrín, capataz de Partagás me dijo ´!siéntate!´, y como a las 10 de la mañana vino y me dijo, ´como los que estás haciendo [tabacos] todos los que quieras´”(Entrevista de la autora a Jerónimo Flores, La Habana, 18/05/1980).

Otro tabaquero negro me relató que cuando trabajaba en la provincia de Las Villas, había tenido un problema con un dirigente sindical (porque él se negó a pagar el sindicato) quien poco después fue promovido a capataz en la fábrica:

Me fui a buscar trabajo ya yo no quería problemas con esta gente aunque dije que me iba porque estaba enfermo. El capataz se entera y me llama y me dice yo siento que se vaya porque Ud. es un buen tabaquero que reclama su derecho cuando Ud. lo tiene, yo voy a seguirle tirando el ticket y cuando Ud se reponga yo le guardo su mesa. Me fuí pero a las tres semanas me manda a buscar con una vitola que pedían de España (Entrevista de la autora a Rogelio Suárez, La Habana, 10/09/1988).

Los testimonios revelan posibilidades para el negro en las fábricas de tabaco como no las tenían en otros espacios de trabajo. Aquí les era reconocida la calidad, y podían gracias al dominio del torcido llegar a ser tabaqueros de regalía. Todos los testimonios coinciden en la existencia de un ambiente exento de prácticas discriminatorias en las fábricas de tabaco, las relaciones eran de igualdad y de amplia libertad para el negro. Los torcedores eran estimados por la calidad de su producción, sin mediar ninguna otra condición.

Page 33: Redalyc.El negro en la tabaquería cubana

Olga Cabrera

Revista Brasileira do Caribe, Goiânia, Vol. X, nº20. Jan-Jun 2010, p. 485-527516

Desde finales del siglo XIX, en las galeras de las fábricas de tabaco los torcedores trabajaron sin permitir la discriminación racial ni tampoco la discriminación por la calidad del trabajo, aunque había fábricas que sólo aceptaban tabaqueros de vitolas de figurado porque apenas vendían para el mercado exterior. En una mesa se sentaba indistintamente un obrero de regalía junto a un brevero y un negro con un blanco. Sin embargo, los testimonios revelan que en la relación de respeto y hasta admiración del capataz hacia el torcedor, la calidad del trabajo tenía un peso muy importante Algunos capataces eran negros, en el torcido el color de la piel perdía la relevancia que tenía en otros espacios. La galera fue propicia a la comunicación, a la relación entre los diferentes y el buen torcido se llegaba a dominar gracias al aprendizaje junto al capataz, o en el caso de tener familia tabaquera con el padre o el abuelo.

El trabajo en la galera desarrolló el orgullo del tabaquero por su oficio. Ese sentimiento no se encuentra en ningún otro sector de trabajo y los negros enfatizan, quizás en un grado mayor que los blancos, ese orgullo y esa dignidad de ser tabaqueros.

Rogelio Suárez, tabaquero negro quien aprendió el oficio aún adolescente en el chinchal de Aniceto Mesa de Remedios, relató:

Le gustó el trabajo [al dueño del chinchal] y me ponía a hacer las mejores vitolitas que habían allí como Petricetros y Londres, me daba $3.00 y le hacía 100 petricetros después de anillar, despalillar etc. No le dije nada sólo le dije a otro tabaquero que iba a llamar al sindicato para que viera como estimaba mi trabajo. Al día siguiente me dijo `yo supe que ud. Quería llamar el sindicato para que lo examine, sepa ud que si el sindicato lo reconoce como tabaquero yo no`.Por la noche cuando llegó mi madre de la colocación [doméstica] empecé a contarle que me había ido de casa de Aniceto Mesa y no pude seguir porque ella llegó a creer que yo era un truhán, un sinvergüenza. Me sentí ofendido, no me gustó pero era

Page 34: Redalyc.El negro en la tabaquería cubana

“El negro en la tabaquería cubana”

Revista Brasileira do Caribe, Goiânia, Vol. X, nº20. Jan-Jun 2010, p. 485-527 517

mi madre. No le dije nada. Recogí un saco y un sombrero y cogí la puerta de la calle sin más ropa, cogí un taxi y me fui a Camajuaní, a las 5 de la mañana me presenté a ver a Piedra me preguntó que me había pasado por qué me había ido [de Remedios] le dije que no fue por mi voluntad. El sindicato de Remedios me reconoció como tabaquero y me envió el carnet (Entrevista de la autora,La Habana, 10/09/1988).

En todos los testimonios de los tabaqueros aparecen hechos que revelan el orgullo por su historia, por la posibilidad de adoptar decisiones independientes, por el trabajo artístico que realizan y por los conocimientos que poseen. “El tabaquero –me decía otro tabaquero negro refiriéndose a su trabajo-- es un artista, requiere una dedicación, tiene que ser su afición, tiene que sentir amor”(Samuel Rafael Díaz, La Habana, 08/04/1990).

Algunos negros aprendieron el oficio en chinchales. Eran de procedencia pobre y de familia numerosa y fueron enviados a casa de alguna familia de clase media a trabajar y aprender el oficio. Además, podía arribar a la tabaquería por las relaciones con un hermano de “leche”, mulato o negro, que recibió leche materna junto al blanco de clase media o alta debido al contrato de su madre como nodriza. Existía también un espacio interracial e interclasista que era el juego de pelota. Un niño negro conoció en el juego de pelota un amigo blanco cuya familia le ofreció comida, estancia y el aprendizaje de tabaquero junto al hijo:

...empecé en el chinchal del padre de Armando cogiendo tripa de picadura, después pasé a capa. Me explotaban al máximo pero me enseñaban con mejor calidad. Me trataron como si fuera familia. La familia entera trabajaba, la madre despalillaba eran 7 hermanos. Allí no sentí la discriminación. Ellos hacían un gran esfuerzo porque yo tratara de mejorar mi nivel cultural, me corregían mucho defectos al conversar, errores ortográficos. Allí no habían lecturas pero sí tenían tradición de lecturas porque chinchaleaban después que salían de la fábrica. (Entrevista de la autora a Emilio Hernández, La Habana, 05/01/1983).

Page 35: Redalyc.El negro en la tabaquería cubana

Olga Cabrera

Revista Brasileira do Caribe, Goiânia, Vol. X, nº20. Jan-Jun 2010, p. 485-527518

Los negros en general, privilegiaban la obtención de una mesa en una tabaquería porque la superación no era obstaculizada por el color de la piel. Un tabaquero negro explicaba:

Ellos querían que yo siguiera de empleado.[naturalmente un empleado de muy baja escala, el anillado en fábricas más pequeñas no existe como una tarea diferenciada] el anillado, empaquetar tabacos y llevarlo al ferrocarril, separar el material, pero yo quería ser tabaquero veía mayor desenvolvimiento para el hombre negro (Entrevista de la autora a Rogelio Suárez Delgado, La Habana, 05,07,09,12/05/1981).

La amistad desarrollada entre blancos y negros durante la jornada laboral se proyectaba a los otros espacios de la vida de estos hombres. No pocas veces intentaron romper la rígida estratificación racial e irrumpieron juntos blancos y negros a un “parque o sociedad de blancos”. Numerosos testimonios revelan anécdotas de este tipo. Entre los trabajadores de la industria del tabaco en los departamentos de torcido y despalillo se admitieron negros desde el siglo XIX. Después de los años cuarenta del siglo XX aún era excepcional encontrar un mestizo desempeñando un oficio entre los rezagadores, escogedores de tabaco torcido, o anilladoras, aunque también esta excepcionalidad funcionó para el cubano(a) blanco(a):.

Una compañera negra trabajó en el anillado y se apuraban [las jóvenes blancas del anillado] para coger el elevador antes de ella. Donde más posibilidades tenía el negro era en el torcido y el despalillo (Entrevista de la autora a Chapotín, La Habana,25,30/09; 4,9,10/1978).

Esos casos excepcionales de trabajadores negros/negras y mulatos/mulatas y también blancos en departamentos en que fue privilegiado el español, se debió a ser hijo de algún español muy próximo al dueño de la fábrica. Sin embargo, no existen evidencias de discriminación, en ninguna ciudad del país, en los departamentos donde trabajaron los tabaqueros y las

Page 36: Redalyc.El negro en la tabaquería cubana

“El negro en la tabaquería cubana”

Revista Brasileira do Caribe, Goiânia, Vol. X, nº20. Jan-Jun 2010, p. 485-527 519

despalilladoras.La discriminación racial fuera de los espacios de trabajo,

en la calle, en los parques, en los centros de distracción, se manifestó de manera diversa en el país. En la región de Oriente en las fiestas populares, parques públicos, las calles, negros, mulatos y blancos participaban juntos. El carnaval de Santiago de Cuba como el de Guantánamo, todos “arrollaban”19 en la conga derivando en una verdadera sandunga20 interracial sino también interclasista. Ese fenómeno no ocurría en la Habana, donde los espacios de los blancos y los negros eran bien delimitados, salvo los lugares de diversión frecuentados por los obreros.

En las regiones occidentales y centrales había espacios públicos de negros y de blancos separados, tanto en los parques públicos como en las fiestas populares. En la provincia de la Habana sólo en algunos pueblos pudo ejercerse la discriminación racial. Aunque las leyes prohibieron la segregación racial, en la práctica, ésta se mantuvo.

Entre los sectores populares sólo en la antigua provincia de Oriente, donde el mestizaje fue mucho más fuerte, esta separación no funcionó. En los centrales la organización del espacio vino del exterior, de la separación entre blancos y negros en Estados Unidos. Aunque vivir en el batey (nombre que recibió el barrio de altos empleados del central) dependía de la posición social , como ningún negro o mulato podía ser alto empleado, coincidía la raza y la clase social, concretizándose la segregación social y racial. Pero eso no funcionó en las tabaquerías y las clases populares de pueblos y ciudades iban a fiestas en algunas de las barriadas no pertenecientes al central y en ellas compartían juntos blancos y negros. A estas fiestas tradicionales venían trabajadores de todos los sectores de trabajo y de otras zonas. Eran famosas las realizadas en La Julia, barriada próxima a Mabay, Bayamo, por mencionar un ejemplo entre muchos.

En las fiestas populares, en las provincias occidentales y

Page 37: Redalyc.El negro en la tabaquería cubana

Olga Cabrera

Revista Brasileira do Caribe, Goiânia, Vol. X, nº20. Jan-Jun 2010, p. 485-527520

centrales, si éstas no eran celebradas en las sociedades exclusivas de blancos, de mulatos o de negros, existentes en algunos pueblos y hasta capitales de provincia, eran separados los blancos de los negros y mestizos. El testimonio de un tabaquero mestizo, quién por el color de la piel y el pelo "podía pasar por blanco", de una de esas fiestas, en la cual, desde el lado de los blancos lo llamaron, y, poco después, le pidieron que se marchara y ocupara su lugar porque reconocieron sus antecedentes "de color" (Entrevista de la autora a Orlando Hernández, Manguito, 5,8,12/1/1991).

Los casos relatados podían llegar al ridículo porque en otro ejemplo de un tabaquero que también podía pasar por blanco pero que siempre había participado en fiestas entre los de “color” fue expulsado del lado de los de color porque había estado saliendo con una joven blanca (Entrevista de la autora a Lázaro Quiñones, La Habana, 16/08/1992).

En todas las ciudades del interior del país existía un parque central que servía de paseo a los jóvenes de ambos sexos, salvo La Habana donde esta costumbre fue desapareciendo desde el siglo XIX aunque también en el XX el paseo a pie fue deapareciendo con la entrada del automóvil y el "paseo en carro"21 En varias ciudades los parques se dividieron en una zona para el paseo de los blancos y otra para el de los negros. Si algún negro osaba pasear en el parque de los blancos, aunque fuera un niño, era frecuente escuchar gritos ofensivos y expresiones grotescas:

De niño sentí la discriminación por ello fueron contados los días que iba al parque porque gritaban 'Cayó una mosca a la leche'. Yo no estaba en disposición de aceptar eso a nadie. Allí cuando iba con la escuela iba todo el mundo junto. No me acercaba al parque, económicamente tampoco tenía condiciones (Rntrevista de la autora a Evelio Hernández Castillo, La Habana, 5,9,15,17/05/1985).

El tránsito de un comportamiento basado en el prejuicio

Page 38: Redalyc.El negro en la tabaquería cubana

“El negro en la tabaquería cubana”

Revista Brasileira do Caribe, Goiânia, Vol. X, nº20. Jan-Jun 2010, p. 485-527 521

racial a convención aparece con toda su crudeza en este testimonio del mismo tabaquero: “En Camajuaní en un paseo los negros cogían una orilla y los blancos el centro, pero no había prohibición”(Entrevista de la autora a Evelio Hernández Castillo, La Habana, 5,9,15,17/05/1985)..

Pululaban los clubes y sociedades de blancos de clases altas y medias y, en esas circunstancias, los negros y mestizos también crearon sus centros. La incoherencia de estos comportamientos llegó al extremo de fundar sociedades de mulatos donde no era permitida la entrada al negro

Yo iba a sociedades y podía entrar a todas menos blancas. Se unía un grupo, reclutaban socios y le ponen nombre, contratan orquestas. En Remedios había dos sociedades de color, una La Alianza y El Recreo (de mulatos) . En Camajuaní bailaba todo el mundo de color en la misma sociedad y en Vueltas igual (Entrevista de la autora a Jerónimo Flores, La Habana, 05,07/06/1985; 09,10,12/09/1985).

El racismo estaba subjetivado en sentimientos, emociones, juicios estéticos que colocaban el blanco como modelo de belleza, inteligencia, valores positivos, mientras el negro era lo opuesto. Gastón Baquero escribía acerca del prejuicio estético presentado como un universal aunque respondía a un concepto particular estético a partir de la jerarquía ideológica del blanco: “blanca jerarquía de la belleza, que tiende a hacerse absoluta”(BAQUERO,2002,p.282). Sólo en los espacios de la galera cubana esos juicios y valores fueron cuestionados en una práctica ya consolidada por más de un siglo de solidaridad interracial.

ConclusiónNo se puede concluir que la discriminación racial

sólo fue una práctica de las clases altas y medias a partir del análisis de una documentación procedente de los partidos donde

Page 39: Redalyc.El negro en la tabaquería cubana

Olga Cabrera

Revista Brasileira do Caribe, Goiânia, Vol. X, nº20. Jan-Jun 2010, p. 485-527522

militaba la clase obrera o de sus organizaciones sindicales. Sin lugar a dudas, si bien es cierto que en las casas de vecindad o cuarterías, en los despalillos y galeras de las fábricas, en las fiestas y actividades organizadas por los sindicatos, en las fiestas populares de Oriente y en La Tropical de La Habana, en los barrios populares, negros y blancos se confundían, en el entorno social, permaneció la rígida segregación racial que fue respetada en general por unos y otros, aunque preferían aquellos lugares en que podían compartir juntos. Uno de los elementos demostrativos de la permanencia de la discriminación racial es la baja cifra de matrimonios interraciales y aún más la baja cifra de matrimonios de mulatas con negros, según revelan los censos. En la serie elaborada con los datos procedentes de las planillas del Retiro Tabacalero no pude descubrir el comportamiento del matrimonio interracial entre los tabaqueros porque no aparece la raza de la esposa, pero algunas evidencias procedentes de la observación permitieron comprobar la presencia de estas relaciones. Apenas un testimonio de una tabaquera negra revela los límites impuestos por la discriminación racial en las relaciones entre los tabaqueros22. Sin embargo, los testimonios de los tabaqueros negros no dejan percibir la presencia de la discriminación racial dentro de la galera de las fábricas, al contrario, éstos confirman su preferencia por el trabajo como tabaqueros por no sufrir de discriminación alguna.

La solidaridad obrera se manifestó siempre igual, no hay distingos de razas, no hay un sólo testimonio de tabaquero negro que haya colocado dificultades para conseguir trabajo. Es más, destacan haber sido reconocidos como tabaqueros por otros colegas sin necesidad de mostrar documento alguno. Es decir llegar a una fábrica y haber pedido “agua carbón y pluma”23 y ser sentados de inmediato, porque son reconocidos por su aspecto, su característica de tabaquero. Sin dudas, el espacio de las galeras en las fábricas de tabacos fue el más democrático, en el

Page 40: Redalyc.El negro en la tabaquería cubana

“El negro en la tabaquería cubana”

Revista Brasileira do Caribe, Goiânia, Vol. X, nº20. Jan-Jun 2010, p. 485-527 523

no podían darse las manifestaciones de la discriminación racial, mucho antes de que ésta fuera definida como figura delictiva por la Constitución de 1940. En este espacio donde no eran permitidas las expresiones de la desigualdad, apenas la mujer careció de libertad de movimiento.

Para los tabaqueros el conocimiento adquirido durante las lecturas de tabaquerías, los debates en la galera y el mismo proceso artístico de hechura del tabaco, provocaron un enriquecimiento personal que determinó, lo que ellos denominan la “característica” del tabaquero, trazos personales que lo distinguen, independiente de la raza y la procedencia regional.

Notas1 Fui testigo de niña de los conocimientos de mi padre y los de un amigo comprador que llegaba a una vega, recién trasplantados los retoños del tabaco y decía “esta vega va dar una buena capa verde,” y de inmediato ofrecía el precio después de hacer el cálculo de la venta del producto final que se iba a producir con esa capa.2 Se denominaba vitola a un estilo de tabaco, que incluía no sólo una determinada forma, sino consistencia, peso y color de la capa. En general era obra de un tabaquero y ya los clientes le hacían los pedidos dándole el nombre del estilo. Cuando ya ganaba fama otros tabaqueros de regalía podían repetir la vitola.3 La vitola no sólo remite a un estilo de tabaco que recibe nombre sino también al material utilizado en su realización. 4 La Aurora, Habana, 12 de agosto de 1866, p.2. En otro artículo argumentaba el articulista en La Aurora el 17 de diciembre de 1865, p1: “Nosotros hemos dicho en otra ocasión que los artesanos de hoy no son los artesanos de ayer fundándonos en que hay un número bastante crecido de ellos, la mayoría, casi todos procuran trabajar constantemente lo que no sucedía anteriormente, y como todo hombre trabajador es regularmente honrado y amigo de cumplir pundorosamente con sus deberes, bien pudiera hacerse de ellos más confianza de la que se hace, dándoles de ese modo un ejemplo que pudieran aprovechar siendo lo mismo con sus compañeros, a fin de ir estrechando poco a poco el

Page 41: Redalyc.El negro en la tabaquería cubana

Olga Cabrera

Revista Brasileira do Caribe, Goiânia, Vol. X, nº20. Jan-Jun 2010, p. 485-527524

nudo de la fe entre las clases sociales e ir acabando con esas futilezas que a nada conducen y que sin embargo, siembran el germen de las diferencias entre las multitudes populares y las familias acomodadas, pero la culpa de tales desavenencias no debe echarse a los trabajadores porque no la tienen, échese en buena hora a esa misma parte de la sociedad que los desdeña, desconfiando siempre de su comportamiento y arrojando a su frente el estigma de la indiferencia, por no decir del desprecio. Nosotros levantamos hoy nuestra débil voz pidiendo para ellos más fraternidad, más amor, más unión y más confianza...porque hoy es cuando los pobres necesitan la misericordia y filantropía de que tanto blasonamos a cada instante sin hacer alto en la práctica de tan buenas doctrinas”.5 Las fábricas de tabaco en el siglo XIX aprovechaban los barriles desechados del comercio de la rama después que comenzaron a ser utilizados los tercios. 6 Era el tabaco de muy mala calidad que ocultaba el tabaquero para no trabajarlo, a veces lo ocultaba entre otros desechos, pero también podía ser procedente de recortes en la capa que debían ser ocultados pero era mandado a recoger, trabajado y devuelto de nuevo al tabaquero.7 En el mismo periódico El Siglo hay numerosas reclamaciones de dueños de esclavos tabaqueros. En los anuncios se pide que sean denunciados porque se supone que continúan trabajando en alguna tabaquería como hombres libres.8 El material de mala calidad que se entregaba al tabaquero para hacer una vitola de regalía.9 Véase los números de La Razón, Habana, 27 de julio de 1884, p.3;24 de agosto de 1884, p.4;14 de septiembre de 1884, pp2-3;7 de septiembre de 1884, p.3; 10 de Agosto de 1884 pp2-3. 10 El 18 de octubre de 1864 en Matanzas fue denegada la solicitud de la Sociedad de Beneficiencia y Socorros Mutuos de Artesanos porque en uno de los artículos del reglamento se estipulaba la inclusión de los artesanos sin distinción de raza.11 El Artesano. Habana, 21 de febrero de 1885, p.112 La organización secreta de los ñáñigos nació entre negros de origen carabalí (sureste de Nigeria) en el año 1836. A partir de la segunda mitad Del siglo XIX, cuando los estibadores catalanes comenzaron a abandonar el puerto de la Habana, ellos controlaron el trabajo de estiba.

Page 42: Redalyc.El negro en la tabaquería cubana

“El negro en la tabaquería cubana”

Revista Brasileira do Caribe, Goiânia, Vol. X, nº20. Jan-Jun 2010, p. 485-527 525

También mantuvieron algunos controles entre los tabaqueros pero éstos fueron menores y más flexibles.13 Enrique Creci fue fusilado por los españoles después de ser tomado prisionero en la provincia de Matanzas donde estuvo alzado desde que llegó en una expedición a Cuba.14 La ley de la jubilación de los trabajadores comenzó en los años 1940 y como antes no exigían a las fábricas llevar libros de los trabajadores, ellos tenían que mostrar todas las pruebas que pudieran aportar sobre su tiempo de trabajo: documentos sindicales (carné y recibos de pagamentos de cuotas), testimonios y otros. Mas, las planillas ofrecían innumerables datos de interés: Nombre y apellidos, de los padres o si era hijo natural o legítimo, si era casado o unión libre que fueron la mayoría, hijos, local de procedencia del tabaquero (todos cubanos y la mayoría procede de Vuelta Arriba, las provincias más orientales, revelando los efectos de la crisis de la industria). Aún señalaba si era tabaquero de regalía o de tabaco tipo Standard mas nunca hicieron referencia en la planilla a la raza. Este dato, tan importante para poder conocer sobre el matrimonio interracial, no pudo ser cuantificado. Sin embargo, en muchas de las casas de tabaqueros visitadas me encontré con ese tipo de matrimonio, sobre todo tabaquero blanco con negra o mulata, aunque me llamó la atención encontrar el vínculo negro tabaquero con blanca, relación bien excepcional para Cuba en la época. 15Galeras son denominados los amplios salones donde eran colocadas las mesas de los torcedores o tabaqueros. 16 “Sentar” es una expresión utilizado por los tabaqueros para designar el derecho del colega que tiene su mesa de trabajo de ceder su lugar para otro necesitado que puede proceder de otra ciudad, provincia o simplemente estar desempleado y atravesando una situación muy difícil familiar.17 Tengo numerosos trabajos escritos sobre las lecturas de tabaquería publicados en varios países mencionaré solo dos de ellos: “Imágenes de la literatura y de la experiencia”In: Consuelo Naranjo y Carlos Serrano Imágenes e Imaginários Nacionales en el Ultramar español.Madrid: CESIC, 1999; “La diferencia frente al espejo o la imagen invertida: la lectura de la obra de Blasco Ibañez en las tabaquerias de Cuba” In: X International Oral History Conference..RJ Br 14-18 de junio de 1898, v. 2 p. 809-819.

Page 43: Redalyc.El negro en la tabaquería cubana

Olga Cabrera

Revista Brasileira do Caribe, Goiânia, Vol. X, nº20. Jan-Jun 2010, p. 485-527526

18 Todas las entrevistas fueron realizadas por la autora entre los años de 1878 y 1892.19 Arrollar bailar caminando al paso de la comparsa, según es característico en la conga.(Argélio Santiesteban. El habla popular cubana de hoy. La Habana, Editorial Ciências Sociales, 1985. 20 Diversión unida a sensualidad, “La negrita sandunguera” de Célia Cruz remite a esas imágenes. 21 La famosa prostituta Macorina fue una de las primeras en iniciar esa moda.22 La discriminación de género puede haber influenciado en este criterio, 23 Expresión utilizada para pedir trabajo a los tabaqueros sin contar con el capataz. Ésta significa: agua necesidad de alimento, pluma, vestido y calzado y carbón, habitación donde dormir.

BibliografiaBAQUERO, Gastón . “Hay razas o no hay razas”. In: Ensayos Cubanos. México: FCE, 2000,p.. 282.CABRERA, Olga. Los que viven por sus manos. La Habana: Editorial Ciências Sociales, 1986.CASANOVAS, Joan . Bread or Bullets. Pittburgh: University of Pittburgh Press, 1998, p.10.CENSO De CUBA. Noticias estadísticas de la Isla de Cuba en 1862 dispuestas y publicadas por el Centro de Estadística.La Habana: Imprenta del Archivo y Capitanía General.1862.ÉVORA, Tony. Orígenes de la música cubana. Los amores de las cuerdas y el tambor. Madrid: Alianza Editorial, 1997FURNIVALL. Colonial Policy and Practice: A comparative Study of Burna and the Netherlands India. New York: New York University Press, 1956.GLISSANT, Edouard. Introdução a uma poetica do diverso. Charlottesville. Virginia: University Press of Virginia, , 1999GONZÁLEZ, Julian. El tabaquero en Tampa. Impresiones personales. Habana, Imprenta y Papeleria de Rambla y Bouza, 1907, p. 100.HAZARD, Samuel. Cuba with pen and pencil , London, 1873.

Page 44: Redalyc.El negro en la tabaquería cubana

“El negro en la tabaquería cubana”

Revista Brasileira do Caribe, Goiânia, Vol. X, nº20. Jan-Jun 2010, p. 485-527 527

KLEIN, Herbert. La esclavitud africana en América y el Caribe.Madrid, Alianza Editorial, 1986.ORTIZ, Fernando Ortiz. “Los factores de la cubana” In: Ensayos Cubanos..México, FCE, 2002, p. 84.PAGET, Henry. Caliban´reason. London,Roudledge, 2000.SANTIESTABAN, Argélio. El habla popular cubana de hoy. La Habana, Editorial Ciências Sociales, 1985VAN LIER, AJ. Frontier Society. A social analysis of the history of Surinam. La Haya: Martinus Nijhoff, 1971