^ instrucciones para el cultivo de la ^ remolacha

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DIRECCION GENERAL DE AGRICULTURA SERVICIO DF; PUBLICACIONES AGRÍCOLAS ^ HOJAS DIVULGADORAS .^ ^ - A ĥ 0 Y^?C11 -.- i - _ - FEBRERO 1^J38 ^ - - '^J • - .^ Instrucciones para el cultivo de la ^ remolacha azucarera en regadío por GuII_i,^aato Qultv^t^,w11^La ^ Infioniern Agrúnomn Ventajas del cultivo de la remolacha.- F.sta planta, dc tan pin^iic^s rcndimientos par^ la 11^^ricultur^iy trtn import^Inte para la Economía narional. ocuna cn l^,srrlña. ^asi indiscutihlemente. `C:^^^i^^^^^ MINISTERIO DE AGRICULTURA

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Page 1: ^ Instrucciones para el cultivo de la ^ remolacha

DIRECCION GENERAL DE AGRICULTURA

SERVICIO DF; PUBLICACIONES AGRÍCOLAS

^ HOJAS DIVULGADORAS .^^ - A ĥ0 Y^?C11

-.- i - _ -FEBRERO 1^J38

^

- - '^J • -

.^ Instrucciones para el cultivo de la^ remolacha azucarera en regadío

por GuII_i,^aato Qultv^t^,w11^La

^ Infioniern Agrúnomn

Ventajas del cultivo de la remolacha.- F.sta planta, dc tan

pin^iic^s rcndimientos par^ la 11^^ricultur^iy trtn import^Inte para

• la Economía narional. ocuna cn l^,srrlña. ^asi indiscutihlemente.

`C:^^^i^^^^^

MINISTERIO DE AGRICULTURA

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lo que se denomina zcyta hoja en las distintas alternativas que se siguenen el cultivo de regadío, allí donde hay f.íbricas que puedan utilizarla.Hay re^iones aítn desheredadas de este privilegio, y que, por no co-nocer los beneficios de este cultivo, no han puesto todo su empeño enhacer lo posible buscando una industria que adquiera la raíz de laexpresada planta.

Valor de la cosecha. - La remolacha azucarera ]leva la prospe-ridad allí donde se cultiva; el valor de la cosecha, por hectárea, esimportantí^imo, y no suele ser superado por las dem^ís cosechas quepudicran obtenerse en su lugar, y, cuando es superado, lo es momen-tsíneamente, porque, debido a]a ley de la oferta y la demanda, todoslos agricultores se dedican a ese cultivo, y en seguida viene el des-censo del precio, llegando tnuchas veces a convertirse en ruinoso.

Fijeza del precio. - El precio de la remol<icha azucarera es cono-cido de antemano, y el cultivador no tiene que temer a las oscilacio-nes del mercado ni a las artes del acaparador.

Valor de la rastrojera. - No hay cultivo alguno que deje una

rastrojera tan valiosa como la de la remolacha azucarera; m<ís que

rastrojera, es un importante subproducto, y si en Espatia se supiera

algo m.ís que lo que, por desgracia, sabemos, nunca la míts modesta

explotaciún agrícola estaría desprovista de su parte de ganadería que

la consumicra.

Alimentación del ganado. - Si no se pucden tener 20 vacaso'^00 ovejas, se tiene una vaca o dos ovejas, o un cerdo, o una cabra,algo que transforme el forraje residuario en cualquier cultivo, sea elque fuere, y que proporcione estiércol, la mayor cantidad posible deestiércol. 1- aunque no se posea ganadería, ni se pretenda yue atodos convenzan ]as modernas propa:,̂ •andas de las progresivas prác-ticas dcl cultivo, siempre se encuentran donde hay pastos o forrajesganados quc los consuman.

La remolacha azucarera deja, como residuo de la cosecha princi-pal, el '?0 ó cl 3^ por 100 de hojas y cuellos de gran valor nutritivo;es decir, que en una hectárea de tierra regularmente cultivada y queproduzca 3l) toneladas de raíces para la fábrica de azúcar, se obtienende seis a siete toneladas de excelentc forraje en una época en quetanto valor tienen los pastos, y en la que es tan difícil encontrarlos.Esto signiGca un aumento de valor para la cosecha de mucho m^s de

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cr'ett pes^tas por hectárea. ^Hay algíin eultivo parecido siquiera alde la remolacba por este concepto?

Ottas ventajas. - En otro orden de consideracienes, el cultivo de

la remolacha lleva el pro;reso allí donde se implanta; acostumbra

a los cultivadores al cuidado de las tierras, al uso dc los abonos, al de

nuevos útiles y máquinas, a las labores profundas y superíiciales,

guardando ciert^ relación muy instructiva para el que trabaja la

tierra.Y, para terminar, la remolacha azucarera regulariza, por la época

en ^lue se cultiva, el empleo de los brazos, pucs invierte jornales

cuando los otros cultivos no los emplean, con lo cual la A^ricultura

comarc•ana se beneficia ^^randementc, por qued^tir libre de la influen-

cia de emi^ración de obre^ros que no encuentran medios de subsis-

tcncia en cicrtas épocas dcl año.

I)escritas a la li;era albunas de ]as ventajas de] cultivo de la re-

molacha, entraremos de ]leno en la e^posici^"^n de los consejos que

creemos deben darse y repetirse constantemente, para que los a^ri-

cultores que la cultivan lo hagan con resultados positivos y estén al

abribo, en la mayor medida posible, de las causas que puedan deter-

minar una mala cosecha. ^

Remolacha de secano. - Antcs, permítascnos dos palabras para

hacer una distinción entre el cultivo de la remolacha azuearera de

re^adío, que es el conocido en España hasta ^thora, y el cultivo de la

misma planta de secano; ^orque, dcbido a e^periencias propias, re-

sulta ahora, al cabo de tanto tiempo, en que se creía lo contrario, que

en el clima de Castilla la Nueva y en otros parecidos, si bien es cierto

quc ]a remolacha de re^adío es un cultivo altamente remunerador,

no lo es menos que la de secall0 produce beneficios relativamente

mayores que otros cultivos, también de secano, con los que puede

altcrnar ventajosamente.

Esto nos lleva a dividir los consejos e instrucciones para el cultivode ]a remolacha azucarera en dos partes. En la primera trataremos dela remolacha azucarera de regaclío, y en la segunda, de ]a cultivadade secano, en un número pró^imo.

Tierras más apropiadas. - Ocurre en esto, al tratarse de la re-molacha, lo mismo que al tratarse de cualquiera otra planta de rega-

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dío; las tierras de fondo, fértiles por su composición, de consistenciamedia y- muy- llanas, son las mejores.

No conviene que sean excesivamente calizas ni muy arcillosas, asícomo tampoco tan sueltas que no retengan el agua ni los principiosfertilizantes. Exceptuando, pues, estas tierras, que forman los extre-mos de la composición física, todas las dem<ís son aptas para el culti-vo de que se trata, y así resulta que lo son la generalidad de las deregadío.

Clima. - En todos los climas de la Península ]bérica, excepto enel de la parte de Levante, extremadamente caluroso y seco, se pro-duce la remolacha a la perfección. Es notable la resistencia de estaplanta a la helada; de tal manera, que, cuando se han desorganizadola mayor parte de las leguminosas (las habas notablemente), de lasgramináceas (triáo, cebada y maíz), de las solanáceas (patatas, etc.),subsiste la remolacha incólume, sin que la helada la haya producidola menor alteración. Es una propiedad preciosa de esta planta. En lanascencia necesita humedad; para lo cual, si no se trata de clima enque llueva en la primavera, hay que tener bien dispuesto el riegoen cuanto se siembra. La resistencia que presenta a la helada la tienetambién para los excesivos calores, con la condición de que no seanmuy prolongados. Cuando la patata se agosta por un viento seco algopersistente, la remolacha sigue verde y- ]ozana.

La piedra, el granizo, sólo inl^uye disminuyendo algo la cosecha,pues como no destruye la raíz, y es planta que retoña fácilmente,pronto vuelve a entrar, después de este accidente, en plena vegeta•ción. Todas estas cualidades que posee la remolacha hacen su cultivosumamente seguro, y explican la extensifin de su área geográficadentro del regadío en Espaiia y en el cultivo general de otros paísesmás lluviosos.

Alternativa. - Sabido es que el cultivo continuo, aunque posibleen el terreno de la agronomía, no puede recomendarse, por no ser deresultados positivos, nada más que en excepcionales cire.unstancias.La alternativa de co-echas se impone en todos los órdenes del cultivopor muchas causas, bien conocidas unas, y muy discutidas otras, queno son del caso en este lugar. Lo cierto es que a una cereal debe pro-curarse que no la siga otra cereal; a una planta cultivada por su raíz,otra planta análoga. En general, para plantear una alternativa debentenerse en cuenta los distintos caracteres vegetativos y de producciónde las plantas, así como también debe obedecer aquélla a fines econé-

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micos y hasta sociales. La agricultura racional (no la rutinaria y ar-

caica) tiene en cuenta sint^^ticamente todas estas circunstancias, y

sanciona combinaciones de sucesión de plantas que, en el lugar y en

la época ^le que se trate, producen el mayor ésito económico. En esta

comarca, y en ]os tiempos actuales, si se trata de tierras fértiles y se

dispone de abonos, la mejor alternativa es la del trigo remolacha, que

no puede ser m^ís sencilla: un año, trigo; al siguiente, remolacha; al

otro, trigo, y aaí sucesivamente. En determinadas circunstancias,

puede ser tribo-remolacha, cebada-remolacha. En esta alternativa se

rodea o añadc estiércol en la hoja de cebada.

En gran número de casos, la alternativa al tercio es la mejor,habas-trigo-remolacha, y otra vez habas-tribo-remolacha, y así suce-sivamente. Esta es la más ^;eneralizada. También ^se cultiva la remo-lacha en alternativa con el maíz, y en alguuas ocasiones hasta con lapatata, y ésta puede tencr í^sito tan sólo cuando se dispone de estiér-col y de sales potásicas o cenizas.

La remolacha azucarera produce grandes cosechas cultivándoladespués de la roturación de alfalfares y prados. En este caso sepueden obtener varias buenas cosechas seguidas. Ln todos los casos,y para terminar, la remolacha azucarera es la hoja de la alternativaquc liinpia más el suelo de malas hierbas, por el esmerado cultivo qucpermiten darle sus valiosos productos,

Prepara^ción del terreno. - Printeya lrrbor. Lo mejor es, sin

duda, comenzar a preparar cl terreno para el cultivo de ]a remolacha

azucarera en cuanto se levanta la cosecha que la prerede. Esto, en la

pr^tctica, no suele ser posible; pero sí lo es dar una labor de verano en

evplotaciones bien organizadas, y m.ís aún en cl pequeño y medio

cultivo. No importe que esta labor no sea profunda: el caso es remo-

ver l,l ticrr.^, s;^car al so] raíces y semillas de malas hierbas, y dejar

la ticrra dispuesta para quc pcnetren cn ]as capas m^ís prolundas las

Iluvias dc otoño, así como contribuir a que los residuos de la anterior

cosecha se descompongan, y romper la capilaridad, para que la tierra

no se deseque por conlpleto, }- puedan subsistir los microorganismos

nitrificadores.

Si, después de dar esta labor, se puede dar otra cruzada, o bienun „;radeo algo enérgico, ^erá de muy buen resultado, porque, ademásde que deshar^í algunos terrones si no ha llovido, y muchos si se hanmojado, romperá la costra superficial, evitando, como antes se hadicho, la dcsecación del terreno.

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Labores ^c otoño. En otoño, después de haber hecho las siem-bras de esta época, es decir, a fines de noviembre, o en diciembre, sedará la primera labor profunda, tan profunda como pueda ser, esdecir, de veinticinco a veintiocho centímetros de honda, que es hastadonde puede llegarse disponiendo de buenas yuntas y de buenosarados de vertedera. Hay que hacer ]a salvedad de que, si se tratade ticrras cle s^iiga o de otras que sean demasiado sueltas, basta conque la labor tenga de diez y ocho a veintidós centímetros de profun-didad, que es la que se obtiene con los arados ordinarios de ver-tedera.

Después de esta labor se debe pasar una grada o una rastra parareunir las raíces perjudiciales, que deben quemarse, y para deshacerlos terrones, lo cual debe irse consiguiendo gradualmente, a medidaquc sc dan las sucesivas labores. Tras de esta labor debe darse otra(que ya es mucho m^ís fácil), de una profundidad media, cruzada conla primera, y después, el consabido pase de grada.

A1 terminar esta labor, prósima ya la época de la siembra, bas-tará dar uno o dos gradeos para destruir la hierba incipiente.

Siembra. -La remolacha azucarera debe sembrarse en una épocatal, quc se tenga casi la seguridad de que después de sembrada har.de sobrevenir lluvias que mantengan hílmeda ]a capa superflçial paraque germine la semilla. Si el tiempo se presenta favorable, a losveinte días, aprótiimadamente, se verán las plantas en líneas o en

^rolpcs, y a nacidas.F_n esta comarca (1) debe sembrarse entre mcdiados de febrero 7

fin de marzo; cuanto m^s temprano (dentro de este plazo), mejor.Si por necesidades de la ezplotacit5n, o por circnnstancias e^tra-

ordinarias, hubiera de sembrarse después, convendría en ]a mayoría

de los casos, regar la tierra de antemano y dar una labor de arado

antes de sembrar.

Con estos antecedentes podemos ya tratar de la pi eparación quehay que dar a la tierra para depositar la semilla.

Habíamos dicho que después de la ílltima ]abor de arado se man-tenía la tierra cn estado conveniente hasta que llegara la época de lasiembra d^índole uno o dos pases de grada; pues bien, ]legado el mo-mento, se da otro último gradeo, e i'nmediatamente detr.ís, un pasede rastro y otro de tabla o tablón llano, para dejar la tierra completa-

(1) La do Madrid, para la cnal fuó escrito el trabajo hac•o a]gunoe a6os, annque eus

envetiianzas son aplic+aLles a t^oda la Península.-(Nota de] S. de P. A.).

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mente sentada y pulverizada en la superficie, con objeto de obtenerun lecho homog^neo para la semilla.

llespués de esto, sc procede a depositar la semilla, o sea ascmbrar.

Modo de sembrar.-Esta opexaciún, tan dclicada siempre, lo esmás tratándose de la remolacha azucarera, porque es el germen tandébil, que no puedc atravesar capas de tierra que no sean muy linas;así resulta lo más conveniente que la profundidad a que quedc lasemilla no sea mayor de dos centímetros, y, a ser posible, de uno.Esta cualidad hace también necesario que se use mucha cantidad descmilla; pues si se forma costra en la superficie del terreno, tan sólopodrán romperla muchos gí^rmenes reunidos.

La siembra se practica en líneas o por golpes. Es mucho más

conveniente en líneas con el auzilio dc la máquina sembradora quc a

mano y a golpes, porque del primer modo es como íinicamente puede

conseguirse que la profundid.ld a que quede enterrada la semilla sea

pequeña y uniforme. En cuanto a la siembra en lomos o cahallones,

se prartica en algwlos casos de tierras fuertes en e^ceso, de escasez

de agua o con demasi,tda pendiente; entonces es la mejor siembr:t, y

se reduce a depositar a mano diez o doce semillas en cada golpe, a la

distancia de ^^eintiocho a treinta centímetros, y en la parte media

de la cara del caballón.

En cualquier form^t que se practique la siembra, conviene mucho

que la semilla quede integrada con la tierra para que perciba la

humedad; porque si quedan espacios entre ambas, o no germina la

semilla, o lo hace de un modo tnuy deficiente y tarde; si la sie:nbra

se haee a mano, hay que dar un golpe con el escardillo (con el que se

abre el pequeño hoyo) sobre la tierra que se ha depositado encima

dcl grupo de semillas, y si es a m^íquina, dcbe ir provista de unos

rodillos pesados en la parte m^ís posterior de ]as rejas que van apiso-

nando la tierra c{ue éstas han abierto ^- que h<t caído sobre las semillas.

Sie^ubrc^ c^^tt t^uíqt^iua. Para la siembra a máquina convicnccortar en parte cl terreno para cl ric:go antes de comenzar la siem-bra, con el doble objeto de economizar la semilla }' de tardar despu^smenos en hacer la preparación completa de caceras y rcgueros.

Para esto se decide de antemano la anchura que han de tener laseras, anchura c{ue depende de la configuración o inclinación del terre-no; en general, en terreno regularmente llano se da a las eras 3,15metros, o sea la anchura esacta de yrz^e^^e líneas, que son tres pasesde máquina. '

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En terrenos muy llanos es de 4,20 metros, o sean 12 ]íneas deanchura que corresponden al pase de la máquina cuatro veces, y si esmás accidentado, 2,10 metros, distancia determinada por seis líneaso dos pases de máquina. La máquina de que hablamos es la común-mente usada para este cultivo, pues lleva tres ,tubos 'de siembrade 0,35 metros de distancia,

Una vez escogida la anchura de las eras, se hacen los caballonesen sentido perpendicular a la pendiente del terreno, a la distanciacorrespondiente, y después se pasala máquina entre estos caballo-nes, haciendo la siembra muy superficial, y detrás se pasa un rodillode madera para igualar el terreno y apisonar algo la superficie de latierra, además de lo que han apisonado las líneas de siembra los rodi-llos que ya se ha dicho llevan las máquinas.

Cacereo. Hecha así la siembra, se termina el cacereo u opera-ción de dejar preparado el terreno para el riego, que no necesitaexplicación alguna, por consistir en hacer las regueras transversalesa los caballones que han de conducir el agua que se ha de intr•oduciren las eras, limitadas por los expresados caballones y por estasregueras y caceras.

Debe tenerse cuidado de que las caceras sean reco};id^zs, es decir,

de poca sección (aunque haya que hacerlas más numerosas), para queel agua no vaya en cantidad excesiva y se reparta mejor, economi-zándose así, al mismo tiempo, gran cantidad en cada riego.

Hecho el cacereo, se procede a sembrar los caballones y lascaceras a mano, depositando golpes de semilla en ]a parte media dela cara de los caballones y caceras y en la cúspide, a la distanciade 28 a 30 centímetros unos de otros.

Siembra a naano. En los pequeños predios es donde únicamentedebe hacerse la siembra a mano. En este caso se prepara la tierrapara el riego previamente, y, cuando se ha terminado, se traza en laseras una cuadrícu^a de 30, y mejor de 35 centímetros de lado, y en laintersección de las líneas que forma la cuadrícula se deposita, valién-dose del almocafre o del escardillo, el golpe de semillas. Los caballo-nes y caceras se siembran como antes se ha dicho.

Cantidad de semilla. La cantidad de semilla que debe emplear-se varía con la clase de siembra; de todos modos, debe usarse muchacantidad, por ser el único modo de poder garantizar la nascencia ,de contrarrestar los ataques de un insecto, que es una verdaderaplaga, y que se conoce vulgarmente bajo los nombres de pulguilla,pulgón o saltón. Deben, pues, emplearse de 40 a^15 kilos de semillapor hectárea en el caso de siembras a máquina, distribuyéndose con

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ésta de 30 a 35 l.ilos, y el resto, o^ean 10 kilos, en los raballones ticaceras. En el caso de siembra a mano, deben gastarse de 35 a:>0 lci-los por hect^írca.

Caidados del cultivo.-Después de ter^minadas tod^tis las oper.^-ciones descritas, ^- mientras nace y se desarrolla la planta en suprimera fase, ronviene romper la costra quc se puede formar a con-tinuaciun de cadc^ lluvia, lo yue debe hacerse en ]as eras con la n^^n^f^a ntczrao sisieina f'lanet, instrumento ya mu^- conocido, por lo queno es necesai-io describirlo. Con este instrumento, no sGlo se rompe lacostr^^ superficial, sino que se matan todas las nlalas hierbas quecrecen en la ert/rcZtl^^ra, siendo el coste de su labor por hectárea decuatro o cinco pesetas. )Ĵn los caballones }^ caceras se remueve lasuperficie, y se mat^^ la hierba con uua azadilla de mano manejadapor mujeres o chicos.

I^csr^t^rle. Cuando a la pl^nta le han desaparecido los cofile-

doyies, que son las dos falsas hojas con quc nr^ce, ^^ se obser^^a c^ue

tienc, por lo menos, cuatro hojas verdaderas, siendo el grueso de

la raíz de me:dio centímetro cerca del cuello, se procede a efectuar

la operación de] aclareo, clesattate o entresr^crr, que tiene por objeto

dejar una sola planta a cada 28 0 30 centín7ctros de ^listancia dentro

de las líneas. LSt,^ operación se efectúa aislando pi^imero con el aza-

dón brupos de plantas clue quedan en cicrto modo distanciados, por-

que a rad^^ ^olpe de este instrumento sc cortan proÍundan^ente las

plantas yue ocupan un espacio de 25 centímetros, ^iprolimadamente;

se dejan sin cortar las c^ue ocupan seis u ocho centímetros, ^- se

vuelve coii otro golpe a cortar las de los 25 centímeiros siguientes, }^

así se si^;ue, resultando, como antes se h<^ dicho, ^rupos de plantas a

1<i distancia eonveniente, como si se hubiese hecho la siembra a^^olJ^e.

Lntonces se esco;;e de estos golpes, o grupos de plantas, la m,ís

robusta, y se arrancan a mano todas las quc ticnc al lado, que^lando

así ella sol,^ a la distancia conveniente de 1^^ que ]c sibue.

Al mismo tiempo que se hace el desn^ate, los obreros c^ue ^-an

dejando los ^rupos aislados de plantas vau ^^o,^n^trfo, es decir, labran-

do mu}- superlicialn^,ente 1a tierra con el aradón; ^- las mujei-es o

niños yue entrest.tcan las plantas, para dejar una ^ola en cada ^;rupo,

dej^^ q también labrada la tierra que la rodea; de estc modo resulta

removida }' limpia de hierbas toda la tierra, al par yuc las plantas de

remolach.^ quedan aisl^^das a la distancia prclijada. El creciniiento

de la pl^^nta se hnce r^apido desde este momento,

La op^ración de des^tate no tiene época lija, pues depende de la

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siembra y de las temperaturas y humedad que se hayan producidodesde la nascencia; generalmente, en nuestro clima se efectúa entremediados de ma}-o y mediados de junio. Es convenientísimo hacerlacuanto antes, porque, si se retrasa, el exceso de planta esquilma ydeseca mucho el suelo; ]a planta agrupada en gran cantidad no puedesatisfacer sus necesidades de nutrición y crecimiento, }'se cría raquí-tica, siendo difícil que se robustezca sin prodigarla muchos cuidados.

Escar^las. Después del desmatc, y a medida que ]a planta se vadesarrollando, lo cual hace con gran rapidez desde aquel momento,conviene darle escardas y labores superficiales, que se consigue seanmuy económicas con el uso de la ya mencionada azada de mano siste-ma Ylanet, completándola con la azadilla manejada por mujeresv chicos.

Esta operación se debe hacer, desde luego, y aunque no hayahierba, a continuación de cada riego o cada dos riegos, y entonces sellama le^z^rrntar c^l s^iego. Su objeto principal es romper la costra quese forma por el agua y evitar así la r^ipida desecación de la tierra.

C^rvas. ^ntes de que c^e^^re ]a remolacha, es decir, antes de queIleguen a tocarse y superponerse las hojas de las plantas cubriendo elterreno casi totalmente, es necesario dar una cava, que debe alcanzarunos 13 centímetros de profundidad. Si se puede dar en seco, es lomejor; pero si el terreno est^a duro, por ser muy arcilloso o por habertenido que regarle con demasiada frecuencia, entonces hay que regary esperar el momento en que se enjuga, pero sin desecarse demasia-do, para poder introducir en ^l el azadón.

Sé^trz^ri'o ^^^es^rzale. Al mismo tiempo que se cava, se da un se-

gundo desmate, para que en cada puesto quede una sola planta, pues

cuando quecla mús de una no sc desan-ollan y se merma mucho lacosecha.

Bina. Después de csta cava se puede y debe binar el terreno,a ser posible en julio, y hecho esto y a no resta más que quitar a manoalgunas hierbas que nacen en ]os claros o y^tayras, o bien allí donde,por ser algo raquíticas las plantas, no cubren del todo el suelo.

Mientras tanto, la planta va acercándose a la madurez, ]o cualocurre, en esta comarca, desde principios de octubre hasta fin dediciembre.

Riego. - Coarsejos sobre el yiego. Esta operación, con ser tannecesaria para todos aquellos cultivos que se acondicionan paradesarrollarse con su concurso, es de gran cuidado, _y tan peligrosacomo útil. Cierto es e] dicho de que el riego es un arma de dos filos;

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los males acarreados por un riego mal dado o inoportuno son muydifíciles de subsanar.

Si es posible llegar al desmate sin haber re;ado la remolacha, sehabr^t conseguido que se propagucn lo menos posible las malashicrbas y que el terreno no se ha}-a sentado o comprimido desdc elprimer momento por la acción del a^ua, perdiendo las cualidades dcsoltura, permeabilidad ^- porosidad, tan necesarias para yue sca í.ícilla eirculación de ]os lí ĉluidos ^- de 1os ^ases }- la penetracicín de ]asraíces.

Si después del desmate sobreviniera una lluvia casual, entoncesce^•rar^í ]a remolaeha sin haberla regado, }^ q o faltando otras condi-ciones, la cosecha ser^i buena se^ur.,imente.

Esto no yuiere decir yue por rc^;^ir pueda ser mal.j; pero sí es

cierto yue hay yue ocuparse mucho in.ís del cultivo cuando sc rie^a

desde muy^ temprano, y yue ha^^ yue tener sumo cuidado con Ic^^rrtt-

taY los riegos y no darlos m^ís yue cuando se ^•e,l, por cl <^stado de ]a

planta ^- del suelo, que es impre^cindiblc.

Rfe^os rle ^^'ft^t^r^^^^'a. }la^- circunstancias, como cuando ti-iene

una primavera seca, o cuando, siendo lluviosa, es mu^^ I^ría, yue para

que nazca la remolacha ha}- que re;,^arla. Entonces, antes de yue se

hay a secado el terreno despu^^s del primer riego, es preciso dar otro,

^ aun otro, hasta yue se vea bien nacid<^ la remolacha, porque con un

solo riego sc Forma una costra yue no pucden tr^^spasar los ^^rmenes,

y entonces se arrollan en espiral bajo ]a costra ^- perecen.

Y a se ha dicho que para la rava ha^• que re^ar en muchns ocasio-

nes, }- ocurre lo mismo para el desmate; pero, tanto en uno como en

otro caso, debe evitarse en lo posible; l,i r^^molacha yue pucdc vivir

e irse desarrollando sin frecuentarla cl riego, sobre todo en los pri-

meros tiempo, de su ^^ida, pro(undiia la r<líz en busca dc^ la humedad

que reside en las capas inferiores dc^l terreno. Esta raíz ser,í larga ^-,

por tanto, susc^^ptible de adquirir much,^ peso a por,^ yuc^ e^n^ruesc.

Iiic,^os r^e verauo. Durr^nte el ^-erano, es decir, desde mediados

o tin de julio, en que dcbc ^-a haber cerrado, hasta mediado o, a lo

más, fin dc septiembre, habr^í yue dar ^ la remolarh^ cinco o seis

riegos, cu<indo menos. 13n una tierra de consistencia med^a, en nucs-

tro clima, cl turno de riego debe scr de quince días; si la ticrra es

ligera, habrá que repetir los ric^os rada docc días, ^• si albo ,^rcillosa,

cada vcinte, cuando mas.

A la remolacba ha}' que darle el rie^^o con bastante a^ua; el c^spe-sor de la capa de a^;ua no debc ser mc^nor de 10 cm. er, cada riego.Desde fin de septiembre no debe regarse, a no ser yue se trate de un

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otoño tan seco que se endurezca la tierra ezcesivamente y no puedasacarse la raíz al hacer la recolección.

Abonos. - La remolacha azucarera, como toda planta de granrenclimiento, es muy exigente en materias fertilizantes; y como nopermanece en la tierra durante mucho tiempo, estas materias debenestar, en lo posible, en un grado de solubilidad, o, mejor, de asimila-bilid^^td, mayor que en otros cultivos.

La remolacha es pl^Lnta que se distingue por la cantidad de potasaque asimila, por lo cual se produce muy bien en tierras ricas en pota-sa o añadiéndole esta substancia. Los abonos fosfatados producenmucho efecto en su mayor rendimiento, y es sabido que el nitrato desosa, convenientemente administrado, influye mucho en su vegetacióny crecimiento.

Peligros clel estiéycol. EI estiércol como abono completo, si estábicn preparado, también es muy eficaz para este cultivo; pero pro-duce en muchos casos podredumbre de las raíces, y, además, se des-arrolla a su favor en algunas ocasiones el gusano blanco que devoratoda o parte de la raíz. Por esta razón, es mejor abonar con estiércolotra hoja de la alternativa (la cebada o el trigo), y sus efectos sedejan sentir entonces más beneficiosamente sobre la remolacha, por-que así se ha evitado el peligro de las fermentaciones posibles, se hadestruído el efecto de la excesiva acumulación de materias orgánicas,y, sin embargo, ha quedado aún la mejor parte de la materia ferti-

lizante, por ser este abono de muy lenta descomposición.Por este motivo, no debe aconsejarse el uso del estiércol directa-

mente administrado a la remolacha, tratándose de su cultivo enregadío, sino añadiéndolo a otro cultivo que alterne con ella, e] trigoy la cebada con preferencia, a no ser que esté muy bien cuidado yfermcntado, en cuyo caso se alejan los riesgos antes indicados.

La cantidad de estiércol con que debe abonarse, ya sea en esteíiltimo caso o ya en el de añadirlo a otra hoja, tratándose de unatierra de fertilidad media, es de unos 30,000 Kg. por hectárea.

^lbortos zniyacl^ales. En estas tierras debe abonarse siempre ]aremolacha con substancias minerales muy conocidas ya de los culti-vadores, y que deben ser por hectárea:

Kilo^remos

Superfosfato 1^ a `?0 por 100 . . . . . . . 350 a -150Sulfato potásico . . . . . . , . . . . 1^0 a 250Nitrato sódico . . . . . . . . . . . . 100 a 150

Abono mineral por hect^rea. ...... 600 a S50

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E1 sulfato potdsico, cuando resulte dificil encontrarlo, como ocurrió

durantc la ^uerra europea, puede sustituirse por j^oli-sal polrí^i<^^z

o saltnas, que contiene casi la misma potasa, o por cenizas de lei^a y

paja, en cu^•o caso debe aCiadirse de tres a cuatro veces más en peso

para que resulte i^ual cantidad de potasa por hect;írca.

L1 nitrato 5ódico puede sustituirse (aun^lue sus efectos no serrn

precisamente iguales) con la adición de 8l) a 120 l^g. de sulf;rto

amc>nieo.

Las e^presadas cantidades de substancias ferlilizantes son el t^^r-

mino mr^dio de ]as quc deben usarse, porclue claro est;í que habr;í

tierras rnuy ricas en materias orgánicas y dc fácil nitrilicación, que

no necesitar;í q nitrato ni sulfato am^>nico, ;ticrras tambi ĉn en las cluc

abunde el ;ícido fosfórico }^ no sea necesaria ]a adiciún del super-

fosfato. I:n cuanto a la potasa, la remolacha es un;r planta yuc la nece-

sita en gran cantid;rd, 3^ siempre ser;í bueno añadírsela.

I'or contra, en las tierras m^ís pobres yue las dc (ca•tilidad mediaantes supuest;is, deberán añadirse ma^-ores cantidades de abonos.

Con las ^•ifr;rs dadas tendrá el cttltivador de rcmolacha p;túa sufi-ciente para abonar las tierras; pero, si quiere con^encerse u^;ís de lainlluenria de los abonos en la producción de esta planta 3- de otroseatremos con ella relacionados, procírrese la lllciitoria sobrc la re-molacha azucarera, que hemos publicado en 1910 como resultantede nuestras esperiencias en la Estaci<ín Agronúmica Centra] de ]aA9onclo;r.

Epocas ^lc aUou^r. La época dc añadir los abonos varía con

su calidad. 11sí, el superíosfato y la sal o substanria que conten^;;r l;ti

potasa, como el sulfato an^ónico, deben .rñ;rdirse de quince a trcinta

dí;rs antes dc^ l;r siembra, para integrarlo bicn al suclo con Ias írltimas

Lrbores. LI nitrato de sosa debe añadirsc c^n la primavera, inmediata-

mente despu^s del desmate. Si al hacer esta oper;^ciGn hubiera yue

re;;ar, sc añadir;í cl nitrato despu^s dcl rie^o; porquc, si se afi;rde

antes, corno ^^sta sttbstancia no es retenida por la tierra, la arrastrar;í

cl abua a las capas profundas, ^- quedar;í, en ^^^ran partc, fucra dcl

alcance de las raíces de las jóvenes plant;ls.

En ruanto al estiércol, ya se ha dicbo yue lo mejor es ariadirlo a

la hoja clue ;tintecede a]a remolacha; pcro, si se le añadiera a^sta,

deber;í haccrsc a principios de otoño, para que h;rya pasado l;r ma^-ur

cantidad posible de tiempo entre su adirión 3^ la naseencia de la

planta.

En todos los casos, aunque se trate de una tierra rica, deb^^r;íusarse el abono mineral para mantener la fertilidad de la tierra inal-

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terable, devolviéndola los principios alimenticios que la planta hayaextraído para surtir a sus necesidades vegetativas y de producción.

E1 buen agricultor debe abonar de un modo racional, partiendodel conocimiento de las cualidades de su tierra y del de las exigenciasde las cosechas. A falta de estos antecedentes, no hará nada de máspracticando lo que decimos en el párrafo anterior.

RecolecciÓn.-La remolacha azucarera comienza a maduraren nuestro clima a mediados de octubre, y es signo de su madurezel que pesen sus hojas menos dcl 25 por 100 del peso tota] de laplanta.

Yresenta esta valiosa planta la ventaja de que su recolección noes obligada en determinada época y dentro de estrechos límites,pasados los cuales podría perderse la cosecha, como acontece conotras muchas plantas. Por el contrario, a partir del eomienzo de sumadurez, va siempre ganando la raíz en peso; de tal manera, que, pore^periencias repetidas y completamente comprobadas, a mediadosde diciembre se obtiene m^ís cosecha por hect^írca, en la unidad desuperficie, que a mediados de octubre, con lo cual el labradorpercibe un benelicio. Claro es que el labrador también lo obtie-ne may or en 1a cosecha subsiguiente, si arranca temprano la re-molacha, porque siembra m.ís a tiempo; pero bien meditadas unasy otras vent^lj^:^s, quizá resulten éstas a favor del arranqu^ mástardío.

Epoccz rlc ary^^rnqr.ie. Con lo espresado queda bien determinadala c^poca del arranque o recotección de la remolacha, que es la com-prendida entre principios de octubre y fines de diciembre.

For^iza ^le arrarz^tie. Operación fácil es la de recolectar la re-molacha azucarera: consiste en arrancar la planta haciendo uso deun pico bidente muy conocido en las regiones remolacheras, en lasque ya se h<L proscripto cl azadón; en separar, además, con unaespátula o un cuchillo, la tierra que lleva adherida y en descollarlao descularla (se^;dn la espresión vulgar). Después se dejan a un lado,formando montones, las raíces, lo más limpias posibles, y a otro loscuellos y las hojas, que, como se ha dicho, constituyen un preciosoalimento para el ganado.

Descolla^to. El arranque lo verifican los hombrzs, }- la limpiezay el descollado lo hacen las mujeres y los niiios, cuyo trabajo resultamucho m^ís barato en esta operación, que no es de fuerza, sino dehabilidad. El descollado debe practicarse con cuidado y; se debe vigi-]ar continuamente a los que lo realizan; como esta operación consiste

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en cortar la parte superior de ],L raíz con las hojas c{ue ]leva inscrtas,

d^^ tal modo que el corte resulte perpendicular al eje de la raíz }^ en el

sitio donde n.icieron las primeras hojas. si cl corte se da más ^trriba

de cste sitio, las fábric.^s descucntan la porción de cuello que no se ha

cortado, y el cultivador ha perdido esta p^rte del residuo tan útil para

el banado; si por c^l contrario, el corte se hace m.ís abajo, se quita a

la raíz tma determinada porciún ^lue debí^i entrar en l,^ fábrica, pcr-

clienc7o el culti^-a^lor su importe. Fs, como se ve y- 5e ha dicho, muy-

importante c:l realizar bien csta operación.

La recolección se contrata en muchos casos, y- ést:^ es una m,tila

costumbre, porquc no sólo es se^uro que los destajistas harán mal el

descollado, sino que harán lo mismo con cl arranyue, pues la r,líi es

muy frá^;il, y si se tira de cll^ti violentamente y- dc prisa, se parte,

qued<mdo en lri tierra una importante porciGn de clla.

Forr^ta a'e Tzacer los a^zosttozzes. Apenrts se haya retiinido tiin,^

cantid,id .^preciable de remolacha arrancad<^, limhia y descolla^la,

sc debcr;ín formar montones bien distribuídos p^n• la tierra, dejando

sufiriente distanri^ entre ellos, par^ti que pue^l^ln cirrular los carros

cluc han de transportarla. E^tos montones deben ser dr las may-ores

dii^ensiones }^osibles y- cleben cuhrirse bien con las mismas h^^>i.^s de

1<ti plnnt^^, part evitar la desecrlcicSn y- la descomposici^n de la raíz,

^lue ocasionan una import.^nte pC^rdida de peso; cuando los montones

no se cuhrcn, si son pcyucñoti )' h^ce aún calor, llega a perderse ^^n

quince dí^^s h^tist^^, el 30 por 10(1 cl^^l peso de las raíces, pC^rdid^^ muy

sensible _^• que a nadie apro^•echa; pues, por un laclo, la remol^icha no

;;-ana en azúc<ir, sino que, en cl caso m^ís favornhle, conserva tan

s^'^lo su ,^nterior riqucza, ^lisminuycndo ^^sta la ma^•or p.^rte de las

veces, y- por otro, e^l a^ricultor se perju^lica ron ]a pí^rdic3a dc: una

parte tan importante de su cosech<^.

I)^• los tratiL;^,joa puhli^•a^los rn estt^e lloj;^syunrespon,^.l^lo., esclu;i^-amente Ios eeiU^^re,.

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