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D E F E N S A

D E L A C O N D U C T A M IL IT A R Y P O L IT IC A

D E L EXC.^^ SE Ñ O R M ARQUES D E L A ROM ANA,

T R E S P U E S T A A L L IB E L O PU B L IC A D O

POR D O N LORENZO CALVO D E ROZAS.

-A m a b le F ernan do: de peor hum or rae pone tn carta , que las c x - preeione» del libelo publicado p or C a lv o , pues lle^ó á psnsar que has creído lo que dice del M arques de la R om ana, quando me maniliestas el sentimiento que te causa la consideración de haber de variar el con­cepto que tenias formado del -porqué ha jurado al intruso José^por- íjiíé ha recibido de este la gran cruz de la legión de honor y porqué vino á España por haberle obligado á ello sns soldados: lo que me ad - niira es que solo estas expresiones hayan llam ado tu atención , quan— do no son de menos va lo r e l que es un hombre distraído^ sin opiniones fix a s , y sin aptitud para el mando.

T ra n q u ilíza te , m i am igo , y reflexiona que lo dice C alvo de Rozas, demasiado conocido en la nación para que su opinion pueda perjudicar «1 concepto del M arques do la Rom ana: C a lv o , como individuo qu^ fue de la Junta C e n tra l, contribuyó con sus compañeros a l estado de- ploral)le á que conduseron la n ació n : tiene un decidido Ínteres en que n in ^ n otro gobierno prospere para que no sean tan notables los des­aciertos en la época del suyo j y siguiendo los principios que le han dirigido hasta a q u í, no repara en ocasionar graves danos á la nación- desconceptuando al caudillo que manda un exérc^to , al que ha hecho los mas señalados servicios al que es apreciado de los ingleses , a l que mantiene e l fuego del patriotism o en M adrid , a l que sostiene con tanta utilidad las partidas en la M a n ch a , a l que dirige con acierto las de Castilla , a l apreciado de los guerreros gallegos ? y a l respetado de ios enemigos.

T e lam entas de la libertad de la im p re n ta , como si esta autori­zase á im prim ir lib e lo s: y a te he dicho que me seas lib eral- y que porque uno abuse de e l la , no debe privarse á los demas de que m a-

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iiìfipstcn ideas qne pueden ífirnog ntiles : «scriba é imprima C a lvo quanto quiera, y nastigucle pI gobierno como merece por haber calumniado ar­bitrai iamente á Romana 5 coiuo deducirás.

Dice (jiic jiívá.á José'-, pero es tan desnndo de verdad como lo de- mag que exjioiie, jiups n i en e l beclio llegaron á tener los franceses do­cumento alcuno qnc atrstignase haber prestado juramento las tropas que estaban en la isla de Fionia baxo las inmediatas órdenes d e ' Romàna, y ni aunque lo laibiescn tenido en e l modo y términos que acordó ha­cerse, les Ijolaia servido mas que para su coníusion haciéndoles cono­cer qviales eran los españoles, aun trasplantados á paises remotos donde se trataba de seducirlos y comprometerlos 5 y para realzar e l patrio­tismo y lealtad dol gefe y sus dignas tropas. Desde los . sucesos del ig de M¿>rzo en Aranjucz empezó á interceptarse la correspondencia que iba d«j España para aquel exi'rcito , y en los siguientes meses de M a­yo . Junio y Julio , ajienas loj>ró llegar á e l noticia alguna que diese idea del verdadero estado de las cosas : solo perm itianlos franceses se comuni­casen las de olicio que les aoowodaba, y am recibió Rom ana y los gefe» de los cuerpos, la de la abdicación de nuestro Fernando V II en su pa­d re , la de este en el tirano, el nombramiento hecho por este de lufrar- teiiiííiite ú M urat, la posterior elección de P e p e . la form acion del,con­ventículo -de Bayona, la ntenwH'aWe circular del Consejo R e a l, gran n íi- niero de proclamas &c. & c. & c. Todo esto lo rcciJnó de oficio Romana por el ministerio de la guerra, y los gefes de loa cxierpos p or sns res­pectivos inspectores : todos estos papeles se esparcieron con profusion por los franceses; de todas partes se avisaba haber reconocido., procla­mado y jurado la nación á Pepe; continuos emisarios llegaban de. Ba­yona 5 que lo atestiguaban con la sumisión de los ilustres españoles a llí reunidos; recibióse lUia carta de ü rquijo en que anunciaba desde V i­toria qno el nuevo Roy era recibido de sus pueblos con fiestas y acia- mariones , y encargaba que aquellas tropas procediesen á reconocerlo y jurarlo , como solicitó al propio tiempo Ponte-C orbo , mandando t e r - mniaiitemente á Romana lo realizase sin diferirlo en manera aJgim a, pue* tanitien se Jo halúa prevenido á Kindelan para qvae lo verificase con las tropas que tenia baxo sus ordenes en e l Jutlaud, y creia quo y a lo habría executado.

Ponte-Corbo, con orden sin duda del t ira n o , di^ridió de antem ano as uerzas españolas, situándolas en acantonamientos m uy distantes;

^«to e s , los regimientos, de caballería de linea íÍ las ordí^nes de E in - delan en f l (hjcado de S le sw ig , y en e l Jutla^id en puntos tan separa­

os como R ipprn, Flensbourg, Hadersloben , K olding , R an d ers'y A a r - * - a «s « omana en la; isla de Fionia los dos regim ientos de drago­

nas y alguna miantería distiibuidos en M id d elfeltd , Faabor^ , Suerbore,

habiT^tT Qi’artel general, Kirtenraind y Oden'see: tam biénlos •'** VPqnena isla de Toogsing y en la de I.a«gcland:pueblo ^ G u a d a k x a ra e n la isla de S e W a en eln jb lo de Ro.k.lde baxo-las ordenes del G eneral F r e ñ o n , con su es­

tado ma) or y bastaute olicialidad francés*.

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Hfita e r a , qiterido F e m a n d o , la poslcion de Romatisl j shs tro ­pas, tfuando recibió ordenes perentorias para hacer e l jarain en to , ignaV al íéonstaba eti la forjada con&titticiou de Bayona que prodigaron, y sobi’e ^ te fue estrechado ó indirectam ente amenazado á conseqiiencia de haberse prestado á él K in d elan , y seducido á los que tenia á su» ó r d e n e s ¿ p e r o <jual es la patriótica form ula en que Romana con sus- dignas- y esforzadas tropas se deciden únicamente á 'h a ce r lo ? Em plaza «obre la verdad de e lla , y deunncio á C alvo como calumniador aiit& aquel ilusti'e g e n e ra l, todos los g e fe s , oficialidad y trop a qne se lialla* ban baxo sus inmediatas órdenes^ ta l era la form ula.

«Como individuos del excrcito d é la nación española de la que fo v- «mamos p arte , y á la que deseamos r iv ir y m orir siempre unidos^ y «tan solo creyendo qne toda e lla , legítim am ente rep resen tad a, pueda »haber con plena libertad prestado igu al juram ento que el qne se noi nexige, solo así juramos fidelidad y ol)ediencia a l R e y , á la constitución »y á las leyes.”

Este fue e l juram ento que se ti*ató h a ce r, y que no respira sino lealtad y -patriotism o 5 por las ti’Opas que se hallaban á las inmediata» órdenes de Rom ana en la is la de F io n ia , T u o rin g y Langéland;, para las d<^mas se procedía sin su conocimiento , y p o r órden directa de Ponte- Corbo , como Blariscal del Im p erio , que mandaba al exército reunido de las tropas españolas5 francesas y holandesas: estas y l-as mismas .del paisí esto e s , las dinam arquesas, á la menor insinuación de a q u e l, se trans­formaban de aliadas en enem igas, como y a sucedió en Selanda. Sin em­bargo , el general Rom ana tuvo la firmeza de adoptar y proponer á su* tropas aquella heroica form ula en que separándose , desentendii ndose de lo practicado en B a y o n a , y de lo que se le m andaba, hacia resplande­cer al par de su t in o , prudencia y previsión los sentimientos de leaUad y patriotism o que le animaban con sus tropas. E n e fe c to , inform ado P o n - te-C orbo por sus espias ( y ta l ve z por algunos débiles y cobardes espa­ñoles , pues por desgracia en ninguna parte han fa lta d o ) de quanto pasa­b a , despacho tres edecanes que examinasen e l espíritu que reynaba entre los españoles ü y con e l aparente m otivo de un pliego para la Romana? en el que entre seductoras ofertas á su exórcito , y envueltas amenazas para algunos in d ivid u os, le anadia tenia entendido se trataba de un jn - ramento coiidicional demasiado precavido y prem editado y que co n te- Dia cláusulas injuriosas á la grandeza, dignidad justicia y buena fe del Em ­perador^ que tuviese sabido que jamas adm itirla documento aljiuno que contuviese un juram ento t a l q u e deiña ser lis o , y llanam ente sin reser­va alguna como y a se habia verificado en B a y o n a , como y a lo habia he­cho prestar K in d elan , y como en aquella fecha y a «e estaria prestando p or los diputados de toda la nación en la capital de las Españas.

E n e l momento que Rom ana m editaba medios para eludir tales com­promisos 5 evitando e l sacrificio de sus tro p as, o se resolvía á arrostrar con %llas todos lo s p elin ros, le traxo el ciclo las-cartas de D. Tom as de M oría y de las juntas de S evilla y de G a lic ia , en que le informaban del verdadero estado de las «osa» de -su amada p a tr ia : decidiu correr á

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ella á pesar de qiiantoa obstáculos se o fre cían , y pocos recursos que pa­ra lo<rrarlo se presentaban: y en e l acto en que se ponia im a coutesta- cion esi'aciosa á la órden de P on te-C orbo para ganar tiem p o , y que deliian llevar sus edecanes , se extendían las órdenes que por oíicialcs escoWdos debían coinunicarge á los cuerpos'situados en puntos tan d is- tantesj y nuo. debían empezar sus movimientos combinados para venir a apoderarse de la plaza de N ib o rg , y de la isla de L an gelan d , donde fue despiies la reunión gen eral, y estuvieron nuestras tropas mas de quince dias acnmpadiis esperando los transportes que pudieran conducirlas á su puti-ia. Detras de los edecanes de Ponte-Corbo con contestación que le lisonjeiiba poder servir al Emperador y á su cuñado e l pretewdido R ey, snHeron los oficiales nuestros qne llevaban las ordenes absolutas de es­torbarlo recibir él la cavta y la noticia del movim iento general de las tro])i\s españolas sin su conocimiento 5 y que marchaban coit la rapidez de qnlen vuela a l socorro de su patria , todo debió ser cosa de pocos mo­mentos ; y a s i. auaqne los aprovechó Ponte-Corbo poniéndose en m ovi­miento cou la caballería que pudo reunir llegó a K ib o r g , para ser solo e.xjiectador de las fuerzas ín<>lesas en el B o lt, y del ^ a n numero de pe­queños barros de que se habían apoderado los españoles en aquel puer­to . y ú cuyo bordo se hallaban.

Esto es lo que gradúa Calvo de movimiento obligado por sus soldados', es menester discurrir como él para pensarlo a s í , y desconocer que quan— do un gefe quiere sacrificar su exército , con dificultad lo puede evitar este, siempre que tenga confianza en é l, qual sucedia con Komaita : c ir- cunsfruncías muy diferentes conciítrían en K in d elan , que no solo se que­do- porque (piiío , sino que seduxo algunos cuerpos.

Quando sepa algún dia la nación todos los detalles de esta memora­ble expcdíi;íon , tendrá sin duda que admirar en e lla los talentos , la lealtad', el valor y decidido patriotismo de muchos de sus hijos j, la j>ru- dencía y virtudes militares del gefe que la dirigía. Pero entce ta n to , el mismo Romana dió al Gobierno un parte detaliado, y es demasiado re­parable que por la Junta Central (de que era individuo C a lv o , y por ronsoqiiencía no del)e ijinorarlo) se liubiese condenado al o lv id o , y que de empresa tan heroica no haya sabido mas la n acicn y el mun­do rntíTO que lo muy poco que se publico en la gaceta del Go]jierno del 3 1 de Octubre de 18 0 8 , reducido únicamente á avisar la llegada 4 Santander de aquellas beneméritas tro p as, pero nada de los sucesos an­teriores acerca de los que se refería el Conde de San R o m án , coman­dante interino, á los partes que habría d ad o , y en efecto dio Romana;, de esto SI' flcduce que desde aquella época, .babia en la Junta C entral al­gunos entes mi.-erablcs que trataban de obscurecer su m érito & c. & c. &Lc.

^o rcpar i (..alvo en decir que José le dió á Romana la gran cruz 'If. la {rgion de honor, cuya proposú-íon queda completamente desmen­tida con la sola reflexión de que á nadie es permitido conceder lo que no tiene; quL'ivia d«cir qne Napoleon se la concedio y adm itió; es muy i'ievto, y !um quando en adm iiirla no hiciese mas de lo que estaba en

orden, pues nadie ignora que hasta Fernando V II tenia la cruz na-

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p oleóm ca, v iv o p ersu adilo <^e prescincljeiido eie esto , estaba obligado á tom aría y disim ular siempre qne de ello pendiese el buen cxito de su em barco: nada tiene qne ve r la cruz que ad m itió . quardo la llevaba 8U Soberano, y nadie se ha m aniíestado mas desprendido qne Rom ana por semejantes colgajos ; lo qne tendría que ver es o}>servar á C alvo y su» seqnaces en la misma situación que á Romana ¡ entonces sí que hubiera manifestado e l carácter y resolución propios á su grandeza de alma!

L e llam a distraído ; bastante desgracia es para (fuien lo form o así la providencia, porque es defecto de coastitucion física y m oral; aunque no dexa de ocurrirm e que á Rom ana suelen no llam arle la atención las necedades, y se decian tantas en la corporacion de que era individuo C a lv o , que es m uy presumible tuviese su im aginación en objjtos que cree­ría de mas Ínteres a l estado.

L e tacha de qne ni tim o opiniones Jixas -, ni aptitud para el mando'. la opinión de CaÍvo no es óapaz de graduar de las do R om an a, porqu« no lo conoce y está m uy distante de ello : es público á la nación el pro­ceder de Rom ana en el mando del principado de Cataluña , cnyos ha­bitantes recordaban los tiempos en qn.! los, gobernaron hom bres, que á, sus conocimientos y probidad reunían una dedicación absoluta á la fe ­licidad y prosperidad del país : M ina y L acy : nadie ignora lo que Ro­mana contestò a l m inistro de Estado en tiem po del privado G o d o y , con respecto á las fragatas Paz y Esm eralda apresadas en el puerto de Bar­ce lo n a , por cuyo incidente se le dio e l mando del principado, y por su firm eza de carácter se le separó de é l: á toda la nación consta lo que ha hecho con su esercito en G alicia a pesar de las privaciones que ha su frid o , porque C alvo con sus compañeros Je escasearon los víveres 5 ar­mamento y vestuario , y en ocho á’ diez meses solo le dieron dos m illo­nes de re a les, quando el haber de su tropa en los quatro meses ú lti­mos antes de dexar el m ando, pasaba de veinte y quatro miPonea.

Tam bién habrás leído en el l ib e lo , que siendo las desgracias efecto de circunstancias particulares , qu,e tienen mas relación con algunos' indivi­duos , que con el todo de la Junta Central , no debia hablarse con tanto desprecio de ella.

E l desprecio es por efecto del egoísmo in dividual y general con que han gobernado por su ninguna dedicación á rem ediar los ma.les \ p or ha­b er conlirraado los dt’satinados empleos y gracias de las Juntas Provincia­les , para qne no h ay erario qne baste í\ satisfaceilos i por haber comi­sionado represi-ntaiitos para desorganizar el e x 'rc ito de T u d e la , pues no podían prometerse otra cosa de ellos i por la elección de M inistros que aunqiie dignos algnnos del aprecio n acio n al, por p u s conocíniientos y aeerlado desempeño an terior, e l estado de su salud no les perm itía dar e l ioipiilso que neccsita}>an ios negocios del d ía , y otros tenían manifes­tadas sutìcicntemente pruebas <le ineptitud, y de que no querían tom ar parte activa en nuestra sagrada causa- como se ha confirmado desp«<'si por no haber reform ado absolutamente las secretarías del desjiacLo, sin lo qual era imposible cortar de ra íz el crim inal y envejecido sistema (pie aun s ig u e , y puede conducirnos a l precipicio : por no haberte ocupado

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aeriamcnte gobte la A m érica' espaiiola p sra liaber evitado las iiicjuietade* qne desgraciadamente experimentamos j por la copiosa administración de caudales y mala distribnoiou, pnes hasta ahora ignora la nación la to­talidad de ingresos, y solo sabe que quando se expendia á manos Jienats so-; hre los exércitos de Extrem adura y M ancha, se priyaba á la parte ma$ aana de nuestros gnerreros de lo preciso para e l sustento, como si fueseu hijos espúreos de la p atria , los que por ella derramaban sn sangre en A sturias, G alicia , Aragón y Cataluña: ¿tiene relación esto con la Junta ó con alguno de sus individuos? el público se lo dirá á Calvo.

La escandalosa proinocion por la derrota de K ed ellin , como con-í seqiioncia precisa de nuestra ignorancia en e l ordeji de batalla y niovi" niieiitOB, ¿quien la determinó y realizo? la Junta, que sino resp etab a, te­m ía, y ]ior esta razón m ultiplicj en e lla las gracias disj ensádas p or l?.a Juntas provinciales, y radico la ignorancia persuadiendo con el premio Ja suiipienria de los que obraron tan fuera del si&tenia m ilita r , que solo í'l bastaba, no digo para perder una batalla n i mía p ro vin cia , sino p ara hacer desaparecer el reyno.

La negociación con el embaxaíi^r ingles para que su e x 'rc ito que caminaba de Lisboa á O porto, viniese á E xtrem adu ra, ¿ d e quien fue? (Je la Junta, que solo miraba á su conservación individual, Por esta ra­zón y á conseqiiencia del compromiso del inm ortal W ellington en com - placcrltís, desistió e l bizarro Beresford de perseguir en la retirada á Soult, cuyo exercito hubiera sido necesariamente prisionero eu la p rovin cia de - O tense, por donde se retiró sin mnaicioiies, arm am ento, víveres n i cal­zado ; á esto se hubiera seguido la entrega de la división de N ey en U Coruña, si hubiese sido estrechada por las tropas, de B»resford y la s nuestras, qii:; tanto les im poniau, á conseqáeucia de las jornadas de V i - llah'anca, L ugo, Sampayo ÜLc. &L".. ¿Quien hubiera impedido entonces que el ex'rcito aliado con fuerzas de '5oO • hombres de excelentes guer— rtros tomase posicion desde la Puebla di? Sanabria hasta Guadarram a? ¿A qiiien se lo oculta que este movimií'uto obligaba á V icto r á aban­donar a Extremadura, el intruso Pepe á M adrid , y Sebastiani á la M an—. <;lia tomando, quando mas, posicion sobre Soria ó e l E bro? iQu« ' aspec­to tan diferente recuerda la perdida de ios dos nieses en la marcha del esi'rcito inglvs, y la malograda victoria de T alayera! Delñó ser decisiva SI la nación tiene en aqunl entonces un gobierno digno de mandarla;, pe­ro desgr?ciadaDiente era Calvo uno de los que lo com ponían, y uno de h)s que directa ó indirec:tamente contribuyeron con sns disposiciones á lo que se deduce de la correspondencia del Señor F rere con e l Seiior Secre­tario Canning; y el Seuor A. W ellosley la de este con el G en eral Cues­t a ; de las ordenes que tenia Yem 'gas de la Junta C entral que le embara­zaron poner en execucion las que le comunicaba Cuesta de acuerdo con Lord W ellinston 5ío. &c. &c.

Pudo sin duda equivocarse la Jnnta en la elección del bizarro A r e y - zaga pava el mando del exrrcito ’, pudo atribuir á moderación de este la» dos r«‘uuncias que h izo , manifestando que sus débiles fuerzas no. eran para manejar una ipasa de ,5oO guerreros, y pudo en üu la ignorancia de

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. . . , . 7los centrales t í o conocer q^e los mdvimíentos <3e flanco eran los íiiiiroe que podían ob ligar á los franceses á ab.vndonar á M adrid í, pero ¿q ue i-esponderán quando se les p re g u n te , que medidas bubiírais tonia’do si A riíyzaga entra victorioso en í ia d n d ? Las m ism as, d irá n , qne por la derrota^ luego es, crim inal la in diferen cia, ó mas bien abandono que m a- ni|festaron. No lo es menos por su ineptitud c- im p re ris io n , comprome­tiendo la ca p ita l, sus riquezas & c. sin prevoer e l peligro qnando lo t c - iiian encima^ ]K»r su irresolución sobre f l flote del crecido depósito de madera en S t'v illa , con que tíonstnayen abora las lan cb as, de cuyo par— ticu lar'les bablo e l M inistro in g b 's , e l Señor F rcre , expon^'-ndolos igual­mente la necesidad de extraer mas de Soo cánones qiie habia en la dis­paratada fortiiicacion y en la fundición 14 ó 1 6 0 • quintales de 'bronces, mas de 20O de plom o , de 6 á 8 0 de polvera en barriles y cartuchos, vestuarios , monturas , tabaco &£c.

Estas son las verdaderas causas porque la Jnnta perdió fundadamen­te la confianza de la nación : esta la razón porque abdicó, y esta la de 8u disolución, por«jue e l conjunto de sus individuos no estaba dotado de aquella firm eza de carácter n i de p ro b id ad , que hacen recomendables Ioí gobiernos. Digám oslo de una vez. C alvo y muchos de sus compañeros estaban poseidos de un terror p án ico , y tan persuadidos de qi\e no t e - n iau mas remedio que, entregarse al tirano , que quizás pensarían con­traer algún m 'r ito p ot la justa reílexjon de que no podían haber hecho mas en su fav o r que no haciendo nada por los españoles.

Sf)lo en la im aginación de C alvo puede existir la idea de cargo por el nombramiento de Mcgencia. L a lástima fue que lo determ inaron quando no podian pasar por o tia cosa, y ea circunstancias que solo hombres del patriotism o de los elegidos poclia desentenderse de lo p asado, y tomar las riendas de una nación cadaví’r ic a , á quien solo le quedaba e l odio eterno al t ira n o , y e l recuordo de los males que la habia acarreado la Junta C entral , y sus constituyentes las p rovin ciales: verdad es que pu­dieron ser otros los elegidos, ¿habrian hecho mas que aquellos? C alvo lo dud ará, pero no quien conozca las Juiiti's píovinciales en continua contra­dicción con e l gobierno - por lo que es de absoluta necesidad su disolución.

Nos hace m érito C alvo de que ha servido de balde á m patria que TIO ha recargado con ningún sueldo ni por su irtflucneia se ha acomoda­do á ningún p a rien te ; si sus servicios no están recompensados con la in­tendencia de que usa uniform a , quando en M ayo de 1808 era un sim­ple p a rtic u la r , ó del comercio de M a d rid , el público lo dirá j sino ha percibido sueldos, n i ahora los percibe.; e l Tesorero lo manifestará;, si­no ha acomodado parientes , otro lo dirá pues deberá á sus servicios particulaxes e l destino del hermano en el exi'rcito de A ragón como A u­ditor i en la Junta de vig ilan cia de S evilla con el sueldo de su p laza de la Audiencia de V a le n c ia , y un sobresueldo que se le concedio á pre­textó de tas comisiones que disfrutaba como A lcalde del Crimen.

Concluiré., F ern au d o, diciéndotft, que no estando los tiempos sino pa­ra especulaciones mezquinas se persuadió Calvo que solo denigrando á Romana y o tro s, á quienes envuelve en sus quiméricas conjuracionee5po­

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dría tener despaclio sn HBelo , porque en la artnaííáad conoclá m uy Inen lo despreciable pnra la nnrion del dictáineii sobre la libertad de im pren­ta c£uu tanto tiempo ha conservado o cu lto , y el reglam ento dé un cuer­po , que por no saberse reglar á sí p ro p io , perdió la couÜanza del pueblo que goberiialja.

A Dios t mi amigo ? pide al supremo Hacedor (jue dé acierto á los que nos gobiernan i y si así sucede, no dudes qne a l desplome absoluto de quaoto se llama Junta, seguirán reformas útiles y providencias activas qui pongan el ramo de Hacienda y G uerra en e l estado que necesitamos l>ara imponer a l enemigo y arrojai’lo de nuestro suelo , que es á lo que aejúra tu invariable = /. AMSO.

Cadi¿ 3 i Diciembre 1810.

Impreso en Cadiz en la Imprenta R e a l, y reimpreso en V alencia en la Imprenta de José E stévan, enfrente del borno de los Salicofres.

Año 1 8 1 1.

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