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Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=56906110 Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Sistema de Información Científica Colll-Hurtado, Atlántida; Córdoba y Ordónez, Juan La globalización y el sector servicios en México Investigaciones Geográficas (Mx), núm. 61, diciembre, 2006, pp. 114-131 Instituto de Geografía Distrito Federal, México ¿Cómo citar? Número completo Más información del artículo Página de la revista Investigaciones Geográficas (Mx), ISSN (Versión impresa): 0188-4611 [email protected] Instituto de Geografía México www.redalyc.org Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

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Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=56906110

Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal

Sistema de Información Científica

Colll-Hurtado, Atlántida; Córdoba y Ordónez, Juan

La globalización y el sector servicios en México

Investigaciones Geográficas (Mx), núm. 61, diciembre, 2006, pp. 114-131

Instituto de Geografía

Distrito Federal, México

¿Cómo citar? Número completo Más información del artículo Página de la revista

Investigaciones Geográficas (Mx),

ISSN (Versión impresa): 0188-4611

[email protected]

Instituto de Geografía

México

www.redalyc.orgProyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

114 Investigaciones Geográficas, Boletín 61, 2006

Atlántida Coll-Hurtado y Juan Córdoba y Ordóñez

Investigaciones Geográficas, Boletín del Instituto de Geografía, UNAMISSN 0188-4611, Núm. 61, 2006, pp. 114-131

La globalización y el sector servicios en México

Atlántida Coll-Hurtado* Recibido: 10 de octubre de 2005Juan Córdoba y Ordóñez** Aceptado en versión final: 18 de mayo de 2006

Resumen. Los procesos de globalización producen cambios de todo tipo a tal velocidad que prácticamente nohay tiempo de verlos y menos aún de comprenderlos. En el campo de la información se reflejan esas circunstan-cias y se dan excesos y faltantes que muchas veces no permiten reflexionar en lo general. De todos modos, apartir de lo que se tiene, se puede decir que el viejo concepto de terciario sufre modificaciones igualmenterápidas y pasa de ser el conjunto de actividades estériles e improductivas al sector más dinámico de la economíade los países, incluso si se considera el sector informal.

En el cambio de los siglos XX al XXI, los países ricos establecen la pauta, sobre todo en lo que concierne alincremento desbordado de los servicios. El fenómeno de terciarización se da también en los países emergentes,de ahí que aquí se trate el escenario mexicano: el sector terciario que actualmente ocupa a más de la mitad de lafuerza de trabajo y general más del 70% de los ingresos totales del país. Se presenta, entonces, un análisisgeográfico detallado de los servicios en México.

Palabras clave: Globalización, servicios, México.

Globalization and services in MexicoAbstract. Globalization produces all kinds of changes, so quickly we do not have the necessary time to see themor to comprehend them. Also, the generation of information is so rapid there is no way to follow the changes orit does not reflect them. Anyhow, we can say that the old concept of �tertiary� also changes rapidly from theconcept of useless and non productive activities, to the most dynamic sector of economy anywhere, even if weinclude the so called �informal activities�.

From the XX century to the XXI century, the rich countries have led the way, mostly concerning the increase ofthe services sector of economy. Tertiarization is also present in other countries as the emerging ones, thus, inthis paper we present the Mexican scenario: it occupies more than half the active population and produces morethan 70% on the national income. A detailed geographical analysis of services in Mexico is given.

Key words: Globalization, services, Mexico.

* Instituto de Geografía, UNAM, Circuito Exterior, Cd. Universitaria, 04510, Coyoacán, México, D. F. E-mail:[email protected]** Departamento de Geografía Física y Análisis Regional, Facultad de Geografía e Historia, Universidad Complutensede Madrid, 28040 Madrid, España, E-mail: [email protected]

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La globalización y el sector servicios en México

A MODO DE INTRODUCCIÓN: LAREVOLUCIÓN TERCIARIA

Una de las características indiscutibles de la glo-balización es que nos está sumiendo en la in-certidumbre, sobre todo en el plano intelec-tual. Los cambios son ahora de tal naturalezay se producen a tal velocidad, que práctica-mente no hay tiempo para verlos y aún me-nos para aprehenderlos y/o comprenderlos.Este problema se da particularmente en elcampo de la información: tan malo es tener unexceso de información como no disponer de ella,aserto que �llevado al campo de la geografía�podría identificarse con la conocida metáforasegún la cual los árboles no dejan ver el bosque,en el sentido de que la abundancia de los estu-dios de detalle (microeconómicos, microsocia-les, locales�) dejan poco espacio a las reflexio-nes de carácter más general.

En un plano complementario, se ha rebasa-do �casi sin darnos cuenta� la modernidad yya estamos, según algunos, en la modernidadtardía que, para otros, es la postmodernidad,sin admitir que los cambios en sí (no su natura-leza) son casi insustanciales en el torbellino ge-neral que nos envuelve: si lo que es válido hoy,no tiene garantías de serlo mañana, ¿qué se-guridad ofrece ese mañana de cara al futuro?En consecuencia, ¿para qué serviría investigaren el presente?

Vivimos actualmente una especie demetamodernidad que es la simple contempo-raneidad (eso sí, ahora más estresante yabrumadora, mucho más acelerada) en la quedecidimos voluntariamente involucrarnos des-de que se inventaron las telecomunicaciones.Incluso podría decirse que esta contemporanei-dad1 empieza a ser aburrida: cada vez es másdifícil sorprender ya que cada vez es mayornuestra incapacidad de sorpresa, porque laaceleración que vivimos ha vivificado extraor-dinariamente la aptitud de pensar que tieneel ser humano. ¿Para qué dejar constancia es-crita de nuestras impresiones personales queno son sino flashes subjetivos de una realidadque no existe en el �mundo objetivo�?

En este estado de incertidumbre, en el queprima la deconstrucción para edificar nue-vas categorías cuya validez no va más allá dela falsificación de quien las presenta, existen,sin embargo, desde nuestro punto de vista,conceptos cuya esencia perdura en el tiempo.

Es cierto que la materialización cuantita-tiva de las actividades humanas ha golpeadoviolentamente el viejo concepto de terciariocomo conjunto de actividades �estériles� (elpensamiento de Quesnay) y �no productivas�(como pensaban Colbert y A. Smith), que pre-valeció en los siglos XVII y XVIII. Tampoco sesostienen ya ideas más recientes como las deFourastié (1949), para quien el terciario era elsector económico de progreso técnico másdébil. Pero siguen siendo válidos algunos ar-gumentos, como los de Fisher, que sustentó laidea del terciario como el conjunto de activi-dades consagradas a la producción de bienesinmateriales o los de Clark (1940) �que intro-dujo el concepto de sector servicios� quienidentifica muchas de sus actividades por subaja productividad.

Pensemos, por ejemplo, en el paradigmaclásico de la baja productividad: la economíainformal, que tiene, sin embargo, un peso cadavez mayor en nuestros circuitos económicosen correspondencia directa con la crecienteliberalización y sus efectos (precariedad en elempleo y en la asistencia social, deslocaliza-ción del capital y del trabajo,�). Solo en Méxi-co, según los datos de INEGI (2002), el sectorinformal genera el 12.2% del producto inter-no bruto, PIB, del país y en él participa el 28.0%de la población ocupada no agropecuaria ysus ingresos representan el 16.6% de las ga-nancias generadas en la economía. Aunque nose puede verificar científicamente (porque estosería incompatible con el propio concepto), lasactividades informales son características delterciario. La misma fuente ya citada estimaque, también en México, la producción nacio-nal imputable al sector informal representael 21.5% del Comercio y Restaurantes, el 16.4%de los Servicios Personales y el 11.5% en elTransporte� Todo ello teniendo en cuenta

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además que, conceptualmente, este sector de lasestadísticas oficiales excluye las actividades ile-gales, entre otras: la evasión fiscal, la piratería,el tráfico de drogas, la usura, la reventa, elcontrabando, la medicina no autorizada� ac-tividades que como bien se sabe son genuina-mente terciarias (servicios, en definitiva�).

¿Cómo vamos a conocer el terciario si loinformal (visible o subterráneo) es insonda-ble? Y aún más, ¿no es este problema aun másgrave en los países todavía no catalogadoscomo desarrollados?

Nuestra reflexión original es muy senci-lla: ¿Tiene sentido (¿es científico?) hacer unbreve comentario académico sobre el signifi-cado de algo tan complejo como el terciarioen un país tan complicado como México y uti-lizando como argumento de discusión unosindicadores tan �simples� como las estadís-ticas oficiales del INEGI?

Una primera respuesta �incluso hipótesisde cara a otras investigaciones� es tambiénsimple: si no se conoce la �realidad oficial�será muy difícil acercarnos al fondo de la cues-tión. Los trabajos de detalle no dejan de ser otrarealidad (personal, puntual, �extra-oficial�) quetienden a confundir la parte con el todo, elárbol que no deja ver el bosque� Atención:no se pretende minimizar el extraordinariovalor de muchos trabajos económicos, socia-les o antropológicos; nuestra advertencia secentra en el estricto campo de la geografía queolvida cada vez más las escalas de orden su-perior al análisis local.

La parquedad de estudios sobre Geogra-fía de los servicios en México nos ha inducidoa dar este paso como primera aproximacióna futuros trabajos más específicos. Nuestroobjetivo inicial ha sido descubrir si las esta-dísticas oficiales más elementales aportanalgo de luz a la tremenda complejidad so-cioeconómica y geográfica de México. Dichoincluso de otro modo: se quiere verificar si lasestadísticas oficiales por lo menos no contra-dicen lo que se ha visto en el trabajo de cam-po.

DEL SIGLO XX AL XXI: TERCIARIZACIÓN,GLOBALIZACIÓN Y MODERNIZACIÓN.LOS PAÍSES RICOS ESTABLECEN LAPAUTA

Según estimaciones internacionales, los ser-vicios representan ya el 64% del PIB a nivelmundial e incluso llegan al 45% en los deno-minados países de bajos ingresos (BancoMundial, 2004); en el marco más preciso de laOCDE, los servicios representan el 70% delempleo y del valor agregado (OCDE, 2005).

El auge de los servicios desde los años se-tenta del siglo pasado ha sido, en parte, la res-puesta a la crisis económica y se ha traducidoen un acelerado proceso de terciarización eco-nómica y social en todo el mundo, de tal for-ma que parece un componente básico de laglobalización. En cierto modo podría decirseque la terciarización es a la globalización, loque en su día fue la relación indiscutible entreindustrialización y urbanización.

La terciarización,2 como la globalización,es fruto de una evolución económica y socialque se fue gestando durante siglos, pero quese ha acelerado desde la crisis de los setenta,debido a la interrupción del modelo de creci-miento económico vigente hasta ese momen-to. Aunque los cambios son muy complejos ylas respuestas a la crisis son muy variadas,nos interesa subrayar:

1. La adaptación del sistema de produccióndesde los modelos hiperespecializados a nue-vos modelos caracterizados por la flexibili-dad.

2. La liquidación forzada del paternalismo es-tatal y el creciente deterioro de la sociedaddel bienestar, consecuencias directas del nue-vo orden de relaciones entre lo social y lo eco-nómico, con implicaciones políticas conside-rables.

En la incertidumbre del gran cambiofinisecular, presidido por el nuevo vector dela globalización, algunos países han readap-

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tado a marchas forzadas sus estructuras, lo-grando con ello sacar partido del nuevo augeeconómico de las actividades terciarias. Cier-tos países, entre ellos México, tipificados has-ta el momento como no desarrollados o envías de desarrollo, han visto la esperanza deun nuevo amanecer económico y social eva-porarse en la llamada Década Perdida. Otrospaíses, finalmente, se han hundido en la másabsoluta y literal de las miserias.

A pesar de esta respuesta diferencial (diversi-ficación), en todo el mundo la urbanización hacrecido y la sociedad se ha �terciarizado�(homogeneización), aunque con sentidos y pro-blemas muy dispares. Esta diversidad, den-tro de esa homogeneidad, avala la tesis deBauman, para quien los procesos globaliza-dores incluyen una segregación, separacióny marginación social progresiva (Bauman,2001:9) que es simple reflejo de las contradic-ciones de la globalización, considerada por unosindispensable para la felicidad y por otros, lacausa de la infelicidad (Ibid.: 7).

En el propio seno del �mundo rico�, la adap-tación al nuevo modelo socio-económicoimperante (si es que existe sólo uno) ha sidocompleja y aunque el auge del terciario comomotor del desarrollo económico es indiscuti-ble, los problemas sociales que está generan-do no han sido aún estudiados.3

Utilizando una vieja terminología geográ-fica aplicada con éxito a la caracterizaciónsocioprofesional del empleo en los inicios dela terciarización europea de los años sesenta(Beaujeu-Garnier, 1972), podría decirse que los�cuellos blancos� han proliferado en detri-mento de los �cuellos azules� del mundo obre-ro tradicional que han tenido que afrontarserios problemas de reestructuración, moder-nización e incapacitación y/o desclasificación.4

Pero paralelamente a este proceso de adap-tación, en todo el mundo rico ha proliferadouna nueva categoría profesional, socialmentetransversal, que se podría definir como los �sincuello�: profesionales o no, inmigrantes o no,urbanos o no, unificados por parámetros difí-

cilmente cuantificables como son la poliva-lencia profesional y la precariedad (laboral,generalmente, pero siempre, salarial y hastaubicacional). Se trata del viejo concepto deterciario refugio5 pero que ahora tiene unanueva dimensión porque engloba desde el in-migrante no legal que cuida ancianos (y que tie-ne en su país de origen una elevada cualifica-ción profesional), hasta el joven egresado de laUniversidad que reparte pizzas, o el obrero in-dustrial desclasificado que abrió un pequeñonegocio con la compensación económica quele dieron por la pre-jubilación, como sucedeen ciertos países. En otros, México, el terciariorefugio sigue siendo de los más pobres (inte-lectualmente, desde el punto de vista de lacapacitación y el nivel social), ya que expulsana su población excedente y son los migrantesnacionales los que se funden en un terciario (aveces ilegal) en el extranjero.

En los países ricos la terciarización recien-te está produciendo un reajuste social equipa-rable al que se produjo, en su día, con la in-dustrialización. El resultado general empiezaa ser un nuevo modelo que ha roto con losviejos patrones uniformizadores que poten-ciaron la consolidación de las clases mediasen los países industriales. Al mismo tiempo,ha sido necesario responder a nuevos proble-mas entre los que sin duda el más imperiosoes una modernización urgente para la que noestaban preparados los colectivos sociales.Cifras de desempleo tremendas en casi todoslos estratos socio-profesionales, jóvenes bus-cando desesperadamente su primer empleo,maduros jubilados prematuramente, muje-res incorporadas (en su recién conquistadoespacio de libertad) a un mercado de trabajoque no les daba oportunidades reales� sonmanifestaciones del costo social de estaterciarización acelerada. Problemas que hansido asumidos en parte, desde el punto de vis-ta económico, por países que han tenido dine-ro para ello o en los que las estructuras socialeshan podido adaptarse y moldearse coyuntu-ralmente (tardía emancipación de los hijos,

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dependencia sistemática de la tercera edad�).Pero también existen problemas psicológicosno evaluados que van desde la agudizaciónde enfermedades sociales (pérdida de auto-estima, depresión, alcoholismo, competitivi-dad insana�) hasta un profundo cambio dementalidad con especial incidencia en los es-tratos jóvenes de la población.

En el otro lado de la moneda está la indis-cutible e indiscriminada modernización de lasociedad y, sobre todo, el ritmo frenético quela determina. Un nutrido grupo de investiga-dores ha fortalecido el concepto de sociedadde la información propuesto por Borja yCastells (1997), indisociable de los conceptosde sociedad pos-industrial de Bell (1973) y dela propia globalización, todo ello agente yconsecuencia de una nueva coyuntura cultu-ral de dimensión planetaria y propiciada porla conectividad creciente en un mundo queestá en contracción (Tomlison, 2001:3).

Pero no se trata tan solo de la revoluciónen los transportes y las comunicaciones (ele-mentos indiscutibles del sector terciario),sino, sobre todo, del progreso tecnológico ymuy en particular del auge de la cibernéticay su impacto en las formas de producción yde relación: en la desvinculación de la pro-ducción material, en el nuevo peso de lo in-material (en lo político, lo económico, lo so-cial, lo psicológico y hasta en lo geográfico) esdonde hay que buscar la verdadera raíz de laRevolución Terciaria que vivimos,6 un proce-so sin precedentes que algunos investigado-res han puesto en relación con las llamadasculturas cyborg (Haraway, 1991; Gray, 1995;Featherstone y Burrows, 1995). En este senti-do, todo el terciario de los países ricos ha fun-cionado como refugio porque su desarrollo hasido la respuesta alternativa para sobrevivira un modelo industrial en crisis. Sabemos que�el hambre agudiza el ingenio�, de donde laaparición de nuevas actividades o de nuevasformas de hacer las actividades de siempre y,sobre todo, la necesidad de flexibilizar y libe-ralizar, de buscar el incremento en la produc-tividad y la máxima rentabilidad.

Sin embargo, frente a nuevas libertades,nuevas servidumbres: una mayor flexibilidades indisociable de nuevas formas de esclavi-tud (algunas no tan nuevas, pero que pare-cían erradicadas) en un mercado de trabajo yen un sistema de relaciones sociales presidi-dos por el consumo y, sobre todo, por la pu-blicidad, la gran beneficiaria de la sociedadde la comunicación y al mismo tiempo suprincipal inductora.

Finalmente y en la perspectiva estricta-mente geográfica: transnacionalización, des-lugarización (Giddens, 1990), desterritoriali-zación (Appadurai, 1990), glocalización(Robertson 1995), deslocalización (Thompson,1995)� ¿son efectos culturales genuinamen-te geográficos inherentes a la globalización,como propone Tomlison (2001:125) y, en con-secuencia, relacionables con la terciarización?

En los países ricos, la globalización y la re-volución terciaria (y su efecto socio-económicomás directo, la terciarización), están en unestado de retroalimentación permanente: elincremento en la conectividad (sobre todo si seacepta la complejidad con la que la adjetivaTomlison, 2001:2), propiciado por la crecientemejora en los transportes y las comunicacio-nes, no hace sino favorecer el crecimiento delas �producciones� inmateriales (entre ellasla información) que, a su vez, exigen una cre-ciente interconexión de todos los elementosdel sistema, facilitando el fortalecimiento dela globalización, entendida ésta precisamen-te como esa interconexión creciente a nivelplanetario.

Si el concepto desarrollo era antes sinónimode industrialización e inseparable de rique-za, ¿se mantiene esta correlación positiva conla terciarización? Es evidente que una afirma-ción de este tipo sería insostenible en el pro-pio mundo rico desde donde, sin un estudioprofundo de sus implicaciones sobre sí mis-mos, se están exportando otra vez las pautasdel orden mundial. ¿Pero acaso se vive laterciarización de forma diferente en los paí-ses que no están �oficialmente� incluidos enel Primer Mundo, aquéllos que no están cata-

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logados como ricos por el Banco Mundial?¿Son sus parámetros estadísticos (verdade-ros o falseados, pero oficiales) equiparables?

Tal vez uno de los hechos diferenciales dela terciarización es que se �vive� (se experi-menta) de forma diferente en el Primer Mun-do, que ha conocido un proceso de industria-lización �razonable� y que llegó a rozar unascondiciones de �bienestar� envidiables. Pero¿cómo están los hechos en nuestro caso de es-tudio, México, un país que debería haber sidouno de los grandes beneficiarios de la globali-zación?

El escenario mexicano

Como país de la periferia, México ha sido ca-talogado como país en vías de desarrollo ocomo país emergente (Dabat, 1994). No esca-pa a una posición global ni a la pertenencia aLatinoamérica por lo que respecta a una his-toria colonial común y una evolución seme-jante como entidades independientes de Es-paña, primero, y como pertenecientes a laesfera norteamericana, más tarde.

Pero, ¿cuáles son las características parti-culares del escenario mexicano en los últimoscincuenta años? Las más significativas son,en primerísimo lugar, un crecimiento demo-gráfico acelerado que ocasionó que se pasarade 25.7 millones de habitantes en 1950 a 105millones de habitantes en 2003; en segundolugar, una modificación de la distribucióngeográfica de la población. Ante la presióndemográfica sobre las tierras de cultivo �cuyaextensión permanece sin grandes cambios alo largo del siglo y que equivale a poco másdel 10% de la superficie total del país� y laconsecuente pérdida de capacidad producti-va del campo, la expulsión de la poblaciónrural dio lugar a una creciente urbanizacióndel país, sobre todo a partir de los años sesen-ta. Pero fue una urbanización desequilibra-da: unos pocos grandes polos absorbieron algrueso de los habitantes urbanos y no se for-mó una estructura jerárquica sino hasta des-

pués de 1980, cuando se desarrollan las ciu-dades medias y se consolidan las ciudades dela frontera norte (Coll-Hurtado, 2003).

La marcha de la economía también sufriócambios notables: de ser un país productorde materias primas, en particular de minera-les y de productos agropecuarios, las políti-cas oficiales promovieron un proceso de in-dustrialización denominado �de sustitución deimportaciones� que se centró en tres ciudades:la capital del país, Monterrey y Guadalajara. Elespejismo de la riqueza de la ciudad y de laindustria atrajo a los migrantes en la bús-queda de una vida mejor, pero tuvieron queenfrentarse a una dura realidad: su falta decapacitación les impidió entrar de lleno en losnuevos �paraísos� y tuvieron que conformar-se con ingresar en lo que en su momento sedenominó el �ejército de reserva�, esto es, lasmasas de empleados potenciales que permi-tían contrarrestar las presiones sindicales demejora de las condiciones laborales y salaria-les. La única salida que encontraron estosinmigrantes fue la de las ocupaciones no cua-lificadas en el sector terciario. Este fenómeno,en sí, no fue conceptualmente diferente delque ocurrió en algunos países europeos envías de desarrollo, como la España de la déca-da de los sesenta, pero lo que ha sido muydiferente en México, como en Latinoaméricay muchos otros países del Tercer Mundo hasido su magnitud y, sobre todo, la perdurabi-lidad del proceso.

La otra salida ha sido, de modo constante,la migración al exterior, a los Estados Unidos,unas veces bajo programas oficiales signadospor ambos países (el Programa de Bracerosde los años 1940-1950), la mayoría de las ve-ces en forma ilegal. Estos migrantes dejan elempleo precario nacional y pasan a confor-mar una fuerza de trabajo ocupada en muydiversas actividades: la industria, la agricul-tura y, sobre todo, los servicios.

En pocos años, los procesos globales y laaplicación de las medidas neoliberales exigi-das por instituciones como el Banco Mundial

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o el Banco Interamericano de Desarrollo, BID,agudizan la tendencia y las estadísticas ubi-can al sector terciario de México al nivel delas del Primer Mundo sin que la composicióninterna del sector responda a un verdaderodesarrollo; terciario predominantemente tri-vial en el Tercer Mundo, un terciario refugioque se convierte, casi, en la norma.

El sector terciario mexicano da ocupaciónhoy día a más de la mitad de la poblacióntrabajadora del país (18 millones de trabaja-dores) y genera más del 70% de los ingresostotales; es, por tanto, el sector más dinámicode la economía nacional. No obstante, es pru-dente matizar la información y tratar de ana-lizar de qué tipo de actividades estamos ha-blando.

El eterno problema de la conceptualización:¿de qué servicios hablamos?

Por exclusión, el terciario corresponde a to-das aquellas actividades que no se dedican ala producción de bienes materiales propia-mente dichos, es decir, que excluye las labo-res del campo, la extracción de minerales ytodas las ramas de la industria. Conocidotambién como sector de servicios, se han de-finido tradicionalmente como característicasfundamentales el que sus productos sean efí-meros, ya que sólo duran el tiempo de la tran-sacción; son intangibles o inmateriales; y, enesencia, no pueden ser almacenados.

Pero actualmente los servicios incorporantoda una gama de actividades que no siem-pre cumplen con las premisas señaladas másarriba ya que, por ejemplo, pueden darse lacondición de tangibilidad o los procesos dealmacenamiento en las transacciones comer-ciales o en los sistemas de transporte. En unmomento dado, llegó a considerarse que losservicios no eran actividades productivas ensentido estricto aunque se reconocía que al-gunos servicios eran social o económicamen-te necesarios para el desenvolvimiento de lasociedad; en particular, estas actividades �úti-

les� eran las asociadas a la distribución de laproducción generada en otros lugares, es decir,el transporte y el comercio, y las que se generanen las múltiples relaciones intrasociales delmedio urbano y del medio rural, de la gestióna la educación, de la salud a los servicios ban-carios, de los servicios profesionales a los ser-vicios personales.

Hoy carece de sentido entrar en el debatesobre las aportaciones de los servicios al apa-rato productivo. Tampoco cabe en estas líneasentrar en las múltiples tipologías que se hanhecho sobre su contenido; para ello remiti-mos al lector profano al debate conceptual quecaracterizó las investigaciones geográficasdesde los años setenta del siglo pasado (cf.entre otros Browning y Singlemann, 1975;Rochefort et al., 1976; George, 1978; Córdoba,1988; Moreno y Escolano, 1992; Marshall yWood, 1995; Mérenne-Schoumaker, 1996 yCastells, 2000).

Una primera aproximación al estudio delos servicios en México, que es lo que aquí sepretende, se puede basar en la informaciónpublicada, sobre todo en estadísticas oficia-les: censos de población, censos de servicios,censos de comercio y de transporte, informa-ción en línea de diversos organismos guber-namentales y privados o paraestatales (INEGI,varios años, MERCAMÉTRICA, 2004).

En lo referente al tratamiento de la infor-mación por grandes grupos de actividad ysus relaciones con la población, nos hemosatenido a la taxonomía utilizada por el SCIAN(Sistema de Clasificación Industrial de Amé-rica del Norte), que se utiliza en México a par-tir de la firma del Tratado de Libre Comerciocon Estados Unidos y Canadá. En esta clasifi-cación, un primer desglose de actividadespermite diferenciar: comercio, transportes,correo y almacenamiento, información enmedios masivos, servicios financieros y deseguros, servicios inmobiliarios y de alquilerde inmuebles, servicios profesionales, servi-cios de apoyo a los negocios, servicios educa-tivos, servicios de salud y asistencia social,

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servicios de esparcimiento y culturales, ser-vicios de hoteles y restaurantes, servicios per-sonales y actividades de gobierno.

En cuanto a una primera aproximación ala recatalogación de estas actividades con uncriterio esencialmente geográfico, se han uti-lizado los siguientes grupos, tratados ya enotros trabajos de investigación (Córdoba,1988 y 1993): Terciario rector, constituido porlas actividades de gobierno y las finanzas;Terciario social, integrado por los servicioseducativos y de salud; Terciario económico,en el que se agrupan el comercio, las activida-des del ocio, de apoyo a los negocios, los ser-vicios profesionales, hotelería, restaurantes,etc., y Terciario de las comunicaciones, quecorresponde al transporte y a las comunica-ciones.

CARACTERIZACIÓN DE LOS SERVICIOSEN MÉXICO

Las actividades terciarias representaron en2003 el 72% del PIB mexicano (INEGI, 2005) yel 56% de la población económicamente acti-va ocupada, PEA (INEGI, 2001), valores que,en una primera aproximación, merecen lapena contrastar con los de países desarrolla-dos con un proceso de terciarización consa-grado o muy avanzado (Estados Unidos 74%PIB y 74.4% PEA; Francia 71% en ambos ca-sos; Alemania 68% PIB y 62.6% PEA; España66% PIB y 61% PEA) y, sobre todo, con los va-lores de otros países de la órbita latinoameri-cana (Argentina 68% PIB; Brasil 56% PIB; Chile56% PIB) y los de otros grandes productoresde petróleo en los que la terciarización tiene

aún una relevancia moderada (Venezuela45% PIB; Nigeria 44% PIB y 54.8% PEA;Indonesia 37% PIB; Banco Mundial, 2004). Eneste contexto, los datos mexicanos circunscri-ben claramente al país en el ámbito del �de-sarrollo� y lo alejan de los viejos estereotiposdel subdesarrollo caracterizados por el pesode las actividades agrarias y extractivas. Laevolución reciente de México apunta tambiénhacia un proceso de terciarización económi-ca y social que se ha acelerado en las últimasdécadas (Tabla 1).

Si el boom demográfico del intercensal 1950-1970 se moderó ligeramente después comotambién lo hizo, aunque en menor medida elcrecimiento disparatado de la urbanización,el boom terciario se manifiesta en el intercensal1970-1990 y su crecimiento es aún intensodespués de 1990, en todo caso, muy superiorya al crecimiento demográfico y urbano. Aun-que algunos investigadores cuestionamos laveracidad de la ralentización demográficamexicana (que podría ser más estadística quebiológica), es incuestionable que la progresiónen el empleo terciario ha acompañado loscambios económicos del país en las últimasdécadas.

México ha experimentado cambios espec-taculares en su conformación social y econó-mica en los últimos cincuenta años; entre ellossobresale el proceso de industrialización quetuvo un crecimiento continuo hasta la déca-da de los setenta conformando lo que se dioen llamar el �milagro mexicano�. Al princi-pio de los años ochenta, el descubrimiento deenormes yacimientos petrolíferos hizo pen-sar que el crecimiento continuaría, pero no

Tabla 1. Evolución de la población en México 1950-2000

Fuente: INEGI, Censos de población.

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fue así. En México, el petróleo retrasó la llega-da de la crisis que ya sufrían los demás paísesdel área y retardó los efectos de las nuevaspolíticas económicas globales. El cambio delllamado sistema fordista al toyotista trajocomo consecuencia el desmantelamiento deuna parte importante de industria consoli-dada �se llega a hablar de �desindustrializa-ción�� así como la difusión de los estableci-mientos maquiladores, en particular en laregión de la frontera norte, primero, y mástarde en todo el territorio nacional. Todos es-tos cambios fueron acompañados por el cre-cimiento constante y acelerado de la pobla-ción que trabaja en el sector terciario, pero encondiciones de precariedad manifiestas.

La simple diferenciación de los valores es-tadísticos generales de la población activaterciaria por estados (Figura 1) ofrece ya unaprimera visión sobre unas desigualdades re-gionales significativas entre estados manifies-tamente terciarizados, como el Distrito Fede-ral y Quintana Roo, en los que la población enactividades terciarias supera el 70% de laPEA, y estados que podemos llamar �subter-ciarizados�, en los que la población empleadaen el sector apenas supera la tercera parte dela PEA, como Oaxaca y Chiapas.

Esta contraposición parece lógica en tér-minos �macro�. Si Oaxaca y Chiapas repre-sentan el �México profundo�, caracterizadopor estructuras obsoletas, subindustrializa-ción, ruralidad y pervivencia de lo indígena(tanto en su sentido positivo como negativo),el Distrito Federal y Quintana Roo son �nosin problemas� dos fieles exponentes de lamodernidad mexicana: el primero por su ca-rácter de centro neurálgico del país, el segun-do por su condición de territorio frontera dereciente explotación que prácticamente haeludido una fase industrial de transición aldesarrollo.

Entre estos cuatro estados contrapuestos,el resto del país presenta una caracterizaciónterciaria difícil de evaluar si no es con el apo-

yo de otros indicadores y, en este sentido, seha recurrido (Figura 2) a la simple correla-ción del empleo en actividades terciarias conel grado de urbanización (INEGI, 2001). Am-bas variables expresan una correlación cla-ramente positiva que ha permitido definirtres grandes grupos de situaciones que pare-cen no sólo sugerentes sino también bastantecoherentes (Figura 3):

1. Estados equilibrados en los que el grado deurbanización (más del 50%) y de terciariza-ción (también superior al 50%) apuntan ha-cia los estereotipos del desarrollo. Son enti-dades en las que la industrialización estápresente desde hace décadas (Estado de México,Morelos, Jalisco y Nuevo León), y aquéllas enlas que el efecto de frontera es más agudo (Sono-ra, Baja California, Tamaulipas).

2. Estados también equilibrados pero dondelos indicadores apuntan más bien hacia losestereotipos del subdesarrollo (con menos del50% de población urbana y empleada en ter-ciario). Corresponden a entidades en las quehay un predominio de población indígena yde ocupados en el sector primario con unaimportante parte de su población viviendoen el medio rural: Chiapas, Oaxaca, Puebla,Veracruz, Hidalgo, Tlaxcala. Algunos de ellosse cuentan entre los estados más pobres del país.

3. Estados �sobreterciarizados� (más del 50%del empleo y menos del 50% de urbanización)que deberían adscribirse a ese terciario du-doso que apunta más hacia las característi-cas económicas del subdesarrollo. Puede tra-tarse de una terciarización remanente delestado de bienestar en el que la gestión hizocrecer el aparato administrativo, mismo queahora con las medidas impuestas por el Ban-co Mundial hay que reducir drásticamente.También puede tratarse de entidades comoGuerrero, en la que el turismo, actividad tradi-cional desde los años cuarenta, descompensade forma manifiesta los valores estadísticos.

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Figura 1. Empleo en actividades terciarias.

Figura 2. Estructura del empleo en actividades terciarias.

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Solamente queda fuera de estos tres gran-des grupos el estado de Chihuahua debido asu especialización fronteriza, al peso de suagropecuario comercial y a la importancia dela industria maquiladora, en particular en Ciu-dad Juárez y la propia ciudad de Chihuahua.

Estructura del terciario por ramas de actividad

La estructura interna del terciario es, en unaprimera aproximación, bastante esclarecedo-ra sobre los desequilibrios del sector (Figura4). Cerca de la tercera parte de los ocupados,29.46%, corresponden a las actividades co-merciales en las que, como se verá, lo que pre-domina es el comercio muy pequeño y en don-de se refugia gran parte del sector informal. Elsegundo grupo de importancia lo constituyenlos servicios sociales que, en conjunto, suman15.11% de la población activa; en el mismo ran-go se encuentran los denominados �otros ser-vicios�, aquéllos que carecen de una clasifica-ción bien diferenciada, es decir, que puedencorresponder al grupo más marginal del ter-ciario. Estos tres grupos representan el 60% delos trabajadores terciarios. Otro 30% está con-formado por los ocupados en el turismo(hotelería, alimentos y bebidas, esparcimien-to), por los transportes y por el terciario rec-tor.

Un indicador estadístico que permite ma-tizar esta estructura es el de los niveles deingreso de la población trabajadora. Esta in-formación en México se expresa en salariosmínimos (s.m. en adelante) que son un ingre-so fijado anualmente por una comisión con-formada por los patrones, los trabajadores yel gobierno. Se considera que este salario es elmínimo indispensable para sobrevivir; no obs-tante, siempre resultan muy insuficientes.

La situación recién descrita se agrava alanalizar los datos sobre salarios: el 4% de lostrabajadores en el sector terciario no percibeingresos, es decir, son los que laboran en elnegocio familiar; 11.32% ganan hasta 1 s.m.;28.26% perciben entre 1 y 2 s.m. En el otro ex-

tremo, solamente 4.4% de los trabajadoresterciarios obtienen más de 10 s.m.

Por sectores, el comercio es el que presen-ta niveles más bajos de ingreso (53.74% de laPEA hasta 2 s.m.), confirmando lo expresadoanteriormente de que se trata de una activi-dad en la que predominan los negocios muypequeños y el trabajo informal; otro tantoocurre con los otros servicios (64.7% de la PEAhasta 2 s.m.), que conforman un núcleo de pe-queños servicios personales presuntamentemuy poco cualificados. Por el contrario, lasramas que cuentan con un mejor ingreso re-lativo son la de los servicios de informaciónen medios masivos, los servicios financierosy profesionales y el sector de la salud.

La imagen estadística básica del terciariomexicano es, en consecuencia, muy elocuen-te: proliferación del empleo en actividadestriviales y de elevado grado de ubicuidad,asociada a ingresos muy bajos, característi-cas del subdesarrollo, coexisten con un pe-queño terciario avanzado y que suponemosestá muy polarizado geográficamente.

La productividad aparente del terciario

La simple especialización sectorial es un in-dicador insuficiente para evaluar la auténti-ca dimensión de los servicios. Con objeto deprecisar un poco más el significado económi-co de estas actividades en el aparato produc-tivo, se ha procedido a analizar la producti-vidad aparente de cada sector mediante larelación que se da entre la población econó-micamente activa y el número de unidadeseconómicas censadas (UE) o establecimientosproductivos (Tabla 2).

En el análisis de la relación entre la PEA ylas unidades económicas, destaca la enormedisparidad del dato según sea la rama que seanalice: de actividades modernas, con un buennúmero de trabajadores, es decir, empresasgrandes o medianas, con potencial de inver-sión y tecnología, a los pequeñísimos estable-cimientos familiares en los que sólo trabajan

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Figura 3. Terciarización y urbanización (ciudades con más de 20 000 habitantes): caracterizaciónestatal.

Figura 4. Correlación entre terciarización y urbanización(ciudades con más de 20 000 habitantes)

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una o dos personas. La rama que presenta unamayor concentración de trabajadores es la deservicios educativos, con 55 por estableci-miento o unidad económica. La siguiente esla de servicios financieros, con 42.5 y la deinformación en medios masivos, es decir, entelevisión y radio, con 40. En el otro extremo,el comercio sólo cuenta con 3.8 trabajadores porunidad económica, lo que habla de la prevalen-cia de pequeños negocios de tipo familiar.

En hotelería y restaurantes, la razón me-dia de trabajadores por establecimiento esbaja: 6.2, lo que indica que se trata en su ma-yor parte de una actividad poco moderniza-da, de reducidas dimensiones. Aquí cabe se-ñalar que muchos de los negocios del sectorson pequeños centros de alimentos y bebidas,callejeros, muchos de ellos informales. Delmismo modo, predominan los pequeños ho-teles y posadas tradicionales. Tan solo en losprincipales centros turísticos, los grandeshoteles cambian el sentido de las cifras.

Con una media de 9.5 trabajadores porunidad económica, el servicio de salud es aúninsuficiente en el país. Fuera de dos organis-

mos que atienden a los obreros y empleadosde las empresas y a los trabajadores del Esta-do (IMSS e ISSSTE), es la Secretaría de Salud laque brinda los servicios, pero el déficit de aten-ción es muy grande, en particular en ciertasregiones del país. Esta media implica la pre-sencia de pequeños establecimientos: clínicasde primer nivel, centros de salud, prevalecien-tes en áreas rurales, y consultorios, más quehospitales de concentración o de tercer nivel.

Si los datos analizados aportan cierta luzsobre las condiciones de riqueza y pobrezadel terciario mexicano, la consideración de laestructura socioprofesional de la poblaciónactiva acentúa las tendencias observadas. Lamayor parte de la población activa está cons-tituida por empleados, lo que es normal, so-bre todo en algunos sectores como el gobier-no (95.13%), y las finanzas (91.11%), o lainformación en medios masivos (90.7%). Porel contrario, en ciertas actividades la propor-ción de empleados se reduce considerable-mente, como en el comercio (51.1%), en los ser-vicios profesionales (59.49%) y en hotelería(62.64%). En estos casos, la población activa

Tabla 2. Relación entre población activa y unidades económicas

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se concentra en los denominados censalmentecomo �independientes�, es decir, los que tra-bajan por su cuenta, los autónomos o dichode otro modo, los que se autoemplean. Porejemplo, en comercio éstos representan35.45% a los que se añade 5.51% de apoyo fa-miliar; en hotelería 26.23%, con 4.32% de tra-bajo familiar. En el otro extremo de la escala,los patrones, se concentran en dos ramas muyprecisas: los servicios inmobiliarios y los ser-vicios profesionales: 8.48 y 6.68%, respecti-vamente.

La distribución geográfica detallada delempleo en actividades terciarias apunta fi-nalmente también en el sentido de que el ter-ciario es aún una actividad demasiado pola-rizada para contribuir a la modernización delpaís. El mapa del empleo a nivel municipal(Figura 5) expresa una concentración clarísi-ma en los centros urbanos, tanto en las gran-des ciudades, como en las ciudades mediasque han tenido un protagonismo indiscutibleen la modernización del país en los últimos25 años. Estos focos, junto con otros muy pun-tuales asociados a municipios turísticos, sonindiscutiblemente los centros del terciariomoderno, pero salta a la vista que son unascuantas �islas� inconexas que se pierden enla vasta extensión del territorio mexicano. Losfocos de modernización del país están dema-siado dispersos para pensar todavía en undesarrollo regional no ya uniforme sino almenos homogeneizador como el que se hadado en los países ricos.

CONCLUSIONES

El sector terciario mexicano es un sector pro-fundamente contrastado. Por una parte seencuentran servicios con un alto nivel deprofesionalización, propios de un país desa-rrollado; por la otra, predominan los servi-cios banales, de escasa cualificación, con dé-biles ingresos, que caracterizan a algunospaíses que hoy se denominan emergentes. Lla-ma la atención, en particular, que ciertos ser-

vicios que podría suponerse que correspon-derían a una situación privilegiada, como elcaso del turismo, tercer generador de ingre-sos en el país después del petróleo y de lasremesas que envían los migrantes del extranjero,esté caracterizado por una pobreza evidente.

En todos los países, desarrollados o no, ri-cos o pobres, las actividades terciarias se ca-racterizan por esta dualidad: un terciarioavanzado, moderno, selectivo, propio de lasgrandes ciudades, en oposición a un terciariomucho más ubicuo y banal con una produc-tividad baja y generador de empleo masivo,generalmente en condiciones precarias.

Por los datos analizados, esta dualidad esdemasiado contrastada en México. El tercia-rio moderno se antoja demasiado exiguo enun país que sobrepasa los 100 millones dehabitantes; por el contrario, el terciario ba-nal se define demasiado pobre para ser unaactividad capaz de modernizarse y de con-vertirse en motor de desarrollo: ingresos muybajos, tamaño muy reducido de las unidadesde producción y excesivo autoempleo dan laimagen de un terciario atrasado, con predo-minio de su vertiente de terciario refugio parala supervivencia.

El sector terciario mexicano está confor-mado, en definitiva, por dos grupos bien defi-nidos: uno minoritario, que se ubica dentrode la esfera del sistema imperante y prestaservicios de calidad, necesarios para el desa-rrollo de las actividades económicas, y otromayoritario, que agrupa servicios que se pue-den identificar como banales y de poca calidad,en el que tienen cabida todos los excluidos delsistema. Este último grupo se identifica engran parte con la economía informal y semanifiesta en numerosas actividades del sec-tor: comercio, servicios personales, hotelería,alimentos y bebidas.

El conjunto de trabajadores del sector in-formal ha sido y es objeto de numerosos estu-dios ya que, por una parte, representan laineficiencia del sistema de crear trabajos for-males dignos, y, al mismo tiempo, significan

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la solución económica para muchísimas fa-milias. Unos son los que bregan por la sobre-vivencia diaria, otros conforman grupos depoder dentro de diversos partidos políticos.La ocupación en el sector no estructurado dela economía fue de 10.8 millones de personasen 2003 (INEGI, 2004), lo que implica la nece-sidad de la creación de nuevas fuentes forma-les de trabajo. Pero, la inserción del país enlas normas globalizadoras, en particular enla esfera de dominio norteamericano, implicauna flexibilización del trabajo y un crecientecontratismo que agudiza las condiciones deinformalidad y de terciarización de la manode obra (Roubaud, 1995). Como señala J. Cross(2003:3).

� México, [es un] país capitalista, perosin capitales, un país de trabajadorespero sin empleos, un país consumidor, perosin capacidad adquisitiva, donde el sec-tor formal no proporciona lo suficiente ala mayoría de los pobladores. El sector in-formal existe precisamente porque resuel-ve estos problemas.

El terciario es un sector sumamente com-plejo que requiere de una atención constantepuesto que es quizá el sector de actividad enel que los cambios macroeconómicos se refle-jan con mayor crudeza y en el que se dan condi-ciones cambiantes de adaptación a la coyuntu-ra. Uno de los problemas más significativospara ese análisis es el de las fuentes de infor-mación, siempre deficitarias tanto en conte-nido como en periodicidad. El terciario siguesiendo, como ya han señalado muchos inves-tigadores, un cajón de sastre; en él caben to-das las opciones, todas las calidades de tra-bajo, todas las manifestaciones espaciales: delámbito urbano al medio rural, de la formali-dad a la informalidad; de la calidad profesio-nal a la improvisación. Pero, lo que está claroes que el terciario en México no responde alnivel de desarrollo que las cifras generaleshacen pensar. Incluso un recorrido superfi-

cial por cualquier región del país permitiráconstatarlo.

En este sentido y para concluir, cabe diag-nosticar que la participación en México en laRevolución Terciaria está siendo muy sesgadahacia las actividades menos productivas. Nose puede negar la modernización existente enla cúspide del sistema social y económico, perohacia abajo la modernización es muy depen-diente de recursos coyunturales como los delturismo, de las remesas que envían losmigrantes y que permiten una modificaciónestructural en sus lugares de origen, así comola formación de pequeñísimos negocios (queimplican el abandono de las actividades pri-marias) muchos de ellos dentro del sistema decomercio trivial que a su vez dependen de losque ofrendan las mercancías (sean éstas legaleso de contrabando). Se ha perdido en forma cre-ciente la participación del Estado en la genera-ción de empleos y, así, en la base de la pirámide,el terciario pobre vuelve a ser un refugio para lainmensa mayoría de la población.

NOTAS

1 Nos atenemos en este caso al sentido estricto decontemporaneidad defendido por Gadamer cuan-do la identifica con una condición de actualidad ensituación interrogante tanto hacia el pasado comohacia el futuro (Gadamer, 1994:140). Con respectoa la metamodernidad, cada vez mayor número deinvestigadores atribuyen el concepto a D. Haraway(1997), en FemaleMan©_Mets_OncoMouseTM,Routledge, Londres.

2 En sentido estricto debe entenderse comoterciarización el crecimiento desproporcionadodel sector servicios en comparación con el restode las actividades económicas. Sin embargo,como se desarrolló en las siguientes páginas, laterciarización debe ser un concepto mucho másamplio que atañe a toda la sociedad en muchossentidos, particularmente en el cultural.

3 Sería absurdo entrar aquí a defender las apor-taciones del terciario al desarrollo de las nacio-nes. Nuestro propósito es más bien destacar queeste desarrollo �terciario� tiene muchas facetas,

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las más oscuras, de las cuales también se danen los países ricos.

4 Los cuellos azules se identificaban con el mun-do obrero convencional en alusión a los unifor-mes de trabajo. Los cuellos blancos se referíana los cuadros de orden superior en alusión a lascamisas y batas de trabajo, una categoría socio-profesional difícilmente tipificable como pobla-ción industrial u obrera: era la irrupción de losservicios cualificados no sólo en la industria sinotambién en todas las ramas de la producción.

5 El concepto de terciario refugio se popularizóen los años setenta como expresión de un con-junto de actividades que fueron afectadas me-nos negativamente por la crisis económica. Sepuso de manifiesto, en ese momento, que unaparte del terciario fue insensible a la crisis (ser-vicios muy especializados, por ejemplo), mien-tras que otras actividades muy poco producti-vas, pero que no exigían gran cualificación(servicio doméstico, hotelería poco profesiona-lizada, por ejemplo) pudieron absorber parte dela mano de obra expulsada por la industria ytambién reaccionaron �positivamente� ante lacrisis. Este concepto de terciario refugio se ve-nía aplicando ya a las actividades urbanas deservicios que absorbían el excedente de éxodorural que no podía captar la industria. Por estemotivo, el terciario refugio se suele identificarcon un terciario pobre y primitivo y que en losúltimos años tiende a circunscribirse a los paí-ses tercermundistas, asociado al concepto dehipertrofia urbana del sector servicios. Algunosautores, como Dalmasso (1976:9) lo describencomo arcaico; otros, como Dickenson et al.(1996:206) llegan a identificarlo con el conceptode sector informal definido por Hart (1973), peropensamos que esto no es correcto. El concepto deterciario refugio, como su propio nombre indica,debería reservarse precisamente para el ca-rácter coyuntural (no siempre de baja produc-tividad) y acomodaticio de muchas activida-des, como ya hemos sostenido en otro trabajo(Córdoba, 1988) y que ahora mismo tiene es-pecial relevancia en el contexto de los modosde producción flexibles. De ninguna forma sepuede identificar (aunque sea muy probable)la idea de refugio con la de informalidad, a noser que entráramos en juicios de valor sobrelos contratos-basura.

6 La idea de la Revolución Terciaria, que afectasimultáneamente a todas las actividades eco-nómicas aunque restringida a los países desa-rrollados, fue concebida por Fourastié (1949)como �el segundo neolítico� de éstos, y ha sidoampliamente desarrollada por Lengellé (1966)como fruto del uso de las máquinas pensantes.

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